Construir Hoy El Futuro de La Educacion

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4

CONSTRUIR HOY EL FUTURO DE LA EDUCACION

La educación es la clave para el desarrollo personal y el futuro de las sociedades.

Abre oportunidades y reduce las desigualdades.

Constituye los cimientos de las sociedades informadas y tolerantes y es un motor


fundamental del desarrollo sostenible.

La pandemia del COVID-19 ha causado la mayor disrupción que ha sufrido nunca la


educación.

A mediados de julio las escuelas permanecían cerradas en más de 160 países, algo
que afecta a más de 1.000 millones de estudiantes.

Al menos 40 millones de niños de todo el mundo han perdido tiempo de enseñanza en


su primer año de educación preescolar, un año fundamental.

Y los progenitores, especialmente las mujeres, se han visto obligados a asumir


pesadas cargas de cuidados en los hogares.

A pesar de las clases impartidas por radio, televisión y en línea, y de los mejores
esfuerzos de docentes y progenitores, sigue habiendo muchos alumnos a los que no
se ha llegado.

Los alumnos con discapacidades, aquellos de comunidades minoritarias o


desfavorecidas, los desplazados y refugiados y aquellos en zonas remotas son los que
corren mayor riesgo de que se los deje atrás.

Incluso para aquellos que tienen acceso a la educación a distancia, los buenos
resultados dependen de sus condiciones de vida, incluida la distribución justa de las
tareas domésticas.

Vivimos un momento decisivo para los niños y los jóvenes de todo el


mundo.

Ya antes de la pandemia sufríamos una crisis de la educación.

Más de 250 millones de niños en edad escolar no estaban escolarizados.


Y, en los países en desarrollo, solo la cuarta parte de los alumnos de secundaria
dejaban la escuela con competencias básicas.

Ahora nos enfrentamos a una catástrofe generacional que podría desperdiciar un


potencial humano incalculable, minar décadas de progreso y exacerbar las
desigualdades arraigadas.

Las repercusiones que ello tendrá, entre otras esferas, en la nutrición infantil, el
matrimonio infantil y la igualdad de género son profundamente preocupantes.

Este es el telón de fondo del documento de políticas que presento hoy, junto con una
nueva campaña con asociados en el ámbito de la educación y organismos de las
Naciones Unidas llamada “Salvar Nuestro Futuro”.

Vivimos un momento decisivo para los niños y los jóvenes de todo el mundo.

Las decisiones que los gobiernos y los asociados tomen ahora tendrán un efecto
duradero en cientos de millones de jóvenes, así como en las perspectivas de desarrollo
de los países durante decenios.

En este documento de políticas se hace un llamamiento a la acción en cuatro ámbitos


principales:

Primero, reabrir las escuelas.

Una vez que la transmisión local del COVID-19 esté controlada, devolver a los alumnos
a la escuela y las instituciones de enseñanza de la manera más segura posible debe
ser una de las prioridades fundamentales.

Hemos publicado una serie de directrices para ayudar a los gobiernos en esta
compleja tarea.

Será esencial encontrar un equilibrio entre los riesgos para la salud y los riesgos para
la educación y la protección de los niños, y tener en cuenta también la repercusión en
la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo.

Es fundamental consultar a los progenitores, los cuidadores, el personal docente y los


jóvenes.

Segundo, dar prioridad a la educación en las decisiones de financiación.


Antes de la crisis, los países de ingresos bajos y medianos ya tenían una necesidad de
fondos no satisfecha para la educación de 1,5 billones de dólares al año.

Ahora ese déficit de financiación ha aumentado.

Los presupuestos para educación se deben proteger y aumentar.

Y es fundamental que la educación esté en el centro de los esfuerzos internacionales


de solidaridad, desde la gestión de la deuda y las medidas de estímulo a los
llamamientos humanitarios mundiales y la asistencia oficial para el desarrollo.

Tercero, dirigir la acción hacia aquellos a los que es más difícil llegar.

Las iniciativas de educación deben procurar llegar a aquellos que corren mayor riesgo
de que se los deje atrás: las personas en situaciones de emergencia y de crisis, los
grupos minoritarios de todo tipo, las personas desplazadas y aquellas con
discapacidades.

Esas iniciativas deben ser sensibles a las dificultades específicas que enfrentan las
niñas, los niños, las mujeres y los hombres, y deben buscar con urgencia cerrar la
brecha digital.

Cuatro, construir hoy el futuro de la educación.

Tenemos una oportunidad generacional de Re imaginar la educación y la enseñanza.

Podemos dar un salto y avanzar hacia sistemas progresistas que impartan educación
de calidad para todos, como trampolín para alcanzar los Objetivos de Desarrollo
Sostenible.

Para lograrlo, necesitamos invertir en la alfabetización y la infraestructura digitales,


evolucionar hacia el aprendizaje de cómo aprender, revitalizar el aprendizaje continuo y
reforzar los vínculos entre los sectores formal e informal de la educación.

Debemos también aprovechar los métodos de enseñanza flexibles, las tecnologías


digitales y la modernización de los planes de estudios, velando al mismo tiempo por
que el personal docente y las comunidades tengan un apoyo sostenido.

Ahora que el mundo enfrenta niveles insostenibles de desigualdad, necesitamos la


educación —el gran igualador— más que nunca.
Debemos tomar medidas audaces ahora, a fin de crear sistemas educativos de
calidad, inclusivos y resilientes, adecuados para el futuro.

António Guterres

También podría gustarte