Cómo Caminar en El Amor de Dios
Cómo Caminar en El Amor de Dios
Cómo Caminar en El Amor de Dios
Si no amamos a Dios primero, no podremos amar a nadie más. Cuando sabemos cómo amar a Dios y buscarlo
primero, es más fácil amar a la gente.
Muchas veces vivimos para recibir la aprobación del hombre. También a veces aceptamos o seguimos la corriente de
lo que está mal, con tal de no ofender a nadie. Pero la Biblia nos enseña que el amor echa fuera todo temor.
Cuando reemplazamos el amor de Dios por el temor a la gente, seremos fácilmente movidos e influenciados. Pero
cuando mantenemos nuestra relación con Dios como nuestra prioridad, nada puede movernos. No seremos
intimidados por lo que veamos a nuestro alrededor.
“Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos,
permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas
cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”. – Juan 15:9-11
En este versículo, Jesús dice: “Como el Padre me ha amado, así también Yo os he amado”. Lo que Jesús estaba
diciendo es que no somos diferentes a Él. Él nos ve como quienes realmente somos.
Jesús también dijo: “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor”. El propósito de los mandamientos
es que podamos permanecer en Su amor. Si amamos a Dios, nunca vamos a querer quebrantar Su ley. Si violamos
Sus mandamientos, no estamos permaneciendo en Su amor.
¿Puede usted amar a Dios y saber conscientemente que está afligiéndolo o entristeciéndolo? No. Puede un
transgresor amar a Dios y seguir siendo un transgresor? No. El amor de Dios nos cambia.
Si guardamos los mandamientos, agradaremos a Dios. Cualquiera que guarde los mandamientos se beneficiará de
Su favor.
“Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Entonces
el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle con todo el
corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es
más que todos los holocaustos y sacrificios”. – Marcos 12:31-33
Cuando amamos a alguien y lo vemos como nuestro prójimo, lo vemos como nos vemos a nosotros mismos. En el
cuerpo de Cristo, por la sangre de Jesús, el amarnos los unos a los otros sobrepasó el límite de la ley. Jesús
entendió quién era Su prójimo, por eso actuó como lo hizo con los judíos y los gentiles. Nuestro prójimo es cada
hermano y hermana en Cristo. Nuestro prójimo es cualquier persona que hace parte de nuestras vidas.
a otros para aceptarlos. Pero debemos aceptarlos y permitir que sea Dios quien los cambie.
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. – Juan 13:34-35
El amor protege.
El amor no juzga a otros.
El amor ve a cada alma como un igual.
El amor es el reflejo perfecto de Dios.
“Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor,
muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido,
Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en
el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora
en mí, él hace las obras”. – Juan 14:7-10
El amor perdona.
o Jesús sabía quién era Judas, y sabía lo que él iba a hacer. Y sin embargo, lo trató igual que al resto
de sus discípulos. Nadie sabía quién era Judas realmente, pero Jesús sí. Y aún así, lo trató como Su
prójimo y practicó la ley de amar a nuestro prójimo y la ley del perdón.
El amor es dador.
Si guardamos los mandamientos como los guardó Jesús, permaneceremos en Su amor.
La compasión y la misericordia de Dios son lo que nos lleva a amar al quebrantado y nos impulsa a hacer la
diferencia dondequiera que vamos.
Una de las maneras en que Dios demuestra Su amor es a través de la verdad. Cuando hablamos la verdad estamos
estableciendo libertad y cambio. Ese cambio es el que Dios usa para ayudarnos a crecer.
Disciplina.
Otra forma en que Dios demuestra Su amor es a través de la disciplina.
La mayoría de las veces pensamos del amor de Dios como misericordioso. Pero a menudo nos olvidamos que la
disciplina es también un atributo de Su amor.
Cuando estamos en rebeldía nos negamos a recibir la verdad y nos negamos a cambiar.
Nuestra naturaleza rebelde no quiere que recibamos la verdad en amor, no quiere que cambiemos.
A veces no aprendemos de la manera más fácil, por lo que es necesario que lo hagamos a la fuerza u obligados.
La disciplina es dura, dolorosa, dificil, pero Dios no quiere que se desanime. Él disciplina porque Él ama.
¿Por qué Dios nos disciplina?
“El que tiene mis mandamientos y los guarda, él es quien me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo
amaré y me manifestaré a él”. – Juan 14:21
Hay una promesa que Dios tiene para quienes le obedecen. Él se manifestará a aquellos que son obedientes. El
amor siempre está motivado a obedecer los mandamientos en la Palabra.
La obediencia es la clave para que Dios se manifieste en su vida. Solo toma un momento con Él para que Él desate
sanidad, gozo, paz y rompimiento.
Solo toma un momento para que Dios cambie todo en tu vida.
A través de la verdad, la disciplina y la obediencia Dios se revela a Sí mismo a Sus hijos. Él quiere que usted viva
una vida de amor y bendiciones. No detenga lo que Dios quiere darle. Pase por el proceso. Hable la verdad. Sea
obediente a Su Palabra. Haga todo en amor y verá a Dios moverse en su vida.
“Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo
que nos fue dado”. – Romanos 5:5
Todo lo que Dios nos ha dado ha sido por medida. La Fé, la autoridad, y el poder son todas cosas dadas en cierta
medida. Sin embargo, hay algo que Él no nos da por medida, y esa es Su amor. Su amor es derramado sin medida
por nosotros.
El amor debe ser demostrado. Si no es demostrado, no es el verdadero amor de Dios. El perfecto amor debe ser
siempre demostrado a este mundo.
La definición de amor en este mundo proviene de la cultura, la familia, nuestra experiencia, educación, y religión. Las
personas adaptan ese amor carnal y natural a la Biblia. Para entender el amor verdadero, debemos conocer y
entender lo que el amor no es.
Lo que el amor no es:
No es el amor Eros. Este es el amor sexual que se basa en una atracción física. Este tipo de amor dura la
misma cantidad de tiempo que dure la atracción física. No tiene ninguna base o fundamento estable o
duradero.
No es el amor Storge. Este es el amor de familia que se basa en un afecto natural. Hoy, aún ese tipo de
amor ha sido tergiversado.
“Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra
naturaleza”. – Romanos 1:26
No es el amor Fileo. Este es el amor entre amigos. Sin embargo, es condicional y siguen siendo un amor
natural.
“El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano”. – Proverbios 18:24
Estos tipos de amor no son el amor de Dios porque están basados en la auto-ambición y el interés personal. En esto
se convirtió el amor en la tierra cuando el hombre cayó. Estos tipos de amor son carnales, temporales, y
condicionales. Estos tipos de amor necesitan una razón para amar. Dios es amor, pero el amor no es Dios. Estos
tipos de amor no se originaron de Dios, y por eso el amor no es Dios.
Usamos la palabra amor muy casualmente porque no sabemos lo que el amor verdadero es. Sin embargo, Dios está
restaurando en la iglesia la revelación de lo que Su amor es.
Cualquier cosa que se sienta bien y pensemos que es amor real es la perversión de Su amor. Cualquier “amor” cuyo
producto o resultado no sea la obediencia a Dios no es el verdadero amor de Dios. Nuestro amor a Dios se expresa
El amor de Dios dentro de nosotros se expresa en la obediencia a Su palabra. La medida de nuestra obediencia es la
medida de nuestro amor por Dios. Si lo amamos, le obedeceremos.
¿Qué es el amor de Dios?
Es el amor Agape. Agape en Hebreo, es la palabra hasid, y significa “bondad amorosa”. La bondad amorosa es amor
fiel.
“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos
días”. – Salmos 23:6
El amor Agape se origina en Dios y es soberano. El amor Agape es la máxima expresión de Dios mismo.
“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que
retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que
trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si
entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve”. – 1 Corintios 13:1-3
Dios decidió amar sin límites o restricciones. Es la esencia de Quién Él es. Donde Él está, hay amor.
Esta es la definición del amor verdadero: El amor de Dios es sobrenatural, eterno, ilimitado, incondicional, y vá
más allá de la razón y la imaginación humana.
“A fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea
la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para
que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”. – Efesios 3:17-19
El amor de Dios no necesita una razón para amar. El amor de Dios es eterno y no tiene fecha de tiempo o fecha
de caducidad. Él nos ama en medio de nuestros problemas, debilidades, y en medio de nuestros momentos más
oscuros.
Su amor ágape no está limitado por sentimientos humanos. Es incondicional porque no necesita una razón para
amarnos. Para el amor natural, el día que se va la atracción física y se remueve la razón, el amor desaparece. Si
tenemos o necesitamos una razón para amar a alguien, no es el verdadero amor de Dios. El amor verdadero no
busca ninguna razón para amar.
No podemos ganar o merecer al amor de Dios.
“Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que
fue inmolado desde el principio del mundo”. – Apocalipsis 13:8
El sacrificio de Jesús fué la primera expresión del amor de Dios. Siempre será un misterio cómo un hombre
inocente murió por pecadores. La cruz es un lugar donde Él pensó en nosotros. Ninguna muerte ha cambiado la
historia excepto la de Jesús. Cuando amamos a una persona con el amor de Dios, también podremos sacrificarnos.
“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve
desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a Mí”. – Mateo 25:35-36
Muéstrele bondad a aquellos que están en necesidad desesperada. Tome un paso en demostrar el amor de Dios y
muévase a hacer lo que dice este versículo. El amor debe ser demostrado. Demuestre Su amor ágape incondicional
que él ha derramado sobre nosotros sin medida y sin límite.
“Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu
vida”. – Isaías 43:4
El amor divino de DIOS
El amor de Dios es incondicional, puro, sobrenatural, diferente a cualquier tipo de amor humano. Veamos aquí
algunas de sus características:
“4El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5no hace
nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6no se goza de la injusticia, mas se goza de la
verdad. 7Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8El amor nunca deja de ser…” 1 Corintios
13.4-8
1. El amor es sufrido. Sufrido viene del griego "makrodsumeo", que significa ejercitar paciencia y comprensión
con las personas difíciles y débiles (Romanos 15.1).
2. El amor es benigno. Benigno viene del griego “crestos” y significa placentero, bueno, dócil, dispuesto a la
obediencia, tierno, amigable, simpático (Lucas 6.5). Si andamos en amor, seremos amables no altaneros.
4. El amor no es jactancioso. Del griego “megalauqueo", que significa levantar el cuello por grandes cosas, es
decir, altanería. Quien tiene amor verdadero no se mira a sí mismo por encima de los demás.
5. El amor no se envanece. Envanece, del griego, es “fusioo”, que metafóricamente es hincharse de orgullo;
y "tufoo”: envolver en humo. La persona que anda en amor divino, no se hincha de orgullo, no se deja envolver en
el humo de la vanidad, sino que permanece humilde y ve las cosas con claridad.
6. El amor no hace nada indebido. La persona que vive en amor, no actúa injustamente; es íntegra en sus
pensamientos y en sus actos. Tiene pureza en su corazón y sus intenciones están basadas en el amor que impulsa
su vida.
7. El amor no busca lo suyo. La persona que anda en amor, no insiste en sus derechos ni demanda pertenencia
alguna; sino que, por el contrario, es generosa y se despoja a sí misma para que otros puedan ser bendecidos
(Filipenses 2.21).
8. El amor no se irrita. La persona que tiene amor no es provocada fácilmente, no explota en ira, enojo o
violencia.
9. El amor no guarda rencor. La persona que tiene amor, no lleva la cuenta de los males que ha sufrido, sino
que olvida la ofensa y no guarda rencor en su corazón (Levítico 19.18).
10. El amor no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Quien anda en amor se indigna ante la
injusticia. Pelea y lucha para que la bendición sea igual para todos. Se goza de la verdad, porque la verdad es
justicia (Gálatas 4.16).
11. El amor todo lo sufre. Esta expresión significa que guarda silencio cuando ve las faltas de los hermanos, no
las publica sino que ora por ellos. El que ama es, incluso, capaz de cargar con la responsabilidad de su hermano
para cubrirlo (1Pedro 4.8).
12. El amor todo lo soporta. Soportar es en griego "jupofero", que significa permanecer abajo. Una persona que
vive en amor, no se da por vencida aunque esté bajo intensas presiones, crisis o circunstancias adversas. La
fuerza del amor le da la energía para soportar, con valentía, cualquier situación que se le presente.
13. El amor todo lo cree. Esta expresión significa estar listo para creer lo mejor de cada persona. Solamente la
gente que cree en nosotros, que mira lo bueno y cree hasta el final, es la que realmente nos ama. La expresión
"todo lo cree", se refiere a no ver el mal en el hermano o en otros, a menos que ya sea evidente.
14. El amor todo lo espera. Quien vive en el verdadero amor, no se desanima con la actitud de la gente, sino
que cree en el futuro. Rechaza tomar como cerrado un caso, tiene esperanza y pone su fe en el cambio de la
persona o la circunstancia.