Dictadura Del Gobierno de Trujillo

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Asignatura: Historia Crítica Dominicana

Dictadura del Gobierno de Trujillo

Estudiante:
Diomery Ramírez Oviedo (2021-0873)

Docente:
Fredys Daniel Féliz Féliz, M.A.
LA APARICION DEL MONO CULTIVO Y
LA DESTRUCCION DEL CAMPESINADO
La ascensión de Trujillo al poder inició una nueva etapa en la relación entre los
campesinos y el discurso político. En buena medida, el Estado Trujillista intentó alcanzar
un mayor desarrollo económico y fundar su poder político a expensas de las masas
rurales. Por un lado, se diseñaron programas de carácter fomentalista para lograr una
mayor integración del campesinado a la economía de mercado.

Algunos de dichos proyectos redundaron en beneficios económicos para determinados


grupos de campesinos. Por otro lado, el régimen trujillista estableció un férreo sistema
represivo, el que se orientó a "domesticar" a las masas campesinas, aumentando el
control del Estado sobre ellas. El dictador y su corte de intelectuales tenían ideas muy
precisas sobre el papel de los campesinos en la sociedad.
▪ La tarea primordial de los campesinos estribaba en producir bienes agrícolas para el
mercado interno, para suplir a las industrias nacionales y para la exportación; en el
segundo lugar, combinando el paternalismo y la coacción, se intentó convertir a los
campesinos en uno de los pilares políticos del régimen.

▪ Pero en el fondo, tanto económica como políticamente, el régimen trujillista adoptó


una postura unidimensional frente a los campesinos. Económicamente, se asumió
que las energías de los campesinos podían ser orientadas, de forma mecánica, hacia
los proyectos y las actividades productivas priorizadas por el régimen.

▪ Desde el punto de vista político, se partió de la premisa de que el campesinado era


absolutamente manipulable a partir de medidas como el reparto de tierras. Durante
el Trujillato, la distribución de tierras se orientó, en muchos sentidos, a ganar la
adhesión del campesinado.
POLÍTICAS URBANAS Y MODERNIZACIÓN

Históricamente, los sistemas de gobiernos se expresan a través de sus espacios


urbanos, sobre todo a través de sus monumentos y de sus edificaciones públicas, que
demandan un cierto tipo de espacio diferencial a su alrededor. Los gobiernos
dictatoriales, sobre cualquier otro sistema de gobierno, tratan de expresar su poder en
la ciudad de manera más sistemática y reiterativa.

El Santo Domingo del siglo XX se fue modelando a la imagen de Rafael Leónidas Trujillo
Molina en lo que podemos llamar su etapa de modernización, entre 1930 y 1960,
periodo en que además –y para reforzar nuestro enfoque– se le cambia el nombre a la
ciudad por el nombre del dictador. A partir de 1936 y después de casi 500 años, la
ciudad de Santo Domingo pierde su nombre por el de Ciudad Trujillo.
▪ De la manera en que se ha planteado, Trujillo asume, como persona, el rol que debió asumir
la casi inexistente y desclasada burguesía dominicana durante ese proceso de
modernización. Trujillo además encarnó la ciudad de Santo Domingo a su imagen y
semejanza: desde las manías de limpieza, orden y blanqueamiento hasta las implicaciones
sexuales, expresadas a través de símbolos fálicos explícitos. Trujillo proyecta su efigie sobre
el espacio urbano dominicano en un sofisticado sistema de signos y símbolos que se
constituyó en una parte importante de todo el entramado de dominación y colonización del
territorio.

▪ Rafael Trujillo, producto de la intervención norteamericana en la República Dominicana en


1916, se hace con el poder en 1930 y a los 15 días de asumirlo, la ciudad de Santo Domingo
es destrozada por el ciclón de San Zenón, coyuntura aprovechada por Trujillo para, a través
de la reconstrucción de la ciudad, afianzarse como gobernante, para luego a los seis años de
gobierno, en 1936, cambiarle el nombre cuatricentenario de la ciudad de Santo Domingo por
el de Ciudad Trujillo, iniciando así un proceso de estrategias de resemantización que
permiten consolidar el poder y al mismo tiempo encarnar la ciudad y el territorio
dominicano durante 31 años.
MANEJOS DE LOS RECURSOS NATURALES
OPERACION ESTATAL DE LOS ASERRADORES
En materia de recursos naturales, la Era de Trujillo significó una catástrofe, sobre todo
para los bosques dominicanos, que cayeron en manos de una oligarquía de aserradores
asociados con el dictador, quienes devastaron en menos de 20 años varios millones de
tareas de bosques y con esto diezmaron especies de flora y fauna asociadas, así como
fuentes de agua.

Los pinares fueron los bosques que más sufrieron la acción de los aserraderos. En el
1939, Carlos Chardón, un experto puertorriqueño que preparó para el gobierno un
informe en el cual evaluaba la situación y valor de los recursos naturales, estableció que
había en el país 12 millones de tareas de pinos. En 1967, cuando el gobierno de Joaquín
Balaguer clausuró los aserraderos, apenas quedaban 3.5 millones de tareas.
▪ Después que Trujillo descubrió el valor económico de los bosques se hizo también industrial
maderero, asociándose con personas que ya estaban en el negocio o colocando testaferros al frente de
nuevos aserraderos de su propiedad.

▪ De acuerdo al historiador Frank Moya Pons en su libro “Historia y Medio Ambiente en la Isla de Santo
Domingo” esas compañías madereras deforestaron las zonas de San José de las Matas, Jarabacoa,
Tireo, El Río, Constanza, La Horma, El Rubio, San Juan de la Maguana y Restauración, entre otras, y no
se molestaron en replantar el bosque que talaban.

▪ Señala que la deforestación industrial de la cordillera Central dio lugar a la colonización de los valles
dentro de las montañas desde Constanza, El Río, Tireo y Jarabacoa, así como al repoblamiento de las
zonas de la sierra al oeste de San José de las Matas hasta llegar a Restauración, pasando por El Rubio.

▪ Agrega que liquidado el bosque, quedaron los trabajadores de los aserraderos convertidos en
campesinos itinerantes al servicio de los terratenientes ganaderos, que les entregaban tierras cubiertas
de bosque secundario, para que las talaran y sembraran frijoles o papas por dos o tres años, a cambio
de entregarles los fundos sembrados de pastos cuando la pérdida de la fertilidad del suelo los obligara
a moverse a otro lote para comenzar de nuevo.
EL ESTADO BAJO TRUJILLO, MANIFESTACIONES
IDEOLÓGICAS ESTRATEGIAS DE DOMINACIÓN
Más de doscientas condecoraciones, miles de plazas y calles
con su nombre y un balance trágico de 50.000 asesinatos
describen en pocas palabras a Rafael Leónidas Trujillo
Molina, el dictador que a lo largo de treinta años gobernó a
golpe de mazmorra y machetazo la República Dominicana.

Pasó a la historia como un genocida, se autoproclamó


Generalísimo y Benefactor del Pueblo, pero en la realidad
cotidiana se le conoció como “el Chapitas”, por su afición a las
medallas, y como “el Chivo”, por su fama de depredador
sexual. Fue con este último apodo con el que Mario Vargas
Llosa perpetuó el recuerdo de su asesinato el 30 de mayo de
1961 por un comando de once represaliados.
▪ Toda la biografía de Trujillo está impregnada de
delincuencia, vanidad y crueldad. Había nacido en la
ciudad de San Cristóbal el 24 de octubre de 1891, tercero
de los once hijos del pequeño comerciante José Trujillo
Valdez y su esposa Altagracia Julia Molina. Eran tiempos
difíciles, la violencia y la delincuencia en las calles
resultaban incontrolables.

▪ En 1930, lideró una rebelión armada que obligó al


presidente Vázquez a abandonar el país, mandó asesinar
a su colaborador, Virgilio Martínez Reyna, y a su esposa
embarazada y, apenas un año después, el 16 de agosto
de 1931, creó el Partido Dominicano (PD), de ideas y
corte fascistas. Tras unos meses de presidencia interina
de su amigo Rafael Estrella, al que apartó del cargo sin
consideraciones, fue elegido presidente.

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