Conocemos A Jesús

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 112

EN FAMILIA, CRECEMOS EN LA FE EN FAMILIA, CRECEMOS EN LA FE

1
1
Diario de mis encuentros con Jesús

1. CONOCEMOS
Para compartir en familia
CONOCEMOS
A JESÚS
A JESÚS
Animadores de grupos de niños

Animadores de grupos de padres

Diario de mis encuentros con Jesús ANIMADORES DE


G R U P O S D E PA D R E S
Para compartir en familia
2. CAMINAMOS María J. Lupi de Vicentini
CON LA IGLESIA
Animadores de grupos de niños

Animadores de grupos de padres

Tengo la alegría de presentar esta primera edición de En familia, crecemos en la


fe, una Catequesis Familiar abonada por una larga y sólida experiencia y enri-

CONOCEMOS A JESÚS
quecida con bibliografía actualizada y abundante.
Su autora, y la comunidad a la que pertenece, animaron y acompañaron gozosa-
mente el crecimiento en la fe de padres y de niños a lo largo de muchos años, y
hoy ponen al servicio de otras comunidades los frutos de tanta vida compartida.
Como Padre y Pastor puedo testimoniar la capacidad y el empeño que subyacen
en estas páginas y dar cuenta del valor de sus contenidos.
Ruego a Dios, nuestro Padre, que bendiga estos libros y que su difusión contribu-
ya a la evangelización de muchas familias, especialmente las más necesitadas
de su presencia.

+ Fernando Carlos Maletti


Obispo de Merlo-Moreno
A N I M A D O R E S D E G R U P O S D E PA D R E S

147453
Lupi de Vicentini, María Josefa Dedicado a mi esposo Alberto, sin cuyo paciente,
Conocemos a Jesús 1 : animadores de grupos laborioso y silencioso acompañamiento,
de padres . - 1a ed. - Ciudad Autónoma de este material no hubiera sido posible.
Buenos Aires : PPC Cono Sur, 2013.
A él le debo el diseño y el tipiado de cada página,
112 p. ; 27,5x19,5 cm. - (En familia crecemos
escrita y reescrita tantas veces
en la fe; 4)
como se lo he requerido.
ISBN 978-987-1931-42-2 A mis seis hijos y siete nietos
por quienes hablo a Dios cada día.
1. Catequesis Familiar. I. Título Que su Bondad me permita seguir hablándoles
CDD 268.4 de Él por medio de estas páginas.

Título de la obra Conocemos a Jesús 1 - Animadores de grupos de padres


Dirección editorial Herminio Otero
Edición Mario González Jurado
Autora María J. Lupi de Vicentini
Diseño Amparo Hernández
Diagramación Pedro Martínez Osés
Cubierta José Ignacio Molano
Ilustraciones Santiago Azar

ISBN: 978-987-1931-42-2

Puede imprimirse
Decreto 19/11
Mons. F. Maletti
Obispo de San Carlos de Bariloche, Río Negro, República Argentina

© 2013, María J. Lupi de Vicentini.


© 2013, PPC Argentina S. A.

Primera edición abril de 2014


Primera reimpresión enero de 2016

PPC Cono Sur


Av. Callao 410, 2º piso
C1022AAR - Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina
T: +54 11 4000.0400 - F: +54 11 4000.0429
www.ppc-editorial.com.ar
e-mail de contacto: ventas@ppc-editorial.com.ar

Esta tirada de 80 ejemplares se terminó de imprimir en el mes de enero de 2016 en


FP Compañía Impresora S.A. - Beruti 1560 - Florida (1602) - Buenos Aires - Argentina

Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723.

Libro de edición Argentina - Made in Argentina


Impreso en Argentina - Printed in Argentina

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de nin-
guna forma o por cualquier otro medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin
el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright.

EMPRESA ASOCIADA A LA CÁMARA ARGENTINA DEL LIBRO


Presentación

Tengo la alegría de presentar esta primera edición de los libros de catequesis familiar En
familia crecemos en la fe, correspondiente al Primero y Segundo año.
Puedo testimoniar que, mientras fui Padre y Pastor de esta Iglesia particular de San
Carlos de Bariloche durante doce años, pude constatar que este trabajo que ahora tienen
en sus manos es el resultado de muchos años de experiencia, abonada por abundante y
actualizada bibliografía, en particular del Catecismo de la Iglesia Católica y otros docu-
mentos magisteriales.
Animado por mi sucesor en la Sede Barilochense es que redacto esta presentación. Por
razones técnicas y de corrección se concretan estas publicaciones un año después de
haberse aprobado la edición.
Esta forma de catequesis, necesaria aunque no la única, que ha dado y sigue dando muchos
frutos en la Iglesia, siempre se está enriqueciendo con el aporte de quienes recibieron la
vocación de ser catequistas. Muchos de ellos desarrollan este ministerio animando, en sus
respectivas iglesias particulares, grupos de padres y de niños que solicitan ser acompa-
ñados en el crecimiento de su fe. Otros, además, plasman por escrito esas experiencias,
nutridos por tanta vida compartida en sus encuentros y por las generosas sugerencias
de hermanos y pastores de sus comunidades. Tal es el caso de la autora de este material.
Ruego a Dios, nuestra Padre, que bendiga estos libros que ven la luz en la cuidada y atrac-
tiva edición de la prestigiosa editorial PPC. Que su difusión contribuya a la evangelización
de muchas familias, con hambre de Palabra, para que se conviertan en servidoras de la
misma, con profundo espíritu misionero; para que pueda, a través de pequeños gestos
cotidianos, ser testigos de la Misericordia del Padre; par que sean sembradores de su
amor y Esperanza entre sus hermanos, especialmente entre los más necesitados de su
Presencia y de su Ternura.
Y que la Virgen, nuestra Madre, la primera catequista, acompañe este trabajo y lo haga
fecundo en el corazón de cada familia de esta Diócesis y de todas aquellas a las que
pueda llegar.
Con particular afecto, les doy mi bendición de padre y pastor.

+ Fernando Carlos Maletti


Obispo de Merlo-Moreno

8 de mayo de 2013, Solemnidad de Nuestra Señora de Luján

3
Carta a los catequistas

Queridos hermanos y hermanas catequistas:

El proyecto “En familia, crecemos en la fe” es el resultado, siempre provisorio, de una


experiencia catequística que el buen Dios me llamó a realizar hace algunos años.
Aquí se lo entrego. Es una manera de estar en comunión con ustedes, hermanos en la
fe y en la misión.
Ha sido pensado y escrito “en acción”, es decir, mientras me desempeñaba como animadora
de grupos de padres y de niños de la Catequesis Familiar, cosa que aún sigo haciendo.
Uno de los primeros “borradores” fue experimentado a partir de 1980 en algunas pa-
rroquias de la Diócesis de 9 de Julio, en la provincia de Buenos Aires. Todavía seguirá
deambulando por ahí en manos de catequistas que lo han considerado útil y adaptable
a sus comunidades.
Mi profundo agradecimiento, en especial, a los catequistas de la Parroquia Inmaculada
Concepción de Lincoln, quienes, con gran paciencia, aceptaron la elaboración “sobre
la marcha” y al cura párroco de entonces, Gustavo Sosa. Todos ellos me ofrecieron sus
atinadas sugerencias que fueron de gran utilidad para realizar ajustes y correcciones.
De igual forma, tengo que agradecer a los catequistas y sacerdotes de esta Diócesis de
San Carlos de Bariloche, a la que pertenezco hace ya ocho años.
Sobre todo a los queridos hermanos de la Parroquia La Inmaculada Concepción y San
Francisco de Asís y a sus respectivos párrocos, Jorge Pliauzer y Vicente De Luca, quienes,
en su momento alentaron la reedición de los primeros borradores para adaptarlos a la
nueva realidad de estas comunidades.
Esta versión que hoy les entrego es un nuevo ensayo y por ello, mejorable. Quiera Dios
que les resulte útil.
Deseo, eso sí, que se animen a compartir conmigo las observaciones y enviarme suge-
rencias y comentarios que surjan del uso creativo que realicen de este material.
Y, de esa forma, busquemos juntos, con compromiso y esfuerzo, los mejores recursos para
que la Buena Noticia de Jesús sea anunciada con eficacia desde nuestra iglesia particular
a todas las familias, especialmente a las más alejadas y necesitadas de su mensaje de
Salvación.
Con todo afecto, un abrazo en Cristo Jesús.

María J. Lupi de Vicentini


marylupi31@gmail.com
Perito Moreno 1565 • San Carlos de Bariloche

4
Introducción
Algunos interrogantes compartidos
Con bastante frecuencia, en jornadas de reflexión, en reuniones de equipos diocesanos y parroquiales,
los catequistas hemos compartido inquietudes y no pocos problemas que nos plantea la catequesis hoy.
Resumiré algunos:
 uando una familia solicita a la Iglesia alguno de los sacramentos de Iniciación Cristiana como el Bautismo
C
o la Eucaristía, ¿qué es lo que pide? ¿Un sacramento como lo ofrece la Iglesia o un” rito de paso” de tipo
social?
Si se constatara esto último, ¿qué intervención pastoral sería adecuada para que se produjera la” recon-
versión” de esa motivación?
¿Es la Catequesis familiar una solución a ese problema?
 i lo fuera y por consiguiente se adoptara esa metodología, ¿participan activa y comprometidamente
S
los principales destinatarios de esa forma de catequesis que son los padres y madres? ¿O, en el mejor
de los casos, asiste solo uno de ellos que es casi siempre la madre?
En estos casos, ¿no se convierte en “catequesis maternal” en lugar de Catequesis familiar?
 aun aceptando esto último como un imperativo de los tiempos que corren (falta de tiempo, padres y
Y
madres separados, etc.), ¿están los padres dispuestos a asumir el rol de “primeros educadores en la fe”
de sus hijos, buscando espacios para prolongar en el hogar las experiencias de los encuentros con sus
pares y animadores en el ámbito de la parroquia? Es decir, ¿están dispuestos a ejercer con convicción
y perseverancia la misión de catequizar a sus hijos?
 nosotros, los catequistas, ¿cuánto conocemos sobre quiénes tenemos la responsabilidad que catequi-
Y
zar? Algunas preguntas dignas de formularse:
—¿Qué tipo de fe viven?
—¿En qué Dios creen? ¿Será un dios prefabricado, una caricatura, o el Dios que nos reveló Jesús?
—¿Viven como si Dios no contara en su vida, una especie de “ateísmo práctico” o de acuerdo con el
Proyecto del Dios de la vida y su Reino que predicó Jesús?
—¿Viven como familia la fe que dicen profesar en coherencia con la vida o por lo menos intentan hacerlo?
—¿Viven una fe particular, individualista, ritualista, o son participantes activos en la vida de su comu-
nidad de pertenencia? ¿Han tenido un encuentro con Jesucristo, han hecho una opción por él y por
su Evangelio, o solo han oído hablar de él?

Algunas pocas certezas para comenzar a pensar


 n primer lugar, entregarnos a nuestra misión, con mirada y oídos atentos y un corazón abierto para
E
hallar las respuestas creativas; y configurarnos un semblante de la realidad de nuestros grupos de
catequizandos, que nos permita acompasar sus procesos de crecimiento en la fe a partir de sus propias
experiencias, respetando sus tiempos, aplicando, en fin, la pedagogía de Dios.
 n segundo lugar, evitar la tentación de volver a metodologías del pasado y reincidir en una catequesis
E
nocional, recargada de doctrina y desprovista de vida.
 tra tentación es estar perseguidos y acuciados por el tiempo. Pensar, por lo tanto, que si tenemos
O
que catequizar a familias que dicen estar abrumadas de ocupaciones y tienen escasa o nula formación
cristiana, entonces simplificamos y resolvemos la cuestión con una “catequesis exprés” de seis meses,
o bien nos empeñamos en cumplir el Plan sin atender a los procesos de cada grupo y de sus integrantes
en particular.

5
Nos olvidamos de que las cosas de Dios hay que saborearlas, experimentarlas y sentirlas, tienen que
calar hondo, llegar al corazón, y eso lleva tiempo. Pero nuestro Dios es un Dios sin tiempo. Y hay que
conocerlo, sí, pero también hay que encontrarse con Él. Y hay que celebrar la alegría de esos encuentros.
Démosle ese tiempo sin apresuramientos.
 engamos en cuenta cuál es la finalidad de la catequesis: no es “dar un conocimiento” como si se tratara
T
de cualquier tipo de saber. Es una sabiduría dada por Dios (1 Cor 1,21), un misterio para quien tiene el
corazón abierto a ella. Al llamado de Dios, el hombre responde y toda su existencia ha de transformarse
y conformarse según el sentir de Dios. Y ese es el largo proceso que el catequista habrá de acompañar
desde su propia experiencia de fe.
 tra cuestión: tenemos que empezar a reemplazar una catequesis cuya meta es recibir un sacramento
O
por una catequesis de Iniciación en la fe, que se prolongue en un camino de formación permanente.
En ella, el sacramento recibido es una etapa de este proceso y no el punto final. Recibir la “primera
comunión” no deberá ser recibir la “única” comunión.
Por último, si confiamos en la Catequesis familiar, si experimentamos sus frutos, tenemos que repensarla,
adaptarla, desempolvarla, sacarla de la rutina que aplasta y desvirtúa sus objetivos.
Si hemos experimentado el dolor de magros resultados…
—Escaso número de niños que permanecen dentro del proceso continuo de la catequesis (“toman la
comunión y desaparecen”).
—Familias que comienzan el proceso como un requisito que cumplir durante dos años para “que el
nene pueda tomar la comunión”.
—Padres que al poco tiempo dejan de participar, “total el nene ya está en el grupo”.
—Padres que participan del grupo, pero no asumen el compromiso de catequizar a sus hijos.
 Y el dolor de tantos otros resultados indeseables, recordemos que es el propio Dios el que obra en el

corazón de cada uno, que nosotros somos apenas frágiles instrumentos.
Pero estamos decididos a buscar soluciones, siempre con renovado ardor, con entrega humilde y confiada,
en oración constante, sembrando y esperando, sabiendo que solo al Padre le toca recoger la cosecha.

Plan general de los encuentros

Descripción del contenido


P
 rimer año: Conocemos a Jesús
El eje de los primeros encuentros es la Revelación que Dios hace de sí mismo interviniendo en la his-
toria del hombre.
 e presenta al pueblo de Israel, que fue capaz de leer desde la fe, en su historia, la intervención de
S
Dios. Es, por ello, una historia de salvación.
 unque en una primera etapa (Antiguo Testamento), el pueblo fue haciendo este descubrimiento a
A
tientas o en tinieblas, Dios fue preparando su corazón hasta que, cuando lo vio oportuno, se manifestó
plenamente en su hijo Jesús (Nuevo Testamento). Él hará visible, en la llegada de la plenitud de los
tiempos, el rostro verdadero de Dios. En su Encamación, Dios se ha revelado definitivamente.
 a historia de Israel, tan dolorosa y tan llena de vicisitudes, es la misma historia nuestra. Por eso,
L
invitamos a leer la Biblia como una forma de releer nuestra vida, descubriendo en ella el paso de Dios
en cada uno de sus acontecimientos, alegres o dolorosos, en paz o en conflicto, pero siempre con la
mirada del creyente. Porque así advertiremos que Dios sigue hablándonos hoy de la misma manera
que hablaba entonces.
 través de cada encuentro se va conociendo a una persona: Jesucristo, presente en toda la Escritura,
A
como promesa (AT) y como plena Revelación (NT), y que sigue prolongando su presencia en la Iglesia,
que somos todos los bautizados.

6
 a través del desarrollo de todos los encuentros, esa persona, que es Jesús, se nos irá mostrando como
Y
Palabra viva. Él, con sus hechos y palabras hablará a nuestra vida, llamándonos a vivir en su amistad,
transformándonos para transformar nuestra realidad, interpelándonos para que nos comprometamos
con la necesidad de los otros.
 ello apunta el plan. No es un listado de contenidos que habrán de ser aprendidos como se aprenden
A
otras disciplinas. Son encuentros vivos con Jesús, que es anunciado a una comunidad reunida en su
nombre y a quienes promete su presencia (Mt 18,20).
Esa comunidad que ha recibido el anuncio y ha dado una respuesta de fe, también se dispone a celebrar
esa fe. Celebrar significa alabar, dar gracias, pedir perdón. En cada encuentro se propone un progresivo
y gradual acercamiento a la liturgia. ¿Cómo? A través de la práctica del canto, los signos, las oraciones
como apertura y cierre de cada segmento. Pero, además, invitando a participar activamente en la gran
celebración eucarística.

S
 egundo año: Caminamos en la Iglesia
En este tiempo nos dedicaremos a descubrir el misterio de la Iglesia.
J esucristo, muerto y resucitado, sigue manifestándose en su Cuerpo que somos todos los bautizados.
Ha querido quedarse para garantizar la continuidad de su proyecto en la Iglesia.
Por ello, después de celebrar la Pascua, asistiremos al nacimiento de la Iglesia en Pentecostés. A partir
de allí nos incorporaremos a su vida con el Bautismo y los otros sacramentos, que acompañarán cada
momento clave en la existencia del cristiano. Es en este año donde se profundizará una catequesis
de la liturgia eucarística.

Rol de los animadores


Por fin y por último dos palabras para destacar el rol de los animadores.
Este planteo de una catequesis vital implica de parte del animador una conciencia catequística diferente.
 orque si hablamos de encuentro catequístico no es por hacer un simple cambio de terminología a
P
impulso de una moda.
 sta frase encierra un significado que, de entrada, excluye el concepto de clase de catequesis o de reli-
E
gión, que nos ubicaría en un planteo de catequesis nocional.
 l catequista no será entonces, un mero transmisor de un mensaje, sino que será mensaje su propia
E
existencia.

Un encuentro siempre se da entre personas y siempre supone una búsqueda.


 l catequista es quien se ha dejado encontrar por Jesucristo, Palabra de Dios encarnada. Él se ofrece, se
E
da, se muestra, propicia el encuentro.
 e ese encuentro sale de tal manera transformado que lo lleva a ser mediador de otro encuentro, el del
D
catequizando con Jesús y la comunidad-Iglesia.

Algunos consejos o sugerencias prácticas para los animadores


En un encuentro catequístico “todo” es mensaje. Por eso, la persona del catequista animador:
—Debe trasmitir, con entusiasmo y alegría, el mensaje del que es mediador.
—Tiene que ser responsable en su preparación mediata e inmediata.
—Reconoce con humildad sus limitaciones y busca el apoyo en el trabajo en equipo.
—Es puntal en el horario y procura estar siempre antes del comienzo del encuentro para recibir a los
catequizandos con alegría y afecto.
El ámbito de la catequesis debe estar preparado antes de la llegada de los catequizandos:
—Biblia abierta que presidirá el encuentro.
—Vela que será encendida al comienzo del mismo, significando la presencia viva de Cristo.
—Flores que alegren y adornen.
7
—Mantel y agua bendita.
—Una imagen de la Virgen, nuestra Madre.
Se procurará, sobre todo para los niños:
—Tener un adecuado material audiovisual.
—Afiches que se renueven a medida que se avanza en los temas.
El clima del encuentro deberá ser:
—Animado, cordial y alegre; facilitador del diálogo y de la participación de todos.
—De profunda interioridad, que lleve a la acogida de la Palabra y a la oración, sin rigideces, con es-
pontaneidad pero con disciplina.

Presentación del material


El proyecto “En Familia, crecemos en la Fe”
El proyecto En familia, crecemos en la fe consta de:
Dos libros para los animadores:
Animadores de grupos de padres (1 y 2)
Animadores de grupos de niños (1 y 2)
Un libro para los padres:
Para compartir en familia (1 y 2)
Un libro para los niños:
Diario de mis encuentros con Jesús (1 y 2)

Material
El material destinado a los animadores de grupos de padres y de grupos de niños se presenta en dos
libros diferentes para favorecer que cada animador disponga de todos los recursos que va a necesitar
emplear en cada encuentro.
Animadores de grupos de padres y Animadores de grupos de niños son dos guías que se compo-
nen de 20 encuentros con un esquema común y algunas diferencias que señalamos a continuación.

Nota
Resulta muy importante que los animadores de grupos de padres
y de grupos de niños preparen sus respectivos encuentros en
equipo, para favorecer la coherencia del mensaje transmitido
a los grupos e ir formando una comunidad de catequistas que
comparta la vida, la oración y el crecimiento de su fe.
Esta práctica les facilitará, asimismo, intercambiar experiencias
y conocimientos relativos a los temas de los encuentros y buscar
creativamente estrategias que permitan adaptar el material
ofrecido a sus correspondientes realidades. Los catequistas,
serán así un testimonio vivo y operante de experiencia fraterna,
propia de la Buena Noticia de Jesús que se desea compartir con
las familias.

8
Estructura
En cada encuentro se incluyen los siguientes elementos:
Encabezamiento
El número correspondiente al encuentro y un título que hay que leer con atención ya que señala el
eje temático del encuentro.
Objetivos
Indican lo que se pretende lograr y orientan la evaluación de los resultados del encuentro.
Materiales
Si el encuentro requiere de algún material adicional, se describe brevemente para que los animadores
lo puedan preparar.
La sección “Nuestra vida”

Animadores de grupos de padres Animadores de grupos de niños

Bienvenida Rezamos
Nos saludamos y tenemos un breve diálogo Comenzamos rezando con alguna canción.
para hacer memoria y evaluar el eco del
encuentro anterior.

Oración Nos empezamos a conocer


Habitualmente rezamos la “Oración de los Hacemos alguna dinámica que nos ayude
padres catequistas”, junto con alguna otra a acercarnos al tema de manera distendida.
sugerencia de oración.

Compartimos la vida Compartimos la vida

El animador procura crear el clima adecuado para que, quienes lo deseen, compartan con los otros,
algún acontecimiento, idea, preocupación que sirva para fomentar el diálogo, el conocimiento mu-
tuo y hasta acudir a solucionar problemas o necesidades que se presenten en algunos de los miem-
bros o en el grupo.
El animador desarrolla la habilidad de conducir este momento, ayudado por las sugerencias que
figuran en él.

Para reflexionar sobre la vida Reflexionamos

Es el momento de vincular el tema del diálogo con el eje temático del encuentro.
Así, luego, esa realidad presentada, dialogada y reflexionada desde la perspectiva que cada uno
aporte, deberá ser iluminada por la Palabra de Dios y de la Iglesia.

La sección “Escuchamos a Dios que nos habla”


La Sagrada Biblia, que estará presidiendo el encuentro en un lugar visible, acompañada de una vela
encendida, símbolo de la presencia viva de Cristo en medio de la comunidad, se transforma en Palabra
de Dios cuando, al leerla y reflexionarla, el grupo va descubriendo qué le dice hoy a su vida, cómo
ilumina su realidad, qué le propone, a qué lo compromete.
Por ello, se sugiere seguir el método de la lectura orante:
—¿Qué dice el texto? Tener en cuenta las preguntas orientadoras y luego la síntesis.
—¿Qué nos dice el texto? Que nos dice a nosotros, hoy, a nuestra realidad personal, familiar y eclesial.
—¿Qué respondemos? Este es el tiempo de la respuesta personal y comunitaria.

9
Además de la imprescindible aportación de la Palabra de Dios, en diversos encuentros se ofrecen
desarrollos doctrinales de la fe en aquellos aspectos que se van abordando, junto con sugerencias
de reflexiones y actividades para asimilar todos estos contenidos de manera más personalizada.
La sección “Respondemos con fe”

Animadores de grupos de padres Animadores de grupos de niños

Oración final Rezamos juntos

La oración en comunidad se hará súplica, pedido, acción de gracias, alabanza para que Dios
realice su obra en cada uno.

Compromiso Nos proponemos

Es el momento de asumir cómo llevar a la práctica aquello que la Palabra nos invitó y movió
a hacer. Puede ser un cambio de actitud, una búsqueda de reconciliación…
Es importante que el compromiso sea concreto y evaluable en el próximo encuentro. Podrá ser
personal y también comunitario, según las circunstancias.

Canto de despedida Nos despedimos cantando

Con el canto o una breve oración de acción de gracias finalizará el encuentro.


En el caso de los niños, se puede volver a cantar el canto de inicio.

Sugerencias adicionales
Es muy importante que los animadores realicen la experiencia anticipada de la lectura orante del texto
bíblico propuesto para el encuentro, a fin de que trasmitan a sus grupos una auténtica vivencia de
oración con la Palabra de Dios.
Es conveniente que el animador de padres y el animador de niños compartan sus respectivos conte-
nidos en la sesión de preparación, para contar con un material más abundante y sólido desde el que
reflexionar y crecer en su propia fe.
Luego, cada animador adaptará esos contenidos al esquema de su encuentro, bien con padres, bien
con niños.
 os animadores de grupos de padres no participan de manera activa en el “Encuentro en familia” que
L
los padres y los hijos realizan durante la semana, y que es una profundización en familia del encuentro
que, de manera separada, han tenido.
No obstante, conviene que motiven adecuadamente a los padres para que lean las consignas que se le
aportan en su libro por anticipado, de modo que si tienen alguna duda de lo que tienen que hacer en
dicho encuentro con sus hijos, tengan la oportunidad de consultarla con los animadores.

Libro para los padres


Material
El libro Para compartir en familia está destinado a facilitar a los padres su participación en el encuentro
con su animador, así como la realización del encuentro en familia. Contiene 20 encuentros, de los que
algunos son específicos para los padres, otros son comunes a los de los niños y varios son encuentros
compartidos.

10
Estructura
El libro tiene dos partes diferenciadas: una destinada al Encuentro de los padres con su animador y la
otra, al Encuentro en la familia.
En la primera parte se sigue la estructura que se ha comentado en el libro del Animador de grupos de
padres (“Nuestra vida”, “Escuchamos a Dios que nos habla” y “Respondemos con fe”) y se incluyen las
indicaciones, los textos, los contenidos, las actividades, las oraciones y las canciones que se proponen
en cada encuentro, de modo que cada padre los pueda tener a su disposición durante el desarrollo del
encuentro y en otros momentos posteriores.
La segunda parte, el Encuentro en familia, tiene dos secciones que comentamos a continuación.
Para catequizar a nuestros hijos
Esta sección es una especie de guía para que los padres puedan acompañar a su hijo o hija en el
Encuentro en familia.
Incluye sugerencias y propuestas para que los padres conversen, lean, descubran y resuelvan con sus
hijos, durante la semana, lo que tanto unos como otros reflexionaron en sus respectivos encuentros.
De este modo se contribuye a fijar dichos contenidos.
Estas propuestas siguen el orden de exposición del Diario personal del niño o niña, que es donde se
deben plasmar algunas de las actividades propuestas.
Para rezar en familia
Se proponen oraciones hechas o espontáneas, así como canciones, para terminar de modo orante el
Encuentro en familia.

Libro para los niños


Material
El libro Diario de mis encuentros con Jesús está destinado a facilitar a los niños su participación en el
encuentro con su animador y en el encuentro en familia. Contiene 20 encuentros, de los que algunos son
específicos para los niños, otros son comunes a los de los padres y varios son encuentros compartidos.

E
 structura
El libro tiene dos partes diferenciadas: una destinada al Encuentro de los niños con su animador y la
otra, al Encuentro en la familia a través del “Diario personal”.
En la primera parte se sigue la estructura que se ha comentado en el libro del Animador de grupos de
niños (“Nuestra vida”, “Escuchamos a Dios que nos habla” y “Respondemos con fe”) y se incluyen, en
una doble hoja, las indicaciones, los textos, los contenidos, las actividades, las oraciones y las canciones
que se proponen en cada encuentro, de modo que cada niño o niña los pueda tener a su disposición
durante el desarrollo del encuentro y en otros momentos posteriores.
La segunda parte, el Encuentro en familia, incluye en una doble hoja el “Diario personal”, con estas
características:
La finalidad es que el niño o niña tenga la posibilidad de expresar y sintetizar todo lo que:
—vivió en el encuentro con sus pares,
—trabajó con su animador,
—trabajó en familia.
Se redactó al modo de un diario personal, esto es, simulando que el propio niño lo escribió como
recuerdo de lo vivido en su encuentro con los otros niños y niñas.
Se solicita al niño que, junto con sus padres, escriba oraciones personales, dibuje, conteste preguntas
relacionadas con los contenidos y realice actividades lúdicas, que contribuyan a fijar los contenidos
del encuentro.
El último ítem es el resumen de aquello que debe memorizar para tratar de vivirlo. El animador de
niños lo tendrá particularmente en cuenta para poder realizar su revisión en el encuentro siguiente.

11
Plan general del primer año

Objetivos generales

ANIMADORES DE GRUPOS DE PADRES ANIMADORES DE GRUPOS DE NIÑOS

 ncontrarse con Jesús como amigo


E
 escubrir su misión de ser los primeros
D
y hermano en la experiencia grupal
educadores en la fe.
con sus padres.

 omprometerse como catequistas permanentes


C  xperimentar el grupo como la expresión de la
E
de sus hijos. Iglesia “comunión-comunidad”.

 dherirse a Jesucristo y a la Iglesia,


A  ransformar sus relaciones con la naturaleza,
T
con sincero corazón, aceptándolo con los otros y con Dios,
como Señor y Salvador. a partir del encuentro.

 ejorar las relaciones familiares


M
y sociales, a partir del encuentro con Cristo vivo Integrarse y participar en la comunidad eclesial.
y actuante en la comunidad.

I ntegrarse y participar en la comunidad eclesial,


constituyendo comunidades
“a medida humana”.

Encuentros de padres y de niños

ENCUEN- TEMARIO DE ENCUENTROS TEMARIO DE ENCUENTROS


TROS DE PADRES DE NIÑOS

Celebración de bienvenida

1 Un alto en el camino de la vida Nos encontramos, nos conocemos

2 El “hilo primordial” en nuestras vidas Gracias, Señor, por toda la Creación

3 Tratando de encontrar la huella Gracias, Señor, por el don de la vida

4 Dios nos llama a vivir en su amistad. I Perdón, Señor, por descuidar tu Creación

5 Dios nos llama a vivir en su amistad. II Gracias, Señor, por los dones que recibimos

12
ENCUEN- TEMARIO DE ENCUENTROS TEMARIO DE ENCUENTROS
TROS DE PADRES DE NIÑOS

Conocemos, admiramos y valoramos


6 Dios nos habla, escuchémoslo
los dones de nuestros familiares.

7 En familia, compartimos la Palabra de Dios que nos enseña a amar.

Celebración de entrega de la Palabra de Dios

8 La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros

9 María, modelo para nuestra vida

10 Jesús, la buena noticia de Dios Jesús, la buena noticia de Dios

11 Jesús, hombre verdadero Jesús, hombre verdadero

12 Jesús es el Hijo de Dios Jesús es el Hijo de Dios

Jesús anuncia el Reino de Dios: Jesús anuncia el Reino de Dios:


13
los milagros los milagros

Jesús revela el misterio del Reino Jesús revela el misterio del Reino de Dios:
14
de Dios: las parábolas las parábolas

Jesús proclama el misterio del Reino Jesús proclama el misterio del Reino de Dios:
15
de Dios: las bienaventuranzas las bienaventuranzas

Celebración de entrega de las bienaventuranzas

16 Jesús nos revela a Dios como papá Jesús nos revela a Dios como papá

17 Jesús nos enseña a orar Jesús nos enseña a orar

18 Jesús nos enseña a orar como familia

19 Jesús nos enseña a amar Jesús nos enseña a amar

Nuestra familia, una iglesia doméstica Nuestra familia, una iglesia


20 donde aprendemos doméstica donde aprendemos
a hacernos prójimos a hacernos prójimos

13
Celebración de bienvenida

Objetivos Materiales
Recibir con alegría a las nuevas familias.  arjetas con la “Oración de los
T
Presentarlas a la comunidad parroquial. padres catequistas” para cada uno
de los participantes.
Reconocerse entre sí y orar juntos.
Consensuar pautas de participación en los encuentros.

Bienvenida del párroco o del coordinador


 os presentamos para conocernos todos los que estamos presentes en esta primera reunión: el párroco,
N
los animadores, los padres y sus hijos.
Solicitamos a los padres que expresen qué piden para sus hijos.
 omentamos que, desde el inicio de la celebración, nos hacemos conscientes de que ese “Alguien” al que
C
andamos buscando, está presente entre nosotros.
Sugerimos que, en silencio, pensemos cada uno qué le queremos pedir, decir, o compartir con Él.

Oración común
Rezamos juntos con esta oración:
Querido Jesús:
Creemos que estás aquí, verdaderamente presente entre nosotros.
Te adoramos; te damos gracias por todo lo que nos das.
Te pedimos perdón por olvidarnos tan frecuentemente de ti.
También queremos pedirte que nos ayudes a comprender la importancia,
para nuestra familia y para nuestra vida, de esta etapa que iniciamos hoy.
Ayúdanos para que, en familia, aprendamos a conocerte,
nos animemos a hablar de Ti, pero sobre todo encontremos
el gusto de hablar contigo.
Que cada uno de nuestros gestos y acciones cotidianos estén llenos
de tu presencia y que tu alegría inunde nuestros hogares,
aún en medio de las luchas y dolores de cada día.
Ayúdanos a elegirte, a optar por ti cada día, con la certeza de que Tú
nos has elegido desde siempre.
Queremos crecer en tu amistad y en unidad con todas estas familias,
con quienes compartiremos estos encuentros. Amén.

Lectura de la Palabra de Dios


Leemos una lectura de un libro muy antiguo del Antiguo Testamento, que se llama Deuteronomio: Dt 6,4-9.
Nos enseña a amar a Dios y a enseñar ese amor a nuestros hijos.

14
Leemos el Evangelio de Marcos: Mc 12, 28-34.
Jesús nos enseña cuál es el más importante de los mandamientos.
Reflexionamos la Palabra de Dios y nos comprometemos con ella.

Entrega de la “Oración de los padres catequistas”


Cada vez que nos reunimos los padres rezamos juntos esta oración.

Oración de los padres catequistas


Querido Jesús, en esta etapa de nuestras vidas nos llamas
para recordarnos nuestro compromiso de padres y madres cristianos:
educar en la fe a nuestros hijos.
Como el profeta queremos gritar:
“Mira, Señor, que no soy más que un niño que no sabe hablar”.
Y como María queremos responder:
“Aquí estoy, que se haga en mí según tu Palabra”.
Señor, tú conoces nuestras vidas, nuestros anhelos y nuestras fragilidades.
Y también conoces nuestra confianza en Ti. Queremos darte a conocer
en nuestras familias para que seas amado por todos.
Señor, regálanos coherencia en nuestro vivir, para que nuestros gestos y palabras
ayuden al que te busca, calienten el corazón de los fríos,
animen los pasos de los que vacilan, alienten la vida de nuestra pequeña Iglesia,
que es nuestra familia.
Que la fuerza de tu Espíritu nos acompañe siempre y nos inspire lo que sea mejor.
En manos de tu Madre y nuestra Madre confiamos nuestra vocación
de padres catequistas. Que, como María y José, sepamos hacer de nuestro hogar
un nuevo Nazaret, lugar de escucha, anuncio y alegría.
Concédenos también la gracia de ser instrumentos de comunión y presencia
de tu Reino, entre las familias que aún no te conocen, para seguir creciendo
como familia de Dios.
Que María, modelo de catequista, nos guíe en este camino que ahora iniciamos.
Amén.

Bendición del material


Se bendicen los libros de los padres, de los niños y de sus animadores, y se les entregan para que les acom-
pañen durante todo este proceso.

Pautas y acuerdos para el primer encuentro


Se comunican los acuerdos y compromisos para el próximo encuentro.

Bendición Final
Se imparte la bendición final.

15
1 Un alto en el camino de la vida

Objetivos Materiales
Comenzar a conocerse. Imagen de Jesús glorificado.
Comenzar a crear un espacio de confianza Tira de papel o tela verde para simbolizar
recíproca. un camino.
Aprender a respetar los tiempos del otro. Velas.
Descubrir el valor de la escucha paciente Cartelitos de 20x10 cm para cada grupo.
y respetuosa.

Nuestra vida
Bienvenida
En este primer encuentro, conviene dar un espacio de tiempo suficiente para que los padres se saluden
entre sí y puedan recibir la bienvenida del animador.
Es bueno hacer agradable estos primeros momentos de estar juntos para predisponer a todos los padres
y madres de manera positiva a participar y compartir la vida en este encuentro y en los demás.

Oración
Al inicio de cada encuentro, el animador propone a los padres rezar con la Oración de los padres catequistas
(ver en p. 8 del libro de los padres). En esta primera ocasión, les comenta el contenido de esta oración que
harán habitualmente.
Puede hacerse, además, alguna otra oración espontánea o escrita, así como cantar juntos. En la guía se
irán haciendo sugerencias y el animador verá la oportunidad de seguirlas o de llevar a cabo otras.

Compartimos la vida
El animador o alguno de los padres lee el siguiente relato y se medita en silencio durante unos instantes.

Un alto en el camino de la vida


Conocí a un hombre que un día se levantó y se sintió raro. Había sido muy buena la noche
anterior, los días anteriores. Entonces, ¿por qué? Nada. Ya pasaría. Algo sin sentido.
Pero la cosa siguió. Y a una especie de tristeza le siguió cierta apatía. Ya no le gustaban
tanto las cosas que antes le gustaban. A la apatía siguió una cierta desazón y después el
desánimo. Eso sí que lo empezó a preocupar, porque comenzaba a no encontrar motivos
para seguir luchando. Pensó en cambiar de aires. Pedir una licencia y viajar. Buscar sus
afectos, sus raíces. Volver a su pueblo natal, por ejemplo. Y así lo decidió. Pero no se
animó a ir solo. Buscó un amigo...
“La soledad del camino
también indigesta el alma;
solo devuelve la calma
sentirse con un amigo.”

16
Juntos emprendieron esa especie de regreso a sus orígenes. Así andando charlaron de
muchas cosas. Compartieron comunes fracasos y éxitos; desazones, tristezas y alegrías;
trabajos y frustraciones; decisiones y vacíos; algunos excesos; equivocaciones y algunas
certezas; pero… lo que más los unía era la insatisfacción, el desánimo.
Algo les faltaba. Y se sinceraron. Fueron profundizando la conversación cada vez más.
Compartieron la bronca y la oscuridad. Disintieron mucho. Y la discusión los condujo
a la desesperación.
Ya no estaban desanimados. Estaban desesperados. El desesperado carece de esperanza
pero la necesita urgentemente. Por eso la desesperación es combativa, inquieta, busca
apasionadamente. Discute. De la desesperación nace la esperanza más auténtica.
Los dos amigos habían recorrido ese camino. El atardecer los encontró en crisis. Y se
hizo la noche. Todavía no veían ninguna salida. Habían llegado al fondo de su negrura.
Pero no sabían que en esa oscuridad alguien los escuchaba. Era el mismo que los había
dejado a oscuras, porque la oscuridad dilata las pupilas para poder aprender a caminar
en la fe rescatando la luz que hay en cada noche.
Mientras caminaban y discutían en las tinieblas del camino, ese alguien se les acercó.
Y caminó con ellos. Pero sus ojos no podían verlo. Ese alguien se hizo el ingenuo y
preguntó: “¿De qué discuten?”.
Tan solo para animarlos al diálogo. Para poder darles las respuestas que solos no
encontrarían. Ese alguien los obligó a que abrieran su corazón y le mostraran su
amargura, su decepción y su incertidumbre. En el diálogo descubrieron que no tenían
seguridad sobre nada.
Pero ese alguien no quiso darles ninguna respuesta consoladora, aunque la tenía. Esperó
que ellos descubrieran la verdad que les daría el coraje de seguir el camino.
Les reprochó, encima, su torpeza para entender lo que habían vivido por no haber sabido
encontrar un sentido a sus vidas. Y, pacientemente, comenzó a explicarles toda la vida,
desde un principio. Los amigos sintieron que su corazón empezaba a arder. Sus ojos
vieron en la oscuridad a ese alguien, que era Dios en su camino.
Mamerto Menapace,
Adaptación de Los discípulos de Emaús

El animador reúne a los participantes en pequeños grupos, asignando un color a cada uno.
— En cada grupo, los padres se sientan en círculo y se presentan brevemente.
— Cada uno piensa en un “alto” en el camino de su vida, que impensadamente se ha visto obligado a tomar,
y lo pone por escrito.
— Luego, sobre la línea del tiempo que tiene en su libro, cada padre o madre construye un gráfico del
camino que recorrió hasta ahora en su vida e indica con una palabra clave los acontecimientos más
notables que recuerda (logros, momentos de felicidad, de angustia, momentos que lo acercaron a Dios,
descubrimientos, fracasos…).
— El animador invita a los padres a compartir sus gráficos con los demás y a escucharse unos a otros con
atención.

17
Para reflexionar sobre la vida
El animador reparte un cartel a cada grupo para que escriban en él ese momento de sus vidas en el que
han coincidido más.
Forman de nuevo un único grupo y ponen en común el resultado de sus reflexiones.
El animador puede comentar, a modo de síntesis:

Dios habla a la vida y desde la vida. Es en la vida donde Dios se manifiesta, aunque a veces no lo vemos
y nos cuesta descubrir su paso.

Escuchamos a Dios que nos habla


 l animador o uno de los padres lee Lucas 24,15-35, donde se narra el encuentro de Jesús resucitado con
E
los discípulos de Emaús.
Mientras hablaban y se hacían preguntas,
Jesús en persona se acercó
y se puso a caminar con ellos...
Luego dialogan sobre el texto para comprenderlo mejor:
¿Qué dice el texto?
¿Qué acontecimiento narra?
Para personalizar el texto bíblico en la vida de cada uno, los padres se preguntan:
¿Qué nos enseña la experiencia de los discípulos de Emaús?
El animador puede aportar estos comentarios:

Jesús nos invita hoy a nosotros a recorrer ese sendero de Emaús, pero sin quedarnos allí,
llenos de decepción y fracaso, sino volviendo con fe esperanzada, después de haber descubierto
su paso por nuestra vida.
Jesús nos invita a vivir la auténtica Vida, la que él nos da para que la nuestra tenga un sentido.
Así salimos de nuestra soledad, aislamiento, egoísmo, ceguera, para entrar en la vida plena de Dios
que se realiza con los hermanos en comunidad.

Respondemos con fe
Oración final
 l animador prepara el espacio para la oración con estos elementos: una imagen de Jesús glorificado, una
E
cinta ancha verde a modo de camino, colocada en el piso, y velas a los costados.
Pide al representante de cada grupo que pase con el cartel en el que escribieron su conclusión y que lo
coloque en el camino. A su lado, encenderá una vela que significa la presencia de Dios en ese aconteci-
miento de sus vidas.
Se procurará que estos carteles de los distintos grupos lleguen a la imagen colocada en el frente.

18
Mientras se puede cantar el Himno del Congreso Eucarístico Nacional:

Quédate con nosotros


Jesucristo, Señor de la Historia, ¡Quédate con nosotros, Jesús,
que estuviste, estás y estarás; que da miedo tanta oscuridad,
sos presencia, esperanza y memoria, no es posible morirse de hambre
sos el Dios de la Vida, hecho Pan. en la Patria bendita del pan!
Sos el mismo Jesús que estuviste ¡Quédate con nosotros, Señor,
junto al lago de Genesaret, que hace falta un nuevo Emaús;
y ante el hambre del Pueblo exigiste: la propuesta será compartir como vos
“¡Denles ustedes, por Dios, de comer!”. y en tu nombre, Jesús!

Compromiso
 l animador propone a los padres que mediten la Oración de los padres catequistas con sus hijos y que les
E
comuniquen su compromiso: ser sus catequistas y educarlos en la fe.
 es pide que acompañen a su hijo o hija en la lectura del Diario personal, con la ayuda de las sugerencias
L
de la sección “Encuentro en familia” (ver p. 9 del libro de padres), enfatizando que Dios los acompaña en
su vida y que lo van a ir conociendo juntos.

Notas

19
2 El “hilo primordial”
en nuestras vidas
Objetivos Materiales
Profundizar en su conocimiento mutuo. Un dibujo grande de una
Fortalecer la confianza recíproca. tela de araña en papel
afiche.
Aprender a valorar los tiempos del otro.
Ovillo de lana.
Escuchar paciente y respetuosamente.
Reflexionar sobre cuáles son los “hilos” que tensan la vida de cada
uno y cuál es el lugar que Dios ocupa en ella.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
El animador da la bienvenida a los padres y se saludan unos a otros.
Se inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres).

Compartimos la vida
El animador invita a los participantes a sentarse en círculo y a presentarse con la dinámica del “ovillo de lana”.
— El primer participante, con el ovillo en la mano, cuenta quién es, luego lo arroja a otro elegido al azar,
sin soltar el cabo de la lana.
— Quien recibe el ovillo hace lo mismo y así hasta acabar.
El animador explica que la trama que resulta de estas acciones representa la unidad del grupo pese a la
diversidad de experiencias compartidas.
— Y luego él, que también participó, suelta el extremo que sostuvo. Consecuentemente se aflojará la
tensión de la trama.
— Este gesto simboliza el valor que cada miembro tiene en el grupo, a tal punto que la cohesión del mismo
depende del compromiso de participación de cada uno.

Para reflexionar sobre la vida


Leen este cuento. Como es extenso, el animador puede proponer que lo lean entre varias personas.

El hilo primordial
Agosto estaba terminando tibio. Había llovido en la última semana y, con el llanto de las
nubes, el cielo se había despejado. Cuando se acerca septiembre, suele suceder que el
viento de tierra adentro sopla suavemente y a la vez que va entibiando su aliento, logra
devolver al cielo todo su azul y su luminosidad.
Y aquella tarde, pasaje entre agosto y septiembre, el cielo azul se vio poblado por las finas
telitas voladoras que los niños llaman Babas del Diablo. ¿De dónde venían? ¿Para adónde

20
iban? Pienso que venían del territorio de los cuentos, y avanzaban hacia la tierra de los
hombres.
En una de esas telitas, finas y misteriosas como todo nacimiento, venía navegando una
arañita. Pequeña: puro futuro e instinto.
Volando tan alto, la arañita veía allí muy abajo los campos verdes recién sembrados
y dispuestos en praderas. Todo parecía casi ilusión o ensueño para imaginar. Nada era
preciso. Todo permitía adivinar más que conocer.
Pero poco a poco la nave del animalito fue descendiendo hacia la tierra de los hombres.
Se fueron haciendo más claras las cosas y más chico el horizonte. Las casas eran ya casi
casas, y los árboles frutales podían distinguirse por lo floridos, de los otros que eran
frondosos.
Cuando la tela flotante llegó en su descenso a rozar la altura de los árboles grandes,
nuestro animalito se sobresaltó. Porque la enorme mole de los eucaliptos comenzó a pesar
misteriosa y amenazadoramente a su lado como grises témpanos de un mar desconocido.
Y de repente: ¡Trás! Un sacudón conmovió el vuelo y lo detuvo. ¿Qué había pasado?
Simplemente que la nave había encallado en la rama de un árbol y el oleaje del viento
la hacía flamear fija en el mismo sitio.
Pasado el primer susto, la arañita, no sé si por instinto o por una orden misteriosa
y ancestral, comenzó a correr por la tela hasta pararse finalmente en el tronco en el que
había encallado su nave. Y desde allí se largó en vertical buscando la tierra. Su aterrizaje
no fue una caída, fue un descenso. Porque un hilo fino, pero muy resistente, la acompañó
en el trayecto y la mantuvo unida a su punto de partida. Y por ese hilo volvió luego a subir
hasta su punto de desembarco.
Ya era de noche. Y como era pequeña y la tierra le daba miedo, se quedó a dormir en la
altura. Recién por la mañana volvió a repetir su descenso, que esta vez fue para ponerse
a construir una pequeña tela que le sirviera en su deseo de atrapar bichitos. Porque
la arañita sintió hambre. Hambre y sed.
Su primera emoción fue grande al sentir que un insecto más pequeño que ella había
quedado prendido en su tela-trampa. Lo envolvió y lo succionó. Luego, como ya era tarde,
volvió a trepar por el hilito primordial, a fin de pasar la noche reencontrándose consigo
misma allí en su punto de desembarco.
Y esto se repitió cada mañana y cada noche. Aunque cada día la tela era más grande,
más sólida y más capaz de atrapar bichos mayores. Y siempre que añadía un nuevo círculo
a su tela, se veía obligada a utilizar aquel fino hilo primordial a fin de mantenerla tensa,
agarrando de él los hilos cuyas otras puntas eran fijados en ramas, troncos o yuyos que
tironeaban para abajo. El hilo ese era el único que tironeaba para arriba. Y por ello lograba
mantener tensa toda la estructura de la tela.
Por supuesto, la arañita no filosofaba demasiado sobre estructuras, tironeos o tensiones.
Simplemente obraba con inteligencia y obedecía a la lógica de la vida de su estirpe
tejedora. Y cada noche trepaba por el hilo inicial a fin de reencontrarse con su punto
de partida.
Pero un día atrapó un bicho de marca mayor. Fue un banquetazo. Luego de succionarlo
(que es algo así como: vaciar para apropiarse) se sintió contenta y agotada. Esa noche

21
se dijo que no subiría por el hilo. O no se lo dijo. Simplemente no subió. Y a la mañana
siguiente vio con sorpresa que por no haber subido, tampoco se veía obligada a
descender. Y esto le hizo decidir no tomarse el trabajo del crepúsculo y del amanecer,
a fin de dedicar sus fuerzas a la caza y succión de presas que cada día preveía mayores.
Y así, poco a poco fue olvidándose de su origen, y dejando de recorrer aquel hilito fino
y primordial que la unía a su infancia viajera y soñadora. Solo se preocupaba por los
hilos útiles que había que reparar o tejer cada día, debido a que la caza mayor tenía
exigencias agotadoras.
Así amaneció el día fatal. Era una mañana de verano pleno. Se despertó con el sol
naciente. La luz rasante irizaba de perlas el rocío cristalizado en gotas en su tela. Y en el
centro de su tela radiante, la araña adulta se sintió el centro del mundo. Y comenzó
a filosofar. Satisfecha de sí misma, quiso darse a sí misma la razón de todo lo que existía
a su alrededor. Ella no sabía que de tanto mirar lo cercano, se había vuelto miope.
De tanto preocuparse solo por lo inmediato y urgente, terminó por olvidar que más allá
de ella y del radio de su tela, aún quedaba mucho mundo con existencia y realidad.
Podría al menos haberlo intuido del hecho de que todas sus presas venían del más allá.
Pero también había perdido la capacidad de intuición. Diría que a ella no le interesaba el
mundo del más allá; solo le interesaba lo que del más allá llegaba hasta ella. En el fondo
solo se interesaba por ella y nada más, salvo quizá por su tela cazadora.
Y mirando su tela, comenzó a encontrarle la finalidad a cada hilo. Sabía de dónde
partían y hacia dónde se dirigían. Dónde se enganchaban y para qué servían.
Hasta que se topó con ese bendito hilo primordial. Intrigada trató de recordar cuándo
lo había tejido. Y ya no logró recordarlo. Porque a esa altura de la vida los recuerdos,
para poder durarle, tenían que estar ligados a alguna presa conquistada. Su memoria
era eminentemente utilitarista. Y ese hilo no había apresado nada en todos aquellos
meses. Se preguntó entonces a dónde conduciría. Y tampoco logró darse una respuesta
apropiada. Esto le dio rabia.
iCaramba! Ella era una araña práctica, científica y técnica. Que no le vinieran ya con
poemas infantiles de vuelos en atardeceres tibios de primavera. O ese hilo servía para
algo, o había que eliminarlo. ¡Faltaba más que hubiera que ocuparse de cosas inútiles
a una altura de la vida en que eran tan exigentes las tareas de crecimiento y subsistencia!
Y le dio tanta rabia el no verle sentido al hilo primordial que, tomándolo entre las pinzas
de sus mandíbulas, lo seccionó de un solo golpe.
¡Nunca lo hubiera hecho! Al perder su punto de tensión hacia arriba, la tela se cerró
como una trampa fatal sobre la araña. Cada cosa recuperó su fuerza disgregadora, y el
golpe que azotó a la araña contra el duro suelo, fue terrible. Tan tremendo, que la pobre
perdió el conocimiento y quedó desmayada sobre la tierra, que esta vez la recibiera
mortíferamente.
Cuando empezó a recuperar su conciencia, el sol ya se acercaba a su cénit. La tela
pringosa, al resecarse sobre su cuerpo magullado, lo iba estrangulando sin compasión
y las osamentas de sus presas le trituraban el pecho en un abrazo angustioso y asesino.
Pronto entró en las tinieblas, sin comprender siquiera que se había suicidado al cortar
aquel hilo primordial por el que había tenido su primer contacto con la tierra madre, que
ahora sería su tumba.
Mamerto Menapace

22
El animador pregunta al grupo:
¿Cuáles son los grandes hilos que tensan nuestras vidas: familia, trabajo, éxito, amigos, dinero,
prestigio, barrio...?
 uego pide a cada participante que seleccione aquellos hilos que son vitales para él y que los dibuje en la
L
tela de araña del papel afiche.
Continúa preguntando al grupo:
¿Cuál es el “hilo primordial” que sostiene la vida del hombre?

 l animador pide nuevamente que escriban sobre la tela de araña el resultado de su reflexión, y continúan
E
dialogando:
¿Por qué vamos olvidando la existencia de este hilo y abandonamos nuestra relación con él?
¿Cuál es el ser y el quehacer del padre y madre cristianos? ¿Qué otros hilos ayudan a tejer esa misión?

La dinámica anterior también se puede hacer del siguiente modo: primero dialogar con la ayuda de las
preguntas y, después, poner en común lo elaborado en el grupo escribiéndolo en la “tela de araña”.
En cualquiera de las dos opciones, conviene dejar la tela de araña expuesta en una pared o en el piso.
El animador comentará, a modo de síntesis:

El grupo tuvo...
Un tiempo para compartir experiencias personales, iniciando así el camino del conocimiento mutuo.
 n tiempo para reflexionar sobre la propia vida y el lugar que Dios ocupa en ella y la soledad que
U
experimenta el que vive sin Él.

Escuchamos a Dios que nos habla


El animador propone leer todos juntos el Salmo 23 (22):
El Señor es mi pastor, porque tú estás conmigo;
nada me falta. tu vara y tu bastón me dan seguridad.
En prados de hierba fresca Me preparas un banquete
me hace descansar, para envidia de mis adversarios,
me conduce junto a aguas tranquilas, perfumas con ungüento mi cabeza
y renueva mis fuerzas. y mi copa está llena.
Me guía por la senda del bien, Tu amor y tu bondad me acompañan
haciendo honor a su nombre. todos los días de mi vida;
Aunque pase por un valle tenebroso, y habitaré por siempre en la casa del Señor.
ningún mal temeré,
Luego pide a los padres que relean y mediten personalmente el salmo en silencio.
Finalmente, lo comentan:
¿Qué dice el texto?
¿Qué relación encontramos con la enseñanza del cuento anterior?

Nuestro Dios es el hilo primordial de nuestras vidas.

23
Respondemos con fe
Oración final
Se invita a los padres a hacer una petición al Señor, de acuerdo con lo vivido en el encuentro.
Tras cada petición, respondemos:
“Anímanos, Señor, en este camino.”

Compromiso
 l animador propone a los padres que revisen, en familia, el lugar que ocupa Dios en su vida personal
E
y familiar.

Canto de despedida
Se termina el encuentro cantando la antífona del Salmo 23 (22):
“El Señor es mi pastor.”

Notas

24
3 Tratando de encontrar la huella

Objetivos Materiales
Descubrir cómo es nuestra relación con Dios. El camino empleado en el primer encuentro.
 escubrir a qué ídolos tenemos que renunciar
D Contornos de pies, manos y corazones.
para vivir esa relación.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
El animador da la bienvenida a los padres y se saludan unos a otros.
Se inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres).

Compartimos la vida
Se forman grupos de tres a cuatro participantes.
 l animador entrega a cada grupo el dibujo del contorno de una mano, de un pie y de un corazón, en hojas
E
separadas, y les explica:

Los pies representan el camino recorrido como padres y madres cristianos.


Las manos representan el “quehacer”. Son signos de acción y trabajo.
Los corazones son un símbolo del afecto, del amor y también de otros sentimientos adversos.

 uego invita a los participantes a realizar unos minutos de reflexión personal orientados por las siguientes
L
preguntas:
¿Cuáles fueron los momentos más significativos en nuestras historias de padre o madre?
¿Qué es lo que consideramos más importante y lo que más nos cuesta realizar en la tarea de padre o
madre?
¿Qué es lo que más nos hace felices, nos hace sentir plenos, nos preocupa, nos enoja e inquieta en la
misión de padre o madre?
Cada participante comparte con el grupo su reflexión y escriben las conclusiones: las de la pregunta 1 en
el “pie”, las de la pregunta 2 en la “mano” y las de la pregunta 3 en el “corazón”. Y cada uno las escribe
también en su libro (tiempo de duración, 15 minutos).
 l animador coloca la cinta verde (“camino”) en el piso e invita a un representante de cada grupo a exponer
E
las conclusiones. Seguidamente, pegan los pies en el camino y, a los costados, las manos y los corazones.
Luego, hace una breve síntesis de lo trabajado por los grupos, señalando lo que todos los aportes tienen
en común.

25
Para reflexionar sobre la vida
Leen este cuento.

El rodao
Una vuelta, hará ya cosa de siete años, tuve que llevar hasta su casa a un paisano amigo,
indio de la tribu de Coliqueo. Mi amigo es descendiente directo de Don Ignacio Coliqueo,
cacique que trajo la tribu hasta el paraje de Los Toldos, Tapera de Díaz por aquellos años.
Mi amigo, como todo hombre de su raza, no era de gastar muchas palabras para
expresarse. Iba con él rumbo a su casa por unos callejones que yo nunca había transitado.
Ir era fácil. Bastaba seguir las breves indicaciones que me daba. Los caminos de la tribu,
y más por esa zona, están llenos de curvas, bocacalles y cruces. Cuanto más adelantaba,
más me preocupaba la idea de acertar en mi regreso con el buen camino, ya que soy fácil
para desorientarme, y en la tribu eso es peligroso porque terminás enredándote en un
laberinto de callejones.
Fue así que empecé a centrar toda mi atención en los alambrados, en los árboles y en
las demás diferencias que bordeaban el campo para tener puntos de referencia que, a la
vuelta, me indicaran por dónde había venido. Eso hizo que los dos nos calláramos, ya
que amigo no era de alimentar conversación por llenar tiempo.
Un poco por romper el silencio, y otro poco porque realmente me preocupaba la idea
del regreso, hice una alusión a la dificultad de volver sin sus indicaciones. Y me
sorprendió su respuesta. Llegó clara y tranquila: “No haga cuidao: el rodao lo va
a llevar”.
Me iluminó la simplicidad de la solución que a mí ni siquiera se me había ocurrido.
Y era tan sencillo. La última parte del camino, que era la que me ofrecía dificultad,
era un callejón poco transitado, y además de tierra arenosa de médano. Las huellas del
auto quedaban bastante claramente marcadas como para poder ser seguidas sin peligro
de equivocarse.
Yo me había complicado la cosa al tratar de retener un sinnúmero de detalles exteriores
al camino, y que estaban a su borde. La cosa era mucho más simple. Bastaba ser fiel,
con la mirada sobre la huella, prestando atención al rodao. Había que saber reconocer
la propia huella.
Y de hecho fue así nomás. A la vuelta me agarré con la mirada al rodao, que era mi
propia marca dejada en la tierra del médano. Y no la solté hasta que volví a internarme
en el paisaje amigo del camino conocido. Y eso, además de ayudarme a no perder el
rumbo, me facilitó el esquivar una cantidad de barquinazos que tenía ese callejón poco
transitado. Estoy seguro de que si me hubiera fiado de mis indicaciones exteriores
al camino, en lugar de haber estado obligado a seguir con atención mi propio rodao,
habría agarrado más de uno de esos barquinazos.
Con ello tal vez tuve que sacrificar imágenes y privar a mis ojos de paisajes novedosos.
Pero a veces en la vida no hay más remedio que elegir. Y elegir es renunciar. Cuando lo
que está en juego es el propio rumbo, cuando lo que se decide es el llegar o el enredarse,
no hay más remedio que sacrificar paisajes y seguir el propio rodao.
Hay circunstancias en nuestra vida en las que no podemos ser turistas. Este fue al menos
el consejo de mi amigo indio, descendiente de un gran cacique que condujo a su pueblo
por llanuras sin caminos y que llegó a la meta.
Mamerto Menapace

26
 os participantes comentan brevemente el cuento y dialogan con la ayuda de estas preguntas (tiempo de
L
duración, 25 minutos):
¿En el “camino de mi vida” cuáles son las causas más frecuentes que me hacen perder el rumbo?
Según la enseñanza del cuento, ¿qué es lo que nos impediría perderlo?
¿A qué cosas tendría que renunciar para lograrlo?

El animador puede ofrecer esta síntesis:

En el camino de nuestra vida, muchas veces anduvimos como turistas, sin rumbo fijo, perdiendo tiempo
en detalles intrascendentes, equivocando el rumbo, cayendo a la cuneta, mordiendo la banquina,
a los tumbos a causa de los badenes y pozos inadvertidos. Nos ha sucedido tanto en nuestra historia
personal como en nuestra historia de padres y madres.
Pero si uno es fiel a su propia meta, a su esencia, no perderá el rumbo y llegará a la meta.
Nuestra meta es entrar en relación con Dios Padre. Y vale la pena esa elección, aunque haya que
renunciar a algunas cosas. Vamos a reflexionar sobre nuestra propia relación con Dios y a compararla
con la que expresa el salmo.

Escuchamos a Dios que nos habla


Leemos juntos el Salmo 131 (130):
Señor, mi corazón no es soberbio Aplaco y modero mis deseos;
ni altanera mi mirada. estoy como un niño en brazos de su madre.
Nunca perseguí grandezas ¡Espera, Israel, en el Señor,
ni cosas que superan mi capacidad. ahora y por siempre!

El animador pide a los padres que lo mediten en silencio con la ayuda de estas preguntas:
¿Cómo es la relación con Dios que se expresa en el salmo?
¿Cómo es mi relación con Dios?
¿Me relaciono con Él como si fuera un juez severo que castiga; como un ser lejano e indiferente que no
me tiene en cuenta; como “algo” a que recurro en las dificultades o en los casos extremos; como un
viejito bonachón que podemos manejar a nuestro antojo?
Para concluir, el animador les puede ofrecer esta reflexión:
El Salmo nos invita a relacionarnos con Dios como “un niño que acaba de mamar” (en la cultura
oriental, el niño es destetado al cumplir los 3 años). Por lo tanto, es un niño que camina, habla, establece
relaciones con el mundo y con los demás y en particular con su madre, la reconoce, la comprende
conscientemente como persona en la cual puede depositar confianza. A veces siente temor ante
las personas o cosas desconocidas, entonces se refugia en los brazos de su madre y allí encuentra
serenidad y paz. Es un niño que en los primeros momentos que afronta la vida sabe que tiene un punto
seguro de referencia adonde encontrar refugio y del cual volverá a partir para enfrentar la vida nueva.
Es un niño que sabe que no está abandonado a sí mismo.
Dios es nuestro refugio. Con confianza de niños, busquemos resguardo en sus brazos para afrontar
la vida con serenidad y paz. Pero ello no significa, como indicaría una lectura superficial,
que tengamos que resignar aspiraciones y deseos e instalarnos en una mansa mediocridad,
sino que nos invita a renunciar a falsos ídolos, a idolatrar nuestras obras, nuestro éxito, nuestro poder
o fuerza, para reconocer que la única grandeza es Dios. Para el salmista, “Solo Dios es grande”.
Y ante esa grandeza se siente pobre, se siente nada, y eso lo conduce a la autenticidad, a la serenidad.
Reconocemos que Dios es todo, que solo Dios es grande, que se puede confiar en Dios
incondicionalmente y que, por lo tanto, todo se puede experimentar en Dios. Porque aunque nos parezca
pequeño lo que hacemos, todo tiene valor en ese Dios al que nos entregamos totalmente.

27
Respondemos con fe
Oración final
El animador pide a un padre y a una madre que lean estas intenciones y todos responden:
“Te lo pedimos, Padre bueno.”
— Padre bueno, danos la sencillez de los niños y de las personas buenas para recibirte en nuestro corazón.
Oremos...
— Padre bueno, ayúdanos a liberarnos de nuestra propia seguridad, la seguridad eterna del orgullo, la
seguridad difícil de quien se cree el centro del universo. Oremos...
— Padre bueno, enséñanos a liberarnos de las cosas que nos atan para poner nuestra confianza solo en
ti. Oremos...
— Padre bueno, ayúdanos a liberarnos de los miedos, tristezas, desalientos, angustias, para vivir la alegría
de sabernos tus hijos muy amados. Oremos...

Compromiso
El animador les propone que mediten esta frase durante la semana:
“Dios es nuestro Padre Bueno que nos ama. Vivamos con alegría
nuestras responsabilidades, confiando en Él como verdaderos hijos.”

Canto de despedida
Se termina el encuentro cantando:

Sencillamente Dios
Sencillamente Dios, El que en todas partes está.
el que todo lo puede hacer, El que pasa en la brisa,
el que desde el Cielo o en una sonrisa,
contempla este suelo me dice aquí estoy.
con inmenso amor. Sencillamente Dios,
Sencillamente Dios, un Dios capaz de amar,
el que sufre al contemplar el que yo necesito
las andanzas del hombre porque de infinito
que su Santo Nombre es mi corazón.
se atreve a ignorar.
Tú que estás en el cielo
y en la tierra también.
Tú que escuchas mi canto,
cuando te doy gracias,
porque Tú eres sencillamente Dios.

28
4 Dios nos llama a vivir
en su amistad (1)
Objetivos Materiales
Descubrir cómo Dios se revela a los hombres Línea de tiempo de la Historia de la salvación (de
y los llama a vivir en su amistad. 15 cm de ancho y 1,5 m de largo).
Aprender a reconocer en nuestras historias Mapa planisferio.
personales el llamado a vivir en su amistad. Anexo:
Iniciarse en la lectura de la Biblia como alimento — Figuras de etapas de la Historia de la
de la fe. salvación.
Reconocer en Abraham el primer modelo de — Mapa del mundo del Antiguo Testamento.
respuesta obediente en la fe.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
El animador da la bienvenida a los padres y se saludan unos a otros.
Se inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres).

Compartimos la vida
El animador usa alguna dinámica para que los padres formen grupos de cuatro personas.
Cada grupo lee este relato anónimo.

Huellas
Una noche, un hombre soñó que se paseaba por la playa con nuestro Señor. En el cielo
aparecieron escenas de su vida con dos series de huellas en la arena: una de él y la otra del
Señor. Al aparecer la última escena delante de él, tornó su mirada hacia atrás y notó que
muchas veces en el camino de su vida solo había una serie de huellas en sus momentos
más tristes y deprimidos. Esto le molestaba tanto que preguntó:
—Señor, me dijiste que una vez que decidiera seguirte caminarías conmigo toda la
distancia, pero he notado que en los momentos más difíciles de mi vida solo hay una serie
de huellas. No comprendo por qué cuando más te necesitaba tú me dejabas solo.
El Señor le contestó:
—Hijo mío, te amo y nunca te he abandonado. En tus momentos de prueba y sufrimiento,
cuando tú solo ves una serie de huellas, era entonces que yo te llevaba en mis brazos.

Se hace una reflexión personal y luego se comenta en grupo:


¿Qué le reprocha el hombre a Dios? ¿Cuál es la respuesta de Dios?
¿Qué relación encontramos entre este relato y nuestra experiencia?
Cuando todos los grupos finalicen, se hará una breve puesta en común.

29
Para reflexionar sobre la vida

En los encuentros anteriores, hemos tratado de descubrir que nuestra vida tiene un sentido si está
ligada a Dios que es su origen.
En este encuentro trataremos de experimentar sus huellas en nuestras historias personales así como
nos enseñó a hacerlo el Pueblo de Dios.

El animador invita a los participantes, reunidos en grupos, a pensar durante unos 5 minutos en su “árbol
genealógico”, es decir en la historia de sus respectivas familias.
¿De dónde son originarios mis antepasados?
¿Cuándo dejaron su tierra (país, provincia, etc.)?
¿Cuándo se instalaron en la nueva tierra?
¿Qué sucesos marcaron su vida?
Luego pueden organizar los acontecimientos familiares que han recordado, situándolos en la línea del
tiempo. Por ejemplo:
1914 1930 1965 1980

Llegada Casamiento
de los abuelos de sus padres

Cada grupo elige la historia que considera más interesante.


Cuando todos los grupos hayan finalizado, el animador pide que se comente una de esas historias elegidas.
Luego, les ayuda a elaborar algunas conclusiones:
En este trabajo que ustedes realizaron, siguieron estos pasos:
Hicieron memoria de personajes y sucesos que ocurrieron en un tiempo y en un espacio determinado,
y los escribieron
para darlos a conocer a otros.
Ahora nos preguntamos:
¿Cómo conocimos esos acontecimientos?
¿Por qué los recordamos?
¿Por qué los aceptamos como verdaderos?
¿Pudimos descubrir la presencia de Dios en esos acontecimientos? ¿Por qué?
Concluido el trabajo, el animador puede ofrecer esta síntesis:

También la historia del Pueblo de Dios, el pueblo de Israel, se fue construyendo de la misma manera:
El pueblo vivió unos hechos y acontecimientos en un tiempo y en un espacio determinado.
El pueblo recuerda esos acontecimientos y ve en ellos la acción de Dios que lo conduce y salva.
Escriben los libros del Antiguo Testamento, donde se manifiesta la Revelación de Dios al Pueblo
de Israel (al decir esto, se muestra la Biblia).
Eso fue una etapa de preparación para el Nuevo Testamento, donde está escrito lo que se refiere
la vida de Jesús.

El animador mostrará unas Biblias y solicitará que busquen el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.

30
Escuchamos a Dios que nos habla
El animador o alguien del grupo lee la vocación de Abraham en Génesis 12,1-9:
El Señor dijo a Abrán:
—Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre,
y vete a la tierra que yo te indicaré.
 ambién se puede leer en La Biblia. Historias de Dios (página 31), o en la versión que tienen los padres en
T
las pp. 27-28 de su libro (esta última será la que lean los padres en su encuentro familiar).
Comentan el pasaje:
¿Qué le pide Dios a Abraham? ¿Y qué le promete?
¿Cómo actuó Abraham?

Dios llama y promete vida, un pueblo y una tierra y bendice a los Patriarcas. Esto se cuenta
en el libro del Génesis. Abraham responde con fe obediente al llamado de Dios.

 l animador expondrá, en una ancha cinta de papel (15 cm x 150 cm de largo), una línea de tiempo que
E
represente los períodos de la Historia de salvación. En ella irá colocando “fotos” de cada etapa, que puede
tomar del Anexo (ver pp. 33-40), de La Biblia. Historias de Dios o de internet. Comienza por los patriarcas
de Israel. Esta actividad se irá completando en los encuentros siguientes. Puede hacerlo de un modo
como este:

1850-1650 a. C.

Los patriarcas
Abraham
Isaac
Jacob

El animador concluye:

Estos acontecimientos permanecieron vivos en la memoria del Pueblo de Dios y los iban trasmitiendo
a sus descendientes. Ellos aprendieron a leer su historia como una Historia de salvación. Como pueblo
creyente iba descubriendo la intervención de Dios en los hechos de su vida.

Se recomienda a los animadores la lectura de la versión popular de la Constitución dogmática sobre la
Divina Revelación Dei Verbum del Concilio Vaticano II.
Finalmente, puede compartir esta aplicación del texto a nuestra vida:

Dios no es un ser anónimo que nos deja “librados a nuestra suerte”. Es Alguien que se va revelando
en cada acontecimiento de nuestra vida, que sale a nuestro encuentro, nos llama y nos ofrece
su amistad y su compañía. Como a Abraham, solo nos pide una respuesta: la fe.

31
Respondemos con fe
Oración final
Rezamos juntos:
Buen Dios y Padre nuestro, por amor te hiciste presente
en la historia de los hombres, y aunque ellos no supieron responder
a tu amor y pecaron, Tú no los abandonaste en la soledad y en la muerte.
Por el contrario, saliste al encuentro de todos
para expresarle tu amistad y ofrecerles tu compañía.
Para ello, elegiste a un pueblo y llamaste a Abraham
que, con su respuesta de fe a tu llamado, dio comienzo
a una Historia de Salvación que se consumará en Cristo Jesús.
Gracias por tu Nueva Alianza definitiva que sellaste con nosotros,
tu nuevo Pueblo, con la sangre de tu Hijo Jesucristo,
en quien cumpliste definitivamente tu promesa de salvación. Amén.

Compromiso
Los padres meditarán en familia el relato del Génesis 12,1-5.
Pedirán a Dios, nuestro Padre, con un corazón sincero, que como Abraham puedan crecer en la fe.

Canto de despedida
Se termina el encuentro cantando:

El Pueblo de Dios
El Pueblo de Dios lento caminaba
y, por el desierto, su Dios lo guiaba.
El Pueblo de Dios era rico de nada,
tenía esperanza y así caminaba.
Hoy somos tu pueblo, Señor,
y estamos en marcha;
solamente tu gracia
nos basta y alcanza.
El Pueblo de Dios también vacilaba;
a veces costaba creer en su amor.
El Pueblo de Dios llorando rezaba,
pedía perdón y recomenzaba.
El Pueblo de Dios a lo lejos miraba
la tierra querida que su amor preparó.
El Pueblo de Dios sonreía y cantaba
y en sus trabajos su amor proclamaba.

32
Anexo:
Ilustraciones

33
Los hebreos esclavos en Egipto

34
35
Moisés y el Mar Rojo
El rey David

36
37
El exilio en Babilonia
La reconstrucción del Templo de Jerusalén
39
La dominación romana
Mar Negro

ANATOLIA
Amida
HITITAS R. T
Carquemis igri
Jarán s
Alepo Nínive
Ebla MESOPOTAMIA
R.
Ugarit
Éuf
rat Asur
es
Mari Echatana
Biblos
Mar Mediterráneo Damasco
Tiro Babilonia
Jafa CALDEOS Ur
Jerusalén
Delta Oriente antiguo
del Nilo Monte Ruta de Abrahán
Sinaí Ela Rutas comerciales
EGIPTO Rutas marítimas

R. Nilo
5 Dios nos llama a vivir
en su amistad (2)
Objetivos Materiales
 escubrir la presencia liberadora de Dios en la
D  ínea de tiempo de la Historia de la salvación (de
L
historia humana. 15 cm de ancho y 1,5 m de largo).
 prender a reconocer en nuestra historia
A Mapa del mundo del AT.
personal la presencia liberadora de Dios. Mapa planisferio.
I niciarse en la lectura de la Biblia, como Palabra I lustraciones de las etapas de la Historia de la
de Dios que nos transforma. salvación: Abraham, los hebreos esclavos en
 istinguir las partes de la Biblia: Antiguo
D Egipto, Moisés y el Mar Rojo, el rey David, el
Testamento (AT) y Nuevo Testamento (NT). exilio en Babilonia, la reconstrucción del Templo
de Jerusalén y la dominación romana. Se pueden
tomar de La Biblia: Historias de Dios.

Nuestra vida
Bienvenida
 ara enlazar de manera inicial con el encuentro anterior, el animador puede hacer estas preguntas u otras
P
parecidas:
¿Qué recordamos de lo comentado en el encuentro anterior?
¿Cuál fue la aportación que más nos llamó la atención?
 n este primer momento, la intención no es profundizar en lo aprendido en el encuentro anterior, sino
E
hacerlo presente para ponernos en situación.

Oración
Rezamos juntos con la Oración de los padres catequistas.
El animador los invita a terminar la oración diciendo juntos:
Padre nuestro, nos ponemos en tus manos
y te pedimos que nos ayudes
a sacar provecho de este nuevo encuentro.

Compartimos la vida
 l animador solicita a los participantes que se agrupen tal como estaban en el encuentro anterior y los
E
invita a narrar otra de las historias familiares que eligieron como más interesante.
Al finalizar, motivará una reflexión e intercambio de vivencias sobre el paso de Dios en cada uno de los
acontecimientos felices o desdichados de esas “historias”. Para ello, les pregunta:
¿Dónde descubrimos el paso de Dios en cada una de esas historias que hemos recordado?

41
Para reflexionar sobre la vida
El animador ayuda a los padres a reflexionar sobre el trabajo realizado.

¿Qué hicimos?
— Recordamos hechos, sucesos y personajes de nuestro pasado familiar.
¿Para qué lo hicimos?
— Intentamos comprender mejor cómo es nuestra familia actual, a la luz de lo vivido por nuestras
generaciones anteriores.
— Buscamos referentes familiares pasados (ante la crisis de valores en la familia de hoy) que nos
orienten en el caminar presente de nuestra familia para no perder el rumbo.
¿Cómo lo hicimos?
— Hicimos memoria de situaciones, personajes, acontecimientos de nuestras historias familiares que
nos fueron transmitidos de boca en boca y de generación en generación.
— Luego pusimos por escrito algún fragmento o aspecto de la historia.
En conclusión:
— Ambas formas, la tradición oral y el texto escrito, seguirán siendo las fuentes que, junto con otros
aportes (cartas, fotos, videos...), nutrirán la vida de familia.

Escuchamos a Dios que nos habla


La historia de Israel es una Historia de salvación
El animador desarrolla esta explicación.
De modo semejante a nuestra historia familiar, los acontecimientos vividos por el antiguo Pueblo de
Dios fueron conservados en la memoria y transmitidos de generación en generación.
En un primer momento se comunicaron de manera oral. Luego fueron apareciendo algunos textos
escritos. Con ellos, trataban de iluminar situaciones presentes que vivían, a veces penosas
(de crisis, desesperanza y desaliento, de pérdida de identidad y de rumbo), a la luz del pasado.
Al ser un pueblo creyente, vieron en esos acontecimientos la intervención de Dios y, de este modo,
cobraron un nuevo sentido, porque los que escribieron los textos eran hombres de fe.
Ahí encontramos una gran diferencia con nuestra propia experiencia: el Pueblo de Dios aprendió
que Dios le hablaba a través de los hechos y personajes de su historia, interviniendo en ella
y acompañándolo, mientras que nosotros aprendemos de nuestro pasado sin leerlo desde la presencia
de Dios en él.
Por eso, la historia de Israel es una Historia sagrada o una Historia de salvación. En ella y a través
de ella Dios se mostró a sí mismo como un Dios cercano al hombre, que lo acompaña, lo asiste
y lo libera; que lo educa y lo salva. Un Dios que habla como amigo, un amigo bueno y justo que
ya piensa en nosotros.
Hoy hemos de leer la Biblia con esa misma actitud: desde la fe. Así descubriremos que Dios sigue
hablándonos hoy, lo mismo que habló a los personajes que pueblan la Biblia y que sigue actuando
entre nosotros haciendo las mismas maravillas.
Así nuestra vida se nos presentará como una historia llena de sentido divino. Seguiremos, pues,
completando nuestra Historia de la salvación.

42
Recordamos la etapa de los patriarcas
 l animador coloca la línea del tiempo, presentada en el encuentro anterior, donde ya se empezó a hablar
E
de los patriarcas.
1800 0

Patriarcas Jesús
Fig. 1

 omo vimos en el encuentro anterior, algunos de los pastores del grupo de los patriarcas,
C
que comenzaron a llamarse “hebreos”, no pudieron quedarse en la tierra de Canaán. Se aventuraron
a seguir adelante y llegaron a Egipto.

La etapa de la esclavitud en Egipto


El animador continúa completando la línea del tiempo con la figura 2. Se observarán y describirán ambien-
tes, personajes y sus actitudes, situaciones, etc., relacionados con la etapa histórica de que se habla. (Y así
seguirá colocando los dibujos representativos de cada etapa.)
1800 1400 1200 0

Patriarcas Esclavitud Jesús


en Egipto
Fig. 1 Fig. 2

 lrededor del año 1250 a. C., los hebreos estaban en plena esclavitud en Egipto. Yavé, el Dios de
A
Abraham, oyó el clamor de ese pueblo y envió a Moisés para liderar la lucha por la liberación.
 edimos a los padres que busquen en la Biblia el texto de Éxodo 14,5-30 y que lo lean personalmente
P
durante unos minutos.

La huida de Egipto
Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor,
por medio de un fuerte viento del este que sopló toda la noche,
hizo retroceder el mar y lo dividió en dos dejándolo seco.
Luego dialogamos sobre el texto para comprenderlo mejor:
¿Qué dice el texto?
¿Qué acontecimiento narra?
Para personalizar el texto bíblico en nuestras vidas, preguntamos a los padres:
¿Qué nos dice el texto para nuestra historia?
¿Cuándo experimentamos la acción de Dios en nuestras vidas?
El animador ofrece esta síntesis:

El Pueblo de Dios recordará y celebrará cada año esta experiencia de liberación, este “paso” de la
esclavitud a la libertad, su Pascua.
Nosotros también experimentamos muchas veces el “paso” de Dios en nuestras vidas, que nos va
liberando de nuestras esclavitudes.

43
La etapa del éxodo por el desierto
El animador añade a la línea del tiempo la figura 3.
1800 1400 1200 1000 0

Patriarcas Esclavitud Éxodo Jesús


en Egipto
Fig. 1 Fig. 2 Fig. 3

A los dos meses de salir de Egipto, los israelitas llegaron al desierto de Sinaí.
Leemos Éxodo 19,1-9.

La Alianza de Dios
Si me obedecen fielmente y guardan mi alianza,
ustedes serán el pueblo de mi propiedad entre todos los pueblos,
porque toda la tierra es mía.
Dialogamos sobre el texto para comprenderlo mejor:
¿Qué dice el texto?
¿Qué acontecimiento narra?
El animador ofrece esta síntesis:

Yavé llama a Moisés para entregarle la Ley. La voluntad de Dios es que el pueblo organice su nueva
vida, no en la opresión y desigualdad como en Egipto, sino de acuerdo a su voluntad, esto es, sin
violencia ni esclavitud.
Yavé asume su historia y hace una Alianza con el pueblo: Dios se compromete a estar siempre presente
en medio del pueblo y este se compromete a caminar de acuerdo con la voluntad de Dios.
Dios proclamó la Ley y, por tanto, esta era sagrada. Entre las varias leyes del AT hay un pequeño grupo
que se destaca: los Mandamientos, resumen de la Ley de Dios y señal de su eterna Alianza.

Para personalizar el texto bíblico en nuestras vidas, preguntamos a los padres:


¿Nos preocupamos por conocer cuál es la voluntad de Dios en nuestra vida?

Desde la entrada en la Tierra Prometida hasta la venida de Jesús


En apretada síntesis, el animador señala las siguientes etapas de la Historia de la salvación, hasta la plenitud
de la Revelación con Jesucristo:
1800 1400 1200 1000 800 600 400 200 0

Patriarcas Esclavitud Éxodo Monarquía Exilio Dominación persa, Jesús


en Egipto en Babilonia griega y romana

Fig. 1 Fig. 2 Fig. 3 Fig. 4 Fig. 5 Fig. 6 Fig. 7

El pueblo se asienta en la Tierra Prometida: Canaán. Elige una forma de gobierno: la Monarquía.
— Comienza con Saúl y llega a su apogeo con David. Él inicia la estirpe de la que nacerá el Salvador,
Jesucristo.

44
— A la muerte de David, le sucede Salomón, que lleva el Reino a un gran esplendor y construye el
magnífico Templo de Jerusalén.
— A su muerte, el Reino se divide y empieza su decadencia.
 l pueblo de Israel sufre el exilio en Babilonia. Es una etapa de gran dolor y de grandes aprendizajes.
E
Cuando son liberados, regresan a Jerusalén y tienen que comenzar de nuevo. Todo lo que habían
destruido los invasores tuvieron que reconstruirlo: la ciudad, el Templo, su identidad como nación...
 ero otras dominaciones extranjeras marcarán muchos años de la historia del pueblo de Israel: Los
P
persas, griegos y romanos ocuparán esas tierras.
 pueblo espera al Mesías Salvador. Los profetas lo anuncian y preparan el camino para su venida.
El
Piden a Israel que se mantenga fiel a Yavé y cambien su vida. Jesús nace en plena situación de
dominación romana.

Respondemos con fe
Oración final
El animador invita a rezar juntos el salmo 122:

La paz contigo
Me alegré cuando me dijeron: Oren por la paz de Jerusalén:
“Vamos a la casa del Señor”. ¡Que prosperen los que te aman!
Ya están pisando nuestros pies ¡Haya paz dentro de tus muros,
tus umbrales, oh Jerusalén. sosiego dentro de tus ciudadelas!
Jerusalén está edificada Por amor de mis hermanos y mis compañeros,
como ciudad bien unida entre sí. digo de corazón: “La paz contigo”.
Allá suben las tribus, las tribus del Señor, Por amor de la casa del Señor nuestro Dios,
la asamblea de Israel, buscaré hacerte el bien.
para alabar el Nombre del Señor;
porque allá están los tronos del juicio,
los tronos de la casa de David.

Compromiso
El animador propone a los padres que relean los pasajes bíblicos que hemos trabajado en el Encuentro.
Les pide que acompañen a su hijo o hija en la lectura del Diario personal, con la ayuda de las sugerencias
de la sección “Encuentro en familia” (ver p. 5 del libro de padres), enfatizando que Dios nos da a todos unos
dones para ponerlos al servicio de los demás.

Canto de despedida
Se termina el encuentro cantando o rezando juntos:
Consolad a mi pueblo
Consolad a mi pueblo dice el Señor Consolad a mi pueblo, dice el Señor,
hablad al corazón del hombre. sacad de la ceguera a mi pueblo.
Gritad que mi amor ha vencido Yo he sellado contigo alianza perpetua:
preparad el camino que viene tu Redentor. yo soy el único Dios.
Yo te he elegido para amar Consolad a mi pueblo, dice el Señor,
Te doy mi fuerza y luz para guiar. mostradles el camino de libertad.
Yo soy consuelo en tu mirar. Yo os daré fuertes alas
Gloria a Dios. transformaré tus pisadas
en sendas de eternidad.

45
6 Dios nos habla, escuchémoslo

Objetivos Materiales
 escubrir que la escucha de la Palabra de Dios y su práctica
D  artes de la casa, recortadas en
P
constituyen los cimientos de nuestra fe. cartulina.
Despertar el gusto por la lectura asidua de la Biblia.
Aprender a interpretar una cita bíblica y a ubicar el texto.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
El animador da la bienvenida a los padres y se saludan unos a otros.
Se inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres).

Compartimos la vida
El animador usa alguna dinámica para que los padres formen grupos de cuatro personas.
Les da la siguiente consigna:
Cada uno dibuja la parte exterior de su propia casa.
Luego anota qué partes de la misma considera más seguras y qué partes menos.
Cuando finalizan su trabajo, lo comparten con los otros miembros del grupo. Buscan entre todos los aspectos
de mayor seguridad y de mayor fragilidad que tengan en común sus casas y tratan de explicar el por qué.
Luego se hace la puesta en común.
El animador puede ofrecer esta síntesis:

Por lo visto, cada uno de nosotros ha encontrado en sus respectivas casas partes mejor construidas,
más seguras y otras que requieren alguna modificación.
Pero, seguramente, nadie construyó su casa (ni la compró ni la alquiló) sin tener en cuenta algo
fundamental: sus cimientos. ¿Qué es lo que esa estructura garantiza? ¿Qué sucedería de no tenerla
o si fuera inadecuada para la zona y tipo de suelo?

Para reflexionar sobre la vida


 l animador entrega a cada grupo una de las figuras (o varias, según el número de grupos que haya) que
E
representan las partes de una casa y les invita a que comparen esa parte de la casa con una característica
de la familia.

46
5

1
6

3
4

47
Después de unos minutos de reflexión se hará la puesta en común. Una familia, como representante de cada
grupo, pasa a exponer lo reflexionado y pega en la pared o pizarrón la parte (o partes) que le correspondió,
de tal forma que se vaya armando la “casa”.
Al finalizar la actividad, el animador puede exponer esta conclusión, conciliando todo lo expresado por los
grupos:
Los cimientos de la vida de una familia son todos los valores que los padres transmiten a sus hijos.
Sobre esos valores (la verdad, la bondad, la fe, el amor, la amistad...) se edifican las sólidas paredes
de la protección, el diálogo entre los esposos, los acuerdos para educar a los hijos, el respeto mutuo
y la obediencia de los hijos frente a las decisiones de los padres.
Se mantendrá la puerta bien cerrada a todo lo que los padres no aprueben o consideren inadecuado
o riesgoso para el bien de sus hijos: amistades, revistas, programas de televisión...
Los hijos deben aceptar sus decisiones con la seguridad de que provienen de dos seres que los aman
profundamente y solo buscan su bien. Pero, en cambio, abrirán de par en par las ventanas para que
pase la luz de la verdad y la alegría, el aire fresco del amor que renueva el corazón y la voz de todos
los que están afuera, con su dolores, angustias y necesidades, de modo que aprendan a escucharlas
y atenderlas con generosidad.
Y colocarán, finalmente, el techo protector del amor de Dios Padre que nos cuida y nos entrega su Vida
y su Palabra.
Por la chimenea saldrá el humo de nuestros egoísmos y de todo aquello que nos aparta de su camino,
después de haberlos quemado en el fuego de su Amor.

Escuchamos a Dios que nos habla


El animador solicita a los padres que localicen en el Nuevo Testamento la cita de Mt 7,24-27. Para ello, les
puede recordar esta información:

Una cita o referencia bíblica contiene la información necesaria para que se ubique un determi-
nado texto. En la cita arriba mencionada tenemos:

Mt 7,24-27
Abreviatura de Mateo. Indica que el texto pertenece al evangelio
de Mateo.
Indica el número del capítulo.
Indica los versículos que deben leerse. En este caso, desde el 24
al 27.

Alguien del grupo lee el texto de Mateo:


El que escucha mis palabras y las pone en práctica,
es como aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca.
Comentan el pasaje:
¿Es suficiente con escuchar la Palabra de Dios?
¿Qué más nos propone Jesús?
El animador solicita que cada grupo exponga su reflexión. Luego, invita a la oración.

48
Respondemos con fe
Oración final
Rezamos juntos:
Señor Jesús, te damos gracias por habernos regalado la familia que tenemos,
gracias por los hijos que nos confiaste. Consérvalos sanos y buenos.
Gracias porque por ellos vamos a aprender a amarte y a confiar en tu amor.
Te pedimos que nos des fuerzas y paciencia en la hermosa tarea
que tenemos: hacer de nuestro hogar un lugar de paz y alegría,
donde tu Palabra sea escuchada y vaya transformando nuestros corazones,
haciéndolos cada vez más parecidos al tuyo.
Te lo pedimos por tu mamá, la Virgen María, que también es nuestra mamá,
porque sabemos que a ella le concedes todo lo que te pide. Amén.

Compromiso
Los padres se proponen leer la Palabra de Dios a diario.

Canto de despedida
Se termina el encuentro cantando:

Tu Palabra, Señor, es la verdad


Tu Palabra, Señor, es la verdad Los mandamientos del Señor son santos,
y la luz de mis ojos. permanecen para siempre;
La ley del Señor es perfecta, los juicios del Señor son la verdad,
reconforta el alma; y siempre justos.
el testimonio del Señor es verdadero, Su Palabra es más valiosa
sabiduría del humilde. que el oro más fino;
Los preceptos del Señor son justos, sus preceptos son más dulces que la miel
alegran el corazón; que fluye del panal.
la Palabra del Señor es pura,
ilumina los ojos.

49
7 En familia, compartimos la Palabra
de Dios que nos enseña a amar
Objetivos Materiales
Confrontar con la Palabra de Dios nuestra vida,  otocopia de la dramatización
F
nuestros comportamientos. para los cinco personajes.
Aprender y aplicar el método de lectura orante
de la Biblia.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
 n este encuentro se reúne toda la familia, esto es, los padres y los hijos. Por ello, los catequistas les dan
E
una especial bienvenida y se saludan unos a otros.
 e inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres). En esta ocasión,
S
también la rezan los hijos.
Cantamos juntos:

La canción de la Alianza
El que no ama a Dios no ha conocido,
porque a Dios en el amor se lo conoce.
Tenemos un Dios, qué grande es mi Dios.
Tenemos un Dios y Dios es amor.
El amor del Padre, entregado al mundo,
se mostró en Jesús para que creyendo,
para que creyendo por él vivamos, por él vivamos.
Nosotros sabemos que hemos pasado
de la muerte a la vida porque nos amamos,
porque nos amamos y nos aliamos a los hermanos.
El amor de Dios se derramó en nosotros
por el Espíritu Santo, que a nuestros corazones,
que a nuestros corazones ha sido enviado, ha sido enviado.

Compartimos la vida
 e elige a un padre, una madre, dos hijos y una hija para que preparen la dramatización de una situación
S
familiar titulada “Mi familia, tu familia, nuestra familia” (ver al final de este encuentro).
 l resto de los participantes forman pequeños grupos donde se integran los padres con sus hijos y leen
E
también el texto.
Después de un tiempo de trabajo, el grupo elegido para dramatizar hará su presentación.
 omentan en qué medida se sienten identificados, tanto los padres como los hijos, con alguna de las con-
C
ductas de los personajes.

50
Para reflexionar sobre la vida
A continuación, cada pequeño grupo selecciona algunas conductas inadecuadas de los personajes de la
obra y busca plantear cuál sería la conducta superadora.
No es necesario que se agote la discusión en el encuentro. El objetivo principal es que se animen a revisar
actitudes que no favorecen la relación entre padres e hijos y que, al mismo tiempo, puedan abrir un espacio
de diálogo entre ellos.

Escuchamos a Dios que nos habla


El animador desarrolla esta explicación.
La Palabra de Dios siempre habla “a” nuestra realidad y “en” nuestra realidad.
Hoy, en cierta medida, hemos visto retratados en la dramatización algunos aspectos de las conductas
que desarrollamos en el ámbito de nuestras familias.
Mirarnos en ese espejo y compartir ese descubrimiento con nuestros hermanos de grupo nos va
a permitir, tal vez, tomar conciencia de las actitudes que debemos superar. Pero, para ello, no basta
con nuestra decisión y nuestro esfuerzo. Como familia cristiana, nos debemos dejar interpelar por
la Palabra de Dios que ilumina nuestra historia personal y comunitaria.
Entonces, ¿cuál es el camino que la Palabra de Dios nos propone para vivir como familia cristiana
nuestra misión, ya sea de padres, esposos, hijos o hermanos? Sin duda es el amor. Pero el amor
entendido como Jesús enseñó y nos transmitió por medio de su Iglesia.
El animador escribe en el pizarrón una cita del Nuevo Testamento: 1 Cor 13,4-7.
Los padres ayudan a sus hijos a localizarla en la Biblia. Si fuera necesario, el animador hace estas aclara-
ciones para ubicarlo:

Una cita o referencia bíblica contiene la información necesaria para que se ubique un determi-
nado texto. En la cita arriba mencionada tenemos:

1 Cor 13,4-7
Primera carta ( hay dos)
a los corintios
es el número del capítulo
indican los versículos que deben leerse

Los padres tratan de explicar a sus hijos las características del amor cristiano, tal como las presenta el
apóstol Pablo, según lo que cada uno alcance a interpretar.
Comparten lo trabajado en cada familia con las otras familias del equipo, durante unos 10 minutos. Luego
cada grupo expone brevemente lo que elaboró.
El animador completa el sentido de las palabras de san Pablo y hace las aclaraciones correspondientes.
Luego los invita a responder:
Nosotros, como papás, ¿qué debemos cambiar si nos hemos identificado con Carlos?
Y nosotras, como mamás, ¿qué debemos cambiar si nos hemos identificado con Susana?
Y nosotros, los hijos, ¿qué debemos cambiar si nos hemos identificado con Mariana, Pedrito o Juanci?

51
Respondemos con fe
Oración final
Rezamos juntos:

Oración de san Francisco


Donde hay amor y sabiduría, allí no hay temor ni ignorancia.
Donde hay paciencia y humildad, allí no hay ira ni turbación.
Donde hay pobreza con alegría, allí no hay ambición ni avaricia.
Donde hay quietud y meditación, allí no hay preocupación ni disipación.
Donde está el temor de Dios guardando la casa,
allí el enemigo no puede encontrar la puerta de entrada.
Donde hay misericordia y discreción, allí no hay soberbia ni dureza.
Dichoso el que ama y no desea, en cambio, ser amado.
Dichoso el que teme y no desea, en cambio, ser temido.
Dichoso el que sirve, y no desea ser servido.
Dichoso el que se comporta bien con los demás,
y no desea que los demás se comporten bien con él.
Pero estas cosas son grandes, y los necios no logran entenderlas.

Compromiso
 e proponen el desafío de preparar la dramatización, con la colaboración de todos los miembros del grupo,
S
e invitar a su comunidad a presenciarla y debatir su contenido.
Leen en familia el texto de 1 Corintios 13,4-7 y dialogan:
¿Cómo aplican estas enseñanzas a su vida de familia?

Canto de despedida
Cantan nuevamente La canción de la Alianza (primera estrofa y estribillo).

52
Notas

53
Anexo: Mi familia, tu familia,
Dramatización nuestra familia

Es una obra con cuatro escenas en un acto.


Los personajes son:
Susana, la madre
Carlos, el padre
Mariana, una hija de 15 años
Pedrito, un hijo de 10 años.
Juanci, otro hijo de 6 años.

Escena 1
(En la oficina, Susana hablando por teléfono).
Susana. (Voz ronca, agotada y preocupada). ¡Hola! ¿Carlos? ¿Qué tal, mi amor? ¿Todo bien? (Pausa). Sí...
todavía en la oficina. ¿Por qué? ¿Me preguntas por qué? Bué... (Con ironía). Si tenés un par de horas, te
cuento. (Pausa). No, fuera de broma, voy a llegar tarde porque tuve un día fatal. Se desconectó el sistema
de computadoras; el técnico llegó tarde y además tardó varias horas en arreglarlo. (Pausa). ¿Qué? ¿Qué
tenía que ver yo? Pero... no sé si te acordás que soy gerente responsable del área… Tuve que quedarme
hasta que el problema se solucionó. (Pausa). ¿Los niños? Y bueno… le hablé a mamá para que fuera a bus-
carlos a la escuela. (Pausa). Claro… cómo no me vas a notar la voz rara… Creo que me estoy engripando…
Me duele la cabeza, tengo chuchos de frío... Me siento espantosamente mal. ¿Podés vos pasar a buscar
a los niños por lo de mamá? (Pausa). ¡Ah! ¿no? ¿Y hasta cuándo va a durar esa reunión? (Pausa). Bueno,
bueno. Yo me arreglo. Paso yo. Chau, chau.

Escena 2
(En la casa. Entran Susana y los dos hijos varones. Susana deja las cosas sobre un sillón. Se cambia de ropa.
Los niños corren a encender el televisor. Uno de ellos atropella y hace caer al otro. Este llora, lastimado).
Susana. (Enojadísima). ¡Pedrito! ¿Qué hiciste? Pero mirá cómo está tu hermano. Lo hiciste a propósito,
¿no? ¡Vos siempre el mismo! ¿No te da vergüenza?
Pedrito. (Confundido). Pero, mamá… yo… No me di cuenta, fue sin querer.
Susana. ¡Caminá a tu cuarto! (Amenazante). Ya vas a ver cuando llegue tu padre…

54
Escena 3
(Llega el padre. Entra).
Carlos. (Distraído en sus cosas). ¡Buenas!... ¿Cómo anda la familia? (Cayendo en la cuenta). ¡Uy, qué
clima!, ¿se murió alguien?
Susana. (Con rabia). Car… los que el hor… no no es… tá pa… ra bo… llos..
Carlos. Y yo que vengo frito. Quiero un poco de paz. Quiero sentarme tranquilo y ver mi programa favorito.
(Sacándole el control remoto a Juanci, que ya se calmó).
Juanci. (Apoyándose una bolsa con hielo sobre la boca). No, papá… yo estaba viendo los dibujitos.
Carlos. Dejáte de pavadas. Quiero ver, mhh... (Accionando el control). Nada… nada (Sigue haciendo zapping).
Juanci. (Rezonga). Papi, sé bueno… dejame ver…
Carlos. (Se enfrasca en un programa de fútbol). ¿Y Marianita? (Distraído). ¿Ya llegó?
Susana. (Desde la cocina). Sí, ya estaba aquí cuando llegamos. Se está bañando. Cuando termine, cenamos.
Carlos. (Molesto). ¡Listo! Entonces cenaremos dentro de 3 o 4 horas.
Susana. No seas así. Si querés, ya sirvo. Tengo todo listo. ¡Ay! (Dolorida). Creo que tengo fiebre. ¿Cómo
te fue a vos?
Carlos. (Totalmente abstraído en lo suyo).
Susana. (Gritando). Te pregunté cómo te fue a vos. ¿Estás sordo?
Carlos. (Molesto). Che, che… ¿Qué te pasa? Me fue bien. ¿Cuándo comemos?
Susana. ¡Ya! (Irritada).
Carlos. ¿Y no era que había que esperar a Marianita?
Juanci. ¿Pongo la mesa? (Malhumorado).
Susana. Dale.
Juanci. (Llevando dos botellas y cuatro copas. Se le cae una botella y se desparrama el líquido. Susana y
Carlos lo reprenden).
Susana. (Fastidiada). Pero, ¿será posible? ¡Qué inútil! Cada vez que hacés algo metés la pata.
Carlos. (Enojado, pero sin moverse del sillón). No servís para nada. Siempre lo mismo. (Al ver la cara de
Juanci, cambia el tono). Bué… ya está. Vamos a limpiar esto.
Susana. (Furiosa). Pero, qué... ya está. Mirá el desastre. Hay que limpiar bien, si no queda todo pegoteado.
(Llama a Mariana). ¡Mariana!, ¡apuráte que me tenés que ayudar! ¡Pedrito!, ¿qué hacés en tu cuarto? Vení
para acá a dar una mano.

55
Escena 4
(Entra Pedrito).
Pedrito. (Con sorna). Pero acordate que me pusiste en penitencia.
Susana. Sí, es cierto. (Cayendo en la cuenta, cambia. A Carlos). Que te cuente qué hizo, a ver si se merece
o no la penitencia.
Pedrito. (Al padre). Nada, lo empujé a Juanci sin querer. Se cayó y se lastimó. Pero este (Señalando a su
hermano) es más exagerado. Apenas si se golpeó la boca, se partió el labio y le salió un poco de sangre.
No era para tanto.
Carlos. (Tratando de apaciguar los ánimos). Ay, ay, ay... Me parece que hoy están todos muy nerviosos.
Vamos a tratar de calmarnos. ¿Cómo les fue en la escuela?
Pedrito. (Con miedo). Maso… Tengo el boletín.
Susana. No me dijiste nada…
Carlos. ¿Hay notas bajas? (Con tono cómplice).
Pedrito. Y, sí... Porque... eh. En Matemáticas... la profe. Bueno… no le entiendo nada.
Carlos. ¿Lo dejamos para mañana? Esta noche, tu madre y yo estamos muy cansados.
Pedrito. Sí, pero el mes pasado me dijeron lo mismo.
Carlos. (Distraído otra vez con el programa de TV). Tenés razón. Vamos a arreglar eso. Pero, mirá, mirá
qué golazo. (Sigue enfrascado en la tele).
Susana. (Empieza a poner la mesa). Al final, siempre termino haciendo todo yo.
Marianita. (Saliendo del baño. En su mundo). ¡Hooola! ¡Uy! ¡Qué caras! ¿Qué pasa?
Susana. Nada, nena. Dame una manito, ¿querés?
Marianita. Sí, ahora. Pero espera que me seque el pelo.
Carlos. Mariana, ¿oís lo que tu madre te pide? Todos hacen “la cómoda”, están en la suya y a los demás
que los parta un rayo. (Sigue mirando el programa de TV. Mariana desaparece).
Juanci. ¿Quieren que ayude?
Pedrito. Bueno, yo también. (Traen juntos alguna cosa más que faltaba en la mesa. Al hermano). ¿Te
duele el golpe?
Carlos. ¡Campeones! (Grito entusiasta). ¡Así me gusta! (Mirando la tele, contento).
Juanci. (Sorprendido). ¿A nosotros nos decís “campeones” porque ayudamos?
Carlos. (Sorprendido). ¿Eh? Sí, sí. (Exagerando el tono). ¡Cómo ayudan! ¡Qué bien!
Mariana. (Volviendo y sentándose a la mesa). Mami, hoy yo lavo los platos. Vos acostate que no se te ve
bien. Suerte que hoy es viernes, así vas a poder descansar.
Susana. (Agotada). Gracias. ¡Ah! No nos olvidemos que mañana es el cumple de la abuela. Vamos a hacerle
un lindo festejo. ¿Qué les parece?

Fin

56
8 La Palabra se hizo carne
y habitó entre nosotros
Objetivos Materiales
 escubrir que Jesús nació, creció y se desarrolló en una familia
D Mapa de Palestina.
como la nuestra. Fotos o fragmentos
 ivir con agradecimiento que Dios se hizo uno de nosotros para
V de películas que muestren
salvarnos. la tierra de Jesús.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
 n este encuentro se reúnen por segunda vez los padres y los hijos. Por ello, los animadores les dan una
E
especial bienvenida y se saludan unos a otros.
 e inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres). En esta ocasión,
S
también la rezan los hijos.
Cantamos juntos:

El ángelus
El ángel vino de los cielos “Yo soy la esclava del Señor, mi Dios”,
y a María le anunció la Virgen dijo al contestar,
el gran misterio de Dios hombre “Que se haga en mí según has dicho,
que a los cielos admiró. se cumpla en mí tu voluntad”.
Virgen madre, Señora nuestra, Y el Verbo para redimirnos
recordando la encarnación tomó su carne virginal,
te cantamos tus hijos todos vivió hecho hombre entre nosotros
como estrella de salvación. librándonos de eterno mal.

Compartimos la vida
Los animadores invitan a formar grupos de hasta tres familias y les da esta consigna:

Cada familia va a contar al resto anécdotas sobre el nacimiento de sus hijos y el tiempo de espera.

Para ello se dispone de unos 15 minutos.

Para reflexionar sobre la vida


Cada grupo de familias se dividirá en subgrupos de padres e hijos, respectivamente. Van a expresar por
escrito qué sentimientos y reflexiones provocaron en unos y otros los recuerdos y anécdotas narrados.
Luego se realizará la puesta en común. Para todo ello se dispone de unos 10 minutos.
A continuación, los animadores pueden ofrecer esta síntesis:

57
Todas estas experiencias vividas han permitido que la vida de nuestra familia madurase
y se fortaleciese.
Cada nuevo hijo, cada nuevo hermano que se sumó a la familia logró que esta se renovara,
que se profundizaran sus vínculos; cada miembro fue descubriendo cuán generoso podía llegar
a ser, cuánto más podía llegar a dar de sí mismo para el bien de los otros.
La familia fue aprendiendo a afrontar desafíos, a resolver conflictos, a reconocer debilidades
y a intentar superarlas.
Ahora es importante descubrir cómo Dios está presente en esos acontecimientos felices
de la vida de nuestra familia y cómo acompaña también los momentos de conflicto, de dolor,
de desencuentros… Porque Él también los experimentó eligiendo una familia para nacer y vivir
entre nosotros.

Escuchamos a Dios que nos habla


Los padres leen con sus hijos Lucas 1,26-38:
El ángel entró donde estaba María
y le dijo:
—Dios te salve, llena de gracia,
el Señor está contigo.
Se comparten imágenes o videos de la tierra de Jesús.
También se puede leer en La Biblia. Historias de Dios (páginas 140-141).
Comentan el pasaje:
¿Qué personajes aparecen?
¿En qué lugar geográfico se desarrollan los hechos?
(Se marcan “Belén” y “Nazaret” en el mapa de Palestina).
¿Qué le anuncia el ángel a María?
¿Cómo reacciona María? ¿Por qué?
¿Qué explicación le da el ángel?
¿Qué le responde María?
¿Qué significó el “sí” de María para cada uno de nosotros?
Finalizado este diálogo, los animadores pueden ofrecer esta síntesis:

Gracias al “sí” de María, Dios se hizo uno de nosotros. Por eso, nació, creció y se desarrolló
en el seno de una familia como la nuestra.
Gracias al “sí” de María, a quien Dios llamó para ser su madre, pudimos conocer a Jesús.
Él nos trajo la Buena Noticia: Dios ha llegado hasta nosotros para compartir nuestra vida.
Cuando miramos a Jesús, cuando escuchamos sus Palabras y cuando contemplamos su vida,
conocemos el proyecto de amor y salvación que Dios tiene para todos nosotros.

58
Respondemos con fe
Oración final
Rezamos juntos:
Padre bueno:
Queremos dar gracias por crearnos Gracias por darnos a tu Hijo Jesús
a tu imagen y semejanza, que nos enseña a ser buenos hijos.
por darnos tu vida, tu inteligencia, Gracias por darnos tu Espíritu de amor
tu amor. que hace sagrado nuestro amor humano.
Gracias porque desde siempre Gracias por dejarnos experimentar
nos has deseado y querido. en nuestra familia un anticipo del amor
Gracias por la familia que nos diste. que nos tienes prometido junto a Ti,
Gracias por mostrarnos tu amor de Padre en la vida eterna. Amén.
que nos enseña a ser padres.

Compromiso
Se comprometen a rezar en familia la oración que acabamos de hacer.
 os niños se proponen invitar a las personas elegidas en el Encuentro 6, para compartir nuestro próximo
L
encuentro. Si no fuera posible conseguir la participación, las entrevistarán durante la semana.

Canto de despedida
Se termina el encuentro cantando:

Noche anunciada
Noche anunciada, noche de amor, Ángeles cantan en el portal,
Dios ha nacido, pétalo y flor. Dios ha nacido, es Navidad.
Hoy silencio y serenidad, Esta es la noche que prometió
paz a los hombres, es Navidad. Dios a los hombres y ya llegó.
En el pesebre, mi Redentor, Es Nochebuena, no hay que dormir,
es mensajero de paz y amor. Dios ha nacido, Dios está aquí.
Cuando sonríe se hace la luz,
y en sus bracitos se hace una cruz.

59
9 María, modelo para nuestra vida

Objetivos Materiales
Descubrir en María el modelo de virtudes evangélicas.  ideo o fragmento de películas sobre
V
Sentirse invitados a vivir de acuerdo con ellas. la vida de María.
Fomentar la devoción a María.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
En este encuentro se reúnen nuevamente los padres y los hijos. Por ello, los animadores les dan una especial
bienvenida y se saludan unos a otros.
 e inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres). La rezan juntos
S
padres e hijos.
Cantamos juntos:

Magníficat
Mi alma canta, Derribó del trono a los poderosos,
canta la grandeza del Señor y elevó a los humildes,
y mi espíritu colmó de bienes a los hambrientos
se estremece de gozo en Dios, y despidió a los ricos
mi Salvador. con las manos vacias.
Porque miró con bondad Mi alma canta
la pequeñez de su servidora, la grandeza del Señor
en adelante todas las gentes y mi espiritu
me llamarán feliz, se estremece de gozo
me llamarán feliz, en Dios, mi Salvador.
me llamarán feliz.

Compartimos la vida
Los animadores solicitan a los participantes que presenten al invitado o invitados que eligieron para entre-
vistar en este encuentro y que expliquen el motivo de la elección.
Luego, por un espacio de 10 minutos, cada uno podrá formularles las preguntas que desee para conocer
más profundamente a esas personas.
Este primer momento se podrá concluir con algunas reflexiones donde todos participen. Pueden ayudar
estas preguntas:
¿Qué nos resultó digno de admirar en las personas entrevistadas? ¿Por qué?
¿Qué otras personas conocimos que nos provocaron admiración?
¿En qué medida se convirtieron en modelos que dejaron una huella en nuestras vidas?

60
Los animadores pueden ofrecer esta síntesis:

En cada una de nuestras vidas existió alguien que nos sirvió de modelo,
que nos marcó con su ejemplo, con sus palabras, con su acompañamiento,
que nos señaló caminos. Son personas valiosas a quienes debemos
estar agradecidos.

Para reflexionar sobre la vida


Se reunirán padres e hijos en un gran grupo y el animador orientará la reflexión con las siguientes preguntas:
¿Cuáles son los tipos de modelos que hoy se nos presentan como “valiosos”?
¿Cómo nos los presentan? ¿Cuáles son nuestras respuestas frente a esa realidad?
¿Es posible crecer y desarrollarse como personas en ausencia de modelos? ¿Qué observan en nuestra
sociedad hoy? ¿Y qué opinan acerca de ello?
Luego de algunos minutos de diálogo, el animador puede hacer esta síntesis:

Dios, que conoce profundamente a sus hijos, ha querido proponemos


como modelo a la madre de Jesús, la Virgen María, la criatura que encarna
la plenitud de los valores humanos y cristianos por haber aceptado libremente
la voluntad del Padre.

Escuchamos a Dios que nos habla


 os animadores invitan a los padres a buscar en sus libros la consigna que comenzarán a resolver con sus
L
hijos (ver pág. 45).
 os niños buscan en la Biblia, con la ayuda de sus padres, estas citas y, tras escuchar la consigna que comen-
L
tan los padres, relaciona cada cita con el suceso que narra y con el sentimiento de María que corresponda.

¿Cuál es el suceso Cita del ¿Qué sentimientos


que narra el texto? Evangelio tiene María?

Un ángel le anuncia que


Lc 2,1-19 Alegría
será la mamá de Jesús.

María visita a su prima


Lc 1,26-38 Asombro
Isabel.

María da a luz a Jesús. Jn 2,1-12 Dolor

Jesús y María asisten


Jn 19,25-27 Confianza
a una boda.

María al pie de la cruz. Lc 1,39-45 Agradecimiento

También se puede leer en La Biblia. Historias de Dios (páginas 142-145).

61
El animador les ayuda a reflexionar:

¿Por qué María es nuestro modelo para seguir a Jesús?


Porque pensaba en los otros antes que en ella misma.
Porque siempre escuchaba a Dios en su corazón.
Porque siempre estuvo al lado de Jesús, aun en el momento más doloroso.
Porque tenía una gran confianza en Jesús.
Porque aceptó ser pobre junto a Jesús.
Porque le dijo siempre “sí” a Dios.

Cada uno se pregunta:


¿Pensamos más en los otros que en nosotros mismos?
¿Acompañamos a los que sufren o están solos, dentro de nuestras posibilidades?
¿Ayudamos a los demás: en casa, a mis amigos y compañeros...?
Finalizado el trabajo, se hará la puesta en común. Se completará en familia el resto de la consigna.

Respondemos con fe
Oración final
Rezamos tres avemarías.

Compromiso
Los padres van a procurar estar, como María, al servicio de la gente que nos rodea: en la familia, en el barrio,
en el trabajo o escuela...

Canto de despedida
Cantan nuevamente el Magníficat.

62
10 Jesús, la buena noticia de Dios

Objetivos Materiales
 econocer que Jesucristo se encarnó en nuestra historia para
R  n papel afiche claro y otro
U
restablecer la unidad entre Dios y nosotros. oscuro.
 ecidir encarnar su estilo de vida, sus opciones y su acción
D  ecortes de titulares de periódicos
R
liberadora en nuestras realidades. con buenas y malas noticias.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
El animador da la bienvenida a los padres y se saludan unos a otros.
Se inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres).

Compartimos la vida
Los participantes se reúnen en grupos de 3 o 4 miembros. Cada uno recuerda cuál fue la mejor noticia que
recibió o que dio en algún momento de su vida y la comparte con el grupo (duración: 15 minutos).

Para reflexionar sobre la vida


A continuación, reflexionan:
¿Qué sentimientos experimentaron?
¿Por qué tuvieron en su momento la necesidad de difundir esa buena noticia?
Finalizada la actividad, se hará la puesta en común (duración: 10 minutos).
 uego, el animador entregará a cada grupo algunos titulares de periódicos. Los clasificarán según corres-
L
pondan a buenas o malas noticias.
Mientras tanto, el animador coloca los dos papeles afiche en el pizarrón. En el primero escribe “Presencia
de Dios” y, en el segundo, “Ausencia de Dios”.

Papel claro Presencia de Dios Ausencia de Dios Papel oscuro

 os participantes van a colocar en cada uno de ellos los titulares de las noticias correspondientes a cada
L
realidad y fundamentan su elección.
Concluida la actividad, el animador motiva la reflexión:
¿Qué nos sucede cuando rompemos nuestras relaciones con Dios, con los otros y con la naturaleza?
Después de que todos participaron, el animador puede ofrecer esta síntesis:
 uando nos alejamos de Dios perdemos la felicidad, la armonía con nosotros mismos, con los demás,
C
con la naturaleza; esto es, perdemos la paz. Nos vemos envueltos en la oscuridad, el desorden, las
divisiones, el rencor, el odio; en fin, en todos los sentimientos que destruyen al hombre, que lo hacen
menos humano.

63
Se crean situaciones sociales de desigualdad, de inequidad, de discriminación, de fanatismos, de
opresión de los poderosos contra los débiles, de padecimientos físicos y morales que tienen origen en el
mal uso de la libertad: hambre, guerras, terrorismo, explotación y abandono de los débiles...
Todas esas situaciones de oscuridad, de enfermedad constituyen lo que se llama

PECADO
Pero Dios nos creó para que fuéramos felices. Y no nos abandonó a nuestra suerte sino que nos renovó
su amistad: “Aceptó la condición humana y se hizo en todo igual a nosotros menos en el pecado”, para
iluminar nuestra oscuridad y liberarnos para siempre de la esclavitud del pecado.

Escuchamos a Dios que nos habla


El animador o uno de los padres lee Lucas 7,18-23, donde Jesús manda a sus discípulos a dar testimonio
de él a Juan.
Vayan y cuenten a Juan lo que acaban de ver y oír:
los ciegos ven, los cojos andan...
En grupos pequeños dialogan sobre el texto para comprenderlo mejor:
¿Quién es Juan y cuál su duda?
¿Cómo le responde Jesús?
¿Por qué su mensaje es una Buena Noticia?
Para personalizar el texto bíblico en la vida de cada uno, se preguntan:
¿Cuál es la misión de Jesús entre nosotros?
¿Cuál es, para cada uno de nosotros, la Buena Noticia que nos trae Jesús?
¿De qué dolencias y esclavitudes nos libera?
¿A qué nos invita?
Luego de unos minutos de trabajo grupal, se hace la puesta en común.
El animador puede realizar esta síntesis:

Jesús con sus signos de curación dio a entender a sus contemporáneos que traía al mundo
la salvación de todo mal, la reconciliación con Dios y no su castigo.
Y quien se siente liberado y renovado es, a su vez, agente de renovación y transformación de todas
las estructuras de muerte, de opresión y de inequidad que sufre nuestro mundo de hoy.
Se convierte en portador de la Buena Noticia de Jesús entre sus hermanos, haciendo como él
una clara opción por los pobres.

Luego se lee esta síntesis sobre la Sagrada Escritura para ayudar a los padres a comprender mejor el trabajo
bíblico que están haciendo con sus hijos.

Etapas de la Revelación en la SaGrada EscritUra


A lo largo de estos encuentros padres e hijos están realizando la experiencia de ponerse en contacto con
la Palabra de Dios a través de la lectura reflexiva, meditada y rezada de la Biblia.
Acompañamos ahora esa lectura con estos aportes que procurarán sistematizar, organizar y completar
esa experiencia con la finalidad de animarlos a intentar una comprensión más profunda de esta fuente
de la Revelación que es la Sagrada Escritura.

64
Primera etapa de la Revelación
Dios escogió un pueblo, Israel, entre otros pueblos para celebrar con él un compromiso de amor:
la Alianza. Abraham fue llamado para formar un pueblo. Moisés fue enviado para liberar a ese pueblo
de la esclavitud en Egipto.
Los profetas, luego, hablaron en nombre de Dios para denunciar el pecado del pueblo, su olvido de Dios
y recordarle la fidelidad y el amor de Dios. También le anunciaban tiempos mejores.
Dios fue preparando con amor a ese pueblo y le enseñó a conversar con Él. El pueblo aprendió a adorar
a su Dios como único y verdadero. De esta forma se estaban preparado para recibir a Jesucristo.
En el Antiguo Testamento está escrita esa Revelación de Dios al pueblo de Israel. El AT es una etapa
de la preparación para el Nuevo Testamento. Allí descubrimos a un Dios cercano, que hablaba como
amigo a la gente, un amigo bueno y justo que ya pensaba en nosotros. Estos son los libros del AT:

65
Segunda etapa de la Revelación
En el pueblo que Dios había elegido y preparado con amor, nació Jesús.
Jesús vivió con nosotros. Se hizo conocer por su pueblo. A través de él sus paisanos conocieron mejor
a Dios Padre.
Jesús cumplió con su misión en todo lo que hacía, en todo lo que decía, en todo su comportamiento,
cuando murió y resucitó y cuando envió al Espíritu Santo.
En el Nuevo Testamento está escrito lo que se refiere a la vida de Jesús, lo que dijeron de él los apóstoles
y la vida y las enseñanzas de sus seguidores.
Jesús predicó poco tiempo: 3 años. Murió joven sin haber escrito nada. Los doce apóstoles elegidos
por Jesús anduvieron con él aprendiendo lo que enseñaba.
Esas enseñanzas y los recuerdos que los apóstoles guardaban y transmitían constituyen la tradición
apostólica.
Los evangelios que vienen de la tradición apostólica son: Marcos, Mateo, Lucas y Juan.
La Iglesia considera a la Biblia o Sagrada Escritura, junto con la TRADICIÓN, como las fuentes de la
Revelación y la suprema regla de su fe.
Estos son los libros del NT:

66
Respondemos con fe
Oración final
A cada oración respondemos:
Te lo pedimos, Señor.
Señor Jesús, te pedimos que nuestro corazón esté bien dispuesto a recibirte cuando llegues a nuestra
vida. Oremos...
Señor Jesús, te pedimos que nos ayudes a iniciar este camino de conversión que nos lleva a unir
nuestra vida con la tuya. Oremos...
Señor Jesús, te pedimos que nos ayudes a recibirte en medio de nosotros como familia. Oremos...
Señor Jesús, te pedimos que nos ayudes a conocerte, leyendo tu Palabra y siendo fieles a ti y a todo lo
que nos enseñaste. Oremos...

Compromiso
Los padres se comprometen a pensar cómo llevar la Buena Noticia de Dios a los hermanos.

Canto de despedida
Se termina el encuentro cantando:

Jesús, te seguiré
Escuchando tus palabras Hoy he visto cómo se aman
algo nuevo nació en mí, los que viven junto a ti;
es que nadie nos había venido hace tiempo que sediento
a hablar así. habia querido amar así.
Ahora veo claro, Ahora siento que tu amor
la verdad esta en ti. viene hacia mí.
Jesús, te seguiré, Hoy he visto a los leprosos sanos
donde me lleves iré. y a los ciegos ver,
Muestrame ese lugar donde vivís, hasta el pan multiplicarse
quiero quedarme contigo allí. para darnos a comer.
¡Oh maestro mío,
todo lo haces bien!

67
11 Jesús, hombre verdadero

Objetivos Materiales
Descubrir que Jesús de Nazaret fue plenamente hombre. Un papel afiche.
 avorecer el encuentro con la persona de Jesús, siguiendo el camino
F Marcadores.
de los primeros discípulos y de las primeras comunidades.  squema de los rasgos
E
Descubrir, en el estilo de vida de Jesús, el camino a seguir. de Jesús tratados en los
encuentros.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
El animador da la bienvenida a los padres y se saludan unos a otros.
Se inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres).

Compartimos la vida
 os participantes se reúnen en grupos de 3 o 4 integrantes. Comparten los resultados de la investigación
L
que cada familia debía realizar en la semana sobre qué piensa la gente de Jesús.
Para usted, ¿quién es Jesucristo?
¿Qué sabe sobre él?
¿Cuándo lo recuerda?
De entre todas las respuestas, seleccionan las más repetidas y las reúnen en un solo trabajo por grupo.
Luego se hace la puesta en común.

Para reflexionar sobre la vida


 l animador escucha las respuestas de cada grupo y escribe en un papel afiche o pizarrón las que son co-
E
munes a todos ellos. Los padres las escriben en sus libros.
Luego les dice:
Bien. Esto es representativo de lo que la gente entrevistada piensa sobre Jesús.
Pero, ustedes, ¿qué dicen? ¿Qué piensan sobre él? ¿Qué saben de su vida entre nosotros?
¿Quién es Jesús para ustedes?
 continuación, da unos minutos para que cada grupo reflexione sobre ello y, cumplido el tiempo, los invita
A
a poner en común las diversas opiniones.
 l animador tiene que observar hacia dónde se “inclina la balanza”: si hacia la humanidad de Jesús o si
E
hacia su divinidad.
 inalmente hace un esquema de los rasgos de Jesús que son necesarios destacar en la catequesis para ir
F
descubriéndolo como verdadero Dios y verdadero hombre.
(Será conveniente que el animador sintetice por escrito, en un papel afiche, el esquema que se presenta
a continuación y que el mismo permanezca expuesto mientras dure el desarrollo de los encuentros co-
rrespondientes).

68
Los rasgos de Jesús que desarrollamos en nuestros encuentros
Jesús, Buena Noticia de Dios: Un Jesús Salvador que libera de toda opresión. (Encuentro 10)
Jesús cercano, bien divino y bien humano a la vez. (Encuentros 11 y 12)
Jesús nos muestra el camino de la felicidad: Un Jesús que predica el Reino de Dios
e, inseparablemente, el Dios del Reino que es Abbá, un Dios misericordioso y gratuito.
(Encuentros 13 a 16)
Jesús que vive en estrecha relación con el Padre: La oración de Jesús como afirmación
de esa relación. (Encuentro 17)

Escuchamos a Dios que nos habla


El animador o uno de los padres lee Lucas 7,18-23, donde Jesús manda a sus discípulos a dar testimonio
de él a Juan.
Vayan y cuenten a Juan lo que acaban de ver y oír:
los ciegos ven, los cojos andan...
El animador les comenta que van a recorrer el camino que hicieron los primeros discípulos y discípulas y
las primeras comunidades cristianas para conocer a Jesús.
Para ello, forma cinco grupos y pide que cada uno realice un reportaje de los que figuran a continuación.

Grupo 1: Reportaje a marÍa, la madre de Jesús y su primera discÍpula

María, ¿qué te dijo el ángel Gabriel cuando te visitó? ¿Dónde vivías cuando ocurrió
Lc 1,30-35
aquello?

Mt 1,18-25 ¿Con quién estabas comprometida? ¿Cómo era tu esposo y cómo vivió la situación?

Lc 2,6-7 ¿Dónde nació Jesús? ¿Por qué estaban allí? ¿Cómo fue su nacimiento? ¿Dónde se crió
Mt 2,19 Jesús?

Lc 2,41-51 ¿Qué anécdota recuerdas de cuando Jesús cumplió los doce años?

Lc 4, 38-41
Vos que lo conociste tanto, ¿qué hacía él frente al sufrimiento de las personas?
Lc 5,12-14

Mc 14,32-72
¿Qué situaciones dolorosas tuvo que atravesar? ¿Cómo las enfrentó?
Lc 15,1-47

69
Grupo 2: Reportaje a Juan bautista, su pariente,
el que preparó su camino...

Lc 1,5-17
¿Cómo se llaman tus padres? ¿Qué parentesco tienen con la madre de Jesús?
Lc 1,39-43

Lc 3,1-4 ¿Qué misión te encargó Dios? ¿Dónde la realizas?

Mt 3,13-15 ¿De dónde venía Jesús cuando te encontró allí? ¿Qué te pidió?

Mt 3,11 ¿Qué sentías vos por Jesús?

Mt 11,7-9 ¿Qué sentía él por vos?

Grupo 3: Reportaje a pedro, el principal apóstol de Jesús

¿Dónde te encontró Jesús por primera vez? ¿Con quién estabas? ¿Qué les pidió y qué
Mt 4,18-19
le respondieron?

Mt 4,21-22 ¿A quiénes llamó más tarde? ¿De qué trabajaban todos?

Mt 9,35-38
Mc 2,15-17 ¿Qué es lo que más te atrajo de la personalidad de Jesús?
Mt 11,28-30
Mt 11,25.28
Lc 6,12 ¿Qué actitud de Jesús te impresionó siempre?
Lc 21,37

Jn 1,42
¿Qué gesto de Jesús no olvidarás nunca?
Lc 22,61-62

Grupo 4: R
 eportaje a Juan, otro de los Doce

Jn 13,1 ¿Cuál fue para vos la experiencia más profunda que compartiste con Jesús?

Jn 13,33-35 ¿Cuál fue la enseñanza que más te marcó?

Lc 10,21
Jn 4,5
¿Cómo expresaba Jesús sus sentimientos?
Mc 11,15-17
Mc 9,16-19

70
Jn 11,1-5
Jn 13,23 ¿Jesús tenía amigos?
Jn 15,11-15

Grupo 5: Reportaje a MarÍa MaGdalena, una de las discÍpulas

Lc 8,1-3 ¿Por qué te integraste al grupo de los Doce? ¿Qué lugar te dio Jesús en su Proyecto?

Lc 5,12-13
Mc 7,31-35 Seguramente, como mujer, observaste detalles de la personalidad de Jesús.
Lc 24,36-39 ¿Qué aspectos te llamaron más la atención?
Mc 10,13-16
Lc 22,61-62
Mt 9,36 Y sus ojos, ¿qué te transmitían?
Jn 11,41

Finalizados los trabajos grupales, se ponen en común los reportajes.


El animador les pide que sinteticen, entre todos, los rasgos más humanos de Jesús.

“Los discípulos y las primeras comunidades cristianas partieron del encuentro humano
con Jesús, de la constatación de que Jesús había tenido una humanidad maravillosa,
desbordante, seductora y originalísima. Y, a partir de esa constatación, habían llegado
por obra y gracia del Espíritu Santo al gran descubrimiento de Pascua: ¡Pero, si Jesús era
el Hijo de Dios! ¡Dios estaba en Jesús, en el hombre Jesús de Nazaret! ¿Cómo no nos dimos
cuenta antes?”
P. Néstor Gastaldi

Respondemos con fe
Oración final
Oramos juntos:

Manos como signos


Señor, hoy miro tus manos como lo habrá hecho María Magdalena,
como tantos y tantas que te siguieron.
Manos que no temieron tocar lo impuro.
Manos que se acercaron al dolor para curar, para consolar, para perdonar.
Manos que se abrieron para partir y repartir el pan.
Manos que se elevaron para bendecir.
Manos que mostraste como signos para que te reconocieran.
Manos que señalaron el camino de la misión y del anuncio empezando
por los más pobres, incluyéndolos en el gozo del Reino.
Manos que hoy a nosotros nos invitan a amar,
a multiplicar tus gestos transformados en obras que dignifiquen,
liberen, consuelen, sanen, alegren y llenen de esperanza a nuestros hermanos.
Señor, que podamos mirar nuestras manos y no encontrarlas vacías. Amén.

71
El animador lee esta oración:

Oración para que me mires


Mírame, Señor, con tu infinita paciencia,
pero sin dejarme postrado en la miseria.
Mírame y purifica todo lo que no te agrade
porque solo de esa manera
seré sano, libre, feliz.
Víctor Manuel Fernández

Compromiso
 os padres se comprometen a profundizar en el conocimiento de la personalidad de Jesús, en sus rasgos
L
plenamente humanos para poder encarnarlos en su realidad cotidiana y así hacer posible en ella la realidad
del Reino de Dios que él inauguró.

Canto de despedida
Se termina el encuentro cantando:
Con nosotros está
Con vosotros está y no le conocéis, Su nombre es el Señor y enfermo vive,
con vosotros está, su nombre es el Señor. su agonía es la del enfermo,
Su nombre es el Señor y pasa hambre, y muchos que lo saben no hacen caso,
y clama por la boca del hambriento, tal vez no frecuentaba mucho el templo.
y muchos que lo ven pasan de largo, Con vosotros está...
acaso por llegar temprano al templo. Su nombre es el Señor y está en la cárcel,
Su nombre es el Señor y sed soporta, está en la soledad de cada preso,
y está en quien de justicia va sediento, y nadie lo visita y hasta dicen:
y muchos que lo ven pasan de largo, “Tal vez ese no era de los nuestros”.
a veces ocupados en sus rezos. Su nombre es el Señor, el que sed tiene.
Con vosotros está... Él pide por la boca del hambriento,
Su nombre es el Señor y está desnudo, está preso, está enfermo, está desnudo,
la ausencia del amor hiela sus huesos, pero él nos va a juzgar por todo eso.
y muchos que lo ven pasan de largo,
seguros y al calor de su dinero.

72
12 Jesús es el Hijo de Dios

Objetivos
Descubrir en el hombre Jesús de Nazaret al Hijo de Dios.
Promover el encuentro con Jesús, el Cristo, el Mesías, el Salvador.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
El animador da la bienvenida a los padres y se saludan unos a otros.
Se inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres).

Compartimos la vida
 l animador dice a los padres que, después de haber recorrido en diferentes pasajes de los evangelios los
E
rasgos bien humanos de Jesús, pueden preguntarse:
¿Qué impresión les quedó?
¿Qué reflexión les inspiró?
¿Qué sentimientos les produjo?
Comparten sus experiencias con el grupo.

Para reflexionar sobre la vida


El animador solicita que los participantes se agrupen de a tres y reflexionen:
¿Quién es Jesús para ustedes?
Luego se hace la puesta en común y el animador intenta ofrecer una síntesis.

Escuchamos a Dios que nos habla


 l animador propone a cada grupo la lectura de Mateo 16,13-17, donde Jesús les pregunta a sus discípulos
E
por lo que piensan de él.
Jesús les preguntó:
—Y según ustedes, ¿quién soy yo?
Simón Pedro respondió:
—Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
También se puede leer en La Biblia. Historias de Dios (páginas 188-189).
Comentan el pasaje evangélico en grupos:
¿Qué piensan de Jesús los apóstoles?
¿Qué responde Pedro?
¿Cómo explica Jesús la respuesta de Pedro?

73
Después de un tiempo de lectura y reflexión en grupo, el animador puede ofrecer estas síntesis:
Los apóstoles también fueron haciendo un lento camino de descubrimientode Jesús.
Él fue, sucesivamente, el “hijo del carpintero”, luego el Profeta, el Liberador, el Hijo del Hombre,
el Hijo de David, el Señor, el Hijo de Dios y finalmente, el Resucitado.
Pero, para que sus ojos se abrieran a este descubrimiento tuvieron que ser iluminados
por dos grandes acontecimientos: la Pascua y Pentecostés.
La respuesta de fe que da Pedro no proviene de él sino de la obra de Dios en él.
El animador propone la lectura y el comentario de este texto:

Cómo presentar a Jesús en la Catequesis familiar


Y ¿por qué no se dieron cuenta antes? Creo que por dos razones:
Porque Dios estaba en Jesús, pero en el anonimato, escondido, anonadado, humillado.
Dice Pablo en las Carta a los Filipenses 2,5-8:
Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús,
el cual, siendo de condición divina,
no retuvo ávidamente el ser igual a Dios,
no hizo alarde de su divinidad,
sino que se despojó de sí mismo
tomando la condición de siervo,
hasta hacerse semejante a nosotros en todo,
apareciendo como uno de tantos;
y se humilló a sí mismo
obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz.
Hay una segunda razón que explica el “despiste” de los primeros discípulos de Jesús y que
completa lo que veníamos diciendo: y es que no estaban acostumbrados a pensar a Dios así,
como se manifestó en Jesús. ¿Y cómo se manifestó? Como el Dios del Amor, del servicio
a los demás, de la entrega de sí mismo, de su opción preferencial por los pobres, marginados,
oprimidos, de la misericordia, de la paciencia…
¿Qué camino seguir, entonces, para conocer a Jesús y al Dios de Jesús?
Creo que conviene hacer el camino que recorrieron los discípulos, las primeras comunidades
cristianas. Ellas no habían partido de la divinidad de Jesús, pensada “a priori” (antes de haberlo
experimentado), como nosotros. Partieron del encuentro humano con él, de la constatación
de que Jesús había tenido una humanidad maravillosa, desbordante, seductora y originalísima.
Y a partir de esa constatación, habían llegado, por obra y gracia del Espíritu Santo,
al gran descubrimiento de la Pascua. “¡Pero si Jesús era el Hijo de Dios! ¡Dios estaba en Jesús,
en el hombre Jesús de Nazareth! ¿Cómo no nos dimos cuenta antes?”.
La divinidad de Jesús no es como un segundo piso levantado sobre su humanidad, sino como
la calidad maravillosa y desbordante de esa misma humanidad.
P. Néstor Gastaldi SBD

Y ustedes, ¿qué respuesta dan ahora? ¿En qué tramo del recorrido están?
El animador da un tiempo para la reflexión y oración personal.

74
Respondemos con fe
Oración final
Oramos juntos:
Jesús, permite que te conozcamos,
que nos maravillemos con tu manera de ser,
con tu bondad, tu paciencia, tu misericordia,
tu amor por todos, especialmente los pobres y desvalidos.
Que, deslumbrados por tu coherencia,
todo lo que decías, primero lo vivías,
podamos descubrirte, amarte y seguirte
como nuestro Señor y Salvador.

Compromiso
 os padres se comprometen a meditar profunda y sinceramente sobre esta pregunta que Jesús les for-
L
mula: “¿Quién soy yo para ustedes?, y sobre los cambios que se producen en sus vidas a medida que van
creciendo en la fe en Cristo Jesús.

Canto de despedida
Se termina el encuentro cantando:

Yo soy el camino firme


Yo soy la luz del mundo, Yo soy el buen pastor,
no hay tinieblas junto a mí. y por amor mi vida doy;
Tendrán la luz de la vida yo quiero un solo rebaño,
por la Palabra que les di. soy para todos salvador.
Yo soy el camino firme, Yo soy la vid verdadera,
yo soy la vida y la verdad, mi Padre Dios, el viñador;
por mí llegarán al Padre produzcan fruto abundante
y al Santo Espíritu tendrán. permaneciendo en mi amor.
Yo soy el pan de vida Yo soy Señor y Maestro
y con ustedes me quedé. y un mandamiento nuevo doy:
Me entrego como alimento, que se amen unos a otros
soy el misterio de la fe. como los he amado yo.

75
13 Jesús anuncia el Reino de Dios:
los milagros
Objetivos Materiales
Descubrir en Jesús su perfecta coherencia entre su vida y su mensaje.  fiche con los
A
Reconocer los milagros de Jesús como signos del Reino que anuncia. refranes propuestos.
 sumir como comunidad de bautizados la propuesta del Reino: continuar
A
el plan salvador de Dios.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
El animador da la bienvenida a los padres y se saludan unos a otros.
Se inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres).

Compartimos la vida
El animador presenta refranes como los siguientes, escritos en papel afiche:
“Fulano es puro blablá.”
“Mengano borra con el codo lo que escribe con la mano.”
“En la cancha se ven los pingos.”
Todo el grupo dialoga a partir de ellos:
¿Qué otras frases o refranes conocen que expresen las mismas ideas?
¿A quién o quiénes se los aplica?

Para reflexionar sobre la vida


Continúa el diálogo unos minutos, llevándolo a un terreno más personal:
Y nosotros, ¿somos, por lo general, coherentes entre lo que decimos y hacemos? ¿Por qué?

Escuchamos a Dios que nos habla


 Jesús, ¿cómo vivió esta relación entre su vida y su mensaje? El animador ayuda a los padres a descubrir
Y
qué anuncia Jesús y cómo lo anuncia.
Para ello, los reúne por grupos y les invita a leer Mateo 9,35-38:
Jesús recorría todos los pueblos y aldeas...
anunciando la buena noticia del reino
y sanando todas las enfermedades y dolencias.
Comentan el pasaje evangélico:
¿Qué hacía Jesús?
¿Qué enseñaba?
¿Qué sentimientos tenía y hacia quiénes?
¿Qué invitación les hace a los discípulos?

76
Una vez concluida la actividad, ponen en común sus trabajos.
El animador puede ofrecer esta síntesis:

Jesús nos muestra con su actuación en qué consiste el Reino de Dios que él anuncia.
Jesús anuncia que ya está presente, que se acerca el Reino de Dios en su persona. No lo hace solo
con promesas, como los profetas del AT, sino que con su presencia va destruyendo el poder del
dolor y de la muerte: cura toda enfermedad y toda dolencia.
Los milagros que realiza no tienen por finalidad demostrar su poder, ni demostrar que es el
Mesías, el Hijo de Dios. Son manifestaciones de su compasión, ese impulso que surge de las
mismas entrañas de Jesús, hacia los pobres y oprimidos, a quienes les quiere significar
la presencia del Reino de Dios. De un Reino que los incluye, los libera, los sana, les trae por fin
la felicidad de sentirse partícipes, dignos, amados, transformados.
Como dice A. Nolan, refiriéndose a Jesús: “Su único deseo era el de liberar a la gente de su
sufrimiento y de su resignación a dicho sufrimiento... Lo que deseaba por encima de todo era
despertar esa misma compasión y esa misma fe (su propia fe) en las personas que lo rodeaban.
Solo esto haría posible que el poder de Dios resultara operativo y eficaz en medio de ellos”
(A. NOLAN, ¿Quién es este hombre?).
Jesús va hacia la gente, toma la iniciativa, no se instala en un lugar. Esto es así porque siente
la urgencia de una predicación que debe llegar a todo Israel para anunciarle el Reino. El Reino
llega para todos, todos estamos llamados a tomar parte en ese Reino. Pero espera una respuesta
a ese llamado.
La misión de los discípulos es preparar el camino para la llegada del Reino de Dios. La invitación a
formar parte del Reino no es solo para que nos beneficiemos con él, sino para que nos convirtamos
en agentes de evangelización para todos los demás (como se señala en Mateo 9,37-38).

Tras esta síntesis, todo el grupo comenta:


¿De qué dolencias y enfermedades de todo tipo les sanó Jesús a cada uno de ustedes?
¿Viven con agradecimiento la certeza de estar participando de su Reino ya aquí y ahora con la alegría
de sentirse amados, reconciliados, liberados y sanados por él?
¿Responden a la invitación de Jesús de trabajar para llevar esa Buena Noticia del Reino a nuestros
hermanos?
¿Lo hacen no solo con palabras sino también a través de hechos concretos?
¿Van construyendo con Jesús una comunidad de hermanos, más solidaria, justa y fraterna?

Respondemos con fe
Oración final
A cada intención, respondemos: Padre, que venga tu Reino.
Para que vivamos en el Amor. R/
Para que nos animemos a trabajar por la justicia y la paz. R/
Para que nos comprometamos cada día más con los que sufren: los pobres, los marginados,
los enfermos, los presos y los que padecen todo tipo de opresión y violencia. R/
Para que nuestra vida sea un signo creíble de la presencia de Dios entre los hombres. R/
Para que como Iglesia no olvidemos nuestra misión de ser animadores y constructores del Reino. R/

77
Compromiso
 os padres se comprometen a reflexionar qué hechos liberadores (sanadores, salvadores) del Reino pueden
L
realizar en sus ambientes familiares, laborales y sociales.

Canto de despedida
Se termina el encuentro cantando:

Denles ustedes de comer


Jesús se fue en una barca, Los discípulos dijeron:
para estar a solas, “Aquí hay cinco panes
ni bien lo supo la gente, lo siguió a pie; y dos hermosos pescados para compartir”.
y cuando desembarcó, “Tráiganmelos pronto aquí”,
vio una gran multitud, con amor les pidió;
se compadeció, curó sus heridas. les dijo a la gente que se sienten todos.
Es este tu encuentro hermano, A esta misión tan fuerte,
para estar junto a él, que fuimos llamados,
ni bien lo sepamos todos, vayamos a él; para compartir con todos el amor de Dios;
él viene a nuestro encuentro, es en esta Eucaristía
él mira nuestra aflicción, donde hay que establecer,
quiere perdonarte, curar tus heridas. verdaderamente la solidaridad.
Y al atardecer, cuando el sol se iba, Eran cinco mil los que se saciaron,
uno de los suyos, murmuró al Señor: y doce canastas quedaron allí.
“Despide a la gente, porque está cansada, Es el compartir, que Jesús invita,
se sienten con hambre, desfallecerán”. el que nos ayuda a aumentar la fe.
“¡Denles ustedes de comer!”,
fue la Palabra del Señor;
palabras divinas que vienen de Dios.
“¡Denles ustedes de comer!”,
Cristo nos vuelve a repetir;
nuestro compromiso, el de compartir.

78
14 Jesús revela el misterio del Reino
de Dios: las parábolas
Objetivos
Descubrir el significado de las parábolas del Reino.
 omprometerse a encarnar en las distintas realidades humanas las características del Reino que Jesús
C
anuncia.
E xperimentar la salvación o liberación que trae para todos los hombres y para todo el hombre.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
El animador da la bienvenida a los padres y se saludan unos a otros.
Se inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres).

Compartimos la vida
El animador formula al grupo unas preguntas para evaluar el encuentro anterior y poder enlazar con el
encuentro actual.
¿Cuál es la Buena Noticia que anuncia Jesús?
¿Cómo les muestra que el Reino es salvación?
¿De qué ceguera, mudez, sordera, parálisis fueron sanados cada uno de ustedes?
¿De qué manera hicieron presente el Reino de Dios en su realidad cotidiana?

Da unos minutos a los padres para que reflexionen sobre estas preguntas y oren personalmente desde
sus respuestas.

Para reflexionar sobre la vida


Luego les pregunta:
¿Qué respuestas obtuvieron?
¿Cómo se sintieron usted y su familia en esa misión?

Escuchamos a Dios que nos habla


En el encuentro anterior vimos como:
Jesús anunció la Buena Noticia del Reino de Dios que ya está entre nosotros (Lc 4,16-21).
Es un Reino de salvación y liberación para todos los hombres y para todo el hombre.
 o hizo presente en la historia del hombre cambiando las realidades humanas de dolor, enfermedad y
L
muerte.
Los milagros son signos de esa realidad salvadora que es Jesús.
Pero el Reino de Dios es asimismo una realidad misteriosa y oculta. Jesús la revela en parábolas.

79
El animador invita a formar 3 grupos. En cada uno de ellos se leen y se comentan las citas siguientes:

Lucas 15,1-7: Parábola de la oveja perdida


¿Qué dice la parábola? Sintetizar el contenido.
¿Qué quiere significar Jesús con estas cuestiones: la oveja perdida; el que la busca y encuentra;
el por qué la busca; el gesto que realiza; y lo que siente al hallarla?
¿Qué verdad del Reino quería revelar Jesús a la gente?

Marcos 4,26-29: Parábola de la semilla


¿Qué dice la parábola? Sintetizar el contenido.
¿Qué quiere significar Jesús con estas cuestiones: el sembrador de la semilla; la semilla;
y la fuerza que la hace germinar por sí sola?
¿Qué verdad del Reino quería revelar Jesús a la gente?

Mateo 18,21-35: Parábola del perdón.


¿Qué dice la parábola? Sintetizar el contenido.
¿Qué quiere significar Jesús con estas cuestiones: el rey y el empleado; la deuda contraída
por el empleado; la deuda del compañero del empleado; y las diversas actitudes del rey
y del empleado con relación a sus deudores?
¿Qué verdad del Reino quería revelar Jesús a la gente?

Luego de un tiempo de trabajo grupal se hace la puesta en común.


El animador hace la síntesis y las aclaraciones que sean necesarias. Para ello, se le ofrecen algunas orien-
taciones.

Qué es una parábola


Jesús, como buen maestro popular, enseñaba con parábolas.
La parábola es un género literario que consiste en una composición narrativa (una historia),
desarrollada a modo de comparación ampliada. Se puede reducir a este esquema: “lo mismo que…
así también”.
Por ejemplo: Lo mismo que el pastor busca la oveja que se pierde, dejando las otras noventa y nueve
y se alegra al encontrarla, así también Jesús viene a buscar a los perdidos y descarriados,
revelándonos la ternura de Dios Padre que se alegra por encontrar a un solo pecador arrepentido.
La parábola pretende hacer pensar al oyente en su propio comportamiento… llevándolo a un cambio
de conducta, a la conversión.
Jesús les hablaba, a los judíos de su tiempo, de Dios y de su Reino. Luego, a la luz pascual,
los cristianos releen las parábolas, dándoles un nuevo sentido y sacando nuevas conclusiones.
Él sigue hablándonos en nuestra realidad actual, individual y eclesial. Por eso, tenemos
que preguntarnos: ¿Qué nos dice a nosotros hoy con esa parábola? ¿En qué nos interpela?
¿Cómo nos afecta?

80
Primera parábola: Lucas 15,1-7
Ya se adelantó su significado en el ejemplo anterior.
La misericordia de Dios se expresa en la acogida de Jesús. Y por esta razón era cuestionado su
proceder. Si se atribuía condiciones de Hijo de Dios o profeta, “¿cómo puede comer con pecadores?”,
era la pregunta de los “santos” y de los “puros”, los cuales, en verdad, no habían comprendido que
Dios es Amor y lo que eso significa.
Dios es más que doctrina y normas, leyes, disciplina: ¡Dios es Amor! Se trata de concebir la ley
o la norma como medio y no como fin. Jesús no venía a destruir las leyes del pueblo, sino a llevarlas
a la plenitud, y esa plenitud es el amor del Dios del Reino.
Por ese motivo las parábolas del perdón emanan dulzura, ternura, cariño (“pone sobre los hombros”);
nos alegramos de haber sido encontrados como la oveja perdida a la cual el pastor vino a buscar.
El perdón recibido y compartido genera una situación de agradecimiento y alegría. Se trata de
un nuevo tiempo marcado por la gracia y el perdón.
Véase J. L. D’Amico, Este es el hombre

Segunda parábola: Marcos 4,26-29


¿Qué nos revela Jesús acerca del Reino de Dios en esta parábola?
El Reino de Dios es una realidad que crece silenciosa y ocultamente, sin estridencias. Pero el final
es seguro y firme.
Se habla de cosecha abundante. Aunque hay que confiar en los tiempos de Dios, viviendo en
la esperanza del triunfo final, sin claudicar, el Reino de Dios ha comenzado, está sembrado.
Pero nos podemos preguntar: ¿Por qué Dios es así? ¿Por qué no pone orden en nuestra sociedad
cargada de dolor, injusticia, opresión de los poderosos sobre las víctimas inocentes, odio, indiferencia?
¿Qué espera Dios para implantar su Reino de justicia, de paz y de verdad? Este es un misterio
que recorre la historia de la humanidad.
Es que nuestro Dios es un Dios sin tiempo. No ejerce su soberanía sometiendo, dominando, apurándonos
a madurar. No. Es un Dios respetuoso del hombre. El gobierno del amor, de la libertad… no fracasará.
Jesús nos enseña que es Dios el que hace crecer la semilla por Él sembrada. Por eso, ante el Reino
de Dios no cabe otra actitud que la paciencia activa, es decir, la paciencia que se cimienta en la
esperanza de un Dios más grande que nuestra razón, más sabio que nuestra sabiduría, más universal
que nuestros particularismos. Ante este Dios se rompen todos los cálculos de tiempo…
Quien quiera sintonizar con los tiempos de Dios, comprender sus caminos, sumergirse en su misterio,
no tiene otra solución que dejarse impregnar con su modo de ser: descubrirlo como amor, libertad,
justicia, paz, misericordia, bondad…
Se nos pide, eso sí, hacer todo lo posible (acción de sembrar) pero sin olvidar que es Dios el que hace
crecer. Vivir los sacramentos, hacer oración y ser fieles a la vocación a la que fuimos llamados;
pero permaneciendo alerta contra la mentalidad positivista: si no hay resultados, entonces no vale
la pena seguir, el intercambio no es rentable; porque en Dios domina el amor y no la eficacia.
La oración del padrenuestro va en esa dirección cuando le decimos a Dios: “Venga a nosotros
tu Reino. Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”.
En efecto, deseamos que Dios implante de una forma definitiva su Reino de amor, libertad y verdad
en este mundo desgarrado por el odio, la opresión y la mentira. Pero, al mismo tiempo, el “Hágase
tu voluntad” implica aceptar los tiempos, los ritmos de Dios, muy distintos de los nuestros.
Véase L. Pérez Bahamonde,
Claves para descubrir las parábolas de Jesús

81
Tercera parábola: Mateo 18,23-35
Con esta parábola, Jesús nos insta a reflexionar en la dimensión infinita de las ofensas que le hacemos
a Dios. Sin embargo, Él nos otorga su perdón sin hacer valer sus derechos; es más, olvidándose
de ellos, porque Dios es Padre. En cambio, nosotros hacemos valer nuestros derechos ante nuestros
hermanos y nos cuesta perdonar lo que nos hacen, porque olvidamos cuán misericordioso es Dios
con nosotros.
El Reino de Dios es un Reino de perdón y misericordia que viviremos cuando comprendamos
la infinita misericordia del Dios del Reino.
Al fin de los tiempos, Dios tampoco reclamará sus derechos sino que nos juzgará por todos
los pequeños a quienes despojamos, por los que no perdonamos aunque se arrepintieron.

Otras consideraciones sobre el Reino de Dios


El tema del Reino de Dios no se agota con la expuesto hasta aquí. Es importante seguir
profundizándolo.
En Mateo 13 la mayoría de las parábolas presentan el Reino de Dios y el comportamiento que hay
que tener ante su llegada.
Jesús proclama que su Reino inaugurado por su predicación, luego se irá desarrollando, pero con
la condición de que los oyentes sean tierra buena (parábola del sembrador, Mt 13,3-9).
Mientras va creciendo el tiempo de la Iglesia, los buenos y los malos andan mezclados. Es el tiempo
de la espera y de la misericordia, pero al final de los tiempos, Dios hará la distribución
(parábola del trigo y la cizaña, Mt 13,4-30).
El Reino tiene un comienzo modesto, pero a pesar de todo se convertirá en un gran árbol y hará
fermentar toda la masa humana (parábola del grano de mostaza o la levadura, Mt 13,31-33).
El Reino es tan maravilloso que apenas lo descubre uno, está dispuesto a dejarlo todo para vivir en él
(parábola del tesoro, la perla y la red, Mt 13,44-50).
El Reino como realidad futura donde participarán los justos, pero que ya está inaugurado desde ahora
y actúa dentro del mundo.
El Reino como realidad presente y actuante se desarrolla desde la Resurrección hasta el final de
los tiempos. Los santos y pecadores están mezclados en él. Al final, Cristo lo entregará al Padre.
Véase E. Charpentier, Para leer el Nuevo Testamento

Respondemos con fe
Oración final
Rezamos juntos:
Señor, te doy gracias
porque estaba perdido y me buscaste,
porque con ternura me pusiste sobre tus hombros
y me diste el abrazo del perdón.
Señor, te doy gracias
porque me mostraste tu misericordia
y me enseñaste a ser misericordioso y perdonar.

82
Señor, te doy gracias
porque me invitaste a participar como constructor
de tu Reino de gracia, de justicia,
de amor, de bondad, de misericordia.
Dame coherencia entre lo que digo y hago
para hacer creíble la misión que me encomendaste.
Dame confianza en la fuerza liberadora de tu Reino,
fuerza y compromiso para anunciar con mi vida
que tu Reino está presente entre nosotros.

Compromiso
Los padres se comprometen a reflexionar qué les exige el Reino de Dios.

Canto de despedida
Se termina el encuentro cantando:

Una mañana el sembrador


Una mañana el sembrador Una mañana el sembrador
salió a los campos para sembrar. en tierra buena quiso sembrar.
Una mañana el sembrador, Una mañana el sembrador
sembró en mi vida su bondad. tan solo espinas pudo hallar.
Cada mañana el sembrador Una mañana el sembrador
sembrando está en mi corazón, en cada grano cien quiere hallar.
cada mañana el sembrador Una mañana el sembrador
espera el trigo de mi amor. sembró en mi vida con afán.
Una mañana el sembrador
sembró el camino y el pedregal.
Una mañana el sembrador
no pudo entrar en mi heredad.

83
15 Jesús proclama el misterio del Reino
de Dios: las bienaventuranzas
Objetivos
Tomar conciencia de la jerarquía de los valores que orientan la vida de cada uno.
Discernir cuáles son los valores que hacen la verdadera felicidad a la luz de las bienaventuranzas.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
El animador da la bienvenida a los padres y se saludan unos a otros.
Se inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres).

Compartimos la vida
El animador pide a los participantes que, en forma individual, reflexionen unos minutos sobre esta pregunta:
¿Quiénes son considerados hoy felices o dichosos?
 os padres escriben un número para cada afirmación, en los casilleros que acompañan, según el orden de
L
importancia que les atribuyan.

Hoy son felices o dichosos...


Los que tienen bienes materiales para vivir bien
Los que tienen salud
Los que tienen asegurado el futuro
Los que tienen trabajo
Los que tienen poder, éxito, fama
Los que tienen inteligencia y belleza
Los que tienen familia y amigos
Los que son amados, respetados, considerados por los demás
Los que pueden acceder a todos los placeres de la vida

 orman varios grupos y comparten sus respuestas. Luego reordenan su puntuación según lo expresado
F
por la mayoría.

Para reflexionar sobre la vida


Cada grupo expresa sus propios resultados y fundamenta sus apreciaciones.
El animador evalúa el nivel de coincidencia logrado y realiza una síntesis:
Acabamos de expresar nuestros valores, nuestra forma particular de encarnarlos en la realidad
que nos toca vivir. Este es el contexto en el cual Jesús nos propone el camino de la felicidad.
Nuestros valores, ¿coinciden con los del Reino de Dios?

84
Escuchamos a Dios que nos habla
El animador puede hacer esta introducción sobre las bienaventuranzas.

¿Qué tipo de texto son las bienaventuranzas?


Hemos visto que Jesús anuncia, revela el Reino de Dios con milagros y con sus actitudes
concretas frente a los pobres y marginados.
También lo anuncia con sus palabras a través de parábolas, esas sencillas narraciones,
comparaciones que interpelan al oyente y que revelan el misterio del Reino de Dios.
Los evangelios presentan discursos. Estos son en su mayoría fruto de la elaboración
que hicieron las primeras comunidades cristianas, recopilando frases de Jesús para hacer
una verdadera catequesis. El Sermón de la montaña es un ejemplo de ello.
Por lo tanto, no podemos imaginar a Jesús, buen maestro popular, sentado en la altura
impartiendo de un tirón las ocho bienaventuranzas. Nada de eso. Mateo recoge para
su comunidad estas enseñanzas que Jesús dijo por separado, en distintos momentos,
en distintos días y en distintas ocasiones por todos los lugares que recorrió.
Las presenta a la manera de una síntesis o programa de lo que luego irá desarrollando
a lo largo de los capítulos 5, 6 y 7 del evangelio de Mateo.
Las bienaventuranzas que Jesús proclama y todas las enseñanzas que las desarrollan son,
para todo cristiano, una forma de vida, una invitación a vivir el Reino de Dios
en la vida familiar, social, política, económica…
Las bienaventuranzas no son nuevas leyes, ni un nuevo código moral, ni mandamientos
para apegarse a ellos o vivirlos compulsivamente; son sugerencias liberadoras.
Porque la Buena Noticia de Jesús es que el Reino llega desde la acción de Dios; y, por lo tanto,
la salvación del hombre, el perdón ya no dependerá de ningún tipo de esfuerzo personal,
no del mérito que implica cumplir la Ley, sino del Amor que el hombre sea capaz de aceptar
de Dios y de vivir.
El Reino se ofrece como gracia (gratis) y el hombre se beneficia de este Reino si cree en Jesús, si
opta por él como una respuesta libre a la invitación que él hace.
Bienaventurado quiere decir “dichoso”, “feliz”. Jesús felicita, llama “dichoso” al que ya
ha encontrado el camino de la felicidad. Se dirige a todos los que ya han aprendido a vivir
en el Amor del Padre, los que llevan sus enseñanzas a la vida de todos los días.
Jesús vive lo que enseña. Por eso, las bienaventuranzas retratan el corazón de Jesús,
que es el corazón del Dios del Reino.

Uno de los padres lee Mateo 5,1-12:


Al ver tanta gente, Jesús subió a la montaña,
se sentó, y se le acercaron sus discípulos.
Entonces comenzó a enseñarles con estas palabras:
Dichosos los pobres...

85
 l animador invita a meditar la primera bienaventuranza. Y luego formula algunas preguntas que motiven
E
la reflexión:
¿Cómo es el corazón del Dios del Reino?

Es pobre y manso, porque “Él siendo de condición divina, no reivindicó en los hechos,
la igualdad con Dios, sino que se despojó, tomando la condición de servidor, y llegó a ser
semejante a los hombres… se humilló y se hizo obediente hasta la muerte, muerte en
una cruz” (Flp 2,6-8).
Así, desde la pobreza y no desde la majestad, el dominio, ni la subordinación a su poder,
viene a anunciar que...
El Reino de Dios es de los pobres

¿Cómo hemos constatado esa predilección de Dios por los pobres?

Jesús lo manifiesta con actos sencillos de liberación de las gentes corrientes, agobiadas por
los problemas cotidianos.
El anuncio del Reino no es para el futuro. Está presente ya; es un hoy, una realización
cumplida ahora:
El Reino de Dios es de los pobres

Jesús invita a todos a participar del Reino. Pero hay que optar por ser pobre como él.

¿Cómo es el pobre del que habla Jesús?

 obre es aquel que no posee nada (mendigos, indigentes, marginados,


P
Mt 6,21
marginales, desocupados, los sin techo, los sin tierra..), pero que no desea
y Lc 12,15
con avidez poseer.

 obre es quien no cuenta con sus propias fuerzas y que se reconoce en todo
P
Mt 10,31
dependiente de Dios.

 obre es aquel que sabe que lo que posee es don de Dios, el que
P
Mt 25,34-40 ha descubierto cuán generoso es Dios con él y, por ello, busca compartir
sus dones con los demás.

Mc 12,43-44 Pobre es aquel que comparte lo poco que tiene y no el que da lo que le sobra.

 obre es aquel que reconoce que el otro, toda persona, vale tanto como uno
P
mismo; que el otro, incluso si es su enemigo, un malhechor, un irresponsable,
merece ser amado.
 obre es aquel que relativiza cuanto tiene a su disposición: dinero, salud,
P
saber, poder, responsabilidad... Nada de esto lo considera de uso personal.
Mt 5,43-45 Por el contrario, lo pone al servicio de todos sin pretender aureola alguna,
trabaja por el bien común, por la promoción del hombre y contribuye
a desterrar la pobreza. Pero lo hace acompañando y asumiendo el destino
de los pobres.
 obre es aquel que se deja evangelizar por los pobres. Jesús llama a todos
P
los que tienen el corazón de pobre.

86
El animador puede ampliar la información sobre las bienaventuranzas, con la ayuda de estos datos.

La primera bienaventuranza contiene a las otras, porque el pobre


1ª bienaventuranza
de espíritu es...

Manso y paciente. Ya que aquel que reconoce sus propias carencias


2ª bienaventuranza y que sabe que todo le viene de Dios, sabrá comprender y acoger al otro.
No es ni debilidad ni resignación.

El que llora de dolor e impotencia, porque siente su limitación frente


3ª bienaventuranza
a la lucha por conseguir la justicia, la verdad y el amor.

El que tiene hambre y sed de justicia. No se trata solo de la justicia social


4ª bienaventuranza o jurídica. Es la necesidad de hacer la voluntad de Dios: caminar por
la senda del bien.

Misericordioso, porque ha reconocido en él, en primer lugar, la misericordia


de Dios. Es capaz de compadecerse –padecer con el otro–, que no es lo
5ª bienaventuranza mismo que tenerle lástima. Es ser solidario, capaz de ponerse en el lugar
del otro. Solo puede hacer esto el pobre, el que se ha despojado de sí mismo,
el que se ha hecho transparente para que Dios actúe a través de él.

Limpio de corazón. Los puros son los que piensan y actúan rectamente,
con sinceridad, con transparencia; tienen buenas intenciones, no piensan
mal de otro. Quien piensa bien, obra bien. “Del corazón vienen las
6ª bienaventuranza
intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos
testimonios, injurias” (Mt 15,10-30). El que se ha despojado de sí permite
que Dios se aloje en su corazón, y donde está Dios, hay luz.

El que trabaja por la paz. La paz se construye con trabajo y dolor.


Requiere esfuerzo. La paz se fundamenta en la justicia, la verdad y el amor.
No es “tranquilidad”, no es desentenderse o no comprometerse,
no es “dejar pasar” lo que está mal para evitarse problemas. Pero para
7ª bienaventuranza trabajar por la paz hay que tenerla. Y el pobre de espíritu la tiene,
porque solo confía en Dios, todo lo espera de Dios y porque sabe que Dios
nunca abandona a sus hijos. Para lograr esa paz tiene que vivir en guerra
constante consigo mismo, confiando en la misericordia de Dios. Ese es
el que irradia la paz, sin gritarla ni pregonarla.

El que es fiel a Jesús y capaz de entregar su vida por esa fidelidad.


8ª bienaventuranza De ellos es ya el Reino de los Cielos. Es la fidelidad de los mártires
y los santos. Todos estamos invitados a esa fidelidad.

Tras esta síntesis, todo el grupo comenta:


¿Cuál es entonces, o de dónde proviene, la verdadera felicidad?
¿Coincide la idea de felicidad que nos impone el mundo con la que Dios nos propone?
¿Hemos convertido nuestro corazón a Dios viviendo como Jesús nos enseña?
¿Trabajamos para que los pobres salgan de la pobreza y vivan con dignidad?
¿Nos comprometemos para transformar las situaciones de injusticia y de inequidad en la realidad que
nos toca vivir?

87
Respondemos con fe
Oración final
Rezamos juntos:
Aquí nos ponemos, Padre Dios, con las manos vacías pero abiertas a tu Amor.
No tenemos nada, todo lo necesitamos de Ti.
Ni sabemos orar como pobres de palabras, de inteligencia, de sentimientos.
Jesús, tu Hijo, siendo rico, se hizo pobre entre los necesitados, para enseñarnos
a rezar y a vivir como pobres.
Aquí estamos como María, la mujer pobre que aceptó ser mirada por Dios
y confió todo a Él. Confiamos solo en Ti.
Señor, hay tantos en el mundo que no están abiertos a tu Amor misericordioso.
Acompáñanos a pedirte por y con ellos.
No te pedimos no ser pobres, te pedimos saber ser pobres,
construyendo tu Reino de Amor. Así sea.

Compromiso
Los padres se comprometen a leer y meditar lo que se nos propone sobre las bienaventuranzas.

Canto de despedida
Se termina el encuentro cantando:

Brilló la luz siendo día


Brilló la luz siendo día Felices los que, en dolores,
y el amor se hizo palabra, secos tienen ya sus ojos,
el campo fue más fecundo el cielo estará en el suelo,
y la gente más hermana. el dolor trocado en gozo.
¡Gracias, Señor! Felices los puros de alma
Felices los pobres de alma, e inocentes en sus vidas,
pero ricos en ternura, sus ojos serán luceros
su cielo será más cielo, para ver la luz divina.
su pobreza más ventura.
Felices los mansos de alma,
pero fuertes sin violencia,
la tierra será la dulzura,
y no tierra de inclemencia.

88
16 Jesús nos revela a Dios como papá

Objetivos
Descubrir qué imagen de Dios nos hemos hecho cada uno.
Adecuar dicha imagen a la que Jesús nos revela.
Convertir nuestro corazón, viviendo a Dios como “ABBA”.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
El animador da la bienvenida a los padres y se saludan unos a otros.
Se inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres).

Compartimos la vida
El animador invita a formar grupos para comentar las tiras de Mafalda del humorista Quino.

Les da la siguiente consigna:


Lean la historieta y descubran el hecho humorístico.
Elijan algún aspecto gráfico o verbal de los personajes que permita dialogar sobre la relación
entre padres e hijos.
Después de algunos minutos de trabajo grupal, se hace la puesta en común y el animador realiza la síntesis.

89
Para reflexionar sobre la vida
Cada grupo profundiza el tema a partir de las siguientes cuestiones:
¿Cuáles son las mayores alegrías que les proporciona ser padre y madre?
¿Cuáles son las mayores dificultades que enfrentan en este tiempo?
En este contexto, ¿cuál es el ideal de padre o madre que cada uno desearía alcanzar?
Concluido el trabajo grupal, se hace la puesta en común y la síntesis.

Escuchamos a Dios que nos habla


El animador puede hacer esta introducción.

Jesús comprometió su vida entera en revelarnos un Dios que es Padre. Pero la gran novedad de Jesús
es considerar a Dios como “su” Padre y mostrarnos el carácter de personal confianza de esa relación
que le hace llamar a su Padre “Abbá”, es decir, “papito” (Mc 4,36).
Por mostrarnos este rostro de Dios Padre-Abbá, Jesús fue acusado de blasfemo. La cercanía,
la familiaridad de Dios con los seres humanos era inconcebible para la religión judía.

Se hace una pausa y el animador va formulando estas preguntas:


¿Qué imagen de Dios se hicieron cada uno de ustedes? ¿Coincide con la de Jesús o con la de sus
contemporáneos?
¿Es juez severo?
¿Es un ser distante y ajeno a nuestra vida?
¿Es un “bonachón”, que podemos manipular a nuestro antojo?
¿Es una especie de “fetiche” al que recurrimos en las necesidades y dificultades?
¿Es un dios mercantilista al que le damos cosas buenas: oraciones, obras, etc., y él nos paga con
la vida eterna?
El animador comenta:

Si nuestra imagen de Dios responde a alguna de estas formulaciones, este no es el Dios que nos reveló
Jesús. El Dios de Jesús es Abbá.

Pero ¿cómo es? ¿Cuáles son sus atributos, su manera de ser?

Uno de los padres lee Lucas 15,11-32:


Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio,
sintió compasión,
corrió a echarse a su cuello y lo abrazó.
También puede leerse en La Biblia. Historias de Dios, páginas 181-183.
El animador solicita al grupo que relea los versículos y subraye solamente aquellos que presentan las ac-
ciones, gestos, palabras o sentimientos del padre, con relación al hijo menor y al hijo mayor.
Después de un tiempo de trabajo grupal, el animador ayuda a elaborar la síntesis:

90
Parábola del padre misericordioso
Dice la parábola en el versículo 20: “cuando todavía (el hijo menor) estaba lejos, su padre lo vio...”
“Es una mirada que lo comprende todo, que comprende a toda la humanidad, que
comprende a todos los hombres y mujeres de todos los tiempos y lugares, que conoce
con inmensa compasión el sufrimiento de aquellos que han elegido marcharse de casa,
que han llorado mares de lágrimas al verse atrapados por la angustia y la agonía” (el texto
entrecomillado en esta síntesis es una cita de H. Nowen, El regreso del hijo pródigo).
“Es un padre que hubiera querido impedir que se fuera el hijo de casa, que hubiera
querido convencerlo de los peligros que encontraría afuera y de lo bien que viviría
junto a él, que hubiera querido ejercer su autoridad para convencerlo”.
Pero nada de eso podía hacer un Dios Padre que es Amor. Porque el amor no obliga,
no coacciona, no empuja al amado. Le da libertad para rechazar ese amor o responder a él.
Porque Dios eligió ser Padre, quiere que sus hijos sean libres para amarlo.
Continúa el versículo 20: “sintió compasión” (“padecer con”).
Sentir compasión es unirse a la vida y al destino del otro. Eso es lo que siente el padre
por el hijo que regresa. Eso es lo que siente el corazón de Dios Padre por nosotros.
Por eso se unió a nuestro destino, eligió depender de sus criaturas, a quienes dio el don
de la libertad.
Esa elección hace que sienta dolor cuando se marchan y hace que sienta una alegría
inmensa cuando regresan.
Concluye el versículo 20: “corrió a echarse a su cuello y lo abrazó”.
Sí, por raro que suene, Dios desea encontrarnos tanto –si no más– como nosotros
deseamos encontrarlo a Él. Dios nos necesita tanto como nosotros a Él.
“Descubrimos, entonces, que no fuimos nosotros quienes elegimos a Dios, sino que fue Él
quien nos eligió a nosotros. Este es el gran misterio de nuestra fe. Dios nos ama primero.
Nos amó antes que ninguna otra persona pueda demostrarnos que nos ama. Quiere
que seamos sus hijos amados y nos dice que seamos tan cariñosos como lo es Él”.
En el versículo 22 vemos cómo el padre no solo perdona a su hijo sin pedirle explicación alguna,
sino que no puede esperar para darle una nueva vida de abundancia.
“Es tan fuerte el deseo de Dios de darle vida al hijo recién llegado que parece estar
impaciente. Hay que darle lo mejor: el mejor vestido, reservado para el invitado
distinguido; el anillo y las sandalias para darle los honores y devolverle su condición
de heredero y no de esclavo.
El ‘rápido’, que dice el padre, expresa aún más que impaciencia; revela el ansia divina por
inaugurar el nuevo Reino que ha estado preparando desde el principio de los tiempos”.
En el versículo 23 “el padre da un banquete. El banquete al que Dios invita siempre es
una invitación a intimar con Dios”.
Esto se ve especialmente en la Eucaristía. La celebración es parte del Reino de Dios…
“Dios nos ofrece no solo perdón, reconciliación, curación, sino que quiere hacer todos
estos regalos como muestra de su alegría para todos los que están presentes. Siempre que
Dios encuentra al que se perdió hay alegría”.

91
En el versículo 24, el padre se alegra.
Dios se alegra, no porque se hayan solucionado los problemas del mundo, no porque
se hayan acabado las tristezas y el sufrimiento humano, no porque miles de personas
se hayan convertido y estén ahora dándole gracias por su bondad. No. Dios se alegra
porque uno solo de sus hijos, que se había perdido, ha sido encontrado. A lo que nosotros
estamos llamados es a compartir esa alegría.
“Pero no estamos acostumbrados a alegrarnos de las cosas pequeñas, las que están
escondidas y de las que la gente que está alrededor no se da cuenta. Nos hemos
acostumbrado a vivir en la tristeza. Perdimos la sensibilidad para la alegría. Sin embargo,
tenemos que aprender de la alegría de Dios Padre. Tenemos que ‘robar’ toda la alegría
que haya disponible y hacérsela ver a los demás”.
Ya sabemos que no se ha acabado el dolor en el mundo, pero hay gente que regresa a casa
y otra que vuelve a regresar; oímos voces que rezan; observamos momentos de perdón
y somos testigos de muchos signos de esperanza. No tenemos que esperar que todo vaya
bien. Sino que tenemos que celebrar cada pequeño indicio que me dice que el Reino
de Dios ya está presente, aunque todavía no en plenitud.
En el versículo 25 constatamos que el padre salió al encuentro del hijo menor, pero también salió
al encuentro del hijo mayor. Le da la bienvenida al menor: caprichoso, torpe, desagradecido.
Pero también le da la bienvenida al hijo mayor.
Se dice en el versículo 28: “entonces el padre salió a rogarle”.
El hijo mayor es un muchacho cumplidor de su deber, trabajador y fiel a su padre. Pero su
corazón está dividido por los celos y la amargura. No puede ver la calidad del amor y cree
que, a él, el padre lo ama menos.
Pero el corazón del padre no está dividido. Está alegre por el regreso del menor, pero
eso no implica que lo compare con su hijo mayor. Al contrario, desea que participe
de su alegría. Todos los hijos son predilectos para Dios.
El hijo mayor es incapaz de compartir la alegría del padre. No se deja abrazar por él.
Prefiere hacer recriminaciones, “pasar facturas”. No se deja amar por el padre. Solo desea
que se valoren sus méritos. No comprendió la gratuidad del amor del padre (versículo 31).
Si un hijo no puede aceptar la gratuidad del Amor del Padre, que el Padre los siente
a todos como predilectos, no puede sentirse hermano del otro. Prevalecerán las
rivalidades, las envidias, los rencores y todo lo que daña el corazón del hombre.

Tras esta síntesis, todo el grupo comenta:


¿Fueron lo suficientemente conscientes a lo largo de su vida de que Dios ha estado tratando
de encontrarlos, conocerlos y quererlos?
¿En qué cambió su idea de Dios al leer esta parábola?
¿Qué consecuencias tiene para cada uno de ustedes, en sus diferentes formas de convivencia
(familiar, social, eclesial), descubrir y vivir la paternidad de Dios?

92
Respondemos con fe
Oración final
A cada intención respondemos:
R/: ¡Te damos gracias, Señor!
—Gracias, Dios Padre nuestro, por que nos amas tanto, con un amor único a cada uno de nosotros,
tus hijos. R/
—Gracias, Dios Padre nuestro, porque nos amas como somos, gratuitamente, sin prestar atención
a nuestros méritos o debilidades. R/
—Gracias por todos los que cada día te descubren como Abbá y viven la alegría de ser tus hijos. R/
—Gracias por enseñarnos a vivir como hermanos y hermanas. R/

Compromiso
Los padres se comprometen a revisar la misión de padre/madre que Dios les encomendó, a la luz de su
paternidad.

Canto de despedida
Se termina el encuentro cantando:

El viñador
Por los caminos sedientos de luz, Él te protege con un valladar,
levantándose antes que el sol, levantado en tu derredor,
hacia los campos que lejos están, quita del alma las piedras del mal
muy temprano se va el viñador. y ha elegido la cepa mejor.
No se detiene en su caminar, Limpia los surcos con todo su afán
no le asusta la sed ni el calor, y los riega con sangre y sudor,
hay una viña que quiere cuidar, dime si puede hacer algo más
una viña que es todo su amor. por su viña el viñador.
Dios es tu amigo, Por los caminos sedientos de luz
el viñador, levantándose antes que el sol,
el que te cuida hacia los campos que lejos están,
de sol a sol. muy temprano se va el viñador.
Dios es tu amigo, Solo racimos de amargo sabor
el viñador, ha encontrado en tu corazón,
el que te pide dime si puede esperar algo más
frutos de amor. de su viña el viñador.

93
17 Jesús nos enseña a orar

Objetivos
Descubrir cómo se relaciona Jesús con su Padre.
Aprender a orar según el modelo que nos revela Jesús.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
El animador da la bienvenida a los padres y se saludan unos a otros.
Se inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres).

Compartimos la vida
El animador narra esta situación:

Un papá le pregunta a su hijo:


—¿Rezás todas las noches?
—Sí, papá.
—¿También por las mañanas?
—No, por la mañana no tengo miedo.

Para reflexionar sobre la vida


El animador invita a los padres a la reflexión y a realizar un intercambio de experiencias:
¿En qué se parece nuestra oración a la de este niño?

Escuchamos a Dios que nos habla


Jesús fue el maestro más grande de oración, o sea, de la comunicación y comunión íntima con Dios Padre.
A continuación, el animador invita a los padres a descubrir a través de los evangelios cómo es la oración
de Jesús.
Para ello, divide el grupo en dos equipos y, a cada uno, le da estas consignas.

94
EQUIPO 1
Leen Lucas 11,1-2:
Uno de sus discípulos le dijo:
—Señor, enséñanos a orar…
I II
Comentan:
¿Por qué creen que los discípulos le piden a Jesús Mateo 21,23 Lucas 9,18
que les enseñe a orar?
Marcos 1,21 Lucas 6,12
Comparen los textos de la columna I con los de la
columna II y comenten cómo ora Jesús. Lucas 4,44 Lucas 22,39

EQUIPO 2
Leen Mateo 6,5-9:
Tú, cuando ores, entra en tu habitación,
cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto…
Comentan:
Caractericen la manera de orar que enseña Jesús a I II
sus discípulos.
Mateo 24,1 Juan 14,13-14
Comparen los textos de la columna I con los de la
columna II y comenten cómo ora Jesús. Lucas 4,16 Mateo 18,19-20

Tras un tiempo de trabajo grupal, se hace la puesta en común.


El animador sintetiza los aportes de cada grupo e invita a los padres a trabajar la síntesis sobre “La oración
de Jesús”.
— Primero la leen juntos y la comentan.
— Luego, si es necesario, completan la lectura en el hogar.

La oración de Jesús
Jesús, hombre de oración
Es un hecho incuestionable que Jesús era un hombre de oración. Los evangelios lo demuestran
insistentemente. También en eso aparece Jesús semejante a nosotros, menos en el pecado.
Jesús, el Hijo de María, en su infancia y crecimiento humano aprende a orar de:
— su Madre, que meditaba en su corazón “las grandes cosas hechas por el Señor”;
— José, que recitaba los salmos como hombre piadoso y como todo el pueblo.
Pero Jesús, desde su profunda humanidad, va experimentando a Dios como Padre en la práctica
de la oración. Y cuando los discípulos lo observan en la profundidad de su oración, en su especial
relación con Dios, le piden que les enseñe a rezar, desean tener esa misma experiencia. No porque
ellos no supieran rezar, sino por lo que Jesús les transmite de su experiencia inédita.

95
¿Cómo reza Jesús?
Jesús rompe con los esquemas de la oración que los hombres religiosos de su tiempo practicaban.
Ellos rezaban:
— En público, en las calles, para ser vistos y considerados piadosos.
— En el templo o en las sinagogas, donde creían que solo allí estaba Dios.
— En los tres momentos del día fijados por el culto: al nacer el sol, por la tarde durante el sacrificio
del Templo y por la noche al ir a dormir.
— Con fórmulas rituales.
Jesús, en cambio, no solo reza como todos sus contemporáneos (confrontar con los textos preparados
por cada grupo de la columna I), sino que hace de la oración una práctica personal e íntima con su
Dios (confrontar con los textos preparados por cada grupo de la columna II).
Jesús no se limita a oraciones prefijadas, sino que aparece como un orante espontáneo y libre.
Jesús enseña a los discípulos ese tipo de oración: libre y espontánea “que supera el espacio del
Templo como único espacio sagrado y se dirige a Dios desde un trato hogareño. La casa como lugar
de oración y la familiaridad con Dios, el Padre, están manifestando ya un cambio radical en la
consideración del nuevo Pueblo de Dios” (José Luis D’Amico, Este es el hombre, Editorial Docencia,
1995, 16 y 55).
Jesús nos enseña que tenemos que rezar de esta forma:
— Orar con sencillez y sinceridad (Mateo 6,5).
— Rezar con pocas palabras (Mateo 6,7).
— Hacer la voluntad de Dios es la mejor oración (Mateo 7,21).
— Orar con un corazón misericordioso (Marcos 11,25).
— Rezar con insistencia (Lucas 11,5-13).
— Orar siempre con paciencia y con fe (Lucas 18,1-8).
— Rezar con humildad (Lucas 18,9-14).
— Unidos a Jesús, el Padre nos envía su Espíritu, que hace que nuestra oración pueda hacerse eficaz
(Lucas 10,21).

¿Cuándo reza Jesús?


Jesús reza no solo en los momentos en que lo hacen los judíos piadosos de su tiempo, sino también:
— En los momentos decisivos de su misión:
En el Bautismo del Jordán (Lucas 3,21-22).
Antes de llamar a los Doce (Lucas 6,12).
En la Transfiguración (Lucas 9,29).
Antes de resucitar a Lázaro (Juan 11,42).
Cuando confirma a Pedro (Lucas 22,32).
—Y en su momento más trágico, el de mayor oscuridad, ante la cercanía de su muerte, donde los
evangelios lo muestran orando al Padre: Marcos 14,35-36 y paralelos, Mateo 26,36-39 y Lucas 22,35-42.
(Nota: Este último punto puede desarrollarse solicitando a los participantes que localicen una cita
por vez y que expliquen su contenido. Luego el animador hace la síntesis).

96
“Esta oración demuestra que aún allí, cuando Jesús se encuentra con su mayor impotencia
y debilidad porque no podrá controlar más su vida y su destino, reconoce a Dios como su Padre.
Nada ha podido apartar a Jesús de su relación filial con su Dios. Abierto a la trascendencia de
este Dios, entrega su vida en sus manos como hijo ante su padre” (José Luis D’Amico, o. c.).

¿Qué hacemos cuando oramos?


Bendecimos a Dios, porque Él nos ha bendecido primero y nos bendice; lo bendecimos,
es decir, lo alabamos y le damos gracias porque es la fuente de todo bien.
Adoramos a Dios. Nos postramos ante Él con humildad profunda y silencio lleno
de admiración.
Alabamos a Dios. La alabanza nace de la contemplación y de la admiración por sus obras;
expresa amor y alegría: “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio,
ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén”.
Damos gracias. Reconocemos la salvación que Él obra en el mundo y los beneficios
personales que nos depara y concede.
Pedimos a Dios lo que necesitamos y exponemos nuestras dificultades, pidiendo
con insistencia y paciencia, dispuestos a cooperar con Él y a hacer su voluntad.
Suplicamos por los demás. Dios quiere que nos amemos y recemos unos por otros. Quiere
incluso que recemos por nuestros enemigos y que pidamos perdón por sus pecados.

Respondemos con fe
Oración final
Rezamos juntos el padrenuestro.

Compromiso
Los padres se comprometen a meditar la oración que Jesús nos enseñó.

Canto de despedida
Se termina el encuentro cantando alguna versión del padrenuestro que conozcamos todos.

97
18 Jesús nos enseña a orar
como familia
Objetivos Materiales
Que los padres y los niños logren: Mantel, vela, flores, Biblia, crucifijo e imagen
Descubrir el valor de la oración en comunidad. de la Virgen para armar un altarcito.
Vivir la oración como un diálogo personal Cancionero.
y comprometido con Dios Padre. Papel afiche.
Encontrar en Jesús al Hijo que nos acerca Tiras de cartulina de 65 cm x 5 cm con las frases
al Padre, enseñándonos a orar. del padrenuestro.
Cinta adhesiva o pegamento.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
El animador da la bienvenida a los padres y se saludan unos a otros.
Se inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres).

Compartimos la vida
El animador lee este cuento:

Un mercado especial
Una vez, una señora que acostumbraba rezar pidiéndole a Dios por la paz del mundo,
por la justicia entre los hombres y por la igualdad de la personas, tuvo un sueño muy realista.
Ella a menudo se quejaba porque decía que se la pasaba pidiendo buenas cosas, pero que
Dios nunca se las concedía.
En el sueño se encontró caminando por una especie de mercado en el que, al final del pasillo
central, se veía un mostrador enorme, con unas pequeñas bolsitas sobre él. Se acercó para
ver de qué se trataba, y el mismísimo Dios la esperaba detrás del mostrador.
La señora tuvo oportunidad de decirle todo lo que reclamaba desde hacía tiempo y de
manifestar su inquietud por no conseguir lo que deseaba. La respuesta de Dios no se hizo
esperar:
—Hija mía, lo que tú pides es muy bueno, pero yo, muy pocas veces entrego frutos, lo que
siempre doy son semillas. Lo que tú pides es el fruto de una semilla que tenés que plantar
en tu propio corazón y en el de los demás hombres.
María Inés Casalá y Juan Carlos Pisano,
Cuentos rápidos para leer despacio

98
Para reflexionar sobre la vida
El animador invita a los padres a dialogar a partir de este cuento:
¿Qué es lo que Dios enseña a la mujer?
¿Qué le da en lugar de lo que ella le pide?
¿Qué nos enseña el cuento?
Tras unos minutos de diálogo, el animador hace una síntesis.

Escuchamos a Dios que nos habla


Leen Lucas 11,1-4:
Uno de sus discípulos le dijo:
—Señor, enséñanos a orar…
Reconstruyen lo que dice el pasaje entre todos.
El animador aporta esta síntesis:

J esús trabajaba mucho pero al llegar la noche, cuando sus amigos dormían, se iba a un lugar solitario;
y, en silencio, pasaba mucho tiempo hablando con Dios Padre.
 os amigos se dieron cuenta de esto y le pidieron a Jesús que les enseñara a hablar con Dios de
L
la misma forma que él lo hacía.

Luego, añade estas ideas sobre el padrenuestro:

 l padrenuestro es una oración maravillosa pues nos la enseñó el mismo Jesús. Él, que conoce al Padre,
E
nos enseña cómo debemos dirigirnos a Dios, lo que debemos decirle y qué debemos pedirle.
 a mayoría de las veces, lo repetimos sin pensar, como una fórmula memorizada simplemente, y Jesús
L
no nos la dejó para eso. Conviene que hagamos un alto y analicemos sus partes, para conocer cómo
debemos comunicarnos con Dios.

Desarrollo de la celebración
Preparan el altarcito entre todos. Colocan cerca, y sobre la pared, el papel afiche. Se enciende la vela.
El animador elige a ocho participantes y entrega a cada uno una frase del padrenuestro.
 medida que los Guías van leyendo y comentando cada parte, quien posee el cartel correspondiente, lo
A
coloca sobre el papel afiche.

Guía 1: PADRE NUESTRO


Guía 2: L os judíos, pueblo al que pertenecía Jesús, no se atrevían a decir el nombre de Dios.
Jesús nos enseña no solo a pronunciar su nombre, sino a llamarlo cariñosamente Padre.
Jesús nos enseña a dirigirnos a Dios con confianza.
Esta confianza de llamarlo a Dios “Padre”, nos compromete seriamente a comportarnos
verdaderamente como hijos de Dios.
Pero no le decimos “Padre mío”, sino “Padre nuestro”, y con esto reconocemos que todos
los hombres somos hermanos y que Dios es Padre también de aquellos a quienes
no quiero o no me quieren. Al decir “Padre nuestro” en vez de “Padre mío”, nos unimos
a Cristo y a todos los que creen en Él.
“Padre nuestro”, mío y de Jesús.
“Padre nuestro”, mío y de todos los hombres.

99
Guía 1: QUE ESTÁS EN LOS CIELOS

Guía 2: Decir que Dios está en el cielo, nos recuerda su majestad,


nos recuerda que no estamos hablando con un simple compañero,
sino con Dios Omnipotente y Omnipresente, creador de todo el Universo.

Guía 1: Las siete peticiones del padrenuestro

Guía 2: Las tres primeras son deseos de un hijo que ama a su Padre
sobre todas las cosas.

Guía 1: SANTIFICADO SEA TU NOMBRE

Guía 2: Con esta frase queremos expresar nuestro deseo de que el nombre de Dios
sea siempre dicho con mucho respeto, de una manera santa, para bendecirlo.
Siempre que nombremos a Dios, debemos hacerlo para alabarlo, agradecerle
o hablar con Él de nuestras cosas, no para jurar o como una simple expresión.

Guía 1: VENGA A NOSOTROS TU REINO

Guía 2: Dios es el Rey de todo lo creado. Cuando Jesús vivía entre los hombres
nos dejó el camino marcado para que entre todos podamos vivir en el amor,
la bondad, la ternura, la paz, la misericordia que provienen de Dios.
A eso llamamos Reino de Dios, a un mundo sin odios ni violencias,
pleno de amor, solidaridad y respeto entre los hombres. Por eso, le pedimos
que venga su reino, para que aquí en la tierra podamos empezarlo a gozar.
También llamamos Reino de Dios al cielo donde Él nos espera
y lo gozaremos definitivamente.

Guía 1: HÁGASE TU VOLUNTAD

Guía 2: Dios quiere que seamos felices, que vivamos en paz. Muchas veces le pedimos cosas
que no son buenas para nosotros o para nuestros hermanos. Por eso queremos
que se haga su voluntad, para que podamos ser cada día mejores y vivir como Él quiere.
Pedimos que se haga su voluntad aunque muchas veces no coincida con la nuestra.
Cantamos un padrenuestro o algún canto relacionado con la voluntad de Dios.

Guía 1: DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA

Guía 2: Queremos que no nos falte nada de lo que necesitamos,


no solamente el pan que alimenta nuestro cuerpo,
sino también el pan espiritual (su Cuerpo y su Palabra)
que reconforta nuestro espíritu.

Guía 1: PERDONA NUESTRAS OFENSAS

Guía 2: Le pedimos a Dios que nos perdone de la misma manera que nosotros
perdonamos a los demás. Sería bueno pensar que muchas veces
no queremos perdonar o tardamos en hacerlo, Dios nos perdonará
de la misma forma.

Guía 1: NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN

Guía 2: No queremos caer en la tentación de vivir alejados de Dios que nos ama,
de vivir como el mundo nos marca, de olvidar las enseñanzas de Jesús.

10 0
Guía 1: LÍBRANOS DEL MAL

Guía 2: De todos los males, de los que afectan nuestro cuerpo
pero también de los que empobrecen nuestra vida.

Respondemos con fe
Oración final
Cantamos el padrenuestro.

Compromiso
Los padres se comprometen a rezar cotidianamente esta oración.

Canto de despedida
Se termina el encuentro con alguna canción de acción de gracias a Dios Padre por su amor.

Notas

10 1
19 Jesús nos enseña
a amar
Objetivos
Descubrir la dimensión evangélica del amor.
Ponerla en práctica en la vida cotidiana.
Valorar a todas las personas que se entregan al servicio de sus hermanos.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
El animador da la bienvenida a los padres y se saludan unos a otros.
Se inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres).

Compartimos la vida
El animador divide al grupo en dos equipos y le entrega a cada uno de ellos dos relatos de vida.

El padre M. Kolbe
Corría el año 1941. El régimen nazi, impuesto El jefe militar le preguntó:
por Hitler en Alemania, había desatado
—Y tú, ¿quién eres?
la persecución y el genocidio más atroz
que conoce la historia. Los prisioneros, —Soy sacerdote católico.
especialmente judíos y todo aquel que no E inmediatamente se dirigió a tomar el lugar del
perteneciera a la raza germana, eran llevados prisionero que tanto sufría por abandonar a los
a distintos campos de concentración. Allí eran suyos.
sometidos a condiciones de vida inhumana
y generalmente enviados a una muerte brutal. Junto con todo el grupo fue conducido a la
siniestra celda de “la muerte de hambre”.
En el campo de Auschwitz, a fines del mes de julio Quien entregaba su vida por un compañero de
de ese año, un jefe nazi señaló a diez prisioneros infortunio era el padre Maximiliano Kolbe. Él
para ser ejecutados como escarmiento por la convirtió esa celda, lugar de desesperación, en
fuga de otro. Uno de los condenados lloraba una capilla.
desgarradoramente porque dejaba en la miseria
y desamparo a su esposa y numerosos hijos. Después de largos días de terribles
sufrimientos, los condenados fueron muriendo,
De repente, de entre las filas de los que se uno a uno, pero cantando y rezando, con
habían salvado de la horrible muerte que les esperanza y en paz.
esperaba, salió el prisionero que llevaba el
número 16.670. El P. Kolbe fue el último en morir. Una gran
admiración corrió por todo el campo de
Miró fijamente al verdugo y con gran serenidad concentración. A la ceremonia de beatificación
le dijo: asistió el hombre y su familia a quienes había
—Quiero morir en lugar de uno de los salvado.
sentenciados.

10 2
Apóstol de los leprosos

Molokai es una isla del archipiélago de Hawai. sin distinción de religión, raza o ideas. Obtuvo
Una zona volcánica en la que fueron confinados ayudas internacionales, construyó casas, amplió
los leprosos en el año 1865. A esta isla llegó el hospital, creó huertos caseros, mejoró el
por propia decisión, a los 33 años de edad, un muelle y abrió un almacén gratuito.
heroico sacerdote que a los 10 años de trabajar
Con una fe viva, un amor ilimitado, música
con los leprosos, se contagió de la misma
y deporte, creó un clima de alegría y esperanza
enfermedad.
en medio del dolor.
300 biografias se han escrito sobre la obra
Durante años fue el único médico y enfermero,
humanitaria y heroica del padre Damián de
y con un corazón universal se ganó el cariño de
Veuster, apóstol de los leprosos.
librepensadores y personas de otras religiones.
Su vida es un testimonio del más puro amor. Murió leproso en 1889 con una sonrisa en sus
Este dinámico sacerdote evitó que Molokai labios y esa paz que alcanzan los seres llenos de
fuera un campo de concentración para miles de bondad. Ojalá su ejemplo nos mueva a amar sin
enfermos desterrados. Todos eran sus amigos límites y a llevar nuestra cruz con esperanza.

Después de leerlos, los participantes conversan sobre ellos:


¿Qué tienen en común ambos relatos?
¿Qué fue lo que más les impresionó de esas vidas?
Tras unos minutos de reflexión, se hace la puesta en común.

Para reflexionar sobre la vida


El animador invita a los padres a dialogar a partir de estos relatos:
¿Qué lleva a ambos protagonistas a dar la vida por los otros?
Procuren recordar qué personas conocen, cercanas y anónimas, que también entregan a diario su vida
de diferentes maneras. ¿Qué hacen? ¿Por qué lo hacen?

Escuchamos a Dios que nos habla


El animador introduce el evangelio con estas palabras:
Si recorremos los evangelios encontraremos de cuántas maneras Jesús nos enseña a amar. Lo ha hecho
con su palabra y con su vida hasta el extremo de darla.
Sabemos que a Jesús le gustaba enseñar cosas muy profundas con relatos muy simples que se
denominan parábolas. Así nos explica cómo debemos amar.
El animador lee Lucas 10,25-27:
Maestro, ¿qué debo hacer para obtener
la vida eterna?
También puede leer las páginas 192-193 de La Biblia. Historias de Dios.
Luego invita a cada grupo a reflexionarlo, orientado por las siguientes preguntas:
¿Qué situación le plantean a Jesús?
¿Quiénes se la plantean?
¿Con qué tipo de relato les enseña Jesús?
¿Quiénes son los personajes de ese relato?

10 3
¿Cómo actúan? Detallar las acciones del samaritano.
Según Jesús, ¿quién se portó como prójimo del herido? ¿Por qué?
Después de un tiempo de trabajo, se hace la puesta en común.
El animador hace las aclaraciones que crea necesarias.
Los judíos consideraban “impuros” a los samaritanos porque tenían un origen muy dispar y se habían
separado del judaísmo oficial. Tenían otro templo aparte del de Jerusalén.
Los samaritanos eran odiados y despreciados. ¿Cómo podía amar Dios a esas personas? ¿Cómo podía
hacerles el bien? Jesús quiso poner de manifiesto que el Abbá no reconocía a nadie por su adhesión
o pertenencia a una religión o cultura concretas.
El sacerdote y el levita, hombres religiosos y cumplidores de la Ley, no podían entender esto. Ellos
“ven” al herido. El samaritano también lo ve. Pero a diferencia de los primeros, tuvo compasión de él.
El sacerdote y el levita prefirieron “salvarse”, no “contaminarse”, “cumplir con la Ley”. Pero se
olvidaron de la “persona” del otro.
A Dios Abbá le interesa, en cambio, que seamos como Él (como fue el samaritano), que sintamos
compasión por el otro. Para esto hay que ser una persona capaz de conmoverse por el otro, de dejarse
interpelar por la situación del otro, de no permanecer indiferente ante el dolor ajeno.
Cuando el Maestro de la Ley pregunta: “¿Quién es mi prójimo”, en realidad, la traducción correcta es:
“¿Quiénes son los compañeros con los que debo compartir mi pan?”. Entonces Jesús le responde a este
especialista de la Ley con otra pregunta: “¿Qué opinas tú? ¿Cuál de los tres el levita, el sacerdote,
el samaritano fue el compañero de este hombre que había caído en manos de los ladrones?”.
El Maestro de la Ley responderá: “Aquel que tuvo compasión”. Ese fue el que se hizo prójimo del otro.
El prójimo es en verdad el que es capaz de compadecerse del otro, al que se le conmueven las entrañas
por el otro.
Ese samaritano no pasó por allí “buscando hacer el bien”. No pasó pensando cuándo iba a tener
la oportunidad de “cumplir con el mandamiento del amor”. Simplemente pasó. Ese era su camino
habitual. Pero en esa oportunidad tuvo los “reflejos” para actuar frente al necesitado. E hizo por
ese hombre todo lo que hubiese deseado que hicieran otros por él mismo si se encontrara en
circunstancias similares.
Y hace todo lo que debe hacerse, no para cumplir con los mandatos de su fe, sino porque ese hombre
herido necesitaba que:
— Él se acercara,
— lo atendiera ahí mismo,
— lo llevara a un lugar seguro para completar su cura,
— pagara sus gastos
— y estuviera pendiente de él hasta que se recuperara del todo.
El animador puede añadir estas conclusiones.

Nuestro Padre Dios quiere que seamos samaritanos en nuestros caminos habituales, que nos
dejemos interpelar constantemente por las necesidades de los que están a nuestro alrededor y que
reaccionemos inmediatamente ante las necesidades de los otros.
Para reaccionar bien ante un encuentro imprevisto será necesario situarse en una postura de acogida,
que no podrá ser suficientemente rápida e inmediata si se lleva una mochila cargada de “uno mismo”,
de un sin número de actividades, muchas veces para autojustificarnos como “buenos cristianos”.
Hay que viajar sin equipaje para ayudar a los heridos que se encuentren en el camino. Y esos equipajes
a veces son armas ofensivas para juzgar al otro, para fichar al otro; o bien son armas defensivas,
que se utilizan para poner barreras entre el otro y yo.
Texto adaptado de Las bienaventuranzas, hoy, de Jean-Francois Six

10 4
Respondemos con fe
Oración final
Rezamos esta oración.
Señor, danos la gracia como Tú lo hiciste,
de donarnos, dando incesantemente tu Vida
de saber escuchar, hasta tu Muerte.
de acercarnos a los otros Danos la gracia de ver
para curarlos de sus heridas, cómo te sigues entregando,
de su soledad; día a día en la Eucaristía,
para sacarlos de su pobreza, y a través de tantos hombres y mujeres
de su ignorancia, de su abandono. que nos invitan con su testimonio
Que lo podamos expresar a seguir tus pasos. Amén.
con hechos concretos,

Compromiso
Los padres se comprometen a revisar su forma de amar a la luz del Evangelio.

Canto de despedida
Se termina el encuentro cantando:

Aleluya por esa gente


Los que tienen y nunca se olvidan que a otros les falta,
los que nunca usaron la fuerza sino la razón,
los que dan una mano y ayudan a los que han caído:
esa gente es feliz porque vive muy cerca de Dios.
Aleluya, aleluya por esa gente que vive
y que siente en su vida el amor.
Los que ponen en todas las cosas amor y justicia,
los que nunca sembraron odio, tampoco el dolor,
los que dan y no piensan jamás en su recompensa:
esa gente es feliz porque vive muy cerca de Dios.
Los que son generosos y dan de su pan un pedazo,
los que siempre trabajan pensando en un mundo mejor,
los que se han liberado de todas sus ambiciones:
esa gente es feliz porque vive muy cerca de Dios.

10 5
20 Nuestra familia, una Iglesia
doméstica donde aprendemos
a hacernos prójimos
Objetivos
Transformar las relaciones domésticas para que la familia sea una escuela de amor.
Convertir las propias familias en comunidades, especie de Iglesia doméstica.
Como familia evangelizada, cumplir la misión de evangelizar a otras familias, siguiendo lo que Jesús
le encomendó a la Iglesia.
Tender a la formación de pequeñas comunidades eclesiales a medida humana.

Nuestra vida
Bienvenida y oración
El animador da la bienvenida a los padres y se saludan unos a otros.
Se inicia con la Oración de los padres catequistas (ver en p. 8 del libro de los padres).

Compartimos la vida
El animador divide el grupo en pequeños equipos de 2 o 3 personas.
 es pide que realicen un intercambio de las experiencias cotidianas de la vida en familia. Por ejemplo: “Por
L
la mañana, se despiertan, se saludan, se preparan el desayuno…”. Así, hasta completar la jornada.
Les explica que no deben omitir nada por insignificante que parezca o por común que sea el acontecimiento.

Para reflexionar sobre la vida


 espués de unos diez minutos de diálogo, el animador propone una reflexión sobre qué valores, qué sen-
D
timientos se expresan en cada uno de esos gestos habituales en la vida familiar.
¿Cuántas redes de relaciones se establecen?
¿Se extienden a otros miembros de la familia: abuelos, tíos, cuñados, yernos y nueras…?
¿Cómo se viven esas relaciones?
El otro, ¿es honrado y respetado en toda su dignidad de persona?
El animador puede aportar esta conclusión:

Si entre los miembros de una familia: se demuestran sensible y habitualmente los afectos;
se resuelven conflictos; se da y se recibe el perdón; se comunican entre sí; se comparten bienes
materiales y espirituales; están disponibles todos para cada uno, tanto física como emocionalmente;
se sostienen mutuamente…
Podemos decir que constituye una verdadera comunidad de Amor donde se hace visible y encarnado el
principal mandamiento.

10 6
Escuchamos a Dios que nos habla
El animador reflexiona con los padres sobre estas cuestiones.

La familia, “especie de iglesia doméstica”


Esta comunidad de amor que es la familia tiene como punto de partida la consagración a Dios
por el “sacramento del matrimonio”.
En esta comunidad, sus miembros aprenden a vivir el amor al prójimo en los hechos concretos
de lo cotidiano. Aprenden a hacerse prójimos con el esposo o la esposa, con el hijo o la hija;
con el padre o la madre, con el hermano o la hermana.
El Concilio Vaticano II llama a esta comunidad “especie de Iglesia Doméstica” (Lumen gentium 11).
El Catecismo de la Iglesia Católica dice (n. 1657):
“El hogar es así la primera escuela de vida cristiana y escuela del más rico humanismo.
Aquí se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el perdón generoso,
incluso reiterado, y sobre todo el culto divino por medio de la oración y la ofrenda de su vida.”
Con esta forma de vivir, la familia da testimonio de su fe y también la anuncia y la da a conocer.
Por eso, la familia es como una iglesia en pequeño, que vive con su propio estilo doméstico
la misión que Jesús le encomendó a la Iglesia. Veamos cuál es esta misión.

La misión que Jesús encomendó a la Iglesia


1. La Iglesia vive para evangelizar
Evangelizar quiere decir anunciar la “Buena Noticia” de la salvación que nos trajo Jesús
con su Muerte y su Resurrección.
Todos los bautizados debemos ser fieles a esa misión profética.
Los padres cristianos cumplimos esa misión profética, en primer lugar, en el seno de nuestras
familias cuando anunciamos nuestra fe con la palabra y el ejemplo y acompañamos ese proceso
de crecimiento en la fe durante todas la etapas de la vida de nuestros hijos (Lumen gentium 11).
El papa Pablo VI dijo en la exhortación apostólica Evangelii nuntiandi acerca de la evangelización
en el mundo contemporáneo (EN 71):
“Dentro, pues, de una familia consciente de esa misión, todos los miembros de la misma
evangelizan y son evangelizados. Los padres no solo comunican a los hijos el Evangelio
sino que pueden a su vez recibir de ellos este mismo Evangelio profundamente vivido.
Por otra parte la familia, al igual que la Iglesia, debe ser un espacio donde esta se irradia.”
El papa Juan Pablo II dijo en la exhortación apostólica Catechesi tradendae sobre la catequesis
en nuestro tiempo (CT 68).
“La acción catequística de la familia tiene un carácter peculiar y en cierto sentido
insustituible... La catequesis familiar precede, pues, acompaña y enriquece toda forma
de catequesis.
Nunca se esforzarán bastante los padres cristianos por prepararse a este ministerio
de catequistas de sus propios hijos y dar su ejemplo con celo infatigable.”
Y toda familia evangelizada se convierte en familia evangelizadora, al igual que la Iglesia.
A partir del Evangelio profundamente vivido, la familia se convierte en un espacio donde
se irradia el Evangelio a otros miembros de la familia, y de otras familias, formando así pequeñas
comunidades eclesiales, de “fuertes vínculos entre sí, mediante la participación y comunión
fraterna que fortalece, a su vez, la vida de cada hogar”.

10 7
2. En la Iglesia celebramos la fe
La Iglesia, cada Iglesia particular, se reúne con regularidad para alabar y dar gracias a Dios,
para recordar y actualizar sus obras maravillosas, para orar en comunidad, para realizar y celebrar
el reino de paz y justicia. A esa acción de la asamblea cristiana la llamamos “liturgia”.
Los bautizados ejercemos así nuestra misión sacerdotal. ¿Dónde comenzamos a experimentar
esa misión? En el seno de cada familia.
Cuando rezamos como familia, somos familia sacerdotal. Y en esta pequeña iglesia doméstica,
la liturgia se vive de una manera diferente a la que estamos acostumbrados (se puede leer
el capítulo XXV “Iglesia doméstica” del libro Amor apasionado y compasivo. Una visión cristiana
del matrimonio, de J. Dominan, Paulinas-Criterio):
— el templo es la casa;
— el altar, la mesa familiar, donde se bendice y se reparte el pan;
— el matrimonio, auténticos ministros que se ofrecen y ofrecen su vida y su trabajo
(“su disponibilidad social, emocional, sexual, intelectual y espiritual es la base del
reconocimiento de Cristo en el otro”);
— al dar gracias por la presencia del otro, están dando gracias por la presencia de Dios
en medio de ellos;
— y con cada gesto, por trivial que sea, esta comunidad de personas se comunica y renueva
la gracia otorgada en el sacramento; se transforma y crece cada día como una comunidad
de amor que se irradia fuera de los límites de la familia y se integra a esa comunidad de
familia que es la Parroquia.

3. La Iglesia es una comunidad de servicio


Los bautizados ejercemos así la “realeza”, porque el Señor Jesús hizo de la realeza un servicio.
La fe anunciada y celebrada debe convertirse en obras concretas de servicio a los hermanos,
empezando por los más pobres, los marginados, los que no tienen familia.
La Iglesia doméstica tiene que tener sus puertas abiertas a los miembros más próximos
de su familia que están solos o han quedado solos, especialmente los niños y los ancianos
y “todos aquellos que no tienen familia humana por causas de abandono y pobreza”.
Esta Iglesia pequeña, fortalecidos sus miembros por la experiencia profunda de haberse hecho
prójimos de los más cercanos, tiene necesariamente que salir hacia otros “no tan próximos”,
por el efecto de la fuerza expansiva propia del amor de Cristo vivido y cultivado en su seno.
La Iglesia doméstica vive así su misión de realeza en el mundo, siendo servidora, “samaritana”,
solidaria y comprometida con la realidad cotidiana en todos los ámbitos que comparte, no solo
“anunciando la Historia de la Salvación, sino realizando la salvación de la historia”.

10 8
Respondemos con fe
Oración final
Rezamos esta oración.
Santo Dios y Padre Bueno,
te bendecimos por reunirnos
en familia para fortalecer
el amor de nuestro hogar.
Te damos gracias
porque Tú nos amas como Padre,
por la cercanía de Jesús, Hijo tuyo y hermano nuestro,
y por la fuerza del Espíritu que anima nuestra unión.
Trinidad Santa, Familia divina,
haz que nuestra casa sea un templo,
y nuestra mesa un altar,
que nuestro pan sea una ofrenda
y nuestro trabajo una bendición.
Eduardo Cáceres

Compromiso
Los padres se comprometen a pensar en familia “acciones samaritanas” para este tiempo.

Canto de despedida
Se termina el encuentro cantando:

Oración por la familia


Que ninguna familia comience en cualquier de repente,
y que ninguna familia se acabe por falta de amor.
La pareja sea el uno en el otro de cuerpo y de mente,
y que nada en el mundo separe un hogar soñador.
Que ninguna familia se albergue debajo del puente,
y que nadie interfiera en la vida y en la paz de los dos,
y que nadie los haga vivir sin ningún horizonte,
y que puedan vivir sin temer lo que venga después.
La familia comience sabiendo porqué y dónde va
y que el hombre retrate la gracia de ser un papá.
La mujer sea cielo y ternura y afecto y calor,
y los hijos conozcan la fuerza que tiene el amor.
Bendecid, oh Señor, las familias. Amén.
Bendecid, oh Señor, la mía también.
Que marido y mujer tengan fuerza de amar sin medida,
y que nadie se vaya a dormir sin buscar el perdón,
que en la cuna los niños aprendan el don de la vida.
La familia celebre el milagro del beso y el pan.
Que marido y mujer de rodillas contemplen sus hijos,
y que por ellos encuentren la fuerza de continuar.
Y que en su firmamento la estrella que tenga más brillo,
pueda ser la esperanza de paz y certeza de amar.

10 9
Notas
Índice
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Carta a los catequistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Plan general de los encuentros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Presentación del material . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
Plan general del primer año . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
Celebración de bienvenida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
1. Un alto en el camino de la vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
2. El “hilo primordial” en nuestras vidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
3. Tratando de encontrar la huella . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
4. Dios nos llama a vivir en su amistad (1) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
Anexo: Ilustraciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
5. Dios nos llama a vivir en su amistad (2) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
6. Dios nos habla, escuchémoslo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
7. En familia, compartimos la Palabra de Dios que nos enseña a amar . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
Anexo: Dramatización “Mi familia, tu familia, nuestra familia” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
8. La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
9. María, modelo para nuestra vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
10. Jesús, la buena noticia de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
11. Jesús, hombre verdadero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
12. Jesús es el Hijo de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
13. Jesús anuncia el Reino de Dios: los milagros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
14. Jesús revela el misterio del Reino de Dios: las parábolas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
15. Jesús proclama el misterio del Reino del Dios: las bienaventuranzas . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
16. Jesús nos revela a Dios como papá . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
17. Jesús nos enseña a orar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
18. Jesús nos enseña a orar como familia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
19. Jesús nos enseña a amar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
20. N
 uestra familia, una Iglesia doméstica donde aprendemos
a hacernos prójimos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106

También podría gustarte