Guerra Relámpago y Ocupación de Alcañiz

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Publicado el 

11 de enero de 2017 por PEDRO J. BEL CALDÚ.


 
El 9 de marzo de 1938 los nacionales lanzaron una ofensiva basada en la ágil
movilidad de sus tropas y una desmesurada potencia de fuego, ejecutada
simultáneamente por la artillería, los carros de combate y la aviación. Fue un
ataque sorpresa masivo, en un frente de más de 300 kilómetros, desde el
Pirineo hasta Montalbán. El ataque desmoronó y puso en fuga al ejército
republicano.

Su penetración culminó el día 14, tras un avance de casi 100 kilómetros en


cinco días, con la toma de Calanda y Alcañiz. Ampliada el día 16 con la toma
de Castelserás y el 17 con la entrada de los nacionales en Caspe y Alcorisa.

UNIDADES CONTENDIENTES.

El 9 de marzo de 1938, el general Yagüe, al mando del Cuerpo de Ejército


Marroquí, con el apoyo aéreo de la Legión Cóndor alemana, atacó en la zona
de Belchite. A su derecha la división de Caballería de Monasterio y la
Agrupación García Valiño como enlace del CTV italiano, allí se encontraron con
la resistencia inicial de las poderosas brigadas internacionales Lincoln –
Washington y MacKenzie – Papineau.

General Yagüe

Al día siguiente por la tarde, ocuparon la emblemática plaza de Belchite y se


lanzaron a la persecución de los internacionales que huyeron en desbandada.
En pocos días ocuparon, a gran velocidad y sin ninguna resistencia Escatrón,
Híjar y La Puebla de Híjar. Bordeando la derecha del Ebro, llegaron a las
inmediaciones de Caspe, donde se les opuso una tenaz resistencia. El 17
ocupaban la capital del Aragón Republicano.
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El CTV italiano (Corpo di Truppe Volontarie) al mando del General Berti, estuvo
en el centro de la operación, llevada a cabo en el sur del Ebro. Inició su ataque
en Rudilla el mismo día 9 de marzo. Los italianos salvaron, con facilidad, la
frágil resistencia opuesta por los republicanos. Siguieron por Ariño, Andorra y
Calanda hasta rebasar Alcañiz. Fueron apoyados desde el aire por su
propia Aviazione Legionaria, que bombardeó y ametralló, a mansalva, el frente
y la retaguardia republicanos. Esta operación fue, seguramente, la más brillante
de las realizadas por los “legionarios” italianos durante toda la guerra.

Frente a los italianos estaba el XII Cuerpo de Ejército de los republicanos,


prácticamente desaparecido en Rudilla, cuyos mandos fueron apresados en
Alcañiz. El XII Cuerpo de Ejército, que estaba dirigido por el General Juan
Ibarrola, en el Bajo Aragón estaba nutrido básicamente por milicianos de las
columnas anarquistas y de Esquerra Republicana que ocuparon el bajo Aragón
al principio de la guerra. Las antiguas columnas ya habían sido reconvertidas
en ejército regular. Situación que los milicianos nunca aceptaron de buena
gana y perseveraron en sus viejos defectos de indisciplina y oposición al
mando jerarquizado. Además. La rivalidad entre anarquistas y comunistas, les
creó dificultades para disponer del moderno armamento que llegaba de la
Unión Soviética.

Asaltando una posición


 
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Caballería de Monasterio

A derecha de los italianos operó el General Antonio Aranda al mando del


Cuerpo de Ejército de Galicia, con la 4ª de Navarra. El día 9 inició una
operación envolvente cerca de Vivel del Rio en la zona de Montalbán- Utrillas.
Ocupó, al asalto Las Coronas por la intrincada zona de Valdeconejos y
Escucha. El día 13 entró en Montalbán y Utrillas y el 17 de marzo ocupó
Alcorisa. Contó con el apoyo aéreo de la aviación nacional.

General Antonio Aranda

Tuvieron en frente al ya mencionado XII Cuerpo de Ejército de Ibarrola, que


opuso mayor resistencia que en otros sectores del frente, amparándose en lo
abrupto del terreno. Pero tuvo que ceder ante la presión de los nacionales y
detuvo su huida en la carretera de Alcorisa- Mas de las Matas. Al norte del
Ebro, la operación se inició más tarde. El 22 de marzo, coincidiendo con la
segunda fase de la ofensiva del sur, los generales Solchaga y Moscardó
iniciaron un ataque que les llevaría en pocos días a la conquista de Fraga y
Lérida.

PESIMISMO, DESALIENTO Y DESBANDADA DE FUGITIVOS.

Tras la derrota en Teruel y, ante el impulso de la ofensiva de Aragón, las


deserciones de los antiguos milicianos se multiplicaron. Un pastor de Monroyo,
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Domingo Castillo Cazcarra, que vivía en el Mas d’en Peris, cerca de la


carretera de Morella, lo cuenta así en sus memorias inéditas:

Soldados del CTV italiano entrando en Alcañiz

Los primeros días de marzo bombardearon Alcañiz y el día 12, por la tarde,
estaba con las ovejas en la dehesa. Oí un bombardeo a lo lejos y luego tres
aviones que iban hacia Mallorca. Habían bombardeado Alcorisa. Cuando llegué
a casa vi en la puerta a varios hombres que hablaban en castellano. Eran diez
o doce soldados que renegaban y decían cómo avanzaban los fascistas y que,
el día anterior, iban más de cien aviones bombardeando y ametrallando. Que
aquello no se podía resistir y se iban para casa. Uno, que iba armado, decía
que llevaba el cargador puesto, por si alguien pretendía hacerle regresar al
frente –eran voluntarios de primera hora y uno de ellos dijo:
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García Valiño con los presos liberados de Valmuel


 
Sí, yo mismo era uno de esos y pensaba que la guerra era otra cosa. Al
principio iba bien, pero ahora esto no se puede aguantar. Mi padre le espetó:
Pues ya ves lo que es una guerra ¿Os creíais que era ir de fiesta o qué? –

Esta escena se repitió con mucha frecuencia en los días siguientes. Y no es de


extrañar que los soldados huyesen desmoralizados en aquella situación. Hacía
ya mucho tiempo que las propias autoridades republicanas demostraban poca
confianza en la victoria de sus tropas.

Aunque lo que voy a relatar no tiene relación inmediata con los bombardeos,
por haber ocurrido cuatro meses antes, sí que la tiene en el proceso de
desmoralización de la tropa. El mismo pastor relata un hecho curioso, cuya
certeza no he podido constatar en otros textos:

Sería a finales de noviembre de 1937 (ocurrió el 31-11-1937) cuando una tarde,


mientras guardaba las ovejas, vi que pasaban muchos camiones y coches en
dirección a Alcañiz. Ya era de noche y continuaban pasando. Después de
cenar, mi padre y yo fuimos a la casilla a ver si el caminero sabía el motivo de
tanto movimiento, pero no sabía nada. Mientras estuvimos allí, los coches no
dejaron de pasar y nos fuimos a dormir. Dos días más tarde supimos que el
gobierno se había trasladado de Valencia a Barcelona. Un fuerte temporal de
lluvia, había provocado una gran crecida del Ebro, que impedía el paso por los
puentes de Amposta y Tortosa. En Vinaroz, tuvieron que desviar su ruta por
Morella, Monroyo y las Ventas de Valdealgorfa para cruzar el Ebro en Mora y
seguir su camino hacia Tarragona y Barcelona.

El gobierno había buscado una situación ventajosa para su eventual huida a


Francia que se materializó un año más tarde.

Los comisarios políticos de las unidades destrozadas perdieron el control de los


fugitivos y la desbandada se convirtió en el mayor problema de los mandos
supervivientes. Según el historiador J. Zugazagoitia, Vicente Rojo, Jefe del
Estado Mayor del ejército republicano propuso:

…que el gobernador general de Aragón dé una orden para procurar la


recuperación del personal huido a través del campo, y que se ampara en los
pueblos, imponiendo a las autoridades locales el deber de entregarlos a la
autoridad militar más próxima, y que ésta autoridad militar, con sus medios,
asegurara su recuperación.

Además ordenó el desarme de todas las tropas desmoralizadas y su envío, con


sus jefes, a Belmonte, La Cerollera y Ráfales.

CERRANDO BRECHAS.

Los nacionales, una vez alcanzada la línea del Guadalope, y conquistadas


Alcorisa, Calanda, Alcañiz y Caspe, se tomaron un respiro, que permitió a
Vicente Rojo reordenar sus líneas defensivas. Para ello no pudo contar con las
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unidades destrozadas del anterior frente de Aragón y trajo, a la desesperada,


las unidades de élite del ejército republicano: El V Cuerpo de Ejército de Líster
y la 3ª Divisíón de Tagüeña, ambos bajo el mando del prestigioso general
republicano Juan Modesto.

En sus memorias, Líster lo cuenta así:

…Rojo había llegado a Alcañiz y tomado personalmente la dirección de las


operaciones. Al día siguiente, 13, recibí la orden de poner la División en
marcha hacia Alcañiz y de presentarme yo mismo a Rojo, en ese lugar, lo más
rápidamente posible (Líster se hallaba en las inmediaciones de Sagunto). A las
diez de la noche del 13 al 14 llegué al Estado Mayor del XVIII Cuerpo,
establecido en Alcañiz. El estado en que encontré al jefe de ese Cuerpo,
coronel Heredia, y a su Estado Mayor, no podía ser más lamentable. A mis
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preguntas respondieron que no sabían por dónde iba el frente, ni dónde


estaban sus fuerzas y las del enemigo. Que lo único que sabían es que éste
había ocupado Calanda ese mismo día. Me indicaron dónde podía encontrar a
Rojo, no lejos de allí, en una casa a la orilla de la carretera de Alcañiz a
Morella. Me trasladé a ese lugar y Rojo me puso al corriente de la situación, tal
como él la conocía, de la conclusión a la que él llegaba y de sus planes. En su
opinión, una de las direcciones más peligrosas de la ofensiva era Alcañiz-
Valderrobres- Tortosa…dentro de su plan, la misión de la 11 División era hacer
de Alcañiz, y al norte y al sur de él, un fuerte centro de resistencia primero, y
luego el punto de partida del contraataque. Añadió que al amanecer iríamos los
dos a ver, sobre el terreno, los lugares principales de esa defensa. Después me
mandó a descansar un poco hasta la hora de salir hacia Alcañiz. Un par de
horas más tarde – cuatro de la madrugada – Rojo me despertó y me dijo que
ya no hacía falta reconocimiento de ningún terreno por Alcañiz, pues estaban
tocando las campanas de las iglesias, lo que quería decir que el enemigo lo
había tomado…

Tagüeña, con la unidad bajo su mando, estaba en las inmediaciones de


Madrid. Recibió la orden de trasladarse a Villarluengo pero, a su tardía llegada,
tuvo que situarse en la línea defensiva de Mas de las Matas- Monroyo y entró
en combate en plena batalla de La Codoñera el día 19 de marzo. Pero eso lo
contaré en mi próximo escrito.

Mapa del desarrollo de la 1ª fase de la Ofensiva de Aragón


 

BIBLIOGRAFÍA.
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BEL, Pedro J. “La casa del Sabinet. Historia de una familia de derechas”.
Barcelona: Autoedición, 2007.
 
http://books.google.es/books?
id=hPt_Nwq05lsC&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&ca
d=0#v=onepage&q&f=false
 
GARCÍA-VALIÑO Y MARCÉN, Rafael. “Guerra de liberación española (1938-
1939)”. Madrid: Imprenta Biosca, 1949

LÍSTER, Enrique. “Nuestra Guerra. Memorias de un luchador”: Zaragoza:


Ediciones Silente, 2007.
 
MALDONADO, José María. Aragón bajo las bombas. Zaragoza: Gobierno de
Aragón (2009)

ROVIGHI, Alberto y STEFANI, Filippo. “La partecipazione italiana alla guerra


civile spagnola“, vol. II Roma: Ufficio Storico dello SME, (1993).

SANZ PARERA, Miguel. “De Alcañiz a Morella (Marzo de 1938)”, Alcañiz:


ICBA, 2004.
 
SOLANO SANMIGUEL, Valentín. “Guerra civil en Aragón” Tomo III, Cuarte de
Huerva (Zaragoza): Editorial Delsán, 2006.
 
TAGÜEÑA LACORTE, Manuel. “Testimonio de dos guerras”. S.A. Barcelona:
Editorial Planeta, 2005.

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