Libro Eneagrama Bases by Ricardo Pineda
Libro Eneagrama Bases by Ricardo Pineda
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ENEAGRAMA
Ricardo Pineda
To d o s l o s d e r e c h o s r e s e r v a d o s a n o m b r e d e
Altamente SAS ® Copyright 2018 ©
2018
ENEATIPOS
Son nueve tipos de personalidades, en las cuales casi 8 mil millones de personas en el mundo se
catalogan. Son nueve tipos de amigos, nueve tipos de públicos diferentes, que van encontrar en las
conferencias y a quienes van a hallar facilitando y sirviendo. De este modo, serán nueve tipos de
coaching y nueve tipologías de personas que se descubrirán en terapias, en la vida, en el mundo y
en todos lados.
Esta herramienta tiene una particularidad muy especial que no se debe dejar de lado y es que en la
forma histórica se encuentra la circunferencia y la estrella de nueve puntas.
En un eneagrama se encuentran tipologías producto de algún suceso que haya vivido el niño en su
infancia y también un poco por la tendencia genética, por la influencia externa, cultural y las condi-
ciones sociales, ambientales y creencias.
El Pacificador
9
El Desafiador El Reformador
8 1
El Entusiasta 7 2 El Ayudador
6 3
El Leal El Triunfador
5 4
El Intelectual El Individualista
El niño se ubica en una de esas nueve puntas y desarrolla una de esas nueve facetas. Porque está
en una creencia, un trauma o una emoción primaria y desde ahí eligen vivir su vida en adelante. Por
ejemplo, algunos desde muy pequeños les queda el mensaje, de que, no está bien ser vulnerable, no
está bien confiar en la gente y como se dice en el argot colombiano “no se debe dar papaya”.
Por otro lado, el niño que aprende a defenderse de manera fuerte y quiere hacerse respetar, porque
lo más importante para él es que lo respeten, va a encajar en la tipología número ocho. Puesto que
va a querer buscar la fuerza y el dominio el resto de su vida. Por eso, se va a convertir en el desa-
fiador, en el más fuerte temperamentalmente en el eneagrama.
La tipología número nueve es el niño, que por ejemplo, cuando estaba pequeño aprendió a no
meterse, no opinar, no tomar partido, a quedarse en un lado. Aprendió que si se quedaba callado
estaba más tranquilo, que al opinar. No pedía las cosas que necesitaba porque no iban haber prob-
lemas en casa. Ese niño que aprende a quedarse callado, entiende que eso le facilita una zona de
confort y tranquilidad. Y se vuelve el niño pacífico, pacificador, conciliador; el que quiere estar tran-
quilito en su zona de confort.
También, se encuentra en el eneagrama el niño que cuando pequeño aprendió que tenía que ser per-
fecto, no podía cometer errores y tenía que ser educado. De esta manera, podría ser correcto y una
buena persona. Ocupa el lugar número uno en el eneagrama.
El número dos se encuentran los emocionales. De este modo, dos, tres y cuatro son las personali-
dades totalmente emocionales. Los primeros son más rabiosos, fuertes y dominantes; guiados por
el instinto, al cuerpo y a la comodidad. En cambio los emocionales no valoran las cosas, sino a las
personas.
Por lo tanto, el dos hace referencia al niño sensible y emocional genéticamente hablando. Pero que,
en su entorno aprendió a comprar el amor, hacer las cosas para recibir cosas, a dar cariño para reci-
bir cariño, a dar atención para recibir más atención; a dar y hacer para luego poder incluso exigir. El
número dos es el personaje más emocional y más consentido del eneagrama.
El número tres es aquel que aprendió (como se dice en la jerga Colombiana: “el que se enamora
pierde”) a no mostrarse débil, más o menos como el número ocho que son muy parecidos. Aprendió
que los sentimientos y las emociones son para guardarlas, que no vale la pena mostrarlas porque
esto lo vuelve débil, vulnerable, sufre y pierde. Además, se expone y le podría doler. Entonces, el
número tres cree que si bloquea el sentimiento va a estar más cómodo, contento y más feliz. Sin
embargo, es muy emocional y sentimental, pero hace lo mismo que el número nueve en el instinto;
ya que, el número nueve en el instinto lo niegan.
Por eso, pareciera el bonachón y el más pacífico del eneagrama sin serlo, porque en el fondo sigue
siendo instintivo. El tres pareciera no ser emocional y sentimental, pero ya lo sabemos, en el fondo
es el más emocional y el más sentimental.
El número cinco es el que necesita saber y tenerlo claro todo para sentirse seguro. El cinco, seis y
siete son tipologías mentales que están regidos por la misma emoción, el miedo. En cambio a nivel
emocional al dos, tres y cuatro los rige la vanidad.
Por su parte a los número ocho, nueve y uno los rige la rabia, la emoción subyacente, la cual llevan
dentro, los sacude y enciende a la vida.
Así mismo, el número cinco particularmente, es el tipo de persona que está refugiado en el intelecto
mitad genética y mitad cultura. Mitad genética porque no tiene la fuerza física, las destrezas y la
energía vital en su cuerpo que tienen otro tipo de personalidades y también el mundo le enseñó que
es peligroso, que no es confiable; que si sabe las cosas y las tiene claras se puede sentir más tran-
quilo. Por eso, el cinco siempre se refugia en el conocimiento, para sentirse sereno y fuerte.
El número seis, es el niño que aprendió desde muy pequeño a tenerle miedo al miedo y a todo. De
hecho, fisiológicamente tiende a ser más bajo de estatura, delgado, calvo y de gafas.
La tipología número siete se refiere al niño que sufrió, que tuvo dificultades en la niñez y fue muy
pobre; además, fue agredido pero no tenía la fuerza y el instinto que tiene un número ocho o un
número uno. Porque, el número siete es netamente mental. No tiene una genética intrépida, es bravo
en la cabeza pero no es agresivo desde adentro. Es el niño que no quiere volver a sufrir, que no quiere
volver a ser pobre, que no quiere vivir en escases y que quiere tener dinero, desea ser rico, tener
juguetes de niño y de grande poseer dinero.
LOS MIEDOS
El número ocho tiene miedo a ser dañado, a que lo irrespeten, a ser minado o controlado por otros.
Por ello la necesidad de dominar y hacerse respetar.
El número uno tiene miedo a ser corrupto, a ser incorrecto e imperfecto. Hacer las cosas mal y a que
se diga que no es excelente, que no lo hizo bien. Siempre está autoseñaladose, por eso maneja la
rigidez y la disciplina excesiva.
El número dos le tiene miedo a que no lo amen; sobre todo le tiene miedo a la soledad, a sentirse
solo. Es importante para la tipología número dos sentirse amado y querido.
El número tres siente miedo a no pasar en los libros de historia, a que no se hable de él, a no ser
famoso y reconocido. El miedo más grande es no ser visibles y que no los vean.
El número cuatro tiene miedo a no tener identidad, a no ser importante, a que no lo reconozcan por
lo que es. Por eso, el cuatro es auténtico. Por ejemplo, los chamanes y hippies siempre van a querer
ser muy diferentes a los demás. Van a pretender que los reconozcan, por que sienten miedo de llegar
a ser del montón.
El número cinco sienten miedo de ser inutil, a no saber, de no tener la cosas claras; ya que, si no lo
sabe no puede actuar. Tienen miedo a no tenerlo claro.
El número seis aunque lo tenga claro, le tiene miedo a todo, a lo que tiene claro y a lo que no. Dudan
mucho, son inseguros necesitan orientación. Les encanta ser la voz brillante de un líder, pero no ser
el líder.
El número siete tiene miedo a quedar atrapado en el dolor, a ser pobre, a que le toque vivir una vida
de angustia, necesidades y llegar a la vejez sin dinero trabajando para pagar las cuentas. Tiene miedo
de llegar a la senectud enfermo y solo.
El siete siente el miedo a quedar atrapado en el dolor; puesto que es más edonista y orientador.
El número uno desea siempre que todo esté perfecto, integro, correcto, impecable. En su puesto, en
el sitio, en la hora correcta y de la manera correcta.
El número dos desea que lo quieran, desea amor. ya que, se encuentra en su mundo del amor y
cariño.
El número tres desea ser valioso y tener valor. Hace todo lo que le de valor. Por ejemplo, utiliza
marcas de joyas, cosas valiosas, vehículos costosos y exóticos. Usa todo lo que le de valor para
sentirse importante.
El número cuatro desea ser sí mismo y que el mundo lo reconozca por ser auténtico. Desea poder
decir: “este soy yo”. por lo cual, esta tipología tiende hacerse pircing, tatuajes y se transforman
completamente. Es una manera de decirle al mundo esto es lo que llevo por dentro.
El número cinco desea saber, quiere tener las competencias y saberlo todo.
El número seis desea sentirse seguro; por ejemplo, tener el carro blindado, los ingresos residuales,
confort y seguridad.
5 4
Deseo de ser competente Deseo de ser yo mismo
Instintivos
9
8 1
7 2
3
Mentales 6
Emocionales
5 4
Antítesis
9
Tesis 8 1 Síntesis
Síntesis 7 2 Tesis
Antítesis 6 3 Antítesis
5 4
Tesis Síntesis
COMPORTAMIENTOS
El número ocho que es controlador, agresivo, impulsivo, fuerte, bravo, tenaz y violento.
El número nueve es todo lo contrario. Es decir nueve, tres y seis son tres tipos de personalidad que
se les dice en el eneagrama la antítesis de su propio centro. El número nueve es la antítesis del centro
instintivo, ósea que lo niega, no se le nota, ni se le ve. Pero que si lo instigan, molestan o fastidian
explota peor que el número ocho. Ya que, el ocho está acostumbrado a ser instintivo, fuerte, bravo
al igual que el uno, que está acostumbrado a ser temerario. Por su parte el número nueve no está
acostumbrado a usar la rabia, porque le gusta estar calmado.
Además, el eneatipo nueve es terco, obstinado, desentendido son de los que dicen: “déjenme
quieto”, “déjenme tranquilo”. En terapia no son fáciles y no llegan a consulta porque son apáticos por
naturaleza, callados, auto anulados; son calmados y de mirada seca. En cambio, los ocho buscan
ayuda, piden consejos; aunque sean controladores y agresivos van a terapias y a procesos de
coaching.
El número uno es agresivo, pero pasivo. Se guarda la rabia, es rencoroso y resentido. Por ejemplo:
emplea términos como “esto va para juego largo” y la agresividad pasiva. Además, es hipercontrola-
do, un crítico agresivo y controlador. El uno no bloquea la rabia, sino que la reciente y cada vez que
recuerda a la persona con la siente rabia vuelve y siente irá.
El número dos, es como dice el refrán popular: “de las aguas mansas líbrame señor”, ya que, es
mandón agresivo, se victimiza, culpador, quejoso, obcecado.
El número tres son trabajadictos, competitivos, desconsiderados, egoístas; pueden llegar a ser
falsos, oportunistas, camaleónicos. Saben a dónde se arriman y que palabra decir; además son ob-
sesivos, intensos y la vanidad los mata.
El número cuatro es ensimismado, introvertido, huraño, caviloso, que rumea sus propios pens-
amientos; es triste, depresivo e irritable. Emocionalmente es negativo y sería raro verlo feliz. Por lo
general, pareciera que si fuese feliz se saboteara.
El número cinco es en su faceta negativa y en su neurosis distante, Huraño, gruñón silencioso, ermi-
taño; no le gusta el contacto con las personas. Cuando se relacionan es para hacerlas pensar y
razonar. Pero, por lo general sus contactos son escaso, porque es escapista y sensible.
Recomendación: Ver la película “la teoría del todo” y “una mente brillante”.
El número seis es ansioso, vacilante, nervioso, preocupado, estresado, pensativo, obsesivo del
orden y la justicia.
El número siete en su neurosis le gusta la bulla, la parranda, “la tomadero de pelo”. Además, le gusta
estar haciendo reír a todo el mundo; es el bufón excitado, bullanguero, merecedor de todo, intensa-
mente pegajoso que busca público.
El número nueve se funde en los demás. La estrategia del nueve es no opinar, no meterse, no involu-
crarse.
Por su parte, El número uno busca corregir todo lo que ande mal. Es la persona que normalmente
regaña, da opiniones, con una sutileza agresiva pasiva. Quieren perfeccionar todo, por lo cual sirven
para hacer las cosas bien y por su misma naturaleza no los aguanta nadie y no se resisten a sí
mismos.
El número dos siempre tendrá la idea de “quiéreme por lo bonito que soy físicamente y lo bonito que
soy contigo” los cuidados, atenciones y sacrificios. La vanidad del dos es el afecto, es el cariño, y
por ello hacen cualquier cosa. Por lo cual, se desviven y se sacrifican. En el lado negativo viene el
reclamo y la victimización.
El número tres tiene vanidad de afecto, “quiéreme, acéptame y reconóceme como alguien brillante”.
Sólo le importa ser reconocido y pertenecer a un grupo afectivo, a una manada llena de cariño.
Quiere pertenecer a la masa, estar dentro de todo el mundo, ser parte del sistema, exitoso y brillar.
Hace todo lo que tenga que hacer para conseguirlo y siempre está por encima de su propia imagen
su éxito y vanidad personal, incluso de su propia familia, ya que es egoísta.
Para el número cuatro su estrategia es, “cómo a nadie le importa nadie”, enfocarse en el dolor que
siente todo el mundo. Pretende salvar de la injusticia al mundo, luchar por el abuso y el dolor de
todos.
En cuanto al número cinco, la estrategia es ser un ajedrecista perfecto del eneagrama. Se queda
quieto, mira y en el momento perfecto hace la jugada indicada. Su lema es “el que ríe de último ríe
mejor”.
El número seis tiene como estrategia ver el peligro en el mundo, los riesgos potenciales. Su lema es
decirles a todas las personas “que no confíen en nadie”. Le tienen miedo terrible a intentar cualquier
cosa, porque ven peligros donde no los hay.
El número siete se mete totalmente en el hedonismo. Su idea es “pasarla bueno, estar chévere, sen-
tirse bien”. Así suelten las responsabilidades y afecte el cuerpo; lo importante es pasarla rico.
Número uno: yo reformo, tengo la razón, yo controlo, puedo mejorarlo. Lo que hace que, se desinte-
gre el uno es no tener la razón.
Número dos: yo ayudo, soy útil, sé que necesitas, sé lo que te hace falta. El dos es hábil y astuto para
meterse por los espacios vacíos a las personas. Tienden a comprarse cosas materiales, cuando
siente que no están recibiendo amor.
Número tres: yo exitoso, yo hago las cosas, yo soy admirable. Eso le reafirma su personalidad y su
ego. Sin embargo, se desintegra en lo peor del número nueve, porque tiene que aprender a sentirse
cómodo cuando no sea exitoso o famoso y debe aprender a vivir con eso.
El número cuatro: soy único y original. A este número lo desintegra que lo vuelvan del montón,
porque su vanidad es “reconózcanme por los que soy”, “Mírame como soy yo”.
El número cinco: yo sé más y busco más conocimiento.
El número seis: dice yo soy bueno, nunca me porto mal, yo obedezco, soy leal y responsable. El seis
como no hace cosas nuevas, se estanca y no evoluciona. Por ello la vida le envía incidentes, para
sacudirlo y moverlo. Pero, cuando el seis entiende que el propósito y el sentido de la vida es llenarse
de seguridad y fuerza puede ser valiente, o cobarde y entender que con eso no va a ser feliz.
El número siete: yo me divierto, veo el lado positivo. Este número tiene que aprender que van a ver
momentos complicados, que las cosas a veces no salen tan bien y que la vida implica otras cosas
y todo no es fiesta. Además, debe aprender que la responsabilidad existe y que hay momentos com-
plejos.
Yo en paz, yo concilio,
no me complico la vida
9
Yo puedo, soy poderoso, Yo reformo, tengo la razón,
soy capaz 8 1 puedo mejorarlo
CONSIDERACIONES BIOLÓGICAS:
Número ocho: es grueso, gordo, acuerpado, retiene grasa, crea músculo. Fuerte, tiene energía física,
madrugadores y poseen testosterona.
Número nueve: tiene una biología en general que tiende a la gordura, energía pasmada, pasiva y un
metabolismo lento.
Número dos: de cara delgada, redonda y bonita. Cintura pequeña, caderas grandes, piernas tornea-
das. A los hombres les gusta verse acuerpados y van al gimnasio para verse más sensuales.
Número tres: va al gimnasio porque necesita verse más macho, más guerrero. Por ejemplo, los atle-
tas del mundo.
Número cuatro: son generalmente flacos de ojos caídos, “cari-triste”, piel palida, desgarbados.
Número cinco: son altos, estirados, de gafas y mirada fuerte. Tienen ojos estirados.
Número siete: normalmente no son calvos. No tienen estrés ni nerviosismo porque viven alegres.
Por ejemplo los dominantes como uno, cinco, siete, ocho y tres son personas que se tienen que
trabajar al principio suave pero con firmeza. Probablemente sean personas más de coaching los uno,
ocho y tres; sin embargo, no les gusta la consejería.
En el tema de las alas, es de resaltar que si tu eneatipo principal está en oscuridad, sus alas (si las
tiene desarrolladas) también estarán en oscuridad. Si por el contrario están en luz y en esplendor así
mismo estarán sus alas.
Las alas son el complemento perfecto de cada eneatipo, que le permiten evolucionar; por ejemplo,
el número nueve tiene dos alas, la uno y la ocho.
Fíjense en la imagen arriba, el nueve es el más pacífico y tranquilo, por eso necesita dos alas que lo
impulsen y fortalezca. El ala uno que es disciplina y organización; ala ocho que es fuerza y darse
valor.
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Compatibilidad entre eneatipos
Estando en su luz y en su faceta positiva todas son afines, posibles y compatibles. Mientras, vivien-
do en penumbra todas son incompatibles y tienen aprendizajes con dolor entre todas.
Vamos entonces a ver, cuales tipologías son las mas opuestas o antagónicas entre si:
Sin embargo, cuando las tipologías están en su versión más sana el tema florece y es bonito.
Nueve es pasivo, lento, apático, auto anulado; debe aprender a liderar, a mostrarse.
Uno es rígido, serio disciplinado, gruñón, mandón. Su aprendizaje es relajarse y aprender a ser feliz
Tres el aprendizaje es el compartir, aprender a trabajar en equipo, a ser leal con el equipo y honesto
con sus miembros.
Cinco el aprendizaje es integrarse en el ocho; volverse poderoso, ser decano, crear artículos de
libros, ser poderoso en el intelecto.
Siete debe aprender la profundidad; superar la superficialidad de la risa, de la vida trivial, de la fiesta.
El aprendizaje es comprometerse y liberarse.
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7 2
6 3
5 4
INTEGRACIÓN
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7 2
6 3
5 4
DESINTEGRACIÓN