Kullpi 8 - Preprint 4
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DIRECTOR
Mg. PIETER DENNIS VAN DALEN LUNA (Universidad Nacional Mayor de San Marcos).
EDITOR
JAMES QUILLCA CHUCO (Universidad Nacional Mayor de San Marcos).
Fotos de la Carátula: Vista de una construcción monumental tipo kullpi del sitio arqueológico de Chiprak,
Huaral.
Derechos reservados por el Editor
© PIETER VAN DALEN LUNA
Impreso por: Juan Gutemberg Editores Impresores E.I.R.L.
Jr. Rufino Torrico 577 – Lima, Perú. Teléf.: 426-5848 / 240-0523 E-mail: juangutemberg@hotmail.com
Primera edición: Noviembre de 2018
Tiraje: 500 ejemplares.
Impreso en el Perú Printed in Peru
Se terminó de imprimir en los talleres gráficos de Juan Gutemberg Editores Impresores E.I.R.L. en Noviembre
de 2020
KULLPI
“Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y
el Norte Chico”
Presentación
Pieter D. van Dalen Luna...............................................................................5
3
El patrimonio arquitectónico tradicional del pueblo de
Lampián, Huaral
Pieter D. van Dalen Luna y Enna Izaguirre Morla.......................................143
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PRESENTACIÓN
La revista Kullpi salió a la luz por primera vez el año 2004. Son 14 años que
se han publicado 8 números, con artículos especializados sobre la provincia de
Huaral, Huaura, Barranca y el sur de Ancash. En estos quince años se han desa-
rrollado nuevas investigaciones, las cuales vienen enriqueciendo el estado de la
cuestión sobre las ciencias sociales y culturales en esta región, contribuyendo a
conocer más sobre las tradiciones, interrelaciones culturales, religiosidad, etc;
pero sobre todo el proceso sociocultural e histórico de las sociedades que se han
desarrollado en este territorio.
En el presente número contamos con 11 importantes artículos. El primero
del historiador Luis Cajavilca Navarro, fallecido hace poco tiempo, nos dejó
una semblanza de la cultura Atavillos a partir de su trabajo titulado: “El reino de
los atavillos”, en el cual nos muestra las características de los principales sitios
arqueológicos, sus costumbres y tradiciones e interrelaciones con los pueblos del
valle del Chillón como Canta. El segundo trabajo es de la coautoría de Alfredo
Altamirano y Odón Rosales titulado: “Huamanismo: el segundo modelo del en-
foque teórico andino”, busca determinar la importancia de los apus, huamanis o
jircas en la religiosidad andina, el cual se convirtió no solo en un sistema reli-
gioso sino en un modelo que guiaba la vida de las distintas sociedades andinas.
Seguidamente, tenemos el trabajo de Pieter van Dalen Luna: “Contextos funera-
rios en áreas domésticas de un sitio residencial Chancay de Huando, Huaral”, el
cual reporta el hallazgo de contextos funerarios intrusivos de la cultura Chancay
en áreas domésticas, evidenciando que un sector rural de esta sociedad convivió
con sus muertos.
El cuarto artículo es de Jhonny Briceño Mejía: “Visitas pastorales a la doc-
trina de San Ildefonso de la Barranca (1654 – 1775)”, muestra el contenido de
un documento eclesiástico de Barranca referido a las poblaciones de Barranca
de mediados de siglo XVII. En seguida se tiene el trabajo de Edgardo Casasola
Balois titulado: “Sistema silvopastoril en la cabecera de la cuenca del río Chan-
cay (Perú)”, en el cual analiza una propuesta de desarrollo agropecuario para las
comunidades campesinas altoandinas de la provincia de Huaral. El historiador
Raúl Adanaqué Velásquez presenta el artículo: “El maíz, la chicha y las chiche-
rías: temas de nuestra historia”, presentando un análisis sobre la importancia del
maíz y la chicha para los pueblos andinos, desde periodos prehispánicos hasta la
actualidad.
También están presentes Pieter D. van Dalen Luna y Enna Izaguirre Morla
con el artículo: “El patrimonio arquitectónico tradicional del pueblo de Lampián,
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Huaral”, en el cual analizan las características del patrimonio arquitectónico tra-
dicional que pervive en el pueblo y distrito de Lampián, patrimonio articulado
con el proceso histórico que ha vivido esta localidad desde su fundación españo-
la a mediados del siglo XVI, hace casi 500 años. El octavo artículo es de Román
Robles Mendoza y Amador Amilcar Híjar Hidalgo: “Escenarios de música y
danzas andinas a fines del siglo XX”, analizando y caracterizando la música y
danzas principalmente de Cajatambo y el sur de Ancash en el proceso evolutivo
de las sociedades, como algunas han desaparecido y otras se han modificado
hacia finales del siglo XX. Es importante también el trabajo del arqueólogo Ye-
rovi Marcelo Gonzáles: “Ocurhuay: un asentamiento de agricultores atavillos,
ubicado en la cuenca del río Añasmayo, distrito de Atavillos Bajo–Huayopampa,
Huaral”, importante trabajo en el que reporta las características de un sitio rural
de la cultura Atavillos, desconocido para la arqueología; este trabajo contribuirá
a incrementar el conocimiento sobre esta sociedad, conociendo las interrelacio-
nes entre diversos asentamientos de diferentes subcuencas, principalmente los
investigados de las subcuencas superiores (Marca Piche, Araro, Purunmarca)
con otros de las subcuencas inferiores (Rupac, Chiprac, Añay).
Por último, tenemos dos importantes artículos. Primero el trabajo etnográfico
de Pieter van Dalen Luna, Clarissa Barrionuevo Tacunan y Rommel Plasencia
Soto: “Las manifestaciones culturales y la práctica del día de siembra comunal
en la comunidad campesina de San Salvador de Pampas, Huaral”, la descripción
de una festividad tradicional de la comunidad campesina de San Salvador de
Pampas en el distrito de Atavillos Bajos (Huaral) relacionado con la siembra
de maíz, una práctica que viene siendo reemplazada por el cultivo de frutales.
Finalmente tenemos el artículo del historiador Jhosiel Falcón Buitrón: “Un ma-
nuscrito de visita pastoral de 1636-1639 en el pueblo de San Pedro de Pallac,
Encomienda de Atavillos”, con información importante de un pueblo tradicional
altoandino de Huaral, documento que data de la primera mitad del siglo XVII.
Estamos continuando con el objetivo primigenio de esta revista como es el de
difundir las escasas investigaciones arqueológicas desarrolladas en el ámbito de
la provincia de Huaral y el Norte Chico.
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Kullpi, Investigaciones culturales en la
provincia de Huaral y el Norte Chico
Año 8, Número 8, 2018:7-20.
ISSN:1994-8948
RESUMEN
Los Atavillos de Canta comprendía la zona geográfica de los Yungas, Que-
chua y Janca del valle de Chancay y Carabayllo hasta la planicie del Mantaro,
Taramas y Huancayo. Por el norte hasta la zona donde se origina la Cordillera
Blanca y Negra, territorio de la cultura de los Huaylas. A la llegada de los espa-
ñoles, Francisco Pizarro suplicó al Rey que le otorgase veinte mil indios perpe-
tuos para él y sus descendientes en una provincia que llaman los Atavillos con
sus rentas, tributos y jurisdicción con el título de Márquez de dicha provincia.
Palabras claves: Atavillos, Canta, Mantaro, Chancay, Carabayllo.
ABSTRACT
Canta Atavillos understand the geographical area of the Yungas, Quechua
and Janca Chancay Valley and Carabayllo to the plain of the Mantaro, Tara-
mas and Huancayo. North to the area where the white and black mountains,
territory Huaylas culture originates. Upon arrival of the Spaniards Francisco
Pizarro begged the king to grant her perpetual twenty thousand Indians for him
and his descendants in a province called Los Atavillos with their rents, taxes
and jurisdiction under the title of Marquez of the province.
Keywords: Atavillos, Canta, Mantaro, Chancay, Carabayllo.
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020: 9-22
I. INTRODUCCIÓN
El reino de los Atavillos comprendía la zona geográfica de la provincia de
Canta, quebrada del alto Chancay, distrito de Atavillos Alto y Bajo, Pacaros,
Lampián, distritos de la sierra de Chancay, Huayllay y la planicie de Chincha-
ycocha. Pero, su lindero se extendía por el Norte hasta la zona donde se origina
la Cordillera Blanca y Negra, territorio de la cultura de los Hualla.
La antigua sede de los primitivos pobladores del “reino de los Atavillos” se
ubicó en la cuenca media y alto del valle de Chancay que, pasa por la extensa
planicie de Chinchaycocha, donde se encuentra incólume el bosque de piedra
de Huayllay, como paso de la protohistoria del reino de los Atavillos.
En sus inmediaciones y hacia la parte media se halla la población del distri-
to de Atavillos Bajo, bordeada de un mosaico ritual de chacras y parcelas que
albergan lozanas y relucientes cementeras de árboles frutales y variedades de
maíz. Por las alturas, se halla la población de los Atavillos Altos, en ella sus
montañas se coronan de nevados y entre sus cornisas se desplazan las nubes,
sombreando los pajares. Dentro de este cuadro de sugestivo paisaje, se alteran
las moles graníticas blancas y las frondas verdes, y es, donde los antiguos Ata-
villos desarrollaron una expresión cultural con caracteres propios y originales.
Uno de los hechos significativos en el desenvolvimiento histórico del pue-
blo de los Atavillos, es la conformación de los moradores antiguos en las par-
cialidades denominadas: Rupak y Chiprak, gobernados por los soberanos Li-
biac y Vilcachagua.
Los Atavillos, desde los albores de su aparición, fueron aguerridos e in-
domables, con sus propios medios de supervivencia se impuso a través del
tiempo, sin haber dejado de asimilar las influencias culturales de otras tribus
invasoras que llegaron a esta región.
La significación toponímica de los Atavillos deriva de la voz “Willo” que,
en el dialecto Kauki, significa “rebelde”. Similar configuración puede encon-
trarse en la voz Hualla que significa “Agreste de montañas”. Durante los pri-
meros oleajes migratorios que sucedieron en esta zona las tribus más impor-
tantes que llegaron a asimilar fueron: Chavín, Aymara y los Kaukis y después
vino el poderoso Estado Inka.
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Luis Cajavilca Navarro / El Reino de los Atavillos
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020: 9-22
a) Cultura Yauyos.
b) Cultura Atavillos.
3. Cultura Tiawanaco- Wari y subsiguiente epigonal (1000-1400)
4. Cultura Inca (1400-1535 d.c.)
a) Sumisión de los reyes andinos a los Incas (1400-1430)
b) Organización de los tampus incaicos de las quebradas andinas (1430-
1535) (Villiger 1979: 53).
Las cuencas de las vertientes del Pacífico fueron los grandes escenarios de
las migraciones étnicas, las quebradas del Chillón y del Chancay fueron corre-
dores transversales de acceso de la Costa a la Sierra y viceversa por lo cual los
que venían de arriba pugnaban por llegar abajo y los de abajo, arriba, al bajar y
subir chocaron con los que recién subían o bajaban y en esos choques morían
unos nacían otros por la mezcla de las sangres de quienes avanzaban en sentido
diferente. (Milla 1974; 59)
La organización interna de una etnia tiene que tener la característica de
“solidaridad viviente” como dijo el sociólogo ingles Tonnies “organización
espontánea y profunda expresión de la propia naturaleza”, una etnia debe ser
en primer lugar una jerarquía, una interdependencia funcional a la manera de
un organismo. Exigiendo la unidad de todos los elementos estructurales de
los que estaba hecho de la vida colectiva (Grieger, 1966: 232). Los atavillos
tenían una estructuración aun poco conocida, Maria Rostworowski afirma que
conformaban esta etnia los curacazgos de Piscas, Huamatanga, Cantamarca,
Socos y los Atavillos: “No se sabe cómo funcionaba esta unión de señoríos y
si formaban una confederación o tan solo una unión étnica esporádica” (Ros-
toworoski 1978: 157) quizá la confusión se da por la mayor importancia que
tuvo Canta a la llegada de los españoles y la decadencia de los Atavillos.
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Luis Cajavilca Navarro / El Reino de los Atavillos
nifiesta que la cultura Kauqui es más antigua que la presencia Chavín; lo que
se puede suponer es la influencia que sí se tuvo de Chavín ya que no se puede
precisar la llegada de los Kauqui, esta manifestación en su influencia la ob-
tenemos de los dibujos o petroglifos, hechos seguramente con instrumentos
metálicos, se ubican en Cheqta en el valle del Chillón, Anduymarca y Pampoco
en el pueblo de Quipán, 3400 m s. n. m. En unas cuevas (García 1989: 9) en la
actualidad los relacionan con creencias de sus ancestros, representan figuras de
serpientes, el sol, la luna, las estrellas, el jaguar, etc.
a) Los Kauquis
Se le denomina así a una etnia que se desarrolló en los primeros años de la
era cristiana, su idioma tiene el mismo nombre que hasta hoy se habla en el
pueblo de Tupe en Yauyos. Barranca lo considera protoaimara y Sir Clement lo
considera como un dialecto Colla o Puquina (Villar 1935: 53)
El Kauqui o Akaro tiene relación con el Arawak, y este tiene a su vez rela-
ción con el Kampa, el Piro, el Kumbo, el Yurua, el Kusitenerietc, son idiomas
de grupos selváticos, se tendría que estudiar el parentesco de las etnias y si hay
la posibilidad que estas llegaran de la Selva a la Costa o viceversa. La enparen-
tación de los Yauyos con los Puquinas, los Uchumi de las orillas del Titicaca es
evidente, estos grupos se unían en familias, vivian de la caza, la pesca, criaban
llamas, buscaban nidos de aves tejían balsas, los Laraos de Yauyos se insta-
laron en zonas lacustres. Los Kauquis se ubicaron en Marcapomacocha – La
Viuda. Se extendieron por dos fracciones los de Cullhuay y los de Acobamba
bajando por la quebrada de Arahuay.
b) Muchic
Ubicados en la Costa Norte, tenían su centro en Lambayeque y Chanchán
en Trujillo, llegaron por la costa hasta Canta y Carabayllo y por la sierra en la
provincia de Cajatambo y Canta. En la Toponimia de los pueblos de Lampián y
Quipán – Macas encontramos palabras de idioma Muchic como Yangas, Chu-
chun, Huachinga, Rancatama, Puquián, etc.
c) Influencia Tiawanaco-Wari
El poblamiento de la sierra de Lima que se inició, según lo mencionado
líneas arriba, por los Kauqui y luego los Muchic fue sobre poblada por la mi-
gración del Altiplano, tres fueron los grupos que migraron de sur a norte por
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020: 9-22
la sierra, Los Collas, Los Huanchos y los Huallas y los Atavillos, los Cauquis
lucharon miles de años por el predominio de Lima.
Según el padre Villar Córdova, estos grupos a su llegada a la Sierra de Lima
se instalaron en primer lugar en la cordillera de Pariacaca en Yauyos, Antar-
augra en Huarochirí, La Viuda en Canta y en Oyón, Huayhuash y Piruya en
Cajatambo.
Los collas u hombres que habitaban las punas, ocuparon la hoya del Manta-
ro y bajaron a Lima por las quebradas de la Provincias de Canta y Huarochirí,
donde hoy se ubica Collata, Jicamarca, Chacllas y Collos; bajaron por Yangas
y se instalaron en la vertiente izquierda del Chillón hasta Colli, Chucuito y
Callao.
Los Huanchos, hombres que habitaban las quebradas. En el río Chillón ba-
jaron por Huanchuy y ocuparon las márgenes del río, descendieron en el Rímac
por San Mateo, hasta Santa Eulalia y ocuparon ambas márgenes del Rímac.
Sus principales poblaciones fueron Huachipa, Carapongo, Caraponguillo, Ca-
xamarquilla, Carabayllo y los collis. Los huallas u hombres que habitaban las
llanuras o valles, bajaron por las quebradas de Carabayllo en la región de los
Atavillos y los lugares que ocuparon fueron: Carabayllo, Kopa Kabana, Ma-
ranga, Surco, Chuquitanta, Miraflores y Chorrillos entre otros. Con la llegada
de estos grupos se aceleró el desarrollo regional, al mismo tiempo traen el
conocimiento de sus culturas. Por la semejanza parental, posiblemente la in-
fluencia Tiawanaco-Wari, habría tenido mayor facilidad en su penetración. Lo
indudable es que en esta época de 500 años hasta 1200 d.C. (regresión cultural
andino), significa una intensificación muy marcada de conjuntos cuadrangula-
res bien organizados y el crecimiento demográfico por la mejora en las técnicas
agrícolas, andenerías, canales de regadío, la ganadería en aumento jugó un rol
importante como los ríos de la Selva y el mar en la Costa (Kauliche, 1947: 32).
Los movimientos de la influencia Wari se presentaron por la costa y avan-
zaron hacia la sierra, luego de la caída de esta, los serranos van sobre los cos-
teños. Ruth Shady afirma que la expansión Wari no fue mediante un imperio,
más bien se observa el acrecentamiento del prestigio de diversas culturas a
nivel regional y su distribución en direcciones diversas como relación mul-
tinacional, esto es una respuesta al no encontrar características comunes a un
imperio como la imposición de una lengua, fortines, centros administrativos
con exclusivas características Wari.
Estudiando el desarrollo interno de cada localidad y su relación interregio-
nal se puede explicar esta situación por una mejora en la productividad. En
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Luis Cajavilca Navarro / El Reino de los Atavillos
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020: 9-22
Canta era la ciudad más fuerte que estaba amurallada, se explica por las
constates luchas que tenían con los Colli, los Taramas y los Huancas por los co-
cales; al parecer la lucha por esas tierras, de la Chaupi Yunga, fueron también
con los Yauyos, Diego Ávila habla sobre la reducción que se hizo de 200 pue-
blos a 39 pueblos, la cantidad de pueblos los explica por las constantes luchas
que tenían, estos pueblos se encontraban en lugares altos y de difícil acceso
desde donde podían divisar al enemigo. Los cocales fueron, muy valorados en
esas épocas lo cual los impulsaba a las pugnas. El señor de Quivi entregaba
tributo al curaca de Colli, se estima que tenían una forma de alianza, y para una
salida pacífica de las pugnas cada señorío tenía el control sobre un determinado
campo de cultivo en Quivi (Murra 1972). Pero en estos lugares no todo era
guerra se tenía diversas maneras de mantener los vínculos ya que la viabilidad
y continuidad de las etnias dependía de su efectividad en satisfacer, evadir o
emplear en su provecho las presiones que ejercían los grupos vecinos más po-
derosos lo mismo que las sociedades estatales. En ese caso se encuentran ma-
nifestaciones de cooperación mutua entre serranos y costeños como ejemplo se
encuentra en épocas de sequía “ambos grupos se dirigían a las lagunas altoan-
dinas y con sus faenas mejoraban los canales”, otras manifestaciones fueron la
construcción de los puentes, etc. Adicionado a estas relaciones encontramos en
un trabajo realizado en los pueblos de Chaclla (Yauyos) y de Collacta (Canta)
presencia de ceramios muy similares, se manifiestan a un determinado motivo
decorativo y sus relaciones de intercambio (Cárdenas 1974: 39).
Los grupos asentados en lugares menos elevados, económicamente más ri-
cos, se desempeñan como fuerza menos transitoria pero magnética de oportu-
nidad económica para el serrano entrante con las tierras del valle intermedio e
intermediario económico en el valle (Dillehay 1987: 439). El control y acceso
a las tierras se daba por colonización vertical, por división de tierras, guerras o
accesos a los derechos de agua, de estos últimos casos se conoce que los Colli
otorgaron territorio a los Canta por el acceso al agua ya que estos se asentaron
en la cabecera del río.
En el manejo de comercio se tiene hallazgos de conchas de Spondylus en
la superficie de varios sitios, particularmente de Arahuay, al parecer este in-
tercambio con los costeños se desarrolló de mucho tiempo atrás. Su economía
basada principalmente en la agricultura se completaba con la caza, la pesca en
lagunas, e intercambio y la extracción de oro solo hasta hoy conocido en Chu-
quibambilla, utilizado de forma suntuaria.
En el caso de la agricultura de los cocales, Rostworowski afirma que en
tiempos pre-hispanos la producción pertenecía en primer lugar a las Huancas
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Luis Cajavilca Navarro / El Reino de los Atavillos
y seguramente a los sacerdotes. Este producto es sin duda valioso por su uso
suntuario y empleado para la masticación en las faenas agrícolas, ya que si no
lo conseguía cerca de sus comunidades debían pasar por lugares hostiles y et-
nias que codiciaban también la hoja o lo conseguían por convenio de trueques
(Rostoworoski 1973: 209). Los tres lugares de donde se conoce que se cultiva
la coca en estos tiempos son: Yaso, perteneciente a los Canta; Macas pertene-
ciente a los Colli; y Quivi que era el lugar de constantes disputas, esto solo en
el valle del Chillón; no se sabe acerca de cultivos de esta planta en el valle de
Chancay o en la quebrada de Socos, que al parecer tenían similar geografía y
clima. La excelencia de la geografía en Quivi fue declarada por Juan Yaure del
pueblo de Acuchay del repartimiento de Chaqlla cuando se iniciaron los juicios
por los cocales, dijo: “Eran tan buenas y se coxia en ellas tan buenas coca…”
(Probanza de Canta 1559, f. 158v-, citado en: Rostworowski 1973: 209).
En el mundo andino se tenía por generalizado el trabajo colectivo y la ayuda
mutua en el cual estudios actuales los denominan reciprocidad y conjuntamente
con la redistribución y el control vertical de la ecología, analizados por Murra
y Watchel, fueron los principios fundamentales de la organización socio-econó-
mica (Alberti y Mayer 1974: 15). Esta generalización puede tener variantes si
se estudia las características propias locales, en el caso de la reciprocidad que se
manifiesta simétrica dentro del ayllu por los vínculos de parentesco en el Anan
Atavillos se realizaba de forma simétrica y asimétrica, el cual dentro de las labo-
res agrícolas, la persona que daba su fuerza de trabajo para recibir otra a cambio,
cuando lo considere conveniente por día, recibir la fuerza de dos mujeres por la
de un hombre, (hasta la actualidad se realiza esta actividad y los pobladores no
confirman desde que época se viene realizando este tipo de reciprocidad).
Otra característica peculiar de esta etnia fueron las sucesiones de autoridad,
que se entregaba de persona a persona con vínculo de generación, Rostwo-
rowski que ha escrito al respecto se sorprende al analizar que las sucesiones
se daban en periodos muy cortos; es decir varios jefes eran sucedidos en corto
tiempo. Quizá esta forma de analizar pueda abrir un nuevo tema de estudio ya
que rompe con el esquema de las sucesiones por mandato divino y aun mayor
que la educación para los hijos de la elite no fueran diferente que de los comu-
nes, entonces ya no serían estos educados para gobernar.
V. URBANISMO Y ARQUITECTURA
En las investigaciones de campo realizadas a la etnia de los Atavillos, mues-
tran una arquitectura singular que primó desde la hegemonía regional hasta
las reducciones toledanas; sin embargo, a pesar de los años transcurridos se
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020: 9-22
conserva y no como ruinas sino como casi abandonadas, las cuales esperan los
trabajos que los arqueólogos puedan realizar para aumentar el conocimiento
que hasta hoy tenemos de la etnia. Como ya hemos señalado las marcas fueron
comunidades que albergaban a la población con un vínculo (un ancestro co-
mún), en el cual residía como un espíritu protector.
Las comunidades o aldeas que constituían las marcas, tenía como base la fa-
milia, que ocupaba la casa que guardaba los restos de sus mallquis, dicha casas
tenían el nombre de Kullpi, las marcas en conjunto formaban el Kuri y tenía
como jefe al Kuraca que significa “ el que gobierna”. Y el gran gobernador de
los Kuris Atavillos era el Astu-Kuri (Villar, 1935: 296).
Algunos nombres de Marcas espaciados en estas tierras:
- Canta marca (ubicada en Canta)
- Paria marca (ubicada debajo la ciudad actual)
- Huancho marca (ubicada en San Lorenzo)
- Auqui marca (ubicada en Huamantanga)
- Zepita marca (ubicada en Quipán)
- Shonco marca (ubicada en Quipán)
- Marca Willca (ubicada en Baños)
- Huanta marca (ubicada en Garhua)
- Paksa marca (ubicada en Pásak)
Entre otros.
Para tener un poco más detallada la arquitectura comentaremos sobre algu-
nas de las ciudades fortalezas de los Atavillos:
CANTAMARCA
De acuerdo con Villar Córdova (1935: 292) la palabra “Cantamarca” sig-
nifica “Cazadores de Vicuña”. Asimismo, el mencionado autor (1935: 294)
también añade que tal vez el término derive de “Candzamarca” que significa
“Pueblo de Tejedores”. Reporta que la producción textil fue una importante
actividad dentro de la población canteña; él ha establecido que la gente de
Cantamarca estuvo mayormente dedicada a la caza de camélidos.
Cantamarca es un asentamiento fortificado en la cima de la colina locali-
zada a 5 km al este del actual pueblo de Canta a 3600 metros. Desde la parte
alta se denomina una gran área. Este asentamiento fue el centro principal del
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Luis Cajavilca Navarro / El Reino de los Atavillos
Señorío de Canta, el cual ocupaba la parte alta del río Chillón antes que los
Incas conquistaran el valle. Para proveer una descripción del asentamiento de
Cantamarca, Villar Córdova (1935: 299) lo ha subdividido en 8 secciones in-
cluido las estructuras Inkas. Lo más remarcable de este sitio es la pared que
la circunda, el cual mide 2 m de ancho y 4 a 5 m de alto. Aparte de la muralla
defensiva, existen otras paredes que encierran un grupo de construcciones do-
mésticas de la parte más alta del asentamiento; la entrada principal de este sitio
estaba en el lado este, el sitio tenía un canal muy largo que colectaba agua del
Rantao, localizada a 2 km al este.
En el aspecto arquitectónico, las construcciones circulares de Cantamar-
ca se caracterizan por la presencia de columnas centrales que se encargaban
de sostener un techo. Esta columna presentaba una forma interesante, siendo
angosta en la base y ensanchándose en la cima, donde podía verse una falsa
bóveda. Estas construcciones presentaban una vía de ingreso principal que era
de forma rectangular y solo en algunas de ellas (en especial las de más de un
nivel), se encuentran presentes lo que serían ventanas u hornacinas.
Las unidades domésticas del sitio no tienen orden ni planificación. Las ca-
sas son llamadas Kullpi y tienen formas circulares. En muchos de ellos todavía
se ven los techos, sus entradas son pequeñas y tienen un pilar de piedra central
que soporta el techo. Varias de las construcciones tienen escaleras que dan ac-
ceso a cuartos subterráneos, el cual de repente sirvió como depósito.
CHIPRAK
La ciudad capital de los Atavillos, se encuentra ubicada en las faldas de un
contrafuerte que se desprende del nevado Mango, Atavillos Bajos. La altura
estimada es de 2800 msnm, extendiéndose sobre dos kilómetros, con una po-
blación muy densa.
Al nevado Mango se le considera pacarina y también se encuentra amura-
llado, se pueden distinguir caminos que llevan a la cima del nevado. En las
cercanías de la ciudad se pueden apreciar numerosas cavernas sepulcrales, en
los templos también se hallan cadáveres.
En algunos Kullpis se ubican pequeñas casas que las denominan mástabas.
Chiprak por ser ciudad principal estaba fuertemente custodiada por los ataques
de los vecinos, pero al parecer no pudieron contener a los incas que lograron
tener hegemonía sobre ellos. Por el oeste estaba resguardado por las fortalezas
de Rupac, por el sur la fortaleza de Añay, por el este la fortaleza de Corcopa,
por el norte la fortaleza de Huascoy.
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020: 9-22
RUPAC
Esta ciudadela se ubica en la región Quechua en un contrafuerte del nevado
Mango a 3475 msnm. Desde este lugar se puede divisar nevados, quebradas,
valles lejanos, el perfil del litoral; como otras ciudades es un lugar estratégico
para ver los movimientos del enemigo, está cerca a tierras aptas para la agricul-
tura, libre de aluviones y de huaycos, suelo compacto con afloramiento rocoso.
Las funciones de Rúpac fueron: militar, rodeada de otros pueblos, como
Chíprak tiene murallas y edificios similares a la capital; religiosa, era el centro
para núcleos menores; administrativo; al parecer la capital, por tener una alta
demografía no se abastecía y esta ciudad canalizaba los productos hacia ella
por su cercanía.
Al percatarse en los estudios urbanísticos de esta ciudad, Marussi Castellan
deduce que los edificios guardan relación con los grupos sociales, como: las
autoridades políticas-religiosas, los administradores y jefes guerrero, los espe-
cialistas, los servidores de los grupos de poder, los campesinos. Al parecer la
función defensiva de la ciudad se hizo presente desde el nacimiento de esta.
CONCLUSIÓN
La etnia de los Atavillos con las características expuestas en el presente
trabajo proporciona nuevos conocimientos para tenerlos presente en las in-
vestigaciones de otras regiones, cabría resaltar la organización, como lo dijera
María Rostworowski, sobre la sociedad y la economía. Al parecer los trabajos
de campo son muy importantes para comprobar las fuentes, pero se debería
abarcar un radio más amplio y no tan solo la quebrada, esto nos podría dar
una mayor información al respecto de la etnia. Todavía falta realizar mayores
trabajos arqueológicos y tener pendiente las fuentes orales. Cabría destacar
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Luis Cajavilca Navarro / El Reino de los Atavillos
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Kullpi, Investigaciones culturales en la
provincia de Huaral y el Norte Chico
Año 8, Número 8, 2018:: 21-53
ISSN:1994-8948
RESUMEN
El sistema religioso del huamanismo consiste en el culto a las montañas sa-
gradas, a los apus, auquis, auquillos, achachilas, jircas, ñawpa-machus, ruwal
y “abuelos”, entre otros, que ha dinamizado la vida cotidiana del poblador al-
toandino, principalmente de los pastores de camélidos, comerciantes y mineros.
Datos arqueológicos, antropológicos, etnohistóricos y geográficos permiten
plantear un origen autóctono andino y se extendió a lo largo del Tawantinsuyu
en los siglos XV-XVI. Cerros, volcanes, lagunas y puquios están asociados de
centenares de abrigos rocosos, cavernas, farallones, y pastos frescos, donde se
dinamizaron pastores de camélidos desde épocas formativas hasta la incursión
del imperio de los incas. Asimismo, se observa que cada región cultural ha
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
ABSTRACT
The religious system of huamanism is the sacred mountain cult to apus,
auquis, auquillos, achachilas, jircas, ñawpa-machus, ruwal, “grandfathers”,
and others, it has been dinamized to high people like camelid herders and mi-
ners. Archeological, anthropological, ethnohistorical and geographical dates
permitted to defend an origin Andean autochthonous and extended to long of
Tawantinsuyu at XV-XVI centuries. Hills, volcanos, lakes and puquios are as-
sociated to hundreds of rock shelters, caves, ravines and fresh grass, where it
moved thousands of camelid herders since Formative period until to incursion
of Inca empire. However, we observed that each cultural region has formed
socioeconomic nets and circuits, and their territorial bordering has been dis-
played across to fight and force of huacas huamanis. There were huamanis´
hierarchies that lived strongly to quotidian live of herders.
Keywords: Huamanism, sacred mountain cult, origin or Pacarina, central
Andean, herders, Cognitive Archaeology.
INTRODUCCIÓN
Al observar la impresionante formación pétrea, gigantesca y compleja de
la cordillera de los Andes, así como el inmenso mar del Pacifico con sus islas,
litorales rocosos, aves y peces, de algún modo influenció decisivamente en
el pensamiento del hombre andino. La confrontación entre los movimientos
astrales y siderales, cíclicos y eternos, con las actividades económicas y el
avance de la vida y la muerte generó el surgimiento de un pensamiento andino
sui generis acorde al desarrollo de diversas culturas andinas y diferentes de
otras religiones del orbe.
En el antiguo Perú, cuatro formas religiosas autóctonas habían interactuado
y dominado las relaciones sociales, económicas, políticas e ideológicas tanto
en la costa, en la sierra, en la ceja de selva y floresta. Nos referimos al chama-
nismo, huamanismo, huancanismo y huacanismo o wakanismo (Altamirano
& Arguedas, 2016). Sin embargo, debido al fuerte dominio de la teoría proce-
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Alfredo J. Altamirano Enciso y Odón Rosales Huatuco/ Huamanismo: El segundo modelo del enfoque teórico andino
1. En los trabajos clásicos de religiones “primitivas” destacan los de Evans-Pritchard (1949), Bastide (1959), Eliade (1991,
1966, 1951), Turner (1973), Millones (1979) y otros, refiriéndose al chamanismo y sus variantes como la religión más
arcaica de la humanidad.
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
2 Además véase Paredes, 1920; Otero, 1951; Mendizábal, 1964; Flores Ochoa, 1964, 1975, 1977; Delgado de Thays,
1965; Arguedas, 1966; Roel Pineda, 1966; Tschopick, 1968; Nachtigall, 1968, 1975; Casaverde, 1970; Marzal, 1970;
Núñez del Prado, 1970; Tamayo Herrera, 1970; Aranguren Paz, 1972, 1975; Bastien, 1973; Concha Contreras, 1975;
Gow y Gow, 1976; Ortiz, 1980; Huertas, 1981; Arroyo, 2003, 2004; Cavero, 1990; Quijada Jara, 1991; Tomoeda, 1993;
Zapata, 1998; Sánchez Garrafa, 2006 y otros.
24
Alfredo J. Altamirano Enciso y Odón Rosales Huatuco/ Huamanismo: El segundo modelo del enfoque teórico andino
Figura 1. Mapa de los Andes Centrales (Perú) indicando los principales huamanis men-
cionados en este artículo.
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
Figura 2: Modelo esquemático del sistema Huamanismo. Nótese los cuatro huamanis a
los puntos cardinales, la huanca, el puquio y el machay (pacarina). El control del movi-
miento solar y lunar por la huanca y el puquio.
apu= Rey (González Holguín, 1608: 43). Denominación respetuosa de los ce-
rros u orccos, en especial a los que se considera patrones o benefactores de
la comunidad que los reverencia (López & Millones, 2016: 255). Divinidad
montana milenaria de la región andina; espíritu o divinidad superior; deidad
andina; divinidad de la naturaleza. Espíritus tutelares que habitan en los gla-
ciales, en la pendería o en escarpadas rocosas. Ejemplos de apus son el im-
ponente Salcantay, Apu Pachatusan y Apu Awsanqati, entre otros. Asimismo,
existen apus masculinos, femeninos y niños. Se divierten, dialogan, trabajan,
se enfurecen, protegen y castigan a los hombres que no hacen el haywaqo o
pago a la tierra (Limón, 2006: 86). Los apus o huamanis son representaciones
antropomorfas con acólitos de serpientes y osqollos que emergen del Uku Pa-
cha para enseñar a los hombres a ser fieles, orar, reverenciar y ejecutar el pago
a los cerros (figura 3).
Gabriel Martínez (1983), en su artículo “los dioses de los cerros en los
Andes”, de corte antropológico, señaló que la más ligera comparación entre
datos — de diferentes etnólogos — relativos al “dios del cerro” (uno de los
más importantes dioses andinos), pone de manifiesto el carácter extremada-
mente contradictorio de esta deidad. Es decir, la gran variedad de apariencias,
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Alfredo J. Altamirano Enciso y Odón Rosales Huatuco/ Huamanismo: El segundo modelo del enfoque teórico andino
3 A La divinidad está parada sobre una superficie esferoidal de pintura roja densa que simboliza el ayán: espacio sagrado
del cerro o cielo de abajo; otro espacio sagrado es el pico; el color rojo es la sangre derramada de los sacrificados y pago a
la tierra; ambas serpientes son de tamaños diferentes: uno macho y otro hembra; con motivos de “8” que simbolizan los
puquios; el cinturón de Aia-Paec tiene decorado la “S” echada (arriba) que complemente a la “S” vertical de las serpientes
y debajo círculos negros con un fleco que simbolizan canales y puquios; en el suelo y al frente del dios hay un Strombus
(macho) y un calero o ishku-puru (femenino). Además, actúa como orador y suplicador al Dios de la Vía Láctea para
atraer el agua de los canales, todavía hoy los curanderos norteños lo practican para la medicina tradicional.
4 Los dioses de los cerros en los Andes. En: Journal de la Société des Américanistes. Tomo 69, 1983. pp. 85-115.
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
SIERRA NORTE
En la sierra ecuatoriana hay topónimos de cerros denominados “Catequi-
lla”, derivado de la lengua Cat, sierra de Cajamarca y relacionado con el Apu
Catequil. En 1999, John Topic ya en el Ecuador, identifica siete topónimos
“Catequilla” concerniente a dicho culto huamanista, utiliza documentos del
Archivo Nacional de Historia de Quito y estudia el impacto de la ocupación
inca alrededor de cada una de estas localidades y encuentra en cada caso una
fuerte presencia de mitimaes. También ejecutó una encuesta a los campesinos
que viven próximo a los sitios estudiados y concluyó que este término está
asociado a manantiales o puquiales que tienen abundante flujo de agua y con-
siderados medicinales.
En la provincia de Huamachuco existe un promontorio rocoso y sagrado
en el distrito de San José de Porcón, denominado Cerro Icchal, tomado de
la lengua culle. En 1997, John Topic y Teresa Lange de Topic, siguiendo la
información proporcionada por Juan de Betanzos (1551), Cristóbal de Albor-
noz (1616) y la relación de los Agustinos (1616), descubrieron la mencionada
huaca en el centro de esta provincia incaica. Al año siguiente, Topic inicia
las primeras excavaciones en una planicie al pie de Cerro Icchal, en el lugar
conocido como Namanchugo, sector de Miraflores. Estableciendo que Cate-
quil fue la huaca principal de Huamachuco y confirmó que sirvió como un
antepasado fundador, un oráculo y un apu. El cerro Icchal se articula a una red
de formaciones geomorfológicas íntimamente relacionada con la mitología de
Namanchugo. Catequil fue un héroe cultural, fundador de los linajes en el terri-
torio de los Huamachucos, considerado como un dios poderoso asociado con el
relámpago, que proveía de lluvias, la fertilidad y el bienestar de los pueblos. El
cerro Icchal evoca aquel Apu que identificaba al dios de los truenos y los rayos.
Su asociación respecto al poder fertilizante con el agua, fue simbolizada por la
presencia de ofrendas de mullu (Spondylus), Strombus y los canales elabora-
dos para funciones netamente rituales (Topic, 2000) (figura 5).
El mundo interno de los wamanis es el hurin ayan o cielo de abajo, consi-
derado un mundo paralelo donde viven los gentiles con sus animales sagrados
como cóndores, osqollos, venados, serpientes, zorrinos o áñas, zorros, vizca-
chas y ukush. Los puquios y oquedades de cerros eran las entradas o sali-
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Alfredo J. Altamirano Enciso y Odón Rosales Huatuco/ Huamanismo: El segundo modelo del enfoque teórico andino
Figura 4. El gran cerro del Imbabura, morada de un jirca o huamani (Taita), protector de
la etnia Carangue o Caranqui en quechua cusqueño (Espinoza, 1997: 463).
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
das conocidos como machay se depositaban los entierros humanos para que
descansen y viajen al ayan y luego sus espíritus se transformen en huamanis
poderosos, sus ancestros. Mientras más entierros humanos se depositen en los
machay, chullpas, kullpis, chucllas y chaucallas, estos pueblos se hacen más
poderosos.
El inmenso territorio andino que recorre la América del Sur en sentido N-S
o viceversa, localizado en un espacio altamente del cinturón volcánico del Pa-
cifico, con temblores, terremotos, ENSOs, sequías, granizadas, punas, glacia-
les, lagos, puquios, valles, quebradas, huaycos y llocllas, fenómenos que los
hombres andinos percibieron y sintieron durante toda su vida, tenían que darle
una concepción como la “naturaleza viviente”, muchos les denominaron como
Pachamama y Mamacocha, una dualidad como una familia, los cerros se re-
producían por doquier como las poblaciones andinas como Nasca, Moche, Re-
cuay, Chavín, Cupisnique, Chimu, Chanka, Chiribaya, Wari, Tiwanaku, entre
cientos de otras formaciones sociales entre la costa, sierra y selva.
Ellos tuvieron que representar en el arte, de alguna manera, su cosmovisión
de los huamanis a través de un símbolo o una figura animal que consolidase
la experiencia andina vivida. Nosotros consideramos aquí de modo hipotético
que sería la forma de una gigantesca serpiente con crestas y felinos voladores
o qoas. Sin embargo, Lumbreras (2008) para el arte Chavin la considera como
“dragón”, surgiendo su estilo dragoniano, más le faltó profundidad cognitiva
en su análisis espacial e ico-
nográfico (figura 6).
La apacheta es un término
de la mitología andina que
procede del quechua cusque-
ño de Apachita= Montones
de piedras, adoratorios de ca-
minantes (González Holguín,
1608: 43). Acúmulo de rocas
pequeñas superpuestas y de-
positadas exprofesamente
en determinados tramos del
camino inca; montículo pe- Figura 6. La serpiente felinizada en el arte Chavín
queño de formación rocosa; que simboliza la antigüedad, poder supremo y sabi-
creencia de los pastores-co- duría (Lumbreras, 2008)5.
5
A La roca en si simboliza al culto al agua y se dirige a los huamanis mayores de la zona. Las 3 serpientes que brotan de
su mejilla simbolizan al “Dios de la Vía Láctea”, más poderosa que el Sol.
30
Alfredo J. Altamirano Enciso y Odón Rosales Huatuco/ Huamanismo: El segundo modelo del enfoque teórico andino
merciantes que al emprender largos viajes dejaban sus “pagos” a los cerros
u orccos. Símbolo de protección de la Pachamama y huamanis. También son
marcadores territoriales, indicando el final de una cuenca y el paso hacia otra
quebrada o límite geográfico (figura 7).
En la sociedad Recuay también se representó a la divinidad antropomorfa
del huamani con tocado, aretes, collar y uncu decorado con figuras trapezoida-
les y punteados en el pecho (figura 8).
SIERRA CENTRAL
Según Van Dalen (com. pers. 2016), en el alto valle de Chancay, sierra de
Lima, los Atavillos veneraban a diversos auquis o huamanis como el Cerro
Mango que dominaba a los grupos de Atavillos Bajo (distrito de San Salvador
de Pampas), en cambio, el pico Churía para los pueblos de Marca Piche y Ata-
villos Altos (distrito de Baños) y el apu Quirupalca en el distrito de Vichayco-
cha. Entre estos grupos habían rivalidades por el control del agua desde la épo-
ca del Horizonte Medio y exhibían modelaciones cefálicas distintas (figura 9).
El cerro Mango Capac es un enorme promontorio rocoso localizado en la
margen derecha del rio Chancay y a 4906 msnm. Era el principal apu o auqui
de los Atavillos. Fue visitado por el padre
Córdova en 1920. Posee estructuras circulares y patios de pirca con fines
religiosos donde se sacrificaban camélidos para el culto a los ancestros y el
equilibrio ecológico del agua por estos grupos de pastores que vivieron durante
el período Intermedio Tardío (1100 a 1470 d.C.). Desde este sitio se observan
los sitios de Añay, Chiprac y Rupac, que simbolizan la belleza natural, el frio
y el calor, respectivamente (Cáceda, 2014) (figura 10).
Por otro lado, en el valle del Mantaro existe el glacial Auqui Cancha que se
observa nítidamente desde el valle de Jauja al igual que el glacial del Huayta-
pallana. En tiempos modernos se le conoce como el Nevado de San José de
Apata y se extiende hasta Andamarca, Comas, provincia de Concepción. Este
glacial se derritió hacia las décadas de 1970-1980. Se considera que los pobla-
dores de Pukiocucho y alrededores rendían pleitesía y lo describieron simbóli-
camente tal como fue hallado en el ceramio zooantropomorfo Wari de este sitio
arqueológico. En la actualidad la localidad de El Mantaro posee 5 arroyos y 8
manantiales vigentes, hubieron otros que fueron tapados por acción de sus pro-
pietarios y otros han desaparecido debido a los cambios climatológicos, donde
prevalece el aumento de la sequedad en el valle. Concluyéndose que el tema
del agua y su relación con los huamanis era crucial para entender las relaciones
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punas de Junín y Pasco (Arguedas, 1970; Arroyo, 2008; Ávila, 1598; Taylor,
1987). El control económico de la zona del Pariacaca era crucial para los yaros
ya que dominaban las alturas de Pasco y los altos valles de Supe, Chancay,
Huaura y Chillón desde el período Intermedio Temprano. Pariacaca era la ruta
importante entre los Xauxas, Huancas y Pachacamac (Ichsma) (figura 12).
Sirenios: los dioses de los puquiales
En el antiguo Perú existieron numerosos mitos y leyendas que revelan acer-
ca de seres que viven en el interior de los lagos y puquiales que estaban fuerte-
mente relacionados con los pastores de camélidos, difundiéndose desde Piura
y Cajamarca hasta Puno y Cusco. Estos seres tenían el rostro zooantropomorfo
de tuku o búho, brazos muy cortos, abdomen humano y patas o aletas de peces.
Representaban los tres mundos: el hanan pacha (el mundo de arriba), el kay
pacha (el cuerpo humano) y el uku pacha (el mundo de abajo o de los peces).
Las illas o conopas de camélidos eran los acólitos de estas divinidades que
tenían el gran poder del enq´a, que permitía la reproducción prodigiosa de los
rebaños. Desde Chavín, Ancash hasta Jauja y Ayacucho, por lo que hemos
hallado numerosas figurinas que serían parte del antiguo sistema religioso del
Huamanismo transportado por pastores de camélidos (figura 13).
SIERRA SUR
Al sur del Cusco existe otro conocido cerro que es un lugar de origen o
pacarina, denominado Tamputoco. Esta mole rocosa está localizada próximo a
Pacariptampu, perteneciente en los siglos XII-XV a la etnia Masca. Ahí exis-
tían 3 oquedades, por cada una de las cuales, de conformidad a un mito oficial
del Tawantinsuyu, emergieron a la superficie de la tierra los primeros antepasa-
dos de tres etnias famosas: Maras, Sutijs o Tampus y los cuatro hermanos Ayar,
uno de los cuales tenía por nombre Manco Cápac. El suceso mítico convirtió
al citado gran promontorio peñascoso en un auténtico santuario, donde reali-
zaban ceremonias religiosas con todos los rituales característicos. Constituía,
ideológicamente, la huaca oficial por excelencia, por haber jugado un rol muy
importante en el renacimiento de la etnia Inca, después de haberse refugiado
allí luego de su éxodo que siguió a la caída del Taipicala. A Tamputoco actual-
mente se le llama y queda en Mollebamba, provincia de Paruro, al suroeste del
Cusco (figura 14 y 15).
Por otro lado, el glacial Azapara constituye el principal huamani de los Ta-
yacajas, al noroeste de Huancavelica. Este término significa “lluvia de hielo” o
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Figura 7. Área de apachetas en el tramo a la ascensión del Cerro Mango, Atavillos, alto
valle de Chancay (Cáceda, 2014: Figura 4).
Figura 8. La Paccha del culto al agua en la cerámica Recuay (Carrión Cachot, 1955). Es
la representación del apu o wamani que controla y domina las enfermedades a través
del aire y rodeado de tres acólitos curanderas, en su frente, que dominan el aire y el
agua (canales) y asociados del yarqha. En el nivel inferior resalta el osqollo, ozqollo o
qoa con círculo en el pecho o vientre (camaquén) y las cruces representan la fertilidad
o enq´a.
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Figura 10. Reconstrucción hipotética de las estructuras sagradas del Cerro Mango (Cá-
ceda, 2014: Figura 8).
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Figura 11. El cerro Runayoq, la pacarina de los chukurpus, localizado al este del templo
solar de Huaytará, Huancavelica.
Figura 12. El glacial de Pariacaca, sierra de Lima, obsérvese los dos picos de la monta-
ña (Foto del autor).
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Figura 14. El cerro Tamputoco, Cusco, la Figura 13. Figurinas de los sirénidos masculinos en
pacarina de los maras, sutijs e incas, se- dos culturas andinas, el guardián de los puquios.
gún el mito (Espinoza, 1997: 460). Huamanismo. Izq. Divinidad masculina principal de
los Xauxa, 200 años d.C. del dios Apu Tuku, nótese
el símbolo de la “X” en la región abdominal de la
fase Usupuquio (Mallma Córtez, 2016: Figura 47).
Der. Figurina de Cerro Punta Blanca, valle de Lurín,
asociada al período Blanco sobre Rojo o formativo
tardío (Foto cortesía de Noé Jave Calderón).
Figura 15. El Apu o Huamani del Salcantay de la sierra sur, Cusco. Nótese las cuatro
sombras curvas de su falda norte que simbolizan su enorme antigüedad (Foto del autor).
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granizada y busca la armonía de los habitantes de esta provincia con sus dioses
de la naturaleza para asegurar la reciprocidad entre los hombres y divinidades.
Según Godofredo Taipe (1988 y 1991), para el fortalecimiento de la reciproci-
dad, los pueblos ofrendan los “pagos” o”pagapus” a los Tayta Wamanis.
El imponente glacial del Illimani, al norte de La Paz (Bolivia), sede de otro
poderoso Huamani, denominado Achachila de los Hatun Collas (Espinoza,
1997: 464) constituye otro claro ejemplo del huamanismo del sur (figura 16).
Datos etnohistóricos
Guzmán Palomino (2010) revela que las contradicciones entre las diarquías
y panacas cusqueñas durante la instalación del Tawantinsuyu generaban pug-
nas por el control del poder, el clero del culto solar, el ejército, las acllas y
los hatunrunas de las 50 llactas incaicas. Las historias regionales entre incas
y vencidos han sido escritas a favor de los vencedores de turno y lo mismo
ocurría a nivel de lucha de divinidades. Así, las relaciones sociales de poder se
habían alternado, rivalizando entre el Wakanismo y Huamanismo. Es decir, las
panacas del Hurin Cusco profesaban el culto a las huacas y al Sol (Wakanismo)
desde Manco Capac hasta Yahuar Huaca, en cambio, las panacas del Hanan
Figura 16. El imponente glacial del Illimani, al norte de La Paz (Bolivia), sede de otro poderoso
Huamani, denominado Achachila de los Hatun Collas (Espinoza, 1997: 464).
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CONCLUSIONES
En suma, denominamos Huamanismo o Wamanismo a la religión andina,
neologismo del quechua huamani o wamani. Culto popular y milenario a las
montañas o glaciales eternos que se denominan Achachila, Apu, Auqui, Auqui-
llo, Jirca, Ñawpa machu y Ruwal, entre otros. Está fuertemente jerarquizado
con la naturaleza, los puquios, el culto al agua y rige la vida cotidiana de los
pastores altoandinos. En el arte andino precolombino ha sido profusamente
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Figura 19. Las caravanas de llamas de Acos Vinchos, Ayacucho, un medio de transporte
andino milenario, a más de 4,000 msnm.
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Año 8, Número 8, 2018: 55-98
ISSN:1994-8948
RESUMEN
En el presente artículo presentamos las características de un conjunto de con-
textos funerarios recuperados en el interior de áreas domésticas Chancay en el
sitio arqueológico de Andoma, en Huando, valle bajo del río Chancay-Huaral.
En su mayoría, se trata de individuos femeninos e infantes, colocados intrusi-
vamente al interior de estas áreas, luego de la desocupación de estos espacios.
Palabras claves: arqueología, cultura Chancay, contextos funerarios, Hua-
ral, valle bajo, río Chancay.
ABSTRACT
In this paper we present the characteristics of a set of funerary contexts re-
covered within domestic areas Chancay at the archaeological site Andoma in
Huando under Chancay-Huaral Valley River. Mostly it is women and infants
individuals, intrusively placed within these areas after vacating these spaces.
Key words: archeology, Chancay culture, funerary contexts, Huaral, low
valley, Chancay river.
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INTRODUCCIÓN
Es poca la información que se conoce sobre las prácticas mortuorias de la
sociedad Chancay, en especial en el valle bajo del río Chancay-Huaral, área
nuclear de esta cultura. Sin embargo, conocemos que al igual que todas las
sociedades andinas prehispánicas, la muerte fue de gran significancia religiosa
e ideológica. Esta situación es corroborada en las complejas áreas funerarias,
ubicadas en el bajo Chancay, como Lauri, Macatón, Chancayllo, Pasamayo,
Tronconal, entre muchos otros.
Andoma, es un asentamiento político Chancay de mediana jerarquía, ubica-
do en la localidad de Huando, frente al cementerio Chancay de Sacachispa, en
el rincón del valle. Está conformado por dos sectores domésticos y un sector
administrativos. En los dos primeros, se ha identificado al interior de los recin-
tos, contextos funerarios intrusivos, colocados al momento de desocupación de
estos ambientes.
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METODOLOGÍA DE EXCAVACIÓN
Se realizaron un total de 24 unidades, de excavación, en área, de diferen-
tes dimensiones (según los objetivos de los mismos), distribuidos en los tres
sectores, de la siguiente manera: 9 unidades en el Sector “A”, 8 unidades en el
Sector “B” y 7 unidades en el sector “C”. El proceso de excavación fue por el
método tradicional (capas culturales), manejando las siguientes categorías de
análisis: capa cultural, elementos, muros arquitectónicos, hallazgos, contextos
funerarios, otros.
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Figura 1: Foto satelital del sitio de Andoma con sus sectores conformantes.
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2.- OFRENDAS
Los componentes rituales en este sector se pusieron en evidencia en poca
cantidad, se encontraron restos óseos de un canino (perro) consideramos que
esta práctica ritual es común en la mayoría de los recintos y el uso necesaria-
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mente de algún tipo de canino para realizar los “pagos” a nivel del basamento
del muro, el can se encontraba decapitado con un pedazo de tela envuelto a
nivel del cuello y lomo, posiblemente sea una forma de “pago” a la estructura
muraria con la finalidad de garantizar su durabilidad durante muchos años.
También se encontró ofrendas de camélidos, en regulares proporciones.
3.- DEPÓSITOS
En el interior de los recintos de los sectores A y C se han encontrado peque-
ños y medianos depósitos, conteniendo en su interior numerosos productos,
principalmente mazorcas de maíz. Estas edificaciones pueden ser semisubte-
rráneas, de planta ovalada y acceso en espiral, o cuadrangular; como también
pueden ser pequeños espacios delimitados con un murete, o compartimientos
cuadrangulares y rectangulares en el interior de los recintos.
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Capa A: Está compuesto por tierra de textura suelta, con inclusión de pie-
dras canteadas en poca densidad, de color marrón claro, recolectándose mate-
riales culturales dispersados en forma homogénea por toda la subunidad como
fragmentos de cerámica, botánico, malacológico. En medio de la subunidad
se localizaron tres piedras canteadas grandes presentando un eje de orienta-
ción este – oeste, en medio de dos piedras del eje este, se definió un contexto
funerario (Hallazgo 1).
Hallazgo 1: Entierro secundario disturbado de un infante localizado en me-
dio de dos piedras grandes pertenecientes al relleno de la capa A. Presenta una
longitud de 0.60m. y ancho de 0.40m. La posición del esqueleto es extendida
y tiene un eje de orientación norte – sur. No presenta el cráneo, por lo que se
podría definir que fue removido de su posición original de deposición. Está
envuelto en un textil llano. Se ubica a -0.95 m desde la cota de la unidad.
Siguiendo con la excavación de la subunidad y observarse que el relleno de
la capa A seguía instruyéndose por debajo del nivel del basamento de los Mu-
ros 1 y 3, se decidió hacer dos cateos en ambos lados de la subunidad, con la
finalidad de que los muros no pudieran colapsar, pues los muros estaban cons-
truidos teniendo como base solamente el relleno el cual es inestable. El primer
cateo se excavó hasta una profundidad de 0.68 m y el segundo 1.05 m, iden-
tificándose luego la capa B, constituida por la roca madre, de color plomizo.
En el caso de la Subunidad 2 se localiza en el lado norte de la unidad, te-
niendo como limites hacia el sur al Muro 5 de eje este – oeste, hacia el oeste al
Muro 2 de eje norte – sur, hacia el norte con el límite de excavación y hacia el
este con el Muro 4 de eje norte – sur. La secuencia estratigráfica identificada
es la siguiente:
Capa Superficial: De similares características que la otra subunidad, de
0.42 metros de grosor.
Capa A: Conformado por tierra de textura suelta, con inclusión de piedras
canteadas de diversos tamaños, tiene un color marrón claro y un espesor de
0.50m. Se recolectó material cultural como cerámico, textil, botánico, óseo
animal y malacológico.
Piso 1: piso de barro compacto de 0.05 m de grosor, con inclusión d epie-
drecillas menudas. En el basamento del Muro 2 presenta revoque con el Piso
1 por lo que están asociados.
Capa B: Parte del piso se encuentra destruido por lo que se practicaron
dos cateos en ambos lados de la subunidad, pero al retirar el relleno de la capa
del lado este, se encontró concentración de material botánico (chala de maíz,
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3.- UNIDAD 5: Esta unidad tiene una dimensión de 10 m (Este – Oeste) por
9m (Sur – Norte), y ha sido dividida en siete Subunidades según la disposición
de los espacios arquitectónicos. Por la complejidad de la secuencia estratigrá-
fica y por ser materia del presente artículo, el estudio de los contextos fune-
rarios, nos ocuparemos de aquellas subunidades donde se hallaron contextos
funerarios.
La Subunidad IV está dividida en dos áreas: la primera denominada como
Espacio Abierto y la segunda denominada Recinto 1. El Recinto 1 está deli-
mitado por los Muros: M-9 (lado sur), M-10 (lado oeste), M-12 (lado norte)
y M-13 (lado este). La secuencia estratigráfica identificada al interior de este
recinto es:
Capa Superficial: No es homogénea en todo el recinto, por el declive del
terreno. Tiene un grosor aproximado de 0.20 m. Presenta abundantes piedras
canteadas (producto del colapso de muros), con presencia de material botánico
en abundancia. Se identificó el hallazgo 1, conformado por un pedazo de textil,
disturbada y en descomposición, con representaciones de aves.
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y al norte el Muro 4. Presenta como medidas: 2.50 m (eje este – oeste) por 3.55
m (eje sur – norte). La secuencia estratigráfica de este recinto 5 es la siguiente:
Capa Superficial: Conformado por piedras canteadas de diversos tamaños,
de color oscuro, entremezclados con tierra compacta y cañas en el lado sur del
recinto. Presenta un grosor promedio de 0.14m.
Capa A: Conformado por tierra de consistencia suelta, de color marrón os-
curo, mezclado con piedras canteadas de diversos tamaños, de 0.40 m de es-
pesor en promedio, con inclusiones de material cultural como fragmentaria
cerámica, textil, botánico y malacológico. En esta capa se registró además un
contexto funerario.
Contexto Funerario 1: Ubicado en el lado norte del recinto, junto al Muro
4. Consiste en el entierro primario de un individuo adulto, dispuesto en un eje
oeste – este, depositado sobre su lado izquierdo, con el cráneo orientado al norte
y con los miembros inferiores semiflexionados. Está envuelto en un textil (far-
do) el cual le cubre casi todo el esqueleto y sujetado con soguillas de vegetales,
solo se observan algunos huesos, como el fémur derecho, el iliaco y algunas
falanges del pie. El textil que lo envuelve es de manufactura llana. Se ubica a
una profundidad de -2.35 m a partir
del punto cero de la unidad. No se ha-
lló materiales asociados.
Capa B: Está conformado por un
piso (Piso 1), de consistencia com-
pacta, de color marrón claro y con
0.04 m de espesor. Este piso no ocupa
todo el recinto, solo es un fragmen-
to, localizado en el lado norte del re-
cinto y el cual fue fracturado en su
lado norte para depositar el Contexto
Funerario 1. Se localiza a -2.43 m de
profundidad a partir del punto cero.
Capa C: Está conformado por el
relleno inferior del Piso 1, conforma-
do por un estrato de tierra de textura
suelta y de color marrón oscuro, mez-
clado con piedras canteadas peque- Figura 24: Vista del contexto funerario 1,
ñas. Presenta un espesor de 0.15m. unidad 27.
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Figura 28. Mandíbula del entierro de mujer Figura 29. Sacralización del coxis del
adulta con dientes completos de Andoma. entierro de mujer adulta, Andoma.
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Figura 37 (derecha): Doble sacralización de Figura 38: Sacro con L5 y coxis fusionado
femenino adulto monópara. (doble sacralización) de Mujer adulta E-8.
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Figura 39. Cráneo de mujer adulta E-4 Figura 40. Ampliación del cráneo de mujer
de 30- 40 años con severas fracturas adulta de 30–40 años con severa fractura
antemortem y perimortem. Las flechas perimortem de la órbita derecha (flechas
indican la fuerte violencia sufrida por negras) y el arco zigomático (flechas ama-
esta persona. rillas).
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2. Individuo
Sobre los restos óseos humanos se han analizado los restos de nueve indivi-
duos completos. De estos nueve individuos, siete corresponden al sexo femeni-
no; hallándose dos niños pequeños, cuatro adultos (25 a 40 años), dos ancianos
(50 a 60 años) y un individuo no identificado. La mitad se halló en posición
extendida o flexionada, ocho al interior de fardos. Tres individuos se hallaron
descontextualizados. (Tabla 2).
Estos cadáveres fueron preparados exprofesamente, cosidos con cuerdas y
envueltos en textiles, por lo menos con 3 envoltorios y depositados en posición
sedente. El traumatismo facial era frecuente en las poblaciones humanas adultas
de los Chancay, afectando principalmente el macizo facial y la abertura piri-
forme nasal. Algunos individuos tenían hojas de coca (Erytroxilum novogra-
natense) depositados a la altura del abdomen y otros con algodón (Gossypium
barbadense) en sus rostros de colores crema y marrón.
TIPO DE DIMENSIONES
UNIDAD CONTEXTO FORMA
ESTRUCTURA Largo Ancho Profundidad
2 Hallazgo 1 No definido
2 Contexto Funerario 1 Matriz Irregular 2.40 2.20 0.55
4 Contexto Funerario 1 Matriz Ovalado 1.30 0.75 0.36
5 Contexto Funerario 1 Matriz Cuadrangular 1.21 1.11 0.44
5 Contexto Funerario 2 Matriz Irregular Disturbado
22 Contexto Funerario 1 No tiene
22 Contexto Funerario 2 No tiene
27 contexto funerario 1 Matriz Rectangular 1.85 0.63 0.51
27 contexto funerario 2 Matriz Ovalado 1.82 0.48
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EDAD
UNIDAD CONTEXTO SEXO POSICIÓN FARDO ESTATURA
(AÑOS)
2 Hallazgo 1 3-4 F Disturbado SI
Flexionado en
2 Contexto Funerario 1 30-40 F SI 1.56
decúbito dorsal
Flexionado en
4 Contexto Funerario 1 50-60 F decúbito lateral NO 1.55
derecho
Flexionado en
5 Contexto Funerario 1 50-60 M decúbito lateral SI 1.61
izquierdo
No
5 Contexto Funerario 2 F Disturbado NO -
definido
Flexionado en
22 Contexto Funerario 1 2.5-4 M SI -
decúbito dorsal
22 Contexto Funerario 2 25-35 F Disturbado SI 1.53
Extendido en
27 Contexto Funerario 1 30-40 F decúbito lateral SI 1.52
izquierdo
Flexionado en
27 Contexto Funerario 2 30-40 F SI 1.52
decúbito dorsal
Los hombres tenían una estatura media de 1.60m y las mujeres entre 1.45 y
1.54m. Los cráneos son del tipo braquicéfalo y solían modificarse con el tipo
tabular erecto y algunos del tipo bilobular propios del valle de Huaura y Chan-
cay. Por las caries y quistes observados podemos inferir que la alimentación
se basaba en elevado consumo de carbohidratos procedente de gramíneas y
tubérculos (Tabla 3).
3. Asociaciones
Entre los materiales asociados, a pesar de la poca cantidad hallada en cada
contexto, existe diversidad de materiales, tanto al exterior como al interior del
fardo. Algunos fueron enterrados con perros y otros con camélidos. Los caméli-
dos son en su mayoría restos de ofrendas funerarias, depositando cráneos y patas.
La alpaca (Lama pacos) y la llama (Lama glama) eran los animales domésticos
de los agricultores Chancay. Estamos considerando que había un tipo de caméli-
do domesticado de cruce genético entre llama y alpaca o llama del tamaño de una
alpaca, al cual se conoce como chasa-llama; el cual producía abundante vellón y
estaba bien adaptado en el litoral del norte chico (Altamirano 1987), (Figura 42).
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EDAD RASGOS Y
UNIDAD CONTEXTO SEXO
(AÑOS) PATOLOGÍAS
Niña con envoltorio textil a modo de far-
do, posición flexionada, sedente, portaba un
chaleco largo que alcanzaba hasta la rodilla.
2 Hallazgo 1 3-4 F Ausencia del cráneo, mandíbula, dedos de la
mano, del pie y escápula derecha. Asociada
del cuello patológico de un perro.
Flexionado, sedente, completo, con hojas de
Contexto coca en el pecho. Tiene modelación cefálica
2 30–40 F del tipo bilobular, sacralización del coxis y
Funerario 1 leve espondilólisis en el cuerpo vertebral de
L4-L5.
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cay (Leyva; 2009, van Dalen, Altamirano, Grados y Castillo; 2013). Por lo que
la llama jugó un papel muy importante en la vida cotidiana de los yungas.
Los cérvidos fueron cazados en áreas de lomas, utilizando boleadoras o
redes, identificado como el venado de cola blanca o luychu (Odocoileus vir-
ginianus) que vivía densamente en las lomas próximo a los cerros del valle de
Chancay. Las astas halladas en los contextos domésticos indican que fueron
utilizadas como herramientas tipo percutor o martillo. Desde tiempos arcaicos,
el venado ya era cazado y sus huesos aparecen en los contextos arqueológicos
de Caral en el valle de Supe (Shady; 2006), y para los períodos tardíos en el
Castillo de Pasamayo en Chancay (van Dalen; 2012a).
La presencia de elevada cantidad de perros (Canis familiaris ingae) en los
contextos funerarios de Andoma sugiere que estos animales jugaban un papel
importante en el viaje al otro mundo como psicopompa debido a la fidelidad
de guardián y cariño que demostraba el animal en vida. Los perritos tenían sus
cráneos del tipo braquicéfalo, de baja estatura, con pelos de color marrón y
ocre-amarillento, y tenían las patas cortas y arqueadas. Debido a la corta edad
indican que estos carnívoros fueron sacrificados. Hay traumatismo de cuello y
sacro, lo que apuntaría a plantear que había luchas entre perros hasta causarles
severas lesiones osificadas y siguieron viviendo (Figura 30). En uno de los
contextos se halló el fardo de un niño pequeño acompañado de su perro.
Los cuyes (Cavia porcellus) se encontraron en menor porcentaje, bási-
camente el cráneo y mandíbula. Es posible que los hombres de Andoma,
estaban utilizándolos como elemento central de ritual y arrojados en los
contextos funerarios y también algunos de estos fueron consumidos (Alta-
mirano 1983).
Sobre el humero del cóndor (Vultur gryphus) hallado en Andoma podemos
comentar que este fue arrancado del cuerpo produciéndose microfracturas en
las áreas articulares. Asimismo, en el sitio de Cerro Punta Blanca, valle de Lu-
rín, se hallaron diversos huesos de cóndores en contextos funerarios, los cuales
también dejaron marcas de descuartizamiento (Jave 2013: 45).
Finalmente, concerniente a los roedores silvestres eran los ukush, identifi-
cándose 2 tipos: Phyllotis pictus y Phyllotis albus. Del cual podemos afirmar
que su número en el período Intermedio Tardío del valle de Chancay era ele-
vado, apuntando que había plagas de roedores. Estos fueron restos de comida
de la lechuza de campanario (Tyto alba) que vivía en las huacas y capturaba
a los roedores en pleno vuelo que abundaba en los campos de cultivo de maíz
y campos abiertos. Por eso, las lechuzas eran veneradas y consideradas los
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Pieter van Dalen Luna/ Contextos funerarios en áreas domésticas de un sitio residencial chancay de Huando, Huaral
Figura 43: El perro marrón de Andoma (Canis familiaris ingae) de cráneo braqui-
céfalo es propio de la costa norcentral, debido a su color fue utilizado para fines
funerarios.
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
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Pieter van Dalen Luna/ Contextos funerarios en áreas domésticas de un sitio residencial chancay de Huando, Huaral
4. Modelación cefálica
La modelación cefálica ha sido una práctica muy común entre las socieda-
des prehispánicas tardías de los Andes Centrales. Las investigaciones desarro-
lladas en los sitios Atavillos (cuenca alta del río Chancay) de Purunmarca en
San Miguel de Vichaycocha (van Dalen; 2016) y en Rupac en San Salvador
de Pampas (van Dalen, Grados, Medina y Malpartida; 2016), demuestran que
fue una práctica muy común.
De los nueve individuos recuperados durante las excavaciones de Andoma,
como contextos intrusivos al interior de áreas domésticas de la cultura Chancay,
cuatro presentan modelación cefálica; tres de ellos corresponden a individuos de
sexo femenino y uno a un niño. De las tres mujeres, una presenta modelación
cefálica de tipo bilobular, otro tabular oblicua y el tercero del tipo tabular erecta.
El niño, por su parte, presenta modelación del tipo tabular erecta.
La aplicación de procesos para obtener la modelación cefálica era con fines
de distinción social, posiblemente con el fin de identificarse como miembro
de un ayllu o de la actividad realizada.
93
KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
CONCLUSIONES
Las investigaciones arqueológicas desarrolladas en el sitio arqueológico de
Andoma, permitieron recuperar nueve contextos funerarios al interior de áreas
domésticas. Estos contextos fueron intrusivos tras la desocupación de estos es-
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Pieter van Dalen Luna/ Contextos funerarios en áreas domésticas de un sitio residencial chancay de Huando, Huaral
pacios, por lo que datarían de finales del Tawantinsuyu o del periodo de transi-
ción Tawantinsuyu – Colonial. Estos contextos funerarios presentan estructura
funeraria simple, conformada por simples matrices elaboradas al interior de
rellenos, pisos o depósitos; solo en dos casos las paredes de las matrices han
sido revestidas con piedras canteadas con argamasa.
Cuatro de los nueve individuos presentan modelación cefálica, lo cual era
una práctica muy frecuente entre la población Chancay. Las actividades econó-
micas desarrolladas por estos individuos era mayormente la agricultura y en un
caso la textilería. Entre las paleopatologías o malformaciones identificadas en
estos individuos figuran: espondilólisis en el cuerpo vertebral, hipervasculari-
zación en huesos y lesiones por golpe. La estatura promedio para los hombres
era de 1.60 m y para las mujeres entre 1.45 y 1.54 m. Todos los individuos se
presentaban enfardelados.
A pesar de haberse hallado pocos materiales asociados, tanto al interior
como al exterior de los fardos, existe cierta variedad. Se han identificado restos
de animales como: camélidos, cánidos, cuyes, venados, roedores pequeños y
parte de un condor. También hay restos botánicos correspondientes a algodón,
maíz, pacae, lúcuma, junco y coca utilizada en el ritual funerario. Un individuo
presentaba una lámina de cobre al interior de la boca. Asimismo, se halló una
valva de mullo (Spondyllus) y de choro. Los textiles que componían los fardos
eran llanos, salvo un caso (con decoración lineal) no presentaban decoración.
Se hallaron los instrumentos agrícolas asociados a un individuo de sexo feme-
nino, lo que evidencia que se dedicaba a la agricultura.
Reconocimientos
Un reconocimiento a los arqueólogos que han participado en los trabajos
de investigación. Al licenciado Anibal Apaico Flores (Jefe de campo), Bach.
Cirilo Cornejo Condeña (Asistente), Martin Rodriguez Huaynate (Asistente),
a los entonces estudiantes de las universidades San marcos, San Luis Gonzaga
de Ica, Federico Villarreal y San Cristóbal de Huamanga, quienes participaron
desinteresadamente en dicho proyecto. A las autoridades del programa Cons-
truyendo Perú, Zonal Huacho. A los trabajadores y vecinos de las localidades
de Huando y Santísima Cruz de Sacachispa. Al Dr. Alfredo Altamirano, quien
realizó los análisis de antropología física en gabinete.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Año 8, Número 8, 2018: 99-111
ISSN:1994-8948
Recibido: 03/04/2018
Aceptado: 05/06/2018
RESUMEN
El estudio de vida eclesiástica en el norte chico (siglos XVII-XVII) nos
lleva a analizar el desarrollo de sus protagonistas y sus actitudes frente al
proceso de adoctrinamiento típico del sistema colonial. Cabe indicar que una
de las formas más efectivas para conocer el estado de las doctrinas, eran las
visitas pastorales. Trataremos de brindar algunas características de esta ac-
tividad específicamente en la doctrina de La Barranca, ubicada al norte de
Lima y dependiente de ella.
Palabras claves: Visitas pastorales - Doctrina de indios - Repartimiento -
Curato - Cofradía
ABSTRACT
The study of ecclesiastical life in the Norte Chico (17th-17th centuries) leads
us to analyze the development of its protagonists and their attitudes towards the
typical indoctrination process of the colonial system. It should be noted that one
of the most effective ways to learn about the status of doctrines were pastoral
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
ABSTRACT
El objeto de una “visita” es el conocimiento personal de la conducta de
los párrocos y de los demás sacerdotes residentes en la doctrina parroquial o
curato. Era deber del prelado tener noticia individual del manejo de cada uno;
por ese motivo, visitaba el templo parroquial con todas sus dependencias; este
recorrido minucioso les servía para describir al detalle la iglesia y verificar su
estado de conservación; asimismo, como resultado de la visita, realizaba un
inventario de los libros sacramentales (bautismos, matrimonios y defuncio-
nes), de ornamentos, alhajas, vasos sagrados y padrón general de los feligreses
(Morón, 2009, p.13)
Queda claro que la visita pastoral servía para saber el statu quo de la igle-
sia, de sus líderes, pertenencias así como de los fieles que los habitaban (en
el concilio de Trento, se dispuso que todas las parroquias tenían que poseer
los libros sacramentales o parroquiales, esto a modo de registro civil de aque-
lla época). Este acto era obligatorio, necesario y a decir de José Jesús García
y Antonio Irigoyen López; la documentación emanada de una visita pastoral
ofrece muchos ángulos de estudio: institucional, jurídico, económico, artístico,
sociabilidad religiosa, mentalidades. El objeto de la visita era doble; una real,
en cuanto revisa el conjunto de bienes y su administración; y la otra personal,
puesto que el obispo es pastor de personas, tanto eclesiásticas como laicas y
procura identificar cualquier comportamiento irregular para buscar su enmien-
da o corrección (Zubieta, 2005, p. 312)
Vale decir, que, en general las visitas pastorales nos aproximan al conoci-
miento del desarrollo y desenvolvimiento de la sociedad colonial, muchas ve-
ces llena de excesos. La Barranca colonial (en lo eclesiástico) era dependencia
del Arzobispado de Lima, situación que permanece hasta la actualidad. Hoy en
día los documentos coloniales están custodiados tanto en el Archivo del Obis-
pado de Huacho, como el Archivo Arzobispal de Lima, ambos repositorios
fundamentales con documentaciones que enriquecen la investigación y desata
pasiones entre los estudiosos de las ciencias sociales (vale decir que el Archivo
del Obispado de Huacho custodia información colonial fundamental para el
estudio y tratado de la sociedad barranquina de dicha época).
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las limosnas y que no obligue a los cofrades y mayordomos dar más derechos
por la celebración de las fiestas (Tineo, 2010, p.30) Por si no fuera mucho, el
cura Sánchez Vadillo, quiso tomar las riendas de la cofradía del Santísimo Sa-
cramento, fundada en la iglesia del dicho pueblo. Según declaración del vecino
fundador y mayordomo de dicha cofradía, Juan Fernández Jordano, dicho cura
había querido contravenir la costumbre para hacerse dueño de dicha cofradía y
mandar a los mayordomos como si fueran indios, queriendo tomar cuentas no
teniendo comisión para ello y que pusiesen cepo y caja de depósito a donde se
pusiesen las limosnas y que todo pasase por sus manos.
A finales del siglo XVII, el cura de la doctrina de la Barranca y Supe, José
de Castro, manifestó al Arzobispo Melchor Liñán y Cisneros, que han resulta-
do diferentes alcances a las fábricas de aquellas iglesias y renta de la cofradía
del Santísimo Sacramento. Era el visitador general Fray Martín de Hijar, obis-
po de la concepción (Chile).
A principios del siglo XVIII, la doctrina ubicada en el valle de Pativilca fue
visitada por el obispo auxiliar de Lima, Francisco de Cisneros y Mendoza. El
cura de dicha doctrina era el licenciado Don José de Montenegro, que al igual
que los demás curas lo hallaron por buen hombre y de buen proceder y cuida-
do; prueba de ello fue que:
“[…] a los enfermos le servía de comer a su casa y los socorre; Y que aplica
mucho cuidado para que todos oygan misa los domingos; Y días de fiesta, en
cuya conformidad declaramos aver cumplido con la obligación que le yncunba
como cura en la administración de los sacramentos; Y el exercicio del oficio
[…]” (AOH, Serie Visitas Pastorales, Legajo 2, Expediente 29, año 1704)
Pasada la visita al valle de Pativilca, y a pesar de que su cura, Don José
de Montenegro fue considerado como hombre justo, no todos parecen haber
estado de acuerdo con este adjetivo. Se puede inferir que algunas personas
callaron acerca de algunos problemas que realmente acontecían en dicho valle,
o en todo caso, que los problemas hayan iniciado al finalizar la visita de 1704.
Se pueden encontrar dos archivos en el cual se observa la actitud “monetaria”
de dicho cura Montenegro, la primera de ellas formulada por José Escurel de
los Ríos, mayordomo y fundador de la cofradía de la Purísima Concepción, y
responsable de la fiesta y procesión anual, pagando por ella cuatro pesos de a
nueve reales, manifiesta que:
[…] el licenciado don Joseph de Montenegro me pide por dicha fiesta doce
pesos y siendo así que Ilustrísimo obispo auxiliar [Francisco de Cisneros y
Mendoza] mando que solo pagase por dicha fiesta, procesión […] los dicho
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Jhonny Briceño Mejía/Visitas pastorales a la doctrina de San Ildefonso de la Barranca (1654 – 1775)
quatro pesos y medio como los llevaban los curas antecesores […] para lo qual
se me despache el recado necesario que será justicia que pido. (AOH, Cofra-
días, Legajo 6, Expediente 2, año 1705)
Esta petición, causada por el excesivo costo por las misas cantadas en días
festivos, se puede corroborar por otra hecha por Cristóbal Barreto, mayordomo
de la cofradía de Jesús, María y José, además de la Purísima Concepción, que
en su argumento dice que el cura:
[…] lleva por cada misa cantada que se celebra en las festividades que te-
nemos entre años, doce pesos, no debiendo por arancel llevar más que quatro
pesos y quatro reales y [a] menos que no le den los dicho doce pesos no quiere
hacer fiesta alguna desatendiéndose de lo que dejó dispuesto el obispo auxiliar
[Francisco de Cisneros y Mendoza] en su visita. (AOH, Cofradías, Legajo 6,
Expediente 3, año 1705)
El año 1719, el mismo arzobispo de Lima; el Ilustrísimo Señor Doctor Don
Antonio de Soloaga, visitó el pueblo de Pativilca, hallando las iglesias “arrui-
nadas, caídas e indecentes” para la administración de los santos sacramentos y
que en muchas de ellas se hallan sus fábricas y cofradías con rentas competen-
tes para poderla componer y reedificar. Se observa claramente el descontento
del Arzobispo, por el estado de dichas iglesias, que según propia confesión se
encontraban malas, todo ello “por descuido y flojedad de los mayordomos y
demás administradores” (AOH, Serie Visitas Pastorales, Legajo 3, Expediente
23, año 1719).
El arzobispo Antonio de Soloaga también se mostró descontento cuando
visitó el pueblo de la Barranca en junio de 1719; a pesar del buen recibimiento
que le diera el cura de dicha doctrina, licenciado Andrés de Queregasu, en las
puertas de la iglesia. Soloaga observó malas costumbres y proceder en perso-
nas del pueblo y:
[…] ha tenido notoria por denunciar de algunas personas timoratas que en
este dicho pueblo asisten, se usa y acostumbra curar los niños de mal de ojo ha-
ciendo sobre ellos varias ceremonias con palabras, señales y oraciones que se-
gún lo natural no pueden tener tal virtud, ante si es todo supersticioso y contra
la pureza de nuestra fe. (AOH, Serie Visitas Pastorales, Legajo 3, Expediente
24. 22 junio de 1719).
Asimismo, el arzobispo llama la atención a los clérigos por sus licencias,
que las considera “diminutas y otras limitadas”; asimismo por la poca aplica-
ción que le dedican a la ciencia moral y su forma de uso. Por ello da orden de
que dichos clérigos viajen a Lima, para ilustrarse en lo que los limita.
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Del Sínodo que sale de los tributos de los indios quinientos treinta y nueve
539.6 ¼
pesos seis reales un cuarto
De una capellanía fundada en pedazo de tierras en el pueblo de Supe anexo
40.
al de la Barranca cuarenta pesos que es lo más en que se arrienda
De fiestas de ambos pueblos, es a saber de Barranca y Supe que no están
rentadas y que voluntariamente hacen los feligreses por su devoción ciento 199.4
noventa y nueve pesos cuatro reales
De misas mensuales de cofradías de ambos pueblos de supe y Barranca
que no tienen renta alguna y que se pagan de la limosna que voluntaria-
mente ofrecen los feligreses a los mayordomos que ellos mismos destinan 189.
que las pidan, y cuando se recoge que son ochenta y cuatro al año, que a
dos pesos dos reales por ser cantadas son ciento ochenta y nueve pesos
De las obvenciones contingentes como son entierros, casamientos, vela-
ciones, ofrendas de bautismo y algunas misas que suelen mandar cantar por
450
devoción algunos feligreses por sus votos ascenderá al año a cuatrocientos
cincuenta pesos.
De la primicia de ambos pueblos beneficiándola trescientos cincuenta pesos 350
1768.2 ¼
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ANEXO
Causa de visita seguida por el visitador Doctor Don Josef Antonio de
León, contra el cura Domingo Álvarez de Ron, sobre su vida, costumbres
y administración de los sacramentos, año 17741
El Señor Visitador general Doctor, Don Josef Antonio de León aviendo con-
cluido con la visita inventarios y lo demás conducente al cargo de su incidencia
de esta doctrina de San Gerónimo de Pativilca; dijo se debía proceder a la su-
maria secreta á saver; si el Doctor Don Domingo de Ron, cura propio de la ci-
tada doctrina cumple con la obligación de buen párroco, su vida y costumbres;
asi mismo la averiguación de la operaciones del licenciado Don Josef Castilla,
su inter para y cuio efecto mandó comparecer ante si dicho señor visitador
a don Joseph Larrea; de que por ante mi el notario le recibió juramento, que
lo hizo por Dios nuestro Señor y a una señal de cruz según forma de dichoso
cargo del qual prometio decir verdad de lo que fuera preguntado en orden al
conocimiento de dicho cura y su compañero; dijo conocer a ambos de trato y y
comunicación y responde =
Preguntado si sabe que el cura ó inter cumplen con el cargo de su obliga-
ción manteniendo con luz a su Divina Magestad; si enseñan la doctrina a la
feligrasia y esta oye misas los días de precepto; y usavan del patrón = dijo que
asi dicho cura como su aiudante eran selosos y puntualmente cuidaban tuviese
luz Divina Magestad que anualmente estaba colocado, que enseñavan con la
doctrina, asi adultos como a niños diariamente y los das destinados a doctrina
y padrón se alternaban para que no faltasen a ella como también ni a misa y
esto responde =
Preguntado que si el cura por sí o por su Ynter ostilisa a la feligresía lleban-
doles dichos crusidos (sic) por obenciones y si los atendia con cariño y caridad
en sus enfermedades y si los auciliava en tiempo con los santos sacramentos
o si abian muerto por descuido de estos, algunas personas sin este veneficio o
alguna criatura son Baptismo = Dijo que lo que en esta pregunta desir puede
es que la feligrecia chicos y grandes publica la bondad y caridad con que son
tratados asi del cura propio como de su Ynter quienes en materia de derechos
únicamente se están a lo que loablemente está establecido; y ambos cuidan y
atienden a los enfermos confesándolos en tiempo, y sacramentándolos; y no
se a notado que haia peligrado nadie sin sacramentos, ni parbulo sin baptismo,
por ser exacto y responde =
1. Archivo del Obispado de Huacho, Visitas Pastorales, Legajo 5, Expediente 11, año 1774
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FUENTES DOCUMENTALES
Archivo del Obispado de Huacho, Visitas Pastorales, Legajo 5, Expediente 11,
año 1774
Archivo del Obispado de Huacho, Serie Visitas Pastorales, Legajo 2, Expe-
diente 4, año 1654
Archivo del Obispado de Huacho, Serie Visitas Pastorales, Legajo 2, Expe-
diente 5, año 1654
Archivo del Obispado de Huacho, Serie Visitas Pastorales, Legajo 2, Expe-
diente 5, año 1654
Archivo del Obispado de Huacho, Cofradías, Legajo 6, Expediente 2, año 1705
Archivo del Obispado de Huacho, Cofradías, Legajo 6, Expediente 3, año 1705
Archivo del Obispado de Huacho, Serie Visitas Pastorales, Legajo 3, Expe-
diente 23, año 1719
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Jhonny Briceño Mejía/Visitas pastorales a la doctrina de San Ildefonso de la Barranca (1654 – 1775)
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Kullpi, Investigaciones culturales en la
provincia de Huaral y el Norte Chico
Año 8, Número 8, 2018: 113-133
ISSN:1994-8948
Recibido: 03/04/2018
Aceptado: 05/06/2018
RESUMEN
Se analizó el sistema silvopastoral en la cabecera de la cuenca del río Chan-
cay (Perú), ubicado en el noreste de la provincia de Huaral, 11˚11’39’’ de la-
titud sur y 76˚46’53’’ de longitud noroeste, con una altitud superior a 3000
msnm, ocupando una extensión de 1.324.670 km2.
El estudio se realizó mediante un diseño no experimental, utilizando la me-
todología inductiva y deductiva en la evaluación in situ del sistema silvopas-
toral, llegando a la conclusión de que es un sistema sostenible, dada su mejora
ecológica y conservación, por lo tanto, proveerá a la ganadería de proteína,
energía y demás nutrientes y mejorará la calidad de vida de la población. Este
modelo, puede ser aplicado en este territorio y también a nivel nacional. Se
fundamenta en la dimensión pragmática que propone integrar la agricultura,
ganadería, ecosistemas y territorio, en unas condiciones de clima de alta mon-
taña tropical heterogéneo, ubicado entre las regiones Suní, de Quechua y Puna,
el cual es ideal para el crecimiento de una enorme variedad de plantas, culti-
vos, animales, etc.
Palabras clave: Modelo sostenible, montaña tropical, sistema silvopastoral,
medioambiente
*Doctorando en Sostenibilidad/UEMA/España.
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
ABSTRACT
The silvopastoral system was analyzed at the head of the river basin Chan-
cay (Peru) which is located in the northeast of the province of Huaral, among
11˚11’39’’ south latitude and 76˚46’53’’ longitude northeast at an altitude abo-
ve 3000 m covering an area of 1,324.670 km2.
The study was performed through non-experimental design, using induc-
tive and deductive methodology in evaluating in situ of silvopastoral system,
reaching the conclusion from a system that works sustainable, will improve
the ecology and ecosystem conservation, therefore, provide both energy and
protein livestock and other nutrients and improving population quality of life.
The goal is to be a model that can be applied in this territory and livestock
nationwide, which is based from the pragmatic dimension which aims to in-
tegrate agriculture, ecosystems and the territory under the conditions of high
mountain climate tropical varied, located between the Sunni regions, Quechua
and Puna places, which is ideal for the growth of a huge variety of plants,
crops, animals, etc.
Keywords: Sustainable model, tropical mountain, silvopastoral system, en-
vironmental
INTRODUCCIÓN
Los sistemas silvopastoriles ofrecen servicios “ecosistémicos” como la re-
gulación de fenómenos cíclicos como las inundaciones, degradación de los
suelos, desecación y salinización, pestes y enfermedades (servicios de regu-
lación). Los beneficios indirectos se relacionan con el funcionamiento de pro-
cesos del ecosistema que genera los servicios directos (servicios de apoyo),
como la fotosíntesis y la formación y almacenamiento de materia orgánica, el
ciclo de nutrientes, la creación y asimilación del suelo y la neutralización de
desechos tóxicos. Los ecosistemas también ofrecen beneficios no materiales,
como los valores estéticos, espirituales y culturales, o las oportunidades de
recreo (servicios culturales).
Así mismo, se considera que los suelos con mayor potencial agropecuario
de la cuenca del rio Chancay están ubicados en la cabecera, los cuales están
sufriendo procesos de degradación (Millenium Ecosystem Assessment, 2005)
con detrimento de sus propiedades físicas, químicas y biológicas, que han re-
ducido su capacidad productiva por la pérdida de competitividad de los siste-
mas de producción ganadera, agrícola especialmente los bofedales (humedales
de montaña), y pastizales.
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Edgardo Casasola Balois/ Sistema silvopastoril en la cabecera de la cuenca del río Chancay (Perú)
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2. MATERIAL Y MÉTODOS
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dos componentes primarios, uno arbóreo, “silvo”, que significa bosque, inde-
pendientemente de cómo se haya generado, y otro herbáceo o forrajero que es la
base de sustento, “pastoril”, de la producción secundaria presente en la región.
3. RESULTADOS
Los resultados obtenidos, como consecuencia de la aplicación de la meto-
dología, al realizar la evaluación de los objetivos propuestos, mediante el mé-
todo deductivo-inductivo del estudio del sistema silvopastoril en la cabecera
de la cuenca del rio Chancay, fueron los siguientes:
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4. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
4.1. Discusión
4.1.1. Servicios ecosistémicos, parámetros ambientales y descripción geo-
gráfica de la zona de estudio
Existe una amplia gama de servicios ecosistémicos, para la población en
general, algunos de los cuales le benefician directamente y, otros, de mane-
ra indirecta. Los servicios que se encuentren en un estado “regular”, deben
cambiar después de la implementación del sistema silvopastoril a “bueno” o
“excelente”, a corto, medio o largo plazo.
Por tanto, la evaluación del ecosistema de la cabecera de la cuenca del rio
Chancay, a través de los servicios ecosistémicos esta definido como los benefi-
cios que la gente obtiene de los ecosistemas (evaluación de los ecosistemas del
milenio 2005 (MEA,2005) o IPCC,2005) Todos los ecosistemas naturales pro-
ducen servicios económicamente valiosos, ejemplos de ello son, entre otros, la
producción de alimentos y medicamentos, la regulación del clima, la provisión
de suelos productivos y agua potable, la protección contra desastres naturales,
oportunidades de recreo, mantenimiento del patrimonio cultural y beneficios
espirituales.
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campo, y ellos mismos visitan otras diferentes. Esto permite que compartan las
ideas y vean cómo los otros están solucionando problemas similares. Al final de
la cosecha, los agricultores “obtienen el título” y reciben un certificado del or-
ganizador de la escuela de campo, obteniendo así, la calificación para empezar
una nueva escuela de campo como organizador. La escuela de campo incluye
la creación de un equipo y las competencias de organización, así como temas
especiales que los propios miembros de la escuela sugieren. Es un método para
que las comunidades de agricultores mejoren su toma de decisiones y estimulen
la innovación local para la agricultura sostenible. La mejora está en habilitar a
los agricultores para que implementen sus decisiones en sus propios cultivos.
129
KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
4.2. CONCLUSIONES
Se recomienda difundir y aplicar este estudio, para lo cual, se buscara ges-
tionar recursos económicos adecuados, mediante la cooperación internacional,
gobierno local, regional y nacional, para procurar su aplicación a corto plazo.
Al mismo tiempo, es necesario implementar acciones de manejo de “potreros”,
“canchas”, estancias de forma planificada, con el fin de operar y mantener el
frágil material vegetativo existente.
Por otro lado, es necesario realizar la planificación territorial y la zonifica-
ción, ecológica y económica, con el fin de ubicar las actividades de acuerdo
con estos parámetros en toda la cuenca del río Chancay, en especial en la zona
más frágil que es la cabecera.
Podemos concluir que se trata de un modelo de intervención agropecuaria
sostenible que sirve como estrategia de mitigación y adaptación al cambio cli-
mático hoy, y que puede ser implementado en todas las cabeceras de cuenca
tanto al del pacifico y atlantico. En el caso concreto de la cabecera de cuenca
del río Chancay, se debe promover la creación de la zona de protección y con-
servación ambiental, aunque este aspecto debe generalizarse para el resto de
las cuencas también.
130
Edgardo Casasola Balois/ Sistema silvopastoril en la cabecera de la cuenca del río Chancay (Perú)
Agradecimientos
Por el apoyo recibido de mis hermanos, así como de la Federación de Comu-
nidades Campesinas de Huaral y el Comité Intercomunal de Desarrollo, para la
realizar de este trabajo y para mí formación en el Doctorado en Sostenibilidad.
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131
KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
TABLAS
Tabla 1.
Características altitudinales y climáticas
Tabla 2.
Microcuencas que conforman la cabecera de la cuenca del río Chancay
132
Edgardo Casasola Balois/ Sistema silvopastoril en la cabecera de la cuenca del río Chancay (Perú)
Tabla 3.
Evolución de los beneficios directos de los servicios ecosistémicos
Tabla 4.
Evaluación de parámetros ambientales del área de estudio
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Kullpi, Investigaciones culturales en la
provincia de Huaral y el Norte Chico
Año 8, Número 8, 2018:135-141
ISSN:1994-8948
RESUMEN
La domesticación del maíz, en América del Sur permitió que los pueblos
andinos despeguen como sociedad organizada ampliando su área de influencia.
es decir, el consumo del maíz debió ayudar a la complejidad social aumentan-
do los recursos alimenticios tanto en la forma de sancochado, como cancha
tostada, en la variedad de platos, en tamal o en chicha.
La mayor cantidad de pisos ecológicos en nuestro territorio hizo posible que
se adapte y produzca una gran variedad por las diversas regiones del país. Esa
gran variedad de maíces también significo que se diferencie en sus preparados
y consumo de la chicha. Consumo que se mantiene desde los lugares donde se
podían consumir llamados “Chicheríos“ o “chicherías“ o, bajo la sombra de un
árbol a la vereda de los caminos.
Palabras clave: Maíz, chicha, preparación de chicha, variedades de maíces.
A.- EL MAÍZ.
El maíz es una de las plantas más antiguas de América. Se calcula que su
aparición data de 5,000 a 2,000 a.n.e. Stevenson, en los primeros años del siglo
XIX, nos dejó una clasificación de las variedades del maíz , según él fueron:
“una conocida como el ‘chancayano’, tiene un grano grande amarillo y semi-
transparente; otro es llamado ‘morocho’ y tiene un pequeño grano amarillo,
135
KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
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Raúl AdanaquéVelásquez/ El maíz, la chicha y las chicherías: temas de nuestra historia
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Raúl AdanaquéVelásquez/ El maíz, la chicha y las chicherías: temas de nuestra historia
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de aquel año, pasadas las dos de la mañana, cuando se armó una pendencia de
palos. Los serenos tuvieron que intervenir apresando a Miguel Núñez, dueño
de la chichería. El sereno afirmó haber estado parado en una esquina cuando lo
llamaron para ocurrir a la “picantería de la calle Puno”. Y, luego de pedirle a
Miguel Núñez que dejara de pegar a su esposa, éste lo agredió con una piedra
en la cabeza. Seguramente Miguel Núñez, lleno de celos ante la presencia de
algún comensal o bebedor que conversaba con su consorte o la acosaba reac-
cionó en forma tan violenta que terminó agrediendo también al sereno.
El agresor, dueño de la chichería, a pesar de haber huido, fue alcanzado y
apresado en la calle de Melchor Malo. Terminó detenido en la cárcel de corte.
Mientras el sereno se recuperaba las autoridades le pidieron si deseaba de-
mandar al agresor. Su respuesta fue que no lo haría. Luego del desistimiento
del sereno agredido, el agresor salió en libertad, siendo apercibido que en lo
sucesivo trate a su legítima mujer “con aquella moderación que es debido a su
sexo” (AGN. L. 136. Cuad. 1651. Año 1817. Fs. 4). Claro, el sereno no con-
tinuó en el pleito judicial porque ponía en peligro su trabajo y posiblemente
los beneficios que recibía de los vecinos. Las pendencias, tumultos y conver-
saciones tratados por los parroquianos, en las chicherías, son los temas que
están generando inquietud entre los antropólogos e historiadores de diversas
partes del país de acuerdo a los eventos políticos de nuestra historia colonial y
republicana.
FUENTES DOCUMENTALES
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Leg. 128. Cuad. 1308. Año 1815. Fs. 14
L. 136. Cuad. 1651. Año 1817. Fs. 4
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provincia de Huaral y el Norte Chico
Año 8, Número 8, 2018:143-161
ISSN:1994-8948
EL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO
TRADICIONAL DEL PUEBLO DE LAMPIÁN,
HUARAL
Pieter D. van Dalen Luna
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
pvandalen2@hotmail.com
Recibido: 03/04/2018
Aceptado: 05/06/2018 Enna Izaguirre Morla
Universidad Nacional Federico Villarreal
RESUMEN
Las comunidades campesinas altoandinas de la provincia de Huaral tienen
un variado patrimonio cultural, arqueológico, histórico colonial y republica-
no, así como inmaterial. En el pueblo de Lampián, se puede observar algunas
edificaciones que han pervivido hasta la actualidad desde la Colonia como la
iglesia matriz, así como viviendas republicanas, algunas pocas de finales del
siglo XIX y la gran mayoría de mediados del siglo XX. Este artículo muestra
las características de estas edificaciones, que perviven a pesar del paso de los
siglos y de la modernidad en que vive nuestro mundo.
Palabras claves: patrimonio cultural, arquitectura, Huaral, comunidades
campesinas, cuenca del río Chancay.
ABSTRACT
The high Andean peasant communities of the Huaral province have a varied
cultural, archaeological, colonial and republican historical heritage, as well
as immaterial. In the town of Lampián, you can see many buildings that have
survived to the present day since the Colony as the parent church, as well as
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
republican houses, a few from the late 19th century and the vast majority
from the 20st century. This article shows the characteristics of these buildings,
which survive despite the passing of the centuries and the modernity in which
our world lives.
Key words: cultural heritage, architecture, Huaral, peasant communities,
Chancay river basin.
INTRODUCCIÓN
Entre el año 1990 y 2010 la arquitecta Enna Yzaguirre con el apoyo de
estudiantes de la Facultad de Arquitectura y urbanismo de la Universidad Na-
cional Federico Villarreal, con la participación de su jefe de prácticas la ar-
quitecta Clara Joyuen Pagen y de muchos profesionales de diversas especiali-
dades, desarrolló investigaciones sobre la arquitectura tradicional en pueblos
y ciudades de todas las regiones del Perú. Entre las comunidades analizadas
en la provincia de Huaral se encuentra el de Lampián, donde se contó con la
participación del arqueólogo y gestor cultural Pieter van Dalen Luna.
Lampián es un pueblo y comunidad campesina tradicional de la región
altoandina de la provincia de Huaral. En cada rincón de este pueblo de me-
dianas dimensiones, se observa parte de su tradicional historia, expresada en
sus costumbres, prácticas culturales, edificaciones tradicionales y en su orga-
nización comunal.
Lamentablemente este variado patrimonio cultural de Lampián, herencia
de sus antepasados, se encuentra en estado acelerado de deterioro, la falta de
concientización cultural de su población, ha hecho que no se tomen acciones
adecuadas de preservación, o de gestión ante las entidades competentes del
Estado Peruano.
EL PUEBLO DE LAMPIÁN
El pueblo o villa de Lampián es la capital del distrito de Lampián, uno
de los doce distritos que conforman la provincia de Huaral. Se encuentra
ubicado en la margen izquierda de la cuenca alta del río Lampián, afluente
por la margen derecha del río Chancay. La plaza de Armas se encuentra
ubicado en las coordenadas UTM: 299179E, 8757141N, a 2442 metros de
altura sobre el nivel del mar. El pueblo se encuentra emplazado sobre una
terraza aluvial de medianas dimensiones, de plano inclinado de este a oeste
(figuras 01, 02 y 03).
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Pieter van Dalen Luna y Enna Izaguirre Morla/ El patrimonio arquitectónico tradicional del pueblo de Lampián, Huaral
Figura 02: vista panorámica del pueblo de Lampián visto desde la altura.
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Figura 03: otra vista panorámica de la plaza, la iglesia y edificaciones contiguas (Aranda
y Valdivia; 2008: 18).
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Pieter van Dalen Luna y Enna Izaguirre Morla/ El patrimonio arquitectónico tradicional del pueblo de Lampián, Huaral
LA IGLESIA DE LAMPIÁN
La iglesia San Juan Bautista de Lampián tiene el estilo tradicional de to-
das las iglesias coloniales de la zona. Se encuentra ubicado junto a la plaza
del pueblo, frente a la municipalidad. Se caracteriza por presentar una nave
y dos torres frontales que sostienen la fachada principal. La cubierta es a dos
aguas, con doble teatina. Esta iglesia tiene 43 metros de largo por 9.70 metros
de ancho, presentando 8 columnas con 4 arcos de medio punto, distribuidas
en ambos lados de la nave (en pares), separados cada diez metros, sin prestar
soporte a las cúpulas. Presenta remodelaciones contemporáneas en diversas
partes. Los basamentos de la iglesia están elaborados con piedras canteadas de
caras planas y geométricas, unidas con argamasa, con tarrajeo de barro. Los
muros son de adobes paralelepípedos grandes, teniendo entre 0.50 y 0.55 me-
tros de grosor (figuras 04, 05, 06, 07, 08, 09 y 10).
La iglesia posee dos vanos de acceso, el principal es frontal y con forma de
arco, de 2.20 metros de ancho y 3.50 metros de alto. La puerta es de madera
en doble hoja. El vano secundario se ubica en la parte lateral de la nave (lado
este), con forma de arco, 1.71 metros de ancho y 2.80 metros de alto, con
puerta de madera en doble hoja. Los vanos de ventana (en número de tres) son
pequeños, de entre 0.70 y 1.20 metros de ancho, de formas cuadrangulares y
rectangulares (en eje vertical) y hasta 1.60 metros de alto, con ventana de ma-
dera en doble hoja y rejillas externas de fierro (figura 11).
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
Figura 05: Croquis de planta de iglesia de Lampián (Aranda y Valdivia; 2008: 40).
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Pieter van Dalen Luna y Enna Izaguirre Morla/ El patrimonio arquitectónico tradicional del pueblo de Lampián, Huaral
Figura 8 (izquierda): vista del ancho de muro en el vano principal. Figura 9 (centro):
vista del ancho de muro en el vano lateral. Figura 10 (derecha): vista del ancho de vano
principal.
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Pieter van Dalen Luna y Enna Izaguirre Morla/ El patrimonio arquitectónico tradicional del pueblo de Lampián, Huaral
Figura 14: vista de los elementos arquitectónicos del interior de la iglesia de Lampián.
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Pieter van Dalen Luna y Enna Izaguirre Morla/ El patrimonio arquitectónico tradicional del pueblo de Lampián, Huaral
1936. Las bancas son de madera. En el retablo mayor ubicado detrás del altar
se aprecian nichos conteniendo en su interior imágenes de los santos patronos
de Lampián como San Juan Bautista, Virgen del Carmen, entre otros.
El templo de Lampián fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación por
el Instituto Nacional de Cultura el 9 de marzo de 1992.
153
KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
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Pieter van Dalen Luna y Enna Izaguirre Morla/ El patrimonio arquitectónico tradicional del pueblo de Lampián, Huaral
Las calles son de ancho variable, aunque en general son anchas, pudiendo
transitar vehículos motorizados. Solo hay unos pocos pasajes que por lo gene-
ral comunican a áreas internas de viviendas grandes.
El patrón general de las viviendas es muy similar al identificado en otros
pueblos de la sierra de Lima, como en Carac (van Dalen, Izaguirre y Marcelo,
2015) o en los pueblos de la provincia de Oyón (Izaguirre y van Dalen; 2018).
Figura 18: Detalles y elementos de una vivienda, nótese en la derecha el detalle del balcón.
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
Figuras 23: vivienda con techo de paja, nótese los detalles de los elementos
que le dan soporte en el lado derecho.
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Pieter van Dalen Luna y Enna Izaguirre Morla/ El patrimonio arquitectónico tradicional del pueblo de Lampián, Huaral
Figura 24: vista en fotografía y en dibujo de los balcones de Lampián y sus detalles
constructivos.
Figura 25: vista de tres tipos de escaleras (de adobes, piedras y madera).
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Pieter van Dalen Luna y Enna Izaguirre Morla/ El patrimonio arquitectónico tradicional del pueblo de Lampián, Huaral
CONCLUSIONES
En el presente estudio hemos podido presentar las características del pa-
trimonio arquitectónico del pueblo de Lampián, como el caso de la iglesia de
origen colonial, que a pesar de las múltiples reconstrucciones que ha sufrido a
través de su existencia, mantiene aun su disposición original, al igual que mu-
chos de sus materiales y elementos constructivos, motivo por el cual es una de
las más hermosas y características de la provincia de Huaral. Existen, además,
otras viviendas que vienen sobreviviendo a la modernidad, que pertenecen a
mediados del siglo pasado, edificadas con basamento de piedras, muros de
adobes y cubierta de paja; siempre con su planta rectangular, que es general en
este pueblo. Se identificó una vivienda edificada íntegramente con piedras y
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Figura 32: vista en Google earth de la cuenca de los ríos Chancay y Lampián, con la
ubicación en el círculo rojo del pueblo de Lampián.
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Pieter van Dalen Luna y Enna Izaguirre Morla/ El patrimonio arquitectónico tradicional del pueblo de Lampián, Huaral
Figura 34: Disposición en Google Earth de las calles del pueblo de Lampián y en el
centro la plaza del pueblo.
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Kullpi, Investigaciones culturales en la
provincia de Huaral y el Norte Chico
Año 8, Número 8, 2018: 163-180
ISSN:1994-8948
RESUMEN
Este artículo se ocupa en hacer una síntesis sobre los cambios y perma-
nencias de las artes populares andinas, la música y la danza, en escenarios
regionales del centro-norte del Perú del siglo XX. Los datos fueron aportados
por un colectivo de docentes de la UNMSM. Estas dos expresiones artísticas
son las más representativas en las regiones estudiadas, se exhiben durante las
fiestas patronales de pueblos de Ancash, sierra de Lima y Junín. Se afirmaron
con la influencia del pensamiento indigenista y la creatividad popular. Tanto
las organizaciones musicales y conjuntos de danzas en cada región han evolu-
cionado en función de los cambios sociales y políticos del país, adaptándose a
los gustos de nuevas generaciones, como una forma de identidad cultural local
y regional.
Palabras clave: Música andina – Danzas populares – Cambios culturales –
Escenarios regionales – Estilo cajatambino.
ABSTRACT
This article deals with making a synthesis on the changes and permanen-
ce of the Andean popular arts, music and dance, in regional settings of the
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
north-central Peru of the 20th century. The data were provided by a group of
teachers from the UNMSM. These two artistic expressions are the most re-
presentative in the studied regions, they are exhibited during the patron saint
festivities of the towns of Ancash, Sierra de Lima and Junín. They were affir-
med with the influence of indigenous thought and popular creativity. Both the
musical organizations and dance groups in each region have evolved according
to the social and political changes in the country, adapting to the tastes of new
generations, as a form of local and regional cultural identity.
Keywords: Andean music - Popular dances - Cultural changes - Regional sce-
narios - Cajatambino style.
INTRODUCCIÓN
Diversas manifestaciones de las artes populares andinas tienen sus propias
características en cada época y en cada espacio regional del país. En unos casos
se producen cambios y en otros se mantienen permanencias, de acuerdo a la
dinámica de la vida social y la influencia de los avatares político que vive la
nación. Teniendo en cuenta que las prácticas artísticas populares constituyen
expresiones culturales de cada región, sujetos al modelo social imperante, cada
época determinada del tiempo, diseña sus propias características. Fueron estas
ideas las que motivaron nuestro estudio académico en 1998, cuando plantea-
mos en el Instituto de Investigaciones Histórico Sociales de la Facultad de
Ciencias Sociales de la UNMSM, un proyecto que explore las características
básicas de la música y las danzas en cuatro regiones del país, con el título de:
“Evolución de la música y la danza andina”, bajo la coordinación del Dr. Ro-
mán Robles. Nos guiamos por el objetivo principal, de mostrar qué tipos de
músicas y qué variedades de danzas se siguen practicando en el espacio andi-
no, en el umbral del siglo XX.
Con este propósito formamos un pequeño grupo de trabajo de cuatro do-
centes investigadores, que se ocuparon del estudio de cada una de las regiones
prefijadas: Luis Cajavilca Navarro, la región norte del Callejón de Conchucos
y de Cullhuay en el valle de Canta; Román Robles Mendoza, de las provincias
de Bolognesi y Ocros; Amilcar Hijar Hidalgo para ver la región de Cajatambo
y Rommel Plasencia Soto, el pueblo de músicos de Acolla en la provincia de
Jauja en Junín. Durante ese año se hicieron los trabajos de campo, donde se
recogieron abundantes informaciones. Estos materiales se plasmaron en in-
formes individuales, para luego ser entregado al Instituto el informe final in-
tegrado por todos los trabajos. Estos materiales no llegaron a ser publicados.
164
Román Robles Mendoza y Amador Híjar Hidalgo/ Escenarios de música y danzas andinas a fines del siglo xx
Lo que viene a continuación son dos partes del informe final de investigación:
el resumen general preparado por Román Robles y un capítulo del trabajo de
Amilcar Hijar sobre la música en Cajatambo.
La contribución fundamental de este artículo es la de mostrar los escenarios
regionales de la música y las danzas de una época liminal del Perú contempo-
ráneo, antes de entrar al nuevo escenario del siglo XXI. Es importante tener
en cuenta los grandes cambios que han ocurrido en el siglo pasado en el Perú
y el mundo. A nuestro criterio, algunos acontecimientos de la vida nacional,
durante el duodécimo siglo son los siguientes: desarrollo del pensamiento indi-
genista intelectual; nacimiento de dos partidos políticos importantes, el partido
aprista con el liderazgo de Victor Raúl Haya de la Torre y el partido socialista
bajo la guía de José Carlos Mariátegui; reconocimiento oficial y personería ju-
rídica de la comunidad indígena, con lo dispuesto en la Constitución de 1920;
movimientos campesinos que se acentúan después del fin de la segunda guerra
mundial; aplicación de la reforma agraria y liquidación de la oligarquía terra-
teniente, con el DL 17716; década de la dictadura, adhesión a la política neo-
liberal del capitalismo mundial y la institucionalización de la corrupción del
gobierno de Alberto Fujimori, son las más importantes. Estos acontecimientos
del siglo XX han dado las pautas fundamentales para los cambios sociales y
económicos de todo el país. Han sido en estos escenarios donde se han desa-
rrollado también las expresiones artísticas populares, con sus permanencias y
continuidades, así como en sus innovaciones operadas bajo el influjo de acon-
tecimientos nacionales y ecuménicos.
Las indagaciones sobre el desarrollo de la música cajatambina han sido he-
chas en lo fundamental en base a las entrevistas a profundidad de connotados
músicos de Cajatambo y cultores de las danzas tradicionales. Según la opinión
de nuestros informantes, a partir de 1940 se produce profundos cambios con
la aparición del denominado “estilo musical cajatambino”, logrando desplazar
la influencia musical de las regiones vecinas. Anterior a esta fecha los indicios
de formas musicales se pierden y los recuerdos son vagos y confusos, debido
probablemente a un cambio generacional abrupto y acelerado por las prime-
ras migraciones masivas hacia la costa (Huacho, Barranca, Chancay y Lima).
Abrumadoramente, señalan que a fines del siglo XIX existía ya un estilo pro-
pio, gestado por diversas combinaciones que realizaron los músicos cajatam-
binos, durante sus viajes por diversas provincias, pero también por la herencia
musical dejada por los arrieros, comerciantes y músicos avecindados mediante
matrimonio con damas de la localidad. De esta manera, la estructura musical
de Cajatambo, se nutre de varias influencias: ancashina, cerreña, huanuqueña
165
KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
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Román Robles Mendoza y Amador Híjar Hidalgo/ Escenarios de música y danzas andinas a fines del siglo xx
pero sin apartarse del clásico “estilo cajatambino”. Es importante señalar que,
por esos años (1960), se impondrá también la mandolina, en la preferencia de
los músicos, desplazando al violín y al arpa, compitiendo con la primera guita-
rra como conductor de la melodía.
Será la década de los años 90, donde la propuesta de los nuevos grupos
musicales, constituido en su mayoría por hijos de migrantes y gestados fuera
de Cajatambo, quienes lograrán la actual división de preferencia entre innova-
dores y tradicionalistas. En este contexto, es cada vez más nítida la influencia
Ayacuchana y Latinoamericana entre los grupos musicales de Cajatambo, de-
bido a cierta inclinación política y a su formación casi académica como músi-
cos de la ciudad, como el caso de los concertistas de guitarra Alejandro Magno
o David Vega, entre otros. Los medios sociales de comunicación juegan un
rol preponderante en la aceptación y preferencia musical de la juventud ca-
jatambina, al mostrarle un mosaico de posibilidades musicales y extenderles
un abanico de estilos nacionales e internacionales (Kjarkas, Illapu, Lizandro
Meza, Alquimia, Pablo Milanés, etc.), que determinan su consumo cultural.
Por otro lado, la conducta “tradicionalista” va perdiendo terreno, al ubicarse
poblacionalmente entre los mayores de 40 años hacia arriba, siendo escasa su
reproducción entre los jóvenes músicos y el público que lo sigue.
Nuestros entrevistados (Arturo Medina, Alfonso Salazar, M. Ángel Muñoz,
Edwin Chavarría, Walter Anicama, Percy Fuentes Riera, David Vega, Iván Sa-
lazar, entre otros), creen firmemente que la música cajatambina, indudable-
mente, sufrirá otros cambios en los próximos decenios, incluso aceleradamen-
te, con la posibilidad de ser estructuralmente diferente a lo que ahora perdura
como tal. Sin duda, la inclusión de nuevos instrumentos (quena, charango,
zampoña, etc.), composiciones y técnicas interpretativas, constituyen un factor
importante; sin embargo, la esencia del “estilo cajatambino”, permanecerá por
un buen tiempo, hasta que nuevas circunstancias obliguen a su extinción o
transmutación como nueva expresión musical.
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son las orquestas las que tienen preeminencia. Conformado por un arpa, un
violín, un clarinete y de ocho, diez o más saxos, estas orquestas llamadas típi-
cas, interpretan todo tipo de música, con un estilo propio y definido, donde el
huaylarsh viene a ser el aire musical de preferencia en todo el valle y particu-
larmente en Acolla, provincia de Jauja, conocido en la región como “pueblo
de músicos”.
Se practican allí varias danzas, tales como la chonguinada, tunantada, ave-
linos, majtadas, shapis, negritos, huaconada, entre muchos otros. En Marco, la
danza de la Majtada (muchachos guerrilleros) viene a ser una representación
popular de la guerra de resistencia a la invasión chilena durante la Guerra del
Pacífico. En mito bailan mejor los danzantes de la huaconada, antigua danza
mítica que usa máscaras de narices pronunciadas. Pero en la mayoría de los
pueblos del valle son muy populares la danza de la tunantada, la chonguinada
y los famosos avelinos, que también representan a las fuerzas de Cáceres en la
guerra de resistencia. En Sapallanga, durante la fiesta patronal de la Virgen de
Cocharcas, salen con mayor brillo la rica variedad de danzantes propios de las
tradiciones populares de todo el valle del Mantaro.
Cambios y permanencias. Cuánto han evolucionado los conjuntos musi-
cales y las danzas en los pueblos andinos hasta finales del siglo? Esta es una
pregunta de rigor en este trabajo. Pues bien, en las páginas siguientes expli-
camos un breve resumen sobre este problema, en base a las informaciones re-
cogidas y la constatación de las características de las artes vigentes a la fecha.
Todas las manifestaciones del arte popular han sufrido cambios en el tiem-
po. Este es un proceso dialéctico normal en todos los fenómenos culturales
manipulados por la sociedad humana. Han cambiado en sus estructuras, en su
composición, en sus vestuarios, en sus movimientos y en sus estilos y en sus
aires musicales. Para explicar estos cambios veamos algunos casos en lo que
respecta a los productores de la música.
a) Los chirocos o roncadoras parecen ser una supervivencia instrumental de
la música de origen prehispánica. Como hemos visto, estos músicos pueden
actuar como solistas o formando grupos. Lo que les caracteriza es el uso de
dos instrumentos tocados por un solo músico: la caja (tinya o bombo) y el pito
(flauta), que en realidad es una flauta de pico. Un solo instrumentista lleva el
compás con la tinya y él mismo produce la melodía con la flauta de sólo tres
orificios. Esta forma de producción musical es lo que prevalece en la mayoría
de las fiestas del Callejón de Conchucos y principalmente en la provincia de
Pallasca. No tenemos información precisa de las características de la produc-
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ción musical con estos instrumentos en la fase inca, pero por lo que sabemos el
emparejamiento instrumental de la música era de tambores (membranófonos)
y de quenas o flautas (aerófonos). Lo más probable es que los instrumentistas
tocaban separadamente cada instrumento y en los eventos festivos se presenta-
ban siempre en grupos, como correspondía a los actos colectivos de una época
agrarista. Durante la colonia, prácticamente entraron en desuso estos instru-
mentos. Incluso entraron en procesos de prohibición, porque estas músicas es-
taban íntimamente ligadas a los ritos religiosos prehispánicos (Huertas, 1981).
Durante el primer siglo de la vida republicana, resurge esta música, a partir
de solistas, tanto de tinyas como de quenas y flautas. Con instrumentos fáciles
de construir, los músicos del siglo XIX revitalizaron el cultivo de la música
con estos dos instrumentos autóctonos, primero para las fiestas de tipo domés-
tico y luego para las fiestas religiosas del cristianismo. Lo que ha prevalecido
en el Callejón de Conchucos es sólo una variante de las diferentes formas de
música de pito y caja, que en esta zona se le llama roncadora o chiroco. Hasta
mediados de este siglo se producía música con estos instrumentos en todo el
espacio andino (Ver: D´Harcourt, 1990, Romero, 1988). En Ancash lo hacían
fundamentalmente como solistas. Pero éstos han ido cambiando paulatinamen-
te. Ahora se les conoce más como cajistas, siempre manipulando los dos ins-
trumentos. En la actualidad, en las fiestas ampliamente popularizadas se juntan
varios cajistas para producir música estruendosa y dinámica, como se aprecia
en los pueblos del Callejón de Conchucos. En Bolognesi, Ocros y Cajatambo
tiende a desaparecer, pero quedan vestigios en algunos pocos pueblos. En el
mismo Cajatambo se ha hibridado con instrumentos de cuerda: arpa y violines.
En Aquia y Chiquián, actúan en binomio de cajistas. Bandas y orquestas mix-
tas lo sustituyen en todas partes.
b) Las orquestas de cuerdas (arpa y violines) aparecieron como conjunto a
principios del siglo, superponiéndose a los antiguos cajistas. A partir de perma-
necer primero como solistas, tanto el arpa como el violín se fueron apareando
los dos cordófonos. La orquesta primitiva de cuerdas, de las primeras décadas
de este siglo, estaba integrado sólo por dos instrumentos, el dúo: arpa como
instrumento de compás y el violín en su papel de cantante melódico. Esta for-
ma de apareamiento instrumental que ha sido panandino, prevalece todavía en
varios lugares del país, especialmente en Ancash, sierra de Lima, Ayacucho,
Apurímac y Huancavelica. El conjunto que acompaña a los danzantes de ti-
jeras es un caso típico de esta supervivencia. En Ancash crecieron los grupos
orquestales, cuando aparecieron los tríos: arpa y dos violines. Se adicionó un
violín más, para aumentar la calidad musical y producir melodías en dos voces:
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primera y segunda voz. Esta orquesta de tres no sólo le dio mayor consistencia
a la música andina, sino que le dio mayor belleza a las melodías, cuando los
violines cantaban en dos octavas opuestas. A mediados del siglo, se enrique-
cieron aun más. Primero, con el ingreso de la sordina (trompeta) y luego con el
clarinete. Por los datos que da Valenzuela (1982), en los pueblos del valle del
Mantaro, fue el clarinete viene a ser el primer instrumento que se asocia a la tra-
dicional orquesta de cuerdas; en cambio en los pueblos de Ancash, es la trom-
peta sordina el primer ingrediente aerófono en las orquestas típicas de la región.
El ingreso de estos aerófonos a la orquesta de cuerdas fue toda una innovación
artística. Con ellos se forman los conjuntos musicales en cuartetos y quintetos.
La sordina tuvo desde los años cuarenta una inmediata aceptación, porque el
timbre sonoro de la trompeta asordinada era igual al de los violines. Pero la mo-
dernización de las orquestas de cuerdas no se quedan allí, se adhiere también el
clarinete, como instrumento de viento de sonido intermedio, que no opaca a los
violines. Desde los años cincuenta se agrega el saxo, primero en las orquestas
del valle del Mantaro y más tarde a las orquestas de Ancash y otras regiones
vecinas a Junín. Los músicos de Ancash, adoptaron el saxo por influencia de las
orquestas del valle del Mantaro, como en el caso específico de Ritmo Andino
de Huasta. En la mayoría de los conjuntos orquestales ancashinas, actúan dos
saxos de diferentes alturas. Es esta estructura lo que prevalece en el lado sur de
Ancash y ha sustituido al antiguo conjunto propiamente de cuerdas.
c) Las orquestas típicas del Valle del Mantaro aparecieron con el siglo, pero
a partir de las orquestas de cuerdas: arpa, y violín. También en esta parte del
país la orquesta típica de cuerdas se enriquece con la adición del saxo, que
llega al valle vía los profesionales de la Cía. Minera Cerro de Pasco Cooper
Corporation. (Valenzuela, Op. Cit.) También aquí su evolución ha sido lenta.
Al principio lo conformaban un arpa, un violín, uno o dos saxos. Esta forma
de conjunto se extendió con la adición de un nuevo instrumento aerófono: el
clarinete. Los cuartetos de música: arpa, violín, saxo y clarinete tuvo vigencia
hasta los años sesenta (Romero, 1993). Pero lentamente se fueron adicionando
varios tipos de saxos: contraltos, tenores, sopranos, bajos y contrabajos, hasta
llegar a diez, doce, quince y más saxos por cada orquesta. La base de estas
orquestas huancas (Huancayo, Jauja, Tarma), sigue siendo el dúo de instru-
mentos de cuerdas, arpa y violín. Sobre esta base se han agregado las dos fa-
milias de instrumentos aerófonos: saxos y clarinetes. Por todo esto, la orquesta
huanca de hoy es fundamentalmente una orquesta de viento. Los saxos son
los instrumentos predominantes. Las cuerdas sólo llevan el compás (arpa) y
adornan los comienzos, las vueltas, los descansos de la música que interpretan.
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provincia de Huaral y el Norte Chico
Año 8, Número 8, 2018:181-197
ISSN:1994-8948
OCURHUAY: UN ASENTAMIENTO DE
AGRICULTORES ATAVILLOS, UBICADO EN LA
CUENCA DEL RÍO AÑASMAYO, DISTRITO DE
ATAVILLOS BAJO- HUAYOPAMPA, HUARAL
Yerovi Aldair Marcelo Gonzales*
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
aldair_marcelo@hotmail.com
Recibido: 03/04/2018
Aceptado: 05/06/2018
RESUMEN
El presente trabajo muestra los resultados preliminares de estudio en el sitio
arqueológico de Ocurhuay, ubicado a 2 330 m.s.n.m en la región quechua.
El interés de estudio de este sitio, surgió con las prospecciones realizadas en
la cuenca del río Añasmayo, en la margen izquierda del río Chancay-Huaral.
Donde localizamos un sitio con características Atavillos, ubicado en la parte
baja muy cercano al valle y no como los demás sitios sobre la cima de los ce-
rros a más de 3 000 m s. n. m.; el cual estaría vinculado a agricultores del grupo
cultural denominado “Atavillos”.
Palabras claves: Ocurhuay, Atavillos, Añasmayo, población agrícola.
ABSTRACT
The present work will approach a preliminary investigation study of the
archaeological site of Ocurhuay, located at 2 330 m s. n. m. The study interest
of this site began, with the prospections carried out in this area, the basin of the
Añasmayo river, on the left bank of the Chancay-Huaral river; where we found
the surprise that Atavillos makes a site, located in the lower part very close to
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the valley and not like the other sites on the top of the hills at more than 3,000
m.s. which would be fulfilling the function of an agricultural population of the
cultural group called “Atavillos”.
Key words: Ocurhuay, Atavillos, Añasmayo, agricultural population.
INTRODUCCIÓN
Este estudio aborda la problemática en torno a la funcionalidad del sitio
arqueológico de Ocurhuay, en la comunidad de San Agustín-Huayopampa,
distrito de Atavillos Bajo, provincia de Huaral. A través de prospecciones en
la zona localizamos este sitio arqueológico en la que observamos las mismas
características arquitectónicas identificadas para el grupo cultural de los Ata-
villos, como la arquitectura tipo Kullpi, y las mismas técnicas constructivas;
sin embargo, este se encuentra muy cercano al pie de valle de Añasmayo, por
lo cual decidimos abordar las preguntas básicas sobre filiación cultural y cro-
nológica a la que pertenece, y con ello definir si pertenece al mismo grupo de
los Atavillos que se desarrollaron dentro de esta área, y en la cuenca alta del
río Chancay-Huaral. Luego, abordar sus características socio-culturales; las
relaciones que podo haber tenido con los sitios arqueológicos aledaños, como
Rupac, Chiprac y Añay, considerados los más importantes de la zona, por pre-
sentar una arquitectura monumental y una planificación urbana. A la misma
vez, buscamos aproximarnos a su funcionalidad, la cual asumimos que está
ligada con la producción y comercialización de los recursos agrícolas que se
encuentran dentro del valle.
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Yerovi Marcelo Gonzales/Ocurhuay: un asentamiento de agricultores atavillos, ubicado en la cuenca del río Añasmayo...
Figura 1: Vista satelital de la ubicación del sitio arqueológico Ocurhuay. Fuente Google
Earth, fecha de imagen 9/22/2016.
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Yerovi Marcelo Gonzales/Ocurhuay: un asentamiento de agricultores atavillos, ubicado en la cuenca del río Añasmayo...
ANTECEDENTES DE ESTUDIO
Es Villar Cordova quien en 1923 y 1935 menciona a este sitio arqueológico
de Ocurhuay, en su recorrido por esta zona y específicamente cuando se dirigía
a la ciudadela de Chiprac, partiendo de Huayopampa, en donde menciona que
se trata de un pequeño poblado, que presenta estructuras muy parecidas a los
Kullpis; también menciona algunas evidencias de estructuras funerarias, cana-
les, reservorios y andenerías.
También fue Villar quien hace las primeras investigaciones o reconocimien-
to sobre los Atavillos, en el mismo año, en donde recorre los valles del Chillón
y Chancay-Huaral, dando a conocer diferentes sitios arqueológicos. Basado en
su descripción arquitectónica y poniendo mayor énfasis en los sitios de Chi-
prac, Rupac y Añay, a los cuales denomina como los más importantes de esta
sociedad por su monumentalidad; a Chiprac lo denomina como la metrópoli
de los Atavillos. La arquitectura más resaltante de los Atavillos son los Kullpis
que tendrían funcionalidad doméstica-funeraria.
Casana Robles (1976) al igual que Villar Córdova (1982), recorre por dife-
rentes sitios arqueológicos de la cuenca alta del río Chancay- Huaral, realiza
descripciones arquitectónicas de los sitios visitados y se enfoca en la monu-
mentalidad de los edificios atavillos.
Fernando Villiger en 1979 visita los asentamientos arqueológicos de Añay
y Rupac, realiza descripciones arquitectónicas, enfatizándose en su ubicación
y su arquitectura monumental, calificándolos como obras maestras de los
antiguos peruanos.
Marussi (1979), realiza un análisis urbanístico de la ciudad prehispánica de
Rupac, luego de una elección de 4 sitios (Caringa, Lumbra, Rupac y Chiprac,
sitios Atavillos), en donde describe los edificios y también da una posible fun-
cionalidad a estos, compartiendo algunos puntos con Villar. Menciona también
que Chiprac sería la capital de los Atavillos por su gran distribución urbanística.
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ecológicos, desde la cálida chaupi yunga hasta las frígidas punas. La razón o
razones que motivaron la ocupación de los espacios altos, pueden estar condi-
cionadas a uno de los factores siguientes: disminución de los recursos, plagas
o enfermedades; crecimiento poblacional que derivó en pugnas por el acceso
a los recursos; circunstancias medio ambientales extremas; fenómeno de fluc-
tuaciones climáticas, que obligaron a la población a protegerse en las partes
altas de los desbordes y avalanchas de lodo y piedra; y creencias y mitos ba-
sados en mallquis y progenitores relacionados a los cerros, nevados, piedras,
cuevas, puquios, etc. (por ejemplo, las pacarinas), (Farfán; 2000). La mayoría
de los asentamientos presentan un pequeño grupo de edificaciones, los cuales
se concentran en torno a un patio. Sin embargo, existen sitios de mayor jerar-
quía como Rúpac, Chiprac y Añay que presentan una mayor concentración
de edificaciones y con ello se hace mayor el espacio geográfico que abarcan
(Villar; 1982), en donde Chiprac habría sido como una especie de “capital” de
los Atavillos.
Los investigadores en diversas publicaciones describen la arquitectura y
ponen énfasis en una particular edificación arquitectónica denomina “Kullpi”,
al cual le asignan un carácter doméstico–funerario (Villar; 1982). Así mismo
estas estructuras presentan diferencias en los valles del río Chancay- Huaral
y el del río Chillón, siendo las primeras estructras de planta cuadrangular o
rectangular, con presencia de muchas cámaras en su interior que cumplen di-
ferentes funciones, siendo estas bien complejas, y las del Chillón de planta
circular con escasos nichos y cámaras.
Desde un punto de vista socio-cultural y político, los atavillos se estaban de-
sarrollando como un grupo con una identidad cultural propia en la cuenca alta
del río Chancay-Huaral, en donde la arquitectura tipo “kullpi” sería su patrón
de identidad. Así mismo este territorio, se dividiría en subgrupos con autono-
mía que habitaron áreas pequeñas con un centro administrativo para cada uno
de ellos. Así mismo la relación entre los sitios es muy estratégica, ya que estas
se ubican geográficamente frente a frente, para tener una buena comunicación.
En conclusión, hablamos de un grupo socio-cultural de ganaderos, tejedores
y agricultores, dependiendo al área geográfica y altitud en que se encuentran
los sitios arqueológicos; y así mismo, están bastante ligados a la parte ritual,
en donde veneran a los apus identificados por ellos mismos; donde la relación
entre vida y misticismo se encuentran íntimamente relacionados, con el fin de
recibir protección.
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Figura 2: Vista satelital del sitio arqueológico Ocurhuay, y sus dos sectores. Fuente
Google Earth, fecha de imagen 9/22/2016.
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típico de la sierra). Sin embargo, los kullpis que se evidencian en este sitio,
no son de grandes proporciones ni de mayor complejidad como los que se ob-
servan en Rupac o Añay, sino son pequeños en tamaño y de menor jerarquía.
También se observan estructuras de planta rectangular, las cuales no presen-
tan la complejidad arquitectónica de los Kullpis, estas presentan en uno de sus
lados (en el muro más alargado), unos nichos, que al parecer habrían servido
para el techado a doble agua, o con hastial. (Figura 3, 4, 5, 6 y 7)
Las estructuras tipo “chullpas” se encuentran dispersas dentro del sitio,
principalmente en el área más agreste y más rocosa, ya que son pequeñas es-
tructuras que se adaptan con facilidad al relieve: “…Cerca de esta población y
esparcidas en diferentes direcciones, se halla una clase de tumbas que tiene la
forma de hornillos o nichos que se superponen, las que se hallan a veces en las
peñas y riscos o junto a las parcelas de tierras de cultivo”. (Villar, 1982: 304).
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Figura 6: Vista de detalle de las cámaras que presenta, en la parte interna uno de los
Kullpis.
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Figura 7: Vista de una estructura tipo Kullpi, la cual ha sido invadida por la vegetación
de la zona, entre ellas el molle.
Sector B
Este sector se encuentra ubicado hacia el lado sur de la zona habitacional o
urbana de Ocurhuay, a unos 200 metros en línea recta, pasando por una peque-
ña quebrada (zona de formación de la quebrada Tuna-circa).
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Está conformado por un conjunto de terrazas agrícolas, las cuales están dis-
puestas de manera discontinua en toda la falda del cerro, en área medio plana y
de mayor pendiente. Desde casi la misma altura del sitio hacia abajo, aledaños a
la quebrada de Tuna-circa, hasta llegar a zona de cultivo de la actual población.
Este sector de andenerías solo es lo que se encuentra aledaño al sitio arqueo-
lógico; sin embargo, terrenos más abajo se encuentran también evidencias de
más terrazas agrícolas, incluso las parcelas de cultivo de frutas actuales, son
de manera aterrazadas hasta llegar al fondo del valle, los cuales se asume que
fueron reutilizados y modificados con el pasar de los años. (Figura 8)
DISCUSIÓN E INTERPRETACIÓN
Si bien se sabe este sitio de Ocurhuay, pertenece al grupo cultural Atavillos,
lo que se busca es conocer su función como sitio, dentro de esta subcuenca de
Añasmayo. Este sitio arqueológico por sus evidencias sería un pueblo con gran
producción agrícola y con un sistema de irrigación planificada:
“… los terrenos que circundan esta pequeña población y que fueron en la
antigüedad terrenos de cultivo, no se utilizan; dichos se extienden hasta Tu-
na-Circa; fueron irrigados con el agua que corrió por los varios canales que sa-
len de las represas de Jicar. Uno de estos canales irrigo también los terrenos de
Figura 8: Vista del sector B, en donde se observa el sistema de andenería de esta zona
de Ocurhuay.
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Agradecimientos
A mis padres José Marcelo y Ana Gonzales, quienes se dedicaron en mi
educación y me apoyaron cuando decidí seguir la carrera de arqueología; al
profesor arqueólogo Pieter van Dalen quien siempre promueve la investiga-
ción y quien me incentivó a escribir este artículo.
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Figura 9: Vista de ubicación del sitio de Ocurhuay y su relación con respecto a los sitios
de Chiprac, Rupac y Añay.
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Año 8, Número 8, 2018:199-219
ISSN:1994-8948
RESUMEN
La provincia de Huaral tiene 36 comunidades campesinas tradicionales, las
cuales mantienen vivas muchas de sus tradiciones culturales ancestrales. Una
de estas es San Salvador de Pampas, la cual mantiene vigente muchas acti-
vidades culturales, entre estas la celebración comunal del “Día de Siembra”,
celebrada cada año en los primeros días del mes de marzo, en la cual todos
los comuneros y sus esposas participan en la limpieza y sembrado de terrenos
comunales, a fin de asegurar la producción anual para beneficio comunitario.
Palabras claves: comunidades campesinas, Huaral, siembra, festividades,
tradicionales.
ABSTRACT
The Huaral province has 36 traditional peasant communities, which keep
many of their ancestral cultural traditions alive. One of these is San Salvador
de Pampas, which maintains many cultural activities, including the communal
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celebration of the “Planting Day”, held every year in the first days of March,
in which all the community members and their wives They participate in the
cleaning and planting of communal land, in order to ensure annual production
for community benefit.
Key words: peasant communities, Huaral, planting, festivities, traditional.
INTRODUCCIÓN
Entre los años 2014 y 2015 con financiamiento y auspicio de la Universi-
dad Nacional Mayor de San Marcos a través del rectorado y como parte de
los proyectos especiales de investigación, se realizó el proyecto: “Estrategias
para la recuperación y puesta en uso social del sitio arqueológico de Rúpac”.
Este proyecto tuvo como objetivo el desarrollo de trabajos de investigación
arqueológica, de conservación, así como analizar la importancia de este sitio
para la Comunidad Campesina de San Salvador de Pampas, mediante estudios
etnográficos y sociológicos, logrando comprender la interacción entre estas
poblaciones contemporáneas con su sitio arqueológico, interacciones basadas
en la identidad cultural y la actividad turística.
En esta oportunidad presentamos parte de los resultados de los análisis et-
nográficos sobre la Comunidad Campesina San Salvador de Pampas, sus ma-
nifestaciones culturales, sistemas de organización, costumbres, festividades
tradicionales, entre otros.
LA COMUNIDAD CAMPESINA DE SAN SALVADOR DE PAMPAS
Se encuentra ubicado en el distrito de Atavillos Bajos, siendo una de las 4
comunidades campesinas que conforman el distrito, en la provincia de Huaral.
Esta comunidad cuenta con dos pueblos: San Salvador de Pampas que es el
pueblo antiguo de fundación reduccional española del siglo XVI (hoy casi des-
habitado) y el pueblo de La Florida de fundación a mediados del siglo pasado,
ubicado a menor altitud y donde se trasladó la población entera para participar
en el cultivo, primero del maíz, luego de frutas como el melocotón y la manza-
na. Geográficamente el territorio de la comunidad abarca ambas márgenes del
río Chacur, afluente por la margen izquierda del río Chancay-Huaral, con altu-
ras que van desde los 1800 metros hasta los más de 5000 metros. Esta comu-
nidad campesina fue reconocida por el Estado Peruano mediante Resolución
Suprema el 29 de setiembre de 1943. En la Colonia se constituyó en uno de
los curatos del corregimiento de Atavillos y luego del corregimiento de Canta,
pasando a formar parte en la vida republicana de la provincia de Canta y desde
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1978 de la nueva provincia de Huaral (van Dalen; 2016). Entre 1946 y 1948
funcionó en el pueblo de Pampas la Escuela Normal Rural, donde se formaban
a los profesores que laborarían en los diversos pueblos y comunidades de la
cuenca alta del río Chancay (en ese entonces perteneciente aún a la provincia
de Canta), el cual fue luego trasladado al pueblo de Pacaraos a pesar del pedido
expreso de la población de Pampas ya radicando en La Florida desde inicios
de la década de 1950, tras trasladar la población y fundar el nuevo pueblo en el
lugar denominado Pumakan (Castañeda; 2005: 261-263). Desde la década de
1970 la comunidad ha puesto mayor énfasis en el cultivo de frutales, utilizando
extensos terrenos ubicados debajo del pueblo de La Florida.
El acceso a la comunidad se da desde la ciudad de Huaral a través de la ca-
rretera Huaral – Acos, tomando el desvío desde el puente Mataca, ascendiendo
por un tramo de una hora.
La referencia documental más antigua que tenemos sobre la existencia del
pueblo de San Salvador de Pampas es del año 1589, en que fue visitada por el
primer Arzobispo de Lima Toribio de Mogrovejo, posteriormente canonizado
por el vaticano como Santo (Benito; 2006: 278). En este año fueron confir-
mados en el pueblo 256 personas, lo que supone que su población era mucho
mayor. En una posterior visita en 1603 la población era de 238 personas: 42
tributarios, 85 viudas y solteras, 41 muchachas, 15 viejos reservados, 20 mu-
chachos y 35 bebes de teta. La fundación española del pueblo de San Salvador
Figura 01: vista en foto satelital del terreno de la Comunidad Campesina San Salvador
de Pampas, con sus dos pueblos conformantes.
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
de Pampas debe haberse dado hacia la década de 1550, es decir un poco más
de 30 años menos de la primera referencia documental.
Desde los inicios de la Colonia, Pampas poseía dos tipos de tierras: un alta
en donde se cultivaban tubérculos andinos y se criaban ovinos y bovinos; y una
baja dedicada exclusivamente al cultivo del maíz, zona la cual era llamada Pu-
makan, hoy registrada oficialmente como La Florida. En todas las comunida-
des altoandinas de la hoy provincia de Huaral históricamente se aprovechaban
tres ecosistemas: la puna, para la crianza de camélidos y el cultivo de produc-
tos de altura como la papa y la explotación de antiguos yacimientos mineros;
la quechua–suni, donde se ubicaba el pueblo reduccional y se desarrollaba la
agricultura de tubérculos; y la yunga, donde se desarrollaba el cultivo de maíz
y frutales (en algunos casos coca). Los terrenos en la yunga podían estar dentro
de sus territorios o al interior del territorio de otra comunidad a modo de archi-
piélagos ecológicos. Así, se desarrollaba el control vertical de pisos ecológicos
(Murra; 1972), práctica que se daba desde periodos prehispánicos, durante el
desarrollo de los pueblos atavillos (van Dalen; 2007).
El traslado del centro de la comunidad de Pampas a La Florida se puede
explicar en las devastadoras sequías que azotaron la cuenca del río Chancay
en 1941 (producto del Fenómeno del Niño y luego del fuerte sismo de 1940)
y de 1947-1948, situación que impactó fuertemente en la población de Pam-
pas quienes desarrollaban principalmente una agricultura de tubérculos a se-
cano; aunque luego del traslado tuvieron que sufrir otras tres grandes sequías:
en 1955-1960 que se agudizó con el Fenómeno del Niño 1957-1958, la sequía
de 1966-1969 producida luego de los Fenómenos del Niño de 1965–1966, y la
sequía de 1972 (Lausent; 1994: 153-154). La sequía de 1941 impactó negativa-
mente en la comunidad de San Salvador de Pampas: “…. Las tierras de secano
de Pincauchinche se perdieron en tanto tierras de cultivo, para transformarse
en pastizales naturales; en cuanto a las tierras de Callacancha, ya afectadas por
la destrucción de canales de irrigación, fueron abandonadas por la comunidad
que no juzgó pertinentes las expansiones, dada la escasez generalizada de agua”
(Ibid: 158). De igual manera, la larga sequía de 1947-1948 modificó el paisaje
de la comunidad, destruyendo varias tierras de cultivo y el secado de sus ocho
pozos de agua con que contaba, disminuyendo considerablemente la producción
de tubérculos por falta de agua, situación que se vio agravada por la presencia
de la plaga del phytopthora que terminó por destruir las plantas: “En Guaroy, en
tierras de semisecano y semiirrigadas, donde los campesinos sembraban todos
sus cereales (trigo, cebada, etc.) los cultivos se echan a perder y el terreno es
abandonado. La comunidad de Pampas La Florida, que ya comenzaba a experi-
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Figura 3 (izquierda): vista de una de las calles del pueblo de Pampas, nótese el estado
de abandono del mismo. Figura 4 (derecha): Los asnos son actualmente el medio de
transporte desde el pueblo de Pampas hasta el sitio arqueológico de Rupac, para tras-
ladar los bienes de turistas.
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centaje de la población, debido a que, solo son 8 los menores que en tiempos
de vacaciones acompañan a sus padres a las chacras.
Los habitantes de La Florida se dedican a la producción agrícola, en su
totalidad cada la familia posee parcelas obtenidas por posesión o herencia de
sus antepasados. Un aspecto a considerar es que la comunidad cuenta con una
chacra comunal, es decir, un terreno que es trabajado cada domingo por to-
dos, teniendo como fin satisfacer necesidades económicas de cualquier tipo.
Las cosechas varían entre oca, papa, huayco (durazno), manzana y melocotón
(blanquillo), siendo esta última su predilecta y mayor generadora de ingresos.
El cultivo de oca y papa ocupan tierras altas, es decir, en algunas zonas de
Pampas, siendo la oca sembrada en el mes de octubre y cosechado 8 meses
después en junio. Casi lo mismo sucede con la papa, con la diferencia que está
destinada al consumo y/o venta en el mes de marzo. Los árboles frutales están
localizados en las cercanías de la comunidad, tanto el melocotón como las
manzanas son sembrados en el mes de febrero para ser cosechados en junio.
Respecto a la interacción con el mercado, es necesario precisar que cada fami-
lia se hace cargo de su mercadería y del precio de la misma, haciéndose cargo
de su traslado a Huaral y venta; con excepción de los productos cosechados en
la chacra comunal, del cual se hace cargo toda la comunidad.
La ganadería de La Florida se puede clasificar en dos tipos: La primera de
ganado vacuno o bovino y la otra en ganado porcino; ambos son criados por
mujeres y hombres, cuyo fin es la producción de carne y sus derivados, como la
leche y queso. El producto es destinado al autoconsumo, venta y como remesa
para sus familiares. Un aspecto a señalar es que la producción de estos ganados
ha disminuido con el pasar de los años, ya que muchas familias han optado por
dedicarse de pleno a la agricultura.
Las faenas comunales son actividades organizadas y realizadas por los mis-
mos pobladores para el bien de la comunidad; es decir, se hacen faenas para
trabajar la chacra comunal, limpieza de las rutas turísticas desde La Florida a
Pampas y de Pampas a Rupac, limpieza de acequias o para cualquier tipo de
ayuda que los visitantes requieran. En los días de faenas, que por lo general son
los domingos, los hombres se dirigen a las 7 de la mañana a la chacra comunal,
allí trabajan, limpian, cosechan y recogen hasta que esperan la llegada de sus
esposas con el almuerzo, la labor continua hasta las 5 de la tarde.
Así como en muchas zonas alejadas de la Costa, la migración se ha converti-
do en una atracción para la mayoría de las familias, sobre todo para los jóvenes,
quienes han migrado hacia la ciudad de Huaral y a Lima, ambas son vistas como
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Figura 5: vista del área doméstica al interior de una de las viviendas de La Florida.
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La fiesta del rodeo consiste en la marca, señal y cintado del ganado vacuno.
Esta fiesta costumbrista tiene la peculiaridad de reunir a los pobladores de La
Florida con sus familiares migrantes, quienes forman una “Junta” y son dife-
renciadas por colores y nombres. Por lo general el número de Juntas constan
de 4 a 5. La celebración empieza en la noche del 31 de agosto, la preparación
va acompañada de ensayos al ritmo de arpa y violín, el chaqchado de coca,
cantos y bailes. En la madrugada de 1ero de setiembre, todas las “Juntas” (por
separado) se desplazan bailando junto a la banda desde sus casas hasta la plaza
de Armas, en donde se llevará a cabo “El contrapunto”, es decir, el encuentro
de las Juntas, allí bailan y cantan hasta el amanecer. El esperado cintado, marca
y señal de los ganados se realiza el mismo día en el corral, después del desa-
yuno, allí son dejados hasta el día siguiente mientras la fiesta continua. El día
2 se hace el despacho, todas las “Juntas” a ritmo de las bandas se dirigen a sus
corrales para así llevar a los ganados a su pastizal, la fiesta continuará hasta la
noche en la casa de los patrones de junta.
Por lo general, en las festividades se realizan misas, campeonatos deporti-
vos, bailes y se preparan comidas típicas. Las misas dan inicio a la celebración
y están a cargo de un cura contratado de Huaral o Lima. Terminada la misa,
los hombres y mujeres practican deportes (vóley y futbol), los equipos son
determinados por las respectivas comunidades presentes. En ese trayecto, el
mayordomo (elegido por padrón) tiene la responsabilidad de ir preparando el
almuerzo antes de dar inicio a la fiesta y baile.
Con respecto a la comida, se sabe que aún continua la tradición de preparar
la patasca, también llamado “pushero” o sopa de pelado, una sopa que contiene
mote pelado con tripa de vaca, esta es acompañada por segundos platos como:
olluquito, pachamanca o mondongo, que de preferencia es acompañada por
chicha de jora y cerveza.
Culminado el gran festín, se presentan bailes típicos de la comunidad y de
otras comunidades que, algunas veces, forman parte de un concurso. El baile
predilecto de La Florida es “La Contradanza”, esta es bailada por mujeres y
hombres, la cual representa una guerra entre ambos bandos. Por último, para
amenizar la fiesta los mayordomos o depositarios contratan bandas o artistas
folklóricos de Huaral, quienes brindan shows a lo largo de la tarde y noche.
La comunidad de La Florida es constantemente visitada por turistas perua-
nos y extranjeros, pues este pueblo es el punto de partida de acceso a Pampas
y al sitio arqueológico de Rupac, principal centro de atracción por su arquitec-
tura monumental e historia. Hay quienes optan por empezar la caminata desde
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marca Kullpi, ubicado por debajo del nivel de los otros sectores de función
administrativa y funeraria (van Dalen, Grados, Medina, Malpartida; 2016, van
Dalen, Malpartida y Grados; 2015). Las edificaciones del sector A guardan
un ordenamiento espacial, Marussi (1979, 2015) ha realizado una tipología
de estas edificaciones. Sin embargo, los primeros investigadores ya desde la
primera mitad del siglo pasado habían difundido y dado a conocer la importan-
cia y monumentalidad de este sitio arqueológico (Cassana; 1976, Villar; 1982,
Villiguer; 1979). En 1999 Rupac fue reconocida como Patrimonio Cultural de
la Nación por el entonces Instituto Nacional de Cultura.
Entre el año 2014 y 2015 en que realizamos el trabajo de investigación en el
sitio arqueológico de Rupac, mantuvimos conversaciones y entrevistas con la
población de La Florida, llegando a la conclusión que la mayoría se identifica
con el complejo arqueológico de Rupac, ya sea por la cercanía o por la histo-
ria. Anibal Celedonio Soto (50 años) describe al sitio arqueológico porque:
“Son casas muy bonitas y fuertes, cuando una va se asombra por los pisos
grandes y pequeñas puertas”. Alipio Ríos Rojas (60 años) señala que: “Rupac
es conocido como el Machupicchu limeño, es maravilloso, lo conozco porque
mis padres siempre me dijeron que nuestros antepasados vivieron allí, es por
eso que me siento identificado con el sitio”. Lili Calixto de la Cruz (45 años)
añade: “Es muy bonito y deberíamos de tratarlo bien”. Benigno Ventura Rafael
(80 años) opina al respecto que: “Es una ruina histórica de la gente antigua (…)
Se ve como ha sido su trabajo y su forma de vivir”. Para Gilmer Carlos Rojas
Salas (53 años): “Rupac es lo que han dejado nuestros antenpasados, es una
arquitectura maravillosa”. Willmer Salas Caro (58 años) nos dice que: “Es un
centro arqueológico impactante (…) Me llama mucho la atención sus construc-
ciones”. Finalmente, la señora Iboni Pilar Durand Eusebio (38) nos señala que:
“Es una ciudadela hermosa porque hay casas de cinco esquinas hecho a base
de piedra”. Existe en este sentido una valoración social del sitio arqueológico
por parte de la población de La Florida.
Si bien es cierto, tanto generaciones pasadas como actuales se identifican
con el sitio arqueológico de Rupac, la mayoría de los pobladores de Pampas–
La Florida, en su totalidad desconocen el significado de la palabra “Atavillos”,
siendo su connotación más cercana, el nombre de una línea de transporte.
Pero, Rupac no es el único sitio arqueológico existente en el ámbito de
la Comunidad Campesina de San Salvador de Pampas, existen más de 40
sitios arqueológicos de diversos tipos y periodos de ocupación dentro de su
jurisdicción territorial. Uno de estos es el llamado Cerro Mango (Cáceda;
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ANALISIS DE LA FESTIVIDAD
Es notable que, a pesar de los años, continuas migraciones y vinculación
con la ciudad, los pobladores de La Florida aún mantienen vivas y vigentes
sus festividades y costumbres, ello debido a que existe aún una organización
y preocupación en cuanto a los problemas que aquejan a la comunidad. Eso se
puede observar en el “Día de Siembra”, evento que reúne no solo a los comu-
neros de la localidad sino también a los familiares que ya no residen allí y estos
a su vez, acompañados por hijos y sobrinos.
De ello se deduce que la migración no es significado de desprendimiento y
alejamiento del sentido de pertenencia sino más bien un compromiso para con
la localidad en donde nacieron y porque no decirlo una preocupación por los
terrenos que son de sus padres, en la mayoría de casos, pero que pasaran a sus
manos tarde o temprano.
De la misma manera enfatizar que la presencia de nuevas generaciones ha
sido una característica vital dentro del “Día de Siembra”, ya que no solo se
puede encontrar a menores, nietos de residentes, sino también a vecinos de
migrantes de las ciudades que se muestran interesados por dicho tipo de festi-
vidades.
Otro punto a rescatar es que dentro del “Día de Siembra” se pudo contar
con la asistencia de miembros de la comunidad vecina de Huayopampa, como
el alcalde distrital y autoridades de la misma; al preguntar sobre su presencia
mencionaron que eran raras las ocasiones en que aceptaban las invitaciones,
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
pero también agregaron que eran nuevos en el cargo, contexto que se les hizo
preciso para exponer sus problemas delante de ellos.
En cuanto a ello, se debe precisar que el dialogo es característico dentro
de este evento por el hecho que permite el intercambio de ideas en cuanto al
cuidado del terreno comunal, de igual manera es finalmente aprovechado para
exponer los continuos problemas dentro de la comunidad. En este caso los po-
bladores decidieron plasmar las siguientes quejas a sus autoridades y alcalde:
- Primero, la escasez del agua y la idea de crear un reservorio que sea pro-
vechoso para los comuneros y sus tierras.
- Velar por la continua asistencia de los profesores en el colegio.
- La recuperación del baño comunal (que se encuentra cerrado) para los
visitantes y/o turistas.
- Una mejor organización en cuanto a la limpieza de los caminos hacia Rú-
pac y los terrenos comunales.
Con respecto a la realización de la yunza, se pudo notar la asistencia de un
menor porcentaje de personas, pocas eran las familias presentes debido a que
la mayoría opta por regresar a la cuidad el mismo día. La mayoría de mujeres
de la localidad se quedan hasta el corte del árbol, después de ello prefieren por
ir a sus hogares; sin embargo, son los hombres quienes se quedan hasta el día
siguiente bebiendo licor y bailando.
Las fiestas tanto la de la Yunza como la de la Siembra, tienen en común lo
que las fiestas campesinas poseen: es un momento especial, donde se recrea la
unidad comunal (aunque hemos visto que hay veces azuzan más bien viejos
conflictos familiares) esta unión del grupo en su plenitud, evoca el sentido
original de la fiesta> el regreso a los orígenes cuando las leyes sociales se
suspendían y daban paso al caos original, donde el exceso y la transgresión
eran sus constantes. Pero en una sociedad campesina hay variantes. La Yunza
es simplemente un ritual propiciatorio de la fecundidad del ganado. La esferas
natural y social se confunden, dotando de prosperidad a ambos mundos (Pla-
sencia 2015). Garantizar el ciclo vital de los animales es también garantizar la
regularidad cósmica. La de la siempre es un ritual de inicio del ciclo agrícola
de forma comunitaria y en terrenos colectivos. En ambas, hay dos planos, el
simbólico: ritos, imágenes y signos. Y el social: muestra el diagrama social
de la comunidad a través de los cargos y los roles disponibles. Eso activa el
prestigio. Además, siendo comunidades con alta diferenciación y plenamente
mercantiles, hace que la redistribución de bienes, típica de la fiesta rural, se
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CONCLUSIONES
La Comunidad Campesina de Pampas–La Florida ha demostrado su per-
sistencia poblacional a pesar de los fenómenos naturales que se presentaron
décadas atrás y constantes problemas con el agua, sumado a la movilización o
migración de familiares. De igual manera, ha sabido reaccionar y mantener la
organización comunal a pesar de los cambios sufridos y su inserción al merca-
do. Desde siempre, el agua significó una constante en la vida de los pobladores
de Pampas–La Florida, la falta de reservorios para el riego de las chacras hi-
cieron que se altere el orden agrícola. La mayoría de familiares migrantes están
dispersos, en Huaral, un considerado porcentaje en Lima, quienes han ocupado
distritos como Ate, Villa El Salvador y San Juan de Miraflores. Aun así, a la
distancia de sus familiares, la comunidad ha sabido progresar en el ámbito
académico, iniciando y culminando (en su mayoría) carreras en institutos y/o
universidades. Asimismo, poseen trabajos fijos, hecho que explica el envío de
remesas a sus familias.
La organización de los comuneros, la presencia y apoyo económico de los
hijos migrantes para las festividades, dan a entender la valoración e importancia
que cada uno de ellos tiene de sus costumbres, aún vigentes. El apoyo de la auto-
ridad distrital y provincial es casi nulo, la comunidad ha venido pronunciándose
desde hace décadas con el fin de mejorar los servicios de agua, asfalto de la
carretera, hospedaje y mejoramientos de las conducciones de agua o acequias.
En los últimos cinco años Rúpac se ha convertido en uno de los lugares más
visitados por turistas, ello explica que al mes lleguen cerca de 50 a 60 personas
a la comunidad, cantidad que se incrementa en días de feriados largos (como
Semana Santa o Fiestas Patrias) en que puede sobrepasar los 1000 turistas. Si
bien es cierto el comité de turismo viene realizando una buena tarea, principal-
mente cada fin de semana, no se puede negar que aún hace falta servicios como
hospedaje y comedor, así como un mejor control para evitar la destrucción de
este sitio arqueológico.
Es necesario concientizar y capacitar a los pobladores de La Florida sobre
el conocimiento de la historia de Rúpac, ya que son los principales agentes que
facilitan el turismo y brindan servicios de hospedaje y comedor, algo que en
los últimos años ha ido beneficiándoles gracias al incremento de ingresos tanto
para el hogar como para la comunidad. Es notable un déficit en el servicio edu-
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Año 8, Número 8, 2018: 221-241
ISSN:1994-8948
RESUMEN
En este presente artículo se analiza y explica un documento de visita pasto-
ral realizado en 1636-1639 por el arzobispo Don Fernando Arias de Ugarte al
pueblo de San Pedro de Pallac, jurisdicción del repartimiento de los Atavillos;
con la finalidad de indagar las cuentas de ganado de la comunidad, realizándo-
se un exhaustivo recorrido desde el año 1631 hasta el año 1639. Dentro de todo
esto, se van a enumerar autoridades, actividades de la vida cotidiana, teniendo
como el “organizador” al cura doctrinero del repartimiento.
Palabras clave: colonia, visita pastoral, encomienda, Atavillos, ganado.
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ABSTRACT
This present article analyzes and explains a document of pastoral visit made
in 1636-1639 by Archbishop Don Fernando Arias de Ugarte to the town of San
Pedro de Pallac, jurisdiction of the distribution of the Atavillos; in order to inves-
tigate the livestock accounts of the community, making an exhaustive journey
from the year 1631 to the year 1639. Within all this, authorities, activities of daily
life will be listed, having as the “organizer” the doctrinal cure of partitioning.
Key words: colony, pastoral visit, encomienda, Atavillos, cattle.
A.- INTRODUCCIÓN
El presente trabajo está referido al análisis y desarrollo de un manuscrito de
visita pastoral3 de 1636-1639, realizado por el arzobispo de Lima Don Fernan-
do Arias de Ugarte contra el licenciado Gaspar Ortiz de Espinoza, cura de la
encomienda4 de Atavillos. El documento comprende 8 años de evaluación a las
cuentas del repartimiento señalado, mencionándose la importancia del ganado
de castilla para su economía. Así, se contribuirá a conocer significativamente
al repartimiento de Atavillos, aún no dividido en las posteriores doctrinas5 Ata-
villos Altos y Bajos; una zona que antes había albergado a un rico y guerrero
señorío llamado “Los Atavillos”.
3. Es una visita oficial realizada por una autoridad eclesiástica de la iglesia católica, el encargado de realizarla era el
arzobispo u obispo, si éste no podía por alguna causa, lo reemplazaba un sacerdote u otra autoridad relacionada con la
iglesia. Las causas de esta visita eran: para evaluar el funcionamiento de la doctrina visitada, así mismo ante un conflic-
to suscitado entre pobladores de un pueblo anexo contra su cura doctrinero.
4. Diversos investigadores consideran que “encomienda” es igual a “repartimiento” por lo mostrado en tantos manus-
critos.
5. Son parroquias de indios que estaban compuesto por dos a más pueblos, creada por la iglesia para darle una identi-
dad específica a su proceso de evangelización.
6. Limita por el norte con los distritos de Atavillos Alto y San Miguel de Acos, por el oeste con el distrito de Lampián,
por el sur con el distrito de Sumbilca, y por el oeste con la provincia de Canta.
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Jhosiel Jairo Falcón Buitrón /Un manuscrito de visita pastoral de 1636-1639 en el pueblo de San Pedro de Pallac...
los Atavillos (800 d. c.- 1470 d. c), un glorioso señorío guerrero que tuvo que
luchar tanto contra los incas y los españoles por defender sus tierras sagradas,
aunque con el desenlace ya conocido. San Pedro de Pallac es una pujante y
emprendedora comunidad que brinda homenaje y celebración a su santo patrón
San Pedro la última semana de junio, donde los días principales son 28 y 29
de junio7 de cada año, además de otros importantes santos. Siempre ha tenido
protagonismo en Atavillos a través de su población y obras, como a continua-
ción se desarrollará.
7. Justamente junto a dos amigos visitamos esta comunidad en dichas fechas en el 2017, encontrando el problema del agua
a sus cultivos por la falta de lluvias; celebraron sus fiestas acompañados de comida, orquesta, con todos sus habitantes y
nacidos ahí con domicilio en otros lugares del país, una gran experiencia.
8. Hemos encontrado un documento de inicios de la colonia donde el español Juan Serrano informa que los naturales de
las provincias de Atavillos y Andajes adoran al sol, próximamente se publicará tal documento.
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
9 Un estudioso de esta institución fue el historiador José de la Puente Brunke, quien explica el recorrido que tuvo
la encomienda en el Perú, siendo en el inicio de la colonización el encomendero el benemérito por antonomasia, es
decir, por haber contribuido a conquistar el Imperio inca o que se había contado entre los primeros pobladores del
nuevo periodo formado. La encomienda traía consigo poder económico y prestigio social, siendo a la vez la institución
que vertebraba el asentamiento de los españoles en territorios peruanos. Sin embargo, con territorios tan extensos y
complejos resultaba difícil sostener significativamente el futuro Virreinato del Perú (creado formalmente en 1542), por
ello, a medida que avanzó el siglo XVI, se fue desarrollando una notable diversificación económica en dicho virreinato.
El beneficio económico se empezó a obtener a través del comercio o de las actividades mineras, como dos campos
económicos trascendentales, complementándose esto con el terrible colapso demográfico indígena que hizo menguar
dramáticamente la tributación de los naturales a las encomiendas (1992: 68). Ante esta realidad en diversos lugares del
Perú muchos descendientes de los primeros encomenderos entendieron la realidad actual, adaptándose y afrontando a
ella con actividades agrícolas como en las haciendas y estancias (mediados del siglo XVII) que les iba a generar nuevos
ingresos, un ejemplo es el caso de Agustín Tello de Espinoza (descendiente del encomendero Juan Tello de Sotomayor)
el 9 de junio de 1684 hizo su testamento donde reconoció entre sus bienes la hacienda de “Nuestra Señora del Milagro”
en las Salinas de Chancay (Puente & Janssen: 129).
10 La investigadora Marina Zuloaga (2011) en un interesante artículo sobre el papel de las guarangas en las encomien-
das en la provincia de Huaylas, sustenta que las guarangas existieron en las épocas pre-inca, incaica y colonial con un
papel trascendental para el funcionamiento de las reinos, imperio inca y encomienda, cuando se produce la conquista
de dicho imperio, los curacas locales de las guarangas tuvieron la ventaja de informar a los españoles visitadores de la
provincia de Huaylas velando por los intereses de personales y de sus grupos (ejemplo Cajamarca); luego ya formadas
las encomiendas tanto de Huaylas (poseída por Francisco Pizarro) y de Recuay para los conquistadores Sebastián de
Torres y Jerónimo de Aliaga (en forma mancomun, este encomendero poseyó la encomienda de San Juan Bautista de
Guaral en el siglo XVI) en 1534, donde las mayorías de guarangas no sufrieron mayor cambio en sus jurisdicciones
establecidos en anteriores épocas. Destacando la autora que de una cantidad de guarangas cada una con su curaca local,
se elegía al curaca principal de la encomienda creada, teniendo las guarangas autonomía política en relación al curaca
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Jhosiel Jairo Falcón Buitrón /Un manuscrito de visita pastoral de 1636-1639 en el pueblo de San Pedro de Pallac...
principal y encomendero, es decir, fueron sus curacas locales respetados por su gran protagonismo en el desarrollo de
la encomienda, por ello, se debe el hecho de ser los encargados de cobrar los tributos a su guaranga. Por tanto, estas
guarangas en conjunto fueron clave para la formación, funcionamiento y mantenimiento del primer sistema colonial
llamada encomienda.
11 de la Puente & Janssen (1997: 114).
12 La ilustre historiadora María Rostowtowski afirma que los Atavillos fueron un reino rico, conquistador de otras
culturas, con grandes recursos para mantener una economía sostenible (2002).
13 En Ananipillao en la visita de Huánuco de 1562 los mitmaq son de un origen enteramente distinto. Están compues-
tos por un grupo mixto de Canta, Caxatambo, Atapillo, Checras y Ucros. Se presume que estos mitmaq eran enviados
por separados de aquéllos del Cusco, con un fin diferente al de los otros (Anders: 1900). Los mitmaq Atavillos es un
tema aún por aclarar cómo fue su historia.
14 Greslou y Bertand (1986: 15) mencionan que los Atavillos fueron una zona muy rica con gran población, factor para
que Francisco Pizarro la elija como encomienda, designándola además para la mano de obra y productos para Lima.
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
15 de la Puente (1992: 272) extrae importantes ideas de Guillermo Lohman Villena, otro estudioso de la época colonial
y sus instituciones.
16 Archivo General de la Nación. Protocolos Notariales. Escribano Simón Alzate. Año 1551. No 9. f. 710v.
17 de la Puente Brunke menciona que según palabras del virrey Toledo (carta del virrey Toledo a S. M., de 30 de no-
viembre de 1573, AGI, Lima 29), los Montenegro fueron el centro de un escándalo, basado en que el gobernador García
de Castro tuvo la intención de favorecer al oidor Pedro Sánchez de Paredes, cuya sobrina iba a contraer nupcias con
Hernando de Montenegro el Mozo. Pero éste era hijo mestizo e ilegítimo, y por esto no podía suceder a su padre en
la posesión de las encomiendas (de Atavillos y Andajes); y tampoco se quería hacer casar a Hernando Montenegro, el
Viejo con una india para que le pudiera suceder su hijo mestizo. Seguramente con la intención de este supuesto matri-
monio hacer pasar a Montenegro el Mozo como el hijo de ambos. Así el padre renunció a esas encomiendas, para que
el gobernador Castro (estando vacas) las proveyese enteramente en Hernando de Montenegro el Mozo, como así se
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Jhosiel Jairo Falcón Buitrón /Un manuscrito de visita pastoral de 1636-1639 en el pueblo de San Pedro de Pallac...
hizo. Sin embargo, este traspaso era ilegitimo, por tanto las encomiendas a través de Castro volvieron a manos de Mon-
tenegro el Viejo; al final éste se casó con una india, por su parte Montenegro el Mozo con la sobrina del oidor Paredes,
llamada Ana Bravo de Paredes, la idea de hacer pasar a el Mozo como el hijo legítimo de su padre y la india no llegó a
concretarse porque falleció antes del nuevo traspaso, siendo su nieta Doña Lucia de Montenegro la heredera de las en-
comiendas. Por lo visto los Montenegro forman parte del grupo de familias que dejaron huellas de todo tipo en el Perú.
18 Archivo General de Indias. Justicia. 421, f. 2
19 Archivo General de Indias. Justicia. 421, f. 3
20. Archivo General de Indias. Justicia. 421, f. 297
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Jhosiel Jairo Falcón Buitrón /Un manuscrito de visita pastoral de 1636-1639 en el pueblo de San Pedro de Pallac...
De dicha unión tendrán como hijos al capitán Don Francisco Flores, Doña
Lucia Flores y Montenegro (los dos hermanos residentes en Lima), y Don
Pedro Alfonso Flores y Montenegro (nacido en Lima en 1587, residente en Es-
paña), bisnietos de Don Hernando de Montenegro el Viejo; Don Pedro Flores
se va a casar con Doña Petronila Antonia de Uribe y Salazar, quién va enviudar
de él. Doña Petronila de Uribe va a mantener rencillas contra su cuñada Doña
Lucia por las encomiendas de Atavillos y Andajes, poseyéndolas ambas en su
momento23.
En 1593 la encomienda de Atavillos de Juan Gutiérrez Flores, tuvo como
hecho transcendental el juicio de residencia24 que realizó Don Juan Vargas, ac-
tual corregidor y Justicia Mayor, Juez de Residencia y Cuentas de la provincia
o corregimiento de Nuestra Señora de la Concepción de Canta a Don Alonso
de Armeta, su antecesor en dicho corregimiento, por petición de la Corona.
Tuvo la participación de los curacas principales Don Francisco Páucar Chagua,
Don Pedro Poma Chagua, Don Francisco Vilca Chagua, Don Alonso Capcha,
Don Martin Guancas; además de los quipucamayoc Don Pedro Poma Chagua
y Don Cristóbal Parrasca; quienes declararon su disconformidad de la labor de
Armeta, mencionando su ausencia dentro del corregimiento, según él con el
permiso del virrey; incentivando la violencia, pues permitió que su yanacona
Pedro Pichu maltrate al indio Juan Sucha, además de no pagarles a los natura-
les la mita que le hicieron25.
En 1689 Doña Lucia Josefa Florez y Montenegro (bisnieta), traspasará las
encomiendas de Atavillos, Andajes y Tajamarca a su hijo Rodrigo de Obando
Flores (tataranieto de Don Hernando de Montenegro el Viejo) para que las
administre.
“ […] señor don Rodrigo de Ovando y Flores Caballero de la Or-
den de Alcantara ante mi el escribano publico digo que aceptava y
acepto el nombramiento que subrogazion devida de susodicha en el
susodicho por la dicha señora doña Luzia Flores y Montenegro su ma-
23. He podido completar la otra parte de la familia Montenegro Flores gracias al extraordinario libro de Guillermo
Lohmann Villena y su libro “Los Americanos en las Ordenes Nobiliarias” (1993: 161-162), donde reconstruye las fami-
lias de los primeros conquistadores y pobladores españoles en el Perú y sus descendientes.
24. Los virreyes también pasaban los juicios de residencia, dar cuentas de su periodo de gobierno, el rey les pidió que
realizarán sus memorias para mejor conocimiento del Virreinato del Perú.
25. Dentro de esta mita se menciona 25 gallinas, mitad de pollos y mitad de gallinas, cuatro carneros de castilla, 7 cabri-
tos, 90 puercos, anega y media de cinco celemines de maíz y anega y media 4 almudes de papas. Se mencionan que los
testigos son del pueblo de San Pedro de Pallac, aunque no se confirma si se trata sólo de los curacas y quipucamayoc, o
si hay otros naturales. Agradecimiento al historiador Luis Cajavilca por brindar esta valiosa información a través de su
análisis e interpretación del manuscrito ubicado en Archivo General de la Nación (2009: 16-17).
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
26. Esta visita se puede dividir en dos partes, la primera realizada desde el 15 de abril de 1636 en el pueblo de Pallac, y
la segunda parte desde agosto de 1639 en la ciudad de Lima.
27. En un artículo sobre los pueblos de indios de Atavillos Bajo y San Juan Bautista de Guaral en el siglo XVII, a partir
de lo investigado (visita pastoral de 1617) explico que importantes habitantes de Atavillos establecieron contacto con
naturales del pueblo de Guaral porque tuvieron tierras entre fines del siglo XVI e inicios del XVII en este pueblo, con-
tando con trabajadores tanto de los dos pueblos como de otros cercanos, intercambiando costumbres propias, luego de
esto se producirá un conflicto sobre el diezmo entre los curas doctrineros de los pueblos mencionados, el doctrinero
Ortega de la doctrina de Atavillos fue acusado por los naturales de la doctrina de malos manejos de los recursos.
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Cuadro 1
ENCOMIENDAS FECHA DE INDIOS TRIBUTO FUENTES
Y TITULARES TASACIÓN TRIBUTARIOS LIBRE DE
ATAVILLOS COSTAS
4. Hernando de Monte-
1575 382 707,4 BUS; Lim 201
negro, “El viejo”
5. Lucía de Montenegro
1590 353 622 Lim 201; RA, IR 12:33
(2v)
8. Petronila Antonia de
Uribe y Salazar Vz. De Lim 6, 7
Peñaparda de Flores (3v)
9. Rodrigo de Obando y
Lim 11, 27, 1065
Flores28 , 1671
10. Francisco de Villela y
Inq 2208
Mendoza (1730)
28. Según un artículo del historiador de la Puente este encomendero por Real cédula de 12 de setiembre de 1698, posee
la encomienda (1987: 200).
29. Fue el quinto arzobispo de Lima desde el 14 de enero de 1630 hasta el 27 de enero de 1638, fecha de su muerte (Bermú-
dez: 48, 50), Juan de Cabrera se recibió de tesorero del referido arzobispado el 4 de diciembre de 1624 (Bermúdez: 41, 44).
30. Hay casos donde el arzobispo no puede realizar la visita a una doctrina determinada, pueden ser varias las razones,
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entre ellas, por padecimiento de alguna enfermedad, o también por tener tareas pendientes que realizar dentro de su
arzobispado.
31. En ciertos contenidos del manuscrito se le menciona como Fernando; hay que considerar los errores que a veces se co-
metía al momento de redactar un auto (dictamen) u otro documento, esto incluía a escribanos o notarios, curacas, corre-
gidores, etc., interpretamos que mucha veces el hecho de copiar por parte del notario lo declarado por un natural se hacía
complejo en el momento de los nombres de las tierras de los pueblos, los mismos nombres de sus habitantes, entre otros.
32. Antes de la presentación de las cuentas por parte del doctrinero, éste realiza un juramento de veracidad diciendo
“in verbo sacerdotis”, esto es un término latín que formaba parte de los religiosos que estaban en el momento prestos a
explicar un tema trascendental sobre su labor ante su superior.
33. En la contabilidad colonial, “cargo” equivalía a ingresos, “data” a gastos (Luque, 2012: 17). 1 peso equivalía a 8 reales.
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Jhosiel Jairo Falcón Buitrón /Un manuscrito de visita pastoral de 1636-1639 en el pueblo de San Pedro de Pallac...
Cuadro 2
CARGO Y DATA DEL GANADO DE ATAVILLOS
FECHA GANADO CARGO GANADO DATA TOTAL
1. 1631-1636 12310 6273 6037
2. 1636-1639 3006 - -
3. 1636-1639 9043 35
4772 4271
Cuadro 3
CARGO Y DATA DEL DINERO DEL GANADO DE ATAVILLOS
FECHA DINERO CARGO DINERO DATA TOTAL
1. 1631-1636 1429 patacones 6 reales 1236 patacones 5 reales 183 patacones 1
real
2. 1636-1639 1132 pesos36 1real 1187 pesos 7 reales 55 pesos 6 reales
34. En el manuscrito se menciona en varias oportunidades como “comunidad”, seguramente como significado del
conjunto de pueblos.
35. Acotando que esta cantidad resulta de la suma del total del primer periodo con el total del segundo periodo.
36. Esta cantidad resulta de la suma de 183 patacones (también llamado peso) 1 real del primer periodo (1631-1636),
776 pesos de carneros vendidos y 173 de ovejas viejas y sin dientes.
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
37. No se especifica el motivo de los pagos a estas personas, posiblemente sea por administración del ganado.
38. Dicho salario era de 40 pesos por año, resultando 120 pesos en tres años.
39. Archivo del Obispado de Huacho, 1636-1639, f. 12
40. Hubo muchos curas doctrineros desde el inicio hasta el final de la época colonial que van a “mercantilizar” su labor
evangelizadora a los naturales, siendo el “organizador” de las actividades de agricultura, ganadería, obrajes, etc., que
realizaban los indios tanto en sus pueblos, como en otros pueblos donde llegaban con sus mulas y otros animales de
carga a comercializar sus productos; el gran beneficiado en muchos casos era el doctrinero, quien no aceptaba el recla-
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Jhosiel Jairo Falcón Buitrón /Un manuscrito de visita pastoral de 1636-1639 en el pueblo de San Pedro de Pallac...
mo de sus feligreses, por el contrario, reprimía esto con violencia verbal y física a cuantos feligreses se pusieran en su
camino lleno de ambición desenfrenado. Citando algunos “malos” doctrineros: Don Cristóbal de Ortega (denuncia en
1617) quien se había adueñado de 160 carneros del pueblo de Checaras para llevarlos a la Villa de Arnedo y venderlos;
Don Joseph Fernández de Córdova en 1674 le quitó a la fuerza el ganado para el funeral de un pariente de un indio
(León: 2009); Don Sebastián de Otálora quien en 1775 en una visita pastoral se informa que se fugó de su doctrina
de Atavillos Bajos, cometiendo actos de usurpación de bienes y comercio ilícitos; estos tres doctrineros fueron de la
doctrina de Atavillos, hay más casos que será objeto de mi tesis de investigación sobre la “Doctrina de Atavillos Bajos
y su proceso de evangelización en los siglos XVII-XVII”.
41. Archivo del Obispado de Huacho, 1636-1639, f. 11v.
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KULLPI. Investigaciones culturales en la provincia de Huaral y el Norte Chico, Nº 8, 2020
4271 de ganado; pero como bien menciona el curaca Condor le peste fue la
gran causa de esta considerable disminución del ganado de la encomienda de
Atavillos, por ello al momento que Ortiz le presenta al arzobispo la cantidad
final, ésta no llegaba ni a los 2000 cabezas de ganado.
Este manuscrito en torno a las cuentas de ganado de la encomienda de Ata-
villos, demuestra que el doctrinero jugaba un papel trascendental en la econo-
mía de la comunidad, ya que dentro de su labor como administrador principal
del ganado, también participa en los temas de las limosnas, los libros de la
iglesia, fiestas, tributos de doctrina, aunque se menciona que la comunidad
no tiene cofradías, tiempo más tarde se van crear diversas cofradías donde
el doctrinero tenía otro asunto por el que participaba en varios actos carac-
terísticos de las cofradías; era el actor “organizador” de muchas actividades
realizadas y celebradas en Atavillos. Asimismo, en asuntos tan importantes
como las cuentas de ganado, los curacas, mayordomos y otros principales par-
ticipaban significativamente en todas las actividades necesarias, destacándose
los momentos donde se sacaban las cantidades finales tanto del ganado como
del dinero. El objetivo de este artículo también ha sido explicar la historia de
la familia Montenegro, seguramente con algunos asuntos por completar, pero
que se demuestra que el encomendero Hernando de Montenegro el Viejo tuvo
influencia en la economía de la comunidad con su encomienda de Atavillos,
citando al referido manuscrito con sus peticiones que dejó antes de fallecer,
donde se destacó el apoyo a los indios pobres a través de la lana trasquilada
para su uso según sus necesidades.
CONCLUSIONES
- La encomienda en el Perú pasó de la tributación en especies a moneda,
con diversos impuestos que pagó el encomendero, un actor dinamizador de la
economía del virreinato en sus inicios hasta el siglo XVIII (época de su deca-
dencia cuando la Corona asume el control de las encomiendas, dando ella las
rentas a los encomenderos), donde obtuvo el poderío económico y prestigio
social, características de la familia de los Montenegro, sin embargo, los escán-
dalos no escaparon a esta familia, al parecer para lograr ascender en el Perú se
tuvo que hacer acciones muchas veces polémicas, realidad que en la actuali-
dad, no ha cambiado con los “poderosos”.
- El presente manuscrito desarrollado sobre la encomienda de Atavillos
se basa con la intención de dar a conocer la realidad de este repartimiento,
demostrar que una visita pastoral tiene como objetivos el buen accionar de
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FUENTES DOCUMENTALES
Archivo General de la Nación.
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Hernando de Montenegro, vecino de Lima, da poder a Diego Álvarez de Cue-
to, vecino de la ciudad de Ávila, estante en Lima y a Alonso de Morales, su
hermano que está en España para solicitar al Rey de España se le den los indios
y repartimiento de su encomienda en la provincia de Andajes y Atavillos para
que los tenga para siempre.
Archivo General de Indias. Justicia, 421, N.1.
Ana Bravo de Paredes, viuda de Hernando de Montenegro, el Mozo, por sí
y en nombre de Lucía de Montenegro, su hija, vecinas de Lima, interponen
ante el Consejo recurso de segunda suplicación de la sentencia dictada por la
Audiencia de Lima en el pleito que Diego de Barrionuevo, de la misma vecin-
dad, ha seguido contra Hernando de Montenegro, el Viejo, y su hijo, el dicho
Hernando de Montenegro, el Mozo, sobre una situación sobre los tributos de
los indios de Andax y Atavillos.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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ANEXOS
1540 86 22 34 37 45 45 5 274
1550 133 27 34 46 51 48 7 346
1560 163 29 34 45 49 55 23 398
1570 191 30 36 40 54 65 48 464
1600 148 30 36 29 50 63 54 410
1620 125 15 25 16 27 43 22 273
1640 104 7 25 14 26 38 17 228
1660 69 6 22 7 22 36 12 174
1680 69 5 9 6 13 32 5 139
1690 64 4 8 1 12 22 2 113
1700 61 4 6 1 12 18 - 102
1710 60 3 6 1 11 18 - 99
1720 44 3 6 1 11 18 - 83
Autoridades españolas
3. Señor Doctor Don Juan de Cabrera Tesorero, Provisor y Vicario del 1639
Arzobispado de Lima
4. Diego Rodrigues Urban de la Vega Contador 1639
Fuente: Archivo del Obispado de Huacho, Visitas Pastorales, 1636-1639, ff. 1-1v, 2.
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Autoridades locales
Fuente: Archivo del Obispado de Huacho, Visitas Pastorales, 1636-1639, f. 4v, 5v.
42. Acotando que se pone estas fechas como los momentos donde aparecieron y participaron estas personas.
43. Se le llamó también como Pilca.
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“Investigaciones culturales en la
provincia de Huaral y el Norte Chico”