3.5 Day Zero - Kresley Cole
3.5 Day Zero - Kresley Cole
3.5 Day Zero - Kresley Cole
autora #1 del New York Times, Kresley Cole está lleno de ellos.
Experimenta de primera mano el comienzo del fin y contempla el
Apocalipsis a través de los ojos de los personajes que únicamente
pensabas conocer.
TODOS CAEMOS.
Algunos tendrán que lidiar con nuevos poderes; todos serán condenados a
una nueva existencia infernal de peste, brutalidad, desolación, y
canibalismo. Averiguaa quiénes perdieron, lo que tuvieron que soportar, y
lo que ellos sacrificaron con el fin de vivir más allá del Día Cero...
ValHall agradece a cada una de las participantes en este proyecto,
Traductoras, correctoras, Diseñadora, y muy especialmente a nuestra
moderadora Maxiluna, gracias por todo tu tiempo y dedicación a este
proyecto.
Maxiluna
Alhana
Esta es una traducción independiente de fans, para fans, está hecha para el disfrute y el incentivo de la lectura.
Que todos los de habla hispana tengamos la posibilidad de leer estas maravillosas historias.
Está hecha sin ningún fin de lucro.
Incentivamos a todas nuestras lectoras a comprar los libros de nuestras autoras favoritas cuando se tengan los
medios económicos y la oportunidad de tener estos libros en nuestro idioma, ya que sin ellas no podríamos disfrutar de
estas maravillosas historias.
Argumento ...................................................... 2
Agradecimientos .............................................. 3
Indice .............................................................. 4
Origen de los Arcanas ...................................... 6
El Flash por los libros ...................................... 8
Guía de Personajes ........................................ 10
Muerte (XIII) .................................................. 11
El Tonto (0).................................................... 25
El Mago (I) ..................................................... 27
La Sacerdotisa (II) .......................................... 32
El Emperador (IV) .......................................... 40
El Sumo Sacerdote (V) ................................... 46
Los Amantes (VI) ........................................... 47
El Centurión (VII) .......................................... 48
Fuerza (VIII)................................................... 54
El Ermitaño (IX)............................................. 63
Fortuna (X) .................................................... 64
La Furia (XI) .................................................. 74
El Colgado (XII).............................................. 80
La Torre (XVI) ................................................ 82
Templanza (XIV) ............................................ 83
El Diablo (XV) ................................................ 96
La Estrella (XVII) ........................................... 97
La Luna (XVIII) ............................................ 105
El Sol (XIX) .................................................. 117
Juicio (XX)................................................... 124
El Mundo (XXI) ............................................ 130
La Emperatriz (III)........................................ 139
El Cazador................................................... 158
Continúa con… ........................................... 176
1 ................................................................. 178
Traducido Por Arhiel
Corregido Por Maxiluna
Estimados lectores
Al principio puse juntas instantáneas para cada uno de los Arcana
como una guía para ayudarme con el guion de las Crónicas Arcanas.
Mi objetivo era aclarar las motivaciones de ciertos personajes y
profundizar en sus orígenes.
Desde entonces he ampliado Día Cero como una guía
complementaria, con narrativas para la mayoría de los jugadores. Omití
villanos que fueron derrotados en los libros anteriores, y para referencia,
incluí en las memorias de Evie recuerdos del apocalipsis de la Princesa
Veneno.
Este libro se convirtió en uno de los proyectos más desafiantes –y
gratificantes- de escritura que he tomado nunca.
Están prevenidos: Los SPOILERS ABUNDAN. Este es un compañero
destinado a aquellos que ya han leído Princesa Veneno, Caballero sin Fin, y
Muerte en Invierno.
Algunos pueden tomar la historia de Jack en Día Cero como la
prueba de que él es la Carta inactiva. De hecho, yo lo incluí debido a que
muchos han preguntado por su importancia en el Flash. No estoy negando
ni confirmando si él es un Arcana. Y, por desgracia, el Tonto redactó la
información en la que un jugador podría ser Jack (así como su propia
Carta).
Todos serán revelados pronto.
¡Gracias por tomar este viaje conmigo!
Las llamas ardieron a través del cielo nocturno. Debajo de las ondas
de fuego, huyen las ratas y serpientes agitadas sobre el césped delantero
de Haven, hasta que el suelo parecía ondular.
El sol había brillado -por la noche- chamuscando los ojos de la gente
hasta que derramaron pus, mutando sus cuerpos y descomponiendo sus
cerebros. Se convirtieron en zombies bebedores de sangre, Recolectores,
con la piel parecida a bolsas de papel arrugadas y rezumando baba rancia.
Esa noche, despertó con la palma de mi mano sobre su boca. Sus ojos
parpadearon abiertos.
Mi piel desnuda contra la de ella. Con los centinelas de Fauna
muertos, fácilmente traspasé las vides de la Emperatriz hacia esta villa.
Ella me lanzó una mirada asesina, pensando que su vida había
terminado.
Segundos pasaron. Sin embargo, no pasó nada. Sin dolor. Ninguna
raya negra a través de su piel. A pesar de que había descubierto hace siglos
su inmunidad, todavía me parecía milagroso.
De todas las personas en el mundo, a lo largo de todos los tiempos,
era a la única que podía tocar sin matar.
Frunce el ceño.
—Te lo dije. —Quito mi mano de su boca, manteniéndome incapaz de
acariciar la sedosa piel de su mejilla. Tan hambriento de contacto.
Ella parpadea ante mí. —¿Estábamos realmente casados?
—Sí. Emperatriz, naciste para mí, y yo para ti. Un día te convenceré
de esto.
Con el ceño fruncido, admite, —He tenido pensamientos de ti que no
podía conciliar. Deseos por ti. —Ella recorre la yema de sus dedos por sus
labios, con la mirada cada vez más distante.
Trago con dificultad. ¿Puedo decirle lo mucho que quiero que esto sea
cierto? —¿Qué estás pensando, Emperatriz?
Ella se encuentra con mis ojos. —Adivina.
Contesto la más honestamente que nunca. —Creo que estás
confabulando para tomar mi icono y todos los que he cosechado. Deseas que
se unan a los tres que tienes, y finalmente el de la Sacerdotisa.
—Nunca le haría daño a la Sacerdotisa; ella es mi mejor amiga. Fauna
fue una amiga hasta... —Ella me lanza una mirada herida. —¿Por qué
piensas tan terriblemente de mí?
—Mataste a la Sacerdotisa en los juegos anteriores. —Le había
advertido a la Bruja del Agua, pero ella juró que la Emperatriz era diferente
esta vez.
—Circe lo sabe. Ella tiene recuerdos de los juegos anteriores. Pero he
cambiado la forma en que era antes. —Evalúa mi cara. —Debí de haberte
herido muchísimo también.
—Me traicionaste.
—¿Cómo?
—Intentaste... matarme en nuestra noche de bodas. —Recordé, me
levanté, mis espuelas tintineando mientras me dirigía hacia la puerta.
Se sentó, preguntando, —¿A dónde vas, Segador?
Por encima del hombro, dije, —a contemplar mi próximo movimiento.
_______________________________________El principio es
________________________________________________Oscuridad_______________
_____________________________El fin________________es____________________
____________________________________Dos________________
______________________________Él hiere___________¡PEOR! __________
_____________
____________Quien es _________ _______El cazador____
_________Arcanas Mayores _________________Tan fuerte____________________
_______________________
_____________Porque _________________será________________
________________Ella ________no_________________________________
________________Escucha________________________________________________
______________________
______¡Tengan cuidado! ______Un zorro_____es lo que parece______
_______________
__________Qué esperas ________________para el infierno__________
Alias:El burlador
Poderes:Creación ilusiones y personajes. Alucikinesis, distorsión de
la realidad, conjuros e invocaciones.
Habilidades especiales:Surf.
Armas: Ninguna.
Alter Ego: Un hombre joven que llevaba una túnica roja, sostiene
una varita hacia el cielo mientras apunta a la tierra con su mano libre. En
una mesa delante de él se encuentra una estrella de cinco puntas, un
cáliz, una espada y un bastón. Un lecho de rosas y lirios crece a sus pies,
enredaderas por encima.
Icono: Ouroboros2.
Características únicas Arcana: Habla un misterioso idioma mágico
cuando evoca ilusiones.
Antes del Flash: niño "problema" de California, enviado a visitar a
su amplia familia.
3 Marca de Cerveza
4 GMO [siglas en inglés de organismo genéticamente modificado]
Él tenía un estante lleno de armas detrás de su sobrealimentado
consumidor de gas. Extrañamente, él y yo no estábamos de acuerdo en la
conservación de los recursos. O en nada en lo absoluto, para el caso.
—No es probablemente—, dije. Él y sus dos hermanos me había
obligado a ir a los bosques cercanos en una misión para dispararle a la
madre de Bambi, y yo había llegado a mi límite. Así que evoque la ilusión
del más grande ciervo imaginable, al segundo Buck quiso el trofeo.
Salieron tras él como si estuvieran en la búsqueda del maldito fuego.
—Creo que esperare aquí contigo. —Tammy se levantó y se dirigió a
la nevera, tomando dos cervezas más. Ella estaba caliente en su camiseta
sin mangas y pantaloncillos -pero fuera- de mis límites.
Volvió al sofá, sentándose un poco demasiado cerca para mi
comodidad. No quería que Buck montara mi cabeza rellenada en la pared.
Me dio otra Natural Light, ¿Se había terminado la mía? Acepté la
lata. Un poco diferente de la marca artesanal que había preferido en
Malibú. —Gracias. —¿Estaba borracho? La habitación parecía inclinarse.
—¿Qué te parece la escuela de aquí?
Odiaba la Secundaria de los Pueblerinos, sede de la lucha contra los
idiotas. La semana pasada, uno de mis maestros me había guiñado
cuando había dicho, —Creo que nosotros pondremos tiza esta temporada
seca para -je-je- el calentamiento global. —La cafetería era neolítica. No
había alimentos sin gluten. Nada orgánico. Ni siquiera un exprimidor.
—Está bien, supongo. —Mi madre había salido de este lugar a los
dieciocho años, en dirección a lo más lejos posible, y ella nunca volvería y
sin embargo me abandonó aquí.
Todo por culpa de unas cuantas bromas. Tal vez ella y mi padre
sentían que algo estaba realmente mal conmigo.
Cuando yo había sido el único que podía ver las ilusiones, eso había
sido una cosa. Pero entonces hice algo para empezar a usarlas en algunos
idiotas. Entonces no había sido capaz de detenerme. Incluso con mis
padres.
Desde su divorcio hace un par de años, no estaban de acuerdo en
muchas cosas, sin embargo, habían acordado arrojarme de sus vidas.
—¿Qué estás pensando? —Preguntó Tammy-Algo.
En lo que por lo general pensaba: —En casa.
—Un tipo como tú debe tener una novia allí.
—Nop. —A pesar de mis mejores esfuerzos. Yo era el tipo de amigo
feliz y despreocupado de hombres y mujeres por igual.
Ella se deslizó más cerca de mí, sus ojos azules se clavaron en mí
como si yo fuera su objetivo. En un tono más bajo, dijo, —Tal vez podrías
llevarme para una visita, Finneas. Mataría por ver California.
Tragué saliva espesa. Yo estaba perdido, pero podría jurar que
estaba haciendo un movimiento hacia mí. La Natural Light me ordenó
besarla.
Me estaba inclinando cuando ella me agarró la cara y puso sus
labios sobre los míos. Tenía los labios suaves. Sabían cómo fresas y
cerveza. Mis ojos se cerraron cuando tocó con su lengua la mía.
Tiró de mi más cerca, besándome con más fuerza. Esta chica movía
con gusto la lengua como si estuviera en un deporte olímpico y ella
estuviera a la caza de una medalla. Yo estaba abajo. Maniobramos hasta
que quede tumbado encima de ella.
Entre besos, ella se quitó su blusa, revelando el cielo.
Me levanté enderezándome sobre los brazos sólo para curiosear. —
Waw.
Con una sonrisa, saco un condón de su bolsillo. ¡Esto acaba de
mejorar!
Aunque siempre me había pavoneado por ahí como si lo hubiera
hecho, yo... nunca había… ¿Estaba a punto de cambiar eso por fin?
Mientras observaba con incredulidad, ella se retorció sacando sus
pantaloncillos cortos y las bragas.
Mis ojos se abrieron, mis manos hurgaron en mi bragueta.
¡Estábamos realmente a punto de hacer esto! Mientras abría el paquete de
papel de aluminio, Bajé mis pantalones. Me alcanzó, y yo gemí.
¡Mierda, estaba en la trayectoria de planeo! Finalmente iba a echar
un polvo.
El nerviosismo me golpeó. ¿Duraría el tiempo suficiente? ¿Me
avergonzaría a mí mismo? La Natural Light dijo: "Te tengo, hombre."
Piensa en las matemáticas, piense en el medio ambiente...
¿Qué pasaría si Buckdescubría lo mío con Tammy? No importa, yo
me iría pronto.
Entonces recordé. No, no iba a ninguna parte. Podría estar aquí
hasta que me graduara. ¿Lo que significaba más de dos años sin ver una
ola? ¿Qué si me habían abandonado por completo?
¡Deja de pensar en eso!Tammy quiere echar un polvo. Yo me moría
por echar un polvo...
Ni siquiera podría conseguir ir a casa para las fiestas.
La idea me destruyó. Algo así como el dolor envolvió una mano
alrededor de mi garganta y apretó. ¡Ah, Dios, mis ojos estaban llorosos!
Finn, que imbécil eres.
Esto era lo más cerca de hacer una anotación, ¡y yo estaba a punto
de llorar! Piensa en otra cosa;piensaencualquier otra cosa.
Sollocé.
Tammy dijo, —¿Cuál es el problema?
—N-ninguno.
Ella contuvo el aliento, horrorizada. —¿Qué es lo que te pasa,
surfista? ¿Estás... llorando?
Humillación. Mi cara ardía cuando tiré de mis pantalones. Buck me
decía que yo era débil, extraño, perdedor y patético.
Él tenía razón.
Tammy se peleó con su ropa, vibrando y retorciéndose alrededor de
mí como si estuviera en TheMatrix y yo fuera contagioso.
Iba a decirles a todos sus amigos lo qué pasó. No puedo esperar para
ir a la escuela mañana.
Después de vestirse en un tiempo récord, me dio una última mirada,
-claramente ahora compartía la opinión de Buck sobre mí-, luego huyó,
saltando por las escaleras. Dejándome solo. Aquí en esta deprimente cripta
de ciervos.
Levanté otra cerveza hacia las cabezas montadas y bebí. A
continuación, este débil, extraño, patético perdedor lloró hasta quedarse
dormido...
Traducido Por Arhiel
Corregido Por Maxiluna
5 Descamación.
—Lo haré, —mentí. Había tenido varias, cada noche desde la llegada
de ese paquete. Sin embargo, esas pesadillas se habían sentido más bien
como... recuerdos.
Tal vez yo estaba perdiendo la cabeza. —Sabes cuánto te amo,
¿verdad?
—Ah, pero es una mínima fracción de lo mucho que yo te amo.
—Estoy hablando en serio, Ned. —Yo casi podía oír quefruncía el
ceño. Miré mi brazo. Por un instante, mi piel parecía brillar. Al igual que
las escamas de un pez. —Supe la noche que nos conocimos que serías
mío. —Había estado dando una conferencia en el campus sobre el
Triángulo de las Bermudas y el folclore Atlante, presentando imágenes del
Abismo de Circe, el punto más profundo en el Triángulo.
El abismo por el que había sido nombrada.
Un equipo de oceanografía de aguas profundas recientemente había
completado la proyección de imagen del mismo. Esas imágenes habían
capturado a un acuífero subterráneo -por debajo- del abismo.
Y en el interior del acuífero había una formación de roca tan precisa
que tenía que haber sido hecha por el hombre.
Si la formación era la estructura de una ciudad hundida -como la
Atlántida- ¿Cómo había conseguido entrar en un acuífero?
Como un barco en una botella…
Aunque Ned, era un programador informático brillante, y estaba
dedicado a la ciencia sólida, por alguna razón había asistido a mi
conferencia. Había comprendido cualquier cosa que yo pudiera lanzar en
su camino, haciendo atentas preguntas. No se había burlado cuando le
había contado de mis inclinaciones Wiccas.
Después, el café se había convertido en bebidas. Las bebidas en
cenas. Desde entonces, nunca nos separamos una sola noche. Hasta
ahora. —Pensé que eras adorable, —dije. —Tus mejillas se encendían
cuando te miraba.
—Porque me decía a mí mismo, creo que estoy sangrientamente
enamorado de ella. No sabía cómo podía ser posible, pero allí estaba.
Murmuré, —Así era. —Me imaginaba su palma presionada contra la
puerta, frente a la mía.
Era extraño como la madera se movía bajo mi mano parecía una
bañera de hidromasaje. Me estremecí. Aclarando mi garganta, pregunté, —
¿Admitirás finalmente por qué habías venido a mi conferencia? Él me
había tomado el pelo con diferentes razones: Debido a que se había metido
para salir de la lluvia (había estado despejado ese día). Para probar el café
tibio gratis. Para matar el tiempo hasta que su concierto de superhéroes
comenzara.
—¿La verdad? ¿Qué dirías si te dijera que un compañero me había
hecho una apuesta?
Hice mi tono escandalizado. —¿Una apuesta? ¿Cuáles fueron las
condiciones?
—Él me apostó cien libras de que la anfitriona de esta conferencia
Atlante sería la más bella criatura en la tierra. —Exhaló. ―Los mejores
cien que yo alguna vez perdí.
Apreté los ojos cerrándolos. —Todo el mundo te llama comediante,
pero creo que en realidad eres un romántico.
—Dios, disfrutare de las bromas y el romance por los próximos
ochenta años más o menos de nuestras vidas.
—¿De verdad crees que vamos a vivir tanto tiempo?
Ese movimiento en la madera de la puerta pareció girar.
—Por supuesto. La risa y el amor mantienen el cuerpo joven.
6El kraken es una criatura marina de la mitología escandinava descrita comúnmente como un tipo
de pulpo o calamar gigante que, emergiendo de las profundidades, atacaba barcos y devoraba a los
marineros.
Traducido Por Arhiel
Corregido Por Maxiluna
7 El Anj (ˁnḫ) (☥) es un jeroglífico egipcio que significa "vida", un símbolo muy utilizado en la
iconografía de esta cultura. También se la denomina cruz ansada (cruz con la parte superior en
forma de óvalo, lazo, asa o ansa), cruxansata en latín, la "llave de la vida" o la "cruz egipcia".
Vancouver, Columbia Británica
Day 0
8Trampa cazabobos es un término técnico militar que identifica a aquellos dispositivos explosivos
que camuflados como objetos inocentes, sirven para atraer la atención de otras personas y de este
modo eliminarlas cuando manipulen el dispositivo.
Traducido por Alhana
Corregido por Nyx
Alias: Fortaleza
Poderes: Manipulación de animales (puede controlar a todas las
criaturas). Escudriñamiento a través de los animales (pueden tomar
prestados los sentidos de los animales). Generación animal (su sangre
afecta a la fisiología de las criaturas y puede hacerlos sus familiares).
Sentidos mejorados, visión nocturna.
Habilidades especiales: Curación y entrenamiento de animales.
Armas: Depredadores bestiales.
Alter Ego: Una delicada muchacha con un manto blanco
controlando las fauces abiertas de un león.
Icono: Impresión de una huella animal.
Características únicas Arcana: Tiene garras y colmillos. Sus ojos se
ponen rojos cuando mezcla sus sentidos con los de una criatura.
Antes del Flash: Estudiante de secundaria y entrenadora de
animales, viviendo en el complejo de un excéntrico multimillonario.
Residencia del Crazycakes12
Day 0
12Una persona que hace cosas extraordinariamente extrañas o descabelladas o un acto de locura.
NDT
Hora de clasificar esta crisis. Hice estallar un calambre en mi cuello
de camino a la línea más cercana de corrales. Hice evaluaciones
puntuales, pero encontré lesiones por todas partes.
Tal vez el jefe no se daría cuenta si estábamos ligeros de unas
cuantas docenas de animales. A medida que peiné a través de los recintos
a lo largo del lado norte, tragué con miedo ante la idea de explicarle esto al
Sr. Muerte. Él no era cruel ni nada, sólo realmente intimidante.
En parte porque era tan rico (como, Ricky Ricón13), a pesar de que
sólo estaba a principio de los veinte.
En parte porque era guapísimo. Es decir, absolutamente para
morirse con su pelo rubio claro, cara bronceada y vividos ojos color ámbar.
Y en parte debido a que estaba loco…
¡Ningún herido mortal en el lado norte! Me apresuré por el lado
oeste. Habíamos perdido uno de los tres bandicoots14, y un canguro tenía
la cola rota…
Detuve en seco mi andar. ¡Los pumas habían masticado su jaula
abriéndola! ¡Esos cuatro eran como velociraptors enloquecidos! Sólo que
no tan agradables.
Así que, ¿dónde estaban?
Oí un gruñido sobre la pared sur de los corrales y corrí como alma
que lleva el diablo. —¡Mierda, mierda! —Me detuve en seco delante del
hábitat del lobo.
Los dos adultos habían sido despedazados, sus cuerpos sin vida en
el aserrín. Habían muerto para proteger a sus crías.
Los pumas habían acorralado a los tres. Los cachorros se
encogieron, lloriqueando, sangre por todos lados. Ah, Dios, al enano le
faltaba un ojo.
Un puma tenía su pata levantada para un golpe mortal.
No pensé; entré corriendo en medio del choque. El puma golpeó mi
pierna, gruñendo su furia.
—¡Oh, imbécil! ¡Vete!
Los cuatro agitaban sus colas. Claramente ellos no tenían la
intención de renunciar a sus presas. Tragué con miedo.
15 Personas que se preparan para lo peor ya sea por un colapso económico global o un desastre
natural de proporciones catastróficas. Se llaman a sí mismos 'preparacionistas' -'preppers', en
inglés. NDT
—Sí, huelo la sangre y la muerte. Pero eso no importa. Regresemos.
Ahora. —Me agarró del codo, sorprendiéndome.
—Um, los pumas no están totalmente asegurados. Y hay algunas
heridas que necesitan ser atendidas. —Mis pequeños lobos…
—Más tarde. —Él me condujo hacia la salida.
En el exterior, un viento caliente sopló, tan diferente de la brisa
fresca que normalmente teníamos aquí. Luego, casi tropecé. El cielo se
iluminaba con corrientes preciosas de color. Incluso el jefe hizo una pausa,
mirando la vista.
Mi preocupación por los animales se desvaneció cuando me perdí en
esas luces. Murmuré, —Dios, son tan hermosas.
—¿Hermosas? —Comenzó a arrastrarme al castillo. —Recuerda:
hermosas significa que debemos darle la espalda. —¡Pero no pude! Nunca
quise darles la espalda. —Necesito mirarlas un poco más de tiempo. ¡Por
favor, Jefe! —Me condujo al interior. Tuve la tentación de deslizarme más
allá de él por otra ojeada, pero él presionó algunos botones en un teclado
en la pared.
Un zumbido sonó a nuestro alrededor. Tarde un momento para
registrarlo… ¡él estaba cerrando las persianas de las ventanas y las
puertas! ¿Cómo voy a salir? —¿Por qué las está asegurando? Tengo que ir
a comprobar a los animales tan pronto como sea posible.
—La colección de animales salvajes estará protegida contra
cualquier aproximación.
Los pequeños vellos de mi nuca se levantaron. —¿Lo que se
aproxima?
—Una catástrofe.
¡Crazycakes!—¿Como en Grande? —Mi situación se volvió
brutalmente clara. Estaba atrapada en una fortaleza en la cima de la
montaña con un loco. —Uh, realmente necesito ponerme en contacto con
mi padre.
—Sé mi huésped. —Él agitó una mano enguantada. —Dile que se
aleje de la luz y busque refugio de inmediato. —Saqué mi teléfono,
golpeando rellamada. ¡Contesta, papá, por favor contesta! Mensaje de voz.
Marqué de nuevo.
Acababa de guardar mi teléfono cuando mi visión se atenuó y se
atenuó un poco más, hasta que no pude ver nada. —Oh, Dios, ¿¿qué está
pasando?? —Parpadeé una y otra vez. De repente, pude ver de nuevo
desde dentro de la casa de fieras. Grité, —¿Qué está pasando? —Al otro
lado del corral central, vi a los cachorros. Los tres iban creciendo ante mis
ojos, sus heridas curándose y cicatrizando.
Eran enormes, más grandes que cualquier lobo que alguna vez
hubiera visto. —¡Creo que me estoy volviendo loca!
—Fauna, conserva la calma, —dijo el Jefe. —Esto era de esperarse.
Parpadeé. Con fuerza. Y otra vez. Tan rápidamente como mi visión se
había tambaleado, fue restaurada. Me quedé mirando al Sr. Muerte.
—¿Quién diablos es Fauna?
—Uniste tus sentidos con una de tus criaturas. Viste a través de los
ojos de un animal.
—A) ¿De qué está hablando? Y, B) Lo que vi no podía estar pasando.
—¿Qué viste?
—Los cachorros de lobo crecieron. Eran… descomunales. —Él bajó
la mirada hacia la herida en mi pierna.
—¿Probaron tu sangre? —Asentí. Él levantó una ceja. —Eso fue
inesperado. Sí, el trío será bastante grande.
—¿Por qué? ¿Qué tiene esto que ver con mi sangre?
—Ven conmigo, —dijo, dirigiéndose a la sala de seguridad. Lo seguí
con vacilación. —Siéntate. —Señaló una silla delante de la cámara que
alimentaba a todo el castillo.
Me senté en el borde del asiento. —Tiene que decirme lo que está
pasando porque estoy a punto de enloquecer.
Con la mirada fija en las pantallas, dijo, —Las cartas del triunfo de
las barajas del Tarot, los Arcanas Mayores, son reales. Tú eres la Fuerza.
También conocida como Fauna.
¿Por qué eso se escuchó tan… correcto?
—Yo soy la carta de la Muerte.
—¿Cómo s-su apellido? ¿Muerte?
Sacudió la cabeza. —Como la Parca, la Muerte.
Un rugido sonó en mis oídos. Parecía tan lejano mientras él continuó
su excéntrica y fantástica explicación:
—…veintidós jugadores en un juego letal… reencarnados cada pocos
siglos… poderes especiales e individuales para cada carta… herirse los
unos a los otros… asesinos mortales con un solo objetivo.
Él debía estar loco como una cabra, con murciélagos en el
campanario. Sin embargo, sentí como si las piezas del rompecabezas
estuvieran haciendo clic en su lugar.
—…dame lealtad, y te enseñaré mucho sobre el juego, como si tu
propia familia hubiera hecho la crónica. Y te dejaré vivir más tiempo que a
los demás.
—Waw. —¿Dejarme vivir? —Está diciendo… ¿significa que me va a
matar? —Qué pregunta tan estúpida; ¿cuántos asesinos admitirían eso?
Con su voz profundamente, acentuada, me dijo, —Sí, Fauna. Con el
tiempo, tomaré tu vida. —Tranquilamente me decía que me exterminaría.
—Es posible que tengas un par de años antes de esa fecha. Tal vez lo haga
en tu adolescencia. No lo he decidido todavía.
Parecía tan seguro de que casi vomité por el miedo.
El rugido se hizo más fuerte. ¿No solamente en mis oídos?
Muerte se quedó en silencio, inclinando la cabeza. —Comienza en el
final. El ajuste de cuentas viene.
—¡Mi padre está ahí fuera!
—Sí.
Una explosión resplandeciente iluminó las pantallas; sacudió el
castillo. Las cámaras inhabilitadas, dejando sólo estática.
Alias: El Alquimista
Poderes: Híper-inteligencia, híper-cognición, erudito de la química,
astuto. Maestro de pociones y elixires.
Habilidades especiales: Actuar con normalidad.
Armas: Pociones para el dolor, granadas de ácido, bisturí.
Alter Ego: Un hombre envejecido, envuelto en una capa sosteniendo
una linterna en la oscuridad.
Icono: Una linterna que brilla intensamente.
Características únicas Arcana: Parece un anciano utilizando sus
poderes.
Antes del Flash: Creciente secuestrador y asesino en serie.
Traducido por Alhana
Corregido por Nyx
16 Una fuente web o canal web (en inglés web feed) es un medio de redifusión de contenido web.
Fragmentos conectaron en las paredes. Un pico pasó junto a mí,
omitiendo mi garganta por un pelo.
—¡Zara! —Papai había llegado a la puerta.
¡Estaba atrapada entre las cuchillas en movimiento! La estructura de
la cola del helicóptero giró a través de la oficina, su rotor más pequeño,
como una segadora. Masticando todo a su paso; papel y desechos
navegaban en un vórtice, mi pelo azotando mi cara y ojos. ¡No podía ver!
Algo se clavó a mi lado. —¡Ahh! —La fuerza me golpeó tirándome
sobre mi frente, sacando el aire de mis pulmones. Una estaca afilada de
madera cayó al suelo junto a mí.
¿No fui herida? ¡La madera había golpeado mi pistola! Me arrojé y
escabullí hacia atrás hasta que me encontré contra la pared.
De pronto el aire se aclaró, ¡porque el rotor de cola estaba sobre mí!
No había tiempo para ponerme de pie. Para correr. Atrapada.
Como en cámara lenta, el tubo de la cola se arrastró hacia mí.
—¡Zara, al suelo! —Papai gritó desde la puerta.
Me presioné sobre mi espalda y gire la cabeza una fracción de
segundo antes de que las aspas del rotor flotaran por encima de mi cara.
El zumbido de metal se deslizó cerca de mi oído por milímetros. Grité y
grité, mi voz distorsionada por la rotación.
Entonces… despejado. Me quedé en estado de shock mientras la cola
pasó más allá de mí.
—¡Ven, Zara! ¡Corre ahora!
Él sostenía la puerta abierta con un brazo, acunando su costado con
el otro. ¿Herido? La sangre empapaba el cuello de su camisa y corría por
su rostro.
Luché por levantarme, con los pulmones agitados por el aire lleno de
humo. El olor del combustible para aviones apestaba; las aspas
desgastadas todavía giraban. Eché un vistazo al librero, a nuestra salida;
bloqueada por el fuselaje del helicóptero de Dragão.
Los sobrevivientes estaban atrapados en el interior. Gritaron,
pidiéndonos ayuda. Debían de estar aterrorizados, lo que quedaba de las
aspas podría engancharse al suelo y hacer palanca lanzándolos fuera de la
ventana, como un gato de neumático hidráulico. O el motor podría
encender ese combustible.
Nos alejamos cojeando del accidente, en dirección hacia el extremo
más alejado de imponente atrio del piso.
—¿Estás herida? —Preguntó.
—Estoy bien. —Pero él no lo estaba. —¿Qué te pasó?
—Las esquirlas del escritorio. —Me revisó. —¿Cómo es que no tienes
un rasguño?
Negué con la cabeza. —Ni idea.
¡Con un último thunkthunk-un golpe seco! los rotores finalmente
fueron capturados y estancados. Los hombres gritaban y golpeaban en las
puertas. ¿El helicóptero se había desplazado hacia el borde de la
habitación? Tal vez colgaban. Si no era así, habían tenido suerte.
La energía del edificio oscilo; las luces de emergencia parpadearon
encendiéndose. La alarma tartamudeó, yendo a un zumbido intermitente.
Una ráfaga de viento abrasador sacudió el edificio, filtrándose a
través de esa pared que faltaba llegando a Papai y a mí. Los techos y
paredes de cristal del atrio gimieron alrededor de nosotros.
Aunque el aire era caliente, me recorrieron escalofríos a través de la
nuca. —Escucha. ¿Qué es eso?
—¿La alarma?
—No. Más fuerte. —Escuché un… ¿rugido?
El cielo se volvió más y más claro. Edificios vecinos se balanceaban
con el viento. Bajo mis pies, este suelo tembló. Papai y yo compartimos
una mirada. Estábamos en la parte superior de la estructura más alta de
la ciudad, en un atrio de cristal.
Como punto focal, orgullosamente habíamos montado nuestro
helicóptero último modelo en el aire; éste se balanceó por encima de
nosotros.
Papai murmuró, —Meu Deus17—, atrayendo mi atención del
helicóptero.
Lo que parecía ser un láser gigante venía por nosotros. Una onda de
choque arremetió contra las ventanas de otros edificios mientras se
aproximaba. —¿Papai?
—Debe ser una bomba. ¡Tenemos que llegar al suelo! ¡Dirígete a las
escaleras!
Mientras corríamos más allá de la puerta de su oficina, eché un
vistazo. Los sobrevivientes frenéticamente daban patadas a la puerta del
helicóptero; justo cuando cruzamos, los restos del avión salieron volados
19 Mi Dios, en portugués.
Traducido por Alhana
Corregido por Nyx
Alias: Justicia
Poderes: Escupir ácido y volar. Sentidos sobrehumanos, fuerza y
curación. Visión infrarroja. Sus alas a prueba de fuego pueden mezclarse
en el entorno, camuflándola.
Habilidades especiales: Ocultación.
Armas: Garras afiladas en las puntas de sus alas y un látigo de
flagelación.
Alter Ego: Una demonio alada, vendada de los ojos, con un látigo de
acero tachonado en su mano derecha levantada y una balanza en su mano
izquierda.
Icono: Balanza de color azul marino.
Características únicas Arcana: Sus ojos son amarillos en lugar de
blancos, con las pupilas verdes como ojo de cerradura. Tiene largas garras
retráctiles y alas de murciélago. Antes de golpear a un enemigo, sus alas
vibrarán, las garras afiladas se roscan entre sí para hacer un sonido
vibrante.
Antes del Flash: Hija de conservadores de museos egipcios, en los
Estados Unidos por una exposición de larga duración.
Suburbio de Chicago, Illinois
Día 0
20 La cultura hipster es una subcultura de jóvenes bohemios de clase media-alta que se establecen
por lo general en barrios que experimentan procesos de gentrificación. Se asocian a tendencias
musicales indie y alternativas, a una moda alejada de las corrientes predominantes, basados más
en lo independiente (que incluye artículos vintage), a posiciones políticas progresistas (de
izquierdas), al consumo de alimentos orgánicos y productos artesanales y ropa de segunda mano.
Se caracteriza por una sensibilidad variada, alejada de las corrientes culturales predominantes
(mainstream) y afín a estilos de vida alternativos.
¡Ignóralo! Todo lo que quería hacer era mirar hacia el cielo… Otra
sacudida rasgó a través de mí. Mis piernas cedieron, mis rodillas golpearon
la acera.
Me las arreglé para gritar, —¡A-ayuda! —A mis vecinos más
cercanos, pero ellos estaban cautivados por las luces.
Mi piel se sentía como si estuviera siendo apuñalada, pero desde el
interior. ¡Se estaba… rasgando!
Oí sonidos húmedos, como si algo estuviera naciendo. Una ola de
náuseas barrió a través de mí, y vomité líquido negro por todo el
pavimento. Tela se rasgaba en algún lugar cercano -y entonces estas
sangrientas-, cosas negras pegajosas se agitaban frente a mí. Grité,
luchando para alejarme de ellas.
¡Me siguieron! Nunca podría huir de ellas; me agache -y se
detuvieron. Entonces se estremecieron cuando tímidamente empecé a
levantarme. ¿Debido a que estaban… unidas a mi cuerpo? ¡Oh Dios,
habían surgido de mi espalda!
Mis labios se abrieron por el shock. Las cosas que se desplegaban a
mí alrededor eran… —A-alas. —Eran enormes y con forma de murciélago,
al igual que las que me habían atormentado en mis sueños desde que
podía recordar.
¡Pero las luces en el cielo… debía mirarlas!
Esas alas se abrieron, bloqueándome la vista por encima, la única
cosa que quería ver. Del mismo modo que me di cuenta que estaba
perdiendo la cabeza, las alas me envolvieron con fuerza.
Como una mortaja.
¡Quería salir! ¡Estas cosas estúpidas estaban apartándome de las
luces! Rastrillé mis uñas contra la superficie aterciopelada para liberarme;
más dolor me atravesó. ¿Estaban mis uñas cada vez más afiladas? La
carne grisácea en la parte inferior de estas alas era tan sensible como las
yemas de los dedos.
Les di un puñetazo, luchando contra ellas. Después de luchar por lo
que debió haber sido una eternidad, acepté que no podía escapar.
El atractivo de las luces había disminuido, de todos modos. Ahora
me sentía abrumada con la necesidad de llegar a Febe. ¿Y si ella subía las
escaleras y se daba cuenta de que estaba sola?
Mentalmente deseé que mis nuevos apéndices se retrajeran… Nada.
Estaba atrapada, una oruga en su capullo.
Y al igual que una oruga, empecé a cambiar.
Mudando.
Incluso en la oscuridad adjunta, de algún modo podía ver, de hecho,
las gafas ya no ayudaban a mi visión, en realidad la oscurecían. Así que
Las aplasté en mi palma. Viendo con claridad perfecta, por primera vez, vi
a mis uñas convertirse en largas garras afiladas y a mi piel espesarse con
escamas.
No estaba tan conmocionada por estos cambios como habría
esperado.
Mi mente se dirigió a un recuerdo de hace ocho años, cuando había
tenido la edad de Febe. Había visto a un adolescente de mi barrio de la
mano en un paseo en el bosque con una chica a pesar de que ya tenía una
relación con otra.
Había seguido a la pareja, escondiéndome en un árbol. Cuando ellos
habían empezado a tener relaciones sexuales, había pensado en su novia
traicionada y me imagine el dolor que su infidelidad le traería.
Bilis se había elevado en mi garganta. Me moría de ganas de
castigarlo que había rechinado los dientes y mi cuerpo había comenzado a
temblar. Me había caído, dislocándome el hombro.
Ellos me habían llamado Rencorosa (como siempre) y me dejaron
allí.
Llegar a un médico había tomado una eternidad. El dolor en mi
hombro se había desvanecido después de un tiempo, reemplazado por un
sentimiento embotado de incorrección, de maldad.
Ahora, mientras era testigo de la evolución en mi cuerpo, me di
cuenta de que mi nueva forma era correcta. Algo malo por fin había hecho
clic en su lugar.
Durante todos mis dieciséis años, mi vida había sido dislocada.
Ahora lo entendía.
Fuera de mi capullo, mi entorno se transformaba también. El calor
quemó el dorso de las alas. Olí llamas y hollín. Percibí incendios, caos y
destrucción. ¿Una vez que finalmente escapara, todavía estaría algo de
pie?
¿Febe sería aún con vida…?
La muda debe haberme agotado; a pesar de que sentía temor
agarrándome por mi hermana, no podía mantener los ojos abiertos.
El sueño me llevó. Los sueños surgieron. Me vi escupir ácido en
enemigos y elevándome al cielo con mis nuevas alas. Sería capaz de
defenderme con ellas; grandes garras en forma de gancho con punta en los
extremos de las llamaradas más grandes. Serían navajas afiladas…
Mis ojos se abrieron, y estaba despierta al instante. ¿Cuánto tiempo
había estado dormida? Debían haber sido horas. Movimiento cerca.
Lo sentí como un depredador lo haría. Gemidos sonaban
directamente fuera de mi capullo. Podía percibir la humedad en contra de
mis alas.
Gemidos y… baba. Enemigo, mi nuevo instinto me dijo. Destruir.
Necesitaba aniquilar a cualquier cosa que llegara tan cerca de mí
cuando era vulnerable. Me imaginé usando mis alas para matar. Me
gustaría acorralar a mis enemigos con mi gran ala izquierda,
manteniéndolos atrapados mientras los golpeaba con la derecha.
Esto tenía perfecto sentido para mí. Correcto.
Por fin, los pliegues apretados alrededor de mí bajaron. Mis alas
comenzaron a vibrar, los pesados gancho de las garras se enroscaron entre
sí para hacer un sonido vibrante.
Como una serpiente, me estaban indicando que un depredador
estaba preparado para atacar. El sonido me gustó, mi propio ronroneo.
Nunca había matado antes, pero me di cuenta que lo disfrutaría.
Todo en el mundo era correcto.
Me levanté de un salto, las alas destellaron hacia enfrente, arrojando
a las personas que ubiqué. Espera, no personas. Ya no. Habían sido
convertidos en criaturas de aspecto monstruosos con los ojos blancos
membranosos. Algunos más que otros, todos ellos cada vez peor. Vestían
ropa normal, pero su piel tenía la textura de una bolsa de papel arrugada,
como si hubieran pasado mil años consecutivos en una cama de
bronceado.
Me preparé para exterminar a estas criaturas–bolsas de piel con mis
garras, y una sensación de satisfacción me golpeó. Esto era lo que estaba
destinada a hacer. No era de extrañar que siempre me hubiera sentido
como una extraña. Yo siempre había sido única.
Decapite a la primera, y luego a otra. Y otra.
Reconocí dos cosas: que era un monstruo tanto como estas
criaturas. Y no disfrutaba matar; lo adoraba.
Detrás de ellos, el barrio en su mayoría se había ido. Sólo las casas
de ladrillo aquí o allí seguían en pie. El resto eran cenizas. Aspiré una
respiración. Incluida la casa de mi familia.
Febe había estado en el sótano; ¡ella podría haber sobrevivido! Debía
llegar a ella.
Estas cosas siguieron bloqueándome. Mientras derribé a más de
ellas, oí el grito de Febe.
¡Estaba viva! Usé mis alas para empujar a las criaturas a un lado
mientras corría hacia los restos de nuestra casa. La vi en la oscuridad,
podría detectar el calor de su pequeño cuerpo, como si yo tuviera visión
infrarroja.
Ella corría de una de esas criaturas bolsa, deslizándose entre los
árboles en llamas. Sus ojos estaban en blanco por el terror. El brillo rojo
de su corazón estaba acelerado, podía verlo.
Nos encontramos con la mirada. Estaba tan aterrada de mí. Debía
explicar….
Saltando hacia arriba, torpemente agité mis alas hasta que recogí
aire ahumado, como las velas capturando la brisa, sosteniéndome en lo
alto.
Consigue acostumbrarte. Ahora más fácil. ¡Estaba volando! ¡Ah,
corrección!
¿Dónde estaba Febe? ¡Ahí!
Aterricé unos pies delante de ella, levantando mis palmas. Se detuvo
en seco, horrorizada, claramente no me reconocía.
Separé mis labios. Un líquido claro salió de mi boca; salpicando su
cara.
¿Ácido? Como en mis sueños. Su carne chisporroteó, sus ojos y
rasgos se desintegraron. Su grito atravesó la noche.
Incorrecto.
Traducido por Alhana
Corregido por Nyx
[Tarjeta inactiva] *
Censurado Censurado, Nuestro Señor Misterioso
<<Nunca censurado censurado he censurado censurado>>
Alias: Censurado
Poderes:(Aquí va una barra horizontal negra) (Aquí va una barra
horizontal negra) (Aquí va una barra horizontal negra)
Habilidades especiales:(Aquí va una barra horizontal negra)
Armas: Censurado
Alter Ego:(Aquí va una barra horizontal negra) (Aquí va una barra
horizontal negra) (Aquí va una barra horizontal negra)
Icono: (Aquí va una barra horizontal negra)
Características únicas Arcana: Censurado Censurado Censurado
Antes del Flash: Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Día 0
Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado Censurado
Censurado Censurado Censurado
Ahora
Desde mi banco en el metro, miré hacia la nada. Realmente me
había dejado. ¿Estaba más molesta por perder a mi chico del coro que por
haber perdido a La Torre?
Ridículo. ¿Cuál era la regla número uno del juego? Nunca, nunca,
desarrollar sentimientos por otro jugador. ¿Qué tipo de futuro podían tener
dos cartas si se enamoraban la una de la otra? Envejecerían mientras el
juego estuviera en marcha. Así que existían dos posibilidades –si se las
ingeniaban para eliminar al resto de las cartas– y ambas eran horribles.
O uno moría joven o el otro permanecería viejo hasta que el siguiente
juego comenzara.
A menos… que ellos pudieran enredar a otro Arcana para que les
sobreviviera a ambos.
Tenía miedo de volver a casa y enfrentarme a mi hermana. Sería
capaz de ver que estaba sufriendo por Joules. ¿Cómo había podido
meterse tanto bajo mi piel en tan poco tiempo?
Quizás durmiera en este banco.
Cuando un viento cálido sopló por el túnel del metro, alcé la mirada.
Un tren estaba parando. ¿Ningún alma solitaria iba a apearse? Extraño.
No había visto a nadie descender desde que Joules había tomado su tren.
Lo había intentado todo para detenerle. Le dije. —Mi hermana dice
que puedes quedarte con nosotras. Puedes compartir mi
habitaciónconmigo.
Balbuceó. —¡Eso no estaría bien!
Le había dicho que estaba muriéndome por dormir con él, pero había
vuelto a citar el matrimonio, añadiendo, —¿Qué pasa si el condón se
rompe? ¿Cómo podría mantener una familia? —Además, no había querido
faltarle al respeto a mi hermana haciendo algo bajo su techo.
Mi católico irlandés virtuoso. Había intentado hacerlo sentir culpable
diciendo, —Todo tiene que ser a tu manera. Te niegas a ceder ni una
pulgada. Me preocupa que tipo de relación sería la nuestra. —Había
parecido afligido.
Pero no había vuelto conmigo al apartamento.
Entonces, la pasada noche, completamente desesperada, había
confesado que esas leyendas del Tarot eran reales. Le expliqué todo, su
papel, mi papel, la historia, el peligro. Le dije que algo malo iba a ocurrir
pronto y que podía no ser capaz de volver a mí.
Se había mesado el cabello con sus dedos. —¡El pensamiento de
estar separado de ti me enloquece! —Su corazón había tronado; lo había
oído, lo que quería decir que mis sentidos se estaban agudizando y el juego
estaba a punto de empezar.
—Pero no me crees—, dije suavemente.
Exhaló. —No lo sé… es difícil de asimilar. Creo que tú lo crees.
Todos los placeres que le había ofrecido, todos los trucos para
manipularle que había usado, y había fallado.
—¿Cally?
Mi cabeza giró alrededor. ¡Joules estaba saliendo del tren! Mi
corazón saltó y corrí hacia él.
Me agarró entre sus brazos, enterrando su cara en mi cuello. —Te he
echado de menos esta media hora, muchacha.
¡Yo también le había echado de menos! —Ahora nunca podrás coger
tu vuelo.
Se echó hacia atrás para mirarme. —No voy a ir. —Deslizó sus
nudillos sobre mi mejilla.
—Pero no tienes dinero.
Sonrió. —Entonces estoy condenado a robar bancos. —Sonaba tan
confiado. Y era sexy.
—¿Condenado? Estás maldito, chico del coro.
Asintió. —Voy a dejarme llevar un poco. Tenías razón; te estaba
empujando a cosas y no estaba cediendo ni una pulgada. Eso no era justo
para ti.
—¿Qué pasa con tu madre?
—Le diré que he encontrado un programa de trabajo y estudio aquí.
No una mentira, porque estaré trabajando en los robos y tú me enseñarás
a ser el novio perfecto. —En un tono ronco, dijo, —Soy nuevo en todo esto,
¿tendrás paciencia conmigo?
—Y tú conmigo, ¿de acuerdo? —No podía recordar la última vez que
había estado tan feliz. Enlacé mis manos detrás de su cuello. —No puedo
creer que vayas a quedarte.
—Si este juego es real, necesito estar cerca para protegerte. Y si no lo
es, necesito estar aquí para ayudarte.
Mis labios se separaron. Ninguno de mis trucos había funcionado;
pero su necesidad de protegerme lo había traído de vuelta.
—Soy tu novio, Cally.
Algo se enroscó en mi pecho. Solamente… Solamente acababa de
romper la regla número uno del juego. —Y tú eres mi muchacha.
—Lo soy—, le dije y esta vez era verdad. Ya solucionaríamos el resto.
Era como una de esas personas de su alter ego, cayendo de cabeza desde
la torre golpeada por truenos. Pero a diferencia de ellos, me importaba un
comino donde o como aterrizara, siempre y cuando él estuviera a mi lado.
Me acercó a él y se inclinó. —Ven aquí. —Presionó sus labios contra
los míos. Cuando sentí las primeras chispas provocadas por su
electricidad, sonreí dentro del beso.
Hasta que algo me mordió en el tobillo.
Salté hacia atrás. —¡Aaahhh! —Una rata estaba corriendo
alejándose.
No estaba sola. Estaban burbujeando desde el fondo hasta nuestro
alrededor.
—Nos vamos. —Joules me agarró de la mano y se dirigió hacia la
salida.
Una ola de ratas coronó la parte superior de la escalera, chillando
como locas y cayendo unas sobre otras en su prisa. —¡Esto no es bueno!
¡Estamos atrapados aquí abajo!
Me empujó hacia el banco y nos subimos encima. —Vamos a estar
bien—, dijo, no entrando en pánico en absoluto. ¡Había estado mucho más
nervioso por darme un beso! —Esto se va a solucionar—, me dijo, con un
gesto de confianza.
Patrick Joules mantuvo la calma.
Incluso cuando un escalofriante rugido en la superficie se hizo más
fuerte.
Incluso cuando perros con ojos como platos y correas de paseo
arrastrando se lanzaron descendiendo por esos escalones y animales de
zoológico ensangrentados los siguieron.
Incluso cuando un bastón de plata apareció en su mano…
Traducido por MalayPerversa
Corregido por Maxiluna
21 Camioneta Chevrolet.
Con los hombros hacia atrás, dije: —Lo he canjeado por las motos de
papá. —Dios, había agonizado tomando esa decisión. Él había ganado
algunas de sus más famosas carreras de motocross sobre ellas. Pero pensé
que él y mamá hubieran querido que las utilizara para emanciparme del
control de Sharon y Wanda.
Arrojé mi maletín con el arco dentro de la camioneta y luego me
dirigí de nuevo hacia la casa. Sólo tenía que hacer un viaje más.
Sharon siguió a mi lado, la brisa agitando su largo cabello oscuro. —
Te prohibimos que te vayas. —Wanda continuó, retorciendo las manos.
Me reí. —Tengo dieciocho años. —Y más fuerte que una docena de
mujeres en conjunto. —No puedes prohibirme una mierda. —Me detuve en
la puerta principal y les pregunté: —¿Por qué se resisten a esto cuando
todos sabemos que probablemente voy a morir pronto?
Morir significaba perder. Ese tipo de pensamiento era una blasfemia
para ellas.
La expresión de Sharon se volvió feroz. —¡No, ganarás!
Y si lo hiciera, ¿qué me ofrecería la inmortalidad? Sólo traerme más
anhelo. Cantidades sin fin de éste.
En un tono más firme, dije, —El juego comenzará pronto. —Ya había
empezado a escuchar las llamadas y algunos de mis poderes estaban
floreciendo (de lo contrario nunca hubiera creído a esta dos acerca del
juego). —Si algún desastre está a punto de golpear, planeo experimentar la
vida real antes de esa fecha.
A pesar de que vivíamos en una mansión y me habían llevado por
todo el mundo, no tenía ni un sólo amigo al que enviarle un mensaje de
texto. Nunca había tenido una cita oficial.
—¡Sí, un desastre se acerca! —Exclamó Wanda. —Es por eso que
necesitas permanecer cerca de nosotras. Nos hemos preparado para cada
posible escenario. —Las dos eran unas almacenadoras para catástrofes en
secreto.
—¡No me están escuchando! Olvídenlo. —Entré en la casa y subí
corriendo las escaleras hasta mi habitación. Agarrando mi maleta, eché un
último vistazo alrededor, y luego regresé al rellano.
Ellas merodeaban al pie de la escalera. Mientras daba brincos hacia
abajo, Sharon dijo, —Piensa en lo que estás haciendo.
Había pensado en poco más, desde el día en que cumplí dieciocho
años.
Durante los últimos nueve años, había obedecido sus órdenes
mentalmente a ciegas y me había entrenado físicamente durante diez
horas al día, siguiendo una dieta estricta, no socializando, pero en el
último año, me había empezado a hacerme preguntas acerca de ellas.
Cuando tenía nueve años, las había oído discutir con mi madre.
Habían querido más acceso a mí, pero mis padres habían limitado mis
visitas a su casa a una noche cada pocas semanas. En una de esas
noches, la casa de mi familia había ardido en llamas.
Con mis padres dentro.
Cuando me escabullí entre ellas, Wanda dijo, —Muy bien. Si tienes
que ir a la universidad, nos mudaremos allí contigo. Podemos conseguir
que nos preparen una casa…
—¡La mitad de la razón por la que me voy es para alejarme de ti! —
Seguí caminando.
—La gente de ahí afuera no son como nosotras. —Sharon me pisó
los talones. —Ellos no se preocuparán por ti. Somos las únicas que
siempre cuidarán tus espaldas.
Las encaré. —¿Cómo lo hicieron con mis padres? ―Ya está. Lo había
dicho.
Había adorado a mis padres. Había adorado mi infancia con ellos. Si
mis tías me los habían robado...
Wanda y Sharon eran fanáticas de los Arcanas, una de ellas una
cronistas, la otra una Tarasova. Adoraban al juego, adoraban mi
participación en él. Mis padres se habían interpuesto en el camino de mi
entrenamiento.
Sharon preguntó suavemente, —¿De qué demonios estás hablando,
Lena?
Con mi audición súper desarrollada en funcionamiento, detecté el
más mínimo cambio en su respiración y en su tono. ¿Eso era debido a que
mi acusación la había conmocionado? ¿O porque estaba mintiendo? Me
volví hacia Wanda. —¿Las dos incendiaron nuestra casa?
—¡Por supuesto que no! —Sus ojos se ensancharon. —¿De verdad
crees que podríamos matar a nuestra hermana?
La idea sonaba tan ridícula cuando lo decía así. Entonces, ¿por qué
no podía sacarme de encima mi sospecha?
—Todo esto es irrelevante—, dijo Sharon, —No puedes pagar la
matrícula sin tu fondo fiduciario. Las motos de tu padre sólo te llevarán
hasta allí.
—Entonces es algo bueno que haya obtenido una beca por el tiro con
arco. —Sus rostros palidecieron ante eso. —Realmente, sí. Tan pronto
como expresé mi interés, la universidad se encargó de todo.
La mirada de Wanda se precipitó como si estuviera a punto de decir
algo. —¿Crees que es fácil hacer amigos y encajar? Eres una diosa entre
los mortales; van a querer hacerte daño. Es más fácil no ponerte en su
punto de mira.
Puse los ojos en blanco. —Así que, ¿nunca debería hacer un amigo,
sólo porque ambas decidieron no exponerse? ¿Sólo porque nunca tuvieron
relaciones o vidas propias?
En un tono que enunciaba que era algo irreversible, la tía Sharon
dijo, —Si te vas, fracasarás.
—¿Lo haré? ¿No lo entiendes? Nunca lograrán que la carta de la
Luna dude de sí misma.
22Un juego de beber en el que los jugadores intentan lanzar pelotas de ping pong en una mesa con
vasos medio llenos de cerveza de un oponente. Los jugadores están obligados a beber la cerveza de
cualquiera de sus copas en la que el oponente meta una bola. El primer jugador que meta la bola en
todos los vasos de su oponente es el vencedor. El perdedor debe bebe la cerveza que queda sobre la
mesa (en los vasos del oponente).
Tengo la sensación de que quería que yo no brillara, al menos no
tanto.
Pero yo era La Luna. Brillar era lo que hacía.
Entonces Brian, su amor secreto, me había prestado toda su
atención. ¿Quién podría culparlo? Yo llevaba un vestido ajustado negro
que había pedido de un catálogo de lujo. Pero estaba más interesada en
tener una amiga. Podría tener una cita una vez que tuviera en el bote a
Candy.
Había intentado conseguir que Brian fuese la pareja de ella en este
juego, pero él había insistido en que fuera yo.
Estudié su expresión. ¿Estaba a punto de perder la primera
oportunidad de tener una amiga? Le di un codazo a Brian. —Candy está
guapísima esta noche, ¿verdad? —Ella me debió de escuchar; inclinó la
cabeza, con una mirada de esperanza en su rostro. —Es una belleza total.
Él frunció el ceño. —¿Quién? Tú eres la única belleza en quien estoy
interesado—, dijo arrastrando las palabras.
¡Mierda! —Tengo novio—, le dije a toda prisa. —Pero apuesto a que
podría conseguir el número de Candy para ti.
—Tu chico no está aquí, ¿verdad? —dijo Brian. —Cuando el gato no
está, los ratones se divierten, ¿verdad? —Se inclinó para besarme, pero le
volví el rostro.
Candy se marchó haciendo aspavientos justo cuando la pelota de
ping pong cayó en uno de nuestros vasos. Brian me entregó la bebida a mí.
—Te concederé los honores ya que tienes un montón de pendientes para
ponerte al día.
—Sí. Claro que sí. —Puse el vaso sobre mis labios.
—¡Traga, traga!
Ahora
Los cuatro habían decidido sus turnos, Brian “iría” primero…
cuando algún otro individuo irrumpió en la habitación. Exigió un lugar en
la fila, o al menos “filmar la acción” con su teléfono.
¡Nunca había sentido una frustración tal! No en mi vida de vigilia.
Después de que mis padres se hubieran quemado hasta la muerte, solía
soñar que estaba gritando y no emitía ningún sonido.
Ahora estaba viviendo esa pesadilla.
Pensé en la luz de la luna derramándose en un torrente a través del
bosque. Me imaginé mi arco, y me imaginé cómo iba a poner una flecha en
cada uno de estos tipos, si podía recordar esta noche. Rememoré cómo me
había sentido corriendo por el bosque con mi creciente velocidad y fuerza.
Mis tías habían tenido razón en una cosa.
Soy una diosa.
Un pie se movió ligeramente. Luego el otro.
Brian se metió en la cama. —Una buena pieza con un culo tan
dulce—, me dijo. —Te voy a dar tan duro que lo sentirás durante una
semana.
Uno de los otros jugadores dijo: —¡Ah, sí! Clava a esa perra.
Otro gritó, —¡Folla ese culo!
Mi corazón tronó. Mis ojos se movieron drásticamente detrás de mis
párpados. Mi mano derecha se cerró en un puño.
Brian comenzó el levantarme la falda.
Las palabras de mis tías resonaban en mi interior como una oración:
Luz de Luna es la duda. Es la luz de la oscuridad. Es el color de las
pesadillas. Has nacido para brillar en tiempos oscuros. Para ser la condena
de los demás.
Mis ojos se abrieron.
Brian abrió ampliamente los ojos. ―¡Waw! Esta perra se está
despertando. ¡Consigan esa bebida!
¿Más drogas? Abrí y cerré los puños. ¡El infierno que iba a suceder!
Uno de ellos se precipitó a través del cuarto para obtener un vaso,
corriendo de regreso con ello. Brian se movió fuera del camino para darle
acceso al otro tipo. Cuando levantó mi cabeza y forzó el borde del vaso
contra mis labios, aparté la cabeza.
La Luna estaba recuperando su fuerza. Yo sería el color de sus
pesadillas.
Mis manos se dispararon contra su pecho, lanzándolo fuera de la
cama tensando mis brazos.
Mientras me sentaba, mi piel comenzó a ponerse roja por primera
vez. Ellos se tambalearon hacia atrás, horrorizados. El tipo que había
estado grabando dejó caer su teléfono.
Con cada segundo que pasaba me puse al rojo vivo, eliminé más de
los efectos del fármaco. Cuando mi cuerpo estaba bajo mi control de
nuevo, me levanté y le sonreí a Brian. —Te voy a dar tan duro que lo vas a
sentir… para el resto de tu vida.
Un tipo trató de correr hacia la puerta. Salté delante de él. —Ah-ah.
Nadie se va a perder su turno conmigo. Van a tener que sacarlos de esta
habitación, como me hicisteis entrar en ella.
El color rojo teñía mi piel y mi visión. Golpeé el rostro de Brian
primero, desplomándolo sobre el suelo de un sólo puñetazo. Otro tipo
lanzó un puñetazo, pero lo atrapé, apretando mientras le daba una patada
al de la cámara.
Sin pensarlo, me moví y pivoté, dando puñetazos y pisando fuerte,
mi entrenamiento de combate tomando el control.
Estos hombres me habían señalado como su blanco, trabajando
juntos. Ahora yo los señalaba como blanco a ellos, mis extremidades
trabajando juntas. Los movimientos salían sin esfuerzo, la destrucción
ofreciéndome su recompensa. Brian vomitó cada vez que pateé su
estómago, como si estuviera presionando un botón de Pote Ahora.
¡Divertido!
No había sido fan del juego Arcana, pero si éste traía más de esto…
Romper huesos. Gritos. Súplicas para que me detuviera.
¿Súplicas? —No supliques. —Patada. —No puedes decir una
palabra. —Puñetazo.
Demasiado pronto todos ellos yacían en el suelo, hombres rotos. Yo
ni siquiera estaba sin aliento.
Golpeé a cada uno en el saco escrotal con tanta fuerza que dudaba
que alguna vez fuesen a violar a nadie más de nuevo. Aplasté el teléfono de
ese idiota, luego escupí en el rostro ensangrentado de Brian.
Mientras salía, me di cuenta de que estaría debajo de ese violador en
este momento si el juego no me hubiera dado habilidades… y si mis tías no
me hubieran entrenado para usarlas.
Había golpeado a esos jugadores hasta hacer que se mearan encima;
ahora era el turno de Candy. Escuché buscando su voz, siguiéndola a
través de la gran fiesta. Ella no tenía ni idea de que la Cazadora estaba
tras su pista.
La encontré en la planta baja fumando con un grupo de chicas. A
juzgar por los nudos causado por el sexo en su cabello, había estado con
ese tipo de antes. Tiré de ella para que se girara hacia mí.
Se quedó boquiabierta. —Qué estás... ¿C-cómo? Estabas en estado
de coma.
—¿Y me dejaste con esos animales? ¡Sabías lo que pensaban hacer
conmigo! Me abandonaste.
Recuperándose de su sorpresa, fingió una risa. —Parecía que
estabas a punto de pasar un buen rato con todos ellos. Puta.
Incliné la cabeza. —¿Qué buen rato pasarás tú sin dientes?
Me frunció el ceño. —¿Qué…?
¡Pum! Le di un puñetazo en la boca, arrancándole sus dientes
delanteros. Ella chilló, rociando sangre.
Me volví hacia la puerta, de regreso a mi dormitorio. Si esto era lo
que ofrecía la amistad y las citas, no me había perdido nada. Tal vez el
juego era mi único propósito, la única cosa que podría aliviar mi anhelo.
Iba a recoger mis cosas esta noche y conducir directamente de
regreso con mis tías. Cuando llegara allí, les diría, —Voy a ganar todo el
puto juego.
Traducido por Fangtasy
Corregido por Bibliotecaria70
Alias: El Sol23
Poderes: Encarnación Solar (pueden emitir luz solar por su piel y
ojos). La manipulación solar (puede quemar a sus enemigos o golpearlos
con la locura y atacar con vientos y llamaradas solares). Imponer la
inducción mental y la habilidad de la clarividencia (puede controlar a los
Recolectores y tomar prestados sus sentidos).
Habilidades especiales: Carisma híper-desarrollado, talento para el
espectáculo.
Armas: Los Recolectores.
Alter Ego: Un niño envuelto en un banderín rojo que está rodeado
de girasoles. En lo alto, el sol llamea con rostro amenazante.
Icono: Sol amarillo.
Características únicas Arcanas: Haces de luz dorados irradian de
sus ojos, y su piel bronceada se ilumina.
Antes del Flash: Estudiante de Purdue24 graduado en historia y
promotor de fiestas a tiempo parcial procedente de España.
25Nombre de su negocio que consiste en organizar fiestas. La traducción sería “Juerga cuyo
subidón dura hasta la hora en que comienzan las clases”.
traer una de respaldo. Joe se aseguraba de que bebiésemos suficiente
Gatorade para mantenernos hidratados durante la larga noche que
teníamos por delante. Yo mantenía a todo el mundo en equilibrio cada vez
que algo salía mal.
Bea estaba en lo cierto; siempre algo salía mal.
Me quité la camisa y me limpié el rostro, supervisando la zona.
Habíamos transformado el sótano en un paraíso fiestero fantasmagórico.
En base a la información de primera mano y a las fotografías
granuladas, había investigado ansiosamente la horripilante historia de este
lugar, había pintado puertas oxidadas de celdas y cortinas ensangrentadas
de los cubículos de examen médico. Había maniquíes vestidos con camisas
de fuerza ensangrentados (gracias, eBay). Bea, Joe, y yo habíamos
esparcido por el lugar batas de laboratorio para vestir también.
En el negocio de la promoción, la presentación lo era todo.
Yo irradiaba satisfacción, estaba tan orgulloso de ellos. De nosotros.
De repente, una brisa sopló dentro del área, dispersando nuestra
pila de basura de cajas y envoltorios. Me rasqué la cabeza. Ningún viento,
de ninguna manera, podría alcanzar este sótano, y era demasiado fuerte
para ser una pequeña corriente.
Antes de que pudiera determinar la fuente del viento, el vértigo se
apoderó de mí. La habitación parecía estar girando. No, ¡yo estaba dando
vueltas! Sin embargo, al mismo tiempo, una especie de peso empujaba
hacia abajo mi cuerpo.
¿Qué demonios me está pasando?
¡Me sentía como si la gravedad me afectara más que nunca! La
presión hizo que mis piernas colapsaran. Me caí de rodillas, mi mirada de
pánico desplazándose frenéticamente de un lado a otro. Ese viento arreció
y se puso caliente, girando en espiral alrededor de mí. La sensación de
estar girando se intensificó. Un poco más, e iba a perder la conciencia.
Traté de llamar a Joe y a Bea. Todavía estaban afuera, nunca me
oirían aquí abajo. ¿Qué les estaba tomando tanto tiempo?
Girando, girando. ¡La negrura estaba a punto de vencerme! Mis ojos
se cerraron, y la gravedad hizo que mi cuerpo colapsara...
Me desperté en el suelo del sótano, en medio de una total
confusión… y oscuridad.
¿Nuestras lámparas de trabajo no estaban encendidas? El generador
debe haberse estropeado. Un escalofrío se deslizó por mi columna
vertebral. Entonces, ¿cuánto tiempo había estado inconsciente? Llamé, —
¿Bea? Joe? —No hubo respuesta. Me senté tentativamente. —¡Por Dios*,
mi cabeza! —Se estaba dividiendo en pedazos.
Debo haber tenido algún tipo de aneurisma o algo así. ¿Qué otra
cosa podría explicar mis alucinaciones de antes, mi colapso? —¿Dónde
estáis, chicos? —Gritar magnificaba el dolor en mi cráneo, pero no me
importó. —Responderme... ―Mi voz se apagó cuando oí pasos en la
escalera. —¿Chicos? —Un gemido suave sonó en la oscuridad. A
continuación, uno más profundo. —¿Quién está ahí?
El miedo hizo que mi corazón tronara, mi pulso acelerándose. ¡Daría
cualquier cosa por ver! —¿Quién está aquí abajo? —En el sótano oscuro
conmigo.
Alguna luz se encendió, débil al principio, luego cada vez más fuerte.
Miré detrás de mí, tratando de encontrar la fuente, luego fruncí el ceño
mirando hacia abajo, a mi pecho. Perdí el aliento. —¿Qué coño es esto*?
Mi carne... refulgía. Estaba emitiendo más luz de la que nuestras
lámparas de trabajo emitirían. Mi piel se hacía más y más brillante.
Alcé la cabeza, me quedé sin aliento. Cerniéndose sobre mí habían...
¡monstruos*!
Monstruos con rostros arrugados y erosionados. Labios agrietados.
Ojos pálidos inyectados en pus.
¿Por qué estaban llevando esas criaturas la ropa de Bea y de Joe? —
¿E-es esto una broma? —Miré del uno al otro, no dando crédito a mis ojos.
¡Estas cosas eran Joe y Bea! —¿Cariño*? ¿Querida*? —La mirada velada de
Bea se centró en mi cuello. No, en mi garganta…
Joe se lanzó a por mí, enviándome volando por el aire. —¿Qué
demonios estáis haciendo? —Golpeé el suelo, la fuerza robándome el
aliento.
Él saltó encima de mí; yo me retorcía, empujando contra su amplio
pecho. Atrapó uno de mis brazos que continuaba forcejeando. ¡Sus dientes
se hundieron en mi piel!
Grité de dolor. —Joe, ¿por qué... qué??? —¡Estaba chupando mi
sangre!
Bea se puso de rodillas y se unió a él, agarrando y mordiendo mi
otro brazo.
—¡Ahh! ¿Por qué estáis... no podéis... —¡Me estaban bebiendo!
Mi taladro inalámbrico yacía en el suelo, cerca. Si pudiera liberar
uno de mis brazos, podría agarrarlo y golpear la cabeza de Bea, y luego
usarlo contra Joe.
¡No! Todo en mí se rebeló. Preferiría morir que hacerles daño. —¡Por
favor, no me hagáis haceros daño! —¡Por favor, dejad de morderme!
Ambos se detuvieron, soltando mi piel. ¡Dejadme ir! Soltaron mis
brazos.
Me escabullí hacia atrás, pensando, Alejaos de mí, alejaos. Se
levantaron y retrocedieron varios pasos, sus movimientos casi robóticos.
Mientras dificultosamente me ponía en pie, ellos se quedaron allí,
balanceándose ligeramente al unísono. ¿Estaba de alguna manera
controlándolos? ¿Mentalmente?
Los visualicé dando un paso atrás, luego, un paso adelante.
Hicieron lo mismo.
¡Yo estaba controlándolos! ¿Por qué estaba pasándonos esto? Toda
esta situación parecía sobrenatural, pero yo no creía en la mierda del
abracadabra. Tal vez habían sido mordidos por algo rabioso aquí abajo, un
murciélago o algo así.
Así que ¿por qué continuaba yo brillando?
—V-voy a llevaros a un hospital. —Las lágrimas brotaron de mis
ojos. —Los médicos os harán sentir mejor. —Entonces me imaginé cómo
reaccionarían otros ante mi novia y mi novio.
Su piel estaba curtida. Aquellos ojos pálidos estaban en blanco. Mi
sangre teñía los labios entreabiertos y la barbilla de cada uno.
Los dos parecían... zombis sedientos de sangre. Como si pudiera
haberlos vestido con un disfraz. Pero esto era real. ¿Verdad?
Los pasos sonaron en la escalera una vez más. Más criaturas con
rostro de cuero entraban en el interior. Algo fuera las había convertido.
Había convertido a mi Bea y a mi Joe.
En zombis.
Estaba en un manicomio. Y tal vez este era mi lugar...
Traducido por Fangtasy
Corregido por Bibliotecaria70
27 En los estados del sur de los Estados Unidos, sobre todo en ciertos pueblos pequeños, a los
distritos se les conoce como Parroquias.
Todavía no había dejado de quejarse en el momento en que el
imponente dique se asomó. —Solo llamemos a la policía.
Y entonces tendrían que confiscar mi diario. —Jackson sólo hizo esto
porque es un matón y porque puede hacerlo. Nadie lo dice en voz alta. Pero
es hora de que alguien lo haga.
—¿Cómo sabes que tiene los teléfonos? Has dicho que él sólo sirvió
como chivo expiatorio.
No le había dicho a Mel exactamente cuan bueno Jackson había sido
en su trabajo, sólo que me había mantenido hablando con él, mientras que
Lionel nos arrebataba nuestras cosas. —Sólo lo sé, ¿de acuerdo? —Lo cual
no era exactamente cierto. Puede que no tuviera los teléfonos, pero tendría
el cuaderno de bocetos, que era mi principal prioridad.
No es que los teléfonos no fueran un gran problema. A pesar del
código de bloqueo del mío -buena suerte consiguiendo acceso a cualquier
información sobre mí- Brandon nunca bloqueaba su teléfono. Y tenía todos
nuestros textos privados de los últimos siete meses, por no hablar de una
carpeta llena de innumerables fotos y videos de mí.
¿Estarían esos Cajunes incluso ahora comiéndose con los ojos
imágenes mías en mi traje de baño, o soltando risitas sobre mis caras
tontas que había hecho para la cámara de Brand? ¿Por los chistes malos
que le había dicho?
¿Y si habían escuchado mi mensaje de voz de hace un rato? —Sí,
pasaré la noche contigo. —Mi cara ardía, mi ira intensificándose hasta
nuevas alturas.
Cuando nos encontramos con el nuevo puente, que se extendía
sobre acres de pantano, mis labios se apretaron. Sin esta línea de cemento
gris mate, nunca habría conocido a Jackson Deveaux.
Una vez que llegamos al final del puente, estábamos oficialmente en
una nueva parroquia. El pueblo cajún. Ensenadas del Bayou y puentes
levadizos más pequeños abundaban. Un par de agentes de la vida silvestre
en sus camionetas negras estaban estacionados sobre una calzada.
Mel exhaló. —¿Por qué me obligas a ser el papel de la voz-de-la
razón? Sabes que nunca ha funcionado para nosotras.
—Necesito hacer esto—, dije simplemente. Cuando me di cuenta que
Jackson había jugado conmigo, que el casi-beso que me había dado era
una trampa -había estado herida-. Aunque nunca había querido su beso
para empezar.
¿Por qué tenía que actuar como si le gustara? Era una insensible
broma mezquina. ¡Cómo él y Lionel se han debido de haber reído de mi
credulidad!
—Se está poniendo muy oscuro—, dijo Mel cuando nos acercamos al
desvío de la Cuenca. Ella no sólo se estaba refiriendo a la luz del día.
Nubes ominosas se estaban formando detrás sobre el pantano. —Sí,
pero ¿cuáles son las probabilidades de que en realidad vaya a llover? —
Esas nubes me recordaron la escena que había pintado en la pared, y de
los ojos llameantes que de pronto había visto.
La gente usualmente no conduce hacia tierras bajas cuando se
enfrentan a una tormenta como esa. No sabía lo que resultaría peor, la
tormenta o la ira de Jackson.
No me importaba; Yo estaba decidida a ver esto a través de esta
noche. Dirigí a Mel a desviarse por el camino de tierra que conducía a la
Cuenca.
Después de unas pocas millas, ella dijo: —Ya no estamos en Kansas.
Vimos barcos de camarón, chozas en el pantano, y los astilleros
llenos de mucho óxido. Estatuillas de la Virgen María adornaban cada dos
patios. Aunque sabía cómo de católica era la folclórica Cuenca, aun así me
sorprendió.
Nos acercamos al final del camino, acercándonos a la dirección de
Jackson. Había menos estructuras aquí, pero si más palmeras, platanales
y cipreses. La basura se había acumulado alrededor de los lirios de la
zanja.
Al momento en que la ciénaga fue visible, estaba oscuro y las luces
del coche se habían encendido. Ojos rojos brillaban detrás de las cañas.
Cocodrilos. Eran tan gruesos, algunos, los más pequeños se ponían
encima de los otros.
Un par de puntos rojos pequeños y brillantes, apilados como
peldaños de escalera.
Mel apretó nerviosamente sus manos en el volante, pero condujo
hacia adelante. El coche se deslizó más profundamente bajo un dosel de
ramas entrelazadas y vides, como un paseo de entrada a un túnel
encantado.
Cuando el camino se rindió a un sendero lleno de baches, la casa de
Jackson apareció a la vista, una casa estilo escopeta, larga y estrecha, con
entradas en ambos extremos. Los tablones eran un lío de pintura
descascarillada. Un par de pieles de cocodrilo había sido clavadas en los
peores lugares.
El techo era un mosaico de hojas de estaño oxidado que no
coincidían. En una sección, un cubo de basura de metal había sido
golpeado hasta ser aplanado y martillado al suelo.
Este lugar estaba tan lejos de la orgullosa Haven como era posible.
Pensé que había visto pobreza. Estaba equivocada.
—¿Ahí es donde vive? —Mel se estremeció. —Es horrible.
De pronto me arrepentí que viera esto, como si hubiera traicionado
un secreto de Jackson, cosa que no tenía ningún sentido.
—Evie, mi coche se atascará si manejo más lejos. Y no es como si
tuviéramos nuestros teléfonos con nosotras.
—No todavía. Quédate aquí, y caminaré. Estaré de vuelta con
nuestras cosas.
—¿Y si él incluso no está aquí?
Señalé su motocicleta, estacionada debajo de una saliente al lado del
raquítico porche. —Esa es la suya.
Al abrir la puerta del coche, dijo, —Piensa acerca de esto.
Lo hice. Toda la situación era tan innecesaria. Nada de esto tenía
que haber pasado. ¡Todo porque Jackson me había robado a mí! Había
violado mi privacidad, posiblemente había leído y oído mis intercambios
íntimos con Brandon.
Y había visto mis dibujos.
¿Esa libertad que me había jurado nunca volvería a dar por sentada?
¡Sus acciones la amenazaban!
Recordando lo que estaba en juego me hizo cerrar de golpe la puerta
del coche y aventurarme hacia adelante. Moscas amarillas me rodearon,
pero seguí mi camino, deslizándome alrededor de los neumáticos, trampas
de cangrejo reventadas y ramas de cipreses.
Más cerca de su casa, no había césped cortado, no había ni siquiera
hierba. En estos lugares, algunas personas no podían permitirse una
cortadora de césped "o barredoras" en sus patios, manteniéndolos libres de
vegetación y de serpientes. Su patio era un parche gigante de tierra
apisonada.
Al acercarme, vi herramientas que colgaban del techo del porche. Un
machete y una sierra que entrechocaban juntas con la brisa en
crecimiento.
Crucé una depresión seca, –adelante de cuatros escalones de
aspecto tambaleantes. El primer escalón se inclinó incluso bajo mi peso.
¿Cómo un chico tan grande como Jackson subía por ellos?
No había aldaba en la puerta de madera contrachapada sin pintar,
sólo una palanca oxidada para abrirla. La parte inferior estaba hecha tiras.
¿De animales cuando la habían arañado para entrar?
Con un estremecimiento, miré hacia atrás al cielo, vi que las nubes
estaban empeorando. Miré a Mel en la distancia, pensativa en su coche.
Tal vez esto era... estúpido.
No. Tenía que conseguir mi diario de vuelta. Me encontré golpeando
los nudillos en la madera. —¿Hola? —La puerta gimió al abrirse. —¿Señor
o Señora Deveaux? —No hubo respuesta. —Necesito hablar con Jackson—
, dije cuando entré en la casa.
No vi a nadie dentro, pero incluso conseguí echar un vistazo. Tan
mala como el exterior.
El salón principal era estrecho, el techo colgaba tan bajo que me hizo
preguntarme si Jackson tenía que agacharse para caminar. Colgando de él
había una sola bombilla, zumbando como una abeja.
La única ventana había sido tapiada. La puerta de una habitación en
la parte trasera estaba cerrada, pero escuché un televisor a todo volumen
desde el interior.
En la pared de la izquierda había una pequeña cocina. Seis pescados
limpios estaban puestos al lado de una olla chisporroteando. Algún tipo de
presa estaba cortada en trozos, ya empanado en harina de maíz. ¿Jack
había buscado, atrapado, y disparado todo en ese contenedor?
¿Por qué dejaría la estufa encendida? —Jackson, ¿dónde estás? —
Con una ojeada desesperada, eché un vistazo más de cerca alrededor de la
habitación.
Alineado en la pared había un sofá a cuadros, con agujeros
marcados por cigarros en los brazos. Sábanas raídas habían sido
repartidas en los cojines hundidos.
Sus botas estaban puestas en el suelo a los pies del sofá. ¿Aquí es
donde duerme?
Mis labios se separaron. Ni siquiera tiene su propia habitación.
Un libro de español para principiantes yacía en el suelo, el lomo
estaba agrietado y abierto en el medio, con una copia gastada de Robinson
Crusoe a su lado. Esa novela no estaba en nuestra lista de lectura. ¿Así
que leía por placer? ¿Y quería hablar otro idioma?
Sentí algo tirando dentro de mí. Por mucho que pensara de él como
un adulto, no era más que un muchacho de dieciocho años, quien tendría
planes y sueños de un niño.
Tal vez se imaginaba huyendo a México o navegando lejos de este
infierno.
Me llamó la atención lo poco que realmente sabía acerca de él.
Así como así mi ira se desvaneció, me recordé a mí misma lo poco
que sí sabía, lo odiaba. Aun así, me encontré caminando hacia adelante
para apagar la estufa antes de que el lugar se incendiara.
Mordisqueé mi labio. ¿Dónde estaba él? ¿Qué si mi cuaderno de
dibujo estaba donde Lionel? No veía ninguno de los teléfonos aquí
tampoco.
Después de apagar el fogón, oí un grito desde la parte de atrás. ¿No
era la televisión?
De repente, un duro tamborileo cayó sobre el techo de estaño. Di un
grito de sorpresa, pero aquel ruido lo ahogó. —Sólo es la lluvia—,
murmuré para mí misma. —Gotas en la hojalata.
¡Finalmente!
El agua comenzó a convertirse en cuentas que se acumulaban en las
costuras del techo, goteando hacia el suelo y sobre el sofá. Jackson no
tendría ningún lugar seco donde dormir esta noche.
Salté cuando los sonidos de unos pasos sacudieron la casa, como si
alguien saltara las escaleras de atrás. Cuando una puerta se cerró en la
parte de atrás, la puerta con la que conectaba se abrió.
Mi mórbida curiosidad me atrajo más cerca. Un vistazo y me
escabullo...
En un colchón manchado, una mujer de mediana edad yacía
inconsciente, su largo cabello negro azabache era un halo enredado
alrededor de su cabeza. Ella estaba casi indecente, la bata elevada en lo
alto de sus piernas. Un rosario con cuentas de ónix brillaba y una pequeña
cruz gótica le rodeaba el cuello.
Su brazo colgaba a un lado, una botella vacía de whisky en el suelo
justo debajo de sus dedos. Un plato de huevos revueltos y tostadas sin
tocar estaba colocado encima de una caja de madera junto a la cama.
¿Era la Sra. Deveaux?
Un hombre alto, quemado por el sol con un mono mojado apareció a
la vista. Él comenzó a caminar por un lado de la cama, gritándole a su
cuerpo inconsciente, haciendo un gesto con el puño y su propia botella de
licor.
¿Era ese hombre su marido? ¿Su novio?
Sabía que tenía que salir, pero estaba clavada en el sitio, Sin poder
apartar la mirada tanto como podía dejar de respirar.
Entonces vi a Jackson en el otro lado de la cama, tirando de la bata
para cerrarla. Sacudiendo su hombro, murmuró con urgencia, —¡Maman,
reveille!28
Ella arrastró algunas palabras, pero no se movió. La forma en que
Jackson miraba a su cara, tan protectoramente... sabía que él le había
cocinado el desayuno esta mañana.
Cuando el borracho se lanzó hacia ella, Jackson golpeó el brazo del
tipo para alejarlo.
Ambos comenzaron a gritarse en francés cajun. Incluso con lo que
entendía, apenas podía seguirlos. Jackson estaba tratando de echarlo,
¿diciéndole que no volviera nunca más?
El hombre fue por la Sra. Deveaux de nuevo. Jackson lo bloqueó una
vez más. Entonces los dos se enfrentaron a los pies de la cama. Sus voces
se hicieron cada vez más fuertes, bramaron de rabia mientras se rondaban
en círculos entre sí.
¿El idiota no veía ese brillo en los ojos de Jackson? ¿El que prometía
dolor?
En lugar de hacer caso a la advertencia, el hombre agarró el cuello
de la botella, reventando el fondo de la misma en el alféizar de la ventana.
Sorprendentemente rápido, atacó con el extremo dentado. Jackson evitó el
golpe con el antebrazo.
Vi hueso antes de que brotara la sangre. Empujé la palma de mi
mano contra mi boca. ¡No podía imaginar el dolor!
¿Pero, Jackson? Se limitó a sonreír. Un animal dejando al
descubierto sus dientes.
Por fin, el borracho retrocedió con miedo. Demasiado tarde. Jackson
lanzó su gran cuerpo hacia adelante, con los puños volando.
Un chorro de sangre brotó de la boca del hombre, y luego otro, y aun
así Jackson implacablemente lo golpeó. La fuerza en su imponente cuerpo
fue brutal, el salvajismo en sus ojos...
¿Por qué yo no podía correr? ¿Dejar este sórdido lugar atrás?
28 ¡Mamá, despierta!
Dejar estos horrendos sonidos detrás, la enfadada lluvia golpeando
el estaño, los balbuceos de la mujer, los gruñidos del borracho cuando
Jackson aterrizó sobre él con un golpe tras otro.
Entonces... un último golpe en la mandíbula del hombre. Me pareció
oír cómo se agrietaba el hueso.
La fuerza del golpe envió al hombre a girar sobre un pie, babeando
sangre y dientes cuando fue derribado.
Con una risa desalmada, Jackson se burló, —Bagasse.
Pulpa de caña. Molido a golpes literalmente. Me tapé los oídos con
mis antebrazos, luchando contra el mareo.
Ahora que el hombre había sido derrotado, la ira de Jackson parecía
aumentar. Hasta que giró lentamente la cabeza en mi dirección. Sus cejas
se unieron en confusión. —Evangeline, ¿qué estás...?
Echó un vistazo alrededor de su casa, como si lo viera a través de
mis ojos. Como si viera este agujero por primera vez.
Incluso después de la exhibición de la violencia cruda de Jackson,
no podía dejar de compadecerme de él.
Él debió de haberlo visto en mi expresión, porque su cara enrojeció
de vergüenza. Su confusión se evaporó, la ira estuvo de regreso. Su mirada
estaba casi en blanco como él. —¿Por qué en el infierno has venido aquí? —
Los tendones de su cuello tensos mientras caminaba hacia mí. —¡Dime por
qué estás en mi maldita casa!
Yo sólo podía boquear mientras retrocedía. No le des la espalda, no
mires hacia otro lado...
—¿Una chica como tú en la Cuenca? ¡C'estçacoo-Yon! Bonne à rien!
¡Una buena para nada salvo para meterse en problemas!
Nunca había oído su acento tan espeso.
—Yo-yo…
—¿Buscabas un vistazo de cómo vive la otra mitad? ¿Es por eso?
Retrocedí a través del umbral frontal, casi hasta los escalones del
porche. —¡Quería el diario que robaste!
Los relámpagos, destacando las duras líneas en su rostro. Truenos
resonaron al instante, sacudiendo la casa con tanta fuerza que el porche
traqueteó. Grité y me balanceé para mantener el equilibrio.
—¿El diario con todos tus dibujos locos? ¡Viniste para reprenderme!
—Cuando Jackson llegó a mí con ese brazo lesionado, retrocedí,
revolviéndome hacia atrás en la torrencial lluvia.
Ese escalón suelto atrapó mi pie; dolor estalló en mi tobillo.
Me sentí caer... caer... aterrizando sobre mi culo en un charco. Di un
grito ahogado, escupiendo barro y lluvia, demasiado conmocionada para
llorar.
Mechones de pelo mojado aplastándose en mi cara, mis hombros.
Traté de levantarme, pero el barro me succionó hacia abajo. Me aparté el
pelo de los ojos, cubriendo mi cara de suciedad.
Parpadeando contra la lluvia, grité, —¡Tú! —Quería atacarlo, echarle
la culpa de mi dolor, mi humillación. Y todo lo que pude decir una y otra
fue —¡Tú! —Finalmente logré gritar, —¡Me das asco!
Dio una risa amarga. —¿Te la doy? No lo hice anoche cuando
estabas humedeciéndote los labios, con la esperanza de que yo te besara,
no. ¡Querías más de mí entonces!
Mi cara enrojeció de vergüenza. Entonces recordé. —Me engañaste
para que tu amigo el perdedor pudiera robar nuestras cosas. Actuaste
como si te gustara.
—¡No parecía importarte! —Él levantó su brazo sano, metiendo sus
dedos por su cabello. —Escuché tu mensaje a Radcliffe. ¿Ibas a besarme?
Para luego, ¿dejar que ese chico te tuviera tan sólo unos días más tarde?
—¡Dame mi diario!
—¿O qué? ¿Qué harás al respecto? La pequeña muñeca no tiene
dientes.
Mi frustración aumentó, ya que él tenía razón. El Cajun tenía todo el
poder, yo no tenía ninguno.
¿A menos que pudiera ahogar a alguien con vides o cortarla en
rodajas con las raíces, como la bruja roja en mis sueños?
A medida que mis uñas empezaron a transformarse, sentí algo
parecido a la dichosa unidad que había compartido con la caña. Estaba
inundada con la conciencia de todas las plantas alrededor que me
rodeaban, su localización, sus fortalezas y debilidades.
Por encima de la casa de Jackson, un ciprés inclinó sus ramas sobre
mí. A lo lejos, sentí el silbido de las vides de kudzu29 en respuesta,
deslizándose más cerca para defenderme.
Y por un breve instante, sentí el impulso de mostrarle que realmente
tenía el poder, para castigarlo por haberme causado dolor.
29Puerarialobata es una especie de plantas con flores perteneciente a la familia Fabaceae. Es una de
las 50 hierbas fundamentales usadas en la medicina tradicional china donde se la conoce en chino
como gégēn (葛根). Su nombre común en numerosos países es el de kudzu.
—¿Quieres tus dibujos? —Jackson irrumpió en el interior de la casa,
volviendo con mi cuaderno. —¡Tómalos! —Tiró el cuaderno como un disco
volador. Las páginas volaron hacia fuera, sobre todo el patio enlodado.
—¡Nooo! —Grité, observando cómo se dispersaban, a punto de
hiperventilar.
En el momento en que me las arreglé para arrastrarme sobre mis
manos y rodillas, estaba respirando con tanta fuerza que me atragantaba y
tosía por las gotas de lluvia. Cogí las páginas más cercanas a mí, pero
cada puñado de papel era una visión de mí ardiente mente.
Muerte. Los hombres del saco. El sol brillando en la noche.
Con cada página, me sacudía una y otra vez, gritando hacia él, —¡Te
odio! ¡Bruto repugnante! —Su hermoso rostro escondió la violencia en
plena ebullición.
A pesar de que él había estado protegiendo a su madre, a él le había
gustado golpear a aquel hombre hasta dejarlo inconsciente. Jackson había
demostrado cuán despiadado era el chico que realmente era. Un bagasse...
—¡Te ODIO! ¡Nunca te me acerques de nuevo!
Él parpadeó en mi cara, su expresión se tornó de asesina a
incrédula. Sacudió la cabeza con fuerza.
¿Qué estaba viendo?
—Evie—, Mel gritó. ¡Había venido por mí!
Mientras envolvía un brazo alrededor de mis hombros para
ayudarme a ponerme en pie, le gritó a Jackson, —¡Aléjate de ella, basura
de los bajos fondos!
Con una última mirada estupefacta a mi rostro, se giró a grandes
zancadas para alejarse.
Justo cuando se encerró de golpe dentro de aquella choza, mis vides
habían llegado a su porche. Mel estaba demasiado ocupada viendo si tenía
alguna herida, pero las vi balancearse en posición vertical como cobras,
esperando a que les diera una orden.
Susurré: —No. —De inmediato, corrieron de vuelta hacia la maleza
como bandas de goma regresando a su sitio. Entonces le dije a Mel: —Yo…
yo necesito estos dibujos. Todos ellos.
Sin decir una palabra, se dejó caer de rodillas a mi lado.
Ambas en el barro, recogiendo mi locura.
—Estás muy callada—, le dije a Mel cuando me ayudó a subir a mi
porche delantero. La lluvia se alejaba, la puerta mosquitera abierta a la
brisa nocturna. Las dos estábamos todavía cubiertas con barro. —No me
gusta cuando estás callada.
En el camino hacia aquí, le conté a Mel acerca del CLC, mis visiones,
mi mamá, mi abuela, aunque no sobre las plantas, acabando justo cuando
nos detuvimos.
Ahora, después de mi confesión, me sentía maltratada, como una de
esas muñecas que siempre rebotan cuando eran golpeadas. Pero así está
la cosa: esas tontas muñecas recibían aún más golpes por ello.
¿Cuándo terminará este día? Mi labio inferior temblaba mientras
luchaba contra las lágrimas.
—Estoy esperando a que me digas lo que pasó en la choza del
Cajun—, dijo Mel. —Quiero decir, tu expresión fue inolvidable, parecía
como, “Papá, he visto algo detrás de la leñera”.
—Tal vez un día te lo diga. En este momento el recuerdo era
demasiado crudo.
—¿Cómo es que soy, la última en saber que tiene visiones? La mujer
que te engendró lo supo antes que yo. Y eso duele.
—No quería que me miraras de manera diferente. —Cuando llegamos
a la puerta, dije: —Entenderé si no deseas que sigamos siendo amigas. —
Señalé a mi mochila, repleta de páginas empapadas.
Con un rodar de sus ojos, Mel me entregó el bolso. —¿Y perderme la
oportunidad de vender tus perturbadores dibujitos online? De ninguna
manera, mi rarita loquita descarada. —Ella curvó su brazo alrededor de mi
cuello, arrastrándome hacia abajo de manera que pudiera frotar sus
nudillos en mí embarrado pelo. —¡Seré rica! Así que consigue algunos
dibujos más que no estén empapados con hedor a Cajun por todos lados.
—¡Para! —Pero, sorprendentemente, estaba a punto de reír.
—¿Segura que no quieres que entre? —Preguntó Mel cuando por fin
me soltó.
—Lo tengo—, le dije. —Probablemente estoy a punto de llorar-
feamente.
—Mira, daremos cuenta de todo esto mañana—, Mel me aseguró. —
Pero te aseguro esto, tú no vas a volver a ese lugar CLC. Jamás. Si
tenemos que hacerlo, huiremos juntas, nos casaremos en una unión civil y
viviremos de tu arte.
Y allí estaba mi labio inferior de nuevo. —Siempre has estado allí
para mí, poniéndote al día con mi mierda.
Mel me miró. —Estás tirándote una paja mental, Greene. Corta todo
este sentimentalismo de mierda y pregúntate: ¿Qué opción tengo?
Holaaaa. Eres mi mejor amiga. Ahora, entra antes de que me quite el filtro.
Con un gesto grave, entré cojeando en la casa, girándome para
despedirme de Mel cuando conducía lejos con su estéreo a todo volumen y
su despedida de marca registrada de tres bocinazos a modo de saludo.
Cuando cojeé hasta la cocina, mamá estaba haciendo palomitas de
maíz. —Hola, cariño—, dijo por encima del hombro, con un tono alegre. —
Puedes creer que llovió… —Sus ojos se abrieron de par en par ante mi
apariencia. —¡Evie! ¿Qué te ha pasado?
—Me tropecé en el barro. Es una historia larga.
—¿Estás herida?
Me encogí de hombros, agarrando la correa de la mochila. Define
herida. —Mi tobillo tiene un pequeño esguince.
—Buscaré un poco de hielo y Advil. —¿Podía pasar mi mamá de mi
con sus atenciones hacia la puerta? —Y entonces me puedes decir lo que
pasó.
Mientras envolvía hielo en un trapo, me dejé caer en una silla,
manteniendo la bolsa con mis dibujos cerca. —No es gran cosa, mamá.
Mientras debatía sobre cómo explicar este contratiempo, el viento
pasó soplando a través de la puerta mosquitera.
A pesar de que había llegado la lluvia, la brisa se sentía caliente y
seca. Como una bufanda fuera de la secadora se frotó contra mi mejilla.
Cuando sopló de nuevo y con más fuerza, mamá frunció el ceño. —
Um, sólo déjame ver muy rápido el canal del tiempo. —Cogió el mando a
distancia de nuestra TV en la cocina y la encendió.
La pantalla se dividía entre tres apresurados reporteros de campo, el
trío estaba hablando por encima del otro. Uno de ellos era el tipo que
había estado todo el tiempo indiferente en la zona cero de uno de los
mayores huracanes de la historia.
Entonces, ¿por qué estaba sudando profusamente ahora? —Los
avistamientos de extraños fenómenos meteorológicos en los estados del
este... consigue una toma por encima de mi hombro izquierdo... basta con
ver esas luces, amigos... ¿es aquella la salida del sol?
El segundo reportero parecía como si no hubiera parpadeado en una
semana. —Las temperaturas alcanzan el máximo... incendios en el
noreste... no hay motivo para entrar en pánico—, dijo con voz aterrorizada.
—Picos de radiación... informes de aurora boreal tan lejos al sur que llegan
hasta Brasil...
El micrófono del tercer hombre se sacudía en su temblorosa mano.
—Hemos perdido contacto con nuestras agencias en Londres, Moscú, y
Hong Kong... todos reportaron eventos similares, —presionó su
comunicador de oído, —¿Qué fue eso...? ¿New York? ¿DC? —Dijo, su voz
subiendo una octava más alta. —Mi… mi familia está en Wash….
Uno por uno, los comentaristas fueron cortados. Blip. Blip. Blip.
—¿Mamá? —Susurré. —¿Qué está pasando? —¿Por qué su cara
estaba más pálida de lo que jamás la había visto?
Ella miró más allá de mí, de pronto sus dedos se aflojaron. Los
cubos de hielo cayeron al suelo.
Di tumbos sobre mis pies, mi tobillo gritando en protesta. Estaba
demasiado asustada para mirar detrás de mí, demasiado asustada para no
hacerlo. Por último, seguí la mirada de mamá. Atravesando el ahora, claro
cielo de la noche, las luces parpadeaban.
Carmesí y violeta como serpentinas del Mardi Gras.
Yo había visto esto mismo durante la primera aparición de la Carta
del Tonto ante mí. Era la aurora boreal. Las luces del norte en Louisiana.
Eran absolutamente fascinantes.
Cuando mamá y yo nos arrastramos hacia la puerta principal, el
viento caliente se intensificó, empezando a aullar, haciendo sonar el
carillón de viento alrededor de la granja. Los caballos relinchaban en el
granero. Podía oír los cascos golpeando sus casetas, la madera
astillándose.
Sonaban aterrorizados…
¡Pero solo podía mirar esas luces deslumbrantes! Podía mirarlas por
siempre.
Desde el este, la caña crujía. Una masa de animales escapaba desde
los campos. Los mapaches, zarigüeyas, nutrias, incluso ciervos. Al igual
que muchas serpientes surgieron de las zanjas haciendo que el césped
pareciera que brillaba y ondulaba.
Una oleada agitada de ratas corrían. Las aves ahogaban el cielo,
rasgándose las unas a las otras o cayendo en picado bombardeando la
tierra. Las plumas iban a la deriva en el viento.
¡Pero las luces! Tan magníficas que me hacían sentir ganas de llorar
de alegría.
Y sin embargo, creía que no debía estar mirándolas. ¿Mathews había
dicho algo, advirtiéndome? No podía pensar, sólo podía mirar.
Los macizos robles de Haven gimieron entonces, distrayendo mi
atención. Mamá no parecía darse cuenta, pero se movían, apretando sus
raíces empapadas por la lluvia rodeándonos. Se desplegaron como un
escudo de hojas verdes sobre nuestra casa, como si se prepararan para
defenderla.
Mis cañas parecían aturdidas, de pie rígidas, incluso en ese viento.
Como si estuvieran conmocionadas.
Ellas saben lo que viene. Ellas saben por qué yo debería...
¡Aléjate de las luces! —¡Mamá, no mires al cielo! —La empujé hacia
atrás de la puerta.
Ella parpadeó, frotándose los ojos, como si saliera de un trance. —
Evie, ¿qué es ese ruido?
Un rugido se estaba construyendo en la noche, más fuerte, el sonido
más terrible que jamás hubiera imaginado.
Sin embargo la actitud de mamá se volvió helada. —No entraremos
en pánico. Pero nos encerraremos en la bodega dentro de unos treinta
segundos. ¿Entendido?
El apocalipsis... estaba ocurriendo ahora. Y Mel estaba allí sola.
—¡Tengo que llamar a Mel! —Entonces me acordé de que no tenía un
teléfono. —¡Si conduzco a través de la propiedad, puedo tratar de
alcanzarla!
Mamá apretaba mi brazo y me hizo girar hacia el sótano.
—¡No iré allí sin Mel! ¡Tengo que llegar a ella!
Me lancé hacia la puerta principal, pero mamá me arrastró hacia
atrás, su fuerza era irreal. —¡Entra en el sótano AHORA! —Gritó por
encima del rugido. —¡No podemos correr el riesgo!
El cielo se iba aclarando, haciéndose más caliente. —¡No, no! —
Grité, luchando con ella. ¡Ella morirá, morirá, sabes que lo hará! ¡Lo he
visto!
—¡Ambas lo harán si tratas de ir tras ella!
Me agitaba contra mamá, pero no pude romper su agarre. Mis
brazos estirados hacia la puerta principal, sollocé, golpeándola en un
frenesí mientras me arrastraba de vuelta a las escaleras del sótano.
Cuando me aferré a la puerta, ella tiró de mí, separando mis dedos
de la jamba de la puerta.
—¡No, Mamá! ¡P-por favor, déjame ir detrás de Mel…!
Luego vino un choque de luz, una ráfaga de fuego que sacudió la
tierra, mis tímpanos se rompieron. Una fracción de segundo más tarde, la
fuerza de la explosión nos arrojó por las escaleras, la puerta cerrándose de
un portazo detrás de nosotras.
Traducido por Alhana
Corregido por Maxiluna
33 Mi madre en francés.
34 Si, en francés.
su madre buena para nada, y a ella absolutamente con certeza no le
importaba la camioneta de la mujer. —¿Quién te corto?
—Vigneau.
—Espero que lo hayas hecho mejor con él.
Levanté mi botella, tome un trago. —Maisyeah. Pero si va a los
policías, ellos no me van a creer que estaba defendiendo a Maman. —No
sólo había violado los términos de mi libertad condicional; yo había
cometido la misma ofensa. —Traté de no luchar contra ese fils de putain.
En el programa en el que me había visto obligado a asistir, ellos
habían hecho hincapié en mantenerme lo más lejos posible cuando una
pelea se estaba fraguando. Yo había tratado de despertar a mamère y
sacarla de la casa, pero ella había estado completamente borracha, porque
estaba molesta conmigo.
Hablando de mí llegando a ser como ella.
Ajusté la toalla. La sangre seguía empapando el material. —Y
entonces… Evangeline Greene apareció. —Usando el collar de diamantes
que Brandon le había dado.
No importaba cuántas veces había escuchado su mensaje telefónico
a lo largo del día, su respuesta a Brandon siempre seguía siendo la
misma.
Sí.
Durante toda la tarde, me había sentido como si una enfermedad se
hubiera acentuado sobre mí. Había caminado alrededor aturdido, sin
pensar en comprobar mis trampas, el inicio de la cena, hasta mi pelea con
Vigneau. Y entonces ella apareció, viéndose tan condenadamente hermosa.
Clotile me lanzó una mirada sorprendida. —¿Se presentó en tu casa?
Asentí. —Dentro. Vio toda la pelea. Vio a mamère. —Quien había
estado fuera de combate en la cama con una botella vacía cerca.
Yo había mirado alrededor de mi casa, a través de los ojos de Evie.
Entonces había leído su expresión. Ella se… se compadecía de mí.
Mi piel ardía de vergüenza, como fuego lamiéndome. Había estado
asfixiándome en ella.
Todavía lo estaba.
Clotile preguntó, —¿Por qué vino Evie?
—Quería sus cosas de regreso. —Por alguna razón, me contuve de
decirle a Clotile sobre los dibujos de Evie.
—¿Cómo esos bocetos? Lionel nos dijo que dibujó cosas locas.
Entonces su secreto había sido descubierto. Me encogí de hombros.
Clotile me deslizó una mirada. —Y estoy seguro de que con calma la
escoltaste fuera después de devolverle sus cosas.
—Non. Le estaba gritando, y ella retrocedió al porche. En un mal
paso se cayó y reventó su culo en el barro. —Había gritado que le
repugnaba. —Tiré las páginas de ese cuaderno en el patio.
Los labios de Clotile se separaron. —¿Y creías que estabas teniendo
un día jodido?
Me hundí en el asiento, bebiendo. —No fue mi mejor momento. —
Después de eso, pisoteé hacia el interior, buscando una toalla para mi
brazo y una botella de whisky para mi orgullo.
Mientras Evie y su amiga, -quien se había asegurado de llamarme
“basura de los bajos fondos”-, se habían arrodillado en el barro para
recoger cada página, yo me había paseado en esa diminuta cabaña,
odiándola, odiando mi nueva escuela, odiando mi existencia.
Sobre todo odiaba a Evie, aún más porque la quería malditamente
tanto. Tomé otro trago de mi botella para aliviar el dolor, pero no el de mi
brazo.
Sólo para hacer la noche más extraña, cuando Evie me había estado
gritando, yo había visto cosas que no podían ser correctas. Como si algo
hubiera estado… resplandeciendo en su cara.
Negué alejando la idea, tomando otro trago.
—¿Por qué eres tan malo con ella, Jack? Nunca has sido cruel con
ninguna fille un solo día en tu vida.
Cuando había tomado el primer vistazo de Evie y examiné sus ojos,
por una fracción de segundo todo en mí había pasado de lleno del caos a
algo parecido… a la paz. Cristo, esa sensación era adictiva. Entonces,
¿cómo iba a vivir sin ella? —Ella me retuerce por dentro.
Tú no perteneces con una fille de ese tipo. Maman tenía razón. Yo
quería algo que nunca podría ser.
Maldita sea, mi brazo todavía estaba sangrando por todas partes.
Tomé otro trago; Doc no era generoso con los analgésicos.
Después de perder su licencia médica por beber en el trabajo o algo
así, había establecido un equipo de taxidermia en su sótano, pero terminó
bifurcando el área de una tienda ilegal de parchado temporal.
Él había clavado planchas de madera sobre las ventanas del sótano
para mantener el lugar fresco y oscuro para el curtido, lo que significaba
que no era exactamente estéril ahí abajo. El aire siempre olía a pintura,
pegamento y bolas de naftalina.
Visualicé al viejo doctor bonachón, imaginando su reacción ante mi
brazo. Él casquería su lengua sobre la cuchillada, su dentadura mal
ajustada traqueteando alrededor en su boca, y entonces diría lo que
siempre hacía: —¡Coo-wee!35 Esa es una mala. Muchacho, ¿no sabes cómo
correr?
Como forma de pago le traía algún cocodrilo extra que cogía,
esquivando a los oficiales de vida silvestre así él no tenía que hacerlo.
Clotile dijo: —¿Finalmente admitirás que deseas a esa chica por algo
más que venganza?
Vacilé, y luego asentí. —Sin embargo, ahora no importa, ¿verdad? —
No había manera en el infierno que alguna vez estuviera con ella. De
ningún modo.
Nunca la besaría, nunca la llevaría a la cama. Nunca me diría
chistes tontos y se reiría conmigo. Apreté la garganta de mi botella.
Clotile aceleró en una luz amarilla, y luego dijo, —Brandon intentó
besarme anoche.
—¿Es en serio? —Mi medio hermano estaba acostumbrado a
conseguir todo lo que quería. Tenía a una chica como Evangeline Greene,
suya para tomarla, y no le era fiel. Siempre supe que era un idiota, esto
sólo lo confirmó.
Sin embargo, ella lo había llamado el doble de hombre que yo era.
—Apenas me moví fuera de su alcance—, dijo Clotile. —¿Cómo hago
para decirle que podría ser mi hermano? —Maman no era la única mujer
de la Cuenca con la que Jonathan Radcliffe se había acostado. Pero la
madre de Clotile no podía estar cien por ciento segura que Radcliffe era el
padre, no como Maman.
Tal vez debería demandarlo por paternidad. ¿Si tuviera dinero como
Brandon, le estaría dando diamantes a Evie y esperaría con impaciencia
dormir con ella en una semana?
Cristo, estaría contando los segundos. —Espera por ahora—, le dije
a Clotile. —Déjame pensar sobre las cosas mañana.
Mientras nos dirigíamos a través de la Cuenca, miré por la ventana.
Pobreza. Una palabra tan sucia. Esos niños de Sterling no sabían lo que
36 Vamos en francés.
Finalmente, se sacudió y se giró hacia mí. Mirándome a los ojos,
articuló: Corre, muchacho.
Por una vez, lo hice. Me lancé hacia la puerta del sótano, dándole un
tirón la cerré detrás de mí.
Clotile gritó, —¡Aquí abajo!
Cuando la perilla quemó mi mano, salté por las escaleras. El edificio
se quejó, el polvo llovía sobre nosotros en la oscuridad total.
Clotile llegó a ciegas hasta mí. —E-estoy asustada.
Por el infierno también lo estaba yo. —Vamos a estar bien. —Tomé
su mano.
—¿Qué pasó con Doc?
—Creo… —¿Cómo explicar lo que acababa de ver? —Hubo todo este
fuego, y él me dijo que corriera. No veo cómo podría haber… sobrevivido a
todo eso.
—¿Crees que nos bombardearon? ¿O tal vez es el Rapto37?
—Yo, no lo sé. —Todo lo que sabía era que Maman estaba en su
cama, indefensa como un bebé.