Ataque A Osirak
Ataque A Osirak
Ataque A Osirak
Introducción
En la tarde del 7 de Junio de 1981, Osirak, el reactor nuclear Irakí, era bombardeado por
la aviación israelí sin aviso ni declaración de guerra (Realmente no se había firmado la
paz con Israel desde el útimo conflicto). Un ataque aislado en el marco de la guerra de
Irak-Irán. Esto supuso un ataque preventivo que posiblemente evitó un desequilibrio de
fuerzas en la zona, ya que todo apuntaba al uso de este reactor como fuente de material
nuclear para su uso militar, y si bien Israel posee estas armas (No declaradas
oficialmente), no es un país ofensivo a diferencia de Irak.
Todo indicaba que la versión oficial del uso pacífico era real, pero en 1974 comenzaron
las sospechas. Irak expresó el deseo de comprar a Francia un anticuado reactor de gas-
grafito para la producción de energía junto con material fisible. Concretamente se
trataba de uranio altamente enriquecido al 93%. Este nivel de enriquecimiento lo
capacitaba para la fabricación de armas nucleares. Esta petición resultaba sospechosa,
por ser ese modelo de reactor poco eficiente para esa labor, mientras que en lo referente
a la producción de plutonio resultaba realmente eficiente, produciéndolo mediante el
bombardeo de uranio natural con neutrones lentos. De hecho, estos reactores eran
usados por las potencias nucleares para lo producción de este material. Hay que señalar
que junto al reactor, se solicitó también una planta que podría usarse para reprocesar el
plutonio generado. Francia respondió que ya no fabricaba esos reactores, pero que si
comercializaba uno más moderno, seguro, eficiente y barato que funcionaba con Uranio
enriquecido al 20%.
Saddam rechazó el nuevo modelo y se interesó a finales de los 70 por el reactor italiano
Cirene, una versión del CANDU canadiense. A pesar de no trabajar con uranio
enriquecido, si posee la capacidad de generar plutonio. No obstante, el resultado fue el
mismo que con el francés. Esta actitud hizo sospechar a Israel, que desde 1974 hizo
todo lo posible para evitar que Irak alcanzase la capacidad de generar material para
armas nucleares, desde presión de los medios hasta contactos y persuasión con
elementos clave del programa nuclear irakí.
Saddam Hussein y Jacques Chirac (Con gafas, a la derecha) en un
reactor francés en 1975
En 1976, se produjo nuevamente el diálogo con los franceses. En esta ocasión se ofreció
un reactor MTR cuya finalidad es estudiar el efecto de las radiaciones en los materiales
usados en las centrales nucleares. De cara a un programa nuclear militar, esta
adquisición era favorable en dos aspectos. Por un lado, funcionaba con uranio altamente
enriquecido y por otro, podría generar plutonio si lo que se sometía a la acción de los
neutrones era uranio natural. Esto hizo saltar muchas alarmas, ya que estos reactores se
utilizan para el diseño e investigación en programas de centrales nucleares eléctricas e
Irak carecía de ellos. El trato se cerró, y el reactor fue llamado Osirak, combinación de
Osiris, el dios egipcio de la resurrección e Iraq. A pesar de ser más conocido por ese
nombre, los Irakíes se decantaron por Tammuz 1, mes del calendario mesopotámico que
se corresponde a Junio, mes en el que se produjo el segundo golpe de estado del partido
Baaz y que le dio el poder absoluto en Irak. Junto a Osirak se adquirió también el
pequeño reactor de entrenamiento Isis.
Neutralizar la amenaza
En el escenario de tensiones de oriente medio, Irak era uno de los países más ofensivos
hacia Israel. Si bien eran muchos los países que no reconocían la existencia del estado
judío, Irak pertenecía al conjunto de países que lo había atacado. Así fue en la guerra de
independencia de 1948, o posteriormente, enviando tropas a otros conflictos. También
acusaban al régimen de Hussein de dar apoyo a los terroristas, además de lanzar éste
amenazas directas contra Israel. A ojos israelíes, el reactor irakí era una amenaza y
debía de ser neutralizada.
Curiosamente, esta amenaza hermanaba al estado judío con uno árabe, Irán. Irak atacó
Irán en septiembre de 1980 en una guerra que duraría 8 años y la pronta entrada en
funcionamiento del reactor suponía un serio problema ya que quedaba patente que el
dirigente irakí no tenía demasiados reparos en el uso de armas de destrucción masiva
como era el caso de las químicas.
Ante esta perspectiva, Menachem Begin, primer ministro israelí al frente del Likud
(Partido derechista de Israel) y que en los 40 había liderado el movimiento
independentista Irgún, decidió que sería buena idea que otros le hicieran el trabajo
sucio. Los esfuerzos mediáticos y otros no oficiales ya comentados resultaron estériles,
por lo que solo quedaba un ataque militar para neutralizar el reactor y con él, la
capacidad nuclear irakí. Realmente, el ataque israelí era demasiado arriesgado al poder
dar lugar a una reacción de varios países árabes que volviesen a atacarle en coalición,
una perspectiva nada agradable.
El ataque israelí
Ante la inminencia de tener que lanzar un ataque contra un país árabe con lo que ello
implicaba, Israel intentó por todos los medios evitar que Irak obtuviese material fisible,
presionando sobre todo a Francia para evitar que éstos le proveyesen de uranio
altamente enriquecido. No lo lograron, por lo que dieron paso al uso de la fuerza.
Desde hacía tiempo, se barajaban dos opciones posibles. Un ataque aéreo o un ataque
terrestre. La segunda opción puede sonar demasiado ambiciosa, pero tras el espectacular
rescate en el aeropuerto de Entebbe - Uganda, donde rescataron a los rehenes judíos
retenidos dentro de un avión bajo unos secuestradores que solicitaban la liberación de
presos palestinos. El ataque se llevó a cabo con el transporte de tropas en 4 aviones C-
130 Hércules y tras liberar a todos los rehenes con la muerte de uno de ellos y matar o
capturar a todos los terroristas junto con algunas decenas de soldados ugandeses, las
fuerzas israelíes solo tuvieron una baja. Pese a la capacidad demostrada, el ataque al
reactor irakí presentaba algunas dificultades difícilmente salvables; Al encontrarse en
guerra, todas las fuerzas armadas se encontraban en permanente alerta. El ataque sería
cerca de la bien defendida capital. No se disponía de un aeropuerto o base aérea para
operar con aviones de carga pesados y la distancia a cubrir era considerable.
Por todo esto, se dio luz verde a la opción ataque aéreo que llevaba en preparación
desde 1977, a pesar de que también tenía sus contras, como era la necesidad de
atravesar el espacio aéreo de terceros países, si bien, una ventaja que se presentaba era
el hecho de que el grueso de la defensa aérea irakí (Antiaéreos y aviación) se
concentraba en el conflicto con Irán. Entre los aviones de la IAF (Fuerza aérea israelí)
con capacidad para atacar a superficie se encontraban los estadounidenses A-4 N
Skyhawk, F-4 Phantom, y F-16 Falcon, junto al KFIR C-2 de fabricación propia. De
todos ellos, el F-16 era el más tecnológicamente avanzado y también poseía las mejores
prestaciones de vuelo y supervivencia, además de poder alcanzar el blanco sin
necesidad de ser reabastecido en vuelo. Hay que señalar que los primeros Falcon
llegaron a Israel en Julio de 1980, por lo que los planes se diseñaron sin estar el avión
en servicio. Para la escolta los acompañaron los F-15 Eagle.
F-16 israelí
Durante 9 meses los pilotos fueron intensivamente entrenados sin darles información
alguna de para que lo hacían. Con esto se buscaba garantizar el secreto de la operación.
Es por esto que la maniobra de bombardeo la practicaban simulando el ataque contra la
cúpula de un radar en el desierto del Negev. Previamente al ataque ya se les ofreció
modelos a escala de las instalaciones del reactor.
Ruta aproximada del grupo de ataque. A; Primera pareja de F-15. B; Segunda pareja de
F-15. C; Tercera pareja de F-15 y los F-16 de ataque
Ya estaba todo listo, era el turno de los F-16. Tras un viaje de 93 minutos y 1.100
kilómetros recorridos llegaba el momento clave. Los Falcon se separaron en parejas. En
el momento justo realizaban la ascensión previa al lanzamiento de bombas para estar
expuestos el menor tiempo posible. Esto fue intensamente practicado y estudiado. Las
bombas usadas fueron Mk-84 estadounidenses. Bombas de hierro de propósito general
de 925 kilogramos de peso, 2 en cada Falcon. La onda expansiva de estos artefactos
puede afectar al avión lanzador si este vuela bajo, por lo tanto, un mecanismo de
seguridad impiden que se armen si son lanzadas por debajo de una altura mínima,
limitándose a impactar sin estallar. Concretamente, para las Mk-84, esta altura mínima
es de 850 metros, aunque en los aviones siempre se fija una altura mayor para garantizar
la supervivencia del avión. En este caso, la altura mínima de armado fue ajustada a
1.150 metros (La de la USAF era bastante mayor), siendo lanzadas en los
entrenamientos a 1.500 metros, lo que daba poco margen de maniobra. Tras lanzarlas,
abandonaban la zona.
Fueron lanzadas 16 Mk-84, de las cuales, 14 hicieron blanco. Hay que señalar que el
bombardeo se realizó en modo CCIP (Constantly Computed Impact Point; Punto de
impacto constantemente computerizado). Este marca en el HUD (Head Up Display;
Pantalla transparente que ofrece información al piloto) donde caerá la bomba según
avanza el avión y está influenciado por diferentes factores, por lo que sus movimientos
no son facilmente predecibles, sobre todo en maniobras bruscas como las que se
ejecutaron en el ataque. El sexto F-16 se aproximó demasiado pronto a la cúpula del
reactor, exponiéndose a la explosión de las bombas lanzadas por el número 5, lo que le
obligó a maniobrar bruscamente lanzando las bombas sin apuntar de forma correcta.
HUD del sexto F-16. Antes de lanzar las bombas (Izquierda) y la explosión de las del
número 5. La X indica que debe subir o se estrellará
Una vez se lanzaron todas las bombas, uno de los F-15 que sobrevolaba el reactor y que
cargaba equipos de reconocimiento hizo una última pasada para comprobar los daños.
El reactor había quedado totalmente destruido, algo que confirmaron meses después las
imágenes de satélite cedidas por Estados Unidos. Era irreparable. Se había logrado el
objetivo. Cabe señalar que no se produjo contaminación nuclear alguna, ya que para la
fecha, el combustible nuclear aún no había sido introducido.
En los años posteriores, se supone que Irak abandonó la intención de obtener la bomba
nuclear, pero a principios de siglo estalló nuevamente la polémica con misteriosas
compras, marear a los inspectores de la ONU y las presiones de Estados Unidos que
desembocó en la reciente Guerra de Irak en Marzo del 2003 y que permitió investigar a
fondo las instalaciones irakíes sin desvelar que tuviesen un programa nuclear con fines
militares.