Ataque A Osirak

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Ataque a Osirak, el reactor nuclear irakí

Por Alberto "Duffman" López

Introducción
En la tarde del 7 de Junio de 1981, Osirak, el reactor nuclear Irakí, era bombardeado por
la aviación israelí sin aviso ni declaración de guerra (Realmente no se había firmado la
paz con Israel desde el útimo conflicto). Un ataque aislado en el marco de la guerra de
Irak-Irán. Esto supuso un ataque preventivo que posiblemente evitó un desequilibrio de
fuerzas en la zona, ya que todo apuntaba al uso de este reactor como fuente de material
nuclear para su uso militar, y si bien Israel posee estas armas (No declaradas
oficialmente), no es un país ofensivo a diferencia de Irak.

Irak en busca de la bomba


A los pocos años de su acceso al poder, Saddam Hussein comenzó a interesarse por las
aplicaciones energéticas del átomo, al menos de forma oficial. Previamente, antes de la
ascensión al poder por parte de éste, a principios de los 60, se adquirió a la Unión
Soviética un reactor IRT de 2 MW (Megavatios) para investigación que entró en
funcionamiento en 1968 en Al-Tuwaitha, y que posteriormente, en 1978 fue mejorado
para una potencia de 5 MW. Por otra parte, en 1970, Irak fue uno de los países que
firmó el Tratado de No Proliferación, referente a armas nucleares. Con ello se
comprometía al uso de la energía nuclear con fines científicos, económicos y sociales
únicamente.

Todo indicaba que la versión oficial del uso pacífico era real, pero en 1974 comenzaron
las sospechas. Irak expresó el deseo de comprar a Francia un anticuado reactor de gas-
grafito para la producción de energía junto con material fisible. Concretamente se
trataba de uranio altamente enriquecido al 93%. Este nivel de enriquecimiento lo
capacitaba para la fabricación de armas nucleares. Esta petición resultaba sospechosa,
por ser ese modelo de reactor poco eficiente para esa labor, mientras que en lo referente
a la producción de plutonio resultaba realmente eficiente, produciéndolo mediante el
bombardeo de uranio natural con neutrones lentos. De hecho, estos reactores eran
usados por las potencias nucleares para lo producción de este material. Hay que señalar
que junto al reactor, se solicitó también una planta que podría usarse para reprocesar el
plutonio generado. Francia respondió que ya no fabricaba esos reactores, pero que si
comercializaba uno más moderno, seguro, eficiente y barato que funcionaba con Uranio
enriquecido al 20%.

Evolución del complejo de Al-Tuwaitha entre marzo de 1968 y


junio de 1970

Saddam rechazó el nuevo modelo y se interesó a finales de los 70 por el reactor italiano
Cirene, una versión del CANDU canadiense. A pesar de no trabajar con uranio
enriquecido, si posee la capacidad de generar plutonio. No obstante, el resultado fue el
mismo que con el francés. Esta actitud hizo sospechar a Israel, que desde 1974 hizo
todo lo posible para evitar que Irak alcanzase la capacidad de generar material para
armas nucleares, desde presión de los medios hasta contactos y persuasión con
elementos clave del programa nuclear irakí.
Saddam Hussein y Jacques Chirac (Con gafas, a la derecha) en un
reactor francés en 1975

En 1976, se produjo nuevamente el diálogo con los franceses. En esta ocasión se ofreció
un reactor MTR cuya finalidad es estudiar el efecto de las radiaciones en los materiales
usados en las centrales nucleares. De cara a un programa nuclear militar, esta
adquisición era favorable en dos aspectos. Por un lado, funcionaba con uranio altamente
enriquecido y por otro, podría generar plutonio si lo que se sometía a la acción de los
neutrones era uranio natural. Esto hizo saltar muchas alarmas, ya que estos reactores se
utilizan para el diseño e investigación en programas de centrales nucleares eléctricas e
Irak carecía de ellos. El trato se cerró, y el reactor fue llamado Osirak, combinación de
Osiris, el dios egipcio de la resurrección e Iraq. A pesar de ser más conocido por ese
nombre, los Irakíes se decantaron por Tammuz 1, mes del calendario mesopotámico que
se corresponde a Junio, mes en el que se produjo el segundo golpe de estado del partido
Baaz y que le dio el poder absoluto en Irak. Junto a Osirak se adquirió también el
pequeño reactor de entrenamiento Isis.

Ambos fueron construidos en el Centro de investigación Nuclear (NRC) de la Comisión


para la Energía Atómica Irakí (IAEC), en Al-Tuwaitha, junto al reactor soviético, a 30
kilómetros al sur de Bagdad. Por tanto, junto a éste último de 5MW, las instalaciones se
ampliaban a un reactor de agua MTR de 40 MW y a uno de entrenamiento adjunto de
0,5 MW.
Edificio del reactor Osirak en fase de construcción

Firmado el contrato, los franceses desarrollaron un nuevo combustible nuclear para


estos reactores apodado caramelo. Su nombre se debe a poseer la misma forma que
éstos. Su composición consistía en óxido de uranio enriquecido al 7,5%. Este bajo
contenido en U-235 lo imposibilita para su uso en armas nucleares y fue rechazado por
Irak, manteniendo la solicitud de uranio altamente enriquecido. Las sospechas crecían
del mismo modo que las obras del reactor.

Conviene señalar que tanto técnicos franceses como la Agencia Internacional de


Energía Atómica (AIEA) verificaban regularmente que no existiese ninguna actividad
anormal en el mismo, si bien una vez obtenido los materiales necesarios, se podría negar
el acceso de éstos al reactor y para entonces ya sería demasiado tarde.

Neutralizar la amenaza
En el escenario de tensiones de oriente medio, Irak era uno de los países más ofensivos
hacia Israel. Si bien eran muchos los países que no reconocían la existencia del estado
judío, Irak pertenecía al conjunto de países que lo había atacado. Así fue en la guerra de
independencia de 1948, o posteriormente, enviando tropas a otros conflictos. También
acusaban al régimen de Hussein de dar apoyo a los terroristas, además de lanzar éste
amenazas directas contra Israel. A ojos israelíes, el reactor irakí era una amenaza y
debía de ser neutralizada.

Curiosamente, esta amenaza hermanaba al estado judío con uno árabe, Irán. Irak atacó
Irán en septiembre de 1980 en una guerra que duraría 8 años y la pronta entrada en
funcionamiento del reactor suponía un serio problema ya que quedaba patente que el
dirigente irakí no tenía demasiados reparos en el uso de armas de destrucción masiva
como era el caso de las químicas.

Ante esta perspectiva, Menachem Begin, primer ministro israelí al frente del Likud
(Partido derechista de Israel) y que en los 40 había liderado el movimiento
independentista Irgún, decidió que sería buena idea que otros le hicieran el trabajo
sucio. Los esfuerzos mediáticos y otros no oficiales ya comentados resultaron estériles,
por lo que solo quedaba un ataque militar para neutralizar el reactor y con él, la
capacidad nuclear irakí. Realmente, el ataque israelí era demasiado arriesgado al poder
dar lugar a una reacción de varios países árabes que volviesen a atacarle en coalición,
una perspectiva nada agradable.

Al comienzo de la confrontación, la inteligencia israelí animó a Irán a lanzar un ataque


contra el reactor israelí, aprovechando que aún no había sido cargado con combustible
nuclear evitando contaminar la zona. Finalmente se decidieron a realizarlo, aunque
resultó un ataque bastante pobre. El 30 de septiembre de 1980, la IRIAF (Fuerza Aérea
de la República Islámica de Irán) lanzó un ataque contra una central eléctrica cerca de
Bagdad. Dentro del grupo de bombardeo, 2 F-4E Phantoms se separaron y atacaron el
reactor que resultó levemente dañado. Solo se logró retrasar su entrada en
funcionamiento.

F-4 Phantom iraní (IIAF se refiere a la denominación de la Fuerza Aérea antes de la


revolución islámica)

Irán también poseía instalaciones nucleares y el temor de resultar atacadas en represalia


provocó la ligereza del ataque y la cancelación de futuros. Era el caso de las
instalaciones nucleares de Bushehr, que constaban de dos reactores de fabricación
alemana. Con la revolución islámica en 1979, su construcción quedó paralizada
quedando inacabados, al considerarse la energía nuclear anti-islámica. Posteriormente
se cambió de actitud y se aceptaba su uso con fines civiles. En cualquier caso los iraníes
estaban en lo cierto. El 24 de marzo de 1984 la IrAF (Fuerza Aérea Irakí) lanzó un
ataque contra estos reactores dañándolos. En los 4 años posteriores siguieron a éste
otros 7 ataques. Israel debería hacerlo por si mismo y el tiempo apremiaba, ya que se
acercaban las elecciones y Begin temía que el próximo gobierno no fuese capaz de
acometer esta acción.

El ataque israelí
Ante la inminencia de tener que lanzar un ataque contra un país árabe con lo que ello
implicaba, Israel intentó por todos los medios evitar que Irak obtuviese material fisible,
presionando sobre todo a Francia para evitar que éstos le proveyesen de uranio
altamente enriquecido. No lo lograron, por lo que dieron paso al uso de la fuerza.

Desde hacía tiempo, se barajaban dos opciones posibles. Un ataque aéreo o un ataque
terrestre. La segunda opción puede sonar demasiado ambiciosa, pero tras el espectacular
rescate en el aeropuerto de Entebbe - Uganda, donde rescataron a los rehenes judíos
retenidos dentro de un avión bajo unos secuestradores que solicitaban la liberación de
presos palestinos. El ataque se llevó a cabo con el transporte de tropas en 4 aviones C-
130 Hércules y tras liberar a todos los rehenes con la muerte de uno de ellos y matar o
capturar a todos los terroristas junto con algunas decenas de soldados ugandeses, las
fuerzas israelíes solo tuvieron una baja. Pese a la capacidad demostrada, el ataque al
reactor irakí presentaba algunas dificultades difícilmente salvables; Al encontrarse en
guerra, todas las fuerzas armadas se encontraban en permanente alerta. El ataque sería
cerca de la bien defendida capital. No se disponía de un aeropuerto o base aérea para
operar con aviones de carga pesados y la distancia a cubrir era considerable.

Por todo esto, se dio luz verde a la opción ataque aéreo que llevaba en preparación
desde 1977, a pesar de que también tenía sus contras, como era la necesidad de
atravesar el espacio aéreo de terceros países, si bien, una ventaja que se presentaba era
el hecho de que el grueso de la defensa aérea irakí (Antiaéreos y aviación) se
concentraba en el conflicto con Irán. Entre los aviones de la IAF (Fuerza aérea israelí)
con capacidad para atacar a superficie se encontraban los estadounidenses A-4 N
Skyhawk, F-4 Phantom, y F-16 Falcon, junto al KFIR C-2 de fabricación propia. De
todos ellos, el F-16 era el más tecnológicamente avanzado y también poseía las mejores
prestaciones de vuelo y supervivencia, además de poder alcanzar el blanco sin
necesidad de ser reabastecido en vuelo. Hay que señalar que los primeros Falcon
llegaron a Israel en Julio de 1980, por lo que los planes se diseñaron sin estar el avión
en servicio. Para la escolta los acompañaron los F-15 Eagle.

F-16 israelí

Hasta mediados de 1980 el plan se afinó bastante y comenzaron los entrenamientos


directos para la ejecución del ataque contra Osirak. Para evitar la detección por parte de
los radares enemigos, el vuelo sería a muy baja cota, elevándose en el último momento
para lanzar las bombas, lo que exponía a los aviones al fuego antiaéreo que protegía la
zona y que no podrían esquivar al centrarse en el lanzamiento de su carga. Este fue el
aspecto más practicado, ya que solo tendrían una oportunidad y debía ejecutarse con
total precisión. Precisión que correría a mano de los pilotos y sistemas de puntería del
avión, ya que se desechó el uso de armas guiadas. Si bien garantizaban hacer blanco y
salvaguardar la supervivencia de los aviones al atacar a distancia, una meteorología
adversa podía hacer inefectivo su uso.

Durante 9 meses los pilotos fueron intensivamente entrenados sin darles información
alguna de para que lo hacían. Con esto se buscaba garantizar el secreto de la operación.
Es por esto que la maniobra de bombardeo la practicaban simulando el ataque contra la
cúpula de un radar en el desierto del Negev. Previamente al ataque ya se les ofreció
modelos a escala de las instalaciones del reactor.

El 7 de Junio de 1981 llegó el momento. A las 15:55 despegaban de la base aérea de


Etzion, al Este del Sinaí, 6 F-15 y 8 F-16 rumbo a Irak sobrevolando Jordania y Arabia
Saudí. Durante casi todo el vuelo, los Falcon volaron a 30 metros de altura y 670 Km/h.
Existe un falso mito de que lo hicieron a gran altura y en una formación muy cerrada
para confundir a los radares enemigos y que los identificasen como un único avión
grande de pasajeros. Se apostó por el sigilo y para lograrlo, además de pasar
inadvertidos al radar, en todo momento se mantuvo el silencio de radio.

Por su parte, los F-15 se dividieron en 3 parejas. Dos de ellas se separaron


gradualmente. La primera cerca del cruce en el que confluyen las fronteras de Jordania,
Arabia Saudí e Irak. Su misión era controlar el espacio aéreo, ofrecer defensa al grupo
de ataque contra cazas enemigos y actuar de enlace de radio a modo de repetidor. Por su
parte, la segunda se estableció a medio camino entre este punto y Bagdad. Su misión era
ofrecer defensa frente a cazas hostiles. Sus radares permanecieron encendidos. Cercanos
ya al reactor, la última pareja de F-15 se elevó sobre el mismo y comenzó a sobrevolarlo
efectuando círculos. Por una parte ofrecieron protección a los atacantes frente a cazas y
también lo hicieron contra las defensas antiaéreas al activar sus dispositivos de
contramedidas electrónicas o ECM.

Ruta aproximada del grupo de ataque. A; Primera pareja de F-15. B; Segunda pareja de
F-15. C; Tercera pareja de F-15 y los F-16 de ataque

Ya estaba todo listo, era el turno de los F-16. Tras un viaje de 93 minutos y 1.100
kilómetros recorridos llegaba el momento clave. Los Falcon se separaron en parejas. En
el momento justo realizaban la ascensión previa al lanzamiento de bombas para estar
expuestos el menor tiempo posible. Esto fue intensamente practicado y estudiado. Las
bombas usadas fueron Mk-84 estadounidenses. Bombas de hierro de propósito general
de 925 kilogramos de peso, 2 en cada Falcon. La onda expansiva de estos artefactos
puede afectar al avión lanzador si este vuela bajo, por lo tanto, un mecanismo de
seguridad impiden que se armen si son lanzadas por debajo de una altura mínima,
limitándose a impactar sin estallar. Concretamente, para las Mk-84, esta altura mínima
es de 850 metros, aunque en los aviones siempre se fija una altura mayor para garantizar
la supervivencia del avión. En este caso, la altura mínima de armado fue ajustada a
1.150 metros (La de la USAF era bastante mayor), siendo lanzadas en los
entrenamientos a 1.500 metros, lo que daba poco margen de maniobra. Tras lanzarlas,
abandonaban la zona.

Fueron lanzadas 16 Mk-84, de las cuales, 14 hicieron blanco. Hay que señalar que el
bombardeo se realizó en modo CCIP (Constantly Computed Impact Point; Punto de
impacto constantemente computerizado). Este marca en el HUD (Head Up Display;
Pantalla transparente que ofrece información al piloto) donde caerá la bomba según
avanza el avión y está influenciado por diferentes factores, por lo que sus movimientos
no son facilmente predecibles, sobre todo en maniobras bruscas como las que se
ejecutaron en el ataque. El sexto F-16 se aproximó demasiado pronto a la cúpula del
reactor, exponiéndose a la explosión de las bombas lanzadas por el número 5, lo que le
obligó a maniobrar bruscamente lanzando las bombas sin apuntar de forma correcta.

HUD del sexto F-16. Antes de lanzar las bombas (Izquierda) y la explosión de las del
número 5. La X indica que debe subir o se estrellará

Una vez se lanzaron todas las bombas, uno de los F-15 que sobrevolaba el reactor y que
cargaba equipos de reconocimiento hizo una última pasada para comprobar los daños.
El reactor había quedado totalmente destruido, algo que confirmaron meses después las
imágenes de satélite cedidas por Estados Unidos. Era irreparable. Se había logrado el
objetivo. Cabe señalar que no se produjo contaminación nuclear alguna, ya que para la
fecha, el combustible nuclear aún no había sido introducido.

IMAGENES DEL REACTOR TRAS EL ATAQUE


Las reacciones al ataque no se hicieron esperar e Israel sufrió todo tipo de censuras
internacionales, incluida una de Estados Unidos, que le negó la venta de 4 F-16
pendientes de ser enviados. También Francia se mostró enérgica al haber perecido en el
ataque un técnico francés. Por su parte, la AIEA expulsó a Israel ya que este ataque
significaba una falta de confianza en su labor. Por su parte, el mundo árabe condenó en
conjunto el ataque, pero esta condena fue suavizada por el hecho de que previamente se
encontraba dividido por el conflicto de Irak-Irán. Por el contrario, el ataque consolidó al
Likud en el gobierno en las elecciones celebradas ese mismo año.

Tras el ataque, se iniciaron conversaciones con Francia para la reconstrucción, pero


finalmente no se llegó a acuerdo. Por ello, se iniciaron proyectos de enriquecimiento de
uranio, que no requieren de un reactor. Paralelamente también se inició a mediados de
los 80 el Proyecto 182, para la construcción de un reactor propio de agua pesada que
funcionase con uranio natural, pero los recursos necesarios para el programa de
enriquecimiento de uranio lo dejaron en un segundo plano hasta que finalmente se
detuvo en 1988.

La posterior invasión de Kuwait aceleró tremendamente el programa de enriquecimiento


hasta el punto de poner una fecha para la obtención de una bomba; Abril de 1991. Para
ello usarían el combustible nuclear del reactor de Osirak. No obstante, al comienzo de la
campaña Tormenta del Desierto, las instalaciones fueron intensamente bombardeadas
por F-16 de la coalición con armamento sin guiar quedando medianamente dañadas.
Posteriormente, varios ataques con F-117 y armamento de precisión las destruyeron por
completo.

En los años posteriores, se supone que Irak abandonó la intención de obtener la bomba
nuclear, pero a principios de siglo estalló nuevamente la polémica con misteriosas
compras, marear a los inspectores de la ONU y las presiones de Estados Unidos que
desembocó en la reciente Guerra de Irak en Marzo del 2003 y que permitió investigar a
fondo las instalaciones irakíes sin desvelar que tuviesen un programa nuclear con fines
militares.

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