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"Año del Bicentenario del Perú: 200 años de Independencia"

JEAN PIAGET

Las Drogas

Salvatierra Rojas José Jesús

4to

“A”

Computación

Jesús Yaranga Almeida


Dedicatoria :
Este trabajo está dedicado principalmente a mis padres y a todas las personas
que me apoyaron y que han hecho que este trabajo sea posible, esas personas
que influenciaron en mi vida dándome los mejores consejos para seguir adelante
y nunca rendirme.
1. Introducción
La drogadicción es una enfermedad que tienen su origen en el cerebro de
un gran número de seres humanos. La enfermedad se caracteriza por su
cronicidad o larga duración, su progresión y las recaídas.

Se debe entender que el adicto seguirá siendo un adicto mientras viva, es


decir, que el individuo se rehabilita para poder vivir sin consumir la droga y,
de allí en adelante, éste será un adicto en remisión, no estará usando la
droga, pero para mantenerse en ese estado de abstinencia o remisión no
podrá bajar la guardia.

2. Marco teórico
Se definen como facultades inherentes a la persona, irrevocables,
inalienables, intransmisibles e irrenunciables. Por definición, el concepto de
derechos humanos es universal (para todos los seres humanos) e igualitario,
así como incompatible con los sistemas basados en la superioridad de
una casta, etnia, pueblo, grupo o clase social determinados. Según la
concepción iusnaturalista tradicional, son además atemporales e
independientes de los contextos sociales e históricos. La doctrina teórica de
tales derechos ha realizado un importante esfuerzo por clasificar y sistematizar
los derechos humanos. Normalmente se dividen en dos categorías: derechos
positivos y derechos negativos. Los derechos negativos, como el derecho a
la intimidad o a no sufrir tortura, se definen exclusivamente en términos de
obligaciones ajenas de no injerencia; los derechos positivos, por el contrario,
imponen a otros agentes, tradicionalmente —aunque ya no de manera
exclusiva— el Estado, la realización de determinadas actividades positivas.
Otra clasificación muy extendida es la que ordena los derechos humanos en
tres o más generaciones, atendiendo por lo general al momento histórico en
que se produjo o produce su reivindicación. Según parte de la doctrina, los
derechos humanos no son susceptibles de jerarquización, pues son
indivisibles e interdependientes. Para otra parte de la doctrina (Bidart, Rosatti,
Ekmekdjian, Riofrío) es posible establecer criterios lógicos, cronológicos,
axiológicos, normativos, entre otros, para establecer algún tipo de jerarquía,
abstracta o concreta, de los derechos. La tesis más aceptada es que el peso
específico del derecho y la determinación de cuál derecho ha de prevalecer en
un balanceo de derechos, ha de hacerse en el caso concreto.
2.1 Histórico
Los derechos humanos, herederos de la noción de derechos
naturales, son una idea de gran fuerza moral y con un respaldo creciente.
Legalmente, se reconocen en el derecho interno de numerosos Estados y
en tratados internacionales. Para muchos, además, la doctrina de los
derechos humanos se extiende más allá del derecho y conforma una
base ética y moral que debe fundamentar la regulación del
orden geopolítico contemporáneo. La Declaración Universal de los
Derechos Humanos se ha convertido en una referencia clave en el debate
ético-político actual, y el lenguaje de los derechos se ha incorporado a la
conciencia colectiva de muchas sociedades. Sin embargo, existe un
permanente debate en el ámbito de la filosofía y las ciencias políticas sobre
la naturaleza, fundamentación, contenido e incluso la existencia de los
derechos humanos; y también claros problemas en cuanto a su eficacia, ya
que existe una gran desproporción entre lo violado y lo garantizado
estatalmente. El concepto de paz ha tenido un afortunado desarrollo
evolutivo, pues llegar a la elaboración conceptual, por la que ahora
tomamos partido, ha sido posible gracias a estudios profundos. Han sido
valiosos los aportes emanados de los investigadores sobre la paz quienes
revolucionaron los estudios sobre la paz, al proponer una visión amplia y
dinámica. De acuerdo con De Souza Santos, hoy es innegable la
hegemonía de los derechos humanos como lenguaje de la dignidad
humana. Sin embargo, esta hegemonía debe convivir en una realidad
alarmante. La gran mayoría de la población mundial no es sujeto de
derechos humanos, sino el objeto de los discursos de derechos humanos.
3. Declaración de los derechos humanos
El 24 de octubre de 1945, a raíz de la Segunda Guerra Mundial, las Naciones
Unidas nació como una organización intergubernamental con el propósito de
salvar a las generaciones futuras de la devastación
de conflictos internacionales.
Los Estatutos de las Naciones Unidas establecieron seis órganos principales,
incluyendo la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, la Corte
Internacional de Justicia, y en relación con los derechos humanos, un Consejo
Económico y Social (ECOSOC).
Los estatutos de las Naciones Unidas otorgaban al Consejo Económico y
Social el poder de establecer "comisiones en campos económicos y sociales
para la promoción de los derechos humanos". Una de ellas fue la Comisión de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que, bajo la presidencia de
Eleonor Roosevelt, se encargó de la creación de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos.
La Declaración fue redactada por representantes de todas las regiones del
mundo y abarca todas las tradiciones jurídicas. Formalmente adoptada por las
Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, es el documento más universal
de los derechos humanos en existencia, describiendo los treinta derechos
fundamentales que constituyen la base para una sociedad democrática.
Tras este acto histórico, la Asamblea pidió a todos los países miembros que
publicaran el texto de la Declaración y "que se distribuyera, exhibiera, leyera y
expusiera principalmente en escuelas y otras instituciones de enseñanza, sin
importar el status político de los países o territorios".

4. Aspectos internacionales y jurídicos


Los derechos humanos tienen una creciente fuerza jurídica, en tanto que se
integran en las constituciones y, en general, en el ordenamiento jurídico de los
Estados. También, en el ámbito de la comunidad internacional, por su
reconocimiento en numerosos tratados internacionales  tanto de carácter
general como sectorial; universal y regional– y por la creación de órganos
jurisdiccionales, cuasi jurisdiccionales o de otro tipo para su defensa,
promoción y garantía.
Además, debido a su aceptación, diversos derechos humanos se consideran
parte del derecho internacional consuetudinario y algunos incluso normas
de ius cogens, tal y como han afirmado órganos internacionales como
el Comité de Derechos Humanos o la Corte Internacional de Justicia. Entre
ellos se encuentran la prohibición de la tortura y de la privación arbitraria de la
vida o el acceso a unas mínimas garantías procesales y la prohibición de
detención arbitraria.
5. Derechos humanos y derechos constitucionales
Es importante diferenciar y no confundir los derechos humanos con
los derechos constitucionales o fundamentales. Aunque generalmente los
derechos humanos se suelen recoger dentro de los derechos constitucionales,
no siempre coinciden. Para determinar qué derechos son "constitucionales"
basta con recurrir al catálogo de derechos reconocidos por las constituciones
políticas de los Estados; el concepto de "derechos humanos" pertenece más
bien al ámbito de la Filosofía del derecho.
La relación entre ambos conceptos ha sido estudiada por numerosos autores y
es problemática. De entre los que reconocen la virtualidad del concepto de
derechos humanos, las teorías iusnaturalistas consideran que la existencia de
los derechos humanos es independiente de su reconocimiento como derechos
constitucionales. Para algunos autores, como Francisco Laporta, existiría un
pequeño número de derechos humanos básicos, de los que se derivarían los
derechos constitucionales más concretos.
Por su parte, para las teorías dualistas las que otorgan importancia tanto al
fundamento moral de los derechos como a su positivación los conceptos de
derechos humanos y derechos constitucionales tendrían un contenido
equivalente. Luigi Ferrajoli considera, en su teoría del garantismo jurídico, que,
siendo los derechos constitucionales o fundamentales los reconocidos en la
carta magna de los Estados, los derechos humanos son aquellos que se
reconocen a todos, independientemente de su ciudadanía y su capacidad de
obrar: la constitución de un país, por ejemplo, puede otorgar derechos a sus
ciudadanos que no abarquen a los no nacionales (por ejemplo, el derecho al
voto). En ese caso se trataría de derechos constitucionales que se reconocen
al ciudadano, pero no podrían ser derechos humanos si no se reconoce a
todas las personas sean de la condición que sean.

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