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Invocación Inicial

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Lunes Vísperas I

INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como
era (Aleluya).
HIMNO
Libra mis ojos de la muerte;
dales la luz que es su destino.
Yo, como el ciego del camino,
pido un milagro para verte.

Haz de esta piedra de mis manos


una herramienta constructiva;
cura su fiebre posesiva
y ábrela al bien de mis hermanos.

Haz que mi pie vaya ligero.


Da de tu pan y de tu vaso
al que te sigue, paso a paso,
por lo más duro del sendero.

Que yo comprenda, Se˜or mío,


al que se queja y retrocede;
que el corazón no se me quede
desentendidamente frío.

Guarda mi fe del enemigo.


¡Tantos me dicen que estás muerto!
Y entre la sombra y el desierto,
dame tu mano y ven conmigo. Amén.
Salmodia
ANTÍFONA 1
El Señor se complace en los justos.
Salmo 10
EL SEÑOR, ESPERANZA DEL JUSTO
Al Señor me acojo, ¿por qué me decís:
"Escapa como un pájaro al monte,
porque los malvados tensan el arco,
ajustan las saetas a la cuerda,
para disparar en la sombra contra los buenos?
Cuando fallan los cimientos,
¿qué podrá hacer el justo?"
Pero el Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres.
El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia, él lo detesta.
Hará llover sobre los malvados ascuas y azufre,
les tocará en suerte un viento huracanado.
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
El Señor se complace en los justos.
ANTÍFONA 2
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Salmo 14
¿QUIÉN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
ANTÍFONA 3
Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
Ef 1, 3-10
EL PLAN DIVINO DE LA SALVACIÓN
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas
tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.

PRECES
Demos gracias a Dios, nuestro Padre, que recordando siempre su
santa alianza, no cesa de bendecirnos, y digámosle con ánimo
confiado:
-Favorece a tu pueblo Señor.

Salva a tu pueblo, Señor,


-y bendice a tu heredad.
Congrega en la unidad a todos los cristianos:
-para que el mundo crea en Cristo, tu enviado.

Derrama tu gracia sobre nuestros familiares y amigos


-que encuentren en ti, Señor, su verdadera felicidad.

Muestra tu amor a los agonizantes:


-que puedan contemplar tu salvación.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús,
nuestro Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Nuestro humilde servicio, Señor, proclame tu grandeza, y ya que
por nuestra salvación te dignaste mirar la humillación de la Virgen
María, te rogamos nos enaltezcas llevándonos a la plenitud de la
salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
Martes Vísperas I
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como
era (Aleluya).
HIMNO
Nos dijeron de noche
que estabas muerto,
y la fe estuvo en vela
junto a tu cuerpo;
la noche entera,
la pasamos queriendo
mover la piedra.

Con la vuelta del sol,


volverá a ver la tierra
la gloria del Señor.

No supieron contarlo
los centinelas,
nadie supo la hora
ni la manera;
antes del día,
se cubrieron de gloria
tus cinco heridas.

Con la vuelta del sol,


volverá a ver la tierra
la gloria del Señor.
Si los cinco sentidos
buscan el sueño,
que la fe tenga el suyo
vivo y despierto;
la fe velando,
para verte de noche
resucitando.

Con la vuelta del sol,


volverá a ver la tierra
la gloria del Señor. Amén.
Salmodia
ANTÍFONA 1
El Señor da la victoria a su Ungido.
Salmo 19
ORACIÓN POR LA VICTORIA DEL REY
Que te escuche el Señor el día del peligro,
que te sostenga el nombre del Dios de Jacob;
que te envíe auxilio desde el santuario,
que te apoye desde el monte Sión;
que se acuerde de todas tus ofrendas,
que le agraden tus sacrificios;
que cumpla el deseo de tu corazón,
que dé éxito a todos tus planes.
Que podamos celebrar tu victoria
y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes;
que el Señor te conceda todo lo que pides.
Ahora reconozco que el Señor
da la victoria a su Ungido,
que lo ha escuchado desde su santo cielo,
con los prodigios de su mano victoriosa.
Unos confían en sus carros,
otros en su caballería;
nosotros invocamos el nombre
del Señor, Dios nuestro.
Ellos cayeron derribados,
nosotros nos mantenemos en pie.
Señor, da la victoria al rey
y escúchanos cuando te invocamos.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
El Señor da la victoria a su Ungido.
ANTÍFONA 2
Al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Salmo 20, 2-8. 14
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA DEL REY
Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.
Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.
Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia;
porque el rey confía en el Señor
y con la gracia del Altísimo no fracasará.
Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Al son de instrumentos cantaremos tu poder.
ANTÍFONA 3
Has hecho de nostros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro
Dios.
Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
HIMNO A DIOS CREADOR
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Has hecho de nostros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro
Dios.
PRECES
Alabemos a Cristo, que mora en medio de nosotros, su pueblo
adquirido, y supliquémosle diciendo:
-Por el honor de tu nombre, escúchanos, Señor.

Dueño y Señor de los pueblos, acude en ayuda de todas las naciones


y de los que las gobiernan:
-que todos los hombres sean fieles a tu voluntad y trabajen por el
bien y la paz.

Tú que al subir al cielo llevaste contigo una gran multitud de


cautivos,
-devuelve la libertad de los hijos de Dios a nuestros hermanos que
sufren esclavitud en el cuerpo o en el espíritu.

Concede, Señor, a los jóvenes la realización de sus esperanzas


-y que sepan responder a tus llamadas en el transcurso de su vida.

Que los niños imiten tu ejemplo


-y crezcan siempre en sabiduría y gracia.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús,
nuestro Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Te damos gracias, Señor Dios todopoderoso, porque has permitido
que lleguemos a esta noche; te pedimos que aceptes con agrado el
alzar de nuestras manos como ofrenda de la tarde. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
Miércoles Vísperas I
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como era (Aleluya).
HIMNO
Hora de la tarde,
fin de las labores,
Amo de las viñas,
paga los trabajos
de tus viñadores.

Al romper el día
nos apalabraste.
Cuidamos tu viña
del alba a la tarde.

Ahora que nos pagas,


nos lo das de balde,
que a jornal de gloria
no hay trabajo grande.

Das al de la tarde
lo que al mañanero.
Son tuyas las horas
y tuyo el viñedo.

A lo que sembramos
dale crecimiento.
Tú que eres la viña,
cuida los sarmientos. Amén.
Salmodia
ANTÍFONA 1
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? †�
Salmo 26
CONFIANZA ANTE EL PELIGRO

El Señor es mi luz y mi salvación,


¿a quién temeré?
†  El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?

Cuando me asaltan los malvados


para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.

Si un ejército acampa contra mí,


mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.

Una cosa pido al Señor,


eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por todos los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor
contemplando su templo.

Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca;

y así levantaré la cabeza


sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? †�
ANTÍFONA 2
Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.
Salmo 26 II
Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.

Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»


Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.

No rechaces con ira a tu siervo,


que tú eres mi auxilio:
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.

Si mi padre y mi madre me abandonan,


el Señor me recogerá.

Señor, enséñame tu camino,


guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.

No me entregues a la saña de mi adversario,


porque se levantan contra mí testigos falsos,
que respiran violencia.

Espero gozar de la dicha del Señor


en el país de la vida.

Espera en el Señor, sé valiente,


ten ánimo, espera en el Señor.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.
ANTÍFONA 3
Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
Col 1, 12-20
HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA
Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS

Damos gracias a Dios Padre,


que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,


y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,


primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.


Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
PRECES
Oremos, hermanos, a Dios Padre, que en su amor nos mira como hijos, y
digámosle:
-Muéstranos, Señor, la abundancia de tu amor.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia: guárdala de todo mal


-y haz que crezca en tu amor.

Que todos los pueblos, Señor, te reconozcan como al único Dios verdadero,
-y a Jesucristo como al Salvador que tú has enviado.

A nuestros parientes y bienhechores concédeles tus bienes


-y que tu bondad les dé la vida eterna.

Te pedimos, Señor, por los trabajadores que sufren: alivia sus dificultades,
-y haz que todos los hombres reconozcan su dignidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro
Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Escucha, Señor, nuestras súplicas y protégenos durante el día y durante la
noche: tú que eres siempre inmutable, da firmeza a los que vivimos sujetos
a la sucesión de los tiempos y de las horas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Jueves Vísperas I
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como era (Aleluya).
HIMNO
Vengo, Señor, cansado;
¡cuánta fatiga
van cargando mis hombros
al fin del día!
Dame tu fuerza
y una caricia tuya
para mis penas.

Salí por la mañana


entre los hombres,
¡y encontré tantos ricos
que estaban pobres!
La tierra llora,
porque sin ti la vida
es poca cosa.

¡Tantos hombres maltrechos,


sin ilusiones!;
en ti buscan asilo
sus manos torpes.
Tu amor amigo,
todo tu santo fuego,
para su frío.

Yo roturé la tierra
y puse trigo;
tú diste el crecimiento
para tus hijos.
Así, en la tarde,
con el cansancio a cuestas,
te alabo, Padre.

Quiero todos los días


salir contigo,
y volver a la tarde
siendo tu amigo.
Volver a casa
y extenderte las manos
dándote gracias. Amén.
Salmodia
ANTÍFONA 1
Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.
Salmo 29
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA CURACIÓN DE UN ENFERMO EN PELIGRO DE
MUERTE

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado


y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, Dios mío, a ti


grité, y tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

Tañed para el Señor, fieles suyos,


dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto,
por la mañana, el júbilo.

Yo pensaba muy seguro:


«No vacilaré jamás.»
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.

A ti, Señor, llamé,


supliqué a mi Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?

¿Te va a dar gracias el polvo,


o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí:
Señor, socórreme.»

Cambiaste mi luto en danzas,


me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi alma sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.
ANTÍFONA 2
Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.
Salmo 31
ACCIÓN DE GRACIAS DE UN PECADOR PERDONADO

Dichoso el que está absuelto de su culpa,


a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.

Mientras callé se consumían mis huesos,


rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se me había vuelto
un fruto seco.

Había pecado, lo reconocí,


no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

Por eso, que todo fiel te suplique


en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no te alcanzará.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro,


me rodeas de cantos de liberación.

Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir,


fijaré en ti mis ojos.

No seáis irracionales como caballos y mulos,


cuyo brío hay que domar con freno y brida;
si no, no puedes acercarte.

Los malvados sufren muchas penas;


al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodea.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor,


aclamadlo, los de corazón sincero.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.
ANTÍFONA 3
El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.
Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
EL JUCIO DE DIOS

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,


el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las naciones,


llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,


y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero


y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.
PRECES
Invoquemos a Dios, nuestro refugio y nuestra fortaleza, y digámosle:
-Escucha, Señor, nuestra oración.

Dios de amor que has hecho alianza con tu pueblo,


-haz que recordemos siempre tus maravillas.

Que los sacerdotes, Señor, crezcan en la caridad


-y que los fieles vivan en la unidad del Espíritu y en el vínculo de la paz.

Que el mundo prospere y avance según tus designios


-y que los que lo construyen no trabajen en vano.

Envía, Señor, operarios a tu mies


-para que tu nombre sea conocido en el mundo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro
Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Tú, Señor, que iluminas la noche y haces que después de las tinieblas
amanezca nuevamente la luz, haz que, durante la noche que ahora
comienza, nos veamos exentos de toda culpa y que, al clarear el nuevo día,
podamos reunirnos otra vez en tu presencia para darte gracias
nuevamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Viernes vísperas I
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como era (Aleluya).
HIMNO
Calor de Dios en sangre redentora,
y un río de piedad en tu costado;
bajo tu cruz quédeme arrodillado,
con ansia y gratitud siempre deudora.

Conózcate, oh Cristo, en esta hora


de tu perdón; mi beso apasionado,
de ardientes labios en tu pie clavado,
sea flecha de amor y paz de aurora.

Conózcame en tu vía dolorosa


y conozca, Señor, en los fulgores
de tus siete palabras, mi caída;

que en esta cruz pujante y misteriosa


pongo, sobre el amor de mis amores,
el amor entrañable de mi vida. Amén.
Salmodia
ANTÍFONA 1
Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
Salmo 40 I
ORACIÓN DE UN ENFERMO

Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;


en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.

El Señor lo guarda y lo conserva en vida,


para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos.

El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,


calmará los dolores de su enfermedad.

Yo dije: « Señor, ten misericordia ,


sáname, porque he pecado contra ti. »

Mis enemigos me desean lo peor:


« A ver si se muere y se acaba su apellido. »

El que viene a verme habla con fingimiento,


disimula su mala intención,
y cuando sale afuera, la dice.

Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí,


hacen cálculos siniestros:
« Padece un mal sin remedio,
se acostó para no levantarse. »

Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba,


que compartía mi pan,
es el primero en traicionarme.

Pero tú, Señor, apiádate de mí,


haz que pueda levantarme,
para que yo les dé su merecido.

En esto reconozco que me amas:


en que mi enemigo no triunfa de mí.

A mí, en cambio, me conservas la salud,


me mantienes siempre en tu presencia.
Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén, amén.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
ANTÍFONA 2
El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de
Jacob.
Salmo 45
DIOS, REFUGIO Y FORTALEZA DE SU PUEBLO

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,


poderoso defensor en el peligro.

Por eso no tememos aunque tiemble la tierra


y los montes se desplomen en el mar.

Que hiervan y bramen sus olas,


que sacudan a los montes con su furia:

El Señor de los ejércitos está con nosotros,


nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,


el Altísimo consagra su morada.

Teniendo a Dios en medio no vacila;


Dios la socorre al despuntar la aurora.

Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;


pero él lanza su trueno y se tambalea la tierra.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,


nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Venid a ver las obras del Señor,


las maravillas que hace en la tierra:

Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,


rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.

« Rendíos, reconoced que yo soy Dios:


más alto que los pueblos, más alto que la tierra. »

El Señor de los ejércitos está con nosotros,


nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de
Jacob.
ANTÍFONA 3
Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
Ap 15, 3-4
CANTO DE LOS VENCEDORES

Grandes y maravillosas son tus obras,


Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,


y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
PRECES
Adoremos a Dios porque él nos ha creado.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro
Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Te pedimos, Señor, que los que hemos sido aleccionados con los ejemplos
de la pasión de tu Hijo estemos siempre dispuestos a cargar con su yugo
llevadero y con su carga ligera. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Lunes Vísperas II
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre.
Como era (Aleluya).
HIMNO
Presentemos a Dios nuestras tareas,
levantemos orantes nuestras manos,
porque hemos realizado nuestras vidas
por el trabajo.
Cuando la tarde pide ya descanso
y Dios está más cerca de nosotros,
es hora de encontrarnos en sus manos,
llenos de gozo.
En vano trabajamos la jornada,
hemos corrido en vano hora tras hora,
si la esperanza no enciende sus rayos
en nuestra sombra.
Hemos topado a Dios en el bullicio,
Dios se cansó conmigo en el trabajo;
es hora de buscar a Dios adentro,
enamorado.
La tarde es un trisagio de alabanza,
la tarde tiene fuego del Espíritu:
adoremos al Padre en nuestras obras,
adoremos al Hijo. Amén.

Salmodia
ANTÍFONA 1
Eres el más bello de los hombres, en tus labios se
derrama la gracia.
Salmo 44 I
¡Llega el esposo, salid a recibirlo! (Mt 25, 6)

Me brota del corazón un poema bello,


recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.
Cíñete al flanco la espada, valiente;
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas,
de pie a tu derecha está la reina
enjoyada con oro de Ofir.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Eres el más bello de los hombres, en tus labios se
derrama la gracia.
ANTÍFONA 2
Llega el esposo, salid a recibirlo.
Salmo 44 II
Escucha, hija, mira: inclina el oí do,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza,
póstrate ante é l, que é l es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos má s ricos buscan tu favor.
Ya entra la princesa, bellí sima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con sé quito de ví rgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegrí a y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres tendrá s hijos,
que nombrará s prí ncipes por toda la tierra.»
Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabará n
por los siglos de los siglos.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Llega el esposo, salid a recibirlo.
ANTÍFONA 3
Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a
Cristo por cabeza, cuando llegase el momento
culminante.
Cántico Ef 1, 3-10
EL PLAN DIVINO DE LA SALVACIÓN

Bendito sea Dios,


Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas
tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a
Cristo por cabeza, cuando llegase el momento
culminante.
PRECES
Alabemos a Cristo, que ama a la Iglesia y le da alimento y
calor, y roguémosle confiados diciendo:
-Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.

Haz, Señor, que todos los hombres se salven


-y lleguen al conocimiento de la verdad.

Guarda con tu protección al Papa  N.  y a nuestro obispo  N.,


-ayúdalos con el poder de tu brazo.

Ten compasión de los que no encuentran trabajo


-y haz que consigan un empleo digno y estable.

Señor, sé refugio de los oprimidos


-y protégelos en todas sus necesidades.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras
de Jesús, nuestro Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que has querido asistirnos en
el trabajo que nosotros, tus siervos inútiles, hemos
realizado hoy, te pedimos que, al término de este día,
acojas benignamente nuestro sacrificio vespertino de
acción de gracias y recibas con bondad la alabanza que te
dirigimos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Martes Vísperas II
INVOCACIÓN INICIAL
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre.
Como era (Aleluya).
HIMNO
Mentes cansadas,
manos encallecidas,
labriegos al fin de la jornada,
jornaleros de tu viña,
venimos, Padre,
atardecidos de cansancio,
agradecidos por la lucha,
a recibir tu denario.

Llenos de polvo,
el alma hecha girones,
romeros al filo de la tarde,
peregrinos de tus montes,
venimos, Padre,
heridos por los desengaños,
contentos por servir a tu mesa,
a recibir tu denario.

Hartos de todo,
llenos de nada,
sedientos al brocal de tus pozos
y hambrientos de tu casa,
venimos, Padre,
el corazón entre tus brazos,
la frente humilde de delitos,
a recibir tu denario. Amén.

Salmodia
ANTÍFONA 1
No podéis servir a Dios y al dinero.
Salmo 48 I
VANIDAD DE LAS RIQUEZAS

Oíd esto, todas las naciones,


escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres;
mi boca hablará sabiamente,
y serán muy sensatas mis reflexiones;
prestaré oído al proverbio
y propondré mi problema al son de la cítara.
¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y me acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?
Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.
Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños.
El sepulcro es su morada perpetua
y su casa de edad en edad,
aunque hayan dado nombre a países.
El hombre no perdura en la opulencia,
sino que perece como los animales.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
No podéis servir a Dios y al dinero.
ANTÍFONA 2
«Atesorad tesoros en el cielo», dice el Señor.
Salmo 48 II

Éste es el camino de los confiados,


el destino de los hombres satisfechos:

son un rebaño para el abismo,


la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura
y el abismo es su casa.
Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.
No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.
Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.
El hombre rico e inconsciente
es como un animal que perece.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
«Atesorad tesoros en el cielo», dice el Señor.
ANTÍFONA 3
Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la
gloria.
Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
HIMNO A DIOS CREADOR.

Eres digno, Señor, Dios nuestro, de recibir la gloria,


el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la
gloria.
PRECES
Alabemos a Cristo, pastor y obispo de nuestras vidas, que
vela siempre con amor por su pueblo, y digámosle
suplicantes:
-Protege, Señor, a tu pueblo.

Pastor eterno, protege a nuestro obispo  N.


-y a todos los pastores de la Iglesia.

Mira con bondad a los que sufren persecución


-y líbralos de todas sus angustias.

Compadécete de los pobres y necesitados,


-y da pan a los hambrientos.

Ilumina a los que tienen la misión de gobernar a los


pueblos
-y dales sabiduría y prudencia.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras
de Jesús, nuestro Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, Señor del día y de la noche,
humildemente te pedimos que la luz de Cristo, verdadero
sol de justicia, ilumine siempre nuestras vidas para que así
merezcamos gozar un día de aquella luz en la que tú
habitas eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Miércoles vísperas II
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como
era (Aleluya).
HIMNO
Señor, tú eres santo: yo adoro, yo creo;
tu cielo es un libro de páginas bellas,
do en noches tranquilas mi símbolo leo,
que escribe tu mano con signos de estrellas.

En vano con sombras el caos se cierra:


tú miras el caos, la luz nace entonces;
tú mides las aguas que ciñen la tierra,
tú mides los siglos que muerden los bronces.

El mar a la tierra pregunta tu nombre,


la tierra a las aves que tienden su vuelo;
las aves lo ignoran; preguntan al hombre,
y el hombre lo ignora; pregúntanlo al cielo.

El mar con sus ecos ha siglos que ensaya


formar ese nombre, y el mar no penetra
misterios tan hondos, muriendo en la playa,
sin que oigan los siglos o sílaba o letra.

Señor, tú eres santo: yo te amo, yo espero;


tus dulces bondades cautivan el alma;
mi pecho gastaron con dientes de acero
los gustos del mundo, vacíos de calma.
Concede a mis penas la luz de bonanza,
la paz a mis noches, la paz a mis días;
tu amor a mi pecho, tu fe y tu esperanza,
que es bálsamo puro que al ánima envías. Amén.
Salmodia
ANTÍFONA 1
Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro
Salvador.
Salmo 61
DIOS, ÚNICA ESPERANZA DEL JUSTO

Sólo en Dios descansa mi alma,


porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

¿Hasta cuándo arremeteréis contra un hombre


todos juntos, para derribarlo
como a una pared que cede
o a una tapia ruinosa?

Sólo piensan en derribarme de mi altura,


y se complacen en la mentira:
con la boca bendicen,
con el corazón maldicen.

Descansa sólo en Dios, alma mía,


porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
De Dios viene mi salvación y mi gloria,
él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.

Pueblo suyo, confiad en él,


desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio.
Los hombres no son más que un soplo,
los nobles son apariencia:
todos juntos en la balanza subirían
más leves que un soplo.

No confiéis en la opresión,
no pongáis ilusiones en el robo;
y aunque crezcan vuestras riquezas,
no les deis el corazón.

Dios ha dicho una cosa,


y dos cosas que he escuchado:

«Que Dios tiene el poder


y el Señor tiene la gracia;
que tú pagas a cada uno
según sus obras».
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro
Salvador.
ANTÍFONA 2
Que Dios ilumine su rostro sobre nosotros y nos bendiga.
Salmo 66
QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR

El Señor tenga piedad y nos bendiga,


ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Que Dios ilumine su rostro sobre nosotros y nos bendiga.
ANTÍFONA 3
Todo fue creado por él y para él.
Col 1, 12-20
HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA
Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Todo fue creado por él y para él.
PRECES
Aclamemos, hermanos, a Dios, nuestro salvador, que se complace
en enriquecernos con sus dones, y digámosle con fe:
-Muéstranos, Señor, tu amor y danos tu paz.

Dios eterno, mil años en presencia son como un ayer que pasó;
-ayúdanos a recordar siempre que nuestra vida es como una hierba
que se renueva por la mañana y se seca por la tarde.

Alimenta a tu pueblo con el maná para que no perezca de hambre


-y dale el agua viva para que nunca más tenga sed.

Que tus fieles busquen y saboreen los bienes de arriba


-y te glorifiquen también con su descanso.

Concede, Señor, buen tiempo a las cosechas,


-para que la tierra dé fruto abundante.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús,
nuestro Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Dios nuestro, tu nombre es santo y tu misericordia llega a tus fieles
de generación en generación; atiende, pues, las súplicas de tu
pueblo y haz que pueda cantar eternamente tus alabanzas. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.

Jueves vísperas II
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como
era (Aleluya).
HIMNO
Cuando la luz se hace vaga
y está cayendo la tarde,
venimos a ti, Señor,
para cantar tus bondades.

Los pájaros se despiden


piadosamente en los árboles,
y buscan calor de nido
y blandura de plumajes.

Así vuelven fatigados


los hombres a sus hogares,
cargando sus ilusiones
o escondiendo sus maldades.

Quieren olvidar la máquina,


olvidar sus vanidades;
descansar de tanto ruido
y morir a sus pesares.

Ya todo pide silencio,


se anuncia la noche amable:
convierte, Padre, sus penas
en abundancia de panes.

Alivie tu mano pródiga,


tu mano buena de Padre,
el cansancio de sus cuerpos,
sus codicias y sus males. Amén.
Salmodia
ANTÍFONA 1
Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin
de la tierra.
Salmo 71 I
PODER REAL DEL MESÍAS

Dios mío, confía tu juicio al rey,


tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.

Que los montes traigan paz,


y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.

Que dure tanto como el sol,


como la luna, de edad en edad;
que baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.

Que en sus días florezca la justicia


y la paz hasta que falte la luna.

Que domine de mar a mar,


del Gran Río al confín de la tierra.
Que en su presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos muerdan el polvo;
que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.

Que los reyes de Saba y de Arabia


le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin
de la tierra.
ANTÍFONA 2
Socorrerá el Se&nitlde;or a los hijos del pobre; rescatará sus vidas
de la violencia.
Salmo 71 II

Él librará al pobre que clamaba,


al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;

él rescatará sus vidas de la violencia,


su sangre será preciosa a sus ojos.

Que viva y que le traigan el oro de Saba;


él intercederá por el pobre
y lo bendecirá.
Que haya trigo abundante en los campos,
y ondee en lo alto de los montes,
den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.

Que su nombre sea eterno,


y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,


el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Socorrerá el Se&nitlde;or a los hijos del pobre; rescatará sus vidas
de la violencia.
ANTÍFONA 3
Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
EL JUICIO DE DIOS

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,


el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las naciones,


llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,


y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero


y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
PRECES
Elevemos a Dios nuestros corazones agradecidos porque ha
bendecido a su pueblo con toda clase de bienes espirituales y
digámosle con fe:
-Bendice, Señor, a tu pueblo.

Dios todopoderoso y lleno de misericordia, protege al papa  N.  y a


nuestro obispo  N.,
-que tú mismo has elegido para guiar la Iglesia.
Protege, Señor, a nuestros pueblos y ciudades
-y aleja de ellos todo mal.

Multiplica como renuevo de olivo alrededor de tu mesa hijos que se


consagren a tu reino,
-siguiendo a Jesucristo en pobreza, castidad y obediencia.

Conserva el propósito de aquellas de tus hijas que han consagrado


a ti su virginidad,
-para que, en la integridad de su cuerpo y de su espíritu, sigan al
Cordero dondequiera que vaya.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús,
nuestro Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Al ofrecerte, Señor, nuestro sacrificio vespertino de alabanza, te
pedimos humildemente que, meditando día y noche en tu palabra,
consigamos un día la luz y el premio de la vida eterna. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.

Viernes vísperas II
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como
era (Aleluya).
HIMNO
Oh Cristo, tú no tienes
la lóbrega mirada de la muerte;
tus ojos no se cierran:
son agua limpia donde puedo verme.
Oh Cristo, tú no puedes
cicatrizar la llaga del costado:
un corazón tras ella
noches y días me estará esperando.
Oh Cristo, tú conoces
la intimidad oculta de mi vida;
tú sabes mis secretos:
te los voy confesando día a día.
Oh Cristo, tú aleteas
con los brazos unidos al madero;
¡oh valor que convida
a levantarse puros desde el suelo!
Oh Cristo, tú sonríes
cuando te hieren sordas las espinas;
si mi cabeza hierve,
haz, Señor, que te mire y te sonría.
Oh Cristo, tú que esperas
mi último beso darte ante la tumba,
también mi joven beso
descansa en ti en la incesante lucha. Amén.
Salmodia
ANTÍFONA 1
Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
Salmo 114
ACCIÓN DE GRACIAS

Amo al Señor, porque escucha


mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí,
el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte,


me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»

El Señor es benigno y justo,


nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas me salvó.

Alma mía, recobra tu calma,


que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi vida de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor


en el país de la vida.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
ANTÍFONA 2
El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Salmo 120
EL GUARDIÁN DEL PUEBLO

Levanto mis ojos a los montes:


¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
Él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
ANTÍFONA 3
Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Ap 15, 3-4
CANTO DE LOS VENCEDORES
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,


y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
PRECES
Bendigamos ahora al Señor Jesús, que en su vida mortal escuchó
siempre con bondad las súplicas de los que acudían a él y enjugaba
con amor las lágrimas de los que lloraban, y digámosle también
nosotros:
-Señor, ten piedad,

Señor Jesucristo, tú que consolaste a los tristes y desconsolados,


pon ahora tus ojos en los sufrimientos de los pobres
-y consuela a los deprimidos.

Escucha los gemidos de los agonizantes


-y envíales tus ángeles para que los consuelen y conforten.

Que los emigrantes sientan el consuelo de tu amor en el destierro,


que puedan regresar a su patria
-y que un día alcancen también la patria eterna.
Que los pecadores escuchando tu voz se conviertan,
-y encuentren en tu Iglesia el perdón y la paz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús,
nuestro Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Dios nuestro, que con el escándalo de la cruz has manifestado de
una manera admirable tu sabiduría escondida, concédenos
contemplar, con tal plenitud de fe, la gloria de la pasión de tu Hijo,
que encontremos siempre nuestra gloria en su cruz. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
Jueves 12
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como era
(Aleluya).

HIMNO
Enfría, Señor, mi boca;
Señor, reduce mi brasa;
dame, como te lo pido,
concordia de cuerpo y alma.

Frente al perverso oleaje,


ponme costado de gracia;
dame, como te demando,
concordia de cuerpo y alma.

Señor, mitiga mi angustia;


remite, Señor, mi ansia;
dame como te la clamo,
concordia de cuerpo y alma.

No dejes que los sentidos


me rindan en la batalla;
Señor, Señor, no me niegues
concordia de cuerpo y alma. Amén.

Salmodia
ANTÍFONA 1
Que tus fieles, Señor, te aclamen al entrar en tu morada.
Salmo 131 I
PROMESAS A LA CASA DE DAVID
Señor, tenle en cuenta a David
todos sus afanes:
cómo juró al Señor
e hizo voto al Fuerte de Jacob:
«No entraré bajo el techo de mi casa,
no subiré al lecho de mi descanso,
no daré sueño a mis ojos,
ni reposo a mis párpados,
hasta que encuentre un lugar para el Señor,
una morada para el Fuerte de Jacob.»
Oímos que estaba en Efrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies.
Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles te aclamen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Que tus fieles, Señor, te aclamen al entrar en tu morada.
ANTÍFONA 2
El Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella.
Salmo 131 II
El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono.
Si tus hijos guardan mi alianza
y los mandatos que les enseño
también sus hijos por siempre
se sentarán sobre tu trono.»
Porque el Señor ha elegido a Sión
ha deseado vivir en ella:
«Ésta es mi mansión por siempre
aquí viviré porque la deseo.
Bendeciré sus provisiones
a sus pobres los saciaré de pan;
vestiré a sus sacerdotes de gala
y sus fieles aclamarán con vítores.
Haré germinar el vigor de David
enciendo una lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia
sobre él brillará mi diadema.»
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
El Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella.
ANTÍFONA 3
El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le
servirán.
Ap 11 17-18; 12 10b-12a
EL JUICIO DE DIOS

Gracias te damos Señor Dios omnipotente


el que eres y el que eras
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones
llegó tu cólera
y el tiempo de que sean juzgados los muertos
y de dar el galardón a tus siervos los profetas
y a los santos y a los que temen tu nombre
y a los pequeños y a los grandes
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío


y el reinado de nuestro Dios
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero


y por la palabra del testimonio que dieron
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto estad alegres cielos
y los que moráis en sus tiendas.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le
servirán.
PRECES
Invoquemos a Cristo, pastor, protector y ayuda de su pueblo,
diciendo:
-Señor, refugio nuestro, escúchanos.
Bendito seas, Señor, que nos has llamado a tu santa Iglesia;
-haz que seamos fieles a esta dignación de tu amor.
Tú que has encomendado al papa N. la preocupación por todas las
Iglesias,
-concédele una fe inquebrantable, una esperanza viva y una caridad
solícita.
Da a los pecadores la conversión, a los que caen, fortaleza,
-y concede a todos la penitencia y la salvación.
Tú que quisiste habitar en un país extranjero,
-acéerdate de los que viven lejos de su familia y de su patria.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús,
nuestro Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Dios todopoderoso, te damos gracias por el día que termina e
imploramos tu clemencia para que nos perdones benignamente
todas las fallas que, por la fragilidad de la condición humana, en él
hayamos cometido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.

INVOCACIÓN INICIAL III


V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como era
(Aleluya).

HIMNO
Yo he sentido, Señor, tu voz amante,
en el misterio de las noches bellas,
y en el suave temblor de las estrellas
la armonía gocé de tu semblante.

No me llegó tu acento amenazante


entre el fragor de trueno y de centellas;
al ánima llamaron tus querellas
como el tenue vagido de un infante.

¿Por qu´ no obedecí cuando te oía?


¿Quién me hizo abandonar tu franca vída
y hundirme en las tinieblas del vacío?

Haz, mi dulce Señor, que en la serena


noche vuelva a escuchar tu cantilena;
¡ya no seré cobarde, Padre mío! Amén.

Salmodia
ANTÍFONA 1
El Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.
Salmo 134 I
HIMNO A DIOS POR SUS MARAVILLAS
Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.
Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.
Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.
Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
"en medio de ti, Egipto"
contra el Faraón y sus ministros.
Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
El Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.
ANTÍFONA 2
Casa de Israel, bendice al Señor; tañed para su nombre, que es
amable.
Salmo 134 II
Señor, tu nombre es eterno;
Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Porque el Señor gobierna a su pueblo
y se compadece de sus siervos.
Los ídolos de los gentiles son oro y plata,
hechura de manos humanas:
tienen boca y no hablan,
tienen ojos y no ven,
tienen orejas y no oyen,
no hay aliento en sus bocas.
Sean lo mismo los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
Casa de Israel, bendice al Señor;
casa de Aarón, bendice al Señor;
casa de Leví, bendice al Señor;
fieles del Señor, bendecid al Señor.
Bendito en Sión el Señor,
que habita en Jerusalén.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Casa de Israel, bendice al Señor; tañed para su nombre, que es
amable.

ANTÍFONA 3
Vendrán todas las naciones y se postrará en tu acatamiento, Señor.
Ap 15, 3-4
CANTO DE LOS VENCEDORES

Grandes y maravillosas son tus obras,


Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Vendrán todas las naciones y se postrará en tu acatamiento, Señor.
PRECES
Invoquemos al Hijo de Dios, a quien el Padre entregó por
nuestras faltas y lo resucitó para nuestra justificación,
diciendo:
-Señor, ten piedad.
Escucha, Señor, nuestras súplicas, perdona los pecados de
los que se confiesen culpables
-y en tu bondad otórganos el perdón y la paz.
Tú que, por medio del Apóstol, nos has enseñado que donde
se multiplicó el pecado sobreabundó mucho más la gracia,
-perdona con largueza nuestros muchos pecados.
Hemos pecado mucho, Señor, pero confiamos en tu
misericordia infinita;
-vuélvete a nosotros para que podamos convertirnos a ti.
Salva a tu pueblo de sus pecados, Señor,
-y sé benévolo con nosotros.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras
de Jesús, nuestro Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Señor, Padre santo, que quisiste que tu Hijo fuese el precio
de nuestro rescate, haz que vivamos de tal manera que,
tomando parte en los padecimientos de Cristo, nos gocemos
también en la revelación de su gloria. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo.

Miércoles Vísperas III


INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como
era (Aleluya).
HIMNO
Señor, tú eres mi paz y mi consuelo
al acabar el día su jornada,
y, libres ya mis manos del trabajo,
a hacerte ofrenda del trabajo vengo.

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo


cuando las luces de este dí acaban,
y, ante las sombras de la noche oscura,
mirarte a ti, mi luz, mirarte puedo.

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo,


y aunque me abruma el peso del pecado,
movido por tu amor y por tu gracia,
mi salvación ponerla en ti yo quiero.

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo,


muy dentro de mi alma tu esperanza
sostenga mi vivir de cada día,
mi lucha por el bien que tanto espero.

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo;


por el amor de tu Hijo, tan amado,
por el Espíritu de ambos espirado,
conduce nuestra senda hacia tu encuentro. Amén.
Salmodia
ANTÍFONA 1
Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.
Salmo 125
DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas,
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.
ANTÍFONA 2
Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126
EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
ANTÍFONA 3
Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
Col 1, 12-20
HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA
Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS

Damos gracias a Dios Padre,


que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,


y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,


primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.


Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio,
el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.


Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
PRECES
Invoquemos a Dios, que envió a su Hijo como salvador y modelo
supremo de su pueblo, diciendo:
-Que tu pueblo, Señor, te alabe.

Te damos gracias, Señor, porque nos has escogido como primicias


para la salvación;
-haz que sepamos corresponder y así logremos la gloria de nuestro
Señor Jesucristo.

Haz que todos los que confiesan tu santo nombre sean concordes en
la verdad
-y vivan unidos por la caridad.

Creador del universo, cuyo Hijo, al venir a este mundo, quiso


trabajar con sus propias manos:
-acuérdate de los trabajadores que ganan el pan con el sudor de su
rostro.

Acuérdate también de todos los que viven entregados al servicio de


los demás;
-que no se dejen vencer por el desaliento ante la incomprensión de
los hombres.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús,
nuestro Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Llegue a tus oídos, Señor, la voz suplicante de tu Iglesia a fin de que,
conseguido el perdón de nuestros pecados, con tu ayuda podamos
dedicarnos a tu servicio y vivamos confiados en tu protección. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.

Lunes Vísperas (III)


INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como
era (Aleluya).
HIMNO
Languidece, Señor, la luz del día
que alumbra la tarea de los hombres;
mantén, Señor, mi lámpara encendida,
claridad de mis días y mis noches.

Confío en ti, Señor, alcázar mío,


me guíen en la noche tus estrellas,
alejas con su luz mis enemigos,
yo sé que mientras duermo no me dejas.

Dichosos los que viven en tu casa


gozando de tu amor ya para siempre,
dichosos los que llevan la esperanza
de llegar a tu casa para verte.

Que sea de tu Día luz y prenda


este día en el trabajo ya vivido,
recibe amablemente mi tarea,
protégeme en la noche del camino.

Acoge, Padre nuestro, la alabanza


de nuestro sacrificio vespertino,
que todo de tu amor es don y gracia
en el Hijo Señor y el Santo Espíritu. Amén.
Salmodia
ANTÍFONA 1
Nuestros ojos están fijos en el Señor, esperando su misericordia.
Salmo 122
EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO

A ti levanto mis ojos,


a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,

como están los ojos de la esclava


fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Nuestros ojos están fijos en el Señor, esperando su misericordia.
ANTÍFONA 2
Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Salmo 123
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte


-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida, como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
ANTÍFONA 3
Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
Ef 1 3-10
EL PLAN DIVINO DE LA SALVACIÓN
Bendito sea Dios
Padre de nuestro Señor Jesucristo
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo
antes de crear el mundo
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya
a ser sus hijos
para que la gloria de su gracia
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo por su sangre
hemos recibido la redención
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas
tuviesen a Cristo por cabeza
las del cielo y las de la tierra.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos
PRECES
Cristo quiere que todos los hombres alcancen la salvación.
Digámosle, pues, confiadamente:
-Atrae, Señor, a todos hacia ti.

Te bendecimos, Señor, porque nos has redimido con tu preciosa


sangre de la esclavitud del pecado;
-haz que participemos en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Ayuda con tu gracia a nuestro obispo N. y a todos los obispos de la
Iglesia,
-para que con gozo y fervor sirvan a tu pueblo.

Que todos los que consagran su vida a la investigación de la verdad


logren encontrarla
-y que, habiéndola encontrado, se esfuercen por difundirla entre sus
hermanos.

Atiende, Señor, a los huérfanos, a las viudas y a los que viven


abandonados;
-ayúdalos en sus necesidades para que experimenten tu solicitud
hacia ellos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús,
nuestro Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Señor, tú que con razón eres llamado luz indeficiente, ilumina
nuestro espíritu en esta hora vespertina, y dígnate perdonar
benignamente nuestras faltas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
Lunes Vísperas IV
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como era (Aleluya).
HIMNO
Ya no temo, Señor, la tristeza,
ya no temo, Señor, la soledad;
porque eres, Señor, mi alegría,
tengo siempre tu amistad.
Ya no temo, Señor, a la noche,
ya no temo, Señor, la oscuridad;
porque brilla tu luz en las sombras
ya no hay noche, tú eres luz.
Ya no temo, Señor, los fracasos,
ya no temo, Señor, la ingratitud;
porque el triunfo, Señor, en la vida
tú lo tienes, tú lo das.
Ya no temo, Señor, los abismos,
ya no temo, Señor, la inmensidad;
porque eres, Señor, el camino
y la vida, la verdad. Amén.
Salmodia
ANTÍFONA 1
Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Salmo 135 I
HIMNO A DIOS POR LAS MARAVILLAS
DE LA CREACIÓN Y DEL ÉXODO

Dad gracias al Señor porque es bueno:


porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios de los dioses:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor de los señores:
porque es eterna su misericordia.
Sólo él hizo grandes maravillas:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo sabiamente los cielos:
porque es eterna su misericordia.
Él afianzó sobre las aguas la tierra:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo lumbreras gigantes:
porque es eterna su misericordia.
El sol que gobierna el día:
porque es eterna su misericordia.
La luna que gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
ANTÍFONA 2
Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente.
Salmo 135 II
Él hirió a Egipto en sus primogénitos:
porque es eterna su misericordia.
Y sacó a Israel de aquel país:
porque es eterna su misericordia.
Con mano poderosa, con brazo extendido:
porque es eterna su misericordia.
Él dividió en dos partes el mar Rojo:
porque es eterna su misericordia.
Y condujo por en medio a Israel:
porque es eterna su misericordia.
Arrojó en el mar Rojo al Faraón:
porque es eterna su misericordia.
Guió por el desierto a su pueblo:
porque es eterna su misericordia.
Él hirió a reyes famosos:
porque es eterna su misericordia.
Dio muerte a reyes poderosos:
porque es eterna su misericordia.
A Sijón, rey de los amorreos:
porque es eterna su misericordia.
Y a Hog, rey de Basán:
porque es eterna su misericordia.
Les dio su tierra en heredad:
porque es eterna su misericordia.
En heredad a Israel, su siervo:
porque es eterna su misericordia.
En nuestra humillación se acordó de nosotros:
porque es eterna su misericordia.
Y nos libró de nuestros opresores:
porque es eterna su misericordia.
Él da alimento a todo viviente:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios del cielo:
porque es eterna su misericordia.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente.
ANTÍFONA 3
Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando
llegase el momento culminante.
Ef 1, 3-10
EL PLAN DIVINO DE LA SALVACIÓN
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,


por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,


hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando
llegase el momento culminante.
PRECES
Llenos de confianza en el Señor Jesús que no abandona nunca a los que se
acogen a él, invoquémosle diciendo:
- Escúchanos, Señor, Dios nuestro.
Señor Jesucristo, tú eres nuestra luz; ilumina a tu Iglesia
- para que proclame a todas las naciones el gran misterio de piedad
manifestado en tu encarnación.

Guarda a los sacerdotes y ministros de la Iglesia,


- y haz que con su palabra y su ejemplo edifiquen tu pueblo santo.

Tú que, por tu sangre, pacificaste el mundo,


- aparta de nosotros el pecado de discordia y el azote de la guerra.

Ayuda, Señor, a los que uniste con la gracia del matrimonio,


- para que su unión sea efectivamente signo del misterio de la Iglesia.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro
Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Quédate con nosotros, Señor Jesús, porque el día ya se acaba; sé nuestro
compañero de camino, levanta nuestros corazones, reanima nuestra
esperanza; así nosotros, junto con nuestros hermanos, podremos
reconocerte en las Escrituras y en la fracción del pan. Tú que vives y reinas.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Martes Vísperas IV
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como
era (Aleluya).
HIMNO
Tú que eres Cristo, el esplendor y el día,
y de la noche ahuyentas las tinieblas,
Luz de Luz que a tus fieles
cual luz te manifiestas,
te pedimos, Señor, humildemente
esta noche que estés de centinela,
en ti hallemos reposo
y la paz nos concedas.

Si se entregan al sueño nuestro ojos,


en ti vigile el corazón alerta,
y rogamos tus hijos,
Señor, que nos protejas.

Defensor nuestro, míranos, rechaza


al enemigo cruel que nos acecha
y, a quienes redimiste
con tu sangre, gobierna.

A ti Cristo, Señor del universo,


y a ti, Padre, alabanza dondequiera,
y al Amor, por los siglos
loores. Amén.
Salmodia
ANTÍFONA 1
Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano
derecha.
Salmo 136, 1-6
JUNTO A LOS CANALES DE BABILONIA
Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.
Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión.»
¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha;
que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano
derecha.
ANTÍFONA 2
Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.
Salmo 137
HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DE UN REY
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre;
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.
ANTÍFONA 3
Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.
Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
HIMNO A DIOS CREADOR
Eres digno, Señor Dios nuestro,de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.
PRECES
Invoquemos a Cristo, que da fuerza y poder a su pueblo,
diciendo:
-Señor, escúchanos.
Cristo, fortaleza nuestra, concede a todos tus fieles, a quienes
has llamado a la luz de tu verdad,
-que tengan siempre fidelidad y constancia.
Haz, Señor, que los que gobiernan el mundo lo hagan
conforme a tu querer,
-y que sus decisiones vayan encaminadas a la consecución de
la paz.
Tú que, con cinco panes, saciaste a la multitud,
-enséñanos a socorrer, con nuestros bienes a los hambrientos.
Que los que tienen en su mano los destinos de los pueblos no
cuiden sólo del bienestar de su nación,
-sino que piensen también en los otros pueblos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de
Jesús, nuestro Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Puestos en oración ante ti, Señor, imploramos tu clemencia y
te pedimos que nuestras palabras concuerden siempre con los
sentimientos de nuestro corazón. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.

Miércoles Vísperas IV
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como era (Aleluya).
HIMNO
Te bendecimos, Cristo, en esta noche:
Verbo de Dios y Luz de Luz eterna,
emisor del Espíritu Paráclito;
te bendecimos porque nos revelas
la triple luz de una indivisa gloria
y libras nuestras almas de tinieblas.
A la noche y al día has ordenado
que se releven siempre en paz fraterna;
la noche compasiva pone término
a nuestras aflicciones y tareas,
y, para comenzar el nuevo surco,
el día alegremente nos despierta.
Da un sueño muy ligero a nuestros párpados,
para que nuestra voz no permanezca
muda por mucho tiempo en tu alabanza;
mientras dormimos se mantenga en vela
toda tu creación, cantando salmos
en compañía de la turba angélica.
Y, mientras duerme nuestro humilde cuerpo,
nuestro espíritu cante a su manera:
«Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu,
en el día sin noche donde reinan;
al Uno y Trino, honor, poder, victoria,
por edades y edades sempiternas.» Amén.
Salmodia
ANTÍFONA 1
Señor, tu saber me sobrepasa.
Salmo 138
TODO ESTÁ PRESENTE A LOS OJOS DE DIOS
Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me envuelves por doquier,
me cubres con tu mano.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
tu diestra llegará hasta mí.
Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Señor, tu saber me sobrepasa.
ANTÍFONA 2
Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre
según su conducta.
Salmo 138 II
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has formado portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.
Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro,
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.
¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.
Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre
según su conducta.
ANTÍFONA 3
Todo fue creado por él y para él.
Col 1, 12-20
HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA
Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS

Damos gracias a Dios Padre,


que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,


y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,


primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.


Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.


Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Todo fue creado por él y para él.
PRECES
Invoquemos a Dios, cuya bondad para con su pueblo es más grande que los
cielos, y digámosle:
- Que se alegren los que se acogen a ti, Señor.

Acuérdate, Señor, que enviaste a tu Hijo al mundo, no para condenarlo,


sino para salvarlo;
- haz que su muerte gloriosa nos traiga la salvación.

Tú que constituiste a tus sacerdotes servidores de Cristo y administradores


de tus misterios,
- concédeles un corazón fiel, ciencia abundante y caridad intensa.
Tú que desde el principio creaste hombre y mujer,
- guarda a todas las familias unidas en el verdadero amor.

Haz que los que has llamado a la castidad perfecta por el reino de los cielos,
- sigan con fidelidad a tu Hijo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro
Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Acuérdate, Señor, de tu misericordia, y, ya que a los hambrientos los
colmas de bienes, socorre nuestra indigencia con la abundancia de tus
riquezas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Jueves IV VISPERAS
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como
era (Aleluya).
HIMNO
Porque es tarde, Dios mío,
porque anochece ya
y se nubla el camino,

porque temo perder


las huellas que he seguido,
no me dejes tan solo
y quédate conmigo.

Porque he sido rebelde


y he buscado el peligro,
y escudriñé curioso
las cumbres y el abismo,
perdóname, Señor,
y quedate conmigo.
Porque ardo en sed de ti
y en hambre de tu trigo,
ven, siéntate a mi mesa,
dígnate ser mi amigo.
¡Qué aprisa cae la tarde...!
¡Quédate conmigo! Amén.
Salmodia
ANTÍFONA 1
Tú eres, Señor, mi bienhechor, y mi refugio donde me pongo a
salvo.
Salmo 143 I VISPERAS
ORACIÓN POR LA VICTORIA Y POR LA PAZ
Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;
mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.
Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?
¿Qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.
Señor, inclina tu cielo y desciende;
toca los montes, y echarán humo,
fulmina el rayo y dispérsalos,
dispara tus saetas y desbarátalos.
Extiende la mano desde arriba:
defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Tú eres, Señor, mi bienhechor, y mi refugio donde me pongo a
salvo.
ANTÍFONA 2
Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.
Salmo 143 II
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo, VISPERAS
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.
Defiéndeme de la espada cruel,
sálvame de las manos de extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.
Sean nuestros hijos un plantío,
crecidos desde su adolescencia;
nuestras hijas sean columnas talladas,
estructura de un templo.
Que nuestros silos estén repletos
de frutos de toda especie;
que nuestros rebaños a millares
se multipliquen en las praderas,
y nuestros bueyes vengan cargados;
que no haya brechas ni aberturas,
ni alarma en nuestras plazas.
Dichoso el pueblo que esto tiene,
dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.
ANTÍFONA 3
Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
EL JUICIO DE DIOS
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder VISPERAS
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
PRECES
Invoquemos a Cristo, luz del mundo y alegría de todo ser viviente, y
digámosle confiados:
- Señor, danos tu luz, la salvación y la paz.

Luz indeficiente y palabra eterna del Padre, tú que has venido a


salvar a los hombres,
- ilumina a los catecúmenos de la Iglesia con la luz de tu verdad.

No lleves cuenta de nuestros delitos, Señor, VISPERAS


- pues de ti procede el perdón.

Señor, tú que has querido que la inteligencia del hombre


investigara los secretos de la naturaleza,
- haz que la ciencia y las artes contribuyan a tu gloria y al bienestar
de todos los hombres.

Protege, Señor, a los que se han consagrado en el mundo al servicio


de sus hermanos;
- que con libertad de espíritu y sin desánimo puedan realizar su
ideal.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús,
nuestro Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Acoge benigno, Señor, nuestra súplica vespertina y haz que,
siguiendo las huellas de tu Hijo, fructifiquemos con perseverancia
en buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.

Viernes IV VISPERAS
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como
era (Aleluya).
HIMNO
Eres la luz y siembras claridades,
eres amor y siembras armonía
desde tu eternidad de eternidades.

Por tu roja frescura de alegría,


la tierra se estremece de rocío,
Hijo eterno del Padre y de María.

En el cielo del hombre, oscuro y frío,


eres la luz total, fuego del fuego,
que aplaca las pasiones y el hastío.

Entro en tus esplendores, Cristo, ciego;


mientras corre la vida paso a paso,
pongo mis horas grises en tu brazo,
y a ti, Señor, mi corazón entrego. Amén.
Salmodia
ANTÍFONA 1
Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Salmo 144 I
HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS
Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día te bendeciré VISPERAS
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus creaturas.
Que todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;
explicando tus proezas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
ANTÍFONA 2
Los ojos de todos te est&eaacute;n aguardando, Señor; tú estás
cerca de los que te invocan.
Salmo 144 II VISPERAS
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.
Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Los ojos de todos te est&eaacute;n aguardando, Señor; tú estás
cerca de los que te invocan.
ANTÍFONA 3
Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Ap 15, 3-4
CANTO DE LOS VENCEDORES

Grandes y maravillosas son tus obras,


Señor, Dios omnipotente, VISPERAS
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,


y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Se dice Gloria al Padre.
Se puede repetir la antífona
Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
PRECES
Invoquemos a Cristo, en quien confían los que conocen su nombre
diciendo:
-Confirma, Señor, lo que has realizado en nosotros

Señor Jesucristo, consuelo de los humildes,


-dignate sostener con tu gracia nuestra fragilidad, siempre
inclinada al pecado.

Que los que por nuestra debilidad estamos inclinados al mal,


-por tu misericordia obtengamos el perdón.

Señor, a quien ofende el pecado y aplaca la penitencia,


-aparta de nosotros el castigo merecido por nuestros pecados.

Tú que perdonaste a la mujer arrepentida y cargaste sobre los


hombros la oveja descarriada,
-no apartes de nosotros tu misericordia.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús,
nuestro Maestro: Padre nuestro.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que tu Hijo sufriese por la
salvación de todos, haz que, inflamados en tu amor, sepamos
ofrecernos a ti como víctima viva. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.

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