Knight. Haití en Las Revoluciones Americanas.
Knight. Haití en Las Revoluciones Americanas.
Knight. Haití en Las Revoluciones Americanas.
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Entre imperio y naciones
Iberoamérica y el Caribe en torno a 1810
C oordinadores
Pilar Cagiao Vila
José María Portillo Valdés
2012
UNIVERSIDADE DE SANTIAGO DE COMPOSTELA
Franklin W. Knight
Johns Hopkins University, Estados Unidos de América
1 La literatura sobre el tema de las revoluciones es extensísma. Veáse, BLACKBURN, C.: The
Overthrow of Colonial Slavery, 1776-1848, London, Verso Press, 1988; CURTIN, P.D.: “The Declara-
tion of the Rights of Man in Saint-Domingue, 1788-1791” Hispanic American Historical Review, 30,
2, May, 1950, pp. 157-75; BRION DAVIS, D.: The Problem of Slavery in the Age of Revolution 1770-
1823, Ithaca, Cornell University Press, 1975, pp. 27-179; DUPUY, A.: Haiti in the World Economy,
Class, Race, and Underdevelopment Since 1700, Boulder, Westview Press, 1989; FICK, C.: The Making of
Haiti. The Saint Domingue Revolution from Below, Knoxville, The University of Tennessee Press, 1990;
GARRIGUS, J.: Before Haiti: Race and Citizenship in French Saint-Domingue, New York, Palgrave,
2006; DUBOIS, L. and GARRIGUS, J.: Slave Revolution in the Caribbean 1789-1804. A Brief History
with Documents, New York, Bedford/St. Martins, 2006; GEGGUS, D.: Slavery, War, and Revolution:
The British Occupation of Saint Domingue 1793-1798, Oxford, Oxford University Press, 1982; GEG-
GUS, D.: “The Haitian Revolution”, The Modern Caribbean edited by KNIGHT, F.W. and PALMER,
C.A., Chapel Hill, The University of North Carolina Press, 1989, pp. 21-50; GENOVESE, E.D.:
From Rebellion to Revolution. Afro-American Slave Revolts in the Making of the Modern World, Ba-
ton Rouge, Louisiana State University Press, 1979; GIROD, F: De la société Créole. Saint-Domingue
au XVIIIe Siècle, Paris, Hachette, 1972; DEBS HEINL, R. and GORDON HEINL, N.: Written in
A lo largo del siglo XVIII existía un intercambio entre muchos de los puertos
y las ciudades portuarias de las Américas dada la desigualdad de recursos -y en el
caso de las Antillas los recurrentes desastres naturales como huracanes, terremo-
tos, e inundaciones- y la importancia de la harina de trigo2. Así, circulaban no
solo productos y metales preciosos sino ideas políticas y culturales. Dentro de este
sistema atlántico integrado todas estas revoluciones políticas, sociales y científicas
estuvieron vinculadas. Y podemos observar una correlación más intensa durante el
denominado Siglo de las Luces3. No podemos separar los eventos de Europa de los
de las Américas aunque las diferencias tienen mucha importancia.
Para entender esas diferencias importantes entre las diferentes revoluciones de
la época es necesario definir una revolución como una transformación profunda en
la base social del sistema político. Es decir que una revolución es mucho más que el
intercambio de personas dentro de una élite política. Eso no es más que un golpe
de estado. En una revolución, el grupo dirigente refleja nuevas ideas de sociedad y
de derechos y normalmente responde a una base más amplia y diversa que la que
existía con anterioridad.
Las sociedades coloniales de las Américas fueron muy variadas. En 1776 las
colonias norteamericanas fueron en gran medida microcosmos de su metrópoli.
Blood. The Story of the Haitian People 1492-1971, Boston, Houghton Mifflin Company, 1978; HUNT,
A.N.: Haiti’s Influence on Antebellum America. Slumbering Volcano in the Caribbean, Baton Rouge, Loui-
siana State University Press, 1988; C. L. R. JAMES: The Black Jacobins. Toussaint L’Ouverture and the
San Domingo Revolution, New York, Random House, 1963. Primera publicación en 1938; NICH-
OLLS, D.: From Dessalines to Duvalier: Race, Colour and National Independence in Haiti, Cambridge,
Cambridge University Press, 1979; OTT, T.O.: The Haitian Revolution 1789-1804, Knoxville, The
University of Tennessee Press, 1973; TYSON, G., Jr. Editor, Toussaint L”Ouverture, Englewood Cliffs,
NJ: Prentice Hall, 1973; M.L.E. Moreau de Saint Méry, Description topographique, physique, civil, poli-
tique et historique de la partie Française de l’isle de Saint Domingue, Philadelphia, Chez auteur, 1796;
My Odyssey: Experiences of a Young Refugee from Two Revolutions. Edited and translated by Althéa de
Peuch Parham, Baton Rouge: Louisiana State University Press, 1959. Para la curiosidad científica, vé-
ase PORTUONDO, M.: Secret Science: Spanish Cosmography and the New World, Chicago, University
of Chicago Press, 2009; PORTUONDO, M.: “Plantation Factories: Science and Technology in Late-
Eighteenth-Century Cuba,” Technology and Culture, 44, 2, 2003, pp. 231-257; BARRERA, A.: The
Spanish American Empire and the Early Scientific Revolution, Austin, University of Texas Press, 2006.
2 KNIGHT, F.W. y PEGGY LISS, K., (eds.), Atlantic Port Cities: Economy, Culture, and Soci-
ety in the Atlantic World, 1650-1850, Knoxville, University of Tennessee Press, 1991.
3 PALMER, R.R.: The Age of the Democratic Revolution 2 vols. (Princeton: Princeton Univer-
sity Press, 1959); LANGLEY, L.D.: The Americas in the Age of Revolution, 1750-1850, New haven,
Yale University Press, 1996; BILLINGTON, J.H.: Fire in the Minds of Men. Origins of Revolutionary
Faith, New York, Basic Books, 1980; DOMÍNGUEZ, J. I.: Insurrection or Loyalty: The Breakdown of
the Spanish American Empire, Cambridge, Harvard University Press, 1980.
KNIGHT, F.W. : The Caribbean: The Genesis of a Fragmented Nationalism, 3rª ed., New York,
4
sity Press, 1967; MIDDLEKAUFF, R.: The Glorious Cause: The American Revolution, 1766-1775, New
York, Oxford University Press, 2005; GREENE, J.P.: The Constitutional Origins of the American Revo-
lution, New York, Cambridge University Press, 2011; GREENE, J.P, ed. A Companion to the American
Revolution, Malden, Massachusetts, Blackwell Publishers, 2000; GORDON, S. Wood, Idea of America:
Reflections on the Birth of the United State, New York, Penguin Books, 2011.
Fue una revolución burguesa construida para defender y ampliar los derechos
y la seguridad de la propiedad privada, incluyendo la propiedad en personas. Su
importancia deriva de su originalidad y su aspiración de construir un nuevo estado
basándose en el acuerdo explícito entre los gobernadores y los ciudadanos. Normal-
mente esta relación constituiría una república – como se llamaba al nuevo estado
norteamericano – pero por la marginalización de la mayoría de la población resultó
algo menos que una república auténtica.
6 SCHAMA, S.: Citizens: A Chronicle of the French Revolution, New York, Knopf, 1989; GER-
SHOY, L.: The French Revolution, 1787-1799, New York, Holt, Rinehart, Winston, 1960; SOBOUL,
A.: The French Revolution, 1787-1799: from the storming of the Bastille to Napoleon. Traducido por Alan
Forest y Colin Jones, London, Unwin Hyman, 1989; KATES, G. (ed.), The French Revolution: recent
debates and new controversies, New York, Routledge, 2006.
7 KNIGHT, F.W.: The Caribbean, pp. 138-164; SMARTT BELL, M.: Toussaint Louverture:
A Biography, New York, Pantheon Books, 2007; POPKIN, J.D.: Facing Racial Revolution: Eyewit-
ness Accounts of the Haitian Insurrection, Chicago, University of Chicago Press, 2007; POPKIN, J.D.:
You Are All Free: The Haitian Revolution and the Abolition of Slavery, New York, Cambridge University
Press, 2010.
the West Indies, 4ª ed., New York, St. Martín’s Press, 1987, p. 136.
9 La búsqueda de la libertad individual y colectiva fue fundamental para todos los es-
clavos y de vez en cuando el deseo de la independencia era abrazado tanto por los esclavos
como por los libres, pero estos pensamientos casi nunca implican el establecimiento de un Es-
tado como en el caso de Haití. En Coro, en Venezuela occidental, en 1795 fue declarada una
República libre que habría alterado de manera fundamental la situación social, pero tuvo una
existencia muy corta. Véase DOMÍNGUEZ: Insurrection or Loyalty, pp. 55-56 y 151‑160.
10 PATTERSON, O.: Slavery and Social Death: A Comparative Study, Cambridge, Massachu-
setts, Harvard University Press, 1982). También se puede encontrar la idea en FICK: The Making of
Haití, p. 27: “los esclavos fueron introducidos en la colonia, y eventualmente integrados en el sistema
de trabajo de plantación, en un contexto general de alienación social y violencia psicológica, así como
física. Los lazos de parentesco fueron rotos; sus nombres fueron cambiados; sus cuerpos se marcaron
con hierros al rojo vivo para designar a sus nuevos propietarios; y el esclavo, socialmente integrado co-
mo miembro de una comunidad estructurada en África, en cuestión de meses se convirtió en lo que
se ha denominado “persona muerta socialmente”. (…) Los africanos construyeron las nuevas comu-
nidades americanas junto con colonos no africanos y tuvieron una amplia gama de influencias en la
cocina, la música o la nueva tecnología. Los diversos órganos de las leyes de esclavos fueron un recon-
ocimiento obvio de que aunque los esclavos eran propiedad, también requerían medidas fuertes de
control. Los no-africanos establecieron contactos con ellos dando lugar a una combinación de hibridez
demográfica a lo largo y ancho del continente. En segundo lugar, los africanos tenían descendencia en
las Américas y ésta formó comunidades, debidamente reconocidas por la ley, por todas partes. El de-
sarrollo de comunidades afroamericanas en las Américas no niega en absoluto el hecho de que la es-
clavitud fuese una incesante experiencia deshumanizadora de violencia y explotación. Sin embargo, la
imagen de «muerte social» parece exagerada”.
11 DUPUY: Haití, pp. 55-57.
1808-1826, New York: Norton, 1973; Lester Langley, Americas in the Age of Revolution, pp. 196-200.
13 GASPAR, D. B. y GEGGUS, D.P. (eds.), A Turbulent Time: The French Revolution and the
ducido por R. BURR LITCHFIELD, Princeton, Princeton University Press, 1989; Peter Gay, The
Enlightenment: An interpretation. 2 vols., New York, Knopf, 1967-69.
15 BRION DAVIS, D.: The Problem of Slavery in Western Culture, Ithaca, Cornell University
DUNCAN J. MACLEOD: Slavery, Race and the American Revolution, London, Cambridge
18
1944; STEIN, R.L.: The French Sugar Business in the Eighteenth Century, Baton Rouge, Louisiana State
University Press, 1988; VILLIERS, P.: “The slave and colonial trade in France just before the Revolu-
tion” in SOLOW, B.L. (ed.), Slavery and the Rise of the Atlantic System, Cambridge, Cambridge Uni-
versity Press, 1991, pp. 210-236.
21 SMITH, A.: The Wealth of Nations, New York, Penguin Books, 1974. (1ª ed. 1776), p. 184.
El debate sobre los costos relativos de trabajadores libres y los trabajadores es-
22
por los europeos. Caña de azúcar procedía de la India a través del Mediterráneo y las islas del Atlán-
tico africano. El café fue de origen árabe. El algodón era egipcio.
24 KNIGHT, F.W.: El Caribe, pp. 85-112. Esto no quiere decir que la producción de
azúcar fuese la única actividad económica o que todas las islas del Caribe se concentraran
totalmente en la producción de azúcar. Sin embargo, la producción de azúcar y sus activi-
dades colaterales dominaron los oficios y los cálculos económicos de metrópolis y colonias
durante ese período.
25 GEGGUS, D. P., Slavery, War and Revolution, p.6.
Véase a CURTIN, P.D.: The African Slave Trade: A Census, Madison, University of Wis-
27
consin Press, 1969; THORNTON, J.: Africa and the Africans en the Formation of the Atlantic World,
1450-1680, Cambridge, Cambridge University Press, 1992; PALMER, C.A.: Human Cargoes: Britain
and the Slave Trade to Spanish America, 1700-1739, Urbana, University of Illinois Press, 1981; KLEIN,
H.S.: African Slavery in Latin America and the Caribbean, New York, Oxford University Press, 1986;
LOVEJOY, P.E.: “The volume of the Transatlantic slave trade: a synthesis” Journal of African History,
23, 4 (1982) pp. 473-501; ELTIS, D.: Economic Growth and Ending of the Transatlantic Slave Trade,
New York, Oxford University Press, 1987.
28 SOLOW, B. L. (ed.), Slavery and the Rise of the Atlantic System, New York, Cambridge Uni-
versity Press, 1991; INIKORI, J.E. y ENGERMAN, S.L. (ed.), The Atlantic Slave Trade. Effects on Eco-
nomics, Societies and Peoples in Africa, the Americas and Europe, Durham, Duke University Press, 1992;
GEMERY, H.A. y HOGENDORN, J.S. (ed.), The Uncommon market. Essays in the Economic History
of the Atlantic Slave Trade, New York, Academic Press, 1979.
29 MCDONALD, R. A.: The Economy and Material Culture of Slaves, Goods and Chattel on
the Sugar Plantations of Jamaica and Louisiana, Baton Rouge, Louisiana State University Press, 1993.
30 CURTIN, P.D.: The Rise and fall of the Plantation Complex. Essays in Atlantic History, New
GEGGUS, D.P.: “Slavery, War and Revolution in the Greater Caribbean” in GASPAR y
32
sistema político era relativamente nuevo y la jerarquía social derivaba del resultado
arbitrario de la raza y de la relación con el proceso de producción.
La confusión, consecuencias trágicas para la metrópoli y la colonia, tuvo dos
raíces. En primer lugar, los cahiers de doleances de las colonias reflejaban las ideas
de los propietarios ricos y comerciantes y sobre todo de los ausentes residentes
en Francia. Además, no se tuvo en cuenta que la colonia era bastante compleja
geográficamente y que los expatriados ricos -hacendados prominentes de los Llanos
del Norte (Plain du Nord)- eran una minoría. Los intereses y preocupaciones de los
pequeños propietarios de la provincia del oeste y del sur fueron muy diferentes. En
segundo lugar, cada segmento de la población libre aceptó las consignas generales
de la revolución para ganar aceptación en Francia, pero luego solo puso énfasis en
lo aplicable a sus intereses individuales. Los grands blancs vieron los derechos del
hombre exclusivamente como derechos y privilegios del hombre burgués, al igual
que había ocurrido en Filadelfia en 1776 durante la independencia norteamericana.
Por otra parte, los grands blancs vieron la libertad no como un asunto privado, sino
como mayor autonomía colonial, especialmente en asuntos comerciales. Además
esperaban que la metrópoli autorizara el libre comercio, lo que debilitaría el co-
mercio exclusivo con la madre patria. Los petits blancs querían igualdad, es decir, una
ciudadanía activa para todas las personas blancas, no solo para los ricos propietarios.
También aspiraban a un menor control burocrático sobre las colonias. Pero para
ellos una fraternidad basada en el color de la piel les equiparaba con ser genuina-
mente franceses. La gente de color también quería igualdad y fraternidad, pero
basaban su afirmación en una igualdad de todos los ricos y cultos elevándose así por
encima de los petits blancs.
Los esclavos no participaban ni en la discusión inicial ni en la selección
de lemas, pero con sus acciones revelaron claramente su idea de la libertad. No se
trataba de la libertad de los blancos. La suya era una libertad personal que socavó la
relación con sus amos y la plantación y puso en peligro la riqueza de un considerable
número de los que ya eran libres.
Tanto en Francia como en el Caribe el curso de la revolución tuvo ciertos
paralelismos. En Francia, en Saint-Domingue y las otras colonias, la revolución
comenzó con la asamblea de los Estados Generales en Versalles en 1789. Inme-
diatamente, empezó el conflicto sobre la forma y la representación de delegados
pero afectando de diferente forma a los de la metrópolis y a los de las colonias.
En la primera, los Estados Generales, a pesar de no haberse reunido en 175 años,
tenían una historia antigua y una tradición bien conocida. Sin embargo, los colonos
de ultramar que aspiraban a ser franceses y a participar en las deliberaciones y el
34 BRATHWAITE, E.: The Development of Creole Society in Jamaica, 1770-1820, Oxford, Ox-
ford University Press, 1971, pp. 73-79; GOVEIA, E.V.: A Study in the Historiographyof the British West
Indies to the End of the Nineteenth Century, Mexico, Instituto Panamericano de Geografía é Historia,
1956, pp. 53-63.
35 BILLINGTON, J.H.: Fire in the Minds of Men. Origins of the Revolutionary Faith, New
37 STEIN, R.L.: Léger Félicité Sonthonax: The Lost Sentinel of the Republic, Rutherford, N.J.,
MAINGOT, A.P.: “Haiti and the Terrified Consciousness of the Caribbean” in GERT
39
OOSTINDIE, (ed.), Ethnicity in the Caribbean, London, Macmillan Education Ltd., 1996, pp. 53-58.
42 CORWIN, A.F.: Spain and the Abolition of Slavery in Cuba, 1817-1886, Austin, Universi-
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L.: Torn Between Empires: Economy, Society, and Patterns of Political Thought in the Hispanic Caribbean,
1840-1878, Athens, University of Georgia Press, 1994, pp. 33-40; PAQUETTE, R.L.: Sugar is Made
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1899, Durham, Duke University Press, 1989, pp. 6-7 y 86; CURTIN, P.D.: Two Jamaicas. The Role
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side, Kingston Institute of Jamaica, 1973, pp. 12-37; BRERETON, B.: A History of Modern Trinidad,
1783-1962, Kingston, Heinemann, 1981, pp. 25-51; BECKLES, H.: A History of Barbados, Cam-
bridge, Cambridge University Press, 1990, pp. 78-79; COX, E.L.: Free Coloreds in the Slave Societies of
Sin embargo, después de 1804 sería difícil para la elite política y económica local
continuar con el statu quo antes complaciente de mediados del siglo XVIII. Haití
echó una sombra inevitable sobre todas las sociedades esclavistas. Los movimientos
antiesclavistas se hicieron mas más fuertes y más audaces, especialmente en Gran Bre-
taña, y los propios esclavos coloniales se volvieron cada vez más inquietos. Y aún más
importante, en el Caribe los blancos perdieron la confianza suprema que tenían antes
de 1789 de mantener indefinidamente el sistema de esclavitud. En 1808, Gran Breta-
ña abolió su comercio trasatlántico de esclavos y entre 1834 y 1838 se desmanteló el
sistema de esclavitud en todas las colonias británicas. Durante ese tiempo, en muchas
de las colonias los libres de color y los judíos recibieron la igualdad política con los
blancos. Francia abolió su comercio de esclavos en 1818 y en 1848 terminó con su
sistema de esclavitud, reconstituida en Martinica y Guadalupe después de 1803.
Los sistemas esclavistas de británicos y franceses -así como el de holandeses y
daneses- fueron administrativamente desmantelados desde el centro de sus respec-
tivos imperios. El mismo desmantelamiento administrativo podría utilizarse para
describir el proceso de los estados hispanoamericanos y de Brasil. La esclavitud en
los Estados Unidos terminó de repente con la desastrosa guerra civil. España abolió
la esclavitud en Puerto Rico (donde no era de mucha importancia) en 1873. El caso
cubano, donde la esclavitud sí era muy importante, fue mucho más difícil y también
resultó de una guerra civil larga y destructiva, antes solo de emancipación, y se logró
finalmente en 1886. Entonces ya no era la revolución haitiana sino la realidad de
Haití la que evocaba reacciones negativas entre sus vecinos.
St. Kitts and Grenada, 1763-1833, Knoxville, University of Tennessee Press, 1984, pp. 76-100; MOYA
PONS, F.: The Dominican Republic. A National History, New Rochelle, N.Y.: Hispaniola Books, 1995,
pp. 91-164; PEGUERA, V. y DE LOS SANTOS, D.: Visión General de la Historia Dominicana, Santo
Domingo, Editorial Corripio, 1978, pp. 125-178.
mentales y los delincuentes eran inferiores a los hombres europeos. Esta noción se
halla en la Constitución de los Estados Unidos y, de hecho, hizo problemática la
incorporación de los inmigrantes de países no europeos en el nuevo estado hasta
bien entrado el siglo XX.
Los haitianos, sin embargo, a principios del siglo XIX podían pensar en una
colectividad dentro del estado donde no tenían importancia las diferencias de po-
sición social, género, ocupación, color o lugar de origen. Al declarar que todos los
haitianos eran no solo libres sino negros, el nuevo estado intentaba eliminar -sin
éxito, pero concienzudamente- la raza y el color como criterios excluyentes para
formar parte de “la ciudadanía”.
Original
[4] But even more the intellectual changes of the period instilled in some po-
litical leaders a confidence (not new in the eighteenth century, but far more
generalized than before) that creation and creativity were not exclusively divine
or accidental attributes, and that both general societies and individual conditions
could be rationally engineered.