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AFINANDO TU CARÁCTER

Pruebas de un carácter
templado y armónico basadas
en metáforas del ambiente musical

Fabio Carrasquel
Ministerio
“Casa de Leví”
Venezuela-Paraguay
Afinando tu carácter

© Letra Paraguay, 2015


Asunción Abdala 1135
Departamento Central
Paraguay

Edición: Víctor A. Gómez


Corrección: Otoniel Carrasquel
Diseño de portada: Juan Aguilar

ISBN: se tramita gratuitamente

Todos los derechos reservados. El material es propiedad del autor y no


representa necesariamente la opinión de Letra Paraguay. Prohibida su
reproducción total o parcial en medios electrónicos o impresos sin el
consentimiento escrito del autor o de Letra Paraguay. Se permiten citas breves
identificando debidamente la fuente.

Categoría: jóvenes – música – adoración cristiana – iglesia – discipulado

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Afinando tu carácter

Índice

Introducción: El carácter de un músico pg. 5

Capítulo 1: la prueba del privilegio pg. 11


Capítulo 2: la prueba de la sujeción pg. 17
Capítulo 3: la prueba de la popularidad pg. 23
Capítulo 4: la prueba de la madurez pg. 29
Capítulo 5: la prueba de los amigos pg. 33
Capítulo 6: la prueba del liderazgo pg. 43
Capítulo 7: la prueba del desierto pg. 47
Capítulo 8: la prueba del perdón pg. 51
Capítulo 9: la prueba de lo inesperado pg. 57

Conclusión: último compás de esta partitura pg. 63

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Afinando tu carácter

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Afinando tu carácter

Introducción

El Carácter
de un músico

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Afinando tu carácter

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Afinando tu carácter

Afinar es una tarea cotidiana en la carrera de un músico.


Es fundamental para ejercicio o ejecución agradable de la música,
ya que el sonido de cada instrumento afinado es la base para el
desarrollo de las melodías que se ejecutan con él. Lo curioso es
que hacer esto tiene su grado de dificultad, pero va a depender de
lo experimentado que sea el músico que lo realice. La afinación,
en las manos de un músico principiante, es todo un desafío. A
pesar de tener la ayuda referencial sonora de la nota que su
instrumento debería tener, con el tiempo, y después de mucha
práctica, uno puede llegar a familiarizarse con los muy conocidos
440 Hz y hacer del proceso de afinación algo mucho más corto y
efectivo. De esa forma, al tocar en armonía con otros músicos,
con una guitarra por ejemplo, se podrá identificar una cuerda o un
instrumento desafinados, o también una nota discordante.

Cabe destacar que muchos de los términos musicales de


este escrito se usan de manera figurada, pues he escrito pensando
en un lenguaje musical, esperando que me acompañes de forma
creativa a compartir estas enseñanzas y, más aún, a aplicarlas a tu
vida. El Espíritu Santo será el director musical de esta orquesta,
nosotros los instrumentos musicales, tomando cada uno el lugar
que le corresponde. El estar afinado representará la condición
adecuada que debemos tener en medio del desarrollo de nuestro
servicio en el altar. Se debe recordar, sin embargo, que el oído de
un director está entrenado para distinguir, en medio de muchos
instrumentos, aquellos que están desafinados. Los más versados,
incluso, podrán reconocer la nota y el compás en que se está
produciendo la alteración. En ese momento muchos detienen la
sinfonía y realizan los ajustes necesarios. En relación a esto, les
pido que aprovechen el tiempo que el Espíritu Santo les permite

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Afinando tu carácter

pasar con este contenido para afinar o revisar nuestro carácter así
como lo hacemos con nuestros instrumentos musicales.

En estos días muchos estarían


fascinados por estar bajo la dirección
del reconocido director Venezolano “Haz de tu
Gustavo Dudamel, o el argentino vida la mejor
Daniel Barenboim u otros grandes
directores. ¡Qué privilegio sería, sin melodía
quitarle valor a los anteriores, poder testimonial”
disfrutar la dirección del Espíritu de
Dios! Por ello, te animo a entrar en esta dimensión de enseñanza
con disciplina orquestal y con la disposición de un músico
apasionado, dispuesto realizar los ajustes necesarios para hacer de
tu vida la mejor melodía testimonial.

Para la mejor comprensión de este contenido te sugiero


puedas realizar un estudio biográfico de David y de Saúl, quienes
serán los personajes principales en todo el desarrollo de este
libro. Va a ser fundamental conocer los pasajes que se
mencionarán, y para ello te animo al uso de papel y lápiz y una
forma sistemática de estudio y reflexión para el mejor provecho
del material. Usa tu Biblia y profundiza en cada una de las
historias, ya que las mismas son ricas y provechosas y, casi con
seguridad, encontrarás otras cosas que te servirán en tu vida
personal.

Quiero que hablemos, en primer lugar, del carácter. Estoy


consciente de que es una palabra compleja por la variedad de
sentidos que conlleva, pero igualmente quisiera resaltar que el
carácter se forma a partir de los hechos que se viven y la
respuesta que uno manifiesta frente a ellos. De allí los

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Afinando tu carácter

calificativos de “buen carácter” o “mal carácter,” e incluso la


palabra madurez deriva de la forma en que la gente ve nuestro
comportamiento evaluando nuestro carácter. Claro está que las
cosas que pasan en nuestra vida como cristianos, y mucho más
como adoradores, no son casualidades. Debemos entender que
todas las cosas nos ayudan a bien (Romanos 8:28). ¿Sabes qué?
Va a depender mucho de la reacción que tengas frente a una
situación para que seas aprobado o no. Dios no tienta a nadie
(Santiago 1:13c), pero prueba la mente y el corazón (Salmo 7:9b),
no por Él, sino por nosotros mismos, ya que Él conoce todo de
nosotros y de nuestro entorno. Quienes son puestos a prueba
somos nosotros mismos, y es allí donde aprendemos a
conocernos y a dar la respuesta correcta frente a estas situaciones,
sujetando nuestra voluntad a Dios y dejando que Él se glorifique.
Como el músico verifica la afinación de su instrumento, así
también Dios nos prueba para ver la afinación de nuestro carácter
y escuchar esa melodía que le da honor a su obra en nosotros.

Los invito a estudiar conmigo los sucesos de la vida de


David y de Saúl, y la forma como ellos enfrentaron algunos
hechos de su vida. Deseo que aprendamos de los errores y
virtudes de estos personajes bíblicos para formar nuestro carácter
como adoradores o, dicho en un lenguaje musical, para tener
nuestro carácter en el tono adecuado. Siendo estos eventos
episodios que, como siervo del altar, vivirás de la misma manera.
Tal vez cambien los actores, pero estás en el mismo escenario. Es
como tocar la misma canción, pero en un tono diferente. La meta
es identificar qué podemos mejorar y, al mismo tiempo, aprender
de la experiencia de otros a fin de llegar a ser siervos aprobados.
Llamaremos “prueba” a cada situación vivida por estos hombres
y compararemos sus reacciones frente a las mismas, escuchando

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Afinando tu carácter

la melodía afinada o discordante de cada uno. Alístate, después


de un, dos y…

Fabio Carrasquel, Febrero de 2015.

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Afinando tu carácter

Capítulo 1

La prueba
del privilegio

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Afinando tu carácter

El comienzo de la vida ministerial de estos hombres es


interesante. Ambos están en las épocas de cambios del pueblo de
Israel. Saúl fue elegido como primer rey de Israel en el tiempo en
que se estaba terminando el orden de los Jueces (1 de Samuel
9:17). David, por otra parte, es ungido rey frente a sus hermanos
siendo el menor de ellos. ¡Qué privilegio! Allí se estaba
quebrantando el derecho del primogénito (1 de Samuel 16:12b).
Claro está que no es la primera vez que algo así sucedía
bíblicamente, ya que con Jacob y José había pasado lo mismo. Lo
que sí fue cierto es que, tanto para David como para Saúl, era un
privilegio ser escogidos para ocupar este lugar de autoridad sobre
Israel.

El caso es que esto se repite a diario en nuestras tareas


como músicos, algunos son los primeros en tocar en sus iglesias,
los primeros en conocer una canción, los primeros que el pastor
llama a ministrar al altar. A veces se violan los derechos de
antigüedad y somos tomados en cuenta a pesar de que hay otros
que están allí hace años, e incluso tocamos mejor teniendo menos
tiempo de práctica. También podemos, de alguna manera, tener
instrumentos propios o llegamos exactamente en el momento en
que se compraron los instrumentos en la iglesia, y no falta alguien
que diga “¡cuando nosotros empezamos no había nada!”. Pero
esto no es otra cosa que una muestra de la soberanía de Dios,
pues Él hace como quiere. Entender esto nos da seguridad de lo
que hacemos en el altar, pero ¡cuidado con pensar que es por tu
condición, por tus capacidades humanas, por sus facultades, por
lo que sabes hacer, o por lo que tú te has ganado! ¡No, no, no!
¡Esto es sólo por la misericordia y soberanía de Dios! Por favor,
cuidémonos de guardar estos sentimientos negativos en nuestros

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Afinando tu carácter

corazones, porque con el correr del tiempo pueden tomar fuerza y


llevarnos a cometer errores.

En el caso de Saúl, queda en evidencia que el hecho de


haber sido ungido como primer rey de Israel lo afectó
negativamente en su relación con Dios. Su relación con su
autoridad, trayendo el debacle de un ministerio que aún no había
comenzado, sentirse grande, importante, su falsa humildad y
sobrepasar sus funciones son algunas de las cosas que hicieron de
su canción, la canción del arrogante. Los privilegios son, sin
duda, una bendición, pero todo depende de tu carácter y de la
madurez con la que puedas recibirlos. De otra forma, se
convertirán en el silencio progresivo de tu destrucción, o en
algunos casos, en compartimientos en destiempo en una partitura
musical. Por ello debemos aprender a dar gracias a Dios y
reconocerle en todo cuanto hacemos, teniendo siempre presente
que todo es por Él, para Él y con Él. Sólo pensando y actuando
así, tendremos asegurado el secreto del éxito.

Por su parte, David no muestra ningún comportamiento


negativo en relación a este privilegio real. No sabemos cómo era
su vida diaria antes de haber sido ungido por Samuel, pero en ese
pasaje de 1 Samuel 16:1-13, vemos a un joven obediente y
trabajador, que al ser llamado para tal propósito actuó con
mansedumbre. El escritor de esta historia relata con detalle cada
evento, y da gusto ver a un David dispuesto, y no un malcriado
que pudiera esconder su soberbia en expresiones como esta:

- ¡Al fin se acordaron de mí! ¡Tuvo que venir el profeta


para que me valoraran! Aquí están todos mis
hermanitos, ¿qué estamos celebrando?

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Afinando tu carácter

Podemos también imaginar a Davicito hacerle mofas a sus


hermanos, mientras pasaba delante de su formación de
rechazados, y él con su mirada irónica y una sonrisa burlona
asentaba su cabeza diciendo:

- Y ahora, ¿quién es el grande?

Pero no fue así, fue llamado de último, estuvo posiblemente


frente a Samuel con su ropa de trabajo, no tuvo nada que
ofrecerle a Samuel en comparación de Saúl, que tuvo una pieza
de plata, aunque era del criado. Al verlo, Samuel lo describe
como hermoso de ojos, de buen parecer, y sin duda tenía buen
ánimo. Podemos ser muy lindos, pero la obstinación no nos hace
atractivos y de seguro era de corazón sano. Recuerda que en los
versículos anteriores se estaba poniendo especial atención al
corazón, y la evidencia de esto es que el Espíritu de Jehová vino
sobre David. Hay que decir, entonces, ¡qué privilegio! Pero, ¿qué
ocurre en nuestro corazón en relación los privilegios que
recibimos? Es la pregunta a considerar en este punto. ¿Qué
sentimos cuando les dan privilegios a otros? O peor aún, ¿qué hay
en nuestro corazón cuando nos sentimos merecedores de tal
privilegio y lo recibe otro? Es el corazón el primer lugar que
debemos revisar para ir afinando adecuadamente nuestro carácter.
Es desde tu corazón que Dios quiere escuchar la melodía de tu
carácter, las notas del espíritu de un siervo, y no los ruidos
continuos de los reclamos de soberbia o los tormentosos silencios
de un arrogante en crecimiento.

Revisemos los capítulos 9 y 10 de 1 de Samuel. Se habla


de cómo Dios escoge a Saúl como rey. Noten que no es diferente
del episodio de David en relación a la importancia del corazón.
Es otra vez una relación de corazón a corazón, pero Saúl tenía un

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Afinando tu carácter

corazón peligroso, tocaba en una nota difícil de acompañar. Este


pasaje se cierra con la capacidad que tenía Saúl de disimular.
Entre líneas le oculta a su tío las palabras del profeta, pero lo más
peligroso era su cobardía, pues lo buscaron y, dice la Escritura en
el verso 21, que no lo hallaron. En realidad sí estaba, y fue Jehová
mismo quien informó que estaba escondido entre el bagaje. Dios
preparó todo un proceso espiritual para este joven. Días atrás lo
había transformado en otro hombre después de dejar a Samuel, y
también estuvo en medio de profetas y profetizó, ¡¡¡profetizó!!!
Fue tan impresionante que hicieron un proverbio de esto, pero
esto no fue suficiente… ¡Cuántas veces hemos visto esto entre
ministros del altar, gente que Dios les da esas experiencias
espirituales y oportunidades! Pero ellos, ¿qué hacen? ¡Siguen
siendo los mismos cobardes de siempre! Creo que el ejemplo de
Saúl es el reflejo de que Dios da oportunidad a todos por igual y
está dispuesto a invertir y trabajar en convertirnos en ministros de
excelencia, pero algunos simplemente no dan la oportunidad de
transformar su corazón en uno conforme al de Dios, o dicho en
términos musicales, un corazón con la afinación del corazón de
Dios.

Los dos personajes que estudiamos tuvieron un momento


de privilegio, ambos fueron llamados por un profeta y se les
declaró la voluntad de Dios para ser rey sobre su pueblo, se los
hizo sentar a la mesa y comieron al lado de Samuel. ¡Qué
privilegio! Uno se acobardó y se escondió, el otro, tal vez
temblando, se quedó creyendo firmemente que era la voluntad de
Dios y asumió el desafío no de ser rey, sino de poner su corazón
en sinceridad para ser transformado para su propósito.

Aprendamos que el inicio de todo cambio comienza en el


corazón, por lo que debemos revisar nuestras motivaciones,

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Afinando tu carácter

preguntarnos qué es lo que nos lleva a hacer lo que hacemos.


¿Por qué lo hacemos? ¿Para qué lo hacemos? Y ¿qué esperamos
al hacerlo? Al final, la melodía que es aprobada por el espíritu es
la que se escucha desde el corazón contrito y humillado… En
David vemos a alguien viviendo un episodio de privilegio sin
perder su comunión con Dios y su relación con su pueblo.
Siempre que la sinfonía de los privilegios se deje escuchar,
estemos dispuestos a darle la gloria a Dios en cada compás de
nuestra vida.

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Afinando tu carácter

Capítulo 2

La prueba
de la sujeción

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Afinando tu carácter

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Afinando tu carácter

En la vida de un músico, (por experiencia propia lo digo),


he visto que a muchos les cuesta trabajo superar esta prueba.
Algunos, con la excusa de la iglesia perfecta o de la voluntad de
Dios, repiten este comportamiento como una especie de círculo
vicioso, sólo que en lugares distintos, con personas distintas, pero
básicamente es lo mismo, simplemente no están dispuestos a
sujetarse.

Como ejemplo podemos ver dos casos: a Saúl frente al


pueblo y las instrucciones que dio Samuel. 1 de Samuel 13 refleja
un momento para esperar y no para actuar. El profeta había dado
instrucciones claras de qué hacer, cómo hacerlo y cuándo. Sin
embargo, habiendo esperado siete días, el tiempo acordado,
Samuel no apareció. En esa circunstancia, la debilidad del
carácter de Saúl lo llevó a dar libertades al pueblo o a justificar su
actitud con el comportamiento del pueblo. Esta es la excusa
perfecta para no sujetarse, “faltaste a tu palabra” es lo que
muchos dicen. El rey conocía la situación, pero a la vez tenía algo
que no podía controlar: su impaciencia. Tenía al pueblo gritando,
e incluso se estaban retirando y lo estaban dejando solo. Si bien
tenía el poder para cambiar las cosas, no tuvo la paciencia ni la
serenidad para sujetarse, como tampoco la disposición de cumplir
instrucciones o controlar su impulsividad. Se le olvidó por un
momento quién era el Señor de la Guerra. Fue entonces cuando
comenzó a ofrecer sacrificios sobre el altar del pacto. ¿Qué
sucedió? ¿No esperó lo suficiente? ¿Su obediencia estaba
desafinada? Él debía haber esperado a Samuel, quien era el que
debía hacer las cosas.

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Afinando tu carácter

Se puede decir que Saúl era de carácter débil, ya que se


dejó influir por las peticiones del pueblo y el ambiente de los
filisteos. No tuvo coraje para frenar esta situación, pero lo más
triste del caso fue que se le subió a la cabeza que él era el Rey de
Israel, o simplemente se dejó guiar por el sentimiento que le decía
“yo soy el líder.” Ese tema de “yo soy tal cosa” es interesante y
lo vamos a escuchar proviniendo de muchos. Esto está siendo
tomado como escudo para justificar la falta de sujeción. Un
músico, un adorador, un líder que no se sujeta, de seguro
cometerá muchos errores, pero lo más grave es que nunca va a
formar un carácter templado, ese que es indispensable como freno
en situaciones determinadas, que le dé la firmeza necesaria para
tomar la decisión correcta en el tiempo preciso, que lo ayude a
esperar sin desesperarse. Ese carácter es el que producirá una
melodía agradable al oído, y no un desfile de notas alocadas sin
sentido.

Veamos el caso de David bajo una visión comparativa. En


1 de Samuel 17 los ejércitos de Israel estaban frente al gigante, el
enemigo vociferaba humillando a los valientes de un pueblo
santo, y aparece “Davicito.” El “despeinado de Belén” no era
cobarde, estaba acostumbrado a ver caras de lobos, dientes
afilados, cuerpos feos y grandes como el del oso. Tal vez para
David, Goliat era una mutación de lobo con oso, y no iba a ser
difícil derrotarlo, pero me gusta cómo este pequeño valiente, el
desconocido detrás de las piedras, entendía desde su corta edad
quién era el que mandaba. Podía entender el principio de
autoridad y fue directamente a pedir permiso al Rey. Creo que la
primera victoria de ese día en la vida de David fue la sujeción,
porque pudo haber salido corriendo al campo de batalla sin
permiso. Tenía a su favor el factor sorpresa, nadie se iba a dar
cuenta sino hasta que estuviese frente al gigante, y ya después

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Afinando tu carácter

¿qué podían hacer? Era el momento oportuno de salir del


anonimato sin la ayuda de nadie, salir corriendo sin cobertura de
autoridad y decir “aquí estoy yo.” En otras palabras, se capaz de
figurar y que se dieran cuenta de lo que él era capaz. Aunque
también pudo pasar por la mente de David al momento de ir al
rey para su bendición… “¿Y si no me dejan? ¿Y si me dicen que
estoy loco y me mandan de vuelta a casa?”. Pero su carácter era
firme, su temple era de acero, y cuando Saúl vio la seguridad en
sus palabras con la humildad de su corazón, no tuvo otra opción.
Además, era el único que quería ir a pelear luego de cuarenta días
de amenaza. Por todo esto, Saúl aceptó, le puso la armadura, trató
de tener una excusa para recoger el cuerpo del valiente, tal vez
dijo “si tiene mi armadura es suficiente para ir a buscar lo que
quede de él.” En ese momento sale a flote la sinceridad del
corazón de un adorador escrita en el pentagrama de la humildad,
David le manifiesta a Saúl “Oh Rey, tu siervo no sabe usar esto,
sé luchar con honda y piedras y Jehová me librará de este
gigante.”

Apliquemos esto a nuestras vidas. En muchas ocasiones


estamos frente a situaciones que no nos agradan o con las que no
estamos de acuerdo. ¿Qué hacemos como respuesta? Callamos,
murmuramos, o dejamos que las cosas sigan su propio curso y
luego criticamos. Imagina por un momento si David callaba, iba a
ser un desastre, si llevaba esa armadura al campo de batalla tenía
asegurada la muerte pero, reconociendo la importancia de la
sinceridad, fue con sujeción, respeto y autoridad divina al Rey y
manifestó lo que había en su corazón.

A veces estamos frente al dilema de hacer las cosas como


queremos o hacerlas siguiendo el principio de autoridad bíblica.
Es muy fácil cuando nuestros deseos coinciden con lo ordenado

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Afinando tu carácter

por Dios. Pero, ¿qué hacer cuando ambas no coinciden? Es allí


donde se forma tu carácter, frente a situaciones difíciles en las
cuales debes acudir al recurso de la sujeción para obtener la
victoria en Dios. Es verdad, tienes todo lo necesario para hacerlo:
fuerza, conocimiento, virtud, un plan, pero un caballo desbocado
es una tragedia segura. El reto es poder tener las riendas de
nuestro carácter, el desafío es poder frenar cuando sea necesario,
poder cambiar el rumbo en los momentos indicados y saber
cuándo dar rienda y velocidad para alcanzar las metas trazadas.
La sujeción es el secreto de la victoria, la forma silenciosa de
tumbar a un gigante.

“La sujeción es el
secreto de la victoria,
la forma silenciosa
de tumbar a un
gigante”

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Capítulo 3

La prueba
de la popularidad

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Afinando tu carácter

La popularidad es un tema importantísimo en la vida de


un adorador, levita, siervo del altar o líder. Estar en el altar, frente
a tanta gente, donde todos le ven, es una oportunidad donde
todos podrán admiran tus talentos. El simple hecho de subir al
púlpito y hablar frente a un grupo de personas nos va a hacer
populares. Alguien dijo: “el ministro debe cuidarse de “las tres F:
Faldas, Finanzas, y Fama.” Esta última es la que quiero
desarrollar en este punto, sin quitar el peligro que las otras “F”
tienen.

A Saúl la fama y la popularidad le habían hecho daño, ser


el primer rey de Israel definitivamente le dio en la torre, “se le
corrió la teja” como dicen en Colombia. A él le gustaba tanto ser
popular, que incluso frente al rechazo disimulaba (1 Samuel
10:27). Había aprendido a lidiar con esas oscilaciones políticas,
en medio de todo podía acomodarse a esos procesos diplomáticos
que normalmente se viven en esas esferas sociales, pero su apego
a ese estatus se ve con el surgimiento del ministerio de David.
Podemos ver una evidencia de esto al revisar la canción que el
pueblo dirigió a Saúl y a David: Saúl mató a sus miles pero
David a sus diez miles (1 Samuel 18:7).

La canción no era el problema, ni siquiera el tono en que


la cantaban, el problema era el ruido en la vida de un ser popular.
La gente lo animaba, ése era el aire que respiraba, el grito de la
gente por sus hazañas, pero cuando apareció otro que estaba
haciendo casa al lado de la suya surgieron los problemas de falta
de carácter, las notas desafinadas que hacen ruido. ¿Se irritaba
Saúl por primera vez, o se evidenciaba lo secreto de su carácter?
Se descubre lo que nadie conocía. ¿Se molestaba por casualidad?

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Afinando tu carácter

¿Estaba a la defensiva inocentemente? Realmente esto lo ponía


mal ya que dejaba de ser el centro de atención y mostraba, sin
duda alguna, la inmadurez de su carácter a pesar de seguir siendo
el Rey.

Es oportuno preguntarnos cómo nos sentimos cuando la


gente nos felicita, cuando nos halagan o hablan bien de lo que
hacemos, pero también debemos preguntarnos: ¿altera esto
nuestra conducta, o nuestro estado de ánimo? ¿Es la aprobación
de la gente la única forma de motivarnos? ¿Es esto la gasolina
que mueve nuestro motor anímico? Y ¿qué pasa cuando nadie
dice nada, o cuando escuchamos que hablan de lo bien que otros
hacen las cosas? Tal vez decimos “¡qué suerte!”, pero en nuestro
corazón hay molestia, envidia, o más triste aún, ¡deseamos esa
oportunidad para que nosotros seamos los populares! Es cierto,
nos gusta cuando la gente habla bien de nosotros, cuando somos
los mejores del grupo. Estar entre los grandes nos hace sentir
interesantes. En resumen ¡ser populares! pero ¿qué de nuestro
carácter? ¿Estamos listos para la canción de la popularidad? Sin
dudas, podemos ver que algunos no están preparados para la fama
en la iglesia, para el renombre entre los miembros. No olvides
que siempre habrá un David que ponga a prueba nuestro carácter.
Ser popular no es ni será un hecho eterno. Debemos saber
manejar esto, de otra forma lo único que viene luego son los
errores. Nos creemos lindos, grandes, indispensables: de allí al
fracaso sólo hay un paso.

De la vida de David, en este aspecto, me llama la atención


cómo él daba la Gloria a Dios en todo lo que hacía. Frente al
gigante, declaró: “Vengo contra ti en el Nombre de Jehová” (1
Samuel 17:43-45), y luego, en el Salmo 45, expresó que la gracia
no es de él, sino que fue “derramada sobre él.” Es un momento

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Afinando tu carácter

para reconocer que lo que somos, hacemos o tenemos, es por su


gracia. Dios nos ha ungido para siempre, pero es su gracia la que
nos hace ser lo que somos. Tal vez estas sean palabras que
escuchamos desde hace mucho tiempo en el ambiente cristiano,
pero la realidad es que pocos las han practicado y luego cuando
sus ministerios crecen, o alcanzan popularidad, los vemos caer
como estrellas del cielo. Lo más triste es que, como alguien
alguna vez dijo: “los promotores del avivamiento de ayer se
convierten en la piedra de tropiezo para el avivamiento de hoy.”
Algunos líderes no aceptan las victorias de los líderes nacientes,
no dan lugar de los despeinados que pueden tumbar al gigante,
sólo porque ellos van a perder su popularidad. Es sorprendente
ver cómo reacciona David frente a los comentarios de Simei hijo
de Gera (2 de Samuel 16:4-13) en un momento realmente difícil
de su vida. Créanme, no estaba hablando nada bien de él, tanto es
así que su criado le pide permiso para matarlo calificando a este
de perro muerto. Sin embargo, David muestra serenidad,
mantiene la rítmica, no se sale del tiempo de la canción del
espíritu apacible y da su posición demostrando su carácter de
siervo de Jehová. Dios nos ayude con nuestro carácter y más
cuando un David va naciendo a la sombra de nuestro ministerio.

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Capítulo 4

La prueba
de la madurez

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Afinando tu carácter

En el camino del ministerio, la madurez va a ser la brújula


que nos indicará el Norte para no perder el rumbo en el propósito
Divino. Son incontables los momentos de inmadurez ministerial,
las cosas que no se logran, los ministerios que se frustran, sin
contar las vidas que se pierden mientras nosotros maduramos.
Aparte de esto, están las heridas que nos causamos y causamos a
otros en el proceso. Nuestra madurez es puesta a prueba al
interactuar con otros. Esto es especialmente cierto cuando
tenemos que realizar un trabajo en equipo, o tenemos que
compartir nuestras victorias y reconocer el trabajo y mérito de
otros, y también al ser capaces de aceptar nuestras derrotas.

No es fácil servir en el altar, llevar un liderazgo musical,


estar al frente. Para algunos el estar en esa posición ha sido un
golpe de suerte, otros lo lograron por estar en el momento y en el
lugar correcto. Para nosotros, sin embargo, es nuestra vida
misma, ha representado todo un esfuerzo, negarnos a muchas
cosas y aceptar otras. La madurez de Saúl tuvo su momento de
prueba y no sonó muy bien. Saúl en su locura llegó al extremo de
intentar matar a David, e incluso consultar con una bruja. David,
por su parte, a pesar de que Saúl estaba equivocado, que había
cometido errores y estaba fuera de la voluntad de Dios, expresó:
“Líbreme Jehová de levantar mi mano contra el Ungido.”
Inexplicablemente, en términos humanos, lo que demostró David
en esta situación se llama madurez.

Por lo todo lo dicho, ahora hablemos de nosotros, los


errores de los demás muchas veces son la excusa perfecta que
tenemos para destrozarlos, humillarlos, en pocas palabras, para
hacer leña del árbol que se cae. La condición y/o posición

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Afinando tu carácter

equivocada de nuestros líderes es la excusa perfecta para


comenzar una revolución y tomar las armas de nuestros
conceptos y de nuestras maneras y querer ser ejecutores del juicio
de Dios. En este punto es donde debes tener cuidado, muchas
veces lo que pensamos es un error, es como tratar de tocar con un
instrumento con cuerdas vencidas, se escuchará horrible, y nunca
llegará a afinarse correctamente. Recuerda que Dios no piensa
como nosotros, su corazón es diferente al nuestro.

“Madurez” es una palabra compleja, pero da buenos


resultados. Produce paz, trabajo en equipo, reconocimiento,
espacio para trabajar. Un músico “procesado” por Dios será de
bendición en su iglesia, ya que estará preparado para enfrentar
cualquier situación y salir victorioso hasta en las situaciones que
parecen derrotas. Ser un levita verdadero es nuestro desafío, pero
hay algunos que quieren ser un “le-
“Madurez” es evita” (persona que evita) le-evita al
una palabra compromiso, le-evita a la
compleja, pero responsabilidad. Ser levitas consiste
en estar comprometidos con Dios, al
da buenos servicio del altar en nuestra
resultados congregación.

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Afinando tu carácter

Capítulo 5

La prueba
de los amigos

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Afinando tu carácter

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Afinando tu carácter

Indudablemente el ser popular, o ser conocido por el público


trae como consecuencia que algunos quieran ser nuestros amigos.
Estar en una plataforma y ser visto por muchos va a abrir la
puerta a posibles amistades. David tuvo varios tipos de amigos, a
diferencia de Saúl que no se le conoció ninguno. Esto fue así tal
vez porque Saúl era amargado, duro de carácter, obstinado
prematuramente, orgulloso y autosuficiente. Por todo ello tuvo
que vivir esa condición, la de no tener amigos, aunque sí tuvo
personas que le servían, que trabajaban para él, que lo
acompañaban pero sólo porque era el rey. En realidad la Biblia no
aclara que haya tenido amigo alguno. Esa situación debe ser por
demás desagradable, ya que somos seres sociales y relacionarnos
con otros es parte de nuestra naturaleza y una necesidad como
individuos.

Muchas veces nos vamos a encontrar en la iglesia con


personas como Saúl, y lo lamentable es que nunca tendrán
amigos. A David, en contraste, le llegaron muchas oportunidades
de amistad, y como él, nosotros debemos aprender a escoger las
nuestras. Una gran realidad es que vamos a tener la opción de
tener muchos amigos, pero no todos serán verdaderos. Debemos
decir que hay amigos que desafinan nuestras melodías de vida.
Hagamos una clasificación de quiénes le ofrecieron una amistad a
David y qué consecuencias le trajo esto en su vida de rey.

a. Jonatán

Este hombre representa el tipo de amigo sincero, que


simplemente quiere ser tu amigo por lo que eres como persona,
no por lo que tienes, ni por tu posición. Es notorio que David lo

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Afinando tu carácter

apreciaba, pues se lo escucha manifestando que el amor de


Jonatán era mejor que el amor de muchas mujeres (2 Samuel
1:26). Era también una persona en quien confiar, lo único es que
era uno solo entre mucha gente. Amigos como éste en la vida hay
pocos, en el caso de David sólo uno, y en el caso nuestro no
sabemos, lo que sí podemos destacar es que hay que valorarlos y
conservarlos.

A lo largo de nuestra vida vamos a encontrar muchísimas


personas que por nuestro liderazgo, por lo que hacemos o por lo
que tenemos, van a ofrecernos una amistad, pero hay pocos con
intenciones de amor genuino. Mi recomendación es que cuando te
encuentres en esta situación puedas pedirle a Dios que te ayude a
identificar los verdaderos Jonatán, hombres de Dios que nos
digan las cosas que debemos oír y no las que queremos escuchar.
Sólo esas personas nos ayudarán a ver el barranco que está
delante de nosotros, aun cuando esto signifique la posibilidad de
perder la amistad. Necesitamos alguien que no aplauda nuestros
errores ni payasadas ministeriales, sino que sea capaz de usar la
amistad para ayudarnos a crecer. Amigos como estos hay que
cuidarlos sobremanera. Debemos conservar a nuestros Jonatanes,
pues a su vez ellos nos ayudarán a conservar nuestra vida
ministerial.

Amigos como Jonatán son aquellos que sin temor a que la


cuerda se rompa darán un giro a la clavija, con el único propósito
de hacer que nuestro testimonio se escuche afinado.

b. Los Filisteos

En la historia de David encontramos un pasaje por demás


interesante, aunque no muy conocido. Al final del capítulo 21 del

36
Afinando tu carácter

libro de Samuel vemos cómo David huye de Saúl, y en medio de


sus posibilidades sólo tiene frente a él la tierra de los filisteos.
Decide vivir entre ellos. Lo interesante es que los filisteos lo
reconocen y tratan de negociar con él y establecer un tipo de
relación, pero el temor a que los traicione hizo detener tal
oportunidad. Podríamos decir que vivió con los filisteos por su
buen desempeño artístico, pues se comportó como loco. ¡Resultó
que David no sólo era buen músico, sino que también era buen
actor! Confiados en su locura, le permitieron estar entre ellos. Lo
irónico es que el inquisidor de los filisteos estaba en su regazo.

Apliquemos esto a nuestros músicos o siervos del altar.


Podemos decir que entre el grupo de personas que llegan a
ofrecer una amistad están los filisteos del siglo 21, los enemigos
perennes de la iglesia. Va a ser muy común que Satanás ponga en
tu camino gente que no pertenezca a nuestra casa espiritual,
personas que siempre tienen algún lugar a donde ir en el horario
de culto, los que cuentan chistes divertidos pero irrepetibles, los
que con palabras sencillas logran desanimar, los que te ofrecen
una libertad al hacerte esclavo. Lo peligroso es que muchas veces
no aparentan ser tan dañinos, pero en realidad son dominantes,
manipuladores y su único propósito es ser superiores a ti, sólo
que no lo demuestran, pero sí trabajan para lograrlo. Crean un
estado de competencia diaria, y casi siempre termina en rivalidad,
rencor o hasta en una guerra si es necesario en el caso de no
cantar sus canciones o complacer sus peticiones. David estaba
huyendo de Saúl, no había otra opción, tenía que estar entre ellos.
Imagino que pudo ver la intención de esa gente y por eso se hizo
pasar por loco, se ganó la burla de muchos, lo subestimaron, y
hasta lo dejaban estar libremente entre ellos, pero no se dieron
cuenta que él los estaba estudiando, conociendo, y luego esa
experiencia iba a ser fundamental para las futuras victorias en el

37
Afinando tu carácter

campo de batalla. La pregunta es ¿qué debemos hacer como


músicos o líderes cuando descubrimos un filisteo que nos ofrece
su amistad? Siempre estaremos rodeados de filisteos o filisteas
que generalmente su belleza es su tarjeta de presentación. Estos
nos ofrecerán más que una linda amistad, o una amistad no apta
para los siervos de Dios. La respuesta debe ser tomar la misma
actitud de David: ignorarlos, esquivar sus invitaciones hasta
parecer como locos frente a ellos. La amistad con los filisteos
nunca funciona y es mejor cortarla temprano, no importa la burla,
el desprecio, o que nos subestime. Lo importante no es tener
amigos sino que esos amigos sean una nota armónica en nuestra
composición musical de vida.

“Lo importante no es tener amigos,


sino que esos amigos sean una nota
armónica en nuestra composición
musical de vida”

c. Los coristas.

No hago referencia a un grupo de música en una iglesia en


particular, o a un coro de voces, este tipo de amistad la vamos a
ver reflejada en el cántico después de la batalla de David: “Saúl
mato a sus miles y David a sus diez miles.” Las voces en coro de
adulación, gente que vendrá a nosotros justo después que algo
importante suceda. Nunca estaban cuando eras el despeinado
detrás de las bancas, pero ahora que eres el líder de música de tu
iglesia te hablan, te saludan y hasta manifiestan abiertamente ser
tus amigos como algo de gran importancia. Ahí podemos
escuchar a los aduladores de nuestros tiempos, gente común que

38
Afinando tu carácter

con palabras lindas van tratar de ganar tu amistad alabando lo que


eres, haces, y más si has participado en alguna actividad de
renombre. Resaltarán tu trabajo en comparación con otros, dando
crédito a tu nombre pero con un interés de por medio. No
podemos negar, sin embargo, que hay personas que se acercarán a
nosotros y con sinceridad darán a conocer su opinión o
agradecimiento por alguna cosa o actividad que realizamos. En el
caso de David es resaltante la posición de los hermanos cuando él
llegó al valle donde estaba el gigante. La canción decía: “¿A qué
has venido, a avergonzarnos?” Esas palabras tuvieron que ser
oídas por muchos en medio de las filas de los guerreros ahí
parados, y quién sabe si se escuchó: “¡eso es verdad!” Créanme,
al imaginarnos este episodio, podemos ver en sus caras el
desprecio de sus palabras, aunque después algunos de estos
mismos hombres estuvieran alzando a David en hombros y
adulándole. Tal vez sus propios hermanos, después que el gigante
fue vencido, decían “¿Tú sabes quién es él? ¡Ese es mi hermano!”
En la actualidad vamos a escuchar algunos diciendo: “¿Tú sabes
quién es ése? ¡Es mi amigo!” Anteriormente esas no eran en
absoluto sus palabras. ¡Cuidado con los que nos adulan! El punto
es que siempre estarán presentes. Siempre existirán esas lenguas
lisonjeras que atraen, que complacen al oído que sufre de
comezón. Un verdadero amigo te va decir las cosas que hiciste
bien, pero también va a decirte cuando te equivocaste, es allí
entonces cuando sabremos si en verdad es un amigo.

d. Los de la cueva

Ahora quiero hablarles de un tipo de amigo que está


representado por las personas que nos buscan debido a que
tenemos algo que ofrecer. Muchos van a venir a nosotros por ser
líderes, adoradores o músicos. Vendrán a buscar algo. La

39
Afinando tu carácter

pregunta clave aquí es qué tenemos para ofrecerles. Casi nunca se


habla del trabajo tan bueno y eficiente que hizo David como
restaurador en la vida de los hombres que estaban con él en la
cueva de Adulan (1 de Samuel 22:1-2). Ellos eran la escoria de la
sociedad, los endeudados. Él no le dio riquezas, no les dio
solvencia social, no les dio una granja a cada uno, ni siquiera les
extendió una invitación personal. Ellos vinieron voluntariamente,
pero su trabajo pastoral produjo que volviera la esperanza.
Recuerda que en esa cueva se escondía lo miserable de la
sociedad, pero fue de ese grupo de personas que salieron los
valientes de David, gracias a una labor pastoral de este siervo de
Dios.

Mucha gente que se nos acerca lo único que necesita es


recuperar la esperanza, un “Sí puedes, ¡dale!”, o un Filipenses
4:13. Cuando eres una persona popular te van a buscar por
muchas razones, pero cuidado con la segunda “F” de los peligros
en el ministerio, “las Faldas”, en el caso de una mujer sería
cuidado con “los Feos”, porque quien sólo quiere su cuerpo no es
muy bonito. Debemos estar alerta en nuestra labor pastoral, o en
el ejercicio de nuestro liderazgo. Hay demasiadas personas que
ofrecen una linda amistad por una sesión de consejería y luego
vienen los lamentos y las recriminaciones, y algunos con la
excusa de la restauración mal encaminada quedan en medio de
una situación difícil y complicada y a veces de espaldas a Dios.

Si bien es cierto, necesitamos la ayuda del Espíritu Santo


para escoger nuestras amistades y aún más a nuestros discípulos.
Debemos estar vigilantes en un mundo tan lleno de trampas,
rencores, envidia y pasiones desordenadas. Tomemos un
momento para reflexionar y preguntarnos: ¿Qué tipo de amigos
tengo? ¿Por qué son mis amigos? Pensemos incluso en aquellos

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Afinando tu carácter

que nadie conoce, esos amigos que sólo tú sabes quiénes son,
aquellos que hasta nos daría pena hacerlos públicos. La pregunta
final sería ¿Estoy influyendo en mis amigos para bien o ellos
están influyendo en mí para mal? ¿En realidad queremos trabajar
para que mañana sean la muestra de nuestra labor pastoral?

e. Los valientes de David (2 de Samuel 23:8)

Como último punto en este tema de los amigos, hablemos


un poco de los seguidores de David, los que había ganado como
discípulos. Tal vez de los muchos que estuvieron en la cueva solo
pocos llegaron a ganar este título, pero veámoslo en un contexto
actual, dentro de nuestro grupo de amigos vamos a tener a
aquellos que son capaces de dar la vida por nosotros si lo
pedimos, o son capaces de seguirnos y apoyarnos para dar la
vuelta al mundo en 80 días. Ese tipo de gente eran los valientes
de David, guerreros sinceros capaces de dar la vida por su amigo
de la cueva, ahora, rey de Israel, aquellos que estuvieron con él
desde el principio y lo apoyaron en sus batallas.

En mi vida ha sido un desafío el vivir esto, tener amigos


incondicionales, hoy puedo decir: lo he logrado, pero la
experiencia nos enseña que tenerlos cuesta trabajo, hay que pagar
un precio, hay que restaurarlos, ministrarles, ayudarlos,
desarrollar sus talentos y ministerio, pero después de todo este
esfuerzo el resultado final será esa amistad incondicional, serán
tus amigos por lo que hiciste por ellos, por estar cuando te
necesitaron, creer en ellos cuando nadie lo hiso, darle una
oportunidad cuando otros se la han negado; pero en medio de esto
hay un tema a considerar y es que existe un peligro que radica en
cómo usemos esta gran virtud, Dios pone a prueba nuestro
carácter, Él sabe si los manipulamos, si los explotamos, si nos

41
Afinando tu carácter

aprovechamos de sus capacidades, de sus recursos, pues Dios


conoce todas esas cosas.

Hoy quiero motivarlos a invertir en sus discípulos, a


trabajar duro por las personas que Dios ha puesto en tus manos,
pero pidan al Señor de la obra un carácter digno para no
aprovecharnos de la amistad de muchos sinceros discípulos, que
podamos disfrutar el desarrollo y crecimiento de sus vidas y
ministerio, pero nunca para beneficio personal, pues si hacemos
esto nos convertirá en un Saúl, que manipuló y quiso manejar con
astucia humana muchas situaciones, con influencia de liderazgo,
con abusos de poder, trayéndole como consecuencia el ser
rechazado por Dios.

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Afinando tu carácter

Capítulo 6

La prueba
del liderazgo

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Afinando tu carácter

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Afinando tu carácter

“El liderazgo se muestra en la visión que tengamos


para nuestros seguidores”

Saúl tenía los mejores hombres para la guerra, los


escuadrones de Israel, y no pudieron vencer a un hombre llamado
Goliat. Por su parte, David, en una cueva con hombres enfermos,
endeudados, derrotados, y hasta muertos en vida pudo ganar las
mejores batallas de la historia de Israel. Logró que sus hombres
ganaran el título de los “Valientes de David,” en cambio Saúl les
dio a sus discípulos el título de los cobardes de Saúl.

Como músico debes tener discípulos, fue lo que Jesús les


encomendó a sus seguidores en el monte, minutos antes de su
partida (Mateo 28:19). El desafío no es enseñar todo lo que
sabemos o que puedan apreciar nuestra gran capacidad, pues hay
muchas oportunidades para aprender música. En la actualidad se
puede hacer de forma empírica, presencial y a través de los
inagotables recursos de la web y debemos reconocer que hay
muchos buenos maestros que enseñan música en un concepto
secular, pero el desafío es formar el carácter de su discípulo como
músico, pero también como siervo del altar. Se debe hacer de esa
persona un verdadero adorador, un ministro, aunque muchas
veces vamos a querer el trabajo fácil, sólo enseñarles a tocar o
cantar, pero ¿qué del trabajo de hacer discípulos? Muchos
músicos cristianos buenos hoy en día no aprueban esta parte del
examen del carácter, porque no pueden tener un alumno o un
discípulo, tal vez por su mal carácter, su orgullo, falta de
paciencia o frustraciones. A veces el saber mucho no nos permite
comenzar por lo más sencillo, recordar cuál es el principio y dar
oportunidad a los errores. La tarea difícil de enseñar cosas muy

45
Afinando tu carácter

profundas de una manera muy sencilla, el manejo de un leguaje


accesible para un principiante, o el deseo de que ellos paguen el
mismo precio que nosotros pagamos frente a un maestro
incomprensible. Muchas otras cosas que son como notas
desafinadas, simplemente no les permiten lograrlo. Amigo
músico, líder, ministro, te animo a poder tener una visión grande
para tus discípulos, que podamos verlos como valientes aunque
parezcan cobardes, como vencedores aunque parezcan derrota-
dos. Si tienes sólo admiradores, fans, o seguidores virtuales, no
estamos respondiendo correctamente al desafío de ir y hacer
discípulos. Recuerda que el discípulo será del tamaño de la visión
de su maestro.

“Recuerda que
el discípulo será
del tamaño de la
visión de su
maestro”

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Afinando tu carácter

Capítulo 7

La prueba
del desierto

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Afinando tu carácter

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Afinando tu carácter

En los escritos bíblicos vamos a encontrar evidencia de


los hombres de Dios que fueron al desierto en algún momento de
su ministerio. Jesús mismo estuvo en el desierto, y David no es la
excepción, pues tuvo que ir al desierto y aprobar su pasantía en la
especialidad de Carácter de Siervo de Dios. En cambio Saúl no
calificó para esta escuela, la escuela de la soledad, de la
incertidumbre, del desconcierto ministerial, de la desubicación en
el propósito de Dios. Créanme que Saúl, como alumno, seguro se
iba a quejar. El desierto es la escuela de la dependencia total en
Dios, pero Saúl indudablemente iba a buscar ayuda hasta en el
mismo diablo si fuera necesario. El desierto era la escuela del
silencio pero Saúl se iba a atormentar.

Tenemos que entender que estar en el desierto espiritual


es la prueba de que Dios está invirtiendo en nosotros, estar en el
desierto significa que Dios quiere formar nuestro carácter. Como
Dios hizo con Moisés, que modeló su carácter en el desierto, así
también quiere hacer con nosotros y es por eso que debemos
aprovechar esas pruebas que vienen a nuestras vidas, las que
representan ese desierto espiritual, recordando que la prueba
produce paciencia, y hay que poner virtud y fe en este proceso (1
Pedro 5:6-7).

He visto con preocupación que muchos músicos y líderes


de música de este tiempo aún no han aprendido a valorar el
silencio, viven un mundo musical permanente desconociendo que
el silencio también es necesario y es parte de la música. La
prueba del desierto tiene incluida en su lista de objetivos conocer
y descubrir el propósito del silencio de Dios. Son esos momentos
en que parece que Dios no está, que no da la respuesta a tiempo.

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Afinando tu carácter

Si lo estás viviendo ¡felicitaciones! es el momento en que el


desierto de Dios es una realidad en tu vida. David fue en varias
oportunidades al desierto, pero déjame hacer referencia a una en
especial, en 1 Samuel 21. Huía de Saúl camino al desierto de
Judá, y se detuvo en casa del sumo sacerdote Ahimelec, quien por
petición de David le da de comer los panes de la proposición
(¡atrevido Davicito!). Sin embargo, allí ocurre algo que llama mi
atención: el mismo que le da de comer el pan como un derecho
divino también le da la espada de Goliat. Créanme, algunas
preguntas vienen a mi mente en este pasaje. Justo antes de ir al
desierto, Dios le trae a su mano la espada de Goliat. ¿Será que le
quería recordar algo? Dios estaba dando a entender que no hay un
tiempo específico para entrar al desierto sin un propósito
determinado. La espada, ¿era la evidencia de la pasión del joven
pastor en sus comienzos? ¿Por qué estaba en posesión del sumo
sacerdote si ésta era un tesoro de guerra? Creo que Dios le estaba
diciendo: “Si un día venciste a Goliat, ¿cuántas cosas más
portentosas podrás hacer? La enseñanza del desierto de Dios es
no olvidar el propósito de
nuestra vida en el altar.
¡Recuerda que el desierto de
Ya vendrá el nuevo
Dios es solo un compás de la tiempo y con él,
partitura, y que no hay nada ¡melodías de
mejor que el silencio para afinar
bien nuestro instrumento! Ya
victorias afinadas a
vendrá el nuevo tiempo y con él, la voluntad de Dios!
¡melodías de victorias afinadas a
la voluntad de Dios!

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Afinando tu carácter

Capítulo 8

La prueba
del perdón

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Afinando tu carácter

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Afinando tu carácter

Quiero hablarte ahora de la necesidad del perdón. Podemos


tratar este tema en tres diferentes escenarios o, como se diría
musicalmente, la misma canción ejecutada en tres tonos distintos.
Primero encontramos el perdonar a otros, luego el recibir perdón
y por último perdonarnos a nosotros mismos. El preludio de esta
melodía llamada perdón, es aceptar que no somos perfectos, que
estamos propensos a equivocarnos, que no hemos alcanzado el
grado de perfección en el que todos nuestros movimientos están
fríamente calculados. Saúl era un tipo obstinado en esa materia,
él siempre tenía la razón, su apellido era “Zapata” ¡que si no la
gana la empata! Fue tan grande su falta de afinación que nunca
perdonó a David, lo persiguió y lo persiguió y lo persiguió. ¡Es
irónico pensar que ese muchacho, quien con su música hacía
descansar el atormentado espíritu del rey, haya terminado como
el responsable de sus tormentos! Es como pasar de ser el músico
más querido de la banda a la canción más odiada. Podemos decir
que en sí mismo Saúl tenía muchas cosas que perdonarse. Tal vez
nunca se perdonó el estar como conejo en madriguera los
cuarenta días que duró la canción tormentosa de un filisteo que,
aunque afinada, era deprimente y hasta atrevida. ¡Podemos
enumerar tantas cosas! La hipocresía del pueblo, el estar
consciente de eso, sus errores uno tras otros, el hecho
trascendental de esa cuenta pendiente que quedó entre él y
Samuel. Cuando Samuel, como vocero de Dios, le da a conocer
que ha sido rechazado. Saúl reacciona como quien no da
importancia a esto, sólo le interesa que frente al pueblo todo
pareciera que estaba bien, pero sin duda alguna en su interior las
cosas no eran así.

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Afinando tu carácter

En cambio David tenía otra actitud. Dos ejemplos en su vida


son suficientes para entender esto. Primeramente, la
equivocación al trasladar el arca del pacto y la muerte de Uzá (2
Samuel 6). Éste fue un hecho humillante en su condición de rey y
mucho más aún en su condición de debutante. Es como
equivocarnos en la primera vez que nos toca dirigir un culto.
David usó el método equivocado en su primer intento de llevar el
arca a Sión. Usar la forma filistea fue un gran error que le trajo
como consecuencia la muerte de un inocente. Sin embargo,
después de esto, la actitud de David fue de buscar ayuda y
consejo en los ancianos de Israel, quienes le hicieron ver que la
forma bíblica de mover el arca era sobre los hombros de la
familia de Coat, pertenecientes a la tribu de Leví. A pesar de ser
el rey, reconoció que se había equivocado, que lo había hecho
mal y lo intentó de nuevo. En su segundo intento lo hizo de la
manera correcta y obtuvo la victoria. Muchas veces nosotros
queremos disimular, buscar excusas, patalear hasta hundirnos
cada vez más por no reconocer nuestros errores, y esto es mucho
más complicado cuando estamos en posiciones o cargos de
eminencia. Esto es aún más complicado en situaciones como las
nuestras, donde “el jefe siempre tiene la razón.”

Hoy te insto a que aprendas a


escuchar. Recuerda, somos “Escuchar no es
músicos y el escuchar no es sólo sólo una necesidad,
una necesidad, sino también una
virtud. En medio de la victoria
sino también una
que produjo la llegada del arca a virtud”
Sión, David fue confrontado por
su esposa por danzar casi desnudo con el pueblo en la
celebración, pero para él eso fue insignificante. Lo importante era
que había hecho las cosas bien. Él reconoció que se había

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Afinando tu carácter

equivocado, aceptó y valoró el perdón de su pueblo y pudo


perdonarse a sí mismo. Esto lo vemos en la danza de David que
demuestra su libertad genuina, producto de estos procesos
internos como resultados del perdón.

Ahora bien, muchos de nosotros somos capaces de perdonar a


otros pero somos muy duros con nosotros mismos cuando nos
equivocamos, y eso hace imposible que disfrutemos de la libertad
plena que produce el perdón en todos sus escenarios. Hay que
aprender a perdonarnos. El segundo ejemplo (2 de Samuel 12:1-
15) fue con Betsabé, la mujer ajena. ¡Qué pecado éste! ¡Qué
maquinación! Una situación totalmente vergonzosa para un rey.
Pero luego ¿cuál fue su actitud? Se humilló y alcanzó
misericordia, no se empecinó en tapar el sol con un dedo por la
condición de “yo soy el rey.” Prefirió la autopista del perdón,
antes que la calle ciega de la terquedad y la manipulación.

Amigo lector, esta prueba viene a nosotros a diario, pues


como dijimos al principio no somos perfectos, y lo grande de un
hombre no está en nunca equivocarse, sino en reconocer cada vez
que lo hace. Pedir perdón o aceptar el perdón es la forma de
demostrar que somos humanos, y que la soberanía de Dios y su
misericordia están modelando nuestro carácter. Al usar una
guitarra, un cuatro, un violín u otro instrumento de cuerda,
estamos propensos a que una de sus cuerdas pueda romperse.
¿Qué hacemos frente a esta situación? ¿Rechazamos el
instrumento por completo? ¿Lo tiramos al rincón? ¡No! Sin duda
alguna vamos a reemplazar esa cuerda, o le vamos a cambiar el
juego completo. Lo grande de esto es que el instrumento no
pierde su valor para nosotros. Al equivocarnos debemos recordar
que no hemos perdido el valor que tenemos para Dios, antes bien
Él estará dispuesto a reemplazar lo necesario, a corregir y

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Afinando tu carácter

restaurar para que podamos dar frutos como hijos amados. Un


reto como músico es poder orar a Dios y pedirle como dice la
canción del levita Daniel Calveti:

“Jesús, haz mi carácter más como el tuyo.”

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Capítulo 9

La prueba
de lo inesperado

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Afinando tu carácter

Esta es una de las pruebas más difíciles de aprobar, ya que


en medio todo lo que nos rodea habrá algo que no esperamos que
suceda. Siempre ocurre algo que no está planificado, algo que no
aparece en la partitura. Ese elemento trastorna el presente
afectando el futuro que habíamos planificado o lo que habíamos
supuesto que íbamos a vivir. Estas situaciones ponen a prueba de
una forma extrema toda nuestra capacidad de madurez, nuestra
condición espiritual y, por qué no, nuestro conocimiento bíblico
del propósito divino para nosotros. Superar esto puede llevarnos
días, meses y aún años, e incluso algunos nunca lo harán. Para
una mejor comprensión de este asunto voy a ilustrarlo con
nuestros personajes, y una vez más encontrar esa esencia bíblica
que nos permita crecer como siervos de un Dios con propósito.

Comenzaré con David y ese episodio que vivió con su


hijo Absalón. Podemos decir que este río ya traía piedras, porque
Absalón venía tras una serie de hechos que no estaban muy
afinados, como fue el caso de dar muerte a su hermano y sí, tal
vez alguno diga que por “una buena razón.” Él había abusado de
su hermana, pero ¿debía Absalón hacer justicia por mano propia?
Los tres años de silencio y distancia entre él y su padre no le
ayudaron mucho que digamos. Más tarde lo vemos cerrando su
espectáculo con la canción de la vanagloria a las afueras del
palacio, poniendo al Rey en una situación incómoda. Lo peor fue
su auto proyección como futuro líder, siendo este tal vez su
mayor anhelo. Todas estas cosas, una tras otra, germinaron en
este joven, a quien la Biblia llama “perfecto” y “hermoso” para
que realizara un alzamiento contra David. Decide ser el Rey y
traicionar a su padre. Por mi parte, he querido hacer una
descripción más amplia en este asunto por lo importante del tema
en nuestra vida cotidiana, ya que estamos entrando donde

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Afinando tu carácter

queremos llegar en este breve escrito. ¿Cuál fue la reacción de


David frente a la tracción de su hijo? El valiente de Judá, el
guerrero de muchas batallas, el estratega de los ejércitos de Israel,
frente a esta situación, sin mediar palabra ni acciones, da una
orden inusual: “¡Huyamos! ¡No vaya a ser que Absalón nos
mate!”

Esto describe el colapso de un Rey, quien tiene recursos


bélicos para hacerle frente, tiene experiencia para lidiar con
situaciones como esta. Lo inesperado del momento lo lleva a la
orilla del precipicio de la improvisación. Como músicos,
podemos vivir algún momento en que el que canta se sale del
tono, o comienza a cantar una canción que uno no conoce, y es
difícil cuando algo inesperado como esto sucede ¡y más si es en
vivo y directo, cuando por causa de un tropiezo o del viento se
vuelan las partituras! ¡¡¡Qué situación terrorífica para un
músico!!! Llevemos esto a nuestros días, apliquémoslo a nuestra
cotidianeidad, pues estamos expuestos a vivir cosas inesperadas
todos los días. Una noticia puede cambiar en un segundo nuestra
expectativas de vida, por ejemplo la muerte de un familiar, el
nacimiento de un hijo en condición especial, el diagnóstico final
de una enfermedad incurable, ser despedido de un puesto de
trabajo donde considerábamos jubilarnos, perder una capacidad
motriz por algún accidente, los cambios de formas y
procedimientos, perder a quien considerábamos el amor de
nuestra vida y un sinfín de situaciones inesperadas. La pregunta
es: ¿estamos preparados para una respuesta afinada en momentos
así? Sin duda alguna, nadie se prepara para estos momentos, pero
lo que sí es cierto es que nuestra reacción dará a conocer nuestra
madurez y qué tipo de hombre o de mujer de Dios somos. No
debemos ignorar, obviamente, que esto puede dolernos, pero
nunca debemos perder la confianza en Dios. Podemos llegar a la

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Afinando tu carácter

desesperación, pero nunca ser atormentados. La situación puede


llegar a ser desesperante, pero jamás debemos alejarnos de Dios.
Las palabras del apóstol Pablo nos sirven de guía en Romanos 8,
una serie de hechos que describen sin duda alguna que podemos
vivir situaciones inesperadas. Pero recuerda, somos más que
vencedores en Cristo Jesús (Rom. 8:37) y es esta una verdad que
depende de creer que todo lo que pasa nos ayuda a bien (Rom.
8:28).

Saúl, nuestro segundo personaje de esta aventura, en mi


opinión personal, no era buen músico, nunca aprendió la rítmica
de Dios ni la melodía del espíritu, ni mucho menos a improvisar.
Él acumuló un record de malas acciones frente a momentos
inesperados, como por ejemplo tratar de matar a David con su
lanza más de una vez. Su salud espiritual dependía de otro, es
como ver alguien batiendo contra el piso su muleta, o rompiendo
su silla de ruedas enojado por un accidente que lo dejó
dependiente de otro. Tal vez lo más inesperado que le tocó vivir a
Saúl fue el hecho de haber sido rechazado por Dios. Debió haber
sido una situación terrible, pero muestra la inmadurez de un
hombre a quien Dios, una y otra vez, le dio una oportunidad. Al
momento de recibir esa noticia su actitud no fue la más adecuada.

Particularmente creo que debía haberse humillado delante


de Dios y haber rogado su perdón. Él sólo se preocupó para que
todo estuviera bien delante del pueblo. Por ello le pide a Samuel
salir y mantener las apariencias. Debemos comprender que no es
la solución para las cosas que vivimos tratar de mantener
apariencia de paz cuando en realidad estamos destruidos. Hay
personas que se esconden frente a una aparente tranquilidad y
detrás de ellos hay una tormenta que está a punto de alejarlos de
Dios. Saúl llegó a rayar en la desafinación total al ir a casa de una

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Afinando tu carácter

bruja para consultar a Samuel acerca de su situación. Nunca


aprendió la lección, simplemente fue por un camino equivocado y
sin salida. Siguió tocando empecinadamente su canción con su
carácter desafinado. Créanme, es mejor detener la canción, afinar
el instrumento y volver a empezar. Es mejor pasar la vergüenza,
vivir la tristeza, someternos al dolor, afrontar la situaciones como
humanos, recibir la ayuda necesaria y luego volver a empezar.
Sólo hay un camino para encontrar lo que necesitamos en medio
de las cosas que vivimos. Sólo hay una salida para nuestro
tormento y desesperación. Sin mediar opciones, ese camino y
salida es Cristo y su Palabra escrita. En medio de esa situación
que, tal vez, fue la más difícil que vivió como rey, David terminó
en el monte de Dios rodeado de sus amigos y sacerdotes. Éstos lo
ayudaron a resolver aquella situación tan difícil. Tenemos que
comprender que esto será así frecuentemente, viviremos
situaciones en las que no tendremos fuerzas, pero ¡gloria a Dios
por esas personas que están con nosotros en medio de esos
momentos! Esposa, hijos, familia, amigos u pastores. Se trata de
escuchar e imitar a David en su canción “cuando terminan mis
fuerzas comienzan las de Dios.” Él sabía que al traidor había que
darle muerte, pero no podía ni tenía el coraje de hacerlo.
¿Cuántas veces sabemos cuál es la solución a ese problema que
atravesamos y no tenemos la fuerza para hacerlo? Quiero decirte
que buscar ayuda o permitir la intervención de otro va hacer un
buen comienzo para un final feliz, aun cuando siga siendo
doloroso.

Nunca estaremos totalmente preparados para vivir cosas


inesperadas, pero mientras vayamos afinando nuestro carácter y
creciendo en madurez, más seguros estaremos que saldremos
victoriosos frente a cualquier situación. Pasarás por el fuego, sí,
¡pero no te quemarás, ni las aguas podrás anegarte!

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Conclusión

El último compás
de esta partitura

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Pudiéramos concluir reconociendo que en nuestros


tiempos, el altar representa el taller del maestro. Es nuestra vida
la materia prima de la obra del alfarero, son nuestras experiencias
cada capítulo de esta historia, es nuestra fe la fuerza para seguir
en esta escuela, es el Espíritu Santo nuestro mejor director, y un
día cuando estemos en el cielo, nuestra alabanza ensayada por
días se hará perfecta y se escuchará delante del Cordero de Dios,
quien nos perdonó cada pecado y acción no grata. Dios mismo
recibirá de nuestra mano el mejor de todos los sacrificios, el
agradecimiento por la nueva vida en Cristo. Se escuchará la
canción de los salvados, las melodías de los que fueron
perdonados, aquella canción que Juan dice que nadie podía
cantar, sino sólo los escogidos (Apocalipsis 14:3).

Mientras estemos en la tierra no perdamos el sentido de


trabajo y los procesos que debemos vivir cada día. Aceptemos la
soberanía de Dios y su justicia a fin de ser portadores de su
presencia en medio de quienes ofrecen alabanzas a su nombre.
Ser ejemplos en medio de aquellos que día a día escuchan las
notas de nuestro carácter, la melodía de nuestro testimonio. Ser
modelos para los que cantan la canción de nuestras enseñanzas en
nuestra iglesia, en nuestra casa, en nuestra familia. En cada
momento que podamos mostremos el mayor de nuestros
agradecimientos en servicio desinteresado.

Levitas de nuestra generación, despeinados de este


tiempo, pequeños Davicitos, los que aún están detrás de las
bancas y los que tienen muchas batallas en el altar, a todos los
que hablan y entienden este idioma musical, recuerden que afinar
el carácter no es un evento sino un proceso, y es mucho más

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Afinando tu carácter

complicado que llevar un instrumento al tradicional 440Hz. Se


complica mucho más cuando se hace en vivo, y rodeado de gente,
por eso hacemos mención de la disciplina orquestal y las
instrucciones del director. Y así como se le hace mantenimiento a
las cuerdas de una guitarra o al arco de un violín para ayudar con
la afinación, nosotros debemos poner por obra las enseñanzas y
recomendaciones que salen de un corazón dispuesto a ayudarnos.
De esa forma la canción de nuestro testimonio se escuchará
diferente, y seremos ejemplos para otras vidas hechas canción.

“Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los


hombres de buena voluntad”

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Afinando tu carácter

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