Plegaria de Liberación PADRE AMOUTH

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Plegaria de liberación

Oh, Señor, tú eres grande, tú eres Dios, tú eres Padre,


nosotros te rogamos, por la intercesión y con la ayuda
de los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel,
que nuestros hermanos y hermanas
sean liberados del maligno que los ha esclavizado.
Oh, santos, venid todos en nuestra ayuda.
De la angustia, la tristeza y las obsesiones,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
Del odio, la fornicación y la envidia,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De los pensamientos de celos, de rabia y de muerte,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De todo pensamiento de suicidio y de aborto,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De toda forma de sexualidad mala,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De la división de la familia, de toda amistad mala,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De toda forma de maleficio, de hechizo,
de brujería y de cualquier mal oculto,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
Oh, Señor, que dijiste «la paz os dejo, mi paz os doy»,
por la
intercesión de la Virgen María concédenos ser librados
de toda maldición y
gozar siempre de tu paz. Por Cristo Nuestro Señor.
Amén.
Oración por la curación interior
131
Señor Jesús, tú has venido a curar
los corazones heridos y atribulados,
te ruego que cures los traumas que provocan
turbaciones en mi corazón;
te ruego, en especial, que cures
aquellos que son causa de pecado.
Te pido que entres en mi vida,
que me cures de los traumas psíquicos
que me han afectado en tierna edad
y de aquellas heridas que me los han provocado
a lo largo de toda la vida.
Señor Jesús, tú conoces mis problemas,
los pongo todos en tu corazón de Buen Pastor.
Te ruego, en virtud de aquella gran llaga
abierta en tu corazón,
que cures las pequeñas heridas que hay en el mío.
Cura las heridas de mis recuerdos,
a fin de que nada de cuanto me ha acaecido
me haga permanecer en el dolor, en la angustia,
en la preocupación.
Cura, Señor,
todas esas heridas que, en mi vida,
han sido causa de raíces de pecado.
Quiero perdonar
a todas las personas que me han ofendido,
mira esas heridas interiores
que me hacen incapaz de perdonar.
Tú que has venido a curar los corazones afligidos,
cura mi corazón.
Cura, Señor Jesús, mis heridas íntimas
que son causa de enfermedades físicas.
Yo te ofrezco mi corazón,
acéptalo, Señor, purifícalo y dame
los sentimientos de tu Corazón divino.
Ayúdame a ser humilde y benigno.
Concédeme, Señor,
la curación del dolor que me oprime
por la muerte de las personas queridas.
132
Haz que pueda recuperar la paz y la alegría
por la certeza de que tú eres la Resurrección y la Vida.
Hazme testigo auténtico
de tu Resurrección,
de tu victoria sobre el pecado y la muerte,
de tu presencia de Viviente entre nosotros.
Amén.

Oración contra todo mal Espíritu del Señor, Espíritu de


Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima Trinidad,
Virgen Inmaculada, ángeles, arcángeles y santos del
paraíso, descended sobre mí. Fúndeme, Señor,
modélame, lléname de ti, utilízame. Expulsa de mí
todas las fuerzas del mal, aniquílalas, destrúyelas, para
que yo pueda estar bien y hacer el bien. Expulsa de mí
los maleficios, las brujerías, la magia negra, las misas
negras, los hechizos, las ataduras, las maldiciones y el
mal de ojo; la infestación diabólica, la posesión
diabólica y la obsesión diabólica; todo lo que es mal,
pecado, envidia, celos y perfidia; la enfermedad física,
psíquica, moral, espiritual y diabólica. Quema todos
estos males en el infierno, para que nunca más me
toquen a mí ni a ninguna otra criatura en el mundo.
Ordeno y mando con la fuerza de Dios omnipotente, en
nombre de Jesucristo Salvador, por intercesión de la
Virgen Inmaculada, a todos los espíritus inmundos, a
todas las presencias que me molestan, que me
abandonen inmediatamente, que me abandonen
definitivamente y que se vayan al infierno eterno,
encadenados por san Miguel arcángel, por san Gabriel,
por san Rafael, por nuestros ángeles custodios,
aplastados bajo el talón de la Virgen Santísima
Inmaculada

Alma de Cristo

Alma de Cristo, santifícame.


Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, consuélame.
Oh buen Jesús, escúchame.
Escóndeme entre tus llagas.
No permitas que me separe de ti.
Defiéndeme del enemigo maligno.
En la hora de mi muerte, llámame.
Haz que yo venga a ti para alabarte
con todos los santos
por los siglos de los siglos.
Amén.
PLEGARIAS DE LIBERACIÓN
Oraciones contra el maleficio
(Del ritual griego)
Kyrie eleison. Dios nuestro Señor, oh Soberano de los
siglos,
omnipotente y todopoderoso, tú que lo has hecho todo
y que lo transformas
todo con tu sola voluntad; tú que en Babilonia
transformaste en rocío la
llama del horno siete veces más ardiente y que
protegiste y salvaste a tus
tres niños santos; tú que eres doctor y médico de
nuestras almas; tú que
eres la salvación de aquellos que se dirigen a ti, te
pedimos y te invocamos,
haz vana, expulsa y pon en fuga toda potencia
diabólica, toda presencia y
maquinación satánica, toda influencia maligna y todo
maleficio o mal de
ojo de personas maléficas y malvadas realizados sobre
tu siervo... haz que,
en cambio, de la envidia y el maleficio obtenga
abundancia de bienes,
fuerza, éxito y caridad; tú, Señor, que amas a los
hombres, extiende tus
manos poderosas y tus brazos altísimos y potentes y
ven a socorrer y visita
esta imagen tuya, mandando sobre ella al ángel de la
paz, fuerte y protector
del alma y el cuerpo, que mantendrá alejado y
expulsará a cualquier fuerza
malvada, todo envenenamiento y hechicería de
personas corruptoras y
envidiosas; de modo que debajo de ti tu suplicante
protegido te cante con
gratitud: «El Señor es mi salvador y no tendré temor
de lo que pueda
hacerme el hombre.
»No tendré temor del mal porque tú estás conmigo, tú
eres mi Dios,
mi fuerza, mi poderoso Señor, Señor de la paz, padre
de los siglos futuros.»
Sí, Señor Dios nuestro, ten compasión de tu imagen y
salva a tu
siervo... de todo daño o amenaza procedente de
maleficio, y protégelo
poniéndolo por encima de todo mal; por la intercesión
de la más que
bendita, gloriosa Señora, la madre de Dios y siempre
virgen María, de los
resplandecientes arcángeles y de todos tus santos.
¡Amén!
En el nombre de Jesús denuncio, renuncio y
echo fuera de mí todo espíritu de alcoholismo o
de cualquier otra adicción, de mal carácter, de
falta de memoria, de falta de control y de
dominio de mi ser, irrealidad, inconsciencia,
envidia, abandono, gula, suciedad, desorden,
malos olores crónicos en mi cuerpo, ropa o casa,
de falta de fe, esperanza y caridad, de falta de
interés en la vida, de desprecio a la eucaristía y
de aborrecimiento o flojera para tener vida de
oración.
Corto, destruyo y ulifico los medios a través de
los cuales fueron hechos los daños antes
mencionados, si fueron veladoras, fotos, ropa,
tijeras, agujas, fetiches, entierros, lo que haya
sido.
Renuncio a lo que en forma consciente o
inconsciente haya yo hecho por otra persona en
mi nombre para obtener poderes, dinero, éxito,
buena suerte o pretender saber el futuro, o bien
para conseguir el amor y la salud propios o
ajenos, o tener dominio y control sobre
personas, objetos, animales, lugares, espíritus y
fuerzas de la naturaleza.
Nulifico los efectos de cualquier práctica
contraria al compromiso adquirido a través de
mi bautismo, de fidelidad y reconocimiento a
Jesucristo como mi único Salvador, a los
Sacramentos, a la Virgen María y a la Iglesia
católica.
A lo que impida el ejercicio de mi sentido
común, capacidad de juicio, entendimiento y
voluntad.
Echo fuera de mí todo aquello con lo que haya
intentado sustituir el amor y la confianza de
Jesús. Renuncio al rechazo de mis padres desde
el instante de mi concepción y durante mi vida
en el seno materno.  Renuncio al mal que me
causaron por intentar abortarme: con yerbas,
sustancias químicas o con objetos punzo
cortantes. Renuncio a todo el rencor que tengo
si fui dado en adopción o abandonado sin haber
conocido a mis padres biológicos o a
maldiciones recibidas durante mi gestación.
Nulifico por las llagas de Jesús todo mandato de
fracaso, muerte en vida y suicidio que hay en mí
por estas causas, la incapacidad para aceptar el
amor de Dios, para aceptarme a mí mismo o a
las personas, para estudiar, trabajar y ser feliz.
Renuncio a todo lo que sea contrario a la salud,
el respeto y la dignidad que como templo del
Espíritu Santo, necesita todo mi ser y que esté
impidiendo relacionarme con Dios, conmigo
mismo (a), con mi entorno en una forma sana,
tener una familia unida y un trabajo digno y bien
remunerado.
Porque Jesucristo se manifestó para deshacer
las obras del diablo: habiendo denunciado,
renunciado y echado de mí todos los espíritus
del mal, los envío atados y amordazados a los
pies de la Santa Cruz y les prohíbo regresar.
Habiendo nulificado todos los efectos, causas y
consecuencias, tomo autoridad, en el nombre de
Jesús, para que caigan todos los bloqueos,
tinieblas y barrer, las que Satanás construyo a
mi alrededor y le ordenó a todo ser demoníaco
que despojó a mi familia o a mi mismo (a), que
nos devuelva lo que nos quitó.
Padre Santo, te lo ruego, sana toda mi vida, toda
mi historia personal, perdóname, ayúdame,
libérame, bendíceme.
Padre Dios, acepto que Tú seas mi Padre,
Jesucristo mi Hermano, la Virgen María mi
Madre, porque hoy, yo (di tu nombre) les
pertenezco para siempre.
A través de Tu Santo Espíritu, guíame para la
reparación de todas las faltas que cometí y
enséñame a amar Tu Voluntad. Gracias Padre.
R. Amén, amén, amén.

SATANAS EN NOMBRE DE DIOS DETENTE


SATANAS EN EL NOMBRE DE DIOS QUEDATE EN ESA
POCISION.
Plegaria de Liberación
Oh, Señor, tú eres grande, tú eres Dios, tú eres Padre,
nosotros te rogamos, por la intercesión y con la ayuda
de los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, que
nuestros hermanos y hermanas sean liberados del
maligno que los ha esclavizado.
Oh, santos, venid todos en nuestra ayuda.

De la angustia, la tristeza y las obsesiones, nosotros te


rogamos: Líbranos, oh Señor.
Del odio, la fornicación y la envidia, nosotros te
rogamos: Líbranos, oh Señor.
De los pensamientos de celos, de rabia y de muerte,
nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De todo pensamiento de suicidio y de aborto, nosotros
te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De toda forma de desorden en la sexualidad , nosotros
te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De la división de la familia, de toda amistad mala:
Líbranos, oh Señor.
De toda forma de maleficio, de hechizo, de brujería y
de cualquier mal oculto, nosotros te rogamos:
Líbranos, oh Señor.

Oh, Señor, que dijiste “la paz os dejo, mi paz os doy”,


por la intercesión de la Virgen María concédenos ser
librados de toda maldición y gozar siempre de tu paz.
Por Cristo Nuestro Señor. ¡Amén!

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