Historia Mamposteria
Historia Mamposteria
Historia Mamposteria
Mesoamérica
Algunas culturas como los mayas y los totonacas desarrollaron
concretos para construir losas de piso y de techo, muros de
contención, muelles, pilas de puentes, soportes y bóvedas.
Muros de contención
Grandes pirámides
Edificios cubiertos
El Castillo de Labná
Muros de Contención
Se construyeron centros ceremoniales como los de Teotenango y
Calixtlahuaca en el Estado de México sobre terrazas artificiales en lo
alto de los cerros. Para ello se emplearon lajas de piedra de forma
alargada e irregular, para que una vez acomodadas interactuaran por
fricción con el peso del terraplén, para así lograr la estabilidad del
conjunto. El paramento de los muros podía ser vertical, inclinado o
escalonado, según el diseño arquitectónico.
Grandes Pirámides
Edificios cubiertos
El Palacio de Quetzalpapálotl en Teotihuacán es un edificio de planta
rectangular que cuenta con un patio interior. La estructuración es de
marcos con columnas que destacan por sus dimensiones, tallados
y aparejos. Se han restaurado tres habitaciones con claro de 8 m y un
techo formado por un terrado soportado por un doble entramado de
madera rolliza.
Egipto y Grecia
La materia prima siempre ha estado determinada por las formaciones
y condiciones geológicas del lugar donde va a ser utilizada. El ladrillo
cerámico se remonta a Sumeria porque allí había abundantes
depósitos de arcilla, pero no de rocas.
Roma
En algunas de sus obras, los romanos importaron piedra de las
canteras egipcias y mármol griego. En la mayoría de los casos,
emplearon la piedra de sus depósitos de caliza, travertino y tufa
volcánica, y la tecnología sumeria de la mampostería de ladrillos de
arcilla. También inventaron el mortero de cemento y el concreto
(compuesto por tres sustancias: aglomerante hidráulico, agregado
grueso y agua). El aglomerante hidráulico se elaboraba mezclando
dos partes de "arena" volcánica muy fina con una parte de cal.
Los romanos también desarrollaron cimbras de madera,
cimentaciones más competentes, disminuyeron el tiempo de
construcción al sustituir los morteros de cal por morteros de cemento
y usaron arcos o bóvedas para posibilitar la inclusión de aberturas
totales o parciales en los muros.
Mampostería reforzada
En 1813, Brunel propuso el refuerzo de una chimenea en
construcción con mampostería reforzada con barras de hierro
forjado. Sin embargo, dicho material se empleó hasta la construcción
de un túnel bajo el Támesis en 1825. La mampostería reforzada
desaparece por 50 años y en 1889 Paul Cottancin patentó un método
para reforzar y construir edificios de mampostería.
Estructura de
mampostería construida con piezas artificiales
El adobe fue llevado al horno a principios del tercer milenio a. C., lo que resultó en
la fabricación de ladrillos cerámicos. En esta etapa, las piezas de mampostería se
asentaban con mortero de betún o alquitrán, lo que permitió que las estructuras
fueran mucho más grandes y duraderas (de hecho algunas prevalecen hasta
nuestros días).
Las culturas antiguas de México.
Al igual que las grandes culturas en el mundo, las culturas mexicanas
construyeron estructuras de gran tamaño utilizando piedras naturales y artificiales
(Figura 2.3). Por ejemplo, la arquitectura mesoamericana recurrió cotidianamente
al uso de la piedra y el adobe, y utilizó en raras ocasiones el ladrillo. Un ejemplo
del uso del ladrillo lo aportaron los olmecas (1200 a. C.) al construir con bloques
de barro rojo y amarillo unidos con barro los muros de la Venta.
Los mayas hicieron aportaciones técnicas muy importantes a la construcción de
edificios de mampostería, a través de la bóveda maya. Dicha técnica fue utilizada
en un principio para el techado de tumbas, y después para la construcción de
edificios de culto y de las residencias de los personajes de más alto linaje.
Además de utilizar la mampostería para la construcción de templos y viviendas,
las culturas antiguas de México la utilizaban para la construcción de obras civiles,
tales como muros de contención, escalinatas, etc.
La cultura romana.
La cultura romana, a través de la invención del mortero hidráulico, contribuyó
significativamente al desarrollo de la construcción de edificaciones de
mampostería. Esto hizo posible la construcción de estructuras mucho más
grandes y con resistencias superiores a las construidas hasta entonces (Figura
2.4).
El mortero hidráulico se utilizó por primera vez para unir piedras en el siglo II a.C.
En un principio el mortero era débil, y sólo se usaba para extender una capa finita
entre los bloques que se tallaban cuidadosamente. Una vez que los romanos
descubrieron la manera de fabricar un mortero más resistente, las piedras dejaron
de tallarse con tanto cuidado, ya que gracias a él una serie de piedras pequeñas
podían resultar tan resistentes como un bloque de mayor tamaño. El material que
proporcionó a los romanos su gran reputación como fabricantes de mortero
hidráulico fue la puzolana. Aunque ellos la concebían como un tipo especial de
arena, se trata de una ceniza procedente de las erupciones volcánicas de la
prehistoria. El mortero era más fuerte cuanto más cerca se encontraba la puzolana
del antiguo volcán, puesto que las cenizas que el viento había llevado hasta
grandes distancias, estas tendían a mezclarse con el suelo de la región donde se
depositaban lo que afectaba las propiedades de la argamasa ya terminada.
Figura 2.4.
Coliseo Romano (Roma, Italia).
La mampostería reforzada.
El avance de las civilizaciones modernas requirió de estructuras cada vez más
complejas, lo que dio como resultado en nuevas formas de construcción que hacía
que las antiguas técnicas resultaran obsoletas. Lo anterior, implicó que la
mampostería evolucionara hasta ser una alternativa viable para la construcción.
En 1813, el ingeniero británico Brunel propuso el refuerzo de una chimenea de
mampostería con barras de acero forjado; sin embargo, fue hasta la construcción
del túnel bajo el río Támesis, en 1825, que se utilizó en cabalidad la mampostería
reforzada.
En 1889, el ingeniero francés Paúl Cottancin patentó una metodología para
reforzar y construir edificios de mampostería, la que resultó ser impráctica debido
a que, por falta de evidencia experimental, su aplicación resultaba en una gran
densidad de muros, lo que a su vez hacia más atractivas a otras metodologías de
construcción. Por otro lado, fue hasta 1913 cuando renació la mampostería a
través del inicio de proyectos de investigación que, patrocinados por empresas
dedicadas a la fabricación de ladrillos, pretendían revivir el uso de este material
para la construcción de estructuras relevantes. A partir de esta fecha se iniciaron
una serie de investigaciones formales que consideraban a la mampostería como
un material estructural. A partir de entonces, se han identificado ventajas y
desventajas que la mampostería tiene como material de construcción con respecto
a otros materiales. Entre las ventajas y desventajas, se tiene que: A) posee
ventajas con respecto al acero y al concreto, tal como ser más económica y ser un
excelente aislante térmico y acústico, y B) desventajas como la necesidad de un
detallado extremadamente cuidadoso para mantener su integridad estructural bajo
la acción de cargas laterales.
La mampostería confinada en México.
México es un país con una tradición muy arraigada en cuanto al uso de la
mampostería como material de construcción, ya que casi la totalidad de las
edificaciones destinadas a vivienda se construyen con este material. Debido a que
muchas regiones del país se encuentran en zonas con un alto nivel de peligro
sísmico, se han llevado a cabo varias investigaciones encaminadas a entender el
comportamiento de las edificaciones de mampostería ante acciones dinámicas
debidas a sismo. La Figura 2.5 ilustra el uso de la mampostería en México para la
construcción de grandes complejos habitacionales.
desplazamiento.
Figura 2.7. Estructuras modernas de mampostería (D.F., México).
¿por qué el hombre invento la mampostería?
Estas bóvedas, así como otros elementos estructurales usados o desarrollados por los
mayas, como basamentos, muros, escalinatas, alfardas, terrazas, soportes, pilas y
columnas, fueron posibles gracias a su tecnología de materiales cementantes. Así, por
ejemplo, la bóveda tuvo varias modalidades como las hechas con piedras tipo zapata
sin junteo, las piedras junteadas y las bóvedas de concreto ciclópeo.
Las obras comunes se construyeron de cañas o adobes; el ladrillo cerámico rara vez se
usó.
Grecia adoptó una arquitectura de lujo y de exteriores poseía los mejores mármoles
para llevarla a cabo. Ellos sirvieron para revestir su gruesa mampostería de piedra
caliza asentada con morteros de cal.
ROMA
LOS ROMANOS UTILIZARON PIEDRA IMPORTADA DE LAS MEJORES CANTERAS
EGIPCIAS Y MÁRMOL GRIEGO; EN LA MAYORÍA DE LOS CASOS EMPLEARON LA
PIEDRA DE SUS DEPÓSITOS DE CALIZA, TRAVERTINO Y TUFA VOLCÁNICA, Y LA
TECNOLOGÍA SUMERIA DE LA MAMPOSTERÍA DE LADRILLOS DE ARCILLA. A ESTA
TECNOLOGÍA APORTARON UNA NUEVA RACIONALIDAD CONSTRUCTIVA Y LA
INVENCIÓN DEL MORTERO DE CEMENTO Y DEL CONCRETO.
los romanos no sabían por qué la "arena" de Putuoli daba un resultado distinto y
superior a la convencional, la aplicaron sabia y liberalmente en sus grandes
construcciones portuarias, urbanas, viales e hidráulicas, tanto para asentar piedras o
ladrillos formando mampostería como para elaborar concreto añadiendo piedras, con
el que construyeron muros, bases de pavimentos y cimentaciones. El molde de ese
concreto en los muros, arcos y bóvedas estaba constituido por mampostería
permanente de ladrillos de cerámica asentados con mortero, mientras que para formar
las cúpulas tuvieron que desarrollar moldes provisionales (encofrados o cimbras) de
madera.
c) Libertad para el desarrollo de la tecnología del arco, bóveda y la cúpula, que si bien
eran formas estructurales conocidas desde los sumerios, 3 500 años antes, estaban
aprisionadas por las ajustadas restricciones impuestas al constructor por la piedra y el
ladrillo. d) Posibilitar aberturas totales o parciales en los muros usando arcos o
bóvedas, proveyendo así una herramienta de gran potencial en el diseño de interiores.
Muchas grandes obras romanas son frutos de la revolución del mortero y del concreto.
Una de las más notables es el Panteón (Fig. 1.9), porque reúne de manera coherente la
totalidad de la creatividad arquitectónica y estructural y la refinada aplicación de la
nueva tecnología constructiva. La construcción del Panteón la inició 27 años antes de
Cristo, el cónsul Agripa en honor a todos los dioses. Se trataba, en su versión primera,
de un edificio clásico de planta rectangular soportado en columnas y construido en
piedra. Su forma actual fue decidida por el emperador Adriano, quien modificó
sustancialmente el edificio aprovechando las nuevas tecnologías del concreto y de la
mampostería, terminando aproximadamente en el año 118 después de Cristo.
El Panteón es un edificio circular de mampostería y concreto con acabado de ladrillo
en las paredes exteriores y mármoles en el interior, cubierto con un gran domo de
concreto. No se conoce con precisión el procedimiento utilizado en su construcción,
pero es notoria su dependencia del mortero y concreto romanos, sin los cuales no
hubiera existido. Su éxito y durabilidad se deben sin lugar a dudas, a una notable
cimentación de un anillo de concreto sólido de 7.3 m de ancho por 4.5 m de alto, bajo
todo el muro perimetral; a la excelente calidad del concreto y la construcción, y a la
cuidadosa selección de agregados. La cimentación tiene agregado pesado basáltico;
los muros son de la forma opus incertum, que se recomendaba por ser la más
resistente, con agregado de travertino en la parte baja y de pedacería de ladrillo en la
parte alta. Son aspectos notables de su construcción los rigidizadores de los muros y
las bóvedas y arcos que forman los siete grandes nichos y la puerta, ubicados todos
como parte integral de los muros; el acabado reticular del domo, y el gran lucernario
(u ojo) que provee el total de la iluminación interna.
La mampostería era aplicada también en otras partes del mundo. La gran muralla
china de 9 m de altura tiene una gran parte de su longitud construida con ladrillos de
arcilla unidos con mortero de cal. Los árabes emplearon la mampostería en sus
mezquitas y minaretes, desarrollando una construcción masiva en sus espesores,
delicadísima en sus cierres y detallado y conteniendo muchas veces un increíble
alarde geométrico.
El salto más importante fue el rediseño de los hornos, emprendido en países como
Dinamarca, donde era muy grande la necesidad de economizar combustible. El
perfeccionamiento del horno fue acompañado de maquinaria auxiliar: molinos,
trituradoras y mezcladoras para las materias primas; extrusoras y prensas mecánicas
para el formado de unidades
Entre finales del siglo XVIII y el siglo XIX ocurrieron en Europa los siguientes avances:
En 1796, se patenta el "cemento romano" que era, estrictamente hablando, una cal
hidráulica. En 1824 se inventa y patenta el cemento portland. Entre 1820 y 1840, se
inventa la máquina para extruir ladrillos de arcilla, se usa por primera vez mampostería
reforzada, y se inventa el horno de producción continua. Entre 1850 y 1870 se inventa
y patenta el bloque de concreto, el ladrillo sílico-calcáreo y el concreto armado.
La construcción del túnel bajo el Támesis, en 1825, que aplicó por primera vez dicho
material. Con él construyó dos accesos verticales al túnel que tenían 15 m de diámetro
y 20 m de profundidad, con paredes de ladrillo de arcilla de 75 cm de espesor
reforzadas verticalmente con pernos de hierro forjado de 25 mm de diámetro y
zunchos circunferenciales de platabanda (moldura metálica plana y lisa comúnmente
llamada solera) de 200 mm de ancho y 12 mm de espesor, que se iban colocando
conforme iba avanzando el proceso de construcción.
Los accesos fueron construidos sobre el suelo hasta una altura de 12 m y luego
hundidos excavando la tierra de su interior a manera de caissones (pozo indio). Brunel
y Pasley ensayaron posteriormente vigas de mampostería reforzada con pernos de
hierro forjado con claros de 6 y 7 m cargándolas hasta la rotura, lo cual ocurrió por la
falla en tensión del refuerzo. A pesar de intentarlo, los investigadores no pudieron
llegar a métodos racionales de diseño.
Entre los años 1889 - 1891 se construyó, en Chicago (Illinois, E.U.A.), el edificio
Monadnock en el cual su diseñador empleó los criterios más modernos de la
ingeniería alcanzados hasta ese momento que incluían la aplicación de fuerzas
horizontales y la determinación, con criterios empíricos, del espesor de los muros de
mampostería en función de la altura.
Un material estructural con tan elevado consumo de material y tan grande ocupación
de área no era competitivo y estaba llamado a desaparecer. Era claro que el
problema no estaba en el material en sí sino en la falta de conocimiento ingenieril
del mismo, que imposibilitaba su análisis y dimensionamiento racionales.
Por otra parte, la destrucción de edificaciones de mampostería simple por sismos han
dado un fuerte impulso a la investigación, y a la determinación de configuraciones
estructurales y a métodos de análisis, diseño y dimensionamiento racionales.