453 Campanella

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Vito Campanella

Por Ignacio Gutiérrez Zaldívar


Revista El Federal – Junio de 2014

Vito Campanella
Monópoli, Italia, 1932
Sus obras se encuentran en importantes colecciones privadas y museos, como la Galería
degli Uffizi de Florencia, Italia, y el Museo de Arte Moderno de Tel Aviv, Israel, entre
otros. Durante junio y julio expone en Zurbarán, con entrada libre y gratuita, en Cerrito
1522, Buenos Aires (tel: 4815-1556, www.zurbaran.com.ar).

Es considerado actualmente uno de los surrealistas mas reconocidos a nivel mundial y es


constantemente invitado a participar en salones internacionales donde, representando a
Argentina, ha recibido numerosos premios. Surrealista, metafísico, figurativo, onírico sobre
todas las cosas, a él le gusta definirse como “renacentista fantástico”. Y como los grandes
maestros renacentistas pinta con óleo, capa sobre capa.
Segundo de los 6 hijos de una familia burguesa italiana, Vito Campanella nació el 17 de
octubre de 1932, en Monópoli, pequeño poblado en las costas del Mar Adriático, al sur de
Italia. Su padre, músico y dueño de una librería, siempre lo alentó en su interés por la
pintura, que demostró desde niño.
En la escuela de artes y oficios aprendió modelado y talla en madera. Pintaba, en esos
tiempos, paisajes al natural en la campiña y a los 16 años ganó un concurso para hacer un
mural en la iglesia de su pueblo. Tiempos felices.
El sufrimiento de la Segunda Guerra Mundial y la muerte prematura de su padre, no le
quitaron, sin embargo, su firme vocación artística. Sus hermanos deciden emigrar a la
Argentina, pero él continúa sus estudios durante dos años más. Participa del gran
movimiento cultural de Florencia, pinta, prueba varios estilos, hasta que encuentra en el
Surrealismo su mejor forma de expresión. Frecuenta también al gran maestro Giorgio De
Chirico, quien lo introduce en la corriente metafísica. Más tarde, en Roma, traba amistad
con Salvador Dalí, relación fundamental en el desarrollo de su pintura, que ha sabido
mantener con estilo propio. Reside luego en Milán, donde realiza cursos de anatomía en la
famosa Academia de Brera, casualmente con el mismo profesor que había tenido Raúl
Soldi.
En 1954 viaja a la Argentina. Para ganarse la vida, trabaja en publicidad, pero pronto se
afianza con las exposiciones y ventas de sus obras y decide dedicarse exclusivamente al
arte. Participa en importantes salones internacionales, recibiendo, entre otros la Palma de
Oro en Montecarlo.
Durante una estadía en las llanuras pampeanas, concibe y madura la idea de interpretar el
“Martín Fierro”. Otra serie fue dedicada a la Biblia, realizada luego de una exhaustiva visita
a Israel.
A mediados de los 80 realiza una serie inspirada en obras de los Grandes Maestros. Con su
lenguaje propio interpreta a Caravaggio, Velázquez, Rafael, Leonardo… “Me fascina
penetrar en ese mundo perdido escuchando ese vago rumor de tiempo que se aleja, en el
monólogo deliciosamente arcaico con el que cada obra de arte desafía nuestra
sensibilidad”, expresó entonces.
Año a año se suceden las obras, las series, las exposiciones, en un proceso de creación que
él mismo define: “es un proceso extraño, que ni yo mismo puedo entender. De pronto
aparece una imagen y es necesario mucho valor para atreverse y sacar todo afuera.
Cuando comienzo a desarrollar una idea, la bosquejo hasta que me canso, pero con un
cansancio lindo, como el que se siente al ir en un barco. Debe ser como ese cansancio
que siente la mujer después del nacimiento de un hijo…”
Vito trabaja día a día en su taller de la céntrica Avenida Córdoba porteña, acompañado
siempre con la música clásica que emana de la radio; y figuras, cientos de figuras
atemporales que surgen de sus sueños…

“Recreación de La Cena de Emaus, de Caravaggio”


Óleo sobre lienzo
40 x 50 cm
1988
En exposición en Zurbarán

“La Deposizione”
Óleo sobre lienzo
70 x 50 cm
1987
En exposición en Zurbarán

“Olimpia”
Óleo sobre lienzo
55 x 70 cm
1986
En exposición en Zurbarán

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