Séneca aconseja a Lucilio que no se disperse cambiando constantemente de lugar ni leyendo demasiados autores diferentes de forma vaga e inestable. Es mejor centrarse en profundizar la lectura de autores de talento reconocido para nutrir el espíritu de forma sólida. También recomienda extraer una reflexión diaria de las lecturas para aplicarla a la vida, como él hace citando un pasaje de Epicuro sobre la pobreza feliz. Finalmente, Séneca responde a la pregunta de Lucilio sobre la medida de la rique
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Séneca aconseja a Lucilio que no se disperse cambiando constantemente de lugar ni leyendo demasiados autores diferentes de forma vaga e inestable. Es mejor centrarse en profundizar la lectura de autores de talento reconocido para nutrir el espíritu de forma sólida. También recomienda extraer una reflexión diaria de las lecturas para aplicarla a la vida, como él hace citando un pasaje de Epicuro sobre la pobreza feliz. Finalmente, Séneca responde a la pregunta de Lucilio sobre la medida de la rique
Séneca aconseja a Lucilio que no se disperse cambiando constantemente de lugar ni leyendo demasiados autores diferentes de forma vaga e inestable. Es mejor centrarse en profundizar la lectura de autores de talento reconocido para nutrir el espíritu de forma sólida. También recomienda extraer una reflexión diaria de las lecturas para aplicarla a la vida, como él hace citando un pasaje de Epicuro sobre la pobreza feliz. Finalmente, Séneca responde a la pregunta de Lucilio sobre la medida de la rique
Séneca aconseja a Lucilio que no se disperse cambiando constantemente de lugar ni leyendo demasiados autores diferentes de forma vaga e inestable. Es mejor centrarse en profundizar la lectura de autores de talento reconocido para nutrir el espíritu de forma sólida. También recomienda extraer una reflexión diaria de las lecturas para aplicarla a la vida, como él hace citando un pasaje de Epicuro sobre la pobreza feliz. Finalmente, Séneca responde a la pregunta de Lucilio sobre la medida de la rique
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EPÍSTOLA MORAL 2
LOS VIAJES Y LAS LECTURAS
Séneca a su Lucilio saluda,
Por lo que me escribes y por lo que escucho, albergo buenas esperanzas respecto de ti: no te dispersas ni te inquietas por cambiar de lugar de vida. Tal agitación resultaría de un ánimo enfermizo: la primera muestra de un espíritu equilibrado es la facultad de situarse y permanecer en sí mismo. Por otra parte, presta atención que tu afán de múltiples autores y de todo tipo de lecturas no conlleve algo de vago e inestable. Es el talento probado lo que debes alojar y nutrir para asentar lo fidedigno en tu espíritu. En ningún lado está aquel que está en todos lados. La vida de peregrinaje trae aparejada muchos anfitriones y ningún amigo. Lo mismo acontece inevitablemente a quien, en lugar de aplicarse a profundizar un autor de talento, sobrevuela varios agitada y precipitadamente. No aprovecha ni nutre el cuerpo el alimento que ni bien consumido es regurgitado. Nada obsta más a la salud que el cambio frecuente de remedios, no cicatriza la herida en la que se ensayan curaciones ni crece el árbol que frecuentemente se trasplanta. Nada es tan perdurable que pueda aprovecharse simplemente de pasaje. Mantente alejado de plétora de libros: si no puedes leer todo lo que puedas poseer, suficiente te sea poseer lo que puedas leer. A veces - dices - quiero hojear tal libro, a veces tal otro. Empalagarse con muchas cosas es lo propio de los estómagos hastiados. Lo mucho y lo muy diverso, no nutre: contamina. Cíñete a los genios reconocidos y si para distraerte te complaces con lecturas diversas, retorna siempre a los primeros. Emprende cotidianamente algo contra la pobreza, algo contra la muerte y no menos contra otras calamidades. Luego de andar camino, procúrate un extracto para reflexionar en dicho día. Yo mismo hago tal cosa: de lo mucho que leo siempre retengo algún pasaje. El de hoy día proviene de Epicuro (suelo transitar en el campo adverso, pero no en tanto que tránsfuga sino como explorador): "honorable " - dice - "es la pobreza feliz". Pero en tal caso, si feliz, no puede aquella denominarse pobreza: no es pobre aquel que poco posee, sino aquel que mucho ambiciona. ¿Qué importa, en efecto, cuánto se detiene en arcas, cuánto se acumula en graneros, el ganado que se posee o el dinero colocado a interés, si se codicia lo de otro, si no es lo que ya se tiene lo que cuenta sino aquello que se estima deber tener? Me preguntas cuál debería ser la medida de la riqueza: primero tener lo necesario, luego lo suficiente. Que sigas bien. Séneca (2018). Cartas a Lucilio. Cátedra.