Morfología Parlache
Morfología Parlache
Morfología Parlache
En este artículo se explican los procedimientos más recurrentes de formación y de transformación de las
palabras en el parlache, partiendo del esquema general planteado desde la morfología de la lengua
española: adición, modificación, sustracción y combinación. También se analizan algunos ejemplos y se
comentan las características más relevantes de este léxico.
In this article the most common word formation processes in parlache slang are discussed starting from
the general scheme outlined from the morphology of the Spanish language: addition, modification,
subtraction and combination. Some examples are analyzed and the most outstanding characteristics in
this lexicon commented on.
Dans cet article, on expose les procédés de formation et de transformation des mots de l’argot “parlache”
à partir du schéma général proposé et de la morphologie de la langue espagnole : l’addition, la modification,
la soustraction, et la combinaison. On analyse aussi quelques exemples de ce lexique et on en commente
les caractéristiques les plus remarquables.
INTRODUCCIÓN
Para llevar a cabo esta nueva investigación, ahora con una perspectiva muy diferen-
te: la lexicológica, nos impusimos la tarea de recopilar textos escritos en parlache,
titulares de prensa y artículos que utilizan palabras y expresiones de esta variedad
lingüística, al igual que muestras de discursos de radio y de televisión, y de lenguaje
oral en general, que cumplieran con esta misma condición. Así mismo, recogimos
nuevos testimonios orales y escritos que nos permitieran confirmar el uso y la vigen-
cia del léxico en estudio. Este acopio de materiales resultó muy útil, porque facilitó
el largo proceso de contextualización de cada una de las palabras y expresiones
que se recopilaron para el estudio lexicológico, esencial para el posterior tratamien-
to lexicográfico del corpus.4 Además, permitió mostrar la difusión del parlache que,
2 El parlache es un dialecto social de carácter argótico desarrollado y utilizado por los jóve-
nes de los sectores populares y marginales de Medellín y de su Área Metropolitana, que se
extendió en los otros sectores sociales.
3 Esta investigación fue financiada por Colciencias y la Universidad de Antioquia, y la edito-
rial de esta misma Universidad publicó los resultados en el libro El parlache (2001).
4 Los resultados de la investigación lexicográfica, es decir, el Diccionario de parlache, debe
salir a la luz pública en enero de 2006, por Editorial La Carreta.
Metodología
Para el logro de los objetivos, partimos del glosario de términos que habíamos
realizado en la investigación precedente sobre el parlache. Pero fue necesario dise-
ñar nuevos instrumentos para conseguir más información de la que ya se poseía, y
para confirmar la vigencia de las piezas léxicas que se habían registrado anterior-
mente. Para ello, se elaboró una serie de cuestionarios que se aplicaron a jóvenes
de la ciudad, con el propósito de confirmar el uso de las palabras del glosario, de
precisar los significados, desechar las palabras y expresiones caídas en desuso, y
recoger las nuevas.
Tras la recogida de la información y antes de ingresar los datos a una base electró-
nica construida especialmente para este trabajo, se depuraron mediante discusio-
nes con jóvenes de diferentes zonas y la comparación de las distintas respuestas de
los informantes.
6 Hablamos de corpus abierto, porque el léxico, como la parte más versátil de la lengua,
cambia constantemente y, en lo posible, hasta el último momento de elaboración de esta
tesis se intentó dar cuenta de los cambios léxicos que se presentan en esta variedad
lingüística. Además, se pretende continuar estudiando el parlache, porque es, sin duda, un
fenómeno lingüístico de gran interés.
En una variedad argótica determinada por lo diastrático, y aún más en el caso del
parlache, por sus características particulares, los mayores cambios lingüísticos se
operan en el vocabulario. En este sentido es importante subrayar que los mecanis-
mos que aplican los hablantes para la creación y la transformación léxica se basan,
esencialmente, en los parámetros de formación de palabras que han inferido de la
lengua estándar; sin embargo, encontramos también casos particulares de forma-
ción que corresponden a procesos típicos de las variedades argóticas. Con respec-
to al léxico del argot, Sanmartín dice: “Se mantiene […] la estructura morfológica y
sintáctica y la fonética de la lengua sobre la que se asienta, es decir, únicamente se
reduce a unas piezas que se insertan en el discurso de cada día como si de un
mosaico se tratara” (1998: VII).
En el caso del parlache es cierto que las mayores variaciones se dan en el vocabu-
lario, tanto por la producción de neologías morfológicas, como de sentido; pero
también se presentan, en menor escala, cambios sintácticos y fonéticos; por ello, no
podemos afirmar tan categóricamente que las variaciones son exclusivamente léxicas.
Aquí, sólo nos ocuparemos de la formación de palabras.
Para una mejor orientación de los lectores, en la tabla 1 sintetizamos los procesos
morfológicos que se presentan en el léxico del parlache:
8 Gobello (1996: 211), uno de los estudiosos del lunfardo, define el vesre como un anagrama
o metátesis que, en definitiva, viene a ser la misma cosa: el reordenamiento de los sonidos
que constituyen las palabras.
PROCESOS DE FORMACIÓN
Adición
A pesar de que Almela plantea que sobre la prefijación recaen muchas dudas
e interrogantes, y que también en este trabajo nos vemos afectados por ellas
(en ocasiones no nos queda completamente claro si una palabra es compuesta
o si el componente que antecede a la base es o no un prefijo),10 no vamos a
tratar de despejarlas aquí, que ya de alguna manera lo han hecho los especia-
listas en estos temas, tales como Dubois, Lang, el propio Almela, Varela y
Martín García. Más bien, entraremos directamente a mostrar, en orden
alfabético, palabras del parlache que se forman mediante la prefijación, y ex-
plicaremos la productividad y los matices de significado de cada prefijo que se
encuentra en esta variedad argótica, siguiendo, en parte, el esquema que de-
sarrolla Almela (1999: 65-70).
Veamos, en primer lugar, los prefijos que, de acuerdo con nuestro corpus y con
las observaciones que se hicieron durante el trabajo de campo, presentan mayor
número de ocurrencias en parlache o particularidades dignas de atención. Se
trata de los prefijos anti-, catre-, des-, en-, re- y super- (véase tabla 2).
a Se forman también verbos que conservan el sentido de inclusión que tiene este
prefijo. Se incluyen en la tabla de parasintéticos.
des-, en-. También son muy productivos en parlache. Pero un número representa-
tivo de las palabras que se forman con estos prefijos son parasintéticas. En la tabla
2 sólo ha quedado un ejemplo para el prefijo en- y unos cuantos para des-. Aquí
cabe anotar que tenemos ejemplos de palabras que incorporan ambos prefijos,
como desenchuspado.
[base léxica + sufijo]. Además, los elementos utilizados como sufijos son muy
abundantes. Almela (1999: 72) considera que la mayor parte de los casos de
derivación se operan mediante este procedimiento. Este mismo autor define el
sufijo como:
• Los unívocos, aquellos que tienen un solo sentido y una sola forma de expresión.
• Monofuncionales polisémicos, diferentes sufijos que tienen el mismo sentido,
como -ico, -ito y -cito.
• Polifuncionales monosémicos, los sufijos que tienen varios sentidos.
11 Dubois denomina determinante a la base y determinado al sufijo (1979: 46). Almela comple-
ta esta información diciendo que en el ámbito lexémico el determinante es el elemento activo
y el determinado el elemento pasivo (1999: 73). Es determinante la unidad cuyo significado
domina sobre el significado de la otra unidad, que es, entonces, la determinada o dominada.
En el ámbito sintáctico es determinante la unidad cuya moción sintáctica, por ejemplo el
género, se extiende hacia la otra y determina la unidad que recibe. Esto significa que no
todos los sufijos son determinantes o determinados, porque ello depende de la relación
que se dé entre la base y el sufijo.
Todas estas aportaciones nos han servido para precisar los conceptos y adquirir
criterios para la clasificación de este léxico. Sin embargo, dado el objetivo central
del trabajo, que es realizar el estudio previo para la elaboración de un diccionario,
en lugar de traer aquí todos los aspectos polémicos en relación con la formación de
palabras en español y en particular sobre la derivación, que es muy compleja y
discutida, se han escogido los diferentes casos que se presentan en este argot urba-
no, y se organizan en tablas que agrupan estas piezas léxicas, según el sufijo utiliza-
do y de acuerdo con la categoría gramatical del educto. Presentamos, entonces,
dos tablas: la tabla 3 muestra los sufijos no apreciativos más utilizados en parlache
y sus particularidades, y la tabla 4, los sufijos apreciativos:
-ado. Las palabras que se relacionan en los ejemplos, a simple vista parecen parti-
cipios; pero, en realidad, en parlache, hacen parte del inventario de adjetivos, mu-
chos de ellos utilizados como insultos que, en determinados contextos, se podrían
usar también como sustantivos. Palabras como achicopalado y sicosiado funcio-
nan en la variedad estudiada, ante todo, como adjetivos. En estos casos, apoyán-
donos en Rainer (2000: 4.602-4.603), en lugar de interpretarlos como productos
del derivado flexivo para formar el participio, consideramos que son ejemplos típi-
cos de la sufijación: formación de adjetivos deverbales participales, tal como suce-
de en la lengua estándar; por ejemplo de presumir > presumido, donde esta última
palabra funciona como adjetivo.
Tenemos, también, palabras formadas con el sufijo -ado, que han sufrido un proce-
so de recategorización, ya que de participios y de adjetivos pasan a sustantivos.
Por ejemplo: la palabra contado, en parlache se encuentra siempre en contextos en
los que funciona como sustantivo; se refiere a ‘la persona que va por las calles
vendiendo mercancías para pagar por cuotas’. Como se refiere a la persona que
pasa cobrando la cuota, el cobrador recibe el nombre de contado. El término
amarrado significa, en el lenguaje coloquial antioqueño, ‘avaro’ y tiene función
adjetiva; en parlache, ‘persona secuestrada’ y se utiliza como sustantivo. Aquí se
trata de un caso particular de derivación deverbal de adjetivos participales, que se
transforman en sustantivos.
Otro caso particular del uso de -ado / -ao12 en el habla coloquial de la zona estu-
diada es la formación de palabras con un sustantivo y el mencionado sufijo, en las
cuales el primero es el nombre de un recipiente: tarro, caneca. Al agregarle el sufijo
-ado / -ada, adquiere el significado de ‘abundancia’. En parlache, la palabra tarrao
/ tarrado corresponde a este caso, pero se utiliza como adjetivo para referirse a
una persona atractiva.
-ido. Corresponde también a la forma del participio; pero en este caso concreto,
forma adjetivos o sustantivos, según el contexto. Traído es ‘la persona que van a
matar’; huelido / güelido es una persona que ‘inhala sustancias alucinógenas’. Sin
embargo, encontramos contextos en los que estas dos piezas léxicas y otras, de
esta misma índole, cumplen una u otra función gramatical.
-ada. Este sufijo no está relacionado con los dos anteriores, ya que no corresponde
a forma del participio, sino a un sufijo nominalizador. De acuerdo con el sentido,
encontramos dos tipos de palabras formadas con éste: aquellas que denotan ‘golpe
o agresión’, como zarandiada y retacada, y aquellas que significan ‘acción nega-
tiva’, como güevonada, que viene, a su vez, de una palabra ya sufijada con el
apreciativo -on. Además, están las palabras que denotan ‘abundancia en el resulta-
do de una acción’, por ejemplo, soplada es el resultado de la acción de soplar, es
decir, consumir grandes cantidades de droga.
-ero. Las palabras que se forman a partir de este sufijo nominalizador proceden de
bases léxicas de diferentes categorías gramaticales y, por ello, se presentan, en este
caso, tantos matices de significado. Veamos algunos ejemplos: metedero viene del
verbo meter y hace referencia a un lugar; marimbero viene del sustantivo marim-
ba, ‘marihuana’, y se remite a un oficio, y chichigüero procede del sustantivo
chichigua y hace referencia a un comportamiento.
-era. Con este sufijo, que también es nominalizador, se forman sustantivos que
denotan una actividad y los resultados de ella; por ejemplo: en relación con el con-
sumo de drogas, colinera, periquera y loquera son sustantivos que hacen referen-
cia al estado que se padece después del consumo abundante de un alucinógeno.
-dor. Las palabras formadas con este sufijo agentivo, como arrastrador, proceden
de un verbo y conservan, en gran medida, el sentido de acción; pero como ocurre
en la lengua estándar, también en parlache pueden desempeñar función adjetiva o
sustantiva. Jalador y quiñador se utilizan como insultos y se encuentran registrados
tanto como sustantivos o como adjetivos, según el contexto, porque en ocasiones
sufren un proceso de recategorización. El cambio de categoría gramatical, especial-
mente entre sustantivos y adjetivos, es muy recurrente en el lenguaje argótico.
canazo
fierrazo
golazo
papayazo
Tiestazo
-ón Adjetivo brincón
calentón
entrón
faltón
güevón
mamón
metelón
Sustantivo vueltón
-ona Adjetivo arepona
aviona
Adjetivos cajeto
calceto
-udo Adjetivos cascudo
cachazudo
cacudo
tierrudo
-oso Adjetivos baboso
Sustantivos calentoso
escamoso
ganoso
piloso
visajoso
En la tabla 4 hemos reunido ejemplos de unidades léxicas que se forman con sufijos
apreciativos. Partimos de las palabras sufijadas con -ito, -ita, que son claramente
diminutivos. A pesar de ello, en parlache tenemos diferentes matices de significado
para estas palabras: bolita, diablito y armaíto / armadito, hacen alusión a una
dosis de droga o a un cigarro de ésta; desempeñan función sustantiva, pero sin
sentido diminutivo. Así mismo, a pesar de llevar este sufijo, palabras como popito,
tubito y muchachito no tienen nada que ver con tamaño y, por tanto, no son dimi-
nutivos, tienen un valor afectivo. Se nombran de esta forma, porque hacen referen-
cia a armas de fuego, objetos muy apreciados por un grupo de hablantes de parlache.
En relación con las palabras formadas con -illo, podríamos decir que conserva
claramente su sentido diminutivo, pero más como afectivo que referido al tamaño;
por ejemplo, barillo / varillo, ‘cigarro o cigarrillo de marihuana o de otra sustancia
Todas las palabras que se forman con el sufijo -azo están relacionadas con la vio-
lencia, el engaño o el consumo de droga: changonazo, frutazo, pepazo, latazo,
hacen referencia al golpe que se recibe con un arma de fuego o blanca (en el caso
de latazo). Conejazo y tiendazo expresan un engaño; son los nombres de dos
acciones delictivas, la primera, ‘irse sin pagar de un lugar en donde se han consumi-
do bebidas, alimentos u otros servicios’; y la segunda, ‘robar en una tienda en
presencia de las personas que la administran’. En cambio, en fierrazo y en golazo
el sufijo conserva el sentido aumentativo, ya que pondera la calidad del objeto o de
la acción delictiva, no el tamaño.
Con respecto a las palabras del parlache formadas con sufijos apreciativos, se
considera relevante comentar estas tres particularidades:
Las palabras sufijadas con -ón y -ona conservan el significado básico de estos
afijos: ponderan cualidades o defectos. Pero conviene señalar que, en parlache,
varias de las palabras sufijadas con -ón están lexicalizadas, de tal manera que su
sentido no tiene nada que ver con el aumentativo; por ejemplo: roncón se aplica a
alguien que es ‘lento, tonto’; faltón, a aquel que traiciona a alguien.
Las piezas léxicas formadas con -eta y su variante -etas, denotan pequeñez; pero
en el caso de bareta / vareta, también podríamos afirmar que está lexicalizada:
simplemente es una palabra equivalente a marihuana, relacionada con barillo / varillo,
que es un cigarrillo de esta misma hierba. Este sufijo también puede ponderar un
defecto, en el caso de güevetas, por ejemplo, que significa ‘muy tonto’. En estos
últimos sufijos se percibe con facilidad la diferencia que, desde el punto de vista del
significado, tienen con la lengua estándar.
Con los sufijos -acho, -udo, -ete y -oso se forman, en parlache, un buen número de
palabras con sentido despectivo; nombres de cosas de mala calidad o desprecia-
bles, e insultos que denotan ponderación de los defectos y de comportamientos
indeseables. Apartacho es un sustantivo que designa una ‘vivienda, apartamento,
en mal estado’;14 cacudo es ‘el que habla muchas tonterías’; vinete, ‘el licor de
mala calidad’ y casposo, ‘el que habla mucho sobre cosas baladíes’.
Los términos derivados con el sufijo -eto tienen todos un sentido despectivo. Los
eductos pertenecen a la categoría de los sustantivos o de los adjetivos. Además
de la carga semántica peyorativa que se infiere de estas palabras, parece que
presentan, también, una clara intención de economía lingüística o de juego de
palabras, ya que los hablantes de parlache, para denominar un transporte público
informal que se utiliza en los sectores populares, forman la palabra coleto, de
‘colectivo’.
Son dignas de mención, además, las palabras elepeto y caseto. La primera significa
‘disco de acetato de larga duración’; debe proceder de long player. La segunda
significa ‘cinta’, y se forma de la palabra francesa cassete; tal vez acuden a estas
formas tan particulares porque denominan objetos obsoletos, pero que los grupos
de jóvenes hablantes de parlache todavía utilizan en actividades de su vida cotidiana.
Para clasificar una pieza léxica como parasintética, ésta debe tener la siguiente es-
tructura: [prefijo[base]sufijo] y, además, cumplir con las condiciones siguientes:
• Que no exista de manera independiente ninguno de los dos segmentos que for-
man la palabra, prefijo más lexema y lexema más sufijo.
• Que al menos uno de los dos segmentos no signifique lo mismo que el parasintético
resultante.
• Que prefijo y sufijo se unan simultáneamente a la base.
15 Aunque en el trabajo completo tenemos tablas para cada procedimiento de formación que
se presenta en parlache, en este artículo no las incluimos por las limitaciones de espacio.
Anexamos algunas con ejemplos sobre sufijación y prefijación, porque se consideraron
necesarias para la comprensión del texto.
16 Las palabras formadas a partir de la adición de afijos a una base léxica se denominan
derivadas.
[...] “la unión de dos palabras en una”, “fusión de dos unidades léxicas susceptibles
de autonomía”, “unidad léxica formada por morfemas libres”, “proceso por el que de
dos lexemas se constituye uno nuevo”, etc. Aquí reproducimos dos definiciones.
Según Benveniste, (1977: 172) “hay composición cuando dos términos identificables
para el locutor se conjuntan en una unidad nueva de significado único y constante”,
en estas palabras se contiene el germen de las dos dimensiones imprescindibles para
el concepto de composición: la formal (conjunción de unidades) y la semántica
(significado único y constante). Giurescu (1972: 407) define el nombre compuesto
como “una unidad léxico-gramatical nueva, que aparece entre pausas, puede conmu-
tarse con una palabra simple, puede ser determinada sólo globalmente y cuyos
elementos componentes se dan también fuera de dichos amalgamas”. La definición
de Giurescu contiene sumariamente todos los elementos necesarios para ofrecer una
explicación del compuesto: léxico, sintaxis, fonética, morfología [...] (1999: 129).
En la Gramática descriptiva, José Francisco Val Álvaro dice que en las estructu-
ras compositivas confluyen dos tipos de procesos: uno de reinterpretación, que
opera sobre construcciones sintácticas, como en el caso de bienmesabe, y el otro
que opera sobre las palabras y consiste en la combinación, en principio, de dos
palabras para crear una nueva (2000: 4.760). Formalmente, las propiedades que
definen los compuestos léxicos y los compuestos sintagmáticos serán las que defi-
nen su integración léxica o su fijación sintáctica. Esto significa que los compuestos
léxicos se caracterizan por su fusión fonológica, un solo acento y unidad morfológica
del conjunto, y permite procesos de elisión, enlace e inserción. La fijación de pro-
piedades sintácticas en una forma determinada es condición indispensable para la
existencia del compuesto sintagmático.
ca entre los elementos de la nueva palabra es completa. Estas son palabras de fácil
creación para los usuarios, rápidamente se lexicalizan y entran, sin dificultad, a for-
mar parte del caudal léxico de los jóvenes y de los demás hablantes.
La lista de compuestos de este tipo es extensa y variada. Entre otros, hay compues-
tos formados por verbo y sustantivo; por ejemplo, chupamedia; por sustantivo y
adjetivo, como carroloco; por dos sustantivos, como villacandado.
Modificación
tan del juego con los sonidos del lenguaje (1999: 199). Estos casos no son
muy recurrentes en nuestra lengua, aunque se presentan ejemplos como las
retahílas. En parlache también son muy escasos los ejemplos de jitanjáforas y
se presentan, ante todo, en palabras que casi siempre se forman acudiendo al
recurso de la repetición de sílabas, buscando un cierto ritmo. Por ejemplo:
quininas, para referirse a ‘quinientos pesos’; nanay, nones y notis, ‘para
negar’, y sisas y sisarras, para ‘afirmar’.
17 En los barrios populares de Medellín se escucha con frecuencia el tango y se tiene gran
admiración y respeto por Carlos Gardel, quien murió en un accidente de aviación en esta
ciudad. Muchos de los tangos incorporan en sus textos léxico del lunfardo, lo cual ha propicia-
do que muchos términos de esta variedad, algunos creados por inversión, hayan llegado a los
hablantes del parlache. Por ejemplo, en el tango “Como abrazado a un rencor” dice:
Los recuerdos más fuleros me destrozan
la zabeca; una infancia sin juguetes
un pasado sin amor, el dolor de unas cadenas (el resaltado es nuestro).
Son ejemplos en parlache: lleca, ‘calle’; ofri, ‘frío’; grone, ‘negro’; tabogo,
‘Bogotá’; misaca, ‘camisa’; jermu, ‘mujer’. Es un procedimiento muy sencillo,
cuya función es más lúdica que críptica; busca, sobre todo, jugar con el lenguaje,
pero también sirve para ocultar información a personas que no pertenecen al
grupo social que está en interacción. Puede considerarse como un proceso de
creación léxica, porque el resultado es un nuevo lexema. Mediante este meca-
nismo se modifica el significante, pero se conserva el significado. Como ésta es
una forma simple de encriptar información, podemos afirmar que los hablantes
de parlache recurren con frecuencia a este procedimiento, aplicándolo a cual-
quier palabra, incluso a los nombres propios.
18 José Gobello (1996: 21-217) considera que el vesre no tiene fines de ocultamiento; yo
pienso que sí, porque no sólo en el lunfardo, sino en los lenguajes marginales en general,
el vesre entra en funcionamiento a través de la delincuencia. Lo utilizan los estudiantes, en
los colegios; quienes más lo usan son los jóvenes que se desenvuelven en el mundo de la
transgresión y del delito.
Sustracción
19 Los dos artículos son tomados del Diccionario de parlache, que está en construcción.
20 Estos ejemplos son artículos lexicográficos tomados del Diccionario de parlache, que
está en proceso de edición.
Combinación
Almela (1999: 205) considera esta combinación como la mezcla, es decir, el cruce
de varias partes resultantes de procesos de sustracción y de adición. Se eliminan
partes de una o de varias palabras, casi siempre sílabas, y se unen las partes que
quedan para formar una nueva palabra. Este procedimiento también se conoce con
el nombre de entrecruzamiento o cruce.21 Aunque algunos lingüistas prefieren el
21 Almela (1999: 2005) señala que el procedimiento de acronimia también se conoce con las
denominaciones de entrecruzamiento y cruce, pero expresa su preferencia por acronimia,
ya que lo considera más preciso.
nombre de acronimia para la siglación, hay otros que denominan con este nombre
a dicho procedimiento de creación léxica.22
En parlache tenemos muchos ejemplos de este tipo, tales como calentontos, for-
mado por una parte de caliente y por la palabra tonto; gonopichurria, de una
parte de gonorrea y la palabra pichurria; chandorrea, de chanda y de una parte
de gonorrea; drogoberto, de droga y Roberto. Como puede verse, este mecanis-
mo es muy utilizado para la formación de insultos.
En segundo lugar, se registra un caso —muy curioso por cierto— formado por
parte de una preposición, un adverbio y la terminación verbal -ar y de ahí se forma
la palabra patrasiar, que significa ‘decidir no hacer algo con lo cual ya se había
adquirido un compromiso’ (es equivalente a la expresión ‘echarse para atrás’). En-
contramos, también, otra palabra que llama la atención, formada por el segmento
inicial del verbo tomar y otro final del sustantivo mesera y, con estas dos partes, se
forma el sustantivo tomasera, para significar ‘aquella chica (mesera) que bebe licor
mientras atiende a los clientes’.
Continuando con los casos curiosos de acronimia, citemos aquí ejemplos como
tontoniel, adjetivo que significa ‘tonto’, pero que por su terminación adquiere for-
ma como de nombre (Otoniel).
22 Lang (1992: 258) clasifica casos como credivuelo o cantautor como combinaciones y
considera que constituyen un rasgo característico del lenguaje de la publicidad, las
empresas, el comercio y el periodismo. Señala que son aportaciones lingüísticas del
desarrollo tecnológico. A partir de estas reflexiones de Lang, creemos que dichas in-
fluencias motivaron a los jóvenes hablantes de parlache para sus creaciones léxicas
desde este procedimiento morfológico.
CONCLUSIONES
6. Al tratarse de una variedad argótica que tiene entre una de sus funciones ocultar
información, se recurre a la inversión silábica, a la acronimia y a la formación de
palabras a partir de los juegos lingüísticos, incluso a las jitanjáforas.
10. Otra característica relevante del léxico del parlache es su función críptica, es
decir, busca encubrir información, y es precisamente esta función la que deter-
mina el número elevado de transformaciones léxicas y la constante aparición de
variantes de una misma palabra o expresión. Cuando determinadas palabras
pasan al dominio público, se buscan nuevas alternativas.
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LA AUTORA