Capítulo 4 - Cuántica
Capítulo 4 - Cuántica
AYACUCHO -PERÚ
2017
Prefacio
La presente publicación es la cuarta de una serie de separatas que fue
motivada con el afán de proporcionar a los alumnos una guı́a sistematizada de
un curso básico de mecánica cuántica a nivel de pregrado para los estudiantes
de la Escuela Profesional de Ciencias Fı́sico Matemáticas.
En esta separata se presenta el oscilador armónico, un tema que es concep-
tualmente, uno de los más básicos tanto en mecánica clásica como en cuántica.
En realidad se trata también de ser un modelo simple que tiene implicancias
de largo alcance en muchos campos de la fı́sica. Una de las particularidades
del oscilador cuántico es la posibilidad de resolver la ecuación de Schrödinger
sin necesidad de llevarlo a la representación |xi en una dimensión, que se hace
extensivo a dos y tres dimensiones. Esto es ilustrativo, ya que simplifica el
hallazgo de loa autovalores y autovectores del oscilador armónico.
El autor.
2
Índice
1. Introducción 1
i
1. Introducción
El oscilador armónico es un sistema modelo muy importante tanto en mecánica
cuántica como en mecánica clásica. En mecánica clásica el modelo matemático que
se deriva del oscilador armónico, tomando como prototipo una masa sujetada a un
resorte elástico que obedece a la ley de Hooke, F = −kx, se reproduce no sólo en
otros sistemas mecánicos, sino también en otras ramas de la fı́sica como circuitos
eléctricos, y otras ramas de la ciencias como la biologı́a y ecologı́a. En mecánica
cuántica ocurre algo similar, puesto que el formalismo que se introduce en el estudio
del oscilador cuántico se repite en la cuantizacı́ón del campo electromagnético y
otros sistemas donde el álgebra de las relaciones de conmutación de los operadores
X y P , dado como [X, P ] = i~, se reproduce para otro tipo de variables.
En esta sección se obtendrán los autovalores y autovectores del hamiltoniano del
oscilador armónico mediante un procedimiento algebraico, para lo cual se definen los
operadores de creación y aniquilación como elementos auxiliares del procedimiento,
los cuales tienen alcances más allá del problema del oscilador armónico. Comenzamos
con una breve descripción del oscilador armónico clásico, ya conocido, en sus aspectos
que interesa para después comparar con los resultados cuánticos.
Posteriormente se obtendrán las funciones de onda del oscilador armónico en la
representación |xi y su comportamiento para los diferentes niveles de energı́a.
F = −kx, (1)
0 x
1
de donde se obtiene
d2 x
+ ω 2 x = 0, (4)
dt2
con r
k
ω= . (5)
m
La solución real de (4) es
x(t) = A cos (ωt + θ), (6)
donde A es una constante denominada amplitud y θ es otra constante llamada fase
inicial. La energı́a total de este sistema se escribe como
VHxL
x
-A A
1 1
E = mv 2 + kx2 , (7)
2 2
o, en términos del momento lineal p = mv, se tiene
1 2 1 2
E= p + kx . (8)
2m 2
Es sencillo mostrar que la energı́a total se conserva y es igual a
1
E = kA2 . (9)
2
En la Fig. (2) se muestra la gráfica de la energı́a potencial en función de x, donde
se ha colocado los extremos del movimiento entre −A y A para una energı́a dada E.
2
donde se ha usado la relación (5) para escribir k en términos de m y ω. Hay que tener
en cuenta que P es el operador momento en una dimensión, o sea, P es el observable
de momento lineal en la dirección x y X el operador posición en la misma dirección.
Quiere decir que el operador hamiltoniano H depende de P y X; es decir,
H = H(P, X) (11)
H = ~ω Ĥ, (15)
donde
1
Ĥ = (P̂ 2 + X̂ 2 ). (16)
2
Por otro lado, se ha visto por conveniente definir ciertos operadores, que después
descubriremos que son muy útiles y tienen significado fı́sico. Estos operadores se
definen como
1
a = √ (X̂ + iP̂ ) (17)
2
y
1
a† = √ (X̂ − iP̂ ). (18)
2
Es fácil ver que estos nuevos operadores son adjuntos entre sı́, pero no son hermitia-
nos, por lo que no son observables fı́sicos. Al invertir las Ecs.(17) y (18) se obtienen
los resultados
1
X̂ = √ (a† + a) (19)
2
y
1
P̂ = √ (a† − a). (20)
2
3
Esto se hace con la finalidad de expresar el hamiltoniano (16) en términos de los ope-
radores a y a† ; sin embargo, aparecen productos cruzados tal como a† a y aa† . Usando
la relación de conmutación (14)y las ecuaciones (19) y (20), se puede demostrar que
1
Ĥ = aa† − (21)
2
y
1
Ĥ = a† a + (22)
2
Es fácil probar que a† a ó aa† son hermitianos, pues (a† a)† = a† a. Ası́, definimos
un nuevo operador hermitiano N como
N = a† a. (23)
[a, a† ] = I. (25)
vemos que
[N, a] = [a† a, a] = a† [a, a] + [a† , a]a = −a
y
[N, a† ] = [a† a, a† ] = a† [a, a† ] + [a† , a† ]a = a† ,
de donde escribimos las propiedades
[N, a] = −a (27)
y
[N, a† ] = a† (28)
Ahora, para encontrar los autovalores y autovectores de N , supongamos que los
autovalores de N sean ciertas cantidades ν con su respectivo autovector |ϕν i, es
decir,
N |ϕν i = ν|ϕν i, (29)
4
donde ν es real por ser N hermitiano. De hecho, si los autovectores están normali-
zados
hϕν |ϕν i = 1 6= 0, (30)
Si aplicamos la Ec.(27) sobre |νi tendrı́amos, (N a − aN = −a)
(N a − aN )|ϕν i = −a|ϕν i
de donde
N (a|ϕν i) = (ν − 1)a|ϕν i (31)
Este resultado simplemente significa que (a|ϕν i) es un autovector de N con autovalor
(ν − 1), siempre que a|ϕν i =6 0. Si determinamos el producto escalar (hΨ|Ψi) del
vector (a|ϕν i), debemos usar el bra correspondiente al ket a|ϕν i. Recordando que el
operador a y a† son adjuntos entre sı́, se tiene que el bra de (a|ϕν i) es (hϕν |a† ), con
lo que
(hϕν |a† )(a|ϕν i) = hϕϕν |a† a|ϕν i
Por la definición de N dada en (23), N = a† a, se tiene en la última relación
ν ≥ 0. (33)
Si aplicamos sucesivamente el operador N a los kets (a|ϕν i), (a2 |ϕν i), (a3 |ϕν i), etc,
obtendremos una serie de autovalores. Para ello usamos el hecho que [N, a] = −a,
de donde [N, a]a = −a2 , [N, a]a2 = −a3 , etc., obteniendo
y
N (a2 |ϕν i) = a[N (a|ϕν i)] − a2 |ϕν i = a(ν − 1)a|ϕν i − a2 |ϕν i
= (ν − 1)a2 |ϕν i − a2 |ϕν i,
de donde
N (a2 |ϕν i) = (ν − 2)(a2 |ϕν i). (34)
Iterativamente vemos que
y, en general,
N (ap |ϕν i) = (ν − p)(ap |ϕν i) (35)
Puesto que por (33) sabemos que los autovalores de N no pueden ser negativos,
llegaremos a un extremo inferior ν − p de modo que este es cero, o sea, habrá un
5
autovector |ϕ0 i que cuando se aplica el operador N produce un autovalor 0. Ası́,
existe un ket |ϕ0 i, tal que
N |ϕ0 i = 0|ϕ0 i = 0, (36)
o, equivalentemente, existe un ket |ϕ0 i tal que a|ϕ0 i = 0, da un ket nulo.
Por otro lado, aplicando la relación (28) a |ϕν i, tenemos
o,
N ((a† )2 |ϕ0 i) = (0 + 2)((a† )2 |ϕ0 i) = 2(a† )2 |ϕ0 i,
etc, de valores 1, 2, 3, · · · , etc., con lo cual podemos deducir que los autovalores de N
son números enteros no negativos 0, 1, 2, 3, · · · . Con estos resultados, a los números
ν los denotaremos con n de acuerdo a la notación más comunmente utilizada, ν = n.
Reescribimos la ecuación (29) de acuerdo con esta notación
6
Usando la Ec. (40) y (32), se verifica que ν −n > 0. Por otro lado, también aplicando
(35), se tiene que
N (an+1 |ϕν i) = (ν − n − 1)(an+1 |ϕν i),
de donde el autovalor ν − n − 1 debe ser mayor o igual que cero, o sea,
ν > n + 1. (41)
Pero de (40) se tiene que ν < n + 1, lo cual contradice el resultado correcto dado
por la Ec. (41), demostrando que la hipótesis (40) es falsa, es decir, no existe un
número ν, autovalor de N , entre dos enteros positivos n y n + 1.
Volviendo a la Ec.(24), hallamos los autovalores de Ĥ, (Ĥ = N + 21 )
1 1
Ĥ|ϕn i = N + |ϕn i = n + |ϕn i. (42)
2 2
También
N |ϕ1 i = 1|ϕ1 i.
Se observa que en ambos casos se tienen autovalores iguales a 1. Podemos considerar
que a† |ϕ0 i y |ϕ1 i son proporcionales y que |ϕ0 i está normalizado, lo cual nos permite
escribir
|ϕ1 i = C1 (a† |ϕ0 i). (46)
Si |ϕ1 i tambien está normalizado, entonces,
hϕ1 |ϕ1 i = (hϕ0 |a)C1∗ (a† |ϕ0 hC1 ) = |C1 |2 hϕ0 |aa† |ϕ0 i (47)
7
Se puede demostrar a partir de (23) y (25) que
aa† = N + I. (48)
obteniendo
1
|C2 |2 = .
2
Otra vez, escogemos C2 real y positivo cuyo valor será C2 = √1 . Luego, se tiene
2
1
|ϕ2 i = √ a† |ϕ1 i (50)
2
Si continuamos con el proceso encontraremos que se satisface la relación
1
|ϕn i = √ a† |ϕn−1 i (51)
n
Si n = n0 − 1 → n0 = n + 1, se tiene
1
|ϕn+1 i = √ a† |ϕn i,
n+1
de donde √
a† |ϕn i = n + 1|ϕn+1 i, (52)
que es uno de los resultados importantes, puesto que permite ir del estado normali-
zado que corresponde al número n al estado n + 1, de donde el nombre de operador
de subida o de creación. Ahora, se puede encontrar una relación que exprese un ket
8
del estado n a partir del estado fundamental n = 0. Ası́, aplicamos sucesivamente el
operador a† a partir del estado ϕ0 ,
√
a† |ϕ0 i = 1|ϕ1 i
√ √ √
(a† )2 |ϕ0 i = 1a† |ϕ1 i = 1 2|ϕ2 i.
Continuando, √ √ † √ √ √
(a† )3 |ϕ0 i = 1 2 a |ϕ2 i = 1 2 3|ϕ3 i,
llegamos hasta la n−ésima aplicación que puede escribirse como
1
|ϕn i = √ (a† )n |ϕ0 i (53)
n!
Ahora encontraremos una relación útil para el operador a. Aplicamos a† sobre el
estado |ϕn i, que ya conocemos de (51),
1
a|ϕn i = √ aa† |ϕn−1 i.
n
En esta relación usamos la ecuación (48)
1 1 n
a|ϕn i = √ (N + I)|ϕn−1 i = √ (n − 1 + 1)|ϕn−1 i = √ |ϕn−1 i,
n n n
que puede escribirse como √
a|ϕn i = n|ϕn−1 i. (54)
Como se observa, en este último resultado vemos que el operador a al actuar sobre
un estado de número n, lo lleva a otro estado de número n − 1, de donde el nombre
de operador de bajada o de destrucción.
9
VHxL
n=4
n=3
n=2
n=1
n=0
Recordando que
~ dhx|ϕ0 i ~ dϕ0 (x)
hx|X|ϕ0 i = xhx|ϕ0 i = xϕ0 (x) y hx|P |ϕ0 i = = .
i dx i dx
Reemplazando en (59) se tiene
!
mω d
x+ ϕ0 (x) = 0. (60)
~ dx
10
Resolviendo esta ecuación diferencial en la forma
dϕ0 (x) mω
=− xdx,
ϕ0 (x) ~
se obtiene
1 mω 2
ϕ0 (x) = C e− 2 ~
x
, (61)
donde C es la constante de integración. Para encontrar esta constante se normaliza
la función, de modo que
Z ∞ Z ∞
mω 2
∗ 2
ϕ0 (x)ϕ0 (x)dx = 1 = |C| e ~ x dx
−∞ −∞
"Z #
0 Z ∞ Z ∞
− mω x2 mω 2
= |C| 2
dx + dx e ~ = |C| 2 2
e− ~
x
dx.
−∞ 0 0
R∞ √
2 2 π1
Usando la integral 0 e−a x dx = 2 a
, la constante de normalización se escoge real
y positiva dada como
14
mω
C= .
π~
Con este resultado, la función de onda dada por (61) se escribe como
14
mω 1 mω 2
ϕ0 (x) = e− 2 ~
x
(62)
π~
√
Ahora, utilizando a† |ϕn i = n + 1|ϕn+1 i en la representación {|xi} para n = 0, se
tiene √
hx|a† |ϕ0 i = hx| 1|ϕ1 i = hx|ϕ1 i = ϕ1 (x).
Como r
† 1 1 mω i
a = √ (X̂ − iP̂ ) = √ ( X−√ P ), (63)
2 2 ~ m~ω
en la representación {|xi} se tiene
r !
1 mω i
hx|a† |ϕ0 i = ϕ1 (x) = √ h|X|ϕ0 i − √ hx|P |ϕ0 i ,
2 ~ m~ω
de donde !
1 1 ~ dϕ0 (x)
ϕ1 (x) = √ √ mωxϕ0 (x) − i ,
2 m~ω i dx
expresión que puede escribirse como
q !
~
mω mω d
ϕ1 (x) = √ x− ϕ0 (x). (64)
2 ~ dx
11
Realizando las operaciones el resultado final se puede escribir como
1
√ mω
mω 4 − 1 mω x2
ϕ1 (x) = 2 xe 2 ~ (65)
~ π~
Para obtener ϕ2 (x) aplicamos (63) en (65) en la representación {|xi}. Ası́
√ √
hx|a† |ϕ1 i = 2h|ϕ2 i = 2ϕ2 (x)
"r #
1 mω ihx|P |ϕ1 i
=√ hx|X|ϕ1 i − √
2 ~ m~ω
de donde
"r r # r " #
1 mω ~ dϕ1 (x) 1 ~ mω d
ϕ2 (x) = xϕ1 (x) − = x− ϕ1 (x).
2 ~ mω dx 2 mω ~ dx
x x x
x
12
Èj0 HxLÈ2 Èj1 HxLÈ2 Èj2 HxLÈ2 Èj3 HxLÈ2
x x x x
13
Según datos tenemos A = 8,0 × 10−2 m, ω = 2πν con ν = 2 Hz, los cuales reempla-
zando en (71) se tiene
!
1 0,5 × (2π)2 × 2 × (8,0)2 × 10−4
n= − 1 = 1,90657 × 1032 .
2 6,626075 × 10−34
Esta es una distancia de más de mil veces más pequeña que las detectables experi-
mentalmente, es decir, si se tratase de medir dichas amplitudes de oscilación, no se
observarı́a movimiento. Es lo que vemos en nuestro mundo clásico, la masa está en
reposo, ¡pero cuánticamente se mueve!. Esta es la descripción correcta.
Por otro lado, si consideramos átomos que conforman moléculas, tal como el
monóxido de carbono, CO, el cual oscila a temperaturas normales como si estuvieran
unidos por un resorte, se han calculado sus parámetros de oscilación y experimen-
talmente medidos mediante espectroscopı́a infrarroja. Justamente sus frecuencias de
14
mO mC
mO + mC
C O
oscilación están en el rango de valores del infrarrojo, entre 1012 y 1014 Hz. Ilustra-
mos el cálculo del valor de n que corresponde a las oscilaciones de la molécula de
CO que está conformada por un átomo de 12 C y 16 O, cuyas masas son mC = 12
uma y mO = 16 uma, respectivamente, siendo uma la unidad de masa atómica,
1 uma = 1,6604 × 10−27 kg.
Se demuestra que un par de masas unidas por un resorte oscilan como si fuese
una sola masa, equivalente a la denominada masa reducida, cuyo valor es
m1 m2
µ= ,
m1 + m2
p
de modo que la frecuencia de oscilación es ω = k/µ. En la Fig. 7 se esquematiza
la molécula de CO y su correspondiente oscilación como si fuese una sola masa. Los
valores tı́picos de la amplitud de oscilación se encuentran entre 0,01 Å y 0,1 Å (1
Å= 10−10 m). Para determinar n usamos la Ec. (71), con amplitud A = 8,0 × 10−12
m, ν = 3,5 × 1013 Hz y la masa reducida de la molécula de CO, de modo que al
reemplazar los valores numéricos estimados se tiene,
1 12 × 16 (2π)2 × 3,5 × 1013 × (8,0 × 10−12 )2 1
n= × × 1,6604 × 10−27 × − ,
2 12 + 16 6,662075 × 10−34 2
de donde se obtiene aproximadamente el valor n = 1,01131. Dentro de los errores
experimentales, evidentemente este valor corresponde al primer estado excitado de
la molécula de CO. Si calculamos la energı́a de dicho estado, se tiene
3hν 3 × 6,662075 × 10−34 × 3,5 × 1013
E1 = ~ω(1 + 1/2) = = ,
2 2
que corresponde al valor E1 = 3,49759 × 10−20 Joul. Esta energı́a es detectable,
puesto que cuando un electrón se acelera bajo la diferencia de potencial de 1 V, la
energı́a se mide en electronvoltios (eV), cuya equivalencia es 1 eV = 1,6×10−19 Joul,
de modo que la energı́a del primer estado excitado de la molécula de CO medida en
eV viene a ser
hν ×6,662075 × 10−34 × 3,5 × 1013
E0 = ~ω(0 + 1/2) = = ,
2 2
de donde,
15
Las vibraciones moleculares de moléculas diatómicas son un ejemplo práctico de
las aplicaciones de los resultados encontrados, dentro de la aproximación de vali-
dez en el que se satisface que las moléculas oscilan armónicamente. En el caso de
moléculas triatómicas o más complejas, hay que hacer uso del concepto de modos
normales de vibración que son tópicos especializados y no se tocarán en el presente
curso. Adicionalmente, las moléculas también rotan y en este caso hay que hacer
uso de la cuantización del momento angular que se verá en el capı́tulo de Momento
Angular.
En sólidos cristalinos también se usa la aproximación armónica para estudiar la
vibraciones de la red cristalina en términos de los operadores de creación y destruc-
ción, dando lugar al concepto de fonón similar al de fotón del campo electromagnético
cuantizado; sin embargo, muchos de los efectos que se dan en sólidos, como la dila-
tación, no son explicados por las oscilaciones armónicas, siendo necesario recurrir a
las oscilaciones anarmónicas, como es el caso de la dilatación térmica.
16
donde
Px2 1
Hx (X, Px ) = + mωx2 X 2 , (78)
2m 2
P2 1
Hy (Y, Py ) = x + mωy2 Y 2 (79)
2m 2
y
PZ2 1
Hz (Z, Pz ) = + mωz2 Z 2 . (80)
2m 2
Estas expresiones nos llevan inmediatamente al conocimiento de los autovalores y
autovectores del oscilador armónico tridimensional. Formalmente Hx actúa en el
espacio Ex , H(Y, Py ) en el espacio Ey y H(Z, Pz ) en el espacio Ez . Ası́, el hamiltoniano
tridimensional actúa en el espacio producto tensorial
Exyz = Ex ⊗ Ey ⊗ Ez . (81)
Ya que conocemos las soluciones en el espacio Ex , siendo |nx i los auvectores de Hx
y sus correspondientes autovalores o niveles de energı́a escrito como
Enx = (nx + 21 )~ωx , nx = 0, 1, 2, 3, · · · (82)
Ya que el álgebra es similar en las otras dos direcciones, se tiene para el hamiltoniano
Hy los autovectores |ny i y sus autovalores
Eny = (ny + 12 )~ωy , ny = 0, 1, 2, 3, · · · (83)
y para Hz los autovectores |nz i con autovalores
Enz = (nz + 21 )~ωz , nz = 0, 1, 2, 3, · · · (84)
BIBLIOGRAFIA
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