Vispera - Nuestra Señora de La Candelaria

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NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA

CELEBRACIONES DESDE CASA 2022


EN TIEMPOS DE PANDEMIA

“Virgen de la Candelaria, en la tristeza y en el gozo,


ilumina el camino que nos lleva a Dios”

05 FEBRERO | EUCARISTÍA DE VÍSPERAS


22:30 horas. VIRTUAL

Dispóngase el altar revestido de blanco, con seis cirios y una cruz en el centro. La
imagen de la virgen estará dispuesta al costado derecho del altar debidamente vestida y
adornada con flores.

Producto de la pandemia los fieles nos acompañan desde sus hogares. El Celebrante
principal se encuentra revestido con los ornamentos litúrgicos en la entrada del templo.
Quienes motivan la celebración se dirigen a los fieles con las siguientes palabras:

M1: Hermanos y hermanas,


Hoy nos congregamos en esta noche santa, en la que queremos
celebrar esta fiesta, en la que por motivos de esta pandemia debemos
de participar de una manera distinta. Es esta fiesta una de las más
arraigada y en la Tradición de la Iglesia y de la piedad popular,
conocida como de las Candelas o de la Candelaria, en donde Jesús es
presentado en el Templo de Jerusalén por María y José; y es
reconocido como el Mesías esperado.

M2: Saludamos a todos quienes se comienzan a unir desde sus hogares,


lugares de trabajo, hospitales y cárceles a esta celebración a través de
los diferentes medios digitales. Les invitamos a encender un cirio en
sus altares como signo de unidad fraternal en esta noche de fiesta.
Con gozo y profunda devoción, iniciemos esta Eucaristía de vísperas
recibiendo a quien preside esta celebración y lo hacemos con nuestro
canto.

Canto de entrada: Lema.

RITOS INICIALES

CP: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.


A: Amén.

CP: La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la


comunión del Espíritu Santo estén con ustedes.

A: Y con tu espíritu.

ACTO PENITENCIAL

CP: Queridas familias, antes de participar de los sagrados misterios,


reconozcamos que somos pecadores e imploremos la misericordia de
nuestro Dios.

Yo confieso,
ante Dios todopoderoso,
y ante ustedes hermanos
que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María, siempre virgen,
a los ángeles, a los santos,
y a ustedes hermanos,
que intercedan por mi
ante Dios nuestro Señor.

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros


pecados y nos lleve a la vida eterna.

A: Amén.

Coro: Canto penitencial.

GLORIA

El himno del Gloria de corresponder al texto litúrgico del Misal. Cualquier otro canto
con un texto diferente adolece de falsedad. Cuídese guardar este precepto, pues es un
himno antiquísimo con el que la Iglesia glorifica a Dios desde tiempo inmemorial.

M1: Hemos experimentado la misericordia de nuestro Dios, ahora desde


nuestros hogares con profunda alegría glorifiquemos a la Trinidad
Santa.

Coro: Himno del Gloria (Litúrgico)


ORACIÓN COLECTA

Terminado el Gloria quien preside realiza la Oración Colecta con las manos extendidas.

CP: Oremos,

PADRE DE BONDAD, TE PEDIMOS HUMILDEMENTE QUE


ASI COMO TU HIJO, REVESTIDO DE NUESTRA
NATURALEZA, FUE PRESENTADO EN EL TEMPLO,
TAMBIEN NOSOTROS PODAMOS PRESENTARNOS ANTE TI
CON UN CORAZÓN PURIFICADO. POR NUESTRO SEÑOR
JESUCRISTO.

A: Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA:

M2: La profecía de Malaquías presenta a un mensajero que juzgará y


purificará a su pueblo para que su ofrenda sea agradable a Dios.
Escuchemos atentamente.

L: Lectura del libro del profeta Malaquías.


Esto dice el Señor: “He aquí que yo envío a mi mensajero. Él
preparará el camino delante de mí. De improviso entrará en el
santuario el Señor, a quien ustedes buscan, el mensajero de la alianza
a quien ustedes desean. Miren: ya va entrando, dice el Señor de los
ejércitos.

¿Quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién quedará en pie


cuando aparezca? Será como fuego de fundición, como la lejía de los
lavanderos. Se sentará como un fundidor que refina la plata; como la
plata y al oro, refinará a los hijos de Leví y así podrán ellos ofrecer,
como es debido, las ofrendas al Señor. Entonces agradará al Señor la
ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en
los años antiguos. Palabra de Dios.

A: Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL:

M1: Nos hacemos participes del Salmo, cantando la antífona.


R/: EL REY DE LA GLORIA ES EL SEÑOR DE LOS
EJERCITOS.

¡Puertas, ábranse de par en par;


agrándense, portones eternos,
porque va a entrar el rey de la gloria! R/:

¿Y quién es el rey de la gloria?


es el Señor, fuerte y poderoso,
el Señor, poderoso en la batalla. R/:

¡Puertas, ábranse de par en par,


agrándense, portones eternos,
porque va a entrar el rey de la gloria! R/:

¿Y quién es ese rey de la gloria?


El rey de la gloria
es el Señor de los ejércitos. R/:

SEGUNDA LECTURA:

M2: Jesús se hizo hombre como nosotros para comprendernos, para ser
uno con nosotros en nuestras pruebas y sufrimientos, para hacernos
libres para Dios y para los hermanos.

L: Lectura de la Carta a los Hebreos.


Los hijos de una familia son todos de la misma carne y sangre, y de
nuestra carne y sangre participó también Jesús; así, muriendo,
aniquiló al que tenía el poder de la muerte, es decir, al diablo, y
liberó a todos los que por miedo a la muerte pasaban la vida entera
como esclavos. Notad que tiende una mano a los hijos de Abrahán,
no a los ángeles. Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos,
para ser sumo sacerdote compasivo y fiel en lo que a Dios se refiere,
y expiar así los pecados del pueblo. Como él ha pasado por la prueba
del dolor, puede auxiliar a los que ahora pasan por ella. Palabra de
Dios.

A: Te alabamos, Señor.

EVANGELIO:
M1: En el texto evangélico de hoy, y en boca del anciano Simeón hay una
proclamación solemne, Jesús es reconocido como “Luz de las
naciones y la gloria de su pueblo Israel”.
M2: Con alegría y esperanza acojamos en nuestros hogares la Palabra del
Señor en su Santo evangelio, levantemos nuestras manos y le
aclamamos con nuestro canto del aleluya.

Coro: Aleluya.

CP: El Señor esté con ustedes.

A: y con tu espíritu.

CP: Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

A: Gloria a ti, Señor.

CP: Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés,


los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor,
de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito
varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como
dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.» Vivía
entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y
piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo
moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no
vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el
Espíritu, fue al templo.
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo
previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios
diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo
irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has
presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y
gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: «Mira, éste está
puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como
una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos
corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser.
Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años
casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del
templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones.
Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del
niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y,
cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se
volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y
robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo
acompañaba. Palabra del Señor.

A: Gloria a ti, Señor, Jesús.

Coro: Aclamación.

HOMILÍA

PROFESIÓN DE FE

ORACIÓN DE LOS FIELES

CP: Que nuestra oración hermanos, se eleve a Dios Padre todopoderoso


por el bien de toda la humanidad, a la que Cristo ha venido a
iluminar con su presencia en la solidaridad del amor.

L: Por la santa Iglesia de Dios; que por la vida de sus fieles y el


ministerio de sus sacerdotes haga brillar ante los hombres tu luz.
Salvador de las naciones pedimos especialmente por nuestra Iglesia
diocesana de Iquique, para que pronto nos envíes un pastor según tu
corazón. Haz de tu Iglesia una misionera y solidaria. Con María
Candelaria, te cantamos.

Coro: María Candelaria, Madre del niño Jesús,


ilumina nuestro camino para llegar al Señor.

L: Por los que rigen los destinos de los pueblos; para que defiendan la
vida en todos sus momentos, y procuren el bien de los más débiles e
indefensos, infunde en ellos la solidaridad con la que nos iluminas
para que sirvan con amor a tus hijos. Con María Candelaria, te
cantamos.

Coro: María Candelaria, Madre del niño Jesús,


ilumina nuestro camino para llegar al Señor.

L: Por los religiosos, los miembros de institutos seculares, y por cuantos


han recibido el don de la llamada a la consagración, para que
sintiéndose pertenecientes al Señor, sean sus auténticos testigos ante
el mundo; dales Señor humildad y solidaridad para con sus
hermanos. Con María Candelaria, te cantamos.
Coro: María Candelaria, Madre del niño Jesús,
ilumina nuestro camino para llegar al Señor.

L: Por todos nosotros reunidos en nuestra comunidad, iluminados con la


luz de Cristo, para que promovamos una cultura de la vida que logre
desterrar los fermentos del egoísmo y de la muerte, infunde en
nosotros, la llama de tu amor solidario. Con María Candelaria, te
cantamos.

Coro: María Candelaria, Madre del niño Jesús,


ilumina nuestro camino para llegar al Señor.

CP: Dios todopoderoso y eterno, que recibiste hoy en tu templo a tu


unigénito que se ofrecía por nosotros: te pedimos humildemente que
escuches nuestras oraciones, y recibas también nuestro corazón
arrepentido. Por Jesucristo nuestro Señor.

A: Amén.

LITURGIA EUCARISTICA

PRESENTACIÓN DE LOS DONES

M1: Hermanos y hermanas, es momento de preparar el altar para el


sacrificio eucarístico en donde Cristo se nos ofrece como alimento de
vida.

M2: Con el pan y el vino, ofrecemos lo mejor de nuestro ser: la vida.


Igual como tú te haces vida en este pan y vino, hazte vida en
nosotros. Desde nuestros hogares acompañamos este momento con
nuestro canto.

Coro: Ofertorio.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

PLEGARIA EUCARISTICA

RITO DE LA COMUNÓN

COMUNIÓN
M1: Hermanos y hermanas, la mesa eucarística está preparada, mesa de
fraternidad, luz y amor, con un corazón profundamente agradecido
elevamos en esta noche, desde nuestros hogares, la comunión
espiritual, al no poder recibir presencialmente a Jesús sacramentado.

M2: Creo Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo


Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte
dentro de mi alma. Pero no pudiendo hacerlo ahora
sacramentalmente, ven al menos, espiritualmente a mi corazón. Y
como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a ti.
Señor, no permitas que jamás me aparte de ti. Amén.

Coro: Comunión.

ORACIÓN POST COMUNIÓN

BENDICIÓN FINAL

Coro: Lema.

ESPERA DEL ALBA

M1: Hermanos y hermanas,


Mantengamos silencio en la intimidad de nuestros hogares. En esta
noche recordemos el momento en que Jesús, Hijo de Dios nacido en
Belén, fue presentado en el templo para encontrar con su pueblo
Israel, representado en el junto Simeón y en la profetisa Ana.
Recibamos en nuestros hogares a Cristo luz del mundo, encendiendo
en medio nuestro un cirio. Cantamos.

Coro: En medio de la noche, ilumina Señor el corazón (2)

M2: Fijemos nuestra mirada en la luz que crece bajo la mano del Padre
Celeste, aquella luz a la que los hombres matutinos suben a
encontrar. Él es el Señor, el que hizo amanecer ante nuestros ojos la
aurora, cuando aún no estaba el hombre sobre el mundo. He aquí, la
luz que busca su cuerpo misterioso; he aquí la claridad de la mañana,
el signo de tu rostro. Padre; envía sobre el mundo el soplo de tu Hijo,
potencia de tu diestra y primogénito de todos, porque queremos
recibirlo y reconocerlo como luz de las naciones.

Coro: En medio de la noche, ilumina Señor el corazón (4)


Mientras se canta, se muestra el cirio pascual encendido, luego se va realizando un
cambio de toma y se muestra la imagen de la Virgen en las calles del sector
comunitario. Luego se realizan las oraciones de espera del alba junto a la imagen desde
los distintos puntos asignados.

L1: Sol naciente, luz amiga, gloria de tu pueblo Israel. Nosotros en


nuestros hogares queremos recibirte, como Simeón y Ana, y
reconocerte como el Mesías y Señor. Nuestro corazón se regocija en
ti: no hay Santo como tú, Señor.

Coro: En medio de la noche, ilumina Señor el corazón (2)

L2: Lámpara de la tarde, en esta noche resplandeces como aquella


estrella primera de la aurora. Tu das la luz a los santos y a tu Iglesia;
el resplandor de María es tu resplandor; el resplandor de Lorenzo, es
tu resplandor. Nadie brilla sino por tu luz. Tu das la fuerza que
necesitan para iluminar al hombre en las tinieblas de la noche.

Coro: En medio de la noche, ilumina Señor el corazón (2)

L3: Estrella de la noche, en esta hora de la historia, nos vuelves a sacar


del dominio de las tinieblas y nos muestras tu rostro. Tú nos has
hecho partícipes de la herencia de tu pueblo santo, aquél que vio la
luz del nuevo sol.

Coro: En medio de la noche, ilumina Señor el corazón (2)

L4: En nuestra oscuridad, Señor, enciende la llama de tu amor, desde


donde te encontramos, en los brazos de María Santísima. Es fuerte tu
amor, más que la muerte, aquel amor que levanta a los muertos de
sus tumbas y les da nueva vida. Eres tú la centella de fuego, la
llamarada divina, la calenda de la noche, enciende la llama de tu
amor, Señor, en medio de la noche.

Coro: En medio de la noche, ilumina Señor el corazón (2)

L5: Madre santa, este, tu pueblo, reunido a tus pies, no camina en


tinieblas, pues tú nos traes en tus brazos la salvación, al Mesías, al
Señor. De ti tiene celos el sol, pues traes a este mundo un sol más
brillante y duradero, de luz eterna. Desde la oscuridad del hombre
clama el Señor: Yo soy la luz del mundo.

Coro: En medio de la noche, ilumina Señor el corazón (2)


L6: Maestra y discípula, en esta noche nos traes la luz, esperanza nuestra.
¿Qué hay en tus brazos, María? ¿es acaso la estela de la que hablaron
los profetas? María, Él es el dador de luz espléndida, luz serena que,
pasada ya la noche, despliega su esplendor. María, Maestra y
Discípula, enséñanos a cantar la grandeza del Señor para que
también nuestro espíritu se alegre en Dios, nuestro salvador.

Coro: En medio de la noche, ilumina Señor el corazón (2)

L7: Madre, atenta servidora. En tus brazos encontramos salvación. La luz


de la mañana nos es de otro lucero que, de Cristo, luz más brillante
que el sol, cuyo resplandor no hay más puro. Enciende, Señora,
aquella luz en nuestros pechos, alumbra con Él nuestra alma. Trae,
Madre, al autor de la vida, prez de la luz paterna, sin cuya gracia el
cuerpo se sobresalta y tiembla.

Coro: En medio de la noche, ilumina Señor el corazón (2)

Luego aparece la toma de imagen desde el templo, está la imagen de la Virgen en el


centro. El Sacerdote se ubica frente y mirando a la imagen y realiza con voz clara y
lenta la oración a la Candelaria.

CP: VIRGEN DE LA CANDELARIA


MADRE DE LOS MINEROS
Y DEL PUEBLO DE TARAPACÁ,
A TI VENIMOS CON LA CONFIANZA
Y SENCILLEZ DE HIJOS.
A TI LLEGAMOS
CON NUESTRAS ANGUSTIAS Y ESPERANZAS,
CON NUESTRAS PENAS Y ALEGRÍAS,
CON LA FATIGA DEL TRABAJO
Y EL PESO DE NUESTROS PECADOS;
CON TODO LO QUE SOMOS Y TENEMOS.

VIRGEN DE LA CANDELARIA
TÚ ERES LA PRIMERA PORTADORA DE LA LUZ,
QUE ES CRISTO;
TU ERES NUESTRA MADRE,
TU NOS REÚNES JUNTO A CRISTO SALVADOR,
TU ERES NUESTRA ESPERANZA
CONSUELO Y GOZO,
TU NOS ACOMPAÑAS EN LA CIUDAD,
EL DESIERTO, LOS VALLES, LAS MINAS Y EL MAR,
TU ERES NUESTRA ESTRELLA
EN EL CAMINO HACIA EL PADRE;
TÚ, NUESTRA HUELLA,
PARA ENCONTRAR A JESÚS.
VIRGEN DE LA CANDELARIA,
VIRGEN MADRE DE DIOS
ESCUCHA NUESTROS RUEGOS,
BENDICE NUESTROS HOGARES,
ALCANZANOS TRABAJO Y SALUD,
ENSEÑANOS A ESCUCHAR
LA PALABRA DE TU HIJO
Y A VIVIRLA CADA DÍA,
PARA QUE DÓCILES AL ESPÍRITU SANTO
SEPAMOS CONSTRUIR
UNA NACIÓN DE HERMANOS
Y UNA IGLESIA SERVIDORA
EN NUESTRA TIERRA DE TARAPACÁ.
AMÉN.

El sacerdote, terminada la oración se acerca a la imagen y en nombre de todos le saluda.


Mientras los moderadores invitan a saludar desde los hogares y celebrar la llegada de la
media noche.

M: ¡Viva Jesucristo Luz del mundo!

¡Viva la Virgen Candelaria!

¡Viva la Madre de Dios!

Ha llegado la media noche, saludamos a nuestra Madre desde


nuestros hogares…

HIMNO CANDELARIA

LEMA

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