Las Disoluciones
Las Disoluciones
Las Disoluciones
Las disoluciones son mezclas homogéneas de sustancias en iguales o distintos estados de agregación. La
concentración de una disolución constituye una de sus principales características. Bastantes propiedades de
las disoluciones dependen exclusivamente de la concentración. Su estudio resulta de interés tanto para la
física como para la química.
El estudio de los diferentes estados de agregación de la materia se suele referir, para simplificar, a una
situación de laboratorio, admitiéndose que las sustancias consideradas son puras, es decir, están formadas
por un mismo tipo de componentes elementales, ya sean átomos, moléculas, o pares de iones. Los cambios
de estado, cuando se producen, sólo afectan a su ordenación o agregación.
Sin embargo, en la naturaleza, la materia se presenta, con mayor frecuencia, en forma de mezcla de
sustancias puras. Las disoluciones constituyen un tipo particular de mezclas. El aire de la atmósfera o el
agua del mar son ejemplos de disoluciones. El hecho de que la mayor parte de los procesos químicos
tengan lugar en disolución hace del estudio de las disoluciones un apartado importante de la química-física.
Conceptos fundamentales
La separación de un sistema material en los componentes que lo forman puede llevarse a cabo por métodos
físicos o por métodos químicos. Los primeros incluyen una serie de operaciones tales como filtración,
destilación o centrifugación, en las cuales no se produce ninguna alteración en la naturaleza de las
sustancias, de modo que un simple reagrupamiento de los componentes obtenidos tras la separación dará
lugar, nuevamente, al sistema primitivo. Los segundos, sin embargo, llevan consigo cambios químicos; la
materia base sufre transformaciones que afectan a su naturaleza, por lo que una vez que se establece la
separación, la simple reunión de los componentes no reproduce la sustancia original.
Las nociones científicas de combinación, mezcla y disolución tienen en común el hecho de que, en todos los
casos, intervienen dos o más componentes, a pesar de lo cual presentan diferencias notables. Una
combinación química es una sustancia compuesta formada por dos o más elementos cuyos átomos se unen
entre sí mediante fuerzas de enlace. Sus entidades elementales, ya sean moléculas, ya sean pares iónicos,
son iguales entre sí, y sólo mediante procedimientos químicos que rompan tales uniones es posible separar
los elementos componentes de una combinación.
Las mezclas son sistemas materiales que pueden fraccionarse o separarse en sus distintos componentes
por métodos fisicos. Cuando los buscadores de oro lavan sobre el cedazo las arenas auríferas, procuran,
mediante un procedimiento físico, separar el barro y los granos de arena de las pepitas del precioso metal.
En las salinas, por efecto de la intensa evaporación, el agua del mar se separa en dos componentes: agua
propiamente dicha, que en forma de vapor se incorpora al aire, y un conjunto de sales minerales que se
acumulan en el fondo hasta que se completa la desecación.
En cierto tipo de mezclas la materia se distribuye uniformemente por todo el volumen constituyendo un
sistema homogéneo. Cuando una sustancia sólida se mezcla con un líquido de tal forma que no puede
distinguirse de él, se dice que la sustancia ha sido disuelta por el líquido. A la mezcla homogénea así
formada se la denomina disolución. En este caso la sustancia sólida recibe el nombre de soluto y el líquido
se denomina disolvente. La noción de disolución puede generalizarse e incluir la de gases en gases, gases
en líquidos, líquidos en líquidos o sólidos en sólidos. En general, el soluto es la sustancia que se encuentra
en menor proporción en la disolución y el disolvente la que se encuentra en mayor proporción. Cuando dos
sustancias líquidas pueden dar lugar a mezclas homogéneas o disoluciones, se dice que son miscibles.
Una parte homogénea de un sistema se denomina fase. La colonia constituye una disolución en agua y
alcohol de ciertas esencias, sin embargo, no es posible determinar dónde está la parte de alcohol, dónde la
de agua y dónde la de esencia. Por tal motivo las disoluciones, al igual que las sustancias puras en un
estado de agregación determinado, se consideran formadas por una única fase.
LA COMPOSICIÓN DE LAS DISOLUCIONES
La preparación de disoluciones con una concentración definida de antemano puede hacerse con la ayuda de
recipientes que posean una capacidad conocida. Así, empleando un matraz aforado de 0,250 litros, la
preparación de una disolución 1 M supondrá pesar 0,25 moles de soluto, echar en el matraz la muestra
pesada, añadir parte del disolvente y agitar para conseguir disolver completamente el soluto; a continuación
se añadirá el disolvente necesario hasta enrasar el nivel de la disolución con la señal del matraz.
Gramos por litro. Indica la masa en gramos disuelta en cada litro de disolución. Tiene la ventaja de ser una
concentración expresada en unidades directamente medibles para el tipo de disoluciones más frecuentes en
química (las de sólidos en líquidos). La balanza expresa la medida de la masa de soluto en gramos y los
recipientes de uso habitual en química indican el volumen de líquido contenido en litros o en sus
submúltiplos. Su cálculo es, pues, inmediato:
Tanto por ciento en peso. Expresa la masa en gramos de soluto disuelta por cada cien gramos de disolución.
Su cálculo requiere considerar separadamente la masa del soluto y la del disolvente:
b) Gramos/litro.
Puesto que los datos están referidos a masas y no a volúmenes, es necesario recurrir al valor de la densidad
y proceder del siguiente modo:
1. Se calcula la masa de un litro de disolución:
2. A partir del valor del tanto por ciento en peso se determina la masa en gramos del soluto contenida
en la disolución:
La cantidad resultante representa la concentración en gramos de soluto (HCI) por litro de disolución.
c) Molaridad.
Dado que:
Sustituyendo resulta:
donde 36,47 es la masa molecular del HCI y, por tanto, la masa de su mol expresada en gramos.
De lo anterior se deduce que, cuando los datos del volumen de la disolución no son explícitos, el cálculo de
la molaridad implica las etapas a y b como pasos intermedios.
d) Molalidad.
De acuerdo con su definición:
sustituyendo se tiene:
DISOLUCIÓN Y SOLUBILIDAD
El fenómeno de la disolución
Cuando un terrón de azúcar se introduce en un vaso lleno de agua, al cabo de un tiempo parece, a primera
vista, que se ha desvanecido sin dejar rastro de su presencia en el líquido. Esta aparente desaparición
parece indicar que el fenómeno de la disolución se produce a nivel molecular.
La disolución de un sólido supone la ruptura de los enlaces de la red cristalina y la consiguiente disgregación
de sus componentes en el seno del líquido. Para que esto sea posible es necesario que se produzca una
interacción de las moléculas del disolvente con las del soluto, que recibe el nombre genérico de solvatación.
Cuando una sustancia sólida se sumerge en un disolvente apropiado, las moléculas (o iones) situadas en la
superficie del sólido son rodeadas por las del disolvente; este proceso lleva consigo la liberación de una
cierta cantidad de energía que se cede en parte a la red cristalina y permite a algunas de sus partículas
componentes desprenderse de ella e incorporarse a la disolución. La repetición de este proceso produce, al
cabo de un cierto tiempo, la disolución completa del sólido. En algunos casos, la energía liberada en el
proceso de solvatación no es suficiente como para romper los enlaces en el cristal y, además, intercalar sus
moléculas (o iones) entre las del disolvente, en contra de las fuerzas moleculares de éste.
Para que la energía de solvatación tome un valor considerable es necesario que las interacciones entre las
moléculas del soluto y entre las del disolvente sean de la misma naturaleza. Sólo así el fenómeno de la
solvatación es lo suficientemente importante como para dar lugar por sí solo a la disolución del cristal. Ello
explica el viejo aforismo de que «lo semejante disuelve a lo semejante». Los disolventes apolares como el
agua son apropiados para solutos polares como los sólidos iónicos o los sólidos formados por moléculas con
una cierta polaridad eléctrica. Por su parte, los disolventes apolares, como el benceno (C 6H6), disuelven las
sustancias apolares como las grasas.
Junto con los factores de tipo energético, como los considerados hasta ahora, que llevan a un sistema
sólido/líquido a alcanzar un estado de menor energía potencial, otros factores determinan el que la
disolución se produzca o no de forma espontánea. Esta afirmación está respaldada por dos tipos de
fenómenos: en primer lugar la existencia de procesos de disolución que implican una absorción moderada
de energía del medio, lo cual indica que el sistema evoluciona hacia estados de mayor energía interna; en
segundo lugar sustancias apolares como el tetracloruro de carbono (CCl 4), aunque poco, se llegan a disolver
en disolventes polares como el agua.
Los procesos físico-químicos están influidos, además, por el factor desorden, de modo que tienden a
evolucionar en el sentido en el que éste aumenta. La disolución, sea de sólido en líquido, sea de líquido en
líquido, aumenta el desorden molecular y por ello está favorecida. Contrariamente, la de gases en líquidos,
está dificultada por el aumento del orden que conllevan. Del balance final entre los efectos de ambos
factores, el de energía y el de desorden, depende el que la disolución sea o no posible.
La solubilidad
Las sustancias no se disuelven en igual medida en un mismo disolvente. Con el fin de poder comparar la
capacidad que tiene un disolvente para disolver un producto dado, se utiliza una magnitud que recibe el
nombre de solubilidad. La capacidad de una determinada cantidad de líquido para disolver una sustancia
sólida no es ilimitada. Añadiendo soluto a un volumen dado de disolvente se llega a un punto a partir del cual
la disolución no admite más soluto (un exceso de soluto se depositaría en el fondo del recipiente). Se dice
entonces que está saturada. Pues bien, la solubilidad de una sustancia respecto de un disolvente
determinado es la concentración que corresponde al estado de saturación a una temperatura dada.
Las solubilidades de sólidos en líquidos varían mucho de unos sistemas a otros. Así a 20 ºC la solubilidad
del cloruro de sodio (NaCl) en agua es 6 M y en alcohol etílico (C 2H6O), a esa misma temperatura, es 0,009
M. Cuando la solubilidad es superior a 0,1 M se suele considerar la sustancia como soluble en el disolvente
considerado; por debajo de 0,1 M se considera como poco soluble o incluso como insoluble si se aleja
bastante de este valor de referencia.
La solubilidad depende de la temperatura; de ahí que su valor vaya siempre acompañado del de la
temperatura de trabajo. En la mayor parte de los casos, la solubilidad aumenta al aumentar la temperatura.
Se trata de procesos en los que el sistema absorbe calor para apoyar con una cantidad de energía extra el
fenómeno la solvatación. En otros, sin embargo, la disolución va acompañada de una liberación de calor y la
solubilidad disminuye al aumentar la temperatura.
La ósmosis se caracteriza porque el intercambio de moléculas en uno y otro sentido no se produce a igual
velocidad. Ello es debido a que el número de moléculas de disolvente que choca con la membrana por
unidad de superficie, es mayor del lado del disolvente puro que del lado de la disolución, en donde la
presencia de moléculas de soluto entorpece el proceso.
Hay, por tanto, una presión de fluido que se ejerce del disolvente hacia la disolución y que recibe el nombre
de presión osmótica. La presión osmótica, p, de una disolución depende de su concentración y se atiene a
una ley semejante a la de los gases perfectos. Dicha ley fue establecida por Van´t Hoff en 1897 y se expresa
en la forma:
pV=nRT
o lo que es lo mismo:
Resolver:
1) Expresar la concentración de 40 g de una solución acuosa que contiene 8 g de soluto y cuya densidad es
de 1,15 g/cm3, en:
a. gramos de soluto por 100 g de solución.
b. gramos de soluto por 100 g de disiolvente.
c. gramos de soluto por 100 cm3 de solución.
2) Se disuelven 0,5 g de cloruro de sodio en una determinada cantidad de agua, de tal modo que resulten
300 cm3 de solución. Expresar la concentración de la solución en gramos de soluto por litro de solución.
5) ¿Qué volumen de solución 0,1 N de KOH se necesitan tomar para tener 2,8 g de base?.
Rta.: 500 cm3
6) Se desea preparar 500 cm 3 de solución 0,2 N de un ácido, partiendo de una solución 0,5 N del mismo.
Calcular el volumen de solución que se necesita.
Rta.: 200 cm3
7) Una solución acuosa de ácido sulfúrico al 11 % P/P tiene una densidad de 1,08 g/cm 3. Expresar su
concentración en:
a. Gramos de soluto/100 gramos de solución.
b. Gramos de soluto/100 gramos de disolvente.
c. % P/V.
d. N.
e. M.
f. m.
Rta.: a. 11 b. 12,36 c. 11,88 % P/V d. 2,42 N e. 1,21 M f. 1,26 m
10) Se disuelven 14 g de ácido en 1 litro de agua, la densidad de la solución es de 1,06 g/cm 3, expresar la
concentración en gramos de ácido por litro de solución.
14,6 g
11) Se quiere preparar una solución de sal en agua de forma que que la concentración sea de 15 g de sal en
100 g de agua, se dispone de 50 g de sal, calcular:
a) ¿Qué cantidad de solución se puede preparar?.
b) ¿Cuánta agua se precisa?.
383,33 g y 333,33 g
12) Se disuelven 40 g de ácido en 600 g de agua, la densidad de la solución es 1,6 g/cm 3, calcular la
concentración en:
a) Gramos de ácido por 100 g de agua.
b) Gramos de ácido por litro de solución.
6,66 g y 100 g
13) Se disuelven 8,5 g de ácido en 200 g de agua, la densidad de la solución es 1,2 g/cm 3, calcular la
concentración en:
a) Gramos de ácido por 100 g de solución.
b) Gramos de ácido por litro de solución.
4,07 g y 48,9 g
14) Calcular los equivalentes gramos de Ca(OH)2, Al(OH)3 y Na2SO4.
28,5 g y 26 g y 71 g
16) ¿Qué volumen de solución 0,1 N de KOH son necesarios para neutralizar totalmente a 25 cm 3 de
solución 0,5 N de H2SO4?.
62,5 cm3
17) Durante una titulación se neutralizan 30 ml de una solución de H 2SO4 con 21 ml de NaOH, calcular:
a) Normalidad de la solución ácida.
b) Molaridad de la solución ácida.
0,35 N y 0,175 M