Su371 21
Su371 21
Su371 21
Existe “una distinción entre la prueba ilegal, entendida como aquella que
afecta el debido proceso desde el punto de vista procesal formal
(incompatibilidad con las formas propias de cada juicio), y la prueba
inconstitucional, que es aquella que transgrede igualmente el debido proceso,
pero desde una perspectiva sustancial, en tanto es obtenida vulnerando
derechos fundamentales.”
Magistrada ponente:
CRISTINA PARDO SCHLESINGER.
I. ANTECEDENTES
A partir de ello, considera que el fallo incurre en dos defectos fácticos que
describe así:
“1.- Una indebida valoración de las pruebas, al (i) darles pleno valor
probatorio a unas grabaciones fraccionadas y descontextualizadas,
obtenidas en forma fraudulenta y de las cuales no se pueden obtener la
CERTEZA PLENA de las conductas por las que se me sanciona y (ii) al
descartar el mérito probatorio que tienen los demás testimonios
vertidos.
2.- No apreciar y/o no tener en cuenta en ninguno de los apartes del fallo,
los diferentes correos cruzados con el denunciante, que denotan una
conducta irregular del mismo; medio que permite demostrar que con las
grabaciones, solo buscaba tener elementos para coaccionar al
suscrito en la búsqueda de logros indebidos para sus intereses
personales. Todo lo cual hace sospechosa su intervención en esta
actuación y a su dicho se le dio plena validez sin sopesar los demás
medios probatorios que evidenciaban su conducta con interés dañino
hacia el suscrito.” (negrilla fuera de texto)
5
Sobre lo primero, destacó que el inciso 5 del artículo 29 constitucional indica
que son nulas las pruebas obtenidas con violación del debido proceso y que las
referidas grabaciones fueron adquiridas con violación a su intimidad. Refirió
que no tiene cabida la aplicación del precedente jurisprudencial de la Corte
Suprema de Justicia sobre la admisibilidad de grabaciones cuando estas son
presentadas por las víctimas de un delito, en la medida en la que en el presente
caso no se probó que el señor Fandiño González tuviera esa condición.
Sobre la pertinencia de las grabaciones para probar el cohecho, indicó que este
requiere que exista un ofrecimiento previo, que en este caso claramente no
existió. Para concluir este punto hace la siguiente referencia:
Por ello, ante una actuación irregular e ilegal del señor Fandiño, mal
puede cobijarse la misma con valor probatorio, pues sería como permitir
que se cometa un delito, sobre la base demostrar la supuesta comisión de
otro.”
6
“1.- La queja presentada por el señor Fandiño, no fue más que una
argucia para dilatar el proceso, realizada en mi contra, en retaliación, por
el simple hecho de que accedí O NO ACCEDÍ? a sus pretensiones de
aceptarle negocios que nunca se dieron (fiducias) o inversionistas
inexistentes o faltos de seguridad jurídicas para el pago de las acreencias
y menos de “...eche abajo todo y se vuelva a iniciar todo....”
Como segundo punto, dijo que “se violó el principio del In dubio pro-reo, la
presunción de inocencia y la duda razonable”, frente a lo cual señaló:
9
Tercero, dijo que no se tuvieron en cuenta algunas pruebas que descartaban la
supuesta conducta probada por las grabaciones, como lo eran unos correos
electrónicos cruzados con Fandiño. Sobre el particular señaló:
Indica que tampoco se les dio valor a los testimonios de varios de los
acreedores donde se establece que no tuvieron queja de la labor como
liquidador.
Finalmente, como cuarto elemento indicó que se había hecho una indebida
valoración de otras pruebas, ya que en el presente caso solo fueron tenidas en
cuenta las grabaciones. Al respecto dijo que aún cuando en gracia de
discusión aquellas fueran evaluadas estas no llevan al convencimiento acerca
de la comisión de las conductas ya que se encuentran cortadas. Para concluir
este acápite, solicitó que se tuvieran en cuenta que las grabaciones habían sido
realizadas de manera subrepticia y que jamás existió la condición de víctima
del señor Fandiño que justificara su realización. De hecho, aclaró, en este caso
la condición de víctima de Fandiño muta en realidad a la de victimario.
5. Informes de contestación
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El Magistrado Carlos Mario Cano Diosa de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria
del Consejo Superior de la Judicatura, como ponente del fallo disciplinario,
solicitó declarar la improcedencia del amparo. Destacó que al adoptar la
decisión se advirtió la ausencia de vicios que invalidaran el proceso y que la
providencia se apoyó en el material probatorio allegado.
Señala que lo que pretende el accionante es contar con una tercera instancia a
pesar de que no fue denegada ninguna prueba, no se omitió valoración, ni se
realizó una apreciaron arbitraria, irracional o caprichosa. Por el contrario, con
razones valederas y motivadas se dieron por probados los hechos y la
responsabilidad.
5.3. El señor Javier Fandiño González allegó una respuesta en la cual se limitó
a señalar que se encontraba fuera del país pero que estaba presto para
colaborar en lo que fuera necesario.
Finalmente, frente a los testimonios, dijo que, “en todo caso, esos testimonios
no se encuentran encaminados a desvirtuar las grabaciones, que, como se
precisó, valoradas en conjunto con el demás acerbo probatorio, permitieron
evidenciar las conductas cometidas por el actor”.
Frente a la originalidad de las grabaciones dijo que aquellas pueden ser copias
de otros archivos por lo que surge la duda de si los originales tenían el mismo
contenido.
En cuanto a la valoración de los testimonios dijo que, si bien con ellos “no se
desvirtúan plenamente las grabaciones, si dan fe que en el proceso jamás hubo
una actuación irregular de mi parte y que siempre atendí a todas las partes del
proceso con la misma transparencia”. Sobre los correos dijo que aquellos
demuestran que Fandiño no era víctima y que por tal razón no había una
justificación para que las realizase sin orden judicial.
En primer lugar, destacó que cuando se cuestiona por vía de tutela una
providencia judicial proferida por una alta corte como el Consejo Superior de
la Judicatura, la procedencia del amparo constitucional es más restrictiva
debido a que se trata de órganos de cierre en sus respectivas jurisdicciones.
Por ello, el error alegado debe ser de carácter ostensible, manifiesto y
flagrante que riña de manera directa con la Constitución para que justifique la
intervención del juez constitucional.
14
Destacó que el problema jurídico a resolver era si le asistió razón al a quo al
declarar la improcedencia por falta de relevancia constitucional del cargo por
la valoración de una prueba ilícita y al negar el amparo por la presunta
omisión e indebida valoración de las demás pruebas.
Así, dijo que “la tutela se interpone como una instancia adicional, con la que
buscan revivir la discusión jurídica respecto a la exclusión de la prueba ilícita”
y que “se trata de una exteriorización de la inconformidad de la parte
accionante con el sentido de la decisión que se cuestiona, lo cual hace
improcedente la acción”.
1. Competencia
De los antecedentes narrados se tiene que el señor Obdulio Muñoz Ramos fue
sancionado disciplinariamente por incurrir en la falta gravísima del numeral 1
del artículo 55 de la Ley 734 de 2002, al haber incurrido objetivamente en las
conductas de cohecho propio y asesoramiento y otras actuaciones ilegales.
Ello en su condición de liquidador dentro del proceso de liquidación judicial
de dos sociedades cuyo representante legal y socio es el señor Javier Alfredo
Fandiño, quien presentó la queja que dio origen al proceso. Para justificar la
decisión, la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la
Judicatura, que confirmó la decisión de primera instancia tomada por el
Consejo Seccional de la Judicatura de Bogotá, le dio valor probatorio a una
serie de grabaciones de conversaciones entre Fandiño y Muñoz sin que este
último consintiera en ello, las cuales llevaron a la autoridad al convencimiento
de que el actor efectivamente había incurrido en la falta.
A partir de ello lo primero será que esta Corte determine si haberles dado
validez a dichas grabaciones implicó una violación de los derechos
fundamentales de Muñoz Ramos que justifique la intervención del juez
constitucional.
Nótese que esta Sala debe ser en extremo cuidadosa de no convertir esta
revisión en una tercera instancia, ni disciplinaria ni de tutela, en especial en lo
que tiene que ver con la valoración del material probatorio. En palabras de la
Corte, “la intervención del juez de tutela, en relación con el manejo dado por
el juez natural al material probatorio es extremadamente reducida, pues el
respeto por los principios de autonomía judicial, juez natural, e inmediación,
impide que el juez constitucional realice un examen exhaustivo del material
probatorio”2. Así, como será explicado en detalle, lo que corresponde en esta
fase es solo evaluar la existencia de una actuación tan equivocada de las
autoridades judiciales atacadas que justifique dejar sin efectos sus decisiones,
teniendo además en cuenta que los fallos disciplinarios fueron adoptados por
quien en ese momento era el órgano de cierre de la jurisdicción disciplinaria.
A partir de lo anterior, los problemas jurídicos a resolver se formulan de la
siguiente manera:
Sobre el defecto fáctico vale la pena hacer una mención adicional por ser ese
el que fue alegado en la acción de tutela del presente caso. En particular, en
sentencia SU-072 de 2018 la Corte dijo que aquel “se erige sobre la
malinterpretación de los hechos expuestos en un proceso, la cual deviene de
una inapropiada valoración probatoria, bien porque el juez no contaba con
pruebas para sustentar sus afirmaciones, ora porque al estimar su valor
demostrativo fue arbitrario”6. En estos casos, ha dicho la Corte, la
arbitrariedad debe ser “de tal magnitud que pueda advertirse de manera
evidente y flagrante, sin que quepa margen de objetividad alguno que permita
explicar razonablemente la conclusión a la cual llegó el juez”7. De la misma
forma, “es imprescindible que tal yerro tenga una trascendencia fundamental
en el sentido del fallo, de manera que si no se hubiera incurrido en él, el
funcionario judicial hubiera adoptado una decisión completamente opuesta”8.
6 SU-632 de 2017 basándose en las SU-195 de 2012, T-143 de 2011, T-456 de 2010 y T-
567 de 1998.
7 Sentencia T-456 de 2010. Recapitulada en la SU-632 de 2017.
8 Sentencia T-311 de 2009. Recapitulada en la SU-632 de 2017.
22
En cuanto a su materialización, la jurisprudencia ha identificado que ello
puede ocurrir en una dimensión positiva o negativa. Así lo explicó en
sentencia SU-448 de 2016:
Teniendo claras las causales de procedencia, vale la pena hacer una referencia
al caso específico de la tutela contra providencias dictadas por las altas cortes.
Sobre el particular, en sentencia SU-072 de 2018 se hizo la siguiente
aclaración:
Otro criterio tiene que ver con el espacio físico. Así, en sentencia T-407 de
2012 se dijo que en el espacio público el derecho a la intimidad se limita; en el
espacio privado la persona desarrolla libremente su intimidad y su
personalidad en un ámbito reservado e inalienable; los espacios semi-privados,
que son espacios cerrados en los que un conjunto de personas comparte una
actividad y en donde el acceso al público es restringido; o los semi-públicos,
considerados como lugares de acceso relativamente abierto donde diferentes
personas se encuentran en determinado momento para realizar una actividad
puntual dentro de un espacio compartido.
“Por otra parte, esta Corte ha sido clara en considerar que, a pesar de la
amplitud del ámbito de protección del derecho a la intimidad, éste no es
un derecho absoluto13. El derecho a la intimidad puede ser objeto de
limitaciones cuando entra en conflicto con derechos de terceros o con
intereses constitucionales relevantes14 y, en consecuencia, es posible
que, bajo ciertas condiciones, las autoridades públicas o los terceros
puedan conocer asuntos que, en principio, se encuentran amparados por
el derecho, es decir que, hacen parte de la vida privada de los
individuos15. De manera más precisa, la jurisprudencia constitucional ha
considerado que la intimidad puede ser objeto de limitaciones o
interferencias como resultado de la interrelación de otros intereses
constitucionalmente relevantes. De esta forma, ‘las limitaciones al
derecho a la intimidad, al igual que la de cualquier otro derecho
fundamental, deben respetar los principios de razonabilidad y
proporcionalidad, en el contexto de un sistema democrático’16.”
17 El artículo 140 de la Ley 1955 de 2019 prorrogó hasta el 1° de julio de 2021 la vigencia
de este Código.
27
La sanción, según la norma constitucional citada, la prueba obtenida de
esa manera es nula de pleno derecho.” (negrilla fuera de texto)
29
“En esa medida, las grabaciones de imagen o de voz realizadas en
ámbitos privados de la persona, con destino a ser publicadas o sin ese
propósito, constituyen violación del derecho a la intimidad personal, si
las mismas no han sido autorizadas directamente por el titular del
derecho y, además, en caso extremo, si no han sido autorizadas
expresa y previamente por autoridad judicial competente. El
resultado de la recolección de la imagen o la voz sin la debida
autorización del titular implica, sin más, el quebrantamiento de su
órbita de privacidad y, por tanto, la vulneración del derecho a la
intimidad del sujeto.” (negrilla fuera de texto)
A partir de ello, al resolver el caso concreto dijo que “la recolección del audio
habría ocurrido en un espacio semi-privado, pues esta Corporación ha
sostenido que lugares como las oficinas o sitios de trabajo tienen un carácter
intermedio en la línea que divide los espacios públicos y totalmente privados”.
31
ser trasladada al ámbito disciplinario por parte de quien resulta afectado con la
conducta ilegal.
23 Ibidem.
34
los interlocutores de la misma y éste, sea víctima del actuar
delictuoso del que ha sido grabado sin su permiso.
Siendo esto así, considera la Sala que las grabaciones aportadas por el
quejoso en la audiencia de pruebas y calificación provisional, son
válidas, en primer lugar porque del contenido de las mismas (ya
estudiado) no se observa vulneración alguna al derecho fundamental
de la intimidad, pues la conversación no versó sobre aspectos propios de
la persona sino sobre el asunto negocial que tenía el disciplinable con el
señor Beltrán Daza por el cobro de las letras. Adicionalmente, cabe
aclarar que las mismas fueron aportadas en los términos procesales
apropiados y puestos en conocimiento del disciplinable para que ejerciera
el derecho de defensa de la mejor manera, por el quejoso quien es el
perjudicado con la falsificación del endoso por parte del abogado.
35
autoridad competente, por regla general, no tienen valor probatorio,
debiendo aplicarse respecto de ellas las reglas de exclusión; sin embargo,
excepcionalmente se les puede atribuir eficacia probatoria [a las
interceptaciones] en procesos penales, disciplinarios, administrativos
y civiles, cuando quien hubiere hecho la grabación sea víctima o
sujeto pasivo de la conducta del otro.
Además, un criterio idóneo a tener en cuenta para analizar qué puede ser
conocido o no por determinadas personas será la libre voluntad o
disposición del emisor para que sus informaciones sean reveladas. Tal
sucede, por ejemplo, cuando un servidor público en su ámbito personal se
confiesa ante el ministro de su culto o de su respectiva religión y desea
que lo que allí él diga no sea revelado o publicitado, lo que podría
cobijar, incluso, aquellas informaciones que bien pueden no formar parte
de su esfera íntima o personal.
38
participación en política, ello tampoco hará parte de su esfera personal,
como para pregonar una eventual intromisión a su intimidad.
“De acuerdo con las citas jurisprudenciales concluye la Sala que era
viable y legal acudir a las grabaciones magnetofónicas en el presente
caso dado que como el quejoso estaba siendo víctima de un hecho
punible, pues para devolverle la mercancía retenida se le exigía entregar
como contraprestación a los funcionarios de la entidad determinada suma
de dinero, el afectado podía preconstituir la prueba del delito sin
necesidad de autorización de la autoridad competente, que fue lo que
efectivamente hizo, en presencia de las autoridades de la DIAN.
Comparte la Sala el argumento del fallador de instancia relativo a que la
Como dentro del plenario quedó plenamente probado que los actores
incurrieron en conducta disciplinariamente censurable al solicitar y
recibir dinero como contraprestación para entregar una mercancía
decomisada, la presunción de legalidad del acto acusado sale avante y
así las pretensiones de la demanda no pueden prosperar.
El hecho de que la justicia penal haya llegado a la conclusión de que la
conducta imputada no constituye infracción penal, no implica que no
pueda considerarse violatoria de normas disciplinarias, porque los
dos conjuntos normativos no protegen los mismos valores. (negrilla
fuera de texto)
Como se puede apreciar, en casi todos los casos estuvo presente el elemento
víctima como sujeto habilitado para realizar las grabaciones. Como se verá en
el caso concreto al revisar las decisiones objeto de demanda, la aplicación de
esa lógica en materia disciplinaria resulta problemática y existen mejores
razones para justificar la validez probatoria de grabaciones hechas sin el
consentimiento de todos los participantes en una conversación.
6. Caso concreto
A partir del marco jurídico que fue explicado, pasa analizarse si en el caso
concreto se configuró el defecto fáctico alegado por el señor Obdulio Muñoz
respecto de los fallos disciplinarios que lo sancionaron. Para ello se seguirá la
metodología de la procedencia excepcional de la acción de tutela contra
providencias judiciales referida en el capítulo 3.
Esta Sala encuentra que una lectura como esa sacrifica de manera excesiva la
probidad en la función pública en favorecimiento de la intimidad de quien, por
las mismas razones que en el derecho penal, la tiene limitada.
Sin perjuicio de ello, como pasa a explicarse, existen buenas razones para
mantener como válidas grabaciones realizadas sin el consentimiento de todos
los participantes cuando aquellas prueben la ocurrencia de una falta
disciplinaria, siempre que se cumplan una serie de requisitos que garantizan
una protección razonable del derecho a la intimidad.
47
En primer lugar, esta Sala concuerda con que quien realiza la grabación debe
ser un receptor legítimo de la información. Esto implica que el registro solo
puede ser realizado por alguien que efectivamente esté cubierto por la
expectativa de intimidad de quien es grabado. Aplicando la jurisprudencia
expuesta más arriba, esto implica que quien graba debe pertenecer al núcleo
familiar, social o gremial en el que se genera la conversación, o estar cubierto
por el espacio público, semipúblico o semiprivado en donde esta tenga lugar.
Esto descarta, por ejemplo, cualquier interceptación de comunicaciones sin
autorización judicial o cualquier otra forma de registro por parte de terceros
ajenos al espacio protegido.
Tercero, el grabado debe ser una persona que cumpla funciones públicas y que
se encuentre en ejercicio de ellas. Sobre este aspecto, en sentencia T-787 de
2004 se dijo que “existe una tendencia creciente hacia el desdibujamiento de
la intimidad en las personas con proyección pública, pues de sus actuaciones
serán testigos, casi necesariamente el conglomerado universal de la sociedad”.
Esta idea aplica en materia disciplinaria pues sus destinatarios son personas
que justamente cumplen funciones públicas y de quienes es predicable ese
desdibujamiento. Ahora, como se dijo en T-233 de 2007, “si bien los
funcionarios públicos tienen un ámbito de protección más limitado en
términos de derecho a la intimidad, ello no significa que los mismos estén
expuestos a cualquier tipo de intromisión en su vida privada o en los espacios
en los que desenvuelven sus actividades públicas”. Así, para proteger el
núcleo esencial del derecho, de la permisión estarán excluidos espacios
íntimos o cualquier otro que sea ajeno al cumplimiento de las funciones
públicas.
48
En este punto es necesario matizar el argumento que tilda las grabaciones de
ilegales por ser “subrepticias”, entendido esto como secretas o sin avisar a los
participantes del diálogo. Sobre este aspecto, esta Sala considera que carece de
sentido que el receptor legítimo que tiene la firme convicción de que una
conversación preconstituye prueba de la comisión de una falta disciplinaria
deba avisar al presunto infractor sobre el registro para que esta pueda tener
validez en un eventual proceso. Por el contrario, lo que hace a esa prueba
pertinente y conducente es justamente que registre el momento espontáneo en
el que el infractor comete a falta.
La regla que generan estos cuatro requisitos puede ser sometida incluso a un
juicio de proporcionalidad estricto dada la limitación grave que puede generar
sobre el derecho fundamental a la intimidad, similar a como se hizo frente a la
tesis de la Sala Penal de la Corte Suprema. En primer lugar, se busca un fin
constitucionalmente legítimo, importante e imperioso como lo es alcanzar los
fines esenciales del Estado (artículo 2), la protección del interés general
(artículo 1) y los principios de la función pública (artículo 209). La medida es
legítima, adecuada y conducente para alcanzar ese fin dado que habilitar la
grabación de personas que ejercen funciones públicas en el momento de
cometer una conducta ilícita contribuye a contar con mejores elementos de
juicio al momento de adelantar un juicio disciplinario encaminado justamente
a alcanzar dichos fines. También es necesaria dado que en determinadas
circunstancias difícilmente sea posible lograr evidencia probatoria más
pertinente y conducente que una grabación para acreditar el hecho. Esto es
especialmente claro si se tiene en cuenta que las violaciones a los deberes
públicos suelen materializarse de manera secreta y difícil de detectar. Y,
finalmente, la limitación no sacrifica de manera desproporcionada el derecho a
la intimidad, dado que la validez de la grabación está sujeta a que: i) la realice
un receptor legítimo cubierto por la expectativa de intimidad del grabado; ii)
se tenga la convicción de que se registra la ocurrencia de una falta
disciplinaria; iii) el grabado debe ser una persona que cumpla funciones
públicas y que se encuentre en ejercicio de ellas; y iv) no puede realizarse de
mala fe.
Bajo estas premisas pasa a decidirse si al haberle dado valor a las grabaciones
en el caso concreto el Consejo Superior incurrió en un defecto fáctico. Sobre
este aspecto, más arriba fue explicado que para que ello ocurra “es
imprescindible que tal yerro tenga una trascendencia fundamental en el
sentido del fallo, de manera que si no se hubiera incurrido en él, el funcionario
judicial hubiera adoptado una decisión completamente opuesta” 31. Ese
requisito no se cumple en el caso concreto dado que las grabaciones
presentadas por el quejoso igualmente superan los requisitos que fueron
expuestos en esta providencia y, aunque por razones distintas a las expresadas
por el Consejo Superior, sí podían ser valoradas.
51
Al igual que los jueces de tutela de instancia, esta Sala no encuentra que con
las referencias esbozadas por el actor quede evidenciada una inducción,
instigación o manipulación a la comisión de la falta. En efecto, de las frases
trascritas por el accionante no se aprecia que Fandiño estuviera haciendo
provocaciones o entrampamientos como sugiere la tutela. Tampoco con ello se
prueba una manipulación a Obdulio Muñoz para que cayera en una trampa o
realizara una conducta que no tuviera la intención de cometer. Por el contrario,
lo que sí dejan entrever es que existió un escenario en el que dos participantes
en una conducta presuntamente ilícita se encontraban teniendo diferencias.
Como es obvio, estas consideraciones en nada justifican el proceder de
Alberto Fandiño respecto del cual, sin que sea el objeto de este fallo, se puede
apreciar también un tinte de presunta ilegalidad. No obstante, ello será
investigado por la autoridad competente en virtud de la compulsa de copias ya
mencionada.
Frente a los audios y la posibilidad de que hubieran sido alterados, los jueces
disciplinarios decretaron la práctica de un dictamen pericial del cual se dijo en
el fallo de segunda instancia que “arroja que ninguno de los audios se
encontraron características o discontinuidades que indiquen que los mismos
fueron alterados o editados”.
53
que ello no habría tenido la capacidad de generar una decisión diferente a la
adoptada.
Con las anteriores consideraciones, y teniendo claro que el juez de tutela solo
le corresponde actuar si encuentra una valoración probatoria tan absurda que
implique una violación al debido proceso, la Sala Plena considera que no
existió tal arbitrariedad en los fallos atacados y, en el único punto en el que le
podría asistir razón al actor consistente en la poca valoración de los correos, lo
cierto es que ello no tiene la entidad para generar un sentido opuesto en la
decisión atacada.
Así las cosas, se procederá a confirmar la decisión tomada por las sentencias
de tutela, pero a partir de las consideraciones expuestas en esta providencia.
Lo anterior en el sentido de dejar en firme los fallos disciplinarios que
sancionaron a Obdulio Muñoz.
54
En el caso concreto se encontró que, a pesar de que la autoridad disciplinaria
trasladó la regla penal, no se configuró un defecto fáctico en la medida en la
que las grabaciones aportadas igualmente superan los anteriores requisitos.
Así, aún cuando el razonamiento del fallo atacado debe perder vigencia, el
giro argumentativo contenido en esta sentencia no tiene la entidad para
generar una decisión disciplinaria opuesta a la adoptada, lo cual descarta la
violación al debido proceso.
III. DECISIÓN
RESUELVE:
55
DIANA FAJARDO RIVERA
Magistrada
Con aclaración de voto
Magistrada ponente:
Cristina Pardo Schlesinger
Fecha ut supra,
59
ACLARACIÓN DE VOTO DEL MAGISTRADO
ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO
A LA SENTENCIA SU371/21
61
ACLARACIÓN DE VOTO DE LA MAGISTRADA
GLORIA STELLA ORTIZ DELGADO
A LA SENTENCIA SU-371 DE 2021
Expediente: T-8.092.147.
Magistrada Sustanciadora:
CRISTINA PARDO SCHLESINGER
63
Con fundamento en lo anterior, al resolver el caso concreto, concluyó que, a
pesar de que la autoridad disciplinaria trasladó la regla penal, no incurrió en el
defecto fáctico alegado. Explicó que las grabaciones aportadas cumplieron con
los requisitos establecidos para proteger la intimidad del accionante. De esta
manera, para la Sala, la argumentación contenida en la sentencia de revisión
no tiene entidad suficiente para generar una decisión disciplinaria opuesta a la
adoptada. Por lo tanto, la accionada no vulneró el derecho al debido proceso
del sujeto disciplinado.
64
comunicaciones; y, (ii) el examen que deben adelantar los jueces para
determinar quiénes serían los receptores legítimos de la información.
37 Constitución. Artículo 250. “ARTICULO 250. <Artículo modificado por el artículo 2 del Acto Legislativo
No. 3 de 2002. El nuevo texto es el siguiente:> La Fiscalía General de la Nación está obligada a adelantar el
ejercicio de la acción penal y realizar la investigación de los hechos que revistan las características de un
delito que lleguen a su conocimiento por medio de denuncia, petición especial, querella o de oficio, siempre y
cuando medien suficientes motivos y circunstancias fácticas que indiquen la posible existencia del mismo. No
podrá, en consecuencia, suspender, interrumpir, ni renunciar a la persecución penal, salvo en los casos que
establezca la ley para la aplicación del principio de oportunidad regulado dentro del marco de la política
criminal del Estado, el cual estará sometido al control de legalidad por parte del juez que ejerza las
funciones de control de garantías. Se exceptúan los delitos cometidos por Miembros de la Fuerza Pública en
servicio activo y en relación con el mismo servicio. 2. <Aparte tachado INEXEQUIBLE> Adelantar registros,
allanamientos, incautaciones e interceptaciones de comunicaciones. En estos eventos el juez que ejerza las
funciones de control de garantías efectuará el control posterior respectivo, a más tardar dentro de las treinta
y seis (36) horas siguientes, al solo efecto de determinar su validez”.
38 Ley 906 de 2004. Artículo 235. “El fiscal podrá ordenar, con el objeto de buscar elementos materiales
probatorios, evidencia física, búsqueda y ubicación de imputados, indiciados o condenados, que se
intercepten mediante grabación magnetofónica o similares las comunicaciones que se cursen por cualquier
red de comunicaciones, en donde curse información o haya interés para los fines de la actuación. En este
sentido, las autoridades competentes serán las encargadas de la operación técnica de la respectiva
interceptación así como del procesamiento de la misma. Tienen la obligación de realizarla inmediatamente
después de la notificación de la orden y todos los costos serán a cargo de la autoridad que ejecute la
interceptación. // En todo caso, deberá fundamentarse por escrito. Las personas que participen en estas
diligencias se obligan a guardar la debida reserva. // Por ningún motivo se podrán interceptar las
comunicaciones del defensor. // La orden tendrá una vigencia máxima de seis (6) meses, pero podrá
prorrogarse, a juicio del fiscal, subsisten los motivos fundados que la originaron. // La orden del fiscal de
prorrogar la interceptación de comunicaciones y similares deberá someterse al control previo de legalidad
por parte del Juez de Control de Garantías. // PARÁGRAFO. <Parágrafo adicionado por el artículo 13 de la
Ley 1908 de 2018. El nuevo texto es el siguiente:> Los funcionarios de Policía Judicial deberán rendir
informes parciales de los resultados de la interceptación de comunicaciones cuando dentro de las mismas se
establezcan informaciones que ameriten una actuación inmediata para recolectar evidencia o elementos
materiales probatorios e impedir la comisión de otra u otras conductas delictivas. En todo caso, el fiscal
comparecerá ante el juez de control de garantías a efectos de legalizar las actuaciones cuando finalice la
actividad investigativa”.
66
similares39. Una vez concluya el procedimiento, la policía judicial deberá
rendir un informe. A partir de ese momento, el fiscal cuenta con un término de
24 horas para acudir al Juez de Control de Garantías para que revise la
legalidad de la actuación40. La jurisprudencia ha establecido que la labor de
esa autoridad judicial es verificar que el respeto de los derechos
fundamentales de los ciudadanos durante la actuación. En concreto, debe
establecer si la medida cumplió con los presupuestos del principio de
proporcionalidad41.
39 Ídem.
40 Ley 906 de 2004. Artículo 237. “Dentro de las veinticuatro (24) horas siguientes al recibimiento del
informe de Policía Judicial sobre las diligencias de las órdenes de registro y allanamiento, retención de
correspondencia, interceptación de comunicaciones o recuperación de información producto de la
transmisión de datos a través de las redes de comunicaciones, el fiscal comparecerá ante el Juez de Control
de Garantías, para que realice la audiencia de revisión de legalidad sobre lo actuado. // Durante el trámite
de la audiencia podrán asistir, además del fiscal, los funcionarios de la Policía Judicial y los testigos o
peritos que prestaron declaraciones juradas con el fin de obtener la orden respectiva, o que intervinieron en
la diligencia. // El juez podrá, si lo estima conveniente, interrogar directamente a los comparecientes y,
después de escuchar los argumentos del fiscal, decidirá de plano sobre la validez del procedimiento. //
PARÁGRAFO. Si el cumplimiento de la orden ocurrió luego de formulada la imputación, se deberá citar a la
audiencia de control de legalidad al imputado y a su defensor para que, si lo desean, puedan realizar el
contradictorio. En este último evento, se aplicarán analógicamente, de acuerdo con la naturaleza del acto,
las reglas previstas para la audiencia preliminar”.
41 Sentencias C-336 de 2007, M.P. Jaime Córdoba Triviño; y, C-334 de 2010, M.P. Juan Carlos Henao Pérez.
42 La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia establece no se puede confundir la grabación de una
conversación telefónica por uno de los participantes en el diálogo, por ejemplo, la víctima, con una
interceptación de comunicaciones. Lo anterior, porque esta última corresponde a un procedimiento en el que
se restringe la garantía del secreto de las comunicaciones entre particulares para captar su contenido. Aquel es
un acto policial, previamente ordenado por la Fiscalía en el que los investigadores son los que escuchan la
conversación. Por el contrario, la grabación de uno de los participantes es dejar un registro de audio de una
conversación propia, con el fin de utilizarlo como prueba contra un tercero o contra el interlocutor. Las
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grabaciones que una persona hace de las conversaciones que sostiene con un
sujeto disciplinable, bajo de la absoluta convicción de que registra la posible
comisión de una falta disciplinaria. En este escenario, quien graba es uno de
los titulares del derecho a mantener la inviolabilidad de la conversación.
Además, está persona lo hace con la convicción de que al registrar la situación
podrá coadyuvar con la protección del interés público y de los principios de la
función pública. En efecto, los funcionarios públicos deben cumplir con la
Constitución, la ley y el reglamento. Sin embargo, las violaciones a esos
deberes públicos suelen ocurrir de forma discreta y en escenarios privados.
Por tanto, la comisión de conductas ilícitas suele ser muy difícil de detectar.
Este tipo de grabaciones pretenden constituir elementos de prueba
conducentes y pertinentes para demostrar la ocurrencia de esas faltas. De
manera que, la protección estricta del derecho a la intimidad de uno de los
partícipes de la conversación cede frente a la necesidad de conseguir un fin
legítimo constitucional como la probidad en la administración de justicia.
grabaciones realizadas por las víctimas no necesitan orden previa de la autoridad judicial. Según la Sala
Penal, cuando quien graba la conversación interviene en ella, no hay afectación del derecho fundamental a
mantener las comunicaciones privadas en secreto. Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal.
Sentencia SP757 del 4 de marzo de 2020. M.P. José Francisco Acuña Vizcaya.
43 M.P. Cristina Pardo Schlesinger. Pág. 46.
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público la titularidad del derecho a la inviolabilidad de la conversación
registrada.
La decisión de la Corte estableció que las personas que hacen parte del ámbito
familiar, social o gremial del funcionario público o están en el espacio
semipúblico, semiprivado o público en el que transcurre la conversación son
receptores legítimos de la información. Esa postura no tiene en cuenta que las
conversaciones que ocurren en un espacio público, semipúblico o semiprivado
pueden ser grabadas por terceros que no son destinatarios del mensaje que
pretende comunicar el funcionario público. Lo mismo ocurre si solo se analiza
el contexto en el que tiene lugar la conversación. Por ejemplo, una
conversación puede desarrollarse en el ámbito familiar o gremial de una
persona y ser grabada por un tercero que desconoce la intención del emisor del
mensaje. De manera que, la regla jurisprudencial expuesta por la Sala Plena
dejaría abierta la posibilidad a que terceros interfieran de forma indebida en
las comunicaciones privadas de los funcionarios públicos en detrimento de su
derecho fundamental a mantener la inviolabilidad de sus conversaciones.
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anterior, porque registran su propia voz e imagen44. Por ejemplo, en Sentencia
del 4 de marzo de 2020, esa Corporación estudió un recurso de casación
interpuesto en contra de una sentencia condenatoria por el delito de extorsión
agravado, proferida por el Tribunal Superior de Ibagué. En ese caso, la víctima
fue objeto de varias amenazas, incluso de muerte, para que accediera a vender
un ganado. Para demostrar la situación, allegó con la denuncia una grabación
de la conversación que sostuvo con su agresor en la que fue objeto de distintas
presiones. Los cargos propuestos en sede de casación estaban dirigidos a
evidenciar la ilicitud de esa prueba. Al estudiar el caso, la Sala de Casación
Penal ratificó la validez de la prueba. En ese sentido, señaló que “[l]o
prohibido, (…) es la grabación en la modalidad de interceptación de terceros,
pues se entiende que el interés protegido en lo material es la injerencia
indebida de una persona en la comunicación de otra, de lo cual no hace parte.
Por tanto, si una tercera se inmiscuye en una conversación ajena, y la graba,
la prueba así obtenida será ilícita, pero si la grabación es realizada por quien
participa en ella, no habrá motivos para afirmar su ilicitud, menos aún, si
está siendo víctima de un delito”45.
19. De esta manera, expongo las razones que me conducen a aclarar el voto
respecto de la Sentencia SU-371 de 2021, adoptada por la Sala Plena de la
Corte Constitucional.
Fecha ut supra,
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ACLARACIÓN DE VOTO DE LA MAGISTRADA
DIANA FAJARDO RIVERA
A LA SENTENCIA SU-371 DE 2021
Magistrada Ponente:
CRISTINA PARDO SCHLESINGER
47 “En este caso la intimidad debe ser ponderada con otros bienes constitucionalmente relevantes como la
prevalencia del interés general (art. 1), el cumplimiento de los fines del Estado (art. 2) y los principios de la
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criterios de proporcionalidad. Por otra parte, refirió que dada la inexistencia
del concepto de “víctima” en el marco de los procesos disciplinarios, no es
posible trasladar automáticamente la jurisprudencia de la Sala de Casación
Penal sobre las grabaciones como excepción a la regla de exclusión de la
prueba ilícita. No obstante, eso no puede conllevar a sacralizar el derecho a la
intimidad en perjuicio de finalidades imperiosas del Estado y al correcto
funcionamiento de la función pública, especialmente porque la expectativa de
intimidad de quien opta por la ilegalidad se encuentra atenuada.
función pública (arts. 122 y siguientes), como también la búsqueda de la verdad procesal como garantía del
debido proceso (art. 29).” Sentencia SU-371 de 2021. M.P. Cristina Pardo Schlesinger. AV. Diana Fajardo
Rivera. AV. Alejandro Linares Cantillo. AV. Antonio José Lizarazo Ocampo. AV. Paola Andrea Meneses
Mosquera. AV. Gloria Stella Ortiz Delgado. AV. Alberto Rojas Ríos, fundamento jurídico N° 5.2.
48 “En primer lugar, esta Sala concuerda con que quien realiza la grabación debe ser un receptor legítimo
de la información. Esto implica que el registro solo puede ser realizado por alguien que efectivamente esté
cubierto por la expectativa de intimidad de quien es grabado. (…) esto implica que quien graba debe
pertenecer al núcleo familiar, social o gremial en el que se genera la conversación, o estar cubierto por el
espacio público, semipúblico o semiprivado en donde esta tenga lugar. Esto descarta, por ejemplo, cualquier
interceptación de comunicaciones sin autorización judicial o cualquier otra forma de registro por parte de
terceros ajenos al espacio protegido.” Sentencia SU-371 de 2021. M.P. Cristina Pardo Schlesinger. AV. Diana
Fajardo Rivera. AV. Alejandro Linares Cantillo. AV. Antonio José Lizarazo Ocampo. AV. Paola Andrea
Meneses Mosquera. AV. Gloria Stella Ortiz Delgado. AV. Alberto Rojas Ríos, fundamento jurídico N° 5.2.
49 “Segundo, es necesario que quien aporta la conversación al proceso tenga la convicción de que su
contenido demuestra la ocurrencia de una falta disciplinaria al momento de registrarla. Este criterio resulta
más acorde con la protección a la intimidad que la extensión analógica del concepto de víctima penal. En
este caso será necesario analizar el contenido del mensaje para verificar si aquel es conducente y pertinente
para demostrar la ocurrencia de la posible falta, sin que sea necesario que se trate de una persona que sufra
un daño con la misma.” Sentencia SU-371 de 2021. M.P. Cristina Pardo Schlesinger. AV. Diana Fajardo
Rivera. AV. Alejandro Linares Cantillo. AV. Antonio José Lizarazo Ocampo. AV. Paola Andrea Meneses
Mosquera. AV. Gloria Stella Ortiz Delgado. AV. Alberto Rojas Ríos, fundamento jurídico N° 5.2.
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-por ejemplo- la interceptación de comunicaciones sin autorización judicial o
cualquier otra forma de registro por parte de terceros ajenos al espacio
protegido. En mi concepto, las expresiones “receptor legítimo” y “espacio
protegido” no se precisaron adecuadamente y podrían comprender, por
ejemplo, a terceros que escuchan una conversación de forma accidental.
Fecha ut supra
50 “Por medio de la cual se expide el Código General Disciplinario, se derogan la Ley 734 de 2002 y
algunas disposiciones de la Ley 1474 de 2011, relacionadas con el derecho disciplinario.”
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