Educación Inclusiva
Educación Inclusiva
Educación Inclusiva
Educación inclusiva
en breve...
L
as niñas y los niños con discapacidad han sido marginados dentro de los siste-
mas educativos y han experimentado exclusión, discriminación y segregación
en la educación. Con frecuencia eran ubicados en clases o escuelas diferentes
o, incluso, se les ha negado el acceso a cualquier tipo de educación.
La discriminación hacia las personas con discapacidad parte de un grave error. La
sociedad no puede ni debe fracturarse de esa manera.
Datos de la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (ENADIS) 2010 seña-
lan que más de siete personas de cada 10, creen que los derechos de las personas con
discapacidad no se respetan o sólo se respetan en parte. De la población en México, 23.5%
no estaría dispuesto, o sólo lo estaría en parte, a que en su casa vivieran personas con
discapacidad.
El derecho a la educación –sin discriminación alguna– para niños y niñas con disca-
pacidad está garantizado en un amplio marco incluyente. Las autoridades educativas tie-
nen la obligación de proteger a todas las personas con discapacidad frente a las acciones
de terceros o privados en materia educativa. La responsabilidad que el Estado tiene sobre
la administración del sistema educación, lo sitúa en el compromiso de asegurar y prevenir 3
que los actores públicos y privados no incurran en acciones que incumplan y transgredan
los derechos de las niñas y los niños con discapacidad.
“Cuando se habla de discapacidad no se hace referencia a un asunto individual ni
privado, al contrario, se habla de un problema colectivo y público, en tanto que se hace
referencia a las barreras o limitaciones construidas dentro y por la sociedad –en sentido
amplio–, que afectan la participación plena y el disfrute de derechos en igualdad de con-
diciones de las personas con deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales”,
indica Ricardo Bucio Mújica, presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discrimina-
ción (Conapred).
Organismos internacionales como la UNESCO y el Comité de los Derechos del Niño,
ambos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) están más a favor del término
“educación inclusiva”.
La UNESCO describe a la educación inclusiva como “un proceso para tomar en cuenta
y responder a las diversas necesidades de todos los estudiantes por medio de prácticas
inclusivas en aprendizaje, culturas y comunidades, y reduciendo la exclusión dentro y de
la educación. Esto implica cambios y modificaciones, de contenido, enfoques, estructuras
y estrategias con una visión común que cubre a todos los niños y niñas del rango apropia-
do de edad y una convicción de que es la responsabilidad del sistema regular educar a to-
dos los niños y las niñas. Las escuelas inclusivas deben reconocer y responder a las diver-
sas necesidades de los estudiantes, arreglos tanto en diferentes estilos como al ritmo del
aprendizaje y asegurando la calidad de la educación para todos por medio de un currículo
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apropiado, dando lugar tanto a arreglos organizacionales, estrategias de enseñanza, uso
de recursos y asociaciones con sus comunidades.” (UNESCO, Declaración de Salamanca).
En nuestra cultura persiste la desigualdad de trato, constituida sobre un pasado au-
toritario. En un primer momento se asumió que el problema de la discriminación radicaba
precisamente en las desigualdades y el maltrato que afectaban en particular a las mino-
rías, pues ambos agravios se producen en las relaciones políticas de dominio entre perso-
nas y grupos sociales, estableciendo relaciones desiguales, inequitativas y negadoras de
derechos. Más tarde se reconocieron derechos al trabajo, la salud, la educación, la seguri-
dad, etcétera. No obstante, por entonces, ciertos grupos no podían ejercer de igual modo
esos mismos derechos. Por ejemplo, no se reconocían las necesidades de las niñas y los
niños con discapacidad, quienes carecían de programas educativos o material didáctico
adecuados a sus necesidades dentro de las escuelas.
México, como Estado Parte de la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad, aprobada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 13 de diciem-
bre de 2006, reconoce el derecho de las Personas Con Discapacidad (PCD) a la educación.
Con miras a hacer efectivo este derecho sin discriminación y sobre la base de la igualdad
de oportunidades (como lo señala el artículo 24), “los estados parte asegurarán un siste-
ma de educación inclusiva a todos los niveles, así como la enseñanza a lo largo de la vida.”
El derecho a la no discriminación es la base para garantizar una educación inclusiva,
así como la llave para el acceso real a otros derechos humanos. Se trata de uno de los fun-
damentos de toda sociedad democrática.
La educación inclusiva no puede alcanzarse sin una serie de ajustes integrales den-
tro de las escuelas que deben realizarse de manera progresiva; en otras palabras, lograr
una educación inclusiva prevé cambios significativos, pero no por ello inmediatos, por el
contrario, se deben ir consiguiendo por medio de avances progresivos. Constantemente
deben actualizarse los elementos que propician la educación inclusiva para adaptarse a
las exigencias del grupo y necesidades particulares.
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Como lo menciona la Declaración de Salamanca y Marco de Acción para las Necesida-
des Educativas Especiales, la educación inclusiva debe extenderse a todas las niñas y los
niños, porque cada persona tiene necesidades de enseñanza propias.
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Población infantil
***Fuente: INEGI
TOMO III
http://www.conapred.org.mx/userfiles/
files/LSD_III_Educacion_INACCSS.pdf
U C A C I Ó N
ED LUSIVA
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