Hormona Antimulleriana

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Hormona antimulleriana

Resumen: Esta revisión resume los estudios que realizamos para probar la
hipótesis de que el tamaño de la reserva ovárica (número de folículos y
ovocitos sanos en los ovarios) tiene un impacto positivo en la función ovárica y
la fertilidad en el ganado. Resultados clave, principalmente en Bos tauro ganado
lechero, muestran que el recuento de folículos antrales (AFC) durante las ondas
foliculares es muy variable entre los individuos, pero muy altamente repetible
dentro de los individuos. Las novillas cíclicas con AFC baja (≤15 folículos ≥3 mm,
~20 % de un rebaño) frente a AFC alta (≥25, ~20 % de un rebaño) tienen una
reserva ovárica más pequeña, concentraciones más altas de FSH, pero más
bajas de hormona antimulleriana (AMH), androstenediona, estradiol y
progesterona. Es más, el ganado con AFC bajo tiene un endometrio más
delgado, disminución de la respuesta de la granulosa, la teca o células lúteas a
FSH o LH y una peor respuesta a la superovulación en comparación con el
ganado con alta AFC. Curiosamente, las vacas con un AFC muy alto como las
novillas tienen fertilidad reducida, menos lactancias, longevidad del rebaño más
corta, mientras que las vacas con un AFC bajo versus intermedio tiene fertilidad
reducida, menos lactancias y longevidad más corta del rebaño. Las
concentraciones de hormona antimülleriana en novillas lecheras son un rasgo
moderadamente heredable (36 %) y se ven afectadas negativamente por una
nutrición materna inadecuada durante el embarazo temprano o un alto recuento de
células somáticas maternas. Concluimos que las manipulaciones genéticas o
ambientales de la AMH podrían aumentar el tamaño de la reserva ovárica y la
función ovárica, mejorando así la fertilidad, la respuesta a la superovulación y la
longevidad en las vacas lecheras.
Introducción: El ganado bovino nace con un número muy variable de folículos y
ovocitos morfológicamente sanos, la reserva ovárica, que se determina durante la
gestación, disminuye con la edad y no se repone después del nacimiento (Ericson,
1966). La asociación potencial entre el tamaño de la reserva ovárica y la fertilidad
en el ganado hembra es muy intrigante y recientemente ha ganado más interés
entre los científicos y veterinarios gracias a la validación de 2 marcadores
confiables del tamaño de la reserva ovárica en el ganado: El número de folículos
reclutados durante las oleadas de desarrollo folicular y las concentraciones
periféricas de hormona antimülleriana (AMH) revisadas en (Ireland et al., 2011;
Mossa et al., 2017). Esta revisión presenta una descripción general de los
hallazgos relacionados con la asociación entre la reserva ovárica y varias medidas
de fertilidad en el ganado Bos taurus y el uso potencial de AMH como biomarcador
predictivo del desempeño reproductivo en bovinos.
CONTEO DE FOLÍCULOS ANTRALES REPETIBILIDAD Y VARIABILIDAD:
Durante el ciclo estral bovino, el crecimiento del folículo antral ocurre en ondas
inducidas por FSH en intervalos de 7 a 10 días (Adams et al., 1992). Se utilizó
ultrasonografía ovárica diaria para determinar el número de folículos ≥ 3 mm de
diámetro que crecían durante las olas y para examinar su variación entre y dentro
de ganado individual (Burns et al., 2005). El número máximo de folículos
reclutados por ola (recuento de folículos antrales, AFC) fue muy variable entre los
individuos (rango de 8 a 54 folículos), pero muy repetible (0,95, 1 = perfecto) en el
mismo ciclo estral o ciclos consecutivos dentro de cada animal (Burns et al.,
2005). Estos hallazgos iniciales se confirmaron en estudios posteriores realizados
en un mayor número de animales (188 ondas foliculares para 69 animales; Ireland
et al., 2007) y también se demostró que la repetibilidad de AFC no estaba
influenciada por 1) la edad o la raza del ganado; 2) estación o etapa de lactancia;
y 3) intervalo de tiempo entre las mediciones de AFC en el mismo individuo (Burns
et al., 2005; Ireland et al., 2007, 2008, 2009; Jimenez-Krassel et al., 2009; Mossa
et al., 2012). Por lo tanto, concluimos que el ganado se puede fenotipar de manera
confiable en función de AFC.
FENOTIPOS ENDOCRINOS Y ANATÓMICOS ASOCIADOS A LA AFC: La
distribución de frecuencias de AFC fue similar entre los diferentes rebaños que
estudiamos: la mayoría de los individuos tenían un AFC de 16 a 24 folículos por
onda (clasificado arbitrariamente como Intermedio), mientras que AFC fue ≤15
(bajo) en ~20 % de un rebaño y ≥25 (alto) en ~20% de los animales (Irlanda et al.,
2007; mosa et al., 2012). Por lo tanto, esta clasificación se utilizó para probar la
hipótesis de que AFC está asociada positivamente con el tamaño de la reserva
ovárica en el ganado. El número total de folículos y ovocitos morfológicamente
sanos fue aproximadamente un 80 % menor en novillas de carne adultas jóvenes
con AFC bajo frente a alto (tabla 1) y se asoció muy positivamente con AFC (r,
coeficiente de correlación;r=0.89, PAGS < 0,001), lo que demuestra que el tamaño
de la reserva ovárica es dramáticamente más pequeño en ganado de la misma
edad con AFC bajo versus alto y se puede estimar de manera confiable con AFC
(Ireland et al., 2008).
En el mismo estudio, las concentraciones periféricas de FSH también se asociaron
inversamente con el número de folículos (Fig. 1), como se informó para novillas
lecheras (Haughian et al., 2004) y de carne (Ireland et al., 2007), vacas de carne
lactantes (Singh et al., 2004), y vacas lecheras no lactantes (Mossa et al., 2010b).
Además, las novillas jóvenes de carne con AFC bajo tenían una mayor secreción
de LH basal y episódica en el día 11 del ciclo estral en comparación con animales
de la misma edad con AFC alto (Jimenez-Krassel et al., 2009). Estos hallazgos
indican que la secreción de gonadotropinas está inversamente asociada con el
tamaño de la reserva ovárica en el ganado. Sin embargo, aún no se han
identificado las causas de los diferentes niveles periféricos de FSH y LH entre el
ganado con un número alto y bajo de folículos.
Se probó la hipótesis de que la diferencia en las concentraciones de FSH en
ganado con un número crónicamente alto versus bajo de folículos durante las
ondas foliculares se debe a una mayor capacidad de la glándula pituitaria para
producir gonadotropinas (Mossa et al., 2010b). Medimos la secreción de FSH y LH
basalmente y en respuesta a la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) o
líquido folicular (rico en factores con efecto de retroalimentación negativa sobre la
secreción de gonadotropina) después de la ovariectomía bilateral de vacas. Antes
de la ovariectomía, estas vacas tenían concentraciones de FSH circulantes
crónicamente altas versus bajas durante las ondas foliculares.

Las concentraciones de gonadotropina después de la ovariectomía, la inyección


de GnRH o la provocación con líquido folicular fueron similares entre los grupos, lo
que indica que la capacidad inherente de la glándula pituitaria para secretar
gonadotropinas no difiere entre el ganado con un número alto o bajo de folículos
durante las ondas foliculares (Mossa et al., 2010b). Por lo tanto, especulamos que
la secreción de FSH aumentada crónicamente en individuos con reservas ováricas
reducidas puede controlarse mediante una producción total más baja de factores
de retroalimentación ovárica en ganado con AFC bajo. Sin embargo, las
concentraciones circulantes de estradiol (Fig. 1) e inhibina-A, las principales
hormonas de retroalimentación negativa de FSH en el ganado (Bleach et al.,
2001), fueron similares entre el ganado con concentraciones crónicamente altas y
bajas de FSH durante las ondas foliculares (Burns et al., 2001). et al., 2005;
Ireland et al., 2007; Mossa et al., 2010b). Además, el diámetro del folículo
subordinado dominante y más grande no difirió en el ganado con un número
máximo de folículos bajo versus alto (Fig. 1; Ireland et al., 2007). Por lo tanto, las
causas de las altas concentraciones de gonadotropinas FSH y LH en bovinos con
una reserva ovárica reducida siguen sin estar claras.
Posteriormente, probamos la hipótesis de que la mayor secreción de
gonadotropina observada en el ganado con AFC bajo puede alterar la función
ovárica. Se diseñó un estudio para determinar si las concentraciones de
progesterona, la diferenciación y función del cuerpo lúteo (CL) y el grosor del
endometrio diferían durante los ciclos estrales de novillas adultas jóvenes con AFC
baja versus alta (Jimenez-Krassel et al., 2009). La evidencia de novillas de carne
adultas jóvenes y vacas lecheras de lactancia tardía indicó que las
concentraciones de progesterona entre los días 3 y 14 del ciclo estral fueron de
30% a 50% más bajas en ganado con AFC bajo versus alto (Fig. 2) y que tales
diferencias fueron repetibles de un ciclo estral al siguiente (Jimenez-Krassel et al.,
2009). Además, el grosor del endometrio fue menor en bovinos con AFC bajo
frente a alto (P < 0,01) y disminuyó del día 0 al 6 después de la ovulación (P <
0,01) en bovinos con AFC alto, mientras que permaneció constante a lo largo del
tiempo en animales con AFC bajo (Jiménez-Krassel et al., 2009). Debido a que las
bajas concentraciones de progesterona sérica y el desarrollo endometrial
deficiente están asociados con la mortalidad embrionaria en el ganado bovino
(Diskin y Morris, 2008) y la infertilidad en las mujeres (Basir et al., 2002),
respectivamente, la mortalidad embrionaria puede ser más frecuente en bovinos
con una pequeña reserva ovárica en comparación con una mayor.
Para investigar más a fondo la posible asociación entre el tamaño de la reserva
ovárica y la función ovárica, probamos la hipótesis de que la producción de
andrógenos difiere entre el ganado con AFC alta y baja. Las concentraciones
séricas de testosterona fueron más bajas en general durante los ciclos estrales de
bovinos de carne adultos jóvenes y vacas lecheras mayores con AFC bajo frente a
alto. Además, la abundancia de ARNm de CYP17A1 en la teca (codifica una
enzima del citocromo P450 implicada en la síntesis de andrógenos), la producción
de androstenediona (un potente andrógeno) inducida por LH en las células de la
teca (Fig. 3) y las concentraciones de androstenediona en el líquido folicular en los
folículos ovulatorios se redujeron en comparación con los de bovinos con alto AFC
(Scheetz et al., 2012). Por lo tanto, llegamos a la conclusión de que la producción
de andrógenos ováricos es menor en el ganado con un número bajo frente a un
número alto de folículos antrales que crecen durante las ondas foliculares,
posiblemente debido a una menor capacidad de respuesta de las células tecales a
la LH.
Esta hipótesis fue confirmada por el hallazgo de que la capacidad de las células
granulosas luteinizadas aisladas de los folículos dominantes y de las células lúteas
aisladas de CL en el día 12 del ciclo estral para producir progesterona basalmente
y en respuesta a la LH es menor para el ganado con AFC bajo que para el alto.
(Jiménez-Krassel et al., 2009). Además, utilizando un modelo in vitro,
determinamos si la acción de la FSH sobre las células granulosas difería entre el
ganado con baja frente a AFC alta. La capacidad basal e inducida por FSH para
producir estradiol (Figura 4) y AMH, así como la expresión de ARNm para
CYP19A1(aromatasa,Figura 4), el receptor de FSH y la AMH fueron más bajos en
células granulosas luteinizadas y no luteinizadas recolectadas de grupos de
ganado con AFC baja en comparación con grupos de AFC alta (Scheetz et al.,
2012). Estos hallazgos indican que las células granulosas del AFC bajo
respondieron mínimamente a la FSH. Debido a que el ganado con AFC bajo tiene
concentraciones periféricas de gonadotropina crónicamente elevadas (Burns et al.,
2005; Ireland et al., 2007; Jimenez-Krassel et al., 2009; Mossa et al., 2010b), los
receptores de FSH en las células granulosas pueden estar desensibilizarse y, en
consecuencia, las células granulosas pueden ser refractarias a la FSH. La mínima
respuesta de las células granulosas a la FSH podría estar entre las causas de la
mala respuesta a la estimulación con gonadotropinas en bovinos con reserva
ovárica reducida (Tabla 2).
ASOCIACIÓN ENTRE MUY ALTA AFC Y MALA FERTILIDAD Y
PRODUCTIVIDA: Se probó la hipótesis de que las novillas con un AFC muy alto
son subfértiles y, por lo tanto, se retiran de un rebaño por un rendimiento
reproductivo deficiente a un ritmo mayor y tienen una vida productiva más corta en
comparación con compañeros de hato de la misma edad con un AFC más bajo.
Se realizó una sola medición de ultrasonido del número de folículos (en lugar de
una ecografía ovárica diaria a lo largo de ondas foliculares consecutivas; Burns et
al., 2005) en novillas Holstein cíclicas (n = 440, de 11 a 15 meses de edad). Las
novillas se clasificaron en un grupo de número de folículos (FNG) de rango alto
(≥25 folículos), medio (16 a 24) o bajo (≤15). Todas las novillas que no se retiraron
del rebaño antes del primer parto tuvieron la oportunidad de iniciar su quinta o
sexta lactancia después del nacimiento de su primer ternero. Las vacas lecheras
clasificadas en FNG de rango alto como novillas tuvieron menos lactancias
iniciadas y completadas en comparación con las vacas en FNG de rango bajo. Las
vacas en el rango alto de FNG también tuvieron, en promedio, una vida productiva
del hato 180 días más corta en comparación con las vacas en el rango bajo de
FNG. La probabilidad de ser descartada después del nacimiento del primer
becerro fue 33% (razón de riesgo = 1,33, P = 0,05) mayor para las vacas en el
FNG alto en comparación con el rango bajo, pero no medio. Durante la primera
lactancia, los días abiertos fueron mayores, mientras que el porcentaje total de
preñez fue menor para las vacas en el FNG alto en comparación con el rango
medio o bajo. Durante la cuarta lactancia, los servicios por concepción tendieron
a ser mayores en FNG de rango alto en comparación con rango bajo. Sin
embargo, no se detectaron diferencias para ninguna medida de rendimiento
reproductivo de novillas o vacas cuando se combinaron todas las lactancias
(Jimenez-Krassel et al., 2017). Tomados en conjunto, estos hallazgos indican que
las vaquillas lecheras con ≥25 folículos de ≥3 mm de diámetro tienen una fertilidad
subóptima y una vida productiva más corta en el hato en comparación con
compañeros de hato con menos folículos. Se desconoce la razón por la cual
demasiados folículos, como muy pocos folículos, también están relacionados con
una fertilidad subóptima y una longevidad más corta del rebaño. Sin embargo, se
informa una asociación similar entre un número elevado de folículos y una
fertilidad disminuida en mujeres con síndrome de ovario poliquístico (SOP;
Wiser et al., 2013; Walters et al., 2018). La tasa reducida de pérdida folicular por
atresia y la dinámica anómala de la formación y el crecimiento folicular se han
propuesto como posibles causas del aumento del número de folículos en mujeres
con SOP, pero la evidencia aún es limitada (Webber et al., 2003). Es plausible que
el ganado con un AFC muy alto tenga una anomalía ovárica intrínseca, similar a
las mujeres con SOP, que afecta su fertilidad (Jimenez-Krassel et al., 2017). Esta
especulación está respaldada indirectamente por el hallazgo de que el ganado con
un AFC ≥ 25 era ~20 % de los animales del rebaño en diferentes estudios (Ireland
et al., 2007; Mossa et al., 2012), lo que sugiere que los ganaderos pueden estar
retirando la manada de ganado con un alto número de folículos debido a su
subfertilidad.
DIFERENCIAS EN FERTILIDAD Y PRODUCTIVIDAD ENTRE VACAS CON
BAJA VS. AFC INTERMEDIO: La hipótesis de que un AFC bajo podría estar
asociado con una fertilidad reducida se probó en vacas lecheras (Holstein-
Friesian, n = 306; Mossa et al., 2012). Todos los folículos ≥3 mm se contaron
durante 2 días consecutivos durante la primera ola del ciclo estral. Con base en
AFC, las vacas se clasificaron en 3 grupos: bajo (≤15 folículos), intermedio (16 a
24 folículos) y alto (≥25 folículos). Las tasas de embarazo en el primer servicio
fueron 35,2% en el grupo bajo, 47,1% en el intermedio y 34,5% en el grupo alto y
la razón de probabilidad (OR) de un embarazo exitoso en el primer servicio fue
menor en animales con AFC bajo versus intermedio, mientras que no existió
diferencia entre los animales en el grupo alto vs. bajo. Las tasas de gestación al
final de la época reproductiva fueron 83,2%, 86,7% y 91,2% en los grupos bajo,
intermedio y alto, respectivamente. Las vacas con un AFC alto tenían 3,34 veces
más probabilidades de estar preñadas al final de la temporada de reproducción en
comparación con los animales con un AFC bajo, mientras que no se detectaron
diferencias entre los grupos intermedio y alto o entre el intermedio y bajo. Las
vacas con un AFC bajo recibieron más servicios durante el período reproductivo
general en comparación con los animales con un AFC intermedio, pero no se
detectó ninguna diferencia en el número de inseminaciones recibidas por las
vacas en el grupo alto vs. bajo (Mossa et al., 2012). Además, las vacas con un
AFC bajo también tuvieron menos lactancias en comparación con sus compañeros
de hato con el AFC más alto. Por lo tanto, concluimos que las vacas lecheras con
un bajo número de folículos ováricos (≤15) tienen un rendimiento reproductivo más
bajo en comparación con las vacas con un mayor número de folículos que crecen
durante las ondas foliculares. En conjunto, estos hallazgos (Mossa et al., 2012;
Jimenez-Krassel et al., 2017) implican que la relación entre AFC y, en
consecuencia, el tamaño de la reserva ovárica, la fertilidad y la longevidad pueden
no ser lineales en el ganado bovino.
REPETIBILIDAD DE AMH Y ASOCIACIÓN CON AFC: La creciente evidencia
indica que las concentraciones de AMH varían mínimamente durante los ciclos
estrales en el ganado. Una sola medición de AMH en novillas de carne adultas
jóvenes estuvo altamente correlacionada con el promedio de múltiples mediciones
de AMH durante diferentes días del mismo o múltiples ciclos estrales (Ireland et
al., 2011). En vacas lecheras, las concentraciones de AMH fueron estáticas
durante el mismo ciclo estral (Rico et al., 2009; Souza et al., 2015), en diferentes
días de 2 ciclos estrales (Rico et al., 2009) y dentro del mismo individuo durante
ciclos estrales naturales y sincronizados (Pfeiffer et al., 2014). Estos hallazgos
implican que las concentraciones de AMH se pueden determinar de manera
confiable con una sola muestra de sangre en un día aleatorio del ciclo en
ganado adulto.
Se evaluó una alta correlación positiva entre la variación en AFC, AMH y la
determinación histológica del número total de folículos y ovocitos
morfológicamente sanos (primordiales, transitorios, primarios, secundarios y
antrales) en ovarios de ganado bovino adulto joven (Ireland et al., 2008). Además,
la concentración promedio general de AMH durante las ondas foliculares
ovulatorias por animal estuvo altamente correlacionada con el pico promedio de
AFC durante las 2 o 3 ondas de un ciclo estral (Ireland et al., 2008). También se
detectó una asociación positiva entre el número de folículos y AMH en ganado
lechero y cebú (Rico et al., 2009; Baldrighi et al., 2014), demostrando la
confiabilidad tanto de AFC como de AMH como biomarcadores predictivos del
tamaño de la reserva ovárica en bovinos de la misma edad.
FALTA DE CORRELACIÓN ENTRE AMH Y FERTILIDAD EN NOVILLAS: Las
concentraciones de AMH se determinaron en novillas Holstein adultas jóvenes.
Los animales se dividieron en cuartiles en función de sus concentraciones de AMH
(promedio de pg/mL; Q1 = 19; Q2 = 41,8; Q3 = 68,9 y Q4 = 153,2) y se analizaron
varias medidas de desempeño reproductivo antes y después del parto en los
mismos individuos hasta el inicio de su tercera lactancia (Jimenez-Krassel et al.,
2015a). Las tasas de concepción después de la primera IA (como novillas)
promediaron 44,5% (n = 240 animales), pero no difirieron entre cuartiles. Además,
el número de veces sometidas a IA por concepción y el porcentaje total de preñez
como novillas fueron similares entre cuartiles (Jimenez-Krassel et al., 2015a). La
falta de diferencia en estos parámetros reproductivos entre novillas con diferentes
concentraciones de AMH fue inesperada, porque las novillas con reserva ovárica
reducida (evaluada con AFC) tienen función ovárica disminuida (JimeneKrassel et
al., 2009; Mossa et al., 2010b), desarrollo endometrial (Jimenez-Krassel et al.,
2009), calidad de ovocitos (Ireland et al., 2009) en comparación con novillas con
mayor AFC. Es plausible que la reducción en la función ovárica en las vaquillas Q1
no fuera lo suficientemente marcada como para disminuir los diversos parámetros
reproductivos que analizamos (tasas de concepción, número de servicios por
concepción, tasas totales de preñez) en comparación con las vaquillas en Q2, Q3
y Q4. Otra posible explicación es que los factores no identificados pueden haber
tenido un impacto negativo en los parámetros reproductivos en este estudio, ya
que las tasas de concepción en la primera IA fueron bastante bajas en la manada.
Alternativamente, el tamaño de la reserva ovárica y las alteraciones asociadas en
la función ovárica pueden no afectar la fertilidad en novillas adultas jóvenes.
FERTILIDAD Y LONGEVIDAD REDUCIDAS EN VACAS CON BAJO AMH
COMO NOVILLAS: Sin embargo, en la misma cohorte de ganado discutida
anteriormente (Jimenez-Krassel et al., 2015a), el porcentaje total de vacas
preñadas para todas las lactancias combinadas fue menor para el cuartil de vacas
con las concentraciones más bajas de AMH (Q1) como novillas en comparación
con Q2 o Q3, pero no fue diferente de Q4. Además, las tasas de eliminación por
desempeño reproductivo deficiente fueron más altas para las vacas Q1 durante la
primera lactancia (Jimenez-Krassel et al., 2015a). Sin embargo, otros parámetros
reproductivos (tasas de concepción, número de veces sometidas a IA por
concepción, días abiertos e intervalos entre partos) fueron similares entre cuartiles
durante cada lactancia y en general (Jimenez-Krassel et al., 2015a). Otros
informan que las vacas lecheras con AMH alta tuvieron mayores tasas de preñez y
menor incidencia de pérdida de preñez entre el día 30 y 65 de gestación (Ribeiro
et al., 2014). Por lo tanto, los resultados combinados respaldan la hipótesis de que
las novillas con AMH reducida tienen una fertilidad subóptima después del
nacimiento de su ternero, pero el uso potencial de AMH en novillas para predecir
la fertilidad a lo largo de su vida productiva justifica una mayor investigación.
También probamos la hipótesis de que la AMH en novillas estaba positivamente
relacionada con la vida productiva del hato (tiempo en el hato después del parto)
(Jimenez-Krassel et al., 2015a). Los resultados mostraron que las vacas Q1 con
las concentraciones más bajas de AMH como novillas completaron menos
lactancias en comparación con las vacas Q3 y tuvieron una vida útil productiva
promedio de 180 días más corta en comparación con las vacas Q2 y Q3 (Jimenez-
Krassel et al., 2015a). Al final del estudio, el 24 %, 37 %, 43 % y 32 % de las
vacas en Q1, Q2, Q3 y Q4, respectivamente, permanecieron en el rebaño, pero la
probabilidad de ser descartadas después del nacimiento del primer ternero fue
mayor para las vacas Q1 en comparación con las vacas Q2, Q3 y Q4. Los
resultados indican que una sola determinación de las concentraciones de AMH en
novillas Holstein adultas jóvenes predice la futura longevidad de su hato.
HEREDABILIDAD Y PROGRAMACIÓN DEL DESARROLLO DE LAS
CONCENTRACIONES DE AMH: La mayoría de los rasgos reproductivos de las
hembras en el ganado lechero y de carne tienden a ser poco heredables (Berry et
al., 2014). Sin embargo, la identificación de un biomarcador altamente
correlacionado con la fertilidad y de moderada a alta heredabilidad puede
contribuir significativamente a la mejora genética del desempeño reproductivo en
el ganado lechero. Para estimar la heredabilidad de la AMH, se midieron las
concentraciones circulantes de AMH en 2905 novillas lecheras Holstein (de 11 a
15 meses de edad) que fueron genotipadas para marcadores SNP y se recopiló su
información genealógica de 4 generaciones (Nawaz et al., 2018). La heredabilidad
genómica (proporción de varianza de un rasgo que se puede explicar en la
población mediante una regresión lineal sobre un conjunto de marcadores; de Los
Campos et al., 2015) de AMH fue de 0,36 ± 0,03 y se informó una estimación
similar en un estudio de otro grupo de investigación sobre 198 vacas Holstein
canadienses (0,46 ± 0,31; Gobikrushanth et al., 2018; Tabla 3). También se estimó
la heredabilidad de AMH basada en pedigrí (estimación de heredabilidad 0,43 ±
0,07; Nawaz et al., 2018) y dichas estimaciones, tanto genómicas como basadas
en pedigrí, son las más altas para cualquier rasgo asociado con la reproducción en
hembras bovinas (Berry et al. al., 2014). Previamente investigamos la
heredabilidad de AFC en vacas lecheras (0,31 ± 0,14) y novillas (0,25 ± 0,13) y
concluimos que AFC es un rasgo genético moderadamente heredable (Walsh et
al., 2014; Tabla 3). Además, mediante el análisis de asociación del genoma
completo, se detectó una superposición relevante entre los genes que influyen en
las concentraciones de AMH y los que afectan las características superovulatorias
en el ganado (Nawaz et al., 2018). Por ejemplo, la AMH se asoció con la
prostaglandina-endoperóxido sintasa 1 (PTSGS1; Nawaz 2018), un gen que a su
vez se ha asociado con la cantidad de embriones coleccionables y viables en el
ganado (Jaton et al., 2018). En conjunto, estos hallazgos (Walsh et al., 2014;
Gobikrushanth et al., 2018; Nawaz et al., 2018) indican que la selección genética
sobre el tamaño de la reserva ovárica (según la evaluación de AMH y AFC) puede
mejorar la fertilidad en el ganado. (Tabla 3). Sin embargo, es necesario
desentrañar la posible correlación genética positiva con los rasgos de producción
económicamente relevantes. Por ejemplo, el nivel de producción de leche no se
correlacionó con la AMH (Jimenez-Krassel et al., 2015b) y la AFC se asoció
negativamente con el mérito genético para la concentración de grasa en la leche
(Walsh et al., 2014). La reserva ovárica se determina durante la vida fetal
(Erickson, 1966). Por lo tanto, el manejo del ganado preñado puede influir en el
entorno en el que se desarrolla el concepto, lo que afecta el establecimiento de la
reserva ovárica. La hipótesis de que la restricción nutricional dietética (al 60% de
los requerimientos maternos) durante el primer trimestre de preñez (para coincidir
con el pico en el número de células germinales en los ovarios fetales; Erickson,
1966) tiene efectos permanentes en el establecimiento de la reserva ovárica en la
descendencia, se probó en bovinos de carne (Mossa et al., 2013). La reserva
ovárica disminuyó en novillas nacidas de madres expuestas a la restricción de
nutrientes, según lo evaluado por concentraciones circulantes de AMH
consistentemente más bajas desde los 4 meses hasta los 1,8 años de edad. (Fig.
5), menor AFC desde las 7 semanas hasta los 1,6 años de edad y mayores
concentraciones de FSH (Mossa et al., 2013). Además, las crías de madres con
restricción de nutrientes tenían una presión arterial periférica más alta en
comparación con las novillas del grupo de control. Estos hallazgos implican que
una nutrición desequilibrada puede programar negativamente el desarrollo de la
reserva ovárica en el ganado y puede tener consecuencias a largo plazo en su
salud.
En las vacas lecheras, la lactancia y la gestación son concomitantes; por lo tanto,
probamos la hipótesis de que las vacas con una enfermedad mamaria crónica
produjeron terneras con una reserva ovárica deteriorada. Las vacas con un alto
número de células somáticas (SCC) en la leche, un índice de infección crónica
de la glándula mamaria (Caraviello et al., 2005), produjeron hijas con
concentraciones reducidas de AMH cuando eran adultas jóvenes (Ireland et al.,
2011). Estos hallazgos sugieren que la infección mamaria persistente en la madre
durante la gestación puede afectar el establecimiento de la reserva ovárica de sus
crías y, potencialmente, su fertilidad.
CONCLUSIONES: El tamaño de la reserva ovárica se asocia positivamente con la
función ovárica y con varias medidas de fertilidad en bovinos Bos taurus
(secreción de progesterona, grosor endometrial, respuesta a la superovulación)
(Ireland et al., 2007; Jimenez-Krassel et al., 2009). Las concentraciones periféricas
de la hormona antimülleriana son indicativas del tamaño de la reserva ovárica y un
biomarcador prometedor de fertilidad que podría usarse para mejorar los
esquemas de reproducción para el rendimiento reproductivo. Sin embargo, la
relación entre la reserva ovárica, la fertilidad y la longevidad debe confirmarse aún
más en rebaños grandes, muchas razas y en ganado criado en diferentes
condiciones. Por otro lado, el impacto potencial de los factores de manejo (es
decir, nutrición, prevención de enfermedades) del ganado preñado en el
establecimiento de la reserva ovárica de las terneras justifica una mayor
investigación.

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