La Sagrada Familia de Belen

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La Sagrada Familia

La Sagrada familia es el modelo de virtudes de todas las familias

Por: Jesus Marti Ballester | Fuente: Catholic.net

Leemos en el libro del Eclesiástico 3,3:"El que honra a su padre expía sus pecados. El que
respeta a su madre acumula tesoros". Buena lección para la sociedad nuestra. "No
abochornes a tu padre mientras vivas, aunque su mente flaquee". Si este mundo se enfoca
como un jardín de placeres terrenos, con la finalidad de pasarlo bomba, y como estación
término, todo se explica. Pero si se ve con ojos de evangelio, hemos de rectificar muchas
conductas. San Pablo ya decía a los Colosenses 3,12: "Sea vuestro uniforme: la
misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión. Sobrellevaos
mutuamente, perdonándoos, como el Señor os ha perdonado. Y por encima de todo, el
amor, la Palabra, la Eucaristía... Hijos, obedeced a vuestros padres, que eso le gusta al
Señor. Padres, no seáis posesivos, para que no se desanimen vuestros hijos". Tampoco les
sobreprotejáis en exceso, porque se quedarán enanos, no crecerán y estarán necesitando
a todas horas y en todos los problemas, el paraguas de papá, la sombrilla de mamá. ¡Yo
bendigo el día en que el Obispo, a mis veinticuatro años, me nombró párroco y tuve que
sacarme las castañas del fuego con mis propias manos! Eso me ayudó a crecer y a
profundizar mi sentido de la responsabilidad. Pero ¡hay que educar!

La primera escuela es la familia, y nadie la puede sustituir. Ese principio del derecho
natural que a los poderes de hoy les cuesta tanto entender y sobretodo, practicar, porque
les impide manipular. Al niño hay que enseñarle el respeto a todos; el deber de dar
gracias, que a él ni le nace, ni lo comprende, porque cree que todo se lo merece y que
todos han de estar a su servicio y así crecerá y de mayor e incluso con cargos de
responsabilidad y de relumbre, incurrirá en defectos enormes de ingratitud, de ignorancia
de lo que se debe a quienes le educaron o a los que le han prestado un servicio con
sacrificio y, ni se les da una explicación por la pérdida de papeles o, si se pidieron, en
fuerza de autoridad, ni razonar la no publicación, ni agradecer el trabajo y, tal vez el
sacrificio, que supuso su cumplimiento. Al niño no se le hizo ver que hay que agradecer y
que no todos deben estar a su servicio por su cara bonita.

LOS PROBLEMAS

La Sagrada Familia también, como la familia de hoy, tuvo que afrontar y convivir con
grandes problemas; con una dramática situación en cada uno de sus miembros: un padre
que biológicamente no lo era; una madre que no era esposa plena; y un hijo que rebasaba
la dependencia natural. A ella deben acudir las familias de hoy para aprender a vivir el
amor y el sacrificio, conscientes de que la gracia del sacramento del matrimonio fortalece
a los esposos para sacrificarse el uno por el otro, y ambos por los hijos.

"Cuando dieron término a todo lo que prescribía la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a
su pueblo de Nazaret. El niño crecía y se robustecía, llenándose de saber, y el favor de
Dios descansaba sobre él". La Sabiduría y la sensatez de la Sagrada Familia de Nazaret
deberían traducirse en un nuevo modelo de familia y de relaciones humanas. Aunque
sabemos muy poco de su convivencia y estilo de vida; tenemos un dato seguro: la
pobreza. Pobreza de los padres: José, era un hombre justo, carpintero o albañil de
profesión el "tektón" griego, que sirve para todas las ocupaciones necesarias y sin brillo.
María, una joven madre dedicada a las tareas del hogar. Y un hijo: Jesús, aprendiz de
carpintero y de servicio del hogar con su madre. Allí, en aquel ambiente austero se educó
Jesús. Cuando lo presentaron sus padres en el templo no pudieron ofrecer a Dios ni
siquiera un cordero, como los ricos, sino dos pichones o tórtolas, como los pobres. En su
predicación condenará el despilfarro y el derroche de los epulones y proclamó felices a los
pobres: "Dichosos los que pobres de espíritu".

"Este será como una bandera discutida. Y a ti una espada te traspasará el alma" Lucas 2,
22. Desde esa profecía dolorosa hay que contemplar las dificultades que hoy encuentra la
familia: Equivocada independencia de los esposos entre sí; intercambio aberrante de
parejas; casos raros de parejas de hecho; ambigüedad ante la autoridad sobre los hijos;
dificultades para transmitir los valores humanos y cristianos. El divorcio, el aborto, el
recurso cada vez más frecuente a la esterilización, la mentalidad anticonceptiva, de tantas
formas utilizada y normalmente justificada.

EMIGRANTES POLITICOS

"Levántate, coge al Niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise,
porque Herodes va a buscar al niño para matarlo" Mateo 2,13. "Llamé a mi hijo para que
saliera de Egipto". José, hijo de David, entronca, como padre legal, a Jesús, con las
promesas de Dios a David, transmitidas por los Profetas. San Mateo nos narra la
prolongación de Israel en Jesús. Israel, que es Jacob, bajó de Palestina a Egipto.
Conocemos la historia de José. Multiplicada la familia, permanece en Egipto cuatrocientos
años, la mayor parte de ellos, en esclavitud. Yahvé los libra por medio de Moisés. Como el
pueblo de Israel, Jesús baja también con sus padres a Egipto y hace su Éxodo atravesando
el desierto. José, el hijo preferido de Jacob, fue exiliado a Egipto por la envidia de sus
hermanos, como Jesús por la de Herodes y, como nuevo Moisés, viene a salvar a su
pueblo de la esclavitud

De noche huyendo y sobresaltados José y María ante el menor indicio de sospecha,


escondiéndose, disimulando, humillados. José, obediente al ángel, sin jamás poner
reparos a sus órdenes. De noche. ¿Ahora? ¿No puedo esperar a mañana? Hace frío, no
tengo nada preparado... El Niño es pequeño. Mi esposa muy joven. Lo mismo María, sin
inquietar más a José con sus quejas o protestas... Hasta que el Padre lo libere de Egipto,
como un hebreo de tantos, como los patriarcas, que liberados del Faraón de Egipto llegan
a la Tierra Santa, Jesús, el Hijo amado del padre, liberado de Herodes, camino inverso de
José. Es la lucha constante del mal contra el bien. Los emigrantes de hoy tiene un modelo
donde mirarse: La Sagrada Familia, dechado de emigrantes inocentes. Tuvieron que
expatriarse: en busca de trabajo que no encontraron en su país. O tuvieron que salir
porque en su patria la envidia les impedía realizar su vocación o desarrollar su
personalidad, o porque no podían investigar por falta de medios. Como ellos, Jesús,
hermano de los desterrados de todas las clases y por todas las causas. en todo semejante
a los hombres.

Para obviar estas y otras dificultades, es precisa e indispensable una catequesis clara y
positiva, el recurso a la austeridad, la ascesis constante propia de una vida cristiana llena y
contagiante, y la oración incesante para que no nos deje caer en la tentación. Difícilmente
superarán los cristianos de hoy todas esas asechanzas, sin el recurso a la intercesión de la
Sagrada Familia y al establecimiento en el propio hogar de aquel clima humano y celestial,
feliz y sencillo, lleno de pruebas y privaciones, de candor y del sudor del trabajo y también
de poesía, en el ambiente de Nazaret.

DIOS ES TRINIDAD DE AMOR

Dios no es el Absoluto Solitario. Dios es Trinidad de Amor, como cantó San Juan de la Cruz:

"¡Qué bien sé yo la fuente que mana y corre,

- aunque es de noche! (El Padre).

La corriente que nace de esta fuente,

- bien sé que es tan capaz y omnipotente,

- aunque es de noche (El Hijo).

-La corriente que de estas dos procede,

-sé que ninguna de ellas le precede,

-aunque es de noche. (El Espíritu Santo).

Bien sé que tres


en sola una agua viva, residen,

-y una de otra se deriva,

-aunque es de noche".

"Tres Personas y un Amado

-entre todos tres había;

-y un amor en todas ellas,

-y un amante las hacía,

-y el amante es el Amado

- en que cada cual vivía".

LA FAMILIA ES EL REFLEJO DE ESA TRINIDAD

El amor de la Trinidad es el origen de la Familia: "La familia cristiana es una comunión de


personas, reflejo e imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo. Su
actividad procreadora y educativa es reflejo de la obra creadora de Dios. Es llamada a
participar en la oración y el sacrificio de Cristo. La oración cotidiana y la lectura de la
Palabra de Dios fortalecen en ella la caridad. La familia cristiana es evangelizadora y
misionera". Además el matrimonio de los bautizados se convierte en el símbolo real de la
alianza nueva y eterna en la Sangre de Cristo. El Espíritu que infunde el Señor renueva el
corazón y hace al hombre y a la mujer capaces de amarse como Cristo nos amó, hasta la
Cruz.

Si el origen de la familia es la vida trinitaria, encontraremos lógica la conducta que


pregona Pablo en su carta a los Colosenses: misericordia entrañable, bondad, humildad,
dulzura, comprensión. Tolerancia, perdón, y sobre todo, amor. Es la vida divina la que el
cristiano tiene que reflejar. Y para conseguir esa fuerza, la celebración de la Eucaristía, la
meditación de la Palabra en toda su riqueza, los cantos, la oración de acción de gracias, la
recitación de los salmos, himnos y cantos inspirados, la enseñanza, la exhortación y el
trato humano y pedagógico de los padres y la obediencia de los hijos.

Nadie ignora que la familia hoy encuentra dificultades pero el sacrificio, la cruz, que son
"elementos inevitables de la existencia humana, se convierten en factores de crecimiento
personal" señala la Evangelium vitae.

La Sagrada familia es el modelo de virtudes de todas las familias, de los emigrantes,


también de los trabajadores. Y nos enseña a evitar los peligros modernos de la familia: La
disgregación, el aborto, la violación y el abandono de los niños.

Leemos en el libro del Eclesiástico 3,3: "El que respeta a su padre tendrá larga vida, al que
honra a su madre el Señor lo escucha". Este texto es un buen testimonio de la doctrina y
de las costumbres del judaísmo, que Ben Sirá mantendrá contra el proceso de
helenización, impuesto por Antíoco. Humanista en toda su doctrina, acentúa
especialmente la apología del cuarto mandamiento: el honor, el respeto y el cariño al
padre y a la madre: "No abandones a tu padre mientras viva... no lo abochornes, mientras
vivas".

Ya el Éxodo había impuesto al pueblo el precepto humano y divino: "Honra a tu padre y a


tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra" (Ex 20,12). Y Tobías aconsejaba
a su hijo: "Honra a tu madre y no le des un disgusto en todos los días de su vida...
Acuérdate de que ella pasó muchos trabajos por ti cuando te llevaba en su seno" (Tb 4,3).
Tened la seguridad de que "el Señor escucha al que honra a su madre".

Podemos considerar a la Sagrada Familia en la crianza y educación del Niño Jesús, con la
monotonía del trabajo diario, duro y constante. Son pobres y si no trabajan no pueden
comer. Con la tarea diaria: María lleva la casa: lavar, hacer la comida, asear el hogar,
moler el grano, hacer la compra, amasar el pan y cocerlo, visitar a algún enfermo, ayudar a
alguna vecina. San José, en su carpintería, y en las casas que le reclaman: arados, mesas,
construir ventanas, hacer de albañil y de herrero y también cultivar su pequeño huerto de
verduras. Jesús, aprendiendo y ayudando a su padre. Monotonía, fatiga, cansancio,
actividad sin brillo, ordinaria, vulgar con música callada al fondo. Y el misterio de la vida
oculta de Nazaret, donde José y María ven crecer al Niño en edad, en sabiduría y en
gracia. El misterio del cuidado de Jesús, criarle, alimentarle, trabajar para él, vestirle y
educarle. Y viendo cómo ese niño, que es su hijo, que es su Dios, les obedece y se les
confía, y oran juntos, y juntos van a la sinagoga, y leen los libros sagrados, y juntos pasean
y se distraen y juntos trabajan. Y juntos aman, y juntos viven y juntos redimen al mundo.
¡Qué maravilla y cuánto amor! Modelo y estampa para reproducir en todos los hogares,
talleres, en los campos, en las carpinterías, en las oficinas y laboratorios, en las consultas y
en cualquier lugar donde los hombres trabajan. Y pidamos a Dios que todas las familias
tengan una casa donde vivir, un techo que les proteja.

EL MUNDO HOY

Nos horroriza el estado del mundo actual. En el fondo de todo, el odio, la soberbia, la
envidia, la venganza, la crueldad, la intolerancia. Caín en acción: "¿Dónde está tu
hermano? - No sé. ¿Soy yo el guardián de mi hermano? La sangre de tu hermano me está
gritando desde la tierra hasta mí" (Gn 4,9). ¿Ha progresado el género humano? En ciencia,
en técnica, en confort, ciertamente sí. En humanidad, en civilización, en ética, permanece
en la edad de piedra. "El siglo XX será considerado una época de ataques masivos contra
la vida, una serie interminable de guerras y una destrucción permanente de vidas
humanas inocentes. Los falsos profetas y los falsos maestros han logrado el mayor éxito
posible" (Evangelium vitae).

La cifra horripilante nos espanta: noventa millones de abortos al año. La sangre de esos
niños, torturados en el seno de sus madres, que, como nuevos herodes exterminan a sus
propios hijos, ¿cómo no va a gritar a Dios, Padre de todos? "Por eso te maldice esta tierra,
que ha abierto sus fauces para recibir de tus manos la sangre de tu hermano. Aunque
cultives la tierra, no te dará ya sus frutos" (Gn 4,11). Y "¿cómo no pensar también en la
violencia contra la vida de millones de seres humanos, especialmente niños, forzados a la
miseria, a la desnutrición y al hambre, violados, exterminados en las calles, empleados en
hacer la guerra, sin tener acceso a una mínima instrucción?" (EV).

Por eso ¡qué lejos está el mundo actual de ser dichoso consecuencia de temer al Señor y
seguir sus caminos! ¡De poder comer el fruto de sus trabajos; de considerar como
bendición del Señor a la mujer como parra fecunda y a sus hijos como brotes de olivo
alrededor de su mesa! Salmo 127.

"Levántate, coge al niño y a su madre, y vuélvete a Israel". Volvieron a Galilea, a su ciudad


de Nazaret". "El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia
de Dios lo acompañaba" (Lc 2,40). Jesús ha venido a traernos la verdadera humanidad, la
civilización verdadera, la cultura del amor. Ha venido para revelarnos sus orígenes
eternos.

PABLO VI EN NAZARET

En 1964, el Papa Pablo VI peregrinó a Nazaret, emocionado. Allí pronunció una bellísima
alocución, en la que recogió, resumiendo, estas tres lecciones: El silencio, la vida familiar,
el trabajo. José lleva una vida de sobresalto: "Coge al Niño y a su madre y vete a Egipto.
Herodes quiere matar al Niño". Jesús Niño que ha tenido que huir, va aprendiendo
también que será ejecutado en la cruz, como los malhechores. "Nosotros morimos con
razón, pero éste ¿qué mal ha hecho?". Jesús, José y María, sed el consuelo y la fuerza de
todas las familias de la tierra para que sean trasuntos fieles de vuestra Sagrada Familia.
Visitadnos ahora y hacednos fuertes con la gracia de la Eucaristía. Así dijo Pablo VI en
Nazaret: "Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es la escuela
donde se inicia el conocimiento de su evangelio. Aquí se nos enseña a descubrir quién es
Cristo. Aquí aprendemos la necesidad de una disciplina espiritual, si queremos seguir las
enseñanzas del evangelio... No partiremos de aquí sin recoger, algunas enseñanzas de la
lección de Nazaret. Su primera es el silencio, cuán necesario es para nosotros, tan
aturdidos por tanto ruido, tanto tumulto, tantas voces de nuestra ruidosa vida moderna.
El recogimiento de la interioridad, formación, estudio, meditación, vida interior intensa,
oración personal que sólo Dios ve. Lección de vida familiar. Que Nazaret nos enseñe el
significado de la familia, su comunión de amor, su sencilla y austera belleza, su carácter
sagrado e inviolable. Lección del trabajo. Nazaret, la casa del obrero. Comprender la
redentora ley del trabajo humano". Los millones de personas sin trabajo claman al cielo.

Y llegó la hora final del padre de aquella familia: Murió San José, rodeado por el cariño y
dulzura de María, su esposa, y de la ternura de su Hijo, Jesús. Despedida dolorosa, ¡le
aman tanto! ¡Le deben tanto! De la paz de Nazaret, a la paz eterna, por los méritos
infinitos de su Hijo y la compañía singular de María, su mujer.

Jesús, José, María, imagen de la Trinidad en la tierra, conceded a todas las familias del
mundo ser un reflejo vuestro, por la sangre derramada de Cristo, vuestro Hijo Crucificado
y glorificado en los cielos.

LA VOCACION DEL AMOR

Dios crea al hombre y a la mujer y les imprime la vocación, y con ella, la capacidad y
responsabilidad del amor y de la comunión, a imagen de la Trinidad, de cuyo amor el
matrimonio es la expresión y la prolongación. El amor es la vocación fundamental e innata
de todo ser humano, en alma y cuerpo, que en el amor espiritual tiene también su parte.
Por eso el matrimonio de los bautizados adquiere el carácter de un gran signo, o, como
dice San Pablo, "un misterio grande", que se convierte en el símbolo real de la alianza
nueva y eterna en la sangre de Cristo. "Un misterio grande en orden a Cristo y a la Iglesia".
El Espíritu del Señor renueva el corazón y hace al hombre y a la mujer capaces de amarse,
como Cristo nos amó. Por el poder de la gracia alcanza el amor su plenitud, en la caridad
conyugal, modo propio y específico con el que los esposos están llamados a vivir la misma
caridad de Cristo, que se da y se ofrece en la cruz.

SE MULTIPLICA EL AMOR

Pero el amor de los esposos no se agota en ellos mismos, sino que les hace cooperadores
de Dios del don de la vida a otras personas humanas. Cuando los esposos se convierten en
padres reciben de Dios una nueva responsabilidad, y su amor paterno se convierte en
signo visible del amor de Dios, de quien proviene toda paternidad. De este amor proviene
la familia y en ella nacen un conjunto de relaciones, padres-hijos-hermanos, mediante las
cuales toda persona humana es introducida en la familia humana, y en la familia de Dios,
la Iglesia, que encuentra en la familia , nacida del sacramento, su cuna y el lugar donde se
anuncia el evangelio de la manera más eficaz y duradera. La Iglesia doméstica.

LA REALIDAD

En realidad la casita de José era tan sencilla y pobre para nuestra cultura actual como era
de corriente en su tiempo y en su lugar. Un niño como los demás. Pienso que el hombre
del siglo XX debe detenerse más que ningún otro en estos años, cuando surge la imagen
del Cristo-astro, del Cristo-rebelde, del Cristo-luchador, del Cristo-superman. Que
proviene de la resistencia a aceptar el rostro del Cristo de cada día. Hemos de tener el
coraje de acercarnos al Cristo verdadero, que consumió la mayor parte de su vida en
grandes pequeñeces. El conocimiento de la vida cotidiana de la época de la Sagrada
Familia nos hará caminar sobre seguro. Sabemos que nada extraordinario vivió la Sagrada
Familia. Si estudiamos las ideas, las actitudes, las expresiones del adulto Jesús
conoceremos su infancia, ya que la vida de sus padres son tan lacónicos los evangelios. En
cuanto al niño Jesús, radicalmente hombre, radicalmente transcendente en cuanto que
abramos una puerta seremos conducidos a una nueva puerta, como enseña San Juan de la
Cruz: “Hay muchas minas en Cristo, que nunca nadie las ha agotado. Le veremos como en
una galería de espejos, sin terminar de saber nunca cuál de las imágenes es la verdadera.
Conoceremos sus gestos y sus obras, pero nunca lo que hay detrás de sus ojos. Sólo desde
la reverencia y el amor podremos comprender algo. Su casa es una pequeña edificación de
ladrillos y barro adosada a la montaña, cuadrada y blanca como un dado. Cruzada la
puerta de tablones verticales entramos en su única habitación, pues las casas galileas son
más dormitorio que vivienda. Tras el umbral, está el establo del borriquillo o de las
posibles cabras. Y el dormitorio, donde en la noche se extienden las esteras de esparto
para dormir. No hay camas. Una cortina de saco cubre la pequeña ventana. La casa queda
casi a oscuras cuando se cierra la gran puerta, única iluminación y ventilación de la
vivienda. Una lamparita de aceite arde por la noche.

El techo es de madera. Las vigas eran caras, pero no faltaban en la casa de un carpintero.
La terraza, que se empotra en la roca de la montaña y limita con las de los vecinos, tiene el
suelo de barro, así se comprende la escena del paralítico que más tarde, descenderán ante
Jesús y que obtuvo la curación.

Catequesis sobre la «Sagrada Familia»


SANTO PADRE EMÉRITO BENEDICTO XVI MAGISTERIO

[...] celebramos la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret. Con alegría


dirijo un saludo a todas las familias del mundo, deseándoles la paz y el
amor que Jesús nos ha dado al venir a nosotros en la Navidad.
En el Evangelio no encontramos discursos sobre la familia, sino un
acontecimiento que vale más que cualquier palabra: Dios quiso nacer y
crecer en una familia humana. De este modo, la consagró como camino
primero y ordinario de su encuentro con la humanidad.
En su vida transcurrida en Nazaret, Jesús honró a la Virgen María y al
justo José, permaneciendo sometido a su autoridad durante todo el
tiempo de su infancia y su adolescencia (cf. Lc 2, 51-52). Así puso de
relieve el valor primario de la familia en la educación de la persona.
María y José introdujeron a Jesús en la comunidad religiosa,
frecuentando la sinagoga de Nazaret. Con ellos aprendió a hacer la
peregrinación a Jerusalén, como narra el pasaje evangélico que la
liturgia de hoy propone a nuestra meditación. Cuando tenía doce años,
permaneció en el Templo, y sus padres emplearon tres días para
encontrarlo. Con ese gesto les hizo comprender que debía «ocuparse de
las cosas de su Padre», es decir, de la misión que Dios le había
encomendado (cf. Lc 2, 41-52).
Este episodio evangélico revela la vocación más auténtica y
profunda de la familia: acompañar a cada uno de sus
componentes en el camino de descubrimiento de Dios y del plan
que ha preparado para él. María y José educaron a Jesús ante todo
con su ejemplo: en sus padres conoció toda la belleza de la fe, del amor
a Dios y a su Ley, así como las exigencias de la justicia, que encuentra
su plenitud en el amor (cf. Rm 13, 10). De ellos aprendió que en primer
lugar es preciso cumplir la voluntad de Dios, y que el vínculo espiritual
vale más que el de la sangre.
La Sagrada Familia de Nazaret es verdaderamente
el «prototipo» de toda familia cristiana que, unida en el
sacramento del matrimonio y alimentada con la Palabra y la
Eucaristía, está llamada a realizar la estupenda vocación y
misión de ser célula viva no sólo de la sociedad, sino también de
la Iglesia, signo e instrumento de unidad para todo el género
humano.
Invoquemos ahora juntos la protección de María santísima y de san José
sobre todas las familias, especialmente sobre las que se encuentran en
dificultades. Que ellos las sostengan, para que resistan a los impulsos
disgregadores de cierta cultura contemporánea, que socava las bases
mismas de la institución familiar. Que ellos ayuden a las familias
cristianas a ser, en todo el mundo, imagen viva del amor de Dios.
*  *  *
Fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret
Santo Padre emérito Benedicto XVI
Ángelus del domingo, 31 de diciembre de 2006

Lectura del libro del Eclesiástico 3, 2-6. 12-14

Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad
de la madre sobre su prole. El que honra a su padre expía sus pecados,
el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se
alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a
su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo
escucha.
Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras
vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras
vivas.
La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar
tus pecados.
Palabra de Dios.

La vida de familia vivida en el Señor


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-21
Hermanos:
Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia
entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas
contra otro.
El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad
consumada.
Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis
sido convocados, en un solo cuerpo.
Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su
riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos
mutuamente.
Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos
inspirados.
Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del
Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en
el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con
ellas.
Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor.
Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.
Palabra de Dios.

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