Maria Modelo de Valores y Virtudes
Maria Modelo de Valores y Virtudes
Maria Modelo de Valores y Virtudes
“Ella era virgen pura no sólo en el cuerpo sino también en el espíritu. A ella nunca ningún pecado
consiguió manchar su pureza, era humilde de corazón; reflexiva en sus resoluciones, modesta, razonable,
amaba la virtud. Amaba el silencio, era prudente, discreta en palabras; ávida de leer y de oír la Palabra de
Dios; se dedicaba constantemente a aprender mandatos de Dios en la Sagrada Escritura. Ella, que había
traído al mundo al Hijo de Dios, se dedicaba sin desfallecer a conocer cuál era la voluntad de Dios; no
ponía su esperanza en las riquezas sino en la oración y en los favores que Dios concede a quienes ayudan
a los pobres; aplicada al trabajo; tomaba por juez de su alma no lo que opinaban los demás sino lo que
opina Dios; no trató nunca mal a nadie; era amable con todos; llena de respeto por los ancianos, sin
envidia con los de su edad, jamás ofendió a sus padres ni siquiera en su actitud, nadie la veía en
desacuerdo con sus parientes.
Solamente asistía a aquellas reuniones a las que le aconsejaba asistir la caridad y en las cuales no tuviera
ningún peligro su modestia y castidad. Jamás nadie vio una dureza en su mirada, ni una falta en medida
en sus palabras, ni una imprudencia en sus actos. No demostraba contrariedad en sus gestos ni insolencia
en su voz.”
“La verdadera devoción es santa, te lleva a evitar el pecado e imitar las virtudes de la Santísima Virgen y,
en particular, su humildad profunda, su fe viva, su obediencia pronta, su oración continua, su
mortificación universal, su pureza divina, su caridad ardiente, su paciencia heroica, su dulzura angelical y
su sabiduría divina. Estas son las diez principales virtudes de la Santísima Virgen.”
“Sus ojos estaban siempre fijos en el Señor, mirando a la Luz eterna e inaccesible; sus oídos dispuestos
para oír la palabra de Dios y recrearse con la música del Espíritu. Por ellos entró la Palabra de Dios al
hacerse carne… los labios, alabando siempre a Dios y pendientes de sus labios. Su lengua y su boca
recibiendo la palabra de Dios y gozando hasta el máximo la suavidad divina. El corazón puro y libre de
mancha veía Dios y ardía en deseos de Él. Su seno, domicilio de aquel que no cabe en toda su creación.
Sus pechos alimentaron a Dios, es decir al Niño Jesús, fueron puerta de Dios, fulgente por su perpetua
virginidad. Sus manos y rodillas sostuvieron a Dios, como un Trono más sublime que los mismos serafines.
Sus pies dirigidos como luz por la ley de Dios, sus pasos diligentes tras El, sin desviarse, hasta su
encuentro. Toda Ella fue tálamo del Espíritu, Ciudad de Dios a quien alegra el ímpetu de los ríos, de las
corrientes de gracias del Espíritu Santo. Toda hermosísima, cercana a Dios ¡María fue el milagro mas
excelente de los milagros de Dios!
HUMILDA
D
………..