Emprendedores Juan Payan Caso Modificado

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

CASO DE ESTUDIO: JUAN PAYÁN, DE 10 CENTAVOS AL ÉXITO

Esta es la historia de un hombre que empezó de la nada y logró hacer realidad el famoso
“sueño americano” en su propia tierra. Es Juan Frías un personaje sencillo y humilde, forjado al
calor del esfuerzo diario y la perseverancia de quien entiende que el trabajo engrandece al
hombre y por ende, a la Patria.

Su padre y su abuelo fueron luchadores por la soberanía nacional, originarios de la provincia


de Santiago. Su padre tuvo dos familias, y él era hijo de la segunda familia del Sr. Abraham
Frías, compuesta por su madre Cantalicia, y cuatro hermanos, siendo él mayor. Juan Frías
empezó a trabajar a los 5 años apoyando a su madre en las labores agrícolas, vendía en el
mercado víveres y huevos, levantándose de madrugada. Y desde temprano, se hizo cargo de la
manutención de su familia. A la muerte de su padre contaba con 12 años y se mudó a
Santiago, viviendo en la casa de su hermano mayor, podía estudiar, progresar y ayudar a su
familia. Empezó siendo aprendiz en la Zapatería Bojos, ganando 75 centavos a la semana.
Luego solicitó trabajo en la Empresa Isidro Bordas & Cía., batiendo el Ponche Crema de Oro,
ganando 6 pesos mensuales. Una vez la administradora de la empresa le dijo, “No quisiera que
se me dañe, pero usted ha sido el mejor empleado que ha pasado por esta empresa”. Esto era
resultado de cómo Juan hacía su trabajo con responsabilidad y puntualidad; siempre dispuesto
a hacer lo que se le indicara. Por todo esto se había ganado el respeto de todo el mundo.
Luego de 4 años en esa empresa, su amigo Manuel le ofrece irse a vivir a la Capital, pues iba a
poner un negocio con un hermano que vivía en los Estados Unidos, y quería que lo ayudara. La
idea de vivir en la Capital, le interesó a Juan, ya que representaba un avance para poder
desarrollarse y seguir ayudando a la familia. Entonces, renuncia a la licorera y se va a la ciudad
de Santo Domingo. Pero, los hermanos pelearon, y el negocio no se hizo. En ese momento
estaba en la Capital sin empleo, sin dinero y sin lugar donde vivir. Entonces Manuel le ofrece
albergue hasta que encontrara trabajo y le promete, -“si me voy a Nueva York, te ayudaré a
poner un negocio”. Manuel se fue a New York y le pudo mandar US$300.00. Con ese dinero
compró un colmadito que estaba en quiebra, lo organizó y lo mantuvo por un año, hasta que
necesitó venderlo, pues no rendía los frutos esperados, pero aprendió el oficio de colmadero.
Después consiguió empleo con los dueños de la fábrica de Helados Rico, quienes colocaron a
Juan como administrador de un nuevo negocio que habían comprado. Este resultó un trabajo
estable, que le permitió estabilizarse y ahorrar.

Establecido decide entonces casarse, y lo hizo de sorpresa con su novia de hacía años,
quedándose a vivir por unos meses en casa de su hermano, hasta que pudieron rentar una
casa en San Carlos.

La mayor inversión que había hecho era en la gente. Tenía muchos amigos, ex jefes, y personas
que le respetaban y agradecían. Con todos había mantenido una excelente relación, su
lealtad, la forma en que había servido en sus trabajos le había ganado mucho respeto de sus
semejantes, y ese era su único patrimonio. Un día iba caminando a su casa, y nota que una
cafetería donde solía tomar jugos y café estaba cerrada, da la vuelta y encuentra triste a Oscar,
el dueño. Lo saluda y pregunta qué ocurre, le responde que ha quebrado, y no puede
continuar con el negocio. -“¿Y que vas a hacer?” -“Venderé”. –¿“Y en cuánto vendes?” ,
cuando hizo esta pregunta recordó que en el bolsillo tenía solamente 10 pesos; el amigo le
respondió que lo daba todo por 4 mil, pesos. Le ofreció ochocientos pesos (cuatrocientos de
una vez y lo demás en dos pagos, más adelante) y negociaron. Cuando Oscar aceptó, Juan
hasta se asustó, porqué él tenía muchos deseos de trabajar, pero solo 10 centavos. Salió
caminando y tratando de encontrar una solución, y recordó a su amigo Don Lucas, dueño de
una heladería y tomó los únicos 10 centavos que tenía, llamó a un carro público y fue hacia el
negocio de su amigo.

-“Don Lucas, quiero que me preste 800 pesos, para iniciar el negocio de mi vida” – “Claro,
cuándo?” -“Ahora!”, respondió. Le pidió pasaje, regresó donde Oscar y le dijo, -“ya tengo el
dinero!”. Cuando le entregan el local, Juan comienza a enfrentar la realidad. Como Juan era
poco conflictivo, podía disentir sin ofender, y pedía disculpas si se equivocaba, en resumen era
un hombre íntegro y confiable, que podía echar la pelea. Y así lo hizo. Decide visitar a sus ex -
patronos y explicarles la situación, ellos al oírlo les obsequian, una tostadora, una vitrina de
bizcochos y algunos utensilios para hacer los jugos y sándwiches. Pudo sacar una nevera y un
botellero con el inicial de 80 pesos y 20 pesos mensuales. Era momento de decidir el nombre
de la Cafetería y pensó en “Barra Mi Encanto”, pero unos amigos le aconsejaron que le pusiera
su nombre, entonces tomó el apellido de su madre, y en su honor le llamó: “BARRA PAYÁN”.
Recordemos que él compró el punto, porque el local era alquilado, entonces el Sr. Juan debía
pagar mensualmente 90 pesos, por lo que buscó un frasco donde echaba 3 pesos diarios, al
inicio el negocio no iba bien, por lo que el primer mes no completó el alquiler y tuvo que tomar
prestado. Se inventó una serie de estrategias para atraer clientes como por ej: concursos a
media noche de “a ver quién comía más bizcochos”; “la hora del té” a las tres de la
madrugada; “Los estudiantes pagan la mitad” y muchas otras, decía: Cuando se tiene un
negocio hay que vivir inventando para que se mantenga la clientela que se ha conseguido y
captar más.

Después de un tiempo y fundar varios negocios, para Juan la vida era mucho mejor, ya tenía
varias casas, el local de la barra, un club, un carro, una finca, y algunos ahorros en el banco.
Un día que fue a pagar la renta la dueña le ofreció el local de la Barra Payán en venta,
diciéndole que nunca había tenido un inquilino tan cumplidor, y por eso tomó esa decisión.
Don Juan respondió Con qué voy yo a comprar esta casa? , sin embargo comenzó a ahorrar en
el Banco algunos pesos. Por unos meses nadie toca el tema. Hasta que luego de un año, en el
1962 la dueña le manda a decir “Que le va a vender la casa”. …Se entera que la casa estaba
hipotecada por 9 mil pesos con un abogado. Entonces, decide mantener la hipoteca y se le
ocurre hacer una lista de diez amigos para que le presten 500 pesos cada uno, completando
los 5 mil pesos, y se acuesta tranquilo. El día siguiente hace un recorrido, ve a los 10 amigos y
completa el dinero que le faltaba. Va a la oficina del abogado sostiene una discusión sobre la
forma del efectivo que había llevado (todo en monedas), y sobre el mantener la hipoteca. Al
final el abogado le da solo 4 meses para saldar los pagos, sino perdería el local que ahora era
suyo. Don Juan no comía, no dormía, trabajaba más de 20 horas al día, sin embargo ocurrió
algo extraordinario, la Barra Payán empezó a recibir pedidos de forma exorbitante. Como
estaba generando una fuerte cantidad de dinero, pudo saldar la hipoteca antes del
vencimiento, dio una buena bonificación a sus empleados, y compró una nueva casa. Todo un
éxito. Ya no debía, era un hombre con familia establecida, vivía cómodo, y podía cumplir otro
de sus sueños, compró una finca con vacas, cerdos, y donde podía cultivar. Organizó la tierra,
construyó estanques donde cultivaba tilapias, compró camiones, tractores, arados, bueyes y
más; y luego compró otra finca donde empezó a realizar experimentos con siembras de
productos agropecuarios. La primera finca ahora medía tres mil tareas, reciclaba todo lo que
se usaba en la Barra Payán, el pan dañado, la basura, y la usaba para alimentar a los animales.
Al mismo tiempo, la leche usada para las batidas provenía de sus fincas. Cada seis de enero
entregaba juguetes a niños pobres, mantenía y daba albergue a más de 80 hombres que
trabajaban en sus fincas. Logró sus objetivos actuando siempre con justicia y decoro, es
ambicioso pero no se deja cegar por la avaricia, y comparte sus éxitos, hoy 20 de los
empleados de la Barra Payán que empezaron con él o han cumplido más de 20 años
trabajando para él, les ha premiado con una casa a cada uno. A sus 84 años, sigue con su
labor filantrópica y de trabajo social. Ayudó a sus hermanos a establecerse siempre se
atendió a su madre, dona cenas de navidad a cientos de personas, pertenece a ASONAHORES,
al Club Rotario, a la Masonería y fue fundador de Aproleche. Se levanta temprano, camina
más de 5 kms. al día, cuida de sus negocios y fincas, ha logrado formar a sus 5 hijos
profesionalmente, a los cuales dio una formación humana valiosa, diciéndoles: “Elegir el
camino del trabajo tesonero nos lleva a la superación personal en todos los aspectos de la
vida, el dinero tiene que administrarse de forma prudente.”

PREGUNTAS:

1-¿Cuál definición de emprendedor le corresponde a una persona como don Juan?

2-Explique tres cualidades de un emprendedor que ayudaron a don Juan a triunfar.

3-¿Puedes identificar alguna idea de negocios en el caso? ¿Cuál?

4-¿Qué cosas hacía Don Juan que le permitieron ganarse la confianza de la gente?

5-¿Crees correcta la forma en que ayudó a sus hermanos, madre, amigos y demás personas?

6-¿Crees que sus estrategias para atraer clientes eran correctas?

7-¿Cómo ves la forma en que administraba el dinero, tomaba prestado, pagaba sus deudas,
ahorraba, etc.?

8-¿Qué características de creatividad e innovación encontramos en el caso?

9-¿Qué es lo que consideras más importante de la historia?

10-¿Este caso podría servir como ejemplo a emprendedores de hoy? Justifica tu respuesta.

También podría gustarte