Vida de Jesus - Reseña

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RECENSIONES

su consulta; consulta que, por la actualidad de los temas tratados


-en el centenario de las censuras de 1277-, será ya casi obli-
gatoria para los especialistas en la intrincada y rica historia del
siglo XIII.
J. I. SARANYANA

Miguel Angel TABET, DaVid F. Strauss: La Vida de Jesús, Madrid,


Ed. Magisterio l!:spañol ("Crítica Filosófica", 11), 1977, 163 pp.
12,5 X 18,5.

Se trata de un extensa exposlclon y un análisis crítico de la


conocida e intluyente obra de D. F. Strauss, Das Leben Jesu Kri-
tisch bearbeitet. El Prof. Tabet sabe conjugar en esta obra las
diversas facetas y especialidades necesarias para un acercamien-
to adecuado y completo al libro de Strauss, en cuyo estudio no
debe omitirse el análisis ni de los aspectos filosóficos, ni de
los teológicos, ni de los exegéticos. Puede decirse que este triple
y simultáneo acceso realizado por Tabet es el medio más indi-
cado para no banalizar la importancia de cuanto se revela en
esta célebre Vida de Jesús, ya que las conclusiones a que llega
Strauss están cimentadas en sus opciones filosóficas que son el
verdadero fundamento en que se apoya y justifica su método exe-
gético, y que son también la razón de su peculiar concepción
teológica.
El libro comienza con un breve y acertado estudio de la
biografía de Strauss. El lector puede así tener una visión de
conjunto de las motivaciones que intluyeron en Strauss y del
Sitz in Leben de su obra. Son muchos los autores que se cruzan
en su itinerario influyendo poderosamente en su espíritu: desde
Jacob BOhme o la "Vidente de Prévorst", hasta F. C. Baur, Schleier-
macher y, finalmente, con intluencia absoluta, el filósofo de la re-
ligión oficial del Estado prusiano, Hegel. Ya años antes de co-
menzar la Vida de Jesús, como confiesa el mismo Strauss, cuan-
do le dominaba el entusiasmo por Schleiermacher, había perdi-
do completamente la fe. En esta situación tiene lugar su en-
cuentro con la filosofía de Hegel. "Un problema atormentaba
entonces su espíritu, recuerda Tabet. El aceptaba los datos de
Hegel sobre la relación entre la teología y la filosofía, pero no
veía cómo los hechos históricos conSignados en los Evangelios
debían interpretarse según su sistema filosófico. Dios se ha en-
carnado en el hombre; esto -decía Strauss--, lo expresa muy

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RECENSIONES

bien Hegel; pero ¿si El se ha encarnado en un hombre indivi-


dual, en Jesús de Nazaret, cómo se ha encarnado en la huma-
nidad? ¿Esta encarnación no es acaso . una forma simbólica de
la verdad en vez de la verdad misma?" (p. 19).
Este es el punto de partida del trabajo de Strauss. Su Vida de
Jesús constituye el primer intento radical y sistemático de apli-
car la filosofía hegeliana a los textos bíblicos. Se trata con ello,
no de encontrar la verdad que estos textos dicen, sino de en-
tenderlos en el sentido que sea conveniente para que coincidan
con las posiciones que se derivan de la filosofía hegeliana. Más
aún, es el "sistema" el árbitro inapelable para juzgar los textos
bíblicos. A este inadecuado punto de partida, Strauss sumará
otro: el desconocimiento de la gran exégesis. El círculo de ideas
de Strauss "no se extendía --en profundidad- más allá de sus
contemporáneos alemanes y de Samuel Reimarus. No le hacía
falta más: en su cerrado mundo hegeliano, donde lo posterior
es siempre superación de lo anterior, Olshausen podia muy bien
ser considerado la cima de la interpretación de la Sagrada Es-
critura que conserva el carácter divino de los libros sagrados, por
encima de un San Agustín, de un San Jerónimo o de un Santo
Tomás" (p. 33).
Tras un capítulo, en el que expone ampliamente el contenido
y la estructura temática de la obra de Strauss, el A. dedica abun-
dantes páginas al "Sustrato fundante de la Vida de Jesús", asun-
to que divide en tres apartados: La integrante filosófica; El inma-
nentismo y su radicalización filosófica hasta Strauss, y La religión
considerada como momento del devenir del Espíritu absoluto.
Sigue el estudio de "La crítica dogmática de Strauss", en el que,
tras recordar la crítica dogmática de Hegel -critica cuyo desa-
rrollo proseguirá el mismo Strauss-, se describe la esencia de
la nueva cristología en tres apartados: La Idea en busca de un
sujeto coherente para la cristOlogía, La humanidad como el Cris-
to, Una cristología sin Jesús.
El último capítulo es dedicado al análisis de la idea y espe-
cies del mito, así como a los criterios determinantes de lo no-
histórico en los relatos evangélicos. No resulta difícil al A_ -dados
los dos capítulos anteriores- mostrar en su profundidad y ori-
ginalidad cuanto se contiene en el método seguido por Strauss.
Este no es otra cosa que mero resultado de "un pensamiento
que construye datos", precisamente por sus opciones inmanentis-
taso
El trabajO del prof. Tabet concluye con unas amplias "Con-
sideraciones conclusivas", en la que presenta una síntesis armó-

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nica y jerarquizada de las razones que hicieron posible la obra
de Strauss. "El análisis del pensamiento crítico de Strauss -lee-
mos en la p. 151- nos ha mostrado precisamente que si este
autor logró fabricar a partir de los cuatro Santos Evangelios
"otro Evangelio", tan sugestivo para algunos; si formuló con
gran trabazón lógica una noción de mito ávidamente destructora
de la vida de Jesucristo; si suprimió con descaro, aunque de un
modo inevitable y connatural al pensamiento filosófico-teológico
en que se movía, toda realidad sobrenatural contenida en los
Evangelios, se debió a dos motivos, teóricamente separables, pero
en mutuo y exigente requeri'miento: el deshacerse de la fe como
adhesión sobrenatural a verdades por la autoridad de Dios reve-
lante y propuestas por la Iglesia, y la asimilación de una filoso-
fía en armonía con esa actitud. Una filosofía con la que pOdía
moverse a gusto en su mundo sin fe, fuertemente refractaria a
todo lo trascendente y que, al ser usada con coherencia, condu-
cía tanto al rechazo radical de Dios y de cualquier realidad so-
brenatural, los milagros, las profecías, etc., como a interpretar el
mundo --que está transido de Dios: en El "vivimos, nos move-
mos y somos" (Act 17, 28)- de un modo radicalmente distinto
de lo que es: creado por Dios, dotado con el ser de una inteli-
gibilidad, que funda la verdad que la inteligencia alcanza poseer.
Esa filosofía que, de modo inevitable, conducía a mitificar la Per-
sona de Cristo (. .. ) que su "fe" ya había negado, le proporciona
un modo de enfocar la realidad que violenta el conocimiento
natural espontáneo y la metafísica desarrollada en continuidad
a ese conocimiento. El mundo ya no era para Strauss una rea-
lidad creada, dirigida con amor paternal hacia su término por
Aquel que" es el Primer principio y Ultimo fin de todo lo que
existe, sino un mundo inmanente al pensamiento, cerrado, auto-
formándose ciegamente en desarrollo dialéctico hacia la auto-
conciencia".
De todas las críticas que se le pueden hacer a Strauss existe
una verdaderamente paradójica: la de llamarse, quizás conven-
cido, "teólogo sin prejuicios", sin darse cuenta del prejuicio que
constituye partir de una filosofía contraria al sentido común y
pretender, desde ella, amoldar a su dialéctica todos los sucesos
históricos, incluidos los que nos relatan los libros Sagrados. Pero
lo más importante del libro de Tabet no es la crítica a Strauss,
sino el análisis sereno y conjunto de las diversas razones -filo-
sóficas, teológicas e históricas- que hicieron posible un "atte-
giamento" exegético, que fructificó en unas formas de leer la Sa-

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RECENSIONES

grada Escritura que pueden recibir muchos calificativos menos


el de "asépticas", y que parecen planta inseparable de la tierra
que les dio origen.
Lucas F. MATEo-SECO

Z. ALSZEGHY y M. FLICK, Cómo se hace la Teología, trad. de R. Rin-


cón, Madrid, Ed .. Paulinas, 1976, 267 pp., 13,5 X 21.

Este libro se presenta como una introducción a la Teología,


de estilo y enfoque original. Los autores, conocidos por haber
explicado los Tratados De Deo create et elevante, De peccato
originali, De Grati4, no pretenden hacer obra revolucionaria. Al
contrario, declaran varias veces que quieren adoptar una pos-
tura moderada y de síntesis entre las diversas corrientes y opi-
niones. Sí quieren, en cambio, desvincularse de la Teología de los
"manuales" y acercarse a la mentalidad contemporánea, como
explican en la Presentación (p. 11 de la ed. castellana>.
Los autores, para conseguir su fin parten de la definición
nominal de la TeOlogía: Teología es "lo que los teólogos cris-
tianos, especialmente los católicos, designan con este término".
Así afirman en la pág. 16, citando en nota a H. Dumery (Critique
et Religion, Problemes et méthode en philosophie de la religion,
Paris 1957), con lo cual el significado de la palabra "teología"
está determinado por su uso lingüístico actual (subrayado ori-
ginal).
Al explicitar la opinión de Duméry, nuestros autores señalan
tres funciones de la Teología; la Teología es una actividad de la
fe, es una ciencia de la fe y es una función eclesial.
Por tanto, la Teología es el prOducto del esfuerzo que hace la
comunidad para explicarse a sí misma su propía fe y las leyes
inmanentes de su desarrollo. En este sentido la Teología es "acti-
vidad" de la 'fe y es "ciencia" de la fe. El dato original es la fe
de la comunidad, fe que busca autoexplicarse en términos racio-
nales y científicos.
Desde el comienzo, la Teología se sitúa entre la fe y la cien-
cia. Pero la fe es, según nuestros autores, algo complejo que no
es reductible a una actividad intelectual, sinó que es más bien
una actitud existencial y dialógica (cfr. p. 18). Después de haber

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