Migracion y Pobreza
Migracion y Pobreza
Migracion y Pobreza
Migración humana, que integra dos procesos: el de la emigración, desde el punto de vista
del lugar o país de donde sale la población; y el de la inmigración, desde el punto de vista
del lugar o país a donde llegan los "migrantes". Ellos migran por variadas causas, por
ejemplo: motivos económicos, gobierno, falta de trabajo, etc. La migración se convierte en
una práctica cotidiana y tradicional de los pueblos que llega a configurar toda una cultura.1
Migración animal: desplazamientos periódicos, estacionales o permanentes, de especies
de animales, de un hábitat a otro.
Historia
La historia de la humanidad ha sido la historia de grandes migraciones, cada movimiento
migratorio ha provocado que el ser humano se haya desplazado desde sus lugares de origen.
Este proceso de migración constante era la condición natural de vida de las sociedades
tribales originarias. La migración desde África hacia Asia y luego el resto del mundo se inició
hace unos 70 000 años y bien podemos decir que aún está en marcha.
Al hablar de migración es conveniente recordar los periodos históricos que precedieron al
actual. Sólo desde el contexto histórico y considerando las variables económicas y sociales,
podremos comprender los motivos por los que emigran, personas procedentes de todos los
continentes y que llegan a los países de destino con la expectativa de permanecer por un
tiempo o, tal vez, de construir una vida en ellos.
La historia de la humanidad hace referencia a los grandes movimientos culturales,
económicos, geográficos y políticos que dieron origen a desplazamientos en masa de la
población, tanto espontáneos como forzados.
Teorías migratorias
Tipos de teorías
Las migraciones han sido analizadas desde el punto de vista de distintas disciplinas
académicas, existiendo hoy un conjunto de teorías altamente especializadas sobre las
mismas. Lamentablemente, esta especialización no siempre ha ido en provecho del diálogo
interdisciplinario y una visión más holístisca del proceso migratorio.3 En particular, los
enfoques económicos, con su aplicación de modelos fuertemente sofisticados y formalizados
matemáticamente, han tendido a crear un campo de estudios prácticamente separado del
resto de las otras disciplinas.4
A pesar de esta diversificación y especialización se pueden establecer ciertos parámetros
para agrupar los distintos enfoques en uso. Una forma simple de clasificar estos enfoques es
atendiendo al énfasis que se pone en distintos aspectos de los fenómenos migratorios. Así,
por ejemplo, hay enfoques que acentúan los así llamados “factores de expulsión” (push
factors en la terminología académica) que empujan a los migrantes a dejar sus respectivas
regiones o países (guerras, dificultades económicas, persecuciones religiosas, desastres
medioambientales, etc.). Por otra parte, están los enfoques que acentúan los “factores de
atracción” (pull factors) que llaman a los migrantes hacia determinadas regiones o países
(mejores salarios, democracia, paz, acceso a la tierra y condiciones favorables de vida en
general).
Otra forma de agrupar los diversos enfoques, que aquí se seguirá, es prestando atención al
nivel del análisis ofrecido. Así por ejemplo, tenemos análisis que enfocan prioritariamente los
aspectos agregados o estructurales (niveles comparativos de desarrollo, estándares de vida,
condiciones demográficas, grandes cambios socioculturales, las tecnologías de la
comunicación y el transporte, etc.) y que por ello pueden ser llamadas explicaciones o
enfoque “macro”. Estas fueron las primeras teorías sobre el fenómeno migratorio y su fuerza
explicativa es notable a un nivel general. Sin embargo, la decisión de migrar ni involucra a
todos los que se ven afectados por los mismos factores macro ni se puede deducir de manera
axiomática de ciertas disparidades estructurales. Por ello que otros enfoques han tratado de
entender la decisión misma de migrar a un nivel individual o del entorno humano que
directamente la influencia. Estamos por ello frente a enfoques que pueden ser llamados
“micro” u orientados a entender el por qué de la decisión particular de migrar. Sin embargo,
durante las últimas décadas se ha venido poniendo mayor interés en el nivel intermedio, o
mediador entre las condiciones estructurales y las decisiones individuales, que por ello
podemos llamar perspectiva “meso”. Se trata de entender fundamentalmente las redes
sociales y las organizaciones e instituciones concretas que posibilitan la migración. Las redes
o cadenas migratorias han sido, en especial, un foco de gran interés dentro de esta
perspectiva meso.5 También las organizaciones de carácter criminal han sido estudiadas a
este nivel.6
A continuación se darán ejemplos de estos tres tipos de enfoques, macro, micro y medio,
tratando de esta manera de entender los aportes que cada uno de ellos hace, a su manera, a
la comprensión de las migraciones.
Según el Informe sobre Desarrollo Humano 2009 del PNUD15 existirían unos mil millones de
migrantes en la actualidad. De ellos, la abrumadora mayoría serían migrantes internos y solo
menos de una cuarta parte se habría desplazado fuera de las fronteras de su respectivo país.
Así lo dice el informe mencionado:
Número de inmigrantes en el mundo entre 1960 y 2010
Incluso con una definición conservadora de la migración interna que computa el movimiento sólo a
través de las demarcaciones zonales más grandes de un país, el número de personas que se desplaza
internamente en nuestra muestra es seis veces mayor que quienes emigran a otro país. Si usamos los
patrones regionales que encontramos en estos datos, calculamos que hay alrededor de 740 millones de
migrantes internos en el mundo, casi cuatro veces la cifra de quienes se desplazan internacionalmente.
En comparación, la cifra contemporánea de migrantes internacionales (214 millones o 3,1 % de la
población mundial) parece pequeña.16
Las estimaciones de las Naciones Unidas muestran además que si bien los flujos migratorios
internacionales han aumentado de manera considerable en términos absolutos (de un total
acumulado de 75 millones en 1960 a 214 en 2010) su participación porcentual en el total de la
población mundial prácticamente no se ha alterado (2,5 % en 1960, 2,9 % en 1990 y 3,1 % en
2010). Esta constatación sorprende teniendo en cuenta la creciente globalización y el aumento
considerable de otros flujos internacionales (turismo, mercancías, servicios, capital,
información etc.). Comparando con la ola migratoria de fines del siglo XIX vemos que los flujos
actuales son en realidad bastante limitados (3,1 % comparado con el 8,5 % de la población
mundial que se alcanzó antes de la Primera Guerra Mundial) a pesar de las mejoras en los
sistemas de transportes y el abaratamiento considerable del uso de los mismos. Además, las
disparidades que alientan las migraciones muestran hoy por hoy niveles extraordinariamente
altos, lo que eleva considerablemente los beneficios que puede reportar el desplazarse de un
país pobre a un país rico. El informe del PNUD da al respecto los siguientes ejemplos: «Los
migrantes de los países con bajo IDH son quienes más pueden ganar y, en efecto, en
promedio vieron multiplicarse sus ingresos por 15 (a US$15 000 por año), duplicaron sus
tasas de matrícula en educación (de 47 % a 95 %) y redujeron la mortalidad infantil en 16
veces (de 112 muertes por cada 1000 nacidos vivos a siete)».18
Mirando ahora la distribución por país de acogida se constata que Estados Unidos sigue
siendo, como ya es tradicional, el principal país receptor de inmigrantes con cerca de 43
millones de inmigrantes legales en 2010 (a lo que hay que sumarle una cifra estimada en
cerca de 10 millones de inmigrantes irregulares). A bastante distancia le siguen Rusia (12,3
millones), Alemania (10,8 millones), Arabia Saudí (7,3 millones), Canadá (7,2 millones),
Francia (6,7 millones), Reino Unido (6,5 millones) y España (6,4 millones). En todos estos
casos hay que sumar un porcentaje que va de un 5 a un 15 % de inmigrantes irregulares. En
porcentaje de su población, la región que más ha recibido inmigrantes es Oceanía (16,8 %),
seguido por América del Norte (14,2 %) y Europa (9,5 %). A mucha distancia se ubican África
(1,9 %), Asia (1,3 %) y América Latina (1,3 %).
Dentro del total de migrantes internacionales también se considera a los refugiados, que en
2010 sumaban según Naciones Unidas 16,3 millones de personas, lo que representa un
aumento respecto de la cifra de 2005 pero, a su vez, un claro descenso respecto de 1990,
cuando se contabilizaron 18,5 millones de refugiados. En porcentaje de la población mundial
esto implica un descenso desde 0,35 % en 1990 a 0,24 % en 2010.
A largo plazo, las disparidades del desarrollo demográfico de las diversas regiones del planeta
serán de gran importancia para entender las presiones migratorias. A este respecto se
observan ya hoy grandes disparidades, las que se verán significativamente aumentadas en las
décadas venideras. Esto es particularmente notable e importante en lo que se refiera a la
población en edad activa, elemento vital para el sustento de los niveles y sistemas de
bienestar de los diversos países.
Según las proyecciones del International Institute for Applied Systems Analysis (IIASA)19
Europa y el Asia Oriental experimentarán caídas poblacionales en las próximas décadas y, a
su vez, una redistribución de la población en detrimento del segmento en edad de trabajar.
Por su parte, Asia del Sur y sobre todo el África Subsahariana experimentarán fuertes
incrementos demográficos. Para poner un ejemplo, de acuerdo a las cifras de Naciones
Unidas la población europea de 15 a 59 años experimentará entre 2010 y 2050 un descenso
de casi 100 millones de personas (cerca de una cuarta parte), al mismo tiempo la población de
África Subsahariana en ese segmento de edad aumentará en unos 600 millones de
individuos.20
Estas extraordinarias disparidades, sumadas a las grandes disparidades económicas, sociales
y políticas que caracterizan el mundo de hoy, serán los vectores futuros de la migración
internacional. Simultáneamente, el progreso económico y social de una porción creciente de la
población de los países en desarrollo ha ido aumentando significativamente la cantidad de
personas con recursos suficientes para financiar la migración hacia el Norte. Baste solo
recordar que según las cifras del Banco Mundial, entre 1981 y 2005 aumentó el número de
personas en el mundo en desarrollo que disponen de un ingreso de más de 2,5 dólares por
día de 930 a 3 500 millones de individuos.21 Todo indica que este desarrollo continuará,
potenciando con gran fuerza la capacidad migratoria de un mayor número de personas del
mundo en desarrollo.
De los 209 Estados existentes, 43 países se encuentran recibiendo inmigrantes, mientras que
sólo 32 envían y 23 reciben y envían. Un gran número de países están viviendo o
desarrollando estos procesos migratorios, con Estados Unidos a la cabeza, con 35 millones de
inmigrantes. Aproximadamente el número total de migrantes asciende a más de 175 millones
de personas, esto es, el 2,9 % de la población mundial vive fuera de su país de origen. Esto
ha permitido una concientización mundial con respecto de este fenómeno y la idea de la
“aldea global”. Durante los últimos 35 años, el número de migrantes internacionales ha crecido
a más del doble.
Según datos de la CONAPO, entre 1995 y el año 2000, 1 millón 209 mil mexicanos emigraron
a Estados Unidos, sin embargo, entre 2005 y 2010, únicamente lo hicieron 683 mil
connacionales. Por otro lado, aumentó la migración de retorno, de 267 mil migrantes entre
1995 a 2000, a 824 mil en el quinquenio de 2005-2010, lo que representa un incremento del
300 %. Se preguntan si esto se trata de un nuevo patrón migratorio o si se trata de cambios
coyunturales debidos a la recesión económica y a las políticas migratorias del vecino país, y
que al momento de estabilizarse permitirán el retorno a los patrones migratorios anteriores.
Causas políticas
Por persecución y venganza política abandonan un país para residenciarse en otro o, al
menos, intentan abandonarlo, aunque a menudo pueden llegar inclusive a perder la vida
cuando se trata de regímenes totalitarios. Cuando las personas emigran por persecuciones
políticas en su propio país, se habla de exiliados políticos, como sucedió en el caso de los
españoles que huían de la persecución del después de la Guerra Civil, así como muchos otros
que se dirigieron a otros países. En gran parte, la crisis migratoria en Europa que alcanzó su
nivel más grave en el 2015, ha tenido y sigue teniendo motivos políticos y confrontaciones
internas que se ha agudizado por el impacto en las poblaciones vulnerables, como las mujeres
y, sobre todo, los niños, como puede verse en un blog de la UNICEF (13)
Causas culturales
La base cultural de una población determinada es un factor muy importante a la hora de
decidir a qué país o lugar se va a emigrar. La cultura (religión, idioma, tradiciones,
costumbres, etc.) tiene mucho peso en la decisión de quedarse en un país o emigrar de éste.
Las posibilidades educativas son muy importantes a la hora de decidir las migraciones de un
lugar a otro, hasta el punto de que, en el éxodo rural, este factor es a menudo determinante,
ya que los que emigran del medio rural al urbano suelen ser adultos jóvenes, los cuales tienen
mayores probabilidades de tener hijos menores de edad.
Causas socioeconómicas
Son las causas fundamentales en cualquier proceso migratorio. De hecho, existe una relación
directa entre desarrollo socioeconómico e inmigración y, por ende, entre subdesarrollo y
emigración. La mayor parte de los que emigran lo hacen por motivos económicos, huyendo de
la pobreza, buscando acceso al trabajo, un mejor nivel de vida, mejores condiciones de
trabajo y remuneración, o en casos más críticos, por cuestiones de supervivencia. La situación
de hambre y miseria en muchos países subdesarrollados obliga a muchos emigrantes a
arriesgar su vida (y hasta perderla en multitud de ocasiones), con tal de salir de su situación.
Causas familiares
Los vínculos familiares, así como la disolución de los mismos, también resultan factores
importantes en la decisión de emigrar. La desintegración familiar, en muchos casos, puede dar
origen a la migración infantil:
Migración infantil. En el mundo actual no solo existe la migración de adultos, también existe
la de menores de edad. Las principales causas de este hecho son:
Catástrofes generalizadas
Los efectos de grandes terremotos, inundaciones, sequías prolongadas,
ciclones, tsunamis, epidemias y otras catástrofes tanto naturales como sociales (o una
combinación de ambas, que es mucho más frecuente) han ocasionado grandes
desplazamientos de seres humanos (también podríamos considerarlos como migraciones
forzosas) durante todas las épocas, pero se han venido agravando en los últimos tiempos por
el crecimiento de la población y la ocupación de áreas de mayor riesgo de ocurrencia de esas
catástrofes. Este panorama hace que sea muy difícil, si no imposible, discriminar entre las
causas de las migraciones debidas a catástrofes naturales de las de otro tipo. Un terremoto de
escasa intensidad, por ejemplo, puede ser muy destructivo en áreas subdesarrolladas con
viviendas precarias y sin una organización social y económica importante; mientras que en
otros países más desarrollados y culturalmente más avanzados, otro terremoto de la misma
intensidad puede no tener casi ninguna consecuencia negativa en materia de la infraestructura
del país y de la pérdida de vidas.
MIGRACION SELECTIVA
El mundo se ha dividido en desarrollados y subdesarrollados, el primero caracterizado como el
reino de la abundancia producida por el progreso de la ciencia y la tecnología y en segundo
lugar aquel mundo de la escasez, de la falta, pero sobre todo definido por la incapacidad de
revertirla. Definido así por lo que no tiene, por lo que no es, se inculca la búsqueda de una
transformación para dar la espalda a lo que se ha sido y tratar de ser lo que otros son. En este
proceso, los países en subdesarrollo han invertido amplios recursos en la formación de los
profesionales, cuyas capacidades son posteriormente aprovechadas por los países
industrializados.
Buena parte de los que se marchan han sido educados y formados con dinero público y se
van a aplicar sus conocimientos a otro país. Lo que se agrava en los países donde la
educación en su totalidad –incluida la universitaria-, es gratuita. Si tal como se estima el costo
por alumno en una universidad de un país sudamericano es de aproximadamente veinte mil
dólares a cuarenta mil dólares (según sea estatal o privada) durante cinco o seis años y
multiplicamos esa cantidad por los miles de profesionales que emigran, los países receptores
ahorran miles de millones de dólares solamente en el costo de la educación y la operación
sale rentable. En cierta manera, el dinero invertido en educación en los países de origen se
termina convirtiendo en un suplemento del presupuesto de los países desarrollados.
Para ver reflejado esto en números: desde el año 2002 al 2006 se ha solicitado la
homologación, convalidación y reconocimiento de un total de 127.821 títulos extranjeros de los
cuales un 95 % fueron estimatorios, la mayor cantidad de solicitud de licenciaturas
correspondieron a Ingeniería en Informática, Derecho, Psicología y a Medicina, ésta última
representa el 41 % del total de las solicitudes. En tanto la acreditación de títulos profesionales
españoles para establecerse en otros estados de la UE asciende en el año 2006 a 2.551
frente a las 24.578 presentadas por extranjeros para establecerse en España. Como muchas
regiones, América Latina experimenta desde décadas atrás la pérdida de población altamente
calificada, cuyo potencial beneficio no parece que se materializará a través del retorno.
Con especial atención debe atenderse a las economías más pequeñas, que son las más
afectadas por la emigración de sus profesionales. Por ejemplo, Uruguay, una economía de 3,5
millones de habitantes ha solicitado durante el año 2006 la homologación de más títulos
universitarios que África, Asia y Oceanía juntos y esto sólo en lo que refiere a los datos de
España. Entre los principales problemas que tiene este país para retener a sus cerebros “son
de dinero como la forma de considerar a la edad y la experiencia”. Las cuentas son muy
fáciles: las tasas de pago en el exterior respecto al país son de 10 y 20 veces más por la
misma experiencia y función y a diferencia de lo que sucede en Uruguay donde la juventud y
la inexperiencia son un problema, en estos países son ventajas altamente valoradas.
Recordemos que el conocimiento es un valor no sólo económico sino también público en la
medida en que contribuye al desarrollo social y beneficia no solo a los productores sino
también a los usuarios del mismo, por lo que cuando emigra un médico, un ingeniero, un
abogado… no sólo emigra un profesional, también emigra parte de la masa crítica que
contribuye a la construcción de las sociedades democráticas. Deben considerarse también las
pérdidas colaterales tales como la disminución de ingresos fiscales, inestabilidad de la clase
media, entre otros.
América no logrará elevar el nivel de su sistema educativo y retener al servicio del país a
numerosos de sus mejores talentos sin un cambio profundo en sus métodos selectivos que
coloquen en el puesto a ocupar no sólo a los más capacitados, sino también a personas
dinámicas totalmente dedicadas a su labor docente y con un compromiso serio de permanecer
en su país de origen.
TRATA DE PERSONAS
La trata de personas, comercio de personas o tráfico de personas es el comercio ilegal de
seres humanos con propósitos de esclavitud laboral, mental, reproductiva, explotación
sexual, trabajos forzados, extracción de órganos, o cualquier forma moderna
de esclavitud contra la voluntad y el bienestar del ser humano.
Es un delito internacional de lesa humanidad y viola los derechos humanos de la persona.
También, se lo denomina la esclavitud del siglo XXI.234 Es una violación a los derechos
humanos que atenta contra la libertad y la dignidad de las víctimas. Esto incluye la captación y
el transporte ilegal de personas.
El Protocolo de las Naciones Unidas para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de
Personas, Especialmente Mujeres y Niños (más conocido como Protocolo contra la trata de
personas) fue adoptado en Palermo Italia en el 2000, ratificado por España en 2003,y es un
acuerdo internacional adjunto a la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional. El Protocolo contra la trata de personas es uno de los tres
protocolos adoptados a fin de facilitar la aplicación de la Convención.5 El fin del acuerdo es
favorecer la cooperación internacional, las investigaciones y procedimientos penales contra
los criminales dedicados a la trata de personas. Un primer objetivo es proteger y asistir las
víctimas de tales crímenes en el pleno respeto de los derechos humanos. Se trata del primer
instrumento a nivel global para combatir la trata de seres humanos y el único hasta ahora que
atribuye una definición universal de este fenómeno. El Protocolo efectúa las siguientes
precisiones de interés:
- Por "trata de personas" se entenderá la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la
recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras de coacción, al
rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la
concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona
que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa exploración incluirá, como
mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los
trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la
servidumbre o la extraccción de órganos;
- El consentimiento dado por la víctima de la trata de personas a toda forma de explotación
intencional descrita no se tendrá en cuanto cuando se haya recurrido a cualquiera de los
medios enunciados antes.
- La captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de un niño con fines de
explotación se considerará "trata de personas" incluso cuando no se recurra a ninguno de los
medios enunciados.
El negocio de la trata mueve más de 32 000 millones de dólares por año en el mundo.6 Según
la OIT, más de 12,3 millones de personas sufren situaciones laborales similares a la
esclavitud. Cuatro millones son víctimas de la trata cada año. La mayor parte de las víctimas
son niñas, niños y mujeres. Entre el 10 y el 30 % de mujeres víctimas de la trata son menores
de edad. En América Latina, 2 millones de niñas, niños y adolescentes son víctimas de
explotación sexual, comercial o laboral (mendicidad).
Las remesas
Son ganancias que los emigrantes envían a su país de origen, normalmente a sus familiares.
El envío de fondos por parte de emigrantes es un evento que ha ocurrido desde el siglo XIX
con el aumento de las corrientes migratorias, pero recién a fines del siglo XX ha alcanzado un
desarrollo elevado debido a la mejora en los sistemas de comunicación a nivel mundial y al
mayor desarrollo de la banca a nivel internacional. Las remesas familiares son transferidas de
recursos de personas en el exterior, principalmente de Estados Unidos, aunque pueden ser de
cualquier parte del mundo que envían a personas diferentes.
Durante desastres o emergencias, las remesas pueden ser una fuente vital de recursos para
personas cuyas principales fuentes de ingresos pueden haber sido destruidas por conflictos o
desastres naturales. Según el Instituto de Desarrollo de Ultramar, la importancia de las
remesas está siendo cada vez más considerada por los actores que quieren ayudar a los
afectados.
En los recientes esfuerzos internacionales coordinados para reducir las posibles fuentes de
lavado de dinero y/o financiamiento terrorista ha incrementado el costo de enviar remesas
directamente incrementando los costos de las empresas que facilitan el envío e
indirectamente a la persona que lo recibe.
El impacto benéfico generado por las remesas en países en desarrollo es un tema polémico.2
Economistas del Banco Mundial discuten que la alta probabilidad de que los beneficiarios de
las remesas estén bancarizados significa que las remesas pueden promover el acceso a
servicios financieros tanto para el que envía como el que recibe, aclamando que apoyar a las
remesas es un aspecto fundamental para promover el desarrollo económico.3 Mientras tanto,
estudiosos de las migraciones han expresado preocupación sobre la habilidad de las remesas
para influir directamente en las causas del subdesarrollo económico.45
Generalmente se piensa que las remesas son anticíclicas. La estabilidad de los flujos de
remesas en crisis financieras y depresiones económicas las transforman en una buena fuente
de ingresos de moneda extranjera para países en desarrollo. Ya que las remesas enviadas
por emigrantes no paran al pasar de los años y no sólo corresponden a nuevos emigrantes,
las remesas pueden persistir a través del tiempo. Esto en particular sucede con los migrantes
circulantes quienes viajan constantemente entre su país originario y migratorio. A nivel estatal,
países con diversidad de destinos migratorios tienen mayor posibilidad de contar con un flujo
de remesas estable.3
LA POBREZA
La pobreza es la situación de no poder satisfacer las necesidades físicas y psicológicas
básicas de una persona o lo que se relaciona dentro de la vida del mismo, 1 por falta de
recursos como la alimentación, la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria, el agua
potable o la electricidad. La pobreza puede afectar a una persona, a un grupo de personas o a
toda una región geográfica.
También se suele considerar como pobreza a las situaciones en que la falta de medios
económicos impide acceder a tales recursos. Situaciones como el desempleo, la falta de
ingresos o un nivel bajo de los mismos. Asimismo la pobreza puede ser el resultado de
procesos de exclusión social, segregación social o marginación (de manera inversa, el que
una persona se vuelva pobre también puede conducirla a la marginación). En muchos países
del tercer mundo, la pobreza se presenta cuando no es posible cubrir las necesidades
incluidas en la canasta básica de alimentos o se dan problemas de subdesarrollo.2
En los estudios y estadísticas sociales se distingue entre pobreza y pobreza extrema (también
llamada miseria o indigencia), definiéndose la pobreza extrema como aquella situación en la
que una persona no puede acceder a la canasta básica de alimentos (CBA) que le permita
consumir una cantidad básica de calorías por día, y pobreza como aquella situación en la que
una persona no puede acceder a una canasta básica de bienes y servicios más amplia (CBT),
que incluye, además de los alimentos, rubros como los servicios públicos, la salud, la
educación, la vivienda o la vestimenta. 3 El Banco Mundial ha cuantificado ambas líneas,
estableciendo desde octubre de 2015, la línea de pobreza extrema (indigencia) en 1,90
dólares norteamericanos ($) por día y la línea de pobreza en 3,10 $ diarios.45
Según el Informe de Desarrollo Humano de 2014 del Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), uno de cada cinco habitantes del mundo vive en situación de pobreza o
pobreza extrema. Es decir, 1 500 millones de personas no tienen acceso a saneamiento, agua
potable, electricidad, educación básica o al sistema de salud, además de soportar carencias
económicas incompatibles con una vida digna.2
En la mayoría de contextos sociales la pobreza se considera algo negativo y penoso, si bien
en algunos ámbitos de carácter espiritual o religioso la pobreza voluntaria se considera una
virtud por implicar la renuncia a los bienes materiales —voto monástico de pobreza.
Históricamente la pobreza ha sido valorada de muy distinta forma según la ideología o
ideologías de cada época; así[aclaración requerida] ocurría en el pensamiento económico medieval.
Distinta de la pobreza voluntaria es la vida austera o vida sencilla, cercana a posiciones tanto
espirituales como ecologistas —decrecimiento.
Pobreza absoluta
A esta forma previa de ver la pobreza, centrada en las capacidades para realizar las propias
potencialidades, se opone otra definición igualmente antigua, aquella que ve la pobreza y la
condición de pobre (pauper) como un estado de privación o falta de recursos para poder
adquirir una “canasta de bienes y servicios” necesaria para vivir una vida mínimamente
saludable. Este enfoque fue sistematizado a comienzos del siglo XX por el británico Seebohm
Rowntree en Poverty: A Study of Town Life (1901), un estudio pionero sobre la pobreza que
se transformaría en el punto de partida y referencia de los futuros estudios sobre el tema. La
razón de ello es doble. Por una parte, este estudio se basa en una amplia investigación
empírica realizada en York, la ciudad natal de Rowntree, que abarcó nada menos que 11 560
familias, lo que equivalía a unas dos terceras partes de todas las familias de York. La segunda
razón es que para llevar adelante su investigación Rowntree elaboró una serie de conceptos y
métodos de medición que pasarían a formar instrumentos centrales en prácticamente todos
los estudios posteriores sobre el tema. Entre estos instrumentos se destaca la elaboración de
una “línea de pobreza”, que no solo incluía la alimentación, sino además el acceso a la
vivienda, a prendas de vestir adecuadas y otros objetos absolutamente necesarios para
mantener lo que Rowntree llamó “un funcionamiento puramente físico”. Esto le permitió definir
dos tipos de pobreza, la “pobreza primaria” y la “pobreza secundaria”. En pobreza primaria
vivían aquellas “familias cuyo ingreso total no era suficiente para obtener el mínimo necesario
para mantener un funcionamiento puramente físico”.15 En pobreza secundaria vivían las
familias que podían alcanzar ese mínimo, pero no disponían de excedentes.
Este enfoque de falta de recursos es el baremo más empleado mundialmente para determinar
la extensión de la pobreza, tal como lo muestran los cómputos realizados por el Banco
Mundial sobre la base de una “línea internacional de pobreza”. Esta línea fue tradicionalmente
fijada en 2 dólares estadounidenses ($) de 1985 per cápita, en paridad de poder adquisitivo,
para definir la pobreza y en 1 dólar para definir la pobreza extrema, absoluta o aguda. En
agosto de 2008, la línea de pobreza extrema fue reajustada a 1,25 $. Esta cantidad refleja el
promedio del ingreso mínimo necesario para sobrevivir en los diez a veinte países más pobres
del mundo.16 En octubre de 2015 el Banco Mundial actualizó el umbral internacional de
pobreza a 1,90 $/día.17
Pobreza relativa
Frente a este criterio o forma de medir la pobreza ha existido otro enfoque igualmente clásico
que apunta a la posibilidad de adquirir una canasta de bienes y servicios que puedan asegurar
una vida digna de acuerdo a las convenciones y estándares de una sociedad determinada. En
este caso tenemos la así llamada pobreza relativa, que varía con el desarrollo social que va
determinando, en cada época y sociedad, aquel mínimo de consumo bajo el cual más que ver
amenazada la supervivencia se cae en un estado de exclusión o imposibilidad de participar en
la vida social. El ejemplo clásico de esta forma de pobreza fue dado por Adam Smith en La
riqueza de las naciones al escribir:
“Por mercancías necesarias entiendo no solo las indispensables para el sustento de la vida, sino todas
aquellas cuya carencia es, según las costumbres de un país, algo indecoroso entre las personas de
buena reputación, incluso entre las de clase inferior. En rigor, una camisa de lino no es necesaria para
vivir. Los griegos y los romanos vivieron de una manera muy confortable a pesar de que no conocieron
el lino. Pero en nuestros días, en la mayor parte de Europa, un honrado jornalero se avergonzaría si
tuviera que presentarse en público sin una camisa de lino. Su falta denotaría ese deshonroso grado de
pobreza en el que se presume que nadie podría caer sino a causa de una conducta en extremo
disipada.”
El riesgo de esta forma de ver la pobreza y, en general, de toda la idea de la pobreza relativa
ha sido bien apuntado por Amartya Sen, quien hace un llamado a no perder de vista el “núcleo
irreductible de privación absoluta en nuestra idea de pobreza”. El riesgo es llegar a una
relativización total de “la pobreza” siguiendo la famosa frase de Mollie Orshansky acerca de
que “la pobreza, como la belleza, está en el ojo de quien la percibe”.19 Además, las
expectativas sociales se mueven constantemente en la medida en que una sociedad se
desarrolla, elevando sucesivamente nuestra vara de medir el umbral de lo que Smith llamaba
“ese deshonroso grado de pobreza”. De esta manera se puede relativizar y hasta banalizar el
concepto de pobreza, hasta el punto de decir que, por ejemplo, en Estados Unidos hay un
porcentaje mayor de pobres que, en los países del África subsahariana. También se puede
llegar a la conclusión de que la pobreza aumenta al aumentar el bienestar general de una
sociedad ya que las expectativas sobre el “mínimo socialmente aceptable” pueden aumentar
más rápidamente que el bienestar real de la población.
En el año 2000 el PNUD se fijó un nuevo reto: “Objetivos de Desarrollo del Milenio”, con la
finalidad de reducir a la mitad la cantidad de personas que viven en la extrema pobreza para
el año 2015. Para ello, pretendía potenciar las soluciones de los gobiernos nacionales,
favoreciendo el acceso a los bienes productivos y vinculando los programas de lucha contra
la pobreza con las políticas económicas y financieras internacionales. Su meta: que la
globalización beneficie a los pobres, a través del alivio de la deuda y de la orientación de la
inversión. Hasta ahora, ya casi ha alcanzado su propósito en algunas comunidades aisladas
de Europa y en las zonas Este y Sudeste de Asia. Es un paso, pero si los pobres extremos
representan casi al 25 por ciento de la población mundial, aún queda mucho por hacer para
poder reducir esa cifra al 12 por ciento en el 2015.
A pesar de estos datos optimistas, el panorama actual no se presenta tan alentador: según un
estudio conjunto del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, entre cincuenta y
noventa millones de personas más se hundirán en la pobreza extrema (menos de un
dólar diario) a consecuencia de la crisis económica global que nos está afectando estos días.
Ambas Instituciones alertan de que a este ritmo los países en desarrollo serán incapaces de
alcanzar la mayoría de los objetivos establecidos por el PNUD en el Desarrollo del Milenio.
Antes definíamos la pobreza como una falta de ingresos suficientes para su superación. Ahora
el concepto va mucho más allá: también es la denegación a vivir una vida larga, sana y
creativa, a disfrutar de un nivel decente de vida, a la libertad, dignidad, al respeto por uno
mismo y por los demás.