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1.

Organización de la seguridad e higiene en el trabajo:


El método más eficaz para obtener buenos resultados en la prevención de los
accidentes de trabajo abarca los elementos siguientes:
• Reconocimiento de la importancia de la responsabilidad del empleador de
garantizar que el lugar de trabajo sea seguro y no presente riesgos para la
salud de los trabajadores.
• Adopción de una política de seguridad e higiene del trabajo que prevea el
establecimiento de una buena organización de la seguridad e higiene en la
empresa.
• Estímulo de una amplia participación de los trabajadores en las actividades
de seguridad e higiene en el lugar de trabajo, con inclusión de la creación de
comités de seguridad, servicios de inspección e investigación de los
accidentes, y el nombramiento de especialistas.
Es igualmente importante que los trabajadores estén suficientemente informados de
la índole de los riesgos profesionales a que pueden estar expuestos; esto se debe
considerar como un derecho fundamental. Además, los trabajadores deben tener
siempre derecho a retirarse de una situación de trabajo que tienen razones para creer
que entraña un peligro inminente y grave para su vida o su salud.
La responsabilidad de la seguridad y la higiene en una empresa no puede aislarse de
funciones cotidianas como la administración, la producción, el mantenimiento y otras
actividades de servicio conexas. Esta responsabilidad debe constituir un aspecto
integrante del lugar de trabajo y seguir la estructura administrativa desde el personal
directivo de categoría superior hasta los supervisores de la cadena de producción.
el, independientemente de su tamaño. Esas actividades deben realizarse de manera
que las necesidades de seguridad e higiene de la empresa estén constantemente
tomadas en consideración en todos los niveles, promoviendo la adopción de medidas
positivas que den prioridad a las soluciones en lugar de limitarse simplemente a
reconocer los peligros. Las actividades resultan sumamente eficaces cuando sus metas
corresponden a las demás metas de la administración de la empresa.
Se debe dedicar tiempo y energías suficientes para realizar estas actividades de
capacitación. Los trabajadores nuevos deben recibir una orientación sobre sus tareas
para que aprendan a desempeñar su trabajo de una manera segura. Esta capacitación
inicial debe ir seguida de una capacitación regular de actualización. Los miembros del
comité de seguridad y los representantes de seguridad deben recibir una formación
especializada para apoyar y facilitar el mejoramiento del entorno de trabajo. La
capacitación de los directores, gerentes y supervisores es particularmente importante
y se debe hacer hincapié en las medidas destinadas a mejorarla.
2. Criterios de seguridad:
El estudio de los riesgos profesionales en la industria moderna ha revelado la
naturaleza sumamente compleja de las posibles causas de los accidentes de trabajo y
las enfermedades profesionales.

Accidentes de trabajo:
Las causas de los accidentes de trabajo nunca son sencillas, incluso en los accidentes
aparentemente banales, lo que explica la multiplicidad y variedad de clasificaciones de
tales accidentes. Las estadísticas muestran que las causas más corrientes no estriban
en las máquinas más peligrosas (como las sierras circulares, las máquinas moldeadoras
de broca o las presas mecánicas, por ejemplo) o en las sustancias más peligrosas
(explosivos, líquidos inflamables volátiles, sustancias químicas), sino en actos tan
comunes como tropezar, caerse, manipular o utilizar objetos sin cuidado o emplear
instrumentos manuales, o ser golpeado por algún objeto que cae. Asimismo, las
víctimas más frecuentes de accidentes no son los discapacitados sino, por el contrario,
las personas más aptas desde el punto de vista físico y psico sensorial, es decir, los
trabajadores jóvenes.
Se debe tener presente que en la industria moderna en el lugar de trabajo existen
diversos riesgos visibles e invisibles. Entre los peligros visibles cabe incluir los andamios
sin protección, los socavones en el suelo, el goteo o la fuga de sustancias químicas o la
zona de trabajo no cerrada de un robot. Los riesgos invisibles son cada vez más
comunes y peligrosos. Incluyen los gases inertes, los gases de soldeo, el ruido, las
vibraciones o los efectos imprevisibles de una mezcla de productos químicos.
Un accidente es frecuentemente el resultado de un concurso de factores técnicos,
fisiológicos y psicológicos; depende de la máquina y del ambiente (iluminación, ruido,
vibraciones, emanaciones de sustancias, falta de oxígeno), así como de la postura del
trabajador y la fatiga imputable al trabajo, pero también de circunstancias
relacionadas con el trayecto entre el domicilio y el lugar de trabajo y otras actividades
desarrolladas fuera de la empresa, así como del malhumor, las frustraciones, la
exaltación juvenil y otros estados físicos o mentales específicos.
En los países en desarrollo vienen a sumarse la malnutrición, las enfermedades
endémicas, la inadaptación al trabajo industrial y los inmensos cambios que la
industria ha provocado en la vida y las costumbres personales y familiares de los
trabajadores. Por consiguiente, no es de sorprender que se conceda actualmente una
creciente atención a los riesgos de accidentes inherentes al comportamiento humano,
dentro o fuera de la fábrica, y que se examinen los problemas vinculados con la
protección de la salud y el bienestar del trabajador desde un punto de vista global.
La primera precaución que se ha de tomar para evitar los accidentes consiste en
eliminar las causas potenciales, tanto técnicas como humanas, como el respeto de las
reglas y normas técnicas, la inspección y el mantenimiento cuidadosos de la
maquinaria, la formación de todos los trabajadores en materia de seguridad y el
establecimiento de unas buenas relaciones de trabajo.
El 30 por ciento de todos los accidentes ocurren en las operaciones de manipulación;
el estudio del trabajo puede contribuir a disminuir su frecuencia reduciendo
sencillamente el número de operaciones y el trayecto de los productos.

Enfermedades relacionadas con el trabajo:


La situación en lo que se refiere a las causas de las enfermedades profesionales y al
modo de prevenirlas es igualmente compleja. El progreso técnico ha sido tan rápido
que a menudo ha creado riesgos nuevos y totalmente desconocidos que han
provocado enfermedades profesionales incluso antes de que éstas se reconocieran
como tales. Sin embargo, ese mismo progreso técnico ha proporcionado instrumentos
sumamente eficaces para el diagnóstico precoz de los signos o síntomas patológicos de
origen profesional e incluso métodos para evaluar los niveles de exposición al riesgo
antes de que tenga efectos biológicos. De ahí que el estudio y la vigilancia del medio
ambiente de trabajo hayan adquirido una importancia fundamental para prevenir las
enfermedades profesionales.
Las medidas de higiene industrial son similares a las que se han mencionado
anteriormente con respecto a la prevención de los accidentes. No obstante, cabe
señalar un aspecto importante. La higiene en el trabajo se estudia desde hace mucho
menos tiempo que la seguridad. Se trata de una disciplina que supone a la vez
conocimientos médicos y técnicos, por lo que es esencial que la dirección de la
empresa se ocupe del problema y adopte los medios más adecuados para resolverlo;
sin embargo, no hay un sistema de aplicación universal, puesto que cada uno debe
responder a las circunstancias propias de la empresa y de sus trabajadores.
Con todo, es posible señalar ciertos criterios básicos generales en materia de higiene
industrial. Primeramente, en la esfera de la seguridad mecánica se ha observado que,
en lo que concierne a la higiene industrial, el método más eficaz de prevención es el
que se adopta en la etapa de diseño, ya se trate de un edificio, una instalación o un
proceso de producción, puesto que cualquier mejora o modificación hecha
posteriormente puede resultar demasiado tardía para proteger la salud del trabajador,
y será ciertamente más costosa. Las actividades peligrosas (por ejemplo, las que
producen contaminación ambiental, ruido o vibraciones) y las sustancias nocivas que
puedan propagarse en el aire del lugar de trabajo deberán ser sustituidas por
actividades o sustancias inofensivas o menos nocivas.
Se debe dar prioridad a las medidas preventivas técnicas insistiendo en el uso eficaz de
las tecnologías de control. Cuando sea imposible proporcionar un equipo de
protección colectiva, deberá recurrirse a medidas complementarias de organización
del trabajo, que en ciertos casos podrán comprender una reducción del período de
exposición al riesgo. Si las medidas técnicas y administrativas colectivas no reducen la
exposición a niveles aceptables, deberá dotarse a los trabajadores de un equipo de
protección personal adecuado. No obstante, con exclusión de casos excepcionales o de
tipos especiales de trabajo, el equipo de protección personal no debe considerarse el
medio fundamental de seguridad. Y ello no sólo por razones fisiológicas, sino como
cuestión de principio puesta que el trabajador puede, por muy diversos motivos, no
utilizar ese equipo.
3. Prevención de accidentes en el trabajo:

Prevención y protección contra los incendios:


La prevención de incendios y, en ciertos casos, de explosiones, así como las medidas
apropiadas de protección, deberían ser objeto de una atención particular, sobre todo
en los países de clima cálido y seco y en ciertas industrias donde los incendios pueden
provocar extensos daños materiales y, si se declaran en horas de trabajo, lesiones e
incluso la muerte. Se debe dedicar especial atención a las medidas para evitar los
incendios (prevención de incendios) y a las destinadas a reducir la amenaza de lesiones
y muertes y a limitar la extensión de los daños (protección contra los incendios).
• El primer principio de la prevención de incendios es diseñar los edificios, los
procesos y las instalaciones de almacenamiento de modo que se limite la
posible confluencia de oxígeno, combustible y un aumento de la temperatura.
En todos los lugares de trabajo existe el peligro de incendios. Se debe dar la
máxima prioridad a la localización del incendio lo antes posible y, con los
medios y medidas de que se dispone, reducir la posibilidad de que el incendio
crezca y se disperse a otras partes del lugar de trabajo.
• El segundo principio consiste en eliminar o reducir las fuentes de calor o
ignición para limitar el aumento de la temperatura. Se deben adoptar medidas
como la limitación de la llama abierta.
La dirección debe siempre organizar la preparación para los posibles incendios
de acuerdo con las pautas siguientes:
✓ Todo lugar de trabajo debe disponer de un plan de emergencia con
información en la que se detalle lo que cada trabajador debe hacer de
producirse un incendio u otra situación de emergencia.
✓ Debe haber por lo menos dos salidas libres, clara y adecuadamente marcadas,
que conduzcan a lugares seguros
✓ Debe haber un dispositivo para comunicar al personal con la necesidad de
evacuar, como un sistema de alarma. Este debe producir una señal
suficientemente audible para que todos los trabajadores oigan la alarma.
✓ Debe existir siempre un número suficiente de extintores de incendios del tipo
adecuado para el riesgo de que se trate, que deberán estar colocadas en
lugares apropiados. Cada extintor debe tener adosada una etiqueta con
instrucciones fáciles de leer y una indicación del tipo de riesgo para el que se
utiliza.
✓ Todo trabajador debe tener una capacitación práctica con respecto a la
utilización adecuada del extintor, en particular para saber cuándo se debe
utilizar y cuándo no. Esa capacitación debe abarcar también los aspectos de
seguridad en la utilización de un extintor.
✓ La existencia de una protección automática contra incendios como aspersores
de agua ha resultado muy eficaz para proteger las vías de escape de los
trabajadores, así como para luchar rápidamente contra el fuego. Esto es
particularmente cierto en algunas industrias de alto riesgo como las de
productos químicos y textiles.
Un incendio puede declararse en un lugar de trabajo cualquier día y a cualquier hora.
Una preparación adecuada puede atenuar considerablemente la extensión de las
lesiones o de los daños a los bienes. Las seis características esenciales de la
preparación son las siguientes:
1) Un medio de avisar a todos los trabajadores para que se dirijan a un lugar seguro.
2) Un plan de emergencia en el que se detalle lo que debe hacer cada uno durante un
incendio u otra situación de emergencia.
3) Un cuerpo de bomberos debidamente capacitado que efectúe ejercicios regulares
de lucha contra incendios y de evacuación.
4) Inspecciones periódicas de las vías de evacuación, con inclusión de las salidas de
emergencia, el equipo de lucha contra incendios, los sistemas de alarma y los sistemas
de protección automática contra incendios y los riesgos de incendio;
5) Un método para avisar rápidamente al cuerpo de bomberos y para asegurarse de
que conoce las instalaciones, los procedimientos y los planes y el equipo de protección
contra incendios.
6) Ejercicios periódicos de alarma y evacuación.

Lucha contra los principales peligros:


La posibilidad de que se produzcan graves accidentes industriales se ha hecho mayor al
aumentar la producción, el almacenamiento y la utilización de sustancias peligrosas.
Incendios, explosiones o una intensa dispersión de sustancias tóxicas pueden causar la
muerte o lesiones a los trabajadores y a la población en general, requerir la evacuación
de comunidades e influir negativamente en el medio ambiente en general. Debido a la
complejidad de tales actividades industriales, la lucha contra accidentes graves tiene
que basarse en un enfoque sistemático.
Los componentes básicos de los sistemas de lucha contra los riesgos
principales son:
✓ Determinación de las instalaciones que entrañan riesgos importantes. Las
autoridades públicas y la dirección de las empresas deben establecer, con
carácter prioritario, un sistema para indicar las instalaciones industriales en las
que existen riesgos graves. Esto puede efectuarse por medio de una lista de
sustancias químicas o de categorías de sustancias químicas peligrosas y de las
cantidades límites correspondientes.
✓ Información acerca de la instalación industrial. Una vez que se conocen esas
instalaciones, hace falta recopilar información adicional sobre su diseño y
funcionamiento. Esta información, presentada frecuentemente en forma de
un informe sobre seguridad, debe reunirse y ordenarse sistemáticamente y
estar al alcance de todas las personas involucradas de la empresa, como la
dirección y los trabajadores, y de fuera de la empresa, como los órganos
estatales que puedan necesitarla a los efectos de concesión de licencias o de
inspección.
✓ Medidas que se han de adoptar dentro de la instalación. La dirección tiene la
responsabilidad principal del funcionamiento y el mantenimiento de una
instalación segura. Por consiguiente, se requiere una política correcta de
seguridad. Las inspecciones técnicas, las actividades de mantenimiento, la
modificación de la instalación y la capacitación y selección del personal
adecuado deben llevarse a cabo de acuerdo con procedimientos correctos.
✓ Plan de emergencia. Todos los elementos anteriores se concentran en la
prevención de accidentes importantes. Los planes de emergencia tienen por
objeto mitigar las consecuencias de accidentes graves y parten del supuesto
de que no se puede garantizar la seguridad absoluta. Además de las medidas
más arriba mencionadas, la dirección de la empresa es posible que tenga que:
- Crear y capacitar a un cuerpo de bomberos.
- Prever sistemas de alarma con una línea directa al cuerpo de bomberos o a las
fuerzas públicas de emergencia.
- Establecer un plan de emergencia, que incluya información acerca de las
sustancias peligrosas y sus antídotos, directrices para actuar en caso de
emergencia y unas vías de alarma y comunicación.
- Mantener una coordinación con las autoridades con respecto a su plan de
emergencia.
Al establecer un plan de emergencia se debe hacer una distinción entre la planificación
en el lugar y fuera del lugar. Un plan claro y adecuadamente estructurado se ha de
basar en un informe de seguridad bien preparado y que pueda emplearse rápida y
eficazmente si se produce un accidente importante.

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