Seccion Historia de Himnos

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HISTORIA DE NUESTROS HIMNOS PENTECOSTALES

Nuestras Raíces
Cada canto que compone el himnario Pentecostal tiene un origen de una
vivencia de su autor y lo que es más importante, su inspiración, provista por
el espíritu santo. Es que ninguno de ellos fue creado pensando en entretener o
tocar los sentimientos del ser humano que ni sus propios autores pensaron
que estos himnos se perpetuarían a través de los tiempos. Algunos con
palabras sencillas, otros con humildad, describen lo que Dios ha hecho y
representa para ellos. Lávame en tu sangre Salvador, límpiame de toda mi
maldad, Cariñoso salvador, Padre a tus pies me postro, son letras o
exclamaciones que nunca, pero nunca deben faltar en nuestros labios. La
adoración y la alabanza a Dios, no depende de un ritmo lento o rápido, lo
que busca el Padre, son adoradores en espíritu y en verdad.

Damos gracias a Dios que estos hombres y mujeres, nos dejaron un legado,
un tesoro que todo cristiano debe valorizar. 
Himnos cristianos

Los himnos son cantos de alabanza y exaltación a Dios. Su uso en la práctica


cristiana se menciona desde el Nuevo Testamento, en Mateo 26:30 cuando
después de haber cenado Jesucristo y sus discípulos, se relata que juntos
cantaron un himno cuyo nombre no se menciona.
Durante la Reforma Protestante la apreciación de los himnos dio lugar a por
lo menos dos tipos de enfoques musicales. Uno era
principalmente calvinista y radical, y consideraba que la música cristiana
tendría que contener casi citas de la Biblia, o de lo contrario, sería rechazada
y prohibida. En algunas iglesias, en vez de himnos, se coreaban solamente
salmos bíblicos con melodías muy básicas que frecuentemente no tenían
acompañamiento instrumental. Esto fue conocido como «salmodia exclusiva».
Hoy en día algunas iglesias presbiterianas, por ejemplo, al oeste de Escocia,
todavía conservan dicha tradición.
Otro enfoque reformista más flexible permitió un estallido de composiciones
musicales y cantos congregacionales. Uno de los reformistas de este tipo
fue Martín Lutero, quien no sólo participó en la reforma religiosa sino
también fue autor de muchos himnos, incluyendo Ein feste Burg unser Gott
ist (Castillo fuerte es nuestro Dios), que se canta hoy en día incluso por
algunos católicos, y Gelobet seist du, Jesu Cristo (Alabanza a Tí Jesucristo).
A menudo, Lutero y sus simpatizantes utilizaban himnos o coros para enseñar
principios de la fe.
El primer himnario protestante fue publicado en Bohemia en 1532. Por otro
lado, el Conde Zinzendorf, líder de la Iglesia Morava en el siglo XVIII,
escribió unos 2,000 himnos. También los primeros escritores ingleses tendían
a parafrasear textos bíblicos, especialmente los Salmos, por ejemplo Isaac
Watts a quien se le reconoce como un un gran compositor de himnos, y se le
acredita el primer himno inglés: «Behold the glories of the Lamb» (He aquí
la gloria del Cordero). Los himnos y cantos corales también eran comunes en
la iglesia anglicana.
Otros escritores posteriores innovaron aún más sus obras, incluyendo en sus
textos la alegoría y la metáfora y procurando dar un mensaje cristiano de
edificación. Los himnos de Charles Wesley y su hermano John, destacaron
no sólo dentro del metodismo, sino en muchísimas iglesias protestantes, ya
que desarrollaron un enfoque en el que se expresaban
los sentimientos personales que reflejaban una lírica que hablaba de una
relación personal con Dios, y el deseo de Su alabanza.
Las contribuciones de Wesley, ahunado al Segundo Gran Despertar en los
Estados Unidos, contribuyeron a formar los antecedentes de un nuevo estilo
que se conocería como gospel. Así comenzó una nueva etapa en la historia de
la música cristiana, en la que hubo una explosión de composiciones cristianas
por letristas y músicos, de los cuáles destacan Fanny Crosby, Lina Sandell,
Philip Bliss, Ira D. Sankey, y otros compositores que participaron en
avivamientos, reuniones campestres, y cruzadas evangelísticas. El estilo o
forma melódica de tales obras, generalmente se designa como «canciones
gospel», a diferencia de los himnos. Las canciones gospel incluyen
un estribillo (o coro) y por lo general (aunque no siempre) un tempo más
rápido que los himnos. Como ejemplos de la distinción, «Amazing Grace» es
un himno (sin estribillo), mientras que «How Great Thou Art» es una canción
gospel.
Durante el siglo XIX, las canciones gospel se extendieron rápidamente en el
protestantismo y el cristianismo no denominacional, mientras que eran
conocidos en mucho menor medida en el catolicismo, y era casi desconocido
en las iglesias ortodoxas orientales que se quedaron básicamente con la clase
de cantos antiguos.
Como resultado de las innovaciones musicales y el paso del tiempo, se fueron
combinando elementos de la música cristiana de épocas pasadas con nuevos
estilos que estaban formando los cristianos afroamericanosestadounidenses,
quienes componían desde himnos, hasta los llamados espirituales negros, y
canciones de trabajo que reflejaban la fe cristiana. Los cantos se fueron
diversificando hasta formar propiamente el género góspel y abrieron paso
para ampliar aún más la variedad de estilos musicales subsecuentes.
Los negros espirituales eran cantos acompañados de gran contenido coral y
participación de la congregación cristiana, y estos se hicieron presentes en
iglesias metodistas, episcopales, bautistas, no denominacionales, entre otras.
[16]
La música cristiana fue transformándose poco a poco hasta consolidarse lo
que se conoce como la llamada música cristiana contemporánea que se ubica
desde la segunda mitad del siglo XX. Esta fue cultivándose principalmente
por parte de diversas denominaciones destacando las evangélicas.

Historia del Himno En la Cruz (Himno 192: Me Hirió el Pecado)


 Nunca sabemos qué tan profundamente nuestras acciones pueden afectar la
vida de otros. Este himno de Isaac Watts ciertamente ha tocado el corazón de
millones a través de los siglos. Después de pintar los profundos contrastes
entre la muerte sacrificial del creador todopoderoso y la indignidad de la
criatura pecadora, concluye con la consagración: «Confiar en él es mi
placer, morir no temo yo».
 Una mujer ciega de treinta y ocho años escuchó al coro de una campaña
cantar cada estrofa de este sencillo himno y su corazón se conmovió, pero
cuando el coro llegó a la última estrofa, «Divino Espíritu, que hoy, me da
perfecto amor», allí mismo se entregó al Señor. Esa mujer ciega fue Fanny
Crosby, que llegó a ser la más grande compositora de himnos del siglo 19.
Nunca sabremos qué tan profundamente nuestras vidas pueden tocar la vida
de otros.

Himno 394: Cuán gloriosa será la mañana


 
 Letra: Felicia Beltrán, Mariano Beltrán
Música: Roberto C. Savage (1914-1987)
 
Desafortunadamente los hispanohablantes hemos sido muy descuidados con
la historia de los himnos que han nacido de nuestra propia lengua. Esto ha
ocurrido en parte porque muchas personas han compuesto himnos en nuestra
región y se han dado a conocer de boca en boca como una especie de
tradición oral, y en medio de esta cadena se termina perdiendo la
información sobre los escritores y las circunstancias en las que nacieron
estos himnos.
 
Sobre este himno en particular se sabe que fue escrito por los hermanos
Felicia y mariano Beltrán aparentemente a mediados del siglo XX. La
melodía fue compuesta por el misionero Robert C. Savage quien sirvió en
varios países de América latina. También trabajó en la estación radial HCJB
como locutor, escritor, promotor y administrador. Robert tradujo varios
himnos a nuestro idioma y creó la música y arreglo para muchos otros.
También compiló varios cancioneros o himnarios. En los textos donde se le
menciona se dice que era conocido por su espíritu alegre.
 
Himno 252: En el monte Calvario (En un monte lejano)
 
Título en Inglés: The Old Rugged Cross
Música y Letra: George Bennard
Arreglo: Charles H. Gabriel
Año: 1912
 
George Bennard nació en Youngstown, Ohio pero se radicó en Iowa. Él y su
esposa se habían convertido en una reunión del Ejército de Salvación y se
convirtieron en líderes de la Iglesia Metodista. Antes de componer este
himno, Bennard había estado estudiando a profundidad sobre la Cruz y pasó
muchas horas meditando en ella. “Vi al Cristo de la Cruz como si estuviera
viendo a Juan 3:16 salir de la página impresa y tomar forma para realizar el
acto de redención.” Fue durante este momento que las palabras de este
himno vinieron a él.
 
Charles H. Gabriel, un conocido compositor de música góspel, ayudó a
Bennard con la armonía de este himno. “En el Monte Calvario” fue cantado
en su versión completa por primera vez el 7 de Junio de 1913, por un quinteto
acompañado de una guitarra
 
Himno 214: En Jesucristo Mártir de Paz
 
Nombre en Inglés: Blessed Assurance
Letra: Fanny Crosby
Melodía: Phoebe Knapp
Año: 1873
 
Fanny Crosby visitaba a su amiga Phoebe Knapp mientras le instalaban un
órgano grande en su casa. El órgano estaba incompleto, así que la señora
Knapp, usando el piano tocó una melodía que acababa de componer.  Al
preguntarle a Fanny Crosby qué le venía a la mente al escuchar la melodía,
su respuesta fue el título de este himno. Fue publicado en 1873.
 
Himno 82: ¡Feliz el día!  (Día Feliz)
 
Título en Español: Oh feliz día, eso arregló mi elección
Letra: Philip Doddridge
Música: Edward F. Rimbault
 
Cuando Elizabeth Doddridge dio a luz a Philip, ya había sufrido los dolores
de parto más de veinte veces. Dieciocho de sus hijos habían desaparecido
durante la infancia. Al momento del alumbramiento la partera pensó que
Philip había nacido muerto y se dedicó a atender a la madre. En ese
momento Philip lloró. En ese momento Monica se encontró que la vida de su
hijo había sido salvada para un propósito. Pasó los siguientes seis años
haciendo lo mejor que pudo para enseñarle las escrituras.
 
Philip perdió a su madre cuando solo tenía 8 años, y cuatro años después
también quedó sin padre. En su diario escribió: “Dios es un padre
inmortal. Mi alma se regocija en él. Él me ha ayudado y cuidado de mí hasta
el momento. Mi devoción de ahora en adelante será el ser un hijo más
amoroso, laborioso y agradecido.” Quedó bajo el cuidado de alguien
conocido como Downes, quien vendió toda su herencia y lo abandonó. El
ministro Samuel Clark se encargó de él y lo trató como a un hijo, guiándolo
en su educación y animándolo en su vocación al ministerio de la predicación.
 
Doddridge fue pastor de una iglesia independiente y enseñó en un seminario
para misioneros disidentes en el siglo XVIII. Durante este tiempo escribió
varios himnos entre ellos el conocido ¡Feliz el día! Este himno ha sido
llevado a la música en distintos formatos y melodías a través de los años. La
melodía con la que todos lo conocemos fue compuesta a mediados del siglo
XIX por Edward F. Rimbault.

 
 Himno 85: ¡Firmes y Adelante!
 
Título en Español: Adelante Soldados Cristianos
Letra: Sabine Baring-Gould 1865
Música: Arthur Sullivan 1871
 
Witmonday era un festival celebrado por las escuelas. Ese día los niños se
dirigían desde el puente de Horbury hasta la Iglesia de San Pedro de Horbury
cerca de Wakefield en Yorkshire. Durante esta procesión los niños llevaban
una cruz y varias pancartas. Sabine quería escribir un himno que animara a
los todos durante la procesión, haciendo referencia a los textos en la Biblia
donde se compara a los cristianos con soldados. Se dice que todas las
estrofas las escribieron en 15 minutos, y el mismo Barin-Gould luego se
disculpó porque descubrió que algunos versos estaban mal, y permitió que se
modificara parte de la letra.
 
Gould originalmente compuso la melodía para este himno afectado en
movimiento lento de la sinfonía en Re No. 15 de Joseph Haydn, y se lo publicó
en 1871. Sin embargo no se hizo popular entre los cristianos con esta
melodía, sino con la compuesta por Arthur Sullivan la cual él bautizó a St.
Gertrude en honor a la esposa de un amigo.
Himno 66: ¡Nos veremos junto al río!
 
Música y Letra: Robert Lowry
Año: 1864
Title in English: ¿Nos reuniremos en el río?
 
Borbert Lowry era profesor de literatura de la Iglesia Bautista, y fue
compositor de una gran cantidad de himnos. El 4 de julio de 184, mientras
Lowry se encontraba descansando en su sofá, empezó a meditar en cómo
sería el cielo. Por su mente pasó el trono dorado rodeado de una multitud de
santos reunidos al lado del hermoso río de cristal. Se sintió sobrecogido por
un sentimiento de alegría. Entonces se preguntó por qué había tantos himnos
que hacían referencia al valle de la muerte pero tan pocos que contaran sobre
el río de la vida. Mientras meditaba en esto comenzó a su mente la letra y
música de Nos Veremos Junto Al Río.
 
Desde entonces, este himno ha transmitido alegría y esperanza a millones de
cristianos en todo el mundo.
Para mí este himno tiene un significado especial pues mi tío David siempre
mencionaba estas palabras al despedirse, hasta que un día fueron
ciertos. Nos veremos junto al río tío.

Himno 190: ¡A combatir!


 
Letra: Leila Morris (1862-1921)
Música: Desconocido
 
Mientras aún era una niña, se mudó con su familia a Malta, OH. Más tarde,
ella y su hermana y su madre dirigían una tienda de sombrerería en
McConnelsville, OH. En 1881, se casó con Charles H. Morris. La pareja
estuvo activa en la Iglesia Episcopal Metodista y asistió a reuniones de
campamento en lugares como el Old Camp Sychar, Mount Vernon, OH y
Sebring Camp, Sebring, OH. En la década de 1890, comenzó a escribir
himnos y canciones de góspel; Se ha dicho que ella escribió más de 1.000
canciones y melodías, y que hizo mientras hacía sus tareas domésticas. 

 
Himno 393: Señor mi Dios
 
Title in English: Qué grande eres
 Letra: Carl Gustav Boberg
 Música: Stuart K. Hines
Año: 1885
 
Este himno pasó por un largo viaje lleno de transformaciones antes de
obtener la letra y melodía conocida por todos. Originalmente fue escrito el
Reverendo Carl Gustav Boberg, un predicador Sueco, en 1885, bajo el título
O Stor Gud. Boberg publicó el poema en su periódico Sanningsvittnet en
1886. Cuando Carl Boeng escribió este poema, no lo hizo con la intención de
que se le añadiera música. Un soleado día en 1885 el pastor y senador sueco,
Carl Boberg, regresaba de una reunión. Se encontraba caminando por el
campo cuando súbitamente fue alcanzado por una tormenta veraniega. Al
refugiarse entre unos árboles mientras escampara. Boberg, reflexionó en la
grandeza de Dios, y así nació “Cuán grande es Él”. Fue traducido al alemán
en 1907 y luego llevado a Rusia en 1912, 5 años antes de la Revolución. Un
misionero inglés, Stuart K. Hine, lo aprendió en ruso y lo tradujo, agregando
la cuarta estrofa en 1948, y luego fue traducido al español en 1958, por un
argentino.

La primera y tercera estrofas se basan en el himno original de Boberg, la 2ª


nació es Rusia, y la 4ª en Inglaterra. A través de 70 años y 5 idiomas nos ha
llegado este majestuoso himno que une los corazones del pueblo de Dios, sin
fronteras, para alabar al Creador Omnipotente.

Fueron los esposos Hine quienes escucharon este himno cantado en Suecia y
lo tradujeron al idioma Inglés. Durante sus experiencias en los Montes
Cárpatos obtuvo la inspiración para escribir las primeras tres estrofas de
este himno. En una pequeña aldea se encontró el Sr. Hine cantando en las
calles un himno y leyendo el capítulo 3 del Evangelio de Juan. Entre los
oyentes se encontro un profesor de la escuela. Se desató una tormenta y el
maestro de escuela se ofreció a hospedarlo en su casa. Mientras el Sr. Hine
escuchaba los relámpagos y truenos hacer eco en las montañas, se inspiró
para escribir la primera estrofa del himno. Al regresar a Inglaterra compuso
la melodía con la que se hizo popular este himno.
 
En la década de 1950 este himno se hizo muy popular en los estados unidos.
 
Sublime Gracia
 
Título en Español: Sublime Gracia
Letra: John Newton
Año: 1773
 
John Newton era un capitán de barco conocido por su vulgaridad y su forma
de ser tosca, por ser blasfemo y arrogante. Miembro de Marina Real Inglesa
se dedicaba al comercio de esclavos en las costas de Suráfrica. Se cuenta que
una noche una tormenta abatió terriblemente su embarcación que el miedo lo
llevó a pedir a Dios misericordia. Este fue el inicio de su conversión al
Cristianismo y aunque sus actividades en el comercio de esclavos
continuaron por unos años, se mejoraron y mejoraron la teología.
 
En 1764 fue ordenado en la “Church of England” y fue nombrado cura de
Olney, Buckinghamshire, donde comenzó a escribir himnos junto con el poeta
William Cowper. Escribió el himno Sublime Gracia para ilustrar el sermón
de año nuevo de 1773, como testimonio de su conversión. Sublime gracia es
tal vez el himno más conocido en el idioma inglés.
 
 
Historia del himno Castillo Fuerte es Nuestro Dios

Martín Lutero, el gran líder de la Reforma, escribió la letra y la música del


famoso himno "Castillo Fuerte es Nuestro Dios". 

Como un escritor ha dicho: "Lutero era músico desde la cuna. Como niño
tenía una voz esplendorosa para cantar. Su entretenimiento favorito era
tomar su laúd todos los días después de haber comido y apartarse por media
hora para tocar y cantar. Mientras él estaba estudiando en una escuela del
Monasterio Franciscano siendo muy joven, muchas veces usó su magnífica
voz para cantar frente a las ventanas de los ricos para obtener limosnas y
poder dárselas a los pobres. Decía Lutero: "A quien no le guste la música,
nunca podrá ser mi amigo". Él dijo que la música era un "don y una gracia
de Dios. Podía ahuyentar a Satanás y hacer que el hombre olvidara todo
enojo". Su deseo era componer himnos para que el mensaje de Dios fuese
propagado por medio del canto. El deseaba que todos sus compatriotas
tuviesen himnos y leyesen la Biblia en su propia lengua.

Al leer la Biblia oirían la voz de Dios y al cantar himnos, ellos hablarían con
Dios. Antes de Martín Lutero, la música era usada solamente por los
sacerdotes de las iglesias o coros selectos en latín. Pero el gran Reformador
introdujo al mundo la himnología congregacional. El primer himnario
protestante fue el publicado en Wittenberg, Alemania, en 1524. Este librito
tenía solamente 8 himnos, 4 de ellos escritos por Martín Lutero.

En poco tiempo la demanda de este librito fue grande. La gente aprendió y


cantó los himnos con mucho entusiasmo y Alemania llegó a ser un "mar de
cantos". En esta forma, Martín Lutero vino a ser aceptado y conocido como el
padre de la himnología congregacional. Es rara la vez que se encuentra un
individuo como Lutero que escriba la música y la letra de sus himnos
inspirados. De sus 37 himnos, el más conocido es "Castillo Fuerte es Nuestro
Dios". Tiene un mensaje potente y todo el mundo lo ha cantado desde esa
fecha hasta hoy día.
Mientras Lutero vivía, sus enemigos decían que toda Alemania estaba
aceptando y aprendiendo sus doctrinas por medio de sus himnos. Acusaban a
los himnos de ser los que "destruían más almas que aun los libros o sermones
escritos por él". Se cree que fue durante el cautiverio en el castillo de
Wartburgo que Lutero escribió este tan hermoso himno. Sus amigos lo
capturaron y le escondieron en la fortaleza de Wartburgo para protegerlo de
sus enemigos. Aunque Lutero se quejaba de estar ocioso, leía la Biblia en
hebreo y en griego. Seguía con la traducción de Los Salmos y compuso un
tomo de sermones y una multitud de otros escritos. Por casi un año
exhortaba, enseñaba, reprendía y tronaba desde un escondite en las
montañas.

Posiblemente encontró en aquel castillo un lugar de seguridad y ayuda, lo


que le inspiró a escribir y a meditar en la seguridad y ayuda que Dios era
para él.

En las palabras de este himno, Lutero manifestó la confianza y apoyo que


encontró en su Dios. He aquí las palabras según la traducción española del
poeta y eclesiástico Juan Bautista Cabrera.

Martin Lutero se inspiró en el salmo 46 para escribir el himno clásico de la


Reforma Protestante “Castillo Fuerte”.
Himno n° 187: Cuando Anuncie el Arcángel
 
Título en español: Cuando pase lista allá
Letra y Música: James Milton Black
Año: 1893
 
James Milton Black nació el 19 de Agosto de 1856 en South Hill, New
York. Aprendió desde pequeño a cantar ya tocar el órgano. Alrededor de
1881 se trasladó a Williamsport, Pennsylvania, donde se dedicó al servicio
cristiano en la Iglesia Metodista Episcopal. Enseñaba música entre semana,
dirigía el servicio de canto y era maestro de escuela dominical y líder juvenil
en su tiempo libre. También editaba himnos.
 
Un día mientras pasaba por un callejón se encontró a una niña de catorce
años, hija de un padre alcohólico, y con ropas raídas. La invitó a la escuela
dominical ante lo cual se dice que la niña le dijo que no podía ir con ese
vestuario. James le consiguió ropa limpias y desde ese momento la niña
empezó a asistir a todas las reuniones.
 
Un día, cuando James pasó lista y todos contestaron diciendo un versículo, la
niña no respondió, a pesar de ser llamada por más de una ocasión. Dos cosas
atormentaban la mente de James en ese día. Cuál sería la razón de que la
niña no pudiera asistir a la escuela dominical; y qué triste sería si en el cielo
llamaran a lista y su nombre no estuviera allí.
 
Al salir de la escuela dominical fue a buscar a la niña a su casa, y la encontró
muy enferma. Llamó a un médico y le pagó para que la examinara. El
desalentador dictamen médico fue neumonía. Es muy probable que la niña
haya muerto de esa afección.
 
Cuando James llegó a casa, acongojado buscó en el himnario algo acorde a
la ocasión pero no tuvo éxito. Fue así como ese mismo día escribió el himno
Cuando Suene la Trompeta (Título y letra original).
 
 Himno 93: ¡A Jesucristo ven sin tardar!
 
Autor: George Frederick Root
Música: John Bacchus Dykes 1861

Himno que proporciona un mensaje de confianza y optimismo entorno al


amor de Jesucristo. Fue escrito por el poeta estadounidense George
Frederick Root.
Compuesta por el escritor norteamericano George Frederick Root, quien
llegó al mundo el 30 de agosto de 1820, la canción “A Jesucristo ven sin
tardar” tiene un lugar particular en la historia de la música
cristiana. Surgida a partir del Evangelio según San Mateo (18:20), esta oda
aporta una gran dosis de esperanza respecto a la calma que otorga el Señor a
los seres humanos que aceptan someterse a su
 
Poder y además refuerza la fe en Dios.
Cimentada en el pasaje bíblico “porque donde están dos o tres congregados
en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”, el himno, escrito en 1870,
proporciona un mensaje de confianza y optimismo entorno al amor de
Jesucristo. Así con claridad y transparencia, George Root afirma en su letra
que Dios está a la espera de sus hijos y acota que Él anhela el bienestar de su
rebaño. Root también recuerda que se debe escuchar al Señor hoy y no
mañana que quizás sea muy tarde.
 
Himno 68: ¡Oh, que amigo nos es Cristo!
 
Autor: George Frederick Root
Música: John Bacchus Dykes 1861

Himno que proporciona un mensaje de confianza y optimismo entorno al


amor de Jesucristo. Fue escrito por el poeta estadounidense George
Frederick Root.
Compuesta por el escritor norteamericano George Frederick Root, quien
llegó al mundo el 30 de agosto de 1820, la canción “A Jesucristo ven sin
tardar” tiene un lugar particular en la historia de la música
cristiana. Surgida a partir del Evangelio según San Mateo (18:20), esta oda
aporta una gran dosis de esperanza respecto a la calma que otorga el Señor a
los seres humanos que aceptan someterse a su
 
Poder y además refuerza la fe en Dios.
Cimentada en el pasaje bíblico “porque donde están dos o tres congregados
en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”, el himno, escrito en 1870,
proporciona un mensaje de confianza y optimismo entorno al amor de
Jesucristo. Así con claridad y transparencia, George Root afirma en su letra
que Dios está a la espera de sus hijos y acota que Él anhela el bienestar de su
rebaño. Root también recuerda que se debe escuchar al Señor hoy y no
mañana que quizás sea muy tarde.
Algunos Autores

Charles Wesley (1707–1788)

El penúltimo hijo de una familia de 19 hijos, Charles fue uno de los


instrumentos humanos, junto con su hermano, John, que Dios usó para
impulsar el Gran Avivamiento que transformó Inglaterra. Su primer intento
de evangelizar a una tribu de indígenas en Norteamérica fracasó, pues los
hermanos Wesley predicaban, pero realmente no conocían a Dios
personalmente. De regreso a su país, se dieron cuenta de su necesidad
espiritual durante una reunión de oración y se convirtieron al Señor. De allí
en adelante predicaron con fervor, usando la música también para comunicar
el mensaje bíblico. Charles fue el autor de más de 6.500 himnos, algunos de
los cuales cantamos hoy, tales como “Oh que tuviera”, “Maravilloso es el
gran amor”, “Oid un son en alta esfera”, “Cariñoso Salvador” y “Con las
nubes viene Cristo"
 
Juan Bautista Cabrera (1837-1916)

Desde su infancia, Juan Bautista Cabrera sentía gran sed espiritual, y a los
dieciséis años ingresó a una orden religiosa. Estudiaba la Biblia en secreto,
pues era prohibido en esa época en España. Huyó a Gibraltar donde recibió
a Cristo como Salvador personal, a su amigo y eterno bien, como dice el
himno que tradujo “Cuan Dulce el Nombre de Jesús.” Con gran gozo y paz
regresó a España para compartir su fe por medio de revistas, la predicación y
la música. Mientras organizaba iglesias, también publicaba himnarios y daba
clases de canto. Se radicó en Madrid, donde ocupó importantes cargos de
liderazgo en la obra evangélica. Sin embargo, hizo su contribución mayor en
el área de la himnodia cristiana, ya que sus himnos han sido de bendición
para un sin número de creyentes.

Cabrera aparece como el compositor o traductor de muchos himnos. Tradujo


los himnos “Santo, Santo, Santo”, “Castillo Fuerte”, “Al trono majestuoso”,
“Venid fieles todos”, “El Señor resucitó”, “A Jesucristo ven sin tardar”, “De
la Iglesia el
fundamento”, “Grato es decir la historia”, “Dulce Oración” y “Firmes y
Adelante” entre otros y escribió la letra de “Nunca Dios mío”, “Suenen
dulces himnos”, “Gloria a Dios en las Alturas”, “Amémonos, hermanos” y
“Supremo Dios”.
Fanny J. Crosby (1820-1915)

La abuela mecía a su pequeña nieta, prometiéndole ser sus “ojos”. La recién


nacida había quedado ciega como resultado de una receta médica
equivocada. En el regazo de su abuelita, Fanny aprendió de memoria muchos
libros de la Biblia. Le entregó su vida a Cristo a los 31 años. Después, con
todo el conocimiento bíblico que tenía, escribió unos 9.000 himnos.

Siempre oraba al Señor pidiéndole su dirección antes de escribir cualquier


himno, pero un día no encontraba las palabras para cierta composición
musical que le habían asignado. De repente se acordó que no había orado y
se arrodilló para encomendarle el asunto a Dios. El resultado feliz de la
oración fue que Fanny pudo dictarle a su secretaria todas las estrofas del
himno “Lejos de mi Padre Dios”. 

En cierta ocasión, alguien quiso consolarla por la tragedia de ser ciega. Ella
respondió que no se lamentaba, pues al llegar al cielo el primer rostro que
vería sería el de su Salvador.
William J. Kirkpatrick (1838-1921)

Desde muy joven William sintió vocación por la música, y a los veintiún años
de edad ya había editado su primera colección de himnos. Sin embargo, no
fue sino hasta cumplir los cuarenta años que pudo dedicarle todo su tiempo a
la profesión musical. Tuvo que prestar servicio militar, y luego trabajó como
carpintero, y abrió una mueblería.
Seguramente cantaba mientras pulía madera, y las melodías que compuso a
lo largo de su vida han perdurado como favoritas. Compuso la música de los
himnos “Al rústico pesebre”, “El fiel Consolador”, “La Palabra del Señor”,
“Nuestra vida acabará” al cual también es autor de la letra, “Comprado con
sangre por Cristo”, “Un gran Salvador es Jesús”, “Mi fe descansa en
Jesús”, “Cuán dulce es confiar en Cristo”, “Que mi vida entera esté” y “Rey
de mi vida”. Falleció mientras escribía la segunda estrofa de un himno que
habla de confiar solamente en Jesús para la salvación.

John Newton

El autor ”Sublime Gracia” sabia de qué escribía. Solo la gracia divina lo


pudo cambiar de un hombre duro y degenerado a un siervo útil de Dios. John
Newton perdió a su madre piadosa cuando era niño y no siguió su ejemplo de
fe. Comenzó una vida de marinero a los once años, y con el tiempo, se dedicó
a transportar esclavos del Africa. Cayó en una situación desesperante debido
a los vicios, y en varias ocasiones Dios le libró milagrosamente de peligros. A
pesar de ello, Newton seguía resistiendo el
llamado del Señor. Por fin, después de casi naufragar en una tempestad, se
convirtió y su vida cambió radicalmente. Llegó a ser pastor, y escribió este
himno como testimonio de la asombrosa gracia de Dios demostrada en su
vida
Isaac Watts (Southampton, 17 de julio 1674 – Abney Park, Stoke
Newington, 25 de noviembre 1748) fue un cristiano inglés autor de himnos,
teólogo y lógico. Un escritor prolífico de populares himnos, parte de su
trabajo fue la evangelización. Fue reconocido como el "Padre de la
Himnología inglesa", acreditado con unos 750 himnos. Muchos de sus himnos
siguen en uso hoy en día y han sido traducidos a numerosos idiomas

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