LUJAN y CHIVILCOY Andreucci

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TRADICIÓN Y MODERNIDAD EN LA

AGRICULTURA PAMPEANA. LA GUARDIA


DE LUJÁN Y CHIVILCOY EN LA PRIMERA
MITAD DEL SIGLO XIX.

Tesis de Doctorado.

Tesista: Bibiana Andreucci


Director: José Luis Moreno.
Universidad Nacional de Luján.

Noviembre de 2009

1
2
INTRODUCCIÓN.

Cuando el 22 de mayo de 1854, trescientos sesenta y un labradores


arrendatarios del partido de Chivilcoy enviaron a la Legislatura porteña un
petitorio solicitando el fin del pago de los arrendamientos a los ex enfiteutas y
la venta de las tierras públicas del partido, podrían haber dado el puntapié
inicial de un proyecto tendiente a lograr una distribución más equitativa de la
tierra en la campaña bonaerense. Sí ese fue su interés, lo lograron sólo
parcialmente. Debemos acordar, que realizar avances en una cuestión tan
compleja no podía ser tarea fácil, por más que contaran con la anuencia de
algunos estadistas. Los resultados exiguos que consiguieron no alcanzaron a
modificar el patrón de consolidación de la gran propiedad territorial. Este
episodio, que tiene como protagonistas a los labradores que conformaban la
elite chivilcoyana y que gira en torno a sus estrategias, cierra en este trabajo,
la indagación que efectuamos sobre la existencia de medianos productores en
la campaña bonaerense.

Una abundante producción bibliográfica planteó que los estratos


medios eran quizás el mejor logro de la maduración de las relaciones
capitalistas y de las reformas progresistas de principios del siglo XX, e hizo
que, en general, se circunscribiera a fines del siglo XIX y principios del XX la
aparición de ese sector social, quitándole entidad al estudio en épocas
anteriores. Por eso, para la etapa que transcurrió entre fines del siglo XVIII y la
primera mitad del XIX, en las producciones historiográficas más tempranas, la
campaña rioplatense se presentó como un “espacio vacío,” no sólo en términos
demográficos sino también en cuanto a las relaciones sociales. Esta imagen
fue relativizada por una profunda revisión historiográfica, iniciada hace dos
décadas, que descubrió no sólo un numeroso campesinado sino una riqueza
de matices impensada poco tiempo atrás. Los múltiples abordajes que se
efectuaron mostraron que la complejidad social rural reposaba sobre
relaciones de producciones diversas y en general, funcionales al medio.

Este trabajo, tributario de la revisión que mencionamos, pretende en


primer lugar, poner en evidencia la existencia de medianos labradores y
estancieros en la campaña bonaerense entre fines del siglo XVIII y mediados
del XIX; pero más que nada busca cuestionar las imágenes de los sectores
subalternos como masas inertes o moviéndose en pos de intereses que no
siempre le fueron propios. Nuestro desafío en las páginas que siguen es
indicar diferentes estrategias adoptadas por los sectores subalternos para
consolidar su situación social y favorecer la reproducción familiar. La tierra en
toda comunidad rural cumple una función clave en la reproducción social y por
eso el vínculo de esos sectores con ella, marcará el eje del trabajo. Las
dificultades que tuvieron – y tienen- los medianos productores de nuestro país
para consolidarse no pueden omitirse por ser el centro del problema. En
consecuencia, se efectuará un cuidadoso análisis de las circunstancias que
favorecieron o entorpecieron la consolidación social y económica de estos
sectores en los años en cuestión. El trabajo oscilará entre el conflicto que
aparece cuando se acumulan circunstancias que inciden negativamente en la
reproducción social y circunstancias en que lo instituido permite que las
estrategias individuales o familiares adoptadas brinden sus beneficios.

3
Prevalecerá en estas páginas, una perspectiva de abordaje agrario-cultural
desde la que se tratará de desentrañar las estrategias de los labradores de la
región, la que alternará, con análisis de carácter más general –como el
efectuado al describir el desplazamiento de la producción de trigo al partido de
Chivilcoy o la distribución de la riqueza- que servirán para contextualizar los
estudios de raíz microhistórica.

El título de este trabajo es indicativo de nuestros desvelos. Cuando


comenzamos a desentrañar las micrológicas de los sujetos que animaron el
mundo rural no pudimos evitar dudar de la validez de los cortes que
jalonaron nuestra historia y que provinieron, casi siempre, del ámbito de la
política .¿Qué incidencia tuvieron en estos sujetos, en estas familias, los
hechos políticos que sirvieron para periodizar la historia Argentina? El cambio
de escala, la posibilidad de “mirar con lupa” algunos procesos mostró la
prevalencia de continuidades más que de rupturas en el mundo rural estudiado:
pertenecieron a diferentes generaciones de las mismas familias, los actores
que encontramos en la región durante más de un siglo. Por eso, nos interesa
demostrar que las transformaciones que sacudieron al mundo rural tuvieran su
ritmo propio.

Dos cuestiones deben hacerse notar; la primera, es el abordaje en esta


investigación, de la etapa previa a la consolidación de los modos de producción
capitalista. Pensar en medianos productores en un contexto de transición, no
resulta tarea fácil y no es nuestra intención avanzar en una definición que se irá
construyendo en forma fragmentada a lo largo del trabajo. Sí creemos
necesario, anticipar que entendemos que los medianos productores eran
aquellos que no estaban ubicados en la cúspide de la estructura social, sino
que contaban con otros estratos sociales por encima. A lo largo de este trabajo
esta afirmación se irá enriqueciendo; desde los poseedores de títulos por más
dudosos que fueran, hasta el estado nacional o provincial- del que no formaron
parte- siempre hubo otros sectores por encima de los labradores que
analizamos. Resulta más difícil plantear sí siempre hubo otros “por debajo” ya
que en reiteradas oportunidades resulta difícil encontrar diferencias entre ellos
y los humildes labradores que las fuentes presentan. Creemos por eso, que
aceptando lo difícil que resulta establecer pertenencias sociales en
comunidades tradicionales, su capacidad de movilización, la posibilidad de
exigir, de plantear reclamos, de aprovechar los vericuetos de las leyes, de
conocer los mecanismos de acceso a la burocracia y por último de enfrentar al
estado o a otros sectores, son las únicas herramientas que nos permiten
diferenciarlos de ese tegumento conocido como labradores. Las diferencias son
mínimas, por momentos se opacan y la población de la campaña se confunde
en una masa amorfa; pero en determinadas circunstancias se reavivan los
intereses, se reanudan los vínculos y se movilizan los labradores, defendiendo
intereses que les son propios y que le permiten salir de un contexto que, como
demostraremos, pocas veces les fue favorable.

Iniciaremos el trabajo narrando el poblamiento de la región de la


Guardia de Luján y de la frontera oeste, haciendo hincapié en la marcada
continuidad que tuvo el proceso durante el siglo estudiado. La recepción
masiva de inmigrantes internos, las redes que sustentaron los

4
desplazamientos poblacionales muestran una larga permanencia en la región.
Algunas transformaciones sutiles, como altibajos en los ritmos de inmigración
o diferencias entre provincias expulsoras, complejizarán el panorama. Los
modos de constitución de la familia, la consolidación de redes y sus itinerarios
migrantes entre otros aspectos, fueron estrategias deliberadas adoptadas por
los labradores para adaptarse a la sociedad de frontera. Continuaremos el
análisis con el conflicto que suscitó la primera ocupación de las tierras de la
frontera a fines del siglo XVIII entre labradores/arrendatarios y poseedores de
títulos. Conflicto en el que una de las partes adoptó la representación colectiva
para acceder a la justicia y que coincidió – no casualmente- con la rápida
mercantilización de la producción pecuaria. Luego, pasaremos a analizar las
respuestas familiares y personales a las normativas institucionales respecto a
la tierra pública con el fin de establecer momentos más o menos propicios para
la consolidación del patrimonio rural de estos sectores. Al mismo tiempo,
describiremos la estrategia de enviar a miembros jóvenes de las familias a
ocupar las tierras libres que se extendían más allá de la frontera oficial como
modo de asegurar su posesión y ampliar el espacio disponible para la
reproducción de sus rodeos. Continuamos el análisis describiendo el
corrimiento de la frontera y la gestación de una comunidad – la de Chivilcoy-
que desde sus orígenes se definió por el predominio de los “labradores
medianos”. Por eso, llegados a este punto haremos hincapié, en la distribución
del ingreso en la campaña bonaerense, porque de la comparación con los
demás partidos se evidencia la mayor equidad de la riqueza en la región
oeste, y principalmente en Chivilcoy, con lo que fundamentamos la elección de
la región. Cabe destacar que en este sector de la campaña desde su
poblamiento predominaron pequeños y medianos labradores dedicados a la
agricultura. La excepcionalidad que Chivilcoy mostraba a mediados del siglo
XIX, en una campaña bonaerense, aún sumida en una “edad oscura”, según
palabras de Sarmiento1, hizo que los dos primeros presidentes de la argentina
unificada – Mitre y Sarmiento- la tomaran como ejemplo para sus proyectos
de gobierno.2

1
Según Halperín Donghi, son varios autores los que se refirieron al atraso de la campaña
para mediados del siglo XIX: Álvaro Barros, José Hernández colocaron el tema de la frontera
y de la arbitrariedad administrativa en el centro del problema, en Tulio HALPERIN DONGHI,
“Una nación para el desierto argentino”, Buenos Aires, Editorial Prometo, 2005.
2
Sarmiento a sabiendas de las escasas posibilidades que tenía para lograrlo propone realizar
modificaciones en la campaña que faciliten una mayor difusión del bienestar y el avance más
rápido de la cultura material y cívica de las poblaciones rurales. Comparte con las clases
ilustradas el diagnostico de que el problema de la campaña no era exclusivamente económico
y que por lo tanto la solución no podía venir exclusivamente por esa vía. El primitivismo de la
campaña imponía riesgos intolerables al desarrollo argentino. Esta perspectiva iba a ser
seguida de un corolario preciso: la eliminación del primitivismo sociocultural de la campaña
requería la eliminación también, del predominio ganadero, estableciendo una identificación
directa entre economía pastoril y barbarie política. Es en esta noción en la que se apoya un
vasto consenso que propone no sólo como solución para el atraso de la campaña la
colonización agrícola sino para los problemas socio-políticos de toda la nación. La diferencia
entre Mitre y Sarmiento pasó en parte, por esta noción y por eso volvieron a tomar a Chivilcoy
como ejemplo de sus proyectos y de sus límites, lo que muestra la excepcionalidad que
mantenía aún esta ciudad en una fecha tan tardía como 1868. El 3 de octubre de ese año el
pueblo de Chivilcoy le ofreció un banquete al presidente electo: Sarmiento y el 25 de ese mes
despidió al presidente saliente: Mitre. El primero aprovechó la oportunidad para reafirmar el
lugar central que la creación de una nueva sociedad campesina tiene en la transformación
nacional que pretende impulsar; el segundo lo empleó para recusar la noción misma de que la

5
La movilización que mencionamos cierra el trabajo, porque muestra la
capacidad adquirida por estos sectores para defender un proyecto de nación,
que los tuviera como protagonistas. Queda claro entonces, que este trabajo no
pretende ser la historia de la Guardia de Luján o de Chivilcoy. Si se adoptan
estos partidos como objeto de análisis es porque fueron los que concentraron
medianos productores rurales y permiten por lo tanto, el análisis pormenorizado
de su existencia, de sus estrategias y de las condiciones de su desarrollo.

Una aproximación al objeto de estudio: la frontera oeste bonaerense entre


fines del siglo XVIII y principios del XIX.

El objeto de estudio de esta investigación es principalmente el partido


de Chivilcoy, pero atendiendo a la hipótesis de la marcada continuidad en el
mundo rural local y al interés de estudiar estrategias de reproducción social en
la “larga duración” hemos incluido el estudio del espacio que se extiende entre
la Guardia de Luján –actualmente Mercedes- hasta el Río Salado – a la altura
de Chivilcoy. Se trata de los actuales partidos de Mercedes, Suipacha y
Chivilcoy, que suponen aproximadamente un área de 400.000 has. con un
frente de 30 o 40 kilómetros de ancho por casi 80 de largo, en dirección este-
oeste, distantes unos 100 Km. de Buenos Aires en la esquina este y 180 en la
oeste.
Sobre este espacio efectuaremos un análisis diacrónico, dado que
nuestro interés es observar el comportamiento de áreas de frontera; por eso
estudiaremos cada uno de ellas mientras se comportó como tal. En ese sentido
pondremos primero la lupa en la Guardia de Luján a fines del siglo XVIII, para
desplazarla a Los Leones –actual Suipacha- en las primeras décadas del XIX y
a Chivilcoy, a partir de 1830. Toda esta región tuvo un poblamiento “tardío”, en
relación al resto del hinterland porteño3 y siguió una constante: los tres
partidos – en diferentes momentos- sirvieron de cabeceras de la expansión
hacia el oeste. El mismo orden correlativo entre la expansión espacial -este a
oeste - y la cronológica se encuentra en los diferentes sistemas de acceso a

economía y la sociedad de la campaña requerían ser rehechas hasta sus raíces. Fue en ese
discurso cuando Sarmiento dio a conocer su programa: “Hacer cien Chivilcoy en seis años de
gobierno y con tierra para cada padre de familia, con escuela para sus hijos”. La necesidad de
la redistribución de la tierra para lograr un estilo de desarrollo aceptable en la campaña, se
mantiene asta esa fecha; pero no se puede pasar por alto que a fines de la década del 60
otros partidos habían tenido evoluciones rápidas y asombrosas sin que el estatuto tradicional
de tenencia de la tierra se hubiera modificado como en Chivilcoy. El tono irónico del discurso
de Mitre no sólo cuestionó la posibilidad de elaborar planes de cambio social a partir de
criterios exclusivamente económicos, sino defendió la racionalidad que se despliega en la
historia y con la que comunica instintivamente la inteligencia popular que “los obstinados
2
errores de los sabios no dejaron de beneficiar a Chivilcoy” . En otras palabras, para Mitre, el
éxito de Argentina lo debía a su decisión de concentrar su esfuerzo productivo en aquellos
renglones para los cuáles las condiciones localmente favorables se reflejaban en bajos costos
de producción. Aparece así finalizando la década del 60 un estado de conformidad con el statu
quo, que terminó por hacer desaparecer la necesidad – o posibilidad- de construir en el
desierto pampeano una sociedad campesina radicalmente nueva, que diera fundamento a una
nación renovada. En T. HALPERÍN DONGHI, “Una Nación…..” op. cit.

3
Banzatto Guillermo Estrategias de ocupación y acceso a la propiedad legal de la tierra en la campaña
bonaerense. Chascomús, Ranchos, y Monte. 1779-1850. Mimeo.

6
la propiedad legal de la tierra que estuvieron vigentes desde el siglo XVII
hasta el XIX, por eso sólo existieron unas pocas mercedes de tierra en la
franja este, unas pocas donaciones en Los Leones y fue la enfiteusis el modo
predominante de acceso a las tierras públicas, en el resto de la región.

La frontera bonaerense en 17784

La región muestra cierta homogeneidad geográfica. Pertenece a la


pampa ondulada – sector de la llanura pampeana comprendido entre el Río
Salado y el Paraná y como tal se presenta como una llanura con leves
ondulaciones, en las que se alternan pequeñas colinas con arroyos o cañadas
que las surcan y que suelen concentrar la mayor densidad arbórea. El río
Luján y sus afluentes actuaron como ejes en la organización del espacio,
pero más que nada por la ausencia de otros accidentes más relevantes. Este
río, con menos de ciento cincuenta kilómetros de largo, no más de veinte o
treinta metros de ancho y uno o dos de profundidad, sólo sirvió para deslindar
estancias, o como aguada para los animales. La cañadas Los Leones – bello
arroyito de numerosos meandros- es uno de sus afluentes; en cambio, las
cañadas “Las Saladas”, “La Rica” y “Chivilcoy”, tan estrechas como ella,
desembocan en el Río Salado. Este último tuvo un rol más importante en la
definición del espacio local. Se trata de un río de casi quinientos kilómetros de
extensión, con un ancho que fluctúa de acuerdo a las precipitaciones - suele
tener entre cien y doscientos metros de ancho- y de tres a cinco de
profundidad. No es navegable por su escaso calado, pero marcó durante
décadas la frontera indígena. Las dificultades que había que sortear para
cruzarlo actuaron como un baluarte natural.

4
Revista El Blandengue www.ejercito.mil.ar

7
De este a oeste la tierra va mejorando lentamente y mientras que en la
Guardia y en Los Leones predominan los campos “tendidos”, aunque jalonados
por algunas lomadas, en Chivilcoy la tierra es más feraz, los cardales más
tupidos y los cultivos más sustanciosos. En las páginas que siguen
intentaremos “historizar” el paisaje, con los relatos de los viajeros, las
observaciones de los agrimensores, los mapas y el conocimiento “in situ”.

El espacio de la Frontera de la Guardia de Luján5.

Referencias:
Fortines o Villas

Chacras

Estancias

Los medianos labradores y estancieros en la revisión historiográfica.

Uno de los principales aportes de la profunda revisión que recibió la


historia rural rioplatense fue poner en relieve la existencia de un numeroso
campesinado. El descubrimiento de este sector en una campaña que hasta ese
entonces aparecía “vacía” revolucionó esta área de conocimiento y desde
5
Construcción propia a partir de la Carta Geográfica de la Provincia de Buenos Aires,
publicada por Bartolomé Muñoz, en Londres, en diciembre de 1824.

8
entonces – han pasado más de veinte años- con fervor inusitado se
produjeron tal cantidad de estudios que hoy día resulta casi imposible
enumerarlos.

La revisión mostró una existencia de matices impensada años atrás en


las relaciones de producción, tipos de empresas y en los modos de organizar
la producción agraria, entre otras tantas cuestiones, e hizo importantes aportes
en el abordaje de los sectores subalternos. A pesar de ello, continua la
tendencia a subsumirlos en las categorías de “campesinos” o “labradores.” El
recorrido iniciado por Saguier, Canedo, Mateo, Moreno, Gelman, Garavaglia o
Marquiegui, entre otros, de reconstruir linajes familiares y vincular esas
historias con el acceso a los medios de producción en grupos subalternos,
resulta difícil por el silencio que guardan las fuentes; por eso, a pesar de que
sus aportes son los que han permitido comenzar a identificar estratos dentro
de ese tegumento denominado “labradores, campesinos o estancieros”, no
siempre se ha podido avanzar en esta línea todo lo necesario.

En efecto, si bien la revisión de la historia rural rioplatense fue muy


prolífera, abordó múltiples problemáticas y genero un corpus bibliográfico
considerable, creemos que debe aún profundizar con técnicas de la
“microhistoria” la disección de los diferentes estratos que existían dentro de la
población rural y determinar las estrategias que a algunos les permitieron
cambiar un destino que parecía prefijado. La pregunta entonces es, ¿qué
esconde la denominación genérica de labradores en la obra de quiénes
abordaron la revisión de la historia rural pampeana con técnicas de la
microhistoria? Restringiremos nuestro análisis en este apartado - teniendo en
cuenta el tamaño de la producción bibliográfica sobre el tema- a aquellos
autores que adoptando métodos similares al nuestro nos permiten confrontar
resultados y corroborar hipótesis, que luego retomaremos en el resto del
trabajo. Otros autores que no son incorporados en esta sección lo serán luego,
cuando los temas tratados así lo ameriten.

Mayo, uno de los iniciadores de la revisión de la historia rural


rioplatense, desde la perspectiva que le ofrecía la historia social
latinoamericanista, mantuvo el carácter predominantemente ganadero de la
campaña tardo – colonial pero postuló que en ella “los estancieros no eran la
elite,”6 abriendo de este modo, paso a investigaciones como las que
proponemos en este trabajo. Garavaglia, otro de los artífices de la renovación,
en su amplia y extensa producción que presentó la impronta de la
historiografía regional francesa, mechada con interrogantes de la historigrafía
latinoamericanista, les dedicó varias páginas a los pastores, labradores,
agricultores y hacendados.7 Consideró que eran las figuras emblemáticas del
mundo rural rioplatense y las diferenció básicamente por el uso de mano de
obra, aunque también por el tamaño de sus rodeos y sementeras. Mientras los
labradores y pastores contaban con familias y grupos domésticos viviendo y
trabajando en asociación, casi sin el auxilio de brazos externos; los agricultores
y hacendados, -que también contaban con sus familias-, utilizaban fuerza de
6
C. MAYO, “ “Estancia y sociedad en la pampa, 1780-1820,· Buenos Aires, 1995, Biblos.
7
J. C. GARAVAGLIA, Pastores y labradores de Buenos Aires, Buenos Aires, ediciones La
Flor, junio de 1999.

9
trabajo dependiente. Y, mientras los pastores en general tenían menos de cien
cabezas, los hacendados más de mil. Los agricultores eran también
productores ganaderos y la propiedad de la tierra casi no tuvo peso en
ninguno de los dos grupos. Para él los labradores eran el último eslabón
campesino,8 al no tener nada más que su fuerza de trabajo y la de su grupo
doméstico. La información obtenida de los censos, de los diezmos y de las
sucesiones, fue enriquecida en su obra con la reconstrucción de algunas
historias familiares que sirvieron para colorear los matices que comenzó a
encontrar en ese tegumento que la información censal escasamente
discrimina. Reconoce de este modo sutiles diferencias entre los que usaron la
producción triguera y ganadera como escalones para un proceso de
acumulación, a los que llegó a llamar “empresarios agrarios.” Podríamos
reconocer en estos agricultores de “buen pasar” a los antecesores de los que
estudiaremos en este trabajo.9 El énfasis que puso en la “libertad relativa” que
le permitía a los labradores sobrevivir ocupando tierras ajenas o sin dueño, los
alejó de los diferentes modos de servidumbre que existían en otros lugares de
América Latina para esa época y los liberó de la inercia que habrían tenido en
ese contexto.10

El concepto de “libertad relativa” como amenazante para los poderosos,


estructura la obra de Raúl Fradkin, que busca analizar a los pobladores de la
campaña a partir de sus rebeliones. Recorre la obra de este autor las
tensiones entre los grupos subalternos y los sectores dominantes, ya sea
desde los pleitos que la justicia civil ventiló hasta la formación de montoneras.
Por eso, es quizás su obra la que más aportes hizo por quitarle a los sectores
subalternos la pasividad e inercia que aparece con reiteración en las miradas
tradicionales. En la obra de Fradkin los campesinos rioplatenses se asemejan
llamativamente a sus pares provincianos – lo que conduce por relaciones
simétricas a una identificación con el campesinado latinoamericano-, haciendo,
de este modo hincapié en su origen. Es esta percepción la que carga al
habitante de la campaña de cierta rudeza, perceptible por ejemplo, en celebrar
sus contratos “según la costumbre del pays”,11 o haciéndolo capaz de
movilizarse en montoneras. Por eso, quizás en su obra las diferencias entre
8
Ibídem, p 344.
9
La cita, que Garavaglia tomó de los hermanos J. y W. P. Robertson referida a los
“chacareros” del Río de la Plata en los primeros años del período independiente,
perfectamente podría haber sido escrita para los de Chivilcoy: “Una clase de población
campesina respetable se forma entre los chacareros. Estos pueden denominarse con el
término escocés de “Señores de bonete”, pues las tierras que cultivan son siempre de su
propiedad. Son la yeomanry del país….Los chacareros invariablemente viven de sus chacras y
aunque no son muy industriosos ni científicos son una clase de hombres muy respetables,”
Ibídem p.325.
10
La vasta obra de Juan Carlos Garavaglia difícilmente se puede sintetizar en un breve
estado de la cuestión. Algunos de sus aportes se reunieron en publicaciones de su autoría y
otros en revistas y demás publicaciones. Entre los primeros están: Pastores y labradores de
Buenos Aires. Una historia agraria de la campaña bonaerense, 1700-1830, Buenos Aires,
Ediciones La Flor, 1999; Poder, conflicto y relaciones sociales, El Río de la Plata, siglo XVIII-
XIX, Rosario, Homo Sapiens, 1999 ó Construir el estado, inventar la nación. El Río de la Plata,
siglos XVIII-XIX, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2007; J.C GARAVAGLIA Y R FRADKIN,
(ed.) En busca de un tiempo perdido. La economía de Buenos Aires en el país de la
abundancia, Buenos Aires, Prometeo, 2004.
11
Según este autor, se atuvieron escasamente a las normas que reglamentaban esas
acciones.

10
mundo “urbano” y “rural” son más nítidas y las relaciones entre ambos,
menores. Cabe preguntarnos por las transformaciones acaecidas en el mundo
campesino rioplatense para encontrar entre los rudos campesinos de Fradkin,
capaces de sublevarse, formar montoneras, gavillas de asaltantes y asimilarse,
en otras palabras a los bandoleros que recorrieron Latinoamérica en esos
años, a los labradores de Chivilcoy, imbuidos de valores cívicos, tal como los
describimos este trabajo.12

Jorge Gelman, otro de los mentores de la revisión, centró su interés en


los factores de producción, girando muchos de sus trabajos en torno a la difícil
problemática de la mano de obra para la producción rural local. Y desde esta
línea analítica, describió estrategias de complementariedad por ejemplo entre
campesinos y estancias, en la Banda Oriental tardo colonial, para llegar
luego de un largo recorrido a describir, en un análisis muy sagaz, las
dificultades que tuvo Rosas para dotar de fuerza de trabajo a sus estancias.
Estos temas lo hicieron avanzar en el rol del estado, en la distribución de la
riqueza y en muchas otras cuestiones pertinentes a la producción rural y a los
estratos que conformaron a esa población.

Los avances realizados terminaron haciendo imposible hablar de la


producción rural rioplatense como un todo homogéneo; por eso el análisis por
regiones – en el que inscribimos el que aquí se presenta- resultó fructífero.
Roberto Schmit abordó el poblamiento y la puesta en producción de las tierras
de Entre Ríos, llamándonos la atención sobre la formación de una sociedad
campesina.13

La renovación historiográfica se nutrió también con los aportes


efectuados por José Luís Moreno14 y José Mateo.15 El descubrimiento de la
12
La obra de Raúl Fradkin tampoco se puede sintetizar fácilmente. El hilo conductor fue la
relación entre las partes que conformaban la sociedad rural rioplatense; ya fuera a partir de los
tipos de contratos celebrados o a partir de los conflictos. Su caracterización de los movimientos
rurales de principios del siglo XIX resulta esclarecedora de las tensiones que conmovieron la
campaña, logrando una excelente caracterización de los sujetos que participaron, al
abordarlos desde una perspectiva diferente a la historia positivista. Algunos de los trabajos
que serán retomados en los próximos capítulos son; R FRADKIN, “Labradores al instante,
arrendatarios eventuales. El arriendo rural en Buenos Aires a fines de la época colonial” en M.
M Berg y A Reguera (comp), Problemas de la historia agraria. Nuevos debates y perspectivas
de investigación, Tandil, IEHS; 1997; “Las quintas y el arriendo de Buenos Aires, siglos XVIII y
XIX” en Fradkin, Canedo y Mateo, (comp.), Tierra, Población y relaciones sociales en la
campaña bonaerense. Siglos XVIII y XIX, Mar del Plata, Univ. De Mar del Plata, 1999; La
historia de una montonera, bandolerismo y caudillismo en Buenos Aires, 1826, Buenos Aires,
Siglo XXI editores, 2006; ¡Fusilaron a Borrego!, Buenos Aires, Editorial sudamericana, 2008.
13
SCMIT R, Ruinas y resurrección en tiempos de guerra. Sociedad, poder y economía en el
oriente entrerriano post-revolucionario, 1810-1852, Buenos aires, Prometeo.
14
También es muy amplia la obra de José Luís Moreno, principalmente en lo que hace a
aspectos demográficos y sociales de la familia rioplatense. El fue uno de los “descubridores” de
la familia y de pautas matrimoniales específicas caracterizadas por la alta ilegitimidad. Parte de
su obra se encuentra publicada en; J L. MORENO y J. C GARAVAGLIA (comp.) Población,
sociedad familia y migraciones en el espacio rioplatense, Buenos Aires, siglos XVIII y XIX,
Buenos Aires, Editorial Cántaro, 1993; J L MORENO, Historia de la Familia en el Río de la
Plata, Buenos Aires, 2004, Sudamericana; “La transición patrimonial de la pequeña propiedad
agraria en la campaña del oeste bonaerense en el periodo de transición 1800/ 1870: un estudio
de linajes familiares” en el CD de las XIX Jornadas de la Asociación Argentina de Historia
Económica, San Martín de los Andes.

11
familia –en lugar del hombre solo-, de las amplias redes de relaciones, de
patrones de movilidad espacial específicos abrevó en el descubrimiento de un
patrón de constitución familiar, con una elevada tasa de ilegitimidad que no
siempre respondió a la inestabilidad de las relaciones y que fue funcional a un
medio que se caracterizaba por la alta movilidad espacial y social. Las
estrategias que adoptaron las familias analizadas en este trabajo convalidan las
hipótesis de estos investigadores y refuerzan la imagen de la familia como
célula primaria y como institución prioritaria en la adopción de estrategias para
la reproducción social. Moreno reconstruyó – de modo muy similar al nuestro-
los linajes de cuatro familias de esta región durante varias generaciones
indicando los obstáculos que encontraron en el proceso de acumulación
patrimonial y mostrando como familias muy antiguas de la región tendieron a
proletarizarse con el correr del tiempo. Parte de nuestro trabajo es tributario de
esa investigación y los resultados tienden a coincidir.

La perdurabilidad de la propiedad patrimonial en manos de algunas


familias - indicador de estabilidad social y económica- fue abordada por
Eduardo Saguier, para los siglos XVII y XVIII, demostrando que una de las
regiones de mayor fragmentación patrimonial fue la que analizamos en esta
investigación.16 Retomaremos parte de sus investigaciones porque nos
interesa indicar momentos más o menos propicios para acceder y conservar el
patrimonio territorial. Por eso, también el exhaustivo estudio de Mariana
Canedo para la zona de los Arroyos, nos permitió contar con parámetros para
comparar ambas regiones y nos mostró que en determinados momentos –
diferentes según las regiones- los patrimonios que se habían conservado sin
fragmentarse durante varias generaciones, se fraccionaron y se vendieron,
dinamizando el mercado local.17 La formación de un mercado de tierras
fragmentado y con desfasajes temporales según las regiones fue otro de los
aportes que hicieron estos trabajos y que retomamos en esta investigación.

La problemática del acceso a la tierra y de la expansión de la frontera


guió la obra de Guillermo Banzatto, que reconstruyó los linajes familiares y los
modos en que accedieron a la tierra los pobladores de Chascomús, Montes y
Ranchos. Esta investigación basada en el análisis de fuentes abordadas con
técnicas propias de la microhistoria, también se incorpora en las páginas que
siguen para confrontar resultados.18 Análisis cuantitativos sobre las
transferencias de tierras públicas a manos privadas fueron realizados por María
Elena Infesta, para la época de Rosas y por Marta Valencia, para la etapa
posterior a Caseros. Los resultados obtenidos luego de trabajos realmente
exhaustivos permiten conocer con precisión los volúmenes de tierras

15
Mateo José “ Bastardos y concubinas. La ilegitimidad conyugal y filial en la frontera
pampeana bonaerense (Lobos, 1810-1869)” en el Boletín del Instituto de Historia Argentina y
Americana Dr E. Ravignani” Nº 13, tercera serie, Buenos Aires, 1996 y Población, parentesco
y red social en la frontera. Lobos, en el siglo XIX, Mar del Plata, Grupo de investigaciones en
Historia Rural Rioplatense, Universidad de Mar del Plata.
16
E. SAGUIER, Mercado inmobiliario y estructura social. El Río de la Plata en el siglo XVIII,
Buenos Aires, CEAL, Nº 108, 1993.
17
M. CANEDO, Propietarios, ocupantes y pobladores. San Nicolás de los Arroyos, 1600-1860,
Mar del Plata, Grupo de Investigación en Historia Rural Rioplatense, 2000.
18
G. BANZATTO, La expansión de la frontera bonaerense. Posesión y propiedad de la tierra en
Chascomús, Ranchos y Monte, 1780-1880, Quilmes, Universidad Nacional de Quilmes, 2005.

12
transferidas por cada gobierno así como los traspasos entre particulares;
permitiéndonos contar con cifras precisas que sirven para contextualizar los
resultados parciales obtenidos en los tres partidos que abarca esta
investigación. No fue justamente, el objetivo de estos trabajos diferenciar
estratos sociales en la campaña bonaerense; sin embargo el abordaje de la
posesión y propiedad de la tierra lleva implícitamente a efectuar una lectura
social que permite tangencialmente abordar la cuestión que nos interesa. Del
mismo modo, tampoco fue el interés por los sectores medios lo que movilizó a
Julio Djenderedjian a reconstruir el desarrollo de la agricultura pampeana en la
primera mitad del siglo XIX, en la que con la ecuación precio del
trigo/tecnología/mano de obra explicó las condiciones de producción. Sin
embargo, de su lectura se desprende el fortalecimiento de estos sectores a
partir de la consolidación en la producción de trigo que se observa en la década
de 1840. El análisis efectuado por Daniel Santilli y Jorge Gelman, quiénes con
los legajos de la Contribución Directa, trataron de abordar la espinosa cuestión
de la distribución de la riqueza en el Buenos Aires rosista, puso en evidencia la
amplitud que alcanzaron los sectores medios en la región que analizamos en
comparación con el resto de la provincia, permitiéndonos contar con
parámetros útiles para efectuar comparaciones.

Los trabajos que comentamos hasta aquí abarcan la primera mitad


del siglo XIX, etapa en la que comenzaba a consolidarse el proceso de
mercantilización y se extendían las relaciones de producción capitalistas y
en la que justamente por esos motivos se supuso que los sectores medios aún
no se habían afianzado. La obra de Blanca Zeberio, en cambio, se dirige a los
años posteriores, cuando esas relaciones eran predominantes y existía
consenso respecto a la existencia e importancia de esos sectores.
Compartimos en este trabajo, las preguntas que Zeberio se hizo respecto a las
estrategias para la consolidación del patrimonio familiar adoptadas por los
pequeños y medianos inmigrantes que poblaban el sur de la provincia de
Buenos Aires en las primeras décadas del siglo XX.19

Por último, debemos destacar que muchas de las hipótesis que tratamos
de corroborar en este trabajo tienen su origen en las amplias y sagaces
interpretaciones que realizó Halperín Donghi sobre cuestiones que atravesaron
la primera mitad del siglo XIX. Sus planteos sobre el origen de la burguesía
terrateniente, incluye interesantes apreciaciones sobre los otros sectores
sociales, así como sus análisis de las modificaciones generadas en el seno del
estado e incluso su caracterización de la campaña bonaerense fueron los que
forjaron nuestros interrogantes y orientaron la investigación que a continuación
presentamos.20

19
B. ZEBERIO “Tierra, familia y herencia en la pampa argentina. Continuidades y rupturas en
la reproducción del patimonio, Siglos XIX y XX” Quinto sol, Año 6 nº 6, Santa Rosa,
Universidad Nacional de la Pampa, pp 129-151.
20
Resulta imposible sintetizar la obra de Halperín Donghi. La época abordada en este trabajo
fue tratada por este autor en: T HALPERIN DONGHI Revolución y guerra. La formación de la
élite criolla, Buenos Aires, siglo XXI, 1972 ó Una Nación para el Desierto Argentino, prólogo de
Roy Hora, reedición, Buenos Aires, Prometeo, 2005; Guerra y finanzas en los orígenes del
Estado Argentino 1791-1850, reedición, Buenos Aires, Prometeo, 2005.

13
No pretendemos en este breve estado de la cuestión abordar la inmensa
cantidad de bibliografía que aborda esta problemática tan rica y profunda.
Existen hoy en día excelentes trabajos que realizan balances exhaustivos de la
producción historiográfica desarrollada en las últimas décadas, a los que puede
remitirse el lector.21 Nuestro interés se limita en esta instancia a trazar las
líneas que siguieron algunos autores que retomaremos con mayor
profundidad en páginas siguientes. Pero sin dudas, más allá de los trabajos
citados, los interrogantes que guían esta investigación han surgido de un
conglomerado de debates, lecturas y discusiones que a lo largo de los años
nos han hecho avanzar por senderos que se han ido abriendo gracias a los
diálogos fluidos que la historia rural rioplatense fue capaz de generar.

21
J. C. GARAVAGLIA “Historiografía de la historia agraria colonial” en Historiografía Argentina
1958-1988. Una evaluación crítica de la producción historiográfica argentina, Buenos Aires,
Comité internacional de investigaciones históricas, 1990; R. DI STEFANO “ El mundo rural
rioplatense; una cuestión abierta” en el Boletín de Historia Argentina Dr. Emilio Ravignani Nº 4,
Tercera Serie, Buenos Aires, 1991; R FRADKIN, “La historia agraria y los estudios de
establecimientos productivos en Hispanoamérica colonial: una mirada desde el Río de la Plata”
en La Historia Agraria del Río de la Plata Colonial. Los establecimientos productivos, Buenos
aires, CEAL, Vol. 1,1993; J.C GARAVAGLIA Y J. GELMAN, “Mucha tierra y poca gente: un
nuevo balance historiográfico de la historia rural rioplatense (1750-1850)” en Historia Agraria
Nº 29, Murcia, SEHA, 1998; MIGUEZ E, “El capitalismo y la polilla. Avances en los estudios de
la economía y la sociedad rural pampeana,1740/1850” en Boletín del Instituto de Historia Dr.
Emilio Ravignani Nº 21, Tercera serie, Buenos Aires, 2000; R FRADKIN, “ Caminos abiertos en
la pampa. Dos décadas de renovación de la historia rural rioplatense desde mediados del siglo
XVIII a mediados del XIX” en La Historia Económica Argentina en la encrucijada, Gelman
(comp.),Buenos Aires, Prometeo, 2006; MIGUEZ E “¿Veinte años no es nada? Balances y
perspectivas de la producción reciente sobre la gran expansión agraria, 1850-1914,” Ibídem,
pp209-231 y BONAUDO M, “La historia Rural pensada desde una periferia”, ibídem, pp. 231-
247.

14
I. LA POBLACIÓN

Continuidades y rupturas en el poblamiento de un área de la frontera


bonaerense. De la Guardia de Luján a Chivilcoy, 1780/1860.

El análisis del “corrimiento” de la frontera en la franja del sector oeste


de la provincia de Buenos Aires desde una perspectiva que privilegia la “larga
duración” nos lleva a identificar continuidades más que rupturas. Las fronteras
actuaron – y actúan aún- como centros de “baja presión,” en el espectro de los
movimientos demográficos, por eso, la primera continuidad que observamos
fue el constante y masivo arribo de inmigrantes que llegó a la región durante el
período estudiado. Cómo sociedades de frontera que fueron, las analizadas
en esta oportunidad, siempre contaron con más inmigrantes que vecinos
nativos. También hallamos una gran continuidad en el origen de los
inmigrantes: en el largo lapso de tiempo estudiado (desde 1780 hasta 1869)
prevalecieron los migraciones internas. Santiago del Estero, Córdoba, las
provincias cuyanas y los partidos de “antigua colonización” enviaron un
importante caudal de hombres y mujeres a esta frontera. Sin embargo ambas
afirmaciones deben matizarse, ya que pudimos, no sólo establecer vaivenes
en cuanto al ritmo de arribo de los inmigrantes, sino también algunos matices
respecto al origen y perfil.

La primera ola de inmigrantes. El poblamiento de una guardia militar.

Cuando en el invierno de 1745 se le encomendó al maestro de campo


Juan de San Martín (en respuesta a la invasión del cacique Calelián a la Villa
de Luján ) la construcción de un fuerte que sirviera de resguardo a las últimas
estancias que avanzaban siguiendo el río Luján, eligió para hacerlo un terreno
con pantanos y bañados, en las adyacencias de un pequeño salto del río,
formado por toscas que afloran sólo cuando éste trae poco agua. No tuvo en
cuenta que éstas tierras habían sido otorgadas hacía más de un siglo en
merced a Juan de Bergara.22 Fue aquí entonces, donde quedó fundada la
Guardia de la Frontera de Luján en 1745, con una guarnición de milicianos. En
los primeros años de fundada, la política de la corona fue muy errática, por lo
que la Guardia se pobló y despobló, hasta que el Cabildo decidió enviar un
cuerpo de cincuenta blandengues,23 (se diferenciaban de los milicianos porque
recibían un sueldo y conformaban un cuerpo de carácter permanente).24 La
Guardia, situada en un lugar estratégico, comenzó a crecer: aquí nacía la

22
Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, 17 y 26 de septiembre de 1749, T IX,
Libro XXVI, pp. 486/7/507.
23
Acuerdos op. cit., 1753, S III, T1, L XXVIII.
24
AGN, XIII, 41,7, 2. Libros de Filiación y pagamentos que se hacen a los oficiales y demás
soldados de la Compañía Valerosa. Esta compañía estaba constituida por 21 reclutas porteños,
1 correntino, 6 cordobeses, 10 paraguayos, 1 catamarqueño, 1 mendocino, 1 santafecino y 1
canario. El primer jefe, José de Zarate, vecino de esta frontera, era un criollo, hijo de
españoles nacido en Buenos Aires, que para la década de 1720 se estableció en una estancia
de tierras propias, en las cercanías de la Cañada de la Cruz, pago de Luján. Cuándo azotaron
los pampas esta comarca en 1739, comenzó a participar en las persecuciones, llegando a
entablar amistad con Calelían al que terminó por apresar a legua y media de Luján y a partir de
este hecho comenzó a crecer su fama de buen militar.

15
"rastrillada de las Salinas o rastrillada Grande”-25 camino recorrido por las
carretas que desde la Guardia de Luján se dirigían a las Salinas Grandes,
(Hidalgo, La Pampa) en busca de sal –.Pero además, desde los acuerdos con
los pampas en 1743 y con los aucas en 1770 pasó a ser la única puerta de
entrada para el comercio indígena.26 Por eso, las pulperías fijas y volantes,
los comerciantes que recorrían la campaña y los pobladores que hacían del
comercio con los indios su principal actividad, la convirtieron en un "pequeño
emporio mercantil"27. Pero también adquirió desde los primeros años de
fundada, un marcado perfil agrícola28, ya en 1770 tenía sementeras de trigo
de más de 200 cuadras.29

La población creció sostenidamente desde sus orígenes; paso de 464


habitantes, en 1782 -fecha en que se realizó el primer recuento de población30-
a 5154 en 1837.31Y, fueron las migraciones – mucho más que el crecimiento
vegetativo- las responsables de tal crecimiento: entre 1785 y 1837 arribaron
a este partido 2450 inmigrantes.32 Las migraciones se acentuaron con el
tiempo, a tal punto que la cantidad de inmigrantes arribados entre 1813 y 1837
duplicó a los llegados entre 1785 y 181333. Arribaron a esta frontera
25
Las rastrilladas eran amplios caminos a veces de más de treinta metros de ancho con
huellas profundas a uno o dos pies de distancia una de otras, paralelas o entrecruzadas que
atravesaban la provincia en varias direcciones y que habían sido hechas por los indios en sus
continúas andanzas con animales. En este caso se había originado por el paso de las
carretas, tropas y haciendas de las expediciones.
26
AGN, Comandancias de Fronteras, 1-7- 4. La paz firmada por el sargento mayor Manuel
Pinazzo con los aucas en 1770 establecía que estos no podían atravesar la zona de fronteras,
salvo por la Guardia de Luján.
27
ARCHIVO HISTÓRICO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES (en adelante AHPBA),
Escribanía Mayor de Gobierno (en adelante EMG), Legajo Nº 483, año 1798.
28
En abril de 1774 y ante la posibilidad de un ataque indígena, el sargento de milicias de la
Guardia de Luján, mencionado escribió:(...) “me parece conveniente que las familias que se
hallan avanzadas de las guardias se retiren para adentro, quedando solo los varones, en el
ejercicio de recoger los frutos de sus chacras y aparejar las tierras para nuevas siembras
respecto de que en el poblado no hay capacidad para ello, que con caballadas y yeguas
mansas se haga la misma diligencia...AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento 125, 13 de abril
de 1774, Citado por E. NESPOLO, Tesis Doctoral, presentada ante la UBA, año 2006.
29
F. BARBA, Frontera ganadera y guerra contra el indio durante el siglo XVIII, La Plata, Univ.
Nacional de la Plata, 1995. Sabemos que en 1777, cuarenta y ocho labradores sembraron 386
fanegas de trigo. No sabemos cuánto cosecharon ese año, pero sí que en 1782 y 1783;
cosecharon 2050 y 2168 fanegas respectivamente. Si se mantuvo estable el área sembrada y
si la relación siembra / cosecha era de 1 a 10 (habitual con la tecnología de la época) podemos
calcular que el área sembrada era de aproximadamente 200 hectáreas. Sí es así, esta era
comparativamente la zona de la frontera de mayor producción triguera. I. TORT, Tecnología y
mano de obra en el cultivo de trigo y maíz en la región pampeana, Documento de Trabajo Nº 8
CEIL, Buenos Aires.
30
AGN, Sala IX, 1-7-4, Recuento de Sárden.
31
Trataremos de confirmar este crecimiento, mediante el análisis de los fenómenos
demográficos tomados de los registros parroquiales.
32
La información provista por los padrones que se confeccionaron en esta Guardia, marcó
hitos en la evolución de esta población y a partir de estos recuentos, y de los saldos entre
nacimientos y defunciones medimos los valores de la inmigración, estableciendo la tendencia
de apertura de esta comunidad. Este análisis se encontró limitado por los escasos recuentos
de población confiables por lo que hemos analizado solamente dos períodos intercensales,
de duración casi homogénea –21 y 23 años respectivamente -, el primero de 1785 a 1813 y
el segundo de 1813 a 1837.
33
Con los registros de matrimonios efectuados en la parroquia de esta Guardia entre 1785 y
1835 construimos una base de datos con la que analizamos el origen de estos migrantes, ya

16
principalmente hombres solos. Las mujeres comenzaron a llegar en la
década de 1820, aunque nunca igualaron a los hombres. Por eso, el
panorama que presentó la Guardia, se enmarca en las visiones más
tradicionales: los inmigrantes fueron principalmente hombres jóvenes y
adultos.34

Pudimos reconstruir dos etapas respecto al momento de arribo, a las


provincias expulsoras y al perfil de los inmigrantes: En la primera, entre 1785 y
1795, cuando la fundación de la Guardia era un hecho aún reciente, la
proporción de inmigrantes en la población local era elevada, siendo éstos los
responsables del “primer poblamiento.” Para estos años, las regiones
expulsoras en orden decreciente fueron: Córdoba, Buenos Aires, partidos
cercanos, Santiago del Estero y España y el perfil de estos inmigrantes
estuvo vinculado al rol de fuerte, asiento de blandengues, que tuvo esta
Guardia. En este sentido, Córdoba y más precisamente la zona de Río III, fue
el más importante centro de reclutamiento de soldados, aunque también fue
numeroso el aporte de Buenos Aires y de las Guardias cercanas cono Rojas o
Salto. Hubo presencia también, de militares españoles, que arribaron como
funcionarios de la corona o comerciantes, que llegaron porque la corona
había fomentado la instalación de familias de Galicia, Castilla y Asturias. Con
respecto a las migraciones femeninas, los partidos cercanos, Buenos Aires y
Córdoba, fueron en ese orden, los principales expulsores.

La especificidad del avance de población desde los partidos cercanos,


ubicados en el “camino hacia el oeste” y de los del norte de la provincia, zona
de antigua colonización, nos permite esbozar una estrategia en el poblamiento
de la frontera: al aumento de la presión productiva sobre los recursos naturales
existentes, derivada del crecimiento demográfico de la región de antigua
colonización, le seguía este avance, ya que la presión sobre los recursos, por
un lado y el espacio vacío por el otro, actuaban como factores de expulsión y
atracción al mismo tiempo, favoreciendo desplazamientos de población de
corto alcance (de un partido a otro no mediaban más de 30 o 40 Km.). El móvil
de los que migraban eran las tierras libres que había en la frontera,
principalmente cuando llegaban a la adultez, formaban una familia
independiente y debían acrecentar sus invernadas, necesitando más pastos
para hacerlo. Pedro Andrés García lo percibió cuando en 1810 escribió:

que nos permiten discriminar las migraciones intraprovinciales, no discriminadas en el censo.


Estas inscripciones están completas y en buen estado. Es obvio que el número de cónyuges
no representa, en esta ni en ninguna parroquia, el número total de inmigrantes. Sin embargo,
creemos que este puede llegar a resultar un indicador aproximado de la presencia de
migrantes en esta jurisdicción, por un lado, por el alcance de cobertura que estos libros
tuvieron y por el otro, porque al menos nos permitirá acceder al “mínimo” valor alcanzado por
las migraciones.En estos años se casaron en esta parroquia 873 parejas, que nos han
permitido construir una base de datos para 1746 personas, aunque respecto al origen sólo
tenemos información para 1319.
34
El partido de Lobos, según José Mateo recibió migraciones familiares. Ambos partidos están
muy cercanos y compartieron, entre otras cosas, su carácter de ecosistemas agrícolas con
unidades domésticas de tipo familiar. Creemos que el perfil castrense, asiento de una
guarnición militar, que tuvo esta Guardia y no la de Lobos, fue responsable de esta diferencia.

17
“En la estrecha faja que forman los ríos Paraná y Salado, no caben
las poblaciones de nuestros labradores y hacendados. Se han visto
precisadas las familias contra lo estipulado en las paces celebradas
con los pampas, a pasar el límite del río Salado. La necesidad ha
obligado a excederse por la propia conservación.35”

La comunidad de la Guardia se caracterizó por la juventud de la


población – las dos terceras partes tenían menos de cuarenta años- e hizo
que las tasas de natalidad fueran elevadas y las de mortalidad relativamente
bajas, aunque en los cincuenta años estudiados se produjeron cinco crisis
demográficas que elevaron repentinamente este índice36. La tendencia al
incremento de la ilegitimidad, observada en la campaña rioplatense en el siglo
XIX, también se manifestó en esta sociedad y fue mayoritariamente producto
de un patrón de constitución familiar funcional al espacio pampeano de alta
movilidad espacial y social. Los matrimonios, principalmente los encabezados
por migrantes masculinos, se constituían a edades tardías, ya que antes de
formar una familia con mujeres del lugar, los inmigrantes trataban de
consolidar su situación social.
La dicotomía que plantearon algunos estudios sobre el predominio de
familias extensas en el interior y nucleares en la frontera debe matizarse,
porque si bien fue ese tipo de familias el que mostró el padrón local, no puede
pasar desapercibido la ubicación cercana que adoptaban las familias
nucleares, las que terminaron formando una amplia red, que en cierta forma
reproducía la funcionalidad de la familia extensa que primaba en las provincias.
La ubicación de la población en un espacio de fronteras abiertas también
mostró connotaciones sociales y étnicas; en círculos concéntricos se ubicaron
en la Guardia y su ejido, comerciantes, estancieros, el comandante de
blandengues y los miembros de mayor graduación, yendo hacia el oeste, le
siguieron los estancieros y en el cordón más externo, el más desprotegido a
los avances de los malones, los labradores indios, en su mayoría
santiagueños. Las redes y alianzas no sólo se tejieron en la elite sino también
entre éstos últimos y sin dudas resultaron funcionales a un medio inhóspito y
difícil. Pudimos comprobar que casi la mitad de la población del partido estaba
emparentada por vínculos familiares, formando una red más amplia que
densa, por familias nucleares ubicados en forma contigua37.
Estas observaciones nos permiten matizar, en cuanto a los efectos de
las relaciones sociales, el predominio de la familia nuclear en la frontera
rioplatense. Y si ante una primera mirada la imagen que el padrón nos
devuelve es la del rol hegemónico de éstas, un análisis más profundo permite
descubrir las intensas redes que se estaban conformando que confluían en un
extenso tejido social horizontal. Podríamos esbozar un patrón de movilidad en
el cuál, inmigrantes en su mayoría indios, abandonaban sus provincias
empobrecidos, por los desajustes que las economías domésticas del interior
venían sufriendo desde principios del siglo XVIII. Pero también abandonaban
en Córdoba, Santiago, San Luís, etc. a las familias extensas en las que se
habían criado, que resultaban funcionales para sobrevivir en medios hostiles y
35
P. A. GARCIA, “Diario de viaje a las salinas”, con prólogo y análisis de J. GELMAN, “Un
funcionario en busca del estado”, Quilmes, UNQ, 1997.
36
ANDREUCCI B, Tesis de Maestría, UNLu, 2004. Mimeo
37
IBIDEM

18
pobres. Luego de largas migraciones, las más de las veces haciendo escalas,
arribaban a la frontera. Aún es posible que varios intentos precedieran al
asentamiento definitivo. Llegar desde Santiago o Córdoba hasta la Guardia de
Luján no debía insumir más de un mes y medio o dos a fines del siglo XVIII y
la buena paga de la cosecha o la buena comida en casa de un coterráneo
debieron actuar como buenos estímulos. Pero, este patrón de movilidad
suponía la existencia de redes de relaciones. Migraba primero un hermano y
luego traía al resto de la familia. El tío llamaba al sobrino. O migraban para la
cosecha por varios años consecutivos los varones de la familia hasta que
luego traían a sus padres. Las circunstancias debieron ser múltiples. Pero este
era un patrón de movilidad, basado en relaciones sociales y familiares, tal
como se percibe en el padrón38.
Las estrategias de los que "ya estaban", no eran muy disímiles de la de
los inmigrantes recientes. En el caso de las "viejas familias", al padre le
parecía conveniente que sus hijos formaran sus familias pero permanecieran a
su lado. Lo mismo que al suegro con el yerno. Todos podían trabajar
mancomunadamente cuando hacía falta y así resolvían el problema más
acuciante que presentó este ecosistema: producir con una escasez crónica de
fuerza de trabajo. Todo esto fue posible por la abundancia de tierras de libre
disponibilidad. En otras palabras podríamos esbozar la siguiente hipótesis; al
mismo tiempo que las familias extensas se estaban desarticulando en el interior
por efecto de las migraciones, se articulaban en la frontera amplias redes
horizontales compuestas por múltiples familias nucleares, que resultaban
funcionales al déficit estructural de mano de obra.

La segunda ola de inmigrantes: Chivilcoy, 1830-1860.


Las guerras de la independencia, como sostuvo Halperín Donghi,
dejaron un legado pesado en América Hispana. La ruptura de las estructuras
coloniales, provocada por una transformación profunda de los sistemas
mercantiles, por la persecución de los grupos más vinculados a la antigua
metrópoli, que habían dominado esos sistemas y por la militarización que
obligaba a compartir el poder con grupos antes privados de él, fueron los
elementos del nuevo orden.39 Esta herencia tuvo claras manifestaciones
materiales y especiales, que pueden rastrearse incluso con anterioridad al
proceso revolucionario: en el siglo XVIII comenzó la disgregación de la región
en zonas de mono-producción relativamente aisladas entre sí y vinculadas a
Europa. Las regiones que quedaron fuera de esta transformación siguieron el
camino de la decadencia, tendencia acentuada por el proceso
40
revolucionario.
Rastrear la incidencia de este proceso que se presenta con rasgos
generales en situaciones específicas como el poblamiento de una región
alejada de los escenarios en los que se desarrollaron las guerras
revolucionarias, es uno de los objetivos de este capítulo, en el que trataremos
de avanzar en el conocimiento de los cambios que generó el proceso de

38
IBIDEM
39
HALPERIN DONHI T “Historia contemporánea de América Latina”, Buenos Aires, Editorial
Alianza, 1986.
40
HALPERÍN DONGHI T “Revolución y guerra. Formación de la élite dirigente en la Argentina
criolla”, Buenos Aires, siglo XXI editores, 2005.

19
independencia, porque creemos que fue en su seno donde se dieron las
matrices sociales, políticas e ideológicas presentes en el poblamiento de
Chivilcoy. Recordemos que esta región comenzó a poblarse en la década de
1830 por una avalancha de provincianos, de los más disímiles extractos
sociales, que una vez movilizados en los ejércitos revolucionarios no
retornaron a sus provincias, arruinadas por las transformaciones a las que ya
hemos hecho mención.
La decadencia del Alto Perú como centro argentífero (e incluso la
decadencia de la plata y su reemplazo por el oro, como medio dominante de
circulación económica) y la aparición de nuevas metrópolis económicas y
financieras en Europa, sirvió para arrasar con los antiguos equilibrios
macroeconómicos. Y, mientras el Río de la Plata creció vertiginosamente como
consecuencia de estos cambios, el interior demostró tener escasa capacidad
para adecuarse a la nueva realidad. Sin embargo el impacto de estas
transformaciones no fue igual para todo el interior, ya que esta región
tampoco era un bloque homogéneo, incluso desde antes de ellas. Santiago
del Estero, por ejemplo, era una de las regiones más pobres, que actuaba en
el equilibrio demográfico rioplatense como un “inagotable centro de altas
presiones;”41 expulsando emigrantes temporarios o permanentes que fueron el
recurso humano indispensable para la producción agropecuaria del litoral. San
Juan entró en una decadencia acelerada en 1778, a raíz del derrumbe de
precios que produjo la libertad comercial. Las vastas huestes de peones y
labradores que necesitaba la agricultura triguera que se desarrolló en Chivilcoy
a partir de 1830, provinieron de todo el interior, pero fueron estas dos regiones
las principales expulsoras.
No fueron sólo causas económicas las que estuvieron tras estos
desplazamientos. Las luchas de la independencia, devenidas luego en guerras
civiles, generaron una intensa movilidad espacial: se desplazaban tanto los
que participaban en los frentes de batalla como quiénes debían exiliarse.
Ahora bien, como señala Halperín, la movilización militar implicó una previa
movilización política que se hizo en condiciones demasiado precarias para
disciplinar a los que se convocaba a la lucha. Los oficiales criollos, surgidos
durante la misma contienda, rápidamente adquirieron sentido de cuerpo, con el
que presionaron a los gobiernos de turno para apropiarse de una porción muy
significativa de las rentas del estado. Tras treinta años de guerras, de
desplazamientos, la desmovilización no debió ser tarea fácil. Los provincianos
que desde hacía años estaban lejos de sus terruños natales, de sus familias
y que por lo tanto habían sufrido sino la ruptura al menos el “debilitamiento” de
los vínculos familiares, y que habían atravesado el país a lo largo y ancho,
tras oficiales criollos, con los que establecieron lazos de solidaridades
cruzadas, no estaban dispuestos a regresar a sus pobres pero señoriales
provincias. Para ellos resultaba mucho más atractiva la sociedad igualitaria,
con acceso a tierras libres que se estaba gestando en la frontera y que era
prometedora de fáciles éxitos económicos. Chivilcoy era una de ellas y por eso
aquí vinieron y fueron los responsables de su rápido crecimiento.
Los campos de batalla y el vacío dejado por la ruina del estado colonial
sirvieron también para tejer una vasta red de relaciones entre personajes

41
Ibidem, p. 21

20
políticamente influyentes, sobre la que debía descansar el nuevo orden. Esta
red tenue, compleja, de cambiantes relaciones personales y en muchos casos
nacida de intereses y afinidades privadas, tuvo también representación material
en el poblamiento de la región. Las familias Iramaín, Frías y Gorostiaga,
exiliadas de Santiago el Estero, llegaron aquí gracias a las alianzas
establecidas con porteños influyentes.
Fueron varias las circunstancias que estuvieron en la base del
poblamiento de la región; fueron también variados los sujetos y sus
extracciones sociales y políticas. Por eso, cualquier intento de reducirlos a
determinados orígenes, extractos sociales o tratar de homogenizar las causas
de sus desplazamientos espaciales, conduce al fracaso. La riqueza de matices
de este primer poblamiento sirve, en parte, para explicar la movilización que
atravesó la región en la década de 1850. Desde aquellos que hundieron sus
raíces en tiempos coloniales y avanzaron desde las zonas de “antigua
colonización”, hasta algunos miembros de las alicaídas élites santiagueñas y
sanjuaninas, pasando por muchos otros “pobres” del interior en general y de la
campaña bonaerense en particular, todos confluyeron en esta región haciendo
que adquiriera sus rasgos originales: una distribución de la riqueza más
equitativa que en el resto de la provincia, con numerosos labradores de
medianas dimensiones, muchos de pequeñas pero muy pocos de grandes; una
acelerada expansión agrícola, respaldada en los buenos precios que ese
cereal logró durante la década de 1840 pero con escasas y fragmentadas
innovaciones técnicas y la gestación de una identidad colectiva definida como
“labradores chivilcoyanos”, capaz de movilizarse por la defensa de sus
intereses.

El avance espacial del poblamiento.

“…llegamos al paraje denominado las Saladas que es el fin


nuestras poblaciones más internadas por este punto al infiel”
Pedro Andrés García, 181042

La descripción que hizo García en su viaje a Las Salinas sobre Las


Saladas y Chivilcoy es uno de los pocos testimonios que tenemos para
describir el primer poblamiento de la zona, que precedió en varios años a la
legitimación de la tierra y que por presentar un carácter informal, errático y
esporádico dejó pocas pistas para su reconstrucción. La visión que tenía
García de los pobladores a los que nos hemos referido en los capítulos
anteriores no fue, por cierto, halagüeña:

“Estos fronteros que disfrutan confianza entre los españoles, son los
introductores de los indios tierra adentro: casi todos son parientes,
amigos y relacionados, y como todos tienen innatos unos mismos
vicios que es el robo al español y el asesinato, si impunemente
pueden hacerlo, cometen todo tipo de atrocidad y se retiran
contando esos hechos.”

42
Gelman “ Un funcionario en busca del estado” op cit.

21
Los habitantes de Las Saladas (y de la frontera en general) se le
presentaban a García como una turba peligrosa capaz de realizar las mayores
atrocidades: “La clase de hombres aquí pobladas son poco menos feroces e
inciviles que los propios indios”. La frontera era un sitio peligroso en el que se
congregaban hombres de mal vivir, de hábitos promiscuos y para este
funcionario eran tanto las conductas de estos pobladores como la de los
indios, las responsables de las recurrentes tensiones que recorrían la zona:

“…de su roce resultan las frecuentes clandestinas entradas en las


primeras tolderías de nuestros compatriotas, llevándoles el
aguardiente, la hierba y el tabaco que ellos apetecen. Se entregan a
la lascivia y forman los proyectos de las extracciones y robos de
haciendas, unas veces en unión con ellos y otras
proporcionándoles las haciendas en los puntos que conciertan,
teniendo interés en jergas, ponchos, lazos y pieles.”

No eran en vano las palabras de García, que captaban el sentimiento


generalizado que anticipaba las turbulencias que iba a sufrir la región en la
década de 1820, cuando los indios volvieron a arremeter contra las estancias
que estaban tras la línea de frontera43. Las movilizaciones que generaron las
guerras de la independencia, la debilidad de los gobiernos criollos y por ende,
la falta de interlocutores válidos incentivaron esa situación.

La imagen peligrosa y hasta temerosa que la frontera le ocasionaba a


García, no esta presente en las notas que Narciso Parchappe tomó de las
Saladas y Chivilcoy dieciocho años después cuando participó de la expedición
fundadora del Fuerte Cruz de Guerra.44 Cabe preguntarse si tal omisión
responde a cambios reales y contundentes en la región o a las divergentes
miradas que tuvieron ambos autores. Recordemos que García miraba la región
como estadista, político, interrogándose sobre cuál debía ser el rol del estado
para transformar esa realidad; en cambio los ojos de Parchappe eran las de
un naturalista ilustrado, asombrado por lo exótico, a lo que describía con
rasgos impresionistas como se puede observar en el párrafo en el que alude a
la última población blanca:

“ A una legua ( de la casa de Barrancos, cañada de Las Saladas),


después e haber llegado a una miserable casucha, la última que
debíamos encontrar en todo el camino, entramos en el desierto.
Pronto perdimos de vista todo objeto mencionable; el horizonte se
vio perfectamente, nos encontramos como en medio de un océano
de verdura en el que nada modificaba la monótona uniformidad y
nos hundimos en las pampas”

43
En 1784 el comandante Francisco Balcarce ejecutó una estratégica expedición al desierto y
obligó a los indios a negociar la paz. Los casi cuarenta años de paz que siguieron al tratado de
1784 impulsaron la expansión de las estancias De este modo la frontera continuó su avance
lento pero inexorable hacia el oeste; las cañadas Los Leones, Las Saladas, La Rica fueron
ejes de este proceso. La ausencia de interlocutores en el gobierno criollo y la presencia de
desertores en las tolderías fueron las causas de la nueva movilización.
44
Parchappe “ El fuerte….” Op cit

22
Hundirse en las pampas fue la expresión elegida para entrar en el
desierto; enorme llanura, de altos pajonales, alterada por pequeñas lomadas
que caían en juncales y guadacales. No era fácil transitar la pampa ni vivir en
este ámbito: el sol “quemante” aún desde el horizonte, el calor terrible de un
enero tórrido ( como el que le tocó vivir a Parchappe), las vastas extensiones
sin árboles ni arbustos para refugio del viajero, los cursos de agua salobres,
prontos a cortarse a raíz de la intensa sequía que se avecinaba,45 los
sanguinarios tábanos, que no eran tan abundantes en las regiones
pastoreadas, pero que se reproducían incansablemente en los pajonales en los
que el pasto se elevaba a su altura natural y las vizcacheras, cuevas que de
estar abandonadas y cubiertas de pasto, se convertían en peligrosas trampas
para el viajero distraído.

Así se presentaban en esos años los pagos de Los Leones, Las Saladas,
La Rica, Chivilcoy y el río Salado. Sabemos, también por esta crónica, que para
1828 el poblamiento no había alcanzado la cañada de Chivilcoy: la última
casucha estaba entre Las Saladas y esta última cañada. Sin embargo, fue para
los últimos años de la década de 1820, pero más que nada para las de 1830 y
1840, cuando el flujo de inmigrantes se acentuó y la frontera avanzó,
poblándose la región de Chivilcoy. Tal proceso queda demostrado por el
comportamiento que tuvo la tasa de crecimiento de la población, que si se
analiza según las zonas de la campaña, muestra los rumbos que las
corrientes migratorias adoptaron. La población de la campaña bonaerense
creció a un ritmo del 3.8% anual entre 1815 y 1854; pero fue la región oeste
la que lo lideró y dentro de ella, Chivilcoy superó la tasa regional,
alcanzando el 4,6%, en la etapa 1836-185446, situación explicable a partir de
la pérdida de dinamismo de la campaña cercana como polo de atracción de
inmigrantes y de la tardanza del “despegue” demográfico que acompañó la
puesta en producción las tierras del “nuevo sur.”

El padrón de 1836, que para la Guardia de Luján -el partido de Chivilcoy


se creó recién en 1845- fue sólo una lista nominal, contó 3908 habitantes.
Este padrón discriminó los pagos que concentraban población para esos años:
cañada La Rica, Los Leones, Monte Gallegos, Saladas y Saladas arriba47 y no
45
Tengamos en cuenta que entre 1828 y 1832 una gran sequía azotó la región.
46
Crecimiento anual porcentual. Campaña al norte del río Salado. Zonas cercanas, sur y oeste,
1822, 1854.
Padrones: 1822 1836 1854
Campaña cercana* 3,5 2,7
Zona Sur* 1,7 2,4
Zona oeste* 4,7 4,3
*Campaña cercana: se hallan incluidos los partidos de Las Conchas, Matanza, Morón, Pilar,
Quilmes, San Fernando, San Isidro y San José de Flores.
*Zona sur: se encuentran Chascomús, Magdalena, San Vicente, Ranchos, Cañuelas y Montes.
*Zona oeste; Lobos, Luján, Mercedes y Navarro.

47
Fue levantado siguiendo las instrucciones del gobierno de Buenos Aires del 20 de mayo
de 1836 por el juez de paz y supuestamente cada UC (unidad censal) representaba a una
unidad productiva, ya que el fin del censo fue conocer cuanta gente había en los diferentes
partidos. Podría haber casos de unidades censales que no constituyen unidades productivas y
en las cuáles los integrantes debieron trabajar en unidades productivas externas.

23
mencionó, en cambio, al río Salado, ni a la cañada Chivilcoy, por lo que
suponemos que carecían de ella48. El actual partido de Chivilcoy tenía en
1836, aproximadamente 1518 habitantes, concentrados en su esquina
sudeste, (Saladas, La Rica), estando aún casi despoblado el resto.49

La población de la Guardia e Luján según el padrón de 1836 por cuarteles.

Pliegos Blancos Pardos y Extranjeros Tropa Total


negros
1-Cañada La Rica/ Saladas 520 20 2 532
2- Cañada La Rica 532 21 4 567
3- Sin denominación 518 9 2 530
4- Sin denominación 335 47 5 467
5- Sin denominación 331 26 5 441
6- Sin denominación 329 13 425
7-Leones y Monte Gallegos 522 35 557
8-Saladas Arriba 369 20 2 19 389
Total 3456 191 20 19 3908
Fuente: Padrón de 1836, AGN

Sin embargo para 1850 esta región mostraba una densidad importante
de población que había llegado principalmente luego de la intensa sequía de
1833, aunque su ingreso se acentuó en las décadas de 1840-50. Este flujo
avanzó en dirección noreste-sudoeste, siguiendo el antiguo trazado del camino
a Las Salinas50. Como mencionamos el poblamiento de la frontera mostró gran

48
Presentó el problema de indicar sólo el nombre del titular de cada unidad censal y divide a
la población en las categorías: “blanco”, “pardos o morenos”, “extranjeros” y “tropa,” sin incluir
información sobre edad, sexo u ocupación de los miembros de cada unidad censal. En
algunos casos se agrega en que cuartel de cada partido se encuentra la unidad censada, pero
en el caso del partido en cuestión, aparece un cuartel “sin denominación”, lo que torna más
impreciso aún el análisis. El partido de la “Guardia de Luján” aparece dividido en ocho pliegos
y pertenecerían al futuro partido de Chivilcoy los cuarteles correspondientes a la “Cañada de
La Rica”, “Salada” y “Salada Arriba”. El cuartel de “Leones” a Suipacha y “Monte de los
Gallegos” y los otros que aparecen “sin denominación” a Mercedes.
49
Al año se levantó el padrón de 1837 que indicó una población mucho mayor: 5404 habitantes,
aunque no discriminó los cuarteles. La diferencia entre ambos no respondería a un
crecimiento real del partido, sino a un área de cobertura mayor (recordemos que las
definiciones de los límites de los partidos no eran aún demasiado exactos) y a un criterio
diferente para empadronar, ya que en 1837 se censó en varias oportunidades a los mismos
vecinos, encabezando UC diferentes. Creemos, que el eje de este padrón fueron las
explotaciones y por eso aquellos que tenían más de una, fueron censados en cada una de sus
propiedades. Esta lista nominal tampoco introdujo información respecto al origen, sexo, edad
u otras características socio-ocupacionales de los pobladores. De cualquier modo ambos
indicaron un crecimiento sostenido de la población de la zona.
50
La otra fuente que podemos usar son las declaraciones de los aspirantes a comprar los 429
lotes en que quedaron divididas las cuarenta y cinco leguas de tierras públicas de Chivilcoy.
En 1864 cuando el agrimensor Jardel hizo la división cada vecino debió declarar la fecha de
ocupación de cada lote, ya que sólo podían aspirar aquellos que estaban desde “antes de la
50
ley” que se sancionó en 1858, Las declaraciones incluyeron, en caso de compra de derechos
a terceros, la antigüedad de asentamiento del primer poblador y por eso permiten una gran
fineza de análisis en el proceso de ocupación espacial, que sólo se ve entorpecido por el
alto porcentaje que manifestó ser “poblador antiguo” sin poder fijar la fecha de arribo. Hemos
construido un universo de 381 pobladores, a los que hemos restado 86 “pobladores antiguos,”
de los que no conocemos su fecha de llegada. Esta muestra permite observar que casi el 20
% llegó entre 1833 y 1845 y más del 30% entre 1845/55.

24
continuidad ya que en los cien años estudiados prevalecieron las
migraciones internas y si bien a inicios del XVIII fue Córdoba la mayor
expulsora, a lo largo del XIX Santiago se mantuvo como el principal expulsor.
Son varios los recuentos de población efectuados en el partido que ratifican
esta afirmación: El 11 de septiembre de 1851, en vísperas de Caseros, se
efectuó el enrolamiento de la población masculina mayor de 15 años, del
partido de Chivilcoy,51 ( es la primer lista de población del partido de Chivilcoy
y no de toda la Guardia, como los anteriores)52. En ella, los santiagueños
representaban el 42,7 % del total de la población masculina mayor de quince
años y le seguían los nativos de Buenos Aires, con el 28 % que podían ser
oriundos del partido o de los cercanos, responsables de las migraciones de
“corto alcance”, que hemos descripto53.

El registro estadístico de 1858 fue la primera fuente oficial seriada y


sirve para demostrar la continuidad de la tendencia: para esos años, vivían
6001 personas en Chivilcoy y el 98 % era nativo 54. Recién para la época del
Primer Censo Nacional (1869)55, se pone en evidencia la pérdida de intensidad
del flujo de migrantes del interior y si bien los santiagueños continuaban siendo
un grupo numeroso, estaban en descenso, (eran sólo el tercio de la
población masculina). En su lugar comenzaron a aparecer Italianos,
españoles, franceses e irlandeses, fruto de las migraciones interoceánicas,
pero aún sin mostrar el dinamismo que adquirían posteriormente.

51
Archivo Histórico de Chivilcoy, Libro Orígenes.
52
El partido de Chivilcoy fue creado en 1845 Rosas y tenía como límites las Saladas, el
fortín de Areco y el partido de Navarro, mientras que no se precisaron los del oeste. Sólo
hemos hallado los legajos de las secciones 1ª, 2ª y 5ª que contaban con un total de 650
varones adultos. A pesar de su parcialidad lo incorporamos porque muestra con claridad la
magnitud del impacto inmigratorio, especialmente de las provincias norteñas y con más
precisión de Santiago del Estero.
53
Cuadro nº 18: La población de Chivilcoy, según su origen en 1851. Enrolamiento
realizado el 11 de septiembre de 1851.
Población por origen Absoluta Porcentaje
Norte* 282 43%
Buenos Aires 183 28%
Centro* 81 12%
Cuyo* 62 9%
Litoral* 42 6%
Total 650 100%
Norte: incluye a Santiago del Estero, Catamarca, Salta y Tucumán
Cuyo: San Juan, San Luis y Mendoza
Centro: Córdoba y Santa Fe.
Litoral: Entre Ríos y Corrientes.
54
El índice de masculinidad era de 155,8 que superaba al de la campaña en general que era
124. J L MORENO, R. Di STEFANO, et al, Morón una sociedad de campesinos (1740-1820).
55
AGN, Sala X, Cédulas censales de 1869, tomos 66 y 67. Hemos trabajado exclusivamente
con las Cédulas Censales referidas a la población rural que están repartidas en dos tomos: el
66 y 67. En el 66 cuatro empadronadores; Evaristo Manjudo, Calixto Calderón, Juan de Dios
Dozo y José Arce completaron 22 cuadernillos con un total de 2845 habitantes. En el 67, siete
empadronadores en 23 cuadernillos contabilizaron 4604 personas. En esta oportunidad
hemos trabajado sólo sobre la población masculina a la que se le consignaron actividades
económicas.

25
Como adelantamos, las transformaciones que sufrió el interior del país,
motivadas en parte por la pérdida de sus principales mercados y las
movilizaciones que ocasionaron las guerras revolucionarias, devenidas luego
en civiles, produjeron grandes desplazamientos de población. Este sector de la
frontera en las décadas de 1830/40 actuó como un centro de baja presión
capaz de absorber y amalgamar inmigrantes de las extracciones sociales más
disímiles, orígenes más diversos e historias más opuestas. Por eso, nos
interesa demostrar en los párrafos que siguen las historias de algunas familias
de inmigrantes para observar en el plano de las historias familiares y
personales, las transformaciones generales antes esbozadas. Como ha
quedado demostrado, Chivilcoy actuó como un “crisol”, fundiendo orígenes e
historias. A los efectos de este trabajo hemos seleccionado a aquellas familias
que tuvieron un rol trascendente en la movilización de la década siguiente; por
eso ordenamos los párrafos en; “desde Santiago el Estero”, “ desde San Juan
”, “los exiliados en la Banda Oriental” y “desde los partidos de antigua
colonización”

“Desde Santiago”

Santiago del Estero, recorrida por los ríos Salado y Dulce, que forman
dos valles estrechos, era la provincia más pobre del norte. La agricultura
básicamente de maíz, tenía caracteres muy primitivos que la hacían fracasar
con frecuencia por las grandes sequías que la azotaban. La ganadería contaba
con escaso desarrollo y era principalmente de animales menores, como cabras.
Los tejidos domésticos, que encontraban dificultades cada vez mayores en su
venta, generaban algunos dinerillos a una economía paupérrima. La pérdida
del Alto Perú impactó con más fuerza en Santiago que en las otras provincias
norteñas. Y, la revolución le agregó nuevos problemas; inseguridad, requisas
de ganado para los ejércitos de línea, etc. Por eso, Santiago era en 1810 un
villorrio marginal de aproximadamente cinco mil almas, que contaba con sólo
veintitrés familias de “notables”56 entre los que estaban los Gorostiaga, los
Iramaín, los Frías y los Carranza. Las rivalidades internas en la región se
entrelazaron con la que oponían a Santiago con la próspera Tucumán.
Fueron sobre todo, según Halperín, los comerciantes y las familias más ricas
de la capital, dueñas de las escasas tierras irrigadas, las que alimentaron esa
rivalidad. Su dominio sobre el Cabildo local que venía del pasado colonial se
mantuvo sin esfuerzos durante la primera década revolucionaria; pero será
este sector el que se verá más perjudicado por las transformaciones que
ocasionó la revolución: la perdida el mercado altoperuano y la escasez de
mano de obra.57El sector ganadero en cambio, fue el menos perjudicado ya
que se benefició con la apertura del comercio. La devastación que sufrió la
ganadería del litoral además le aseguró una demanda sostenida a los cueros
santiagueños. A este cambio en el equilibrio económico acompañó otro en el
político militar; ya que quedaron a cargo de la frontera las tropas milicianas,
fortaleciéndose sus caudillos, mientras que el ejército de línea se reclutó para
la guerra realista. Se dieron entonces las condiciones para un cambio en el
equilibrio político local: la hegemonía de la capital y de los propietarios de
56
HALPERÍN DONGHI T “Revolución y guerra..” op cit
57
Como señala Halperín Donghi fue en esta provincia sólo rica en hombres a la que los
gobiernos revolucionarios acudieron con preferencia para engrosar sus ejércitos.

26
tierras irrigadas que tenían su fortaleza en el Cabildo, quedó amenazada.
Complicó aún más la situación el hecho que desde 1814, Santiago quedó bajo
la directa dependencia de la Intendencia de Tucumán. Cuando en 1816
Santiago debió elegir a sus representantes, los “ciudadanos de mejor
representación” se abstuvieron de votar y sólo el elector de Matará (centro
principal de la frontera) Juan Felipe Ibarra, estuvo de acuerdo en hacerlo.
Ibarra devenido de este modo en caudillo todopoderoso, avanzó con sus
tropas fronterizas contra las familias capitulares, obteniendo un sorpresivo
triunfo, después del cuál gobernó con manos férreas Santiago durante los
treinta años siguientes. Las familias Frías, Carranza, Iramaín y Gorostiaga
formaban parte de la élite mercantil con representación en el Cabildo local. El
alineamiento de la élite en contra de Ibarra no fue lineal e incluso algunos
miembros de estas familias, como Pedro Pablo Gorostiaga llegaron a apoyarlo.
Vayamos a las historias de estas familias.

El patriarca de los Gorostiaga, Joseph Antonio, nació en San Sebastián,


Guipúzcoa, en 1755. Llegó en 1778 a Santiago donde se casó con Bernardina
Luisa Urrejeola, emparentándose con esta antigua familia. Los Gorostiaga, del
mismo modo que los Iramain, son buenos ejemplos de las transformaciones
que a nivel mercantil generaron las reformas borbónicas: el reemplazo de los
comerciantes del sur de España por los del norte, principalmente catalanes y
vascos. Las fortunas de estas familias provenían de prácticas comerciales
nada innovadoras, según Halperín, consistentes en traer mercaderías en
consignación de Buenos Aires, que a su vez eran traídas del mismo modo de
España, que les rendían altas ganancias a estos agentes, no tanto por la
amplitud de los mercados sino por la posibilidad de fijar precios muy
elevados.58 El comercio iba acompañado de funciones políticas; por eso
Joseph Antonio Gorostiaga fue además, procurador y comandante. Falleció
muy joven, cumpliendo funciones militares en la represión de un
levantamiento de indios locales, aliados a la rebelión de Tupac Amarú. Sus
hijos continuaron con la tradición endogámica de fortalecer vínculos con las
familias principales a través del matrimonio; Pedro Pablo se caso con
Bernarda Frías y José Antonio con Sebastiana Taboada.59 Los Gorostiaga
quedaron unidos de este modo a las tres principales familias de Santiago del
Estero:los Frías, Taboada y Urrejeola

Los Frías se remontan aún más lejos, porque desde principios del siglo
XVIII ya estaban en Santiago del Estero. El patriarca Don Joseph de Frías y
Suárez de Cantilena tuvo ocho hijos, nacidos entre 1779 y 1787. Dos fueron
sacerdotes, los otros tuvieron una marcada actuación política, que incluso
mantuvieron sus descendientes. Félix Ignacio, uno de ellos, fue secretario del
Cabildo porteño entre 1813 y 1817, Director del Banco de la Provincia de
Buenos Aires entre 1824 y 1830 y Secretario del General Lavalle. Félix falleció
en un accidente en 1831, - ocurrido a los pocos días del nacimiento e su hija
Luisa- provocado por la estampida de los caballos que conducían su carruaje
en el campo “Fortín Ayacucho” ubicado en Las Saladas. Heredaron sus

58
DE LILLO, Genealogías Santiagueñas, 1848, p. 122Citado por PERNIGOTTI, op cit.
59
Casas comerciales incorporadas al comercio en Santiago del Estero con fiado, en E
SAGUIER, Genealogía de la Tragedia Argentina, apéndice B-VI, Buenos Aires, septiembre de
2007.

27
descendientes varios inmuebles en territorio bonaerense, saladeros y pagarés
en monedas extranjeras. Volvamos a la familia Gorostiaga porque una
hermana de Félix, María Bernarda, se casó con Pedro Pablo Gorostiaga con
quién tuvo nueve hijos nacidos en Santiago del Estero. Pedro Pablo, como
anticipamos supo establecer buenas relaciones con Ibarra en el momento de
su ascenso político e incluso en reiteradas oportunidades lo suplió en su
gobierno. Sin embargo, los sucesos de la década de 1820 los distanciaron a tal
punto que Ibarra lo mandó a matar. Fue en esa oportunidad, 1835, cuando su
esposa, Bernarda Frías, huyó de Santiago con sus hijos y se afincó en la
estancia “Fortín Ayacucho” donde ya estaba su hijo mayor Domingo,
encargado de los intereses de su tío ya difunto, Félix Frías. De los hijos de
Bernarda, José Benjamín, -que se casó con su prima Luisa Frías, hija de Félix-
fue el que hizo una carrera más exitosa: estudió en el colegio de los jesuitas,
graduándose de abogado en 1846 y fue constituyente por Santiago el Estero
en 1853, Ministro de Interior, de Hacienda, Miembro de la corte Suprema de
Justicia, Presidente del Ferrocarril Oeste, etc.

Gregorio Iramaín, fue otro de los comerciantes vascos de Santiago con


intereses en Chivilcoy. Su abuelo había sido Gobernador de Armas a
mediados del siglo XVIII, su padre, Domingo Iramaín, fue en los últimos años
del siglo XVIII, Alcalde de 1º voto, Defensor de Menores e importante
comerciante de Santiago, casado con Francisca Borges y Urrejeola.60 Era
miembro por lo tanto de la élite capitular y primo de los Frías y Gorostiaga.

Pedro Pablo Gorostiaga, Gregorio Iramaín y Felipe Ibarra además de


tener vínculos íntimos por pertenecer a las pocas familias de la élite
santiagueña y compartir, por lo tanto, la cotidianeidad de un villorio de 5000
almas formaron parte del ejército del norte, bajo las órdenes de Manuel
Belgrano. Participaron de los triunfos de Tucumán y Salta y de las derrotas de
Huaqui y Ayohuma e Iramaín fue tomado prisionero después de esta última.

Como demostramos, la élite provincial santiagueña, a la que


pertenecían las familias que luego encontramos en esta frontera sufrió las
luchas civiles en forma encarnizada. En primer lugar por su tamaño: eran sólo
veintitrés las “familias principales” de Santiago y por eso los conflictos
pueblerinos, las tensiones y las envidias propias de las comunidades pequeñas
pudieron cobrar aquí mayor vigor. En segundo lugar por sus marcados rasgos
endogámicos; los conflictos necesariamente eran entre primos, cuñados, tíos,
cuando no entre hermanos. Por eso algunos miembros vieron peligrar no sólo
sus bienes sino también sus vidas. La hegemonía de Ibarra, construida a partir
de redes clientelares tejidas en una región de frontera como Matará, hizo que
su desempeño político no siempre fuera consecuente con los intereses de las
familias capitulares, de las que él también provenía. Las dificultades que se
presentaron durante el mandato de Felipe tiñeron su gobierno de “violencia” y
“barbarie” llevándolo a enfrentar a algunos de sus antiguos aliados: Pedro
Pablo Gorostiaga fue obligado a beber veneno, motivo por el que su familia
huyo despavorida; dos hermanos sacerdotes de Félix Frías, fueron fusilados
en 1842. Y la lista es larga. Por eso fue que varias ramas de la familia
buscaron destino lejos de la esfera de poder de Ibarra. Lo paradójico es que
60 .
Ibídem

28
estas familias utilizaron en otros ámbitos la lógica que los guiaba en su
provincia: endogamia no sólo en el matrimonio sino también en los negocios;
clientelismo y paternalismo. De lo contrario es difícil entender como la
enfiteusis de doce leguas que se le concedió a Ángel Carranza (también
santiagueño), en noviembre de 1825, en diciembre de ese mismo año le fuera
transferida a Félix Ignacio Frías, supuestamente abogado de la firma Iramaín y
Cia, pero también Director del Banco de la Provincia de Buenos Aires. Este lote
sería parte de todo un avance realizado por esa élite de comerciantes vascos
- santiagueños que desde 1824 – y aprovechando el cargo estratégico de
Frías- comenzó a tomar posesión de una vasta superficie que se extendía
desde el Río Salado hasta la Laguna Brava en Bragado.

El avance se legitimó con la solicitud de una enfiteusis de más de sesenta


leguas en Bragado, a nombre de Gregorio Iramaín. Una vez conseguida, este
último no tuvo problemas en transferir la de Las Saladas, sobre la que estaba
la estancia “Fortín Ayacucho,” a la viuda de Pedro Pablo Gorostiaga y
hermana de Félix Frías, dando cuenta de un entramado de negocios familiares
con rasgos endogámicos.

Las estrategias que esconden estas operaciones obedecerían al interés de


“escapar” de la esfera de un caudillo irascible como Ibarra, pero también de
participar del boom ganadero que comenzaba a vivir la región rioplatense. Si
fuera así este sería un ejemplo de que no sólo la burguesía mercantil porteña
busco transformarse en terrateniente; sino que también buscó hacerlo la del
interior. Y, no deberían llamar la atención tales estrategias, atendiendo a los
íntimos vínculos que se tejieron en la segunda mitad del XVIII entre ambas. La
existencia de intereses de esta índole compartidos serviría para cuestionar
las imágenes que hicieron hincapié en la distancia de ideas e intereses entre
el litoral y el interior.

No sólo llegaron a esta región santiagueños de la elite, sino también


labradores y peones. El padrón de 1851 realizado por tenientes alcaldes que
visitaron cada explotación, muestra la existencia de un patrón de migraciones
que abarcaba a cuadrillas enteras con capataces incluidos, en migraciones de
tipo “golondrina,” ya que primero se citaron a los labradores, después los
capataces y por último los peones, mostrando que en la mayoría de las
explotaciones tanto el capataz como todos los peones eran santiagueños.

“ Desde San Juan”

San Juan, a trescientas leguas del puerto de Buenos Aires e


incomunicado con Chile durante siete u ocho meses al año, había logrado
desarrollar una rudimentaria producción de viña y árboles frutales de los que
obtenía vino, aguardiente y pasas que vendía al mercado porteño y a las
provincias interiores, aunque cada vez con mayores dificultades, por la
competencia de los productos originarios de España, a los que el libre
comercio le abrió el puerto de Buenos Aires. Bajo estas condiciones esta
provincia crecía muy lentamente y todos, desde los descendientes de los
primeros pobladores hasta las castas, compartían el modo de vida y las
posibilidades de acumulación. Sólo, según un agudo observador como Damián

29
Hudson, unos pocos jóvenes ilustrados que habían estudiado en Córdoba,
visitado Buenos Aires o Santiago de Chile conocían los sucesos políticos de
Europa y Estados Unidos y eran capaces de movilizarse tras las nuevas
ideas; el resto mostraba la mayor apatía frente a ellas.61 A pesar de ello, las
guerras civiles fueron particularmente cruentas en esta provincia; en primer
lugar se vivió aquí con gran intensidad los preparativos de la campaña a
Chile, luego la invasión de Quiroga, con su secuela de barbarie y destrucción;
que ocasionó en esta, -como en tantas otras provincias argentinas-, el clima de
violencia y barbarie que, según Halperin Donghi, sucedió a las guerras
revolucionarias. Fusilamientos, saqueos y matanzas de uno y otro bando se
hicieron frecuentes por esos año se hicieron decaer aún más a la producción
local. A esto se agregó que esta provincia alejada de los escenarios de lucha,
actuó como proveedora de hombres, caballos, mulas y vacas a los ejércitos
revolucionarios.62 Por eso, las migraciones de sanjuaninos a la frontera
bonaerense deben entenderse en este contexto, ya que como demostraremos,
no fueron las más cuantiosas, pero sí las que involucraron redes familiares y/o
sociales más extensas.

En las primeras décadas del siglo XVIII, la familia Calderón, oriunda de


Chile, cruzó los andes y se instaló en San Juan. La residencia durante dos
generaciones en esta provincia convirtió en “vecinos principales” a algunos de
sus miembros, a pesar de haber sido censados como “mestizos” en el padrón
de 1812.63 Por eso no ha de extrañar que Miguel, patricio, oficial del batallón
de cívicos en 1817, fuera el elegido para rubricar el acta de incorporación de
esa provincia en 1820 y además fuera representante ante la Honorable Sala,
hasta 1830. Su hijo, José Calixto, nacido al rayar el siglo XIX, en San Juan,
formó parte de los ejércitos revolucionarios y fue teniente ayudante de Manuel
Belgrano en las batallas de Salta y Tucumán. Luego fue capitán ayudante del
general Mansilla en la guerra contra Brasil, siendo herido en Paso Ombú.
Malherido, necesitó dos años de residencia en Buenos Aires para reponerse y
cuando regresó a San Juan lo hizo sólo para buscar su familia; porque ya
tenía decidido que su destino sería Chivilcoy, adonde llegó en los albores de la
década de 1830, ya casado con la sanjuanina Petrona Falcato. Casi de
inmediato, en 1836, a este militar retirado al que le sobraban honores, lo
nombraron teniente alcalde, cargo que ocupó hasta 1843, en que ascendió a
alcalde. No tuvo reparos en suscribir su adhesión a Rosas y se mantuvo como
Juez de Paz interino hasta 1851. Luego de Caseros se “reposicionó” y fue
miembro de la Comisión Municipal durante años. Fue además, como labrador
asentado en tierras públicas, uno de los vecinos más activos en la movilización
desarrollada en la década de 1850 que terminó con el loteo y venta de las
tierras públicas del partido. Su hijo Bernardo, nacido cuando la familia ya se
había instalado en Chivilcoy, pudo educarse en el Colegio Republicano de
Buenos Aires. Mitrista en su juventud, participó en la guerra del Paraguay y
llegó a ser diputado provincial, senador nacional y director del Ferrocarril

61
D HUDSON “Recuerdos históricos sobre la provincia de Cuyo”,Buenos Aires, Tomo I,
Imprenta de Juan Alsina, 1898.
62
Una excelente descripción del clima de violencia que se había desarrollado en la provincia
se encuentra en Hudson Damian, op cit.
63
AGN, Sala X, Padrón de 1812.

30
Oeste, convirtiéndose en uno de los pro-hombres más importantes de
Chivilcoy.64

¿Por qué José Calixto decidió abandonar San Juan e instalarse en la


frontera? ¿Su decisión fue una excepción o fue el camino seguido por otros?

Agustín Souza, su yerno, también sanjuanino, llegó a Chivilcoy en la


década de 1830 con aproximadamente treinta años. Provenía de una familia
relativamente adinerada e ingresó a su primer matrimonio con bienes que
superaban los 800.000 $. Su primera hija nació en 1846 y entre esta fecha y
1863 – en que falleció- pudo acumular una importante fortuna gracias a sus
actividades mercantiles desarrolladas en dos “negocios” que estaban ubicados
estratégicamente: uno entre Chivilcoy y Alberti, en el que estaba asociado
con Mariano Benítez; en el otro, en la cañada de Tío Antonio, (Alberti) con
Clodomiro Aranguren. Ambos contaban con un muy buen surtido que iba
desde pantalones de corderoy, mantas chilenas, cintas, piezas de muselina,
chalecos de paño, velos de algodón, corbatas de seda, naipes hasta yerba de
Paraguay, pimienta en grano, café molido, hoces, argollas, etc. Gracias a estos
negocios Souza pudo comprar tres estancias; la principal San Eduardo,
estancia netamente ganadera con varios puestos y muy buena infraestructura,
valuada en 1.920.000$; “Cañada del huevudo” que comprendía dos chacras,
en 1.267.000$ y “cañada de Antonio” con tres chacras en 419.000 $.65
Contaba además con casas de alquiler en Buenos Aires. Su primera esposa
falleció muy joven dejando dos niñas pequeñas; la segunda fue la sanjuanina
Petrona Calderón, hermana de Calixto, con la que contrajo matrimonio en
Chivilcoy a mediados de la década de 1850, dando muestras de los rasgos
“endogámicos” que aún para esos años mantenía la comunidad de sanjuaninos
chivilcoyana. Petrona no ingreso con bienes al casamiento y con ella tuvo dos
hijas más. Souza falleció joven, en 1863, y sus bienes se repartieron entre sus
cuatro hijos legítimos, todos menores. Previendo su muerte, Souza redactó su
testamento, en el que reconoció cuatro hijos naturales ya mayores, de los que
se había hecho cargo y a los que le había entregado anteriormente las partes
correspondientes. El olfato de buen comerciante y el temor de dejar huérfanos
a sus hijos menores se percibe en la preocupación que tuvo por prescribir el
destino del dinero en efectivo, el que debía invertirse en bienes raíces o a
réditos en la Casa de la Moneda. Souza es un buen ejemplo de las carreras
exitosas que pudieron hacer aquellos que emigraron con capitales para
invertir. Su éxito podría interpretarse a partir de la gran diversificación de
negocios que abarcaban todas las “ramas posibles” desde ganadería vacuna,
ovina, producción triguera, comercios hasta casas de alquiler en Buenos Aires.

Ambrosio Castro fue otro de los sanjuaninos que llegó a Chivilcoy en


1833. Casi de la misma edad de José Calixto Calderón (nació en 1801)
participó también en los ejércitos revolucionarios y luego en la guerra contra
Brasil. Residió en Chivilcoy hasta mediados de 1850 y al fallecer su esposa con
la que no había tenido hijos (sólo tenía un hijo natural) se fue a vivir a Buenos
Aires, asegurándose la vejez con inversiones en casas de alquiler y ahorros en

64
Diccionario biográfico
65
Los inventarios de los dos negocios apenas si alcanzaban los 70.000 $.

31
el Banco Provincia.66 El otro sanjuanino que rastreamos fue Antonio Benavides
que también participó de la guerra contra Brasil y al retornar, en 1830, se casó
con la porteña Casimira Luna. La nueva pareja fijo su residencia en la “cañada
Chivilcoy” –que como demostramos era la región de “nuevo poblamiento”.No
permaneció por muchos años en la zona, ya que en la década del 50 lo
encontramos arrendando un pequeño campo en Navarro en el que sólo tenía
trescientas ovejas y construyendo casas para alquilar en Buenos Aires.

El origen común, las mismas edades y los itinerarios compartidos nos llevan
a suponer que existían vínculos entre los sanjuaninos. Fue gracias a un
hallazgo casi fortuito que se hizo explicito lo que suponíamos. En 1861 falleció
repentinamente Antonio Benavides. Supuestamente no tenía descendientes ni
ascendientes, ya que su esposa Casimira Luna, había muerto en 1858 y sus
“padres que serían muy viejos, del otro siglo, habían fallecido en San Juan.”
Parecía que nadie iba a reclamar sus escasos bienes, cuando se presentó
Marcelino. Fue en esta oportunidad cuando se abrió la sucesión y se
incorporaron testimonios de los “sanjuaninos” que habían conocido a la pareja
en sus años de juventud en Chivilcoy y podían atestiguar el nacimiento de
este hijo. El primero en declarar fue Agustín Souza. El recordó que; “ lo
conoció desde San Juan y desde el año treinta y cuatro, antes de que tuvieran
al hijo Marcelino, mantuvo una relación muy estrecha con toda la familia
Benavides,”” Declaró también Doña Carmen Luna de Ramos, tía política “lo
conocía desde antes de venir en el año 31 en el que la declarante fue a
Chivilcoy. Los ha tratado con intimidad por ser de la familia y el hijo Marcelino
nació muchos años después de contraído el matrimonio.” Ambrosio Castro,
otro sanjuanino, nacido en 1798 declaró: “ conocía a los finados hace más de
cincuenta años, pues aquel también era de San Juan, como el dicente y
vinieron juntos, siendo vecinos de los Benavides en Chivilcoy desde 1835.”

Antonio Benavides, Ambrosio Castro, Agustín Souza, Calixto Calderón


pertenecían a familias de labradores sanjuaninos. No formaban parte de la
élite local como los Jufré, Zambrano, Morales, Mallea, descendientes de los
conquistadores, sino a extractos medios, que en el contexto de atraso y
pobreza no se diferenciaron en cuestiones sustanciales con la elite local, que
incluso permitía que las castas tuvieran representación política.67 Mantuvieron
vínculos desde antes de su partida y posiblemente estos se hubieran
estrechado con la participación en las guerras de la independencia y de
Brasil. Las redes tejidas en el frente con militares porteños, que al retornar
pasaron a formar parte del entorno rosista, les abrió el camino a las tierras
libres de la frontera, a las que no llegaron como grande terratenientes sino
como labradores arrendatarios para dedicarse a la labranza de trigo, a la
molienda, al comercio y a participar de la política local como Tenientes
Alcaldes o Jueces de Paz, en el mejor de los casos. Incluso, cuando llegaron a
Chivilcoy se asentaron todos juntos manteniendo una estrecha vecindad
espacial, que quedó reflejado en el padrón de 1837 que los censó en hilera
uno detrás de otro. Algunos, como los Calderón o Souza acumularon
fortunas de regular tamaño y pasaron a ser los “vecinos importantes” de
Chivilcoy; otros sólo permanecieron un tiempo y optaron por emigrar a Buenos
66
AGN, Sala X, Sucesiones Nº 5104. Ambrosio Castro.
67
D HUDSON, op cit.

32
Aires, donde el negocio de alquiler de propiedades ofrecía rentas seguras
aunque no extraordinarias.68

“Desde el exilio”.

Las luchas políticas no sólo suponían el enfrentamiento en los campos


de batalla, sino también el exilio. La huída abrupta, ganándole a la ira de un
gobernador todopoderoso, como Rosas, los acuerdos y el permiso de retorno,
según los vaivenes de los contextos políticos y la voluntad del gobierno
influyeron también en el poblamiento de esta región.

La familia Villarino – de importante actuación en la movilización por las


tierras públicas de 1854- sirve de ejemplo. Provenientes de Vigo, España,
emigró una rama al Río de la Plata en los albores del siglo XVIII. De esta,
descendió Juan José Castelli, integrante de la Primera Junta. 69 De otra rama
familiar provino Pablo, que llegó a Buenos Aires a fines del siglo XVIII, soltero y
con veintidós años. Pablo se dedicó al comercio (tuvo una pulpería en la calle
Suipacha) y compró en 1821 una suerte de estancia de 3415 hectáreas sobre
el río Samborombón, partido de Magdalena. Adquirió además un terreno en
Lorea, del que donó una parte al estado para que hiciera una plaza pública,
frente a la cuál construyó su amplia barraca, descripta por J.A. Wilde:

“El frente que mira hacia el oeste lo constituye una serie de cuartos
con un ancho corredor que comprende toda la cuadra y que es
frecuentado por troperos, barranqueros y acopiadores de frutos del
país. En el centro de la fila de cuartos hay un enorme portón que da
entrada a una extensísima barraca, propiedad lo mismo que el
edificio del señor don Pablo Villarino, respetable y acaudalado
español, casado con una hija del país y padre de una numerosa y
respetable familia”70

Los Villarino eran para 1830 una de las familias acaudaladas de Buenos
Aires y sus tertulias eran frecuentadas por lo más granado de la sociedad local,
a tal punto que fueron objeto de acuarelas de un pintor de la talla de Carlos
Pellegrini.71 Francisco e Ignacio, hijos de Pablo se hicieron cargo del campo
de Magdalena. Francisco hizo construir la Iglesia de Chascomús y participó de
la campaña al desierto comandada por Rosas. Ignacio, en tanto, en sociedad
con Melchor Romero (cuñado de Francisco) recibió la enfiteusis más grande
de Chivilcoy: 14 leguas que mantuvo hasta 1835.
68
Los principales labradores mendocinos – con vínculos con los sanjuaninos- fueron:
Sebastián Jiménez, nacido en Mendoza en los últimos años del sigo XVIII. Llegó a Navarro
cuando comenzaba la década de 1820 y hasta 1835 fue teniente alcalde de ese partido,
siempre como labrador sobre tierras arrendadas. La oportunidad de ocupar tierras libres en la
cañada Chivilcoy lo trajo hasta aquí en 1840. A los cinco años ya era teniente alcalde de este
partido. Y, Gabriel Ramírez, nacido en 1816, que había emigrado con toda su familia de esa
provincia. El fue uno de los principales dirigentes de la protesta de 1854.
69
A CAGGIANO “Lazos parentales en la frontera del Salado” Mimeo.
70
WILDE JOSÉ ANTONIO, Buenos Aires, desde setenta años atrás, Colección Austral,
Espasa Calpe. Extraído de Caggiano Amanda, op cit.
71
La esposa Carlos Pellegrini (h) era Carolina Lagos, bisnieta de Pablo Villarino. Dos acuarelas
de Carlos Pellegrini, “Tertulia porteña” y “Minué en la casa de Villarino” representan escenas de
esa familia.

33
Cuando en la madrugada del 29 de octubre de 1839 estalló la revolución
de los “Libres del Sur,” Francisco y su hijo Manuel estuvieron entre los
principales protagonistas. Los episodios tuvieron ribetes novelescos porque
cuando la resistencia se tornó imposible, Francisco se comunicó con los barcos
franceses que bloqueaban Montevideo y acordó con ellos arrasar al fuerte y
tirar la artillería al pantano, embarcándose luego a Montevideo. No tuvo esa
suerte su hijo Manuel, que fue apresado y enviado a Buenos Aires. Gracias a
las redes de esta “gran familia,” su abuelo Pablo, intercedió ante su yerno
Manuel Inciarte - que era Ministro de Gobierno de Rosas- y logró su liberación,
argumentando que Manuel era menor. Una vez liberado y “debiendo tener la
casa de sus abuelos como cárcel” huyó de allí para reunirse con su padre en
Montevideo, donde se relacionó con el general Rivera, al que le arrendó un
saladero en el que estableció una jabonería. 72 En 1844, impulsado por su
padre, decidió regresar a Argentina y aceptar la propuesta de Diego White
(con quién tenía viejos vínculos porque su tío Ignacio, en 1835, le había
transferido parte de la enfiteusis de catorce leguas que tenía en Chivilcoy), que
lo habilitó con un capital de sesenta mil pesos para hacerse cargo de su
negocio, ubicado muy cerca de las barrancas del río Salado, en plena frontera.
Una vez allí, debió edificar una vivienda rodeada por un foso para defensa,
que fue conocida como “azotea de Villarino” y que oficiaba como pulpería y
posta en el camino hacia Las Salinas, como continuaba llamándose aún en la
década de 1840 al camino que iba hacia el sur.73 Con este negocio recuperó la
ocupación familiar; el comercio. Su abuelo era uno de los principales
acopiadores de cueros de Buenos Aires y los negocios compartidos con White
y Melchor Romero, ambos importantes comerciantes, no debieron ser más
que operaciones entre socios. Sin embargo, su procedencia no le impidió ser
uno de los ideólogos más activos de la movilización de la década siguiente en
pos de la entrega de tierras públicas a los pequeños y medianos labradores.

Otro personaje muy activo en la movilización de 1854 fue Federico


Soarez, también comerciante y posiblemente con vínculos con Villarino, a
partir de un conocido común: el general Rivera. Soárez nació en la Banda
Oriental en 1812, formó parte del batallón de patricios, al mando del
comandante Victoriano Aguilar hasta que se instaló en Chivilcoy con “pulpería
y casa de trato” (de tolerancia o prostitución) en terrenos de Doña Bernarda
Gorostiaga, en 1842, desde cuando comenzó a ocupar cargos públicos.

“Desde los partidos vecinos”

Confluyeron en Chivilcoy entonces, personas de las más variadas


extracciones, orígenes e historias, que hicieron que para 1850, cuando esta
comunidad comenzaba a adquirir sus rasgos de identidad fuera un gran
conglomerado heterogéneo, entre los que también estaban los que podríamos
considerar “nativos” o oriundos de partidos vecinos, algunos de los cuáles
provenían de las familias de productores que habían colonizado las tierras de

72
AGN, sala X,3-6-7, Nota de Rosas a Corvalan.
73
La víspera del día en que tomó posesión de su puesto, su antecesor había sido lanceado y
degollado por un grupo de indios y bandoleros blancos. Villarino construyó una casa con
azotea y armó un cañón. Luisa Henry, artículo publicado en Palas, Revista de la Escuela
Normal de Chivilcoy, año 1915. Citado por Birabent Mauricio en “La región y las chacras”.

34
“vieja ocupación” y que buscaban en la frontera convertirse en propietarios en
ascenso social. La familia Barrancos, como demostramos, fue una de ellas,
pero existieron otras que describiremos brevemente.

A los Lobo Sarmiento, familia presente en las cercanías de Luján desde


fines del siglo XVII, nos hemos referido en múltiples oportunidades. Hemos
demostrado que algunos de sus miembros fueron cabildantes en Luján y por
compra accedieron a principios del siglo XVIII, a uno de esos lotes
rectangulares, en que se habían dividido las grandes mercedes, con la
cabezada sobre el río y por eso, tamaño reducido. Esta familia mantuvo el
patrimonio territorial indiviso durante varias generaciones y para hacerlo usó
la estrategia de enviar a algunos miembros a las tierras libres de la frontera. 74
José Luís Moreno reconstruyó las transmisiones patrimoniales de esta familia
y de su trabajo tomamos la información que citamos a continuación.75 La rama
que se afincó en Chivilcoy se inició con Martín Lobo Sarmiento- nieto del
iniciador del linaje - casado a fines del siglo XVIII, con María Ignacia
Palomeque, miembro de otra antiquísima familia de la zona, con la que tuvo
varios hijos, Rafael, Jerónimo, José Santiago, Ildefonso, Magdalena, Clara y
María. Martín, en su testamento hecho en 1826, aclaró que la hijuela que le
había correspondido por herencia de su padre había sido de diez bueyes, tres
caballos y doscientas cabezas de ganado vacuno, que sumaban 253 $. Y que
Ignacia Palomeque había contribuido con 1127 $ que incluían unas pocas
varas de terreno. Fueron considerados “estancieros” aunque sólo contaban
con 1050 varas de terreno, en el que tenían una cantidad muy diversificada de
bienes: vacas, ovejas, corderos, yeguas, caballos, bueyes, una carreta,
azadas, bateas, hoces, horquillas, tres esclavos, una casa en la Villa y dos
ranchos en la estancia. Moreno cree que fue la “estrategia empresarial”
adoptada por Ignacia y Martín de diversificar al máximo la producción, la que le
permitió iniciar una módica acumulación. Cuando murió Martín fue Ignacia la
que recibió la mayor parte de sus bines, en tanto recuperó lo aportado a la
empresa familiar más los gananciales. El valor de las hijuelas de sus hijos
cuando se hizo el cálculo correspondiente no llegó a los 300 $, patrimonio con
el que los varones de la familia debieron iniciar su vida adulta. Dos de los hijos
de Martín, por lo menos, se dirigieron a la frontera; Jerónimo y Rafael. Este
último, nacido en 1775 se casó con Paula Ortega en la Parroquia de
Exaltación de la Cruz, de donde ella era oriunda, en 1807. Tuvieron dos hijos;
Ramón (1808) y Luciano (1811). Nos referimos a Rafael cuando tratamos los
casos de los “viejos pobladores” que compraron sus lotes de enfiteusis; pero no
sólo accedió a la propiedad de la tierra, sino también llegó a tener 7000
cabezas de ganado, según el informe de Contribución Directa de 1839. Rafael
falleció en la “chacra” de Chivilcoy, sin auxilios espirituales, a pesar de tener
una casa en Mercedes. A través de su ciclo de vida quedan manifiestos sus
desplazamientos espaciales: nació en Luján, se casó en Exaltación de la Cruz,
fue productor en Chivilcoy, donde falleció. Luego de la muerte de su esposa,
ocurrida un año después de la suya, en 1849, se presentaron a reclamar sus
bienes su hijo Luciano y su nieto Martiniano, nacido en 1849 en Mercedes, hijo

74
SAGUIER, Op. Cit.
75
MORENO JOSÉ LUIS, “La transmisión patrimonial de la pequeña propiedad agraria en la
campaña del oeste de la provincia de Buenos Aires en el periodo e transición 1800-1870. Un
estudio de linajes familiares,” MIMEO.

35
de Ramón, casado con Juana Montenegro, fallecidos en 1856 y 1870,
respectivamente. El predio solicitado tenía una superficie de 2 leguas y 172
milésimas de otra, que se dividió en dos partes iguales.

La historia de los Lobo Sarmiento, similar a la de los Barrancos, muestra


las dificultades para mantener y acrecentar el patrimonio de la generación
anterior. Pastores aunque denominados en la fuente “estancieros,”
establecidos en la zona de más antigua colonización pampeana como la
cuenca del río Luján, contaron con patrimonios reducidos que pusieron serios
obstáculos al proceso de acumulación y que hizo que el patrimonio
difícilmente pudiera mantenerse durante varias generaciones. La división
igualitaria de los bienes que impuso el sistema sucesorio castellano les jugó en
contra. Sin embargo, los Lobo Sarmiento, del mismo modo que los Barrancos
–y que muchos otros casos analizados- pudieron gracias a la enfiteusis
acrecentar la superficie de tierras que explotaban y consolidar el patrimonio.
Por eso, la generación que accedió a ella fue la más beneficiada. El traspaso
generacional siguiente puso en juego la estabilidad patrimonial que con tantas
dificultades se había logrado. También nos hemos referido a la familia
Molina en varias ocasiones, pero ahora retomamos su historia para
sistematizar la información fragmentaria que presentamos. Los Molina eran
también una familia muy antigua de la Villa. Pastores, aunque denominados
“estancieros”, no contaron con tierras propias hasta que Isidro adquirió una
pequeña parcela de la merced de Vivar, ubicada exactamente enfrente de la
Guardia de Luján, en la margen opuesta del río. Isidro que había nacido en la
villa en 1762 se casó con Pasquala Butierrez en 1787 y en una fecha imprecisa
se afincó en el lote de la Guardia y se transformó en uno de los vecinos más
influyentes de la región. Isidro tuvo por lo menos seis hijos; Lazaro, María,
Rafaela, Francisco, Alejandro y Gregorio. Los dos últimos tuvieron una
actuación muy destacada en Chivilcoy; ambos fueron tenientes alcaldes y
voceros de la movilización de 1854, del mismo modo que su yerno, el puntano
Francisco Laborde. Isidro y sus hijos tuvieron una participación mínima en la
enfiteusis (sólo solicitaron un pequeño sobrante), dando cuenta de una
capacidad de acumulación menor que los Barrancos o Lobo Sarmiento. Recién
con la movilización que se inició en Chivilcoy en 1854, aparecieron los varones
de la familia Molina solicitando tierras públicas; Gregorio solicitó una manzana
de 200 cuadras en el lote de “Goroland” argumentando derechos por tener
un arrendatario en ella. Y, Francisco solicitó 195 cuadras en el lote de
“Segovia”. Lo mismo hizo Francisco Laborde. La larga espera de esta familia
para consolidar sus posesiones y la participación en este loteo, de pequeñas
parcelas, destinadas a labradores de escasos recursos, habla a las claras de
que las capacidades de acumulación fueron menores que las analizadas
anteriormente.

Similar, o peor aún, es el caso de los Alanis. Cayetano, el patriarca,


había nacido en 1772, en San Luis y emigró a esta región al poco tiempo de
fundada la Guardia. Supuestamente se asentó muy afuera del cordón de la
frontera, del otro lado de las Saladas. Aquí se casó con Melchora Correa,
miembro de una antigua familia, siendo ejemplo del patrón nupcial que unía
inmigrantes varones con mujeres nativas. Tuvieron siete hijos; Juan nacido en
1797, Manuel en 1802, Juan en 1805, Raymunda, Lorenzo, Juana y Mariano,

36
en 1812. Juan se casó con Juana Ortellado en 1821 en la Capilla de Morón,
dando cuenta de la búsqueda de esposa en las zonas de antigua población, en
las que abundaban las mujeres. La pareja volvió a residir a la frontera y fue
censada en 1836, en una UC de sólo cinco integrantes. Su hermano menor,
Mariano, se casó en 1832 con Inés López.76No participaron de la enfiteusis a
pesar de ser viejos residentes de la zona. Y, tuvieron que esperar a las
condiciones ventajosas que otorgó la Ley de 1858 para que Mariano adquiriera
100 cuadras de tierras públicas en el cuartel 4ª, donde supuestamente vivía
su padre desde fines del siglo XVIII. Desde que llegaron y se internaron en el
“desierto” (1780) hasta que accedieron a la tierra pasaron más de 80 años. Tan
larga espera es muestra de que la frontera, y aún el “desierto”, no ofrecía a
todos iguales oportunidades. La familia Alanis sería ejemplo de las grandes
dificultades que algunas familias debieron afrontar para consolidar el
patrimonio familiar.

En síntesis, indagar el poblamiento de la Guardia de Luján es abordar la


cuestión de la extensión de la frontera. Pero, mientras que lo habitual fue
explicar su avance a partir de la expansión de las estancias ganaderas de
carácter extensivo, en el sector de la región oeste analizado en esta
oportunidad, la avanzada estuvo formada básicamente por labradores, en su
mayoría indios inmigrantes de las provincias norteñas. Tras ellos, y siempre
sobre las riberas del río Luján o de las cañadas que en él desembocan se
ubicaron las familias de los pequeños y medianos estancieros. Algunas de
esas familias hundían sus raíces en las primeras décadas del siglo XVIII,
cuando comenzó el efectivo poblamiento de la zona; en cambio otros eran
inmigrantes de las provincias interiores. La Guardia, desde sus orígenes – se
fundó como bastión militar en 1752-, tuvo una gran apertura demográfica.
Demostramos en este capítulo, y lo haremos en los siguientes, que la frontera
actuó en los años analizados en este trabajo, como un centro de baja presión
atrayendo a los excedentes demográficos de las provincias que al
desarticularse las economía del interior eran expulsados hacia esta zona que,
por tener tierras libres, capaces de producir los bienes que el mercado
demandaba, podía generar condiciones para el ascenso social. A pesar de
que el arribo de inmigrantes fue una constante de la región, pudimos
diferenciar etapas; la primera, desde la fundación de la Guardia hasta los
años previos a los movimientos revolucionarios, cuando esta región
conservaba aún sus rasgos castrenses se caracterizó por el perfil “militar” de
los inmigrantes que provinieron de Córdoba, Buenos Aires y España. Luego, y
sin dudas por la movilización que ocasionaron las guerras de la
independencia, las migraciones tendieron a detenerse, pero se reavivaron al
retornar los ejércitos de los frentes de batalla. A partir de 1820 los inmigrantes
que llegaron a esta frontera diferían de los anteriores en tanto que eran
básicamente campesinos santiagueños o de otras provincias empobrecidas. Al
principio, llegaron hombres solos que se casaron con mujeres del lugar y
creemos haber demostrado que mientras las familias extensas de las
provincias del norte sufrían las migraciones de algunos de sus miembros,
aquí sí bien prevalecían familias nucleares, se estaban formando amplias
redes. De este modo se complejiza la imagen que plantea la dicotomía entre
las familias extensas del interior y las nucleares en la campaña bonaerense. Sí
76
Archivo de la catedral de Mercedes, Libro de Matrimonios, tomo III.

37
el padrón muestra la existencia de estas últimas, el análisis más minucioso
muestra como se iban instalando familias emparentadas, unas al lado de
otras, formando redes extensas que contrarrestaban la soledad, la falta de
civilidad y de vida social propia de la frontera bonaerense.

El lento pero inexorable avance de la frontera a partir del


“desgranamiento” de pobladores que avanzó siguiendo el curso de las cañadas
–sin modificar el patrón de colonización colonial- alcanzó la región de la
cañada de Chivilcoy entre fines de la década de 1810 e inicios de 1820 y el río
Salado recién en 1830, cuando se reanudó la llegada de provincianos. Pero
en esta nueva oleada, el flujo de inmigrantes provincianos incluyó no sólo a
los sectores más empobrecidos de las provincias sino también a miembros de
sectores medios e incluso a familias de las elites. La ruptura de los vínculos
primarios que produjeron los desplazamientos militares; el mejor conocimiento
de todo el territorio producto de las intensas movilizaciones, las nuevas
amistades labradas en los campos de batalla y la búsqueda de una sociedad
más igualitaria, capaz de ofrecer mejores posibilidades de ascenso social que
las pobres pero aristocráticas provincias, favorecieron el desplazamiento de la
población hacia esta frontera, adquiriendo en la década de 1840 rasgos de
identidad tales como una mejor distribución del ingreso y la labranza del trigo
en tierras ajenas.

38
II PARTE. LA TIERRA.
Introducción
Nos hemos propuesto estudiar la estructura territorial de las
inmediaciones de la Guardia de Luján, de la cañada Los Leones y de Chivilcoy
adoptando una perspectiva agrario-cultural, basada en historias familiares,
desde la que trataremos de establecer conexiones entre ciclos de vida,
repartos patrimoniales, políticas públicas y condiciones de los mercados para
determinar en el nivel de los comportamiento individuales y familiares,
momentos más o menos exitosos en la consolidación y conservación del
patrimonio territorial. El abordaje de la problemática del acceso y tenencia de
la tierra no ya desde la perspectiva jurídica como lo hicieron numerosos
trabajos77 o desde extensos agregados cuantitativos,78 sino desde la lógica de
los sujetos, principalmente de los pequeños y medianos productores (que
fueron los que prevalecieron en la región) y sus estrategias para acceder y
conservar sus patrimonios territoriales en los momentos en que se aplicó la
moderada composición, la enfiteusis y luego la venta, nos permite especificar y
personalizar este proceso, ganando en fineza de análisis.
La organización del análisis de los traspasos de la tierra en cinco
apartados, que responden a espacios claramente definidos: el primero y el
segundo referidos a la Guardia de Luján (actualmente Mercedes), el tercero a
Los Leones (Suipacha) y los dos últimos a Chivilcoy obedece a dos motivos.
El primero proviene del interés en marcar las especificidades de cada región a
pesar de la continuidad espacial que presentan. El segundo responde al
análisis diacrónico que debimos efectuar, ya que si bien el espacio analizado
es homogéneo en sus características geográficas, en la puesta en producción
de sus tierras y en los intentos por legitimar las posesiones existen diferencias
cronológicas; de este a oeste encontramos mercedes, moderada
composición, donaciones y enfiteusis sucesivamente, aunque en algunos casos
alternadas entre sí.
No es de menor importancia, indicar que iniciamos y cerramos el
estudio sobre las estrategias adoptadas por los pequeños y medianos
labradores de a zona para acceder a la tierra y consolidar el patrimonio
pecuario con dos movilizaciones. La primera, que analizaremos a
continuación, marcó el inicio del interés en las tierras de la región, proceso
ocurrido a fines del siglo XVIII e insertó en otros dos intrínsecamente
vinculados: la mercantilización de la producción pecuaria y el acelerado
poblamiento. El segundo, que cierra esta investigación, se produjo cincuenta
años después cuando los labradores de Chivilcoy solicitaron la venta de las
tierras públicas que ocupaban. También incidió en éste el otro gran avance
en el largo proceso de mercantilización pecuaria que se produjo a mediados del
siglo XIX y que coincidió con los debates respecto a las tierras públicas que
acompañaron la caída de Rosas. En ambos, el discurso de los labradores –
que sin dudas formaron parte de los sectores subalternos de la campaña-
sorprende por la claridad de objetivos y por la sintonía que presenta con los
discursos de los intelectuales de la época. Creímos, por lo tanto necesario
abordar las dos movilizaciones para mostrar; en primer lugar, la tradición que
77
AVELLANEDA (1865), CÁRCANO (1972) GIBERTI (1970), BURGIN (1969) y HALPERIN
DONGHI (1973)
78
CONI (1927), ODDONE (1967)

39
tenía en la comunidad el litigio por la tierra, en segundo lugar, la capacidad de
movilización de sectores considerados subalternos y por último, para observar
las continuidades y/o rupturas que se produjeron en las ideas agraristas de los
labradores en dos momentos diferentes: los últimos años del período colonial y
las vísperas de la organización nacional y de la incorporación definitiva de la
economía pampeana a los mercados mundiales.

1- LAS PRIMERAS MOVILIZACIONES DE LOS LABRADORES DE LA


REGIÓN.

En los últimos treinta años del siglo XVIII, tres juicios colectivos en los
que participaron más de ciento cincuenta labradores arrendatarios, movilizaron
la población de una pequeña franja de la frontera oeste, con epicentro en la
Guardia de Luján. Con el análisis de los juicios trataremos de explorar las
estrategias usadas por los labradores para defender las tierras que
explotaban. La perspectiva adoptada, prioriza las formas cotidianas de
abordaje de los conflictos79 y por eso, el funcionamiento jurídico se presenta
como un espacio privilegiado para la manifestación de los mismos, al
permitirnos estudiar una de las formas de resistencia cotidiana con la que los
sectores subalternos platearon su descontento.80 Aceptar la presencia del
conflicto en el agro pampeano, va en contra de una larga tradición
historiográfica que supuso que el tránsito hacia el capitalismo no estuvo
acompañado de los conflictos sociales que fueron comunes en otras partes
de Latinoamérica. Para esta tradición, sólo en momentos críticos, fruto de
circunstancias desfavorables específicas, como una mala cosecha, o baja de
precios agrícolas, arrecieron las huelgas, los paros y las protestas. Pero
estas movilizaciones no sólo fueron excepcionales sino también de corta
duración. Al contrario creemos, como señala Palacios, que a esta imagen
puede tildársela de reduccionista, en tanto sólo atiende a las grandes
movilizaciones que llegaron a la prensa y tuvieron trascendencia política.81 Sí,
como lo hacemos en este trabajo, atendemos manifestaciones menos
espectaculares, encontramos que tras la aparente calma, hervía un sinnúmero
de pequeños conflictos como desalojos, juicios por pago de arriendos, por
mensuras, por títulos superpuestos y por muchos otros motivos difíciles de
hallar en los juzgados modernos. Como es obvio, el análisis de tres juicios no
basta para cuestionar una tradición historiográfica. Tampoco tenemos la
intención de hacerlo, más aún cuando aceptamos que si bien fue común usar
el sistema jurídico para plantear el descontento, éste medio tendió a restarle
conflictividad al canalizarlo por otros caminos, quitándole la violencia que la
lucha armada tuvo en otras formas de resistencia latinoamericana.

79
La perspectiva que parte de la hipótesis que los conflictos se expresan más frecuentemente
en las formas cotidianas que en las grandes revoluciones, dio cuerpo a una importante línea
de historiografía latinoamericana que abordó la problemática de la “subalternidad”.
80
S. STERN, Los pueblos indígenas del Perú y el desafío de la conquista española, Madrid,
Alianza editorial, 1982.
81
J. M. PALACIO, La paz del trigo. Cultura legal y sociedad local en el desarrollo agropecuario
pampeano, 1890-1945, Buenos Aires, Edhasa, 2004.

40
Los tres juicios muestran concentración espacial de la litigiosidad.
Fueron llevados a cabo por labradores de una pequeña franja de territorio de
aproximadamente 30 Km. de radio, con epicentro en la Guardia de Luján.
Este espacio formaría parte de la región que, según Fradkin, concentró la
mayor litigiosidad en la década de 1820.82 Él cree que, entre los ríos La
Matanza y Areco y desde la ciudad de Buenos Aires hasta la frontera, se
presentó un espacio con características semejantes; con producción mixta,
fuerte presencia de la agricultura y centros poblados con una intensa
comunicación entre sí. Estas serían comunidades, como sugiere éste autor:
“en las que todo se sabe y todos se conocen; de este modo los pleitos
judiciales se presentan como auténticas teatralizaciones de la vida social, que
ponen de manifiesto los múltiples lazos y fricciones entre los actor83”. Pero
además, en esta región la tensión entre los labradores y los estancieros tenía
larga data. Como indica Marquiegui la defensa de los intereses ganaderos de
los hacendados locales encontró en el Cabildo de Luján el ámbito adecuado
para traducir esas aspiraciones en hechos concretos.84 Fue en este cabildo
donde, en los últimos treinta años del siglo XVIII, se promovió la efectivización
de reiterados “arreglos” en la campaña con el fin de subordinar los
labradores a los estancieros. En este sentido, la determinación de áreas
específicas de cultivo, adoptada en 1797, que relegaba esta actividad a los
ejidos de los pueblos o a las márgenes de la frontera y la disposición de
otorgar derecho de cultivo sólo a aquellos que tenían más de 1000 varas de
extensión, tuvieron ese fin.85 Estas medidas levantaron una ola de protestas
que alcanzaron los oídos del Virrey, pero a pesar de ello, continuó
incrementándose la presión ejercida por los hacendados durante toda la
década de 1800. Las únicas atenuaciones provinieron de la escasa capacidad
política que tenía el Cabildo para hacer cumplir con sus normativas. Por eso,
debemos remarcar que éste fue el contexto en que se produjeron los juicios
que analizamos.

Los juicios tuvieron un carácter limitado y en ningún momento plantearon


un plan alternativo que revalorizara la agricultura en detrimento de la ganadería
e incluso los mismos labradores, como demostraremos, le reconocieron a ésta
última actividad su valor primordial. En este aspecto coincidimos con
Marquiegui que al remarcar el carácter limitado de las protestas de los
labradores de la zona, consideró que las únicas formulaciones de planes
alternativos, capaces de asignar un papel más relevante a la agricultura
surgieron de un medio no rural, ya que fueron manifestaciones de las
burguesías urbanas ilustradas y reformistas imbuidas de los principios de la
fisiocracia europea. Este autor, siguiendo a los teóricos reformistas, remarcó la
inercia de los labradores, su resistencia al cambio y la existencia de una

82
R FRADKIN Y N ROBLES “Juicios de desalojo y formas de resistencia subalterna en la
campaña bonaerense durante la década de 1820”. Mimeo.
83
R FRADKIN y N ROBLES, Ibidem, cita textual, el remarcado es nuestro.
84
D MARQUIEGUI, “Estancia y poder político en un partido e la campaña bonaerense. Luján
1726-1821” en Estructuras sociales y mentalidades en América Latina, siglos XVII y XVIII.
Buenos Aires, Fundación Simón Bolívar, Biblos, 1990.
85
El encargado de hacer la defensa de lo actuado por el Cabildo, como indica Marquiegui,
fue el hacendado y miliciano Carlos Tadeo Romero que argumentó que en las circunstancias
imperantes en ese momento era la ganadería la que debía ser objeto de mayores cuidados,
pues era la que tributaba los mayores beneficios.

41
estructura social y económica ya consolidada en el medio rural, difícil de
alterar. En este trabajo sin embargo, se evidencia la capacidad de
movilización y participación de los labradores de la zona. Demostraremos
como se trabó un “dialogo fecundo” entre labradores y abogados urbanos
capaces de encausar sus demandas en discursos imbuidos de ideas
ilustradas. Confirma la hipótesis del rol activo de los labradores, el alcance de
la movilización, la duración de los juicios y el hallazgo realizado por Banzatto
de litigios semejantes en el origen de Chascomús, lo que muestra que una
porción importante de la campaña fue sacudida por conflictos semejantes en
esos años. Este último litigio, según Banzatto, fue ocasionado por el
incumplimiento de lo prescripto en las Leyes de Indias respecto a otorgar a
los primeros pobladores de las Guardia títulos de propiedad de las tierras que
ocupaban. La precariedad jurídica en que por eso quedaron, fue aprovechada
por denunciantes ausentistas, en su mayoría abastecedores de Buenos Aires,
que realizaron denuncias que comprendieron las tierras de los milicianos.
Banzatto demostró las maniobras dilatorias que llevaron a cabo los militares de
la Guardia intentando el establecimiento permanente de los milicianos en la
frontera ante las resoluciones de gobernadores, intendentes y fiscales.86

Planteamos por lo tanto, que subyacía en la campaña una tradición de


litigiosidad que emergía en momentos específicos, ¿Cuáles fueron estos? La
primera ola de tensión que recorrió la región sería la descripta en esta
oportunidad, cuando a fines del siglo XVIII y a principios del XIX comenzó el
poblamiento de estas tierras y los poseedores de títulos por más precarios que
fueran, quisieron hacer valer sus derechos y obtener rentas de los labradores
asentados en ellas. Una segunda oleada de conflictos estalló, como lo
demuestra Fradkin, en la década de 1820, cuando se aplicó la enfiteusis en la
región. La tercer oleada se produjo a mediados del siglo XIX, cuando
trescientos cincuenta y cuatro labradores de Chivilcoy elevaron un petitorio
solicitando la subdivisión y venta de tierras públicas, en lo que podría
considerarse la única reforma agraria de la provincia de Buenos Aires. Este
episodio transcurrió en vísperas de sancionarse el código civil de Vélez
Sarfield que extendió el concepto de propiedad privada moderno. Tenemos
interés, entonces, en observar las características que asumieron estos
conflictos, que creemos que son el punto de partida de la tradición de
litigiosidad local para compararlos con los posteriores.

Los juicios a pesar de ser actos de bajo perfil, aislados y


desarticulados, sirven para delinear las relaciones entre el estado y la
sociedad civil. Los analizados en esta oportunidad corresponden a los últimos
años de la etapa colonial y los primeros de la independiente y si bien
presentan una gran riqueza explicativa para delinear la relación entre el estado
y los grupos subalternos, al mostrar que el pasaje hacia un estado
moderno capaz de ordenar y objetivar los marcos jurídicos no estuvo libre
de tensiones; por razones de espacio en este trabajo, el rol del estado será
tratado tangencialmente.

Pasemos a su análisis. El primero es de 1788 y fue entablado por


"Ángel Márquez por sí y a nombre de los labradores de la frontera de Luján
86
G. BANZATTO, La expansión…op. cit.

42
sobre cobro de Francisco Suero de arrendamientos de aquellas tierras”. 87 El
segundo, de 1798, aparece titulado como "Expediente promovido por Andrés
Veloz por sí y a nombre de otros vecinos del pueblo de la Guardia de la
Frontera de Luján para que Pedro Díaz de Vivar no les moleste con
arrendamientos u otras pensiones por los terrenos que ocupa.”88 El tercero de
1812, por “Los labradores de la Guardia de Navarro contra Juan de
89
Almeyra”. Como podemos apreciar, todos tienen varios elementos en común;
fueron iniciados por labradores de la misma región: la frontera de Luján, a tal
punto, que algunos arrendatarios son partícipes de dos de ellos, además
coinciden los motivos y los modos de llevarlos adelante: todos se iniciaron por
el pago de arriendos y en todos uno de los labradores representó a los demás
por el poder que le habían otorgado. Pero el rasgo que consideramos más
original es que todos reprodujeron la tensión generada por el primer intento de
legitimar la posesión sobre “tierras nuevas”.

A. Los labradores de la frontera de Luján contra Francisco Suero.90

La merced de Francisco Suero

En junio de 1788, treinta y siete vecinos de la frontera de Luján, más


precisamente de los aledaños de la cañada de La Cruz - tierras que median
entre el río Luján y el río Areco y que actualmente pertenecen al partido de San
Andrés de Giles- le entregaron a otro vecino: Ángel Márquez, un poder para
que los representara en un juicio que Francisco Suero les había iniciado por
negarse a pagar los arriendos que éste pretendía. En esta oportunidad,
Francisco Suero pidió que se rastrearan todos los antecedentes que tenía
sobre esas tierras y que básicamente consistieron en su solicitud y en las
presentaciones por litigios que se sucedieron desde 1750 hasta 1787 y que se
encontraban en la Villa de Luján.

El primer testimonio, en orden cronológico, fue la solicitud de tierras


realizadas por Ruiz de Orellano, Alcalde de la Santa Hermandad, en marzo de
1740. En esa oportunidad Ruiz de Orellano argumentó:

" ....ha más de quince años que me hallo avecindado en esta


dicha ciudad y casado dos veces con nietas de los primeros
conquistadores y fundadores de ella y e servido a su majestad en
todas las ocasiones que se han ofrecido, especialmente en la
expedición de Colonia del Sacramento en el año de setecientos
quatro a mi propia costa.... no se me á hecho ninguna merced de
tierras, solares, ni otra cosa alguna y hoy se hallan vacas y
despobladas las cavezadas de la estancia que poseo entre el río de
Areco y el río Luján, por lo que se ha de servir ossia hacer merced

87
AHPBA, Legajo 9, Nº 330, año 1788.
88
AHPBA, Legajo 11, Nº 483, año 1798.
89
AHPBA, Legajo 12-424 Este juicio fue extensamente trabajado por E. AZCUY AMEGHINO
en “¿Oferta ilimitada de tierras? Navarro, 1791-1822”, en Ciclos, Año IV, Nº 6, 1º semestre de
1994
90
AHPBA, Legajo 9, Nº 330, año 1788.

43
en el real nombre de las referidas tierras que estoi pronto a pagar el
real derecho de la media annata... “91

Ruiz de Orellano no debió esperar mucho la respuesta del gobernador


porque a los dos días éste le contestó:

" os hago merced a vos, el dicho Don Joseph Ruiz de


Orellano, para vos y vuestros herederos de las tierras contenidas
en dicho sitio y debajo de los linderos en él expresados y con
calidad de pagar el real derecho de la media annata ...”92

El paso siguiente de Ruiz de Orellano fue presentarse ante los


oficiales reales para que le dieran posesión y fijaran el canon que debía
pagar.93

En segundo lugar, Francisco Suero, hermanastro de Ruiz de


Orellano, debió demostrar como estas cabezadas obtenidas
legítimamente por su hermano habían llegado hasta él y para hacerlo el
abogado defensor cito el acuerdo efectuado:

".... que por quanto el trece de mayo del año pasado de mil
setecientos sinquenta y uno, el referido General Orellano le sedió y
traspasó a Francisco Suero todo el derecho y acción que tenía a las
cabezadas de tierras de estancias que poseía en dicho partido, en
virtud de título expedido a su favor por el gobernador, cuia sesión
recaio aún finiuito de quentas que entre ambos tenían
extrajudicialmente, de lo que hicieron un papel simple....."

Recordemos que Francisco de Suero era comerciante, traficante,


prestamista, etc. por lo que el medio de acceso a estas cabezadas no debió ser
otro que el del préstamo entre hermanos. La estrategia de traspaso del
dominio usada en este caso resulta similar a otras halladas en la campaña
rioplatense, que sirvieron para ilustrar casos de persistencia e indivisibilidad
del patrimonio rural en manos de una misma familia durante varias
94
generaciones sin usar el mayorazgo. La versión que Francisco Suero
presentó no coincide plenamente con la anterior y de hecho está subrayada y
con notas al costado llamando la atención:

91
AHPBA, Legajo 9 Nº 330. La imprecisión espacial de la solicitud se manifiesta en la
denuncia de tierras: “Se hallan vacas las tierras que están sobre el río Luján que llegan a
encontrarse con las suertes principales repartidas en la otra banda del río Luján y también de
las que lindan dos leguas río arriba y dos leguas río debajo de la dicha de mis estancias y las
quales dichas tierras son improductivas que solo pueden servir para la extensión de los
ganados que tengo en dichas estancias para que puedan pastar en ellas” p. 5.
92
AHPBA, Legajo 9, Nº 330.
93
En la tasación intervino el vecino Don Joseph Rodríguez Luna, quién vaticinó que:
"....dichas cabezadas son secadales, sin agua en parte ninguna y no tienen ni son de utilidad
ninguna por ser campos yermos y solo pueden servir para estancia de los ganados de dicho
Don Joseph de Ruiz de Orellano y los taso en quinientos pesos". AHPBA, Legajo 9, Nº 330.
94
SAGUIER, CANEDO, BANZATTO, op. cit.

44
".... habiendo tenido posesión desde tiempo inmemorial,
desde mis bizaguelos de unas tierras de cavezadas en el dicho
pago en que tenían sus labranzas y sus descansos de sus crecidos
ganados y últimamente habiéndome hecho traspaso mi hermano, el
general Don Joseph Ruiz de Orellano, como uno de los principales
herederos de dichos mis abuelos.”95

Litigios entre poseedores de títulos

Los primeros litigios en los tres juicios analizados surgen por la


superposición de títulos y se iniciaron básicamente cuando aparecen
labradores capaces de pagar arriendo. En esta ocasión Suero explícitamente
aclaró que hacía cuatro años que labradores habían poblado esas tierras (es
decir lo habían hecho aproximadamente en 1751) de ahí su interés por dirimir
a quién le pertenecían.

“(…) acabo de tener noticias de que Ascensio Ballejos, a


quién vendió mi hermano un retasillo de tierras, a sacado merced de
dichas cavezadas, sin citación mía, por lo que solicito a ossia que
notifique a Ballejos para que comparezca ante el juzgado de usted,
como así mismo no prosiga labrando dichas cavezadas, ni los
muchos agregados que en estos quatro años han sembrado
cantidades de trigo cada uno para poder husar de mi derecho, cada
vez y quanto me convenga.”

La respuesta de Ballejos fue:

"... hace muchos años que estamos en posesión de la suerte


de tierras que en el se mencionan, en la que se sirvió ossia como
juez de tierras ampararnos; y porque Don Francisco Suero pretende
molestarme en ella, pues se ha presentado ante el alcalde de
segundo voto quién me ha mandado bajar y poner a ossia en el
conocimiento de esta causa, como a su justificación para que se
sirva mandar que dicho don Francisco exhiba los instrumentos
por donde pretende contradecir mi posesión."

A pesar de que ambos tenían títulos, los de Ballejos tenían sólo un


año de antigüedad y por eso, aunque no constaba en las arcas el pago de la
media annata que debían haber realizado Orellano o Suero, el juez declaró
que según la antelación de la denuncia, las tierras pertenecían a Francisco
Suero, con tal que en siete días hubiere satisfecho dicho pago. Fue recién en
esta oportunidad, 1755, cuando Francisco Suero pago los 29 $ que le
correspondían, 25 por la media annata y 4 por flete a Europa. A partir de ese
momento se le enviaron cuatro notificaciones a Ballejos, pero recién en
mayo de 1756 se le pudo poner al tanto de la decisión del juez. A continuación
Ballejos solicitó la mensura y el deslinde de las cabezadas, teniendo en cuenta
los documentos que fundaban el derecho de ambas partes. Dicha mensura se

95
AHPBA, Legajo 9 Nº 330.

45
efectuó en mayo de 1757 y luego, Francisco Suero tomó posesión de las tierras
que le correspondían y Ballejos quedó en las que él ya tenía.

Este fue el primer litigio que ocasionaron estas cabezadas y que se


debió básicamente a la entrega superpuesta de las mismas tierras a dos
peticionantes distintos. En este caso, el tribunal actuante se inclinó por la
antigüedad en la solicitud, aunque entre ambas sólo diferían tres años y la
que resultó favorecida no había cumplido con el pago del canon
correspondiente. Lo llamativo del caso es que este no fue el único litigio y en
menos de veinte años se sucedieron otros dos.

El segundo, transcurrió en 1761. En esta oportunidad Francisco de


Suero, se presentó porque sobre tierras que suponía suyas:

"....estaban labrando varios sujetos que se excusan de pagar


el terrazgo que legítimamente deben, aún proponiéndole cobrar con
la maior moderación posible solo la mitad de lo que siembran, con
varios pretextos y abusando del veneficio que hasta aquí se les
tiene hecho por mis antecesores y por mí de vivir libremente y sin
pensión alguna en dichos terrenos.....”96

Ubicada al norte del camino de Mendoza, se hallaba la población de


Doña María Josefa Aguila, viuda del capitán Monsalvo. Esta mujer, no sólo
tenía crecidos números de ganados, sino que estas tierras se encontraban
pobladas por numerosas personas con su consentimiento, a la que reconocían
como única dueña. Ante la intimación del juez, estos arrendatarios aceptaron
pagar el terrazgo que Suero les demandaba, salvo Felipe Silva que antes de
pagar el arriendo decidió mudarse a tierras "vacas" del río Luján arriba,
adonde lo encontraremos al abordar la historia de los pobladores de Los
Leones en el capítulo cuatro.

A esta altura aparecen nuevos actores, que van a tener un peso


importante en los litigios siguientes, los arrendatarios, que debían pagar el
terrazgo. Es probable que a Suero le importaban más que las tierras vacas,
este apetitoso grupo de labradores capaces de entregar la módica cantidad de
la mitad de las semillas que sembraban. Justamente el conflicto fue con la
viuda Doña Josefa Aguila, que estaba percibiendo este interesante caudal de
renta. La respuesta de los arrendatarios que ya venían pagando el terrazgo,
no debe asombrarnos; nadie se preocuparía mucho por cambiar de locador,
cuando la renta que se debía pagar era la misma. Pero también estaba la
opción de alejarse de las tierras ocupadas e instalarse sobre las tierras libres
de la frontera, en las cuáles podrían vivir libremente, sin pagar terrazgo, al
menos hasta que algún otro las solicitara.

El tercer episodio fue en enero de 1777, cuando Suero llego a un


acuerdo con los albaceas de su difunta vecina, Doña Juana Acosta. Y
obviamente el acuerdo fue por lo que más preocupaba a ambas partes: el
cobro de los arriendos:

96
Ibídem.

46
".... parte de los vienes de dicha finada se cobren por vías de
arrendamiento de labranzas de tierras a los chacareros que
siembran desde el camino antiguo y del lado que viene de Areco
atravezando la cañada que llaman de las vizcacheras, para el río de
Luján al paso que llaman de Trejo y que se cobre de los lados del
poniente del dicho camino y que el referido Francisco Suero cobrará
de los lados del naciente...."97

Litigios contra arrendatarios.

El cuarto episodio, presentado en este litigio (no tenemos ninguna


certeza de que haya sido el último) fue el que inició esta causa. Ángel
Márquez, en su nombre y en el de los otros treinta y siete labradores de la
frontera de Luján, alegó que debió presentarse ante el tribunal, dado que
Francisco Suero, hacía más de quince años (allá por 1773-74) solicitó que
todos los pobladores de aquellas tierras le contribuyeran arrendamientos. Pero,
según Márquez, sin que los damnificados intervinieran y sospechando lo
perverso de la solicitud, el gobierno le solicitó que expusiera su título de
propiedad. Ante la irregularidad del título, Suero dejo pasar esos quince años,
hasta que volvió a la carga contra los arrendatarios.

Márquez afirmó que ante la intimación del alcalde de Luján, pagaron los
veinte y cinco pesos que éste fijo como canon. Pero con esta presentación,
solicitaban que se revieran los títulos de Suero y que si éste no pudiera
acreditar el dominio directo de dichas tierras, se les restituyera el arriendo
pagado:

".....dejándolos en quieta posesión de dichas tierras y


labranzas, dado que constituidos en aquella frontera en defensa de
esa ciudad formando un inexpugnable muro contra las irrupciones
enemigas, pues mediante sus poblaciones y la asistencia de los
cabos militares no entran los enemigos infieles y que los más
beneficiados con su presencia son la población, el rey y la
agricultura.”98

Razones del bien común, como las alegadas en esta oportunidad,


resultan redundantes cuando se estudian otros juicios. Aún en 1779, los
arrendatarios permanecían sin pagar el terrazgo, por más que el alcalde
ordinario de la Villa de Luján pasó a todos los terrenos poblados...

"..... y les reconvine y les hice saber que debían pagar los
arrendamientos en semillas, así atrasados como presentes, que son
dos fanegas por año, con algunas rebajas a los mui pobres y que por
no obediencia y resistencia se le exigiría una multa de doce pesos,
y pagadas que fuesen las semillas y multa le concedía término de
tres días para su recurso al derecho que tenían a dichas tierras, ante
el señor alcalde de la expresada Villa..."

97
Ibídem.
98
Ibídem.

47
¿Cuanto pagaban y quiénes eran?99
Cuadro nº 4: Pagos efectuados por arrendatarios a Francisco Suero.

Apellido y nombre de los Plata Trigo


arrendatarios Pensión Arrendamiento
Joseph Sosa 1
Jacinto Casas 4
Francisco Villalba 3
Joseph Gómez 1
Francisco Velásquez 2
Juan José Falcón 1 4
Tiburcio Díaz 3
Gregorio Lencinas 4 2
Pasqual Galeano 4
Don Manuel García 2 4
Francisco Zespedes 6
Capitán Urquizo 4
Remigio Gómez 2
Jose Mosqueira 8
Bartolo Figueroa 2 4
Vicente Peñalva 3 6
Bentura Larrosa 2 1
Pedro Galeano 2
Francsico Cisneros 3
Xavier Lozano 1
Antonio Cisneros 2
Phelipe ? 1
Baptista Cabral 1
Brizuela 4
Don Gavino 3
Yerno de Larrosa 4
Pedro - Pablo Sosa 3
Agustín Sosa 2 4
Leandro Sosa 2 4
Suma 93 37 Fanegas
Fuente: AHPBA, Legajo 9- 330.

El cuadro anterior permite extraer algunas apreciaciones respecto al


carácter de estas explotaciones agropecuarias. En primer lugar, no puede
pasar desapercibido, el uso de la plata para pagar los arriendos. Veintiún
labradores usaron este medio a la hora de abonar, mientras que solo nueve
usaron exclusivamente trigo y otros cinco lo hicieron con ambos bienes. Esto
muestra la extensión del uso de la plata en estas economías campesinas, a las
que suponíamos con un carácter más doméstico que mercantil. También
podríamos hipotetizar que quiénes usaron la plata para efectuar sus pagos lo
hicieron, porque sus explotaciones eran más ganaderas que cerealeras,
aunque no tenemos ninguna certeza al respecto.

99
La lista esta encabezada por la siguiente inscripción "Lista de lo que hasta el presente han
pagado en semillas los que siembran en las tierras de Francisco Suero. " Esta firmada por
Pedro Riberos.

48
En segundo lugar, teniendo en cuenta que el terrazgo suponía la mitad
de semillas que estos labradores sembraban y que se necesita una fanega
(100 kg.) para sembrar una hectárea de trigo, encontramos que en las
chacras que más se sembraba el área era de unas 16 hectáreas, mientras
que en la mayoría de estas chacras el trigo ocupaba una extensión que
oscilaba en el rango de 2 a 8 hectáreas. Si con la tecnología de la época, se
esperaba una relación siembra/cosecha de 1 a 5, en las chacras más
pequeñas, en que sembraban 2 o 4 fanegas las cosechas eran de 1000 a
2000 kg. y en las más grandes, que sembraban 12 o 16 fanegas la cosecha
era de 60.000 u 80.000 kg.100. Volúmenes que una familia campesina con sus
animales domésticos incluidos podía consumir a lo largo de un año. El volumen
exiguo y la existencia de algunas explotaciones "mui pobres" como dice la
fuente indican el predominio en la región de explotaciones pequeñas de
carácter doméstico. Sin embargo la presencia de algunas capaces de producir
más de cien bolsas de trigo anuales y pagar el arriendo en plata es muestra
de la diversidad productiva.

En tercer lugar – aclarando que no hemos tenido en cuenta el índice de


devaluación de la plata- encontramos que los 93 $ que Francisco Suero cobró
en 1779, superaron con creces a los 29 que debió pagar por la media annata
en 1755. Sí la plata se hubiera mantenido a valores constantes, estas cifras
darían cuenta del excelente negocio que Suero y muchos otros encontraron
en el cobro de los arriendos.

Por último, debemos remarcar una cuestión que también aparece en los
otros juicios y que tiene que ver con el carácter de los litigios. Mientras que los
tres primeros fueron entre presumibles poseedores de títulos para dirimir
quién se quedaba con la renta de los arrendatarios, recién el último, de 1788,
muestra arrendatarios litigando, encabezados por alguien que,
supuestamente, también lo era. Ahora bien, sí Ángel Márquez también lo era,
¿por qué no aparece en la lista efectuando los pagos correspondientes?
¿Estaba en la misma situación que el resto o era otro rentista encubierto?

Este litigio terminó como lo hicieron muchos otros en esos tiempos.


Ante la presión de la intimación, ese año los arrendatarios pagaron, aunque de
56 labradores que supuestamente vivían sobre tierras de Suero, sólo 30 lo
hicieron, pero es muy probable que tan pronto disminuyera la presión, estos
labradores dejaran de pagar.

B. Los labradores de la Guardia de Luján contra Pedro Díaz de Vivar.

La Merced de Juan de Bergara.

En 1635, el capitán y regidor Juan de Bergara residente en la ciudad de


Buenos Aires desde fines del siglo XVI, recibió en merced dos leguas de tierras
en ambas márgenes del río Luján - hacia el río de Las Conchas y hacia el río
de Areco-, que se extendían una legua y media tierra adentro, con sus

100
I. TORT, op cit.

49
cabezadas respectivas.101 Esta merced se iniciaba en el paraje del “árbol
solo”102 y llegaba hasta el salto del río Luján, que de acuerdo a la mensura
realizada por Cañas y Osores en 1783 se sitúa frente a la Guardia de Luján –
actual ciudad de Mercedes.103 En 1638 Bergara trató de ampliar la merced
anterior y le solicitó al gobernador:

".... que se me haga merced de todas las tierras vacas y


despobladas que parecieren y hubieren desde las tierras que VS. me
tiene hecha merced que tengo referidas hasta la dicha laguna turbia,
reducción de San Lucas y toldo(..)Argumentó para ello: “...que las
más de las veces del años falta agua para el ganado en las tierras
en el sitio donde VS. me tiene la dicha merced y que en sitio
adelante esta la laguna turbia que todo el año tiene aguas......”104

A pesar de las imprecisiones geográficas y toponímicas propias de la


fuente suponemos que en 1635 se le concedió a Bergara las tierras que se
extienden a ambas márgenes del río Luján desde el paraje del árbol sólo
(posiblemente situado a la altura de la actual ciudad de Luján) hasta la laguna
La Turbia, ubicada una legua y media hacia el sur del río Luján, a la altura de
sus nacientes, en donde se bifurca en el arroyo Los Leones y la cañada El
Durazno, en el actual partido de Suipacha.105 Esta laguna marcaría el confín
de esta merced y su pretensión era lógica porque de esta forma sus animales
podían beber en los dos extremos de su campo: en el río Luján, por un lado y
en la laguna La Turbia, por el otro, facilitando el manejo de los rodeos al
permitir aquerenciar los animales por las aguadas permanentes.106

La presencia de Bergara y sus sucesores fue casi nula durante el siglo


XVII y la primera mitad del XVIII. 107 Pedro Díaz de Vivar heredero en cuarta
generación de Bergara y hombre vinculado al poder virreinal, capitán de

101
Juan de Bergara según su declaración había prestado importantes servicios al rey “en esta
ciudad, en Tucumán y en Perú " y fue uno de los más favorecidos por los repartos realizados
por los gobernadores entre 1630 y 1640, recibiendo cabezadas en Las Conchas; cabezadas,
sobras y otras tierras en Luján; cabezadas y sobras en Arrecifes; cabezas y sobras en Monte
Grande, tierras para chacras en Monte Grande y solares urbanos. AHPBA, Mercedes de
tierras hechas por los gobernadores a nombre del rey, La Plata, 1979, pp. 20.
102
El árbol solo supuestamente estaba ubicado en la actual ciudad de Luján.
103
Mensura realizada por Manuel Ozores en 1793, de la posesión de Pedro Díaz de Vivar.
Ozores afirmó respecto al salto: “.... y que ahora no se lo podía conocer por la mucho agua
que llevaba el cajón del río y por eso no se podían reconocer las toscas que se habían visto en
la mensura de 1753.” Mensuras Antiguas de la Guardia de Luján, Archivo Histórico de
Geodesia, La Plata.
104
Ibídem.
105
Archivo Histórico de Geodesia, en adelante AHG; Registro gráfico de 1830, MOSP, La
Plata.
106
Mercedes de tierras hechas por los gobernadores a nombre del rey. Op. cit. p. 26. Ya en
ese momento, el propio tasador al referirse a las tierras de Bergara consideró que: " las
cabezadas de esta estancia son de poco valor porque nunca se pueblan y son tierras yermas y
despobladas..”
107
AHPBA, Legajo 19 Nº 651, José Díaz contra.....

50
milicias de la capital, vecino de Buenos Aires y comerciante,108 con vínculos
en esta frontera la recibió en 1793.109

A pesar del largo tiempo de tenencia los únicos actos de posesión sobre
estas tierras ejercidos por los descendientes de Bergara fueron formales; en
1757 sus herederos mensuraron la merced y luego mantuvieron litigios con los
vecinos. Sus resultados favorables fueron presentados como prueba de
posesión. Pero no pudieron esgrimir en ningún momento, algún acto de
posesión efectiva. En estos ciento cincuenta años nunca construyeron una
vivienda, ni explotaron esta merced. Sin embargo estas tierras no quedaron
yermas y despobladas, ya que a lo largo del siglo XVIII pobladores
espontáneos se fueron asentando sobre ambas márgenes del río Luján
aprovechando la fertilidad de estas tierras, de suaves lomadas, con abundantes
aguadas naturales y buenos pastos.110 El poblamiento de esta región se
afianzó con la construcción del Fuerte de la Guardia de Luján, a mediados de
ese siglo sobre las propias tierras de Vivar.

Litigios entre poseedores de títulos.

Como en el caso anterior podemos diferenciar los primeros litigios que


fueron entablados entre poseedores de títulos, antiguos beneficiarios de
mercedes o entre quienes habían adquirido sus derechos en el siglo XVII,
con escrituras en su poder y provenientes de la élite colonial, ya fuera por sus
actividades comerciantes (y contrabandistas) en el caso de Suero, o por ser
parientes de militares influyentes, como Tomás Díaz, de otros más tardíos
iniciados por arrendatarios.

El primer litigio generado por esta merced fue con Francisco Suero, en
1753, por los fondos, que se resolvió con la demarcación realizada por
Domingo Díaz ese mismo año. En esa mensura se le adjudicó a la merced de
Vivar una extensión de cinco leguas y medias. El segundo fue en 1793,
cuando Díaz de Vivar le quiso cobrar arriendo a José Tomás Díaz
sosteniendo que las tierras le pertenecían. Este juicio hizo hincapié en las
mensuras y la defensa esgrimida por Díaz se basó en la presencia de
tierras comunales:111

108
AGN, Biografías, Sección Colonia. En 1774 a Díaz de Vivar se le abrió un expediente
para que devolviera los 500 $ que recibiera de gratificación del apoderado de los blandengues
de la Frontera de la Guardia de Luján por haber intercedido para lograr el pago atrasado de los
haberes de lo soldados de este regimiento. Es posible que el desprestigio en el que cayó Díaz
de Vivar, después del episodio del pago de los blandengues y de otros similares, como el de
1780, cuando se resolvió que fuera a las Islas Malvinas, como castigo por haber fomentado
una representación solicitando que continuara como virrey Cevallos, después de ser público el
nombramiento de Vértiz, haya hecho que los vecinos de la Guardia de Luján, que estaban
ocupando las tierras que él había heredado y que conocían esta situación, aprovecharan su
descrédito y le iniciaran un juicio del que se suponía que saldrían airosos.
109
E SAGUIER “Mercado Inmobiliario y Estructura Social. El Río de la Plata en el siglo XVIII”,
Buenos Aires, CEAL, 1993.
110
AGN, Comandancia de Fronteras, Sala IX, 1-5-6.
111
AHPBA, 19-6-51. Los derechos de José Tomás Díaz provenían Lazaro Pérez Luque,
alférez y vecino de Buenos Aires, que en 1690 por haber prestado importantes servicios al
rey, recibió dos parcelas de tierras para estancias de ganados sobre la costa oriental del

51
:“...y que otras cabezadas correspondientes a los expresados
terrenos están para ponerse en ellas ganados para que fueran
aguadas comunales a las haciendas de todas las estancias y las
frontadas para ponerse en ellas sembrados y sementeras. (....)
porque pedir las cabezadas de todo el río Luján es pedir aquello
mismo que era propio de todos los vecinos, porque así esta visto y
se encuentran numerosas ordenes en el Cabildo de la Villa de
Luján.”112

De acuerdo a estas afirmaciones ciertos terrenos previamente definidos


estarían destinados a un uso común, concepción muy vinculada al uso
comunal de los montes, los pastos, las aguadas y las tierras de pastoreo en las
comunidades europeas antes de las leyes de cercamientos.

Litigios entre arrendatarios y poseedores.

Del mismo modo que en el caso anterior observamos la aparición a


fines del XVIII de nuevos actores litigando: los arrendatarios. El juicio que a
continuación describimos fue el que entabló, en mayo de 1798, “todo este
vesindario de esta frontera de Luxan”, formado por cincuenta y tres vecinos
que se reunieron y le entregaron un poder a Andrés Veloz “vesino de este
mismo destino”,113 para que los representara en el juicio que le iniciaban a
Pedro Díaz de Vivar. Este rico litigio permite un amplio espectro de lecturas
que incluye aspectos políticos, jurídicos, pasando por las relaciones de
producción. La riqueza de análisis deviene del hecho de que no fue sólo un
conflicto entre arrendatarios y propietarios sino que también fue el conflicto de
todo un vecindario, que esgrimió razones políticas en su defensa, como el
bien común o el estatuto jurídico de la Guardia de Luján, (asemejándose en
esta aspecto al que los milicianos de Chascomús mantuvieron con los
denunciantes ausentistas). Por eso permite indagar las concepciones que los
vecinos de la frontera y los poderes políticos porteños tenían respecto a los
derechos de este vecindario o cuestiones referidas a la extensión del poder
público en la frontera.

En primer lugar, ¿Qué reclamaban los vecinos? Los motivos por los que
iniciaron el litigio fueron:

"que no se nos moleste ni inquiete en la posesión pacifica


con pagos de arrendamientos u otras pensiones por los terrenos que
ocupamos...... ya que sucede que desde tres a cuatro años a esta
parte Pedro Díaz de Vivar se haya declarado dueño y bajo este
concepto sujetándonos a la contribución de arrendamiento, desalojo
de estas habitaciones y otros hechos tan opuestos al antiguo
derecho que teníamos adquirido.(…) Me ha parecido oportuno
reclamar protección a VE, a efecto que se digne mandar, que
ninguno de los poblados en la guardia de mí vecindario y cinco

río Luján. Este se las donó a su sobrino, Marcos Rodríguez Flores y posteriormente las
heredó su nieto José Tomás Díaz.
112
AHPBA, Legajo 19-651.
113
AHPBA, 12-424, Andrés Veloz contra Pedro Díaz de Vivar.

52
leguas en contorno que es lo menos que se necesita para pastos y
labrantíos sea molestado con despojo de arrendamiento u otras
pensiones por Don Pedro Díaz de Vivar o algún otro a que este le
haya vendido.”114

¿Qué argumentos esgrimieron cada una de las partes?

• “...el vezindario de la frontera de Luxán”.

La demanda colectiva, con la que se inició el juicio, fue realizada por


todo el vecindario, ya que era la propia Guardia de Luján – para esa época
caserío de relativa importancia- la que estaba en juego. Por eso, una parte
importante de la argumentación versó sobre derechos que les correspondían
a los vecinos como habitantes de la frontera. La conveniencia que esta
Guardia se convirtiera en una villa con una población estable y productiva
instalada sobre tierras propias que sirviera al bien común de toda la población,
completó la argumentación anterior. En este aspecto cabe recordar que las
Leyes de Indias garantizaban a quiénes iban a poblar la frontera títulos de
propiedad sobre las tierras que ocupaban. Sin embargo y como lo demostró
Banzatto para Chascomús, en la campaña bonaerense en general no se
cumplió con esta prescripción. Los labradores de Chascomús, a diferencia de
los de la Guardia de Luján, hicieron explícito el incumplimiento de esta norma
al manifestar no se otorgaron los títulos por los ataques indígenas y luego por
la existencia de “donaciones antiguas”. En cambio, los analizados en esta
oportunidad en ningún momento citaron a las Leyes de Indias y ni siquiera
manifestaron los motivos por los que no recibieron los títulos sobre la tierra. Por
eso creemos que a pesar de que los conflictos tuvieron el mismo trasfondo los
labradores de la Guardia de Luján enfatizaron la cuestión del arriendo más
que de la propiedad, por su extracción social más marginal.

La demanda colectiva se debió a que a fines del siglo XVIII el proceso de


individualización que caracterizó a la vida política moderna, aún no se había
afianzado completamente en la campaña bonaerense. En las sociedades del
antiguo régimen el individuo se concebía a si mismo como miembro de un
grupo115. En el imaginario de estos litigantes y del abogado que los representó
los derechos eran del vecindario, de la colectividad. Eran vecinos quiénes
gozaban de un estatuto preferencial, que suponía ser miembro de pleno
derecho de una comunidad política dotada de privilegios, fueros o franquicias y
no lo eran quiénes vivían dispersos en el campo o en ciudades sin estatuto
jurídico reconocido, por eso no existía un “vecinazgo” común a todos, sino que
este estatuto dependía de los derechos específicos de la comunidad a la que
se pertenecía. De aquí que existiera toda una jerarquía de privilegios entre
ciudades, villas y pueblos. Por eso, en este juicio gran parte de la demanda y
de la defensa versó sobre el estatuto jurídico de la Guardia de Luján, ya que
de eso dependía el derecho de sus habitantes. Si bien la percepción de Pedro
Díaz de Vivar distaba mucho de la de los vecinos, en tanto artífices del bien
común, también él percibió la importancia que tenía el estatuto jurídico de esta
114
Ibídem.
115
FRANCOIS-XAVIER GUERRA “El soberano y su reino” en Ciudadanía Política y Formación
de las Naciones. H SÁBATO, coordinadora, FCE, México.

53
Guardia, especialmente cuando se refirió a que:" Ellos se titulan vecinos del
pueblo de la Guardia de la frontera de Luján y esto no pudo asentarse sino
como error porque aquella no es villa, lugar, ni pueblo, ni tiene título de tal,
respecto a que solo se hallan establecida con autoridad la guardia de la
frontera”. Su argumento se basó en el desconocimiento del status jurídico de
villa o pueblo y de tal modo en la negación de los derechos que pudieran tener
sus habitantes. Por último, hipotetizó Vivar, si fuera tan imprescindible la
presencia de estos pobladores en la frontera, la expropiación e sus tierras
sería la solución legítima:

“sí es de tanto interés que se conservasen los que se han


asentado en la Guardia de Luján, dándole la correspondiente
extensión de terreno, siendo ese de mí propiedad, que se me pagare
su valor, sin que haya ley para que a título de ese interés se me
quite, y prive lo que es mi dominio.”

• “ para que pueda formarse una población tan útil y necesaria al


estado”

Los vecinos incorporaron a su causa el interés del estado y desde esta


perspectiva, ellos pasaron a ser sus aliados y los defensores del bien común y
por eso se preocuparon en alertar sobre:

“Los gravísimos perjuicios que traería el hecho de que la


población venga a decaer, porque todos o la mayor parte siendo
insoportable el tributo que se les ha impuesto, tomarán el partido de
irse a vivir a otra parte.”116

La residencia permanente en la frontera otorgaba derechos.117 Desde


que en el siglo XVIII se incrementó el problema de la frontera, el estado
requirió que todos los habitantes que tuvieran domicilio registrado y actividades
productivas reconocidas, principalmente en la campaña, fueran pasibles de la
carga pública, ya sea participando en la milicia o defendiendo la frontera.
Fueron constantes en este juicio, las referencias a los servicios prestados al
estado y los peligros de la vida en la frontera.118 Así, argumentaron los vecinos
que debieron sufrir: “... las crueles invasiones de los yndios pampas como
fueron entre otras las de los años 80 y 83”.119 La dura vida de frontera fomentó
la consolidación de redes de solidaridades cruzadas, por eso, los vecinos

116
Ibídem.
117
O CANSANELLO “ De súbditos a ciudadanos. Los pobladores rurales bonaerenses entre el
Antiguo Régimen y la modernidad” Boletín del Instituto de Historia Argentina “ Dr. Emilio
Ravignani” Nº 11, 3ª serie, Buenos aires, UBA, pp. 113-133.
118
En esta oportunidad invocaron la ley de Indias contenida en el título 12 y la Real Cédula
del 15 de octubre de 1754, en la que se recomienda el amparo de las poblaciones en aquellos
terrenos que ocupen pastos y labrantíos.
119
En el juicio que José Tomás Díaz le inició a Pedro Díaz de Vivar en 1793, el primero
afirmó que desde 1715 estaba en estos campos, los argumentos fueron los mismos: “ y que
los he defendido con las armas en la mano en 1734, y que tomé plaza de miliciano haciendo
una campaña a los yndios fronterizos a mi costa con caballos y armas y (....) después hice otra
campaña de guerra matando y aprisionando barbaros ynfieles que ostilizaban estos terrenos "
AHPBA, Legajo 19 Nº 651, José Tomás Díaz contra Pedro Díaz de Vivar.

54
ofrecieron que se le solicitara un informe al Comandante de la Guardia
respecto a la conveniencia de su reclamo, ya que su lealtad debió estar con
sus vecinos - con quiénes debía compartir los peligros de la vida en la frontera
y no con lejanos y antiguos propietarios. Recordemos que lo mismo percibió
Banzatto en Chascomús, en donde demostró la multiplicidad de maniobras
dilatorias adoptadas por los militares de esa Guardia para lograr la
permanencia de los labradores que las órdenes del gobierno central obligaban
a desalojar.

• "...sabemos muy bien que a todos los que se les hubiere repartido
tierras deben poblarlas y poseerlas bajo la pena de perderlas.”120

Hasta fines del período colonial el derecho de propiedad estaba


restringido al cumplimento de determinadas cláusulas, como la explotación del
terreno o la construcción de caseríos, por eso Veloz afirmó que la posesión de
Díaz de Vivar era: "intrusa formando este concepto el miserable abandono en
el que supone que han estado aquellos terrenos.”121 Para las Leyes de Indias la
posesión y ocupación continua y pacífica de un predio durante cuarenta años
era condición necesaria para otorgar los títulos de propiedad del mismo, por
eso, la posesión de los vecinos podía ser reconocida como suficiente para
reclamar la propiedad. El moderno concepto de propiedad incorporó no solo a
la tierra sino también a todos los recursos que se encontraban sobre ella. Esta
fue otra fuente de tensiones y conflictos ya que a los pobladores rurales les
costó mucho organizar su vida sin contar con la leña, las aguadas, los
animales salvajes, los pozos, los pescaderos, etc. que ahora pasaban a ser de
propiedad privada. En este caso, se quejaban de que:

"...el tributo que se les ha impuesto es insoportable y no se


les permite pasar con los anímales a las aguadas, y se les prohíbe
hasta el uso de la leña del campo, hasta el extremo de amenazarles
con la quema de sus ranchos y posesiones, fuera de otras muchas
exhortaciones.”122

• "...pudo haberlo posesionado hasta la cierra de la ventana, bien


seguro de que tampoco encontraría documentos entre los yndios,
obstructivos de su empeño".

Es obvio que, cuando Bergara en 1635, solicitó su merced, estos


terrenos eran aún casi desconocidos, por los que sus límites necesariamente
debieron ser imprecisos. Así fue que pidió “.... todas las cabezadas vacas
desde el árbol sólo en adelante hasta la laguna turbia y el toldo” En otras
palabras pidió todas las tierras desde la altura de Luján hasta las nacientes del
río, en los actuales partidos de Suipacha, Areco y Chivilcoy. Pero ciento
cincuenta años después, estos terrenos no solo habían sido ocupados sino
también muy bien reconocidos y cada tramo del río, laguna o aguada tenía sus
pobladores fijos que hacían uso de ella. Por eso las mensuras antiguas
también fueron discutidas en esta oportunidad. Los documentos exhibidos por
120
FRADKIN Raúl "La experiencia de la justicia." OP CIT.
121
Andrés Veloz contra…. Op cit.
122
Andrés Veloz contra.... op cit.

55
Díaz de Vivar no especificaban si esta merced incluía suertes principales,
cabezadas o sobras, ni su extensión, ni el paraje en el que se hallaban, solo
afirmaban que Bergara:....se llamaba lindero de una escritura otorgada a favor
del santuario de Nuestra Señora de Luján de unas tierras de estancia y que
ninguno de los establecidos hasta el salto había presentado documentos que
desvaneciesen la anticuada pertenencia" Veloz se quejó de que tanta
imprecisión "pudo haberlo posesionado hasta la cierra de la ventana, bien
seguro de que tampoco encontraría documentos entre los yndios, obstructivos
de su empeño". La imprecisa delimitación de los terrenos y la superposición de
títulos de propiedad fueron los motivos más frecuentes de conflictos judiciales.
Además la mensura presentada, realizada en 1793123 por Cañas y Ozores,
adolecía de ciertos errores, que podían denotar la liberalidad con la que se
entregaba la tierra pública o el favoritismo del agrimensor hacia el propietario.
Al respecto Veloz afirmó:

“Yo no puedo entender como unas cavezadas o sobras de


suertes principales del otro lado del río de Luján, inmediatas a la
cañada de la Cruz pudiesen principiar en este lado del río, pasar por
encima de él y venir luego a terminar sobre las barrancas del mismo
río con una diferencia de ochocientas varas, después de haberse
internado mucho más adentro.”124

En sí, la mensura de 1793 tuvo dos problemas: uno fue el de colocar el


mojón junto al río "para que se viera mejor” cuando las dos leguas
ochocientas varas terminaban ochocientas varas antes de llegar al río. El otro
fue:

"(...) que hallándose desde dicho mojón del salto fronterizo


a la Guardia de Luján, río de por medio, porción de tierra que no se
ha podido incluir en esta mensura por lo irregular que quedaría su
figura he prevenido a Don Pedro Díaz de Vivar la reconozca y tenga
por suyas por ser pertenecientes a los títulos y mercedes de Juan
de Bergara".

De esta forma, los terrenos más cercanos a la Guardia –que eran los
que mayor población tenían- quedaban en una situación discutible (sin
mensura pero pertenecientes por los títulos y con un mojón salido de la línea)
Esta circunstancia le permitía a Vivar tener más arrendatarios a quienes
cobrar y a estos, poder cuestionar esos derechos. El problema se agravó ya
que a partir de 1798 Vivar comenzó a vender partes de su merced y los nuevos
dueños hostigaron aún más a quienes se encontraban residiendo en sus
campos y se negaban a pagar arriendos. Llegaba a tal punto la confusión (o
viveza de Veloz, como quiso hacerlo ver Díaz de Vivar) que de los cincuenta y
tres vecinos firmantes solo cinco, estarían comprendidos dentro de lo que
quedaba de su merced y estos eran: el propio Veloz, Juan José Palavecino,
Silverio Melo, Nicolás Rodríguez e Ildefonso Barrancos.

123
AHG, Mensura realizada por Juan de Cañas y Manuel Osores, Mensuras Antiguas, La
Plata.
124
Ibídem.

56
Labradores y apoderados.

Por último, ¿Quiénes eran estos cincuenta y tres vecinos? Y más


importante aún, ¿Quién era Andrés Veloz, vecino de la frontera, arrendatario y
vinculado con abogados porteños para poder hacer de nexo entre los
habitantes de la frontera y las esferas de poder?

Si cotejamos la información del litigio con la del padrón de 1813125 -entre


ambas fuentes mediaron 15 años- encontramos que sobre 53 labradores que
firmaron el petitorio, aún vivían en 1813 y encabezaban UC, 21 de ellos; de
otros 20 encontramos a sus hijos y de sólo 12 no hay información en el
padrón. Pero podemos hilar más fino, porque si sumamos los que aún vivían
en 1813 a los que habían dejado descendientes y los comparamos con el total
de UC del partido encabezados por criollos, encontramos que una muy alta
proporción había participado de este juicio. De esta forma confirmamos el
alcance que este juicio tuvo entre los vecinos de esta Guardia.

Andrés Veloz era hijo de un inmigrante santafecino que se asentó a


principios del sigo XVIII en una estancia sobre tierras de los Lobo Sarmiento en
las cercanías de la Villa de Luján. Andrés (h) vivió la mayor parte de su
tiempo en Luján, lo que no le impidió tener en la estancia de los Leones más
de 5000 cabezas de ganado vacuno, además de caballar, lanar y mular.
Falleció en 1798, dejando inconcluso el juicio que comentamos, que terminó
su viuda. De su yerno Silverio Melo nos ocuparemos en el capítulo cuatro al
retomar la historia de esta familia en la Cañada Los Leones. ¿Y, el resto?

En primer lugar, ellos mismos se definieron como una:

“… multitud de miserables infelices que tienen allí sacrificados


sus cortos haberes y las vidas de sus padres e hijos... y que
hallándonos poblados ha el espacio de muchos años en el citado
parage(...)sin que persona alguna nos inquietase en la pacífica
posesión de los terrenos necesarios para nuestra habitación y
desogo de los ganados precisos para nuestra subsistencia.”126

Pero, realmente ¿todos tenían solo ganados para su subsistencia?

Algunos seguro que no. Andrés Veloz, aceptó tener cinco mil cabezas
de ganado vacuno, a más de caballar y ovino.127 Y no solo era un rico
hacendado Andrés Velóz, sino también lo eran su hijo, Mariano y sus yernos,
Juan Rodríguez y Silverio Melo quiénes tenían aproximadamente,
cuatrocientas cabezas cada uno, en las tierras que estaban en litigio. Pero no
sólo hacendados vivían en la frontera sino también labradores y comerciantes.

125
AGN, Sala X, 8-10-4.
126
AHPBA, Legajo 483.
127
Pedro Díaz de Vivar en su defensa advierte "que de todos los sujetos que aparecen
subscriptos en aquel paraje solo el mismo Andrés Veloz, Juan José Palabecino, Silverio Melo,
Nicolás Rodríguez e Ildefonso Barrancos son comprendidos en los terrenos de mi pertenencia
y ninguno de los otros. " Andrés Veloz contra P. Díaz..... Op cit.

57
El propio Vivar se ocupó de describir el carácter mercantil de los habitantes de
esta frontera:

“(....)y todos los demás que están allí agregados se han


situado por su conveniencia o por el interés que regularmente lleva
a la gente a aquel parage, donde con frecuencia entra algún dinero,
que es lo que sucede en la Guardia con el pago mensual de los
soldados, para venderles y proveerles de lo que necesitan (....) y que
si mañana se trasladara la Guardia a otro punto se vería que no
quedaba persona alguna porque los que pudiesen y tuvieren
arbitrios marcharían en post de la tropa al cebo del sueldo que es el
incentivo e interés que los tiene en aquel destino.”128

El comercio con la tropa, con los indios, el acopio de trigo, cueros y sal
fueron actividades rentables y es dentro de este grupo en donde vamos a
encontrar la mayor cantidad de futuros enfiteutas.129También había labradores
entre estos vecinos y las continúas menciones a la cosecha y siembra de trigo
y frutos de huertas dan cuenta de la importancia de esta actividad, que en
algunas épocas del año llegaba a paralizar las actividades militares de la
comandancia.130

Mientras se desarrollaba el juicio murió Andrés Veloz y debió continuarlo


su viuda. Este juicio terminó con un arbitraje desfavorable para los vecinos, a
los que se les obligó a pagar arriendo “o desocupar esos terrenos y pasar a
habitar en otros que mejor puedan adquirir” teniendo como plazo para
abandonarlos el 5 de septiembre de 1799. Sabemos que no lo hicieron y las
notas solicitando la revisión del fallo continuaron. En noviembre otro fallo les
permitió permanecer “hasta que levanten y recojan los frutos pendientes
pagando moderado arriendo.”131 Si bien no sabemos si pagaron o no los
arriendos sospechamos que la mayoría permaneció en estos campos, porque
aparecen sus poblaciones en el padrón de 1813 y en las mensuras realizadas
a partir de la década de 1820. Muchos tuvieron la posibilidad de acceder a la
enfiteusis y luego a la propiedad dando cuenta del camino recorrido por estos
antiguos vecinos para quiénes este juicio significó la primera o segunda
experiencia - según los casos- pero no la única, en el camino recorrido para
acceder a la propiedad de la tierra.

C.Los labradores de la Guardia de Navarro contra Juan de Almeyra

Las tierras de Juan de Almeyra.

128
Ibidem.
129
ANDREUCCI B “… Tierras libres hacia el oeste. Población, sociedad y economía en la
Guardia de Luján”, Tesis de Maestría.
130
“....quedo encargado de esta frontera con 14 blandengues y 49 milicianos que el
comandante de la frontera ha dispuesto para defensa de este fuerte(...) antes que llegue la
cosecha de granos en que las gentes del campo se consideran tan ocupadas”. AGN, Sala IX,
Legajo 1-6-1, Frontera de Luján, 12 de noviembre de 1779, citado por E NESPOLO “Los
pobladores en la frontera de Luján y el servicio de las milicias” Mimeo.
131
Andrés Veloz contra..... op cit

58
El tercer juicio, iniciado en 1812, fue sobre tierras situadas al exterior de
la línea de frontera. En 1791 un vecino de Buenos Aires, Salvador Rizo,
denunció una fracción de terreno realengo “... distante una legua contando
hacia afuera del mencionado fortín de Navarro... hasta la laguna del trigo
que serán seis leguas”. 132 Rizo nombró como apoderado para el seguimiento
de las diligencias al procurador de la Audiencia de Buenos Aires: Juan de
Almeyra.133 Siguiendo los trámites correspondientes, el fiscal de la audiencia
pidió un informe al Comandante de la Frontera respecto a la conveniencia de
este otorgamiento.

El Comandante Francisco Balcarce, residente en la Guardia de Luján,


respondió en enero de 1792, oponiéndose a la introducción de estancias y
ganados en aquel paraje, porque suponía que podrían atraer a indios134 que
destruirían “las poblaciones de labranza que se habían situado atrás del fortín
de Navarro.”135 Idéntica postura a favor de los labradores adoptó Balcarce en
Chascomús. Para destrabar la negociación que parecía ir por mal camino,
Almeyra propuso que se le solicitara un informe a Manuel Pinazo. Este
informe fue ampliamente favorable a los denunciantes. Recordemos que a
diferencia de Balcarce- que sólo era funcionario-, Pinazo era también un
importante estanciero de Pilar.

Litigios con otros denunciantes.

Aún no contaba Almeyra con títulos firmes cuando tuvo que defender su
denuncia. Esto sucedió en 1795 cuando Marcos Martínez Carmona, Juan
Justo Marchan y Marcos Miguens solicitaron dominio directo sobre los
mismos terrenos que poesía Almeyra.136 Fue en este momento cuando
Almeyra – y no Rizo- solicitó que se diera curso a la venta de los terrenos.
La denuncia de Almeyra fue admitida en enero de 1796 y se realizaron todas
las diligencias que suponían las operaciones de esta índole.137 La tierra quedó
tasada en 40 $ la legua y en junio de 1797 se realizó en Luján la subasta

132
AHPBA, 152-12091, fuentes citadas por Azcuy Ameghino en “ ¿Oferta ilimitada de
tierras? Navarro, 1791-1822” en Ciclos, Año IV, Vol. IV, Nº 6, 1º semestre de 1994.
133
Azcuy Ameghino cree que Rizo solo actuó como un testaferro que le permitió a Almería -
verdadero interesado de las tierras- moverse con más libertad.
134
Esta cita hace explícita mención al poco interés que tenían los indios por las chacras de
labradores, ya que el ataque a éstas era secundaria al de las estancias. Esta podría ser una
razón para explicar la ubicación de las chacras de labranza en el anillo más externo de la
frontera sin protección de fortines.
135
El proceso de poblamiento de esta región por labradores se percibe con claridad: en
1792, Rizo se quejó que el Comandante del Fortín de Navarro “permite que se hagan
todas las poblaciones que se quieran sin impedimento alguno y con la licencia que desde
luego le franquearon....lo que ha de seguirse grave daño a mi parte que aunque no se me
considere un derecho absoluto a las referidas tierras, no podrá negárseme que tengo alguno
por ser el primero que las pobló y denunció.”
136
AHPBA, 9-331.
137
Al realizarse el deslinde del terreno se decidió que una cuarta parte de la laguna de
Navarro quedara para Juan Almeyra, la otra cuarta parte para Mariano Almeyra - hermano
de Juan-, y la otra mitad para el que la denunciase o para bien público de los chacareros
inmediatos a ese fuerte.

59
pública. Almeyra ofreció 928 $ por las 23,2 leguas denunciadas, pero nunca
llegó a ingresar ese dinero en las arcas reales.138

Los arrendatarios contra Juan de Almeyra.

Pascual Toro, natural de la Villa de Luján, se había avecindado en


Navarro,139 invitado por un pariente y sobre tierras “ baldías y despobladas
situadas más allá de la frontera” había realizado sementeras de trigo, maíz y
otras hortalizas, para sustento de su “crecida familia formada por mujer y diez
hijos.”140 Era octubre de 1812, los trigos ya estaban dorados y el maíz
sembrado, cuando Almeyra lo intimó a pagarle arriendo o venderle las
sementeras. Fue aquí cuando Toro inició el juicio, que estuvo encabezado
por “Los labradores de la Guardia de Navarro”, por más que, como veremos,
al principio se trato de una demanda individual. En su presentación Toro
argumentó que Almeyra no tenía derechos a esos terrenos por el “perjuicio
que le causaría a los infinitos labradores allí poblados a quienes quiere como
feudatarios”141 y pidió que se intimara a Almeyra a abstenerse de impedir las
aradas y las siembras de los vecinos.

Pasaron los meses, se acercó la cosecha y con eso se agudizó el


conflicto. En diciembre, Toro fue citado personalmente a declarar a Buenos
Aires. Mientras tanto, Almeyra había fortalecido su posición a tal punto que
consiguió que el Comandante General le permitiera embargar a Toro “una
sembradura de nueve fanegas de trigo que ofrece una cosecha importante”.
Quedó encargado su pulpero Dionisio Santana de la tarea de hacerlo
trillar y recoger, debiendo pagar con su producto los gastos de la cosecha
y el arrendamiento de todo el año. El recrudecimiento del conflicto no alcanzó
sólo a Toro. El mismo día en que se llevó a cabo el embargo
“ todo el vecindario vio con horror y espanto que ha solicitud de Almeyra se le
deshicieron los ranchos a Bartolo Gómez, destruyéndosele también su huerta
de maíz con una manada de yeguas que se echaron sobre ella.”142

Recién a esta altura del litigio aparece Don Gerónimo Colman y su hijo
Gregorio, Alcalde de la Hermandad del partido de Navarro. Sin embargo, la
historia de los Colman venía de antes. En 1805 se había presentado
Gerónimo Colman ante la Superintendencia denunciando dos suertes de
tierras en las inmediaciones del Río Salado, donde tenía su población. Una
era para sí y la otra para su hijo Teodoro, con una extensión cada una, de
dos leguas de frente y cuatro de fondo. Aunque la denuncia fue admitida no
se practicaron las diligencias por estar dichas tierras comprendidas en las
que tenía Almeyra. Colman no realizó presentaciones hasta 1810, cuando “
por sí y con poder de los pobladores que representaba solicitó un cuarto de
legua de frente con una y media de fondo para cada uno.”143 En esta

138
Eduardo Azcuy Ameghino en “ ¿Oferta ilimitada de tierras? OB CIT.
139
AGN, Sala X, 7-4-3. A pesar de que él manifestó su radicación en Navarro, aún fue
empadronado en la Villa de Luján en el censo de 1813.
140
AHPBA, 12-424.
141
Ibídem.
142
Ibídem.
143
Ibídem.

60
presentación Colman propuso que en caso de obtener los terrenos
reclamados los dividiría entre los allí poblados.

Como el lector habrá notado, las dos presentaciones analizadas hasta


ahora, –de Colman y Toro- fueron individuales pero invocaron a los
labradores- Por eso, cabe preguntarse ¿cuánto interés había en la demanda de
Toro y luego de Colman en defender al conjunto de los labradores? o ¿más allá
del incierto destino de éstos lo que estaba en juego eran sus intereses
personales?144 Las dudas crecen con la consideración de Almeyra; “el origen
del pleito que sigo con algunos intrusos de mis tierras proviene del encono
que me han declarado los promotores principales que hicieron sembrar en los
terrenos de mi estancia con el ánimo de abrir por este medio hostilidades para
imputarme excesos y atentado.”145

Las acciones de Almeyra habían exacerbado el conflicto. En una nota


del 4 de diciembre de 1812, Gregorio Colman manifestó los perjuicios que le
ocasionó haber sido citado en dos oportunidades a Buenos Aires, (aunque
manifestó no haber concurrido por desconfianza) sin haberse enterado de los
motivos de las citaciones, aunque supuso que pudieron deberse a una
venganza de Almeyra por haber encabezado las representaciones de los
labradores. Una vez más fue citado a Buenos Aires y esta vez concurrió.
Cuando se presentó ante el Intendente, éste lo reconvino con dureza,
diciéndole: “ debe agradecer el no haber sido traído atado” y fue obligado a
permanecer en Buenos Aires, lo que dio pie una nota en la que se lamentó
de los perjuicios que le ocasionaba tener abandonadas una sembradura de 22
fanegas de trigo, justo en el momento de la cosecha. Recién veinte días
después fue dejado en libertad, quedando la causa en manos de su padre,
que por negocios se hallaba en Buenos Aires.146

Paradójicamente, Almeyra tampoco llevaba las de ganar, ya que cayó


en prisión desde el 22 al 27 de diciembre de 1812. Ahora bien, ante el curso
de los acontecimientos no podemos dejar de preguntarnos: ¿De parte de quién
estaba el poder estatal porteño? ¿Del Juez del partido, labrador relativamente
importante y perteneciente a la pequeña élite local? ¿O de un poderoso
estanciero con 23 leguas de tierras y ex miembro de la audiencia? Entre
enero y marzo de 1813, Almeyra en tres largas presentaciones hizo una
profusa defensa de la ganadería frente a la agricultura:

“ siendo el mineral de la riqueza de este país la cría de


ganados pues lo precioso y recomendable de los frutos que
proporciona no tiene ni comparación con el de los granos y porque
éstos apenas sirven para el consumo,(...) cuando por el contrario el
144
Dudamos de los verdaderos intereses porque el mismo Toro afirmó que doce hacendados y
labradores de los sesenta asentados en la región habían conseguido que se los exonerara del
pago de semillas y arrendamientos. Pero, como se lamentaba Toro, la disposición
gubernamental sólo a ellos le había concedido derechos, dejando librados todos los demás al
arbitrio de Almeyra.
145
AHPBA, 12-424.
146
Azcuy Ameghino resalta la capacidad política y económica de éstos litigantes que
pueden viajar a Buenos Aires o que tienen parientes allí “por negocios”. Coincidimos en su
apreciación.

61
sebo y el cuero vuelan a los países más remotos; haya de
extorsionarse al criador por respetos de un triste cosechero que
ha tomado esta ocupación para situarse en las inmediaciones de
una hacienda de ganados que clandestinamente rinda lo necesario
para comer y para algún corto tráfico como sucede con Toro, que
es un rancho y receptáculo de más de cien agregados sin más
ganado que el mío para devorar.”

En 1813 la causa pasó a la Cámara de Apelaciones. En tanto, se había


ordenado que el Comandante de Navarro impidiera la introducción de nuevos
pobladores a los terrenos en disputa, aunque se mantuvo la disposición que
protegía la posesión de los ya instalados.147 En febrero de 1814 el agente de
la Cámara de Apelaciones recomendó que se comisionara a una persona
imparcial para darle fin a esta causa y para ello, fue designado José F.
Acosta. Fue en este momento cuando el procurador Acosta introdujo en la
causa una copia de la resolución gubernamental que establecía que “ en
adelante los terrenos baldíos se repartan de merced a los ciudadanos
labradores beneméritos, con el objeto de adelantamiento de la agricultura.... A
su vez, redactó un minucioso informe en el que saltaron a la vista una serie
de irregularidades cometidas por ambas partes. Por ejemplo, el hecho que no
hubieran entrado en arcas públicas los pagos que debió hacer Almeyra luego
del público remate. Por eso, consideró Acosta, éste carecería de valor y
Almeyra no sería más que un denunciante. El informe de Acosta analizó
también la mensura efectuada por José López, en 1810 que, “ aunque ha sido
argüida de viciosa, nula y nada segura” dejo establecido que sólo los
establecimientos de Gregorio Colman y Francisco Aparicio quedaban incluidos
en la denuncia de Almeyra, es decir que toda esta disputa no era por más
de una legua o legua y media de terreno. Acosta concluyó su informe
sugiriendo que “se conceda por moderada composición a Almeyra en
consideración de su posesión antigua preferente y a sus actuales
establecimientos, el terreno que denunció con el mismo frente pero con el
fondo de cuatro leguas y medias... dejando la legua y media del fondo para
conceder por igual composición a los que se hallen establecidos”. A
continuación agregó que la legua y media de fondo sólo debería subdividirse
en cuatro suertes de estancia, dando derecho de compra de una de ellas a
Gregorio Colman, la otra a Francisco Aparicio, por ya estar establecidos en
esos campos con ganados y las otras dos a los que según los informes que
se tomaren resultasen ser criadores y no labradores ( pues estos no son más
que unos pobres labradores sin más establecimiento que un rancho y lo que
anualmente siembran). 148 Para ellos, Acosta propuso que se les otorgara el
espacio de cerca de una legua que mediaba entre el Fortín de Navarro y el
punto de arranque de la denuncia de Almeyra: “se reunirían estas pobres
familias a un paraje donde no perjudiquen a los hacendados, asignándoles una
porción de tierras a cada uno de ellos de un cuarto de legua de frente por
media de fondo”. A pesar de la propuesta de Acosta el conflicto no se resolvió.
Sin embargo, no podemos conocer su desenlace, porque sin mayores
novedades, finalizó el documento que estamos analizando, en 1815. Azcuy

147
AHPBA, 12-424.
148
Ibídem.

62
Ameghino149 utilizó la sucesión de Juan de Almeyra, de 1822para encontrar
las piezas finales de este rompecabezas150. Con ésta descubre que, recién en
1821, el gobernador Martín Rodríguez le dio curso favorable a la petición de
Almeyra y el fiscal dictaminó que se aceptara a Almeyra como titular del
dominio directo por ser el más antiguo poblador y que como toda la cuestión
estaba sobre la legua y media a los fondos del terreno, se expidiera en su
favor el respectivo título de propiedad reduciendo el fondo de seis a cuatro
leguas y medias. Al poco tiempo Jerónimo Colman prestó conformidad para la
solución del pleito.

Para conocer el fin de esta historia resulta explícita la mensura que se


realizó en marzo de 1822.151 Los linderos que quedaban para esa fecha –
que dan cuenta del éxito que supone permanecer en las tierras litigadas- eran
D. Santana, el pulpero amigo de Almeyra; los herederos del finado Toro y
Manuel de la Riva, tasador de las tierras en 1796. La estancia de Colman
quedó fuera de los terrenos de Almeyra, quedando la de Toro entre ambas. Y,
de quiénes encabezaron el juicio: los labradores, la mensura informa: “Dentro
del perímetro que se acaba de ubicar se notan algunas poblaciones y
examinados sus propietarios dicen que para poblarse tomaron permiso de
Don Juan de Almeyra a quién reconocen por dueño de dicho terreno.”152

En síntesis, tres cuestiones se pueden rescatar del análisis efectuado.


La primera, es poner en evidencia la primera oleada de conflictos en torno a
la posesión de la tierra que se produjo en esta porción de frontera
bonaerense. La tensión que recorrió esta región y que involucró a un elevado
porcentaje de pobladores fue producto la mercantilización agropecuaria,
proceso que se acentuó durante el siglo XVIII y que se agravó por la actitud
pasiva frente al problema rural que adoptó el estado colonial. Fueron estas
circunstancias las que hicieron que poseedores de antiguos títulos al encontrar
ocupados sus campos por labradores o pastores que estaban transformando
sus economías domésticas en rentables explotaciones mercantilizadas,
ayudados por el alza continua de los cereales y cueros, quisieran cobrarle
arrendamiento. La segunda, es la existencia en el ámbito rural a fines del siglo
XVIII de capacidad de movilización en sectores subalternos, los que munidos
de un discurso de corte agrarista, acudieron a la justicia para defender sus
derechos de posesión. Las representaciones colectivas, el tono del discurso, el
diálogo que supieron entablar con la elite letrada porteña muestran gran
similitud con la movilización que se produjo en esta misma zona, (Chivilcoy) en
la década de 1850. Incluso, algunos de los protagonistas de esta última
movilización eran descendientes de los protagonistas de la primera.
(Barrancos, Lobos, Veloz). Creemos entonces, haber descubierto una tradición
de litigiosidad que podía permanecer oculta durante ciertos periodos pero que
afloraba cuando las condiciones lo ameritaban.

En tercer lugar, quiénes encabezaron estas demandas colectivas;


Márquez, Veloz, Colman pertenecían a los estratos medios locales y se

149
Azcuy Ameghino ¿Oferta ilimitada de tierras...? op cit
150
AGN, Sucesiones, 3482.
151
Ibídem.
152
Ibídem.

63
diferenciaban por ello, de Suero, Díaz de Vivar o Almeyra. Es el objetivo de
este trabajo no sólo demostrar su presencia sino también analizar sus
estrategias en el proceso de acumulación y reproducción social, para alejar a
estos sectores de la inercia con que tradicionalmente se los percibió. Por eso,
en los capítulos siguientes retomaremos historias de otros medianos
labradores y estancieros para percibir las múltiples estrategias ideadas, ya que
acudir a la justicia para defender sus derechos fue una de ellas; pero también
fue otra, enviar a los miembros jóvenes de las familias a ocupar las tierras
libres que se extendían más allá de la frontera oficial. Participar de cuanta
oferta de tierra pública hiciera el gobierno – y no siempre con resultados
satisfactorios- fue también otra de las estrategias empleadas.

2. LA CONFORMACIÓN DEL MERCADO DE TIERRAS EN LA


FRONTERA OESTE.

El cambio de escala de análisis permite introducirnos con minuciosidad


en tres problemas que resultaron ser escasamente visibles en estudios sobre
esta misma temática realizados con enfoques macroanáliticos. De este modo
podremos obtener evidencias que enriquezcan los debates surgidos en torno a
estos tópicos. El primero atiende a las variables circunstancias que
acompañaron la adquisición y conservación del patrimonio territorial, derivadas
en parte, de la oferta de tierras públicas y por eso esta problemática es
atravesada por el debate que gira en torno a los grados de prodigalidad que
los gobiernos coloniales e independientes tuvieron con ella.153 Pero como no
sólo se trata de acceder sino también de conservar la tierra, incorporamos a
nuestro análisis la polémica sobre la movilidad o inamovilidad patrimonial.
Desde que Saguier en su exhaustivo análisis pusiera en evidencia los altos
niveles de movilidad patrimonial que imperaron en el Río de la Plata desde el
siglo XVIII, otros autores en trabajos circunscriptos a partidos la han
corroborado, aunque también sobran los ejemplos de persistencia de
heredades en manos de familias durante varias generaciones, gracias al uso
de diferentes estrategias.154 Nuestro análisis al hacer hincapié en las
estrategias de los sujetos, de las familias y de sus lógicas respecto a la
propiedad, muestra que el acceso y la conservación del patrimonio atravesó
diferentes momentos definidos en parte por las políticas públicas y las
condiciones de los mercados, pero también por los ciclos de vida de las
personas y los traspasos generacionales. El análisis de la historia dominial de
cada lote pone de relieve estas etapas.
El segundo problema es el perfil de los sujetos que solicitaron tierras. Si
bien nuestro universo de empresarios rurales se compuso principalmente de
medianos y pequeños productores no los podemos estudiar sin insertarnos en

153
Al respecto, tanto la acusación de dilapidación endilgada a la corona española
principalmente desde la segunda mitad del siglo XVIII, como a Rosas con la enfiteusis, hoy se
cuestiona con la evidencia generada por la nueva historiografía sobre la extensión de los
lotes, M. E INFESTA La pampa criolla. Usufructo y apropiación privada de las tierras públicas
en Buenos Aires, 1820 -1850, La Plata, Publicaciones del Archivo Histórico de la Provincia de
Buenos Aires, 2003.
154
CANEDO M, BANZATTO G, op cit.

64
el debate sobre el origen de la clase terrateniente rioplatense.155 Desde los
estudios más tempranos que plantearon su origen colonial - hoy retomados
por Azcuy Ameghino- el aporte de Halperín, que situó las transformaciones
operadas en la campaña rioplatense en las décadas de 1810/1820 en la base
del proceso de constitución de ésta y de su ascenso al estatus de clase
dominante, fue determinante en la aparición de numerosos estudios sobre el
tema.156 Las historias dominiales reconstruidas en estos tres capítulos
muestran, en el ámbito de la región analizada cuyo principal rasgo fue su
carácter fronterizo, el peso de los “primeros pobladores,” en el proceso de
apropiación de la tierra. Estos, desde sus orígenes, conformaron un sector
muy diferente a la burguesía porteña. A los efectos de este trabajo
entendemos por “primeros pobladores” a quiénes estaban asentados en la
región en las últimas décadas del siglo XVIII y en la primera del XIX.157
Creemos necesario definir este término porque ser un “primer poblador” supuso
entre otras cosas, vivir en una región marginal de la campaña, lejos de las
estructuras de poder, estar al acecho de los malones indígenas, ser un
pequeño o mediano productor directo, en otras palabras formar parte de un
sector relativamente marginal. Será nuestro trabajo, entonces, describirlos
atendiendo a las estrategias que ellos adoptaron respecto a la tierra. Los
márgenes de ignorancia que supone un análisis de este tipo es otra de las
cuestiones que deben tenerse en cuenta, ya que la existencia o no de
información fue el criterio usado para definir “primer poblador”; pero como es
lógico, este criterio trae aparejado el problema de otros, que también podrían
serlo, pero de quiénes no contamos con la información necesaria. Creemos de
cualquier modo que estas cuestiones (centrales por cierto) no invalidan
nuestra tarea, más aún cuando no existe modo de resolverlas.
El tercero es el de la especulación. Esta problemática también está
vinculada a las anteriores. Infesta158 en un minucioso estudio sobre la entrega
de tierras en enfiteusis pudo delimitar con claridad la extensión otorgada bajo
este sistema: 6.703.430 has; casi la mitad de la cifra barajada por Carretero,
aclarando de este modo, una cuestión álgida de la historiografía argentina, que
generó polémicas desde la época en que Avellaneda publicó su estudio sobre
las tierras públicas.159 Esta autora sistematizó las transferencias entre
particulares, que por su magnitud conformaron un interesante mercado de
tierras, a partir de las negociaciones de los derechos reconocidos por el
estado.160 Es, en este trabajo, donde la autora aborda la problemática de la
especulación que condujo a la concentración de tierras.161 Polemizó de este
modo con los trabajos más tradicionales sobre el tema, como el de Andrés
Carretero que sostuvo que la enfiteusis puso fin a la especulación.162 En este

155
AZCUY AMEGHINO, op cit.
156
IBÍDEM
157
Específicamente consideramos primeros pobladores a quiénes fueron empadronados en
este partido en 1813 o quedaron registrados sus nacimientos y matrimonios en los Libros
Parroquiales en fechas anteriores a ese año.
158
INFESTA M, “ La pampa criolla….. ” La Plata, AHPBA, 2003.
159
NICOLÁS AVELLANEDA “Estudio sobre las leyes de tierras públicas,” Buenos Aires, La
Facultad, 1915.
160
Infesta calculó las transferencias entre particulares en 4.189.050 has.
161
Para esta autora el promedio de las parcelas pasó de 15.147 en 1827 a 17.118 en 1836.
162
A. CARRETERO “La propiedad de la tierra en la época de Rosas”, Editorial Coloquio,
Buenos Aires, 1972.

65
sentido, evaluaremos con qué sistemas de entrega de tierra pública la
especulación fue mayor. El análisis desde la lógica de los sujetos permite
discriminar en las transferencias y pérdidas de derechos, casos de
especulación, de otros que, más bien podrían interpretarse a la luz de las
dificultades que les presentó a los medianos y pequeños productores los
vericuetos de la burocracia, ó la falta de interés sobre la tierra, temática que
también ha generado un rico debate historiográfico.163 Este estudio al poner la
lupa en la relación de los “primeros pobladores” con el estado y de las lógicas
que los guiaban, genera interrogantes sobre su vulnerabilidad y nos lleva a
preguntarnos en qué casos las solicitudes de tierras fueron conductas
deliberadas, racionales, explicitas de sujetos concientes del valor que tenía la
propiedad o sí en su defecto respondieron a una lógica de “contagio”, de
“reacción en cadena” de toda una región como respuesta escasamente
deliberada a las políticas públicas.
Hemos estudiado las transferencias estado-particulares y particulares-
particulares de 404.000 has correspondientes a los partidos de Mercedes
(105.000 has) Suipacha (95.000) y Chivilcoy (205.000). En total los tres suman
405.000 has, cifra muy cercana a la analizada en este trabajo: 404.000 has. Sin
embargo debemos aclarar que no hemos efectuado este análisis sobre la
totalidad de las tierras que estos partidos comprenden actualmente porque la
inexistencia de estas jurisdicciones para la época estudiada lo hizo
imposible. De Mercedes hemos trabajado sobre las tierras que se extendían al
oeste del pueblo, omitiendo las que iban hacia la Villa de Luján, de Suipacha no
hemos analizado las esquinas NO y SO y de Chivilcoy hemos analizado las
tierras que se extendían hasta el Salado, por más que luego formaran parte del
partido de Alberti.
La primer comparación efectuada referida al volumen de hectáreas negociadas,
según los diferentes modos de traspasos públicos/ privados y privados/
privados aplicados en la región muestra un escalonamiento en la legitimación
de la tierra; mientras que las tierras de Mercedes ya se habían incorporado a
la producción y estaban en trámite de legitimarse a fines del siglo XVIII las de
Suipacha y Chivilcoy, recién lo hicieron con la enfiteusis en 1825. Y, por ende,
mientras que en la Villa de Luján y la Guardia homónima prevalecieron las
mercedes, cinco leguas al oeste - en las cañadas del Durazno y Los
Leones (actualmente Suipacha), hubo entre 1800 y 1806, solicitudes de
moderada composición que fracasaron y en la misma dirección pero a diez
leguas de la Guardia, en las cañadas Las Saladas, La Rica y el Río Salado,
sólo hallamos una solicitud de moderada composición, mientras que el modo
más usual de acceso fue la enfiteusis, por la que fueron transferidas casi
todas las tierras en la década de 1820. Queda demostrado, de este modo la
hipótesis que afirma que el mercado de tierras en la región fue
constituyéndose gradualmente, iniciándose a fines del siglo XVIII cuando
comenzaron a poblarse las tierras defendidas por los fuertes, intensificándose
en la década de 1820 y alcanzando pleno funcionamiento para 1880164.

163
E CONI “La verdad sobre la enfiteusis de Rivadavia” Buenos Aires, 1927, Imprenta de la
Universidad; ODDONE, J “La burguesía terrateniente argentina”, Buenos Aires, Libera, 1930;
GIBERTI H, “Historia Económica de la Ganadería Argentina”, Buenos Aires, Solar, 1954;
CARRETERO, A op cit, entre otros.
164
G. BANZATTO G, op cit.

66
Modos de traspaso público/ privado y privado/privado de la tierra en la
frontera oeste.

Lugar Total has Hectáreas Total Has Merced Mod. Donación


transferidas operac Transf. Comp.
Enfiteusis Enfiteusis
iones .
Solicitud Compra
Guardia de 104.000 214.926 64 2.0 1 1 1 10
Luján 31.600 3200 15000 50.994 34.885
(1798/
1860)
Suipacha 27.100 68290 25 2.5 4 27.100 24670
(Los Fra
Leones) casó
(1798/ ¿
1860)
Chivilcoy 272.970 845100 68 3.1 1 269.000
(1825/40) Fracasó
Total 404.070 1.128.316 157 2.7 1 6 1 347094
15000 (85 %)

Fuente: Mensuras antiguas, duplicados de mensuras de Mercedes, Suipacha y Chivilcoy y


Registro gráfico de 1824.

Transferencias de Tierras Público/privadas y privadas /privadas en


Mercedes, Suipacha y Chivilcoy, entre 1798 y 1866.

Transferencias de tierras

350000

300000

250000
hectáreas

Mercedes
200000
Suipacha
150000
Chivilcoy

100000

50000

0
98

04

23

25

27

29

31

33

35

37

39

41

43

53

58

66
17

18

18

18

18

18

18

18

18

18

18

18

18

18

18

18

años

Fentes: Duplicados de mensuras de los partidos de Chivilcoy, Alberti, Suipacha y Mercedes.


Legajos de la Sección de Escribanía Mayor de Gobierno

El ritmo y las formas de acceso al usufructo y a la propiedad se


vincularon a las políticas públicas, a los marcos jurídicos que acompañaron a
estas políticas, a ciclos de vida y a factores climáticos y espaciales. Son, por lo
tanto, varios los factores que se deben tener en cuenta a la hora de explicar las
fluctuaciones de las operaciones. El interés por las tierras de esta región derivó
en parte de la abundancia de tierras que aún permanecían en manos del
estado en una “área segura”, cercana a Buenos Aires y ya poblada - ni en el

67
norte ni en el sur existían tierras en esta condición a una distancia de 100 a
150 km. de Buenos Aires- y además el hecho de que hacia la década de 1820
la Guardia de Luján dejó de cumplir su función militar165 - gracias a la
fundación de los fuertes de Federación en Junín, La Barrancosa en Bragado y
Cruz de Guerra en 25 de Mayo, - por lo que se trasladó la defensa hacia
estas áreas, permitiendo que en esta región se consolidara la producción
agrícola y ganadera.

La disminución abrupta de las transacciones que se perciben en todos


los partidos entre los años de 1829 a 1833 se vinculó a dos factores, por lo
menos. Uno, fue que todas las tierras disponibles ya se habían concedido, por
lo que para acceder a algún lote había que comprarle los derechos a algún
enfiteuta o esperar que alguien dejara de pagar el canon correspondiente. Pero
a esto, se le debe agregar la sequía que azotó con fuerza inusitada esta región
hacia 1832, que obligó a doce de los quince tenientes alcaldes del cuartel 1º
de la Villa de Luján - cuartel que se extendía desde Luján hasta Morón- a
sacar a invernar sus haciendas a las cañadas Las saladas, La Rica y al río
Salado en la zona de Chivilcoy ya que “se han secado los charcos, los arroyos
y los pastos, aunque los de la rejión de Chivilcoy también traen poca agua y
se han cortado por partes166”. Justamente entre 1831 y 1834, años de máxima
sequía, sólo se hicieron siete transacciones. El ritmo de las transacciones se
recuperó hacia 1835 y se mantuvo con ligeras variantes hasta el final del
período estudiado. Estas últimas estuvieron vinculadas a las ventas que se
realizaron a partir de 1836, que motivaron la compra de los derechos para
asegurarse la preferencia que tenían los enfiteutas para acceder a la
propiedad.167 Este sería el camino recorrido por el comerciante Manuel López,
que cuando llegó al partido en 1836, le compró los derechos enfiteúticos al
antiguo poblador Dionisio Moyano, y así pudo escriturar 1.2 L en 1838.

En 1840 se suspendieron las transacciones con tierras públicas, salvo


las realizadas con boletos de premios de la ley de 1839. Las solicitudes de
Pedro Cruz, Domingo Gorostiaga, Santiago Villamayor y Toribio Ovejero
incluyeron premios militares para acceder a la propiedad de sus parcelas,
revalidándose estos casos recién después de Caseros.

Se ha puesto en evidencia la importancia que los diferentes modos de


acceso a la tierra tuvieron en función de la “antigüedad” del poblamiento de
cada partido; en este sentido el único partido que tuvo un mercado de tierras
desde inicios del siglo XIX fue Mercedes, influido sin dudas, por el
fraccionamiento de la merced de Díaz de Vivar. En Suipacha el primer modo de
acceso fue la enfiteusis, que dio el puntapié inicial al mercado de tierras local.
En este sentido, estos partidos fueron paradigmáticos de lo visualizado por
Infesta y Valencia, para quiénes, cada avance de la frontera implicaba una
inmediata ocupación y posterior entrega de títulos que traspasaban las tierras

165
Registro Oficial de la Provincia de Buenos Aires, Decreto de supresión de comandancias
militares de los pueblos de campaña, Año 1827.
166
AGN, sala X, Julio de 1832, Expedientes de la Justicia de Paz de la Guardia de Luján,
Postulantes a alcaldes y tenientes alcaldes.
167
Estos proyectos de ventas se venían anunciando desde 1831.M. E Infesta “La
enfiteusis.....”op. cit.

68
del dominio público al privado, las que quedaban en mejores condiciones de
ser negociadas.168 Estas autoras en trabajos que estudiaron las transferencias
de tierras públicas a manos privadas, primero en usufructo por la enfiteusis y
luego por las sucesivas ventas que otorgaron la propiedad plena, demostraron
que hubo una muy importante ocupación de la tierra mucho más allá de las
márgenes del río Salado antes de 1880, emergiendo un mercado de tierras en
el que se negociaron los derechos de uso sobre estos territorios. Los
traspasos público-privados y las transacciones entre particulares que
analizamos fueron muestras de que este proceso también se efectuó en
estos partidos, aunque debemos remarcar que las transacciones entre
particulares, en Mercedes y Suipacha, fueron más independientes de los
movimientos de las tierras públicas, que en Chivilcoy.
Modos de acceso a la tierra pública en Mercedes, Suipacha y Chivilcoy,
según el Registro Gráfico de 1824.

Merced Moderada Composición Donación enfiteusis

3. El ACCSESO A LA TIERRA EN LA GUARDIA DE LUJÁN.


La consolidación patrimonial de los estancieros cabildantes en la Guardia
de Luján a fines del siglo XVIII.
La Guardia de Luján era una región marginal y fronteriza en las últimas
décadas del siglo XVIII, siendo esta una de las causas por la que se había
mantenido al margen de los sistemas de reparto de tierras adoptados por los

168
Infesta M (1191 y 2003) y Valencia M (1999 y 2000).

69
gobiernos coloniales. La ocupación y legitimación de tierras que se había
operado sobre franja del camino al Alto Perú e incluso en partidos del norte de
la provincia de Buenos Aires, no habían alcanzado a esta región.169 Sólo la
merced de Díaz de Vivar, ocupaba por ser la última otorgada sobre el río
Luján, todas sus cabezadas; en otras palabras, la mitad noroeste del actual
partido de Mercedes, el sudoeste del partido de Luján y el sudoeste del partido
de San Andrés de Giles.

Las tierras de Vivar, como hemos demostrado, provenían de la


merced que recibiera Juan de Bergara, en 1635, en el reparto realizado por el
gobernador Esteban Davila.170 De ella, donó tres suertes de cabezadas a
Marcos Sequeira y el resto fue heredado por el mayor de sus hijos, Juan
Bautista, que a su vez la traspasó integra a su hija, Teodora Leyva y Bergara.
171
En 1793, ella se la donó a su hijo, Pedro Díaz de Vivar. Esta merced
permaneció en manos de la familia por cinco generaciones, convirtiéndose de
este modo en una excepción más, de la gran inestabilidad dominial que
caracterizó a la campaña rioplatense.172 Si bien no hemos profundizado en las
estrategias sucesorias adoptadas por esta familia, encontramos idénticos
resultados a los hallados por Mariana Canedo en dos mercedes del partido de
Los Arroyos, que también permanecieron indivisas en las mismas familias
durante más de un siglo sin que se usara el mayorazgo. Pero, a diferencia de
las mercedes analizadas por Canedo en las hubo una ocupación efectiva por
parte de los propietarios; en ésta, la única acción que pudo esgrimir la familia
para demostrar su posesión fue la mensura efectuada en 1753, con motivo
de un litigio mantenido con Francisco Suero. De acuerdo a ella, tenía su
cabezada sobre el río Luján y ocupaba ambas márgenes desde el Salto del
Río –frente a la Guardia - hasta el paso de Trejo, terreno aplanado para que las
carretas lo atravesaran. Sus fondos daban a la merced de Francisco Suero
(su cabezada estaba sobre el río Areco) y era atravesada de norte a sur por el
arroyo de Robredo, después llamado Frías.173

Pedro Díaz de Vivar la fraccionó en catorce lotes, de los que vendió


diez entre 1797 y 1805 y cuatro entre 1823 y 1824.174 El grueso de la merced
se había liquidado hacia 1805. La literatura sobre el tema ha advertido sobre la
intensidad que adquirió el proceso de loteo y fragmentación hereditaria de la
propiedad inmobiliaria rural bonaerense, acusándola de ser la fuente de una
profunda inestabilidad social. El fraccionamiento de esta merced no hizo más
que acentuar la tendencia a la formación de pequeñas propiedades rurales
que ya se venía dando en esta región; y además lanzó nuevas tierras al
169
S MATTA DE LÓPEZ, “Economía agraria y sociedad en los valles de Lerma y Calchaquí,
fines del siglo XVIII” Anuario IHES Nº 6, Tandil, UNCPA.
170
AHPBA, Mercedes de tierras hechas por los gobernadores a nombre del rey, La Plata, 1979.
171
AHPBA, Legajo 19 Nº 651, José Díaz contra.....
172
Canedo demostró que dos mercedes de Los Arroyos sufrieron traspasos generacionales
pero permanecieron en manos de la misma familia por más de un siglo.
173
En las mensuras antiguas ubicar un punto destacable en este “desierto” no era tarea fácil
para los pilotos encargados; por eso el arranque –tanto en la efectuada en 1757 como en la de
1793- fue el horno de Don Francisco Sánchez de Luque. El piloto Don Manuel Ozores, que
hizo la mensura en 1793, aclaró que dicho punto era mojón de arranque de la mensura que
se práctico el 25 de agosto de 1753.
174
El lapso transcurrido entre ambas ventas obedeció a que las últimas fueron de sobrantes y
retazos.

70
mercado regional que ya de por sí era muy dinámico. Fueron, como lo
demostró Saguier, la banda sur del pago de Luján y San Isidro, los pagos en
los que las transacciones venales fueron más elevadas en el siglo XVIII y las
primeras décadas del XIX, ya que en promedio cada lote cambió diez veces de
dueño.175
Fragmentación y venta de la merced de Díaz de Vivar.

Merced de Pedro Díaz de Vivar


Origen: Otorgada por el Gob. Esteban Davila, 1635
Lugar: Cabezadas del río Luján.
Fuentes: AHG, Duplicados de mensura nº 59,47,7,36,31,68, 142 del partido de S. A de Giles; 203 de Luján y 17 y 54 de Mercedes.
1º Transferencia 2º Transferencia 3º Transferencia 4º transferencia
Año Otorg. Adqui. Año Otorg. Adqui. Año Otorg. Adqui. Año
Lugar Forma Forma Forma Adqui. Forma

1797 Díaz de Felipe 1803 Felipe Juan José 1823 Viuda de Pedro Juan 1838
Giles Vivar Antonio Antonio Sánchez Sánchez Sánchez Compra
Martínez Martínez Compra Compra José Díaz
176
Madre-hijo
Compra
1798 Díaz de Simón 1826 Viuda de Blas 1862 Viuda de Toribio
Merce- Vivar Robredo S. Achaval Achaval, Achaval
des Compra Robredo Compra Jacoba Compra
10.900 Iramaín Madre-hijo
has
1801 Díaz de Tadeo 1814 Tadeo Roque
Giles Vivar Rodríguez Rodríguez Almirón
Compra Venta
parcial.
Resto
conservan
herederos
1801 Díaz de Jorge ¿ Jorge Basilio ¿
Giles Vivar Ormachea Ormachea Dominga
Compra Ormachea
Herencia
1801 Díaz de Manuel ¿ Manuel Petrona
Giles vivar Quevedo Quevedo Flores de
Compra Quevedo
Herencia

1802 Díaz de Simón 1837 Simón Joaquín 1853 Herederos Pastor Frías
Merce- vivar Robredo, Robredo Molina Joaquín Compra
des Compra Compra Molina
4300 has 2700 has
1804 Díaz de Felipe ¿ Herederos
Giles/ viva Antonio Dominga
Merced Martínez Garcete
es 12.000 de
has Martínez.
Compra Ramón
Colomero.
Manuel
Noriega.
Francisco
Lezcano
177
.
1805 Díaz de Familia
Giles/ Vivar Cobo
Lujan Compra
1805 Díaz de María ¿ Herederos Francisco ¿ Herederos María
Luján Vivar Arriola, de Arriola Del Sar de Del Sar Tormey de
viuda de Compra Morgan
Monsalvo Compra
Compra.

175
SAGUIER E, op cit.
176
El escribano fue Juan José Rocha.
177
AHG, Duplicados de Mensuras, Mercedes, Nº 7.

71
1824 Díaz de Esteban Viuda Don Benjamín
Merce- Vivar Irrazabal Josefa Castro Ramona,
des Compra Silva de Otaiza, Josefa y
2100 has. Irrazabal 567 has Pastor
Remate Irrazabal
público Herencia,
1190 has178
1823 Díaz de Sánchez Chacras
179
Merce- Vivar de
des Compra Mercedes.
2300 has Loteo
1823 Díaz de Santiago Estado Santiago Santiago Neyra
Merce- Vivar Barrios Barrios Barrios Francisco
des Compra, Sobrante Emilia
1600 has 1320 has Ambrosia
Clemente
Antonio
Herencia

1823 Díaz de Francisco 1843 Gabriela Eduardo O 1856 Antonio Antonio y


Merce- Vivar González López, CONNOR Manuela Manuela
des Compra viuda de Compra Juan O O CONNOR
4357 Gonzalez CONNOR, de Medrano
has180 Herencia venden a su
hermano,
Juan

¿Por qué Díaz de Vivar vendió su merced? Era joven cuando lo hizo, se
trataba de una gran propiedad y no podemos argumentar por lo tanto, que la
venta coincidiera con la finalización de un ciclo de vida o que la fragmentación
fue producto de las divisiones sucesorias. Las primeras ventas
coincidieron con el juicio ya analizado y muestran, por un lado, la urgencia de
metálico que Vivar tenía por los problemas financieros que debió afrontar, pero
muestran también, que Vivar se desprendió de su posesión tan pronto hubo
interesados en comprarla. Varios trabajos encuentran en otros pagos, e incluso
en otras épocas, dinámicas similares, derivadas de la intensidad del proceso
colonizador.181 El aumento de población foránea incrementó el ritmo de
transferencias, creciendo las ventas a personas ajenas a la región.
En este trabajo hemos profundizado la historia dominial de los lotes
que estaban ubicados en la Guardia de Luján, cubriendo 31.500 has repartidas
en ocho lotes, a pesar de que en el cuadro tratamos de mostrar las
operaciones de la totalidad de la merced.
¿Quiénes se beneficiaron con este loteo y venta?
Luján era para aquellos años (como lo demuestra el Padrón de 1744 y el de los
Hacendados de 1789) una región de antiguo poblamiento. En consecuencia
contaba con una estructura patrimonial relativamente consolidada. La
presencia del Cabildo – único en la campaña rioplatense- afianzó aún más las
jerarquías locales y como ha quedado demostrado, éste fue el órgano de
defensa de los intereses de los estancieros. Tales atributos ayudaron a
fortalecer a este sector y por eso, no ha de extrañarnos que fueran los
estancieros los beneficiarios de las ventas efectuadas por el fraccionamiento
178
AHG, Duplicados de Mensuras, Mercedes, Nº 59.
179
Juan Agustín Sánchez había nacido en Tucumán en 1863. Fue censado como estanciero
180
Francisco González nacido en España en 1783, era comerciante perteneciente a una
numerosa familia de mercaderes asentados en esta Guardia. Padrón de 1813.
181
Canedo realizó una apreciación similar para Los Arroyos en la década de 1720.

72
de la merced de Vivar y de los predios otorgados en moderada composición.
Con la primer venta, en 1798, Simón Robredo adquirió una suerte de
estancia de 10.900 hectáreas que formaba un rectángulo separado del río.
Cuatro años después, compró 4300 hectáreas contiguas a las anteriores, de
las que vendió una parte a Joaquín Molina, también miembro del cabildo.
Felipe Antonio Martínez, hacendado de Areco y regidor del cabildo en 1796,
compró 12.000 has, más cercanas a Areco. En la otra margen del río –
donde se había fundado la Guardia de Luján - vendió tres fracciones de
aproximadamente 2100 has, entre 1823 y 1824 a Francisco Sánchez,
Santiago Barrios y Esteban Irrazabal.182
La familia Irrazabal era dueña de varias suertes en partes heredadas y
en partes adquiridas a Vivar. Miembros de la familia fueron cabildantes en
Luján entre 1775 y 1814.183 Juan de Irrazabal, al momento de testar (1819)
declaró tener una estancia de 1875 varas, con casi tres mil vacunos y dos mil
ovinos.184 En un conflicto con un vecino, Juan, antepuso los antecedentes de
los Irrazabal: “criadores de varias generaciones, de arraigo en el pago y pares
de lo hacendados pudientes.”185 Otro de los beneficiarios fue Joaquín Molina;
cabildante en 1803 y alcalde de la hermandad de la Cañada de la Cruz en
1790 y 1791, donde tenía once propiedades. Poseía también una en Buenos
Aires, pero eran sus dos estancias; una de tres mil varas en Capilla del Señor
y la otra de 6000 varas frente al río Luján en las cercanías Guardia, con mil
vacunos, seiscientas yeguas, caballos, mulas y ovejas, la base de su
riqueza.186

La moderada composición prevaleció donde terminaron las estancias


surgidas del fraccionamiento de la merced de Vivar, es decir, en tierras
ubicadas fuera del cordón de frontera pero muy próximas, a una distancia no
mayor de cinco o seis leguas de la Guardia. La solicitud de tierras en
moderada composición, suponía una serie de pasos a seguir, regimentados
por la Real Cédula de 1754; en primer lugar, la denuncia del terreno como
baldío o realengo, luego su mensura y tasación. Por último, el ingreso del
dinero a la Real Hacienda y la escrituración. Según Ots Capdequí, este
sistema no otorgaba en si mismo un título, sino que daba derecho de
preferencia para luego aspirar al reconocimiento legal definitivo187.

182
AHG, Mensuras Antiguas de Mercedes, Nº 3. A principios del siglo XIX, sólo siete
poblaciones era posible distinguir en sus cuarenta mil hectáreas; la casa de Joaquín Molina, la
de Robredo, la de Isidro Irrazabal, la estancia de Sánchez, “la población de Márquez situada
en terrenos de Robredo debiendo estar en el de Barrios y la estancia de Silvestre Lezcano que
debía estar en terrenos de Martínez” .
183
MARQUIEGUI D, op cit.
184
Su hermano que tenía otra un poco menor, dejó a sus herederos varios pagarés, indicio de
su actividad financiera.
185
Como indica Marquiegui, Juan Irrazabal no había tenido reparos en alinearse con los
pequeños propietarios para acusar a un juez de tergiversar las mensuras de sus estancias para
beneficiar a Manuel Pinazzo.
186
En esta estancia tenía además una chacra, a cargo de su hijo Isidoro, uno de los vecinos
más activos de la Guardia de Luján en sus orígenes. Era propietario además de once esclavos
que trabajan en las estancias. AGN, Sucesiones 6774.
187
J OTS CAPDEQUI “Manual de Historia del Derecho Español en las Indias y del Derecho
propiamente Indiano,” Facultad de Derecho, 1943, Buenos Aires.

73
División de la Merced de Díaz de Vivar, según plano de 1823, según plano de Mensuras
188
Antiguas, de 1823 .

La única solicitud en moderada composición que prosperó en la zona fue


la que Antonio Leguizamón realizó en 1821, sobre una suerte de estancia de
dos leguas y medias, en las márgenes de la cañada Moyano189. Antonio era
descendiente de Antonio Pérez de Leguizamón y Margarita de Escobar,
antiquísima familia de la zona,190 que según Saguier fue una de las cuatro
188
AHG; Libro 2º de Mensuras Antiguas, p. 44.
189
Antonio Leguizamón al solicitar la estancia afirmó: “en dicho terreno tengo montes, corrales
y ganados de toda especie y que en el día de la fecha me hallo con la posibilidad de costear
los gastos para obtener el terreno que por más de veinte años me ha sostenido y hecho
adelantar.” A pesar de que el agrimensor luego de recorrerlo manifestó “no haber hallado
monte ni potrero alguno” igualmente le concedieron dos leguas y cuarto, en diciembre de
1821.
190
En 1744 fue empadronado su padre; Don Pedro Leguizamón – nacido en 1698- “en una
estancia sobre tierras propias río Luján arriba”. Su madre, Doña Ignacia Lobo Sarmiento,
también pertenecía a una de las familias más importantes de la zona. Y, es posible que Don
Pedro tuviera su estancia en tierras de su mujer, ya que a su lado fue empadronada la
estancia del Capitán Joseph Lobo Sarmiento, hermano menor de Ignacia, con numerosas
chacras y estancias en la cañada de la Choza. Pedro Leguizamon heredó en Pilar una suerte
de su padre, Martín Leguizamon, de 1087 varas. Su esposa Ignacia, al morir dejó una casa en
la Villa, una estancia de 3500 varas, quinientos vacunos, caballos, mulas y cinco esclavos.
Pedro fue uno de los organizadores de las milicias locales y como tal, formó parte de

74
que consiguió mantener su patrimonio durante seis generaciones en los pagos
de Luján.191

Molina, Irrazabal, Martínez, Leguizamón eran estancieros locales con


largo arraigo en la zona, con representación en el Cabildo de Luján, poder
político y económico, que como indica Marquiegui, derivaba del arraigo de sus
grupos familiares en los pagos en los que tenían sus posesiones más que de
sus acciones individuales.192 Sus familias, sin embargo, no eran originarias de
la Guardia sino de los pagos de antigua colonización: los Molina de Capilla del
Señor, los Leguízamon de la cañada de la Choza y los Irrazabal de la Villa de
Luján. Ellos, con las compras que efectuaron a Vivar o con la solicitud en
moderada composición no hicieron más que consolidar la posición que ya
tenían, asegurando su reproducción social con tierras en la frontera. Con
estas operaciones efectuadas en las postrimerías de la colonia y en las
primeras décadas independientes no se amplió el círculo social de los que
tuvieron acceso a la tierra. Miembros de familias antiguas ya propietarias
fueron las que pudieron comprar las fracciones en las que se dividió la merced
de Vivar. Incluso, no puede pasar desapercibido que una sola solicitud de
moderada composición prosperara en la zona y que beneficiara, además, a un
miembro de un familia muy tradicional.

Las donaciones del directorio no fueron significativas.193 Sólo hemos


encontrado información sobre la suerte de estancia de seis leguas que se le
otorgó a Joaquín Belgrano, ubicada en la esquina oeste del actual partido de
Suipacha, que al año traspaso al Teniente Coronel Francisco Sayos,
compañero del prócer en Tucumán. El trámite no finalizó por lo que en 1826
Sayos debió solicitarla en enfiteusis, sin llegar a comprarla.194

expediciones a las salinas e incursiones contra los indios (1744), e incluso trascendió el ámbito
local cuando en 1747 fue nombrado Alcalde de Hermandad por el Cabildo de Buenos Aires.
Su hijo Antonio, heredó parte de las posesiones paternas e incorporó otras nuevas por su
matrimonio sobre la Cañada de la Cruz, donde lo encontramos en este estudio. Antonio, se
casó con Pasquala Bello, quince años menor, con quién tuvo cinco hijos.
191
E. SAGUIER “Mercado inmobiliario y estructura social. El río de la plata en el siglo XVIII”,
Buenos Aires, CEAL, 1993. Según Saguier las otras familias de Luján que se perpetuaron por
seis generaciones fueron la de Pedro Lobo Sarmiento y Melchora Díaz de Meneses, la de
Marcos Rodríguez Flores y Catalina Martínez de Saravia y la de Bernabé González Filiano y de
Francisca Trigueros.
192
MARQUIEGUI, op cit.
193
Banzatto demuestra la importancia que este modo de acceso a la tierra tuvo en los partidos
del sur de la Provincia de Buenos Aires.
194
Mientras tanto surgieron en esta gran enfiteusis explotaciones que alternativamente
pagaron arriendo al estado o a la viuda de Sayos. La situación se resolvió recién en 1859,
cuando el estado lo puso en venta y pudieron comprarla los arrendatarios, algunos de ellos
devenidos en importantes productores como Eustaquio Cardoso y Zemboraín. Participaron
también de estas ventas miembros de la burguesía porteña con otros intereses en la zona,
como Saturnino Unzué e hijos, y también irlandeses, que desde principios de la década del
50 estaban en plena expansión patrimonial.

75
El acceso a la tierra de los “primeros pobladores” a través de la
enfiteusis, en la Guardia de Luján

Debemos esperar a la enfiteusis para la ampliación de la base social de


los beneficiarios de tierras, ya que no sólo fue el modo predominante de
acceso a la tenencia legal de la tierra en esta región, sino que permitió, como
demostraremos a continuación, que muchos “antiguos pobladores,” con
escaso poder político y económico pudieran legitimar las posesiones que
venían detentando desde hacia varios años.195 Por la enfiteusis, el gobierno de
la provincia, imposibilitado de transferir las tierras en propiedad plena porque
estaban hipotecadas y constituían la garantía de la deuda pública, traspasó
sólo el usufructo a los particulares, por un período que a partir de la ley de
1826, que estableció las pautas de su funcionamiento, fue de veinte años.

¿Quiénes se beneficiaron con la enfiteusis? A diferencia de los sistemas


anteriores pudieron acceder a la tierra los vecinos de la Guardia de Luján, que
como demostramos, formaban un grupo de extracción social más marginal que
los estancieros de la Villa. Citemos algunos datos biográficos que avalen
esta hipótesis.

Dionisio Barrera, en junio de 1827, solicitó 3500 has contiguas a las de


Leguizamon y las compró en junio de 1838. Sin embargo, tan sólo dos meses
después las vendió en dos operaciones a Antonio Saubidet (2100 hectáreas) y
a Francisco Aranguren (1400 hectáreas), ambos miembros de “familias de
antiguos pobladores”.El lote que continuaba hacia el noroeste fue solicitado
en diciembre de 1825 por Manuel Montoya, se le concedió en marzo de 1826.
Fue su viuda, Carmen Martínez, quién la compró en enero de 1838.196 Sólo uno
de sus hijos pudo conservar la parte que le correspondió; sus yernos,
herederos cada uno de 1000 hectáreas aproximadamente, las vendieron
entre 1842 y 1851 a irlandeses.

La margen sur del río mostró un fraccionamiento mayor por la cercanía


del ejido de la Guardia y los adquirientes, en su mayoría labradores de
parcelas pequeñas, se presentan como más pobres que los anteriores. Por
ejemplo, Pedro Bermúdez, que nació en Buenos Aires en 1763 y siendo muy
joven se instaló en la Guardia, donde se casó con Josefa Lobo Sarmiento.
Pedro, que era labrador junto a sus tres hijos solteros mayores,197 dos
esclavos y tres jornaleros, solicitó el 1 de marzo de 1826, 3900 has en
enfiteusis en el lote más distante de la Guardia en dirección a
198
Navarro .Pedro murió siendo anciano sin haber alcanzado la propiedad del

195
Se debe aclarar que no se ha trabajado con la superficie de todo el partido de Mercedes
sino se ha recortado la fracción de aproximadamente 90.000 has que se extiende desde la
ciudad de Mercedes hacia el oeste y que tiene como límites por el norte los partidos de San
Andrés de Giles y Carmen de Areco y por el sur el de Navarro.
196
Era viuda en primeras nupcias de Pedro Burgos, latifundista de Los Leones.
197
Libros de Matrimonio, Tomo 1. Archivo Parroquial de la Guardia de Luján.
198
Las cuatro hijas mujeres de Pedro se casaron con importantes comerciantes y
estancieros, propietarios de los escasos esclavos censados en la Guardia: Inés y Juana con
dos hermanos; Juan y Bernardo González, comerciantes asturianos. María Luisa con

76
campo, que terminó comprándolo en 1837, Saturnino Unzué e hijos. Su vecino,
Antonio Villalva, había nacido en esta Guardia en 1779 y pertenecía a una
numerosa y antigua familia. El solicitó las tierras más cercanas al ejido de la
Guardia, en enero de 1828. Las pudo mantener durante muy poco tiempo
porque en 1835 le vendió sus derechos a Antonio Lezcano, también vecino,
que las adquirió en 1838. Este último también había solicitado en enfiteusis
6250 hectáreas linderas, que sin llegar a adquirir, transfirió en 1836 a
Dionisio Sánchez. Cuando falleció Sánchez, su testamentería conservó la
mitad y vendió a Pablo Mexias, 925 hectáreas y a Antonio Lobos, 3200
hectáreas.

Otro miembro de una de las familias más viejas de la Guardia era


Cecilio Falcón, que también aprovechó la enfiteusis para solicitar el lote que
quedaba entre el de Villalba y Lezcano. Su hijo Pío, le transfirió el derecho a
Juan Bruno Medina, que lo compró en 1838. Tampoco él lo mantuvo por
mucho tiempo y lo transfirió a Benito Gómez y José Arce.

Tomás Flores, modesto labrador con una numerosa familia (no contaba
con esclavos ni jornaleros), también había nacido en la Guardia en 1787199.
Solicitó una enfiteusis de 3750 hectáreas, el 1º de marzo de 1827 en los
aledaños de la cañada La Turbia. Fue su viuda la que llevó a cabo la compra
en marzo de 1839. Su familia mantuvo la propiedad hasta entrada la segunda
mitad del siglo XIX.

¿Qué tuvieron en común los solicitantes de enfiteusis? En primer lugar


en casi todas las escrituras aparece consignada la frase; “en donde esta su
poblado”, por lo que suponemos que solicitaron los lotes en los efectivamente
vivían desde hacia años. A pesar de tantos años de residencia estos vecinos
no hicieron otros intentos para acceder a títulos sobre sus parcelas. Y, si
atendemos a las fechas en que se inició el trámite para solicitar la enfiteusis,
encontramos que en seis de los catorce lotes fue el mismo día: el 1 de marzo
de 1827. Pero además, en doce de los catorce casos analizados, el mismo
grupo de vecinos fue tanto solicitante como tasador. Isidoro Molina, Felipe y
Víctor Barrancos, Antonio Oliva, Antonio Lezcano, Antonio Villalba,
acompañaron a los agrimensores y fueron los tasadores de las tierras de sus
vecinos.

¿Porque la mayoría solicitó la enfiteusis el mismo día? ¿Por qué


además, este grupo actuó como un clan endógeno, interviniendo casi en forma
indistinta en los trámites propios y de sus vecinos? Formaban sin duda, un
grupo de vecinos y amigos, que por eso acordaron iniciar juntos las gestiones
que les eran necesarias para obtener la enfiteusis, por más que estas
supusieran establecer un diálogo asimétrico con un sector mucho más
poderoso, como era el estado provincial.

Esta fue la primera oportunidad que ellos tuvieron, -primeros


pobladores de una región marginal-, de dirigirse al estado para legitimar sus

Polinario López, de otra familia de comerciantes criollos. Y Escolástica, con Pedro Suárez
estanciero de la cañada Los Leones.
199
Catedral de Mercedes. Libros de bautismo. Tomo I.

77
posesiones. Por eso podemos afirmar que el estado colonial, para esta región
fronteriza y para sus pobladores, pequeños y medianos productores, mantuvo
cerradas casi todas las vías de acceso a la tierra. Las ventas que surgieron de
la merced de Vivar, la única moderada composición que prosperó e incluso la
donación del directorio estuvieron dirigidas a consolidar el poder económico de
los sectores tradicionales que ya lo tenían; por eso confirmamos que la corona
española fue muy prudente en el otorgamiento de la tierra pública y, más que
nada, en ampliar la base social de los adquirientes. Recién con la enfiteusis,
que amplió las extensiones traspasadas a particulares, los “primeros
pobladores” pudieron legitimar sus posesiones.

Las características que venimos señalando se evidencian en la


estructura productiva que presentó la Guardia de Luján, desde sus orígenes:
las 3386 has que tuvieron en promedio las enfiteusis de la región a fines de
la década de 1820 contrastaron con las 17.118 has del promedio provincial.
La evolución muestra a la vez, una dinámica diferente: ya que las 1774 has
promedio que tuvieron los lotes de la región en 1850 difieren aún más del
promedio provincial de 17.118 has, mostrando que mientras en la provincia la
enfiteusis ayudó al proceso de concentración, en este partido fue a la inversa:
consolidó el de fragmentación.

Ciclos de vida y políticas públicas

Siguiendo las líneas hasta aquí planteadas podríamos hipotetizar que


las transacciones efectuadas hasta la década de 1820 posibilitaron la
consolidación de los sectores tradicionales, aunque de acuerdo al análisis
efectuado, deberíamos agregar las posibilidades que tuvieron los medianos y
pequeños propietarios en consolidar su situación a partir de la enfiteusis. Las
historias planteadas, sin embargo dan indicios de tendencias opuestas y como
ha quedado manifiesto fueron muy pocos los estancieros coloniales o “primeros
pobladores de la Guardia” que pudieron conservar sus explotaciones durante
todo el tiempo estudiado.

El loteo que siguió al fraccionamiento de la merced de Vivar mostró


más estabilidad dominial que los que surgieron con la enfiteusis, ya que sólo
dos lotes se traspasaron dos veces y uno sólo lo hizo tres. Los cuatro
restantes, -de los cuáles, uno se fraccionó en tres partes-, permanecieron en
las manos de las mismas familias durante todo el lapso de tiempo estudiado. Y,
de las siete parcelas, seis fueron traspasadas de una generación a otra. Con la
enfiteusis la rotación fue mayor: los trece lotes originales sufrieron cuarenta y
cuatro traspasos entre 1822 hasta 1860, con un promedio de 3.3 traspasos
en treinta y ocho años, dando muestras de la especulación que la acompañó
materializada en compras y ventas casi simultáneas o compras concentradas
cuando se dio a conocer la Ley de Venta de 1836200. La especulación alcanzó
tanto a los “viejos vecinos,” como a los “nuevos”. Pero mientras que los
primeros perdieron sus derechos y salieron rápidamente del circuito

200
Se pueden ejemplificar estas estrategias con Barreira que compró en julio de 1838 las
3500 has que poseía en enfiteusis y vendió al mes a dos importantes vecinos. O, las
transferencias de derechos que realizaron “viejos vecinos” como Antonio Villalba, Pío Falcón,
Remigio González, poco antes de la venta.

78
inmobiliario, los “nuevos” realizaron operaciones de compra-venta en varios
partidos aprovechando las oportunidades que se presentaban.

La rotación dominial descripta estuvo vinculada con la finalización de los


ciclos de vida. Si tenemos en cuenta que los “primeros pobladores” arribaron
a esta región en su juventud, o en algunos casos nacieron en ella en la
segunda mitad del siglo XVIII, para las décadas de 1820/30, eran ya hombres
maduros, cuando no ancianos y la mayoría falleció para esos años: Antonio
Leguizámon en 1826, Manuel Montoya en 1828, Pedro Bermúdez en 1833,
Antonio Villalba en 1830, Tomás Flores en 1836. En otras palabras entre fines
de la década de 1820 y los primeros años de la década de 1830 los
“patriarcas” de la región desaparecieron. Fueron sus viudas, que por la
estrategias matrimoniales mencionadas, eran mucho más jóvenes, las que en
reiterados casos llevaron a cabo las ventas; la viuda de Robredo en 1826 le
vendió a Blas Achaval 8700 hectáreas201 y 2100 hectáreas a Joaquín Molina,
ó Pasquala Bello, viuda de Antonio Leguizamon vendió el lote ni bien falleció su
marido (por más que provenía de una familia que había conservado la
propiedad por seis generaciones); en cambio, Carmen Martínez, viuda de
Manuel Montoya, lo pudo conservar durante su vida, pero fue puesto en venta
a su muerte, por sus herederos. Tuvo más suerte Bibiana Puebla, que fue
capaz de traspasarlo a la generación siguiente.

La repartición igualitaria de los bienes, que se hizo habitual a partir del


siglo XVIII y que fue de uso muy extendido en el Río de la Plata tuvo aquí
también los efectos disruptivos que se le asignó en otros estudios, ya que
pulverizó el patrimonio de los pequeños y medianos propietarios.202 Fueron el
sistema hereditario, la especulación que acompaño a la enfiteusis y la
mercantilización de los productos pecuarios, los responsables de la alta
rotación dominial, que generó el reemplazo de “los primeros pobladores” por
sujetos nuevos, provenientes de las ciudades, del extranjero y con vínculos en
las esferas de poder. Quizás el caso de Pedro Leguízamon y Saturnino Unzué
e hijos sirva de ejemplo a nuestra hipótesis. Como mencionamos para
mediados del siglo XIX la familia Leguízamon había perdido toda su propiedad
territorial y lo había hecho en varias ventas parciales, evidenciando las
dificultades que acarreaba la repartición igualitaria de los bienes en el traspaso
de una generación a otra. Para esos años, Saturnino Unzué e hijos inició sobre
estos mismos campos el proceso opuesto: la concentración logrando unificar la
propiedad que fuera de Leguízamon y agregando algunos sobrantes de lotes
vecinos. Analicemos las estrategias de Saturnino Unzué en su rápido proceso
de concentración territorial:

201
Este último era casado con Jacoba Iramaín, proveniente de una tradicional familia de
Santiago del Estero. Los Iramaín llegaron en 1824, huyendo de las guerras intestinas que
durante tantas décadas sacudieron a Santiago y se asentaron diez leguas hacia el oeste de la
Guardia, solicitando una vasta enfiteusis de más de nueve leguas del otro lado de la cañada
Las Saladas.
202
Existe abundante literatura sobre la misma. Véase Saguier, Zeberio, entre otros.

79
Fragmentación del lote de Pedro Leguízamon y recomposición efectuada por Saturnino
203
Unzué.

Fecha Otorgante Adquiriente Forma Dimensiones relación


1821 Estado Pedro Denuncia 9000 v por 9000
Leguizámon de fondo
1822 Estado Pedro escritura 9000 por 9000 v
Leguizámon
1827 Pedro Pasquala Bello, Herencia 4500 v por 9000 esposa
Leguizámon v de fondo
1826 Pedro Pastor Herencia 2250 v por 9000 Padre- hijo
Leguizámon Leguizámon de fondo
1826 Pedro Jorge Herencia 2250 v por 9000 Padre- hijo
Leguizámon Leguizamón de fondo
1836 Pastor y Jorge Pedro Casas venta 3000 v por 9000
Leguizámon v de fondo
1848 Herederos de Francisco venta 1500 v por 9000
Pasqual y Jorge Basarte de fondo
Leguizámon
1853 Francisco Saturnino Unzúe venta 1500 v por 9000
Basarte v
1853 Testamentaria Saturnino Unzué venta 3000 varas de
de Bello frente por 9000
de fondo
1855 Romualda Saturnino Uzué venta 375 v por 9000 Viuda de Jorge
Falcón de fondo Leguizámon
1857 Ceferino Saturnino Unzué venta 375 v por 9000 Hijo de Jorge
Leguizámon de fondo
1860 Herederos de Saturnino Unzué venta 750 v por 9000 Hijos de Pastor
Pastor de fondo
Leguizamon
1859 Estado Saturnino Unzué venta 160 v por 9000
de fondo
(sobrante)
1859 Estado Saturnino Unzué venta 60.533.841 varas
sobrante en el
terreno ocupado
por los
herederos de
Víctor Barrancos
1859 Estado Saturnino Unzué venta 2.520.000 v

El caso Leguízamon/Unzué pone en evidencia, en primer lugar, la


vulnerabilidad que traía aparejada la repartición igualitaria: a los diez años de
recibir la herencia y en vísperas de la venta de las tierras enfitéuticas (1836)204.
Pastor y Jorge Leguízamon efectuaron la primera venta a un conocido
comerciante de la zona. Con esta operación su posesión quedó reducida a
1500 varas. Doce años después vendieron a otro conocido consignatario de
campos el resto que les quedaba. La presencia de Saturnino Unzué se inició
con la compra efectuada a Basarte, consignatario de campos y responsable
de su desembarcó en la zona. Para esos años había fallecido Pasquala Bello
y las 4500 varas que heredaron de ella, volvieron a fraccionarse. En una sola
operación, efectuada en 1853, vendieron 3000 varas a Saturnino Unzué,

203
AHG, Duplicados de Mensuras, Mercedes , Nº 6 y 34.
204
Infesta demostró como creció el interés de transacciones en vísperas de la puesta en venta
de la tierra pública.

80
quedándole solo a los herederos 1500 varas, de las que también se
desprendieron entre 1857 y 1860. Saturnino Unzué no dejó escapar ninguna
de estas ventas y en tres compras de pequeños lotes efectuadas a las viudas
de los hijos de Leguízamon y a sus nietos, volvió a recomponer la totalidad
del terreno. También Unzué, se benefició con la compra de los sobrantes,
por más que uno de ellos estuviera “dentro” del lote de Barrancos y sus
herederos también lo reclamaran.205

El caso Leguízamon/Unzué es testigo del reemplazo social que se operó


en el sector propietario y si bien no hemos profundizado en otros, la
comparación entre las cifras de hectáreas adquiridas por “estancieros y
primeros pobladores” en los primeros repartos y las que lograron mantener al
finalizar el período analizado, muestran con claridad la magnitud de la
transformación. En el loteo en que terminó la merced de Vivar, 20.057 has
fueron adquiridas por “estancieros o primeros pobladores” entre 1798 y 1823.
Quedaban en sus manos a mediados de la década de 1850 tan sólo 13.000
hectáreas. Con los lotes solicitados en moderada composición y enfiteusis la
rotación aún fue mayor: de las 54.420 has adquiridas por “estancieros o
primeros pobladores” tan solo conservaban 12.625 has en 1850.

IV. LA ESTRATEGIA DE LAS FAMILIAS DE LA ZONA DE ANTIGUA


COLONIZACIÓN DE ACCEDER A TIERRAS FUERA DE LA LINEA DE
FRONTERA. LOS LEONES, 1790-1850.

Situémonos el punto extremo de la frontera en 1800. Tierra de indios,


recién ocupada por blancos, poblaciones muy dispersas, “ranchos flexibles”
(como los llama la fuente). El primer avance sobre estas tierras fue hecho por
las invernadas que se internaban en el “desierto” para pastorear los campos
vírgenes. Así lo manifestó Joseph Santos Sosa en 1805:

“a cuatro o seis leguas de la Guardia de Lujan para afuera,


siguiendo hacia arriba del río por la otra banda, hay perpetuamente
allí haciendas de ganados, sin embargo los muchos infieles que
abundan por esos lugares.” 206
Ese sitio era justamente la Cañada Los Leones, que como manifiesta la
fuente, estuvo ocupada por haciendas antes que por poblaciones estables.
Esta cañada que nace en la laguna homónima y corre de noroeste a sudeste,
es el primer afluente del Río Luján. Inferimos pues, que una vez entregadas
las cabezadas sobre este río se continúo por su afluente, siempre siguiendo
el modelo de colonización, aunque esta no fuera más que una pequeña
cañada, “que solo trae agua en épocas de lluvias”207 y difícilmente pudiera
actuar como obstáculo para frenar el avance indio; más bien, era uno de los
pocos hitos sobresalientes en la inmensidad monótona del desierto. Pocos
kilómetros hacia el este corre paralela a ella, la Cañada Moyano, con un

205
Nos referimos a ese conflicto en el capítulo dedicado a la familia Barrancos.
206
AHPBA, EMG, Legajo 17, Nº 605, año 1805.
207
AHG, Mensuras Antiguas de Mercedes Nº 3.

81
curso aún más corto y un cauce más exiguo, que no le impidió ser otro eje
colonizador. Las cañadas de la zona por atravesar la pampa ondulada,
cuentan con numerosos meandros que forman rinconadas, indispensables
para “aquerenciar” hacienda.

Enviar invernadas con pastores trashumantes, construir precarios


ranchos y convivir con los indios en el desierto fueron experiencias
cotidianas para los primeros habitantes de Los Leones. El horizonte libre; sin
árboles ni montes, con pequeños arroyos, sólo interrumpido por pequeñas
parcelas de trigo, algunos animales y grandes extensiones de guadales y
pajonales. Sin embargo, en poco tiempo el paisaje se transformó. García en su
viaje a Las Salinas en 1810, hizo una excelente descripción de la
transformación de esta región:
“El terreno que media desde la Guardia hasta el paraje
nombrado El Durazno, de poco más de tres leguas, es feracísimo,
firme y de excelentes pastos para los ganados y escasos de
aguadas; todo el es una población no interrumpida de chacras, en
que se ven sembrados pequeños, trigales muy frondosos, algunos
ganados vacunos y caballares, con pocos puestos de hacienda... 208
Las familias que dinamizaron esta amplia zona de buenos pastos y
aguadas, se inclinaron por la agricultura, indicio de asentamientos
estables y buenas relaciones con los indios, de lo contrario hubiera sido muy
difícil implantar sementeras que requieren una planificación a largo plazo
fuera de la línea de frontera. La posibilidad del comercio, del intercambio de
maíz y quesos por cueros y pieles es prueba del clima que se vivía en esta
región.209
Aquí, en el último cordón de la frontera, arriesgándose a los ataques
indios, fueron enviados hijos y yernos de cuatro familias antiguas de la Villa
de Luján, la Guardia homónima, Areco y Buenos Aires, ejemplificando el
modelo colonizador que esbozamos. Pasemos a analizar su arribo, su
inserción y el acceso a la tierra.

“Les mandaban salir del partido de Luján en donde están


asentados por no tener tierras propias y para que no experimentasen
perjuicio y extracción de sus haciendas en las mudanzas que
hiciesen de ellas a otros territorios.”210

Quién debía salir con sus haciendas del pago de Luján era Silverio
Melo. Recordemos que Silverio era el yerno de Andrés Veloz, portavoz de

208
GARCIA P A, “Viaje a las Salinas” en J GELMAN “Un funcionario en busca del estado”, UN
de Quilmes, 1997.
209
García Pedro A. Citado por Gelman en Un funcionario en busca de un estado... García se
refiere así a su paso por esta región en 1810: “El terreno que media desde la Guardia hasta
este punto, de poco más de tres leguas, es feracísimo, firme y de excelentes pastos para los
ganados, y de escasos de aguada; todo él es una población no interrumpida de chacras en las
que se ven sembrados pequeños, trigales muy frondosos, algunos ganados vacunos y
caballares, con pocos puestos de haciendas, que deberían estar sujetos a población; porque
cada una de estas poblaciones es un receptáculo de indios...”
210
AGN, Protocolos, registro 5, 1759, foja 50. Citado por H. Saguier, op cit.

82
los labradores de la Guardia de Lujan, en el juicio que mantuvieron con Díaz
de Vivar. Lo curioso es que ésta debió ser la primera, pero no la única vez
que Silverio fue “expulsado” o “corrido hacia el oeste.” La cita del epígrafe
fue parte de la declaración que él realizó cuando, junto con Carlos Correa,
le compró a José Celis doscientas varas de tierra de estancia en Luján. Con
el tiempo incrementó la superficie, hasta llegar en 1789 a las 900 varas, en
las que tenía cien cabezas de ganado vacuno bajo marca propia, indicio
de una corta fortuna.211 En febrero de 1800 utilizó un argumento similar al
solicitar en moderada composición un lote en la Cañada Los Leones:

“Hace más de treinta años que vivo poblado en las inmediaciones de


esta Guardia (se refiere a la de Luján) con considerable número de
cabezas de ganados vacuno, caballar y lanar en unos terrenos que
habiendo comprado bajo la buena fe de que me lo vendiera su
legítimo dueño se han declarado al presente propiedad de Pedro
Díaz de Vivar que me ha prevenido que se los desocupe con urgente
apuro.”

El itinerario de Silverio y de otros labradores, que retomamos en este


apartado ofrece un excelente testimonio, en el nivel de las decisiones
individuales, para explicar el poblamiento de la frontera y la puesta en valor de
las tierras de la región. Recordemos que los labradores perdieron el juicio
mantenido con Díaz de Vivar y….

“(..) Fueron obligados a pagar arriendo o desocupar esos terrenos


y pasar a habitar en otros que mejor puedan adquirir teniendo como
plazo para abandonarlos el 5 de septiembre de 1799.”212

Por eso, no ha de extrañarnos que Silverio argumentara:

“(…) y teniendo entendido que se ha destinado ya por este


superior gobierno repartos del terreno realengo que se encuentran
en las inmediaciones de esta Guardia a los pobladores que como yo
se ven lanzados por Vivar con sus casas y haciendas no me queda
otra alternativa más que recurrir al amparo de VE para que se me
otorgue un terreno baldío a cinco leguas de la Guardia hacia el
poniente por la costa del río Luján en un paraje que llaman Los
Chañares cuya situación sigue al que ha destinado el comandante
para el pastoreo de las caballadas de los soldados.”213

Silverio, hijo de Ignacio, poblador que desde antes de 1744 vivía en


una estancia sin tierras propias, “río Lujan debajo de la banda de la cañada de
la Cruz.”214 con esta solicitud, estaba abriendo uno de los caminos con los

211
AGN, Sala IX, 9-7-7, Padrón de hacendados de 1789, publicado por Azcuy Ameghino en “
Tierra y ganado en la campaña de Buenos Aires, según el censo de hacendados de 1789”,
IIHES, Buenos Aires, 1989.
212
AHPBA, EMG Legajo 11- 483, año 1798.
213
AHPBA, EMG, Legajo 24- 921.
214
Para esos años, Silverio era un niño de tan sólo 11 años, que vivía con sus cinco hermanos
y un peón, mulato libre.

83
que las élites blancas de la campaña se aseguraban su reproducción familiar:
el control de tierras, en el confín de la frontera. Pero, sin querer estaba
participando de un proceso de gran trascendencia; adelantar esta línea, la que
lentamente, como una mancha de aceite, fue avanzando en los años en
cuestión, por las acciones de Melo y muchos otros que, asentados en la
retaguardia, a escasos kilómetros de su confín, se internaban en el “desierto”
para hacer un uso esporádico de sus abundantes pastos.

“hace más de veinte años (declaró el testigo Jacinto Ruiz, en


1806) que he vivido fronterizo al cordón y que siempre estos
terrenos y aún más adelante, en el paraje Los Leones los tuve por
realengos porque nadie los poblaba anteriormente, pero de pocos
años a esta parte se han establecidos en ellos muchos vecinos del
partido de la Guardia de la Villa de Luján y de las poblaciones de la
frontera…”215

Buenos pastoreos para las invernadas, cañadas de cursos


zigzagueantes- indispensables para aquerenciar la hacienda- pero, sobre todo
fácil acceso. Esto, suponía para los hombres de la campaña, la enorme
extensión de tierras que se extendía al oeste de las Guardias. Durante varios
años convivieron en este espacio; blancos e indios, vacas y caballos,
pastores mestizos, indios y pardos, que se diferenciaban solamente por
responder a quiénes estaban de un lado u otro de la frontera. No dudamos
que la infiltración que se realizó desde las Guardias fue lenta, irregular,
informal y esporádica. Cuando en el invierno los pastos de la región ya
ocupada se reducían por las heladas, o cuando arreciaban las sequías; o
incluso, cuando por la suba del precio del cuero y sebo, se quería
acrecentar la tropa conservando parte del procreo, se recurría a las
pasturas de esta zona, que actuaban como reserva respecto al área
ocupada.216

Pero, ¿sí resultaba tan fácil entrar y salir de ella cuantas veces fuera
necesario, porque en determinados momentos, - que en el caso de esta
región fueron los años que transcurrieron entre 1798 y 1806- se trató por
todos los medios posibles de legitimar la posesión? ¿Qué cambios hubo para
que estos pobladores iniciaran trámites burocráticos, caros y engorrosos?

Creemos que fueron varios los motivos; en primer lugar, como hemos
demostrado, fue en estos años cuando arreciaron en la zona los juicios
entre los poseedores de mercedes o terrenos en moderada composición y
sus arrendatarios. La mayor presencia de conflictos, ventilados en
tribunales porteños, debió acercar a muchos pobladores de la zona a la
Justicia. Acudir a letrados, presentarse a las defensas, contestar demandas,
fueron prácticas que desarrollaron todo un saber popular que les abrió el
camino de los canales institucionales. Pero, por sobre todo, estos juicios
iban dirigidos a ellos; pequeños y medianos propietarios. Paradójicamente,
mientras por un lado pusieron en peligro el usufructo de los terrenos que
ocupaban en la zona de “antigua colonización,” por el otro, les abrieron
215
AHPBA, EMG, Legajo 24, Nº 921.
216
E NESPOLO, Tesis de Doctorado presentada en la UBA, año 2006, Mimeo.

84
expectativas al mostrarles que también ellos podían acceder a tierras, aunque
fuera en zonas remotas.
Un espacio de fronteras abiertas permite una movilidad espacial muy
grande y en el contexto anteriormente descrito podríamos suponer que las
familias de las cercanías adoptaron estrategias específicas vinculadas con
esta situación. Sería lógico pensar que enviaran a algunos de sus hijos al área
de tierras vírgenes con el objetivo de proteger su posición social inmovilizando
la división de las propiedades.217 Esta estrategia les permitiría detener la
partición igualitaria de los bienes familiares y al mismo tiempo posibilitaría a
quienes adelantaban la frontera igualar y/o superar la posición social de sus
padres, reproduciendo con ello el modelo social.218 Trataremos de verificar si
las familias analizadas adoptaron esta estrategia y así podremos percibir la
influencia de las tierras libres en la consolidación del patrimonio familiar.
Banzatto, también se preguntó por el impacto que tuvo la frontera bonaerense
en la consolidación del patrimonio territorial de los notables del nordeste del río
Salado, demostrando como al cerrarse las posibilidades de acrecentar la
extensión de las propiedades hacia 1822, quiénes quisieron incrementar la
escala de producción tuvieron la posibilidad de tomar tierras en usufructo hacia
el sur y oeste da la provincia.219 Los casos de Fernández, Girado, Miguens e
incluso Anchorena son ejemplos de la estrategia mencionada. Sin embargo,
estos casos se diferenciaron de los analizados en este capítulo por las
grandes extensiones territoriales que lograron concentrar y por el hecho de
que en general, los el sur “avanzaron hacia el oeste” sólo después de
consolidar con títulos el patrimonio territorial que poseían en la zona más
antigua, mientras que los casos aquí analizados lo hicieron, en muchos casos,
“expulsados”, dando cuenta del carácter marginal que tenían.

Silverio había sido soldado blandengue. Felipe Antonio Martínez, su


vecino, era capitán de milicias del pago de Areco. Ellos debieron enfrentar
los desafíos que se les presentaron a los pobladores de la campaña
bonaerense en condiciones más desventajosas aún que los pobladores de
otros pagos, porque éste sector de la campaña – Pilar, Cañada de Escobar,
Villa de Luján y Guardia homónima- se caracterizaba por el predominio de
parcelas de tamaño reducido. Por eso, las posibilidades de acumulación de
esta minoría blanca -en una región aún escasamente mercantilizada y con una
economía que presentaba muchos rasgos domésticos- eran exiguas. La
militarización que vivió la región a fines del siglo XVIII, les abrió otro camino: el
de la carrera militar, que le permitía a quiénes lo iniciaban despegar un poco
su suerte de la acumulación familiar originaria. El pago en metálico, aunque
errático, suponía dinerillos que echaban aire a una economía casi doméstica.
Y, las milicias daban prestigio. Los milicianos formaban una minoría blanca
poderosa ya que eran los referentes cívicos de un área lejana y marginal y por
217
G BANZATTO y G QUINTEROS “Estrategias matrimoniales y patrimonio rural en
Chascomús, 1780 –1880”, Mimeo. Banzatto y Quinteros citan a Alida Matcalf que explica como
las familias de la élite de Santana de Parnaíba en Brasil enviaban a algunos de sus hijos al
sertao –área de tierras vírgenes- con ese objetivo.
218
Metcalf, Alida C “La familia y la sociedad rural en Sao Paulo: Santana de Parnaíba, 1750-
1850 en Gonzalo Aspiazu y Rabell (comp.) La familia en el mundo iberoamericano, México, pp
441-466
219
BANZATTO G, op cit.

85
eso, también podían solicitar tierras. Cómo demostraremos a continuación,
caminos como el iniciado por Silverio y Felipe fueron vías de ascenso social
frecuentemente utilizadas por los miembros de las comunidades locales. El
perfil militar también fue percibido por Banzatto entre los miembros de las
familias fundadoras de la Guardia de Chascomús.
La dinámica descripta será analizada en este capítulo, en el que
haremos hincapié en los intentos que hicieron algunas familias para
legitimar las posesiones de tierras que se encontraban en la franja que se
extiende desde la Guardia de Luján hasta las Saladas, sobre las cañadas
Los Leones y el Durazno. La adopción de una perspectiva etnográfica hizo que
privilegiáramos una forma de abordar esta temática que recuperara en las
fuentes analizadas, la percepción que los agrimensores, testigos y viajeros
tuvieron del espacio, de la vegetación y de otros aspectos que nos permitan
avanzar en el conocimiento de la cotidianeidad de la vida en la frontera.

Desde la Guardia de Luján hasta Los leones. División de la tierra en


la banda norte del río Luján, a partir de duplicados de mensuras. 1826.

Silverio era uno de los yernos de Andrés Veloz, que como


demostramos, fue quizás el primero en llegar a Los Leones desde la Villa de
Luján, siguiendo un itinerario bastante habitual. Fue Silverio el que pidió,
después del fallo desfavorable en el juicio con Díaz de Vivar, las tierras que
había ocupado su suegro, que eran las que seguían al pastoreo de las
caballadas de los soldados de la Guardia, que debían ser las más
resguardadas de las que se extendían al exterior de la frontera.220 La segunda
generación, representada por Luisa, hija de Andrés Veloz y Silverio, su
esposo fue la que efectivamente residió en Los Leones. Mariano, el otro hijo
de Andrés continuó residiendo en Luján, pero también participó de la dirección

220
Recordemos que al solicitar tierras hizo explícita la función que para él tenía el estado:
resolver el problema que les ocasionaba a los humildes pobladores de la frontera el arbitraje
desfavorable en el juicio mantenido con Díaz de Vivar.

86
del campo.221 El primer intento por legitimar la posesión, fue la solicitud de
moderada composición que efectuó Silverio en 1800, que fracasó.222 En
diciembre de 1802 se dirigió directamente al virrey afirmando:
“... ha tiempo de tres años que me hallo en una estancia
poblada en el lugar que llaman los chañares con bastante número de
ganado vacuno, caballar y lanar, cuios terrenos corresponden a su
majestad, a fin de que no se me despoje de aquel lugar hago
denuncias de ellos a fin de comprarlos según su tasación.”223
Silverio debió acudir a un letrado para continuarlo, quién demostró
gran interés en que se le otorgara el certificado de la solicitud para que “no
se perdiera el derecho.” El trámite continuó lentamente. Al año, intervino el
Fiscal de la Real Hacienda que solicitó suspender la enajenación y venta de
estas tierras realengas, ya que “el denunciante no tiene derecho más que
otros, por tener poblado y con haciendas el terreno que solicita.”Aquí finaliza
la fuente. El empadronador cuando visitó la estancia en 1813, encontró a un
matrimonio de adultos, sin hijos, en compañía de una pareja de esclavos y de
un jornalero indio.224 Luisa, su esposa, que murió a los setenta años, en
1832, tuvo una presencia importante en la zona. Hizo construir un oratorio en
su estancia, que fue durante varias décadas, el último rincón de religiosidad
de la frontera.225 En 1825, Luisa denunció en enfiteusis 4820 hectáreas y a
los pocos meses se le concedió.226 Ella falleció sin descendencia y por eso
los derechos enfitéuticos se traspasaron; una parte le correspondió a su
hermano Mariano (que además era su socio)227 y la otra a su sobrino Julián
221
El boleto de marca está a nombre de Mariano Veloz. Juzgado de Paz de Mercedes.
222
AHPBA, EMG, Legajo 24 - Nº 921. En esta primera oportunidad no contó con la aprobación
del Comandante de Fronteras porque a este terreno también lo habían solicitado Felipe
Martínez y Simón Robredo, ya que la imprecisión hacía muy difícil establecer los límites de los
campos.
223
AHPBA, EMG, Legajo 12, Nº 414. La virginidad del terreno quedó explicita cuando
describió su ubicación: “(…) debiendo entenderse esta denuncia de dos leguas de frente al
norte que deben contarse desde donde se hallan unos chañares chicos y su fondo esta dos
leguas al sur tirando al Salado.” No existían mojones, casas de vecinos, ni ninguno de los
otros puntos de referencia que aparecen en las mensuras posteriores. La inmensidad de la
pampa, solo interrumpida por unos chañares chicos. Estos, eran las únicas referencias
posibles.
224
AGN, Sala X, Padrón de 1813. En 1813 Silverio tenía 58 años y Luisa 49. Ambos fueron
catalogados como criollos – el empadronador al finalizar el censo aclaró “donde dice criollos se
entiende naturales de ese lugar”. El jornalero indio había sido recientemente manumitido
porque su hijo - de sólo tres años- era esclavo.
225
En este oratorio se anotaron durante dos años (1825/6) los nacimientos de la zona.
226
AHPBA, EMG, Legajo 2-69. Luisa realizó la denuncia para asegurarse que la casa y el
oratorio quedaran comprendidos en el terreno, pero también en él quedaron comprendidas
otras poblaciones. Este expediente generó una acalorada intervención del fiscal
denunciando los bajos precios con que los vecinos tasaban la tierra pública. Los tasadores
eran vecinos y también tenían intereses de compra, trataron de mostrar la mala calidad de los
terrenos y para ello no dudaron en afirmar que la cañada Los Leones no traía aguas en forma
permanente y que no existían otras aguadas.
227
AHPBA, EMG, Legajo 2-69. Como Luisa no dejó bienes no necesitó hacer sucesión,
generándose una polémica entre los letrados al querer vender su hermano, Mariano, parte del
terreno a su sobrino, Julián Luengo. Luisa, antes de morir había manifestado que “ por el
cariño que nos profesamos le dono a mi hermano el ganado que tiene a medias y las acciones
de la tierra del estado; así como la casa y los muebles, por no tener herederos forzosos
ascendentes ni descendentes.” Pero Luisa consumió en vida sus animales y lo único que
quedó fue la acción de enfiteusis. Las dudas, entre los abogados, surgieron respecto la

87
Luengo.228 El primero para comprar su parte debió asociarse a Manuel
Pirán gran enfiteuta con posesiones en varios partidos, que al año se la
vendió a Pedro Mones Ruiz, quién lo conservó.229
Con Julián Luengo (hijo de Sabina Veloz) y Pedro Veloz, hijo de
Mariano, entramos en la tercera generación. Ambos se habían criado en la
Villa de Luján y en su juventud se trasladaron a Los Leones, donde estaba el
patrimonio familiar230. Julián lo hizo cuando se casó, en la década de 1820.
Para esa época, con veintiún años tenía más bienes que muchos de sus
vecinos; una manada de yeguas, otra de caballos, sesenta vacas, cien ovejas
criollas, cuatro esclavos y una casa en la Villa de Luján.231 Julián dueño de una
conocido negocio en las orillas del arroyo Los Leones, compró las 2500 has
heredadas de la enfiteusis de Luisa. Falleció a los ochenta años durante la
epidemia de cólera de 1868,232 y el traspaso a la cuarta generación no estuvo
libre de obstáculos; ya que Julián había vendido una fracción a Francisco
Villafañe y otra a Tomás Maguirre, por lo que su patrimonio alcanzaba sólo
tres cuarto de leguas. Benefició a su segunda esposa e hijo menor con la
quinta parte de sus bienes, además del casco de la estancia, por lo que sus
tres hijos del primer matrimonio heredaron aproximadamente 320 has cada
uno, de las que se desprendieron rápidamente.233 En la misma familia pero por
otra rama, Pedro, el hijo de Mariano, debió asociarse a la “Sociedad Pastoril
de Amigos del País” para poder comprar otro lote, ya que el familiar había
sido adquirido por su padre y primo. Fue así que compró en mayo de 1845,
cuatro leguas de tierra. Pero esta compañía tuvo corta vida, desapareciendo
para mediados del siglo XIX. En su lugar – y luego de numerosas e intrincadas
transacciones- dos descendientes de los antiguos ocupantes, Pablo Martínez
y Pedro Nolasco Silva, (h) recuperaron sus propiedades. No tuvo esa suerte
Pedro Veloz, que con las ventas efectuadas perdió todo su patrimonio
territorial.

Otra de las primeras familias de Los Leones fue la de Pedro Nolasco


Silva. Su padre, Felipe, participó del juicio contra Francisco Suero, en 1761 y

capacidad de Luisa para testar derechos de enfiteusis. El letrado actuante equiparó éstos a
los cánones de los arrendatarios y manifestó: “La cosa locada no se transmite a los herederos
del locador o inquilino, del mismo modo la acción o posesión de la enfiteusis no puede
transmitirse por derecho hereditario al sucesor del enfiteuta”. De acuerdo a esta interpretación
Luisa, no contaba con derechos para dejar en herencia el bien locado. La alternativa era que
Mariano, su hermano, hubiera denunciado estas tierras en virtud de la muerte de su
poseedora, ya que tenía tantos derechos como ella, por ser ocupante. Pero, se oscurecía el
panorama porque Luisa había pagado el canon hasta 1832 y luego Mariano no había
continuado. Por eso no podía tener valor legal la transferencia que Veloz le hizo a Julián
Luengo, a pesar de que ya había sido cobrada y su dinero donado – de acuerdo a los deseos
de Luisa- a la parroquia de la Guardia de Luján. La única solución era la re-compra del terreno
por Luengo. Así se hizo y terminó adquiriéndolo en 1836.
228
Julián había nacido en 1788. Libro Parroquial de Lujan.
229
AHPBA, EMG, Legajo 15/12243.
230
AGN, Padrón 1813, Villa de Luján.
231
AGN, Sala X, Testamentería Nº 6550, año 1868. Su esposa en cambio, sólo introdujo una
yunta de bueyes y 25 patacones.
232
Juan Moreira y Julián de Andrade fueron asiduos concurrentes. Arístides Testa, op cit.
233
Tenía setenta y cuatro años cuando tuvo su último hijo con Doña Segunda Ramírez,
mientras vivía su esposa, ya anciana. Cuando el niño tenía un año, su esposa falleció y Julián
se casó con la madre del niño.

88
cuando el juez le obligó pagar arrendamiento fue el único de los treinta y un
demandantes que decidió abandonar esas tierras e “ ir a ocupar otras tierras
vacas, río Lujan arriba”. Cuando se desató en la zona el interés por solicitar
tierras en moderada composición – allá por 1800 - él solicitó las que ocupaba.
Al iniciar el trámite afirmó:

“… soy vecino de la frontera de Lujan que hace espacio de


cinco años que me halló con casa y hacienda en el paraje
nombrado de Los Leones, ubicado hacia fuera de la Guardia a
cuatro o cinco leguas más o menos, ocupando con dicha población
unas tierras compuestas por dos leguas de frente y otras tantas de
fondo lindando por un lado con las de Francisco Pérez y por el otro
con las de Silverio Melo y por los otros con tierras realengas, de
cuya clase son también las que yo ocupo.”

El primer intento de Pedro Nolasco no estuvo acompañado por la


suerte. El Comandante de Fronteras expresó:

“(…..) Me ha parecido de justicia informar que este individuo


no tiene en los terrenos denunciados más establecimiento que unos
ranchos de construcción flexible, a cuya inmediación siembra
algunas cortas fanegas de trigo, ni más hacienda ni útiles que
aquellos necesarios para su subsistencia. En estos mismos terrenos
y con el propio objeto se encuentran establecidos seis o siete
individuos a distancia proporcionada uno del otro, en el nominado
terreno y lugares altos de modo que con un quarto de legua a cada
individuo, incluso a Pedro Nolasco, tienen suficiente terreno para
sus labores a excepción de Pedro Burgos, que además de mejor
establecimiento ocupa con sus considerables haciendas de todas
clases, mayores terrenos. Este vasallo, hijo del Capitán de Milicias
Don Silvestre Burgos es el que merece la estancia mayor”

A pesar del informe desfavorable, el trámite siguió su curso y Pedro


Nolasco presentó los testigos correspondientes. Sus itinerarios dan cuenta del
proceso de poblamiento, de la heterogeneidad social de la frontera y gracias a
ellos podemos reconstruir el paisaje local:234 estos campos “habían sido de
indios”, las últimas estancias blancas, sólo dos; la del finado Molina y la del
Capitán de Milicias Martínez, estaban ubicadas bajo la protección de la
Guardia. Recién en los últimos años ( no más de veinte, es decir desde
fines de la década de 1780) comenzaron a asentarse en la región vecinos
de las inmediaciones, que eran en general, pobres labradores, que

234
Uno de ellos, Mateo Mones afirmó que vivía desde hacía cinco años en una chacra
“más allá de las últimas estancias amojonadas sobre el cordón de la frontera mirando
al oeste, sembrando trigo”. Fue más explícito, Francisco Quevedo, con “chacra de
sembrar”, que recordó como se poblaron esos campos:
“(…)en otros tiempos estos mismos destinos se conocían por tierras de los
indios, pero que desde hace pocos años a esta parte han empezado a
avecinarse y a poblarlos. Los españoles que residen son de estas inmediaciones
y están en ellos sin que nadie los incomode ni cobre arriendos.”

89
aprovecharon la paz que le siguió al malón de 1783, para escapar de la
presión ejercida por quiénes podían esgrimir títulos sobre las tierras más
protegidas. Eso los hizo arriesgarse y ubicarse afuera de la frontera “mirando a
los indios”; sólo algunos fueron los que iniciaron los trámites para solicitar
las tierras, e incluso ellos, fueron considerados por el Comandante de la
Frontera, pobres y por lo tanto pasibles de recibir pocas tierras. Pero había
otros más pobres aún; los testigos incapaces de solicitarlas, los que sólo
tenían míseras chacras, en la zona más desprotegida. 235 A pesar de que la
solicitud se completó hasta el final y de que Silva efectivamente residía en la
zona, el trámite fracasó.236 Y llamativamente poco hizo Silva, que por otra
parte vivió muchos años, para conseguir títulos sobre estas tierras. Recién, en
1826 y ante otra oleada de solicitudes sobre las tierras de la región, motivada
en esta oportunidad por la enfiteusis, volvió a la carga.237 Fue gracias a las
declaraciones de su apoderado, Manuel Joseph Segovia, como nos
informamos de las causas del fracaso de la compra por Moderada
Composición:

“Mi parte denunció un terreno realengo situado en el parage


nombrado de la Cañada los Leones afuera del cordón de fronteras
adonde tiene fundada su estancia con población y ganado desde el
año 1806; pero como se hubiese confundido el expediente no se
pudo concluir hasta el año pasado de 1826”.

Todo el expediente anterior quedó inconcluso bajo la simple frase “como


se hubiese confundido el expediente”. Los años con las tolderías cercanas; las
sequías, las tierras guadalosas, no pesaron a la hora de ejercer presión para
conseguir la moderada composición. Durante todos estos años Silva vivió en el
campo, con sus tres hijos varones y su esposa, miembro de una humilde y

235
A pedido de Silva, el virrey Sobremonte autorizó la mensura y para ello comisionó al perito,
Don Manuel de Ozores que describió las fértiles aunque arcillosas tierras del partido de
Suipacha de un modo que hoy cuesta imaginar: “Tiene algunos terrenos propios en los que
siembra trigo y otros para criar ganado, aunque la maior parte de estos son tierras guadosas.
No comprende en su situación, ríos, arroyos, montes o rinconadas. Solo contiene al sureste
una cañada que llaman Los Leones y aunque en tiempos de agua los inunda y es intransitable,
le acompaña el defecto que en tiempo de secas vuélvase solo pajonales. Son los confines de
este terreno por la parte noreste la Frontera de Lujan, distante como cinco o seis leguas. El
fortín de Areco al noroeste distante igual y los demás confines y linderos que circulan al
terreno referido por los demás ángulos son campos abiertos y de muy pocas utilidades. Están
expuestos a las invasiones de los indios por estar fuera de la frontera y por estar las
tolderías en las inmediaciones de estas estancias.”Los guadacales son tierras arenosas,
medanosas con escasa cubierta vegetal, que cuando llueve se convierten en barriales. Los
montes, ríos, arroyos y rinconadas eran lo que le daba valor a la tierra. Sabemos que existían,
pero fueron ignorados por el perito, quién siguiendo una larga tradición trató de beneficiar al
solicitante, restándole valor al lote.
236
Siguiendo los pasos, dos vecinos tasaron el campo y luego se hizo el edicto de venta:
“Antonio Olavarría, Teniente del Regimiento de Milicias de la Campaña y segundo
Comandante del Cuerpo de Blandengues de la Frontera de Buenos Aires hago saber que dos
leguas de terreno mensuradas y tasadas en el paraje de Los Leones, se venden por S. M a
Nolasco Silva en este mismo sitio se han de rematar por pública subasta y se admitirán
posturas que se hicieron por más de 25 $ por cada legua, en los días 5 y 6 de julio de 1806.”
237
AHPBA, EMG, Legajo Nº 166. Nº 11864.

90
extensa familia de la zona: los Guevara.238 En marzo de 1826 solicitó su
parcela en enfiteusis. Los testigos fueron los vecinos de la primera época;
Francisco Villafañe, albacea del difunto Manuel Pavón y Martín Cruz. Sus
hijos varones compraron el terreno y lo mantuvieron hasta la segunda mitad
del siglo XIX.239

Silva, además, tuvo dos hijas; María Trinidad y Josefa. La primera, que
nació en 1783, se casó con José Viñas, importante comerciante gallego de la
Guardia de Luján, que en 1826 solicitó 3000 has en enfiteusis sobre las tierras
de su suegro y luego, en julio de 1827, 2100 más, linderas a las anteriores.240
La otra hija de Silva, Josefa, se casó con Freyre, comerciante porteño, con
quién tuvo un hijo: Toribio. Freyre falleció en 1805 y su viuda contrajo
matrimonio con Matías Otero, “habilitado” de Freyre en su negocio de la
Guardia de Luján. Con Otero, Josefa tuvo otro hijo: Hermenegildo.
Reconstruimos los lazos familiares para demostrar que fueron transacciones
entre parientes las que realizaron; Viñas en 1833, cuando transfirió una parte
de sus derechos enfitéuticos a su sobrino, Hermenegildo Otero, que a su vez
en 1837, se las traspasó a su hermanastro, Toribio Freyre, quién las
conservó. El análisis de la estructura territorial incorporando historias
familiares permite percibir casos como éste, en el que reiteradas operaciones
sobre un mismo lote se realizan dentro de una familia, teniendo
consecuencias diferentes a que si se hubiesen realizado externamente.241

Entran en la tercera generación de la red de la familia Silva, otras dos


viejas familias de la Guardia: los Belmúdez y los Suárez. Los hermanos
Belmúdez eran importantes labradores de la Guardia; casados con mujeres de
familias muy antiguas.242 Felipa, hija de Inocencio Belmuúdez se casó en
segundas nupcias con Toribio Freyre, nieto de Silva y heredero del importante
negocio de su padre. Escolática, hija de Dionisio, con Juan Antonio
Suárez243. Uno de los hijos de matrimonio anterior, Pasqual, se casó en 1835
con Mercedes Cruz, (hija de Mariano, otro antiguo poblador). De esta unión
nacieron tres hijos; la mujer, llamada Rosario fue la fundadora del pueblo de
Suipacha, en 1875. Las grandes casas de Felipa y de Escolática, construidas
en la década de 1850, fueron referentes en la región durante mucho tiempo

238
AGN, Sala X, Padrón de 1813, 8-10-4 y 7-2-4.
239
Cuando estaba por finalizar el trámite, se descubrió un sobrante de ocho cuadras de frente
por una legua de largo entre este terreno y el de Carmen Martínez. Esta vez no dudó el
procurador en apelar a la antigüedad de su representado para solicitarlo.
240
Consideramos tierras nuevas a las que no fueron otorgadas anteriormente por Moderada
Composición.
241
El otro lote solicitado por Viñas, en cambio, salió de esta urdimbre familiar y le fue
transferido J. Colomero, importante enfiteuta con tierras en otros pagos. Este, siguiendo un
comportamiento “clásico” volvió a transferirlas a Francisco Lobato y F. Alvarado, quiénes
fueron los que le compraron al estado, aunque en 1843 le vendieron a Benito Baldivares, que
las conservó.
242
Dionisio se había casado con Juana Falcón, de una antigua y humilde familia e Inocencio
con Paula Galván.
243
Juan Antonio Suárez había nacido en Córdoba en 1761 y siguiendo el modelo que
planteamos en el capítulo 1, emigró a esta frontera. Una vez aquí, tardó varios años en
instalarse y formar un pequeño capital, quizás por eso se casó ya maduro con Escolática,
treinta años menor.

91
(una de ellas hasta el día de hoy).244 En torno a ellas surgió Suipacha. Cuenta
la historia local que fue en esas casas donde se celebraban los matrimonios o
los velatorios de los miembros de la familia y de los vecinos.245Nos interesa
reconstruir las densas urdimbres familiares que se plasmaron en la frontera y
que se materializaban en una intensa vida social. Imagen muy lejana a la que
primó en la historia tradicional que describió a esta región como remota, vacía y
habitada por hombres solos.

La tercera familia fue la de Felipe Antonio Martínez, sargento mayor de


milicias del partido de Areco y hacendado de esa jurisdicción.246 El era para
1788, uno de los hombres más ricos de Areco;247 (con casa de techo de tejas,
4250 varas de tierras propias y 3000 vacas). En 1798, denunció un terreno
realengo en la cañada Los Leones, “ a los cuatro vientos”, dando cuenta de la
ausencia de vecinos u otras referencias, alegando que lo hacía para agrandar
sus rodeos:

“…para el abasto común a esta ciudad y el aumento del real erario


con sus pieles, grasas y sebos.... y como en el momento no tengo
terrenos suficientes para meter mis haciendas por la esterilidad de
los pastos y necesitando precisamente formar una invernada para la
conservación de dichas haciendas denuncio un terreno que esta
yermo y despoblado comprendido en las cañadas Los Leones, en
las inmediaciones de la Guardia y Fortín de Areco y será su
extensión como de dos leguas de frente y otro tanto de fondo.....”248
El interés por ocupar estas tierras pudo haber tenido un ingrediente
particular en este caso: Felipe Antonio presentó una queja en 1805, en los
Tribunales Administrativos respecto a los excesos cometidos por el Alcalde de
Areco, Antonio Díaz.249 Felipe quería retirase de Areco, o al menos asegurar
el patrimonio de su familia solicitando tierras fuera del alcance de este alcalde.
También en este caso el trámite quedó inconcluso y tenemos que esperar
hasta la enfiteusis para que los Martínez pudieran acceder a la tierra. Fue su

244
TESTA DIAZ ARISTIDE “Apuntes para la historia del Partido de Suipacha”, Ediciones
Teoría, julio de 1974, Suipacha. La casa de Freyre, que es la que se mantiene, es una clásica
casa con forma de U, con zaguán y habitaciones al frente, dos hileras de piezas a los costados
y una reja cerrando el patio. Tiene muy buenos sótanos con techos de bovedillas,
comunicados entre sí, preparados para ser refugio en casos de ataques de malones. Las
casas de las dos primas estaban a no más de cinco cuadras, sobre el “cerrito El Durazno”,
pequeña elevación hoy casi imperceptible y ubicadas muy cerca del camino que iba de
Mercedes a “médano blanco” (25 de mayo), que las hicieron propicias para el obligado
descanso de las carretas, por lo que sus propietarias las fueron ampliando hasta llegar a
ocupar por lado casi una cuadra, cada una.
245
Recordaba una vecina que falleció de 104 años en 1941, que cuando ella se casó en 1867:
“Todos, novios, padrinos e invitados fueron a caballo a Mercedes donde se hizo la ceremonia,
regresando de la misma forma para celebrar la fiesta en esa casa. Entrevista mantenida por
Arístides Testa Díaz con Crisanta Romero en 1941.
246
Felipe Antonio Martínez fue Comandante del Regimiento de Voluntarios de Caballería de
Buenos Aires, a partir de 1792.
247
Padrón e Hacendados, citado por Azcuy Ameghino, op cit.
248
AHPBA, EMG, Legajo 154 Nº 12198.
249
AGN, Tribunales administrativos, Legajo Nº 10, exp.32.

92
hijo Norberto Antonio, quién solicitó este terreno por enfiteusis en julio de
1827.250
La cuarta familia con lazos coloniales en los partidos de antigua
colonización fue la de Pedro Burgos. Su padre Silvestre llegó a ser capitán de
milicias y a contar con 1670 varas y cien cabezas de ganado en una estancia
sobre el río Lujan. Por eso, cuando en abril de 1806, Pedro solicitó tierras en
moderada composición,251 argumentó no haber iniciado antes el trámite
porque sus haciendas aún no habían tomado querencia.252 No es fácil
aquerenciar las haciendas en los campos abiertos, más aún cuando no hay
rinconadas de ríos u otros obstáculos naturales que actúen de freno y en estos
casos se forman rodeos de animales que se reconocen entre sí,
constituyendo grupos relativamente estables, que suelen desplazarse dentro de
radios limitados, en tanto se van agotando las pasturas disponibles. Burgos
apeló al Comandante de la Guardia de Luján, Coronel Antonio Olavarria, que
cuando tuvo que expedirse lo hizo a favor de él.

La estancia de Pedro, llamada Los Leones, fue famosa por su casco.


Pedro enviudo en 1808 y al año se casó en segundas nupcias con su
vecina, Carmen Martínez, emparentándose así con esta familia. Ese mismo
año, su hija Simona, se casó con Francisco Villafañe, de la Guardia de Luján.
Cuando en 1811 falleció Pedro, fue su hija Simona y su esposo Francisco los
que heredaron el casco de la estancia. Su viuda, Carmen Martínez, muchos
años menor que él, se casó al poco tiempo con Manuel Montoya, enfiteuta de
la Guardia de Luján. En julio de 1826 Francisco Villafañe, yerno de Pedro,
solicitó la enfiteusis. Compró las tierras en 1838. Sus hijos mantuvieron esta
estancia durante casi todo el siglo XIX.253 Una hija de este matrimonio,
Eufemia, se caso con Clemente Martínez, sobrino de Carmen y nieto Felipe
Martínez y al enviudar se caso con Ventura, prima de Simona. Y otra de las
hijas de Pedro, Bernabela se casó en 1818, con Pedro Veloz, hijo de

250
El agrimensor que partió de la casa - estancia acompañado de un séquito de viejos
vecinos; entre los que estaban Pedro Nolasco Silva y Mariano Veloz fue muy perceptivo del
paisaje:
“… y los campos que dentro de ella encierra tienen pastos fuertes, los
quales la mayor parte es paja que llaman de embarrar y cortadera” Aclaró
además, que “dentro del espacio de esta estancia han entrado cinco poblaciones,
cuatro chacras y la estancia de Norberto Martínez, la que esta compuesta de dos
muy buenos potreros para encerrar ganado y un buen corral para encerrar ganado
y caballos, compuesto de palos de ñandubay y dos cuartos de techos de paja
para su habitación.”
La estancia ganadera contaba con cuatro chacras, formadas por pequeñas parcelas con foso
y cerco de sauces para que la hacienda no penetrara en los “tablones” de trigo. El agrimensor
hizo además hincapié en un aspecto clave del manejo de estas haciendas: los potreros y
corrales para “encerrar”. Las vacas y caballos que deambulaban libremente aprovechando los
“pastos fuertes,” formando tropillas y rebaños relativamente estables que con frecuencia se
aquerenciaban en las cercanías de los arroyos, eventualmente debían encerrarse. El corral de
palos de ñandubay – madera ajena a la zona- era el sitio donde se señalaba y se capaba a los
terneros destinados al abasto. La estancia con esta infraestructura, debió ser rentable porque
no solo pudo comprarla en 1837; sino que su hijo Pablo adquirió luego, otros lotes vecinos.
251
AHPBA, EMG, Legajo 143 Nº 11.586.
252
AHPBA, EMG, Legajo 143 Nº 11586, año 1896.
253
AHPBA, EMG, Legajo Nº 145, Nº 11742 y AHG, Duplicados de mensuras del partido de
Suipacha, Nº 33 y 43.

93
Mariano, a quién ya nos referimos. En efecto, lo anterior es un ejemplo más de
las densas urdimbres tejidas por estas familias.
Ninguna de las solicitudes en Moderada Composición prospero, por lo
que los mismos individuos- o sus descendientes- volvieron a solicitarlas en
enfiteusis, aunque con este sistema se amplió el radio de tierras otorgadas y
aumentó la cantidad de solicitantes. Resulta difícil establecer si las solicitudes
de enfiteusis coincidieron con las de Moderada Composición porque no existen
mapas o croquis de estas últimas.
Con la enfiteusis el modelo colonizador de “tierras nuevas” no quedó sujeto a
los cursos de agua, dado que los avances efectuados por esos años en la
geodesia convirtieron a las coordenadas geográficas en las líneas
demarcatorias. Fue por eso, y por las mejoras en los modos de medición de
los campos, que se descubrieron muchos sobrantes. No obstante, los cursos
de agua, más aún si eran de carácter permanente, continuaron siendo un valor
agregado ya que de no existir se debía recurrir al pozo de balde para extraer
agua con caballos.

Ciclos de vida y consolidación del patrimonio pecuario en Los Leones.

Los Viñas, Otero ó Freyre, Bermúdez, Suárez, Veloz, Silva o Burgos


hunden sus raíces en tiempos coloniales ya que como labradores o
comerciantes fue en épocas tempranas cuando comenzaron a construir su
patrimonio familiar en la zona y en tres generaciones de vida en la “frontera”
fueron capaces de construir una densa urdimbre familiar con matrimonios
entrecruzados. Ellos pudieron hacer y deshacer negocios a su conveniencia
pero aprovecharon el iniciado por la primer generación; ocupar las tierras
que se extendían al oeste. La “prudencia” que la corona española tuvo respecto
a la cesión a particulares de las tierras públicas de la región, retardó el proceso
de consolidación patrimonial. Sirve de ejemplo que los cuatro trámites de
moderada composición iniciados quedaron truncos, por eso, fue recién la
segunda o tercera generación la que gracias a la enfiteusis pudo legitimar la
posesión de la tierra y consolidar el patrimonio familiar. No fue casual
creemos, que justamente de una esas familias saliera la fundadora del pueblo
de Suipacha; Rosario Suárez, ni más ni menos que una mujer, pero con una
larga historia que la puso en el epicentro de una densa red social.
Las historias reconstruidas muestran que las familias que se asentaron
en el cordón más externo de la frontera, tuvieron más posibilidades de
conservar el patrimonio familiar, que las analizadas en la Guardia de Luján,
debido sin dudas a la abundancia de tierras. A pesar de ello, el traspaso de la
tercera generación que fue la que legitimó la propiedad con la enfiteusis y
compra a la cuarta generación presentó dificultades. Entre los que mayores
dificultades tuvieron para conservar la tierra están los descendientes de Veloz;
que como hemos demostrado terminaron perdiendo el patrimonio territorial que
sus ascendientes ocupaban desde tiempos coloniales. En las otras familias
analizadas este traspaso fue más exitoso, ya que lograron conservar total o
parcialmente los patrimonios heredados. El traspaso de la tercera a la cuarta
generación de los Silva, representada por Toribio Freyre, nieto de Pedro
Nolasco, fue el más exitoso. Recordemos que Toribio había heredado el
importante negocio de su padre en la Guardia de Luján. De su unión con

94
Felipa Belmúdez, no había quedado descendencia pero sí del primer
matrimonio de Felipa; una hija y seis nietos. Felipa falleció de cólera en 1868 y
los bienes que dejó eran todos gananciales; una casa en Buenos Aires, una
legua y media de campo en Suipacha (atravesada por el ferrocarril oeste, al
que le había donado tierras para construir la estación Toribio Freyre) y otro
establecimiento rural en 9 de julio.254 En la división patrimonial se trató de
conservar indivisas las unidades de explotación; así su hija, que fue la mayor
heredera, recibió el campo de Mercedes, mientras que sus nietos recibieron el
de 9 de julio y la casa de Buenos Aires. La capacidad de acumulación de
Freyre fue superior a la de Luengo; pudo adquirir una casa en Buenos Aires (en
lugar de Mercedes), mantener integra la enfiteusis que adquirió y comprar otro
lote en 9 de julio. Pero este patrimonio estaba lejos de constituir una fortuna y
los Freyre estaban lejos de asemejarse a la conspicua oligarquía que se estaba
consolidando para esos años. Eran más bien representantes de los sectores
medios rurales que también participaban del proceso de expansión
agropecuaria, pero en un contexto de mayor vulnerabilidad. Sus posibilidades
de reproducción social dependían del éxito alcanzado en hacer frente a
obstáculos como las reparticiones hereditarias, el endeudamiento con los
bancos o los malos ciclos agrícolas.

5. El ACCESO A LA TIERRA EN CHIVILCOY

Le pedimos al lector un nuevo desplazamiento espacial para situarse


en el punto extremo que la frontera alcanzó a fines de la década de 1820: la
región de Chivilcoy, ubicada a 160 Km de la ciudad de Buenos Aires, que
para esos años tenía límites extremadamente indefinidos: por el oeste hasta el
infinito, ya que para esta época, los partidos actuales aún no se habían creado
y el problema de la definición de los límites del pago de Chivilcoy, continuó
hasta después de haberse creado el partido en 1845.255Todavía en 1863,
cuando se midieron las tierras públicas, el agrimensor Pedro Pico dejo
consignadas sus dudas respecto a los límites.256 Los definitivos se
establecieron en 1865, pero en ese entonces Chivilcoy incluía lo que luego
sería el partido de Alberti.257 Ante estas dificultades, en este capítulo

254
El establecimiento de 9 de julio era de mucho menor valor, producto de la estrategia de
avanzar hacia el oeste a medida que la frontera lo iba haciendo. Freyre tenía además, deudas
de casi el 20 % del acervo patrimonial contraídas con el Banco Provincia y con particulares. El
establecimiento de 9 de Julio era muy rudimentario y estaba constituido por seis ranchos (uno
como casco y los otros como puestos) con unas pocas vacas y ovejas, a las que el albacea
propuso vender con urgencia en remate por las dificultades que la epidemia de cólera y la falta
de mano de obra ocasionaba para conservarlas.
255
Documentos del Juzgado de Paz de la Guardia de Luján, año 1832.
256
Duplicados de mensuras de Lotes de Chivilcoy, Pedro Pico, Archivo de Geodesia y
Catastro, La Plata. “Los límites del partido de Chivilcoy hacia la parte del Noroeste no me son
precisamente conocidos, ni lo son tampoco a las autoridades locales, y acerca de los que
parecen más regulares y convenientes, ya he tenido el honor de conocer la opinión del Sr.
Ministro sobre el plano mismo de una parte del partido. La designación de los límites es la
siguiente: al costado NO del terreno de Terreros denominado del “Rosario”, continua por el de
“Segovia”, circundando al de A Rocha llamado “ Medano Blanco”, el terreno de “Las Toscas”
de Patricio Lynch, por sus costados noreste y noroeste hasta el terreno de Rubio y luego
hasta “Las Saladas”. Siendo necesaria esta demarcación de manera oficial”.
257
Se determinaron por el decreto de 24 de febrero de 1865 que fue reglamentario de la ley del
25 de octubre de 1864.

95
resolvimos trabajar sobre los lotes existentes, llegando a una superficie
aproximada de 100 leguas cuadradas que abarcan el actual partido de
Chivilcoy y el de Alberti, salvo su esquina noroeste, que se extiende al oeste
del río Salado.

Los mismos interrogantes que nos guiaron en los dos capítulos


anteriores serán los que lo harán en éste: las posibilidades de legitimación de
la tierra, de conservación del patrimonio, las estrategias familiares frente a la
abundancia de tierras que la frontera ofrecía, los “ primeros pobladores” y los
“nuevos vecinos”, volverán a desfilar por estas páginas, dado que -como lo
venimos haciendo- nos interesa marcar similitudes y diferencias en las
sociedades que se gestaron por el avance de la frontera, aún cuando las
distancias entre ellas hayan sido pequeñas, los personajes en muchos casos
fueran los mismos y pareciera prevalecer la continuidad. Sin embargo, la
colonización tardía de Chivilcoy le otorgó rasgos propios, diferenciándose de
los partidos estudiados. Como demostramos la totalidad de las tierras de
Chivilcoy se entregaron en enfiteusis y participaron de ella “viejos y nuevos”
pobladores. Pero, a diferencia de los otros partidos fue aquí muy elevado el
porcentaje de trámites de escrituración que fracasaron y sobre esos lotes se
asentó el numeroso flujo de inmigrantes provincianos que hemos descripto,
dando origen a numerosas chacras trigueras que según las circunstancias
pagaban o no arriendo a los dueños de enfiteusis con derechos caducos.

Un marco de un intenso proceso de ocupación del espacio fue el que


acompañó a la primera entrega de tierras en esta parte de la frontera oeste y
la diversidad parece ser la regla a la hora de caracterizar el tránsito del camino
en el proceso de acceso a la tierra en Chivilcoy durante el período analizado.
Sin embargo, podemos establecer una secuencia. En primer lugar, la
ocupación de hecho de la tierra que se inició a principios del siglo XIX en esta
región y quedo manifiesta en la existencia de un importante número de
pobladores- consignados en las primeras mensuras de enfiteusis- algunos de
los cuáles denunciaron sus tierras, mientras que otros quedaron en ellas cómo
meros ocupantes. En segundo lugar, las denuncias de las mismas y la entrega
en enfiteusis durante la década de 1820, instancia que pudo o no estar
precedida por la ocupación de hecho. Por último, la compra a la que no
siempre se llegó y que a veces se resolvió después de 1840.258 Esta
instancia, en todos los casos analizados, estuvo precedida por una ocupación
de hecho o derecho. Esta secuencia, que no siempre fue lineal, estuvo
acompañada en el período de análisis, de una importante cantidad de
transferencias entre los particulares de los derechos de enfiteusis. Veamos, a
partir de la descripción de algunos caso, las estrategias usadas por estas
personas a partir de sus posibilidades y según las circunstancias políticas y
económicas, para alcanzar o no la posesión legal de la tierra. A pesar del
abanico de posibilidades que se abren a consideración, para sistematizar la
información hemos agrupado a estos individuos en cuatro grupos:

En primer lugar, antiguos pobladores asentados en esta frontera desde


antes de la década de 1820, que no denunciaron tierras en enfiteusis y que
258
Especialmente para los que solicitaron comprar con boletos militares que fueron
revalidados después de Caseros.

96
permanecieron como ocupantes, algunos de ellos durante varios años, a
quienes podemos rastrear porque las mensuras de los campos mencionan sus
poblaciones o por los padrones de 1813 y 1836. No hay indicios de
conflictos entre estos pobladores y los que accedieron a la enfiteusis. Sí hay
en cambio, evidencias del interés de los enfiteutas por incorporarlos a sus
campos para aprovecharlos como mano de obra.259

En segundo lugar, están los antiguos pobladores que accedieron al


usufructo por la enfiteusis pero no a la propiedad. Como en las otras regiones
analizadas, algunos antiguos pobladores denunciaron las parcelas que
venían ocupando u otras vecinas, aunque después de pagar por algún tiempo
los cánones correspondientes dejaron de hacerlo, o las transfirieron a otros
particulares, sin que necesariamente cambiaran de residencia. Por ejemplo,
Miguel Vera que estaba asentado en las márgenes del río Salado desde 1819
denunció la parcela que venía ocupando de 1.8 leguas en octubre de 1826.
En la mensura quedó manifiesto el conflicto que surgió con el vecino Avelino
Montenegro, que reclamó para sí dicho terreno alegando que había firmado
una contrata con Vera para repartírselo. En esta oportunidad los vecinos que
acompañaron al agrimensor fallaron a favor de Vera, pero al revisar el legajo
la Dirección de Geodesia decidió repartir el terreno en partes iguales. Así se
hizo en 1827, dando origen a dos pequeñas enfiteusis de 0.8 L cada una.
Miguel Vera pagó los cánones correspondientes a su enfiteusis hasta 1836,
pero no accedió a la propiedad de la misma, pasando este lote a ser de tierras
públicas y siendo vendidas cómo tales en 1864. Dionsio Moyano, que fue
censado como peón de Santiago Barrios en 1813, manifestó en su solicitud de
enfiteusis, en 1826: “hace muchos años que estoy poseyendo unos terrenos
baldías del estado (con privilegio por primer poseedor) que ahora hago de ellos
la denuncia que se requiere, 260siéndoles otorgados al poco tiempo.261Residió
durante años en estos terrenos, ubicados en las adyacencias de la cañada La
Rica, donde practicaba agricultura.262De simple peón llegó a ser Teniente
Alcalde del cuartel de La Rica, pero en 1836 le transfirió los derechos
enfiteúticos a Manuel López, comerciante español recién asentado en esta
frontera.

259
AHG, Duplicados mensuras, año 1825, La Plata. En la mensura de la parcela denunciada
por los hermanos Carranza en 1825, el agrimensor Lemoine consignó “...habiendo expresado
los interesados que no era su deseo que los límites del terreno pasasen más adelante por
aquella parte sino que comprendiesen dentro algunas poblaciones de labradores”. Entre
tempranos pobladores y con larga permanencia en sus tierras podemos nombrar a Lucas
Coronel, Lucas Fredes, Pedro Regalado, etc.
260
AHPBA, EMG, 15/148.
261
AHG, Duplicados de Mensuras de Chivilcoy, Nº 14. En la mensura de su vecino, Pedro
Pereyra -realizada en el mismo momento que la suya- el agrimensor mencionó sus rastrojos
de trigo,.
262
AHPBA, EMG, 15/148. En este mismo legajo, siguiendo el procedimiento habitual, se
solicitó a los testigos de la zona que respondieran a una serie de preguntas respecto a la
naturaleza de los terrenos solicitados. En este caso, el vecino José Barrancos afirmó “ la
chacra dista de esta guardia como once leguas en el rumbo sur, cuyos terrenos son de
propiedad del estado, y hace como más diez años que la conozco.”

97
Juan Ramos, nacido en esta frontera en 1811, le transfirió a Basilio
Melo, también antiguo vecino los derechos sobre 2,2 leguas que había
solicitado en enfiteusis en 1828, ubicadas en las adyacencias de la cañada de
Chivilcoy.263 En 1839 surgió un litigio respecto a esta parcela, cuando José
Ruiz Huidobro se ofreció a comprar este terreno ya que: “el enfiteuciario no
quiere hacer uso de los derechos que le dan las leyes para adquirir su
propiedad ofrezco comprarla por tener ya en él un establecimiento” Basilio
Melo, a través del gestor Adolfo Arana se opuso a esta compra argumentando
que: “He pagado el canon hasta el año 37, no se ha hecho publicación de ese
terreno y he tratado de tomarlo en propiedad antes de Ruiz Huidobro”. Pero
fueron llamativos los argumentos por los que Huidobro decía tener derechos:
“...dice que es poseedor porque hoy se titula socio de un arrendatario.... Por
primera vez llega noticia de mi parte que Ruiz sea socio del arrendatario Don
Francisco Bustamante, esta sociedad estaría reducida a darle a aquel algunos
pesos para que siembre y otros para que recoja el trigo, del mismo modo
podría clasificar mi parte a dos ó tres arrendatarios con los que acostumbro a
hacer otro tanto”. La indefinición del conflicto hizo que ni uno no otro lo
comprara, volviendo a ser tierra pública. Julián Solveyra, gallego, llegó a
la Guardia de Luján a fines del siglo XVIII,264 en donde fijó su residencia.265
Desde su cargo de Juez de Paz pudo acceder a diferentes lotes de enfiteusis
en la zona, los que fue arrendando por cortos períodos. En 1835 cuando
Melchor Romero dividió su enfiteusis de 28 leguas, adquirió derechos sobre
6.5 leguas. En 1838 solicitó la compra pero no pudo concretar la operación
porque no se había registrado el decreto que aprobaba la operación en el
expediente, ni la orden de extender la escritura a su favor.

Los cuatro casos citados de pobladores que fracasaron en el intento por


llegar a la propiedad de la tierra, nos permiten analizar algunas de las
circunstancias que influyeron en este proceso. En el caso de Dionisio Moyano,
deberíamos plantear porque no intentó, al menos, iniciar el trámite para la
escrituración. Reiteradas fuentes dan cuenta del carácter agrícola de la
explotación de Moyano y de haber sido hasta hace poco tiempo atrás un
“peón”. Posiblemente su humilde origen y la labranza de trigo en parcelas
pequeñas no permitieran acumular el capital necesario para iniciar una acción
de esta envergadura. En el de Basilio Melo, podemos inferir que aún la
posesión de la tierra no estaba claramente definida, ya que dos personas se
disputaban un mismo terreno y ambas tenían argumentos para esgrimir.
Además, debieron acudir a los arrendatarios, reales ocupantes, para hacer
valer sus derechos. Este último caso, comparte con el de Julián Solveyra la
situación de “desorden legal” en que se encontraban estos terrenos, lo que
pudo haber ayudado al fracaso del trámite.266Estos litigios no fueron resueltos
en el período que atañe a este trabajo y estas tierras se vendieron cómo
públicas en 1857.
263
No podemos precisar con exactitud donde Basilio Melo y Juan B Ramos residían, pero sí
su vecindad en esta frontera. Libros Parroquiales de la Guardia de Luján. Catedral de
Mercedes.
264
Se casó con una mujer natural de esta frontera, Francisca Casas en 1806. Libro de
Matrimonios de la Guardia de Luján.
265
AGN, Sala X, Informes de postulantes a la Justicia de Paz, Guardia de Luján, 1828.
266
Otros problemas burocráticos también frenaron trámites para la compra (por ej. Melchor
Romero, Toribio Ovejero, etc.)

98
En tercer lugar, estaban los antiguos ocupantes que accedieron al
usufructo por enfiteusis y a la propiedad. Las historias de las familias Barrios,
Barrancos, Cruz, Lobo Sarmiento hunden sus raíces en los últimos años de la
colonia y presentan la particularidad de ser claros ejemplos de la estrategia
que mencionamos en el capítulo anterior: enviar a los miembros jóvenes a
“tierras de indios” o a sitios ubicados al oeste da la frontera oficial, para
ampliar el patrimonio familiar y de este modo paliar las graves consecuencias
que traía aparejada la repartición igualitaria de los bienes que producían los
traspasos generacionales. Esta puede ser una de las claves de su éxito ya
que la mayoría de los antiguos pobladores que accedieron a la enfiteusis
terminaron comprando sus terrenos. Repasemos algunos de los casos de
estos pobladores exitosos. Felipe Rojas hacía años que estaba en la
zona cuando se efectivizó la enfiteusis. En 1826 solicitó tres leguas en
enfiteusis y el gobierno se las concedió en “Las Saladas”. En 1831 una nueva
mensura descubrió un sobrante de media legua, en el que tenía construida su
casa, que también le fue otorgada en enfiteusis. En 1835, le tuvo que
transferir a Felipe Barrancos 1,5 L. En 1838 le compró al estado las dos
leguas restantes, amparándose en lo establecido por la ley de 1836. No sólo
residía él en la zona aledaña a “Las Saladas”, sino que su unidad censal
estaba rodeada por otras tres familias de apellido Rojas; la de Antonio,
Bernardo y Celestino.267 Esta explotación, que conjugaba la ganadería
vacuna con la agricultura de trigo y maíz, incluyó también un negocio, que
comerciaba el cereal de la región con el mercado porteño.268 Rojas falleció en
1861 y heredaron este campo sus hijos aunque para esta época, se trataba
de una explotación casi abandonada.269Pedro Cruz ya estaba asentado en
los pagos de la Cañada de la Rica cuando se hicieron las primeras mensuras
de enfiteusis en la zona270. Solicitó el lote en que tenía su casa, negocio y
atahona en abril de 1826 y en agosto de 1827 el gobierno le concedió dos
leguas y cuarto de terreno en enfiteusis.271 El, que había nacido en Buenos
Aires en 1786, efectivamente residía en la Rica, atendiendo “su famosa
chacra, estancia, negocio y atahona”272. Su UC según el padrón de 1836,
contaba con 28 personas, incluidos negros muy escasos en la frontera.
Sabemos, por el inventario de su sucesión, que junto a la casa, estaba la
atahona y dos graneros para el acopio. El negocio, bien surtido, contaba

267
AGN, Sala X , Padrón de 1836. Según este padrón, residían en su explotación diez
personas, todas blancas. En 1848 aún tenía 1 capataz y 7 peones. Censo de peones,
Legajos del Juzgado de Paz, op. cit.
268
En 1839 pagaron patentes por cinco carretas. Censos de carros y carretas. Legajos de la
Justicia de Paz de la Guardia de Luján.
269
AGN, Sala X, Legajo Nº 3876, Sucesión de Felipe Rojas.
270
En agosto de 1826, el agrimensor Pedro Pratt y Puig acudió a estos pagos para realizar las
mensuras de terrenos denunciados por Pedro Pereyra, Dionisio Moyano y el propio Pedro
Cruz. En esta ocasión, el agrimensor afirmo haber puesto un mojón dentro de los rastrojos de
Pedro Cruz.
271
Pedro Cruz para 1830 ya tenía una pingue fortuna. Los años de la guerra los había pasado
fuera de esta región, en la que se asentó en la primera mitad de la década de 1820. Relación
de Alcaldes y Tenientes Alcaldes, trimestre julio-septiembre de 1832. Justicia de Paz de la
Guardia de Luján.
272
Según el padrón de 1836, la UC. de Pedro Cruz era la más extensa del partido con 28
personas, de las cuáles seis eran negros y uno extranjero. En 1848, aún tenía 15 empleados.
Censo de peones, ob. cit.

99
con abundantes cereales acopiados.273 En julio de 1839 Cruz obtuvo la
propiedad del terreno.274 Falleció en 1855 y heredaron sus bienes, un hijo
natural y sus otros cuatro hijos.275 Santiago Barrios nació en 1784 y fue
bautizado en la parroquia de la Guardia de Luján, hijo de María Lavallen
(proveniente de una antigua familia de la Villa de Luján) y de Juan Antonio
Barrios, vecino de la frontera. Santiago que se casó en 1808 con Pasquala
Cruz, hija de Don Martín Cruz, le compró a Díaz de Vivar una fracción de
2100 has, en 1822.276 Pero fue su suegro, Don Martín Cruz, el que denunció
en 1807 un terreno por moderada composición, en Las Saladas, cuando
esta zona estaba casi diez leguas al oeste de la frontera oficial. Sus únicos
vecinos para aquellos años eran los Barrancos. Fue, por lo tanto, uno de los
pobladores más antiguos de la zona. La UC de Pedro Cruz, según el padrón
de 1813, contaba con numerosa mano de obra esclava. En 1825, el
procurador Don Juan Álvaro Castro, apoderado de los herederos de Martín
Cruz, solicitó en enfiteusis el terreno denunciado por Martín en moderada
composición, cuyo trámite había quedado inconcluso. Le concedieron un
cuadrilátero de tres leguas y seiscientos avos de otra. En octubre de 1837m
su yerno Santiago Barrios lo compró. Durante todos esos años vivió en el
campo, con sus seis hijos: Antonia, Neyra, Ambrosia, Emilia, Clemente y
Francisco. Todos, al casarse, (con inmigrantes provincianos o de ultramar)
permanecieron en las cercanías de la casa de Santiago, que cuando falleció,
en 1857, dejó a sus herederos explotaciones rentables que se mantuvieron
hasta bien entrado el siglo XX.277 Pedro Pereyra, anotó su primer hijo
en la parroquia de la Guardia de Luján en 1795 y él declaró ser “natural de
esta frontera” 278. En 1826 solicitó 1,3 leguas en enfiteusis. Su unidad censal,
según el padrón de 1836, muy numerosa, estaba compuesta por 25 personas.
En 1838 hizo la propuesta al estado para comprar este terreno, solicitando
pagar todo en el mes de marzo “en virtud de que en dicho término podré
hacerlo con el producto de las sementeras de trigo que tengo hechas, y no
tener en el día dinero disponible” Fue así como compró el terreno.279

273
Las patentes que pagó en agosto de 1839 por un coche y cinco carretas testimonian la
continuidad de la actividad comercial. Censo de carros y carretas, Ob cit.
274
Solicito la propiedad pagándola con boletos de premios militares dados a oficiales que
habían participado en una campaña contra los indios .En esta oportunidad Pedro Cruz solicitó
que esas dos leguas y cuarto fueran ubicadas en la Cañada de Chivilcoy a cambio de un
terreno que poseía en la laguna de “La Barrancosa” (Bragado).Estos premios militares de
revalidaron después de Caseros.
275
AGN, Sala X, Sucesión de Pedro Cruz, Nº 4883, año 1853. Según el inventario junto a la
casa, estaba la atahona con todos sus enseres y dos graneros para el acopio. El negocio, en
la época de su sucesión, estaba bien surtido, y en él eran importantes los cereales acopiados.
Lo más importante, en el inventario, era la hacienda -principalmente vacuna- y la tierra.
También había caballos, mulas atahoneras y bueyes para la labranza.
276
Archivo Parroquial de Mercedes, Partida de nacimiento de Santiago Rojas, Libro de
Nacimientos Nº 1. Se casó en 1808 en la parroquia de la Guardia de Luján con otra vecina del
lugar, María Cruz.
277
En noviembre de 1827 el juez de paz le solicitó que fuera a reconocer unos presos que
estaban en San Antonio de Areco, que supuestamente habían asaltado su campo. En 1839
pagó patentes por tres carretas. Censo de carros y carretas, op cit.
278
Archivo de la Parroquia de la Guardia de Luján, acta de nacimiento de Carlos Pereyra, Libro
de Nacimientos, vol. 1.
279
AHPBA, EMG, 154/5560.

100
Policarpio Bustos le traspasó, en 1830, a Rafael Lobo, de la
antiquísima familia Lobo-Sarmiento los derechos enfitéuticos sobre 2,3 leguas,
ubicadas en las inmediaciones de la cañada Chivilcoy.280 Rafael era hijo de
Martín Lobo Sarmiento y María Ignacia Palomeque.281 En julio de 1838,
representado por Celedonio Sánchez, Lobo solicitó la compra de este campo
“que aún seco y de ningún mérito, sentía dejarlo por haberlo regado infinitas
veces con su sudor.”282 La operación se efectivizó en 1838.283 El falleció en
1848284, al año falleció su viuda, en 1849285 y sus hijos Juan Ramón y
Luciano, lo heredaron.286 Casos similares fueron los de Juan Bautista
Ramos287, Avelino Montenegro, 288 Rivadaneyra289 y de Gregorio

280
Según el padrón de 1836, en esta UC. vivían 7 personas. Esta familia estuvo siempre
asentada en este pago, continuando sus descendientes.
281
No podemos precisar con exactitud dentro de esta frontera su lugar de residencia antes
de acceder a esta enfiteusis. Varias familias de apellido Lobo, estaban ubicadas en las
parcelas que después fueron de Barrios y Rojas, sobre la cañada Las Saladas. Se casó en
1807 en Exaltación de la Cruz con Paula Ortega. De esta unión nacieron dos hijos que
sobrevivieron, Juan Ramón en 1808 y Luciano en 1811. Juan Ramón se casó en 1850 con otra
vecina del lugar, Juana Montenegro (hija de otro enfiteuta Manuel Montenegro) y no tuvieron
hijos. Fue teniente alcalde entre 1846 y 1851. Su hermano, Luciano tuvo un sólo hijo
Martiniano, quién compartió con su tío la explotación de la estancia. Libros Parroquiales de la
Guardia de Luján.
282
Solicitó comprarlo con billetes de tesorería porque empleó “sus cortos fondos que iba
recaudando en estos..... quedando gravemente enfermo en su chacra y por ser muy pobre,
viejo y estar enfermo teme que le venga la muerte sin haber pagado todo este terreno”. bídem
283
A. CAGGIANO, Chivilcoy, biografía de un pueblo pampeano, Chivilcoy, editorial del diario
La Razón, 1997. Hay una inscripción de casamiento de Rafael Lobo en la Parroquia de
Exaltación de la Cruz, Año 1807:"Presbítero Felipe S. Torres casó y dio las nupciales
bendiciones a Don Rafael Lobo de la feligresía de Luján y Paula Ortega, hija legítima del
finado Juan José Ortega y Doña Eugenia Melo”
284
Catedral de Mercedes, Libro de defunciones, Año 1848, folio 126.
285
Catedral de Mercedes, Libro de defunciones, Año 1849.
286
Catedral de Mercedes. Libro de Bautismos. Tomo III. Libro de Matrimonios, el presbítero
Millán Zabala " desposo corridas las tres conciliares amonestaciones y examinados en la
doctrina cristiana a Juan Ramón Lobo, soltero, natural de la Villa de Luján y residente en esa
Parroquia, de 42 años, hijo legítimo del finado Don Rafael Lobo y Doña Paula Ortega, con
doña Juana Montenegro, viuda del finado Don José Aranda, siendo testigos Don Tomás
Burgos y Doña Josefa Estocle. Fue teniente alcalde en reiteradas oportunidades y labrador, de
regular fortuna. Falleció en junio de 1856 y su esposa, la sanjuanina Juana Montenegro, el 8
de junio de 1870. Parroquia de Chivilcoy, Libro de Defunciones.
287
Su bautismo esta inscripto en los libros parroquiales de la Guardia de Luján en 1811. En
1828 solicitó en enfiteusis 2,2 leguas en la Cañada Chivilcoy, pero pagó los cánones sólo por
cuatro años. Esta parcela se concedió en 1833 a Basilio Melo. Ramos también fue teniente
alcalde del cuartel de La Rica, entre 1828 y 1830. En 1843, pudo comprar 1,5 leguas de la
enfiteusis que originalmente fueran de Melchor Romero.
288
Era considerado por sus vecinos “un monstruo de ingratitudes que había venido de más de
veinte leguas de allí y que con una amistad fingida con Vera había conseguido que le
repartiese el terreno por partes iguales” Logró que su chacra de sólo 0,8 leguas fuera una
explotación floreciente que en 1848 contrataba a 10 peones, En 1838 Manuel Montenegro,
hijo de Avelino compró las 0,8 al estado. Censo de peones del partido de Chivilcoy, Año 1848,
Archivo Histórico Municipal.
289
Rivadaneyra era un viejo vecino, asentado en la zona desde antes de 1806, (anoto a una de
sus hijas ese año). Libro de Nacimientos de la Guardia de Luján. Sembraba trigo en su parcela
y su hijo Fermín compró la enfiteusis heredada de su padre, pero a los dos meses se la
vendió a Manuel López, comerciante español recientemente asentado en la zona, que
concentró varios terrenos.

101
Reynoso.290 ¿Que encontramos en común al analizar los casos de estos
pobladores exitosos?

Por un lado, la alta incidencia del comercio y de la agricultura en sus


actividades. La mayoría tenía negocios, acopiaba cereales, que transportaba
con sus carretas a Buenos Aires o importantes chacras trigueras que les
permitían emprender acciones de envergadura, cómo la compra de la tierra,
con lo recaudado en la cosecha. Por el otro, sus vínculos con procuradores o
gestores porteños que fueron los que conocieron los vericuetos de las leyes y
las esferas de poder para poder llevar a buen término estos trámites. Así, don
Saturnino Unzue, don Juan José Unanue, don Adolfo Arana, Don Celedonio
Sánchez, todos ellos procuradores porteños, mantuvieron intensos vínculos
durante estos años con estos labradores, a quienes les tramitaron no sólo las
solicitudes de enfiteusis, sino también las transferencias y las compras.
Podemos así armar la red de relaciones, entre comerciantes, acopiadores y
chacareros exitosos de la frontera y las elites porteñas, con las que
posiblemente no sólo estuvieran vinculados por trámites burocráticos sino
también por negocios comerciales291. Pero, por otro lado, casi todos ellos
fueron “viejos vecinos,” y como venimos demostrando este no es un atributo
menor a la hora de explicar sus comportamientos.

Analizaremos, por último, a los enfiteutas sin vínculos previos con la


zona. Se asimilarían a los “clásicos enfiteutas ausentistas, vinculados a las
esferas de poder”.292 Nombres cómo Gregorio Iramaín, Mariano Biaus,
Domingo Gorostiaga, Santiago Villamayor, Raymundo Pratt, Tomás Guido,
Neponuceno Terrero, Toribio Ovejero, José Velarde, Manuel Eguía, Ignacio
Villarino, Melchor Romero, Guillermo Wrigh, Guillermo Michemberg, Antonio
Venavidez293, etc. componen esta lista. De aquí debemos separar a los que
solicitaron enfiteusis y al poco tiempo la traspasaron o dejaron de pagar los
derechos, de los que permanecieron y luego compraron la tierra.

La historia de la gran enfiteusis de Gorostiaga, miembro de la extensa


red de comerciantes santiagueños que desembarcaron en esta frontera, la
describimos en el capítulo I. Resta decir, en 1840 Domingo Gorostiaga solicitó
la compra de su enfiteusis y se ofreció a pagarla con boletos de premios
militares, iniciándose un largo litigio ( para esa fecha Rosas ya no estaba
vendiendo tierras) que se resolvió recién en 1859.294 La reticencia de Rosas a
vender el campo se debía a que en 1839,- según cuenta la crónica- estaba el
hermano de Domingo, Justo Pastor, en la estancia cuando “fue obligado a

290
En 1813 estaba casado con la viuda María Eulalia Zambrano, con la que había tenido un
hijo. Según la mensura de su propio terreno, en 1825 ya tenía casa construida en él. Gregorio
Reynoso había nacido en esta frontera en 1793, Ibidem. Gregorio solicito su parcela en
enfiteusis y la describió como “de tierras de labranza y sin aguadas permanentes,”
comprándola en 1837. AHPBA, EMG, legajo Nº 45-987.
291
Varios de ellos se definieron cómo pobres cuando tuvieron que hacer la propuesta de
pagos. Ver Lobos, Barrancos, Melo, etc.
292
Oddonne, Cárcano, ob. cit.
293
Otros fueron Sebastián Jimenez, Manuel Mexias, Antonio Cateura, Juan Patrón, Manuel
Viedma y Victoriano Rubio,
294
J. A. PERNIGOTTI Un retazo de historia lugareña. Las Saladas, Chivilcoy y Gorostiaga,
Chivilcoy, Municipalidad de Chivilcoy, 2005.

102
emigrar con los invasores del salvaje unitario Lavalle”. El juez de paz de la
Guardia de Luján “procedió por esta única causa a embargar mi estancia”.295
Para solicitar el desembargo Domingo invocó el nombre de su madre, lo que
dio origen a un juicio por la titularidad de la estancia, entre él y su madre,
María Bernarda. Esta lo perdió en 1851, pero su hijo no pudo notificarse
porque había muerto poco antes,296 sin embargo, la madre y el hermano de
Domingo volvieron a litigar y terminaron desalojando a la viuda de Domingo y
a sus hijos de la estancia, en 1852.297 Tomás Guido, militar y vecino de
Buenos Aires, recibió en septiembre de 1827 once leguas y medias sobre la
cañada de Chivilcoy.298 En julio de1837 se lo traspasó a Juan Neponuceno
Terrero, que lo compró en noviembre de ese año. José Velarde recibió
cuatro leguas en enfiteusis sobre la cañada de Chivilcoy que en 1835
transfirió a Toribio Ovejero.299 En 1858, en ocasión de escriturar su campo,
Ovejero relató que: “ su explotación iba bien hasta que en 1839 una gran
invasión de indios los obligó a abandonar su campo, cómo debieron hacerlo los
demás vecinos que como yo se habían establecido en esta frontera. Al año
siguiente traté de repoblar el campo y con ese objeto hacía conducir la
hacienda del sur de nuestra campaña y en esos momentos sobrevino la
expedición del general Lavalle y los peones que conducían la hacienda la
abandonaron al cruzar el río Salado perdiéndose toda ella.”300 De esta forma
Ovejero trató de conseguir su escritura, pero cómo a su vez subarrendaba su
campo a arrendatarios, que se negaban a pagar el arriendo que les exigía,
se originó un juicio que se resolvió recién en 1860.

¿Que encontramos en común en todos estos casos? Por un lado, la


frecuencia de los traspasos de derechos, que no sólo fue muy elevada, sino
también rápida -algunas enfiteusis fueron traspasadas cada dos meses- lo
que indicaría estrategias de especulación. Por el otro, la ausencia en estas
escrituras de gestores o procuradores como en los casos anteriores, lo que
mostraría que este grupo no necesitó de estos servicios por conocer ellos
mismos las leyes y esferas del poder. Tampoco encontramos indicios de
actividades agrícolas en estas explotaciones. Pero a los efectos de este
análisis, el rasgo más significativo es que ninguno de ellos fueron “primeros
pobladores”, con vínculos directos y antiguos con los lotes solicitados. Por
eso, si comparamos las conductas de los “viejos” y “nuevos” como lo hicimos
en los capítulos anteriores observamos que; sólo el 23 % de las tierras del
partido fueron adquiridas por quince “viejos vecinos”, mientras que los
treinta y cuatro restantes recién establecieron vínculos con la región a partir de
la enfiteusis301. El bajo porcentaje de tierras adquiridas por “viejos vecinos” y su

295
Archivo Judicial de Mercedes, Legajos de la Justicia de Paz de la Guardia de Luján.
296
A. CAGGIANO, Op. Cit.
297
Tanto Benjamín Gorostiaga como su hermano Justo Pastor comenzaron a ascender en sus
carreras políticas después de la caída de Rosas. En Caggiano, Chivilcoy, biografía de un
pueblo pampeano, op cit.
298
AHG, Duplicados de mensuras nº 11.Declararon Isidoro Molina, Eguía, Iramaín y Melchor
Romero.
299
AGN, Sala X, Sucesión de Toribio Obejero. Toribio Obejero era salteño y había nacido en
1796. Se caso con Juana A. De la Iglesia y tuvieron cinco hijos.
300
AHPBA., EMG, Nº 144-23.
301
Si bien cuantitativamente fue más importante el segundo grupo, el primero fue más original
porque la presencia de antiguos pobladores que accedieron a la tierra a través de la enfiteusis

103
baja incidencia en el total de los enfiteutas, se debió la región de Chivilcoy era
para esos años un espacio mucho más “vacio” que Los Leones o La Guardia
de Luján. Recordemos que su poblamiento casi coincidió con la enfiteusis y
por eso eran muy pocos los que residían efectivamente en las parcelas.

Los “antiguoss” y “nuevos” enfiteutas difirieron en cuanto la ubicación


espacial, el tamaño promedio de sus lotes y el tiempo de permanencia. Los
nuevos, (que también poseían grandes extensiones en otros partidos)
concentraron sus solicitudes en la despoblada esquina noroeste, en cambio
los “antiguos” las concentraron en la esquina sudeste. Esta zona, ubicada
entre la cañada Las Saladas, La Rica y el río Salado fue la primera en poblarse
y la que contaba con mayor densidad en los padrones de 1836. Además, los
cuarteles de La Rica y Las Saladas eran los únicos que tenían organizada su
justicia de paz, con tenientes alcaldes desde 1828.Esta división indica que no
se habrían producido competencias entre “viejos” y “nuevos” por las tierras o
mejor dicho que los “nuevos” habrían “respetado” la antigua posesión de los
viejos.

Las denuncias efectuadas por los “nuevos” enfiteutas fue en promedio


de 7,1 leguas, mientras que la de los “antiguos” de 2 leguas, extensión inferior
al promedio general del partido que era de 4,3 leguas. Además, los
“antiguos” enfiteutas en promedio permanecieron 9,6 años -período no muy
lejano a la totalidad de tiempo que se mantuvo vigente el sistema en esta
región302- mientras los “nuevos enfiteutas” estuvieron sólo 4.3 años, es decir
menos de la mitad de tiempo que los viejos303. La permanencia estuvo
vinculada a la frecuencia de los traspasos y si comparamos las transferencias
realizadas sobre los diez lotes otorgados por primera vez por el estado a los
“antiguos enfiteutas”, con los trece lotes otorgados a los “nuevos enfiteutas”
encontramos que de los diez lotes originales, seis nunca se transfirieron,
cuatro fueron comprados al estado por sus primitivos enfiteutas entre 1836 y
1838 y los cuatro restantes se transfirieron una sola vez. En cambio, de los
trece lotes originales otorgados a los “nuevos enfiteutas”, sólo tres no se
traspasaron, mientras que cinco fueron traspasados una vez, uno dos veces,
otro tres veces y por último dos cuatro veces.

ayuda a cuestionar la tan difundida hipótesis de los enfiteutas ausentistas y del estado post-
independiente en manos de terratenientes.
302
La mayoría de las denuncias se hicieron entre 1826 - 1828 y para 1836-1838, la mayoría ya
había comprado sus lotes.
303
Para analizar la permanencia de los enfiteutas en sus parcelas usamos los libros de
enfiteusis y las fechas de traspasos consignadas en las mensuras. Libros de enfiteusis, AHG.

104
Viejos y nuevos enfiteútas en Chivilcoy, Suipacha y Mercedes304.

Viejos pobladores

6. LAS ENFITEUSIS DE CHIVILCOY VULEVEN AL ESTADO

Casi la mitad de las tierras entregadas en enfiteusis en Chivilcoy,


volvieron al estado, después de la caída de Rosas. ¿Por qué fracasaron tantos
trámites de escrituración por enfiteusis?

De los veintitrés lotes que originalmente se entregaron en enfiteusis


tenían títulos firmes, en la década de 1850, sólo diez305. Otros once, habían
perdido los derechos por dejar de pagar el canon correspondiente y no haber

304
Construcción propia a partir del registro Gráfico de 1830.
305
Eran los de Felipe Rojas, Gregorio Reynoso, Ramón Biaus, Pedro Pereyra, Manuel López,
Diego White, Juan Bautista Ramos, Agustín Souza y Edmundo Cranwell

105
efectuado la compra306 y en una situación dudosa estaban quiénes habían
sido embargados por Rosas, como Bernarda Frías de Gorostiaga, o quiénes
los habían adquirido por recibir boletos de sangre, como Santiago Villamayor,
(lo recibió en 1839 por fidelidad a la causa), Pedro Cruz (recibió un boleto por
6075 has por actuar en La Cortadera), David Smith ó Toribio Ovejero, que
uso sus boletos para escriturar las 23.625 has que tenía en este partido.

La situación de las enfiteusis chivilcoyanas en la década de 1850

Adquirido con boletos militares

Embargado por Rosas

Ex enfiteutas que adeudan cánones

306
Eran los de Miguel Vera, Monasterio y Maderna, Guillermo Michemberg, Antonio Benavides,
Julian Solveyra, Sebastián Jiménez, Manuel Mexias, Basilio Melo, Felipe Barrancos, Basilio
Segovia y Victoriano Rubio.

106
El análisis en profundidad de un caso que puede resultar
paradigmático servirá para entender el retorno al estado de la tierra entregada
en enfiteusis.

1. Se trata de la enfiteusis más grande del partido; las veintiocho


leguas que le fueran concedidas a Manuel Eguia, en diciembre
de 1826, entre la cañada Chivilcoy y el río Salado. ( lote nª 16 del
mapa) Al mes (y por un contrato entre particulares) Eguía se las
transfirió a Eugenio Muñoz, que a los dos meses volvió a
transferírselas a Ignacio Villarino y Melchor Romero, vecinos y
comerciantes de la capital. Al año, Villarino y Romero, también
por contrato entre particulares, le transfirieron siete leguas a
Guillermo Michemberg, vecino de Chascomús y otras tantas a
Guillermo Wright con el compromiso que se hicieran cargo del
canon desde el traspaso de Eguia. El retraso con que estos
cumplieron con el pago y la exigencia que lo efectuara Romero y
Villarino condujo a un litigio que se resolvió recién en 1835
cuando estos últimos efectuaron el pago correspondiente. En
marzo de 1835 volvió a fragmentarse el lote de Villarino y
Romero en cinco partes; de las que los titulares originales
conservaron sólo una chacra de 2,3 leguas y transfirieron lotes de
seis leguas a Julián Solveyra, Antonio Benavidez, Sebastián
Jiménez y Manuel Mexias. A esta altura podemos realizar dos
consideraciones; la primera referida a la especulación que sufrió
este lote; y la segunda respecto a su retorno al carácter de tierra
pública; el propio Villarino se encargo de decir que: “solo Wright
me pagó el terreno sin hacerlo los demás, a quiénes solo exigí el
precio de mi acción con el único fin de que me ayudaran a pagar
el canon enfitéutico. No fue pues mi intención especular como
otros. Ninguno de los que aparecen como compradores se han
poblado en ellos.”307 La parte de Julian Solveyra fue transferida a
Manuel López y Raymundo Prats que a su vez se la cedieron a
Don Félix García.

Cuando salió a la venta, en 1836, el terreno no estaba


fraccionado y Romero y Villarino no pudieron comprarlo,
supuestamente “por los quebrantos ocasionados a su corta
fortuna de algunas firmas, por el bloqueo del puerto” Y agregó:
“no puedo conseguir los fondos necesarios para comprar la
pequeña parte y mucho menos todo el lote completo”,308 a lo que
el Departamento Topográfico contestó: “No conviene fraccionar
las áreas dando parte en propiedad y parte en enfiteusis309”

Vamos entendiendo entonces, porque algunos lotes


terminaron por perderse. Cuesta suponer que Melchor Romero e
Ignacio Villarino no tuvieran recursos para adquirir este lote. Sin
embargo los intentos por adquirir la tierra pública no terminaron
307
AHPBA, 39-2544
308
Ibídem
309
Ibídem

107
aquí. Cuando Rosas estableció que solo se podrían adquirir con
boletos militares, Melchor Romero solicitó que se le permitiera
escriturar con los boletos que el Coronel Pedro Ramos, jefe de la
división del centro, obtuviera por la campaña contra los indios
Bogarás. No fue aceptada la transacción porque el boleto de
Ramos era sólo de dos leguas y el lote en cuestión de 2.3. Luego
de muchas idas y venidas, Villarino consiguió otros dos boletos
militares de 0.25 leguas cada uno; pero para ese tiempo Rosas no
despachó más negocios de tierras. Pasaron los años pero
Romero no perdió el interés por el terreno. Volvió a la carga en
enero de 1859, cuando amparándose en la ley del 7 de octubre
de 1858, que revalidaba los premios de tierras otorgados en
combates contra los indios, percibió que tenía alguna posibilidad.
Sin embargo, también el coronel Ramos volvió a presentar el
boleto que nunca había ubicado. Fue en ese momento cuando
ambos litigaron ante los tribunales ordinarios: Romero
argumentando que la operación de compra del boleto efectuada
en 1839 era legítima y Ramos negando esa posibilidad. Por último
el juez falló a favor de Ramos, entre otros motivos porque el lugar
solicitado por Romero entraba dentro del loteo de las Tierras
Públicas de Chivilcoy. De este modo Romero perdió todos los
derechos sobre esas tierras que volvieron a ser públicas. Desde la
primer solicitud en 1826 hasta 1859 pasaron treinta y tres años,
durante los cuáles Villarino y Romero solicitaron la tierra toda vez
que pudieron pero como ellos mismos afirmaron nunca llegaron a
instalarse (ambos eran reconocidos comerciantes porteños), por
eso sobre estas veintiuna leguas surgieron numerosas chacras
que reconocían como enfiteuta a Goroland, sub –arrendatario de
Villarino y Romero.

La ausencia de estos enfiteutas durante tan largo tiempo


hizo que en esta parte del partido se asentara la mayor cantidad
de provincianos, se consolidara mejor la producción triguera y
por eso, fuera el epicentro de la movilización. En 1864 había
ciento cuarenta y siete chacras sobre estas cincuenta y seis mil
setecientas hectáreas. Los negocios de Martina Calderón en las
cercanías de unos bañados y el de Mariano y Calixto Benítez
fueran lugares de encuentro y difusión de ideas a los labradores
de las vecindades; como Hilario Viñales, Cayetano Castro,
Teodoro Galán, Anacleto Chaparro, Ángel Grego, Juan
Goyeneche, Juan Robbio, Ruperto Galán, Calixto Benítez, Miguel
Calderón, Carlos Cevallos, Juan Tobares, Juan Cola, Gregorio
Molina, Modesto Villalva, que como demostramos constituyeron el
núcleo más duro de la protesta.

Analicemos brevemente los otros casos de pérdida de derechos


enfitéuticos y la situación de esos lotes para el momento de la movilización.

2- El teniente coronel Santiago Villamayor recibió en 1827


dos leguas y medias de tierras en enfiteusis, que pretendió

108
escriturarlas con el premio recibido en 1841. 310 Este
premio fue anulado después de la caída de Rosas y las
7560 hectáreas quedaron sin escriturar. Sin embargo,
estas tierras cercanas al río Salado se habían poblado en
la década de 1840 y para 1864 treinta y un ocupantes
estaban asentadas en ellas, por ejemplo, José Duarte
(bisabuelo de Eva) y Juan de Dios Dozo, comerciante y
nieto de Felipe Barrancos, eran los tenían las
explotaciones más importantes.
3- Cercano estaba el pequeño lote de Miguel Vera.
Recordemos que había recibido en 1826, 1.6 leguas, pero
al momento de escriturarlas, su vecino Avelino Montenegro
argumentó que su posesión era más antigua. Ante la duda
la Dirección de Geodesia decidió dividir el lote en dos
partes de 0.8 leguas cada una, que Montenegro terminó
comprando en 1836 y no así Vera, cuyo lote volvió a ser
público. De los labradores que se asentaron en las 2000
has.311 sobresalieron las chacras de Lucas Coronel,
Inocencio Montenegro y Mariano Pereyra (nótese que
estos dos últimos eran enfiteutas pero sus poblaciones
estaban fuera de la línea de sus campos). Esteban Trejo y
Cirilo Liendo que fueron dos activos labradores de la
protesta quedaron afuera de este lote, por más que tenían
interés en la compra.
4- El terreno de Segovia, de casi tres leguas, fue uno
de los últimos, no sólo en entregarse en enfiteusis, sino
también en poblarse: sus veintiún pobladores se habían
asentado, casi todos, en la década de 1850 y sólo la
familia de Francisco Laborde tuvo una actuación
destacada.
5- En cambio, no muy lejos estaban las enfiteusis de López
y Rubio, terrenos que también se habían transferido
tardíamente pero que habían recibido una población
mayor y más temprana. Sus casi siete leguas y media
albergaban ochenta y siete poblaciones, muchas de ellas

310
En la misma oportunidad que a Villamayor se le otorgaron premios a Hilario Lagos ( 18.900
has.), Vicente González (12.150 Has) y Ángel Pacheco (99.000 has) en VALENCIA MARTA “
Tierras públicas, tierras privadas, Buenos Aires, 1852-1876, La Plata, 2005
311
Mensura de terreno de Vera. Archivo Histórico de Geodesia, MOSP, La Plata. Avelino
Montenegro se opuso a la mensura, alegando que estaba en litigio con Miguel Vera por el
terreno y al querer detenerlo enfrentó los presentes con su arma. Montenegro alegó que de
común acuerdo y como amigos, habían hecho un contrato verbal con Vera para que este le
cediese la mitad del terreno, a cambio de hacerse cargo de los gastos que la enfiteusis
suponía, aunque posteriormente reclamó por todo el terreno. Los vecinos atestiguaron que
Montenegro era un intruso que no hacía más de seis meses que se había asentado sobre los
terrenos de Vera. El agrimensor argumentó que los derechos de Vera, por la antiguedad de su
ocupación, eran muy poderosos. Los vecinos procedieron a firmar la mensura, apoyando a
Vera. El agrimensor en el informe consignó que los campos eran de calidad superior para
labranza, de pastos regulares y con escasas aguadas. Dentro del terreno quedaron las
poblaciones de Juan Gómez.

109
muy antiguas.312 También se habían asentado en los
últimos años algunos miembros de familias antiguas que
habían quedado en la retaguardia; Ezequiel, Víctor y
Pedro Barrancos tenían aquí sus chacras, del mismo
modo que Pedro y Raymundo Velóz, Tomás Burgos y
algunos miembros de la familia Molina, que como
demostramos en los capítulos anteriores habían visto
achicarse y en algunos casos desaparecer, sus
posesiones en la zona más antigua. Quedaron también en
este lote las poblaciones de los enfiteutas Francisco Rubio
e Hipólito Segovia.
6- El lote que rodea el ejido de Chivilcoy era una sobra de
las ex – enfiteusis de Barrancos (recordemos que dejó de
pagar el canon cuando consiguió que su vecino Santiago
Rojas le transfiriera el lote sobre el que tenía su casa) y
de Policarpio Bustos, que también tempranamente dejo de
pagar el canon. En las 1261 cuadras había trece
poblaciones; algunas viejas e importantes; como la de la
familia Guzmán (una de los primeros en sembrar trigo en
la región), la de Federico Lacroze, con la atahona más
importante, la de Vicente Bramajo,313 la de la familia
Moris y la de Pedro Coronel, que vino de Mercedes y era
uno de los pobladores más antiguos de la región.
7- Por último, el lote ubicado entre el de Gorostiaga y López,
pertenecía a la enfiteusis de Cateura y Patrón que fue
traspasada a Monasterio y Haedo, quiénes dejaron de
pagar el canon rápidamente. Este lote, de cinco y tres
cuarto de leguas, que fue uno de los primeros en
poblarse, tenía setenta y tres poblaciones para 1864. La
mayoría de estas chacras habían sufrido transferencias y
por eso el agrimensor Pedro Pico tuvo un trabajo mayor.
En varias oportunidades dejo constancias de situaciones
como la que sigue: “le habían dicho que Doña Rosa
Villalva, vendedora de numerosas chacras las compraba
para volverlas a vender”. Las principales chacras eran en
general, de antiguos vecinos: Pío Gallo, Vicente Rojas,
Mariano Alanis, Juan de Dios Dozo, la del francés Agustín
Pechieu era el más reciente.

312
Por ejemplo Juan Lima estaba desde 1834, la familia Reynoso desde 1832, Cirilo León
desde 1842, Manuel Brizuela desde 1834..
313
Asentado desde 1831.

110
Las tierras públicas del partido de Chivilcoy en 1858, según los
duplicados de mensuras de AHG. Construcción propia.

Terreno de Vera Terreno de Villamayor


Terreno de Villarino y Romero

Rio Salado

Cañada La Salada

Terreno de Cateura y
Patrón

Terreno de Barrancos
y Ramos
Terreno de Segovia

Terreno de Goroland
Terreno de Rubio y N -Ex-Villarino y Romero-
Lopez

Parcelas entregadas en enfiteusis que volvieron a ser públicas.


Manzanas Lotes Ocupante Cantidad de Cantidad Antigüedad Extensión
s lotes que de promedio de en cuadras
fueron transferen posesión
transferidos -cias
Terreno de Villamayor 3 29 31 6 10 20 (1844) 6.247
Terreno de Goroland 6 66 70 7 7 S/d 13.127
(ex Villarino/Romero)
Terreno Ramos 1 13 14 6 6 1849 1.261
/Barrancos
(cercanía ejido)
Terreno de Rubio 10 61 90 27 27 1846. (Sólo hay
Entre R. Lobo, Rocha, Lynch, datos de 48
Daguerre, Estrugamón, Las ocupantes)
Saladas y Gorostiaga
( Ayarrza, Rawson, Chacabuco)
Terreno de Segovia 3 24 21 3 3 1854 . (Sólo 4439
(Chacabuco/ Alberti) hay datos de cuadras
13 ocupantes)

111
Terreno de Cateura y 5 39 73 40 58 Hay muchos 8153
Patrón “pobladores cuadras
(Cuartel 4. Entre Gorostiaga, antiguos”
Barrios, López y ejido
Saladas. La Rica)
Numeración de Jardel 7 9 7 13 1856 918
Terreno 6 56 y 77 29 43 (1845) Hay 16419
Villarino/Romero sobra sólo 18 con
Campos entre el Ejido y el Río ntes fechas.
Salado
Casi compradas o con 7 y 57 49 20 26 1852. ( No ¿
trámites iniciados sobrantes hay muy
antiguos, pero
sí muchos de
fines de 40)
Fuente: Mensuras de tierras públicas del partido de Chivilcoy, AHG, Nº 89.

Resumiendo, creemos haber demostrado en estos capítulos que en el


corrimiento de la frontera influyó la presión que ejercieron los poseedores de
antiguos títulos de la zona de vieja colonización, que al querer hacerlos valer
para cobrar arriendo a quiénes estaban asentados allí, “empujaron” a algunos
labradores y estancieros hacia el oeste. Se sumó la postura pasiva y prudente
respecto al otorgamiento de títulos sobre la tierra pública, de la corona
española que vedo para estos pobladores de la campaña – que como
demostramos pertenecían mayoritariamente a estratos medios locales y no a
las élites porteñas- la posibilidad de legitimar la ocupación de las tierras que
ocupaban. De ahí el fracaso de los escasos trámites de moderada composición
iniciados. Los medianos productores de la región tuvieron que esperar a la
enfiteusis para poder legitimar las posesiones que detentaban desde hacía
décadas, con lo que un largo lapso de tiempo medió entre el acceso y la
legitimación de la tierra en el caso de los estancieros y labradores locales. Con
este sistema se repartieron todas las tierras de a región y se consolidó el sector
de medianos productores, que una vez que adquirieron derechos sobre la tierra
tuvieron mucho más interés en conservarla que quiénes la solicitaron si tener
vínculos previos.

Hemos ejemplificado algunas de las amplias redes que se tejieron en la


frontera, ratificando la hipótesis presentada en el primer capítulo. Las redes no
sólo incluyeron cuestiones familiares sino también el negocio de la tierra. Sin
embargo y a pesar de las estrategias comentadas, observamos que el traspaso
de la segunda generación – que fue en general la que legitimó la posesión- a la
tercera ocasionó en muchos casos la pérdida de la propiedad y en otros una
mengua significativa del patrimonio familiar, por la división igualitaria de los
bienes que el sistema de herencias establecía. Con lo que la bonanza que
supuso para los medianos productores de la región el acceso y la legitimación
de la tierra pública no alcanzó a consolidar sus patrimonios familiares e hizo
que estas familias fueran vulnerables a los avances que otros grupos con
capital concentrado hicieron a mediados del siglo XIX. A pesar de la continuiad
espacial, pudimos establecer leves diferencias en este proceso en los tres
partidos analizados, demostrando que Mercedes (ó Guardia de Luján) y
Suipacha (ó Los Leones) mostraron una mayor establidad dominial producto
del acceso que tuvieron a sus tierras los “viejos pobladores”; a diferencia de

112
Chivilcoy, que mostró que en su esquina NO, solicitada en enfiteusis por
individuos sin lazos con la zona, la inestabilidad dominial fue muy elevada,
retornado al estado un gran porcentaje de esas tierras.

Los estudios sobre el tema plantearon que le propiedad quedó casi sin
variantes desde 1830 a 1850 y que durante la época de Rosas desapareció la
especulación en los campos, es decir, que se terminó casi por completo con la
transferencia de los terrenos o la compra-venta.314 Infesta cuestionó esta
hipótesis, al demostrar que la mayor parte de las tierras entregadas en
enfiteusis registraron sucesivas transferencias y que el tamaño promedio de las
unidades tendió a aumentar.315 Verificamos la magnitud del reemplazo de los
“primeros pobladores” por los nuevos y analizamos la evolución del tamaño de
los lotes para conocer si predominaron las tendencias de fragmentación o
concentración.

En Chivilcoy, entre 1825 y 1829 se realizaron transacciones por una


superficie de 189,5 leguas cuadradas, cifra que superó a la extensión original
de tierras concedidas por el gobierno a particulares en este partido, que fue
de 101,1 leguas cuadradas. Por lo tanto, ya en estos primeros años algunas
parcelas fueron transferidas. Las transacciones de esta primera etapa
comprenden el traspaso del 57,6 % de leguas sobre las que se realizaron
operaciones durante el período estudiado. En Suipacha se dio el mismo
proceso aunque con menor intensidad ya que se entregaron 27.100 has en
enfiteusis y las transferencias en los cinco primeros años alcanzaron 40.000.
Y, en Mercedes fue aún menor ya que sobre 50.000 has sólo se hicieron en
esos años operaciones por 60.000. Las menores transferencias en estos dos
últimos partidos responden a la mayor estabilidad dominial que como
demostramos se desprendió del acceso que tuvieron a las tierras los “primeros
pobladores.” Ratifica esta hipótesis el hecho de que en Chivilcoy lo que hizo
elevar el índice fueron justamente las continuas transacciones que sufrieron
los grandes lotes de la esquina noroeste, que como demostramos estaba casi
despoblada y fue solicitada por enfiteutas nuevos en la zona.

Como hemos indicado sobre estas tierras se realizaron numerosas


operaciones y algunos lotes se subdividieron. La estructura de la enfiteusis no
fue equivalente para toda la provincia.316 Al norte del Salado predominaban
extensiones menores que al sur, verificándose los promedios menores hacia el
noreste y tendiendo a aumentar a medida que avanza el sudoeste. Infesta,
respecto al debate sobre la acumulación latifundista, manifestó que las
tenencias tenían en la provincia un promedio de 12.501 has por persona y que
el 29 % de los propietarios poseían el 73 % de las extensiones que superaban
las 16.200 has. Con estas cifras ella confirmó la tendencia a la formación de
grandes propiedades, reafirmando de este modo, las hipótesis desarrolladas
por Coni y Oddone.317 Banzatto aceptó estas tendencias pero remarcó que no
314
A. CARRETERO, La propiedad de la tierra en la época de Rosas, Buenos Aires, El
Coloquio, 1972.
315
M. A. INFESTA , La enfiteusis en Buenos Aires en Argentina: el país nuevo, Samuel Amaral
y Marta Valencia, (compiladores) La Plata, 1999.
316
M E INFESTA “ La enfiteusis en Buenos Aires” op. cit.
317
Garavaglia plantea que si bien los cálculos de Coni y Oddone “no siempre fueron los
mejores, sus hipótesis de base terminaron siendo confirmadas”.

113
era despreciable que el 48 % de las propiedades enfitéuticas tuviera menos de
5400 has, indicando la riqueza de matices, en cuanto a los tamaños de los
lotes que presentó la campaña bonaerense. Ilustrativo de la diversidad, pero
más que nada del peso de la pequeña propiedad, fueron los partidos
analizados en este trabajo, con promedios de lotes muy por debajo de lo
señalado por Infesta.318 Las 3922 has que tuvieron en promedio las enfiteusis
mercedinas en 1827 y las 3375 de las suipachenses, dos veces menores al
promedio general de 12.501 has, fueron muestras claras del predominio de los
pequeños productores en la región. En Chivilcoy, el promedio de 11035 has
para 1828, también fue menor al general, aunque no tan lejano.319 Pero la
tendencia aún es más marcada si comparamos por franjas porque casi el 70 %
de la superficie de Mercedes y la totalidad de Suipacha estaban ocupadas por
lotes de menos de 5400 has (sólo la donación que F. Sayos terminó
legitimando por enfiteusis de 15.000 has, elevó el promedio) y en Chivilcoy, el
73,9 % de las explotaciones tenía entre 1 y 4 leguas.

Si comparamos el tamaño de la enfiteusis entre 1828 - año para el que


casi se había completado la entrega de las tierras fiscales de estos partidos-
con 1835, observamos una importante disminución en el tamaño de las
parcelas, que pasaron en Mercedes de 3922 a 2986 has; en Suipacha de 3375
a 3031 has y en Chivilcoy de 11035 a 9080 has. Tendencia opuesta a la
observada en el resto de la provincia en donde la enfiteusis tendió a aumentar
de tamaño pasando de 5.6 en 1827 a 6.3 leguas en 1836.320 Pero esta
evolución requiere un análisis minucioso, ya que si observamos por
fragmentos vemos que el crecimiento tanto en el número de explotaciones
como en la extensión controlada se concentró en la franja que va de 2700 a
10.800 leguas, en detrimento de la franja superior de extensiones de más de
27.000. Este crecimiento se fundó en dos procesos: por un lado en la
fragmentación de la única gran enfiteusis que había en el partido de Chivilcoy

318
Tamaño de las parcelas entregadas en enfiteusis. Mercedes, Suipacha y Chivilcoy entre 1825-1835

1828 1835
Mercedes Suipacha Chivilcoy Mercedes Suipacha Chivilcoy
Extensión Cant Ext. en Cant. Ext. % Ext. Cant. Ext. Cant Ext. Cant. Ext. Has dif.
has. Cant. Has Has Has % 1825/1840
% % Cant. Ext
- de 6 10565 2 4320. 4 6320 2 4400 2 4320 0 0
2700has 20 % 0.15 % 20 % 17 % 0.15 %
De 2700 6 25424 8 27100 7 26190 8 28125 6 20250 8 29000 +1 +1.3
a 5400 49 % 100 9.6 % 80 % 83 % 10.8 %
has
De 5400 a 0 8 67230 10 68040 +2 + 0.6
10800 has 24.6 % 25.2 %
De 10.800 1 15000 5 67500 8 135000 +4 + 26
a 27000 21% 24.7 % 50.3 %
Has
+ de 0 2 108000 1 32000 -1 -28
27000 has 39.9 % 11.8 %
Total 13 50994 27100 100 254040 12 34755 8 24250 29
Promedio 3922 3375 11035 2896 3031 9180

Fuente: Duplicados de mesuras, legajos de EMG.

319
M E INFESTA , ob. cit.
320
Ibidem.

114
(veintiocho leguas) que se dividió en seis partes, una de las cuáles volvió a
fragmentarse. Pero el otro, comenzó a perfilarse una tendencia que después
fue frecuente: la concentración de parcelas a través de la compra. Por ejemplo,
Manuel López, de Chivilcoy, adquirió el derecho a un enfiteuta y después la
propiedad de una pequeña parcela y en 1838 compró el lote de al lado.

Sobre un volumen original de 404.000 has analizadas se produjeron


operaciones - que incluyeron la entrega en enfiteusis, transferencias entre
particulares y compra- por un volumen de 1.128.326 has que en promedio
muestra que cada legua fue sometida a operaciones a 2.7 veces, entre 1825 y
1840. La frecuencia de las transacciones no fue homogénea en toda el área
estudiada, y mientras que en Chivilcoy, sobre 270.000 has se hicieron
operaciones por un volumen de 874.800 has que en promedio muestra que
cada hectárea se traspasó 3.2 veces, en Mercedes y Suipacha donde la
estabilidad dominial fue mayor la relación fue de 2 y 2.5 veces
respectivamente.

Si analizamos los grados de rotación de los dominios con los diferentes


sistemas observamos que el loteo surgido del fraccionamiento de la merced de
Vivar mostró más estabilidad dominial que los que surgieron con la
enfiteusis.321 En cambio, la enfiteusis mostró, en la Guardia de Luján, una
rotación mayor: Los trece lotes originales sufrieron cuarenta y cuatro traspasos
entre 1822 hasta 1860, con un promedio de 3.3 traspasos en treinta y ocho
años. En Los Leones, los traspasos dentro de una misma familia fueron
habituales y así, las veinticuatro transacciones que sufrieron los nueve lotes
analizados, da un promedio de 3.75 transacciones por lote en sesenta años,
indicio de una inestabilidad dominial bastante acentuada y mayor que la
analizada en la Guardia322. En Chivilcoy la incidencia de la enfiteusis fue
mayor, por eso realizamos sobre este partido un análisis más minucioso.
Durante el período analizado, cuatro enfiteutas dejaron de pagar el canon y
perdieron los derechos sobre las tierras.323 Siete parcelas, que significaron el
15,7 % de las has analizadas, nunca se transfirieron y fueron compradas al
estado por los enfiteutas originales entre 1838 y 1839. Pero, una de estas
transacciones, que se realizó con boletos de premio militares fracasó y la
parcela volvió a ser pública. El 78,2% restante fue transferido entre 1 y 4 veces.

El análisis efectuado en Mercedes, Suipacha y Chivilcoy muestra que la


enfiteusis estuvo más vinculada a estrategias de especulación, como compras
y ventas casi simultáneas o compras concentradas cuando se dio a conocer la
Ley de Venta de 1836, que los otros sistemas. La especulación alcanzó tanto a
los “viejos vecinos,” como a los “nuevos”. Pero mientras que los primeros

321
Sólo dos lotes se traspasaron dos veces y uno sólo lo hizo tres. Los cuatro restantes, -de
los cuales, uno se fraccionó en tres partes-, permanecieron en las manos de las mismas
familias durante todo el lapso de tiempo estudiado. Y, de las siete parcelas, seis fueron
traspasadas de una generación a otra.
322
El análisis efectuado puso en evidencia que muchas de esas transferencias se hicieron en
el seno de la misma familia y si resulta difícil dilucidar los motivos (posiblemente se trataran de
acuerdos familiares no legalizados ante juzgados), debemos aceptar que las consecuencias
fueron muy diferentes a que si hubieran sido ventas o transferencias de derechos hacia fuera
del núcleo familiar.
323
Estos lotes volvieron a ser públicos e implicaban el 7,1 % de las leguas analizadas.

115
perdieron sus derechos y salieron rápidamente del circuito inmobiliario, los
“nuevos” realizaron operaciones de compra-venta en varios partidos
aprovechando las oportunidades que se presentaban. En Chivilcoy, de las
211.140 has transferidas por primera vez entre particulares, 81.000 has no
volvieron a transferirse y 30.109 has se transfirieron por segunda vez. 78.300
has se transfirieron por tercera vez y por último 17550 has se transfirieron
cuatro veces. Las primeras transferencias se concentraron entre 1825 y 1835,
mientras que las segundas fueron posteriores a esta fecha. Con respecto a las
transferencias resulta evidente que el auge de este tipo de operación en los
años 1835 y 1836, previo a la venta de tierras que comenzó en 1836 y continuó
hasta 1840.

116
III. EL DESPLAZAMIENTO DE LA AGRICULTURA DESDE LOS
PARTIDOS DE LAS “CERCANÍAS” A CHIVILCOY.
“Si algún pueblo puede justamente señalar el progreso de
Buenos Aires en estos últimos años, no será sin duda el que levanta
hermosas granjas rodeadas de objetos de mármol entre flores y
árboles preciosos, pero que aparecen desiertas la mayor parte del
año, ni el que después de cien años mal puede todavía sostenerse
por sí solo sobre uno de los mejores puertos, ni aquel otro arrabal
del gran centro que recuerda en su fisonomía un pedazo de las
Provincias Vascongadas, transportado como por encanto del pié de
los Pirineos,(….) volviendo la vista hacia el desierto sorprende el
crecimiento de un pueblo de ayer, enclavado en la pampa, y que
como una verdadera improvisación del progreso, aparece lleno de
vida y provenir, como los cimientos de una gran ciudad del interior
que resume todas la transformaciones de la historia de los últimos
diez años, pudiendo presentarse como una digna muestra del
progreso.
Tal es Chivilcoy, que hasta la misma signicación de
campos bañados parecía alegar toda aglomeración”
Facsímile de la primera página del folleto editado en 1866, al
inaugurarse el ferrocarril a Chivilcoy

Chivilcoy, “verdadera improvisación del progreso” resumía- como lo


afirma el texto citado- las transformaciones que la historia bonaerense había
sufrido en los últimos años de la administración rosista y en los que le
continuaron a Caseros. El desarrollo de la región se consolidó en la década de
1840, en circunstancias muy vinculadas a los elevados precios del trigo. El
crecimiento demográfico que lo acompañó, tornó necesaria la creación del
partido en 1845, -como una escisión del de Mercedes- y la “fundación” del
núcleo urbano en 1854, aunque vale aclarar que, para esos años, la región
contaba con casi 9000 habitantes. Las transformaciones ocurridas en la
década de 1840, que resultaron cruciales para los años siguientes, son poco
conocidas. 324 Mucho tuvieron que ver las intervenciones extranjeras y el
declive del régimen rosista, que pasó a generar documentos de escaso valor
histórico. Por este motivo son también escasas las investigaciones que
abordan esos años, a pesar de su importancia como coyuntura de cambio
para explicar las grandes y rápidas transformaciones que se sucedieron en
todas las esferas en la década siguiente.
Confluyeron en el inició del desarrollo de Chivilcoy dos tendencias
macroeconómicas opuestas, con amplia incidencia en el devenir local: por un
lado la caída de los precios en valores constantes de los principales
subproductos de la ganadería,325 y por el otro, también en valores constantes,

324
M. A. ROSAL Y R. SCHMITH R “Las exportaciones pecuarias bonaerenses y el espacio
mercantil rioplatense” en En Busca de un tiempo perdido. La economía de Buenos Aires en el
país de la abundancia, 1750-18565, Fradkin y Garavaglia, ed. Prometeo, Buenos Aires, 2004.
325
J.C. GARAVAGLIA “ La economía rural de la campaña de Buenos Aires vista a través de
sus precios” en FRADKIN R y GARAVAGLIA JC (Comp) En busca de un tiempo pérdido. La

117
la suba del precio del trigo326. Lo paradójico es que ambos comportamientos
pueden explicarse por las mismas causas si cambia el signo: el éxito o, en su
defecto, el fracaso de la economía pecuaria de la región, para equilibrar la
oferta con la demanda de dichos bienes. El éxito que la ganadería vacuna y
ovina logró desde 1820 gracias a motivos tales como la expansión territorial,
el aumento del plantel y la merma en embarques de cueros vacunos entre
1846/48, se tradujo en una mayor oferta de vacas y novillos que superó la
demanda (que si bien también se incrementó, no lo hizo en tan alto grado). El
precio del trigo mostró justamente el comportamiento opuesto y fueron causas
similares pero, de signo contrario, las que intervinieron para que éste producto
tendiera a subir. Si se toma como base la producción y el consumo de trigo en
los últimos años de la colonia, se observa que durante los largos años que le
siguieron no hubo en el área rioplatense condiciones favorables para la
producción agrícola: los ciclos de precios altos duraban, como señala
Djenderedjian, demasiado poco como para incentivar las inversiones a
mediano plazo en ese rubro, más aún, cuando se contaba con la posibilidad de
ingreso en una ganadería más dinámica. Por eso, después de 1820,
confluyeron en el mercado porteño la oferta externa de trigos y harinas, con la
que provino de los lugares más alejados de la frontera o incluso de provincias
del interior, como Mendoza y la de las chacras ubicadas en las cercanías de la
capital que, a pesar de todo, continuaron dominando la oferta local, pautándola
no sólo por la calidad de sus granos sino por sus costos y su productividad por
hectárea.
El consumo alimentario más extendido entre la población de la ciudad
de Buenos Aires, fue desde tiempos coloniales, el pan. (Johnson y Garavaglia,
1993).Sin embargo, la expansión ganadera que caracterizó a la campaña
bonaerense se realizó en detrimento de la agricultura, que mostró un constante
descenso desde las décadas de 1810 y 1820 cuando se exportaba maíz,
harina y trigo , a la de 1850 cuando se pasó a ser importador de esos cereales.
Como sostiene Irigoin327 la inestabilidad de la moneda que se sucedió desde
1820 sumo mayores impedimentos a la agricultura que a la ganadería, ya que
la primera debía soportar un tiempo más largo para el retorno de sus
inversiones, un uso más intensivo de la mano de obra, a altos costos de
transporte a los mercados, herramientas importadas, almacenaje del grano,
adversidades climáticas, etc. En cambio, la segunda se vio favorecida por la
inflación y las tarifas aduaneras fijadas en pesos constantes que hicieron que,
por un lado, se cobrara en “oro” y se afrontaran costos internos en moneda
devaluada y por el otro, que la presión fiscal fuera cada vez menor por la
devaluación del peso papel. Actuó la devaluación en idéntico sentido respecto
a los aranceles con los que trató de protegerse a la producción triguera
interna, que al ser fijados en pesos constantes terminaron – por la devaluación-
perdiendo su significación. Por estos motivos entre las décadas de 1820 y
1830 cayó la producción cerealera y aumentó la ganadera, sin embargo,

economía de buenos Aires en el país de la abundancia, 1750-1856, Prometeo, Buenos Aires,


2004.
326
J. DJENDEREDJIAN JULIO “Entre la revolución y Rosas: Comercio y mercado de trigo en
Buenos Aires durante la primera mitad del siglo XIX” ,1º Congreso Latinoamericano de Historia
Económica, Montevideo, diciembre 2007.
327
A IRIGOIN , “La expansión ganadera en la campaña de Buenos Aires, 1820-1860. ¿Una
consecuencia de la financiación inflacionaria del déficit fiscal?” En “En busca de un tiempo
perdido….” Op cit.

118
cambios significativos se produjeron en la década de 1840 en el mercado del
trigo que, como vimos, no era una actividad menor en esta región. A partir de
1838, por la frágil situación política y por la gran sequía que azotó las
sementeras de la campaña, comenzó a subir su precio. La suba local fue
acompañada por la internacional y si bien existieron fluctuaciones en el
mercado local – como la leve caída de 1840- para 1842, los precios del trigo
habían alcanzado en valores oro los máximos hasta entonces logrados por el
cereal. Pero lo importante, como señala Djenderedjian, fue que, con altibajos,
estos precios se mantuvieron hasta 1849, año en que recién regresaron a los
valores de diez años antes. En otras palabras, con precios históricos que
pocas veces superaron los 5 $ fuertes, desde 1842 la fanega de trigo se
mantuvo siempre por encima de los 10 $ e inclusive llegó a los 17 $ en 1843,
retornando recién con la cosecha de 1848 a los 5 pesos.

Precio en pesos fuertes de la Fanega de Trigo en Buenos Aires, 1835-


1851; promedios anuales en números índices.

600

500

400

300

200

100

0
1835 1836 1837 1838 1839 1840 1841 1842 1843 1844 1845 1846 1847 1848 1849 1850 1851

Fuente: Gorostegui de Torres Haydée.


Nota de base 1835 /100

Los elevados precios de los granos parecieron más influidos por la fuerte
crisis internacional de 1847/48, que elevaron los precios europeos
significativamente, respondiendo al último gran ciclo de hambrunas del siglo
XIX europeo, que al bloqueo anglo-francés, que no fue demasiado estricto
en el cierre del puerto porteño. Produjo también una caída de la producción
local, la expansión ovina que compitió con la producción de trigo en amplias
zonas de campaña y principalmente en la que es objeto de este estudio. Sin
embargo, los elevados precios y la necesidad de competir con actividades de
alta rentabilidad, favorecieron la incorporación de algunas mejoras técnicas
como el trigo barletta, variedad de buena aplicación en los campos de
Chivilcoy.
Los excelentes precios del trigo, que se mantuvieron durante casi una
década, supusieron un cambio cualitativo en el principal mercado agrícola
rioplatense, que según Djenderedjian, afectó a toda la región. En esta larga
coyuntura de elevados precios, la primera de todo el siglo XIX, se dieron
condiciones rentables a mediano plazo en la producción agrícola, incluso en
regiones alejadas a la ciudad, desde las que el precio a obtener justificaba los

119
altos costos de transporte. Fue este nuevo contexto, el que hizo que la
producción triguera se desarrollara a partir de 1840, en la región oeste.
El éxodo de la producción de cereales desde los partidos de las
cercanías hacia la frontera no se limitó al desplazamiento espacial sino que
incluyó modificaciones significativas en las técnicas agrícolas. Como bien
señala Djenderedjian ,existía en el contexto agrícola tardo- colonial una íntima
imbricación entre las prácticas productivas y las condiciones sociales de la
producción que hacían que las explotaciones de tipo familiar gozaran de
mayor productividad relativa en tanto que para implementar las prácticas
agrícolas tradicionales contaban con abundante mano de obra, recurso
necesario y a la vez costoso328. Las familias extensa con agregados que
predominaban en las unidades de labranza de la campaña bonaerense
resultaban muy funcionales a un contexto técnico en el que la mayoría de los
procesos de trabajo se basaban en la fuerza humana. Pero además, las
técnicas agrícolas tradicionales no requerían mucha inversión de capital, lo que
favorecía aún más a estas unidades de labranza familiares, en las que la
disponibilidad de fondos nunca fue abundante. Esta ecuación de factores había
logrado una eficiencia estática muy difícil de romper, más aún cuando en los
términos productivos existentes resultaban ser más competitivas las pequeñas
explotaciones domésticas que las medianas o grandes, impulsándolas por eso
a mantener el statu quo. 329

Los medianos y grandes productores, que eran los que estaban más
capacitados para incorporar nuevas tecnologías, se orientaron hacia la
producción ganadera en la primera mitad del siglo XIX, a raíz de su mayor
rentabilidad. La agricultura en estas condiciones generó pocos incentivos para
la introducción de cambios tecnológicos y por eso, como señala Djenderedjian
“se cerró aparentemente el circulo vicioso del atraso tecnológico agrícola:
mientras en ciertos actores no existían incentivos para la introducción de
innovaciones, para otros la tentación de ingresar en rubros diferentes de
rentabilidad mayor implicaba una constante fuga de capitales hacia ellos, en
detrimento de mayores inversiones en nuevas técnicas de producción
cerealera.”330 Sin embargo, aparecieron factores en la década de 1840 que
comenzaron a resquebrajar este círculo vicioso; la expansión de la frontera,
que generó mejores condiciones competitivas para las medianas y grandes
explotaciones agrícolas, fue uno e ellos.

El desplazamiento de la frontera agrícola fue producto de una larga


tradición de trashumancia productiva motivada por la extensividad, la carestía
de la mano de obra, la búsqueda de nuevos pastos para el ganado (que
usualmente estos labradores también poseían) y estaba inextricablemente
unida a la ocupación sin títulos o al arriendo de tierras.331 El constante

328
J DJENDEREDJIAN La agricultura pampeana en la primera mitad del siglo XIX, en
Historia del Capitalismo Agrario Pampeano, Tomo 4, Buenos Aires, siglo veintiuno editores,
2007.
329
En este esquema eran las medianas y grandes explotaciones las que debían lograr
incrementos en su productividad para poder sostener su nivel en el mercado.
330
Ibidem.
331
La abundancia de tierras de fácil acceso llevó a que no fuera usual la puesta en
barbecho de las superficies cultivadas, las que eran sembradas una y otra vez en forma

120
avance de la frontera agropecuaria hizo que en el sector de Chivilcoy y su
zona circundante surgiera un tupido asentamiento de labradores con
escasas posibilidades, por el tamaño de los predios que controlaban, –casi
todos ellos de propiedad pública- de iniciar explotaciones ganaderas. A ellos,
les resultaba factible en cambio, desarrollar explotaciones agrícolas. El éxito
de la producción triguera en “tierras nuevas” dependía de que se pudiese usar
ampliamente el recurso más abundante y barato que ofrecía el sistema: la
tierra. Sin embargo, la abundancia de este factor en el proceso inicial tendió
a compensar con exceso los restantes, como la escasez de capital y mano de
obra y retardar por ello, la incorporación de nuevas tecnologías. Pero,, al
adentrarse en tierras más lejanas, la producción agrícola debió hacer frente a
condiciones ambientales distintas y a demandas puntuales que no sólo tenían
que ver con el ahorro de mano de obra, sino con la adaptación al nuevo
ecosistema. Y, en este caso, la acumulación de ensayos y errores fue
generando lentamente un cúmulo de conocimientos y técnicas adecuadas para
enfrentar el desafío que planteaba el nuevo ecosistema, ya que la adaptación
de la tecnología agrícola a las viejas prácticas era demasiado estrecha como
para que pudiera extenderse al ámbito de la frontera sin sufrir
transformaciones de envergadura. Por eso fueron apareciendo, al principio
tímidamente, innovaciones puntuales que comenzando a menudo en las
grandes explotaciones, fueron luego extendiéndose. En consecuencia,
podemos afirmar que no hubo ningún cambio radical en las décadas de
1840/50 en la tecnología agraria y en las relaciones productivas, debido a que
este no era el rubro más dinámico de la época, sino que lentamente fueron
introduciéndose cambios fragmentados pero acumulativos que hicieron que la
agricultura de la década de 1870 fuera sólo en algunos aspectos diferente a la
tardo-colonial.

La hipótesis de la transición tecnológica, en la que enmarcamos este


trabajo, acepta que las innovaciones que se produjeron a mediados del siglo
XIX, conformaron las bases de un proceso de cambio tecnológico en la
producción cerealera pampeana que le permitió a ésta-confuso-, durante la
segunda mitad del siglo XIX lograr primero desplazar al trigo y harinas
importadas del consumo local y luego, ocupar un lugar cada vez más
significativo en la oferta mundial de granos.332 En consecuencia, creemos que
el paradigma tecnológico que hizo posible el despegue agropecuario argentino
a fines del siglo XIX, lejos de incorporarse en su totalidad “desde afuera” tuvo
una lenta gestación.333Garavaglia en un trabajo que ya tiene casi veinte años

continúa durante varios años con las mismas especies, obteniéndose rendimientos
decrecientes hasta que luego de agotar el suelo se trasladaban a otras tierras para reiniciar sus
cultivos, en DJENDERDEJIAN J La agricultura pampeana en la primera mitad del siglo XIX, en
Historia del Capitalismo Agrario Pampeano. Tomo IV, siglo XXI, Buenos Aires, 2008.
332
DJENDERDEJIAN J, Ibidem.
333
R FRADKIN, J.C. GARAVAGLIA, J. GELMAN y P. GONZALEZ B., “Cambios y
permanencias: Buenos Aires en la primera mitad del siglo XIX.” Prólogo, Tandil, Anuario IEHS,
Nº 12, año 1997. El interés por esta transición surge a fines de la década de 1990 y queda
manifiesto en el prólogo del anuario del IHES de 1997, donde historiadores como Fradkin,
Garavaglia, Gelman, etc. de trayectoria conocida en la historia rural colonial, se abocan a
encontrar cambios y permanencias en el período de 1800-1850 y tratan de tender puentes
entre la historia rural colonial y la etapa que se abre después de Caseros. Ellos afirman: “es
como si todo aquello que iría conformando lo que sería progresivamente la argentina
“moderna”, hubiera caído desde el cielo sobre una tierra virgen: virgen de ordenamientos

121
afirmaba: “....Los elementos centrales de la tecnología agraria de la región
pampeana no sufren muchas alteraciones desde el siglo XVIII hasta los años
cruciales de 1865/1875, cuando las Argentina comenzó a colocar las bases de
su riqueza como uno de los centros de exportación de granos más
importantes del mundo.”334 El conocimiento actual del tema permite relativizar la
frase anterior; pero hacemos hincapié en que sólo relativizarla, en función de
que las transformaciones fueron fragmentadas y lentas a raíz de los límites
planteados por Djerderejian, que hicieron que esta actividad no alcanzara a
lograr el importante incremento en la productividad que le permitiera a
Argentina dejar de ser un país importador de cereales. Por eso, hacemos
propio el interrogante que planteo Irigoin: ¿Cómo es posible que sí en 1854,
el 27 % de la población masculina mayor de 14 años de la campaña
bonaerense fue censada como labradora, esta economía fuera importadora
neta de cereal? 335 No pretendemos hallar una respuesta unívoca a este
interrogante pero sí trataremos de tenerlo en cuenta al abordar los modos en
que se llevaba a cabo la producción triguera en Chivilcoy, en esos años.
Demostramos la hipótesis del desplazamiento espacial de la producción
triguera a medida que crecía la demanda, subían los precios y –no por último
menos importante- crecía la presión demográfica en los partidos de las
cercanías (le hacía perder espacio a la producción agrícola) a partir de la
información del Registro Estadístico Provincial que muestran el peso que la
producción triguera alcanzó en Chivilcoy a mediados de la década de 1850.

Comparación de la extensión de tierras ocupadas por labranza y pastoreo


en partidos con tradición agrícola, en 1854.336

Partidos Leguas Cuadradas Leguas cuadradas Total


ocupadas por ocupadas por
labradores pastores
Chivilcoy 50,5 30 80,5
Morón 20 30 50
Barracas al sud 10,5 14,5 25
San isidro 6,5 - 6,5
Lobos 6 90 96
San Antonio de Areco 1 15 16
Total de la Provincia 109 1515 1753
Fuente: Registro estadístico provincial. Año 1854. Tabla Segunda.

sociales, virgen de costumbres, virgen de tradiciones culturales, virgen de ordenamiento legal,


virgen de política”. Esta visión de la historiografía se corresponde en realidad con la ideología
de quiénes toman el poder después de la caída de Rosas.
334
J.C.GARAVAGLIA “Ecosistemas y tecnología agraria. Elementos para la historia social de
los ecosistemas agrarios rioplatenses, 1700-1830”, en Desarrollo Económico, vol. 28, Nº 12
(enero-marzo, 1989) Para confirmar esta hipótesis el autor menciona el Manual de Agricultura
de Tomás Griguera, que publicado en 1819 aún tenía vigencia en 1875, fecha en que se
vuelve a editar. Creemos que esta afirmación encierra algunas verdades, pero la reedición del
manual de Grigurera no ha de extrañar por tratarse de un manual general de prácticas
agrícolas y hortícolas, algunas de las cuáles tienen vigencia hasta hoy.
335
M.A. IRIGOIN La expansión ganadera en la campaña de Buenos aires, 1820 – 1860 ¿ Una
consecuencia de la financiación inflacionaria del déficit fiscal? En En busca de un tiempo
perdido. La economía en el país de la abundancia, 1750-1865, Prometeo, Buenos Aires, 2004
336
Ídem anterior. Tabla segunda.

122
La mitad de las leguas ocupadas por labradores de la provincia (debían
incluir sementeras sin estar en la totalidad cubiertas por ellas) estaban en
Chivilcoy. Cincuenta leguas, es sin dudas una extensión importante, más aún
cuando los partidos que le seguían, que eran los productores trigueros de las
“cercanías,” contaban con menos de la mitad: Morón con 20 leguas, Barracas
con 10 y San Isidro – productor triguero por excelencia desde la colonia- con 6.

Comparación de las actividades económicas de Chivilcoy y el resto de la


provincia. Año 1854337
Ganadería Comercio Textiles Agrícolas
vacuno caballar lanar cerdos tiendas almacenes arrobas Trigo Maíz
de lana Fanegas Fanegas.

Chivilcoy 72.580 25.489 64.309 875 8 76 534 5050 2234


Total de 1.967.000 772.000 4.160.000 47.000 239 934 218.000 19.349 5114
la Prov.
Fuente: Registro estadístico provincial. Año 1854.

El deslazamiento de la producción triguera desde las cercanías hacia el


oeste ya se había consolidado para mediados de la década de 1850. Como
es lógico, los volúmenes de producción acompañaron el deslazamiento
territorial: Chivilcoy concentraba el cuarto de la producción triguera de la
provincia y casi la mitad de la maicera. Recordemos que la información
reproduce la cosecha de 1854 que había sido escasa por motivos
atmosféricos y por la tecnología aplicada.

Atendiendo a la hipótesis de que el desplazamiento espacial trajo


aparejadas transformaciones en la técnica y en las relaciones productivas
agrícolas, a lo largo de este apartado nos detendremos en caracterizar las
rupturas que el desarrollo de la producción triguera en Chivilcoy trajo
aparejado y que enunciamos a continuación:

• Mayor tamaño de las sementeras trigueras.


• Mayor uso de mano de obra asalariada.
• Especialización productiva (surgimiento de servicios vinculados a la
producción triguera).
• Readaptaciones y pequeñas transformaciones en el proceso productivo.
• Un nuevo clima de ideas manifiesto en la proliferación de artículos,
estadísticas y propagandas que incentivaron la incorporación de nuevas
técnicas.

• El aumento del tamaño de las sementeras trigueras.

Una de las transformaciones más importantes fue el aumento de la


extensión de las sementeras, comparadas con las tardo-coloniales, indicando
la aparición de un sector dinámico de “empresarios” locales, responsables de
introducir las principales innovaciones. Por eso, en primer lugar cabe
preguntarnos; ¿Qué peso tenían las medianas y grandes explotaciones en

337
Registro estadístico provincial. Año 1854, op cit.

123
Chivilcoy? ¿Cuál era el tamaño de las sementeras de trigo? ¿Qué cambios se
habían producido si se las compara con las tardo-coloniales? Podemos dar
respuesta a partir del análisis del listado de sementeras del partido que se
levantó en septiembre de 1853 para acompañar uno de los petitorios
elevados al gobierno por los labradores.338 Este listado ha llegado
incompleto y sobre nueve páginas faltan las cuatro primeras, que además
deben presentar la mayor concentración ya que en ellas quedaron registradas
las sementeras de 4013 cuadras y en las cinco restantes las de 2769 que
completaron las 6882 cuadras que se habían sembrado en el partido. Con
estas últimas se construyó el gráfico que se presenta.339

Explotaciones por cuadras sembradas de trigo en Chivilcoy, en


Septiembre de 1853.340
Más de 40
cuadras de 30 a 40
cuadras

de 20 a 30
cuadras

menos de 10
cuadras

de 10 a 20
cuadras

En un inmenso tegumento de pequeños productores (más de las dos


terceras partes tenía sementeras menores a las veinte cuadras) sobresalían
unos pocos medianos y excepcionalmente algunos grandes productores. Si
comparamos el tamaño de las sementeras de mediados del siglo XIX con las
tardo-coloniales observamos una ampliación en la superficie explotada por
cada labrador ya que en los últimos años de la colonia fueron habituales las
sementeras de 2, 3 o 6 cuadras, siendo excepcionales las de más de 15.341 En
cambio, observamos en 1853 que en promedio cada uno de los doscientos
quince labradores sembraba 13,3 cuadras.342 Sin embargo, también los había
con superficies mayores, de treinta a cincuenta cuadras. Hacer sementeras de
cincuenta cuadras con los útiles de la época suponía un gran esfuerzo y gran
capacidad de movilización de mano de obra y demás recursos y quiénes
fueron capaces de hacerlo debieron poseer un perfil cercano al de los
empresarios modernos. Interrogándonos sobre su perfil descubrimos que, en
primer lugar, predominaban migrantes de provincias con hondas raíces
338
Este petitorio daba cuenta de la capacidad productiva lograda que hacía posible la
satisfacción del mercado porteño sin necesidad de importar harinas.
339
Debemos remarcar el defecto que adolece el gráfico al desdibujar el peso de las medianas
y grandes chacras.
340
AGN, Archivo de Gobierno, legajo 4303.
341
Ver capítulo 2 y DJENDEREDJIAN J, La agricultura pampeana en la primera mitad del siglo
XIX, op ci.t
342
Si aceptáramos que las páginas faltantes consignaban 55 labradores como lo hicieron las
restantes, tendríamos un universo de 436 labradores que dividido 6882 cuadras da un
promedio de 15,6 cuadras sembradas por labrador.

124
agrícolas; dos hermanos Luna, sanjuaninos; Francisco Laborde, mendocino;
Federico Soarez, de la Banda Oriental; Carlota Guzmán, del sur de Córdoba,
Juan Goyeneche, recién llegado del país vasco. Pero hubo también
descendientes de las familias que rastreamos en los capítulos anteriores como
Ventura Barrancos, Tomás Burgos y Francisco Villafañe; por eso, podemos
afirmar que la producción triguera no involucró sólo a los recién arribados, sino
a la mayoría de la población, amalgamándola en cuerpo autodefinido como
“labradores chivilcoyanos”.

• La expansión de la mano de obra asalariada.

Otro rasgo de larga tradición en la agricultura local, como hemos


demostrado, fue el arrendamiento y éste no sólo se mantuvo sino que se
acentuó con la expansión triguera. Las cifras son contundentes al respecto ya
que entre agricultores y labradores había en el partido 885 arrendatarios y tan
solo 18 propietarios.

Ocupación de la población en el partido de Chivilcoy, en 1854343


Hacendados Agricultores Comer. Artesa. Depend. Peones Otros Sin Pobl. Total
de ocupación activa
campo
Prop. Arrend Propiet. Arrend.
9 187 9 668 44 26 30 1581 175 14 2743 6001
7% 23 % 1,6 % 0,9 % 1,2 % 57% 2% 0,5 % 45 % 100
Fuente: Legajos de CD de Chivilcoy, de 1851, AGN.

Los agricultores supusieron el 23 % de la población activa y eran casi


todos arrendatarios. Sí, como ha quedado demostrado, los labradores del
partido estaban hincando el proceso de renovación tecnológica, debemos
aceptar que este proceso clave en la “modernización productiva” quedó en
manos de arrendatarios y debemos aceptar también, que esta condición no
actuó como un impedimento. Ahora bien, que fueran arrendatarios no supone
que no usaran mano de obra asalariada: el 57 % de la población activa estaba
formada por peones asalariados.344

El proceso de asalarización de la mano de obra local será abordado


comparando el “Cuaderno de asiento de los patrones, peones, sueldo
mensual que ganan, cuartel, día, mes y año”345 y el padrón de 1836.
Obviamente ambas fuentes son diferentes y por eso, difíciles de comparar; el
primero es un asiento de peones y capataces que incluye solo a la población
asalariada del distrito y el segundo, es un padrón nominal de población que
cuenta a todas las personas que constituyen Unidad censal. Pero además, el
primero esta incompleto ya que sólo quedaron las planillas de abril a
septiembre de 1848. De cualquier forma es interesante analizarlo porque
muestra por un lado la extensión de los vínculos salariales y porque indica la
cantidad de peones que tenía cada patrón en los meses de la siembra del trigo
(nos queda la incógnita de la cantidad que se agregaban para la cosecha).

343
Registro estadístico de la provincia de Buenos Aires. 1854. op cit.
344
Ibid.
345
ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL Libro Orígenes. Vol.6. El cuaderno se encuentra
incompleto ya que sólo cuenta con las planillas desde abril a septiembre.

125
Durante esos meses, 210 patrones tuvieron 972 peones y 10 capataces, con
sueldos que oscilaron entre los 100 y 130 pesos, siendo inferior el salario de
los cocineros y lavanderos: 30 o 40 $ y superior el de los capataces: entre 200
y 300 $. En promedio cada patrón contaba con casi cinco peones, lo que es un
buen indicador de la tendencia hacia la asalarización de la mano de obra que
acompañó a la expansión triguera. Pero sí además, tenemos en cuenta que
correspondió a los meses de menor trabajo agrícola y que deberíamos
agregarle miembros de la familia del “patrón” que con seguridad compartían
las tareas pecuarias, encontramos que cada productor podía movilizar una
importante masa de personas. El análisis de los patrones que contaban con
más peones nos permitirá definir mejor las explotaciones de la elite local.

Lista de explotaciones con más de 10 peones en Chivilcoy. Año 1848.

Patrón Número de peones Actividad principal

Roldan P 16 Labrador
Benavidez T 20 Labrador
Viñales H 13 Labrador
Villafañe A 20 Labrador
Chavez R 22 Labrador
Villegas N 14 Labrador
Guimenez J 29 Labrador
Lugones 27 Sin datos
Lezcano M 32 Sin datos
Figueredo L 20 Labrador
Lovato V 24 Labrador
Bermejo A 18 Labrador
Cruz J 15 Estanciero- ex enfiteuta*
Salas E 10 Sin datos
Montenegro B 10 Enfiteuta
Benitez M 15 Labrador
Sousa A 30 Labrador
Aguero A 17 Labrador
Noriega L 16 Estanciero- ex enfiteuta*
Silva E 11 Labrador
Barrios B 16 Estanciero –ex enfiteuta*
Lopez M 18 Estanciero-labrador- ex enfiteuta
Marquez 10 sin datos
Cuello F 15 sin datos
Taborda B 10 Labrador
Cateuxta A 12 Estanciero –ex enfiteuta

Fuente: Relevamiento de peones del partido de Chivilcoy, realizado por el juzgado de paz. Año
1848.
* En el relevamiento aparecen como actividades principales las categorías de labradores,
estancieros, etc. La categoría ex enfiteuta la incorporamos nosotros.

Labradores y estancieros (algunos ex enfiteutas) no mostraron


diferencias sustanciales a la hora de dotar de mano de obra asalariada a sus
explotaciones, y si se trata de trazar tendencias pareció ser más abundante su
uso entre los primeros que entre los segundos, más que nada por la
naturaleza del trabajo agrícola que requería más mano de obra que la
ganadería extensiva.

126
El fortalecimiento de grandes y medianas chacras agrícolas que
,aprovechando la paz rosista, comenzaron a producir para el mercado
porteño y por la escasa innovación tecnológica necesitaron incorporar
numerosa mano de obra, queda confirmado y se visualiza en el caso de
algunos grandes labradores de la lista como Lobato, Bermejo, Souza, López,
etc. Pero además, también las grandes explotaciones de los estancieros
solían poseer en su interior una o más chacras agrícolas. Si indagamos un
poco más, encontramos que el patrón que más peones tenía era el sanjuanino
Agustín Souza (30 peones) .Recordemos que había adquirido sus tierras en
1850 a un ex enfiteuta346 y si bien se definía como labrador y firmó el
petitorio para la venta de tierras públicas en 1854, concentraba más de 5000
has, algunas en propiedad347.

Distribución de la población según el tamaño de las unidades censales,


en la Guardia de Luján en 1836.

Cantidad de integrantes cantidad de UC %


- de 5 105 29 %
De 5 a 10 204 56 %
Más de 10 48 13 %

Fuente: Padrones de 1836. AGN X.

Doce años antes, cuando se levantó el padrón de 1836, la situación


había sido distinta: los tres cuarteles que pertenecían a Chivilcoy,348
contaban con una población de 1488 habitantes repartidos en 189 UC, con
tamaño promedio 7.8 integrantes. Como mencionamos, sí queremos comparar
el padrón de 1836 con el asiento de peones…. debemos pedirle al lector que
sume a la información de este último los miembros de la familia y es obvio,
además, que cualquier familia de mediados del siglo XIX tenía muchos
miembros: 7, 8 o más. La diferencia entre los 13 integrantes (de los que cinco
eran asalariados) que tenían en promedio, las explotaciones en 1848, con las
7.8 de 1836, habla por sí sola del proceso de incorporación de mano de obra
y asalarización. La comparación por franjas ratifica la hipótesis, ya que en
1836, aproximadamente el 85 % de la población de los cuarteles analizados,
vivía en UC pequeñas y muy pequeñas y las UC que tenían más de 15
integrantes eran sólo cinco, de los grandes latifundistas: Manuel López con
19, Pedro Cruz con 28 y Pedro Pereira con 25 integrantes.349

• Readaptaciones y pequeñas transformaciones productivas.

La complejidad de la estructura productiva que hemos presentado


amerita que tratemos de introducirnos en la producción de trigo desde “el
interior” de las chacras locales utilizando principalmente veinte inventarios de
sucesiones de chacras y estancias de la zona realizadas entre 1840 y 1865,
346
Lista de enfiteutas de Carretero, Pág. 91, op cit.
347
Según planos de la época, op cit,
348
Los pliegos suelen incluir más de un cuartel así como suele aparecer un cuartel dividido en
dos pliegos distintos.
349
Es fácil rastréalos ya que aparecen en los planos de enfiteutas, así como en los pedidos de
tierras en enfiteusis.

127
con los que se ha podido abordar un universo de explotaciones agrícolas de
diferente tamaño y composición de capital. El análisis que iniciamos encontró
límites; el primero en la cantidad reducida de inventarios que hallamos, dado
que, los labradores más importantes consolidaron sus explotaciones en la
juventud que transcurrió durante las décadas de 1830/40 y murieron
después de 1870. El segundo, en el hecho de que ésta fuente esta
determinada socialmente, ya que el espectro de sucesiones halladas
corresponde a los grandes y medianos propietarios, sin que quedaran indicios
de los pequeños y de los arrendatarios. Hemos tratado de ampliar la base
social de la fuente incorporando siete inventarios realizados por el Juez de Paz
local por embargos.350 Usaremos también publicaciones, censos, contratos de
compra-venta, ect.

La típica chacra de Chivilcoy, según los contratos de compra-venta


inscriptos en el Libro del Juzgado de Paz Local (por falta de escribano
público)351 estaba sobre terrenos de propiedad pública y se componía de
ranchos (uno o dos, según los casos) de paredes de adobe y techo de paja.
Contaba también con algunos potreros y pequeños montes de sauces y
álamos. Cuando se vendían, la operación se efectuaba sobre la acción a la
compra del campo según la ley, e incluían a los animales, las herramientas de
labranzas y las tiras de tierra preparadas para hacer las sementeras.
Garavaglia352 en su descripción de las típicas chacras tardo coloniales
mencionó que gran parte de su valor estaba concentrado en dos rubros
principales: los árboles y cercos y los edificios, que alcanzaban en promedio el
62 % del valor total353. El tercer rubro en importancia eran los esclavos (15 %
promedio) y la tierra ocupaba sólo el 13 % del valor. Ochenta años después
encontramos que las plantaciones, los cercos y las construcciones eran
importantes, rondando entre los tres el 10 % del total inventariado, pero
estaban lejos de los parámetros anteriores y el valor de la tierra, la existencia
de animales y las herramientas agrícolas- en este orden- los superaban
ampliamente.

350
La existencia de embargos por deudas puede indicar las dificultades encontradas por los
pequeños agricultores, con o sin tierras propias. Dificultad que terminaría por marginarlos del
sistema por endeudamiento.
351
Libro Judiciales 6. Archivo Orígenes, Archivo Histórico de Chivilcoy
352
GARAVAGLIA J C “Las chacras y quintas de Buenos Aires. Ejido y Campaña” en Huellas
en la Tierra, iehs,
353
GARAVAGLIA JC “Pastores y labradores de Buenos Aires. Una historia agraria de la
campaña bonaerense” Ediciones La Flor, Buenos Aires, 1999. Analiza 92 inventarios y observa
que las chacras son unidades de producción de menor valor que las estancias pero que están
muy lejos de tener un valor despreciable.

128
P o r c e n t a je s d e c a p it a l e s s e g ú n d if e r e n t e s r u b r o s e n l o s i n v e n t a r io s

T ie r r a
22% T ie r r a a g r í c o la
34% C o n s t r u c c io n e s
H e r r a m ie n ta s a g r í c o la s
4%
E x is te n c ia d e c e r e a l
0%
A n im a le s
19% 5% Im p le m e n t o s g a n a d e r o s
7% T ra n sp o rte
7% 2%
N e g o c io

Fuente: Inventarios de sucesiones de chacras de Chivilcoy.

Las chacras incluían un conglomerado de actividades sin que ninguna


de ellas ocupara un lugar central, motivo por el que el capital estaba muy
repartido. El valor de la tierra insumía la tercera parte del total de los capitales
(debemos tener en cuenta que en los inventarios posteriores a 1862, cuando ya
se había puesto en venta la tierra pública éste ítem tuvo una incidencia
mayor) y no era despreciable el de la “tierra agrícola”. Los animales, en
cambio, tenían poco valor y las construcciones, el transporte, los negocios
(sólo cuatro de ellas contaban con negocios que insumían un porcentaje
elevado) y las existencias de cereal, se repartían el capital restante.

Estas eran explotaciones pequeñas o medianas muy diversificadas que


se hacían cargo de un cúmulo de funciones; desde la producción de cereales,
hasta el transporte e incluían grandes plantaciones de árboles frutales,
negocios mercantiles, etc. A diferencia de las chacras de San Isidro descritas
por Garavaglia354 ningún inventario incluyó zanjas con bordes de tuna, ya que
probablemente esa costumbre norteña no haya perdurado en el tiempo y debió
ser reemplaza por las acacias, los sauces, los álamos y los paraísos que
plantados muy juntos, además de cercar el espacio, lo protegían del viento y
servían para postes de los corrales, con que contaban todas las
explotaciones. La cantidad de árboles frutales era alta y variada y si bien
predominaban los durazneros, también había damascos, guindas, membrillos,
higueras, perales, parras, etc e incluso, las plantaciones de durazneros solían
superar las miles por chacra: en la sucesión de Calixto Calderón, dueño de
una chacra de 392 has compradas por la venta de tierra pública, había
plantados 73.997 plantas, con 12.000 durazneros, 1905 higueras, etc. (las
plantaciones insumían la mayor proporción del capital inventariado, llegaban al
12 %).355 En las sucesiones restantes el valor de las plantaciones osciló entre
el 2 y 5 % del capital total. Lejos de ser para consumo doméstico –superaban
ampliamente lo que se podía consumir localmente- estas plantaciones se
usaban como leña, ya que los durazneros además de dar postes y leña de
rico olor, crecen rápido, lo que es importante en un campo desprovisto de
árboles y en donde se necesitaban además, fuentes de energía para cocinar y
calefacción en el invierno. Pero además, teniendo en cuenta las provincias de

354
GARAVAGLIA JC “Ecosistemas y tecnología agraria......” ob cit.
355
AGN, Sala X, Nº 8023, Sucesión de Calixto Calderón.

129
origen de los labradores, los montes frutales debieron obedecer a una larga
tradición cultural.

• La preparación de la tierra

Las técnicas agrícolas empleadas en el área riopatense hacia inicios del


siglo XIX eran consecuencia de un largo y complejo proceso de adaptación de
métodos europeos al suelo y a las condiciones pampeanas. Los arados y
aperos, así como las pautas de labranza, cultivo y cosecha, estuvieron
conformados por una amalgama de prácticas indígenas sobre un sustrato de
tradiciones y técnicas de origen mediterráneo europeo, al cuál la adaptación al
medio había dotado de originalidad. Cabe analizar el desplazamiento espacial
de la producción triguera, a partir de las prácticas agrícolas que se
mantuvieron, las técnicas que se incorporaron y los procesos productivos que
encontraron limitaciones en la tecnología vigente hasta tornarlos inviables y
exigir cambios.

Las quejas respecto a la deficiente preparación de la tierra fueron una


constante en las publicaciones especializadas durante el siglo XIX. Basta
remitirse a los Anales de la Sociedad Rural para encontrar innumerables
ejemplos de las mismas. Según Scobie sólo a comienzos del siglo XX, el
creciente valor de la tierra y la consiguiente necesidad de su utilización más
intensiva enseñaron a los chacareros que una roturación a mayor profundidad
podía aumentar los rendimientos.356 A mediados del siglo XIX la preocupación
de graduar la profundidad de la reja comenzó a ser importante, del mismo
modo que dejar intervalos entre arada y arada para la formación del barbecho.
Fueron varios los autores que recomendaron en publicaciones autorizadas, la
profundidad, el intervalo, etc. Aún en 1860 la tierra para sembrar se preparaba
en “tablones o tiras”, práctica en la que se observa continuidad con la
agricultura tardo colonial. Antes de arar se dividía la tierra en porciones para
que la reja del arado pudiera mantener cierta regularidad. En estas tiras o
tablones se realizaba una sola clase de sembrado y tenían de media cuadra
para arriba. Se escogía el terreno y se lo repartía en dos o tres melgas y se
hacía una demarcación tirando una línea por lo largo del terreno y otra por lo
ancho.357 Esta práctica aparecía discriminada en los inventarios, por ser una
mejora de considerable valor agregado, así 30 tiras sembradas de trigo en la
sucesión de C. Calderón358 estaban tasadas en 21.000$ a 700$ la tira. En
este caso el valor agregado que supone el trabajo agrícola era alto, ya que en
esta misma sucesión el total de tierra -393 has- era de 90.000$, (el costo del
sembrado de trigo insumía más del 30 % del valor de la tierra). La siembra en
numerosas tiras o tablones habla de la adaptación de una antigua práctica,
vinculada a economías campesinas orientadas al consumo doméstico y por
ende a espacios de cultivos muy limitados a las nuevas circunstancias en que
se desenvuelve esta agricultura destinada a un mercado en expansión. Las
parcelas deslindadas por alambrados y sembrados en su totalidad, como las

356
J SCOBIE, Revolución en las Pampas. Historia Social del Trigo Argentino.1860-1910
Ediciones Solar, Buenos Aires, 1968.
357
GRUIGERA Manuel, Manual de Agricultura, Imprenta de la independencia, Buenos Aires,
1817.
358
AGN, sala X, nº 8023, Sucesión de Calixto Calderón.

130
conocemos hoy en día, significaron un cambio profundo, que aún en 1860 no
se había iniciado, vinculándose con la llegada de los inmigrantes europeos.

Las tiras o tablones se realizaban a su vez dentro de potreros


demarcados con árboles y rodeados por zanjas. Abundan las descripciones de
estos potreros. En la chacra Carrizales, incluida dentro de una de las
estancias de Agustín Souza, aparece un potrero de 400 metros de
circunferencia con zanjas y contra zanjas, en el medio de las cuáles se
plantaron árboles de sauce, álamos y acacias. 359 También esta sucesión,
incorporó un potrero de 800 metros de tierra preparada para trigo con cerco
de postes de sauce y alambre. Los potreros sembrados de alfalfa se realizaban
del mismo modo. Los patios y jardines de las casas se cercaban con zanjas,
llamadas en este caso “guarda-patio”. Pero no siempre eran necesarias las
zanjas en este partido tan agrícola, al respecto el viajero francés, Parchappe,
en una fecha tan temprana como 1828 describió la agricultura en este lugar:

“ Como las estancias son poco numerosas en este cantón se


siembra en pleno campo, sin cercos, lo que sería imposible en un
lugar donde existirían muchos animales reunidos...”360

Confirma la ausencia de zanjas en este partido una anécdota que lo


tiene como protagonista a Sarmiento durante la campaña del Ejército Grande:

“Día 27 de enero.. El panorama de la llanura se anima cada vez


más por la presencia de las chacras con árboles. Veinte y cinco
arboledas divisamos a la vez en el horizonte. Esa tarde atravesamos
una chacra de trigo sin cosechar: todo el séquito del general
Virasoro se apartó a un lado para no pisotear y desparramar las
gavillas, excepto el asistente que arreaba veinte caballos blancos
del general. Volvíme y le ordené salirse al costado de la chacra, sin
ser obedecido. Entonces metí mi caballo y arreé la manada fuera. El
asistente fue y la trajo de vuelta para hacerla pisotear el trigo. En un
ejercito esta falta de respeto a un oficial superior habría sido delito
capital; en las hordas de caudillos el asistente del general y sus
caballos participan de las inmunidades del jefe...”361

• La siembra

“Una vez melgado el terreno y repartido en tiras se uncen los


bueyes, colocando a la izquierda del arado el buey maestro y toma
el labrador su puesto que es el remate del arado, gobernado el timón
con la mano derecha y a los bueyes con el látigo y la picanilla en la
izquierda y así comienza a surcar el arado por lo largo de la
melga362”.

360
N. PARCHAPPE, “Expedición fundadora del Fuerte 25 de Mayo en Cruz de Guerra, Año
1828” EUDEBA, Buenos Aires, 1977.
361
D. F. SARMIENTO “Campaña en Ejército Grande” Edición, prólogo y notas de Tulio Halperín
Donghi, Universidad nacional de Quilmes, 1997.
362
T. GRIGUERA, “ Manual de Agricultura”, ob cit.

131
Los cambios que se llevaron a cabo en el proceso de la siembra no
fueron abruptos, sino tan sólo pequeñas mejoras en las prácticas existentes y
por eso, en esencia, es factible encontrar continuidades con las labores
propias de la agricultura tardo-colonial. El arado no había sufrido casi
transformaciones desde su invención, aunque la reja de hierro – conocida en
el mediterráneo desde el segundo milenio- no se había extendido en el Río de
la Plata y en su lugar se utilizaban arados de maderas duras como el algarrobo
o el urunday, ó endurecidas al fuego, que se desechaban tan pronto perdían el
filo necesario para hincar la tierra. Las rastras usadas para uniformar la tierra
arada se elaboraban con simples entramados de hojas espinosas, como ramas
de tala o espinillo. Sin embargo, los arados que aparecen inventariados en las
sucesiones de Chivilcoy de mediados del siglo XIX, no son más esos rústicos
arados de madera, que solo contaban con una punta de hierro, llamada “reja”
localmente y sin vertedora363. Hasta en los inventarios de las chacras más
pobres, como la de Santos Ojeda364,- inventario por deudas realizado por el
Juez Local de una chacra agrícola, sin tierras propias en el que los mayores
rubros inventariados corresponden a las existencias de cereal (28%) y los
animales (20 %)- aparecen arados ingleses con sus aperos, en algunos casos
se agrega que están viejos, lo que indicaría un largo tiempo de uso. De los 26
arados inventariados, 18 corresponden a arados ingleses y el resto a los del
país. También se diferenciaron arados grandes de chicos y en las ya
mencionadas chacras de Agustín Souza, aparecen inventariados arados de
dos rejas. Los arados ingleses tienen vertedera que voltea, desmenuza y
pueden graduar la profundidad de la labranza, mientras que los del país sólo
son una reja que se hunde en la tierra, siempre a la misma profundidad sin
llegar a darla vuelta; sólo la rasguña.365 Salvo, esta diferencia y su tamaño -
vinculado a la cantidad de rejas- los arados se mantuvieron sin grandes
cambios hasta bien entrado este siglo, en que la introducción del tractor
permitió cambios significativos como los arados de acero, asiento y rejas
múltiples. Por lo tanto en este caso estamos percibiendo el pequeño cambio
que implicó la incorporación de arados ingleses o del país con el dispositivo
adosado que le permitía regular la profundidad de la labranza.

Un buey con un arado puede arar 1200 metros en una hora y el arado
del país hace una melga de entre 20 y 30 centímetros de ancho. Por lo tanto
para arar una hectárea hacían falta 30 horas de trabajo. El arado del país ara
a 6 cm. de profundidad, mientras que la reja del inglés se puede ajustar a una
profundidad que varía entre los 8 y 12 cm.366 El hecho de poder graduar la
profundidad de la siembra gracias a la incorporación de arados ingleses
mejoró substancialmente la siembra del trigo, ya que el laboreo a más
profundidad aseguraba un mejor barbecho y la posibilidad de conservar
humedad por más tiempo. Por supuesto, la dificultad para arar se vincula con
el tipo de tierras, y “cuando estas son livianas entrará como una sesma en la
primera reja, en la segunda una quarta y en las otras irá entrando

363
J.C. GARAVAGLIA “Los ecosistemas agrarios rioplatenses...”, op. cit, Pág. 556
364
Embargo por deuda de Santos Ojeda, Archivo Municipal de Chivilcoy, Libro Orígenes, Vol.
5.
365
DJENDEREJIAN J op cit.
366
Información verbal

132
proporcionalmente.”367 Las tierras de Chivilcoy son livianas y blandas, pero
cuando los potreros eran vírgenes y estaban cubiertos con duros pastizales la
tarea no era tan fácil, por eso era costumbre quemar los pastos duros para
que la tierra concentrara humedad y se comenzaba a arar después de las
lluvias de otoño.368 En las sucesiones aparecen parcelas aradas con una sola
reja las que estaban tasadas a la mitad de precio que las otras que ya estaban
listas para sembrar.369Las rejas se debían dar muy unidas para que la tierra
quedara sin terrones y suelta. Después de cada reja se debía pasar una rastra
por el terreno con mucho peso para que deshiciera los terrones. En las últimas
rejas la rastra debería quedar ligera para que solo emparejara la tierra.370

Tampoco hubo cambios substanciales en los medios de locomoción. Los


bueyes se continuaron usando hasta 1910 en que la pesada raza de caballos
percherón comenzó a reemplazarlos.371 Mientras tanto estos fueron la principal
fuente de energía, ya que no necesitaban forraje especial ni avena. De las
veinte sucesiones analizadas, dieciocho contaban con bueyes que estaban
tasados entre 300 y 400 $. Y además, la existencia de bueyes solía ser alta,
por ejemplo en la sucesión de Calixto Calderón para 392 has. había 60
bueyes.372

La siembra manual siguió predominando en el norte de Buenos Aires,


Córdoba y La Pampa hasta después de 1900, por lo que no ha de extrañar que
fuera el método más frecuente aplicado en Chivilcoy, en 1850.373 Aquí también
somos partícipes de una pequeña transformación ya que aparecen
inventariadas máquinas de sembrar trigo y en algunos casos se le suele
agregar el calificativo de “viejas o muy usadas”. Con estas máquinas se
superaron las dos formas de sembrar típicas de la agricultura tardo-colonial; a
chorro, es decir a la volea y en las melgas, o en los surcos. Con las nuevas
máquinas sembradoras los labradores no necesitaban caminar por la orilla del
surco dejando caer la simiente, sino que la máquina la esparcía en forma
mucho más pareja y rápida. Esta máquina se adosaba a un buey o un caballo
que caminaba después de la última arada. Estas siembras generalmente eran
seguidas del paso de la rastra. En este proceso se usaba muy poca mano de
obra ajena, basándose el productor en sus propios recursos y en los de su
familia para manipular los arados, las rastras y las sembradoras. A pesar de
conocerse desde 1850 o antes, las sembradoras no se expandieron
rápidamente, al contrario aún en 1890 muchos labradores arrendatarios
continuaban con la siembra manual.374

El mejor indicio de que esta era una etapa de transición en que sólo
hubo tentativas de mejoras fueron los continuos informes como los que ya
citamos y como el que sigue, enviado en septiembre de 1854:375
367
Griguera Tomás Manual de Agricultura, ob cit.
368
Informe del Juez de Paz, Año 1854, Libro Orígenes, Archivo Municipal de Chivilcoy.
369
AGN, sala X, Sucesión de Agustín Souza.
370
El labrador Argentino, revista mensual de agricultura y pastoreo, año 1856.
371
Anuario de la Sociedad Rural Argentina, año 1910.
372
AGN, Sala X, Calderón Calixto, Sucesión, ob cit.
373
Scobie , ob cit, p. 102.
374
Scobie, ob cit, pp 108
375
Libro Orígenes, vol. VIII. Archivo Municipal de Chivilcoy.

133
“Las tierras son por lo común mal preparadas, las siembras se
hacen con desigualdad, la semilla no es escogida ni limpia, por cuyo
motivo sale mucho nabo, mostaza y otras hierbas que le quitan la
fuerza. Llega el tiempo de la formación del grano y una parte del
trigo se cría endeble o chuzo y otra se caría y pierden formando lo
que llaman polvillo. Sin embargo de estos defectos se ha observado
que el trigo en años medios rinde de 15 a 18 fanegas por cuadra
cuadrada de 100 varas”.

Frente a estos problemas los labradores respondían aplicando técnicas


caseras pero efectivas. Una de ellas era poner las semillas dentro de un barril
con agua, y separar a las que aparecían flotando en la parte superior por
ser las más débiles o dañadas. Después se mezclaba el resto con cal viva
para matar al carbón, hongo que se implanta en la semilla y luego pudre la
planta.376

• La Cosecha

La cosecha de trigo - acontecimiento que movilizaba a toda la región-


presentó menos innovaciones aún que la siembra y los cambios fueron tan
pequeños que apenas si agilizaron las prácticas anteriores. En todos los
inventarios junto a las herramientas que se venían usando desde épocas
antiguas como hoces, horquillas, zarandas de cuero, azadas, alzadores,
coquendas, palas, cueros redondos, aparecen nuevas máquinas, como las
segadoras o las máquinas de desgranar el maíz, que funcionaban a mano y
desgranaban el maíz de los marlos, para las aves de corral.

La cosecha de trigo estaba compuesta de tres operaciones principales:


la siega, el emparvado y la trilla y sólo la primera incorporó algunos adelantos.
El tiempo de la siega comenzaba en noviembre o diciembre cuando las mieses
estaban secas y doradas y los trabajadores cortaban los tallos. Una vez
maduro, el trigo debía ser segado inmediatamente o se lo perdía. El agricultor
disponía de unas pocas semanas para cortar la espiga, atarla en gavillas y
emparvarla. Si no tenía familia muy numerosa, necesitaba ayuda exterior ya
que para hacer este trabajo según cálculos de productividad de mano de obra,
harían falta 80 horas de trabajo/hombre por hectárea con hoz y 40 horas con
guadaña.377 Eso significaba, a jornada de 10 horas, unos 8 y 4 días por
hectárea, respectivamente. Con una campaña de treinta días para la siega,
serían unas cuatro y siete hectáreas por persona. Si en Chivilcoy se habían
sembrado en 1853, 6862 cuadras se necesitaban unos 1000 trabajadores
para segar todas las sementeras378. Cantidad posible de encontrar en un
partido que ya tenía 6000 habitantes, pero situación difícil de resolver de
continuar ampliándose el área sembrada.

376
Libro Orígenes, vol. V. Archivo Municipal
377
M. I. TORT, “Tecnología y mano de obra en el cultivo de trigo en la región pampeana”. en
Tecnología en el agro, el caso argentino. Recopilación de ensayos, CEIL.
378
Informe de Juez de Paz Villarino del 11 de septiembre de 1853, Libro Orígenes, Archivo
histórico Municipal.

134
La escasa incorporación de las máquinas de segar, indica que también
en esta etapa productiva, el adelanto técnico que precedió a la expansión
productiva, no fue masivo. En julio de 1868, Augusto Krausse pidió al
presidente de la municipalidad que lo exceptuara del pago de la patente de
dos carros de segar que él había inventado a los que consideraba como un
“bien común del partido379”. En tres de las sucesiones estudiadas aparecen
inventariadas máquinas de segar, muy costosas -tasadas en 5000 $- que ya
debía hacer tiempo que se conocían porque aparece una catalogada como
vieja. Estas máquinas adosadas a un buey o caballo, cortaban el trigo con
unos discos de hierro filoso, reemplazando a la guadaña o a la hoz. Ya
sea con las hoces y guadañas o con segadoras, el próximo paso era
levantar el trigo con los “alzadores” y hacer las gavillas, esperando el momento
oportuno para hacer la trilla y después las parvas. En este procedimiento
hasta casi 1870 no hubo cambios. Se realizaba la trilla a “pata de yegua” en
las eras preparadas desde el mes anterior para ese fin. Las eras eran
redondas y con el suelo bien apisonado para que una manada de yeguas
girara y pisara el trigo para separar las semillas de la paja. Luego había que
esperar un día ventoso para que con las horquillas y aventadores varios
labradores arrojaran la paja para que, arrastrada por una corriente de aire,
cayera lejos de la semilla. Con estas técnicas las perdidas de granos eran
grandes.

Se necesitaban 41 horas / hombre para trillar una hectárea a pata de


yegua. Esto significa cuatro días por hectárea y por lo tanto unas 7 hectáreas
por campaña, por hombre.380 Para las 6800 cuadras sembradas en Chivilcoy
harían falta 1000 trabajadores. Sumando siega y trilla se necesitaban
aproximadamente 2000 hombres durante el verano para cada cosecha de
trigo. A pesar de la importante movilización de mano de obra que exigía la
cosecha con estas técnicas antiguas, era posible realizarla en una extensión
como la descrita, pero es probable que tecnológicamente, el cuello de botella
haya aparecido en esta etapa del proceso al ampliarse las extensiones
sembradas. La escasez de mano de obra para la cosecha estimuló un interés
mayor por incorporar tecnología que ahorrara brazos en las operaciones de
siega y trilla. Por eso, como ya quedo demostrado, la cosecha insumía el
mayor costo en la producción de trigo.381

Mientras el trigo estaba emparvado se tapaba con lonas. Una lona de


15 por 15 metros estaba tasada en 4000 $. Pero a pesar de su costo
aparecen en casi todas las sucesiones. Quizás con estas lonas, también se
hayan cubierto las bolsas de cereal en aquellos campos en los que no había
graneros. Posteriormente era necesario embolsarlo y guardarlo en los

379
Libro Orígenes, vol 12, Archivo Municipal de Chivilcoy.
380
Tort María Isabel, “ Tecnología...... “op cit.
381
Mientras que el costo de siembra, incluidas las semillas, trepaba a 620 $ por cuadra, la
cosecha según el volumen suponía 1400$ por cuadra. Si sumamos ambos, el costo de
producción de una cuadra de trigo era de 2000$ aproximadamente. Pero si la cosecha era
buena y rondaba las 20 fanegas, y el precio del trigo en el mercado porteño no bajaba de los
140 $ como en 1855 se podía obtener una ganancia de casi 900 $ por cuadra sembrada.
Una ganancia cercana al 50 % por cosecha explica el rápido enriquecimiento de estos
labradores, así como la expansión de las chacras trigueras y el crecimiento de región. Libro
Orígenes. Informes enviados por el juzgado de paz.

135
graneros. Todos los inventarios incluyen bolsas de arpillera y carretéles de
cordel de Manila para cocerlas. Con respecto a los graneros aparecen en los
inventarios de las chacras más grandes y en los negocios de los acopiadores.
Parchappe382 en 1828, se aloja en la estancia de Don Felipe Barrancos, (ver
capítulo 11) y describe un silo preparado para guardar trigo383:

“en el extremo del primero se construía en ladrillo crudo, un galpón


cuadrado, de un piso, destinado a almacenar trigo. Esta
construcción, muy común en todas las provincias del Río de la
Plata es muy durable cuando las paredes se encalan
convenientemente; tiene el inconveniente de ser fácilmente minadas
por las ratas y de no ofrecer ninguna seguridad contra los
ladrones”384

•La especialización productiva: Los servicios para la producción


triguera.
El acopio.
La información anterior resalta el peso de la agricultura en la economía
local y pone en evidencia la presencia de un estrato de medianos productores.
Estos hombres, competitivos a la hora de comentar los rindes obtenidos,
preocupados por mejorar sus prácticas agrícolas e interesados en incorporar
máquinas fueron los que le dieron un nuevo tono a la vida local al fomentar la
aparición de aceitados canales comerciales e incluso, una incipiente división
del trabajo, observada en el alquiler de herramientas agrícolas y el contrato
con firmas de transporte para trasladar la producción a los mercados.385 Es,
en este grupo, donde podemos encontrar las pautas de la transición
tecnológica y de incorporación de nuevas formas de organización productiva.

El acopio del trigo en un partido que había adquirido una gran


especialización productiva pasó a tener vital importancia económica. Un
acopiador como Agustín Souza, en su almacén de ramos generales, tenía tres
buenos graneros, el más importante de 240 metros cuadrados, de paredes de
barro posteadas en sauce con techo de fierro galvanizado. Los otros dos eran
ranchos-graneros, similares al descrito por Parchappe en 1828, pero con techo
de cinc386.
El inventario de las existencias de harina, que se efectuó en
septiembre de 1853, para acompañar uno de los petitorios de los labradores,
identifica a los principales acopiadores y su capacidad de almacenaje. Se debe
aclarar que la información resulta parcial porque al levantarse ocho meses
después de la cosecha, no nos asegura que quiénes conservaban el cereal
fueran los mayores productores, (podrían entrar a jugar motivos fortuitos como
el interés o no de conservarlo) y además, ya debian estar descontadas las

382
Parchappe N “Expedición fundadora del Fuerte 25 de mayo en cruz de guerra. Año 1828.
EUDEBA, Buenos Aires, 1977.
383
Otra parte de la descripción esta en el capítulo IV.
384
Sucesión de Agustín Souza, año 1863, AGN, Sala X nº 6807.
385
Se han encontrado en algunos inventarios una importante sobreinversión de capitales en
herramientas y maquinarias agrícolas, lo que hace suponer que en algunas de estas
explotaciones se alquilaban las herramientas o que se trabajaba en campos ajenos.
386
Testamentería de Agustín Souza, ob cit.

136
semillas de la siembra de 1854. Se conservaban en el partido 16.115 fanegas
de trigo, cifra importante si se tiene en cuenta el consumo de la época.
Este inventario que esta completo, muestra una gran dispersión: 105 vecinos
conservaban en promedio 148 fanegas cada uno. Sin embargo aquí entran
nuevos agentes; los comerciantes. Como es lógico, ocho meses después de la
cosecha, las mayores cantidades de trigo estaban en sus manos.

Existencias de trigo en Chivilcoy, en septiembre de 1853.

Más de 800 fanegas De 500 a 800 De 300 a 500 Posesión de harina


de trigo fanegas fanegas
Patricio Aramburu Federico Sóarez Leon Amespil Manuel Villarino
Hnos. Benítez Manuel Villarino Manuel Figueredo Calixto Calderón
Cecilio Durañona Antonio Benavides Antonio Bermejo
Antonio Bermejo
Angel Grego
Agustín Souza
Pedro Contreras
Calixto Calderón
Fuente: Inventario de las existencias de trigo en el partido. AGN, sección gobierno, nº 4303.
La conversión de Chivilcoy en el centro triguero de excelencia de la
provincia de Buenos Aires estuvo acompañada – o si se quiere fue producto-
del surgimiento de una aceitada red de “negocios” que hicieron de la
comercialización de trigo su principal actividad. El cuadro anterior es
elocuente de ello; el extracto superior (quiénes conservaban más de 800
fanegas) contaba con sólo dos firmas; Patricio Aramburu, habilitado de un
negocio porteño y los hermanos Benítez, importantes comerciantes locales con
una densa red de negocios en distintos puntos del partido a medias con
importantes labradores, como Agustín Souza. Los que tenían acopiados entre
300 y 800 fanegas eran comerciantes locales, que posiblemente tuvieran
vínculos con casas porteñas pero que se definían por su identidad local;
Federico Soarez, que desde 1842 tenía “negocio” y casa de trato en la costa de
Las Saladas; Manuel Villarino, nieto de uno de los acopiadores más
importantes de frutos del país con barracas en Plaza Lorea y habilitado de
Diego White; el sanjuanino Agustín Souza, Calixto Calderón, suegro de
Antonio Bermejo y Manuel Figueredo, yerno de Santiago Barrios, uno de los
primeros pobladores de la zona. Estos eran los comerciantes que con o sin
vínculos con casas porteñas hacían periódicos embarques del trigo de la zona
al mercado de Lorea; que era el que concentraba el trigo del oeste. Su perfil
mercantil no fue un impedimento para que fueran importantes productores. Las
“mejores” chacras, las que contaban con tecnología más completa eran las
suyas.

La molienda

Una parte mínima del trigo se molía en la zona, ya que lo más habitual
era enviarlo a Buenos Aires porque es más fácil transportar y almacenar el
trigo que la harina. Por eso existían pocas atahonas. Una de las primeras fue

137
la de Juan Lacroze, ubicada en el monte “La Cruz”387. En 1859 Juan Lacroze
le dio en arriendo a Don Lorenzo Bardier cinco asientos de atahonas, con tres
cernidores, el altillo, veinte mulas mansas y todos los demás enseres a cambio
de 600 $ mensuales y una bolsa de afrechillo. Este tipo de relaciones
contractuales que fue muy frecuente e incluyó contratos de compra - venta y
de arriendo de chacras, animales, herramientas de labranza quedó registrado
en el Juzgado de Paz local. Las variedades de trigo que se almacenaban,
según la sucesión de Santos Ojeda de 1852, eran el Barletta cuyo precio de
venta en el campo era de 65$ la fanega y el trigo pan, (el más tradicional)
tasado en 55$. Además se clasificaba en calidad superior a 80 $, regular a
60$ e inferior a 35.$388 Pero era frecuente que fuera atacado por el gorgojo y
en las sucesiones aparecen reservas de trigo agorgojado a 10 $ el quintal.389
Como señala Djenderedjian, uno de los hechos más llamativos de la extensión
de la agricultura a la frontera fue la aparición de nuevas variedades de trigo,
mucho mejor adaptadas a las nuevas condiciones que las antiguas, entre ellas
el trigo Barletta, que tuvo un desarrollo espectacular en esos años. No es poco
decir que esta variedad fue introducida por Jacinto Caprile, comerciante
genovés e iniciador del primer servicio regular de carga y correspondencia
entre el reino de Cerdeña y el Río de la Plata, quién introdujo en 1844 varias
bolsas de trigo Barletta, iniciando siembras experimentales en sus campos de
Chivilcoy. Y, no sólo introdujo el trigo en Chivilcoy, sino que también auspició
la llegada de agricultores desde Cerdeña que tuvieron un papel activo en los
ensayos efectuados en este partido y sin dudas, en la difusión posterior.390
Esta variedad resolvió varios de los problemas que planteó la expansión del
trigo en tierras nuevas porque era de muy alta calidad y se adaptaba a las
condiciones de cultivo extensivo en áreas más secas que las cercanas a los
grandes ríos. Tenía además la gran ventaja frente a la escasez de mano de
obra de que sus espigas permanecieran más tiempo enteras en las plantas,
incluso maduras, sin ser desparramadas por vientos intensos de una zona que
aún estaba desprovista de árboles. Además, resistía mejor a los cambios de
clima que las variedades más tradicionales y mostraba una mayor estabilidad
genética, al no degenerar fácilmente. Que Chivilcoy, fuera durante la década
de 1850 un centro experimental para las variedades de trigo lo demuestra la
carta que el vecino Manuel Villarino le envió a M. Posadas demostrando las
ventajas del trigo Lombardo frente al Barletta, que a igual peso y volumen de
grano producía un 15 % más. A pesar de ello se abandonó progresivamente su
siembra porque no resistía tan bien como el Barletta las difíciles condiciones de
la región.

El transporte

No dejaba de ser para los labradores asentados en estas tierras, un


importante problema transportar la cosecha hacia los centros de consumo,
principalmente Buenos Aires. A fines de la década de 1850 el ferrocarril recién
llegaba a Flores y si bien se extendió rápidamente, especialmente el Ferrocarril

387
Se supone que el topónimo La Cruz es la traducción de Lacroze.
388
Testamentería de Agustín Souza, ob cit.
389
Sucesiones, ob cit.
390
Djenderedjian cita, respecto a la introducción del trigo Barletta a Dionisio Petriello y Sara
sosa Miatello, (2002).

138
del Oeste, sólo llego a Chivilcoy en 1866, después de petitorios enviados por
los labradores de Chivilcoy contando sus penurias en el transporte con carros
y carretas. El sistema de transportes previo al ferrocarril hizo difícil la
competencia de los cereales locales con los extranjeros. En el petitorio que
mencionamos los labradores afirmaban que “ las conducciones son tan
costosos, que en algunas épocas del año son sin exageración, más caras de
Chivilcoy a Buenos Aires que de Buenos Aires a Europa”, por tal motivo
pedían protección al menos por cinco años hasta que llegara el ferrocarril. En
otro petitorio dirigido al gobernador Alsina, los mismos labradores
planteaban391:

“ Los enormes gastos que al presente se originan unidos a los altos


fletes que pagamos desde este partido en el transporte de nuestros
granos que no bajan 40 a 45 $ por fanega de trigo y 60 a 70 $ por
fanega de maíz, hace que el artículo sea sobremanera recargado y
de consiguiente ruinoso para la industria392.”

Las quejas eran muchas y posiblemente ciertas. Pero, ¿cuanto


insumía el transporte en el precio de venta? Si la fanega de trigo valía entre
210 y 250$ como en 1856, los 40 $ de flete eran el 20 % aproximadamente,
valor lógico para un transporte de ese tipo, pero el problema surgía cuando el
precio del trigo bajaba, como sucedió en 1857393 cuando la fanega paso a valer
entre 80 y 120 $ y el flete quedo inamovible en 40$, significando el 50 % del
valor.394

Pues bien, ¿cómo se realizaba el transporte? Los medios más


frecuentes eran los carros y las carretas. En el partido en 1862, habían
pagado patentes 441 carretas y 272 carros395, que sumaban en total 743
unidades, estando en manos de 334 propietarios. Es decir, cada propietario
tenía en promedio 2,2 unidades de transporte. Pero este promedio esconde la
existencia de verdaderas empresas de transporte, porque si bien el 57 % de los
propietarios tenía solo una unidad, había otros que tenían verdaderas flotillas
de carretas (el 31 % restante tenía entre 2 y 4 unidades y el 12 % tenía más de
4, llegando en muchos casos a superar las diez unidades), por eso, suponemos
que el transporte desde las chacras hasta el pueblo era realizado por los
labradores en forma individual, pero que desde aquí hacia Buenos Aires lo
realizaban compañías de transporte o personas que contaban con flotillas de
carros y carretas. Y, si en algunos casos los dueños de más de siete carretas
fueron comerciantes, en otros no, por lo que suponemos que se trataba de
personas que dedicaban con exclusividad al transporte, haciendo del flete del
trigo local al mercado porteño, su único negocio. No tenemos ninguna noticia
que Avelino Robledo, Mariano Pereyra, Gaspar Mansilla, Cecilio Liendo, Martín
Duarte, Ascencio Cabrera, Juan Martínez, Clara Barros o Juan Baglini, todos
ellos propietarios de más de siete carretas hayan sido comerciantes. Sí
sabemos en cambio, que Lorenzo Levalle propietario de diez, fue luego uno

391
Archivo Historico Municipal, Libro Orígenes Nº 7, folio 18, año 1860.
392
Archivo Histórico Municipal, Libro Orígenes Nº 6, folio 34, año 1859.
393
Los labradores nuevamente se quejaron de “las condiciones ruinosas de producción.”
394
Archivo Histórico Municipal, Libro Orígenes Nº 4, folio 10, año 1857.
395
Libro Mayor de la Municipalidad, año 1862. Archivo Municipal

139
de los mayores transportistas locales y propietario incluso de la empresa local
de pompas fúnebres. Halperín Donghi llamó la atención sobre la dispersión
que existía en Chivilcoy en los medios de transporte y lo tomó como ejemplo de
que ésta actividad reflejaba el fraccionamiento y la fortaleza de la pequeña y
mediana producción que caracterizaba a la agricultura local396.

Los carros se diferencian de las carretas por las ruedas, mientras los
primeros tenían dos, las segundas contaban con cuatro. Una carreta podía
transportar unas 50 bolsas de 80 kg. o sea unos 4000 kg. y recorría entre 5 y
6 km. por hora cargada, lo que implicaba unos 50 km. por día, suponiendo que
anduviera 10 horas. Los carros, más rápidos, sólo podían transportar 1500 kg.
a razón de 7 u 8 km. por hora, e iban tirados por 6 caballos en fila.397 De
acuerdo a lo anterior, un viaje a Buenos Aires demandaba unos 3 o 4 días para
una carreta cargada, debiendo atravesar varios bajos y cañadas que solían
anegarse en diciembre y enero, meses de muchas lluvias y más tránsito por la
cosecha del trigo. La primera dificultad surgía en la “Cañada La Salada” en el
actual límite entre Chivilcoy y Suipacha, donde después de las lluvias iban
cuadrillas de bueyes para sacar a las carretas encajadas, tarea que solía
demandar unas cuantas horas y que por supuesto encarecía los fletes.
Situaciones similares se repetían entre Suipacha y Mercedes en el arroyo “ El
Durazno” y “Leones”, resolviéndose de la misma forma. Las postas en un
camino de tránsito intenso, especialmente en verano, estaban bastante cerca:
cada dos o tres leguas había una posta o negocio, como la de Julián Luengo
en Los Leones o la de Barrancos en Las Saladas. Estos negocios, para la
década del 50 cuando se intensificó el tránsito de las carretas se habían
surtido y ampliado.398 Pasando Mercedes mejoraba el camino, ya sea porque
no había casi bañados o porque se habían construido puentes.399

• La proliferación de Informes, estadísticas y publicaciones sobre la


agricultura local y la incorporación de tecnología.

El afán por las estadísticas, los informes y su publicación en los


periódicos de la época muestra el nacimiento de un nuevo clima de ideas, que
alcanzó incluso pueblos de campaña como Chivilcoy. Estos nuevos formatos
informativos proliferaron básicamente en la década de 1850 relacionados con
las nuevas concepciones políticas y cívicas y fue también en esos años,
cuando comenzaron a incluir notas sobre Chivilcoy. Un tópico reiterativo de
estas publicaciones fue el “progreso” y en el caso de los escritos publicados
en Chivilcoy, éste estuvo íntimamente ligado al desarrollo agrícola, sin
contemplar en lo más mínimo la actividad ganadera. (vacuna u ovina) Es
conocida la concepción de progreso que impregnaba el discurso de los
sectores dominantes, es menos conocido en cambio, la que imperaba en
grupos subalternos como los labradores o vecinos de Chivilcoy, que se habían

396
HALPERIN DONGHI Revolución y guerra, siglo XXI editores, Buenos Aires, 2007
397
Descripción de carretas y carros, año 1858, Libro municipal de pago de patentes, e
información oral. Archivo Municipal.
398
ARISTIDES TESTA DIAZ, Apuntes para la Historia del Partido de Suipacha, ediciones
Theoría, Suipacha, 1974.
399
Petitorio para la extensión del ferrocarril, año 1863, Libro Orígenes, Vol. 9, Archivo Municipal
de Chivilcoy.

140
apropiado de este concepto y lo usaban constantemente en sus discursos.
Gracias a estos escritos sabemos por ejemplo, que lo asociaban a los rindes
de sus cosechas, la incorporación de máquinas y la muda de las semillas; y
por eso eran dignos de mención, aquellos capaces de obtener los mejores
resultados. Analicemos las publicaciones que resultan más representativas.
Por ejemplo, el 29 de septiembre de 1855 el ingeniero Manuel Eguía se refería
en estos términos al cultivo de trigo en Chivilcoy:

Una cuadra cuadrada de 150 varas de lado arada y sembrada


de trigo, cuesta 550 $, incluyendo el valor de la semilla, que es
próximamente de una fanega.

Produce término medio, 25 por una. El costo de la cosecha se


avalúa en 70 $ por fanega. En el presente año hay sembradas
6200 cuadras; y siendo el año sin pérdida tendrá un producto de
155,000 fanegas. El precio en plaza del trigo, término medio es de
140 $ fanega, que hacen 21,700,000 $ producto del trigo vendido.
Así pues el Partido de Chivilcoy invierte:

En su sementera de trigo……………… 3,210,000

En su cosecha………………………… 10,850.000

Suma 14,060,000

Importan 155,000 fanegas a 140 $.................21,700,000

Y le quedan libre de utilidad………………….. 7,640,000

Esta es pues la causa de su progreso.”

Buenos Aires, 29 de septiembre de 1855.

400
Manuel Eguía.

Sobran notas como la que transcribimos, en las que los vecinos


“notables” hicieron mención del éxito chivilcoyano. Este tipo de testimonios
contienen elementos que conviene analizar; uno de ellos es el interés por los
costos. El cálculo preciso de las inversiones, de los rindes y de la ganancia
nos da la pauta de que ésta era una agricultura muy próxima a la
mercantilización, estando a punto de concluir el largo proceso de transición de
la agricultura doméstica a la mercantil. Y, en este sentido los costos internos de
producción muestran aún lo inacabado del mismo; ya que los procesos que
demandaban más mano de obra – factor de mucho peso en la agricultura
tradicional- eran los que insumían los mayores costos. Así, la siembra
suponía sólo 23% del costo total y la cosecha, - que obviamente requería
muchos brazos- el 77 %.401 Es evidente entonces, que la cosecha actuaba

400
AHPBA; Registro Estadístico de la Provincia de Buenos Aires, Año 1855.
401
El costo 70 $ por fanega sobre un rinde de 2500 fanegas supone que el costo de cosecha
de cada cuadra era de 1750 $.

141
como el cuello de botella que hacia rentable o no la siembra de trigo en
determinados lugares. La producción de una cuadra se podía vender –con el
valor que el trigo tenía en 1854- a 3500 $. Si descontamos los 2300 $ que
tenía de costo su producción, la ganancia neta era de 1200$, obteniendo una
renta superior al 50%, que sin dudas es el factor más explicativo del éxito de
la producción triguera local.

Los informes de los jueces de paz seguían el mismo tono. Por ejemplo, el
que elevó el Juez de Paz, Manuel Villarino, en septiembre de 1853, al
Ministro de Gobierno sobre “los adelantos y necesidades del partido”:402

“se han sembrado 6862 cuadras a 20 fanegas por


cuadra,(1190 kg. por ha) lo que da como resultado, 137.240 fanegas
solo en este partido. A su vez, los rindes máximos son los de Calixto
Calderón con 40 fanegas por cuadra cuadrada (2380 kg. por
hectárea). 403”

O, el del año siguiente elevado por el juez de paz, Federico Soarez.404

“ La cosecha pasada de trigo(1854) no ha sido favorable en


su mayor parte debido a causas atmosféricas; sin embargo el
mezquinismo rinde de algunos rastrojos, es debido al mal cultivo
de algunos terrenos y peor calidad de las semillas. El cultivo y
cosecha de este grano va mejorando entre algunos labradores, se
han introducido granos extranjeros, comprendiendo la conveniencia
de mudar de semillas, seis máquinas de segar, muchas de
desgranar maíz y una en mayor escala con un aparato sumamente
cómodo para transmitir la fuerza, también se siembran maíz,
zapallo, sandías, melones y papas que se cultivan profusamente
pero más para preparar las tierras para sementeras de trigo que
para exportar, pues en los años comunes absorbe el flete el valor de
los productos. Es sensible ver en dichos años consumir el maíz en
combustible, ver las sandías, melones y zapallos cubriendo la tierra
y descomponerse allí, cuando en esta capital se carece de ello, o se
lo toma a alto precio.”

En ambos vuelve a reiterarse el tema de los rindes, e incluso ponen


como ejemplo los labradores capaces de conseguir los más altos. El último
principalmente, es muy ilustrativo del estado de la agricultura: la calidad de las
semillas, la preparación de los rastrojos aún son deficientes, pero que algunos
hayan comenzado a introducir mejoras,- como mudanzas de semillas,
máquinas de segar, simientes importadas (Barletta y Lombardo), ratifica
nuestra hipótesis sobre el carácter fragmentado y parcial de la transformación
tecnológica en sus inicios. Y, que justamente haya sido Goyeneche o Calixto
Calderón confirma que fueron los más grandes labradores quiénes primero

402
Informes del Juez de Paz. Archivo Histórico Municipal. Año 1855. Libro Orígenes. Vol. 8
403
Si una fanega equivale a 100 kg. y una cuadra a 1,68 has, el rinde de 20 fanegas por cuadra
sería equivalente a 1190 kg. por ha y 40 fn a 2380 kg. por ha.
404
Informe del juez de Paz, D. Federico Soarez. Archivo Municipal de Chivilcoy. Libro
Orígenes. Vol. 6.

142
incorporaron las innovaciones técnicas. Las seis máquinas de segar
posiblemente tiradas por caballos estaban dirigidas justamente a aliviar el
proceso más engorroso al reemplazar las hoces o guadañas en la siega. En
1857, Sarmiento pronunció un discurso en Chivilcoy con motivo de inaugurarse
la iglesia y al referirse a la agricultura local afirmó:405

“ El señor Don Juan Goyeneche ha cosechado 18 fanegas y


media de trigo por cuadra cuadrada, en 15 cuadras de sembradura,
lo que equivale a 15 y medio hectolitro por ha. Don Juan Bermejo
ha cosechado en nueve cuadras 250 fn. lo que da 29 hectolitros por
ha. Otras sementeras han producido mucho menos; pero en regla
general se reputa buena cosecha en Chivilcoy la de 20 fn. por
cuadra lo que da entre 17 hectolitros por ha. La fertilidad espontánea
del suelo de Chivilcoy, es pues, superior a la de toda Europa excepto
Inglaterra; pero si la tierra fuera arada con la prolijidad que ponen
los ingleses en sus labores, el resultado sería mayor como lo hemos
visto en la cosecha obtenida por Bermejo.”

Qué Sarmiento le dedicara atención a los rindes y a la fertilidad de la


tierra, ni más ni menos que en el discurso de inauguración de la iglesia, es el
mejor indicio de la importancia que para él y para los chivilcoyanos tenía la
agricultura local. Y, nuevamente nombrar labradores frente a un público
seguramente muy numeroso fue ponerlos de ejemplo cívico. ¿Eran estos
labradores el ejemplo a seguir que ameritaba que un político de la talla de
Sarmiento los nombrara en un discurso inaugural?

En este y en los otros testimonios hay un elemento nuevo que merece


nuestra atención y que es el cálculo del rinde por hectárea o cuadra, cuando
anteriormente se efectuaba por semilla sembrada. La vieja ecuación 1/20
suponía que por cada semilla se cosechaban veinte; pero no se tenía en
cuenta cuantas semillas se sembraban por hectárea. El interés que despertó
la agricultura a mediados del siglo XIX trajo aparejado el cálculo del rinde por
superficie implantada, ejemplo de los análisis que las nuevas estrategias
empresariales fomentaron entre los rústicos campesinos.
En síntesis, los elevados precios que el trigo mantuvo durante casi
toda la década de 1840, tornaron atractiva su producción; que sin embargo,
fue cada vez más difícil llevar a cabo en las cercanías de Buenos Aires por el
crecimiento demográfico que condujo a la sub-urbanización de los antiguos
partidos productores de trigo. En este contexto la producción triguera emigró a
la frontera y Chivilcoy pasó a ser el centro productor triguero por excelencia.
Este desplazamiento no fue sólo espacial sino que implicó cambios en las
relaciones de producción y en la técnica. Las transformaciones en la
producción agrícola de la segunda mitad del siglo XIX supusieron en general
la profundización de algunas tradiciones y un reemplazo incipiente de otras.
Por ejemplo, comenzó a percibirse el traspaso de explotaciones pequeñas a
otras medianas y en algunos casos excepcionales, grandes y junto a este
cambio aparecieron nuevas estrategias empresariales como el análisis
pormenorizado de los costos y el cálculo del rinde por hectárea o cuadra y no
por semilla sembrada. Además de una producción dispersa y fragmentada se
405
Discursos de Sarmiento referidos a Chivilcoy. Biblioteca Popular de Chivilcoy.

143
pasó a otra concentrada, que fue capaz de desarrollar una importante gama de
servicios asociados a la producción de trigo. Estos cambios ayudaron a
profundizar la identidad de las regiones de la Provincia de Buenos Aires y
convirtieron a Chivilcoy, en la región triguera por excelencia. Otras tradiciones
se mantuvieron e incluso se acentuaron; el arriendo fue una de ellas. Sin
embargo, la inexistencia de la propiedad de la tierra no fue un obstáculo para
que los labradores pudieran desarrollar chacras rentables gracias a la
readaptación e incorporación de tecnología sencilla en los diferentes procesos
de la producción triguera.

144
IV. UNA SOCIEDAD MÁS IGUALITARIA. LA DISTRIBUCIÓN DE
LA RIQUEZA EN LA GUARDIA DE LUJÁN Y CHIVILCOY, ENTRE 1839 Y
1860.

La producción de trigo no sólo generó la extensión del trabajo asalariado,


la incorporación de pequeñas innovaciones técnicas y un nuevo clima de
ideas, sino que también acentuó un proceso que tenía larga data y que le dio a
la región su principal rasgo de identidad: la distribución equitativa de la
riqueza. Los largos años de la pax rosista favorecieron la consolidación de los
sectores medios rurales, manifestándose este proceso en la distribución de la
riqueza. También se manifestaron las transformaciones sociales y
económicas que acompañaron a la caida del rosismo. Por eso, a continuación
se tratará de reconstruir la “vida económica” de la región durante los años de
la expansión triguera, comparando la estructura económica local con la de
otros partidos y se usarán principalmente los legajos de Contribución Directa
(en adelante CD) de 1839, 1851, 1857, 1858, 1859, que se correlacionarán
con los padrones de 1836 y 1837.

La Contribución Directa fue el impuesto creado por Rivadavia en 1821,


en el contexto de la “Feliz experiencia” para “despegar” las arcas fiscales de
los impuestos al comercio exterior.406 Este impuesto que gravaba a los
capitales reemplazó al diezmo colonial que recaía sobre la producción. Las
tasas, que con el tiempo sufrieron pequeñas modificaciones, eran diferenciales
según el empleo de los capitales y quedaron fijadas en; 0,8 % al capital
empleado en comercio (el giro), 0,6% en fábricas, 0,4 % en ganado y 0,2 % en
labranza. Todo capital con otro uso (tierra, edificaciones, corrales, medios de
transporte) fue grabado en 0,2 %. Este impuesto no tuvo en sus primeros
años de aplicación una gran capacidad de recaudación; en parte porque la ley
de 1821 establecía que eran los propios capitalistas los encargados de
declarar los bienes imponibles, prestándose como es obvio, a una subvaluación
de los mismos y también porque exceptuaba a los propietarios más humildes
al establecer que “cuando un capital o varios capitales juntos de un mismo
individuo no excedan de dos mil pesos siendo casado o los mil siendo soltero,
será libre de contribución.”407

La escasa capacidad recaudadora sumada a las intervenciones


extranjeras, el cierre del puerto y las luchas civiles complicaron el panorama
financiero de la administración rosista e hicieron urgente la aplicación de
reformas. No fue casualidad como señalan Gelman y Santilli, que una
importante reforma se produjera en 1839, en medio de una crisis fiscal muy
pronunciada originada en gran medida por el bloqueo francés del puerto, que
paralizó el comercio exterior. La ley del 12 de abril de 1839 suprimió las
exenciones a los más humildes, dejó de exceptuar a las tierras en enfiteusis y
modificó el modo de evaluar los bienes de los capitalistas para calcular el
pago correspondiente. De ahí en más los capitales fueron regulados por una

406
Para una buena descripción sobre la Contribución Directa, léase J GELMAN J y D SANTILLI
“De Rivadavia a Rosas. Desigualad y crecimiento económico”, en siglo veintiuno editores,
Buenos Aires, 2006, pp. 34-35
407
AGN, X, 42-10-9.

145
comisión conformada por los representantes máximos del Estado en cada
partido: el juez de paz y los alcaldes. La capacidad recaudatoria de la reforma
encontró sus límites en la escasa autonomía de los funcionarios, que se vieron
en algunos casos obligados a aceptar rebajas en las valuaciones. Pero, como
señalan Gelman y Santilli, el estallido de la “Revolución de los Libres del Sur”
justamente a fines del año en que se originó la reforma puede interpretarse
como indicio de una mayor presión fiscal.

Las fuentes que vamos a usar a continuación son los informes que el
juez de paz de la Guardia de Luján en 1839 y el de Chivilcoy en 1851,
1857,1858 y 1859 enviaron a la Colecturía General, con la nómina de los
capitalistas, el inventario de sus bienes y el monto de lo recaudado por tal
concepto.408 Los informes se encuadernaron en dos libros; uno para la ciudad
y el otro para la campaña. Obviamente los analizados en este caso están
insertos en los libros de la campaña. El informe de 1839 presenta el problema
de incluir en forma agregada la información de toda la Guardia de Luján
(recordemos que el partido de Chivilcoy recién se creó en 1845) y por lo tanto
no es comparable con el de 1851 que incluyó sólo a Chivilcoy. A pesar de ello
lo tomamos como fuente porque nuestro objetivo es evaluar el comportamiento
económico de Chivilcoy en una fecha “temprana” y compararla con el resto de
los partidos. El análisis de Gelman y Santilli sobre los informes de CD de
toda la provincia para 1839, servirá para establecer comparaciones con los
demás partidos y regiones. En cambio, el informe de 1851 permitirá efectuar
un análisis más pormenorizado pero sólo del partido de Chivilcoy ya que la

408
En tal sentido, es muy gráfico el siguiente párrafo de Miron Burgin: “Pedro De Angelis
destacó en su Memoria que la contribución directa producía mucho menos que el antiguo
diezmo a pesar de haber aumentado grandemente la riqueza del país después de 1821, año en
que fue abolido el diezmo. De Angelis atribuyó el fracaso de la contribución directa a diversas
causas.Para empezar, las tasas eran demasiado moderadas, o sea que eran demasiado bajas
dada la forma de operar de la ley. El hecho de que la ley no dispusiera nada acerca de la
depreciación del dinero resultaba desventajoso para la Tesorería. Los propietarios tenían pleno
derecho para valuar en oro sus propiedades a los efectos del impuesto y pagarlo en papel
moneda calculado al porcentaje. De ese modo la Sociedad Rural abonaba nada más que $540
por una estancia con cerca de 19.000 cabezas de ganado. El impuesto del capital invertido en
el ganado solamente tendría que haber sido por lo menos el cuádruple de la suma que pagaba
la sociedad.
En la ciudad la situación no era mucho mejor. Una manzana de casas pagaba 110 pesos papel
simplemente porque la inversión original se había calculado en 5.000 pesos oro. Pero la renta
anual de la sociedad podía fácilmente acceder de esa inversión original. No era de extrañar,
por lo tanto, que la contribución directa produjera tan poco. Porque en esas condiciones el
impuesto era “un insulto a la buena fe y la dignidad del gobierno”. En segundo lugar, la
formación de las tasas para la contribución directa no siempre era buena. Recordemos que la
ley distinguía entre el capital invertido en artículos remitidos a Buenos Aires en consignación y
el invertido en artículos comprados en firme. En el primer caso el impuesto era del 4 por mil
mientras que en el segundo era del 8 por mil. Era de esperar que para eludir el pago de la tasa
mayor los comerciantes declaran sus mercaderías como importadas en consignación. Recurso
tanto más difícil de impedir cuanto que la única base para la administración y percepción del
impuesto era la declaración del contribuyente. ”La circunstancia de que ni la Tesorería ni la
administración de impuestos tuviera ninguna información fehaciente sobre el valor de las
propiedades sujetas a la contribución directa resultaba particularmente perjudicial para los
intereses de la Tesorería. Lo dijo la Comisión de Cuentas: ‘Mientras que no haya censo el
impuesto será ilusorio’ DE ANGELIS PEDRO Memoria sobre el estado de la hacienda pública
escrita por orden del gobierno, Buenos Aires, 1834 pág. 115 y 116.

146
inexistencia de trabajos generales para ese año no permitirá establecer
comparaciones, salvo las que podamos llevar a cabo con datos obtenidos por
nosotros para los demás partidos409.

Los números que surgen de la comparación del padrón de 1836 y los


legajos de CD de 1839 resultan contundentes: La Guardia de Luján, con 306
tributarios, ocupaba el 2º lugar en el ranking de cantidad de capitalistas. El
primero lo ocupaba un partido con características casi urbanas como
Quilmes, con 327. Respecto al ranking general ocupaba el puesto nº 11, pero
una vez más debemos aclarar que los diez primeros eran ocupados por los
partidos del sur, que contaban con importantes capitales invertidos en
ganados, tales como Monsalvo, Fuerte independencia, Monte, Chascomús,
etc. Antes de la Guardia Luján el único que escapaba a esa área era San José
de Flores, también con características casi urbanas. Como señalan Santilli y
Gelman, la riqueza estaba muy concentrada y sobre 37 partidos, los once
primeros (incluida la Guardia de Luján) acumulaban el 60,7 % del total. Si
continuamos con el análisis por detalle, la Guardia de Luján ocupaba el 4º lugar
respecto al giro comercial, detrás de Quilmes, Chascomús y Dolores y el 7º en
“Otros bienes”. En cambio ocupaba el 12º lugar en ganado. Si se compara la
Guardia con los partidos del oeste (siguiendo el análisis efectuado por Gelman
y Santilli) se observan también algunas diferencias; 410 ya que era a lo lejos el
que más capitales tenía, duplicando casi la dotación del que le seguía y
ocupaba el 1º puesto en todos los ítems del ranking, aunque se destacaba en
giro (concentraba casi la mitad de los capitales) y en fábricas. Tenía también
muchos más contribuyentes que sus vecinos.

409
Padrones de 1836, 1837 y Contribución Directa de 1839.

1836. 1837 1839


Cad. según Población según padrón 3908 5404
Cad. UC, según padrón 395 861
Cad de personas por UC, según padrón 9.8 6.2
Cad. de capitalistas, según CD 309

Los datos del cuadro anterior que incluyen los capitalistas de la CD y las Unidades Censales
(en adelante UC) de los padrones de 1836 y 1837, pueden llevar a interpretaciones divergentes
sobre la inclusión de los habitantes del partido en la tributación de la CD. Por eso, algunas
precisiones sobre la confección de los padrones pueden ayudar a resolver la confusión que los
datos generan. Sí se toma la cantidad de UC del padrón de 1836 y se lo compara con los
capitalistas del partido se observa que casi el 80 % de los jefes de UC eran capitalistas de
CD. En cambio, si se hace la misma operación con el padrón de 1837 el porcentaje baja al 35
%. Tal amplitud sólo responde a que ambos padrones se confeccionaron siguiendo diferentes
criterios y coberturas espaciales: el de 1836 tomó como eje a los titulares de las UC y si
alguien era productor en más de una, sólo era censado en la primera. En cambio el de 1837
repite los nombres de quiénes encabezaban UC de acuerdo a las explotaciones que tuvieran.
Por eso, creemos que el de 1836 se condice con la forma en que se levantó el informe de la
CD y no lo hace el de 1837, aunque aceptamos que la marcada diferencia entre ambos
responde más que nada, a coberturas espaciales diferentes y en este caso no podemos
precisar cuál se acerca más al informe de CD.
410
Gelman y Santilli adoptan la clasificación realizada por Garavaglia, en “ Ecosistemas… “ op
cit. Dentro del oeste ubicaron los partidos de Exaltación de la Cruz, Fortín Areco, Guardia de
Luján, Pilar, San Andrés de Giles, San Antonio de Areco y Villa de Luján

147
La primera aproximación a la “riqueza del partido,” comparado con la
distribución general de la riqueza de la provincia, muestra algunos rasgos que
lo tornan singular; en primer lugar el predominio numérico de las pequeñas y
medianas explotaciones (si realizamos la comparación con el padrón de 1836,
encontramos que las UC eran 395 y los capitalistas 309) o sea que más del 80
% de los pobladores tenía bienes propios y actividades económicas
independientes. En segundo lugar, encontramos que la Guardia muestra
una “riqueza diferente” a la del sur, pero no por eso muy inferior; basada en
un uso intensivo de las tierras, que eran mucho menos extensas pero con un
elevado valor; por la antigua colonización, la buena infraestructura y la
posibilidad de generar los bienes que el mercado porteño demandaba – léase
cereales, hortalizas, productos lácteos, etc-. Por eso la Guardia escapó a
algunas reglas generales; por ejemplo, si la composición del capital era
similar en todos los partidos, en los que entre el 25 y 35 % del capital lo
ocupaban “otros bienes” (básicamente las tierras que eran necesarios para la
cría de ganado) en la Guardia de Luján la tierra superaba el 42 % del total de
capitales por la valoración y por las mejoras que tenía. En segundo lugar, la
Guardia estaba entre los cuatro partidos de más actividad comercial, luego de
Quilmes, que había desarrollado un importante comercio por las cercanías a
Buenos Aires y de los prósperos partidos del sur; Dolores y Chascomús,
cabeceras de la avanzada blanca hacia el desierto y capaces por ello, de
controlar la enorme extensión de tierras que se extendían hacia el oeste. El
elevado valor de la tierra, que posiblemente incluyera el valor agregado que
suponía la preparación de sementeras, el peso del comercio y de las
“fábricas,” fueron los rasgos que le otorgaron identidad al partido.

Distribución del capital en la Guardia de Luján, CD 1839,411

Fábrica Giro
1% 6%

Otros
bienes
43%
Ganado
50%

Fuente: Inventarios de sucesiones.

El hallazgo en los informes de la CD de 1839, de dotaciones de


capitales en algunos ítems que llevan a suponer la existencia producciones
trigueras cobra especial valor porque indica que existía una producción
cerealera de relativa cuantía en la región, antes de que se dieran buenas
condiciones en la plaza porteña, como son las que prevalecieron luego de
1840.

La distribución de la riqueza en 1839

411
AGN, Sala X, 13-2-4.

148
La mayoría de los trabajos que se ocuparon de la distribución de la
riqueza durante del período rosista insistieron en la creciente desigualdad.412
Sin embargo esta hipótesis ha recibido críticas por tomar como eje la desigual
distribución de la tierra pública a través de la enfiteusis o de la compra, sin
tener en cuenta la evolución de la propiedad privatizada, que tendió a
fragmentarse, ni estudiar otras formas de acceso a la tierra que permitían un
uso menos desigual. Se le cuestionó también, no atender a que la tierra no
era el único indicador a considerar en un proceso de expansión agraria, que al
menos hasta mediados del siglo XIX, otorgaba en general más valor al ganado,
ni haber tenido en cuenta el alto valor de los salarios rurales que ocasionaba
la escasez de mano de obra. 413 Por eso, la problemática de la distribución de la
riqueza es un tema aún pendiente que requiere nuevos abordajes a partir de
otro tipo de fuentes. Es necesario, a los fines de este trabajo, comparar la
situación de este partido con el resto de la provincia, porque su “temprana“
orientación cerealera deberá reflejarse en la existencia de sectores de
labradores más amplios que en otras regiones y una distribución de la riqueza
diferente de a la de los partidos que se dedicaban a la ganadería.

Distribución porcentual de la riqueza en la Guardia de Luján y en el resto


de la provincia, por zonas.

1 % más rico 10 % más rico 20 % menos rico GINI


Guardia de 9.9 % 40.6 % 3.8% 0.81
Luján
Total zona oeste 8.6 % 40.2 % 3.5% 0.78
Total zona Norte 12,3 % 48.5 % 2.7% 0.90
Total zona sur I 18,5 % 52.3% 2.7% 0.81
Total zona sur II 20,2 % 62.3% 1.5% 0.85

Fuente: Santilli y Gelman “ De Rivadavia a Rosas…"

La lectura del cuadro anterior muestra que la región oeste fue la que
contó con la menor proporción de concentración de riqueza (aunque el hecho
de que fuera “menor” no supone que fuera escasa) y que éste partido tuvo un
comportamiento que no desentonó con el de la región. El 10 % más rico
concentraba el 40 % de la riqueza del partido y el 20 % más pobre el 3,5 %. En
cambio, en el nuevo sur el 20 % más rico tenía el 62 % y el 20 % menos
rico sólo el 1.5 %. El coeficiente de GINI, (expresa la desigualdad obteniendo
un valor que varía de 0 a 1 y cuanto más se acerca a la unidad mayor es la
concentración de riqueza, mientras que 0 expresaría una sociedad
completamente igualitaria) incorporando al total de la población y no sólo a los
contribuyentes, según Santilli y Gelman, es de 0.81. Sin embargo dudamos
de esta cifra porque fue obtenida tomando el padrón de 1837, que para este
partido mostró respecto al de 1836, una diferencia de 1504 personas y 466

412
Los autores que se han ocupado de este tema asocian las etapas del despegue de
crecimiento capitalista con el crecimiento de la desigualdad social, tendiendo a moderarse
esas diferencias en las etapas posteriores.
413
J.C GARAVAGLIA J C“Un siglo de estancias en la campaña de Buenos Aires, 1751 a
1853”Hispanic American Historical Review, 79.4, pp. 703 a 734, analizando inventarios de
sucesiones modera la imagen de la desigual distribución de la riqueza. Tampoco tuvieron en
cuenta los salarios rurales que eran altos por la escasez de mano de obra

149
UC. Tal diferencia en sólo un año nos hace dudar sobre su nivel de
cobertura y la validez de la cifra.

Distribución del capital según categorías. Comparación entre la Guardia


de Luján y el resto de los partidos.
Cad de casos Montos Promedio en pesos
Guardia de
Guardia Gral. Guardia Gral. Luján General
Cad. % Cad. % Cad. % Cad. %
Menos de 5000 116 37,5 1618 29,8 312,300 8,4 4,873,049 4,2 2692 3012
Entre 5000 y 9999 74 23,9 1376 25,4 592,720 14,4 9,495,420 8,2 8119 6901
Entre 10.000 y 19.999 62 20 1137 21 1,115,188 24,8 15,568,773 13,4 17,985 13,693
Entre 20.000 y 29.000 32 10,3 672,200 16,1 21,006
Entre 30.000 y 39.000 7 2,2 714 13,2 273,385 7 19,423,499 16,8 39,055 27,204
Entre 40.000 y 49.000 8 2,5 342 6,3 392,892 9,9 49,115
Entre 50.000 y 59.999 6 1,9 339,918 8,6 56,653
Entre 60.000 y 79000 4 0,9 193,388 5,1 18,875,023 16,3 64,442 55,19
Entre 80.000 y 159.000 0 0 149 2,7 0 0 16,433,195 14,2 0 110,29
Entre 160.000 y 329.000 1 0,03 65 1,2 218,799 5,7 15,025,285 13 218,799 231,158
Más de 330.000 0 0 26 0,5 0 0 16,176,750 14 0 622,183
Total 309 99,2 5427 100 4,110,790 100 115,870,994 100,1 13,33 21,351

Fuente: Santilli y Gelman “ De Rivadavia a Rosas…"

Distribución porcentual por categorías del capital de la Guardia de Luján.

Más de 330.000
Entre 160.000 y 329.000
Entre 80.000 y 159.000
Entre 60.000 y 79000
Entre 50.000 y 59.999
Entre 40.000 y 49.000
Entre 30.000 y 39.000
Entre 20.000 y 29.000
Entre 10.000 y 19.999
Entre 5000 y 9999
Menos de 5000

0 5 10 15 20 25 30 35 40
Porcentajes

% de casos % de montos

Fuente: CD, Guardia de Luján, 1839.

El análisis de la magnitud de la riqueza personal se ha realizado sobre


la base de los parámetros usados por Santilli y Gelman. La lectura del cuadro
y del gráfico construido con sus datos, indica que la concentración de la riqueza
en la Guardia estuvo por debajo de los promedios provinciales, en primer lugar
porque sólo uno de los contribuyentes contaba con capitales superiores a los
200.000 $, distanciándose en forma pronunciada de quiénes lo seguían cuyos
capitales no superaban los 80.000 $ y en segundo, porque las tres categorías
superiores de la Guardia (exceptuando el caso anterior) iban de los 40.000 a
80.000 $ y los diecisiete individuos que las conformaban eran los “ricos” de la
región, concentrando el 29.3 % del capital total, cifra lejana al promedio
provincial que mostraba que por encima de los 40.000 $; estaba el 10,5 % de

150
los contribuyentes concentrando el 57 % de la riqueza. Y, si poseer un
capital superior a 40.000 $ no era despreciable tampoco suponía formar parte
de una conspicua burguesía. La forma que adquiere la pirámide de capitales
que crece en las tres categorías más bajas - por la importante cantidad de
contribuyentes de cada una de ellas- y decrece en las siguientes mostrando
algunos altibajos, es muestra de ello. El 61,4% de los contribuyentes eran
pobres (tenían menos de 10.000 $) y poseían el 22,8 % de los capitales, cifra
nuevamente lejana a los promedios provinciales, donde el estrato más pobre
estaba formado por el 55 % de los contribuyentes con el 12 % de los capitales,
Este estrato, según Santilli y Gelman, no tenía capacidad de acumulación,
debiendo vender su fuerza de trabajo a otros. Si se amplía la categoría de los
que menos tenían hasta los 20.000 $ se observa que en ella se encontraba el
81,4 % del total de los contribuyentes, cifra que da cuenta de la existencia de
un nutrido grupo de propietarios de escasos bienes.
El pasaje del grupo de contribuyentes con bienes menores a 5000$ (los
más pobres) a la segunda categoría (10.000 $) fue muy marcado aunque no
lo fue tanto en el de la segunda a la tercera (10.000 a 19.999 $). Volvió a
reducirse casi a la mitad el número de los contribuyentes que pasó de la
tercera a la cuarta (20.000 a 29.999$) y fue muy abrupta también de la cuarta a
la quinta (30.000 a 39.999$). Estos datos muestran la existencia de una gran
masa de “pobres” (aunque propietarios), sucedidos de un estrato medio
relativamente numeroso, que contaba con algunas posibilidades de
acumulación (entre 5000 y 20.000 $). El achicamiento de las cohortes
superiores indicaba que eran grandes las dificultades que debían superarse
para lograr una acumulación mayor a 30.000 $.

Composición porcentual del capital en cada categoría.

Más 70,000
ontoderiqueza

50.000 a 59.999

30.000 a 39.000

10.000 a 19.999
M

-5000

0% 20% 40% 60% 80% 100%


% de bie ne s

Ganado Giro Otros bienes Fabricas

Fuente: CD, Guardia de Luján. Año 1839.


El análisis de la distribución de la riqueza por estratos muestra que el
ganado fue sin dudas el más importante de los bienes en las fortunas de estos
contribuyentes, superando en todas las categorías el 40% del total. Sin
embargo, su comportamiento errático impide establecer cualquier secuencia y
se distancia de la regularidad que caracterizó al resto de la provincia, donde en
los grupos con menos del 40.000 $ de capital, la proporción de ganado era
prácticamente la misma: 55 %, a la que se le agregaba un 40 % en tierras y un
5 % en giro comercial. Y, a partir de los 40.000 $ la proporción de ganado iba
en aumento hasta pasar el 70 % entre los que más capital tenían, mostrando
que la riqueza en la provincia de Buenos Aires era principalmente el ganado y,

151
en segundo lugar, la tierra necesaria para su reproducción. Al contrario, en la
Guardia de Luján, en los sectores más pobres, los “otros bienes” dentro de los
que entraba la tierra (posiblemente preparada con sementeras) y la
infraestructura ocupaban un lugar importante. El comercio estaba presente en
todas las categorías, aunque nunca ocupó un porcentaje importante en las
fortunas personales de los contribuyentes, debido al modo en que se llevaba a
cabo esta actividad que era relativamente similar entre todos los involucrados
en ella. Las fábricas que en el resto de la provincia eran casi inexistentes, aquí
si bien tenían un peso escaso, su presencia en todas las categorías les otorgó
alguna importancia. Se trataba básicamente de atahonas, ubicadas en la
región de Chivilcoy y de “hornos de ladrillo”.
Por último la fuente nos permite conocer la residencia de los
contribuyentes, al indicar si vivían en la Guardia o en el campo. De los 309
sólo 73 residían en la Guardia (23 %) y poseían capitales por 1.338.208 $ (32
%). Los datos muestran que los residentes urbanos eran un poco más ricos
que los que vivían en el campo. Predominaban en el pueblo los comerciantes y
de los 239,000 $ de capital en giro que había en el partido, el pueblo
concentraba 158,000, definiéndose como un área de servicios, capaz de
concentrar el comercio. El resto estaba en manos de algunos residentes en la
campaña, como Manuel López, Juan Lacroze, Pedro Cruz, o Ramón
Santamarina; los dos primeros poseedores de atahonas.

Ricos y pobres, según la CD de 1839.

Santilli y Gelman en el trabajo citado, realizan un buen análisis de los


bienes que debió controlar cada categoría de acuerdo a su dotación de
capitales. Se trata en otras palabras de que aquellos individuos que se puedan
considerar ricos o pobres de acuerdo a éstos informes, lo fueran también para
sus contemporáneos. Para hacerlo tomaron parte del análisis efectuado por
Garavaglia,414 para principios del siglo XIX, en el que consideraba pequeños
labradores a quiénes no poseían más de 500 cabezas, vendían anualmente
entre 35 y 45 animales y consumían entre 5 y 8 cabezas, es decir entre el 8 y
11 % de stock. Con estas extracciones el productor permitía el incremento del
stock vacuno, ya que el procreo anual –calculándolo en su extremo más bajo-
era del 22 %. El stock de 500 vacunos suponía un capital de 10.000 $ y según
el cálculo que Garrigos expusó en el proyecto de Ley de CD, una legua
albergaba a 1000 animales; por eso, el productor de referencia hubiera
necesitado media legua, que significaban 2000 o 2500 $, según estuviera
ubicada al sur o norte del salado, respectivamente.415 Las viviendas e
instalaciones construidas en la estancia ascenderían a 5.000 $ y si fuera
arrendatario -como lo debieron haber sido la mayoría de los productores de
este partido- el valor de la tierra sería algo menor. En otras palabras, un pastor
–llamado estanciero en la fuente- requeriría entre 10.000 y 15.000 $ de capital
para poder vivir de su ganado e incluso acumular. Pero si este era el umbral
para tener un aceptable nivel de vida e incluso iniciar el proceso de
acumulación, hallamos que más del 50 % de la población, -tanto en 1839
como en 1851- estaba por debajo de él. Los autores citados creen que quiénes
414
GARAVAGLIA, J C “Pastores y labradores de Buenos Aires. Una historia agraria de la
campaña bonaerense, 1700-1830, Buenos Aires, Ediciones La Flor.
415
Este valor de la tierra esta tomado de la Ley de Venta de tierras de 1836, ROBA 10/5/36.

152
tenían capitales entre 5000 y 10.000 $ podían mantenerse sin consumir su
capital pero tampoco incrementarlo; en cambio, quiénes tenían menos de 5000
$ no podían atender a su supervivencia sólo con el recurso de capital y, o bien
se dedicaban a la agricultura, o bien a trabajar bajo patrón para completar
parte de sus ingresos. Santilli y Gelman consideran posible que fueran
contratados por quiénes tenían entre 20.000 y 60.000$, que por su capital
estaba en condiciones de poder pagar mano de obra.416 En la totalidad de los
partidos, este estrato supuso el 15 y 17 % respectivamente de los
contribuyentes y fue en realidad, el que contrató mano de obra, ya que el
estrato que le seguía, con capitales superiores a los 70.000 $ fue en ambos
informes, muy poco numeroso. Ahora bien, según los autores citados, recién
con estos capitales se podía ser considerado rico. Y, por encima de estas
cifras estaban los “verdaderamente ricos”. En este partido, uno sólo: Blas
Achaval, con propiedades en varios lugares de la provincia.
Cabe interrogarse por la identidad de los “ricos”, atendiendo al análisis
efectuado sobre las posibilidades de ascenso social en la región desde fines
del siglo XVIII.

Contribuyentes de la Guardia de Luján con capitales superiores a 20.000


$, según CD de 1839.

Más de De 60.000 a De 50.000 a De 40.000 a De 30.000 a De 20.000 a 29.000


70.000 $ 69.999 59.999 49.000 39.000 (incompleta)
Blas Achaval Domingo Manuel Gregorio Pedro Lázaro Molina
Gorostiaga Carranza Villafañe Casas
Santiago Pedro Julián Víctor Santiago Bermúdez
Barrios Bermúdez Solveyra barrancos
Ramón Biaus Juan Felipe Rojas Juan María Ignacio Barranco
Martínez Laprida
Martín Felipe Francisco Saturnino Pablo Mexías
Gainza Barrancos Colomero Irrazabal
Mariano Pedro Cruz Bernardo Julián Solveyra
Luna González
Matías Aparicio Frías Tomás Gregorio Céspedes
Cardozo Apeche
Damián Francisco Guillermo Cordero
Bustos Rojas
Juan Antonio Lobo
Barzoba
Vicente Ibarra
Manuel Pirán
Bacilio Melo
Juan de Dios
Montenegro
Toribio Pacheco
Domingo Garcete
José Escudero
Pablo Martínez
Manuel López
Pasqual Suárez
(continúa)

416
Se calcula que una familia a principios del siglo XIX estaba en condiciones de atender 1000
cabezas de vacuno, en GELMAN J “Campesinos y estancieros. Una región del Río de la Plata
a fines de la época colonial, Buenos Aires, Editorial Los Libros del Riel.

153
Fuente: Contribución directa de la Guardia de Luján de 1839, AGN.
En el estrato más alto se ubicó Blas Achaval, descendiente de una de
las familias de comerciantes vasco- santiagueños que desembarcaron en la
región en la década de 1820, con cuantiosos capitales. Recordemos que le
compró a Pedro Díaz de Vivar parte del loteo en que dividió su merced y que
luego completó esa propiedad adquiriendo lotes vecinos. En el estrato que le
seguía, Domingo Gorostiaga, tuvo un desempeño parecido a Achaval,
formando parte del mismo grupo. Santiago Barrios, en cambio era un poblador
mucho más antiguo proveniente de una familia presente en la zona desde la
segunda mitad del siglo XVIII. Compartió con Achaval la participación en el
loteo de Díaz de Vivar, pero adquirió un lote pequeño; lo que modificó
significativamente la suerte de su familia fue la estrategia de ocupar las tierras
que se extendían al oeste de la frontera, en tiempos muy tempranos. El tercer
estrato nuevamente estaba formado por miembros de esa red de migrantes
vasco-santiagueños, - tal sería el caso de Carranza- y por “primeros
pobladores”, entre quiénes diferenciamos los que adoptaron la estrategia de
“avanzar la frontera” como Felipe Barrancos y su yerno Matías Cardoso, de
otros que permanecieron en las cercanías de la Guardia pero consolidando su
patrimonio – que detentaban desde fines del siglo XVIII- con la enfiteusis y
compra: Pedro Bermúdez y Juan Martínez. El cuarto estrato presenta los
mismos orígenes, aunque ya no hay presencia de vascos-santiagueños y
tienen mayor representación el grupo de comerciantes residente en la Guardia,
como: Gregorio Villafañe, catamarqueño, o Julián Solveyra, proveniente de las
familias gallegas que llegaron a la Guardia a fines del XVIII, comerciante y
funcionario. Damián Bustos, presbítero y enfiteuta, Pedro Cruz, enfiteuta y
comerciante de Las Saladas y Francisco Colomero, dedicado al acopio de
“productos del país” y partícipe de estrategias especulativas con los campos
de la zona. Vuelven a repetirse los mismos orígenes en el quinto estrato, pero
aparecen personajes nuevos y desconocidos. En esta categoría identificamos a
Víctor Barrancos, el hermano de Felipe, que se quedó con la posesión familiar
enfrente a la Guardia, Pedro Casas, el importante comerciante español, que
para esos años poseía una fortuna relativamente menguada y Saturnino
Irrazabal, descendiente de una antiquísima familia de cabildantes de Luján. Por
último en el estrato de 20.000 a 30.000 $ que indicaba una fortuna pequeña,
encontramos nuevamente a los que hundían sus modestas raíces en tiempos
coloniales pero que habiendo hallado dificultades en el proceso de
acumulación solo pudieron comprar lotes pequeños de enfiteusis; como
Guillermo Cordero, Ignacio Barrancos (hermano de los anteriores), Santiago
Bermúdez, Antonio Lobo o Pablo Martínez e incluso algunos que no pudieron
hacerlo como Lázaro Molina, que tuvo que esperar hasta la Ley de Ventas de
Tierras Públicas del partido de Chivilcoy para acceder a su lote. También
aparecen en este estrato los que llegaron a la región por la enfiteusis y recién
iniciaban el proceso de consolidación patrimonial: Manuel López que luego
será el comerciante y hacendado más importante de La Rica, Vicente Ibarra,
Manuel Pirán, Pablo Mexias, etc.
El cuadro precedente refleja la situación de la campaña a fines de la
década del 30. Los años anteriores se habían caracterizado por la rápida
expansión de la frontera agropecuaria, la consiguiente incorporación de tierras
fértiles y el crecimiento de stock ganadero. Sin embargo, y tal como lo
demuestran Gelman y Santilli, tal expansión no había ido acompañada de un

154
aumento importante del stock de capitales, mostrando más bien un crecimiento
moderado de la región. Sin embargo, tal moderación no reflejaría otra cosa
que la baja del precio de los bienes que esos capitales representaban. En los
años en cuestión tendió a disminuir el precio de las vacas y de la tierra por la
abundancia de ambos factores; indicio de una economía relativamente exitosa,
capaz de proveer los bienes que el mercado exterior requería. Sin embargo – y
como explicamos- no sucedió lo mismo con el trigo, cuyo precio muy oscilante
hasta entonces, tendió a crecer en forma sostenida durante la década de 1840.
Estoas transformaciones macroeconómicas pueden “leerse” en los datos
obtenidos por la CD. Recordemos que la esquina oeste del partido estaba en
pleno proceso expansivo, recibiendo un importante flujo de inmigrantes;
tengamos en cuenta también que esta radiografía coincide casi exactamente
con las “ventas “de las tierras públicas ofrecidas en enfiteusis, por lo que
debería captar el “avance del control de la tierra” y la correspondiente merma
de los pequeños propietarios. Sin embargo, el informe parecería demostrar lo
contrario: en pleno auge de ventas- y de traspaso público –privado, el número
de pequeños propietarios fue muy elevado. El estrato de quiénes tenían
menos de 5,000 $ conformado principalmente por pastores de pequeños
rodeos – menos de 250 animales- (ya que un porcentaje de ese valor lo
ocupaban los otros bienes) y labradores de “tablones de trigo” fue abundante,
del mismo modo que el de los de hasta 10,000$.417

La riqueza en tiempos de la expansión de la producción triguera. La CD


en la década de 1850.

Hacia mediados del siglo XIX la producción del partido estaba en pleno
proceso de consolidación. Los elevados precios que el trigo había mantenido
durante casi una década, el trazado de caminos que acercaba el trigo de Las
Saladas y La Rica al mercado 11 de septiembre, que concentraba el trigo
producido en la región oeste y el inicio de las estancias ovejeras fueron claves
en el desarrollo de esta región, por eso pretendemos observar la evolución de
las variables analizadas en 1839, doce años después, con un modelo
productivo más maduro.
Los legajos de CD de 1851 tienen las mismas características que los de
1839, salvo el reemplazo de la ubicación rural/urbana por el número de los
cuarteles. Sin embargo, no se pueden establecer comparaciones cuantitativas
entre ellos porque el partido de Chivilcoy se escindió del de Mercedes en
1845; lo que hizo que el informe de 1839 estuviera realizado sobre un espacio
mucho mayor que el de 1851. En cambio sí se puede observar que las
tendencias trazadas no sólo que se mantuvieron sino se acentuaron.418

417
Garavaglia valúa en 20 $ cada animal, en Pastores y labradores de Buenos Aires, una
historia agraria de la campaña bonaerense 1700-1830” Buenos Aires, Ediciones La Flor.
418
Algunos estudios económicos señalan que a medida que la provincia sumaba
emprendimientos, incorporaba tierras y mejoraba sus producciones agropecuarias,
paradójicamente, se producía un resultado decreciente en la recaudación. Tomaban como
ejemplo lo ingresado en concepto de papel sellado en los años 1822 y 1833. Pedro de Angelis
decía: “Los tributos marchan, pues, en razón inversa de los progresos del país. Cuanto más
se complican sus relaciones sociales; cuanto más se dilata la esfera de acción de su comercio
e industria; cuanto más se aumente el número de sus establecimientos, de sus propiedades, de
sus comerciantes, tanto menor es el producto de un impuesto que abraza a todas las clases7.

155
La primera tendencia que se mantuvo –e incluso se acentuó- fue la
cantidad de contribuyentes. Chivilcoy fue el partido con más contribuyentes de
toda la provincia: tenía 187419. El segundo partido en 1851 por cantidad de
contribuyentes fue Quilmes, con características diferentes por estar ya casi
incorporado a Buenos Aires. A gran distancia le seguían Azul (que había
sufrido un proceso de colonización), la Guardia de Luján( de la que se había
escindido Chivilcoy) y San José de Flores.

Por el monto tributado, Chivilcoy ocupaba el cuarto lugar, detrás de dos


partidos “casi urbanos” como Quilmes – que mostraba una gran distancia del
resto-, San José de Flores y San Vicente. Comparativamente la región se había
“enriquecido” respecto al resto, ya que en 1839 la Guardia de Luján ocupaba el
lugar nº 11, detrás de los ricos partidos del sur ganadero. En 1851 los partidos
del sur estaban muy por debajo de los del oeste y de los de las cercanías,
dando cuenta del importante “giro” que había sufrido la economía provincial.
Las estancias extensivas de ganados vacunos no eran ya las que
concentraban la mayor riqueza, que se había desplazado hacia los centros
urbanos - en ellos la inversión en viviendas pasó a ser importante- y a tierras
con elevadas inversiones en mejoras, como eran las de Chivilcoy. Este giro
da muestras del fin de la expansión ganadera que acompañó a la caída del
régimen rosista y su reemplazo por modos más diversificados en los que las
inversiones en construcciones e infraestructura preanunciaban la argentina
“del progreso” que convalidarían los gobiernos de la época. Justamente
Chivilcoy, estaba en el cuarto lugar en “otros bienes” que incluían el valor de la
tierra, las mejoras y las construcciones, en cambio, ocupaba el séptimo lugar
en Giro comercial, detrás de Quilmes, Azul, San Pedro, Guardia, Bahía Blanca
y Mar Chiquita, que como señalan Gelman y Santilli, se habían convertido en
una suerte de “nudos” comerciales, ubicados en sitios estratégicos.

Ricos y pobres en la expansión triguera.

Las continuidades observadas no se mantienen al analizar la distribución


de la riqueza, en donde hubo algunas transformaciones entre las fechas
analizadas. Por un lado se observa la reducción cuantitativa de los
contribuyentes con capitales menores a 10.000$ que pasaron del 61 % al 50 %

DE ANGELIS PEDRO Memoria sobre el estado de la hacienda pública escrita por orden del
gobierno, Buenos Aires, 1834 pág. 115 y 116.
En el mensaje oficial a la Legislatura de 1847 se incluyó una evaluación de lo recaudado en
concepto de impuestos. Mientras los derechos de Aduana y la Contribución Directa tuvieron
mayor ingreso que el estimado, la reaudación por Papel Sellado, Patentes y boletos de
registros
de marcas fue casi un tercio menor a la prevista.
419
Mientras que en 1839 la Guardia de Luján había sido el segundo, aunque con 306, lo que
indica que la cantidad absoluta tendió a disminuir. Sí la tributación se mantuvo en pesos
constantes, debería haber sucedido exactamente al revés, por la devaluación del peso. Sin
embargo, estas cifras se explican por la división espacial del partido, porque sí sumamos los
187 contribuyentes de Chivilcoy y los 122 de Mercedes, obtenemos 309 contribuyentes, casi la
misma cantidad que había doce años atrás. El “congelamiento” de la base tributaria resulta
llamativo. ¿Se debió a que cayó la presión fiscal en vísperas de Caseros y del derrumbe de la
administración rosista? ¿O a que ambos partidos no habían sufrido cambios importantes en
esos años? Creemos que la primera hipótesis es más explicativa, por el celo con que debieron
recaudar la CD los funcionarios en 1839, año en que se inició la reforma

156
entre 1839 y 1851, aunque el monto de capital que controlaban se mantuvo
rodando el 20 %. Sin embargo, si se discrimina dentro de esta categoría, los
más pobres (menos de 5000$) pasaron de controlar el 8 % de los capitales al
3 %, y disminuyeron en números absolutos de 116 a 26 y, lo que es más
importante atendiendo a las variaciones espaciales, en números relativos del
37 % al 14%. Esta caída se puede interpretar de dos formas: pudo haber sido
producto de la devaluación del peso que como sabemos fue importante para
esos años y supuso que se “elevara” el valor de todos los bienes y que el
desfasaje entre la CD fijada en valores constantes y el valor de los bienes se
incrementara, o supuso cambios reales en la economía de los pequeños
propietarios que podrían haber seguido dos direcciones; o bien un
empobrecimiento generalizado que le hizo perder a los más pobres sus
pocos bienes; o en su defecto, un “mejoramiento” generalizado que los hizo
pasar a la categoría superior. El ensanchamiento de las categoría superior (de
5000 a 10.000$) que pasó del 25 al 38 % en la cantidad de contribuyentes y de
14 a 17 % en relación al capital controlado no alcanza para absorber a los
desplazados de la primera, pero cambia la situación si le sumamos el
incremento de las categorías sucesivas, por ejemplo la de 10.000 a 20.000 $
pasó del 20 % al 28 %, en contribuyentes, aunque disminuyó en un 3 %
respeto al capital controlado, los medianos (entre 20.000 y 40.000 $) se
mantuvieron en cantidad y disminuyó muy levemente su porcentaje en el
control del capital. Aumentó, en cambio, el porcentaje de capital de las
categorías más ricas, que pasaron a controlar casi el 35% del total.

Distribución del capital, en Chivilcoy, según informes de la CD de 1851.

CAD
Monto de capital contribuyentes % Capital %
-5000 26 14,1 126.068 3.6
5000 a 10,000 70 38 545.826 17.8
10,000 a 19,999 53 28,8 838.244 27.4
20,000 a 29,999 15 8,1 437.205 14.3
30,000 a 39,999 10 5,4 343.647 11.2
40.000 a 49,999 3 1,6 143.500 4.7
50,000 a 59.999 3 1,6 172.595 5.9
60.000 a 69000 0 0 0
70.000 4 2,1 445.727 14.6
Fuente: Legajos de CD de Chivilcoy, de 1851, AGN.

En síntesis, entre 1839 y 1851 se dieron dos procesos simultáneos; por


un lado se concentró la riqueza, pero por el otro se fortaleció el sector de los
medianos propietarios; todo ello en detrimento de los más pobres que
tendieron a desaparecer o a ascender. ¿Estos cambios supusieron
transformaciones entre los sujetos? ¿Qué evolución habían logrado los “ricos”
identificados en el cuadro anterior durante los doce años que transcurrieron
entre 1839 y 1851.

157
Mayores contribuyentes de Chivilcoy en 1851.

Más de 70.000 $ De 60.000 a De 50.000 a De 40.000 a De 30.000 a


69.999 59.999 49.000 39.000
Santamarina Barrios Santiago Almeyra Rosario Sanchez
Ramón Eustaquio
Whithe Diego García Felix Ordoñez Silva Francisco
Victoriano
Cruz Pedro Salvatierra Juan Castro Ambrosio
Dozo Diego Asseu Cristobal
Lacroze Juan Benítez Angel
Flores Hilario
Lezcano Manuel
Montenegro
Benítez
Monasterio
Agustina
Fuente: Legajos de CD de Chivilcoy, de 1851, AGN.

La primera lectura nos muestra que “los ricos” eran menos que en 1839,
a pesar de la devaluación del peso. Y, además encontramos pocos “viejos
conocidos”. De aquellos que hundían sus orígenes - o los de sus familias para
estos años- en el pasado colonial, sólo Santiago Barrios, Manuel Lezcano,
Francisco Silva e Hilario Flores quedaron como representantes. Y, salvo
Barrios que se mantuvo entre los más adinerados, los demás estaban en las
categorías inferiores. Esta afirmación confirma nuestra hipótesis del “recambio”
que se produjo en la región en las décadas de 1830/40 con el traspaso
generacional de la 2º a 3º generación y la irrupción de pobladores “nuevos”, en
su mayoría provincianos que resultaron más exitosos en sus procesos de
acumulación que los “descendientes de los primeros pobladores”. Obviamente
incidió en este proceso el desplazamiento espacial, porque los viejos quedaron
en las cercanías de Mercedes y fueron los “nuevos” los que ocuparon las
tierras de Chivilcoy. Si analizamos el informe de Mercedes también
observamos el “recambio” de personas adineradas aunque menor que en
Chivilcoy. Los que tenían bienes por más de 30.000 $ eran los antiguos
vecinos Manuel Lezcano y Felipe Barrancos, los irlandeses Patricio Fleming,
Eduardo O CONNOR y Domingo Espil , el atahonero Pascoal Suárez, Jacoba
Iramaín, de la familia de comerciantes vasco-santiagueños y José Laprida.
Volviendo a Chivilcoy, no puede pasar por desapercibido que quiénes
concentraban más capitales eran comerciantes. Diego White, como se
demostró tuvo vínculos con la zona desde 1835 cuando adquirió los derechos
enfitéuticos de Melchor Romero. Fue su apoderado Manuel Villarino – nieto de
uno de los mayores acopiadores de frutos del país- el que construyó el negocio
en las barrancas del río Salado, en 1842. Juan Lacroze en las cercanías del
ejido de Chivilcoy construyó una famosa atahona de la que hacía periódicos
embarques de harina el mercado porteño. Pedro Cruz, fue uno de los
primeros en instalar “negocio” en las cercanías de la cañada La Rica. Diego
Dozo, cuñado de Felipe Barrancos, como demostramos también tenía un
surtido negocio. En otras palabras, no sólo se había producido un interesante
recambio de actores, sino también de actividades. El comercio pareció ser la
puerta de ingreso al proceso de acumulación de la región.

158
La consolidación del modelo y la distribución de la riqueza a fines de la
década de 1850.
El modelo económico basado en la producción triguera mostró en los
escasos veinte años analizados: 1839 -1859 una rápida consolidación, que
supuso no sólo una profundización de las tendencias que indicamos sino
también un aumento en la complejidad de las relaciones de producción. Los
legajos de CD de 1857, 1858 y 1859 discriminan con mayor minuciosidad que
los anteriores las inversiones que tributaban, así como su ubicación en los
cuarteles y por eso nos otorgan la posibilidad de construir una radiografía del
partido en general.
La ampliación del peso de los pequeños y medianos propietarios – en
1858 suponían el 85 % de los casos- no hace más que profundizar una
tendencia ya señalada. Sin embargo, junto a ellos, los propietarios grandes lo
fueron aún más: algunos llegaron a superar el millón de pesos, como White,
Terreros, Cranwell, por la valoración de sus grandes extensiones de tierras.
Pero, no es un dato menor que creciera la franja de labradores medianos y
grandes que participó de esta misma valoración y que vio en el curso de tres
años duplicar sus capitales420.

Contribuyentes por cuarteles, según capital declarado. Chivilcoy,


1857,1858,1859.

1857 monto de capital 1858 monto de 1859 monto de


Cant. de % Cant. de capital Cant.de capital
contr. contr. % contr. %
Cuartel 18 1.038.000 12 630.000 21 1.462.000
1 (25 %) (7%) (11%)
Cuartel 18 650.000 2 850.000 3 1.070.000
2 (15%) (10%) (8%)
Cuartel 29 972.000 35 1.706.000 8 2.100.000
3 ( 23%) (20%) (17%)
Cuartel 19 239.000 26 404.000 46 1.800.340
4 ( 5%) (4%) (14,7%)
Cuartel 10 160.000 8 2.000 7 1.620.000
5 ( 3%) (0,8%) (13%)
Cuartel 12 363.000 13 335.000 4 175.000
6 (8%) (4 %) (1,4 %)
Cuartel 28 598.000 11 625.000 2 650.000
7 (14%) ( 7,5%) (5%)
Cuartel 12 181.000 15 500.000 5 1.220.000
8 (4%) (6%) (9%)
S/especi 2.274.000
fi (26%)
Pueblo - - 75 1.003.000 71 2.141.000
(12%) (17%)
Total 145 4.201.000 195 8.296.000 134 12.238.000
(100 %) (100%)
Fuentes: Legajos de CD de 1857, 1858, 1859 de Chivilcoy.

420
Los capitales de López pasaron de 350.000 en 1857 a 650.000 en 1859; Ramón Lobo, de
120.000 a 250.000, Agustín Souza, de 290.000 a 540.000; o de Juan Ramos de 100.000 a
250.000.

159
La cantidad de contribuyentes por cuarteles, como los montos
declarados, muestran un comportamiento errático421.

421
Mientras la cantidad de contribuyentes aumenta un 34 % entre 1857 y 1858, el monto de
bienes raíces declarados lo hace en un 97%, lo que implica una valoración de los activos. Entre
1858 y 1859 disminuye la cantidad de contribuyentes en un 31 %, pero el monto declarado
vuelve a ascender un 47 %, lo que acentúa la tendencia citada. Se debe aclarar que el primer
informe no incorpora a el pueblo y los otros si lo hacen. A partir de las contribuciones del año
1857 (las más detalladas) se ha podido incursionar en la descripción de los ocho cuarteles y
con la ubicación de cada uno en el registro gráfico de 1864, se ha podido establecer
“microregiones”, dentro del partido.El cuartel 1º ubicado al oeste del ejido y con el río Salado
como límite, tenía muy buenas tierras, por eso, en él coexistían grandes propiedades como la
de Mariano Biaus (ex enfiteuta) con otras 17 más pequeñas que formaban parte de los Lotes
de Chivilcoy, y cuyo capital oscilaba entre los 30.000 y 40.000 $. El cuartel 2º, ubicado
también sobre la margen del río salado, fue el de comportamiento más errático, ya que de 18
contribuyentes en 1857 pasó a sólo 3 en 1859, al quedar parte de sus tierras dentro del ejido
urbano. Los principales contribuyentes – y líderes de la movilización que describiremos en
capítulo X- fueron Manuel Villarino y Calixto Calderón. Junto a ellos estaban Diego White y
Bruno Medina. White aún asociado a Villarino, era el más acaudalado, con bienes que
superaban el millón de pesos, (cinco leguas de terreno, valuadas en 825.000$ y 120.000$ de
fincas en el pueblo.) Calixto Calderón, juez de paz que confeccionó los inventarios, tenía
65.000 $ en fincas que incluían “una casita” en el pueblo y Bruno Medina, -otro de los
protagonistas de la movilización- tenía 60.000$, también en fincas y “la casita en el pueblo.” El
hábito de poseer casa en el pueblo se vinculada al proceso de urbanización que vivía toda la
421
provincia e indicaba el ascenso social de los labradores. El 3º cuartel, ubicado en el centro
del partido, y de buenas tierras para agricultura, aunque terminaba en un gran bajo inundable,
por el que corre la cañada Las Saladas, tenía muchos contribuyentes pobres (apenas rondaban
los 10.000$) y sólo ocho acaudalados. Los pequeños contribuyentes eran quinteros ubicados
en el ejido del pueblo que posteriormente dejaron de tributar. Entre los grandes, Manuel López,
421
era el más rico con 650.000$ (4 leguas de terreno con una población y cuatro puestos) .
Agustín Sousa, otro de los activos labradores de la movilización poseía 3 leguas de campo,
valuadas en 500.000$ y tres negocios. Roman Cruz aún le quedaba media legua y una
población tasada en 80.000$. Carlos Pereyra y Santiago Barrios –ambos ex enfiteútas-
poseían una y tres leguas respectivamente. Algunas de estas grandes y medianas
explotaciones pertenecían a ex enfiteutas y otras a labradores y comerciantes enriquecidos.
Estas propiedades adquiridas por enfiteusis, compra a particulares o por la Ley de Venta de
Tierras Públicas incluyeron chacras agrícolas.
El cuartel 4º, ubicado en el centro del partido y de buenas tierras, tenía pequeñas y medianas
explotaciones surgidas de la venta de tierras públicas, por lo que encontramos una presencia
masiva de medianos productores, con una dotación de capitales promedio de 40.000 a
80.000$. Sólo Rojas y Gorostiaga, antiguos enfiteutas, continuaron con sus grandes
explotaciones. La existencia de bueyes, yeguas y carretas son indicadores del desarrollo
agrícola que debió convivir con una ganadería bastante diversificada El ganado vacuno llegó a
ocupar casi el 30 % de los bienes declarados, seguido por el ovino. Los demás tipos de
421
ganado: lanar, cerdos, mulas, sin significar elevados valores siempre estuvieron presentes .
Las diez carretas que poseía Rojas (hijo del ex enfietuta Santiago Rojas) indican que incluso
en los latifundios se practicaba la agricultura.
El cuartel 5 formado por quintas, en el ejido del pueblo, contaba con pequeñas
explotaciones, que en su mayoría tenían un capital inferior a los 10.000$. Este cuartel incluía
también algunas grandes chacras como la de Ángel Grego, Antonio Bermejo o Francisco
Sánchez. Casi todas contaban con vacunos pero en cantidades ínfimas y si bien la fuente no
lo detalla, posiblemente se tratara de vacas lecheras. Las pocas ovejas muestran que el
ovino se reservaba a las explotaciones mayores. El cuartel 7, de buena calidad de tierras,
albergaba a los grandes latifundistas- enfiteutas como Terreros - el más acaudalado del
partido con 1.600.000$-, Ovejero y Cranwel, aunque junto a ellos había varios chacareros. El
cuartel 8, con bañados y lagunas, fue el que menos se subdividió, conservándose los
latifundios de Gorostiaga, de los hermanos Lobo y el negocio de Federico Soarez. El hallazgo
en los informes de 1858 y 1859 de individuos que contribuían tanto en el pueblo como en la
zona rural, indica el fortalecimiento de ese estrato de labradores pudientes, que podían dejar
el campo en manos de terceros.

160
En los cuarteles cercanos al ejido del pueblo, se percibe una incipiente
división del trabajo: en algunas explotaciones, siendo muy escasa la dotación
en tierras, hubo importantes inversiones de capitales en útiles de labranza y
carretas. Por ejemplo, Ramón Guzmán o Emilio Luengo contaron con las
inversiones más cuantiosas en útiles de labranza de todos los inventarios. Con
esas herramientas trabajaban tierras ajenas. Asencio Cabrera, del mismo
modo, contaba con muchas carretas y bueyes, con los que transportaba las
cosechas de sus vecinos. Estos individuos dedicados a tareas de “servicio”
vivían en quintas en el ejido, en donde recibían encargos de trabajo.
Había también productores marginales, muy pobres, sin tierra, o con
muy escasa dotación, entre ellos varias mujeres que apenas contaban con
una pequeña majada de animales que posiblemente pastaran en las quintas o
en la calle. En el fragmento de explotaciones más chicas prevalecían las
mixtas orientadas a la ganadería y agricultura.422 La radiografía de las
explotaciones del partido diferencia tres tipos: por un lado, los grandes
latifundios de origen enfiteuta, que eran los que más capital tenían por la
valoración de la tierra. En estos predominaba una ganadería extensiva en la
que el ovino competía con el vacuno. Pero también dentro de ellos había
chacras agrícolas arrendadas; por el otro, las chacras mixtas en las que se
practicaba la agricultura junto a una ganadería relativamente diversificada,
cuyos propietarios eran los labradores que participaron de la Ley de Ventas de
Tierras Públicas. Este sector era bastante heterogéneo porque coexistían
desde pequeñas hasta grandes chacras e incluso labradores que poseían
más de una. Por último, estaban las quintas y explotaciones marginales,
ubicadas en el ejido del pueblo. Estas explotaciones muy pequeñas debieron
haber tenido un comportamiento errático respecto al mercado, al que solo
enviarían una parte reducida de su producción quedando el resto para el
autoconsumo familiar y por eso se diversificaron al máximo. De cualquier
modo, todos los tipos de explotaciones descriptos participaron de una notable
valoración financiera en los tres años analizados.
La presencia de explotaciones medianas y pequeñas pero ganaderas
se contradice con las visiones tradicionales que reservaban la ganadería a las
grandes estancias. Estas actividades mixtas son un ejemplo del dinamismo,
agilidad y versatilidad que tuvieron las pequeñas y medianas explotaciones;
del mismo modo que lo fue la especialización y división del trabajo entre
“contratistas” y “transportistas” .

La radiografía que pudimos obtener a partir de los informes de


Contribución Directa de 1839, 1851, 1857, 1858 y 1859 muestra el predominio
de los pequeños y medianos propietarios desde los albores del poblamiento. El
hecho de que ocupara el 2º y 1º puesto por la cantidad de contribuyentes en

422
Incluso en las explotaciones más chicas hay casos de especialización. Seis se dedicaban
exclusivamente a la agricultura, predominando entre ellas las de menor dotación de capitales,
otras cinco exclusivamente a la ganadería, especialmente vacuna. La oveja que ya se había
extendido ampliamente en otros partidos, tenía una participación muy reducida,
circunscribiéndose a pocas explotaciones. Los cerdos directamente no aparecen en los
inventarios, mientras que la dotación de vacas fue importante en la mayoría de los casos.

161
1839 y 1851 da la pauta de la existencia de un amplio sector de pequeños y
medianos propietarios; es decir de un patrón de distribución de la riqueza más
equitativo que el del resto de la provincia. Muchos pequeños propietarios, (pero
propietarios, al fin) un sector amplio de medianos y muy poco ricos fue el
rasgo distintivo del partido. Este patrón de distribución de la riqueza debió
influir (por no decir que fue el responsable) de las movilizaciones que se
produjeron en la década del 50.
La versatilidad que acompañó a la producción triguera en el modo de
organizar la producción, tal como la subcontratación de servicios, la presencia
de empresas de transporte, debido en parte a la existencia de un empresariado
ágil y moderno, también debieron influir en ese proceso. Por último, de la
comparación de la riqueza de este partido con la de otros se observa el
“enriquecimiento” que Chivilcoy logró en las décadas de 1840 y 1850, a
medida que aumentaba el precio del trigo en el mercado porteño y decaía el de
la hacienda vacuna. Circunstancia que llevó a que la mirada de los estadistas
se dirigiera hacia este partido.

162
VIII. LA PROTESTA DE LOS LABRADORES.
Introducción
En un frío y húmedo mes de mayo, mientras los arados uncidos a sus
bueyes hundían la reja en los surcos, dejando a su paso una estela de tierra
húmeda y pesada, los labradores de Chivilcoy decidieron convertir en
protesta una larga tradición local: la siembra sobre tierras ajenas.423Este
capítulo abordará algunos aspectos de esta movilización ya que creemos que
condensa, mejor que ningún otro hecho, los procesos que hemos investigado
tales como: las dificultades en los traspasos sucesorios que tuvieron los
pequeños y medianos productores, que terminó pulverizando en la mayoría de
los casos sus propiedades y los expulsó a la búsqueda de otras alternativas
económicas; la desarticulación de las economías provinciales que llevó a
buscar en una frontera no sólo espacial sino también de oportunidades, la
sociedad promisoria e igualitaria, que la esclerosis en al que habían caído las
economías provinciales tornaba cada vez más lejana; el rápido proceso de
mercantilización de los productos pecuarios que modificó de cuajo las
relaciones sociales y jurídicas sobre las que descansaba la producción de
bienes. Por eso, avanzada la década de 1840, Chivilcoy conjugaba al mismo
tiempo el fracaso y la promesa. Como tierra de inmigrantes escondía historias
de fracasos, de canales de ascenso social truncos, de dificultades en la
reproducción individual y familiar en los terruños de antigua colonización, en
las provincias interiores o en cualquier otra región de la que provenían sus
habitantes. Pero también, como ninguna otra región, Chivilcoy representaba la
promesa del progreso, que se alcanzaría de la mano de la agricultura, base
de una sociedad igualitaria. Los labradores pequeños y medianos verían
colmados sus anhelos de progreso y bienestar con su trabajo en una sociedad
nueva, justa y laboriosa.424
La búsqueda de esa sociedad era un anhelo largamente compartido con
los estadistas de la época. Justamente fue el conflicto de estos labradores lo
que le permitió a Sarmiento formular sin reticencias el proyecto de
trasformación rural que creía esencial para la creación de una nueva nación.425
Pero, lo que realmente movilizó a Sarmiento fue que “un grupo compacto de
esas masas rurales habitualmente pasivas (o reaccionado al servicio de causas
que le eran ajenas) se hubiera movilizado para defender un interés propio.”
(Halperín, 1980). Chivicloy, según Halperín, abrió por un momento la
perspectiva de la transformación de la campaña. Y, no sólo Sarmiento percibió
las potenciales consecuencias políticas, económicas y sociales de la protesta
sino también lo hizo Mitre, que no dudó en levantar su voz contra los “señores
feudales que dominan la campaña y la condenan a la despoblación y el
atraso.”426

423
Petitorio para la venta de las tierras públicas del partido enviado a la H. Sala de
Representantes el 22 de mayo de 1854.
424
Sin dudas este contexto ideológico fomentó la expresión de los labradores.
425
T. DONGHI HALERÍN Una nación para el desierto argentino, Prometeo, Buenos Aires,
2005, p. 132.
426
B. MITRE y D. SARMIENTO “Mensaje del poder ejecutivo de la provincia de Buenos Aires
sobre la creación de centros agrícolas a lo largo del ferrocarril oeste” en Sarmiento D, Obras
completas Tomo XXIII, Buenos Aires, Luz del Día, 1951, citado en DONGHI HALERÍN T “Una
nación para el desierto argentino”, op. cit.

163
Pero, como bien señala Halperín, esta perspectiva se presentó
rápidamente ilusoria por diversos motivos, que no serán analizados en este
trabajo, que se limita a abordar su momento inicial. Por eso, el conflicto que
analizamos marca como ningún otro el tiempo en el que la transformación de
la campaña ganadera en una sociedad campesina no sólo aparecía posible
sino también deseable. Sin embargo, a partir de este momento se acumularon
transformaciones irreversibles que frustraron este modelo e hicieron
imposible formular otro nuevo, mostrando que ese instante en que el país
parecía ávido de recibir una nueva forma había quedado irremisiblemente
atrás. Por eso, su análisis nos permite jugar con la posibilidad de pensar que
de no haber fracasado, otro país hubiera sido posible.
Por último, debemos reconocer que siempre nos llamó la atención, que un
grupo de rústicos labradores de frontera, ni siquiera propietarios, tuviera no
sólo un discurso, que en algunos aspectos se lo puede considerar propio de
sectores letrados, sino también la actitud de peticionar y más aún de presentar
propuestas a los estadistas de la época. Y, no sólo nosotros fuimos los
sorprendidos, sino que también lo fueron los historiadores locales, que hicieron
reposar la identidad local sobre su clarividencia.
Nos inclinaremos en este trabajo por otorgarle un origen más prosaico,
derivado de los nuevos aires políticos que siguieron a Caseros, cuando hizo
su aparición una opinión pública ampliada de la que formaron parte estos
vecinos. La renovada relación entre la clase política en formación y este
nuevo sector, cuyo mandato no dejo de invocarse, dio origen a un diálogo
muy fluido, en el que los periódicos surgidos en esos años tuvieron un papel
clave. El Nacional, de Vélez Sarfield427, como Los Debates, de Mitre -entre
tantos otros aparecidos en esos años de eclosión de un “nuevo diarismo428- se
presentaron como intérpretes de la nueva opinión pública que surgía de las
ruinas del rosismo. Graficamos esta relación como una caja de resonancia, en
la que las ideas – e incluso el discurso- de la élite letrada era reapropiado por
sectores, como estos labradores, que lo reformulaban de acuerdo a sus
intereses429. Por eso creemos que más que de una formación académica
elevada (que no tenía ninguno de los labradores del partido) su discurso y sus
ideas tuvieron su origen en ese diálogo.
El juego dialéctico planteado no se acabó con la adopción del discurso;
sino que supuso también que estos sectores que hacían su aparición en la
vida pública fueran respaldados por la élite letrada cuando presentaban notas
y petitorios. Y, en ello también la prensa comenzó a desempeñar un papel
clave como formadora y articuladora de la opinión pública en la etapa en que
se iniciaba430.Por eso, buscaremos recrear el diálogo entre los petitorios de los

427
El Nacional (1852-1893) fue inicialmente dirigido por Velez Srafield aunque más tarde fue
considerado el órgano de la fracción sarmientina. En H. SABATO, La vida pública en Buenos
Aires, en Nueva Historia Argentina, tomo IV, Bonaudo, (comp).
428
A. LETTIERI De la República de la Opinión a la República de las instituciones”, en Nueva
Historia Argentina, Bonaudo (comp.) Tomo IV, Buenos Aires, 1999.
429
Tuvo mucho que ver en ello la rápida expansión de la prensa después de Caseros, no sólo
en cuanto a la multiplicación de diarios, periódicos, revistas y panfletos, sino también al
volumen de las ediciones. Sólo en 1852 salieron treinta periódicos nuevos algunos con
ediciones de 3000 a 4000 ejemplares, que hizo que se produjera un ejemplar de diario por
cada cuatro habitantes de Buenos Aires
430
A. LETTIERI “ De la República de la Opinión a la república de las instituciones” en Nueva
Historia Argentina, Bonaudo (comp.) Tomo IV, Buenos Aires, 1999

164
labradores y los debates en las cámaras y los artículos periodistas de las élites
letradas identificando sus semejanzas.

La movilización.

La movilización de labradores es un hecho que no sólo admiró a


Sarmiento y a Mitre sino que por ser relativamente inédito en la historia de
nuestro país, sigue causando admiración hasta el día de hoy. A diferencia del
resto de América Latina donde las reformas liberales fueron acompañadas por
cruentas luchas sociales y políticas, aquí fueron muy poco habituales las
movilizaciones campesinas, ya que supuestamente primó la convivencia
armónica entre terratenientes y arrendatarios, fruto del acuerdo fundamental
basado en la mutua conveniencia económica.431Esta imagen que se encuadra
dentro de una larga polémica referida al atraso del agro argentino ha sido
relativizada con numerosos trabajos432.
La movilización analizada en esta oportunidad, escapa a la construcción
que tradicionalmente se ha hecho del conflicto arrendatario/propietario, por
varias razones; la primera, porque como demostraremos a continuación si bien
una de las partes estuvo constituida por arrendatarios, la otra no lo estuvo por
terratenientes sino por el estado; y quiénes poseían la tierra - ex enfiteutas, en
este caso- tuvieron un papel extremadamente secundario e incluso, menos
peso político y económico que los propios labradores. En segundo lugar, no
puede pasar desapercibido que el inicio del conflicto coincidió – no
casualmente- con el debate sobre el destino de las tierras públicas, polémica
que concluyó con la sanción del código civil de Vélez Sarfield, que sentó las
bases de la propiedad privada territorial. Por el momento en que se sustanció,
de bisagra entre las formas de agricultura tradicional y las plenamente
capitalistas cuesta definir la lógica de los actores y enmarcarlos en la
polémica sobre el atraso del agro pampeano que se refiere básicamente a
relaciones capitalistas.
Resulta difícil además, asimilar esta movilización a un conflicto social, al
menos como los que fueron comunes en el resto de América Latina. Más bien,
suponemos que el accionar de los labradores quedo enmarcado dentro de los
cánones de civilidad de la época y fue materializado en varios petitorios
elevados a estadistas que comulgaban con los intereses e ideas de los
peticionantes. La perspectiva adoptada no le quita protagonismo a la acción de
los labradores, ya que no existe registro de comportamientos similares en
otros partidos de la provincia y que, además, las consecuencias de la
movilización no fueron mínimas; así lo amerita el hecho de que se efectivizase
el fraccionamiento y la venta de la tierra pública en lotes de medianas
dimensiones, dando origen a una suerte de reforma agraria.
Llegados a este punto, debemos aclarar que hemos llamado
movilización a la reunión en determinados sitios, de grupos más o menos
431
El intenso debate historiográfico, desatado en los años sesenta , que giró en torno a la
búsqueda de explicaciones del atraso argentino planteó dos visiones del chacarero
pampeano; una de ellas, más optimista, es justamente la que sostiene que la ausencia de
conflictos es muestra de los acuerdos mutuos y de la facilidad del ascenso social. Dentro de
esta perspectiva se encolumnaría J. SABATO, La pampa pródiga: claves de una frustración,
Buenos Aires, CISEA, 1981.
432
J.M. PALACIO, La paz del trigo. Cultura legal y sociedad local en el desarrollo agropecuario
pampeano, 1890-1945, GEDISA, Buenos Aires, 2004.

165
numerosos de vecinos con el fin de elevar pedidos o notas a las autoridades.
Los comentarios, los debates, las reuniones y la discusión de cuestiones
esenciales para el progreso del país, así como la elevación de notas y
petitorios a las autoridades fueron las acciones realizadas por estos
labradores; ya que no hay registro de que efectuaran otras y con esto
volvemos a la aseveración del párrafo anterior; si existía cierta disconformidad
en el partido por la tenencia de la tierra o por el precio del trigo, los
perjudicados usaron únicamente vías investidas en la civilidad y legitimadas
por la constitución. Nada más lejano a estos labradores que las montoneras,
los atropellos y los demás modos que adoptaron tradicionalmente los conflictos
sociales. Los presentamos entonces, como un grupo de ciudadanos imbuidos
en altos valores cívicos haciendo uso del derecho de petición:
“Los vecinos que suscriben, en uso del derecho de petición que les
confiere la ley”433[11],
El petitorio, que proviene de una vieja costumbre adquirida durante la
colonia, cuando la actitud que se esperaba aún de los más poderosos sectores
de intereses frente a los emisarios de la corona era la de humildes
peticionantes, se había redefinido como un derecho civil y en este contexto era
una conducta muy aprobada que los ciudadanos, preocupados por el progreso
del país, peticionaran a sus autoridades, más aún si el pedido iba acompañado
de propuestas fundamentadas. En todas estas acciones se debe destacar el
contagio que produjeron los debates sobre el proyecto de país, ya que si hubo
una etapa pletórica de debates en la historia argentina; si hubo un momento en
que se pensó y discutió que país se quería hacer, fue esta y llamativamente
esta inquietud no quedo limitada a los estadistas y políticos, sino que se
derramó por el resto de la sociedad.
La aparición de la denominación: “labradores chivilcoyanos” firmando
petitorios, artículos de diarios, revistas y notas al gobierno, e incluso, que las
autoridades utilizaran esta denominación para dirigirse a ellos, habla de la
entidad que había adquirido la denominación. Si rastreamos con cuidado las
fuentes de información, observamos que esta denominación se utilizó sólo
entre mayo de 1852 y julio de 1858. Ni en la década de 1840 ni en la del 60
aparecen registros de ella. Se debe aclarar que en algunos casos aparece solo
la denominación “labradores chivilcoyanos” encabezando o firmando las notas,
en cambio en cinco casos –que tienen un carácter más marcado de petitorio- a
la solicitud le continuaban las firmas de los labradores, que solían ser
trescientos o más. Podemos extraer la primera hipótesis: fue sólo en ese corto
lapso de tiempo cuando hubo una fuerte identidad común definida en torno a
dos cuestiones: la agricultura y la localidad. Ellos mismos se vieron diferentes
a los pobladores de los otros partidos y también así lo hicieron las autoridades.
Por eso cabe preguntarse ¿Cómo surgió esta identidad?
El 23 de mayo de 1852 aparece por primera vez “labradores de Chivilcoy”
en una nota solicitando la prohibición de la libre introducción de harinas
extranjeras. Debemos tener en cuenta que hacía muy poco (en los últimos días
de enero), había estado el “Ejército Grande” al mando de Urquiza de paso por
Chivilcoy y el boletinero, Domingo Sarmiento, tomó contacto por primera vez
con la región. No fue casual que el ejército acampara en el campo de Don
Patricio Gorostiaga y cuentan las crónicas locales que los principales vecinos
433
Petitorio de los labradores chivilcoyanos, del 22 de mayo de 1854.

166
fueron a entrevistarse con Urquiza. En esa oportunidad debieron escuchar a
Sarmiento decir: “aquí va a fundarse el inquilinaje, el azote de Irlanda434 e
incluso habrán tenido oportunidad de intercambiar ideas sobre uno de los
problemas que ya por aquellos años le preocupaba a Sarmiento: el del reparto
de la tierra pública como vehículo de desarrollo.435 Justamente fue Don
Patricio Gorostiaga designado Juez de Paz en marzo de 1852, momento en
que comenzaron a aparecer las notas. Es factible, que el vínculo con
Sarmiento, la presencia de un juez de paz muy politizado, pariente de los Frías,
embargado por Rosas, amigo de Urquiza y hermano del futuro constituyente,
hayan tenido que ver con el inicio de la movilización. Pero, sin dudas, más
incidieron sus protagonistas. Antes de preguntarnos por ellos conviene
identificar las cuestiones capaces de movilizar a estas supuestas “masas
inertes”.
Hemos identificado dos cuestiones que aparecen en forma recurrente
en los petitorios:
• La protección del trigo y de la harina.
• La tierra pública.
En los seis años que transcurrieron entre el octubre del 1852 y junio del
1858, los labradores de Chivilcoy hicieron cinco petitorios o presentaciones
colectivas, que llamativamente fueron –salvo dos- escritas y firmadas de puño
y letra de diferentes personas, con lo que se amplió la cantidad de labradores
capaces de proponer a partir de un discurso progresista, reformas de peso. A
modo de síntesis hacemos un racconto de ellas, pero también de la
repercusión que obtuvieron en la prensa, porque como indicamos
anteriormente del “diálogo” entre los labradores y los estadistas, cobró bríos
la movilización. El diálogo trabado se pone en evidencia en reiteradas
oportunidades, por ejemplo:
Después de ocuparse de un aserto del periódico “El Nacional”
del 25 de octubre que dice “por proteger la agricultura nos hemos
quedado sin agricultura”, los agricultores de Chivilcoy señalamos
algunas medidas para el adelantamiento y mejora de la campaña,
entre las que figura muy especialmente la prohibición absoluta de
la entrada de harinas extranjeras en atención a lo abundante que se
presenta la cosecha.”436

434
D. SARMIENTO D, Campaña en el ejército grande, en Obras Completas, op cit.
435
El propio Sarmiento afirmó posteriormente: “como se ve el problema de las tierras no nos
toma de nuevo, y quién sepa que hemos visitado Argelia, penetrado hasta los límites internos
de la colonización francesa y los Estados Unidos hasta los Estados del Oeste, que se están
colonizando actualmente, no dudará de nuestra verdad, si le aseguramos que desde 1845 nos
ocupamos ya de estas cuestiones y que aquellas lejanas excursiones en nuestros viajes
fueron emprendidas con el objeto de estudiarlas”. En SARMIENTO D, Obras completas, op cit.
436
AGN, Sala X, 28-2-6.

167
Secuencia de petitorios de labradores chivilcoyanos y artículos en la
prensa porteña referidos al tema.
437
Fecha Motivo Escrita y primeras firmas Cantidad de
firmada firmas
por
28 de Gratitud a Urquiza Federico Gabriel Ramírez, Julián Regojo, Lázaro 266
octubre
Urquizadep apoyo a la agricultura Soárez Molina, Alejandro Molina, Manuel
1852 Montenegro, Manuel López, Agustín
Falcón, Manuel Bustamante, Solano
Almeida, Martín Amespil, Cirilo Olmos,
Anastasio Villafañe, Francisco
Figueredo, Tomás Lucero, Ángel Grego,
Félix y Carlota Guzmán, Antonio
Bermejo, Hilario Viñales, Pedro Coronel,
Rebollo Valentín, Galán Ruperto,
Barrancos Ventura.
2 de Protección a las Calixto Anastasio Chávez, Federico Soárez, 256
septiembre harinas y trigos Anastasio Villafañe, Alejandro Molina,
de 1853 Calderón Rebollo Valentín, Gabriel Ramírez, León
Amespil, Manuel Villarino, Ángel Grego,
Antonio Bermejo, Mariano Benítez,
Benito Figueredo, Ruperto Galán, Bruno
Medina, Montenegro Manuel, Francisco
Sánchez.
438
Octubre Estadísticas de Manuel Revista del Plata.
1853 Chivilcoy Villarino
439
Enero Protección acertada Manuel Revista del Plata
1854 Villarino
22 de Venta o arrendamiento Gabriel Manuel Villarino, Calixto Calderón, 361
mayo de de las tierras públicas Ramírez Miguel Calderón, Bruno Medina,
1854 Cayetano Castro, Esteban Lobato,
Ruperto Galán, Ramón Trejo, Félix
Dozo, Souza Agustín, triunfo Villafañe,
Ezcurra Felipe, Pedro Coronel, Carlota
Guzmán, Marcos Décima, Lobo
Jerónimo, Grego Ángel, Rebollo
Valentín, Lucero Tomás, Benítez
Mariano, Castro Ambrosio, Luna Juan,
Chávez Anastasio, Bermejo Antonio,
Falcato Julio, Coria Valentín, Lobo Juan,
Montenegro Manuel, Figueredo Manuel
440
15 de Defensa de protección J. Portela Revista del Plata
agosto de aduanera
1854
441
12 de Ley de tierras de Sarmiento Editorial “El Nacional” . El diario publica
agosto de Chivilcoy un opúsculo con
1855. el análisis de los
artículos
efectuado por
Sarmiento

437
Para poder definir un núcleo duro dentro de la protesta hemos tomado las primeras firmas y
las de quiénes en reiteradas oportunidades firmaron por otros.
438
Revista del Plata, octubre 1853, pp. 55, Biblioteca de la Universidad de La Plata,
hemeroteca,
439
Ibidem, pp. 244
440
Ibidem, pp 314

168
442
12 de Discusión de la Ley de Sarmiento El Nacional .
septiembre Tierras Públicas
de 1856
443
16 de Ley de Ventas de Sarmiento El Nacional .
sptiembre tierras públicas
de 1856
444
15 de Cámara de Senadores Sarmiento El Nacional.
octubre de
1856
445
25 de Chivilcoy en los Sarmiento El Nacional .
septiembre boletos de sangre
de 1856
446
27 de La revolución Sarmiento El Nacional
septiembre económica
de 1856
6 de Agradecimiento a Federico Manuel Villarino, Valentín Coria, 52
octubre de Mitre por la Ley de Soarez Anastasio Chávez, Juan Goyeneche,
1857 tierras y solicitud de no Juan A García, Norberto Villegas, Juan
efectuar levas para la Bruno Medina, Francisco Castagnino,,
Guardia Nacional Carlos Ortiz, Ventura Molina, Inocencio
y Manuel Montenegro, Antonio Bermejo
Bermejo, Calixto Calderon, Francisco
Seoanne.
20 de junio Aranceles hasta Calixto Pedro Coronel, Federico Soárez, 86
de 1858 llegada del ferrocarril a Benítez Cornelio Benítez, Sebastián Echaide,
Mercedes Gregorio Molina, Antonio Luna,
Francisco Castagnino, Manuel Reynoso,
Ángel Grego, Manuel López, Valentín
Coria, Francisco Ortiz, Triunfo Villafañe,
Toribio Roldán, Francisco Laborde,
Román Cruz, Miguel Calderón, Mariano
Benítez, Juan Goyeneche.
Fuente: Petitorios ( ver anexos) y publicaciones de “El Nacional· y de la Revista del Plata.

Los motivos de la movilización:


a- La protección del trigo, un viejo reclamo.
No fue casual que la primera cuestión fuera la de los aranceles del trigo,
ya que no sólo tenían larga data, sino que también habían generado
acalorados debates. Las reformas financieras de Rivadavia implementaron
aranceles para el trigo y la harina que se modificarían de acuerdo al valor de la
plaza local447. Con ciertas modificaciones, dictadas por el deseo de ajustar
mejor las tarifas a las exigencias económicas de la provincia, estos aranceles,
que entraron en vigencia en enero de 1822, se mantuvieron durante más de
una década. La depreciación del peso tuvo un efecto muy marcado sobre

441
Obras Completas de Sarmiento Tomo XXIII; Editorial La Luz del Día, Buenos Aires, 1951,
pp. 281.
442
Ibidem, p. 286.
443
Ibidem, p. 288.
444
Ibidem, p. 290.
445
Ibidem, p. 306.
446
Ibidem, p. 308.
447
M BURGIN, Aspectos económicos del federalismo argentino, Editorial Hachette, Buenos
Aires, 1970. El trigo importado tendría un impuesto de 4 $, cuando el precio interno fuera de 6 $
y cuando el precio interno aumentara a 9 $ se rebajaría el arancel a 1 $ por fanega y sólo
cuando valiera más de 9 $ se abriría la importación libre

169
estos gravámenes; 448sin embargo, a pesar de ello y de las controversias que
provocó, fue difícil de erradicar porque una muy elevada parte del
financiamiento del estado recaía en los ingresos aduaneros.449 En 1831 un
nuevo decreto modificó las alícuotas de la harina,450 supuestamente porque
las industrias agrícolas estaban en peligro de ser: “totalmente abandonadas
por la falta de suficiente incentivo451.” Pero estas tasas no eran más protectoras
que las anteriores y además pesaban sólo sobre la harina; el trigo siguió con
los derechos de importación fijados en 1822. En 1834 un petitorio firmado por
“Unos labradores” describió el “trato infame” que habían recibido del gobierno
provincial y pidió medidas para hacer más provechosa la agricultura.452 En
1835 nuevamente, los agricultores de Buenos Aires pidieron que se duplicaran
los derechos de importación de los trigos y harinas extranjeras y argumentaron
que: “Buenos Aires que ha provisto en otros tiempos de trigo a lugares muy
lejanos, se ve abastecida actualmente de harinas norteamericanas, trigo del
Cabo y hasta de las costas del Mar Negro, que llegan a través de los puertos
del mediterráneo.”453 Volvieron a revisarse los aranceles para la harina en
1835; pero el reajuste efectuado en esta oportunidad tampoco garantizó una
adecuada protección. 454
No puede extrañarnos entonces, que los primeros petitorios de los
labradores fueran referidos a la política arancelaria, en la que estarían
recogiendo una larga tradición de petitorios y planteos. Pero además el abasto
de trigo en la década de 1850 era mucho más complicado que cuando se
habían discutido los aranceles –en 1830- porque el trigo producido per-capita
en Buenos Aires había descendido de 1,08 fanegas en 1821 a 0,40 en
1850.455 El importante crecimiento demográfico que se verificó en esos años no
fue acompañado de un aumento paralelo en la producción de trigo. Esta
situación llevó a que de Moussy afirmara a fines de la década de 1850:
“Aunque el cultivo de trigo se ha más que decuplicado en la provincia de
Buenos Aires, esta provincia no produce ni siquiera la mitad de lo que es

448
Así por ejemplo, el impuesto de 3 $ por quintal a la harina importada resultó poco menos
que nominal frente al aumento al triple del precio de la harina.
449
La oposición al comercio “libre” de Rivadavia se concentraba principalmente en el partido
federal, el único que abogaba por la causa de la industria y de la agricultura, pero el grado de
disposición de los dirigentes federales para defender el proteccionismo variaba de una
provincia a otra; y justamente los dirigentes de Buenos Aires, que eran muy sensibles a los
intereses de los saladeristas, no les entusiasmaba la protección, en Burgin, op it.
450
Debería pagar 9 $ cuando la doméstica no excediera los 45 $ el quintal; cuando se vendiera
entre 45 y 60 $ el derecho se reduciría a 7 $ y cuando pasaran los 60 $ el derecho caería a 5 $,
en BURGIN M “Aspectos económicos…” op cit.
451
Decreto del 7 de enero de 1831 en REGISTRO OFICIAL Nº 1, pp, 19, 20.
452
GACETA MERCANTIL Nº 3346, del 28 de enero de 1834.
453
Los labradores de la Provincia de Buenos Aires pidieron que se duplicaran los derechos de
importación a los trigos y harinas extranjeras, documento reproducido como apéndice de
Horacio Pereyra “Proteccionismo y desarrollo agrícola, un documento de la época de Rosas”
en Trabajos y Comunicaciones Nº 12, La Plata, Facultad de Ciencias de la Educación,
Departamento de Historia, 1964, p 169. Citado por J.C CHIARAMONTE, Nacionalismo y
Proteccionismo Económicos, 1860-1880, Ediciones Solar.
454
El documento se limita a la situación de la agricultura provincial, sin intentar una discusión
del problema en sus fundamentos teóricos. Chiaramonte considera que los labradores de
Buenos Aires, fueron en esta oportunidad mesurados en su petición y prudentes en sus críticas
a la economía clásica. CHIARAMONTE, ibidem.
455
DJENDEREDJIAN J, op cit.

170
necesario para su propio consumo.”456 Por eso, el aumento del consumo
urbano fue abasteciéndose cada vez más con oferta externa, ya fuera de
provincias interiores, como las cuyanas, Córdoba ó del exterior, como Chile.
Con cuatro petitorios colectivos los labradores solicitaron la restitución de
los aranceles aduaneros. Obviamente los argumentos se reiteraron en casi
todos. Por eso, trataremos de desglosar los tópicos que tuvieron origen en
las ideas de las minorías letradas y que fueron apropiadas por los labradores
de los que fueron originarios en el propio sector y respondieron a las
condiciones concretas en las que se desenvolvía la producción triguera,
como la cuestión de la mano de obra o la carestía de los fletes.

 La cuestión de la mano de obra.


La cuestión de la mano de obra es quizás el mejor ejemplo de un
argumento nacido en el seno de la producción triguera y que responde a
condiciones concretas de la misma, ya que este fue uno de los mayores
límites que encontró en el contexto antes descrito. Por eso, fue la cuestión
que más se reiteró en los petitorios, apareciendo ya en el primero, redactado
por Soarez:
“…la libre introducción de harinas sería la ruina de 8000 labradores
de este partido, por la carestía de brazos y por el atraso de la
maquinaria en ese ramo, que traería malestar al país en general457.”
Como quedó demostrado casi no hubo variaciones técnicas en la década
de 1840, en cambio sí hubo modificaciones en el mercado: los buenos
precios de esa década permitieron el crecimiento de la producción y por eso,
creemos que la expansión triguera de Chivilcoy respondió más a ellos que a
los primeros. No puede pasar desapercibido que ante la ausencia de
innovaciones, cada vez se hizo más intensivo el uso de la mano de obra, que
terminó siendo el problema más acuciante de la producción triguera. En
consecuencia, las levas militares fueron un tema recurrente ya que en un
contexto de escasez de brazos la competencia desigual que se trababa entre
los labradores y los jefes militares por su control era necesariamente motivo
de tensión. Una de las últimas veces que se encontró una representación
colectiva de “Los labradores de Chivilcoy” fue en un agradecimiento a Mitre por
la Ley de Venta de Tierras Públicas, fechada el 6 de octubre de 1857, en la
que volvieron a exponer su preocupación por las levas militares:

“Justicia es que expresemos nuestra sanción y


reconocimiento a la participación de usted en la Ley de tierras de
Chivilcoy, que cuasi complementa la obra de engrandecimiento de
Chivilcoy. Decimos que cuasi complementa, porque aún falta al
labrador la seguridad para entregarse a trabajos de una naturaleza
indiferibles como marcados por las estaciones e imposibles de ser
postergados arbitrariamente.

Así, señor Coronel, llamar a nuestra guardia nacional al


servicio, en las sementeras o cosechas, es lo mismo que en un
centro industrial se incendiasen las manufacturas todas, fruto de la
industria de un año(…) No escapara al juicio de usted que los
456
Citado por DJENDEREEDJIAN J op cit, pp 178.
457
AGN, Sala X, 28-1-10

171
trabajos que reclama el pastoreo pueden postergarse a placer (…)
Tenemos más de 500 hombres en el Bragado y otros tantos han
regresado a las provincias, esquivando el servicio de las armas.;
todos arrebatados al arado, mientras que los guardias nacionales de
Areco, Navarro, Villa de Mercedes y otros puntos continúan
tranquilamente apacentando sus ganados.

Hay una circunstancia que es necesario llamar su atención:


los brazos que empleamos en la labor de la tierra son todos
provincianos que se introducen anualmente en demanda de trabajo
y seguridad; pero si se los distrae de esto para el servicio de las
armas, no solo se nos priva de este preciso y principal elemento de
nuestra industria, sino que desmoralizan nuestras fuerzas con
deserciones……458.”
 El transporte.
La carestía de los fletes fue otro argumento para solicitar la prohibición
del ingreso de harinas extranjeras, al menos durante cinco años hasta la
llegada del ferrocarril a Chivilcoy. En un efusivo petitorio sin fecha los
labradores afirmaron:
“.(…)La dificultad y carestía de las conducciones es otro de los
escollos(…)La mayor parte de nuestra utilidades, sino todas las
absorben los fletes que pagamos, tan considerables son estos que
en ciertas épocas del año podemos afirmar sin exageración que las
conducciones de Chivilcoy a Buenos Aires son más costosas que las
de Buenos Aires a Europa. Estos son inconvenientes que tiene que
vencer la agricultura para su prosperidad.
La protección que pedimos es la prohibición absoluta a la
introducción de harinas durante cinco años. Liberales por
convencimiento en cuanto a las franquicias comerciales hacemos
nuestra excepción con una industria que marcha inevitablemente a
la ruina. Pedimos esta ley por cinco años. Quizás a la terminación el
ferrocarril oeste haya llegado a Mercedes y traerá la baratura de las
conducciones” 459
Las dos cuestiones más acuciantes: la mano de obra y el flete fueron los
límites que encontró el desarrollo de la agricultura local y creemos necesario
remarcarlos porque la producción triguera comenzó a desarrollarse en este
partido antes de la llegada del ferrocarril y con mano de obra básicamente
criolla. Justamente la superación de esos dos límites condujo a los dos
grandes avances de las décadas siguientes: la migración masiva y el ferrocarril.
El 20 de junio de 1858 ochenta y cuatro labradores elevaron otro petitorio
al gobernador Alsina titulado “Fomento a la agricultura” en el que volvieron a
reiterar el problema de los fletes:
“(…) enormes gastos que en el momento se originan, unidos a
los altos fletes que pagamos desde este partido en el transporte de
los granos que no bajan de 40 a 45 pesos por fanega de trigo y 60 a
70 por el maíz, hacen que el artículo sea sobremanera recargado y
por consiguiente ruinoso para la industria.
458
Cartas Confidenciales de varios sobre diversos temas, Archivo del General Mitre, Tomo XV,
Sopena, Barcelona, 1912.
459
Libro Orígenes 6 folio 34, año 1859, Archivo Municipal.

172
Por eso y por otras razones que omitimos pedimos la
importación de harinas extranjeras solo cuando nuestros trigos
valgan el precio de 200 $ la fanega. Es imposible Sr. Gobernador
que podamos competir con las harinas norteamericanas pues los
fletes que pagamos son diferentes que en Europa.
En el año 1856 los trigos valían 210 a 250 $ la fanega y
actualmente de 80 a 120 $ y sin embargo de esta notable diferencia
el pan es de igual valor y tamaño.”460
A medida que la cuestión de la extensión del ferrocarril comenzó a
ocupar editoriales en los diarios porteños, los labradores incorporaron la
cuestión del costo de los fletes como argumento para sostener el reclamo de
la protección a la agricultura. Pero también comenzaron a usar a la prensa para
dar a conocer sus necesidades y propuestas: el 8 de agosto de 1855 los
vecinos de Chivilcoy ofrecieron, desde una nota en “El Nacional”, suscribir
entre uno y dos millones de pesos en acciones de FCO461. Sarmiento, con
entusiasmo, les respondió desde el mismo periódico a los tres días:
“A propósito del pan caro, los vecinos de Chivilcoy, propietarios y
arrendatarios se ofrecen tomar quinientas acciones en el camino de
hierro si alcanza Mercedes. La cosa se explica fácilmente. El pan
esta caro porque no hay harinas; los vecinos de Chivilcoy tienen
trigos; pero como es invierno y no hay caminos, aquí perecen y allí la
abundancia es inútil. Pide el pueblo a gritos que se deje importar
libre de derechos la harina ¿Importar de donde? De Estados Unidos,
de Chile. Pero los vecinos de Chivilcoy piden que se les permita
importar libres de derechos enormes de flete, su trigo, que estará
siempre a veinte leguas del molino y no pueden traerlo462.
El remedio para la carestía del trigo, según Sarmiento era mejor
comprendido por los vecinos de Chivilcoy que los de Buenos Aires:” tomar
acciones en el ferrocarril que pondrá en contacto diario las harinas de
Chivilcoy con las bocas que han de comerla en forma de pan.”463 Aprovechó
Sarmiento el epílogo de la nota para dar muestras del agrado que sentía por
los labradores de Chivilcoy: “los trescientos labradores de Chivilcoy podían
comprar las acciones porque tenían más ventajas que diez enfiteútas. El
capital que explota grandes extensiones sin trabajo, saca cien veces menos
provecho que cien labradores.”
Sin dudas fue la cuestión de los fletes uno de los “cuellos de botella”
que debía enfrentar la producción triguera que se llevaba a cabo a 160
kilómetros de su mayor mercado: Buenos Aires. El servicio de carretas entre
ambas localidades aplicaba un flete que llegaba a 42 $ la fanega de trigo,
monto que resultaba cinco veces superior al cobrado por los barcos que traían
ese producto desde Chile464 e incluso podía subir hasta 65 $ cuando los
caminos estaban en mal estado.465

 Ciudadanos y labradores
460
Libro Orígenes 7, folio 18, año 1860, Archivo Municipal.
461
El Nacional, 8 de agosto de 1855.
462
SARMIENTO D, El camino del Lacio, Obras Competas de Sarmiento, Tomo XXIII, op cit.
463
Ibidem.
464
El Nacional, 6 de septiembre de 1855. Citado por SCHVARZER J Y GÒMEZ T “La primera
gran empresa de los argentinos. El ferrocarril oeste, 1854-1862”, FCE, Buenos Aires, 2006.
465
“El orden”, 24 de junio de 1857.

173
En otros argumentos, en cambio, puede observarse una mayor influencia
de los sectores letrados urbanos, indicando la permeabilidad de ciertos tópicos,
aún en ámbitos escasamente favorecidos por la expansión cultural de los años
posteriores a Caseros. Verse a si mismos como artífices del progreso fue una
apropiación que los labradores chivilcoyanos hicieron del discurso de algunos
exponentes de la juventud letrada. El intenso diálogo que pudieron trabar con
ellos, en el contexto de eclosión del diarismo, que siguió a la caída de Rosas
favoreció esa incorporación. Ya en la primera presentación de Soarez aparece
esta cuestión:
“Los labradores de Chivilcoy que suscriben en armonía con
las ideas económicas de V.E (…) nos vemos obligados por
sentimiento a elevar a usted una manifestación de nuestra gratitud
como ciudadanos y como labradores. Como ciudadanos porque
vemos en esta protección decidida de la agricultura una de las
medidas de poblar nuestros inmensos y fértiles desiertos que
reclama la industria del hombre ofreciendo una ocupación lucrativa
que sirva para desarrollar la actividad y dé incentivo a una
inmigración en gran escala. Y como labradores porque después de
los enormes perjuicios que hemos sufrido, la práctica de los buenos
deseos que V.E a favor nuestro nos rehabilita para continuar con
nuestras afanosas tareas.” 466
El agradecimiento lo hicieron desde su papel de ciudadanos y
labradores, quedando ambas condiciones cargadas de valencias positivas. Ser
ciudadano en la campaña, en el sentido de actuar en la construcción del
nuevo orden burgués, del mismo modo que labrar la tierra, adquirieron la
dimensión de valores morales. No puede pasar desapercibido que para los
sectores letrados de mediados del XIX, el progreso material había adquirido
ya un matiz casi religioso. Lo llamativo es el sincretismo que hicieron los
labradores al vincularlo con la agricultura. Esta última actividad requiere un
trabajo más intensivo y constante que la ganadería y genera en consecuencia,
un mayor bienestar. Las huertas prolijas, las grandes plantaciones de frutales,
la preparación de las conservas, el desecamiento de las frutas, la molienda del
trigo son todas tareas que demandan grandes esfuerzos colectivos pero que
redundan en una mejora sustancial en las condiciones de vida de la población.
Casa prolijas, jardines con flores, esmeradas huertas fueron motivo de orgullo
para los chivilcoyanos y ejemplos que merecían el elogio de los la juventud
letrada, que veía en el progreso material el objetivo de la acción política.

 La dicotomía entre la libertad y el progreso versus la tiranía y


el atraso.
La preocupación por poner distancia de la tiranía rosista, capaz de
arrancar manifestaciones similares por la fuerza, en contraposición con la
imagen de miles de familias agradecidas, es una construcción recurrente en
este tipo de notas.
“Confiamos que esta manifestación no será tomada como
un remedo de las que arrancaba la tiranía de un pueblo sumido a la

466
AGN, Sala X, 28-3-11.

174
fatalidad, sino la expresión de miles de familias agradecidas que
deben la reparación de sus graves perjuicios a V.E(…)”467

Un pasado oprobioso, en el que la región aún era un desierto, un presente en


el que prima el bienestar de las familias labradoras y un futuro que debe ser
construido por los estadistas, aparece como construcción reiterada en los
petitorios. Las semejanzas con la obra de Sarmiento alcanzaron una esfera
tan intima como la construcción del discurso. 468 La dicotomía entre un antes en
el que la población y la producción agrícola tenían un signo negativo y un
ahora en el que lo tienen positivo, tiene muchas reminiscencias al argumento
sarmientino presente en civilización y barbarie. Siguiendo esta tónica Calixto
Calderón afirmaba:
”…que en el año 42 cuando aquel partido formaba parte de la
Guardia de Luján apenas tenía 1000 habitantes y uno que otro
establecimiento. Pero hoy tiene 8000 y más de 600 establecimientos
agrícolas..”469

 El protagonismo político de los labradores.

Nos interesa demostrar como los labradores fueron adquiriendo un


papel más activo, que quedó manifiesto en la incorporación de sugerencias y
propuestas a los políticos porteños. En este largo y tenue proceso, un paso
adelante lo dieron en septiembre de 1853, cuando adjuntaron a los petitorios
“una noticia estadística de las sementeras” para convencer al gobierno de que
gracias a la capacidad productiva alcanzada no eran necesarias las
importaciones de trigos y harinas extranjeras:
“Los labradores de Chivilcoy ante VE con el debido respeto
nos presentamos y decimos que: consecuentes con el espíritu
general de la proclama del 18 de agosto pasado (…) nos permitimos
emitir las siguientes consideraciones respecto a la introducción de
harinas extranjeras tal como se efectúa hoy”.
Interrogantes sin respuesta, signos de admiración muestran
modificaciones en el discurso que fue adquiriendo un tono más igualitario.
Y, de esta introducción, ¿como se hace hoy con 12/100 de
derechos? ¿Y, que podríamos nosotros tan contrariados hasta hoy
por la fatalidad o por la inestabilidad de las administraciones
sostener una competencia con las harinas extranjeras, elaborados
sus granos en paz, favorecidos por el exceso de brazos y ayudados
por los adelantos de la ciencia aplicada a estos ramos? Imposible
VE!
“ (…)¿qué destino dar a nuestros fértiles, inmensas y desiertas
campaña, que reclama ha tanto tiempo una emigración laboriosa.
Porque la población para nosotros supone riqueza. Y, ¿donde otro
467
Ibidem.
468
Se puede comparar la respuesta que les dio Sarmiento: “Chivilcoy es el granero de Buenos
Aires. Desde lejos se le reconoce en la pampa desierta por los cortijos y arboledas que por
todos lados hermosean el horizonte y rompen la monotonía habitual del paisaje. Una villa
apenas trazada este año ostenta ya más de cuarenta casas. Ochocientos labradores dan
sustento a más de 4000 almas” SARMIENTO D “ Chivilcoy y el camino de hierro”, El Nacional,
25 de Julio de 1825.
469
Ibidem.

175
elemento más rico para ello que nuestros fértiles desiertos y el
arado para crear la situación independiente y el sustento de
1.000.000 de familias?. Esta es nuestra verdad incuestionable, es
una verdad desesperante para nosotros que vemos alejarnos de los
bienes que la práctica de ellos nos garante. (…)
El diálogo trabado con las autoridades también se fue haciendo cada vez
más estrecho. Por ejemplo, el petitorio de junio de 1858 no sólo contó con la
respuesta del fiscal: “ por la ley del 18 de diciembre de 1839, que aún no había
sido derogada, se determinan los casos que se debe prohibir la introducción de
harinas pero los suplicantes podrán dirigirse a la legislatura para su
derogación, ”470 sino también con la del asesor que afirmó: “sin perjuicio de
que los reclamantes concurran a la legislatura pueden mandar este reclamo al
Ministro de Hacienda para que sirva de dato a los proyectos de Hacienda471”.
No sólo les indicó el camino que debían seguir, sino que le dio su beneplácito
al proponerles que lo enviaran como proyecto.
Elevar proyectos, proponer ideas, plantearse interrogantes; sentirse en
otras palabras artífices de la construcción de la nueva nación casi a la par de
los estadistas, muestra el enfervorizado clima político y el efecto derrame que
estaban teniendo los debates sobre el proyecto de país que mostró que hasta
labradores, de un lugar relativamente marginal estaban involucrados en esas
discusiones. Por eso no ha de extrañarnos que la movilización alcanzara su
zenit cuando las tierras públicas pasaron a ser la cuestión central, en mayo de
1854.

b- La protesta por la tierra pública.

Existían para esos años líderes capaces de movilizar amplios sectores


de la población, estaban además arraigadas las reuniones en los negocios
para debatir cuestiones que incidían en la cotidianeidad de la vida chacarera;
del mismo modo que la lectura asidua de los periódicos porteños. No tenían
menor entidad los contactos de algunos protagonistas con gobernantes y
propietarios de los periódicos porteños. En otras palabras, en 1854, se vivía en
Chvilcoy un clima muy politizado, acorde a los álgidos debates que se
disputaban en las esferas provinciales. Sin embargo, sin desmerecer estos
motivos, la principal causa de la movilización fue la estructura territorial del
partido: los 885 arrendatarios y 18 propietarios que conformaban las fuerzas
productivas a mediados de la década de 1850, hablan por sí solos de la tensión
que lo recorría.

Esta estructura territorial, como demostramos, era producto de que


varios de los lotes entregados en enfiteusis no llegaron a escriturarse y por eso,
abundaban tierras con títulos más endebles que los de otras regiones, sobre
las que se habían establecido las chacras que describimos en los capítulos
anteriores, que según las circunstancias pagaban o no arriendo a los ex –
enfitútas. 472 La inexistencia de títulos jurídicos que avalaran la propiedad no

470
Ibidem.
471
Ibidem.
472
En 1836 se sancionó la Ley de Ventas de Tierras Públicas y la mayor parte de la concedida
en enfiteusis fue adquirida por los mismos usufructuarios. A partir de 1840 no se registraron
más transferencias a manos privadas y Rosas extendió sólo unas pocas escrituras. Además

176
había sido un problema recurrente durante la administración rosista y recién
luego de Caseros y en consonancia con el caluroso debate que se desarrolló
en la legislatura porteña, sobre las transferencias de tierras hechas por
Rosas, esta problemática alcanzó a los labradores locales.

El destino de los premios militares repartidos por Rosas, ya fuera por la


Campaña al desierto o por fidelidad a la causa (conocidos como “boletos de
sangre”) movilizó a la prensa y a la legislatura. A ellos se sumaron los trámites
inconclusos de algunos enfiteutas expropiados y también la de otros que
tuvieron obligatoriamente que utilizar los “boletos de sangre” para adquirir sus
lotes, sin ser rosistas. Esto llevó a efectuar una difícil revisión sobre una
importante cantidad de tierras, en la que se trató de encontrar una solución
para muchos notables de Buenos Aires, que volcaron decididamente su
apoyo a la causa triunfante en 1852 y que habían sido beneficiados por la
política rosista. Por eso debía resolverse en clave política el problema de que
fueran despojados de sus tierras quiénes no sólo las habían comprado de
buena fe, sino que además eran acérrimos antirosistas ( Valencia, 2005)
Resultaba difícil separar la situación de quiénes habían adquirido tierras por
premios militares (ya fuera por combates contra los indios o fidelidad a la
causa) de quiénes lo hicieron por la enfiteusis y fueron obligados a pagar
mediante las acciones de premios.

En este contexto de debates e incertidumbre, la Ley del 29 de mayo de


1852, prohibió la enajenación de la tierra pública hasta tanto se sancionase
una Ley General sobre tierras y en 1854, el gobierno de Buenos Aires designó
una comisión para elaborar ese proyecto. Los labradores chivilcoyanos no
estuvieron al margen del debate, que se siguió aquí con pasión inusitada, por
las circunstancias que comentamos.473

En abril de 1854 el gobierno del Estado de Buenos Aires designó una


comisión para elaborar un proyecto general sobre tierras públicas. Constituían
la comisión un grupo de personas muy vinculadas a la problemática de la tierra
pública:474

• Dalmacio Velez Sarfield, el principal jurisconsulto de la


época.475

de la enfiteusis, también se hicieron entre 1834 y 1852, donaciones incondicionadas por


combates contra los indios y fidelidad a la causa. Las donaciones incondicionadas fueron
comunes porque el erario no contaba con fondos para pagar los servicios del ejército y los
certificados sirvieron como moneda para los agraciados que deseban transferirlos. Diferentes
en su esencia fueron los premios a la fidelidad a la causa rosista porque Rosas, en plena
dictadura, los otorgó a aquellas personas que se habían mantenido a su lado en los
momentos difíciles de los alzamientos en contra de su autoridad en 1839. Estos boletos o
certificados sirvieron para acceder a la propiedad de las tierras porque el gobernador los
habilitó como único medio posible para adquirirlas
473
El informe solo debió haber tenido en cuenta la propiedad de la tierra porque recordemos
que este era el partido con mayor cantidad de contribuyentes de CD.
474
Los miembros de la comisión después de haber sido muy allegadas a Rosas pasaron a la
oposición con los sucesos de 1839/40.
475
Rosas había embargado sus bienes y obligado a exiliarse en 1842, pudo regresar a
Buenos Aires cunado finalizaba su gobierno y fue uno de sus hombres de consulta.(a pesar
de mantener la oposición al régimen),

177
• Felipe Senillosa, presidente del Departamento Topográfico
entre 1828 y 1838, representante de la Sala durante el
gobierno rosista e importante ganadero.
• Manuel José Guerrico emigrado en Montevideo luego del
asesinato de su suegro Manuel Vicente Mazza.
• Gervasio Ortiz de Rosas, hacendado y hermano del ex -
gobernador, aunque opositor en los Libres del Sur.
• Saturnino Salas, agrimensor, de larga trayectoria en el
registro topográfico y responsable de la confección del
Registro Gráfico de 1834.

El petitorio

El 22 de mayo de 1854, a los vientres días que se creara la Comisión de


Tierras Públicas, trescientos sesenta y un labradores chivilcoyanos elevaron
un petitorio a la Cámara de Representantes, redactado y firmado de puño y
letra por Gabriel Ramírez. La cantidad de firmas que lo acompañaron y la
entidad del reclamo lo convirtieron en el de mayor trascendencia de toda la
serie. El hecho de que el petitorio se redactara en vísperas de la reunión de
una comisión que debía avanzar sobre la extensión de la propiedad privada de
la tierra no puede pasar desapercibido. La riqueza del petitorio amerita a
citarlo en su totalidad, incorporando su análisis al final.
Chivilcoy, 22 de mayo de 1854
Los vecinos labradores de Chivilcoy

Los vecinos que suscriben, en uso del derecho de petición que les
confiere la ley, habiendo visto el decreto del 29 de abril pasado en el
que el ejecutivo manda a crear una comisión con el objeto de
presentar a la Legislatura las medidas necesarias para el arreglo de
las tierras públicas y como estas medidas pueden afectar nuestros
derechos e intereses individuales como los que dicen a la riqueza
pública, nos permitimos elevar a V.H las consideraciones y datos
siguientes con relación a este partido.
A todos nos es conocido el monopolio que se ha hecho y aún se
hace de las tierras públicas, de las que poseen algunos ciudadanos
extensas áreas que no les posible poblar , y que circunscribiéndose
a este partido, que es de grande extensión, tiene cuarenta leguas en
enfiteusis poseídas por doce enfiteutas, quiénes no solo
monopolizan toda clase de negocios mercantiles e industriales y
tienen a los pobladores en un estado de inseguridad fatal
perjudicialísimo al l progreso material del país, sino que llega,
incluso el egoísmo de algunos hasta arrogarse el derecho de no
permitir en ellas, sin su anuencia que pocas veces se obtienen,
negocios, atahonas, mataderos y ni aún de poner montes, siempre
que no convenga a sus intereses individuales. Ofende más estas
exigencias desde que ellos no sólo cobran las fanegas de trigo y
maíz impuestas aserde suerte de chacra, sino que hase catorce
años o más que no pagan el canon correspondiente, y que en caso

178
de haberle hecho será de sien pesos anuales por legua cuadrada,
mientras que en un solo año reciben por la misma legua ochenta o
más fanegas de trigo que algunos años les ha importado más de
doce mil pesos constituyéndose de este modo en señores feudales
con derecho a una posesión que la razón, la justicia y los adelantos
materiales del país rechazan.
Al tomar V.H. en consideración este grave asunto puede tener en
vista que, poseyendo cada uno de nosotros el pequeño campo que
ocupamos, bien sea comprando al gobierno su acción, o bien
pagando a este la semilla estipulada con los que hasta aquí se han
creído dueños, nos transformaríamos en propietarios o
arrendatarios del gobierno sin temor a un desalojo arbitrario como lo
estamos hoy; adelantaríamos nuestros establecimientos, tendríamos
estabilidad, germen de adelanto y civilización; cesaría el estado
nómada a que ha estado sujeta la condición del labrador y esta
misma estabilidad influiría en que pongamos en planta muchos
otros procederes que los usados hasta hoy en la labranza; el país
ganaría inmensamente y en particular nuestra riqueza; pues que a
V.H no se oculta cuanto moraliza la adquisición de bienes raíces,
porque de ella surge la idea de orden, estabilidad, mejora habitación
y porvenir de la familia. Estas consideraciones y tantas otras, que no
se ocultarán a la sabia penetración de V.H nos hacen creer que se
dictará una medida que haga cesar este estado de cosas y mejore la
condición actual.
V.H. debe tener en vista, que de las ochenta leguas cuadradas más
o menos de que se compone el partido, una muy pequeña esta
ocupada para el pastoreo y lo demás se compone de chacras, de las
que hay cerca de setecientas poblaciones que próximamente
producen cien mil fanegas de trigo anual.
Los doce enfiteutas que poseen como cuarenta leguas
cuadradas, perciben de los trescientos setenta y un arrendatarios
que las ocupan, como dos mil novecientas setenta fanegas de trigo
y tres mil doscientos pesos sin incluir el maíz que pagan algunos;
siendo de observar que algunos de dichos enfiteútas ni aún tienen
establecimiento en los campos en que se creen propietarios.
En caso de que se dicte una medida para fin de año
suplicamos a V.H destine una parte del arrendamiento que
pagamos a la construcción del templo, casa para escuela, y casa
Municipal y Juzgado del que carece este partido y que se halla
próximo a establecer. Por tanto, a V.H pedimos que teniendo en
vista las consideraciones expuestas se sirva dictar una ley en la que
autorice al ejecutivo para que se nos venda el campo que cada uno
ocupamos, teniendo como ocupantes la preferencia cuando se trata
de denegar, ó en su defecto que se destine una parte del
arrendamiento para las obras públicas el partido.

Los valores burgueses: La propiedad privada de la tierra como


moralizadora

179
La propiedad privada como moralizadora es uno de los valores
burgueses de más peso, presente en la obra de Sarmiento. La transformación
que él y sus correligionarios abogaban para el país debía efectuarse bajo
estos valores. Como señala Katra476 Sarmiento, a pesar de su carácter
positivista ó más aún de masón, otorga enorme importancia (y hasta
sobredeterminación) a los valores morales como vehículos que conducen a la
civilización. Tengamos en cuenta que Sarmiento buscó en Estados Unidos la
exitosa transformación burguesa que no había encontrado en Europa y al
hacerlo tomó como referencia a los yanquis protestantes, para quiénes la
propiedad tenía características casi religiosas. La construcción que de los
bienes raíces surgía la idea de orden, estabilidad, mejora habitación y
porvenir de la familia estuvieron muy presentes en las imágenes que
Sarmiento construyó de su estadía en Estados Unidos. Por eso, la cuestión del
adelanto material, tan cara a la generación letrada que debía legislar, no podía
ser omitida en un petitorio de esta naturaleza. Era éste sin duda el mejor
argumento que podían utilizar. Como han demostrado otros autores,477 detrás
de cada reclamo había una propuesta concreta. Efectivamente, en este caso el
petitorio tenía el fin de pedir la venta de las tierras en condiciones que ellos
pudieran adquirirlas. Como señala Congost existió un proceso de construcción
social de la propiedad privada que no fue lineal ni tuvo un final definido y que
posiblemente en el momento en que se redactó el petitorio estuviera en plena
ebullición: el temor al desalojo así lo indica.

Los labradores como eje del progeso

Los labradores que suscribieron el petitorio formaban parte de los


sectores medios rurales que habían logrado una mayor consolidación en esta
región que en otras. La clase media rural que según Halperín, se había
consolidado en los últimos años del rosismo era a la vez uno de los mayores
logros de esa administración. Por eso, en el balance que realizó la juventud
letrada que llegó al país luego de Caseros, los medianos propietarios debían
constituir la base para la erección de un nuevo orden institucional. De ellos se
esperaba la defensa de sus intereses – y de hecho los estadistas los
fomentaron en esa dirección- pero dentro de una conducta enmarcada en las
instituciones republicanas. Para la juventud letrada las clases medias debían
echar las sólidas bases del desarrollo nacional, aportando su espíritu de
empresa, su aspiración al bienestar y a la elevación del nivel de vida, su criterio
sobre la propiedad privada, su noción de la armonía social. El petitorio que
estamos analizando se encuadra dentro de los cánones de institucionalidad los
labradores manifestaron estar al tanto de la creación de la comisión y
reconocieron que sus acciones eran en respuesta a lo que ésta podía efectuar
en tanto perjudicara sus derechos e intereses, con lo que enmarcaron el
conflicto en esas circunstancias particulares. Justamente el apego al orden
recorre esta movilización que descansa sobre construcciones burguesas y

476
KATRA W “Sarmiento en los Estados Unidos” en Viajes de D.F. Sarmiento, FCE, España
1996.
477
Halperín Donghi y Garavaglia los hacen al analizar las “Memorias….” Op cit

180
adopta formas de expresión como los petitorios, las memorias y las editoriales
de los diarios.478

El viejo y el nuevo orden

Como demostramos el diagnóstico de los labradores era exacto: para


1854, 96.739 has –casi la mitad de las tierras del partido- se encontraban con
cánones muy atrasados; que las convertían, para los trescientos setenta y un
arrendatarios que las ocupaban, en objeto de disputa. También estaban en
una situación por demás de confusa la gran enfiteusis de los Gorostiaga y la de
Felipe Barrancos, ambas confiscadas por Rosas, después de “los libres del
sur.” Sí esta era la realidad del partido, el discurso utilizado en el petitorio le
agregó una carga de subjetividad: la reiteración de la palabra “monopolio”, en el
contexto liberal que caracterizó a la década de 1850, tuvo sin dudas el objetivo
de cargar de sentido negativo a la situación que se quería transformar. La
libertad pregonada por la juventud letrada como máxima aspiración debió verse
sacudida por la reiteración de este vocablo y tiño de matices nefastos a la
intrincada maraña de intereses que había sobre estas tierras: enfiteutas con
cánones impagos, que a su vez subarrendaban los lotes a terceros que
volvían a subarrendar a labradores, algunos de los cuáles arrendaban varias
parcelas.

Los labradores conocían el disgusto que podían generar en los sectores


letrados, conceptos propios del antiguo orden, tales como feudalismo, tiranía,
monopolio. Por eso, los usaron en reiteradas oportunidades para ratificar que
era el “antiguo orden”, lo que ellos querían transformar. Según el petitorio, los
enfiteutas no solo monopolizaban la tierra sino toda clase de negocios. Mitre,
haciéndose eco, escribía desde “Los debates,”479 cuando estaba por
sancionarse la Ley :” El que tenía bosque en su estancia prohibía la plantación
de árboles para conservar el monopolio de la provisión de leña y madera. El
que tenía pulpería prohibía el establecimiento de una pulpería y se reservaba
el privilegio de ser el proveedor de los inquilinos. Para impedir que el inquilino
se radicara en el terreno se prohibía construir rancho que tuviere más de
cuatro varas de largo”. La “simbiosis” entre los labradores y los estadistas es
clara, pero debemos aclarar que el escrito de los labradores anticipó tres años
al de Mitre y que este fue en su respuesta, por eso no debemos restarle
originalidad a la propuesta. El cuadro de inequidad social pintado plantea
remembranzas de las construcciones de los escritores socialistas románticos;
el concepto de egoísmo apareció con asiduidad en esta literatura que
convertía al conflicto social no sólo en una cuestión de clase sino también de
individuos.480 . El movimiento social europeo representado por Saint Simón y

478
Por ejemplo en la REVISTA DEL PLATA, del 12 de agosto de 1854 se publica la “ Memoria
descriptiva de los efectos de la dictadura rosista sobre el jornalero y el pequeño hacendado de
la Provincia de Buenos Aires” Citado por HALPERIN DONGHUI, “Una Nación para el desierto
argentino” op cit y GARAVAGLIA J “Construir el estado, inventar la nación.”, Prometeo,
Buenos Aires, 2007.
479
LOS DEBATES, 16 de septiembre de 1857
480
En las librerías de las décadas de 1830/40 podían encontrarse libros de Chateubriand,
Dumas, Saint Simona, Guizot, Scout, Stael, Sand, Byron, Víctor Hugo y Tocqueville, entre
otros. En WEIMBERG F El Salón Literario de 1837, editorial Solar Hachette, Buenos Aires,
1977.

181
Manzini tuvo amplia difusión gracias a la generación del 37. El Dogma
Socialista escrito en 1846 por Esteban Echeverría recogió ideas que venían
debatiéndose desde años anteriores y que por eso tuvieron amplia difusión.481
Por eso creemos que de una forma más o menos sesgada el extraordinario
florecimiento intelectual que se produjo en los últimos años del rosismo,
alcanzó a los autores de los petitorios. Advirtieron los estadistas que las
soluciones políticas carecían de fundamento sino se realizaba a fondo la
realidad social. Estas tensiones se enmarcaban además en el proceso de
tránsito de formas precapitalistas, en las que primaban los espacios y las
actividades comunales, a las capitalistas en las que la propiedad privada e
individual pasó a regir las relaciones sociales.

Las condiciones reales de la producción de trigo.

En este petitorio también pueden diferenciarse los argumentos surgidos


en el seno de la realidad territorial del partido. Por ejemplo, se debe tener en
cuenta que la oficina encargada de cobrar el canon hacía tiempo que había
cerrado y que los Libros de Pagos, del Departamento Topográfico, registraron
los abonos hasta 1840. En otras palabras, para mediados de la década de
1850, la enfiteusis estaba en desuso desde hacía más de quince años y por
eso los que permanecían en esta situación eran relativamente marginales. La
realidad era que desde las solicitudes originales cada lote había sufrido
múltiples traspasos por “contratos particulares” que no quedaron registrados
en la Escribanía Mayor de Gobierno ni en el Departamento Topográfico, (son
por lo tanto muy difíciles de rastrear) y se había desarrollado un fluido negocio
rentístico. El agrimensor Pedro Pico, cuando hizo las mensuras de las tierras
públicas consignó únicamente las viviendas de los ex - enfiteutas Francisco
Rubio, Hipólito Segovia y Manuel Haedo. El libro de enfiteutas, si bien registra
el pago de cánones sólo hasta 1840, muestra que quiénes no compraron la
tierra dejaron de pagarlo entre 1835/38.

La cuestión económica aparece con claridad, lo que indica el elevado


nivel de mercantilización de sus redactores y sus criterios empresariales: el
pago de 100 $ anuales (equivalente a una vaca por legua) se convertía en un
excelente negocio si a cambio se recibían doce mil pesos. Se debe tener en
cuenta que tres años después, la Ley de 1857 que autorizó el arrendamiento
de tierras del estado fijó como valores para los campos situados al interior de
la frontera un máximo de 10.000 $ y un mínimo de 2000 $. Por lo que no era
tan elevado el precio que ellos recibían de los subarrendadores pero si irrisorio
el que ellos abonaban al estado, cuando lo hacían. Nuevamente el discurso se
tiñe de subjetividad al llamar señores feudales a los ex enfiteutas, con el fin de
conmover a los estadistas de la época, interesados en insertar al país en la
nueva división del trabajo, fomentando valores burgueses. Sarmiento, en
Facundo, utiliza en reiteradas ocasiones el concepto “feudal”. “ El
enfrentamiento entre las ciudades y el feudalismo e los campos equivale a la
lucha entre la vida que se va y la vida que se acerca”.

481
ROMERO J L “Las ideas políticas en Argentina”, FCE, Buenos Aires, 1946, 1º edición.

182
El ejecutivo se hizo eco del reclamo482 y el 4 de noviembre de 1854 un
decreto firmado por Pastor Obligado e Irineo Portela mandó a suspender los
pagos que efectuaban los sub-arrendatarios de tierras públicas de la provincia
a los enfiteutas poseedores de las mismas hasta tanto se sancionara la Ley
respectiva.

Morfología de una movilización.

Como ha quedado demostrado, con un discurso elocuente que estuvo a


tono con las ideas que defendía la élite letrada, los labradores de Chivilcoy
demostraron tener una capacidad de movilización importante. Ahora bien,
¿Quiénes fueron los líderes? ¿Cómo circulaba la información? ¿Cuáles eran
los espacios de reunión? En primer lugar debemos aclarar que la
denominación “labradores chivilcoyanos” esconde matices sociales e
ideológicos, proveniente de orígenes y trayectorias diferentes que hicieron
que no todos los participantes de la movilización tuvieran el mismo grado de
claridad y coherencia para definir sus ideas e intereses. Se pueden
identificar círculos concéntricos respecto a los niveles de compromiso con la
movilización. El núcleo “duro” de la protesta estaba formado por Federico
Soarez, Calixto Calderón, Gabriel Ramírez, Manuel Villarino, Antonio Bermejo
y Calixto Benítez. Los secundaban el porteño Anastasio Chávez, el español
Mariano Benítez – hermano de Calixto- el porteño Esrteban Lobato,483 Hilario
Viñales, Ruperto Galán, Bruno Medina y Valentín Coria. Este grupo que según
los motivos de protesta incluía o no a otros labradores estuvo formado
básicamente por provincianos y porteños. En un plano más secundario se
ubicaron los descendientes de las antiguas familias de la zona, que
rastreamos en los capítulos anteriores; Julian Luengo, (nieto de Andrés Veloz)
Triunfo, Fernando y Anastacio Villafañe, Alejandro Molina (nieto de Isidoro),
Francisco Dozo y Ventura Barrancos (nietos de Ildefonso), Jerónimo y Juan
Ramón Lobo, Tomás Burgos, Manuel Figueredo (yerno de Santiago Barrios).
Ellos fueron ejemplo de los problemas que, como comentamos, debieron
afrontar los medianos labradores de la región en la consolidación patrimonial.

Los protagonistas:
 El negocio de Federico Soárez.

El primer petitorio colectivo, escrito y firmado de puño y letra por


Federico Sóarez, solicitó el restablecimiento del pasaporte para la introducción
de harinas. No fue casual, creemos, que los petitorios referidos a la protección
aduanera tuvieran como mentores a comerciantes. El negocio de Sóarez,
ubicado en una de las áreas de mayor densidad de chacras, (posteriormente a
una legua se fundaría el núcleo urbano) estaba sobre tierras de los
Gorostiaga. Una casa de azotea de tres habitaciones encaladas, con
482
Registro Oficial de la Provincia de Buenos Aires, año 1854.La respuesta fue: “Considerando
que ha muchos años que los enfiteutas hoy poseedores de tierras públicas no pagan el canon
al gobierno y esto no obstante han cobrado y cobran sumas enormes a los sub- arrendatarios.
Considerando que este abuso supone una especie de derecho privilegiado contrario a los
principios de equidad y justicia que el gobierno como administrador de esas propiedades
quiere sostener sin excepción
483
Lobato había ocupado cargos en la Justicia de Paz de Navarro, desde donde se había
“corrido” a Chivilcoy.

183
corredores, pisos de tejuela y una habitación en los altos, que perfectamente
podía servir de mirador, constituían el negocio que se hallaba a la vera del
camino que se dirigía de la Guardia a las Salinas, intensamente transitado
porque era el que conectaba la región con Buenos Aires. El negocio se había
convertido para esos años en uno de los más importantes de la región484.
Hacía más de diez años que Soarez tenía su negocio en ese lugar, –
recordemos que había llegado desde la Banda Oriental aproximadamente en
1842- cuando, posiblemente luego de largos debates y discusiones con los
parroquianos que concurrían a su casa, Soarez, secundado por Gabriel
Ramírez decidió redactar el petitorio. Soarez era uno de los más importantes
acopiadores de trigo y podemos suponer que fue su negocio uno de los puntos
neurálgicos de la movilización, ya que logró en esa primera oportunidad la firma
de 266 individuos. Si nos detenemos en los que firmaron en primer término y
en los que lo hicieron en nombre de otros (pauta de que estuvieron presentes)
identificamos a muchos representantes de las familias más antiguas de la zona;
Los Molina- representada por varios miembros-, Falcón; Montenegro, Almeida,
Manuel López, los yernos de Santiago Barrios; Tomás Lucero y Manuel
Figueredo; Villafañe, Palleros, Reynoso, Montoya, Burgos, Rojas, Brizuela,
Bustos, Bustamante, Guzmán; así lo indican.
Juntar doscientas sesenta y seis firmas en una comunidad que no
pasaba de los 6000 individuos requería gran ascendiente sobre la mayoría de
los parroquianos ó, en su defecto, un elevado nivel de consenso.

Calixto Calderón y los provincianos

Casi un año después- en septiembre de 1853- y en un contexto político


diferente: ya se había escindido Buenos Aires de la Confederación y había
finalizado el sitio de Lagos, Calixto Calderón, escribió de puño y letra el
segundo petitorio colectivo sobre la protección arancelaria a la producción
triguera. El redactor, era no solo acopiador de trigo sino que tenía una de las
mejores chacras de Chivilcoy, ubicada sobre la gran enfiteusis de Romero y
Villarino, en las cercanías del Río Salado. Esta era una zona eminentemente
triguera pero por ser una de las últimas en poblarse, proliferaban las chacras
de provincianos; muchos de ellos sanjuaninos – como Calderón – o
mendocinos. Remarcamos esta cuestión porque si bien ésta era la otra área
triguera del partido, a diferencia de la anterior – nucleada en torno al negocio
de Federico Soarez- estaba poblada por provincianos arribados en las
décadas de 1830/40. Firmaron este petitorio doscientas cincuenta y seis
personas, indicando que la capacidad de movilización de Calderón no era
menor a la de Sóarez. Y se le adjuntó al petitorio un prolijo inventario de los
productores de las 6862 cuadras sembradas de trigo, 16.115 fanegas de trigo
almacenadas y 1838 de harina, que había en el partido. Casi coincidieron los
labradores que secundaron a Soárez con los de Calderón.

Calixto Calderón, como demostramos, se afincó en Chivilcoy, en 1832,


luego de participar en la Guerra contra Brasil. Aquí, se dedicó con esmero a

484
Desde 1840 el genovés Angel Grego se asoció con Soarez, amigo de sus padres. Diario
La Razón de Chivilcoy, edición especial del 22 de octubre de 1954.

184
su chacra y negocio,485 amasando una pequeña fortuna. Cabe preguntarse,
¿Fue Calixto, letrado, como para redactar petitorios y movilizarse como lo
hizo? Salvo su carrera militar, no tenemos noticias de que haya recibido una
educación sistemática y esmerada, salvo las primeras letras, adquiridas en su
San Juan natal. Sin embargo si miramos detenidamente las biografías de sus
hijos, nacidos entre fines de la década de 1820 y la del 40, encontramos
algunos indicios para entender por donde podían ingresar ideas progresistas
a este núcleo familiar: De sus nueve hijos, el mayor Miguel, no recibió una
educación sistemática y fue labrador en tierras ajenas igual que su padre. Sin
embargo, según la tradición local, era un autodidacta que leía las obras de
los constitucionalistas norteamericanos como “El federalista” de Hamilton,
“Trabajo y Propiedad”, “Libertad y gobierno propio” de Franz Liebber.486 Los
hijos menores, a medida que la familia se consolidaba, tuvieron más
oportunidades educativas; principalmente Bernardo, nacido en 1838, que se
educó en el Colegio Republicano y llegó a ser, diputado, senador, director del
Ferrocarril Oeste, etc. También sus hijas mujeres se casaron con futuros
dirigentes locales; Martina487 con Antonio Bermejo, Ana con Triunfo Villafañe.
Su yerno, Antonio Bermejo – que hospedó a Sarmiento en la primera visita que
hizo a Chivilcoy- fue otro miembro activo de la movilización488.

Si analizamos estas biografías insertándolas en la historia nacional,


encontramos que la generación que ingresó en el ejército fue la que subió el
primer peldaño en la escala social, más que nada por las relaciones que
pudieron trabar y por la movilidad espacial adquirida. Sus inquietudes políticas
se manifestaron desde temprano, ocupando cargos en la administración rosita.
El perfil progresista de estas familias hizo que privilegiaran la educación de sus
hijos. Y aquí es donde podemos encontrar las claves que expliquen el origen
485
A su muerte, ocasionada por la epidemia de cólera en 1869, Calixto tenía su chacra, sobre
doscientas cuadras que para ese entonces eran propias, con negocio, granero y dos
poblaciones. Tenía además un campo de 192 cuadras en la rinconada y una casa en
Chivilcoy, frente de la plaza principal. Calixto, fue sin dudas, el ejemplo de los labradores
progresistas a los que nos referimos en reiteradas oportunidades; la máquina de segar, la de
sembrar y la enorme cantidad de árboles que aparecen en su sucesión, así lo indican: Siete
mil plantas de durazno, cientos de membrillos y guindos, miles de sauces y álamos, paraísos,
tiras de tierra con trigo sembrado, otras en rastrojo; fanegas de trigo y maíz almacenadas y una
buena cantidad de herramientas agrícolas. Contaba también con dos mil seiscientas ovejas y
quinientas sesenta vacas flacas.
486
Luis Mohr, periodista del diario “La Tribuna” destaca la figura de Calderón, afirmando que si
bien era un labrador era también un hombre de “letras”. Sostiene que en la década de 1850 se
vivía en Chivilcoy un clima de intensa actividad ideológica y cultural, con reuniones en las
casas de familias y amplia difusión de ideas que venían de Buenos Aires. La familia de
Miguel Calderón fue una de las más tradicionales de Chivilcoy (una de sus hijas se casó con el
principal caudillo conservador; Vicente Loveyra) y fue miembro de la corporación municipal en
reiteradas oportunidades.
487
Martina Calderón nació en 1825 y su hermana Ana en 1830. AGN, Sucesión de Calixto
Calderón.
488
Había nacido en Málaga en 1818 y llegó a Chivilcoy en 1840, instalando una chacra sobre
tierras arrendadas, desde donde mandó a buscar a su amigo Francisco Ortiz, que a poco
llegar se convirtió en otro de los dirigentes de la movilización y que además, se casó con la
menor de las hijas de Calixto Calderón, Petrona. Tanto los hijos de Bermejo, como los de Ortiz
recibieron una educación esmerada en colegios porteños lo que les permitió ocupar altos
cargos públicos Dos de los hijos de Bermejo fueron diputados y ministros y uno de los de Ortiz,
hombre de letras.

185
de las ideas y el clima de debate que se vivía en el partido; ya que si bien los
patriarcas, Calixto Calderón, Gabriel Ramírez habían sido militares y luego
labradores, sus hijos estudiantes, eran los que podían introducir en sus
hogares las ideas progresistas.

 Calixto Benítez y su negocio.

El último de los petitorios colectivos que hallamos, referido a la


necesidad de protección a la producción triguera, fue escrito y firmado de puño
y letra por Calixto Benítez, comerciante, transportista y socio del sanjuanino
Agustín Souza, (una de las mayores fortunas del partido) en un negocio de
acopio de frutos del país y cereales, ubicado en la ex - enfiteusis de Villarino y
Romero. Este petitorio dirigido a Mitre, a diferencia de los anteriores, contó con
firmas de labradores ajenos al partido, indicando el interés por extender la
protesta y ampliar el consenso.

 Manuel Villarino y la prensa porteña.

Villarino, el mayor comerciante de la zona, no escribió petitorios, aunque


firmó todos y fueron las notas que dirigió a sus selectas amistades porteñas,
las que lo convirtieron en uno de los principales protagonistas de la
movilización. Recordemos que era habitual que cada nota o petitorio que se
elevaba repercutiera en la prensa porteña. Y, si bien el principal vocero de los
labradores fue Sarmiento desde “El Nacional”; no fue menor la labor de
Pellegrini, desde la Revista del Plata. Pellegrini mantenía vínculos familiares
con Manuel Villarino. Este último tuvo una formación más esmerada que los
anteriores ya que provenía de una familia de acaudalados comerciantes
(hemos descripto la importante barraca que tenía su abuelo en Lorea y las
estancias familiares en las costas de Samborombón). Durante su exiliado en
Uruguay, ( por su participación en Los Libres del Sur) entró en contacto con los
exiliados rosistas y de esa relación nacieran sus ideas progresistas a partir de
las lecturas de los fisiócratas, de Augusto Comte y Pestalozzi.489 Regresó a
Argentina luego del sitio de Oribe y se afincó eb Chivilcoy, donde estaba la
enfiteusis que su tío Ignacio no había llegado a escriturar. En el círculo familiar
trabó relación con Diego White, estanciero local que lo contrató para mensurar
campos y lo habilitó con 60.000 $ para poner posta y negocio. A diferencia de
los otros protagonistas ocupó cargos políticos recién después de Caseros.
Villarino había compartido algunas experiencias con grupos de
exiliados rositas y sus vínculos con Pellegrini han quedado
documentados490. Por eso no puede extrañarnos que éste último se
hiciera eco de los reclamos de los labradores y publicara con
asiduidad notas a su favor en la Revista del Plata.

Hasta aquí, la historia de Villarino es la de un joven de fortuna, que la


violenta situación política puso en jaque constantemente: los intentos que

489
A ABRIOLA, Biografía de los fundadores. Chivilcoy, 1974.
490
Su tía abuela, María Aniceta Villarino fue la abuela de Carolina Lagos, esposa de Carlos
Pellegrini. El trato entre ambas familias quedó plasmado en varias pinturas de Pellegrini
(padre) inspiradas en la casa de Villarino.

186
realizó ya fuera en el campo en azul o la jabonería en Montevideo quedaron
truncos por la virulencia de las luchas intestinas. Terminó por eso con un
negocio en Chivilcoy, dando cuenta de la inestabilidad que ocasionó el
régimen rosista, en la consolidación de ciertos sectores. También aquí es
posible indicar una urdimbre de vínculos cruzados a través del matrimonio: una
de sus hijas se casó con el hijo de Valentín Fernández Coria, otro de los
protagonistas.

Gabriel Ramírez y el petitorio por la tierra pública.

Ramírez fue el redactor del petitorio en el que se solicitó la venta de la


tierra pública. Nacido en Mendoza en 1816, llegó a Buenos Aires de la mano
de su padre, el teniente Antonio Ramírez quién luego de participar en las
guerras de la independencia, capitaneó campañas contra los indios bajo las
órdenes de Rosas. Tenía menos de cuarenta años cuando redactó el petitorio
y a diferencia de los demás protagonistas, pertenecía a la segunda generación
de militares que movilizaron las guerras de la independencia. Sus pasos
previos los había cumplido en el fortín “La Barrancosa”, de Bragado desde
donde en 1843, había emigrado a Chivilcoy y ocupado cargos en la Justicia de
Paz local. No era comerciante ni gran labrador; pero su chacra estaba
ubicada sobre la gran enfiteusis de Villarino y Romero, que como demostramos
concentraba la mayor litigiosisdad.

187
Ubicación de los principales protagonistas y de sus negocios.

La ubicación de los tres negocios que fueron epicentro de la movilización


muestra cierta concentración de la litigiosidad en la gran enfiteusis de Villarino,
sobre la que se habían asentado, en las décadas de 1830/40, la mayoría de
los inmigrantes provincianos y porteños. En consecuencia, se había convertido
en la región más agrícola del partido y sus negocios eran no sólo los más
los más importantes, sino también los que tenían vínculos más aceitados con el
mercado porteño.

Los estadistas y los labradores.

Como hemos demostrado, el diálogo entre los labradores y los estadistas fue muy
491
intenso, por eso cabe preguntarse por la relación de Sarmiento .

491
Sarmiento hasta el cansancio y a sabiendas de las escasas posibilidades de lograrlo,
propone realizar modificaciones en la campaña que faciliten una mayor difusión del bienestar y
el avance más rápido de la cultura material y cívica de las poblaciones rurales. Comparte con
las clases ilustradas el diagnostico de que el problema de la campaña no era exclusivamente
económico y que por lo tanto la solución no podía venir exclusivamente por esa vía. El
primitivismo de la campaña imponía riesgos intolerables al desarrollo argentino Y, nuevamente
como señala Halperín esta perspectiva iba a ser seguida de un corolario preciso: la
eliminación del primitivismo sociocultural de la campaña requería la eliminación también, del
predominio ganadero, estableciendo una identificación directa entre economía pastoril y
barbarie política. Es en esta noción en la que se apoya un vasto consenso que propone no
sólo como solución para el atraso de la campaña la colonización agrícola sino para los
problemas socio-políticos de toda la nación. Qué la diferencia entre Mitre y Sarmiento pase en

188
– principal vocero- y los labradores.

Chivilcoy en algunas cuestiones, fue para Sarmiento lo mismo que


Estados Unidos. Desde llamarlo el “pionners avanzado en lo interior de la
pampa492” hasta imaginar que caminaba por las calles de algunas ciudades
norteamericanas cuando lo hacía por Chivilcoy, las comparaciones fueron
abundantes y frecuentes. Se podría hipotetizar que lo que le atraía a
Sarmiento tanto de Estados Unidos como de Chivilcoy era la posibilidad de
presenciar el espectáculo (imposible de ver en el viejo mundo y en las zonas
de antigua colonización del Río de la Plata) de “ver nacer sociedades493.
Recordemos que Sarmiento, continuando con una larga tradición originada en
tiempos borbónicos, veía al estado como constructor de la sociedad, e incluso
llegó a escribir: “Las naciones en América se crean hoy por decretos494 ”. El
atractivo de esta imagen era el espacio de acción que le otorgaba al estadista,
la posibilidad de ser artífice del cambio. Sin embargo, Sarmiento no construyó
Chivilcoy y él mismo se encargó de decir: “Al elegir Chivilcoy, como prueba,
no ponemos nada de nuestra parte. Nosotros no hemos establecido inquilinos
allí, no hemos ordenado que estos no paguen arriendo a los enifteutas, no
hemos elevado una petición a la Legislatura, pidiendo los actuales ocupantes
de aquellas tierras ser arrendadores del estado o que les den títulos de
posesión y domicilio.495” El se encargó de aclarar como había tomado contacto
con la realidad chivilcoyana:

parte, por esta noción y que vuelvan a tomar a Chivilcoy como ejemplo de sus proyectos y de
sus límites, no deja de mostrar la excepcionalidad que mantenía en una fecha tan tardía
como 1868. El 3 de octubre de ese año el pueblo el pueblo ofrece un banquete al presidente
electo: Sarmiento y el 25 de ese mes despide al presidente saliente: Mitre. El primero
aprovecha la oportunidad para reafirmar el lugar central que la creación de una nueva
sociedad campesina tiene en la transformación nacional que pretende impulsar.; el segundo lo
emplea para recusar la noción misma de que la economía y la sociedad de la campaña
requieren ser rehechas hasta sus raíces.
Fue en ese discurso cuando Sarmiento dio a conocer su programa: “Hacer cien chivilcoy en
seis años de gobierno y con tierra para cada padre de familia, con escuela para sus hijos”
Nuevamente la necesidad de la redistribución de la tierra para lograr un estilo de desarrollo
aceptable en la campaña, pero no se puede pasar por alto que a fines de la década del 60
otros partidos habían tenido evoluciones rápidas y asombrosas sin que el estatuto tradicional
de tenencia de la tierra se hubiera modificado como en Chivilcoy. El tono irónico del discurso
de Mitre no sólo cuestiona la posibilidad de elaborar planes de cambio social a partir de
criterios exclusivamente económicos, sino defendió la racionalidad que se despliega en la
historia y con la que comunica instintivamente la inteligencia popular que “los obstinados
491
errores de los sabios no dejaron de beneficiar a Chivilcoy” . En otras palabras, para Mitre, el
éxito de Argentina lo debe a su decisión de concentrar su esfuerzo productivo en aquellos
renglones para los cuáles las condiciones localmente favorables se reflejaban e bajos costos
de producción. Aparece así finalizando la década del 60 un estado de conformidad con el statu
quo, que termina por hacer desaparecer la necesidad – o posibilidad- de construir en el
desierto pampeano una sociedad campesina radicalmente nueva, que dará fundamento a una
nación renovada.

492
El Nacional, 25 de septiembre de 1856, Chivilcoy en los boletos de sangre.
493
SARMIENTO D F “Obras Competas”, Tomo XXIII, pp 158, op cit.
494
El Nacional, 25 de julio de 1855 “Chivilcoy y el camino de hierro”.
495
SARMIENTO D, “Obras ompletas” op cit, pp 286

189
“ Un incidente, no sabemos decir si desgraciado o feliz nos
hizo abandonar nuestro viaje proyectado a Estados Unidos y sin
saber como nos hallamos en Buenos Aires cuando los vecinos de
aquel Chivilcoy, cuyas arboledas sólo habíamos divisado desde
lejos, se presentaban a la legislatura pidiendo una ley que
reglamentase la ocupación de las tierras en las que siembran sus
mieses496”

Para julio de 1855 el único contacto de Sarmiento con Chivilcoy era su


pasaje por las afueras con el ejército grande. No tenía amigos, salvo el Juez
de Paz, Patricio Gorostiaga y no conocía el lugar, salvo lo que había visto
desde lejos. Hacemos hincapié en el escaso contacto, porque Sarmiento se
convirtió en uno de los más fervorosos defensores, conociendo muy poco la
realidad de la zona. Los críticos de su obra indican una actitud similar respecto
a Estados Unidos, que puso de ejemplo en cuanto discurso pronunció, sin
conocerlo en profundidad497. Se le critica también a Sarmiento la tendencia a
generalizar cuestiones aisladas y construir modelos a partir aspectos, si se
quiere superficiales, sin indagarlas en profundidad. En el primer momento de su
relación con Chivilcoy pueden observarse esas tendencias. Por eso, la
defensa acalorada sin un conocimiento profundo lo llevaron a incurrir en
errores.

Uno de los tópicos que más festejó Sarmiento de Chivilcoy y que a esta
altura podemos poner en dudas es la presencia de extranjeros. Así, cuando
pasó con el ejército grande, en 1852, escribió: “Muchos extranjeros están
establecidos allí y gozan de completa y absoluta seguridad. Ellos son los que
siembran el trigo498.” Más adelante, cuando visitó en 1857, Chivilcoy escribió:

“Chivilcoy es un pueblo cosmopolita donde parece se hubieran dado


cita para formarlo hombres venidos de todos los cabos del mundo.
En la chacra de mi amigo Antonio Bermejo me he complacido en
verificar este curioso hecho. Entre las personas que nos hallásemos
reunidas, había quiénes hablaban latín, el griego, el hebreo, el
romaico, el turco, el ruso, el inglés, el quechua, el vascuence, el
alemán, el francés y el español.”499.

Ha quedado demostrado que la población de Chivilcoy a mediados del


siglo XIX era básicamente nativa. Incluso, como demostramos quiénes
firmaron el petitorio eran criollos, descendientes de las antiguas familias de la

496
SARMIENTO D “Obras Completas” Tomo XXIII, pp. 282.
497
Jaime Pellicer dice que los descubrimientos de Sarmiento en Estados Unidos son más bien
captaciones, intuiciones geniales, que lejos conocimiento profundo que tenía de Europa, el
contacto con Estados Unidos fue rápido, superficial, lo que no le impidió que durante toda la
vida admirase a ese país y lo pusiera de ejemplo en cuanto discurso pronunciara. Similar fue
la relación con Chivilcoy, que con un contacto mínimo paso a ser su vocero. Podría
compararse a la situación que Sarmiento.
498
SARMIENTO D “Obras completas, op cit, pp. 215.
499
“Nueve eran nacidos por estos alrededores, cordobeses diez, santiagueños y tucumanos
siete, sanjuaninos y mendocinos cinco, españoles y vascos siete, italianos dieciocho, franceses
dos, norteamericanos e ingleses nueve, prusianos tres, austriacos uno”. Ibidem Tomo XXI, pp.
57 a 71.

190
zona o provincianos. Entre ellos casi no hubo extranjeros. Sarmiento,
paradójicamente, se hizo vocero de los criollos que fustigó con pasión
inusitada en Facundo. El mismo lo reconoció con innegable alborozo: “ he aquí
al gaucho argentino de ayer, con casa en que vivir, con un pedazo de tierra
para hacerla producir alimentos para su familia”. ¿Fue un giro en Sarmiento
reconocer la posibilidad que el gaucho, el criollo, fuera pasible de civilización?
O fueron matices que enriquecerían un pensamiento caracterizado por los
esquematismos? Creemos que la influencia de la filosofía de la historia, de la
línea de Hegel, visible en varios aspectos de su obra, le permitió considerar al
vago como producto del sistema500. Era el latifundio, el que había hecho
nómada al gaucho, impedido su ascenso social y cerrado todas las puertas
para su adaptación al cambio: “¿Qué es un vago en su tierra, en su patria? Es
el porteño que ha nacido en la estancia de cuarenta leguas, que no tiene,
andando un día a caballo, donde reclinar su cabeza porque la tierra, diez
leguas a la redonda es del que la acumuló con capital501 ” (…) El tema del
vago, de alta incidencia en su obra lo retoma en otra editorial cuando afirma:“
Chivilcoy no tiene vagos. Lo que en otras partes son vagos o advenedizos, en
Chivilcoy eran hasta hoy humildes inquilinos del poseedor de los boletos de
sangre”. La moral del trabajo, de amplias reminiscencias protestantes en la
obra de Sarmiento, le sirvió para justificar que los vagos, los gauchos, los
criollos hubieran dejado de serlo. Sin embargo, Sarmiento no sólo enfrentó al
vago, a la víctima; también atacó con indomable energía y sin desmayos a lo
largo de décadas, a los intereses ganaderos, responsables y beneficiarios del
sistema que precisamente el cambio de estructura quería quebrantar.

Pero, además de la posibilidad de ser artífice del cambio, ¿qué otra cosa
atrajo a Sarmiento? Chivilcoy era para aquellos años una aldea rodeada de un
espacio rural cultivado; pero como es obvio, era más espacio rural que urbano.
Recordemos que en el Facundo, Sarmiento presentó como su tesis más
importante, la asociación de la ciudad con las instituciones civiles,502 en tanto la
veía como el ámbito de la acumulación de cultura. Sin embargo, después de su
viaje a los Estados Unidos, esta interpretación iluminista de la experiencia
urbana cambió de énfasis. Sarmiento se impresionó de mala manera al ver las
viejas ciudades europeas de Francia y Prusia que ahora estaban habitadas por
millares de trabajadores subsistiendo con bajos sueldos, quedando de este
modo desacreditada en su mente la experiencia urbana. Así la oposición que
el había empeñado en articular entre la supuesta barbarie americana y la
civilización de la urbe europea no era neta o clara. Pero típico de Sarmiento es
que en vez de cuestionar la validez de esa dualidad esquemática en sí, sólo
alteró su contenido. De ahora en adelante no defendió a la ciudad como fuente
del progreso, sino a la aldea. 503Los socialistas utópicos, Fourier o Saint
Simons, también desconfiaban de la ciudad industrial como sinónimo de
progreso y estaban en plena búsqueda de un nuevo modelo, que incluyera el
equilibrio entre sociedad y entorno natural. Argüían que la agricultura constituía

500
PELLICER J “Los Estados Unidos en Sarmiento”. En Viejas, op. cit, pp.917.
501
SARMIENTO D, Obras Completas, op cit, Tomo XXIII, pp. 318.
502
No es original la idea de vincular la ciudad con las instituciones porque ya estaba presente
en el pensamiento de varios escritores europeos de la ilustración
503
Sarmiento no era el único que sentía entusiasmo por la aldea fronteriza, sino que la imagen
del oeste con el self made man era muy caro para los norteamericanos de la época.

191
la ocupación digna del hombre libre, debido a la saludable salud física y moral
que engendraba. Según esta creencia trabajando en el campo y ejerciendo sus
derechos como pequeño productor el ciudadano se preparaba moral y
socialmente para su participación en las instituciones democráticas de la
municipalidad. No sólo se trataba de las lecciones aprendidas por medio del
trabajo digno, el ahorro y la inversión de sus escasos capitales. Además los
acuerdos de la población rural en asuntos relacionados con el agro proveían un
modelo para la futura colaboración a un nivel social de más alcance. Todas
estas ideas recibieron claro eco en los escritos de sus viajes a Estados
Unidos: los prototipos de una sociedad civilizada serían retratados como
residentes de las pequeñas ciudades o aldeas rodeadas de prósperas zonas
agrícolas. Chivilcoy, era el mejor ejemplo de de ese modelo que podía
encontrar en el Río de la Plata, era este por eso, otro de los motivos de su
acalorada defensa.

Por eso, no ha de extrañar que entre julio y agosto de 1855 desde las
páginas de “El Nacional” en tres largos artículos, Sarmiento defendiera a los
labradores chivilcoyanos. En el primero, del 25 de julio de 1855, afirmó: “ Es la
tierra el asiento de la propiedad El arrendatario si es accidental arruina el
suelo y conserva para siempre el desierto, si es permanente se convierte en
siervo y lega a sus hijos con la casa la servidumbre. La cultura de la tierra
requiere título de propiedad, claro y cierto. Los agricultores de Chivilcoy para
plantar un árbol para edificar casas sólidas aguardan a saber a quién
pertenece la tierra que labran y esta cuestión debe resolverse sin pérdida de
tiempo504” En agosto, luego de un largo análisis sobre la solicitud de los
labradores chivilcoyanos de tarifas a la importación de trigo, en el que se
observa la tensión que le provoca a él “ que pertenece al liberalismo viejo y
apolillado de antaño” adoptar mediadas proteccionistas, encuentra la salida
esperada: “ tomar acciones en el camino de hierro” . Le quita a la discusión
librecambio/ proteccionismo entidad y resuelve el problema con uno de sus
postulados predilectos: la incorporación de tecnología.

En agosto de 1856, Sarmiento presenta un proyecto de Ley de Tierras


Públicas de Chivilcoy, que le permite mostrar sus dos facetas: la del ideólogo
y la del hombre de acción, ya que cada propuesta va acompañada de una
extensa argumentación avalada en la realidad. Algunas cuestiones lo
demuestran: Por ejemplo, respecto al latifundio afirmaba: “dícese que la
herencia va subdividiendo poco a poco la propiedad. Es verdad; pero el capital
va acumulándola a gran prisa en grandes porciones. Estas dos leyes obran
simultáneamente sobre todas las sociedades, y donde la tierra no tiene
accesión del valor por el cultivo, la acumulación que el capital hace es más
rápida que la herencia. Si en lugar de dar por sentado cuanto leemos u oímos
repetir nos tomásemos el trabajo de estudiar los hechos mismos que
presenciamos, no desperdiciaríamos las lecciones de la experiencia diaria505”
Otra cuestión a destacar es la ecuación que hace entre “tierra barata” y “altos
salarios”, como condición esencial para garantizar la prosperidad. Consideraba
que en el Río de la Plata, la segunda de las condiciones estaba dada, faltando
sólo una Ley de Tierras, que las pusiera al alcance de los que podían
504
El Nacional, 25 de julio de 1855.
505
SARMIENTO D “Obras completas, ibidem, pp 291.

192
comprarla. El clima electoral de 1856 y 1857 – cuando se efectuaron comicios
para elegir legisladores y gobernador- envolvió los debates sobre tierras.506 La
polémica se intensificó cuando el gobierno lanzó la propuesta de vender
270.000 has. al interior del río Salado para cubrir necesidades del erario
público.

En esa oportunidad, cuando algunos ex enfiteutas elevaron petitorios


solicitando la consideración de sus casos,507 Sarmiento pudo mostrar toda la
dureza que poseía para combatir sus intereses. En septiembre de 1856,
Sarmiento afirmaba desde “El Nacional”:

“Los que podrían comprar entonces leguas a tres mil pesos


(¡setecientos cincuenta francos legua de terreno para inteligencia
de los economistas!) querían ensayar esta vez que no se vendan
leguas a doscientos mil pesos (cincuenta mil francos) a fin de que
no falten tierras públicas para un época que cuentan poder
comprarlas ellos, a tres mil pesos otra vez508”.

Debe reconocerse que no tuvo Sarmiento empacho en fustigar a los


poderosos intereses terratenientes, más aún si podía vincularlos con la política
rosista. En una editorial titulada, “Chivilcoy en los boletos de sangre509”
continuó la línea anterior afirmando con mucha dureza: “Trescientos
labradores de Chivilcoy han sido esquilmados, tallados, por tres poseedores de
boletos en virtud de los presuntos derechos que querían dejarse aún
subsistentes”. Aclaró a continuación que aprobado el proyecto de ley para
entregar en propiedad cuarenta leguas de tierras públicas de Chivilcoy la
comisión encontró que la mayor parte estaban comprendidas en boletos de
premios y “ante este espantajo la comisión retrocedió dejando centenares de
familias en la incertidumbre del porvenir”, alegando como única razón de
conveniencia política, el temor al resentimiento de los tenedores de boletos
que, según Sarmiento eran “ Todos ricos y poseedores de terrenos en otros
territorios”.

La Ley.

Con la defensa de Sarmiento, primero desde la prensa y luego desde el


Senado y de Mitre, desde el Senado, fue aprobada la Ley el 13 de octubre de
1857, sobre el proyecto que presentó Sarmiento. 510 La ley dispuso que se
506
En 1856 se efectuaron los comicios para elegir legisladores, a los que solo se presentó el
oficialista partido liberal. En septiembre comenzaron los preparativos para la elección de
gobernador que debía realizarse en 1857. En esta instancia apareció en la contienda el partido
federal, que se oponía a Bartolomé Mitre, el candidato oficialista.
507
La oposición, constituida por Tejedor y Frías estaba en contra de la venta, ya que se
proponía vender tierras sin haberse sancionado aún una ley general sobre Tierras Públicas,
como lo exigía la Ley de 1852, más aún cuando el ministro Velez aclaró que las tierras que no
habían pasado a dominio privado mediante la escritura eran las que se ponían en venta. Diario
de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, en adelante DSCD,
sesión del 5 de septiembre de 1856, pp 366- 368
508
El Nacional, 16 de septiembre de 1856. Ley de Ventas de tierras.
509
El Nacional, 25 de septiembre de 1856.
510
En agosto de 1857 se dictó una ley que incluyó la anulación de los boletos de premios a la
fidelidad y dispuso el otorgamiento de las escrituras a aquellos ex enfiteutas que habían

193
enajenaran las tierras públicas del partido de Chivilcoy, que deberían ser
divididas por líneas rectas de sur a norte, formando porciones de cuarenta
cuadras por costado. Esta división constituiría una manzana. Veinte cuadras de
norte a sur y diez de este a oeste, formarían un lote, los cuales, a su vez, se
dividirían en medios y cuartos lotes.511

La ley también establecía que las personas que se hallaban


establecidas en esas tierras públicas ó que las hubiesen sembrado, siendo los
últimos ocupantes en el momento de la sanción, tendrían el derecho de
conservar su posesión, ajustando sus límites a las divisiones o subdivisiones
de los lotes, pudiendo tomar lotes enteros, mitades o cuartos de lotes.
Deberían pagar un tercio de su valor en el acto de adjudicación por el precio
designado y el resto a seis meses y un año por mitad, no pudiendo tomar más
de un lote. Y sino pagaban el valor total en el segundo y último plazo, perderían
al vencimiento de este, la mitad de la parte entregada.

Las tierras que no estuviern ocupadas se venderían en pública subasta


al mejor postor sobre el precio designado en dinero contado. El Departamento
Topográfico debería anunciar por diarios, durante un mes consecutivo, los
lotes que estaban a la venta, repitiendo el mismo aviso en los diarios de
Chivilcoy y Mercedes. El juez de paz abriría la subasta de las tierras y
otorgaría la escritura correspondiente. Los lotes que no se hubiesen vendido, lo
harían en venta particular, al precio designado por la ley, como mínimo. El 1
% del importe de las tierras vendidas se asignaría al Juez de Paz del partido
y entre lote y lote deberán dejarse calles de 50 varas, de 40 en medios lotes y
de 30 en cuartos de lotes512. Esta ley debía resolver la cuestión de las tierras
del partido y la promulgada el 12 de octubre de 1858, las de toda la provincia
513
y gracias a esta, los enfiteútas que habían sido embargados pudieron

pagado una parte del precio y que por distintas razones no habían completado el trámite. Esta
norma, muy confusa, en nada favoreció a solucionar las cuestiones del momento. A raíz del
fracaso de la Ley de 1857 en definir la mayor parte de los asuntos que el rosismo había dejado
pendientes, se presentó un proyecto aclaratorio.
511
Deberían numerarse por el norte las se manzanas y los lotes, de derecha a izquierda los
primeros y viceversa los segundos.
512
Boletín Oficial, Año 1857. pp 146 y 147 AHPBA.
513
La ley promulgada el 12 de octubre de 1858, cerró la etapa más conflictiva de la
reconsideración de la legislación rosista sobre la tierra pública. Por la misma se anularon
donaciones, pero se reconocieron los premios de combates contra los indios y los derechos de
los exenfiteutas fueron contemplados en parte. Por la ley de octubre de 1858 efectuadas entre
el 8 de diciembre y el 3 de febrero de 1852, aún cuando contaran con escrituras. Los premios
por combates contra los indios fueron reconocidos y los donatarios que no habían ubicado sus
tierras tendrían noventa días para solicitar una parcela fuera de la frontera. Se exceptuó del
reconocimiento a Rosas, en cambio quedaron firmes las que él había repartido entre sus
acompañantes. Se anularon los premios a la fidelidad estipulados por la ley de noviembre de
1839. Los derechos de los exenfiteútas fueron contemplados en parte, dado que el artículo
quinto de la ley los tenía en cuenta para aquellos casos en que habían comprado con boletos.
Los que no habían obtenido la escritura a raíz de haber sufrido el embargo de sus bienes y,
consecuentemente, la emigración, podían presentarse a solicitarla pagando el precio estipulado
por la ley de venta de mayo de 1836. Se estableció una diferencia entre los tenedores de
boletos por combates, a los que se le obligó a poblar y aquellos que poseían acciones por
premios a la fidelidad. Estos últimos debieron abonar sumas exiguas de dinero en relación con
las fijadas en ese momento por el gobierno en relación para las tierras públicas. Los ocupantes

194
revalidar sus compras por el precio de 1836. Fue así como Bernarda Frías de
Gorostiaga pudo escriturar las 24.300 has en Chivilcoy514.

La aplicación de la ley generó numerosos inconvenientes que no serán


abordados en este trabajo por una cuestión de extensión y profundidad. Sin
embargo, a modo de prolegómeno, nos remitiremos a señalar algunos:

“Habiéndose dictado en beneficio de los pobladores de Chivilcoy, el


decreto que obligó suspender el pago de los arriendos de las tierras del estado
(.....) nótese la tendencia a apoderarse de ella por el hecho de la posesión sin
adquirirla definitivamente según las prescripciones de dicha ley.”

La cuestión anterior es ilustrativa de la heterogeneidad ideológica que


aún había respecto a la propiedad. Mientras algunos bregaron por ella,
movilizándose y cumpliendo a rajatabla con los trámites que la propiedad
exigía; otros fueron renuentes y mostraron un marcado desinterés. Ante la
escasa valoración que la propiedad despertaba entre muchos labradores, el
estado reaccionó con una normativa prescriptiva, con la que buscó –en forma
coercitiva- ordenar de acuerdo a parámetros modernos e introducir, por la
fuerza, el valor de la propiedad en quiénes aún no lo tenían. Tuvo que acudir a
un decreto, en septiembre de 1860, para reglamentar la Ley y establecer
castigos para quiénes no la cumplían: en el art. 1 se estableció que el Juez
de Paz debería hacer comparecer a los pobladores que por los informes del
agrimensor tuviesen poblaciones dentro de los lotes amojonados, con el objeto
de notificarle que “están en el deber de declarar su intención de comprar los
terrenos que la ley del 13 de octubre les permite comprar.”

La necesidad de la coerción que se mantuvo a lo largo de la


reglamentación muestra lo escasamente arraigados que estaban en estos
pobladores los hábitos de hacer diligencias, trámites burocráticos y respetar
plazos. “los pobladores que declaren la intención de comprar, quedarán
obligados a presentar su solicitud dentro de un plazo de treinta días de la
fecha de citación”.La redundancia del decreto: (..)“los pobladores que no
quisieran hacer uso de estas ventajas o declarasen no tener voluntad de
comprar, como los que no presentasen la solicitud de comprar en el plazo

de terrenos directamente agraciados o terceros poseedores, cuyos títulos fueron anulados,


tenían preferencia para solicitarlos en compra o arrendamiento. Por la anulación de las
donaciones por premios especiales o premios a la fidelidad quedaron sin efecto escrituras
extendidas por 232.675 has.
514
El balance de revisión de la política rosista de tierras públicas muestra los intereses
reconocidos y los que quedaron en el camino luego de las presiones ejercidas. Se revalidaron
aquellos títulos emitidos durante la etapa rosista que fueron considerados inobjetables; por
ejemplo las ventas realizadas entre 1836 y 1838, las donaciones del directorio reconocidas en
1830, y las donaciones condicionadas de Azul. La Ley de arrendamientos públicos de 1857
regularizó la situación de los ocupantes y enfiteutas con contratos vencidos. Se reconoció la
necesidad de extender las escrituras a aquellos enfiteutas que habían pagado parte del precio
de la tierra en dinero o en ganado. Otros asuntos merecieron discusiones pormenorizadas,
como los premios por combates contra los indios. En cambio los boletos de premios otorgados
por fidelidad a la causa rosista entregados en virtud de la Ley de noviembre de 1839 fueron
anulados por unanimidad en los dirigentes porteños , del mismo modo que a los ex – enfitutas
embargados que no habían cumplido con el trámite de la compra de los boletos.

195
citado, pierden el derecho de preferencia”, es indicativa de las resistencias
que había hacia la compra.. Igual tenor, muestra el artículo Nº 2, al establecer
que solicitado un lote en compra no se podrían dejar pasar más de diez días
para depositar el dinero y que de no hacerse así les correría el interés del 2 %
mensual durante el tiempo que demorasen.

La explicación de la necesidad de una reglamentación tan rígida y


reiterativa está en el siguiente artículo: “ El juez de Paz de Chivilcoy, no podrá
permitir a nadie en lo sucesivo que cultive o se pueble en los terrenos del
estado y los que a pesar de su prohibición lo efectuasen, serán obligados a
suspender sus labores o a desalojar inmediatamente, cualesquiera que sean
los pretextos que aleguen” En otras palabras, con o sin ley, la costumbre de
asentarse, ocupar y labrar cualquier terreno se mantenía tan arraigada como
antes. La diferencia estribaba en que antes eran particulares los damnificados
que pedían respeto por las leyes; en cambio ahora era el estado. E incluso y
en un plano más hipotético, la Ley podría llegar a verse como una concesión
por parte del estado, a cambio del logro de un orden más moderno y acorde
a los nuevos tiempos.515

Conclusiones.

Si se reúne el conjunto de evidencias hasta aquí presentadas, puede


trazarse un cuadro complejo de la situación económica, política y social de la
frontera oeste desde mediados del siglo XVIII hasta igual fecha del XIX.

El abordaje del impacto de las políticas públicas, de los precios de los


mercados e incluso de las transformaciones demográficas, entre otras
cuestiones, en la esfera de los individuos y las familias ha sido la guía de este
trabajo. Sin embargo esta perspectiva, que en más de una ocasión iluminó
aspectos que de otro modo hubieran quedado en tinieblas, requiere esfuerzos
aún mayores. Indagar las lógicas de los individuos para entender la adopción
de determinadas estrategias y el recorrido de ciertos caminos y ubicar el
análisis en el espacio que media entre la libertad de los sujetos y los factores
condicionantes externos e internos resulta una tarea muy prometedora pero
también muy difícil. Las dificultades son mayores aún cuando el análisis
quiere efectuarse sobre grupos subalternos, analfabetos en su mayoría, con
escasos bienes para testar e invisibles en muchos casos, a la mirada
inquisidora del estado o de la iglesia, que fueron, en cierta forma, los
encargados de recabar la información histórica. Por eso creemos que el
recorrido efectuado a lo largo de estas páginas ha enriquecido con un análisis
minucioso algunas cuestiones que estudios de carácter general ya habían
indicado, pero somos concientes de que nuestro afán de percibir desde la
óptica de los sujetos los cambios estructurales, desentrañando sus estrategias,
con el fin de relativizar la inercia y pasividad que se le adjudicó a los sectores
subalternos, se ha logrado parcialmente. Creemos también que distinguir a los
medianos productores del tegumento en el que se desenvolvió la producción
rural colonial y de las primeras décadas del siglo XIX no ha sido tarea fácil y los
logros han sido parciales. De hecho, discriminar a individuos o a grupos por
515
Registro Oficial, (ROPBA) Año 1860, pp 43 y 44, AHPBA.

196
la capacidad de movilización, de resistencia al orden establecido o de
aprovechamiento de los intersticios que dejaron abiertos los sectores
dominantes, es una tarea ímproba que no siempre garantiza que los sectores
diferenciados fueran visto de este modo por sus contemporáneos.

El trabajo efectuado nos ha permitido conocer con minuciosidad el


proceso de poblamiento de la frontera bonaerense y la sociedad resultante.
Hemos demostrado que escasamente las acciones oficiales pueden explicar
procesos sociales y económicos; por eso, la fecha de fundación de la Guardia
de Luján, 1752, puede marcar la consolidación de un proceso pero no su
inicio, ya que el poblamiento de la frontera se inició antes, en una fecha
imprecisa, cuando familias de la zona de antigua colonización, fueron
avanzando en forma espontánea por las riveras del río Lujan, instalando
pequeñas y medianas explotaciones sobre tierras de las que no contaban con
títulos. La sociedad de la Guardia fue, como toda sociedad de frontera, muy
abierta y si bien continuamente recibió migrantes, pudimos diferenciar etapas
en este proceso, que podrían graficarse como olas avanzando sobre la playa.
La primera, desde la creación de la Guardia hasta poco antes del ciclo
revolucionario, se caracterizó por recibir inmigrantes masculinos que
respondían al perfil militar, asiento de blandengues que la Guardia tenía para
esa época. Fue por eso que las regiones expulsoras fueron Córdoba, Buenos
Aires y España, en ese orden.

La comunidad resultante se caracterizó por la juventud de la población –


las dos terceras partes tenían menos de cuarenta años- e hizo que las tasas
de natalidad fueran elevadas y las de mortalidad relativamente bajas, aunque
en los cincuenta años estudiados se produjeron cinco crisis demográficas que
elevaron repentinamente este índice. La tendencia al incremento de la
ilegitimidad, observada en la campaña rioplatense en el siglo XIX, también se
manifestó en esta sociedad y fue mayoritariamente producto de un patrón de
constitución familiar funcional al espacio pampeano de alta movilidad espacial y
social. Los matrimonios se constituyeron en general a edades tardías,
principalmente los encabezados por migrantes masculinos, que antes de
constituir una familia con mujeres del lugar trataron de consolidar su situación
social.
La dicotomía que plantearon algunos estudios sobre el predominio de
familias extensas en el interior y nucleares en la frontera, debe matizarse
porque si bien fue ese tipo de familias el que mostró el padrón local, no puede
pasar desapercibido la ubicación cercana que adoptaron algunas familias
nucleares que terminaron formando una amplia red, que en cierta forma
reproducía la funcionalidad de la familia extensa que primaba en las provincias.
La ubicación de la población en un espacio de fronteras abiertas también
mostró connotaciones sociales y étnicas; en círculos concéntricos se ubicaron
en la Guardia y su ejido, comerciantes, estancieros, el comandante de milicia y
los miembros de mayor graduación, yendo hacia el oeste, le siguieron los
estancieros y en el cordón más externo, el más desprotegido a los avances de
los malones; los labradores indios, en su mayoría santiagueños. Las redes y
alianzas no sólo se tejieron en la elite sino también entre éstos últimos y sin
dudas resultaron funcionales a un medio inhóspito y difícil.

197
Mientras tanto, una segunda oleada de inmigrantes hizo posible el
poblamiento del territorio que se extiende hasta el río Salado, ubicándose
principalmente en Chivilcoy que era el cordón de la frontera para las décadas
de 1820 y 30. Esta nueva oleada respondió a la reavivación del flujo de
inmigrantes provincianos que se produjo luego de las guerras civiles y supuso
algunos cambios respecto a la anterior. El perfil de los inmigrantes, que
pasaron a ser principalmente campesinos de Santiago, de las otras provincias
empobrecidas y de los partidos de antigua colonización, difería del perfil
castrense de los de la primera hora. Fue tan masivo el flujo que en Chivilcoy,
a mediados del siglo XIX, más de dos tercios de la población era inmigrante y
casi la mitad de los varones adultos eran santiagueños. Avanzada la década de
1850 el porcentaje de inmigrantes provincianos tendió a disminuir, proceso
que se acentuó en la década siguiente. La inserción de los inmigrantes no se
redujo a las categorías ocupacionales más baja: peones o jornaleros (aunque
sin dudas fueron las más numerosas) sino que algunos pudieron hacerlo
como labradores o estancieros, dando cuenta de la posibilidad de iniciar la
producción en un contexto de libertad contractual.

La mayoría de estos inmigrantes había tenido participación previa en los


ejércitos revolucionarios y la ruptura de los lazos primarios que sus ausencias
generaron, el mejor conocimiento del territorio y de las posibilidades que
podía ofrecer cada región, obtenidas del contacto con pares de otros lugares,
facilitó las migraciones. Pero también la búsqueda de una sociedad más
igualitaria y democrática actuó en esa dirección. Halperín planteó que fueron
los mestizos, los mulatos libres, en general los legalmente postergados en las
sociedades urbanas o en las rurales de trabajo libre, los que mejor
aprovecharon la transformación revolucionaria. Y, puso de ejemplo que aún
cuando los censos de la primera etapa independiente siguieron registrando la
división en castas, la disminución a veces vertiginosa de los habitantes
registrados como de sangre mezclada mostró de qué modo se reordenó en
este aspecto la sociedad revolucionaria. En este sentido los desplazamientos
espaciales profundizaron el proceso y para ejemplo sirve el caso de Calixto
Calderón, censado como “mestizo” en San Juan en 1812 y como blanco en
Chivilcoy en 1836. Y, no sólo se “blanqueó” sino que paso a ser uno de los
vecinos más importantes de la zona; status que difícilmente hubiera logrado en
su San Juan natal.

Las migraciones, en la mayoría de los casos, no fueron actos individuales;


o al menos, no obedecieron a decisiones personales adoptadas en soledad,
sino que lo que se puso en movimiento fueron redes más o menos extensas,
con intereses en común y solidaridades entrecruzadas. Desde el
desplazamiento de los comerciantes vascos santiagueños y su avance desde
Las Saladas hasta Bragado, a través de una serie de intrincadas operaciones
que no hicieron otra cosa más que demostrar el carácter endogámico de sus
relaciones comercciales, políticas y familiares hasta los sanjuaninos que se
asentaron unos al lado de otros sobre una gran enfiteusis que nunca fue
ocupada por sus poseedores y consolidaron la red a través del matrimonio,
sobran en la frontera ejemplos de cadenas migratorias.

198
Pero además, el avance de los comerciantes vascos – santiagueños e
incluso el de los labradores sanjuaninos indica que la expansión terrateniente
que vivió la campaña bonaerense a partir de 1820 no fue sólo atractiva a la
elite mercantil porteña, con ella devenida en terrateniente, sino también a
sectores del interior y que se originó en el clima de intensos contactos que
hubo entre ambas.

La población criolla llegó a la cañada de Chivilcoy entre las décadas de


1830 y 1840, sin embargo, este proceso presentó problemas de visibilidad
por la calidad de las fuentes de la administración rosista y por la inexistencia
del partido como unidad administrativa, ya que el partido de Chivilcoy se
escindió de Mercedes (ex Guardia de Luján) recién en 1845, motivo por el que
la información se presentó agregada hasta ese momento. A pesar de ello,
tratamos de fechar el “primer poblamiento” con las notas de Parchappe (de
1828), el padrón de 1836 y las declaraciones de los solicitantes de Tierras
Públicas y podemos afirmar que el primer poblamiento siguió el trazo del
antiguo camino a Las Salinas que iba desde la Guardia de Luján hacia el
oeste pero sesgándose hacia el sur, ya que al río Salado lo cruzaba en
dirección a la laguna de Palantelen, en el límite de los actuales partidos de
Alberti y 25 de mayo. Siguió, como en la región de antigua colonización, los
cauces de las cañadas; que en este caso fueron Las Saladas, La Rica y
luego la cañada Chivilcoy y el Río Salado. Las primeras contaban con
población desde antes de 1820 (demostramos que los enfiteutas de esa región
eran, en su mayoría, antiguos vecinos) en cambio la cañada de Chivilcoy y el
río Salado se poblaron avanzada la década de 1830.

El avance poblacional se materializó en un espacio abierto, libre, que


les permitió a las familias que arribaban o a las que aquí se formaban,
instalarse donde quisieran. Sin embargo tal libertad no estuvo exenta de
conflictos y tensiones, que se iniciaron básicamente, cuando poseedores de
títulos, en general precarios, vieron sus posesiones ocupadas por familias,
que gracias a la mercantilización pecuaria que se extendió durante el siglo
XVIII, obtenían algunos ingresos monetarios de producciones que hasta ese
momento habían sido predominantemente de auto consumo, e incluso hasta en
algunos casos extremos descubrieron que sobre sus tierras se habían
asentado caseríos o fundado fuertes, como La Guardia de Luján o
Chascomús. Percibieron entonces, la posibilidad de cobrar arriendos a tierras
que hasta entonces no demostraron tener ningún valor. Los ocupantes,
asentados desde hacía décadas, se negaron a efectuar esos pagos, dando
origen a tres extensos juicios colectivos que movilizaron toda la región y que
evidenciaron la existencia de una tradición de litigiosidad rural local, capaz de
aflorar cuando se ponía en peligro la permanencia de los labradores.
Varias cuestiones rescatamos de esta movilización; la primera, es la
existencia de un discurso progresista en boca de remotos labradores y de sus
inspirados y elocuentes abogados, basado en los escritos de algunos
exponentes de la ilustración del Río de la Plata tardocolonial, como Manuel
Belgrano, Félix de Azara, Hipólito Vieytes y Pedro Andrés García. El reclamo
de la conversión en propietarios de los pequeños productores, la limitación
de los grandes latifundios y la consideración de los labradores y estancieros
asentados en la campaña, como la base del estado, son tópicos muy similares

199
a los hallados cincuenta años después, en la movilización que protagonizaron
los labradores chivilcoyanos. La segunda, es que sus protagonistas, medianos
productores, mostraron una rápida capacidad de reacción frente a estímulos
que consideraron adversos, alejándose decididamente de la inercia con que
se los caracterizó.

Consideramos que el discurso republicano y agrarista fue una


apropiación de ciertos sectores medios de la campaña para enfrentarse con
miembros de la élite porteña que tenían intereses en estas tierras. A pesar de
la dificultad para delinear alianzas, las individualizadas mostrarían un clima
de tensión creciente desde fines del siglo XVIII, entre un procurador de la
Audiencia, Juan de Almeyra, o un funcionario de la corona, Díaz de Vivar,
con títulos dudosos sobre grandes extensiones de tierra, por una parte; y por la
otra, personajes activos de los sectores dominantes locales, residentes en la
Villa de Luján ( no en Buenos Aires) y presumiblemente productores directos;
como Márquez, Veloz, Colman, Toro o Aparicio, que observaban con recelo la
instalación de estos nuevos personajes. Los labradores fueron el telón de
fondo que permitió inscribir a los litigios en los discursos que estaban de
moda en esa época. El apoyo que Balcarce – funcionario de la corona-
otorgó a los labradores, mostró la escisión en la elite burocrática y la libertad
de acción de los funcionarios frente a los poderes centrales, al menos en los
últimos años de la colonia. Creemos encontrar en estas escisiones que
debieron reproducirse a lo largo y ancho del virreinato, evidencia de los
conflictos que se avecinaban y que culminaron en las luchas de la
independencia. El enfrentamiento entre Balcarce, padre del prócer de las
guerras de la independencia y Díaz de Vivar o Almeyra, funcionarios de la
Audiencia, muestran en el nivel de las conductas humanas tensiones
crecientes, que sumadas unas a otras desembocarán en un conflicto de mayor
alcance.

Creemos haber demostrado que, el tránsito del estado colonial al post-


revolucionario fue otro de los factores responsables de la tensión rural, porque
mientras el primero adoptó una actitud pasiva respecto al problema social
rural y optó por mantener la paz con la perduración de situaciones de
indefinición en cuanto a, por ejemplo, las modalidades de ocupación y
apropiación del territorio; el segundo, con la apertura de mercados externos a
productos pecuarios, entre otras circunstancias, volcó los intereses de los
grupos dominantes porteños hacia el hinterland rural. Fue en estas
circunstancias, cuando la consolidación de la propiedad privada de la tierra y
el control de mano de obra pasaron a ser una preocupación central del
estado y de los sectores dominantes. La extensión de este tipo de conflictos –
que por lo menos involucraron a las Guardias de Luján, Navarro y
Chascomús- mostró la existencia de un clima de ideas y de un discurso
favorable a los pequeños labradores. La defensa de estos “tristes cosecheros”
–como los llama la fuente- tendió a diluirse a medida que avanza el siglo XIX.
Visto así sería fácil hipotetizar la pérdida del interés en estos sectores, que a
fines del siglo XVIII se presentaban como los guardianes de un orden agrario
/ republicano, a medida que se iba consolidando una fuerte alianza entre el
estado y un grupo de poderosos estancieros. Sin embargo, el análisis de las
transferencias de tierras públicas muestra la prudencia de la corona en la

200
ampliación de la base social de los tenedores de títulos. Por eso, creemos que
el discurso no llegó a materializarse en cuestiones concretas y que la actitud
”benevolente” del estado colonial hacia los ocupantes sin títulos, se explicaría
más por su desinterés en la ocupación efectiva de la tierra bonaerense, que
por una política deliberada de apoyo a los pequeños productores rurales en
detrimento de los grandes estancieros.

La cantidad de juicios que cada merced soportó en tan pocos años,


habla a las claras de la inestabilidad en la posesión y en la propiedad que
caracterizó esta “puesta en valor “de las tierras de la región. La secuencia en
los tres juicios fue la misma: primero se produjeron litigios entre poseedores de
títulos dudosos o superpuestos y recién a fines del siglo XVIII o principios del
XIX aparecieron arrendatarios litigando. Cuando una de las partes querellantes
estaba compuesta por labradores, la representación colectiva fue el modo más
usual para encabezar los juicios. Y en estos casos, razones del bien común y
de servicios prestados fueron las más usadas.

La prudencia de la corona española en la entrega de la tierra pública


de la región ayudo a mantener cerradas las vías de ascenso social para los
sectores medios de la campaña. El otorgamiento de la escritura de un solo lote
en moderada composición, es muestra de ello. En la zona de Los Leones las
solicitudes de Moderada Composición, fueron muy escasas respecto a los
partidos del sur de la provincia de Buenos Aires analizados por Banzatto. Se
redujeron, además, a la primera etapa, ya que no hemos encontrado ninguna
solicitud posterior a 1810. Pero además todas las solicitudes fracasaron,
porque los solicitantes, a diferencia de los hallados por Banzatto, en los
partidos del sur de la provincia - todos con medios suficientes o pertenecientes
a las instancias de poder en la campaña- estaban lejos de conformar la elite.
La falta de medios económicos y las dificultades para acceder al poder político
fueron las trabas que encontraron y por lo tanto, las responsables del fracaso
de los trámites. Una vez más vemos como los vericuetos de la administración
pública; las redes de poder excluyeron a los más débiles. Por eso, en la
región de Los Leones- con un poblamiento inicial hecho por pequeños y
medianos productores- necesitamos esperar a la enfiteusis para consolidar los
títulos de propiedad sobre la tierra.

Además, tampoco alcanzó a ampliar la base social de los


propietarios la existencia de un mercado de tierras local muy débil. La
adquisición por compra del loteo en que terminó la merced de Vivar,
puede entenderse como el embrión del mercado de tierras local y en ese
sentido formó parte de un proceso común a toda la región, derivado de
la presión colonizadora y del consiguiente incremento de interés por la
tierra que condujo a la fragmentación y venta de las antiguas mercedes,
no alcanzó para ampliar la base social de los propietarios.

Hubo que esperar hasta la enfiteusis, que permitió alquilar y luego


comprar tierras por precios muy bajos, para que se ampliara la base
social de que accedieron a la tierra. La amplitud que alcanzó en la región
– un elevado porcentaje de las tierras, según los partidos, fueron

201
traspasadas por primera vez a particulares por enfiteusis- ayudó a
ampliar la base social de los propietarios de las tierras.

En efecto, fue recién a fines de la década de 1820, cuando los “primeros


pobladores,” asentados en esta frontera desde el último tercio del siglo XVIII,
pudieron legitimar las posesiones territoriales que detentaban. La oportunidad
que el estado otorgó fue aprovechada por estos vecinos y con solicitudes más
colectivas que individuales (varias se iniciaron el mismo día) iniciaron los
trámites que la enfiteusis requería. La densa red que los unía, basada en el
arraigo a la región, los llevó a conformar un pequeño grupo de activos vecinos
que se encargó de todos las acciones que el trámite requería: atestiguar los
límites de los campos ante los agrimensores, ofrecer precisiones sobre su
calidad, tasarlos, etc. De este modo pudieron escriturar lotes de mediano
tamaño, entre 1800 y 6000 hectáreas, en los que ya residían. Por eso,
podemos afirmar que fueron más pródigos los gobiernos criollos de las
décadas de 1820 y 1830 respecto al otorgamiento de tierras públicas y que
fueron también, los que generaron mejores condiciones para los pequeños y
medianos productores.

Los traspasos generacionales incidieron negativamente en la


conservación del patrimonio territorial de los medianos productores y la
bonanza que supuso la legitimación de la posesión de la tierra, no duro mucho-
El deterioro de las condiciones no fue sólo responsabilidad de políticas
públicas, sino también de la acelerada mercantilización de la tierra, que
coincidió con el fin de los ciclos vitales de los “primeros pobladores”. Instalados
en la frontera en su juventud –últimas décadas del siglo XVIII-, eran ya adultos
cuando adquirieron la tierra, por eso la mayoría entro en la vejez y falleció
entre fines de la década de 1820 y durante la de 1830. El traspaso
generacional produjo la fragmentación de estas parcelas de mediana
extensión. Fueron pocos los que pudieron conservarlas y en la mayoría de los
casos sus viudas ó sus hijos terminaron vendiéndolas en el marco del proceso
de mercantilización pecuaria e incremento del interés por los campos de la
zona. Circunstancia que produjo un recambio social en las décadas de
1840/50. Los labradores analizados fueron capaces de iniciar los trámites
burocráticos que la moderada composición y luego la enfiteusis exigieron,
dando cuenta de estrategias exitosas. Pero sin embargo, resulta paradójico
que luego de iniciar el camino hacia la posesión de la tierra, en algún momento
fueron marginados de él. No pudo la mayoría alcanzar a consolidar sus
patrimonios y por eso fueron pocos los que pudieron mantener la tierra durante
el tiempo estudiado. Fueron las décadas de 1840 y 1850 las que más
vulnerables los encontraron frente a los avances de sectores más poderosos y
concentrados; y fueron las reparticiones igualitarias de los bienes que cada
traspaso generacional produjo lo que los debilitó y abrió las puertas de la zona
a otros personajes, con historias distintas y con estrategias surgidas en otros
lugares. Todo esto en un contexto de mucha especulación, observadas en los
continuos traspasos de títulos, que se concentraron básicamente en los
momentos que se otorgaron las escrituras de enfiteusis o las de ventas de
1838.Los adquirentes fueron foráneos, irlandeses en algunos casos, que para
esos años estaban en plena expansión territorial o miembros de la alta
burguesía porteña como Saturnino Unzué.

202
Los procesos descriptos hicieron que la estructura territorial resultante
presentara algunas diferencias de la del resto de la provincia; por ejemplo, las
3922 has que tuvieron en promedio las enfiteusis mercedinas en 1827 y las
3375 de las suipachenses, dos veces menores al promedio general de 12.501
has, fueron muestras claras del predominio de los pequeños productores en la
región. En Chivilcoy, el promedio de 11035 has para 1828, también fue
menor al general, aunque no tan lejano y si comparamos estas cifras con las
de 1835, observamos una importante disminución: en Mercedes se pasó de
3922 a 2986 has; en Suipacha de 3375 a 3031 has y en Chivilcoy de 11035 a
9080 has. Tendencia opuesta a la observada en el resto de la provincia en
donde la enfiteusis tendió a aumentar de tamaño pasando de 5.6 en 1827 a
6.3 leguas en 1836.

Sobre un volumen original de 404.000 has analizadas se produjeron


operaciones - que incluyeron la entrega en enfiteusis, transferencias entre
particulares y compra- por un volumen de 1.128.326 has que en promedio
muestra que cada legua fue sometida a operaciones a 2.7 veces, entre 1825 y
1840. La frecuencia de las transacciones no fue homogénea en toda el área
estudiada y mientras que en Chivilcoy, sobre 270.000 has se hicieron
operaciones por un volumen de 874.800 has que en promedio muestra que
cada hectárea se traspasó 3.2 veces, en Mercedes y Suipacha donde la
estabilidad dominial fue mayor la relación fue de 2 y 2.5 veces
respectivamente.

El análisis que efectuamos en Chvilcoy permite diferenciar el


comportamiento de los “viejos vecinos” y de los “nuevos” respecto al acceso a
la tierra por enfiteusis y mientras los primeros, concentraron sus solicitudes en
la esquina sudeste del partido, tuvieron explotaciones de tamaño reducido y
larga permanencia en sus parcelas, accediendo muchos de ellos a la propiedad
a partir de 1836, los segundos que no tenían vínculos previos con la región, se
ubicaron predominantemente en la despoblada esquina oeste, con grandes
explotaciones y con una permanencia temporal muy reducida. Este segundo
grupo se asimiló a las descripciones del enfiteuta tradicional. La extracción
social de ambos grupos también fue diferente; los primeros provenían de los
sectores medios locales, mientras que los segundos pertenecerían a la
burguesía mercantil porteña.
En un contexto económico caracterizado por la suba sostenida y
duradera del precio del trigo se consolidó el crecimiento de Chivilcoy, en la
década de 1840. Sin embargo la producción triguera de la región era de vieja
data y como demostramos desde fines del siglo XVIII se fue localizando en los
“bordes” de los asentamientos blancos y fue avanzando a medida que éstos lo
hicieron. Por eso, encontramos chacras trigueras en la década de 1820 en Las
Saladas y La Rica, aunque con sementeras aisladas y reducidas. Los
provincianos que practicaban la agricultura en sus provincias de origen y
continuaron haciéndolo aquí, incentivados por la suba del precio, por lo que la
producción triguera fue perdiendo su carácter marginal hasta convertirse en
una actividad floreciente, que quedó reflejada en la “radiografía” que obtuvimos
de la región con el informe de CD de 1839. Esta puso en evidencia el
predominio de los pequeños y medianos propietarios, (fue el segundo partido
por cantidad de contribuyentes) que concentraban una parte no desdeñable

203
del capital total. Si pasamos esta hipótesis a cifras, observamos que el 80 %
de los propietarios tenía capitales menores a 20.000 $ y concentraba el 50 %
de la riqueza del partido. Poseer en 1839 capitales menores a 20.000 $
suponía contar con un stock de unas 500 vacas (10.000 $), entre media y
una legua de tierra (2000 o 2500 $ la legua) y alguna vivienda; bienes que
suponían posibilidades de acumulación limitadas. La valorización de las tierras
gracias a las sementeras que contenían y el comercio fueron los “factores” de
la riqueza de la región. El partido ocupaba el puesto número once según la
dotación de capitales, después de los ricos partidos ganaderos del sur y de
uno casi urbano como Quilmes y mostraba una “riqueza” de carácter
diferente, si se la comparaba con la riqueza ganadera del sur o con la
pobreza del norte, asemejándose a los de las cercanías, no tanto por su
ubicación espacial- distaba treinta leguas de Buenos Aires- sino por
especializarse en la producción de bienes que el mercado porteño y los
pueblos de las cercanía demandaban cada vez más. Los estratos más
“pudientes” eran heterogéneos, del mismo modo que lo había sido el
poblamiento de la región. Lo conformaban descendientes de las familias de
comerciantes vasco-santiagueños que se habían asentado en la zona a fines
de la década anterior y algunos miembros de familias muy tradicionales que
habían “adelantado” la frontera y participado de la enfiteusis.

La década de 1840 resultó crucial para el desarrollo de la región. Tal


crecimiento se logró acentuando las tendencias indicadas, sin generar grandes
transformaciones en la estructura económica y social del partido. Chivilcoy
pasó a ser en 1851, el partido con mayor cantidad de contribuyentes, dando
cuenta del fortalecimiento del estrato de pequeños y medianos propietarios y se
“enriqueció” respecto a los otros partidos, ascendiendo del lugar 11º al 4º en el
capital declarado, ubicándose detrás de partidos de las “cercanías” como
Quilmes y San José de Flores. Podemos interpretar este ascenso como un
“giro” en la economía provincial; no eran ya las extensas estancias ganaderas
el principal factor de riqueza sino las construcciones y las tierras con elevadas
mejoras que preanunciaban el progreso del que se harían voceros los
estadistas del período de la Organización Nacional. En la cúpula local se
estaba dando el recambio que expusimos al iniciar el trabajo: “nuevos ricos” ya
fuera provincianos o extranjeros convivían con los “pocos” descendientes de
los primeros pobladores que habían podido superar con éxito el traspaso de la
segunda a la tercera generación.

La “mudanza” de la producción triguera desde los partidos de las


cercanías a Chivilcoy fue producto de los cambios que se dieron en la década
de 1840 que fomentaron el desarrollo de la producción triguera en nuevos
contextos. La mayor demanda y los buenos precios comenzaron a modificar
los modos de llevar a cabo la producción triguera; mayores extensiones, la
incorporación de tecnologías, la problemática de los “rindes” pasaron a ocupar
un lugar hasta entonces desconocido. Estas nuevas formas de llevar a cabo la
producción no podían llevarse a cabo sobre las viejas chacras trigueras de San
Isidro, Morón o Barracas, que para mediados de los años 50 eran sectores casi
suburbanos convertidos en quintas de recreo, como hace alusión el epígrafe
de ese capítulo. La mayor amplitud de tierras agrícolas que ofrecía Chivilcoy
hizo que la mirada se dirigiera hacia esta región; pero obviamente no fue esta

204
la única razón, porque no podemos desconocer que muchos otros partidos
recién incorporados también contaban con tierras de calidad agrícola. Fueron,
como siempre, un cúmulo de factores los que hicieron que la producción se
trasladara desde las cercanías a este rincón de la frontera oeste. Pero en este
cúmulo, la presencia de provincianos con hondas raíces agrícolas, las redes
sociales que conformaron, la existencia de aceitados canales comerciales,
fueron claves para entender porqué Chivilcoy se convirtió en un “bastión”
agrícola y no sucedió lo mismo con partidos cercanos con calidades
territoriales similares.

Hemos demostrado que el pasaje de la agricultura llevada a cabo en


“tierras de las cercanías” a “tierras de la frontera” fue acompañado de una
leve ampliación de la superficie sembrada que hizo que las sementeras de
trigo dejaran de ser muy pequeñas y pasaran a ser medianas. Sin embargo,
tal ampliación no fue de una magnitud que nos permitiera suponer un cambio
cualitativo. Creemos más bien, que una diferencia de más peso tuvo que ver
con la concentración de los labradores en determinados espacios,
conformando núcleos de marcada orientación agrícola y de este modo,
definiendo regiones con fuerte identidad productiva, en las que se desarrolló
un aceitado sector de servicios vinculado a esta actividad. En sí, la
regionalización productiva no es nueva en la historia rural rioplatense y autores
como Garavaglia, (1999) o Djenderedjian (2008) definieron regiones en los que
predominaba una u otra actividad. Sin embargo, lo novedoso se vincularía con
la magnitud que alcanzó tal especialidad. Que más de cuatrocientos
labradores sembraran en Chivilcoy 6882 cuadras en 1853 y 11.257, en1855
habla a las claras de una orientación muy definida. Convalida nuestra hipótesis
las 76.000 fanegas procedentes de Chivilcoy que se introdujeron en el
mercado porteño, de la cosecha de 1854. Creemos haber demostrado
entonces que la transición supuso un pasaje de explotaciones muy pequeñas
a medianas y en algunos casos excepcionales grandes; pero supuso también
el pasaje de sementeras dispersas y fragmentadas a otras concentradas en
determinadas vecindades, que terminaron por otorgarle una fuerte identidad a
la región.

Este desplazamiento implicó también cambios en las relaciones de


producción y en la técnica. Sucedió, que las prácticas productivas y las
condiciones sociales de las explotaciones tardo- coloniales no podían
adaptarse con facilidad a un ecosistema diferente y a nuevos contextos que
exigían volúmenes mayores de producción a la vez que ofrecían poca mano
de obra. El desafío fue entonces incorporar pequeñas innovaciones que
permitieran producir trigo en un área de frontera, con un clima más hostil que el
de las cercanías y relativamente lejana a los mercados. Una de las
innovaciones que la expansión triguera orientada al mercado generó fue la
extensión del trabajo asalariado y si bien la mayoría de los productores
tuvieron pocos peones – al menos en la época de la siembra- su masividad
indica las vísperas de nuevas relaciones económicas, que fueron también
perceptibles en el nuevo clima de ideas, que los artículos periodísticos, las
estadísticas e incluso la cartas personales pusieron en evidencia. El minucioso
cálculo de la ganancia, el rinde calculado por hectárea o cuadra y no por
semilla sembrada, el beneficio que se podía logar con la introducción de

205
máquinas, desvelaba a los labradores locales, en su mayoría provincianos
recientemente arribados.

Los cambios técnicos fueron fragmentados y posiblemente los


adoptaran primero los labradores medianos y grandes para difundirlos luego
entre los más pequeños. No hubo cambios cualitativos profundos en las
prácticas agrícolas; tan sólo mejoras o perfeccionamiento de herramientas
tradicionales. Por eso, la agricultura de 1870 sólo en algunos aspectos era
diferente de la tardo -colonial. Encontramos formas antiguas que aún en 1860,
cuarenta años después de la crisis de la agricultura tardo colonial, sobrevivían:
el sembrado en tiras y tablones o las simples herramientas de hierro y
madera - azadas y azadones, palas, horquillas, zarandas, rastrillos, etc.
También hallamos técnicas que se fueron incorporando lentamente, sin
implicar cambios abruptos con las prácticas anteriores, como los arados; los
del “país” fueron reemplazados casi en su totalidad por los ingleses, con
vertedera y dispositivos que le permitían graduar la profundidad de labranza (el
laboreo a mayor profundidad era necesario para las tierras más pesadas de la
frontera). Pero aunque se realizaran con más eficiencia, las prácticas eran las
mismas: uncir los bueyes (o muy raramente caballos) para arar la tierra
haciendo melgas de variable ancho. La cosecha muestra aún más
permanencia de prácticas tradicionales que la siembra y es por eso que
continuaba insumiendo los mayores recursos: más del 70 % del costo de la
producción se iba en pagar los abundantes salarios que la siega, trilla y
emparvado requerían. Lonas para tapar las parvas y silos con techo de zinc
eran adelantos importantes; lo mismo que la introducción de variedades
como el “Barletta” o el “Lombardo” que se adaptaban mejor a la rusticidad de la
zona. Todas estas innovaciones aumentaron la productividad sin alterar
demasiado las prácticas y por ende, sin generar las transformaciones
cualitativas y cuantitativas, que le permitieran a Argentina, dejar de ser un
país importador de trigo.

La movilización de los labradores locales, como demostramos,


obedeció a múltiples circunstancias, sin embargo, si se trata de buscar
razones que expliquen porque se produjo en Chivilcoy – y no en los otros
partidos- tres cuestiones no pueden omitirse: la equitativa distribución de la
riqueza, que no sólo hizo que la sociedad local fuera más igualitaria, sino que
también generó actitudes de compromiso, participación y defensa de intereses
sectoriales, propia de quiénes estaban acostumbrados a forjar su destino, en
un clima de libertad. En segundo lugar, una sociedad constituida en torno a la
agricultura debía fomentar valores diferentes a otra que girara en torno a la
ganadería. La primera exigía un trabajo más calificado, social, con mayor
contacto con los vecinos e incorporación de tecnología; es decir era capaz de
fomentar actitudes de colaboración, compromiso, y en última instancia,
individuos más urbanos. El tercero, fue la tradición de litigiosidad local,
incrementada por la presencia de provincianos con ricas historias de
participación política y militar.

Demostramos que unos pocos líderes fueron capaces de movilizar a


numerosos labradores y que los puntos álgidos de la protesta fueron los

206
negocios, ubicados principalmente sobre la enfiteusis más grande del partido,
que además era en la que menor presencia tuvieron los poseedores de los
títulos. Entre los protagonistas encontramos un itinerario común; la
participación en las luchas civiles, seguida de la prestación de servicios en
zonas fronterizas pero cercanas a este partido, como la Barrancosa, el Fuerte
25 de Mayo o Tapalquen y la participación en la Justicia de Paz, en los últimos
años del rosismo. Describimos sus itinerarios formativos y demostramos que
su educación formal no había sido elevada, lo que no les impedía ser lectores
de una literatura, que por aquellos años tenía una amplia difusión, incluyendo
a la campaña. Demostramos también, que parte de esos libros e incluso de
las ideas progresistas que defendían, podían ingresar a este círculo por sus
hijos que concurrían a colegios porteños.

Lideró la movilización entonces, un grupo heterogéneo, con


predominio de los hombres adultos, jefes de familia, muchos provincianos
arribados en la última oleada inmigratoria y otros descendientes de las antiguas
familias que habían visto debilitarse su patrimonio con las divisiones
igualitarias que las sucesiones exigían. Si tenemos en cuenta, que la
recuperación de la autonomía de Buenos Aires se efectúo bajo la autoridad de
una nueva clase política que integraba a retornados liberales y ex rosistas y
que estaba respaldada en un nuevo grupo de propietarios (o que aspiraban a
serlo, como en este caso) que se había consolidado en los últimos años del
régimen rosista, podemos ubicar a esta movilización en el contexto político
nacional.

Quedó la movilización investida en los valores de civilidad, urbanismo,


progreso, muy caros a la juventud letrada de la época, alejándola por lo tanto
de las tropelías y demás manifestaciones violentas y rústicas que las
montoneras y otros movimientos rurales tuvieron. Demostramos que el clima
de discusiones, debates y reuniones, no ajeno, por cierto, al que se vivía en
Buenos Aires y en la Confederación generó en esta comunidad un nivel de
participación política inaudito. La permeabilidad de ciertos tópicos que la
juventud letrada defendía: como el progreso, la inmigracion, la educación, la
propiedad privada, entre otros- se percibe en el discurso de los labradores. Por
eso, analizamos los cinco petitorios tratando de discriminar cuáles fueron las
cuestiones nacidas en el seno de la producción chacarera local y cuáles las
readaptaciones que los labradores hicieron del discurso de la elite. Abordamos
este problema complejo porque nos interesó quitarle a los labradores la
aureola de clarividencia, de excepcionalidad que los historiadores locales
habitualmente le otorgaron. Un origen más prosaico; proveniente de un fluido
diálogo con la elite letrada, por un lado y por el otro, de cuestiones concretas
derivadas de las condiciones de la producción triguera, creemos que son las
que inundan su discurso.

Dos cuestiones fueron capaces de movilizar a estas masas


habitualmente pasivas; el precio del trigo y la tierra pública. Creemos que
ambas surgieron de una demanda real y concreta de la producción triguera.
Producir trigo, a ciento sesenta kilómetros del mercado, antes de la llegada del
ferrocarril y con mano de obra escasa, era realmente difícil y más de un
labrador podía quedar afuera del negocio, ante la menor caída del precio. La

207
cuestión de la tierra fue similar. Chivilcoy era uno de los partidos en el que
más lotes entregados en enfiteusis habían vuelto a ser tierra pública. Por eso la
tensión de producir en tierras ajenas, subarrendadas recorrió la movilización.
Ambas eran entonces cuestiones, que se prestaban a estallidos sociales,
protestas o movilizaciones como la descripta. Sin embargo, los argumentos
que los labradores usaron para avalar sus solicitudes no fueron originales,
sino apropiaciones efectuadas de los discursos de la elite letrada: la cuestión
del progreso, con que se vinculó reiteradamente a la agricultura, de la
inmigración y de la propiedad privada como eje de una sociedad “moderna” y
“progresista”, pudieron ser tópicos compartidos por algunos, pero no por todos.
Así lo demostraron los numerosos traspiés que sufrió la aplicación de la
Ley de Tierras de Chivilcoy.

APÉNDICE I: Fuentes y metodología


EL ESPACIO.
Las imprecisiones de un espacio abierto y con escasas definiciones
jurisdiccionales, como el abordado en este trabajo, se convirtió en un problema que
estuvo presente - en mayor o menor medida- en todas las fuentes usadas.

208
A fines del siglo XVIII, la región que analizamos se conocía como frontera de
Luján. Luego se comenzó a designar como frontera de la Guardia de Luján y
comprendía el espacio que se extendía desde los límites de la jurisdicción de la Villa
por el este, hasta el río Salado por el oeste. El partido de la Guardia de Luján se creo
en 1812, pero tampoco con esta nueva jurisdicción quedó mejor definido el límite
oeste. A medida que fue creciendo la población de la Guardia, comenzaron a
mejorarse las definiciones espaciales: en la primera década del siglo XIX, en las
solicitudes de tierras comenzaron a mencionarse las cañadas y las regiones tomaron
sus nombres; por ejemplo cañada Los Leones, Las Saladas, el Durazno, laguna
Turbia, cañada Chivilcoy y La Rica, les dieron sus nombres a las regiones de las
cercanías. A partir de 1825, comenzaron a llevarse por separado los libros de
bautismos de la ayudantía del Rosario y nuevamente aparecieron esas
designaciones: “Saladas de Luján”, “Leones” y “cañada Rica”.
Los padrones de 1836 y 1837 también hicieron referencia a estas comarcas y
agregaron otras, como "Monte Los Gallegos" o "Saladas arriba y abajo". Recién en
1845, se escindió del partido de la Guardia de Luján, el de Chivilcoy, teniendo como
límites la Cañada Las Saladas, hacia el este y el Río Salado hacia el oeste. En 1854
se separó de la jurisdicción eclesiástica de la Guardia de Luján - que para esos años
ya se llamaba Mercedes -, la de Chivilcoy y se creó la primera parroquia. Estas
continuas modificaciones espaciales fueron atendidas en reiteradas oportunidades a lo
largo del trabajo.

LAS FUENTES.

LA POBLACIÓN.
Recuentos de población

En este trabajo hemos usado dos recuentos de población que fueron


efectuados fuera de los padrones generales. El primero, de 1781, fue realizado por
Francisco Balcarce y lleva el siguiente encabezamiento: "Estado que manifiesta el
número de individuos, incluso blandengues y personas de todas las edades y sexos
que existen en los fuertes y poblaciones de la frontera según padrones hechos por
sus respectivos comandantes en el mes de noviembre de 1781; San Joseph de Luján.
Francisco Balcarce.”516El segundo, realizado al año siguiente -1782- se inicia con
“Noticia del vecindario que hay en cada una de las nuevas poblaciones de los fuertes
de la frontera de los indios infieles de la jurisdicción de Buenos Aires (...... )San Joseph
de Luján: número de vecinos, 80; Ídem de personas 442; fanegas de trigo 2050.Luján,
1 de septiembre de 1782, Juan Joseph Sardén".
Estos recuentos son menos confiables que los padrones generales, no tanto
por las omisiones, ya que tratándose de pocos vecinos éstas no debieron ser
importantes, sino por desconocer el alcance de los mismos. No sabemos si se
empadronó la población de todo el partido o sólo a la asentada en el núcleo urbano y
en el caso de haber incorporado a la población rural, cuál fue el alcance del mismo; a
pesar de ello decidimos usarlas porque son los primeros recuentos que encontramos
para esta población.

Listados de población según determinadas características.

Sus autores las denominaron “padrones”, aunque por su carácter parcial y


por no obedecer a normativas generales emanadas de la autoridad central, se
diferencian de los padrones generales. En este trabajo hemos usado varios recuentos

516
AGN, IX; 1-7-4.

209
de este tipo que se encuentran depositados en el Archivo Histórico Municipal de
Chivilcoy:
1- “Cuaderno de asiento de los patrones, peones, sueldo mensual que
ganan, cuartel, día, mes y año”. Año 1848. Archivo Histórico
Municipal. Libro Orígenes. Vol. VI. Se encuentra incompleto porque
sólo están los legajos de mayo a diciembre. Consigna: Nombre y
apellido de patrón. Nombre y apellido de peones. Salario, tarea y
número de cuartel.
2- Enrolamiento realizado el 11 de septiembre de 1851. Libro Orígenes
Vol. VIII. Archivo Histórico Municipal. Se enroló, con fines militares, a
los varones solteros mayores de 15 años. Consignó: Nombre,
Apellido, Edad, Cuartel, Origen, Señas Particulares. Se conservan
los legajos de los partidos 1ª, 2ª y 5ª.
3- Padrón con los “ciudadanos solteros que existen en este partido”
confeccionado en mayo de 1857 por el Juzgado de Paz. Consignó:
Nombre, Apellido, Origen, Edad y Actividad.

Los padrones.

Los padrones de la Guardia de Luján que hemos utilizado fueron los


levantados en los años 1813, 1836 y 1837. Sólo en casos específicos y para la
reconstrucción de algunas familias hemos usado "los padrones de la Cañada de
Escobar, Capilla del Pilar y Lujan" de 1744. Todos estas fuentes corresponden al
período protoestadístico, que se caracteriza por la posibilidad de recolectar o
reconstruir materiales estadísticos observables en series continuas más o menos
largas.517
Para la historia demográfica latinoamericana, W Borah518, consideró
pertenecientes a esta fase a las poblaciones integrantes de las sociedades coloniales
y de la primera mitad del siglo XIX, aunque cree conveniente subdividir esta fase en
tres etapas. La primera se extendió desde mediados del siglo XVI hasta 1770 con
registros parroquiales, padrones eclesiásticos, registros civiles y los primeros
recuentos. A ésta pertenecería el padrón de 1744. La segunda, se extendió desde
1770 hasta 1810. En ella, una administración perfeccionada mejoró los registros en
general y aparecieron por primera vez, verdaderos censos. La última, se inició a partir
de 1810, y se caracterizó por el mantenimiento parcial de las formas coloniales de
registros y por el intento de desarrollar nuevas formas de recoger y presentar
estadísticas relativas a la población. A ésta corresponderían los padrones de 1813,
1836 y 1837. A continuación presentamos la información que cada padrón presentó en
las diferentes variables analizadas.

a- Padrón de 1744519: Nombre y apellido de cada uno de los empadronados.


2. Consideración social (don, doña, grado militar) 3. Estado civil. 3 Origen
geográfico y consideración étnica de los cónyuges. 4. Cantidad de Hijos por
sexo. 5. Edad de los empadronados. 6. Presencia de otros familiares. 7.
Actividades económicas del cabeza de familia. 8. Cantidad y tipo de mano

517
CARDOSO C F y H. PERÉZ BRIGNOLI, “ Los métodos de la historia. Introducción a los
problemas, métodos y técnicas de la Historia Demográfica, Económica y Social.” Grijalbo,
México, 1976.
518
WOODROW BORAH, “La demografía histórica de América Latina”, en Perspectiva de la
historia económica cuantitativa de América Latina, FCE, 1984.
519
Constituye una lista nominativa censal con la información individualizada, aunque hace
hincapié en la cabeza de familia. Este padrón se encuentra publicado por la Facultad de
Filosofía y Letras en Documentos para la Historia Argentina, Tomo X, Padrones de la ciudad y
la campaña bonaerense (1726-1810), Compañía sudamericana de Billetes de Bancos, Buenos
Aires, 1914.

210
de obra familiar con que cuenta. 9. Relación con la tierra que ocupa. 10.
Consideraciones particulares de algunos empadronados.

b- Padrón de 1813520: Nombre y apellido de cada uno de los empadronados.


2. Consideración social (don y doña). 3. Grado militar. 4. Sexo. 5. Origen
geográfico. 6. Condición étnica. 7. Edad. 8. Estadio civil. 9. Categoría
ocupacional. 10. Situación de "libre" o "liberto" de los considerados negros
o mulatos. 11. Consideraciones particulares como relación familiar con un
adulto no-cabeza de familia.

c- Padrón de 1836.Nombre y apellido del cabeza de familia de la unidad


censal. 2. Condición social (don doña) 3. Zona del partido en que reside.
Número y nombre del cuartel. 4 Cantidad de habitantes según
consideración étnica (blancos, pardos, negros o extranjeros) o militarización
(tropa o familia de la tropa). 5 Cantidad de integrantes de la unidad censal.

d- Padrón de 1837.Nombre y apellido del cabeza de familia de la unidad


censal. 2. Condición social (don doña) 3. Zona del partido en que reside.
Número y nombre del cuartel. 4 Cantidad de habitantes según
consideración étnica (blancos, pardos, negros o extranjeros) o militarización
(tropa o familia de la tropa). 5 Cantidad de integrantes de la unidad censal.

Los padrones que usamos en esta oportunidad tuvieron carácter militar y


político. Los criterios de anotación de la población no fueron homogéneos y variaron
de acuerdo al criterio de cada funcionario, ya que fueron delegados a las autoridades
locales de cada jurisdicción. Por ello, además de la información general que proveen,
dejan traslucir la percepción que el censista tenía de la misma.
El padrón de 1744 no diferencia dentro del pago de Luján a la región de la
Guardia, aunque podemos inferir que corresponderían a ésta las escasas
poblaciones censadas Lujan arriba de la vanda a las conchas, zona poblada con sólo
siete familias y Luxan arriba de la Vanda ala cañada dela Cruz, ésta última con sólo
cuatro familias. Este padrón fue terminado el 16 de septiembre de 1744 y
confeccionado por Francisco Arias Mansilla. Este, como otros de la primera mitad del
siglo XVIII respondían a la política defensiva de la Corona española, que trataba de
evitar el avance de las otras potencias europeas poblando y fortificando, los francos
débiles de sus posesiones. Estos objetivos quedan manifiestos al finalizar la lectura:
"Estas listas conthenidas en este Cuaderno que son el pago de Lujan tienen este
docientos y setenta y quatro personas españolas capazes, de tomar Armas y
zinquenta y zinco peones conchavados yndios y mulatos libres...."
El primer padrón generalizado y de buena calidad para la campaña fue el de
1815.Sin embargo nunca se encontraron los cuadernillos correspondientes a la
Guardia de Luján, de la que sólo quedó un recuento general de población. Esto
explica la tardanza en encarar análisis demográficos para esta fracción de frontera,
cuando hacía varios años que se venían realizando para otros partidos de la
campaña, como Areco, Lobos o Los Arroyos.
El padrón de 1813 es, hasta ahora, el primer censo completo de fines del siglo
XVIII y principios del XIX, que hemos encontrado para la Guardia de Luján y para
quiénes trabajamos esta fracción de la frontera, era realmente un problema, no contar
con ningún padrón de población completo para una zona tan amplia y poblada, ya que
ni el de 1744, ni el de 1836, que no es más que una lista de cabezas de familias,
sirvieron para cubrir este vacío y por lo tanto, su hallazgo nos permitió avanzar con
pasos firmes sobre algunas presunciones que teníamos, además de permitirnos

520
AGN, sala X, 8-10-4.

211
construir un registro útil para establecer comparaciones con otros ecosistemas
contemporáneos de la campaña rioplatense.
El 8 de Julio de 1813 el Alcalde de Hermandad, Don Nicolás Amarillo firmó la
última página de éste padrón, dando por terminado el censo en ese partido. Este
padrón es de muy buena calidad y sigue los lineamientos de los censos de población
levantados en la etapa virreinal. Cada unidad censal esta marcada con una llave, en
la que están escritos los nombres de todos los integrantes, las edades, los lugares de
origen, las ocupaciones y el estado civil. Incluye una columna titulada “pardos y
morenos” en la que se hace referencia a la condición de libres y esclavos y en la
última columna, titulada “clases”, se mezcló el color con el origen, ya que se usó la
clasificación “españoles americanos”, “españoles europeos”, “ingleses” – o de otros
países- negros y pardos.
Por ser una región eminentemente triguera y por la fecha en que se realizó el
padrón - mes de julio- podría haber vecinos ausentes por la preparación de las
sementeras, pero debemos recordar que la siembra requiere muchos menos brazos
que la cosecha y es posible - por los volúmenes cosechados por cada labrador en
este partido- que no haya sido necesario mano de obra externa en el momento de la
siembra, por lo que probablemente el censista pudo cumplir su cometido sin
problemas.
Nicolás Amarillo, el encargado de confeccionar el padrón, era un antiguo
vecino de la zona, descendiente de una familia que había migrado desde Pilar.521 En
su juventud, allá por 1770522 , inició la carrera de blandengue - camino seguido por
muchos otros jóvenes de la vecindad-. Es probable que estas funciones militares no le
hayan exigido el abandono de su estancia, en la que también practicaba agricultura523,
aunque la falta de pagos periódicos y el descuido de sus lucrativas tareas agrícolas, lo
desanimaron rápidamente a continuar en el orden militar, pasando a prestar servicios
como miliciano524 y llegando a ocupar el cargo de capitán,525 en el momento de
confeccionar el padrón.
El itinerario recorrido por Nicolás Amarillo nos queda bastante claro, a pesar
que la fuente no haga mención de los cuarteles, ni a otros hitos espaciales que
permitan ubicar a estos pobladores sobre el amplio espacio que comprendía este
partido. En parte hemos suplido esta falencia con otras fuentes como mensuras,
catastros, etc. Para ese entonces, este partido tenía límites bastante imprecisos,
principalmente hacia el oeste hacia donde se extendía hasta las últimas poblaciones
blancas que estaban situadas al este del Salado. Por el contrario, los otros límites
estaban mejor determinados, ya que hacia el norte lindaba con el partido de Areco,
por el sur con el de Navarro y por el este con el de la Villa de Luján. Es probable que
este censista, primero haya censado a los habitantes del poblado y por eso en las
primeras hojas del padrón figuran predominantemente los comerciantes, soldados
retirados, y personas de oficios como albañiles, barberos, zapateros, en su mayoría
españoles americanos, aunque también negros y pardos - libres o esclavos- que
estaban principalmente insertos en las UC de los comerciantes. A continuación
creemos que se dirigió a la zona rural, pero hacia el este –en dirección a la Villa de
Luján- habitada principalmente por estancieros y comerciantes con una importante
cantidad de jornaleros, en su mayoría españoles americanos, aunque también había

521
Nicolás Amarillo fue bautizado en Luján en 1749
522
Su padre, Ramón Amarillo fue censado en Pilar en 1738 con “una yunta de bueyes y
algunos caballos” Padrón de la ciudad de Buenos Aires y su jurisdicción, en Documentos para
la Historia Argentina, Facultad de Filosofía y Letras, X, Buenos Aires, Peuser, 1920-1955,
p.310.
523
En 1782, 80 vecinos entre los que estaba Amarillo habían cosechado 2052 fanegas de
trigo. AGN, IX,1.7.4.
524
AGN, Despachos militares y células de premio, IX, 12.4.5.
525
El nombramiento fue ratificado por el rey Carlos IV en 1803, ídem. En el momento del censo
vivía con su mujer –mucho menor que él- seis hijos y un esclavo.

212
inmigrantes. Al parecer, la última zona que censó fue la del oeste, en dirección a la
frontera. Por el contrario, allí encontramos a muchos labradores en su mayoría
migrantes, a muy pocos jornaleros y a mucha población india.
Los padrones de 1836/37 confeccionados durante la etapa rosista tenían como
objetivo brindar información sobre los habitantes rurales. El padrón de 1836 se
realizó por el decreto del 30 de mayo de 1836 y fue llevado a cabo entre el 15 de junio
y el 1 de agosto. Los objetivos del de 1837, a menos de un año de levantado el
anterior, son una incógnita, aunque podrían responder al interés de Rosas por contar
con información regular, para lo cuál había propuesto levantar un padrón por año.
Una buena parte de éste trabajo descansa en la información brindada por el
padrón de 1813. Por eso, su fiabilidad resulta esencial para el mismo. Atendiendo a
esta cuestión lo hemos contrastado todas las veces posibles con la información de los
Libros Parroquiales que resultaron ser otro de los pilares sobre los que descansa
esta investigación. En general estas comparaciones han servido para revalidar la
fiabilidad de ambas fuentes, mostrando escasas diferencias cuantitativas. Los
desfasajes entre ambas, por ejemplo en la cantidad de migrantes o en catalogar
como matrimonios a parejas unidas de hecho, han sido extensamente desarrollados a
lo largo de la investigación.

Limitaciones de los padrones.

¿Qué limitaciones creemos que presentaron los padrones de 1813, 1836 y


1837 de la Guardia de Luján?

1-Subregistro. Uno de los principales problemas que presentan las fuentes


usadas en demografía histórica es el del subregsitro, que consiste en ocultar o
subnumerar una parte de la población.
El subregistro puede ser aleatorio, cuando el censista se olvida o las personas
están ausentes; selectivo, por ejemplo cuando no se registran a los menores de un
año, o a los varones adultos por las levas militares; o sistemáticos, cuando lo que no
se registra es una zona, un grupo social, étnico, etc. Las más habituales formas de
subregsitro son:
a- Subregistro infantil, responde a las pocas posibilidades que tenían los
recién nacidos de sobrevivir, debido a las altas tasas de mortalidad infantil que
presentaban estas sociedades. El padrón de 1813 registró a los bebés de
meses, pero como lo indicamos oportunamente el reducido tamaño de la
cohorte de 0 a 5 años podría estar ocultando subregistro infantil. No podemos
evaluar si los padrones de 1836 y 1837 que sólo registran la cantidad de
integrantes de cada unidad censal, adolecen del mismo problema.
b- Subregistro de varones jóvenes. En el padrón de 1813, la cohorte de
varones de 20 a 24 años muestra una importante reducción con respecto a la
anterior y posterior. La misma, dio origen a un extenso análisis realizado en
este trabajo, respecto al ritmo de las migraciones. Pero como lo indicamos
oportunamente, podría también deberse a un subregistro de varones en edad
militar. Esta hipótesis cobra importancia atendiendo a que este padrón se
confeccionó en 1813, año de intensas guerras en el norte. A pesar de estas
consideraciones, no tenemos certezas que esta disminución se deba a un
subregistro.
c- Subregistro étnico. Resulta improbable que en un área de frontera
como la analizada por este padrón no hubiera indios, pampas, querandíes,
araucanos o de otras etnias viviendo en las cercanías, más aún cuando los
libros parroquiales registraron nacimientos, matrimonios y defunciones de
varios "indios pampas". Llamativamente los únicos indios que mencionó el
padrón provenían de las provincias. Creemos, por lo tanto, que
sistemáticamente el empadronador omitió el registro de los indios "autóctonos".

213
2- Calidad de la información. Como indicamos, ésta fuente con más razón que
otras, nos brinda la percepción que el censista tuvo sobre los diferentes aspectos de
la sociedad que le tocó censar. Respecto a esta circunstancia a lo largo del trabajo
hemos debido hacer consideraciones referidas a:
a- El uso del "don". Cómo lo indicamos oportunamente sólo cuatro
personas fueron distinguidas con esta consideración. Todos ellos fueron
varones, adultos y militares. Nos cuesta suponer que a Nicolás Amarillo, el
censista, se le haya pasado por alto usar ésta distinción, tan efectiva en el
medio social colonial con otros vecinos, como los grandes comerciantes que se
diferenciaron sustancialmente del resto de los pobladores de la campaña. Más
bien nos inclinamos a pensar que en esta sociedad de frontera, sólo las
jerarquías militares eran pasibles de diferenciarse. Sin embargo, no tenemos
ninguna certeza al respecto y la escasez del uso de esta partícula también
podría deberse a un descuido del censista.
b- La consideración del origen étnico. A pesar de que en la última
página del padrón de 1813, el censista aclaró " donde se lee criollos debe
entenderse como naturales de lugar", no conocemos los criterios que tuvo en
cuenta para definir "este lugar", más aún por el gran desfasaje entre la
cantidad de inmigrantes que cuenta el padrón y la de los libros parroquiales.
Tal diferencia obedecería al hecho de que el padrón no tuvo en cuenta las
migraciones intraprovinciales y estos inmigrantes quedaron ocultos tras el
epíteto "criollo" con los que los clasificó. Es también sugerente que
sistemáticamente los hijos de los inmigrantes, cualquiera fuera la edad que
tuvieran, fueran registrados como nativos. Esto también podría obedecer a la "
desprolijidad" del censista, por no averiguar fehacientemente el origen de los
censados.
c- Matrimonios. La comparación con los libros parroquiales muestra que
muchos matrimonios consignados en el padrón eran amancebados o
"juntados", sin haber legitimado su unión ante la Iglesia. Esta circunstancia dio
origen a un extenso desarrollo en la tercer parte de esta investigación.
d- Ocupación. La ocupación se registró bajo categorías que no siempre
tuvieron un contenido unívoco. Además las posibles combinaciones de
actividades desaparecieron tras la ocupación considerada predominante y que
aparece como única. Por otro lado, hubo una subvaloración en lo que respecta
a las actividades de las mujeres. A ninguna mujer se le consignó actividad, ni
siquiera a las viudas que estaban al frente de una UC. Los esclavos parecieron
registrados bajo esa categoría, sin que se les consignase la actividad que
realizaban, que suponemos que era la del cabeza de UC en la que estaba
inserto.

Registro Estadístico

Si bien la bibliografía sostiene que en Argentina el periódico estadístico


comenzó con el Primer Censo Nacional (1869), los Registros Estadísticos
confeccionados por el Estado de Buenos Aires durante la década de 1850, pueden
incorporarse a este período. En este trabajo sólo se han usado algunas Tablas
correspondientes al partido de Chivilcoy de 1854 y 1857.

Censos.

Corresponden al período estadístico. Sólo se han usado las Cédulas Censales


de la parte rural de Chivilcoy del 1º Censo Nacional, que están depositadas en el AGN,
Cuadernillos 66, 67 y 68.

214
Las Unidades Censales están separadas por líneas y consignan: Apellido y
Nombre del Jefe de la UC; de sus habitantes, edad, estado civil, origen y
actividad.

Los padrones y censos han sido tradicionalmente los documentos privilegiados


para los estudios demográficos, pero tienen el inconveniente de presentar una visión
estática, válida sólo para el año en que se realizaron. Esta limitación no les resta
valor, ya que la amplitud y profundidad de datos, los convierten en fuentes
difícilmente superables.526 Por eso su empleo es muy generalizado, a pesar de ser
cuestionado.527 Las críticas que reciben suelen son amplias y variadas, aunque no
todas alcanzan a los trabajados en esta oportunidad.528 A los problemas generales
que presentan los padrones, se agrega que en Argentina, sobre todo desde la
independencia hasta el primer censo nacional fueron muy incompletos y
fragmentarios. A pesar de ello, su utilidad instrumental resulta imprescindible para la
reconstrucción de procesos económicos y sociales.529 Más allá de las desventajas que
estos presentan, nos han permitido en éste trabajo contar con una base de
información muy amplia y de carácter "totalizador" y gracias a éstos hemos podido
hacer cortes y "fotografiar" a la población de la región en 1813, 1836/1837 y 1869.

Los Libros Parroquiales.

Alfredo Yribarren, historiador de Mercedes, realizó un exhaustivo análisis de los


depositados en la Catedral de Mrecedes, obra de la que hemos extraído algunas
consideraciones.530 Los primeros libros parroquiales fueron los de la Capellanía
Castrense del fuerte de San José en la Frontera de Luján, que inició los asientos
parroquiales en 1785 (aunque hubo un capellán anterior a esta fecha). Se pueden
diferenciar tres épocas, de acuerdo a la autoridad eclesiástica; la época de la
capellanía castrense del fuerte de San José, en la que los libros estaban separados en
“libros de la ayudantía(1785 a 1812)” y los “libros de los militares y sus familias (1788 a
1812)”; la época de la Vice Parroquia de la Guardia de Luján, (de 1812 a 1823) y la
época de la Parroquia de la Guardia de Luján hasta 1854; de la Villa de Mercedes
hasta 1865 y de la ciudad de Mercedes desde entonces. 531
Los Libros Parroquiales se iniciaron en Chivilcoy, con la fundación de la
Parroquia en 1854 y el primer párroco P. Maquiera fue quién los abrió. Fueron muy
poco consultados en este trabajo y por eso omitimos su análisis crítico.

Época de la capellanía castrense del fuerte de San José532

526
ARRETX C, MELLAFE R Y SOMOZA J “Demografía histórica en América Latina. Fuentes y
Métodos”, Costa Rica, CELADE, 1983.
527
BRONNER F "Sociedad urbana en Hispanoamérica Colonial. Tendencias en la
Investigación" en Latin American Research Review, 1984.
528
Las que hemos encontrado en forma recurrente en los padrones usados son: enumerar
los amancebamientos como matrimonios y a las madres solteras como viudas y contar sólo
los hogares y sus cabezas, de modo que la población global solo se puede deducir de
proporciones variable.
529
MORENO J. L Y MATEO J., “El redescubrimiento de la demografía histórica en la historia
económica y social,” en Anuario del IHES, 12, Tandil, UNCPBA, pp. 35 55.
530
YRIBARREN A. " El origen de la ciudad de Mercedes," publicación del Archivo Histórico de
la Provincia de Buenos Aires, en la serie Contribución a la historia de los pueblos de la
provincia de Buenbos Aires" La Plata, 1937, vol VII.
531
YRIBARREN A, “El Archivo Parroquial” en “El origen de la ciudad de Mercedes” en
publicaciones del Archivo Histórico de la Provincia, en la serie Contribución a la Historia de los
pueblos de la Provincia de Buenos Aires, La Plata, 1937.
532
Libro de la ayudantía (1785 a 1812): Tomo I de bautismos; folio 1 a 18 y vuelta (1785-1788);
folio 21 y vuelta a 247 y vuelta (1789 a 1812).Tomo I de Matrimonios: folio 1 a 6 y vuelta (1785

215
El franciscano fray Antonio Mariano Freyre, fue quién comenzó los libros
parroquiales de Mercedes, suscribiendo las partidas siguientes: en el libro de
defunciones, la de fecha del 10 de noviembre de 1785; en el de bautismos, la del 19 y
en la de matrimonios la del 28 del mismo mes y año. Cada uno de estos libros tiene un
encabezamiento en el que consta: " Este libro..... para la Guardia del Señor San Josef,
lo dedicó el maestro don Cayetano Josef María de Roo, cura y vicario de la Villa de
Luján y su jurisdicción, y se empieza este año de 1786”. A pesar de lo que expresa
esta leyenda, ninguno de los libros comenzó en 1786 sino en 1785. Yribarren supuso
que era posible que fueran remitidos de Luján, de cuya parroquia era ayudantía la
Guardia, con la leyenda hecha y que urgencias del servicio, llevaron al capellán
Freyre, a usarlos antes de lo previsto. Figuran en estos libros los asientos parroquiales
de los militares y sus familias y los del vecindario. Cada partida consignó la condición
de civil o militar de las personas.

Libros de los militares y sus familias (1788 a 1812) 533

Apuntes del capellán Freyre: al retirarse de la Guardia, el capellán Freyre, dejó


unos papeles con anotaciones parroquiales relativas a los militares que luego pasaron
a los libros precedidos de la siguiente nota: " Las partidas siguientes son hechas por el
P. C. Fray Antonio Freyre, capellán de ésta Guardia y constan de un simple apunte
que deja de los militares y sus familias..." Aparecen suscritas por el cura de Luján,
doctor Vicente Montes Caraballo, según lo dispuesto por el obispo Lué, en su santa
visita de 1803.

Época de la vice parroquia534

Al desaparecer la capellanía castrense, perdiendo la capilla tal carácter, el


teniente cura de la Guardia San José alcanzó el rango de vice cura de su vecindario,
ocupando interinamente el cargo desde 1813, fray Vicente Carreras, en tiempos del
primer alcalde de la hermandad.

Época de la Parroquia.535

a 1788); folio 73 a 129 (1789 a 1812).Tomo I de defunciones: folio 55 a 63 (1785 a 1789); folio
64 y vuelta a 173 y vuelta (1790 a 1814).
533
Tomo I de bautismos: folio 18 y vuelta a 21 (1788 y 1789); tomo II de bautismos; folio 1 a
151 (1790 a 1804) y folio 222 a 253 (1805 a 1812). Vacante el cargo fue designado por
concurso, otro franciscano, fray Antonio Mariano Alonso, quién continuó asentando
separadamente como Freyre a los militares y vecinos del fuerte. Al efecto caratuló debidamente
los nuevos libros titulándose él mismo " primer capellán" del fuerte. Han quedado así dos libros
de bautismos. Las partidas de matrimonio de los militares, proporcionan en concordancia con
los anteriores, datos sobre la filiación de los mismos - casi todos españoles- que formaron
familias en la Guardia de Luján con vecinas. Abundan en este libro los matrimonios de
esclavos, indios y pardos libres pertenecientes a jefes, oficiales y aún soldados blandengues.
Los matrimonios de los años 1810 y 1811 están intercalados por error, en el segundo libro de
bautismos. El libro de los difuntos militares lo inicia Alonso el 16 de noviembre de 1790 y
concluye el 16 de abril de 1812. En las partidas consta que los entierros se hacían; ya en el
cementerio, ya dentro de la Real y Militar Capilla, indicándose en este caso el lugar, contando
los tirantes y lances desde la puerta mayor. Tomo I de matrimonios; folios 6 y vuelta a 7 (1788
y 1789) y folio 7 a 72 y vuelta (1790 a 1810); tomo II de bautismos: folio 151 a 154 (1811 a
1812)Tomo I de defunciones: folio 63 y 64 (1788 y 1789) y folio 1 a 54 y vuelta (1790 a 1812).
534
Época de la Vice parroquia. Libro del vice curato y partido de la Guardia de Luján ( 1813 a
1823).Tomo II de Bautismos: folio 154 y vuelta a 222 ( 1813 a 1818) y folio 254 a 318 ( 1818 a
1823).Tomo I de Matrimonios: folio 129 y vuelta a 189 ( 1812 a 1823)Tomo I de defunciones:
folio 174 y vuelta a 219 y vuelta ( 1814 a 1823).
535
1º Libros de la parroquia de los Ángeles Tutelares.

216
Los registros parroquiales también pertenecen al período protoestadístico y
funcionan en éste caso como un "registro civil antiguo", permitiéndonos el estudio del
movimiento natural de la población. Su uso es aconsejado por diferentes autores.
Cardoso y Pérez Brignoli536 aconsejan al elegir los archivos tener en cuenta: 1-
continuidad suficiente de los respectivos registros (mínimo de lagunas); 2-
representatividad en el contexto económico del país o de la región estudiada; 3-
representatividad en cuanto a la estructura social del país o región (que estén
representados todos los grupos de población).
Estos mismos autores consideran que la aplicación adaptada de los métodos
elaborados en Europa a los archivos parroquiales latinoamericanos es posible, pero
requiere un cierto cuidado. En el caso europeo, la iglesia rural era el punto de
convergencia de una comunidad; en Latinoamérica, en las regiones de fuerte densidad
indígena, fue durante mucho tiempo el símbolo de la implantación de un culto
extranjero. Además, muchas veces la extensión de las parroquias latinoamericanas
era muy grande, así que solo aparece registrada regularmente en los libros, la
población que vivía en la aglomeración donde estaba situada la iglesia parroquial; el
registro de las poblaciones más alejadas - a veces superficialmente convertidas-
dependía de la mayor o menor actividad misionera del cura. Si no se tiene en cuenta
esta circunstancia, se puede considerar que un volumen más importante de actos
registrados en un período dado indica obligatoriamente el aumento de la población,
cuando puede también indicar libros mejor llevados debido a un cambio de cura o a
instrucciones episcopales.
Por eso recomiendan tener presentes cuatro reglas esenciales para trabajar
con estos libros:
• Es necesario limitar modestamente los objetivos, con la finalidad de sólo
obtener resultados seguros.
• No estudiar parroquias aisladas.
• No olvidar la gran importancia de las migraciones, que pueden tener un
gran peso explicativo en lo concerniente a los movimientos constatados
según los registros; es preciso confrontar los datos que éstos ofrecen con
otros tipos de fuentes (padrones, censos etc.)
• Actuar más como historiadores-demográfos que demográfos-historiadores;
las variables demográficas no deben ser estudiadas exclusivamente en sí
mismas o unas en relación con las otras, sino que se las debe relacionar
con todo el contexto histórico.

Los libros parroquiales de la Guardia de Luján, presentan algunas de las


limitaciones anteriormente enunciadas y en su análisis en reiteradas oportunidades las
tuvimos en consideración. Los principales problemas que hallamos al trabajar este
material fueron:

Tomo III de Bautismos ( 1824 a 1831) y tomo IV (1831 a 1837)


Tomo II de Matrimonios (1824 a 1837)
Tomo II de Defunciones (1824 a 1837) La carátula del tomo III de bautismos "hecho por el
ayudante cura de esta parroquia, don Domingo Bustos" da cuenta del rango eclesiástico
adquirido por la Guardia de Luján, dos años después de la creación del Juzgado de Paz.
El tomo III de bautismos encierra dos libros: uno de la parroquia nombrada
(desde enero hasta julio de 1831); y el otro, perteneciente a la ayudantía del Rosario,
dependiente de la primera ( desde noviembre de 1825 hasta agosto de 1830) que comprendía
" Saladas de Luján", "Leones", " Cañada La Rica", distritos que pertenecen a Suipacha y
Chivilcoy, en la actualidad.
El tomo IV comprende desde el 3 de julio de 1831 al 20 de mayo de 1837 y un cuaderno desde
el 1 de julio de 1837 al 3 de diciembre del mismo.
536
Cardoso Ciro y Pérez Brignoli Los métodos de la historia.... op. cit.

217
• Grandes distancias: Esta parroquia cubría una superficie con un radio de
más de 50 kilómetros, con la circunstancia agravante que por estar sobre
la línea de frontera debía de hacerse cargo de todas las poblaciones que se
extendían hacia el oeste. Suponemos que tales extensiones debieron haber
dificultado la inscripción de los hechos vitales en estos registros. Esta
circunstancia quedó manifiesta en las frecuentes "campañas" que realizaba
el cura principalmente para efectuar casamientos y que oportunamente
fueron indicadas.
• Omisiones: Períodos de omisiones aleatorias de las inscripciones por
viajes o ausencia del párroco. Estos fueron cortos y sucedieron
principalmente en los primeros años de la creación de la parroquia. Fue
común que estas inscripciones se realizaran al mes siguiente. Una omisión
importante es la carencia de registros del episodio que más muertos
genero: el malón del 27 de octubre de 1823 cuando después del combate
en los flancos de la cañada de Moyano el teniente coronel Saubidet contó
sus muertos: un total de 52 bajas. Este malón debió haber generado tal
conmoción que ni siquiera fueron anotados los muertos, ya que el último
registro del I libro de defunciones fue del 26 de octubre de 1823 y el
primero del II libro, del 1 de enero de 1824.
• Calidad de la información: Varió la información de las actas según los
párrocos que estuvieron a cargo de su confección. Las actas más
completas fueron las de matrimonios, porque en ellas los cónyuges debían
dejar asentada su identidad y pureza de sangre. En los años analizados
(1785-1837) se casaron en esta parroquia 873 parejas, que nos han
permitido construir una base de datos para 1746 personas, aunque
respecto al origen, sólo tenemos información para 1319. Las actas de
bautismos son más incompletas y en ellas la edad del bautizado no
siempre quedó consignada. La condición de legitimidad, en cambio, tuvo
un registro mucho más frecuente, aunque durante largos períodos no se
consignaron a los niños expósitos, mientras en otros sí se lo hizo. Las
actas de defunción fueron las más incompletas y en raras ocasiones se
consignó la edad del difunto o las causas de su deceso.

Los libros parroquiales se iniciaron en noviembre de 1785, por lo que el


primer año completo es el de 1786. Para los años siguientes tenemos libros
completos que se suceden unos a otros sin interrupciones y se encuentran, además,
en buen estado de conservación.

Procedimientos. Cuadros.

Cuadro N° 1.Evolución de los fenómenos demográficos en la Guardia de Luján.


Nacimientos Defunciones Matrimonios
1785 6 4 0
86 33 19 13
87 53 19 3
88 40 18 8
89 31 47 5
1790 35 16 15
91 51 18 9
92 58 17 17
93 69 30 10

218
94 55 76 14
95 76 35 10
96 67 28 18
97 76 37 10
98 57 14 2
99 65 31 2
1800 49 48 17
1801 84 86 10
2 49 38 26
3 63 14 21
4 57 32 11
5 57 46 17
6 84 43 16
7 58 41 16
8 73 40 16
9 96 30 14
1810 84 66 12
11 158 31 8
12 74 30 16
13 95 49 13
14 94 48 13
15 89 40 13
16 76 57 16
17 113 51 29
18 51 3
19 103 45 4
1820 143 54 28
21 119 54 22
22 143 73 21
23 119 55 35
24 116 57 23
25 141 70 42
26 219 108 44
27 181 91 15
28 194 72 40
29 216 93 40
30 144 159 63
31 193 106 41
32 171 120 26
33 212 91 52
34 211 108 37
35 230 106 28
36 219 136 33
37 185 119 45

Crecimiento medio anual.


El crecimiento anual medio por cada 1000 habitantes fue calculado de la
siguiente manera:
Ca P-P1 P+ P1
r ------ x 1000, en donde Ca ----------- y Pm-----------------, siendo P la
población en el último
Pm t 2

censo, P1 la población del Censo anterior y t el tiempo intercensal

219
Media Móviles. Tendencias quinquenales.
Tendencia: Para despejarla reemplazamos la serie completa de acontecimientos
anuales por una serie de promedios anuales por períodos de cinco años.

Cuadro Nº 2: Tendencia de los hechos demográficos en promedios


quinquenales

Período Nacimientos r Defunciones r Matrimonios r

1785/89 163 107


1790/94 268 9.7 157 7.5 80
1795/99 341 4.8 145 -1.5 43 -13.3
1800/04 302 -2.4 218 7.3 53 2.9
1805/09 368 3.9 200 -0.9 51 -0.7
1810/14 505 6.3 224 4.5 92 11.4
1815/19 476 -1 244 2.4 127 6.0
1820/24 640 5.8 293 3.6 99 -4.9
1825/29 951 7.8 434 7.7 181 11.7
1830/34 931 -0.4 584 5.8 219 3.8

Tasa de natalidad.

Para el año 1786, la extrajimos a partir del recuento de Sárden de 1782 y el primer
año completo del libro de defunciones -1786-. Entre ambas fuentes existió un
desfasaje de cuatro años. Para suplirlo, aplicamos a estos cuatro años la tasa de
crecimiento medio anual que extraíamos para los años sucesivos. Este cálculo
muestra que en 1786 la tasa de natalidad bruta era de 63 por mil. Los cálculos
siguientes los efectuamos a partir de los decesos que se produjeron en el año del
censo y del total de la población de ese año.

Tasa de mortalidad

Para el año 1786 aplicamos el mismo método que usamos para calcular la natalidad
Con éste cálculo, en 1786, la tasa de mortalidad bruta era de 36.3 por mil anual.
Los cálculos siguientes los efectuamos a partir de los decesos que se produjeron en
el año del censo y del total de la población de ese año.

Tasa de mortalidad infantil

Para obtener la tasa bruta de mortalidad infantil hemos seguido dos procedimientos,537
atendiendo al problema de que el párroco en pocas oportunidades anotaba la edad en
que morían los párvulos, a los que consignaba sólo bajo este epíteto. El primero,
para reconstruir la mortalidad infantil por grupos etarios consistió en sumar los
537
No la hemos extraído como el cociente de mortalidad infantil – es decir la relación entre el
número de decesos de niños menores de un año en el curso del período considerado y el
número de nacidos vivos de ese mismo período- porque en raras ocasiones el párroco anotó
la edad del niño, sino que fueron inscriptos como párvulos.

220
nacimientos que se produjeron en los cinco años anteriores al censo –desde julio de
1808 hasta julio de 1813-. A esta cifra, le hemos restado la cantidad de niños de 0 a 4
años consignados en el censo. Para el primer censo, encontramos que sobre un
total de 503 nacimientos producidos en los 5 años analizados, en 1813, sólo vivían
311 niños, lo que supone una tasa de mortalidad infantil (de 0 a 5 años) de 370 por
mil. Como los registros de bautismos muestran un aumento abrupto de inscripciones
en 1812 y ante la duda que esto nos ocasionó, decidimos ampliar el análisis a la
cohorte siguiente. Al extender el análisis, encontramos para los niños de 0 a 9 años
una tasa de mortalidad de 220 por mil538. Por lo que podemos suponer que la MI.
fluctuaba dentro de ese rango ( 220 a 370 por mil)

Nacimientos 496 Población 0-4 311


1813-1808
“ 340 “ 5-9 340
1808-1803
Total 836 Total 651

Cuadro N° 3. Evolución de la mortalidad infantil

MI por cada 1000 nacimientos


Etapa
1785-94 354
1795-04 353
1805-14 180
1815-24 189
539
1825-34 332

Cuadro N° 4. Evolución de las defunciones generales y de párvulos.

Defunciones Def. Párvulos


1785 4
86 9 10
87 8 11
88 12 6
89 42 5
1790 1 15
91 7 11
92 7 10
93 7 23
94 12 64
95 14 21
96 15 13
97 18 19
98 4 10
99 12 19
1800 17 31
1801 21 65
2 23 15

538
Esta tasa es acorde o aún más baja que la de otras sociedades contemporáneas.
539
Como ya aclaramos la cantidad de defunciones respondía a párvulos de 0 a 8 años.

221
3 14 20
4 16 16
5 28 18
6 27 16
7 18 23
8 16 24
9 18 12
1810 29 37
11 16 15
12 22 8
13 49
14 32 16
15 17 23
16 41 16
17 35 15
18 51
19 45
1820 38 16
21 36 18
22 54 19
23 44 11
24 30 27
25 47 23
26 66 42
27 52 39
28 53 19
29 43 50
30 69 90
31 48 58
32 69 51
33 44 47
34 48 60
35 49 57
36 75 61
37 59 60

Nivel de apertura de la población de la Guardia de Luján.

Para calcular el nivel de apertura partimos del recuento de Sárden de 1782 y


año tras año le hemos sumado los bautismos y restado las defunciones. La primera
aproximación a los "cruces" entre los saldos de población de los libros parroquiales y
los recuentos de los años censales la hemos graficado.

Cuadro N° 5: Nivel de apertura de la población de la Guardia de Luján.


Año Crec.vegetativo Padrones
1782 522 522
83 539
84 557
85 576
86 590

222
87 624
88 646
89 630
1790 649
91 682
92 723
93 762
94 741
95 782
96 821
97 860
98 903
99 937
1800 938
1 936
2 947
3 996
4 1021
5 1032
6 1073
7 1090
8 1123
9 1189
1810 1207
11 1334
12 1378
13 1470 1969
14 1516
15 1565
16 1584
17 1646
18 1704
19 1762
1820 1854
21 1908
22 1981
23 2045
24 2104
25 2163
26 2234
27 2345
28 2435
29 2545
1830 2530
1831 2546
32 2597
33 2718
34 2821
35 2950
36 3033 5404
37 3061 5134

Cuadro N° 6. Origen de los inmigrantes según los li bros de matrimonio.

223
Período Hombres Mujeres Total Parejas ambos
Parejas Migra.
Migrantes Vecinos S/ datos Migrantes Vecinos S/
datos
1790-94* 15 8 4 6 19 2 27 3
1790-94 19 15 1 5 30 1 36 3
Total 90-94 34 23 5 11 49 2 62 6

1795-99* 11 1 0 4 8 0 12 4
1795-99 22 7 0 9 20 0 29 5
Total 95-99 33 8 0 13 28 41 9

1800-04 20 7 4 6 21 4 31 7
1805-09 15 3 31 3 11 35 49 1
1810-14 18 16 18 8 27 17 52 8
1815-19 30 30 33 9 47 37 93 4
1820-24 30 39 10 18 47 14 79 6
1825-29 68 47 37 14 103 35 152 8
1830-34 136 58 120 44 110 120 314 49
Total 384 231 258 136 443 267 873 98
* Información obtenida del libro de los militares

Cuadro N° 7. Evolución de los porcentajes de esposo s y esposas


migrantes.

Hombres 1785-89 15
Mujeres 6

1790-94 19
5

1795-1799 11
4

1800-04 22
9

1805-09 22
5

1810-14 15
3

1815-19 18
8

1820-24 30
9

1825-29 30
23

1830-34 68
14

224
Cuadro N° 8. El origen de los inmigrantes. Libros P arroquiales.

Origen 1785-1809 1810-1835


Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Militare Civile Tota % Militare civil Tota % Total % Total %
s* s l s* es l
España 7 5 12 10.0 - - 23 8.6 -
Resto - - - - 6 2.7 -
Europa
Córdoba 22 14 36 30.0 5 3 8 20 43 16.2 19 19.1
Santiago del 5 8 13 10.3 - 1 1 2 69 25.8 31 31.3
Estero
San Luis 5 5 10 8.0 - - 10 3.7 1
0.1
Tucumán - 1 1 - 7 2.6 - -
0.8
Pdos de la 4 13 17 14.1 8 8 16 41 64 23.9 35 35.3
pcia. de
Buenos Aire
Buenos 10 11 21 17.5 4 7 11 28 12 4.4 9 9
Aires
Otras 2 3 5 4.0 3 3 7 13 4.8 4 4
Provincias
Países 3 2 5 4.0 - - 20 7.4 - -
Limítrofes
Total 58 62 120 100 22 19 39 100 267 100 99 100

Cuadro N° 9. Migraciones intraprovinciales. Libros Parroquiales

H m
Arrecifes 4 1
San Nicolás 5 1
San Isidro 7 0
Villa 18 17
Areco 16 7
Morón 7 6
Capilla del 5 2
Señor
Rojas 3 4
Salto 4 3
Resto 12 10

Cuadro N° 10.Los inmigrantes según edad y sexo. Pad rón de 1813

casado soltero viudo Total soltera viuda casada Total


0-9 0 -3 0 3 7 0 0 7
10 a 19 0 -14 0 14 5 0 1 6
20 a 29 -24 -49 0 73 1 0 13 14
30 a 39 -27 -24 -3 54 4 1 8 13
40 a 49 -42 -9 -1 52 0 1 10 11
50 a 59 -23 -1 -2 26 0 1 4 5
60 a 69 -11 0 0 11 0 4 1 5

225
70 -2 0 0 2 0 0 1 1
Total 129 100 6 235 17 7 37 61

Cuadro N° 11. Tabla del estado de la población de la Guardia de Luján en 1813.

Grupos de edad Hombres Mujeres Total


civiles militares Total Total
0-4 159 - 159 152 311
5-9 177 - 177 163 340
10-14 114 - 114 113 227
15-19 86 - 86 97 183
20-24 82 15 97 68 165
25-29 111 14 125 69 194
30-34 75 17 92 75 167
35-39 47 11 58 24 82
40-44 58 7 65 43 108
45-49 33 2 35 14 50
50-54 44 2 46 27 73
55-59 10 2 12 10 22
60-64 18 18 12 30
65-69 6 6 5 11
+70 4 4 3 7
Total 1024 70 1094 875 1969

Cuadro N° 12. Tabla del estado de la población de l a guardia de Luján en 1813,


por estado civil.

Grupos Hombres Mujeres Total


de edad
Civiles Militares Total Tot.
Cas. Solt. viudo Total Cas Solt. viudo casada solteras viuda
.
0-4 159 159 159 152 152 311
5-9 177 177 177 163 163 340
10-14 114 114 114 113 114 227
15-19 3 83 86 86 12 84 96 182
20-24 18 64 82 15 97 31 35 2 68 165
25-29 61 49 1 111 7 7 125 51 10 8 69 194
30-34 39 32 4 75 11 6 92 61 5 9 75 167
35-39 29 17 1 47 5 6 58 18 3 3 24 82
40-44 43 12 3 58 5 2 65 36 5 2 43 108
45-49 26 6 2 33 2 35 12 1 2 14 50
50-54 39 3 2 44 2 46 22 0 5 27 73
55-59 6 2 2 10 2 12 6 0 4 10 22
60-64 15 1 18 18 7 1 4 12 30
65-69 5 1 6 6 0 1 4 5 11
+70 4 4 4 1 0 2 3 7

226
Total 288 720 16 1024 32 38 -- 1094 257 573 45 875 1969

Cuadro N° 13. Población india por edad, sexo y esta do civil, 1813.

casado viudo soltero soltera casada viuda


0-9 0 0 -76 58 0 0
10 a 19 0 0 -35 21 0 0
20 a 29 -19 0 -26 1 18 1
30 a 39 -8 -2 -15 1 10 2
40 a 49 -13 0 -2 2 8 1
50 a 59 -6 -3 0 0 0 2
60 a 69 -2 0 0 0 0 2
0 0 0 0 0 0

FAMILIA Y SOCIEDAD.
Cuadro N° 14. Relación de masculinidad según grupo s etarios. 1813.

Grupos R. de masculinidad Relación de masculinidad general de la


etarios En la Guardia de Luján (padrón campaña (Padrón de 1815)
de 1813)
0-9 años 106 104.4
10 - 19 95 100.4
20 - 29 162 126.0
30 - 39 151 155.1
40 - 49 172 138.4
50 - 59 156 183.1
60 - 69 141 205.0
+ 70 133 152.6
Media 116 119
Padrón de 1813

Cuadro N° 15. Nupcialidad según grupo de riesgo (má s de 15 años de hombres y


mujeres)

Edades varones mujeres


15 a 19 -3% 12%
20 a 24 -21% 48%
25 a 29 -55% 85%
30 a 34 -57% 93%
35 a 39 -63% 87%
40 a 44 -77% 88%
45 a 49 -81% 93%
50 a 54 -93% 100%
55 a 59 -80% 100%
60 a 64 -94% 91%
65 a 69 -83% 88%
más 70 -100% 100%

227
Cuadro Nº 16. Diferencias de edades de los cónyuges según los libros
parroquiales.

Hombres mayores Mujeres mayores Igual edad


de: de :
0 a 5 años 6 a 10 años Más de 10 0 a 5 6 a 10 Más de
años años años 10
15 7 11 6 - - 3

Cuadro Nº 17. Diferencia de edades entre cónyuges, según el padrón de 1813.

Diferencia de edad (Hombres Mayores) Diferencia de edad (Mujeres mayores)


De 0 De 5 De De + de 30 De 0 a De 5 De 10 a De 20 + de 30 Igual edad
a 4 a9 10 a 20 a 4 años a 9 19 a 29
año 19 29
s
55 63 43 33 9 16 14 6 2 0 25

Cuadro Nº 18. Población inmigrante por estado civil

Hombres Inmigrantes Mujeres Inmigrantes Rel. de


masculinidad
Edades Casados Solteros Viudos Total Casadas Solteras Viuda Total
s
0-9 0 3 0 3 0 7 0 7 042
10 a 19 0 14 0 14 1 5 0 6 233
20 a 29 24 49 0 73 13 1 0 14 521
30 a 39 27 24 3 54 8 4 1 13 415
40 a 49 42 9 1 52 10 0 1 11 472
50 a 59 23 1 2 26 4 0 1 5 520
60 a 69 11 0 0 11 1 0 4 5 220
70 2 0 0 2 1 0 0 1 200
Total 129 100 6 235 37 17 7 61 385

Cuadro Nº 19. La formación de las parejas por origen de los contrayentes, según
los libros parroquiales, 1790-1837.

Europa Esp. Países Córdoba Santiago San Otras vecino Partidos Buenos Total
Hombres Limítro. Luis Prov. Cerc. Aires

Mujeres

Europa

España

Países 1 1
limítrofes
Córdoba 1 2 2 2 1 1 2 2 1 14

Santiago 3 14 2 2 8 2 1 32

San Luis 2 2

228
Otras 3 2 1 6
Prov.

Vecinas 4 19 10 48 51 15 23 172 57 21 420

Partidos 1 3 1 1 3 4 3 10 12 4 43
cercanos
Buenos 1 4 2 1 2 1 4 15
Aires

Total 8 28 15 58 72 22 29 194 75 31 532

Cuadro Nº 20. Parejas en donde uno o los dos miembros son migrantes, por
origen, según el padrón de 1813.

Hombres Mujeres
Hombres Hombres inmigrantes Hombres casados Ambos cónyuges Mujeres inmigrantes
criollos casados con con inmigrantes de casadas con hombres
“criollas” co-provincianas provincias criollos
diferentes
con Provincia o Cad. Provincia o Cad. Provincia Cad Provincia o país de origen
mujeres país de origen país de origen de origen
criollas
136 Córdoba 29 Cordobés/a 12 Puntano/ 2 Cordobesa con Cad.
Cordobesa criollo
Santiago del 12 Santiago del 9 Santiagueñ 2 8
Estero Estero o/
Cordobesa
España 14 España 2 Paraguayo/ 1 Puntana con criollo 2
Cordobesa
San Luis 13 Tucumán 1 Cordobés/ 1 Portuguesa con 1
puntana criollo
Paraguay 5 San Luis 2 Cordobés/ 1
santafecina
Tucumán 5 Santiagueñ 1
o/puntana
Otros 12 Puntano/ 1
santiagueñ
a
136 90 26 9 11
Fuente: Padrón de 1813

Cuadro Nº 21. Ilegitimidad en la campaña bonaerense

Partido Período Ilegitimidad


Guardia de Luján 1785- 19.70
1837

229
540
Luján 1731 2.96
1770
541
Luján 1780 16.50
1800
542
Magdalena 1738 13.62
1765
543
Lobos 1810 37.0
1869

Cuadro N° 22. Nacimientos ilegítimos en la Guardia de Luján y en Lobos, por decenios.

Guardia de Luján Lobos

Período Nac. Total de Porcentajes Porcentajes


Ilegítimos. Nacimientos de de
Cant. Cant. Ilegitimidad Ilegitimidad
1790-99 115 609 18.8 -
1800-09 104 621 16.7 -
1810-19 228 980 23.2 15.7
1820-29 361 1596 23.0 20.4
1830-37 313 1565 20.0 33.7
Total 1037 4524 19.7 23.3

Cuadro N° 23. Evolución de nacimientos legítimos e ilegítimos

Año Ilegitimo Legítimo Total


1785 2 4 6
86 8 25 33
87 7 46 53
88 5 35 40
89 4 27 31
1790 17 17 35
91 4 47 51
92 2 56 58
93 9 60 69
94 7 48 55
95 14 52 76
96 4 63 67
97 15 51 76
98 18 39 57
99 15 50 65
1800 3 46 49
1801 28 56 84
2 9 40 49

540
GOLDBERG M y REQUIERE M "Matrimonios y Migración en Luján 1750-1852” Presentado
en las V Jornadas de AEPA, Luján, 1999. Los porcentajes de ilegitimidad por grupos étnicos
fueron; blancos 0.32 y negros, 71.43.
541
Los datos sobre nacimientos ilegítimos que se presentan en el Cuadro N°2 están tomados
de GARCÍA BELSUNCE, C. (1999: 142 – 143) “La Familia” en Academia Nacional de la
Historia Nueva Historia de la Nación Argentina 2. Período Español (1600 – 1810), Planeta,
Buenos Aires.
542
Ibídem
543
Datos extraídos de MATEO J " Bastardos y concubinas. La ilegitimidad conyugal y filial en la
frontera pampeana bonaerense, Lobos, 1810-1869" en Boletín del Instituto de Historia
Argentina y Americana “Dr. E. Ravignani”, Tercera serie, núm. 13, 1º semestre de 1996.

230
3 5 58 63
4 6 51 57
5 8 49 57
6 6 78 84
7 6 52 58
8 8 65 73
9 25 71 96
1810 20 64 84
11 58 100 158
12 15 49 74
13 20 65 85
14 16 75 91
15 19 75 94
16 12 72 76
17 26 86 112
18 16 68 84
19 26 96 122
1820 37 107 144
21 31 85 116
22 67 183 150
23 29 90 119
24 34 82 116
25 28 113 141
26 34 185 219
27 29 152 181
28 30 164 194
29 42 174 216
30 32 112 144
31 16 177 193
32 22 149 171
33 35 177 212
34 52 159 211
35 55 175 230
36 48 171 219
37 53 132 185

PARENTESCO Y REDES SOCIALES.

Cuadro Nº 24. Tipos de familias en la Guardia de Luján en 1813 y 1836.

Flia. Flia. Extensa Grupo Sin vínculos Total


Nuclear doméstico familiares
181 228 70 % 33 10 % 56 17 % 9 2.8 % 326 100
3 %

Cuadro N° 25. Las UC de la élite de la Guardia de L uján

Nº Apellido y Edad Profesión Origen Cantidad Cantidad de Vínculos con


de nombre esclavos/ miembros de otras UC
UC Libertos su UC Nº
jornaleros
1 Cap.de Milicias 59 Estanciero Criollo 1 10 75
Don Nicolás
Amarillo

231
2 Tn. 53 Comerciante Criollo 18 23 47
Comandante
Don Nicolás
Martínez
3 Ten.de Milicias 54 Labrador Criollo 17 24 53-13
Don Ildefonso
Barrancos
13 Juan González 35 Comerciante Asturiano 4 9 60 –47-60
52 Bernardo " 38 “ “ 6 10
54 Francisco " 30 “ 2 4
544
23 José Viñas 28 Comerciante Gallego 9 15
47 Pedro 50 Labrador Criollo 5 11 52-13
Bermúdez
64 José Antonio 48 Labrador Tucumano 3 13
Aranguren
75 Otero José 43 Comerciante Gallego 5 14
56 Felipe Casas 52 Comerciante Criollo 9 17 56-58
58 Julian Silveyra 27 “ Gallego 5 9
59 Polinario López 44 Comerciante criollo 4 6 47-52-54
84 Molina Pedro 26 Estanciero Criollo 4 2 56-84-120-
55 Molina R 44 Estanciero “ 1 7 208
20 Molina Isidro 51 Labrador “ 6 11
8
21 Lobo Juan 52 Labrador Criollo 6 15 47-240-316
9 José 46 Labrador “ 8 11
31 Lobo Fernando
6
22 Pedro 32 Labrador criollo 4 8
0 Belmudez
31 Silverio Melo 58 Estanciero criollo 5 7
8

LA TIERRA.
Juicios Civiles.

Los tres juicios analizados nos han permitido indagar sobre los conflictos que
generó la tenencia de la tierra a fines de la colonia y en los primeros años de vida
independiente. El repositorio de todos ellos es el Archivo Histórico de la Provincia de
Buenos Aires y se encuentran en buen estado de conservación.
El primero, de 1788, fue entablado por " Ángel Marqués por sí y a nombre de
los labradores de la frontera de Luján sobre cobro de Francisco Suero de
arrendamientos de aquellas tierras ".Este, en su primer parte reconstruye los
antecedentes que Suero tenía sobre estas tierras y que básicamente consistieron en
su solicitud y en las presentaciones por litigios que se sucedieron desde 1750 hasta
1787. De esta forma tenemos acceso a los otros juicios que recibió esta merced.
El segundo, de 1798, aparece titulado como el "Expediente promovido por
Andrés Veloz por sí y a nombre de otros vecinos de la Guardia de la frontera Luján
para que Pedro Díaz de Vivar no les moleste con arrendamientos u otras pensiones
por los terrenos que ocupan ". Este no rastreó los otros litigios o las mensuras que la
merced sufrió, pero lo hicimos nosotros y encontramos para esta merced: el litigio con
el vecino Francisco Suero en 1753 por la delimitación de las cabezadas de ambas
mercedes; el juicio entablado por José Tomás Díaz, de 1793; y la mensura efectuada
en 1793 por Juan de Cañas y Manuel Osores. De esta forma hemos podido

544
De los nueve sólo dos eran esclavos, el resto eran agregados, viudos, huérfanos, etc.

232
reconstruir las historias de las dos mercedes que ocuparon las tierras de esta región
y los conflictos que se generaron desde mediados hasta fines del siglo XVIII, entre
los pobladores de éstas tierras y los propietarios de las mismas.

Vecinos de la Guardia de Luján que firmaron el poder a Andrés Veloz contra Pedro Díaz
de Vivar. Se completa el cuadro con información del padrón de 1813

Información Según el padrón de 1813


Quedan Edad calculada Actividad Origen
descendientes para 1798, según
según padrón padrón de 1813
y libros
parroquiales
Antonio Olmos X
Juan Bataya X
Domingo Servantes No
Mariano Veloz X
Silverio Melo 43 Estanciero C
Francisco García X
Petrona Burgueño (viuda) X
Julian Antuneses No
Teodor Villalba 29 C
Nicolás Rodriguez ? Labrador C
Bruno Ríos 54 Estanciero C
Tomás Flores 20 Labrador C
Jospeh. Antonio Gamarra X
Blas Casco X
Andres Melo X
Jacinto Galván X
Rafael Lemos No
Lucas Villalva X
Francisco Queto No
Pablo Bello No
Antonio Rodríguez X
Anselmo Porsel X
Carlos Almirón X
Antonio Duré X
Santiago Rodríguez 38 Labrador C
Bicente ?
Cornelio Rojas 45 Labrador C
Manuel Brizuela X
Felipe Casas 25 Labrador C
Martín Cruz Labrador C
Teodoro Rodríguez 23 Labrador C
Ignacio García 25 Labrador C
Nicolás Amarilla 44 Estanciero C
Pasqual Medina No
Francisco González No
Simón Falcón 41 Labrador C
Juan Antonio Cueyo 39 Labrador C
Ildefonso Barrancos 44 Labrador C
Simón Butierrez X
Juan Carmona X
Gervacio Cordero 41 Labrador C
Alfonso Leyva X
Juan Dominguez No

233
Marcelo Alcaraz No
Juan José Palavecino No
Juan Reymundo No
Rodriguez

"Lista que da Pedro Riveros de los que en el día se hallan poblados en las tierras de Dn
545
Juan Francsico Suero"

Juan Mosqueira
Ascencio Monsalvo
Juan Portugués
María Díaz
Pedro Pereyra
Juan Cabral
Baptista Cabral
Pasqual Rodriguez
Juan Joseph Silva
Antonio Puebla
Francsico Villalva
Juan Rodriguez
Felix Romero
Lorenzo Galván
Juan Joseph Falcón
Antonio Puebla
Roque Muñoz y sus hijos
Dn. Gavino Larrosa
Cryenio? Trigo
Julián Navarrete
Andrés Malagato
Francsico Cisneros
Sabedra
Xavier Lozano
Tiburcio Díaz
Pasqual Galeano
Pasqual Figueroa
Agustín Gómez
Angel Márquez
Lorenso Rocha
Joseph Gómez
Manuel Velazquez
Miguel Rodriguez
Gregorio Lencinas
Joseph Zacarelo
Dn Manuel García
Francisco Zespedes
Capitán Urquizo
Joseph Mosqueira
Bartolo Figueroa
Vicente Peñalba
Rosa Silva
Bentura Larrosa
Bentura Sosa
Las nieves y agregados
Dn Francisco Sierra
Antonio Cisneros

545
Angel Marrquez contra ..... AHPBA, Leg, 330

234
Pedro Amador Luca
Pedro Galeano
Jacinto Casas
Raymundo Montiel
Martín Araujo
Pedro Pablo Sosa
Leandro Sosa
Agustín Sosa
Total 96

"Noticia de los que han fallecido y salidos de sus tierras"

Vicente Perez
Cruz Reinoso
Ascensio Castro
Joaquín Gómez
Tramontano Silva
Ignacio Correa
Blas Tapia
Santiago Toledo
Doimingo Díaz
Miguel Silva
Luis Chaves
Santiago Casco
Francisco Almada
Gregorio Castro
Total 14

Solicitudes de tierras.

El análisis del proceso de apropiación jurídica de la tierra de Mercedes,


Suipacha y Chivilcoy para el período 1790-1858 se realizó en base a distintos tipos
de fuentes, ubicadas en diferentes repositorios.
Las primeras mesuras de la región fueron de fines del siglo XVIII,
intensificándose esta acción a partir de 1820. Los duplicados de Mensuras y las
Mensuras Antiguas, depositadas en el Archivo Histórico de Geodesia han sido
ampliamente usadas en este trabajo. También recurrimos a material similar hallado en
el Archivo Histórico Provincial de Luján “E. Zeballos”.546
Las operaciones de compra – venta, la ubicación y las medidas de lo terrenos
casi siempre se registraron de manera precisa; en cambio el acceso a la propiedad a
través de la herencia se registró sólo en los casos en que el terreno se vendía,
generándose de este modo, lagunas informativas. En general la calidad varió de
acuerdo al expediente. Los planos topográficos fueron de gran ayuda para precisar la
calidad de los terrenos en cuestión; así como de poblaciones, caminos, postas, etc.,
dentro de los mismos.
La actuación de los agrimensores podía ser cuestionada por los interesados y
debía ser aprobada por el Departamento Topográfico. Como hemos demostrado no
todos los expedientes analizados fueron aprobados y varios presentaron
observaciones de distinta índole del Departamento Topográfico.

546
Libros de mensuras del agrimensor Pratt y Puig, (tomos I, II y III).

235
Con los Duplicados de Mensuras, las Mensuras Antiguas, los Legajos de la
Escribanía Mayor de Gobierno y las sucesiones hemos construido un “corpus”
abundante en información que ha servido de base para elaborar los capítulos
relacionados con la tierra. En la base de datos hemos consignado fecha de realización
del documento, fecha de transferencia, forma de acceso, dimensiones de la posesión
o propiedad, ubicación, adquiriente y otorgante.

Elaboración de Cuadros.

Con la información anterior elaboramos los cuadros que adjuntamos a


continuación. Al elaborarlos ordenamos la información siguiendo el frente de las
parcelas, por lo que han quedado delimitados micro- sectores de acuerdo a los
cursos de agua que surcan la región:
 Terrenos con frente al río Luján desde la Guardia hacia sus nacientes.
 Terrenos sobre el arroyo Los Leones (afluente del río Luján)
 Terrenos sobre las cañadas La Rica y Saladas. (comprenden el partido
de Chivilcoy)
 Terrenos sobre el río Salado (comprende el partido de Chivilcoy)
En las cercanías de la Guardia, donde existían antiguas mercedes, iniciamos el
cuadro con éstas, ya que las hemos considerado “título matriz”. Se actuó del mismo
modo con las solicitudes de Moderada Composición de Los Leones, a pesar de que
estos trámites fracasaron. En el caso de las tierras de Chivilcoy, que fueron
traspasadas por primera vez por enfiteusis, los cuadros se iniciaron con estas
solicitudes.

Elaboración de mapas temáticos.

A partir de la información ordenada en los cuadros sobre transferencias hemos


construido mapas temáticos, en los que buscamos plasmar la situación sincrónica de
la apropiación jurídica de los partidos en cuestión, en distintos períodos. Para esta
reconstrucción acudimos a los Planos Topográficos de Chivilcoy, Suipacha y
Mercedes, existentes en el AHG. También acudimos a los planos que acompañan a
cada expediente de los duplicados de mensura, ensamblándolos para construir
planos mayores.

236
Cánones pagados por arrendamiento
Archivo Histórico de Geodesia
Libro de enfiteúsis.

Enfitueta Nº de Paga Hasta Extensión Monto Total Vuelve a Tierras


parcela desde en leguas Anual Pagado Públicas
Rojas Felipe 1 7/ 1837 3 34 180 No
Santiago 1825
Juan y Ángel 2 12/ 1826 12
Carranza 1825
(Traspasa a:)
Frías 2 3/ 1833 12 720 5716 No/confisca Rosas/
Gorostiaga 1826 Resolución 1859
Reynoso 3 9/ 1836 1.5 90 915 No
Gregorio 1825
Pereyra Pedro 4 8/ 1836 1.3 75 750 No
1826
Moyano Dionisio 5 8/1826 1837 1.2 144 899 No. Traspasa a M.
López que compra
Vera Miguel 6 10/ 1836 0.8 50 508 Sí
1826
Rosetis 7 9/ 1833 2.5 ¿ ¿ No. Transfiere a Manuel
Benrnardino 1826 López que compra
Bermúdez 8 1826 1833 1.5 90 763 No
Pedro
Portugués José. 9 1826 1826 1
Transfiere a
José Rodríguez. 9 1826 1830 1 60 139
Transfiere a :
Fernández 9 1830 1838 1 60 360 NO. Compra Manuel
Ciriaco López
Barrios Santiago 10 12/182 1837 3.5 210 2310 NO.
6
Cruz Pedro 11 1826 1836 2.5 135 1379 NO. Recibió un boleto
por 6075 has, por actuar
en la Cortadera.
547
Escrituró en 1839.
Villamayor 12 2/1827 1839 3.5 Sí. Recibe en 1841 un
Santiago boleto por 7560 has. No
548
escritura.
Saubidet 13 2/1827 6/1827 1.5
Matías.
Traspasa a:
Rivadeneyra 13 6/1827 1838 1.5 90 577 No.Transfiere a Manuel
Matías López que compra en
1839
Antonio Cateura 14 8/1827 3/1829 4¼ 1732 Sí
y Juan Patrón
Monasterio y 14 3/1829 1835 4¼ 1732 Sí
Maderna
Pratt Raymundo 15 9/1827 1837 5½ 336 3525 No.Transfiere a Diego

547
Corresponderían a los premios otorgados por la Sala y por Rosas por combates contra los
indos desde 1834 hasta 1840. Se extendieron certificados por 522.450 has entre 123
personas, los que fueron retirados en su totalidad. Hasta 1852 se realizaron transferencias por
267.300 has y del total 18 agraciados escrituraron 287.415 has. En VALENCIA MARTA,
Tierras públicas, tierras privadas, op cit.
548
Corresponden a los premios por fidelidad a la causa, por la que se extendieron boletos por
1.928.610 has retiraron acciones por 1.806.434 y hasta 1852 sólo escrituraron 232.875. has

237
White que compra
Eguía Manuel. 16 3/1827 5/1827 28
Transfiere a:
Muñoz E. A 16 5/1827 7/1827 28
Villarino Ignacio 16 7/1827 1836 28 11.322
y Romero
Melchor
Solveyra Julian 16 10/183 1836 6½ Sí
4
Michemberg 16 10/183 1835 6½ Sí
Guillermo 4
Benavides 16 10/183 1835 1½ Sí
Antonio 4
Gillermo Wrigth. 16 10/183 1834 6½
Transfiere a 4
Diego Blach 16 1834 1840 3 Vende a Juan B. Ramos
y A. Souza
Smtih David 16 1834 1840 4 Compra con boletos
militares obtenidos por
participación en La
Cortadera. Vende a E.
Crandwell.
Mexias Manuel 16 10/183 1835 1½ Sí
3
Jiménez 16 10/183 1835 1½ Sí
Sebastián 3
Guido Tomás 17 9/1827 1833 11 ¼ 640 5829 Transfiere a Terrero
Juan Nepomuceno que
compra.
Ramos Juan 18 6/1828 1832 2. ¼ 140 458 Si
Transfiere a:

Basilio Melo 18 1832 1836 2 140 520 Sí


Barrancos 19 6/1828 1836 1½ 90 791 Sí
Felipe
Bustos 20 7/1828 1830 1 ¿ ¿
Policarpio
Transfiere a:

Lobo Rafael 2¼ 1830 1838 2¼ No


Velarde José 21 7/1828 1830
María
Transfiere a
Ovejero Toribio 21 1830 Recibió boletos por
23.625; parte de los
cuáles usó para
escriturar este lote en
549
1860
Segovia Basilio 22 7/1829 1833 2 1/2 150 759 Sí
Rubio Victoriano 23 11/182 6/1830 3 Sí
9

549
VALENCIA M Tierras públicas, tierras privadas, op cit.

238
III. ECONOMÍA.

La contribución directa.

El análisis efectuado en el capítulo VIII sobre la distribución de la riqueza en


Chivilcoy y su comparación con los demás partidos, reposa en los legajos de la
Contribución Directa (en adelante CD). La utilización de esta fuente no es por cierto
una originalidad de este trabajo, ya que como lo indicamos en el capítulo
correspondiente, el libro de Jorge Gelman y Daniel Santilli titulado “De Rivadavia a
Rosas. Desigualdad y crecimiento económico “ analizó la desigualdad de la
distribución de la riqueza en la Provincia de Buenos Aires a partir de este tributo.
Este impuesto, que surge como contrapartida a la supresión del diezmo que se
llevó a cabo durante la “Feliz Experiencia de Rrivadavia” era un impuesto a los
capitales. Según lo establecido por la Ley que lo creó, de diciembre de 1821, la CD
gravaba con tasas diferenciales a los capitales según su uso: 0.8 al empleado en
comercio o “giro”; 0.6 en fábricas; 0.2 en haciendas y 0.1 en labranzas. Todo capital
con otro uso era grabado en 0.2 % ( por ejemplo la tierra). Por eso para calcular el
monto que debía tributar, cada capitalista debía asignar el porcentaje correspondiente
para cada rubro que poseyera y sumar los resultados. La Ley original de la CD
establecía una excepción para los propietarios más pequeños al señalar que: “cuando
el capital no excediera los dos mil pesos, siendo casado ni los mil siendo soltero, será
libre de contribución.”550
Gelman y Santilli que realizaron un exhaustivo análisis de esta fuente creen
que un aspecto que afectó la capacidad recaudadora del estado fue la forma
establecida para la declaración de los bienes imponibles. Según la ley original, la
declaración de los bienes de cada capitalista la haría el mismo, lo que lleva a suponer
que difícilmente los propietarios declararían correctamente. La escasa capacidad
recaudatoria de la CD en sus primeros años ratifica la hipótesis anterior. La
necesidad de mecanismos estatales para evaluar la riqueza de los propietarios y
mejorar la recaudación de la CD, comenzaron a hacerse oir avanzada la década de
1830. Así en 1834 la Comisión de Cuentas señaló que: “mientras no haya un censo el
impuesto será ilusorio”. La reforma que se efectuó en 1839, en medio de una crisis
fiscal muy pronunciada originada en gran medida por el bloqueo francés del puerto,
que paralizó el comercio exterior, buscó una recaudación más seria. Suprimió las
exenciones a los más humildes, dejó de exceptuar a las tierras en enfiteusis y
modificó la forma de evaluar los bienes de los capitalistas, para calcular el pago
correspondiente. Los capitales serían regulados por una comisión formada por los
representantes máximos del estado en cada partido: el Juez de paz y los alcaldes.
Como señalan Santilli y Gelman, esta importante reforma no suprimió el problema de
la sub-valuación, ya que es posible que estos funcionarios se vieran presionados para
efectuar rebajas. A pesar de estas salvedades Gelman y Santilli creen que los
informes de 1839 tienen una calidad superior a la de los años anteriores. En este
trabajo se han usado los siguientes informes:

 C.D. año 1839 de la Guardia de Luján; AGN, Sala III, 33, 4,7. Son 8
folios enviados por el Juez de Paz a la Colecturía General con la
siguiente información: Nombre del capitalista, Cuartel, Giro, Fábricas,
Ganado, Objetos no especificados, Cuota que debe pagarse. Si bien en
el encabezamiento aparece consignado “Cuartel”, luego sólo se
discrimina por “campo” y “pueblo”. Se seleccionó el correspondiente a
ese año para poder establecer comparaciones con el análisis efectuado
por Gelman y Santilli.

550

239
 CD año 1851 de Chivilcoy, AGN; Sala III, 34, 7,2. Son 12 folios e
incluyen los siguientes datos: Nombre del capitalista, Cuartel, Giro,
Fábricas, Ganado, Objetos no especificados, Cuota que debe pagarse.
A diferencia de la CD de 1839 menciona el numero de los partidos
donde están los bienes.
 CD año 1857. Archivo Histórico Municipal. Libro Orígenes Tomo VII.
Son las más detalladas. Incluyen: Nombre del capitalista, Cuartel, Giro,
Fábricas, Ganado según especies, herramientas de labranza y objetos
no especificados.
 CD año 1858. Archivo Histórico Municipal. Libro Orígenes Tomo VIII.
Algunos cuarteles tienen llamativamente muchos menos capitalistas
que en el informe anterior. Incluye: Nombre del capitalista, Cuartel,
Giro, Fábricas, Ganado según especies y objetos no especificados.
 CD año 1859 Archivo Histórico Municipal. Libro Orígenes Tomo IX.
Incluye: Nombre del capitalista, Cuartel, Giro, Fábricas, Ganado según
especies, herramientas de labranza y objetos no especificados.

Cuadro y gráfico Nº 2. Ranking de partidos por cantidad de capitalistas,


según CD de 1839.551
Cad de Total de
Partidos capitalistas. cap.
1 Quilmes 327 4.362.750
350
2 Guardia de Luján 306 4.085.350 c a n t id a d d e c a p it a lis t a s
300
3 San Vicente 295 4.412.000
250
4 Chascomús 283 5.963.660
200
San José de
5 Flores 273 4.330.000 150

6 Monsalvo 262 16.841.685 100

7 Navarro 228 3.411.550 50

8 Lobos 225 3.835.500 0

9 E de la Cruz 221 2.049.050


es

s
rr o
o

z
ús
te

j án
bo
alv
já n

ru
il m

M o es
en

va
m

Lo

Lu
r
ns
Qu

Lu

10 Villa de Luján 215 2.589.200


co

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la

de
as
de

de
de
n

Ch

ll a
Sa
d ia

E

Vi
ar

Jo
Gu

n
Sa

partidos

Fuente: AGN, Sala III 33-4-7. Extraído de GELMAN J y SANTILLI D,”De Rivadavia a Rosas…”
ob cit.(todos los cuadros y gráficos tienen la misma fuente)

240
CD, 1839, Ranking general

% de % 18.000.000
Partidos Total partic. Acumul.

Valor de los bienes


16.000.000
1 Monsalvo 16.841.685 19,5 19,5 14.000.000
12.000.000
Fuerte
10.000.000
2 independencia 7.930.900 6,8 21,4
8.000.000
3 Monte 7.094.000 6,1 27,5 6.000.000
4 Chascomús 5.963.660 5,2 32,7 4.000.000
2.000.000
5 Azul 5.544.325 4,8 37,4
0
6 Magdalena 5.276.050 4,6 42

s
D na
sc e
cia

de es
pe l vo

n
ús

e
Vi s
ag ul

e
ha nt


e

nt
7 Dolores 4.501.500 3,9 45,9

il m
z

r
le
Sa olor
om
en
de nsa

Lu
C Mo

rd Flo
A

ce
da

Jo Q u
nd
o

ua de
8 San Vicente 4.412.000 3,8 49,7

n
M

ia

in
9 Quilmes 4.362.750 3,8 53,4

te

G
Sa
er
San José de

Fu
10 Flores 4.330.000 3,7 57,2 Partidos
Guardia de
11 Luján 4.085.350 3,5 60,7

CD, 1839. Ranking por capitales empleados en giro.


800000
% de % 700000
capital de giro

600000
Giro Total partic. Acumul. 500000
400000
1 Quilmes 740.750 18,9 18,9 300000
2 Chascomús 400.200 10,2 29,1 200000
100000
3 Dolores 297.000 7,6 36,7 0
Quilmes Chascomús Dolores Guardia de
Guardia de Luján
4 Luján 235,000 6 42,7 partidos

CD, 1839. Ranking por capitales empleados en ganado.

% de % 14000000
Partido Cap/ganados part. Acumul.
in v e rs io n e s e n g a n a d o

12000000
1 Monsalvo 13143515 18,6 18,6
10000000
Fuerte
2 Independencia 5599000 7,9 26,5 8000000
3 Monte 4402000 6,2 32,7 6000000
4 Azul 4005625 5,7 38,4 4000000
5 Magdalena 3688300 5,2 43,6 2000000
6 Chascomús 3425225 4,8 48,5 0
7 San Vicente 3189000 4,5 53
te
ul

Na o s

8 Dolores 3008500 4,4 57,9


A r o re s

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nc

Lu
re

9 Arrecifes 2686000 3,8 61,1


Mo

de

g
Ma

de
n
en

d ia

10 Lobos 2325000 3,3 64,4


ep

ar
In d

Gu

11 Navarro 2316500 3,3 67,7


te
er
Fu

Guardia de
12 Luján 2080500 2,9 70,6 partidos

241
CD, 1839. Ranking por capitales empleados en “otros bienes”
% 4000000
Otros bienes Total % Particp. Acumul. 3500000
San José de 3000000

"o tro s b ien es"


1 Flores 4.052.000 9,9 9,9 2500000
2 Monsalvo 3.615.420 8,9 18,8 2000000
1500000
3 Quilmes 2.769.000 6,8 25,6
1000000
4 Monte 2.583.000 6,3 31,9 500000
Fuerte 0
5 Independencia 2.240.000 5,5 37,4

es

te
l vo

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ján
es

c ia
on
m

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sa
or
6 Chascomus 2.083.125 5,1 42,9

Lu
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co
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as
de

pe

Ch
Guardia de

ia
é

de

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s
Jo

ua
In
7 Luján 1.736.350 4,3 46,8

te

G
n
Sa

er
Fu
Partidos

Ranking de partidos por cantidad de capitales, según CD de 1851

Giro. CD, 1851


La Matanza
Vecino
Lobos
Conchas
Rojas
Salto
San Fernando
Saladillo
Fortín e areco
S. A. de Giles
S. Ant. de Areco
Tordillo
Moron
Tuyú
Pila
Monte
Magdalena
Cañuelas
Ajo
Ranchos
Baradero
Partidos

San Nicolás
Ex.de la Cruz
Ensenada
Arrecifes
Las Flores
San Vicente
Pilar
Chascomús
Villa de Luján
Pergamino
Lobería
Navarro
San Isidro
Patagones
San José de Flores
Tapalquén
Chapaleufú
Dolores
Chivilcoy
Bahia Blanca
Mar Chiquita
Guardia de Luján
San Pedro
Azul
Quilmes

0 200000 400000 600000 Monto


800000 1000000 1200000 1400000 1600000 1800000

242
Ranking de partidos por giro, según CD de 1851

Ganado, CD, 1851

San Isidro
San José de Flores
Conchas
San Fernando
Salto
Tuyú
Rojas
Las Flores
La Matanza
Navarro
Vecino
S. Ant. de Areco
San Nicolás
Tapalquén
Patagones
Ensenada
Monte
Bahia Blanca
Ajo
S. A. de Giles
partidos

Fortín e areco
Baradero
Pila
Guardia de Luján
Arrecif es
Moron
Ex.de la Cruz
San Pedro
Villa de Luján
Tordillo
Pilar
Chascomús
Pergamino
Chivilcoy
Lobos
Mar Chiquita
Lobería
Magdalena
Ranchos
Quilmes
Chapaleuf ú
Azul
Cañuelas
San Vicente
Saladillo
0 500000 1000000 1500000 2000000 2500000

Ranking de partidos por ganados, según CD de 1851.

O t r o s. C D , 18 5 1
Rojas
Bahi a Blanca
Tapal quén
Mont e
Nav ar r o
Tuy ú
Pil a
S. A. de Gil es
Ajo
Conc has
Las Fl or es
Ensenada
La Mat anz a
Saladi ll o
Lober í a
Tor dil lo
Pil ar
Vec ino
Lobos
For t í n e ar eco
Salt o
Per gami no
Dol or es
Ar r ec if es
Ranchos
Mor on
Azul
Chasc omús
Chapal euf ú
Bar ader o
San Fer nando
San Pedr o
Magdal ena
Mar Chiqui t a
San Ni colás
Pat agones
Vil la de Luj án
Cañuelas
San Vic ent e
Guar di a de Luján
Ex .de l a Cr uz
San Isi dr o
C hi v i l c oy
S. Ant . de Ar ec o
San José de Flor es
Quilmes

0 1000000 2000000 3000000 4000000 5000000 6000000

243
Contribución Directa. Montos totales por año.
Año Más de 100.000 De 50.000 a 100.000 De 50.000 a 10.000 menos de 10.000

1857 9 (6%) 5 (3%) 81 (55%) 42 (28%)


1858 12 (6%) 11 (5%) 121 (62%) 45 (23%)
1859 21 (18%) 21 (18%) 80 (62 %) 4 (0,2%)
Fuente: Informe de Contribuciones directas, Años: 1857,1858,1859.

IV. LA MOVILIZACIÓN.
PETITORIOS
1- Fundación del pueblo.
Junio de 1852.

El infrainscripto obedeciendo a una exigencia representada por la moral


pública, por las creencias del país y por las conveniencias materiales e inmateriales
del vecindario ha creído debe elevar a Vs. para que lo ponga en conocimiento del Sr.
Gobernador algunas de las estadísticas y algunas consideraciones para la creación de
un centro de población en el punto medio del partido. Me anima la convicción más
firme de que allí pronto aparecerá un nuevo pueblo, se ha de escuchar la palabra
evangélica y se difundirá la educación primaria de que carece tanto este desgraciado
como numeroso vecindario.
Para la realización de tan halagüeña perspectiva nada más necesita el
suscripto que el establecimiento de un derecho e dos reales por cada fanega de
cualquier grao y producto agrícola que se extraiga y por cada cuero o cabeza de
ganado de cualquier especie que se extraiga o se exporte del partido, cobrará al tomar
la guía del juzgado, no admitiéndose introducir alguna en el mercado sin ella, ni
permitiéndose tomarla de otro partido que el que es extraiga el artículo. Para estos
objetos podría nombrarse una comisión de vecinos respetables que se hicieran
depositarios y administradores de estos fondos y esta misma comisión podría fijarse
en el local más aparente como arreglar la indemnización a los grandes enfiteutas que
tiene el partido y para cuyos propietarios no sería tan gravoso. Este derecho, con la
suscrición del vecindario, debería ser destinado a la construcción de una iglesia y de
una casa par escuela pública y oficina policial. Serviría también para fijar un honorario
conveniente al sacerdote, preceptor de escuela y médico de cuyos auxilios carecemos.
Indicamos el honorario del sacerdote para liberar al vecindario de los derechos
exigibles por la iglesia., en razón de la indigencia del mayor número y para quitar todas
las trabas y dejar sin excusas la desatención de las obligaciones que ella prescribe y
que hoy la miseria, la desmoralización y la tibieza en las creencias han hecho caer en
desuso. Después del transcurso de años tan pesados e infructuosos que han
debilitado y desaparecido en muchos las creencias religiosas retrocediendo la moral
pública.
(…) Pero en la campaña a más de la educación de la juventud que para
el porvenir es el germen de un verdadero progreso necesita remedios especiales para
mejorar nuestra condición moral presente. Para esto es preciso hombres virtuosos con
la doble misión de apóstoles de Jesucristo y sacerdotes de la patria, que a la vez de
difundir y sellar con si ejemplo la palabra evangélica hagan conocer los deberes del
ciudadano en posesión de la legítima libertad (…)
Por otra parte para la realización de la misión educativa del gobierno en
orden a la instrucción primaria en lugar de una escuela pública por cada sección de la
campaña que sólo recibirá a algunos discípulos del pueblo que se fije; es necesario
una para cada partido. No sólo difícil sino improbable sería Sr. Ministro persuadir a los
padres de mandar a sus hijos a inscribirse a 20 o 30 leguas de distancia de las

244
habitaciones cuando fuera de las conveniencias materiales, ignorancia y egoísmo fruto
del terror no ven en el cultivo de estos jóvenes su mejor porvenir ni el del país. Para
legar a este objeto es necesario no solamente no hacer oneroso e incomodo el
camino a la instrucción sino presentarlo tan fácil y sin trabas que sea independiente a
los intereses materiales de los padres proporcionarlo o no. Por eso es que
necesitamos un centro poblacional.
Como vera Sr. Ministro en los datos adjuntos el partido contiene hoy
una población de más de 8000 habitantes, mientras que las propiedades territoriales
que serán de 80 leguas cuadradas están en poder de 28 individuos, es decir que hay
aquí más de 8000 habitantes en carácter de labradores, comerciantes y peones que
no poseen un palmo de terreno….(porque) esa área de campo fraccionada en cuartos
de tierras, suertes de quintas y chacras provocarían una activa demanda en esa
multitud de labradores que anhelan por un rincón que legítimamente les pertenezca. El
Sr. Ministro ve que este sería un sebo para atraer un punto a esta población pero lo
que más nos preocupa con este centro es facilitar la difusión de la doctrina
evangélica, de la instrucción y de la salud. A la vez que el Señor Ministro
comprenderá mejor cuanta moralidad envuelve la adquisición primero de una
propiedad raíz a individuos sin domicilio fijo, porque surge de esta adquisición la idea
de estabilidad, mejoras de habitación y porvenir de la familia.

Patricio Gorostiaga.
Respuesta

7 de julio de 1852.
Contéstese al Juez de Paz de Chivilcoy que el gobierno ha visto con
complacencia el celo inteligente que pone en el progreso y bienestar de los habitantes
de su jurisdicción que inmediatamente se ocupará de dictar mediadas necesarias(…)
Qué indique las personas que pudieran componer la comisión a la que se refiere (…)
Qué indague cuáles propietarios se hallan dispuestos a ceder un área suficiente para
el pueblo y el ejido, si es que esos propietarios no encuentran de conveniencia propia
el distribuir la superficie de sus campos en chacras, quintas y solares para
enajenarlos a quiénes quisieran poblar adquiriéndolos estos a precios cómodos el
título respectivo de propiedad.

Lista de ciudadanos para que elija el Sr. Ministro de Gobierno de ellos para componer
la comisión de solares y de otros objetos de incumbencia municipal. Son nacionales y
extranjeros avecindados.
Don Rafael Cabral
“ Federico Soárez.
“ Fernando Villafañe
“ Valentín Coria
“ Manuel López
“ Antonio Bermejo.
“ Calixto Calderón.
“ Ramón Santamarina.
“ Manuel Torres.
“ Ruperto Galán.
“ Juan Goyeneche.
“ Mariano Benítez.
“ Victoriano Rubio.
“ Bruno Medina.
“ Juan Batista.
“ Agustín Souza
“ Venancio Saravia.

245
“ Anselmo Trejo.

2- Gratitud por protección a la agricultura.

28 de agosto de 1852.

Varios labradores de Chivilcoy elevan las manifestaciones de su gratitud como


ciudadanos y como labradores por la protección decidida a la agricultura, uno de los
medios de poblar nuestras inmensas y fértiles desiertos, ofreciendo una ocupación
lucrativa que sirva para desarrollar la actividad y dé incentivos a una inmigración a
gran escala y que después de los enormes perjuicios que han sufrido los labradores,
los buenos deseos de su excelencia en su favor los rehabilita para continuar sus
afanosas tareas. Confiamos que esta manifestación no es ‘’’’’’ de las que arrancaba la
tiranía de un pueblo sumido en la fatalidad sino la expresión de miles de familias
agradecidas que deben la reparación de sus graves perjuicios a VE que el galardón de
los bienhechores de la humanidad de los padres de la patria, es la gratitud de los
buenos y estos son los sentimientos que se frecen a V.E.

AGN, 28-2-2 /28-3-11/ 29-6-11 Legajo 1465.

3- Protección a la agricultura
28 de octubre de 1852

¡Viva la Confederación Argentina!

Al Exmo. Sr. Justo José de Urquiza.

Los labradores de Chivilcoy que suscriben en armonía con las ideas


económicas de VE y convencidos de los buenos deseos que lo animan en pro de los
intereses generales y particulares nuestros nos vemos obligados por sentimiento a
elevar a usted una manifestación de nuestra gratitud como ciudadanos y como
labradores. Como ciudadanos que vemos en esa protección decidida a la agricultura
uno de los medios de poblar nuestros inmensos y fértiles desiertos que reclaman la
industria del hombre, ofreciendo una ocupación lucrativa que sirva para desarrollar la
actividad y que dé incentivos a una gran inmigración en gran escala. Y, como
labradores porque después de los enormes perjuicios que hemos sufrido, la práctica
de los buenos deseos de Vd. a favor nuestro nos rehabilita para continuar con
nuestras afanosas tareas.
Firma:
Federico Sóarez (lo escribió)
Gabriel Ramírez
Julian Regojo
Lazaro Molina
Celedonio Sosa
Alejandro Molina
A ruego de Manuel Bustamante y Agustín Falcón, firma Manuel Montenegro.
Manuel López
A ruego de Solano Almeyda, firma Moris Villar
Cirilo Olmos
A ruego de Luciano Almirón, firma Martín Amespil .
A ruego de Don Tomás Maldonado, firma A ruego de, firma
A ruego de Benero Godoy, firma A ruego de, firma
A ruego de Dionisio Villegas, firma Cirilo Olmos
Pedro Córdoba

246
Tomás Lucero
Anastasio Villafañe
Tomás González
A ruego de Pablo Villalba, firma Anastasio Villegas
A ruego de Francisco Navarro, firma Felipe Martínez
A ruego de Mariano Figueredo, firma Blas Varela
A ruego de Eugenio Pardo, firma José Lino López
A ruego de Liborio Lemos, firma Anastasio Villafañe.
A ruego de Andrés Invenoz, firma Francisco Figueredo
Zoilo Jiménez
José Salas
Candido Gómez
A ruego de Lucas Fredes, firma Martín Amespil
A ruego de Juan de la Cruz Gonzáles, firma Anastasio Villafañe.
A ruego de Benero Lemos y de Pedro Córdoba, firma Felipe Martínez
A ruego de José Lino López, firma Tomás Lucero.
A ruego de Faustino Cardoso, firma Felix Guzmán y Doña carlota Guzmán.
Tomás Lucero Bernardo Solano Saravia.
Manuel Carizo. José Villareal.
Pasqual Bustamante Antonio Bermejo
Tomás Burgos. Isidoro Gorosito.
Ángel Acuña. Lorenzo Villalva.
Antonio Moncada. José Molina.
Clemente Díaz. Lino Fernández.
Benito Reynoso. Benito Rodríguez.
Manuel Montoya. Leonardo Balenzuela
Carmelo Santillán. José Sosa.
Esteban Ibarra. Juan Ledesma
Tomás Burgos. Nemesio Cabrera.
Tobías Ríos. Juan Bustos.
José Medina. Benito Montenegro.
Clemente Palleros. José Zapata.
Pedro Agüero. Severo García.
Teodoro Palleros. Angel Grego
Juan de Dios González. León Luna.
Felipe Rojas. Anastasio Villafañe.
Manuel Brizuela. Federico Shuster
Pedro Bustos. Hilario Viñales.-
Crisóstomo Quiroga. Calixto Benítez
Benedito Silva. Pedro Coronel
Hortensio Hernández. León Gatica
Juan José Funes. Ventura Barrancos
Don Manuel Bustamante. Agustín Menendez
Don Ignacio Mena. Vicente Rojas.
Don Narciso López. Adelaida Dozo
Mariano Capdevilla. Valentín Rebollo
Noviembre 1852.

El juez de Paz y vecinos de Chivilcoy después de ocuparse de la manifestación de u n


artículo del periódico nacional que dice: “por proteger la agricultura nos hemos
quedado sin agricultura” señalan algunas miradas que en su concepto son reclamadas
para el adelantamiento y mejora de la campaña, entre las que figura muy
especialmente la prohibición de la entrada de harinas extranjeras y concluye
afirmando que en atención a lo abundante que se presenta la cosecha se prohíbe
absolutamente la importación de harinas extranjeras.

247
22 de diciembre de 1852.
Adjunto cuadro estadístico debiendo asegurar que la población se halla mucho más
agrandada habiendo regresado mucha parte de la que se había alejado por las
guerras pasadas.
Fuente: AGN, X -28-2-6

4- Harinas.
23 de mayo de 1853.

Los labradores de Chivilcoy se dirigen a VE para manifestar que después de


los graves perjuicios sufridos por el despotismo y por la importación clandestina por el
Rosario y de la libre introducción de harinas sería la ruina de 8000 labradores de ese
partido, por la carestía de brazos y por el atraso de la maquinaria en ese ramos que
traería malestar al país en general-; que en el año 1842 cuando aquel partido formaba
parte de la guardia de Luján apenas tenía 1000 habitantes y uno que otro
establecimiento, pero hoy tiene 8000 y más de 600 establecimientos agrícolas. Piden
el restablecimiento del pasaporte por los inconvenientes que les resulta e la medida
contraria y porque sería una renta más para el estadio que se prohíba el ingreso de
harinas importadas.

Respuesta:
El fiscal dice que por la ley del 18 de diciembre de 1835 que no ha sido
derogada se determinan los casos que se debe prohibir y que los suplicantes se
dirijan a la legislatura para su derogación

El asesor dice que sin perjuicio de que los reclamantes concurran a la


legislatura puede mandar este reclamo para el ministerios de hacienda para servir de
dato a los proyectos de hacienda o tomar medidas y cortar el contrabando del que se
quejan los labradores.

Fuente: AGN, X -28-1-10.

5-Fundación del Pueblo. Necesidades del partido.

Septiembre de 1853.
(….) Este partido tiene una población crecidísima respecto a los demás y como
80 leguas cuadradas de superficie poseídas por 28 individuos, necesita
urgentemente un centro de población para de allí difundir la civilización para sus
respectivos misioneros: el párroco, el maestro de escuela, el médico, la autoridad civil.
Pues bien, Sr. Ministro, con 6000 o 7000 trabajadores que no poseen un palmo de
tierra en propiedad, en carácter de labradores, comerciantes y peonadas,
distribuyéndoles algunos solares en propiedad, cuanto contribuirá a la creación de un
centro de población en este partido, cosa indispensable para el establecimiento de la
escuela, la capilla y la oficina parroquial (…)
Solicito que interceda sus influencias para que se otorgue una o dos leguas
cuadradas de terrenos de propiedad pública que están en enfiteusis para comenzar a
construir los objetos que se indican.
Concurre una circunstancia que favorecerá de modo poderoso el progreso de la
deseada población, cuál es que se han levantado los cuarteles que el General Díaz

248
va a formar muy pronto en parte de los terrenos de Don Félix García y Don Manuel
López, que ocupan en punto céntrico y por su topografía son los más a propósito.
Una comisión que eligiera el gobernador, de la lista adjunta podría elegir el punto más
alto del terreno. Todo esto cuanta moralidad envuelve a la adquisición de la propiedad.
Aquí existe por el inventario 3831 $ procedentes de un derecho de 4 reales por fanega
de trigo establecida por Hilario Lagos para mejoras locales y que se suspendió el 20
de julio.

6- Harinas.
Septiembre de 1853.

Los labradores de Chivilcoy ante VE con el debido respeto nos presentamos y


decimos que: consecuentes con el espíritu general de la proclama del 18 de agosto
pasado, satisfechos del espíritu patriótico que anima a VE, nos permitimos emitir las
siguientes consideraciones respecto a la introducción de harinas extranjeras tal como
se efectúa hoy. Es bien sabido que por disposiciones anteriores estaba permitida la
introducción de harinas extranjeras pero solo en los casos excepcionales que las
existencias en el país fueran insuficientes o que por las especulaciones sobre este
grano la altura de su precio así lo reclame. Más hoy o existen en este caso porque las
existencias de trigo y harinas de la provincia garantizan la abundancia en el período
que falta hasta la cosecha (inventario) tendríamos un exceso superabundante a las
necesidades del país ¿y que perspectiva sin embargo se nos ofrece en estos
momentos? Que el labrador que menos ha cooperado en el motín de diciembre
porque no estaba en sus convicciones, ni en sus conveniencias apremiados por la
cosecha; y sin embargo hoy sufren las pesadas consecuencias de ese motín, por la
libre introducción de las harinas extranjeras que si entones fue justificada por la
situación, hoy es inmotivada y ruinosa por demás para nosotros. Y, de esta
introducción, ¿como se hace hoy con 12/100 de derechos? ¿Y, que podríamos
nosotros tan contrariados hasta hoy por la fatalidad o por la inestabilidad de las
administraciones sostener una competencia con las harinas extranjeras, elaborados
sus granos en paz, favorecidos por el exceso de brazos y ayudados por los adelantos
de la ciencia aplicada a estos ramos? Imposible VE! Y acaso convendría el progreso
de la población y de la riqueza erigir esta en el sistema si ocuparnos de las mejoras
vías públicas, d la instrucción primaria, ni de esa sumisión a la autoridad que la vida
constantemente laboriosa y social nos impone. Dejamos esto a la consideración de
VE. Por otra parte, ¿qué destino dar a nuestros fértiles, inmensas y desiertas
campaña, que reclama ha tanto tiempo una emigración laboriosa. Si nos equivocamos
nosotros VE en inverso estado en la Europa repleta de población, a la Europa
manufacturera que proclama las libertades aduaneras. Necesitamos también un
inverso sistema económico, un sistema que asegure una ocupación lucrativa a una
emigración en gran escala. Porque la población para nosotros supone riqueza. Y,
¿donde otro elemento más rico para ello que nuestros fértiles desiertos y el arado
para crear la situación independiente y el sustento de 1.000.000 de familias. Esta es
nuestra verdad incuestionable, es una verdad desesperante para osostros que vemos
alejarnos de los bienes que la práctica de ellos nos garante. (…)
Por ello, suplicamos a VE la introducción de harinas extranjeras, a lo menos
estableciendo derechos sobre ellas, que apreciando todas las contingencias que al
labrador le garanticen una utilidad positiva.
Otro si decimos que se establezca premios al que presente certificados por la
autoridad del lugar, una más rica cosecha y más depurada semilla.

Calixto Calderón

249
Tiros o cuadras (inc.
Empieza en pp.5)
Molina Gregorio 5
Velarde Damian 15
Balbuena Eusebio 10
Carrizo Valentin 10
Martinez Bernardo 14
Borda Cirilo 20
Brenda Inocencio 8
Pereyra Mariano 15
Torres Hilario 15
Villalba Miguel 6
Raafael Becerra 30
Francisco Laborda 50
Silva Jesus 20
Molina Isidoro 20
Ibarra Dionisio 3
Nieva Saturnino 4
Sanchez Manuel 16
Alamada Mariano 8
Rodrigez Martín 13
Gaona Gerónimo 4
Garcete Juan 10
Benitez Francisco 18
Lopez Hilario 20
Dobs Aldo 11
Caparro Modesto 5
Chaparro Santiago 4
Ballestero Daniel 2
Bustamante Esteban 15

Rojas Manuel 6 Serrano Rufino 7


Soazo Domingo 20 Villalva Modesto 12
Ulloa Paulino 10 Castellano Joaquín 10
Ordoñez Marìa 25 Lapesa Fructuoso 10
Leguizamon Bernardino 8 Soarez Federico 50
Lopez Alejo 12 Diaz Tomas 30
Alonso Antonio 10 Ordoñez María 24
Torre Juan 9 Rubbio Franciisco 26
Palacios Mariano 10 Beron Francisco 14
Noriega Norberto 40 Díaz Ciriaco 12
Salvatierra Juan 20 Tebes Francisco 12
Gorosito Pablo 9 Carabajal José 12
Cruz Gorosito 14 Berro Pasqual 12
Gonzalez Leon 8 Escola Pantaleon 13
Mendoza Ron 8 Segovia Hipolito 10
Ludueña José 5 Frias Mariano 9
Ballesteros Angel 12 Molina Ventura 8
Martínez Feliciano 10 Rodriguez Victor 8
Acuña Doroteo 22 Gonzalez Benito 7
Acosta Alejandro 16 Ibañez Gracia 6
Soto Fermin 11 Rojas Eusebio 6
Batput Juan 13 Leguizamon Jose 6

250
Sanchez Gervacia 6 Alonso Juan 4
Ponce Franscisco 5 Acuña Angel 25
Palomet Ascencion 5 Villafañe Francisco 35
Regalado Pedro 4 Montoya Manuel 10
Vera Lisandro 4 Pallero Isidoro 10
Broda Antonio 4 Brizuela Manuel 15
Roldan Felisa 3 Quiroga Crisosto 5
Jaime Santiago 3 Ibarra Esteban 11
Gocheneye Juan 45 Reynoso Juan 4
Bustamante Manuel 12 Silva Benedito 7
Ponse Juan José 5 Reynoso Benigno 14
Lopez Nazario 5 Lobo Ramón 20
Balvidares Benito 25 Villavicencio Mariano 6
Guzman Carlota 20 Guzman Domingo 4
Villaroel Francisco 30 Rodrigez Juan 10
Saravia Benancio 20 Jaime Cirilo 3
Molina Alejandro 24 Brito Juana 12
Arrellano Raymuno 16 Medina Juan 20
Diaz José 6 Tolosa Martín 10
Bravo Hilario 8 Aranda José Antonio 14
Coronel Pedro 6 Sosa Bonifacio 15
Veron Laureano 14 Ibañez Olegario 4
Mena Hilario 6 Mena Mariano 3
Sosa Julian 6 Bruno Benitez 5
Balenzuela Romualdo 12 Ponce Silvestre 11
Barrancos Ventura 40 Sosa Ceferino 10
Ledesma Juan 6 Carrizo Juan 8
Santellan Pedro 5 Soarez Narciso 16
Bramajo Vicente 12 Luna Jose 5
Oscares Claudio 10 Percin Juan 5
Rocamo Bernardo 5 Lemoine Jose 14
Bustamante Pedro 8 Porcel Domingo 20
Rojas Felipe 15 Osan Isidoro 15
Mujica Secundino 10 Coria Estanislao 4
Agüero Pedro 7 Linares José 6
Pallero Teodoro 8 Campos Jose 8
Belen Jose 10 Coria Andres 10
Robledo Santos 30 Gallo Pio 20
Santellan Cornelio 8 Villareal José 12
Rojas Elias 8 Massi Antonio 32
Gonzalez Julian 7 Rojas Agapito 8
Billo Tadeo 13 Rojas Vicente 15
Julian Tomas 6 Gorosito Custodio 4
Diberna Alonso 4 Gorosito Pantaleon 8
Hernadez Florentino 6 Acosta Geronima 15
Pallero Clemente 6 Ulloa Jacinto 30
Beliz Jose 10 Ponce Fermin 17
Burgos Tomas 40 Rebollo Vlentin 40
Veloz Pedro 10 Dozo Testamenteria 25
Cuello Juan 30 Monserrat Silverio 20
Bustos Pedro 7 Dozo ? 20
Moncada Antonio 10 Reynoso Isidoro 10

251
Lobo Gerónimo 20
Palomeque Juan 15
Serrano Julian 10
Dermian Jose 15
Gomez Laureano 15
Rios Geronimo 15
Barrientos Ventura 20
Rojas Francisco 15
Rufino Peralta 5
Malagueño Reyes 6
Malagueño Jose 6
Beron Tomas 9
Flores Petrona 9
Lopez Santiago 18
Roldan Toribio 24
Baldez Juan 24
Lopez Santiago 18
Zurita Silverio 22
Aguilar Marcelina 8
BeronPetrona 8
Vega Antonio 17
Tristan Arizio 12
Gomez Olegario 6
Castro Juan 18
Benavidez Antonio 20
Falcato Justo 15
Cocha José 20
Luna Josefa 40
Luna Juan 40
Gorosito Casimiro 6
Morales Pedro 16
Gorosito Santiago 6
Guevara Vicentin 10
Becerra Domingez 10
Basualdo Remigio 10
Ibañez Julian 20
Acosta Victoriano 25
Torres Raymundo 20
Molina Mariano 8
2873

252
Razón de harinas y trigos existentes.

Fanegas de
trigo Harinas
Manuel Lopez 100
Leon Amespil 400
Zoilo Tinedo 200
Solano Almeida 100
Manuel Márquez 50
Luciano Almiron 20
Ricardo Lad 50
Juan Melián 100
Gabriel Mariano 50
Bartolomé Alfaro 116
Manuel Lezcano 116
Manuel Figueredo 320
Sebastián Gimenez 250
Bernardo Sanchez 50
Pio Santillan 100
Pedro Lara 37 38
Pedro Conqueiro 55
Cirilo Liendo 250 1000
Miguel Ceja

6- Tierra Pública
Chivilcoy, 22 de mayo de 1854
Los vecinos labradores de Chivilcoy

Los vecinos que suscriben, en uso del derecho de petición que les
confiere la ley, habiendo visto el decreto del 29 de abril pasado en el que el
ejecutivo manda a crear una comisión con el objeto de presentar a la
Legislatura las medidas necesarias para el arreglo de las tierras públicas y
como estas medidas pueden afectar nuestros derechos e intereses
individuales como los que dicen a la riqueza pública, nos permitimos elevar a
V.H las consideraciones y datos siguientes con relación a este partido.
A todos nos es conocido el monopolio que se ha hecho y aún se hace de
las tierras públicas, de las que poseen algunos ciudadanos extensas áreas que
no les posible poblar , y que circunscribiéndose a este partido, que es de
grande extensión, tiene cuarenta leguas en enfiteusis poseídas por doce
enfiteutas, quiénes no solo monopolizan toda clase de negocios mercantiles e
industriales y tienen a los pobladores en un estado de inseguridad fatal
perjudicialísimo al progreso material del país, sino que llega, incluso el
egoísmo de algunos hasta arrogarse el derecho de no permitir en ellas, sin su
anuencia que pocas veces se obtienen, negocios, atahonas, mataderos y ni
aún de poner montes, siempre que no convenga a sus intereses individuales.
Ofende más estas exigencias desde que ellos no sólo cobran las fanegas de
trigo y maíz impuestas aserde suerte de chacra, sino que hase catorce años o
más que no pagan el canon correspondiente, y que en caso de haberle hecho
será de sien pesos anuales por legua cuadrada, mientras que en un solo año

253
reciben por la misma legua ochenta o más fanegas de trigo que algunos años
les ha importado más de doce mil pesos constituyéndose de este modo en
señores feudales con derecho a una posesión que la razón, la justicia y los
adelantos materiales del país rechazan.
Al tomar V.H. en consideración este grave asunto puede tener en vista
que, poseyendo cada uno de nosotros el pequeño campo que ocupamos, bien
sea comprando al gobierno su acción, o bien pagando a este la semilla
estipulada con los que hasta aquí se han creído dueños, nos transformaríamos
en propietarios o arrendatarios del gobierno sin temor a un desalojo arbitrario
como lo estamos hoy; adelantaríamos nuestros establecimientos, tendríamos
estabilidad, germen de adelanto y civilización; cesaría el estado nómada a que
ha estado sujeta la condición del labrador y esta misma estabilidad influiría en
que pongamos en planta muchos otros procederes que los usados hasta hoy
en la labranza; el país ganaría inmensamente y en particular nuestra riqueza;
pues que a V.H no se oculta cuanto moraliza la adquisición de bienes raíces,
porque de ella surge la idea de orden, estabilidad, mejora habitación y porvenir
de la familia. Estas consideraciones y tantas otras, que no se ocultarán a la
sabia penetración de V.H nos hacen creer que se dictará una medida que haga
cesar este estado de cosas y mejore la condición actual.
V.H. debe tener en vista, que de las ochenta leguas cuadradas más o
menos de que se compone el partido, una muy pequeña esta ocupada para el
pastoreo y lo demás se compone de chacras, de las que hay cerca de
setecientas poblaciones que próximamente producen cien mil fanegas de trigo
anual.
Los doce enfiteutas que poseen como cuarenta leguas cuadradas,
perciben de los trescientos setenta y un arrendatarios que las ocupan, como
dos mil novecientas setenta fanegas de trigo y tres mil doscientos pesos sin
incluir el maíz que pagan algunos; siendo de observar que algunos de dichos
enfiteútas ni aún tienen establecimiento en los campos en que se creen
propietarios.
En caso de que se dicte una medida para fin de año suplicamos a V.H
destine una parte del arrendamiento que pagamos a la construcción del
templo, casa para escuela, y casa Municipal y Juzgado del que carece este
partido y que se halla próximo a establecer. Por tanto, a V.H pedimos que
teniendo en vista las consideraciones expuestas se sirva dictar una ley en la
que autorice al ejecutivo para que se nos venda el campo que cada uno
ocupamos, teniendo como ocupantes la preferencia cuando se trata de
denegar, ó en su defecto que se destine una parte del arrendamiento para las
obras públicas el partido.

Ramírez Gabriel
Manuel Villarino
Calderón Calixto
Calderón Miguel
Medina Juan Bruno
Castro Cayetano
Lobato Esteban
Galán Ruperto
Trejo Juan Ramón
Dozo Félix
a ruego de Viñales Hilario y Cardoso Anselmo, Gabriel Ramírez

254
Por Antonio Sánchez, Manuel Acosta y Justo Moyano, Gabriel Ramírez
Por Antonio Barbosa, Bernardino Barbosa y Francisco Flores, Castro Cayetano
Por Gatica Gregorio, Campos Justo y Carrizo Gregorio, Manuel Villarino
Por Alguin Jerónimo y Troncoso Romualdo, Villarino Manuel.
Por Bravo Antonio, Martines Bernardo y Mansilla Narciso, Gabriel Ramírez
Por Reynoso Benigno y Morés Francisco, Triunfo Villafañe
Por Castro Norberto, Sierra Petrona y Roldán Clemente, Calixto Calderón
Souza Agustín
Baptista Juan
Villegas Luís
Montovio Juan
Luengo Julián
A ruego de Regalado Pedro, Luengo Julián
Acuña Doroteo
Sánchez Francisco
Bustamante Manuel
Chávez Hilario
Felix Gus man
A ruego de Castillo Félix y Sosa Julián, Coronel Pedro
Por José Abrego, Mansilla Narciso y Zapata José
Por Leiva Custodio y Díaz Juan, Ramírez Gabriel
Arellano Raimundo
Por Mena Hinasio y Loscasi Claudio, Alejandro Molina
Por Caravajal José y Decima Marcos, Conesa José
Baldesdares Benito
Torres Silverio y Palleros Ramón, Dozo Francisco
A ruego de Ponse Juan José y Villalba Casimira, Ramírez Gabriel
Pereyra Mariano
A ruego de Mena Fermín y Núñez Juan, Ramírez Gabriel
A ruego de Lovo Jerónimo, Coria Valentín
Grego Angel
A ruego de Benítez Cornelio y Doña Cruz Sánchez, Calderón Calixto
A ruego de Ibarra Esteban, Gabriel Ramírez
A ruego de Maldonado Dionisia, Villarino Manuel
Laborda Francisco
Por Don Benito Montenegro y don Calixto Benítez, Calderón Calixto
A ruego de Alderete Don Benito, Antonio Bermejo
Fonsfria Manuel
Rebollo Valentín
Gatica, José León
Benítez, Mariano
Lucero Tomás
Don Cornelio Benítez
Castro Ambrosio
Luna Juan
Silva Francisco
Por Don Pedro Contreras, Modesto Herrera
Por Don Pedro Pedraza y Don José Zapata, Calderón Calixto.
Por Don Fernando Rojas, Don Lino Fernández y Rufino González, Anastasio Chávez
Por José León Abrego, Don Epomuceno Gallo y por mí, Triunfo Villafañe
Por Bonifacio Gallo, Victos Sánchez, Manuel Gallo, Filimón Moyano, Juan Pases, Isidro Palleros,
Gabriel Bramajo y Caraballo Mariano
Por Torcuato Ibarra y Juan P Pereyra, Bermejo Antonio
Villaba y Pereyra Mariano, Antonio Bermejo
Por Pedro Agüero, Teodoro Palleros, Segundino Múgica, Juan de la Rosa Oscares y Roldán Faustino,

255
Coria Valentín
Falcato Julio
Albano Juan
Por Ulloa Pedro, Don Ordóñez Manuel, Don Cajales Cayetano, Doña Victoria Villareal,
Don José Videla, Don Policarpio Luna, y Damasio Luna, Calderón Calixto
Por Figueroa Andrés y Santillán Carmen, Ocampo Antonio
Por Barceló Salvador
Sami Juan
Nauman Juan
Bustos Juan
Ferreyra Juan
Fernández Plácido
Castro Santiago
Balsa Salvador
A ruego de Bramajo Paulino
Medina Anacleto
Martínez Juan
A ruego de Billagra Fermín y Acosta Bautista, Ferreira Rafael
Por Villagra Fermín y por Gorosito Isidoro, Coria Valentín
Burgos Tomás
Torres Raymundo, Acosta Victoriano y Lencina José
Ferreira da cuña José
Degruf Gil
Escola Pantaleón
Lobo Juan Ramón
Villegas Norberto
Alberro Fructuoso
Suárez Narciso
Santamarina José Ramón
Montenegro Manuel
Don Agustín Coria
Cabral Rafael
Don Pedro Lara
Montero Caledonio
Figueredo Manuel
Ag Acosta
Villafañe Anastasio
Villafañe Fernando
Acuña Ángel
Molina Gregorio
Forgue Luís
Buchardo Cleto
Monsalvo Pasqual
Gil Aplolinario

7- DOCUMENTO SUSCRIPTO POR LOS VECINOS DE CHIVILCOY, EN QUE SE


AGRACEDE AL CORONEL MITRE SUS TRABAJOS POR LA SANCIÓN DE LA LEY
DE TIERAS Y SE LE PIDE QUE EXIMA DEL SERVICIO DE LA GUARDIA
NACIONAL POR UNO O DOS AÑOS A LOS QUE SE CONTRATARAN DE
INMEDIATO.

256
Chivilcoy, octubre 6 de 1857. Sr. Coronel Bartolomé Mitre. Señor: Debiendo
este partido principalmente a usted un beneficio tan trascendental, como el que augura
la Ley de Tierras de Chivilcoy, el alcance que damos a ella, nos mueve a expresar a
usted un voto de gracias pequeña pero gloriosa recompensa a los que consagran con
elevación del espíritu, como usted, si inteligencia y brazo más que á su país, al
progreso de la humanidad. Justicia es, pues, que expresemos nuestra sanción y
reconocimiento a la participación de usted en aquella ley, que cuasi complementa la
obra de engrandecimiento de Chivilcoy. Decimos que cuasi complementa, porque aún
falta al labrador, la seguridad para entregarse a trabajos de una naturaleza indiferibles
como marcados por las estaciones e imposibles de ser postergados arbitrariamente.
Así, señor Coronel, llamar nuestra guardia nacional al servicio, en las
sementaras o en la cosecha, es lo mismo que en un centro industrial se incendiasen
las manufacturas todas, fruto de la industria de un año. Este partido, como puramente
agricultor, el alimento de sus familias y todo su porvenir lo espera cuando se les deja
el tiempo marcado por la Providencia para sus siembras y recolectas; pero si se les
separan de este partido de sus labores desesperan, alcanzando por fruto de su
obediencia la miseria con todas sus consecuencias.
No escapará al juicio de usted las circunstancias que militan a favor del
pastoreo. Los trabajos que él reclama pueden postergarse a placer, sin mayor
perjuicio del propietario y sin ninguna para el país, porque el procreo y el engorde
obedecen a leyes naturales, sin participación de sus guardianes. Puede pasar, sí, de
una a otra mano parte insignificante de la propiedad, de un modo indirecto o ilegal;
pero el país no ha disminuido su riqueza; en él se conserva y progresa.
Sin embargo, señor coronel, tenemos más de 500 hombres en el Bragado y
otros tantos han regresado a las provincias, esquivando el servicio de las armas; todos
arrebatados al arado; mientras que los guardias nacionales de Areco, Navarro, Villa de
Mercedes y otros puntos continúan tranquilamente apacentando sus ganados.
Hay una circunstancia en que es preciso llamar su atención. Los brazos que
empleamos en la labor de la tierra son todos provincianos que se introducen
anualmente en demanda de trabajo y seguridad; pero si se les distare de esto para el
servicio de las armas, no solo se los priva de este preciso y principal elemento de
nuestra industria, sino que desmoralizan nuestras fuerzas con sus deserciones,
paralizándose a la vez esa corriente de brazos laboriosos que vienen a fecundar
nuestras tierras. La administración del año 22 acordó una excepción del servicio de las
ramas por seos meses a los trabajadores que introdujeren bajo formal contrato a la
provincia. ¿No sería político y de conveniencia material excepcionar para uno o dos
años a los que inmediatamente introducidos se contrataren ante la autoridad
respectiva?
A usted, señor coronel, qie principalmente debemos la Ley de Tierras de
Chivilcoy toca complementar su obra, trabajando algo en el sentido de las indicaciones
precedentes; si así fuere, quede a usted la gloria, al país la riqueza y a nosotros el
reconocimiento a sus patrióticos servicios.
Quedamos de usted, señor, atentos y S.S. Federico Soarez, Manuel Villarino,
Valentín F. Coria, José Varas, Anastasio Chávez, Juan Goyeneche, Juan A. García,
Mariano Villalva, Juan Gervasio, Bartola Asereto, Mariano Pereyra, Pedro Pedrosa,
Norberto Villegas, José Zabala, Juan Bruno Medina, José Ferreira Da Cuña, Francisco
Bazet, Francisco Castagnino, Jacinto T. Varas, Francisco A. Varas, Santiago Pitto,
Louis Bonavia, Miguel Méndez, Carlos Ortiz, Ventura Molina, Inocencio Montenegro,
Manuel Montenegro, Por autorización de Antonio Bermejo, y Calixto Calderón;
Federico Seoane, Ambrosio Denegre, Mariano Iaparaguirre, José Verla, Lisandro
Méndez, José Sotomayor, Marcos García, Julio García, Miguel Ortega, Cirilo Laredo,
Alejandro Lorini, José luna, Saverio Carrizo, Francisco Duarte, Antonio Cisneros, P.
Gomar y C. Saturnino Arias, Raymundo Torres, Juan Peirano, Francisco Carranza.

257
8. Presentación colectiva a la Cámara de Representantes solicitando protección
para la industria harinera.
En Archivo del General Mitre, Cartas confidenciales, p. 345.

A la Honorable Cámara de Representantes: Los abajo firmados labradores de


campaña ante V. H. respetuosamente exponemos: Qué a pesar de nuestros
esfuerzos vemos día en día disminuir el valor de nuestros productos agrícolas a
consecuencia de la importación de harinas extranjeras, preparándonos esto la ruina
inevitable de nuestra fortuna, que ya no esta en nuestras manos evitar. Llenos de fe,
pues, venimos a V. H. pidiendo protección a nuestra industria.
Las dificultades de la labranza en nuestro país son muy conocidas; pero nos
permitiremos apuntar las más notables para patentizar más la necesidad que esta
tiene de protección. La escasez de brazos es uno de los inconvenientes en que
escollan en general todas las industrias en general y la nuestra en particular, porque
además de ser insuficientes los que tenemos, ni aún podemos contar con la seguridad
de ellos, siendo como es notorio que a menudo son arrancados nuestros peones de
sus labores para ocurrir a la defensa de los intereses generales de nuestra frontera.
Esta verdad es tan reconocida que no creemos necesario insistir sobre ella para
demostrarla más evidentemente a la vista de V. H.
La dificultad y carestía de las conducciones es otro de los escollos en que
fracasa nuestra naciente industria. La mayor parte de nuestras utilidades, sino todas,
nos absorben los fletes que pagamos. Tan considerables son estos en ciertas épocas
del año, que podemos afirmar a V. H. sin exageración que las conducciones de
Chivilcoy a Buenos Aires son más costosas que de Buenos Aires a Europa. Estos son
los inconvenientes que tiene que vencer la agricultura para su prosperidad entre
nosotros; triunfo difícil que sólo el tiempo podrá darnos, pero mientras ese momento
llega, nuestra industria necesita una ley proteccionista que aliente al labrador; sus
resultados serían de un inmenso bien para el país, puesto que para el desarrollo de la
agricultura cuenta con terrenos fértiles y abundantes. Las harinas serían muy pronto
un articulo de exportación, particularmente hoy que contamos con tantos molinos a
vapor.
La protección que pedimos a V. H. es la prohibición absoluta de la introducción
de harinas durante cinco años, o en su defecto el aumento a …. pesos la barrica de
harina. Liberales por convencimiento en cuanto a franquicias comerciales, haremos
esta excepción en obsequio de una industria que marcha inevitablemente hacia la
ruina, si V. H. no le tiende sus manos protectoras. No pedimos esta ley con carácter
permanente, porque ella solo convendría a un sistema restrictivo, con que no
simpatizamos y porque tenemos íntimo convencimiento que una ley proteccionista
basta para dar impulso a nuestra industria.
Quizás, y lo creemos de veras, a la terminación de los cinco años, el ferrocarril
Oeste habrá llegado a la Villa de Mercedes, y traerá la baratura de las conducciones.
Vamos a citar un hecho en los Estados del Norte, que ha producido el
beneplácito resultado que se propusieron, por una ley proteccionista sobre la
importación de lanas. Este producto que es hoy una de las fuentes de nuestra riqueza,
ha sido recargado allí con un 30% y solo después de haber obtenido los resultados
deseados han suprimido ese derecho. Bueno: hoy conviene a los negociantes exportar
lanas de esta para aquella plaza. Pues bien, señores, nosotros pedimos a V. H hoy el
recargo de derechos sobre la harina o la prohibición de su importación por cinco años,
para proteger nuestra industria, guiados por las mismas causas y quizás más
atendibles que las que ellos tuvieron en vista para recargar uno de nuestros
productos.
Confiados en el celo fraternal de V. H. por el fomento de nuestra campaña,
esperamos llenos de fe una resolución favorable a nuestra súplica.
HH.RR. Eustaquio Eizaga. A ruego de Pedro Coronel, Federico Soarez,
Cornelio Benítez, Sebastián Echave, Gregorio Molina, Antonio Luna, Antonio Cisneros,

258
Silverio Torres, Francisco Castagnino, Juan Sauque, León Vélez, Manuel Reynoso,
Ángel Grego, Francisco Silva, José Zabala, Marcos García, Teodoro Tabeada, Juan
Ángel Benítez, Remigio Lucero, Manuel Villarino, Manuel López, Valentín F. Coria,
Eliseo Villar, Miguel Calderón, Lacrote y Saludito, Juan Cobo,, Carlos Gramondo,
Gabriel Ramírez, Valentín Revollo, Antonio Lapuente, Francisco Ortiz, Jacinto Varas,
Juan Battaglini, Marcos García, Triunfo Villafañe, Hilarión Chavéz, Matías Cardoso,
Celedonio Sosa, Matías Cardón, José Luna, A ruego de Candelario Gómez, Ildefonso
Martínez. A ruego de Lorenzo Castellano, Federico Soarez. A ruego de Toribio Roldán,
Ildefonso Martínez, Francisco Laborda. A ruego de Bernardino Leguizamón, Francisco
Laborda. A ruego de Gaspar Mansilla, Vicente Duyós, Por Román Cruz, Esteban
Oneto, Pierre Toulus, Carlos Madrid, Natalio Chaneton, A ruego de Cornelio Benítez,
Federico Soarez, Pedro Salazar, Gregorio Molina, Juan Carreras, Isidro Godoy,
Manuel Maturel, A ruego de Modesto Villalba, Miguel calderón, Juan Carreras, Isidro
Godoy, Juan Galarza, Julio Olguin, Pedro Cuevas, Agustín Basualdo, Tomás Acosta,
Juan Goyeneche, Joaquín Pereyra, Anselmo Cardoso. Por Calixto Calderón, Manuel
Ordoñez, Vicente Díaz y Cayetano Cajales, Miguel Calderón. Por Serafín Quiñones,
Ramón Navarro y Pedro Roldán, Federico Loza, José F. da Cuña.

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