Las Edades Planetarias y Los Septenios
Las Edades Planetarias y Los Septenios
Las Edades Planetarias y Los Septenios
Desde un enfoque holístico, consideramos que cada planeta representa una forma
física, una función psíquica y una vibración energética que opera por resonancia en
los diferentes niveles del Ser, como un fractal: el desarrollo biológico instintivo, el
mental racional y el espiritual intuitivo.
LOS SEPTENIOS
intestino tienen una vida de cinco días y se regeneran. Hay células que no se
regeneran nunca, como algunas neuronas de la corteza cerebral o los óvulos con
los que nacen las mujeres, que se van agotando mientras envejecen. El científico
Jonas Frisen, biólogo sueco especializado en células madre, calcula la edad
promedio de todas las células de un cuerpo adulto en unos siete a diez años. Es
llamativa la relación de este promedio, tanto en la creencia popular como en la
científica, con la duración de un septenio desde el punto de vista astrológico.
Los septenios han sido muy estudiados por Rudolph Steiner y por los antroposoficos.
Incluso su pedagogía, llamada Waldorf, se basa en la comprensión de la biología
humana de acuerdo a las diferentes etapas de siete años, siendo fundamental para
acompañar a niños y jóvenes a que desarrollen todo su potencial de forma integral.
Los ciclos fundamentales para el estudio del desarrollo de los septenios están
determinados en la dinámica entre Urano y Saturno, principalmente. Luego los de
Júpiter y Neptuno. La Luna, Mercurio, Venus y el Sol son demasiado rápidos como
para tenerlos en cuenta a los efectos de comprender los ciclos de desarrollo. Por
otro lado, Quirón y Plutón tienen una órbita que no es regular, por lo tanto solo
vamos a tener en cuenta eventos puntuales de esos planetas, que no se dan
exactamente a la misma edad de cada ser humano.
El número siete
El número siete tiene simbolismo tanto esotérico como en la cultura popular,
empezando por los siete días de la semana, los siete planetas de la astrología
tradicional, las siete vidas de los gatos, las siete notas musicales, los siete pecados
capitales, los siete sacramentos de la Iglesia, los siete enanos de Blancanieves, los
siete chakras, las siete plagas de Egipto, y hasta siete reinos en la saga Juego de
Tronos.
Hay datos astronómicos relacionados con el número siete, como las fases lunares
que se dan cada siete días, o el calendario solar que está organizado en semanas de
siete días.
En el plano astrológico, cada siete años Urano cambia de signo, Saturno hace
aspecto tenso a su posición natal (conjunción, cuadratura u oposición), y Neptuno
En un lapso de 84 años:
Júpiter da siete vueltas completas al Zodiaco.
Saturno da tres vueltas completas al Zodiaco.
Urano da una vuelta completa al Zodiaco.
Neptuno da media vuelta al Zodiaco.
leer y escribir. Es fundamental lograr una base emocional adecuada para que la
función de Mercurio se despliegue correctamente.
vida, durante este septenio se verán las consecuencias. Aquí se produce el límite
saturnino más fuerte. Si la persona lo ha introyectado, la etapa saturnina llega a su
máximo. Si aún se responsabiliza a los demás, aún queda tocar el límite más fuerte
de la frustración del ego caprichoso. Aquí Urano en fase ocho puede revelar
encierro y rigidez si no se ha podido contactar con la eléctrica fuerza vital que
recorre todo el Ser.
La potencia de la energía kundalini en el septenio anterior pudo haber revitalizado el
erotismo, pero en esta etapa – tanto en el varón como en la mujer- suelen aparecer
cambios hormonales propios de la edad. Acompañar los cambios y actualizar la
esfera sexo-afectiva es un desafío en esta etapa de la vida.
El retorno de Quirón
Si el retorno de Saturno sincroniza con la crisis de los 30 y la oposición de Urano a
Urano natal con la crisis de los 40, ahora estamos en el retorno de Quirón,
momento que se puede relacionar con la crisis de los 50. Quirón simboliza la herida
de la separación al nacer. En un plano concreto, de la madre al salir del útero
materno. En un plano simbólico, es la salida del paraíso; la encarnación en un
cuerpo separado del espíritu único.
El retorno de Quirón a su lugar natal es como la reapertura de esa herida, que abre
una sensibilidad particular al contacto con la vida y con la muerte. El cuerpo nos
muestra indudablemente el paso del tiempo ¡50 años! Llega la menopausia, la
andropausia y la lenta pero creciente sensación de que pronto dejaremos de existir.
Es probable que nuestros padres entren en la ancianidad, y que el acompañamiento
en su muerte y disolución final también aporten a un estado de ansiedad, tristeza,
desilusión e irritabilidad. Quirón como portal a la dimensión transpersonal nos hace
más consientes acerca de la vulnerabilidad y fragilidad de lo humano, y aporta un
significado aún más profundo de la vida, conectando acaso por primera vez con la
real presencia del alma, y de ahí, a la posibilidad de sanación del Ser. Quirón es
misterioso y bello como una cicatriz, pues una herida cicatrizada muestra dos cosas:
aquí dolió y aquí sanó.
El retorno de Quirón es el momento del hartazgo por el dominio de la herida. La
persona ha atravesado por numerosas situaciones, ha sorteado obstáculos y sabe
que lo vivido tuvo sentido. Sin embargo parece no poder disfrutar de la vida porque
hay una herida que parece incurable. Es momento de darse cuenta de que el ego
caprichoso se sale siempre con la suya y por ello la persona no puede vivir en paz.
Es el momento de decir “basta”; y que muestra la oportunidad de cortar esa
identificación con el ego, que confirma el lugar de sufrimiento y de victima (de las
acciones de los demás).
La otra cara de la moneda es la culpa que carga el que se cree “heridor”, es decir,
generador del sufrimiento de los otros. Es también tiempo de reconocer aquello que
le genera culpa y dolor. Trabajando con Quirón según su posición en la carta natal,
puede ser posible profundizar y descubrir tanto aquello que está siempre
generando dolor propio y de los demás. Puede ser muy interesante observar
también a Quirón en la casa opuesta a la que se encuentra Quirón natal, para que
desde el opuesto complementario, se puede acercar aún más la integración.
de la fase ocho. Por supuesto, no hay garantía de éxito. ¿Es el individuo un viajo
amargado conservador que proyecta Urano en un mundo que ve como loco e
irreconocible? ¿O es un viejo loco quejoso, transgresor y que parece haber perdido
la cordura?
Urano en fase diez hace una cuadratura menguante con su posición natal y es la
máxima forma a la que puede llegar la capacidad creativa, tiene que ver con la
oportunidad de plasmar en el mundo esa singularidad. Si la persona no tiene formas
de otorgar a la sociedad su sello original, algo que provenga desde su individualidad,
la sensación de cristalización y rigidez pueden ahondar la falta de vitalidad. El
potencial de esta etapa es mostrar los frutos más originales de un ser humano único
e irrepetible. El individuo puede recibir reconocimientos por el trabajo de toda una
vida, y según las condiciones sociales, se tendría la posibilidad de experimentar la
libertad que da la jubilación, y el disfrute de los hijos y nietos.
Dependiendo de cómo se halla cuidado el vehículo físico material, cambia la forma
de transitar por esta etapa previa a la vejez. La persona puede empezar a
despedirse y a sustraerse del mundo o, por el contrario, puede encontrar un camino
misterioso, y acaso espiritual, que lo lleve maravillado por los últimos septenios de la
vida.
Ahora que casi toda la humanidad es más joven, este septenio ofrece la
oportunidad de mostrar una genuina autoridad merced a su experiencia; es alguien
a quien se puede consultar en caso de necesidad. Más cerca que nunca del misterio
de la vida y de la muerte, todo el cuerpo físico, psíquico y emocional llevan a
atender a los planos más sutiles y espirituales.