La Sinodalidad en La Vida
La Sinodalidad en La Vida
La Sinodalidad en La Vida
LA SINODALIDAD EN LA VIDA
Y EN LA MISIÓN DE LA IGLESIA
NOTA PRELIMINAR
Las discusiones generales sobre este tema se desarrollaron tanto a lo largo de varios encuentros de la
Subcomisión, como durante las Sesiones Plenarias de la Comisión, realizadas en los años 2014-2017. El
texto presente fue aprobado en forma específica por medio de un voto escrito por la mayoría de los
miembros de la Comisión durante la Sesión Plenaria del año 2017. A continuación fue presentado para su
aprobación a su Presidente, S.E. Luis F. Ladaria S.J., Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe,
quien autorizó la publicación después de recibir el parecer favorable del Santo Padre, el 2 de marzo de 2018.
INTRODUCCIÓN
EL KAIRÓS DE LA SINODALIDAD
1. «El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio»[1]: este es el
compromiso programático propuesto por el Papa Francisco en la conmemoración del quincuagésimo
aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos por parte del Beato Pablo VI. En efecto, la
sinodalidad – ha subrayado – «es dimensión constitutiva de la Iglesia», de modo que «lo que el Señor nos
pide, en cierto sentido, ya está todo contenido en la palabra “Sínodo”»[2].
2. El documento presente se propone ofrecer algunas líneas útiles para profundizar teológicamente el
significado de este compromiso, al mismo tiempo que una orientación pastoral acerca de las consecuencias
que se derivan de él para la misión de la Iglesia. En la introducción se ofrecen los datos etimológicos y
conceptuales necesarios para iluminar de modo preliminar el contenido y el uso de la palabra “sinodalidad”,
y contextualizar a continuación la riqueza y la novedad de la enseñanza que el Magisterio, siguiendo la línea
del Concilio Vaticano II, nos propone acerca de ella.
3. “Sínodo” es una palabra antigua muy venerada por la Tradición de la Iglesia, cuyo significado se asocia
con los contenidos más profundos de la Revelación. Compuesta por la preposición σύν, y el sustantivo ὁδός,
indica el camino que recorren juntos los miembros del Pueblo de Dios. Remite por lo tanto al Señor Jesús
que se presenta a sí mismo como «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6), y al hecho de que los cristianos,
sus seguidores, en su origen fueron llamados «los discípulos del camino» (cfr. Hch 9,2; 19,9.23; 22,4;
24,14.22).
En la lengua griega utilizada en la Iglesia se aplica a los discípulos de Jesús convocados en asamblea, y en
algunos casos es sinónimo de la comunidad eclesial[3]. San Juan Crisóstomo, por ejemplo, escribe que
Iglesia es el «nombre que indica caminar juntos (σύνoδος)»[4]. Explica que la Iglesia es la asamblea
convocada para dar gracias y cantar alabanzas a Dios como2 un coro, una realidad armónica donde todo se
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