Narracion de La Maravillosa Aparicion Q
Narracion de La Maravillosa Aparicion Q
Narracion de La Maravillosa Aparicion Q
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i Narración
de la maravillosa aparición que hizo
el Arcángel S. Miguel
A DIEGO LÁZARO DE SAN FRANCISCO,
Indio feligrés
del Pueblo de S. Bernabé, de la Jurisdicción de Sta. Maria Natívitas.
Fundación del Santuario que llaman San Miguel del Milagro,
de la Fuente Milagrosa,
que debajo de una peña mostró el Príncipe de los Angeles.
De los milagros que ha hecho el agua bendita y el barro amasado de di
cha Fuente; en los que con fé y devoción
han usado de ellos para remedio de sus males.
Dala á luz por orden del limo. y Rvdmo. Sr. D. Manuel Fer
nández de Santa Cruz,
Obispo Dmo. de la Puebla de los Angeles,
PUEBLA.
Tip. del Colegio Pio de Artes y Oficios, Morados 2.
1898.
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NARRACIÓN
df la maravillosa aparición qnc hizo :¿¿
Dala á luz por orden del limo. y Rvdmo. Sr. D. Manuel Fer
nández de Santa Cruz.
Obispo Dmo. de la Puebla de los Angeles.
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Tip. del Colegio Pio de Artes y Oficios, Morados 2.
1898.
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AL ILUSTRISIMO SEÑOR DOCTOR D. MA
NUEL Fernández de Santa Cruz, Obispo de la
Puebla de los Angeles.
FÉ DE ERRATAS.
Este libro, intitulado Narración de la maravillosa Aparición, que
hizo el Arcángel S. Miguel á Diego Lázaro de S. Francisco, con
cuerda con su original. Madrid, y Enero 14 de 1692
D. Martin de Alcorza.
Corree. Gen.
SUMA DE LA TASA.
Este Libro, intitulado Narración de la maravillosa Aparición,
que hizo el Arcangel S. Miguel á Diego Lázaro de S. Francisco etc.
tasaron los Señóíes del Real Consejo á seis maravedís cada pliego,
como mas largamente consta de su original, etc.
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Arcángel S. MIQ06L&I
IK EL CERf^O LLAMADO. EJ* IDIOMA MEXICANO. TZOPI
—- PREFACIO.
CAPITULO I.
Circunstancia del tiempo, jp lugar de tsta admirable Jiparición
CAPITULO II.
Aparécese el Glorioso San Miguel segunda ves, llevalo al
Cerro, muéstrale el lugar de la Fuente, y dale talud.
CAPITULO III.
Añúdense á estas Apariciones algunas circunstancias, que á
lá primera relación faltan.
CAPITULO V.
Vuelve Diego Lázaro á descuidar en las diligencias que le
encargó el Santo Artágel y velve á castigarlo por ello.
\ .
Uno de los testigos de la primera información jurídica,
que fué el Alferez Alfonso Matamoros, depone en ella con
juramento. que el mismo Diego Lázaro le contó, que luego
que descubrieron su padre y él la milagrosa agua de la fuen-
á unaln-^' Pa,a acreditarel Sto. Arcángel su virtud yapoyarmas su
diaS. Mi- milagro, se apareció á una india tullida y contraecha desde su
guel nacimiento en el pueblo de S. Andrés, de la Doctrina de Sta.
María Natívitas, y le dijo que enviara por el agua de ella, que
la bebiese y sanaría y que en bebiéndola sanó totalmente del
tullimiento, y quedó buena. Y que habiendo sabido Die
go Lázaro este milagro, fué á ver á dicha india y le pidió fue
se á ver al Gobernador de Tlaxcala y le contáse lo que por
ella había pasado, para que dándole crédito á ella, se le
diese tambien á él. Pero que la india habiendo sabido. la
amenaza que á Diego Lázaro había hecho, temió de la se
veridad de dicho Gobernador, fuese execusión en ella, lo
que en él había sido solo amenaza, y no se atrevió.
Y que luego después de este milagro inmediatamente se
apareció también el Soberano Arcángel á otra India enfer
ma de cocolixtli, y le mandó, que enviase por agua á su
Aparecefuente, y sanaría, como en efecto sanó. Con la cual hizo
del mis-la misma diligencia, que con la otra, dicho Diego Lázaro,
nio m°d°también en vano por e] horror, que de la amenaza del Go
n otr3s
indias bernador habían todos los naturales concebido. Con que
desmayando en sus diligencias, como un año con poca di
ferencia, se estuvo sin hacer ningunas en todo él, hasta que
habiendo ido dicho Diego Lázaro á ver las fiestas del Señor
San Diego á Tlaxcala, estando en ellas oyendo Misa, de
repente, sin saber, ni ver quien, ni como, sintió, que le da
ban como de palos, de que quedó realmente descoyuntado;
y por el efecto creyó. que no habían sido los golpes solo
imaginación, sino realidad, volviendo á su casa, en la que
—28—
llegó á estar muy malo de este accident- : y estando un día
así golpeado, y dolorido, se la apareció tercera vez San Mi
guel, y reprendiéndole le dtjo; Por qué eres cobarde, y negli-
A parece^"'6 en ^° oue ya por dos veces te Ite encomendado? Quieres,
tercera que te castigue de otra manera }X)r tu desooedie/iciaf Leedn-
▼ez H'TAitmte, y haz diligencia en publicar lo que te he mandado. Ha-
" i ^i^ellóse sano con estas palabras, y al punto subió á la Fuente,
ro. y llenando un cántaro de agua de ella, y llevando consigo
una poca de tierra, se quitó de ruidos con el Gobernador,
y se fué al señor Don Gutierre Bernardo de Quirós, y faci
litándole (á lo que debemos creer) el mismo Arcángel la
entrada, le habló, y contó todo lo que le había pasado des
de su primera Aparición hasta entonces, y que venia á va
lerse del amparo de su Ilustrísima contra las amenazas del
Gobernador, para poder dar cumplimiento á las repetidas
órdenes del Glorios Arcángel San Miguel. Que habia des
cubierto el agua del pozo milagroso y que allí le traia aque-
C'uéntasella poca con aquella tierra de él, para qu esu Ilustrísima mis
al 0o'8poma) haciendo esperiencia de su milagrosa virtud, creyese
historia. 1ue era verdad loque le decía. No dice este testigo lo
que le respondió su Ilustrísima, sino solo que tomó el agua
y que mandó se diese de ella (como para hacer prueba) á
algunos enfermos de su casa y del Hospital, los cuales asi
que la bebieron sanaron de las enfermedades que padecían.
Añade, que no solo supo esto de boca de Diego Lázaro,
sino que se lo contaron en su casa otras personas, y entre
ellas Juan de Escalona, y Juan Molano, Españoles, los cua
les, á la fama, y noticias, que de la casa del señor Obispo
se divulgaron en la Puebla, se movieron á venir á ver el Po
zo del milagro; y por estar la Hacienda de este testigo veci
na al sitio de«l, vinieron á dar á ella, y á pedir, que los
guiase al parage. Y refiriéndole lo que en la Ciudad habían
sabido, quiso el mismo Alferez Matamoros ir en su com
pañía: para lo cual se valieron de un Indio de los que tenían
sus casas cerca de la barranca (del cual pone el nombre la
información, por estar la hoja allí comida de polilla,) Este
los guió, y llevó al puesto, donde se había descubierto el
agua, donde vieron una Cruz, y en medio de ella estaban
unas clavellinas atadas con un hilo (que debían haber ofre
cido algunos Indios, ú otras personas, que habían estado
—29—
allí antes) y sin hacer oración á la Cruz, ni al Santo Arcán
gel, cogieron algunas de ellas, y oliéndolas, despidieron de
si una fragancia tan grande, que los admiró, y causó devo
ción, pareciéndoles, que era cosa más que natural: é hin
candose de rodillas, hicieron oración dovota, y dieron á N.
Señoj gracias; bebieron del agua, y de ella, y de la tierra
llevaron á la Puebla, para repartir entrelos enfermos. Has
ta aqui este testimonio, en substancia, del cual he de tejer
el hilo de la Historia, que está interrumpido en el escrito
del Lie. Salmeron.
Viendo el Señor Obispo la sinceridad, y valor por
otra parte, con que el Indio le había contado todo el
suceso, y la confianza, con que le había ofrecido el agua,
y asegurado el efecto de ella; movido interiormente (á lo
que debemos entender) del Santo Angel, y quizás acordán
dose de lo que en México había sucedido (donde por haber
sido Inquisidor lo supo) cuando se dignó la misma Madre
de Dios aparecerse en el cerro de Guadalupe, y en el
de los Bemedios á otros dos Indios, á quienes escogió por
instrumentos de aquellos dos célebres Santuarios; no le pa
recería despreciar por pobre, y por Indio á Diego Lázaro,
ni deshechar el agua, y tierra, que por prueba del milagro
traía, ni que había inconveniente en darla á beber á los en
fermos; que había en su casa. Y esto se hará mas creí
ble á quien conoció, y experimentó la benignidad, afabili
dad, y piadosa commiseración de este Prelado, que fué uno
de los más piadosos, afables, y benignos, que ha tenido la
iglesia de los Angeles; pero como por otra parte estas ma
terias de revelaciones, y apariciones piden mucho tiento, y
examen, para aprobarlas, ó reprobarlas, y más en un Obis
po que por su nombre, y oficio debe mirar, y remirar muy
bien las cosas antes de calificar en pro, ó en contra, nos de
bemos persuadir, así de su prudencia, como de los efectos,
que resultaron, que lo despacharía, diciéndole: Que agrade
cía el agua, y la noticia. que de su eficacia, y virtud le da
ba: que en siendo tiempo, haría examinar el milagro; y te
niendo el fundamento, que era menester para su crédito, él
sería pregonero de él: que volviese seguro á su Pueblo, que
él daría providencia, para que el Gobernador no le hiciese
mal ninguno; y acaso desde luego lo encomendaría á algu
—3°~
no, para que asi se lo notificasen al dicho Gobernador de
los naturales; porque no sabemos, que prosiguiese de alli
adelante con sus amenezas, ni con Diego Lázaro, ni con sus
padres, ni con otros.
Y esto se hace tan verosímil, que el dicho Alferez Alfon
so de Matamoros en su testificación lo afirma, ó lo discu
rre así por estas palabras: Y después de esto, oído este testigo,
que el Señor Obispo Don Gutierre Bernardo de Qnirós, en
virtud de la relación del ludio Diego Lázaro, y noticia de
los milagros, enviópersona con su autoridad, paia que viese ¡i
sitio etc. Y es así, aunque no fué solo por la relación de
Diego Lázaro, sino por lo que diré en el siguiente Capítu
lo, desde el cual volveré á la relación del Licenciado Pedro
de Salmerón.
. CAPITULO VI.
De la información, qne mandó hacer el Señor Don Gutierre \
Bernardo del milagro.
CAPITULO VIL
Prosigue la devoción, y los aumentos del Santuario.
CAPITULO VIII.
CAPITULO IX.
I.a Hospedería nueva y sus oficinas, y quien dióprovidencia
á tan buena obra.
CAPITULO X.
La Capilla del Señor San Pedro con otra Hospedería y el
Jardín.
CAPITULO XI.,
CAPÍTULO XII.
Cotejase la Fuente del Santuario con otras, en' que se ha
mostrado admirable San Aligue!.
i . - _
—6i—
estas peñas, y para que veas, que es cosa facil, lleva un ni
ño del pecho (de cierto Labrador vecino del monte) que él,
con solo el delicado impulso de su piecesito, despeñará él
un peñasco, y el otro derribarás tu sin dificullad. Todo se
hizo así, como el Santo Arcángel lo dijo, pero porque el
monte era seco, y faltaba el agua para beber, y para traba
jar, mandó el Santo hacer un agujero en una peña, de que
al punto manó una Fuente copiosa de agua viva, en cuyo
sitio obraba Dios por su intercesión muchos prodigios, que
escribe Febardencio citado: Coteje ahora el Lector piado
so aquel Monte de Francia con este monte: las Apariciones
de San Miguel, ton las de este: aquel Templo, con que allí,
es reverenciado, con este: el risco que para su edificio se
desmontó, con el que se arrasó para edificar aqueste: la fa
cilidad con que se quitó allí una peña al contacto de un ni
ño, con la que aquí se quitó para descubrir el agua milagro
sa: la Fuente, que allí y aqui manó por su medio: aquel si
tio milagroso con este, y se verá, lo parecido, que son am
bos Santuarios, y cuan gratas son al Santo Arcángel las
Fuentes, que ha hecho brotar en ellos, para alivio y soco
rro de sus devotos.
La causa motiva de manar milagrosamnete en los San
tuarios de San Miguel, mas que en otros, estas aguas si
queremos profundarla, es oculta, y sólo Dios, y el Santo
Arcángel, por cuyos merecimientos las ha criado el Señor,
la saben. Pero en lo que puede alcanzar nuestro discurso
en la superficie será, porque siendo por la mayor parte los
sitios, que ha escogido, fragosos, y cuesta arriba, no quiere
el Santo, que costando á los Fieles, que peregrinan á ellos,
tanto trabajo el visitarlos, carezcan del alivio del agua, que
tan necesaria es á los que llegan cansados, y sedientos. En
señándonos con esa providencia, la que deben tener los se
ñores con los que trabajan en su servicio, y aprobando con
ella la que en este su milagroso Santuario se ha tenido en
proveer á los Peregrinos de él, de casa, y de todo lo que
para su comodidad, y descanso necesitan, como ya queda
referido en otros- capítulos.
—62—
CAPITULO XIII.
Satisfácese con la medicinal, y milagrosa eficacia de esta
Fuente, á loque un grave Historiador del Perú opone sin
rasen á este Reino.
'
„ . . El docto y erudito Escritor de las cosas del Perú, pa-
de S. Atria suya, Fr. Antonio Calancha. en el cap. 8 del lib. I. im-
gustínca. pugnando á Hipócrates, por haber asentado como aforismo,
s- que las aguas, que nacen al Austro, ó al mediodía, son ma
lísimas, dice, que erró en esto miserablemente: porque si
Hyp. lib.fuese asl, las del Perú, que es la región, que más está al Sur,
oulis étl0e es Austro, entre todas las descubiertas en este nue-
locis. ' vo Mundo, habían de ser las que peores aguas tuviesen: sien -
do tan al contrario, que los Padres Acosta, Fray Gregorio
García, Simón Mayolo, Botero, Maseo, y el Oidor Solorza-
no, dicen maravillas de ellas. Hasta aquí prueba muy bien
su intento, y parece, que convence la universal de Hipócra
tes; pero como los hombres por el ciego amor, que ordina
riamente tienen, á las cosas propias, ó de su patria, no se
contentan solo con que sean buenas, y tan buenas como las
de otras partes; sino que quieren que sean mejores que las
ajenas, ó de otras Provincias, este excelente escritor añade:
No se vé en todo este Reino daño comun por las aguas, como
en León de Francia, que matan; en Egipto, que pelean; en
Tracia, que pudren; en Tlaxcala de México, que crian sar
na. Tócame satisfacer á este Autor, por escribir yo en Mé
xico, y escribir de un Santuario de Tlaxcala, en lo que hie
re á Tlaxcala, y á México, Francia, Egipto, y Tracia res -
ponderán por sí.
Estas aguas, que dice Calancha, que en Tlaxcala de Mé-
* xico crían sarna, son las del celebrado y temido rio, de Ca-
huapan, que pasa por Tlaxcala, y de allí viene á dar vista
por el Pueblo de Natívitas al Santuario de San Miguel del
milagro, como pidiendo el remedio de la sarna, (que dice
este Historiador cria) á las aguas milagrosas de su Fuente,
que no solo sanan este mal, sino todos los males. El nom
bre de él ha dado ocasión al descrédito en que Calancha, y
-63—
otros lo han puesto, que se compone de tres dicciones Me-
a-xicanas Cahualt, que quiere decir grano, ó sarna, ó virue-
^Dla. Atl, que es agua, y pan, qne es una preposición de lu
gar, que es lo mismo, que ¿n donde. Y todo junto es un
vocablo quiere decir: Rio, que lleva agua, en que hay gra
nos, ó ronchas, ó sarna, ó viruelas. Llamáronle así los na
turales, porque es opinion entre ellos, que á los que se ba
ñan en las aguas de este rio les salen granos, ó ronchas
como sarna, ó como viruelas. Este es el fundamento, que
han tenido los que le noticiaron á este Escritor de esta la
cra, que llaman sarna: y cierto que no merecía esta obje
ción otra satisfacción, que la que dio un hombre de buen
juicio, cuando la leyó en el Maestro Calancha, diciendo:
Que en esto se aventajaba la Nueva España al Perú, que
los de ella gozan de tanta abundancia, y felicidad, que pa
ra que no les faltase, ni aun sarna, que rascar habia dado
la naturaleza providencia de que tuviesen un rio, que la
criase. Que hay cosas, que por ser de ninguna substancia
más bien se deshacen, despreciándolas con risa, que res
pondiendo á ellas con seriedad.
Pero como mi intento es satisfacer á este autor, sin salir
de mi asunto del Santuario, le doy gracias que sea sarna la
la que crian aquestas aguas, y que no sea lo que otros dis
curren en favor de ellas, que este efecto de sacar grano á
los que en ellas se bañan, mas las califica de saludables que
de dañosas; porque como los médicos dicen: Aguas que e-
chan fuera los malos humores no dañan sino aprovechan y
se ve con evidencia, en que bebidas no crian berrugas, co
mo las de los pueblos de las sierra de Lima, ni paperas ó bo
cios como las de Chuquisaca y el Cuxco, que refiere el mis
mo Calancha, con que parece deshace la proposición uni
versal: Que no se vé en todo el Perú daño comun por las aguas.
Antes sirven para regar muchas hazas de trigo y semente
ras de maíz y de otras semillas, que rinden buenos y sazo
nado panes, de que se provee la Puebla. Doiie, pues, de
barato, que estas aguas sean nocivas, y crien la enfermedad
que dicen: para estas aguas, que crian sarna ó viruelas, ha
puesto Dios, á vista de ellas en el Santuario de San Miguel,
una fuente tan saludable, tan milagrosa, que no hay enfer
medad que no curen, que no sanen sus aguas. De
.
—64—
Crió Oíosles podemos decir, que para que se experimente la eficacia
d iR-8tade su virtud, les puso Dios allí cerca el mal, para que á vis-
napuen.ta del veneno se conozca mejor el antídoto. Crió Dios en
te que sael Paraiso un árbol, que daba vida y enfrente de él plantó
nade to-otro que daba muerte. A qué fin? Á que careado el de
dos ma la vida con el de la muerte, sobresaliese la grandeza del
les
bien, en oposición del tamaño del mal, fuese de mas real
ces el beneficio á vista del daño, para' que la vida fuese re
medio de la muerte. J
Atribuye este autor la bondad de las aguas de todo el
reino del Perú (deshaciendo el dictámen de Hipócrates) á
las yerbas medicinales y saludables por donde pasan, á los
veneros de plata y oro por [donde corren. Causas que ha
bían de hacer á las de la Nueva España no menos prove
chosas y salutíferas, pues no es menos rica de plantas salu
tíferas, que abundante de minerales preciosos, y con to
do hay en estendída esfera lo que crió la providencia de
Dios en todo el mundo; unas plantas que dán vida, y otras
que matan; unos anímales que son antídoto y otros que son
venenosos, unas fuentes dulces y otras amargas; unas que
bebidas dan vida y otras que dan muerte gustadas: porque
todo conduce á la hermosura del universo, para que á vista
de estas contrariedades tenga el hombre elección para echar
mano de lo bueno y dar de mano á lo malo: Ut sciat repro
bare málunt, et eligere bonum. Por qué nos quiere el Maes
tro Calancha eximir el dilatado Imperio del Perú de este
achaque? Si no es que preterida immunidad en él de la
maldición que por el pecado echó Dios á la tierra, querien
do que al maldecirla: Maleada terra in opere tuo: trocase
las manos, y sobre la del Perú caj ese solo la mano dere
cha para bendecirla, y sobre la de la Nueva España, y las
otras, la siniestra, para que las comprendiese la maldición
Sea lo que quisiere de todas sus aguas: sean saludables y
buenas todas, aunque crien los bocios (que allá llaman Co
tos) y berrugas que son tan malas como la sarna. Acá es
tamos contentos con las que Dios nos dió, aunque halla un
rio que crie sarna ó viruelas; que para esas aguas hay infi
nitas que las curen, que no digo, por que me bastan las mi
lagrosas de la Fuente de San Miguel, que es el remedio u-
niversal de todos los males; y que no solo aprovechan al
_65-
cuerpo, sino tambien á el alma: pues como dijo el Santo Ar
cángel á Diego Lázaro, cuando le mostró la Fuente: Los
que llegar en con fé viva y con dolor de sus culpas, con el agua
ga]me y tierra de esta Fuente alcanzarán remedio de sus trabajos
ron en suy necesidades, y se confortarán los enfermos con ella en el
relación, articula de la muerte. Y son de tan milagrosa eficacia, que
1. 3. á laa vista de ellas huyen los malos espíritus, porque son aguas
vue a' benditas y santas, con la virtud que bajó del Cielo sobre e-
llas, como se dice en el capítulo siguiente.
CAPITULO XIV.
De la virtud que tiene el agua de esta Fuente de ahuyentar
los Demonios. Discúrrese de los que moraban en esta
barranca, y por que'?
CAPITULO XV.
La Aprietan del Santo Arcángel en este sitio, prueba el Pa-
, trocinio,
que tiene especial de la Puebla y de su Obispado.
CAPITULO XVI.
Pregúntase por qué se aparece casi siempre éste glorioso
Arcángel en puestos altos? Y dase por respuesta la razón, que
fiarcce tuvo en su aparición de S. Miguel del Milagro.
CAPITULO 1.
Escríbese una suma de la vida de Diego Ldzato de San
Francisco, y su dichosa muerte.
CAPITULO II.
Una demostración prodigiosa con que los Angeles acredita
ron su vida en. su muerte; y otras cosas tocantes á sus vir
tudes.
CAPITULO III.
Las informaciones jurídicas, que de la aparición del Santo
Arcangel se hicieron y cuando.
CAPITULO V.
Explicación de la pintura que dejó en testamento Diego Lá
zaro á su abuela Isabel Castillán Xuchilt, según lo declarado
por ella.
CAPÍTULO VI.
De la segunda información que se kiso en la Sede vacank.
del señor Obispo Don Diego Osorio Escobar y Llamas.
CAPÍTULO VII.
Testificación del Licenciado Antonio Cotdcro, Beneficiade
de Tepeaca.
\
En la Ciudad de los Angeles, á los 5 días del mes de Di
ciembre de 1676 años, pareció ante dichos Jueces, presenta
do por dicho Doctor D. José de Salazar Varona, del cual
recibido juramento in verbo Sacerdote, puesta la mano en
el pecho, prometió decir verdad; y siendo preguntado al
tenor de los artículos, respondió.
Al primer artículo: Que conoce á la parte y que tiene
noticia de la Aparición del Glorioso Arcangel San Miguel
que fué en la Doctrina de Santa María Natívitas.
Al segundo dijo: Que como natural que es de dicho Pue
blo de Santa María Natívitas, donde nació y se crió, sabe y
vió como en un Pueblo llamado S. Bernabé Apóstol, que está
en la Doctrina de dicho Partido, y muy cercano á él, nació
y vivió un Indio llamado Diego Lázaro de San Francisco,
que ya es difunto, á quien conoció muy bien este testigo, y
comunicó familiarmente, y vió, que el susodicho fué hijo
legítimo de Diego Lázaro y de Francisca María, Indios que
asimismo son ya difuntos, vecinos que fueron de dicho Pue
blo de San Bernabé, á quienes asimismo conoció, trató y
comunicó con toda familiaridad; los cuales le contaron á
este testigo, como en una ocación que no se acuerda la
que fué, ni el tiempo que habrá, yendo en una procesión
Diego Lázaro de San Francisco, su hijo, se le había
aparecido el Glorioso Arcángel San Miguel, y le había
mandado dijese á los vecinos de dicho Pueblo, que en
una barranca que está entre dos cerros junto á dicho Pue
blo de San Bernabé, hallarían una fuente de agua milagro -
sa para socorro y alivio de las enfermedades que padecían
los fieles, la cual estaba debajo de una peña muy grande,
— III —
y que dicho su Hijo no se atrevió á decirlo, por el poco
crédito que se le daría; lo cual como lleva dicho, se lo dije
ron los dichos Diego Lázaro y Francisca María, indios pa
dres de Diego Lázaro de San Francisco; lo cual tuvo este
testigo por cierto, por cuanto el dicho Diego Lázaro de San
Francisco era muy virtuoso, de buena vida y costumbres, y
para certificarse en la verdad este testigo, se lo preguntó á
dicho Diego Lázaro de San Francisco, y si era verdad que se
lehabía aparecido dicho Arcángel San Miguel; el cual, aun
que se había excusado de decirlo, mediante aprieto, que
para ello le hizo, y haberle repetido lo mismo que sus pa
dres le habían dicho, le confesó ser cierto y verdadero to
do lo que así le habían contado, y que de miedo de no ser
creído no lo quería decir á ninguna persona. Y además de
Jo referido, al cabo de algunos días oyó este testigo á Juan
López Cordero, su padre, y á Juan de Palacios, y á Pedro
Martin de Oropeza, que ya todos son difuntos, vecinos que
fueron de Santa María Natívitas, decir lo mismo que lleva
dicho, y dijeron que se lo había contado el dicho Diego Lá
zaro de San Francisco; por lo cual tuvo por cierta y verda
dera este testigo dicha Aparición, y que esto era lo que sa
bía de este artículo.
Al tercer artículo de dicha petición que le fué leído, dijo:
Que mediante á estar el Pueblo de Santa María Natívilas,
(dedonde es natural este testigo) muy cercano alde San Ber
nabé, donde vivía Diego Lázaro de San Francisco, y estar
muy á menudo en él, vió como después de haber pasado lo
que lleva dicho en el artículo antecedente, y pasado algún
tiempo, como el dicho Diego Lázaro de San Francisco ca
yó gravemente enfermo, de tal manera, que llegó á estar
en lo último de su vida, tanto que sus parientes estaban
aguardando cuando espiraba, y á este testigo le pareció vi
viría muy poco. Y habiéndose ido este testigo á su casa,
al cabo de algunos días, que no se acuerda los que fueron,
habiendo vuelto á dicho pueblo de San Bernabé, halló bue
no y sano al dicho Diego Lázaro de San Francisco, de que
le dió la en hora buena, y el dicho Diego Lázaro se lo agra
deció. Y preguntándole, que qué remedio le había hecho y
que Médico le había curado, le respondió que el Médico
había sido el Glorioso Arcángel San Miguel, que lo había
— I 12—
venido á visitar á media noche á su jacal ó choza. Y pre -
guntándole, ¿qué noche había sido? le dijo, que había sido
á los siete de Mayo del año pasado de 1631 á media noche,
como llevaba dicho; al cual tiempo había entrado de repen
te en dicho jacal dicho Arcángel San Miguel con grande
resplandor, que atemorizó á todos los que con él estaban,
de tal manera, que salieron hullendo a la calle, dejándolo
solo, y que dicho Arcángel lo había llevado sin saber como,
á una barranca que estaba muy cerca de dicho pueblo, yen
do el Santo por delante, con tanta claridad que con ser me
dia noche, parecía era medio día, y por donde pasaba dicho
Arcángel, se desgajaban los árboles y las peñas se abrian,
haciendo franco camino: y estando en dicha barranca le di
jo dicho Arcángel, que debajo de un gran monte de tepe
tate, que le señaló, y tocó cen una vara de oro, que llevaba
en la mano, estaba ia fuente de agua milagrosa, que le ha
bía revelado para que la manifestase á los fieles: que lo hi
ciese, porque de no, sería gravemente castigado, y que la
enfermedad que tenía era causada de su inobediencia. Y
que acabado de decirlo referido, se había levantado en di
cha barranca un gran torbellino de vientos encontrados con
terribles alaridos, que le habían causado grande pavor, y
el dicho Arcángel le había dicho que no temiese, que
eran los demonios los que hacían dicho ruido, por el
gran sentimiento que hacían por los grandes milagros, y
beneficios que por su intercesión habían de recibir los
Fieles de Dios N. Señor en aquel lugar; porque viendo las
maravillas que en él se hacian, muchos se convertirían y
harían penitencia de sus culpas, y que los que llegasen con
viva fé, con el agua y tierra de dicha Fuente alcanzarían re
medio en sus necesidades y trabajos; y que acabado de de
cirle dicho Arcangel S. Miguel lo referido, habia visto ba
jar del Cielo una muy hermosa luz y de mucho mayor cla
ridad que la que tenía dicho Arcangel, la cual se puso sobrt
dicho mogote de tepetate, que estaba sobre dicha Fuente
que le habia mostrado dicho Arcangel, el cual le dijo qu
aquel'a luz era la virtud, que Dios con su providencia le co
municaba, para salud y remedio de los Fieles; y que par
que le diesen crédito los Fieles, él solo quitaría dicho me
gote de encima de dicha Fuente: y dicho lo referido se lia
—113— . m .
bia desaparecido dicho Arcangel, dejándolo bueno, y sano,
sin otro remedio; y esto como lleva dicho, se lo dijo y con
tó dicho Indio Diego Lázaro de S. Francisco: no se acuerda
el dia que fué: y esto sabe de este artículo y responde á él.
Al cuarto arlículo de dicha petición, dijo: Que lo que de
él sabe, es que Diego Lázaro y Francisca María, Indios,
padres del dicho Diego Lázaro, le habian contado, y lleva
referido en el artículo antecedente, como la dicha noche 7
de Mayo de 1631, estando velando al dicho Diego Lázaro,
su hijo, y aguardando á cuando espiraba, cómo á media
noche había entrado en el jacal un gran resplandor, que les
habia parecido rayo, y que de miedo se habian salido hu
yendo á la calle, dejando al dicho su hijo solo; y que al ca
bo de buen rato, viendo que duraba dicho resplandor, y
claridad dentro de dicho jacal, pareciéndoles que se quema
ba, por ser de paja, determinaron de ir hácia él; y habien
do entrado dentro, cesó dicha claridad, y mirando á dicho
Diego Lázaro de S. Francisco, su hijo, lo habian hallado
como si estuviera difunto, y comenzaron á menearlo y lla
marlo; y pasado algún rato, como cosa de dos Credos, abrió
los ojos y comenzó á hablar con tanto aliento, que tuvieron
por milagro lo referido: y dicho Diego Lázaro de S. Fran
cisco, su hijo, les dijo no tuviesen pena, que ya estaba bue
no, porque se le habia aparecido el glorioso Arcangel S.
Miguel y le habia dado salud: y asimismo le dijeron lo pro-
prio, que el dicho Diego Lázaro de S. Francisco le habia
dicho y contado, según y como lleva dicho en el artículo
antecedente, á que se remite. Con que se certificó en la ver
dad este testigo, y tuvo por cierta dicha Aparición, y haber
sido milagro, que por interseción de dicho Arcangel S. Mi
guel habia obrado Dios Nuestro Señor con dicho Diego Lá
zaro, en haberle dado salud, por haberle visto, como lleva
dicho en el artículo antecedente, mas muerto que vivo, y
en lo natural mas sin esperanza de vida: lo cual sabe, por
habérselo dicho los que lleva dichos y haberlo visto: y es lo
que responde á este artículo.
Al quinto artículo dijo: Que sabe por haberlo oído decir
á Diego Lázaro, padre de dicho Diego Lázaro de S. Fran
cisco, como á pocos dias de haber convalecido dicho su hi
'5
—ll4—
jo, hiibia ido con el á la barranca donde estaba la Fuente,
que el Glorioso Arcangel S. Miguel le habia revelado, y
que los dos solos habían quitado y derribado un gran peda
zo de tepetate, que la tapaba. Con gran facilidad: y este
testigo por certificarse de la verdad, y por ver dicha Fuen
te, fué á ver la dicha barranca, donde halló muchísima gen -
te, y vió dicha Fuente, que era como de una cuarta de hon-
dp, y otra en contorno, llena de agua, y vió dicho mogote,
que así le habia dicho Diego Lázaro habían quitado de en
cima de dicha Fuente, el cual era muy grande, por ser pe
dazo de la pared de la dicha barranca, que se habia derrum
bado, y tenía de grueso mas de ocho varas, y de alto era
muy grande, que á su parecer de este testigo, pesaría mas
de cien quintales, á causa de que para haberlo de menear,
era menester muchísima gente, y no solamente lo movieron
dicho Diego Lázaro de San Francisco y su padre, sino que
lo derribaron; porque estando, según la señal, que dejó en-
cima'de dicha Fuente, que venía á estar al Poniente, lo de
rribaron á el Oriente, que solo por milagro, y ayudados de
dicho Arcangel, pudieron hacer lo que hicieron; con que
todos confirmaron y dieron por cierta dicha Aparición, y
dieron crédito á dicho Diego Lázaro de S. Francisco. Esto
es lo que sabe, y vió de lo contenido en dicho articulo y
esto responde.
El sexto artículo de dicha petición, dijo: Que como per
sona, que trató y comunicó familiarmente á Diego Lázaro
de San Francisco, vió como el susodicho era virtuoso, de
buenas y loables costumbres, temeroso de Dios, y esto lo
sabe y vió por ver, que el susodicho acudía al Culto Divi
no y Doctrina Cristiana, con mucho cuidado á Misa y Ser
mones, con gran diligencia, que causaba ejemplo. Y ade
más de lo que lleva dicho, sabe, por haber sido público y
notorio, y por habérselo dicho Diego Lázaro, su padre, y
otras muchas personas que no se acuerda, las que fueron
como cuando murió dicho Diego Lázaro de San Francisco,
se repicaron las campanas del pueblo de San Bernabé, de
donde era natural, por sí solas. Esto es lo que sabe de es
te artículo, y responde.
Al séptimo artículo de dicha petición, dijo: Que vió co -
mo luego que los Religiosos del Seráfico P. S. Francisco
— "5—
Doctrinores, que fueron del pueblo de Santa María Natívi-
t ! tas, supieron y certificaron, haber sido cierta la Aparición
del Glorioso Arcángel San Miguel en dicha Doctrina, á
; Pub'j- Diego Lázaro de San Francisco, la publicaron y predíca
la io8ron, fomentando la devoción de los fieles que iban á dicha
R e ligio fuente, y este testigo oyó muchos de dichos Sermones; y
sos de Sel primero, que se predicó fué por .el Padre Fr. Matías de
Francia Cifuentes, Religioso de dicha Orden de San Francisco, y
Ministro de los indios de la Ciudad de Tlaxcala: y así mis
mo vió, como habiendo sido tan pública dicha Aparición, y
que se predicaba en una ocasión, que no se acuerda la que
fué, más de haber sido recien sucedida dicha Aparición, acu
dieron á ver dicha fuente milagrosa mas de dos mil perso
nas, y vió, que todas bebieron de dicha fuente todo el día;
lo cual tuvieron todos por maravilla, á causa de que dicha
fuente no tenía mas que una cuarta en redondo y otra de
hondo, y dicha fuente, ni crecía ni menguaba, ni se recono
ció tuviese ninguna corriente. Esto es lo que sabe, y vió
de este artículo, y responde á él.
Al octavo artículo dijo: Que sabe y vio, como después
de haberse publicado y predicado dicha Aparición de di
cho Arcángel San Miguel en la barranca, donde así fué,
pegada á dicha fuente, aunque era muy estrecho dicho si
tio; pero sin embargo, vió como se puso debajo de una en
ramada que servía para sombra, la Imágen de dicho Ar
cángel San Miguel, en donde se puso un Altar y se decía
Misa y los fieles iban á hacer oración. y de donde recibían
particulares favores de Dios Nuestro Señor, por intercesión
de dicho Arcángel: y mediante el fervor de los fieles, y en
agradecimiento de los grandes beneficios que han recibido
y reciben de Dios Nuestro Señor, mediante dicho Arcán
gel, á sus expensas abrieroi; hueco en dicha barranca, é hi-"
cieron una Capilla muy hermosa de tal manera, que así di
cha Capilla como el sitio, causa devoción y gran consuelo y
alegría á todos los que van á él; y esto lo vió, como lleva
dicho y es lo que responde á este artículo.
Al noveno artículo dijo: Que como persona que nació y
se creó en el pueblo de Santa María Natívitas, Doctrina
donde acaeció dicha Aparición, supo y vió, como habiendo
tenido noticia de dicha Aparición el Ilustrísimo y Reve -
—n6—
rcndisimo Sr. Don Gutierre Bernardo de Quiróz, Obispo
que fué de este Obispado, y de la Hermita cubierta de pa
ja, que se había hecho en dicha barranca, y delos milagros
y maravillas, que Dios obraba por intercesión de dicho Ar
cángel San Miguel en dicho sitio, y con el agua de dicha
fuente, envió su Ilustrísima á llamar á Diego Lázaro de San
Francisco, de quien su Ilustrísima se informó Je dicha Apa
rición: y habiéndose informado del suceso dicho, le mandó
que para certificarse mas bien en ello, fuese ¡1 dicha fuen
te y de ella le trajese un cántaro de agua; y habiéndolo
traído dicho Diego Lázaro á dicho Señor Obispo, mandó
lo llevasen á los enfermos de el Hospital Real del Señor
San Pedro y al Convento de Religiosas de Santa Ca
talina de Sena de esta Ciudad, y que se la diesen á be
ber á los enfermos que había, así en dicho Hospital co
mo dicho Convento, y todos los que la bebieron, sanaron de
la enfermedad que tenían: y esto lo sabe ¿l testigo, por ha
bérselo dicho Diego Lázaro de S. Francisco, y asimismo
Diego Lázaro su padre. Y también vió, como ademas de lo
referido, dicho Señor Obispo dió comisión al Doctor Don
Alonso de Herrera, Canónigo de Penitencia, que fué de la
Santa Iglesia Catedral de esta Ciudad de la Puebla, para
que fuese á dicha Hermita y lugar, donde así fué dicha Apa
rición, y que en él hiciese averiguación de haber sido cierta
dicha Aparición de dicho Arcangel S. Miguel; y hallando
haber sido tal, le dió asimismo comisión para que la fomen
tase; y que si no fuese cierta dicha Aparición, demoliese
dicha Capilla, y cegase dicha Fuente. Y dicho Doctor, ha
biendo ido á dicha Capilla con dicha comisión, y verificado
haber sido moralmente cierta, real y verdaderamente dicha
Aparición del Glorioso Arcangel S. Miguel en dicha ba
rranca, y ser aquella la Fuente que habia revelado dicho
Arcangel, ordenó, que el dia siguiente de su llegada, que le
fué el del Glorioso Arcangel S. Miguel, se cantase una Mi-I
sa, la cual vió este testigo, se cantó con toda solemnidad: >
también vió, como á la tarde de dicho dia se cantó un T
Deum laudamus muy solemnemente con la Música de 1¿
Capilla de la Santa Iglesia de la Puebla, que para dicho efec
to fué llamada. Todo lo cual sabe y vió como lleva dicho
y esto responde á este artículo.
—ii7—
El décimo artículo dijo: Que asimismo vió, que luego
que llegó a este Obispado de la Puebla el Uustrísimo y Ex
celentísimo Señor Don Juan de Palafox y Mendoza (que
santa gloria haya) Obispo meritísimo que fué de ella, y te
nido noticia de dicha Aparición del Glorioso Arcangel S.
Miguel, fué á dicha Hermita, que estaba cubierta de paja,
donde hizo oración y estuvo algunos dias: y habiendo re
conocido las grandes maravillas que Nuestro Señor obraba
en aquel sitio con los Fieles, por intercesión de dicho Ar
cangel, mandó hacer la Capilla, que hoy está, que es gran
de y hermosa: y para la fábi ica ayudó con mucha cantidad
de pesos, que dió de limosna: y asimismo solicitó su Ilus-
trísima otras muchas limosnas de los Fieles para dicha o-
bra. Y también supo este testigo, por haber sido público
como dicho Señor Obispo habia conseguido Cédula de su
Magestad para la fábrica de dicha Capilla y vio como mien
tras estuvo en este Reino y Obispado dicho Señor Obispo,
visitaba dicha Capilla y Santuario muy á menudo con de
mostraciones muy públicas, que causaban devoción y daban
á entender haber sido cierta dicha Aparición, por ser he
chas por un Prelado tan celoso del servicio de Dios Nues
tro Señor. Y asimismo vió como el limo, y Excmo. Señor
D. Diego Osorio de Escobar y Llamas (que santa gloria
haya) Obispo, que también fué de este dicho Obispado, fre
cuentaba y visitaba muy á menudo dicha Capilla, por la
gran devoción que le tenia; y lo mismo les sucede y ha su
cedido á los demás Prelados, así Seculares, como Regulares
de este Reino, y á las demás personas de suposición, y de
la plebe, que llevados de las noticias públicas, y maravillas
que el Santo Arcangel obraba en dicha Capilla, y con el
agua de la Fuente, mediante la gracia que Nuestro Señor le
habia comunicado y dado, de que todos los que bebían del
agua de dicha Fuente, re :iban notable alegría y consuelo,
por donde les crecía y crece el afecto y devoción á dicho
Arcangel San Miguel. Esto es lo que sabe de este artículo
y responde á él.
Al undécimo artículo dijo: Que sabe, por haber sido pu~
blico y notorio, y por haberlo visto, como desde que suce
dió la Aparición del Glorioso Arcangel San Miguel, para
mayor comprobación ha obrado Dios Nuestro Señor por su
— 1 18 —
intercesión muchos y muy grandes milagros y en especia?,
el que vio este testigo obró su Divina Magestad con Diego
Lázaro de San Francisco, etc.
Este milagro es, e! que yo referí sucintamente en el cap.
4. del Libro I. y he de escribir con toda extensión en los
capítulos de los milagros; porque es tal la maravillosa
salud, que dió el Santo Arcangel á Diego Lázaro, su Clien-
íulo, en esta y en la otra ocasion, que una y otra decis rc-
petiía placcbií, aunque la haya escrito y tocado ya en otras
partes, siempre agradará, leída y causará edificación ponde
rada. Después de esta milagrosa sanidad, refiere otros mi
lagros del Santo Arcangel, por medio del agua de su Fuen
te, que se reservan para su lugar.
Al doce artículo finalmente dijo: Que todo lo que ha di
cho y declarado es, y fué público y notorio, pública voz y
fama, y la verdad so cargo del juramento, que tiene techo
en que se afirmó, y ractificó y declaró ser de edad de cin
cuenta y tres años, etc. y lo firmó con dichos Jueces. Ba
chiller, Antonio Cordero. Ante mí, Ignacio Centeno, No
tario Apostólico.
CAPiTULO VIII
De los que los otros testigos contestaron y como se concverdan
en lo que diferencian.
^X
— 119—
ser en ambas ocasiones. También dice, que Nicolás de Pa
lacios, aquel muchacho, que cuando volvían la Imagen de
San Miguel á su casa, llevaba en las manos un jarro de ba
rro, para llevar á la suya agua del Pozo, y que á él, aunque
como ya dije descalabrado, le hallaron en la barranca vivo
y entero, y al jarro hecho pedazos: circunstancia que aun
que tan menuda, dá á entender cuan en la memoria tenia
este testigo el caso, pues aun conservaba en ella presente
esta menudencia, etc.
A este siguieron Antonio Benitez, Diego Pérez Cabezas,
Diego Alonso Matamoros, Españoles, y convecinos del mis
mo Partido. Este último añade, que los Virreyes á la ve
nida de España, y á la vuelta á ella, visitaban el Santuario
para felicitar su gobierno y su viaje.
Magdalena de Aguirre, Española y viuda, vecina de di
cho pueblo, hizo una deposición muy llena; y así esta tes
tigo, como los otros refieren milagros muy especiosos. que
no quiero sacar de su centro por no confundir los asuntos.
Para examinar los indios, y entender sus dichos, nombra
ron los Jueces por Intérpretes (que llaman los Mexicanos
Nahuatlatos)" á Tomás Matamoros y Francisco López, Es
pañoles, aunque nacidos en el pueblo de Natívitas, eminen
tes en la lengua Mexicana, los cuales hicieron el juramen
to que dije en la información primera, y por medio de ello
' dijeron sus dichos Andrés Pérez, indio natural de Natívi
tas, y primo de Diego Lázaro de S. Francisco: Gaspar Her
nández, Diego Martín, Diego Hernández, naturales del
pueblo de S. Bernabé, y Juan Márcos, natural de S. Mi
guel, pueblo que está al pié de la barranca de S. Miguel del
Milagro: y habiendo declarado en la realidad lo que los tes
tigos Españoles, solo diferenciaron de ellos en algunas co
sas, que á sus testificaciones añadieron.
Andrés Pérez dijo: Que la Procesión, en que se le apa
reció á su primo Diego Lázaro el Santo Arcángel, se hizo
en el pueblo mismo de S. Bernabé: circunstancia, que no
se halla especificada en otro testigo hasta ahora; y que ha
biéndole (con la estrechez del parentezco) comunicado dicho
Diego Lázaro, como el Santo Arcángel le había ordenado
les dijese á los vecinos del pueblo, que en la barranca arriba
dicha hallarían una agua que seria remedio de sus males, ut
— 120 —
supra, él no se atrevía á manifestarlo, porque no le habían
de dar crédito: sin embargo, este testigo lo exhortó á que lo
hiciese y que él respondió, que no estaba de este parecer, por
cuanto habiéndose e empezado ácomunicar algunas personas
que no dijo quienes, le dijeron que era un Indio embustero;
y ps creíble porque ese concepto se tiene comunmente de
todos, que juzgan, que para nada bueno son buenos los In
dios: como si Dios que envió su Arcangel 8. Gabriel á unos
pobres Judíos manaderos de Bethlehem, para que les mos
trara á Cristo, Fuente de todos nuestros bienes, no pudiera
enviar á su Arcangel San Miguel á unos Indios pobres, pa-'
ra que les mostrase la Fuente, que quería fuese remedio de
nuestros males.
También añadió, que ha visto, que los señores Virreyes,
así cuando vienen de España, como cuando se vuelven, vi
sitan dicho Santuario, y beben por devoción del agua de la
Fuente, argumento de la opinión que tienen de su milagro
so origen.
Gaspar Hernández discrepó de los otros en lo que dijo de
experiencia del agua santa: que la primera vez que la bebió,
al tener el vaso en la boca, le habia dado en las narices un
olor, que no sabe con que compararlo^ por lo rico que era
y fragrante de que tuvo tan gran regocijo y alegría, que le
pareció que no estaba en este siglo, sino en la Gloria go
zando de su Divina Magestad, y que desde aquel dia iba á
menudo á beber de dicha agua, y que este suceso lo divul
gó y declaró á muchos.
También testificó, que Diego Lázaro de San Francisco,
entre otras virtudes, que refieren otros testigos, era extre
mado en el silencio, y que no abría los labios, sino para ha
blar del Santo Arcangel San Miguel, y que se gloriaba de
que le tratasen de dicho Arcangel, y no de otra cosa; lo
cual se hace creer de quien tantos favores recibió de él, y.
lo trató con tan estrecha comunicación.
Diego Martin en su testimonio no añade cosa especial .
Diego Hernández sí, el cual en el artículo quinto afirma,
que por ser compadre de Diego Lázaro, el viejo, acompa
ñó á padre é hijo, cuando fueron á descubrir la Fuente; y
- que llegando al sitio, en que estaba el tepetate que la cu
bría, le dijo este testigo á Diego Lázaro de San Francisco
— 121 —
, que cómo se habia de quitar este embarazo de encima, que
, para solo moverlo, no bastaba mil hombres, porque era á
su parecer de mas de ocho varas de grueso y otro tanto de
or
alto, y el sitio donde estaba muy estrecho, de tal manera,
as
que las paredes de dicha barranca topaban con dicho tepe-
'' | tate; y que así mejor sería desbaratarlo: á lo cual dicho Die
go Lázaro le respondió, que él solo y su padre lo habían de
quitar, porque así lo habia mandado el Señor San Miguel,
y- que asi le pedía no lts ayudase. Con que este testigo se
arrimó á un lado de la dicha barranca, y vió, como entre los
dos derribaron con gran facilidad dicho tepetate, y descu
brieron dicha Fuente, y este testigo fué el primero, que be
bió agua de ella; y apenas la hubo bebido, cuando sintió en
si una grande alegría y gozo, y un olor, que no halló con
que compararlo, por donde creyó todo lo que el dicho Díe
go Lázaro y su padre le habían dicho, y se volvió alegre á
su casa en compañía de los susodichos, y lo publicó, é hizo
saber á los vecinos de San Bernabé, para que fuesen á ver
dicha Fuente. En esto, que ha depuesto dicho Diego Marw
tin, parece que hay alguna disonancia, con lo que otros tes
tigos han dicho, la cual procuraré componer después, para
que no tenga tropiezos el crédito.
Los Vi- Dijo mas aqueste testigo, que se acordaba haber visto en
i-reyes a-ei santuario á los Excelentísimos Señores Condes de Baños,
'^antua.-Duque de Alburqnerque y Marqués de Mancera, y á otros
iio. antecesores suyos, de cuyos nombres ' afirmó no acordarse,
y á otras personas principales de todos estados, aun de le
janas tierras, que es crédito de la santidad del lugar y apo
yo de la certeza de dicha Aparición.
Presen- Juan Marcos, á quien he puesto el último, aunque no lo
ta uu l]-fué en ei orden de los naturales testigos, por la particular
truo d'e|circunstanc'a de su testificación; porque después de haber
iuualcons contestado en lo demás con los antecedentes testigos, casi
taiaApa,al fin del artículo once exhibió un libro muy viejo manus-
rición. crito, del cual dijo constaba la Aparición del Santo Arcan
gel, y el año en que sucedió. Era este libro de á cuartilla,
5,' sus fojas sin numerar, con una cubierta de pergamino ya
roto, en el cual se reconoció haber unos cuadernos de Can-
>' to (por lo cual lo guardaba, y estimaba dicho Juan Marcos,
"'■ 16
— 122 —
que era Cantor) y cerca del fin una computación de años
escrito en Mexicano hasta el año de 15 10. Esstá hecho el
cómputo, según su estilo antiguo, que toqué en la Historia
de Nuestra Señora de Guadalupe, que hoy hay pocos que
lo entiendan perfectamente en los signos y caracteres que
ellos usaban, y á la causalos mismos Indios los han dejado
ya de usar, y se valen de nuestros caracteres y números, y
así desde dicho año de 510, prosigue dicho cómputo, según
los nuestros Castellanos. No. dice la información desde qué
año se principió este cómputo Cronológico, ni sería fácil que
lo dijera, por la inteligencia dificultosa de sus años y meses,
que eran Lunates, cpn la reducción de ellos cada 18 ó 20
á los años solares, al modo de los embolismos Hebraicos, y
de los visiestos Latinos; y porque sus semanas no eran de
siete dias como las nuestras, sino de cinco. Solo se enten
dió por los Intérpretes y por el Doctor D. Lorenzo de Sa-
lazar Muñatones, y el Bachiller Alonso de Rueda, Cura in
terino de dicho partido de Natívitas, que sabían la lengua
Mexicana, que. desde el año de % 16 tres antes de aportar el
invicto Hernando Cortés á la Veracruz, se daba en dicho
libro alguna razón de los Españoles, y alguna noticia de
nuestra Santa Fé, que acaso debieron de comunicar los Ca
pitanes Francisco Hernández y Juan de Grijalva, los cuales
dieron vista, y rescataron algún oro en la Tierra Firme de
Nueva España este, y aquel de Yucatán, casi casi por ese
tiempo. Lo que hace el caso de esta información, es, que
en el año de 1631 entre otras cosas memorables, dice al fin
de estas palabras, que pondré en Mexicano y en nuestro
idioma,
Ypan Mayo huel omochicauh tepetla fahuail, cano iqua
onez qui y Yatzin San Miquel Agelo. Año 1631.
Por Mayo hubo muchas viruelas, al mismo tiempo que
se descubrió el agua de S. Miguel Ángel, año 1631. El
año no estaba inserto en las palabras, sino al márgen.
Y vistas y traducidas las dichas palabras, pareció á los
Jueces, ser concernientes al caso de la información del mi
lagro; y para que obren, lo que hubiere lugar en derecho,
mandaron se pusiesen por parte de la testificación de dicho
testigo, y que así del libro, su forma y su contenido, como
de dichas palabras Mexicanas, diese fé separadamente al fin
— 123—
de dicha información Ignacio Centeno, Notario Público, co
mo la dió. Y yo, habiendo ya copiado en substancia esta
segunda información en derecho, que es, la que se hizo mas
ajustada á la práctica judicial, paso á ponderar y componer
algunas antinomias, que parece que resultan de los testigos^
informantes de ambas informaciones.
CAPITULO IX.
Repatos, que ocurren en toda esta Historia por la diversi
dad entre los informantes.
CAPITULO X.
Dase inteligencia d la disonancia.de las palabras
de los testigos en particular.
CAPITULO XI.
Las maravillas que el Señor ha obrado por su Soberano Ar
cángel, en particula por el agua y tierra de su fuente.
CAPITULO XII.
Prosiguen los milagros del Santo Arcangel por sí y por el
agua de sn Fuente,
CAPITULO XIII.
Escribense otros milagros del Santo Arcángel, y de su fuen
te milagrosa.
CAPITULO XIV.
Prosiguen los milagros del Santo Arcángel, y del agua y
tierra de su Pozo.
CAPITULO XV.
Pénense aquí con las mismas palabras, lo que de si escribe
el Bachiller Pedro Camacho, '• '-'''''
CAPITULO XVI.
De algunos favores espirituales, que el Santo Arcangel lia
hecho en este Santuario suyo.
CAPÍTULO XVII.
Beneficios que el Licenciado Pedro Salmerón refiere y expe
rimentó cu su alma, por medio del Santo Atcangel S. Miguel,
CAPITULO XVIII.
De otros Santuarios, Capillas, Altares, Imágenes y memo
rias del Santo Arcangel, que de este ¡¡e han fundado en la
Nueva España. (
CAPITULO XIX.
De qué devociones, cuando visitan los Fieles el Santuario,
se pueden valer, para alcanzar por medio del Santo Angel
sus peticiones.
ANTIPHONA.
Princeps Gloriotisime Michael, Dux Ccelestrum Ejerci-
tum, susceptor animarum, debellator malorum spirituum.
civis Domini post Cristum Dux admirabilis, granáis exce-
llentias et virtutis; omnes nos declamantes ad te, ab .omni
libera adversitate, et in Domini cultus facías proficere, tuo
pretiooo osficio, et dignísima prece. Amén.
y. Ora pro nobis, Beatisime Michael, Princeps in Eccle-
sia Chrísti.
Ji, Ut digni esficiamur promissionibus Dei.
ORATIO.
Omnipotens sempiterne Deus, qui saluti humanas ex sum-
ma clementia tua gloriosissimum Ecclesiae tuse Principem
Michaelem Archangelum mirabiliter deputasti; concede ut
ejus salutari subsidio, sic mereamur ab omnibus hostibus
tuerí esficacissimé, et in nostro obitu liberari, tuseque excel-
se majestad beatissímas presentan. Per Chrisrum Domi-
num nostrum. Amén.
En Romance dice:
Príncipe Gloriosísimo San Miguel, Capitán y Caudillo de
los Ejércitos Celestiales, Recibidor de las almas, Debelador
de los espíritus malignos, Ciudadano del Señor, Goberna
— 166—
dor después de Jesucristo de la Iglesia de Dios, de grande
excelencia y virtud: libra á todos los que te llamamos, de
toda adversidad, y haz, que aprovechemos en el servicio de
Dios por tu precioso oficio y dignísima intercesión.
y. Ruega por nosotros, Beatísimo San Miguel, Príncipe
de la Iglesia de Cristo.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Dios.
ORACIÓN.
Todo poderoso y sempiterno Dios, que por tú grande
clemencia, para la salud de las almas deputaste maravillo
samente al Glorioso San Miguel Arcangel por Príncipe de
tu Iglesia: concédenos, que por su saludable ayuda merez
camos aquí ser defendidos de todos los enemigos, y en la
hora de nuestra muerte libres y salvos. séamos presentados
átu Divina y Soberana Magestad, por Jesucristo Nuestro
Señor. Amén.
Con algunos ejemplos prueba Alcuino, cuan agradable le
es á San Miguel esta Oración: porque un Obispo de Sicilia,
llamado Clorona, decia de rodillas cada dia la dicha Ora
ción, y en su víspera se le apareció el dicho Arcangel y le
dijo, que por haberle sido muy acepta, había rogado por <íl
á Nuestro Señor, el cual le había otorgado todo cuanto pa
ra sí le pidiese. El buen Obispo le pidió, que sus padres
saliesen de las penas de Purgatorio; que le asistiese en la
hora de la muerte, y le defendiese del común enemigo; y
que le diese á entender la Grandeva del Misterio de la En
carnación del Hijo de Dios, de que era muy devoto, para
que lo supiese agradecer. Todo se lo concedió el Santo Ar
cangel: vio á sus padres ir al Cielo, y ellos se lo agrade
cieron; estuvo presente á la hora de su muerte, y lo defen
dió del Demonio, enemigo de los hombres; y tuvo grandes
ilustraciones en el Misterio de la Encarnación, conociendo
la Grandeza de él, y el grande beneficio que en ella nos hi
zo el Hijo de Dios.
Otro monje padecía grandes temores del Demonio y
miedo de la muerte, y traía tan profunda melancolía de
ella, que nunca se alegraba: tomó por devoción decir la di
cha oración á San Miguel, y dentro de poco tiempo, que
la continuó, se le apareció este sublime Espíritu, y le re
— 167 —
prendió de sus temores, y le.ilustró de todo lo que pasa el
alma en la hora de la muerte, y despues que sale del cuer
po y lo mucho que los Santos Angeles, y él en particular,
ayudan á las almas en aquella hora, con que quedó muy
consolado, en especial con la promesa de que en la hora
de la muerte le vendría á favorecer y asistir con otros San .
tos Angeles, como lo hizo.
Un caballero llamado Altifero era muy devoto del San
to Arcángel, y le hacía todos los dias Oración. Cayó en
(anta desgracia del Emperador, que dudaba de su vida,
(que en esto vienen de ordinario á parar las privanzas de
las Cortes,) invocó en este peligro á su Patrono, el cual se
le apareció y dijo: No vengo á visitarte, porque tú lo me -
recias, sino por tus Oraciones de algunos mis devotos, que
son buenos. El Señor por intercesión mía te dió bastantes
riquezas, conque en quietud le pudieras servir, y seguri
dad de tu alma; mas tú no artándote de los bienes perece
deros de aquesta vida, te has embarazado en tantas ocupa
ciones de la Corte y negocios de la tierra, que está á peli
gro tu salvación. A cualquiera que acuda áNtí, le prometes
el mar y las arenas, encargándote de sus negocios, y des
pués descuidas de ellos, y á todos engañas, dándote á rega
los y á placeres: hate ca-tigado Dios por lo mismo que pecas
te: á todos llenabas la cabeza de viento, á nadie con verdad
ayudabas, nadie te ayuda, nadie con verdad habla por ti al
Emperador, y de él tendrías hoy sentencia de muerte, y mu
rieras ajusticiado si Bonifacio Monje, á instancias de su mujer
no hubiera dicho por ti Misa á la Santísima Trinidad. Yo he
suplicado por tí, por sus merecimientos, y me ha sido con
cedido, que cuando el Emperador duermala siesta, le man
de que revoque la sentencia. Dispon de tu hacienda, com
pon tu vida, sal del laberinto infernal en que te has metido,
deja á tus hijos las dos partes de la hacienda que tienes;
la tercera empleala en limosnas, conforme te ordenare Bo
nifacio: vive de aquí adelante de manera que alcances el
Cielo, pues por mi intercesión has conseguido tal miseri
cordia, que importa poco tener todo el mundo y perder el
alma.
Estos y semejantes favores hará en su Santuario San Mi
guel á sus devotos, si le rezaren cada dia devotamente la
— 168—
Oración sobredicha, que cuesta'poco y vale mucho, como
hemos visto; ó la que pone el Padre Pablo de Salceda en el
Libro de San Miguel, de su letra que sin'duda él la rezaba
todos los días, y es en la forma siguiente:
ANTIPHONA.
Sanete Michael, primario Trinitatis Minister cum Ange-
lis et Archangelis cum Virtutibus et Potestatibus cum Prin-
cipatibus, et Dominationibus, cum Thronis, Cherumbin, at-
que Seraphim, omnique Militia Ccelestis Exercitus Hym-
num glorias tuae canimus sine fine. Quis ut Deus? Mi
chael. Quis ut Deus? Michael. Quis ut Deus Michael.
y. In conspectu Angelorum psallam tibi.
K. Et confitebsr nomine tuo, Domine.
ORATIO.
Archangeli tui Beati Michaelis intercessine suffulti, sup-
plices te deprecamur, ut quod ore prosequimur, continga-
mus et mente. Per Dominum nostrum Jesum Christum Fi-
lium tuum, qui tecum vivit, et regnat in unitate Spiritus
Sancti Deus per ommia saecula saeculorum. Amén.
Y en Romance.
San Miguel, primer Ministro de la Trinidad, con todos los
Angeles y Arcángeles, con las Virtudes, Potestades, con
los Principados y Dominaciones, con los Tronos, Querubi
nes y Serafines, con toda la Milicia del Celestial Ejército,
el Himno de tu gloria cantamos sin fin, diciendo: Quién
como Dios? Miguel. Quién como Dios? Miguel. Quién co
mo Dios? Miguel.
y. En el acatamiento de los Angeles cantaré.
K. Y confesaré tu nombre, Dios mío.
ORACIÓN.
Armados con la intercesión del Bienaventurado San Mi
guel tu Arcangel, te pedimos humildemente, que lo que de
cimos con la boca, lo sintamos con el entendimiento. Por
— 169 —
nues'TO Señor Jesucristo tu Hijo, que contigo vive y reina
en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los
siglos. Amén.
Con esta Oración, y por ventura con la que arriba diji
mos de Alcuino, mereció que casi veinte años antes, estan
do en el Santuario representando al Santo Arcangel las
congojas que algunas persecuciones le causaban los temo -
res de la muerte que tenía, y las aflicciones de su espíritu
le consolase San Miguel, y le dijese que no temiese, que él
le asistiría, para que de todo saliese bien, y á la hora de la
muerte le librase de todas las tentaciones del enemigo, pa
ra que tuviese buen fin. Cumplió el Príncipe de los Ánge
les tan bien con su palabra, que en ella le defendió de un
hombre armado que con terrible semblante le amenazaba,
y de un toro furioso, en cuya figura se le apareció el De
monio, que con sus puntas le acometía para despedazarlo,
y tuvo una muerte sosegada, que se vistió para morir, co
mo otros para mudarse de un Colegio a otro Colegio. Léa
se su vida y el paragrafo de su muerte, y se hallará todo
esto como aquí lo he escrito.
CAPITULO XX.
De las Novenas, en que pueden ejercitarse los que fueren á
visitar el Santuario de San Miguekdel Milagro.
CAPITULO XXI.
Primera meditación para la primera Novena.
CAPITULO XXII.
Segunda meditación para la segunda Novena.
CAPITULO XXIV.
CAPITULO XXV.
Quinta Novena y de la meditación con que en ella nos debe
mos aprovechar.
CAPITULO XXVI.
De la sexta Novena: aprender en cabeza de Diego Lázaro.
CAPITULO XXVII.
Séptima Novena: cuanto eslima San Miguel ¿a devoción, que
los hombres en la tierra le tienen.
CAPITULO XXVIII.
Octava Novena: Meditación de que nos debemos en ella
aprovechar.
CAPITULO XXIX.
CAPITULO XXX.
PRIMERA PETICIÓN.
Hymnus.
Sanctus Michacl, etc. Cum Arigelis, etc. O en Romance:
S. Miguel, etc. Con los Angeles etc., delante de una Imágen
de San Miguel, levantando el corazón á Dios que está pre
sente, y haciéndole profunda reverencia con el espíritu,
ofreciendo todas sus Oraciones, palabras y pensamientos á
—187—
, mayor gloria suya, honra de la Virgen María y reverencia
de San Miguel y de todos los Angeles del Cielo sus Minis
tros. Hará la señal de la Cruz, y se persignará, y luego di
rá de todo corazón el Acto, de contrición siguiente:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, á mí
me pesa de todo corazón de haberos ofendido, por ser vos
quien sois, y por lo que os debo y propongo firmemente de
no cometer más pecado, ni mortal, ni venial, advertidamen
te, y de confesarme luego que pueda, y de enmendarme de
todos loa confesados en esta y en otra confesión, y de cum
plir la penitencia que por ellos me fuere impuesta: y espe
ro en vuestra bondad, que me perdonaréis y me daréis
gracia para enmendarme y para serviros de aquí adelante,
por los merecimientos de vuestra Santísima Madre, y por
la intercesión de San Miguel vuestro principal Ministro.
. Amén. ,
Oremus.
Beati Archangeli Michaelis iniercessionc suffulti, etc., ó en
Romance: San Miguel primer Ministro, etc. Oremus. Ar
mados con la interseción; y lo demás, etc.
II DÍA.
Sanete Michael cum Archangelis, etc., ó en Romance: San
Miguel con los Arcángeles, etc., y después como en el pri
mer Dia: Gloriosísimo San Miguel, si es para gloria de
Dios, etc., y luego: Dios y Señor de los Angeles, á los cua
les encomendásteis los negocios gravísimos de vuestra Glo
ria y utilidad de los hombres: ofrezcoos los merecimientos
de estos diligentísimos Espíritus, y los de vuestro grande
siervo, y primer Ministro San Miguel, á quien hicisteis prin
cipal instrumento de vuestra Gloria, y encomendasteis la
salud espiritual de todas las almas, que por vuestra perso
na y muerte se han de salvar. Suplicoos, que yo cumpla
con las obligaciones en que me ha puesto vuestra Divina
Providencia y también la gracia que os pido en nuestra
Novena, si es á mayoría de vuestra Divina voluntad. Amén.
Y luego como en el primer dia, etc.
III DIA.
Sanete Michael cum Virtutibus hymnum glorias canimus,
etc., ó en Romance: San Miguel con las Virtudes, etc. Se
ñor Dios, que por medio de las Virtudes, por las cuales
haces milagros y Prodigios, interviniendo San Miguel Prín
cipe de ellas: yo os ofresco los merecimientos de estos pro
digiosos Espíritus, y los de vuestro gran siervo y Ministro
fiel San Miguel Arcangel, en cuyas manos pusisteis todos
los milagros que en la Iglesia y este Santuario se obran.
Suplicoos que me concedáis la humildad con que en ellos
no busca este Santo Espíritu su honra, sino la vuestra, y
me deis lo que en esta Novena os pido á mayor honra y
gloria vuestra. Amén.
IV DÍA.
Sanete Michael cum Potestatibus, etc. Dios y Señor de
las Potestades, que tienen especial poder para reprimir á
los Demonios por virtud de San Miguel su Príncipe, ofrez
— 189—
coos los merecimientos de estos poderosos Espíritus, y los
de vuestro siervo y Ministro fiel San Miguel, á quien dis
teis singular eficacia para echar de esta barranca, y de las
almas y cuerpos de los que á él se encomendaron en este
Santuario, y en todo el mundo, á los espíritus infernales.
Suplicoos por él y por ellos para vencer á todas las tenta
ciones del Demonio, y lo que os pido en esta Novena, si
para vuestra honra y servicio del Santo Arcangel fuere.
V DÍA.
Sanete Michael cum Principatis, etc. Dios y Señor de
los Principados, que por medio de los Angeles y Arcange
les tienen por oficio alumbrar, é instruir á los hombres, se
gún la disposición del Príncipe de ellos y de todos los Es
píritus Celestiales: San Miguel: yo os ofresco los méritos
de estos celosísimos Espíritus, y los de vuestto fiel Minis
tro San Miguel, el cual por sí, y por medio de estas inteli
gencias, según el órden de vuestra providencia, instruyó,
alumbró y enseñó muchos Reinos de la Cristiandad, en par
ticular este Reino y distrito del Obispado dela Puebla. Supli
coos me concedais el celo de este Soberano siervo vuestro,
y lo que en esta Novena demando, si fuere para gloria vues
tra, y obsequio. Amén.
VI DÍA.
Sanete Michael primarte Trinitatis Minister cum Domi-
natlonibus hymnis, etc. Dios y Señor de las Dominaciones,
que con San Miguel Príncipe de ellas presiden á los espíri
tus ministros infernales, y ejecutan vuestra providencia: yo
os ofresco los méritos de estos excelentes Espíritus, y en
especial de San Miguel Principe de ellos, que coti rendida
obediencia se sujeta á las órdenes de vuestra Divina Ma
jestad, y por ello os pido una pronta y rendida obediencia
a todos mis superiores, y la petición que os suplico en esta
Novena, si fuereis servido de concederme lo que os pido.
Amén.
VII DÍA.
Sanete Michael cum Thronis hymnis, etc. Dios y Señor
de los Tronos, en que como en trono de vuestra gloria des
cansas especialmente en el Espíritu de San Miguel Prínci
pe de ellos: yo os ofresco los merecimientos de ellos, en
— 190—
particular los de San Miguel Príncipe de ellos, el cual se
negó así mismo, y á todas las cosas, cuando dijo: Quién co
mo Dios? Suplicoos me concedais, que yo desprecie por
vos todas las cosas del mundo, y en vos solo descanse, pa
ra que vos solo descanseis en mí y me otorgueis, si convie
ne, la petición que por medio de San Miguel os pido. Amén.
VIII DÍA.
Sánete Michacl aivi Cherubinis liymnum, etc. Dios y Se
ñor de los Querubines, que están adornados de perfectísi-
ma sabiduría: yo os ofresco los méritos de estos Soberanos
Espíritus, y los de San Miguel su Príncipe, á quien ador
nasteis de eminente sabiduría y revelasteis altísimos miste
rios, para que enseñase vuestra Santa Ley á todo el mundo,
en especial á estas partes de la Nueva España. Yo os su
plico me concedais, que yo sepa temeros y agradaros, que
es la verdadera sabiduría, y con mi ejemblo y mis palabras
enseñe á otros á guardar vuestros Mandamientos, y me
concedais los que por sus merecimientos en esta Novena os
pido, si para vuestra gloria y su obsequio, por los mereci
mientos de San Miguel os pido. Amén.
IX DÍA.
Sanete Micliael cum Seraphims hymnum, etc. Dios y Se
ñor de los Serafines que os aman con un amor ardientísimo:
yo os ofiesco los méritos de estos Soberanos Espíritus, y
los de San Miguel Príncipe de ellos, que se abrasa en vues
tro amor más que todos ellos. Suplicoos me concedais que
yo os ame á. su ejemplo á vos, unico Señor y Dios mío, y
procure traer á los demás hombres á vuestro amor; y deis
lo que por intercesión de este Soberano Serafín os pido en
esta Novena si conviniere á mayor honra y gloria vuestra.
Amén.
Estos ofrecimientos puede leer el que hace la Novena; y
si nó supiere leer, hará que otro los lea delante del Altar, ó
alguna Imagen del Santo Arcangel en su Santuario, los que
pudieren ir á él, y los que no pudieren, en alguna Iglesia ó
en su casa, delante de alguna Imágen de San Miguel.
> Esta novena se podrá hacer desde ocho de Mayo en ade
lante, en que se apareció á Diego Lázaro el Santo Arcan
— IQI--
ge!, y en que la Iglesia universal celebra la Aparición de
San Miguel en el Monte Gargano, ó desde 29 de Septiem
bre en que s-- hace conmemoración en la Iglesia de este
Santo Arcangel: y de no poder en aquellos días, en cual
quiera del año. Será bien confesar y comulgar, para ha
cerla con mejor disposición, en honor del Santo Arcángel.
Las indulgencias se han pedido á Roma, y sin duda ven
drán, de que se hará un índice cuando vengan.
Los que hicieren esta Novena guarden las advertencias
siguientes:
Primera: que procuren imitar en aquellos días especial
mente las virtudes del Santo, ó alguna virtud en que más
se señaló como en el zelo de la Iglesia de Dios; en el bien
de los otros Angeles, que con Lucifer hubieran caído, si sus
exhortaciones no los hubiera sustentado, en la caridad con
los hombres, en que San Miguel más que los otros Ange
les resplandece. . .
Segunda: que en beneficio del próximo, aquellos días ha
gan alguna buena obra de misericordia, ó espiritual, ó cor
poral, como limosna ó visitar algún enfermo en caridad, ó
consolar algún afligido; rogar á Dios por las Almas del
Purgatorio, ó por los que están en pecado mortal etc.
Tercera: que ofrezcan á San Miguel alguna mortifica
ción, ayuno, disciplina, cilicio ó menos regalo, etc.
Cuarta: que enfrenen los sentidos, procurando evitar con
los ojos, oídos, etc., aun las más leves ofensas de Dios.
Quinta: que lean algún capítulo ó libro de la Historia
de San Miguel, por este ú otro libro que mejor les pare
ciere.
Sexta: que procuren traer á alguno de su devoción.
Séptima: que se valgan cada dia de alguno de los Coros
de los Santos (así como de los Angeles), para alcanzar mul
tiplicados los intercesores la cosa, que en su Novena piden
como Patriarcas, Profetas, Apóstoles, Mártires, Pontífices,
Doctores, Sacerdotes, Religiosos, Vírgenes, Viudas, etc.
Convendrá para obligar más á San Miguel, hacer cada dia
memoria de San Gabriel y San Rafael, de los siete Angeles
que están en presencia del Trono, con quien tiene el San
to Arcangel especial amistad, etc.; del Ángel propio de la
Guarda, puesto por el mismo San Miguel.
— 192—
Octava, que procure rezar cada día el siguiente Hymno
al Santo Arcangel.
Hymnus.
Sanete Michael Archangele,
Omnium Spirituum Princeps,
Et Ccelitum Primarie:
Per merita Gabrielis,
Et Raphaelis preces:
Per Principes septem, qui stant ante Deum:
Per meum Angelum Custodem
Et ccetum Angelorum:
Per Christum Redemptorem:
Per ejus Matrem Virginem:
Per Sponsum Joseph,
Et Principes Joachim, et Annam:
Per Baptistam praevium
Sui Aventus testem:
Per Sanctos Apostolos:
Per Christi Discípulos;
Per Martyres omnes:
Per Sanctos Confessores:
Per Viduas, et Virgines:
Per Sanctas, et Sanctos,
Qui regnant cum Christo:
Per infinita seecula,
Impetra fideliter
Quod poseo supplíciter,
Et salutem animas,
Oro mihi et cunctis
Amicitiá, et sanguine,
Fide et charitate
Conjunctis fidelibus.
Antiphona.
Anngelis suis mandavit Deus de te ut obediant tibi in
omnibus mandatis suis.
Oremus.
Beati Michaelis Archangeli intercessione suffulti, etc. Per
Dominum nostrum.
Laus Deo, et B. Virgini. et Archangelo Michael.
índice de los capítulos
CONTENIDOS EN ESTE LIBRO.
Pag.
LIBRO PRIMERO,
De la admirable Aparición del Arcangel San Mi
guel, en el cerro llamado en el idioma Mexicano
Tzopiloatl y origen de su devotísimo Santuario. 1 3.
Cap. I. Circunstancias del tiempo y lugar de esta
admirable Aparición. 15.
Cap. II. Aparécese el Glorioso San Miguel segun
da vez, llévalo al cerro, muéstrale el lugar de la
Fuente y dale salud. 1 7.
Cap. III. Añádense á estas Apariciones algunas cir
cunstancias que á la primera relación faltan. 20.
Cap. IV. Prosigue Diego Lázaro en sus diligencias
y resulta de ellas. 23.
Cap. V. Vuelve Diego Lázaro á descuidar en las di
ligencias que le encargó el Santo Arcangel, y vuel
ve á castigarlo por ello. 27.
Cap. VI. De la información que mandó hacer el se
ñor Don Gutierre Bernardo del milagro. 30.
Cap. VIL Prosigue la devoción y los aumentos del
Santuario. 33.
Cap. VIII. El adorno de la Iglesia como hoy está y
como se espera estará en adelante. 37.
Cap. IX. La Hospedería nueva, y sus Oficinas, y
quien dió providencia á tan buena obra. 43.
Cap. X. La Capilla del Señor San Pedro con otra
Hospedería y el Jardín. 50.
Cap. XI. De la Fuente ó Pozo Milagroso del San
tuario. 53.
— i94-
Pag.
LIBRO SEGUNDO.
De la admirable Aparición del Arcangel San Miguel
y origen de su devotísimo Santuario. 79.
Cap. I. Escríbese una suma de la vida de Diego Lá
zaro de San Francisco y su dichosa muerte. 79.
Cap. II. Una demostración prodigiosa, con que los
Angeles acreditaron su vida en su muerte; y otras
cosas tocantes á sus virtudes. 85.
Cap .III. Las informaciones jurídicas, que de la Apa
rición del Santo Arcangel se hicieron y cuando. 88.
Comisión que por Decreto suyo dió el Ilustrísimo
señor Don Juan de Palafox y Mendoza, al Licen
ciado Gabriel Pérez de Alvarado, etc. 89.
Cap. IV. Prosiguen los testigos de la primera in
formación en lo que añaden y diferencian de este
testigo. 96.
Cap. V. Explicación de la pintura que dejó en tes
tamento Diego Lázaro á su abuela Isabel Castillán
Xuchilt, según lo declarado por ella. 100.
Cap. VI. De la segunda información que se hizo en
la Sedevacante del señor Obispo Don DiegoOso-
rio de Escobar y Llamas. 104.
s l — 195—
Pag.
Cap. VIL Testificación del Licenciado Antonio Cor
dero, Beneficiado de Tepeaca. 1 10.
Cap. VIII. De lo que los otros testigos contestaron
y como se concuerdan en lo que diferencian. 118.
Cap. IX. Reparos que ocurren en toda esta Historia,
por la diversidad entre los informantes. 123.
Cap. X. Dase inteligencia á la disonancia delas pa
labras de los testigos en particular. 127.
Cap. XI. Las maravillas que el Señor ha obrado por
su Soberano Arcangel, en particular por el agua
y tierra de su Fuente. 131.
Cap. XII. Prosiguen los milagros del Santo Arcangel
por sí, y por el agua de su fuente. 136.
Cap. XIII. Escríbense otros milagros del Santo Ar
cangel y de su fuente milagrosa. 143.
Cap. XIV. Prosiguen los milagros del Santo Arcan
gel y del agua y tierra de su Pozo. 147.
Cap. XV. Pónese aqrí con las mismas palabras, lo "
que de sí escribe el Bachiller Pedro Camacho. 150.
Cap. XVI. De algunos favores espirituales, que el
Santo Arcangel ha hecho en este Santuario suyo. 154.
Cap. XVII. Beneficios que el Licenciado Pedro Sal
merón refiere y experimentó en su alma por me
dio del Santo Arcangel S. Miguel. 159.
Cap. XVIII. De otros Santuarios, Capillas, Altares,
Imágenes y memorias del Santo Arcangel, que de
este se han fundado en la Nueva España. 162.
Cap. XIX De qué devociones, cuando visitan los
fieles el Santuario se pueden valer, para alcanzar
por medio del Santo Arcangel sus peticiones. 165.
Cap, XX. De las Novenas en que pueden ejerci
tarse los que fueren á visitar el Santuario de S.
Miguel del Milagro. 169.
Cap. XXL Primera meditación para la primera No -
vena. 172.
Cap. XXII. Segunda meditación para la segunda
Novena. 173.
Cap. XXIII. Tercera meditación para la tercera
Novena. 174
•196-
Pag:.
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