Evidencias Internacionales en El Campo Gerontológico 2022

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EVIDENCIAS

INTERNACIONALES
DE TRABAJO SOCIAL
EN GERONTOLOGÍA
EL ÁMBITO
COMUNITARIO

COORDINADORES:

TRES GRACIELA CASAS TORRES


MARCELO PIÑA MORÁN
PAPIME
PE308020

Centro de Investigación y
Estudios de Trabajo Social en Gerontología

Red Latinoamericana de Docentes Universitarios y


Profesionales de Trabajo Social en el campo Gerontológico
EVIDENCIAS
INTERNACIONALES
DE TRABAJO SOCIAL
EN GERONTOLOGÍA
EL ÁMBITO
COMUNITARIO

TRES
PAPIME
PE308020

Centro de Investigación y
Estudios de Trabajo Social en Gerontología

Red Latinoamericana de Docentes Universitarios y


Profesionales de Trabajo Social en el campo Gerontológico
DIRECTORIO

Universidad Nacional Autónoma de México


Dr. Enrique Graue Wiechers
Rector

Dr. Leonardo Lomelí Vanegas


Secretario General

Dr. Luis Agustín Álvarez Icaza Longoria


Secretario Administrativo

Dra. Patricia Dolores Dávila Aranda


Secretaria de Desarrollo Institucional

Lic. Raúl Arcenio Aguilar Tamayo


Secretario de Prevención, Atención y Seguridad Universitaria

Dr. Alfredo Sánchez Castañeda


Abogado General

Mtro. Néstor Martínez Cristo


Director General de Comunicación Social

Escuela Nacional de Trabajo Social


Mtra. Carmen Guadalupe Casas Ratia
Directora

Mtro. Efraín Esteban Reyes Romero Mtra. Luz Noemí Navarro Márquez
Secretario General Jefa de la División de Estudios de Posgrado

Lic. María Eunice García Zúñiga Lic. Norma Angélica Morales Ortega
Secretaria Académica Jefa de la División de Estudios de Profesionales

Lic. José Armando Hernández Gutiérrez Mtra. G. Araceli Borja Pérez


Secretario Administrativo Coordinadora de Investigación

Lic. Juliana Ramírez Pacheco Lic. Alma Gloria Pérez García


Secretaria de Planeación y Vinculación Coordinadora del Sistema Universidad Abierta
y Educación a Distancia
Lic. Elia Rosa González Martínez
Secretaria de Apoyo Lic. Teresa Gabriela González Flores
y Desarrollo Escolar Coordinadora del Centro de Educación Continua

Lic. David Martínez Dorantes Lic. Roxana Denisse Medina Guzmán


Jefe de la Oficina Jurídica Coordinadora de Comunicación Social

Lic. Andrea Mariana Frías Ávila Lic. María Reyna Ramos Martínez
Abogada Auxiliar Coordinadora de Gestión

Dra. Julia del Carmen Chávez Carapia Mtro. Manuel Velasco Vázquez
Coordinadora del Programa de Coordinador del Centro de
Maestría en Trabajo Social Información y Servicios Bibliotecarios
Catalogación en la publicación UNAM. Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información
Nombres: Casas Torres, Graciela editor. | Piña Morán, Marcelo, editor.
Título: Evidencias internacionales de trabajo social en gerontología : el ámbito comunitario / coordinadores: Graciela Casas
Torres, Marcelo Piña Morán.
Descripción: Primera edición. | Ciudad Universitaria, CDMX : Universidad Nacional Autónoma de México, Escuela Nacional de
Trabajo Social, 2022. | “Centro de Investigación y Estudios de Trabajo Social en Gerontología, Red Latinoamericana de Docentes
Universitarios y Profesionales de Trabajo Social en el campo Gerontológico” “TRES PAPIME PE308020” “Dirección General de
Asuntos de Personal Académico”.
Identificadores: LIBRUNAM 2173215 (libro electrónico) | ISBN 9786073066990 (libro electrónico).
Temas: Gerontología social. | Envejecimiento -- Aspectos sociales. | Personas adultas mayores. | Trabajo social con personas
adultas mayores.
Clasificación: LCC HQ1061 (libro electrónico) | DDC 305.26—dc23

ENTS
1a. edición, septiembre de 2022

D.R. © 2022 Universidad Nacional Autónoma de México


Ciudad Universitaria, Alcaldía de Coyoacán, C.P. 04510, CDMX
Escuela Nacional de Trabajo Social-UNAM

Primera edición

ISBN: 978-607-30-6699-0

Cuidado de la edición: Departamento de Publicaciones ENTS


Prohibida su reproducción parcial o total por cualquier medio sin autorización escrita
de su legítimo titular de derechos

Diseño de portada: Wallys D. González Dorantes

Esta edición y sus características son propiedad de la


Universidad Nacional Autónoma de México

Hecho en México
EVIDENCIAS
INTERNACIONALES
DE TRABAJO SOCIAL
EN GERONTOLOGÍA
EL ÁMBITO
COMUNITARIO

COORDINADORES:

GRACIELA CASAS TORRES


MARCELO PIÑA MORÁN
AGRADECIMIENTOS

Agradecemos al Programa de Apoyo a Proyectos para Innovar y Mejorar la Educación


(PAPIME), de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA), por las
facilidades otorgadas para la realización de este proyecto PE308020.
Agradecemos a las autoridades de la Escuela Nacional de Trabajo Social y al equipo de
Comunicación Social, por el trabajo solidario que nos ha permitido, una vez más, contribuir
con los nobles propósitos de la Universidad de aportar al conocimiento especializado de
nuestra disciplina y con ello formar mejores trabajadores y trabajadoras sociales.
Agradecemos también a las y los becarios y prestadores de Servicio Social, que,
con su entusiasta colaboración y genuino interés de crecimiento profesional, decidieron
sumarse a este proyecto:
Andrea Denisse Lugo Rivero
Brenda Guzmán Frasco
Eunice Selene Torres Alonso
Jennifer García Contreras
Juan Antonio Velasco de la Cruz

Un agradecimiento muy especial a la Lic. Frida Alexandra García Molina, quien desde el
2018 participa de manera muy comprometida con el CIETSGe, y que a lo largo de estos
años se ha formado como una especialista en el ámbito de Trabajo Social Gerontológico.
La publicación de este libro no hubiera sido posible sin su dedicación y profesionalismo
en la integración y revisión del mismo.
.
CONTENIDO

Prólogo............................................................................................................................ 12

Introducción....................................................................................................................15

CAPÍTULO I

RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS


1. Trabajo Social con enfoque gerontológico: pensando una matriz de envejecimiento
y cultura................................................................................................................. 21
Marcelo Piña Morán
Verónica Gómez Urrutia
Miguel Bustamante Ubilla

2. La protección de derechos de las personas viejas en el marco de la
corresponsabilidad y el neo–asistencialismo.......................................................38
Aura Marlene Márquez Herrera

3. Reflexiones sobre las brechas en el ejercicio de los Derechos Humanos de las
personas adultas mayores en Perú......................................................................58
Raquel Cuentas Ramírez

4. Debates disciplinares del Trabajo Social en el campo gerontológico………......73
Paula Danel
Daniela Sala

CAPÍTULO II

COMUNIDAD Y TERRITORIO
5. Tránsitos y reflexiones acerca del enfoque comunitario de Trabajo Social en el
campo gerontológico............................................................................................91
Jorge Pedro Paola
6. Intervención social con personas mayores en contextos de desigualdad: un
estudio sobre el dispositivo del Taller............................................................... 114
Sofía Nasuti Wood

CAPÍTULO III

CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO


7. Aspectos éticos en el cuidado del adulto mayor en la comunidad...................134
Margarita Poblete Troncoso
Raúl Hormazábal Salgado

8. Adultos Mayores Cuidadores de Adultos Mayores............................................155


Astrid Enid Santiago Orria

9. Significado de la autotrascendencia en los cuidados integrales de personas


mayores: Implicancias para su bienestar físico, mental y social, como parte de la
calidad de vida.....................................................................................................166
Verónica Guerra Guerrero

10. Atención Integral de las personas adultas mayores en condición de pobreza y


pobreza extrema, en su ambiente comunal y familiar, a través del Programa de
Red de Atención Progresiva para el Cuidado Integral de las Personas Adultas
Mayores...............................................................................................................182
Alexandra Villalobos Quesada

CAPÍTULO IV

PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE


11. El voluntariado gerontológico, escuela de vida.................................................194
Vicente Ballesteros Alarcón

12. La educación como factor de gestión de conocimiento gerontológico en la


comunidad....................................................................................................... 216
Teresa Orosa Fraíz
13. El Aprendizaje–Servicio como herramienta pedagógica en la aplicación de un
modelo de intervención para el desarrollo comunitario para el envejecimiento en
Tlaxcala…............................................................................................................237
María de la Luz Martínez Maldonado
Juan Pablo Vivaldo Martínez
Denisse Catalán Huerta
Daniel Jaso Leal
Elena Pérez Serrano

14. Promoción del autocuidado hacia las personas adultas mayores como práctica
de una visión de gerontología comunitaria........................................................259
Gustavo García Silva

15. Participación Comunitaria en Atención Primaria de Salud desde la mirada de


sus Líderes Mayores: Reflexiones a partir de la participación en una Escuela de
Liderazgo.............................................................................................................287
Astrid Arévalo Salinas
Nancy Aguilera Bruna
Carolina Cabello Aguilera

CAPÍTULO V

GÉNERO Y COMUNIDAD
16. Nuevo Modelo de Cuidados. Nuevo Contrato de Género. La propuesta de las
comunidades cuidadoras en la realidad española............................................305
Clarisa Ramos-Feijóo

17. Mujeres y Activistas:


Experiencias que socavan la visión hegemónica de la vejez............................326
Nicole Mazzucchelli

18. Vejeces, género y participación política: prácticas promotoras de resistencia e


igualdad...............................................................................................................349
Yaiza Merlo Laguillo
19. Elementos para un modelo intergeneracional para la detección temprana del
cáncer de mama..................................................................................................373
Norma Cruz Maldonado
Araceli Carreto Ortiz

SÍNTESIS CURRICULAR DE LOS AUTORES


Marcelo Piña Morán................................................................................................... 396
Verónica Gómez Urrutia............................................................................................. 396
Miguel Bustamante Ubilla.......................................................................................... 396
Aura Marlene Márquez Herrera.................................................................................. 396
Raquel Cuentas Ramírez........................................................................................... 397
Paula M. Danel........................................................................................................... 397
Daniela Sala............................................................................................................... 397
Jorge Pedro Paola...................................................................................................... 398
Sofía Nasuti Wood..................................................................................................... 398
Margarita del Carmen Poblete Troncoso................................................................... 398
Raúl Hormazabal Salgado......................................................................................... 399
Astrid Enid Santiago-Orria......................................................................................... 399
Verónica Guerra Guerrero.......................................................................................... 399
Alexandra Villalobos Quesada................................................................................... 399
Vicente Ballesteros Alarcón....................................................................................... 400
Teresa Orosa Fraíz..................................................................................................... 400
María de la Luz Martínez Maldonado........................................................................ 400
Juan Pablo Vivaldo Martínez...................................................................................... 401
Denisse Catalán Huerta............................................................................................. 401
Daniel Jaso Leal......................................................................................................... 401
Elena Pérez Serrano.................................................................................................. 401
Gustavo García Silva.................................................................................................. 402
Astrid Arévalo Salinas................................................................................................ 402
Nancy Aguilera Bruna................................................................................................ 402
Carolina Cabello Aguilera.......................................................................................... 402
Clarisa Ramos Feijóo................................................................................................. 402
Nicole Mazzucchelli................................................................................................... 403
Yaiza Merlo Laguillo................................................................................................... 403
Norma Cruz Maldonado............................................................................................ 403
Araceli Carreto Ortiz................................................................................................... 403
PRÓLOGO

Presentar un libro del Centro de Investigación y Estudios de Trabajo Social en Gerontología


(CIETSGe) de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) y la Red Latinoamericana de
Docentes Universitarios y Profesionales de Trabajo Social en el Campo Gerontológico
(REDGETS) es un honor. Primero, porque en su labor cotidiana e intelectual inmutablemente
encontraremos un ejercicio incluyente de reflexión y propuestas, con el objetivo primario
de atender a uno de los sectores más vulnerados de la sociedad: las personas mayores,
ya sea con relación al respeto a sus garantías individuales, a su inclusión en la llamada
“era digital”, a su envejecimiento digno y exitoso, o para abordar un tema inevitable pero
de enorme trascendencia como es el cuidado, aspecto que si bien debiera ser de interés
general, adquiere mayor relevancia ante el inminente cierre de su ciclo vital.
En segundo lugar, porque hablar del CIETSGe es referirse a la perseverancia y
profesionalismo con que ha construido una enorme red de contactos con instituciones
públicas, privadas y sociales, tanto nacionales como internacionales, para impulsar
proyectos y actividades en beneficio de este sector etario, que entre 2020 y 2030,
aumentará un 34% a nivel mundial.
En 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más. En ese
momento, el grupo de población de 60 años o más habrá pasado de 1,000 millones en
2020 a 1,400 millones. En el año 2050, la población mundial de personas en esa franja de
edad se habrá duplicado (2,100 millones)1. En el caso de México, en los últimos 70 años
se incrementó en 13.7 millones de personas mayores, al pasar de 1.3 a 15.0 millones
entre 1950 y 20212, de las cuales 69.4% padece algún tipo de discapacidad3. Un proceso
de envejecimiento que irá en ascenso constante, pues de acuerdo con proyecciones del

1. Organización Mundial de la salud (2021) Envejecimiento y salud. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/ageing. consultado el 8 de


mayo de 2022
2. Consejo Nacional de Población (Conapo), “Día Internacional de las personas de edad, 1 de octubre de 2021, https://bit.ly/3LUTMgC, consultado
el 8 de mayo de 2022.
3. Monroy Jorge, “En México, 15.4 millones de personas de 60 años o más”, El Economista, 26 de marzo de 2020, https://bit.ly/3M4u5KD, consultado
el 8 de mayo de 2022.

12
Consejo Nacional de Población (Conapo), en tres décadas más, vivirán en México cerca
de 34 millones de personas mayores.4
Por ello resulta estratégico tener en cuenta que la presencia de la población envejecida
será cada vez mayor y que, ahora mismo, de acuerdo con cifras del CONEVAL, cerca del 47%
de la asentada en México vive en pobreza, mientras que entre un 20 y 30 por ciento enfrenta
el abandono o es objeto de distintos tipos de violencia: física, psicológica, económica,5
mientras que a nivel mundial, según una revisión de 2017, de 52 estudios realizados en 28
países de diversas regiones durante el último año, una de cada seis personas (15.7%) de 60
años o más fueron objeto de alguna forma de maltrato, y para 2050 el número de víctimas
habrá aumentado hasta 320 millones6, por lo que la participación del gremio se hace cada
vez más importante. Los ejes que conforman esta publicación, en consecuencia, dan cuenta
de las áreas de oportunidad que tenemos al participar de estas temáticas.
El título que ahora tiene ante usted es resultado directo del despliegue que el CIETSGe
ha emprendido para ampliar su capacidad de vinculación y colaboración con otros
espacios relacionados con la investigación y atención a la vejez. Una muestra elocuente es
el acuerdo alcanzado desde 2018 con la REDGETS, que en tan poco tiempo de existencia
ha dado origen a importantes logros, que independientemente de las experiencias
formativas que éstos implican para el estudiantado de la ENTS, se inscriben claramente
en el compromiso implícito que la Universidad Nacional Autónoma de México tiene con la
sociedad en cuanto a su bienestar y desarrollo. Sin duda, un triple acierto.
“Evidencias Internacionales de Trabajo Social en Gerontología. El Ámbito Comunitario”
confirma que el trabajo colaborativo es y será determinante para traspasar fronteras y
generar productos que beneficien lo mismo a estudiantes, profesionistas y personas
mayores, constituyéndose en el mejor de los instrumentos para ampliar el radio de
diagnóstico y elaboración de propuestas para la intervención, ya que se sustenta en la
apertura, integralidad y retroalimentación, un tridente imprescindible en la actitud y visión
inter, multi y transdisciplinar que caracteriza el ejercicio profesional de las y los trabajadores
sociales de nuestro tiempo.

4. Programa Iantegrador de la Experiencia del Adulto Mayor. Universidad de Guadalajara, 9 de mayo de 2022, https://bit.ly/3FsoZFC, consultado el 9
de mayo de 2022.
5. Hernández Mirtha, “Adultos mayores enfrentan pobreza y violencia en México”, Gaceta UNAM, 30 de agosto de 2018, https://bit.ly/3wci7Ih,
consultado el 8 de mayo de 2022.
6. Organización Mundial de la Salud (2021) Maltrato de las personas mayores. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/elder-abuse,
consultado el 8 de mayo de 2022

13
El texto también deja testimonio de nuestra labor. Estamos ante una extraordinaria
compilación que recupera y difunde los valiosos aportes desde la experiencia del Trabajo
Social y otras disciplinas afines, en nuestro país y diversas regiones de Hispanoamérica.
Además nos ofrece una cualidad adicional: se desarrolla desde el ámbito comunitario,
el cual es, por antonomasia, el espacio de intervención más trascendente en la actividad
de campo de las y los trabajadores sociales, al favorecer la generación de “estrategias
integrales de actuación, desde un marco participativo, ante necesidades, problemas y
aspiraciones, sustentadas en un referente teórico conceptual” (Pastor Seller, 2013).
América Latina tiene una asignatura pendiente con las personas mayores. Y no sólo
porque casi la mitad de ellas vive en condiciones de sobrevivencia, una penosa realidad
que las ha obligado a realizar trabajos informales o mal remunerados, sin ningún tipo
de seguridad social, por lo que un amplio porcentaje depende casi por completo de su
familia que, en muchos casos, les considera una “carga”; también porque las autoridades
federales (para el caso de México y otros de la Región) no han ratificado la Convención
Interamericana para proteger los Derechos de las Personas Mayores, que en 2015
aprobase la Organización de Estados Americanos, un instrumento jurídico internacional
vinculante que en su artículo 6º asegura el derecho a vivir con dignidad la vejez.
A nombre de la comunidad que integra la ENTS, celebro sinceramente la realización
de este trabajo, coordinado por la Mtra. Graciela Casas Torres y el Dr. Marcelo Piña
Morán, a quien agradezco recordarnos que la vejez es el mayor propósito en la vida al
que podemos aspirar.
“Evidencias Internacionales de Trabajo Social en Gerontología. El Ámbito Comunitario”,
nos obliga a repensar dicha premisa, dejando en claro que pese a los avatares, la vejez
debe vivirse en tiempo presente, haciendo nuestra la posibilidad de elegir cómo queremos
vivirla, una alternativa, en la que cabe subrayar, no transitaremos solos, pues seguramente
ahí estarán trabajadoras y trabajadores sociales para acompañarnos.

Mtra. Carmen Casas Ratia


Directora de la Escuela Nacional de Trabajo Social

14
INTRODUCCIÓN

El libro “Evidencias Internacionales de Trabajo Social en Gerontología. El ámbito


comunitario”, incluye capítulos que aportan a la producción de conocimientos disciplinarios
y gerontológicos con énfasis en reflexiones teóricas, investigaciones e intervenciones.
Se plantean discusiones asociadas a los lineamientos internacionales que han
institucionalizado procesos de envejecimientos y vejeces a nivel mundial, incluyendo en
algunos casos, visiones que tensionan un pensamiento conversador y estimulan procesos
de abstracción que problematicen nuevos temas de investigación y/o profundicen líneas
de investigación en equipos interdisciplinarios.
A continuación, se describen algunas ideas centrales de sus capítulos: “Trabajo Social
con enfoque gerontológico: pensando una matriz de envejecimiento y cultura” de Marcelo
Piña Morán, Verónica Gómez Urrutia y Miguel Bustamante Ubilla, propone una matriz de
Trabajo Social que incluya un análisis de los roles sociales de las personas mayores como
una construcción sociocultural vinculada a la categoría de Estructura de Sentimientos y un
proceso de Vigilancia Epistemológica para la investigación gerontológica.
“La protección de derechos de las personas viejas, en el marco de la corresponsabilidad
y el neo–asistencialismo” de Aura Marlene Márquez Herrera, analiza la Convención
Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las personas mayores,
destacando que se trata de un documento político que juega un papel determinante en el
ejercicio del poder y la toma de decisiones, instancia relevante para la formación y acción
del Trabajo Social.
“Reflexiones sobre las brechas en el ejercicio de los Derechos Humanos de las
personas adultas mayores en Perú” de Raquel Cuentas Ramírez, comenta y profundiza
los Derechos Humanos de las personas adultas mayores y las brechas que aún persisten
a la luz de la II Encuesta Nacional de Derechos Humanos, capítulo Personas Adultas
Mayores en Perú, de 2019, destacando que las personas mayores son concebidas como
un grupo social discriminado y que necesita una atención del Estado y la Sociedad.

15
“Debates disciplinares del Trabajo Social en el campo gerontológico” de Paula Danel
y Daniela Sala piensa al Trabajo Social en el campo gerontológico de modo descentrado e
interpelado por los feminismos, destacando el lenguaje, relaciones de poder y los procesos
de subjetivación en el debate profesional. Relacionan la criticidad con la problematización
y desnaturalización (entre otros elementos), generando condiciones de escuchabilidad a
sectores invisibilizados.
“Tránsitos y reflexiones acerca del enfoque comunitario de Trabajo Social en el
campo gerontológico” de Jorge Pedro Paola, destaca como desafíos fundamentales la
resignificación de la participación social de los mayores, la gravitación de los mayores
en la revisión de las políticas socio–sanitarias y las posibilidades de superación de la
fragmentación crónica de los sistemas imperantes.
“Intervención social con personas mayores en contextos de desigualdad. Un estudio
sobre el dispositivo del Taller” de Sofía Nasuti Wood, analiza el surgimiento de categorías
conceptuales propias que sustenten nuevas prácticas de intervención social desde un
enfoque de derecho y decolonial, así como la orientación de políticas públicas integrales
destinadas al envejecimiento.
“Aspectos éticos en el cuidado del adulto mayor en la comunidad” de Margarita
Poblete Troncoso y Raúl Hormazábal Salgado, comenta un estudio en base a una revisión
bibliográfica de estos últimos 5 años en las bases de datos Web of Science, Scopus, Scielo,
Academic Search Ultimate, Fuente Académica Plus y MEDLINE Complete, observando
una brecha de conocimiento en los derechos del adulto mayor, falta de capacitación a los
cuidadores y profesionales de la salud en materia de autonomía.
“Adultos Mayores Cuidadores de Adultos Mayores” de Astrid Enid Santiago Orria,
presenta una investigación cualitativa realizada en Puerto Rico, centrada en conocer
el significado que tiene para un adulto mayor ser cuidador(a) de otro adulto mayor. Se
concluye la necesidad de visibilizar las aportaciones de los adultos mayores cuidadores
de adultos mayores e integrar esfuerzos intergeneracionales.
“Significado de la autotrascendencia en los cuidados integrales de personas mayores:
Implicancias para su bienestar físico, mental y social, como parte de la calidad de vida”
de Verónica Guerra, desarrolla una reflexión teórica que describe y analiza la teoría de la
autotrascendencia en personas mayores, profundizando en los cuidados de enfermería
como contribución al bienestar y calidad de vida de las personas mayores.

16
“Atención Integral de las personas adultas mayores en condición de pobreza
y pobreza extrema, en su ambiente comunal y familiar, a través del Programa de Red
de Atención Progresiva para el Cuidado Integral de las Personas Adultas Mayores” de
Alexandra Villalobos Quesada, describe cómo el programa de red de cuidado y la labor de
las personas profesionales de Trabajo Social se han convertido en un pilar fundamental de
la política social costarricense en beneficio de las personas adultas mayores.
“El voluntariado gerontológico, escuela de vida” de Vicente Ballesteros Alarcón,
destaca sus efectos positivos tanto para las personas como para las organizaciones y la
sociedad. Es una escuela para personas mayores o jóvenes, en la que los profesionales
del Trabajo Social tienen un papel fundamental por su aporte teórico y técnico.
“La educación como factor de gestión de conocimiento gerontológico en la
comunidad” de Teresa Orosa Fraíz, expone la experiencia educacional cubana dirigida
a personas mayores, enfatizando el carácter proactivo de los propios mayores en este
quehacer gestionador de conocimiento gerontológico en la comunidad.
“El Aprendizaje–Servicio como herramienta pedagógica en la aplicación de un modelo
de intervención para el desarrollo comunitario para el envejecimiento en Tlaxcala” de María
de la Luz Martínez Maldonado, Juan Pablo Vivaldo Martínez, Denisse Catalán Huerta,
Daniel Jaso Leal y Elena Pérez Serrano, describe una investigación acción participativa,
con una duración de diez meses, conformada por tres etapas (formación y diseño de
proyectos, ejecución y evaluación), siendo algunos de sus principales resultados que
los participantes aprendieron a usar el celular, enviar mensajes de texto, mensajes vía
Whatsapp, usar Facebook y navegar por Internet.
“Promoción del autocuidado hacia las personas adultas mayores, como práctica de
una visión de gerontología comunitaria” de Gustavo García Silva, presenta la visión de
gerontología comunitaria como promotora del autocuidado, ya que sustenta evidencia
de potenciar a las personas adultas mayores, favoreciendo su autonomía, desarrollando
su autoestima, mejorando su calidad de vida y las relaciones con su entorno social y
comunitario.
“Participación Comunitaria en Atención Primaria de Salud desde la mirada de sus
Líderes Mayores: Reflexiones a partir de la participación en una Escuela de Liderazgo” de
las autoras Astrid Arévalo Salinas, Nancy Aguilera Bruna y Carolina Cabello Aguilera, indica
que en el contexto de participación social–comunitaria, y desde la autogestión de los y

17
las propios dirigentes de salud, emerge la relación intergeneracional como un elemento
central de la experiencia, siendo fundamental cómo se representa en estos espacios de
ejercicio de liderazgo por parte de personas mayores.
“Nuevo Modelo de Cuidados. Nuevo Contrato de Género. La propuesta de las
comunidades cuidadoras en la realidad española” de Clarisa Ramos–Feijóo, explica cómo
la reciente crisis suscitada por la pandemia global ha puesto de manifiesto el imprescindible
cambio del modelo de cuidados español, viéndose como imprescindible en primer lugar,
un nuevo pacto de género, y en segundo lugar, la implicación de toda la comunidad en los
cuidados como parte de la producción de capital social que conlleva la reproducción de
la vida. “Mujeres y Activistas: Experiencias que socavan la visión hegemónica de la vejez”
de Nicole Mazzucchelli, describe experiencias de acción política de mujeres mayores en
Chile, indicando trayectorias activistas que se renuevan y resignifican en la vejez, desde
otros espacios y desplegando nuevos repertorios de acción. Menciona que han podido
evaluar su activismo y militancia, como también las construcciones de género, los roles
sociales y su propia subjetividad.
“Vejeces, género y participación política: prácticas promotoras de resistencia e
igualdad” de Yaiza Merlo Laguillo, analiza los casos de “Abuelas de Plaza de Mayo” y la
participación de personas mayores en espacios universitarios, comprendiéndose como
experiencias de resistencia y de construcción de ciudadanía que consolidan vínculos
intergeneracionales. Se trata de prácticas colectivas y participativas que constituyen
procesos identitarios, visibilizando la diversidad y la heterogeneidad, así como evidenciando
las disputas de sentidos en torno al espacio de lo público.
“Elementos para un modelo intergeneracional para la detección temprana del cáncer
de mama” de las autoras Norma Cruz Maldonado y Araceli Carreto Ortiz, reflexiona en
torno a la necesidad de articular enfoques teóricos y estrategias sociales que permitan
transitar de una población joven con prácticas de detección oportuna incorporadas a su
vida cotidiana, a una población envejecida con menores riesgos sociales para detectar
el cáncer de mama en etapas tardías. En tres apartados muestra la importancia de
implementar estrategias de promoción de la salud, tendientes a incorporar hábitos de
detección temprana y disminución de factores sociales de riesgo.
Como se puede apreciar, se abordan temas que sin duda son una contribución a los
procesos de formación, investigación y acción en Trabajo Social y Gerontología, motivando

18
a estudiantes, profesionales, personas mayores y académicos/as a continuar pensando,
repensando e impensando los envejecimientos y las vejeces en el contexto actual.

TS. Dr. Marcelo Piña Morán


Académico Universidad Católica del Maule–Chile

19
CAPÍTULO I

RELACIÓN
ESTADO
CULTURA Y
DERECHOS
HUMANOS
1.

TRABAJO SOCIAL CON ENFOQUE GERONTOLÓGICO:


PENSANDO UNA MATRIZ DE ENVEJECIMIENTO Y CULTURA.
MARCELO PIÑA MORÁN .VERÓNICA GÓMEZ URRUTIA.MIGUEL BUSTAMANTE UBILLA

RESUMEN
Se propone una matriz de Trabajo Social en temas de Envejecimiento y Cultura que
incluya un análisis de tres dimensiones. En primer lugar, observar los roles sociales de
las personas mayores como una construcción sociocultural que permita valorar su aporte
a la sociedad y su participación activa en las políticas de envejecimiento. En segundo
lugar, una Estructura de Sentimientos Gerontológica que rescate la experiencia social
como foco de atención, tanto en la interpretación recibida como en la experiencia práctica
del proceso de envejecimiento. Incluye prácticas significantes y cuestionamiento a las
formas fijas, como imágenes, en torno a las personas mayores, proponiendo tensionar
la hegemonía tradicional que ubica a las personas mayores como un grupo pasivo.
Finalmente, se describe una vigilancia epistemológica de problematización, diseño de
investigación, pensamiento y cultura, profundizando para la investigación gerontológica
en prenociones y concepto de naturaleza humana.
Los componentes de la matriz de Trabajo Social en temas de Envejecimiento y Cultura,
son una propuesta que facilita el nexo interdisciplinario con profesiones y disciplinas
que abordan temas gerontológicos, siendo fundamental articular sus acciones con los
acuerdos nacionales e internacionales en materia de envejecimiento.
Palabras clave: Trabajo Social; Envejecimiento y Cultura; Estructura de Sentimientos
Gerontológica; Matriz de Pensamiento.

ABSTRACT
This chapter proposes a matrix for Social Work analysis over a geing and culture. Such a matrix should
include three dimensions. First, the consideration of older people’s social roles as a soci–cultural
construct, allowing for the valorization of their contribution to society and their active participation

21
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

in the elaboration of social policy on the matter. Second, the study of a gerontological structure of
feelings that has social experience at its core, both in the received interpretation and in the practical
aspects of the ageing process. This includes meaningful practices and calling into question fixed
forms, such as hegemonic representations and images on the elderly as a passive social group. Third
and final, it includes a process of epistemological surveillance over the logic of problematization and
scientific research regarding ageing, though and culture, that would allow for the deeper examination
of preconceived notions on older people and human nature. The components of such a matrix
compose a proposal that aims to facilitate the nexus among the diverse professions and scientific
fields that study gerontological issues, in accordance with the national and international conventions
on the matter.
Keywords: Social Work; Ageing and Culture; Gerontological Structure of Feelings; Analytical
matrix.

INTRODUCCIÓN
Los procesos de envejecimiento y vejez son abordados científicamente por un campo
del conocimiento denominado gerontología, que en su análisis considera un enfoque
interdisciplinario (Barros, 2010; Laforest, 1991; Moragas, 1991, 2012; Piña, 2015; Sánchez,
2000), que incluye dimensiones como las biológicas, psicológicas, sociales, políticas,
educativas, históricas, económicas y culturales. Las disciplinas y profesiones que abordan
temas gerontológicos integran categorías teóricas y empíricas para acciones de investigación
e intervención con personas mayores (Piña, Olivo, Martínez & Mendoza, 2018). Desde esta
perspectiva, esta reflexión se centra en el Trabajo Social con enfoque gerontológico en temas
de envejecimiento y cultura, específicamente en los roles sociales de las personas mayores.
Para “pensar” el Trabajo Social con enfoque gerontológico, se propone recurrir a una
matriz epistémica, entendida como “el trasfondo existencial y vivencial, el mundo de vida y
a su vez, la fuente que origina y rige el modo general de conocer, propio de un determinado
período histórico–cultural y ubicado también dentro de una geografía específica, y, en su
esencia, consiste en el modo propio y peculiar que tiene un grupo humano de asignar
significados a las cosas y a los eventos, es decir, en su capacidad y forma de simbolizar la
realidad” (Martínez, 2014, p. 14). También se relaciona con la forma en que la comunidad
más informada investiga la realidad (Calvo, 2003; Raichvarg, 2013), en este caso la de los

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

adultos mayores (Sedeño, 2015) y de qué forma comunica sus hallazgos a la sociedad
completa, por una parte, a través de los medios de comunicación escritos, a decir diarios,
periódicos, revistas y libros, como a través de los medios audio visuales de amplio espectro
en estos tiempos (Gutiérrez, 2011). Esta matriz permite poner de relieve cómo se concibe
el proceso de envejecimiento en la sociedad y a partir de allí, el lugar social y los roles de
las personas mayores, y cómo ello puede aportar a los procesos de intervención propios
del Trabajo Social.

MATRIZ DE TRABAJO SOCIAL EN TEMAS DE ENVEJECIMIENTO Y CULTURA

Se propone una matriz de Trabajo Social con Enfoque Gerontológico para temas de
Envejecimiento y Cultura, que incluya las siguientes dimensiones:
Estructura de Sentimientos
Roles Sociales de las personas mayores Vigilancia Epistemológica y Reflexividad
Gerontológica

1. ROLES SOCIALES DE LAS PERSONAS MAYORES


Al analizar una matriz epistémica que observe los roles sociales de las personas mayores
bajo la teoría de roles en gerontología, elaborada por Rosow (1974) y basada en el
enfoque estructural–funcionalista de Parsons (1968), se indica que los papeles sociales
conllevan expectativas de conducta relativas a una determinada posición social y que
en su desarrollo a lo largo de la vida afectan a las personas mayores en su autoestima y
auto–concepto. El proceso de socialización busca un orden social y ajuste de las normas
ante dicho orden establecido por la sociedad.
Desde esta visión, las personas mayores “deben” cumplir con tareas sociales
definidas por el entorno y que no necesariamente responden a sus intereses7 , revelando
prácticas institucionales y actitudes discriminatorias que afectan las relaciones sociales
de las personas mayores (Calasanti, 2003; Piña & García, 2016).
Por otro lado, al observar que el proceso de envejecimiento es una construcción
sociocultural y que los roles sociales de las personas mayores son heterogéneos e

7. Se sugiere revisar el libro de “Gerontología Social aplicada: visiones estratégicas para el Trabajo Social” (2004, 2013), en el que se describe un
estudio de establecimientos de larga estadía en el que las personas mayores señalan que participan de proyectos definidos por la institución y que
no responden a sus intereses. Más bien, son planificados para ellos y no con y junto a las personas mayores.

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

influenciados por el contexto en el que están insertos8 (Piña & García, 2016), se piensa
que “el mismo proceso de construcción de conocimientos supone la existencia de un
soporte intersubjetivo que resulta necesario para producir esquemas de inteligibilidad que
hacen posible las relaciones sociales y las explicaciones del mundo, expresados mediante
sentidos compartidos en el decurso de la experiencia humana y social” (Carrera, 2019,
p. 168). Estos sentidos compartidos implican prácticas culturales que respondan a los
significados que las personas mayores le asignan a su vida cotidiana, siendo fundamental
entonces la concepción de cultura que se considere para su análisis. Se trata de identificar
la lógica a través de la cual las personas logran la inteligibilidad de sí mismo y del contexto
micro y macro social en el que cada quien se desenvuelve (Bustamante & Opazo, 2004).
Es por esta razón que este trabajo propone una matriz epistémica que incluya la
concepción de cultura propuesta por Raymond Williams, que permita establecer una
alternativa de pensamiento crítico en Trabajo Social para la compresión de los roles
sociales de las personas mayores.

¿POR QUÉ SE OPTA POR WILLIAMS?

Su selección obedece a que adscribe a “la percepción de que estudiar la cultura puede ser
la puerta de entrada para una crítica comprometida, que busca entender el funcionamiento
de la sociedad con el objetivo de transformarla” (Cevasco, 2003, p. 127). Para Williams
la cultura comienza por designar “un proceso –la cultura (cultivo) de granos o (cría y
alimentación) de animales, y por extensión la cultura (cultivo activo) de la mente humana–
y, a finales del siglo XVIII, especialmente en alemán y en inglés, acaba por designar una
configuración o generalización del “espíritu” que conformaba “todo el modo de vida” de un
pueblo en particular” (Williams, 1981, p. 10–11). En la actualidad, según Williams, implica
“los sentidos antropológicos y sociológicos de la cultura, como “todo un modo de vida”
diferenciado dentro del cual un “sistema significante” característico, se considera como
esencial y esencialmente implicado en todas las formas de actividad social” (Williams,
1981:13), y también un sentido más especializado que incluye el lenguaje, artes, moda,

8. En el artículo “Socio-Cultural Connections and Ruptures: Social Roles of Older Adults in Chile” de Marcelo Piña-Morán & Leidy Y. García, publicado
el 2016 en la Revista Population Ageing DOI 10.1007/s12062-016-9142-6, se menciona inicialmente esta idea. Este artículo va más allá y profundiza
respecto de una matriz epistémica que articule los roles sociales con la categoría de cultura y gerontología crítica.

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

publicidad, periodismo y filosofía (Williams, 1981; Cevasco, 2003). Ello implica comprender
que “la cultura no es un proceso social secundario: la producción de significados y valores
es una actividad humana primaria que estructura las formas, las instituciones, las relaciones,
así como las artes” (Cevasco, 2003, p. 55). Es decir, una visión de cultura que se articula
de forma directa con la gerontología crítica9 y que proponga una reflexión respecto de los
vínculos y rupturas de los significados socioculturales del envejecimiento en las esferas
científica y social (Piña & García, 2016). Asimismo, hay una categoría que se considera
central en Williams: la estructura de sentimiento. Esta categoría facilitaría el análisis de los
roles sociales de las personas mayores en un contexto y tiempo determinado.

2. ESTRUCTURA DE SENTIMIENTOS GERONTOLÓGICA


En el desarrollo de este concepto, Williams señala que la estructura de sentimientos “es
tan sólida y definida como lo sugiere el término “estructura”, pero actúa en las partes más
delicadas y menos tangibles de nuestra actividad. En cierto sentido, esa estructura de
sentimiento es la cultura de un período: el resultado vital específico de todos los elementos
de la organización general” (Williams, 2003, p. 57). No se trata de que todos los integrantes
de una comunidad tengan la misma estructura de sentimiento, pero es una posesión
amplia y profunda de la que depende su comunicación. No es aprendida formalmente,
ya que una generación puede formar a su sucesora en su patrón cultural genérico. Sin
embargo, esta nueva generación desarrollará su propia estructura de sentimiento y cuando
sus portadores mueren, la mejor forma de acercarnos a su componente vital es por medio
de la cultura documental. Esto no significa que los documentos sean autónomos; implica
que “la significación de una actividad debe buscarse en términos de la totalidad de la
organización, que es más que la suma de sus partes separables. Lo que buscamos,
siempre, es la vida real expresada por el conjunto de la organización” (Williams, 2003,
p. 58). Si se reflexiona en torno a una estructura de sentimiento y se advierte que aún las
personas vivas y en estrecho contacto con ella no logran entenderla plenamente, “no nos
supondremos capaces de hacer más que un acercamiento, una aproximación, por el
canal que fuere” (Williams, 2003:58).

9. “La Gerontología Crítica considera aportes de filósofos y teóricos sociales de la Teoría Social Contemporánea como “Habermas, Foucault, Boudieu,
Giddens, Morin, Lacan, Guattari, Lipovetsky, Vattimo y Bauman” (Yuni & Urbano, 2008:153). Este artículo propone una gerontología crítica basada
en Raymond Williams.

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

Desde esta perspectiva, resulta primordial diferenciar tres niveles de cultura. Existe la
cultura que se vive en un momento y lugar específico; también está la cultura registrada
en diversos niveles, es decir, la que representa un período; y la cultura de la tradición
selectiva, que vincula la cultura vivida y la de distintos períodos. Cuando no se vivencia la
cultura de un período se puede estudiar en sus documentos, hasta que se tiene una visión
general y clara de sus ámbitos cultural, social, y patrones generales de su actividad, es
decir, en parte su estructura de sentimiento. El “patrón de la cultura” implica una selección
y configuración de actividades que conlleva un “modo vida”, que al ser recuperados son
componentes abstractos. Sin embargo, puede existir otro elemento común, que no es el
patrón, sino que la experiencia concreta por medio de la cual se vive, entendiendo que
la experiencia implica, además de lo racional, lo sentimental (Williams, 2003; Cáceres &
Herrera, 2014; Senge, 1994; Etkin, 1978).
Williams la considera esencial para un analista de la cultura que intenta comprender no
sólo las formas estructuradas, fijas o consagradas, sino que tiene especial interés por lo nuevo,
por lo que pueda articular un cambio en la cultura y la sociedad. Se trataría de una respuesta
a los cambios determinados en una organización social, a través de la cual se cuestionan
las formas fijas (Cáceres & Herrera, 2014); más bien “es la articulación de lo emergente, de
lo que escapa a la fuerza aplastante de la hegemonía, que efectivamente trabaja sobre el
emergente en los procesos de incorporación, a través de los cuales transforma muchas de
sus articulaciones, para mantener la centralidad de su dominación” (Cevasco, 2003, p. 166).
El desafío es “cómo dar cuenta de lo vivencial, lo que está ocurriendo y se encuentra en
desarrollo y se constituye como una serie de procesos formadores y formativos antes que
totalidades formadas” (Cáceres & Herrera, 2014, p. 183).
Recapitulando el concepto, en síntesis, “Estructuras de sentimiento” es la alternativa
propuesta por Williams en contra de los análisis sociales y culturales basados en
totalidades, es decir, formas fijas producidas y recibidas. La intención central del concepto
es rescatar la experiencia social en proceso desde un análisis consecuentemente efectivo,
lo que involucra colocar el foco de atención tanto en la interpretación recibida como en la
experiencia práctica, con el objetivo de develar un tipo de pensamiento y sentimiento social
y material tal como son vividos y experimentados, presentados así como síntomas de una
instancia de germinación, esto es, antes de ser articulados de modo pleno” (Cáceres &
Herrera, 2014, p. 187). El proceso de experimentar conlleva el sentir y pensar una totalidad

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

social, pero que también es capaz de tensionarla. En los puntos ciegos existentes en el
orden social dominante y sus alternativas, se sitúa la estructura de sentimientos (Cáceres
& Herrera, 2014).
Es relevante considerar que los especialistas sólo pueden conocer en un período un
ámbito de sus documentos, ya que hay un proceso selectivo en sus respectivos campos
de actividad. Esta selectividad puede provenir de los denominados modelos mentales
(Senge, 1994; Etkin, 1978) del investigador que busca conocer una determinada realidad,
así como de “la visión compartida que asume de la realidad que intenta conocer” (Maturana,
1998, p. 32). El funcionamiento de una tradición selectiva conlleva la selección de ciertas
actividades, que se valoran para su estudio. El análisis documental facilita el análisis social
en una tradición selectiva: cada elemento analizado será activo y estará presente en diversos
niveles del proceso cultural (Williams, 2003). Estos elementos son asumidos desde el inicio
como experiencia social, antes que experiencia personal o asociados a un pequeño cambio
de la sociedad. Son sociales desde dos perspectivas: “primero, en el hecho de que son
cambios de presencia (mientras son vividos esto resulta obvio; cuando han sido vividos,
todavía sigue siendo su característica esencial); segundo, en el hecho de que, aunque son
emergentes o pre–emergentes, no necesitan esperar una definición, una clasificación o
una racionalización antes de ejercer presiones palpables y de establecer límites efectivos
sobre la experiencia y sobre la acción” (Williams, 2000, p. 154). Es aquí donde parece clave
alcanzar una mirada prospectiva (Bustamante–Ubilla, Miguel A., 2009; Godet M., 1993) de
la realidad, a fin de identificar cuáles son las variables, que según el MODELO DE GODET
(1993) se definen como variables “pesadas”, es decir, aquellas que cambian de manera
progresiva y que presentan lenta evolución a nivel global en la sociedad, tales como la
cultura, las creencias y la tradición, entre otras. Por otra parte, las denominadas variables
“emergentes” que nacen a causa de una ruptura, surgen como una semilla o una promesa
leve o minúscula en el presente, y finalmente, las llamadas variables “portadoras de futuro”
que pudieron haber sido “emergentes o semillas”, ahora consolidadas y aceptadas en la
comprensión social de la realidad (Bustamante-Ubilla Miguel A. 2011).
Basado en Williams, se entiende una gerontología crítica que enfatice un sistema
significante intrínseco a los ámbitos económico, político, social, y en general a todo sistema
social, que permita que las personas mayores asuman roles sociales protagónicos en
su proceso de envejecimiento. Desde esta visión, este trabajo propone una estructura

27
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

de sentimientos gerontológica10 que considere al menos as siguientes categorías para el


análisis de los roles sociales: prácticas significantes, cuestionamiento a las formas fijas, y
tensionar la hegemonía.

A) PRÁCTICAS SIGNIFICANTES

Se refiere a los significados que conlleva comprender el envejecimiento y la vejez como una
construcción sociocultural, que permita develar las principales categorías de análisis que
influyen en las imágenes en torno a las personas mayores. Se trata “de una concepción
del envejecer como un proceso individual de adaptación a los cambios que ocurren
en el propio organismo y en las capacidades de funcionamiento, en las circunstancias
personales, familiares y en el entorno social” (Herrera, Fernández & Barros, 2018, p.
48). No es un proceso ajeno a las condiciones que se brindan a las personas mayores,
más aún si persiste la idea que son un grupo no productivo y fuera de los cánones, que
representa una sociedad centrada en bienes y servicios, excluyendo y no valorando su
aporte y roles sociales.

B) CUESTIONAMIENTO A LAS FORMAS FIJAS

Entender el envejecimiento y la vejez como una instancia estable y sin modificaciones son
principios instalados por una mirada de gerontología tradicional, que plantea mantener el
orden y la organización social, partiendo de la base que son fenómenos homogéneos y
lineales, desconociendo las diferencias individuales y colectivas. Es necesario “reclamar
un examen crítico de los modelos conceptuales desarrollados por la Gerontología
tradicional, la consideración de sus supuestos y el análisis de la carga moral y ética de
los constructos gerontológicos” (Paola, 2015, p. 133). Cuestionar las formas fijas implica
un posicionamiento epistemológico, teórico, político y ético que ubique en el centro de
la discusión gerontológica lo emergente, aquello que puede generar una transformación
societal y facilite el mejorar la calidad de vida de las personas mayores.

10. Este trabajo propone una Estructura de Sentimientos Gerontológica referida a las visiones socioculturales que influyen en la construcción de los
roles sociales de las personas mayores, analizando prácticas significantes, cuestionando las formas fijas y tensionando la hegemonía de las
visiones tradicionales en Gerontología.

28
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

C) TENSIONAR LA HEGEMONÍA

Las visiones de una cultura dominante que acentúan imágenes sociales negativas sobre
el envejecimiento y ubican a las personas mayores como un grupo pasivo y sin aporte
al desarrollo de las sociedades, olvida la experiencia y sabiduría que pueden aportar en
los procesos de transformación sociopolítica. Es importante tensionar el pensamiento
gerontológico dominante, pero para ello es clave conocer y comprender sus categorías de
análisis, para de esa forma, instalar espacios de reflexión y crítica con patrones culturales
que promuevan un envejecimiento y cultura ligado a la transformación social.
Por ejemplo, en los estudios de género en “estas décadas hemos podido aprender en
la investigación a desandar y deconstruir preguntas, supuestos y modos de pensar la vejez
que pre–suponían y predisponían hacia ciertos temas. A través de ellos la investigación
gerontológica ha amplificado y naturalizado no sólo las diferencias, sino las desigualdades
que se articulan en la intersección entre género y vejez” (Danel & Navarro, 2019, p. 16). Una
estructura de sentimientos gerontológica invita a instalar una tensión con el pensamiento
hegemónico del envejecimiento y facilitar una apertura a la discusión alternativa y crítica
que genere espacios de ruptura con lo tradicional, fomentando el permanente ejercicio de
problematización con la realidad social.
Desde esa visión, la cuestión de los roles de género en la vejez es un punto que ejemplifica
algunas implicancias de este ejercicio. Como ocurre con la edad, el género está inscrito en
la corporalidad de los individuos, y opera como un factor de diferenciación social que puede
fácilmente transformarse en inequidad. Ello, toda vez que es posible naturalizar características
y significados que son construidos socialmente, atribuyéndolos a la biología (Twigg, 2004;
Calasanti & King, 2018) y naturalizando, de este modo, roles sociales asignados a ciertos grupos
etarios. En esta perspectiva, una tarea crítica importante desarrollada por las teorías de género
ha sido la des-naturalización de las características y roles asignados a hombres y mujeres en
función de la interpretación cultural de la diferencia corporal. Una discusión paradigmática en
este plano ha sido la deconstrucción del binomio mujeres y maternidad, que supone que porque
las mujeres pueden engendrar deben hacerlo, y más importante en términos de roles, que
deben asumir las tareas de cuidado de individuos en situación de dependencia. Extendiéndose
más allá incluso del rol materno, la asociación entre mujeres y cuidado las hace socialmente
responsables de las necesidades no sólo de hijos e hijas, sino también de adultos mayores y
personas con discapacidad o enfermedades crónicas (Aguirre & Scavino, 2016).

29
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

Sin embargo, como observa Silver (2003), la preocupación de las teorías feministas y
de género por esta interpretación social esencialista de las capacidades reproductivas de
las mujeres ha significado que hasta épocas recientes, se haya prestado comparativamente
escasa atención al modo en que estos roles sociales se extienden más allá de la etapa
reproductiva. En la intersección entre género y vejez, la visión convencional (e incluso
estereotipada) de esta última parece haber primado, haciendo suponer que una vez
que las mujeres han concluido su fase reproductiva y de crianza se han quedado “sin
rol” y en cierta medida, libres de los mecanismos de dominación de género que las han
afectado en etapas anteriores del ciclo vital. En el caso de los hombres, la asociación
entre masculinidad y provisión de ingreso lleva al supuesto de que el retiro de la vida
laboral supone una pérdida de identidad y rol que sería especialmente marcada para los
varones y que ha sido ampliamente discutida en la literatura (Kubicek, Korunka, Raymo
& Hoonakker, 2011; Amorim & França, 2019), además de la pérdida financiera asociada
a la jubilación en muchas sociedades, incluidas las latinoamericanas. No obstante, la
jubilación puede ser vivida por hombres y mujeres de manera diferenciada, precisamente
porque las expectativas y roles de género siguen operando en la vejez, con frecuencia
oscurecidas por la idea de que las personas mayores se han quedado “sin rol”.
Por ejemplo, según los datos de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica
Nacional de Chile (CASEN), (Ministerio de Desarrollo Social de Chile, 2017), entre los
hogares en los cuales hay presencia de personas mayores, éstas son jefes de hogar en
el 36% de los casos. De este porcentaje, un 44% son mujeres. Otras investigaciones (UC
y Caja Los Andes, 2019) muestran que las mujeres desempeñan tareas de cuidado muy
importantes, por ejemplo, cuidar de nietos/as para que hijas o nueras puedan trabajar
remuneradamente fuera del hogar, en un contexto de apoyos precarios para el cuidado
infantil, o bien al cuidado de sus propias parejas, también personas mayores.
En este escenario se produce la paradoja de que, por una parte, se asume que
las personas mayores se han quedado sin rol, lo cual lleva aparejada una valoración
social negativa asociada a la dependencia familiar y/o del Estado; y por otra, se espera
que ellos y ellas (pero especialmente las mujeres) sigan cumpliendo los roles que
tradicionalmente se han esperado de las mujeres, lo cual podría profundizar o reproducir
las mismas desigualdades de género que les afectaron en etapas anteriores de la vida.
Por ejemplo, las tareas de cuidado podrían hacer más difícil que las mujeres mayores

30
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

se insertaran laboralmente o participaran en programas de educación continua que les


permitieran ampliar sus opciones de vida. En este sentido, poner atención en la estructura
de sentimientos gerontológica ayudaría a revelar las tensiones inherentes en el modo
hasta ahora dominante de conceptualizar la vejez, en el rol de las personas mayores en
la sociedad, y en las percepciones que quienes están en este grupo etario tienen de sus
propias capacidades y aportes. Del mismo modo, ayudaría a evitar reproducir modos de
intervención que multipliquen estereotipos y limiten las opciones vitales de las personas, en
lugar de ampliarlas como lo propone la vertiente emancipatoria, basada en los Derechos
Humanos, del Trabajo Social (Cemlyn, 2008). De ahí la necesidad de mantener una mirada
crítica –o de vigilancia epistemológica– sobre ciertos supuestos, como argumentamos en
las líneas siguientes.

3. VIGILANCIA EPISTEMOLÓGICA Y REFLEXIVIDAD


Un espíritu científico en Trabajo Social que aborde temas de investigación en el área de
11

envejecimiento y cultura, debería incluir una vigilancia epistemológica (Bachelard, 1972),


entendida en este trabajo como el proceso de reflexión que busca articular enfoques
epistemológicos, teóricos y metodológicos, y que incluya los siguientes momentos:
Una vigilancia en la problematización que aborde los roles sociales de las personas
desde una dimensión crítica que enfatice una estructura de sentimientos que busque
tensionar la hegemonía y establecer una ruptura con el orden establecido y su consideración
del contexto histórico, social, político y cultural (Piña & García, 2016; Piña & Gómez, 2019;
Yuni, 2019; Yuni & Urbano, 2008).
Una vigilancia en el diseño de investigación que busque la conexión entre metodología
y métodos de investigación y análisis, con el proceso de problematización en la matriz
de Trabajo Social en temas de envejecimiento y cultura. Finalmente, la vigilancia de
pensamiento y cultura, que busque articular los hallazgos y/o resultados del proceso de
investigación con intervenciones interdisciplinarias que respondan los desafíos de las
políticas de envejecimiento a nivel nacional e internacional y que aporten a la producción
de conocimientos y saberes disciplinarios.

11. Esta reflexión profundiza los temas de vigilancia epistemológica y reflexividad contenidos en el capítulo de libro denominado: “La formación del
espíritu científico en el Trabajo Social y la vigilancia epistemológica en el campo gerontológico” de Marcelo Piña Morán, contenido en el libro: “Más
mayores, más derechos. Diálogos interdisciplinarios sobre vejez”, compilado por Jorge Pedro Paola, María Nair Tordó y Paula Mara Danel.

31
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

En este punto es relevante mencionar lo indicado por Velasco, que en una entrevista
realizada a Bourdieu por Loïc J.D. Waquant durante el invierno de 1987–1988 en Chicago,
“reflexiona, y se le interroga a fondo, sobre una de sus propuestas que considero
fundamental de su herencia intelectual. Se trata de la objetivación del sujeto objetivante.
Con esto quiero subrayar que no es suficiente la vigilancia epistemológica, es necesario el
recurso de la objetivación” (Velasco, 2004: 3–4). Se puede ser objetivado, considerando
también su condición y origen social, incluyendo en esta línea la vigilancia epistemológica
y la reflexividad (Velasco, 2004), como un proceso de análisis que implica profundizar
respecto de las visiones que el equipo gerontológico tiene incorporadas en torno al
proceso de envejecimiento y la vejez.
En la Matriz de Trabajo Social en temas de Envejecimiento y Cultura es fundamental
incorporar la vigilancia epistemológica descrita por Bachelard y el proceso de reflexividad
mencionado por Bourdieu. Respecto de la primera, es clave la coherencia teórica que
debe existir en una investigación, siendo necesaria la permanente articulación entre las
dimensiones epistemológicas, teóricas y metodológicas. A su vez, la reflexividad implica
considerar que el enfoque interdisciplinario de Gerontología conlleva un análisis del origen
y coordenadas de los investigadores, de sus campos de poder y de sus tradiciones
teóricas. De esa forma se pueden potenciar núcleos investigación gerontológica que
problematicen temas interdisciplinarios de estudio.
Bourdieu también retoma los argumentos de Bachelard centrados en que los hechos
científicos se conquistan, construyen y comprueban. Son los momentos que debe
cursar la epistemología de las Ciencias Sociales, incluyendo la ruptura, construcción y
comprobación (Gracia, 2000). En este sentido, en el primer momento, denominado ruptura,
Bourdieu “analiza las prenociones, el concepto de naturaleza humana, el lenguaje común,
el profetismo y la tradición teórica como los obstáculos más corrientes de la sociología
espontánea, de los cuales hay que desembarazarse mediante técnicas de ruptura” (Gracia,
2000, p. 270). Aplicados a la investigación gerontológica, las prenociones y concepto de
naturaleza humana se pueden describir de la siguiente forma:
Las prenociones son las primeras opiniones que pueden influir en los investigadores de
la Gerontología. Pueden aparecer los mitos y estereotipos asociados al envejecimiento y la
vejez. El concepto de naturaleza humana se refiere al intento de analizar el tema de estudio
sin considerar el contexto histórico, político, económico, cultural y social. La perspectiva

32
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

socio–antropológica indica que es importante analizar las prácticas significantes que la


sociedad tiene del proceso de envejecimiento, vejez y personas mayores. De hecho,
el término “viejo” es usado para enfatizar el status negativo del adulto mayor (Clarke,
Marshall, House y Lantz, 2011).
Un segundo momento de la investigación gerontológica es la construcción del objeto
y se refiere a que las categorías de análisis no estén situadas en la percepción ingenua:
“la ciencia construye el objeto de la experiencia contra el sentido común. En la captación
espontánea de lo real, éste es considerado “preconstruido” por Bourdieu” (Gracia, 2000,
p. 272). La investigación gerontológica debe renunciar a las respuestas inmediatas del
empirismo e interrogar al sentido común, avanzando a un espíritu científico.
El tercer momento se refiere a la comprobación, aclarando que “los momentos
epistemológicos se arman siguiendo una jerarquía, un orden que se debe seguir para que
el trabajo científico se realice sin errores. Tal orden es el que se desarrolló antes: ruptura,
construcción, prueba de los hechos, si bien estos momentos no se reducen al orden
cronológico de las operaciones de investigación” (Gracia, 2000, p. 275). Una experiencia
que se desarrolla de forma correcta conlleva una relación dialéctica entre esa experiencia
y la razón. La actitud dialéctica de esta razón está basada en los planteamientos de
Bachelard, que consideran como relevante un ir y venir de la experiencia, una interrelación
permanente entre teoría y experiencia, donde la supremacía está en la razón, ya que
según Bachelard es desde la razón donde emerge la experiencia.
Se han descrito los componentes de la Matriz de Trabajo Social en temas de
Envejecimiento y Cultura, siendo una propuesta que facilita el nexo interdisciplinario con
profesiones y disciplinas que abordan temas gerontológicos, y que se interesan por
potenciar los roles sociales de las personas mayores.

REFERENCIAS
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37
2.

LA PROTECCIÓN DE DERECHOS
DE LAS PERSONAS VIEJAS EN EL MARCO DE LA
CORRESPONSABILIDAD Y EL NEO–ASISTENCIALISMO
.AURA MARLENE MÁRQUEZ HERRERA

RESUMEN
La Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las
personas mayores, adoptada por la Asamblea General de la Organización de Estados
Americanos (OEA), se considera como el instrumento por excelencia para la erradicación
de la discriminación por motivos de edad. Aun así, es ante todo un documento político
que juega un papel determinante en el ejercicio del poder y la toma de decisiones. En
ese sentido y considerando que un adecuado nivel de vida con calidad depende de la
realización de todos los derechos, y que al asumir este enfoque, es necesario pensar en la
primordial responsabilidad jurídica, política y ética de los Estados, se pretende examinar
los conceptos de protección y de corresponsabilidad, derivados de una orientación neo–
asistencialista que responde a particulares intereses y voluntades políticas. Su análisis es
indispensable en los procesos de formación y acción del Trabajo Social Gerontológico.
Palabras clave: Acción Internacional, formación y acción, participación social,
empoderamiento de personas viejas.

ABSTRACT
The Inter-American Convention on the Protection of the Human Rights of the Elderly, adopted by
the General Assembly of the Organization of American States (OAS) is considered the instrument
par excellence, for the eradication of discrimination based on age. Even so, it is above all a political
document, which plays a decisive role in the exercise of power and decision–making. In this sense
and considering that an adequate standard of living with quality depends on the realization of all rights,
and that this approach implies the primary legal, political and ethical responsibility of the States, It
is about examining the concepts of protection and co-responsibility, derived from a neo–welfare

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

orientation that responds to particular interests and political wills. The analysis of this Convention is
essential in the formation and action processes of Gerontological Social Work.
Keywords: International Action, training and action, social participation, empowerment old
people.

PRESENTACIÓN
Si se realiza un análisis de la situación actual de las personas viejas en América Latina y
el Caribe se encuentra que, pese al mayor desarrollo de la investigación gerontológica, la
definición e implementación de políticas públicas, y la adopción -por lo menos en la teoría-
del enfoque de derechos, éstas continúan siendo víctimas de diferentes tipos de maltrato,
abandono, discriminación, entre otras formas de violación a sus derechos.
Lo irónico es que quienes promueven “los derechos de las personas adultas mayores”
son los que menos responden por su obligación de protegerles, es decir, los Estados.
Al tiempo que manifiestan su compromiso indiscutible con este grupo poblacional,
desarrollan políticas tales como la de protección social, que les aparta del derecho a la
seguridad social como derecho humano fundamental. O las de salud, que en respuesta
a las directrices impuestas por quienes definen las premisas del mercado, han terminado
creando situaciones que afectan, de una u otra manera, la salud individual y colectiva;
establecen barreras de acceso a los servicios de atención; e inclusive, afectan la misma
atención primaria. Situaciones que se han hecho especialmente evidentes en este tiempo
de la pandemia por la COVID–19, o sea, en una situación especial de crisis.
Esta observación nos ha llevado a pensar que en lo fundamental, nada o muy poco
ha cambiado sobre la realidad de las personas en su vejez. Empezando por el imaginario
social, en el que a pesar de jugar con todo tipo de eufemismos, se mantiene viva la
imagen de una vejez inservible y estorbosa. Duros y dolorosos calificativos, que no dejan
de serlo, aun cuando se intente nombrarlos de otra manera. Son parte de una realidad
difícil de transformar, si los ejes centrales que los mantienen están puestos en un sistema
económico y político que no ofrece a las personas ni oportunidades, ni respuestas.
La situación se hace aún más compleja cuando las proyecciones de los organismos
expertos muestran que, resultado de las transformaciones sociales y culturales, económicas
y políticas, las personas viejas del futuro, es decir, los jóvenes de hoy, podrán vivir más

39
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

tiempo pero no en mejores condiciones, sobre todo, si continúa aumentando la pobreza,


junto con diversos problemas de salud física y mental. Estos últimos, en muchos casos,
derivados de la misma pobreza, o de la medicalización de la salud, la cual se ha impuesto
en nombre de la prevención de las enfermedades y de la posibilidad de retardar la vejez.12
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, en el año 2050 la
cantidad de personas mayores en la región será de 195, 87 millones, lo que significa cerca
del 25% del total de la población (CEPAL/2019). Por su parte, el Banco Interamericano de
Desarrollo (Observatorio sobre Envejecimiento y Cuidados), considera que el aumento de
la esperanza de vida no só lo trae como consecuencia el aumento de la proporción total de
población mayor, sino también la prolongación de la vejez, que se refleja en un aumento
del peso de los más viejos dentro de los viejos. Es así que hacia el 2050 proyectan un 26%
de mayores de 80 años sobre el total de población adulta mayor de la región (BID/2018).
Estas cifras, pensadas en función de quienes puedan necesitar cuidados, nos llevan
a las de dependencia. Según este mismo organismo, y asumiendo que las tasas de
dependencia se mantengan constantes, para ese mismo año, 2050, se calculan alrededor
de 14% de mayores de 60 años dependientes (101:27). Se plantea entonces la necesidad
de cuidados y cuidadores, y de apoyo para los cuidadores, que tradicionalmente son
miembros de la misma familia, en muchos casos, mujeres. Tienen que dejar de trabajar,
con lo que se aumenta la pobreza,o bien asumir la triple carga (el trabajo, el cuidado
del hogar, y el cuidado de la persona dependiente), que con el paso del tiempo significa
afectar su propia salud física y mental.
En relación con el empleo y la seguridad social, estimaciones del BID revelan que
debido a las altas tasas de informalidad laboral, en el año 2050 un alto porcentaje de
personas adultas mayores en la región latinoamericana y caribeña (entre el 47% y el 60%)
no dispondrá de los ahorros suficientes para financiar una pensión formal, por lo que se
verán obligadas a depender de la ayuda de familiares o del Estado, en caso de no poder
seguir trabajando (101:35).
Además, está la soledad a medida que aumenta la edad, derivada de las
transformaciones en las estructuras familiares y la pérdida de redes de apoyo (resultado de

12. El análisis más reciente sobre la mercantilización de la salud lo presenta el Md Antonio Sitges-Serra en su libro “Si puede no vaya al médico”. Ed.
Debate. España. 2020. El autor es docente universitario, autor de más de cuatrocientos artículos científicos. Afirma que en una sociedad que
venera la ciencia y siente pánico por envejecer y morir, la medicina se ha convertido en un negocio enorme, casi siempre a expensas del paciente.

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

las políticas de enfoque neoliberal, que se implementaron desde el siglo pasado). Asimismo,
la discriminación por motivos de edad, que se entrelaza con otras formas de discriminación,
haciéndola más compleja, nociva y perniciosa. Y la espiral continúa y las respuestas son
pocas.13
Una vez considerados estos aspectos, que no son los únicos, pero quizá sí los más
críticos, consecuencia de acciones políticas o de la falta de ellas, la pregunta obligada
es: ¿quiénes deben garantizarles a éstas personas la posibilidad real de vivir una vida
digna y con calidad? Son los Estados los encargados de cumplir con la obligación de
garantizar, sin discriminación alguna, que hombres y mujeres de todas las edades puedan
disfrutar del derecho a la vida, a la salud, al trabajo, a la vivienda, entre otros, y en la vejez,
además, de la seguridad social14. Es decir, garantizar los derechos en todo el proceso de
envejecimiento.
Por ello, en la medida en que se ha hecho más que evidente el envejecimiento
poblacional, y la velocidad con la que se ha desarrollado el fenómeno en la región,
conjuntamente con el aumento de la informalidad en el empleo, la pobreza y la desprotección,
entre otros aspectos, se demanda que los compromisos establecidos por los gobiernos,
a partir del Plan de Acción Internacional de Envejecimiento (Madrid 2002), y otras
declaraciones y expresiones resultantes del seguimiento a su implementación, sean de
alguna forma, vinculantes15.
Por consiguiente, se piensa que la Convención Interamericana sobre la Protección
de los Derechos Humanos de las personas mayores, adoptada por la Asamblea General
de la Organización de Estados Americanos (OEA) en el año 2015, que sí es jurídicamente
vinculante, pueda cumplir una función transformadora. Ratificada hasta la fecha por siete
países de la región, se considera como el instrumento por excelencia para la erradicación
de todas las formas de discriminación y violación de derechos, y en particular, las
relacionadas con la discriminación por motivos de edad. Se reafirma en las libertades y
derechos fundamentales, a fin de contribuir a la plena inclusión, integración y participación

13. De hecho, sobre estos mismos problemas se vienen adelantando estudios desde hace más de veinte años, por lo menos desde la observancia del
Día Internacional de las personas de edad (1999), y de la Segunda Asamblea Mundial sobre Envejecimiento (2002), momento en el cual se realizó
un foro específico sobre investigación (El foro de Valencia).
14. Me refiero a la seguridad social como Derecho Humano fundamental. Este tema lo desarrollo en “La Seguridad Social: Pieza fundamental en la
agenda de los Derechos Humanos de las personas viejas”, el cual tuve la oportunidad de presentar en el Foro Social del Consejo de Derechos
Humanos de Naciones Unidas, celebrado en Ginebra (Suiza) del 1 al 3 de abril del 2014.
15. En el Derecho Internacional son identificados como el Derecho blando. Según los expertos, si bien no establecen obligaciones a los Estados,
contribuyen al desarrollo de la normatividad.

41
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

de las personas mayores en la sociedad. Sin embargo, también es un documento político,


que juega un papel determinante en el ejercicio del poder y la toma de decisiones.
Con base en lo anterior, el propósito del presente escrito está encaminado a compartir
algunos puntos de reflexión sobre dos principios fundamentales de la convención y otros
instrumentos jurídicos: la protección y la corresponsabilidad. Se propone que dichos
principios están orientados por un enfoque neo–asistencialista que reafirma diferentes
intereses y voluntades políticas, lo cual crea barreras y dificulta el efectivo goce de los
Derechos Humanos de las personas en su vejez. Claro está que para empezar hay que
pensar en lo esencial, lo que implica hablar de Derechos Humanos. La propuesta final es
fortalecer los procesos participativos desde esta misma perspectiva.

LA NECESIDAD DE LA CLARIDAD CONCEPTUAL


… en los proyectos de la existencia cotidiana, más acá del reino de las mentiras eternas,

introducimos también el ideal tonto de la seguridad garantizada,

de las reconciliaciones totales, de las soluciones definitivas.

El Elogio de la Dificultad. Estanislao Zuleta

El tema de los Derechos Humanos es sin duda uno de los que más se menciona en esta
época, en todos los ámbitos de la vida humana. Sin embargo, al mismo tiempo que se
avanza en su desarrollo, en no pocos espacios se discute su efectividad y se intenta
descalificar su validez. Esto no es gratuito, responde a intereses de diverso orden, sobre
todo político y económico.
A la manera de Foucault (1970/1992) se podría decir que seguramente responde a
la necesidad de controlar “el discurso”, “para conjurar los poderes y peligros, dominar el
acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad”.
Ahora, sin pretender desarrollar esta interesante y muy necesaria discusión del
discurso y el poder en los Derechos Humanos, pensar sobre los procedimientos de
exclusión del discurso en una sociedad como la nuestra (la prohibición, la separación y el
rechazo, y la oposición entre lo verdadero y lo falso), quizá podría facilitar el entendimiento
de las razones por las que una cuestión tan importante como los Derechos Humanos
terminan siendo parte de ese doble discurso, en el que los acogen cuando en realidad los

42
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

desestiman. Se reconocen las obligaciones, pero luego se dejan en letra muerta, y como
resultado, en la cotidianidad, las personas con frecuencia los descalifican con expresiones
como son un “discurso vacío” o son “simple retórica”.
Todo esto entendiendo que el discurso “no es simplemente aquello que traduce las
luchas o los sistemas de dominación, sino aquello por lo que, y por medio de lo cual se
lucha, aquel poder del que quiere uno adueñarse” (Foucault, 1970/1992, p. 6). En este
caso se podría decir que desde los Estados pretenden hacerlo suyo sólo para neutralizarlo
y finalmente, deslegitimarlo.
Desde otra perspectiva, Boaventura de Sousa Santos (2020) plantea que el capitalismo
global ha ido promoviendo una narrativa cada vez más restringida de los Derechos
Humanos. Además, afirma que hoy, con la primacía de la libertad económica y del ascenso
de la extrema derecha, tanto los derechos civiles y políticos como la democracia liberal,
son cuestionados como obstáculos al crecimiento capitalista.
Reitero que todo esto sería materia de una amplia y compleja discusión que no es
posible desarrollar en este espacio, pero sí cabe resaltar que lo fundamental de la presencia
de los Derechos Humanos en nuestras sociedades es el hecho de haber marcado un
derrotero para los países del mundo sobre la protección y el respeto que merecen las
personas en todos los momentos y dimensiones de su vida, y eso es algo por lo que bien
vale la pena trabajar incansablemente.
Como bien lo plantea Nikken (2010, p.56), “la noción de Derechos Humanos se
corresponde con la afirmación de la dignidad de la persona frente al Estado. El poder
público debe ejercerse al servicio del ser humano, no puede ser empleado lícitamente
para ofender atributos inherentes a la persona y debe ser vehículo para que ella pueda vivir
en sociedad en condiciones cónsonas con la misma dignidad que le es consustancial”16.
Sin duda, la relación que se establece es muy clara: la dignidad humana como valor
fundamental de la vida, frente a un Estado que ante todo, debe respetarla, facilitando a
las personas vivir su condición de ser humano individual (consigo mismo), pero también
social (con su entorno).

16. Las citas tomadas son parte de los contenidos del XXVIII Curso Interdisciplinario en Derechos Humanos – 2010, cuyo eje temático fue “Educación
en Derechos Humanos”. Su autor, Pedro Nikken, es integrante del Consejo Directivo del Instituto Interamericano de Derechos Humanos –IIDH-
desde su fundación. Juez y Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, docente jubilado y ex decano de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela, entre otros importantes cargos desempeñados en su larga trayectoria. Vale la pena
revisar éste y otros cursos que el IIDH imparte anualmente.

43
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

Siendo así, y siguiendo al mismo autor, entonces se hace indispensable considerar el


concepto de Derechos Humanos y algunos aspectos que lo caracterizan:
Lo que en nuestros días se conoce como Derechos Humanos está referido al reconocimiento de que toda persona

humana, por el hecho de serlo, es portadora de atributos autónomos que deben ser reconocidos y protegidos por el

Estado. Ellos son inherentes al ser humano y no requieren de ningún título específico para adquirirlos. No resultan de

una adjudicación o cesión del Estado, cuya función con respecto a ellos es de reconocimiento, respeto y protección.

Basta con ser persona humana para ser titular de los Derechos Humanos y toda persona humana es titular de esos

derechos. Su exigibilidad no depende de su consagración legislativa; por el contrario, históricamente aparecen

como atributos que se han hecho valer contra leyes opresivas que los desconocían o menoscababan (p. 56)

Un aspecto clave para tener siempre presente, es que los Derechos Humanos no
dependen de las voluntades de los políticos de turno. No son beneficios otorgados o
concedidos por ellos. Lo que hacen es reconocerlos, nunca crearlos. La diferencia es
definitiva en el entendimiento del tema, pues de lo contrario nos llevaría al absurdo de decir
que antes no se tenían derechos. Valga el momento para indicar que en realidad son el
resultado de luchas sociales, al proponer la reivindicación de mejores formas de vida (Bailón,
2009), “un encadenamiento progresivo de conquistas, obtenidas todas dentro del contexto
de luchas y conmociones signadas por la emancipación contra la opresión” (Nikken, p: 67).
Por tal motivo, no se puede olvidar que las obligaciones de los Estados son: respetar,
proteger y realizar. Respetar, porque deben abstenerse de interferir en su disfrute; proteger,
al impedir abusos; y realizar, adoptando medidas positivas que faciliten su disfrute.
Deberes básicos para avanzar en el propósito de lograr la efectividad de los derechos
que son intransferibles.
En este orden de ideas, los derechos (tanto los civiles y políticos como los económicos,
sociales y culturales, “DESC”) tienen un principio de integralidad, que significa que son
interdependientes, y por lo tanto, todos son indispensables para vivir con dignidad. Dependen
unos de otros para hacer efectiva la garantía de su disfrute. Ahora bien, los civiles y políticos
son de cumplimiento inmediato, mientras los DESC han sido favorecidos con un principio de
progresividad, con el cual el reconocimiento de la satisfacción plena de los derechos supone
gradualidad. No obstante, el progreso debe ser consistente con la obligación de moverse
tan rápida y efectivamente como sea posible hacia la meta. Esto no debe ser malinterpretado
en el sentido de privar a la obligación de todo contenido significativo (Courtis, 2006).

44
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

Esbozado lo anterior, aclaremos un aspecto fundamental para el tema que nos ocupa:
cuando se habla de la persona como sujeto titular de derechos, se refiere por supuesto, a todos
los momentos de su vida, lo cual incluye la vejez. Es decir, que también estamos hablando de las
personas viejas. Las y los viejos, antes que ser viejas/os, son personas, fueron personas y seguirán
siéndolo hasta su muerte. Parece esto una afirmación demasiado evidente, pero no. Con frecuencia
se encuentra que las personas se piensan como adultos mayores y más aún, de la tercera edad,
a pesar de que este último eufemismo fue sustituido por el primero desde hace ya más de dos
décadas, como una especie de estrategia de restitución de derechos, que en realidad no cumplió
su propósito. A la vista está. Pero no sólo ellas: la sociedad en general también los reconoce de la
misma manera. Pareciera que dejaron de ser personas para convertirse en adultos mayores, y de
manera inmediata, perder derechos y crear dependencias. Una ruptura en el transcurso de vida
puesta por un sistema que dice reconocerles, pero que de todas formas les excluye.
En síntesis, ni la igualdad, ni la libertad cambian con la edad. Las personas viejas tienen los
mismos derechos que todas las demás, independientemente de la edad17. “No caben restricciones”.
La especificidad tiene que ver con derechos concernientes a toda una historia de desconocimientos
y vulneraciones. En esa medida, deberían ser garantizados de manera inmediata para devolverles
la dignidad perdida en el transcurso de la vida debido a la falta de recursos, pero sobre todo a la
falta de oportunidades, lo cual no ha dependido de la voluntad de las personas.

NOVEDADES Y LIMITACIONES DE LA CONVENCIÓN


Los Derechos Humanos cambian las vidas de las personas. La protección de los derechos de las personas de

edad ayudará a que conduzcan de modo digno y seguro su vida.

Naciones Unidas

Con la observación Nº 6 del Pacto DESC Los derechos de las personas de edad (1993), se
comienza formalmente el camino de la especificidad18. El propósito de esta observación

17. La Declaración Universal de los Derechos Humanos en su primer artículo dice: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y
derechos”, y en el art. 3: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”, en ninguno de los treinta artículos
se hacen excepciones por edad. Resolución 217A (III) Naciones Unidas 1948. https://www.ohchr.org/sp/udhr/pages/udhrindex.aspx
18. Esta observación responde a la creciente preocupación por el envejecimiento poblacional, posterior a la aprobación del Plan De Acción de Viena
en la Primera Asamblea Mundial sobre Envejecimiento (1982), y la de ocho objetivos mundiales para el 2001, propuestos con el fin de reforzar las
obligaciones de los Estados Partes en el Pacto. Ver la información completa en: https://www.escr-net.org/es/recursos/observacion-general-no-6-
derechos-economicos-sociales-y-culturales-personas-mayores.

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

es prestar asistencia a los Estados Parte en el cumplimiento de sus obligaciones en la


aplicación del Pacto. En dicho instrumento se afirma que “están obligados a prestar especial
atención al fomento y protección de los derechos económicos, sociales y culturales de
las personas de edad”. En esa medida precisa una serie de aspectos en relación con el
género, el cuidado, el trabajo, la seguridad social, la salud, la familia, la educación y la
cultura, y lo que implica gozar de un nivel de vida adecuado.
No quiere decir lo anterior que las demás observaciones generales del pacto,
aprobadas por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, no protejan
en lo que corresponda a las personas viejas. Reitero que, en tanto personas, están
protegidas por todos los instrumentos internacionales, tanto del sistema internacional
como del interamericano. De hecho, el Pacto de Derechos Civiles Políticos (adoptado por
la Asamblea General en diciembre de 1966 y con entrada en vigor en marzo de 1976) afirma
que “todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de personalidad
jurídica” (art. 16), y que todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho sin
discriminación a igual protección ante la ley (art. 26).
En el artículo 17 del Protocolo de San Salvador19 , se establece para los Estados parte
del sistema interamericano que “toda persona tiene derecho a protección especial durante
su ancianidad”. En tal cometido, se comprometen a adoptar de manera progresiva las
medidas necesarias a fin de llevar este derecho a la práctica…”20
Ahora, con la aprobación de la Convención Interamericana sobre la protección de los
Derechos Humanos de las personas mayores (2015), los Estados Parte se comprometen
a salvaguardar los Derechos Humanos y libertades fundamentales de la persona mayor,
sin discriminación de ningún tipo. Esto se considera como uno de sus principales logros.
No obstante, y sin pretender desconocer la valía de este instrumento, sería interesante
mirar detalladamente algunas limitaciones, que a mi manera de ver presenta:

19. Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de derechos económicos, sociales y culturales. Suscrito
en San Salvador, el 17 de noviembre de 1988, en el décimo octavo período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la OEA. http://www.
oas.org/es/sadye/inclusion-social/protocolo-ssv/docs/protocolo-san-salvador-es.pdf
20. El artículo continua de la siguiente forma: y en particular a proporcionar instalaciones adecuadas, así como alimentación y atención médica
especializada, a las personas de edad avanzada que carezcan de ella y no se encuentren en condiciones de proporcionársela por sí mismas;
ejecutar programas laborales específicos destinados a conceder a los ancianos la posibilidad de realizar una actividad productiva adecuada a sus
capacidades respetando su vocación o deseos; estimular la formación de organizaciones sociales destinadas a mejorar la calidad de vida de los
ancianos”.

46
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

1) La primera y más importante es que el Estado que se compromete a salvaguardar


los Derechos Humanos, es en realidad subsidiario en el reino del mercado. En
esta relación es entonces el poder económico y político de las grandes empresas
(nacionales y multinacionales), que por cierto, están incluidas dentro del amplio
concepto de “sociedad civil”, el que termina predominando21.
Un ejemplo sencillo pero definitivo es el de la seguridad social. Las transformaciones
que se han venido implementando desde finales del siglo pasado para convertirla en
protección social han sido con el propósito de fortalecer a los fondos privados con el
concurso de sus dueños. Su acceso depende de la capacidad económica de quienes
puedan vincularse; las otras personas, que son la gran mayoría de la población,
tendrán que conformarse con programas de beneficencia replanteada en el marco del
neoasistencialismo.
Si bien la seguridad social es ahora un derecho protegido por la Convención (art. 17),
el compromiso de los Estados es “promover progresivamente, dentro de los recursos
disponibles… a través de los sistemas de seguridad social y otros mecanismos flexibles
de protección social… de conformidad con la legislación nacional”. De manera similar
aparece planteado en los artículos relacionados con salud y trabajo, y no pocas veces,
só lo las funciones de promover, recomendar, fomentar, que en realidad no establecen un
verdadero compromiso.

2) Asimismo, se afirma en el artículo primero que los “Estados Parte sólo podrán establecer
restricciones y limitaciones al goce y ejercicio de los derechos mediante leyes
promulgadas con el objeto de preservar el bienestar general”, lo cual es bastante
indeterminado.
Si se examinan con detenimiento éstas y otras pequeñas, pero significativas
enunciaciones, no se puede dejar de reflexionar en que tales disposiciones de alguna
forma contradicen el sentido mismo de la Convención, y de la ética de los Derechos
Humanos.

21. Al respecto ver, por ejemplo: Observaciones al informe final del Relator Especial John Ruggie sobre los Derechos Humanos, las empresas
transnacionales y otras empresas de Alejandro Teitelbaum (A/HRC/17/31, 21 de marzo de 2011) En: Derechos Humano y Desarrollo Sostenible.

47
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

Una situación muy reciente que sería buena ilustración de lo anterior, es la expuesta
en la pandemia por COVID–19, que afectó directamente a la población mayor de 60
años. Da cuenta clara de cómo se pueden vulnerar los Derechos Humanos, en nombre
del bienestar general. Por un lado están las medidas de “protección”, prohibiendo a las
personas mayores de 70 años salir de sus lugares de vivienda, con lo cual se vulneraron
los derechos a la libertad individual, libre circulación, autonomía, y libre desarrollo de la
personalidad22. Por el otro y contrario a toda ética, la idea de dar prioridad en las unidades
de cuidados intensivos a los jóvenes sobre las personas viejas, considerando que tienen
mayor probabilidad de sobrevivir. Se supone que con esta medida se evitaba la pérdida
de años productivos para la sociedad.
A todo se le da su debida justificación. En el primer caso, se hace referencia al
amparo que la sociedad debe ofrecer a sus mayores. Del mismo modo, a la defensa
de los derechos de quienes por edad, supuestamente “no pueden comprender lo que
es mejor para ellos/as”. En el segundo, a la mejor administración de los recursos, con el
objeto de preservar el bienestar general y proteger a la sociedad y su futuro.
Sin duda, responden a diferentes motivaciones e intereses, pero de un complejo juego
de poder político y económico. Se mezcla con un hecho cultural, el innegable paternalismo
que de todas suertes es discriminatorio; está basado en un imaginario social desacertado
y absurdo, que con facilidad cae en la infantilización. La relación de poder se constituye
a través de un proceso casi imperceptible de reconstrucción social de la realidad, en que
el interés de la minoría se objetiva y aparece encarnado en el conjunto de las condiciones
sociales (Lechner, 1978/2013).
No hay duda que toda dominación invoca a la protección. Ahora bien, la contradicción
está en que la protección no es prohibir, sino garantizar. En ese orden de ideas, de acuerdo
con la Corte Constitucional de Colombia, son inadmisibles aquellas medidas paternalistas
que prohíben ciertas conductas a partir de lo que se considera que es apropiado o no para
los intereses de la persona, incluso en aquellos casos en que está en juego el derecho a

22. En Colombia, en marzo del presente año, el Gobierno Nacional expidió la Resolución 464 de 2020, con la cual decretó el aislamiento preventivo
obligatorio para las personas mayores de 70 años en el marco de la emergencia sanitaria. Considerada un acto discriminatorio y violatorio del
derecho a la igualdad, y teniendo en cuenta que sin justificación legítima limitaron su derecho a la libertad de locomoción, un grupo de personas
viejas que se auto–denominó como “la rebelión de las canas”, interpuso una acción de tutela, a pesar de no estar prevista en el ordenamiento
jurídico para impugnar actos de carácter general y abstracto. Por tal motivo notificaron que también promoverían una acción de nulidad por
inconstitucionalidad contra los artículos pertinentes de los Decretos 749 y 847 de 2020 expedidos por la Presidencia de la República. En respuesta,
el Juzgado 61 Administrativo del Circuito Judicial de Bogotá tuteló los derechos fundamentales a la igualdad, libre desarrollo de la personalidad
y libertad de locomoción de los accionantes y adultos mayores de 70 años residentes y domiciliados en Colombia. Información tomada del
documento presentado en junio de 2020 por los accionantes

48
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

la salud23. Además, la CIDH considera que cada persona es un sujeto moral activo capaz
de tomar las decisiones que considere adecuadas según su proyecto de vida.24

3) Teniendo en cuenta lo anterior, surgen nuevos cuestionamientos frente a afirmaciones


relacionadas con los aportes que ofrece la Convención:
Si viejos y viejas son ante todo personas… ¿por qué al llegar a la vejez requieren de
una definición que sea jurídicamente vinculante, y con una edad base que varía (entre 60
y 65 años), de acuerdo con las leyes internas de los países? Sin pretender entrar en el
debate de la definición de vejez y de su edad límite, lo cierto es que sigue siendo arbitraria,
y más aún cuando depende de los legisladores de cada país.
¿Desde esta mirada se pensará acaso que en los países donde no se ha ratificado la
Convención las personas viejas no son sujetos de derechos? ¿O podría ser que antes del
2015 (fecha de aprobación de la Convención) no existían jurídicamente? ¿A partir de qué
criterios se establece la diferencia entre los 60 y 65 años? ¿En razón de la enfermedad? ¿Por
cuestiones de pobreza? Uno u otro de estos dos últimos interrogantes nos llevaría a reflexionar
que en realidad no ha cambiado en nada, o casi nada, el concepto que tradicionalmente se
ha tenido de la vejez, relacionado con enfermedad, discapacidad, abandono, pérdida.

4) Será por eso que también consideran como aportes de la Convención, la construcción
de las personas mayores como sujetos de derechos, o que se les están otorgando
nuevos derechos. Entonces es el momento de precisar que las personas viejas son
sujetos de derechos desde siempre, en tanto son personas, y que los derechos no
se conceden, simplemente se reconocen por los Estados, y deben ser reconocidos
como lo que son. La dignidad humana no admite relativismos, de modo que sería
inconcebible que lo que hoy se reconoce como un atributo inherente a la persona,
mañana pudiera dejar de serlo por una decisión gubernamental (Nikken, 2010).
¿Dónde quedarían entonces las obligaciones de los Estados?
Si la dignidad no admite relativismo como lo afirma Nikken, tampoco la garantía de los
Derechos Humanos. Se respetan y garantizan, o no se respetan y por lo tanto, se violan.

23. Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-246/17.


24. Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sentencia de 30 de noviembre de 2016 en el caso I.V. Vs. Bolivia.
Las dos sentencias son tomadas de: Acción de Tutela por discriminación contra adultos mayores de 70 años con ocasión de las medidas
adoptadas por el Gobierno Nacional para el control del COVID-19. Colombia. Junio 2020

49
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

LA CORRESPONSABILIDAD
Recordemos, y a título simbólico únicamente, el viejo principio griego: que la aritmética puede muy bien ser

objeto de las sociedades democráticas, pues enseña las relaciones de igualdad, pero que la geometría sólo

debe ser enseñada en las oligarquías ya que demuestra las proporciones en la desigualdad.

El orden del Discurso. Michel Foucault

Tanto la Convención, como otros instrumentos jurídicos, presentan la corresponsabilidad


como un principio, con el que el Estado compromete a la familia y la comunidad en
el cumplimiento de lo que deben ser sus obligaciones. Una estrategia política del
neoliberalismo que viene dando sus frutos, pues se ha ido instalando gradualmente
en el lenguaje cotidiano y en los escenarios de la vida diaria, y ahora hace parte de
las relaciones sociales y familiares, en todos los momentos y entre todos los actores
sociales. Un ejemplo es su incorporación con perspectiva de género, en las políticas
públicas de conciliación en España, argumentando que va un paso más allá de la
misma conciliación, porque conduce a una modificación de las estructuras sociales y a
un nuevo pacto social25.
La corresponsabilidad en el escenario de la trilogía Estado–sociedad–mercado, que
en realidad es sociedad–Estado–mercado, si se coloca en orden de quienes realmente
asumen las obligaciones, ha planteado un nuevo escenario jurídico institucional, en tanto
establece una suerte de mandato, y una nueva cultura en la medida que involucra a toda
la sociedad. Esto en nada le favorece, y menos a las familias, que son en últimas las que
terminan asumiendo “todas” las obligaciones en relación con el desarrollo y protección
de cada uno de sus miembros, sin el respaldo adecuado ni los recursos institucionales
correspondientes. Sobre todo, las familias más pobres. Pero en la medida en que ha sido
presentado, como una forma de participación en un espacio orientado por el slogan de
que “todos somos estado”, no sólo tiene aceptación sino también beneplácito.
Su incorporación en el tema de envejecimiento y vejez ha sido muy bien recibida por la
sociedad, en la medida en que tocó el sentir de la obligación moral de las personas, en un
contexto en el que se ha desdibujado completamente el valor de la historia de las personas
viejas, de su saber y de su real participación. Un efectivo ejercicio de culpabilización

25. Sobre este tema se puede consultar: La corresponsabilidad de género en las políticas de conciliación. Espacio del Trabajo Social. P. Fernández y
O. Díaz. En: Respuestas disciplinares en una sociedad global. Aportaciones desde el Trabajo Social. Logroño. Universidad de la Rioja.

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

que sirve muy bien a los intereses de los Estados neoliberales, que pretenden eludir sus
obligaciones en materia de Derechos Humanos.
Por su parte, los representantes de los gobiernos no son ajenos a esta realidad.
En la primera parte del proceso de negociación de la Convención, el principio de la
corresponsabilidad, estaba respaldado con la siguiente definición: “Compromiso u obligación
que se establece entre todos los actores responsables de garantizar los derechos de las
personas mayores”26. A la postre quedó sólo el principio, con la consabida afirmación final:
“de acuerdo con su legislación interna”. Como se sabe, esta última se va transformando en
la medida de la necesidad y las exigencias de los nuevos tiempos.
Desde luego, no es posible establecer a un mismo nivel todas las relaciones en la
sociedad. Con el tiempo aumentarán las tensiones, pero nadie responderá por nada, y si
todos somos responsables de todo… ¿qué sentido tiene la Convención?

EL NEOASISTENCIALISMO
Cualquier alternativa de una política social debe ser considerada

dentro de un proceso histórico de desarrollo de dicha política

Eduardo Bustelo

Nacer libres e iguales en dignidad y derechos, como se plantea en la Carta Derechos, no se


corresponde con las realidades que construye el capitalismo. De todos es sabido que en su
evolución crea desigualdades que luego controla a través de políticas sociales. En consecuencia,
estas también evolucionan y se transforman, de acuerdo con las necesidades del capital.
El nuevo orden cuestiona tanto la función del Estado en el desarrollo, a partir de
políticas económicas redistributivas, como el rol de las políticas sociales que actúan
acompañando procesos de movilidad social ascendente para sectores postergados por
el mercado, como consecuencia de su lógica de acumulación (Clemente, 2020).
En esta lógica, prevalece el enfoque de “servicios” que pueden ser prestados por
agentes privados, y las pensiones ligadas al salario cambian por réditos sobre el ahorro,

26. Documento de avances del Grupo de Trabajo de la OEA, sobre la protección de los Derechos Humanos de las personas mayores, septiembre
2012–mayo 2013. Vale la pena aclarar que la supresión de la definición se dio posterior a los comentarios presentados por la Red CORV
(Coordinación Regional de Organismos de América Latina y el Caribe sobre Envejecimiento y Vejez) con fecha 1 de octubre de 2013.

51
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

también manejado por agentes privados, quedando la responsabilidad estatal reducida


al manejo de transferencias. Cambios que se presentaron radicalmente, por lo menos a
partir de los años noventa, cuando se pretendió reducir el Estado a su mínima expresión
y confiar todo a la fuerza del mercado, inclusive la salud.
Ahora bien, el postulado según el cual el mercado es el mejor asignador de recursos
y el supremo regulador, no sólo de la economía sino de la sociedad, es un postulado
esencialmente violatorio de cualquier noción de Derechos Humanos, especialmente de
derechos económicos y sociales (Moncayo S, 2004). Aumenta la pobreza de la población
y con ella la desigualdad e inequidad, pues la riqueza se concentra en grupos cada vez
más reducidos. El aumento de la desigualdad se hace no sólo a costa de las rentas más
bajas, sino de la clase media, en un proceso acelerado de precarización (Desviat, 2017).
Así, la mayoría de la población debe vivir con la menor cantidad de recursos posible, y las
políticas de corte neo–asistencial se enfocan en la redistribución de la pobreza entre los
grupos más vulnerables.
Esto se hace especialmente evidente con el grupo de población de personas viejas,
la cual está precisamente considerada como una de las más vulnerables. Quienes no
logran una pensión, terminan, en el mejor de los casos, “supuestamente favorecidos” por
programas sociales de protección, con subsidios miserables, o servicios sociales básicos
como alimentos, alojamiento, servicios de salud, medicamentos o ayudas técnicas, no
incluidas en los planes de salud, todo ello a través de un administrador fiduciario. En todo
caso, condicionados por el principio de corresponsabilidad.
Los menos favorecidos quedan dependiendo de familiares y redes sociales,
con los cuales se reparte pobreza entre la pobreza, reafirmando los sentimientos de
conmiseración, caridad, compasión, misericordia. Por supuesto, también condicionados por
la corresponsabilidad. Pero además de redistribuir la pobreza, con estas estructuraciones
se crean las condiciones para que las personas también pierdan su dignidad. En síntesis,
la pobreza es la violación más flagrante de los Derechos Humanos: la produce el sistema
y la refuerza el mercado.
Sin duda alguna, en un futuro próximo, habrá nuevas situaciones que exigirán la
aplicación de nuevas políticas sociales, seguramente orientadas por nuevos enfoques.
Situaciones que no son más que el resultado de la precarización de las condiciones
generales de vida de la población joven y adulta de hoy, pero sobre todo, de las realidades

52
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

producidas por la pandemia, las cuales todavía no se analizan. Pero ya tendríamos


algunas referencias, por ejemplo: si las comorbilidades han aumentado es resultado de
un sistema económico y político que ha desmejorado condiciones de vida y trabajo de
las personas en su proceso de envejecimiento27; y de un sistema de salud mercantilizado,
que no existe como sistema, sino como la unión de diversas empresas de salud, donde
la atención primaria y el cuidado están basados en el medicalización promovida por los
laboratorios farmacéuticos28.
Todo esto será parte de lo que, en su momento, tendrán que enfrentar las nuevas
vejeces, ojalá mucho más empoderadas como sujetos de derechos.

A MANERA DE CONCLUSIÓN: LA PARTICIPACIÓN


Cuando renunciamos a ubicar la responsabilidad en el Estado, en la práctica simplemente estamos difuminando

la noción de responsabilidad, dejándola en manos de cualquiera ypor lo tanto, haciendo causa común con la

lógica neoliberal que se nos está imponiendo

Héctor-León Moncayo S.

En el contexto de los Derechos Humanos podemos hacer mención a la participación


desde diferentes puntos de vista, pero también como un derecho en sí mismo. Lo
presento como conclusión en la medida en que considero que se constituye en una buena
estrategia de seguimiento y control en la aplicabilidad de las políticas y demás medidas
de los Estados en el cumplimiento de sus obligaciones. Courtis (2007) apunta que, para
comprobar la progresividad, es necesario un seguimiento temporal, que va bastante más
allá de la denuncia de un caso concreto. Afirma que es necesario el desarrollo de un
trabajo interdisciplinario si se quiere evaluar el desarrollo de políticas públicas destinadas
a satisfacer derechos sociales, que permita medir cuáles son los recursos que se usan
para lograrlo, las metas derivadas de las obligaciones internacionales, las que se ha fijado
el Estado, y ver cómo ha cumplido con ellas en un lapso determinado.

27. Este cambio se puede confrontar con la evidencia que todavía permanece -que no será por mucho tiempo- de la mayor longevidad y un
envejecimiento saludable y activo de personas que estuvieron en un sistema de seguridad social resultado de las exigencias de los trabajadores
en el marco de un estado bienestar (sin con ello pretender defender esta forma de Estado).
28. Como se sabe, cualquier tipo de medicalización permanente va reforzando y aumentando enfermedades, resultado de la iatrogenia, es decir, de
los mismos efectos colaterales negativos que producen los medicamentos, y demás procedimientos médico–quirúrgicos. Sobre este tema se
pueden consultar los textos de Iván Ilich sobre salud.

53
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

Por otra parte, Parra (2008) manifiesta que el empoderamiento de los sectores
excluidos y de los ciudadanos para impulsar la exigencia de sus derechos involucra
un cambio de lenguaje. Añade que no se trata de aludir a “personas con necesidades
no cubiertas” sino a “sujetos con derechos exigibles que generan obligaciones para
el Estado”. Esto, nos dice el autor, implica concebir, como inherente a los derechos, la
existencia de mecanismos de monitoreo, rendición de cuentas y justiciabilidad, es decir,
el entendimiento de los derechos como derechos exigibles.
Complementa lo anterior con algo muy preciso y concluyente: que se requiere la
participación libre y activa –particularmente de sectores marginados y excluidos– en
la implementación, seguimiento y evaluación de las políticas públicas económicas y
sociales29 (Parra, p: 44-45).
Precisar estos y otros aspectos es determinante para hacer de la participación una
buena herramienta de exigibilidad de derechos. Entre otras razones, porque como lo
plantea Moncayo (2013), hoy en día prácticamente no hay institución o política pública
que no ofrezca “participación”. Es el discurso de la democracia participativa que goza de
legitimidad como complemento de la democracia representativa. Otra cosa es que, en los
hechos, no sea del todo convincente.
Ahora bien, es necesario aclarar, según este mismo autor, que forma parte de la
“triada” que se ha venido reclamando por parte de numerosas organizaciones de la
sociedad civil desde principios de los años noventa: “transparencia (que incluye acceso a
la información), participación y fiscalización” (Moncayo, p.25). Entonces, en esa medida,
habría que buscar su mejor aprovechamiento. Esto sin lugar a dudas es parte de la acción
y el compromiso de Trabajo Social.
Entre otras razones, porque cada vez es más difícil pensar en la “sociedad civil” como
el conjunto de organizaciones sociales, que con su trabajo comprometido y permanente de
organización y desarrollo, de programas de educación y liderazgo, etc., han trabajado con
las personas viejas desde hace ya varias décadas para su empoderamiento, alcanzando
un importante conocimiento de la situación, pero también, realizando seguimientos.

29. Vale la pena resaltar que a lo largo del artículo el autor insiste en el papel central del Estado. Muy acertadamente concluye que rescatar dicho papel
es también de interés para la sociedad civil, ante el creciente predominio del interés privado y multinacional en el manejo de los asuntos públicos
(pág. 82). El autor es abogado, máster en Teoría del Derecho de la Universidad Nacional de Colombia, con estudios especializados en Derechos
Humanos y Derecho Humanitario. Profesor Universitario, conferencista. Fue consultor sobre Derechos Sociales en la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos y abogado de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Docente en cursos de formación del Instituto Interamericano
de Derechos Humanos.

54
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

Y es difícil, porque en el amplio contenido del concepto también quedan incluidas las
organizaciones internacionales afines en el tema, las fundaciones de las multinacionales, y
las redes o mesas conformadas desde las instancias gubernamentales, que generalmente
se ubican dentro de concepciones políticas e ideológicas muy afines a las de los gobiernos,
a los que hay que exigirles el cumplimiento de sus responsabilidades. Entonces, terminan
neutralizando y limitando los procesos, tanto de interlocución como de exigibilidad.
Quizá esto haga más atractiva la necesidad de intervención para el Trabajo Social.
Todavía hay mucho por hacer. Entre otros aspectos está que, de alguna forma, en la
Convención Internacional, sobre la cual todavía los gobiernos están trabajando, liderados
por la ONU, se puedan subsanar las debilidades que presenta la Convención Interamericana
sobre Protección de Derechos de las Personas de Edad, de la OEA. En esos espacios hay
algo de participación de la sociedad civil. La incidencia en este proceso sería una tarea
clave de las y los profesionales del Trabajo Social, en el entendido de que por supuesto
su principal tarea está en el acompañamiento de las organizaciones de viejos y viejas,
estimulando su liderazgo en la exigencia de sus derechos.
Si bien algunos han entendido que la corresponsabilidad es participación, lo
cierto es que la genuina participación no debe ser para descargar al Estado de sus
responsabilidades, sino para exigirle que las cumpla.

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

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declaracion-universal-de-los-derechos-humanos-i/

57
3.

REFLEXIONES SOBRE LAS BRECHAS


EN EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS HUMANOS
DE LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES EN PERÚ
.RAQUEL CUENTAS RAMÍREZ

RESUMEN
El presente artículo está vinculado al eje 5 “Relación Estado–Derechos Humanos”, cuyo
objetivo es reflexionar sobre los Derechos Humanos de las personas adultas mayores
y sobre las brechas que aún persisten en el país, en base a la II Encuesta Nacional de
Derechos Humanos, capítulo Personas Adultas Mayores en Perú, de 2019.
Los resultados de la II Encuesta dan cuenta y argumentan con evidencia que el
colectivo de personas mayores sigue siendo concebido y tratado como un grupo social
discriminado, que requiere una atención especial de parte del Estado y la Sociedad en su
conjunto, para promover, proteger y restituir derechos humanos.
En el Perú, la participación de las personas mayores y sus organizaciones, ha
aportado no sólo al proceso de política pública, sino a su vez, ha contribuido a plantear
nuevas visiones sobre el ser y hacer de este grupo, lo cual se ve en parte reflejado en
esta II Encuesta, cuando un 80% de personas entrevistadas están de acuerdo en que
las “personas adultas mayores aportan algo valioso a la sociedad” y un 47% que “las
personas adultas mayores en buen estado de salud deberían trabajar”. Sin embargo, los
estereotipos persisten, con frases y/o expresiones como: “las personas adultas mayores
no tienen actividad sexual” (18%) y “sería mejor que las personas mayores vivieran en
asilos” (15%).
Dedico este artículo en memoria de Josefa Ramírez Peña Peña, Trabajadora Social,
madre, amiga y colega que promovió “que mujeres campesinas salieran al camino,
conociendo, ejerciendo y defendiendo sus Derechos Humanos”.
Palabras clave: Derechos Humanos, personas mayores, discriminación, políticas
públicas, participación.

58
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

ABSTRACT
This article is linked to axis 5 “Relationship between the State and Human Rights”, whose objective is
to reflect on the human rights of older people and on the gaps that still persist in the country, based
on the II National Survey of Rights Humans, chapter Elderly People in Peru, 2019.
The results of the II Survey show and argue with evidence that the group of older people
continues to be conceived and treated as a discriminated social group, which requires special
attention from the State and Society as a whole, to promote, protect and restore human rights.
In Peru, the participation of older people and their organizations has contributed not only to
the public policy process, but in turn, has contributed to raising new visions about the being and
doing of this group, which is seen in part reflected in this II Survey, when 80% of people interviewed
agree that “older adults contribute something valuable to society” and 47% that “older adults in good
health should work”. However, stereotypes persist, with phrases and / or expressions such as “older
people do not have sexual activity” (18%) and “it would be better for older people to live in nursing
homes” (15%).
In memory of Josefa Ramírez Peña Peña, Social Worker, mother, friend and colleague who
promoted “that peasant women go out on the road, knowing, exercising and defending their human
rights.”
Keywords: Human rights, older adults, discrimination, public politics, participation.

INTRODUCCIÓN
El año 2020, para la población adulta mayor de Perú, como también del mundo, será
recordado como un año paradójico: la Asamblea General de las Naciones Unidas
aprobó la declaración del decenio 2020-2030 como Decenio del Envejecimiento
Saludable, debido a que “aproximadamente en 20 años, por primera vez, habrá más
personas mayores que niños menores de 14 años, y es necesario que todos los países
se preparen para este cambio y puedan transformar el envejecimiento poblacional en
una oportunidad para una vida más larga y con más salud” (CEPAL, 2020). Sin embargo,
fue el año en que comenzó la crisis humanitaria producto de la pandemia por SARS
CoV–2 y su enfermedad la COVID–19, que viene afectando a la población adulta mayor
por ser el grupo con mayores vulnerabilidades. De esta manera ha quedado develado
lo que ya venían demandando hace muchas décadas las organizaciones de personas

59
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

mayores: hacer frente para frenar la crisis de los sistemas sanitarios, la cuestionable
calidad de atención en todos los servicios de salud y el bajo presupuesto para invertir
en más atención y mejor calidad en los servicios de protección social.
La situación de discriminación, estereotipos, desigualdad y exclusión, se ha
agudizado con la pandemia pero no es producto de la pandemia por la COVID–19; esta
es una crisis que se ha ido acumulando por años sistemas de salud y de protección
social precarios, ineficaces y segmentados (en personal, en infraestructura, en
tecnología, en presupuestos, en gestión y en garantías de derechos). En este artículo,
se revisarán algunas situaciones de vulnerabilidad que antes de la pandemia estaban
poco atendidas y que en este contexto de crisis sanitaria y socioeconómica se han
agudizado, desprotegiendo de sus derechos humanos a las personas adultas mayores,
en particular a las mujeres.
Las premisas que se tomarán son las referidas a las brechas que persisten, como
se ha constatado en los resultados de la II Encuesta Nacional de Derechos Humanos,
capítulo Personas Adultas Mayores en el Perú, de 2019, algunas de las cuales se
describirán en este artículo, por requerir una atención especial de parte del Estado y la
Sociedad en su conjunto, para promover, proteger y restituir Derechos Humanos, con
la participación de las personas mayores y sus organizaciones, quienes han aportado
no sólo al proceso de política pública, sino a su vez, han contribuido a plantear nuevas
visiones sobre el ser y hacer de este grupo.
Lecciones de esta crisis sanitaria, miles, pero una que no debe dejarse de lado es
la relacionada con el valo–atención (no sólo en dichos sino en acciones) al proceso
de envejecimiento y las vejeces, y como bien señalan algunas voces expertas: “hoy
más que nunca hay que valorar como un logro de la humanidad y poner en el centro
de la reflexión que una sociedad que no protege a sus mayores, es una sociedad que
necesita replantearse toda su ética, y las bases de su civilización y de su progreso”
(OMS, p. 1, 2020, citado por Huenchuan, 2020).

ENVEJECIMIENTO EN CIFRAS
Según el último Censo 2017, la población de 60 y más años de edad en el país representa
el 11.9% (3 millones 717, 249), es decir, creció con respecto al período anterior en tres

60
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

puntos porcentuales (9-1%). Las mujeres mayores representan el 11% (1 millón 747,570)
del total de las mujeres peruanas y los hombres el 6.3% (1 millón 969,679) del total de
hombres del Perú.
Las mujeres viven en promedio 7 años más que los hombres en la región (Huenchuan,
2018), sin embargo, llegan a la etapa adulta mayor con mayores carencias, enfermedades
no transmisibles o discapacidades; según algunos estudios, esta situación se debe a
los múltiples factores de riesgo a las que estuvieron expuestas en sus anteriores etapas
de vida, por la discriminación permanente, desigualdades, violencias, falta de acceso a
recursos y toma de decisiones, los roles de género y la alta carga de los cuidados.

ESCENARIOS DE LAS VEJECES EN EL PERÚ


La experiencia de vivir la vejez está fuertemente influida por aspectos personales,
biológicos, biográficos, económicos, culturales, étnicos, raciales, lugar de residencia
(urbana o rural), si se es mujer u hombre, persona con discapacidad, diversidad sexual,
entre otros. Esta diversidad y multifactorialidad hace referencia a nuevas perspectivas
de abordar el tema y la problemática de la vejez desde el enfoque de derechos y de
género, lo cual ha permitido cambios en la forma de ver y atender al grupo poblacional de
personas mayores, que tradicionalmente estaba asociado a carencias, discapacidades
e improductividad.

BRECHAS EN EL EJERCICIO DE DERECHOS HUMANOS DE LAS PERSONAS MAYORES


Los resultados de la II Encuesta Nacional de Derechos Humanos incluyen un “Índice de
prejuicios y actitudes negativas hacia grupos vulnerables”, que recoge los estereotipos y
actitudes discriminatorias hacia los distintos grupos de 0 a 100, siendo el mayor puntaje
el indicador de la mayor presencia de actitudes negativas. Pese a lo alentador de los
datos sobre la esperanza de vida y el proceso de envejecimiento en el Perú, las personas
adultas conforman uno de los grupos poblacionales más discriminados y maltratados,
ocupando el sexto lugar en el “Índice de prejuicios y actitudes negativas hacia grupos
vulnerables”, con 36 puntos de actitudes negativas sobre 100 (Ministerio de Justicia y de
Derechos Humanos, 2020). Las personas que tienen mayor nivel de actitudes negativas

61
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

hacia las personas adultas mayores son los hombres (36%), las personas que residen
en las zonas rurales (42%) y quienes pertenecen al nivel socioeconómico30 D y E (37%).

Gráfico N° 1

ÍNDICE DE DISCRIMINACIÓN, INCLUIDAS LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES


Las personas homosexuales, trans y bisexuales 47% 23% 15% 8% 5% 71

Las personas con VIH o SIDA 46% 23% 15% 8% 5% 70

Las poblacionaes indígenas 39% 25% 20% 10% 5% 64

Las personas con discapacidad 34% 27% 20% 11% 7% 61

Las personas privadas de su libertad 32% 24% 25% 10% 7% 56

Las personas afroperuanas (negra, mulata, zamba o morena) 30% 25% 25% 12% 7% 55

Las personas adulta mayores (mayor de 60 años) 29% 26% 24% 13% 8% 55

Las mujeres 30% 23% 23% 14% 9% 53

Las víctimas del conflicto interno (terrorismo y Fuerzas armadas) 29% 22% 26% 13% 8% 51

Las/os trabajadores del hogar remuneradas 24% 24% 29% 15% 8% 48

Personas de nacionalidad extranjera 20% 19% 28% 18% 13% 39

Las personas que defienden los derechos humanos 20% 19% 29% 17% 15% 38

Los niños, las niñas y las y los adolescentes 13% 18% 29% 22% 17% 31

Top 2 box
5 Muy discriminado 4 3 2 1 Nada discriminado No precisa

Fuente: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (2019). II Encuesta Nacional de Derechos Humanos.

La etapa de las vejeces peruanas está caracterizada por una vulneración permanente
de los derechos, siendo los principales y de mayor incidencia los vinculados a la
seguridad social y jubilación (40%); salud (38%); trato digno y no discriminación (36%);
protección y asistencia familiar (35%); trabajo y salario digno (34%); libertad de expresión
y opinión (19%); desplazamiento (17%); justicia y defensa (13%); a la vida e integridad

30. Los niveles socioeconómicos (NSE) en Perú distribuyen a los hogares en 5 niveles (A, B, C, D, y E), considerando las características de la vivienda,
los servicios con los que cuenta la familia, los electrodomésticos y los ingresos promedios. La fuente para realizar los análisis de NSE que utiliza es
la Asociación Peruana de Empresas de Investigación de Mercados (APEIM), es la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) que realiza el Instituto
Nacional de Estadística e Informática (INEI). El nivel D implica que una persona tiene un ingreso mensual promedio a S/2,769 ($ 696) y el nivel E
que una persona tiene un ingreso mensual promedio a S/1,977 ($ 497).
Página recuperada de: https://www.ipsos.com/sites/default/files/ct/publication/documents/2021-01/nse_2020_v2.pdf

62
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

(13%); educación (6%) e identidad (5%). Si bien estos datos fueron recogidos antes
de la pandemia, ésta misma los agudiza, sobre todo el referido a la salud: según el
Ministerio de Salud, al 1 de abril de 2020, el 57.6% de los contagios por COVID–19 fue en
personas mayores. Develando que el sistema sanitario y las formas de envejecer están
marcadas por problemas de salud subyacentes, como los problemas cardiovasculares,
diabetes, presión arterial alta, tuberculosis, entre otros, los cuales tienen un mayor riesgo
de enfermarse gravemente una vez contagiadas (Vega, Ruvalcaba, Hernández, Acuña y
López, 2020).

Gráfico N° 2

PRINCIPALES DERECHOS DE LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES QUE NO SE RESPETAN

Derecho a la seguridad social jubiación digna 40%

Derecho a la salud 38%

Derecho a un trato digno y no ser discriminado 36%

Derecho a la protección y asistencia familiar 35%

Derecho al trabajo y salario digno 34%

Derecho a la libertad de expresión y opinión 19%

Derecho a desplazarse libremente 17%

Derecho a la justicia / juicio justo / Defensa 13%

Derecho a la vida e integridad 13%

Derecho a la educación 6%

Derecho a la identidad (contar con un DNI) 5%

Otro 0%

No precisa 2%

Fuente: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (2019). II Encuesta Nacional de Derechos Humanos.

Un 80% de las personas entrevistadas estaba de acuerdo en que las “personas adultas
mayores aportan algo valioso a la sociedad” y un 47% que “las personas adultas mayores
en buen estado de salud deberían trabajar”. Sin embargo, los estereotipos persisten, con
expresiones como que “las personas adultas mayores no tienen actividad sexual” (18%)
y “sería mejor que las personas mayores vivieran en asilos” (15%). Estos resultados dan
cuenta y argumentan con evidencia que el colectivo de personas mayores sigue siendo
concebido y tratado como un grupo social discriminado, que requiere una atención

63
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

especial de parte del Estado y la Sociedad en su conjunto, para promover, proteger y


restituir sus Derechos Humanos.
Gráfico N° 3

ESTEREOTIPOS Y ACTITUDES DISCRIMINATORIAS HACIA LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES

4. Las personas adultas mayores 28% 52% 5% 5% 10%


pueden aportar algo valioso para la sociedad 80

3. Las personas adultas mayores


en buen estado de salud deberían trabajar 11% 35% 15% 9% 28% 70

2. Las personas adultas mayores 3% 15% 28% 9% 33% 64


no tienen actividad sexual

1. Sería mejor que las personas


adultas mayores vivieran en asilos 5% 10% 8% 28% 49% 15

1. En desacuerdo 2. Completamente en desacuerdo 3. Ni de acuerdo ni en desacuerdo Top 2 box


4. De acuerdo 5. Completamente de acuerdo No precisa

Fuente: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (2019). II Encuesta Nacional de Derechos Humanos.

INTERVENCIONES ESTATALES DIRIGIDAS A


LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES EN EL PERÚ
Desde la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento (Madrid, 2002), ha
habido avances significativos en la promoción, defensa y garantía de derechos de las
personas mayores, como es la Convención Interamericana de Protección de Derechos
de las Personas Adultas Mayores, aprobada en 2015, la cual entró en vigencia en Perú
en diciembre de 2020. En el caso peruano estos avances están vinculados a factores
demográficos, normativos y políticos, como a continuación se analizan.
Como primer factor se encuentra el proceso de envejecimiento demográfico que está
viviendo el Perú, el cual ha incrementado el número de personas mayores de 60 años en
los últimos 20 años, llegando a constituir casi la cuarta parte de la población peruana.
Otro referente es el aporte que desde finales de la década de los 90 vienen realizando las

64
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

organizaciones de personas adultas mayores31, no sólo dando a conocer sus necesidades


y demandas, sino también propuestas que algunas se han constituido en política pública,
como los llamados CIAM32.
Otro factor importante en este proceso ha sido el desarrollo del marco normativo
vinculado a las personas adultas mayores, que ha pasado de concepciones e intervenciones
asistenciales a otras con enfoque de derechos, como se puede advertir en la última Ley de
la Persona Adulta Mayor N° 30490 y su Reglamento (Decreto Supremo: 024–2021–MIMP),
donde el Estado garantiza la promoción, protección y el ejercicio de los derechos de
las personas adultas mayores, explicitando y asegurando el derecho a la autonomía,
participación y asociatividad de las personas mayores; colocando énfasis en enfoques
y principios para hacer una gestión por resultados enmarcada en la Política Nacional de
Modernización de la Gestión Pública, que ha permitido que el Estado oriente sus acciones
al servicio de las y los ciudadanos, a la promoción del desarrollo y que el ejercicio de la
función pública sea eficiente, democrática, transparente, descentralizada y participativa,
es decir, esté orientada a “resultados”, atendiendo las necesidades de las y los ciudadanos
con mayor satisfacción, garantizando sus derechos y al menor costo posible. Asimismo,
desde el año 2019 se cuenta con el Plan Nacional de Derechos Humanos que contempla
a las personas adultas mayores dentro de los grupos de especial protección.
A partir de marzo de 201833, en Perú se priorizó el diseño de políticas públicas
nacionales, enmarcadas en políticas de Estado, que deberían responder a la identificación
de los problemas de la agenda pública, con el fin de priorizar las necesidades y demandas
ciudadanas. Según Huenchuan (2010), las políticas de vejez “son aquellas acciones
organizadas por el Estado frente a las consecuencias sociales, económicas y culturales del
envejecimiento poblacional e individual, como país, este será un desafío en el marco del
nuevo ordenamiento de la gestión de políticas públicas nacionales, diseñar y desarrollar

31. Red HelpAge, contribuyó a formar una red en 1993 de personas adultas mayores, que luego formaron parte de la Red TIEMPOS, que agrupó siete
redes en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, República Dominicana y Perú. El objetivo en esa época fue articular esfuerzos y capacidades para
realizar abogacía por los derechos de la población mayor frente a la situación de exclusión, pobreza y discriminación que tenían las personas
mayores en la región.
32. Centros Integrales de Atención al Adulto Mayor, que según la Ley N° 30490 y su Reglamento, son servicios creados por los gobiernos locales que
tienen como función principal la coordinación y articulación de intervenciones locales con instituciones públicas, privadas y la sociedad civil para
la atención de las problemáticas de las personas adultas mayores de su jurisdicción; asimismo, promueven el autocuidado de la persona adulta
mayor y su participación e integración social, económica y cultural.
33. Decreto Supremo Nº 029-2018-PCM, que aprueba Reglamento que regula las Políticas Nacionales. Modificado en el 2021, con el D: S: 024-2021-MIMP
orientado a promover la autonomía, independencia y calidad de vida de las personas adultas mayores, considerando la necesidad de su adecuación a
la Convención Interamericana de Derechos Humanos-PAM, así como a lo establecido en el Decreto Legislativo N°1474, que fortalece los mecanismos y
acciones de prevención, atención y protección de la persona adulta mayor durante la emergencia sanitaria ocasionada por la COVID–19

65
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

este tipo de políticas” (p. 164). Para la autora antes señalada, son tres los requisitos que
deben considerarse al momento del diseño, implementación y evaluación de toda política
pública vinculada al envejecimiento y a la vejez: la institucionalidad, la normativa y lo
programático, los cuales se analizan a continuación para el caso peruano.
Entre los requisitos relevantes para la gestión de la política pública, está la
institucionalidad, la cual tiene que ver, como lo mencionaba Huenchuan (2016): “…el
Estado conceptualiza los problemas, necesidades e intereses de este sector de la población
por medio de un discurso de referencia, tanto simbólico como conceptual, que sustenta las
políticas y programas en su favor. Ese discurso ejerce influencia en la sociedad y en su forma
de comprender a las personas mayores, el envejecimiento y la vejez. Es por esto que entre
los anhelos más recurrentes de las organizaciones de personas de edad se encuentra, por
una parte, que la institución gubernamental que les corresponde tenga rango ministerial y
que, por la otra, la forma de abordar sus asuntos sea desde una perspectiva de derechos
humanos” (p. 44–45). En el Perú, la institucionalidad para la gestión de la política pública de
las personas adultas mayores fue creada en 1996 y ha tenido varios cambios que afectaron
su rectoría, presupuesto, y hasta el momento no ha logrado posicionarse como el ente rector
articulador, normativo y promotor de políticas y estrategias para mejorar la calidad de vida
de las personas adultas mayores en el país, como se puede observar en el gráfico siguiente:

Gráfico N° 4

LÍNEA DE TIEMPO DE LA ARQUITECTURA INSTITUCIONAL DE LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES

2012
2004 a la actualidad

2002
1990 Dirección de Personas Dirección de Personas
Adultas Mayores, órgano Adultas Mayores, órgano
de la Dirección General de de la Dirección General
Dirección General de dela Familia y la Comunidad
Personas Adultas Mayores, la Familia y la Comunidad del
Viceministerio de la Mujer del Viceministerio de
Unidad de Programas para órgano de línea del
del entonces Ministerio Poblaciones Vulnerables
Adultos Mayores, adscrito a Viceministerio de la Mujer
de la Mujer y Desarrollo del actual Ministerio de la
la Oficina de Promoción del entonces Ministerio de
Social Mujer y Poblaciones
Social de la Gerencia de la Mujer y Desarrollo Social Vulnerables
Desarrollo Humano del
entonces Ministerio de (Decreto Supremo (Decreto Supremo
No. 011-2004-MIMDES) (Decreto Supremo
Promoción de la Mujer y No. 008-2001-MIMDES) No. 003-2012-MIMP)
del Desarrollo Humano

(Decreto Legislativo
No. 866 y Decreto Supremo
No. 001-97-PROMUDEH)

Fuente: Elaboración propia, con base a las normas que modificaron el ROF del
Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables de los años 1996, 2002, 2004 y 2012.

66
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

El segundo requisito es la normatividad, la cual tiene que ver con la base legal y
su cumplimiento, dado a través de una ley o un marco de procedimientos. En el país
existe un marco normativo que recoge los derechos contemplados en la Convención
Interamericana de Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, ello
a pesar de que hasta el momento el Perú no se ha adherido a la Convención. Dicho
marco está integrado por la Ley N° 29430 “Ley de las personas adultas mayores” y su
Reglamento, este último de reciente aprobación (el 26 de agosto de 2016).
Tanto en la Ley como su Reglamento, se reconocen que “las personas adultas mayores
tienen derechos a una vida digna, plena, independiente, autónoma y saludable; a la no
discriminación por razones de edad y a no ser sujeto de imagen peyorativa; a la igualdad de
oportunidades; a recibir atención integral e integrada, cuidado y protección familiar y social,
de acuerdo a sus necesidades; a vivir en familia y envejecer en el hogar y en comunidad; a
una vida sin ningún tipo de violencia; acceder a programas de educación y capacitación;
participar activamente en las esferas social, laboral, económica, cultural y política del
país; atención preferente en todos los servicios brindados en establecimientos públicos
y privados; información adecuada y oportuna en todos los trámites que realice; realizar
labores o tareas acordes a su capacidad física o intelectual; brindar su consentimiento
previo e informado en todos los aspectos de su vida, entre otros” (Capítulo II, artículo 5,
numeral 5.1. y literal a, b, c y g).
Un requisito poco trabajado en el país, a nivel de las políticas de la vejez y el envejecimiento,
es lo programático, que supone la identificación de intervenciones concretas, expresadas
en objetivos y resultados, así como la articulación intergubernamental, intersectorial e
interinstitucional, que signifiquen una corresponsabilidad en la gestión de actividades, para
lo cual deben existir (no sólo en lo formal sino en lo factual) un ente rector potente, recursos
humanos especializados, así como contar con un presupuesto compuesto de recursos
suficientes para financiar la implementación adecuada de los servicios, prestaciones y
beneficios de la política pública nacional.
El sector que viene trabajando en este requisito es el Ministerio de Desarrollo e Inclusión
Social (MIDIS), al contar con lineamientos e intervenciones para atender el proceso de
envejecimiento en cinco ejes, dirigida a una población focalizada que se encuentra en
situación de pobreza. Para el caso de las personas adultas mayores se cuenta con el
Programa Nacional Pensión 65 y el Programa de Discapacidad Severa “Contigo” (MIDIS,

67
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

2016). Es uno de los pocos sectores que viene realizando esfuerzos para transversalizar
el proceso de envejecimiento, vincular el ciclo de la gestión pública con el proceso
presupuestal, asegurándose el logro de resultados sobre la población y hacer uso del
enfoque de curso de vida.
Hace más de un quinquenio, desde el Ministerio de Salud (MINSA), se han venido
implementando una serie de servicios a nivel de los establecimientos de salud, denominados
“Círculos/Clubes del Adulto Mayor–CAM”34; actualmente se cuenta con 2,773 círculos a
nivel nacional, donde participan aproximadamente 87,000 personas adultas mayores. A
partir del año 2019 se ha incorporado para las personas adultas mayores en el Calendario
Nacional de Vacunas la vacuna Antineumocócica, la cual siguió colocándose durante la
pandemia.
Con la finalidad de atender las necesidades de salud de la población adulta mayor,
con especial énfasis en la población más vulnerable, y en concordancia con el Modelo
de Atención Integral de Salud basado en Familia y Comunidad, desde el año 2012 el
MINSA viene implementando en los establecimientos de salud del primer nivel de atención
los “Servicios Diferenciados para la Atención Integral de Salud de las Personas Adultas
Mayores–TAYTA WASI”, que a la fecha son 314 servicios diferenciados para la persona
adulta mayor a nivel nacional. Asimismo, se cuenta con la Libreta de Salud a nivel nacional,
especialmente dirigida para las personas adultas mayores.
El país ha tenido avances significativos, lo cual se ve reflejado en los años de vida, que
han aumentado y seguro seguirán aumentando; en el marco normativo y la institucionalidad
que se ha ido creando a diferentes niveles, desde el ente rector, otros sectores y los
gobiernos regionales y locales, que cuentan con oficinas y áreas dedicadas a atender a
la población adulta mayor, además de algunos servicios de protección y promoción de
derechos, como los CIAM, entre otros.
Pese a estos avances, la población adulta mayor sigue percibiéndose en un 55%
como “discriminada”, probablemente por los riesgos que han ido acumulando a largo del
curso de su vida, que les hace tener mayores situaciones de vulnerabilidad, afectando su
autonomía física, económica y social.

34. Son agrupaciones de personas adultas mayores que participan de manera activa en actividades de promoción de la salud y prevención de
riesgos y daños a la salud, así como de actividades de carácter social, cultural, educativo y recreativo, con la finalidad de contribuir a lograr un
envejecimiento saludable, activo y productivo.

68
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

A MODO DE CONCLUSIÓN
Durante el actual contexto de pandemia, las brechas se han profundizado, acentuando las
desigualdades, los riesgos y vulnerabilidades de quienes ya vivían en situación de pobreza,
residían en zonas rurales y amazónicas, tenían bajos niveles de escolaridad, no contaban
o el acceso a los servicios de salud era muy limitado, no disponían de una pensión, no
contaban con redes de protección social y servicios de cuidados oportunos y a su alcance,
no accedían o no usaban los servicios educativos en sus diferentes etapas de vida.
Ello a pesar de que el país contaba desde el año 2016 con una serie de lineamientos
gubernamentales para una gestión articulada intersectorial e intergubernamental orientada
a promover la autonomía, independencia y calidad de vida de las personas adultas
mayores, a cargo del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social. Quizás faltó tiempo o
voluntad política para su implementación y que se cuente con una real política de carácter
universal que contribuya y minimice los riesgos y vulnerabilidades que impiden el ejercicio
de derechos de las personas adultas mayores.

Gráfico N° 5

CARACTERÍSTICAS FUNDAMENTALES DE LA POLÍTICA: MINIMIZAR RIESGOS, VULNERABILIDADES

Y MEJORAR LA AUTONOMÍA, INDEPENDENCIA Y CALIDAD DE VIDA DE LAS PERSONAS MAYORES

Autonomía
Capacidad de
definir, redefinir e
implementar su
proyecto de vida
Protección Reducción Reducción de
Social como de riesgos situación de
garantía Independencia
naturales y vulnerabilidad Toma de decisiones
ciudadana sociales libres y voluntarias

Calidad de vida
Condiciones externas y percepción
subjetiva sobre dichas condiciones que
se orientan al bienestar de las personas

Fuente: MIDIS, 2016 “Lineamientos para la gestión articulada intersectorial e intergubernamental


orientada a promover la autonomía, independencia y calidad de vida de las personas adultas mayores”.

Las organizaciones de personas adultas mayores, desde diferentes espacios, no se


han limitado a ser las receptoras pasivas de las ayudas del gobierno. Por el contrario, han

69
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

sido las que han puesto en la agenda pública la agudización de la desigualdad como
un desafío a ser atendido; han exigido proteger la vida, no sólo de ellas, sino de toda la
población, sin la cruel cultura del descarte –donde unas vidas valen más que otras–, con
vacunas seguras y universales; que los gobiernos locales asuman una intervención activa
frente a la crisis de los cuidados y de los diferentes tipos de violencias, principalmente
la patrimonial y psicológica de mayor incidencia en la vida de las personas adultas
mayores. También han sido las primeras en dar protección a sus familias (sosteniendo
con sus pensiones las economías familiares, vivienda y alimentación, así como también
compartiendo sus saberes) desde el inicio de la pandemia, son mujeres y hombres que
no quieren que ninguna generación vea interrumpidos sus sueños, sus aspiraciones y
desarrollo con bienestar. Han exigido a las autoridades y funcionarios públicos una
atención prioritaria y diferencial, en cumplimiento de acuerdos y compromisos nacionales
e internacionales.
La pandemia ha agudizado situaciones de vulnerabilidad y desigualdad, pero también
presenta oportunidades para cambiar el paradigma de cómo concebimos, trabajamos y
nos acercamos a las vejeces. Una de ellas debe ser la implementación de la Agenda 2030
y su efectiva incorporación de los Derechos Humanos de las personas adultas mayores,
convocando la participación de sus organizaciones, para que contribuyan con sus
voces, propuestas, apuestas y acciones afirmativas en la consolidación de una política
pública inclusiva que garantice sistemas de salud y de protección social que aseguren y
promuevan un envejecimiento saludable, autónomo, independiente y participativo, para
que el respeto a la dignidad y la igualdad de derechos de todas las personas mayores
–ahora sí– no se queden atrás.

REFERENCIAS
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Saludable (2020-2030) en el contexto de la pandemia de COVID–19: Las pandemias
deberán cambiar la manera de ver la edad y el envejecimiento.
Huenchuan, S. (2020). El derecho a la vida y la salud de las personas mayores en el marco
de la pandemia por COVID–19 (LC/MEX/TS.2020/9), Ciudad de México, Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 2020, p. 2.

70
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

Huenchuan, S. (2018). Envejecimiento, personas mayores y Agenda 2030 para el Desarrollo


Sostenible: perspectiva regional y de derechos humanos, Libros de la CEPAL, N° 154
(LC/PUB.2018/24-P), Santiago, Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL).
Huenchuan, S. (2018). Desarrollo Sostenible: perspectiva regional y de Derechos Humanos,
Libros de la CEPAL, N° 154 (LC/PUB.2018/24-P), Santiago, Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL).
Huenchuan, S. (2016). Envejecimiento e Institucionalidad Pública en América Latina y el
Caribe: conceptos, metodologías y casos prácticos. Ciudad de México, Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Huenchuan, S. (2013). Envejecimiento y Empleo en América Latina y el Caribe. Sector del
Empleo. En: Documento de Trabajo Núm. 56. 2010. OIT y Envejecimiento, solidaridad
y protección social en América Latina y el Caribe. La hora de avanzar hacia la igualdad.
Huenchuan, S. (2010). Políticas sobre vejez en América Latina: elementos para su análisis
y tendencias generales. En: Nota de Población Año XXXI, Nº 78, Santiago de Chile.
Ed. Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE). Págs. 155-181.
Instituto Nacional de Estadística e Informática (2013). Boletín INEI. Lima–Perú, pp. 3.
Instituto Nacional de Estadística e Informática (2018). Perú: Crecimiento y distribución de
la población. Primeros Resultados. Lima–Perú.
Ley N° 30490 Ley del Adulto Mayor, capítulo II, artículo 5, numeral 5.1. y literal a, b, c y g.
López Pontigo, L. 2020. La Salud de las Personas Adultas Mayores durante la Pandemia
de COVID–19. JONNPR. 2020; 5(7):726-39. DOI: 10.19230/jonnpr.3772
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de Derechos Humanos”, págs. 70 a 72.
Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social. (2016) Decreto Supremo Nº 008-2016-MIDIS,
que aprueba el Reglamento del Sistema Nacional de Desarrollo e Inclusión Social
(SINADIS), 22 julio 2016.
Ministerio de Salud, 2020. “Por una nueva convivencia. La sociedad peruana en tiempos
del COVID–19: escenarios, propuestas de política y acción pública. Grupo temático
de Ciencias Sociales convocado por el Ministro de Salud Dr. Víctor Zamora para
generar propuestas que ayuden a mitigar los efectos del COVID–19 en los grupos
más vulnerables de Perú” (RM 213-2020-MINSA). Págs. 141-56.

71
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

Organización Mundial de la Salud (2020). Estadísticas Sanitarias Mundiales 2019.


Vega Rivero JA, Ruvalcaba Ledezma JC, Hernández Pacheco I, Acuña Gurrola MR, López
Pontigo L. 2020. La Salud de las Personas Adultas Mayores durante la Pandemia de
COVID–19. JONNPR. 2020; 5(7):726-39. DOI: 10.19230/jonnpr.3772

72
4.

DEBATES DISCIPLINARES DEL


TRABAJO SOCIAL EN EL CAMPO GERONTOLÓGICO
PAULA DANEL .DANIELA SALA

RESUMEN
Al Trabajo Social en el campo gerontológico lo pensamos de modo descentrado e
interpelado por los feminismos. En el análisis propuesto, señalamos el lugar destacado del
lenguaje, las relaciones de poder y los procesos de subjetivación en el debate profesional;
los mismos se entrelazan con las luchas de diferentes colectivos en torno al reconocimiento
de derechos y las disputas que encaran por la visibilización de demandas.
Abordamos que la criticidad se relaciona con la problematización, la desnaturalización,
la posibilidad de hacerse preguntas, la reivindicación de derechos, el generar procesos
de participación reales, dando voz y generando condiciones de escuchabilidad a sectores
invisibilizados. El Trabajo Social del siglo XXI se expresa en las dimensiones de Sujeto,
contexto, práctica/experiencia/intervención; género/generaciones, Narrativa/discurso; Saber/
poder; Producción de lo público y Cuerpo/corporalidades.
Las personas mayores, en tanto sujetos en proceso de construcción, por los cambios
en los roles sociales asignados y asumidos, los vínculos que se pierden, los nuevos que
se generan y los cambios de contextos por los que transitan. La recuperación de sus
narrativas y discursos, las posiciona como productoras de saberes fundamentales para la
intervención profesional.
El envejecimiento también es un proceso singular dentro del curso de vida. Por lo
tanto, el campo gerontológico no puede ser abordado en forma aislada de su contexto y
múltiples atravesamientos, sino que debe incluir la heterogeneidad de vejeces presentes.
Dada la feminización de la vejez, resulta oportuno analizar el envejecimiento poblacional
desde una perspectiva de género, que dé cuenta de la acumulación de desigualdades a
lo largo de la vida, junto a la clase social y etnia.
La profesión aporta en colocar los temas gerontológicos en la agenda pública y disputar
sentido acerca de lo que debiera ser resuelto en el ámbito público. Las luchas contra

73
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

el patriarcado, el capacitismo, el edadismo y el neoliberalismo toman cuerpo, se hacen


cuerpo y se ejecutan desde las corporalidades, impugnando la escisión razón/emoción/
percepción, lo cual supone transformar, dilucidar y ampliar espacios de producción de
sociedades más justas y solidarias.
Palabras clave: Trabajo Social Contemporáneo, Gerontología, criticidad, decolonialidad,
feminismo.

ABSTRACT
We ponder on Social Work in the gerontological field in a decentralized way and questioned
by feminisms. In the proposed analysis we point out the prominent place of language, power
relations and subjectivation processes in professional debate. They are intertwined with the
struggles of different groups regarding their rights recognition and the disputes they face for
making their demands visible.
We address that criticality is related to problematization, denaturalization, the possibility
of asking questions, claiming rights, generating real participation processes, giving voice and
generating conditions of listenability to invisible sectors. In XXI Century Social Work is expressed
in the dimensions of Subject, context, practice/experience/ intervention; gender/generations,
Narrative/discourse; Know/power; Production of the public and Body/corporalities
Older people as subjects in the construction process, due to changes in the assigned
and assumed social roles, the links that are lost, the new ones that are generated and the
changes in the contexts through which they pass. Recovery their narratives and speeches,
positions them as fundamental knowledge producers for professional intervention.
Aging is also an unique process within the life course. Therefore, the gerontological
field cannot be approached in isolation from its context and multiple crossings, otherwise
it must include the heterogeneity of present old age. Given the feminization of old age, it is
appropriate to analyze population aging from a gender perspective, which accounts for the
accumulation of inequalities throughout life, along with social class and ethnicity.
The profession contributes to placing gerontological issues on the public agenda and to
dispute the meaning of what should be resolved in the public sphere. The struggles against
patriarchy, capacitism, ageism and neoliberalism take body, are embodied and are executed
from corporeality, challenging the split between reason/ emotion/ perception, which means

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

transforming, elucidating and expanding production spaces of more just and supportive
societies.
Keywords: Contemporary Social Work, gerontology, criticality, decoloniality, feminism.

INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo nos interesa asumir el desafío intelectual y colectivo de ponerle
nombres a aquello que nos interpela en los procesos interventivos del Trabajo Social
en el campo gerontológico. Para lo cual proponemos un análisis de doble entrada: por
un lado, desde las tensiones propias del debate contemporáneo del Trabajo Social,
en el siglo XXI, lo que supone reconocer los ejes sustanciales del mismo. De otro
lado, entrelazar análisis con las apuestas que el campo gerontológico desarrolla en la
actualidad en América Latina.
Planteamos un análisis de doble entrada, que al mismo tiempo se transversaliza
en términos analíticos, epistémicos y éticos con las discusiones que el feminismo
latinoamericano desarrolla en la actualidad. El Trabajo Social en el campo gerontológico
es descentrado e interpelado por los feminismos decoloniales.

DEBATES DISCIPLINARES: DE MATRICES, RESISTENCIAS Y


ENCRUCIJADAS EN EL TRABAJO SOCIAL CONTEMPORÁNEO
Nos interesa proponer algunas líneas de debate sobre el Trabajo Social contemporáneo.
Desde la identificación de la urdimbre y la trama (Danel, et al., 2021a) que configura
el mismo. Entendemos que dichos entramados producen tensiones, ambivalencias y
encrucijadas (Muñoz Arce, 2020b) entre las posibilidades de transformación social y las
constricciones que el orden neoliberal impone.
Teresa Matus nos invita a pensar que:
… las ciencias sociales y aquellas que trabajan con el sujeto, no pueden olvidar ni la doble determinación ni la

distinción tensional entre individuo y sociedad. Así, aparece en su plena expresión el que algunas dimensiones

de las estructuras científicas dependen de las situaciones y procesos sociales. Esto es importante de resaltar

porque la teoría tradicional opera, por lo general, clasificando los datos en sistemas conceptuales que simplifican

o eliminan las contradicciones. (Matus, 2010: 32).

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

Con estas afirmaciones podemos destacar que el Trabajo Social contemporáneo


asume de manera profunda las contradicciones constitutivas del orden social, las tensiones
inmanentes entre las lógicas colectivas e individuales, y las expresiones de la cuestión
social, en tanto productoras de las acciones profesionales. En tal sentido, señalamos:
… creemos que el nombrar, el poder y los procesos de subjetivación estructuran nuestra trama en el Trabajo Social

contemporáneo. Al mismo tiempo, creemos sustantivo dar lugar a las experiencias de intervención, toda vez que

nos permiten producir la malla, alojarnos en ella y permitir la entrada de otros hilos, de otras luces, de otras voces

situadamente enunciadas. (Danel, et al., 2021).

Estos tres elementos, el lenguaje, las relaciones de poder y los procesos de


subjetivación, toman un lugar destacado en el debate profesional. Las disputas de orden
simbólico, canalizado en el nombrar, aportan y se entrelazan con las luchas de diferentes
colectivos en torno al reconocimiento de sus derechos y las disputas que encaran por
la visibilización de demandas. En referencia a las relaciones de poder, colocamos en
distintos planos la observación de las mismas. Por un lado, las que se vinculan a las
relaciones en el espacio de los servicios sociales, de las acciones profesionales de
encuentro con los sujetos de la intervención, las que proponemos analizar desde el
Trabajo Social anti–opresivo (Dominelli, et al., 1999, Matos Silveira, et al., 2016). Es decir,
desde el reconocimiento teórico de las inequidades de orden estructural (género, edad y
clase) y la necesaria reflexividad personal/profesional en torno a los modos internalizados/
naturalizados de dichas inequidades. Por otro lado, las relaciones de poder en el plano
más amplio incluyen las performatividades que el neoliberalismo produce, tanto en
los comportamientos macroeconómicos como de las acciones estatales. Y finalmente,
señalamos que en relación a los procesos de subjetivación, el Trabajo Social aporta a las
luchas colectivas en torno a la impugnación del ethos neoliberal que apela al individualismo
y al mismo tiempo, a la producción de lazos asistenciales desde perspectivas de derechos.
En esta línea, se destaca que Trabajo Social toma las discusiones en torno al lenguaje,
el poder y las subjetividades como ejes estructurantes que permiten develar las tramas,
asumir las precariedades y las fortalezas. Teresa Matus (2010) afirma:
Trabajo Social está inserto –por su historia, sus objetivos, sus herramientas de trabajo y su quehacer constitutivo–

en el proceso problemático de la crisis de la experiencia, característico de la modernidad y que hasta ahora, no se

ha usado toda la potencialidad y riqueza que posee (Matus, 2010: 35).

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

Trabajo Social como práctica social, que transita de modo tenso la crisis de la experiencia,
entrelaza apuestas colectivas por la visibilidad de demandas asociadas a la desigualdad
y refutando procesos de normalización. Por ello, la crítica avanza en lo que destaca Matus
(2017) como impronta de la rareza, de la desobediencia. Las luchas contra el patriarcado, el
capacitismo, el edadismo y el neoliberalismo toman cuerpo, se hacen cuerpo y se ejecutan
desde las corporalidades, impugnando la escisión razón/ emoción/percepción.
“La crítica ya no puede configurarse teniendo sólo como base la denuncia de la injusticia, sino que tiene que ser

capaz de adentrarse en las contradicciones preformativas” (Matus, 2017:14).

Por lo que las matrices críticas contemporáneas asumen las tensiones que se hacen
presentes en los procesos de intervención. Los debates por la criticidad se inician cuando
el Trabajo Social se cuestiona su lugar social, en tanto a dilucidar si la intervención
profesional tiene el objetivo de integrar a las personas “desviadas de la norma”, es decir,
el sujeto improductivo para el sistema capitalista (niños y niñas huérfanos/as; personas
con discapacidad o problemas de salud mental; jóvenes que no estudian ni trabajan;
personas en conflicto con la ley penal y/o con consumo problemático; personas mayores
dependientes y sin recursos para comprar servicios en el mercado) o si se apunta a
la transformación social en pos de una sociedad que aloje las diversidades y brinde
posibilidades de acuerdo a las necesidades particulares.
La crítica debe comenzar por cuestionar las formas de pensar y actuar cuando no se
están teniendo los resultados esperados. Las críticas que históricamente se colocaron
en torno a las pioneras del Trabajo Social están siendo revisadas por colegas (Travi,
2014, y Reininger Pollak, 2018). Por lo tanto, mientras algunos sectores colocan ideas
que homologan a las pioneras como conservadores, resuenan desde los revisionismos
la identificación de impugnación del TS como rasgo “esencial” desde los orígenes. La
funcionalidad al sistema debe articularse a la crítica a las teorías críticas creadas por
varones, blancos europeos. Animarse a las preguntas incómodas y a las búsquedas
profundas, que no implican descartar sino ampliar la visión, no para encontrar una verdad
única y permanente que no existe, sino pluriversos que permitan avanzar hacia sociedades
más justas e inclusivas. Las corrientes feministas y decoloniales nos señalan el camino.
Comprendiendo al Trabajo Social dentro de las Ciencias Sociales, surge la pregunta
sobre los motivos por los cuales el pensamiento crítico no ha emancipado a la sociedad, a lo

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

cual Boaventura de Sousa Santos (2010) responde que hay dimensiones de las relaciones
de opresión y exclusión que el pensamiento crítico eurocéntrico no tuvo en cuenta y que
el capitalismo, al estar enlazado interseccionalmente al colonialismo y al sexismo, no
se puede modificar si no se abordan en forma simultánea. Incluso plantea que se ha
producido una pérdida de los sustantivos críticos como socialismo, dependencia, lucha
de clases, alienación, para distinguirse a la criticidad sólo por adjetivos que acompañan
a sustantivos de teorías conservadoras, por ejemplo, desarrollo alternativo, democrático
o sostenible.
Las denominadas cegueras35 propias de la escisión entre la teoría y la práctica
han llevado a invisibilizar procesos transformadores basados en saberes ancestrales y
populares, que no estaban previstos en la teoría crítica. Por lo tanto, el autor mencionado
plantea elaborar teorías de retaguardia, que piensen lo impensado, que acompañen a
los movimientos sociales teorizando, cuestionando, comparando y articulando, lo que en
definitiva implica la emergencia de una epistemología del Sur. Pues el reconocimiento de la
opresión y la resistencia van de la mano, y requieren lo que se ha denominado en trabajos
anteriores (Danel, 2020) como habitar la incomodidad. Un habitar que supone transformar,
dilucidar y ampliar espacios de producción de sociedades más justas y solidarias.
…más allá de los conocimientos teóricos, la práctica de los interventores sociales debe incorporar una formación

que permita llevar a cabo un trabajo profundo sobre los procesos de aproximación al marco del otro, disipando

etnocentrismos, prejuicios y estereotipos, preconcepciones e imposiciones de valores y modelos de vida, asuntos

que pueden condicionar la intervención social y obstaculizar la relación con los sujetos atendidos. La formación

de competencias profesionales complementa los procesos de descentración y aproximación al marco del otro

(Puig Cruells, 2016: 94).

La descentración como estrategia propia y necesaria de la intervención, y el procesamiento.


Epistémico del lugar profesional y las relaciones de poder que desarrollamos en la
misma. La criticidad se relaciona con la problematización, la desnaturalización, la posibilidad
de hacerse preguntas, la reivindicación de derechos, generar procesos de participación
reales, dando voz y generando condiciones de escuchabilidad a sectores invisibilizados.

35. Reconocemos que la idea de ceguera presenta tensiones capacitistas, resultando una metáfora explicativa de la opacidad que se produce en ese
proceso de escisión teoría–práctica. La hegemonía del sentido de la vista en occidente ha tenido una fuerte expresión en los debates disciplinares:
“La mirada del Trabajo Social”.

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

Para las y los trabajadores sociales resulta fundamental analizar el carácter performativo
del discurso profesional asociado a un saber académico, que como práctica reiterativa
produce los efectos que nombra. Como decíamos en un escrito anterior:
Posicionarnos desde perspectivas críticas implica desnaturalizar las relaciones de poder donde determinados

sujetos tienen la capacidad de decidir sobre otros, es comprender las disputas dentro del campo gerontológico

por definir categorías, formas de abordaje; donde la voz de los sujetos involucrados no sólo sea escuchada,

sino reconocida como válida y produzca cambios en la política pública. Identificar a las personas mayores como

ciudadanos y sujetos de derecho equivale a no priorizar el cuidado sobre su participación, con protagonismo y

desde sus propios deseos. (Danel y Sala, 2019: 90).

LAS DIMENSIONES DE LA CRITICIDAD EN


EL TRABAJO SOCIAL EN EL CAMPO GERONTOLÓGICO
En el presente apartado desplegamos algunas concepciones relacionadas a la criticidad
que se hace presente: palabras, cuerpos e intervenciones en el Trabajo Social en el campo
gerontológico.
Resulta necesario “construir nuevas categorías conceptuales que permitan mostrar
una realidad persistente y múltiple” (Matus, 2011: 21), por lo que la criticidad en el Trabajo
Social del siglo XXI se expresa en las dimensiones de Sujeto, contexto, práctica/experiencia/
intervención; género/generaciones, Narrativa/discurso; Saber/poder; Producción de lo público
y Cuerpo/corporalidades (con el consecuente deslizamiento de los repertorios corporales en
contexto de pandemia).
La idea de sujeto, que entendemos producen las perspectivas críticas del siglo XXI en el
Trabajo Social, es la de complejidad, la de doble sujeción. Judith Butler (2001) describe la formación
del sujeto a partir de ese doble proceso de sumisión/resistencia. Siguiendo la concepción de
poder de Foucault, la autora considera la sujeción en tanto la subordinación, como “estar sujeto
a”, y también la formación del sujeto, el “ser sujeto”. La subordinación establece las condiciones
de posibilidad del sujeto, pues el poder genera resistencia a ese poder. Y al mismo tiempo, y
desde el giro decolonial, la búsqueda de decolonizar el ser, es decir, los modos de subjetivación.
Desde estas perspectivas se incluye la idea de dimensión corporal, porque la existencia
humana es corporal (Merleau–Ponty, 1962), lo que permite superar la separación cartesiana
mente–cuerpo, donde se identifica al sujeto como exclusivo ser racional.

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

El sujeto es comprendido como categoría no-cerrada, sino como proceso de construcción


continuo y con capacidad de acción transformadora (Butler, 2001). Conceptualizamos la
subjetividad como construcción singular, colectiva, inacabada y producida de manera
situada –histórica y socialmente–. No podemos pensar la subjetividad por fuera del
contexto en el que se desarrolla, por lo que resulta fundamental ligar la idea de situado.
La construcción de la subjetividad puede ser vinculada a la noción de habitus, en tanto
posibilidad de incorporación de lo socio–cultural, como forma de estructuración social
(Bourdieu, 1990). El habitus se relaciona a las disposiciones –duraderas y transferibles–
para las prácticas que permiten habitar las instituciones y a su vez, producir cambios.
Siguiendo esta lógica, planteamos que las personas mayores resultan sujetas que están en
proceso de construcción, sea por el cambio que se genera en los roles sociales asignados
y asumidos, los vínculos que se pierden y los nuevos que se generan, y los cambios
de contextos por los que transitan. Las personas mayores van produciendo un cambio
subjetivo que puede ser vivenciado como angustiante, liberador y otras múltiples formas.
“hablar de vejeces en plural y desde un análisis situado nos permite dar cuenta de la multiplicidad de condicionantes

de la desigualdad y la complejidad de los problemas sociales que atraviesan las personas mayores; incorporando

en el análisis a las mujeres, varones, personas de la comunidad LGTB, trabajadora/es del mercado informal,

migrantes, obrera/os no cualificados que han atravesado procesos de explotación laboral, minorías étnicas y

afrodescendientes, entre otros. De esta forma, consideramos que la edad no es una categoría suficiente a la hora

de pensar las desiguales trayectorias y diversas formas de atravesar el proceso de envejecimiento en el contexto

latinoamericano” (Manes, et al., 2020:23).

Sumamos a esta caracterización reflexiones emergidas en contexto de pandemia,


habida cuenta que advertimos con preocupación cómo los avances discursivos–
normativos (plasmados en Declaraciones internacionales) tuvieron un retroceso en
prácticas que infantilizan en pos de la protección, o directamente no los consideran vidas
que valen la pena, mediante el abandono, negación de atención en niveles de mayor
complejidad del sistema de salud36.
La pandemia produjo que la vejez sea un tema tendencia, ya que en los discursos
científicos y políticos aparece la necesidad de cuidar a las personas mayores porque

36. Se destaca que en Argentina no se produjo la negación de camas de alta complejidad, co mo sí aconteció en algunos países centrales.

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

son un “grupo de riesgo”, por sus mayores probabilidades de mortalidad. Se ha hecho


hincapié en su vulnerabilidad y fragilidad, sin reconocer que todas las personas lo somos,
porque necesitamos de otras personas, es decir, que somos interdependientes. Por otro
lado, un conjunto poblacional que no se consideraba persona mayor, por el sólo hecho
de tener determinada edad, pasó a englobar este grupo. Un claro ejemplo lo plantea la
politóloga feminista italiana Alisa del Re, al referirse a que de un día para el otro devino
en anciana en peligro de enfermarse y morir, con el imperativo de quedarse encerrada en
su casa, especialmente sabiendo que si llega a un hospital pueden dejarla morir, pues en
los servicios de salud eligen a quien atender de acuerdo a la edad. Y se pregunta: “¿por
qué considerar la categoría de ancianos o ancianas en bloque y no de los individuos que
deben ser protegidos, sean viejos o jóvenes?” (Del Re, 2020).
En relación a la idea de práctica profesional, creemos que ha devenido en la categoría
de intervención, limitando el lugar de la experiencia, ya que la práctica se relaciona a
la reiteración de tareas. En la noción de práctica tiene más fuerza la idea del hacer, en
cambio la experiencia está más del lado de la vivencia. La práctica es una oportunidad
para la experiencia cuando hay implicación personal y supone suspender nuestro saber
para abrirse a lo que sucede. La experiencia es formativa, tiene un efecto reflexivo, que
obliga a pensarse a sí y a las cosas bajo una nueva luz.
La idea de experiencia, en tanto posibilidad de comprender el sentido de la acción y
abrirlo a la duda, es constitutiva a la idea de intervención generada desde las perspectivas
críticas.
En la última década, dentro de los debates de las Ciencias Sociales en general,
el Trabajo Social incluye la opción decolonial en la búsqueda de comprensión desde
desprendimientos epistémicos a los sujetos de la práctica en tanto producto de la
colonialidad del saber, del poder y del ser (Meschini y Hermida, 2017).
La intervención profesional, pensada desde la idea de experiencia, permite la
constelación de saberes que con lenguajes múltiples puedan nominar, y poner en diálogo
los discursos expertos y la vida cotidiana de los sujetos. En la intervención con personas
mayores la categoría de experiencia cobra múltiples sentidos. Destacamos especialmente
cuando se recuperan las experiencias de vida de las mismas; y con la posibilidad de
generar experiencias que promuevan algo novedoso, que quieran implicarse, ser realmente
protagonistas de sus vidas, más allá de los apoyos que puedan requerir para llevarlo a cabo.

81
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

Señalamos que los ejes estructurantes en los que se centra el debate teórico en
Gerontología son los centrados en la dimensión biológico–funcional; en los cambios de
orden subjetivo que se generan en el proceso de envejecimiento; los enfocados en los
cambios de las intervenciones sociales frente al envejecimiento poblacional, los centrados
en el análisis pormenorizado de los cambios en los comportamientos de la población
en torno a natalidad, mortalidad y migraciones y que ponen en debate la dimensión
simbólico–cultural de los modos de configurar la mirada social de la vejez (Danel y Sala,
2019). Con este espacio interdisciplinario, intersaberes y con intereses diversos, el Trabajo
Social dialoga, aporta y confronta.
En cuanto a las intersecciones entre género y generaciones, debemos comenzar
por aclarar que el género como categoría analítica es una construcción socio–histórica
que establece relaciones de poder binarias y asimétricas, transversal a todos los ámbitos
sociales. Designa al conjunto de prácticas, representaciones, normas y valores que la
sociedad elabora a partir de diferencias anatómicas que dan sentido a relaciones entre
personas (Teresita de Barbieri, 1994, citada por Roberto Inda, 2006).
Dada la feminización de la vejez, resulta oportuno analizar al envejecimiento poblacional
desde una perspectiva de género, que dé cuenta de la acumulación de desigualdades a
lo largo de la vida, en cuanto al acceso al sistema educativo, de salud, al trabajo e incluso
la manera en que la edad afecta la posición social de las mujeres.
Por otra parte, la perspectiva de género aporta a la construcción de una ciencia no
androcéntrica, tanto en las teorías científicas con sus categorías, como en el proceso de
investigación, donde las mujeres y sus formas de hacer ciencia no sean infravaloradas.
Al referirnos a la interseccionalidad queremos plantear que diferentes organizadores
sociales o fuentes estructurales de desigualdad, como son género, edad, clase social,
etnia y orientación sexual, son estructuras de opresión múltiples y simultáneas, que
mantienen relaciones recíprocas, pudiendo pensarlo como una matriz de dominación.
Por lo tanto, el campo gerontológico no puede ser abordado en forma aislada de su
contexto y múltiples atravesamientos, sino que debe incluir la heterogeneidad de vejeces
presentes.
Lo social existe como estructuras externas y estructuras internas, a lo cual (Bourdieu,
1990) denomina lo social hecho cosas y lo social hecho cuerpo. En escritos anteriores
lo analizamos dentro del campo gerontológico, identificando que “los valores negativos

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RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

asociados a las personas mayores (como cristalización de aquello a lo que no se desea


llegar) se pone en juego en las cosas: los dispositivos de atención, los recursos asignados
en forma prioritaria a la atención médica tradicional, entre otras, y en lo social hecho
cuerpo a partir de modos de percibir, lo pensable, lo decible y lo deseable en torno a los/
as viejos/as” (Danel, 2018: 95).
En relación a los imaginarios sociales, el psiquiatra Leopoldo Salvarezza (1988) trabaja
con el concepto de viejismo como el prejuicio de un grupo sobre otro, específicamente de
la gente joven hacia la vieja. Aquí subyace el miedo a envejecer, y por ende, el deseo de
distanciarnos de las personas mayores que constituyen un retrato posible de nosotros y
nosotras en el futuro.
Los prejuicios contra la vejez son adquiridos durante la infancia y luego se van
racionalizando durante toda la vida. Algunos ejemplos son que se vincula a la vejez con la
enfermedad o discapacidad, que ya no pueden aprender o que siempre hablan del pasado.
Donde, como refiere Judith Butler, la viabilidad de la vida de una mujer depende
del ejercicio de la autonomía corporal y de las condiciones sociales para ejercer dicha
autonomía.
En ese sentido, identificar a nuestras ancestras (término trabajado por Danel y
Navarro, 2020) como quienes nos anticiparon en la lucha por los derechos de las mujeres,
y a partir de su legado, continuar, profundizar, generando rupturas con el patriarcado y la
meritocracia capitalista.
Neugarten (1999) señala que las sociedades tienen una gradación por edad
institucionalizada, con expectativas sociales sobre el comportamiento adecuado a cada
edad. En tanto construcción social, dichas normas resultan diferentes a lo largo de la historia
y han sido reconstruidas continuamente a la luz de los cambios sociales. Las normas y
expectativas de la edad operan como estímulos o frenos sobre comportamientos, como
un sistema de control social cuya sanción es la desaprobación social. Las ideas de ciclo
vital normal y esperable se interioriza mediante el proceso de socialización, con horarios o
tiempos para los principales acontecimientos de la vida como trabajar, contraer matrimonio,
criar hijos, llegar a determinada posición laboral, jubilarse, incluso enfermarse y morir,
pudiendo variar entre grupos socioeconómicos, étnicos o religiosos. Por lo tanto, a nivel
sociológico, se postula que “el ciclo vital es una sucesión de roles sociales y la personalidad
es producto de los cambiantes patrones de socialización” (Neugarten, 1999: 110).

83
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

En relación al tiempo, la autora mencionada sostiene que hay tres dimensiones:


el tiempo de vida, como edad cronológica; el tiempo social, relacionado al sistema de
gradación por edad de una sociedad, con ritos de pasaje que marcan la transición de
un estatus al próximo; y el tiempo histórico, que determina al sistema social que crea las
normas de edad.
Los científicos sociales establecen relaciones entre el tiempo vital con el tiempo
histórico, realizando análisis de generación o cohorte (el cual es un grupo definido por el
año de nacimiento). Esto resulta relevante, pues un mismo acontecimiento histórico tiene
significados diferentes en relación al momento del ciclo vital en que se produce.
Con el aumento de la esperanza de vida ha cambiado el ritmo social del ciclo vital,
incluso se habla de ciclo vital fluido por el mayor número de cambios de rol y la desaparición
o proliferación de horarios. Por lo tanto, la edad es cada vez menos relevante y las normas
de edad limitan menos el accionar (Neugarten, 1999). Podemos agregar que la edad resulta
un eje estructurador central, junto al género, la clase y la etnia o nación. Al decir de Isidoro
Moreno (1991), afirmamos que estos ejes estructuradores configuran una matriz identitaria.
El envejecimiento también es un proceso singular dentro del curso de vida: cada
persona envejece en forma diferente según su historia de vida en un contexto socio–
histórico y cultural específico. Por lo tanto, se dice que la persona envejece como ha
vivido, pero al mismo tiempo hay que considerar la posibilidad de cambio a lo largo de
toda la vida, donde, por ejemplo, al dejar de trabajar o al enviudar puede cambiar el
estilo de vida, dentro de las posibilidades de sus condiciones materiales y culturales de
existencia, generando nuevos vínculos y aprendizajes.
“Los procesos de envejecimiento se enlazan con relaciones sociales que moldean experiencias, generando

tramas que contienen y alojan. En tal sentido, la mirada sobre los procesos de envejecimiento se anudan a las

experiencias del lazo social. Esto nos invita a ingresar a los debates en torno a la intervención en lo social” (Danel

y Daca, 2021:67)

Por lo tanto, el cruce generacional y la mirada deshecha del género (no binaria) se
constituyen en dimensiones centrales en las perspectivas críticas del Trabajo Social del
siglo XXI.
La recuperación de narrativas y discursos de las personas mayores, en cuanto a
modos de significar lo que les sucede, sus relaciones con otras personas y sus proyectos,

84
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

posiciona a las personas mayores como productores de saberes fundamentales para


la intervención profesional, que deben ser incluidos como una polifonía de voces, una
ecología de saberes que incluya la diversidad, en aquellos textos que se producen en el
campo gerontológico y en el Trabajo Social como producción académica.
En contraposición al positivismo que generó la división de la realidad en áreas de
conocimiento donde los expertos (especialmente hombres, blancos, adultos, occidentales,
racionales, objetivos) son los únicos que aparentemente pueden estudiar, definir, clasificar,
realizar indicaciones de intervenciones que resultan normalizadoras sobre otres que deben
aceptar con pasividad su situación, como el modelo médico hegemónico.
Especialmente se deben analizar las relaciones de poder en el Trabajo Social (Uva
Falla Ramírez, 2016), en la realización de entrevistas, la construcción de diagnósticos
sociales en los informes, la determinación de prioridades para el acceso a recursos,
donde la persona mayor puede estar en una situación y relación de subordinación o
configurar conjuntamente resistencias al poder hegemónico desde prácticas de libertad,
ya que los valores que sustentan la intervención no son neutros.
“Nos interesa que la intervención profesional del Trabajo Social en el siglo XXI sea capaz de anudar la criticidad en

el campo gerontológico, asumiendo que en los distintos cursos vitales las heterogeneidades se hacen presentes,

toman rostro, construyen narrativas y nos invitan a pensar, a soñar y a comprometernos con una sociedad para

todas las edades” (Danel y Sala, 2019: 89).

Como también tener en cuenta el giro afectivo que ha generado un cambio en las
formas de intervenir y de producir conocimientos. El mismo se interesa por las emociones, los
afectos y los sentimientos en la vida pública, en oposición a la primacía de la racionalización,
repensando el cuerpo como sede de las emociones y la forma en que los sentimientos
direccionan a la acción (Paula Danel, María Eugenia Martins y Daniela Sala, 2020).
Las experiencias corporales configuran la sociedad, el espacio (y viceversa), y desde
allí se despliegan procesos como la identidad o la pertenencia. Tal como las experiencias
corpóreas resultan ser sedes de las emociones y los afectos, pueden transmitirse a los
discursos. Por ello, elegimos pensar en clave de repertorio corporal, de los sujetos en
general y del TS como profesión.
En el caso del Trabajo Social, resulta sugerente destacar los modos singulares en
que los repertorios corporales se hacen presentes en las disputas por la ampliación del

85
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

espacio de lo público. En las disputas por colocar en la responsabilidad colectiva y estatal


de los cuidados, la previsión, los procesos de inclusión social de las personas adultas
mayores. Aportar a generar rupturas con el patriarcado, el edadismo y la mercantilización
de la atención en salud, resultan ejes vertebradores de las discusiones del Trabajo Social
en esta segunda década del siglo XXI.
La profesión puede aportar en el diseño y gestión de planes, programas y proyectos
sociales, en base al conocimiento directo de necesidades y deseos de grupos de personas
mayores. De esta forma, apuntar a colocar los temas gerontológicos en la agenda pública
y disputar sentido acerca de lo que debiera ser resuelto en el ámbito público.

CONCLUSIONES
El trabajo propuso un análisis del Trabajo Social en el campo gerontológico, desde el
reconocimiento de las tramas y urdimbres que configuran el debate contemporáneo
disciplinar. En ese sentido, se plantea que los ejes que estructuran el mencionado debate
son el lenguaje/narrativa, las relaciones de poder y los procesos de subjetivación, resultando
la descentración una necesaria estrategia para pensar los procesos de intervención.
Asimismo, reconocemos que la criticidad puede ser pensada desde las dimensiones
del sujeto, los contextos, las intervenciones, las ideas de género y generaciones, las
relaciones de saber y poder y los reconocimientos en torno a los cuerpos. Estos debates
resultan necesarios para pensar los modos heterogéneos y desiguales en que se producen
los procesos de envejecimiento y vejez.
Finalmente, este texto busca ser un aporte a los descentramientos, a la generación
de impugnaciones al patriarcado, edadismo, mercantilización, medicalización de la vida
social y el capacitismo.

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89
CAPÍTULO I

COMUNIDAD
Y TERRITORIO
5.

TRÁNSITOS Y REFLEXIONES ACERCA DEL


ENFOQUE COMUNITARIO DE TRABAJO SOCIAL
EN EL CAMPO GERONTOLÓGICO
.JORGE PEDRO PAOLA

RESUMEN
Los criterios con que Trabajo Social en el campo gerontológico ha formalizado sus alcances
abarcan los desarrollos de los centros de mayores en cuanto a brindar servicios a sus
adherentes, la situación de la atención primaria interdisciplinaria adaptada a los mayores,
la gestión de nuevas miradas en la atención gerontológica (del enfoque de necesidades
y carencias hacia el enfoque de derechos), la irrupción del movimiento de mujeres en
nuestro medio, los servicios de cuidados domiciliarios y el impacto de la Convención
Interamericana de Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores que el
Parlamento de la Argentina convirtió en ley en mayo de 2017.
El enfoque comunitario en Trabajo Social se encuentra vigente, sin embargo, se
enfrenta en la actualidad con posibles mutaciones de orden social, como por ejemplo, la
irrupción de las “comunidades post sociales” (De Marinis, E.P. 2017:18), entendidas estas
como electivas, no permanentes, des–territorializadas y plurales, conviviendo las mismas,
en este tiempo de transición, con las “comunidades sociales” tradicionalmente conocidas.
La intervención conjunta de Trabajo Social en la tarea de atención domiciliaria con las
cuidadoras o auxiliares gerontológicas posibilita brindar un eslabón al sistema de cuidados
progresivos; a su vez los efectos y alcances de las posibilidades comunicativas de la
virtualidad entre las personas mayores es factible de ser verificada en las preferencias
de estos en adquirir habilidades en las Tecnologías de Información y Comunicación
(TIC’s) como activos participantes de los Programas Universitarios para Adultos Mayores
(PUAM) y de la Universidad PAMI (UPAMI) del Instituto Nacional de Servicios Sociales para
Jubilados y Pensionados (INSSJ y P).
A modo de cierre se brinda un panorama acerca del futuro de los enfoques del Trabajo
Social comunitario con personas mayores desde tres perspectivas: a) La resignificación

91
COMUNIDAD Y TERRITORIO

de la participación social de los mayores; b) La gravitación de los mayores en la revisión


de las políticas socio sanitarias; y c) Las posibilidades de superación de la fragmentación
crónica de los sistemas imperantes.
Palabras clave: Trabajo Social, Gerontología comunitaria, Comunidades post sociales,
Centros de Jubilados, Políticas sociales con personas mayores.

ABSTRACT
The criteria with which Social Work in the gerontological field has formalized its scope include the
developments of the centers for the elderly in terms of providing services to their adherents, the
situation of interdisciplinary primary care adapted to the elderly, the management of new perspectives
on the gerontological care (from a needs and deficiencies approach to a rights approach), the
emergence of the women’s movement in our environment, home care services and the impact
of the Inter–American Convention for the Protection of the Human Rights of People Older than the
Argentina’s Parliament signed into law in May 2017.
The community approach in Social Work is in force, however, it is currently facing possible
mutations of social order, such as the irruption of “post-social communities” (De Marinis, EP
2017:18) understood as elective, non-permanent, de–territorialized and plural, coexisting, in this
time of transition, with the traditionally known “social communities”.
The joint intervention of Social Work in the task of home care with the caregivers or gerontological
assistants makes it possible to provide a link to the progressive care system, in turn the effects and
scope of the communicative possibilities of virtuality among the elderly, it is feasible to be verified in their
preferences, in acquiring skills in Information and Communication Technology (ICTs) as active participants
of the University Programs for Older Adults (PUAM) and the PAMI University (UPAMI) of the INSSJ and P.
By way of closing, an overview of the future of community Social Work approaches with older
people is provided from three perspectives: a) The resignification of the social participation of older
people; b) The gravitation of the elderly in the review of socio-sanitary policies; and c) The possibilities
of overcoming the chronic fragmentation of the prevailing systems.
Keywords: Social Work, Community Gerontology, Post-social Communities, Retiree Centers,
Social policies with older people.

92
COMUNIDAD Y TERRITORIO

INTRODUCCIÓN
El Trabajo Social en el campo gerontológico desarrolló distintos criterios vinculados al
ámbito socio comunitario, como lo constituyen la coordinación de grupos de mayores, la
consolidación de organizaciones comunitarias, la importancia del papel del Trabajo Social
como parte de los equipos de intervención en lo social, las tareas de preparación para
el envejecimiento y para el retiro laboral, el impulso de los enfoques interdisciplinares en
las prácticas y el cuestionamiento hacia la fragmentación de las políticas implementadas.
En concomitancia con esas observaciones, el enfoque comunitario en Trabajo Social,
por su implicancia colectiva, nos abrió el camino hacia la formulación y diseño de políticas,
y de allí su trascendencia y significación.
Nuestra mirada acerca de la investigación e intervención profesional en Trabajo Social
supone una permanente recreación conjunta con la población, la circundante y/o la de las
organizaciones de base de adultos mayores que se encuentran esparcidas y vigentes en los
distintos territorios locales de nuestros países.
Nuestra experiencia se encuentra ligada al espacio comunitario predominantemente
urbano, por lo tanto, comprendiendo al mismo como construcción social, en donde nuestro
sujeto–objeto de preocupación se lo interpreta con el cursor y código de las ciudades. La
noción suele utilizarse como sinónimo de medio o área urbana. En la Argentina más del
90% de los mayores residen en centros urbanos, de allí nuestro interés en enfocar de esta
manera nuestro sujeto puntual de intervención.
Al igual que lo que ocurre con la definición de ciudad, no existe un significado
preciso y unívoco de espacio urbano. Por lo general, se siguen ciertos criterios numéricos
para definir la diferencia entre una ciudad y una población (por ejemplo, una ciudad
puede ser el área donde viven más de 10,000 habitantes). El espacio urbano es el
centro poblacional y el paisaje propio de las ciudades, aunque también es posible que
la distinción se realice según criterios funcionales (la mayor parte de la población se
dedica a tareas no agrícolas).
Puede decirse, por lo tanto, que las características propias del espacio urbano son
el elevado número de habitantes con alta densidad poblacional, la presencia de una
gran variedad de infraestructuras y el desarrollo de los sectores económicos secundario
y terciario, producción industrial y de servicios, si tomamos el lenguaje que utilizan los
economistas.

93
COMUNIDAD Y TERRITORIO

Las organizaciones de mayores poseen un perfil propio, dado que han sido
diseñadas y construidas por las personas mayores en distintos momentos, en general sin
la intervención fundacional de las profesiones psicosociales.
En la Argentina, las organizaciones de mayores han adquirido relevancia a partir de
la multiplicación de distintos nucleamientos que se expandieron de manera paralela a la
instauración de las prestaciones sociales del Instituto Nacional de Servicios Sociales para
Jubilados y Pensionados37 –PAMI (Programa de Atención Médica Integral).
Hemos constatado que cuando Trabajo Social vuelca su experiencia a los efectos de
instrumentar una articulación de los esfuerzos, la fragmentación crónica en su operatoria
en la base va perdiendo vigencia y las organizaciones institucionales suelen adquirir
criterios democráticos y saludables para sus distintas instancias organizativas.

ANÁLISIS DE ALGUNAS CATEGORÍAS COMUNES


AL TRABAJO SOCIAL Y A LA GERONTOLOGÍA COMUNITARIA
Hace tiempo ya venimos escuchando acerca de la necesidad común de todas las
profesiones acerca de un permanente reciclaje, de una revisión acerca de sus fines, razón
de ser y enfoques.
Nos encontramos con un contexto vorazmente cambiante, en donde es factible
constatar la intención de instrumentar, desde los sectores hegemónicos, políticas
neoliberales de ajuste económico sustentadas en una distribución regresiva de ingresos y
asociadas a una situación de progresivo y grave declinamiento del empleo, sumado esto
a los resabios de precarización existente.
Estas políticas de ajuste son finalmente las responsables de conducir a la exclusión
de los sectores más desprotegidos de nuestra sociedad. La pobreza se ha constituido en
Latinoamérica en la principal causa de muerte de nuestros pueblos.
En el enfoque comunitario reconocemos algunas cuestiones que conforman las ideas
centrales que estructuran la presente propuesta:
Hemos asistido a un replanteamiento revalorizador del nivel colectivo de intervención
en Trabajo Social;

37. El Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJ y P), es la obra social pública que fue creada para brindar servicios
sanitarios y sociales a jubilados y pensionados nacionales, mediante el decreto– ley 19032 del 13 de mayo de 1971.

94
COMUNIDAD Y TERRITORIO

Los procesos de investigación/intervención desatados producen a la vez reflexión,


crítica y algunas puntas para la formulación de teoría sustantiva;
Es necesario observar en cada etapa histórica el concreto despliegue de las
nociones prácticas y teóricas esbozadas para comprender la dialéctica de los procesos
desentrañados.
De acuerdo con lo expresado, nuestra propuesta encuentra su “hilo conductor” a
partir de un recorrido histórico a través de la lectura de distintos ejes que vertebran nuestra
posición para pensar en políticas y proyectos comunitarios en bien de los mayores. A
partir de dichos ejes es factible analizar las particularidades de las acciones desplegadas
en la conjunción Trabajo Social y pensamiento gerontológico.
Nuestra disciplina ha encarado en los últimos tiempos un proceso de consolidación
y de precisión de la intervención, así como la inclusión de diversas estrategias articuladas
con los debates de las Ciencias Sociales en particular. Decimos precisión porque se
encuentra en superación de aquellos aspectos que podemos especificar como prácticas
indiscriminadas, en tanto que no podían justificar si lo que las fundamentaba eran intereses
morales, utopías, o racionalidad científica. En este camino, las líneas de construcción
desde la perspectiva profesional, y en articulación con los niveles de abordaje, han abierto
canales e interesantes líneas de investigación.
Nosotros planteamos que el Trabajo Social actual posee múltiples vertientes, una de las
cuales la configura esta manera de mirar la realidad que implica entender al Trabajo Social
como una profesión cuya práctica teórica, en lo técnico–operativo, delimita la situación–
problema–objeto de intervención y a partir de allí, posee la capacidad de instrumentar en
el mundo social distintas construcciones bajo la forma de proyectos de intervención.
Los avances o retrocesos en este sentido deben encontrar muy atentos a los
trabajadores sociales (y a todos aquellos estudiosos en la acción) con el objeto de contribuir
con su práctica concreta a mantener aquellos rumbos que den cuenta de los objetivos
democráticos que la disciplina posee incorporados, de extraer conceptualizaciones y
certezas. Desde la práctica hacia la investigación sistemática y teorización de la misma.
La denominación de enfoque comunitario en Trabajo Social es lo suficientemente
amplio como para que allí cobije una serie heterogénea de acciones, encaradas con
propósitos múltiples por distintos actores sociales y desde diversas concepciones
ideológico–sociales.

95
COMUNIDAD Y TERRITORIO

Dicha amplitud provoca dispersión y por lo tanto se atribuye la misma a la naturaleza


viva, contradictoria e imprevisible de la realidad social.
Se hace entonces necesario otorgar precisión a algunas cuestiones que puedan
conducir a sistematizar esta tarea. Con ello nos referimos particularmente a reflexionar
sobre el lugar que ocupa, o debería ocupar, la conceptualización, la planificación y la
evaluación en nuestra práctica profesional.

LAS CATEGORÍAS COMUNIDAD, TERRITORIO Y BARRIO SON SIGNIFICATIVAS


TANTO PARA EL TRABAJO SOCIAL COMO PARA LA GERONTOLOGÍA COMUNITARIA
Nos parece que es de utilidad el efectuar una precisión terminológica de las categorías
comunidad, territorio y barrio, dado que ellas son centrales en la investigación e intervención
con la población de adultos mayores.
Ahora bien, la comunidad no puede ser conceptuada como una realidad autónoma
que pueda ser identificada por elementos distintos del ámbito social en la cual se sitúa,
porque la sociedad en su proceso de reproducción se expresa en situaciones sociales
diversas que asumen características particulares en atención a la complejización de
“viejos y nuevos” problemas. Los mismos adquieren características particulares que
expresan situaciones sociales en función de distintos perfiles de grupo que, si bien tienen
problemáticas comunes, se encuentran entramados por distintas situaciones.
André Gorz, en su trabajo “Miserias del presente, riqueza de lo posible” (1997), brinda
una descripción concreta, relativamente detallada de su producción ecológico–política,
en donde describe alternativas locales al productivismo y a la globalización mercantil.
Para el autor:
“… comunidad es un agrupamiento o colectivo cuyos miembros están ligados por la solidaridad vivida, concreta

en tanto que personas concretas. El lazo entre los miembros de una comunidad no es un lazo jurídico ni

un lazo instituido, formalizado, institucionalmente garantizado ni tampoco un lazo contractual, sino uno vívido

existencial…” (Gorz, A. 1997:127).

Desde la perspectiva histórica, la noción de comunidad alcanza entonces su mayor


popularidad cuando es delimitada y definida por Ferdinad Tönnies en la década de 1940,
en el mismo momento de su presunta desaparición. Los sociólogos clásicos oponían

96
COMUNIDAD Y TERRITORIO

“Gesellschaft” (relación social real y mecánica o asociación) a la “Gemeinschaft” (relación


social real y orgánica o comunidad), asociando la primera al cambio histórico de la
modernidad con lo urbano, lo societal, y dejando la sensación de que la ruralidad, la
antigüedad y obsolescencia queda signado para la segunda.
En la versión original de Tönnies, los dos modos de estructuración social que surgen,
respectivamente, de la “voluntad natural” y de la “voluntad racional–instrumental” son la
comunidad y la sociedad. Históricamente, la predominancia del segundo por sobre la del
primero y generalmente conviven en tensión constante, pero eso sí, no son modos que se
excluyen mutuamente.
Desde la perspectiva histórica, el concepto sociedad induce a pensar que el término
se liga al progreso, y llegaría un punto en donde comunidad no tendría sentido.
En la medida que la modernidad va develando sus claroscuros, aparecen distintos
trabajos, actividades y propuestas políticas que vuelven a re–pensar el concepto de
comunidad desde una óptica sociológica. Nuevas visiones afloran, rescatando entre
ellas las ya características apreciaciones críticas de Zygmunt Bauman. Sus análisis
giran en torno a la vida cotidiana y a la aceleración de los cambios sociales bajo las
marcas de la globalización y la modernidad que en su versión tardo–moderna denomina
“líquida”.
Las transformaciones que en la actualidad observa, acentúan la disolución de las
instituciones sociales, la inducción del individualismo como debilitamiento de lo colectivo
y la prevalencia del relativismo ético de los intereses comerciales. Habla del peligroso
debilitamiento de la solidaridad social y de la consecuente fragilidad de los lazos humanos.
Las identidades se vuelven frágiles, temporarias. La volatilidad de las identidades es
el desafío que deben enfrentar los residentes de la modernidad líquida. Y al igual que las
identidades, las comunidades tienden a ser volátiles y transitorias.
Nos habla de “comunidad de guardarropa” para caracterizar este proceso. Plantea
que necesitan un espectáculo que atraiga el interés latente de diferentes individuos para
reunirlos durante cierto tiempo. Los espectáculos, al decir de Bauman, han reemplazado
la causa común de la época de la modernidad pesada, sólida, hardware.
A los efectos fácticos tomaremos el aporte de Marco Marchioni, recuperando el
concepto de comunidad tradicional, identificando cuatro elementos con los que la
conceptualiza:

97
COMUNIDAD Y TERRITORIO

“… Por comunidad hay que entender al conjunto de cuatro elementos o factores que lo son a su vez de la

intervención comunitaria: territorio, población, demandas y recursos…” (Marchioni, M. 2001: 9)

Como adelantáramos, en nuestro país, el sociólogo Ernesto Pablo De Marinis ha


efectuado un análisis teórico de distintos autores y enfoques, logrando sintetizarlo
mediante una explicación secuencial:
“… nos encontramos con que el concepto de sociedad en la tardo–modernidad parece desvanecerse o desconvertirse

mediante un proceso de tres factores interconectados: la economización de medios de gobierno, la reinvención de la

comunidad y el despliegue de unas tecnologías asociadas a un yo activo…” (De Marinis, E. P. 2005:16)

Este autor plantea dos hipótesis que atraviesan su propuesta: la primera manifiesta
que, al contrario de lo que creían los autores clásicos de la sociología, en vez de producirse
un opacamiento del concepto de comunidad, se ha verificado una secuencia diferente.
La sociedad, entendida como red de relaciones de interdependencia, habría comenzado
un sostenido proceso de desintegración, en el cual segmentos enteros de población se
desenganchan de la generalidad del tráfico social, pierden su sitio enclavado en la red de
relaciones sociales y realizan la experiencia vital de encontrarse “más allá de lo social”. De
acuerdo con esto, no restringe su visión solamente a las “comunidades marginales”, sino
también de ciertos aglutinamientos de las élites sociales y culturales. La comunidad, por
su parte, no sólo no habría sido olvidada, sino que estaría experimentando una suerte de
actualización y se habría convertido en un nuevo objeto de gobierno. La serie: Individuo,
Comunidad–Sociedad y Estado se ha vuelto a mezclar en la actualidad, tanto en formas
como en tiempos.
Su segunda hipótesis plantea que existe un cierto “descuido de la comunidad” en
buena parte de la teoría sociológica contemporánea. Más allá de algunas referencias
circunstanciales, el concepto de comunidad carece de peso propio en los desarrollos
teóricos de los sociólogos más importantes de las últimas décadas (Habermas, Luhmann,
Giddens, Bourdieu, y Elías), lo cual contrasta significativamente con la importancia que
tuvo para la sociología de los “padres fundadores” (Tönnies, Weber, Durkheim, Simmel).
Por demás, resulta ciertamente llamativo que este descuido se produzca precisamente
cuando por parte de diversos actores sociales y políticos, se ha venido concretando
en los últimos años un relanzamiento, una reactivación de la comunidad, tal como lo

98
COMUNIDAD Y TERRITORIO

plantea en la primera hipótesis. Sin embargo, los mencionados autores no agotan lo


que debe entenderse por “teoría social contemporánea”, dado que algunos esfuerzos
empiezan ya a realizarse por comprender teóricamente los nuevos perfiles que este
objeto “comunidad” estaría adquiriendo, una comunidad “post social”, electiva, no
permanente, des–territorializada y plural.
De esta manera las “nuevas comunidades” se diferencian de las “viejas comunidades” del
pasado, siendo las presentes comunidades “post sociales”, al decir de De Marinis (2007), tal
como signaran las del pasado, brindando aún construcción de sentido e identidad virtualizada a
los que las frecuentan, lo cual abrió y abrirá un espacio de análisis de interesantes perspectivas.
Sin embargo, nuestra intervención en lo social se encuentra signada mediante la
configuración de una realidad y de un territorio específico.
El territorio condiciona la vida de la población y un/a trabajador/a social
comunitario/a tiene que conocerlo en profundidad.
Nuestro instrumento metodológico parte de un mapeo–cartográfico y se expande
mediante un desarrollo de trabajo que apela al desarrollo local. En cuanto a la población,
es muy importante conocer social y estadísticamente con quiénes se va a trabajar,
mediante el análisis de los agentes sociales, tomando contacto con las organizaciones
sociales, los grupos y asociaciones existentes. El instrumento metodológico propuesto
es el fichero comunitario. Identificando cuatro tipos de recursos: públicos, privados no
especulativos y voluntarios. Los distintos recursos están en ámbitos determinados
que se deberán identificar, para posteriormente volcar los mismos en el fichero de
recursos. Las demandas conforman el puntapié inicial de todo proceso comunitario:
Los que trabajamos en espacios comunitarios estamos en la obligación de dar
cuenta de las demandas expresadas por los grupos, reconociendo que los agentes
sociales poseen un saber particular que les permite transitar las organizaciones y
su vida misma. Las experiencias de Trabajo Social comunitario que han permitido
cambios significativos son las que posibilitan la participación real de los grupos y los
agentes.
El concepto de barrio vertebra la acción de los centros de mayores a lo largo y ancho
del país, puede ser conceptualizado como una forma de comunidad, como un ámbito para
el ejercicio democrático y como un espacio para la movilización ciudadana (Merklen, D.
2011:146).

99
COMUNIDAD Y TERRITORIO

Desde nuestra óptica, vamos a trabajar el concepto de barrio vinculado al territorio. Ariel
Gravano (2005) identifica dos ítems para formular específicamente la problemática barrial en
el momento del surgimiento de lo urbano como tema-problema: la necesidad de…
“… denotar la situación de diferenciación y desigualdad dentro de la ciudad y la necesidad de connotar

determinados valores e ideales, que hacen a la convivencia y a la calidad de vida urbana en comunidad…”

(Gravano, A. 2003: 13).

Así, toda vez que se desea trabajar sobre el barrio, surge el tópico comunitario. El
barrio es un recorte de la ciudad y por lo tanto se inscribe urbanamente en la modernidad,
hecho éste que lo diferencia del concepto de comunidad tradicional.
Nos pareció útil expresar estas aproximaciones a los efectos de precisar nuestra tarea
comunitaria con las personas mayores.
Por ello nos permitimos hablar de continuidades y rupturas en esa línea de pensamiento.
Para nosotros, la acción comunitaria es un instrumento teórico–metodológico que
responde a una postura político–técnica en la actualidad, y por lo tanto, ideológica, que
sostiene que la detección y resolución de los problemas que aquejan a una comunidad
pueden y deben ser encaradas por los propios sujetos implicados, mediante un proceso
progresivo, sistemático y participativo (Matus, C., 1995: 225).
Podemos decir, entonces, que el enfoque estratégico de Trabajo Social consiste en un
abordaje cuya finalidad es la de descubrir las posibilidades del inter–juego de los agentes
sociales en la búsqueda de aquellos procesos que conduzcan a la toma de conciencia, de
la previsibilidad de la satisfacción de necesidades, la búsqueda de alternativas y canales
para dar cabida a la producción conjunta (desde una parte de esa totalidad) de posibles
respuestas.
Para nosotros se encuentra vigente el desafío de transformar a los usuarios de
servicios en la posibilidad de ser productores de estos (Tobón, CELATS, 1989: 37).
La acción comunitaria debe ser acompañada mediante la acción conjunta de equipos
interdisciplinarios, cuyos perfiles dependerán de los propósitos a alcanzar en cada espacio
territorial específico.
Una herramienta fundamental en el trabajo comunitario en la actualidad lo constituye
el trabajo en red, porque el pensar en términos de redes implica reconceptualizar nuestra
propia visión de la realidad, y por tanto, nuestra forma de operar en ella.

100
COMUNIDAD Y TERRITORIO

La realidad es una construcción social. Esto supone admitir que no hay posibilidad
de capturar objetivamente o de aprehender la realidad “tal cual es”, porque ésta es
socialmente construida a través del lenguaje.
En este sentido, cualquier afirmación que hagamos sobre la realidad responde a
nuestra visión subjetiva, y por tanto fraccionada, de aquello que percibimos como
real. Esta idea resulta fundamental a la hora de trabajar en lo social, puesto que, si
asumimos que la realidad es socialmente construida, también tenemos posibilidades de
reconstruirla, problematizarla, cuestionarla y transformarla… y ello sólo puede resultar
posible si articulamos entre todos, sumamos fuerzas, pensamos y planificamos acciones
en conjunto, dialogamos, negociamos, es decir, comenzamos a pensar y a organizarnos
en términos de redes.
Observamos en la actualidad un ámbito de territorialidad caracterizado como los
grandes conglomerados urbano–marginales. En sí mismos no representan signos de
homogeneidad; por el contrario, expresan un proceso de heterogeneidad y movimiento
constante en la búsqueda de estrategias de subsistencia a la cual ni el Estado ni el mercado
han sido capaces de brindar respuestas posibles a las urgencias que presentan.
La territorialidad, si bien es un elemento significativo, como lo hemos visto anteriormente,
no es el único que define a la comunidad. A nuestro juicio, son definitorios los procesos de
reproducción social que los sujetos sociales cotidianamente desarrollan en su lucha por la
subsistencia y la satisfacción de necesidades.
Las características particulares que asumen estos procesos son emergentes de
cambios estructurales profundos, que se expresan en la vida material, social y simbólica
de estos sujetos.
Las instituciones gerontológicas en Argentina han estado fuertemente influenciadas
por las políticas públicas que genera el Estado frente al grupo poblacional de los
adultos mayores. Para comprender los modelos de gestión que se trazaron desde las
instituciones, necesitamos conocer el proceso de institucionalización de las formas de
enfrentar la cuestión social destinadas a los mayores. Las prestaciones que se emanaron
en consecuencia se inscribieron en el marco de la atención socio–sanitaria:
“… Los cuidados que precisan la mayoría de las personas mayores dependientes no son sólo sociales, tampoco

exclusivamente sanitarios. La atención que ha de ofrecerse debe ser de carácter integral, y, por lo tanto, debe ser

socio–sanitaria…” (Rodríguez Rodríguez, Pilar; 2000: 51)

101
COMUNIDAD Y TERRITORIO

CUANDO EL TRABAJO SOCIAL SE VINCULA CON LOS CENTROS DE JUBILADOS


La totalidad de Centros se estructuran como asociaciones civiles sin fines de lucro,
presentando una Comisión Directiva y socios.
“… Los Centros de Jubilados son espacios auspiciados por los propios adultos mayores, funcionan en el

medio comunitario, su presencia barrial territorial es significativa, ofrecen centralmente actividades recreativas,

culturales, asesoramiento previsional, vinculándose a las prestaciones que las políticas sociales han ofrecido de

manera tradicional. Habitualmente conforman una base para la instalación y difusión de los programas socio–

sanitarios, de atención primaria y preventivos sociales de autocuidado…” (Paola. J.P. 2003: 25)

Se han estructurado mediante redes organizacionales, contando con federaciones y


confederaciones que los aglutinan y representan. Según datos oficiales, se contabilizan
en la Argentina, en marzo de 2020, 4,570 centros reconocidos. En la Ciudad de Buenos
Aires hay en existencia 537 centros funcionando.

RECORRIDO HISTÓRICO DE LOS CENTROS DE MAYORES JUBILADOS ESTUDIADOS


Desde comienzos de la década de 1980, los Centros de Mayores Jubilados fueron
creciendo en todo el territorio nacional brindando respuestas a necesidades sociales
concretas, si bien su crecimiento estaba ligado al modelo del viejo club de barrio y a las
tradicionales agrupaciones vecinales internalizadas por los mayores pertenecientes a los
sectores medios. Este imaginario se configura con la organización de grupos afectados
por condiciones de vida semejantes, que comparten un mismo espacio de vínculos más
o menos constantes. Este nucleamiento, representado por el surgimiento de sentimientos
de pertenencia a un colectivo (grupo–comunidad), consiste en la percepción de obtener
ciertos beneficios, no implicando necesariamente una gratificación material, sino también
beneficios afectivos (sentimientos de apoyo, solidaridad, etc.) por su pertenencia grupal.
Este crecimiento que surge en la década de 1980 no es casual, sino debido a la
coyuntura establecida por la instauración del período democrático a partir de 1983,
consolidando y reforzando un espacio de participación para este sector.
Los objetivos se encuentran relacionados mayormente por las actividades de
ocupación del tiempo libre y la recreación, turismo y mini–turismo, pero también se
establecieron por intereses políticos, gremiales y reivindicativos.

102
COMUNIDAD Y TERRITORIO

Su incremento fue acompañado por objetivos de desarrollo comunitario, en función


de las demandas que surgieron a partir de la crisis desatada por la hiperinflación de 1989.
Esto se puede relacionar con la aparición de programas específicos ante la necesidad de
brindar respuestas alimentarias, a través de Pro–Bienestar del Pami (1992) y el Plan Asoma
(Asistencia Social a los Mayores), de la entonces Secretaría de Desarrollo Social nacional.

Tabla 1.

POSIBLES TIPOS ASOCIATIVOS SEGÚN ESTADIOS


Mediaciones, Posibles tipos
Estadíos Preocupaciones emergentes
conductas habituales de asociaciones básicas

Contactos y Estructuración de
Pre asociativo Endo grupo comunitario
relaciones por afinidad la organización
Grupalismos:
Proto asociativo Núcleo de impulsores El local, la estructura
Convivencial, Satisfacción de las
grupalista con diversidad de concepciones organizacional
necesidades básicas, Lúdico
Consolidación El crecimiento Asociacionismo
Asociativo promocional
como proyecto colectivo organizacional reinivindicativo

Liderazgo de Asociacionismo
Asociativo solidario Compromiso
los dirigentes mutualista / socio-político

Fuente: Elaboración propia sobre al idea del libro “La Participación Social de la Personas Mayores” IMSERSO España, 1997.

La Tabla Nº 1 posibilita una categorización de los centros de jubilados, dado que


parte de una escala que plantea que la propuesta original puede estar significada en el
“grupalismo recreativo”, y que los compromisos y las formas conocidas van adquiriendo
exigencias diversas de corte administrativo–burocrático, en donde la orientación y el
edificio adquieren relevancia.
La máxima expresión que denota la tabla es la politización de los centros, que si bien
se encuentra presente en los orígenes, se va haciendo notar con el correr de los años de
antigüedad y la experiencia organizacional de cada una de las instituciones.
La implementación de comedores por parte de los programas alimentarios y las
distintas instancias de trabajo preventivo–social tiende a configurar a sus participantes
como prestadores de servicios.
Hace diez años atrás contabilizábamos una concurrencia a los centros que aglutinaba
al 15% de la población total de mayores de 60 años en nuestro país. En la actualidad se
ha reducido a la mitad esa proporción, tal como lo demuestra un relevamiento efectuado
mediante distintas consultas a la Confederaciones de Jubilados, a las instituciones de

103
COMUNIDAD Y TERRITORIO

las políticas sociales que mantienen relación con los mismos, y a distintos colegas que
efectúan tarea vinculadas con asiduos contactos con los centros:

Gráfico 1.

ASISTENCIA A LUGARES DE ESPARCIMIENTO. NOVIEMBRE DE 2019

70.00%
61.50%
60.00%

50.00%

40.00%

30.00%

20.00%
10.16% 9.38%
10.00% 7.12% 5.48%
2.11% 1.20% 2.10%
0.00%

ió as z a a a a c
ist az ve o te s te s te s te s /N
as pl u na sad A sis ore A sis tivo A sis one A sis ario Ns
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ro ub ra as
no Cl ot m
y Ce g ra
o
Pr

Fuente: Elaboración propia sobre encuesta realizada en la Ciudad de Buenos Aires en noviembre de 2019.

El Gráfico Nº 1 es producto de una indagación de nuestro equipo de trabajo con los


centros de jubilados de la Ciudad de Buenos Aires, que muestra cómo su convocatoria ha
ido decreciendo, a tal punto que los consultados en un 61.5 % expresan que no concurren
a esas instituciones.
Esas respuestas parecen vincularse a la obsolescencia de la propuesta de los centros,
dado que las formas en que los mayores se autoconvocan se han modificado. A su vez,
es probable que la dirigencia del movimiento de mayores no haya sabido interpretar los
tiempos que corren.
Si comparamos los parámetros de respuestas brindadas hace unos años a esta
parte, se observa que la concurrencia a lugares de esparcimiento como plazas, paseos
públicos, clubes deportivos se ha mantenido estable.
Este interrogante que nos formulamos, será motivo de un próximo trabajo en donde
podamos brindar datos más precisos acerca de las diversas causas que motivan esta
situación presente.

104
COMUNIDAD Y TERRITORIO

LA TAREA SOCIO–COMUNITARIA EN CONJUNTO: “LA ATENCIÓN DOMICILIARIA”


Entre los pioneros en desarrollar la atención domiciliaria, hay que citar a Gran Bretaña,
cuya regulación data de 1946, entendiéndola como uno de los programas de la
asistencia socio–sanitaria (Segura, J. C. C. (1999). Del mismo modo, el gobierno de
los Países Bajos propició un sistema de atención a domicilio con carácter general un
año después.
La figura central de estos programas comunitarios se centra en la acción de las
“auxiliares gerontológicas” o “cuidadoras domiciliarias”.
En la Argentina, el INSSJ y P–PAMI contrató, bajo relación de dependencia en 1973,
a las que denominó Auxiliares Domiciliares, cuyo objetivo era:
“… tender a superar el estado de desamparo en que se encuentra el afiliado que carece de familia frente a

una situación de enfermedad…” (Programa Médico–Social para el Tercer Nivel de Atención. Segunda Semana

Argentina de la Seguridad Social. 1973: 3)

La prestación se incorporaba al Programa Médico–Social para el Tercer Nivel de


Atención que fue difundido ampliamente en la Segunda Semana Argentina de Seguridad
Social en noviembre de aquel año.
La modalidad operativa preveía que la prestación fuera brindada una vez que el equipo
interdisciplinario distrital determinara la frecuencia (días y horarios) en que se concurriría
a domicilio.
Las acciones comprendían:
• Higiene de la casa
• Higiene personal del afiliado
• Preparación y suministro de alimentos
• Control de la correcta administración de medicamentos (por vía oral)
• Lavado de ropa
• Movilización del paciente (cambios de posición)
• Compra de mercaderías
• Acompañamiento de la persona mayor a centros de salud, recreativos, trámites y
gestiones
• Otras acciones que resuelvan situaciones sociales que identifiquen los responsables
de operar el programa en cada área.

105
COMUNIDAD Y TERRITORIO

A su vez, en la década de 1970 y bajo la orientación de la Licenciada en Trabajo Social


María Cristina Lombardi, se crea en el ámbito municipal de la Ciudad de Buenos Aires el
programa de Auxiliares Gerontológicas Domiciliarias (AGD) que se encuentra vigente en la
actualidad.
Las tareas de supervisión que los trabajadores sociales han protagonizado en el
mismo pondera la conformación de este binomio profesional que posee fuertes raíces en
cuanto a efectividad de la prestación que el tiempo ha ido consolidando.
En la década de 1990 será la Dra. Mónica Roqué quien impulsa cursos para la
formación de Cuidadoras Domiciliarias, que mantendrá de manera posterior a través de
la Dirección Nacional de Políticas para Adultos Mayores Ministerio de Desarrollo Social de
la Nación (DiNaPAM), que se encargará de extender su acción hacia la totalidad del país.
En el marco de los proyectos de atención primaria adaptada (socio–sanitaria) para
y con los adultos mayores, el Trabajo Social se propone sensibilizar y compartir desde la
óptica educacional a los distintos actores sociales prestadores acerca de las necesidades
específicas de los adultos mayores atendidos.
Las redes sociales, entendidas como un proceso de construcción permanente, tanto
singular como colectivo, conforman un objetivo de construcción conjunta, siendo este un
espacio propicio en cuanto a posibilitar:
“… el acceso a los mayores a una variedad de servicios de asistencia domiciliaria y otros servicios de apoyo de

la comunidad, incluida la asistencia personal que sea necesaria para facilitar su existencia y su inclusión en la

comunidad…” (Convención Interamericana de Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores

OEA 2015. Ley 27.360/17 Parlamento Argentino: 7)

LOS PROGRAMAS UNIVERSITARIOS DE ADULTOS MAYORES


Y LAS ACTIVIDADES DE UPAMI SE FORMARON BAJO LA INSPIRACIÓN
DEL PROYECTO UNIVERSITARIO PARA MAYORES DE TOULOUSE
Distintas universidades nacionales y privadas de la Argentina, hace ya varias décadas,
ofrecen cursos y talleres destinados a las personas mayores38.

38. En la Argentina la oferta educativa a cargo de los Programas Universitarios para Adultos Mayores (PUAM) se desarrolla en las Universidades
Nacionales de Buenos Aires, San Martín, Lomas de Zamora, Mar del Plata, La Plata, Lanús, Quilmes Tandil, Tres Arroyos, Junín (en la Provincia de
Buenos Aires). A su vez, en Entre Ríos, Tucumán, Ciudad de Córdoba, Río Cuarto, Villa María (Prov. de Córdoba), Mendoza, San Luis, San Juan,
Santiago del Estero, Catamarca, Neuquén, La Pampa, y en distintas Universidades privadas y organizaciones no gubernamentales.

106
COMUNIDAD Y TERRITORIO

La presencia masiva de los mayores se hace sentir en los claustros universitarios:


el volver a la vida universitaria, el posibilitar sentir experiencias novedosas, el trasponer
por primera vez el ingreso a las casas de altos estudios, el construir nuevas relaciones e
incorporar conocimientos son las diversas motivaciones que los impulsan.
Hoy diferenciamos los contenidos destinados a los niños y adolescentes, en cuanto
a que la Pedagogía primordialmente hizo pie en el mundo “paidós”; mientras que la
andragogía hace tiempo ya destina sus esfuerzos a la educación de adultos (andragos:
adultos), la Gerogogía o Gerontagogía remite a educación con las personas mayores de
nuestra sociedad. La educación, desde el punto de vista conceptual, tiende a interpretarse
como un término amplio, al estilo de un paraguas que comprende actividades sistemáticas,
recreativas y de utilidad para el desempeño de la vida diaria.
La instrumentación de la orientación educativa destinada a los mayores tiene muy en
cuenta las necesidades específicas de los mismos: éstos no realizan una búsqueda de
profesionalización con salida laboral, sino que su incorporación en los espacios universitarios
responde a necesidades manifiestas que encuentran allí un canal de compensación de
desigualdades previas signado por las cuestiones de acceso y las marcadas dificultades
socio–económica en sus trayectos juveniles.
En el mundo occidental, en 1973 fue la creación de la primera “Universidad de la
Tercera Edad”, en el marco de la Université des Sciences Sociales de Toulouse Francia, en
la que Pierre Vellas convocó a los mayores a estudiar y debatir con los jóvenes el proyecto
aeronáutico Concorde, a los efectos de confrontar los posibles cuestionamientos que desde
distintos espacios se hacían sentir hacia el mismo.
En la Argentina, la Universidad Católica de Salta instauró cursos de orden práctico
(reparaciones de artefactos eléctricos y clases acerca del funcionamiento de las instalaciones
de agua y gas de las viviendas), que ayudaban a resolver posibles ausencias de conocimientos
y habilidades para afrontar los avatares de la vida cotidiana de los mayores.
Años después, uno de los proyectos que abordó esta problemática fue el Departamento
de la Mediana y Tercera Edad de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), que surgió
en 1984 gracias a la experiencia de la profesora Yolanda Darriex de Nux, casualmente en
Toulouse, Francia.
En la actualidad, el programa cuenta con 1,200 inscriptos anuales, distribuidos en 250
cursos dados en municipios, unidades penales y asociaciones civiles, entre otros espacios.

107
RELACIÓN ESTADO, CULTURA Y DERECHOS HUMANOS

Esta experiencia liminar influenció al Lic. en Trabajo Social David Zolotow, docente en
aquel entonces de la Licenciatura de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Lomas
de Zamora, que en 1998 impulsó el programa Universidad para la Tercera Edad (UniTE).
En la actualidad, la iniciativa que se aplica en la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) cuenta con más de mil participantes,
que se distribuyen en 51 cursos y talleres.
En cuanto a contenidos, todos aquellos imaginables forman parte de las ofertas
existentes: historia, literatura, dibujo, pintura, manualidades, cestería, jardinería, cocina,
baile, expresión corporal, carpintería, canto, música, psicología, relaciones humanas,
relaciones internacionales, idiomas, etc., ocupando en la actualidad un lugar destacado
las nuevas tecnologías que conforman un importante eje de interés para los adultos
mayores. Saber manejar el celular, la computadora o un programa para hacer videos se
convirtió en una necesidad para acortar la brecha tecnológica en una sociedad que les
hace sentir –y padecer– el desconocimiento de las herramientas digitales. En las distintas
universidades hay clases de informática, internet y celulares, diseño para no diseñadores
y fotografía digital.

LA IRRUPCIÓN DE UPAMI (UNIVERSIDAD PAMI DEL


INSTITUTO NACIONAL DE SERVICIOS SOCIALES PARA JUBILADOS Y PENSIONADOS)
Universidad PAMI ofrece un espacio universitario para las personas mayores, con el
objetivo de promover el crecimiento personal, mejorar la calidad de vida y brindar un lugar
de encuentro y capacitación.
El programa UPAMI se implementó como experiencia piloto en 2008. En el año siguiente,
a través de la Resolución 1274/DE/09, se consolidó como programa nacional dependiente
del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJ y P), con
la firma de convenios entre universidades nacionales y mencionada institución. En dichos
convenios la universidad aporta los docentes, espacio físico e infraestructura en general
para la implementación de cursos en las diferentes temáticas (TIC’s, idiomas, ciencias
o expresiones artísticas), mientras que el INSSJP aporta el presupuesto para recursos
humanos e insumos y la estructura formal para desarrollar el Programa de acuerdo con los
objetivos establecidos que impacta en la accesibilidad de la prestación de los afiliados.

108
COMUNIDAD Y TERRITORIO

Obsérvese en el gráfico Nº 2 como el número total de inscriptos en los distintos


cursos a partir del año 2008 se ha ido incrementando sostenidamente.

Gráfico 2.

CANTIDAD DE INSCRIPTOS EN CURSOS DE UPAMI SEGÚN AÑOS

45,000
40,634
40,086
40,000 38,967
36,466
34,032
35,000 33,873
31,661

Cantidad de inscriptos
30,486
30,000
25,861
25,000

20,000
16,220
15,000
9,622
10,000

5,000 3,075

0
2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019
Años

Series 1 Series 2 Lineal (Series 2)

Fuente: Elaboración propia sobre la base de reseña del Programa UPAMI brindado con motivo del informe del
Barómetro de la Deuda Social con las Personas Mayores. Universidad Católica Argentina–Fundación Navarro Viola. Agosto 2018.

El desarrollo territorial del programa fue creciendo de manera ininterrumpida durante


el año 2019 y en este año 2020, en que la pandemia obligó a comunicarse mediante
plataformas virtuales, el programa siguió desarrollándose en 62 universidades a nivel
nacional y se encuentran dictando 3,090 cursos de diferentes temáticas.

CONCLUSIONES
El Trabajo Social en el campo gerontológico, desde una perspectiva comunitaria, deberá
profundizar las relaciones y enlaces territoriales hasta ahora logrados, actuar en grupos
intra e inter–programas, apuntando a fortalecer la tarea de intercambio generacional y la
participación del entorno familiar a los efectos de llevar adelante las modificaciones que
se puntualizan en el presente trabajo.

109
COMUNIDAD Y TERRITORIO

El futuro del enfoque comunitario de Trabajo Social en el campo gerontológico


presenta tres perspectivas:
En primer lugar, la resignificación de la participación social de los mayores.
El atravesamiento de la pandemia generó cierta ilusión acerca del aceleramiento de la
aparición de las comunidades post–sociales entre nosotros; obviamente en el proceso de
post–pandemia, por el cual hemos comenzado a transitar, deberemos formular renovadas
estrategias a los efectos de hacer valer el articulado de la Convención Interamericana de
Protección de los Derechos Humanos:
“… La persona mayor tiene derecho a la participación, productiva, plena y efectiva dentro de la familia, la comunidad

y la sociedad para su integración en todas ellas…” (Art. 8vo. de la Convención Interamericana de Protección de los

Derechos Humanos de las Personas Mayores OEA 2015. Ley 27.360/17 Parlamento Argentino: 7)

Especialmente su punto “a”:


“… Los Estados Parte adoptarán medidas para que la persona mayor tenga la oportunidad de participar activa y

productivamente en la comunidad, y pueda desarrollar sus capacidades y potencialidades…”

En segundo lugar, la necesidad de tener en cuenta en todo momento la gravitación de


los mayores en la revisión de las políticas.
Si bien la Convención reclama la promoción de la más amplia participación de las
personas mayores en la formulación, aplicación y control de políticas públicas, coincidimos
con las advertencias que desde la reunión de las organizaciones de la sociedad civil se han
hecho, como por ejemplo, en la Reunión Regional de Sociedad Civil sobre Envejecimiento
Madrid+15: Los Derechos Humanos de las personas mayores aquí y ahora, Casa de la
familia Salesiana–CAFASA. Ypacaraí, Paraguay, 25 al 27 de junio de 2017:
“… Hemos constatado que ha habido una mayor promulgación formal de nuestros derechos, pero con dificultad

para su pleno ejercicio. Reafirmamos la necesidad de cambiar el enfoque subsidiario y asistencialista de las

políticas, por un enfoque de derechos que promueva la reducción de la desigualdad y la inequidad. El disfrute

pleno de nuestros derechos debe ser aquí y ahora…” (Documento de Ypacaraí. Cafasa, República del Paraguay,

25 al 27 de junio de 2017: 6).

En tercer lugar, tal como define la Convención, las posibilidades de superación de la


fragmentación crónica de los sistemas imperante:

110
COMUNIDAD Y TERRITORIO

“… La necesidad de contar con “Servicios socio–sanitarios integrados”: beneficios y prestaciones institucionales

para responder a las necesidades de tipo sanitario y social de la persona mayor, con el objetivo de garantizar su

dignidad y bienestar y promover su independencia y autonomía…” (Art. 2 Definiciones: Convención Interamericana

de Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores OEA 2015. Ley 27.360/17 Parlamento Argentino:)

El desafío es “producir la diferencia”:


• Desde lo ideológico: Generar conciencia de edad.
• Ampliar las bases de sustentación que se posee, realizar alianzas.
• Desde las motivaciones para participar: Establecer un ideario común de lucha por los
derechos.
• Desde la estructura organizativa: Trabajar en red, fortalecer la participación directa.
• Desde el estilo político: Autosostenerse y demandar a todos los actores sociales.

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15/06/2015. Entrada en vigor: 11/01/2017. Depositario: Secretaría General de
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111
COMUNIDAD Y TERRITORIO

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los Derechos Humanos de las Personas Mayores. Reunión Regional de la Sociedad
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Mayores “Aquí y ahora” Casa de la Familia Salesiana– CAFASA. Ypacaraí, Paraguay, 25
al 27 de junio. https://www.google.es/url?sa=i&url=https%3A%2F%2Fcomiteajusco.
org%2F2017%2F07%2F04%2Fdeclaracion-de-ypacaraipersonasmayores%2F&psig
=AOvVaw1Co6rWF731c_Pqq7h9GOAM&ust=1599926096761000&source=image
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CELATS-Humanitas.

113
6.

INTERVENCIÓN SOCIAL CON PERSONAS MAYORES EN


CONTEXTOS DE DESIGUALDAD: UN ESTUDIO SOBRE EL
DISPOSITIVO DEL TALLER
.SOFÍA NASUTI WOOD

RESUMEN
El presente trabajo se encuentra en el marco de la Tesis en desarrollo de la Maestría
en Intervención Social en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos
Aires. La propuesta de investigación aborda los procesos históricos de producción de
la desigualdad en Latinoamérica, donde ciertas vejeces quedan excluidas, negando su
participación en el proceso social. En la década del ‘70, con la instauración de dictaduras
militares, comienza la implementación de políticas neoliberales, generando una ruptura
en el entramado social intergeneracional y profundizando la desigualdad. En ese contexto
surgieron diversas experiencias comunitarias que encontraron en el Taller un espacio
colectivo de intervención social, como espacio político para la praxis transformadora hacia
procesos emancipatorios.
En este sentido, se propone analizar los procesos de construcción del Taller con
personas mayores como dispositivo de intervención social en contextos de desigualdad,
con el fin de contribuir al surgimiento de categorías conceptuales propias que sustenten
nuevas prácticas de intervención social desde un enfoque de derecho y decolonial, así
como la orientación de políticas públicas integrales destinadas al envejecimiento.
Palabras clave: Desigualdad, Procesos de envejecimiento y vejez, Perspectiva
Latinoamericana, Procesos grupales, Dispositivo de Intervención Social

ABSTRACT
Social intervention with older people in contexts of inequality. A study on the workshop as a device
This work plan is within the framework of the Master’s Thesis in Social Intervention under
development at the Faculty of Social Sciences of the University of Buenos Aires. The research

114
COMUNIDAD Y TERRITORIO

proposal addresses the historical processes of inequality production in Latin America, where
certain old age are excluded, denying their participation in the social process. In the 70s, with
the establishment of military dictatorships, the implementation of neoliberal policies began,
generating a rupture in the intergenerational social fabric, deepening inequality. In this context,
various community experiences emerged that found in the Workshop a collective space of social
intervention, as a political space for the transforming praxis towards emancipatory processes.
In this sense, it is proposed to analyze the construction processes of the Workshop with
older people as a social intervention device in inequality contexts, in order to contribute to the
emergence of own conceptual categories that sustain new practices of social intervention from
a legal and decolonial perspective, as well as the orientation of comprehensive public policies
aimed at aging
Keywords: Inequality, Aging and Old Age Processes, Latin American Perspective, Group
Processes, Social Intervention Device

INTRODUCCIÓN
El presente trabajo es elaborado en el marco de la Tesis en desarrollo de la Maestría en
Intervención Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
En el mismo se abordan los procesos de construcción del Taller con personas mayores
como dispositivo de intervención social en contextos de desigualdad.
En el análisis se considera una intervención social situada en un contexto latinoamericano,
caracterizado por la desigualdad como manifestación de la cuestión social. En este sentido,
se comienza analizando los procesos históricos, sociales y políticos de producción de la
desigualdad en América Latina. La cuestión social, desde la perspectiva latinoamericana,
surge en el momento de la colonización europea en América, donde la diferencia se
transformó en desigualdad (Carballeda, 2010). Estos procesos impusieron el pensamiento
eurocéntrico como legítimo para ver y entender el mundo, que establece la civilización
europea como superior. Se trata de procesos donde se construye un determinado orden
social que naturaliza las desigualdades en la vejez a partir de las diferencias en los
procesos de envejecimiento.
Esas clasificaciones y visiones del mundo atravesaron los procesos de formación del
Estado–Nación argentino, así como las políticas públicas que diseña e implementa. En la

115
COMUNIDAD Y TERRITORIO

década del ‘70, con la instauración de dictaduras militares en América Latina, se implementan
políticas de corte neoliberal, que se profundizan en la década del ‘90. La instalación de la
lógica de mercado en el Estado impone un nuevo orden simbólico ordenador que se dirige
a un sujeto que sólo tiene derechos de “consumidor” y no como ciudadano. La subjetividad
neoliberal impone y legitima la mercantilización de las vejeces en un orden meritocrático,
que opera como base para el reconocimiento o negación de derechos.
Contexto en el que emergen problemáticas sociales complejas (Carballeda, 2010),
expresando procesos de exclusión y profundización de las desigualdades en las vejeces.
De manera que en estos procesos se produce una nueva fragmentación del lazo social
y del lazo social intergeneracional, donde los espacios de socialización y participación
social de las vejeces entran en crisis. En este sentido, resulta relevante reflexionar en torno
a las personas mayores como actores sociales en el proceso social, donde desarrollan
prácticas de resistencia frente a este contexto, poniendo en cuestión los sentidos y
prácticas hegemónicos.
A partir de este análisis se abordan los procesos de construcción del Taller con
personas mayores como dispositivo de intervención social. Se abren reflexiones
en torno a la construcción de un espacio–tiempo que, desde las prácticas y de
la propia voz de las personas mayores, se orienta hacia la generación de nuevos
espacios de socialización, así como de recomposición del lazo social y del lazo social
intergeneracional en particular.
Se trata de reflexiones sobre la construcción de un espacio–tiempo que abre las
condiciones de posibilidad de generación de procesos de deconstrucción de prácticas y
sentidos hegemónicos y de construcción de otras prácticas y sentidos en torno a la vejez,
contribuyendo a la desnaturalización de los estereotipos negativos en una construcción
colectiva y situada.

1. DESIGUALDAD EN LOS PROCESOS DE


ENVEJECIMIENTO DESDE LA PERSPECTIVA LATINOAMERICANA
El presente trabajo aborda los procesos de construcción del Taller con personas mayores
como dispositivo de intervención social en contextos de desigualdad. En este sentido, se
aborda el análisis considerando a la intervención social situada en un contexto latinoamericano
caracterizado por la desigualdad como manifestación de la cuestión social.

116
COMUNIDAD Y TERRITORIO

Los procesos de intervención social se construyen a partir de las manifestaciones de la


cuestión social en tanto configuran el campo problemático de intervención (Rozas, 2001). De
manera que el horizonte de la intervención, la comprensión y análisis de las desigualdades en la
vejez se relaciona con la noción de cuestión social. En virtud de lo cual, a partir de la definición
conceptual de la categoría cuestión social que se aborde en el análisis, se van a expresar
formas diferenciadas de intervención social.
Carballeda (2010) señala que las diferentes definiciones de cuestión social pueden ser
clasificadas en dos grandes grupos: aquellas que la entienden como producto de determinantes
sociales y aquellas que la explican desde condicionantes sociales.
Desde la noción de los determinantes sociales, la cuestión social se ubica en el siglo XIX,
vinculada con la conflictividad específica que genera la revolución industrial y su impacto sobre
la clase obrera europea como nuevo sector de la población que padece los efectos de la
cuestión social.
No obstante, los procesos socio–históricos particulares en América Latina dan cuenta
de otros aspectos y características que involucran además otros factores para comprender y
analizar las desigualdades en América Latina como manifestación de la cuestión social.
En este sentido, a diferencia de la noción de los determinantes sociales, desde la
perspectiva de los condicionantes sociales la emergencia de la cuestión social se asocia con el
traspaso de una forma de sociedad a otra. En este proceso, la cuestión social emerge al entrar
en crisis los dispositivos que aseguraban la cohesión social, configurando nuevas formas de
desigualdad y conflictividad social.
De esta manera, las manifestaciones de la cuestión social se expresan en escenarios
donde se pierden los mecanismos de sostén, reciprocidad y solidaridad de diferentes
grupos sociales que en ese traspaso quedan fuera del proceso de modernización y de
integración social.
De manera que desde la perspectiva latinoamericana, el surgimiento de la cuestión
social se vincula con los procesos de la colonización europea en América. En este
sentido, las manifestaciones de la cuestión social se relacionan con la fragmentación de
las sociedades conformadas por los pueblos originarios, produciendo la ruptura del lazo
social, donde la diferencia se transformó en desigualdad.
El análisis de la producción de la desigualdad en América Latina se aborda entonces
inscripto en el marco de los procesos históricos, sociales, culturales, económicos y políticos,

117
COMUNIDAD Y TERRITORIO

atravesados por relaciones de poder, en la construcción de determinadas relaciones


sociales orientadas a conformar y legitimar una determinada sociedad, un determinado
orden social.
En este sentido, Suriano señala que la emergencia de la cuestión social en Argentina
incluye “los problemas suscitados desde fines del siglo XIX en torno al género y relacionados
centralmente con el rol de la mujer en su carácter de trabajadora y/o madre; por otro,
descentrado el tema migratorio y obrero, la cuestión indígena, que tuvo su manifestación más
dramática al finalizar la campaña de 1880 cuando miles de indígenas fueron exterminados
y los que sobrevivieron sufrieron un proceso de desestructuración” (Suriano, 2000:2).
En virtud de lo cual es posible considerar que la emergencia de la cuestión social
desde la perspectiva latinoamericana se encuentra atravesada por una matriz colonial de
poder, en tanto patrón de poder que emerge a partir de los procesos de la colonización
europea en América pero que continúa vigente aún hoy. Refiere a un patrón de poder
capitalista que se funda en la imposición de una clasificación jerárquica étnica/racial, de
género, clase, nacionalidad (entre otros) de la población del mundo, transformando la
diferencia en desigualdad (Quijano, 2007). Asimismo, en el mismo movimiento en que se
impone un nuevo orden social jerárquico desde una perspectiva eurocéntrica, se construye
y consolida un determinado orden mundial. Dussel (1992) señala que es en estos procesos
donde Europa se construye como el “centro” del mundo, al tiempo que construye a América
como la “periferia”. Así, la perspectiva eurocéntrica construye al otro no europeo como
dominado bajo el control del conquistador, en tanto dominio del centro sobre la periferia.
En efecto, como señala Quijano (2007), la colonialidad es uno de los elementos
constitutivos y específicos del patrón mundial de poder capitalista patriarcal. Procesos
que implican la construcción de la idea de raza como el primer criterio fundamental para
la distribución de la población mundial en los rangos, lugares y roles en la estructura de
poder de la nueva sociedad. Se constituye así en el modo básico de clasificación social–
universal de la población mundial, como piedra angular de dicho patrón de poder que
opera en cada uno de los planos, ámbitos y dimensiones, materiales y subjetivas, de la
existencia social cotidiana y a escala societal. De manera que la idea de raza fue un modo
de otorgar legitimidad a las relaciones de dominación impuestas por la colonización.
Asimismo, con la expansión del colonialismo europeo sobre el resto del mundo se fue
consolidando la elaboración de la perspectiva eurocéntrica de conocimiento y con ella la

118
COMUNIDAD Y TERRITORIO

elaboración teórica de la idea de raza como naturalización de esas relaciones coloniales


de dominación entre europeos y no–europeos.
En virtud de lo cual es posible considerar que la relación capital–trabajo no constituye
el único eje de poder, sino que existen otros ejes de poder que actúan en ámbitos que
no son solamente económicos, como la raza, el género y la edad. De esta manera, la
distribución del poder entre la población de una sociedad no proviene exclusivamente de
las relaciones en torno del control del trabajo (Quijano, 2004).
En efecto, Quijano (2000) define el poder como un espacio y una malla de relaciones
sociales de explotación/dominación/conflicto articuladas en función y en torno de la disputa
por el control del trabajo, de la naturaleza, del sexo, de la subjetividad y de la autoridad. En
estas relaciones de poder, la clasificación social hace referencia a los lugares y a los roles
de las personas en el control del trabajo, del sexo, de la subjetividad y de la autoridad. Así,
la categoría de edad identifica lugares y papeles en las relaciones de poder que desde
su aspecto biológico son presentados en tanto “naturales”. De esta manera opera una
naturalización de los espacios y roles sociales que corresponde ocupar según la edad. En
este sentido, el lugar que ocupa la categoría edad en la escala de clasificación jerárquica
no se desprende entonces de su aspecto biológico, sino que conforma una construcción
histórico–social en el marco de esas disputas de poder.
De manera que, desde los procesos de colonización, desde el momento del
surgimiento de la cuestión social latinoamericana, a la fragmentación de las culturas
originarias se impuso un nuevo orden social mundial fundado en las clasificaciones
jerárquicas eurocéntricas que se presenta en tanto orden natural de las cosas. Así, el
pensamiento de las epistemologías hegemónicas eurocéntricas que fundamentan estas
categorías jerárquicas se impone en tanto única visión legítima para ver y entender el mundo.
Estas clasificaciones y visiones del mundo atravesaron los procesos de formación del
Estado–Nación en Argentina. De acuerdo con Svampa (2006), los procesos de formación
del Estado–Nación están atravesados por el mito de civilización–barbarie, construido
por la ideología eurocéntrica. Plantea el concepto de la civilización como metáfora,
en tanto remite a una determinada forma de alcanzar el progreso. De esta manera, el
concepto de civilización también entraña su lado opuesto, aquel estado del cual provenía
y al que había superado, la barbarie. Hacia el siglo XIX el término también fue utilizado
para designar la alteridad, así, bárbaro es un vocablo a través del cual no se define, sino

119
COMUNIDAD Y TERRITORIO

que se califica al otro, estigmatizándolo como salvaje, atrasado. De manera que resulta un
término que jerarquiza y pondera un pueblo sobre otros. Así, la civilización se legitimará
por la estigmatización de su contrario.
Particularmente en Argentina, este pensamiento constituye una estructura de sentido que
va construyendo el relato hegemónico en la construcción de identidades nacionales, donde
las élites dirigentes se plantean alcanzar esa “civilización” asociada al “progreso”, frente a la
“barbarie” de los pueblos originarios, que son demonizados y asociados al “salvajismo”.
En este sentido, el relato nacional desde las clases dominantes construyó a los
pueblos originarios desde la imagen del bárbaro interior, que sustentó y legitimó la
exclusión y la eliminación física, cultural y simbólica de los pueblos originarios, en tanto
representaban la posibilidad de la amenaza al orden de las cosas, la amenaza de la
destrucción de los principios morales y culturales desde el seno mismo de la propia
sociedad. En estos procesos, ese otro es concebido como problema, en tanto “problema
indígena”, “inmigrante” o “negro” (Ansaldi, 1992). Se trata de una clasificación jerárquica
que naturaliza la desigualdad a partir de las diferencias.
Resulta relevante destacar que el mito de la civilización única y la barbarie original se
fue trasmitiendo por siglos y todavía continúa vigente. Stavenhagen plantea su vigencia
a través de diversas re–actualizaciones, mediante las que fue adquiriendo diversos
sentidos que, si bien en algunos momentos puede prevalecer uno u otro, se encuentran
interrelacionados. De esta manera, el mito refiere a la incapacidad de los pueblos
originarios, así como también a su inferioridad en términos de raza. Asimismo, desde una
visión esencialista de la cultura, se representa la “barbarie” en términos de una cultura
atrasada que implica un obstáculo para el progreso (Stavenhagen, 2010). Se construyó
así un relato donde toda diferenciación es percibida como negativa, y ciertas categorías
identitarias (aborígenes, negros, inmigrantes limítrofes) invisibilizadas en el proceso de
nacionalización (Mera y Vacotti, 2013).
Con la complejización de las sociedades y el proceso de consolidación del sistema
capitalista patriarcal, las re-actualizaciones del mito se complejizan y adquieren nuevos
sentidos. Esta estructura de pensamiento único, vinculada a la implementación de
formas capitalistas patriarcales, construyó la vejez en términos homogéneos y asociada a
estereotipos negativos como improductiva, pasiva, convirtiéndola en un obstáculo para el
progreso, y por lo tanto, naturalizando su expulsión de los medios productivos.

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COMUNIDAD Y TERRITORIO

A su vez, este pensamiento construye procesos intersubjetivos donde circulan estas


construcciones de sentido en torno a las vejeces que se extienden a la vida social en su
conjunto, expulsando las vejeces de diversos espacios sociales de participación y de toma de
decisiones.
Se trata entonces de procesos donde se construye un determinado orden social que
naturaliza las desigualdades en la vejez a partir de las diferencias en los procesos de
envejecimiento, donde muchas voces fueron silenciadas, donde ciertas vejeces quedan
invisibilizadas. En el marco de estos procesos históricos se configura la desigualdad
en las vejeces, que se reproduce y profundiza a partir de la emergencia de nuevas
manifestaciones de la cuestión social, produciendo a su vez procesos de fragmentación
del lazo social y del lazo social intergeneracional.

2. FRAGMENTACIÓN DEL LAZO SOCIAL INTERGENERACIONAL


PROBLEMÁTICAS SOCIALES COMPLEJAS
Estos significados atravesaron el diseño e implementación de políticas públicas que
fueron concebidas desde pensamientos, dinámicas y estructuras ajenas a la realidad
latinoamericana, por fuera de los procesos históricos e invisibilizando la diversidad de
formas de ser y estar en el mundo.
Los conceptos de geopolítica y corpo–política del conocimiento surgen desde los
contextos invisibilizados por la teoría eurocéntrica, develando el privilegio epistémico
occidental que denomina y clasifica como lugar de no pensamiento al otro, al cuerpo
racialmente marcado: “Desde un punto de observación neutral y desapegado, el sujeto
conocedor delinea el mundo y sus problemas, clasifica pueblos y los proyectos que son
buenos para ellos” (Mignolo, 2010:9).
De esta manera, la concepción e implementación de ciertas políticas desde el
Estado en nuestros contextos se encuentra atravesada por las clasificaciones jerárquicas
eurocéntricas, pensadas desde el contexto que “tiene” el pensamiento, para ser
implementadas en los contextos de los cuerpos sin ideas. En efecto, Mignolo plantea que
“el primer mundo tiene conocimiento, el tercer mundo tiene cultura; los nativos americanos
tienen sabiduría, los angloamericanos tienen ciencia” (Mignolo, 2010:10). Se legitima así
el sujeto de enunciación occidental que nombra a la población del mundo en términos de

121
COMUNIDAD Y TERRITORIO

niveles jerárquicos. Esta clasificación jerárquica opera como base para el reconocimiento
o negación de derechos, estableciendo quiénes pueden ser sujetos de derechos.
En la década del ‘70, con la instauración de dictaduras militares en América Latina,
se implementan políticas de corte neoliberal, que se profundizan en la década del ‘90.
En este contexto neoliberal se produce la caída del Estado–Nación como organizador
simbólico de la sociedad. La instalación de la lógica de mercado en el Estado impone
un nuevo orden simbólico que construye y legitima un sujeto que sólo tiene derechos de
“consumidor” y no como ciudadano.
Esta caída del Estado–Nación es la caída de toda narrativa de anclaje, modificando
el suelo de constitución subjetiva. Las formas de producción de la subjetividad se
inscriben en condiciones sociales y culturales específicas. Lo intersubjetivo circula en el
lazo social, se constituyen sentidos que a su vez fundamentan determinadas prácticas
como legítimas.
En las condiciones mencionadas, la subjetividad neoliberal impone y legitima la
mercantilización de las vejeces en un orden meritocrático. En un contexto de creciente
privatización del Estado se desmantela el sistema solidario de previsión social, imponiendo
el sentido meritocrático sobre el acceso a la jubilación.
De manera que en estos procesos se produce entonces una fragmentación del
lazo social, que asimismo implica una fragmentación del lazo social intergeneracional,
produciendo una mirada individualista y mercantilista de la vejez. Esto implica que no
se trata de un sujeto constituido alrededor de un sistema compartido, sino de un sujeto
que se define a partir de sí mismo, un sujeto fragmentado, despojado del lazo social.
Al perder su poder de enunciación, aparece como desinvestido de sentido, como lugar
simbólicamente destituido, generando una imposibilidad de instalar alguna condición
subjetiva de posibilidades. Es decir que, a la imposición de retirarse del mercado de
trabajo, es expulsado asimismo del acceso a la jubilación mediante la fragmentación
institucional del sistema solidario de previsión social, fragmentando asimismo el lazo
social intergeneracional.
Se trata entonces de un contexto donde emergen nuevas manifestaciones de la
cuestión social caracterizadas por la complejidad. Así se expresan situaciones atravesadas
por una multiplicidad de problemáticas, produciendo la expulsión de las personas
mayores de diversos espacios de participación social. Se configuran así procesos que

122
COMUNIDAD Y TERRITORIO

producen y reproducen los estereotipos negativos que relacionan el envejecimiento con


la enfermedad, la improductividad y la pasividad. Esta clasificación jerárquica opera como
base para el reconocimiento o negación de derechos, estableciendo quiénes pueden ser
sujetos de derechos. Así, ciertas vejeces quedan expulsadas del proceso social, negando
su participación en el trabajo socialmente producido.
De manera que en estos contextos neoliberales emergen nuevas formas de expresión
de la cuestión social. En efecto, las problemáticas sociales complejas prorrumpen en un
mundo en el cual el mercado aparece como el gran disciplinador. Surgen en una tensión
entre necesidades y derechos, la diversidad de expectativas sociales y un conjunto de
diferentes dificultades para alcanzarlas (Carballeda, 2008).
Las problemáticas sociales complejas dan cuenta de una serie de problemáticas
transversales que sobrepasan la especificidad de cada institución y hasta el sentido de la
intervención (Carballeda, 2008). Respecto a los procesos de envejecimiento, es posible
considerar que en este contexto los espacios de inserción y participación en relación con
las vejeces entran en crisis, en tanto los procesos de exclusión van cerrando cada vez más
espacios de socialización de las personas mayores, implicando procesos desubjetivantes
en tanto que es en estos espacios de socialización donde se construyen los procesos
subjetivos con el otro, de identidad y pertenencia.
En virtud de lo cual, como plantea Quijano (2000), las disputas y relaciones de poder
constituyen procesos de clasificación, desclasificación y reclasificación social de las
sociedades. En tanto las clasificaciones hegemónicas son el resultado de las disputas y
luchas de poder, conforman construcciones socio–históricas, dando cuenta de que no
sóo los lugares y roles pueden ser construidos de otra forma, sino que se encuentran
en un movimiento permanente. En este sentido, las relaciones de poder se encuentran
siempre en movimiento y conflicto, expresando procesos de distribución y redistribución.
Asimismo, las relaciones de poder no conforman “nichos estructurales pre-existentes”
determinantes, sino que las relaciones que se establecen respecto del control de las
instancias centrales de poder conforman disputas que se expresan en movimientos,
avances, retrocesos y resistencias.
En efecto, frente a estas situaciones de exclusión y expulsión las personas mayores
desarrollan diversas estrategias y prácticas que se orientan hacia la búsqueda de
construcción de diversas formas de participación social. En este sentido, resulta relevante

123
COMUNIDAD Y TERRITORIO

reflexionar y recuperar la diversidad de prácticas de participación social que se configuran


muchas veces como prácticas de resistencia frente a las desigualdades crecientes en la
sociedad, poniendo en cuestión esta construcción hegemónica de la vejez.

3. PARTICIPACIÓN SOCIAL DE LAS PERSONAS MAYORES


ACTORES SOCIALES Y PRÁCTICAS DE RESISTENCIA
Considerar no sólo la clase social sino también las clasificaciones de raza, género y edad
permite considerar que la producción y reproducción social cotidiana de la sociedad no se
reduce únicamente al aspecto económico, ligado directamente con el trabajo productivo
en el mercado de trabajo formal, sino que también coexisten en el mismo momento (en
forma simultánea) otras formas de trabajo que conforman también el trabajo socialmente
producido. Pensar la desigualdad en torno a la categoría de género permite considerar los
procesos a partir de los cuales se naturaliza la desigualdad a partir del género, siendo la
mujer la responsable de realizar el trabajo doméstico y de cuidado, por lo que se invisibiliza
como trabajo y por lo tanto, no es reconocido ni remunerado.
Asimismo, estos trabajos continúan más allá de la edad, donde se pone de relieve
la situación de las mujeres que en su trayectoria de vida han transitado los procesos de
envejecimiento realizando trabajo de cuidado y tareas domésticas, sin remuneración y sin
los derechos propios de un trabajo formal. Así como también en este sentido se expresan
procesos en que las personas mayores continúan realizando distintos tipos de trabajos,
incluso en el mercado formal de trabajo. Asimismo, también se expresan situaciones en
donde la trayectoria de trabajo fue transitada en el mercado de trabajo no registrado y por lo
tanto se transitan procesos de envejecimiento sin acceso a determinados derechos. Estas
situaciones dan cuenta de la diversidad y heterogeneidad en los procesos de envejecimiento.
Se trata entonces de procesos de envejecimiento desiguales que configuran
distintas situaciones de habitar la vejez. A su vez, estas clasificaciones van configurando
e imponiendo como hegemónico un determinado ser persona mayor, que se presenta
como única forma válida, aquel que puede y debe satisfacer sus necesidades a través
del mercado. De esta manera, se invisibilizan otras vejeces que con distintas trayectorias
no alcanzan a satisfacer sus necesidades en el mercado, siendo responsabilizados por la
situación que atraviesan.

124
COMUNIDAD Y TERRITORIO

Es decir, se va configurando un campo de luchas simbólicas donde se van disputando


sentidos y significados en torno a la concepción de la vejez, estableciendo una vejez como
hegemónica e invisibilizando otros procesos de envejecimiento que de esta manera quedan
excluidos, profundizando las desigualdades en las vejeces.
La desobediencia epistémica (Mignolo, 2010) implica poner en cuestión el privilegio
epistémico del sujeto de enunciación occidental, volver a ligar el cuerpo a la idea, visibilizando
otras formas de ser, ver, pensar y estar en el mundo. Es por esto que es posible pensar que
no se trata de una única vejez válida, enunciada desde otro contexto, sino de una diversidad
de procesos de envejecimiento social e históricamente situados.
En este sentido, develar el privilegio epistémico del sujeto de enunciación occidental
permite considerar la construcción de otros lugares de enunciación, que a su vez ponen en
cuestión esta mirada única encarnada en el sujeto hombre, blanco, europeo, heterosexual y
joven. Se trata de disputas de sentidos en las que las personas mayores también participan.
Como se mencionaba anteriormente, la producción y reproducción de la sociedad, la
construcción social de la vida cotidiana, no se restringe únicamente al aspecto económico.
Las personas mayores participan de estos movimientos tanto a través de procesos de
acción colectiva, producción cultural y simbólica como a través de procesos productivos ya
sea formales, no registrados e invisibilizados.
Es posible considerar entonces a las personas mayores como actores en la producción
y reproducción de la sociedad. Entendiendo a los actores sociales como sujetos socio–
históricos, Garretón plantea que “se trata de los portadores, con base material o cultural,
de acción individual o colectiva que apelan a principios de estructuración, conservación o
cambio de la sociedad, que tienen una cierta densidad histórica, que se definen en términos
de identidad, alteridad y contexto, que se involucran en los proyectos y contra-proyectos”
(Garretón, 2001:13) En este sentido, la participación en el proceso social de las personas
mayores no puede ser reducido a la idea de un sujeto activo en la juventud y pasivo en la
vejez, como instancias estáticas y aisladas de la historicidad, sino que se trata de procesos
socio–históricos y culturales, conformando procesos de envejecimiento que atraviesan la
vida en sociedad en su conjunto y que van produciendo y reproduciendo la sociedad, a
través de las disputas de sentidos y significados.
Considerando entonces a las personas mayores como actores en la producción social
de la sociedad, que disputan estos sentidos y significados, y que también participan en

125
COMUNIDAD Y TERRITORIO

los procesos de transformación social. Entendiendo, de acuerdo con Matus, que en tanto
actores sociales son productores de cambio “que procesan o ignoran las teorías que se les
ofrecen para entender la realidad que habitan, los que crean visiones diferenciadas” (Matus,
citado en García Godoy, 2016:1).
En virtud de estas reflexiones, es posible considerar a las personas mayores como
sujetos producidos, pero también productores de la sociedad. Garretón plantea en el
análisis de la constitución de actores que su conformación e interacción y los procesos
socio–políticos son vistos como creaciones históricas de esos actores y no como
resultantes ineluctables de factores o fenómenos estructurales de los que los actores
son simples portadores o reproductores (Garretón, 2001). De manera que las personas
mayores no son meros reflejos de la estructura social, sino que dentro de la diversidad en
los procesos de envejecimiento participan en su producción.
A partir de estas reflexiones se abordan los procesos de intervención social con
personas mayores desde la perspectiva histórica, que permite la construcción de estrategias
de intervención social, tanto en relación con los procesos de producción de la desigualdad
como en relación con las prácticas de resistencia y participación social de las personas
mayores.

4. INTERVENCIÓN SOCIAL EN CONTEXTOS DE DESIGUALDAD:


EL TALLER COMO DISPOSITIVO
Respecto de los procesos de intervención social con personas mayores en contextos de
desigualdad, la perspectiva histórica permite indagar en los silencios y silenciamientos en
relación con las estructuras del pasado que se reproducen en el presente.
En este sentido, Carballeda (2000) plantea la necesidad de estudiar los antecedentes
históricos a partir de la existencia de retazos del pasado en el presente, indagar en los
condicionantes históricos y construcciones discursivas previas de la intervención social
que se expresan en el presente.
Desde la perspectiva de la intervención social como proceso histórico es posible
dar cuenta, comprender y analizar no sólo las acumulaciones de desventajas y derechos
negados en los procesos de envejecimiento que configuran las desigualdades en las
vejeces, sino también las voces silenciadas, sentidos, prácticas y estrategias de resistencia

126
COMUNIDAD Y TERRITORIO

que despliegan las personas mayores frente a estas desigualdades, desde las cuales se
abren nuevos procesos en la construcción de intervenciones sociales.
Al respecto, en los procesos de intervención profesional subyacen formas de pensar
y ver el mundo, se fundamentan en epistemologías desde las cuales se comprende
y explica a la sociedad y los sujetos, y a partir de las cuales se interviene en la realidad
para transformarla. Considerando, asimismo, en los procesos de intervención, la relación
dialéctica entre la teoría y la práctica, mediante la cual se establece un diálogo permanente
entre ambas en la comprensión y acción sobre la realidad. En este sentido, De Sousa plantea
que en el contexto actual se produce una relación fantasmal entre la teoría y la práctica, en
tanto “se ha propuesto una serie de alternativas con sujetos históricos conocidos, pero
realmente quienes han producido cambios progresistas, en los tiempos más recientes, han
sido precisamente grupos sociales totalmente invisibles para la teoría eurocéntrica, esto es,
las mujeres, los indígenas, los campesinos, los gays y lesbianas, los desempleados. Así, se
ha negado el proceso histórico a un conjunto de gente, de actores” (De Sousa, 2011:15).
Reflexionando sobre este planteo, es posible considerar inscripta, dentro de estos
grupos sociales invisibles para la teoría eurocéntrica, la desigualdad en las vejeces. Es
decir, las personas mayores como sujetos que quedan negados en su participación en
la producción, reproducción y transformación de la sociedad. En este sentido, quedan
invisibilizados como sujetos históricos sociales y, por lo tanto, para la construcción de
alternativas. Es posible considerar entonces, en los procesos de intervención profesional,
los aportes de la teoría decolonial que permitan reflexionar, recuperar otras formas de ver
y pensar el mundo que se orienten a visibilizar estos distintos procesos de envejecimiento.
Aportando de esta manera a la problematización y desnaturalización de estas clasificaciones
jerárquicas eurocéntricas que imponen una única vejez como válida, donde, en el mismo
movimiento, otras vejeces son responsabilizadas, invisibilizadas o expulsadas del proceso
social. Así, los aportes de las teorías decoloniales nos invitan a pensar la construcción
colectiva de procesos de intervención social que visibilicen, recuperen la voz y participación
de las personas mayores en la construcción de otros sentidos, hacia transformación
de las desigualdades. Siguiendo a De Sousa: “Las Epistemologías del Sur reflexionan
creativamente sobre esta realidad para ofrecer un diagnóstico crítico del presente que,
obviamente, tiene como su elemento constitutivo la posibilidad de reconstruir, formular y
legitimar alternativas para una sociedad más justa y libre” (De Sousa, 2011:14).

127
COMUNIDAD Y TERRITORIO

Desde el Trabajo Social, el Taller surge en los países de América Latina en la década del
‘70 en el marco de la reconceptualización, donde es incorporado en la formación profesional
(Robles, 2008). También en este contexto surgieron experiencias que encontraban en
el Taller un espacio colectivo de intervención social, principalmente sustentadas desde
la perspectiva de educación popular que plantea Freire (Ghiso, 1999). Desde esta
perspectiva, el Taller se propone como un proceso de práctica, reflexión y construcción
colectiva, un espacio político para la praxis transformadora hacia procesos colectivos
emancipatorios a partir de un diálogo que busca romper las jerarquías que reproducen
las posiciones dominantes (Freire, 2001). Es posible considerar que estas experiencias
surgieron como una resistencia latinoamericana orientada hacia la deconstrucción de ese
pensamiento hegemónico que produce y reproduce la desigualdad. Así, en el Taller se
integran varios de los postulados rectores del Trabajo Social, como la participación activa,
solidaridad, libertad creadora y autodeterminación. El Taller puede ser concebido como
espacio político de profundización, problematización, cuestionamiento y transformación
(Robles, 2008; Nuñez, 1996; Barros, 1977).
El Taller, como dispositivo de intervención social, conforma una red de relaciones entre
lo verbal y lo no verbal, lo dicho y lo no dicho, los discursos y las prácticas. Como plantea
Carballeda (2010), el escenario de intervención es donde confluyen esos componentes
y allí se hace presente la intervención como dispositivo. Se configura como un conjunto
capaz de ser transformado y reordenado, donde la intervención social puede ser una forma
de construcción de órdenes diferentes. De manera que es posible pensar la intervención
social en términos de deconstrucción de la desigualdad, “donde “ntervención” también
implica la posibilidad de transformación, de despejar las ataduras de la injusticia en la
que se ven sumergidos nuestros países” (Carballeda, 2010:59). Los escenarios actuales,
caracterizados por nuevas formas de implementación de políticas neoliberales que
producen y profundizan nuevas formas de exclusión, tensionan los espacios donde se
desarrollan los procesos de intervención social. Asimismo, los procesos de envejecimiento
no se encuentran aislados, sino que se inscriben en procesos históricos, sociales y políticos
más amplios. Es por esto que en los procesos de construcción de la intervención social
resulta relevante abordar las expresiones de los procesos macro en el nivel de lo micro,
que permitan tomar en cuenta las tensiones presentes en los espacios de intervención
social, en virtud de lo cual resulta necesario abordar estos procesos en el análisis orientado

128
COMUNIDAD Y TERRITORIO

hacia la construcción de intervenciones situadas social e históricamente, y desde una


perspectiva de derecho comprometidas con la justicia social.
La noción de dispositivo de intervención social implica abordar en el análisis tanto los
aspectos objetivos como subjetivos presentes en la situación, de manera que es preciso
analizar tanto el ejercicio de las prácticas como los sentidos y concepciones que circulan
y se construyen en dicha situación. En este sentido, la problematización de la categoría
vejez permite cuestionar los estereotipos negativos hacia las personas mayores, que
relacionan el envejecimiento con enfermedad, improductividad y pasividad. De modo que
la problematización de la categoría vejez abre condiciones de posibilidad en la construcción
de otras concepciones que den cuenta de la heterogeneidad en las vejeces, visibilizando
los procesos de participación social de las personas mayores, así como la construcción
de nuevos sentidos y prácticas que las personas mayores construyen en esos procesos.
Los procesos de construcción del Taller como dispositivo de intervención social se
vinculan así con la construcción de un espacio–tiempo que se orienta hacia la recomposición
del lazo social a través de la construcción colectiva de nuevos espacios de inserción,
socialización y participación de las personas mayores. Procesos donde circulan sentidos,
donde se construyen procesos intersubjetivos de identidad y pertenencia con un otro. En
esta circulación de sentidos se abren las condiciones de posibilidad de construcción de
otros lugares de enunciación posibles. A partir de lo cual es posible pensar los procesos
de construcción del Taller en conjunto con las personas mayores: se relaciona con la
construcción de un espacio–tiempo donde circula la problematización y resignificación
de los sentidos y prácticas discriminatorias, desnaturalizando los estereotipos negativos
y cuestionando las categorías jerárquicas excluyentes, en un movimiento que a su vez
construye nuevos sentidos y prácticas de socialización, participación y acción colectiva.

REFLEXIONES FINALES
Reflexionar sobre los procesos de construcción del Taller con personas mayores como
dispositivo de intervención social en contextos de desigualdad, implica considerar una
intervención situada en el contexto latinoamericano, por lo cual resulta relevante abordar
en el análisis los procesos sociales, políticos, económicos e históricos de producción de la
desigualdad en América. A partir de este análisis es posible considerar las construcciones

129
COMUNIDAD Y TERRITORIO

históricas de las categorías jerárquicas eurocéntricas que justifican y legitiman la exclusión


del otro no deseado y cómo atraviesan los procesos de formación del Estado–Nación
argentino, operando como base para el reconocimiento o negación de derechos. Así,
a través de estas categorías jerárquicas se fue construyendo una determinada vejez
como válida, excluyendo del proceso social otras vejeces que ocupan las categorías más
bajas en esa jerarquía. No obstante, a partir del análisis sobre las expresiones de estos
procesos macro en el nivel micro es posible dar cuenta de la diversidad en los procesos
de envejecimiento. Esto permite dar cuenta, a su vez, de que no se trata de un sujeto
activo en la juventud y pasivo en la vejez, sino que se trata de una diversidad de procesos
de envejecimiento. Es en este sentido que se considera a las personas mayores como
actores sociales en el proceso social, donde desarrollan diversas prácticas de resistencia
frente a los actuales de profundización de las desigualdades, poniendo en cuestión los
sentidos y prácticas hegemónicos.
En virtud de lo cual, el Taller como dispositivo de intervención se propone como un
proceso de práctica, reflexión y construcción colectiva, un espacio político para la praxis
transformadora hacia procesos colectivos emancipatorios, a partir de un diálogo que busca
romper las jerarquías que reproducen las posiciones dominantes. En este sentido, resulta
relevante repensar las intervenciones en clave decolonial. Como menciona Mignolo (2010),
desde un lugar neutral y desapegado el sujeto conocedor delinea el mundo, denomina
y clasifica como lugar de no pensamiento al otro, al cuerpo racialmente marcado, y en
este caso, también envejecidamente marcado. Este pensamiento se fue reproduciendo
y re-actualizando a través los distintos procesos sociales, políticos e históricos. Es por
esto que se destaca la importancia de reflexionar y repensarnos desde nuestros propios
contextos, develando el privilegio epistémico occidental, y contribuyendo a desnaturalizar
las desigualdades al poner de relieve su carácter de construcción social e histórica.
Así, surgen interrogantes sobre los condicionantes y tensiones presentes en el
contexto de construcción de los Talleres con las personas mayores, considerando la
importancia de abordar estas particularidades en las estrategias de intervención. En tanto,
en los procesos de construcción del Taller, el cuestionamiento del privilegio epistémico
occidental puede configurar estrategias de intervención vinculadas con la posibilidad de
creación de un lugar de enunciación propio, abriendo así condiciones para la construcción
de nuevos posibles. Es decir, los procesos de construcción del Taller como dispositivo de

130
COMUNIDAD Y TERRITORIO

intervención social se vinculan con la construcción de un espacio–tiempo que se orienta


hacia la recomposición del lazo social a través de la construcción colectiva de nuevos
espacios de inserción, socialización y participación de las personas mayores. Proceso en
el que se va configurando la posibilidad de creación de un lugar de enunciación propio
en la deconstrucción y construcción de nuevos sentidos y prácticas. Asimismo, en estos
procesos de construcción del Taller se van construyendo conocimientos y saberes colectivos
que pueden contribuir al surgimiento de categorías conceptuales situadas que sustenten
nuevas prácticas de intervención social desde un enfoque de derecho y decolonial, así
como la orientación de políticas públicas integrales destinadas al envejecimiento.

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COMUNIDAD Y TERRITORIO

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132
CAPÍTULO III

CUIDADOS
Y VÍNCULO
COMUNITARIO
7.

ASPECTOS ÉTICOS EN EL CUIDADO


DEL ADULTO MAYOR EN LA COMUNIDAD
MARGARITA POBLETE TRONCOSO .RAÚL HORMAZÁBAL SALGADO

RESUMEN
Introducción: Es un hecho que en esta última década la población está envejeciendo,
y la necesidad de cuidados a largo plazo es imprescindible y a la vez un desafío por la
escasez de recursos destinados al cuidado en los países latinoamericanos; se agrega a
ello que no existen políticas claras que protejan los Derechos Humanos de las personas
mayores, acorde a la Convención Interamericana de Derechos.
Objetivo: Conocer los problemas éticos que se presentan en los cuidados del adulto
mayor en la comunidad.
Metodología: El presente estudio realizó una revisión bibliográfica de estos últimos 5
años en las bases de datos Web of Science, Scopus, Scielo, Academic Search Ultimate,
Fuente Académica Plus y MEDLINE Complete.
Resultados: Los temas que emergen de la presente revisión son: cuidados informales,
fragilidad en la vejez, respeto a la autonomía y consentimiento informado en salud.
El cuidado del adulto mayor en la comunidad constituye un entorno idóneo para una
atención de calidad y acorde a sus necesidades. No obstante, esto no está desprovisto
de riesgos éticos que deben considerarse al atender a esta población, como son la falta
de capacitación a los cuidadores informales, la estigmatización de la vejez, respeto por la
autonomía y entrega de cuidados acordes a sus valores y preferencias.
Conclusiones: En la revisión se observa una brecha de conocimiento en los derechos
del adulto mayor, falta de capacitación a los cuidadores y profesionales de la salud en
materia de autonomía. El cuidar a los adultos mayores en la comunidad involucra una serie
de aspectos requeridos para mantener su calidad de vida. Las personas mayores requieren
involucrarse activamente en el proceso de toma de decisiones en materia de salud.
Palabras clave: Derechos Humanos; Autonomía Personal; estigma social; cuidado en
el hogar de adopción; educación; atención ambulatoria.

134
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

ABSTRACT
Introduction: It is a fact that in the last decade the population is aging. The need for long-term
care is both essential and a challenge due to the scarcity of resources allocated to care in Latin
American countries. Additionally, there are no clear policies to protect the human rights of the elderly,
in accordance with the Inter-American Convention on Human Rights.
Objective: To understand the ethical problems that arise for the care of the elderly in the
community.
Methodology: The present study conducted a systematic review of the last 5 years in Web
of Science, Scopus, Scielo, Academic Search Ultimate, Fuente Académica Plus and MEDLINE
Complete.
Results: The themes that emerged from this review were informal care, frailty in old age,
respect for autonomy and informed consent in health care. Ideally, the elderly benefit from being
in a community which cares for their needs. However, this brings ethical risks due to a scarcity of
training for informal caregivers, stigmatization of old age, insufficient respect for personal autonomy
according to their values and preferences, and the delivery of care. All of these problems must be
understood when caring for this population.
Conclusions: The review detected a knowledge gap about the rights of the elderly; a lack of
training for caregivers and health professionals in the area of personal autonomy. Caring for the
elderly in the community involves ethical aspects that need consideration in order to maintain the
quality of life. Older people need to be actively involved in the health decision-making process.
Keywords: Human Rights; Personal Autonomy; Social Stigma; Foster Home Care; education;
Ambulatory Care

1. INTRODUCCIÓN
En los últimos años se ha avanzado significativamente en materia del reconocimiento
de los derechos del adulto mayor. Unos de los principales hitos ha sido la Convención
Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las personas mayores
(2017): esta tiene como principal premisa que las personas mayores tienen los mismos
Derechos Humanos y libertades fundamentales que otras personas, y que cada una,
en la medida que envejece, debe seguir disfrutando de una vida plena e independiente,
reconociendo sus valiosas contribuciones actuales y potenciales a sus comunidades, sin

135
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

discriminación fundada en la edad, ni sometida a ningún tipo de violencia. En consecuencia,


deja explícita la necesidad de promover el bienestar de los adultos mayores, resguardando
su derecho a vivir una vida digna y autónoma, velando por combatir visiones estigmatizantes
que se tengan sobre el envejecimiento que puedan condicionar discriminación.
En relación a los Derechos Humanos de las personas mayores, la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señala que es uno de los principales
problemas que están enfrentando los países es el cuidado de los adultos mayores,
seguido por la falta de conciencia en materia de Derechos Humanos; otros problemas
son salud, pensiones, discriminación, maltrato y trabajo. En relación a los cuidados,
refieren que los adultos mayores se sienten discriminados y estigmatizados por las
personas que los atienden y esto es independientemente del nivel de desarrollo del país
(CEPAL, 2017).
Los adultos mayores se caracterizan por una autonomía fragilizada, siendo importante
para ellos mantener la autosuficiencia para realizar sus actividades de la vida diaria, sin
embargo, los entornos son desfavorables, y es aquí donde emerge la necesidad de un
cuidado humanizado, de calidad, que respete su autonomía (Huenchuan, 2018).
En Chile, la V Encuesta Nacional de Calidad de Vida en la Vejez (Herrera y Fernández,
2019), señala que los adultos mayores por primera vez en trece años disminuyeron la
percepción de Calidad de Vida (los expertos lo atribuyen al estallido social acontecido en
Chile en octubre 2019). Un aspecto importante a destacar es la vulnerabilidad percibida
en la vejez, siendo significativa en los mayores de 80 años, asociado a baja escolaridad y
mayoritariamente en mujeres (Herrera, 2019).
Considerando el contexto actual respecto a los cuidados y derechos del adulto mayor
a nivel latinoamericano, se observa una disminución en la calidad de vida, que complejiza
las necesidades en relación a los aspectos éticos. Por lo anteriormente descrito, surge la
inquietud de conocer los problemas éticos que se presentan en los cuidados del adulto
mayor en la comunidad, a través de una revisión bibliográfica de los últimos cinco años.

2. DESARROLLO
Se realizó una revisión sistemática mixta de carácter narrativo que incluyó un total de 62
artículos publicados entre el año 2015 al 2020. La revisión se realizó en las siguientes bases

136
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

de datos: Web of Science, Scopus, Scielo, Academic Search Ultimate, Fuente Académica
Plus y MEDLINE Complete. En la búsqueda se utilizaron los siguientes descriptores y sus
combinaciones: ética y adulto mayor; aspectos éticos y personas mayores; autonomía y
persona mayor; consentimiento informado y adulto mayor. De igual modo, se usaron los
siguientes descriptores en inglés: (elderly or aged or older or elder or geriatric or elderly
people or old people or old people or senior) AND (frail elderly) AND (community health)
AND (autonomy) AND (stigma or discrimination).
Seleccionados los artículos se organizaron por dos criterios: temáticas y metodología
utilizada, como se presentan en la tabla (Ver tabla 1).

Tabla 1:

CLASIFICACIÓN POR TEMAS Y METODOLOGÍAS

Temas Investigaciones Reflexión Total

Fragilidad y estigma negativo en la vejez 15 3 18

Respeto a la autonomía y
11 11 22
Consentimiento informado en salud

Cuidados informales y capacitación a los cuidadores 21 1 22

Fuente: Elaboración propia.

En esta tabla se observa la distribución de los trabajos revisados en relación a las


temáticas éticas abordadas. De los 62 artículos, se seleccionaron para su análisis 57 de
ellos, que se realizó acorde a las siguientes temáticas: 1) Fragilidad y estigma negativo
en la vejez, 2) Respeto a la autonomía y Consentimiento Informado en salud; 3) Cuidados
informales y capacitación a los cuidadores.

2.1 FRAGILIDAD Y ESTIGMA NEGATIVO EN LA VEJEZ


La fragilidad es una condición que como sociedad se debe reconocer y aceptar. Esta
captura la vulnerabilidad, la debilidad humana, la necesidad de humildad y, en algunos
casos, resiliencia. El uso de la etiqueta “frágil” es amplio y transversal a la condición
humana (Gallagher y Cox, 2019).

137
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

En los artículos revisados en el presente trabajo, se evidencia la fragilidad de la vejez


desde una mirada social, así como desde una mirada en salud.
En el aspecto social, una gran parte de los adultos mayores se caracteriza por vivir
una vulnerabilidad económica determinada por una baja cobertura de seguridad social
y altos niveles de pobreza, por lo que muchos terminan trabajando hasta una edad muy
avanzada (Aranco, Stampini, Ibarraran y Medellín , 2018). Esto conlleva a la persistencia de
factores de riesgo social en varios contextos, por ejemplo, existe una precaria seguridad
social y escasa red de apoyo, lo que lleva al adulto mayor a sufrir maltrato, abandono,
discriminación y violencia, llegando muchos de ellos a la indigencia en países como México
(Fuentes y Flores, 2016). Es este contexto latinoamericano que expone a sus adultos
mayores a una mayor vulnerabilidad social al no contar con los recursos económicos y
redes de apoyo suficientes que les permitan mantener un autocuidado de calidad, así
como optar a cuidados dignos como un derecho fundamental.
En relación a la salud, la fragilidad se debe a múltiples factores en etapa de la vida,
tales como estilos de vida, genética, enfermedades crónicas, medio ambiente, entre otros,
y se evidencia en debilidad, pérdida de peso, agotamiento, baja actividad, marcha lenta,
aspectos que llevan a los adultos mayores a sufrir caídas, discapacidad, dependencia y
muerte (Tello y Varela, 2016). La fragilidad es, por tanto, un proceso multicausal, complejo
y relacionado en gran medida a la condición funcional de la persona mayor, lo que
incrementa el riesgo psicosocial de las personas de edad avanzada.
De acuerdo a los estudios revisados, se evidencia la importancia de prevenir la
fragilidad asociada a la vejez a través de una pesquisa precoz de las enfermedades
crónicas, así como promover la actividad física y la participación social (Mora, Osses y
Rivas, 2017). La fragilidad debe tenerse en cuenta al momento de planificar el cuidado
de los adultos mayores como lo señalan Machado, Santos-Orlandi, Grazziano y Zazzetta
(2017).
Torres y Gonzalez (2015), señalan que se requiere de una salud pública de calidad
y de profesionales de la salud capacitados que puedan detectar precozmente factores
de riesgos en los adultos mayores en las instancias de atención domiciliaria. Es en el
domicilio en donde debe iniciarse el proceso de atención desde el punto de vista de salud
familiar, a modo de responder de manera integral ante los factores de riesgo psicosocial
que pueden amenazar la salud de la persona mayor.

138
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

Otro aspecto que emerge como tema en los artículos revisados es el estigma asociado
a la vejez, que es una de las múltiples concepciones equivocadas que existen respecto
al envejecimiento, y está dado en parte por los estereotipos culturales sobre las personas
mayores.
Algunos autores observaron que los estereotipos negativos de la vejez se desarrollan
en edades muy tempranas y que están muy extendidos en la mayoría de los países, lo que
puede desencadenar una violación sistemática de los derechos de las personas mayores
(Fernández-Ballesteros, Olmos, Pérez–Ortiz y Sánchez–Izquierdo, 2020; Cortes et al., 2018).
Es muy importante identificar toda creencia estigmatizante tanto en la población
general como entre los propios adultos mayores, con el fin de resguardar sus derechos y
prevenir la discriminación.
Algunas de las creencias sobre la vejez que poseen los adultos mayores son
compartidas por otros miembros de la comunidad, lo que muestra que se ha convertido en
parte del imaginario social. Abreu, Noriega y Pérez (2020), refieren que estos estereotipos
configuran una representación negativa de esta etapa de la vida, enfocada en la
culminación del desarrollo y la inactividad, lo que trae como consecuencia inadecuados
procesos auto–valorativos como el autoconcepto y la autoestima en los adultos mayores.
Es necesario identificar las creencias equivocadas que se atribuyen a la tercera y cuarta
edad con el fin de fomentar la autonomía y respetar los derechos de las personas mayores.
Se han descrito grupos de adultos mayores con características de vulnerabilidad, que
se encuentran en desventaja en relación a las creencias negativas que mantienen sobre
el envejecer. Un estudio realizado por Muñoz (2015) observó que en los adultos mayores
institucionalizados, por ejemplo, la autopercepción negativa de sí mismo como un ente
de menor valor social es un aspecto que se intensifica. De igual modo, Volkert et al., (2017)
menciona que los prejuicios y el estigma se intensifican en los adultos mayores incluso a la
subutilización de los servicios de salud mental; en otras palabras, el estigma puede exacerbar
la ausencia del patrón de conducta de búsqueda de salud en los adultos mayores.
Se ha establecido un claro vínculo entre envejecer y los efectos negativos para la salud
de los adultos mayores. De acuerdo a Chang et al., (2020), estos efectos perjudiciales
se han venido produciendo simultáneamente a nivel estructural e individual en los cinco
continentes, en donde el envejecimiento predice un empeoramiento significativo del nivel
de salud.

139
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

En consecuencia, las iniciativas para mejorar la salud de la población se verían


beneficiadas si se tuviera en cuenta el envejecimiento. Los sistemas sanitarios deben
organizarse teniendo en consideración a los adultos mayores, a la vez que deben
desempeñar un rol activo en relación a las necesidades de este grupo de personas.
Por tanto, se requiere que estos servicios sean accesibles, incorporando la salud
mental geriátrica en la atención primaria de salud, así como la necesidad de capacitar a
los trabajadores de la atención primaria en la promoción y prevención de los trastornos
mentales comunes en los ancianos de las minorías raciales o étnicas, pertenecientes a
poblaciones de alto riesgo y muy desfavorecidas (Jiménez et al., 2015; Katiyar, Ahmad,
Beg y Baqar, 2020). Identificar los grupos de riesgo permite dirigir las acciones por parte
de los equipos de salud de manera equitativa y oportuna.
La actitud hacia la depresión y enfermedades mentales está condicionada a los
prejuicios sobre la vejez. Por ello, el tratamiento de la depresión entre los adultos
mayores debe centrarse en mejorar las actitudes hacia el envejecimiento y en ampliar
la disponibilidad de apoyo social. Además, se necesitan reformas profundas para
hacer frente a las desigualdades entre las zonas urbanas y rurales (Liu et al., 2020). El
estigma existente en relación a las enfermedades mentales alrededor del mundo hace
de las personas de la tercera edad aún más susceptibles a la discriminación.
Las creencias equivocadas respecto al envejecimiento, desafortunadamente, no son
exclusivas de la población general, sino que también pueden presentarse en el personal
sanitario. Se ha descrito en la literatura la predominancia de perspectivas negativas
sobre el envejecimiento entre los profesionales de la salud, independientemente del
nivel de atención en que se desempeñen. Entre los posibles factores que contribuyen
a ello figuran elementos de ansiedad por la muerte, una educación inadecuada y una
exposición ocupacional inadecuada durante la formación (Jeyasingam, 2019).
Por lo anteriormente expuesto, es necesario cambiar la mirada de la vejez que
tienen los profesionales de la salud, pues se encuentra comúnmente asociada a
estereotipos negativos que pueden terminar por afectar negativamente la calidad de
la atención; por el contrario, una mayor comprensión de la vejez va a permitir generar
mejores vínculos entre los profesionales y el adulto mayor (Sarabia y Castanedo,
2015; Agüero, Moreno y Salgado, 2020). Los profesionales de la salud están llamados
a elaborar intervenciones adecuadas a los requerimientos de los adultos mayores,

140
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

partiendo por aquellas dirigidas a combatir el estigma social predominante en torno al


envejecimiento.
Es importante identificar y reforzar los factores protectores para la salud de los
adultos mayores. Algunos aspectos que fortalecen una autovaloración positiva de estas
personas y sus familias, es reconocer las propias capacidades y resignificarlas a la luz de
los cambios propios de esta etapa de la vida. En este sentido, los puntos fuertes de apoyo
psicológicos son la gratitud, la curiosidad y el optimismo (Kirkby-Geddes y Macaskill,
2016). Potenciar estas capacidades que todas las personas tienen, permitiría fomentar su
autonomía en materia de salud.

2.2 RESPETO A LA AUTONOMÍA Y CONSENTIMIENTO INFORMADO EN SALUD


La autonomía es un aspecto importante para considerar y está determinado por
respetar sus preferencias y valores al momento de entregar cuidados y otorgar atención
en salud.
Se ha observado en la literatura que las investigaciones efectuadas en materia de
autonomía se centran en la dimensión física. Dado que la esperanza de vida sigue aumentando
en los países desarrollados, la salud pública se ha centrado cada vez más en mantener la
independencia física (Anton et al., 2015). Es así que estudios señalan que programas de
entrenamiento son efectivos para promover la fuerza funcional de los miembros superiores
y logra mantener la autonomía funcional en octogenarias (Aguirres et al., 2018). En este
sentido, es imperativo cubrir áreas relevantes a la autonomía distintas al aspecto físico, por
ejemplo, la idea que las personas tienen de sus propias capacidades.
Según Sánchez–García et al., (2019), se observa que la percepción de autonomía
de los adultos mayores que viven en la comunidad es moderada, siendo importante para
ellos aspectos positivos como el apoyo social, la espiritualidad, además de circunstancias
desfavorables como el deterioro cognitivo, la ansiedad y las limitaciones en las actividades
de la vida diaria. Dicho de otro modo: la autonomía depende de una serie de aspectos
tanto positivos como negativos en el ámbito de la salud física y el entorno social.
Trotter (2020) señala que la autonomía no es sólo una propiedad de los individuos,
sino de los grupos, aspecto relevante a considerar en las intervenciones a comunidades de
adultos mayores. Por ejemplo, el autor señala que es posible tomar la decisión conjunta de

141
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

profesar libremente una religión dentro de una residencia para adultos mayores. El principio
de autonomía grupal es fundamental al momento de trabajar con diferentes comunidades
de adultos mayores, especialmente en el ámbito de la promoción de la salud.
La salud del adulto mayor y la participación social se encuentran estrechamente
relacionadas. Según Godwin et al., (2015), se consideran ancianos sanos aquellas
personas mayores de 80 años que viven de forma independiente y que participan en el
tejido social de la sociedad. Si bien la participación social es importante cuando ésta es
forzada, existe la posibilidad de que ejerza influencias perjudiciales en la salud mental. En
consecuencia, el respeto por la autonomía del individuo promueve la participación social y
la salud mental (Tomioka, Kurumatani y Hosoi, 2017). Mediante el respeto de la autonomía
se está actuando en concordancia con las preferencias de la persona, a la vez que se
refuerzan sus capacidades en materia de la toma de decisiones en salud.
En la revisión de la literatura se evidencia que a medida que el adulto mayor pierde
su capacidad funcional va disminuyendo su autonomía, especialmente en enfermedades
mentales como el Alzheimer. Aún en estos casos, se sugiere que se mantenga el respeto
de sus derechos y dignidad como ser humano y se capacite al cuidador. Los adultos
mayores deben mantener su autonomía hasta cuando sea posible, preservando sus
preferencias y valores (Zúñiga y Casas, 2017). La autonomía es, por ende, un Derecho
Humano fundamental y transversal para todo adulto mayor, que debe promoverse sin
importar el nivel de discapacidad que presente.
En toda comunidad, los roles sociales son un aspecto importante a considerar, lo cual
incluye a las personas mayores. En este contexto, es clave que las personas mayores
mantengan un rol social activo y que se respete su autonomía, siendo ambas condiciones
esenciales para mantener una buena calidad de vida (Poblete y Piña, 2019). Algunos
estudios señalan que si los adultos mayores presentan un rol importante en la familia,
como cuidador de nietos e hijos, mantienen mayor autonomía, presentan mejor salud
física, a diferencia de aquellos que no realizan actividades de cuidadores, quienes tienen
mayor dependencia y depresión (Rubio et al., 2015). Básicamente, el desempeño de un
rol social activo promueve la calidad de vida de las personas mayores.
Es relevante tener en consideración el papel que cumplen los cuidadores informales de
adultos mayores dependientes en las comunidades. Según los autores López, Castellanos
y Muñoz (2016), los cuidados en el hogar revelan aspectos positivos en relación al respeto

142
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

de la autonomía, ya que las cuidadoras, con sus cuidados intuitivos y populares mantienen
los valores, creencias y preferencias del adulto mayor. Esto permite preservar aspectos
propios de la personalidad del adulto mayor y, por ende, de su individualidad y autonomía.
La vejez muestra una relación estrecha entre la autonomía e interdependencia, la que
no va en relación con los cambios en políticas sociales y apoyo a los cuidadores (Cerri,
2015). Esto significa que las políticas públicas no se están adaptando al ritmo requerido,
que en el fondo permitiría proporcionar el apoyo necesario a los adultos mayores que lo
necesiten, al igual que sus familias.
Algunos autores sostienen que existe una estrecha relación entre la pérdida de
autovalencia y la aceptación del envejecimiento. La aceptación del envejecimiento se
asocia a aceptar la pérdida de autonomía, sobre todo considerando que esta aceptación
puede ser importante para las personas mayores que tienen una discapacidad física y
varias restricciones en su vida diaria. No obstante, para los ancianos más jóvenes, la
aceptación del envejecimiento se asocia a depresión (Fukase, Murayama y Tagaya,
2018). En resumen, la aceptación del envejecimiento puede variar dependiendo de varios
factores como la edad del adulto mayor y su nivel de discapacidad, siendo en ambos
casos un proceso complejo.
El apoyo es muy importante para todo adulto mayor residente en la comunidad.
Como se señala en la revisión bibliográfica, algunas de estas nuevas posibilidades son las
Cohousing o “viviendas colaborativas” que les generan mayor autonomía, ayuda mutua
a la vez participación social; por otro lado, el apoyo en el hogar se puede dar al cuidador
como al adulto mayor a través de la teleasistencia (Sánchez y Domenech, 2015; Torío,
2018). La asistencia remota adquiere relevancia en estos días debido a la contingencia
sanitaria del COVID–19 a nivel mundial.
Una temática importante en relación con el ejercicio de la autonomía en salud es
el uso del Consentimiento Informado en el adulto mayor residente en la comunidad.
Lamentablemente, está el estigma de asociar la vejez con discapacidad y enfermedad,
por lo que en muchos casos la autodeterminación en salud en el adulto mayor no es
respetada (Riveros y Barcia, 2015). Es muy importante velar por el respeto de la autonomía
de las personas mayores a través del Consentimiento Informado en materia de salud.
No proporcionar Consentimiento Informado a los pacientes adultos mayores es una
violación de sus Derechos Humanos y legales, lo cual socava su autonomía. Ante la falta

143
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

de capacidad para tomar decisiones en salud, generalmente se recurre a las voluntades


anticipadas y a los poderes de atención de la salud, los cuales se basan en lo que los
adultos mayores desearían si tuvieran la capacidad de tomar decisiones (Illingworth,
2018). Este proceso es complejo y puede llevar a la subjetividad, relegando la toma de
decisiones del adulto mayor en terceras personas, en este caso, los profesionales de la
salud, con el consecuente riesgo de la vulneración de sus derechos.
Múltiples publicaciones tienen relación al Consentimiento Informado en materia
de investigación en los adultos mayores. En este ámbito, obtener el Consentimiento
Informado se describe como un proceso desafiante, debido a que es relevante
considerar las características físicas y emocionales relacionadas con la edad, por lo que
es necesario adaptar el Consentimiento Informado acorde a la edad del participante
(Altawalbeh, Alkhateeb y Attarabeen, 2019). Este proceso de adaptación del formulario
del Consentimiento I nformado debe ir de la mano con modificaciones en la legibilidad y el
diseño, a modo de ser aplicados exitosamente en adultos mayores. No obstante, existen
importantes lagunas de conocimiento entre la comprensión y la implementación de los
procedimientos de Consentimiento Informado; estudios muestran que existe la necesidad
de implementar mejoras significativas en esta materia (Mukherjee et al., 2017; Bloswick y
Skowron, 2019). Adaptar el documento que representa el Consentimiento Informado a las
particularidades de cierto grupo de personas mayores permitiría resguardar el derecho de
autonomía en la toma de decisiones.
Se observa en las revisiones que los profesionales de la salud comunican de modo
deficiente la información relativa al Consentimiento Informado, considerándolo un aspecto
legal y normativo más que una acción dirigida a relevar el respeto y la dignidad del ser
humano (Bautista, Ardila, Castellanos y Gene, 2017; López y Vega, 2017). Esta concepción
errónea que tiene el personal de salud impacta negativamente en el procedimiento de
aplicación del Consentimiento Informado, vulnerando con ello el derecho de la autonomía.
En el contexto de la pandemia por COVID–19, intervenciones a distancia que incluyen
el Consentimiento Informado electrónico emergen con el fin de resguardar la seguridad de
los adultos mayores que participan en una investigación (Nicol, Piccirillo, Mulsant y Lenze,
2020). Este proceso facilita los procesos investigativos en contexto de pandemia, a la vez
que se mantienen las condiciones óptimas para el respeto del derecho de autonomía en
materia de investigación.

144
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

2.3 CUIDADOS INFORMALES Y CAPACITACIÓN A LOS CUIDADORES


El acceso a cuidados de calidad es un derecho de todo adulto mayor; lamentablemente, en
el contexto de los cuidadores informales pueden darse una serie de situaciones adversas,
como maltrato y abandono.
En algunos países no existe una política o conjunto de iniciativas estructuradas para
apoyar a los cuidadores informales, aparte del rol subsidiario desempeñado por el Estado;
a nivel público, las instituciones que desempeñan la labor de cuidados son escasas, lo
que incrementa el riesgo inherente para las cuidadoras, considerando que los cuidados
son responsabilidad exclusiva de las mujeres (Troncoso, 2015). La falta de apoyo formal
para las cuidadoras, por lo tanto, incrementa los riesgos para su salud.
Estudios señalan que las mujeres son quienes cuidan, por lo que el género es el factor
más significativo para predecir el grado de sobrecarga; muchas de ellas de bajo nivel
educativo, lo cual intensifica el nivel de vulnerabilidad, y esto lleva a que expresen estrés,
sentimientos depresivos, sobrecarga y empeoramiento de la salud física. En consecuencia,
es importante considerar el riesgo de sobrecarga del cuidador, lo que puede traer como
consecuencia la vulneración de los derechos de las personas cuidadas (Zacharopoulou et
al, 2015; Cheix, Herrera y Fernández, 2015). A este respecto, la vulneración de derechos de
la persona mayor se puede presentar como consecuencia de necesidades insatisfechas
de las cuidadoras.
En su mayoría, los estudios revisados consideran la relevancia de atender las
necesidades de los cuidadores y cuidadoras para mejorar la calidad del cuidado y, por
ende, resguardar la integridad del adulto mayor. La sobrecarga de trabajo en el cuidador
origina cambios en las relaciones familiares, en el trabajo, en lo económico, en el tiempo
libre, en el estado de salud y de ánimo, al igual que una serie de malestares físicos y
mentales, por lo que un plan de cuidados integral y un adecuado apoyo familiar son
necesarios para evitar el desgaste del cuidador (Silva et al., 2016; Galvis–Palacios,
López–Díaz y Florisa–Velásquez, 2018). Las necesidades de las personas que cuidan son
múltiples y diversas, por lo que el plan de cuidados debe ser personalizado e integral.
El agotamiento del cuidador puede derivar en negligencia y maltrato a los adultos
mayores, dado que existe una relación directa entre el agotamiento del cuidador y la
calidad de vida del adulto mayor: a mayor agotamiento del cuidador, peor calidad de vida
(Díaz et al., 2015). Esto se traduce en que la sobrecarga del cuidador debe ser prevenida,

145
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

detectada y tratada oportunamente para mejorar el nivel de salud, tanto del cuidador
como de la persona mayor cuidada.
En este contexto se debe considerar al adulto mayor y el cuidador como una
díada, a modo de abordar expresamente las necesidades del cuidador y así estructurar
un plan de atención integral que reconozca su rol, así como los apoyos requeridos.
Este soporte está dado por programas de apoyo, los cuales deben considerar la
bidireccionalidad, puesto que su principal objetivo es ayudar tanto al cuidador a
cuidarse así como ayudar a cuidar mejor al adulto mayor dependiente. El soporte
debe provenir de los profesionales de la salud, la comunidad local, las autoridades y
los voluntarios (Pauley et al., 2018; Agulló, Zorrilla y Gómez, 2018; Brzezniak, Wolinska
y Mroczek, 2020). La relación establecida entre cuidador y persona cuidada es
dinámica y compleja, por lo que el apoyo social y profesional debe considerar esta
particularidad para así tener un impacto positivo en la calidad de vida de las personas
involucradas.
Una realidad emergente en materia del cuidado del adulto mayor dependiente
son los cuidadores de edad avanzada. La mayoría de estos cuidadores son mujeres,
sin apoyo familiar, con un vínculo sentimental con la persona cuidada, quienes
demandan principalmente ayuda para el cuidado de sí mismo/a, en términos de baño
y aseo, para las actividades de la casa, así como para realizar las labores del cuidado
(Ramírez–Pereira et al., 2018; Muñoz, Cordeiro, Carvalho y Postigo, 2018). La edad
avanzada constituye un factor de riesgo adicional para los cuidadores, puesto que a
las necesidades generales de todo cuidador se suman las propias de la etapa de la
vida en la que se encuentran.
Mención especial en los estudios revisados son los cuidadores de los adultos
mayores con demencia, por el motivo que presentan una serie de requerimientos
específicos, que van desde el diagnóstico en las primeras etapas de la demencia
hasta la creación de un espacio de escucha y acogida (Torres y Kovács, 2020). Las
personas con demencia presentan ciertas necesidades específicas relacionadas a su
condición, entre las que destaca el deterioro cognitivo y cambios de conducta, lo cual
incrementa la necesidad de apoyo de estos cuidadores.

146
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

En los estudios revisados emerge una serie de propuestas, tales como capacitar
al cuidador en una escuela de cuidadores acerca de los cambios psicológicos de la
personalidad, dificultades en la autovalencia y la aparición frecuente de enfermedades
en estos adultos mayores, lo que ha demostrado beneficios como disminución de la
percepción de sobrecarga en la carga de cuidado (Lara et al., 2019; Barreto-Zorza et al.,
2017). Los programas formales de capacitación son muy relevantes, porque permitirían
sistematizar y estandarizar los procesos de enseñanza y aprendizaje de los cuidadores
de adultos mayores.
De igual modo, las intervenciones grupales son una instancia de soporte para cuidadores/
as, como los grupos de ayuda mutua (GAM), actividad que puede ser presencial o por
internet y se constituyen en una iniciativa comunitaria efectiva de asistencia mutua y apoyo
activo y continuo a los cuidadores informales, que inciden en la mejora de su bienestar
(Ribeiro et al., 2017; Parra–Vidales et al., 2017). Las instancias de apoyo grupal son una
instancia de fomentar la autonomía y el empoderamiento de los cuidadores, especialmente
en los aspectos relativos a su propia salud y la de las personas mayores bajo su cuidado.

CONCLUSIONES
Los derechos del adulto mayor han sido ampliamente definidos en las convenciones
internacionales a las que múltiples países latinoamericanos se han suscrito. No obstante,
como sociedad se perpetúa la brecha en cuanto al respeto de los aspectos éticos básicos
como la autonomía y el respeto a los valores y preferencias de las personas mayores
en salud, debiendo establecer criterios claros respecto de dónde termina el derecho a
la autonomía y dónde comienza la necesidad de apoyo, para lo cual se necesitan más
estudios que profundicen en este ámbito.
Se evidencia una brecha en materia de educación sobre los derechos del adulto mayor
y su importancia, en las investigaciones revisadas. En este sentido, se requieren mayores
trabajos que aborden el marco legislativo y ético en Latinoamérica en esta área, con el fin
de dimensionar su relevancia y orientar las intervenciones tanto en los profesionales de
salud como en los cuidadores informales.
La capacitación de los profesionales de la salud es importante porque ejercen un rol
de modelo y, por ende, son vistos como figuras de autoridad y tienen la responsabilidad

147
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

de sentar las bases de un proceso más profundo de cambios en la difusión y resguardo


de los derechos del adulto mayor.
En la comunidad, los cuidadores informales del adulto mayor tienen el protagonismo
del cuidado, constituyéndose en una díada (cuidador–adulto mayor), y es aquí hacia
donde deben ir dirigidas las intervenciones integrales, abarcando todas la temática del
cuidado y requerimientos del cuidador, abordando los derechos del adulto mayor como
un foco central.
Cuando hay un cuidador que también es adulto mayor, existe una mayor vulnerabilidad
inherente al rol que desempeña, agregándose la etapa del ciclo vital en la que se encuentra,
lo que incrementa los riesgos para su salud. Por ello, el apoyo familiar y comunitario
en estos casos se torna fundamental para resguardar los derechos de ambos adultos
mayores.
La presente revisión sistemática muestra que se están realizando medidas que van
hacia la dirección correcta en materia del respeto de los derechos del adulto mayor, aunque
se sugiere que futuras intervenciones e investigaciones se enfoquen en esta necesidad,
en orden de suplir oportunamente la brecha de conocimientos en esta materia. Se debe
considerar que los adultos mayores han sido históricamente marginados de la sociedad,
así como la concepción de la mujer como cuidadora, y que estos procesos socioculturales
requieren cierto tiempo para ser paulatinamente modificados en el marco del resguardo
de los Derechos Humanos de todas las personas. Estos cambios son responsabilidad de
todos y apuntan hacia una mejor calidad de vida de la población.

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154
8.

ADULTOS MAYORES CUIDADORES DE ADULTOS MAYORES


.ASTRID ENID SANTIAGO ORRIA

RESUMEN
Los adultos mayores son cuidadores de adultos mayores. En este trabajo se utilizó el
paradigma del socioconstruccionismo como acercamiento para conocer la interacción
y las acciones que se reproducen en la relación de una persona adulta mayor como
cuidadora de otra persona adulta mayor. La investigación realizada fue cualitativa con
diseño fenomenológico. El objetivo fue conocer el significado que tiene para un adulto
mayor ser cuidador(a) de otro adulto mayor. La edad promedio del cuidador fue de
67 años, mientras que de la persona cuidada fue 79 años. Todos los cuidadores que
participaron residían en Puerto Rico. Los motivos para ser cuidador fueron: amor, deber
moral, creencias del cuidador y único familiar disponible. Los cuidadores no recibían paga
por sus servicios. Se establecen varias recomendaciones a la luz de los hallazgos de la
investigación, voces de otros cuidadores y la experiencia profesional de la investigadora.
Se establece la necesidad de crear programas y servicios dirigidos al desarrollo de
competencia, sensibilidad y humildad cultural para quien cuida. Se concluye la necesidad
de visibilizar las aportaciones de los adultos mayores cuidadores de adultos mayores e
integrar esfuerzos intergeneracionales.
Palabras clave: adultos mayores, cuidadores, envejecimiento, fenomenología,
Puerto Rico

ABSTRACT
Older adults are caregivers of older adults. In this paper, the paradigm socioconstructionism was
used as an approach to know the interaction and actions that are reproduced in the relationship
of elderly person as caregiver for another elderly person. The research was qualitative with
phenomenological design. The objective is to know what it means, for an older adult, to be a
caregiver for another older adult. The average age of the caregiver was 67 years; the person cared

155
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

was 79 years. All caregivers who participated reside in Puerto Rico. The reasons for being a caregiver
were: love, moral duty, caregiver’s belief, and the only family member available. Caregivers were
not paid for services. Few recommendations are made using the voices of caregivers, research
findings and the researcher’s professional experience. Create services and educational programs
are necessary. We need develop competence, sensibility, and cultural humility for all people who
care older adults. It is importance to make visible the contributions of the elderly, specially olders
adults who are caregivers; and integrate intergenerational efforts is concluded.
Keywords: older adults, caregivers, aging, phenomenology, Puerto Rico

INTRODUCCIÓN
En Puerto Rico, la ley 121 de 1 de agosto de 2019 establece el uso del término adulto
mayor para referirse a una persona con una edad cronológica de 60 años o más. Se estima
que 1 de cada 4 personas en Puerto Rico son adultos mayores. Así como aumenta la
expectativa de vida y longevidad de la población aumenta la incidencia de condiciones de
salud que podrán resultar en mayor dependencia de las personas. Aunque las situaciones
de dependencia existen en todos los grupos de edad, se constata que su incidencia es
más considerable entre las personas de edad mayor (Pérez, Varela, Martínez & Musitu,
2012). Sin embargo, también es real que la mayoría de quienes cuidan a adultos mayores
son adultos mayores activos en la fuerza laboral o que ejercen otras funciones en su hogar.
La mayoría de los cuidados a adultos mayores son ofrecidos por familiares, parejas
y amigos, quienes no reciben paga por su asistencia. Los servicios de apoyo que ofrecen
los y las cuidadores(as), en su mayoría, van dirigidos a la atención de las actividades del
diario vivir (ADL, por sus siglas en inglés) e instrumentales del diario vivir (IADL, por sus
siglas en inglés). Las ADL son las actividades diarias que se realizan, y estas son: bañarse,
vestirse, uso del baño, cuidado oral, alimentarse, transferirse y continencia. Mientras que
IADL es el índice que se utiliza para medir la habilidad y grado de independencia de una
persona en funciones como ir de compras, preparar alimentos, usar el teléfono, realizar
quehaceres del hogar, lavandería, tomar los medicamentos, transportación y manejo de
las finanzas.
La actividad de cuidar no tiene edad y requiere de mucho compromiso, compromiso
tanto con quien se cuida como con uno mismo para cuidarse y no desgastarse.Los

156
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

cuidadores poseen múltiples tareas que, unido a la cantidad de tiempo que invierte en ser
cuidador, así como la labor realizada, pueden provocarles cansancio, irritabilidad, pérdida
de autoestima, desgaste físico, entre otros (Santiago–Orria, 2019).
Los motivos para ser cuidador se dan en función de tres categorías, estas son: no
le queda otro remedio, por un deber moral y por las creencias del cuidador (Pérez, et al.,
2012). Los costes sociales, psicológicos y económicos de ser cuidador y el aumento en
la cantidad de adultos mayores fueron la razón principal que motivaron a realizar esta
investigación. El desempeño de un adulto mayor en funciones de cuidador exige de éste
una entrega para la cual sus capacidades también están envejecidas y donde pudieran
estar presentes limitaciones, dificultades o enfermedades (Baster–Moro, 2012).
Para efectos de este artículo, se presentan los hallazgos sobre el significado que tiene
para adultos mayores ser cuidadores de otros adultos mayores. Los hallazgos responden
a un estudio más extenso titulado “Significado, experiencias, fortalezas y necesidades para
una persona de edad avanzada como cuidador(a) de otra persona de edad avanzada”,
investigación subvencionada con fondos del Programa Institucional para el Fomento de
la Investigación (PIFI) 2016–17, Universidad del Este del Sistema Universitario Ana G.
Méndez en Puerto Rico.
En Puerto Rico, al momento de hacer este estudio, fueron pocos los estudios que
se encontraron que fueran dirigidos a cuidadores de adultos mayores que fueran adultos
mayores. La literatura disponible está mayormente dirigida al cuidador de personas con
demencias o el cuidador general, sin establecer la edad del cuidador como criterio. El
cuidado de una persona con demencia es un gran problema de salud, pero debemos
reconocer que no todos los adultos mayores que reciben cuidados tienen demencia.
En este artículo discutiré el siguiente objetivo: conocer el significado que tiene para un
adulto mayor ser cuidador(a) de otro adulto mayor.

MARCO TEÓRICO
En esta investigación se utilizó el paradigma del socioconstruccionismo como acercamiento
para conocer la interacción y las acciones que se reproducen en la relación de una
persona adulta mayor como cuidadora de otra persona adulta mayor. Kisnerman (2005)
plantea que la realidad se construye en un contexto que se expresa a través de ideas,

157
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

conceptos, recuerdos y sentimientos que surgen en el intercambio social, en el diálogo


y a través del lenguaje.
La construcción social del envejecimiento y de la vejez no se produce en un vacío
social sino dentro de un contexto histórico, económico, político (Fernández Fernández &
Kehl, 2001). Berger y Luckmann (2003) explicaron que la construcción de la realidad es el
producto de los procesos sociales involucrados en la formación de las instituciones, de
las tradiciones, de los roles sociales y de los procesos de legitimación. El desarrollo de
este marco teórico constituye un enfoque que permite integrar y comprender la realidad
social compartida entre cuidadores de personas de edad avanzada. Esto implica que,
para mejorar la calidad de vida de los mayores, es necesario comprender qué significa
ser cuidador, cómo se perciben a sí mismos y cómo perciben sus vidas.

DISEÑO Y MÉTODO DE INVESTIGACIÓN


La investigación realizada fue cualitativa con diseño fenomenológico. El objetivo fue
explorar, describir y comprender el significado de ser cuidador de adultos mayores desde
las voces de adultos mayores que viven estas experiencias. Este estudio no está dirigido
a generalizar los resultados obtenidos, sino a profundizar sobre el significado de ser
cuidador adulto mayor.
Para la recopilación de datos se realizó una entrevista semi estructurada; un total de
siete personas de 60 años de edad en adelante voluntariamente aceptaron participar en
el estudio, delimitando el número de casos mediante el proceso de saturación. La guía
de preguntas fue construida por la investigadora; un total de 23 premisas fueron creadas.
Las entrevistas fueron realizadas durante el mes de noviembre de 2016 a febrero 2017
en el área metropolitana de Puerto Rico. El tiempo aproximado para cada entrevista fue
de 40 minutos. Las entrevistas se grabaron en audio digital para facilitar el proceso de
transcripción.
Para el análisis de los datos se transcribió la información ofrecida por cada participante.
Se organizó la información de acuerdo a las respuestas textuales de cada pregunta,
haciendo uso del programa NVivo. El análisis de los datos se realizó a partir de las
transcripciones escritas que incluyen las verbalizaciones de las personas entrevistadas.
Para guiar el análisis de la información se crearon categorías; algunas categorías fueron

158
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

creadas antes de hacer las entrevistas, tomando como punto de partida la guía de
preguntas, así como los temas que interesan a la investigadora (Lucca–Irrizarry & Berríos–
Rivera, 2009). Otras emergieron de la información ofrecida por los y las participantes.
Las categorías de análisis de la investigación fueron las siguientes:
1 .Adulto mayor cuidador de adulto mayor
1.1 Significado
1.1.1 Motivos para cuidar
1.1.2 Importancia de que otros conozcan que son cuidadores
1.1.3 Repercusiones de la labor de cuidado
1.1.4 Personas importantes en la vida del cuidador
2. Requerimientos para cuidar a adultos mayores
2.1 Identificación de competencias

Esta investigación recibió la aprobación del Institutional Review Board del Sistema
Universitario Ana G. Méndez de Puerto Rico con número de protocolo 02–277–16.

HALLAZGOS
Un total de siete personas participaron en el estudio, y de estas, seis eran mujeres.
Esto concurre con los hallazgos de otras investigaciones que establecen que el mayor
porcentaje de personas cuidadoras en la actualidad son mujeres (Pérez et al., 2012). De
igual importancia, se encontró que la mayoría de las personas cuidadas eran hombres.
Todas las personas entrevistadas poseen un nivel educativo igual o superior al cuarto año
de escuela superior. Esto contrasta con los hallazgos de otras investigaciones, donde
establecen que más de la mitad de los cuidadores(as) tienen estudios primarios o no
tienen estudios (Pérez et al., 2012).
La edad promedio del cuidador fue de 67 años, mientras que la de la persona cuidada
fue 79 años. La mayoría de los adultos mayores cuidados tenían como diagnóstico
Parkinson y Alzheimer. Las cuidadoras adultas mayores en su mayoría fueron la pareja;
sin embargo, en algunos casos el cuidador fue el hijo, hermano y amigo.

159
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

SIGNIFICADO DE SER CUIDADOR


Dos de los entrevistados expresaron que se convirtieron en cuidadores debido a un
suceso o situación inesperada. De igual forma se atribuye el significado de ser cuidador
a un deber y una obligación.
“Es una tarea de mucha responsabilidad, y pues, no esperaba que me pasara esto a esta época que uno espera

estar retirado y disfrutar más de las cosas… pero según más va avanzando la enfermedad más dependencia él

tiene de mí”. (S3)

“Bueno, una entrega porque de verdad es algo con lo que yo no contaba. Porque yo me visualizaba que

después de los 62 años, yo iba a estar disfrutando de la vida, haciendo lo que me gustaba y, todo lo contrario, o sea,

ahora mi vida depende de atenderlo a él. Estar pendiente de él, de manejarle, llevarlo a los sitios, y pues los negocios

que antes él lo manejaba, pues ahora yo tengo que estar pendiente de todo eso, para mi significa un sacrificio bien

grande, y algo con lo que realmente yo no pensaba que en esta etapa de mi vida yo iba a estar”. (S2)

De igual manera, el ser cuidador afecta e influye de manera directa al que recibe tales
cuidados, tal es el caso de una entrevistada que expresa:
“Es algo bien fundamental y bien indispensable porque usted puede, por que uno puede ayudar a la calidad de

vida de esa persona y a mantener un ánimo y una visión positiva, independientemente de las limitaciones que le

trae la edad”. (S7)

K. Batthyany, N. Genta & V. Perotta (2013) indicaron que “el cuidado proporciona tanto
subsistencia como bienestar y desarrollo”. Asimismo, reiteran la necesidad de conservar
las capacidades y la promoción de autonomía en el adulto de edad avanzada: deben ser
el objetivo principal dentro de los cuidados.
De igual importancia, otra entrevistada refiere que ser cuidador es una oportunidad
de aprendizaje:
“He aprendido muchísimo en este caminar porque lógicamente al venir su diagnóstico de Alzheimer, yo he tenido

que meterme en los papeles, he tenido que estudiarlos; obviamente como soy académica, mi acercamiento es

distinto, yo trato de aprender lo más que puedo en todos los aspectos relacionados con la enfermedad para ser

más efectiva con ella, o sea, que es una oportunidad de aprendizaje también”. (S6).

Sin embargo, otros cuidadores atribuyen el significado de ser cuidador a lo que


significa una relación de pareja:

160
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

“Pues ha significado mucho en mi caso, porque es mi esposo. Y entonces pues el yo poderlo asistir, cuidarlo,

para mí eso es un significado bien grande. Porque pues es mi compañero, es mi compañero y creo que es

mi obligación de hacerlo, para mi ese es el significado más grande… el yo poderlo asistir como tú dices y

el cuidarlo”. (S1)

“Bueno, tiene significado porque es una persona que… con la cual he compartido mi vida, es mi

esposo. Para mí no es una carga porque siento que si es mi compañero y en estos momentos atraviesa una

situación difícil y se supone que yo deba estar ahí”. (S5)

Los hallazgos aquí presentados concurren con lo planteado por Pérez et al.,
(2012), quienes refieren que la satisfacción es un elemento que interviene en la
emotividad del cuidador, esto porque el cariño y el amor también les llevan a luchar
por alguien a quien se quiere. En estos casos, el cuidado, a pesar de representar
un enorme esfuerzo vital, satisface y hace a las personas cuidadoras sentirse bien
consigo mismas.
En el aspecto sobre qué motivó a la persona a ser cuidador, la mayoría de las personas
entrevistadas refieren como razón que es una obligación o deber.
“Volvemos a lo mismo, es mi esposo y al ser mi esposo pues es mi obligación, como esposa, de estar con él

en todo momento”. (S1)

“Bueno, porque es mi pareja, ha sido mi esposo por ya 48 años. Ajá, fue un buen padre, buen proveedor,

buen esposo, o sea, entiendo que es mi obligación pues, atenderlo”. (S2)

“Soy su única hermana y lo hago con gusto, su único familiar ponle”. (S3)

“No hay más alternativas, soy su única hija. Cuando papi muere, ella se queda sola y ella es dependiente,

ella es bien dependiente, ella papi la tenía como una nena linda, la cuidaba”. (S6)

Otra de las entrevistadas nos indica que el amor y el cariño hacia el adulto mayor
es lo que la motiva a ser su cuidadora: “Bueno, pues, lo mismo, el afecto y cariño que
le tengo como mi compañero, mi esposo”. (S5)
“Sí, pues para, porque, por ejemplo, en diferente partes o cosas tú tienes diferentes tareas, pero no es lo

mismo cuando estás cargado porque ya tienes una tarea en la casa y cuando está en la calle son dos tareas

las que tengas, las que participes, tú sabes. Es importante que se sepa, consideración y consideración para

el paciente, consideración para el cuidador que te den información, que te den información que más te puedo

decir, na’ yo creo que básicamente eso, sí”. (S3)

161
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

Además, una de las personas indica que es importante que otros sepan que son
cuidadores porque es una forma de empatía: “Este pues, porque uno encuentra empatía
cuando tú hablas con las personas, y pues porque a lo mejor te admiran, te entienden
cuando tú estás pasando un coraje, una situación, una dificultad, pues encuentras el
apoyo, tú sabes […]”. (S2)
Varios de los adultos mayores cuidadores entrevistados dejaron de hacer cosas como
consecuencia de ser cuidador de un adulto mayor. Lo que es similar a lo planteado por
Pérez y Varela (2012) sobre que “es destacable la falta de tiempo, de vida social, de las
personas cuidadoras”. Los entrevistados señalan:
“Entonces mi vida cambió 00%, ya yo no era la misma mujer que era empresaria, que trabajaba. Ya entonces me

quedé en la casa, he dejado de ser yo, para bregar con él. Porque la vida, la vida cambió un 100 (sae), mi círculo

es él”. (S1)

“Muchísimas. Por ejemplo, (eh)yo, (eh) yo soy bien activa verdad en mi profesión, en la asociación profesional,

me gusta envolverme en actividades comunitarias, me gusta ir almorzar con mis amigas y muchas de esas cosas

he tenido que algunas eliminarlas, otras reducirlas este, y otras hacerlas bien esporádicamente. […]” (S5)

“He dejado, por ejemplo, pues de trabajar, de aceptar ofertas (de), de con panas porque si me compromete

más de cierto número de horas, yo las rechazo.” (S6).

En cuanto a las personas importantes dentro de la vida del cuidador se identificaron


de manera predominante integrantes de la familia, especialmente los hijos y su pareja.
“[…] pero mis hijos son lo más importante, después de Dios, obviamente. (Eh), porque aunque yo tengo una

esposa maravillosa y (entre risas) cuarenta años de casados. Yo pudiera divorciarme de mi esposa, pero de mis

hijos no, porque mis hijos me acompañan siempre porque son mi sangre”. (S4)

Finalmente, para ser cuidador de un adulto mayor se debe tener conocimiento de la


condición y enfermedad de la persona a quien se cuida, amor y paciencia para cuidar y
estar fortalecido emocionalmente.
“Paciencia, conocimiento en la condición, tolerancia, disposición, pero sobre todo conocimiento de la condición

para uno poderle ayudar”. (S2)

“Empaparte bien de la condición de salud de la persona para ser efectivo en lo que vas a hacer. Y si no

tienes reconocimiento de lo que vas a hacer podrías tener muy buenas intenciones, pero los resultados no ser tan

buenos”. (S4)

162
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

“Porque se tornan muy dependiente de uno y entonces te absorben, y para mí eso es lo más importante que

el cuidador tiene que tener en mente, porque si tú no estás fortalecido emocionalmente, la calidad del cuidado va

a ser pésima”. (S5)

“Se necesita mucho amor, paciencia, determinación y comprensión de la persona que uno cuida, a la

persona que uno cuida uno no le puede cambiar la vida.” (S7).

REFLEXIÓN FINAL Y CONSIDERACIONES


A partir de los hallazgos de la investigación, se entiende que el trabajo con adultos mayores
cuidadores es pertinente y aporta al Trabajo Social y la Gerontología. El currículo de Trabajo
Social requiere incluir la discusión de los aspectos sociales, psicológicos, biológicos,
culturales, espirituales, clínicos y administrativos en materia de vejez. Las voces de los
adultos mayores tienen que ser escuchadas y atendidas en forma eficiente por el profesional
de servicios sociales y de salud. La formación académica y profesional en Trabajo Social
requiere utilizar propuestas teóricas y metodológicas transdisciplinarias no edadistas.
A continuación, algunas propuestas que nacen desde las “voces” de los adultos
mayores cuidadores y que se nutren desde mi experiencia personal y profesional.
Desarrollar capacitaciones que le permitan al cuidador tener competencia, sensibilidad
y humildad cultural en materia de vejez.
Integrar en el desarrollo de programas educativos los temas de comunicación asertiva,
manejo de las emociones y espiritualidad.
Desarrollar e incentivar a las microempresas que establezcan servicios de
acompañamiento y asistencia en el manejo del hogar de los adultos mayores. En voz
de una de las cuidadoras: “Bueno, yo entiendo que quizás un apoyo físico, alguien que
venga te diga: “mira, me voy a quedar aquí cuatro horas para que tú te vayas y hagas lo
que tú quieras”.
Visibilizar la participación social y las contribuciones de los adultos mayores como
cuidadores.
Educar a los adultos mayores para que conozcan sus derechos y maneras de hacerlos
valer.
Utilizar la tecnología como aliado en la educación y la promoción del buen trato y la
reducción de edadismo.

163
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

Crear programas y servicios gratuitos y/o de bajo costo para adultos mayores con
dependencia funcional, utilizando recursos intergeneracionales, y que le permitan espacio
de respiro para quien cuida.
Desarrollar grupos de apoyo presencial y virtual para cuidadores de adultos mayores.
Finalmente, el ser cuidador de adultos mayores es una tarea que podría ser muy
estresante, por lo que requiere habilidades, competencias y sensibilidad hacia los
adultos mayores (Santiago–Orria, 2018). Es nuestro deber educar a la población sobre
el envejecimiento y las vejeces, especialmente desmitificar la vejez y visibilizar las
aportaciones de los adultos mayores como cuidadores de adultos mayores. Los motivos
para ser cuidador se dan por diversas razones que no necesariamente son por razones
económicas. En Estados Unidos de América existen 34.2 millones de americanos que
proveen cuidado, sin remuneración económica, a un adulto de 50 años o más (AARP,
2015). Algunas de las razones son: amor, deber moral, creencias del cuidador y ser el único
familiar disponible. De hecho, la mayoría de las personas cuidadoras invierten más de 40
horas semanales en el cuidado de otra persona adulta mayor (AARP, 2015). Ser cuidador
adulto mayor podría resultar en ahorro económico para los gobiernos, pero costoso en
términos emocionales y espirituales para quien lo realiza. Urge eliminar el edadismo y
desmitificar el que los adultos mayores son meramente dependientes de otros, pues la
realidad es que la edad no es límite y vivimos en una sociedad donde a medida que
aumenta la expectativa de vida y crecen los movimientos migratorios donde los jóvenes
se van de un país a otro en búsqueda de mejores oportunidades, es que encontraremos
cada día más adultos mayores que cuidan a otros adultos mayores.

REFERENCIAS
AARP (2015). Caregiving in the U.S: Report 2015. Recuperado de https://www.aarp.org/
content/dam/aarp/ppi/2015/caregiving-in-the-united-states-2015-report-revised.pdf
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ancianos. Revista Cubana de Salud Pública, 38(1), 168-173. Recuperado de http://
scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-34662012000100016&lng=e
s&tlng=es

164
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

Berger, P.L. & Luckmann, T. (2003). La construcción social de la realidad (S. Zuleta, trad.).
Buenos Aires: Amorrortu.
Fernández Fernández, J.M. & Kehl, S. (2001). La construcción social de la vejez. Cuadernos
de Trabajo Social 14, 125-161. Recuperado de https://revistas.ucm.es/index.php/
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Kisnerman, N. (2005). Pensar el Trabajo Social. Una introducción desde el construccionismo
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Pérez-Cano, V., Varela-Garay, R.M., Martínez-Ferrer, B., & Musitu-Ochoa, G. (2012).
Familiares cuidadores de mayores: autopercepción de los cuidados. ZERBITZUAN
52, 87-99. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4111536
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Gobierno a favor de los Adultos Mayores. http://www.lexjuris.com/lexlex/leyes2019/
lexl2019121.htm
Lucca-Irizarry, N., & Berríos-Rivera, R. (2009). Investigación cualitativa. Fundamentos,
diseños y estrategias. Puerto Rico: Ediciones SM.
Santiago-Orria, A.E. (2019, agosto). Rompiendo prejuicios y creencias: Nuestros adultos
mayores son cuidadores. PARA SERVIRTE, 11-12. http://cptspr.org/wp-content/
uploads/2019/08/PARA-SERVIRTE-2019-WEB-3.pdf.
Santiago-Orria, A.E. (2018). Significado, experiencias, fortalezas y necesidades para una
persona de edad avanzada como cuidador(a) de otra persona de edad avanzada.
(Trabajo inédito de investigación). Propuesta con fondos del Programa Institucional
para el Fomento de la Investigación (PIFI), Universidad del Este, Sistema Universitario
Ana G. Méndez.
Santiago-Orria, A.E. (2018). Cuidador: Invierte en TU Bienestar Emocional. El Cuidado
en Puerto Rico. AARP Puerto Rico. Disponible en https://local.aarp.org/prcaregiving/
cuidador-invierte-en-tu-bienestar-emocional.html

165
9.

SIGNIFICADO DE LA AUTOTRASCENDENCIA
EN LOS CUIDADOS INTEGRALES DE PERSONAS MAYORES:
IMPLICANCIAS PARA SU BIENESTAR FÍSICO, MENTAL Y
SOCIAL, COMO PARTE DE LA CALIDAD DE VIDA.
.VERÓNICA GUERRA GUERRERO

RESUMEN
El cuidado, como esencia del quehacer profesional en enfermería, se concibe para ser
entregado a las personas en el continuo de salud y enfermedad a lo largo del ciclo vital.
Considera a la persona desde una perspectiva biopsicosocial, integrando intervenciones de
enfermería para alcanzar el bienestar y potenciar su calidad de vida, según el contexto familiar
y comunitario que presenta. Lograr el bienestar de las personas mayores es una acción
reconocida por la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos
de las Personas Mayores; es también el objetivo que tiene la teoría de la autotrascendencia,
la cual se basa fundamentalmente en la naturaleza del desarrollo de las personas mayores
y en la necesidad del desarrollo continuo para mantener la salud mental y bienestar en el
proceso de envejecimiento. El objetivo de este artículo es analizar, desde la perspectiva de
la teoría de la autotrascendencia, propuestas de intervención para el cuidado de personas
mayores que incrementen su bienestar y calidad de vida, considerando factores personales
y contextuales, como son los vínculos comunitarios que presentan. Mediante una reflexión
teórica, en primer lugar, se describe y analiza la teoría de la autotrascendencia en personas
mayores; con base en dicha perspectiva, en segundo lugar, se analizan los cuidados de
enfermería como contribución al bienestar y calidad de vida de las personas mayores; y
en tercer lugar, se desarrollan propuestas de intervención para promover un cuidado de
enfermería integral, que permita a los adultos mayores proyectarse en comunidad, de manera
autónoma, al mismo tiempo que desde el reconocimiento de su propia vulnerabilidad y
autotrascendencia, les permita disfrutar de bienestar físico, mental y social.
Palabras clave: bienestar, trascendencia, vulnerabilidad, envejecimiento.

166
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

ABSTRACT
Care as the essence of professional nursing work is conceived to be delivered to people in
the continuum of health and disease, throughout the life cycle. It considers the person from a
biopsychosocial perspective, integrating nursing interventions to achieve well-being and enhance
their quality of life, according to the family and community context that they present. Achieving the
well–being of the elderly is an action recognized by the Inter–American Convention on the Protection
of the Human Rights of the Elderly, it is also the objective of the theory of self-transcendence, which
is fundamentally based on the nature of development. of the elderly and in need of continuous
development to maintain mental health and well-being in the aging process. The objective of this
article is to analyze from the perspective of the theory of self-transcendence intervention proposals
for the care of the elderly, which increase their well-being and quality of life, considering personal and
contextual factors, such as the linked community that they present. Through theoretical reflection,
firstly, the theory of self-transcendence in older people is described and analyzed; based on this
perspective, secondly, nursing care is analyzed as a contribution to the well–being and quality of life
of the elderly; and thirdly, intervention proposals are developed in order to promote comprehensive
nursing care, which allows older adults to project themselves in the community, autonomously, at the
same time, that from the recognition of their own vulnerability and self-transcendence, allows them
to enjoy of physical, mental and social well-being.
Keywords: well–being, transcendence, vulnerability, aging.

1. INTRODUCCIÓN
La autotrascendencia es un fenómeno que ha sido estudiado en varias disciplinas, entre
las que se encuentran la psicología, sociología y enfermería. En dichas disciplinas el
ser humano es considerado holísticamente, particularmente en enfermería, en donde el
cuidado que se le otorga a las personas considera la perspectiva biopsicosocial del ser
humano a lo largo del ciclo vital, incluyendo la autotrascendencia.
La autotrascendencia ha sido definida como una expansión multidimensional e individual
que tiene una persona, en donde logra la auto–aceptación y el sentido de vida, se conecta
con otros, con el entorno o con una entidad superior. Es considerado así como un aspecto
de la espiritualidad humana relacionada con el bienestar que manifiestan las personas
(Guerrero-Castañeda y Lara, 2017). De este modo, se considera que la autotrascendencia

167
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

tiene efectos directos en el bienestar, como un predictor de la percepción de una mayor


calidad de vida. Este efecto se vincula especialmente a grupos de personas mayores
quienes presentan mayor conexión con la espiritualidad y trascendencia que tienen en
la vida. Es así como la auto trascendencia puede ser considerada como un proceso
que ayuda a mejorar la autopercepción de las personas, el encuentro consigo mismo, la
búsqueda de sentido y la satisfacción con la vida, particularmente en el grupo de personas
que se encuentran en proceso de envejecimiento y al final de la vida.
Respecto a las personas mayores, existe evidencia de que la población mundial
está envejeciendo rápidamente, encontrándose que en el año 1980 había 378 millones
de personas en el mundo que tenían 60 años o más, y que en el 2009 esa población
fue el doble. Se proyecta así que para el 2050 el segmento de personas con 80 años
y los mayores que esa edad podría ser de un 31% más. En este grupo de personas se
incrementarán las necesidades de servicios de salud y también un mayor número de
residencias con cuidados de enfermería (Haugan, Moksnes y Løhre, 2016), holísticos e
integrales, vinculados con la autotrascendencia.
En este sentido es que se torna relevante considerar los cuidados de enfermería
centrados no só lo en la díada salud–enfermedad, sino también desde una perspectiva
biopsicosocial, en donde las dimensiones espirituales del ser humano sean reveladas
para potenciar el bienestar, particularmente de las personas mayores y también de las que
se encuentran al final de la vida.
De acuerdo a lo anterior, el objetivo de este ensayo es analizar reflexivamente,
desde la perspectiva de la teoría de la autotrascendencia, propuestas de intervención
para el cuidado de personas mayores, que incrementen su bienestar y calidad de vida,
considerando factores personales y contextuales, como son los vínculos comunitarios
que presentan. Mediante una reflexión teórica, en primer lugar, se describe y analiza la
teoría de la autotrascendencia centrada en las personas mayores; en segundo lugar, se
analizan los cuidados de enfermería como contribución al bienestar y calidad de vida
de las personas mayores; y en tercer lugar, se analizan propuestas de intervención que
promueven un cuidado de enfermería integral, en donde los adultos mayores se proyecten
en comunidad, de manera autónoma, al mismo tiempo que desde el reconocimiento de
su propia vulnerabilidad y autotrascendencia, para disfrutar del bienestar físico, mental y
social que requieren en la etapa de envejecimiento.

168
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

2. AUTOTRASCENDENCIA EN LAS PERSONAS MAYORES


El hombre o la persona es en esencia ser que se identifica dentro de sí mismo y es lo que
lo hace tener una búsqueda de sentido de su propia existencia o de su esencia. Dicha
existencia puede ser vista desde varias perspectivas: antropológica, psicológica y social,
y en este último punto es en donde el ser humano co–existe y se desarrolla con otros,
en comunidad. Respecto a la búsqueda de su esencia, es posible señalar que cada ser
humano tiende a encontrar su propia conceptualización con el mundo que le rodea, a su
vez con su propio mundo, su psique, y más allá. Es aquí en donde todo ser humano entra
en una constante lucha de sí mismo, afirma querer encontrarse a sí mismo y autorrealizarse,
y de una manera más profunda, autotrascender (Guerrero–Castañeda y Ojeda, 2015).
Desde la perspectiva anterior, es posible señalar que los seres humanos buscamos
la espiritualidad o la autotrascendencia especialmente cuando la vida carece de sentido y
no es satisfactoria; es decir, cuando el ser humano es consciente de que su vida carece
de sentido, es cuando inicia la búsqueda que le permite expandirse en su conciencia más
allá del mundo material. Se plantea entonces que la autotrascendencia se logra en la edad
adulta, cuando la desconexión de la sociedad obliga a la persona mayor a encontrarse
consigo mismo, a interiorizar y a buscar el sentido a su existencia (Guerrero–Castañeda y
Ojeda, 2015).
Respecto a la etapa en que las personas envejecen, se han identificado ocho
características dentro de la autotrascendencia, lo que se describe en la Teoría de
Lars Tornstam (2005), comentado en Díaz Tejo (2016) sobre la gerotrascendencia, las
cuales son: el sentimiento creciente de comunión cósmica con el espíritu del universo;
la redefinición de percepción del tiempo, el espacio y los objetos; la redefinición de la
percepción de la vida, la muerte, y disminución en el temor a la muerte; un sentimiento
creciente de afinidad con las generaciones pasadas y futuras; la disminución en el interés
de la interacción social superflua; la disminución en el interés en las cosas materiales; la
disminución en el egocentrismo; y el aumento en el tiempo dedicado a la meditación. La
gerotrascendencia es una aceptación de la realidad a la muerte inminente, también una
protección ante los daños mentales, una conexión con la misma comunidad (Guerrero–
Castañeda y Ojeda, 2015).
La autotrascendencia fue conceptualizada originalmente como un recurso para el
bienestar en las personas que enfrentan el final de la vida, basándose en la teoría que

169
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

consiste en un proceso de desarrollo básico que surge durante eventos de la vida que
son significativos. Se refiere a la capacidad de las personas para expandir los autolímites
intrapersonales, interpersonales y transpersonales, para adquirir una perspectiva que
vaya más allá de las limitaciones (Ellerman y Reed, 2001).
Lo intrapersonal se refiere a cuando el individuo se hace consciente de sus propias
aspiraciones, principios y creencias. El autolímite interpersonal ocurre al estar en equilibrio
con el entorno que le rodea, ya sean las relaciones sociales o el ambiente. En el autolímite
transpersonal la persona se conecta con dimensiones que no se perciben en el plano de
lo terrenal, sino sólo en un plano espiritual. Además, considera la perspectiva temporal en
la cual el presente se enriquece con las experiencias pasadas y las proyecciones futuras
(Guerrero–Catañeda y Lara, 2017).
La autotrascendencia intrapersonal, que comprende aspectos tales como la
autoaceptación, ajustarse a la situación de vida y discapacidades, es lo que permite
ayudar a otros, afectando directamente al bienestar funcional de las personas mayores.
La autotrascendencia interpersonal, que considera el involucrarse con otras personas,
compartir la sabiduría y ayudar a otros, e interesarse en seguir aprendiendo, se relaciona
directamente con el bienestar social y emocional de las personas mayores. Por su parte,
la autotrascendencia del individuo, ya sea emocional, funcional, social y espiritual, se
considera como una herramienta valiosa e inherente al ser humano para hacer frente a
situaciones difíciles en la vida, ayudándolos a sobrellevar y a adaptarse de una manera
adecuada a las diferentes etapas de su existencia. Esta adaptación ayuda a disminuir los
niveles de ansiedad y depresión en la persona mayor.
La teoría de la autotrascendencia es una perspectiva que fomenta la salud mental y el
bienestar que se requiere para la comprensión del proceso de desarrollo de las personas.
La teoría facilita la integración de los aspectos complejos relacionados con vivir, envejecer y
morir (Smith y Liehr, 2008), basándose en dos supuestos. El primero de ellos tiene que ver
con asumir que los seres humanos están integrados al entorno o contexto en donde los seres
humanos son “pandimensionales” o no comparables, co–extensivos a su entorno, y capaces
de una conciencia que va más allá de las dimensiones temporales y psíquicas (Smith y Liehr,
2008). Esa conciencia puede ser experimentada a través de estados alterados de conciencia,
que frecuentemente se encuentran en las prácticas diarias para llegar a lo más profundo del
yo y de los demás, a la naturaleza, al Dios propio o a otras fuentes de trascendencia.

170
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

La autotrascendencia encarna experiencias que conectan (más que separan) a la


persona desde su yo, con otros y el entorno. Es un concepto que permite la descripción y
el estudio de la naturaleza de la “pandimensionalidad” humana, dentro del contexto diario
de la vida. Se centra en la localización y contexto, si es que hay o no alguna cosa universal
acerca de la autotrascendencia.
El segundo supuesto, es que la autotrascendencia es un imperativo del desarrollo
humano, lo que significa que es una característica humana que demanda expresión, al
igual que otros procesos del desarrollo como por ejemplo, cuando los niños caminan,
cuando los adolescentes desarrollan el razonamiento abstracto, o cuando las personas
tienen sufrimiento por la pérdida de un ser querido. Estos recursos son una parte de los
seres humanos y constituyen la realización del potencial que tienen las personas para
lograr el bienestar. La participación que tienen las personas con su auto trascendencia
es parte integral para el bienestar, en donde enfermería debe tener un rol facilitador en
este proceso.
Los principales conceptos que involucran la teoría desarrollada por Pamela Reed
(1997), comentada en Marriner y Raile (2007), son la autotrascendencia, el bienestar y la
vulnerabilidad. La auto trascendencia que corresponde a la capacidad para expandir los
límites auto-conceptuales de manera multidimensional o de expandir los auto límites intra
personales o hacia adentro (hacia una conciencia mayor que la conciencia de la filosofía
del yo, los valores, y sueños; por ejemplo, a través de experiencias introspectivas), límites
inter personales (para relacionarse con otros y el entorno propio; por ejemplo, aumentando
las relaciones con los demás), límites de la temporalidad (para integrar el pasado y el
futuro en la manera en que tiene significado para el presente), y límites transpersonales
(para conectar con las dimensiones que están más allá de lo que es usualmente discernible
en el mundo o en el mundo perceptible) (Smith y Liehr, 2008).
La autotrascendencia es una característica de la madurez del desarrollo humano, en
términos que mejora la conciencia del entorno y una orientación hacia una perspectiva
más amplia sobre la vida.
Según Reed, comentado en Smith y Liehr (2008), en la actualidad es reconocido
ampliamente que los adultos mayores usan patrones post–formales de pensamiento en
el razonamiento acerca de su mundo. En contraste a los patrones usados por adultos
jóvenes, el pensamiento post–formal es más contextual, más pragmático, más espiritual,

171
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

y más tolerante de ambigüedad y de las paradojas inherentes a la vida y muerte. El


razonamiento post–formal incorpora experiencias personales y pragmáticas, así como
también evidencia científica y una conciencia de un contexto social y temporal más amplio
que el extendido más allá del yo y de la situación inmediata. Los adultos que usan el
pensamiento post-formal no buscan respuestas absolutas a las preguntas en la vida, sino
que buscan el significado de los eventos de la vida como algo integrado dentro de un
contexto moral, social e histórico. La persona tiene una apreciación mayor del contexto y
de las cosas que no se ven, así como también un mayor conocimiento interior del yo.
La autotrascendencia fue conceptualizada como una correlación del pensamiento
post-formal; según esto, es posible señalar que los adultos mayores y otros, enfrentan
los temas del final de la vida como la adquisición de una conciencia expandida del yo y
del contexto. Con este enfoque maduro sobre la vida y la muerte, las personas reflejan
los esfuerzos más en línea con la generatividad y la integridad del ego que centrados en
el yo, para la característica de la identidad e intimidad de las fases más tempranas del
desarrollo humano.
La autotrascendencia es expresada a través de varias conductas y perspectivas,
tales como compartir sabiduría con otros, integrar los cambios físicos del envejecimiento,
aceptar la muerte como parte de la vida, y encontrar el significado espiritual de la vida.
El bienestar es el segundo concepto que involucra la teoría de la autotrascendencia, el
cual es entendido como un sentido de sentimiento completo y saludable, de acuerdo con
el criterio propio sobre integridad y salud. Está vinculado lógicamente con lo positivo, con
experiencias de promoción de la salud y se correlaciona, por lo tanto, con el bienestar. Este
bienestar puede ser definido de muchas maneras, dependiendo de la población, individuo
o paciente. Los indicadores de bienestar son diversos y son percepciones humanas de
salud y bienestar. Ejemplos de indicadores de bienestar incluyen la satisfacción de la vida,
autoconceptos positivos, optimismo, felicidad, sentido de significado en la vida y calidad
de vida. El bienestar puede ser entendido como una correlación y un resultado de la auto
trascendencia.
El tercer concepto que involucra la autotrascendencia es la vulnerabilidad,
considerada como la conciencia que tiene una persona sobre su naturaleza mortal y
sobre la probabilidad de experimentar dificultades durante los eventos que ocurren en
la vida. La vulnerabilidad es teorizada desde la auto trascendencia como una capacidad

172
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

del desarrollo que emerge naturalmente en las experiencias de salud que enfrenta una
persona con temas de mortalidad e inmortalidad.
Los eventos de la vida que aumentan el sentido de uno mismo, de mortalidad,
inadecuación, o vulnerabilidad, pueden (si ellos no chocan con el yo interior de los individuos)
desencadenar el progreso del desarrollo hacia un sentido de identidad renovado y límites
propios expandidos. Ejemplos de esos eventos de la vida incluyen enfermedades serias
o crónicas, discapacidad, envejecimiento, crianza de los hijos, parto, pérdida de un ser
querido, dificultades en la carrera profesional, y otras crisis de la vida. La autotrascendencia
se evoca mediante esos eventos y puede permitir el bienestar mediante la transformación
de las experiencias de pérdidas y dificultades en experiencias de sanación.
Otros conceptos que involucran la teoría de la autotrascendencia son los factores
mediadores y los puntos de intervención (Pena–Gayo, González–Chordá, Cervera–
Gasch, y Mena–Tudela, 2018). Los primeros corresponden a las variables personales y
contextuales como la edad, el sexo, experiencias de vida de tipo vital y el entorno social
en donde se desarrollan las personas, los que pueden afectar la relación que existe entre
autotrascendencia, vulnerabilidad y bienestar. Respecto a los puntos de intervención,
estos corresponden a todas las acciones y actividades que se realizan para promover
la autotrascendencia, los que en enfermería se concentran a través de los cuidados de
enfermería.

3. CUIDADOS DE ENFERMERÍA COMO CONTRIBUCIÓN


AL BIENESTAR Y CALIDAD DE VIDA DE LAS PERSONAS MAYORES.
Cuidar es una actividad sencilla y habitual en el ser humano, que se practica continuamente
como parte de las actividades diarias, para dar respuesta a las necesidades fundamentales. Sin
embargo, el cuidado otorgado desde la óptica profesional es diferente. La forma organizada
de cuidar constituye una disciplina humanística y sanitaria que utiliza conocimientos de las
ciencias físicas, biológicas o sociológicas. Se plantea también que hay múltiples actores
sociales que giran en torno al cuidado: familiares, pacientes, personal de salud.
Dado que la ética trata de los deberes que los humanos tenemos con los otros y
con la naturaleza, el ejercicio de cuidar puede considerarse un deber ético fundamental,
puesto que es una condición del desarrollo humano, social y natural; lo que se llama

173
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

ética del cuidado. Según Torralba (2002): “en la acción de cuidar a un ser humano se
produce el encuentro entre dos universos personales, entre dos mundos libres, entre
dos conciencias, entre dos destinos singulares en la historia”. El momento de cuidar se
establece totalmente cuando existe un lazo de confianza entre el ser cuidado y el ser que
lo cuida, donde debe demostrarse responsabilidad, competencia, respeto y sensibilidad.
El cuidado es considerado intersubjetivo e interconectado de emociones compartidas
entre el profesional de enfermería y el paciente. Bermejo (s.f.), señala que el cuidado
es la capacidad de establecer relaciones significativas, la empatía, la escucha activa, la
autenticidad, el conocimiento de sí mismo, lo cual favorece una actitud de libertad. Es por
esto que el cuidado se constituye en un proceso recíproco, interactivo e interpersonal que
involucra el bienestar tanto del que recibe como del que lo otorga.
El cuidado integral y holístico considera la perspectiva biosopsicosocial de la persona
a lo largo del ciclo vital, es una actividad que concierne a todos los profesionales que
trabajan vinculados a salud y área comunitaria en donde se desarrollan las personas. El
cuidado tiene dos dimensiones: una inmersa en la cultura, con sus prácticas individuales
y colectivas; y la otra, la moral, que asigna al cuidado un valor, un bien, que legitima el
actuar (Urra, Jana, y García, 2011).
La participación que realiza enfermería en la adaptación hacia las distintas experiencias
de la vida, a través del cuidado, incluye la puesta en práctica de intervenciones que ayudan
en el aumento de los niveles de autotrascendencia en el adulto mayor. En este sentido, es
importante considerar que el impacto que tiene la autotrascendencia en la calidad de vida
de las personas y en el envejecimiento exitoso, se vinculan exitosamente también con la
salud percibida y la edad; jese envejecimiento exitoso se correlaciona principalmente con
edades superiores a los 80 años, tal como lo señala Pamela Reed (Marriner y Raile, 2007).
En enfermería, las teorías que orientan el cuidado han incorporado la autotrascendencia,
ya que se considera como la toma de conciencia sobre la naturaleza de las personas, en
donde no existen límites espaciales, temporales o físicos. Se describe que el poder de
sanación o curación que tiene la autotrascendencia en los adultos que enfrentan el final de
su vida, ya sea durante el envejecimiento o en experiencias vinculadas a enfermedades,
han sido muy bien estudiadas. Existen resultados de investigación que apoyan a la
autotrascendencia como un importante predictor que se correlaciona con la salud mental
y el bienestar en personas mayores que están en envejecimiento y entre los adultos que

174
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

enfrentan enfermedades que son potencialmente mortales (Ellerman y Reed, 2001). También
existe evidencia de que la autotrascendencia se relaciona con el bienestar emocional y la
salud mental en adultos de mediana edad y también con los que están enfermos. De este
modo, la autotrascendencia es muy importante para el adulto mayor, en relación al equilibrio
que se genera entre la persona y su entorno, así como la autoaceptación que favorece un
aumento en la espiritualidad (Guerrero–Catañeda y Lara, 2017).
La autotrascendencia influye fuertemente en la calidad de vida de la persona mayor,
respecto a la relación que se produce entre la esperanza y la autotrascendencia. En este
sentido, se describe que las personas con puntajes altos de esperanza y autotrascendencia
intrapersonal, tienen ocho veces más probabilidades de tener una mejor calidad de
vida que aquellos que obtienen puntajes bajos. El envejecimiento es un proceso del
ser humano, en donde la persona mayor se encuentra con una serie de cambios físicos,
psicológicos y sociales que lo hacen vulnerable al deterioro en la adaptación a la propia
vida y esto repercute en su bienestar y plenitud.
La autotrascendencia como proceso de la persona mayor tiene un efecto positivo
para contrarrestar situaciones declinantes y para favorecer una mejor calidad de vida en el
envejecimiento. En este sentido, se hace necesario que los profesionales de enfermería estén
cada vez mejor capacitados en el cuidado de estas personas, no solamente en el manejo
de tratamientos farmacológicos o de hospitalización, sino que también en el fomento de
procesos que les permitan mejorar su bienestar a lo largo de esta etapa, como es el caso
de la autotrascendencia, ya que la interacción enfermera–persona afecta significativamente
la autotrascendencia, tanto interpersonal como intrapersonalmente. Las intervenciones de
cuidado pueden ser significativamente beneficiosas para la autotrascendencia de las personas
y con ello, el bienestar físico y emocional. La autotrascendencia interpersonal (relacionada con
la interacción con la enfermera que cuida) se asocia a menor depresión e involucra acciones
como aprender, participar con otros, conectarse, compartir la sabiduría de uno mismo y ayudar
a los demás (Guerrero–Castañeda y Ojeda, 2015).
Las personas mayores son un grupo vulnerable, ya que el proceso de envejecimiento
conlleva la pérdida y/o disminución de las capacidades físicas, psicológicas y sociales
de la persona. Respecto a esto, la sociedad actual tiene limitaciones para abordar este
envejecimiento en la población, que muchas veces ocurre en soledad y de manera compleja.
Es importante considerar, por lo tanto, que en el plano existencial, la autotrascendencia le

175
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

da sentido a lo que hacemos como seres humanos. Se debe revelar que el cuidar es una
relación recíproca y, por lo tanto, involucra que el ser cuidado auto–trasciende en la relación
que se genera entre la enfermera y el paciente, así mismo, también la enfermera que
cuida. Existe evidencia sobre la relación que existe entre el nivel de autotrascendencia y el
compromiso de la enfermera, presentando una correlación positiva y significativa. En este
sentido, también se describe que las enfermeras con un nivel mayor de autotrascendencia
desarrollan y muestran mayores niveles de energía y que son más absortas en su trabajo,
y por lo tanto, más resolutivas en los cuidados que otorgan.
La teoría de la autotrascendencia que plantea Pamela Reed (1997), comentado
en Marriner y Raile (2007), promueve el bienestar del individuo en relación con la
autotrascendencia. El supuesto teórico implica que enfermería debe construir conocimiento
para mejorar los procesos relacionados con salud y bienestar, considerando los tres
conceptos fundamentales de la teoría como son vulnerabilidad, autotrascendencia y
bienestar (Blanco–Enríqueza, Díaz–Heredia y Caro–Castillo, 2019).
En enfermería, Pamela Reed ha trabajado el tema de la autotrascendencia en profundidad,
relacionándola con la vulnerabilidad y el bienestar que presentan las personas; es así
como se considera que la vulnerabilidad induce mayor autotrascendencia y bienestar.
La autotrascendencia favorece el trabajo con un enfoque humanista en enfermería, que
parte con la priorización de un conjunto de habilidades técnicas y que se mueve a otros
factores que promueven los procesos internos que existen dentro del sistema humano,
que es complejo (Pena–Gayo, González–Chordá, Cervera–Gasch, y Mena–Tudela, 2018).

4. PROPUESTAS DE INTERVENCIÓN PARA LOS ADULTOS MAYORES


PROYECTARSE DESDE LA PERSPECTIVA DE LA AUTOTRASCENDENCIA.
La autotrascendencia es un concepto relevante para la disciplina de enfermería, ya que los
temas vinculados con é sta, son parte de los fundamentos de otras teorías de enfermería,
entre las que destacan la teoría del cuidado humanizado, la teoría del devenir humano
(human becoming) y la teoría de la salud, también de otras disciplinas como la psicología
y psiquiatría. Los resultados de la investigación muestran que la autotrascendencia es
integral para el bienestar de las personas, a través de una variedad de experiencias de
salud que confrontan a una persona con los temas del final de la vida (Smith y Liehr, 2008).

176
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

Las prácticas de enfermería que facilitan la autotrascendencia resultan en curación durante


los eventos de salud–enfermedad, tal como ocurre en adultos mayores deprimidos, en
donde se puede evidenciar la disminución que tiene la depresión en el tiempo que dura
la enfermedad, el incremento del optimismo y del autocuidado en adultos crónicamente
enfermos; asimismo, el sentido de bienestar en personas con cáncer avanzado o con
VIH, y la disminución de ideación suicida en adultos deprimidos que están hospitalizados.
Estos eventos negativos en la vida de las personas hacen que la persona se confronte
con la vulnerabilidad y mortalidad, ya que son contextos potenciales para promover la
curación y el bienestar a través de la autotrascendencia. Es por esto que las enfermeras
deben identificar las experiencias de salud que generan vulnerabilidad, para de ese modo
promover el bienestar mediante la facilitación de la autotrascendencia (Smith y Liehr, 2008).
Con el surgimiento de la gestión del cuidado, las prácticas de enfermería avanzada
se han incrementado para proveer el cuidado espiritual a poblaciones específicas. Este
cuidado va más allá de lo que se proporciona en forma básica e incluye un enfoque
integral para proporcionar cuidado espiritual que facilite la autotrascendencia.
Entre las estrategias que permiten facilitar la autotrascendencia, y que pueden ser
utilizadas en la práctica, se encuentran las estrategias intrapersonales, las que ayudan a
la persona a expandir su interior y a generar el espacio para integrar la pérdida en todas
sus experiencias (Smith y Liehr, 2008). La meditación, la oración, la visualización, revisión
o reflexión sobre la vida, y diarios de vida, son técnicas de autotrascendencia que las
enfermeras pueden guiar y facilitar en este nivel, que han sido utilizadas en el trabajo con
personas mayores.
Estos enfoques ayudan a una persona a mirar en su interior para clarificar y expandir el
conocimiento acerca de su yo y encontrar o crear significado y propósito en la experiencia
que se encuentran viviendo. Animar a los pacientes a tener un diario de vida, por ejemplo,
puede ayudar a que ellos se conviertan más conscientes de su proceso de transformación
y trascendencia. El reconocimiento de este proceso y el patrón de su propia curación
empodera a las personas hacia el mayor bienestar y, por tanto, a una mejor calidad de
vida.
Las(os) enfermeras(os) también pueden ayudar a que las personas desarrollen
estrategias cognitivas que les permitan integrar un evento de salud en sus vidas. La
adquisición de información sobre la enfermedad, el uso de diálogos consigo mismo, y

177
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

el comprometerse en actividades desafiantes y significativas, son técnicas que pueden


ayudar a una persona a integrarse y crecer desde la experiencia que tienen con la
enfermedad.
Respecto a las estrategias interpersonales que facilitan la autotrascendencia, aquí
se encuentran las que conectan a la persona con otros a través de significados formales
e informales, incluyendo contacto cara a cara, por teléfono, o a través de Internet.
Mantener relaciones significativas y fortalecer las relaciones filiales con grupos sociales y
con comunidades que apoyen la fe, también puede ser utilizado como estrategias para
favorecer la autotrascendencia. Ejemplos de estrategias interpersonales son la visita de
enfermería, consejería por pares, y las redes formales e informales de grupos de apoyo.
Los grupos de apoyo se describen como una forma efectiva para conectar a las personas
que enfrentan una situación difícil. Los grupos que están conformados por personas
que tienen similares experiencias de salud pueden facilitar la autotrascendencia por
la conexión que se establece entre la persona y otros, quienes comparten también la
pérdida e intercambian información y sabiduría acerca de enfrentarse con la experiencia
y proporcionar una oportunidad para llegar más allá del yo y ayudar a otro. Mediante
los grupos sociales o comunitarios, las personas mayores tienen la oportunidad de
desarrollar actividades para potenciar su autonomía y desarrollo personal, mediante el
trabajo de comunicación e interacción con otros. Se plantea que, por ejemplo, durante el
duelo de una persona, las (os) enfermeras (os) pueden ayudar a participar en la iglesia o
en grupos sociales, desarrollar o reiniciar un hobby, compartir experiencias personales de
dolor con otros y apoyar a otras personas que también han experimentado una pérdida.
Otras estrategias interpersonales que pueden contribuir a la autotrascendencia son las
actividades altruistas y los grupos de psicoterapia, así como también la participación en
clubes o agrupaciones de adulto mayor.
Finalmente, las estrategias transpersonales que pueden contribuir a la autotrascendencia
están diseñadas para ayudar a las personas a conectarse con un poder o propósito
que es más grande que el “yo”. El rol de enfermería en ese proceso es el de crear un
contexto en el que la exploración transpersonal pueda ocurrir, es decir, en un ambiente
en que las personas puedan mirar más allá de sí mismos hacia un poder superior para
ayudar y ser inspirados en ayudar a otros. Las actividades religiosas y de oración han sido
descritas como significativas para el bienestar de las personas que enfrentan una crisis.

178
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

Las estrategias que potencian el crecimiento intrapersonal también pueden contribuir a


la conexión transpersonal; entre estas se encuentran la meditación, la visualización y los
diarios de vida.
La teoría de la auto trascendencia es una teoría integral relacionada con el bienestar
de las personas y, por lo tanto, con su calidad de vida, particularmente cuando las
personas enfrentan situaciones al final de la vida o situaciones de crisis como las que
ocurren frente a la enfermedad. En este sentido, la práctica de enfermería se constituye
como una oportunidad para facilitar la autotrascendencia de las personas y para alcanzar
resultados de sanación o curación durante esas experiencias.
Existen estudios que muestran que, facilitando la autotrascendencia de las personas,
por ejemplo, se puede reducir la depresión en adultos mayores, aumentar la esperanza y
el autocuidado de adultos con enfermedad crónica (Smith y Liehr, 2008). Dichos eventos
de salud han sido el foco de estudio para la investigación de la autotrascendencia, y es así
como varias investigaciones han estudiado la autotrascendencia en adultos mayores, que
incluyen a personas que tienen una enfermedad muy seria o crónica, enfermedad mental,
y también a adultos mayores que son relativamente sanos. Adicionalmente, también se ha
estudiado a los adultos que tienen enfermedades graves o que amenazan su vida, como
lo son adultos con VIH/SIDA, personas trasplantadas, personas en tratamiento por cáncer,
entre otras condiciones que están asociadas a las personas mayores.

CONCLUSIÓN
Las personas mayores requieren ser consideradas desde una perspectiva holística en
los cuidados que se le otorgan, en los que se destaquen la condición social, espiritual,
biológica, psicología, que potencien el desarrollo de su autotrascendencia.
La autotrascendencia se asocia con niveles altos de bienestar, los cuales reducen la
condición de vulnerabilidad, la que es propia del envejecimiento, con lo cual se potencia
la calidad de vida.
Es necesario que los equipos de trabajo vinculados a las personas mayores, cuenten
con herramientas que les permitan potenciar la autotrascendencia de las personas que
cuidan y también la propia, mediante intervenciones desde los límites que define la
teoría, que incluyen el plano intrapersonal, interpersonal y transpersonal. En cada uno

179
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

de dichos enfoques es posible instalar actividades para promover la auto trascendencia,


destacándose el trabajo comunitario, en el que predomina la interacción con otros,
las redes de apoyo social y de salud, que permiten potenciar la autonomía y el trabajo
colaborativo entre todos, principalmente de cuidado, según las características propias
que tienen las personas mayores.
Se requiere el análisis y desarrollo de la perspectiva que proporciona la auto trascendencia
como fundamento para potenciar el bienestar y calidad de vida durante la etapa del
envejecimiento.

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CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

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Jean Watson y su teoría de cuidados transpersonales. Ciencia y Enfermería XVII; (3):
11-22.

181
10.

ATENCIÓN INTEGRAL DE LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES


EN CONDICIÓN DE POBREZA Y POBREZA EXTREMA, EN SU
AMBIENTE COMUNAL Y FAMILIAR, A TRAVÉS DEL PROGRAMA
DE RED DE ATENCIÓN PROGRESIVA PARA EL CUIDADO
INTEGRAL DE LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES
.ALEXANDRA VILLALOBOS QUESADA

RESUMEN
La Red de Cuido es una estructura social compuesta por personas, familias,
39

grupos organizados de la comunidad, instituciones no gubernamentales y estatales, que


articulan acciones, intereses y programas, en procura de garantizar el adecuado cuidado
y satisfacción de necesidades a las personas adultas mayores del país, promoviendo así
una vejez con calidad de vida.
La misma brinda alternativas de atención dirigidas a personas mayores de 65 años
en condición de pobreza y pobreza extrema, las que van dirigidas a mejorar la calidad de
vida de los usuarios. Dentro de estas alternativas se destacan la alimentación, el alquiler
de vivienda, medicamentos, familias solidarias, entre otras.
En este contexto se desenvuelve la persona profesional de Trabajo Social, el cual debe
desarrollar su labor desde un enfoque de derecho centrado en la persona, promoviendo
un envejecimiento activo, incorporando a la persona adulta mayor y su familia o redes de
apoyo, ejecutando la atención individual, familiar y comunal, y partiendo de un diagnóstico
social que permita establecer un plan de atención que busque el desarrollo integral de la
persona adulta mayor.
Es importante resaltar que tanto el programa de red de cuido, como la labor de las
personas profesionales de Trabajo Social, se han convertido en un pilar fundamental de
la política social costarricense en beneficio de las personas adultas mayores, las cuales a
través de las acciones desarrolladas han visto mejorar su calidad de vida.

39. Acción dirigida a personas de 65 años o más, en estado de pobreza, pobreza extrema, carentes de redes de apoyo, dependencia y/o en riesgo
social.

182
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

Cabe destacar que, pese a los grandes esfuerzos realizados y logros alcanzados,
todavía es necesario lograr una mayor cobertura, ya que un alto porcentaje de la población
adulta mayor en condiciones de necesidad aún se encuentra desprotegida.
Palabras clave: cambios demográficos, trabajo social, atención integral, cuido,
alternativas de atención.

ABSTRACT
The care network is a social structure made up of people, families, organized community groups,
non-governmental and state institutions, which articulate actions, interests, and programs, in an
attempt to guarantee adequate care and satisfaction of the needs of the elderly. Of the country, thus
promoting an old age with quality of life.
It provides alternative care aimed at people over 65 years of age in poverty and extreme poverty,
which are aimed at improving the quality of life of users.
Among these alternatives, food, housing rental, medicines, solidarity families, among others,
stand out.
In this context, the professional Social Work person develops his work from a person-centered
approach of law, promoting active aging, incorporating the elderly person and their family or support
networks, executing individual care, family and community and based on a social diagnosis that
allows establishing a care plan that seeks the integral development of the elderly person.
It is important to note that both the care network program, as well as the work of Social Work
professionals, have become a fundamental pillar of Costa Rican social policy for the benefit of older
adults, who through actions developed have seen their quality of life improve.
It should be noted that, despite the great efforts made and achievements made, it is still
necessary to achieve greater coverage, since a high percentage of the elderly population in needy
conditions is still unprotected.
Keywords: demographic changes, social work, comprehensive care, care, care alternatives.

DESARROLLO
La atención de la población adulta mayor en Costa Rica ha venido sufriendo una serie de
transformaciones que buscan responder a los cambios sociodemográficos de la población,

183
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

la cual en los últimos años ha tenido un crecimiento exponencial y ha presentado un


cambio en sus características y en su esperanza de vida al nacer, contándose con una
población muy longeva y que requiere de nuevos servicios.
Ante este panorama, surge el programa de red de cuido, el cual fue una iniciativa
integrada en el Plan de Gobierno de la señora Ex Presidenta de la República, Laura
Chinchilla Miranda (2010-2014), el cual buscaba convertirse en una estrategia que
respondiera al crecimiento acelerado de la población adulta mayor en el país.
Es importante resaltar que dicho programa surge en un momento donde existía
una importante falta de opciones de cuido para el sector de esta población que así
lo requería y que de no atenderse de inmediato generaría una gran presión sobre los
servicios de salud y pensiones, lo que definitivamente tendría un impacto negativo sobre
la calidad de vida de las personas adultas mayores.
En el momento histórico en el que se plantea, dicho programa estaba orientado a:
1. “Dar un fuerte impulso a los programas de atención y recreación diurna a personas
adultas mayores, para lo cual diseñaremos y pondremos en marcha nuevos modelos
de atención integral –especialmente para aquellos en situación de pobreza y haremos
las inversiones requeridas para formar los recursos humanos especializados
necesarios para atender a esta población” (CONAPAM, 2012, pág. 1).
2. En el programa de comunidades solidarias, seguras y saludables, se propone:
“Diseñar e implementar el programa de comunidades solidarias, seguras y
saludables, bajo el cual se formularán planes integrales de desarrollo local
sostenible, cuyos ejes principales serán la ejecución coordinada de intervenciones
de educación, salud, seguridad ciudadana, el cuido y la protección de…, personas
adultas mayores, el empleo y la producción, el fomento de la cultura y deporte,
el desarrollo de la infraestructura local, los programas de vivienda y la mejora del
transporte público.” (CONAPAM, 2012, pág. 1).
3. Dentro del programa de atención integral y reducción de los hogares en extrema
pobreza, se propone: “Apoyo para asegurar su inclusión efectiva en los programas
sociales universales de salud y educación de pobreza, vulnerabilidad o exclusión
social de los hogares, pensiones del régimen no contributivo, bono de vivienda,
subsidio por trabajo u otras ayudas disponibles.” (CONAPAM, 2012, pág. 1).

184
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

4. Pensiones del Régimen No Contributivo. Se propone “Aumentar la cobertura de este


régimen a 10,000 personas pensionadas adicionales, con lo cual prácticamente la
totalidad de las personas adultas mayores en situación de pobreza que no han cotizado
a un sistema de pensiones sean protegidas por el programa.” (CONAPAM, 2012, pág. 2).

Con el fin de ejecutar el Programa de Red de Cuido, el Consejo Nacional de la Persona


Adulta Mayor (CONAPAM), como órgano rector en materia de envejecimiento y vejez, fue
el encargado de poner en marcha dicha idea, para lo cual fue necesario llevar a cabo un
proceso de consulta social interdisciplinaria e interinstitucional.
Dicha consulta permitió establecer una serie de acciones orientadas a la planeación,
ejecución y evaluación de las acciones a desarrollar, para lo cual se recurrió a la asesoría
de expertos nacionales e internacionales que brindaron aportes significativos para lograr
la implementación del programa tal y como hoy se conoce.
Dentro del proceso se tuvo la participación de profesionales en Trabajo Social, los que
lideraron la consulta y posteriormente tuvieron a cargo la implementación de las distintas
fases del proceso.
Cabe destacar que la Red de Atención Progresiva para el Cuido Integral de las Personas
Adultas Mayores, vino a constituirse en una acción estatal que busca la formulación e
implementación de políticas y estrategias de protección social que coadyuven a que
la población adulta mayor tenga una vida digna y con calidad, tomando en cuenta sus
características, necesidades e intereses con un enfoque de derechos y asegurando la
dignidad, autodeterminación e integridad en la vejez.
Desde este punto de vista es que ha desarrollado la red de cuido de atención integral
de personas adultas mayores, entendiéndose por ésta:
“La estructura social compuesta por personas, familias, grupos organizados de la comunidad, instituciones no

gubernamentales y estatales, que articulan acciones, intereses y programas, en procura de garantizar el adecuado

cuido y satisfacción de necesidades a las personas adultas mayores del país, promoviendo así una vejez con

calidad de vida.

El mismo, es un programa con “enfoque de derechos” para la atención de las personas adultas mayores,

dirigido a mejorar su calidad de vida y a atender los cambios demográficos.

Se aspira lograr una atención progresiva, lo cual representa la necesidad de avanzar en esfuerzos

particulares de las familias, comunidades, organizaciones e instituciones, hacia el trabajo conjunto, mediante

185
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

una Red que al involucrar a todos los actores y logre establecer metas y trabajos comunes en beneficio de las

personas adultas mayores.

Este concepto tiene que ver con la capacidad de la Red de dar respuestas escalonadas a
las diversas necesidades de la población adulta mayor, según sean las demandas de cuido en
respuesta al nivel de funcionalidad que cada persona presente y, por supuesto, progresividad
tiene que ver con atender, implementar y agregar cada año, más cantidad de redes locales
para la atención de las personas adultas mayores de cada área geográfica, hasta completar
la meta de cantones y comunidades prioritarias al año 2014.” (CONAPAM, 2012)
El proceso de conformación de la Red Cuido en Costa Rica pasa por cuatro etapas
metodológicas que buscan garantizar el éxito de la misma; estas etapas se presentan a
continuación:
Fase de Preparación: en la cual se desarrolló una estrategia de intervención comunal
que buscaba propiciar un proceso de sensibilización y capacitación, a partir del cual se
inició la selección de las comunidades que se involucraron en el desarrollo del programa.
En este período se implementó una guía de diagnóstico de necesidades comunales
con el que se pretendía identificar beneficiarios y líderes comunales que pudieran colaborar
en el desarrollo de la red.
Fase de Acción Comunal y conformación de redes locales: En esta fase se inició el
proceso de conformación de los Comités Locales con la participación de representantes
comunales, de organizaciones no gubernamentales, institucionales, municipalidades y
personas adultas mayores, definiéndose en el proceso la organización interna, las funciones
y responsabilidades, así como la identificación de los recursos comunales existentes.
Fase de Seguimiento y Sostenibilidad: en esta fase el Consejo Nacional de la Persona
Adulta Mayor brinda acompañamiento con el fin de identificar dificultades, limitaciones,
ajustes al plan de trabajo, necesidades de capacitación, así como facilitar procesos en el
desarrollo del proceso.
Fase de Evaluación: donde se logra identificar el impacto que el desarrollo del
programa ha tenido en la población adulta mayor usuaria del mismo.
Como parte de este proceso se definieron una serie de alternativas de atención a las
que pueden acceder los usuarios, siempre y cuando cumplan con los requisitos mínimos
de acceso.

186
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

Las alternativas de atención brindadas por medio de la Red de Cuido van orientadas
a lograr un equilibrio en las condiciones y oportunidades de acceso a los servicios de
las personas adultas mayores, brindando atención en todos los aspectos de la vida,
procurando mejorar su calidad por medio de estrategias integrales de atención. Las
alternativas buscan lograr que las personas adultas mayores permanezcan inmersas
en su comunidad y en sus familias, logrando que sigan participando en su entorno
inmediato.
Cabe destacar que las personas adultas mayores pueden tener acceso a una o más
alternativas de atención, lo que dependerá de la valoración social realizada y los recursos
económicos existentes.
A nivel general las alternativas de atención incluyen:
Alimentación:
“Se proporciona a la persona adulta mayor los alimentos o suplementos alimenticios que el organismo requiere,

considerando la situación particular de cada una. Incluye dietas especiales, para lo cual es necesario contar con

la recomendación del profesional pertinente.” (CONAPAM, 2014).

Artículos de uso personal e higiene:


“Permite la compra de productos dirigidos a cuidar apropiadamente el cuerpo con el objetivo de protegerlo de las

enfermedades e infecciones.

También el aseo y la higiene personal tienen por objeto situar a la persona en las mejores condiciones

de salud frente a los riesgos del ambiente, por lo tanto, se incluyen productos de limpieza para la vivienda.”

(CONAPAM, 2014).

Medicamentos e implementos de salud:


“Para la compra de medicamentos que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) no suple, se encuentran

agotados, o no son otorgados en tiempo. En este caso, se debe contar con la receta médica que establezca que el

medicamento se encuentra agotado o no hay existencias y prescripción médica o del profesional correspondiente.”

(CONAPAM, 2014).

Atención social en salud integral:


“Facilita el pago de servicios profesionales para atender y cuidar integralmente, en forma oportuna e inmediata, a

las personas adultas mayores en aspectos relacionados con su salud física y mental, alivio del dolor, así como su

187
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

bienestar y dignidad, con el fin de lograr un equilibrio entre los factores físicos, biológicos, emocionales, mentales,

espirituales y sociales, que permitan un envejecimiento activo.

Dentro de los servicios profesionales que pueden costearse con esta alternativa están: medicina general,

interna, especializada en geriatría, psiquiatría, enfermería, terapia física, terapia ocupacional, odontología,

psicología, trabajo social, nutrición y los que resulten necesarios, tales como los relacionados con el derecho a no

ser discriminadas, explotadas, maltratadas y/o abandonadas.” (CONAPAM, 2014)

Productos de apoyo o ayudas técnicas:


“Se permite comprar artículos, dispositivos, equipo, instrumentos, tecnología que permitan prevenir, compensar,

controlar, mitigar o neutralizar deficiencias, limitaciones en la actividad y restricciones en la participación de las

personas adultas mayores y facilitarles la realización de determinadas actividades y/o acciones que permitan

mejorar su movilidad, prevenir mayor dependencia y mejorar su calidad de vida en general.” (CONAPAM, 2014)

Equipamiento de casa:
“Para la compra de artículos o artefactos básicos de una casa que permitan la atención y cuido adecuado de las

personas adultas mayores en su propio domicilio o en un hogar comunitario. Estos artículos pueden ser: cama

corriente, cocina, utensilios, sillas, mesas, entre otros.

Los artículos entregados a las personas adultas mayores en su domicilio son otorgados en calidad de

donación.

En caso de los hogares comunitarios, la custodia de los artículos adquiridos para la atención de las personas

adultas mayores será de la organización destinataria de los recursos económicos”. (CONAPAM, 2014)

Alquiler de vivienda, servicios básicos y municipales:


“Para el pago mensual de alquiler de vivienda, servicios básicos de agua, luz y teléfono (tarifa básica mensual

de una línea telefónica fija) y municipales; necesarios para una vida saludable. Así como el pago del costo de los

trámites migratorios necesarios para la solicitud o renovación de cédulas de residencia.

En este rubro se incluyen los gastos de funeral de la persona adulta mayor y los derechos o alquiler de

fosas.” (CONAPAM, 2014).

Familias Solidarias:
“Permite localizar a una familia con o sin vínculos de consanguinidad, para la reubicación de una persona adulta mayor

con independencia funcional o sin ella, para brindarle alojamiento, atención, protección y los cuidados requeridos.

188
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

Para optar por esta alternativa la familia deberá de tener una vivienda con espacio para garantizar la

privacidad de la persona adulta mayor, con unas condiciones higiénicas y de salubridad adecuada.” (CONAPAM,

2014).

Hogares comunitarios:
“La alternativa de Hogar Comunitario permite la reubicación temporal de una persona adulta mayor y hasta

un máximo de cinco personas, con independencia funcional o sin ella, en una vivienda alquilada o no (puede

pertenecer a la organización o ser prestada para brindar el servicio).

El Hogar Comunitario debe contar con las condiciones de infraestructura y mobiliario adecuados según las

características de las personas adultas mayores.” (CONAPAM, 2014).

Transporte y combustible:
“Permite el pago de servicios de transporte y la compra de combustible para a entrega del subsidio y visita a

la persona adulta mayor, para seguimiento según la alternativa ofrecida, así como el traslado a citas médicas,

actividades recreativas, culturales y otras.” (CONAPAM, 2014).

Promoción y prevención de la salud:


“Permite el pago de actividades educativas, ocupacionales, físicas, culturales, recreativas, deportivas, entre otras,

que promuevan acciones e intervenciones individuales y/o grupales y que proporcionen a las personas adultas

mayores los medios necesarios para mejorar la salud y ejercer un mayor control sobre la misma.

El propósito es ofrecer servicios integrales que potencialicen la salud de las personas adultas mayores

y promuevan en ellas una vida sana, feliz y placentera, mediante la participación comunitaria, conformando

grupos y fortaleciendo los existentes. Por su naturaleza, la promoción y prevención de la salud representa una

responsabilidad compartida entre las personas adultas mayores, las familias, las organizaciones, entre otros.”

(CONAPAM, 2014).

Institucionalización:
“Permite apoyar con un subsidio la reubicación urgente de personas adultas mayores en una organización

autorizada para brindar atención y cuido a este grupo de la población, con determinado grado de dependencia,

en riesgo social y/o por situaciones de violencia y abandono.” (CONAPAM, 2014).

189
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

Mejoras Habitacionales:
“Consiste en un subsidio que permite el otorgamiento de recursos económicos destinados a reparar, mejorar o

ampliar la vivienda de la persona adulta mayor y eliminar barreras arquitectónicas, con el fin de hacerlas habitables

y adecuadas, así como fortalecer su autonomía e independencia” (CONAPAM, 2014).

Cabe mencionar que para tener acceso a las alternativas antes mencionadas la persona adulta mayor

es valorada por una persona profesional en Trabajo Social con el fin de determinar si la misma se encuentra en

condición de pobreza o pobreza extrema.

Un aspecto importante a resaltar es que dentro del Programa de Red de Cuido, el


Trabajo Social, como disciplina del área social, desarrolla una labor relevante la cual puede
dividirse en dos etapas específicas, a saber:
I ETAPA: Antes y durante el diseño del Programa, donde la persona profesional en
Trabajo Social, a través de un diagnóstico comunal, logró la identificación de los
principales actores involucrados en la atención de la población adulta mayor desde
los diferentes ambientes, tales como instituciones, grupos organizados, ONG’s y la
misma población adulta mayor, así como el gobierno municipal, con el fin de coadyuvar
en la articulación de los diferentes procesos en pro de generar acciones tendientes a
la atención de las necesidades de la población adulta mayor, buscando asegurar la
permanencia de la misma en su comunidad y grupo familiar el mayor tiempo posible.
A partir de dicho proceso se generaron Comités Interinstitucionales, donde la persona
profesional en Trabajo Social se convierte en un enlace entre el comité y la población
adulta mayor.
II ETAPA: Como se mencionó anteriormente, en esta fase la persona profesional en Trabajo
Social pasa a ser un ente de apoyo para el Comité, para lo cual, mediante el método de
caso y grupo, realiza la valoración social de las personas adultas mayores que solicitan
el apoyo mediante los subsidios de la Red de Cuido, con el fin de determinar el grado
de pobreza y vulnerabilidad en el que se encuentran, elaborando informes sociales
que sirven de apoyo para que los integrantes de los Comités determinen si la persona
califica o no; asimismo, asesora para facilitar la toma de decisiones.

Por otra parte, a nivel grupal desarrolla acciones a través de grupos socio–educativos,
tanto con las personas adultas mayores como con sus familias, con el fin de potencializar

190
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

los recursos individuales y familiares que favorezcan la atención integral de la población


adulta mayor beneficiaria de los programas.
Finalmente, la persona profesional en Trabajo Social debe promover la organización
de las personas adultas mayores, con el fin de potenciar sus recursos y favorecer el
desarrollo de actitudes positivas y solidarias para el disfrute de un envejecimiento activo y
saludable, permitiendo la adopción de alternativas viables con la participación de amplios
sectores de la sociedad, maximizando los beneficios para un grupo población que tanto
a nivel mundial como local experimenta un crecimiento exponencial.
Desde el ámbito profesional de Trabajo Social la labor a desarrollar debe implementarse
desde:
a. Un enfoque de derecho centrado en la persona
b. Promoviendo un envejecimiento activo
c. Incorporando a la persona adulta mayor y su familia o redes de apoyo
d. Ejecutando la atención individual, familiar y comunal, y
e. Partiendo de un diagnóstico social que permita establecer un plan de atención
que busque el desarrollo integral de la persona adulta mayor.

A MANERA DE CONCLUSIÓN
Es importante resaltar que tanto el programa de Red de Cuido, como la labor de las
personas profesionales de Trabajo Social, se han convertido en un pilar fundamental de la
política social costarricense en beneficio de las personas adultas mayores, las cuales, a
través de las acciones desarrolladas, han visto mejorar su calidad de vida.
Otro aspecto importante a resaltar es que la estructura de la Red de Cuido tiene
un fundamento sólido en el voluntariado de las diversas comunidades, en las cuales
actualmente funcionan los Comités de Apoyo, ya que, si bien las personas profesionales
en Trabajo Social son contratadas por las Organizaciones de Bienestar Social, el resto de
personas que conforman dichos entes participan de forma voluntaria y ad honorem en la
atención de las necesidades de la población adulta mayor.
Cabe destacar que, pese a que actualmente los Comités de Red de Cuido se
encuentran consolidados en cincuenta y dos cantones del país, aún es necesario realizar
acciones que permitan ampliar los mismos al resto de los ochenta y tres existentes, ya

191
CUIDADOS Y VÍNCULO COMUNITARIO

que pese a los grandes esfuerzos realizados y logros alcanzados, todavía es necesario
lograr una mayor cobertura, puesto que un alto porcentaje de la población adulta mayor
en condiciones de necesidad aún se encuentra desprotegida y en espera de que desde
las instancias gubernamentales se les brinde respuesta.

REFERENCIAS
CONAPAM. (2012). Red de atención progresiva para el cuido integral de las personas
adultas mayores en Costa Rica (II versión). Disponible en https://www.conapam.
go.cr/mantenimiento/Red_Cuido.pdf
CONAPAM. (2014). Red de Cuido. Recuperado 15 de Noviembre de 2020, de https://www.
conapam.go.cr/red-cuido/ 

192
CAPÍTULO IV

PARTICIPACIÓN
Y VIDA
INDEPENDIENTE
11.

EL VOLUNTARIADO GERONTOLÓGICO, ESCUELA DE VIDA


.VICENTE BALLESTEROS ALARCÓN

RESUMEN
El voluntariado es una realidad compleja, multidimensional y pluriforme en el que influyen
múltiples variables tanto personales como estructurales.
El voluntariado gerontológico que parte de las personas mayores como realidad
integral bio–psico–social es hoy una forma de participación social en general y una forma
de envejecimiento activo.
Son múltiples las evidencias que nos muestran los efectos positivos del voluntariado
gerontológico, tanto para las personas como para las organizaciones y la sociedad. Éste
voluntariado, se convierte así, en una escuela para personas mayores o jóvenes, escuela
en la que los profesionales del Trabajo S ocial tienen un papel fundamental por su aporte
teórico y técnico.
Palabras clave: Voluntariado, gerontología, participación, personas mayores, Trabajo
Social.

ABSTRACT
Volunteering is a complex, multidimensional and multi-form reality influenced by multiple personal
and structural variables.
The gerontological volunteering based on the elderly as an integrated bio–psycho–social reality
is today a form of social participation in general and a form of active aging.
There are multiple evidences that show us the positive effects of gerontological volunteering
both for individuals and for organizations and society. This volunteering thus becomes a school for
the elderly or young, a school in which social work professionals play a fundamental role due to their
theoretical and technical contribution.
Keywords: Volunteering, gerontology, participation, elderly people, social work.

194
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

1. EL VOLUNTARIADO, REALIDAD PLURIFORME Y MULTIDIMENSIONAL


El voluntariado es hoy en día un hecho social presente en todo el mundo. Ha dejado
de ser, hace tiempo, una cuestión estrictamente personal para ser una cuestión política,
social, económica, etc. Como ya expresara García Roca, J. (2005:47), este fenómeno
tiene tres dimensiones básicas:
-Una “dimensión personal”, en cuanto decisión libre del individuo, con diferentes motivaciones y valores, que opta

por actuar como voluntario en algún campo concreto de la realidad social o medioambiental,

-Una “dimensión social”, en cuanto fenómeno organizado en grupos de diferente formato o estatuto que

supone una forma de participación social polivalente, pluriforme y multidireccional,

-Y una “dimensión política”, en cuanto éste fenómeno ya no es neutral y espontáneo, sino que es parte de

nuestro sistema político a nivel ideológico, jurídico, ejecutivo e institucional.

Podemos añadir, como ha puesto de relieve la Organización Internacional del Trabajo


y Lester Salamon40, la dimensión económica, pues el trabajo voluntario supone un
porcentaje muy elevado del PIB de la mayoría de los países desarrollados, a pesar de que
no se le tenga en cuenta y no se le reconozca o se le ignore.
En España, básicamente desde el nacimiento de la democracia, el voluntariado es un
tema recurrente, aunque no es un fenómeno que haya nacido con el final de la dictadura.
La llegada de la democracia supuso una explosión de entidades y manifestaciones de
voluntariado nunca antes vista en España.
Esta notoriedad queda también manifiesta, a nivel europeo, con la designación por
parte de la Unión Europea del año 2011 como “Año Europeo del Voluntariado” y del 2012
como año del “Envejecimiento activo y la solidaridad intergeneracional”.
El voluntariado, tal y como lo podemos percibir en nuestra sociedad, se manifiesta
en formas diversas y con una riqueza de matices que le convierte en un fenómeno
heterogéneo, pluriforme, multidimensional y multidireccional.
Las razones macro que pueden explicar la importancia de éste fenómeno social son
muchas y variadas ( Ballesteros ,V. 2010. p.51), como por ejemplo:

40. Véase el proyecto de medida del trabajo voluntario promovido por la Organización Internacional del Trabajo y dirigido por Lester Salamon: http://
www.ilo.org/stat/Publications/WCMS_162119/lang--en/index.htm

195
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

• La crisis postmoderna de las grandes ideologías, los partidos políticos y sindicatos, y


por consiguiente, el declive de la militancia y los cambios de valores que ésto acarrea.
• La secularización de la sociedad y la reconversión en solidaridad civil de la tradicional
caridad.
• La reestructuración de la sociedad capitalista, dando entrada a nuevos agentes
sociales.
• El afianzamiento del individualismo postmoderno que no es incompatible con la
solidaridad y que podemos considerar origen de muchos movimientos sociales.
• La búsqueda de nuevas formas de participación ciudadana.
• El retroceso y/o contención del Estado del bienestar.
• Cambios en el mercado del trabajo y en la estructura de los tiempos sociales.
• El excedente de tiempo en los trabajadores, que han pasado de tener una semana laboral
muy extensa e intensa a tener en muchos casos jornadas por turnos y reducción horaria.
• Los cambios en la pirámide laboral, por arriba, con personas mayores con mucho
tiempo libre tras la jubilación o jubilados muy jóvenes, y por abajo, con jóvenes que
tardan en incorporarse a la vida laboral.
• La rentabilidad económica del sector voluntario en nuestro país.

A nivel micro, y siguiendo el inventario de funciones y motivaciones para el voluntariado


de Clary, E. y Snyder, M. (1998), podemos destacar como las razones más importantes
para la notoriedad del voluntariado hoy, las siguientes:
• Es una forma de expresión o acción a favor de ciertos valores.
• Permite la autodefensa del yo y/o reducción de sentimientos negativos.
• Favorece la mejora o fortalecimiento de las relaciones sociales.
• Ayuda a mejorar el currículo y la adquisición de conocimientos o destrezas.
• Puede mejorar el estado de ánimo.

Pero este es un fenómeno complejo que depende de múltiples variables, se dirige en


muchas direcciones y tiene muchas facetas.

196
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

1.1. LAS VARIABLES DEL VOLUNTARIADO


Voluntariado, acción solidaria, participación social, asociacionismo, se usan hoy casi
de forma indiscriminada, como sinónimos, cuando no lo son. Nos conviene delimitar el
voluntariado de otras prácticas que le son afines como la ayuda mutua y la autoayuda.
Si consideramos que “ser voluntario es la cualidad que se predica de la persona que
decide de forma libre, por principios altruistas41 y solidarios con motivaciones diversas42,
actuar de forma organizada, sin recompensa externa43, en situaciones44 de interés general
con el objetivo de beneficiar efectivamente a otros, directa o indirectamente” (Ballesteros,
2001, p:39), nos permitiría distinguir éste fenómeno de tantos otros diversos. Deberíamos,
quizás, diferenciar el mutualismo del voluntariado altruista. Sin embargo, tanto la ayuda
mutua (AM) como la autoayuda (AA) son incluidas dentro de la iniciativa social como una
forma de participación ciudadana dentro del sector del voluntariado, incluido a su vez en
el Tercer Sector, donde es difícil hacer distinciones.
Desde nuestra experiencia, creemos que la AM y AA se pueden y se deben incluir
en el conjunto del voluntariado, pues si bien tienen su origen en la participación y acción
motivada por razones auto-centradas y egoístas, derivan y evolucionan hacia la ayuda
altruista.
Como veremos, en el voluntariado gerontológico no se distingue el voluntariado
altruista de la AM y AA, en tanto que existen evidencias de que los “voluntarios altruistas”
están muchas veces motivados por razones egoístas y auto–centradas.
Decíamos al principio que el voluntariado es plumiforme, polifacético, multidimensional.
Es más: no deberíamos hablar de voluntariado, sino en plural, de voluntariados. Son muy
diferentes el voluntariado que hacen unos adolescentes en una entidad medioambientalista,
el voluntariado en una residencia para personas mayores o el que hacen mujeres u
hombres adultos protegiendo un bien patrimonial o la ayuda que se presta en un banco
de alimentos. Son, por tanto, muchas las variables que influyen en la conformación de un
voluntariado.

41. Entendiendo “a favor de otros” como lo que es diferente al individuo, contrapuesto por tanto a egoísmo. Principios como reconocimiento y
aceptación del otro, justicia, igualdad, etc.
42. Diferenciamos principios y motivaciones, pues con los mismos principios pueden existir motivos concretos diversos para llevar a cabo efectivamente
la acción o el compromiso voluntario.
43. Dado que hay recompensas internas que no son cuantificables.
44. Situaciones de necesidad (ausencia de medios para satisfacer las aspiraciones humanas) o problemática (cuando existiendo los medios no
funcionan o son insuficientes).

197
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Variables que podemos clasificar en primer lugar en endógenas (personales) y


exógenas (estructurales y sistémicas).
Por nuestra parte, proponemos de forma aproximada considerar y clasificar variables
o indicadores que son de carácter endógeno, es decir, aquellas que le son propias a la
persona en sí misma y otras que dependen de la organización o de la sociedad en general.
Son variables personales aquellas que dependen del propio individuo y que harán
posible comprometerse con un voluntariado determinado, en un sector específico, por
medio de una entidad concreta.
En cuanto a las variables estructurales, son aquellas que se refieren a las organizaciones
mediante las cuales se desarrolla el voluntariado.
Las sistémicas serían aquellas variables que condicionan el espacio: físico, social,
político, institucional, etc., en el que se desarrolla el voluntariado.
No es éste el espacio en el que podamos profundizar en todas y cada una de las
variables y cómo condicionan el voluntariado que cada persona ejerce. Pero pongamos
varios ejemplos: no será igual el voluntariado que realiza una mujer de 65 años que vive
en el ámbito rural, con estudios primarios, creyente practicante, que es ama de casa,
voluntaria permanente en el grupo de Cáritas de su parroquia, desde una perspectiva
caritativa conservadora, con valores cristianos profundos, que ayuda a personas indigentes
transeúntes. O el voluntariado de una mujer de 70 años en una ciudad mediana, con
estudios superiores, profesora jubilada, creyente no practicante, que hace voluntariado
cada semana en el museo de ciencias de su ciudad acompañando especialmente a los
grupos de adolescentes que visitan el museo y que proceden de barrios marginales.
Si en éstos dos casos, consideramos, además, las posibles variables estructurales y
sistémicas, entenderemos que la conformación del voluntariado difiere bastante.

198
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

CUADRO I:

VARIABLES PERSONALES PARA LA ELABORACIÓN DE UNA TIPOLOGÍA DE VOLUNTARIADOS Y VOLUNTARIOS

Variables personales

Edad-Género

Grupo de edad Género

Lugar de residencia / lugar del voluntariado

Urbano Rural Transfronterizo

Nivel de estudios / formación y aptitud

Estudios superiores Estudios medios Estudios primarios Sin estudios

Afiliación religiosa

Creyente practicante Creyente no practicante No creyente

Situación socio-laboral

Voluntario profesional Voluntario profesional Voluntario ama de


Voluntario estudiante Voluntrio jubilado
sin experiencia autorrealización casa

Tipo de formación general y específica para el voluntariado

Voluntario conservador Voluntario liberal Voluntario social-demócrata Voluntario radical

Variables ideológicas personales

Voluntario especialista Voluntario capacitado Voluntrio espontáneo

Grado de compromiso con el sistema

Voluntario Voluntario Voluntario Voluntario Voluntario Voluntario


ideológico- militante colaboracionista crítico anti-sistema ético religioso

Compromiso y participación temporal

Voluntarios continuos Voluntarios esporádicos Voluntarios socio-benefactores

Motivaciones y actitudes

Autocentradas Heterocentradas

Voluntarios instrumentales Voluntarios relacionales, expresivos y ocio Voluntarios axiológicos

Relación con los beneficiarios

Voluntarios con otros Voluntarios con iguales Voluntarios de auto-ayuda


(hetero-ayuda) (ayuda-mutua) (auto-ayuda)

Fuente: Ballesteros Alarcón, V. (2012).

199
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Algunas variables son especialmente importantes desde nuestro punto de vista, pues
marcará la diferencia en las diversas formas de voluntariado. La variables ideológica–
personal, así como el grado de compromiso con el sistema, son algunas de las significativas
para dilucidar qué tipo de voluntario estamos observando. Éstas están estrechamente
ligadas al marco ideológico del modelo o régimen de bienestar que tenga el Estado donde
se realiza el voluntariado: a unque ni las personas ni las organizaciones son conscientes
muchas veces del posicionamiento ideológico, éste existe.
Nos referimos con voluntario conservador al sustrato ideológico que tienen aquellos
que pretenden mantener el status quo que cada uno tiene en la sociedad, aceptando
resignadamente que los pobres seguirán siéndolo, ayudados por la acción caritativa
de los económicamente favorecidos. El voluntario liberal está en línea con el modelo
liberal de los Estados. El voluntariado ejercerá un papel de colaborador con el Estado,
supliendo lo que el ciudadano no ha conseguido por sus propios medios. El voluntario
social–demócrata será un voluntariado que pretende modificar las condiciones que
producen las condiciones de injusticia o desigualdad. Por último, el voluntario radical sería
aquel comprometido en la lucha por un cambio total en el sistema social y económico
responsable de las condiciones que dan sentido al voluntariado como agente del cambio.
Junto al sustrato ideológico, y vinculado directamente, están las motivaciones personales
para comprometerse en el voluntariado, que podríamos agruparlas en autocentradas y
heterocentradas, y que a su vez se sub–clasifican en formas diversas (Clary et al., 1998).
En cuanto a las variables estructurales (Cuadro II), tampoco podemos extendernos
aquí comentando cada uno de los tipos. Pero hemos de aclarar el sentido de algunas
de las categorías. Desde las perspectiva española y europea tenemos que diferenciar
entre las diversas formas legales y funcionales que pueden tener las entidades de/con
voluntariado. La forma legal marcará el carácter y el rol que tiene el voluntariado en el seno
de dicha institución: no es lo mismo el rol que tiene en una asociación local o de barrio que
en una gran corporación como Cruz Roja, Cáritas45 o la ONCE46.
Igualmente, el carácter funcional es esencial. No es lo mismo una entidad de voluntarios
o una entidad donde el voluntariado es una de las actividades que realiza la organización
entre otras, que las entidades que son sólo de voluntarios.

45. Organización Global de Caridad y Asistencia Social de la Iglesia Católica.


46. Organización Nacional de Ciegos de España.

200
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

CUADRO II:

VARIABLES ESTRUCTURALES PARA LA ELABORACIÓN DE UNA TIPOLOGÍA DE VOLUNTARIADOS Y VOLUNTARIOS

Variables estructurales

Tipos de formas legales de organización

Organiaciones públicas Organizaciones privadas

Asociaciones Fundación Federación

Confederación Plataforma / Red Corporaciones de derecho público

Tamaño de la entidad

Grandes corporaciones Pequeñas asociaciones voluntarias

Ámbito territorial

Urbano Rural

Ligada a
Local Provincial Regional Nacional Internacional
una institución

Tipos funcionales de organización

Organizaciones públicas Organizaciones privadas

Voluntarios en Voluntarios en Voluntarios en


organizaciones de voluntariado organizaciones con voluntariado organizaciones para el voluntariado

Papel de los voluntarios en las organiaciones

Áreas de actuación

Organizaciones
Organizaciones Organizaciones Organizaciones Organizaciones
cooperación Otras
medio-ambientales culturales sociales cívicas
intenacional

Voluntario secunadario
Voluntario primario o de proximidad
(voluntario con voluntarios)

Colectivo destinatario

Voluntario
Voluntario Voluntario Voluntario Voluntario
con Otros
con niños con jóvenes con discapacitados con mayores
enfermos

Áreas de actuación

Voluntario
Voluntario Voluntario Voluntario Voluntario
cooperación Otros
dio-ambiental cultural social cívico
internacional

Relación con los beneficiarios

Voluntarios con otros Voluntarios con iguales Voluntario de autoayuda


(hetero-ayuda) (ayuda-mutua) (auto-ayuda)

201
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Variables ideológicas organizacionales

Orientación individualista Orientación comunitarista


y voluntariado individualizado y voluntariado-asociativo

Voluntario conservador Voluntario liberal Voluntario social-demócrata Voluntario radical

Objetivos

Religiosos: voluntario misio- Filantrópicos:


Políticos: voluntario militante Cívicos
nero voluntario solidario humanista

Visión de los conflictos-necesidades-problemas-demandas

Asociacionismo Asociacionismo
Asociacionismo Asociacionismo Asociacionismo
tipo carismático burocrático
comunitario asistencial organizativo
reivindicativo gestor de servicios

Voluntario
Voluntario Voluntario Voluntario Voluntario
benefactor
preventivo rehabilitador asistencial transformador
de campañas

Fuente: Ballesteros Alarcón, V. (2012)

Tanto las variables personales como las estructurales influyen con más o menos peso
en el proceso por el cual una persona se hace voluntaria en un modelo determinado. Por
nuestra parte, nos limitamos a recoger algunas de estas variables, agrupadas en cuatro
etapas en el Cuadro III.

202
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

CUADRO III:

INDICADORES DEL PROCESO EN EL VOLUNTARIADO (PROPUESTA).

Etapas Ámbitos Ejemplos de indicadores variables

Experiencias previas
Personales Contactos previos con el voluntariado
Beneficiario previo directo (auto-ayuda-ayuda-mutua) o indirecto del voluntariado
Antecendentes primeros
Grado de conocimiento
Organizacionales Comunicación y difusión del voluntariado
social del voluntario

Sociales Valoración social del voluntariado

- Variables personales: edad, sexo, situación laboral, nacionalidad, actitudes


- Motivaciones
- Creencias/ideología
Personales
- Estudios.
- Expectativas sobre el voluntariado.
- Adecuación áreas de interés y voluntariado

- Contactos previos con el voluntariado


Antecendentes segundos Grupales
- Familiares o amigos beneficiarios
Captación, formación, y/o familiares
- Número y grado de relaciones sociales
incorporación,
acción voluntaria - ¿Cómo es la captación?
- Requisitos para ser voluntario
- ¿Cómo se realiza la acogida?
- ¿Cómo se realiza la orientación, acompañamiento?
Organizacionales
- Formación en voluntariado
- Asignación de funciones y/o tareas: flexibilidad
- Transparencia de la organización
- Participación. Infraestructura para el voluntariado
- Evolución motivacional
- Intensidad del compromiso
- Identificación con las tareas
Personales - Grado de satisfacción
- Permanencia
Consecuentes primeros - Grado de identificación con los fines de la organización
Participación, - Generador de relaciones
compromiso,
lealtad, - Eficiencia y eficacia en las tareas
dedicación Organizacionales - Calidad relacional
- Adecuación intereses del voluntario y tareas a realizar

- Difusor, comunicador
Grupales
- Transmisor de valores
y familiares
- Captador de nuevos voluntarios y otros recursos

Personales - Compromiso militante

Consecuentes segundos
Permanencia, reconocimiento Organizacionales -Continuidad en el tiempo
abandono de la entidad

Sociales Reconocimiento del voluntariado

Fuente: Ballesteros Alarcón, V. (2012)

Son múltiples las investigaciones que han evidenciado la importancia de diversas


variables en el voluntariado de las personas mayores.

203
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

El estudio más reciente a nivel europeo sobre el voluntariado de personas mayores


ha concluido que hay cinco grandes razones que explican éste voluntariado (Principi et al.,
2015, p.332):
• Las características individuales de las personas mayores y sus predisposiciones
(nivel micro).
• Organizaciones voluntarias (nivel meso), que representan la demanda de voluntarios
mayores y estructura/oportunidades de trabajo voluntario de las personas mayores.
• La interacción y división de tareas entre instituciones productoras de bienestar
(públicas-privadas) para las personas mayores (es decir, la combinación de bienestar).
• Las políticas gubernamentales implementadas en este campo (nivel macro).
• El régimen de bienestar específico de cada país.

Asimismo, las variables sociodemográficas, como edad o nivel educativo, son


fundamentales para predecir y explicar el voluntariado de las personas mayores (Choi,
L. 2003, De Vaus, D. et al., 2004 , Gil–Lacruz, A., Marcuello, C., 2013). Los antecedentes
de las personas voluntarias influyen igualmente en el presente compromiso (Cramm,
J.M., Nieboer, A.P. 2015). Y el grado de satisfacción con la gestión en la organización se
configura como un importante predictor de la intención de permanencia de las personas
mayores voluntarias (Medina, E. et al., 2016 , Kim, J. et al., 2007).
Por otra parte, son muchos los estudios que investigan la relación entre el voluntariado de
las personas mayores en relación con la teoría de la actividad en el envejecimiento planteada
por Havighurst (1961) o con la teoría de la continuidad propuesta por Atchley (1971)

2. LAS PERSONAS MAYORES COMO


VOLUNTARIOS O BENEFICIARIOS DE VOLUNTARIADO
Como hemos visto anteriormente, en los diferentes voluntariados influyen múltiples
variables. Y efectivamente, la edad es uno de los factores que más pueden influir y
condicionar el resto de las variables, tanto endógenas como exógenas.
No es fácil precisar el porcentaje de personas mayores que hacen voluntariado en
Europa en general y España en particular, y más difícil aún, conocer cuántos mayores son
beneficiarios del voluntariado en general, si bien es cierto que todas las fuentes hablan de

204
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

un incremento de éste voluntariado (Observatorio del Voluntariado, 2014, SHARE Survey of


Health Ageing and Retirement in Europe 1, UNECE 2019, AGE 2007).
Así lo manifiesta María Celeste Dávila respecto a España:
Por ello, con relación a la práctica de voluntariado, los datos no terminan de ser concluyentes. En la Encuesta

de Empleo del Tiempo (INE, 2009–2010), se encuentra que el 14.8% de las mujeres desarrollan actividades de

voluntariado frente al 9.4% de los varones, aunque estos últimos dedica a estas actividades un mayor tiempo al

día (2:10 frente a 1:51 horas). UDP-Simple Lógica (2008) encuentra que la participación de los varones (9%) es

ligeramente superior a la de las mujeres (7%). En cambio, el Observatorio de Voluntariado (2015) describe que la

participación de las mujeres es del 24% y la de los varones del 19.1%. (Dávila, M.C., 2016, p.21)

Al referirnos al voluntariado gerontológico, hemos de aclarar que nos referimos tanto


al voluntariado realizado por personas mayores (intra e intergeneracional) como aquel en
el que los mayores son los beneficiarios (intergeneracional).

CUADRO IV:

TIPOS DE VOLUNTARIADOS GERONTOLÓGICOS

Voluntariado gerontológico Agentes Destinatarios

Personas mayores

Intra e
Personas mayores Personas de otras generaciones
intergeneracional

Otros intereses comunes

Personas de
Intergeneracional Personas mayores
otras generaciones

Fuente: Elaboración propia.

El voluntariado realizado por personas mayores es lo que se ha venido incluyendo en el


llamado “envejecimiento activo” que representa un objetivo fundamental en la envejecida
Europa y así lo muestran las políticas actuales de la Unión Europea (UE). Definido este
como el proceso “de optimizar las oportunidades de salud, participación y seguridad
para mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen” (WHO, 2002,
p.12), persiguiendo maximizar la participación y el bienestar a medida que las personas

205
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

envejecen, a nivel individual, organizacional y social (Walker, 2002). Éste voluntariado


depende de múltiples factores, como mostramos en la Tabla I–II–III.
El voluntariado realizado por personas mayores tiene cada vez más peso, por los
muchos beneficios tanto personales como organizacionales (Ballesteros, 2010, p.300)
(IVR,1997). Algunos de éstos efectos beneficiosos son:
• Ayuda a mantener un propósito de vida y autoestima, particularmente a aquellos que
se han retirado de un empleo remunerado, pues una persona mayor podría disponer
de más recursos y gratificación emocional, una más extensa red social, más poder
y más prestigio (Moen, Dempster–McClain, y Williams, 1992), lo que repercutiría
favorablemente en su salud física y mental.
• Disminuye el sentimiento de soledad provocado por el corte con la red social laboral
y con sus familias. (Anderson et al., 2014, Midlarsky, 1991, Thoits y Hewitt, 2001).
• Tiene efectos beneficiosos en la salud física y mental (Kim y Pai, 2010, Omoto, Snyder
y Martino, 2000).
• Promueve un adecuado empleo del ocio de las personas mayores, influyendo muy
positivamente en su percepción de la satisfacción vital (Stebbins, R. 1996).

Para las entidades que cuentan con voluntarios mayores, éstos traen múltiples
beneficios (Principi et al., 2012b, (Principi et al., 2015, p.332):
• Concienciar a la población de la importancia de las personas mayores.
• Favorecen el intercambio intergeneracional.
• Aportan madurez y experiencia, adquiridas dentro y fuera del lugar de trabajo.
• Comparten habilidades y competencias adquiridas a través de muchos años de vida
y trabajo.
• Ofrecen disponibilidad, pues las personas mayores cuentan con más tiempo libre
que cuando trabajaban.
• Muestran lealtad, pues investigaciones demuestran que las personas mayores
contribuyen con más horas que grupos de otras edades, así como mayor probabilidad
de estar contentos con su trabajo voluntario y permanecer en él.
• Suelen presentar motivaciones depuradas de otros determinados intereses.
• Aportan estabilidad a las tareas y a las organizaciones.

206
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

• El voluntariado intergeneracional promueve en las personas que lo ejercen múltiples


beneficios. Así podemos destacar:
• El voluntariado permite expresar valores morales con aquellos que son menos
afortunados o ancianos en situación de riesgo social.
• El altruismo con personas mayores ayuda a mejorar la propia autoestima.
• A través del voluntariado es posible mejorar el currículo o poner en práctica
competencias que no son desarrolladas en la vida profesional habitual.
• El voluntariado facilita socializar, así como aumentar las redes sociales, tanto de los
voluntarios como de los beneficiarios.
• Hacer voluntariado con personas mayores facilita el conocimiento intergeneracional y
favorece el aprecio del patrimonio cultural transmitido.

3. PERSPECTIVA GERONTOLÓGICA DEL VOLUNTARIADO


La Gerontología Social se ha ganado hoy en día un lugar preeminente en las Ciencias
Sociales. Siendo una ciencia relativamente nueva, con un objeto de estudio antiguo, y
desarrollada en la segunda mitad del s. XX a partir de la publicación del mismo nombre
de Tibbitts (Tibbitts, 1960). La Gerontología se ocupa del estudio o conocimiento de los
más viejos, y añadiéndosele el adjetivo de social, se fija especialmente en los aspectos
sociales.
Ha sido el progresivo envejecimiento de la población, gracias al descenso de la
mortalidad, el incremento de la esperanza de vida y el descenso de la natalidad, lo que
ha hecho de la Gerontología Social una disciplina fundamental. Hoy en día, ésta disciplina
pretende considerar a las personas mayores, cualquiera que sea el inicio de la vejez, los
60, 65 o 70, desde su integridad, como una realidad bio–psico–social, teniendo en cuenta
que el concepto “social” incluye otras muchas perspectivas: antropología, economía,
política, derecho, etc.
Así pues , si aplicamos el adjetivo “geronto” al término voluntariado, es para referirnos
a un voluntariado que se desarrolla, “desde”, “para” , y “con” las personas mayores en su
integridad como referente y como finalidad.
Si consideramos el sufijo logos como razonamiento, discurso o instrucción el
voluntariado gerontológico como movimiento social debe regirse por la doble lógica

207
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

de la que hablaba Weber en el debate sobre la acción social: la primera, denominada


racionalidad orientada a fines (instrumental), y la segunda, la racionalidad orientada a
valores (axiológica) (Weber, 1964). Esto es que el voluntariado gerontológico, desde la
lógica axiológica e instrumental, debe colocar a las personas mayores en su integridad,
como realidad compleja, en la clave paradigmática para el conocimiento y comprensión
de ésta realidad, a sí como el fluido que alimente el motor de la acción para conseguir los
fines que se proponga.
Este planteamiento nos debería llevar a promover, desarrollar, analizar y evaluar los
diferentes voluntariados y sus variables tanto personales como estructurales, donde estén
presentes las personas mayores desde el paradigma gerontológico.
Es frecuente encontrarnos con entidades o programas de voluntariado que integran
voluntarios mayores sin tener en cuenta el hecho diferencial que supone la edad, generando
problemas, disfunciones, etc. Nos parece interesante destacar aquí el análisis realizado por
Andrea Principi, Per H. Jensen y Giovanni Lamura en “Active Ageing”, obra que se focaliza
sólo en el voluntariado de mayores en nueve países europeos, ofreciendo un compendio
de investigaciones y finalmente sugerencias para apoyar política y socialmente a éste
colectivo.

4. VOLUNTARIADO GERONTOLÓGICO: ESCUELA DE VIDA


Este es el principal argumento desde el que planteamos el presente texto: el voluntariado
gerontológico es una escuela de vida.
La escuela, la educación, decía J. Delors (1996, p. 91) en su famoso discurso, debería
estructurarse en torno a cuatro pilares que le dan sentido:
“ (…) cuatro aprendizajes fundamentales que en el transcurso de la vida serán para cada persona, en cierto

sentido, los pilares del conocimiento: aprender a conocer, es decir, adquirir los instrumentos de la comprensión;

aprender a hacer, para poder influir sobre el propio entorno; aprender a vivir juntos, para participar y cooperar con

los demás en todas las actividades humanas; por último, aprender a ser, un proceso fundamental que recoge

elementos de los tres anteriores”.

Como ya hemos planteado, entendemos el voluntariado gerontológico como aquel


que se focaliza en las personas mayores, ya sean como sujetos del voluntariado (sea

208
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

intra o intergeneracional) o como beneficiarios de la acción voluntaria. El voluntariado


gerontológico es, desde nuestra perspectiva, escuela de vida en el amplio sentido que
Delors proponía, pues:
• Permite aprender a conocer otras realidades sociales o personales.
• Permite aprender a conocer otras generaciones con sus propias realidades
diferenciales.
• Permite aprender conocimiento, procedimientos y actitudes, es decir, adquirir
competencias que le son nuevas o desarrollar aquellas que ya se tenían y no se
habían desarrollado.
• Favorece mantener viva la memoria histórica y la identidad de las culturas.
• Permite aprender a hacer, para poder influir sobre el propio entorno, mediante la
movilización de personas, sus recursos y destrezas, etc.
• Permite aprender a vivir juntos, en una sociedad cada vez más envejecida, que debe
acondicionarse a la nueva realidad.
• Permite ayudar al diálogo, la integración, normalización de diferentes generaciones.
• Permite crecer como persona, ser consciente de la propia realidad y la realidad que
rodea a las personas mayores con sus luces y sus sombras.
El voluntariado de/con personas mayores se convierte, por tanto, en una oportunidad
para crecer como persona, en una escuela vital desde la experiencia más directa e intensa.

5. EL VOLUNTARIADO GERONTOLÓGICO:
FUNCIONES
El voluntariado gerontológico no tiene un escenario único. Puede desarrollarse con
cualquier colectivo, necesidad o problema social sin ninguna frontera ni barrera. Podríamos
decir que existen sólo las limitaciones propias de las tareas a realizar y las competencias
necesarias. Puede ser desarrollado, asimismo, por cualquiera que tenga la formación
gerontológica y la competencia necesaria para el tipo de tarea que deba realizar.
Delimitar las funciones que tiene o puedan tener las entidades de “voluntariado
gerontológico” sería una tarea casi imposible, pues si por algo se caracteriza el voluntariado
es por la plasticidad que éste tiene respondiendo y atendiendo a las demandas más
diversas. En una obra anterior hacíamos una relación de las funciones básicas que se

209
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

pueden realizar desde las entidades de voluntariado de/con mayores, para las cuales la
intervención de los profesionales del Trabajo Social es o puede ser fundamental. Creemos que
sigue siendo válida dicha relación de tareas, teniendo en cuenta los tres tipos de entidades
que antes mencionábamos: organizaciones de autoayuda o ayuda mutua, y entidades de
hétero–ayuda desde las dos perspectivas, intra e intergeneracional (Cuadro V).

CUADRO V:

FUNCIONES DE LAS ORGANIZACIONES DE VOLUNTARIADO GERONTOLÓGICO HACIA LOS BENEFICIARIOS

Organizaciones Auto ayuda-Ayuda mutua


Hétero-Ayuda
Necesidades de sus miembros.
Relación de ayuda a terceros
Tareas Problemas compartidos

Quien ha pasado por circunstancias similares esta en


Acogida mejores condiciones para servir de receptor Acogida y apoyo a los colectivos objeto de su acción
Tarea fundamental de la ayuda mutua

Información sobre el problema Realizan esta tarea de forma más generalista


Información
y la orientación sobre como resolverlo Información, orientación asesoramiento a los
orientación
Publicaciones periódicas colectivos objeto de su acción

Como instrumento de rehabilitación Como instrumento asistencial


Apoyo
Como soporte familiar Como subsidiario o cooperante
Psicosocial o emocional
Como soporte personal de los servicios públicos

Si no existen o sin calidad exigible


Diferentes posturas: Obtención de fondos
Promoción y
- Denuncia, vindicación Responsables directos de la gestión de servicio
gestión de sevicios
- Creación y mantenimiento de servicios Similares planteamientos a las de autoayuda
- Papel subsidiario o complementario

- Cambio de actitudes ante los problemas - Incremento de la solidaridad social


Mentalización social - Publicaciones, conferencias, etc - Incremento del voluntariado
- Erradicar conceptos negativos - Información y divulgación de aspectos preventivos

- Presión ante las administraciones para la puesta - Acciones de prevención más globales,
Prevención
en marcha de campañas preventivas aunque esporádicas.

- Denuncia de situaciones inadecuadas - Participación comunitaria


Control y crítica
- Participación comunitaria evaluación - Preocupación por la calidad de los servicios.
de los recursos
servicios sociales - Participación de los usuarios

Mediación -Mediación para el diagnóstico y el tratamiento -Mediación entre usuarios y servicios

Asegurar que se respeten los derechos Intentar cambios legislativos.


Vindicación
Mecanismos de presión Grupos de presión

Presión ante las autoridades académicas. Formación para terceros.


Formación
Formación de su personal Formación interna

210
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Innovación - Búsqueda de soluciones nuevas - Promoción y creación de nuevas soluciones

Canalización de sus miembros hacia el voluntariado Promoción y desarrollo de la solidaridad a través del
Promoción del voluntariado
heterónomo voluntariado

Fuente: Ballesteros (2012).

5. TRABAJO SOCIAL Y VOLUNTARIADO


El voluntariado y su acción por la mejora de la sociedad fueron el origen del Trabajo
Social actual hasta que éste se profesionalizó. La acción voluntaria constituye así la larga
prehistoria de los cien años de historia, especialmente del Trabajo Social comunitario
(Prieto, 2000, p. 51, Pastor, 2001, p. 169).
Sin embargo, hoy en día, en España al menos, existe cierta suspicacia hacia
el voluntariado por parte de profesionales del Trabajo Social o Educación Social. El
voluntariado social no es, ni puede ser, una forma mitigada de suplir los servicios sociales
públicos, ni de eliminar o sustituir los puestos de los profesionales del Trabajo Social, no
debe ser mano de obra barata que enriquezca o implemente su acción.
¡Qué duda cabe que el voluntariado tiene un papel ambiguo en los actuales modelos
de estado del bienestar! Pero no es el objetivo del presente artículo dilucidar la legitimidad
del voluntariado y sus entidades respecto a la provisión de servicios y prestaciones,
cooperando o supliendo al Estado o no.
Nuestro referente aquí es el voluntariado con perspectiva gerontológica como forma
de participación social desde motivaciones diversas por parte de personas mayores o de
personas de otros rangos de edad con los mayores.
Si bien las entidades de voluntariado, normalmente, surgen como vocación e iniciativa
de grupos de personas interesadas por una causa determinada, es habitual, en el contexto
español, con un estado del bienestar mixto, la generación de programas y prestación
de servicios por parte de entidades que exige un cierto grado de profesionalización
en la gestión de las propias entidades y la integración, por tanto, de profesionales con
conocimientos teóricos y técnicos. (Aguiar, F.X., 2011, p. 71).
Esta profesionalización de las entidades está haciendo que las entidades del Tercer
Sector (no lucrativo) generen empleo para profesionales del Trabajo Social y la Educación

211
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Social, aunque es también cierto que adolecen de precariedad, inseguridad y vulnerabilidad


al depender las entidades de subvenciones o conciertos con las administraciones.
El Trabajo Social tiene un papel fundamental en relación a todo lo que tiene que ver
con el envejecimiento activo y la participación social de los mayores, sea ésta promovida
desde las instituciones públicas o entidades sociales privadas. La relación de colaboración
y complementariedad entre Trabajo Social y entidades de voluntariado exige una buena
dosis de conocimiento, aceptación, comunicación y respeto mutuo. A ello ayuda la
clarificación y delimitación de objetivos y funciones, la regulación de la propia acción
voluntaria y los programas que desarrollan las organizaciones (Aguiar, F.X., 2011, p. 76)
para que no sean instrumentalizados ni los voluntarios ni los profesionales. Desde el punto
de vista gerontológico, la profesión del Trabajo Social aporta conocimientos teóricos y
técnicos al manejo de las personas mayores como voluntarios o receptores de ayuda.
Son los trabajadores sociales los que pueden y deben aportar formación y visión
sistémica de las múltiples dimensiones de la persona mayor (bio–psico–social) para
promover, coordinar, gestionar programas y proyectos con los voluntarios de carácter
preventivo, asistencial o rehabilitador.
En relación a las funciones expuestas más arriba, que pueden tener las entidades de
voluntariado, el Trabajo Social puede y debe contribuir con las competencias profesionales
que le son propias y mostramos en el CUADRO VII.

CUADRO VI:

TAREAS Y FUNCIONES DEL TRABAJO SOCIAL


Planificar,
Orientar
Entidades de ayuda mutua programar,
Informar
y autoayuda proyectar.
Apoyar: psicosocial o emocional
Investigar
Asesorar
Documentar
Promover y gestionar servicios
Diagnosticar
Mentalización Social
Promover
Asistir
Coordinar
Mediar
Gestionar
Prevenir
Dirigir
Rehabilitar
Entidades de hétero-ayuda Formar
Intervenir
Supervisar
Innovar
Evaluar

Fuente: Ballesteros (2017).

212
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Hemos de añadir que, si bien creemos que tanto los profesionales como los
voluntarios que trabajan con personas mayores deben ser fundamentalmente
competentes para desarrollar su trabajo en cuanto a conocimientos teóricos y prácticos,
no son menos importantes desde nuestra perspectiva que desarrollen habilidades
generales fundamentales, tanto instrumentales como cognitivas. Habilidades generales
como empatía, calidez, gentileza, autenticidad, respeto, sentido del humor, habilidades
pedagógicas, lenguaje adecuado; e instrumentales como utilización de los recursos del
cliente, pertinencia, flexibilidad, habilidad de escucha, manejo de situaciones familiares,
asertividad (negativa y positiva), entre otras (Andrés, V. et al., 2000).

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215
12.

LA EDUCACIÓN COMO FACTOR DE GESTIÓN DE


CONOCIMIENTO GERONTOLÓGICO EN LA COMUNIDAD.
.TERESA OROSA FRAÍZ

RESUMEN
La educación constituye un pilar imprescindible en el diseño de entornos comunitarios
amigables e incluyentes para todas las edades, especialmente con las personas mayores.
Para ello, se hace necesario educar en envejecimiento a las personas que ya son mayores
y también a aquellos que les rodean y/o que les atienden, en aras de transitar por cambios
de mentalidad, más aún, desde las características de las nuevas generaciones de mayores.
Diversas son las modalidades que existen en este propósito a nivel mundial.
En el presente trabajo se expone la experiencia educacional cubana dirigida a
personas mayores, enfatizando el carácter proactivo de los propios mayores en este
quehacer gestionador de conocimiento gerontológico en la comunidad.
Dicho programa funciona en todos los Centros de la Educación Superior en el país,
siendo la denominada Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana la primera
de tales instituciones creada hace 20 años con sede central en la Facultad de Psicología,
bajo el auspicio de la Central de Trabajadores de Cuba y la Asociación de Pedagogos.
Se describen las características y resultados del programa, así como las acciones
que los egresados realizan como participantes activos en cada localidad, demostrando
la educabilidad en esta etapa de la vida, la capacidad de empoderamiento y gestión que
ofrece la educación, y por supuesto, la impronta del claustro, cuando en su mayoría es
también adulto mayor y voluntario. Y todo ello, en contexto multidimensional de gestión de
conocimiento gerontológico, no sólo el de carácter conceptual.
Desde el punto de vista teórico, se abordan los presupuestos de partida, en introducción
del enfoque Histórico Cultural para el estudio e intervención en la adultez mayor y de la
Gerontología Educativa. Se reflexiona acerca de la cultura del trato, el enfoque de derecho
y acciones en contexto producidos por la pandemia.
Palabras clave: educabilidad, persona mayor, voluntariado, empoderamiento, localidad.

216
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

ABSTRACT
Education constitutes an essential pillar in the design of friendly and inclusive community environments
for all ages, especially with the elderly. For this, it is necessary to educate people who are already
older and also those who surround them and / or who care for them in aging, in order to go through
changes in mentality, even more, from the characteristics of the new generations of greater.
There are various modalities that exist in this purpose, worldwide.
In this paper, the Cuban educational experience aimed at older people is exposed, emphasizing
the proactive nature of the elderly themselves in this task of managing gerontological knowledge in
the community.
This program works in all Higher Education Centers in the country, being the so-called Senior
Adult Chair of the University of Havana the first of such institutions. It was created 20 years ago with
headquarters in the Faculty of Psychology, under the auspices of the Central of Cuban Workers and
the Pedagogues Association.
The characteristics and results of the program are described, as well as the actions that the
graduates carry out as active participants in each locality, demonstrating educability at this stage of
life, the empowerment and management capacity that education offers, and of course, the imprint of
the cloister, when most of them are also older adults and volunteers. And all this, in a multidimensional
context of gerontological knowledge management, not only the conceptual one.
From the theoretical point of view, the initial assumptions are approached, introducing the Cultural
Historical approach for the study and intervention in older adulthood and Educational Gerontology.
It reflects on the culture of treatment, the approach to law and actions in context produced by the
pandemic.
Keywords: educability, older person, volunteering, empowerment, locality.

INTRODUCCIÓN
Cuba es un país envejecido. A finales del año 2019, el país contaba con 2,328,344 personas
de 60 años o más, representando un 20.8% del total de su población (ONEI/CEPDE47
2020, a) y para el 2030 la proporción alcanzará el 30% (ONEI/CEPDE 2020, b). De
ahí que diversos sean los programas de atención, los cuales desbordan el sector de

47. ONEI, Oficina Nacional de Estadística e Información encargada de todos los datos de país y a la cual pertenece el CEPDE, Centro de Estudios de
Población y Desarrollo.

217
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

salud y seguridad social, ya que se implementan medidas a favor de la protección y


del desarrollo de este grupo poblacional.
Ahora bien, cualquiera que sea la estrategia atencional, ésta debe ir acompañada de la
necesaria comprensión del envejecimiento como un proceso natural, y de la vejez como una
auténtica etapa del desarrollo humano, pues sabemos que persisten actitudes gerofóbicas
heredadas culturalmente, que obstaculizan la identificación con la edad. Aún las propias
personas mayores, y en muchas ocasiones, especialistas y funcionarios, continúan abuelando
el trato hacia la vejez, evaden términos e inclusive ignoran lo heterogéneo de la misma.
Por tanto, se hacen necesarios procesos de capacitación hacia una nueva cultura
gerontológica que, por una parte, coloque a los mayores ante posibilidades reales de
actualización cultural en escenarios de desarrollo, y por la otra, actualice a los profesionales
ante nuevas miradas sobre la vejez, desprovistas de discriminación, edadismos,
paternalismos y exclusiones. Capacitarse en esa nueva cultura gerontológica, diferente
a como se aprendía a envejecer antes, sin duda, hará más eficaces los empeños en la
atención a los mayores y garantizará procesos de ciudadanía más visibles y fuera de lo
doméstico, como lo tradicionalmente reservado para el ser viejo, en épocas anteriores.
La razón fundamental se debe al cambio de tipo generacional. Como sabemos,
se ha producido un cambio demográfico en aumento de la proporción de las personas
mayores, pero también un cambio de tipo generacional que requiere de su consideración
en el abordaje de las estrategias y programas. En otras palabras, hoy se es mayor de
manera diferente a otras épocas, con nuevas necesidades, motivos o desesperanzas, y
con nuevos y muchos proyectos de vida.
A su vez, también hoy está demostrado que la educación y el aprendizaje no son
patrimonios de una edad específica y que la inclusión educativa de las personas mayores
conlleva exitosamente a la inclusión social.
La educación ha de ser ciertamente para todos y para toda la vida. La educación es
herramienta que seguriza, permite cambios positivos, empodera, mejora el diálogo con
todos, especialmente con los jóvenes, y fortalece la condición de ciudadanía como sujeto
de derechos y de deberes.
Tal y como lo abordan los profesores José Yuni y Claudio Urbano de Argentina: “Se trata no
sólo de una transformación cuantitativa producida por el incremento de las personas mayores
en el conjunto de la población, sino de una mutación de orden cualitativo que interpela nuestros

218
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

modos de pensar, sentir, proyectar y construir la vejez. Paradójicamente, el envejecimiento como


fenómeno social está produciendo una renovación de las formas de pensar el curso de la vida
humana y ha generado una fecunda innovación de dispositivos socioculturales que dan cabida
a las nuevas generaciones de adultos mayores” (Yuni J. y Urbano C., 2016, pág. 7).
Entre los nuevos dispositivos socioculturales los autores refieren los de carácter
educativo, haciendo referencia a cómo el tema sobre el aprendizaje en edades avanzadas
ha contribuido a desestabilizar el imaginario social tradicional de la vejez.
En ese ánimo existen diferentes programas encaminados a la educación continua y
permanente en el mundo y que se desarrollan en diversas denominaciones, tales como
universidades de tercera edad, programas universitarios para mayores, universidades
abiertas, aulas de la experiencia, todas diversas en sus diseños curriculares, pero con el
objetivo de acceder a nuevos conocimientos y proyectos de vida.
Desde el año 2000 se crea en Cuba la primera Cátedra Universitaria del Adulto Mayor
en la Universidad de la Habana, como programa de educación “para y con” los adultos
mayores, el cual se ha ido convirtiendo en uno de los referentes más importantes de
este tipo de institución en la región iberoamericana, siendo identificado como “el modelo
cubano de educación de mayores”.

DESARROLLO:
DESCRIPCIÓN DEL PROGRAMA CÁTEDRA DEL ADULTO MAYOR
La Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana constituye centro de
referencia nacional y fundacional para este tema. Tiene su sede central en la Facultad de
Psicología y desde sus inicios fundacionales funciona bajo el auspicio de la Central de
Trabajadores de Cuba y la Asociación de Pedagogos.
Dispone de aulas en todos los municipios de la capital en locales comunitarios diversos,
es decir, escuelas, áreas de salud, museos, casa de cultura, bibliotecas, entre otros, que
son facilitados de manera solidaria, y las cuales a su vez permiten el acceso de cercanía
a la residencia de los cursantes. Actualmente cuenta con 48 aulas y ha beneficiado a un
total de 19,319 egresados de su curso básico48.

48. Cada curso escolar puede variar el número de aulas en función de la matrícula y disponibilidad de locales en la comunidad.

219
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Dicha matrícula proviene de personas jubiladas de los más disímiles sectores de


procedencia laboral y diferentes niveles educacionales, además de personas mayores
amas de casa, mayores discapacitados y mayores institucionalizados en Hogares de
Ancianos y en Centros Penitenciarios.
Consideramos que el programa constituye una expresión de buenas prácticas y
responsabilidad ciudadana, a partir de los indicadores siguientes:
• Carácter accesible.
• Carácter sostenible.
• Enfoques teóricos de partida acerca del desarrollo humano.
• Papel protagónico de los adultos mayores, co–responsables de su proceso educativo.
• Contribución al desarrollo local.
• Aportes al bienestar y calidad de vida de los cursantes mayores.

Las instituciones auspiciadoras y colaboradoras facilitan los recursos humanos


calificados como profesores, así como los locales para el desarrollo del curso escolar, en
la conformación de los claustros docentes y en forma de voluntariado (Orosa, 2005). Debe
referirse que, en función de garantizar el proceso de extensión del programa a lo largo de
toda la provincia, una gran parte de los docentes provienen de los propios egresados adultos
mayores más calificados. Ellos transitan posteriormente por procesos de capacitación, para
convertirse en docentes de sus propios coetáneos. El programa es de carácter gratuito para
sus cursantes, por lo que los alumnos no pagan ni los profesores cobran.
El programa de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor consta de tres sistemas:
• Curso básico de un año escolar, con diversos temas organizados a través de cinco
módulos docentes: Introductorio o Propedéutico, Desarrollo Humano, Educación
y Prevención de Salud, Cultura Contemporánea, y Seguridad Social. A su vez, los
módulos se desarrollan teniendo en cuenta cinco ejes temáticos, tales como: género,
creatividad, pensamiento martiano49, medio ambiente y valores.
• Cursos de continuidad, dirigidos a los egresados del programa básico y con diversidad
temática, de manera que se pueda profundizar en temas presentados en el curso

49. José Martí, reconocido como el Apóstol de la independencia de Cuba en la etapa colonial, también fue destacado intelectual y escritor de amplia
obra literaria de carácter patriótica, y en la que inclusive aparecen reiteradas referencias de respeto y consideración a las personas mayores, bajo
la denominación de los ancianos, los patriarcas o las cabelleras blancas.

220
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

básico, así como en otros temas de interés solicitados por los egresados o a propuesta
de los especialistas de cada comunidad. Entre los temas más seleccionados por los
egresados se encuentran el estudio acerca del rol de la abuelidad, el rescate de
valores patrimoniales, los programas de prevención de salud, el medio ambiente,
los problemas actuales del desarrollo humano, temas psicológicos como el auto–
conocimiento, así como la introducción de las nuevas tecnologías.
• Cursos de capacitación, dirigido fundamentalmente a adultos mayores egresados
que se convierten en fuente de los claustros docentes de dichas aulas.50

A su vez, la Cátedra y sus aulas, siendo un programa extensionista universitario,


realiza su propio extensionismo con diversas acciones dirigidas a otros grupos de adultos
mayores de cada comunidad. También se llevan a cabo numerosas actividades colaterales
y de carácter intergeneracional, fundamentalmente de contenidos patrióticos, que han
permitido la transmisión e intercambio de experiencias con los niños y jóvenes.
Constituye un programa sostenible por sus bases teóricas y por la autogestión de
sus participantes adultos mayores, gratuito y colaborado por un enorme voluntariado, que
se capacita constantemente en aras de ofrecer conocimientos actualizados y promover
continuidad y participación local en los cursantes.
Actualmente el programa del curso básico de la Catedra del Adulto Mayor se
encuentra en proceso de perfeccionamiento, lo que permite un punto de reflexión y
análisis temáticos, estructura y funcionamiento de la institución, lo cual contribuirá a la
actualización metodológica y docente de nuestro programa.
Sin dudas, el programa de la Cátedra ha ido enriqueciéndose a lo largo de estos
años, ponderando diversas dimensiones de trabajo que permitan llevar a cabo nuestra
Misión e ir potenciando las bases desde la perspectiva de nuestra Visión.
Desde un inicio nuestra institución se inspiró en propósitos de capacitación y de
integración, y aún cuando al comienzo se dedicó más a la instrucción o impartición
de contenidos de los módulos docentes, en su transcurrir fue emergiendo con mayor
potencialidad la educación y no sólo la instrucción. Esto es, no sólo saber más de un tema
de actualidad, sino también aprender a envejecer desde los cambios personales en el

50. Los procesos de capacitación se realizan de manera conjunta cuando se trata de proyectos o eventos provinciales, así como por grupos de
claustros según el módulo docente que impartan en las aulas comunitarias.

221
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

contexto actual, así como gestionar y educar en el entorno académico, gubernamental y


social, vinculadas a una nueva imagen de la vejez y al carácter activo, participativo y cívico
de los cursantes.
Capacitarnos en una nueva cultura gerontológica, libre de paternalismo, gerofobia y
discriminación de cualquier índole ha ido constituyéndose en nuestra meta. Una nueva
cultura gerontológica, que parta de la comprensión de la generación actual de mayores
con sus nuevos protagonismos y necesidades, que garantice la inclusión y el desarrollo,
y no sólo la protección y el cuidado (Orosa, 2018).
Por tanto, la Misión de la Cátedra del Adulto Mayor se encamina a la atención educativa
dirigida en primer lugar a las personas mayores en aras de su actualización cultural, y
en segundo lugar, a ofrecer superación a profesionales requeridos de conocimientos
gerontológicos por razones de su quehacer en este tema. Para dar cumplimiento a
la atención educativa dirigida a las personas mayores se dispone de las aulas, en los
diferentes municipios.
Teniendo en cuenta la persistencia de criterios gerofóbicos en la sociedad, la invisibilidad
aún de las potencialidades de los mayores, sus necesidades actuales, así como la
experiencia obtenida por la Cátedra durante 20 años, los resultados obtenidos a favor
del bienestar, la educabilidad, la salud y la participación de los mayores, nuestra Visión
actual se proyecta en demostrar la importancia de la educación como auténtico factor
de envejecimiento activo, participativo y sostenible, lo cual plantea la necesidad de
educar en una nueva cultura gerontológica de desarrollo humano, libre de discriminación,
paternalismo y exclusión. Lograr colocar a las personas mayores como sujetos de deberes
y derechos, empoderados y participativos, en un entorno accesible, inclusivo y para todas
las edades.
Para todo ello los Objetivos actuales del programa de la Cátedra son los siguientes:
• Actualización cultural y científica técnica de los cursantes.
• Aprender a ser mujeres y hombres mayores de esta época.
• Provocar cambios de carácter espiritual en los cursantes, esto es, desarrollo cognitivo,
afectivo–motivacional y sociabilidad.
• Reinserción social de los egresados en diversos proyectos comunitarios.
• Promover promotores de salud, gestores ambientalistas, entre otros.
• Promover una imagen social del envejecimiento y la vejez en escenarios educativos.

222
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

• Promover la identidad con la edad y los procesos de cambios correspondientes.


• Promover acciones de carácter intergeneracional.

Estudiar el desarrollo humano, sin dudas, también implica conocer y profundizar en el


proceso de envejecimiento que hoy caracteriza al mundo, y más aún cuando se trata de
cursos dirigidos a la actualización cultural y científica de las personas mayores.
Para la academia también este proceso demográfico constituye un desafío, en
particular en las llamadas Ciencias Sociales. Un desafío, como refería anteriormente,
no solamente por el aumento de carácter demográfico de las personas con 60
años y más, sino también por el cambio de carácter generacional que se ha venido
produciendo.
Si bien se trata de una población, especialmente los muy mayores, que aumenta en
necesidades de cuidados, programas de atención en salud, gastos en apoyos técnicos,
ajustes urbanísticos, entre otros, a su vez, se trata de una población que aumenta en
necesidades de nuevas narrativas que la expliquen o describan, pues constituyen
generaciones portadoras de nuevas necesidades e intereses, que en gran medida hoy
desbordan el campo de lo asistencial.
Desde el punto de vista académico se han realizado ya numerosos estudios e
investigaciones en diversos campos y se han producido enfoques teóricos diversos,
en su mayoría bajo la tendencia de entender el envejecimiento como proceso y de la
vejez como etapa de la vida, bajo el criterio de una edad o del curso de vida, como más
recientemente se le enfoca.
Ya van quedando atrás miradas que evocaban al rejuvenecimiento y van apareciendo
enfoques teóricos que parten de asumir auténticamente a la vejez y a las personas mayores
con su identidad y sin necesidad de una explicación desde lo juvenil o infantilizadora.
Queda claro para los científicos sociales que analizar el envejecimiento y la vejez
hoy resulta imposible desde la mirada de una sola disciplina, por ello se explican miradas
multidisciplinarias o en el mejor de los casos interdisciplinarias, porque queda claro que
las personas mayores constituyen, como todos los seres humanos, una integración de
varias esferas en lo fundamental de lo biológico, lo subjetivo y lo social.
En la actualidad las estrategias de país llaman a diversos sectores que confluyen
desde sus disciplinas a la atención del envejecimiento y la vejez, y por eso muchos

223
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

grupos de investigación son multidisciplinarios, en los que cada cual trabaja el tema
desde su propia perspectiva.
Un reto mayor será lograr aproximaciones interdisciplinarias, donde el objeto de
estudio se pueda analizar desde categorías que en sí mismas integren la diversidad
de miradas, como pudieran ser los estudios acerca del bienestar de los mayores en la
actualidad.
Con relación a la actividad docente de la Cátedra orientada a personas mayores en
Cuba se ha basado en los presupuestos teóricos de la Psicogerontología y en su enfoque
Histórico Cultural, en la Gerontagogía versus Geragogía, en conceptos de la Pedagogía
del Adulto Mayor, de la Andragogía, de la Antropagogía, de la Educación Popular y del
Lifelong Learning. Y sin lugar a duda, el principal presupuesto teórico que la sustenta es la
denominada Gerontología Educativa.
Desde el punto de vista de la Psicología del Desarrollo se debe destacar la comprensión
de la vejez como una etapa del desarrollo humano, y por tanto, el programa de la Cátedra
del Adulto Mayor no es geriátrico sino de carácter gerontológico. Las personas mayores
son convocadas como cursantes y no como pacientes.
Desde el punto de vista psicológico enfatiza en la importancia de las diferencias
individuales, y desde las categorías de análisis del enfoque Histórico Cultural demuestra
que los programas de mayores se convierten en un nuevo “otro” significativo para su
desarrollo personal. Diversos son los determinantes del desarrollo en la vejez y del cual
ha de destacarse también el papel activo de cada individuo, pues “cuando se llega a la
etapa de adulto mayor, el individuo vivencia una situación social del desarrollo diferente,
que está muy determinada por la cultura, la familia y el propio desarrollo que el individuo
ha alcanzado” (Orosa, T., 2001, pág. 53).
Los contenidos del programa docente son de muy amplio espectro, tal como las
necesidades de actualización de las personas mayores, y se recomienda su ajuste de
acuerdo con las características de cada aula y sus expectativas propias, más aún cuando
se trate de grupos institucionalizados u otros que presenten peculiares condiciones de
enseñanza–aprendizaje.
Más que conferencias acerca de los temas se recomiendan clases interactivas, donde
se permitan procesos de aprendizaje vivencial en los cuales los cursantes también aporten
conocimientos de los temas a desarrollar. De ahí que resulte de gran valor la aplicación

224
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

de encuestas diagnósticas no sólo para conocer a los cursantes de nuevo ingreso, sino
también para conocer sus expectativas y necesidades de superación.
Por otra parte, nunca ha sido un programa gerontocrático ni gerofóbico, considerando
la formación de una identidad con la edad, desde los objetivos iniciales.
Desde el punto de vista curricular se construyó el denominado curso básico con
duración de un año escolar a través de módulos temáticos explicados desde una
Pedagogía no tradicional, ni tampoco desde la Geragogía, ésta última enfocada al adulto
mayor en tratamiento de salud, sino desde la Gerontagogía, cuyo objeto de estudio es la
persona mayor en situación de aprendizaje.
Ahora bien, el presupuesto fundamental del programa de la Cátedra del Adulto Mayor
ha sido la Gerontología Educativa en su carácter transdisciplinar, la cual se dedica al
estudio y práctica de emprendimientos educativos dirigidos a las personas mayores y a
otros grupos generacionales, es decir, a otros públicos interesados en el conocimiento de
la vejez y el envejecimiento en sus múltiples derivaciones.
Es con la apertura de las Cátedras Universitarias del Adulto Mayor en Cuba, y con
la de la Universidad de La Habana específicamente, que se inicia el desarrollo de la
Gerontología Educativa como punto de partida en la misión de la atención educacional
dirigida a las personas mayores, y posteriormente también dedicada a la capacitación
de recursos humanos con perfil atencional de personas mayores, en los más disímiles
programas que hoy se han implementado. Y es que para asumir la dirección de programas
gerontológicos hay que estudiar y actualizarse en conocimientos gerontológicos, y ello
tanto para directivos de vínculos tradicionales con el tema, como a nuevos que han sido
convocados debido al carácter integral que hoy deben llevar esos programas.51
Desde el punto de vista investigativo, a lo largo de estos años han sido desarrollados
también diversos proyectos de investigación, tales como: “La Cátedra del Adulto Mayor
en la nueva universidad cubana”, del Programa Gestión Universitaria del Conocimiento
(2006-2009) del Ministerio de Educación Superior de la República de Cuba; el Proyecto
de Cooperación Interuniversitaria denominado “Curso Vivir con Vitalidad” bajo plataforma
e-learning (PUMe) con Universidad Autónoma de Madrid, Centro Universitario La

51. En ese sentido se han realizado talleres y cursos de postgrado dirigidos a comunicadores, periodistas, juristas, demógrafos, psicólogos, médicos,
pedagogos, geógrafos, sociólogos, y especialistas en las artes, en cultura física, entre otros.

225
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Salle, Universidad Católica de Chile y Universidad Nacional Autónoma de México


(UNAM), 2012–2013; Proyecto de Capacitación en el tema “Empoderamiento de las
Personas Mayores”, dirigido a grupos de mayores y a servidores públicos comunitarios,
correspondiente al Programa Integral de Envejecimiento Saludable aprobado por la Unión
Europea e inscrito por Sociedad Cubana de Geriatría y Gerontología, denominado PIES
PLAZA, 2016–2020; y el Proyecto “Educación, salud y vejez: formación de capacidades
en líderes locales de gestión de conocimiento de salud y transformación”, aprobado como
Programa Nacional del Ministerio de Educación (2018-2020).
Por otra parte, en el objetivo de abordar los impactos del programa se han llevado a
cabo evaluaciones, las cuales como tendencia han abordado impactos en tres dimensiones
fundamentales: cognitivo, afectivo–motivacional y social en sus cursantes.
En el área intelectual se ha constatado el aumento del potencial de aprendizaje de
memoria de palabras, un mayor rendimiento del recuerdo diferido y de mejores posibilidades
en cuanto a la calidad de usos de definiciones a los términos o palabras presentadas. En
el área afectivo motivacional se expresan mejores resultados en cuanto a sus posibilidades
de esfuerzo, de constancia, y de confianza en cuanto a recursos personales, tanto para
resolver problemas de salud, de rendimiento intelectual e inclusive de asuntos familiares,
así como mayores niveles de satisfacción con la vida y de calidad de vida, proyectos y
relaciones interpersonales: aparecen nuevos motivos y proyectos de vida. Con relación a la
sociabilidad, evocan acciones de pro–sociabilidad y formación de redes de apoyo.
En percepción de calidad de vida los cursantes tienden a colocar el mantener buenas
relaciones sociales como primera condición y en segundo lugar, el de tener buena salud,
cuando esto último es lo que generalmente aparece como el predictor priorizado por los
mayores para la percepción de una buena calidad de vida (Orosa, 2005).
Se destacan además niveles de indicadores de empoderamiento, una nueva cultura
de abuelidad y del cuidado, así como una tendencia al asociacionismo.
En estudios más recientes se han investigado diversas dimensiones en el estudio
del envejecimiento vinculadas a resultados, dimensiones y a temáticas de los contenidos
modulares. En cuanto a resultados del programa hay que destacar el estudio realizado
acerca del empoderamiento comunitario que se produce en una muestra de presidentes
de aulas, también personas adultas mayores, en el que se exploraron indicadores de
compromiso, participación, autogestión y toma de decisiones, en diferentes niveles de

226
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

estructuración (Henriquez, 2015). En cuanto a la dimensión acerca del tema de género, hay
que destacar también el estudio acerca del sentido de pertenencia de grupo de mujeres
a nuestro programa y que demuestran una identidad de género en transición, siendo a
su vez la mayoría de los directivos, gestores y cursantes del programa (Sánchez, 2017).

DISCUSIÓN DE RESULTADOS:
LA CÁTEDRA COMO PARADIGMA DE BUENAS PRÁCTICAS
Desde su creación se ha demostrado el impacto en el mejoramiento de la calidad de vida
de sus cursantes, entendiendo la educación como factor de prevención de salud y de
empoderamiento social.
Con motivo de la celebración del XX aniversario del programa se han llevado a cabo
diversas mesas de reflexión acerca de cuáles han sido sus impactos, no sólo para los
cursantes, sino desde una macro perspectiva como país y como aporte académico, acerca
del por qué puede afirmarse que el programa constituye paradigma de buenas prácticas
en el quehacer atencional del envejecimiento poblacional en Cuba, y que pueden listarse
de la manera siguiente:
• Por constituir los fundadores en Cuba de la llamada Gerontología Educativa, en
sus dos dimensiones: emprendimiento educativo hacia los mayores y hacia los
sectores públicos requeridos de conocimientos gerontológicos que atienden diversos
programas sobre envejecimiento.
• Por constituir un programa “para y con” las personas mayores, dado que sus
fundadores y sus claustros y directivos que le han sostenido durante 20 años son en
su mayoría personas mayores y muy mayores que han laborado como voluntariado.
• Por haber elaborado el primer programa docente y su correspondiente folleto o
cuaderno con todas las clases y conceptos a abordar en el mismo, a partir del trabajo
de un colectivo de autores, miembros del Consejo Técnico de la Cátedra del Adulto
Mayor y colaboradores, y de su experiencia en el desarrollo de dicho programa, el cual
ha transitado por procesos de perfeccionamiento, en función de nuevas necesidades
del desarrollo de las ciencias y de la sociedad.
• Por promover la extensión del programa Cátedra del Adulto Mayor a todos los otros
Centros de Educación Superior del país.

227
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

• Por la inserción de aulas comunitarias también en centros penitenciarios, hogares de


ancianos, casas de abuelos52 y en grupos de la Asociación de Combatientes.
• Por convertirnos en redes de apoyo entre los mayores participantes, gracias a la
educación y grupos empoderados, líderes locales y gestionadores de conocimiento
ambientalista y de salud, en los barrios.
• Por constituir el único tipo de institución que ha contribuido al cambio de imagen
de la vejez, por la acción “en y con” los medios. Un programa dedicado más a la
educación que a la instrucción y así habernos convertido en asesores de programas
televisivos y mensajes de bien público.
• Por la atención educativa a 19, 319 personas mayores capitalinas, a través de 48 aulas
en la capital, del curso básico de la Cátedra y por la creación de cursos de continuidad
en temas de interés sobre nuevas tecnologías, patrimonio cultural, entre otras.
• Por lograr un perfil del egresado como sujeto de participación cívica, representando a
la sociedad civil en la Asociación Cubana de Naciones Unidas (ACNU) como voces de
los mayores y en acciones de relaciones internacionales con atención a delegaciones
de alto nivel sobre los Derechos Humanos en Cuba y contra el histórico bloqueo que
viene padeciendo nuestro país. Destacar la participación de las personas mayores
del programa en el debate de la nueva Constitución de la República de Cuba,
constituyendo una asamblea propia en el debate de la Carta Magna, ponderando el
lugar vital de nuestros mayores en la transformación de la sociedad cubana.
• Por ser considerada en la región iberoamericana como modelo cubano de educación
“para y con” personas mayores desde su condición de Miembro Fundador de la
Red Iberoamericana de Programas Universitarios con Mayores (RIPUAM), así como
miembro de la Sociedad Cubana de Geriatría y Gerontología, de la Sociedad Cubana
de Psicología, de la Asociación de Pedagogos de Cuba y Asociación Cubana de
Naciones Unidas. Miembro de la Red Continental de Asociaciones de Mayores de
América Latina y el Caribe (RedCon) y de la Federación Iberoamericana de Asociaciones
de Personas Mayores (FIAPAM). Miembro de la RED LARNA (Red Latinoamericana
de Investigación en Vejez) con sede en la Universidad de Oxford, Inglaterra. Miembro
del Grupo de Expertos de Investigación de Evaluación y Envejecimiento (EVEN) de
la Universidad Autónoma de Madrid. Miembro de la Asociación Internacional de

52. Hogares diurnos.

228
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Universidades de Tercera Edad (AIUTA) con sede en la Universidad de Toulouse,


Francia.
• Por haber recibido el Premio Nacional de Seguridad Social como Cátedra de Referencia
Nacional, otorgado por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 2005. Premio Mejor
Resultado Científico ya aplicado al Desarrollo Social Universidad de La Habana, 2009.
Mención de Buenas Prácticas, otorgado por la OPS/OMS 2012. Mención al Mejor
Trabajo Extensión Universitaria, Universidad de La Habana, 2014. Reconocimiento en
atención a los Combatientes por el Ministerio de las Fuerzas Armadas, MINFAR, 2017.
Premio Utilidad de la Virtud, por la Sociedad Cultural José Martí, 2018.
• Por lograr visibilizar el papel de las personas mayores en la Tarea Vida53 y en el logro
de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, no sólo por constituir un ejemplo del ODS 4,
sino porque la Agenda 2030 constituye parte de los materiales de estudios en nuestras
aulas, en afán de convertirnos en promotores de objetivos y metas, y no en simples
receptores de sus bondades.

Y sin dudas, lo más importante: La Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La


Habana puede considerarse un ejemplo de buenas prácticas por colocar a la educación
a lo largo de la vida como un derecho ciudadano, hacerlo accesible como programa al
colocarse a nivel de barrio, sostenible por la autogestión de sus miembros y por promover
el concepto de envejecimiento sostenible, donde los mayores no sólo sean beneficiarios
de proyectos, leyes y programas, sino entes activos en la solución, atención y desafíos del
creciente envejecimiento poblacional.
Ahora bien, ¿por qué puede afirmarse que la educación a través de nuestro programa
gestiona conocimiento a nivel comunitario? Y en segundo lugar también cabe preguntarse:
¿qué aspectos o dimensiones del conocimiento gestiona el programa?
En dos décadas, miles de mayores han transitado por nuestras aulas con su asistencia a
las clases–talleres, presentado sus trabajos de curso o tesinas al finalizar cada curso escolar
delante de sus familias invitadas y de representantes de organizaciones e instituciones de la
localidad. Asimismo, las aulas participan en numerosas actividades de la localidad, como
fiestas tradicionales, proyectos de promociones de salud, demostraciones culturales, actos

53. Nombre del programa cubano vinculado a los efectos del cambio climático.

229
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

en fechas importantes, apoyo a actividades de niños y jóvenes en los centros de estudio


e intercambios en instituciones laborales. Con relación a la naturaleza de las actividades,
ésta ha sido muy diversa y vinculada a las características sociodemográficas, geográficas y
culturales de la nación, de cada municipio y hasta de cada barrio en particular. Los cursantes
y educadores mayores frecuentemente se insertan en los proyectos de rescate patrimonial de
cada comunidad, como fueron todas las acciones que se llevaron a cabo en el contexto del
500 aniversario de La Habana el pasado año. En ese interés, los mayores elaboraron trabajos
de referencia a lugares históricos barriales, muchos de ellos olvidados, y además realizaron
festivales de costumbres y tradiciones habaneras desde lo típico de cada barrio. Otro tipo de
actividad es la vinculada al tema del medio ambiente como miembros de grupos promotores
ambientalistas en los temas de contaminación, en la reforestación, en protección de la barrera
coralina, en diversidad de proyectos todos que tributan además al manejo de situaciones
ante catástrofes naturales y que culminan cada año con evento científico de carácter
provincial. Igualmente importante ha sido la participación en reuniones de debates acerca
de resoluciones y leyes a nivel de la comunidad, con lecturas previas y sugerencias desde la
mirada de la persona mayor, como lo fueron los aportes en sugerencias y modificaciones en el
debate previo del proyecto de la nueva Constitución de la República, aprobada el pasado año.
Actividades o espacios convocados también para el relato de testimonios en gestas históricas
de la nación desde sus protagonistas, como por ejemplo, los aportes de esta generación
cuando participaron siendo niños o muy jóvenes en la Campaña de Alfabetización, así como
presentación de ponencias en jornadas científicas sobre diversos temas en salones de la
comunidad, junto a los intendentes y factores de las organizaciones políticas y de masas de la
localidad, en particular las celebradas anualmente sobre la obra de José Martí.
Y por supuesto, todas estas acciones de carácter cívico más las que de forma
tradicional las personas mayores gestionan en su localidad, en tanto promoción en
acciones de consejería de salud en sus comunidades.
Aprender envejeciendo, apropiarse de conceptos y categorías que explican hoy
el mundo en que vivimos, sentirse útil gestionando ellos mismos los espacios para la
transmisión de experiencias de sus vidas. Todo ello aporta tal seguridad que llega a
empoderar y a ofrecer recursos para la defensa de sus derechos y para identificar posibles
maltratos, además de que los tipos de maltrato y violencia los cursantes los estudian
dentro de los temas de los módulos docentes que cursan durante el programa.

230
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

En ese sentido, el modelo construido de gestión en cultura gerontológica se asienta desde


la educación como su base, y que en escala de peldaños va transitando en ascenso hacia la
seguridad, el empoderamiento, el liderazgo y la transformación.
Con relación a los aspectos o dimensiones del conocimiento ha de destacarse que no sólo
se gestionan conocimientos de salud desde el punto de vista de los conceptos que le explican,
sino también gestiona imagen, despatologización de la edad, derechos, diálogos, tradiciones y
cultura, y por supuesto, espacios de ciudadanía.
Tales dimensiones efectivamente desbordan los aspectos conceptuales del saber
gerontológico, pues las personas mayores funcionando en escenarios escolares y sociales
gestionan por sí mismos una imagen nueva de la vejez, en la medida que se apropian de espacios
no vinculados de forma tradicional, lo cual genera nuevas miradas del envejecer actual y de las
potencialidades del desarrollo a lo largo de toda la vida. Asimismo, se gestiona conocimiento
sobre raíces culturales heredadas de generaciones anteriores y bajo la toma de conciencia del
deber ciudadano de su traslado, en tanto memoria histórica viva de una sociedad.
Desde esos nuevos espacios de desarrollo se despatologiza la edad, encerrada en
acercamiento tradicionalmente geriatrizado, visibilizándose entonces a las personas mayores
como sujetos de derechos, desde su condición de ciudadanía, además de propiciar diálogos
más robustos y no solamente intergeneracionales, sino entre sus pares o coetáneos y con los
decisores de cada territorio.

PAPEL DEL PROGRAMA DE MAYORES DURANTE LA PANDEMIA DE COVID–19


En consonancia con la labor durante todos estos años y de la impronta de la educación,
es menester, aún cuando sea de forma resumida, referir el importante papel de la gestión
de conocimiento gerontológico durante el período de la pandemia.
Como sabemos, las personas mayores fueron declaradas de máxima vulnerabilidad
desde los inicios de la pandemia, debido a la disminución del sistema inmunológico con
la edad y comorbilidad por existencia frecuente de enfermedades no transmisibles que
pueden agravar ante posibilidad del contagio y ocasionar (tal cual ha ocurrido) la mayor
cantidad de fallecidos en esta situación sanitaria y de carácter mundial.
De ahí que los mayores han sido los primeros en ser llamados a colocarse en
condición de aislamiento con el “Quédate en casa” con vistas a posibilidad de contagio,

231
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

y que ha traído diversas afectaciones, fundamentalmente relacionadas en el tema de la


salud mental, por distanciamiento de sus familiares, temor al contagio, cambios de rutinas
y postergación de proyectos.
La Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana, en sus miembros
provenientes de la Facultad de Psicología y en apoyo de su consejo técnico adulto mayor,
ha desplegado una importante labor a través de la telefonía y de la constitución de grupos
por WhatsApp. Los objetivos fundamentales fueron lograr una adecuada percepción del
riesgo54, la identificación y acompañamiento de las posibles afectaciones en condición del
aislamiento, así como la promoción de una campaña del buen trato a través de los medios
de comunicación.
Con relación a esto último, se diseña e impulsa dicha campaña, por supuesto, no
por falta de atención médica y asistencia a los mayores, sino por rebrotes de actitudes
paternalistas en manejos inadecuados de familias o de mensajes en los medios, que
podrían provocar afectaciones a la autonomía de las personas mayores.55
Fueron atendidas 1,164 personas mayores del programa de la Cátedra en la provincia,
entre cursantes y profesores voluntarios. A su vez, se coordinó el Psicogrupo WhatsApp de
matrícula abierta y durante siete meses, para 250 personas mayores y cuidadores. Ambas
fuentes de información permitieron ofrecer recomendaciones sistemáticas a los medios
de comunicación, al personal de salud y a los decisores, gracias a la construcción de un
Observatorio Psicogerontológico en tiempos de pandemia.
En dicho observatorio se describen la diversidad de vivencias, tal cual ocurre ante
la diversidad de vejeces, recursos de afrontamiento y entornos propios, así como la
disponibilidad de redes de apoyo, existiendo en la mayoría de los casos potencialidades
en comportamientos de gran resiliencia y re–ajuste de rutinas. Sin embargo, ha sido un
largo período que como tendencia fragiliza, marca incertidumbres y puntos de inflexión
para quienes constantemente han vivido largos meses en la categoría de población
vulnerable. A tal punto, que pueden identificarse dos tipos de vulnerabilidad: la biológica
con riesgo para la vida, y la cultural paternalista con riesgo para la autonomía.

54. Más aún al inicio, ya fuera por carencia de la percepción del riesgo debido a sobrevivencia exitosa de otros eventos adversos en su larga vida o
por sobre–estimación del riesgo.
55. Retornaron mensajes en los medios dirigidos a “los abuelitos “o “los ancianitos” junto a “pórtate bien”, además de posibles imposiciones de las
medidas por parte de algunas familias, subestimando la autorresponsabilidad en los mayores.

232
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Queda mucho por hacer desde la Gerontología Educativa post–Covid, en la necesidad


de re–educar acerca de lo que parecía logrado en el campo del envejecimiento saludable,
activo y participativo.
Destacar en este epígrafe, finalmente, la labor realizada de forma proactiva de la
Cátedra del Adulto Mayor como factor educativo en el contexto sanitario, elaborando
mensajes, ya sea para presentar directamente en los medios o a través de asesoría a
los mismos, acorde con las necesidades de los mayores, en correspondencia con cada
etapa de la pandemia.
Por otra parte, y en aras de retomar las actividades del programa modular y lograr
culminar el presente curso escolar, se elaboraron guías metodológicas para la realización
de ejercicios integradores a partir de materiales escritos, teniendo en cuenta la no
disponibilidad de una plataforma digital de educación a distancia en ausencia de recursos
tecnológicos para la totalidad de sus cursantes.
Si bien la situación sanitaria producida por la pandemia del COVID–19 ha constituido
un período difícil, también se han desarrollado múltiples redes solidarias, que entre
mayores hemos denominamos redes en Geroridad56.

CONCLUSIONES.
LECCIONES APRENDIDAS Y DESAFÍOS ACTUALES
Desde el pasado mes de febrero la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La
Habana cumplió sus primeros 20 años de creada.
A nuestro criterio, además de indicadores de naturaleza estadística acerca de la
cantidad de egresados en cada curso escolar y el número de aulas funcionando, lo más
importante es haber logrado posicionar la imagen de la edad en desmontaje de una
representación social de la vejez como etapa final y ausente de proyecto.
Se han constatado impactos del programa educativo que demuestran el mejoramiento
de la percepción de calidad de vida en los cursantes, la importancia para los mayores de
poder disponer de buenas relaciones sociales como prioridad de dicha percepción, así
como el poder contar con la posibilidad de aprender cosas nuevas (Orosa, 2005).

56. Término surgido durante la pandemia, denominado por la autora.

233
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

A su vez, se han realizado acciones de divulgación y corrección en diferentes contextos


y hemos fungido como asesores de programas en los medios de comunicación, en el
diseño de mensajes de bien público, y hasta en el ámbito de políticas tradicionalmente
salubristas. Por otra parte, el programa universitario con mayores en Cuba ha permitido
la inserción del tema gerontológico en todas las funciones sustantivas de la Educación
Superior Cubana.
La Cátedra del Adulto Mayor como institución universitaria es acción extensionista y
a su vez, hace extensionismo en la comunidad, por tanto, nuestros cursantes, además
de aumentar sus conocimientos, fortalecer sus procesos de identidad con la edad y
socialización, también se convierten en líderes de gestión de conocimientos gerontológicos
con participación ciudadana en los proyectos de desarrollo local.
La educación constituye el único factor que verdaderamente logra promover el
cambio de imagen de la vejez, al colocarla en escenario de desarrollo y de inclusión para
la promoción del denominado envejecimiento sostenible y de participación ciudadana.
La Cátedra ha permitido comprender cuáles son las potencialidades y características
del voluntariado adulto mayor y a su vez se ha convertido en una red de apoyo.
Constituye una evidencia de desarrollo sostenible por las bases teóricas en que
se sustenta y sus impactos en los cursantes, en tanto modelo de educación inclusiva
y de oportunidad de aprendizajes hasta el final de la vida. Asimismo, es paradigma de
sostenibilidad por su contribución a la participación ciudadana de este sector poblacional,
a través de la educación como factor que garantiza la inclusión social en diversos
espacios de la sociedad. Ello ha promovido una nueva cultura gerontológica y coloca a
las personas mayores no sólo como receptores, sino como agentes activos hacia el logro
de los objetivos y metas de la Agenda 2030, a lo que hemos denominado envejecimiento
sostenible.
Muchos son los desafíos a lo interno del programa, como por ejemplo, implementar
nuevos procesos de perfeccionamiento docente, lograr mejores condiciones para nuestras
aulas fundamentalmente en recursos tecnológicos, así como lograr aumentar la matrícula
masculina, entre otros aspectos. Desafíos también a nivel más macro, en el entorno, no
del todo amigable a las personas mayores. Posicionar una mirada gerontológica y no sólo
geriátrica en los medios de comunicación y en los decisores de las políticas. Trabajar en
el tema de las nuevas tecnologías con mayor sistematicidad. Lograr una comprensión de

234
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

las necesidades de las personas mayores, el cambio generacional existente y el estudio


de la categoría “bienestar” en quienes hoy transitamos por esta etapa de la vida. Lograr
una mirada integral en el abordaje en los estudios de la edad y sus estrategias de atención
donde forme parte de manera integrada el factor educativo como factor de envejecimiento
activo, saludable y sostenible.
De manera general puede afirmarse que el programa de la Cátedra del Adulto mayor
constituye entidad gestionadora de conocimiento gerontológico comunitario, destacando
la impronta de sus miembros adultos mayores como parte de los claustros y de sus
cursantes insertados en tareas comunitarias, en ambos casos desde la condición de
voluntariado.
Por último, y no menos importante, es la incidencia del programa de mayores como
inicio del desarrollo de la Gerontología Educativa en el país, la cual ha ido desplegando
procesos de capacitación secundarios también hacia grupos de servidores públicos,
dadas las actitudes aún gerofóbicas existentes en los mismos.

REFERENCIAS
Henriquez, P., Sánchez, L., Cruz, M. (2015). “Una aproximación a la práctica educativa de la
Cátedra Universitaria del Adulto Mayor en La Habana”, Revista Cubana de Educación
Superior. No. 3. Sept.- dic., pp. 102-113.
ONEI/CEPDE (2020 a). Cuba: Demographic dynamics. Impact of the demographic factors
in the COVID-19 pandemic. National Statistical and Information Office. Disponible en
http://www.onei.gob.cu/node/14818 Accessed 23 May 2020.
ONEI/CEPDE (2020 b). Projections of the Cuban Population 2015-2050. Cuba and its
provinces. National Statistical and Information Office. Disponible en http://www.onei.
gob.cu/node/14710 Accessed 23 May 2020.
Orosa, T. (2001). La Tercera Edad y la familia. Una mirada desde el adulto mayor, Editorial
Universitaria Félix Valera, La Habana.
Orosa, T. (2005). Impacto del Programa de Educación para Mayores en Cuba: Estudio
psicológico, Tesis de Maestría V Versión Iberoamericana en Gerontología Social,
Universidad Autónoma de Madrid.

235
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Orosa, T. (2018). Aprender a envejecer: Modelo cubano en Gerontología Educativa, Revista


Asociación Médica del Caribe (AMECA) Vol. 8, número 8, 2018, pág. 10-13, Impresión
Prensa Latina, La Habana.
Sánchez, L. (2017). El programa educativo de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor
como potenciador del empoderamiento desde una perspectiva de género, Taller
EduMayores 2013, La Habana.
Yuni, J., Urbano, C. (2016). Envejecer aprendiendo. Claves para un envejecimiento activo.
Grupo Magro Editores, Uruguay.

236
13.

EL APRENDIZAJE–SERVICIO COMO HERRAMIENTA


PEDAGÓGICA EN LA APLICACIÓN DE UN MODELO
DE INTERVENCIÓN PARA EL DESARROLLO COMUNITARIO
PARA EL ENVEJECIMIENTO EN TLAXCALA

MARÍA DE LA LUZ MARTÍNEZ MALDONADO.JUAN PABLO VIVALDO MARTÍNEZ


DENISSE CATALÁN HUERTA.DANIEL JASO LEAL.ELENA PÉREZ SERRANO

RESUMEN
Introducción. El envejecimiento es el fenómeno demográfico más relevante del siglo XXI,
que tiene implicaciones políticas, económicas, sociales y culturales. No obstante, faltan
oportunidades para el desarrollo de las personas que envejecen, pues las instituciones
y la sociedad las conciben como individuos limitados. Por ello es fundamental potenciar
sus capacidades, a fin de responder a los desafíos sociales que este fenómeno plantea.
El Modelo para el Desarrollo Comunitario para el Envejecimiento (MDCE) procura lograr
un envejecimiento saludable a partir del desarrollo de las capacidades humanas. Las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han adquirido relevancia en
las últimas décadas y han modificado las relaciones sociales; sin embargo, existe un
rezago en el acceso a las TIC, ya que sólo el 17% de la población mayor a 60 años
usa la Internet, lo que provoca la denominada “brecha digital”. Resulta urgente que las
instituciones educativas replanteen sus estrategias pedagógicas para generar respuestas.
El Aprendizaje–Servicio (ApS) contribuye al crecimiento local, a mejorar el aprendizaje
académico, al desarrollo de competencias, a la formación en valores y a la participación
ciudadana. Objetivo. Favorecer la inclusión social de las personas envejecidas a través
del uso de las TIC con base en el ApS. Metodología. Investigación acción participativa,
con una duración de diez meses, conformada por tres etapas: formación y diseño de
proyectos, ejecución y evaluación. Resultados. Los participantes aprendieron a usar el
celular, enviar mensajes de texto, mensajes vía WhatsApp, usar Facebook y navegar por

237
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Internet. Conclusiones. El ApS representa un recurso pedagógico fundamental para la


implementación del MDCE, la formación de los estudiantes y para la inclusión de las
personas envejecidas, ya que posibilitó atender una necesidad prioritaria para este grupo
poblacional.
Palabras clave: Desarrollo comunitario, aprendizaje–servicio, personas envejecidas,
TIC, brecha digital.

ABSTRACT
Introduction. Ageing is the most relevant demographic phenomenon of the 21st century, with vast
political, economic and cultural implications. Nevertheless, we are witnessing a lack of opportunities
for the elderly in all fields associated with a tendency to conceive them as individuals with limited
capacities. It is considered important to bolster their capacities in order to give them the possibility to
respond to social challenges. In such regard, ICT have increasingly modified social interactions with
an exclusion of a vast segment of our elderly. That is, according to recent statistical data in Mexico,
only 17% of this population has access to Internet, thus leading to a “digital divide.” Therefore,
educational institutions must enforce pedagogical strategies in order to generate solutions to such
problems The SLA contributes to community development through the promotion of academic
competences, values, and citizen participation. Objective. To promote social inclusion of elderly
populations through the use of ICT on the basis of SLA. Methodology. A participative action-research
protocol was conducted for 10 months including the following stages: (1) familiarization with project
design guidelines; (2) implementation of intervention; (3) evaluation. Results. At the end of the
intervention, participants were able to use ICT devices, including cell-phones, WhatsApp, Facebook,
text editing, and internet browsing. Conclusions. The SLA proved to be a pedagogical alternative for
the familiarization of elderly populations with ICT, thus promoting the inclusion of this important age
group.
Keywords: Community development, service learning, elderly, ICT, digital divide.

INTRODUCCIÓN
El envejecimiento es quizá el fenómeno demográfico más relevante del siglo XXI, que tiene
implicaciones políticas, económicas, sociales y culturales. Además, en determinados
escenarios, el envejecimiento puede incrementar la vulnerabilidad en distintas esferas de la

238
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

vida. Este proceso coloca a los gobiernos frente a retos que involucran un replanteamiento
de propuestas que garanticen el respeto a los Derechos Humanos de una sociedad que
envejece en un contexto de desigualdad.
El 11% de la población mundial supera los 60 años y se estima que la cifra alcance el
16% en 2050 (ONU, 2019). En los países miembros de la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económico (OECD), la tasa de pobreza alcanza al 10.6% de este grupo
etario. Sin embargo, entre personas de 75 años dicho indicador se ubica en el 14.4%, por
lo tanto, existe una relación directa entre el incremento en la edad avanzada y la pobreza
(OECD, 2017). A nivel mundial, las mujeres envejecidas presentan tasas más elevadas de
pobreza debido a la desigualdad en el ingreso, en el acceso a la educación, al trabajo y a
los servicios de salud (HelpAge, 2015).
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), en
México habitan aproximadamente 126 millones de personas (INEGI, 2020). El 68% de la
población habita en entornos urbanos, el 6.1% (7.3 millones) son indígenas, y el 16.5%
(20.8 millones) presentan alguna discapacidad. Por otro lado, el 59% de la población
económicamente activa se ubica dentro del sector informal (INEGI, 2019). Nuestro país
presenta una esperanza de vida al nacer de 75.4 años, una media de edad de 29 años
(INEGI, 2020).
El 12% de la población total tiene 60 años o más, lo que equivale a 15.4 millones
de personas, de los cuales el 54% son mujeres y el 46% hombres. En este grupo etario,
el 8.8% corresponde a población indígena, el 16% es analfabeta, el 58.8% reporta tener
alguna discapacidad o limitación en la funcionalidad física o mental. La esperanza de vida
a los 60 años se ha calculado en 22 años para nuestro país, y un dato muy relevante es
que el 12% de las personas mayores de 60 años viven en hogares unipersonales, 45.1%
viven en hogares nucleares y 42.6% lo hace en hogares extendidos (INEGI, 2020).
De las personas con 60 años y más, 23.4% se encuentra en condición de rezago que
se refleja, entre otras cosas, en el índice de analfabetismo que en las mujeres asciende al
22.6%. No obstante, más de la mitad de los mayores de 60 años conservan la salud y no
tienen discapacidad, lo que representa un valioso capital social y una gran oportunidad
para fortalecerlo.
En el país, 74.4% de las personas mayores de 60 años sabe leer y escribir un recado,
81.5% de los hombres y 79.2% de las mujeres considera su estado de salud entre regular

239
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

y bueno, y más del 85% no reporta dificultades para llevar a cabo actividades básicas,
instrumentales y avanzadas de la vida diaria (INEGI, 2019). Esto revela la necesidad de
generar propuestas para potenciar y fortalecer el capital social con el que cuentan los
viejos en México.
En este escenario surgió el plan de estudios de la Licenciatura en Desarrollo
Comunitario para el Envejecimiento (LDCE), cuyo objetivo es formar profesionales con
carácter interdisciplinario, capaces de analizar, diseñar, ejecutar y evaluar acciones
enfocadas a la gestión y promoción del desarrollo integral de las personas a medida que
envejecen, para proponer y desarrollar programas que potencien las capacidades de los
individuos que envejecen, a fin de responder a los desafíos sociales en el marco de la
comunidad, las instituciones públicas, privadas y de la sociedad civil, con perspectiva de
género e interculturalidad (Plan de estudios, 2015).
Para alcanzar este objetivo, el Plan de Estudios destaca la importancia de la actividad
situada en un contexto determinado y reconoce que el aprendizaje escolar es, ante todo,
un proceso de enculturación en el cual los estudiantes se integran, gradualmente, a las
prácticas sociales y culturales de una comunidad. También comparte la idea de que
aprender y hacer son acciones inseparables; en consecuencia, los alumnos aprenden en
un contexto pertinente (Díaz, 2010).
De acuerdo con lo anterior, el plan de estudios de la LDCE incluye desde la etapa de
formación básica, el desarrollo de prácticas en escenarios reales con el fin de lograr la
integración teórico–práctica para que el estudiante aplique los conocimientos, observe y
cuestione la realidad. Aunado a lo anterior, concibe el aprendizaje como un proceso activo
de construcción de conocimientos, la enseñanza como un proceso de guía y ayuda por
parte del profesor y la evaluación como un instrumento que permite constatar el logro de
las competencias y saberes alcanzados por los estudiantes, luego de su participación en
las actividades de enseñanza y aprendizaje (Coll, et al., 2000). Por tanto, se asume que
en este modelo, los tres elementos mencionados son procesos interrelacionados que
deben guardar entre sí una estrecha coherencia.
Como parte de las actividades académicas de la LCDE se diseñan y ejecutan
programas que beneficien a la colectividad. En este sentido, el proyecto que presentamos
es el resultado del diagnóstico de necesidades y problemáticas detectadas en la
comunidad del municipio de Santa Cruz Tlaxcala, en el estado de Tlaxcala, que desembocó

240
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

en la creación de un programa enfocado a capacitar a la población envejecida en el


manejo de tecnologías de la información y comunicación (computadora y teléfono celular,
particularmente).
Las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) han adquirido relevancia en
las últimas décadas, a tal grado que han modificado las relaciones sociales. De acuerdo
con el INEGI (2019a), pasamos de 64.4 millones de usuarios en 2015 a 80.6 millones en
2019. Sin embargo, no es proporcional para todos los grupos etarios; es decir, existe un
rezago en el segmento envejecido, pues sólo el 34.7% % de la población mayor a 55 años
es usuario de la Internet y aunque las cifras han ido en aumento, esto se ha confrontado con
la llamada “brecha digital”, que es definida por la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico como “la distancia existente entre áreas individuales, residenciales,
de negocios y geográficas en los diferentes niveles socio–económicos en relación con sus
oportunidades para acceder a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación,
así como al uso del Internet” (2001, p. 1).
La población envejecida es uno de los grupos más desfavorecidos respecto al acceso
a la tecnología. Por esta razón, decidimos diseñar un proyecto que colaborará a solventar
esta necesidad, pues consideramos oportuno capacitar a los asistentes para participar en
procesos de enseñanza–aprendizaje y favorecer su involucramiento en nuevos entornos a
partir de la adquisición de conocimientos técnicos.
Con base en la propuesta pedagógica Aprendizaje–Servicio (ApS), en primer lugar
se procedió a la elaboración de un diagnóstico comunitario en el municipio de Santa
Cruz, Tlaxcala. Con base en él y con la indagación de los requerimientos de un grupo de
personas mayores, detectamos que una de sus necesidades primordiales consistió en el
uso del teléfono celular y el uso básico de la computadora. Estas herramientas representan
un gran beneficio instrumental, a la vez que propician las relaciones intergeneracionales y
el fortalecimiento del desarrollo comunitario.
El municipio tiene una población total de 22,200 habitantes y es la cabecera municipal
que agrupa a las localidades de San Miguel Contla, San Lucas Tlacochalco, Jesús
Huiznahuac y Guadalupe Tlachco. La mayor parte de su población se dedica a la siembra
de maíz, frijol y calabaza, aunque otras de sus actividades se relacionan con la albañilería,
la yesería y la colocación de tablaroca. El 8.8% de la población es mayor de 60 años, por
lo que es importante que fortalezcan su desarrollo y su participación social.

241
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

MARCO TEÓRICO
El marco teórico de este proyecto se divide en dos apartados: el correspondiente al
Modelo Desarrollo Comunitario para el Envejecimiento y el de Aprendizaje–Servicio, los
cuales se presentan a continuación.

MODELO DESARROLLO COMUNITARIO PARA EL ENVEJECIMIENTO (MDCE)


El MDCE se cimenta en los aportes teóricos de la Salud Colectiva, la Sociología de Pierre
Bourdieu y la Promoción de la Salud Emancipadora. La primera se ha desarrollado como
un campo de conocimiento incluyente que desde perspectivas críticas, analiza objetos
y sujetos que han sido invisibilizados por los paradigmas hegemónicos. Por otro lado,
entendemos la Salud Colectiva “como un campo de conocimiento dinámico que está
en construcción, en tanto la realidad social de su objeto de estudio jamás será estática.
La Salud Colectiva privilegia en sus modelos o pautas de acción cuatro objetos de
intervención: las políticas (formas de distribución del poder), las prácticas (cambios
de comportamiento, cultura, instituciones, producción de conocimientos, prácticas
institucionales, profesionales y relacionales), las técnicas (organización y regulación de
los recursos y procesos productivos) y los instrumentos (medios de producción de la
intervención)” (Vivaldo, 2019, p. 25).
Esta perspectiva permite entender el envejecimiento de manera compleja e
interdisciplinaria para mirar a los colectivos, en este caso a las personas mayores, como
constructores de acciones para el fortalecimiento y desarrollo de sus capacidades vitales.
La Sociología de Pierre Bourdieu proporciona herramientas esenciales para
comprender el envejecimiento y la vejez. Marca la necesidad de romper con el sentido
común para no cultivar ideas prefabricadas sobre la realidad social y sostiene que los
fenómenos están situados en un sistema de relaciones históricas y sociales. Invita a la
reflexibilidad y a desnaturalizar las construcciones sociales. Reconoce que las personas
son ‘agentes’ que actúan en un ‘campo’ cuyas reglas están definidas por las instituciones,
pero también los agentes luchan por preservar o modificar el lugar que se les ha impuesto.
Asimismo, reconoce que el agente social no sólo actúa hacia el exterior, sino que está
condicionado subjetivamente por el habitus. En conjunto, estos planteamientos son una
importante guía para el análisis empírico del MDCE.

242
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Por último, si queremos analizar de una manera distinta a la vejez y al envejecimiento


y promover una visión diferente de las personas viejas, la Promoción de la Salud
Emancipadora proporciona conceptos que permiten mirar a la salud y a las personas que la
viven desde una posición contra–hegemónica. Esto es, promueve acciones encaminadas
a potenciar las capacidades humanas para experimentar procesos emancipadores con
el propósito de modificar las relaciones de poder. Asimismo, reconoce a la persona que
envejece como un sujeto material y subjetivo con las facultades para cambiar su realidad
externa e interna (Martínez, 2019).
Desde esta perspectiva teórica, entendemos a la vejez como una construcción social
y cultural, individual y colectiva, que implica formas de percibir, apreciar y actuar que son
generadas en espacios sociohistóricos determinados por una cultura, que adopta los
significados y características generales de éstos. La vejez es un concepto dinámico que
se transforma en el espacio y el tiempo, por lo que optamos por hablar de vejeces y no
sólo de una vejez, es decir, dado que los individuos somos distintos, las experiencias de
envejecer también lo son (Martínez–Maldonado et. al., 2019, Vivaldo, 2017). Respecto del
concepto de envejecimiento saludable, lo definimos como el proceso a través del cual una
persona ejerce y desarrolla sus capacidades humanas, avanza en la construcción y logro
de sus proyectos, reflexiona continuamente sobre su situación, contexto y posibilidades,
por lo que reconstruye lo que ha hecho con sus experiencias pasadas (Chapela, 2015).
Con base en lo anterior entendemos a la salud como la capacidad corporeizada que
tenemos todos los seres humanos de diseñar, decidir y lograr frutos viables y alcanzarlos
(Chapela, 2008).
Por lo que se refiere al concepto de Desarrollo Comunitario, lo definimos como un
campo de conocimiento que estudia las relaciones comunitarias, que busca promover, a
partir de un enfoque interdisciplinario, la participación de los miembros de una comunidad
en el análisis de su situación y en la autogestión de las soluciones a sus necesidades a
través de la movilización de sus recursos, la potenciación de sus capacidades y capital
para lograr un empoderamiento individual y colectivo (González, 2019). Con base en el
marco teórico y en los conceptos presentados, se diseñó el modelo de intervención para el
desarrollo comunitario para el envejecimiento saludable, que pretende superar las visiones
asistencialistas que no reconocen la importancia de los capitales y la participación de las
personas envejecidas en la construcción de los proyectos dirigidos a este grupo (ver

243
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

figura 1). El modelo está integrado por cuatro etapas que guardan una estrecha relación
entre ellas y que constantemente están sometidas a procesos de evaluación (diagnóstico,
diseño y planificación, ejecución y evaluación) que tienen como objetivo fomentar el
desarrollo de la autonomía, la participación, la agencia y el ejercicio de la ciudadanía a
través de la incorporación del autocuidado, la ayuda mutua y la autogestión mediante
procesos educativos participativos, con el fin de alcanzar un envejecimiento saludable
(Martínez, Vivaldo, González, Vivaldo, 2019, p. 66).

Figura 1.

MODELO DESARROLLO COMUNITARIO PARA EL ENVEJECIMIENTO.

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Evaluación

Fuente: Elaboración propia.

244
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

El modelo está integrado por cuatro etapas que guardan una estrecha relación entre
ellas, se basan en los aportes de la Salud Colectiva, la Teoría Sociológica de Bourdieu
y la Promoción de la Salud Emancipadora. Tiene como objetivo fomentar el desarrollo
de la autonomía, la participación, la agencia y el ejercicio de la ciudadanía a través del
autocuidado, ayuda mutua y autogestión mediante procesos educativos participativos
para alcanzar un envejecimiento saludable.

APRENDIZAJE–SERVICIO
Ante el desafío de un mundo globalizado y cada vez más complejo, se requiere la atención de
las particularidades de cada región del mundo en virtud de las diferentes necesidades sociales
que se generan al interior de cada país, así como de los diferentes grupos y comunidades.
Ante la predominancia de una visión instrumental y técnica del mundo, resulta urgente que las
instituciones educativas replanteen sus estrategias didácticas para que desde la academia se
generen respuestas a los problemas sociales existentes en la actualidad.
De acuerdo con Tapia (2014), el Aprendizaje–Servicio (ApS) es una propuesta
pedagógica que permite que los estudiantes desarrollen conocimientos y competencias a
través de una práctica de servicio solidario a la comunidad, en el ámbito de la educación
formal y no formal. En la educación formal se define como:
“ Un servicio solidario destinado a atender necesidades reales y sentidas de una comunidad, es protagonizado

activamente por los estudiantes desde el planeamiento a la evaluación y está articulado intencionadamente con

los contenidos de aprendizaje, contenidos curriculares o formativos, la reflexión, el desarrollo de competencias

para la ciudadanía y el trabajo y, la investigación” (Tapia, 2014, p. 72).

El ApS constituye una plataforma ideal para gestionar el conocimiento fuera del salón
de clase. También contribuye a la formación educacional y profesional por excelencia,
fortificando además, una cultura solidaria, responsable, de cooperación y de reciprocidad.
El ApS ayuda a los estudiantes a convivir con la comunidad a través del servicio, aprender
de la acción, es decir, los impulsa a correlacionar el ejercicio con los conocimientos
adquiridos en las aulas (Díaz, 2020, p. 5).
El fin último de esta propuesta pedagógica es conducir a la transformación de la
comunidad, la cual está estrechamente alineada con la justicia social. El objetivo es trabajar

245
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

en pos de una sociedad en la que tanto individuos como grupos sean tratados en igualdad
de condiciones y en la que existan oportunidades similares de participación y obtención de
beneficios sociales para todos los grupos: infancias, juventudes, vejeces. No obstante, el
aprendizaje–servicio sólo puede considerarse transformador si existe un salto imprescindible
que supere la conceptualización del aprendizaje desconectado de los desafíos de los
problemas cotidianos de la sociedad (Petersen and Osman, 2013, p. 3).
En este sentido, es fundamental llevar a cabo procesos de reflexión que nos conduzcan
a examinar y cuestionar nuestros marcos de referencia, si nuestra meta es construir una
forma diferente de ejercer la docencia y de concebir el aprendizaje. En otras palabras, la
práctica del ApS puede cambiar, de esta manera, los límites que tradicionalmente definen
quién es poderoso y bien informado y quién es incapaz e ignorante en la relación educativa
(Petersen and Osman, 2013).
El ApS promueve el ejercicio de la solidaridad, reconoce la dignidad de cada persona
junto con sus potencialidades y limitaciones, puesto que se entiende que es parte del
proceso de desarrollo. De acuerdo con Tapia (2014), “la solidaridad significa trabajar
juntos por una causa común, ayudar a otros en forma organizada y efectiva, resistir como
grupo o nación para defender los propios derechos, enfrentar desastres naturales o crisis
económicas, y hacerlo de la mano con los otros” (p. 155).
Los proyectos de ApS:
“ Contribuyen simultáneamente al crecimiento local, a mejorar la calidad del aprendizaje académico, al desarrollo

de competencias adecuadas para la inserción en el mundo del trabajo, a la formación personal en valores y a la

participación ciudadana responsable” (Ochoa, 2016, p. 12).

El ApS es una metodología de enseñanza y aprendizaje a través de la cual los estudiantes


desarrollan habilidades mediante el servicio a sus comunidades. Un programa bajo este
enfoque permite realizar tareas que involucren conductas responsables en sus comunidades
y escuelas, y de esta forma, los estudiantes asumen roles significativos y desafiantes en una
variedad de espacios como centros. Las actividades en estos lugares pueden incluir lectura
a niños, supervisión de alumnos en edad escolar, ayuda en tareas escolares, visitas guiadas,
limpieza de barrios, o entrevistas a ancianos (Halsted, 1988, citado en Puig, 2007).
Basado en la racionalidad crítica, para el ApS tanto la práctica como la teoría son
construcciones sociales que se llevan a cabo en contextos concretos. Su articulación es

246
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

dialéctica: la teoría se origina en la práctica y apunta a la mejora de ésta. La articulación


teoría-práctica no sólo persigue la comprensión y la interpretación, sino también la toma
de conciencia de las condiciones reales y de los contextos que posibilitarán la acción para
el cambio (Sanjurjo, 2004, p. 5).
Por tanto, el ApS se sitúa como un enfoque pedagógico y filosófico pertinente para el
desarrollo del MDCE, pues vincula la formación académica con el servicio a la comunidad,
lo que permite que tanto docentes como estudiantes desarrollen actitudes, conocimientos
y destrezas esenciales para promover el desarrollo comunitario y el desarrollo de
las personas que envejecen. Asimismo, esta estrategia pedagógica detona que los
participantes desplieguen un sentido crítico y sean parte de un proceso de concienciación
que se hará extensivo a los miembros de las comunidades en las que trabajan. Con base
en esto, se fortalecerán a los grupos de personas envejecidas con miras a potenciar sus
capacidades, así como fortalecer su desarrollo e incidir en su salud, entendida como la
capacidad humana corporeizada de diseñar, decidir y lograr futuros viables (Chapela,
2008, 2008a, 2008b, 2010, Chapela y Cerda, 2010).

OBJETIVO GENERAL
Favorecer la inclusión social de las personas envejecidas a través del uso de las TIC y de
la adquisición de conocimientos y habilidades que les permitan un desarrollo humano y
comunitario, teniendo en cuenta sus opiniones y propuestas para implementar estrategias
viables de atención a sus necesidades, que se enmarcan en la estrategia pedagógica
del aprendizaje–servicio para mantener y potenciar sus capacidades físicas, psicológicas
y sociales en su entorno comunitario, con el fin de lograr un impacto significativo en la
mejora de su salud, bienestar y calidad de vida.
Objetivo pedagógico. Desarrollar un proyecto de intervención comunitaria en escenarios
reales (Asignatura Intervención Comunitaria).
Objetivo solidario. Favorecer la inclusión social de personas envejecidas a través del
uso de las TIC con el fin de facilitar, conocer y aplicar conocimientos tecnológicos en su
vida cotidiana con el propósito de reducir la brecha digital.

247
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Objetivos específicos:
Emplear la tecnología para realizar gestiones básicas (uso de paquetería en
computadora).
Incorporar elementos tecnológicos a la vida cotidiana (uso de celular).
Los supuestos que planteamos y constituyeron la guía del modelo fueron los siguientes:
• La condición económica de los viejos repercute en su acceso a Internet.
• El uso cotidiano del Internet se remonta a hace poco más de 20 años, por lo que las
personas envejecidas de hoy no se apropiaron de su uso durante su juventud y ahora
se resisten al cambio.
• El uso de las tecnologías favorece su desarrollo social y económico.
• El conocimiento de la tecnología permite al viejo volver a estar en contacto con sus
seres queridos.
• El contacto con tecnologías les permite permanecer actualizados y buscar información.
• El contacto con las tecnologías favorecerá el ejercicio de la ciudadanía digital y
utilizarán la tecnología de forma responsable y pertinente.
• La inclusión al mundo tecnológico favorecerá un proceso de empoderamiento.
• El conocimiento del manejo de programas Microsoft brinda una alta gama de
posibilidades de gestión, útiles para las personas envejecidas.

METODOLOGÍA DE INTERVENCIÓN
El proyecto se enmarcó en la investigación acción participativa, ya que desde esta
perspectiva se abordó el objeto de estudio que se relaciona con el proceso de enseñanza
y aprendizaje y la relación escuela–comunidad. Tuvo una duración de 10 meses, y se
conformó por cuatro fases: diagnóstico, diseño y planeación de proyectos, desarrollo del
proyecto y evaluación. La información se obtuvo a través de entrevistas, cuestionarios,
fotografías, videos y relatorías.

4.1. ACTORES DEL PROYECTO


Si bien la iniciativa de este proyecto la tomamos de manera inicial un grupo de profesores,
los protagonistas fueron los estudiantes. Los docentes somos acompañantes–guías, y

248
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

nuestro equipo está conformado por cuatro profesores (psicóloga, socióloga, internacionalista
y un historiador). Los alumnos que condujeron las actividades pertenecieron a la primera
generación de la licenciatura, que en ese momento cursaban en el cuarto año la asignatura
Evaluación y Seguimiento de Proyectos Comunitarios. Ellos participaron tanto en el diseño
de las actividades como en la selección de instrumentos de diagnóstico y evaluación, en la
definición de cronogramas y prioridades, en la selección de temas a desarrollar y tomaron
decisiones respecto al ajuste de los horarios del grupo. El resto de los actores de esta
experiencia lo conformaron las personas envejecidas de la comunidad del municipio de Santa
Cruz Tlaxcala.
Con el objetivo de darle seguimiento al proyecto y de ajustar las actividades que se
desarrollaron en cada sesión, se sostuvieron reuniones con los estudiantes al finalizar
cada intervención para que comunicaran a los profesores sus inquietudes e impresiones,
pero también sus propuestas para mejorar. Los estudiantes elaboraron una relatoría de
cada una de las sesiones, así como un diario de campo.

PROCEDIMIENTO
4.2.1. DIAGNÓSTICO

Para realizar el diagnóstico se realizaron las siguientes acciones, tomando como referencia
la Ficha Orientativa de Diagnóstico (CLAYSS, 2017).
1. Se llevaron a cabo dos reuniones con los profesores de las asignaturas para
identificar los intereses de los profesores y el conocimiento de los planteamientos teóricos
y metodológicos del Aprendizaje–Servicio. En un segundo momento, se impartió un curso
sobre la estrategia ApS con el propósito de tener un piso común respecto a la filosofía y
estrategias de propuesta pedagógica.

4.2.2. TALLERES CON ESTUDIANTES

(a) Taller exploratorio de los conocimientos de los alumnos vinculados con el ApS,
Formación de Ciudadanía y Metodologías Participativas.
(b) Taller “La Metodología del Aprendizaje–Servicio”.
(c) Taller sobre Metodologías Participativas.

249
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

(d) Taller para la identificación y selección de los estudiantes que fungieron como líderes
de los proyectos.

4.2.3. DIAGNÓSTICOS PREVIOS AL INICIO DEL PROGRAMA

Como parte de las actividades formativas de los estudiantes de la LDCE se programaron


actividades de diagnóstico. En ellas participaron profesores, estudiantes y miembros de
la comunidad (personas envejecidas, líderes comunitarios, monitores de grupos, personal
del municipio), ésto con el propósito de recuperar las necesidades, problemáticas e
intereses de todos para priorizar acciones. Los diagnósticos se realizaron con metodologías
participativas y en todo momento se centraron en las personas que aprenden, con el
objetivo de asumir un mayor grado de control en sus vidas a partir del desarrollo de la
capacidad para crear iniciativas y conocimientos que a su vez puedan ser transferidos
a otros aspectos de sus vidas y devueltos a la comunidad (Martínez, Vivaldo, Moreno y
Cantón, 2019).

4.2.4. PLANIFICACIÓN

La planificación del proyecto se basó fundamentalmente en las líneas propuestas por la


Ficha Orientativa (CLAYSS, 2017).
1. A partir del diagnóstico, se seleccionó una problemática social a resolver en la que los
actores de la comunidad tienen un papel fundamental.
2. Discusión de la propuesta con representantes de la comunidad y modificaciones en
conjunto con docentes y alumnos.
3. Elaboración del plan definitivo de actividades.
4. Establecimiento de las conexiones con los contenidos de las asignaturas.
5. Planeación del cronograma de actividades.
6. Conformación del equipo de trabajo (asignación de roles y actividades).
7. Diseño del plan de evaluación.

La intervención se llevó a cabo en 22 sesiones de tres horas, dos veces por semana,
con 15 participantes. La edad de los participantes osciló entre 60 y 82 años. La escolaridad

250
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

fue diversa, desde el que sólo sabía leer y escribir hasta un participante con licenciatura.
Las actividades se llevaron a cabo en el Centro de Desarrollo Comunitario, San Miguel
Contla, Municipio de Santa Cruz, Tlaxcala. Se les presentó la propuesta, se realizaron
ajustes de acuerdo con sus necesidades y se establecieron acuerdos y compromisos.
Durante todo el proyecto se llevaron a cabo sesiones de reflexión y evaluación.
Los temas que se revisaron y se practicaron fueron los siguientes: (1) Partes físicas
del Smartphone, (2) Ajustes del teléfono, (3) Ajustes y Play store, (4) Word, (5) Power Point.

RESULTADOS
Cada una de las sesiones se llevó a cabo de forma sistemática, de acuerdo con la
planeación metodológica y didáctica del programa, aunque en ocasiones se hicieron
cambios por falta de algún recurso e imprevisto. Por lo tanto, se considera que los objetivos
se cumplieron en un 90%.
Al término del programa, todos los participantes identificaron las partes físicas de su
teléfono celular, aprendieron a realizar llamadas telefónicas y enviar mensajes. Además,
manejaron la aplicación WhatsApp y navegaron por Internet. La mitad realizó llamadas
grupales y búsquedas por Internet (como precios de boletos y alguna búsqueda de un
libro de su interés). Todos tienen Facebook, y la mayoría lo usa constantemente, se envían
mensajes entre ellos, se comunican con sus familiares y comentan publicaciones de
interés común.
Con respecto al uso de la computadora, los participantes realizaron en todo momento
actividades prácticas, como el diseño de tablas en Word y de presentaciones en Power Point,
crearon correos electrónicos en Gmail, completaron formularios con datos personales, y
enviaron y recibieron correos como parte de las actividades que mantuvieron activos y
en comunicación a los participantes con sus familiares y conocidos. Los instrumentos
de evaluación fueron de gran relevancia para examinar el inicio, término y seguimiento
del programa. Los facilitadores mantuvieron la disposición, responsabilidad, paciencia
y atención hacia los participantes. Aunque los recursos materiales fueron insuficientes,
se obtuvo el mejor provecho. Al finalizar el programa los participantes elaboraron una
presentación de los aprendizajes obtenidos utilizando la computadora y el teléfono celular.
Asimismo, enviaron con frecuencia mensajes a los profesores y a los estudiantes.

251
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Los principales aprendizajes obtenidos por los alumnos se relacionan con la capacidad
para explicar la realidad de las personas que envejecen de manera multidimensional, la
habilidad para diagnosticar problemáticas en escenarios reales y desarrollar acciones
de planeación participativa y evaluación. Del mismo modo, este proyecto permitió a los
estudiantes reflexionar sobre su actuación frente al grupo, pues cada sesión demandaba
para ellos responsabilidad, compromiso, toma de decisiones y el reconocimiento de los
valores y necesidades de las personas envejecidas.
A continuación, presentamos comentarios que los participantes hicieron durante la
fase de intervención.
“Nosotros venimos a computación, sabemos un poco pero no hay problema si iniciamos junto con los demás para

ir en acorde todos” (Participante 4, comunicación personal, 17 de enero de 2019).

“Ya puedo meter la mano al aparato y ya he perdido el miedo a utilizar el teléfono” (Participante 5,

comunicación personal, 29 de enero de 2019).

“El teléfono prácticamente lo utilizaba para hacer llamadas y contestar llamadas que era lo elemental,

entonces para mí era importante el saber las funciones que tengo dentro del teléfono; paulatinamente me he dado

cuenta que con los elementos que nos han dado, lo único que tenemos que hacer es aplicarlo” (Participante 4,

comunicación personal, 29 de enero de 2019).

El impacto del programa en los participantes fue positivo, puesto que emprendieron
nuevos proyectos como apoyarse en el uso de la computadora y el teléfono celular para
construir una memoria de familia, además de que han demandado que se impartan nuevos
cursos para que se profundice en la materia. Los participantes describieron lo benéfico
que les resultó el programa, las formas en las que lo aplicaron en su vida cotidiana y
cómo fortaleció sus relaciones intergeneracionales, pues les permitió compartir con los
integrantes de su familia los conocimientos aprendidos.
Por lo que se refiere a los estudiantes, expresaron lo siguiente:
“Se logró romper la brecha digital existente con el grupo que se trabajó en el estado de Tlaxcala y realizar un

plan didáctico bien estructurado. Es fundamental tomar en cuenta las opiniones de los participantes para el

mejoramiento del plan de trabajo. Los facilitadores deben de estar sumamente preparados en el conocimiento, la

práctica y tener una buena actitud hacia las personas y estar atento a las necesidades de las personas e incluirlas.

El programa generó un efecto favorable en las personas”.

252
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

CONCLUSIONES
Durante el desarrollo del proyecto se observó que la condición económica de las personas
envejecidas es un favor que repercute en su acceso a Internet, lo cual impidió que algunos
de ellos permanecieran en el proyecto debido a que en sus casas no podían practicar
lo aprendido. Asimismo, se constató que hay una resistencia por parte de las personas
mayores a participar debido al temor de no ser capaces de aprender, así como al temor
de manipular los dispositivos tecnológicos.
Sin embargo, las personas que lograron mantenerse hasta el final del proyecto
manifestaron, junto con sus familiares, que la participación en este tipo de actividades
favorece el desarrollo humano, social y comunitario de este grupo etario, pues permite la
interacción con otros, la posibilidad de aprendizaje, la aplicación de estos conocimientos
en la vida cotidiana y la inclusión social.
Para varios de los participantes, el aprendizaje de estos recursos tecnológicos les
permitió entrar en contacto con sus familiares y amigos que residen en otros lugares.
Asimismo, propició el acercamiento con las generaciones de jóvenes y de niños.
En lo que respecta al supuesto de que el manejo de las tecnologías favorece el
ejercicio de la ciudadanía digital, no lo hemos podido constatar aún. Lo que sí observamos
fue que la inclusión al mundo tecnológico favoreció un proceso de empoderamiento, en
virtud de que ya no dependen de otros para hacer uso de estos medios y manifestaron
tener ahora una percepción de autonomía. En lo que se refiere al conocimiento del manejo
de programas Microsoft, se observó que para algunos significó la posibilidad de gestionar
nuevos proyectos, como fue el caso de la construcción de una memoria familiar usando
el procesador de palabras.
En cuanto a la propuesta pedagógica de ApS, consideramos que representa un
recurso pedagógico fundamental para cumplir los objetivos del MDCE, y desde luego,
para la formación de los estudiantes y para la inclusión de las personas envejecidas,
ya que posibilitó atender una necesidad prioritaria para ellos. Asimismo, el ApS permite
integrar los aprendizajes académicos formales (desarrollo de una intervención) con un
servicio (formar a personas envejecidas en el uso de tecnologías para resolver problemas
cotidianos). De la misma manera, se observó una mejora del entorno social (las personas
envejecidas se comunican a través del uso de tecnologías y realizan otras tareas), esto es,
se cumplió con un servicio solidario que transformó su realidad. Los estudiantes cubrieron

253
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

aprendizajes curriculares y realizaron evaluaciones a través de una intervención con un


problema social y el proyecto contribuyó a promover el desarrollo de las potencialidades
de las personas (estudiantes y personas envejecidas).
No obstante, consideramos que aún no se trasciende al establecimiento de metas
y trabajo a largo plazo, es decir: hemos hecho seguimiento a ellos y si bien participaron
en los proyectos, ahora encontramos que no hay una continuidad en los mismos. Para
iniciar la transición es necesario trabajar en procesos de reflexión con la comunidad e
implementar diagnósticos participativos para que contribuyan al desarrollo de procesos
autogestivos y al desarrollo comunitario. Finalmente, es fundamental llevar a cabo estos
mismos procesos con el grupo de profesores y alumnos.

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258
14.

PROMOCIÓN DEL AUTOCUIDADO HACIA LAS PERSONAS


ADULTAS MAYORES COMO PRÁCTICA DE UNA VISIÓN DE
GERONTOLOGÍA COMUNITARIA
.GUSTAVO GARCÍA SILVA

RESUMEN
Promoción del autocuidado hacia las personas adultas mayores, como práctica de una
visión de gerontología comunitaria.
Este trabajo teórico–práctico constituye una importante evidencia sobre el Trabajo
Social Gerontológico. Se centra en procesos de Práctica Regional realizados en el
Municipio de Nezahualcóyotl en el período 2013-2018, lapso en que se creó una red social
de apoyo y capacitación con diferentes instancias de atención a este sector, como son el
DIF municipal, Centros de Salud, Casas de Día, Municipios, parroquias, casas de cultura
y centros comunitarios.
El trabajo desarrollado generó recursos teóricos, epistemológicos, didácticos,
metodológicos, organizativos y de capacitación. Nos centramos en dos actividades
principales: la capacitación de personas adultas mayores y de promotores de grupo.
Las actividades realizadas se basaron en tres ejes de intervención: la promoción del
autocuidado, la capacitación gerontológica y la formación de redes sociales de apoyo.
En este trabajo se presenta la visión de gerontología comunitaria como promotora
del autocuidado, ya que sustenta evidencia de potenciar a las personas adultas mayores,
favoreciendo su autonomía, desarrollando su autoestima, mejorando su calidad de vida
y las relaciones con su entorno social y comunitario. Se creó un manual de autocuidado
y desarrollo personal basado en los intereses y necesidades más apremiantes de los
adultos mayores, promoviendo de esta manera una cultura más saludable del sector.
El resultado de la práctica exitosa en la capacitación de personas adultas mayores
en técnicas de autocuidado y en la reflexión sobre sus problemas de salud, redundó en el
fortalecimiento de sus vínculos familiares y de su autoestima. También en la creación de
redes de apoyo al interior de los grupos sociales y de las instituciones públicas, así como

259
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

en la capacitación de alumnos de Trabajo Social en temas de gerontología social y trabajo


social con grupos, entre otros.
Palabras clave: Envejecimiento activo, empoderamiento, independencia, bienestar.

ABSTRACT
Older adults self–care promotion as a view of communitary gerontological practice.
This theoretical–practical study is important evidence on gerontological social work. It was
focused on regional practice processes carried out in Nezahualcoyotl Mexico during 2013 and
2018: at this period, a social support network and training job was developed in collaboration with
public health and social assistance institutes, such as DIF, health centers, refuges, parishes, culture
centers and community centers.
This study has theoretical, epistemological, didactic, methodological and training implications.
Aimed at two main activities: the training of older adults and the group promoters (head persons in a
social group). All the actions performed were centralized in three axes of intervention which resulted
with an implementation on: promotion of self-care, gerontological training and the creation of social
support networks.
In this paper, the vision of community gerontology is presented as a promoter of self-care,
since it supports evidence of empowering older adults, supporting their autonomy, increasing their
self-esteem, improving their quality of life and enhancing their social and community relationships.
A guide for health practices and self-care was created based on their main interests and needs,
promoting the practice of healthy behaviors.
Results indicate that the training job performed with older adults in techniques of self-care
and health issues had a positive impact on the strength of family bonds and improvements on self-
esteem. Indeed the social work practical derived in the creation of social support networks and the
professional practice of social work students in areas such as the social gerontological and activities
with vulnerable social groups.
Keywords: Active aging, empowerment, independence, wellness.

260
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Imagen 1.

CURSO DE CAPACITACIÓN GERONTOLÓGICA, NEZAHUALCÓYOTL, ABRIL, 2017.

Autor: Gustavo García.

INTRODUCCIÓN
El presente trabajo es un aporte a los procesos de intervención de la profesión de Trabajo
Social en el campo de la Gerontología comunitaria. Como tal, es importante señalar diversos
aspectos que son necesarios para el abordaje de la problemática de las personas adultas
mayores, a partir de dos sondeos realizados en campo y que funcionan como marco de
intervención de acuerdo con las problemáticas detectadas en ellos y que dan pie a una
serie de estrategias para dar respuesta a esta situación.
El Trabajo Social en el campo de la Gerontología está en proceso de construcción,
por ello, todos los aportes enfocados en este sentido deben considerarse importantes, ya
que dan significado a dicha experiencia y por lo tanto, son sujetos de modificación.
La intervención que se desarrolló en el municipio de Nezahualcóyotl fue parte del
Programa de Práctica Regional durante el sexto y séptimo semestre de la formación
escolar de la Licenciatura en Trabajo Social de la Escuela Nacional de Trabajo Social
(ENTS) de la UNAM. Como proceso de intervención se dará cuenta de las diferentes
etapas que se siguieron durante el período 2013-2018. Para ello, se hará una revisión de
diferentes aspectos que permitirán dilucidar el proceso seguido a la luz de la metodología
implementada, los vínculos institucionales, las fuentes teóricas de apoyo, las estrategias

261
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

para el trabajo directo con grupos, y los resultados obtenidos en cada una de las etapas
que se desarrollaron.
En un principio, se señalarán algunos elementos estadísticos que permitieron
vislumbrar la naturaleza de la problemática del sector a nivel internacional, nacional y
local. Posteriormente, se abordarán aspectos que permitieron la práctica exitosa, tales
como la perspectiva metodológica, las estrategias de trabajo para establecer la región
de trabajo, la vinculación con las diferentes instituciones relacionadas con la atención de
las personas mayores, y las formas de intervención a través de los talleres. Después se
desglosarán los temas del manual de autocuidado por áreas, para posteriormente, definir
los objetivos de la intervención, sus resultados y conclusiones, y el aporte que desde la
perspectiva del que suscribe, se proporciona al Trabajo Social Gerontológico.

MARCO TEÓRICO
¿QUÉ ES EL ENVEJECIMIENTO?
Es importante considerar las diferentes visiones que existen respecto al envejecimiento, tales
como la que ubica a la vejez como deterioro, dependencia o carga social; la que la considera
como cambio o continuidad; o como producto cultural e histórico. También están las visiones
positivas de la misma, entre las que se encuentran: la vejez como oportunidad o tiempo
productivo, el ajuste vital positivo, el envejecimiento exitoso o la vejez ajustada, y la vejez como
emancipación, y en ésta se inscribe la visión de la Gerontología Crítica, la cual representa el
objetivo de buscar la emancipación de la gente mayor, consistente en la liberación del sistema
de ataduras representados en la edad cronológica y en la cultura juvenilista (García, 2000).
En este contexto, coincidimos con la definición de Mendoza, Martínez y Martínez (2018)
sobre el envejecimiento humano como un proceso gradual y adaptativo, caracterizado
por una disminución relativa de la reserva y de la respuesta biológica ante las exigencias
para mantener o recuperar la homeostasis, debido a las modificaciones morfológicas,
fisiológicas, bioquímicas, psicológicas y sociales, propiciadas por la carga genética y el
desgaste acumulado ante los retos que enfrenta la persona a lo largo de su historia en un
ambiente determinado (p.2).
A partir de esta definición es posible integrar el significado que tiene la intervención
en la problemática de las personas adultas mayores. Para ello se hará referencia a datos

262
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

estadísticos que permitirán observar la relevancia de efectuar acciones encaminadas a


mejorar sus condiciones de vida y a proyectar medidas tendientes a potenciar su situación
actual para evitar, en la medida de lo posible, escenarios de dependencia e incapacidad
que afecten su vida personal y las relaciones con su entorno familiar y comunitario.

CONTEXTO INTERNACIONAL, NACIONAL Y LOCAL


En América Latina y el Caribe, en el período 2000-2050 se duplicará la cantidad de personas
con dependencia moderada–severa, pasando de 23 a 50 millones. Actualmente en el mundo,
el 80% de la población mayor de 60 años no tiene cobertura de seguridad social y se prevé que
de no haber un cambio en este sentido, unos 1,200 millones de personas mayores pueden
enfrentar inseguridad de ingresos para el 2050. En América Latina y el Caribe apenas alcanza la
cobertura previsional del 40% de la población de más de 60 años (Fassio y Roqué, 2012, p.39).
De acuerdo con datos publicados por la CONAPO (INEGI, 2017), destaca que la
población adulta tiene una esperanza de vida de 75.3 años, por lo que el peso relativo de
los adultos mayores adquiere una mayor relevancia en la estructura por edad. Frente a este
fenómeno demográfico, es cada vez más relevante enlazar el progresivo envejecimiento
demográfico con el desarrollo en materia social y económica que debe establecerse en el
país (Montoya, Román, Gaxiola y Montes de Oca, 2010).
Particularmente, en el Estado de México el número de personas adultas mayores es
cercano al promedio nacional; sin embargo, la tendencia es ascendente. En el año 2005 la
población de adultos mayores en la entidad constituyó 6.4 por ciento, mientras que a nivel
nacional este porcentaje fue de 8.1. “En lo que respecta a los datos sobre envejecimiento,
según el Censo de Población y Vivienda del año 2010, la población de 60 años o más fue
de 1,171,859 personas Adultas Mayores (AM). Es importante destacar que el grueso de esta
población hoy envejecida nació en el transcurso del primer lustro de la quinta década del siglo
XX cuando el modelo capitalista de industrialización estaba en pleno auge y en consecuencia
la migración campo-ciudad también” (Montoya y Montes de Oca, 2011, p. 48).
La ENADID 2018 reportó que el número de personas de 60 años o más que reside en
México es de 15.4 millones, cifra que representa 12.3% de la población total. La mayoría
de ellos (47.9%) vive en hogares nucleares (formado por un solo núcleo familiar), casi
cuatro de cada diez (39.8%) residen en hogares ampliados (un solo núcleo familiar o más,

263
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

y otras personas emparentadas con él o ellos), y 11.4% conforman hogares unipersonales:


viven solos.
Estas cifras son muy reveladoras: si consideramos que a nivel nacional, en 2010 el
porcentaje de población adulta mayor era de 9.8% y en el 2018 fue de 12.7%, el número
de mayores va aumentando de manera importante. Lo mismo sucede en el municipio de
Nezahualcóyotl, cuyo porcentaje de población equivalía en el año 2010 al 10.8% de la
población total, lo que representaba un número mayor a la media nacional. En la encuesta
sobre población de 2015 se obtuvo que el número de personas mayores es de 133,791,
que equivale al 12.86% del total. (INEGI, encuesta de población y vivienda, 2015).
Estimaciones del INEGI (2018) indican que el porcentaje de las personas de edad que
viven solas y son económicamente activas es de 41.4%. De éstas, 54.1 % son hombres
y 45.9 % son mujeres. En cuanto a sus condiciones laborales, la Encuesta Nacional de
Ocupación y Empleo (ENOE, 2018) indica para el segundo trimestre de 2019 que 21.7%
de los adultos mayores que viven solos y están ocupados no reciben prestaciones, 15.7%
reciben aguinaldo y sólo 13.4% tienen vacaciones con goce de sueldo.
La ENADID (2018) ubica como la principal fuente de ingreso de las personas de edad que
viven solas la jubilación o pensión (36.7%), le siguen algún programa de gobierno (36.6%) y/o
por su trabajo (34.4%). Es importante señalar que estos ingresos pueden ser complementarios,
es decir, una persona puede recibir recursos monetarios de diferentes fuentes.
Varios de los problemas de salud que padecen los adultos mayores son atribuibles
a la edad; sin embargo, muchos de ellos se deben también a los malos hábitos durante
las etapas previas de su vida. Tomar medidas preventivas para modificar esos hábitos y
garantizar el acceso a los servicios de salud son importantes acciones individuales y de
carácter institucional. Sin duda, disponer de servicios de salud permite mejorar la calidad
de vida de los adultos mayores.
En el país, 85.4% de las personas de edad que viven solas están afiliadas a una
institución de servicios de salud. Entre las personas de edad que viven solas, la mayoría se
atienden cuando tienen un problema de salud (96.8 por ciento). El Instituto Mexicano del
Seguro Social (IMSS) es la principal institución a la que acuden para atenderse (30.7%),
una cuarta parte (25.4%) va a los Centros de Salud u hospitales de la Secretaría de Salud, y
uno de cada cinco (20%) a clínicas o instituciones privadas. Cabe señalar que por distintos
motivos, la población no siempre acude a la institución a la cual es derechohabiente para

264
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

atender sus problemas de salud. De hecho, 9 de cada 100 se atienden en el consultorio


de una farmacia (9.5%) (INEGI, ENADID, 2018).

BREVE RESEÑA HISTÓRICA DEL MUNICIPIO DE NEZAHUALCÓYOTL


El municipio de Nezahualcóyotl es el segundo municipio más poblado del Estado de
México. Sus características son únicas por el proceso de urbanización seguido en las
décadas de los cincuenta y sesenta y por la permanente problemática socio–urbana
que históricamente ha enfrentado. Representa un prototipo clásico y emblemático en
la construcción social del espacio metropolitano. Nezahualcóyotl tiene porcentajes de
servicios públicos cubiertos de más del 98% y representa más del 7.3% de la población
total del Estado.
La metropolización de Nezahualcóyotl que se inició en la década de los cincuenta y las
dinámicas que generó han cambiado medio siglo después. Los actores, las actividades
productivas y los procesos socioculturales y tecnológicos que vive la ciudad y el mundo,
son otros.
Nezahualcóyotl surge en la época en que las tendencias migratorias campo-ciudad
estaban en pleno apogeo y se produjo el éxodo rural hacia las grandes metrópolis del
país, durante la década posterior a la segunda posguerra (1944–1960). Los terrenos se
vendieron a migrantes que llegaban a la ciudad de México, quienes no podían pagar los
altos alquileres de las viviendas, por ello, la oferta de terrenos baratos en la periferia de la
ciudad constituyó una opción de supervivencia (Bassols y Espinosa, p. 194, 2011).
En abril de 1963 se creó el municipio de Nezahualcóyotl (Gobierno Constitucional
del Estado de México, 1963), que comenzó la regularización de los terrenos y la dotación
formal de servicios básicos a las denominadas colonias del ex–vaso de Texcoco. Desde
entonces, el municipio viviría varias etapas en su integración a la ciudad de México
(Bassols y Espinosa, p. 195, 2011).

CENSO Y SONDEO, BASE DEL PROYECTO


La información relevante, de la cual surge la propuesta de intervención, se generó a partir
de dos sondeos en el municipio de Nezahualcóyotl. El primero en la colonia Loma Bonita,

265
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

ubicada al oriente. Ahí se realizó un censo al total de la colonia para detectar población
adulta mayor, realizándose un total de 246 encuestas. El segundo estudio fue a través de
un sondeo a integrantes de cinco grupos de diferentes instituciones ubicados en distintas
zonas del municipio.
A partir de estos sondeos se obtuvieron datos importantes sobre las condiciones de salud
de los adultos mayores: el 82% dijo tener una enfermedad crónico–degenerativa, el 60% vivir
con familiares, el 80% manifestó tomar más de tres medicamentos; las enfermedades que más
prevalecieron fueron la hipertensión arterial, diabetes mellitus, problemas gastrointestinales
y problemas articulares (Censo de población realizado en la colonia Loma Bonita, 2013, y
sondeo a 145 personas adultas mayores de 5 grupos de adultos mayores, 2014).

GRUPOS DE PERSONAS ADULTAS MAYORES


Redes sociales de apoyo: son estructuras sociales compuestas de grupos de personas,
las cuales están conectadas por uno o varios tipos de relaciones, tales como amistad,
parentesco, intereses comunes, o que comparten conocimientos e ideas de libre expresión.
Apoyan al adulto mayor satisfaciendo aquellas necesidades que no son cubiertas por el
sistema formal.
Tipos de apoyo social que puede recibir un adulto mayor:
• Materiales: dinero, alojamiento, comida, ropa, pago de servicios.
• Instrumentales: cuidado, transporte, labores del hogar.
• Emocionales: afecto, compañía, empatía, reconocimiento, escucha.
• Cognitivos: intercambio de experiencias, información, consejos.

Las redes sociales para el adulto mayor se clasifican en tres:


1. Redes primarias (familia, amigos y vecinos).
2. Redes secundarias o extrafamiliares (grupos recreativos, los propios grupos de
adultos mayores, las organizaciones civiles y sociales que operan en la comunidad,
las organizaciones religiosas, así como las relaciones laborales o de estudio).
3. Redes institucionales o formales (organizaciones del sector público, además de los
sistemas judicial y legislativo a nivel federal, estatal o municipal) (Fundación para el
Bienestar del Adulto Mayor IAP, 2007).

266
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Las personas mayores tienen diferentes formas de comportamiento, lo cual se deriva


naturalmente de sus antecedentes, vínculos familiares, historia de vida, redes de apoyo,
formas de obtener los satisfactores de la vida diaria, el cómo se vinculan en los grupos a los
que pertenecen, el rol que asumen en ellos, las motivaciones que los impulsaron a buscar
opciones de entretenimiento, aprendizaje, búsqueda de la salud física y emocional, etc.
Son múltiples los elementos por los que se incorporan a un grupo y los roles que
asumen en su interior. El trabajo con las personas mayores nos permite entender que el
grupo, como tal, tiene un significado muy importante para ellos, ya que son formas de
expresar y canalizar sus emociones, necesidades afectivas, y en ocasiones, de expresar
lo que durante el transcurso de su vida no pudieron.
Es interesante observar cómo los grupos, dependiendo de su origen, tienen una
dinámica diferente. Por ejemplo, en los clubes pertenecientes a la Secretaría de salud,
donde las personas mayores se integran acorde a sus diferentes padecimientos (hay
grupos de hipertensos, diabéticos, con problemas de obesidad, ansiedad, etc.), el vínculo
es una necesidad en el campo de la salud. Se integran por iniciativa individual o por
prescripción médica o del área de Trabajo Social.
Las casas de día, como parte de la estructura administrativa del municipio, tienen la
posibilidad de mayores apoyos institucionales. Su afiliación está regulada por las normas
administrativas y deben sujetarse a ellas; su estancia en las instalaciones forma parte de
un programa que elabora la misma institución, el DIF, el municipio, o la coordinación de
ambos y a partir de ello, se da seguimiento a los diferentes programas. Por ello, los adultos
mayores tienen acceso a más elementos informativos, organizativos, de participación
cultural, artística, laboral o recreativa.

267
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Imagen 2.

REDES SOCIALES DE APOYO.

Grupos
parroquiales

Redes de
Casas de día apoyo Centros de salud

Centros
comunitarios

Fuente: elaboración propia.

CONCEPTUALIZACIÓN SOBRE EL AUTOCUIDADO


Dorothea Omen define el autocuidado como una actividad aprendida por los individuos,
orientada hacia un objetivo. Es una conducta que existe en situaciones concretas de la
vida, dirigida por las personas sobre sí mismas, hacia los demás o hacia el entorno, para
regular los factores que afectan a su propio desarrollo y beneficio de su vida, salud, o
bienestar (INAPAM, Manual de autocuidado, 2011).
Principios del Autocuidado
• Proceso voluntario de una persona para sí misma.
• Implica responsabilidad individual y filosofía de vida.

268
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

• Apoyado en un sistema formal (sistema de salud) y en un sistema informal (apoyo


social).
• Carácter social, que da lugar a interrelaciones.
• Se desarrolla con certeza de mejorar el nivel de vida y salud.
• Se requiere cierto grado de desarrollo personal (autoconcepto, autoestima, autoaceptación,
autocontrol y resiliencia).

La promoción del autocuidado como estrategia de intervención con las personas


adultas mayores responde a diversas necesidades que son resultado de las investigaciones
realizadas en el municipio de Nezahualcóyotl y de la situación que este sector vive a nivel
mundial:
• El porcentaje de personas mayores es cada vez mayor.
• El número de personas que tienen acceso a una pensión por jubilación es reducido y
su monto no alcanza a satisfacer sus necesidades. En el caso de las mujeres es aún
peor, debido a que en su mayoría, no tuvieron un vínculo laboral formal, sino que se
dedicaron a las labores del hogar.
• Debido a la situación socioeconómica y física deben destinar cada vez más recursos
para la compra de medicamentos y para llevar una dieta especial de acuerdo con sus
padecimientos.
• La composición familiar ha cambiado; en ella, las personas mayores deben participar
en el cuidado de sus nietos, del cónyuge o de ambos.
• La necesidad de los hijos de las personas mayores de trabajar en muchas ocasiones
impide que puedan dedicar tiempo al cuidado de los padres, por lo que surge la
imperiosa necesidad de que las personas mayores sean independientes la mayor
parte de su vida.

El autocuidado tiene dos objetivos primordiales: que el adulto mayor tenga una buena
calidad de vida, y posteriormente, esto traerá consigo un bienestar a lo largo de este
proceso. Para entender un poco mejor estos conceptos comenzaremos por definir cada
uno de ellos y mostraremos algunas de sus características.
La calidad de vida se define como el bienestar, felicidad y satisfacción de un individuo,
que le otorga a éste cierta capacidad de actuación, funcionamiento o sensación positiva

269
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

de su vida. Su realización es muy subjetiva, ya que se ve directamente influida por la


personalidad y el entorno en el que vive y se desarrolla el individuo (INAPAM, 2011).
Se trata de un concepto muy amplio que está influido de modo complejo por la salud
física, el estado psicológico, el nivel de independencia, las relaciones sociales y la relación
con los elementos esenciales del entorno (el dinero, la familia, los vecinos). La calidad de
vida refleja la percepción que tienen los individuos de que sus necesidades están siendo
satisfechas, o bien, de que se les están negando oportunidades de alcanzar la felicidad y
la autorrealización, con independencia de su estado de salud físico o de las condiciones
sociales y económicas.

CLASIFICACIÓN GERONTOLÓGICA DE LAS PERSONAS MAYORES


En la clasificación gerontológica establecida en la Ley de las Personas Adultas Mayores
de la Ciudad de México (2000) se definen criterios importantes que permiten entender la
realidad de los adultos mayores y emprender acciones tendientes a favorecer su estado
físico y emocional. Tal clasificación es la siguiente:
Independiente: Aquella persona apta para desarrollar actividades físicas y mentales
sin ayuda parcial.
Semi–independiente:Aquella persona que, por sus condiciones físicas y mentales,
aún puede valerse por sí misma, aunque con ayuda permanente parcial.
Dependiente absoluto: Aquella persona con alguna enfermedad crónica–degenerativa
por la que requiere ayuda permanente total o la canalización a alguna institución de
asistencia.
En situación de riesgo o desamparo: Aquellas personas que, por sus problemas
de salud, abandono, carencias de apoyos económicos–familiares, contingencias
ambientales o desastres naturales, requieren de asistencia o protección del G
obierno y de la sociedad organizada.

Es fundamental considerar esta clasificación, y sobre todo, potenciar a las personas


independientes para que lo sigan siendo la mayor parte de su vida, de ahí la relevancia
de la estrategia de promoción del autocuidado. En estos tiempos de pandemia, donde
se ha considerado a las personas mayores como las más vulnerables, es preciso pensar

270
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

al autocuidado como una guía fundamental para evitar casos de muerte, discapacidad y
dependencia física, económica y emocional.
Las diferencias en cuanto a la situaciones y condiciones de las personas mayores
nos permiten retomar dos cosas: en principio, la propuesta que hace la OMS en torno
al envejecimiento activo, y en segundo lugar, los datos que se arrojan en la encuesta
sobre salud y envejecimiento, los cuales permiten considerar que un alto porcentaje de la
población es funcional, y por ello debe eliminarse la visión de decrepitud, dependencia y
obsolescencia de las personas mayores.

ENVEJECIMIENTO ACTIVO
El paradigma del envejecimiento activo fue definido en 1999 por la OMS como el proceso
de organización de las oportunidades de salud, participación y seguridad, con el fin de
mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen (Correa y Mendoza,
2006). Sus objetivos son los siguientes:
• Aminorar el porcentaje de muertes prematuras por enfermedades crónicas.
• Mejorar la calidad de vida durante el envejecimiento.
• Incrementar la participación activa de los adultos mayores en los ámbitos sociales,
culturales, económicos y políticos.
• Reconocer la importancia de la participación de los adultos mayores en trabajos
remunerados y no remunerados.
• Aminorar gastos por tratamientos médicos y hospitalarios durante la vejez.
• Modelos de núcleos gerontológicos.
• Autocuidado–ayuda mutua–autogestión.

En la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (2012) se encontró que el 73.1% de los


mayores de 60 años no presentaban ninguna limitación para realizar las actividades básicas de
la vida diaria (ABVD:caminar, bañarse, acostarse o levantarse de la cama y vestirse), y sólo el
26.9% presentaba alguna dificultad para realizar al menos una ABVD. El 75.4% de los mayores
de 60 años puede realizar las actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD, que implican
preparación de alimentos, compra de alimentos, administración de medicamentos y manejo de
dinero) sin ninguna limitación, y sólo el 24.6% tenía alguna dificultad para realizar alguna AIVD.

271
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Es importante considerar dos aspectos de lo citado anteriormente: en principio, la


OMS considera al autocuidado, la ayuda mutua y la autogestión como elementos claves
para favorecer la mejora de las condiciones de vida de la población. Asimismo, en el
proceso que se siguió hay una correspondencia con los ejes de intervención propuestos:
autocuidado y promoción de redes sociales de apoyo.
El envejecimiento saludable es el proceso mediante el cual las personas adultas
mayores adoptan, adecuan o fortalecen estilos de vida que les permiten lograr el máximo
de bienestar, salud y calidad de vida a través de las estrategias de autocuidado, ayuda
mutua y autogestión, utilizando de manera óptima las redes de apoyo social formal. Los
estilos de vida que han demostrado tener un impacto significativo en la salud, bienestar
y calidad de vida en la vejez son: una alimentación adecuada, ejercicio físico, periódico
y seguro; higiene personal adecuada, sueño suficiente y reparador, recreación y alta
autoestima (Mendoza, Martínez y Martínez, 2018, p. 2).
Es importante señalar que el autocuidado y la utilización de las redes sociales de
apoyo se consideran como significativos en las propuestas de la Organización Mundial
de la Salud (OMS) y de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza para promover
un envejecimiento activo y saludable. Veamos ahora la conceptualización básica de lo
que es la Gerontología Social y Comunitaria, en el entendido de que no puede haber
intervención práctica hacia las personas mayores si no se toma como referencia la base
teórica que explica la especificidad de este sector desde la perspectiva interdisciplinaria
que la caracteriza, la vertiente gerontológica.

GERONTOLOGÍA SOCIAL
Es la ciencia que estudia los fenómenos del envejecimiento en la población, analiza la
participación de los adultos mayores en la sociedad y cómo esta influye en el proceso de
envejecimiento. Asimismo, se ocupa del estudio de la vejez y de todos aquellos fenómenos
que la caracterizan.
La Gerontología se ha desarrollado fundamentalmente en la segunda mitad del
siglo XX. Al respecto, Fernández Ballesteros (2004) señala que la gerontología científica
se inaugura con el estadounidense Cowdry (1939), en el texto “Problemas en el
envejecimiento”. En esta obra no sólo se abordan las condiciones médicas y físicas en

272
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

relación con la edad, sino que se incorporan aspectos psicológicos y sociales, por lo que
puede ser considerado el primer tratado de Gerontología (Fassio y Roqué, 2012, p. 12).
Podemos identificar un doble objetivo en esta disciplina: por un lado, contribuir a propiciar
las condiciones para prolongar la vida de los individuos; por el otro, mejorar la calidad de vida
en las personas adultas mayores. Con la finalidad de facilitar la construcción y valoración
del rol social activo de las personas mayores surge la necesidad de diseñar e implementar
estrategias de intervención gerontológica basadas en la comprensión del proceso de vejez y
envejecimiento, tendientes a mejorar su calidad de vida. Para diseñar tales estrategias hay que
tomar en cuenta los siguientes valores de la gerontología social: individualidad, independencia,
integración ingresos, interdisciplinariedad e innovación. (Piña, 2009).
Dentro del proceso de práctica escolar se retomaron algunos valores de Gerontología
Social. El primero de ellos fue la individualidad: cada persona es única en su forma de
ser, pensar y relacionarse, así como en su proceso de aprendizaje; por ello, las técnicas
grupales se enfocaron en considerar al individuo en particular, es decir, la atención se
enfocó dependiendo de la condición individual.
El siguiente valor es la independencia: aquí se permite apreciar y destacar el rol social
que cumplen las personas adultas mayores dentro de la sociedad, ya que se encuentran
en una etapa en la cual se les suele desvalorizar sus capacidades físicas y de toma de
decisiones; no obstante, ha sido fundamental reconocer y facilitar la autonomía del adulto
mayor durante todo este proceso.
Otro valor retomado es la integración: se observa al adulto mayor como un sujeto bio–
psico–social, en donde los aspectos biológicos, psicológicos y sociales están interrelacionados
y deben ser tomados en cuenta para brindar atención en el proceso de vejez. Por ello, su atención
requiere de una interdisciplinariedad que permita brindar soluciones a sus necesidades.
Por último, la innovación, tomada como una nueva forma de plantear soluciones a los
retos del envejecimiento. En esta perspectiva, la práctica innovó la propuesta alternativa
de atención a la salud física y emocional con tres claros propósitos: dar respuesta a las
necesidades de atención a la salud física y emocional sin efectos secundarios, disminuir
costos de atención a los padecimientos de la población, y atender el fenómeno de la
iatrogenia (efectos secundarios de los medicamentos). La propuesta alternativa tuvo una
gran aceptación, de ahí que el manual de autocuidado es, en sí mismo, una innovación en
la propuesta interdisciplinaria de atención de las personas mayores.

273
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

GERONTOLOGÍA COMUNITARIA
“La Gerontología Comunitaria es uno de los nuevos marcos metodológicos y teóricos
para la investigación en materia de envejecimiento y vejez que se viene gestando en
Latinoamérica. Su práctica toma a la comunidad como escenario y a la participación
como el medio para el desarrollo de los mayores y sus entornos, la integración y el
tratamiento de sus problemáticas específicas [...]” (Segundo Congreso Latinoamericano
de Gerontología Comunitaria, 2013, p. 9 ).
“Es un campo de estudio emergente que tiene como propósito el desarrollo de
estrategias para la implementación de programas que permitan lograr el máximo de
funcionalidad, salud, bienestar y calidad de vida de los ancianos en su entorno social y
comunitario” (Fassio y Roqué, 2013, p. 113).
Partiendo de estas definiciones, el trabajo realizado se enmarca en esta perspectiva.
Tomamos a la comunidad como escenario, es decir, a las diferentes instituciones y
grupos de personas mayores en su espacio relacional con sus diferencias de intereses,
formas de organización, vínculos afectivos, y seguimiento de programas. El vínculo
se genera como un proceso colectivo de aprendizaje en el que se da una interacción
alumnos-grupo, con el propósito de aportar elementos importantes y significativos que
mejoren la calidad de vida de las personas, y en el caso de las y los estudiantes, la
posibilidad de aprender de la experiencia de las personas mayores en esta interacción
de enseñanza–aprendizaje.
Todo ello dio una gran diversidad y riqueza a la intervención, a tal grado que en 2018
tuvimos la visita de estudiantes de la Universidad de Cambridge, Estados Unidos, con
el objetivo de conocer la experiencia que se estaba generando desde la perspectiva de
nuestra práctica de Trabajo Social con personas mayores.

PROCESO DE APRENDIZAJE DE LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES


El marco teórico en el que se inscribe la experiencia generada necesariamente debe
considerar la forma de aprendizaje de las personas mayores. La propuesta de elaborar
programas socioeducativos para las personas mayores debe estar sustentada bajo la
geragogía, disciplina educativa interdisciplinaria que tiene por objeto el estudio de la
persona mayor en situación educativa.

274
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

“En la apuesta de la elaboración de los programas socioeducativos deben valorarse


algunos elementos esenciales, desde la forma del proceso enseñanza-aprendizaje,
considerando que las personas mayores traen un cúmulo de experiencias y saberes
[…]. Desde una perspectiva interdisciplinaria, debe considerarse la educación como
una herramienta que puede potencializar la calidad de vida de la población mayor, una
oportunidad de actualización, participación social y reafirmación de sus potencialidades”
(Avalos, 2017, p. 33).
Este proceso de enseñanza-aprendizaje nos permitió conocer la dinámica de los
grupos, cuál es su intencionalidad en la conformación, sus intereses, dinámicas y roles, y
cuáles podían ser las formas de hacer empatía con ellos para un proceso exitoso.

TÉCNICAS DE TRABAJO CON GRUPOS


El trabajo cotidiano con grupos de adultos mayores es matizado por las reglas y procesos
que enmarcan la dinámica de los grupos; para ello se necesita conocer técnicas y
herramientas con las que se puede intervenir para guiar a los grupos en los logros de sus
objetivos. Los grupos se pueden clasificar de acuerdo con sus objetivos, características
comunes, tamaño, tipo y grado de interacción entre sus miembros, nivel social, lugar
donde se encuentran, etc.
Una estrategia de intervención gerontológica ha sido fomentar la formación de grupos
de personas adultas mayores para:
• Atender sus intereses y preocupaciones
• Que desarrollen objetivos comunes
• Estimulen sus capacidades a través de actividades
• Eleven su autoestima
• Apoyen su autocuidado
• Desarrollen una actitud positiva
• Participen en el seno de la comunidad

Existen diversos tipos de grupos de personas mayores que se forman en centros


educativos y/o espacios de la tercera edad, tales como asociaciones de jubilados;

275
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

autoayuda: diabéticos e hipertensos; actividades culturales: coros, danza, regionales,


clases de iniciación artística, talleres de artesanías y artes plásticas, casas de día, etc.
Esta diversidad de grupos la pudimos constatar en la práctica: contactamos a
grupos de jubilados del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios
(ISSEMyM), grupos de autoayuda (diabéticos, hipertensos, obesos, etc.) y grupos creados
en la Secretaría de Salud, en donde, como se verá a continuación, se generó una mayor
intervención. Incluso en el año 2017, la coordinación sanitaria solicitó la capacitación sobre
el tema de género y vejez al personal de Trabajo Social y de enfermería, con la asistencia
del personal de todas las instancias y municipios aledaños bajo la responsabilidad de la
jurisdicción sanitaria.

EJES DE INTERVENCIÓN
Fueron tres los ejes que orientaron la participación de los grupos en el municipio de
Nezahualcóyotl, los cuales dieron respuesta a las necesidades de la población adulta
mayor:
1. Promoción del autocuidado de las personas adultas mayores.
2. Formación y fortalecimiento de redes de apoyo para las personas adultas mayores.
3. Capacitación de promotores y coordinadores de grupos.

Estos ejes surgieron de las problemáticas de las personas adultas mayores, las
cuales se detectaron a través de la aplicación de dos instrumentos en diferentes lugares
y con distinta población en el municipio de Nezahualcóyotl (Censo 2013 y sondeo 2014).

OBJETIVOS
Objetivo general: intervenir en la problemática de las personas adultas mayores a través
de:
• La promoción del autocuidado.
• La formación de redes sociales.
• La capacitación gerontológica para el mejoramiento de las condiciones de vida del
sector en el municipio.

276
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

• Objetivos específicos
• Promover el autocuidado como estrategia orientada al cambio y establecimiento de
conductas que lleven a un envejecimiento saludable.
• Fomentar lazos y redes de apoyo de las distintas instituciones y organizaciones que
brinden atención al sector a nivel federal, estatal y municipal.
• Promover la capacitación de los promotores y coordinadores de grupo para que
obtengan herramientas gerontológicas que posibiliten la atención con calidad y
calidez a dicho sector.

BASES DE LA INTERVENCIÓN Y METODOLOGÍA


1. Se retomó al autor Oscar Jara H. (1987), desde la visión de la concepción metodológica
dialéctica.
2. La experiencia generada se inscribe en la perspectiva del Trabajo Social Gerontológico,
como una experiencia basada en la Gerontología Comunitaria.
Trabajo Social en el ámbito gerontológico

Para las diferentes disciplinas, como el Trabajo Social, el enfoque gerontológico


implica varias cuestiones: una radica en la incorporación de una visión de trabajo
interdisciplinario en la atención de la población adulta mayor; otra consiste en la forma
de actuar bajo la premisa de que el “otro” es un “sujeto”, un sujeto de derecho que
requiere ser reconocido, el cual exige sus derechos económicos, sociales, políticos y
culturales […] (Avalos, 2017).
Piña (2006) define al Trabajo Social Gerontológico como “un campo de acción que
apunta a potenciar el capital social, individual, familiar, grupal y comunitario de los adultos
mayores, mejorando la calidad de su vida social y su desarrollo humano, a través de una
intervención social basada en enfoques epistemológicos, teóricos y metodológicos” (p. 9).
En un intento por desglosar esta definición, respecto a potenciar el capital social,
familiar, individual y comunitario de los adultos mayores, podemos decir que esto depende
del contexto familiar con el que el adulto mayor cuenta, es decir, su red primaria, la cual al
intervenir en los tres ejes señalados anteriormente propicia que se incremente el capital
individual. El autocuidado constituye un aporte en este sentido, al orientar a la población a

277
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

mejorar su condición de vida a partir de sus padecimientos y de las posibilidades que aún
tiene para hacerlo, lo cual incide necesariamente en su bienestar y en el de su comunidad.
Por otro lado, al intervenir en la promoción y formación de redes sociales de apoyo, se
posibilita el hecho de potenciar el capital familiar y comunitario, es decir, en la medida en la
que se articulan y fortalecen las redes de apoyo, el adulto mayor tendrá más posibilidades
de resolución de sus problemas porque cuenta con más recursos a los cuales recurrir
para hacerlo. Finalmente, la capacitación gerontológica también apunta a favorecer el
capital comunitario, porque el adulto mayor se beneficia de la capacitación del personal
encargado de realizar programas destinados a su atención.

ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN
Para el abordaje de la problemática se establecieron diferentes estrategias de trabajo, todas
ellas basadas en la línea metodológica establecida. Para iniciar el trabajo se analizaron
diferentes fuentes de información con el propósito de contextualizar la problemática del
sector: se analizaron leyes y programas federales, estatales y locales; se ubicó la situación
del sector; cuáles son sus características; las diferencias entre envejecimiento y vejez; los
mitos y estereotipos; la forma de aprendizaje de las personas mayores; las técnicas para
hacer didácticas las sesiones; y se revisó teoría sobre grupos, específicamente enfocados
en los mayores.
Asimismo, como estrategia de trabajo de campo, se dividió a la región en tres zonas.
El propósito fue hacer un programa paralelo, que fuera común para las diferentes zonas,
grupos e instituciones presentes en el municipio. Esta estrategia permitió hacer operativo
el trabajo, cada área estuvo a cargo de un equipo y la responsabilidad de atención de
los grupos presentes correspondió al equipo asignado. Para los eventos comunes se
convocó a las instituciones responsables de cada grupo y esto permitió ir tejiendo una
importante red de apoyo institucional.
Las instituciones con las que se tuvo relación fueron las siguientes:

278
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Tabla 1.

RELACIÓN DE INSTITUCIONES Y GRUPOS VINCULADOS AL PROCESO DE PRÁCTICA DE TRABAJO SOCIAL


Institución Grupo(s)

DIF municipal Casas de día: Agua azul


Benito Juárez
Metropolitana
URIS (Unidad de rehabilitación)
Centro comunitario “El sol”

DIF Chimalhuacán Zoe Floresta

IMSS Clínica 75

Parroquias Iglesia San Agustín


Iglesia de Talpa
Iglesia San Francisco

Secretaria de Salud Centro de Salud Metropolitana


C.S. El Sol
C.S. Vergelito
C.S. Loma Bonita
C.S. Reforma
C.S. Aurora
C.S Los Reyes (municipio Los Reyes la Paz)

Deportivo Metropolitana

Fuente: Elaboración propia.

La coordinación con instituciones encargadas de la atención de las personas mayores


fue muy importante. La aplicación de los programas de autocuidado y las propuestas se
vincularon a la planeación de estas instituciones.
Los temas de autocuidado formaron parte importante de los programas de capacitación
de las instituciones referidas. Las solicitudes de apoyo hacia los grupos de prácticas de
Trabajo Social fueron en aumento, al grado que se culminó con la impartición de un curso
convocado por el DIF municipal en los años 2017 y 2018. La capacitación estuvo a cargo
de las y los estudiantes, lo que significó un gran reto y aprendizaje. A los cursos asistieron
un promedio de 120 personas por día durante dos semanas, con gran interés en los
temas y en el manual, que fue la base de este curso, por lo que puede decirse que se
incidió en la política pública encaminada al área de capacitación en el municipio durante
el período de 2014–2018.
Es importante considerar que la población adulta mayor tiene un alto grado de
resiliencia que le permite superar situaciones adversas y adecuar sus potencialidades
para continuar desarrollando sus actividades de la vida diaria; la asistencia a los

279
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

determinados grupos lo ha demostrado, y en estos tiempos de pandemia, esta actitud


resiliente se ha acrecentado.
En general, se reconoce que la resiliencia es un proceso dinámico de adaptación
positiva ante una adversidad significativa, por lo que esta capacidad tiene un gran potencial
para la adopción y el fortalecimiento de estilos de vida saludables en la vejez. En este
sentido, esta capacidad permite prevenir, minimizar o sobreponerse a los efectos dañinos
de la adversidad, o anticipar adversidades inevitables a personas, familias, grupos o
comunidades (Villalba, 2003).
En el contexto de la pandemia actual, los mayores reclaman “el por qué se les
considera los más vulnerables” debido a su edad, si esto depende de estilos de vida
y hábitos saludables. Muchos de ellos han decidido emprender acciones de vida que
les permitan ser funcionales y estar en buenas condiciones. La resiliencia en la vejez
es multidimensional y multideterminada, en este proceso las personas adultas mayores
se adaptan a los eventos y riesgos de tipo biológico, psicológico y social a los que se
enfrentan.
Entre los eventos estresantes que afrontan los ancianos podemos resaltar la muerte
de seres queridos, la pérdida de trabajo, la jubilación, los accidentes, la enfermedad, la
discapacidad, la pobreza, el abandono, los conflictos familiares, la violencia doméstica y
urbana, y la discriminación social (viejismo).

MANUAL DE AUTOCUIDADO
El manual de autocuidado fue la base de la intervención. Para su elaboración se desarrolló
el siguiente proceso: se realizó una investigación documental sobre diferentes manuales
de países como España, Chile, Perú, Nicaragua y México; posteriormente, se elaboró un
manual como base para la primera fase de impartición de cursos, retomando aspectos
importantes de cada manual.
Conforme se fue avanzando en la impartición de talleres, las sesiones sirvieron para
retroalimentar el contenido del manual. Dos vías más de consulta para la investigación
de temas fueron la propuesta de coordinadores y promotores de grupo y los sondeos
que se hicieron en cada inicio de los procesos grupales de prácticas escolares. Así,
el manual se fue ampliando hasta la versión actual que cuenta con un total de 45

280
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

temas, todos ellos relacionados con la problemática e intereses de capacitación de las


personas adultas mayores.
Tabla 2.

CONTENIDO DE TEMAS DEL MANUAL DE AUTOCUIDADO HASTA EL AÑO 2018


Temas sociales Temas psicológicos

Proceso de envejecimiento Salud mental


Redes sociales de apoyo en el adulto mayor Autoestima
Programas enfocados a la atención de adultos mayores Manejo de emociones
Derechos Humanos Motivación Tanatología
Testamento Logoterapia
Prevención de accidentes Gimnasia Cerebral
Envejecimiento exitoso Inteligencia Emocional
Prevención del maltrato hacia personas mayores (antecedentes) El perdón

Temas de salud Temas de terapias alternativas

Polifarmacia Medicina Natural


Cavidad Bucal Risoterapia
Los sentidos Musicoterapia
Acondicionamiento físico Abrazoterapia
Autocuidado Programación Neurolingüística para la salud
Nutrición del adulto mayor Yoga facial
Enfermedades comunes (diabetes, hipertensión, etc.) Digitopuntura
Complicaciones cardiacas EFT (recuperación emocional)
Sexualidad en la vejez Aromaterapia
Afecciones dermatológicas Jugoterapia
Primeros Auxilios Taichi
Higiene personal
Acondicionamiento físico: circuito con bandas de resistencia
Higiene de la columna

Fuente: Elaboración propia.

Tabla 3.

RESULTADOS: AÑO DE INTERVENCIÓN, POBLACIÓN ATENDIDA,

TALLERES QUE SE IMPARTIERON Y NÚMERO DE GRUPOS APOYADOS


Etapa Población atendida Talleres impartidos Grupos atendidos

2013 185 24 5

2014 695 72 20

2015 1702 76 14

2016 1685 49 13

2017 1586 109 15

2018 1336 58 11

Total 7189 388 78

Fuente: Elaboración propia.

281
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓN POR ETAPA

Población atendida

2,000
1,702 1,685
1,586
1,500

Población
1,000
695

500
185

2013 2014 2015 2016 2017

Imagen 3. Gráfico de población atendida por año


Fuente: Elaboración propia.

NÚMERO DE SESIONES IMPARTIDAS

120
109

100

80 72 76

58
60 49

40
24
20

2013 2014 2015 2016 2017 2018

Imagen 4. Número de talleres que se impartieron por año.


Fuente: Elaboración propia.

282
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Tabla 4.

TEMAS CON MAYOR DEMANDA, DE ACUERDO AL MANUAL DE AUTOCUIDADO Y AL AÑO DEL PROCESO DE INTERVENCIÓN
Año Temas

2013 Nutrición, aromaterapia (los sentidos)

2014 Medicina natural y autoestima

2015 Tanatología, sexualidad, polifarmacia y medicina natural

2016 Medicina natural, prevención de accidentes, digitopuntura, musicoterapia, manejo de emociones y testamentos.

2017 Autoestima, manejo de emociones, risoterapia, el perdón, higiene personal

2018 Gimnasia cerebral, el perdón, higiene personal, sexualidad.

Fuente: Elaboración propia.

CONCLUSIONES
• Las personas mayores manifestaron interés por la información obtenida, ya que
significó el cambio de distintos hábitos: nutricionales, la necesidad de ejercitarse, y en
general propició el conocimiento de su cuerpo y la forma de prevenir enfermedades
y posibles discapacidades.
• Al ser la iatrogenia un efecto importante en la salud de las personas mayores, el
conocimiento de alternativas de atención resultó de mucho beneficio e interés, de ahí
que en las estadísticas el tema de Medicina Natural ocupó el primer lugar en la demanda,
seguido por el de digitopuntura, musicoterapia y risoterapia, tanatología y autoestima.
• Los temas de mayor interés dependen de las características del sector, considerando
que el 82% de los encuestados padece una enfermedad crónico–degenerativa y tiene
una historia de pérdida sin resolver.
• El programa de práctica regional es un aporte a la Gerontología Comunitaria: la labor
realizada se enmarca en esta línea de desarrollo porque es un trabajo que ha permitido
acercar a las personas adultas mayores a conocimientos de diversa índole que los
benefician de forma directa. Además, su contenido tiene una estructura metodológica:
métodos, técnicas, teorías y propuestas prácticas acorde a las características y
necesidades del sector.

283
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

• La estructura del manual, al estar dividido en temas (sociales, salud, psicológicos y


terapias alternativas) responde a las necesidades del sector y es acorde a la atención
de sus problemáticas.
• La estrategia de promoción del autocuidado corresponde a las propuestas de
envejecimiento activo planteadas por la OMS, acorde al modelo de núcleos
gerontológicos llevado a cabo por la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza,
y también a lo establecido por el Consejo Nacional de Población que señala: “los
aspectos educativos dirigidos a la población estarán centrados en crear una nueva
cultura de atención al anciano, con el fin de despojar progresivamente cualquier
forma de paternalismo y desarrollar una disposición positiva hacia la autosuficiencia
y autonomía de los ancianos como individuos y como grupo”.
• Los talleres de autocuidado buscan empoderar al adulto mayor, brindándole
herramientas que le permitan, en la medida de lo posible, seguir siendo independiente
y revertir los factores que inciden en su salud y que dependen de estilos de vida
insanos.
• En el mismo campo de la Gerontología se ha propiciado ampliar la visión de las
Personas Adultas Mayores al darles a conocer otras alternativas para el tratamiento
de sus problemas de salud, respetando sus ideas y procedimientos de sanación
y ofreciendo opciones que estén a su alcance; para ello es importante señalar el
contenido de la doctrina térmica como opción de la Medicina Natural para el
tratamiento de sus múltiples padecimientos (Lezaeta, 1948).

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intervención de Trabajo Social en el ámbito Gerontológico), UNAM.
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durante el segundo proceso a 145 personas adultas mayores de 5 grupos de adultos
mayores (2014).

284
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

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PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

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Villalba, C. (2013). El concepto de resiliencia individual y familiar. Aplicaciones en la
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286
15.

PARTICIPACIÓN COMUNITARIA EN ATENCIÓN PRIMARIA DE


SALUD DESDE LA MIRADA DE SUS LÍDERES MAYORES:
REFLEXIONES A PARTIR DE LA
PARTICIPACIÓN EN UNA ESCUELA DE LIDERAZGO
ASTRID ARÉVALO SALINAS .NANCY AGUILERA BRUNA.CAROLINA CABELLO AGUILERA

RESUMEN
Entre los meses de noviembre 2019 y enero 2020 se desarrolla la Escuela de Líderes de
Consejos Locales de Salud de Viña del Mar, Chile, un espacio diseñado y gestionado por
la Unión Comunal de Consejos Locales de Salud, por medio de la adjudicación de un
fondo concursable del Ministerio de Salud. Este espacio contó con la colaboración de la
Corporación Municipal de Viña del Mar y la Universidad de Valparaíso, y que si bien no
estuvo dirigida exclusivamente a personas mayores, se caracterizó por contar con una
mayoritaria presencia de mayores de 60 años. A partir de lo anterior, el objetivo de este
trabajo es describir la experiencia de la Escuela como una forma de abrir espacio a la
reflexión sobre la participación social–comunitaria, bajo el contexto de atención primaria
de salud como estrategia y en el marco del modelo de atención integral con enfoque
familiar y comunitario, este último declarado por Chile en los últimos veinte años. En este
contexto de participación social–comunitaria, y desde la autogestión de los y las propias
dirigentes de salud, emerge la relación intergeneracional como un elemento central de
la experiencia, resultando, de interés describir cómo se representa en estos espacios
de ejercicio de liderazgo por parte de personas mayores, desde los mismos sujetos. La
metodología utilizada para la revisión de la experiencia es de sistematización, mientras que
la apuesta interventiva para el desarrollo de la escuela es eminentemente participativa, de
co-construcción colectiva y con un fuerte sentido de equidad, lo que permite proyectar el
surgimiento de una Escuela permanente. En términos generales y en relación a la dimensión
gerontológica, se identifican discursos que aperturan la inclusión intergeneracional, sin
desconocer la existencia de otros que dan cuenta de una perspectiva edadista, donde el
liderazgo de personas mayores se representa como negativo.

287
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Palabras clave: Participación en salud, Liderazgo intergeneracional, Líderes mayores,


Atención primaria, Salud familiar.
ABSTRACT
Between the months of November 2019 and January 2020, the School of Leaders of Local Health
Councils of Viña del Mar, Chile, is developed as a space designed and managed by the Community
Union of Local Health Councils, through the awarding of a funded budget granted by the Ministry of
Health. This space had the collaboration of the Municipal Corporation of Viña del Mar and the University
of Valparaiso, which, although it was not directed exclusively to the elderly, it was characterized by
having mostly the participation of people over the age of 60. Considering the aforementioned, the
objective of this work is to describe the experience of the school, as a way of opening a space for
reflection on social-community participation, under the context of primary health care as a strategy
and within the framework of the comprehensive care model with a family and community approach,
the latter declared by Chile in the last twenty years. In social–community participation context, and
from the self-management of the health leaders themselves, the intergenerational relationship
emerges as a central element of the experience, therefore, it is of interest to describe how it is
represented in these spaces of leadership exercise by elderly people, from the same subjects. The
methodology used to review the experience is the systematization, while the intervention proposal
for the development of the school is eminently participatory, of collective co-construction and with a
strong equity sense, which allows to project the emergence of a permanent school. In general terms,
and in relation to the gerontological dimension, discourses that open intergenerational inclusion are
identified, without ignoring the existence of others that account for an ageist perspective, where the
elderly people’s leadership is represented as a negative aspect.
Keywords: Health participation, Intergenerational leadership, Elderly leaders, Primary Care,
Family Health.

I. INTRODUCCIÓN:
¿CÓMO HACEMOS PARA TRANSMITIR EL LEGADO A LAS FUTURAS GENERACIONES?
Existe consenso en reconocer el valor de la participación de las personas mayores en
organizaciones sociales, especialmente desde la relación entre personas de la misma
edad, propiciando elementos de reconocimiento y confirmación mutua (Arias, 2002 en
Huenchuan, Guzmán y Montes de Oca, 2003). Sin embargo, al momento de revisar la

288
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

participación social–comunitaria en contextos intergeneracionales donde las personas


mayores asuman roles de liderazgo, ésta se encuentra con menor documentación, pues se
priorizan experiencias donde la persona mayor se ubica en el rol de receptora de intervenciones
grupales y/o comunitarias, identificando cómo éstas favorecen procesos de envejecimiento
saludable, activo o positivo57 (Krassoievitch, 1998 en Huenchuan, et al., 2003).
En este contexto, el presente trabajo presenta la experiencia de co–construcción de
participación intergeneracional, acontecida durante los meses de noviembre 2019 a enero
2020 en la ciudad de Viña del Mar, Chile. Se trata de la idea o visión de una organización
comunitaria, denominada Unión Comunal de Consejos Locales de Salud de Viña del
Mar, quien en el contexto del financiamiento por parte del Ministerio de Salud, convoca a
dos instancias institucionales para la gestión de una Escuela de Liderazgo en Salud, la
cual acontece en pleno desarrollo del estallido social de Chile de octubre 201958 , lo que
implica abordar no sólo las temáticas habituales de salud, sino además el rol ciudadano y
cómo la articulación de los distintos derechos–entre ellos el de la salud–se vincula con la
dimensión global de los Derechos Humanos.
Los Consejos Locales de Salud u otras denominaciones locales a lo largo del territorio
chileno, se constituyen en espacios de participación que tienen por propósito el “facilitar
el Control Social de la gestión pública, contribuyendo al buen funcionamiento de los
establecimientos de salud y a dar respuestas adecuadas a las demandas de los usuarios.
Están formadas por representantes de las organizaciones comunitarias del territorio”
(Ministerio de Salud 2005 en Ministerio de Salud 2013, pág. 86)
A partir de la descripción del proceso de Escuela de Líderes de Consejos Locales de Salud,
se identifican aprendizajes desde la experiencia, permitiendo reflexionar sobre las oportunidades
que propicia la sistematización de la práctica social en el contexto de la salud pública.
Es en este marco que el presente trabajo se detiene en un aspecto de la experiencia:
el liderazgo de las personas mayores en contextos intergeneracionales, identificando los
sentidos y desafíos que emergen desde la propia experiencia, y que se traducen en la

57. Para efectos de esta presentación, no se distinguirán estas tres perspectivas, entendiendo que aluden un mayor potencial. Sin embargo, las
autoras reconocen que existen distinciones teóricas entre sí.
58. A partir del 18 de octubre 2019 en Chile acontecen una serie de protestas sociales de diversa intensidad, que propiciaron un acuerdo de plebiscito
para autorizar el cambio de la Constitución de 1980. Para mayores antecedentes se sugiere revisar la prensa del último trimestre 2019, que da cuenta
de este fenómeno, por ejemplo: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-50115798 https://www.dw.com/es/la-cronolog%C3%ADa-
del-estallido-social-de-chile/a-51407726 https://radio.uchile.cl/2020/02/18/a-cuatro-meses-del-estallido-social-la-herida-de-chile-aun-no-cicatriza/

289
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

pregunta que se expone durante las sesiones del Taller–Escuela y que da inicio a este
trabajo: ¿Cómo hacemos para transmitir el legado de los consejos locales de salud a las
nuevas generaciones?
La pregunta anteriormente planteada se cruza con una afirmación recurrente, también
presente en la escuela, pero recogida, además, desde otros espacios de intervención en
salud comunitaria: “Los Consejos Locales de Salud están compuestos mayoritariamente
por personas mayores”.
A continuación se presentarán los aspectos generales del desarrollo de la experiencia
desde una aproximación a la sistematización, para posteriormente focalizar en los aspectos
de participación de personas mayores en contextos intergeneracionales.

II. DESARROLLO DE LA EXPERIENCIA: ESCUELA LÍDERES DE CONSEJOS LOCALES


DE SALUD DESDE UNA PERSPECTIVA DE PARTICIPACIÓN INTERGENERACIONAL.
1. MARCO DE LA EXPERIENCIA
El marco de instalación de los procesos participativos en salud corresponde a Atención
Primaria de Salud (APS), entendida como “Asistencia sanitaria esencial, basada en
métodos y tecnologías prácticos, científicamente fundados y aceptables, puesta al alcance
de todos los individuos, familia y comunidad, mediante su plena participación y a un costo
que la comunidad y el país pueden soportar” (OMS 1997:17 en Hidalgo 1999:255). La
APS puede ser entendida como un lugar donde se proveen servicios y prestaciones, pero
también se comprende como una estrategia para alcanzar salud para todos (Declaración
Alma Ata 1978; Ase y Burijovich, 2009).
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) reconoce una serie de principios y
atributos a la APS en el camino hacia alcanzar el derecho al mayor nivel de salud posible,
desde una lógica de equidad y solidaridad. Entre estos principios se encuentran el de
Participación e Intersectorialidad, los cuales se concretizan en mecanismos y acciones,
respectivamente (OPS, 2008 en MINSAL, 2013)
Entendiendo que en el ámbito de la salud se presenta una integración de diversas
dimensiones del desarrollo colectivo y que existen perspectivas que reconocen la
influencia del sistema político–económico-social en la producción de salud (Breilh, 2011),
la participación social “supone habilitar a los ciudadanos y ciudadanas, en el ejercicio

290
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

de poder decidir sobre los determinantes sociales, que condicionan su nivel de salud
o de bienestar” (MINSAL 2013, pág. 87). En este sentido, si bien existen procesos de
participación que acontecen en la esfera individual, para efectos de este trabajo se
relevan las formas de ejercicio organizativo que acontecen en contextos de comunidades,
sean espacios territoriales o simbólicos, donde existe, entre otras cosas, sentido de
pertenencia.
Es en ese marco que la participación puede presentar distintas formas en el contexto
de la relación con el Estado. Al respecto, Marchioni (2014) plantea una consideración a la
comunidad, tanto como destinataria de programas y acciones, o bien protagonista de la
gestión de demandas y soluciones frente a necesidades colectivas. Esta consideración
como protagonista o destinatario, situado en el contexto de salud, va a tener relación
con diversas concepciones de instituciones y profesionales respecto al rol que deben
jugar las comunidades en la producción de salud, construyendo desde ahí relaciones
de carácter vertical u horizontal en función de esas concepciones.
A cuarenta años de la declaración de Alma Ata, la declaración Astaná (2018)
plantea el desafío del empoderamiento de la comunidad y la rendición de cuentas de las
instituciones como un importante mecanismo de equidad en salud. Si bien es cierto que
estos elementos se encuentran en declaraciones previas, se destaca la vinculación con
los Derechos Humanos y la comprensión que deben existir espacios de democratización
de saberes que contribuyan a la participación real de personas y comunidades.
En Chile, el contexto actual de Atención Primaria de Salud entendida como estrategia
coexiste con los principios del MAIS, Modelo de Atención Integral con Enfoque Familiar
y Comunitario (MINSAL, 2013), el cual se instala en forma progresiva desde inicios de
la década del 2000 y se establece como una definición nacional a partir del 2005 con la
reforma de salud. Este modelo plantea ideas fuerzas centrales basadas en la atención
centrada en el usuario, la integralidad en la atención y la continuidad de los cuidados
(MINSAL, 2013).
Además, dicho modelo revela una serie de principios, entre los que destaca la
participación en salud (MINSAL, 2013, pág. 25). Lo anteriormente señalado nos permite
comprender que existe una directriz de política pública de salud chilena que identifica la
participación social, en lo individual y colectivo, como un valor a la hora de orientar hacia
el alcance del derecho del mayor nivel de salud posible.

291
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Respecto al desarrollo de procesos de participación en Atención Primaria de Salud,


en el contexto del Modelo de Atención Integral con Enfoque Familiar y Comunitario se
reconoce la existencia de cinco niveles de participación (MINSAL 2013, pág. 89):
Nivel Informativo. Es el primer nivel, orientado a la comunicación formal e informal
entre actores.
Nivel Colaborativo. En este segundo nivel se presenta el apoyo mutuo entre actores,
con tareas predefinidas desde instancias de poder.
Nivel Consultivo. Se refiere a un tercer nivel de generación de instancias de consulta
formal, que evita las decisiones predefinidas por instancias de poder.
Nivel Toma de decisiones por objetivos y recursos. Corresponde al cuarto nivel,
donde existe una participación con derecho a voz y voto, con todos los actores
asumiendo responsabilidades.
Nivel de Control de eficacia. Se refiere al último nivel, orientado al rol de la comunidad
como supervisora del cumplimiento de gestión, con derecho a opinar, intervenir y
evaluar.

Estos niveles de participación permiten reconocer formas de relación instaladas entre


comunidades y establecimientos de atención primaria de salud, comprendiendo contextos
que propician un tránsito ascendente y descendente entre los distintos estadios.
En este contexto, los Consejos Locales de Salud (CLS) son instancias formales de
organización, esto es, reconocidas al interior de la Atención Primaria de Salud. Existen
distintas lecturas respecto al rol de los Consejos Locales de Salud, donde algunos autores
valoran el incentivo a la gestión participativa de los establecimientos de salud (Lisboa, Sodré,
Dalbello, Ceruti y Gonçalves, 2016). Por su parte, Idañez (2001) reconoce el rol de los equipos
de salud en la instalación inicial de estas organizaciones por parte de las comunidades, así
como también identifica una modalidad de participación “altamente estructurada, con cierto
grado de rigidez y ha sido solicitada-impuesta por el sistema de salud” (pág. 71).
A nivel de la región de las Américas, se reconoce un nuevo ciclo histórico a partir
de fines del siglo XX, vinculado a un proceso de transición democrática que orientó a
la generación de una ciudadanía más autónoma y crítica, construyendo bases para la
participación en políticas públicas de salud (Calderón, 2009 en Giovanella, Almeida, Vega,
Oliveira y Tejerina, 2015, pág. 318).

292
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Desde ahí se reconoce la instancia de Consejos Locales de Salud como un espacio


institucionalizado en gran parte de los países de América del Sur. No obstante, a la hora
de identificar obstáculos para la efectividad de la APS, se reconoce como uno de ellos la
limitada inclusión de la comunidad en la toma de decisiones para hacer frente a cambios
en las políticas públicas que tengan un impacto en las determinantes de salud (Labonté
et al, 2009 en Giovanella et al., 2015, pág. 318).
Los elementos contemplados anteriormente son relevantes a la hora de identificar
motivaciones para la organización social y participación de las comunidades en materia
de salud. En ese sentido, importante es considerar que la participación presenta una
perspectiva histórica. Al respecto, Castañeda (2003), identifica etapas históricas de la
participación social en Chile: Participación por Opción (previo a 1973, especialmente durante
Unidad Popular), Participación por Oposición (período dictadura cívico–militar 1973-1989),
Participación por Omisión (retorno a la democracia 1990-2000) y Participación desde las
Tecnologías (a partir del año 2000). Cada una de estas etapas presenta determinados
énfasis respecto al contexto socio–histórico y da cuenta de una forma de relación entre
comunidades y el Estado en sus distintas representaciones. Desde ahí resulta relevante
analizar las concepciones de participación desde una óptica generacional, es decir,
considerar cuáles fueron los referentes de participación que las personas y comunidades
han tenido a lo largo de su trayectoria vital, para poder consensuar una idea común
respecto a la relación entre Estado y Sociedad.
La participación de las Personas Mayores en los distintos espacios sociales
intergeneracionales puede ser comprendida desde la necesidad de empoderamiento
que permita romper estereotipos e ideas preconcebidas respecto a la vejez y eventuales
limitaciones (Thursz, 1995 en Iacub y Arias, 2010).
En este sentido, Iacub y Arias (2010) revelan la importancia del empoderamiento como
una forma de deconstrucción discursiva, desde otra perspectiva ideológica, asignando
poder a quien previamente no lo ostentaba. De esta forma se entiende que la asignación
de poder es “para” (Kelly 1992, en Iacub y Arias, 2010, pág. 27).
Respecto a la mirada de los roles sociales en la vejez, Piña, Olivo, Martínez y Mendoza
(2018) identifican distintas teorías en torno a los roles sociales en la vejez, identificando
que, en general, el envejecimiento conlleva una pérdida o disminución de los roles sociales,
especialmente luego del inicio proceso de jubilación (pág. 103). Esta disminución puede

293
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

tener distintos niveles de intensidad, que van desde ajustes menores hasta personas
mayores sin rol social, lo que puede influir en su autoestima y auto concepto (Piña, et al.,
2018).
A partir de todo lo anteriormente consignado, resulta relevante revisar la experiencia
de la Escuela de Líderes de Consejos Locales de Salud de Viña del Mar, Chile, desde la
mirada de los procesos participativos que acontecen en el sector salud, pero además,
desde la perspectiva intergeneracional, donde la experiencia no se construye “para” ni
“sólo” para Personas Mayores, sino que bajo una motivación transversal, como es la salud
de las comunidades. Desde ahí se establecen motivaciones hacia el ejercicio de liderazgo
y gestión participativa en los distintos territorios de la ciudad de Viña del Mar, los cuales se
organizan en función de la presencia de establecimientos de Atención Primaria de Salud y
desde ahí, la relación con consejos locales de salud, organizaciones que buscan generar
articulación con las otras organizaciones territoriales.59
Los objetivos de este trabajo son:
• Describir la experiencia en torno a la participación comunitaria en salud, representada
en la Escuela de Líderes de Consejos Locales de Salud de Viña del Mar, Chile año
2019–2020.
• Profundizar sobre las tensiones y oportunidades para el liderazgo comunitario desde
las experiencias de las Personas Mayores que ejercen roles de representación al
interior de los Consejos Locales de Salud.
• Reflexionar en torno a participación y liderazgo en Atención Primaria de Salud, desde
la mirada del Trabajo Social y en el contexto del Modelo de Atención Integral con
enfoque familiar y comunitario.

2. DEFINICIONES METODOLÓGICAS EN TORNO A LA EXPERIENCIA


Este trabajo presenta una apuesta interventiva de carácter co–gestionada, flexible, de
liderazgo horizontal, entre la Unión Comunal de Consejos Locales de Salud, el área de
Participación Social de la Corporación Municipal para el Desarrollo Social de Viña del Mar
y la Universidad de Valparaíso, a través de la Escuela de Medicina.

59. Existen distintas perspectivas para comprender el concepto de territorio. En esta ocasión, se utilizará la división territorial en torno a los 14
Establecimientos de Atención Primaria de Salud de Viña del Mar, pertenecientes a la Corporación Municipal de Viña del Mar.

294
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

La presentación de la experiencia se realiza por medio de la aproximación a la


metodología de sistematización, es decir, por medio la recuperación de lo vivido,
relevando el conocimiento emanado desde los propios actores sociales protagonistas de
la intervención.
En ese sentido, destacar que el enfoque metodológico se basa en el autor Oscar Jara,
quien plantea que “en toda experiencia están presentes las percepciones, sensaciones,
emociones e interpretaciones de cada una de las personas que viven esas experiencias,
es decir de sus protagonistas” (Jara, 2018, pág. 53).
Destacar que Jara reconoce una intersección entre la investigación, intervención y
sistematización, denominándolas como “las tres hermanas”, identificando la capacidad
de retroalimentarse entre sí y el carácter insustituible de cada una de ellas (Jara, 2018,
pág. 115).
Para concretar el proceso de sistematización, se utiliza la propuesta de los “cinco
tiempos” de Jara (2018, pág. 135), quien identifica los siguientes pasos:
1. Punto de partida: la experiencia
2. Formular plan de sistematización
3. Recuperación del proceso vivido
4. Reflexiones de fondo
5. Los puntos de llegada

Considerando la riqueza de una sistematización de experiencias, donde existen distintas


aristas para profundizar, para efectos de este trabajo se define el interés sistematizador
respecto a la generación de conocimiento en torno a liderazgos intergeneracionales, lo
cual se constituye en el objeto de la sistematización. Para esto, se determinan los ejes de
trayectoria vital y sentido en torno a la participación y liderazgo.
Para llevar a cabo la primera parte de la sistematización de la experiencia, se procedió
a revisar el inventario de registros: fotográficos, materiales de la escuela, documentos
de construcción participativa, evaluaciones cuanti–cuali de las sesiones, registros
de retroalimentaciones grupales. Además, para profundizar en la dimensión etaria, se
realizaron en una primera etapa dos entrevistas en profundidad a participantes gestores
de la experiencia, un hombre y una mujer, con quienes se abordaron los ejes de trayectoria
vital y sentido del rol de liderazgo.

295
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Para efectos de comprender la experiencia de la Escuela de Líderes, a continuación


se presenta ficha resumen:

FICHA RESUMEN DE LA EXPERIENCIA ESCUELA DE

LÍDERES Y COLABORADORES COMUNITARIOS PARA LA ATENCIÓN PRIMARIA DE SALUD DE VIÑA DEL MAR.

Elemento Descripción

Nombre iniciativa Escuela de líderes y colaboradores comunitarios para la Atención Primaria de Salud.

Contribuir a la diversificación y fortalecimiento del liderazgo comunitario en salud, por medio del diseño
Objetivo y ejecución de un programa de formación–actualización en la materia, dirigido a representantes de
instancias de participación territorial de la comuna de Viña del Mar.

Gestor Unión Comunal de Consejos Locales de Salud.

- Área Participación, Corporación Municipal para el Desarrollo Social de Viña del Mar.
Organismos participantes - Área Comunitaria, Programa Medicina Familiar Escuela de Medicina,
Universidad de Valparaíso.

Ministerio de Salud, por medio de fondo concursable, adjudicado a la Unión Comunal de Consejos
Financiamiento
Locales de Salud.

- 25 personas promedio, proveniente de Consejos locales de Salud de Viña del Mar, juntas de vecinos,
organizaciones culturales, otras.
Participantes - Participación mayoritaria de Personas Mayores, provenientes de los Consejos Locales de Salud. Sólo
2 participantes son menores de 40 años. Otras organizaciones presentes: Centro cultural, juntas de
vecinos.

Periodo de realización 1ra. etapa Noviembre 2019 a enero 2020

- Académicas/os Escuela de Medicina, Departamento Salud Pública y Humanidades Médicas.


Actores participantes en la formación - Integrantes Escuela crítica de salud Valparaíso, estudiantes de medicina.
- Equipo profesional Corporación Municipal de Viña del Mar.

- Clases expositivas.
- Talleres, ejercicios prácticos.
- Exposición de videos.
Modalidad clases
- Prioridad al plenario–intercambio.
- Se entregan los mismos contenidos que académicos/as imparten en pre y postgrado:
democratización de los saberes, reconocimiento a las capacidades de los y las asistentes.

Número de sesiones -Seis sesiones y una sesión final de cierre.

- Marco político social–educación cívica y financiamiento de la salud, 23 de noviembre 2019.


- Sistema de Salud, funcionamiento y falencias. Modelo Salud Familiar, Rol Médico/a de Familia,
30 de noviembre 2019.
Temas abordados60 - Territorio, participación, cohesión social y liderazgo, 7 de diciembre 2019.
- Modelos de financiamiento de los sistemas de salud: hacia donde avanzar, 11 de diciembre 2019.
- Cartera de prestaciones APS: caso de Viña del Mar, 04 de enero 2020.
- Elementos de planificación: proyectando la réplica en los territorios, 11 de enero 2020.

60. En algunas sesiones se debieron agrupar temas, dado que el calendario fue reorganizado debido al estallido social chileno del 2019 y las
dificultades de realizar actividades en determinados horarios.

296
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

- Co–construcción, planificación flexible y participativa en atención al contexto político social


de Chile post 18 octubre 2019.
Diseño de la Escuela
- Se llevaron a cabo reuniones con coordinadoras/es, plenarios para definir temas
y realización de encuestas.

- Porcentaje mayoritario valora la Escuela y solicita instalación permanente del espacio.


- Se identifica la necesidad de profundizar aspectos vinculados a financiamiento
Evaluación de la actividad
y sistema de salud, a propósito del diálogo de cambio de Constitución Política de Chile.
- Se valora vínculo con Universidad pública y especialmente con Medicina.

III. APORTACIÓN AL TEMA (DISCUSIÓN-RESULTADOS)


Por medio de la revisión de presentaciones de las clases, fotografías, registros escritos
de trabajo grupal y las entrevistas realizadas, se obtiene esta síntesis de elementos que
emergen y que tienen relación con la presente sistematización.
En cuanto a la Dimensión Participación se definieron dos ejes: Trayectoria Vital y
Sentido del Rol. La primera orientada a comprender la historia de la dirigencia social a lo
largo de su vida, mientras que la segunda respecto al significado que cada persona le
atribuye a su posición de líder en las diferentes organizaciones donde ha participado.
Respecto de la Trayectoria Vital, podemos observar que la participación en
organizaciones y el desempeño de funciones en la dirigencia de las mismas se presenta
frecuentemente desde edades tempranas, tal como lo expresan, por ejemplo, los
siguientes relatos:
“Desde joven me ha gustado participar… primero en temas de género, luego temas vecinales, hasta que me di

cuenta que todo tiene que ver con salud” (Dirigenta, entrevista).

“Siempre fui dirigente vinculado a lo sindical… luego incursioné en salud tras la jubilación… ahí conocí a

Alma Ata” (Dirigente, entrevista).

Se puede constatar en dichos relatos relatos, y en general en las historias reportadas,


una continuidad de participación a través del tiempo como dirigente y/o líder social, ya sea
asociado a un contexto laboral, o también en el territorial u otro.
El segundo eje, Sentido del Rol, los testimonios recogidos en esta sistematización
muestran, en general, una apertura de las Personas Mayores a establecer relaciones
intergeneracionales:
“Hemos invitado a esta reunión a jóvenes, para que a través de esta Escuela se puedan renovar liderazgos”

(Dirigente, sesión 2 Escuela)

297
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

”Los que estamos en edad mayor, estoy cumpliendo con entregar parte de la historia y no la podemos

llevar a otra vida, debemos comunicar nuestra experiencia… les estamos diciendo ábranse a la juventud”.

(Dirigente, sesión 2 Escuela).

Es posible notar que existe un reconocimiento a la necesidad de traspasar un


legado de su experiencia como líderes sociales. Las Personas Mayores valoran
positivamente la participación de gente más joven y están motivados a actuar para
promover su incorporación, buscando respuesta a una reflexión empoderada: ¿cómo
podemos nosotros, personas mayores, tomar acción para producir un cambio y
motivar a generaciones posteriores a que participen?
En lo referente a la Dimensión Liderazgo, encontramos que, respecto de la
Trayectoria Vital, los participantes reconocen cambios en la forma en que actualmente
se ejercen algunos liderazgos, asociado a autoritarismo, individualismo y exclusión,
realizando las Personas Mayores una autocrítica y un llamado a la adopción de
prácticas más respetuosas, inclusivas y colaborativas.
”Respecto a la diversidad de personas: necesaria y saludable… nunca es todo perfecto, perfecto”. (Dirigente,

entrevista)

”A mí me interesaba que fueran jóvenes… estamos en una edad que me interesa que vayan jóvenes,

tenemos que darnos el esfuerzo, la paciencia, la tolerancia… he escuchado a mayores quejarse, yo los defiendo

que tenemos otra crianza”. (Dirigenta, entrevista)

”Hoy día tenemos problemas con un liderazgo que es todo es mío, se adueñan de las cosas”. (Dirigenta,

entrevista)

Se reconoce la condición de Persona Mayor, aún cuando no es una variable que


cruce permanentemente el ejercicio del liderazgo en este grupo etario. Se presenta
un auto reconocimiento de Persona Mayor sólo frente a la reiterada necesidad de
renovación de dirigencias.
En cuanto al eje Sentido de Rol en la Dimensión de Liderazgo, en esta
sistematización se observa una auto–percepción muy positiva en las Personas
Mayores del ejercicio de su liderazgo, principalmente como guía, lo que se expresa
en su interés de aperturar espacios y ampliar miradas en la participación, en este
caso, en el ámbito de la salud.

298
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

-“Soy sano, pero me interesa la salud, me gusta ser amplio, unidad de acción de todos los ciudadanos debería

ser y seguir siendo”. (Dirigente, entrevista)

-“Lazarillo de la salud hay que seguir en este período inédito por el problema de la salud”. (Dirigente, entrevista).

Cabe destacar que en el ejercicio de liderazgos por parte de las Personas Mayores
no prima necesariamente una motivación individual por mejorar sus propias condiciones
de acceso y calidad de los servicios de salud.
En la presente sistematización se encontraron algunos elementos posibles de considerar
como Hallazgos que dicen relación con el contexto sociopolítico y la tradición universitaria.
Respecto al Contexto Sociopolítico, el estallido social de octubre 2019 es reconocido
como una oportunidad de encuentro intergeneracional y de cambio en las relaciones
previamente construidas, como se consigna en el siguiente relato:
“Empezamos a ver los jóvenes que participan, que viajan en movilización colectiva, son más amables… eso se ha

notado, ese cambio… pero nosotras somos más simpáticas”. (Dirigenta, entrevista)

En lo referente a lo que se puede denominar Tradición Universitaria, la experiencia


de la Escuela de Líderes es especialmente valorada por la vinculación establecida con la
Universidad de Valparaíso, en cuanto se constituye en una institución pública, relevando
el prestigio y experiencia de trabajo previo con este plantel:
“Para mí es antigua, la Universidad de Chile. No sólo eso, sino que saca mejores médicos. Tenemos un análisis de

la Universidad de Valparaíso, quienes hicieron una encuesta económica y social”. (Dirigente, entrevista)

“Nos interesaba trabajar con una Universidad pública, del Estado” (Dirigenta en 1a. sesión Escuela)

Finalmente, respecto a las Proyecciones de la Escuela de Líderes, se aprecia un


reconocimiento a su presencialidad en el espacio Universitario, pues simbólicamente les
ofrece la oportunidad de “ir a la universidad”, lo que coexiste con su apertura a nuevas
formas de encuentro, a partir de la pandemia por COVID–19.
“ Seguir haciendo Escuela, hacerla en formato digital, porque la pandemia se queda todavía, no podemos decir

ya está lista…” (Dirigente, entrevista)

“Para mí fue un proyecto muy bonito, aunque habíamos tenido otra experiencia, me gustó porque lo hicimos

en el local, darle otra categoría… para mí fue una linda experiencia, pudieron ir más personas, pero igual buena…”

(Dirigenta, entrevista)

299
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Como se menciona previamente, la riqueza de la experiencia permite reflexionar


en torno a diversos tópicos, tales como el rol del Estado en salud, el papel de las
organizaciones de base en el mejoramiento del modelo sanitario, entre otros. En este
caso, el eje abordado dice relación con Participación y Liderazgo de Personas Mayores
en torno a la trayectoria de vida y el sentido atribuido al rol de dirigente o líder social.
Se reconoce la trayectoria vital de Personas Mayores que han participado a lo largo
de su vida en organizaciones, ya sea de carácter sindical, política, territorial y que hoy
vienen a dar continuidad a su participación en organizaciones vinculadas a Salud.
Los resultados de la experiencia permiten señalar que existe un reconocimiento activo
en las Personas Mayores de estas organizaciones respecto a la necesidad de traspasar su
legado, destacando que en vez de emplazar pasivamente a otros, los planteamientos dan
cuenta de cómo movilizar acciones para incluir personas menores de 60 años en temas
transversales como lo es la salud comunitaria. Lo anterior es altamente esperanzador en
un contexto de ideas preconcebidas en forma bilateral entre menores y mayores de 60
años, donde aparecen sesgos: “los mayores no quieren cambios en las organizaciones
y se adueñan de los espacios”, o bien: “los jóvenes no se interesan en asumir roles de
liderazgo, porque cada vez están más individualistas”61.

IV. CONCLUSIONES Y REFLEXIONES FINALES


Desde el Trabajo Social, la Escuela de Líderes nos otorga el aprendizaje de la importancia
de levantar conocimiento desde la recuperación de la experiencia, en este caso, por medio
de la metodología de Jara, quien con los cinco tiempos, invita a ampliar el foco y luego
delimitar para profundizar sobre los sentidos que la experiencia tiene. Indudablemente,
cobra valor que en esta experiencia han estado presentes las percepciones y valoraciones
de quienes participaron en ella, incluidas las autoras de esta sistematización, quienes
revelan lo vivido.
El valor de la sistematización adquiere mayor sentido por medio de la inclusión de una
metodología de Escuela de liderazgo que ha plasmado el componente participativo en
sus diversos momentos, dando respuesta a una necesidad de coherencia metodológica
para levantar, desde el hacer, el conocimiento.

61. Ideas presentes con menos fuerza en la Escuela de Líderes, pero también reconocidas en otros espacios de organizaciones de este tipo.

300
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Desde una mirada gerontológica que incentiva la participación de las Personas


Mayores, se debe profundizar en la generación de espacios de integración donde se avance
a relaciones intergeneracionales, participando en instancias en las que la “variable edad”,
deje de tener relevancia a la hora de articular objetivos comunes vinculados al desarrollo,
cambio social u otra construcción de carácter amplio.
Este reconocimiento del otro como un ser válido permitirá construir empoderamiento
profundo en la vejez, en ese proceso de reconstrucción de identidades para promover
cambios colectivos, de acuerdo a lo planteado por Iacub y Arias.
Respecto al rol social en la vejez, si bien existe una marcada continuidad de rol en el
marco de los liderazgos mayores (Piña, et al., 2018), pareciera ser que este espacio otorga
un cierto contrapunto, una forma de “recuperar rol” por medio de la acción colectiva y
la búsqueda de trascendencia. Pareciera ser que esta recuperación de rol tendría más
profundidad, en la medida que se acerquen distancias entre generaciones y se desarrolle
un trabajo en el cual las Personas Mayores identifiquen cierta continuidad en el tiempo, lo
que vendría a disminuir la incertidumbre traducida en la pregunta inicial: ¿cómo hacemos
para transmitir el legado de los Consejos Locales de Salud a las nuevas generaciones?
Dado el fuerte acento de trayectoria vital que se ha observado en esta sistematización,
resulta importante contextualizar históricamente esta ruta de participación y liderazgo. De
acuerdo con Castañeda (2003), los dirigentes mayores inician su ruta de participación en
una etapa de florecimiento de la organización territorial (previo al golpe militar de 1973) con
una fuerte representación, por ejemplo, en las organizaciones territoriales denominadas
Junta de Vecinos, lo que genera un imaginario de participación distinto al que pudieran
tener construidos personas de otras generaciones, formadas, por ejemplo, en la década
de los noventa bajo la llamada “Participación por Omisión”. Es relevante entender estos
contextos sociopolíticos y el énfasis de cada etapa para trazar puntos de encuentro que
respondan a las expectativas y configurar un sentido común de participación y liderazgo
que aporte a los vínculos intergeneracionales.

REFERENCIAS
Ase, I., & Burijovich, J. (2009). La estrategia de Atención Primaria de la Salud: ¿progresividad
o regresividad en el derecho a la salud? Salud Colectiva, 5, 27-47.

301
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Breilh, J. (2011). Una perspectiva emancipadora de la investigación e incidencia basada


en la determinación social de la salud.
Castañeda, P. (2003). Cuarenta años de participación social en Chile. Nosotros, los de
entonces, ya no somos los mismos. Cuaderno de Trabajo Social Nº3, Municipalidad
de Viña del Mar-Universidad de Valparaíso, pp. 21-27
Giovanella, L., Almeida, P. F. D., Vega Romero, R., Oliveira, S., & Tejerina Silva, H.
(2015). Panorama de la Atención Primaria de Salud en Suramérica: concepciones,
componentes y desafíos. Saúde em Debate, 39, 300-322.
Hidalgo C., Carrasco, E. (1999). Salud Familiar: Un Modelo de Atención Integral en la
Atención Primaria. Ediciones Universidad Católica de Chile, primera edición, Santiago
de Chile.
Huenchuan, S., Guzmán, J. M., & Montes de Oca Zavala, V. (2003). Redes de apoyo social
de las personas mayores: marco conceptual. Notas de población.
Idañez, M. J. A. (2001). La participación comunitaria en salud: ¿mito o realidad?: evaluación
de experiencias en atención primaria. Ediciones Díaz de Santos.
Lisboa, Edgar Andrade, Sodré, Francis, Araújo, Maristela Dalbello, Quintanilha, Bruna
Ceruti, & Luiz, Sara Gonçalves. (2016). Conselhos locais de saúde: caminhos e (des)
caminhos da participação social. Trabalho, Educação e Saúde, 14(3), 679-698. Epub
15 de agosto de 2016.
Iacub, R., & Arias, C. J. (2010). El empoderamiento en la vejez. Journal of Behavior, Health
& Social Issues, 2(2), 25-32.
Jara, O. (2018). La sistematización de experiencias: práctica y teoría para otros mundos
posibles. CEP-Centro de Estudios y Publicaciones Alforja.
Marchioni, M. (2014). De las comunidades y de lo comunitario. Espacios transnacionales:
revista latinoamericana-europea de pensamiento y acción social, 2(3), 112-118.
Ministerio de Salud (2013). “Orientaciones para la implementación del modelo de atención
integral de salud familiar y comunitaria”, Santiago de Chile, Chile.
Organización Mundial de la Salud (2018). Declaración Mundial de Astaná.
Organización Panamericana de la Salud (1978). Declaración de Alma Ata.

302
PARTICIPACIÓN Y VIDA INDEPENDIENTE

Piña-Morán, M., Olivo-Viana, M. G., Martínez-Maldonado, M. L., & Mendoza-Núñez, V. M.


(2018). Intervención situacional gerontológica: estrategias para potenciar los roles
sociales de los mayores. Revista Médica del Instituto Mexicano del Seguro Social,
56(S1), 102-109.

303
CAPÍTULO V

GÉNERO Y
COMUNIDAD
16.

NUEVO MODELO DE CUIDADOS.


NUEVO CONTRATO DE GÉNERO.
LA PROPUESTA DE LAS COMUNIDADES
CUIDADORAS EN LA REALIDAD ESPAÑOLA
.CLARISA RAMOS-FEIJÓO

RESUMEN
Los cuidados de larga duración han sido definidos por la OCDE como materia de políticas
transversales; sin embargo, los contratos de género y sus consiguientes mandatos
insisten en atribuir a las mujeres el cuidado de las personas adultas mayores en situación
de dependencia. Esta situación se traslada a las cadenas globales de cuidado, en las
que mujeres inmigrantes son las que asumen las tareas de cuidados que continúan
encontrándose en el ámbito del trabajo reproductivo, con las consiguientes repercusiones
en cuanto a condiciones de empleo (en un alto porcentaje sumergido). La reciente crisis
suscitada por la pandemia global ha puesto de manifiesto el imprescindible cambio del
modelo de cuidados español, viéndose como indispensable en primer lugar, un nuevo
pacto de género, y en segundo lugar, la implicación de toda la comunidad en los cuidados
como parte de la producción de capital social que conlleva la reproducción de la vida.
El presente trabajo busca responder a qué tipo de modelo de cuidados queremos para
nuestras comunidades, y qué papel juegan en su definición las personas adultas mayores.
¿Se promueve un enfoque de derechos y un modelo de atención integral y centrado en la
persona? ¿Cómo pasamos de un modelo de cuidado centrado en las mujeres a un modelo
de cuidados centrado en la comunidad, exponiendo los datos de la realidad española?
Palabras clave: Cuidados, Comunidad, Género, MAICP

ABSTRACT
Long–term care has been defined by the OECD as a matter of transversal policies, however, gender
contracts and their consequent mandates insist on attributing to women the care of elderly people

305
GÉNERO Y COMUNIDAD

in situations of dependency. This situation is transferred to global care chains in which immigrant
women are the ones who assume the care tasks that continue to be found in the field of reproductive
work with the consequent repercussions in terms of employment conditions (in a high percentage
submerged). The recent crisis caused by the global pandemic has highlighted the essential change
in the Spanish care model, seeing as essential first a new gender pact and secondly the involvement
of the entire community in care as part of the production of social capital that entails the reproduction
of life. This work seeks to respond to what type of care model we want for our communities, and what
role older adults play in its definition. Is a rights-based approach and a comprehensive and person-
centered care model promoted? How do we go from a model of care focused on women to a model
of care focused on the community, exposing the data of the Spanish reality?
Keywords: Care, Community, Gender, MAICP

INTRODUCCIÓN
El aumento de la longevidad supone, a nivel internacional, una demostración del logro de
los avances científicos que han permitido una mejora de la calidad de vida. Sin embargo,
esta mejora, más allá de la prolongación de la esperanza de vida, no es igual en todas
partes. El fenómeno de la longevidad supone un cambio paradigmático en la forma de
entender y asumir el envejecimiento que impacta de lleno en las políticas sociales y
económicas de todos los países.
La revolución de la “silver economy” es reconocida de manera destacada en todos
los ámbitos como una demostración de que existe una nueva manera de envejecer y que
las personas mayores ya no pueden ser vistas como meras consumidoras de recursos,
sino que también aportan de manera definida al capital social y comunitario.
Este nuevo modelo de envejecimiento pone de manifiesto la naturaleza heterogénea
del colectivo de personas mayores en el que cada vez más las personas se hacen cargo
de un papel de participación directa en la vida comunitaria con aportes claramente
enriquecedores. Sin embargo, la pandemia COVID–19 ha puesto de manifiesto un
recrudecimiento del edadismo, llegando a niveles de gerontofobia. Cortina (2021) afirma
que la epidemia ha sacado a la luz tendencias que se encuentran muy extendidas y
afianzadas en la sociedad, oficiando de altavoz, más que de causa (p. 89). Esta situación
requiere por tanto un análisis pormenorizado de lo ocurrido, dado que si bien la pandemia

306
GÉNERO Y COMUNIDAD

ha actuado como catalizador de estigmas que en muchos casos se camuflan en actitudes


paternalistas, es imprescindible no dejar pasar esta crisis de luctuosos resultados como
una oportunidad para plantear la necesidad de un cambio en el modelo de cuidados que
comprometa a la sociedad en su conjunto.

OBJETIVOS DEL TRABAJO:


• Describir el impacto de género del actual modelo de cuidados y sus consecuencias
en la vida de las mujeres (cadenas globales de cuidado, abandono de carreras,
depresión).
• Analizar las ventajas que se están obteniendo en la aplicación de modelos de
intervención comunitaria para la gestión de cuidados.

LA METODOLOGÍA
La metodología se basará en dos estrategias: en primer lugar, revisión de la bibliografía
especializada y conceptualización de los principales aspectos en torno al tema de
cuidados y a la intervención comunitaria a través de diversas bases de datos (Dialnet,
Scopus y Cuiden). En segundo lugar, se presentarán y analizarán las buenas prácticas
desarrolladas en los proyectos desarrollados en la región de la Vega Baja de Alicante a
través del proyecto “Cuidamos Contigo”, desarrollado mediante convenio de la Universidad
de Alicante con la Fundación Pilares para la Autonomía Personal, y se relacionarán con
otros proyectos de enfoque comunitario
La vinculación de la selección de las buenas prácticas con la revisión bibliográfica se
fundamenta en la evidencia científica recogida, en que se confirma en el desarrollo de las
experiencias seleccionadas para la elaboración del artículo.

REVISIÓN DE LA LITERATURA
El mundo de los cuidados ha estado siempre ligado a los mandatos de género, como se
describe en la literatura especializada (Gilligan, 1982, Rodríguez 2004, Razavi 2007, Durán
2018, Carrasco, Borderías y Torns 2011, Vega Solís, Martínez Buján y Paredes Chauca

307
GÉNERO Y COMUNIDAD

2018), pero en este caso resulta necesario hacer una distinción entre los cuidados de
la crianza y los denominados cuidados de larga duración (long term care) a los que nos
referiremos en este trabajo.
Tal y como destaca el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad de España, los
cuidados de larga duración han sido definidos por la Organización Mundial de la Salud
como un sistema de actividades llevadas a cabo por cuidadores informales (familia, amigos
o vecinos) o profesionales (sanitarios, sociales u otros), o ambos, para conseguir que una
persona que no sea totalmente capaz de cuidar de sí misma mantenga la mejor calidad
de vida posible, de acuerdo con sus preferencias individuales, con el mayor grado posible
de independencia, autonomía, participación, realización personal y dignidad humana.62 El
incremento de la esperanza de vida y sus consecuencias ocupan un lugar central en el
debate sobre políticas socio–sanitarias en la actualidad. Este debate es insustancial si no
es atravesado por el enfoque de género que permite hacer una lectura adecuada sobre
la generación de desigualdades de profundo calado que se producen en los cuidados de
larga duración. Carrasquer Oto (2013) hacía referencia a la “re–emergencia del trabajo
de cuidados”, precisamente por la crisis que el modelo sobre el que se fundamentaba la
atención a las personas atraviesa desde hace décadas.
La división sexual del trabajo tradicional asigna todas las tareas vinculadas al cuidado y
mantenimiento de la vida, es decir, el trabajo reproductivo, a las mujeres. Se habla entonces
de ese contrato social basado en el concepto del “male breadwinner” sobre el que nació el
Estado de Bienestar en 1945, pero que está puesto en tela de juicio por su insostenibilidad
y su alto nivel de discriminación en detrimento de los derechos de las mujeres. El contrato
laboral se concebía para el varón que generara los ingresos económicos, mientras la mujer
se quedaba en casa a cargo de los cuidados, siempre vinculada al espacio doméstico, sin
reconocimiento público ni remuneración económica. Es lo que Hirdman (1998) definió como
el “contrato de género” y que es replanteado desde la teoría feminista.
Coincidiendo con Carrasco (2001) en que el verdadero conflicto se genera al
contraponer los tiempos del trabajo reproductivo y los tiempos del trabajo productivo,
es importante responder a las preguntas: ¿Quién cuida y cómo cuida? ¿Qué implica el
cuidado para la reproducción de la vida?

62. Disponible en https://www.mscbs.gob.es/estadEstudios/estadisticas/sisInfSanSNS/pdf/Cuidados_de_Larga_Duracion.pdf

308
GÉNERO Y COMUNIDAD

(…) los problemas que han ido surgiendo en relación a los tiempos de trabajo no son sino la expresión visible

de otro conflicto más profundo que está en los fundamentos del sistema social y económico: la tensión existente

entre dos objetivos contradictorios, la obtención de beneficios por una parte y el cuidado de la vida humana por

otra (Carrasco, 2001: 43).

Es cierto que en este proceso de crítica y cambio sobre el contrato de género se está
produciendo una incorporación de hombres al ámbito de lo doméstico y específicamente
al de los cuidados de larga duración (Durán, M.A., 2007). En todo caso, las incorporaciones
al cuidado de larga duración por parte de los varones dentro de la familia sobrevienen
en casos en los que no existen otras alternativas, bien sea por inexistencia de mujeres
dentro de la red familiar o por casos en que las hijas han emigrado o bien no se tiene
descendencia o só lo se tienen hijos varones.
Otro de los aspectos a señalar es que esa incorporación masculina al mundo de los
cuidados de larga duración se caracteriza por ser de hombres jubilados, es decir, que
sólo cuando están fuera del trabajo productivo podemos encontrar la incorporación al
mundo reproductivo en lo que hace al cuidado de larga duración, hecho que nos reafirma
en evidenciar que la conciliación, y más cuando se trata del cuidado de la dependencia,
sigue siendo un tema que se conjuga en femenino. Como plantea Comas d’Argemir y
Chirinos (2017):
“Mientras que el cuidado de la infancia tiene para los hombres el estímulo de la modernidad y se asocia a los

ideales de igualdad entre hombres y mujeres, el cuidado de personas adultas es una respuesta a las circunstancias

que obligan a hacerlo” (p. 67).

Razavi (2007) introduce un concepto que resulta particularmente interesante, que es


el llamado “Diamante de los cuidados”, en el que se describe la pluralidad de caras que
están vinculadas con la provisión de cuidados. La autora incluye dentro de este “diamante”:
la familia/hogar, los mercados, el sector público y el sector sin fines de lucro (incluida la
provisión voluntaria y comunitaria). Esta definición es también conocida en la bibliografía
anglosajona especializada como el triángulo de cuidados. En la argumentación de Razavi
(2007) se destacan las diferentes combinaciones de responsabilidades que se dan en
el ámbito de los cuidados. Según la autora, estas diferencias están vinculadas a las
demandas que van surgiendo desde distintos ámbitos que van desde las redes sociales

309
GÉNERO Y COMUNIDAD

y los grupos, como sindicatos o asociaciones de mujeres, hasta la respuesta que se da


desde las políticas sociales. En este sentido ha puesto en entredicho la narrativa de la
modernización, que sostiene la existencia de un único proceso que va desde la provisión
doméstica de cuidados a la provisión pública, entendiendo en esta última tanto al Estado
como a los proveedores de servicios del mercado.
Por otra parte, siguiendo a García–Calvente y La Parra (2007), debe ponerse de
manifiesto que cuando en los cuidados informales se habla de la “familia cuidadora”, en
muchas ocasiones se enmascaran situaciones de desigualdad de género. Es indudable
que las familias están directamente involucradas en los cuidados de larga duración,
ya que el 9.3% tiene a cargo alguna persona en situación de dependencia. De ellas,
casi el 80% dedica al cuidado más de 10 horas a la semana, y más de 70 horas si la
persona tiene demencia. Las familias que se ocupan del cuidado ven que repercute en
su salud (65%), ocio, vida afectiva y relacional (80%), y económica y laboral (61%); estos
porcentajes son en muchos casos el preludio de la claudicación familiar, o a veces, sin
llegar a la claudicación implican un evidente deterioro de la calidad de vida de quienes
cuidan y de quienes reciben ese cuidado. En este análisis, y siguiendo con la formulación
de García–Calvente y La Parra, la estadística habla de “familias cuidadoras”, pero cuando
se profundiza en este ámbito, la concepción del cuidado familiar está intrínsecamente
atravesada por los mandatos de género aún cuando se va produciendo un deslizamiento
hacia un intento de que los cuidados sean compartidos no sólo por la familia sino poco a
poco por la comunidad.
Cuando las familias, entendiéndose “las mujeres”, toman conciencia de la situación de
desigualdad, se desencadena un alto incremento de la llamada “claudicación familiar”,
hecho que pone en alerta a la comunidad experta a efectos de buscar formas de garantizar
la sostenibilidad del sistema o su reformulación.63 Estamos ante una situación que sólo
puede analizarse, entenderse y solucionarse desde la mirada de género, pero compartida
con el enfoque comunitario y el enfoque de derechos. En este sentido, debe tenerse en
cuenta la falta de una sensibilización ciudadana sobre la importancia de los cuidados
de larga duración, entendida dentro de una cierta confusión con lo que significan dentro

63. Ver: OCDE Help wanted? Providing and paying form Long–Term Care, 2011; OMS Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud, 2015; People-
centred and integrated health services: an overview of the evidence, 2015; Centro Europeo de Investigación y Políticas Sociales From care in homes
to care at home: European experiences with de-institutionalization in long-term care, 2016.

310
GÉNERO Y COMUNIDAD

del conjunto de actividades del ámbito de los cuidados. Esta confusión que atraviesa
la sociedad es compartida muchas veces en los espacios de decisores políticos que
vinculan el trabajo doméstico con los cuidados de larga duración. Debe consignarse
que el cuidado de la casa (su higiene y manutención) se corresponden con una serie
de competencias que no son las mismas que se requiere para acompañar y cuidar los
procesos de envejecimiento, de deterioro cognitivo o de final de vida, del mismo modo
que los cuidados de la crianza no son los mismos que los de la vejez o la dependencia.
La transformación del modelo de cuidados requiere primero definir de qué cuidados
se habla en cada caso y de qué manera impactan en el mundo económico y en la
cuestión de género. En este sentido, cuando la mujer sale al mercado laboral, también es
otra mujer a la que se contrata para que asuma los cuidados, y las condiciones de esas
contrataciones suelen estar atravesadas por la economía sumergida.
A través del trasvase de cuidados (care drain) se perpetúa la desigualdad, esta vez
por las condiciones de contratación y salario que recaen en mujeres inmigrantes, que
a su vez suelen dejar a sus hijos en sus países de origen al cuidado de las abuelas, y
a la vez este trabajo ahorra a los sistemas de protección social grandes cantidades de
dinero (Graham 1983, Thomas 1993, Parreñas, 2001, Parrella 2003, Pérez Orozco, 2006,
Esquivel, 2010, Federici, 2004, 2010).
Este fenómeno de trasvase de cuidados se evidencia en el concepto de “cadenas
globales de cuidado”, que siguiendo a Orozco definimos como:
Cadenas de dimensiones transnacionales que se conforman con el objetivo de sostener cotidianamente la vida, y

en las que los hogares se transfieren trabajos de cuidados de unos a otros en base a ejes de poder, entre los que

cabe destacar el género, la etnia, la clase social, y el lugar de procedencia (Orozco, 2007: 3).

Existe todavía una dificultad en nuestro entorno para asumir que los cuidados pueden
transformarse en recursos cuando salen del ámbito familiar pero sólo si a la vez son
reconocidos como un trabajo valioso (Casado y López, 2001, Durán, 2006, Galiana Gómez
de Cádiz, de la Cuesta–Benjumea y Donet–Montagut, 2008). En la medida en que el sistema
económico siga deslegitimando el valor que el trabajo de cuidados tiene, seguiremos
arrastrando el estigma y no asumiremos el desafío que implica la transformación del
sector. Las cuentas satélites de la producción doméstica han logrado visibilizar el coste
económico del cuidado, pero no hemos de olvidar el principio de dignidad ética que

311
GÉNERO Y COMUNIDAD

debe acompañar los procesos de protección social. Como argumenta Pilar Rodríguez,
el mantener las redes de apoyo no se sustenta de manera exclusiva en la reducción de
costes, “sino también para garantizar el bienestar de quienes precisan ayuda importante
para realizar las actividades de la vida diaria” (Rodríguez, 2005:2). Las redes comunitarias
no sólo aportan ahorro, aportan calidad y calidez en los cuidados de larga duración.
No se trata de demostrar exclusivamente el valor económico, sino de reconocer el
aporte social del cuidado que las mujeres realizan aporta a la comunidad.
Desde el feminismo existe una serie de modelos enunciados por Nancy Fraser que
son explicados por Muñoz Terrón y Martín Palomo (2015). Encontramos así el modelo
del Proveedor/a Universal, en el que la cabeza de la familia pueda estar en varones
o mujeres; otro es el modelo de Paridad del Cuidador, que considera en igualdad de
condiciones el ser persona cuidadora o proveedora. Nancy Fraser propone asimismo
principios normativos para lograr la equidad: anti–pobreza, anti–explotación, igualdad de
tiempo libre, igualdad de respeto, anti–marginación y anti-androcentrismo. Como tercera
alternativa a estos modelos y en la búsqueda de esa compleja igualdad, Fraser planteó
el modelo del cuidador universal que requiere de un Estado que garantice que hombres y
mujeres puedan producir y reproducir por igual.
El tema constituye un elemento clave para el debate, ya que la crisis de los cuidados
de larga duración ha potenciado, entre otras cosas, los procesos migratorios de mujeres,
pero no ha logrado la visibilidad de este tipo de trabajo como un ámbito relevante de la
actividad humana. Ejemplo de esto en el caso español es la inexplicable demora en la
ratificación del convenio 189 de la OIT que aboga por la dignificación del trabajo doméstico
y de cuidados.
Todos estos conceptos son recogidos por el Modelo de Atención Integral y Centrado
en la Persona, ya que se considera que es imprescindible empoderar y valorar a las
personas que cuidan, y eso pasa por el reconocimiento de la trascendencia de su tarea.
Pero a la vez el modelo considera imprescindible el enfoque comunitario, por lo que
convergen la idea de un reconocimiento de la necesidad de un nuevo contrato de género
y una necesidad de que sea la comunidad en su conjunto, como enfoque de ciudadanía,
la que reconozca su corresponsabilidad en los cuidados de larga duración.
Existe además un importante cambio en la manera de entender los procesos de
envejecimiento. El envejecimiento ha cambiado, y así se constata en el estudio “Las

312
GÉNERO Y COMUNIDAD

personas mayores que vienen”, de la Fundación Pilares para la autonomía personal,


(Rodríguez Cabrero, Rodríguez Rodríguez, Castellón Villarejo y Morán Alaez, 2013) donde
se ponen de manifiesto los cambios sociológicos que han llevado a una modificación
desde la determinación que implica el cumplimiento del ciclo vital hasta una visión más
integradora que se ejemplifica en el paradigma de curso de la vida (Elder 1985, 2009),
donde se comprenden todas las experiencias y su contexto. Las personas mayores no
constituyen un colectivo homogéneo, sino que asumen la diversidad propia de cualquier
colectivo humano y así deben ser entendidas a la hora de la planificación de políticas
sociales. El modelo de Atención Integral y Centrado en la Persona (MAICP) tiene diversas
bases teóricas que se pueden encontrar en la atención centrada en la persona desarrollada
por el psicólogo humanista Carl Rogers, en la logosofía de Víctor Frankl, en el modelo
de derechos desarrollado desde el movimiento de la discapacidad con la planificación
centrada en la persona. En el MAICP convergen entonces la Terapia centrada en la persona
(Rogers, 1961), la planificación centrada en la persona (Kendrick, 2000), el concepto de
los activos de salud (Morgan y Ziglio, 2007), la resiliencia comunitaria (Werner, 1984,
Frankl, 1946), la mediación comunitaria (Cohen Emerique, 2011) y el modelo canadiense
de desempeño ocupacional C.M.O.P. (Townsend, 1983).
El Modelo de Atención Integral y Centrado en la persona es definido como:
“La atención integral y centrada en la persona es la que promueve las condiciones necesarias para la consecución

de mejoras en todos los ámbitos de la calidad de vida y el bienestar de las personas partiendo del respeto pleno

a su dignidad y derechos, de sus intereses y preferencias y contando con su participación efectiva” (Rodríguez,

2013:74).

Esta definición da de lleno en la perspectiva de género, porque se está refiriendo a


calidad de vida y respeto pleno de la dignidad, lo que obligatoriamente lleva a la necesidad
de identificar aquellos estereotipos de género que vinculan directamente los cuidados
de larga duración con el trabajo reproductivo. La bibliografía recoge trabajos de análisis
sobre los cuidados, en los que se verifica la necesidad de un cambio de paradigma sobre
este modelo patriarcal que se había consolidado, desde el cuidado a la infancia y a los
varones, ante las nuevas demandas que devienen del cambio demográfico por el cual
las personas han aumentado su esperanza de vida, y a la vez se ha dado paso a un más
alto porcentaje de situaciones de dependencia. Siguiendo a Sau (1990), el feminismo se

313
GÉNERO Y COMUNIDAD

define como un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del siglo
XVIII aunque sin adoptar todavía esta denominación y que supone la toma de conciencia
por parte de las mujeres como grupo o colectivo humano de la opresión, dominación y
explotación de que han sido y son objeto por parte del colectivo de varones en el seno
del patriarcado, bajo las distintas fases históricas del modelo de producción, lo cual las
mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las transformaciones de la
sociedad que aquella requiera (Sau, 1990).
En este contexto, pareciera que la narrativa sobre los cuidados de larga duración se
circunscribe al ámbito doméstico o a la responsabilidad pública, pero si se amplía el foco
pueden encontrarse otras alternativas en las que se pone en valor el capital social de una
comunidad.
El tránsito del social care al community care se recoge en la literatura especializada
(Vega Solís, Martínez Bujan, Paredes Chauca, 2018: 23), concluyendo que:
(…) en la práctica, al establecerse la comunidad como ámbito para el cuidado, finalmente la responsabilidad

terminó recayendo en sus miembros femeninos (Finch, 1993). Por este motivo, esta tendencia de las políticas

públicas a incrustarse en las comunidades obtuvo una amplia contestación crítica desde el feminismo.

El modelo de atención integral y centrado en la persona busca que sea la persona la


que asuma los derechos y deberes que implica su proyecto vital, por tanto, es un modelo
que aboga por la igualdad de oportunidades que está en la base de la teoría feminista tal
y como la hemos definido, pero la persona requiere de un entorno social. La propuesta de
la Fundación Pilares entronca en lo comunitario desde una perspectiva de desarrollo local,
donde exista un reconocimiento de lazos sociales de apoyo, pero donde al mismo tiempo
se tengan en cuenta otras redes sociales.
García Calvante, García Lozano y Marcos Marcos (2011) destacan los siguientes
resultados de sus trabajos de investigación:
“El 74% de las personas cuidadoras son mujeres y perciben con mayor frecuencia que los varones un deterioro

de su salud como consecuencia de cuidar (37% y 21%, respectivamente). Ellas prestan un cuidado de mayor

intensidad y asumen con mayor frecuencia tareas de ayuda para el aseo personal, comer y vestirse, asociadas

a un mayor riesgo de percepción de deterioro de la salud. Los hombres realizan más tareas de cuidado fuera

del hogar (ir al médico, hacer compras y gestiones), que resultan protectoras para la percepción de deterioro

de la salud. La intensidad del cuidado es un factor de riesgo para la percepción de deterioro de la salud en

314
GÉNERO Y COMUNIDAD

ambos sexos, y en las mujeres se añaden la frecuencia y duración (García Calvante, García Lozano y Marcos”

(Marcos, 2011: 101).

Dentro del contexto español, la comunidad valenciana, fundamentalmente la


comarca de la Vega Baja del Segura, ha vivido en los últimos dos años situaciones
que han confrontado los modelos de cuidados de larga duración y el papel que se
asigna a las personas mayores dentro de los mismos. Estos han sido la situación
sobrevenida en la región como consecuencia de la DANA que provocó terribles
inundaciones con un elevadísimo coste en vidas humanas y daños materiales durante
septiembre de 2019, y la posterior pandemia COVID–19, de cuyas consecuencias aún
no se ha repuesto.
Ambos fenómenos demostraron la necesidad de trabajar desde la participación
social en la definición de políticas sociosanitarias para responder a los procesos de
envejecimiento y despoblación de las zonas más rurales.
“La promoción de la participación no constituye un proceso espontáneo, sino que requiere de un acompañamiento

y de la construcción de evidencias científicas que permitan hacer de las buenas prácticas herramientas para el

diseño de políticas sociales. La situación de crisis sistémica en la que se encuentran los sistemas de protección

social, requiere el desarrollo de la resiliencia comunitaria a través del conocimiento de herramientas que

potencien la conciencia ciudadana y el interés por las cuestiones públicas que afectan a toda la población en

su conjunto” (Ramos Feijóo y Francés García, 2021).

Los modelos de protección social, al haber incurrido en un alto grado de burocratismo


en el ámbito de cuidados que olvida a la atención a la persona para centrarse más en el
recurso y el protocolo, contribuyen a minusvalorar la labor de cuidados, de igual modo
que subestiman a las personas que son merecedoras de los mismos.
Rodríguez Cabrero afirma en el “Libro Blanco del Envejecimiento Activo” (IMSERSO
2011, pág. 160) que:
… debe ponerse en primer plano no sólo el coste o carga, sino el beneficio o aportación de las personas

mayores a la sociedad y al sistema económico, la economía que no está en el PIB, la economía relacional con

sus elementos de actividad social e individual. (…) La participación de las personas mayores en la sociedad en

un sentido amplio o la función no remunerada de cuidados de la mujer mayor, no ha entrado en la percepción

y valoración de la economía convencional.

315
GÉNERO Y COMUNIDAD

Los cuidados de larga duración tienen una dimensión política vinculada a la


satisfacción de las necesidades de una población que incrementa su esperanza de vida:
hay una dimensión ética de reconocimiento de la dignidad de las personas que demandan
estos cuidados, que deben ser entendidos desde la perspectiva del enfoque basado en
derechos. Por tanto, es también necesaria su participación en el diseño de los dispositivos
y recursos que se ven involucrados en este proceso.
A su vez, tal y como se viene observando desde diversos trabajos anteriores, autores
como Chinchilla (2020) reivindican la necesidad de un cambio en el urbanismo, que si bien
protege en su diseño las actividades vinculadas con el trabajo productivo, oculta aquello
que reivindica los espacios del trabajo reproductivo, y por tanto, lo que tiene que ver con
los cuidados de larga duración. Este cambio en la manera de entender el urbanismo y
más aún, el urbanismo desde la perspectiva gerontológica, señala la necesidad de un
camino hacia un nuevo modelo de cuidados que no se fundamente en el trabajo de la
mujer, sino en el compromiso cívico de la comunidad.
El cuidatoriado, definido por Durán (2018) como una nueva clase social a la que
se le asigna una labor silenciosa e invisible, pero resulta imprescindible que responda
a la participación de toda la ciudadanía. Sin cuidados no hay vida, pero esto es poco
recordado; siguiendo a Comas d’Argemir (2016)...
(…) esta centralidad no se corresponde con la percepción social existente, que otorga un gran valor a la

producción de mercancías tanto materiales como ficticias y, en cambio, restringe la responsabilidad del cuidado

al ámbito familiar y considera sus actividades como propias de las mujeres, ancladas en su naturaleza, así como

en dimensiones morales y afectivas (Comas d’Argemir. 2016:12).

Si, como dice la autora, la sociedad no es capaz de percibir la centralidad de los


cuidados, se corre un grave riesgo como sociedad, ya que la categoría “cuidados”
no es sólo académica y política, es también existencial e inherente a la ética. Sin
cuidados no hay sociedad posible.
Marie–Thérèse Coenen (2011:109) decía, refiriéndose a la necesidad de una formación
en género para el ejercicio del Trabajo Social: “lo neutro, una trampa a evitar”, y es evidente
que constituye una clave a tener en cuenta en la necesidad de este cambio de modelo.
La neutralidad no existe. Los cuidados son asignados a las mujeres en tanto que no se
reconoce el valor que tienen en nuestra sociedad.

316
GÉNERO Y COMUNIDAD

Como afirma Ainhoa Berasaluze (2009: 138): “Hemos trabajado desde mujeres, para
mujeres, pero sin considerar las aportaciones de la teoría feminista”, y éste es un desafío
al que invita el Modelo de Atención Integral y Centrada en la Persona, justamente porque
reconoce a la persona como centralidad del proceso.
El envejecimiento y su consiguiente correlato en los cuidados de larga duración
suele enfrentarse a estrategias de infantilización; del mismo modo que se infantiliza
a las mujeres se infantiliza también a las personas adultas mayores, y si además son
mujeres, estamos en una de las situaciones estudiadas en Derechos Humanos como
de encrucijada, doble discriminación. Paralelamente este proceso de infantilización, de
“minorar”, de “invisibilizar”, se traslada a las cuidadoras.
Siguiendo a Rosa Cobo (2009), la naturalización de la desigualdad de género se
define de la siguiente manera:
“De todas las opresiones que han existido en el pasado y existen en el presente, ninguna de ellas ha tenido la

marca de la naturaleza tan profundamente impresa como la ha tenido la de las mujeres. El argumento ontológico,

como casi siempre que se trata de opresiones, ha sido el gran argumento de legitimación. Las construcciones

sociales cuya legitimación es su origen natural son las más difíciles de desmontar con explicaciones racionales,

pues arrastran el prejuicio de formar parte de un ‘orden natural de las cosas’ fijo e inmutable sobre el que nada

puede la voluntad humana” (p. 14).

Por último, para finalizar esta revisión bibliográfica, debe citarse el concepto de
comunidad cuidadora definido por Rodríguez Rodríguez, Ramos Feijóo, García Mendoza,
Dabbagh Rollán y Mirete Valmala (2017), que incorpora la perspectiva de género, y
pone en evidencia que el envejecimiento y los cuidados de larga duración no pueden
constituir un mandato de género, sino que requieren de una participación intergéneros,
intergeneracional e interdisciplinar, en la que se conjuguen todas las realidades de la
sociedad. Porque “no hay producción sin reproducción, como no hay sociedad sin
reproducción social” (Comas d’Argemir, 2016:12).

317
GÉNERO Y COMUNIDAD

DOS EJEMPLOS DE PROYECTOS DE


ENFOQUE COMUNITARIO DE CUIDADOS EN ESPAÑA
CUIDAMOS CONTIGO
El proyecto Cuidamos Contigo, desarrollado por la Fundación Pilares para la Autonomía
Personal en las localidades de Rojales, Formentera del Segura y Almoradí de la provincia de
Alicante, se trata de un proyecto de cuidados domiciliarios con apoyo del entorno comunitario.
Se trabaja siguiendo los 9 pasos de la sistematización descritos en la Guía de aplicación del
Modelo de Atención integral y centrada en la persona (Rodríguez Rodríguez, P., et al., 2017).
En la experiencia del proyecto resulta más llamativa y puntual la presencia de varones
en el mundo de los cuidados de larga duración, que la presencia masiva y permanente
de las mujeres con el consiguiente coste personal (proyección, renuncia al proyecto vital,
menor calidad de salud) que supone el trabajo reproductivo.
El objetivo del programa es apoyar a las personas en situación de fragilidad,
discapacidad o dependencia que viven en sus domicilios, y a las personas cuidadoras,
mediante asesoramiento profesional continuado que desarrollan dos gestoras de caso en
el territorio, una alumna de Trabajo Social en prácticas y dos profesoras de Trabajo Social
de la Universidad de Alicante que acompañan y supervisan el proceso.
Dentro del programa se garantiza la prestación de servicios de apoyo personalizados
que promuevan la continuidad asistencial, la formación a los/as cuidadores formales e
informales y realizando el acompañamiento para la participación comunitaria. Luego de
la experiencia desarrollada en los primeros tres años se procedió a incluir un proyecto de
trabajo participativo comunitario, utilizando como técnica el flujograma al que se denominó
“Participamos contigo”.
La metodología aplicada desde la gestión de casos se basa en el Modelo de Atención
Integral y Centrada en la Persona (MAICP) en los domicilios y entornos. Este modelo favorece
el bienestar y calidad de vida de las personas cuidadas y de las personas cuidadoras,
pues se basa en el enfoque basado en derechos (EBD) y además, desde una perspectiva
de género, ve como necesaria la consolidación de una responsabilidad comunitaria de
los cuidados que deconstruya el mandato de género por el que los cuidados en general,
y más aún los de larga duración, recaen en las mujeres.
En el desarrollo del proyecto han podido detectarse situaciones de desigualdad de
género en el ámbito de los cuidados en domicilio. La reflexión sobre la acción desarrollada

318
GÉNERO Y COMUNIDAD

ha permitido identificar la necesidad de profundizar en el impacto de género que el


proyecto tiene, así como en la elaboración de estrategias que permitan generar evidencia
científica sobre un modelo de cuidados de larga duración con apoyo de la comunidad.

SUPERISLAS DE CUIDADOS (AYUNTAMIENTO DE BARCELONA)


Se trata de una experiencia piloto, encabezada por el Ayuntamiento de Barcelona, que se aplica
en 4 barrios. El objetivo es poner en marcha un modelo innovador para el Servicio de Atención
a Domicilio (SAD). La metodología aplicada consiste en promover una organización territorial
basada en el trabajo en equipo, enfocado desde el modelo de la atención centrada en la persona.
Las superislas trabajan desde el concepto de proximidad. Cada superisla tiene una
dimensión humana, pensada desde la perspectiva de las personas mayores que se
mantienen dentro de un radio de 300 metros en torno a su casa. Esto permite que los
equipos de ayuda a domicilio estén también cercanos en los domicilios que atienden, para
que los desplazamientos sean cortos. La planificación se realiza en función del tiempo
asignado a la ayuda a domicilio que debe prestarse en ese territorio; los equipos están
conformados por 10/15 profesionales a jornada completa o superior a 5 horas diarias.
El proyecto se basa en el trabajo comunitario y promueve la relación interpersonal, y
la sostenibilidad de la atención a las personas mayores.
Este modelo de actuación busca favorecer la autonomía personal, la independencia
funcional, el bienestar y la participación de las personas que tienen necesidad de apoyos.
Promueve también la construcción de conocimiento a través de la investigación, evaluación,
publicaciones, y visibilización de los avances en nuevos modelos de atención y/o cuidados.
A la vez promueve innovaciones organizativas, metodológicas o normativas, de
integración socio–sanitaria, de incorporación del compromiso comunitario, todo ello para
que se estructure el trabajo de cuidados a la vez que se fundamenten en la aplicación del
modelo de atención integral y centrado en la persona.

CONCLUSIONES Y PROPUESTAS
Cuidar sigue siendo tarea de mujeres… pero se está construyendo evidencia científica de
que desde el modelo de atención integral y centrado en la persona se permite el desarrollo

319
GÉNERO Y COMUNIDAD

de las estrategias para que ese cuidado no signifique la pérdida del proyecto vital. María
Ángeles Durán (2018) insiste en la necesidad de una reconfiguración de la medición de
los tiempos y una valorización del trabajo del cuidado.
La naturalización del cuidado como algo inherente a las mujeres es una trampa que
se extiende en los cuidados de larga duración y que amenaza con la sostenibilidad del
sistema, porque es evidente que las “generaciones bisagra”, que fueron las que siguieron
asumiendo la renuncia al proyecto vital personal para poner por delante el mandato de
género, están llegando a su fin. Las mujeres que hasta ahora han cuidado, no quieren que
sus hijas pasen por la misma situación. Quieren los vínculos, el afecto, las relaciones, pero
no “la carga del cuidado”. Frente a esta circunstancia, las cadenas globales de cuidado
demuestran que el sistema sigue valiéndose de la producción femenina sin considerarla,
pero… ¿qué ocurriría si esa mano de obra devaluada dejara de cuidar?
La realidad interroga de manera cada vez más apremiante sobre la necesidad de
establecer nuevos modelos de cuidado. La co–producción de servicios sociales apunta
a la importancia de la opinión y satisfacción de las personas, pero no puede olvidarse
en ese análisis la perspectiva de género, porque de lo contrario se está realizando un
análisis parcializado, erróneo y que por lo general parte desde un pensamiento patriarcal.
Es imprescindible reconstruir una ética cívica que se fundamente en la necesidad de una
interdependencia nacida de los compromisos de un nuevo contrato de género y de un
nuevo contrato intergeneracional.
Dentro de estas estrategias, la incorporación en la formación del personal que trabaja
en cuidados de larga duración, ya sea desde la administración directa de cuidados, como
de las personas implicadas en la gestión y distribución de los recursos, debe estar enfocada
al reconocimiento de las situaciones de desigualdad de género. Esto requiere, por parte
del proyecto, de un mayor desarrollo de formaciones para el sector de servicios de ayuda a
domicilio y también para las personas que intervienen desde los servicios sociales y sanitarios.
Los servicios de protección son herederos del modelo del Estado de Bienestar del
“male breadwinner”. Esto supone la necesidad de implementar protocolos de intervención
en los que se reconozca a las personas, y esto implica asumir que las personas tienen un
género, y ese género conlleva unos estereotipos que deben ser derrumbados.
El proyecto “Cuidamos Contigo”, desarrollado por la Fundación Pilares para la
Autonomía Personal en España, ha constatado la feminización de los cuidados, pero

320
GÉNERO Y COMUNIDAD

también ha podido evidenciar la posibilidad de estrategias que permitan a las mujeres


reconocer sus capacidades y la posibilidad de que no sean sólo ellas las que deban
cuidar.
Es evidente que las redes comunitarias son indispensables para un aprovechamiento
de los recursos. Esta idea, que se promueve desde el Modelo de Atención Integral y
Centrada en la persona, apunta a políticas sociales universales que permitan un desarrollo
de la ciudadanía para todas las personas, perspectiva que fundamenta la teoría feminista
(Cobo, 2009).
La posibilidad de acercar servicios de proximidad y de calidad, contribuye a que se
produzca un descanso en espacio familiar para permitir que las personas cuidadoras
puedan tener respiros.
Destaca mucho la diferencia establecida entre la madre cuidadora y la esposa, hija,
sobrina, nuera o cuñada que cuida. Sin embargo, ambas sufren el mismo estereotipo en los
cuidados. Los cuidados que se vinculan a los procesos de deterioro y de envejecimiento
suelen ser invisibilizados por la sociedad.
Desde el propio sistema de protección social están muy internalizados los estereotipos
de género, observándose que se trabaja desde esa idea cuando se le recuerda a “la
mujer” que no puede abandonar su responsabilidad como cuidadora.
El MAICP asume, desde el reconocimiento de los derechos y de la dignidad de
la persona, el que los roles de género no pueden determinar la provisión del cuidado.
En este tipo de situaciones, la “responsabilidad” no es sólo de la hija, ni de la familia:
toda la sociedad es parte de los cuidados de larga duración. En la medida en que este
concepto que es enunciado como un principio ético no se traslade a la intervención social,
estamos generando desigualdades y vulneración de derechos de la persona cuidada y de
la persona cuidadora. Es por ello que desde el Trabajo Social en el campo Gerontológico
debemos trabajar por la construcción de comunidades cuidadoras como respuesta a la
necesidad de un nuevo modelo de cuidados.

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GÉNERO Y COMUNIDAD

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325
17.

MUJERES Y ACTIVISTAS:
EXPERIENCIAS QUE SOCAVAN
LA VISIÓN HEGEMÓNICA DE LA VEJEZ
.NICOLE MAZZUCCHELLI

RESUMEN
La agencia política de las mujeres mayores ha sido escasamente abordada desde la
producción científica. Los estudios suelen centrarse en la participación de la población
mayor en general, y su impacto positivo en la calidad de vida y bienestar en la vejez. No
obstante, las diferencias de género no han sido ampliamente desarrolladas. Igualmente,
la literatura suele referirse a las trayectorias políticas de las mujeres centrándose en sus
contribuciones pasadas, y no en sus reivindicaciones presentes Este artículo describe
experiencias de acción política de mujeres mayores en Chile. El estudio se realizó durante
el año 2020 y fue de carácter cualitativo–comprensivo. Participaron seis mujeres, por
medio de 10 entrevistas biográficas. Éstas fueron analizadas siguiendo la propuesta de
Bertaux (2005) para los relatos de vida. Los resultados dan cuenta de trayectorias activistas
que se renuevan y resignifican en la vejez, desde otros espacios y desplegando nuevos
repertorios de acción. La reivindicación por los Derechos Humanos, la movilización por
la justicia social, y la lucha contra el sistema neoliberal, representan valores y el universo
simbólico al cual adscriben. Al envejecer, han podido evaluar su activismo y militancia, así
como también las construcciones de género, los roles sociales y su propia subjetividad.
Se discute la importancia de visibilizar otras versiones de ser mayor, que disputen la vejez
exitosa y convencional a través de un reconocimiento de vejeces heterogéneas y diversas.
Desde las narrativas propuestas es posible posicionar las voces de las mujeres activistas,
a través de sus experiencias y saberes femeninos.
Palabras clave: agencia, activismo, narrativas, mujeres mayores, gerontología
feminista.

326
GÉNERO Y COMUNIDAD

ABSTRACT
The political agency of older women has been scarcely addressed in the scientific literature.
Studies tend to focus on the participation of the older population in general, and its positive impact
on quality of life and well-being in old age. However, gender differences have not been extensively
developed. Similarly, the literature often refers to women’s political trajectories by focusing on their
past contributions, rather than on their present claims. The study was conducted during 2020 and
was qualitative-comprehensive in nature. Six women participated in 10 biographical interviews.
These were analyzed following Bertaux’s (2005) proposal for life stories. The results reveal activist
trajectories that are renewed and re-signified in old age, from other spaces and deploying new
repertoires of action. The demand for human rights, the mobilization for social justice and the fight
against the neoliberal system represent values and the symbolic universe to which they ascribe.
As they have grown older, they have been able to evaluate their activism and militancy, as well
as gender constructions, social roles and their own subjectivity. We discuss the importance of
making visible other versions of being older, which challenge the successful and conventional
old age through the recognition of heterogeneous and diverse old ages. From the proposed
narratives it is possible to position the voices of women activists, through their experiences and
feminine knowledge.
Keywords: Agency, Activism, Narratives, Older Women, Feminist Gerontology

INTRODUCCIÓN
Las mujeres envejecen en condiciones más precarias que los hombres y de mayor
vulnerabilidad en relación a los cuidados, el acceso a la salud, los servicios, los bienes
económicos, los sistemas de seguridad y protección social, entre otros (Caro, 2017;
Fernández–Mayoralas et al., 2018). La evidencia científica ha señalado que las mujeres
acumulan más desventajas sociales, arrastrando trayectorias de discriminación de género
a lo largo de sus vidas, lo que se traduce en mayor precariedad y exclusión social (Aguirre
y Scavino, 2018). No obstante, el envejecer de las mujeres se expresa de modos diversos
y heterogéneos, enmarcado en contextos territoriales concretos, que dan cuenta de
múltiples expresiones de desigualdad, pero también de recursos y potencialidades de las
mujeres, que aún no son abordadas ampliamente en el ámbito científico (Ramos, 2018).
Desde esta perspectiva, existe una expresión plural del proceso de envejecimiento, que da

327
GÉNERO Y COMUNIDAD

lugar a vejeces diferenciadas, siendo algunas de ellas mayormente visibles y deseables,


mientras otras permanecen subordinadas e invisibilizadas (Yuni, 2020).
Las vejeces activistas ocupan aún una posición marginal en el debate. Si bien la
participación social y política en la vejez ha sido una dimensión ampliamente promovida
por su incidencia positiva en el bienestar de personas y comunidades (Gonzalez, Matz–
Costa & Morrow–Howell, 2015), aún son limitados los estudios que aborden la especificidad
de la participación política de las mujeres mayores desde una perspectiva de género
(Serrat y Villar, 2019). En este contexto, es posible rastrear el desarrollo en ciernes de
investigaciones que exploran las experiencias del envejecer de las mujeres de la mano
de la acción colectiva, describiendo su agencia y el empoderamiento como estrategias
de resistencia frente a los cambios y/o dificultades en la vejez (Chazan y Kittmer, 2016),
así como la visibilización de historias y la resignificación de la experiencia de ser mujeres
mayores, desde la sororidad y apoyo grupal (Pérez, Rábago, Castillo, Schoham, Zamora
y López, 2018).
Estas investigaciones exponen la importancia del proceso de identificación y
reconocimiento que confluyen a nivel colectivo, y cómo la experiencia de asociatividad
es altamente valorada e importante en los proyectos de vida al envejecer (Chazan, 2016;
Wray, 2004–2007). Desde allí, urge desafiar y ampliar la comprensión de las personas
mayores instalada desde los modelos convencionales de envejecimiento, atendiendo a
modos diversos, materiales y situados del envejecer (Núñez–Parra y Mazzucchelli, 2021).
Este trabajo contribuye en esta línea y presenta una aproximación a las experiencias
de mujeres mayores activistas en Chile, pertenecientes a la colectiva Bordadoras por la
Memoria, a través de sus relatos y narrativas. Se enmarca en la investigación doctoral
titulada: “Viejas y activistas: La deconstrucción de la vejez hegemónica desde la agencia
y asociatividad”, en el marco del programa de Doctorado en Persona y Sociedad en el
Mundo ontemporáneo, de la Universidad Autónoma de Barcelona, España y el Doctorado
en Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile. Ésta busca
comprender la construcción de vejeces de mujeres activistas, disputando la colonización
de saberes en la vejez.
En este artículo se compartirán experiencias de acción política de mujeres mayores
activistas. Para ello, en un primer momento se aborda la agencia política en la trayectoria de
las mujeres mayores. Posteriormente se comparten los referentes teóricos y conceptuales

328
GÉNERO Y COMUNIDAD

desde los cuales se sitúa el estudio, continuando con el diseño metodológico. Luego de
ello, se exponen los resultados en torno a tres categorías centrales en las experiencias y
narraciones de las participantes, y finalmente se comparten algunas reflexiones a modo
de cierre.

II. MUJERES MAYORES Y AGENCIA POLÍTICA


Las mujeres han ocupado un rol protagónico para la resistencia a la dictadura y el retorno
a la democracia en los países del Cono Sur (Kirkwood, 2010; Sapriza, 2009). En Chile, el
activismo y participación política en torno a la defensa por los derechos humanos han sido
liderados por mujeres (De Armas, 2018; Palestro, 1991; Valdés, 1993). Las experiencias de
organización y participación de las mujeres se extendieron a sus contextos cotidianos (Valdés,
1986-1993) con un fuerte compromiso e involucramiento por parte de todas las mujeres:
pobladoras, dueñas de casa, militantes, estudiantes, etc., no reduciendo su organización a
la política tradicional (Valdés, 1986). Esto da cuenta de trayectorias vinculadas a su acción
política y permite situar a las mujeres desde diferentes espacios y colectividades, donde la
política no es privilegio de los actores políticos institucionalizados, sino que es acción al estar
entre los otros, pudiendo crear, transformar y actuar el mundo común (Arendt, 1997). No
obstante, en general los estudios en torno a esta generación –mujeres mayores– se centran
en sus actuaciones en el pasado, y en el ejercicio político contra la dictadura, desatendiendo
a la experiencia que hoy al ser mayores desarrollan en términos políticos.
En esta línea, se puede observar que frecuentemente en el campo gerontológico
se utiliza el término agencia para referirse a la capacidad de acción de los individuos,
restringiéndolo principalmente a la adaptación que los sujetos desarrollan en su vejez,
como indicadores de éxito o fracaso (Wray, 2004, 2007). Esta generalización conceptual
desatiende al hecho de que el desarrollo de la agencia en hombres y mujeres podría
expresarse de forma diferente en esta etapa, asociada a sus transiciones vitales, al tiempo
disponible, el cambio de roles sociales y la eventual pérdida de autonomía (Galenkamp et
al., 2016). A su vez, limita la comprensión respecto a la agencia política que las mujeres
desarrollan, reduciendo lo político al actuar público–tradicional y masculino. De esta
manera se ignora que las mujeres desarrollan una multiplicidad de prácticas en sus
contextos cotidianos, que deberían ser revisadas atendiendo a su carácter situado, para
poder reconocer así su propuesta reivindicativa y política (Cañas, 2018).

329
GÉNERO Y COMUNIDAD

Por el contrario, en este artículo la agencia es definida como la posibilidad de las


mujeres de actuar modificando los contextos y reglas que las preceden y constituyen;
por tanto, más que una propiedad individual, debe entenderse como un producto de
relaciones y responsabilidades compartidas que se articulan (Ema, 2004). Así, la agencia
de las mujeres mayores se constituye en una mediación que reproduce, mantiene y/o
transforma la vida social. En este sentido, las subjetividades de las mujeres mayores,
construidas desde y con los otros/as, es decir, como “un proceso social de inteligibilidad
mutua” (Cabruja, Iñiguez y Vásquez, 2000, p. 66), pueden comprenderse desde una
perspectiva política.
Así, en este trabajo se considera a las mujeres miembros de una generación que
vivió un determinado contexto histórico que, para el caso de Chile, estuvo condicionado
por la Unidad Popular, la dictadura cívico–militar, las consecuencias de la dictadura y
los procesos actuales post-dictatoriales anclados en un sistema neoliberal. Desde esta
perspectiva, este tipo de hitos históricos o sociales de gran envergadura permiten hablar
de generación, pues comparten ciertos marcos históricos y sociales de pensamiento
(Reyes, Cornejo, Cruz y Carrillo y Caviedes 2015). Las mujeres mayores de este estudio
presentan trayectorias de acción política desde diferentes espacios y posiciones sociales,
las que a través de sus experiencias nos aportan con otras narrativas de activismo y
resistencia en su vejez.

III. VEJECES, NARRATIVAS Y EXPERIENCIAS EN CLAVE FEMINISTA


En este artículo, propongo una diada teórica-conceptual en torno a los saberes feministas
(de la mano de la gerontología feminista) y la perspectiva narrativa en el abordaje de las
construcciones y experiencias de las mujeres mayores. La aproximación a las narrativas
permite interpretar historias, y al mismo tiempo, crear nuevos significados en conjunto
(Cabruja et al., 2000).
Como primer componente de la diada se encuentra la gerontología feminista, que
desde la propuesta de Anna Freixas (2008), se comprende desde los mismos principios de
la epistemología feminista, buscando visibilizar la construcción social de los significados
acerca de la vida de las mujeres mayores, analizando los efectos que la diferencia sexual y
los patrones de dominación han tenido y tienen en sus experiencias de vida. Dentro de sus

330
GÉNERO Y COMUNIDAD

principales aportes, se encuentra la crítica al carácter androcéntrico de las representaciones


sociales y científicas sobre el ciclo vital de las mujeres y su construcción lineal, la que no
ha atendido a la intersección y superposición de dimensiones de opresión que se vinculan
a las trayectorias de vida y roles asumidos (Leyra y Roldán, 2013). No obstante, el estudio
de la vejez y las mujeres mayores sigue siendo un campo pequeño y emergente en el
feminismo (Gonzálvez, 2018), que se ha centrado principalmente en las vulnerabilidades y
las brechas de las mujeres mayores por sobre sus potencialidades, diversidades y propios
recursos (Ramos, 2018). Desde allí, este artículo se posiciona desde una gerontología
feminista que persigue ampliar los lugares de reflexión y los espacios de enunciación de
las vejeces en la búsqueda por la justicia social (Danel y Navarro, 2019).
El segundo elemento, y en directa relación con el primero, se vincula al ámbito de los
estudios narrativos. Una de las cualidades de esta perspectiva es afirmar que las narrativas
están presentes en la vida cotidiana. Es decir, nos hacemos comprender mediante el
relato de historias, y las relaciones con los otros y con nosotros mismos son vividas de
forma narrativa, siendo estas constructoras de significado, articulando y mediando la
realidad social (Gergen y Gergen, 1983). Desde allí, se asume el potencial transformador
propio de la narrativa, no sólo en su contenido, sino en las relaciones y la capacidad
de acción de los propios sujetos en ellas (Schöngut y Pujol, 2015). De esta forma las
narrativas poseerían una dimensión que les permite otorgar interpretación y significado
a una situación y experiencia, así como también dar sentido a la propia actuación de los
sujetos (González, 2017).
El acto de narrar puede ser entendido como un recurso que permite ir construyendo
significados y reflexiones acerca de sus propias acciones y posicionamientos a lo largo de
las experiencias relatadas (González, 2017). La narración es el medio más adecuado para
esclarecer la experiencia temporal, pues a través de la narratividad, ésta se determina,
articula y clarifica (Ricoeur, 2009). En este trabajo utilizo el término experiencia para referirme,
por una parte, a los sentidos y su conocimiento del mundo, y por otra, a las habilidades
para actuar y significar las vivencias y sus cambios. En esta concepción, experiencias,
creencias, conciencia y lo “real” están inextricablemente unidos, siendo centrales para
nuestro ser y habitar en el mundo (Rosa, 20007a, 2007b). De esta manera, la experiencia
humana se enmarca en sistemas simbólicos y culturales que regulan las actuaciones y el
lenguaje, permitiendo la comunicación y su propia interpretación (González, 2017).

331
GÉNERO Y COMUNIDAD

La diada teórica–conceptual propuesta (Gerontología feminista y Perspectiva narrativa),


advierte cómo, desde los saberes científicos y el propio lenguaje se han borrado y
marginado las diferencias de la experiencia de las mujeres. Así, éstas se han reducido al
olvido y silencio, validándose los relatos masculinos que homogenizan las experiencias
de vida y desconocen las relaciones de subordinación en las que se han inscrito las
vidas de las mujeres (Rodríguez, 2013). De esta forma, el artículo pretende realizar una
aportación tensionando los constructos que homogenizan e idealizan un tipo de vejez
(activa/exitosa64), dando cabida a narrativas que pueden constituirse como alternativas a
las dominantes (Biglia y Bonet–Martí, 2009), y así promover la circulación de otros relatos
para disputar el conocimiento sobre la vejez femenina.

IV. DISEÑO: METODOLOGÍA Y PROCEDIMIENTO


En términos epistemológicos, el proceso de investigación se nutre de las denominadas
“epistemologías feministas”, entendidas como prácticas de saber y experiencias compartidas
de producción, que se permiten interrogar a la ciencia como modo de producción hegemónico
de la verdad, a través de un desmantelamiento y desapego de los aparatos normativos que
la regulan y definen (Calquín, 2018). A partir de este marco, la estrategia metodológica
se adscribe a un diseño cualitativo–comprensivo de tipo etnográfico, con el desarrollo
de procedimientos metodológicos específicos y complementarios que desplegados de
forma consecutiva, se relacionan entre sí. Esto permite asegurar criterios de validez en la
investigación que den cuenta de un proceso metodológico riguroso (Creswell y Miller, 2000).
En este trabajo se presentan los resultados relacionados con las experiencias de
acción política de mujeres mayores activistas, que desarrollan su acción en la colectiva
Bordadoras por la Memoria65, de Valparaíso (Chile).
El acceso al campo se llevó a cabo entre los meses de marzo a junio del año 2020.
Se realizaron diez entrevistas biográficas en formato remoto66 a mujeres mayores que

64. El abordaje de la vejez desde los modelos convencionales (envejecimiento exitoso-envejecimiento activo), corre el riesgo de centrarse
excesivamente las propias personas mayores y las prácticas que despliegan para propiciar una vejez activa, no prestando atención a que las
condiciones en la que se envejece son opresivas y altamente desiguales para éstos, contribuyendo a la funcionalidad del sistema (Mazzucchelli,
2019).
65. La colectiva Bordadoras por la Memoria se compone como un grupo de mujeres activistas en la región de Valparaíso, que persiguen mantener
la memoria viva por medio de sus bordados y ser un espacio de denuncia de los hechos ocurridos en la dictadura cívico-militar de Chile. Se
constituyen como una colectiva de defensa por los Derechos Humanos.
66. El proyecto cuenta con la aprobación del Comité de ética y Bioseguridad de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile.

332
GÉNERO Y COMUNIDAD

pertenecen a la agrupación, cuyas edades fluctúan entre los 63 y 74 años. Las entrevistas
fueron transcritas íntegramente en su totalidad. El análisis del material se desarrolló en
afinidad con la propuesta analítica que articula una lógica singular y una lógica transversal
para los relatos (Cornejo, Faúndez y Besoain, 2017) permitiendo explorar dimensiones
con relación a lo personal y lo político (Cornejo, Mendoza y Rojas, 2008). Todos los relatos
de vida fueron analizados de forma singular (intra–caso), y posteriormente desde la lógica
transversal (inter–caso), pudiendo así articular un conjunto de elementos a nivel teórico–
empírico.
La estrategia analítica incluyó la propuesta de análisis biográfico de Carlos Piña
(1988, 1998) y Daniel Bertaux (2005), quienes consideran el relato de vida como un texto
de naturaleza interpretativa, generado por un narrador que elabora su tiempo pasado,
experiencias y significados mediante la operación de la memoria. En un primer momento
del análisis se realizó un ordenamiento temporal de los eventos del curso de vida de las
narradoras. En un segundo momento se consideró el análisis del narrador del relato, así
como los recursos narrativos respecto a lo dicho. Se incluyeron en el análisis recursos
como las “causalidades”, “motivos para y por qué, “la adhesión al orden moral”, “adhesión
valórica”, los “personajes”, “trama”, “posicionamientos”, “metáforas”, entre otras. Estas
dimensiones inspiraron el diálogo con categorías emergentes del material empírico.
A continuación, se comparten resultados en torno a la experiencia de acción política
de mujeres mayores activistas. Cada una de ellas autorizó su participación en el estudio
mediante un consentimiento informado. Para preservar las identidades de las mujeres
entrevistadas en los resultados expuestos, sus nombres fueron omitidos y reemplazados
por una letra.
Los resultados se organizan en torno a tres categorías teóricas–empíricas, las que
he denominado como: 1) Construcciones de género, 2) Proceso subjetivo y vejez, y 3)
Trayectorias activistas y Agencia Política.

V. RESULTADOS
CONSTRUCCIONES DE GÉNERO
En esta categoría nos referiremos al género para expresar el conjunto de efectos producidos
en cuerpos, comportamientos y relaciones sociales, y que no existen originariamente en

333
GÉNERO Y COMUNIDAD

los seres humanos (De Lauretis, 2000). En el desarrollo del análisis se puede apreciar
cómo las mujeres mayores relatan sus experiencias políticas, influidas por su identidad de
género, los roles tradicionales y las expectativas sociales, así como las resistencias con
las cuáles intentaron subvertir los mandatos tradicionales.
Una característica común en los relatos es que las mujeres mayores narran cómo sus
experiencias se vivenciaron de un modo particular al ser mujeres. Existe una condensación
narrativa al referirse principalmente a estas diferencias de género al relatar acontecimientos
de su infancia y juventud. Por ejemplo, (M) expresa: “Ser mujer… significaba ir en contra
de la corriente siempre (…)”, o como menciona (R): “Como fui la mayor, siempre tuve
que ser la mamá de mis hermanos y hacerme cargo de la casa”, dando cuenta de que
al ser mujer debían enfrentarse a mayores obstáculos y responsabilidades que los
hombres para alcanzar sus propósitos o en sus contextos familiares. Distinguen un mayor
reconocimiento en términos de igualdad de género al interior de las organizaciones en
las que participaban, a diferencia de otros grupos y/o espacios sociales: “(…) con mis
compañeros de la Jota, de la Juventud Comunista, eso yo no lo sentía, nunca lo sentí.
Siempre sentí que yo era igual que ellos; siempre me sentí en el mismo nivel de ellos,
de mis compañeros hombres” (MC). No obstante, lo atribuyen a personas específicas y
cercanas, que marcaban la diferencia a través de sus prácticas y no a un aspecto común
en los grupos con intereses políticos.
Las tramas expuestas por las mujeres activistas dan cuenta de atribuciones de
causalidad histórica por sobre otras (míticas, naturales, psicológicas), lo que les permiten
establecer una explicación y ordenamiento en su relato desde un sistema o contexto
social. Esto se observa, por ejemplo, en torno al género y al ejercicio de roles tradicionales
cuando narran acontecimientos de su participación política en su juventud, que son
atribuidos a los modelos de la época y a la generación en la que crecieron. Así, dentro
de sus funciones en agrupaciones políticas, se distinguen ciertas tareas específicas
a desempeñar por ser mujeres vinculadas al trabajo doméstico y de cuidados. Como
expresa (G): “Teníamos que hacer… a ver, la comida, encargarnos de… nuestra labor, que
era una cuestión más personal… más cercana”. Estas atribuciones de causalidad son
relevantes, pues organizan el relato más allá de comportamientos individuales y permiten
dar cuenta de la explicación de sus experiencias de vida desde la influencia de un orden
o sistema social. A través de este recurso narrativo es posible distinguir cierto grado de

334
GÉNERO Y COMUNIDAD

impersonalidad en el relato, al referirse por ejemplo en torno a lo político: “Las cosas eran
así y había que acatar no más si uno quería entrar (…) (L)”, recurso que se aleja de un
componente afectivo para dar cuenta de lo acontecido.
Mediante las tramas y los personajes que recrean las participantes, se muestra un
proceso de identificación con ciertas actuaciones, como cocinar, acompañar, cuidar,
escuchar: “Yo apoyé mucho… yo le digo apoyé… porque siempre estuve con los
compañeros, les decía siempre a mis 3 compañeros, que descansaran, que comieran…
yo era como una mamá, los cuidaba (…)” (L). Las participantes no les otorgan a estas
actuaciones un menor reconocimiento o valoración al interior de la organización; por el
contrario, le atribuyen importancia al compartir y vincularse directamente con los/as otros/
as, como menciona (A): “Yo no lo podría llamar secundario… porque para mí el trabajo era,
era siempre con la gente...”. Estas narraciones abordan aspectos de identificación de las
mujeres, y permiten historiar al yo (Ricoeur, 2009), mostrando los procesos de continuidad
y reflexividad. A su vez, dan cuenta de una amplitud en el ejercicio de la agencia política,
valorando desde sus trayectorias ciertas actuaciones que podrían considerarse dentro de
los mandatos tradicionales de género.
Las mujeres mayores comparten en sus relatos que los cargos directivos en sus
organizaciones políticas, o aquellos roles que daban cuenta del liderazgo del grupo eran
desempeñados principalmente por los hombres, como expresa (M): “... los hombres
claro, eran ellos los que se paraban arriba del banco a movilizar a los jóvenes; nunca una
muchacha iba a hacer eso porque no era lo que… no existía la facilidad para hacerlo.
Era ir contra de todo lo que estaba establecido”. Ser mujer implicaba estar limitada y
excluida de ciertos roles, reconociendo que cuando las mujeres disputaban los espacios
de poder, desplegaban un gran esfuerzo, incluyendo en ocasiones la masculinización de
sus prácticas, como expresa (MC) al utilizar la metáfora de “a combos se ganaron su rol
“(…) como te digo, literalmente a combos se ganaron su rol, como diputada representante
de un partido, ponte tú”.
Las narraciones también ofrecen distinciones en torno a la categoría mujer, como
recurso narrativo que las diferencia a ellas (mujeres activistas) con mujeres no implicadas
en la lucha por el cambio social. En esta línea existen puntos de vista distintos entre
las participantes. Algunas de ellas señalan una fuerte adhesión moral, que cuestiona
a las mujeres que no se implicaron en procesos sociales y políticos, estableciendo un

335
GÉNERO Y COMUNIDAD

posicionamiento de distancia en torno a ellas. Como expresa (G): “…yo siempre estuve
ahí… aunque fuese duro… pero hay otras mujeres que viven su vida light y no se meten en
nah, y no le importa cómo la gente vive… yo nunca fui así”. De otro modo, otras participantes
explican que muchas mujeres pobladoras no se involucraban en la política por ignorancia
o por falta de recursos económicos y personales, estableciendo un posicionamiento en
torno a la construcción del “yo” y de “ellas” , pero a su vez un discurso intersubjetivo,
como comenta (R): “eran muy pobres… muy pobres, no tenían ni para comer, muchas
no sabían ni leer… y ahí empecé a enseñarles,… darles un oficio, para que pudieran salir
adelante con sus hijos y pudieran vivir mejor”. Si bien este posicionamiento establece una
distancia entre la narradora y las mujeres pobladoras, expone su adhesión valórica, y
presenta una explicación en torno al no involucramiento de estas mujeres.
Finalmente, se observa en las narraciones de las participantes la exposición de ciertas
cualidades y atributos asociadas al ser mujer, como la afectividad, la integralidad y la
planificación. Utilizan frecuentemente los recursos de la “comparación” y la“ metáfora”
para reforzar los argumentos en sus relatos. Por ejemplo, (M) describe algunas cualidades
propias de lo femenino, y que aportan a la resolución de problemas: “Tú pones un problema
doméstico, o un problema mayúsculo, un problema más grande; la mirada femenina
siempre, siempre, va a ser un aporte a la solución. Que no es lo mismo que la mirada
masculina; que la mirada masculina no siempre llega a una solución porque le falta la parte
femenina que es la que pone la emoción, el afecto, el amor, el cariño”. O como expresa (R)
en comparación a lo que sería un comportamiento masculino: “… uno nunca sale a la calle
y deja el desorden, uno sale a la calle y deja hecho todo, el almuerzo…”

PROCESO SUBJETIVO Y VEJEZ


En esta categoría, el proceso subjetivo alude a la capacidad de recordar, rememorar y
significar vivencias, reflexiones, puntos de inflexión, por parte de las narradoras a sus
experiencias relatadas, que se desarrollan siempre en articulación entre lo social, histórico
y la propia historia de vida (Bertaux, 2005). Se observa cómo, en sus itinerarios biográficos,
las mujeres identifican la existencia de avances significativos en relación a los derechos
de las mujeres, atribuidos a los logros del movimiento feminista. Como expresa (M): “La
lucha femenina ha sido súper, súper grande, en el sentido de que se han dado pasos

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GÉNERO Y COMUNIDAD

enormes, muy grandes, con relación a la mujer…” Realizan un ejercicio de comparación


con su experiencia de juventud, argumentando que las generaciones actuales pueden
no lograr dimensionar estos avances: “… a lo mejor las niñas, las muchachas jóvenes,
no lo dimensionan. Porque no vivieron lo que significó ser mujer en los años 50´, 60´,
70´, 80´, no lo vivieron… entonces claro, mirado con la distancia, claro que suena súper
profundo…” (A). Sin embargo, reconocen que muchas de las reflexiones que desarrollan
están dadas por su condición de ser mujeres mayores, y por contar en su vejez con
la capacidad de reflexionar y evaluar sus trayectorias, es decir, consideran que en su
juventud, de cierta forma, significaban sus experiencias en el campo político desde una
causalidad psicológica, como relata (R): “(…) uno lo veía no más… como que los hombres
sabían más nomás po. Pero después uno va entendiendo… que era muy diferente la cosa
pa las mujeres… y ahora uno sabe cómo es”.
Por otra parte, se realiza una evaluación crítica en torno a los partidos políticos como
espacios sociales en los que aún se mantendrían prácticas discriminatorias hacia las
mujeres, y que no valoran el aporte de los saberes femeninos: “No han cambiado mucho
las cosas. Todavía en ese aspecto, aunque parezca que las cosas políticamente cambian,
son pocos los partidos que tienen esa… no es paridad, sino que esa visión política de ver
al elemento por lo que vale, por las condiciones que tiene y no sexista…” (M.C). Como
mujeres mayores y activistas, desarrollan procesos de evaluación y reflexión en torno a
los avances en sus organizaciones de base, o partidos políticos a los que pertenecieron,
exponiendo su punto de vista crítico en torno al retorno a la democracia en Chile y el
accionar de los partidos de coalición. Como señala (R): “al final me alejé… son todos los
mismos, los compadrazgos… me desilusioné de esa política”. Si bien existen diferentes
posicionamientos en torno a la militancia partidista, y la evaluación del accionar de estos en
los últimos años, las mujeres comparten unánimemente su preocupación por el contexto
de desigualdad social en Chile, por los niveles de precarización de la vida, esgrimiendo
un análisis político que las posiciona disputando el modelo social desde otros espacios
sociales, a diferencia de las organizaciones políticas en las que militaron (G): “No he
renunciado… pero ya casi no voy a las reuniones… prefiero el trabajo que hacemos con las
compañeras o con el grupo de 8m… ahí me gusta más lo que se está haciendo”.
Los relatos de las mujeres dan cuenta de sus construcciones significativas, las que
organizan en su trama a través de personajes, hitos, eventos, etc. Dado el contexto de la

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GÉNERO Y COMUNIDAD

investigación, la crisis sanitaria mundial por COVID–19 fue un hito histórico que condensó
una serie de emociones y experiencias de cara a este contexto excepcional. De esta
forma, las mujeres organizan su relato en torno a la situación del COVID–19 en Chile, y la
acumulación de problemáticas sociales que se agudizan ante esta crisis, las que vieron
su máxima expresión en la revuelta de octubre de 2019. Como expresa (G): “Y después
se dio todo, todo; lo que está pasando, lo que pasó. Se dio todo… no era necesario, no
sé po, vivir como en otra parte en otro país… para ver, ¿cómo no darse cuenta?... iba a
reventar… ya no se podía más”, para referirse al contexto del Chile actual y la acumulación
de desigualdades y malestar social.
La utilización de recursos narrativos de los “motivos para” y “motivos por qué”,
cumplen una función central para justificar el argumento biográfico, y de esta manera
los comportamientos personales, como los de otros/as personajes que emergen en la
narración. Como expresa (L): “Este fue un despertar bueno que tuvieron los jóvenes, claro
con harto sacrificio lo que a ellos les pasó. Tenía que pasar algo así para poder detenerlos.
[se refiere al gobierno de turno y la clase política gobernante] Y esta pandemia los salvó
po. Los salvó porque estábamos a punto, a punto de que cayera [en referencia a Sebastián
Piñera, presidente] y viene la pandemia. Hasta ahí llegamos, pero no le vamos a dar el
brazo a torcer, vamos a salir con todo nuevamente”. La utilización de los “motivos por qué
dan cuenta de un ejercicio reflexivo hacia el pasado, o una situación vivida que permite
tomar distancia de lo ocurrido y hacer un ejercicio evaluativo como narrador, buscando
con ello otorgar un status de objetividad en el relato (Piña, 1988). A su vez, la utilización
de “ motivos por qué permite desarrollar una vinculación afectiva con los personajes de la
trama (en el ejemplo, los jóvenes), y vincularse con sus propósitos u actuaciones.
En los relatos aparecen desplazamientos biográficos hacia la etapa de la vejez, como
un momento que les permite desarrollar puntos de vista diferentes, y también procesos
de reflexión y puntos de inflexión. Así, (MC) comenta: “La riqueza del ser humano es esa,
de llegar a una edad y tener la capacidad de análisis, de reflexión… porque aprendiste de
la vida, no porque fuiste a la universidad ni porque hayas estado con gente importante que
sabe y todo (…) pero es lo que has recogido a través de tu vida, de tus experiencias; eso
es lo que le queda a una persona sobre 60. Eso es lo que te queda cuando estás solo y
puede hacer reflexiones, análisis, y los recuerdos atarlos a la vida que tienes ahora”. Los
recursos narrativos por medio de los cuales ofrece esta descripción también aportan a

338
GÉNERO Y COMUNIDAD

identificar una proyección de la narradora, es decir, da cuenta de cómo quiere ser vista y
cómo quiere proyectarse subjetivamente.
Por otra parte, la vejez también es vinculada como una etapa de apropiación de tiempo
personal, donde es posible retomar actividades que en épocas previas fueron omitidas,
como también el dedicarse más plenamente a sus actuaciones políticas: “Al jubilar empecé
a hacer actividades también de… desarrollar una parte de mi que tenía como… no sé si
estaba apagada, pero empecé a pintar, a hacer cosas manuales, cerámicas, telar… y me
voy organizando con los temas que a mí me interesan, más políticos también”. (A). De esta
manera, en la vejez, sus experiencias se desarrollan en torno a otros intereses, y el uso del
tiempo es reconocido con mayor apropiación.

TRAYECTORIAS ACTIVISTAS Y AGENCIA POLÍTICA


Para finalizar, la categoría de agencia política es entendida como la posibilidad de los
sujetos de poder actuar, modificando los contextos y reglas que le preceden y constituyen,
produciendo una ruptura entre lo posible y lo imposible (Ema, 2004). En este sentido, las
mujeres mayores activistas comparten en sus narraciones la identificación de ciertos hitos
históricos y sociales centrales a la hora de dar cuenta de su iniciación activista. Éstos
se articulan como momentos claves en sus trayectorias para el ejercicio de su agencia
política, como fue el caso de la Unidad Popular en Chile, el ascenso de Salvador Allende a
la presidencia, y posteriormente la dictadura de Augusto Pinochet. Estos hitos se organizan
como referentes a los que atribuyen su adhesión a determinado orden moral y adhesión
valórica, desde los cuales explican y justifican sus actuaciones y reivindicaciones. Les
otorgan a éstos un status de causalidad, para dar cuenta que no podrían haber actuado
de otra manera, como expresa: “Mirábamos lo que estaba pasando en Cuba, y cómo los
trabajadores se estaban organizando y se sentía esa fuerza… y tú no te podias restar… es
que no podia yo…” (A).
Los hitos expresan una prueba o desafío para el narrador, que al superarla les
permite dar sentido general a su personaje, que busca para sí mismo constituirse y/o
proyectarse (Piña, 1988). Como se ejemplifica en la siguiente cita, (G) da cuenta de
las motivaciones valóricas de antaño, de la continuidad que las mismas tienen en sus
proyectos actuales, pero también ofrece una descripción de la narradora y su universo

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GÉNERO Y COMUNIDAD

moral: “…queríamos cambiar el mundo, básicamente eso queríamos, exactamente lo


mismo que ahora, exactamente…”. Por otra parte, es posible identificar recursos narrativos
como los “motivos para”, “motivos por qué” y la “metáfora” como organizadores del relato
cuando las mujeres se refieren al ejercicio de su agencia política, como expresa (M):
“La participación mía, fue, pero en cuerpo y alma en esa época… una daba todo, daba
la vida por lo que soñábamos…”. Desde allí se refuerza la implicancia y el compromiso
desplegado. A su vez, las mujeres desarrollan un posicionamiento político que las sitúa
como sujetas que han vivenciado, de manera personal, las problemáticas por las cuales
se movilizan, como expresa (MC): “… La organización comunitaria potencia a las personas
y pueden lograr con mayor efectividad lo que tú necesitas (…) Porque estás inserta ahí,
no puedes aislarte de las cosas que están pasando, eres parte de eso”. Esta justificación
en el relato permite apreciar cómo las mujeres en sus itinerarios biográficos relacionan lo
personal con lo político.
Los relatos de las mujeres mayores activistas presentan continuidad en relación
a la adhesión a un orden moral (su identificación o defensa) y su adscripción valórica,
manteniendo un amplio grado de estabilidad en su universo moral y simbólico. Ello permite
situar sus demandas y motivaciones políticas actuales bajo similares construcciones
ideológicas. Como nos comparte (G): “Nosotras siempre estamos apoyándolos a ellos,
[en relación a los jóvenes] porque nosotros no vamos a hacer la huelga, ¿quién nos va a
pescar? (Risas)”. Dentro de las “ motivaciones para”, referidas a su agencia política, el
legado a futuras generaciones, así como la lucha por una sociedad más justa e inclusiva
son centrales en sus narraciones, como expresa (M:) “Buscábamos una transformación
profunda de la sociedad… lo mismo que ahora por… lo mismo”.
En este sentido, la colectiva Bordadoras por la Memoria es un espacio muy importante
en sus vidas, pues les provee contención emocional, capacidad de debate y de articulación
política, permitiéndoles reflexionar en torno a la realidad y construir así argumentos
grupalmente para expresarse contra el orden social. Los procesos intersubjetivos al
interior de la colectiva expresan dimensiones afectivas y emocionales en sus relatos:
“Entonces ahí somos libres; libres porque cada cual hace su tema y lo expone, lo insiste,
da su planteamiento, me gusta por esto, por lo otro, “¡Ah sí, está bien!” … y le hacemos, y
le hacemos (gesticula con signo de aprobación) para que siga adelante… la apoyamos”
(M.C). De esta manera, si bien su activismo en la colectiva persigue objetivos concretos:

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GÉNERO Y COMUNIDAD

“Primero nos interesa mantener la memoria viva; eso es el objetivo fundamental… uno de
los objetivos fundamentales del colectivo… de ahí partimos” (L), las prácticas de sororidad
compartidas y cuidado mutuo, como la escucha, la contención, el apoyo, el reconocimiento
por ideas y propuestas, se distinguen como elementos que valoran positivamente de su
experiencia y a los que le otorgan importancia en su vida cotidiana.
A través del análisis es posible distinguir un continuum en sus trayectorias de acción
política, que se han manifestado con diferentes intensidades a lo largo de su vida. Para
algunas mujeres, el período de crianza de hijos pequeños implicó distanciarse de un rol
más activo en las organizaciones que militaban, como expresa (G): “Tuve que alejarme
porque no teníamos apoyo… no teníamos red, y eran tiempos difíciles”, o por el contrario,
persiguieron diferentes estrategias para desplegar su agencia, como señala (A): “Entonces
fue difícil… y ahí empecé a trabajar como… subterráneo, por decirlo así, ayudando a
la gente que llegaba al Hospital, que habían sido detenidos o que veían como presos
políticos”. Es posible distinguir que, dentro de las sucesiones temporales narradas, en
el período descrito en torno a la dictadura, tres de las participantes organizaron el relato
omitiendo episodios o eventos, recurso que Daniel Bertaux (2005) describe como “ zonas
blancas”, para referirse a olvidos sobre momentos de vida que las participantes prefieren
no mencionar, y que pueden serles altamente significativos67.
Las narrativas de las mujeres mayores dan cuenta del ejercicio de acciones políticas que
se re–organizan y adaptan hacia nuevos repertorios de acción. Una de estas adaptaciones
está dada por la edad, y por considerar que su activismo se orienta principalmente a
los otros/as y hacia las otras generaciones, como indica (L): “Curiosamente, o sea, los
mayores cuando salimos a nuestras protestas, o cuando hacemos nuestras protestas, en
el interior de nuestras casas a veces, ahora pensamos en los hijos y en los nietos, y en los
que vienen…”. La segunda adaptación tiene que ver con los espacios donde desarrollan
sus prácticas cotidianas, donde el confinamiento en sus hogares a propósito de la crisis
por COVID–19, ha impulsado que continúen sus actividades políticas, pero sin reunirse
presencialmente: “(…) Aunque estemos en la casa siempre vamos a estar bordando…
nosotras no paramos” (G). En este escenario han hecho uso de las redes sociales para
difundir sus trabajos, y continuar bordando problemáticas de la contingencia, como el

67. Por motivos de extensión, en este trabajo no se profundizará en esta dimensión del análisis. Para mayor información, revisar Mazzucchelli, 2021

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GÉNERO Y COMUNIDAD

nuevo proceso constituyente en Chile. Su agencia política reivindica demandas en torno


a los crímenes de la dictadura de Pinochet, pero también se interpela por la crisis social
y política, actualizando sus prácticas, para dar respuesta y enfrentarse a demandas
contingentes, tomando un posicionamiento político ante éstos hechos.
Finalmente, en relación a la proyección política y las añoranzas para un futuro, los “
motivos para”, el uso de “repeticiones” y “metáforas” , vuelven a ser recursos narrativos
empleados para justificar y argumentar su relato: “Lo único que espero terminando la
pandemia, espero, te lo juro, lo único que espero es el estallido 2.0. [para referirse al
proceso de protesta y movilización social masivo de Chile, en octubre del 2019] Y yo le
decía a una amiga: “Si yo sobrevivo a la pandemia, te juro que me hago primera línea
[para referirse a la movilización en las calles que enfrentan directamente a la represión
policial]” (Risas)” (M). Estos recursos son relevantes, porque permiten aproximarnos a los
significados proyectados en cada relato, y distinguir cómo las mujeres mayores activistas
continúan desplegando su agencia política en contextos complejos y escenarios sociales
adversos, renovando sus estrategias políticas y dando cuenta de sus experiencias.

VI. A MODO DE CIERRE Y APERTURA…


Este trabajo tuvo el propósito de compartir experiencias de acción política de mujeres
mayores activistas de Chile. A lo largo de los resultados se puede apreciar que existen
diferentes registros de las experiencias narradas, tanto en lo político, lo personal, como lo
colectivo, distinguiendo elementos comunes pero también disímiles entre las participantes.
Si bien algunos estudios han identificado efectos generacionales en el activismo de grupos
que han vivido experiencias en una determinada época, constituyendo en algunos casos
identidades politizadas (Curtin, Kende y Kende, 2016), se aprecian dimensiones comunes
que otorgan elementos identitarios al interior del colectivo, pero también posiciones
singulares que enriquecen la comprensión respecto a su acción política y trayectorias.
Según Leonor Arfuch (2007), una interrogación sobre el lenguaje, el sujeto (y las
subjetividades) propicia la valoración de voces, memorias y biografías en el trabajo
cotidiano. A través del encuentro con los relatos y narraciones construidos por las mujeres
mayores, se pudo explorar los procesos subjetivos y cómo éstos adquieren un lugar
relevante en su vejez como dimensión que permite resignificar roles sociales; reflexionaron

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GÉNERO Y COMUNIDAD

en torno a las construcciones de género; evaluaron sus trayectorias políticas, así como a
las organizaciones en las cuales han participado, y así apreciar en el envejecer, su propia
autodeterminación y control del tiempo y de sus actuaciones.
Su agencia política en la vejez nos permite reconocer acciones de resistencia como
un continuum en sus trayectorias, las que no se agotan en esta etapa de la vida, sino que
por el contrario, se renuevan y resignifican desde otros espacios y estrategias políticas.
Si bien los relatos suelen compartir una interpretación en torno lo político, con un carácter
más “tradicional” (prácticas de reivindicación y resistencia en los espacios públicos),
en sus prácticas y experiencias cotidianas se expresa más ampliamente la dimensión
política, permitiendo afirmar que las mujeres ejercen sus resistencias de manera compleja,
subvirtiendo nociones dominantes de envejecimiento activo y las prescripciones de género
y edad impuestas social e históricamente (Chazan & Kittmer, 2016). Por tanto, su agencia
política debe ser comprendida tanto por la relación con el activismo político con el cual
se identifican, como por los cambios positivos y significativos que desde sus prácticas
cotidianas y situadas desarrollan, repercutiendo favorablemente en sus experiencias.
Desde los saberes feministas se ha denunciado que muchas de las experiencias de las
mujeres quedan invisibilizadas del conocimiento científico (androcéntrico y hegemónico) y
que cuando sus voces son incorporadas suelen ser a través de palabras prestadas (Violi,
1990). Esta aproximación a los relatos y narrativas de las mujeres mayores activistas ha
perseguido precisamente el compartir otras versiones del envejecer femenino, de cara a
sus experiencias concretas y situadas. La experiencia de las mujeres es un conocimiento
de la corporeidad, de lo singular que hay en cada una de nosotras y no persigue ser un
conocimiento universal (Rodríguez, 2013).
En este contexto, este trabajo ha pretendido contribuir a transformar la mirada
dominante que se construye en torno a la vejez de las mujeres (centradas en las precarias
condiciones en las que envejecen), a través de narrativas activistas que van promoviendo
el desbaratar las estructuras discursivas que homogenizan y tipifican la vejez como
única y universal. En este sentido, la práctica del Trabajo Social se inscribe en contextos
institucionales y territoriales específicos, que albergan diversas vejeces y subjetividades
que necesitan ser exploradas de cara a sus contextos situados. Así, resulta central para
nuestro quehacer profesional dar cabida a la heterogeneidad de experiencias y modos
de envejecer, al mismo tiempo que somos capaces de explorar los propios recursos y

343
GÉNERO Y COMUNIDAD

potencialidades con los que las mujeres mayores socavan la producción hegemónica
de la vejez y habitan esta etapa. Así, uno de los principales desafíos que afrontamos
se encuentra en validar la existencia de múltiples modos de ser mayor, incluyendo el
reconocimiento de vejeces activistas y los saberes femeninos, que aún suelen ubicarse
en los márgenes.

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348
18.

VEJECES, GÉNERO Y PARTICIPACIÓN POLÍTICA:


PRÁCTICAS PROMOTORAS DE RESISTENCIA E IGUALDAD
.YAIZA MERLO LAGUILLO

RESUMEN
El presente artículo desarrolla el enfoque interseccional, la perspectiva decolonial y la
de género, entendiendo a este último como categoría analítica que permite abordar
las relaciones de poder configuradoras en escenarios de desigualdad entre varones,
mujeres y disidencias, así como al interior de estas relaciones. Asimismo, se toma en
consideración el carácter relacional del género, se lleva adelante un análisis que combina
distintos vectores de poder, como son el género junto con la edad, la etnia, el territorio de
nacimiento y de vida, la diversidad cultural y la clasificación social. Se tiene como objetivo
un abordaje desde la interseccionalidad que posibilita comprender lo social desde los
múltiples componentes que lo surcan. En este sentido, se analizan los casos de “Abuelas
de Plaza de Mayo” y la participación de personas mayores en espacios universitarios,
se comprenden como experiencias de resistencia y de construcción de ciudadanía que
consolidan vínculos intergeneracionales. Se trata de prácticas colectivas y participativas
que constituyen procesos identitarios, otros visibilizando la diversidad y la heterogeneidad,
así como evidenciando las disputas de sentidos en torno al espacio de lo público. En
suma, las formas instituyentes y promotoras de igualdad respecto al envejecimiento
que cuestionan las visiones estereotipadas acerca del tránsito por el mismo y reconocen
a quienes lo vivencian como sujetos de derechos.
Palabras clave: Personas mayores, decolonialidad, interseccionalidad, experiencias,
ciudadanía.

ABSTRACT
The present article develops the intersectional approach, the decolonial perspective and the gender
one, understanding this as a concept which allows approaching the power relations that make

349
GÉNERO Y COMUNIDAD

unequal stages between men, women and dissents, like inside these relationships. Furthermore,
an analysis considering the relational character of gender is carried out that combines different
power vectors, such as gender with age, ethnicity, territory of birth and life, cultural diversity and
social classification, with the purpose of an approach from intersectionality that makes it possible
to understand the social issue from the multiple components that cross it. In this way, the cases
of “Abuelas de Plaza de Mayo” and the participation of elderly people at college are analyzed;
understanding them as experiences of resistance and construction of citizenship that strengthen
intergenerational links. They are collective and participatory practices that constitute other identity
processes, make diversity and heterogeneity visible, just as, show disputes of meanings around
the public space. In short, instituting and driving forms of equality regarding aging, that question
stereotypical views about the transit through the same and they recognise those who experience it
as subjects of rights.
Keywords: Elderly people, decoloniality, intersectionality, experiences, citizenship.

INTRODUCCIÓN
Este trabajo se desarrolla a partir de reflexiones que surgen al calor de mi participación
en el proyecto de investigación “Vejeces desiguales, cuestión social y políticas públicas
desde 1976 hasta la actualidad”, aprobado y financiado por UBACYT68 (Programación
Científica 2018), el cual fue llevado a cabo desde la Carrera de Trabajo Social de la Facultad
de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). El equipo de investigación
está compuesto por estudiantes, graduados/as y docentes de la Carrera de Trabajo Social
especializados/as en Gerontología.
Por ello, el objetivo de dicho artículo será analizar tales experiencias como prácticas
promotoras de resistencia e igualdad desde una perspectiva latinoamericana y nacional,
trayendo aportes de teorías feministas y de género, como por ejemplo, la teoría de la
interseccionalidad, así como el enfoque decolonial.
Es así como, bajo el proyecto previamente mencionado, se realizó una construcción
de datos primarios en torno a dos experiencias de envejecimiento: por un lado, se
llevaron adelante entrevistas en profundidad a integrantes de Abuelas de Plaza de Mayo,
y por otro, se efectuaron Jornadas de extensión universitaria en las que se participaron

68. Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad de Buenos Aires.

350
GÉNERO Y COMUNIDAD

personas mayores involucradas en espacios educativos de cuatro universidades


nacionales de la Argentina: CECAM (Centro de Comunicación de Adultos Mayores) de
la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Mayores del
grupo Autoconvocadxs de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa), Agrupación Korega
y UPAMI69 de la Universidad Nacional Arturo Jauretche y personas mayores de UPAMI de
la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
A partir de la información recolectada a través de las estrategias antes desarrolladas,
se procesaron y se analizaron los datos en función del marco referencial, abordando así
el objeto de estudio desde las Ciencias Sociales.

VEJECES DECOLONIALES
En miras de deconstruir la visión monolítica de la vejez, se intentará aproximarse a formas
de pensamiento alternativas a las epistemologías hegemónicas, colocando entre signos
de interrogación el hecho de si las categorías elaboradas en otros contextos alcanzan o
no para analizar y explicar las propias realidades latinoamericanas. En este escenario es
donde se inscribe la búsqueda de construcción de un conocimiento situado que permita
explicar experiencias particulares protagonizadas por personas mayores, y que resultan
ejemplificadoras en cuanto a procesos constructores de una ciudadanía más inclusiva,
disputando sentidos y contribuyendo a la de construcción de las desigualdades.
Asumiendo este propósito, la siguiente ponencia se posiciona desde la crítica
decolonial con el objetivo de analizar la cuestión social de las vejeces en la realidad
latinoamericana y específicamente en la Argentina, desarrollando dicha labor a partir
de los aportes del Trabajo Social. De esta forma, siguiendo a Carballeda (2008), se
recupera el concepto de cuestión social, el cual colabora en la comprensión del escenario
planteado; el mismo alude a los problemas sociales dados a raíz de la conquista de
nuestro continente y de las imposiciones de los colonizadores, los cuales, a su vez, dieron
lugar a que lo diferente trocara en desigualdad. Esta expresión se ve posteriormente
plasmada en la construcción de los Estados nacionales producto de la fragmentación de

69. Programa Universidad para Adultos/as Mayores Integrados/as. Este programa se convenía entre el PAMI y las diferentes universidades de la
Argentina. El mismo tiene como fin generar instancias de participación para mejorar la calidad de vida de las personas mayores y promover
habilidades en las mismas, así como el encuentro con otras generaciones en el ámbito universitario. (Fuente Oficial: https://www.pami.org.ar/
historia; revisado 2/12/2020. Buenos Aires. Argentina)

351
GÉNERO Y COMUNIDAD

culturas y sociedades originarias. Esto invita a trabajar en torno a los diversos recorridos
que puede adoptar la vejez y las problemáticas vinculadas con la edad bajo la luz de los
procesos socio–históricos acontecidos, considerando también el carácter desigual que
caracteriza las experiencias del envejecimiento. En este sentido, la crítica decolonial habilita
a concebir a las personas mayores desde una perspectiva diferente a la hegemónica,
posibilitando en cambio, pensar a dicho grupo desde coordenadas situadas. Por lo
tanto, la presente ponencia pretende aunar esfuerzos en pos de realizar aportes críticos
al campo gerontológico mediante la recuperación de saberes y experiencias propias de
nuestra territorialidad.
El enfoque decolonial aporta a la construcción teórica acerca de las vejeces al
indagar y hacer públicas cuestiones invisibilizadas en torno a las mismas, que desde
otros enfoques no se evidenciarían. Bajo dicho enfoque, siguiendo a Farrés Delgado y
Matarán Ruíz (2014), se enuncia que en el marco del sistema–mundo actual se entroniza
por antonomasia la epistemología occidental frente a aquellas que no lo son. Dicho
poderío epistémico, originado en el norte y extendido hacia el globo en su totalidad, se
sustenta en la configuración de un sujeto de enunciación de estatus superior, a partir del
cual se han signado eurocéntricamente los modos legítimos de existencia de lo humano.
De ahí que lo no occidental quede solapado y disciplinado, es decir: que los hechos y
vivencias acaecidas en los sures del mundo sean negados y dejados bajo el “otro lado
de la línea”, al cuestionar el privilegio antes mencionado encarnado en la ciencia moderna
con mayúsculas.
En consonancia, uno de los principales exponentes de esta perspectiva, Aníbal
Quijano (2007) hace alusión a la diferencia entre el “colonialismo” y la “colonialidad del
poder”, conceptos que colaboran en comprender el escenario geopolítico en el cual
estamos inmersos. A saber: el colonialismo se plantea como un sistema que configura
relaciones políticas y económicas de dominación entre naciones, tratándose de un sistema
que culminó en la región mediante las luchas por la independencia, mientras que la
colonialidad aún perdura. Esta última alude a un patrón de poder característico del sistema
capitalista moderno que construye las formas culturales, laborales y epistemológicas
válidas. Dicho patrón funciona a modo de un discurso que justifica el sometimiento de los
habitantes de pueblos que fueron conquistados hacia aquellos que ocuparon la posición
de conquistadores, haciendo uso para ello de clasificaciones y formas de denominar

352
GÉNERO Y COMUNIDAD

racializadas que legitiman diversos mecanismos de desigualdad, y por ese motivo, los
modos de envejecer surcados por ellos. Es así como la epistemología occidental hace
surtir sus efectos, y es posible tomar conciencia de lo imperioso de emprender una
búsqueda por miradas nacionales y latinoamericanas sobre el tema que nos atañe.
Sobre la base de lo explicitado, es válido reflexionar en torno a la génesis del
pensamiento contemporáneo en cuanto a cómo el mismo se fue erigiendo al compás
de disputas, alianzas, concesiones y silenciamientos entre lo foráneo y lo relativo a estas
latitudes, siendo posible considerar dicho proceso atravesado por las tensiones que
procuraron un lugar hegemónico a las epistemologías dominantes, epistemologías que
han sabido establecer praxis excluyentes. Siendo menester, resistir y cuestionar aquellas
lógicas, comprendiendo que la cultura, siguiendo a Reygadas (2015) apunta a la extensión
de representaciones en determinada coyuntura social, encontrándose dicho proceso
signado por múltiples pugnas de intereses. De forma tal, que se generan instancias para
pensar situadamente lo singular que acaece en nuestros territorios, conllevando esto a
discernir que la cultura instaurada únicamente habilita a interpretar la realidad de una
forma reglada y desde una óptica afín al status quo. En concordancia, de acuerdo con
Jauretche, se propone “pensar desde lo nacional”, es decir, vernáculamente (Galasso e
Ibáñez, 2004). Lo explicitado conlleva a reflexionar en torno al proceso de envejecimiento
bajo esta clave, partiendo de la idea de que lo diferente ha sido cancelado.
“Cuando hablamos de vejez, los estereotipos, imaginarios y prejuicios sobre la misma abundan, pensándola como

una única realidad homogénea regida por ciertas pautas culturales universalizadas. Estas concepciones tienen

por lo general una connotación negativa, ya que se relaciona a las/los viejas/os con el abandono, la soledad, la

marginalidad, la dependencia, el deterioro y la enfermedad, por lo que hay un fuerte rechazo y miedo hacia esta etapa

de la vida por parte de la sociedad. Estas representaciones no son ajenas a los criterios propios del capitalismo y de
la cultura occidental; que no contempla que la vejez es vivida de distintas formas dependiendo de cada persona y

del contexto en el cual se encuentra, el cual debe ser comprendido exhaustivamente para un correcto análisis de la

temática y para dar cuenta de la heterogeneidad que la caracteriza” (Manes et al., 2016, p.5).

Por otra parte, siguiendo a Manes, Garmendia y Danel (2020) es posible esclarecer
la cuestión social de las vejeces a través de ubicar a las mismas en el lugar de “otredad”
en el campo de lo social y desde un abordaje también decolonial. Además, al mismo
tiempo que se estaría planteando una relación con un otro, se alude a que el mismo se

353
GÉNERO Y COMUNIDAD

encuentra deshumanizado, siendo esto manifestación del sistema capitalista, que por
añadidura, es patriarcal y edadista. Una otredad conformada a partir de una mirada que
la representa de forma estable, siendo esta última adultocéntrica, ubicando así a las
personas mayores en el lugar de lo diferente, y que “(…) hace que los/las mayores sean
minusvalorados/as por corporeizar las marcas del paso del tiempo” (Manes et al., 2020,
p.2). A esto se suma que en este contexto, la otredad es subalternizada y dominada,
siendo su carácter heterogéneo obturado, y por ende, se vuelve menester reestablecer
dicho carácter para un análisis situado del envejecimiento. Siguiendo a Manes et al.,
(2020): “(…) detrás de la categoría de uniformidad de la vejez, en nuestro país, se oculta
el modelo hegemónico de la vejez blanca o descendiente de europeos” (p.4).
En este sentido, cobra relevancia el rol de las universidades latinoamericanas en
la promoción y hegemonía de la colonización del conocimiento, es decir, de un modus
operandi que colocó como objeto de conocimiento a mundos diferentes en nombre de
un canon universal, racional, y moderno. De modo tal que se nos presente el desafío de
repensar el para qué de nuestras instituciones, el cual puede orientarse a construir un
pensamiento crítico, reconociendo las múltiples y heterogéneas formas de la otredad no
eurocéntricas, fortaleciendo así la pluralidad del saber (Palermo, 2010).
De ahí que, siguiendo a Palermo (2010) esta apuesta por parte de las universidades
daría lugar a una “descolonización epistemológica” a partir de una producción de
conocimiento que retome los aportes de las mayorías, los grupos sociales invisibilizados
y vulnerados, entre quienes encontramos en particular a las personas mayores, lo cual
daría existencia teórica a sus prácticas de resistencia, sus problemáticas y demandas.
Considerando que en esta tarea puede colaborar activamente la labor investigativa
del Trabajo Social, entendiéndola como incumbencia profesional, que a su vez aporta
conocimiento al campo gerontológico y da sustento a aquellas estrategias constructoras
de igualdad que como profesionales procuren un lugar de sujetos a las personas mayores;
registrando “(…) que la gerontología será decolonial o correrá el riesgo de reproducir la
lógica eurocéntrica e invisibilizar los múltiples y desiguales tránsitos de las vejeces en
Latinoamérica” (Manes et al., 2020, p.9).
En esta línea, como se planteó previamente, desde la perspectiva decolonial y
siguiendo a Farrés Delgado & Mataran Ruiz (2014), se reconoce la existencia de una
epistemología hegemónica, la cual es occidental y eurocéntrica, ejerciendo su dominio

354
GÉNERO Y COMUNIDAD

en el marco de un sistema–mundo moderno/colonial. Dicha hegemonía se manifiesta


a través de múltiples jerarquías excluyentes de la diversidad del mundo, entre ellas, la
etaria, siendo la edad jerarquizada, lo cual conlleva otorgar centralidad a los años de la
vida adulto–productivos y subalternizando a las niñeces y a las vejeces. Es aquí donde
la ecología de saberes cobra importancia como “(…) la promoción de diálogos entre el
saber científico y humanístico que la universidad produce y los saberes legos, populares,
tradicionales, urbanos, campesinos, provincianos, de culturas no occidentales (indígenas
de origen africano, oriental, etc.) que circulan en la sociedad” (De Sousa Santos, 2007, p.44).
Se trata de un reconocimiento de posturas y cosmovisiones no unívocas, al comprender
que desde los espacios universitarios históricamente se preconiza el conocimiento
científico dándole validez universal, lo cual en un mismo movimiento obtura la circulación
y valorización de aquellos conocimientos prácticos y heterodoxos. Es decir, se produce
una injusticia en términos cognitivos, que alimenta paralelamente la vulnerabilidad y la
exclusión de quienes los portan, reforzando la injusticia social.
De la misma manera, en este escenario y siguiendo a Patiño Sánchez (2017),
se apela al “Trabajo Social Decolonial y del Buen vivir”, el cual presenta el desafío de
revisar los imaginarios, discursos y prácticas que circulan en lo cotidiano influenciados
por la matriz colonial reproduciendo narrativas y vínculos asimétricos entre las etnias,
los géneros, las sexualidades, las clases sociales, las nacionalidades y las edades. Es
decir, invita a llevar adelante una “descolonización del saber y del actuar” que permita
examinar las principales conceptualizaciones utilizadas en el marco de nuestra disciplina
y producir conocimientos encarnados por lo latinoamericano. Esto no conlleva ignorar
irreflexivamente aquellas elaboraciones propias de latitudes europeas y norteamericanas,
sino capitalizar dichas instancias para establecer vínculos estratégicos y equitativos con
investigadores y profesionales que las hayan originado.

VEJECES Y PERSPECTIVA DE GÉNERO (S)


Habiéndose ya expuesto aportes acerca de las vejeces desde lo decolonial y desde lo
heterogéneo, ahora se propondrá concentrarse críticamente en abordarlas desde los
géneros, y desde los feminismos decoloniales y “del tercer mundo”, siguiendo a Manes
et al., (2020). Las autoras traen a cuenta estos últimos, debido a que se enuncian y

355
GÉNERO Y COMUNIDAD

construyen desde y para el sur, desligándose de concepciones monolíticas y cerradas para


definir a las mujeres. Destacando, además, que en los estudios feministas occidentales
se desconoce o se le da insuficiente relevancia a las mujeres mayores, primando una
mirada adultocentrista respecto al género femenino. Esto plantea una disputa en términos
epistémicos, así como una vacancia en términos de conocimiento en cuanto al análisis
de la vejez al contemplar la potencia de la variable etaria junto con el género, la etnia y la
clasificación social en miras de un abordaje desde la interseccionalidad, lo cual produce
la necesidad de que estos aspectos sean retomados tanto por los feminismos como por
la Gerontología, conllevando que las mismas se actualicen. Siendo, en el caso de los
primeros, que se incorpore la variable etaria y, en el caso del segundo, se evite perpetuar
un razonamiento patriarcal en su análisis. De esta forma, se apuesta a rehuir a aquellas
teorías que resaltan una “vejez como masculina, blanca, burguesa y heterosexual”,
pensamiento análogo que se instala como norma a la hora de concebir a las mujeres, y
al cual también se critica. Es decir, una mirada homogénea sobre las mismas que acaba
reduciendo la diversidad de lo femenino a la idea de una “Mujer” con características
definidas de antemano. Ante ello se precisa deconstruir las representaciones sociales
hegemónicas de las vejeces, ponerlas en cuestión y visibilizar otras, en miras de dar
cuenta de la complejidad que surca a las personas mayores.
Es necesario aclarar que el feminismo académico no ha realizado suficientes estudios respecto al envejecimiento

ni en cuanto a las vejeces femeninas, por ende, se advierte una desconsideración en términos de investigación.

La meta entonces es conformar modos alternativos de transitar las vejeces femeninas, en contraposición a los

roles de género típicos, reduciendo estigmas y evitando reduccionismos en función de la edad (Merlo Laguillo,

2019, p.10).

Es en este sentido, que en un contexto de incremento de esperanza de vida de


este grupo etario, y en particular de las mujeres que lo integran, adquiere relevancia la
investigación gerontológica feminista. Según Freixas Farré (2008), la misma promueve
desmitificar los ideales a partir de los cuales se cimenta el envejecer femenino, ideales que
constriñen la vida de las mujeres mayores a “ser–para–los–otros”. Esto conlleva que dicha
investigación, al ubicarse bajo el arco de los estudios feministas, propicie teoría generativa,
es decir, aquella que se caracteriza por ser problematizadora y por configurar estrategias
de transformación social, especialmente en lo que respecta a las relaciones de género,

356
GÉNERO Y COMUNIDAD

expresando esto último su potencia política. Análogamente, esta perspectiva como parte
de un enfoque crítico en torno al envejecimiento, pretende discutir con las imágenes
edadistas que asocian negativamente la vejez con la enfermedad y la dependencia, de
tal forma que le preste atención a vínculos y espacios que habilitan otros significados al
tiempo que queda vacante por vivir, no encontrándose signados por expectativas sociales
patriarcales, así como a las experiencias y opciones diversas que transitan a lo largo de
sus trayectorias. Esto implica indagar cómo se construyen las identidades de las personas
mayores siendo surcadas por la pertenencia de género y de edad.
En sintonía, se observa cómo, tanto la gerontología feminista como la gerontología
crítica de la cual se nutre, no pretenden instalar categorías universales y abonan la idea
de que los aportes teóricos del campo gerontológico constituyen aportes de carácter
social al reconocer que tienen su peso en un entramado de intereses, ocasionando su
corolario en la promoción de ciertos aspectos socioculturales ligados al envejecimiento;
estos últimos influyen en los ámbitos que circulan las personas mayores, condicionando
ciertas decisiones individuales (Yuni y Urbano, 2008).
En este marco, cobra sentido analizar las vejeces a la luz del género. De acuerdo con
Melero Aguilar (2010), conocer a qué refiere dicho constructo social da lugar a reflexionar
en torno a la desigualdad entre varones y mujeres, asumiendo que el mismo alude a ciertos
condicionamientos que son histórica y culturalmente creados, y de acuerdo con los cuales
se predeterminan las conductas y roles asignados de acuerdo a cada sexo. De forma tal
que quedaría demarcado simbólicamente aquello que es considerado como femenino y
aquello que resulta ser masculino a partir de los rasgos anotómico–biológicos que presente
cada quien, conformándose así el sistema sexo–género. Además, esta suerte de mandato
condiciona la percepción subjetiva, las relaciones dadas entre mujeres y varones, así como
los papeles (que artificialmente creados) les competen en la división sexual del trabajo.
Esta última fundamentada en la diferenciación entre el ámbito privado designado para la
mujer, mientras que el ámbito público le compete al varón (Lamas, 1996). Por este motivo,
la categoría en cuestión demuestra la configuración opresora de nuestro orden social, el
cual reproduce violencias e injusticias hacia las mujeres en diversos ámbitos de la vida
humana. En otras palabras, el patriarcado como sistema vigente perpetúa relaciones de
género desiguales donde los intereses del varón cuentan con hegemonía con el objetivo de
que goce de mayor acceso a oportunidades (Melero Aguilar, 2010).

357
GÉNERO Y COMUNIDAD

Por otro lado, de acuerdo con Lamas (1996):


Es importante señalar que el género afecta tanto a hombres como a mujeres, que la definición de feminidad se

hace en contraste con la de masculinidad, por lo que el género se refiere a aquellas áreas –tanto estructurales

como ideológicas– que comprenden relaciones entre los sexos (p. 219).

Bajo esta condición se advierte que género y sexo son conceptos diferenciados que
son indispensables explicitar para hacer visible esta modalidad particular de desigualdad: “El
sexo se refiere a lo biológico, el género a lo construido socialmente, a lo simbólico” (Lamas,
1996, p. 220). Postulando que la diferencia sexual no es un destino, sino que los atributos y las
valoraciones en torno a los sexos son productos sociales, que en muchas ocasiones desde una
lógica estereotipada y esencialista obturan proyectos y alternativas de las personas. Por este
motivo, el hecho de que la perspectiva de género reconozca los mecanismos discriminatorios
basados en el sexo brinda herramientas democratizantes para instaurar mayor equidad en
nuestras sociedades, en las cuales los deberes puedan ser compartidos por la ciudadanía
más allá de las diferencias sexuales.
De manera análoga, lo desarrollado exige problematizar al género partiendo de que si
se alude a la heterogeneidad en el envejecimiento, también debe considerarse esta premisa
en vinculación al primero como analizador social, es decir, contar con la posibilidad de
problematizar las experiencias y problemáticas sociales de las personas mayores a la luz de
los diversos géneros, reconociendo que los mismos no se dan de forma binaria, homogénea
ni estable.
La categoría vejez, en singular, oculta las múltiples, heterogéneas y desiguales formas
de envejecer. En cambio, hablar de vejeces en plural y desde un análisis situado nos permite
dar cuenta de la multiplicidad de condicionantes de la desigualdad y la complejidad de los
problemas sociales que atraviesan las personas mayores; incorporando en el análisis a las
mujeres, varones, personas de la comunidad LGBT, trabajadoras/es del mercado informal,
migrantes, obreras/os no cualificados, que han atravesado procesos de explotación laboral,
minorías étnicas y afrodescendientes, entre otros. De esta forma, consideramos que la edad no
es una categoría suficiente a la hora de pensar las desiguales trayectorias y diversas formas de
atravesar el proceso de envejecimiento en el contexto latinoamericano (Manes et al., 2019, p. 23).
Según Del Río Fortuna, González Martin y País Andrade (2013), si seguimos el derrotero
de disputas en torno al género como categoría teórica, es pertinente mencionar que a partir

358
GÉNERO Y COMUNIDAD

de la década del ’80 esta noción sirvió para analizar cómo se tejen las relaciones de poder
entre los géneros, así como también los procesos socio-históricos que los configuran. De
manera que se entiende a la categoría desde una óptica relacional y política, y por este
motivo, se invita a no estudiarla de forma aislada, sino en articulación con otras categorías
que hacen a la diferencia humana.
A consecuencia de lo planteado, es posible advertir análisis que vean a las vejeces
surcadas y en diálogo con esas otras distinciones que caracterizan al ser humano, y
esto refiere a adoptar un abordaje desde la interseccionalidad que permita analizarlas
desde los múltiples vectores que las atraviesan. Es decir, considerar vejeces a partir de
la complejidad que las configura, complejidad que se explica al pensar en las personas
mayores en su condición de pertenencia a una clase social, a un género, una etnia, una
cultura.
Es así como la edad no puede contemplarse como el único atributo para comprender
el envejecimiento, sino que es conveniente que el mismo sea concebido en combinación
con otros componentes que se vivencian en conjunto y que atienden a relaciones de
poder particulares. Siguiendo a Bach (2014, en Manes et al., 2016) esto implica estudiar
las vejeces desde una perspectiva interseccional. Dicha perspectiva nace en los ’80,
promovida por el feminismo afro–estadounidense en su búsqueda por establecer
diferencias con el feminismo ilustrado, blanco, burgués y europeo, e ntendiendo que este
último no mostraba interés por las cuantiosas opresiones vivenciadas por otras mujeres
en contextos diferenciados, por ejemplo, el hecho de ser mujer, pobre, negra y mayor.
En consecuencia, la interseccionalidad pone al descubierto que en torno a una persona
pueden darse variados modos de opresión y discriminación, a raíz de lo cual se producen
circunstancias singulares que merecen ser interpretadas en tal sentido.

VEJECES, GÉNERO Y PARTICIPACIÓN POLÍTICA:


PRÁCTICAS PROMOTORAS DE RESISTENCIA E IGUALDAD. LAS ABUELAS DE PLAZA DE
MAYO Y LAS PERSONAS MAYORES EN ESPACIOS EDUCATIVOS UNIVERSITARIOS
A continuación, se describirán y analizarán dos experiencias de participación política
protagonizadas por personas mayores de Argentina. En cuanto al primer caso, las
Abuelas de Plaza de Mayo constituyen una organización de Derechos Humanos con gran

359
GÉNERO Y COMUNIDAD

carga simbólica que surge bajo el período de la última dictadura cívico–eclesiástica militar
llevada adelante en Argentina a partir del año 1976 hasta 1983. Es en este marco que
las mujeres que integran dicha asociación se movilizaron en el ámbito de lo público en
miras de reclamar al gobierno de facto la aparición de sus nietos/as desaparecidos/as,
lucha que quedó condensada históricamente en el pedido popular de “memoria, verdad y
justicia”. El segundo caso alude a personas mayores participantes en espacios educativos,
que fueron invitadas a participar en las Jornadas “Vejeces y Participación en las Políticas
Públicas” realizadas el 27 de marzo de 2019. En las mismas, quienes oficiaron como
panelistas, fueron personas mayores referentes que pusieron su voz en representación de
su grupo de pertenencia en miras de compartir sus experiencias con el público presente,
el cual era de carácter intergeneracional.
De esta manera, siguiendo a Manes (2012), es posible advertir en ambas experiencias
ejercicios de resistencia y de participación política en el marco de la educación pública
universitaria como en la búsqueda de nietos/as desaparecidos/as. En palabras de una
estudiante mayor: “Hoy estamos luchando por lo mismo, las personas mayores existen,
estamos vivos, vamos a seguir luchando hasta que podamos, por nuestros hijos, por
nuestros nietos, y en la política tenemos que actuar, no tenemos que quedarnos en casa.
Tenemos que salir a las calles con nuestras banderas y demostrarles a los que están en
el poder que los siete millones doscientos no se van a quedar en casa, vamos a seguir
luchando”. Por su parte, Nélida, Abuela de Plaza de Mayo70 expresa: “Algún temor teníamos,
pero no llegaba a ser miedo porque si no hubiéramos abandonado. Nos reuníamos todos
los jueves en Buenos Aires y acá (Córdoba). Muchas íbamos a Buenos Aires porque ahí
es donde se cocina todo y sale en las noticias, en el Ministerio del Interior, íbamos a los
cuarteles. Entonces no teníamos miedo, siempre estamos a la defensiva, pero no miedo
que nos impida reunirnos, nunca, y también cuando éramos bastantes nos íbamos a una
confitería y hacíamos mesitas de tres, de cuatro; así para que no nos vieran que éramos
demasiadas y podrían pensar que realmente éramos lo que éramos”.
Lo explicitado posibilita asumir un rol social diferente en el espacio de lo público,
dando lugar a una inclusión que desafía los estereotipos negativos ligados a este grupo
poblacional, así como una posible modificación en las representaciones sociales asociadas

70. Los nombres fueron modificados para preservar la identidad de las personas.

360
GÉNERO Y COMUNIDAD

a las vejeces, alimentando de este modo a esta categoría dotada de heterogeneidad


al albergar múltiples sentidos. Por añadidura, en ambas experiencias se produce un
intercambio con otras generaciones, ya sea debido a que, por un lado, la persona mayor
se asume y ubica como estudiante universitario integrándose en dicho espacio, o por el
hecho de que haya nietos/as y generaciones nuevas que se incorporen a luchar por la
causa, defendiendo los Derechos Humanos y retomando así el legado de las Abuelas.
A esto último hace alusión la antes mencionada Abuela de Plaza de Mayo: “(…), por
eso mismo fuimos preparando grupos de jóvenes que nos acompañan. Son verdaderos
militantes de Abuelas y que día a día trabajan mejor que nosotros porque ponen mucho
amor, eso es lo que le pedimos, y son casi todos jóvenes universitarios, y siempre pensando
en positivo, pensando que vamos a recobrar… Hasta que el último nieto no recobre su
identidad van a estar los que nos sucedan”. Asimismo, se hace presente la dimensión
grupal al encontrarse las personas mayores organizadas bajo diferentes formatos (ya sea
bajo una organización de la sociedad civil, talleres, espacios de militancia), conformando
también instancias de grupos de pares. Así lo expresa nuevamente Nélida: “Entonces
nosotras nos propusimos, nos dimos la mano, y dijimos lo que hacemos individualmente no
trasciende, la gente no conoce lo que está pasando en el país, entonces vamos a trabajar
juntas”. Como también lo alude una estudiante mayor cuando se refiere a la continuidad
de los estudios universitarios: “Lo que facilita es la unión nuestra, las ganas de estar juntos,
las ganas de que esto continúe”. Particularmente, en cuanto a los espacios dados en la
universidad pública, se puede advertir siguiendo a Manes (2012) que:
(…) la participación educativa de los adultos mayores en el ámbito de la universidad pública conforma un campo

de disputa en el que se constituye una particular noción de vejez relacionada con la capacidad de aprendizaje, el

trabajo desde las potencialidades de los mayores y el derecho a la educación permanente (p. 59).

En este sentido, se generan condiciones en miras de que las personas mayores


se ubiquen de otros modos en la sociedad, cuestionando así el viejismo imperante.
En vinculación, una mujer mayor partícipe de UPAMI planteaba: “La idoneidad de los
profesores que nos ven como personas, sujetos de derechos. No nos ven como el ancianito,
el abuelito, como se les habla a los niños en jardín. No, no, nos hablan como personas,
sujetos de derechos, sujetos políticos, que estamos en un aquí y en un ahora, que estamos
transitando una edad que es la vejez”. De tal forma que las prácticas descriptas pueden

361
GÉNERO Y COMUNIDAD

ser consideradas como espacios concretos de enunciación, en las cuales se evidencian


las voces de las personas mayores y se abre un campo de posibilidades para que
enuncien sus trayectorias, sus anhelos y sus experiencias, revelando su existencia. Estos
hechos hoy retomados por el Trabajo Social constituyen la base para plantear estrategias
constructoras de igualdad que como profesionales procuren un lugar de sujetos a las
personas mayores. Al hacer alusión a dichas estrategias se hace imprescindible en esta
trama contar con la presencia del Estado en cuanto a su rol de garante de los Derechos
Humanos de las personas mayores, entendiendo que el mismo, de acuerdo al modelo
bajo el cual se halle, propiciará mecanismos que ahondará n las desigualdades en la
sociedad, o por el contrario, las mitigarán y deconstruirán. De ahí que cobré importancia
el enfoque de derechos, el cual se consolida a partir de que la CEPAL en el año 2006 hace
pública la necesidad respecto a que el desarrollo de una sociedad para todas las edades
precisa que las políticas públicas y las leyes sean orientadas teniendo como horizonte la
titularidad de derechos por parte de los sujetos, estableciéndose así compromisos por
parte de los Estados (Huenchuan, 2009). Siguiendo a Manes et al., 2016, el Estado cumple
un rol imprescindible en la deconstrucción de la desigualdad, en este caso en particular,
atendiendo a la cuestión social de las vejeces. Se observa entonces como dicho enfoque
se vincula estrechamente y en primera instancia con la Declaración de los Derechos de la
Ancianidad, la cual sale a la luz en 1948, siendo promovida por Argentina y afianzándose
progresivamente mediante declaraciones y tratados, concediendo así las condiciones
para que el enfoque en cuestión se consolide a nivel internacional. Esto sentará los
antecedentes necesarios para que de acuerdo a la OEA (2017) emerja la Convención
Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores
(CIPDHPM), siendo sancionada en junio de 2015 y ratificada por la Argentina en 201771.

PERSONAS MAYORES EN ESPACIOS EDUCATIVOS


Retomando lo previamente explicitado, siguiendo a la OEA (2017), la CIPDHPM tiene entre
sus principios generales: “La participación, integración e inclusión plena y efectiva en la
sociedad”, ante lo cual los Estados firmantes deben llevar adelante medidas afirmativas

71. Recordando que la CIPDHPM sitúa a Latinoamérica como la propulsora del primer instrumento jurídico que aborda la población mayor portando
una mirada integral sobre el proceso de envejecimiento.

362
GÉNERO Y COMUNIDAD

para su cumplimiento. Asimismo, interesa destacar que hace referencia en particular, entre
otros Derechos Humanos, al Derecho a la participación e integración comunitaria (Artº 8)
y al Derecho a la Educación (Art° 20). Esto se vincula con las experiencias y recorridos de
las personas mayores que transitan instancias dadas al interior de unidades académicas
públicas, donde el Estado debe promover dispositivos y condiciones necesarias para la
concreción de aptitudes y fortalezas de este grupo.
De acuerdo con Estela Quintar (2004) se podría advertir que estas personas mayores se
construyen como sujetos históricos presentes en una realidad en movimiento y turbulenta,
de la cual toman conciencia, se posicionan y establecen no de forma absoluta descripciones
y pareceres sobre la misma contribuyendo a redescubrir aquello que las rodea. Proceso
que llevan a cabo en relación junto a otros, y reflexivamente, en este caso, con su grupo
de pares, en el espacio de lo micro–social. Se hilvanan así los vínculos intersubjetivos (lo
relacional) junto con la producción de conocimientos y de sí mismos, reconfigurando los
mundos que habitan. “Está buenísimo que lo sigamos discutiendo porque no sabemos si
somos viejos y entonces no nos corresponde estar cerca, o si somos viejos, y justamente
por eso necesitamos expresarnos y mostrar toda nuestra ancestral experiencia”. Este
comentario hace alusión a las reflexiones que surgen al interior de dichos grupos en torno
al propio envejecimiento, reflexiones no exentas de dudas y complejidades en el camino
por aprehender nuevas percepciones y prácticas en contextos que procuran superar los
límites rígidos que se le asignan acorde a la edad.
Por ende, se produce un espacio relacional en torno a lo universitario, que a la vez
impulsa a quienes participan a convocar e incentivar a coetáneos a involucrarse en dichas
dinámicas, comprendiendo su potencia en cuanto a ser espacios de sostén e integración.
“El acceso puede ser fácil, quizás porque haya comunicación o no, pero lo más difícil es
poder entrar en la cabeza de la gente y poder vencer este prejuicio de que no podemos
ir a la universidad porque ya estamos grandes y la universidad es para los jóvenes” refería
otra mujer mayor que transita dichos espacios. Es justamente en esos procesos donde el
quehacer profesional del Trabajo Social puede involucrarse, ya que nuestra intervención
puede suscitar estrategias que reconozcan las trayectorias e identidades diversas de
quienes envejecen, respetando que no hay un único tránsito en este momento de la vida,
y al mismo tiempo, problematizar los prejuicios existentes en torno a la edad, ya que
siguiendo a Manes (2012):

363
GÉNERO Y COMUNIDAD

La educación a lo largo de la vida pensada como un derecho social es uno de los pilares que orientan la práctica

profesional de los trabajadores sociales en las universidades públicas, apostando al aprendizaje permanente,

como forma de inclusión social y de desarrollo personal (p. 61).

Por otro lado, siguiendo a Ramírez et al., (2019), a partir de los relatos de las
experiencias y sentires de dicha población mayor se advierte que las mismas han
consolidado formas de resistencia en torno a dichos espacios ante los embates ejercidos
por parte de medidas estatales neoliberales. Así lo expresó un hombre mayor de la UNLP:
“Estamos acá para enfrentar lo que llega y una de las maneras de resistir es esto, es
estar acá en este momento. Con respecto a los medios de comunicación justamente lo
que no se muestra es nuestra resistencia, estas cuestiones, estos trabajos que hacemos
los adultos mayores”. Dichas experiencias sucedieron en el marco de un Paradigma del
Derecho Subejecutado, el cual se materializó entre los años 2015 y 2019 en la Argentina,
caracterizándose por un accionar tendiente a la retracción de derechos adquiridos, el
retorno de las políticas sociales bajo modalidad focalizada y una visión sobre la población
mayor como objeto de asistencia. Teniendo además en consideración que en el año 2017
el Estado nacional ratificó la CIPDHPM, lo cual no se vio posteriormente reflejado en las
medidas dispuestas, ya que en el mismo año se llevó a cabo una reforma previsional
que perjudicó la calidad de vida de este grupo etario al objetar la legitimidad del acceso
a una jubilación como al sistema de salud, destacando que dicha reforma se aprobó
teniendo como marco una protesta contra la misma dada en la Ciudad de Buenos Aires,
en la que participaron personas mayores y que fue reprimida por parte de las fuerzas de
seguridad. Es en desacuerdo a este contexto de avance neoliberal que se gestan praxis
participativas, prácticas militantes, modalidades organizativas y reclamos colectivos
que sintetizan sentimientos de rabia, frustración e incertidumbre, pero que sirven para
canalizar reclamos y hacer visibles necesidades ante la puesta en práctica de políticas
que fomentan la desigualdad hacia la población mayor.
Asimismo, es posible advertir que dichas Jornadas se caracterizaron por contar con
cierta paridad de género a la hora de conformarse las diferentes mesas expositivas72. Esta
modalidad, al promover participaciones igualitarias en cuanto al tiempo disponible de

72. Teniendo en cuenta que por cada una de ellas se debatió uno de los siguientes ejes: Vejeces y medios de comunicación; Vejeces y Participación
social y organización política; Vejeces y educación.

364
GÉNERO Y COMUNIDAD

cada expositor/a, como a la relevancia otorgada a cada narrativa, facilitaron un entorno


equitativo donde el género no se configuró como vector promotor de desigualdades, a
diferencia de como suele ocurrir bajo otras instancias. No obstante, dichas participaciones
se dieron en términos binarios al presentarse exclusivamente exponentes del género
femenino y masculino. Si bien no estuvieron presentes mayores pertenecientes al
colectivo LGBTTTIQ+73 , sí sobrevino una mirada con mayor recepción al involucramiento
e intervención por parte de las mujeres mayores, fenómeno que históricamente no sucedía
de ese modo. Así, un disparador común a todos los ejes fue la siguiente frase a completar:
“Las desigualdades en las personas mayores, se expresan a través de...”. Siendo la siguiente
cita la única referencia explícita al género, la cual fue declarada por una estudiante de
la UNLP: “No nos damos cuenta de la desigualdad que hay, ya sea en nuestras casas,
en nuestros trabajos, en nuestros compañeros, son pequeñas desigualdades que creo
que todos desde las nuevas modalidades de experiencias en cuanto a género tenemos
que ir aprendiendo todos. Entonces, la desigualdad es un trabajo de todos y de cada
uno para por supuesto modificarlas. Para modificarlas necesitamos lazos sociales, no
romperlos, al contrario, unirlos una vez más. Usar todos estos territorios para charlar y
unirnos”. Es decir, la resistencia y participación política desplegada en dichos ámbitos
también puede ser conducente para problematizar las relaciones de género dadas entre
sus miembros, así como para reflexionar en torno a las propias vivencias. Reconociendo
que a las corporalidades envejecientes, catalogadas bajo la figura de “la otredad” según
la vertiente neoliberal, se les limitan los espacios de enunciación y existencia, y por
ese motivo, es necesario ampliar estos últimos, entendiéndolos como catalizadores de
prácticas promotoras de ciudadanía (Manes et al., 2020).

ABUELIDAD Y GÉNERO: ABUELAS DE PLAZA DE MAYO


Previamente se ha explicitado la relevancia social que porta la participación política para las
personas mayores, y como la misma se comprende como un derecho humano inalienable.
Sin embargo, dicho derecho puede ser cercenado e impedido de ser llevado a cabo,
pudiéndose afirmar que no en todas las circunstancias las personas mayores cuentan con

73. Lesbianas, Gays, Bisexuales, Travestis, Trans, Transexuales, Intersexuales, Queers y otras disidencias sexo genéricas

365
GÉNERO Y COMUNIDAD

las condiciones dadas para el ejercicio político, así como tampoco estas personas portan
las mismas motivaciones para llevarlo a la práctica. De ahí la heterogeneidad que pueda
adquirir según las percepciones que sobre el mismo pongan en juego quienes conforman
este grupo etario, pero siendo importante en aras de recomponer o fortalecer los lazos
sociales (Ramírez et al., agosto de 2019). En este sentido, las acciones llevadas adelante
por parte de Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo, fundada en octubre de 1977, son
ejemplificadoras respecto a lo que se ha enunciado, sobre todo por el marco en el cual
se materializaron. Dicha Asociación se origina a partir de que un conjunto de mujeres,
cuyos/as nietos/as desaparecidos/as fruto de un plan sistemático orquestado por el
autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”, comienza a sospechar que los
mismos habían nacido en cautiverio, es decir, en centros clandestinos de detención, y
que podían encontrarse con vida. Por ende, el objetivo de dicha asociación se convirtió en
buscar los hijos de sus hijos74. Esta violación a los Derechos Humanos de niños y niñas,
quienes fueron expropiados de sus familias de origen y privados de su identidad, puede
comprenderse al considerarlos como “botín de guerra” por parte de los miembros de las
fuerzas de represión y los cómplices con dicha dictadura (Depetris, 2003).
De ahí que estas mujeres hayan puesto en práctica como estrategia el hecho de dar
“vueltas a la plaza”75, codo a codo, como forma de resistir a los embates sufridos, estando
en movimiento, evitando así que las detuvieran, teniendo en consideración el estado de
sitio imperante que les impedía realizar reuniones. En adición, han empleado hábeas
corpus, han recorrido tenazmente diversas instituciones, ya sea maternidades, comisarías
o instituciones psiquiátricas, y han llegado a conquistar un “índice de abuelidad” con el
propósito de encontrar respuestas de forma colectiva. Como bien manifestó otra Abuela,
Margarita: “Se encontraron con un genetista ellas, en Estados Unidos, y dijeron: “Bueno,
acá, ésta es la nuestra”. Entonces así volvieron, y en el Hospital Durand se formó el primer
Banco de Datos Genéticos, que sino yo tampoco habría podido encontrar a mi nieta”76. Lo
expuesto demuestra que han producido un terreno fértil para discutir las percepciones en

74. Cabe destacar que la misma se desprende de otra agrupación, Madres de Plaza de Mayo, la cual surge seis meses antes.
75. Se hace referencia a la Plaza de Mayo, la cual se encuentra en frente a la Casa de Gobierno nacional en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Argentina. De ahí el nombre que llevan como agrupación.
76. Dicho índice, el cual fue parte de una iniciativa que tomaron las integrantes de esta Asociación junto con un cuerpo de científicos, indica “la
posibilidad de parentesco entre un nieto y sus abuelos a partir del análisis del material genético”. Este último fue archivado en el Banco Nacional
antes mencionado, permitiendo resolver crímenes de lesa humanidad y restituir la identidad de niños/as desaparecidos/as. (Fuente Oficial: https://
santafe.conicet.gov.ar/indice-de-abuelidad/; revisado 3/01/2021. Santa Fe. Argentina).

366
GÉNERO Y COMUNIDAD

torno a lo que acontecía a nivel nacional en dicho momento histórico, así como las formas
de concebir a las personas mayores, e incluso a su condición de género (Manes, 2019).
En paralelo, aquellas instancias colectivas y de confluencia gestadas a lo largo de su
lucha continúan persistiendo, aunque bajo diferentes formatos. En efecto, sus integrantes
imparten charlas informativas en instituciones educativas, a donde también llevan un
mensuario generado por su cuenta, en pos de mantener vivos los diálogos respecto a la
memoria y el derecho a la identidad. Con el mismo cometido promueven ciclos artísticos
como “Teatro x la Identidad” y “Música x la Identidad”, constituyendo dichas prácticas
formas de resistir el olvido de las acciones acontecidas en el marco del terrorismo de
Estado y proseguir con su legítimo reclamo. Por tanto, lo descrito es una muestra de la
disputa de sentidos que han dado y siguen dando las Abuelas, recreando en un mismo
movimiento sus propias identidades, fundamentalmente en base a su condición de
género, debido a que han sabido confrontar con las asignaciones estereotipadas que se
le han otorgado en función de ser mujeres.
De igual manera, su derrotero les concedió recrear su abuelidad, entendiendo que
cada una de ellas no só lo alcanzó la “recuperación” de su nieto/a desaparecido/a, sino
que dicho rol adquirió envergadura política y simbólica al volverse extensivo a otros/as
nietos/as, expresándolo así la Abuela aludida: “Pero no todos tienen abuela, entonces
de los que no tienen abuela somos abuelas nosotras, todos de todos”, a lo que se suma
el hecho de volverse las Abuelas del pueblo argentino (Ramírez et al., Agosto de 2019);
en síntesis, pensar la abuelidad como una modalidad compartida y de carácter colectivo
(Manes, 2019). Lo explicitado da lugar a concebir a las personas mayores como sujetos
producidos, pero también productores de la sociedad, en tanto los sujetos no son meros
reflejos de la estructura social, sino que son producidos por la misma, pero que a la vez la
producen. De acuerdo con Garretón (2001) los actores, en “su constitución e interacción,
y los procesos socio–políticos son vistos como creaciones históricas de esos actores
y no como resultantes ineluctables de factores o fenómenos estructurales de los que
los actores son simples portadores o reproductores” (Garretón, 2001, p. 13). Se deduce
a partir de lo cual que estas mujeres se ubican como actoras sociales al enfrentar el
disciplinamiento imperante, dando paso a comprender la abuelidad como una categoría
política, dado que se han agrupado y organizado justamente por motivos políticos. Por
un lado, debido a que la apropiación de niños/as nacidos/as en cautiverio fue orquestada

367
GÉNERO Y COMUNIDAD

como un plan sistemático del Estado argentino, y por otro, a causa de que las Abuelas han
demandado colectivamente al aparato estatal por su responsabilidad ante los crímenes
cometidos, así como han peticionado ante organizaciones internacionales. Siendo así
que la abuelidad se desprende de la esfera privada familiar vinculada a los cuidados y a la
afectividad, asociándose a las arenas de lo público. El mismo pasaje también se produce
a partir de la subversión que llevaron adelante en cuanto a su rol de género, implicando
dicha transgresión que fueron objeto de agravios.
Lo planteado pone en cuestión cómo se percibe comúnmente a las personas mayores
respecto a su identidad, haciendo notar que prima una adscripción identitaria múltiple
surcada por la complejidad, dando lugar a observar cómo esto se expresa en el marco de
las diferentes experiencias planteadas; en otras palabras, qué se resalta y qué se solapa
en términos de identidades (Manes et al., 2019).

CONCLUSIONES
Respecto a las Jornadas de mayores fue característico de las mismas que estuvieran
presentes sus voces en primera persona, a diferencia de otras en que estas son canalizadas
por investigadores/as y profesionales especializados/as en el campo de lo gerontológico.
Es así como dicho contexto procuró posibilitar una instancia de diálogo, expresión y
escucha para este grupo etario, y destacó la demanda por políticas públicas educativas
de calidad que promuevan la redistribución de recursos tanto de orden simbólico como
material al comprender a la educación universitaria pública y gratuita como un derecho
social, lo cual es conducente a propiciar las condiciones de igualdad para la participación
mayor en dicho ámbito.
De forma semejante, las integrantes de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo son
muestra de praxis participativas y políticas, destacándose que las mismas se iniciaron
en un estado de violencia institucionalizada y perduran hasta la actualidad. A lo que se
adiciona el hecho de que dichas prácticas se encuentren surcadas por la variable de
género, debido a que han transgredido los límites impuestos acorde al mismo para su
conducta, causando así que su abuelidad se haya tornado política y colectiva a causa de
la relevancia social que asumió. En consecuencia, tomando en consideración el enfoque
de derechos el rol del aparato estatal cobra relevancia, pudiendo el mismo motorizar

368
GÉNERO Y COMUNIDAD

acciones adecuadas para el ejercicio de derechos de las personas mayores planteados


por la CIPDHPM, constituyendo análogamente un escenario fértil para una intervención
del Trabajo Social que aporte a la reconstitución del lazo social fragmentado.

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372
19.

ELEMENTOS PARA UN MODELO INTERGENERACIONAL


PARA LA DETECCIÓN TEMPRANA DEL CÁNCER DE MAMA
NORMA CRUZ MALDONADO .ARACELI CARRETO ORTIZ

RESUMEN
La mortalidad por cáncer de mama apareció dentro de la lista de las 10 principales causas
de muerte entre las mujeres mexicanas desde hace más de tres décadas. La Organización
Mundial de la Salud espera que se incremente la incidencia de esta patología hasta un
40% en la próxima década.
Los resultados de una encuesta aplicada a mujeres jóvenes sobre la práctica de
la exploración de senos y los hallazgos que la Asociación Mexicana de Lucha Contra
el Cáncer ha acumulado en sus procesos de intervención comunitaria, a partir de la
implementación del proyecto “Promoción para la Salud: Herramienta para la detección
temprana del cáncer en comunidades marginadas”, evidencian las diferentes limitantes
que llevan a la detección tardía de casos de cáncer de mama entre las mujeres adultas
mayores.
Situación que nos lleva a plantear en las siguientes páginas la importancia de generar
estrategias de promoción para la salud que permitan fomentar los hábitos de autocuidado
para la detección temprana de cáncer de mama de acuerdo a cada grupo poblacional, así
como la necesidad de revisar la Norma Oficial Mexicana y las Guías de Práctica Clínica, para
incorporar los elementos que contribuyan con un proceso integral para la disminución de
factores de riesgo, detección temprana y atención oportuna y con ello, disminuir la incidencia
y la mortalidad por cáncer de mama que afecta actualmente a las mujeres adultas mayores
y que representa gastos excesivos en las familias y en el sistema de salud.
La salud en la etapa de la vejez en gran medida es resultado de las determinantes
sociales de la salud presentes durante el ciclo de vida, así que jóvenes sin una cultura
del autocuidado de la salud, que tienen estilos de vida poco saludables, sumado a las
limitantes propias del sistema de salud, representan una alta probabilidad de convertirse
en adultas con enfermedades crónico–degenerativas.

373
GÉNERO Y COMUNIDAD

Palabras clave: Vejez, Cáncer de mama, intervención social, promoción de la salud,


enfoque del ciclo vital.

ABSTRACT
Breast cancer mortality appeared in the list of the 10 main causes of death among Mexican women
for more than three decades. The World Health Organization expects the incidence of this pathology
to increase by up to 40% in the next decade.
The results of a survey applied to young women about the practice of breast examination and the
findings that the Mexican Association for the Fight Against Cancer has accumulated in its community
intervention processes, from the implementation of the project “Promotion for Health: Tool for the
early detection of cancer in marginalized communities”, show the different limitations that lead to the
late detection of breast cancer cases among older women.
Situation that leads us to raise in the following pages the importance of generating health
promotion strategies that allow promoting self-care habits for the early detection of breast cancer
according to each population group; as well as the need to review the Mexican Official Standard
and the Clinical Practice Guidelines, to incorporate the elements that contribute to a comprehensive
process for the reduction of risk factors, early detection and timely care and thereby reduce incidence
and mortality. Due to breast cancer that currently affects older adult women and that represents
excessive expenses in families and in the health system.
Health in the old age stage is largely the result of the social determinants of health present
during the life cycle, so that young people without a culture of self-care in health, who have unhealthy
lifestyles, added to the limitations of the health system represent a high probability of becoming
adults with chronic-degenerative diseases.
Keywords: Old age, Breast cancer, social intervention, health promotion, life cycle approach.

INTRODUCCIÓN
El cáncer de mama, a pesar de que puede ser curado si es diagnosticado en etapas
tempranas, irónicamente es uno de los que más muertes produce por las etapas tardías
en las que se detecta, aún con los nuevos tratamientos y los esfuerzos constantes por
disminuir su mortalidad y morbilidad.

374
GÉNERO Y COMUNIDAD

Los diagnósticos de cáncer se presentan con mayor frecuencia en mujeres con edades
a partir de los 50 años, agudizándose en mujeres mayores de 60 que al ser detectadas
generalmente en fases avanzadas sus posibilidades de supervivencia disminuyen. Es así
que cada día aumentan los casos de cáncer de mama, a la par que la población adulta
mayor que es una de las más afectadas por esta enfermedad también aumenta.
Los estilos de vida, los cambios demográficos y el contexto socioeconómico del país
constituyen un nicho perfecto, en donde el incremento de casos de cáncer va de la mano
con el crecimiento de la población adulta mayor. En ese sentido, se observa la urgencia
de realizar acciones específicas dirigidas a las mujeres adultas mayores que cada día son
más y que traen consigo una historia de deficiencias en materia de salud, aunado a las
diferentes condiciones que enmarcan su contexto personal y familiar.
Es así que el presente artículo muestra cómo se vive la problemática del cáncer de
mama, por un lado desde la perspectiva de las mujeres jóvenes universitarias a partir de la
aplicación de una encuesta con base en sus vivencias y en el conocimiento que actualmente
tienen respecto al tema, y por el otro, desde la intervención comunitaria dirigida a la
detección en mujeres adultas mayores, que a lo largo de su vida han enfrentado diversas
limitantes en cuanto a acciones de autocuidado de la salud y detección temprana.
Asimismo, plantea la necesidad de realizar acciones encaminadas a la disminución
de factores de riesgo, en donde la información adecuada, el autocuidado de la salud
y la realización de acciones de detección temprana, sean la base de un proceso que
contribuya a evitar diagnósticos fatales.

I. EL CÁNCER DE MAMA: COMO UN PROBLEMA SOCIAL


Sin lugar a dudas, cada célula, órgano y sistema que conforman el cuerpo humano hacen
de éste un organismo con un funcionamiento perfecto. Sin embargo, diversas situaciones
pueden irrumpir este funcionamiento, como lo es el cáncer.
Las células son el organismo vivo más pequeño en el cuerpo humano, capaz de
realizar tres funciones vitales: nutrición, relación y reproducción. Las células normales
están programadas para dividirse y morir en un período de tiempo; incluso si alguna de
éstas llegara a desarrollar una alteración y no pudiera ser reparada por el propio organismo,
ocurriría un proceso de apoptosis, es decir, la célula programaría su muerte para evitar su

375
GÉNERO Y COMUNIDAD

desarrollo y crecimiento. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud: “El cáncer se


produce por la transformación de células normales en células tumorales en un proceso en
varias etapas que suele consistir en la progresión de una lesión precancerosa a un tumor
maligno” (OMS, 2021). Dichas alteraciones se producen por la interacción de factores
genéticos del paciente, así como de carcinógenos físicos77, carcinógenos químicos78 y
carcinógenos biológicos79. De tal manera que las células cancerígenas se caracterizan por
ser invasivas y resistentes al daño, y además pierden su capacidad de morir, a tal grado
que la multiplicación de éstas llega a formar masas denominadas tumores o neoplasias.
Por ello, la OMS (2018) define al cáncer como: “…un proceso de crecimiento y
diseminación incontrolados de células. Puede aparecer prácticamente en cualquier lugar
del cuerpo. El tumor suele invadir el tejido circundante y puede provocar metástasis en
puntos distantes del organismo.” Asimismo, este término incorpora un amplio y diverso
número de enfermedades que guardan relación entre sí, por ello los tipos de cáncer se
agrupan a partir del origen de éste:
• Carcinoma: empieza en la piel o tejidos que revisten o cubren los órganos internos.
• Sarcoma: aparece en el hueso, cartílago, grasa, músculo, vasos sanguíneos u otro
tejido conjuntivo o de sostén.
• Leucemia: se desarrolla en el tejido en el que se forma la sangre, como la médula ósea,
y causa que se produzcan grandes cantidades de células sanguíneas anormales y
que entren en la sangre.
• Linfoma y mieloma: surgen en las células del sistema inmunitario.
• Cánceres del sistema nervioso central: se originan en los tejidos del cerebro y de la
médula espinal (Instituto Nacional de Cancerología, 2019).

Para el tratamiento médico se consideran las características específicas de la persona


(sexo, edad, lugar de origen, etnia, enfermedades, trabajo, número de hijos, etc.) y las
particularidades de la enfermedad que presenta (tipo de cáncer, etapa, antecedentes
genéticos, etc.), por lo cual cada persona con diagnóstico de cáncer representa un caso
único.

77. Como las radiaciones ultravioletas e ionizantes.


78. Como el amianto, los componentes del humo de tabaco, las aflatoxinas (contaminantes de los alimentos) y el arsénico (contaminante del agua de
bebida).
79. Como determinados virus, bacterias y parásitos.

376
GÉNERO Y COMUNIDAD

Desde hace algunas décadas, organismos internacionales, nacionales y de la sociedad


civil han mostrado su preocupación por el incremento de personas diagnosticadas con
cáncer, y en particular por los altos costos que ocasiona para los gobiernos y las familias
de los pacientes, así como la discapacidad y mortandad que produce.
A principios de este siglo, la OMS (2004) señalaba “…que el número estimado
de casos nuevos cada año aumente de 10 millones en 2000 a 15 millones para 2020.
Alrededor del 60% de todos estos casos nuevos se presentarán en las regiones menos
desarrolladas del mundo”, mientras que en el año 2030 probablemente los casos nuevos
sobrepasarán los 20 millones anuales. En gran medida estas estimaciones obedecen
al envejecimiento poblacional, a la modificación de los estilos de vida, al aumento de la
obesidad y de la inactividad física, a la disminución de enfermedades transmisibles, así
como al incremento de ciertos tipos de cáncer. Estos pronósticos significarían que cada
uno de nosotros tendría una relación próxima con el cáncer, ya sea como paciente, como
familiar o amigo de alguna persona con este diagnóstico.

Gráfica No. 1

NÚMERO ESTIMADO DE CASOS NUEVOS DE 2020 A 2040

2018 2040

9,555,027 16,388,459

19.3 millones 30.2 millones

Fuente: IARC (2020).


Número estimado de casos nuevos de 2020 a 2040, ambos sexos, edad [0-85 +],
Todos los cánceres. Disponible en [https://gco.iarc.fr/tomorrow/en/dataviz/isotype?populations=484&single_unit=10000]

377
GÉNERO Y COMUNIDAD

El cáncer es una de las tres primeras causas de muerte a nivel internacional: se le


atribuye el 12% del total de defunciones en todo el mundo, y se prevé que a partir del 2020
las defunciones anuales por esta enfermedad aumentarán a 10 millones (OMS, 2004;
OMS, 2018).
El último dato publicado por este Observatorio indica que aproximadamente se
detectaron 18,078,957 nuevos casos de cáncer durante 2018; el cáncer de pulmón (11.6%),
el cáncer de mama (11.6%) y el cáncer colorrectal (10.2%) fueron los tres principales tipos
de cáncer detectados. Los tumores malignos de pulmón, próstata, colorrectal, estómago
e hígado son más frecuentes en los hombres, y en las mujeres son los de mama,
colorrectal, pulmón, cuello del útero y estómago (OMS, 2018). Por otra parte, el número
de muertes atribuibles a esta enfermedad sumó los 9,555,027; el 18.4% correspondió a
causas relacionadas al cáncer de pulmón, 9.2% al cáncer colorrectal, y 8.2% a cáncer de
estómago.
De acuerdo al último informe de la Agencia Internacional de Investigación del
Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), presentado en el marco
de GLOBOCAN 2018, se prevé que en la próxima década se incremente el cáncer de
mama en Latinoamérica, al presentar 572,000 casos nuevos y unas 130,000 muertes,
casi el doble de lo que se espera en Estados Unidos y Canadá. Es decir, los países
desarrollados exponen tasas más altas de nuevos casos, son éstos los que presentan
menor mortandad por esta enfermedad, mientras los países en desarrollo muestran bajas
tasas de supervivencia. Esta situación puede explicarse principalmente a deficientes
estrategias de detección temprana, al bajo acceso a los servicios de salud, a diagnósticos
en etapas avanzadas, a los insuficientes servicios de diagnóstico y tratamiento del CaMa
que se proporcionan en estos países.
Si bien son alarmantes las cifras que nos brinda la OMS, se espera que se incremente
la incidencia de esta patología hasta un 40% en la próxima década; esto no sólo atribuido
al cambio demográfico en América Latina, sino también al estilo de vida occidental que ha
adoptado la población de estos países.

378
GÉNERO Y COMUNIDAD

Gráfica 2

CAUSAS MÁS COMUNES DE CÁNCER EN MÉXICO (2018)

Breast 14.3% 8.2%

Cervix uteri 4.1% 4.9%

Colorectum 7.8% 8.5%

Corpus uteri 3.8% 1.4%

Leukaemia 3.4% 5.4%

Liver 3.8% 8.2%

Lung 4.1% 8.1%

Prostate 13.1% 8.3%

Stomach 4.0% 7.2%

Thyroid 6.4% 1.1%

Incidence Mortality

Fuente: Organización Mundial de la Salud (febrero, 2020) México: Carga de cáncer.


Disponible en línea [https://www.who.int/cancer/country-profiles/MEX_2020.pdf] Recuperado: 4 de febrero de 2021.

Cabe señalar que la mortalidad por cáncer de mama apareció dentro de la lista de
las 10 principales causas de muerte entre las mujeres mexicanas desde hace más de tres
décadas. Además, la preocupación sobre este padecimiento está relacionado al contexto
de transición demográfica en nuestro país, pues la edad es el principal factor de riesgo
para el desarrollo de cáncer de mama, afectando a una de cada 8 mujeres a lo largo de
su vida. De éstas, la mitad de las pacientes son mayores de 65 años y 35% son mayores
de 70 años.

II. IMPLICACIONES SOCIALES DEL CÁNCER DE MAMA


Desde 1980 se comienza a visibilizar un cambio epidemiológico entre la población de
nuestro país, las enfermedades transmisibles dejaron de ser las principales causas de
mortalidad para dar paso a las enfermedades no transmisibles. Paralelamente, también
se inició un proceso de cambio demográfico, reduciéndose progresivamente el número
de personas en edades más jóvenes, mientras aumentan los grupos de la población en
edades más avanzadas. El aumento de la esperanza de vida y la disminución de la tasa de

379
GÉNERO Y COMUNIDAD

fecundidad, genera que la proporción de personas mayores de 60 años esté aumentando


más que cualquier otro grupo de edad en casi todos los países.
La atención de las enfermedades no transmisibles es uno de los principales retos del
envejecimiento demográfico para el Sistema Nacional de Salud por el paulatino incremento
de casos, la prematura discapacidad que generan y el alto costo de su tratamiento. Éstas
tienen por causa factores de riesgo comunes y modificables, entre los que se encuentran
una alimentación poco sana, inactividad física y el consumo de tabaco, principalmente. A
medida en que las personas envejecen, las ENT se convierten en las principales causas
de morbilidad, mortalidad y discapacidad. Actualmente, el 73% de las muertes en el país
son causadas por padecimientos no transmisibles, como la diabetes, los problemas
cardiovasculares y el cáncer, situación que ha impactado directamente en la contribución
de los diferentes grupos de edad a la mortalidad, ya que aproximadamente el 50% de las
muertes se produjeron en personas mayores a 65 años de edad.
En el caso de nuestro país, el cáncer es la tercera causa de muerte y se estima que
cada año se detectan poco más de 120 mil casos nuevos, es decir, en promedio se
diagnostican 333 nuevos casos al día. Los tipos de cáncer que más decesos generan
en la población mexicana son el de mama, el cervicouterino y de hígado en las mujeres;
mientras que para los hombres son el de próstata, pulmón y estómago (Cfr. Tabla 1).
En los últimos años, la incidencia de cáncer de mama alcanzó su punto máximo en
las mujeres del grupo de 60 a 64 años, pues en éstas se presentan 68 casos por cada
100 mil mujeres de ese grupo de edad. Sin embargo, un dato alarmante es que entre las
mujeres de 25 a 44 años y las de 45 a 49 años, los casos nuevos pasaron de 13 a 50,
por cada 100 mil mujeres de cada grupo de edad, respectivamente.

380
GÉNERO Y COMUNIDAD

Tabla 1

DIEZ PRINCIPALES CÁNCERES COMO CAUSA DE MUERTE POR SEXO, 2013.

Posición Hombres Mujeres

Tipo de cáncer Muertes Tipo de cáncer Muertes

1 Cáncer de próstata 5,770 Cáncer de mama 5,338

2 Cáncer de tráquea, bronquios y pulmón 4,074 Cáncer cérvico-uterino 3,694

3 Cáncer de estómago 2,856 Cáncer de hígado 3,029

4 Cáncer de hígado 2,736 Cáncer de estómago 2,510

5 Leucemias 2,146 Cáncer de tráquea, bronquios y pulmón 2,360

6 Cáncer de colon 2,081 Cáncer de páncreas 2,026

7 Cáncer de riñón y vías urinarias 1,862 Cáncer de ovario 2,023

8 Cáncer de páncreas 1,701 Cáncer de colon 1,942

9 Linfoma no Hodgkin 1,226 Leucemias 1,854

10 Cáncer de encéfalo 1,114 Cáncer de vesícula biliar 1,090

Fuente: Secretaría de Salud (2015). Informe sobre la salud de los mexicanos 2015. México.

En el cáncer de mama, los factores considerados de mayor riesgo son la edad y el


sexo. Por ello, existe una preocupación de los organismos internacionales y de la sociedad
civil porque en los próximos años se incrementará de manera importante el número de
personas mayores en el contexto de la transición demográfica por la que atraviesa nuestro
país. Además, las estadísticas señalan que las mujeres alcanzan una esperanza de vida
mayor que los hombres. En nuestro país cobró importancia como problema de salud
pública, no sólo por su incidencia en la mortalidad que ocasiona en hombres y mujeres o
por los altos costos del tratamiento, sino por el gasto de bolsillo y el impacto psicosocial
que tiene en las mujeres y sus familias:
• Económicos: Para nadie es desconocido que una de las consecuencias más
importantes es el económico, más aún cuando quien enferma es uno de los
proveedores económicos principales de la familia.
Esta situación se recrudece cuando la paciente no cuenta con seguridad social,
toda vez que se deben costear los estudios y tratamiento médico, y aunque han
existido programas públicos para la atención de esta enfermedad, las pacientes y

381
GÉNERO Y COMUNIDAD

sus familiares deben esperar al menos un mes para tener una cita de primera vez.
Algunas familias deciden buscar el tratamiento al amparo del gobierno en las grandes
ciudades, lo que implica pagar el transporte para llegar al hospital y comidas durante
su permanencia en ésta, tanto para el enfermo como para su acompañante.
Algunos tipos de cáncer involucran la compra de complementos para aminorar
los efectos biológicos o psicológicos del cáncer, como prótesis mamaria, pelucas,
brassiers y mangas para contrarrestar el linfedema (que es una consecuencia en
las mujeres que requieren mastectomía). Además, algunas pacientes suelen costear
tratamientos alternativos o complementarios a su tratamiento médico, como terapias
psicológicas, dietas especiales, terapias a base de hierbas o animales.
• Psicoemocionales: Los diagnósticos de cáncer son asociados a la muerte, además,
el deterioro físico que sufren los pacientes como resultado del tratamiento repercute
en la autopercepción de su persona, evidenciando problemas de autoestima,
ansiedad o depresión. Por ejemplo, para las mujeres resulta sumamente doloroso la
pérdida del cabello. Inevitablemente, entre los familiares se presentará una gama de
emociones y sentimientos, no sólo por el deterioro físico del paciente, sino también
porque en ocasiones la respuesta institucional no es de la calidad y rapidez con la
que se espera.
• Social: Algunas repercusiones del cáncer no son consideradas como discapacidad,
sin embargo, las secuelas de la enfermedad no permiten que las personas realicen
sus actividades cotidianas como solían hacerlo anteriormente. Por ejemplo, algunas
mujeres con diagnóstico de cáncer de mama derivado del tratamiento han perdido
ganglios linfáticos, y ello implicó la limitación para realizar actividades instrumentales
de la vida cotidiana, como lavar, planchar, exprimir, incluso cocinar, situación que ha
impedido que algunas mujeres regresen a su actividad laboral.
Por otra parte, también su vida sexual y afectiva se ve afectada: el desinterés
sexual de su pareja en algunas ocasiones puede tornarse violento, e incluso llevar al
divorcio.
Sin dejar de mencionar la presencia de diferentes formas de violencia de las
que suelen ser objeto durante el proceso de enfermedad–atención, no sólo de los
sistemas de salud, sino también de su pareja, familiares o de la misma sociedad,
violencias traducidas en negación del servicio de salud; incluso abandono, rechazo,

382
GÉNERO Y COMUNIDAD

violencia verbal y patrimonial o la estigmatización de las pacientes (Arellano, 2013,


Varela, 2018).
• La presencia del cáncer afecta a los demás integrantes de la familia: en algunos
casos se han visto interrumpidas las trayectorias escolares, laborales y afectivas de
éstos por priorizar la salud de su familiar.

No se han logrado medir los costos sociales del cáncer a nivel mundial, pues de la
misma manera en la que biológicamente cada paciente representa un caso, lo mismo
sucede en términos sociales. Este tipo de repercusiones dependerán de su estructura
y dinámica familiar, de las redes de apoyo sociales que disponga, de su acceso a
servicios de salud, la relación de pareja, su empleo, la edad de sus hijos o su interés por
tener descendencia, incluso de su autoestima. Todas estas implicaciones son las que
determinan lo grave que es para la sociedad la incidencia del cáncer, pues en algunas
ocasiones la presencia de esta enfermedad en la familia conlleva a caer en la pobreza o
pobreza extrema.
Lamentablemente, cada día aumentan los casos con diagnósticos en fases terminales,
a pesar de que la mayoría de los tipos de cáncer pueden ser curables cuando son
detectados en etapas tempranas. En esta enfermedad, diversos factores de riesgo están
asociados a los estilos de vida impuestos por el neoliberalismo, y a las sociedades de
consumo caracterizadas por enfermedades crónico–degenerativas que impactan no só
lo a la familia sino también a la sociedad, por su larga duración, progresión lenta y la
discapacidad que generan en poblaciones adultas.

III. ELEMENTOS PARA UN MODELO INTERGENERACIONAL


DE DETECCIÓN TEMPRANA DEL CÁNCER DE MAMA
Al hablar de un modelo generacional para la atención del cáncer de mama, es importante
identificar aquellas acciones que realizadas en edades tempranas incrementan los factores
de riesgo de diagnósticos tardíos en edades mayores, con la intención de generar estrategias
que permitan un proceso de intervención que contemple acciones de acuerdo a cada grupo
etario. En ese sentido, se presentan dos ejercicios empíricos con relación al conocimiento y
actitudes sobre la detección temprana en población joven y en población mayor.

383
GÉNERO Y COMUNIDAD

3.1. FACTORES DE RIESGO, ACTITUDES Y CONOCIMIENTO


DE JÓVENES SOBRE LA DETECCIÓN TEMPRANA DEL CÁNCER DE MAMA
Con la finalidad de aproximarnos a los factores de riesgo y los antecedentes de cáncer en
las familias, se realizó una encuesta a 300 mujeres jóvenes estudiantes universitarias. El
cuestionario se diseñó a partir de la Norma Oficial Mexicana NOM-041-SSA2-2011, para
la prevención, diagnóstico, tratamiento, control y vigilancia epidemiológica del cáncer
de mama, así como en las guías clínicas para la prevención y detección de cáncer de
mama de la Secretaría de Salud; se integró por 30 preguntas y 25 afirmaciones, mismas
que fueron organizadas en seis apartados, haciendo énfasis en la dimensión social de la
enfermedad.

3.1.1. FACTORES DE RIESGO PRESENTES EN UNA MUESTRA DE MUJERES JÓVENES UNIVERSITARIAS

El 62.3% de las encuestadas se encontraba entre los 18 a 22 años, 29.0% entre 22 a 27


años, y el 10.4% restante se distribuyó entre las mujeres mayores a 28 años de edad.
En correspondencia con este indicador, el 92.7% eran solteras, y el resto vivía con una
pareja, ya sea en unión libre o casada. Todas se encontraban cursando sus estudios
universitarios.
Los factores de riesgo que presenta la población encuestada, son los siguientes:
A. Biológicos
• Vida menstrual de más de 40 años (menarca antes de los 12 años y menopausia
después de los 52 años): Aunque no podemos saber el tiempo de su vida menstrual,
el 29.3% tuvo su menarca entre los 9 y 11 años.
• Historia personal o familiar de cáncer de mama en madre, hijas o hermanas: el 44.3%
(133) de la muestra afirmó tener un familiar que ha padecido cáncer. Si bien la mayoría
(61.5%) ha tenido al menos un familiar con cáncer, destaca que 36.2% ha tenido entre 2
y 4 familiares con esta enfermedad. Los cánceres que más han afectado a los familiares
de las alumnas son el de mama (24.1%), estómago (13.3%) y cervicouterino (11.6%);
esta condición es un reflejo del comportamiento de las estadísticas a nivel nacional.
Derivado que dos de estos padecimientos afectan preponderantemente a las mujeres,
los parentescos son femeninos: en el 18.5% es la abuela quien ha sido afectada por el
cáncer, en la madre se presentó en el 9.0%; sobresale la tía con el 28.8%.

384
GÉNERO Y COMUNIDAD

B. Factores de riesgo relacionados con estilos de vida


La característica de este tipo de factores de riesgo es que son modificables, y por lo
tanto, son decisión de la persona. Entre los que han sido asociados al cáncer de mama
se encuentran los siguientes:
• Métodos anticonceptivos: por la edad de las encuestadas es común que utilicen
métodos anticonceptivos, el 54.7% de ellas afirmaron utilizarlos. Una limitante de la
encuesta es el desconocer el tipo de anticonceptivo que emplean.
• Sedentarismo: prácticamente este indicador es el enemigo por vencer de las
enfermedades no transmisibles. El 61.3% de las estudiantes señaló no realizar alguna
actividad física.
• Sobrepeso/obesidad: en conjunto, 43.7% afirmó tener mayor peso del rango que
deberían presentar en correspondencia con su estatura. Este indicador no sólo es un
factor de riesgo asociado al cáncer, sino también a enfermedades no transmisibles
como diabetes mellitus tipo dos.
• Tabaquismo: sólo un 10.3% manifestó fumar diariamente; cabe señalar que este
hábito es también un factor de riesgo para la mayoría de los tipos de cáncer, así como
de otras enfermedades no transmisibles.
• Consumo de alcohol: el porcentaje que señaló consumir alcohol es mayor (24%) al
porcentaje que consume tabaco (10.3%).

C. Práctica de la exploración de seno


Según la NOM–041–SSA2–2011, la autoexploración debe realizarse a partir de los 20
años a fin de “… tener un mayor conocimiento de su propio cuerpo e identificar cambios
anormales para la demanda de atención médica apropiada”. Además, estipula que es
responsabilidad del personal de salud enseñar a las mujeres la autoexploración de senos,
así como hacer de su conocimiento los síntomas y signos del cáncer de mama.
• 48.7% de las encuestadas no se realiza la autoexploración de los senos, toda vez que
de acuerdo con las indicaciones de la guía éstas tendrían que estarlo practicando
de manera mensual. Un porcentaje casi similar señaló no saber cómo efectuar dicha
exploración y 41.7% indica tener dudas de cómo realizarlo.
• La mastografía: este tamizaje se recomienda en mujeres después de los 40 años
de edad, y los datos revelan el desconocimiento que las mujeres tienen sobre las

385
GÉNERO Y COMUNIDAD

prácticas que las llevan a conservar su salud. En este grupo de universitarias, 39%
afirmó que la mastografía debe practicarse antes de los 39 años y 13.3% no sabe. En
cuanto a la periodicidad de este estudio, 47% refirió saber que debe realizarse cada
año, 22% señaló cada seis meses; el resto indicó períodos mayores a dos años.
• Las mujeres asocian al CaMa la aparición de abultamientos, abscesos, bolitas o
bultos, seguido de secreción o líquido de los pezones, así como cambios en la piel,
como enrojecimiento, piel de naranja o manchas; también refirieron síntomas como
fatiga y náuseas. Si bien reconocen los tres principales signos asociados al cáncer
de mama, aún falta el reconocimiento de otros igual de importantes: cambio en el
tamaño o la forma (asimetría) de la mama, venas crecientes, endurecimiento, así
como erosiones de la piel.

Gráfica 3

NUBE DE SIGNOS Y SÍNTOMAS ASOCIADOS A CÁNCER DE MAMA

Fuente: Cruz Maldonado, Norma. (2019).


Práctica de la exploración mamaria en mujeres universitarias. Cátedra Especial José Vasconcelos. UNAM: ENTS.

386
GÉNERO Y COMUNIDAD

3.2. INTERVENCIÓN SOCIAL PARA LA DETECCIÓN TEMPRANA Y ATENCIÓN


OPORTUNA DE CÁNCER DE MAMA EN MUJERES ADULTAS MAYORES EN COMUNIDADES MARGINADAS
Desde hace siete años, la Asociación Mexicana de Lucha Contra el Cáncer (AMLCC), como
parte de su línea de acción Detección Temprana, ha implementado el proyecto “Promoción
para la salud: Herramienta para la detección temprana de cáncer en comunidades
marginadas”. Dicho proyecto está dirigido a comunidades de bajos recursos y se integra
por un proceso de información a la población en general, capacitación para la formación
de promotoras comunitarias y realización de jornadas de detección temprana.
En el caso de cáncer de mama, se han encontrado circunstancias que están
estrechamente ligadas con los resultados de la encuesta aplicada a las jóvenes universitarias:
• No existe una cultura de autocuidado de la salud.
• Las mujeres jóvenes y adultas desconocen que existen formas de detección
temprana para mujeres jóvenes, como la autoexploración de mamas y el ultrasonido
mamario.
• Algunas mujeres muestran renuencia a la realización de la mastografía por información
distorsionada, tabúes o prejuicios.

Aunado a lo anterior, se suman situaciones derivadas de los procesos de atención en


el sistema de salud:
• No se realizan estudios de detección después de cierto rango de edad.
• El tiempo de espera para recibir la atención es prolongado.
• Existe falta de equipamiento médico en las instancias de salud, principalmente en
comunidades marginadas.
• Falta de formación en especialistas en Personas Mayores (oncología en la vejez).
En conjunto, estos factores generan condicionantes que repercuten en la detección
temprana y atención oportuna del cáncer de mama entre las mujeres adultas mayores y
por ende en el incremento de muertes por esta causa en este grupo poblacional:
• Los casos de cáncer identificados en comunidad llegan en etapas tardías, incluso
con metástasis.
• En la mayoría de los casos de cáncer identificados, se trata de mujeres que acuden
cuando los signos ya son muy evidentes y presentan un estado muy deteriorado.

387
GÉNERO Y COMUNIDAD

Ante este panorama, la AMLCC, dentro de su proceso de intervención comunitaria


para la detección temprana de cáncer de mama, ha incorporado acciones dirigidas
específicamente a mujeres adultas mayores:
• Pláticas informativas dirigidas a la población adulta mayor.
• Talleres de autoexploración para mujeres adultas mayores.
• Realización de estudios de detección temprana (ultrasonidos de mama y mastografías)
a mujeres adultas mayores que por edad o falta de equipamiento no son atendidas
en sus clínicas de afiliación o centros de salud.
• Realización de estudios auxiliares de diagnóstico (biopsias de mama) en casos con
hallazgos sugerentes a malignidad.
• Orientación y acompañamiento para la atención en casos con diagnóstico de cáncer.

Si bien estas acciones hasta el momento no han contribuido a disminuir la incidencia


de cáncer de mama en las mujeres adultas mayores de las comunidades intervenidas,
sí han permitido detectar cada vez más casos con posibilidades de supervivencia, pero
sobre todo, nos muestran la urgencia de diseñar estrategias efectivas para la disminución
de factores de riesgo y detección temprana desde etapas previas a la vejez.
A partir de las experiencias aquí expuestas, podemos observar que jóvenes mal
informadas, sin una cultura de autocuidado de la salud, que desconocen los estudios
básicos de detección temprana, que tienen estilos de vida poco saludables, sumado a las
limitantes propias del sistema de salud, representan una alta probabilidad de convertirse
en adultas con enfermedades crónico–degenerativas.

A MODO DE DISCUSIÓN: AUTOCUIDADO Y DETECCIÓN TEMPRANA: NODOS PARA LA


ARTICULACIÓN DE MODELOS PREVENTIVOS DE CÁNCER DE MAMA INTERGENERACIONAL
A pesar de los esfuerzos gubernamentales y de la sociedad civil orientados a disminuir
los índices de mortalidad y morbilidad por cáncer de mama, lamentablemente aumentan
día a día. Ante esta situación, diversos organismos internacionales e investigaciones han
sugerido que las acciones tendientes a disminuir la mortandad de mujeres por cáncer
de mama debe concentrarse en el autocuidado, la reducción de factores de riesgo y
la aplicación de estudios clínicos que permitan la detección temprana, todas éstas

388
GÉNERO Y COMUNIDAD

enmarcadas en la promoción de la salud, ya que la detección oportuna de este tipo de


cáncer presentan un porcentaje mayor de sobrevida y un costo menor en la atención en
comparación a los de etapas tardías (Nigenda, 2009; Knaul, 2009; Yepez, 2012; Frenk, 2009).
Al respecto, abordaremos algunos ejes de intervención que permitan transitar de
una población mayor con problemas de salud a una población que envejece, y en este
proceso, reconocer como una oportunidad de incorporar acciones cotidianas que les
permita reducir factores de riesgo e identificar de manera oportuna algún signo de cáncer
de mama. En resumen, incorporar procesos de promoción de la salud para transitar en
ese proceso de envejecimiento a través de la disminución de riesgos:
• Determinantes sociales de la salud: Este enfoque nos permitiría comprender las
inequidades sociales que influyen en los procesos de salud–enfermedad. En este
caso, el acceso a la salud y las condiciones de vida de las mujeres será determinante
en los estilos de vida y el acceso a los servicios de salud.
• Promoción de la salud: Las instituciones de salud de nuestro país subrayan la
importancia que tiene el generar procesos de prevención del CaMa. La Norma Oficial
Mexicana NOM-041–SSA2-2011 para la prevención, diagnóstico, tratamiento, control
y vigilancia epidemiológica del cáncer de mama, señala:
“Las actividades de prevención incluyen la comunicación educativa a la población
para el conocimiento de los factores de riesgo y promover estilos de vida sanos que
contribuyan a disminuir la morbilidad por el cáncer de la mama, así como fomentar la
demanda de la detección temprana con el objeto de mejorar la oportunidad del diagnóstico
y tratamiento”.
5.2 Las actividades de detección del cáncer de mama consisten en tres tipos de
intervención específica que van dirigidos a la población femenina de acuerdo con su
grupo de edad o vulnerabilidad y son:
5.2.1 Autoexploración, para el diagnóstico temprano.
5.2.2 Examen clínico, para el diagnóstico temprano.
5.2.3 Mastografía, para la identificación en fase preclínica (Secretaría de Salud, 2011).

No obstante, es sumamente importante redireccionar las estrategias de promoción de


la salud; primero, es necesario que las estrategias estén acordes a las características de
las mujeres jóvenes y mujeres mayores del siglo XXI, mujeres que requieren de información

389
GÉNERO Y COMUNIDAD

confiable, con períodos cortos de atención e información que pueda ser transmitida a través
de dispositivos móviles y redes sociales digitales. En segundo momento, es necesario
transmitir información acorde a los grupos de edad de las mujeres y a los factores de
riesgo que existen en cada uno de éstos. Si bien existen campañas para promover la
práctica de la exploración de mamas, la información de éstas es genérica. Dos preguntas
comunes en la población mayor respecto a este tema es: ¿en qué momento realizarse la
exploración de senos cuando ya no se tiene el período menstrual? y ¿hasta qué edad debe
realizarse la mastografía? Estas preguntas reflejan la falta de información sobre detección
oportuna del cáncer de mama en grupos de mujeres mayores.
• Ciclo de vida y envejecimiento: este enfoque es el idóneo para realizar procesos de
intervención intergeneracionales que nos permitan transitar de poblaciones jóvenes
que incorporan la autoexploración de senos de manera cotidiana a poblaciones
mayores que cuidan de su cuerpo y salud disminuyendo riesgos, en particular sobre
el cáncer de mama. Recordemos que este enfoque presupone que las experiencias
se acumulan a lo largo de las diferentes etapas del ciclo vital, es decir, las experiencias
de una etapa repercutirán en las etapas subsecuentes. Consideramos de suma
importancia tejer puentes entre la juventud y la vejez, a través de acciones de
intervención social de promoción a la salud.

390
GÉNERO Y COMUNIDAD

Gráfica 4

ETAPAS PARA TRANSITAR A UN ENVEJECIMIENTO CON DISMINUCIÓN DE RIESGO EN CÁNCER DE MAMA

Situación ideal Situación actual

Población jóven Población jóven


-Realiza la exploración de senos -Sin práctica de la exploración de senos
-Reconoce sus antecedentes heredofamiliares -Carente de información sobre la detección oportuna del CaMa
-Cuenta con información sobre la detección oportuna del CaMa -Con factores de riesgo sociales
-Mínimos factores de riesgos sociales (consumos de alcohol y tabaco, sedentarismo, obesidad)

Población adulta Población adulta


-Realiza la exploración de senos -Sin práctica de la exploración de senos
-Realiza mastografía -Evita la mastografía por miedo, pena, falta de tiempo
-Detección de cáncer de mama en etapas tempranas -Detección de cánce de mama en etapas tardías
-Mínimos factores de riesgo sociales -Con factores de riesgo sociales
(consumos de alcohol y tabaco, sedentarismo, obesidad)

Población mayor Población mayor


-Realiza la exploración de senos -Sin práctica de la exploración de senos
-Realiza mastografía -Evita la mastografía por miedo, pena, miedo, tabúes
-Detección de cáncer de mama en etapas oportunas -Detección de cánce de mama en etapas tardías
-Sin comorbilidades -Con comorbilidades
(diabetes mellitus, hipertensión arterial, obesidad)

Intervención social

Fuente: Elaboración propia.

De acuerdo con los resultados del estudio exploratorio, las mujeres jóvenes no
realizan la autoexploración de senos, incluso a pesar de tener a una mujer cercana con
antecedentes de diagnóstico de cáncer de mama o cervicouterino (madre, hermana o
tía). Este precedente también puede ser destinado a encauzar de manera positiva la
adquisición de hábitos destinados a la detección temprana de cáncer de mama. Incluso
en estas familias despliega las posibilidades de intervención a través de la asesoría
sociogenética, poco explorada en nuestro país, pero que en experiencias internacionales
tiene importantes resultados en mujeres con cáncer de mama hereditario. Según Alejandro
Mohar, exdirector del Instituto Nacional de Cancerología (INCan), aproximadamente cerca
de 16 mil mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama, y de éstas el 5%, alrededor
de 800 mujeres, son portadoras de la variación del gen BRCA180, “De ese 5 por ciento

80. Es un gen supresor de tumores, nombrado de esa manera por sus siglas en inglés “ Breast Cancer 1”

391
GÉNERO Y COMUNIDAD

de mujeres con BRCA1 en México, menos del 1% se realiza la prueba genética y de ellas
menos de la mitad se realiza la mastectomía bilateral profiláctica” (SIPSE, 2013).
Los resultados de la encuesta exploratoria indican que el conocimiento y la práctica
de la autoexploración de los senos es baja entre las estudiantes universitarias, a pesar
de la importancia que las mujeres le otorgaron a esta estrategia de detección temprana.
El desconocimiento, tabúes, idiosincrasia, información distorsionada, miedo y la falta de
tiempo son elementos que cualquier estrategia de intervención deberá considerar a fin de
fomentar la incorporación cotidiana de acciones tendientes a la detección oportuna del
cáncer de mama y la disminución de sus factores de riesgo.
Es imperativo realizar estrategias de promoción y educación de la salud relacionada
a la detección temprana del cáncer de mama por grupos de población. Además, hacer
hincapié en las técnicas de detección temprana del cáncer en aquellas mujeres que tienen
antecedentes de este padecimiento entre sus familiares, ya que un porcentaje significativo
de las encuestadas presenta esta condición.
Por último, es necesaria la revisión de la Norma Oficial Mexicana NOM–041–SSA2-
2011 para la prevención, diagnóstico, tratamiento, control y vigilancia epidemiológica del
cáncer de mama, desde las disciplinas de las Ciencias Sociales que forman parte del
equipo de salud, pues lo social está presente en el proceso salud–enfermedad–atención.
Este padecimiento no puede continuar siendo reducido a un mero problema de salud
(biológico), pues es innegable que las condiciones sociales, culturales y económicas son
transversales en la prevención, tratamiento y recuperación de las mujeres.
Durante décadas las y los trabajadores sociales han sido testigos del impacto
económico que presenta esta enfermedad en las familias: se costean los estudios de
detección, tratamientos, prótesis, alimentos especiales o complementarios, pasajes,
hospedaje y comidas. Adicionalmente, la persona enferma deja de trabajar y requiere que
otra persona le acompañe durante este proceso, ya que los diagnósticos desfavorables
generan un lento y doloroso deterioro físico y emocional en quienes la padecen, dejando
a su paso depresión, ansiedad o alguna otra afectación psicosocial.
Las organizaciones de la sociedad civil, en las últimas tres décadas, han hecho frente
al rebasado sistema de salud mexicano, poniendo a disposición de las mujeres con
diagnóstico de cáncer de mama apoyos médicos, sociales y psicológicos, además de ser
promotoras de políticas públicas para la atención de las demandas y necesidades que se

392
GÉNERO Y COMUNIDAD

derivan del diagnóstico de este padecimiento. La Asociación Mexicana de Lucha contra


el Cáncer es una de las instancias de la sociedad civil que tiene décadas laborando a
favor de las mujeres con cáncer de mama; en ésta se encuentran laborando trabajadoras
sociales que hacen dos funciones sustanciales en términos de atención y prevención:
gestión de apoyos y la promoción de la detección temprana del cáncer en comunidades
marginadas.
Este escenario plantea reflexiones importantes sobre la salud, enfermedad, mortalidad,
discapacidad y cuidados de la población envejecida desde un enfoque social, pero sobre
todo, de estrategias de intervención social desde un enfoque de Derechos Humanos.

REFERENCIAS
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estigma en mujeres diagnosticadas con VPH, displasia y cáncer cervicouterino en
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GÉNERO Y COMUNIDAD

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GÉNERO Y COMUNIDAD

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395
SÍNTESIS CURRICULAR

MARCELO PIÑA MORÁN


Trabajador Social. Doctor en Estudios Americanos, mención Pensamiento y Cultura. Labora en la Facultad
de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Católica del Maule. Av. San Miguel 3605, Talca, Chile.
Sus áreas de especialización son Envejecimiento y Cultura; Trabajo Social y Gerontología; Epistemología y
Trabajo Social.
Correo: mpina@ucm.cl

VERÓNICA GÓMEZ URRUTIA


Periodista. Ph.D. in Sociology (Gender Studies). Labora en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades
de la Universidad Autónoma de Chile, Talca, Chile. Sus áreas de especialización son el análisis de políticas
públicas y legislación sobre género y familia en América Latina y la educación en ciudadanía.
Correo: gomezver@gmail.com

MIGUEL BUSTAMANTE UBILLA


Ingeniero Comercial. Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales en Ética y Responsabilidad Social.
Es profesor Asociado en la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Talca, Chile. Sus
áreas de especialización son la Ética y Responsabilidad Social de las Organizaciones, Gestión Estratégica
de Empresas y Gestión de Organizaciones de Salud.
Correo: mabu@utalca.cl

AURA MARLENE MÁRQUEZ HERRERA


Grupo Interdisciplinario de Estudios sobre Envejecimiento–UNAL. Red CORV América Latina y el Caribe.
Trabajadora Social, con estudios de maestría en Política Social y cursos especiales sobre Políticas Sociales,
Gerencia Estratégica, Dirección de Instituciones y Servicios para Adultos Mayores. Consultora e investigadora
independiente. Conferencista invitada a nivel nacional e internacional. Docente universitaria. Experiencia de
cuatro décadas en el área gerontológica. Autora de diversos artículos y publicaciones.
Correo: amarlenemarquezh@gmail.com

396
RAQUEL CUENTAS RAMÍREZ
Magister en Estado Bienestar Social por la Universidad Pública de Navarra UPNA–España, Experta en
Género por UPNA. Diploma Especialización Gerontología Social por PUC Chile. Lic. Trabajo Social por la
Pontificia Universidad Católica del Perú, donde es docente. Especialidad de Trabajo Social, coordina la
Diplomatura de Gerontología Social y el Grupo de Investigación GITS, actualmente es Jefa de la Oficina de
Apoyo y Promoción Social. Con amplia experiencia de gestión y dirección a nivel del Estado. Consultora en
género, políticas sociales, salud pública, protección social y envejecimiento.

PAULA M. DANEL
CONICET/IETSyS, Facultad de Trabajo Social, UNLP, Argentina.
Dra. en Trabajo Social (UNLP). Investigadora Adjunta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET), con lugar de trabajo en el Instituto de Estudios de Trabajo Social y Sociedad (IETSyS)
de la Universidad Nacional de La Plata. Profesora de la Cátedra Trabajo Social y Análisis Institucional
de la Facultad de Trabajo Social de la UNLP, Argentina. Integrante del equipo de coordinación de la Red
Latinoamericana de Docentes Universitarios y Profesionales de Trabajo Social que se desempeñan en el
campo Gerontológico (RedGeTS).
Correo: danelpaula@hotmail.com

DANIELA SALA
IETSyS, Facultad de Trabajo Social, UNLP, Argentina. Magíster en Trabajo Social y Especialista en Docencia
Universitaria de la UNLP. Investigadora del Instituto de Estudios en Trabajo Social y Sociedad. Miembro de
la REDGETS. Profesora Adjunta de la materia Trabajo Social III y Jefa de Trabajos Prácticos del Seminario
Educación en Entornos Virtuales de la Facultad de Trabajo Social. Extensionista. Coordinadora Académica
del Profesorado en Trabajo Social. UNLP.
Correo: saladaniela@gmail.com

397
JORGE PEDRO PAOLA
Licenciado en Servicio Social de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA. Docente investigador
de la Facultad de Ciencias Sociales–UBA. Magíster en Política Social, Facultad de Ciencias Sociales–UBA.
Profesor Consulto de la Carrera de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Profesor
titular del Módulo de Política Social en la Maestría de Gerontología de la Universidad Nacional de Córdoba.
Miembro de la Comisión de Asesoramiento Específico (CAE) de la Maestría en Gerontología, Universidad
Nacional de Córdoba. Profesor titular de la materia Organización y Gestión Institucional II. Especialización
en Gerontología Social, Universidad Maimónides. Director de la Diplomatura en Organización y Gestión
de Residencias de Larga estadía y Centros de día, Universidad Maimónides. Es autor de libros, artículos
y ponencias en distintos espacios nacionales e internacionales. Se ha desempeñado profesionalmente en
diversos organismos y empresas del ámbito público y privado
Correo: jorgepaola@hotmail.com

SOFÍA NASUTI WOOD


Maestranda en Intervención Social en la Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Especialista en Planificación
y Gestión de Políticas Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA (Tesis en desarrollo). Licenciada
en Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Docente en la Materia de grado “Metodología
de la Investigación Social II” (Cátedra Manes) de la Carrera de Trabajo Social de la Universidad de Buenos
Aires. Investigadora en Proyectos UBACYT y de Reconocimiento Institucional. Investigadora del Centro de
Estudios de Ciudad de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA.
Correo: swood@sociales.uba.ar

MARGARITA DEL CARMEN POBLETE TRONCOSO


Académica de la Universidad Católica del Maule–Talca, Chile.
Postgrados: Doctora en Enfermería,
Magíster en Educación. Directora del Magíster en Enfermería de la Universidad Católica del Maule.
Líneas de investigación: Cuidado Humanizado y Educación en Enfermería.
Correo: mpoblete@ucm.cl

398
RAÚL HORMAZABAL SALGADO
Académico de la escuela de Enfermería de la Universidad de Talca–Chile.
Magíster en Enfermería, Mención Gestión del Cuidado.
Línea de investigación: Salud Mental en el Adulto Mayor.
Correo: rahormazabals@gmail.com

ASTRID ENID SANTIAGO-ORRIA


Posee el grado de Doctor en Filosofía con especialidad en Trabajo Social, Maestría en Trabajo Social
con especialidad en Administración, Maestría en Educación en Salud Pública, Certificado Graduado en
Gerontología, Geriatría y un Bachillerato en Educación en Salud Comunal, todos de universidades en Puerto
Rico. Actualmente es catedrática asociada en el Departamento de Trabajo Social de la Universidad Ana G.
Méndez Recinto de Carolina. Es miembro de múltiples organizaciones, entre ellas, Red Latinoamericana de
Trabajo Social en el Campo Gerontológico (REDGETS).

VERÓNICA GUERRA GUERRERO


Licenciada en Enfermería por la Universidad Católica del Maule y Doctora en Enfermería por la Universidad de
Concepción, Chile. Post–Doctorado en la Universidad de Edmonton, Canadá. Diplomado en Discernimiento
en Bioética y en Docencia Universitaria con Orientación en Competencias. Académica del Departamento de
Enfermería en la Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Católica del Maule.
Correo: vguerra@ucm.cl

ALEXANDRA VILLALOBOS QUESADA


Trabajadora Social de la Universidad de Costa Rica, Master en Educación con énfasis en Desarrollo
Cognitivo del Instituto Tecnológico de Monterrey. Jefa de la Unidad de Gestión Social del Consejo Nacional
de la Persona Adulta Mayor, profesora Universitaria en la Universidad Estatal a Distancia.
Correo: avillalobos@conapam.go.cr

399
VICENTE BALLESTEROS ALARCÓN
Licenciado en Teología, Licenciado en Filosofía y CC. de la Educación. Grado en Trabajo Social. Master
en Gerontología Social. Doctor en Antropología y Bienestar Social. Ha sido Vice y Presidente de la
Plataforma Andaluza del Voluntariado, miembro de la junta directiva de la Plataforma del Voluntariado de
España y del European Volunteer Center. Profesor permanente de la Universidad de Granada.
Correo: vballest@ugr.es

TERESA OROSA FRAÍZ


Psicóloga, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana.
Presidenta y fundadora de la primera Cátedra Universitaria del Adulto Mayor en Cuba, modalidad cubana
de Universidades de Mayores. Presidenta de la Sección de Psicogerontología de la Sociedad Cubana
de Psicología. Autora de los libros “La Tercera Edad y la Familia. Una mirada desde el adulto mayor” y
“Temas de Psicogerontología”. Máster Iberoamericano en Gerontología Social, Universidad Autónoma de
Madrid, 2005. Máster en Psicología Educativa, Universidad de La Habana, 1999.
Profesora Principal de la asignatura Psicología del Adulto Mayor en la formación básica de la carrera
de Psicología en Cuba. Introductora del abordaje Histórico Cultural para el estudio del envejecimiento
psicológico.
Correo: torosa@psico.uh.cu

MARÍA DE LA LUZ MARTÍNEZ MALDONADO


Profesora Titular “A” de tiempo completo [Definitivo] de la FES Zaragoza, UNAM. Es miembro del Sistema
Nacional de Investigadores (SNI) Nivel 1. Licenciada en Psicología, maestra en Psicología Educativa
con Orientación en Educación Especial por la UNAM, maestra en Gerontología Social por la Universidad
Autónoma de Madrid y doctora en Ciencias en Salud Colectiva por la Universidad Autónoma Metropolitana
Actualmente es responsable y colaboradora de proyectos de investigación con financiamiento
institucional PAPIME y PAPIIT de la DGAPA, UNAM. Ha publicado capítulos de libros, artículos en revistas
nacionales e internacionales y es editora de tres libros.

400
JUAN PABLO VIVALDO MARTÍNEZ
Es licenciado y maestro en Historia por la Universidad Autónoma Metropolitana y doctor en Historia por
la Universidad Nacional Autónoma de México. Es profesor de asignatura en el Centro de Enseñanza para
Extranjeros (CEPE) desde 2012 y en la Licenciatura en Desarrollo Comunitario para el Envejecimiento, en el
campus 3 de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza desde el 2015. Es colaborador de proyectos de
investigación con financiamiento institucional PAPIME y PAPIIT de la DGAPA, UNAM. Su línea de investigación
se enfoca en la historia sociocultural de la vejez y el envejecimiento en México. Es representante del CEPE
ante el Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez (SUIEV).

DENISSE CATALÁN HUERTA


Pasante de la licenciatura en Desarrollo Comunitario para el Envejecimiento. Realizó Intervención comunitaria
en el proyecto “Análisis de temas prioritarios para el Estado de Hidalgo en materia de Envejecimiento” para
SUIEV. Coordinó el Programa “De 0 a 100: para un envejecimiento saludable”, así como el programa de
“Emprendimiento en la Vejez: Tecnologías para la gestión” por parte de FES Zaragoza, UNAM.

DANIEL JASO LEAL


Estudiante de la licenciatura en Desarrollo Comunitario para el Envejecimiento de la UNAM. Colaboró en el
proyecto “Análisis de temas prioritarios para el Estado de Hidalgo en materia de Envejecimiento”. Autor y
coordinador del programa “Desarrollo de la salud emocional a través del arte en el envejecimiento”.

ELENA PÉREZ SERRANO


Pasante de la Licenciatura en Desarrollo Comunitario para el Envejecimiento de la FES Zaragoza–UNAM.
Becaria por el Programa de Apoyo a Proyectos para Innovar y Mejorar la Educación (PAPIME). Participó
en el Comité Académico de la licenciatura en Desarrollo Comunitario para el Envejecimiento. Colaboró
en el proyecto “Diagnóstico Comunitario en el estado de Hidalgo” y en el Programa” Investigación en
Gerontología: Factores Sociales y Psicológicos Asociados a la Salud Mental en Personas Mayores”.

401
GUSTAVO GARCÍA SILVA
Licenciado en Trabajo Social. Profesor de prácticas comunitarias en la Colonia Avándaro, Chalco, Estado
de México. Coordinador del Programa de Desarrollo Comunitario de la A.C Comunidad Participativa Tepito.
Asesor de la Comisión de Desarrollo Social I Legislatura, Asamblea Legislativa del D.F. Asesor de Monitoreo
de los Programas de Desarrollo Social y de Atención para las Personas Adultas Mayores del D.F. Jefe de la
Unidad de Atención a las Personas Mayores en la Delegación Cuauhtémoc, de 2001 a 2012. Profesor de
Asignatura de Práctica Regional de la Escuela Nacional de Trabajo Social-UNAM.

ASTRID ARÉVALO SALINAS


Trabajadora Social, Magíster en Política y Gobierno. Académica del Programa Medicina Familiar, Departamento
de Humanidades Médicas y Medicina Familiar, Escuela de Medicina Universidad de Valparaíso.
Correo: astrid.arevalo@uv.cl

NANCY AGUILERA BRUNA


Dirigenta Social, Presidenta de la Unión Comunal de Consejos Locales de Salud de Viña del Mar e integrante
Consejo Sociedad Civil Servicio Salud Viña del Mar–Quillota.

CAROLINA CABELLO AGUILERA


Trabajadora Social, Magíster en Trabajo Social mención familia. Encargada de Promoción de Salud y
Participación Social del área de salud de la Corporación Municipal de Viña del Mar.

CLARISA RAMOS FEIJÓO


Licenciada en Trabajo S ocial por la Universidad de Buenos Aires (UBA), especializada en Gerontología
(UBA AMTEBA), Doctora en el programa de Bienestar Social y desigualdades de la Universidad de Alicante
(sobresaliente cumlaudem). Profesora titular de Trabajo Social de la Universidad de Alicante. Miembro del
Patronato de la Fundación Pilares y miembro de la Junta Directiva de la sociedad valenciana de Geriatría y
Gerontología.
Correo: clarisa.ramos@ua.es

402
NICOLE MAZZUCCHELLI
Académica. Doctora © Persona y sociedad en el mundo contemporáneo, de la Universidad Autónoma de
Barcelona, España y Dra © en Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile. Este
trabajo fue realizado gracias al apoyo de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile (ANID/
Doctorado Nacional/2018-21180106).
Correo: nicole.mazzucchelli@pucv.cl.

YAIZA MERLO LAGUILLO


Licenciada en Trabajo Social, UBA. Docente de la Carrera de Trabajo Social, UBA. Investigadora del Centro
de Estudios de Ciudad e investigadora de Proyectos UBACYT–UBA.
Correo: yaizamerlo@gmail.com

NORMA CRUZ MALDONADO


Se desempeña como Técnica Académica Titular “C” de Tiempo Completo Definitiva, adscrita al Centro
de Estudios e Investigación Social en Discapacidad y Salud de la Escuela Nacional de Trabajo Social de
la UNAM. Es licenciada y maestra en Trabajo Social por la Universidad Nacional Autónoma de México y
Egresada del Doctorado en Trabajo Social en la Universidad de La Plata (Argentina).
Fue distinguida con la Medalla “Alfonso Caso” y la Cátedra Especial “José Vasconcelos” en la
Universidad Nacional Autónoma de México; además fue acreedora al “Reconocimiento Nacional de Trabajo
Social en el Sistema Nacional de Salud”, que otorga la Secretaría de Salud en México.
Correo: norma.cruz.maldonado@comunidad.unam.mx

ARACELI CARRETO ORTIZ


Licenciada en Trabajo Social por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha colaborado con diferentes
organizaciones de la sociedad civil, diseñando e implementando proyectos en promoción para la salud, y
para la detección oportuna de cáncer en mujeres de escasos recursos. Desde el 2014 es la Coordinadora
de Proyectos de la Asociación Mexicana de Lucha Contra el Cáncer, y desde el 2015 es Coordinadora de la
Red Contra el Cáncer.
Correo: proyectos@amlcc.org

403
Para contactar a los coordinadores de esta obra

GRACIELA CASAS TORRES


Académica investigadora de la ENTS–UNAM–México.
gracielacasast@comunidad.unam.mx

MARCELO PIÑA MORÁN


Académico Universidad Católica del Maule–Chile.

mpina@ucm.cl
Universidad Nacional Autónoma de México

“Evidencias Internacionales de Trabajo Social en Gerontología. El ámbito comunitario”


Esta edición se terminó en el mes de septiembre de 2022
Su composición se realizó con la familia tipográfica:
Swiss 721 Bt, light italic, regular, medium y bold de 18, 14.5, 13, 12, 11, 10, 9, 9.5, 8.5, 8, y 7 puntos.
Edición digital.
El cuidado de la edición estuvo a cargo de:
Departamento de Publicaciones ENTS
Universidad Nacional Autónoma de México
Escuela Nacional de Trabajo Social

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