Apicultores y Salud 13-11-2013 Digital - Compressed
Apicultores y Salud 13-11-2013 Digital - Compressed
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Salud y producción
Guía técnica para el apicultor
© Autores. Mayda Verde Jiménez
Jorge Demedio Lorenzo
Tomás Gómez Bernia
Diseño y diagramación:
Israel de Jesús Zaldívar Pedroso
ISBN: 978-959-7190-22-6
Colaboradores
E
s un inmenso placer penetrar el mundo que nos ofrece el trabajo de las abejas. Estos
pequeños insectos, amigas aladas del hombre, nos infundirán cariño, respeto y admi-
ración por una estructura social admirable que tienen una influencia favorecedora
sobre el estado físico y sicológico del ser humano; Como dijera Martí…. Si la tierra espera y
oye, ¿por qué no hemos de bajar la mano amiga hasta la tierra?; nos invita a atenderla para
obtener los frutos que nos da la naturaleza y convertirlas en riquezas.
La miel, el polen, la jalea real y la cera son maravillosas panaceas naturales que nos
brindan las abejas. La acción polinizadora es esencial en la seguridad alimentaria. Un col-
menar donde se empleen el conocimiento y las buenas prácticas representa una fuente de
excelente miel y otros productos, así como un ejército de polinizadores de cultivos agrícolas
puesta a nuestra disposición por la madre tierra.
Este texto comienza con una ciencia, el Bienestar Animal. En la apicultura moderna e
intensiva, urge de apicultores con conocimientos de sus abejas. Se expresan las cinco liber-
tades del bienestar. Describe la actividad apícola donde es imprescindible que el apicultor
conozca y evalúe la situación sanitaria y el ecosistema donde pecorean las abejas, al enun-
ciar el profesor. F.F. ERISMAN sobre la higiene del colmenar… La finalidad de la higiene
consiste en hallar los medios que permitan atenuar las condiciones desfavorables del medio
ambiente. Los clínicos curan a los enfermos, mientras que nosotros, los higienistas, preser-
vamos la población, aún de buena salud, del riesgo de enfermedades y las evitamos al modi-
ficar el medio ambiente y al eliminar todo lo que es susceptible de provocarlas.
Un segundo capítulo, Plan de Vigilancia de Residuos Químicos y de Sustancias Prohibi-
das en la Miel y otros productos de la Colmena, aborda de manera integral la necesidad de
obtener producciones inocuas que exigen los consumidores. Las crecientes demandas de la
población humana y el incremento del mercado global implican una participación activa del
apicultor en lograr la trazabilidad necesaria y un Plan de vigilancia donde se especifican las
sustancias prohibidas como antibióticos, plaguicidas, contaminantes del medio y elementos
químicos, que invalidan el consumo humano de estas producciones. Las medidas correctivas
en caso de violaciones o fraudes, necesarias para mantener producciones limpias e inocuas
que preserven el crédito de la miel comercializada y permanezca como dijera un conocedor
ruso de la apicultura… “La miel es una porción de sol en el plato.”
En el tercer capítulo se presentan conceptos de salud, enfermedad, agentes etiológicos,
hospedero e infección, enfocando la salud como un todo. En un concepto más acabado, se
identifica la salud como la expresión máxima del potencial productivo del organismo animal.
La enfermedad, es la respuesta orgánica que hace variar los indicadores definidos en una
población animal. Está dirigido a un sistema de producción intensivo y con colmenas moder-
nas, donde el apicultor identifique las vulnerabilidades para la salud, causas de enfermedad,
mecanismos de defensa animal, tanto individual como colectivos.
En el cuarto capitulo se amplían las medidas y procedimientos que contribuyen a pre-
venir la enfermedad y que se relacionan con las actividades que desarrolla el apicultor, con
independencia del agente etiológico que la cause. Se enfatizan las normas y regulaciones
sanitarias veterinarias para la importación, la exportación y el control de los traslados de
material biológico.
Prólogo................................................................... 4 Saneamiento......................................... 88
Al apicultor............................................................ 9 Manejo integrado. Nuevo enfoque
Capítulo I. Bienestar y salud en la apicultura...11 del trabajo veterinario para
el control de las enfermedades
Bienestar animal.......................................... 13
trasmisibles de las abejas........... 93
La abeja melífera......................................... 13
Capítulo V. Signos y síntomas clínicos.
Castas.....................................................17 Diagnóstico y conducta médica................. 97
Colmena y bienestar.................................... 21 Capítulo VI. Enfermedades transmisibles
Bienestar. Salud............................................24 de la abeja melífera....................................105
La abeja reina, centro de la colonia... 25 Bacterias......................................................107
Bienestar. Colmena. La colmena Virus.............................................................108
moderna................................................. 27 Hongos patógenos.......................................108
Colmena fuerte..................................... 29 Protozoos.....................................................109
Néctar.................................................... 31 Artrópodos..................................................109
Polen...................................................... 31 Depredadores..............................................110
Bienestar. Alimentación.............................. 31 Orientaciones generales
Agua...................................................... 33 para el apicultor...................................110
Miel de abejas....................................... 35 Enfermedades bacterianas de las crías
Cera de abejas...................................... 40 de abejas...............................................111
Bienestar. Apiario. El apicultor.................. 42 Loque americana........................................112
Bienestar. Apiario-Buenas prácticas......... 46 Clínica de la enfermedad...................113
Condiciones sanitarias relacionadas Papel del apicultor en el control........116
con la salud, inocuidad y traza Loque europea............................................118
bilidad de las producciones......... 46 Manifestaciones clínicas....................119
Capítulo II. Plan de vigilancia de residuos Prevención y control.......................... 121
químicos y sustancias prohibidas.............. 59
Paraloque.................................................... 122
Producción de miel y mercado....................61
Manifestaciones clínicas................... 122
Plan de vigilancia de residuos quí-
Enfermedades bacterianas de las abejas
micos y sustancias prohibidas.... 64
adultas...................................................124
Capítulo III. Salud y enfermedad
Septicemia...................................................124
en la apicultura........................................... 69
Hafniosis..................................................... 125
Salud, enfermedad, agentes etiológicos
e infección............................................. 71 Medidas preventivas y de control.
Específicas para septicemia
Causas de enfermedad......................... 73
y hafniosis................................... 126
Mecanismos de defensa........................74
Enfermedades por hongos o micosis....... 127
Factores que condicionan la salud
Hongos. Mohos........................................... 127
colectiva en las poblaciones
apícolas......................................... 77 Ascosferosis................................................ 128
Capítulo IV. Prevención y control Factores que predisponen,
de enfermedades......................................... 81 desencadenan o agravan
la ascosferosis............................ 130
Prevención y control de los agentes
etiológicos. Medidas generales............ 83 Prevención y control. Medidas
específicas...................................131
Material genético................................. 87
L
os apicultores practican el oficio de manejar las familias de abejas, actividad que, por
su complejidad y vínculo con múltiples factores ambientales, ecológicos, biológicos,
económicos, culturales y sociales, demanda conocimientos teóricos y prácticos, para
lograr producciones de calidad, con altos rendimientos, a bajos costos y trazables, en siste-
mas de producción sostenibles. De ahí que se llame apicultura (del latín Apis, abeja y cultura,
efecto de cultivar los conocimientos y ejercitar las facultades intelectuales), al arte de labo-
rar con las abejas para consumir los productos de la colmena y a la vez, obtener beneficios
de la relación que el insecto establece con los ecosistemas.
La labor de los apicultores no daña el medio ambiente. Por el contrario, la polinización
de las abejas, favorece a la producción de alimentos, vegetales y animales, con mayores
rendimientos en las cosechas de los cultivos entomófilos, frutos y semillas de mejor calidad,
textura, sabor y poder germinativo, y se protegen los ecosistemas para las presentes y futu-
ras generaciones. Las abejas forman parte del complejo entramado de relaciones, entre las
plantas, animales, hombre y ecosistemas, con los que contribuyen a mantenerse en armonía
y equilibrio perfecto.
El crecimiento de la población mundial, determina una demanda mayor de alimentos. Se
incrementa el laboreo de las tierras, el uso de plaguicidas y maquinarias que compactan los
suelos, grandes extensiones de cultivos que conducen a cambios drásticos en los agroecosis-
temas, con la pérdida constante de polinizadores naturales. Por estas razones, la agricultura
depende cada día más de las abejas y se evidencia la necesidad de desarrollo y moderniza-
ción del sector, para garantizar la polinización, generar empleo en las áreas rurales, detectar
y avisar de contaminaciones ambientales y aportar producciones muy buscadas por su alto
valor nutricional, terapéutico y uso industrial: miel, cera, polen, propóleos, jalea real y vene-
no de abejas.
Otros renglones, como la venta de abejas reinas, paquetes de abejas, elementos de col-
menas, insumos y equipamiento fabril, forman parte del mercado del sector, con ingresos
estables y ascendentes para sus proveedores. Sin embargo, la modernización, expansión,
movimientos de animales e intenso esfuerzo productivo, implican riesgos de salud para la
especie. Si se compara la situación sanitaria actual de la apicultura mundial, y de Cuba en
particular, con la de 50 años atrás, otros y mayores son los problemas de salud que amena-
zan a la abeja melífera, con enfermedades más complejas para prevenirlas o recuperarlas,
escenario que se agrava por los efectos del cambio climático sobre los seres vivos y los eco-
sistemas donde estos habitan.
Con el mercado global se trasladan plagas y enfermedades y se incrementan las causadas
por parásitos y gérmenes, que se vuelven resistentes a las moléculas de antibióticos disponi-
bles en los arsenales farmacéuticos. Preocupa a todos, buscar alternativas mundiales, para
frenar las causas que contribuyen a la reemergencia de dolencias de origen bacteriano que,
en países desarrollados, se consideraban controladas o extinguidas, como es la tuberculosis.
Los daños severos causados a la apicultura por el parásito Varroa destructor, o por las
enfermedades bacterianas de la cría, por solo citar dos ejemplos y más recientemente, el Sín-
drome del Colapso de las Colmenas (CCD, por sus siglas en inglés), demandan pericia técnica
en el apicultor y políticas agrarias y veterinarias para lograr producciones a la altura de las
Las indicaciones veterinarias que aparecen en este texto, se ajustan y amplían, en los dos Tomos de Salud
1
Apícola (Tomo I. Generalidades y Tomo II. Enfermedades de las abejas. Programas específicos), emitidas por
la Autoridad Competente (Instituto de Medicina Veterinaria - IMV), al amparo de la Resolución 760/2012, del
Ministerio de la Agricultura (Minag) de Cuba, las que son de estricto cumplimiento en el territorio nacional.
Para ampliar sobre buenas prácticas de producción y buenas prácticas de manufactura, se hará por los Ma-
nuales respectivos y puestos en vigor por las Resoluciones ministeriales 767/2012 y 766/2012.
La apicultura moderna e intensiva, precisa de apicultores que conozcan las características de sus abejas, el
entorno productivo donde ubica sus colmenas y que comprendan el origen, desarrollo, control o erradicación de
las principales enfermedades que padece la abeja melífera; de ahí surge el desempeño eficiente de su labor en
el campo y la calidad de los productos que obtiene.
Bienestar animal
E
l término Bienestar Animal es mucho más que alimen-
tación y comodidad, y se vincula con la interacción del
individuo y su medio. Es un fenómeno dinámico que
depende de experiencias previas, las circunstancias actuales
y de las futuras. Cuando se rompe el equilibrio organismo-
ambiente, se deteriora la salud, repercute en la producción y
en la capacidad de los animales para su reproducción.
Para analizar el bienestar en la apicultura, no se pue-
de soslayar que la abeja vive en colonias o familias, tiene
conducta gregaria y cada reina, obrera y zángano, realizan
actividades en función del colectivo. Una abeja aislada no
significa mucho, unas dependen de las otras para lograr la
supervivencia y reproducción, en armonía con la natura-
leza. Estas dependencia e interrelaciones, condicionan la
salud.
La abeja melífera
Las abejas se encuentran íntimamente ligadas a la evo-
lución del hombre como ser social. Presentes en la Tierra
hace más de 60 millones de años, el desarrollo evolutivo del
insecto, mantuvo estrecha dependencia con el de las plantas
con flores, frutos y semillas. Existen evidencias fósiles de
las abejas muy anteriores a las del hombre. De esta relación
planta – insecto, surge la importancia ecológica y económica
que hoy se atribuye a la apicultura, actividad agropecuaria
que garantiza las semillas de las especies de plantas mejor
adaptadas al medio. Según la FAO, las abejas son responsa-
BIENESTAR ANIMAL.
bles de la polinización, por lo menos, de 70% de los cultivos Estado dinámico de un individuo
que sirven de alimento al hombre. en relación a los mecanismos
Apis mellifera o abeja melífera, es un insecto social con biológicos que utiliza
para adaptarse positiva
actividades o funciones que están condicionadas por la épo- y exitosamente ante los cambios
ca del año y las edades de los individuos hembras y machos del ambiente: involucra
que la integran y forman las castas. Cada colonia tiene dos la salud, comodidad
castas femeninas: una reina y de 25 000 a 80 000 obreras, y y los estados emocionales
del sujeto.
una casta masculina, zángano, que llegan a cientos, cuando
la colonia está en fase de multiplicación.
La enjambrazón es importante
evitarla en la apicultura moderna
e intensiva. Con ella se debilita
la familia y se pierden reservas
de néctar o miel que llevan en sus
buches las abejas que enjambran.
El enjambre, si procede de una
colonia enferma, es portador
de agentes etiológicos y la reina
trasmitirá a su descendencia
el carácter de enjambrar. De esto
se deduce la importancia
de no fundar una nueva colonia
a partir de la abeja reina que salió
con el enjambre. Esta reina será
vieja y poco prolija.
Apis dorsata o abeja gigante de la India: Sobre una flor (a), colonias
naturales, con un único panal (b) y agrupadas sobre el panal (c).
Abeja melífera
presente en Cuba.
Es el resultado del cruzamiento
natural y el trabajo
de mejora genética.
Fotos de los autores. Cuba, 2009.
Abejas africanizadas
de Nicaragua. Para determinar si
una abeja melífera es africaniza-
da, se requiere técnicas analíticas
especializadas, para diferenciar
entre otros, los patrones
morfométricos, enzimáticos
o el ADN mitocondrial.
Foto: Cortesía
MSc. Danilo J. Román Platas.
Nicaragua, 2010.
Castas
La abeja reina vive varios años, las obreras y zánganos
solo unos pocos meses. La vida de las obreras se acorta por el
pecoreo intenso, la necesidad de buscar alimentos a grandes
distancias o carecer de estos y factores externos que las obli-
guen a esfuerzos adicionales, como pueden ser: la termorre-
gulación en temporadas invernales rigurosas y prolongadas,
o en épocas de intenso calor, principalmente cuando la col-
mena se ubica en lugares carentes de semisombra y se ven
División del cuerpo
forzadas a batir las alas para evaporar agua del interior de
de una abeja melífera.
la colonia o cuando el viento intenso lastima las alas u otras
estructuras corporales.
Una colmena no cría zánganos si las provisiones de ali-
mentos escasean. Si ocurre una interrupción brusca de los
nectáreos, las obreras matan a los zánganos que están pre-
sentes y aparecen muertos o moribundos frente a todas las
colmenas del apiario. Esta causa de muertes masivas, resulta
de interés conocerla, para diferenciarla de otras producidas
por agentes etiológicos.
Reinas y obreras, se desarrollan a partir de huevos fecun-
dados (diploides – 32 cromosomas) y los zánganos, machos, a
partir de huevos no fecundados (haploides – 16 cromosomas).
El desarrollo total de una reina, desde huevo hasta adulta,
transcurre en 16 días, la obrera en 21 y el zángano en 24 días.
Las larvas al quinto día de nacidas, liberan feromonas que
indican a las abejas adultas que las atienden, que esas celdas
que las contienen deben ser operculadas. El opérculo es la
tapa o “sello” de cera con poros, que cubre la celda con cría-
hasta que termina la muda propia de la metamorfosis y llega
a abeja adulta. El ciclo pasa por las fases de huevo, larva, pre
pupa, pupa y adulto o imago.
Colmena y bienestar
… Una colmena abarca el conjunto de individuos, las
abejas y los elementos orgánicos e inorgánicos que, a Las diferencias de sexo, edad
manera de un complejo dinámico, a su vez interactúa y los días que transcurren para
con las comunidades de elementos vegetales, animales la metamorfosis en las castas,
y su medio no viviente. Una abeja melífera sola, des- forman parte de los factores
de el punto de vista productivo no representa nada y intrínsecos que, en el proceso
como forma de vida es efímera y sin futuro. La colonia infeccioso, determinan los
individuos que serán diana de
como un todo, es la unidad biológica funcional, que se
las bacterias, virus, hongos
relaciona y forma parte indisoluble de los ecosistemas2 o parásitos que producen los
donde habita: en sí misma es la unidad básica funcio- procesos morbosos.
nal. El apiario constituye la unidad epidemiológica.
La colmena es un organis-
mo complejo, susceptible de
compararse con un animal
superior en la escala zoológi-
ca. Los elementos de madera,
alambres, puntillas y panales
obrados, equivalen al esque-
leto de ese animal. La cera
obrada sirve de soporte, bien
pudiera asociarse con el te-
jido conectivo, adiposo o de
sostén. La fuerza muscular
de la colmena será la suma Los elementos de madera que forman la colmena en sis-
de los músculos de todos los temas modernos de producción, equivalen o se pueden com-
individuos que la conforman parar, con el esqueleto de un mamífero. Una colmena mal
elaborada es igual a un sistema óseo defectuoso, que pone
a la familia en riesgos de enfermedad y muerte. Introducir
una lámina de cera estampada, podría compararse con un
“trasplante de órganos” y, abrir la colmena para laborar en
ella, es un “acto quirúrgico”, todos con riesgos para la salud
de la colonia si se realizan sin considerar las buenas prácti-
cas de producción y sanitarias. Se pueden añadir numerosos
ejemplos a esta propuesta de paralelos. El objetivo es asociar
la colmena con un animal complejo, ubicado en una escala
zoológica superior, al que hay que garantizar bienestar.
BIENESTAR Salud
Un animal o una población animal están sanos, cuando
se acercan a su máximo potencial productivo, en respuesta a
las condiciones de bienestar que se les crean. El animal sano
se reproduce y su organismo está en condiciones de trabajar
y alimentarse. A cambio, crece, engorda y se reproduce. De
acuerdo con el nuevo concepto gerencial de salud, la produc-
ción sub óptima es una manifestación de enfermedad, aun
cuando no se vincule con agentes patógenos.
ABEJA REINA
• Trabajar con reinas procedentes de centros genéticos,
marcadas según el color que corresponda al año y certi-
ficadas por el Instituto de Medicina Veterinaria (IMV).
Permite su identificación rápida, precisar su edad y
evitar accidentes cuando se manipula la colmena
• En Cuba se establece sustituirla cada 12 meses y
de manera invariable, eliminarla si presenta mala
postura o descendencia con caracte r ísticas no de-
seables: conducta higiénica deficiente, muy enjam
bradora o cuando la colonia manifiesta enfermedades
de la cría.
Colmena fuerte
Es aquella que tiene una buena reina, mantiene abundan-
te población de crías y abejas obreras adultas y sus reservas
de alimentos se corresponden con la población que la consu-
mirá. La cámara de cría se extiende hasta el segundo cuerpo.
Para que alcance un crecimiento de tres o cuatro cuerpos y
se mantenga fuerte en población, requiere de 12 a 14 panales
con cría como mínimo, los que se disponen en el centro de la
cámara de cría y del primer cuerpo. Así, se garantiza la tem-
peratura estable para las crías, su desarrollo y la reposición
continua de las abejas que mueren. Al destapar la colmena
fuerte, se aprecian los cabezales de los cuadros y ambas ca-
ras de los panales cubiertos de abejas.
BIENESTAR Alimentación
Polen
Es el gameto masculino de las flores. Constituye la fuen-
te exclusiva de proteínas para la colonia de abejas, provee
las vitaminas, la mayor parte de los minerales y lípidos que
demandan; las estructuras anatómicas especializadas de las
abejas permiten su acarreo, almacenamiento y compactación
en las celdas. Hecho esto, las abejas lo recubren con una fina
Agua
El agua es un componente indispensable en la dieta ani-
mal. Cuando la temperatura ambiental es muy alta, las abe-
jas acarrean agua a la colmena, humedecen los panales y
después la evaporan, con lo que logran equilibrar la tempe-
ratura, ayudadas por el movimiento continuo de sus alas. El
consumo promedio de agua por colmena (colmena moderna
crecida a tres cuerpos) es de 3.7 a 4 l/día si la temperatura
ambiental es fresca, pero en días calurosos alcanza desde 4.5
hasta 6 l/día (en dependencia del crecimiento y la población
de abejas), lo que requiere un elevado gasto energético a ex-
pensas de mayor consumo de miel.
La abeja incorpora sales minerales con el agua que no
contienen en cantidades suficientes el néctar y el polen, y
que resultan fundamentales para el funcionamiento normal
de su organismo. Ante la escasez de agua, la familia extrae
el líquido corporal de las larvas más jóvenes, para suplir a
las de mayor edad. La muerte de las larvas por esta causa,
predispone a la colmena para que se desarrollen procesos
morbosos causados por virus, hongos o bacterias.
La higiene en la alimentación
La colmena moderna permite el suministro individual de
La presencia de abejas muer- alimentos. Este aspecto tiene importancia sanitaria especial
tas, cucarachas, sapos, lagar- en la apicultura intensiva y decide un buen estado sanitario
tijas, coleópteros, hormigas u en las familias de abejas. En Cuba se prohíbe la alimenta-
otros insectos en el alimenta- ción colectiva. Cuando se suministran alimentos de esta for-
dor, compromete la higiene ma, las colmenas más fuertes tendrán más oportunidad de
interior de la colmena e in- consumirlo, en tanto quedan desprotegidas aquellas que más
habilitan las producciones a lo necesitan, pero que carecen de pecoreadoras suficientes
acopiar para transportarlo.
Al alimentador colectivo acuden, además de las abejas,
insectos con predilección por alimentos dulces, como mari-
posas y hormigas, perdiéndose una buena parte de lo desti-
nado para las abejas. Otro inconveniente es que se convierte
en un eficaz propagador de agentes etiológicos, al llegar abe-
jas procedentes de colmenas enfermas.
El apicultor asegurará la higiene y desinfección del ali-
mentador sistemáticamente. Si se utilizan alimentadores en
el interior de la colmena y en ellos se oferta jarabe, no se
deben dejar por mucho tiempo los excedentes sin consumir,
para evitar la fermentación, evitar el aumento de la hume-
dad relativa de la colonia, los depósitos de agua de lluvia,
depredadores o de abejas que mueran ahogadas en el líquido.
Cuando ocurre, el alimento se contamina con gérmenes pro-
pios de la putrefacción, y facilita la diseminación de esporas
de agentes etiológicos que puede aportar el insecto muerto
y contaminado, como es el caso Nosema apis, parásito del
intestino de la abeja enferma.
Cera de abejas
La cera es una secreción que solo producen las abejas
obreras adultas de 10 a 15 días de edad, por las glándulas
cereras que se ubican en la parte ventral del abdomen, entre
la tercera y sexta esternita. En el momento de secretarse,
es líquida y solidifica al contacto con el aire, para formar
pequeñas escamas de 0.10 a 0.25 mg de peso. El color varía,
predomina el blanco hueso que se observa en peguetas y el
sello de la miel, hasta el amarillo, crema o castaño claro, que
puede llegar a intenso, de acuerdo con el polen que en ese
momento consume el insecto.
La secreción de la cera es un proceso que incluye el me-
Foto: Cuba, 2010
INOCUIDAD
Para producir con inocuidad, es imprescindible que el
apicultor conozca y evalúe sistemáticamente la calidad
sanitaria que brinda el ecosistema donde pecorean sus
abejas. Un medio contaminado por plaguicidas, resi-
duos tóxicos de fábricas o residuos radioactivos, se
podrá detectar mediante análisis y aislamiento de es-
tas sustancias contaminantes en la cera, las que, sin Lámina de cera estampada
controles adecuados, pueden perdurar en la colme- que se comienza a obrar.
na, pasar a la miel y detectarse en el momento de la Foto cortesía de Daniel E. Borges.
comercialización o reciclarse en el próximo proceso Cuba 2012.
productivo, con la lámina de cera estampada. De esta
forma se afecta la resistencia orgánica de la colonia
como individuo.
Expediente epizootiológico
Cada apiario dispondrá de un expediente epizootiológico
que confecciona, actualiza y conserva el técnico veterinario
que atiende, inspecciona y responde por la condición sanita-
ria del apiario.
El apicultor es el mayor interesado en su actualización,
pues los datos contenidos, proporcionan la información nece-
saria para conocer la condición sanitaria de las familias de
abejas del apiario y aportan elementos para establecer con-
ductas sanitarias dirigidas a prevenir o recuperar en menos
tiempo la salud, con menos costos y mayor eficacia.
El expediente se conservará en la dirección municipal
del IMV donde se ubique el emplazamiento cuando el apiario
pertenece a un apicultor privado individual.
Si el apiario pertenece a una UBPC Apícola, cuya asis-
tencia veterinaria corresponde a APICUBA, se conservará
en el local de trabajo administrativo de la UBPC. Cuando el
propietario del apiario es una entidad estatal con asistencia
veterinaria propia, se conservará en el local de trabajo ad-
ministrativo de la entidad que representa y responde por esa
apicultura, pero si la asistencia veterinaria corresponde al
IMV, entonces se conservará en las direcciones municipales
del IMV correspondientes, según la ubicación del emplaza-
miento.
Los expedientes epizootiológicos de los apiarios de las
CCS y CPA con apicultura, si poseen asistencia veterinaria
propia, se conservarán en el local de trabajo administrati-
vo, pero si la asistencia veterinaria corresponde al IMV, se
conservarán en las direcciones municipales del IMV, por su
ubicación territorial.
DOCUMENTOS
¡ A T E N C I Ó N !
El extractor constituye el
punto de confluencia de los
panales procedentes de dis-
tintas colmenas. Es un factor
de riesgo sanitario en la api-
cultura. Mediante él se pue-
den trasmitir enfermedades
y contribuir a contaminacio-
nes biológicas y químicas del
producto. Extractor de miel
de acero inoxidable, bien con-
servado después de las castras
(superior). Higiene deficiente
del extractor (debajo)
QUÍMICOS
En este capítulo se aportan datos para que el produc-
tor compare la participación de la producción de miel
Y SUSTANCIAS
nacional en el contexto del mercado internacional, los
fundamentos para las regulaciones sanitarias y de BP que
PROHIBIDAS
exige la AC y lograr los objetivos de inocuidad y trazabi-
lidad que demandan los consumidores. Explica el Plan de
Vigilancia y enfatiza las acciones a desarrollar por los
apicultores para lograr producciones inocuas. Se especi-
fican las sustancias prohibidas y las medidas correctivas
a los infractores, en caso de violación o fraudes que pon-
gan en peligro el prestigio de la miel comercializada por
nuestro país.
Producción de miel y mercado
L
a Organización Mundial del Comercio (OMC), a par-
tir de 1995, adoptó acuerdos regulatorios, cuyo fun-
damento jurídico establece un sistema internacional
de comercio, que la Unión Europea reforzó con la Directi-
va 96/23/CE, para detectar el uso de sustancias ilegales y
productos veterinarios en la producción animal y garantizar
medidas para minimizar la reaparición de estos residuos en
los alimentos de origen animal. Justifica también, el trabajo
de esta organización, la aparición de cepas resistentes a los
antibióticos y con ello, brotes de enfermedades emergentes y
reemergentes, con la aparición de problemas de salud rela-
cionados con el comercio de alimentos contaminados.
Cuba tiene como principal destino de la miel que expor-
ta a países miembros de la Unión Europea (UE), por lo que
debe cumplir los acuerdos establecidos para este mercado,
responsabilidad que recae en la AC.
La producción apícola en Cuba se desarrolló a partir del
triunfo de la Revolución, actividad que desde la época de la
colonia tuvo como propósito, no solo la comercialización para
consumo nacional, sino también para la exportación de miel
y cera, destinada de manera prioritaria en aquel entonces, Más de 100 naciones del planeta
hacia la metrópoli española. Desde esa época hasta la fecha, producen alrededor
de 1 200 000 TM de miel/año,
el mercado global de los productos de origen animal para con una posición preponderante
consumo humano, ha sufrido trasformaciones, con nuevas para siete naciones que,
exigencias y regulaciones adoptadas por acuerdos interna- en conjunto, aportan el 50%
cionales, con los que debe cumplir Cuba. Muchas de estas de esta cantidad. A la zona
americana corresponde
regulaciones tienen como propósito, evitar la presencia de la cuarta parte del volumen total,
residuos prohibidos y de agentes etiológicos que propaguen estimándose un rendimiento
las enfermedades, en particular aquellas que padecen las medio global de 20 kg miel/
abejas. colmena/año. De esa miel, sólo
25% se mueve en el mercado
De los 10 países considerados desde 2003 hasta 2009 internacional, es decir, unas
como punteros mundiales en la exportación de miel natural 280 000 TM, que se distribuyen
en 2010, los cinco primeros lugares correspondieron a los en tres grandes mercados
mismos países que ya venían clasificando, de un modo u otro, importadores: la UE, que compra
de 130 mil
en alguno de estos 10 primeros puestos, sumándose a la lista a 150 000 t; los EE. UU., que
India con el 8vo. lugar. Las fluctuaciones de los valores al- importa más
canzados por países, están desde entonces condicionados por de 50 000 t/año y Japón,
la contracción productiva que sufre el sector, afectado por el con unas 40 000 t/año.
Causas de enfermedad
Las causas de enfermedad, para mejor comprensión, se
agrupan en intrínsecas y extrínsecas. Las primeras se co-
rresponden con el daño que puedan tener las barreras de de-
fensa orgánica del animal, tanto de origen fisiológica como
por alteraciones genéticas y las extrínsecas, comprenden to-
dos los factores que se encuentran fuera del organismo del
animal, capaces de ocasionar o favorecer el desarrollo de de-
terminada enfermedad.
Mecanismos de defensa
Los mecanismos de defensa individuales de la abeja o los
colectivos de la colmena, son poco abordados en la literatura
especializada.
Las barreras de defensa orgánica en la abeja, pueden ser
mecánicas, químicas y funcionales, asociadas en sus mani-
festaciones, a la condición genética del individuo. Las mecá-
nicas son el tegumento o exoesqueleto quitinoso y el tejido
que recubre al intestino y las tráqueas; las químicas están
constituidas por proteínas y enzimas, en tanto son barreras
funcionales, la multiplicación de tejido, la fagocitosis y el en-
capsulamiento, entre otras.
También están presentes los mecanismos de defensa de
la colmena, como individuo, asociados a la condición genéti-
ca de las abejas que integran la colonia en su conjunto y al
estado de bienestar que, con buenas prácticas, el apicultor
le brinda a la colonia para su defensa. Forma parte de este
mecanismo de defensa orgánica colectiva, el acopio de pro-
póleos que actúa como protector y antimicrobiano, la con-
ducta de pecoreo que asegura los nutrientes necesarios, la
conducta defensiva que resguarda a la colonia de intrusos y
la conducta higiénica, entre otros mecanismos.
Prueba de la conducta
higiénica. Se expresa
con salud y producción.
CAUSAS DE PROPAGACIÓN
DE LAS ENFERMEDADES
• Traslado de colmenas o paquetes de abejas o mo-
vimientos de abejas cualesquiera que sea su casta
• Traslado de enjambres
• Trasiego de elementos de colmenas o insumos en uso
El traslado lo autoriza el IMV, en coordinación con
el servicio veterinario de la dirección de APICUBA, al
ámbito de dirección que corresponda. Estos movimien-
tos se ajustarán a la política de selección y mejoramien-
to genético que sigue el país.
Material genético
La trashumancia
El médico veterinario de APICUBA es responsable de de un foco de enfermedad
gestionar la autorización de traslado y el certificado veteri- entraña un riesgo sanitario,
nario, para todo material biológico que se incorpore o salga que solo se corre por causas
de los centros de crianza de abejas reinas y de los apiarios mayores y bajo la autorización
y las medidas que señale la AC.
de selección genética de su provincia. Para los centros de
Foto: SENASA, Argentina 2009.
crianza de abejas reinas se prohíbe el traslado e introducción
directa de paquetes de abejas, colmenas, materiales apícolas
en uso o procedentes de apiarios de producción, cualquiera
que sea su origen.
Para introducir material biológico o apícola en uso en
centros de crianza de abejas reinas o en apiarios de selec-
ción, solo se hará a partir de apiarios incluidos en el pro-
grama de selección y mejoramiento genético, debidamente
documentado, y que en los últimos 30 días fueron inspeccio-
nados, con muestras y resultados de laboratorio que avalen
los indicadores de salud que para las enfermedades de las
abejas establece el IMV.
Sanear
es eliminar lo insalubre
de apiarios y colmenas
¡ A T E N C I Ó N !
Para preparar la solución de
sosa, nunca añada la sosa
caústica al agua hirviendo.
Al producto se le adiciona el
agua a temperatura ambiente
y después se pone a calentar.
No utilice recipientes de alu-
minio. Para preparar el des-
infectante, se recomiendan
vasijas esmaltadas u otras
resistentes a la corrosión
Flameo de materiales
Método de desinfección
poco efectivo en la apicultura.
TAREAS
Conocer • Mantener actualizado el reordenamiento apícola,
y controlar con el inventario de productores y la mapifica-
las poblaciones ción de apiarios y colmenas. Ajustar las cargas
de abejas de colmenas a los potenciales melíferos. Cubrir
la vigilancia sanitaria de las poblaciones, con un
servicio veterinario que asegure la prevención, el
diagnóstico precoz de las enfermedades y valore
los disturbios de origen ambiental o humano que
afectan a la especie.
La trampa permanece en la
colmena por un tiempo no
menor de 14 días, ni mayor de
21 días. Si no tiene la certeza
de que la retirará en el tiempo
recomendado, no la coloque.
SE CONVERTIRÍA EN UNA
REPRODUCTORA EXCELENTE
DEL ÁCARO VARROA.
Bacterias
La célula constituye la unidad de la vida. Las bacterias
son microorganismos constituidos por una sola célula. Una
célula procariota, es aquella que posee estructura celular
muy simple y carece de membrana en el núcleo. El material
genético está en el citoplasma como una pieza sola de ADN
(ácido desoxiribonucleico) de doble banda. Se multiplican
por un proceso de división conocido como fisión binaria. Son
células pequeñas, de 1 a 5 micras pero recientemente se com-
probó la existencia de bacterias mucho más pequeñas y otras
extremadamente grandes.
Microfotografía
de Escherichia coli.
Esquema de la Foto Internet. 2012.
estructura de una
célula eucariota.
Cortesía: Cabrera,
J.C. 2010.
Virus
Los virus no son células eucariota, ni procariotas, sino
partículas que se diferencian de las bacterias, hongos y pará-
sitos, en que solo tienen uno de los dos ácidos nucleicos: ADN
o el ácido ribonucleico (ARN), nunca ambos, no tienen meta-
bolismo porque carecen de las enzimas necesarias para la bio-
síntesis, como vía para obtener energía y la síntesis del ácido
nucleico correspondiente, no son capaces de multiplicarse por
sí solos, se replican a partir de un sólo material genético, mul-
tiplicación que hacen a expensas de las células que infectan.
Fructificación de un hongo.
Ascas y dentro de ellas
las esporas infectivas.
Cortesía: Cabrera, J.C. 2010.
Protozoos
Los protozoos incluyen una gran variedad de organismos,
cuyos cuerpos están formados por una sola célula (célula eu-
cariota), aunque pueden tener uno o dos núcleos celulares.
Las abejas son parasitadas por protozoos del género Nosema.
Artrópodos
Los artrópodos abarcan una variada representación de
especies dentro del reino animal. Incluyen a las langostas,
cangrejos y sus congéneres, los cienpies y milpies, alacranes,
insectos, garrapatas y ácaros. La mayoría no son parásitos y Microfotografía de esporo
viven en la tierra, pero algunos lo son y en estos se encuen- y filamento de Nosema apis.
Foto: F.N.O.S.A.D.
tran la mayoría de los agentes etiológicos que parasitan a la
abeja melífera y causan daños económicos significativos en
la apicultura.
ENFERMEDADES BACTERIANAS
DE LAS CRÍAS DE ABEJAS
Estadios
Nombre
susceptibles Agentes
de la
y castas etiológicos
enfermedad
que la padecen
Crías operculadas
Paraloque
y desoperculadas Bacillus para-alvei
de todas las castas
Cría
Crías operculadas Bacillus pulvefaciens
pulverulenta
de todas las castas
Adultas de todas
HafniosisÙ las castas. Menos
Hafnia alvei
frecuente en la
abeja reina
Clínica de la enfermedad
Al inicio no se aprecian síntomas clínicos de enfermedad.
El proceso infeccioso en las crías es progresivo y la colmena
se debilita progresivamente, estado que aparece en la misma
medida que va perdiendo el remplazo de las abejas adultas,
por las crías que mueren contagiadas. De ahí la importancia
de su detección precoz.
Loque europea
Es una enfermedad bacteriana, infectocontagiosa grave,
que afecta a las crías de abejas, causando la muerte de la lar-
va generalmente antes de la operculación. Son susceptibles
Distribuida por todos todas las castas y no la padecen las abeja adultas. Se le cono-
los continentes. En Cuba están ce también como: loque benigna, loque hedionda, cría agria,
descritos brotes desde la década
cría ácida o loque de la cría abierta, nombres que sugieren
de los años 30 del siglo pasado.
Extendida por todo el territorio. algunos autores, por la diversidad de agentes etiológicos que
Aunque no es tan temida participan en el proceso: es una infección poli bacteriana,
por los apicultores como la loque aunque el agente primario es Melissococcus plutonius (an-
americana, en ocasiones resulta tes Melissococcus pluton). Una vez que este se implanta,
insidiosa, cursa de manera
subclínica y es difícil de recuperar intervienen como agentes etiológicos secundarios Paenibaci-
la salud de las familias enfermas, llus alvei (antes Bacillus alvei), Streptococcus apis, Entero
presentándose con frecuencia coccus fecalis, Bacillus laterosporus, B. grasilesporus y B.
repeticiones (recidivas) apidarium, entre otros.
del proceso infeccioso.
El agente primario es un germen no esporulante, por lo
que es menos difícil su control, si se compara con la loque
americana. La enfermedad se encuentra establecida en el
país y pueden aparecer brotes repetitivos en los territoris
afectados.
Las larvas de tres a cuatro días son susceptibles y más
raramente las de siete, que se infectan por vía oral con el ali-
mento contaminado. El germen se multiplica en el intestino
medio, invade los tejidos corporales y provoca la muerte de
la larva con sus toxinas. Todas las larvas mueren antes de
llegar a la fase de prepupa. La mayoría muere uno o dos días
antes de que se opercule la celda, aunque algunas pueden ha-
cerlo el primero o segundo día después de operculadas, cuan-
do está comenzando a incorporarse en la celda, para hilar
el capullo. A estos casos se les conoce como “loque europea
tardía” y el cuadro clínico se puede diferenciar con facilidad
de la loque americana, por el “piquito” o “falsa lengua” que
caracteriza a esta última, además de otras manifestaciones
clínicas ya descritas.
Las larvas enfermas o muertas contienen gran canti-
dad de microorganismos en su tubo digestivo y constitu-
Manifestaciones clínicas
El proceso de la loque europea transcurre con menos ex-
plosividad que el de la loque americana. El apicultor advierte
la enfermedad cuando observa las larvas muertas en los pa-
nales de cría, con predominio de las muertas en las celdas
desoperculadas.
La falta de uniformidad en la postura y coloración de
las larvas muertas son características de la enfermedad.
Unas mueren en el fondo de la celda y otras en las paredes.
Aparecen cambios de coloración en la superficie, las que de
blanco nacarado, se tornan en una misma larva, amarillas,
amarillo verdoso, crema, pardo, gris o café con leche, indis-
tintamente, lo que le confiere un aspecto moteado, propio de
la enfermedad.
Las larvas enfermas se vuelven flojas y se desploman so-
bre sí mismas, despidiendo olores característicos de la putre-
facción que, en dependencia del germen presente, se percibe
ácido, agrio, huevo en mal estado, pescado podrido, entre
otros.
Las costras de las larvas muertas se pueden sacar con
facilidad y se desprenden sin formar una masa gomosa, o
sin adherirse firmemente a las paredes, a diferencia de lo
que ocurre con las costras de la loque americana. Estas ca-
racterísticas permiten un diagnóstico diferencial presunti
vo, respecto a la loque americana. Cuando la enfermedad
evoluciona y el proceso tiene más de 60 días, aparecen en un
mismo panal, crías enfermas desoperculadas, celdas vacías
y crías sanas de distintas edades, lo que se conoce como cría
salteada.
Prevención y control
Las medidas preventivas y de control en esta enferme-
dad están encaminadas a evitar los factores que coadyuvan
a su aparición y coinciden con las señaladas para la loque
americana. La primera acción del apicultor cuando detecta
la enfermedad en una colmena del apiario, es revisar el total
de colmenas que se ubican en el emplazamiento, comenzando
siempre por aquellas que manifiestan mayor fortaleza de la
población de abejas adultas, con reservas de alimento y me-
jor crecimiento.
En un apiario afectado, se orientan medidas radicales de
saneamiento (eliminación física de las colmenas), si los mate-
riales están en mal estado constructivo y todas las colmenas
enfermas, o se trata de colmenas rústicas. Si en un apiario,
del total de colmenas que se ubican, solo una o dos, manifies-
tan clínica de la enfermedad, conviene practicar el sacrificio
sanitario de estas colonias de inmediato, eliminar sus pana-
les, fundir la cera y desinfectar los materiales. El enjambre
y la abeja reina también se eliminan. Esta medida radical a
largo plazo resulta más económica para el apicultor.
El apicultor eliminará sistemáticamente el panal viejo y
en mal estado y el panal de cría que detecte con una o muy
pocas larvas sospechosas, como medida preventiva siempre
que manipule los panales con cría de la colonia, bien sea du-
rante la pre cosecha, castra o por cualquier otra causa de
intervención. Si la clínica es manifiesta y compromete a más
de dos panales de una misma colmena y a más de dos colme-
nas de un mismo apiario, conviene sanear todas las colmenas
del apiario de manera profunda (por el método sacudimiento
o de enjambre desnudo), actividad que no se recomienda en
época de escases de flujo de néctar, por ser severo el estrés
que provoca y los inconvenientes posteriores para la recupe-
ración satisfactoria de las colonias. Es una mala práctica uti-
lizar panales de crías aparentemente sanos, que provienen
de colmenas infectadas.
Paraloque
Es una enfermedad bacteriana de las crías de abejas, que
infecta a todas las castas en las fases de crías sin opercular
y operculadas, indistintamente, provoca la muerte y en con-
secuencia, se debilita la familia. Favorece el desarrollo de
otras enfermedades de las crías, con mermas significativas
en la producción. No son susceptibles las abejas adultas. Su
agente etiológico es el bacilo Paenibacillus para‑alvei, y al
igual que el germen productor de la loque americana, forma
esporas como mecanismo de resistencia.
Manifestaciones clínicas
La cría enferma en los estadios de larva, pre‑pupa y
pupa. El apicultor puede confundirla con la loque americana
cuando la muerte ocurre en el estadio de pupa, se observan
opérculos perforados, deprimido, con cambios de color, os-
curos y grasientos. Cuando muere la cría desoperculada, la
apariencia de las larvas muertas es similar a la loque euro-
pea. El detalle distintivo de esta enfermedad está justo en
la posición y color poco uniforme de las prepupas y pupas
muertas, elemento que permite realizar con rapidez, el diag-
nóstico clínico diferencial.
Las larvas enfermas en celdas abiertas pierden su brillo
y adoptan posiciones anormales con movimientos desacos-
tumbrados, aunque en la práctica, se constata la enfermedad
No se justifican en la
apicultura cubana. Son
reservorios de agentes
etiológicos que se El saneamiento radical conlleva
trasmiten a los apiarios al sacrificio sanitario
modernos de las familias de abejas. Consiste
en incinerar todo los materiales
del apiario rústico, los panales
y el enjambre que, de forma
previa, se sacrifica con una
solución jabonosa.
La incineración se realiza,
preferentemente, en horas
de la noche o antes del amanecer.
Los restos se entierran
Si están afectadas y si es preciso, el terreno
por enfermedades se somete a desinfección.
de las crías o Nunca se utilizan plaguicidas ni
de las abejas adultas, sustancias contaminantes
el saneamiento del medio ambiente.
es radical Fotos cortesía de Wilfredo Cepero
Rodríguez, Haití, 2009.
Septicemia
Es una enfermedad infectocontagiosa de la abeja adul-
ta. La padecen todas las castas y es causada por la bacte-
ria Pseudomonas apiseptica. Se afectan principalmente las
obreras pecoreadoras. En familias enfermas causa mortan-
dad desde moderada a alta. Raramente la colonia muere.
Muy difundida en América y en países de Europa, en Cuba
no está reportada. Otros microorganismos logran causar
cuadros clínicos compatibles con el de Pseudomonas api-
septica, como son: Serratia spp.; Aerobacter ssp.; Providen-
ce spp.; Proteus spp. y rickettsias, gérmenes reportados en
Cuba, los que pudieran provocar casos de septicemia bacte-
riana, pero que tampoco se han aislados en las muestras de
abejas investigadas.
Los microorganismos llegan a la hemolinfa, a través de
los espiráculos (estigmas respiratorios); la vía digestiva es
menos frecuente y lesiones en la cutícula del exoesqueleto,
específicamente en las membranas intersegmentarias lesio-
nadas por parásitos externos, como Varroa. En el torrente
hemolinfático se multiplican con rapidez, proceso conocido
como bacteriemia.
Las abejas enfermas están poco activas, se estacionan en
el fondo de la colmena o delante de la piquera y presentan
dificultad para el vuelo. El principal síntoma de la enferme-
dad es el desmembramiento del insecto por sus uniones arti-
culares después que muere. Cuando se manipula el cadáver,
se fragmentan con facilidad las patas, pierde la cabeza, se
desprenden las alas y otras partes del cuerpo. El estrés y las
infecciones mixtas con Nosema, Malpighamoeba mellificae
y Acarapis woodi agravan el cuadro clínico. Cuando mueren
desprenden un olor característico, semejante al pescado en
descomposición, sin que esto constituya el signo distintivo
Hafniosis
Es una enfermedad infectocontagiosa de las abejas adul-
tas producida por la enterobacteria Hafnia alvei. Se presenta
como un cuadro grave de disentería y septicemia, de curso
agudo, aunque no masivo. Los microorganismos llegan al in-
secto con los alimentos y pasan del intestino a la hemolinfa,
donde se multiplican y distribuyen a todo el organismo de la
abeja, afecta sus órganos y tejidos, entre estos, los músculos
pectorales o alares, donde se multiplican y causan atrofia y
pérdida de sus funciones. Las abejas dejan de volar o se caen
muertas frente a las piqueras cuando retornan cargadas a la
colonia.
Las abejas enfermas presentan aumento progresivo del
abdomen, tanto, que puede impedir el vuelo, pierden los pe-
los que la recubren (alopecia), razón por la que se muestran
brillosas y ennegrecidas. Se observan abejas moribundas y
muertas frente a la piquera y otras se arrastran con dificulta-
des para volar. Progresivamente se debilita la familia y dis-
minuye la productividad del pecoreo. Al destapar la colmena
se encuentran panales con manchas de heces fecales pasto-
sas o semilíquidas, las que también pueden cubrir los frentes
de las piqueras, cajas y tapas de las colmenas.
Hongos. Mohos
Ascosphaera spp es el género de mayor importancia de
los patógenos para la abeja melífera. El género Aspergillus
spp. se considera de interés, no por la frecuencia con que se
manifiesta en las colmenas, sino por el peligro que represen-
ta para el apicultor inhalar sus esporas en cantidades sufi-
cientes para provocar un cuadro neumónico peligroso y de
evolución casi siempre grave. La ascosferosis se encuentra
ampliamente distribuida en Cuba y por su clínica, es una de
las enfermedades mejor reconocida por el apicultor, no así el
diagnóstico de aspergilosis por ser poco frecuente.
En ascosferosis, el diagnóstico clínico es evidente y a
partir de él se adoptan las medidas recuperativas que seña-
la el servicio veterinario. La confirmación de la especie de
Ascosphaera requiere siempre del laboratorio y facilita el
diagnóstico diferencial con Aspergillus spp. Se recomienda
monitorear los apiarios cada trimestre para determinar el
espécimen que circula en las poblaciones enfermas.
Infestación grave
por ascosferosis. Momias
en piquera y terreno.
El grado de infección
y la severidad del proceso están
en dependencia de las cantidades
de esporas ingeridas por las
larvas y la dispersión que de ellas
hagan las nodrizas.
Aspergilosis
La aspergilosis es una enfermedad micótica que afecta
a las abejas adultas y a la cría de cualquier edad y de todas
las castas. En las crías ocasiona la muerte y momificación,
la momia adquiere una dureza tal, que la enfermedad se
conoce como “cría de piedra”. Varias especies del género
Aspergillus son productoras de la entidad, con mayor fre-
cuencia A. flavus, A. niger y A. fumigatus. Estos hongos,
al igual que Ascosphaera apis, se encuentran ampliamente
distribuidos por todo el mundo, pero se aíslan con menos
frecuencia en la apicultura y es la única enfermedad zoonó-
tica de las abejas.
Manifestaciones clínicas
Los primeros síntomas de enfermedad se manifiestan
en la reina con la disminución y luego la suspensión de la
ovipostura, por eso se reduce cada vez más la presencia de
huevos y larvas jóvenes en la cámara de cría, hasta que des-
aparecen. La reina enferma disminuye sus movimientos, se
desprende con facilidad de los panales y cae al fondo de la
colmena. El abdomen aumenta de volumen y en la abertura
anal sobresale un tapón de heces fecales. Como consecuencia
lógica, sobreviene el debilitamiento de la familia. Si no se
toman medidas, la colonia muere.
ENFERMEDADES VIRALES
En la abeja melífera se han identificado numerosos virus,
pero pocos se han sido relacionados con procesos patológicos
de significación clínica y económica.
Las enfermedades virales de las abejas evolucionaron
de la misma forma que se desarrollaron los métodos de ex-
plotación de los apiarios.
Estadios y castas
Nombre de la enfermedad
susceptibles
Cría de todas las
Sacbrood, cría ensacada o cría sacciforme
castas
“Black queen cell” virus (BQCV), celdas
Cría de reina
ennegrecidas o celdas reales negras
Parálisis viral crónica (PVC)
Virus de las alas deformes o virus de alas
deformadas (“Deformed wing virus” -
Adultas de todas las DWV)
castas Parálisis viral aguda (PVA)
Parálisis viral lenta
Arkansas
Virus X
Virus Y
En la apicultura moderna e intensiva, las afecciones pa-
rasitarias de mayor intensidad y extensión se asocian a los
virus. Entre ellos podemos citar los que provocan las celdas
negras reales (BQC), el virus filamentoso (FV) y el virus Y,
condicionados por la presencia del parásito Nosema apis;
el virus X, por el parásito Malpighamoeba mellificae y los
virus de las alas nubladas, las parálisis viral aguda y cró-
nica, el de las alas deformes y el sacbrood, asociados con
el parásito Varroa destructor. Estas asociaciones, a su vez,
conducen a procesos morbosos de curso insidioso o agudos
y de más difícil recuperación.
Prepupa muerta
por cría ensacada. Se observa
líquido en el saco.
Fotos cortesía
del Dr. Jesús Llorente Martínez,
España. 2010.
Parálisis virales
Las parálisis virales, atendiendo al curso de la enferme-
dad, se presentan con dos síndromes: agudo y crónico; ambos
afectan a las abejas adultas de todas las castas con muertes
masivas del insecto y las producen dos virus diferentes. La
multiplicación del virus de la parálisis crónica, está influida
por factores hereditarios, por ello, una buena práctica es la
renovación con abejas reinas certificadas. La consanguini-
dad estrecha favorece mantener una susceptibilidad alta.
Otra manifestación de la parálisis crónica es el síndro-
me de “ladronas negras”, “pequeñas negras” o “mal negro” Las parálisis se manifiestan con
donde las abejas afectadas, están casi desprovistas de pelos, temblor anormal de las alas y
del cuerpo, se imposibilita el
lo que les confiere un color próximo al negro y de apariencia
vuelo, suelen arrastrarse por el
brillosa, más pequeñas de lo normal y con el abdomen re- suelo y trepan por la hierba, a
lativamente ensanchado. Llaman la atención por su aspecto veces millares de individuos. Se
grasiento y brillante bajo una luz intensa. La pérdida de pelo amontonan con frecuencia en
se atribuye a las mordidas de las abejas viejas de la colonia. la parte superior del enjambre,
dentro de la colmena. El abdomen
Pueden volar al comienzo del proceso viral, pero muchas puede estar distendido, las alas
de ellas a su regreso son rechazadas y las obreras guardia- dislocadas, diarreas y la muerte
nas obstaculizan su entrada a la colonia, actitud que las hace del animal ocurre en pocos días.
parecer “abejas ladronas”. Pocos días después comienzan los
temblores, pierden la capacidad para volar y mueren.
Los síndromes de estos virus se presentan en una misma
colonia y siempre predomina uno de ellos. Otras manifesta-
ciones clínicas generales son las piezas bucales extendidas,
como si el insecto manifestara sed intensa y un característi-
co olor a pescado, en las abejas muertas agrupadas.
ENFERMEDADES PARASITARIAS Y
ENEMIGOS DE LA ABEJA MELÍFERA
A la abeja melífera la pueden Se define como parásito aquel organismo que, con el fin
infestar diversos parásitos: de alimentarse, reproducirse o completar su ciclo vital, se es-
protozoos, ácaros, dípteros y tablece en otro ser vivo, animal o vegetal, de modo permanen-
lepidópteros, los que constituyen
te o temporal, sobre la superficie o en su interior, pudiendo
agentes etiológicos de marcada
repercusión económica para la ejercer acciones traumática, tóxica, obstructiva, expoliatriz
apicultura mundial. o vectora indistintamente y que tienen como respuestas, re-
acciones del animal parasitado u hospedero, al que el parási-
to no proporciona ninguna compensación.
Los parásitos afectan el desarrollo y la producción de la
colonia, con daños que van, desde la reducción de sus pro-
ducciones, hasta la pérdida total de ésta, sino, porque en la
mayoría de los casos, disminuyen la resistencia de familias e
individuos, lo que favorece la instauración de otros procesos
morbosos sobreañadidos, causados por virus, bacterias y hon-
gos, que complican el curso de la enfermedad.
Síntomas clínicos.
Abejas arrastrándose, abdomen
distendido, alas dislocadas;
ausencia del reflejo de aguijoneo,
deyecciones dentro y fuera
de la colmena (diarrea) y la abeja
reina reduce su postura.
Diagnóstico
El diagnóstico de laboratorio es confirmativo. El servicio
veterinario conjuga los hallazgos clínicos y la epidemiología
del proceso parasitario, para hacer el diagnóstico diferen-
cial con otras enfermedades como: acarapisosis, amebosis,
infecciones mixtas, melanosis, parálisis viral aguda y cróni-
ca, toxicosis y otras bacterianas de las abejas adultas, como
septicemia, hafniosis y colibacilosis.
Para determinar la intensidad de infestación de un apia-
rio, se investiga el total de colmenas y se colectan en frascos
individuales de 30 a 50 abejas moribundas o con síntomas
de la enfermedad. El muestreo se hace en la piquera, antes
o después del vuelo, procurando recoger preferentemente
obreras viejas. En Cuba, no se ha publicado ningún estudio
que dilucide la situación de esta parasitosis.
Prevención y control
El apicultor trabajará para: El ventrículo aparece
• Evitar disturbios digestivos provocados por infeccio- de consistencia suave, blanco,
nes sobreañadidas, parasitarias, bacterianas o vira- inflamado y no se observan
las constricciones característica:
les, o causadas por mala higiene en la alimentación sano (izquierda) y enfermo
suplementaria que se oferta a la familia (derechq). Fotos cortesía Dra.
• No hacinar colmenas en un mismo emplazamiento, ni Christiane Dütmann, Nicaragua,
saturar las zonas apícolas con más colmenas que el 2010
potencial melífero disponible. Impedir el pillaje o la
enjambrazón
• Impedir las intoxicaciones por plaguicidas, el consumo
de néctar y polen tóxico para el insecto o por la alimen-
tación con miel fermentada por la acción de levaduras
Medidas específicas
La conducta sanitaria en un foco con clínica manifiesta
de Nosema la establece el servicio veterinario de la AC. Sin
embargo, el apicultor es quien aplica de manera práctica las
medidas preventivas, que están encaminadas a impedir los
factores que predisponen al desarrollo de la infección para-
sitaria y las del manejo integrado, ambas descritas con ante-
rioridad.
Cuando se alimentan las colmenas con miel o polen pro-
cedentes de familias no investigadas, se introduce un riesgo
sanitario a la población. Igual riesgo constituye la importa-
ción o introducción de abejas no investigadas o la captura
de enjambres silvestres como vía de fomentar la apicultura.
En Cuba, resulta una fortaleza para la salubridad de la api-
cultura, en estas y otras enfermedades, mantener la desin-
fección sistemática de los elementos de colmenas con sosa
cáustica y formol y la posibilidad que tienen los apiculto-
res de adquirir abejas reinas seleccionadas, procedentes de
centros de crianza, donde se certifica la calidad sanitaria
de la reina.
Ante la sospecha de la enfermedad, el apicultor no tras-
ladará las familias del foco, hasta tanto se cuente con el
resultado del laboratorio y las indicaciones específicas del
Amebosis
La amebosis es una enfermedad parasitaria, contagiosa y
extendida ampliamente por Europa, Oceanía, América y en
Cuba no está reportada.
El agente etiológico es un protozoo, Malpighamoeba me-
llificae, que se localiza en los tubos de Malpighi, causando
lesiones en los órganos excretores de las abejas adultas, gene-
ralmente de la casta obrera. Se encuentra de forma habitual
asociado con Nosema apis, infección mixta que destruye, fi-
nalmente, el precario equilibrio que pueda existir entre el
hospedero y Nosema. Si al cuadro se suman los ácaros Va-
Los quistes llegan al insecto por vía oral, con los alimen-
tos y principalmente, por la contaminación que sufren las
abejas limpiadoras, cuando remueven las manchas fecales
que se encuentran en los panales, cuadros y piquera. Final-
mente, estos llegan a los tubos de Malpighi, pasan al estado
Medidas específicas vegetativo para alimentarse del hospedero, introduciendo los
de prevención y control seudópodos en los espacios intercelulares, acción que destru-
Coinciden con las descritas ye el epitelio, entorpecen las funciones excretoras y altera el
para Nosema spp.
fisiologismo general de la abeja infestada.
El diagnóstico de la enfermedad requiere la confirma-
ción por el laboratorio: los síntomas clínicos no son específi-
cos. El proceso se puede confundir con otras enfermedades
de la abeja adulta, en particular con la nosemosis y las in-
toxicaciones. Predominan las diarreas abundantes, acuosas
o pastosas y de color amarillo claro, que ocurren a la menor
excitación o disturbio de la familia, como puede ser destapar
o manejar la colmena por el apicultor. Las abejas enfermas
se agotan con facilidad, el abdomen está distendido, dejan de
volar, se arrastran y mueren frente a la colmena.
Varroosis
La varroosis es una enfermedad parasitaria e invasiva de
las abejas, causada por el ácaro Varroa destructor, que afecta
a todas las castas y estadios de la abeja, excepto el huevo. Se
alimenta de la hemolinfa que succiona, debilita progresiva-
mente la colonia y puede causar la muerte y hasta la pérdida
de la apicultura, si no interviene oportunamente el hombre.
Es un ectoparásito obligado, con una fase reproductiva
dentro de las celdas de cría y otra fase, donde el ácaro hem-
bra se alimenta y traslada sobre la abeja adulta (parasitaria
- forética), hasta que se introduce en una celda con cría, para
iniciar su reproducción (Varroa fundadora). La abeja contri-
buye a la dispersión del parásito. Se propaga por contacto
directo abeja – abeja, por el movimiento de abejas, el traslado
de colmenas, el intercambio de panales, el comercio de pa-
quetes de abejas y reinas, la deriva, el pillaje entre colmenas
y los vuelos de zánganos, entre otras. El ácaro es vector de
virus para la abeja melífera.
Hasta el año 2000, se creía que Varroa jacobsoni era el pa-
rásito que provocaba las elevadas mortandad de colmenas de
abejas melíferas en la apicultura mundial. Esto se atribuía al Varroa destructor (arriba);
paso del ácaro desde su hospedador original, Apis cerana, a la hembra, macho y distintos
estadíos (centro) y obrera
abeja europea Apis mellifera, donde no existía aun los mecanis- parasitada (abajo).
Acarapisosis
Es una enfermedad producida por el ácaro Acarapis
woodi (Rennie), parásito que afecta las tráqueas de las abe-
jas adultas de todas las castas. Se considera de importancia
económica para la apicultura, por las pérdidas de abejas que
provoca, las que pueden conducir a la muerte de la colonia
infestada. Extendida por todo el mundo, excepto en Austra-
lia, se diagnosticó en la zona oriental de Cuba en 1990, mu-
cho antes que el parásito Varroa. No se excluye la posibilidad
de una introducción intencional, aproximadamente dos años
antes de ser diagnosticada.
Diagnóstico
No es posible establecer un diagnóstico de acarapisosis,
basado en los síntomas clínicos de la enfermedad, pues estos
coinciden con manifestaciones de otras enfermedades de ori-
gen viral, bacteriano, tóxico o parasitario. El diagnóstico de
certeza se realiza por el examen de las tráqueas en el labora-
torio y la observación microscópica de los agentes etiológicos
en su interior.
El estudio parasitológico precisa de la colaboración del
apicultor. La detección de Acarapis woodi aumenta a medida
que se incluyan más colonias en la muestra de la pesquisa,
con lo que, obviamente, se incrementa la probabilidad de in-
cluir las colonias infestadas. Se ha comprobado que los índi-
ces de parasitación detectados a partir de la muestra tomada
Medidas de control
Quedan muchos aspectos aún por conocer sobre este áca-
ro. Algunos investigadores aseguran que muy pocos parásitos
sobreviven más de dos días en una colmena sin cría, elemen-
to que puede servir como base, para proponer las medidas
de control una vez instaurada la enfermedad. El método de
saneamiento por sacudimiento o de enjambre desnudo, puede
ser una opción eficaz y específica, para la recuperación de
las colmenas enfermas en un foco, siempre que se conjugue
con las medidas que se señalan para el manejo integrado de
Varroa.
El apicultor, apenas sospeche de esta parasitosis, impe-
dirá la entrada o salida de material biológico del apiario y
quedará a la espera de las indicaciones cuarentenarias que
oriente la AC. Si el diagnostico de laboratorio confirma el
foco, se debe evaluar la extensidad parasitaria y con ello, la
conveniencia o no de adoptar medidas de saneamiento radi-
cales, principalmente en los países donde el ácaro es exótico.
Aethinosis
Es una enfermedad producida por Aethina tumida Mu-
rray, también conocida como “el pequeño escarabajo de la
colmena”, insecto (coleóptero), depredador y necrófago que
vive en el medio natural y que afecta a las poblaciones de
abejas melíferas de la especie Apis mellifera L. causando in-
festaciones altas, con graves daños a las colmenas y por con-
secuencia, a la economía del sector.
Aethina tumida.
Posición normal
(izquierda) y extendida
(derecha). Fotos:
INTERNET.
Apolillado de la cera
Dentro del grupo de los lepidópteros se encuentran las
llamadas polillas de la cera: Galleria mellonella, polilla ma-
yor, y Achroia grisella o menor. Son mariposas nocturnas
que invaden las colonias cuando la protección o custodia por
las abejas guardianas es deficiente. Se acostumbra a señalar
a las dos especies con el término común de polillas.
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza por examen clínico y se debe
diferenciar de Aethina tumida. En sus primeros estadios, las
larvas son muy pequeñas y resultan difíciles de observar a
simple vista. Más tarde, se hacen visibles y su acción es evi-
dente, contrastando la presencia de los hilos, túneles y capu-
llos de las polillas con la ausencia de estas manifestaciones
en Aethina. Las larvas de polilla evitan los panales con miel
En naves y almacenes
• Fundir los panales de desecho, preferentemente
al día siguiente de llegar del campo. Cuanto más
tiempo transcurra, mayores serán las mermas de
cera por efecto de las polillas y los riesgos sanita-
rios se incrementan
• Proteger con mallas los locales de almacenamien-
to de panales o cera, para impedir la entrada de
insectos
• Ensacar la cera fundida para evitar su contami-
nación
• Mantener los locales higiénicos. Evitar la presen-
cia de restos de panales y desperdicios en el in-
terior y sus alrededores. Mantener limpia el área
de desinfección de los materiales, y sin residuos
de cera de la limpieza mecánica, los que se deben
incinerar con frecuencia semanal
• No almacenar panales entre cosechas, si no exis-
ten las condiciones requeridas.
N
o siempre el insecto muere cuando se pone en contac-
to con sustancias tóxicas. Las puede acarrear hasta
la colmena con el néctar o el polen contaminado. El
hecho invalida los productos para el consumo humano cuan-
do los residuos se acumulan en exceso, o pueden afectar los
estadios evolutivos del insecto, del que mueren generalmen-
te, las crías más jóvenes y por consiguiente, disminuyen los
rendimientos productivos de la colonia. Las intoxicaciones
causan daños económicos importantes a la apicultura, a me-
diano y largo plazo, especialmente, aquellas que se producen
por acumulaciones lentas de residuos.
Todos los tóxicos no tienen los mismos orígenes ni meca-
nismos de acción para causar daño en el insecto. Unos ingre-
san por vía digestiva, otros lo hacen por contacto del insecto
con el producto, produciendo el efecto a través del tegumento
y otros por vía respiratoria. Cualquiera que sea la vía, actúan
de manera diversas y las manifestaciones varían en depen-
dencia del sistema orgánico que fue objeto de diana.
El hecho que la abeja tenga el esófago y el buche de la
miel recubierto de quitina, explica en buena medida, las ra-
zones por las cuales pueden trasladar hasta el nido el néctar
contaminado con residuos de sustancias tóxicas, sobre todo
si estas actúan por vía digestiva. Si el insecto no abre la vál-
vula que deja pasar el contenido del buche al intestino para
consumirlo, lo regurgita en el panal sin sufrir los daños. La
muerte no sobreviene hasta que las sustancias tóxicas que
pasan al intestino medio se acumulan dosis letales a su or-
ganismo.
Este mecanismo condiciona que se almacene en los pa-
nales néctar contaminado, que posteriormente las nodrizas
suministran a las larvas. Una vez que éstas alcanzan la dosis
letal, mueren. El proceso comienza por las más próximas al
néctar o al polen, lo que permite hacer un diagnóstico pre-
suntivo diferencial con otras enfermedades de la cría. Las
nodrizas son las más afectadas, por manipular y comer el
polen y el néctar contaminado que llega a la colonia. Las abe-
jas sacan de las celdas, las pupas y nodrizas muertas que,
fácilmente se observan en las piqueras. Otra razón para el
acarreo de sustancias tóxicas hasta la colmena se explica,
Manifestaciones clínicas
Las pecoreadoras son las que se afectan con mayor fre-
cuencia. Ocurren muertes masivas de abejas, durante dos o
tres días. Se prolonga el cuadro clínico sólo si el nectario se
mantiene con secreción y la población de adultas continúa
visitándolo. Si las nodrizas alimentan a las larvas con este
néctar, llegan a morir pero siempre se desarrolla el cuadro
primero en la cría y después en las abejas adultas. Resulta
significativo que las larvas ubicadas más próximas al néctar
tóxico, son las primeras que mueren, siendo más susceptibles
las larvas de tres a cinco días de edad.
Las abejas adultas se tornan muy irritadas cuando se es-
tablece el proceso tóxico, caen al suelo o al fondo de la col-
mena y se arrastran con el abdomen aumentado de volumen.
Diagnóstico
Se debe realizar el diagnóstico clínico diferencial con en-
fermedades parasitarias: nosemosis y amebosis; las parálisis
virales agudas y crónicas; bacterianas de la cría: hafniosis,
septicemia y colibacilosis y las intoxicaciones causadas por
plaguicidas y deslindar la posible muerte causada por pillaje.
Sin embargo, para un técnico avezado con práctica de cam-
po, no escapa a la inspección clínica, pues al no ser una en-
fermedad infectocontagiosa, en un mismo apiario aparecen
colmenas con clínica y otras sanas, pues todas las colmenas
de un mismo apiario no acuden a pecorean el nectario extra
Obrera moribunda recién llegada floral tóxico.
a la colmena. Se observa la
lengua extendida y las cargas de El diagnóstico presuntivo se basa en los signos clínicos y
polen aún en los cestillos. los cambios patomorfológicos del intestino medio. Se confirma
por diagnóstico de laboratorio con la investigación de la miel,
para determinar su procedencia y descartando otras causas,
por estudio parasitológico, bacteriológico y virológico.
La determinación de néctar extra floral en miel, se rea-
liza mediante una reacción química sencilla que consiste en
agregar a 0.5 ml de agua destilada a 0.5 g de miel. Después
de mezcladas se le añade un mililitro de agua de cal, agitan-
do y calentando hasta la ebullición. Cuando el néctar es de
origen extra floral, se forma un sedimento con aspecto de
algodón, lo que no ocurre con los néctares florales.
Manifestaciones clínicas
Las muertes predominan en abejas pecoreadoras, al con-
tacto con el néctar tóxico, pueden morir rápidamente o en
ocasiones llevarlo a la colmena y almacenarlo en los panales.
Llama la atención que en un Los casos agudos son más comunes y en ellos las pecorea-
mismo apiario, pueden obser- doras mueren de repente, sin llegar con el néctar a la col-
varse colmenas con muertes mena. Sin embargo, no siempre el daño es significativo o las
de abejas adultas, en tanto, la pérdidas de abejas adultas llegan a ser marcadas. Muy rara
colmena vecina no tiene ca- vez mueren la reina o sus larvas y al igual que ocurre en las
dáveres en la piquera. Este toxicosis por néctar extra floral, por iguales razones, no se
elemento sugiere que el pro- manifiesta el cuadro en todas las colmenas a la vez.
ceso no es infectocontagioso Si el desarrollo de la enfermedad es lento, permite que las
o invasivo pecoreadoras señalen la fuente tóxica a las demás pecoreado-
ras, por lo que se incrementa el movimiento masivo hacia la
floración peligrosa, lo que aumenta en consecuencia la entra-
da de néctar tóxico y con ello, las afectaciones a las no peco-
readoras y a la cría. Las abejas enfermas y muertas se pueden
encontrar en las plantas de donde procede el néctar tóxico, en
el camino hacia la colmena y en sus alrededores e interior.
La capacidad de vuelo se pierde en las abejas enfermas.
Se muestran irritadas, después abatidas, con síntomas de pa-
rálisis, no siempre mueren y se puede recuperar después del
primer día. El recto se encuentra distendido y lleno de un
líquido amarillo claro, transparente, que resulta tóxico a su
vez para otras abejas, si se les suministra en el alimento, lo
que se puede convertir en una prueba de campo sencilla de
realizar.
Las abejas enfermas y las crías afectadas se eliminan de
la colmena por sus congéneres. Si la afección ocurre en lar-
vas próximas a la operculación y mueren en esta fase, los
opérculos cambian de color y son perforados por las abejas
adultas para extraer los cadáveres de las prepupas y pupas
que se tornan de color amarillo oscuro.
Diagnóstico
El apiario enfermo se debe inspeccionar temprano en la
mañana y durante la tarde para tener una orientación diag-
nóstica acertada. Es importante realizar un reconocimiento
Toxicosis polínica
Existen especies botánicas cuyo polen afecta y provoca la
muerte del insecto. En Cuba este tipo de toxicosis está poco
estudiada pero en Europa se ha comprobado que la cebolla,
el romero silvestre, el tabaco y el algodonero, entre otras,
tienen pólen ricos en saponinas y esculina, sustancias que
resultan tóxicas para el insecto aún a bajas concentraciones
(especialmente las saponinas). Los trastornos en el suminis-
tro de agua a la colmena predisponen a la enfermedad.
Mal de mayo
El llamado mal de mayo se incluye entre las afecciones
de causa tóxica. Es un proceso intestinal no infeccioso que
afecta a las abejas adultas, principalmente a las jóvenes y se
caracteriza por un acúmulo exagerado de polen en el intes-
tino y un estreñimiento severo, que ocasiona mortandad de
moderada a alta y aunque se nombre un mes específico del
año, se puede presentar en cualquier mes.
Manifestaciones clínicas
El cuadro clínico se agrava cuando existe sequías y los
nectarios están concentrados o cuando la temperatura am-
biente varía de manera brusca y marcada. El contenido in-
testinal acumulado en exceso, provoca la distensión notable
del abdomen y resulta imposible evacuar las masas de polen
seco y sin digerir.
Las abejas no pueden volar y las que se observan en la
piquera tiemblan, saltan y ejecutan movimientos circulares,
se fatigan, para finalmente morir, contrayéndose convulsi-
vamente. Aquellas menos graves son capaces de expulsar
excrementos en forma de masas cilíndricas endurecidas, de
color pardo oscuro.
La mortandad puede ser leve, pero a veces es considera
ble y mueren centenares y millares de abejas en corto tiempo.
En un mismo apiario la padecen solamente algunas colonias,
en dependencia del estado de la cría y se afectan más las
familias que poseen más larvas en alimentación. La enfer-
medad transcurre con frecuencia en un breve tiempo y la
recuperación se produce cuando entra néctar.
Diagnóstico
Es poco probable hacer un diagnóstico certero por las
manifestaciones clínicas, aunque los síntomas permiten es-
tablecer un diagnóstico presuntivo. Se debe confirmar en el
laboratorio, descartándose otras alteraciones de origen bac-
teriano, parasitario, viral y tóxico de la abeja adulta.
La remisión de las muestras al laboratorio se acompaña-
rá de una anamnesis clara que permita la orientación diag-
nóstica. La muestra la componen 150 abejas moribundas o
muertas, con clínica de la enfermedad.
En el diagnóstico anatomopatológico, se evidencia el
atascamiento intestinal concentrado en las abejas jóvenes y
repleción intestinal de polen con muy poco líquido.
INTOXICACIONES ORIGINADAS
POR LA ACTIVIDAD DEL HOMBRE
Diagnóstico
El diagnóstico de las intoxicaciones en las abejas se rea-
liza de forma clínica, diferencial y de laboratorio. Frente a
muertes masivas de adultas o familias despobladas, se eva-
lúan todos los síntomas descritos. La inspección clínica de
las piqueras o tabla de vuelo de las colmenas, pesquisaje de
la zona donde se ubican las familias, incluyendo los cultivos
más próximos y las floraciones predominantes, son de gran
utilidad para el diagnóstico.
Si no se tiene certeza de la aplicación de un producto quí-
mico próximo a un emplazamiento, se requiere diferenciar el
proceso tóxico de enfermedades como las parálisis virales,
la nosemosis, la hafniosis, la septicemia, la acarapisosis, el
mal de mayo, la disentería y otras parasitosis y virosis, no
reportadas en el país.
Ante la sospecha de muertes por plaguicidas resulta
importante determinar los residuos de productos en miel y
larvas. La muestra será no menos de 125 g de miel desoper
culada y dos o tres panales de cría de entre uno y nueve días. En todos los casos de intoxi-
Si lo que se desea investigar es polen, la muestra tendrá no cación, la miel desopercula-
menos de 30 g del producto conservado adecuadamente. Se da se extrae de las colmenas
debe acompañar con el nombre del plaguicida que se sospe- afectadas. Si ocurre la muer-
cha o al menos el uso o cultivo al que se aplicó, a fin de faci- te total de la colonia, la cera
litar el diagnóstico. se funde y se identifica como
cera para industria. Nunca
Se pueden obtener resultados negativos que no excluyen
se utilizará para fabricar lá-
la posibilidad de intoxicación, ya que en las abejas, las sus- minas de cera estampadas.
tancias activas se metabolizan. En estos casos, se admite la La miel de colmenas intoxi-
intoxicación, si se tiene la certeza de que fue aplicado un pro- cadas, al igual que la cera, se
ducto, considerando el grado de peligrosidad para la especie, envía para consumo indus-
características de acción y la ausencia de otras enfermeda- trial, no apta como alimento
des, confirmado por el servicio veterinario, con el apoyo del
diagnóstico de laboratorio.
Cría enfriada
Se caracteriza por la muerte de las crías a distintas eda-
des. Condiciona a la colmena para que se desarrollen pro-
cesos infecciosos por bacterias y hongos de interés para el
apicultor, aunque el origen de esta enfermedad no es infec-
cioso. La muerte de las crías se produce por el enfriamiento,
de ahí su nombre, siempre que la familia pierda la tempera-
tura del nido durante un tiempo relativamente prolongado.
En países cálidos, ocurre por el debilitamiento repentino de
la familia durante las intoxicaciones u otras causas de muer-
te, que determinan un número insuficiente de abejas para
mantener la temperatura en la cámara de cría. También mo-
tivan enfriamiento la exposición de los panales de cría al sol
o la intemperie, por períodos prolongados.
Las principales causas de muerte de las crías por enfria-
miento son: llevar panales que tengan cría al extractor de
miel y mantenerlos fuera de la colonia; dejar en la cámara
de cría un número de panales menor de lo establecido, lo que
impide la termorregulación; mantener la colmena crecida,
sin considerar la población de abejas de la colonia. Este es
quizás, el error de manejo que con mayor frecuencia come-
ten los apicultores, sobre todo, cuando tratan de conservar
Manifestaciones clínicas
La enfermedad cursa en corto tiempo. La cría muere
simultáneamente en determinadas áreas de los panales, con
frecuencia hacia los laterales y hacia el fondo de la cámara
de cría, que son las zonas que con más rapidez pierden el
calor, porque las abejas se agrupan hacia el centro y arriba.
Las crías operculadas y no operculadas, mueren. Las pri-
meras se detectan con mayor dificultad, porque los opérculos
apenas sufren cambios y generalmente son las propias abe-
jas al destaparlos para la limpieza, las que permiten detectar
el proceso. En el tórax o el abdomen de las pupas muertas,
aparece una mancha verde oscura que pronto toma un tono
verde plomizo y luego castaño oscuro. Los ojos rápidamen-
te se oscurecen. Se forman momias de color castaño oscuro,
fáciles de desprender. El color de la cría desoperculada es
primero grisáceo y luego se vuelve oscuro o negro. El volu-
men corporal aumenta y la consistencia se hace acuosa, con
cambio perceptible de olor.
Diagnóstico
La hipótesis diagnóstica se basa en la anamnesis, las ca-
racterísticas del manejo que se aprecia de la actividad y los
signos externos durante la inspección clínica. Se considerarán,
el aspecto general de la cría muerta, edad, color, consistencia,
posición en las celdas y el estado de los opérculos. Todos estos
elementos hay que correlacionarlos con los factores que faci-
litan el proceso, con énfasis, la evaluación del manejo a que
están sometidas las colonias con síntomas clínicos.
Se debe diferenciar de procesos virales y bacterianos de
la cría, descartando las toxicosis. Ante la duda, es necesaria
la confirmación diagnóstica por el laboratorio.
Prevención
Mantener las colmenas fuertes y bien alimentadas, evitar
el excesivo espacio en la cámara de cría y mantener el núme-
ro de panales requerido. Si bien en el trópico no es frecuente,
puede ocurrir cuando, durante la castra, los apicultores man-
tienen los panales de cría fuera de la colmena por un tiempo
prolongado o durante la revisión de las colmenas, estas se ex-
ponen a corrientes de aire frío o los efectos de la lluvia ligera,
momento en que no se debe manipular la cámara de cría.
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