La Escuela Semiótica Según Chaeles Morris

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I.

LA ESCUELA SEMIÓTICA SEGÚN CHAELES MORRIS

En 1938 Charles Morris dio el nombre de SEMIÓTICA a unos análisis sobre


el lenguaje, como sistema de signos, que no encajaban en la ciencia lingüística, tal
como hasta entonces venía desarrollándose (Bobes Naves, 1973)

Una mirada a la teoría del signo lingüístico de Charles Morris Charles


Morris, enfocado más en las relaciones del signo que en la naturaleza del signo
mismo, formula una teoría tetrádica, por lo que vale la pena revisarla. Sostiene
este autor que:

En el proceso de semiosis implica tres (o cuatro) factores: lo que actúa como


signo, aquello a que el signo alude, y el efecto que produce en determinado
intérprete en virtud del cual la cosa es cuestión es un signo para él. Estos tres
componentes de la semiosis pueden denominarse, respectivamente, el
vehículo sígnico, el designatum, y el interpretante; el intérprete podría
considerarse un cuarto factor. (Morris, 1994, p. 27)

Es evidente la relación de esta teoría con la Peirce, aunque Morris no lo cite.


Nótese que el vehículo sígnico es exactamente el representamen, el designatum
es el objeto del signo y el interpretante es exactamente el mismo de Peirce. En
esta propuesta, hay un elemento importante ausente en las tres teorías anteriores.
Se trata del sujeto del proceso de cognición o semiosis, al cual Morris llama
intérprete, y luego define (una página más adelante) cómo el agente del proceso.

La incorporación del sujeto del conocimiento como parte del proceso de


semiosis es una enmienda importante a las semióticas de Peirce, de Saussure y
Hjemslev, pero no se puede asumir que agrega un nuevo elemento al signo, sino a
la semiosis. Parece obvio que el conocimiento lo construyen los sujetos del
conocimiento, para lo cual elaboran signos, pero cancelarlo puede obedecer a una
epistemología de impersonalización del proceso cognitivo. Por eso, Morris insiste:

Algo es un signo, si y solo si, algún intérprete lo considera signo de algo; la


consideración de algo es un interpretante solo en la medida en que es
evocado por algo que funciona como signo: un objeto es intérprete solo si,
mediatamente, toma en consideración algo. (Morris, 1994, p. 28 )

Su énfasis en correlacionar los elementos de la semiosis recuerda el


empeño de Saussure en establecer una relación dialécticamente indisoluble entre
significante y significado. Ahora bien, el hecho de que Morris proponga cuatro
elementos en el proceso de semiosis no implica que su teoría del signo sea
tetrádica. Lo que es tetrádica es la semiosis, pero el signo es un solo elemento de
esa tétrada, por lo que este en sí mismo es una mónada, como se puede verificar
en las dos citas anteriores. (García Molina, 2020, pág. 08)

Charles Morris como hemos señalado recoge muchas enseñanzas de Peirce,


también se apega a la psicología y la filosofía. En cuanto a la psicología da un
andamiaje funcionalista a la disciplina pues privilegia el conductismo (esta es una
diferencia fundamental con Peirce). En cuanto a la filosofía, prefiere la lógica. Su
texto básico, escrito en 1938 es la Teoría de los signos en la que expone lo que
después aumentará en Signo, Lenguaje y Conducta (1946)[11] .

Morris ve a la semiótica como la ciencia de la semiósis o acontecimiento o proceso


de signo. La semiótica puede ser pura (elabora la teoría semiótica) o aplicada, que
analiza trozos específicos de significación. La primera tiene como cometido
esclarecer el fenómeno o acontecimiento.

De sus contribuciones principales Morris delimita tres áreas de aplicación para el


estudio de los signos. A lo que Peirce llamaba gramática y que estudia las
relaciones de lo vehículos de signo entre sí, Morris lo llama sintaxis; a lo que
Peirce llama dialéctica, Morris lo llama semántica. A lo que Peirce llama retórica,
Morris lo llama pragmática. Quedan así las tres ramas de la semiótica: sintaxis o el
estudio de las relaciones de coherencia entre los signos; la semántica o el estudio
de las relaciones de corresponden entre vehículo de signo y significados y objetos,
y pragmática: relaciones de uso entre los vehículos de signo y los usuarios o
hablante. Esto nos permite formular tres grandes preguntas aplicables a cualquier
fenómeno de comunicación: por qué los signos se agrupan en ese orden, qué
significados y sentidos tienen los signos, qué usos hacen los actores de la
comunicación de esos signos.
Morris continúa sus investigaciones y aplica sus principios a diversos campos de
significado, como el artístico o el religioso. Habla de distintos usos de los signos
(informativo, valorativo, incitativo, sistemático), igualmente habla de distintos
modos de la significación: designativo, apreciativo, prescriptito y formativo. Este
autor tiene el mérito de haber insistido en la pragmática en un momento en que los
análisis de los signos y el lenguaje se centraban casi de forma exclusiva en la
semántica y sintaxis. Morris explica cómo la pragmática relaciona las dos primeras
instancias, y entreve una perspectiva más abarcadora y completa de las ciencias
del lenguaje

La significación de la semiótica como ciencia reside en el hecho de ser un


peldaño para su unificación, puesto que suministra las bases a todas las ciencias
especiales de los signos, tales como la lingüística, la lógica, las matemáticas, la
retórica y (al menos hasta cierto punto) la estética. El concepto de signo puede
resultar importante para la unificación de las ciencias sociales, psicológicas y
humanísticas, consideradas como un grupo distinto de las físicas y las biológicas.
Y dado que, según vamos a mostrar, los signos no son más que los objetos que
estudian las ciencias biológicas y físicas relacionados por medio de ciertos
procesos funcionales complejos, la unificación de las ciencias formales, por un
lado, y de las ciencias sociales, psicológicas y humanísticas, por otro,
proporcionaría material adecuado para unificar ambos tipos de ciencias con las
físicas y biológicas. De aquí que la semiótica pueda ser importante a la hora de
elaborar un proyecto de unificación de la ciencia, aunque todavía estén por
determinar la naturaleza exacta y el alcance de dicha importancia. Pero si bien la
semiótica es una ciencia coordinada con las demás ciencias, por cuanto estudia
cosas o propiedades de cosas en su papel de signos, es también un instrumento
de las ciencias, pues toda ciencia se vale de signos y expresa sus resultados en
términos de signos. Por lo tanto, la metaciencia (la ciencia de la ciencia) debe
utilizar la semiótica como un "organon". En el ensayo "El empirismo científico"
(Vol. I, número 1) se apuntaba la posibilidad de que todo el estudio de la ciencia
pudiera incluirse en el estudio del lenguaje de la ciencia, ya que el estudio de tal
lenguaje no implica sólo el estudio de su estructura formal, sino también el de su
relación con los objetos que designa y con sus usuarios. Desde este ángulo, la
Enciclopedia entera, en cuanto estudio científico de la ciencia, es un estudio del
lenguaje de la ciencia. Ahora bien: teniendo en cuenta que no es posible estudiar
nada prescindiendo de los signos que denotan los objetos del campo a estudiar,
un estudio del lenguaje de la ciencia debe valerse de signos que se refieran a
signos -y la semiótica debe proporcionar los signos y los principios pertinentes
para llevar a cabo este estudio. La semiótica suministra un lenguaje general
susceptible de aplicarse a cualquier lenguaje o signo particular, y susceptible, por
tanto, de aplicarse al lenguaje de la ciencia y a los signos específicos que la
ciencia usa. El interés por presentar la semiótica como una ciencia y como un
elemento de la unificación de la ciencia en general debe verse limitado aquí por el
imperativo práctico de efectuar tan sólo un análisis de alcance y direcciones tales
que sirva de herramienta para el trabajo de la Enciclopedia, esto es, que
proporcione un lenguaje en el cual hablar del lenguaje de la ciencia, mejorándolo
al mismo tiempo. Serán necesarios otros estudios que muestren los resultados
concretos de los análisis sígnicos aplicados a ciencias especiales y la significación
general de este tipo de análisis respecto de la unificación de la ciencia. Pero,
incluso sin una elaboración detallada, son muchos los que hoy en día han llegado
a ver claro que el hombre -incluido el hombre de ciencia- debe librarse de la 3
urdimbre de palabras que él mismo ha tejido y que el lenguaje -incluido el lenguaje
científico- está enormemente necesitado de depuración, simplificación y
sistematización. (Morris, 1938)

La semiótica, como ciencia que es, hace uso de signos especiales para
exponer hechos acerca de los signos; es un lenguaje para hablar de los signos. La
semiótica está dividida en las tres ramas subordinadas de la sintaxis, la semántica
y la pragmática, que tratan respectivamente de las dimensiones sintácticas,
semánticas y pragmáticas de la semiosis. Cada una de estas ciencias
subordinadas necesitará términos especializados propios; según los hemos usado
anteriormente, `implica' es un término de la sintaxis, `designa' y `denota' lo son de
la semántica y `expresa' lo es de la pragmática. Y dado que las diversas
dimensiones son sólo aspectos de un proceso unitario, existirán ciertas relaciones
entre los términos de las distintas ramas, y harán falta signos diferenciados que
caractericen estas relaciones y con ello el conjunto del proceso de la semiosis.
'Signo' es un término estrictamente semiótico, no definible dentro de la sintaxis, la
semántica o la pragmática por sí solas; únicamente en el uso más alto de
`semiótico' puede decirse que todos los términos de estas disciplinas sean
términos semióticos. Se puede tratar de sistematizar el conjunto de términos y
proposiciones que tratan de los signos. En principio, la semiótica podría
presentarse como un sistema deductivo, con términos no definidos y
proposiciones primitivas que permitieran la deducción de otras proposiciones
como teoremas. Pero, aunque ésta es la forma de presentación que la ciencia se
esfuerza por alcanzar, y a pesar de que, por tratar exclusivamente de relaciones,
la semiótica resulta particularmente apropiada para un tratamiento basado en la
nueva lógica de las relaciones, no es, sin embargo, ni aconsejable ni posible
proponerse este tipo de exposición en la presente monografía. Si bien es cierto
que los formalistas, empiristas y pragmatistas han conseguido mucho en lo que se
refiere al análisis general de las relaciones sígnicas, los resultados obtenidos no
parecen ser sino una pequeña parte de los que cabe esperar; apenas si se ha
comenzado la sistematización preliminar de los campos que componen dicho
análisis. Por estas razones, así como por la función introductoria de esta
monografía, no se ha juzgado oportuno proponerse una formalización de la
semiótica, lo cual sobrepasa con mucho las posibilidades que ofrece el estado
actual del tema y podría además desdibujar el papel que la semiótica está
preparada para desempeñar en la edificación de una ciencia unificada. No por ello
deja de ser esa la meta. De alcanzarse, constituiría lo que podríamos llamar la
semiótica pura, dividida en las ramas de la sintaxis pura, la semántica pura y la
pragmática pura. En ella se elaboraría de forma sistemática el metalenguaje en
términos del cual podrían tratarse todas las situaciones sígnicas. La aplicación de
este lenguaje a casos sígnicos concretos podría llamarse entonces semiótica
descriptiva (o sintaxis, semántica o pragmática, según el caso). En este sentido, la
presente Enciclopedia, en tanto trata del lenguaje de la ciencia, es un ejemplo
especialmente 7 importante de semiótica descriptiva: el tratamiento de la
estructura de dicho lenguaje corresponde a la sintaxis descriptiva, el de la relación
de este lenguaje con las situaciones existenciales a la semántica descriptiva y la
consideración de la relación de este lenguaje con quienes lo construyen y utilizan
es un ejemplo de pragmática descriptiva. Desde el punto de vista que expresa
esta monografía, el conjunto de la Enciclopedia cae dentro del ámbito de la
semiótica pura y la descriptiva. 4. El lenguaje. Lo anteriormente expuesto puede
aplicarse a todos los signos, ya sean simples o complejos. Por ello puede
aplicarse también a los lenguajes, ya que éstos son un tipo particular de sistema
de signos. El término `lenguaje' es ambiguo, al igual que la mayoría de cuantos se
relacionan con los signos, ya que pueden caracterizarse en términos de las
diversas dimensiones. Así, los se inclinan a considerar como lenguaje cualquier
sistema axiomático, independientemente de que existan o no cosas denotadas por
él y de que el sistema sea realmente usado por algún grupo de intérpretes; los se
inclinan a subrayar la necesidad de que exista una relación de los signos con los
objetos a los que denotan y cuyas propiedades enuncian verdaderamente; y los se
inclinan a considerar el lenguaje como un tipo de actividad comunicativa, de origen
y naturaleza sociales, por medio de la cual los miembros de un grupo social
pueden satisfacer más eficazmente sus necesidades individuales y comunitarias.
Sin embargo, no es posible tener un lenguaje si el conjunto de signos está
desprovisto de dimensión sintáctica, pues no es habitual llamar lenguaje a un
signo único. Hasta este caso resulta instructivo, pues incluso un signo aislado es
potencialmente un signo lingüístico en términos del criterio antes enunciado (el de
que todo signo tiene relaciones sintácticas potenciales con los signos que
enuncien su designatum, esto es, el tipo de situación en que es aplicable).
También podría decirse que un signo aislado tiene ciertas relaciones consigo
mismo, y con ello una dimensión sintáctica, o bien que tener una dimensión
sintáctica nula no es sino un caso especial del hecho de tener una dimensión
sintáctica. También muestran que no existe una separación absoluta entre los
signos únicos, los signos proposicionales y los lenguajes, cuestión en la que
Peirce insistió de un modo especial. Así, pues, un lenguaje, en cuanto sistema de
signos relacionados entre sí, tiene una estructura sintáctica de tal índole que entre
las combinaciones de signos que admite algunas pueden funcionar como
enunciados, y tiene unos vehículos de signo de tal índole que pueden ser
comunes a cierto número de intérpretes. Los rasgos sintácticos, semánticos y
pragmáticos de esta caracterización del 8 lenguaje quedarán más de manifiesto
cuando consideremos las ramas respectivas de la semiótica. También quedará
claro que, al igual que un signo único queda caracterizado por completo cuando se
especifica cuál es su relación con otros signos, con los objetos y con sus usuarios,
así un lenguaje queda caracterizado por completo cuando se dan lo que
llamaremos más adelante las reglas sintácticas, semánticas y pragmáticas que
rigen a los vehículos de signo.

EJEMPLOS 1

FUENTE: (Segundo, 2013)

EJEMPLO 2

Vehículo sígnico: Carta de un amigo para enviársela a otro amigo

Designatum: El mapa de hacia dónde va la carta

Interpretante El interprete: Quien recibe la carta y se prepara para llevarla


Ejemplo 3

El signo para Morris

Vehículo sígnico : Lo que actúa como signo

Designatum : Objeto, no necesariamente real

Interpretante: El efecto que produce en un determinado interprete .

Vehículo Sígnico : La palabra "libro"

Designatum:

Morris define al ser humana como un ser totalmente simbólico y al signo como
algo que alude algo para alguien

Por lo que lo compone de tres elementos fundamentales

Vehículo sígnico - Designatum - Interpretante

Interpretante : La acción de leer

Interprete: La persona
Referencias
Bobes Naves, M. D. (1973). La semiótica como teoría de la semiótica. En S.
Pacheco, La semiótica como teoría linguistica. MADRID: GREDOS, S, A,
MADRID file:///C:/Users/KB/Downloads/la-semiotica-como-teoria-
linguistica--0.pdf.

García Molina, B. (2020). Una mirada crítica a la teoría del signo. Ciencia y
Sociedad, 4. DOI: https://doi.org/10.22206/cys.2020.v45i2.pp65-77, 45(2),
65-77.

Morris, C. W. (1938). Fundamentos de la teoría de los signos. Foundations of the


theory of signs, apartados I y II. Volumen I, núm. 2 de la International,
apartados I y II. Volumen I, núm. 2 de la International.

Segundo, Y. J. (03 de oct de 2013 de 2013). Obtenido de El Signo Para Pierci y


Morris: https://es.slideshare.net/yhumijuradosegundo/el-signo-para-pierce-y-
morris

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