La Escuela Semiótica Según Chaeles Morris
La Escuela Semiótica Según Chaeles Morris
La Escuela Semiótica Según Chaeles Morris
La semiótica, como ciencia que es, hace uso de signos especiales para
exponer hechos acerca de los signos; es un lenguaje para hablar de los signos. La
semiótica está dividida en las tres ramas subordinadas de la sintaxis, la semántica
y la pragmática, que tratan respectivamente de las dimensiones sintácticas,
semánticas y pragmáticas de la semiosis. Cada una de estas ciencias
subordinadas necesitará términos especializados propios; según los hemos usado
anteriormente, `implica' es un término de la sintaxis, `designa' y `denota' lo son de
la semántica y `expresa' lo es de la pragmática. Y dado que las diversas
dimensiones son sólo aspectos de un proceso unitario, existirán ciertas relaciones
entre los términos de las distintas ramas, y harán falta signos diferenciados que
caractericen estas relaciones y con ello el conjunto del proceso de la semiosis.
'Signo' es un término estrictamente semiótico, no definible dentro de la sintaxis, la
semántica o la pragmática por sí solas; únicamente en el uso más alto de
`semiótico' puede decirse que todos los términos de estas disciplinas sean
términos semióticos. Se puede tratar de sistematizar el conjunto de términos y
proposiciones que tratan de los signos. En principio, la semiótica podría
presentarse como un sistema deductivo, con términos no definidos y
proposiciones primitivas que permitieran la deducción de otras proposiciones
como teoremas. Pero, aunque ésta es la forma de presentación que la ciencia se
esfuerza por alcanzar, y a pesar de que, por tratar exclusivamente de relaciones,
la semiótica resulta particularmente apropiada para un tratamiento basado en la
nueva lógica de las relaciones, no es, sin embargo, ni aconsejable ni posible
proponerse este tipo de exposición en la presente monografía. Si bien es cierto
que los formalistas, empiristas y pragmatistas han conseguido mucho en lo que se
refiere al análisis general de las relaciones sígnicas, los resultados obtenidos no
parecen ser sino una pequeña parte de los que cabe esperar; apenas si se ha
comenzado la sistematización preliminar de los campos que componen dicho
análisis. Por estas razones, así como por la función introductoria de esta
monografía, no se ha juzgado oportuno proponerse una formalización de la
semiótica, lo cual sobrepasa con mucho las posibilidades que ofrece el estado
actual del tema y podría además desdibujar el papel que la semiótica está
preparada para desempeñar en la edificación de una ciencia unificada. No por ello
deja de ser esa la meta. De alcanzarse, constituiría lo que podríamos llamar la
semiótica pura, dividida en las ramas de la sintaxis pura, la semántica pura y la
pragmática pura. En ella se elaboraría de forma sistemática el metalenguaje en
términos del cual podrían tratarse todas las situaciones sígnicas. La aplicación de
este lenguaje a casos sígnicos concretos podría llamarse entonces semiótica
descriptiva (o sintaxis, semántica o pragmática, según el caso). En este sentido, la
presente Enciclopedia, en tanto trata del lenguaje de la ciencia, es un ejemplo
especialmente 7 importante de semiótica descriptiva: el tratamiento de la
estructura de dicho lenguaje corresponde a la sintaxis descriptiva, el de la relación
de este lenguaje con las situaciones existenciales a la semántica descriptiva y la
consideración de la relación de este lenguaje con quienes lo construyen y utilizan
es un ejemplo de pragmática descriptiva. Desde el punto de vista que expresa
esta monografía, el conjunto de la Enciclopedia cae dentro del ámbito de la
semiótica pura y la descriptiva. 4. El lenguaje. Lo anteriormente expuesto puede
aplicarse a todos los signos, ya sean simples o complejos. Por ello puede
aplicarse también a los lenguajes, ya que éstos son un tipo particular de sistema
de signos. El término `lenguaje' es ambiguo, al igual que la mayoría de cuantos se
relacionan con los signos, ya que pueden caracterizarse en términos de las
diversas dimensiones. Así, los se inclinan a considerar como lenguaje cualquier
sistema axiomático, independientemente de que existan o no cosas denotadas por
él y de que el sistema sea realmente usado por algún grupo de intérpretes; los se
inclinan a subrayar la necesidad de que exista una relación de los signos con los
objetos a los que denotan y cuyas propiedades enuncian verdaderamente; y los se
inclinan a considerar el lenguaje como un tipo de actividad comunicativa, de origen
y naturaleza sociales, por medio de la cual los miembros de un grupo social
pueden satisfacer más eficazmente sus necesidades individuales y comunitarias.
Sin embargo, no es posible tener un lenguaje si el conjunto de signos está
desprovisto de dimensión sintáctica, pues no es habitual llamar lenguaje a un
signo único. Hasta este caso resulta instructivo, pues incluso un signo aislado es
potencialmente un signo lingüístico en términos del criterio antes enunciado (el de
que todo signo tiene relaciones sintácticas potenciales con los signos que
enuncien su designatum, esto es, el tipo de situación en que es aplicable).
También podría decirse que un signo aislado tiene ciertas relaciones consigo
mismo, y con ello una dimensión sintáctica, o bien que tener una dimensión
sintáctica nula no es sino un caso especial del hecho de tener una dimensión
sintáctica. También muestran que no existe una separación absoluta entre los
signos únicos, los signos proposicionales y los lenguajes, cuestión en la que
Peirce insistió de un modo especial. Así, pues, un lenguaje, en cuanto sistema de
signos relacionados entre sí, tiene una estructura sintáctica de tal índole que entre
las combinaciones de signos que admite algunas pueden funcionar como
enunciados, y tiene unos vehículos de signo de tal índole que pueden ser
comunes a cierto número de intérpretes. Los rasgos sintácticos, semánticos y
pragmáticos de esta caracterización del 8 lenguaje quedarán más de manifiesto
cuando consideremos las ramas respectivas de la semiótica. También quedará
claro que, al igual que un signo único queda caracterizado por completo cuando se
especifica cuál es su relación con otros signos, con los objetos y con sus usuarios,
así un lenguaje queda caracterizado por completo cuando se dan lo que
llamaremos más adelante las reglas sintácticas, semánticas y pragmáticas que
rigen a los vehículos de signo.
EJEMPLOS 1
EJEMPLO 2
Designatum:
Morris define al ser humana como un ser totalmente simbólico y al signo como
algo que alude algo para alguien
Interprete: La persona
Referencias
Bobes Naves, M. D. (1973). La semiótica como teoría de la semiótica. En S.
Pacheco, La semiótica como teoría linguistica. MADRID: GREDOS, S, A,
MADRID file:///C:/Users/KB/Downloads/la-semiotica-como-teoria-
linguistica--0.pdf.
García Molina, B. (2020). Una mirada crítica a la teoría del signo. Ciencia y
Sociedad, 4. DOI: https://doi.org/10.22206/cys.2020.v45i2.pp65-77, 45(2),
65-77.