Ensayo Argumentativo Cristología Jaime Rios

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LOS OFICIOS DE CRISTO EN EL LIBRO DE HEBREOS

JAIME FRANCISCO RIOS PALMA

PR. GARY CARTER

CRISTOLOGÍA

SEMINARIO REFORMADO LATINOAMERICANO

SANTIAGO, 14 DE SEPTIEMBRE DE 2022


CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

I. Los Oficios (Antiguo Testamento)

i. En Edén

ii. En Israel

iii. Su designación

II. Los oficios de Cristo en Hebreos

i. Oficio Profético

ii. Oficio Sacerdotal

iii. Oficio Real

iv. Su designación

III. Nuestro Oficio

IV. Conclusión

BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN

El Libro de Hebreos es uno de los libros más ricos no solo en su lenguaje, sino
también, es aquel que muestra de mejor manera, la obra de nuestro Señor Jesucristo. En el
podemos encontrar 36 referencias al Antiguo testamento, donde el autor, quiere mostrarnos
la centralidad de Cristo, su obra y el verdadero significado de ella, para así, no solo alentar
a una generación que estaba cada día apostatando de su fe, sino que también llegar hoy a
nosotros con el mismo objetivo, ya que hoy, tenemos una situación similar, donde muchos
de los que se dicen “cristianos”, no comprenden el real valor de la obra redentora y
tampoco los beneficios reales de ella para sus hijos.
Al mirar a este tipo de cristianos sin un claro entendimiento, podemos ver lo
superficial que se puede llegar a ser y que podemos evitar al valorar algunas cosas incluso,
poco profundas respecto a la obra de redención efectuada por nuestro Señor. Por esta razón,
la idea principal de este ensayo, es hacer un análisis básico de los tres oficios desarrollados
por Cristo, como ellos nos benefician y su establecimiento a través de la historia Bíblica,
para lo cual ocuparemos el Libro de Hebreos y algunas referencias en el Antiguo
Testamento.
I. Los Oficios (Antiguo Testamento)

i. En Edén
Al abordar el Libro de Génesis, podemos ver en sus primeros capítulos, la narración
de la creación, y como ella es finalizada en con la creación del hombre y el establecimiento
del Pacto de Obras con Adán. En ese Pacto, Dios le prohíbe al hombre comer de un árbol
en particular, pero al mismo tiempo, le establece un trabajo, “Sed Fecundos y multiplicaos”
(1:28). Dicha labor considerada el llenar la tierra de la imagen de Dios, lo que es el
comienzo del “Oficio Profético” del Hombre, anunciando al mismo tiempo sobre esa
decendencia, el conocimiento de Dios. En el mismo versículo, Dios les establece que
debían “Ejercer dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser
viviente que se mueve”, con ello, se daba principio al segundo de los oficios que era el
“Oficio Real” ya que ellos debían reinar sobre la creación en que Dios lo colocó. Por
último, el hombre es colocado en el Huerto de Edén (2:16) “para que lo cultivara y lo
cuidara”, dando comienzo con ello al oficio sacerdotal, que era el de velar por el correcto
funcionamiento del lugar donde habían sido puestos.
Por otra parte, la caída de Adán nos muestra su fracaso en los tres oficios, ya que
como profeta, el no lleva el conocimiento de Dios ante Satanás, como Sacerdote, pierde el
cuidado del jardín al ser expulsado y como Rey no sometió a Satanás a las ordenanzas de
Dios sino que cedió ante él.
ii. En Israel
Todo lo anterior, nos mostraba cuales eran los oficios que el hombre tenía en el
Huerto, sin embargo, con la caída, el hombre es sacado fuera de ese lugar. Dios establece
una promesa en Abraham de que le daría un pueblo, una nación de reyes y sacerdotes, el
futuro Israel. Luego de 400 años en Egipto ellos salen y ya son una nación, pero debía tener
una guía, y Dios vuelve a establecer en ellos los mismo tres oficios, pero ahora de manera
separada, ya no sobre una sola persona como era el caso de Adán. Dios establece en el
capítulo 28 de Éxodo a “Aaron y a sus hijos” como sacerdotes que ministrarían en el
tabernáculo. También en el capítulo 4 de Levítico, se establecen ofrendas por el pecado y
además en el capítulo 16 establece un día muy especial para el pueblo que es el “día de la
Expiación” donde los sacerdotes harían sacrificios por sus propios pecados y por los
pecados del pueblo para que fueran perdonados una vez al año, por lo que su labor como
sacerdotes, era presentar expiación a Dios en representación de los hombres, Sproul dice de
ellos en su teología sistemática: “Se ponían de frente a Dios y tenía al pueblo a sus
espaldas”1
Luego Dios establece el “Oficio Profético” en el libro de Deuteronomio capítulo 17,
aunque debemos considerar que la labor del Profeta no era principalmente la de ver el
futuro o hablar acerca de él, sino, principalmente llevar la palabra y la voluntad de Dios al
pueblo, es que podemos decir que Moisés es considerado el profeta por excelencia para el
pueblo de Israel. Belkhof en su teología sistemática dice de los profetas en Israel: “están al
servicio especial del Señor, y vigilan los intereses espirituales del Pueblo”, “Fue designado
para ser representante de Dios ante el Pueblo, para ser su mensajero, y para interpretar su
voluntad” 2
Por último, en el Deuteronomio capítulo 17 desde el verso 14 podemos ver que Dios
establece las instrucciones que deberán seguir aquellos que realizarán el tercer oficio que es
el “Oficio Real”, cuya labor principal era la de gobernar justamente sobre sus hermanos
israelitas y hacer cumplir las leyes que el Señor les había de entregar. Brakel en su libro de
Cristología dice acerca del Rey: “Un rey es la única persona a la que se le confiere la
autoridad suprema sobre una nación”3
iii. Su Designación
La designación de los oficios descritos en los puntos anteriores, no recaía en hombre
alguno, es decir, no eran puestos por voluntad humana, sino divina, ya que fue Dios quien
designó a Aaron y a sus hijos para la labor sacerdotal, de igual forma era Dios quien
llamaba a los profetas para hablar a su pueblo, y de la misma manera, fue Dios el que
designó tanto a Saúl como a David y sus descendientes como reyes de Israel.

II. Los Oficios de Cristo en Hebreos

1
Sproul, R. C., Todos Somos Teólogos, (El Paso, Texas, Mundo Hispano, 2015), 163.
2
Berkhof, L., Teología Sistemática, Trad. Rvdo. Felipe Delgado Cortés (Grand Rapids, Michigan, Libros
Desafío, 2009), 425;429.
3
Brakel, W., El Servicio razonable del cristiano, Volumen 2, Cristología & Eclesiología, Trad. Yarom
Vargas (Lima, Perú, Teología para vivir, 2020), 165.
Como se mencionó en la introducción, uno de los libros de la Biblia que de mejor
manera muestra a la persona de Cristo a parte de los evangelios, es el Libro de Hebreos, y a
través de él comenzaremos analizando cada oficio de nuestro Señor.

i. Oficio Profético
En primera instancia su “Oficio Profético” es nombrado al comenzar el capítulo 1.
Si bien no es de forma explícita, el verso nos lleva a ver que Cristo es el cumplimiento
mismo de las profecías e incluso es mayor que los profetas que hablaron a los padres acerca
de Él. Dentro de los textos que confirman que Cristo sería Profeta está el de Deuteronomio
18:18, y como Grudem establece en su teología sistemática, aunque el oficio de profeta de
Cristo no está abordado de forma directa en los evangelios ni en las epístolas, Cristo si
cumplió de dos formas con su oficio, a saber, Él es aquel de quien hablan las profecías del
Antiguo Testamento y en segundo lugar, Jesús no solo fue simplemente un mensajero de la
revelación de Dios, sino que Jesús mismo era la fuente de revelación de Dios 4. Por otro
lado, el libro de Hebreos está lleno de referencias al Antiguo Testamento, donde el autor
muestra a su audiencia, que todas se cumplen en Cristo, fortaleciendo que de Él es de quien
se habla completamente. Otro de los pasajes donde podemos ver a Cristo como Profeta es el
Capítulo 2:11-12, donde podemos ver claramente el anuncio del Nombre de Dios por parte
de Cristo a sus hermanos, en la cita del Salmo 22:22.
ii. Oficio Sacerdotal
Este es el oficio más ampliamente abordado por el autor de Hebreos, y además es el
único libro en el Nuevo Testamento que le describe como Sumo Sacerdote. Comienza
como tal en el capítulo 2 versos 17-18, sin embargo, se describe de manera más completa
desde el 4:14 y llegando incluso hasta el capítulo 10. El autor comienza su exposición con
uno de los capítulos más citados del Antiguo Testamento como lo es el Salmo 110,
estableciendo que Jesús es Sacerdote Según el Orden de Melquisidec, refiriéndose a él en
los capítulos 5 y 7, mostrando que, a pesar de no pertenecer a la Tribu de Levi, ni al
Sacerdocio Aarónico, si poseía los requisitos para ser sacerdote, ya que su sacerdocio es sin
principio y sin fin, realizando su labor “A perpetuidad” (7:3; 8:17;21). Establece que Cristo
entra al lugar santísimo, ya no en el tabernáculo como los sacerdotes mortales, sino que
4
Grudem, Wayne, Teología Sistemática: Una introducción a la doctrina Bíblica, segunda edición, Trad.
Grupo Scribere, (Nashville, Tennessee, Editorial Vida, 2021), 786-787.
ahora, “Un Gran Sumo Sacerdote que transcendió los cielos”, llegando a la presencia
misma de Dios (4:14; 9:24). También el autor nos muestra que no solo es el Sumo
Sacerdote que entra con la ofrenda, sino que Él mismo es la “Ofrenda Perfecta”, a través de
la cual el pecado es destruido (9:26). Por último, establece que la Obra sacerdotal fue
consumada una sola vez y no como los sacerdotes que tiene que estar de pie continuamente
y día tras día (10:11-12). La Teología Sistemática Reformada dice al respecto: “Según la
doctrina de la propiciación, Cristo se ofreció a si mismo como sacrificio para calmar la ira
de Dios contra los pecadores, soportando el mismo esa ira”5.
iii. Oficio Real
Al igual que con el Oficio Profético, el autor de Hebreos, no aborda en profundidad
el tema, sin embargo no está ausente y se puede establecer en múltiples pasajes.
Donde más claramente lo podemos ver es en el capítulo 2:13, cuando el autor de
Hebreos coloca a Cristo como Superior a los Ángeles, citando el Salmo 110:1 y
estableciendo que Cristo a sido sentado a la diestra de Dios, pero más específicamente
cuando cita el Salmo 45:6 en 2:8, colocando a Cristo en su Trono por los Siglos de los
Siglos. En su oficio de Rey propiamente tal, Sproul nos dice “El Rey era un mediador
porque estaba bajo la ley de Dios, pero ayudaba a establecer y a mantener la ley de Dios en
el pueblo”.6
Otra de las formas que podemos ver a Cristo como Rey, es cuando establece que
será sacerdote según el orden de Melquisidec, ya que este, no solo era un sacerdote, sino
que era Rey de Salem (7:1), por lo tanto, aparte de Adán, es el único hombre al que se le
otorga más de un oficio, pero como Cristo es superior incluso que Melquisidec, el puede
tener los tres oficios establecidos en la escritura.
iv. Su designación
De la misma manera que los oficios de profeta, sacerdote y rey en el Antiguo
Testamento, no podían ser designados por voluntad humana, ahora Cristo, en su naturaleza
humana, se somete de la misma manera y cada uno de ellos es designado por Dios mismo,
ya que en el Pacto de Redención Dios le entrega una labor para que el pueda cumplir, por lo
que es nombrado directamente por el Padre. Como profeta fue nombrado en Deuteronomio

5
Beeke, Joel, Smalley, Paul, Teología Sistemática Reformada, Cristología: La doctrina de Cristo, Trad. Janin
Díaz y Saúl Sarabia (Salem, Oregon, Publicaciones Kerigma, 2020), 402.
6
Sproul, Todos Somos Teólogos, 164.
18:18, pero el Autor de Hebreos lo muestra en 1:1-2 al ser Dios mismo el que habla desde
tiempos antiguos y que ahora nos habla por el Hijo. Como Sacerdote el autor lo establece
en el capítulo 5:5 mencionando explícitamente que Cristo no se glorificó a si mismo como
Sumo Sacerdote, sino que fue designado por el Padre. Por último, es el mismo Dios el que
dice acerca del Hijo, aparte de lo que establece el autor en referencia al Salmo 110, lo que
se muestra en el capítulo 2:6-8, donde el autor cita ahora el Salmo 8 mostrando que Cristo
ha sido Coronado de Gloria y Honor, y que todo lo ha sujetado bajo sus pies.

III. Nuestro Oficio


De todo lo anterior podemos argumentar ahora en nuestro favor lo que el mismo
autor de la carta nos expresa en el capítulo 12:18 y siguientes, dado que Jesucristo es
nuestro Profeta, nuestro Sumo Sacerdote y nuestro Rey, es que podemos acercarnos
confiadamente al trono de Su gracia, ya que ahora no nos hemos acercado al monte que se
puede tocar como lo hizo su pueblo en Sinaí, sino, que ahora, mediante nuestra unión con
Cristo, nos hemos acercado al mismo monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo, por lo que
en las exhortaciones finales del capítulo 13, el autor nos llama, a llevar esa misma palabra
como lo hicieron los profetas (13:7), nos pide que también presentemos sacrificio de
alabanza a Dios mediante nuestros labios confesando el nombre de Jesús pero ahora como
sus sacerdotes, y por último, al ser Cristo el primogénito de una nueva raza de hombres, y
al estar Él sentado a la diestra de Dios, estamos sentados con Él, y con Él, juzgaremos al
mundo y también a los ángeles como lo muestra el apóstol Pablo en 1 Corintios 6.

IV. CONCLUSIÓN

En conclusión, podemos ver que los tres oficios no solo fueron establecidos desde el
Génesis, sino, que han sido establecidos desde la eternidad. Dios colocó estos oficios para
poder relacionarse con sus hijos, permitiéndoles a través de los profetas, no solo conocer
los oráculos de Dios, sino directamente su propio carácter, su ley y sus propósitos,
comunicándose con ellos y poniéndoles como su voz, por otro lado, les dio sacerdotes y
todo un sistema de sacrificios que permitieran al hombre ahora mirar a Dios a través de
ellos, y por último, puso reyes que hicieran cumplir las leyes que Dios mismo estableció
como una manera de misericordia. Todo lo anterior, era sombra de las cosas que vendrían y
que serían cumplidas a cabalidad en la persona de Cristo, que es mostrado de forma
magistral por el autor del libro de Hebreos, mostrando la superioridad de nuestro Señor, al
ser la misma sustancia de las cosas que fueron anunciadas en el Antiguo Testamento y ser
el cumplimiento de todo lo establecido por Dios, para que ahora, nosotros, como lo dice
Pedro en su epístola, que somos real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios,
anunciemos las virtudes de aquel que nos llamó de tinieblas a su luz admirable, por tanto,
debemos a través de su palabra, conocer quien es realmente nuestro Señor y seguir sus
pisadas, para evitar, como lo establecía en la introducción, tener un desconocimiento de su
obra y vida demasiado superficiales para que nos priven de vivir a este Profeta, Sacerdote y
Rey que traspasó los cielos.
BIBLIOGRAFÍA

Sproul, R.C.. Todos somos Teólogos, El Paso, Texas, Mundo Hispano, 2015.

Berkhof, Louis. Teología Sistemática, trad. de Rvdo. Felipe Delgado Cortés, Libros

Desafío, Michigan, USA, 2019.

Brakel, W.. El Servicio razonable del cristiano, Volumen 2, Cristología & Eclesiología,

Trad. Yarom Vargas, Lima, Perú, Teología para vivir, 2020.

Grudem, Wayne. Teología Sistemática: Una introducción a la doctrina Bíblica, segunda

edición, Trad. Grupo Scribere, Nashville, Tennessee, Editorial Vida, 2021.

Beeke, Joel, Smalley, Paul. Teología Sistemática Reformada, Cristología: La doctrina de

Cristo, Trad. Janin Díaz y Saúl Sarabia, Salem, Oregon, Publicaciones Kerigma,

2020.

Waldron, Samuel. Exposición de la Confesión Bautista de fe de 1689, trad. de Demetrio

Cánovas Moreno, Publicaciones Aquila, North Bergen, NJ, USA, 2016.

Renihan, Samuel. El misterio de Cristo: Su Pacto y Su Reino, trad. de Ailet J. Torres

Hernández, Santo Domingo, Ecuador: Legado Bautista Confesional, 2020.

Pink, A. W.. Los Pactos Divinos, Vol 6, trad. de Mariano Leinas, Doulos, Tampa, Florida,

2017.
Lockman Foundation, Santa Biblia: la Biblia de las Américas: con referencias y notas,

electronic ed.. La Habra, CA: Editorial Fundación, Casa Editorial para La

Fundación Bíblica Lockman, 1998.

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