Qué Es Un Enlace Iónico

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¿Qué es un enlace iónico?

Se entiende por enlace iónico o enlace electrovalente a uno de los mecanismos de unión
química, que se da generalmente entre átomos metálicos y no metálicos, fusionados debido
a la transferencia permanente de electrones, y produciendo así una molécula cargada
electromagnéticamente, conocida como ion.

La transferencia electrónica en el enlace iónico se da siempre desde los átomos metálicos


hacia los no metálicos, o en todo caso, desde los más electronegativos hacia los menos.
Esto se debe a que la juntura se produce por atracción entre partículas de distinto signo,
cuya variación en el coeficiente de electronegatividad sea mayor o igual a 1,7 en la escala
de Pauling.

Conviene aclarar que si bien el enlace iónico se suele distinguir del covalente (consistente
en un uso compartido de pares electrónicos en la capa externa de ambos átomos), en
realidad no existe un enlace iónico puro, sino que este modelo consiste en una exageración
del enlace covalente, útil para el estudio del comportamiento atómico en estos casos. Pero
siempre existe algún margen de covalencia en estas uniones

Propiedades de un enlace iónico

Las características generales de este tipo de enlace son:

Es un enlace fuerte. Dependiendo de la naturaleza de los iones, la fuerza de esta unión


atómica puede ser muy intensa, por lo que la estructura de estos compuestos tiende a formar
redes cristalinas muy resistentes.

Suele producir sólidos. A temperaturas y rangos de presión normales, suelen producir


compuestos de estructura molecular cúbica y rígida, cristalina, dando origen así a sales.
Existen líquidos iónicos, también, o “sales derretidas”, que son poco frecuentes pero
sumamente útiles.

Posee un alto punto de fusión. Tanto el punto de fusión (entre 300 °C y 1000 °C) como el
de ebullición de estos compuestos suele ser muy alto, pues se requiere grandes cantidades
de energía para romper la atracción eléctrica entre los átomos.

Solubilidad en agua. La mayoría de las sales obtenidas de este modo son solubles en agua
y otras soluciones acuosas que presenten un dipolo eléctrico (polos positivo y negativo).

Conducción eléctrica. En su estado sólido no son buenos conductores de electricidad, dado


que los iones ocupan posiciones muy fijas en una red eléctrica. En cambio, una vez
disueltos en agua o en solución acuosa, se tornan eficaces conductores de la electricidad.

Selectividad. Los enlaces iónicos pueden darse únicamente entre metales de los grupos I y
II de la Tabla periódica, y los no metales de los grupos VI y VII.
Ejemplos de enlace iónico

Los sulfatos se obtienen del ácido sulfúrico.

Algunos ejemplos de iones obtenidos mediante este proceso químico son:

Fluoruros (F–). Sales catódicas obtenidas del ácido fluorhídrico (HF), empleadas en la
fabricación de pastas dentales y otros insumos odontológicos.

Sulfatos (SO42-). Sales o ésteres obtenidas del ácido sulfúrico (H2SO4), cuya unión a un
metal sirve a fines sumamente diversos, desde aditivos en la obtención de materiales de
construcción, hasta insumo para radiografías de contraste.

Nitratos (NO3-). Sales o ésteres obtenidos del ácido nítrico (HNO3), empleados en la
manufacturación de la pólvora (juntados con potasio), y en numerosas formulaciones
químicas para abonos o fertilizantes.

Mercurio II (Hg+2). Se trata de un catión obtenido a partir del mercurio, llamado también
catión mercúrico y que es sólo estable en medios de pH ácido (<2).

Permanganatos (MnO4-). Las sales del ácido permangánico (HMnO4), poseen un intenso
color púrpura y un enorme poder oxidante, que puede ser aprovechado en la síntesis de la
sacarina, por ejemplo, o en el tratamiento de aguas residuales, o en la fabricación de
desinfectantes.

¿Qué es un enlace metálico?


Los enlaces metálicos son, como su nombre lo indica, un tipo de unión química que se
produce únicamente entre los átomos de un mismo elemento metálico. Gracias a este tipo
de enlace los metales logran estructuras moleculares sumamente compactas, sólidas y
resistentes, dado que los núcleos de sus átomos se juntan a tal extremo, que comparten sus
electrones de valencia.

En el caso de los enlaces metálicos, lo que ocurre con los electrones es que abandonan sus
órbitas acostumbradas alrededor del núcleo atómico cuando éste se junta con otro, y
permanecen alrededor ambos como una especie de nube. De esta manera las cargas
positivas y negativas mantienen su atracción, sujetando firmemente al conjunto atómico y
alcanzando márgenes importantes de dureza, compactación y durabilidad, que son típicas
de los metales en barra.

Podemos decir, pues, que el enlace metálico es un vínculo atómico muy fuerte y primario,
exclusivo de átomos de la misma especie, pero que nada tiene que ver con las formas de la
aleación, las cuales no son más que formas de mezclar físicamente dos o más metales, o un
metal con otros elementos para combinar sus propiedades.
Tampoco debe confundirse a este tipo de enlaces con los enlaces iónicos (metal-no metal) o
los covalentes (no metal-no metal), si bien comparten con estos últimos ciertos rasgos
funcionales, ya que los átomos involucrados intercambian los electrones de su última capa
orbital (capa de valencia).

Propiedades de un enlace metálico

Al los enlaces metálicos se deben muchas de las propiedades típicas de los metales, como
su solidez, su dureza, e incluso su maleabilidad y ductilidad. La buena conducción del calor
y de la electricidad de los metales, de hecho, se debe a la disposición tan particular de los
electrones en nube alrededor de los núcleos, permitiendo su movilidad a lo largo y ancho
del conjunto. Incluso el lustre de los metales se debe a ello, pues este tipo de enlace repele
casi toda la energía lumínica que los impacta, es decir, brilla.

Los átomos unidos mediante enlaces metálicos suelen, además, organizarse en estructuras
hexagonales, cúbicas, o de forma geométrica concreta. La única excepción es la del
mercurio, que a pesar de ser un metal es líquido a temperatura ambiente y forma de gotas
perfectamente redondas y brillantes.

Ejemplos de enlace metálico

Los enlaces metálicos son frecuentes en el mundo de los metales, por lo que cualquier
elemento metálico puro es perfecto ejemplo de ello. Es decir, cualquier veta pura de: plata
(Ag), oro (Au), cadmio (Cd), hierro (Fe), níquel (Ni), zinc (Zn), cobre (Cu), platino (Pt),
aluminio (Al), galio (Ga), titanio (Ti), paladio (Pd), plomo (Pb), iridio (Ir) o cobalto (Co),
siempre que no se encuentre mezclado con otros metales y elementos, se mantendrá unida
mediante enlaces metálicos.

¿Qué es un enlace covalente?


Se llama enlace covalente a un tipo de enlace químico, que ocurre cuando dos átomos se
enlazan para formar una molécula, compartiendo electrones pertenecientes de su capa más
superficial, alcanzando gracias a ello el conocido “octeto estable” (conforme a la “regla del
octeto” propuesto por Gilbert Newton Lewis sobre la estabilidad eléctrica de los átomos).
Los átomos así enlazados comparten un par (o más) de electrones, cuya órbita varía y se
denomina orbital molecular.

Los enlaces covalentes son distintos de los enlaces iónicos, en los que ocurre una
transferencia de electrones y que se dan entre elementos metálicos. Estos últimos, además,
forman moléculas cargadas eléctricamente, llamadas iones: cationes si tienen carga
positiva, aniones si tienen carga negativa.
En cambio, ciertos enlaces covalentes (entre átomos diferentes) se caracterizan por una
concentración de electronegatividad en uno de los dos átomos juntados, dado que no atraen
con la misma intensidad a la nube de electrones a su alrededor.

Esto da como resultado un dipolo eléctrico, es decir, una molécula con carga positiva y
negativa en sus extremos, como una pila ordinaria: un polo positivo y otro negativo.
Gracias a ello las moléculas covalentes se juntan con otras semejantes y forman estructuras
más complejas.

Tipos de enlace covalente

En un enlace doble los átomos enlazados aportan dos electrones cada uno.

Existen los siguientes tipos de enlace covalente, a partir de la cantidad de electrones


compartidos por los átomos enlazados:

Simple. Los átomos enlazados comparten un par de electrones de su última capa (un
electrón cada uno). Por ejemplo: H-H (Hidrógeno-Hidrógeno), H-Cl (Hidrógeno-Cloro).

Doble. Los átomos enlazados aportan dos electrones cada uno, formando un enlace de dos
pares de electrones. Por ejemplo: O=O (Oxígeno-Oxígeno), O=C=O (Oxígeno-Carbono-
Oxígeno).

Triple. En este caso los átomos enlazados aportan tres pares de electrones, es decir, seis en
total. Por ejemplo: N≡N (Nitrógeno-Nitrógeno).

Dativo. Un tipo de enlace covalente en que uno solo de los dos átomos enlazados aporta
dos electrones y el otro, en cambio, ninguno.

Por otro lado, conforme a la presencia o no de polaridad, se puede distinguir entre enlaces
covalentes polares (que forman moléculas polares) y enlaces covalentes no polares (que
forman moléculas no polares):

Enlaces covalentes polares. Se enlazan átomos de distintos elementos y con diferencia de


electronegatividad por encima de 0,5. Así se forman dipolos electromagnéticos.

Enlaces covalentes no polares. Se enlazan átomos de un mismo elemento o de idénticas


polaridades, con una diferencia de electronegatividad muy pequeña (menor a 0,4). La nube
electrónica, así, es atraída con igual intensidad por ambos núcleos y no se forma un dipolo
molecular.

Ejemplos de enlace covalente

El nitrógeno puro (N2) tiene un enlace triple.

Ejemplos sencillos de enlace covalente son los que se dan en las siguientes moléculas:
Oxígeno puro (O2). O=O (un enlace doble)

Hidrógeno puro (H2). H-H (un enlace simple)

Dióxido de carbono (CO2). O=C=O (dos enlaces dobles)

Agua (H2O). H-O-H (dos enlaces simples)

Ácido clorhídrico (HCl). H-Cl (un enlace simple)

Nitrógeno puro (N2). N≡N (un enlace triple)

Ácido cianhídrico (HCN). H-C≡N (un enlace simple y uno triple)

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