Tema 11. Sociedad Anónima. Estructura Orgánica
Tema 11. Sociedad Anónima. Estructura Orgánica
Tema 11. Sociedad Anónima. Estructura Orgánica
1. Concepto y competencias
La junta general es la reunión de los accionistas, previa convocatoria de estos,
para adoptar acuerdos sobre las materias propias de su competencia. Se trata, pues,
de un órgano formado por todos los accionistas (pues todos tienen derecho, en
principio, a asistir y votar en las juntas) para la toma de decisiones comunes o
sociales.
Art. 159 LSC: “Junta general. 1. Los socios, reunidos en junta general, decidirán por la
mayoría legal o estatutariamente establecida en los asuntos propios de la competencia
de la junta.
2. Todos los socios, incluso los disidentes y los que no hayan participado en la reunión,
quedan sometidos a los acuerdos de la junta general.”
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Real Decreto Legislativo 1/2010, de 2 de julio, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de
Sociedades de Capital (LSC).
Las principales competencias de la junta (es decir, las materias sobre las que
obligatoriamente debe decidir este órgano) se enumeran en el art. 160 LSC y pueden
dividirse en dos grupos:
a) El nombramiento y el control de los administradores, esto es, de las
personas que, en cada momento, integrarán el órgano de administración. Este
“control” por parte de la junta incluye la separación del cargo, así como el ejercicio de
acciones judiciales de responsabilidad frente a ellos.
b) Las decisiones de mayor trascendencia sobre la estructura económica y
jurídica de la sociedad, tales como la aprobación de las cuentas anuales, las
modificaciones de los estatutos sociales, los aumentos y reducciones de capital, las
modificaciones estructurales (fusiones, escisiones, etc.) o la disolución de la sociedad.
A) Convocatoria
Como regla general, las juntas deben estar precedidas de un anuncio de
convocatoria, realizado por los administradores, en el que se señale el nombre de la
sociedad, la fecha y hora de la reunión, así como el “orden del día” (la lista de los
asuntos que van a ser tratados). Es posible que se contemple la fecha de una segunda
convocatoria (no antes de 24 horas desde la primera: art. 177 LSC). Este anuncio de
convocatoria deberá publicarse en la página web de la sociedad, si es que la tiene [ya
que solo es obligatoria para las sociedades cotizadas: art. 11 bis LSC] y el acuerdo de
creación de la página en su día se inscribió en el Registro Mercantil y se publicó en el
BORME. Cuando la sociedad no tenga página web con estas condiciones, el anuncio
de convocatoria de las juntas deberá publicarse en el BORME y en uno de los diarios
de mayor circulación de la provincia en la que esté situado el domicilio social (art.
173.1 LSC). En sustitución de este sistema de convocatoria, los estatutos sociales
pueden prever que la convocatoria se realice mediante una comunicación individual y
2 No obstante, la junta ordinaria será válida aunque haya sido convocada o se celebre fuera de este plazo
escrita, remitida a todos los socios por cualquier procedimiento que asegure su
recepción (art. 173.2 LSC).
La publicación del anuncio (o, en su caso, el envío de la comunicación
individual) deberá realizarse con una antelación mínima de un mes respecto a la fecha
señalada para la celebración de la junta (art. 176 LSC). En determinados casos
legalmente previstos, la convocatoria puede ser judicial, es decir, realizada por el Juez
a petición de los accionistas legitimados para ello (arts. 168 a 171 LSC).
Como regla general, una junta cuya convocatoria no reuniera estos requisitos
formales no sería válida y, por tanto, todos los acuerdos que en ella se hubieran
adoptado serían impugnables. Las infracciones referidas a la forma y plazo previo de
convocatoria son vicios procedimentales de carácter relevante (cfr. art. 204.3 a) LSC).
B) Junta universal
Excepcionalmente, la LSC admite la posibilidad de que se celebre una junta
general sin una convocatoria formal previa (o, al menos, sin que se hayan cumplido
todos los requisitos formales exigidos por la Ley o los estatutos), siempre que estén
presentes (o representados) accionistas que posean “la totalidad del capital social”, y
los asistentes acepten unánimemente su celebración, acordando el orden del día.
Dándose estas circunstancias, estaremos ante una junta universal (art. 178 LSC).
4. Constitución
La LSC regula el lugar de celebración de las juntas. Salvo que los estatutos
dispongan otra cosa, deben celebrarse en la localidad donde la sociedad tenga su
domicilio, en el lugar especificado en la convocatoria; si esta no indicara nada, se
entenderán convocadas en el domicilio social (art. 175 LSC).
La sesión comenzará con la constitución de la “mesa de la junta”, compuesta
por el presidente y el secretario de la Junta. Si los estatutos no disponen otra cosa,
ocuparán estos cargos, respectivamente, el presidente y el secretario del Consejo de
administración o, en su defecto, los designados por los accionistas asistentes al inicio
de la reunión (art. 191 LSC).
En toda junta, antes de entrar a tratar los asuntos incluidos en el “orden del
día”, se confecciona una lista de asistentes, en la que se hace constar el número de
acciones que corresponden a cada asistente (de su titularidad o en representación de
otro/s accionista/s). Al final de la lista se indicará el número de socios presentes o
representados y el importe del capital social que suponen, señalando el importe que
corresponda a los accionistas con derecho de voto (art. 192 LSC). La lista de
asistentes es el medio establecido para constatar en cada caso que la junta se
encuentra válidamente constituida.
5. Adopción de acuerdos
Tras un debate o deliberación sobre los diversos asuntos del “orden del día”, se
procederá a la votación de las propuestas, en los términos formulados por el
presidente de la junta. Los acuerdos se adoptarán por mayoría de capital.
Como regla general, es precisa la “mayoría simple de los votos de los
accionistas presentes o representados”, entendiéndose adoptado un acuerdo cuando
obtenga mas votos a favor que en contra (art. 201.1 LSC).
Cuando se trate de adoptar uno de los acuerdos enumerados en el art. 194
LSC (relativos a modificaciones de estatutos y, en general, asuntos de especial
relevancia), y hayan asistido a la junta accionistas que superen el cincuenta por ciento
del capital social, su adopción requerirá la mayoría absoluta (es decir, deben votar a
favor accionistas que supongan mas de la mitad del capital social presente o
representado con derecho de voto). En caso de que los asistentes representen menos
del cincuenta por ciento del capital social presente o representado (pero mas del
veinticinco por ciento), estos acuerdos relevantes solo podrán ser válidamente
adoptados cuando voten a favor accionistas que representen al menos dos tercios del
capital presente o representado (art. 201.2 LSC).
Los estatutos sociales podrán exigir unas mayorías más elevadas (art. 201.3
LSC).
1. Administración y representación
2. Formas de organización
admite, aunque resulta complejo, que una persona jurídica sea designada como
administrador de la SA (vid. art. 212 bis LSC).
El nombramiento de los administradores es competencia de la junta general de
accionistas y es eficaz desde el momento de su aceptación por el designado, debiendo
inscribirse en el RM (arts. 214 y 215 LSC).
Los administradores ejercerán el cargo, como regla general, durante el plazo
de tiempo fijado en los estatutos, que no podrá exceder de seis años y que será el
mismo para todos ellos, si bien podrán ser reelegidas las mismas personas (una o
varias veces) por periodos de igual duración máxima (art. 221 LSC).
La junta general puede acordar la separación o cese de los administradores en
cualquier momento, sin necesidad de alegar causa alguna, incluso aun cuando la
separación no conste en el orden del día de la sesión (art. 223 LSC).
Aunque la regla general es que todas las conductas descritas en el artículo 229
LSC se consideran prohibidas, se admite que la sociedad pueda autorizar a los
administradores, en casos singulares, para que puedan realizar algunas de ellas, en
las condiciones legalmente previstas. La autorización podrá ser otorgada, en principio,
por el órgano de administración, si bien en algunos supuestos (p.ej., dispensa de la
prohibición de competencia) únicamente será competente la junta general, mediante
acuerdo expreso y separado (art. 230 LSC).
Los administradores (incluidos los “administradores de hecho”) responderán
solidariamente frente a la sociedad, los accionistas y los acreedores sociales de los
daños que causen por actos u omisiones contrarios a la ley o a los estatutos, o por los
realizados incumpliendo los deberes inherentes al desempeño de su cargo, siempre
que haya habido dolo o culpa. En caso de daños causados al patrimonio de la
sociedad, podrá ejercitarse contra los administradores responsables, previo acuerdo
de la junta general en ese sentido, una concreta acción judicial: la “acción social de
responsabilidad” (art. 238 LSC).
Por otra parte, si un socio o un tercero, individualmente considerado, sufre un
daño directo en su patrimonio, podrá también reclamar frente a los administradores
que hayan realizado actos que lesionen directamente sus intereses, si bien en este
caso deberá encauzar su reclamación mediante el ejercicio de la “acción individual de
responsabilidad” (art. 241 LSC).