Modulo 7 Exposicion
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EXPOSICIÓN
Un método y una estrategia para ver, conocer y comunicar; con ella se organiza el espacio y
el pensamiento; es representación, escenificación y relato; y es consumo de masas y
espectáculo singular. […]. Es la puesta en escena de los objetos interpretados con los que se
quiere contar y comunicar un relato.
A esta definición, el experto Marc Maure, con una perspectiva nutrida a partir de las teorías de la
nueva museología, añade que “la exposición es un método; constituye uno de los más
importantes útiles de diálogo y concienciación de que dispone el museólogo con la comunidad”
(Alonso y García, 2003). Desde los aspectos más puramente museológicos, otros teóricos
distinguen dentro del mismo concepto de exposición las siguientes funciones:
En el contexto de la Academia surgieron los Salones, con la orden que Luis XIV dictó en 1667
para que sus miembros expusieran sus obras. Tuvieron lugar en el Palacio Real, y luego en
el Louvre, primero en su Gran Galería (1699) y más tarde en el Salón Carré (1725), de ahí el
nombre de ‘Salón’. Se produjo entonces la aparición del ‘gusto’, de la delectación estética y
de sus especialistas (críticos de arte y eruditos) así como de los consumidores y practicantes
reclutados en círculos que crecerían hasta constituir los éxitos masivos en los Salones del
XIX (Alonso y García, 2003).
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Este carácter estético imperó hasta la mitad del siglo XX, cuando empezó a entenderse la
exposición como un todo donde tenía que existir un discurso interrelacionado entre las piezas.
Así, las nuevas propuestas culturales provenientes del teatro, como el uso de la dramaturgia y de
la narrativa, acabaron por reflejarse en las exposiciones con una concepción más abstracta y
metafórica de la representación y de la escenificación de los objetos. Actualmente se apuesta por
una instalación cuidada, por el uso de recursos que invitan a la intervención del público y por el
diseño específico del montaje de la exposición según sus características. No obstante, esto
depende de los medios tecnológicos y didácticos, así como de la capacidad narrativa de la obra y
de toda la colección. En esta misma línea, las principales innovaciones relacionadas con la
exposición de las piezas dentro del sector del patrimonio y de la museología, y acaecidas tras la
Segunda Guerra Mundial, fueron las siguientes:
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artísticas; pero basándose en su propia colección para idear formas más creativas y sostenibles,
así como para revalorizar sus piezas. Ejemplos de estas iniciativas han sido las muestras de
Expresionismo alemán en la colección del barón Thyssen-Bornemisza en este mismo museo,
inaugurada el año 2020; las dedicadas a El Greco en el Museo Nacional de Capodimonte en el
2020; las de El Bosco en el Museo Nacional del Prado en 2016; o las de Picasso en el MET de
Nueva York en 2010.
● Exposiciones simbólicas. Reflejan una intención religiosa, ideológica o política, con una
carga altamente cultural y con un valor ostentativo de los objetos.
● Exposiciones comerciales. Surgen a mediados del siglo XVI, con el fin de fomentar el valor
de un producto o del arte, por lo que entienden el bien cultural como una mercancía.
● Exposiciones documentales. Buscan una meta divulgativa de los conocimientos a través
de la potenciación del carácter informativo o científico de las obras.
● Exposiciones estéticas. Son relativamente recientes y persiguen acercar al público la
valorización artística de las piezas expuestas.
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7.3. DISEÑO DE LAS EXPOSICIONES
Durante el siglo XX ocurren dos cambios esenciales en el diseño de las exposiciones. Por una
parte, se inicia la selección de un menor número de piezas en exposiciones temporales y
permanentes. Por otra, se estimula la explosión de nuevas apuestas sobre el diseño de estas,
generadas desde el estudio del público.
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3. Fase de realización. Consta de dos grandes etapas que se indican a continuación:
● Funcionamiento. Supone el momento en el que el visitante accede a la exposición. Las
acciones que se dan en este nivel son la apertura, el montaje en mantenimiento, el
desarrollo de las actividades, el cuidado de las piezas por parte del personal de la sala y
la seguridad.
● Finalización. Se da cuando los objetos regresan a los almacenes y a sus museos de
procedencia, supervisándose las labores de devolución. El director coordina el
desmantelamiento y el gestor efectúa el balance económico del proyecto. Los resultados
incumben la limpieza de las salas, la preparación para nuevos usos y la devolución de las
piezas.
4. Fase de revisión. Es de vital importancia la valoración de la exposición mediante un análisis
desde la fase conceptual hasta esta última, distinguiéndose las siguientes tres evaluaciones
durante el proceso:
● Evaluación previa. Sirve para identificar los públicos o la accesibilidad. Se pone en
marcha con el anteproyecto, siendo usual el uso de encuestas, de estudios comparativos,
de casos y de sondeos.
● Evaluación formativa. Se utiliza durante la planificación y la producción para probar la
efectividad del montaje. Sus herramientas son las pruebas in situ de los elementos
formales, como la iluminación, los rótulos, el recorrido, etcétera.
● Evaluación sumativa. Se implementa durante la realización de la exposición para
observar a los visitantes y recoger los datos demográficos, las expectativas de la visita, el
uso físico de la instalación, la valoración y la calidad percibida del servicio.
5. Fase de debate. Se debate el funcionamiento de la metodología empleada y se examina el
desarrollo del proceso fase a fase. Los resultados se reflejan a través de un informe de
evaluación con sugerencias.
Esta área también se encarga de poner en práctica diferentes medidas de seguridad, como las
que se exponen a continuación (Dever y Carrizosa, 2020):
● Seguridad contra robos. Supone una revisión periódica de las puertas y de las ventanas del
edificio que estén en contacto con el exterior.
● Seguridad contra incendios. Comprende la comprobación frecuente de las instalaciones
eléctricas para evitar riesgos de cortocircuito.
● Sistemas contra incendios. Engloba los extintores, el gabinete contra incendios, la
formación para la evacuación del personal, etcétera.
● Control de la humedad. Consiste en aplicar deshumidificadores para nivelar la humedad
relativa del espacio y en prestar atención a los factores externos (goteras, filtraciones de
agua, etc.) y a los internos (filtración de tuberías averiadas, humedad en los muros por acción
del terreno, etc.).
● Control de la temperatura. Se corresponde con las recomendaciones de conservación,
como los muros y las cubiertas afectados directamente por la luz solar.
● Control de la luz solar. Se basa en bloquear la entrada directa de los rayos de sol a las
salas, instalando en las ventanas, según conveniencia y presupuesto, las alternativas de filtro
UV, liencillo protector o pintura blanca.
Un ámbito más a considerar dentro del programa de exposiciones es que existen tres recorridos
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principales, de acuerdo con los tipos de visitantes y con las exposiciones realizadas. Estos se
determinan mediante los paneles, los colores, los textos o el montaje de las piezas, tal y como se
desgrana a continuación:
En el diseño de una exposición también hay otros aspectos que no deben olvidarse nunca,
especialmente en relación con la selección del recorrido y de la iluminación, ya que deben estar
presentes en todo el proyecto. Estos son la dimensión pedagógica, la diversidad del público, la
sostenibilidad y la accesibilidad de los espacios.
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● Modelo interactivo. Consiste en un museo de ciencia típico con público infantil, como el
CosmoCaixa en Barcelona. En ellos, se manipulan dispositivos y réplicas, se emplean
tecnologías como puede ser la realidad aumentada o el 3D y se interactúa con el personal
—mediadores, educadores o actores— para estimular la participación libre.
● Elementos de señalización. Son los que se refieren a la imagen gráfica general del museo.
Su función es solucionar los problemas informativos y de circulación en cuanto a la distribución
de los espacios del edificio, por lo que su labor acaba en las puertas de la exposición.
● Elementos informativos de la sala. Tienen como fin señalizar el dónde, es decir, identificar
la pieza, así como informar o explicar el contenido de la obra. Así, ayudan a desarrollar el
discurso expositivo y pueden presentarse de las siguientes formas:
● Mancheta de la exposición. Es el primer nivel informativo, ya que inicia la exposición y la
titula. Para ello, habitualmente, se emplean elementos tipográficos de la imagen general de
la exposición.
● Texto de sala o ámbito. Representa el segundo nivel informativo, puesto que actúa como
la primera marca que el visitante debe encontrarse al iniciar su visita. Su función es
introducir al sujeto en cada ámbito o zona y delimitar las diferentes partes del discurso
expositivo. Normalmente, se asocia a un título y se sitúa en los muros de la sala o en otros
soportes arquitectónicos. Su disposición suele ser vertical, mostrándose con un breve texto
dividido en párrafos y/o subapartados y con su eje central de lectura situado a unos 160 cm
del suelo, en la línea de visión del individuo.
● Cartela. Se trata del tercer ámbito informativo que está directamente relacionado con el
elemento expuesto, al que señala y describe. El volumen de información y el tamaño de la
letra según la distancia de lectura del visitante marcan el tamaño de su soporte, que puede
ser la vitrina, el muro o los elementos arquitectónicos, entre otros. En este sentido, existen
diferentes tipos de cartelas, como las siguientes:
● Cartela ficha. Expone los datos básicos de la obra.
● Cartela explicativa. Describe el elemento expuesto en profundidad e, incluso, puede
actuar como un texto de subámbito y explicar un conjunto de objetos de una zona
determinada.
● Cartela conjunta. Configura la suma de diferentes cartelas ficha en un único soporte,
que referencian a una serie de piezas mediante un código numérico o un gráfico.
● Cronología. Es un instrumento informativo que desarrolla la historia de un tema a lo largo
de la sala expositiva por medio de la sucesión de diferentes elementos gráficos, que actúan
como una simulación del paso del tiempo. Por ello, suele emplear varios soportes o
unidades de gráfica para generar una secuencia informativa y coherente en los tramos de
circulación de la sala. Así, puede funcionar como una lectura completa o un acceso parcial a
la información.
● Trasera de vitrina. Suele utilizarse como un soporte de gráfica —con texto e, incluso,
ilustraciones referenciales— para titular y diferenciar las distintas zonas temáticas dentro
de una sucesión de vitrinas situadas en un mismo mobiliario. También se emplea para
incluir información complementaria en el discurso de las piezas.
Así, la mancheta, el texto de sala o ámbito y la cartela son los recursos que frecuentemente
conforman la gramática básica del discurso gráfico de la exposición. La cronología y la trasera de
vitrina, aunque participan y añaden acentos puntuales de información y de estilo sobre los
anteriores, no son imprescindibles para articular la gráfica expositiva.
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seleccionar los objetos en función de cada uno de los elementos que figuran en una
exposición. Entre ellos, se encuentran los siguientes (Alonso y García, 2003):
● Paneles. Dividen los espacios, sostienen los objetos y, en ellos, se instalan textos o recursos
visuales como fotografías o gráficos. Según su colocación, pueden ser de pared, aislados o
grupales. Algunos incorporan también iluminación.
● Pedestales y plataformas. Presentan múltiples formas, pero siempre han de ser sólidos y
estables.
● Vitrinas. Son un elemento de exposición y de preservación. Dividen las piezas en unidades
temáticas y en microclimas para asegurar una óptima conservación. Además, ofrecen
seguridad, facilidad de acceso y estabilidad. La iluminación que presentan tiene que ser
flexible y agradable, que no distraiga. De este modo, pueden tener diversos modelos, tamaños
y formas, que pueden clasificarse de la siguiente manera:
● Permanentes. Se construyen con materiales resistentes, flexibles y duraderos.
● Específicas. Son difíciles de adaptar a otros usos y tienen una vida corta. Su diseño está
determinado por el objeto.
● De almacén. Tienen un carácter práctico y permiten acomodar en el espacio disponible
una mayor cantidad de piezas.
Las tendencias actuales apuestan por un diseño de vitrinas que tenga una mayor
adaptabilidad interna y externa y una menor o nula fatiga museística. De este modo, las
vitrinas también pueden ser:
● ●Verticales. Son las inclinadas (como los atriles), las de pared (como las empotradas, las
adosadas, las colgadas, las apoyadas, las encajadas, etc.), o las exentas.
● Horizontales. Se corresponden con las de mesa o las de atril y se usan para objetos
pequeños o tridimensionales.
● Suspendidas o flotantes. Causan un buen impacto en el visitante, aunque sufren
grandes inconvenientes técnicos.
● Materiales. Pueden ser naturales o sintéticos, pero sus superficies no pueden degradarse ni
perder propiedades físicas o ser químicamente inestables. Los materiales estructurales
básicos son los siguientes:
● Madera. Presenta grandes ventajas, como su facilidad para trabajarla y encontrarla en el
mercado, además de su barato coste. Se utiliza para la construcción de elementos y de
vitrinas.
● Metal. Es caro y difícil de trabajar. Su uso depende del diseño y del presupuesto.
● Cristal. Se suele utilizar laminado o templado, porque resiste a los golpes; pero es más
caro que el cristal normal, además de ser más pesado y frágil.
● Polimetilmetacrilato (metacrilato o plexiglás). Es versátil, resistente y ligero, pero se
araña fácilmente. También es permeable a la humedad y tiende a curvarse en superficies
grandes.
● Policarbonato. Ofrece resistencia, pero se araña con facilidad y es menos transparente.
● Sistemas de control o barreras. Sirven como material de aislamiento, por lo que se
requiere que sean estables e impermeables. Además, suelen utilizarse pinturas y barnices
para destacarlos, ya que permiten una amplia gama de acabados y de texturas. Otro tipo de
barreras mucho más efectivas son los laminados plásticos.
● Materiales de decoración. Engloban distintos componentes, de entre los cuales, los más
importantes son los textiles. Estos se han de lavar previamente para eliminar acabados y
encogimientos, y para realizar pruebas de estabilidad de los tintes. Los materiales más
seguros, por orden decreciente, son el algodón virgen, el lino, la seda y las telas acrílicas.
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exigencias de cada exposición. Hasta mitad del siglo XX, la luz utilizada era la natural, que regía
principalmente los horarios de visita. En la actualidad, se aúnan la luz del día y la artificial. En este
sentido, la luz natural estimula la concentración y disminuye la fatiga; por el contrario, la luz
artificial implica un mayor control para los requerimientos concretos. En la actualidad, los museos
emplean, principalmente, el sistema de iluminación de raíles electrificados. Su elección se debe a
la versatilidad que ofrece, ya que se adapta a las dimensiones de la sala, a la altura del techo, al
tamaño de los equipos eléctricos y a las dimensiones de los objetos. Un aspecto más a tener en
cuenta en la iluminación es que debe respetarse la distancia de las paredes para evitar
deslumbramientos, reflejos y énfasis inadecuados.
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● Lámparas de halogenuros metálicos, de alta presión de vapor de mercurio y de
vapor de sodio. Disponen de un alto rendimiento luminoso y de un bajo consumo, pero su
índice de reproducción cromática los hace inadecuados para las exposiciones.
● Lámparas de fibra óptica. Poseen una luz brillante y sin radiaciones UV ni infrarrojas. Es un
sistema muy flexible y versátil que consigue efectos múltiples, sirviendo principalmente para
el interior de las vitrinas.
● Lámparas de LED. Emiten una gama espectral de banda estrecha y tienen una alta calidad
y eficacia luminosa. Su luz blanca se obtiene por la mezcla RGB.
Aparte de los factores comentados, es importante añadir que el diseño de los sistemas de
iluminación debe incluirse en todas las fases del proyecto, es decir, en la planificación, en la
organización y en la instalación. Este continuo análisis posibilita efectuar modificaciones más
eficientes y rápidos para priorizar la visibilidad y la conservación de las piezas. De este modo, la
visibilidad o la comodidad visual estudia las situaciones lumínicas, considerando los reflejos,
los deslumbramientos y la adaptación transitoria. También tiene en cuenta las dimensiones y la
forma de la sala, la reflectancia de las superficies y el tipo de iluminante, sus características y su
localización. En cuanto a la conservación, debe considerarse que la acción fotoquímica de la luz
es un agente de deterioro, por lo que actúa de un modo continuo y con un efecto irreversible. Con
el fin de conocer estos parámetros, el especialista se debe guiar por los valores estándares —50
lux para el material sensible, 150 o 200 para los óleos y 300 para el resto—; o bien por la ley de
reciprocidad, que establece el nivel de luxes según el tiempo de exposición. Además de todo lo
apuntado anteriormente, existen diversas instituciones y entidades, como Illumination Engineering
Society (IES), que proporcionan los estándares necesarios para el diseño de la iluminación de
cualquier museo. Su fin es contribuir a la seguridad, a la preservación de los objetos, a la
accesibilidad y a proporcionar una experiencia memorable a los visitantes.
A pesar de la dificultad que existe para conseguir una solución que encaje con todas las
situaciones y problemáticas planteadas, es cierto que la mayoría de las salas suelen utilizar un
sistema típico, tanto en las exposiciones temporales como en las permanentes.
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En
definitiva, la solución se basa en implantar una iluminación general con lámparas fluorescentes y
una puntual con lámparas incandescentes. Esto es posible gracias a las correcciones de
temperatura de color y a los índices de reproducción cromática (Alonso y García, 2003).
RESUMEN
● La exposición es un método y una estrategia para ver, conocer y comunicar; con ella se
organiza el espacio y el pensamiento; es una representación, una escenificación y un relato;
es un consumo de masas y un espectáculo singular. En otras palabras, es el diálogo del
museólogo con la comunidad.
● Las exposiciones blockbuster lideraron, desde los años 60, los museos con contenidos
generalistas y con fines económicos. Actualmente, han implementado ciertos cambios en este
tipo de programación masiva, centrándose en grandes autores o en etapas artísticas; pero
basándose en su propia colección para idear formas más creativas y sostenibles, así como
para revalorizar sus piezas.
● Para gestionar un proyecto expositivo es necesario conocer los tipos de exposiciones según
su funcionalidad —simbólicas, comerciales, documentales, estéticas— y según su forma de
presentación, espacio o duración —permanentes, temporales, portátiles, itinerantes, móviles,
digitales o virtuales—.
● El proceso expositivo responde a cinco fases que permiten organizar la programación de todo
el desarrollo de una exposición. Dichas etapas son: fase conceptual, fase de desarrollo, fase
de realización, fase de revisión y fase de debate.
● El guion expositivo permite especificar el proyecto de montaje de la exposición, es decir, el
recorrido, los mensajes a transmitir, los objetos seleccionados o las pautas de circulación.
● Para conseguir un proyecto expositivo de calidad, se requiere el desarrollo preciso del
programa de exposiciones, de las medidas de seguridad y del guion expositivo, además de la
integración de disciplinas como el montaje, el mobiliario y la iluminación.
AUTOEVALUACIÓN
Contesta las siguientes preguntas y practica las bases teóricas de este capítulo. No olvides
analizar y responder de acuerdo a lo que entendiste.
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2. Explica los tipos de exposiciones que existen según su forma de presentación, su espacio y su
duración en el museo.
3. Menciona las fases que se dan en el diseño de una exposición.
4. Desarrolla los modelos de montaje.
5. Indica los elementos que integran un proyecto de iluminación.
SOLUCIONARIO
1. Define el fenómeno blockbuster en el ámbito expositivo. El fenómeno blockbuster fue un
acontecimiento revolucionario a partir de la mitad del siglo XX. Estas exposiciones trataban de
conseguir una “exposición rompe taquillas”, con el fin de atraer a un mayor número de visitantes
y de aumentar, así, sus ganancias. 2. Explica los tipos de exposiciones que existen según
su forma de presentación, su espacio y su duración en el museo. Las formas de
presentación, de espacio y de duración de una exposición pueden ser las siguientes:
3. Menciona las fases que se dan en el diseño de una exposición. Las fases dentro del
proceso de diseño de exposiciones se dividen de la siguiente manera:
1. fase conceptual;
2. fase de desarrollo (planificación, producción y resultados);
3. fase de realización (funcionamiento y finalización);
4. fase de revisión (evaluación previa, formativa y sumativa);
5. fase de debate.
4. Desarrolla los modelos de montaje. Los tipos de montaje, según la intención que se
persigue, pueden ser los siguientes:
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● Modelo sistemático. Suele encontrarse en museos de arqueología o de ciencias naturales,
como el Museo de Pérgamo en Berlín. Este prototipo favorece la exploración a través de su
seriación tipológica, ordenada por vitrinas o cajones, y de su ayuda interpretativa. Así, aquello
que interesa es el objeto y la relación con el resto, la cantidad de piezas, su valor comparativo
y el ejercicio de sistematización.
● Modelo contextual o didáctico. Es el característico en museos de historia y de antropología,
como el Museo Arqueológico Nacional en Madrid. En ellos, se organizan exposiciones
temáticas para aprender a contextualizar y a descubrir el valor de los objetos relacionados.
De este modo, se utiliza un gran despliegue interpretativo con gráficos, dibujos, fotografías,
textos, narraciones sonoras, vídeos o maquetas.
● Modelo ambiental. Configura los museos de historia, de arqueología y de etnología, como el
Museo al Aire Libre de Lund, en Suecia. Así, se suele emplear para representar espacios
originales con complejas escenografías. Su fin es conmover, emocionar y llamar la atención.
● Modelo interactivo. Consiste en un museo de ciencia típico con público infantil, como el
CosmoCaixa en Barcelona. En ellos, se manipulan dispositivos y réplicas, se emplean
tecnologías como puede ser la realidad aumentada o el 3D y se interactúa con el personal
—mediadores, educadores o actores— para estimular la participación libre.
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