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Nuevas Perspectivas

El documento describe la arquitectura de alta tecnología y su evolución desde los años 60 hasta los 90. Inicialmente, los edificios de alta tecnología tenían formas agresivas y maquinistas, pero luego se suavizaron para adaptarse mejor a los contextos urbanos. También analiza tendencias como el minimalismo y la arquitectura ecológica que emergieron en las décadas recientes con un enfoque en la simplicidad y el respeto por el medio ambiente.
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Nuevas Perspectivas

El documento describe la arquitectura de alta tecnología y su evolución desde los años 60 hasta los 90. Inicialmente, los edificios de alta tecnología tenían formas agresivas y maquinistas, pero luego se suavizaron para adaptarse mejor a los contextos urbanos. También analiza tendencias como el minimalismo y la arquitectura ecológica que emergieron en las décadas recientes con un enfoque en la simplicidad y el respeto por el medio ambiente.
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EL INSTITUTO DEL MUNDO ÁRABE EN PARÍS.

Proyectado por un equipo dirigido por Jean Nouvel. Se trata de un gran contenedor totalmente acristalado
en cuyo interior se desarrollan todo tipo de actividades culturales relacionadas con el mundo árabe. Un
cuerpo de forma curva y otro de forma prismática unidos por un volumen organizado entorno a un patio. El
edificio se adapta perfectamente al contexto urbano y al trazado del Sena.
Sin embargo, el hecho de que aloje diversas actividades, se realiza con disfunciones: cruce de circulaciones,
y confusiones entre espacios públicos y semiprivados.
La emergencia de este nuevo tipo de grandes contenedores con diversas actividades culturales en su
interior, nos demuestra la realidad de la arquitectura del siglo XX, no se ha generado la separación estricta
de funciones que anunciaba S. Giedion, al contrario, las nuevas tendencias, conducen a edificios gigantes
con multitud de funciones, dentro de un mismo contenedor. Por ejemplo, el edificio – masa de Koolhaas.

HIGH TECH EN EL INTERIORISMO Y LA INVESTIGACIÓN.

El mismo Norman Foster se ha dedicado al diseño de interiores.


Katherine Hamnett.
Tienda en la que predomina el gran espacio libre del antiguo almacén, al que se llega por una pasarela de
cristal que culmina con espejos retranqueados en el fondo.

Eva Jiricna. Serie de interiores en los que predomina el brillo de las superficies metálicas y los paramentos de
mármol, las formas organicistas y los objetos suspendidos de cables y tensores.

Tienda Way – in. Joe´s Café. Tienda Joseph en Sloane Street (destacan las escaleras transparentes).

Grupo catalán Trasaltantic. Destaca en el diseño español. Sillón nexus.

CARACTERÍSTICAS DE LA ARQUITECTURA DE ALTA TECNOLOGÍA.


Norteamérica: Helmut Jahn. State of Illinois Center en Chicago (1980-1985). Un gran volumen de cristal
organizado en torno a un patio de gran altura.

Estudios de William Le Messurier. Erewhon Center (1980). Proyecto teórico de rascacielos de 207 plantas.
Japón.

Shin Takamatsu. Arquitectura agresiva y amenazadora llena de referencias maquinistas y no exenta de


efecto cinematográficos.

Arata Isozaki. Combinación de volúmenes simples llevados a un ecléctico juego de contrastes.

Pabellón Sant Jordi en Barcelona (1985-1990). Juego expresivo y orgánico de la cubierta que fue montada
en suelo. Para esta arquitectura, proyecto y construcción no sólo forman parte una sola unidad, sino que
todo el proyecto se conforma en función estricta de su realización. La mayor parte de la arquitectura de alta
tecnología desarrollada en los últimos años ha depurado los elementos más agresivos, duros y antihumanos
de las propuestas de los 60 y 70.
La arquitectura tecnológica se ha suavizado, se ha domesticado, respetando mucho más las preexistencias
naturales y adaptándose a las tramas urbanas donde se inserta.
La mayor obsesión de algunos de los máximos representantes de esta posición es rechazar el calificativo de
“alta tecnología” y sostener que realizan una arquitectura “ecológica” y de “tecnología suave y humana”. Se
pretende domesticar la cara más dura, inhumana y destructora de la tecnología.
Y a pesar de que la situación posmoderna en los 80 ha parecido estar definida por mecanismos de retorno al
pasado, cada vez se da con mayor intensidad la convivencia de tendencias opuestas.
Gran parte de la arquitectura de alta tecnología está teniendo el mismo papel escenográfico y visual de las
arquitecturas denominadas posmodernas. Aquello que han pretendido los grandes edificios de las
compañías multinacionales con sus lenguajes historicistas es similar a lo que plantea la arquitectura
tecnológica: ser símbolo y expresión del poder.

LA TECNOLOGÍA COMO PRETENDIDA OPCIÓN TOTALIZADORA.

A finales del siglo XX, los problemas básicos de la arquitectura siguen siendo similares a los de todo el siglo.
Uno de los más trascendentales es el de ajustar en cada momento la arquitectura a las posibilidades
tecnológicas.
Cada obra de arquitectura debe resolver siempre un problema técnico.
La concreta identificación de cada edificio con la solución estructural sigue siendo una de las claves de la
arquitectura. Así como su respuesta al ambiente circundante. La arquitectura debe saber aprovechar todas
sus disponibilidades tecnológicas actuales.
En defensa del desarrollo de una arquitectura más experimental vienen los argumentos que se
desprenderían de un análisis de la evolución de los materiales a lo largo de la historia. Es indudable que con
los siglos se han ido produciendo unas transformaciones de directrices muy claras.
Los objetos cada día son menores, más fácilmente transportables, más inteligentes, más suaves,
transparentes, plegables y manejables. En cambio, paradójicamente, parece que la arquitectura no quiere
abandonar su concepción tradicional de ser un espacio claramente protegido y seguro, de formas sólidas y
convencionales, con una apariencia inequívocamente opaca y rígida y con un tratamiento lleno de
ornamentos y referencias simbólicas relacionadas con una anacrónica pretensión de monumentalidad. Al
mismo tiempo se comprueba, también, que los recientes avances tecnológicos alternan e invalidan la
relación esquemática y lineal que el mismo Movimiento Moderno había establecido entre forma y función.
La arquitectura de nuestro siglo se despide con el sentimiento de la insatisfacción. Ha tenido en sus manos
un enorme caudal de posibilidades y no ha sido capaz de mejor ni el entorno ni las ciudades. Al contrario, el
entorno natural y construido cada día están más degradados.
La opción totalizadora de la tecnología y la capacidad de transformación del hombre han de conjugarse con
la reflexión histórica, la conciencia del valor de los símbolos y el respeto por el entorno.
Es la capacidad de la propia arquitectura de saber acomodar la pesada herencia de su tradición dentro de las
posibilidades futuras de la tecno -ciencia y, a la inversa, es la capacidad de saber progresar sin olvidar el
caudal de esfuerzo humano acumulado, radica uno de los retos más importantes de nuestro presente.

CONCLUSIONES.
Hacia 1992, una serie de profundas transformaciones políticas definían un cambio trascendental de época.
La homologación de planteamientos entre los llamados países del Este y del Oeste, señala el final definitivo
del período de posguerra. La descomposición de la Unión Soviética y de los países del llamado socialismo
real, junto al proceso de reunificación de Alemania y la subdivisión de países como la antiguo Yugoslavia o
Checoslovaquia, definen el fin de un período y el inicio de uno nuevo de características y alcance aún
previsibles.
En estos últimos años el campo de la arquitectura ha venido caracterizado por una multitud de
experimentos, abiertos hacia múltiples direcciones y que en muchas ocasiones han sabido romper
dicotomías establecidas durante el siglo: obras preocupadas por la técnica, pero a la vez pensadas de
manera singular y adaptables al contexto; arquitecturas que han desarrollado al unísono ingredientes
abstractos y figurativos, con la nueva abstracción formal; o ciertos clasicismos que han reinterpretado la
figuración clásica desde actitudes de ironía, fragmentación o abstracción.
Si las formulaciones de los 60 son monotemáticas y coherentes, los arquitectos más representativos de los
80 y 90 presentan una visión más híbrida, más aparentemente contradictoria, en la que se concilian
conceptos diversos que no son explicables a través de un ideario estricto y único, sino como síntesis
evolutiva de multitud de tendencias: minimalismo, hedonismo posmoderno, referencias vernaculares,
tecnología, ecología, comunicación, figuración y artisticidad, todo ello asumido a la vez.
La arquitectura dispone de una enorme diversidad de posibilidades, dentro de una situación contemporánea
caracterizada por el pluralismo.
A lo largo de los 40 y 50 predominó la idea de continuidad respecto a la nueva tradición del Movimiento
Moderno.
Una tradición que tenderá hacia dos direcciones: el manierismo y el formalismo crítico del Estilo
Internacional, por un parte, y una paulatina, respetuosa e inteligente revisión que fuera poniendo en crisis a
la ortodoxia, por otra.
A finales de los 50 y principios de los 60, se va evidenciado la definitiva crisis y ruptura respecto a la herencia
del Movimiento Moderno. Tras las dudas y descomposición de la unidad de la arquitectura moderna, irán
surgiendo diversas alternativas metodológicas.
Pero estas posturas metodológicas fueron perdiendo fuerza a lo largo de los 80, expandiéndose en multitud
de discípulos y diluyéndose en un panorama de individualidades. Entre los arquitectos de los 90 se ha
caracterizado el abandono de la confianza en las metodologías y por el predominio de actitudes eclécticas.

Minimalismo y ecología.
Parecen detectarse dos nuevas posiciones arquitectónicas. Asistimos a un resurgimiento del minimalismo y
a un incremento de la sensibilidad hacia las arquitecturas ecológicas. Reaparecen arquitectos que priman la
búsqueda de un sentido común tectónico presente en el uso riguroso y ascético de los materiales, en la
recreación de espacios directos y puros, en la utilización de formas volumétricas y geométricas simples, en la
austera utilización de repertorios sígnicos, en el ahorro de materiales y energías, y en la integración del
entorno. Ante la superabundancia y la duda, se opta por lo mínimo y por lo que respeta el medio ambiente.
Por lo que respecta al minimalismo se trata de la recuperación de una poética de la sencillez, del silencio y
del contextualismo. Esta tendencia propone la contención frente a la redundancia, la unidad frente a la
dispersión, la simplicidad local frente a las ambiciones transculturalistas.
Ejemplos modélicos.
Eduardo Souto de Moura que realizó obras como el Centro Cultural para la Secretaría de Cultura, en
Oporto (1981-1989) suavemente integrado en el paisaje de un parque neoclásico.
Francesco Venezia con sus propuestas de espacios libres como la Plaza en Lauro (1973-1976) y el jardín
en Gibellina (1985-1988) realizado a base de la expresividad de los trazados geométricos y los mismos
materiales.
Kuazo Shinohara y Tadao Ando destacan por una obra sutil y silenciosa que rechaza la estridencia y el
comercionalismo de la arquitectura y el urbanismo del Japón actual. Tadao Ando ha realizado una obra casi
exclusivamente de hormigón visto y a base de formas geométricas puras:
- Pabellón de Japón para la Expo de Sevilla (1992). Caja hecha y recubierta de madera.
- Capilla en el agua en Hokkaido (1985-1988). Búsqueda de una profunda abstracción formal y simbólica a
base de la simplicidad volumétrica, de una sobriedad casi monacal y del desarrollo de la omnipresencia de la
luz natural.
Ando intenta recrear un espacio esencial, que entronque con la tradición japonesa y aparte al hombre a un
lugar donde pueda encontrarse a sí mismo.
Paulo Mendes da Rocha ha realizado obras emblemáticas como el Museo de Escultura de Sao Paulo (1983-
1994) basado en un pórtico gigante de hormigón que expresa la relación entre el gran espacio público
exterior y el diáfano espacio interior y subterráneo del museo.
Dominique Perrault con la Biblioteca de Francia en París (1989-1996) constituye una síntesis de la ciudad
tradicional de manzanas cerradas y calles corredor y la ciudad moderna con torres y bloques autónomos. El
patio interior de la manzana aloja un bosque como intento de conciliar lo urbano con lo natural.
Carlos Jiménez autor de casa unifamiliares que destacan por su sencillez y claridad de planteamientos.
Antoine Predock, con un Centro de Arte en la Universidad de Arizona (1990) que sorprende por la
contundencia de volúmenes, colores y texturas.
Roberto Ercilla, autor del Centro de Educación Especial en Llodio (1984-1986) y el proyecto del Palacio de
Justicia de Bilbao (1990), un auténtico manifiesto del “minimal -.art”.
Dolores Alonso y Javier García Solera con la vivienda unifamiliar en Alicante (1986-1987).
Patxi Mangado con las bellas bodegas de Olite (1989-1990)
Purificación García, Ignacio Rubiño y Luis Rubiño con la remodelación del Convento de la Victoria como
Centro Cultural en Sánlucar de Barrameda (1991)
Viaplana y Piñón, autores de la segunda fase de la Plaza de Sants en Barcelona (1990).
Jordi Garcés y Enric Soria con el Pabellón deportivo de Valle de Hebrón (1988-1991).
Carlos Ferrater con la IMPIVA en Castellón (1995).
Tonet Sunyer con la casa Nassia en Barcelona (1987-1989).
Dicha arquitectura, con manifestaciones muy diversas, tiene como rasgo común una tendencia difusa al
minimalismo. Entendemos por minimalismo la búsqueda de una arquitectura unitaria, en la que se utiliza un
número de elementos, materiales y lenguaje limitado, articulados de manera esencialista. La ornamentación
está relacionada con la construcción, la función y el significado. Aquello que predomina es la cualidad
material, tectónica, de cada obra.
Pero siempre una arquitectura que, extrapolada de su contexto original, pierde su significado primitivo y su
razón de ser.
El “Less is more” de Mies van der Rohe vuelve a aflorar, pero se ha renunciado a toda pretensión de
universalidad, a la ciega confianza en la tiranía de la forma tecnológica, y al desprecio por las variables que
aporta el lugar.
Por lo que respecta a la arquitectura con una especial sensibilidad ecológica destacan aquellas que recurren
a las formas y tipos más fácilmente adaptables al medio y con más capacidad para relacionarse con las
energías del entorno.
Emilio Ambasz – Lucille Halsell Conservatory en Texas (1984-1990).
Jorge Rigamonti – Campamento turístico en Cayo Crasqui en el Archipiélago Los Roques en el Mar Caribe
venezolano (1991-1993).
Gabetti e Isola – Casa solar en Orbassano, Turín (1982-1985)
En definitiva, los mismos avatares de la arquitectura de estas últimas décadas nos muestran cómo su
evolución se basa en la búsqueda de un difícil y necesario equilibrio entre los valores de la permanencia, la
continuidad y la tradición, y los de la renovación y la ruptura.
Al mismo tiempo, la arquitectura y el urbanismo tienen cada vez una mayor responsabilidad en la resolución
de los graves problemas ecológicos ocasionados por la explotación y el desgaste del planeta.

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