Eduardo Ruffo Amapro

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QUEJOSO: EDUARDO RUFFO LOPEZ VALDEZ

AMPARO INDIRECTO
ESCRITO INICIAL

C. JUES DE DISTRITO EN TURNO


CON RESIDENCIA EN NAUCALPAN ESTADO DE MEXICO
PRESENTE:
EDUARDO RUFFO LOPEZ VALDEZ. Promoviendo por mi propio derecho
y señalando como domicilio para oir y recibir cualquier clase de notificaciones EL
UBICADO EN CALLE AGUASCALIENTES NUMERO 121, EN SANTAMARIA
TULPETLAC, ECATEPEC ESTADO DE MEXICO, autorizando para tales efectos
en los términos del ARTICULO 27 DE LA LEY DE AMPARO al LIC. EN
DERECHO MIGUEL ANGEL OROSCO VALDES, CEDULA PROFECIONAL
10851979, así mismo autorizando para oir y recibir todo tipo de notificaciones y
documentos a los CC. FELIX IVAN ALVARADO VALDEZ CC. LAURO GOMEZ
AGUILAR ante usted y con el debido respeto comparezco para exponer

Por medio del presente ocurso y con el debido respeto, vengo en este acto
a demandar el AMPARO Y PROTECCION DE LA JUSTICIA FEDERAL, contra
los actos reclamados de las autoridades que más adelante precisare por violación
en mi prejuicio de mis garantías individuales consagradas en los artículos 14 y 16
de la CONSTITUCION FEDERAL fundándome en lo en la fracción I del artículo 1
de la ley mencionada en vigor y formulando esta demanda en el orden establecido
por el articulo 116 del mismo ordenamiento en los siguientes términos.

1.-NOMBRE Y DOMICILIO DEL QUEJOSO. EDUARDO RUFFO LOPEZ VALDEZ


Con domicilio para oir y recibir notificaciones en el presente juicio de amparo el
que quedo señalado en el proemio del presente escrito.

2.- TERCERO PERJUDICADO: AIDIL JUDITH CERVANTES PEREZ.

DOMICILIO DEL TERCERO PERJUDICADO: CALLE PRIVADA TRECE LT 24,


COL. TOLOTZIN 1, ECATEPEC DE MORELOS, ESTADO DE MÉXICO.

3.- AUTORIDADES RESPONSABLES

A) ORDENADORAS

C. JUES PRIMERO FAMILIAR CON RESIDENCIA EN ECATEPEC ESTADO DE


MEXICO.

Quien tiene su domicilio correcto el ubicado en CALLE AV. DE LOS


TRABAJADORES SIN NUMERO, COL. GUADALUPE VICTORIA, EN ECATEPEC
ESTADO DE MEXICO.

B) EJECUTORAS

C. JUES PRIMERO FAMILIAR CON RESIDENCIA EN ECATEPEC ESTADO DE


MEXICO. Ara vez del notificador adscrito a dicho juzgado.

Quien tiene su domicilio correcto el ubicado en CALLE AV. DE LOS


TRABAJADORES SIN NUMERO, COL. GUADALUPE VICTORIA, EN ECATEPEC
ESTADO DE MEXICO.

POLICÍA MUNICIPAL DE ECATEPEC DE MORELOS, ESTADO DE México


Quien tiene su domicilio correcto el ubicado en AV. JUARES S/N COLONIA SAN
CRISTOBAL CENTRO, ECATEPEC DE MORELOS ESTADO DE México

4.- ACTO RECLAMADO

Lo constituye el ORDENAMIENTO DE LA ENTREGA DE MI MENOR HIJO A SU


PROGENITORA derivado del juicio GUARDA Y CUSTODIA expediente numero
6906//2022 que se ventila en el juzgado primero de lo familiar de Ecatepec de
Morelos, Estado de México.

5.- ANTECEDENTES
Para los efectos de la fracción IV del articulo 1 16 de la ley de amparo, bajo
protesta de decir verdad manifiesto que los hechos y abstenciones que me
constan y que constituyen los antecedentes del acto reclamado y el fundamento
de los conceptos de violación son ciertos como a continuación se manifiestan
H ECHOS
I.- En fecha nueve del agosto del dos mil veintidós el suscrito, presente escrito
inicial demandando la guarda y custodia y pensión alimenticia respecto de nuestro
menor de nombre EDUARDO ALEXANDER LOPEZ CERVANTES, el cual fue
admitido y se le dio trámite el juicio planteado por mi en fecha diecisiete de agosto
del dos mil veintidós, se reserva el fijar medidas provisionales hasta en tanto no de
contestación la demandada A PESAR DE AVER SIDO AVANDONADO A MI
CUIDADO NUESTRO MENOR HIJO desde el día 15 de abril del 2022.

II.- En fecha nueve del mes de noviembre del 2022 fue emplazada a juicio, tal y
como se desprende de la razón de la notificadora misma que obra en autos.

III.- La demandada dio contestación a la demanda instaurada en su contra en


términos de ley.

IV.- En fecha veinticuatro de noviembre del 2022 se dictó el AUTO que se recurre
y la cual me causa agravios.

6.-PRECEPTOS CONSTITUCIONALES VIOLADOS:


Los mismos actos reclamados contra la citada autoridad son violatorios, en mi
agravio, de la garantía de audiencia, legalidad y seguridad jurídica a que hacen
referencia los artículos 14 y 16 de nuestra carta magna, ya que conforme a la
letra dice

"Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio papeles


posesiones sino en virtud, de mandamiento, escrito de la autoridad competente
que funde y motive la causa legal del procedimiento"

Asi como las garantías individuales establecidas en nuestra


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como el artículo 23
de Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, lo establecido
en la CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO.

SUSPENSION

Es por lo anteriormente expuesto, y con fundamento en lo previsto por los


artículos 122, 124 y demás relativos y aplicables de la ley de amparo, que solicito
que se admita la demanda y se me conceda la suspensión provisional y en su
momento definitiva de los actos reclamados, a fin de que no se me violen mis
derechos de Sequridad Jurídica consagrados en la constitución política de los
estado unidos mexicanos ,así como de audiencia, legalidad y debido proceso, en
la inteligencia de que el otorgamiento de la solicitada suspensión, es procedente
al reunírse las condiciones que exige la ley de amparo, y que con su concesión
no se afecta al interés social, ni se contravienen normas de orden público, y que
por el contrario, en caso de negarse dicha suspensión se me ocasionarían daños
de difícil o imposible reparación.

Sirve como apoyo la siguiente jurisprudencia


Registro digital: 22747
Asunto: AMPARO DIRECTO 309/2010
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Novena Época
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXXIII, Marzo de 2011
DERECHO DE FAMILIA. SU CONCEPTO. DERECHOS PREFERENTES
DEL MENOR. INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR. ALCANCES DE ESTE
PRINCIPIO. INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR. SU CONCEPTO. INTERÉS
SUPERIOR DEL MENOR. SU RELACIÓN CON LOS ADULTOS. MENORES DE
EDAD. SU PROTECCIÓN EN EL DERECHO FAMILIAR. DERECHO DE VISITAS
Y CONVIVENCIAS. COMPRENDE ASPECTOS DE CARÁCTER SUSTANTIVO Y
PROCESAL ENCAMINADOS A LA PROTECCIÓN DEL INTERÉS SUPERIOR
DEL MENOR. DERECHO DE VISITAS Y CONVIVENCIAS. JUSTIFICACIÓN DE
SU PREVISIÓN LEGAL. DERECHO DE VISITAS Y CONVIVENCIAS. LA
IMPORTANCIA DE SU EJERCICIO DESDE EL PUNTO DE VISTA
PSICOLÓGICO. DERECHO DE VISITAS Y CONVIVENCIAS. SU FINALIDAD.
DERECHO DE VISITAS Y CONVIVENCIAS. SU IMPORTANCIA EN MOMENTOS
DE CRISIS FAMILIAR. DERECHO DE VISITAS Y CONVIVENCIAS. SU
NATURALEZA. DERECHO DE VISITAS Y CONVIVENCIAS. SU PROTECCIÓN
ALCANZA EL RANGO DE ORDEN PÚBLICO E INTERÉS SOCIAL. DERECHO
DE VISITAS Y CONVIVENCIAS. SU REGULACIÓN EN EL DERECHO PÚBLICO
Y EN EL PRIVADO. MENORES DE EDAD. ASPECTOS A CONSIDERAR PARA
DETERMINAR SUS DERECHOS. MENORES. SU PROTECCIÓN EN EL
DERECHO PÚBLICO. RÉGIMEN DE VISITAS Y CONVIVENCIAS.
MODALIDADES PARA SU IMPLEMENTACIÓN. RÉGIMEN DE VISITAS Y
CONVIVENCIAS. SU DETERMINACIÓN DEBE OBEDECER A UNA
PONDERACIÓN JUDICIAL PRUDENTE. RÉGIMEN DE VISITAS Y
CONVIVENCIAS. SU FIJACIÓN DEBE PROPICIAR SITUACIONES DE
NORMALIDAD EN LAS RELACIONES FAMILIARES. DIGNIDAD HUMANA.
DEFINICIÓN. DIGNIDAD HUMANA. SU NATURALEZA Y CONCEPTO.
DERECHO DE VISITAS Y CONVIVENCIAS. SU CONCEPTO. DERECHO DE
VISITAS Y CONVIVENCIAS. SU FINALIDAD. PRUEBA PRESUNCIONAL
LEGAL Y HUMANA. PRINCIPIOS QUE LA RIGEN (CÓDIGO DE
PROCEDIMIENTOS CIVILES PARA EL DISTRITO FEDERAL). PRUEBA
PRESUNCIONAL. SU IMPORTANCIA EN MATERIA CIVIL. PRUEBAS. SU
VALORACIÓN EN TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 402 DEL CÓDIGO DE
PROCEDIMIENTOS CIVILES PARA EL DISTRITO FEDERAL. RÉGIMEN DE
VISITAS Y CONVIVENCIAS. ANTES DE FIJARLO EL JUZGADOR DEBE
LLAMAR AL MENOR PARA SER ESCUCHADO, INCLUSO DE MANERA
OFICIOSA. RÉGIMEN DE VISITAS Y CONVIVENCIAS. DEBE ESCUCHARSE
AL MENOR ANTES DE FIJARLO, AUN CUANDO LOS PADRES LO HAYAN
CONVENIDO. RÉGIMEN DE VISITAS Y CONVIVENCIAS. EL MENOR DEBE
SER ESCUCHADO POR EL JUEZ ANTES DE SU FIJACIÓN PARA
PRESERVAR SU DIGNIDAD HUMANA.
AMPARO DIRECTO 309/2010. **********. CONSIDERANDO: SEXTO. Es
esencialmente fundado el motivo de inconformidad que vierten los quejosos en el
sentido de que la sentencia reclamada es ilegal, ya que: - El Juez responsable, al
emitir la sentencia reclamada, resolvió en forma indebida el régimen de visitas y
convivencias que debía regir en definitiva entre el menor **********, y su progenitor
**********, pues dejó de advertir que el citado menor, no fue escuchado dentro del
procedimiento de origen y que, por ello, en la especie, no se contaba con los
elementos suficientes para estar en condiciones de emitir un pronunciamiento
definitivo en relación con el citado régimen de visitas y convivencias dentro de la
sentencia reclamada; máxime que dentro de la litis natural (hecho catorce de la
solicitud de divorcio), se alegó que el tercero perjudicado **********, tenía
conductas inestables que podían poner en peligro al citado menor. Lo anterior se
afirma en atención a las siguientes consideraciones. En el caso a estudio, es
preciso establecer, en primer lugar, que en una democracia constitucional como la
que se vive en México, el derecho familiar debe ser visto como un conjunto de
principios y valores procedentes de la Constitución, de los tratados
internacionales, así como de las leyes e interpretaciones jurisprudenciales,
dirigidos a proteger la estabilidad de la familia y a regular la conducta de los
integrantes del grupo familiar entre sí, y también a delimitar las relaciones
conyugales y de parentesco, conformadas por un sistema especial de protección
de derechos y obligaciones respecto de menores, incapacitados, mujeres y
adultos mayores, de bienes materiales e inmateriales, poderes, facultades y
deberes entre padres e hijos, consortes y parientes, cuya observancia alcanza el
rango de orden público e interés social. Esas facultades y deberes de carácter
asistencial que nacen entre los descendientes y ascendientes, parientes
colaterales (hermanos, tíos, sobrinos), tienen potestades y sujeciones establecidos
especialmente para la protección de los menores de edad. El derecho de familia
se ocupa, entre otros aspectos, aunque de manera preponderante, de la
protección de los menores, a través del ejercicio de la patria potestad, que es
considerada como institución protectora de la persona y bienes de los hijos
menores de edad no emancipados que, en principio, tiene su origen en la filiación.
En ese sentido, es pertinente precisar que el sistema jurídico de nuestro país
establece diversas prerrogativas de orden personal y social en favor de los
menores. Así, el texto actual del artículo 4o. constitucional establece: "Artículo
4o. ... Los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades
de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo
integral. "Los ascendientes, tutores y custodios tienen el deber de preservar estos
derechos. El Estado proveerá lo necesario para propiciar el respeto a la dignidad
de la niñez y el ejercicio pleno de sus derechos. "El Estado otorgará facilidades a
los particulares para que coadyuven al cumplimiento de los derechos de la
niñez. ..." De la declaración de principios contenida en el preámbulo de la
Convención sobre los Derechos del Niño, instrumento internacional en el que
nuestro país es parte, resaltan como puntos esenciales, los siguientes: a) La
igualdad de derechos para todos los miembros de la familia humana, la dignidad y
el valor de la persona humana; b) La promoción del progreso y elevación de los
niveles de vida dentro de un marco de libertad; el derecho de la infancia a tener
cuidados y asistencia especiales por su falta de madurez tanto física como mental;
la protección de la familia, como grupo en el cual la niñez crece y se desarrolla; c)
El reconocimiento de la persona humana en su niñez, su necesidad de crecer en
un ambiente familiar de felicidad, amor y comprensión para lograr un desarrollo
pleno y armonioso; d) La preparación de la niñez para una vida independiente con
"espíritu de paz, dignidad, tolerancia, libertad, igualdad y solidaridad"; e) La toma
de conciencia de las condiciones especialmente difíciles en las que viven muchos
niños y niñas en el mundo; y f) La importancia de las tradiciones. Con base en esa
declaración de principios, los artículos del 1 al 41 de la citada convención
enuncian, entre otros, los derechos para la niñez que a continuación se enumeran:
- El derecho a la vida y a un sano desarrollo psicofísico. - El derecho a la
identidad, que incluye el derecho al nombre y a la nacionalidad. - El derecho a una
atención especial en consideración a sus propios intereses calificados de
superiores en todas las instancias judiciales, administrativas o de bienestar social.
- El derecho a dar su opinión y que ésta sea tomada en cuenta en todos los
asuntos que les afecten, incluyendo los de carácter judicial y administrativo. - El
derecho a la no discriminación. - El derecho a vivir en familia, que incluye la
incorporación plena a una nueva familia a través de la adopción. - El derecho a ser
protegido contra peligros físicos o mentales, contra el descuido, el abuso sexual, la
explotación, el uso de drogas y enervantes o el secuestro y la trata. - El derecho a
que se le proporcionen los cuidados alternativos adecuados en caso de
desamparo familiar. - El derecho a una educación, trato y cuidados especiales en
caso de impedimento psicofísico o cuando hayan sido víctimas de maltrato. - El
derecho a disfrutar del más alto nivel posible de salud. - El derecho a la
enseñanza primaria y a una educación que respete su dignidad y los prepare para
la vida en un espíritu de comprensión, paz y tolerancia. - El derecho al descanso,
al juego y a las actividades culturales y artísticas. - El derecho a disfrutar
libremente de su cultura, religión o idioma. Ahora bien, de la indicada Convención
sobre los Derechos del Niño cabe destacar lo prescrito en los dispositivos 3, 9, 12,
19, 20, 21 y 27 que en forma preponderante constriñen a los tribunales judiciales a
velar por el interés superior del niño, en los siguientes términos: "Artículo 3. "1. En
todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o
privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los
órganos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será el
interés superior del niño. "2. Los Estados Partes se comprometen a asegurar al
niño la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar, teniendo en
cuenta los derechos y deberes de sus padres, tutores u otras personas
responsables de él ante la ley y, con ese fin, tomarán todas las medidas
legislativas y administrativas adecuadas. "3. Los Estados Partes se asegurarán de
que las instituciones, servicios y establecimientos encargados del cuidado o la
protección de los niños cumplan las normas establecidas por las autoridades
competentes, especialmente en materia de seguridad, sanidad, número y
competencia de su personal, así como en relación con la existencia de una
supervisión adecuada." "Artículo 9. "1. Los Estados Partes velarán porque el niño
no sea separado de sus padres contra la voluntad de éstos, excepto cuando, a
reserva de revisión judicial, las autoridades competentes determinen, de
conformidad con la ley y los procedimientos aplicables, que tal separación es
necesaria en el interés superior del niño. Tal determinación puede ser necesaria
en casos particulares, por ejemplo, en los casos en que el niño sea objeto de
maltrato o descuido por parte de sus padres o cuando éstos viven separados y
debe adoptarse una decisión acerca del lugar de residencia del niño. "2. En
cualquier procedimiento entablado de conformidad con el párrafo 1 del presente
artículo, se ofrecerá a todas las partes interesadas la oportunidad de participar en
él y de dar a conocer sus opiniones. "3. Los Estados Partes respetarán el derecho
del niño que esté separado de uno o de ambos padres a mantener relaciones
personales y contacto directo con ambos padres de modo regular, salvo si ello es
contrario al interés superior del niño. "4. Cuando esa separación sea resultado de
una medida adoptada por un Estado Parte, como la detención, el encarcelamiento,
el exilio, la deportación o la muerte (incluido el fallecimiento debido a cualquier
causa mientras la persona esté bajo la custodia del Estado) de uno de los padres
del niño, o de ambos, o del niño, el Estado Parte proporcionará, cuando se le pida,
a los padres, al niño o, si procede, a otro familiar, información básica acerca del
paradero del familiar o familiares ausentes, a no ser que ello resultase perjudicial
para el bienestar del niño. Los Estados Partes se cerciorarán, además, de que la
presentación de tal petición no entrañe por sí misma consecuencias desfavorables
para la persona o personas interesadas." "Artículo 12. "1. Los Estados Partes
garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio el
derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afectan al
niño, teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función de la
edad y madurez del niño. "2. Con tal fin, se dará en particular al niño oportunidad
de ser escuchado, en todo procedimiento judicial o administrativo que afecte al
niño, ya sea directamente o por medio de un representante o de un órgano
apropiado, en consonancia con las normas de procedimiento de la ley nacional."
"Artículo 19. "1. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas legislativas,
administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda
forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos
tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la
custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que
lo tenga a su cargo. "2. Esas medidas de protección deberán comprender, según
corresponda, procedimientos eficaces para el establecimiento de programas
sociales con objeto de proporcionar la asistencia necesaria al niño y a quienes
cuidan de él, así como para otras formas de prevención y para la identificación,
notificación, remisión a una institución, investigación, tratamiento y observación
ulterior de los casos antes descritos de malos tratos al niño y, según corresponda,
la intervención judicial." "Artículo 20. "1. Los niños temporal o permanentemente
privados de su medio familiar, o cuyo superior interés exija que no permanezcan
en ese medio, tendrán derecho a la protección y asistencia especiales del Estado.
"2. Los Estados Partes garantizarán, de conformidad con sus leyes nacionales,
otros tipos de cuidado para esos niños. "3. Entre esos cuidados figurarán, entre
otras cosas, la colocación en hogares de guarda, la kafala del derecho islámico, la
adopción, o de ser necesario, la colocación en instituciones adecuadas de
protección de menores. Al considerar las soluciones, se prestará particular
atención a la conveniencia de que haya continuidad en la educación del niño y a
su origen étnico, religioso, cultural y lingüístico." "Artículo 21. "Los Estados Partes
que reconocen o permiten el sistema de adopción cuidarán de que el interés
superior del niño sea la consideración primordial ..." "Artículo 27. "1. Los Estados
Partes reconocen el derecho de todo niño a un nivel de vida adecuado para su
desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social. "2. A los padres u otras
personas encargadas del niño les incumbe la responsabilidad primordial de
proporcionar, dentro de sus posibilidades y medios económicos, las condiciones
de vida que sean necesarias para el desarrollo del niño ..." En esos términos,
como efecto jurídico inmediato derivado de esa convención internacional, se
recoge en el sistema jurídico mexicano la fraseología: "interés superior de la
niñez", la cual implica que en todo momento las políticas, acciones y toma de
decisiones en esa etapa de la vida humana, tendrán que realizarse de modo tal
que, en primer término, se busque el beneficio directo del niño o niña a quien van
dirigidas. De esta manera, las instituciones familiares heredadas desde el derecho
romano sufren una importante evolución que permite hoy un mayor acercamiento
a los derechos de la niñez y se aleja de los intereses propios de los adultos. La
patria potestad es un ejemplo muy claro de esta evolución; antiguamente,
implicaba el derecho de vida o muerte que el padre tenía sobre las personas
sujetas a él; visión que, poco a poco, fue cambiando para dirigir su foco de
atención hacia la eficacia plena de los derechos de la niñez, estableciendo no sólo
atribuciones para quien ejerce la patria potestad, sino también deberes, pues los
primeros sólo existen en función de estos últimos y para facilitar su cumplimiento.
Así, la institución de la patria potestad se transforma de un simple poder o facultad
carente de trascendencia e injusto, en una verdadera función de carácter personal
y social. En el indicado panorama, el concepto interés superior de la niñez, cuya
salvaguarda es prioritaria en el sistema jurídico mexicano, permite delimitar con
precisión y claridad los derechos que les corresponden a las personas adultas en
relación con los niños, para lo cual se privilegia el deber de atenderlos y cuidarlos,
con el objeto permanente de alcanzar el mayor beneficio posible para ellos, como
un imperativo de la sociedad hacia las personas que ejercen la patria potestad o
custodia, de tal manera que la protección de los infantes en México se ubica
incluso por encima de los derechos de los adultos, y cumple hoy en nuestro
sistema jurídico una trascendente función de orden público e interés social. En ese
orden de ideas, por interés superior del menor debe entenderse el catálogo de
valores, principios, interpretaciones, acciones y procesos dirigidos a forjar un
desarrollo humano integral y una vida digna, así como generar las condiciones
materiales que permitan a los niños vivir plenamente y alcanzar el máximo de
bienestar personal, familiar y social posible, cuya protección debe promover y
garantizar el Estado en el ejercicio de sus funciones legislativa, ejecutiva y judicial,
por tratarse de un asunto de orden público e interés social. Así, por disposición
expresa del artículo 133 constitucional, los tribunales judiciales al resolver sobre
controversias que incidan sobre derechos de los menores, tienen la obligación de
atender a estas disposiciones, pues el citado precepto establece: "Artículo 133.
Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ellas y
todos los tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se
celebren por el presidente de la República, con aprobación del Senado, serán la
Ley Suprema de toda la Unión. Los Jueces de cada Estado se arreglarán a dicha
Constitución, leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda
haber en las Constituciones o leyes de los Estados." Acorde con lo que dispone
dicho precepto constitucional, los tratados son la fuente del derecho internacional
y, como consecuencia de ello, el Constituyente determinó la incorporación de las
normas contenidas en los tratados al sistema jurídico nacional, y las hace vigentes
en cuanto se cumpla con los requisitos que la misma establece. El Máximo
Tribunal de Justicia del País ha sostenido que, de acuerdo con la interpretación
gramatical de la primera parte del artículo 133 de la Carta Magna, para considerar
que un tratado sea, junto con las leyes emanadas de la Constitución y aprobadas
por el Congreso de la Unión, la "Ley Suprema de toda la Unión", es menester que
se satisfagan dos requisitos formales y uno de fondo: los primeros se hacen
consistir en que el tratado se hubiere celebrado por el presidente de la República y
que sea aprobado por el Senado. El requisito de fondo consiste en la adecuación
de la convención internacional con el texto de la propia Ley Fundamental. Por otra
parte, la Suprema Corte de Justicia de la Nación destaca la supremacía de los
tratados frente a la legislación local. Esa misma postura ha sido sustentada por las
diversas teorías asumidas por los principales constitucionalistas mexicanos, las
que plantean la superioridad de los tratados frente a la legislación local. Tal
situación se ve reforzada, no sólo por la fuerza normativa que representan los
compromisos internacionales sino, sobre todo, por el hecho de que ese tratado es
suscrito por el presidente de la República en su carácter de jefe de Estado y con la
participación del Senado de la República, en un proceso que representa la
participación de las entidades federativas para la incorporación de un compromiso
internacional al derecho positivo mexicano. Así, como lo ha determinado el más
Alto Tribunal Judicial, cuando surgen conflictos entre lo prescrito por las normas
de derecho interno y el derecho internacional adoptado como vigente, de acuerdo
con nuestro sistema constitucional, debe partirse de la base del nivel jerárquico de
la norma en cuestión y, sobre todo, al mandato que la Constitución Federal
establece sobre el particular; en consecuencia, un tratado tendrá la jerarquía que
expresa o tácitamente la propia Ley Fundamental le otorgue, y que en nuestro
ámbito constitucional se ubica jerárquicamente por encima de las leyes comunes y
federales y, en un segundo plano, respecto de la Constitución Federal. Sirve de
fundamento a lo anterior la tesis del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, publicada en la página 46 del Tomo X, noviembre de 1999 del Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, que establece:
"TRATADOS INTERNACIONALES. SE UBICAN JERÁRQUICAMENTE POR
ENCIMA DE LAS LEYES FEDERALES Y EN UN SEGUNDO PLANO RESPECTO
DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL. Persistentemente en la doctrina se ha
formulado la interrogante respecto a la jerarquía de normas en nuestro derecho.
Existe unanimidad respecto de que la Constitución Federal es la norma
fundamental y que aunque en principio la expresión ‘... serán la Ley Suprema de
toda la Unión ...’ parece indicar que no sólo la Carta Magna es la suprema, la
objeción es superada por el hecho de que las leyes deben emanar de la
Constitución y ser aprobadas por un órgano constituido, como lo es el Congreso
de la Unión y de que los tratados deben estar de acuerdo con la Ley Fundamental,
lo que claramente indica que sólo la Constitución es la Ley Suprema. El problema
respecto a la jerarquía de las demás normas del sistema, ha encontrado en la
jurisprudencia y en la doctrina distintas soluciones, entre las que destacan:
supremacía del derecho federal frente al local y misma jerarquía de los dos, en
sus variantes lisa y llana, y con la existencia de ‘leyes constitucionales’, y la de
que será ley suprema la que sea calificada de constitucional. No obstante, esta
Suprema Corte de Justicia considera que los tratados internacionales se
encuentran en un segundo plano inmediatamente debajo de la Ley Fundamental y
por encima del derecho federal y el local. Esta interpretación del artículo 133
constitucional, deriva de que estos compromisos internacionales son asumidos por
el Estado Mexicano en su conjunto y comprometen a todas sus autoridades frente
a la comunidad internacional; por ello se explica que el Constituyente haya
facultado al presidente de la República a suscribir los tratados internacionales en
su calidad de jefe de Estado y, de la misma manera, el Senado interviene como
representante de la voluntad de las entidades federativas y, por medio de su
ratificación, obliga a sus autoridades. Otro aspecto importante para considerar
esta jerarquía de los tratados, es la relativa a que en esta materia no existe
limitación competencial entre la Federación y las entidades federativas, esto es, no
se toma en cuenta la competencia federal o local del contenido del tratado, sino
que por mandato expreso del propio artículo 133 el presidente de la República y el
Senado pueden obligar al Estado Mexicano en cualquier materia,
independientemente de que para otros efectos ésta sea competencia de las
entidades federativas. Como consecuencia de lo anterior, la interpretación del
artículo 133 lleva a considerar en un tercer lugar al derecho federal y al local en
una misma jerarquía en virtud de lo dispuesto en el artículo 124 de la Ley
Fundamental, el cual ordena que ‘Las facultades que no están expresamente
concedidas por esta Constitución a los funcionarios federales, se entienden
reservadas a los Estados.’. No se pierde de vista que en su anterior conformación,
este Máximo Tribunal había adoptado una posición diversa en la tesis P. C/92,
publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Número 60,
correspondiente a diciembre de 1992, página 27, de rubro: ‘LEYES FEDERALES
Y TRATADOS INTERNACIONALES. TIENEN LA MISMA JERARQUÍA
NORMATIVA.’; sin embargo, este Tribunal Pleno considera oportuno abandonar
tal criterio y asumir el que considera la jerarquía superior de los tratados incluso
frente al derecho federal." Ahora bien, derivado de la adopción de la Convención
sobre los Derechos del Niño a la que se ha hecho referencia previamente, surge la
Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, publicada
en el Diario Oficial de la Federación el veintinueve de mayo de dos mil, con el fin
de desarrollar los lineamientos que derivan del artículo 4o. constitucional, y así
atender la necesidad de establecer principios básicos conforme a los cuales el
orden jurídico mexicano habría de proteger que niñas, niños y adolescentes
ejercieran sus garantías y sus derechos, estableciendo para tal efecto, como
principio central el del "interés superior de la infancia", que tal como se encuentra
dispuesto en la Convención sobre los Derechos del Niño, implica que las políticas,
las acciones y la toma de decisiones relacionadas con ese periodo de la vida,
tienen que darse de tal manera que, en primer término y antes de cualquier otra
consideración, se busque el beneficio directo del infante y del adolescente a quien
van dirigidas, señalándose en esa convención que las instituciones de bienestar
social, tanto públicas como privadas, los tribunales, las autoridades administrativas
y los órganos legislativos deberán responder, viéndolo como prioritario, a ese
interés superior del menor, de modo y manera tales que quien pretenda
fundamentar una decisión o medida en el interés superior del niño, deberá regirse
por la interpretación que se colige del conjunto de las disposiciones de esa
convención. Todo ello se precisó, justamente, en la exposición de motivos de la
Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.
Asimismo, se apuntó en esa exposición que nuestro sistema jurídico no atendía
aún a esta nueva forma de ver a los menores, porque fue diseñada cuando se les
consideraba como seres afectados de una especie de minusvalía, que los hacía
distintos de los adultos y dependientes de éstos, creando un sistema que
establecía un control casi ilimitado y autoritario sobre quienes no habían cumplido
aún la mayoría de edad, que no protegía sus garantías ni sus derechos, ni atendía
sus necesidades de desarrollarse y crecer plena, espontánea y libremente,
señalándose que un sistema de tal naturaleza resultaba contrario a la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos. Corolario de tales consideraciones fue
señalar la necesidad de marcos jurídicos que sustentaran y permitieran la puesta
en marcha de un nuevo sistema, con la participación en todo el país tanto de los
servidores públicos de todas las instancias, en los tres órdenes de gobierno, como
de las madres, los padres, otros familiares y demás integrantes de la sociedad
civil, para así cumplir los compromisos adquiridos al suscribir la Convención sobre
los Derechos del Niño. Así, según se lee de la indicada exposición de motivos,
esta nueva ley procuró desarrollar los lineamientos que derivan del artículo 4o.
constitucional, con el fin de atender a la necesidad de establecer los principios
básicos conforme a los cuales el orden jurídico mexicano habría de proteger que
niñas, niños y adolescentes ejercieran sus garantías y sus derechos,
estableciendo las bases de la acción concurrente de los Municipios, los Estados y
la Federación, para permitir que las Legislaturas Locales emitiesen disposiciones
sobre el orden normativo que obligara a que garantías y derechos constitucionales
se hicieran efectivos también a los menores, de conformidad con los principios
jurídicos dispuestos en la referida convención internacional, buscándose en todo
momento alcanzar el objetivo fundamental de esa protección, el asegurar a niños,
niñas y adolescentes la oportunidad de desarrollarse en todo sentido y con
plenitud, atendiendo para ello a una percepción social de la norma jurídica de
conformidad con la cual, para que una ley efectivamente promueva un cambio
radical sobre los derechos de los menores, debe proteger ese ejercicio tomando
en cuenta las especificidades y circunstancias de éstos en situación de
desigualdad real o sometidos al abuso de poder, extendiendo el ámbito de
efectividad de la norma al atenderse a la idea de que la protección de niñas, niños
y adolescentes debe preverse tanto en el ámbito público como en el privado. Para
tal efecto, según se apunta en la multicitada exposición de motivos, se planteó
como principio central el relativo al "interés superior de la infancia", que tal como
se encuentra dispuesto en la Convención sobre los Derechos del Niño, implica que
las políticas, las acciones y la toma de decisiones relacionadas con ese periodo de
la vida, tienen que darse de tal manera que, en primer término y antes de
cualquier otra consideración, se busque el beneficio directo del infante y del
adolescente a quien van dirigidas, señalándose en esa convención que las
instituciones de bienestar social, tanto públicas como privadas, los tribunales, las
autoridades administrativas y los órganos legislativos deberán responder, viéndolo
como prioritario, a ese interés superior del menor, de modo y manera tales que
quien pretenda fundamentar una decisión o medida en el interés superior del niño,
deberá regirse por la interpretación que se colige del conjunto de las disposiciones
de esa convención. Asimismo, permea en la intención de la ley, consolidar el
principio del trato igualitario como una forma de evitar abusos, violencia, un trato
discriminatorio y aun de explotación, pensando en quienes están en situación de
abandono o en estado de peligro por razones de violencia en cualquiera de sus
formas, en quienes sufren alguna adicción, los que están afectados por alguna
deficiencia física, emocional o mental o requieren tratamiento especial, quienes
trabajan, los que sufren las consecuencias del tráfico de personas y su
explotación, destacando como otro principio el de la familia, como espacio
primordial para el desarrollo de los menores y la corresponsabilidad entre la
familia, el Estado y la sociedad en la protección de sus derechos, para asegurar al
menor una vida libre de violencia y con respeto a la diversidad cultural. De igual
forma, se precisó el derecho de vivir en familia en la forma en que lo comprende la
Convención sobre los Derechos del Niño que es el de vivir en la familia de origen,
reunirse con ella cuando por diferentes razones ha habido una separación,
vincularse con ambos progenitores en casos de conflicto entre éstos e integrarse a
una nueva familia cuando es imposible la vida con la de origen, determinándose la
obligación de velar porque los menores sólo sean separados de sus progenitores
mediante sentencia judicial que declare, válida y legítimamente, la necesidad de
hacerlo y de conformidad con los procedimientos legales en los que se garantice
el derecho de audiencia de todas las partes involucradas, así como el derecho a
mantener el contacto y la convivencia con el progenitor de quien se esté separado.
Este Tribunal Colegiado constata que, efectivamente, la Ley para la Protección de
los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, en concordancia con la intención
prevista en la exposición de motivos, consagró en su artículo 3o., entre otros, los
principios del interés superior de la infancia; el derecho de vivir en familia como
espacio primordial de desarrollo; el de la corresponsabilidad de los miembros de la
familia, el Estado y la sociedad, y el de la tutela plena e igualitaria de los derechos
humanos y de las garantías constitucionales. A su vez, en su artículo 4o., la ley en
mención, introdujo el respeto irrestricto al interés superior de la infancia, pues
determinó que las normas aplicables a los menores se entenderán dirigidas a
procurarles, primordialmente, los cuidados y la asistencia que requieren para
lograr un crecimiento y un desarrollo pleno, dentro de un ambiente de bienestar
familiar y social, con el señalamiento de que, para atender a ese principio, el
ejercicio de los derechos de los adultos no podrá, en ningún momento, ni bajo
ninguna circunstancia, condicionar el ejercicio de los derechos de niñas, niños y
adolescentes. Por su parte, el artículo 7 del referido ordenamiento estableció como
obligación para las autoridades federales, del Distrito Federal, estatales y
municipales en el ámbito de sus atribuciones, la de asegurar a los menores la
protección y el ejercicio de sus derechos y la toma de medidas necesarias para su
bienestar, tomando en cuenta los derechos y deberes de sus madres, padres,
demás ascendientes, tutores y custodios u otras personas que sean responsables
de los mismos, siendo deber y obligación de la comunidad y, en general, de todos
los integrantes de la sociedad, el respeto y el auxilio en el ejercicio de sus
derechos. Finalmente, como parte del derecho de participar, el artículo 41 de la
indicada ley, determina que el derecho a expresar opinión por parte de los
menores implica que se les tome su parecer respecto de los asuntos que los
afecten y el contenido de las resoluciones que les conciernen. A su vez, los
artículos 48 y 49 determinan la creación de instituciones especializadas con
funciones de autoridad para la efectiva procuración del respeto a los derechos de
los menores, para lo cual se les faculta para representar legalmente los intereses
de niñas, niños y adolescentes ante las autoridades judiciales o administrativas,
sin contravenir las disposiciones legales aplicables. Lo expuesto se robustece con
lo establecido en los artículos 1 y 4 de la Ley de los Derechos de las Niñas y Niños
en el Distrito Federal, publicada en la Gaceta Oficial del Gobierno del Distrito
Federal el treinta y uno de enero de dos mil, ya que en dichos preceptos se
establece: "Artículo 1. La presente ley es de orden público, interés social y de
observancia general en el Distrito Federal. Los beneficios que se deriven de esta
ley, serán aplicables a todas las niñas y niños que se encuentren en el Distrito
Federal. ..." "Artículo 4. Son principios rectores en la observancia, interpretación y
aplicación de esta ley, los siguientes: 1. El interés superior de las niñas y niños.
Este principio implica dar prioridad al bienestar de las niñas y niños ante cualquier
otro interés que vaya en su perjuicio. ..." En las condiciones apuntadas, debe
concluirse que toda contienda judicial en que se vean involucrados derechos
inherentes a los menores, debe resolverse sin desatender un principio básico: el
interés superior del niño conforme lo disponen la Convención sobre los Derechos
del Niño; la Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes; y, la Ley de los Derechos de las Niñas y Niños en el Distrito
Federal. Ahí radica la importancia de la delimitación interpretativa que han de
realizar los órganos jurisdiccionales para establecer, en cada caso, de qué manera
se establece el interés superior del niño. Por otra parte, es importante destacar
que el derecho de visitas y convivencias, conocido en otros países como el
derecho de relacionarse, es una institución fundamental del derecho familiar en
México, que tiene como finalidad regular, promover, evaluar, preservar y, en su
caso, mejorar o reencausar la convivencia en el grupo familiar respecto de
menores fundamentalmente, al estar vinculado inicialmente tal derecho con la
patria potestad, así como con el derecho de guarda o custodia. Sin embargo, los
menores tienen derecho de convivir con sus padres aun en casos en que éstos
hayan perdido la patria potestad sobre ellos; de tal forma que ese derecho se
encuentra, incluso, por encima de la voluntad del guardiante o de la persona a
cuyo cargo se encuentre la custodia del menor, por tratarse de un derecho
humano principalmente dirigido al citado menor, aunque también favorezca de
manera indirecta a sus ascendientes. En sentido amplio este Tribunal Colegiado
considera, como lo ha hecho un sector de la doctrina especializada, que el
derecho de visitas y de convivencias se refiere a cualquier forma de comunicación,
es decir, al implementar el régimen de visitas y convivencias, el juzgador deberá
resolver acorde con las circunstancias de cada caso, para lo cual cuenta con una
gama muy amplia de posibilidades para promover la convivencia familiar, pues ello
se da en una carta o un telegrama, una llamada telefónica, un correo electrónico,
una videoconferencia, una reunión o una estancia por horas, días o semanas,
pues lo que trasciende es que todas son formas de convivencia que propician el
trato humano, aunque, sin lugar a dudas, ello ocurre con mayor intensidad cuando
las personas directamente se ven, se dan afecto y se conocen mejor; debiendo
prevalecer siempre en las modalidades que se adoptan, el derecho de los
menores de edad, conforme a su interés superior.(1) En atención a la realidad
social que prevalece en la actualidad, se ha colocado al derecho de visitas y
convivencias en un lugar destacado en el derecho familiar, no obstante que por
muchos años fue una institución relativamente intrascendente, que tenía un
carácter accesorio frente a otras instituciones a él vinculadas, otrora de gran
solidez en México como el matrimonio, realidad que dejó de prevalecer en nuestra
sociedad, por ello, en la época actual ese derecho denominado también de
custodia provisional, opera plenamente no sólo dentro del matrimonio, sino
después de roto cualquier vínculo matrimonial o incluso fuera del matrimonio, esto
es, en uniones libres, concubinatos y, por supuesto, en asuntos de adopción de
menores. Aún más, aunque en la práctica forense no se ha extendido y
desarrollado suficientemente el derecho de visitas y convivencias, éste no
solamente vincula al menor con sus padres, sino también rige en relación con sus
parientes (abuelos, tíos, primos), allegados y amigos. Así las cosas, es claro que
hoy el derecho de visitas y convivencias en nuestro país es una institución del
derecho de familia imprescindible para conseguir una mejor formación del menor
de edad, desde los puntos de vista afectivo y emocional, pues se reconoce en el
trato humano la existencia de un valor jurídico fundamental que debe ser
protegido, pues de él deriva la posibilidad de que el menor se relacione con ciertas
personas unidas a él por lazos familiares e, incluso, meramente afectivos en
situaciones marginales a la familia. Por supuesto que el derecho de visitas y
convivencias, y específicamente su implementación práctica en el régimen de
visitas y convivencias, adquiere una importancia inusitada en situaciones de crisis
matrimoniales, extramatrimoniales o de malos entendidos entre los miembros de
una familia. De ahí que se estime que en esos casos el derecho de visitas y/o
convivencias viene a ser un remedio o recurso de protección excepcional cuando
las relaciones familiares han dejado de ser normales, pues busca reactivar la
convivencia que se ha perdido o desgastado en un sin número de situaciones. Al
resolver, los Jueces deben atender necesariamente a la realidad imperante en la
sociedad, de tal forma que a través de sus interpretaciones se den respuestas
adecuadas que compaginen la realidad con el derecho con sentido de justicia y
equidad.(2) En nuestra sociedad mexicana, es común implementar un régimen de
visitas y/o convivencias entre padres e hijos tras la crisis matrimonial (hipótesis
que se actualiza en el caso a estudio), ya que en este tipo de crisis ocurridas
dentro del matrimonio o durante la tramitación de un proceso judicial de divorcio
(en las que se dan separaciones de hecho o bien derivadas de nulidades,
privación, suspensión o pérdida de la patria potestad, así como la violencia
familiar), se suele impedir la convivencia con uno de los progenitores e, incluso, se
rompe frecuentemente la posibilidad de relacionarse padres e hijos, en atención a
que se dificulta o imposibilita la convivencia entre ellos, pues los problemas de los
progenitores trascienden muy fácilmente a los hijos. En estos casos de crisis llega
a ocurrir que alguno de los cónyuges, o ambos, tomen partida y, frecuentemente,
en lugar de buscar acuerdos convenientes a los intereses de los menores, cierran
toda posibilidad al otro de ver o tener contacto con ellos, lo que provoca que estos
últimos se vuelvan víctimas verdaderas de las desavenencias del matrimonio, y no
en pocas ocasiones son utilizados como instrumentos que sirven para que los
cónyuges se ofendan o dañen entre sí, siendo por consecuencia los mayores
perjudicados no los cónyuges, sino los hijos. Por ello, es claro que en este tipo de
crisis, la autoridad jurisdiccional competente forzosamente deberá implementar el
régimen de visitas y/o convivencias a favor de los hijos menores de edad, de la
manera más conveniente, atendiendo al interés superior de éstos, con
independencia de los intereses y derechos con los que cuenten sus progenitores,
para el efecto de incentivar, preservar y reencausar la convivencia en el grupo
familiar, sobre todo entre los menores hijos con sus progenitores; máxime que ese
derecho es de orden público y de interés social, como ya se mencionó en párrafos
procedentes. Asimismo, no debe soslayarse que en nuestra sociedad mexicana,
cada vez es más frecuente el nacimiento de hijos fuera del matrimonio, siendo
que, en otras épocas, por razones culturales o por presión social, este tipo de
situaciones terminaba en matrimonio, pero hoy no es necesariamente así; y, ante
tal circunstancia, ocurre con frecuencia que los hijos menores de edad nacidos
fuera del matrimonio, suelen ser restringidos en el ejercicio de su derecho de
visitas y/o convivencias, ya sea por uno u otro progenitor. Es evidente que, salvo
casos de excepción en los que puede perjudicarse al menor, en ese tipo de
situaciones también debe operar con toda plenitud, el derecho de visitas y
convivencias, el cual tiene como objeto superar un problema humano de hecho
que muchas veces alcanza tintes dramáticos. Lo anterior se justifica, como se
asentó previamente, ya que al convivir se propicia el trato y la calidez humana, las
personas se ven, platican, se brindan afecto y, en síntesis, se conocen mejor. Con
las convivencias se fortalecen sentimientos afectivos y valiosos que colman los
fines de la institución familiar de visitas y convivencias, pues los acercamientos de
las personas son esenciales para alcanzar su tranquilidad, felicidad y armonía
personal, familiar y social, máxime cuando se trata de infantes. Es por ello que en
las familias conformadas a través de relaciones extramatrimoniales también debe
prevalecer la comunicación a través del derecho de visitas y convivencias que se
tiene previsto a favor de los menores. Por otra parte, debe señalarse que el
derecho de visitas y convivencias, como cualquier otro derecho, para lograr su
plena eficacia tiene que ver con aspectos sustantivos y procesales, de tal manera
que el Estado Mexicano ha comprometido esfuerzos a nivel nacional e
internacional en ambos rubros, tomando siempre como punto de partida el interés
superior del menor. La esencia de las visitas y las convivencias se encuentra en
las relaciones humanas y en la comunicación entre personas que en conjunto
tienden a enriquecerlas espiritual y afectivamente, sobre todo al menor tanto en
situaciones de normalidad, como de afectación o en riesgo de ser afectado, lo que
constituye la mayor justificación que se puede dar a nuestra institución de visitas y
convivencias. Del análisis de los textos vigentes de los artículos 1o. y 4o. de la
Constitución Federal, se advierte que hoy se vive un momento de protección
excepcional al menor de edad, que trasciende al derecho de visitas y
convivencias, donde convergen tanto el derecho privado como el público, pues en
los indicados preceptos constitucionales se consagra la pretensión de fortalecer
los vínculos entre los miembros de la familia lo cual, en principio, pertenece al
ámbito del derecho privado pero, al mismo tiempo, alcanza la esfera del derecho
público, ya que se consagra una salvaguarda absoluta en la protección de la
familia por parte del Estado, que está interesado en dar especial protección al
núcleo familiar, en el entendido de que, en gran medida, ello conduce a una mejor
sociedad. En materia de derecho público, existe un objetivo muy claro sustentado
en lo previsto en la Constitución, en los tratados internacionales, así como en las
leyes federales y locales, que consiste en implementar mecanismos eficaces de
protección de los infantes y forjar una sólida cultura jurídica respetuosa de los
derechos humanos en torno al derecho familiar y, en especial, al derecho de los
niños. Además, se previene la protección de las mujeres y los ancianos en los
entornos familiar y social.

Por lo anteriormente expuesto y fundado en los artículos 1, 2, 3, 4, 5, 11, 18,


21, 22, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27 al 34, 76, 77, 80, 1 14, 116, 124, 131, 132,139,
145, relativos a la ley de amparo,
a usted c. juez, Atentamente solicito
PRIMERO. -Tenerme por presentado en tiempo y forma mediante el
presente ocurso mi demanda de amparo y protección do la justicia de la unión,
contra los actos reclamados que se mencionan en el cuerpo del presente escrito y
que violan a mi más notorio perjuicio las garantías constitucionales invocadas
SEGUNDO. - CONCEDERME LA SUSPENSIÓN PROVISIONAL, y en
momento la definitiva, de los actos señalados como reclamados, ordenando se
expida copia certificada por duplicado de la resolución a mi favor.
TERCERO.- Se le de vista y se le corra traslado al agente del ministerio
público adscrito a este h. juzgado de la presente demanda, para que en su
carácter de representante social exprese lo que a su derecho convenga
CUARTO. -PREVIO los tramites de ley declarar que la justicia federal me
ampare y me proteja en contra de los actos de autoridad señalados, ordenándose
el pago de los daños y perjuicio ocasionados por la autoridad ordenadora por
parte de las autoridades ordenadoras,

PROTESTO LO NECESARIO

EDUARDO RUFFO LOPEZ VALDES

LIC. UEL ANGEL OROZCO VALDES


CED. PROFESIONAL 10851979

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