Reforma Protestante - Reporte de Lectura

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Consecuencias político-sociales de la reforma protestante – Waldo Luis

Villalpan.

Galloso Manzano César Abraham

Grupo: 1152

La reforma protestante fue inicialmente fundada por Martin Lutero y Juan


Calvino, principalmente ponían en duda el supuesto poder “divino” que tenían las
iglesias sobre el pueblo. Para esto, Lutero restaura toda la vigencia de la doctrina
del pontificado universal, en donde se dice que el ser humano sólo está a merced
de la potestad de Dios, por lo que es libre de toda atadura de poder terrenal,
como el que ejerce la iglesia. Con esto, se llega a la afirmación de que todo
hombre es igual ante Dios, independientemente de su ofició u ocupación, por
consiguiente, esta “jerarquía divina” que tenía la iglesia sobre todas las cosas se
vio derrocada.

En cuanto al poder político, se encontraba descentralizado en la edad media.


Los señores feudales ejercían la función bélica, la administración de justicia y la
recaudación de impuestos, así que el Rey carecía de coacción, y pasaba a ser
solamente un “un primo inter pares”.

Sin embargo, durante el mismo siglo de la reforma, el monarca empieza a


adquirir mayor fuerza política y económica, y, por consecuencia, el poder se
empieza a tornar más centralizado y absolutista.

Según la doctrina católica del poder; el poder era cedido al monarca por mandato
divino, o, en la otra situación, el pueblo era el que recibía este poder, para
posteriormente, otorgarle a un monarca elegido.

La doctrina de la libertad cristiana, postula que el poder político será absoluto en


tanto no contrarié los preceptos divinos. La causalidad del poder la justifica el
propio egoísmo del hombre, ya que, siempre verá por sus propios intereses, por
lo tanto, la existencia del estado es imprescindible para la preservación del orden
social en defensa de la innata imperfección humana.

Durante el renacimiento, se empezó a hablar del estado meramente como un


concepto político, sin una connotación teológica, por primera vez, se entendía al
estado como un concepto independiente a la teología. Maquiavelo fue quien
inició esta labor.

A su vez, la reforma también colaboro notablemente en el desarrollo del


humanismo moderno, y contribuyó a la independencia del hombre de todas las
cuestiones religiosas que lo encerraban y paralizaba impidiéndole una sana
investigación y autodesarrollo. Suprimió de plano la influencia autoritaria y
jerarquizada de la iglesia.

Al despojarse de esta autoridad a la iglesia, se le da al individuo, y basa su fe y


salvación en una experiencia personal e intransferible. En consecuencia,
empieza a formarse un hombre soberbio, que surge solo, tremendamente solo.
Su libertad, si bien, por un lado, ofrece la dicha y virtud de lograr su propia
independencia, por otro lado, lo priva de la “seguridad” que gozaba
anteriormente, también, de cierta estabilidad económica y social.

La reforma participa hondamente en el movimiento individualista posterior. El


concepto de vocación, presente en las doctrinas luteranas y calvinistas otorga al
hombre moderno una comprensión peculiar y sacra de su ofició. En
consecuencia, el hombre moderno, si bien arrancado del régimen jerarquizado y
ubicuo medieval, debe encontrar por sí mismo su nuevo lugar.

El derrocamiento de la reforma efectuó sobre toda la ciencia eclesiástica y


rígidamente interpretativa ha contribuido al nacimiento de una actitud crítica y de
nuevo examen de las verdades medievales.

Así el sentimiento liberador de inspiración teológica da por consecuencia una


insuperable investigación y profundización de las ciencias naturales y con el
correr de los siglos, las ciencias sociales.

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