Comercio Internacional
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Las tecnologías digitales son el principal motor que impulsa la reducción de costos en el comercio
de servicios, y están cambiando radicalmente los modelos empresariales y comerciales. Desde el
punto de vista de la oferta, la digitalización reduce sustancialmente los costos de entrada, lo que
aumenta la competencia y estimula la innovación. Desde el punto de vista de la demanda, la
digitalización pone a disposición de los consumidores una mayor gama de posibilidades. Todos
los indicadores apuntan a que los avances en el campo de las tecnologías digitales proseguirán
probablemente en el futuro, lo que sugiere que estas tendencias seguirán evolucionando con el
tiempo.
Las cadenas de valor mundiales fueron el principal canal de transmisión de los efectos del
COVID-19 al comercio mundial. Las medidas adoptadas por China en enero (cierre temporal de
la provincia de Hubei y de las fronteras del país) implicaron la suspensión de exportaciones de
insumos para industrias como la automotriz, electrónica, farmacéutica y de suministros médicos.
Esto obligó a la paralización por varias semanas de fábricas en América del Norte, Europa y el
resto de Asia que no disponían de proveedores alternativos, pues China es el principal exportador
mundial de partes y componentes, con un 15% de los envíos mundiales en 2018. A partir de
marzo, China reabrió gradualmente su economía y avanzó hacia la normalización de las
exportaciones. Sin embargo, el choque inicial de oferta sobre el comercio mundial se intensificó
gradualmente con un choque de demanda, producto de las medidas para minimizar el contagio
adoptadas en Europa y posteriormente en América del Norte y el resto del mundo.
La contracción del volumen del comercio mundial de bienes fue cercana al 18,5% en el segundo
trimestre de 2020 en comparación con igual período de 2019 (OMC, 2020a). Así, la caída durante
el primer semestre se habría situado en alrededor del 11%. Ello sugiere que la contracción del
comercio mundial en 2020 se ubicaría más cerca del extremo “optimista” del rango que va del -
13% (similar a la caída anual en 2009) al -32% proyectado en abril. Estas proyecciones dependen
claramente de la evolución de la pandemia durante el segundo semestre, particularmente en los
Estados Unidos, donde las tasas de contagio siguen en aumento.
Entre enero y mayo de 2020, el valor de las importaciones de bienes de la región cayó un 17,1%,
debido a una baja del volumen del 12% y una reducción de los precios del 5%. Las compras
externas disminuyeron en todas las categorías de bienes, contracción que se acentuó a lo largo de
ese período (véanse el cuadro 7 y gráfico 7). La mayor caída se produjo en los combustibles
(34%), resultado influido por la disminución de sus precios. Todas las otras categorías tuvieron
descensos superiores al 10%. Particularmente preocupante resulta la contracción de las
importaciones de bienes de capital y de insumos intermedios (14,5% y 13,6%, respectivamente),
que afectará la tasa de inversión y comprometerá la recuperación.
A pesar de todo, las conclusiones del presente Informe apuntan a varios factores que podrían
determinar cada vez en mayor medida a los Gobiernos no solo a abrir sus mercados de servicios,
sino también a tratar de obtener aperturas recíprocas de sus interlocutores comerciales.