Variedad Teatral en Los Años Noventa
Variedad Teatral en Los Años Noventa
Variedad Teatral en Los Años Noventa
- -
1
1
'
•
Variedad teatral
en los años noventa
MARINA LAMUS OBREGÓN
Trabajo fotográfico: Rafael Baena
decenio, y en éste se establece y gana reconocimiento. Esto quiere de- Memoria y olvido de Úrsula !guarán.
Con más frecuencia de la deseada haré generalizaciones que, con toda seguridad, res-
tan precisión a orientaciones artísticas, pero se convierten en microcosmos que reflejan
procesos análogos en .varios sitios del país. Al mismo tiempo, me permiten informar
sobre desarrollos artísticos, de tipo diacrónico, generadores de la diversidad actual.
Dentro de estos parámetros, la década del setenta se podría sintetizar como el perío-
do en el cual el teatro colombiano y latinoamericano conquistó prestigio en Estados
Unidos y Europa. Se habla de un teatro colombiano (no de teatros) porque el recono-
cido en el exterior fue el hegemónico, el cual formaba parte de un proyecto cultural
coherente, compuesto por una filosofía y una praxis política, que coadyuvaría en los
cambios estructurales del Estado. Fue un teatro formalizado por un método: la crea-
ción colectiva; Bertolt Brecht, el guía por excelencia del movimiento y las interpre-
taciones colombianas que de sus teo rías se hicieron, dieron identidad al teatro
colombiano.
,.
TEXTOS DRAMATICOS
A través del tiempo, de manera cíclica, se ha puesto en acto el" tema del texto escrito
en el teatro colombiano. Lo que distingue una época de otra son los énfasis en los
referentes y la jerarquización de las categorías artísticas que derivan en poéticas.
Pues en los años noventa revivió la importancia del texto escrito, de autor indivi-
dual. Esta importancia no se manifestó dentro de la polémica de si el teatro es litera-
tura o espectáculo, porque esta polaridad está superada. Surgió como planteamiento
diferente a la creación colectiva y al retomo, en el mundo occidental, de la valora-
ción del texto escrito, dentro del contexto de las teorías semiótica's. Perdura en unos
pocos la inclinación a subestimar la parte escrita y todavía la palabra Literatura, en
teatro, adquiere tinte peyorativo.
A finales del siglo, tres grupos de dramaturgos convergen para darle palabras e his-
torias al teatro colombiano: maestros ya consagrados como Enrique Buenaventura,
Gilberto Martínez, Carlos José Reyes y Santiago García, entre otros. En el segundo
,.
grupo se puede identificar a escritores como José Assad, Orlando Cajamarca, Alvaro
Campos, Henry Díaz Vargas, José Manuel Freidel, Guillermo Henríquez, Juan
Monsalve, Esteban Navajas, Víctor Viviescas, Carlos Ramírez Quintero, Phanor
Terán, Fernando Zapata y otros, cuya producción ha sido notable en el decenio ante-
rior. Estos autores, a través de montajes de sus obras, o de revistas, dan a conocer sus
nuevas realizaciones, porque las ediciones han sido pocas.
El tercer grupo, de mayor interés aquí, incluye autoras y autores que empiezan a
manifestarse en los últimos años y ocupan en la actualidad un lugar destacado:
Piedad Bonnett (conocida por sus obras en otros géneros literarios), Tania Cárde-
nas, Iván González, Héctor Gutiérrez, Rodrigo Rodríguez, Fabio Rubiano, Alber-
to Sierra, Ana María Vallejo, Carolina Vivas, Farley Velásquez, Fernando Velásquez,
Fernando Vidal, M ario Zapata, entre otros. La escritura, la construcción dramática
(forma de distri bución de la diégesis), el planteamiento, inclusive los temas de
estos escritores son diferentes e, indiscutibleme nte, deben ser materia de un análi-
sis, que va más allá de este panorama. Si se quieren encontrar aspectos comunes,
se podrían señalar algunos como: exploración de estructuras del lenguaje oral, uso
de figuras retóricas propias de la literatura -la metáfora, por ejemplo-, y una
búsqueda por caracterizar los personajes trascendiéndolos en lo privado y social.
Así mismo, el reconocimiento de los códigos culturales de la vida colombiana,
rica en diferencias étnicas, regionales, urbanas, con problemas de desintegración
social y de violencias.
Fernando González
Comp•llacl•ot
Teatro popular y callejero colombiano, Fernando González Cubierta de la publicación, Qviroprervs. Documentos de reflexión acerca
Cajiao (comp.), Santafé de Bogotá, Cooperativa Editorial Ma- del teatro de títeres en Colombia y el mundo, Santafé de Bogotá, año l.
gisterio, 1997. núm. 1, diciembre, 1991 , Libélula Dorada.
Debido al número reducido de textos editados, el cual no ofrece una visión del con-
junto del drama, a continuación se presentarán diferentes formas de escritura del
drama en las obras representadas:
De la reescritura
La cándida Eréndira de Gabriel García Márquez. Versión teatral: Carlos José Reyes y Jorge AJi Triana.
Bogotá, 1992. Teatro Popular de Bogotá y Teatro Nacional.
Gran provecho han derivado los teatristas de la obra narrativa de Gabriel García
Márquez; ya se le puede calificar como fuente clásica dentro de la práctica. Algunas
;
de las obras fueron: Memoria y olvido de Ursula !guarán, Colectivo Cien Años de
Soledad, Bogotá, 1991; En este pueblo no hay ladrones, Bellas Artes de la Universi-
dad del Valle, 1991 ; La cándida Eréndira y su abuela desalmada, de Carlos José
Reyes y Jorge Alí Triana, coproducción del Teatro Popular de Bogotá y el Teatro
Nacional, Bogotá, 1992; Los funerales de la mama grande, Teatro Actores,
Barranquilla, 1993; Crónica de una muerte anunciada, Teatro Abierto de Barranquilla,
1993; En la raya, Teatro La Candelaria, Bogotá, 1993; Un señor muy viejo con unas
alas muy grandes, Mapa Teatro y un grupo de actores de la India, Bogotá, 1996;
Alguien desordena estas rosas, Teatro Hora 25, Medellín, 1998.
_ teatristas. Ellos fueron Alvaro Cepeda Samudio y Andrés Caicedo Estela. Entre las
obras de Cepeda adaptadas se pueden nombrar: Los gaticos, de Crispulo Torres, Tecal,
Bogotá, 1991 ; Las muñecas que hace Juana no tienen ojos, puesta en escena por: La
Papaya Partía, Bogotá, 1993; también en este mismo año, en Barranquilla, la escenificó
Botía y Cortés Producciones y, en 1995, la Corporación Cultural Nuestra Gente, Medellín.
Los clásicos siempre han sido y seguirán siendo materia para reescribir. Una mues-
tra se encuentra e n los siguientes trabajos: La maldición, basado en La tempestad, de
William Shakespeare, Ensamblaje Teatro Com unidad, Bogotá, 1970; Orestea ex ma-
china, basado en la trilogía de Esquilo, Mapa Teatro, Bogotá, 1995; Eclipo rey, Qui-
mera, Bogotá, 1993 .
Dos ejemplos ilustran las o bras basadas en textos no ficcionales: Camita sepultada
en la luz, de Marybel Acevedo, basada en la biografía de Cami lle Claudel, de Anne
De textos poéticos se derivaron: Los días y las noches, obra basada en poesías de
Alejandra Pizarnik, Teatro del Arca, Bogotá, 1991; Homenaje a Leo, de Esquina
Latina, Cali, 1991, a partir de la poesía de León de Greiff; Emocionales, La Másca-
ra, Cali, 1992, en poemas de Ntozaire Shange; Proyecto Emily, en la obra de Emily
Dickinson, Trama Luna Teatro, Bogotá, 1996.
Varios grupos escénicos escogieron a Samuel Beckett y su obra para escribir las
suyas: Demortibus. Réquiem por Samuel Beckett, de Mapa Teatro, Bogotá, 1990;
Memoria de un genocidio interior, Vendimia Teatro, 1993; Días felices, Teatro de la
Memoria, Bogotá, 1993.
Quedan por fuera de los anteriores ejemplos otras reescrituras que encontraron su
fuente en la literatura española, hindú, en lo ancestral (entendido como la herencia
indígena: mitos, leyendas) y en otras series literarias.
La creación colectiva
Juzgada por algunos como expresión epigonal, poco significativa, la creación colec-
tiva sigue siendo cultivada. Algunas de las obras escritas con este método son: Mu-
jeres en trance de viaje, La Máscara, Cali, 1990; Voces, de la Casa de la Cultura de
Sabaneta, 1990; La incertidumbre del arrwr, Teatro Experimental La Mama, Bogotá,
1991; Tiempo de luna creciente, grupo Koré, Barranquilla, 1992; Azul, Teatro Expe-
rimental Tranvía, Manizales, 1993; Eroplastic, Fundación Cultural Los Fqnámbulos,
Bogotá, 1993; Segundos, Umbral Teatro, Bogotá, 1993; Cueros calientes, Grupo
Calipso, Tumaco, 1994; Cuidado con los fantasmas, La Carreta, Barranquilla, 1995;
En algún lugar, P. F. U. en Collor, Bucaramanga, 1995; además de dos obras del
Teatro La Candelaria, colectivo que siempre la ha tenido como parte de su quehacer
artístico: En la raya, 1993; Femina ludens, 1994.
Escritura de mujeres
,
Este fue un decenio especial para las mujeres de teatro, que ya no sólo se destacaron
como actrices, relacionistas, gestoras, campos conquistados hace años, sino que au-
mentó el número de escritoras y directoras. Esta afirmación no sólo es consecuencia
del estado actual del teatro colombiano y la promoción académica. Influyeron tam-
bién otros elementos de carácter social y cultural, como el incremento de las organi-
zaciones femeninas y de los estudios de género.
El lenguaje del silencio conjugado con diferentes sintaxis corporales fue otra carac-
terística de algunas propuestas, como la de María Teresa Hincapié, con el perfor-
mance Acción en el tiempo y en el espacio, Bogotá, 1991; En silencio, de Marina
Cruz o Femina ludens, de las mujeres del Teatro La Candelaria, dirigidas por Nohora
Ayala, que presenta amores, rutinas y dific ultades cotidianas, a través de una sana e
irónica risa de lo femenino.
Las raíces míticas de lo femenino las plasmó Beatriz Camargo en una obra sobre la
ceremonia del maíz, en la cual se conjugan el amor y la tragedia. Otras teatristas con
producción fue ron: Patricia Ariza, conocida actri z y directora desde hace varios de-
cenios; Carolina Vives, escritora y di rectora; Gloria Ospina, Marta Cecilia Restrepo,
Juliana Reyes y Nohora Ayala, dit"ectoras; jóvenes escritoras vinc uladas a la activi-
dad teatral desde diferentes aspectos como Tania Cárdenas, Ana María Vallejo,
Gabri e l a Quin , L avinia Fiori. Y así s uces iva mente se puede n n omb ra r
individualidades, grupos y elencos artísticos que sobrepasan numéricamente los de-
dos de las manos y llevan a los escenarios propuestas relacionadas con la muj er.
En algunas obras escritas o dirigidas por hombres se pudieron apreciar los aspectos
señalados antes. Entre dichos dramaturgos se destacan José Manuel Freidel, quien
en algunas obras personifica heroínas sin esperanzas; Juan Monsalve con El huso de
la naciencia, Bogotá, 199 1; Fabio Rubiano con María es tres, en donde la mujer
puede expresarse y hacerse oír.
TABLAS
La cartelera
Estas innovaciones no fueron una constante en todas las ciudades del país. Algunos
analistas todavía señalan en sus artículos cierto estancamiento en realizaciones
escénicas, fallas serias en montajes, luces, vestuario y abuso de recursos. Tal vez el
estancamiento más grande, que ahonda las diferencias entre grupos de diferentes
centros urbanos, es la falta de registros artísticos (dramaturgia y espectáculo) en el
momento de abordar los temas de las identidades regionales, pues las resuelven con
el gesto superficial, manteniendo estereotipos y el "color local", como decían los
románticos.
Para ilustrar tendencias de la cartelera de los años noventa, mostraré en cifras algu-
nas de sus características. Se tomaron 698 piezas del repertorio en escena (no se
incluyeron los remontajes de la misma década), correspondientes en un mayor por-
centaje a las carteleras de Barranquilla, Bucaramanga, Cali, Manizales, Medellín,
Santafé de Bogotá y, con menor representación, otras ciudades. De dicha cifra, más
de 279 son de autores colombianos (escritas en las modalidades de reescritura, crea-
ción colectiva y autor individual); 25, del repertorio latinoamericano; 33, del espa-
ñol. Traducciones de otros idiomas, así: 15 del repertorio italiano, 13 del inglés, 15
del norteamericano, 18 de países europeos de otras lenguas y 4 de otras culturas.
Luis Vargas Tejada, con la comedia Las convulsiones, sigue siendo el autor pre:feri-
do por teatristas y el público, a lo largo de la historia. Sucesivos montajes así l0
corroboran. Otra obra del repertorio colombiano es, igualmente, favorita; se trata de
Voces en
Antolog1a de dramaturg
Cubierta de la publicación, Voces en escena. Antología de Cubierta del libro de Luis Vargas Tejada, Las convulsiones.
dramaturgos latinoamericanas. Nora Eidelberg y María Mercedes Santafé de Bogotá, Panamericana Editores, Serie sainete, 1996.
Jaramillo (eds.), Medellín, Universidad de Antioquia, 1991.
En la diestra de Dios padre (adaptac ión del cuento de Tomás Carrasquilla), del maestro
Enrique Buenaventura. Esta selección es hecha por agrupaciones pequeñas, de esca-
sos medios técnicos, y por otras con mayores recursos , demostrando una vez más la
ductilidad de la pieza y el gusto por el tema. Debido a la temprana muerte de José
Manuel Freidel, se le rindieron j ustos homenajes, y a lo largo del decenio se reali za-
ron montajes de sus obras.
La década de los noventa también vio resurgir, y con mucha afluencia de público, la
comedia costumbrista
,
y paródica de tema urbano; sus cultivadores más notables son
los actores de El Aguila Descalza, de Medellín. El tema ecológico y de conservación
de recursos naturales se manifestó por medio de la vieja estructura de los géneros
didácticos; ta l vez éste sea el heredero más reciente del teatro político del país, si se
pretendiera trazar una secuencia histót;ca del desarrollo de dichos géneros.
Entre los autores de habla hispana más representados se encuentran Federico García
Lorca y Alfonso Paso Gil. Y de los actuales, la argentina Griselda Gambaro y el
español Sanchís Sinisterra. Desde antes que se le otorgara el premio Nobel, en 1997,
uno de los autores preferidos por los grupos colombianos es el italiano Darío Fo, y
entre sus obras la más representada ha sido Pareja abierta, escrita con Franca Rame,
llevada a la escena por El Tinglado (Medell ín, 1990), El Taller Teatral El G lobo
(Cal i, 199 1), e l Teatro Nacional (Bogotá, 1996). Del mismo autor, Todas tenemos la
misma historia, El Tinglado (Medellín, 1990); M isterio bufo, El Tinglado (Medellín,
1991), obra remontada en 1996 por el mismo Gi lberto Martínez; En silencio, dirigi-
da por Críspulo Torres, Tecal (Bogotá, 199 1).
Es posible que, debido a la agudización de los conflictos internos del país, algunos
teatristas hayan encontrado en el teatro de situaciones absurdas y en el teatro del '
absurdo una buena manera de ejemplificar la sociedad actual, de enfrentar al hom-
bre con las últimas realidades, con su propia condición, su miedo, y por ello escogie-
ron autores representativos del teatro del absurdo: Beckett y Ionesco, entre otros.
A fi nes del decenio sigue existiendo una brecha entre las agrupaciones que experi-
mentan con diferentes códigos estéticos hasta consolidar una poética propia, y las
compañías que consiguen el favor del público por medio de obras escritas bajo for-
mas de dramaturgia popular, o que han alcanzado el éxito en otras latitudes y llegan
precedidas del halo de la consagración internacional. Varias e tiquetas han marcado
estas prácticas artísticas, como si se tratara de dos bandos homogéneos. Para los
primeros, las expresiones que los autodefinen se han ido incrementando a medida
que la década transcurre: teatro artístico, teatro experimental, teatro serio, teatro-
teatro.
Para los segundos, el decenio comenzó con un solo término que parecía suficiente
para calificar los elementos del continente: teatro comercial; y a medida que se acer-
ca el nuevo milenio se han multiplicado: teatro rosa, teatro frívolo, teatro digestivo
-o teatro para hacer la digestión, expresión retomada de la vida teatral francesa del
siglo pasado- , teatro chatarra, show business, entre otros. Esta riqueza léxica está
reflej ando la variedad en los terrenos del teatro de entretenimiento y la heterogenei-
dad de las propuestas.
Los anteriores rótulos han salido de los ·mismos teatristas y de críticos teatrales (to-
davía en tono estigmatizador), y no del público; pero tienen como objeto, precisa-
me nte, llamar la atención de éste, para que antes de sentarse en las butacas tenga un
acercamiento, una macrodefinición, en vista de que el teatro de entretenimiento pri-
vilegia a un tipo de espectador.
En este final del siglo es interesante abordar un postulado muchas veces repetido en
los medios de comunicación y dentro de los recintos teatrales, que pareciera estar
unificando diferencias entre dos concepciones - bastante opuestas- del quehacer
teatral actual. Se trata del enunciado: el público va al teatro a divertirse, o cualquiera
de sus variantes, que es dicho por directores del teatro de entretenimiento y por el
maestro Santiago García. Sin embargo, es necesario precisar que cuando García dice
esta frase, idéntica en el nivel sintáctico, es abismalmente diferente en otros niveles,
porque está aludiendo a algo distinto. En efecto, examinando obras del Teatro La
Candelaria subyace en ellas el espíritu de la filosofía que alimenta algunos géneros
cómico-serios de la literatura, y conservan el fermento de lo carnavalesco, cuyos
antecedentes más cercanos se encuentran en Valle-Inclán y Brecht, por nombrar solo
dos autores de esta vertiente.
Dentro de estas obras los sistemas de referencia se dan en varios planos, porque
llevan en sí una actitud crítica y reveladora de la actualidad. La lengua de dichas
obras mantiene su acento en lo paródico, en los juegos de palabras, en los múltiples
sentidos, testimoniando diferentes puntos de vista. El fermento carnavalesco man-
tiene viva una de las vertientes del teatro colombiano, de origen colonial , legada por
la cultura hispánica.
Ahora bien: cuando los produc tores del teatro de e ntretenimiento dicen la menciona-
da fra.s e, se están refiriendo a otro quehacer teatral , igualmente con tradición, que no
por ello da garantía de artístico en todos sus elementos; pues cada vez que, histórica-
mente, se manifiesta combina la fórmula, lo cual no quiere decir experimentación:
sus personajes y textos - escrito y escénico- son esquemáticos. Las difere ncias
epocales radican en la saturación de los elementos frívolos, que cada sociedad exa-
cerba, pero justifica su índole. Y en teatro, como en otros aspectos de la vida de la
sociedad, no se puede confundir demanda con calidad.
De colectivos y directores
'•
. .. ~
1
. . . -·
Dentro de una perspectiva histórica cultural, cincuenta años, inclusive, sería poca
edad, pero al exami nar el recorrido y las repercusiones de colectivos y directores se
puede afirmar que han creado identidad artística, por las redes que han establecido,
que ya forman parte de los referentes culturales del país.
Entre los colectivos que nacieron en el presente decenio se encuentran: Umbral Tea-
tro, dirigido por Carolina Vivas, de Bogotá; también de esta ciudad el grupo Varasanta,
dirigido por Fernando Montes, Tábula Rasa, por Ricardo Sarmiento y el grupo Índi-
ce. El Teatro de Seda y Hemisferio Teatral, ambos de M edellín; Fundación Cultural
Actores en Escena (Faces), de M anizales, grupo que surge de una división del Teatro
Independiente Chipre -Tich-, en 1994. En Barranquilla nace en 1993 Factoría de
Ilusiones y Teatro de Monocucos, dirigido por Manuel Sánchez, quien había sido
cofundador de Arro'conmango. En Bucaramanga, en la Biblioteca Pública Gabriel
Turbay, Arte Teatral, grupo que se estrena con la obra Con La vida del otro.
Las anteriores agrupaciones, j unto con las que hicieron su aparición en el decenio de
los ochenta (especialmente al final), están representando las múltip les te ndencias
artísticas con las que termina el siglo: búsqueda de imágenes limpias y precisas en el
escenario, juego de colores que colaboran con esas imágenes (Vivas, de Umbral
Teatro); estética en la que se conjugan metáforas verbales con las visuales, y en éstas
últimas introducción de tecnología, música, danza, tratando de explicar la sociedad
urbana (Rubiano, de Petra Teatro); recuperación del lenguaje verbal, del encanto del
sonido de las palabras, del diálogo del teatro tradicional (Sarmiento, Tábula Rasa);
nueva apropiación de las teorías del teatro antropológico, proyectándolas a la repre-
. sentación del ciudadano de las grandes ciudades (Montes, de Varasanta); interacción
con los diferentes estratos de la sociedad, buscando una nueva forma de re lacionar el
teatro y la sociedad (Arte Teatral). Y, además, las audaces búsquedas de los teatristas
La revisión de las carteleras muestra que, en los últimos diez años, M edellín ha sido la
ciudad teatral por excelencia, con mayores producciones y propuestas constantes al
público. Variedad y matices dentro del teatro "serio" y el teatro de entretenimiento. Es
un teatro profesional, multifacético, con variados géneros y fotmatos, y deseos de
mostrarse. A pesar de las quejas de algunos directores medellinenses, contrarias a las
aquí expresadas, el teatro tiene públicos renovados y jóvenes. La acción de varios
teatristas y grupos se extiende a poblaciones del mismo departamento y existe cierta
influencia e intercambios benéficos con teatristas de la costa atlántica y de Cali.
Este horizonte del teatro de Medellín se puede atribuir a varias circunstancias, entre
las cuales se deben considerar aspectos de la historia reciente de la ciudad y desarro-
Crisis .. . Crisis .. .
Crisis en teatro parece ser antónimo de auge, y ambas palabras se utilizaron en este
decenio. En efecto, algunos analistas percibieron al teatro pasando por un "especial
auge" y otros, por el contrario, señalaron crisis generalizada. Y, definitivamente,
ésta última se impuso para interpretar el teatro. A fi nales del milenio se convirtió en
lugar común, en muletilla. Por esta razón, con el objeto de dar contexto a situaciones
en que la palabra ha sido puesta en escena, se registrarán algunas de ellas que pueden
dar contenidos al concepto y proyectarlo, así los énfasis sean regionales.
La primera vez que se tocó el tema al comenzar el decenio fue con motivo del avan-
ce del teatro comercial, que rápidamente conquistaba -públicos y taquillas. La crisis
se relacionaba, por una parte, con la carencia de propuestas que superaran las de los
teatristas de los años setenta y, por otra, con la falta de fo rmación del público. Como
se puede apreciar, el planteamiento cuestionaba todo el teatro de ese entonces, y
saltaba a la vista la existencia de un público, desdeñado hasta ese entonces por los
mismos teatristas, y que era el patrocinador del teatro comercial.
En todo el país, una y otra vez se ha atribuido la crisis a la fal ta de una política
gubernamental que consulte la realidad del país. En especial en la capital, se ha acha-
cado a la televisión, que por su peculiar manejo de las fi nanzas puede hacer ofertas
económicas más atractivas a directores y actores de las que el teatro puede hacer.
Boletín Cultural y Bibliográfico, Vol. 36, núm. 50- 51, 1999 135
Teatro El Parque, Santafé de Bogotá, fundado en 1936.
Así que, a manera de conclusión, se puede decir que el resultado es una permanente
tensión entre la existencia del teatro colombiano y su inexistencia, entre lo más y lo
menos. Pero, tal vez, sea importante hacer resaltar que el teatro ha ido cambiando
(así, en gerundio) y las categorías con las cuales vemos e interpretamos nuestro
teatro están ajadas, conducen a los archipiélagos, sin, todavía, encontrar los accesos
a las relaciones artísticas y conceptuales.
En este apartado es necesario recordar que el espacio ocupado por un edificio teatral y
su arquitectura, así como el del espectador, es un factor fu ndamental en las prácticas
artísticas, por las relaciones e interacciones que se generan. Este factor forma parte de
la estética de cada grupo y fija o transforma la representación (escenario, escenografía,
butacas, luces, entre otros elementos). A su vez, los espacios teatrales y la arquitectura
crean una serie de códigos culturales reconocibles en las urbes y en la nación.
Los teatros colombianos, integrados a los monumentos nacionales, poseen una cate-
goría cultural específica: su sistem a está predeterminado y responde a necesidades
teatrales fijadas en una época. Por el contrario, los teatros alternativos, los teatrillos,
aunque no son la solución ideal con la cual cada agrupación sueña, son espacios
"modelables", según las necesidades de los montajes; se establecen relaciones entre
su arquitectura, el texto teatral, los personajes, las formas de representación, que
buscan mayor significación.
Por estas mismas fechas, 1993, se comenzó a restaurar el teatro Materón , de Palmira,
el cual se convertiría en teatro municipal; alberga 920 personas. A diferencia del
teatro caleño, el de Palmira fue construido para representaciones teatrales y para
exhibición de filmes. Concepto de influencia norteamericana. Fue edificado en 1937
por José María Materón y la familia Garcés.
Con el último sismo de Popayán, el teatro Vale ncia sufrió destrozos en un 70% de su
estructura. Su rescate y restauración comenzó en 1993, y para finales de 1997 ya
podía, literalmente, subir y bajar los telones, gracias a su nueva tramoya y escenario,
escenografías y concha acústica, además de todo lo necesario para su funcionamien-
to. La restauración buscó mantener el estilo francés que lo ha caracterizado.
El teatro infantil del Parque Nacional, de Bogotá, es con siderado uno de los mejores
ejemplos de la arquitectura moderna bogotana. Proyectado por el arquitecto Carlos
Martínez, en 1936, dentro del parque diseñado por el urbanista austríaco Karl Brunner,
como sitio de recreación, con jardines, fuentes y esculturas. La restauración y las
nuevas adecuaciones mantienen la calidad arquitectónica del teatro y se preservan el
paisaje y el ambiente con especies nativas. En un tiempo récord de dos años, el
nuevo teatro, llamado ahora El Parque, abrió sus puertas a los niños, con biblioteca,
talleres y una interesante programación.
La sede del Pequeño Teatro fue declarada por el concejo de Medellín patrimonio
cultural y arquitectónico de la ciudad. La casa, de estilo republicano, se remodeló
con motivo de la celebración de 20 años de existencia (1975-1995) del Pequeño
Teatro y obedeció, en especial, a las exigencias de la actividad teatral. Pero no todo
fue teatro y alegría en este cumpleaños, pues al poco tiempo su director, Rodrigo
Saldarriaga, declaraba la imposibilidad de sostener la casa y el grupo escénico, no
por falta de ganas y de dramaturgia, como lo demuestra su recorrido artístico, sino
por carencia de recursos económicos.
En el tradicional barrio de La Soledad, en Bogotá, una casona con fachada estilo art
decó, que durante cincuenta años había sido una sinagoga, fue adquirida en 1994 por
el Teatro Nacional para desarrollar actividades de enseñanza y como sede de eventos
especiales y logísticos de los festivales iberoamericanos de teatro. A este nuevo es-
pacio se le llama Casa del Teatro Nacional.
En este decenio siguieron los teatristas acondicionando casonas. Algunos han empe-
zado en los patios, o en los jardines de dichas casas, con pocos elementos, sin gran-
des tramoyas, ni palcos, ni galerías, mientras alcanzan los recursos económicos para
su adecuación a las nuevas necesidades. Mantienen así una tradición y el viejo anhe-
lo de tener sede propia. En Cali las llaman salas de barrio y existen en la actualidad
seis. En esta ciudad "estrenaron" casa: Tutruica, en el barrio San Fernando; Domus
Teatro. en el barrio El Refugio; Salamandra, en 1994, en el Santa Fe. Aunque el
barrio por excelencia en Cali, para este tipo de adecuaciones, ha sido el San Antonio,
en donde se establecieron Epidauro y La Máscara, a mediados de 1992.
Los festivales
Sin abordar los inevitables desacuerdos, las frustracio nes, la socorrida crítica al jura-
do, con los fes tivales nacionales se rati ficó en el teatro que el país sigue teniendo un
desarrollo dispar y mantiene el centralismo. En la dramaturgia y puesta en escena
hay desigualdades; todavía algunos colectivos están anclados en el pasado o desco-
nocen el rigor con que se debe abordar el hecho estético. El esquema competitivo
puso todavía en mayor desventaja a jóvenes y bisoños frente a grupos con experien-
cia; a grupos de provincia, que no han podido desarrollarse suficientemente, con los
de más recorrido artístico de algunas capitales, estables, los cuales están, continua-
mente, confrontados a un público que accede a una mayor oferta de bienes culturales.
Así que el postulado democrático de "dar participación a todos", ideal en este país
intolerante, terminó necesitando precisión y claridad en los criterios de evaluación.
Y un diseño de políticas teatrales, antes de los festivales, mejor aún que como co nse-
cuencia de ellos, cuando los resultados finales ratificaron los pronósticos.
Al respecto hay consenso en que estos eventos crean ámbitos de tolerancia, de res-
peto y permiten conocer experiencias artísticas disímiles; todo ello indispensable
para el país, signado por la vio lencia; así mismo, un festival permite que los teatristas
y los públicos más "educados" se enteren, en pocos días, de las nuevas tendencias
estéticas y entrar en contacto con el teatro nacional y el del "mundo", ya que los
festivales reflejan el estado del teatro en un momento determinado.
Pero la formación de nuevos espectadores no parece ser uno de los temas y objetivos
de los festivales, a no ser que se crearan mecanismos a largo plazo. Y dada la canti-
dad de festivales, de mayor o menor importancia, éstos no han sido efectivos para
lograr una cultura teatral en la población. Tal vez el ejemplo más claro sea el de ! El Pequeño Teatro creó un ambi·
cioso plan de ..acercami.:nto de la
Manizales, que teniendo un festival de tan amplia trayectoria, con público manizalita juventud ... en 1990: Esq uina Lati·
na. en el distrito d.: Ag uablanca
fiel a su festival, no tiene un movimiento teatral fuerte ni un público constante para ( 199 1) y ron jorrwda~ culturale'
el teatro regional. Las autoridades han tenido que acudir al diseño de un plan, entre en lo" colegios. En Barranquilla.
T.:obaldo GuiJJ¿n. del Teatm Ex·
otros motivos, para incentivar el teatro de la zona. perimental. puso en ejecución el
programa ··vayamo" al t.:atro ...
dirigido a c~tudiantt!~ d.: b:u:hilk·
Examinando la cotidianidad de los colectivos, sin la deformación estadística que rato. En el mi,mo Barranqllllla. El
Tdón de~•molló un pro¡;rarna in·
arroja un festival, falta más público para el hecho artístico cotidiano. Por ello algu- teresante ¡J.: ¡¡nálbi" d.: o bras de
nos grupos del país2 diseñaron durante el decenio programas de formación de públi- teatro.
cos en barrios populares y con públicos infantiles y juveniles, para lograr el anhelo
de un público constante y conocedor, que los festivales no les han dado.
El decenio comenzó con una de las noticias más tristes para el teatro: José Manuel
Freidel (Santa Bárbara [Antioquia], 1951-Medellin, 1990) fue asesinado en Medellín,
a pocas cuadras de la sede de Ex Fanfarria Teatro, en donde dirigía un ensayo. Nadie
sabrá exactamente que pasó. La violencia truncó el deseo de Freidel de seguir escri-
biendo teatro hasta cumplir noventa años, y acabó con la vida de uno de los teatristas
más originales de nuestro medio. Fue actor, director y creador de agrupaciones, pero
sobre todo fue escritor de teatro. Freidel deja de herencia su obra y realizaciones.
Otro dramaturgo que también murió fue Fernando González Cajiao (Bogotá, 1938-
1997), a quien en su momento se le rindieron justos homenajes. González C~jiao,
además de haber sido escritor, fue pionero en la investigación histórica teatral.
Carlos Arturo Alzate murió en Bogotá, en 1993; dejó en el ámbito del teatro nacional
importantes realizaciones. Dramaturgo y actor, dirigió varias puestas en escena y fue
docente y director de la Escuela Nacional de Arte Dramático. Participó en el comité
de selección del Festival Internacional de Teatro de Manizales.
Jaime Botero Gómez, de familia paisa con tradición teatral (su padre había sido
dueño del teatro de Rionegro ), radicado en Bogotá, murió en 1994; estuvo dedicado
al teatro como actor, director y maestro de actuación, y a la televisión como actor y
libretista, durante 40 años.
Entretelones
Ya para terminar, tengo que agregar que se omitieron temas importantes, debido a su
extensión y a falta de espacio; por ejemplo, los temas de investigación teatral, que
durante el decenio presentaron un cambio en el objeto de interés; las publicaciones
de revistas y libros: pocas muy pocas; la dramaturgia infantil tuvo avances impor-
tantes, y no faltaron .e n las carteleras. Los mimos estuvieron más silenciosos que
nunca; en 1998 reaparecieron con el Primer Festival de Pantomima y Teatro Mudo,
que tuvo como objeto recuperar el espacio perdido.
Por los lados de la crítica teatral hubo una significativa cualificación, a raíz de los
talleres nacionales sobre el tema, y de la constitución, en 1994, de la Asociación
Colombiana de Crítica e Investigación Teatral (Acit). Los miembros de esta asocia-
ción están publicando artículos con alguna regularidad.
La formación del actor, desde e l punto de vista de los programas académicos, tuvo
cuestionamientos que terminaron arrojando resultados. Dichos interrogantes tenían
que ver con la existencia de varias escuelas en el país, desperdigadas, sin intercam-
bio de metodologías pedagógicas, de experiencias, sin encuentros artísticos. Como
resultado de las evaluaciones, algunas escuelas fueron sometidas a reestructuraciones.
Algunos avances se dieron en la legislación sobre derechos del actor. Tal vez dos o
tres hechos fueron significativos: en 1996, el congreso sobre los derechos intelec-
tuales del actor, que redactó una ley tipo; en 1997 el reconocimiento de profesiona-
les a los actores; la seguridad social, a aquellos actores que ya pasaron su ciclo de
trabajo. Estas iniciativas partieron del Círculo Colombiano de Artistas.
1990
Álbum, creación colectiva, obra basada en textos de Manuel Mejía Vallejo y Óscar
Castro, La Mancha (Medellín).
Apasionada, dirige Antonio Corrales, La Baranda (Bogotá).
Arlequín, servidor de dos patronos, de Cario Goldoni, dirige Jaime Arturo Gómez,
Teatro Actores de Colombia (Bogotá).
Cantos y cuentos, escrita y dirigida por Misael Torres, Ensamblaje Teatro (Bogotá).
Caperucita Roja, obra para niños, Teatro Popular de Medellín.
Cenicienta, Teatro Popular de Medellín.
Con la vida del otro, Arte Teatral (Bucaramanga).
Comedia repugnante de una madre, dirige Luis Carlos Medina, Bellas Artes Univer-
sidad de Antioquia (Medellín).
Contrapunto al siglo, grupo Aleph (Pasto).
Cosas de papá y mamá, de Alfonso Paso Gil, dirige Carlos Ordóñez.
Crack, La Libélula Dorada (Bogotá).
Crónicas del delirio, dirige Críspulo Torres, Tecal (Bogotá).
Cuartito azul, al rescate de la ternura, Muñecos La Fanfarria (M;edellín).
Chorilío Sietevueltas, dirige Cristóbal Peláez, Teatro Matacandelas (Medellín).
Demortibus. Réquiem por Samuel Beckett, obra basada en varios textos de Beckett,
dirigen Abderhalden, Mapa Teatro (Bogotá).
Desencuentros, seis retratos del amor y de la espera, escrita y dirigida por Fabio
Rubiano, obra basada en textos de Julio Cortázar, Teatro Petra (Bogotá).
Doña Flor
,
y sus dos maridos, adaptación de la obra de Jorge Amado, dirige Manuel
José Alvarez, Teatro Nacional (Bogotá).
Educando a Rita, de George Willy Russell, dirige Julio César Luna, Fundación Tea-
tral Julio César Luna (Bogotá).
El bar de la calle Luna, dirige Samuel Vásquez (Medellín).
El burlador de Sevilla y el convidado de piedra, de Tirso de Molina, dirige Ricardo
Camacho, Teatro Libre de Bogotá.
El contrabajo, de Patrick Süskind, adaptación de Jaime Barbini, dirección de Carlos
José Reyes y Santiago García, Teatro Popular de Bogotá.
EL enano, escrita y dirigida por Juan Carlos Moyano, obra basada en la novela de Par
Lagerkvist, Teatro Tierra (Bogotá).
El encuentro, dirige Camilo Ramírez Triana, Teatro de la Noche (Bogotá).
El gato y el ratón, Bucaneros Teatro de Muñecos (Medellín).
El habitante debajo de la cama, creación colectiva, Corporación Nuestra Gente
(Medellín).
3 Recopilación de obras representa-
das en el decenio. No están todas. El loco, de Dorian Gálviz, obra basada en el texto de Jalil Gibran, Kala Teatro
Es sólo una muestra, significativa.
de dicha cartelera. Las omisiones (Medellín).
deben atribuirse a falta de infor-
mación y espacio, y no a prefe ren- El lugar donde mueren los mamíferos, de Jorge Díaz, dirige Orlando Portilla, La
cias o a algún tipo de criterio en la Cantera (Bogotá).
selección. El orden de la presenta-
ción es el siguiente: tftulo de la El maravilloso viaje de la mentira y la verdad, escrita y dirigida por Enrique Buena-
obra, c lasificadas alfabéticamente
(en bastardilla), autor de la obra ventura, Teatro Experimental de Cali.
(si se conoce), director. grupo o
compañfa y, por último, ciudad de El más fuerte, Universidad de Medellín.
donde es oriundo el colectivo, es-
crita entre paréntesis. El médico a palos, de Moliere, dirige Santiago Bejarano, La Máscara de Cuero.
1992
Ahí vive algu ién, de Athol Fugard, dirige Germán Moure, Teatro Libre de Bogotá.
Cándido y los incendiarios, de Max Frisch, dirige José Domingo Garzón (Bogmá).
;
Entre nosotras [Entre mujeres}, de Santiago Moneada, dirige Manuel José Alvarez,
Teatro Nacional (Bogotá).
Estaba en el bosque un día, autor y director: Ricardo Ignacio Núñez, Esquina Latina
(Cali).
Jacobo y su amo, de Milán Kundera, dirige Ricardo Camacho, Teatro Libre de Bogotá.
Juegos nocturnos, de Jean Pardieu, Teatro Matacandelas (Medellín).
La cándida Eréndira y su abuela desalmada, versión teatral de Carlos José Reyes y
Jorge Ali Triana, obra basada en el cuento del- mismo nom bre de Gabriel García
Márquez, ·dirige Jorge Alí Triana, Teatro Popular de Bogotá y Teatro Nacional
(Bogotá).
La equivocación, creación colectiva, basada en El malentendido, de Albert Carnus,
dirige Armando Morillo, Teatro La Buhardilla.
La estación, Teatro Expelimental de Cali.
La fábula de Hortensia, de José Manuel Freidel, Ex Fanfarria Teatro (M edellin).
La invencible Molly Brown, dirige David Stivel (Bogotá).
La muerte de Abel Antonio. Juegos para una efemérides, basada en la conquista de
América, Julio Ferro, mimo.
La muerte y la muerte de Quincas Berrido d'Agua, obra basada en el cuento de Jorge
Amado, dirige Fernando Vidal, Taller Escénico Kaliente (Cali).
La piel de América, dirige Rodrigo Carreña, Teatro Independiente Chipre (Manizales).
La sirena Irene, Teatro Popular de Medellín.
La tortuga tranquila tragaleguas, Teatro de B olsillo (Cali).
Las medeas, Pequeño Teatro (Medellin).
Los pecados del capital, Esquina Latina (Cali).
Lulita Besacalle, obra basada en cuentos .de Andrés Caicedo, Teatro Sin Nombre.
Medea húngara, de Arpád Goncz, dirige Patricia Ariza, Trama Luna (Bogotá).
Medea material, de Heiner Müller, dirige Abderhalden, Mapa Teatro (Bogotá).
Mitos y leyendas, dirige Rodrigo Jiménez, La Loca Compañía (Armenia).
Noche de los asesinos, de José Triana, Fundación Cali Teatro.
.
Oh gloria inmarcesible, de Gustavo Cañas, obra basada en un relato de Alba Lucía
Ángel, Taller de Investigación Teatral (Bogotá).
Pelucín Frutero, Títeres La Polilla (M edellín).
Perspectivas ulteriores, de Franz Xaver Kroetz, dirige Cristóbal Peláez, Teatro Ma-
tacandelas (Medellín).
Q uarteto, de Boguslaw Schaeffer, dirige Pawel Nowicki, Camarín del Carmen
(Bogotá).
Ritos, El Chisme (Medellín).
Serán diablos o qué serán, de Patricia Ariza, obra basada en narraciones orales del
Tolima, Trama Luna (Bogotá).
Sueño calima, Titirindeba (Cali) ..
Sueños de libertad, de Julio Ferro, Pr-oducciones El Mimo (Bogotá).
Taxi, de Ray Cooney, dirige Mario Morgan, Teatro Nacional (Bogotá).
1993
Amores simultáneos, escrita y dirigida por Fabio Rubiano, Teatro Popular de Bogotá
y Teatro Petra (Bogotá).
Ana Canto, dirige William Fortich, Kabala Teatro (Bogotá).
Artemio es... (mimo) de Juan José Aguirre (Bogotá).
Azul, creación colectiva, Teatro Experimental Tranvía (Manizales).
Birlidrirlopsíquica, monólogo del Taller de Artes (Medellín).
Blanca Nieves y los 7 enanitos, dirige Alonso Ortiz Picón, T íteres El Cristal
(Bucaramanga).
Bocas de bolero, dirige Wilson Pico, La Máscara (Cali).
· Cambalache o el juego de los excesos, de Darío Moreu y Mabel Pizarro, Papaya
Partía (Bogotá).
Camita sepultada en la luz, creada e interpretada por Marybel Acevedo, basada en la
biografía de Camille Claudel, de Anne Delbeé (Bogotá).
Crescencio Salcedo,· dirige Ricardo Camacho, Teatro -Libre de Bogotá.
Crónica, de Eruique Buenaventura, dirige Jacqucline Vida!, Teatro Experi mental de
Cali.
Crónica de una muerte anunciada, basada en la obra homónima de Gabriel García
Márquez, dirige Hugo Morales, Teatro Abierto de Barranquilla.
De ca.fingos y guacales, dirige Enrique Espitia, Kerigma Teatro (Bosa).
Despecho, escrito y dirigido por Aníbal Gallego, unipersonal de Patricia Maldonado
(Bogotá).
Días felices, escrita y dirigida por Juan Monsalve, basada en el texto de Samuel
Beckett, Teatro de la Memoria (Bogotá).
Donde está marcada la cruz, de Eugene O'Neill, dirige Luis Fernando Bautista, La
Cantera (Bogotá).
Edipo rey, dirige Carlos Alberto Sánchez, Teatro Quimera (Bogotá).
El biberón, de Felicien Marceau [seud], dirige Jaime A. Gómez, Teatro Actores de
Colombia (Bogotá).
'
El guapo de Cascadura, creación colectiva, dirige Alvaro Bello (Palmira).
El hilo de Ariadna, de Enrique Vargas, Ta1ler de la Imagen Dramatúrgica (Bogotá).
El impector, de Nicolái Gógol, dirige Ronald Ayazo (Bogotá).
El parche, dirige Patricia Ariza, Grupo Sin Visaje (Bogotá).
El quinto sol, Tiempo Teatro (Neiva).
El viejo y el mar, dirige Rodrigo Rodríguez, Ditirambo (Bogotá).
En boca cerrada, de Juan Carlos Badi llo, dirige Mario Morgan, Teatro Nacional
(Bogotá).
1994
Andanzas, los ires y venires de lsadora Duncan, de Constanza Duque y Ana Nowicka
(Bogotá).
Avatares en el tiempo, de José Manuel Freidel, di rige Félix Báez, Espíritus Traviesos
(Cali).
Bitácora, dirige Daría Moreu, Papaya Partía (Bogotá).
Bodas de sangre, de Federico García Larca, dirige Jaime Arturo Gómez, Teatro
Actores de Colombia (Bogotá).
Las muñecas que hace Juana no tienen ojos, obra basada en e l cuento de Alvaro
Cepeda Samudio, diri ge Jorge Blandón, Corporación Nuestra Gente (Medellín).
Los bandoleros, dirige Enrique Espitia, Kerigma Teatro (Bosa).
Los baúles, dirige Alberto Ariza, lpsa (Baranoa [Atl ántico]).
Los caballeros las prefieren rubias, dirige Ron Ban·ón, Fundación Gente de Teatro
(Bogotá).
Los cíngaros, di rige Jorge Vargas, Teatro Taller de Colombia (Bogotá).
Maribondo me mordió, dirige Darlo Moreu, Papaya Partía (Bogotá).
Mi tercera partitura, producto del desespero (mi mo-clown) de Edilberto Monge
(Bogotá).
Muelle oeste, de Bernard-Marie Koltés, dirige Fernando Montes (Bogotá).
Noche de epifanía, de William Shakespeare, dirige Ricardo Camacho, Teatro Libre
de Bogotá.
Ñaque, historia de piojos y actores, de José Sanchi z Sinisterra, Ensamblaje Teatro
(Taganga [M agdalena]).
Ópera rap, c reación colectiva, dirige Patricia Ariza y Carl os Eduardo Satizábal,
Gotas de Rap (Bogotá).
Opio en las nubes, basada en la obra de Rafael Chaparro, adaptación y di rección de
Fabio Rubiano , Teatro Petra (Bogotá).
Orestea ex machina, basada en la trilogía La orestiada de Esquilo, adaptación y
dirección de Abderhalden, Mapa Teatro (Bogotá).
Pareja abierta, de Darío Fo y Franca Rame, Café Teatro en Obra Negra (Bogotá).
Préstame tu marido, de Luis Enrique Osorio, dirige Alejandro González Puche, Tea-
tro Nacional (Bogotá).
1996
Abra Kadabra el fondo del mar, La Loca Compañía (Armenia).
Alicia en el país de las maravillas, basada en el relato homónimo de Lewis Carrol,
dirige Carlos Ernesto Benj umea, Grupo Índice (Bogotá).
Angélica, de Ligia Bojunga Nunes, Pájaro Carpintero (Medellín).
Arará, una bendición de Dios, dirige Héctor Gallego Lorza, El Fisgón (Medellín).
Asistencia y camas, de Rafael Arango Villegas, dirige Jaime Arturo Gómez, Teatro
Actores de Colombia (Bogotá).
Bodas de plata, de Rafael Arango Villegas, Actores en Escena (Manizale~).
Canción breve para una ciudad frágil, escrita y dirigida por Cóspulo Torres, basada
en las crónicas de Juan Rodóguez Freile, Tecal (Bogotá).
Ciudad proyecto, autor y director Álvaro Romero, Teatro Popular de Medellín.
"'
Colcha de retazos, El Aguila Descalza (Medellín).
Comedia, de Samuel Beckett, dirige Isabel Cristina Gutiérrez, Escuela Popular de
Antioquia (Medellín).
Compañía, de Eduardo Rovner, dirige Vicky Hernández, Teatro Nacional (Bogotá).
Cosas de papá y mamá, de Alfonso Paso Gil, dirige Juan Pablo Rueda, Nuevo Teatro
(Bogotá).
Cuando el río sueña, dirige Iván Zapata Ríos, Teatro Popular de Medellín.
Cuerda floja, cáscara de banano, de Doris Castrillón, dirige Rodrigo Toro, Teatro
Popular de Medellín.
Chorrillo Sietevueltas, Teatro Matacandelas (Medellín).
1997
A flor de piel, La M áscara (Cali).
A fuego lento, de Patricia A riza, dirige César Badillo, La Candelaria (Bogotá).
Al verse, obra basada en Rayuela, de Julio Cortázar, dirige Julio César Peláez, Las
Tablas (Medellín).
Antfgonafuriosa, de Griselda Gambaro, dirige Jairo Santa, Teatro Aquelarre (Bogotá).
Ardiente paciencia o El cartero de Neruda, por Antonio Skármeta, Dirige Mario
Sastre, La Baranda (Bogotá).
Arrebatos de mujer, dirige Eddy Armando, La Mama (Bogotá).
Aventura sin fortuna, escrita y dirigida por Orlando Cajamarca, Esqui na Latina (Cali).
Cariño malo, de Inés Margarita Stranger, dirige Javier Jurado, Hemisferio Teatral
(Medellín).
Celeste Flora, dirige Gilberto Martínez, Casa del Teatro (Medellín).
Cien preguntas de soledad, obra que tiene como base una entrevista a Gabriel García
Márquez, dirige Alejandro González Puche, Bellas Artes (Cali).
,
Cosas de la vida, El Aguila Descalza (Medellín).
De dos amores, versión teatral libre de Bodas de sangre, de Federi co García Lorca,
dirige Farley Velásquez, Teatro Hora 25 (Medellín).
Decir sf, de Griselda_Gambaro, dirige Rubé n di Pietr~, Los Ladtillos (Chía).
Decir sf, de Griselda Gambaro, dirige Jorge Iván Blandón, Corporación Nuestra
Gente (Medellín).
Doña Rosita la soltera, de Federico García Lorca, Actores en Escena (Manizales).
Dos hombres bajo mi cama, dirige Felipe González, Teatro Actores, Círculo Colom-
biano de Artistas (Bogotá).
Efectos personales, de Griselda Gambaro, dirige Cristina Rodríguez, Eslabón Perdi-
do (Bogotá).
El ángel de la culpa, de Marco Antonio de la Parra, dirige Alejandro González Puche,
Bellas Artes, Universidad del Valle (Cali ).
El cerezo volador, dirige Aída Fernández (Cali).
EL cómplice, de F. Dürrenmatt, dirige Ricardo Sarmiento, Tábula Rasa (Bogotá).
El cumpleaños de Alicia, Corporación Artística Nefesh (Medellín).
El eco del loco, Grupo Cascanueces (Medellín).
El fuego, dirige Carlos Zapata, Escuela Popular de Antioquia (Medellín).
El lado oculto de Play Boy, dirige Alejandro González Puche, Teatro Nacional
(Bogotá).
El lunar en la frente, de E. Buenaventura, Teatro Experimental de Cali.
El malentendido, de Albert Camus, dirige Alejandro González Puche, Bellas Artes,
Universidad del Valle (Cali).
El médico a la fuerza, de Moliere, Actores en Escena (Manizales).
El show de los animales, Pipo Marionetas (Medellín) .
..
En carne propia, escrita y dirigida por Miguel Torres, El Local (Bogotá).
Mujeres bajo sospecha, escrita y dirigida por Alvaro Campos, Gangarilla (Bogotá).
Oleanna, de David Mamet, dirige Nicolás Montero, Teatro Nacional (Bogotá).
Otras historias del Acto, Acto Latino (Bogotá).
Parpadeos, de Leo Masliah, dirige Luis Alberto Correa, La Barra del Silencio
(Medellín).
Plaza suite, de Neil Simon, dirige Mario Morgan, Teatro Nacional (Bogotá).
Prohibido suicidarse en primavera, de Alejandro Casona, dirige Daniel Galeano,
Atea (Medellín).
Puertas adentro, de Florencio Sánchez, dirige Tomás Jararnillo, Los Ladrillos (Chía).
Retablo de la avaricia, de la lujuria y la muerte, de Ramón del Valle Inclán, dirige
José Domingo Garzón, Teatro Libre de Bogotá.
Se necesita gente con deseos de progresar, dirige José Domingo Garzón, Grupo
"
Indice y Teatro Nacional (Bogotá).
Tres maniobras, Barra del Silencio (Medellin).
Un día cualquiera, de Darío Fo y Franca Rame, director Wilson León García, Teatro
Nacional (Bogotá).
Una historia de amor, grupo Imagineros (Medellín).
Una sorpresa para Dogo, Titirigamia (Medellín).
Vacaciones con mis tíos, de Jorge Ricci, dirige Miguel Climent, Actores en Escena
(Manizales). ·
¿Y dónde está el asesino?, dirige Manuel de Sabatini, Teatro Nacional (Bogotá).
Yerma, de Federico García Lorca, dirige Jaime Arturo Gómez, Teatro Actores de
Colombia (Bogotá).
1999
Días impares, de Carlos Enrique Lozano, Corporación Teatro del Valle (Cali).
Don Juan, de Moliere, dirige Pawel Nowicki, Camarín del Carmen (Bogotá).
Don Quijote, escrita y dirigida por Santiago García, basada en la obra de Miguel de
Cervantes Saavedra, La Candelaria (Bogotá).
El nombre del mundo es bosque, dirige Juan Carlos Moyano, basada en la novela de
Ursula K. Le Guin, Teatro Tierra (Bogotá).
El oloroso caso de la manzana verde, de José Manuel Freidel, dirige Danilo Tenorio,
Teatro Imaginario (Cali).
La pata anda sola, dirige Sandra Liliana Barreiro, Exodo Teatro (Bogotá).
~
Un pobre pelagato mal llamado Fortunato, dirigen César e Iván Alvarez, La Libélu-
la Dorada (Bogotá).
Un tique te a la felicidad, Venecia, de Jorge Accame, dirige Mario Morgan, Teatro
Nacional (Bogotá).
Vivir es formidable, dirige Argerniro Gámez García, Círculo Colombiano de Artistas
(Bogotá).
Zancos en patines, Fundación Chirninigagua (Bosa).