Testimonios de Creta
Testimonios de Creta
Testimonios de Creta
ÍNDICE
AGRADECIMIENTOS . . . . . . . 1
INTRODUCCIÓN . . . . . . . . 2
4. LA CUESTIÓN DE LA CONTINUIDAD . . . . . 63
5. CONCLUSIONES . . . . . . . . 70
6. BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . 75
7. ANEXO . . . . . . . . . 79
I. Figuras . . . . . . . . . 79
II. Tablillas . . . . . . . . . 83
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Agradecimientos
En primer lugar, me gustaría dar las gracias a Teresa Soneira y a Esperanza Gonzalo,
las profesoras de griego y latín cuando cursaba bachillerato humanístico en el instituto Joaquim
Rubió i Ors de San Boi de Llobregat, las primeras διδάσκαλοι de clásicas que tuve y que me
introdujeron en el maravilloso mundo de la Antigüedad. Ellas me aconsejaron y me animaron
en todo momento a estudiar filología clásica, y especialmente a hacerlo por vocación.
Asimismo, me gustaría recordar aquí a otra persona, Alicia López, pues, si no hubiese tenido
la suerte de tenerla como docente en unos años fundamentales para mi formación,
probablemente mi camino habría tomado un rumbo distinto y no habría realizado un trabajo
como este.
En segundo lugar, a Juan, Carmen y Albert, «σύ μοί ἐσσι πατὴρ καὶ πότνια μήτηρ
ἠδὲ κασίγνητος», un ejemplo de trabajo, esfuerzo y superación, y un pilar de apoyo que nunca
se derrumba.
A Georgina Alonso y Jennifer Beneito, por la amistad que nos ha unido a través de
las clásicas durante cuatro años y los que nos quedan por vivir, porque las tres Gracias seguirán
siendo tres mientras la mitología sea recordada. A Adrián Martínez, por estar siempre tan cerca
y darme ánimos en todo momento.
Finalmente, δεύτερον δὲ καὶ πρῶτον, a mi tutor, el Dr. Carlos Varias García, por su
implicación y su ayuda durante todos estos meses, pues no solamente ha contribuido en las
correcciones y sugerencias de este trabajo, sino también en gran medida en otros aspectos
claves de formación como futura filóloga clásica. Asimismo, quisiera agradecer a la Dra. Marta
Oller que accediera a ser mi segunda examinadora en el tribunal.
1
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Introducción
“La religión griega ha sido siempre algo hasta cierto punto familiar, pero
está lejos de ser fácil de conocer y comprender. Aparentemente natural y sin
embargo atávicamente extraña, al mismo tiempo refinada y bárbara, se ha tomado
una y otra vez como guía en la búsqueda del origen de cualquier tipo de religión.
Pero como fenómeno histórico es única e irrepetible y es en sí misma producto de
una complicada prehistoria.”1
Con estas palabras inicia Walter Burkert su obra Religión griega arcaica y clásica,
un estudio fundamental sobre la religión griega, cuyo carácter es difícil de establecer, de ahí
las numerosas investigaciones realizadas hasta la fecha.
1
Burkert 2007, 5.
2
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Presente en las obras de Nilsson y Evans pero creada, para el ámbito de las religiones
clásicas, por A. Dieterich (Mutter Erde. Ein Versuch über Volksreligion, 1905), encontramos
la hipótesis de la existencia de las Grandes Diosas, la Diosa Madre o la Diosa Tierra, cuyo
culto perduraría en épocas posteriores a través de la metamorfosis de esta divinidad en la figura
de un gran número de diosas diferentes. Esta teoría fue asumida por la mayoría de estudiosos,
ya que estaba de acuerdo con las concepciones ideológicas y antropológicas de su tiempo, y a
su éxito ayudó una obra publicada unos cincuenta años antes por el jurista J.J Bachofen, que
reconstruyó una fase primitiva de la historia dominada por el matriarcado. Una tercera
hipótesis acompañó a las dos anteriores: la teoría de la religión y la realeza sacral desarrollada
por J. G. Frazer en The Golden Bough (1890), según la cual existiría, en el mundo minoico y
micénico, un «rey sagrado», que simbolizaría la fecundidad y la prosperidad. Éstos constituyen
otros trabajos realizados antes del desciframiento de la lineal B.
3
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Una vez anuladas falsas hipótesis, un estudio riguroso de la cultura micénica debe
basarse en parte en la arqueología y buscar sus orígenes en la propia prehistoria helénica,
prescindiendo de la antigua suposición sobre la preeminencia del elemento minoico. Así, a
partir de las investigaciones de Nilsson, aparecieron autores más recientes que se plantearon el
problema de los orígenes de la religión micénica, tales como Charles Picard (Les Religions
Préhelléniques (Crète et Mycènes), 1948), quien niega que la continuidad de un culto implique
la continuidad de los mitos, pues un ritual pude seguir siendo practicado pero según una
interpretación diferente, y afirma que los mitos relacionados con Creta no son minoicos, sino
interpretaciones posteriores realizadas en la Grecia postmicénica. De este modo, la continuidad
se rompe por las reinterpretaciones de mitos y cultos, pero Picard no duda de la unidad religiosa
minoico-micénica (incluso defendió que los dioses de las tablillas eran minoicos). Esta línea
de investigación fue seguida, en la tradición historiográfica francesa, por Pierre Lévêque2. Sin
embargo, la atribución de un origen histórico no explica el significado ni la función de una
divinidad. Sostiene José Carlos Bermejo que, dado que este origen no está tan bien
documentado como los dioses en las tablillas en lineal B, sólo podrán elaborarse hipótesis
discutibles, por lo que es preferible investigar el significado y función de los dioses según los
datos disponibles de un periodo determinado (esto es, centrarse en el análisis de la religión
micénica en concreto)3.
Podemos mencionar la obra del citado Bermejo, Los orígenes de la mitología griega,
(1996), quien, en su primer capítulo de este libro, «Religión micénica y religión griega:
problemas metodológicos», ofrece una panorámica de los estudios realizados sobre la religión
2
Lévêque, en su en su artículo «Le syncrétisme Créto-Mycénien» (en Les Syncrétismes dans les religions de
l’Antiquité, 1975), considera la religión micénica como un sincretismo de diversos estratos (indoeuropeo,
anatólico y egeo), que derivaría de la religión minoica y ésta a su vez de la luvita.
3
Bermejo 1996, 14.
4
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
micénica, así como un intento de análisis y clasificación de los nombres de divinidades que
aparecen en las tablillas.
Tenemos también la tesis de Cécile Boëlle sobre Po-ti-ni-ja y la gran diosa (Po-ti-ni-
ja. L’élément féminin dans la religion mycénienne (d’après les archives en linéaire B), 2004).
Boëlle examina las diferentes menciones de la diosa para determinar si se trata de una sola
divinidad y para establecer la importancia del elemento femenino en la religión micénica. A
partir de su análisis, concluye que las diferentes menciones del término designan muy
probablemente diferentes diosas, al menos cuando la divinidad se acompaña de epítetos
cultuales. Además, revela que las divinidades femeninas a los que los micénicos rendían culto
eran numerosas, aunque no preponderantes en el interior del panteón; mientras que en el
continente tenían más importancia las divinidades que posteriormente encontraremos en el
panteón griego clásico, en Creta continuaba prevaleciendo el elemento minoico.
Mención especial merece la reciente tesis de Lisa Bendall sobre la relación entre la
economía micénica y la religión, Economics of Religion in the Mycenaean World: Resources
Dedicated to Religion in the Mycenaean Palace Economy (2007), un análisis de la información
económica sobre la religión micénica que aparece en las tablillas que registran, por ejemplo,
detalles sobre las ofrendas, alimentos para banquetes o tenencia de tierra relativa al personal
de culto. Este estudio es esencial para comprender el lugar que ocupaba la religión en la
sociedad micénica, ya que permite establecer el porcentaje de recursos que el palacio destinaba
al sector religioso.
Así pues, para el estudio de la religión micénica disponemos de dos tipos de fuentes:
las arqueológicas (tumbas, templos, estatuillas, iconografía, etc.), y las inscripciones en lineal
B, de ahí la importancia del estudio interdisciplinar. La información arqueológica plantea un
problema, pues es prácticamente imposible establecer el significado simbólico dado por un
grupo concreto en un momento específico a un objeto, signo o ritual sin que la misma cultura
que los creó proporcione elementos para descubrirlo. Por este motivo, todas las
interpretaciones de la religión minoica y micénica elaboradas a partir de hallazgos
5
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
arqueológicos son bastante hipotéticas. Este problema metodológico fue expuesto por Colin
Renfrew en su obra The Archaeology of Cult. The Sanctuary at Phylakopi (1985). Por otra
parte, son indispensables los textos, ya que proporcionan nociones sobre los dioses y el culto
de una religión determinada. En definitiva, la arqueología micénica resulta de ayuda para el
estudio de los gestos y rituales, pero no revela nada sobre los dioses, que sí quedan reflejados
en las tablillas.
El trabajo se centra en las fuentes textuales (el primer análisis, por lo tanto, será de
carácter filológico), pero utilizaremos también la arqueología para corroborar o no lo que
indiquen estas fuentes. Los dos primeros apartados están dedicados a la religión minoica y a la
micénica, en los que ofrecemos una panorámica general de ambas, una introducción para situar
el contexto de nuestro estudio.
4
Bermejo 1996, 5.
6
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
– Para Cnoso, The Knossos Tablets (KT 5, 1989), realizada por John T. Killen y Jean-Pierre
Olivier.
– Para Pilo, The Pylos Tablets Transcribed (PTT, 1973), por Emmett L. Bennett Jr. y Jean-
Pierre Olivier. Ésta constituye la última edición publicada en papel, pero tendremos en
cuenta también la edición más moderna preliminar en vía de publicación: The Palace of
Nestor at Pylos in Western Messenia, vol. IV: The Inscribed Documents (PofN IV; versión
preliminar: noviembre 2013), realizada por Emmett L. Bennett Jr., José L. Melena y Jean-
Pierre Olivier, con la colaboración de Richard J. Firth y Tom Palaima. Esta edición puede
encontrarse en la red, en el portal Academia.edu.
– Para Micenas y Tebas, TITHEMY: The Tablets and Nodules in Linear B from Tiryns, Thebes
and Mycenae. A Revised Transliteration (TITHEMY, 1991), a cargo de José L. Melena y Jean-
Pierre Olivier. Esta edición también incluye la transliteración de tablillas de Tirinto.
Debemos mencionar aquí la cuestión cronológica de los textos. Los que conservamos
se elaboraron en momentos puntuales entre los años 1400 y 1200 a.C., con diferencias entre
los yacimientos: la cronología de las inscripciones de Pilo, Micenas y Tebas es clara y se sitúa
entre los años 1250-1200 a.C., mientras que la de Cnoso no lo es tanto. En el caso de Cnoso,
hasta hace poco se creía que todas las tablillas eran del mismo año, el de la destrucción del
palacio, y su datación oscilaba entre principios del MR III A2 (1375 a.C.) y el MR III B2 (ca.
1250 a.C.), prácticamente contemporáneas a las del continente. Sin embargo, J. Driessen
demostró, a partir de un análisis de las tablillas procedentes de una estancia del palacio, la
llamada Room of the Chariot Tablets, que no existe en Cnoso una unidad de archivos, sino que
se documentan al menos tres niveles de destrucción, ya que las tablillas de la Room of the
Chariot Tablets son tres generaciones más antiguas que las del grueso de los archivos, y,
además, en medio se sitúan las inscripciones de la Room of the Column Bases. De aquí surge
el debate en torno a cuántos niveles de destrucción hay en las tablillas de Cnoso, e incluso
Olivier, entre otros, no descarta que el palacio fuese destruido en una época más tardía, durante
el MR III B. Por otra parte, la procedencia exacta de las tablillas es dudosa, pues han sufrido
una gran dispersión e incluso 81 han desaparecido.
Las excavaciones de Carl W. Blegen en Pilo fue mucho más ejemplar que la de Evans
en Creta: se recuperaron todas las tablillas y se detalló su lugar de hallazgo; la mayoría de las
inscripciones se datan en el último año del palacio, hacia el 1200 a.C., mientras que las demás
pertenecen probablemente al HR III A1 (ca. 1400 a.C.). Todas las tablillas de Tebas se datan,
asimismo, en el 1200 a.C. Respecto a Micenas, todas las inscripciones se encontraron en
depósitos; la mayoría proceden de cuatro edificios adyacentes situados en el exterior de la
acrópolis, unas dependencias de palacio destruidas hacia 1250 a.C. Las diez tablillas y el
nódulo hallados en la acrópolis datan de la destrucción de ésta, a finales del siglo XIII a.C., y,
en un edificio exterior, la ‘Casa Petsas’, se han encontrado inscripciones datadas a finales del
HR III A2 (finales del siglo XIV a.C.), las más antiguas del continente junto con algunas de
Pilo.
7
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
IV. VARIA
Quisiera mencionar aquí y explicar el número de páginas que nos ha ocupado este
trabajo. Pese a que un trabajo de fin de grado debería tener un máximo aproximado de 9.000
palabras, incluidos bibliografía y anexos, hemos considerado preciso extenderlo a un número
mayor por las necesidades de la temática y su complejidad, temiendo que, si nos ajustábamos
a las normas establecidas, el trabajo no fuese lo suficientemente completo ni riguroso.
En lo que concierne a las tablillas que aparecen en el cuerpo del trabajo, hemos
incluido el aparato crítico siempre que apareciera en las ediciones de inscripciones micénicas
antes comentadas. La lectura griega con grafía latina ha sido tomada fundamentalmente de la
obra de Melena (Textos griegos micénicos comentados, 2001); en los casos en que no aparecía,
hemos intentado hacer una transcripción propia. Respecto a la traducción, a lo largo del trabajo
hemos optado por comentar las inscripciones, en lugar de traducirlas, pues, con frecuencia, en
el ámbito micenológico ésta no se ofrece; sin embargo, cuando hemos hallado una traducción,
tanto en la obra de Melena como en las ediciones, la hemos incluido.
8
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Dado que todavía no ha sido posible descifrar la escritura lineal A, algo que, según
Olivier, es muy improbable que suceda6, el estudio de la religión minoica se basa casi
exclusivamente en material arqueológico.
El hecho de que los rituales llevados a cabo en las tumbas eran más que simples
prácticas funerarias se demuestra a partir de los hallazgos, que incluyen mesas de ofrendas,
conchas, falos de arcilla, tazas con pechos moldeados, figurillas y ῥυτά (recipiente utilizado
para almacenar líquidos destinados a ser bebidos o, más habitualmente, empleados en las
libaciones) antropomórficos y zoomórficos, y dobles hachas de bronce. La presencia de figuras
en forma de toro indicaría que éstos, y el sacrificio de los mismos, eran parte de la ceremonia.
El culto estaba relacionado con la fertilidad humana y el ciclo de las estaciones: una serie de
estatuillas femeninas que transportan una vasija o cuyos senos están perforados para que
funcionen como ῥυτά respalda la teoría de que la fertilidad constituía un elemento fundamental
en el culto minoico más temprano. Una figura procedente del cementerio prepalacial de
Kumasa, ca. 2000 a.C. (Fig. 1), muestra una serpiente alrededor de sus hombros y podría
representar una Diosa Serpiente temprana; esta clase de figuras no se descubrieron sólo en
tumbas, sino también en el santuario del yacimiento de Mirtos (Fig. 2).
Los santuarios situados en las montañas, conocidos en inglés como peak sanctuaries,
constituyen un rasgo característico de la religión minoica. No siempre se localizan en los
puntos más altos de la montaña, ya que lo importante era que fuese visible desde la región a la
que servía, y que el mismo santuario pudiera ‘contemplar’ a su vez el territorio. Así pues, estos
santuarios en alturas eran puntos de referencia topográficos y religiosos para grupos de
asentamientos. A pesar de que el santuario de Cnoso en el monte Juctas se data en el MA II,
este tipo de construcciones aparecen entre el MA III (2200-200 a.C.) y el MM I (2000-1800
a.C.) y alcanzan su máxima difusión a lo largo del periodo Protopalacial (2000-1700 a.C.),
momento en el que había unos veinticinco santuarios, un número que se verá reducido a ocho
en el periodo Neopalacial (1700-1450 a.C.).
5
A partir de Lupack 2010, con referencias a Baring – Cashford 2005 y Younger – Rejak 2008. La cronología de
la civilización minoica se expresa de dos maneras: según el periodo artístico y según el periodo histórico.
Dentro del primero encontramos el Minoico Antiguo (MA), el Minoico Medio (MM) y el Minoico Reciente
(MR); estas etapas presentan divisiones tripartitas sucesivas (I, II, III; A, B, C; 1, 2, 3). El MA corresponde al
periodo histórico de la época Prepalacial; el MM corresponde a la época Protopalacial, y el MR incluye las
épocas Neopalacial y Postpalacial.
6
Olivier 2012, 34.
9
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Los hallazgos más significativos en estos santuarios son las figurillas de arcilla en
forma de animales, devotos humanos (que parecen representar la acción ritual llevada a cabo
en el santuario) y partes del cuerpo humano (pies, ojos, genitales, etc.), que reflejarían las
preocupaciones de los practicantes del culto: su fertilidad y el bienestar de ellos mismos y de
los animales. Los santuarios más ricos, que datan del periodo Neopalacial, presentan vasijas
de piedra, inscripciones en lineal A, joyas, sellos, utensilios de bronce, estatuillas y dobles
hachas. El punto donde se llevaba a cabo el ritual podría ser una roca plana o un montón de
piedras o guijarros blancos. Sólo se conservan restos arquitectónicos en nueve lugares, ocho
de los cuales son los que continuaron en época Neopalacial. Debemos destacar, acerca del
santuario de Juctas, que en éste se hallaron tres terrazas, un altar construido y un edificio de
culto con varias estancias.
Otro lugar de culto importante para la religión micénica fueron los santuarios situados
en cuevas. La aparición de la primera cueva sagrada, en el monte Ida, es contemporánea a los
primeros santuarios en alturas, y, como éstos, eran visibles desde los asentamientos cercanos.
Los principales lugares de culto durante los periodos Protopalacial y Neopalacial fueron las
cuevas, pues adentrarse en ellas podía ser una gran experiencia sensorial. Las principales zonas
de la cueva se solían marcar con estalagmitas, en las cuales se inserían, en ocasiones, dobles
hachas, como en la cueva de Psychro, que se asocia a Dicte, en la que la cabra Amaltea
amamantó a Zeus7.
Las libaciones eran uno de los ritos practicados en las cuevas, en las que también hay
vestigios de la celebración de banquetes. Los hallazgos más comunes incluyen estatuillas
masculinas y femeninas de bronce, lo que podrían indicar que la élite tenía un papel importante
en los rituales. Por otra parte, algunos estudiosos sugieren que los participantes en las
7
Hes. Th., 475-480.
10
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Hay pocas evidencias de época Protopalacial, pero destaca el santuario de Malia (MM
II, 1800-1700 a.C.), que presenta las características anteriores. Otra particularidad que se
conservará de estos edificios es que se podía acceder al santuario propiamente dicho tanto
desde el interior del edificio como desde sus patios exteriores, lo que demuestra que serviría
tanto a la élite como al pueblo. En estos lugares se encontraron símbolos y objetos religiosos
típicos del culto minoico, como las dobles hachas, cuernos de consagración, estatuillas de
animales y mesas para ofrendas y libaciones. La diosa se atestigua sólo en la decoración de un
bol (Fig. 4) y de un frutero hallados en el santuario de Festo, en los que se representa a una
figura femenina, rodeada de bailarines, que se interpreta como la «Diosa de las Serpientes» y
la «Diosa de los Lirios», respetivamente.
En el interior del Salón del Trono de Cnoso se encontraron πίθοι (grandes tinajas para
almacenar principalmente grano, aceite y vino) y objetos de alabastro utilizados en las
ceremonias religiosas. Asimismo, los frescos que rodean el trono, que representan grifos y
palmeras, conectan con la esfera divina al ocupante del trono. En un primer momento se
pensaba que éste era el dirigente de Cnoso, aunque recientemente se considera más probable
que fuese el sumo sacerdote representando a la diosa durante un ritual de epifanía; de hecho,
la forma del trono se asemeja a la roca en la que se sitúa la «Diosa de la Montaña» (vid. supra
1.2), lo que indicaría que el culto de los santuarios en alturas fue trasladado a los palacios.
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Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Como comentábamos antes, en este periodo se conservaron los santuarios con una
estructura tripartita: antesala, sala del altar y almacén, que contienen al menos una columna y
cuernos de consagración en el tejado.
Las prácticas religiosas minoicas dieron lugar a dos tipos de salas de culto diferentes:
las que contienen una cuenca lustral (“lustral basin”) y las criptas que contienen un pilar
(“pillar crypt”). Las primeras, que se han encontrado en todos los centros palaciales y en la
mayoría de las villas, consisten en una estancia con el suelo hundido y forrado con yeso o
cemento, y a las que se accedía por una escalera en forma de L. Se han encontrado ῥυτά y
cuernos de consagración, así como frescos que parecen representar ceremonias de iniciación.
Por los problemas de interpretación que suscitan, algunos estudiosos han pensado que, aunque
estas habitaciones se utilizasen en ocasiones para el culto, eran principalmente salas de baño;
sin embargo, no tenían desagües y no presentan indicios del uso de grandes cantidades de agua.
Así pues, se considera que eran una especie de ἄδυτον que ofrecía al individuo una separación
física del resto del palacio en un contexto ritual.
En cuanto a la pillar crypt, esta era una habitación rectangular con uno, dos o tres
pilares en el centro, encima de la cual se solía construir una sala de culto con una columna. En
los pilares se insertaban hachas dobles, y en su base se disponían varias vasijas con líquidos.
También era frecuente la presencia de ῥυτά en este tipo de estancias, en las cuales tal vez se
celebraban festivales de la cosecha o de purificación. Salas con pilares también se han hallado
en tumbas, lo que podría sugerir una conexión entre el culto funerario y el palacial: la presencia
del grano y su capacidad de renacer se vincularía a los ciclos de vida y muerte propios del culto
funerario.
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Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Las divinidades masculinas, aunque carecen de tanta presencia como las femeninas,
se intuyen a partir de representaciones iconográficas en las que una pequeña figura flota en el
aire y parece descender a tierra (Fig. 8). Otro ejemplo en el que quizás se represente a un dios
lo encontramos en el llamado Master Impression (Fig. 7), un sello que muestra una figura
masculina sosteniendo un objeto y situada en lo alto de una torre. Por otra parte, objetos como
los ῥυτά en forma de cabeza de toro, los cuernos de consagración, las dobles hachas y el salto
y sacrificio del toro muestran la importancia de este animal en la religión minoica.
Se ha sugerido que los micénicos ejercieron su influencia sobre las prácticas rituales
minoicas, pero, aunque es cierto que se produjeron algunos cambios, como los anteriores, y
que la diosa sea una figura nueva, los atributos que acompañan el culto a los ídolos ya estaban
presentes en la iconografía protopalacial y neopalacial, lo que indica que las divinidades de los
diferentes periodos eran las mismas. Además, en la época Postpalacial se continuaron
utilizando las hachas dobles y los cuernos de consagración, lo que indica que el sistema de
creencias originado en época Protopalacial estaba todavía en uso a pesar de la presencia de los
micénicos. De esta manera, el sarcófago de Hagia Triada (MR III, 1400-1100 a.C.), en el que
se representan sacrificios de animales y aparecen dobles hachas asociadas a un entierro, parece
conectar la religión minoica más tardía con sus orígenes al fusionar un culto funerario con los
ciclos de vida y muerte.
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Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Podemos distinguir seis tipos de tablillas relacionadas con la organización del culto.
Cinco de estos grupos están directamente relacionados con fines religiosos y tienen un carácter
administrativo específico, mientras que el sexto, que no está directamente vinculado a la
religión, contiene ocasionales términos con connotaciones religiosas. Estas seis categorías,
descritas por Hiller9, son las siguientes: ofrendas de productos agrícolas e industriales, ofrendas
de animales de sacrificio, banquetes de estado, ofrendas y raciones para festividades religiosas,
personal de culto y otros aspectos económicos en el sector religioso.
8
A partir de Palaima 2008, con referencias a Chadwick 1977; Hägg 1985; Ruipérez – Melena 1990; Hiller 2011.
9
Hiller 2011, 173 ss.
14
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
15
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
A partir de los textos sabemos que las principales divinidades con santuarios eran
Poseidón, Zeus y Diwia, una divinidad femenina derivada de Zeus. Entre otras deidades
reconocibles en la religión posterior, Dioniso y Hera reciben culto en santuarios de Zeus en La
Canea y Pilo, respectivamente, mientras que Hermes, Ártemis y Zeus Dicteo reciben ofrendas
en localidades con santuarios no especificados. Asimismo, encontramos santuarios dedicados
a divinidades menores: en Cnoso se documenta un santuario de Dédalo, y, en Pilo, santuarios
a Iphemedeia y a una deidad cuyo nombre es probablemente *Pretwā.
Dioniso supone un caso especial, ya que antes de descubrirse su nombre se creía que
había sido incorporado al panteón en un momento posterior a la Edad del Bronce. Se atestigua
en La Canea y en Pilo, pero no en el santuario de pa-ki-ja-ne (Sphagiānes, ‘lugar de sacrificio’),
el principal del reino, con los demás dioses importantes (Zeus, Potnia, Poseidón, Hera y
Hermes), sino en un distrito donde los individuos con tierras se asociaban a un lāwāgetās, el
funcionario de más rango después del rey, por lo que tal vez Dioniso era un dios estrechamente
relacionado con el wanax.
En la estructura central del palacio micénico, el mégaron, que consta de tres estancias
(vestíbulo, antesala y salón del trono), se practicaba un ritual restringido al ámbito de la realeza.
En el salón del trono ardía un fuego que recuerda al que se encendía en los hogares griegos en
honor de Hestia, diosa que no se atestigua en las tablillas debido a que no había adquirido
todavía una forma antropomórfica y se concebía como un elemento concreto, el fuego del
hogar. En el mégaron de Pilo se han hallado evidencias del trono y de libaciones rituales.
2.7. COLOFÓN
10
Probablemente existieron, durante la Edad del Bronce egea, al menos cuatro sistemas religiosos, en lugar de
una religión homogénea. En primer lugar, existiría una religión propiamente minoica en Creta, anterior al
dominio micénico, así como una religión heládica en el continente, de la que quedan muy pocos restos del HM
y quizás formada por elementos tanto indoeuropeos como pregriegos; a continuación, se habría producido un
sincretismo minoico-heládico en el continente, que habría dado lugar a la religión micénica, y un segundo
sincretismo heládico-minoico en Creta, documentado en los archivos de Cnoso. Los dos primeros sistemas sólo
se documentan arqueológicamente, mientras que los segundos quedan registrados en las tablillas (cf. Hägg
1985, 204).
17
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
estudio de la religión micénica, así como los sellos, en los que, a diferencia de los minoicos,
los micénicos no representaban la epifanía de sus dioses. Los textos proporcionan información
básica: el nombre de los dioses a los que rendían culto y en ocasiones también el de los
santuarios, los títulos del personal de culto, algunos términos religiosos (‘sagrado’, ‘dios’,
‘ofrenda’), y, algunas veces, también registran quién ofrece qué a quién, dónde y cuándo. Dado
el carácter económico de las inscripciones, dioses, sacerdotes, santuarios y cultos se mencionan
como receptores de bienes que queden bajo la administración del palacio.
18
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
En este capítulo del trabajo, que es el principal, analizaremos los teónimos que
aparecen en las tablillas micénicas de diferentes yacimientos11, centrándonos en aquellos que
no poseen un origen griego. Estas divinidades aparecen como receptoras de ofrendas religiosas.
No obstante, antes mencionaremos brevemente las divinidades halladas en las tablillas que sí
poseen un origen griego, mediante un primer listado en el que dividiremos las divinidades
griegas de las no griegas, y a continuación veremos en profundidad aquellas propiamente de
origen no griego.
11
Concretamente en las tablillas de Cnoso, Pilo, Micenas y Tebas; en una ocasión mencionaremos el yacimiento
de La Canea, en Creta, donde se descubrió el único testimonio del dios Dioniso de la isla. La excepción es
Tirinto, donde no se han hallado términos religiosos, por el escaso número de tablillas encontradas, que, por
otra parte, son extremadamente fragmentarias (cf. Bendall 2001, 446 n. 7).
12
García Ramón 2011, 214.
13
García Ramón 2011, 215.
14
García Ramón 2011, 216.
19
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
García Ramón16 clasifica los nombres propios en dos grandes grupos: el primero
incluye todos aquellos que son fácilmente comparables con nombres o palabras documentadas
en el I milenio a.C., mientras que el segundo incluye los que no lo son. El primer grupo contiene
nombres cuya etimología indoeuropea es transparente, los que se comprenden mediante la
comparación con otras lenguas indoeuropeas además del griego, los que pertenecen al léxico
griego pero no tienen una etimología indoeuropea clara, y los que se atestiguan en griego
alfabético pero cuya relación con el léxico griego es totalmente desconocida. Los nombres del
segundo grupo, en tanto que no pueden ser comparados con nombres griegos, rehúsan una
interpretación. Por otra parte, entre los dos grupos encontramos una serie de términos que,
aunque no tienen equivalente en el griego posterior, sí admiten una interpretación griega.
15
García Ramón 2011, 217.
16
García Ramón 2011, 217-218.
17
García Ramón 2011, 232.
20
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
▪ Con continuidad
▪ Sin continuidad
21
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
▪ Con continuidad
Atestiguados directamente
18
Este apartado incluye aquellos teónimos cuyo trasfondo divino es unánimamente aceptado, así como aquellos
nombres cuyo origen divino es discutido pero que nosotros hemos considerado teónimos. Además de los que
aparecen en este listado, en las inscripciones micénicas se documentan otros términos cuya interpretación como
nombres de dioses es muy dudosa; así pues, estos casos, que han sido excluidos de la lista, no serán analizados.
22
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Atestiguados indirectamente
▪ Sin continuidad
Atestiguados directamente
A-*65-ma-na-ke
A-ma-tu-na
A-ro-do-ro-o
Di-ri-mi-jo /Drimiōi Drimios
Di-wo-pu-ka-ta
Do-po-ta /Domspotās/ Despotes (δεσπότης)
Do-qe-ja
E-ke-se-si
E-re-u-te-re-we
E-ti-wa
Ka-u-da
Ko-ma-we-te-ja /Komāwenteiāi/ «Melenuda»
Ko-wa /Korwā/ «Muchacha» o «Hija»
(Κόρη)
Ja-pe-re-so
Ma-ka /Mā Gā/ Madre Tierra (Μᾶ Γᾶ)
Ma-na-sa
Ma-ri-ne-we «Malineo»
O-po-re-i (Zeus) Protector de los Frutos
/ Diosa de la Montaña
Pa-de /padei/
Pa-ja-ni-jo
Pa-sa-ja
Pe-re-swa / pe-re-twa (pe-re-*82) /Preswā/
Pi-pi-tu-na
Po-ro-de-qo-no
23
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Qe-ra-si-ja /Kwhērasiā/
Qe-ra-si-jo /Kwhērasios/
Qe-sa-ma-qa
Qo-wi-ja /Gwōwiā/ «Vaquera».
Si-ja-ma-to
Ti-ri-se-ro-e /Tris-hērō(h)ei/
Ti-ta-ma
Atestiguados indirectamente
3.3.1. CNOSO
▪ Po-ti-ni-ja
De entre las divinidades micénicas, la que sin duda posee una mayor relevancia es
una deidad femenina, conocida como po-ti-ni-ja, /Potnia/, que aparece en los cuatro
principales yacimientos en los que se han hallado inscripciones en lineal B; en época posterior,
el teónimo se convertirá en un epíteto que acompañará a otras diosas. Dos cuestiones se
centran en esta figura: si es siempre una diosa o en ocasiones se refiere a una persona, y si se
trata de una sola diosa o de varias. Sin contar los términos fragmentarios, en las tablillas
micénicas po-ti-ni-ja se atestigua en 20 ocasiones, y tal vez aparece también en otros tres
testimonios19.
19
Varias (en prensa) 3.
20
Chadwick 1977, 124.
21
García Ramón 2011, 217.
22
García Ramón 2011, 232.
24
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
/Potnia-/, es sin duda una palabra indoeuropea que designa una divinidad femenina y puede
ser entendida en términos griegos, pero esto no impide que las diferentes diosas (pues no se
trata de una única diosa con varias advocaciones) a las que se refiere tuvieran, en algunos
casos, algunas de las funciones de una Diosa Madre pregriega23.
Si observamos todas las demás referencias a po-ti-ni-ja, vemos que, excepto en casos
muy concretos en los que la diosa se muestra como tal y sin más especificación, el teónimo
no aparece solo, sino que, como epíteto genérico, lo encontramos frecuentemente acompañado
y calificado por otra palabra situada antes o después, que convierte a la diosa en una
advocación específica, no tan general como cuando aparece sólo el nombre; el epíteto po-ti-
ni-ja no debe ser clasificado como epíclesis (o epíteto divino, esto es, el nombre con el que se
invoca a una deidad) propiamente, que son descriptivas y/o distintivas24. Generalmente se
trata de un genitivo, algunas veces escrito como una sola palabra junto con la divinidad.
Cinco tablillas de Cnoso, ca. 1375 a.C., procedentes del palacio pero de estancias
diferentes, constituyen los primeros testimonios de esta diosa en el mundo micénico. En tres
de estas inscripciones, po-ti-ni-ja se acompaña de un epíteto, uno de los cuales lo encontramos
en la tablilla KN V 5225, de escriba y procedencia inciertos26; se trata de una tablilla pequeña,
formada por dos líneas y rota en la parta derecha, y pertenece a un grupo de tablillas que
parecen recoger ejercicios de escribas, más que documentos oficiales. Los teónimos que
aparecen, en dativo, revelan que en la tablilla se registra una ofrenda de una unidad para cada
dios, aunque no podemos saber de qué tipo de producto se trata, ni tampoco el criterio según
el cual se han ordenado los envíos. La inscripción contiene la secuencia a-ta-na-po-ti-ni-ja en
scriptio continua. La transcripción es la siguiente:
«Para la Señora (de) Atana, 1; para Enialio, 1; para Paian, 1; para Poseidón; para Erinu.»
La primera secuencia se puede leer como /Athānā Potniāi/ (Ἀθάνα Πότνια), «para la
Señora Atena» para Chadwick27, aunque duda de que ésta sea la interpretación correcta. Así
pues, en este caso, po-ti-ni-ja constituye un epíteto que en Cnoso se atribuye supuestamente a
Atenea, aunque en otros casos, como sucederá en Pilo, se tratará de una diosa independiente.
23
García Ramón 2011, 234.
24
García Ramón 2011, 230 n. 55.
25
Vid. Anexo II, tablilla 1.
26
Tal vez procede de la Room of the Chariot Tablets; si este fuese el caso, la inscripción se dataría hacia el 1400
a.C. (cf. Varias (en prensa) 3 n.4).
27
Chadwick 1977, 121.
25
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Sin embargo, Melena28 ofrece una segunda lectura, en la que a-ta-na sería un genitivo y no
un dativo. Esto último es lo que defienden Hiller y García Ramón 29, quien incluye a Atenea
entre los dioses no atestiguados en micénico: según éste, la diosa Atenea no se atestigua como
tal en las tablillas, por lo que considera que en la secuencia a-ta-na-po-ti-ni-ja, que lee como
/Athānās potniāi/ (*Ἀθᾱνᾱς Ποτνίᾳ), «para la Señora de Atana», el primer término es el
genitivo de un topónimo /Athānā/ (Άθῆναι) pregriego en -ana30. De hecho, la homérica πότνια
Ἀθηναίη es, en origen, «Señora de Atana», y el nombre de esta diosa puede ser incluso Athana.
García López31 considera que el nombre no griego de esta diosa revela de manera
clara su origen mediterráneo y su posible procedencia minoica, tal vez herencia de la Diosa
de las Serpientes, protectora del palacio y del rey minoico, posteriormente del micénico, tal
como defendía Nilsson y como recoge Boëlle32.
Los otros dos ejemplos en que po-ti-ni-ja aparece acompañada lo hace de la misma palabra.
En la tablilla de Cnoso KN Gg (1) 702, del escriba 103 y hallada en la Gallery of Jewel Fresco,
la diosa se acompaña de un epíteto referido a un topónimo de origen prehelénico: se
documenta una da-pu2-ri-to-jo po-ti-ni-ja (/Daphurinthoio Potnia/), una «Señora del
Laberinto», que recibe, como el conjunto del resto de los dioses, un ánfora de miel:
«Para todos los dioses, un ánfora de miel; para la Señora del Laberinto, un ánfora de miel.»
28
Melena 2001, 74.
29
Hiller 2011, 183, 188; García Ramón 2011, 232, 235 y n. 78.
30
Para otro ejemplo de la creación de un topónimo pregriego a partir de una antigua divinidad prehelénica,
vid.me-za-na en 3.3.3.
31
García López 1970, 33.
32
Boëlle 2004, 69.
33
Varias (en prensa 3).
34
Ruipérez – Melena 1990, 187.
26
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Los dos testimonios en los que la diosa aparece sin especificación constituyen
fragmentos breves redactados por escribas desconocidos. En KN M 729.2, procedente de la
Small Room to the East of Gallery of Jewel Fresco, po-ti-ni-ja recibe una pieza de tela, tal vez
una ofrenda; aunque aparece sin ningún epíteto, la tablilla no se conserva completa, por lo que
quizás sí la acompañaba un apelativo perdido en genitivo. En KN X 444, hallada en el West
Magazine II, el término quizás está incompleto y se deba reconstruir el adjetivo po-ti-ni-ja[-
we-ja, en neutro plural35. Otro testimonio dudoso se encuentra en KN K 875.6, del escriba tres
y procedente del Area of Bull Relief, que contiene un registro de barcos: al final de la última
línea aparece po-ti-[, que quizás de deba completar también con el adjetivo anterior.
En cuanto a la relación con los herreros, Potnia parece ser una predecesora de Atenea,
y arqueológicamente, Marinatos descubrió que una cueva en Arkalokhóri, al sur de Creta, en
época minoica, se usó tanto como taller para los broncistas como para realizar cultos. Otro
ejemplo que confirmaría la relación de la diosa con el trabajo del metal lo encontramos en
Micenas, donde se encontró un fresco de una figura femenina en una estancia adyacente a un
taller metalúrgico, que probablemente sería Potnia (Fig. 9). Chadwick39 sugiere que los
herreros que rindieron culto a la diosa se dispersaron por Grecia tras la caída del mundo
minoico, manteniendo posteriormente sus descendientes el culto.
En definitiva, en Cnoso se atestigua sin duda una diosa de nombre po-ti-ni-ja, sin
ningún rasgo humano.
▪ E-nu-wa-ri-jo
Tal como hemos visto con po-ti-ni-ja, algunos nombres que parecen indudablemente
griegos pueden ser también adaptaciones de nombres no griegos. Así, también en KN V 52
encontramos el teónimo e-nu-wa-ri-jo, cuya etimología es oscura, que se corresponde con el
35
Varias (en prensa 3).
36
Hiller 2011, 188.
37
Ruipérez – Melena 1990, 187.
38
Hiller 2011, 188.
39
Chadwick 1977, 126.
27
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
nombre Enualios (Ἐνυάλιος)40, utilizado en la literatura como un epíteto de Ares o bien como
un dios independiente, hijo del primero.
▪ Pa-ja-wo-ne
▪ Po-se-da-o
atestiguado en Pilo, po-si-da-e-ja (construido con el sufijo accesorio -e-ja) y el dativo plural
derivado po-si-da-i-je-u-si (/Poseidā(h)iēusi/), «para los sacerdotes de Poseidón», se ha
remontado a una forma *-(h)on- construida sobre un compuesto de /Posei°/ (vocativo de πόσις,
‘señor’) y /°dā-/, que se relacionaría con el agua (por comparación con el sánscrito dānu-,
‘río’), no con la tierra42, por lo que el teónimo significaría «Señor de las Aguas», algo que
tiene paralelos en dioses orientales. El nombre del dios también se encuentra en la
denominación de su santuario, po-si-da-jo (en Homero, Ποσιδήϊον). Gracias a que se atestigua
el término micénico, sabemos que el nombre de Poseidón no contiene el sufijo *-u̯on, por lo
que la ϝ de la forma Ποτειδαϝōν, documentada en Corinto en el siglo V a.C., es secundaria43.
40
García Ramón 2011, 218.
41
Hiller 2011, 176.
42
García Ramón 2001, 234.
43
García Ramón 2011, 233.
28
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
▪ Di-ka-ta-jo di-we
Encontramos, en las tablillas de Cnoso, la serie Fp, que recoge ofrendas de aceite de
oliva (aunque no especifica si estaba perfumado, como sí ocurre en Pilo), algunos destinatarios
de la cual son divinos. La mayoría de las inscripciones llevan el nombre de un mes (en total
se documentan seis, quizás siete), que no coincide con los meses de Pilo. Las tablillas suelen
ser breves, pero hay una más extensa que destaca sobre las demás, KN Fp (1) 1, del escriba
138, que fue encontrada en la estancia llamada Clay Chest («Cofre de arcilla») del palacio de
Cnoso. Esta tablilla resulta de gran utilidad para destacar los dos tipos de santuarios que
existían en Cnoso: los situados en el interior del palacio, que funcionaba como centro de culto,
y los que se emplazaban en el exterior. Según Hiller44, las cinco primeras ofrendas se realizan
en santuarios situados en el palacio, mientras que las ofrendas de Amniso tenían lugar en el
exterior de éste, aunque no demasiado lejos. La tablilla es la siguiente:
KN Fp (1) 1 + 31 (138)
.1 de-u-ki-jo-jo ‘me-no’
.2 di-ka-ta-jo / di-we OLE S 1
.3 da-da-re-jo-de OLE S 2
.4 pa-de OLE S 1
.5 pa-si-te-o-i OLE 1
.6 qe-ra-si-ja OLE S 1[
.7 a-mi-ni-so , / pa-si-te-o-i S 1[
.8 e-ri-nu , / OLE V 3
.9 *47-da-de OLE V 1
.10 a-ne-mo , / i-je-re-ja V 4
.11 vacat
.12 to-so OLE 3 S 2 V 2
ACEITE X |9 Hi(?)dande ACEITE X |10 Anemōn hiereiāi ACEITE X |11 blanco |12 Tosson ACEITE 108,8
lt.
«En el mes de Deukios: para Zeus Dicteo, 9,6 litros de aceite de oliva; al santuario de Dédalo,
19,2 litros de aceite de oliva; para *pa-de, 9,6 litros de aceite de oliva; para todos los dioses,
28,8 litros de aceite de oliva; para *Kwherasia, 9,6 litros de aceite de oliva; en Amniso, para
todos los dioses, 9,6 litros; para Erinus, 4,8 litros de aceite de oliva; a *47-da, 1,6, litros de
aceite de oliva; para la Sacerdotisa de los Vientos, 6,4 litros. Total de aceite de oliva: 108,8
litros.»
44
Hiller 2011, 196.
29
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
▪ Da-da-re-jo-de
▪ Pa-de
Pa-de (/padei/, en dativo), que se asemeja al griego παῖς, «niño», no se relaciona con
este término, ni tampoco aparenta tener una forma griega. Ruipérez y Melena lo consideran
un dios menor cretense con una presencia importante47, aunque se desconoce en las fuentes
históricas. Lo encontramos de nuevo en KN C 394 como pa-ḍẹ[, entre otros testimonios.
▪ Qe-ra-si-ja, qe-ra-si-jo
Siguiendo con la tablilla anterior, tras una ofrenda «para todos los dioses» (pa-si-te-
o-i, πᾶσι θεοῖς), fórmula comentada antes y que aparece con frecuencia en esta serie de
tablillas, leemos a continuación otro nombre incierto, qe-ra-si-ja (/Kwhērasiā-/), que ocupa la
posición más prominente y que también aparece en KN Fp 14. Melena48 lo transcribe como
Thērasia y la considera una diosa procedente de la isla de Tera («Señora de (la isla de) Tera»),
lo que también sugiere Ruipérez49, pues Thērasia era otro nombre antiguo de Tera y qe-sa-si-
ja podría ser la diosa de la isla. Su importancia en el culto de Cnoso puede relacionarse con el
recuerdo de la erupción del volcán de Tera, datada a principios de la Edad del Bronce Tardía,
y con el objetivo de apaciguar a la diosa. Sabemos además, a partir de documentos oficiales
45
Chadwick 1977, 131.
46
Hiller 2011, 196.
47
Ruipérez – Melena 1990, 193.
48
Melena 2001, 46.
49
Ruipérez – Melena 1990, 191.
30
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
importados a Akrotiri desde Creta y de tablillas en lineal A, que los minoicos mantuvieron un
estrecho contacto con los habitantes de la isla en el momento de la catástrofe.
En cambio, García Ramón50, que considera que esta diosa pertenece a la esfera de
po-ti-ni-ja, sugiere que probablemente sea una «Señora de las Fieras» (en griego alfabético,
θήρ ‘animal de presa’), lo que apunta a una diosa en forma de animal (theriomorphic
goddess51) del tipo de πότνια θηῶν, o tal vez una «Señora de los Cazadores» (en dativo,
Θηρασίᾳ, «para la Cazadora»), una cualidad que posteriormente se atribuirá a Ártemis.
▪ E-ri-nu, *47-da-de
Por otra parte, dado que toda la tablilla es claramente un registro de ofrendas y sus
receptores, por analogía también debemos considerar como teónimo el término *47-da-de,
que aparece de manera paralela al resto de designaciones, aunque no posee una
correspondencia con el griego alfabético, tal como sucede en los casos anteriores de pa-de y
qe-ra-si-ja53.
▪ A-ne-mo i-je-re-ja
50
García Ramón 2011, 235.
51
García Ramón 2011, 235.
52
Chadwick 1977, 131.
53
Hiller 2011, 172.
54
García Ramón 2011, 232.
31
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
▪ Di-u-ja
Esta divinidad, cuyo nombre constituye un derivado del de Zeus, aparece en Cnoso en la
tablilla Kn Xd 97. La comentaremos con más detalle a propósito de PY Tn 31655.
▪ E-re-u-ti-ja
«En Amniso: para Eleuthia, un ánfora de miel; para todos los dioses, un ánfora de miel; para
]o-ne, un ánfora de miel.»
A esta misma diosa se le ofrece lana en Od 714, 715 y 716, aunque no necesariamente
con una finalidad únicamente religiosa.
55
Vid. 3.3.3., p. 47.
56
]one probablemente deba completarse como e-ne-si-da]o-ne (DMic II, s.v.), por lo que en la lectura tendríamos
/ennesidāhōnei/.
57
Ruipérez – Melena 1990, 191.
58
García Ramón 2011, 235.
59
García López 1970, 34.
32
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
▪ E-ne-si-da-o-ne
▪ Ma-ri-ne-we
Otro nombre que podría hacer referencia a una divinidad aparece en la tablilla KN
Gg 713, donde puede leerse ma-ri-ne-we, «para Marineus». Podría tratarse de un antropónimo
masculino, pero la tablilla KN As 1519 termina con la secuencia «(ma)-ri-ne-wo, wo-i-ko-de
/ to-so VIR 10» («a la casa de Marineus, tantos hombres: 10»). El término wo-ko-de se utiliza
también en TH Of 36 para referirse a la casa (esto es, el santuario) de Potnia, mientras que en
TH Of 25 y 35 un conjunto de mujeres son designadas con un derivado de Marineus (ma-ri-
ne-wa-ja-i y ]ma-ri-ne-we-ja-i, respectivamente). Las conexiones de este nombre se
explicarían si Marineus fuese un dios.
▪ A-re
En Cnoso encontramos dos tablillas en que aparece a-re, término que se parece a
Ἄρης, una de las cuales, KN Fp 14, pertenece a un contexto religioso:
KN Fp 14 + 27 + 28 + frr (138)
.1a me-no OLE
.1b a-ma-ko-to , / jo-te-re-pa-to , // e-ke-se-si V 1
.2 qe-ra-si-ja S1 a-mi-ni-so-de , / pa-si-te-o-i S 2 a-re
Ṿ [
(KT5, 192)
Por otra parte, como en este caso, el nombre de algunos dioses están indirectamente
atestiguados en nombres propios teofóricos. Así pues, el nombre teofórico Areios y los
documentados en Tebas, como Areimenēs (/Are(h)i-menēs/; en griego, μένος, ‘fuerza interior’),
deben derivar de Ares, por lo que éste puede considerarse un dios micénico62 (los nombres
60
García Ramón 2011, 235 y n. 79.
61
La presencia de me-no ha llevado a algunos estudiosos a interpretar este término, un nombre de mes, como un
genitivo (/amaktoio/) y a traducirlo como «mes de la cosecha» (cf. DMic II, s.v.).
62
Chadwick 1977, 134.
33
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Hō Alphotēr deksato Arēhios ouquepo[ |2 Phaistia pe(kta) TAPIZ 2 mi(ara) TAPIZ 14 Dawia
pe(kto) TAPIZ1 [ |3 Dōtia mi(ara) TAPIZ 6 Quamia TAPIZ 1 [ |4 Knōsōs: tepeiai mi(ara)
TAPIZ 3 Tunia TAPIZ 1 [ |5-6 blanco.
(KT5, 231; Melena 2001, 56)
«Así a-po-te, hijo de Ares, recibió y no… Mujeres de Festo: dos tapices “cardados” [de lana
cardada], 14 tapices “manchados” [de lana no cardada]; mujeres de da-wo: x tapices
“cardados”; mujeres de Dotia: 6 tapices “manchados”; mujeres de qa-mo: x tapices. En
Cnoso, tejedoras de tapices: 3 tapices “manchados”; en Eltunia: un tapiz…».
▪ A-pa-ti-jo
El mismo razonamiento que se ha utilizado para Ares puede aplicarse con Hefesto:
en Cnoso (KN L 588.1) aparece el nombre teóforico a-pa-i-ti-jo (/hĀphaistios/), tal vez
Hāphaistios (Ἡφαίστιος) o Hāphaistiōn (Ἡφαιστίων), que apunta a una forma micénica /
h
Āphaistos/66. Así pues, el nombre de Hefesto se atestigua indirectamente en micénico sólo a
partir de un antropónimo, pues hasta la fecha el teónimo propiamente dicho no se ha hallado,
y, como sucede en el caso de Ártemis, su etimología es totalmente oscura.
▪ Pi-pi-tu-na
63
García Ramón 2011, 231.
64
Melena 2001, 57.
65
García Ramón 2011, 234.
66
García Ramón 2011, 231.
34
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
luvita en -υννα67; esta diosa tiene el mismo sufijo que la deidad cretense Δικύννα68,
atestiguada en Época Clásica. Lo mismo ocurre con los teónimos, todos oscuros, ma-ri-ne-u*,
pa-sa-ja, po-ro-de-qo-no, qe-sa-ma-qa y si-ja-ma-to, atestiguados en Cnoso.
3.3.2. LA CANEA
El nombre de Zeus tal vez aparece de nuevo como primer elemento de nombre de
Dioniso (di-wo-nu-so, con un genitivo en -o-jo), por lo que todavía hay dudas sobre si el dios
es griego o no, según si esto es cierto y según la interpretación del segundo elemento. El único
testimonio de Dioniso en Creta lo encontramos en la tablilla KN Gq 5, procedente de La
Canea, un yacimiento al oeste de la isla donde se encontraron los únicos cuatro documentos
en lineal B que no son de Cnoso, datados en el MR III B1 (1300-1250 a.C.). La tablilla es la
siguiente:
KH Gq 5
.1 di-wi-jo-ḍẹ di-we ṂẸ + ṚỊ *209vas + Ạ 1 [
.2 di-wo-nu-so , ṂẸ + ṚỊ [ *209vas + Ạ ] 2 [
Traducción:
«Al? santuario de Zeus: para Zeus un ánfora de miel; para Dioniso 2? ánforas de miel.»
Así pues, tiene lugar una ofrenda al dios del santuario, Zeus, y a su hijo Dioniso, algo
que ya habíamos visto a propósito de la tablilla Tn 316 de Pilo. En su comentario a esta tablilla,
Melena considera a Dioniso un dios de origen cretense70. Por su parte, Hiller71 opina que
Dioniso debió ser un dios de considerable importancia por su asociación con Zeus en esta
tablilla, quizás un θεός σύνναος, un dios que en el mismo templo que otro, en este caso Zeus.
3.3.3. PILO
67
García Ramón 2011, 236.
68
Chadwick 1985, 197.
69
Chadwick 1977, 134.
70
Melena 2001, 48.
71
Hiller 2011, 185.
72
Vid. Anexo II, tablilla 2.
35
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
de entre las de este tipo, ya que es el que registra un mayor número de divinidades y contiene
los nombres de tres dioses olímpicos: Zeus, Hera y Hermes. Otros nombres designan
divinidades locales menores o héroes que se atestiguan sólo en micénico.
PY Tn 316 (H 44)
73
Melena 2001, 68-69.
36
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Plowistoio (mēnnos) |2 PULOI: hihētoi Sphagiansi dōraque pherei phorēnaque |3 agei: Potniāi
X | Mnassāai X Posidāheiāi X |5 Trisērōhei X Dompotāi X |6-9 blanco |10 PULOI: | blanco sin pautas
4
‖verso PULOI: hihēetoi Posidāhion ageique wastu |2 dōraque pherei phorēnaque agei |3 X Quowiāi na[ ]
Komāwenteiāi |4 PULOI: hihētoique Pretwaion Iphemedeiāsque (hieron) Diwiaionque |5 dōraque
pereiphorēnaque a{gei}: Pretwāi X |6 Iphemedeiāi X Diwiāi X |7 Hermāhāi Areiāi X |8 PULOI:
hihētoique Diwion dōraque pherei phorēnaque agei: |9 Diwei X Hērāi X |10 Drimiōi Diwos Hiēwei X
[ ] |11 blanco.
74
Varias (en prensa 2): «¿para la propiedad de Komawens?».
75
Varias (en prensa 2) mantiene pe-re-*82.
76
Varias (en prensa 2) mantiene la forma Diwia.
37
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
El texto se inicia probablemente con la fecha en que se realizan las ofrendas, indicada
con el nombre de un mes en genitivo, po-ro-wi-to-jo (/Plōwistos/, *Πλωϝιστός, que
probablemente corresponde al «mes de la navegación»77, seguramente en primavera), tal
como sucede en otras tablillas de contenido religioso, aunque no aparece la palabra «mes»
(me-no, *μηννός). Al comienzo de cada uno de los seis párrafos (el último de cada cara no
contiene registro alguno, quizás porque el copista previó más ofrendas de las que se realizaron
finalmente78) aparecen los dos signos de «en Pilo» (pu-ro, *Πύλῳ, un locativo singular), más
grandes que el resto de signos, por lo que sin duda el texto está relacionado con el reino de
Pilo, donde tienen lugar las ofrendas. Además, se menciona otro topónimo: la acción del
primer párrafo se desarrolla en uno de los principales distritos, pa-ki-ja-ne, probablemente en
el que se encuentra el palacio.
Cada párrafo empieza con una fórmula introductoria, cuya primera palabra, i-je-to-
qe, podría hacer referencia a una ceremonia religiosa concreta; seguidamente la fórmula
continúa con el transporte de ofrendas, en forma de vasijas de oro, y po-re-na. Las ofrendas
aparecen casi siempre después de cada teónimo y anotadas con logogramas. En primer lugar,
se ofrece a po-ti-ni-ja una vasija de oro y una mujer; a continuación, aparecen cuatro nombres,
quizás divinidades, que igualmente reciben vasijas de oro. Se registran trece vasijas en total
(ocho cuencos, tres copas y dos cálices), algo que indica que se trata de una ocasión especial
y no de un documento cotidiano. En otros casos también se entrega una mujer, un modelo que
se repite en los demás párrafos con otros dioses; en dos ocasiones, cuando la deidad es
masculina, aparece un hombre como ofrenda en lugar de una mujer. En total, se entregan ocho
mujeres y dos hombres. Chadwick opina que tal vez los po-re-na hacen referencia a víctimas
sacrificiales humanas79, lo que no sería extraño en época micénica (la mitología recoge el
sacrificio de Ifigenia, por ejemplo, y los hallazgos arqueológicos también lo corroboran 80).
Sin embargo, los dioses micénicos tienen unos intereses económicos concretos, por lo que
sería más conveniente cederles un exvoto humano como servidor que como sacrificio, por lo
que no hay acuerdo acerca de esto.
77
Así lo considera el DMic II, 150, a partir de la interpretación de R. L. Palmer. Sin embargo, Weilhartner opina
que el término es un teónimo, que aparece en la serie Fr en dativo como receptor de aceite de oliva (po-ro-wi-
to) y que aquí funciona como un genitivo temporal que indica un mes por metonimia; no aparece el derivado
esperable del teónimo, **po-ro-wi-ti-jo-jo (cf. Varias (en prensa 2)).
78
Varias (en prensa 2).
79
Chadwick 1977, 124.
80
De hecho, estudios acerca de los términos que designan a las «víctimas» sugieren que los sacrificios humanos
no eran una práctica extraordinaria, sino cotidiana. Esto no quiere decir que la tablilla contiene un registro
económico común, pues los trece vasos de oro responden a una ocasión especial (cf. Ruipérez – Melena 1990,
198).
81
Hiller 2011, 182.
38
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
En el santuario de Poseidón (líneas 1-3 del verso) se rinde culto, además de a este
dios, a dos divinidades femeninas, qo-wi-ja y ko-ma-we-te-ja. La tercera ceremonia (líneas 4-
7 del verso) tiene lugar en tres santuarios distintos, en los que el titular de cada uno de ellos
recibe la ofrenda: pe-re-*82 en el pe-ṛẹ-*82-jo, i-pe-me-ḍẹ-ja en el i-pe-me-ḍẹ-ja-qe
(seguramente una forma errónea de i-pe-me-de-ja<-jo>(-qe)83), y di-u-ja en el di-u-ja-jo-qe
(donde tal vez también se venera a e-ma-a2 a-re-ja, ya que su santuario no se menciona). En el
santuario de Zeus (líneas 8-11 del verso) se venera a di-we (Zeus), a e-ra (Hera) y a di-ri-mi-
jo di-wo i-je-we (Drimios).
▪ Po-ti-ni-ja
Esta diosa se atestigua en Pilo en doce ocasiones, y quizás en una más. Así pues, en
este yacimiento encontramos el mayor número de testimonios de la diosa, en inscripciones
datadas ca. 1300 a.C. A pesar de que en TN 316 aparezca el teónimo sin ninguna advocación,
en otros casos, po-ti-ni-ja aparece con diversos apelativos, un número mayor que los que se
82
La secuencia a-ke-qe wa-tu aparece tras el santuario de Poseidón y antes de la fórmula habitual (do-ra-qe pe-
re po-re-na-qe a-ke); wa-tu es el sustantivo neutro singular ϝάστυ, ‘ciudad’, aunque no está claro el caso. Ἄστυ
siempre se refiere a la ciudad en su estructura física, por lo que esta secuencia única en el texto parece indicar
que todos los santuarios que aparecen después del de Poseidón, incluido este, se sitúan en el interior de Pilo,
mientras que pa-ki-ja-ne está cerca, pero no en la misma ciudad (cf. Varias (en prensa 2)).
83
Varias (en prensa 2).
84
Melena 2001, 70.
85
Chadwick 1977, 127. Por otro lado, como afirma Palaima (2008, 346), la región de Mesenia experimentó una
gran influencia de la cultura minoica, por lo que algunos dioses no identificados podrían ser de origen cretense.
86
García Ramón 2011, 230.
39
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
atestiguan en Cnoso, que se refieren tanto a su lugar de culto como a una característica de la
diosa. De hecho, sólo en cuatro de los doce casos seguros la diosa se muestra sin
especificación, mientras que en los otros ocho aparece precedida o seguida de un epíteto en
genitivo.
PY Fr 1206 (S1202 H 2)
po-ti-ni-ja , a-si-wi-ja , to-so , qe-te-jo ỌḶẸ + PA 5 V 4
(PTT, 155)
Potniāi Aswiāi(-ías) tosson k eteioi ACEITE + PA 5 V 4
w
Tal vez esta denominación apunta hacia un origen anatolio de la diosa, pero de
manera verosímil se puede afirmar que esta po-ti-ni-ja es diferente de la po-ti-ni-ja pilia con
santuario en pa-ki-ja-ne. Tal vez esta deidad fuese introducida por grupos de luvitas
procedentes de la región que los hititas conocían como Assuwa > Asswija, «territorio de
Asuwa», la posterior Lidia, situada en el suroeste de Anatolia. Santiago defiende esta teoría
partiendo del hecho de que en Pilo, especialmente en las series A-, se documenta una
abundante presencia de grupos familiares de este origen90. Asimismo, Santiago91 destaca las
similitudes de po-ti-ni-ja a-si-wi-ja con otra diosa probablemente también de origen
extranjero, tal vez anatolio, que recibe una cantidad parecida del mismo aceite perfumado
(153, 6 litros): la ma-te-re te-i-ja, en PY Fr 120292. Las dos tablillas fueron redactadas por el
mismo escriba y proceden del mismo lugar (S1202 H2, habitación 38), por lo que se han
considerado un grupo aparte de las otras deidades que reciben ofrendas de aceite perfumado.
87
Rougemont (2005, 354), recoge dos interpretaciones acerca de este epíteto: podría referirse a una Potnia del
mundo subterráneo (hupoion Potnia) o a una Potnia tejedora (*ὑφοιο Πότνια), pero ambas hipótesis han sido
rechazadas, por lo que actualmente se considera un topónimo en genitivo que precisa el origen de la diosa o
bien el lugar donde es venerada en este caso concreto.
88
Ruipérez – Melena 1990, 188.
89
DMic II, 110.
90
Santiago 2012, 59.
91
Santiago 2012, 60.
92
Vid. 3.3.3., p. 50.
40
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
PY An 1281.1 (H 12)
.1 po-]ti-ni-ja , i-qe-ja
.2 ]-mo , o-pi-e-de-i
.3 a-ka , re-u-si-wo-qe VIR 2
.4 au-ke-i-ja-te-we ⟦ i-qẹ-jạ ṾỊṚ ⟧
.5 o-na-se-u , ta-ni-ko-qe VIR 2
.6 me-ta-ka-wa , pọ-so-ro VIR 1
.7 mi-jo-qa[ ]e-we-za-no VIR 1
.8 a-pị-e-ṛạ˻ ˼to-ze-u VIR 1
.9 ]ṭị-a-ke-ṣị , po-ti-ni-ja , re-si-wo VIR 1
.10 au-ke-i-jạ-ṭẹ-ẉẹ[ ]ro VIR 1
.11 mi-jo-qa , ma-ra-si-jo[ ] VIR 1
.12 me-ta-ka-wa , ti-ta-ra-[ ] VIR 1
.13 a-pi-e-ra , ṛụ-ḳọ-ro VIR 1
.14 vacat
.15 vacat
En época posterior, será Deméter la que reciba el epíteto de Señora de los Caballos.
La tablilla fue encontrada fuera del Archivo de Pilo, en una zona donde había un gran taller,
en el que podrían haberse fabricado objetos como carros de caballos. Junto al taller se
93
Hiller 2011, 188.
41
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
emplazaba un altar y se hallaron dependencias religiosas, por lo que, según Melena, “es difícil
resistirse a la identificación de esta diosa [Deméter] con la divinidad tutelar del taller
contiguo”94.
En contra de estas hipótesis, Varias103 recoge la teoría de Boëlle, según la cual po-ti-
ni-ja siempre aparece en contextos religiosos como receptora de ofrendas, a diferencia del rey;
afirma además que sería más probable que los escribas micénicos utilizasen un solo término
94
Melena 2001, 25.
95
Hiller 2011, 180.
96
Ruipérez – Melena 1990, 188.
97
DMic II, s.v.
98
DMic II, s.v.
99
No obstante, a pesar de no llevar ningún epíteto, la presencia de los wa-na-so-i como receptores de ofrendas,
destinadas tanto al rey como a la diosa, parece indicar que el santuario de esta po-ti-ni-ja se localizaba en el
ámbito palacial (cf. Santiago 2012, 61). Por otro lado, el hecho de que la diosa aparezca sin un calificativo y
como una segunda receptora de ofrendas bajo el término wa-na-ka-te, en Fr 1235.2, ha llevado a algunos
estudiosos a afirmar que, cuando po-ti-ni-ja aparece sin un epíteto, no se documenta una diosa, sino la reina,
algo que tendría paralelos en el Próximo Oriente y Egipto (cf. Varias (en prensa 3)).
100
García Ramón 2011, 236.
101
Hiller 2011, 188.
102
Hiller 2011, 189.
103
Varias (en prensa 3).
42
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
para referirse o bien a la diosa o bien a la reina, pero no el mismo para ambas. Por otra parte,
el nombre de la reina micénica estaría formado sobre la raíz del nombre del rey
(encontraríamos, pues, un término **wa-na-sa), y no es el caso, por lo que Boëlle entiende la
asociación de po-ti-ni-ja con el rey de Pilo como la demostración de que aquella es la diosa
protectora de la realeza micénica y de que el rey ejerce como supremo sacerdote.
Por otra parte, tal como sucede en la serie Dl de Cnoso, en PY Cc 655 también se
documentan un rebaño de 10 ovejas, además de una piara de 10 cerdos, que pertenecen a la
diosa. Su presencia, no obstante, no se limita al ámbito ganadero o agrario (por ejemplo, PY
Eb 364, Ep 613; en la serie E- el teónimo aparece como adjetivo de individuos poseedores de
tierras), en el que parece que una aldea completa es de su propiedad (en Eq 213.5), sino que
también posee talleres dedicados a la forja del bronce, la principal industria metalúrgica
micénica según se deduce de la documentación conservada, como mínimo en dos localidades
(*a-pe-ko en PY Jn 431, a-ke-re-wa en PY Jn 310). Veamos el primero de estos dos casos.
104
García Ramón 2011, 236.
105
Santiago 2012, 63.
106
Varias (en prensa 1).
107
El término ta-ra-si-ja, un derivado de *τάλατος, ‘balanza’ (*ταλα(ν)σίᾱ), designa la “cantidad [de materia
prima] pesada y entregada para su elaboración” (cf. Varias (en prensa 1)).
108
El término collectors, ‘colectores’, hace referencia a individuos pertenecientes a la nobleza, cuyo nombre se
repite en inscripciones de yacimientos diferentes, a los que se destina una parte de la producción para su propio
beneficio; de este modo, aparecen como propietarios de rebaños de ovejas y de grupos de trabajadores del textil
o del bronce, en oposición a los demás registros de palacio, calificados a veces como wa-na-ka-te-ro («del
rey») (cf. Varias 2002-2003, 36).
43
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
▪ Ma-na-sa
La segunda ofrenda de la tablilla Tn 316 consiste en una vasija de oro y una mujer
para ma-na-sa, un nombre del todo incomprensible que no aparece en ningún otro sitio y que
no ha podido reconstruirse para que coincida con alguna diosa conocida. Parece ser, no
obstante, una diosa local menor. Según García Ramón111, los nombres que no pueden ser
comparados con el griego, como ma-na-sa, se resisten a ser interpretados; una mayor
clasificación de estos términos no es posible, y, aunque podría ser que se trate de nombres
griegos que los estudiosos no han sido capaces de identificar, la mayoría son claramente
pregriegos: de hecho, ma-na-sa alude a nombres propios pregriegos en -(σ)σα112.
▪ Po-si-da-e-ja
La omisión de Poseidón en Tn 316 resulta curiosa, pero éste es una figura importante
en otras tablillas de Pilo, incluso el principal dios del reino (así lo parece considerar Homero
en Od. III, 43). Es el único dios principal al que se destinan ofrendas anuales de grano (trigo
en la serie Es, por ejemplo), así como bueyes, ovejas, cabras, cerdos, vino, miel, ungüentos,
lana, y aceite perfumado (éste se registra en la serie Fr, donde los destinatarios parecen ser
sobre todo divinidades, entre las que destaca Poseidón). Por otra parte, hay, en las tablillas de
Pilo, cuatro referencias a un «Rey» con epítetos, a diferencia del rey de Pilo, que no lleva
ninguno; algunos estudiosos opinan que podría tratarse de un epíteto divino, ya que Potnia,
que significa «Señora», se refiere a diosas caracterizadas de manera diversa, y que incluso
haga referencia al «Soberano Poseidón» que aparece en Homero.
▪ Ti-ri-se-ro-e
▪ Do-po-ta
▪ Qo-wi-ja
114
Chadwick 1977, 129.
115
García Ramón 2011, 230 n. 56.
45
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
▪ Ko-ma-we-te-ja
Varias119 recoge la teoría de Del Freo, que opina que la única diosa receptora en el
santuario de Poseidón es ko-ma-we-te-ja, cuyo nombre, como apuntaba García Ramón,
derivaría de Komāwens, un epíteto de Poseidón, mientras que las dos figuras que aparecen
delante constituirían dos mujeres destinadas a esta diosa. No obstante, ko-ma-we es el nombre
de un colector en Cnoso y también en Pilo, y no hay ejemplos seguros en los que, en micénico,
un teónimo se aplique a un hombre o mujer. Ko-ma-we-te-ja parece un adjetivo posesivo en -
e-ja derivado del nombre del colector ko-ma-we, que indicaría «la posesión de Komāwens»,
es decir, las dos mujeres que aparecen antes.
Así pues, las tres figuras del santuario de Poseidón podrían tratarse de dos mujeres y
una diosa, o tal vez de dos diosas, pero no está claro.
▪ Pe-re-swa (pe-re-*82)
La línea siguiente menciona, tal vez, «los recintos de pe-re-swa, i-pe-me-de-ja-qe di-
u-ja-jo-qe», cada una de las cuales recibe una ofrenda. Por lo que respecta a pe-re-swa, ésta
recibe una vasija de oro y una mujer. Aparece también en el anverso de otra tablilla de Pilo,
PY Un 6.3.4, junto a Poseidón, en la que se le ofrendan, como al dios, una vaca, una cerda, un
116
García Ramón 2011, 231.
117
Ventris – Chadwick 19732, 463.
118
García Ramón 2011, 218 n. 8.
119
Varias (en prensa 2).
46
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
jabalí y una oveja para un banquete (lo cual recuerda a las suovetaurilia romanas). Se podría
transcribir como /Preswā/, que recuerda al primer elemento de Perséfone, y podría tratarse de
un nombre parlante, la «Venerable», tal vez un antecedente micénico de ésta120. García Ramón
destaca su etimología oscura, junto con la de otras divinidades de origen probablemente
pregriego121. Además, su interpretación varía en función del valor que se le atribuye al
silabograma *82.
▪ I-pe-me-de-ja
Algunos nombres sólo pueden ser asociados con deidades posteriores o casi
divinidades. Es el caso de i-pe-me-de-ja, transcrita /Iphemedeia/, una divinidad pregriega que
recibe una cuenco de oro. Este nombre oculta una oscura forma que probablemente después
fue remodelada como Ἰφιμέδεια, Iphimedeia, con una grafía diferente, mediante una
etimología popular (ἶφι, ‘por la fuerza’)122; la confusión netre la e y la i parece ser
característica de los términos no griegos. En Homero es conocida como la madre de dos hijos
de Poseidón, los gigantes Oto y Efialtes (Od. XI, 305), pero en Pilo se le rinde culto como
diosa independiente.
▪ Di-u-ja
A di-u-ja se le entregan una vasija de oro y una mujer. Aparece también en otras
tablillas: en Pilo, donde tiene como servidores a hombres y mujeres (PY Cn 1287 y PY An
607, donde aparece como di-wi-ja), y también se la menciona en Cnoso, como hemos visto.
Parece una diosa, quizás celeste, cuyo nombre deriva del de Zeus, tal como sucedía antes con
Posidaeia, cuyo nombre se forma a partir del de Poseidón.
▪ E-ma-a2
Al final del párrafo aparece una ofrenda dedicada a Hermes, acompañado por el
epíteto Areias (e-ma-a2 a-re-ja, /hErmāhāi Arehiāi/). Los epítetos divinos se pueden referir,
además de a un lugar específico (como habíamos visto en Cnoso a propósito de «Zeus
Dicteo»), a una característica de la deidad, e incluso a una divinidad que fue asociada o
fusionada con la primera mediante un proceso de sincretismo, como es este caso único. No se
conoce el significado de Areias, pero recuerda a Ares (Ἄρης), aunque en una inscripción
arcadia del siglo IV a.C. Areias es un epíteto cultual de Zeus, Enialio y Atenea.
120
Ruipérez – Melena 1990, 190.
121
García Ramón 2011, 236.
122
García Ramón 2011, 230.
123
Ruipérez – Melena 1990, 190.
124
García Ramón 2011, 234.
47
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
▪ Di-we
Algunos de los nombres que tienen equivalentes exactos en el I milenio a.C. pueden
ser interpretados en términos griegos, con o sin una etimología indoeuropea clara. El nombre
de Zeus fue claramente heredado del indoeuropeo, como demuestran la secuencia homérica
Ζεῦ πάτερ, el sánscrito dyàuṣ pítar, y el latín Iuppiter, Diēspiter. Lo mismo sucede
probablemente con su compañera femenina, di-wi-ja / di-u-ja, antes analizada.
▪ E-ra
Por otra parte, las formas atestiguadas en micénico permiten esclarecer algunos
teónimos del I milenio a.C. En el caso de Hera, la grafía micénica, e-ra (/hĒrā-/, Ἤρα), no
permite sostener la etimología que se le había dado a su nombre y descarta la interpretación
como *ser- u̯ā-, basada en el indoeuropeo *ser-, ‘observar’, ya que en este caso tendríamos la
forma *e-wa (/hĒrwā-/)126. García Ramón127 sugiere para el teónimo (para el que se ha
aceptado una interpretación pregriega) la interpretación *Hi̯ ēr-ā (como la forma en inglés
antiguo gear, procedente de *Hi̯ ēr-ó, en griego alfabético ὥρα, ‘primavera’), como
personificación de esta estación, que se sostiene por el paralelismo con su homóloga latina
Iūnā, con una forma -on- sobre la raíz *iūn.
García López128, dado que Hera aparece con más frecuencia en Creta que en el
continente, no duda de su origen minoico, aunque la tablilla de Pilo parece documentar un
cambio paulatino de su naturaleza y un paso hacia la importancia que adquirirá posteriormente
como diosa olímpica.
▪ Di-ri-mi-jo
Junto con Zeus y Hera, también recibe ofrendas en el santuario de Zeus el oscuro di-
ri-mi-jo di-wo i-je-we (/Drimiōi Diwos hiēwei/, *Δριμίῳ *Δίϝος *ἱήϝει). Chadwick lo traduce
como «el [palabra incierta] de Zeus»129. Si la palabra dudosa significa «hijo», aunque no
coincida con el término griego clásico, podría tratarse de un dios no conocido («Drimios, el
hijo de Zeus»). Según García Ramón130, el término micénico /Drīmios/ podría ser un derivado
de δριμύς, ‘agudo, punzante, cortante’ en Homero, o una forma corta de un compuesto cuyo
primer elemento sería δριμύς, con el que otra forma, */Drūmios/ (parecido a δρυμός,
125
García Ramón 2011, 234.
126
García Ramón 2011, 233.
127
García Ramón 2011, 234.
128
García López 1970, 34.
129
Chadwick 1977, 128.
130
García Ramón 2011, 230 n. 58.
48
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
También podría ser que la palabra estuviese mal escrita, como ocurre en otras
ocasiones en esta misma tablilla, y que pudiese reconstruirse «sacerdote» (ἱερεύς). Se le ofrece
un recipiente de oro y, dado que las otras figuras que lo acompañan son deidades, Drimios
también podría serlo.
▪ Me-za-na
▪ A-te-mi-to
131
Hiller 2011, 177, 187. Esta construcción la encontramos también en Tebas a propósito de Potnia (vid. 3.3.5,
p. 56).
132
Hiller 2011, 181.
133
Varias (en prensa 3), n. 5.
134
García Ramón 2011, 218.
135
Ruipérez – Melena 1990, 190.
49
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
▪ Ma-te-re te-i-ja
En PY Fr 1202 se documenta también una ma-te-re te-i-ja, algo así como una «Madre
Divina» (/Māterei Thehiāi/), una diosa pilia a quien se ofrenda aceite perfumado. Según García
Ramón136, esta diosa, que traduce, teniendo en cuenta el dativo, como «para la Diosa Madre»
o bien «para la Madre de los Dioses», pertenece, junto con la diosa cretense qe-ra-si-ja, a la
esfera de po-ti-ni-ja.
▪ Di-wo-nu-so
Dioniso aparece dos veces en Pilo como Diwonusos, de forma fragmentaria, por lo
que su divinidad es algo difícil de confirmar; lo encontramos en las tablillas Ea 102 y Xa 1419.
Veamos la primera de ellas:
136
García Ramón 2011, 235.
50
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
3.3.4. MICENAS
▪ Po-ti-ni-ja
MY Oi 701 (63)
sup. mut.
.1 vestigia[
.2 vacat
.3 si-to-po-ti-ni-ja *190 [
.4 po-ro-po-i *190 10
.5 ka-na-pe-u-si *190 6
.6 [• •]-ta do-ke-ko-o-ke-ne *190 5
.7 [ku-wa-]no-wo-ko-i *190 2
.8 inf. mut.
.6 Whole line over [ ]; -ko-o perhaps over second [ ]; [•]-pụ2-ta
Difficult; perhaps divider between –ta and do-; divide as do-ke ko-o-
ke-ne ?
(TITHEMY, 69)
Sitōn Potniāi *190 |4 Propoihi *190 10 |5 Knaphēusi *190 6 |6 ]-ta dōke kohogenehi
*190 5 |7 [kua]noworgoihi *190 2.
137
Para un estudio más completo de esta diosa, vid. Varias 2014.
138
García Ramón 2011, 218.
139
Chantraine 1983, 1007.
51
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
MY Oi 704 (64)
.1 po-ti-ni-ja *190 15
.2 ka-na-pe-u-si *190 6
.3 ko-o-ke-ne-ị *190[
.4 ku-wa-ṇọ[-wo-ko-i
.5 ]vest.[
inf. mut.
Un tercer ejemplo de la diosa podría verse en la tablilla Oi 702.2, del escriba 64, si
se reconstruye si-to-]pọ-ṭị-[ṇị-ja en la línea 2, con lo cual Potnia se acompañaría del mismo
epíteto que registra el escriba 63:
MY Oi 702 (64)
.0 sup. mut.
.1 ]vacat
.2 ]pọ-ṭị-[ ]*190 3
.3 ]ne-ja , po-po-i *190 5
.4 ku-wa]-ṇọ-wo-ko-i * 190 2
.5 ] *190 2
.6 ]vest.[
inf. mut.
(TITHEMY, 69)
Dado que el escriba 64 registra dos formas diferentes de darse este caso, podría
considerarse que en la serie Oi de Micenas aparecen dos diosas diferentes. De este punto parte
Boëlle para defender la multiplicidad de diosas, como mínimo en los casos en que po-ti-ni-ja
aparece diferenciada con un epíteto. Sin embargo, Varias140 opina que todas las menciones de
po-ti-ni-ja en Micenas se refieren a la misma diosa: entre otras razones, argumenta que las
tablillas Oi 701.3 y Oi 704.1 disponen sus contenidos de manera prácticamente idéntica, y que
resultaría extraño que el escriba 64 dejase sin diferenciar a una de las diosas omitiendo el
epíteto (como sí ocurre en PY An 1281).
que puede acompañarse de diferentes epítetos referidos a topónimos y lugares de culto, una
diosa muy antigua y de origen agrario que absorbe, en la religión micénica, otras divinidades
locales minoicas. Por otra parte, no hay ningún ejemplo del término po-ti-ni-ja aplicado a una
mujer, una posibilidad que planteábamos al analizar el nombre de la diosa en Cnoso.
El juego de tablillas de la serie Oi, que están datadas a finales del HR III B2 (1200
a.C.), se encontró en la acrópolis de Micenas, en la «Casa de la Ciudadela» (Fig. 10), un
conjunto de pequeñas construcciones que constituían la principal zona de culto de la acrópolis
y el centro religioso más importante de los hallados en el mundo micénico 142. Las
inscripciones están en consonancia con el contexto arqueológico: las excavaciones de W.
Taylour entre 1968 y 1969 sacaron a la luz un centro cultual al este de este recinto, en el que
se identificaron estancias de culto, almacenes y los restos de un altar, así como objetos de
culto exvotos en forma de figuritas. A este centro religioso se accedía por una avenida
procesional en zigzag. Además, se encontró un fresco sagrado en la pared sudeste de la
estancia conocida como «Habitación del Fresco» (Fig. 11), frente a un altar. En el fresco se
representaban tres diosas, la más pequeña143 de las cuales sostiene, en cada mano, algo de
color rojo brillante, tal vez algún tipo de cereal (Fig. 12), por lo que quizás esta divinidad
agraria sea la representación de la (si-to)po-ti-ni-ja que aparece en las tablillas y la misma
diosa que posteriormente se conocerá como Deméter (de hecho, Hiller144 opina que esta diosa
micénica puede entenderse como una predecesora de la Edad del Bronce de Deméter, o bien
como uno de sus epítetos). Por otra parte, la diosa parece tener continuidad en Sicilia con la
figura de Σίτω145.
3.3.5. TEBAS
En el año 1993, en Tebas, durante unas obras en la Odos Pélopidou (calle Pelópidas)
se descubrió un fragmento de una tablilla en lineal B de formato de página, hecho que llevó a
Vassilis Aravantinos a iniciar una excavación que duró hasta marzo de 1995 y que sacó a la
luz unas 240 tablillas y fragmentos. Estos documentos fueron clasificados en doce series por
los estudiosos que publicaron, en 2001, la editio princeps de los nuevos textos de Tebas146; un
año más tarde se publicó la edición del conjunto de materiales tebanos147. Las tablillas tebanas
han revelado términos relacionados con el ámbito religioso, como personal de culto, oficios
relacionados con éste, actividades económicas vinculadas a santuarios, y, también, nombres
de divinidades, que expondremos a continuación.
142
Varias 2012, 249.
143
Tal vez es de dimensiones más pequeñas porque su rango es menor, como sugieren Ruipérez – Melena 1990,
189.
144
Hiller 2011, 188.
145
García Ramón 2011, 235.
146
Aravantinos, V. ̶ Godart, L. ̶ Sacconi, A. (2001), Thèbes Fouilles de la Cadmée, I. Les tablettes en linéaire
B de la Odos Pelopidou, Édition et commentaire, Pisa-Roma.
147
Aravantinos, V. ̶ Godart, L. ̶ Sacconi, A. (2002), Thèbes Fouilles de la Cadmée, III. Corpus des documents
d’archives en Linéaire B de Thèbes, Pisa-Roma.
53
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
muy críticos con sus posturas; por su parte, J.T. Killen y A. Bernabé proponen buscar
propuestas intermedias148.
En uno de sus trabajos, Bernabé149 enumera los posibles teónimos que aparecen en
las inscripciones tebanas, tanto en menciones directas como formando parte de derivados para
designar celebraciones o antropónimos. En primer lugar, observó que en ellas aparecen dioses
ya conocidos en otras tablillas y que corresponden a divinidades del I milenio a.C. Así,
Hermes150 aparece una vez como e-ma-a2 (/hermāhas/) en TH Of 31.3., en un caso y en un
contexto poco claro. A Hera151 se la menciona en una ofrenda de lana en TH Of 28.2,
acompañada del oscuro epíteto ke-o-te-ja. Ares152 se documenta en Tebas como el primer
elemento de compuestos de antropónimos masculinos tales como a-re-ị-me-ne (TH Z 849), a-
re-me-ne (TH Z 852) y a-re-i-ze-we-i (TH Of 37.1). Dado que se atestiguan como divinidades
en otros yacimientos, se acepta que estos tres términos son teónimos también en Tebas.
A partir de los nombres de las fiestas se pueden deducir otros teónimos y epítetos.
Así, en TH Av 104 + 191 encontramos los términos po-to-a2-ja-de (/Pto(i)haia-de/, «a las
fiestas / al santuario de Ptōia», y te-re-ja-de (/Teleia-de/,«a las fiestas / al santuario de
Teleia»), aunque estas interpretaciones presentan algunos problemas fonéticos. Aravantinos,
Godart y Sacconi153 los interpretaron como adlativos154 en -de de Πτώια (fiesta de Apolo
Πτῶιος) y de Τέλεια (fiesta de Hera Telea). Esto sería posible si los términos se refieren a
festivales en honor de versiones beocias locales de Apolo y Hera155.
Podría pensarse, por lo tanto, en la presencia en Tebas de una diosa de nombre Afaya,
así como de otra llamada Telea y de un dios, o héroe, de nombre Ptoo (Ptoios). Es difícil, sin
148
Bernabé – Serrano 2011, 11 y n.3.
149
Bernabé 2012.
150
Aparece también en PY Xn 1357.1, Tn 316v.7 y Un 219.8, así como, de forma dudosa, en KN D 411 (e-ma-
a2-o).
151
También en PY Tn 316v.9 y tal vez en Un 853.1 (e-ṛạ[).
152
Documentado en dativo, a-re, en KN Fp 14.2, y en el derivado a-re-ja en PY Tn 316v.7, así como en
antropónimos (a-re-i-jo en KN Le 641.1, Vc 208, PY An 656.6).
153
Thèbes I, 175.
154
El caso adlativo se emplea para indicar la dirección.
155
Hiller 2011, 192.
156
Melena 2011, 31.
157
Hiller 2011, 186.
54
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
embargo, que estos dos últimos correspondan a Hera y Apolo, aunque posteriormente sus
nombres se utilizaran como epítetos de ambos.
▪ Di-wi-ja / di-u-ja
Por otra parte, se reconocen algunos dioses que no tendrán continuidad en el I milenio
a.C. Por ejemplo, la considerada compañera de Zeus en Cnoso y Pilo, Diwya (di-wi-ja / di-u-
ja) aparece en Tebas como parte de antropónimos: di-wi-ja-wo (TH Ug 11) y di-u-ja-wo (TH
Of 26), formas interpretadas como variantes gráficas de Diwyáwōn. Asimismo, es probable
que aparezca ante una fractura en TH Gp 313: di-wi-ja[.
▪ Ko-ma-we-te-ja, ma-ri-ne-we
Otros nombres no atestiguados en el I milenio a.C. son objeto de discusión por lo que
respecta a su divinidad. Es el caso de ko-ma-we-te-ja y ma-ri-ne-we-ja-i (asimismo en ΤΗ Of
25 y 35), destinatarias de lana que ya habíamos visto en la tablilla de Pilo Tn 316. 3-3a.
TH Of 35 (303)
.1 ko-ma-we-te-ja , te-pe-ja, ku LANA 1
.2 ]ma-ri-ne-we-ja-i , a-ki-a2-ri-ja-de ku LANA 3
▪ A-pu-wa
158
Melena 2011, 63.
159
Bernabé – Serrano 2011, 14, n. 23.
160
Thèbes I, 214.
55
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
▪ Po-ti-ni-ja
TH Of 36 (303)
.1 no-ri-wo-ki-de ku LANA 1 a-ke-ti-ra2 ,
.2 po-ti-ni-ja , wo-ko-de , a-ke-ti-ra2 ku LANA 1
wa-na-ka[
[
Nōriworgidei: ku(prion) LANA 3 kg.; askētirrāi wanak[terāi ku(prion) LANA X kg. ] |2
Potniās woikonde: askētirrāi ku(prion) LANA 3 kg.
(Thèbes IV, 96; Melena 2001, 63)
Esta «casa de Potnia» podría ser un santuario, o bien un taller textil situado dentro
del recinto sagrado o vinculado al culto de la diosa y controlado por santuarios165. Si bien po-
ti-ni-ja podría ser aquí una persona encargada de un grupo de trabajo, también puede referirse
a una divinidad propietaria de dicho grupo, como ocurre con el adjetivo po-ti-ni-ja-we-jo/a,
que califica grupos de trabajadores y de rebaños en Cnoso y Pilo.
161
Bernabé, 186.
162
Bernabé – Serrano 2011, 14.
163
Boëlle 2004, 82.
164
De nuevo, encontramos una relación entre Potnia y el wanax, que ya habíamos visto también en Pilo a
propósito de wa-na-so-i po-ti-ni-ja y a-na-ka-te po-ti-ni-ja (vid. 3.3.3, p. 42).
165
Bernabé – Serrano 2011, 21; Hiller 2011, 188.
166
Ruipérez – Melena 1990, 189.
167
Chadwick 1977, 125.
56
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
De las series de las tablillas tebanas, la que recibe el nombre de Fq está formada por
126 documentos en forma de página redactados la mayoría por el escriba 305 y registra
distribuciones de cebada (HORD) asignadas a una extensa lista de destinatarios. Entre éstos,
encontramos tres posibles teónimos que se repiten en dos tablillas: en Fq 126 y en Fq 130.
Son las siguientes:
TH Fq 126 (305)
.1a Z1[
.1b o-te . tu-wo-te-to , ma-ka , HORD T 1 V[
.2 o-po-re-i V 1 Z 2 ko-wa Z[
.3 ko-ru- Z 2 ke-re-ṇạ-ị ṿ [
.4 inf. mut.
Hōte thuwōthēto Malkāi CEBADA 9,6+ lt. |2 Opōrehi 2,4 lt. Korwāi [ X lt. |3 Skolluwei 0,8
lt. Gerēnāhi[ |4xx.
(Thèbes I, 184; Melena 2001, 49-50)
«.1 Lorsque fut faite l’offrande ignée, pour Mère Terre ORGE 11,4[ l.
.2 Pour (Zeus) protecteur des fruits 2,2 l. pour Korè 0,4[ l.
.3 Koru 0,8 l. pour les ke-re-na-i ? 1,6 l.»
TH Fq 130 (305)
.1 o-te , o-je-ke-te-to ma-ka HORD T 2[
.2 o-po-re-i V2 ko-wa Z 2[
.3 ka-wi-jo FAR V 1 re-wa-ko a-me[ -ro
.4 ]ạ-ke-ne-u-si V2 ku-si V 2[
.5 ]vestigia[
inf. mut.
Hōte oieikhthēto Malkāi CEBADA 18+ lt. |2 Opōrehi 3,2 lt. Korwāi 0,8 lt.168
«.1 Lorsque fut faite la révélation (ou lorsque fut faite l’ouverture de la fête), pour la Mère
Terre ORGE 19,2[ l.
.2 pour (Zeus) protecteur des fruits 3,2 l. pour Korè 0,8 l.
.3 pour le desservant de la Terre FARINE 1,6 l. pour Rewako pour Amero?[
.4 pour les purs 3,2 l. pour les chiens 3,2[ l. »
168
Melena sólo transcribe las líneas en las que aparecen los teónimos.
57
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Los nombres más discutidos de las tablillas tebanas son los de las tres figuras que
aparecen en las inscripciones anteriores: ma-ka, ko-wa y o-po-re-i. Suelen aparecen juntas, en
dativo, como receptoras de ofrendas de cebada, y generalmente se consideran teónimos:
Bernabé170 considera que la propuesta que identifica a ma-ka con Μᾶι Γᾶι, ya
aceptada por Ruijgh, Lejeune, Milani, Del Freo y Meier-Brugger, es indudable desde un punto
de vista lingüístico y también religioso, ya que el culto antiguo de Deméter en Tebas está
documentado en las fuentes antiguas, así como la forma Μᾶ Γᾶ en autores como Esquilo171;
sin embargo, esto no implica que ma-ka sea un apelativo de Deméter. Por lo que respecta a
ko-wa, no es difícil interpretarla como Kόρϝαι, «Muchacha», pero sí su identificación con
Perséfone. En cuanto a identificar a o-po-re-i con el término τὠπορεῖ de la inscripción beocia,
se debe modificar la interpretación de este último como un dativo de un adjetivo en –εύς y
negar la etimología de ὀπώρα como un compuesto de ὀπί y de *ο(σ)αρᾱ172; todo ello origina
numerosos problemas fonéticos.
García Ramón176, Aravantinos, Godart y Sacconi, así como Del Freo y Ruijgh, consideran que
las tablillas pertenecen innegablemente al ámbito religioso, en el que ma-ka, o-po-re-i y ko-
wa formarían la «tríada eleusina» (no dudan, pues, en identificar a estas tres figuras con
Deméter, Zeus y Perséfone) y en el que otras figuras se relacionarían con el culto mistérico,
algo que no aceptan Palaima, Melena ni Duhoux, quien negará la existencia de tal tríada y
afirmará que, si hay receptores humanos en las inscripciones, los demás destinatarios también
deberían serlo (niega, de esta manera, la divinidad de ma-ka, o-po-re-i y ko-wa). Killen, a su
vez, sostiene que podría defenderse una interpretación religiosa de las series Fq, Ft y Gp al
compararlas con otras tablillas religiosas con las que comparten características, como, por
ejemplo, las ofrendas de un determinado producto en pequeñas cantidades y algunos términos
específicos.
Bernabé acepta una interpretación religiosa de las tablillas de la serie Fq, así como
las interpretaciones de Μᾶι Γᾶι y Kόρϝαι y de o-po-re-i como un compuesto, tal como señala
Melena. Sin embargo, no considera que el contenido religioso sea eleusino. Así, Μᾶ Γᾶ
constituiría una denominación de la Madre Tierra, una antigua divinidad que nunca equivale
a Deméter, ni en Eleusis ni donde se rinde culto a la diosa como madre de Kore. Ma-ka podría,
pues, ser un antecedente de Deméter, pero todavía no son la misma diosa, ya que Deméter no
existe como deidad independiente hasta que no tiene un nombre y están configurados su culto
y sus mitos. Puede aceptarse un culto tebano a una diosa primigenia como la Madre Tierra,
así como a una diosa antigua de nombre Kόρϝαι, no necesariamente una «hija», sino una
«muchacha»: ambas pueden configurar una pareja, formada por una diosa madre y una diosa
joven, que representaría en un ámbito divino los ciclos naturales de fertilidad. Ko-wa tal vez
sea, de nuevo, un antecedente en este caso de Perséfone, pero aún no son la misma deidad.
Por otro lado, sería extraño que Zeus fuese el compañero de ma-ka, ya que en Tebas
también se atestigua una Diwya, la compañera por excelencia del dios. Por este motivo,
Bernabé sugiere que ὀπορής sea el nombre o el epíteto de una diosa de la montaña, a partir de
la cual derivaría una divinidad conocida en el I milenio a.C., la Μήτηρ Ὀρεία177. Para defender
esta teoría, destaca un paralelo con una tablilla órfica de Feras (Tesalia), en la que aparecen
tanto Deméter Ctonia como la Madre del Monte y donde se convoca seguramente a
Perséfone178.
Veamos ahora si, en el caso de ser ma-ka, ko-wa y o-po-re-i divinidades, éstas forman
una tríada, de cuya existencia, como hemos visto, no dudan Aravantinos, Godart ni Sacconi.
Duhoux179, en un afán por comprender la religión de la Tebas micénica, dedica varios estudios
a lo que él a priori denomina la «tríada divina», constituida por las tres divinidades que
aparecen anteriores. Esta «tríada tebana» constituye una novedad en el ámbito de la religión
micénica, pues en ningún yacimiento se había documentado antes una asociación como esta.
Se trata, pues, de una novedad excepcional y de una gran importancia, si la interpretación de
los teónimos que hace Duhoux es la correcta, ya que parece anticipar la tríada eleusina,
formada por Deméter, Kore o Perséfone y Zeus. Pero, ¿existe realmente una tríada como tal
en las tablillas de Tebas?
176
Bernabé – Serrano 2011, 16; García Ramón 2011, 231.
177
Bernabé – Serrano 2011, 17.
178
Bernabé – Serrano 2001, 18 n. 45: «πέμπε με πρὸς μυστῶν θιάσους· ἔχω ὄργια [Βάκχου] /Δήμητρος χθονίας
‹τε› τέλη καὶ Μητρὸς ὀρεί[ας» (“Envíame a los tíasos de los iniciados. Tengo los símbolos sacros de Baco / y
los ritos de Demeter Ctonia y la Madre Montaraz”).
179
Duhoux 2006, 66.
59
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Antes de entrar en el estudio de este grupo, primero debemos definir qué entendemos
por tríada. Duhoux180 la define como un grupo de tres entidades estrechamente asociadas y
regularmente unidas una con otra, lo cual no implica que uno de los dioses no pueda aparecer
ocasionalmente de manera aislada. A lo largo de todas las épocas y en diferentes religiosas
encontramos diferentes tríadas, como, por ejemplo, en Mesopotamia (Anu, Enlil y Enki),
Egipto (la «tríada tebana»: Osiris, Isis y Horus), Roma (Júpiter, Marte y Quirino) e incluso en
el cristianismo (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Sabemos que estos grupos constituyen tríadas
porque fuentes variadas ‒mitológicas, teológicas, históricas, literarias epigráficas,
papirológicas, artísticas, arqueológicas ‒ las muestran como tales. Sin embargo, en el caso de
la tríada micénica no disponemos más información que las tablillas en lineal B, por lo que,
para afirmar que ésta es realmente una tríada divina, debemos encontrar en ella una
característica evidente que tenga en común con las otras, y que, dada la naturaleza de las
inscripciones, será de tipo textual.
Una característica textual común en todas las tríadas es que los nombres de sus
miembros se suceden directamente uno al otro, algo que se repite no en una sola ocasión, sino
en muchas181. Para verificar, pues, si existe una «tríada tebana», debemos comprobar si ma-
ka, o-po-re-i y ko-wa se suceden directamente, y si esta asociación se repite. Debemos
comprobar, ante todo, que ningún término sea un hapax legomenon ni que se documente con
poca frecuencia. De manera individual, ma-ka aparece atestiguada catorce veces en las
tablillas tebanas; o-po-re-i aparece en once inscripciones, y a ko-wa la encontramos en trece.
Así pues si existiese una tríada tebana, sería posible que apareciese en las tablillas; sin
embargo, no hay ningún documento en el que estos tres teónimos se sucedan directamente
uno a otro.
A pesar de esto, sí hay, de hecho, algunos documentos en los que ma-ka parece ser
seguida por o-po-re-i, y éste por ko-wa. Se trata de las dos tablillas presentadas antes, TH Fq
126 y 130, ambas del escriba 305. Empezando por Fq 126, uno puede pensar que la secuencia
de las dos primeras líneas, ma-ka, o-po-re-i y ko-wa, alude a una tríada tebana, y lo mismo
sucede con Fq 130, donde, aparentemente, encontramos un segundo ejemplo de la tríada.
Ahora debemos descubrir si esta impresión tiene fundamento.
180
Duhoux 2006, 66-67: «Une triade est un groupe de trois entités étroitement associées et régulièrement unies
l’une à l’autre».
181
Este hecho queda demostrado, en el caso de Egipto, por el Papiro Harris, datado en el reinado de Ramsés III
(ca. 1184-1153 a.C.), en el que aparece varias veces la «Tríada de Menfis», expresada de la misma manera:
«Ptaḥ-le-Grand, Celui-qui-est-au-sud-de-son-mur, seigneur d’Ânkhtawy. Sekhmet-la-Grande, l’aimée de Ptaḥ.
Néfertoum-qui-protège-le-Doble-Pays». Por otra parte, en la Grecia helenística se documenta, en las
inscripciones de Delos, la tríada formada por Apolo, Ártemis y Leto (Ἀπόλλωνι, Ἀρτέμιδι, Λητοῖ, en ID 1525,
1528 y 1547), que recibe el nombre de «Tríada Apolínea». Cf. Duhoux 2006, 68-69.
182
Vid. Anexo II, tablilla 3.
183
Duhoux 2006, 74. Para una descripción de las tablillas de la serie Fq, vid. ibid., 72.
60
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
podría tratarse de una secuencia ininterrumpida. El problema es que, en otras tablillas de Tebas
las cantidades sí se sitúan en medio de la línea, por lo que la disposición de las cantidades de
cebada para ma-ka en dos niveles de escritura no determina que la tablilla midiese menos de
10,4 cm.
En cuanto a Fq 130184, aquí también parece que la secuencia de los tres dioses se
muestra completa, pero, de nuevo, al reconstruir la parte derecha perdida para ajustar la tablilla
a la medida de las otras, se aprecia que la sucesión directa de los nombres puede romperse, ya
que hay espacio para diez caracteres185, es decir, para uno o dos destinatarios con sus
respectivas cantidades de cebada. De esta manera, el segundo y último ejemplo de una
supuesta «tríada tebana» se desvanece, ya que ma-ka siempre está claramente separada de o-
po-re-i y de ko-wa, por lo que, en las tablillas, tal tríada no existe.
El análisis anterior se aplica a las tablillas de Tebas. Por otra parte, en la tablilla de
Pilo Tn 316 podríamos localizar otro ejemplo de tríada divina micénica, formada por Zeus, su
esposa Hera y tal vez el «hijo de Zeus» (di-ri-mi-jo). Podría ser el caso de una auténtica familia
divina, por lo que esta enumeración quizás refleja una verdadera tríada. Los nombres se
suceden unos a otros, pero no se han hallado otros ejemplos de una asociación directa entre
estos dioses, ya que Drimios es un hapax.
En definitiva, Duhoux187 considera que nada en las nuevas tablillas tebanas lleva a
defender la existencia de una tríada formada por la Madre Tierra, (Zeus) Protector de los frutos
y su hija Kore, ya que en ningún documento los términos aparecen seguidos sin interrupción,
ni tampoco la presencia de una díada formada por las dos últimas deidades. Sin embargo, esto
no implica que las tres figuras por separado no puedan considerarse divinidades, aunque una
interpretación en términos no religiosos es perfectamente posible, tal como hemos visto a
propósito de Melena y como defienden Duhoux y García Ramón188.
184
Vid. Anexo II, tablilla 4.
185
Duhoux 2006, 76.
186
Duhoux 2006, 79.
187
Dohoux 2006, 81. Sus argumentos son aceptados por García Ramón 2011, 231.
188
García Ramón 2011, 231.
61
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
▪ Divinidades teriomórficas
189
Cf. Hiller 2011, 191.
62
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
4. La cuestión de la continuidad
190
Chadwick 1977, 120.
191
García Ramón 2011, 232.
192
García Ramón 2001, 233.
63
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
4.2.1. Zeus
En el panteón griego, Zeus se presenta como la figura principal, el dios del cielo y
del día, aunque se reparte el gobierno del mundo con sus otros dos hermanos: mientras que
Zeus es el soberano del cielo, Poseidón posee el mar y Hades rige el inframundo. Este último
no se documenta en las tablillas micénicas, y además el mundo funerario micénico resulta
bastante desconocido, al margen de lo que se puede deducir a partir de los ajuares de las
tumbas. Para los nombres de Zeus y Poseidón, así como para el de Hermes, en dativo (di-we,
po-se-da-o-ne y e-ma-a2), un contexto religioso, añadido a la similitud que presentan con
nombres indudablemente de dioses del I milenio a.C., favorece una interpretación segura193.
4.2.2. POSEIDÓN
Poseidón es un dios importante en Pilo, como demuestran las tablillas, una tradición
que se conserva en la Odisea. En las inscripciones de Cnoso su nombre aparece sólo en dos
ocasiones, en la tablilla KN 52 y en un fragmento con el teónimo en genitivo, donde es difícil
definir tan claramente su importancia. Por el contrario, en Pilo recibe con frecuencia ofrendas
en forma de aceite perfumado, en celebraciones especiales, y se le destinan sacrificios de
cerdos, ovejas y otros animales (lo que recuerda a las suovetaurilia romanas), además de
productos que hacen pensar en la preparación de un banquete en su honor. Sin embargo, su
importancia en esta región se manifiesta todavía más en la fiscalidad: si bien puede ser casual
193
García Ramón 2011, 231.
64
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
4.2.3. DIONISO
Ares aparece sólo en las tablillas de Cnoso, aunque aparece en nombres de individuos
que derivan del nombre del dios atestiguados en Pilo y Tebas. Ares se muestra en Cnoso como
Enialio, en el caso de que sean el mismo dios, aunque este último puede ser una divinidad
independiente. También en Cnoso encontramos dos tablillas en que aparece a-re, semejante a
Ἄρης, así como los nombres teofóricos Areios (KN Le 641) y Areimenēs (TH Z 849), que
deben derivar de Ares, por lo que puede ser considerado un dios micénico. Aunque podría ser
casual que, por el momento, Ares sólo se atestigüe en Cnoso, lo cierto es en Época Clásica su
culto está más extendido en Creta que en el continente195.
Lo mismo se puede deducir para Hefesto, pues en Cnoso parece estar atestiguado
indirectamente por medio de un antropónimo: encontramos a-pa-i-ti-jo, un nombre personal
derivado del teónimo. Quizás la ausencia de evidencias directas sobre este dios se debe a su
vínculo con Lemnos, una isla situada al margen de la órbita cultural micénica a pesar de ser
conocida en un periodo más tardío, como demuestran los hallazgos cerámicos y el registro, en
PYAb 186, de trabajadoras femeninas llamadas ra-mi-ni-ja (Lāmniai)196.
194
Ruipérez – Melena 1990, 192.
195
Hiller 2011, 185.
196
Hiller 2011, 184.
197
Ruipérez – Melena 1990, 193.
198
Hiller 2011, 185.
65
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Hera no se atestigua en Creta, pero sí en Pilo y Tebas. Entre las diferente parejas
divinas que encontramos en las tablillas, el caso más llamativo es el de Zeus y Diwia, cuyos
nombres derivan de la misma raíz indoeuropea, aunque ya hacia el final de la Edad del Bronce
la pareja del dios será Hera, como aparece ya en PY Tn 316, tablilla en la que, no obstante,
también se atestigua Diwia. Zeus y Hera aparecen uno junto al otro en el santuario del dios en
Pilo, por lo que la diosa debió tener un estatus parecido al de Zeus, quizás con su hijo Drimios
(que, por otro lado, no necesariamente tendría que ser hijo de Hera). Las ciudades regidas por
Hera son Argos y Micenas, por lo que quizás, junto al hecho de que los dirigentes micénicos
se consideraban descendientes de Zeus, la supremacía de estos reinos hacia el final de la Edad
del Bronce elevara al mismo tiempo la importancia de Hera hasta instaurarla como esposa de
Zeus, lo que habría ido en contra de Diwia, cuyo nombre indica que probablemente fue la
primera compañera del dios. En Época Clásica Diwia continuó recibiendo culto en las
ciudades de Fliunte y Sición, en la Argólida, aunque asimilada a Ganímedes o Hebe, los
escanciadores de Zeus.
4.2.6. ÁRTEMIS
Ártemis, por el momento, sólo se documenta en el continente; sin embargo, dado que
en Época Clásica fue identificada con la diosa cretense Diktunna, es posible que sí se atestigüe
en Creta bajo otro nombre. Qe-ra-si-ja, que no se encuentra fuera de Creta, se interpreta en
ocasiones como «Divina Cazadora», si el nombre estuviese relacionado con la raíz de ‘cazar’
(θηράω), lo cual no es indiscutible, por lo que podría ser una predecesora cretense de
Ártemis201.
Entre las diosas, destaca la ausencia de Deméter, aunque las funciones que le serán
propias en Época Clásica están representadas por si-to-po-ti-ni-ja, la «Señora de las Mieses»,
y también por po-ti-ni-ja i-qe-ja, la «Señora de los Caballos». Asimismo, algunos estudiosos
han relacionado a su hija Perséfone con la divinidad micénica pe-re-swa. Por otra parte, el
hecho de que Zeus, Deméter y Perséfone se refieran a los nombres de las tablillas de Tebas o-
po-re-i, ma-ka y ko-wa es más que dudoso.
199
Hiller 2011, 183.
200
Vid. po-ti-ni-ja en 3.3.1.
201
Hiller 2011, 184.
66
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
En Cnoso hay dos dioses menores, uno de los cuales, además de pa-de, es pa-ja-wo-
ne, precedente de la forma clásica Paian, un epíteto de Apolo; Apolo, pues, sólo sería
mencionado en el caso de que fuese el mismo dios que Paiāwōn, aunque podría tratarse de un
sincretismo de dos divinidades, como sucede en el caso de Poseidón, antes comentado. Sin
embargo, según la opinión de García Ramón203, Apolo podría encontrar un antecedente en di-
ri-mi-jo, el supuesto «hijo de Zeus», a quien posteriormente habría absorbido. Hiller204 destaca
que el nombre de Apolo pareció reconocerse en el término incompleto ]pe-ro2-[ne de la tablilla
KN E 842.3, que recordaba al dórico Apellon, pero esta lectura no es segura y la palabra podría
también reconstruirse como u-]pe-ro2-[ne. Asimismo, Hiller señala que Ptoios podría ser un
antecedente beocio de Apolo (vid. infra 4.3.)
En cuanto a Afrodita, según algunos estudiosos, la diosa podría haber sido recogida
con el teónimo po-ti-ni-ja, pero esto, según Hiller205, es imposible de demostrar.
Otros ejemplos de este tipo pueden ser Graia207 y Harpuia, en el caso de que se
puedan interpretar como teónimo el término a-pu-wa (TH Fq 229), algo discutido. Si Graia,
202
Bernabé 2012, 205.
203
Vid. di-ri.mi-jo en 3.3.3.
204
Hiller 2011, 183.
205
Hiller 2011, 184.
206
Hiller 2011, 185.
207
Graia aparece en MY Fu 711 como ka-ra-u-ja, Grawia, donde se ha considerado también como un
antropónimo masculino, similar al término ka-ra-wi-ja (TH Fq 169, 207, 228), que se ha considerado un
antropónimo femenino, a pesar de su significado, «mujer anciana» (cf. Hiller 2011, 185).
67
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Al margen de estas divinidades de Tebas, resulta llamativo que gran parte de las
deidades menores conocidas proceden de tablillas de Creta, y muchas de ellas serán asimiladas
por dioses olímpicos: Pajāwōn y quizás Ptoios con Apolo, Ennōsidas con Poseidón, Enualios
con Ares, y, en algunos lugares, Eileithuia con Ártemis. De manera similar, e-ri-nu, que sólo
aparece en Creta, parece que emigró del panteón minoico al griego. Otro caso es el de la diosa
cretense (o egineta) Afaya, quizás documentada indirectamente con el término a2-pa-a2-de,
que en Época Clásica se consideraba otra designación para la diosa cretense Diktunna209.
Todo ello refleja el fuerte impacto que la cultura minoica ejerció sobre la Grecia
micénica, especialmente durante el periodo de la ocupación micénica de Creta: de la misma
manera que otros elementos propios del mundo minoico, como la escritura y la iconografía,
es probable que ciertas deidades menores fuesen apropiadas para los micénicos, algunas de
las cuales presentan un fuerte trasfondo cretense (Pajāwōn, Enualios, Eileithuia, entre otras)
y no tienen una etimología griega o indoeuropea clara.
Por otra parte, algunas divinidades que personifican fenómenos naturales pueden ser
incluidas en este grupo. Los ‘Vientos’ son documentados en Cnoso como receptores de
ofrendas enviadas a su sacerdotisa (KN Fp 1: a-ne-mo i-je-re-ja) en Amniso, donde el culto a
los Vientos permaneció en Época Clásica. Asimismo, el Sol y la Luna podrían estar
representados en KN E 842, si se interpreta u]pe-ro2-[ne como Hu]perio[ne, «para el Sol»210,
y me-na como Mēnāi, «para la Luna».
Lo mismo sucede en Pilo con me-za-na y do-qe-ja (PY An 607), que no se atestiguan
en inscripciones de otro yacimiento y que probablemente son de origen pregriego; la primera
parece ser la diosa epónima del griego alfabético Messānā. En la tablilla TN 316 de este
mismo yacimiento también aparecen dioses desconocidos en época posterior, tales como ma-
na-sa, po-si-da-e-ja, ti-ri-se-ro-e, do-po-ta (estas dos últimas figuras podrían ser propias del
208
Hiller 2011, 186.
209
Hiller 2011,186.
210
Para la reconstrucción a-]pe-ro2-[ne, vid. supra 4.2.8.
211
Hiller 2011, 187.
68
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Por lo que respecta a las diferentes po-ti-ni-ja, que se vinculan a diferentes lugares y
a quienes encontramos en todos los yacimientos, son consideradas fundamentalmente
divinidades locales213. Aunque el término puede interpretarse en griego alfabético, no hay
ninguna divinidad en Época Clásica que reciba el nombre de Πóτνια, aunque éste se utilizará
como epíteto. Excepto en el plural Πότνιαι, que se aplica a Deméter y Perséfone, donde
todavía conserva una naturaleza divina, el término no designará, en la religión griega
posterior, una diosa como la micénica, que desapareció con la caída de los palacios, aunque
el nombre sobrevivió en poesía por su sentido genérico de «Señora», como un título
honorífico, especialmente de Hera, que aparece más de veinticuatro veces en la Ilíada como
πότνια Ἥρη, aunque también se aplica a Ártemis como πότνια θηρῶν, «Señora de las Fieras»
(Hom. Il., XXI, 470) y a Atenea como πότνι᾿ Ἀθηναίη (Hom. Il., VI, 305).
212
Ruipérez – Melena 1990, 194.
213
Hiller 2011,187.
69
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
5. Conclusiones
Tras realizar los análisis anteriores, recogeremos en este punto las conclusiones a las
que hemos llegado, con una voluntad de exponer algunas ideas extraídas a partir de los
estudios anteriores, pero sin ninguna pretensión de postular conclusiones absolutas ni de dar
explicaciones que podrían resultar erróneas.
En primer lugar, en lo que a las fuentes se refiere, sabemos, gracias a los textos en
lineal B, que la iconografía de la Edad del Bronce Tardía es incompleta y poco fiable como
guía para estudiar la religión, pues el arte micénico depende de los elementos que toma de la
tradición minoica, en la que predominaban las divinidades femeninas, por lo que los micénicos
no desarrollaron la representación de divinidades masculinas del panteón.
Por otra parte, destaca la importancia del elemento femenino tanto en la civilización
minoica como en la micénica, heredera de la primera en lo que a diosas se refiere. La deidad
femenina principal es po-ti-ni-ja, pero, como hemos podido comprobar, existen muchas otras
diosas de origen minoico, poco atestiguadas pero igualmente presentes y cuya relevancia
merece ser destacada, como qe-ra-si-ja. Sin embargo, dado que su origen y esfera de actuación
son minoicos (y, tal vez, difíciles de adaptar por parte de los micénicos a sus propias
divinidades) no tuvieron continuidad. No obstante, ya en época micénica empezamos a notar,
con la presencia cada vez mayor de dioses como Zeus y Poseidón en el continente, que las
deidades masculinas van adquiriendo una importancia cada vez mayor.
mediante la epifanía, que se recuperará en la religión griega posterior, pero esta vez propia de
divinidades tanto femeninas como masculinas (en época minoica, la epifanía se daba con
bastante menos frecuencia en las deidades masculinas, como hemos visto). Es tal la pérdida
de importancia de la divinidad femenina que los nombres femeninos formados aparentemente
a partir de los masculinos, como Diwia y Posidaeia, se pierden. Los cultos ctónicos quedaran
relegados a las religiones mistéricas, como la de Eleusis, vinculada a Deméter.
Por otra parte, en las tablillas no hay rastro de la asociación entre las divinidades
atestiguadas directamente y sus animales sagrados, algo que aparece representado en las
estatuillas minoicas. Así pues, parece que algunos elementos que no encontramos en época
micénica se transmiten directamente a la cultura griega posterior por parte de la cultura
minoica. En relación con esto, destaca el fenómeno de la epifanía.
71
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
que Zeus o Atenea se muestren en forma de águila es una buena señal, contrariamente a que
aparezca un rayo. De las diosas, Atenea es la que se muestra con mayor frecuencia y la que
más formas adopta, pero, a diferencia de lo que sucedía en la religión minoica, la presencia
masculina tiene más importancia. En los poemas homéricos percibimos un mayor contacto
entre dioses y hombres: estos pueden herir a los dioses, y los dioses pueden tocar y dañar a su
vez a los mortales. Finalmente, cabe destacar que, a pesar de que los dioses no aparezcan con
su aspecto real, los hombres siempre acaban descubriendo quiénes son, bien porque la misma
divinidad se lo revela, bien porque un rasgo de su anatomía, como los ojos, o su brusca partida
de un lugar, los delata.
Así pues, la epifanía no sólo no desaparece en época histórica, sino que, desde sus
manifestaciones más antiguas, evoluciona hasta el modo en el que la encontramos en los
poemas homéricos y en otros mitos.
Por otra parte, podemos decir que únicamente se han transmitido como divinidades
propiamente dichas los nombres de los dioses olímpicos que aparecían en las inscripciones,
mientras que dioses que en época minoica y micénica fueron independientes perdieron su
categoría y se convirtieron en epítetos de los dioses olímpicos. Además, algunas figuras, como
Dédalo o Iphimedeia, que en origen fueron dioses, fueron degradadas a héroes. Un aspecto
que presenta continuidad en épocas posteriores es el uso de nombres teofóricos, o
antropónimos derivados de nombres de dioses, tal como aparecen también en las inscripciones
micénicas. Destaca, sin embargo, la ausencia de deidades que tendrán una gran relevancia en
el panteón griego clásico, como Apolo, Ártemis y Deméter, aunque no podemos saber si esto
se debe a la no-conservación de inscripciones con estos términos o si responde a un fenómeno
de importancia histórica.
En las tablillas no encontramos mencionados personajes como los titanes o los héroes
de Época Clásica, ni tampoco divinidades menores clásicas. Es curioso que divinidades
minoicas, como qe-ra-si-ja o pi-pi-tu-na, se puedan relacionar a diosas consideradas cretenses
no documentadas por las tablillas pero que sí aparecen en los textos clásicos, como Britomartis
o Diktunna. A partir de algunas inscripciones, como la tablilla Tn 326 de Pilo, y de la
frecuencia con que aparecen algunas deidades, se podría deducir la existencia de un panteón
con una jerarquía más o menos definida, según el orden en que aparecen mencionadas las
divinidades o, en determinados casos, de la cantidad de ofrendas que reciben, aunque estos
criterios no son del todo fiables; sin embargo, dado que no conservamos otro tipo de texto
religioso al margen de los registros de ofrendas destinados a cada deidad, no podremos saber
nunca si esta hipótesis es cierta. Sí que podemos comentar que algunos dioses parecen tener
más importancia en unas regiones que otras; por ejemplo, Poseidón parece ser la principal
figura divina de Pilo, algo de lo que queda rastro en la Odisea. Sin embargo, sobre si éste era,
en época micénica, más importante que Zeus, sólo podemos especular, pues aunque Zeus se
atestigüe en menor frecuencia, aparece en tablillas importantes y tiene santuarios propios.
Como hemos podido comprobar, las tríadas y díadas divinas todavía no están
completamente configuradas en época micénica. No encontramos en ninguna ocasión la
repetición de una secuencia de tres dioses en el mismo orden, como tampoco una secuencia
de dos (tenemos diferentes parejas de deidades, tales como Poseidón y Posidaeia, o qe-ra-si-
ja y qe-ra-si-jo, pero no aparecen en todos los casos uno al lado del otro). De hecho, Zeus,
cuya compañera en época posterior es Hera, presenta una segunda pareja, Diwia, que acabará
desapareciendo a pesar de que, probablemente, fue la primera compañera del dios.
72
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
El hecho de que se trate de una divinidad pregriega pero con un nombre griego podría
deberse al hecho de que los micénicos se encontraron, al entrar en contacto con los minoicos,
con una diosa (o diosas) de características similares a la que ellos daban el nombre de po-ti-
ni-ja, quizás no tan desarrollada como la diosa minoica, por lo que se pudo producir un
sincretismo mayor que el que se aprecia en la figura de Zeus Dicteo: los micénicos unieron
un término griego propio a una figura extranjera que acabaron adoptando. Algo parecido pudo
ocurrir en Época Clásica: no se conserva el nombre de po-ti-ni-ja como el de una diosa
independiente, pero, siendo conscientes de la relevancia que tuvo esta diosa como principal
figura de la religión minoica, los griegos aplicaron su nombre como epíteto a la diosa de más
estatus en su panteón, Hera, la esposa de Zeus. Otras características de las diferentes po-ti-ni-
ja fueron tomadas por otras diosas que continuaron su tradición: por ejemplo, Deméter tomó
el elemento de los cereales que antes había pertenecido a si-to-po-ti-ni-ja.
Así pues, en definitiva, podemos concluir esta investigación con la certeza de que la
cultura minoica en general, y la religión en particular, ejercieron una poderosa influencia en
el mundo micénico, pero no se limitó a éste, sino que algunos de sus elementos más
característicos, tales como la epifanía de la divinidad o la vinculación de las diosas a la tierra,
permanecen incluso en la religión griega posterior. Hay claros indicios de sincretismo entre
73
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
minoicos y micénicos, lo que se demuestra con ejemplos como la asociación entre el Zeus
griego y el lugar de culto minoico en Dikte, la presencia de divinidades minoicas en origen,
como Enialios y Paian, en el panteón tanto micénico como clásico (en el que pasarán a ser
epítetos de dioses olímpicos), y también con el culto en época micénica a divinidades
minoicas, como la «Señora del Laberinto», Eleuthia, pi-pi-tu-na, etc. Por otra parte, la
presencia de los dioses olímpicos en las inscripciones es una prueba del alto grado de
continuidad entre la religión micénica y la griega clásica.
214
Hiller 2011, 208.
74
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
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77
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University y de Ohio State University.
Disponible en: http://epigraphy.packhum.org/inscriptions/main
78
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
7. ANEXO
I. FIGURAS.
II. TABLILLAS.
I. FIGURAS
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Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Figura 5. Anillo de Isopata, hallado en un sepulcro en Isopata, próximo a Cnoso, que muestra
una escena de epifanía, 1600 – 1450 a.C. Museo Arqueológico de Heraclión.
(http://www.biroz.net/words/minoan-epiphany/review-part-two.htm).
Figura 6. Anillo de Micenas, ca. 1500 a.C. Museo Figura 7. Facsímil de un anillo de Cnoso
Arqueológico Nacional de Atenas. que muestra la epifanía de una divinidad
(http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/obras/8033.ht masculina, 1450 - 1400 a.C. Ashmolean
m). Museum, Oxford.
(http://www.biroz.net/words/minoan-
epiphany/epiphany-part-seven.htm).
Figura 8. Sello conocido como Master Impression, de la segunda mitad del siglo XV a.C.,
procedente de La Canea, Creta. (http://www.sia.gr/en/research/field_projects/chania).
80
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Figura 9. Fresco de que representa a la llamada «Dama de Micenas», tal vez la diosa Potnia,
siglo XIII a.C., procedente de la acrópolis de Micenas. Museo Arqueológico Nacional de
Atenas. (http://commons.wikimedia.org/wiki/File:NAMA_Dame_de_Myc%C3%A8nes.jpg)
Figura 10. Plano del centro cultual de Micenas (Dickinson 2000, 346).
81
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
Figura 11. Reconstrucción del fresco sobre el altar de la «Habitación del Fresco», en Micenas
(Dickinson 2000, 349).
Figura 12. Fresco que muestra una figura femenina, tal vez la «Señora de las Mieses», siglo XIV
- XIII a.C., hallado en la Casa de la Ciudadela de Micenas. Museo de Nauplio.
(http://pladelafont.blogspot.com.es/2012/11/la-diosa-en-creta.html)
82
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
II. TABLILLAS
Tablilla 1. Facsímil de la tablilla de Cnoso V 52 con los nombres de cuatro divinidades griegas
(Chadwick 1977,120).
83
Testimonios de divinidades no griegas en las inscripciones micénicas
84