1.001 Cosas Q Ud Siempre Quiso Saber Sobre Ángeles
1.001 Cosas Q Ud Siempre Quiso Saber Sobre Ángeles
1.001 Cosas Q Ud Siempre Quiso Saber Sobre Ángeles
1.001
Cosas que usted siempre
quiso saber sobre ángeles,
demonios y el más allá
***
J. STEPHEN LANG
Contenido
1. Preguntas y controversias
2. Ángeles en la Biblia
3. Satanás y demonios en la
Biblia
4. El cielo en la Biblia
5. El infierno en la Biblia
6. Los tiempos del fin y la
Biblia
7. Todo sobre los ángeles de
la guarda
8. Encuentros, reales e
imaginarios
9. Folklore, leyendas y
otros cuentos
10. Cómo tratar a los
demonios
11. Ideas y pensadores, la
mayoría sensibles
12. La vida de la iglesia:
Música, adoración y más
13. Arte y artistas:
Pintaron lo invisible
14. Literatura, notable o de
otra clase
15. Imágenes animadas:
Películas, televisión, vídeo
16. Un mundo amplio y loco
de creencias
17. Palabras y frases
18. Cosas sueltas, la
mayoría fascinantes
19. Acerca del autor
1
Preguntas y controversias
PREGUNTAS QUE SE HACEN CON
FRECUENCIA
1. ¿Cielo e infierno literales?
¿Es el infierno un horno
ardiente? ¿Es el cielo un lugar con arpas y calles de
oro? La Biblia dice muy
poco sobre los atributos físicos de esos lugares. El
libro de Apocalipsis pinta
el cielo como una ciudad llena de alabanza con
calles de oro y puertas de
perlas. Apocalipsis usa imágenes para comunicar
las ideas de belleza y comunión
con Dios. Apocalipsis también se refiere al
diablo y a los malos como siendo
destruidos en un lago de fuego. Jesús
mismo habló del fuego del infierno;
siendo la idea el que una persona lejos
de Dios se halla en agonía. ¿Es un
fuego «literal»? Esa pregunta yerra el
punto. El punto es que la persona que
escoge separarse de Dios se halla en
las peores circunstancias posibles.
2. ¿Animales en el cielo?
Gente que quiere mucho a sus
mascotas a menudo hacen la penetrante
pregunta: «¿Hay animales en el cielo?» La
Biblia no arroja mucha luz sobre
este asunto, aun cuando el Salmo 36.6 dice de
Dios: «Tus juicios, abismo
grande. Oh Jehová, al hombre y al animal conservas».
¿Quiere esto decir
que los animales serán «salvos» como los seres humanos?
Difícil decirlo. El
autor C. S. Lewis, respetado teólogo (y que amaba los
gatos, dicho sea de
paso), creía que los animales domésticos de alguna manera
serían salvos
«en» sus dueños.
Algunos
señalan el famoso incidente de Elías, que fue llevado al cielo
en un carro de
fuego tirado por «caballos de fuego» (2 R 2.11). ¿Eran
caballos reales? De
nuevo, difícil decirlo.
Las
imágenes del cielo en el libro de Apocalipsis no incluyen animales;
pero eso no
necesariamente quiere decir que los animales no son parte del
plan eterno.
3. ¿Tienen alas los ángeles?
No siempre, según la Biblia,
que nos dice que algunos «sin saberlo,
hospedaron ángeles» (He 12.2). Podemos
dar por sentado que la gente se
hubiera
dado cuenta si hubiera hospedado a una criatura alada. La Biblia
presenta
varias historias de ángeles que tenían apariencia extremadamente
humana; lo que
deja a los artista con el desafío de cómo comunicar que esta
persona en
particular es realmente un mensajero divino. Una manera de
hacerlo es con alas:
sugiriendo rapidez, vuelo, capacidades más allá de
ámbito humano. Se las
muestras suaves y emplumadas como alas de aves;
imagen atractiva, a diferencia
de las alas escamosas de los insectos o las
alas con garras de los murciélagos.
En la
Biblia algunos ángeles en efecto tienen alas. El profeta Isaías
tuvo una visión
en el templo, y vio serafines (un tipo de ángel), cada uno
con seis alas (Is
6). El profeta Ezequiel vio cuatro «seres vivientes» (por lo
general
interpretados como ángeles), cada uno con cuatro alas, y cuatro
caras (Ez 1;
10). Pero, de mayor significación que todo fueron los dos
querubines (de nuevo,
un tipo de ángel), que se hallaban en las imágenes de
la cubierta de la famosa
arca del pacto.
Véase 84
(querubín).
4. ¿Reencarnación?
La Biblia no enseña la
reencarnación, aun cuando algunos pensadores (tales
como Edgar Cayce, quien se
consideraba creyente) creía que sí la enseña.
Interpretan las palabras de Jesús
a Nicodemo: «Tienes que nacer de nuevo»
(Jn 3.3), en el sentido de nacer de
nuevo en otro cuerpo y otra vida.
También señalan la sanidad del ciego de
nacimiento en Juan 9. Los
discípulos le preguntaron: «Rabí, ¿quién pecó, este o
sus padres, para que
haya nacido ciego?» (v. 2). Su pregunta sugiere (a los que
de antemano
creen en la reencarnación) que el hombre había vivido una vida
pasada, que
su ceguera era castigo por los pecados en esa vida. Pero la Biblia
es
consistente en la doctrina indicada muy directamente en Hebreos 9:27:
«está
establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de
esto el
juicio».
5. ¿Género de los ángeles?
Las obras de arte muestran
ángeles de ambos sexos; aun cuando a veces los
ángeles varones son tan
femeninos que parecen «unisex». La Biblia indica
que los ángeles son asexuados
(Mt 22.30), puesto que no tienen necesidad
de reproducirse. Cada vez que se
menciona un ángel en la Biblia, siempre
es «él», lo que no quiere decir
«masculino», sino sólo que la persona que lo
vio lo tomó como siendo varón en
apariencia, lo invisible tomando una
forma reconocible para beneficio de los
ojos humanos.
6. ¿Pueden comer los ángeles?
Damos por sentado que los
espíritus no necesitan alimento y bebida como
los seres humanos, pero dos veces
en la Biblia se describe a ángeles como
comiendo y bebiendo con anfitriones
humanos. Tres ángeles visitaron a
Abraham, quien les dio alimentos y bebidas
(Gn 18.1-8). Los dos ángeles
que visitaron a Lot para salvarle de la perversa
ciudad de Sodoma también
comieron cuando estuvieron en casa de Lot (Gn 19).
7. ¿«Gigantes» en la tierra?
En muchas traducciones
Génesis 6.4 dice: «Había gigantes en la tierra en
aquellos días». La palabra
hebrea que se traduce gigantes es nefilim,
y se la
usa en Números 13 para describir a los fornidos habitantes de
Canaán, que
intimidaron tanto a los espías israelitas. Nefilim tal vez no quiera decir
gigantes de origen sobrenatural,
sino simplemente a una tribu de hombres
de alta estatura y fuertes. Cuando la
fuerza militar era el bien más
importante del hombre, a tales hombres, por
supuesto, se les temía y
respetaba. Génesis 6 dice que los gigantes fueron
descendencia de «los
hijos de Dios» (véase 47) y de mujeres mortales.
8. ¿Placer al observar el infierno?
¿Ven las personas que están
en el cielo a las que están en el infierno? En la
parábola que Jesús relató
sobre Lázaro y el rico (véase 298) sugiere que sí
las ven. En la parábola el
mendigo Lázaro se halla en el cielo mientras que
el rico de corazón cruel que
lo menospreció se halla en el infierno, y Lázaro
puede verle y oírle. Algunos
teólogos prominentes, tales como Tomás de
Aquino, adujeron que uno de los
placeres del cielo es ver los tormentos de
los que están en el infierno. Esto
nos parece más bien cruel, pero
considérese lo que quieren decir: El pecado
está recibiendo su justo castigo,
así que los que están en el cielo deben
regocijarse porque se está haciendo
justicia y porque ellos mismos han escapado
a tal horror.
9. ¿Somos ángeles después de la muerte?
Los hermanos Smothers tenían
un programa de televisión en el cual Tomás
hacía el papel de un fallecido que
se había convertido en ángel (sin alas),
informando a un supervisor celestial
invisible llamado Rafael e
interviniendo en la vida del otro hermano Ricardo.
La serie reflejaba una
creencia popular que cuando la gente fallece se
convierte en ángeles (o, por
lo menos, los buenos).
¿Cuál es la base para esta creencia, aparte de la
imaginación?
¿Sugiere
en alguna parte la Biblia que una persona realmente se vuelve
ángel después de la
muerte? La respuesta es: «No, pero...». Considérese
Hechos 12, en donde el
apóstol Pedro ha sido libertado de la cárcel por un
ángel. Una vez libre, Pedro
se fue a la casa de algunos creyentes. Rode, la
joven que contestó el llamado
de Pedro a la puerta, se alegró tanto al oír su
voz que corrió a decírselo a
los demás. Creyendo que no había manera en
que Pedro podía haber escapado de la
cárcel, ellos insistieron en que ella
estaba equivocada, pero cuando ella
persistió, ellos le dijeron: «Es su
ángel» (Hch 12.15). ¿Cómo interpretamos
esto? Algunos comentaristas
afirman que era una creencia popular que el ángel
de la guarda del hombre
podía tomar la apariencia del hombre mismo. Así que el
pasaje no
necesariamente sugiere que los amigos de Pedro pensaron que había
muerto
y que se había convertido en ángel.
10. ¿Qué de los suicidios?
La Biblia prácticamente no
dice nada en cuanto al suicidio. Judas Iscariote,
el discípulo que traicionó a
Jesús, se ahorcó. Sansón, el hombre fuerte del
antiguo Israel, derrumbó con sus
propias manos el templo filisteo, matando
no sólo a los filisteos sino muriendo
también él mismo. Saúl, el primer rey
de Israel, se mató a sí mismo para no
caer en manos de los filisteos
triunfantes. Pero estos incidentes y los pocos
otros suicidios en la Biblia
pasan sin comentario respecto a la rectitud o
error del hecho, y del destino
que le espera a la persona después del suicidio.
Pero la
tradición cristiana siempre ha estado en contra del suicidio.
Mientras que los
guerreros japoneses y aristócratas romanos aprobaban el
suicidio como una
muerte noble, los cristianos no. Muchos cristianos han
sido martirizados por su
fe, estando dispuestos a enfrentar tortura y
ejecución, pero no dispuestos a
tomar su propia vida para evadir tal agonía.
En respuesta a la pregunta
filosófica: «¿De quién es la vida, después de
todo?» la Iglesia siempre ha
respondido: «De Dios, quien te la dio»: Y
puesto que Dios la da, le corresponde
a Dios, y sólo a Dios, el quitarla. Esta
fue la noción de autores tan influyentes
como Agustín (véase 596), quien
veía el suicidio como una cobardía y asesinato
de uno mismo, tan horrible
como asesinar a alguna otra persona. Tomás de Aquino
(véase 606) escribió
que ninguna persona tiene el derecho de rechazar el don
divino de la vida.
La aprobación oficial de la Iglesia de tales creencias
condujo a que se
prohibiera (hasta hace muy poco) la sepultura de un suicida en
el
cementerio de una iglesia. Sea lo que sea que los individuos hayan pensado
respecto al destino final de los suicidas, las Iglesias como un todo se han
inclinado hacia la noción de que la persona se va al infierno. En la Divina
comedia de Dante hay una sección
especial del infierno reservada para los
suicidas. En nuestro propio tiempo C.
S. Lewis hizo eco de tales creencias y
dijo que el suicidio era como «desertar
el puesto de uno».
Las
actitudes hacia el suicidio han cambiado dramáticamente. Pocas
personas en la
actualidad harían declaraciones rotundas de que todo el que
se suicida va al
infierno. Como ya se dijo antes, la Biblia misma, nuestra
autoridad final sobre
asuntos espirituales, no nos da ninguna dirección clara
sobre la materia.
11. ¿Qué de los niños?
Algunos han imaginado que
hay un lugar de descanso eterno para los niños
que mueren antes de que puedan
ser bautizados. Obviamente nadie quería
creer que los nenes inocentes fueran
enviados al infierno, pero, al no estar
bautizados no podían estar en el cielo
tampoco. En la Edad Media los
teólogos católico romanos pensaron que estaban en
el limbo (véase 935),
que dicen que es una región que no es ni el cielo ni el
infierno ni el
purgatorio, en donde las personas tales como los incapacitados
mentalmente
y niños sin bautizar pasan la eternidad. La llamaban el limbus puerorum,
limbo de niños. Allí
viven eternamente en paz, aun cuando sin gozar de los
plenos gozos del cielo.
12. ¿La creación de los ángeles?
La Biblia no dice nada
respecto a cuándo o cómo fueron creados los
ángeles. El gran teólogo Agustín
(véase 596) sugirió que fueron creados en
el mismo principio, cuando Dios dio
la primera orden en la Creación: «Sea
la luz» (Gn 1.14). Los ángeles son seres
de luz, que participan de la luz
eterna de Dios. Así que aun cuando Génesis 1
no los menciona por nombre,
bien podría ser que fueron hechos precisamente al
principio de todo.
13. ¿Cómo pudo Dios hacer a Satanás?
Según la tradición
cristiana, Dios no lo hizo. Satanás fue originalmente
Lucifer, un ángel bueno
(véase 131 [Lucifer]). Debido a su propio orgullo y
envidia Lucifer se rebeló
contra Dios y fue arrojado fuera del cielo. Los
ángeles rebeldes que se unieron
a Lucifer cayeron por su propio libre
albedrío perverso.
14. ¿De qué tamaño es el cielo?
Según Apocalipsis 21.16 es
un cubo perfecto, de 12.000 estadios (alrededor
de 2.200 kilómetros) por lado.
Aun cuando eso es enorme, ¿podría contener
a todos los santos que han muerto en
todas las edades? Algunos críticos han
dicho que el cielo estará demasiado
atestado, con los santos apretados como
sardinas. La mayoría de cristianos
creen que las medidas de Apocalipsis se
deben tomar simbólicamente, para
recordarnos que el cielo es enorme (y
por cierto enorme lo suficiente como para
todo el que llega allá).
15. ¿Tristeza en el cielo?
Una verdad importante
respecto al cielo es que allí no habrá tristeza (Ap
21.4). Sin embargo ¿podrá
la gente en el cielo no sentir tristeza por sus
seres queridos en la tierra o
por el sufrimiento de los santos que sufren
persecución? Parte de ser un ser
humano es sentir afinidad y empatía;
podríamos decir que hay una clase de gozo
al compartir en el dolor de otros.
Aun cuando los que están en el cielo tal vez
podrían (aun cuando no
podemos decirlo con certeza) sentir tristeza por los que
han quedado atrás,
la Biblia dice claramente que nada podrá quitar el gozo
global de estar en la
presencia de Dios.
16. ¿Risa en el cielo?
El cielo, como nos asegura
la Biblia, es un lugar de gozo. ¿Qué tal en
cuanto a la risa? En la tierra con
frecuencia las dos cosas van juntas, y sin
embargo la Biblia no dice nada en
cuanto a risa en el cielo. Sin embargo,
Jesús en efecto prometió que los que
ahora lloran, reirán (Lc 6.21), y tal vez
quiso decir «en el cielo». Por
supuesto, nuestra risa terrenal es con más
frecuencia un «alivio cómico» de las
dificultades de la vida terrenal, y esa
clase de alivio es innecesario en el
cielo. Pero ¿la risa por la diversión de
ella? ¿Por qué no?
17. Edad de los benditos
La gente a veces se
pregunta: ¿qué edad tendremos en el
cielo? El gran
teólogo Tomás de Aquino (véase 606) creía que 33 años era la
edad ideal
(puesto que Jesús había resucitado a esa edad). Pero un lugar en
donde todo
mundo «pareciera» tener treinta y tres años sería muy aburrido, y no
tenemos razón para pensar que el cielo estará lleno de clones. Sencillamente
no
sabemos la edad que parecerá que tenemos, ni que eso importe.
18. ¿Aburrimiento para siempre jamás?
Los que critican la noción
cristiana del cielo recalcan que el cielo será
increíblemente aburrido. ¿Quién
va a disfrutar (preguntan) al andar
eternamente en calles de oro, tocando el
arpa y adorando a Dios? Sólo
podemos replicar que la Biblia nos presenta
vislumbres (pero no el cuadro
completo) del cielo. Varias veces en el Nuevo
Testamento los autores
admiten que están tratando de describir lo
indescriptible. La imagen que
relató Jesús de un gozoso banquete de bodas suena
agradable lo suficiente,
sin malicia ni peleas como en las reuniones
terrenales. No podemos más
que dar por sentado que en un lugar de alegría y
amor no nos aburriremos, y
tal vez ni siquiera estaremos conscientes del paso
del tiempo.
19. ¿«Espíritus encarcelados»?
Esta frase ha dejado
perplejos a los comentaristas bíblicos por siglos.
Cristo, dice en 1 Pedro,
murió pero fue vivificado en el Espíritu, «en el cual
también fue y predicó a
los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo
desobedecieron, cuando una
vez esperaba la paciencia de Dios en los días
de Noé» (3.19-20). ¿Queriendo
decir qué? Los comentaristas han concebido
miles de interpretaciones, y ninguna
de ellas satisface a todo mundo. Una
posibilidad ha fascinado a los artistas:
Entre su muerte y su resurrección
Cristo predicó el mensaje de salvación a la
gente que había muerto antes de
su venida. Algunos comentaristas explican que
así fue cómo los santos del
Antiguo Testamento, Abraham, Moisés y David, por
ejemplo, llegaron a ser
«cristianos» y por lo tanto listos para el cielo.
CONTROVERSIAS
20. Cristianismo
y liberalismo
En la década de 1920 se
libró una guerra de palabras entre cristianos
liberales y conservadores. Uno de
los guerreros más fogosos de lado
conservador fue J. Gresham Machen
(1881-1937), cuya obra maestra fue
Christianity
and Liberalism (Cristianismo y liberalismo). A la manera de
ver de Machen
el liberalismo no era simplemente una forma de cristianismo
sino una religión
enteramente diferente. Observó que el liberalismo en
realidad no tenía uso para
el cielo, porque «este mundo es en realidad todo
lo que hay». Este mundo
presente es el centro del pensamiento liberal, y así
la religión «ha llegado a
ser una mera función de la comunidad o del
estado». La esperanza del cielo
queda reemplazada por la esperanza de una
utopía terrenal (véase 927).
21. El sueño del alma
¿Va el alma directamente al
cielo o al infierno cuando la persona muere, o
hay una «espera»? El «sueño del
alma» se refiere a la idea de que el alma
duerme, o espera, entre la muerte y
la resurrección. Aun cuando algunos
pasajes bíblicos sugieren tal «sueño»,
otros sugieren que vamos
directamente a nuestro destino final. (La promesa de
Jesús al ladrón en la
cruz de que los dos estarán juntos en el paraíso
ciertamente supone esta
segunda noción [Lc 23.43].) En el pasado las
denominaciones han peleado
y se han dividido sobre esta cuestión, pero la
mayoría de creyentes hoy
concuerdan que es en gran medida de menor importancia.
(Véase 22 [estado
intermedio].)
22. El estado intermedio
Hecho 1, basado en nuestra
experiencia: Los individuos mueren. Hecho 2,
basado en la Biblia: Cristo
volverá a la tierra para juzgar a los vivos y a los
muertos, recompensando a
los salvos y castigando a los no salvos. Ni
siquiera con estos dos hechos en
mente tenemos absoluta certeza de lo que
les ocurre a los individuos que
mueren. ¿Están ya en el cielo o en el
infierno, o están conscientes y
reflexionando sobre sus vidas, o están
«durmiendo» inconscientes hasta que el
Señor retorne? La Biblia brinda
respaldo a las tres posiciones. (A la tercera a
veces se le llama «el sueño del
alma» [véase 21].) Aun cuando se ha debatido
ardientemente el asunto a
través de los siglos, los creyentes deben tener
presente la creencia esencial:
Los justos vivirán con Cristo para siempre.
23. Elección
Como término cristiano esto
se refiere a la elección de parte de Dios de las
personas para que sean salvas.
En esencia quiere decir que Dios no salva a
ciertas personas debido a los esfuerzos
de ellas, sino simplemente porque
escoge hacerlo así. Algunos se horrorizan por
esta creencia, espantados de
que el cielo esté poblado sólo por los «escogidos»
de Dios. Pero el Antiguo
y Nuevo Testamento mencionan en efecto la elección.
Pablo lo dijo,
creyendo que los escogidos de Dios pueden participar de la
gloria de Cristo
y llevar su imagen moral. Para Pablo, el hecho de que un
creyente sepa que
ha sido escogido le hace glorificar más a Dios, puesto que ve
que no son sus
propios esfuerzos lo que lo ha salvado. Creer que uno es
escogido no lleva
(como algunos aducen) a una vida libertina, sino muy al
contrario, porque
creer que uno es escogido para vivir eternamente conduce a
una vida
centrada en la gratitud, viviendo moralmente por gratitud a Dios.
(Para ver
pasajes bíblicos clave sobre la elección véase Ro 8.29-30; 9.23-24;
11.33-
36; 1 Co 1.30; 2 Cor 3.18; Ef 1.3-14; 5.5-6; Col. 3.12-17; 1 Ts 1.3-10.)
24. El diablo en la radio
Los cristianos han hecho
amplio uso de la radio en el ministerio, pero en los
primeros días de la radio
muchos creyentes tenían su suspicacia al respecto.
Efesios 2.2 se refiere a
Satanás como «el príncipe de la potestad del aire», y
algunos creyentes
aplicaron esto a la radio, puesto que es una forma de
comunicación por el
«aire». Puesto que la radio entonces y ahora se ve
como una forma de diversión,
diversión mundana por añadidura,
muchos
creyentes pensaron que los cristianos deberían evitarla totalmente. La
misma crítica se aplicó más tarde a la televisión. Claramente, la mayoría de
creyentes hoy están contentos al usar tanto la radio y la televisión para
esparcir su fe.
25. Satanás y las lenguas
No pocos eruditos cristianos
han dicho que hablar en lenguas es obra del
diablo. ¿Posible? Tal vez, porque
Pablo advirtió a los primeros cristianos
que Satanás «se disfraza como ángel de
luz» (2 Cor 11.14). Así que Satanás
podría, en teoría, producir dones
espirituales «falsificados«, incluyendo las
lenguas. Pero el hecho es que Pablo
y otros de los escritores del Nuevo
Testamento no sugieren que las lenguas sean
obra del diablo. Es verdad que
las lenguas pueden ser falsificadas, pero ¿qué
ganaría Satanás con eso?
Pablo, Pedro y otros de los apóstoles advirtieron en
contra de la falsa
doctrina, pero
nunca mencionaron que algún mal (si acaso) resultaría de
hablar en lenguas.
26. Demons
and Tongues [Demonios y lenguas]
Publicados en 1912, este
libro escrito por Alma White resume la reacción
de muchos cristianos de la
Santidad al creciente movimiento Pentecostal. El
libro presentaba la noción de
que eran los demonios lo que hacían hablar en
lenguas, y no el Espíritu. Es una
triste curiosidad de la historia que los
creyentes con tanta presteza se
abalanzan unos sobre otros cada vez que
surge una diferencia de opinión. Los
cristianos han demostrado que están
más que dispuestos y listos para atribuir
las creencias y actividades de sus
oponentes a la obra de los demonios. Sin
embargo, los tiempos han
cambiado, y muchos en el Movimiento de Santidad hoy se
consideran
Pentecostales, aceptando e incluso estimulando el hablar en lenguas.
27. Los juicios de las brujas de Salem
«A la hechicera no dejarás
que viva.» (Éx 22.18) suena cruel, pero es parte
del mensaje clave del Antiguo
Testamento respecto a adorar sólo a Dios y
evitar la barbarie e inmoralidad de
la religión pagana (que a menudo incluía
sacrificios humanos y prostitución
ritual). La gente que juguetea con lo
demoníaco eran, como lo muestra la
historia de Israel, una amenaza a la fe
centrada en el verdadero Dios. En
contraste, el Nuevo Testamento muestra
al cristianismo esparciéndose en el
imperio romano, en donde toda clase de
religiones y artes mágicas tenían que
coexistir. Nada en el Nuevo
Testamento condonaría el matar a una bruja. Pero
los cristianos que se
establecieron en Massachusetts en los años 1600 estaban
decididos a
desterrar, y en unos pocos casos a ejecutar, a los que no se
avenían a sus
ideas. La ejecución de veinte personas acusadas de brujería en
Salem,
Massachusetts, en 1692, es una lacra en la historia del cristianismo.
EL DEBATE UNIVERSALISTA
28. Aniquilacionismo
¿Es el infierno realmente
eterno, o Dios simplemente extingue a los malos?
Charles F. Parham, uno de los
«padres fundadores» del despertamiento
Pentecostal en el siglo veinte adujo que
el aniquilacionismo era «la doctrina
más importante del mundo actual». Más
tarde los Pentecostales lucharon a
brazo partido para recalcar que, sí, el
infierno realmente es permanente. La
afirmación de Parham indica que en los
primeros días del pentecostalismo
no todo el mundo veía el hablar en lenguas
como el rasgo clave del
movimiento. Al aniquilacionismo también se le llama inmortalidad
condicional.
29. Orígenes (c. 185-c. 254 d.C.)
Fue probablemente uno de los
más brillantes cristianos de su tiempo, o de
cualquier época. El padre de
Orígenes murió como mártir por su fe, y
Orígenes mismo se martirizó a sí mismo
a medias (se castró, haciéndose,
según pensaba «eunuco por el reino de Dios».)
Más tarde murió por las
heridas sufridas bajo la persecución romana. Orígenes
escribió cientos de
obras de teología y un comentario bíblico. La mayoría de
estos escritos
estaban perfectamente alienados con la Biblia, pero no todos.
Orígenes
especuló que la reencarnación podría ser una realidad. Jugueteó con el
universalismo, sugiriendo que todos los seres humanos, incluso el diablo y
todos sus demonios, pudieran a la larga hallar salvación. Siendo un maestro
extremadamente influyente (cuya moral jamás fue puesta en tela de duda,
aun
cuando sí lo fueran sus creencias), los escritos de Orígenes circularon
ampliamente. Las autoridades cristianas temían que estas obras pudieran
socavar
la creencia cristiana, así que en el año 543 un concilio de la Iglesia
declaró
que algunas de sus creencias eran herejías.
30. El sínodo de Constantinopla, 543
En el año 543 un concilio de
obispos de todo el imperio romano se reunió
en la capital de Constantinopla
(que hoy es Estambul, Turquía). Entre otros
asuntos, el concilio debatió la
idea, popular en algunos círculos, de que el
infierno pudiera no ser eterno.
Algunos enseñaban que el infierno podría ser
nada más que un castigo temporal,
o que tal vez podría no haber ningún
infierno,y que la gente que no entraba en
el cielo podría ser sencillamente
aniquilada, cesando de existir pero sin ser
atormentada en el infierno. El
erudito cristiano Orígenes (véase 29), que había
estado muerto por siglos,
había enseñado tales ideas. El concilio condenó estas
ideas y a todos los que
las enseñaban: «Si alguien dice o piensa que hay un
límite de tiempo al
tormento de los demonios y personas impías, o que habrá en
algún
momento un fin al mismo, o que serán alguna vez perdonados o
restaurados,
que sea excomulgado».
31. Apokatastasis
Esta palabra griega de
apariencia intimidante se refiere a la idea la
redención universal, es decir, a
la larga todos los seres humanos (y tal vez
incluso los demonios) hallarán
salvación. Mientras que el Nuevo
Testamento dice claramente que no todos se
volverán a Dios, y que los
seguidores de Satanás a la larga recibirán su ruina
junto con el mismo
Satanás, muchos cristianos del pasado creían (o esperaban)
que con el
correr del tiempo todo mundo escogería libremente la salvación. El
erudito
cristiano Orígenes (véase 29) flirteó con esta idea, e incluso traveseó
con la
idea de que las almas podrían acercarse a Dios mediante una larga serie
de
reencarnaciones. Si Dios es infinitamente amante, decía Orígenes, entonces
a
la larga (y podría tomar miles de años) todo mundo volverá a él y hallará
felicidad, e incluso los males de Satanás se derretirán en el fuego refinador
del amor de Dios. ¿Idea atractiva? Lo es, y tiene mucho a su favor excepto
que
contradice contundentemente la Biblia, incluyendo la clara enseñanza
del mismo
Jesús. (Véase 32 [universalistas].)
32. Universalistas
El universalismo es la
creencia de que todas las personas a la larga hallarán
salvación; es decir, que
el cielo es para todo mundo y el infierno para nadie.
Esto definitivamente no es enseñado en el Nuevo Testamento, y
la iglesia
en forma general jamás lo ha aceptado. Pero muchas personas bien
intencionadas (incluyendo muchos cristianos) se sienten incómodos con la
idea
de que alguien sufra el tormento eterno, así que han habido y
probablemente
siempre habrá universalistas.
Como
religión organizada el universalismo empezó en los Estados
Unidos en los años
1700, y su primera congregación se organizó en 1779.
La Plataforma de
Winchester de 1803 afirmaba que el hombre es perfectible
y que todos los
hombres a la larga serán salvos. Puesto que sus creencias no
encajan con la
Biblia, los universalistas se ganaron la reputación de ser no
ortodoxos. se
sintieron cada vez más incómodos bajo la designación de
«cristianos» (aun
cuando empezaron de esa manera), y en 1942 afirmaron
que recibirían con brazos
abiertos a todas las personas «humanas», sea que
se llamen cristianos o no. En
1961 se unieron con otro grupo notablemente
liberal, los unitarios, formando la
Asociación Unitaria-universalista.
Agobiados por este nombre agobiante, los
miembros ahora se refieren a sí
mismos sencillamente como Unitarios. (Véase 33 [Oseas Ballou].)
Los
universalistas, o los «que no creen en el infierno» como los llaman
sus
oponentes, restan importancia a la pecaminosidad humana y elevan el
potencial
del hombre. Pero los cristianos ortodoxos los ven como adoptando
una noción
demasiado rosada de la humanidad, ignorando la realidad de
que la humanidad
necesita desesperadamente un Salvador y está en peligro
de ir al infierno si no
lo tiene. Los universalistas del siglo diecinueve
contaron con algunas
celebridades entre sus miembros, incluyendo al
cirquero P. T. Barnum y el
pionero de la educación Horacio Mann.
33. Oseas Ballou (1771-1852)
Se le pudiera llamar el
«apóstol del universalismo». Ballou, hijo de un
ministro bautista, fue un
cristiano común en sus primeros años, pero más
tarde empezó a dudar de ciertas
creencias cristianas básicas, notablemente
la de que hay un infierno. Fue
ordenado por la iglesia Universalista (véase
32) en 1794 y llegó a ser uno de
sus dirigentes más notorios. Aun cuando
los primeros universalistas fueron
cristianos ortodoxos (exceptuando su
creencia de que todos los hombres al final
serán salvos), Ballou empujó a la
iglesia en una dirección más liberal.
Razonaba (y tenía sentido) de que si no
hay infierno del cual ser salvo, ¿qué
necesidad había para las demás
doctrinas cristianas importantes? Así arrojó
dudas sobre la creencia en la
trinidad, la divinidad de Cristo, y (por
supuesto) la autoridad de la Biblia.
Le habría agradado saber que más de un
siglo después de su muerte, los
universalistas se unieron con los
extremadamente liberales unitarios.
LA DIVISIÓN ENTRE PROTESTANTES Y CATÓLICO
ROMANOS
34. El purgatorio
El cielo y el infierno son,
según el Nuevo Testamento, los dos destinos
finales para los seres humanos. Los
católico romanos enseñan que hay otro
estado después de la muerte, el
purgatorio, a donde las personas cuyo
destino final es el cielo deben pasar
tiempo «purgando» los pecados que han
acumulado en sus vidas terrenales. Los
católico romanos basan esta
enseñanza en una sección de los libros apócrifos,
Macabeos 12.30-45, que
habla de ofrecer sacrificios por los muertos «para que
puedan ser librados
de sus pecados». Teólogos como Agustín enseñaban que los
pecados de los
cuales el cristiano no se había arrepentido al momento de la
muerte serían
purgados por el fuego del purgatorio; no por el fuego castigador
del
infierno, sino por un fuego purificador, dejando a la persona lista para el
cielo. Parte de la enseñanza católico romana respecto al purgatorio es que la
gente que todavía está viva puede hacer obras que benefician a los que se
hallan en el purgatorio. Desde la Reforma la mayoría de protestantes han
rechazado la creencia en el purgatorio (parcialmente debido a que la iglesia
católico romana ha abusado de la doctrina, y parcialmente debido a que los
protestantes no consideran que 2 Macabeos sea Escritura inspirada
divinamente).
(Véase 489 [Gehena superior].)
35. Los apócrifos
Apocrifa quiere decir «cosas ocultas». Los libros fueron escritos
principalmente en el período entre el Antiguo y Nuevos Testamentos. Los
libros
son: 1 y 2 Macabeos, Tobías, Judit, Sabiduría de Salomón,
Eclesiástico (no
Eclesiastés), Baruc, y añadiduras a Ester y Daniel. De estos
libros, la mayoría
de lectores halla provecho en Sabiduría y Eclesiástico,
que son similares a
Proverbios en sus sabios consejos. Valiosa información
respecto al período
entre los dos Testamentos se halla en 1 Macabeos. Hace
siglos, los traductores
de la Biblia lucharon con la pregunta: ¿Incluimos los
apócrifos? Alrededor del
año 400 d. C. el erudito Jerónimo estaba
trabajando en su gran traducción al
latín. Viviendo en la Tierra Santa,
Jerónimo había aprendido que los eruditos
judíos habían escogido no incluir
ciertos libros en sus Biblias (lo que los
cristianos llaman el Antiguo
Testamento). Jerónimo y otros cristianos acordaron
que si los judíos no
consideraban sagrados estos libros, los cristianos tampoco
debían
considerarlos sagrados. Pero estos libros «cuestionables» habían estado
en
circulación por largo tiempo, y a Jerónimo se le presionó para que los
incluyera en la Biblia en latín, la Vulgata.
Con la
Reforma en el siglo dieciséis surgió un interés renovado para
traducir la
Biblia del hebreo y griego original. Los reformadores volvieron a
revisar la
pregunta de Jerónimo: ¿Debemos incluir estos libros que los
judíos no
consideraban sagrados? Algunos dijeron que sí; otros que no.
Martín Lutero los
incluyó en su traducción al alemán. Dijo que no eran
iguales a los demás libros
pero que eran «útiles y buenos para leer».
La
posición católico romana quedó fija en el Concilio de Trento
(1546), que dijo
que sí, los apócrifos eran definitivamente Escritura
sagrada, inspirada por
Dios. El concilio también pronunció condenación
sobre todo el que tuviera una
idea diferente.
Una razón
por la que los católico romanos fueron tan inflexibles
respecto a la
inspiración de los apócrifos es que la doctrina del purgatorio,
que había
llegado a ser extremadamente importante en el sistema católico
romano, no se
enseña en ninguna parte del Antiguo o Nuevo Testamentos,
pero se la enseña (o
se da indicios de ella) en los apócrifos. Así los católico
romanos estuvieron
más que dispuestos a retener los libros apócrifos, y los
protestantes
simplemente más que dispuestos a dejarlos a un lado.
36. María y el purgatorio
«Ruega por nosotros,
pecadores, ahora y la hora de nuestra muerte». Esta es
el rezo católico romano
a la virgen María, probablemente el rezo más
repetido en la historia del mundo.
En la Edad Media, conforme la creencia
en el purgatorio se extendía más y más,
María cobró un papel nuevo y más
significativo. Ella, incluso más que Cristo
mismo, era la que podía suavizar
el castigo del alma y el tiempo en el
purgatorio. En tanto que se pensaba de
Cristo como el Juez justo de los pecados
humanos, María hacía el papel de
consoladora, que podía reducir el castigo de
los que le rezaban a ella.
Conforme la creencia en el purgatorio se hizo más
importante en la vida de
la iglesia, lo mismo ocurrió con la devoción a la
virgen María. Cuando
surgió la Reforma protestante en el siglo dieciséis, los
reformadores
atacaron tanto la creencia en el purgatorio y también la excesiva
devoción a
María.
37. Nuestra Señora de los Ángeles
La Iglesia Católico Romana
sostiene una opinión de la virgen María mucho
más elevada que los protestantes,
y algunos se refieren a ella como la Reina
del Cielo o Nuestra Señora de los
Ángeles. A veces se la muestra en el arte
católico romano como una figura
coronada rodeada de coros de ángeles
adorando. Como Reina de los Ángeles, a
veces le rezan a María, y la gente
le pide su ayuda para que envíe a los
ángeles para alejar algún mal.
38. Ego
te absolvo
Estas palabras en latín
significan «te absuelvo». En la Edad Media, cuando
la gente aceptaba el
infierno como una realidad y la temía, estas palabras
fueron de extrema
importancia. Uno confesaba sus pecados a un sacerdote.
Si este se convencía de
que el arrepentimiento era sincero, entonces libraba
a la persona de la culpa
con las palabras «te absuelvo». Los que esperaban
morir pronto naturalmente
querían a un sacerdote cerca y a mano, porque
hubiera sido horroroso ir al
infierno sólo por no haber confesado los
pecados finales. Con la llegada de la
Reforma protestante en el siglo
dieciséis, los reformadores se quejaron de que
la gente había desarrollado
una actitud cínica hacia Dios y sus propios
pecados; después de todo, uno
podía vivir una vida escandalosa y así y todo
esperar que, al final, todo se
arreglaría con las palabras ego te absolvo.
39. Los tres votos monásticos
Monjes y monjas de las
iglesias católico romana y ortodoxa se obligan a
tres votos estrictos: pobreza,
castidad y obediencia. Estos tres, que se
remontan a siglos atrás, brotaron de
la creencia de los monjes de que sus
vidas deben ser lo más parecidas posibles
a la de los ángeles. Así la pobreza
es la regla (puesto que los ángeles no
tienen ninguna propiedad y no
necesitan nada), así como la castidad (porque la
Biblia dice que los ángeles
no tienen relaciones sexuales, no se casan ni se
reproducen), y lo mismo la
obediencia (los ángeles obedecen a Dios
estrictamente, y los monjes de
igual manera deben obedecer a la cabeza del
monasterio).
40. La virginidad
El Antiguo Testamento es
distintivamente pro-familia y pro-hijos; mientras
más hijos, mejor. El Nuevo
Testamento adopta un punto de vista diferente:
El matrimonio y los hijos están
bien para los cristianos, pero Jesús y Pablo
indican que el celibato es bueno,
pero no para todos, sino para unos pocos
selectos. Autores de gran influencia,
tales como Jerónimo y Agustín
constantemente elogiaban el celibato como el
mejor camino al cielo.
Agustín había tenido una juventud promiscua, y como
cristiano se volvió al
otro extremo, describiendo al celibato como la vita angélica, «el camino de
los
ángeles», liberándose de los deseos terrenales y dando más tiempo a
Dios. En
días de Agustín (a principios de los años 400), la Iglesia Católico
Romana no
tenía ninguna posición fija en cuanto a si sus ministros debían
casarse o no.
Conforme los escritos pro virginidad de hombres como
Agustín se leían
ampliamente, la iglesia cambió y adoptó la posición de que
todos los ministros
deben ser célibes, posición que la Iglesia Católico
Romana todavía sostiene.
41. El cielo versus la tierra
Agustín (véase 596), uno de
los teólogos más influyentes, enseñaba que la
iglesia en la tierra tiene sólo
una visión limitada de Dios, mientras que la
iglesia en el cielo le contempla
más completamente. Nuestra meta en la
tierra, sostenía Agustín, es llegar a ser
lo más semejantes que sea posible a
la iglesia en el cielo. Por eso la contemplación de Dios llegó a ser un
rasgo
tan importante del catolicismo romano en la Edad Media. Así como los
ángeles y los que están en el cielo pasan su tiempo en gozosa
contemplación de
Dios, así los cristianos en la tierra pueden hacer lo
mismo, Agustín y otros
fomentaron el monasticismo, alejándose del mundo
y dedicando tanto tiempo como
era posible a la oración, adoración y
contemplación de lo divino; es decir,
llegando a ser lo más semejantes a
ángeles como fuera posible. Muchos hombres
en los monasterios definieron
su llamamiento como «la vida angelical». Los
protestantes por lo general
han rechazado esta versión de la vida cristiana.
2
Ángeles en la Biblia
42. El arcángel Miguel
Hay varios Migueles en la
Biblia, pero el verdaderamente importante es el
arcángel Miguel (que quiere
decir una especie de «ángel gobernante», jefe
sobre otros ángeles). El profeta
Daniel se refiere a él como «príncipe», una
especie de protector celestial de
Israel (Dn 10.13, 21; 12.1). El libro de
Apocalipsis pinta un conflicto al
final de los tiempos, con Miguel y sus
ángeles luchando contra el dragón,
Satanás (12.7). La imagen de Miguel
alado y armado de pie triunfante sobre el
dragón es un tema popular en el
arte.
Miguel es
uno de los dos ángeles cuyos nombres se mencionan en la
Biblia; el otro es
Gabriel.
Aun cuando
la Biblia menciona su nombre cinco veces, el folklore
tanto judíos como
cristiano ha tenido mucho que decir sobre él. La tradición
judía dice que fue
el «hombre» misterioso que luchó con Jacob, que le dio
la ley a Moisés en el
Sinaí, que jugó un papel en las ascensiones al cielo de
Enoc y Elías, que fue
el serafín que tocó los labios de Isaías con un carbón
encendido, y que
reemplazó al rebelde Lucifer (Satanás) como dirigente de
los coros celestiales.
Como ángel
bíblico y como una figura principal en el folklore sobre
los ángeles, se
menciona a Miguel varias veces más en este libro.
43. El ángel Gabriel
Gabriel juega un papel en la
historia del nacimiento de Jesús y el
nacimiento de su pariente Juan el
Bautista. Lucas 1 nos dice que el
sacerdote Zacarías vio al ángel en el templo.
Gabriel le anunció a Zacarías
que su esposa Elizabet tendría un hijo «para
prepara al Señor un pueblo
bien dispuesto» (v. 17). Zacarías, que ya era viejo,
tuvo sus dudas, y
Gabriel, que dijo que estaba «delante de Dios», lo castigó
dejándolo mudo
hasta que ocurrió el nacimiento.
Gabriel
visitó a María en Nazaret y le dijo que iba a tener un hijo, que
«será llamado
Hijo del Altísimo» (Lc 1.32). María le dijo que ella era
virgen, pero Gabriel
le dijo: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder
del Altísimo te cubrirá
con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que
nacerá, será llamado Hijo
de Dios» (Lc 1.35).
Gabriel
aparece en el libro de Daniel como intérprete de las visiones
misteriosas de
Daniel (Dn 8.16, 9.21), y como el que otorgó a Daniel
sabiduría y
entendimiento.
Entre el
Antiguo y Nuevo Testamentos surgieron muchas leyendas en
cuanto a Gabriel.
Algunas son mencionadas en este libro, en el capítulo
sobre folklore y
leyendas.
Como ángel
bíblico Gabriel es una figura común en la literatura y el
arte. En el Paraíso Perdido de Milton, es un
guerrero poderoso en batalla
contra los demonios.
Una
antigua tradición cristiana dice que Gabriel tocará la trompeta para
dar la
señal del fin del mundo, pero la Biblia no menciona su nombre en esa
conexión.
También, aun cuando la tradición cristiana dice que Gabriel es un
arcángel, en
la Biblia nunca se le llama así.
EL ANTIGUO TESTAMENTO
44. «Hagamos al hombre»
Según Génesis 1, el punto
más alto de la creación divina de todas las cosas
fue la creación del hombre.
El sexto día, después de crear todos los
animales, Dios dijo: «Hagamos al
hombre a nuestro imagen, conforme a
nuestra semejanza» (Gn 1.26). Generaciones
de lectores de la Biblia han
hecho la pregunta obvia: ¿Quiénes son estos
«nosotros», siendo que Dios es
el único Dios? Esto ha mantenido muy ocupados a
los comentaristas. En
primer lugar, el nombre hebreo común para Dios es elohim, que es plural.
Los cristianos
creen que el pronombre plural refleja la trinidad; es decir, al
Dios único,
pero también a la trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Pero
antes del
cristianismo los judíos veían otro significado en el «nosotros» y
«nuestra»:
Dios estaba hablándoles a los ángeles, su corte celestial. ¿Es
correcta esta
interpretación? Difícil de decirlo. Por cierto que la Biblia
presenta la idea
de que los ángeles estuvieron presentes cuando Dios creó al
hombre (Sal 8.5).
El significado de «nuestra imagen» parece ser este: Dios
acababa de crear a los
animales, pero el hombre es especial, hecho para ser
semejante de Dios y a los
ángeles de muchas maneras.
45. ¿Cuándo fueron creados los ángeles?
La creencia cristiana
siempre ha sido que sólo Dios es eterno; así todos los
demás (incluyendo los
ángeles) fueron creados en algún punto del tiempo.
En la secuencia de la
creación, en Génesis 1, no se menciona a los ángeles,
pero el Salmo 148 se
refiere a su creación (aun cuando no al tiempo de esa
creación), y lo mismo
Colosenses 1.16. Pero el libro de Job deja en claro
que ya habían sido creados
cuando Dios empezó a crear la tierra, porque
Dios le preguntó a Job: «¿Dónde
estabas tú cuando yo fundaba la tierra?...
Cuando alababan todas las estrellas
del alba, y se regocijaban todos los
hijos de Dios?» (Job 38.4, 7). Hay acuerdo
general de que «las estrellas del
alba» y «los hijos de Dios» eran ángeles.
Fuera de
la Biblia, los escritos judíos conocidos como el Libro de
Jubileos, escritos en
el período entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, da
información sobre el
tiempo en que fueron creados los ángeles: Fue el
primer día de la creación.
46. Los primeros ángeles en la Biblia
La gente siempre ha
conectado al huerto del Edén con el tentador, Satanás.
Pero hubo ángeles conectados
con el Edén igualmente, aun cuando no en un
sentido placentero. Después de que
la serpiente tentó a Adán y Eva, ellos
comieron del fruto prohibido, y debido a
que desobedecieron a Dios, fueron
expulsados del Edén. La entrada al Edén
estaba guardada por querubines
(ángeles) y una espada ardiente, símbolo vívido
de que una vez que el
hombre había pecado nunca más volvería al Edén (Gn 3.24).
47. Los hijos de Dios
Los eruditos bíblicos se
meten en problemas que sencillamente no pueden
ser resueltos. Uno de ellos se
halla en Génesis 6.1-4: «Aconteció que
cuando comenzaron los hombres a
multiplicarse sobre la faz de la tierra, y
les nacieron hijas, que viendo los
hijos de Dios que las hijas de los hombres
eran hermosas... se llegaron los
hijos de Dios a las hijas de los hombres, y
les engendraron hijos. Estos fueron
los valientes que desde la antigüedad
fueron varones de renombre». ¿Quiénes
eran estos «hijos de Dios»?
¿Ángeles? ¿Ángeles caídos? ¿Demonios? Nadie lo sabe
a ciencia cierta.
Pero el ampliamente leído libro de Enoc, escrito en el
período entre el
Antiguo y Nuevo Testamentos, indica que los «hijos de Dios» de
Génesis 6
eran ángeles caídos, cuya unión con las mujeres produjeron toda clase
de
males sobre la tierra. (Véase 7 «¿Gigantes en la tierra?».)
48. El guardián de Ismael
Ismael fue hijo de Abraham y
su concubina Agar. Después de que nació
Ismael, Sara, esposa de Abraham,
expulsó a la madre y al hijo, pero un
ángel los salvó de perecer (Gn 16). La
nación de Israel fue descendencia de
Isaac, hijo de Abraham, pero Génesis
registra que una gran nación también
fue descendencia de Ismael. Los árabes
trazan su ascendencia a Ismael,
llamado Ismail
en el Corán, que es el libro sagrado de los musulmanes. El
Corán, en
contraste con la Biblia, dice que Ismail, no Isaac, era el hijo
favorito de
Abraham.
49. La Trinidad en el Antiguo Testamento,
¿o ángeles?
Génesis 18 relata que el
Señor le apareció a Abraham mientras este estaba
sentado a la puerta de su
tienda. Pero «el Señor» apareció como tres
hombres. Abraham los hospedó, y «Él»
(el Señor, pero ¿cuál de los tres
habló?) predijo que cuando él volviera más
adelante, la esposa de Abraham,
Sara, tendría un hijo, Sara, que escuchaba
cerca, se rió, puesto que ella y
Abraham eran ya viejos. Pero la profecía se
cumplió, porque ella dio a luz a
Isaac.
Este
pasaje fascina a los que leen la Biblia, puesto que se refiere a
«Jehová» y a
«Él», pero también insiste en que tres hombres, no uno,
visitaron a Abraham.
¿Fue uno de los tres hombres Dios en carne, mientras
que los otros dos fueron
ángeles? Algunos lectores han sugerido que fue la
Trinidad; lo que el Nuevo
Testamento se refiere como Dios el Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo. Así que
tal vez los visitantes de Abraham fueron una
especie de «Trinidad en el Antiguo
Testamento».
50. Lot, su esposa y Sodoma
Lot, sobrino de Abraham, fue
el único residente (junto con su familia) de la
pecadora ciudad de Sodoma que
Dios escogió salvar. Génesis 19 presenta el
patético relato de dos visitantes
divinos que casi fueron violados
sexualmente por los hombres de Sodoma. Los
visitantes instaron a Lot que
huyera de la ciudad ya condenada. Huyeron, y Dios
hizo llover fuego sobre
Sodoma. Los ángeles le dijeron a la familia que no
miraran atrás, pero la
esposa de Lot lo hizo, y se convirtió en una columna de
sal. (Jesús dijo:
«¡Recuerden a la mujer de Lot!», advertencia de no mirar la
pasado de uno.)
51. El sacrificio de Isaac
Esta es una de las historias
más conmovedoras de la Biblia. Abraham
finalmente tuvo un hijo, Isaac (como
Dios le había prometido), en su vejez
(cien años, a decir verdad). Pero,
sorprendentemente, más tarde Dios le
ordenó a Abraham: «Toma ahora tu hijo, tu
único, Isaac, a quien amas, y
vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en
holocausto sobre uno de los
montes que yo te diré» (Gn 22.2). Abraham, modelo
ejemplar de confianza
en Dios, obedeció. La historia relata que el muchacho
Isaac le preguntó a su
padre por qué llevaban fuego y leña pero no cordero para
el sacrificio.
Abraham contestó: «Dios se proveerá» (v. 8). Abraham ató al
muchacho y
levantó su cuchillo para matarlo, pero lo detuvo un ángel, quien le
dijo: «No
extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya
conozco
que temes a Dios» (v. 12). El ángel le dijo que debido a la fe de Abraham
Dios por cierto lo bendeciría.
Muchas
naciones antiguas que rodeaban a Israel practicaban el
sacrificio de niños.
Israel siempre condenó semejante práctica.
El casi
sacrificio de Isaac ha sido un tema favorito para los artistas.
52. La escalera de Jacob
El patriarca Jacob vivió una
vida emocionante. Huyendo de su hermano
Esaú (a quien le había arrebatado su
herencia), Jacob pasó la noche a campo
abierto, usando una piedra como
almohada. Soñó con una escalera al cielo,
con ángeles que subían y bajaban.
(Traducciones más antiguas usan
«escalera» en lugar de «gradas».)
En la
parte superior de la escalera Dios mismo habló y renovó su pacto
con el abuelo
de Jacob, Abraham, prometiendo bendecir a los descendientes
de Jacob. Jacob se
despertó y concluyó: «Ciertamente Jehová está en este
lugar, ... No es otra
cosa que casa de Dios, y puerta del cielo» (Gn 28.16-
17). Jacob llamó el lugar
Bet-el («casa de Dios»).
«La
escalera de Jacob» es una ronda popular en inglés, y también se
llama así a las
escaleras de cuerdas que se usan en los barcos.
53. Luchando con Dios (o con un ángel)
Jacob, nieto de Abraham,
llevó una vida colorida, y Génesis 32 nos dice
que literalmente luchó con Dios,
o el ángel de Dios. En vísperas de volver a
encontrarse con su colérico hermano
Esaú, Jacob se encontró con un
hombre con quien luchó hasta que rayaba el alba.
El hombre le descoyuntó
a Jacob la cadera, y luego exigió que lo dejara irse,
pero Jacob replicó: «No
te dejaré, si no me bendices» (v. 26). El hombre (o
ángel) le dijo a Jacob
que de allí en adelante su nombre sería Israel, que
quiere decir «el que lucha
con Dios», «porque has luchado con Dios y con los
hombres, y has
vencido» (v. 28). El hombre (o ángel) no le dijo a Jacob su
propio nombre,
y Jacob, ahora llamado Israel, concluyó que había visto a Dios
cara a cara.
54. La zarza ardiente
Éxodo 3 relata la famosa
historia del encuentro de Moisés con una zarza
ardiente en el desierto: «Y se
le apareció el Ángel de Jehová en una llama
de fuego en medio de una zarza; y
él miró, y vio que la zarza ardía en
fuego, y la zarza no se consumía» (v. 2).
Pero más adelante en la historia no
se menciona al ángel del Señor, sino al
Señor mismo. Así que, ¿quién
estaba allí: Jehová o el ángel? Este es uno de los
varios lugares en la Biblia
en donde la respuesta parece ser «ambos».
Claramente el ángel del Señor
fue uno de los que el autor tomó como siendo Dios
mismo.
55. El ángel en el Mar Rojo
Como lo muestra tan
vívidamente la película Los Diez
Mandamientos, la
salida de Egipto de los esclavos israelitas fue dramática:
Su éxodo parecía
tan improbable que se puede explicar sólo como intervención
divina. Justo
antes de la famosa apertura del Mar Rojo, Éxodo registra que «Y
el ángel
de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en
pos de
ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó
y se
puso a sus espaldas, e iba entre el campamento de los egipcios y el
campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquellos, y alumbraba a
Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los
otros» (Ex 14.19-20) Así el ángel de Dios sirvió como una especie de cojín
hasta que Dios abrió el Mar Rojo para que los israelitas pasaran seguros.
56. El ángel en Sinaí
El libro de Éxodo nos dice
que Dios mismo le dio la ley directamente a
Moisés en el monte Sinaí. En el
libro de Hechos, el mártir Esteban lo dice
de una forma algo diferente,
refiriéndose al ángel que le habló a Moisés en
el Sinaí (Hch 7.38).
¿Contradicción? No necesariamente. En la Biblia hay
eventos clave que a menudo
se informan de diferentes maneras: En una
versión de la historia un hombre se
encuentra con Dios mismo, y con el
ángel del Señor en otra versión. De
cualquier manera, la idea principal es
que el poder de Dios se hizo presente en
la reunión.
57. El ángel de los israelitas
Éxodo 23 contiene algunas
promesas, y amenazas, para Israel, el pueblo de
Dios. Dios le prometió: «He
aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que
te guarde en el camino, y te
introduzca en el lugar que yo he preparado.
Guárdate delante de él, y oye su
voz; no le seas rebelde; porque él no
perdonará vuestra rebelión, porque mi
nombre está con él» (Éx 23.20-21).
En estos versículos Dios no está hablando de
un ángel que alguien pueda
ver u oír, sino más bien de un guía invisible.
Algunos cristianos más tarde
aplicaron estas palabras a Cristo, diciendo que él
guiará al pueblo de Dios al
lugar que les ha preparado; no Canaán, sino el
cielo.
58. Cristo en el Antiguo Testamento
Los primeros cristianos,
siendo que la mayoría eran judíos, leían y amaban
el Antiguo Testamento. Debido
a que creían que Jesucristo era el Mesías
predicho por los profetas,
investigaron en el Antiguo Testamento buscando
cualquier cosa que pudiera
parecer una profecía de Cristo. Algunos fueron
tan lejos como para decir que
«el ángel de Jehová» mencionado muchas
veces en el Antiguo Testamento era
Cristo mismo, apareciéndose antes de
haber nacido como bebé humano en Belén.
59. La Pascua
Todavía celebrada por los
judíos, la Pascua conmemora el que Dios «pasó
por sobre» las casas de los
hebreos cuando causó la muerte de los
primogénitos de los egipcios. Moisés le
dijo al pueblo que marcara sus
casas con sangre, y que el ángel de la muerte
«pasaría por encima» de ellos
(Éx 12.23). Esta última de la diez plagas sobre
los egipcios surtió el efecto
deseado: El faraón dejó en libertad a los
esclavos hebreos. La popular
película Los
Diez Mandamientos pinta al ángel de la muerte como una
especie de niebla
siniestra y letal que se mueve por sobre el paisaje.
60. El asna de Balaam
¿Puede hablar un burro? El
profeta Balaam tenía tal animal, por lo menos
en una ocasión. Cuando los
israelitas viajaban en Egipto a su tierra en
Canaán, pasaron por el territorio
hostil de Moab. El rey moabita envió a su
profeta Balaam para que maldijera a
Israel. Mientras Balaam se dirigía a
donde estaban los israelitas su asna vio
en el camino un ángel con su espada
desenvainada. El asna se desvió, y Balaam
la golpeó, siendo que no veía el
ángel. La pobre bestia finalmente se echó, y
Balaam la golpeó de nuevo.
Esta vez la burra habló: «¿Qué te he hecho, que me
has azotado estas tres
veces?» (Nm 33.28). Dios le abrió los ojos a Balaam, y
él vio al ángel y
cayó sobre su cara. Cambió sus planes (naturalmente), y en
lugar de
maldecir a los israelitas, profetizó que serían una gran nación,
bendecida
por Dios (Nm 22—24).
67. «Josué libró la batalla de Jericó»
En inglés hay una antigua
canción que se basa en Josué 5.13—6.27. A
Josué, dirigente de los israelitas
después de que Moisés murió, un ángel
(«Príncipe del ejército de Jehová») le
dijo cómo capturar la fuertemente
fortificada ciudad de Jericó. En lugar de
atacar, los israelitas debían marchar
alrededor de la ciudad por seis días,
llevando el arca del pacto. El séptimo
día los sacedotes debían tocar las
trompetas y el pueblo debía gritar. Cuando
lo hicieron las murallas de la
ciudad cayeron (como dice la canción: «y los
muros se derrumbaron»), y los
israelitas capturaron la ciudad.
El
«Príncipe del ejército de Jehová» tuvo que decirle a Josué que se
quitara el
calzado, porque estaba en tierra santa. Este es casi exactamente lo
mismo que
el Señor le había ordenado a Moisés que hiciera cuando le habló
desde la zarza
ardiente, así que tenemos razón para pensar que el «Príncipe»
era el Señor
mismo.
62. El ángel en Boquim
La palabra hebrea boquim quiere decir «llanto», y fue en
Boquim que el
pueblo de Israel tuvo buena causa para llorar. Jueces 2 habla de
que el ángel
del Señor encontró al pueblo allí, recordándoles que habían sido
infieles a
Jehová. Como resultado, las tribus paganas que los rodeaban «serán
azotes
para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero» (v. 3).
Oyendo
esto el pueblo rompió a llorar. Como lo indica claramente el libro de
Jueces,
la profecía del ángel se cumplió.
63. El ángel de Gedeón
Jueces 6 empieza la historia
del dirigente militar Gedeón. Mientras Gedeón
trillaba el trigo un ángel lo
saludó con las palabras «Jehová está contigo,
varón esforzado y valiente» (v.
12). Gedeón se mostró escéptico y afirmó
que el Señor no estaba con él, ni con
su nación, porque Jehová había
permitido que los madianitas los oprimieran.
(Los madianitas, los rapaces
jinetes de camellos, del Antiguo Testamento,
fueron una espina constante en
el costado de Israel.) Pero el ángel insistió
que Gedeón sería quien libraría a
Israel de los madianitas. Como a menudo
ocurre en el Antiguo Testamento,
se identifica a este visitante misterioso como
«el ángel de Jehová» pero
unos versículos más adelante se le llama «Jehová».
¿Se confundieron los
autores? No. El punto principal es que el mensajero estaba
hablando la
palabra de Dios. En cualquier caso, Gedeón quería una señal de que
el
visitante era verdaderamente divino. Puso un poco de carne cruda y pan
sobre
una roca, y el ángel la quemó con fuego con la punta de su vara.
Luego el ángel
desapareció. Gedeón quedó asombrado: «Ah, Señor Jehová,
que he visto al ángel
de Jehová cara a cara» (Jue 6:11-22).
64. El nacimiento de Sansón
El hombre fuerte hebreo es
uno de los personajes más interesantes de la
Biblia, tal vez porque su historia
incluye violencia, lujuria, traición y
venganza. Su historia se relata en
Jueces 13—16. Sansón fue uno de los
«jueces» de Israel; no juez en el sentido
moderno, sino más como un
libertador o jefe militar. Israel sufría
constantemente por los ataques de los
paganos filisteos. Sansón le nació a una
mujer que había sido estéril por
mucho tiempo, y el ángel les dijo a sus padres
que dedicaran a Dios al niño.
65. La plaga posterior al censo
El rey David ordenó que se
levantara un censo en Israel, y eso encolerizó
grandemente a Jehová. El profeta
Gad le dijo a David que el castigo divino
venía encima, y vino en forma de una
plaga que mató a setenta mil
personas. La plaga fue evidentemente obra del
ángel de Jehová. Viendo
toda la destrucción, el Señor detuvo al ángel. «Y David
dijo a Jehová,
cuando vio al ángel que destruía al pueblo» (2 S 24.10—17). Como
ocurre a
menudo en la Biblia, no tenemos ni idea de qué apariencia tenía el
ángel o
cómo David pudo determinar que era un ángel. En cualquier caso, David
se
arrepintió de su necedad y levantó un altar a Jehová, y la plaga terminó.
66. Los ejércitos celestiales
La versión Reina Valera de
la Biblia usa huestes en un sentido
antiguo,
queriendo referirse a una «multitud». En la Reina Valera huestes por lo
general se refiere a un
ejército humano literal, pero varias veces
específicamente se refiere a «los
ejércitos de los cielos» o «ejércitos
celestiales», que son claramente seres
celestiales. Estos podrían ser ángeles,
pero «ejército de los cielos» también
pueden representar a las estrellas y los
planetas. El profeta Micaías afirmó:
«Yo vi a Jehová sentado en su trono, y
todo el ejército de los cielos estaba
junto a él, a su derecha y a su izquierda»
(1 R 22.19). La frase «Jehová de los
ejércitos» ocurre muchas veces en la
Biblia, refiriéndose al poder y majestad
de Dios.
Probablemente
la mención más famosa de las huestes celestiales ocurre
en la historia de los
ángeles y los pastores de Belén: «Y repentinamente
apareció con el ángel una
multitud de las huestes celestiales, que alababan a
Dios, y decían: ¡gloria a
Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena
voluntad para con los hombres!»
(Lc 2.13-14).
67. El ángel de Elías
Los profetas de Israel
constantemente predicaban contra la adoración
idolátrica de su pueblo. El dios
cananeo de la fertilidad, Baal, fue uno de los
muchos dioses falsos que
adoraron los israelitas. El gran profeta Elías retó a
los 450 profetas de Baal
para una competencia en el Monte Carmelo (1 R
18). Allí los frenéticos profetas
de Baal no lograron nada al clamar a Baal
para que devorara los animales que
habían sacrificado, pero el Dios de Elías
envió fuego (posiblemente un rayo)
para que consumiera el sacrificio.
Cuando el pueblo vio que Dios era el Dios
verdadero, «se postraron y
dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! (v.
39).
El
incidente hizo que Jezabel, notoria adoradora de Baal, decidiera
matar a Elías.
Así que, de seguido a su triunfo sobre los profetas de Baal,
Elías huyó al
desierto, en donde Dios lo reconfortó. «Y echándose debajo
del enebro, se quedó
dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo:
Levántate, come. Entonces
él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida
sobre las ascuas, y una
vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a
dormirse» (1 R 19.5-6).
68. Elías y Beelzebú
Los ángeles aparecieron más
de una vez en la pintoresca vida del profeta
Elías. En 2 Reyes 1 se halla la
historia de cómo el rey de Israel Azarías,
herido en una caída, envió
mensajeros al dios filisteo Beelzebú (véase 174).
En otras palabras, un hombre
que temía morirse le preguntó a los siervos de
un dios falso si viviría o
moriría. «Entonces el ángel de Jehová habló a Elías
tisbita, diciendo:
Levántate, y sube a encontrarte con los mensajeros del rey
de Samaria» (v. 3).
El ángel le instruyó a Elías que reprendiera al rey por
ignorar al propio Dios
de Israel y consultar con un ídolo pagano. (Esto
equivalía a travesear con lo
oculto.) El mensaje fue incluso peor: El rey
moriría de sus heridas. Así
sucedió.
69. La destrucción de Senaquerib
En 2 Reyes 18—20 se describe
el reinado del rey justo Ezequías. Se rebeló
contra el imperio de Asiria, lo
que hizo que Jerusalén se viera amenazada
por el poderoso rey Senaquerib. El
profeta Isaías le dijo a Ezequías que
Dios los libraría de los brutales
asirios. El ángel de Jehová mató a 185.000
soldados asirios y Senaquerib
regresó a su casa, en donde lo asesinaron sus
propios hijos. El poeta inglés
Byron, que llevó una vida licenciosa,
compuso un poema famoso titulado «La
destrucción de Senaquerib».
70. Los hijos de Dios reunidos
El libro de Job empieza con
una descripción del justo Job, seguida de una
especie de «escena en la corte»:
«Un día vinieron a presentarse delante de
Jehová los hijos de Dios, entre los
cuales vino también Satanás» (Job 1.6).
Aun cuando no se indica que hayan sido
ángeles, podemos dar por sentado
que eso era lo que eran estos «hijos de Dios».
71. Acusando de error a los ángeles
¿Pueden cometer
equivocaciones los ángeles? En el libro de Job, tres de sus
amigos trataron de
explicarle por qué le habían venido encima tantas
calamidades. Elifaz, uno de
esos amigos, le preguntó a Job si realmente
pensaba que era justo: «He aquí, en
sus siervos no confía. Y notó necedad
en sus ángeles. ¡Cuánto más en los que
habitan en casas de barro». Dicho
de otra manera, si los propios ayudantes
celestiales de Dios pueden errar (y
Elifaz implica que pueden hacerlo),
entonces es cierto que ningún mero
humano está por encima de cometer
equivocaciones de cuando en cuando.
72. «Alababan todas las estrellas del alba»
En el mundo antiguo las
estrellas y planetas lejanos parecían misteriosas,
incluso divinas. Así, la
mayoría de pueblos antiguos cayeron en el error de
adorar los cuerpos celestes.
Los profetas de Israel constantemente se
levantaron contra esto (y la adoración
de cualquier otra cosa que no sea el
verdadero Dios). Los hebreos no aceptarían
los cuerpos celestes como
dioses, sin embargo la Biblia da indicios de que
pensaban que las estrellas
eran ángeles. Considérese Job 38, en donde el mismo
Señor confronta a Job
y le pregunta: «¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la
tierra ... Cuando
alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos
los hijos de
Dios?» (38.4-7). Claramente se refiere a «las estrellas del alba»
y a los
«hijos de Dios» como ángeles.
73. «Poco menor que los ángeles»
El Salmo 8 es un canto de
alabanza a Dios, admirando las glorias de la
creación. Comparado con toda esta
vastedad, ¿en dónde encaja el hombre?
«Cuando veo tus cielos, obra de tus
dedos; la luna y las estrellas que tú
formaste; digo: ¿Qué es el hombre, para
que tengas de él memoria; y el hijo
del hombre, para que lo visites? Le has
hecho poco menor que los ángeles;
y lo coronaste de gloria y de honra» (vv.
3-5). En la versión en español
tenemos el término «ángeles», pero la palabra
hebrea real es elohim, que se
puede
traducir como «dioses» o «seres celestiales». Pero «ángeles» es una
traducción
correcta, puesto que el salmo obviamente se refiere a la «corte
celestial» de
Dios.
74. El transporte de Dios
Según el Salmo 18 Dios puede
usar un ángel como modo de transporte:
«Cabalgó sobre un querubín, y voló; voló
sobre las alas del viento» (v. 10).
Este tipo de querubín no es un ángel bebé
gracioso y gordinflón como lo
piensan muchas personas, sino una criatura que
asombra, alada, tal como
las dos que se hallaban encima del arca del pacto
(véase 84 [querubín].)
75. La seguridad de ángel
El Salmo 34 es una
afirmación encantadora de confianza en la protección
divina. Considérese el
versículo 7: «El ángel de Jehová acampa alrededor
de los que le temen, y los
defiende». La palabra acampa sugiere
no sólo un
ángel, sino todo un ejército de ángeles, protegiendo en círculo a la
persona.
El pueblo de Israel había sido testigo vez tras vez de las acciones
salvíficas
divinas y sus ángeles, así que es apropiado que este canto de
confianza se
refiera a los ángeles y a su obra de protección.
76. Ángeles en persecución
El Salmo 35 es un clamor de
un hombre perseguido que clama liberación y
venganza de sus perseguidores.
«Sean avergonzados y confundidos los que
buscan mi vida; ... Sean como el tamo
delante del viento; y el ángel de
Jehová los acose. Sea su camino tenebroso y
resbaladizo, y el ángel de
Jehová los persiga» (vv. 4-6). Aun cuando esto
impresiona a algunos
lectores como vengativo (incluso no cristiano), tenemos
que leerlo por lo
que es: El grito de corazón de un perseguido. El hombre no
está buscando
su propia venganza, sino que está pidiéndole a Dios y a sus ángeles
que la
realicen.
77. Carros de Dios
Un título apropiado para el
Salmo 68 sería: «¡Dios gobierna!» Es un canto
de triunfo, como si Dios fuera un
conquistador celestial, marchando en
gloria a Jerusalén. «Los carros de Dios se
cuentan por veintenas de millares
de millares» (68.17). ¿Quiere decir esto que
Dios literalmente monta en
ángeles como el hombre montaría en un carro? Por
supuesto que no. Es
sencillamente una manera poética de decir que Dios, el
Gobernante del
universo, está acompañado de muchos millares de ángeles; hecho
que se
menciona más de una vez en la Biblia.
78. Ángeles malos en Egipto
El muy largo Salmo 78 es una
especie de repaso rápido de la historia de
Israel, lo bueno y lo malo. Varios
versículos se refieren a las plagas que
cayeron sobre Egipto. Nótese el
versículo 49: «Envió sobre ellos el ardor de
su ira; Enojo, indignación y
angustia; un ejército de ángeles destructores».
(En lugar de «ángeles
destructores» algunas versiones dicen «ángeles
malos».) Este versículo trae a
la mente la neblina siniestra presentada en la
película Los Diez Mandamientos. En lugar de presentar a un ángel real con
alas, el ángel de la muerte (que mata a todos los primogénitos de los
egipcios), se lo muestra como una neblina negra que arrastra sobre toda la
tierra.
79. «En las manos te llevarán»
Uno de los más
reconfortantes de los salmos de «protección» es el Salmo
91, con sus promesas
de auxilio divino. Considérese esta sección: «Pues a
sus ángeles mandará acerca
de ti, que te guarden en todos tus caminos. En
las manos te llevarán, para que
tu pie no tropiece en piedra» (vv. 11-12).
¿Suena familiar? Satanás repitió
estas palabras cuando tentó a Jesús a que
se echara del pináculo del templo
abajo (Mt 4.6). Sin duda Jesús conocía
bien este hermoso salmo, pero podía ver
que Satanás estaba tergiversando
las palabras para sus propios propósitos.
Jesús contrarrestó con su propia
cita de las Escrituras: «No tentaréis a Jehová
vuestro Dios» (Dt 6.16).
80. Cantar con los ángeles
La alabanza es el tema clave
de muchos de los salmos, y definitivamente el
Salmo 103 es uno de los
desbordamientos más hondos de alabanza en toda
la Biblia. David, su autor,
empieza alabando a Dios desde lo más íntimo de
su ser, pero al final pide la
ayuda de otras voces: «Bendecid a Jehová,
vosotros sus ángeles; poderosos en
fortaleza, que ejecutáis su palabra;
obedeciendo a la voz de su precepto.
Bendecid a Jehová, vosotros todos sus
ejércitos, Ministros suyos, que hacéis su
voluntad» (vv. 20-21).
81. Génesis puesto en música
Un comentario bíblico titula
al Salmo 104 como un canto de corazón de
alabanza por la creación divina.
Naturalmente, los ángeles figuran en el
canto: «Que establece sus aposentos
entre las aguas; el que pone las nubes
por su carroza; el que anda sobre las
alas del viento; el que hace a los
vientos sus mensajeros; y a las flamas de
fuego sus ministros» (vv. 3-4).
«Flamas de fuego» aquí tal vez significa
simplemente relámpagos. Es como
si Dios cabalgara sobre las nubes de tempestad,
rodeado de ángeles en
forma de vientos y rayos. Este Salmo fue escrito
nuevamente en inglés, en
forma rítmica en 1561 por William Kethe, y llegó a ser
la letra del himno
que conocemos como «Al Rey adorad», que en español canta:
«Su carro de
fuego en las nubes mirad, son negras sus huellas en la tempestad».
82. La visión de Isaías
En Isaías 6 el profeta anotó
como Dios lo «comisionó», en una visión en la
cual serafines (ángeles) cantaban
alabanza a Dios. Isaías quedó tan
asombrado que clamó: «¡Ay de mí!» lamentando
que era un hombre impuro
viviendo en medio de un pueblo impuro. Uno de los
serafines tomó del altar
una brasa encendida, tocó la boca de Isaías y le
declaró purificado.
Entonces Dios preguntó: «¿A quién enviaré?» El profeta
respondió: «Heme
aquí. Envíame a mí».
83. Serafín
Como el querubín (véase 84),
el serafín era una especie de ángel. (Serafín
es plural; en hebreo, un seraf, dos serafines.) Su nombre quiere decir,
hasta
donde sepamos, «ardientes». Se los menciona en la visión que Isaías tuvo
en el templo, y le causaron profunda impresión: «Por encima de él había
serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos
cubrían sus pies, y con dos volaban» (Is 6.2). Esta es la única mención de
serafines en la Biblia.
El
folklore judío dice que los serafines eran el orden más elevado entre
los
ángeles. No eran mensajeros, como la mayoría de los demás ángeles,
sino que
ministraban a Dios, siempre alabando su poder y santidad. La obra
influyente
titulada The Celestial Hierarchy [Jerarquía
Celestial] (p. 598) por
el llamado Pseudo-Dionisio también afirmaba que eran
los ángeles de más
alto rango.
En el arte
a los serafines por lo general se los pinta de rojo (puesto que
son los
«ardientes»), a menudo llevando el flabelum,
una espada flamígera
con la leyenda inscrita «Santo, santo, santo»; las
palabras que dijeron en la
visión de Isaías.
84. Querubín
El término «querubs» por lo
general se refiere a ángeles graciosos y
gordinflones que se hallan en las
tarjetas de saludo de Navidad. Pero en la
Biblia son criaturas impresionantes,
casi aterradoras. El profeta Ezequiel
tuvo una extraña visión de los querubines
(plural; en hebreo, un querub, dos
querubines): «Y todo su cuerpo, sus
espaldas, sus manos, sus alas y las
ruedas estaban llenos de ojos alrededor en
sus cuatro ruedas... Y cada uno
tenía cuatro caras. La primera era rostro de
querubín; la segunda, de
hombre; la tercera, cara de león; la cuarta, cara de
águila» (Ez 10.12, 14).
Mucho más antes, los querubines habían servido como
centinelas,
esgrimiendo espadas de fuego para que Adán y Eva se quedaran fuera
después de haber sido expulsados del Edén (Gn 3.24).
Los
querubines que más comúnmente se veían, o por lo menos sus
figuras, eran los
dos que se hallaban en la tapa del arca del pacto. En Éxodo
25 se describe en
detalle el arca, incluyendo a las dos figuras aladas que
estaban cara a cara,
con sus alas tocándose (y ilustradas con precisión, de
paso, en la película Cazadores del Arca Perdida ). A Israel
se le prohibió
que hiciera imágenes de Dios mismo, pero evidentemente pensaron
que el
espacio entre los querubines era un lugar en donde Dios estaba presente.
La
frase «Jehová Todopoderoso, entronado entre querubines» ocurre muchas
veces
en la Biblia.
85. «El ángel de su presencia»
Isaías 63 parece un salmo,
con sus sentidos recuerdos de la ayuda de Dios
en el pasado a los israelitas: «
En toda angustia de ellos él fue angustiado, y
el ángel de su faz los salvó»
(v. 9). No sabemos si este ángel era un ángel en
particular, o si esto es nada
más que una forma poética de decir: «Su
presencia los salvó».
86. Los seres vivientes de Ezequiel
El libro del profeta
Ezequiel empieza con estallido, la bizarra visión del
profeta de cuatro seres
no terrenales. En medio de un ominoso torbellino
habían «cuatro seres
vivientes». Eran de una forma humana, pero cada uno
tenía cuatro alas, y sus
pies eran como patas de becerros. Brillaban como
bronce bruñido. Cada uno tenía
cuatro caras: de león, de hombre, de buey y
de águila. Se movían, y daban la
impresión de fuego y relámpagos. Más
impresionante que los seres vivientes fue
la Gloria del mismo Señor encima
de ellos. Esta aturdidora visión hizo que
Ezequiel cayera sobre su cara,
luego de lo cual el Señor le comisionó como
profeta para el pueblo de
Israel.
Por
Ezequiel 10 sabemos que estos «seres vivientes» son querubines
(véase 84),
guardianes del trono del Señor. Puesto que la visión tuvo lugar
en Babilonia,
en donde Ezequiel estaba exiliado, un mensaje parece ser que
el trono del Señor
se halla en todas partes. Quiere que esté no
necesariamente atado a una
ubicación en Israel.
87. Ojos de ángeles
Ezequiel 10 registra el
dramático encuentro del profeta con los querubines
(una clase de ángel). A
diferencia de la mayoría de los demás ángeles en la
Biblia, estos querubines
eran totalmente de apariencia no terrenal: «Y todo
su cuerpo, sus espaldas, sus
manos, sus alas y las ruedas estaban llenos de
ojos alrededor en sus cuatro
ruedas» (v. 12). Esta descripción es lo que ha
hecho que algunos artistas
pinten a los ángeles con ojos en sus alas. (Los
ojos indican que los ángeles lo
ven todo, por supuesto.) A algunos ángeles
incluso se les ha pintado con alas
que parecen plumas de pavo real,
probablemente debido a los círculos que tienen
las puntas de las alas de
pavo real, que se parecen a ojos.
88. Un amigo en el horno
Hay una exótica producción
teatral musical en inglés sobre los nombres de
los tres amigos del profeta
Daniel: Sadrac, Mesac, y Abed-nego. Daniel 3
relata la historia de cómo el
malvado rey Nabucodonosor de Babilonia hizo
que echaran a los tres amigos a un
horno ardiendo. Después el rey vio que
no sólo había tres hombres vivos en el
horno, sino que vio «cuatro varones
sueltos, que se pasean en medio del fuego
sin sufrir ningún daño; y el
aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses»
(v. 25).
Nabucodonosor quedó tan impresionado que dijo: «Bendito sea el Dios de
ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus
siervos
que confiaron en él» (v. 28).
89. Un ángel en el foso de los leones
El profeta hebreo Daniel se
vio frente al reto de vivir bajo gobernantes
extranjeros que adoraban otros
dioses. Daniel 6 relata la familiar historia de
cómo el rey persa Darío hizo
que echaran a Daniel al foso de los leones por
orar a su propio Dios. A la
mañana siguiente, para gran sorpresa de todo
mundo, Daniel estaba vivo y bien.
Le dijo al rey: «Mi Dios envió su ángel,
el cual cerró la boca de los leones»
(6.22).
90. Vigilantes y santos
Los ángeles juegan un papel
prominente en el libro de Daniel. En Daniel 4
el profeta relata: «Vi en las
visiones de mi cabeza mientras estaba en mi
cama, que he aquí un vigilante y
santo descendía del cielo» (v. 13).
Probablemente podemos dar por sentado que
este vigilante y santo era un
ángel. La leyenda judía dice que los ángeles
nunca duermen. También dice
que los vigilantes son los «hijos de Dios»
mencionados en Génesis 6, que
cohabitaron con mujeres y dieron origen a la raza
de los gigantes.
91. El intérprete celestial de Daniel
El libro de Daniel, como el
libro de Apocalipsis en el Nuevo Testamento,
contiene una visión de cuatro
bestias extrañas que salen del océano. El
ángel Gabriel fue el intérprete
celestial que le explicó a Daniel las visiones:
El ángel le dijo a Daniel:
«Entiende, hijo de hombre, porque la visión es
para el tiempo del fin... He
aquí yo te enseñaré lo que ha de venir al fin de
la ira; porque eso es para el
tiempo del fin» (Dn 8.17, 19).
92. El hombre vestido de lino
No todos los ángeles en la
Biblia son identificados con la palabra ángel.
Tanto Ezequiel como Daniel mencionan «a un varón vestido de lino», y en
sus
contextos es claro que se refieren a un ángel. En Ezequiel 9 y 10 el
hombre
vestido de lino tiene un tintero de escriba a su lado, así que
claramente este
ángel es un tipo de escriba celestial. La tradición judía dice
que era el ángel
Miguel o el patriarca Enoc.
93. Los ángeles de Zacarías
Único entre todos los libros
de los profetas del Antiguo Testamento,
Zacarías registra varios encuentros con
ángeles. Casi al principio de su libro
habla de un «varón» (pronto se aclarará
que se trata de un ángel) montando
un caballo rojo, con otros tres caballos
detrás. El profeta se entera que los
caballos y los jinetes han estado
recorriendo la tierra (Zac 1.7-11). Más
adelante en el libro un ángel le
interpreta varios símbolos al profeta,
incluyendo un candelero, un rollo que
volaba y una mujer en una canasta.
En el capítulo 6 el profeta ve caballos y
carros de cuatro colores diferentes,
y el ángel le explica que «son los cuatro
vientos de los cielos, que salen
después de presentarse delante del Señor de
toda la tierra» (v. 5).
94. ¿Ángeles de cigüeña?
El libro del profeta
Zacarías menciona varias veces a los ángeles,
primordialmente en el papel de
interpretar visiones. (Un ángel hizo el
mismo papel para el profeta Daniel.)
Pero Zacarías también menciona algo
más que no suena ni remotamente angelical:
«Alcé luego mis ojos, y miré, y
he aquí dos mujeres que salían, y traían viento
en sus alas, y tenían alas
como de cigüeña, y alzaron el efa entre la tierra y
los cielos» (5.9).
95. malac
La palabra hebrea que se
usaba para «ángel» en el Antiguo Testamento es
malac, que quiere decir «mensajero» no necesariamente sobrenatural.
Tenemos que determinar por el contexto si el malac en particular es en
verdad un ángel, y no un mensajero humano
común. Incidentalmente, el
profeta Malaquías, cuyo libro concluye el Antiguo
Testamento, tiene un
nombre que se traduce como «mi mensajero». Los eruditos
bíblicos no
están seguros si se llamaba Malaquías, o si el libro es de alguna
manera
anónimo, como si se titulara: «Una profecía del mensajero de Dios».
VIDA DE JESÚS
96. El Logos y el ángel de Jehová
El Evangelio de Juan empieza
con «En el principio era el Verbo, y el Verbo
era con Dios, y el Verbo era
Dios. Este era en el principio con Dios». Al
avanzar es obvio que identifica al
Verbo con Cristo. Los primeros cristianos
generalmente creían que Cristo había
existido de alguna manera desde el
mismo principio. Era el preexistente Verbo
(que es traducción de la palabra
griega logos).
Algunos de los primeros cristianos notaron el número de
veces que el Antiguo
Testamento tiene la frase «el ángel de Jehová» y
decidieron que el ángel de
Jehová pudiera ser el Logos apareciéndose
antes
de llegar a ser el hombre Jesús. En otras palabras, el Logos había estado
apareciéndose entre
los seres humanos por varios siglos.
97. Juan el Bautista
Juan fue
pariente y precursor de Jesucristo y uno de los personajes más
interesantes de
la Biblia. El nacimiento de Juan, como el de Jesús, fue
anunciado por el ángel
Gabriel, y Juan nació a la pareja de ancianos de
Zacarías y Elisabet. Gabriel
predijo que el niño actuaría «con el espíritu y el
poder de Elías... para
preparar al Señor un pueblo bien dispuesto» (Lc 1.17).
98. José, el ángel y los sueños
La primera mención de un
ángel en los cuatro Evangelios ocurre en
conexión con el nacimiento de Jesús.
María, prometida de José, quedó
encinta por obra del Espíritu Santo. Viéndose
frente a una situación difícil,
José recibió la visita de un ángel, quien le
dijo: «José, hijo de David, no
temas recibir a María tu mujer, porque lo que en
ella es engendrado, del
Espíritu Santo es. Y dará luz a un hijo, y llamarás su
nombre JESÚS,
porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1.20-21). José
obedeció
las palabras del ángel, se casó con María y al niño le puso por nombre
Jesús.
Después
del nacimiento de Jesús y de la visita de los sabios del
Oriente, José recibió
otra visita del ángel, y por buena razón: El perverso
rey Herodes había oído el
rumor de que un «rey de los judíos» había nacido,
y planeaba una acción
sangrienta. El ángel le dijo a José: «Levántate y toma
al niño y a su madre, y
huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te
diga; porque acontecerá que
Herodes buscará al niño para matarlo» (Mt
2.13). Herodes, (conocido en la
historia como «Herodes el grande», aun
cuando todo mundo concuerda que fue
perverso hasta los huesos) ordenó
que se mataran a todos los niños varones en
Belén, pero para entonces Jesús
ya estaba seguro en Egipto. El ángel visitó
nuevamente a José y le hizo
saber que era seguro volver a casa (vv. 13-23).
99. Los ángeles y la tentación
Después de su bautismo Jesús
se fue al desierto, en donde fue tentado por
Satanás. Jesús triunfó en esta
odisea, aun cuando evidentemente fue
agotadora. «El diablo entonces le dejó; y
he aquí vinieron ángeles y le
servían» (Mt 4.11). Siendo que era el Hijo de
Dios, ¿por qué necesitaría la
ayuda de los ángeles? Recuérdese: Aun cuando era
el Hijo de Dios, también
era plenamente humano. Es posible que después del
tiempo en el desierto
tenía hambre y sed, y necesitaba comida y agua como
cualquier hombre. Es
posible también que los ángeles suplieron algún tipo de
respaldo espiritual
después de esta confrontación crucial con Satanás.
100. Las noventa y nueve
Jesús ofendió a muchos de
los religiosos de su día al mezclarse con la gente
que ellos consideraban
pecadores. En respuesta a sus críticas relató la
parábola de la oveja perdida:
Si un pastor tiene cien ovejas, y una se pierde,
va a buscarla, se alegra
cuando la halla, y les dice a sus vecinos que se
regocijen con él. «Os digo que
así habrá más gozo en el cielo por un
pecador que se arrepiente, que por
noventa y nueve justos que no necesitan
de arrepentimiento» (Lc 15.7). Así, la
salvación de un pecador es algo que
deleita a los ángeles.
101. Jesús, la escalera
Los primeros cristianos
pensaban de Jesús como el divino Mediador entre el
hombre pecador y el Dios
santo. En el Evangelio de Juan Jesús pronunció
estas misteriosas palabras: «De
aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los
ángeles de Dios que suben y
descienden sobre el Hijo del Hombre» (1.51).
Claramente Jesús tenía en mente el
sueño de Jacob relatado en Génesis 28,
en el cual el patriarca vio una escalera
(o gradas) al cielo, con ángeles que
subían y bajaban. La venida y subida de
los ángeles representaban la
comunicación de Dios con el hombre, lo que Jesús
indica que ahora tiene
lugar por medio de él.
102. El ángel en el estanque
El Evangelio de Juan
menciona un estanque en Jerusalén, que tenía poderes
milagrosos para sanar.
«Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al
estanque, y agitaba el agua;
y el que primero descendía al estanque después
del movimiento del agua, quedaba
sano de cualquier enfermedad que
tuviese» (5.4). La historia continúa y Jesús
sana al pobre hombre que había
tratado en vano de meter a las aguas sanadoras
del estanque pero nunca
logró ser el primero. Una antigua leyenda cristiana
dice que fue el ángel
Rafael quien agitaba el agua (puesto que el nombre Rafael
quiere decir
«Dios sana»).
103. El ángel en el huerto
Los Evangelios nos relatan
que Jesús, siendo plenamente humano, sufrió
agonía antes de su arresto,
sabiendo que sería crucificado. El Evangelio de
Lucas registra que en el huerto
en el Monte de los Olivos, Jesús oró a Dios:
«Padre, si quieres, pasa de mí
esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino
la tuya. Y se le apareció un ángel
del cielo para fortalecerle» (Lc 22.42-43).
Algunos lectores se preguntan por
qué el Hijo de Dios necesitaba tal ayuda,
pero debemos recordar que Jesús fue
plenamente humano y podría
beneficiarse del respaldo angelical como cualquier
otro humano. En muchas
pinturas de la agonía de Jesús en el huerto se muestra
un ángel.
104. Doce legiones
La traición de Jesús por
parte de Judas y el arresto del Señor en el huerto
del Getsemaní hizo que uno
de sus seguidores se desatara en violencia.
Jesús rápidamente le dijo: «Vuelve
tu espada a su lugar; porque todos los
que tomen espada, a espada perecerán.
¿Acaso piensas que no puedo ahora
orar a mi Padre, y que él no me daría más de
doce legiones de ángeles?»
(Mt 26.52-53). Es claro que Jesús estaba consciente
del poder de Dios para
actuar a favor suyo, pero sabía que el camino del
sufrimiento y de la muerte
en la cruz era el único camino.
105. El ángel y la piedra
A la pregunta: «¿Cómo salió
Jesús de la tumba?» los Evangelios proveen
una respuesta: «Y hubo un gran
terremoto; porque un ángel del Señor,
descendiendo del cielo y llegando,
removió la piedra, y se sentó sobre ella.
Su aspecto era como un relámpago, y
su vestido blanco como la nieve. Y de
miedo de él los guardas temblaron y se
quedaron como muertos» (Mt 28.2-
4). A las mujeres devotas que habían venido a
la tumba el ángel les dijo que
Jesús no estaba allí, porque había resucitado
(28.5-6). Parece apropiado,
puesto que hubo ángeles en relación con la
concepción y nacimiento de
Jesús, que un ángel también esté en la escena de la
resurrección.
106. Los ángeles en la tumba
Todos los Evangelios
registran que hubo ángeles en conexión con la tumba
vacía de Jesús. El
Evangelio de Juan relata que María Magdalena, la devota
seguidora de Jesús,
llegó temprano a la tumba la madrugada de la
resurrección, y la halló vacía. «Y
vio a dos ángeles con vestiduras blancas,
que estaban sentados el uno a la cabecera,
y el otro a los pies, donde el
cuerpo de Jesús había sido puesto» (Jn 20.12).
107. La ignorancia de los ángeles
¿Cuándo será el fin del
mundo? ¿Cuándo regresará Jesús a la tierra? La
gente ha estado especulando
respecto a esto por siglos, y nadie ha logrado
descifrarlo. No es sólo la gente
la que ignora el tiempo, sino también los
ángeles, como lo dijo Jesús: «Pero el
día y la hora nadie sabe, ni aun los
ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre»
(Mt 24.36).
LOS ÁNGELES Y LOS APÓSTOLES
108.
El libertador de los apóstoles
Hechos 5 relata que las
autoridades judías echaron en la cárcel a los
apóstoles. No estuvieron allí por
mucho tiempo, porque «un ángel del
Señor, abriendo de noche las puertas de la
cárcel y sacándolos, dijo: Id, y
puestos en pie en el templo, anunciad al
pueblo todas las palabras de esta
vida. Habiendo oído esto, entraron de mañana
en el templo, y enseñaban»
(Hch 5.19-21). Los guardias de la cárcel informaron:
«Por cierto, la cárcel
hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas
afuera de pie ante
las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro»
(v. 23).
109. El ángel de Felipe
El libro de Hechos nos dice
mucho respecto a Felipe, uno de los siete
«diáconos» que ayudaron a los
creyentes en Jerusalén. Por lo general se le
llama «Felipe el evangelista»
debido a que Hechos relata que proclamó el
evangelio en lugares distantes. Un
mensajero celestial le acicateó para que
lo hiciera. Un ángel le dijo que fuera
a un camino desierto, en donde
hallaría a un oficial de la reina de los
etíopes. Evidentemente este oficial era
«temeroso de Dios», uno que no era
judío y que se sentía atraído a la
religión judía. Cuando Felipe le halló, el
hombre estaba en su carro. Felipe
le explicó el evangelio e inmediatamente le
bautizó. Evidentemente la
experiencia fue maravillosa, porque el etíope «siguió
gozoso su camino»
(Hch 8.26-39). Así, poco después de la resurrección de Jesús,
el evangelio
ya había llegado a tanta distancia como el reino de Etiopía.
110. Cornelio y Pedro
Uno de los personajes más
llamativos del Nuevo Testamento es el centurión
romano llamado Cornelio. Hechos
10 lo describe como «temeroso de
Dios», que quiere decir que practicaba una
espiritualidad judía, incluyendo
la oración y el auxilio a los pobres. Hechos
10 relata que lo visitó un ángel,
quien le dijo que su bondad y buenas obras no
habían pasado
desapercibidas ante Dios. El ángel le relacionó con el apóstol
Pedro.
Después de reunirse con Pedro, Cornelio se convirtió, siendo el primer
romano convertido a la fe.
111. Ángeles, no evangelistas
Los ángeles en la Biblia
hacen muchas cosas para beneficiar a los seres
humanos, incluyendo el anuncio
del nacimiento del Salvador (Lc 2). Pero
hay una actividad distintiva que los
ángeles no hacen: predicar el
evangelio.
Un ejemplo: Hechos 10 nos habla del justo soldado romano Cornelio
(véase
110), a quien un ángel le dijo que enviara a traer al apóstol Pedro,
quien le
predicaría el evangelio. ¿Por qué el mismo ángel no le presentó el
evangelio? Esto nunca ocurre en la Biblia, ni en ninguna parte de la historia
del cristianismo. El evangelio es las buenas nuevas de que los pecadores
pueden
ser salvos de sus pecados; algo que los ángeles no pueden
experimentar. Sólo un
pecador salvado puede predicar el evangelio a los
pecadores.
112. Pedro y el ángel
Como Jesús predijo, sus
apóstoles fueron perseguidos, aprisionados e
incluso los mataron. Herodes echó
en la cárcel a Pedro y le encadenó a un
soldado a cada lado. Pedro dormía, pero
lo despertó un ángel reluciente,
quien hizo que las cadenas de Pedro se
soltaran. Pedro le siguió hasta salir,
y fue a una casa en donde algunos otros
creyentes estaban orando por él.
Cuando Pedro llamó, la criada se puso
histérica al verle libre. La liberación
milagrosa de Pedro tuvo una consecuencia
desdichada para los guardias:
Herodes los ejecutó (Hch 12).
113. La muerte de Herodes
Hechos 12 registra la
persecución de los creyentes por parte del violento
gobernante Herodes. Mató al
apóstol Jacobo y echó en la cárcel a Pedro por
un tiempo. Pero una terrible
suerte le esperaba al mismo Herodes. Vestido
de sus ropas reales y dando un
elocuente discurso ante la multitud, Herodes
hizo tal impresión que la gente
gritó: «¡Voz de Dios, y no de hombre!» Tal
vez el ego de Herodes se infló
demasiado. «Al momento un ángel del Señor
le hirió, por cuanto no dio la gloria
a Dios; y expiró comido de gusanos»
(Hch 12.23).
114. El naufragio de Pablo
El apóstol Pablo vivió una
vida con muchos incidentes y escapes
interesantes, y Hechos 27 relata una
tempestad dramática y naufragio. La
tormenta rugió por días, y casi todo fue
echado por la borda. La tripulación
estaba a punto de perder toda esperanza,
pero Pablo (camino de su juicio en
Roma) anunció que aun cuando se perdería la
nave, nadie moriría. El barco
encalló en Malta, y los soldados a bordo
planeaban matar a los prisioneros,
temiendo que tratarían de escapar. Pero un
centurión romano que
evidentemente se inclinaba favorablemente a Pablo impidió
que los
soldados mataran a nadie.
115. Espectáculo ante los ángeles
¿Están los ángeles en
realidad «vigilándome» como dice una ronda antigua?
En verdad Pablo escribió
que «hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a
los ángeles y a los hombres»
(1 Co 4.9). Durante la misma vida de Pablo,
algunos de los espectáculos tomaron
forma de persecución en las
gigantescas arenas romanas, en donde se torturó y
mató brutalmente a los
cristianos para divertir al público sin corazón. Los
ángeles lo contemplaban.
Así que, mientras los cristianos que sufrían en los
espectáculos romanos tal
vez oían las risas y mofas del público, sabían que
Dios y sus ángeles era un
público mucho más importante.
116. ¿Ángeles o el Espíritu?
En su mayor parte los
ángeles son invisibles al hombre, como lo es el
Espíritu Santo. Algunos los
confunden, creyendo que el Espíritu es un
ángel. La Biblia dice claramente que
los ángeles son «espíritus
ministradores» (Hc 1.14), pero también que no se
debe adorar a los ángeles
(Col 2.18). Los ángeles son criaturas, no el Creador,
y se debe adorar sólo al
Creador (Ro 1.24-25). El Espíritu es el mismo Dios
Triuno, que convence a
los hombres de pecado y de juicio (Jn 16.8), revelando e
interpretando a
Cristo a los hombres, y nunca revelándose él mismo en forma
humana,
como los ángeles lo hacen a veces. El Espíritu puede estar en más de un
lugar a la vez, pero un ángel no. El Espíritu es omnipresente, omnisapiente
y
omnipotente. En tanto que las capacidades de los ángeles exceden con
mucho las
nuestras, no poseen la capacidad del Espíritu.
117. Juzgar a los ángeles
El apóstol Pablo afirmó en 1
Corintios: «¿O no sabéis que los santos han de
juzgar al mundo?... ¿O no sabéis
que hemos de juzgar a los ángeles?» (6.2-
3). Esto hace que muchos lectores
hagan una pausa. ¿Cómo pueden los
meros mortales ser colocados en posición de
juzgar a los ángeles del cielo?
Varios lugares del Nuevo Testamento indican que
algunos de los ángeles
serán juzgados (Mt 25.41; 2 P 2.4; Jud 6). Por cierto
que no hay razones por
las que los creyentes resucitados, reinando con Cristo,
no participen en el
juzgamiento de los ángeles que se han rebelado.
118. Armas de ángeles
En Romanos 13.12 el apóstol
Pablo habló de las «armas de la luz», y en 2
Corintios 6.7 de las «armas de
justicia» que el creyente debe usar. A
menudo se ha pintado a los ángeles llevando
armas. Esto parece apropiado,
puesto que la tradición dice que son las
«huestes» (ejércitos) del Señor. Al
arcángel Miguel, a quien la Biblia menciona
como guerreando contra
Satanás, casi siempre se le pinta con algún tipo de
armas y armadura.
119. Compañía de ángeles
Para los judíos el monte
Sinaí era un lugar especial, el lugar en donde Dios
le dio a Moisés su santa
ley. La carta a los Hebreos afirma que hay ahora un
lugar mucho más santo que
el Sinaí, «la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la
celestial», con su «compañía
de muchos millares de ángeles», y lugar «de
los primogénitos que están
inscritos en los cielos», y de «los espíritus de los
justos hechos perfectos»
(He 12.22-23).
120. Ángeles curiosos
Según 1 Pedro, la
predicación del evangelio cristiano de salvación es tan
maravilloso que incluso
los ángeles quieren mirarlo (1.12).
121. La escena de la corte
Jesús en el cielo está
(hablando figuradamente) a la diestra de Dios (véase
241). En 1 Pedro 3.22
vemos que Cristo «está a la diestra de Dios; y a él
están sujetos ángeles,
autoridades y potestades». Pedro estaba pintando un
cuadro de una corte
celestial, con los ángeles, autoridades y potestades (tres
categorías
diferentes de ángeles) sujetos a su Superior, Cristo.
122. Nada nos separará
El apóstol Pablo tenía la
certeza de que una vez que el pecado era redimido
por Cristo, nada podría
separarlo de Dios. «Por lo cual estoy seguro de que
ni la muerte, ni la vida,
ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo
presente, ni lo por venir, ni lo
alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa
creada nos podrá separar del amor de
Dios, que es en Cristo Jesús Señor
nuestro». (Ro 8.38-39). Este es uno de los
pocos lugares en la Biblia en
donde se refieren a diferentes categorías de
ángeles (los «principados», y
«potestades», son tipos de ángeles). Pablo estaba
diciendo que, por
poderosos que sean los ángeles, ni siquiera ellos pueden
hacernos daño
eterno.
123. Cristo superior a los ángeles
Los ángeles jugaban un papel
principal en el folklore judío, que les
asignaba un papel en el otorgamiento de
la ley a Moisés. Muchos,
incluyendo algunos de los judíos que se habían
convertido al cristianismo,
pueden haber estado al borde de adorar a los
ángeles. La carta a los hebreos
dice claramente que Cristo es superior a los
ángeles, porque es el Unigénito
Hijo de Dios, el único divino Mediador entre
Dios y la humanidad. Hebreos
hace hincapié en que los mismos ángeles adoran a
Cristo, y lo mismo
debemos hacer los seres humanos (1.4-14).
124. Ángeles sin saberlo
«No os olvidéis de la
hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo,
hospedaron ángeles» (He
13.2). El autor de Hebreos tenía en mente la
historia de Abraham que hospedó a
tres ángeles quienes, concluimos,
parecían seres humanos normales (Gn 18.1-5), y
que comieron alimentos
humanos. Esta historia levanta la posibilidad de que
alguna persona a quien
hospedamos bien pudiera ser un ángel disfrazado.
125. En llama de fuego
La segunda venida de Jesús
es buena noticia para los que tienen fe en él,
pero malas noticias para los que
le rechazan. Pablo habló del retorno de
Jesús a la tierra, «desde el cielo con
los ángeles de su poder, en llama de
fuego, para dar retribución a los que no
conocieron a Dios, ni obedecen al
evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los
cuales sufrirán pena de eterna
perdición» (2 Ts 1.7-9). La palabra eterna aquí sugiere que las personas que
creen que el infierno es nada más que temporal están equivocadas, así como
también los que creen en el aniquilacionismo (véase 28).
126. Los cuatro seres vivientes
Apocalipsis 4 nos pinta el
salón del trono del cielo, y donde hay cuatro
«seres vivientes», cada uno con
seis alas y «alrededor y por dentro estaban
llenos de ojos» (v. 8). Uno de
estos seres era semejante a león, el segundo
como becerro, como el tercero como
hombre, y el cuarto como águila. Día
y noche cantaban: «Santo, santo, santo es
el Señor Dios Todopoderoso, el
que era, el que es, y el que ha de venir» (v.
8). ¿Eran ángeles? Obviamente
sí, aun cuando no los ángeles normales, de apariencia
humana. Eran
similares a los serafines de la visión de Isaías (Is 6), quienes
también
servían a Dios y decían: «Santo, santo, santo». Su apariencia como de
animales también sugiere a los «seres vivientes« de Ezequiel (Ez 1.10), que
también estaban cubiertos de ojos.
127. El libro de un ángel
Apocalipsis es el único
libro de la Biblia que realmente afirma haber sido
resultado de la visita de un
ángel. «La revelación de Jesucristo, que Dios le
dio, para manifestar a sus
siervos las cosas que deben suceder pronto; y la
declaró enviándola por medio
de su ángel a su siervo Juan» (1.1). Es
apropiado que Apocalipsis mencione a un
ángel en su primer versículo; el
libro contiene más de setenta referencias a
ángeles, más que ningún otro
libro de la Biblia.
3
Satanás y demonios en la Biblia
SATANÁS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
128.
Satanás
El ser malo conocido como
Satanás (hebreo para «adversario») o el diablo
aparece rara vez en el Antiguo
Testamento, pero sí varias veces en el
Nuevo. A pesar de que se le pinta con
cuernos y un tridente, la Biblia no
dice nada respecto a su apariencia. (Puesto
que Satanás es malo, los artistas
naturalmente lo pintan feo.) A Satanás y a
los diablos y demonios que le
sirven se les pinta como dañinos para la
humanidad, tentándonos a hacer
cosas malas y a rechazar a Dios. El último libro
de la Biblia, Apocalipsis,
afirma que Satanás y sus seguidores serán
aniquilados al fin del mundo. Por
el presente Satanás y los diablos pueden
hacer descarriar a la gente, pero no
a menos que la gente esté dispuestas. El
viejo dicho del comediante Flip
Wilson: «El diablo me hizo hacerlo» no encaja
con la Biblia. En la Biblia
los seres humanos son responsables por sus propios
pecados. El diablo
puede tentar a la gente, pero las personas por sí mismas
escogen hacer el
mal.
129. Satanás como serpiente
El primer villano en la
Biblia es meramente un animal, aun cuando astuto (y
que habla). Es la serpiente
que, según Génesis 3, tentó a Eva para que
comiera del fruto prohibido. La
serpiente le dijo a la mujer la primera
mentira: Afirmó que, al contrario de lo
que Dios había dicho, el hombre y la
mujer tenían mucho que ganar al comer del
fruto prohibido. Es más, ¡serían
como dios! Eva se lo creyó, comió de la fruta,
y luego le dio también a su
marido. Demasiado tarde descubrieron que la
serpiente les había mentido, y
que ningún bien resultó de su desobediencia al
mandamiento de Dios. «Y
Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto
hiciste, maldita serás entre
todas las bestias y entre todos los animales del
campo; sobre tu pecho
andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y
pondré enemistad
entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya;
esta te herirá en la
cabeza, y tú le herirás en el calcañar» (Gn 3.14-15).
¿Fue la
serpiente Satanás? Génesis no lo dice así. El Antiguo
Testamento no dice nada
sobre el tema, pero la tradición judía claramente
desarrolló la idea de que la
serpiente era mucho más que un mero reptil.
Para cuando se escribió el Nuevo
Testamento, Satanás era claramente «el
tentador», así que todo mundo lo
identificaba con la serpiente de Génesis 3.
130. «Como la serpiente engañó a Eva...»
El apóstol Pablo
constantemente amonestó a los cristianos a estar alertas
contra la falsa
enseñanza, y contra el diablo. A los corintios les escribió:
«Pero temo que
como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros
sentidos sean de alguna
manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo»
(2 Cor 11.3). Esta es una
de las pocas menciones en la Biblia de la historia
del huerto del Edén; pero
aun cuando rara vez se lo menciona es claro que
todos los judíos (y más tarde
todos los cristianos) sabían la historia de la
serpiente y sus maléficos
efectos en los primeros humanos.
131. El nombre Lucifer
El nombre en realidad
significa «portador de luz». Ocurre sólo una vez en
el Antiguo Testamento, en
Isaías 14.12-15: «¡Cómo caíste del cielo, oh
Lucero, hijo de la mañana! Cortado
fuiste por tierra, tú que debilitabas a las
naciones. Tú que decías en tu
corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las
estrellas de Dios, levantaré
mi trono... Mas tú derribado eres hasta el Seol».
Generaciones de lectores de
la Biblia han creído que Lucifer era Satanás un
ángel orgulloso que se rebeló
contra Dios y fue expulsado del cielo. (Véase
151 [ángel de luz].)
132. Satanás en el libro de Job
El libro de Job es una
profunda consideración de la pregunta «¿Por qué
sufren los buenos?» Job, rico
pero también justo, fue probado cuando Dios
le permitió a Satanás que afligiera
a Job con toda clase de tormentos. El
libro pinta a Dios en su corte cuando los
«hijos de Dios» se reúnen, y
Satanás entra en la asamblea (algo que el autor de
Job parece aceptar como
perfectamente normal). Satanás es más uno que prueba
que uno que tienta.
El nombre hebreo Satanás quiere decir sencillamente
«adversario», y
Satanás en este libro es una especie de fiscal acusador
celestial, trabajando
para mostrar que el santo Job es santo sólo en las
buenas, no en las malas.
Satanás hace lo que hace sólo con la aprobación de
Dios y (en cierto
sentido) a nombre de Dios. Incluso así, Satanás parece
deleitarse en afligir
al pobre Job, y es fácil ver cómo el acusador-adversario
evolucionó para ser
el enemigo jurado del hombre.
Los hijos
y la riqueza de Job desaparecieron, su piel quedó llena de
llagas, y su esposa
le instó que «maldijera a Dios y se muriera». Sin
embargo en todas las
aflicciones que Satanás le echó encima Job no maldijo
a Dios. Al «aferrarse con
las uñas» demostró que la acusación de Satanás
estaba errada.
133. Sacrificio a los demonios
La idea de que los dioses de
los paganos eran demonios era común entre los
judíos, y fue una idea que
tomaron los cristianos. (Forma el trasfondo para
el Paraíso Perdido de Juan
Milton, en donde la mayoría de los demonios
tienen nombres de dioses paganos.)
Vemos una referencia a esta creencia en
el Salmo 106, que es una especie de
repaso de los pecados pasados de
Israel: «Y sirvieron a sus ídolos, los cuales
fueron causa de su ruina.
Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios»
(vv. 36-37). Los israelitas
se horrorizaban por el sacrificio de niños, pero
las naciones que los
rodeaban los practicaban regularmente. Al dios Moloc se le
representaba
como ídolos que eran cierto tipo de hornos, dentro de los cuales
arrojaban a
los niños pequeños, con címbalos y tambores para ahogar sus gritos.
Es
fácil ver cómo los israelitas pudieron creer que tal adoración horrible
sería
adoración a los demonios, y no a un Dios amante.
134. Ezequiel y el rey de Tiro
Tiro antigua era un puerto
comercial muy activo, famoso por su riqueza y
vida de lujo. El profeta Ezequiel
dirigió las palabras de Dios contra el rey
de Tiro, condenando su orgullo. Aun
cuando el libro de Ezequiel dice
claramente que la persona a quien condena es
una persona específica y
histórica, las palabras del profeta suenan como si
estuviera describiendo
también a alguien más: «Se enalteció tu corazón a causa
de tu hermosura,
corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te
arrojaré por tierra;
delante de los reyes te pondré para que miren en ti»
(28.17). ¿Podría esto
referirse a Satanás, quien fue expulsado del cielo debido
a su orgullo?
Generaciones de cristianos han interpretado Ezequiel 28 como
refiriéndose
no sólo a un rey terrenal sino también al ángel orgulloso que se
volvió
demasiado arrogante y fue expulsado del cielo.
135. Satanás en Zacarías
El libro del profeta
Zacarías fue escrito comparativamente tarde, lo que
explica su posición hacia
(casi) el final del Antiguo Testamento. Zacarías
contiene la última referencia
a Satanás en el Antiguo Testamento: «[Dios]
Me mostró al sumo sacerdote Josué,
el cual estaba delante del ángel de
Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha
para acusarle. Y dijo Jehová a
Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás»
(3.1-2). Este es el único indicio en
el Antiguo Testamento de que Dios y
Satanás están en directa oposición el
uno al otro. En tanto que en el libro de
Job Satanás es tan sólo una especie
de probador de la fibra moral del hombre,
en Zacarías parece ser una fuerza
que se opone directamente a Dios. No estamos
demasiado lejos aquí del
Satanás voluntaria y completamente malo del Nuevo
Testamento.
136. ¿Satanás o Dios?
En los libros históricos que
tratan de los jueces y reyes de Israel se
menciona a Satanás sólo una vez, en 1
Crónicas 21.1, que registra que
Satanás incitó al rey David a censar a Israel.
Pero, nótese que el mismo
incidente se cubre en 2 Samuel 24.1 (que es más
antiguo que 1 Crónicas), y
afirma que Dios, enfurecido contra Israel, incitó a
David a tomar el censo.
Así que, ¿quién empujó a David: Dios o Satanás? No
sabemos. Por el tono
de 1 Samuel 24.1 es claro que el autor vio el censo como
una cosa mala.
Dios estaba enojado cuando le dijo a David que lo hiciera. Tal
vez el autor
de 1 Crónicas lo vio como cosa tan mala que lo atribuyó a Satanás
y no a
Dios.
SATANÁS EN EL NUEVO TESTAMENTO
137.
La tentación de Jesús
Los Evangelios informan que
después de que Jesús fue bautizado por Juan
el Bautista, se fue al desierto, en
donde por cuarenta días fue tentado por el
diablo. La tentación en tres partes
se relata en Mateo 4 y Lucas 4. Jesús
tuvo hambre y el diablo le sugirió: «Si
eres Hijo de Dios, di que estas
piedras se conviertan en pan». Jesús le
respondió con un versículo de
Deuteronomio: «No sólo de pan vivirá el hombre,
sino de toda palabra que
sale de la boca de Dios». Con esto Jesús estaba
resistiendo la tentación de
ser una especie de milagrero. El diablo entonces le
llevó (tal vez en visión)
al punto más alto del templo y le dijo: «Si eres Hijo
de Dios, échate abajo».
Luego el diablo citó el pasaje bíblico que dice que los
ángeles protegerían a
Jesús. Jesús replicó que no se debía poner a Dios a
prueba de esta manera.
Luego, desde una montaña muy alta, el diablo le mostró a
Jesús «todos los
reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: «Todo esto
te daré, si
postrado me adorares». Jesús respondió, citando las Escrituras: «Al
Señor
tu Dios adorarás, y a él sólo servirás».
Al
resistir la tentación de ser un milagrero o un rey mundanal, Jesús
demostró que
estaba listo para ser el Salvador del mundo. En cierto sentido
Jesús deshizo la
tentación de Adán y Eva, que se rindieron a la tentación de
ser como Dios y
poderosos.
138. La parábola del sembrador
La parábola de Jesús más
larga y compleja es la historia de cómo la gente
responde diferentemente al
evangelio. En la parábola un agricultor
sembraba semilla, y una parte cayó en
buena tierra, en terreno pedregoso,
entre espinos y en el camino. Jesús explicó
la parábola de esta manera: La
semilla es la palabra de Dios. La semilla que
cae en el camino se la comen
las aves, es decir, Satanás arrebata lo que se
siembra. La semilla en terreno
pedregoso crece pero se seca; la gente recibe la
palabra pero nunca echa
raíz. La semilla entre espinos crece pero es ahogada;
la gente recibe la
palabra, pero las preocupaciones del mundo impiden que
crezca. La semilla
que cae en buena tierra crece y produce «a treinta, a
sesenta, y a ciento por
uno» (Mr 4.1-9).
139. Vuestro padre, el diablo
Entre los judíos «padre» no
implicaba simplemente una relación biológica.
Implicaba obediencia y sumisión;
en otras palabras, si uno desobedecía a su
padre, uno no era un verdadero hijo.
De la misma manera, un verdadero
hijo de Dios es el que obedece a Dios. Los
judíos se sentían orgullosos por
ser descendencia de Abraham, el gran hombre de
fe en Génesis. Pero en
Juan 8 Jesús dejó en claro que la descendencia biológica
no significaba
nada a menos que la gente demostrara ser descendientes espirituales de
Abraham al imitar la fe
de Abraham. Jesús dijo que no, que no eran ni hijos
de Abraham, ni hijos de
Dios, porque «Ustedes son de su padre, el diablo,
cuyos deseos quieren cumplir»
(v. 44, NVI). Esto no implica conexión
biológica con el diablo, sino sólo que
los «hijos» de Satanás son los que le
siguen.
140. «Líbranos del mal»
La oración familiar, el
«Padre Nuestro» (que se halla en Mt 6.9-13) tiene la
frase «Y no nos metas en
tentación, mas líbranos del mal». Pero la frase
griega puede en realidad querer
decir «líbranos del maligno», como lo dicen
algunas traducciones modernas. «El
maligno» es, por supuesto, Satanás
mismo. Aun cuando no hace ninguna gran
diferencia si oramos ser librados
del mal o del maligno, la expresión «el
maligno» nos recuerda que
enfrentamos no sólo el mal como una idea abstracta,
sino una fuerza viva,
personal: Satanás.
141. Satanás y la enfermedad
Lucas 13 registra la
curación que Jesús le dio a una mujer «que desde hacía
dieciocho años tenía
espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en
ninguna manera se podía
enderezar», Jesús la sanó, y de inmediato ella
alabó a Dios, Jesús dijo que
Satanás la «había atado dieciocho años»
(13.11-16). En los días de Jesús era
común atribuir cualquier clase de
enfermedad, física o mental, a la obra de
Satanás o los demonios. De cierta
manera tiene sentido: La voluntad última de
Dios es que seamos sanos y
nos curemos, en tanto que la voluntad de Satanás es
hacernos daño de
cualquier manera.
142. Satanás dentro
¿Puede Satanás poseer a una
persona? Los autores del Evangelio dicen que
sí. Según Lucas, «entró Satanás en
Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual
era uno del número de los doce; y
este fue y habló con los principales
sacerdotes, y con los jefes de la guardia,
de cómo se lo entregaría. Ellos se
alegraron, y convinieron en darle dinero»
(Lc 22.3-5). Así la horrible
traición de Jesús por uno de sus discípulos
escogidos no fue simplemente la
obra del mismo Judas, sino también la obra del
diablo. Aun cuando Satanás
había desaparecido de la historia después de
fracasar al tentar a Jesús, había
regresado para hacer lo peor.
143. Satanás y el rayo
El Evangelio de Lucas habla
de un grupo más numeroso de discípulos
conocidos como los setenta (véase 183).
Después de haber sido enviados a
hacer buenas obras, regresaron e informaron
que los demonios se les
sujetaban en el nombre de Jesús. Jesús respondió: «Yo
veía a Satanás caer
del cielo como un rayo» (Lc 10.18). Parece que Jesús les
estaba diciendo a
los setenta que sí, su misión estaba en verdad surtiendo
efecto en el reino de
Satanás y sus demonios. (Algunos comentaristas añaden una
interpretación
adicional: Puesto que el Hijo de Dios existía desde la
eternidad, en realidad
presenció la caída de Satanás del cielo mucho tiempo
atrás.)
Jesús
puede haber querido dar un significado adicional: Así como
Satanás cayó debido
al orgullo, los creyentes pueden también llegar a
sentirse demasiado orgullosos
de sus éxitos espirituales. En otras palabras,
al triunfar sobre Satanás, no
cometan el mismo pecado que Satanás
cometió.
El
versículo que sigue es importante: «He aquí os doy potestad de
hollar
serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo» (10.19).
¿Hay alguna
conexión entre Satanás y las serpientes? Con toda seguridad.
144. El príncipe de este mundo
Tres veces en el Evangelio
de Juan, Jesús ser refirió a Satanás como «el
príncipe de este mundo». En el
Evangelio de Juan «este mundo» es otra
manera de decir «el mundo en donde el
mal y el pecado parecen tener las
riendas». Jesús le dijo a Pilatos que su
reino no es de este mundo (Jn 18.36),
porque su reino es eterno, un reino de
amor y desprendimiento. El reino de
Satanás es este mundo, o una gran porción
del mismo, un reino de egoísmo,
pero que no durará para siempre. Jesús les dijo
a sus discípulos que el
príncipe de este mundo será echado fuera (12.31), que
no tiene poder sobre
Jesús (14.30), y que será juzgado y condenado (16.11).
145. «¡Quítate de delante de mí, Satanás!»
Uno de los pasajes más
extraños en los Evangelios tiene que ver con un
súbito y sorprendente cambio de
actitud de Jesús hacia uno de sus
discípulos. Como se informa en Mateo
16.13-23, Jesús acababa de
preguntarles a sus discípulos: «¿Quién dicen los
hombres que es el Hijo del
Hombre?» Después de que los discípulos hicieron
varios intentos por
adivinar, Pedro dio la respuesta correcta: «Tú eres el
Cristo, el Hijo del Dios
viviente». Jesús entonces pronunció una bendición
sobre Pedro, dándole
«las llaves del reino de los cielos». Pero poco después,
cuando Jesús
anunció que como Cristo debía sufrir y finalmente ser muerto,
Pedro tomó a
su Maestro aparte y le reprendió: «Señor, ten compasión de ti; en
ninguna
manera esto te acontezca». Jesús reaccionó con rigor: «¡Quítate de
delante
de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas
de
Dios, sino en las de los hombres». ¿Quiso Jesús decir que su devoto
discípulo se había vuelto (o sido poseído por) Satanás? Difícilmente.
Recuérdese: El significado original de la palabra hebrea Satanás era
«adversario». Pedro no estaba siendo malo, sino
simplemente contrario,
oponiéndose a lo que Jesús acaba de describirle como la
clara voluntad de
Dios.
146. diabolos
Esta palabra griega es la
fuente de nuestra palabra diablo (así
como de su
adjetivo: diabólico). Quiere
decir «difamador», o «acusador», o «uno que
da información falsa». Puede
incluso significar «el que se opone» (que es
exactamente el significado del
hebreo Satanás). Es la palabra más
comúnmente usada para el diablo en el Nuevo Testamento.
147. El Dios de paz aplastando
Hacia el fin de su carta a
los Romanos Pablo da esta promesa: «Y el Dios
de paz aplastará en breve a
Satanás bajo vuestros pies» (16.20). La frase
impresiona a algunos lectores
como siendo casi humorística: ¿El «Dios de
paz» va a «aplastar» a alguien? Sin
embargo, tiene perfecto sentido, de
cierta manera. El mundo nunca puede tener
paz perfecta mientras Satanás
sea capaz de ir por todas partes haciendo de las
suyas. Sin embargo pronto,
dijo Pablo, las artimañas de Satanás terminarán
abruptamente, y la paz
reinará gracias a las misericordias de Dios.
148. Satanás y los casados célibes
Los creyentes en Corinto
vivían en una ciudad conocida por su libertinaje
sexual. No es sorpresa que
Pablo tuvo mucho para decir respecto a la
moralidad sexual. Aun cuando él mismo
prefirió la vida de soltero (y
célibe), sabía que eso no era para todo mundo.
Pablo tomó un enfoque
sensible a la vida de casados, dando por sentado que la
intimidad física era
normal. Evidentemente algunos de los creyentes corintios
estaban
intentando ser célibes siendo casados, pero Pablo aconsejó en contra de
eso:
«No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo
consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a
juntaros
en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra
incontinencia» (1 Co
7.5).
149. Las maquinaciones de Satanás
Los primeros creyentes
tomaron el pecado en serio, al punto que un
cristiano que se descarriaba podía
ser temporalmente excluido del
compañerismo. Leemos de tal situación en 2
Corintios 2, en donde Pablo
habló de tal hombre; después de que el hombre había
sido castigado, pudo
ser recibido de nuevo con calor y consuelo. Es más,
debemos hacerlo así,
«para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros;
pues no
ignoramos sus maquinaciones» (v. 11). Dicho de otra manera, dejar al
hombre fuera de la comunión permanente le daría al diablo la victoria;
siendo
demasiado rigurosos o no queriendo perdonar al hermano que se
arrepiente hace
que Satanás se deleite, puesto que empuja al hombre a la
desesperanza y hace
espiritualmente orgullosos a los demás creyentes.
150. El dios de este siglo
Jesús se refirió a Satanás
como «el príncipe de este mundo» y en 2
Corintios Pablo se refiere a él como
«el dios de este siglo» (4.4). Pablo
estaba contrastando la eternidad, la era
venidera, con este momento
presente. Satanás gobierna, o parece gobernar, este
mundo dominado por el
pecado, en el cual los pecadores son la mayoría. Pero
Dios gobierna
eternamente. Al llamar a Satanás «el dios de este siglo» Pablo
estaba
diciendo «el dios temporal, que
no durará».
151. Ángel de luz
Al advertirles a los
creyentes corintios respecto a los falsos apóstoles, Pablo
les dijo que
estuvieran en guardia, porque «el mismo Satanás se disfraza
como ángel de luz»
(2 Cor 11.14). Esto está en línea con la idea de que
Satanás es un mentiroso y
engañador, tan bueno para engañar que incluso
puede parecerse incluso como lo
opuesto de lo que realmente es. Al
«disfrazarse» Satanás está pretendiendo ser
lo que una vez fue (el reluciente
ángel Lucifer, arrojado del cielo por su
orgullo), y la advertencia de Pablo
indica que sí, Satanás puede engañar a
algunos. Esto también nos recuerda
que el mal no siempre parece mal en la
superficie. Pablo puede incluso
haber conocido la antigua leyenda judía de que
Satanás se le había
aparecido a Eva en forma de ángel, hipnotizándola con su
belleza y canto
angelical.
152. Aguijón en la carne de Pablo
Esta frase familiar procede
del apóstol Pablo, quien admitió que sufría
debido a «un aguijón en mi carne,
un mensajero de Satanás que me
abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;
respecto a lo cual tres
veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha
dicho: Bástate mi
gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad» (2
Cor 12.7-9).
Pablo puede haberse estado refiriendo a alguna dolencia física,
aun cuando
no podemos estar seguros.
153. El príncipe de la potestad del aire
En Efesios 2.2 Pablo llamó a
Satanás con este nombre: «En los cuales
anduvisteis en otro tiempo, siguiendo
la corriente de este mundo, conforme
al príncipe de la potestad del aire, el
espíritu que ahora opera en los hijos de
desobediencia». Se consideraba que el
aire era la morada de los demonios,
los espíritus desobedientes que se oponían
a la obra de Dios. Ellos y su
príncipe, Satanás, ahora influyen sobre los seres
humanos pecadores, los
«hijos de desobediencia».
154. No le den lugar al diablo
La carta de Pablo a los
Efesios está llena de recordatorios sobre el
significado práctico de «amar al
prójimo». Contiene el sabio consejo «no se
ponga el sol sobre vuestro enojo»,
seguido de «ni deis lugar al diablo»
(4.26-27). Puesto que el diablo (griego: diabolos) es un calumniador y
acusador,
«darle lugar» puede querer decir seguirle con palabras
calumniadoras; algo que
todos nos inclinamos a hacer cuando estamos
enfurecidos.
155. Toda la armadura de Dios
Uno de los pasajes más
citados de las cartas de Pablo tiene que ver con la
«armadura de Dios». Pablo
instó a los creyentes a ser fuertes, y «Vestíos de
toda la armadura de Dios,
para que podáis estar firmes contra las
asechanzas del diablo». Luego dijo que
nuestra batalla espiritual no es
contra meros mortales, «sino contra
principados, contra potestades, contra
los gobernadores de las tinieblas de
este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las regiones celestes». La
armadura espiritual incluye el cinturón
de la verdad, la coraza de justicia,
calzado de paz, yelmo de salvación, la
espada del Espíritu, y «Sobre todo,
tomad el escudo de la fe, con que podáis
apagar todos los dardos de fuego del
maligno» (Ef 6.10-16).
156. Dos reinos
Según Pablo, los creyentes
han sido rescatados del reino de Satanás y
traídos al reino de Cristo (Col
1.13). A través de los siglos los teólogos han
recalcado esto vez tras vez: Hay
dos alternativas, y si no pertenecemos al
reino de Cristo, pertenecemos a
Satanás.
157. «os afirmará y guardará del mal»
Pablo les advirtió a los
creyentes sobre los males del «hombre de pecado»,
pero tenía la certeza de que
ni el hombre ni Satanás mismo debían causarles
necesariamente ansiedad a los
creyentes, porque «fiel es el Señor, que os
afirmará y guardará del mal» (2Ts
3.3).
158. «Envanecido» como el diablo
Al hablarle al joven pastor
Timoteo sobre los requisitos espirituales que
deben reunir los pastores, Pablo
dijo que no debe ser «no un neófito, no sea
que envaneciéndose caiga en la
condenación del diablo» (1 Ti 3.6). Los
judíos y primeros cristianos creían que
el ángel Lucifer (véase 131) se había
envanecido y cambiado de ángel a diablo,
del hermoso Lucifer a Satanás
mentiroso y destructor. Pablo se daba cuenta de
que, siendo la naturaleza
humana lo que es, darle a un nuevo creyente demasiada
autoridad podía
fácilmente llevarlo al orgullo.
159. La muerte y el diablo
El pecado, la muerte y el
diablo están todos conectados, y por eso el poeta
Juan Milton hizo de los tres
una clase de «anti-Trinidad» perversa en su
Paraíso
Perdido. Según Hebreo 2.14 la obra salvífica de Jesús incluyó
«destruir por
medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto
es, al diablo». A
partir de la historia de la serpiente en el Edén la gente
sabía que Satanás
había traído la muerte al mundo (al tentar a Adán y Eva
para que desobedecieran
a Dios, lo que produjo la muerte). Mediante su
muerte en la cruz Cristo deshizo
la obra de Satanás, libertando a la
humanidad del pecado y al final, de la
muerte.
160. Resistir y hacer huir al diablo
La Biblia dice claramente
que el diablo es poderoso... pero también
nuestros propios impulsos malos. Si
podemos controlarnos nosotros
mismos, si podemos resistir el rebelarnos contra
Dios, nos hallaremos en
buen camino para romper el poder del diablo. Nótese
Santiago 4.7:
«Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de
vosotros». El diablo
personifica la rebelión contra Dios. Someterse a Dios y
resistir al diablo es
lo mismo.
161. Satanás, león rugiente
En 1 Pedro 5.8 el apóstol
advirtió a los creyentes: «Sed sobrios, y velad;
porque vuestro adversario el
diablo, como león rugiente, anda alrededor
buscando a quien devorar». Pedro usó
la palabra adversario (que es lo que
significa el nombre Satanás en hebreo). Pedro había hablado de la
persecución,
y es claro que asoció al diablo con tales persecuciones. Pero
Pedro también
dijo claramente que se puede resistir a este león rugiente.
162. «El maligno»
En unos pocos lugares el
Nuevo Testamento se refiere a Satanás como «el
maligno» (o «el malo»,
dependiendo de la traducción). La palabra en el
griego original es ponerón, forma de ponería, que quiere decir «mal» o
«maldad». Siempre es claro que
«el maligno» no es una persona humana
individual, sino el máximo maligno, el
mismo Satanás, el que se opone a
Dios el justo. (Véase Mt 13.19; 1 Jn 2.13-14;
3.12; 3.18.)
163. Para deshacer las obras del diablo
«Para esto apareció el Hijo
de Dios, para deshacer las obras del diablo» (1
Jn 3.8). Puesto que las obras
del diablo son pecado (haciéndole daño al
pecado y a los que lo rodean) y
muerte (separación final de Dios) Cristo
deshizo la obra del diablo al cancelar
la garra que el pecado tenía sobre las
personas y concediéndoles vida eterna.
164. Hijos del diablo
Según lo ve la Biblia, su
«padre» es a quien usted obedece. De este modo,
si obedece a Dios, usted es
hijo de Dios; si obedece al diablo, es hijo del
diablo. Esto es bien claro en 1
Juan 3.10: «En esto se manifiestan los hijos
de Dios, y los hijos del diablo:
todo aquel que no hace justicia, y que no
ama a su hermano, no es de Dios».
165. El cuerpo de Moisés
La breve carta de Judas
(colocada entre 3 Juan y Apocalipsis) se refiere a
una disputa entre el diablo
y el arcángel Miguel por el cuerpo de Moisés
(Jud 9). ¿De qué se trata? Un
libro largamente perdido llamado la Asunción
de Moisés cuenta la historia de
que, después de que Moisés murió, Satanás
y Miguel reclamaron que les
pertenecía. Miguel ganó, naturalmente. La
Asunción de Moisés es uno de los
muchos escritos judíos sobre personajes
bíblicos; escritos que eran, como uno
diría, «ficción histórica» de su
tiempo.
166. Sinagoga de Satanás
El libro de Apocalipsis
empieza con los pronunciamientos de Jesús para
siete iglesias. El mensaje a la
Iglesia de Esmirna les advierte contra «la
blasfemia de los que se dicen ser
judíos, y no lo son, sino sinagoga de
Satanás» (2.9). Esto probablemente se
refiere a los judíos que rehusaban
aceptar a Jesús como el Mesías y que perseguían
a los que lo habían hecho.
El mensaje sigue advirtiendo a los fieles de que «el
diablo echará a algunos
de vosotros en la cárcel, para que seáis probados»
(2.10). Apocalipsis se
refiere a otra «sinagoga de Satanás» que hostigaba a los
creyentes en
Filadelfia (3.9). Los primeros creyentes se daban cuenta de que su
persecución tenía más que origen humano: El mismo Satanás detestaba al
pueblo
de Dios y obraba para hacerles daño.
167. Donde está el trono de Satanás
¿Tiene Satanás una morada
terrenal? El mensaje de Jesús a la iglesia en
Pérgamo sugiere que la tiene,
refiriéndose a esa población como «donde
está el trono de Satanás» (Ap 2.13).
El mensaje tal vez se refiera a la
persecución de los creyentes en esa región.
También puede referirse a la
adoración local del dios pagano Asclepio, cuyo
símbolo era una serpiente
(el mismo símbolo de Satanás, coincidentemente).
Evidentemente los
nativos se inclinaban a la adoración idólatra e inmoralidad
sexual, así que
«el trono de Satanás» quería decir que Satanás estaba haciendo
su agosto
con esas personas.
168. Las profundidades de Satanás
A los creyentes en Tiatira
Cristo les habló de lo que estaban involucrados
en «las profundidades de
Satanás» (o «las cosas profundas de Satanás» en
algunas traducciones). Esto
puede referirse a los iniciados en prácticas de
adoración idólatra (Ap 2.24).
Los creyentes debían mantenerse lejos de «las
profundidades de Satanás» y en
lugar de eso buscar «lo profundo de Dios»
(1 Co 2.10).
169. Acusador de los hermanos
El libro de Apocalipsis
llama a Satanás «el acusador de los hermanos» (Ap
12.10). Esto hace eco del
libro de Job en el Antiguo Testamento, en donde
Satanás es un espíritu que
acusa a Job de ser justo sólo porque eso le da
seguridad. Para cuando fue
escrito Apocalipsis, la mayoría de cristianos
veían a Satanás como el acusador
implacable de la iglesia, el maligno que
esperaba que ellos no soportarían la
persecución.
170. Drakon
Nuestra palabra dragón viene del griego drakon, que quiere decir
«serpiente»,
«dragón», o incluso «monstruo marino». El mundo antiguo
naturalmente veía a las
serpientes o a cualquier criatura parecida a
serpientes como malas, así que
conectaban a las serpientes y dragones con
la actividad demoníaca. El dragón
era frecuentemente símbolo de caos y
desorden, oponente de Dios, quien es quien
trae orden al universo. El
drakon es
la principal imagen que se usa para Satanás en el libro de
Apocalipsis (véase
171 [el dragón de Apocalipsis]).
171. El dragón de Apocalipsis
El principio de la Biblia
nos presenta a la siniestra y mentirosa serpiente en
el huerto del Edén, que
tentó a Adán y Eva a que desobedecieran a Dios. La
Biblia termina con una
batalla final entre las fuerzas celestiales y un dragón.
Interesantemente, la
palabra griega tanto para dragón como para serpiente
es drakon (véase 170). No hay duda de que el autor de Apocalipsis
estaba
indicando una conexión entre los dos, y no hay duda que identificó a la
serpiente del huerto del Edén con Satanás.
Apocalipsis
describe al dragón con espeluznantes detalles: «un gran
dragón escarlata, que
tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas
siete diademas» (12.3). En
el capítulo 13 se conecta al dragón con la gran
bestia del mar. Aun cuando los
comentaristas saben que el dragón es
Satanás, mucha tinta se ha regado para
decidir quién, o qué, es o representa
la bestia. Deriva su autoridad del
dragón, o sea, Satanás (13.4), lo que sin
duda quiere decir que utiliza el
poder de Satanás.
El
horrible dragón enfrenta una suerte terrible: «Vi a un ángel que
descendía del
cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano.
Y prendió al
dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo
ató por mil
años; y lo arrojó al abismo... para que no engañase más a las
naciones, hasta
que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser
desatado por un poco
de tiempo» (20.1-3).
¿El fin de
la historia? Ni tanto. Después de mil años Satanás sale para
engañar a las
naciones y hacerles guerra a los santos. «Y de Dios descendió
fuego del cielo,
y los consumió. Y el diablo que los engañaba fue lanzado
en el lago de fuego y
azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y
serán atormentados día y
noche por los siglos de los siglos» (20.7-10).
172. El dragón y las estrellas
En el altamente simbólico
libro de Apocalipsis, el dragón es Satanás (véase
171), descrito como
ferozmente escarlata, con cuernos y siete cabezas.
Según 12.4: «su cola
arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y
las arrojó sobre la
tierra». A través de los siglos los comentaristas pensaron
que esto se refería
a la rebelión de Satanás (originalmente llamado Lucifer)
y sus seguidores
contra Dios. «La tercera parte de las estrellas», decían, se
refiere a una
tercera parte de los ángeles, que se pusieron del lado de
Satanás y fueron
arrojados del cielo. Pero puede ser sencillamente una
manera de impresionarnos
con el tamaño del dragón; si es gigantesco lo
suficiente como para que su cola
arrastre una tercera parte de las estrellas de
los cielos, es aterrador;
aterrador lo suficiente como para hacer guerra
contra Miguel y los demás
ángeles, pero no lo suficiente como para ganar.
173. La guerra de Miguel contra el dragón
Apocalipsis 12 nos presenta
a Satanás en forma de un horrible dragón:
«Después hubo una gran batalla en el
cielo; Miguel y sus ángeles luchaban
contra el dragón; y luchaban el dragón y
sus ángeles; pero no prevalecieron,
ni se halló ya lugar para ellos en el
cielo. Y fue lanzado fuera el gran
dragón, la serpiente antigua, que se llama
diablo y Satanás... fue arrojado a
la tierra, y sus ángeles fueron arrojados
con él» (12.7-9). Apocalipsis
probablemente se está refiriendo a la batalla
entre el rebelde Satanás (que
fue originalmente Lucifer, uno de los ángeles de
Dios) y sus seguidores,
quienes son los perdedores cuando se rebelaron contra
Dios y fueron
arrojados del cielo.
DEMONIOS Y ÁNGELES CAÍDOS
174.
Beelzebú
El nombre quiere decir
«señor de las moscas» y se refiere al dios de los
filisteos en Ecrón (2 R 1.2).
(Algunos eruditos ponen en tela de duda si los
filisteos en realidad han
adorado a algún dios llamado así. Tal vez fue el
mote insultante que le
aplicaron los israelitas a un dios falso. ) En el Nuevo
Testamento el nombre se
refiere al «príncipe de los demonios», Satanás.
Algunos de los enemigos de
Jesús atribuyeron sus milagros al poder de
Beelzebú (Mr 3.22; Lc 11.15). En el
gran poema El Paraíso Perdido de
Juan
Milton, Beelzebú es uno de los ángeles caídos (es decir, un demonio),
y es
segundo al mando después del mismo Satanás.
175. Baal
Cualquier persona
familiarizada con el Antiguo Testamento sabe que Baal
era el dios de la
fertilidad de los cananeos, y Israel se vio tentado
constantemente a adorar a
Baal en adición al verdadero Dios. Los profetas
predicaron contra esta
idolatría, y un puñado de reyes reformadores trataron
de eliminar la adoración
a Baal, pero vez tras vez los israelitas adoraron a
Baal y a otros dioses
paganos. En el folklore cristiano, se pensaba que Baal
(como otros dioses de
los paganos) era un demonio, uno de los ángeles
arrojados del cielo junto con
Satanás. En su estado caído Baal era adorado,
tentando así a la gente a
olvidarse del verdadero Dios. El nombre Baal
quiere decir «señor» o «amo».
176. Belial
Este era, según lo usa
Pablo, otro nombre de Satanás (2 Cor 6.15). El
nombre ocurre muchas veces en el
Antiguo Testamento en algunas
versiones, y se refiere a gente perversa o
indigna como «de Belial» (Dt
13.13; Jue 19.22; 1 S 25.25). En el poema clásico El Paraíso Perdido, Juan
Milton
describió a Belial con disgusto, como «un espíritu de lo más
lujurioso / caído
no del cielo, ni más bajo para amar / el vicio en sí mismo».
Milton sugirió que
entre los demonios (ángeles caídos) Belial era el más
bajo de todos.
177. Moloc
En cierto sentido este dios
pagano era el «dios del infierno», porque
presidía sobre un lugar horrible que
llegó a simbolizar el infierno. En el
Antiguo Testamento Moloc (cuyo nombre
significa «rey») era el dios
amonita sediento de sangre. Una imagen metálica
del dios se calentaba
como horno, y se le arrojaba dentro a niños vivos,
apagando sus gritos con
tambores y címbalos. Israel se horrorizaba por el
sacrificio de niños, aun
cuando algunos israelitas perversos (incluyendo
algunos reyes) sacrificaron
a sus propios hijos a este dios. Uno de los aborrecibles
lugares de sacrificio
a Moloc era Tofet (véase 288), cerca de Jerusalén. Este
lugar llegó más
tarde a ser el basurero de Israel, siempre ardiendo, y debido a
su antigua
asociación con la adoración a Moloc, y el hecho de que siempre
ardía, llegó
a simbolizar al infierno (véase 286 [Gehena]).
Como otros
dioses paganos, Moloc aparece en El
Paraíso Perdido de
Milton como un ángel caído, uno de los secuaces de
Satanás que es arrojado
del cielo y se convierte en demonio. Fiel a su
naturaleza en la Biblia, es un
demonio sediento de sangre, feroz y listo para
hacer la guerra contra Dios y
sus ángeles.
178. Terapia musical
Llámese terapia para una
mente atribulada, o exorcismo de un espíritu
diabólico; en cualquier caso, la
música que David tocaba en el arpa tenía un
efecto positivo sobre Saúl, el rey
de Israel. Según 1 Samuel 16 Saúl era
atormentado por «un espíritu malo» y sus
consejeros le sugirieron que se
trajera a un arpista hábil para que calmara al
rey. Cuando David tocaba
«Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo
se apartaba de él» (vv.
14-23).
179. El principio del ministerio de Jesús
A muchos les gusta pensar
que Jesús fue un gran maestro, y que los
Evangelios están en verdad llenos de
sus palabras. Pero en la gente de su
propio tiempo Jesús hizo una impresión
incluso más profunda con sus
obras. Mateo, después de relatar el nacimiento de
Jesús, su bautismo y
tentación por parte de Satanás, empieza la historia de su
ministerio de esta
manera: «Y se difundió su fama por toda Sirai; y le trajeron
todos los que
tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y
tormentos, los
endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó» (Mt 4.24).
Nótese que
entre las enfermedades que curó estaba la posesión demoníaca. Este fue un
elemento clave no sólo en el
propio ministerio de Jesús, sino también en el
de sus apóstoles.
180. Comisionando a los dos discípulos
Mateo 10 registra los
nombres de los doce discípulos de Jesús y cómo los
comisionó: «Y yendo,
predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha
acercado. Sanad enfermos,
limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera
demonios; de gracia
recibisteis, dad de gracia» (vv. 7-8). Nótese que el
echar fuera demonios era
parte del alcance del evangelio. Como Jesús lo
dijo en otro lugar, la huida de
los demonios quería decir que el reino había
llegado a la tierra.
181. «Legión me llamo»
Los Evangelios muestran que
Jesús tenía poder para echar a los demonios
fuera de la gente. Sea que esto
haya sido exorcismo en realidad o (como
algunos prefieren creer) que Jesús
estaba meramente aplicando
«psicología» a perturbados, tenía reputación como
sanador de almas
atribuladas. Uno de los exorcismos más famosos tuvo que ver
con un
hombre casi desnudo, endemoniado, que vivían entre los sepulcros y
amenazaba a los que pasaban por allí. Según Marcos 5: «Y siempre, de día
y de
noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e
hiriéndose con
piedras» (v. 5). Cuando vio a Jesús corrió, suplicándole a
«Jesús, Hijo del
Dios Altísimo» que no lo torturara. Jesús le preguntó cómo
se llamaba. Él, o
ellos, respondieron: «Legión me llamo; porque somos
muchos» (v. 9). Jesús envió
a la legión de demonios a una piara cercana de
cerdos, que se ahogaron en el
lago. En una escena conmovedora el hombre
le suplicó a Jesús que le permitiera
acompañarle, pero Jesús dijo: «Vete a tu
casa, a los tuyos, y cuéntales cuán
grandes cosas el Señor ha hecho contigo,
y cómo ha tenido misericordia de ti»
(v. 19).
182. Destrucción
El diablo y los demonios son
destructores, no creadores. El endemoniado
gadareno estaba controlado por una
legión de espíritus viles, y nadie podía
atarle, ni siquiera con cadenas. No
sólo era una amenaza para otros sino
para sí mismo, hiriéndose con piedras (Mr
5.1-5). Cuando Jesús expulsó a
la legión de demonios, estos se fueron a una
piara de cerdos, que se
precipitaron por un despeñadero al mar (Mr 5.11-13). Un
espíritu malo que
controlaba a un hombre saltó sobre dos pretendidos exorcistas
y los venció,
al punto que ellos huyeron del lugar desnudos y heridos (Hch
19.14-16).
Jesús echó fuera a un demonio que hacía que un joven se arrojara al
fuego y
al agua (Mt 17.14-20). Considérese las palabras de Jesús respecto a su
misión: «El ladrón [Satanás] no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo
he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (Jn
10.10).
183. Los setenta y los demonios
Jesús escogió a doce hombres
como el grupo más íntimo de discípulos, pero
el Evangelio de Lucas también
menciona a los discípulos de un grupo más
numeroso: «los setenta». «Después de
estas cosas, designó el Señor también
a otros setenta, a quienes envió de dos
en dos delante de él a toda ciudad y
lugar adonde él había de ir».
Evidentemente tuvieron cierto éxito en su
ministerio: «Volvieron los setenta con
gozo, diciendo: Señor, aun los
demonios se nos sujetan en tu nombre» (10.1,
17).
184. Dios y Mamón
«No podéis servir a Dios y a
las riquezas», dijo Jesús (Mt 6.24). Muchas
versiones traducen la palabra
griega mammón como «dinero» pero en
realidad quiere decir «posesiones materiales» en general. Jesús dijo en otro
lugar que es difícil que un rico entre en el cielo (Mr 10.25). Pero la gente
que «sirve a Mamón» no son necesariamente ricas; incluso un pobre puede
adorar
las cosas materiales. «No podéis servir a Dios y a las riquezas» fue la
manera
en que Jesús dijo que el profundo amor a Dios y una obsesión por
las posesiones
materiales no pueden coexistir. En el poema clásico de Juan
Milton El Paraíso Perdido Mamón es un demonio,
uno de los ángeles
arrojados del cielo. Milton burlonamente describe a Mamón
como
materialista incluso mientas estaba en el cielo, fascinado por el oro de
las
calles.
185. Guerra abierta
Jesús dijo: «Pero si yo por
el Espíritu de Dios echo fuera los demonios,
ciertamente ha llegado a vosotros
el reino de Dios» (Mt 12.28). Jesús estaba
diciendo que los exorcismos que él
(y más tarde sus discípulos) hacían eran
señales de que el reino de Dios y el
reino de Satanás estaban en conflicto
obvio y abierto. Con su énfasis en la
liberación de demonios, el movimiento
de renovación carismática en años
recientes ha puesto de nuevo en el tapete
esta importante enseñanza.
186. Espíritus inmundos
El Nuevo Testamento usa la
expresión «espíritu inmundo» más de veinte
veces para referirse a demonios. La
palabra inmundo no nos suena muy
terrible, pero en el mundo judío, con su horror por la impureza, la
inmundicia
era cosa seria. Sería apropiado que los traductores utilizaran
algo más fuerte,
como «espíritu repugnante» o «espíritu vil». En cualquier
caso, estaban bajo el
mando de Satanás y no tenían ningún otro propósito
que afligir a los seres
humanos en cuerpo y alma.
187. Exorcismo a distancia
Jesús y sus seguidores
atendieron a muchos endemoniados. La mayoría de
estos exorcismos fueron «en
persona», es decir, Jesús hablando
directamente con la persona afectada. Marcos
7 registra la historia de una
mujer gentil que se postró a los pies de Jesús y
le suplicó que echara de su
hija un demonio. Jesús quedó impresionado por la fe
sencilla de ella, y le
dijo que se fuera a su casa, porque «el demonio ha
salido de tu hija» (v. 29).
La mujer volvió a su casa y halló que así había
ocurrido. Claramente, Jesús
no tenía que estar presente para que ocurra el
exorcismo. (Un poco de
minucias: En los Evangelios, cada vez que Jesús realizó
un milagro para un
gentil, fue siempre a distancia, como este.)
188. La advertencia de Jesús
El Nuevo Testamento da
testimonio del poder del Espíritu visto en muchas
obras poderosas: profecía,
echar fuera demonios y otros milagros. Jesús
prometió esas cosas. Sin embargo,
también dio una severa advertencia a los
que trataban de hacer milagros por
prestigio propio. «No todo el que dice:
Señor, Señor, entrará en el reino de
los cielos, sino el que hace la voluntad
de mi Padre que está en los cielos.
Muchos me dirán en aquel día: Señor,
Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en
tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y
entonces les
declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad»
(Mt
7.21-23). Las señales y maravillas son buenas, pero el corazón debe estar
en
buena relación con Dios.
189. Volviendo a caer en posesión de un
demonio
Jesús y los apóstoles
sanaron a muchos endemoniados, pero, ¿fueron
permanentes las curas? No siempre.
Jesús habló de un demonio («espíritu
inmundo») saliendo de un hombre, vagando
sin descanso, y luego
volviendo con «otros siete espíritus peores que él». Para
el pobre
endemoniado «el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el
primero. Así también acontecerá a esta mala generación» (Mt 12.43-45).
190. María Magdalena
Como una de las mujeres que
más atrae de la Biblia, María Magdalena
apareció como protagonista en la obra Jesucristo Superestrella. En la Biblia
se la describe como una de las muchas devotas seguidoras de Jesús, de
quien
Jesús había exorcizado siete demonios (Lc 8.2). ¿Quiénes eran los
«siete
demonios»? Nadie lo sabe. Según la tradición (pero no según la
Biblia misma)
era una prostituta reformada. Tal vez los «siete demonios»
eran aflicciones
físicas de alguna clase, o tal vez los demonios eran una
fuerza en la vida
inmoral que había llevado.
191. ¿Jesús endemoniado?
Jesús estaba perfectamente
consciente de que su enseñanza perturbaría a las
autoridades judías y a la
larga resultaría en su muerte. En una de sus
declaraciones públicas les hizo
esta pregunta: «¿Por qué procuráis
matarme? Respondió la multitud y dijo:
Demonio tienes; ¿quién procura
matarte?» (Jn 7.19-20). La respuesta que le
dieron suena como una pregunta
contemporánea: «¿Qué? ¿Estás loco?» o «¿Qué te
pasa? ¿Estás paranoico?»
192. Pitonisa
Una pitón es un tipo de
serpiente enorme, pero la palabra aparece en el libro
de Hechos en un contexto
extraño. En la ciudad de Filipos, los evangelistas
Pablo y Silas encontraron a
«una muchacha que tenía espíritu de
adivinación, la cual daba gran ganancia a
sus amos, adivinando» (Hch
16.16). El texto griego indica que la muchacha tenía
un «espíritu de pitón»;
siendo el pitón asociado con oráculos del dios griego
Apolo. Los lectores
originales de Hechos habían comprendido que la muchacha era
una especie
de psíquica. Muchas de tales personas eran farsantes, pero Hechos
16 indica
que esta muchacha en realidad tenía un espíritu obrando en ella.
Seguía a
Pablo y a su compañero por todas partes, clamando: «Estos hombres son
siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación».
(Obviamente este espíritu era capaz de discernir la verdad a veces.) La
muchacha se convirtió en tal fastidio que Pablo le ordenó al espíritu: «Te
mando
en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella». El espíritu obedeció,
pero a
los dueños de la muchacha no les gustó el haber perdido su fuente de
ganancia.
El exorcismo que Pablo hizo del espíritu de pitón resultó en que
los
evangelistas fueron flagelados y encarcelados.
193. Exorcismo fracasado
Los apóstoles libraron de
demonios a mucha gente, pero no todos los
exorcismos en la Biblia tuvieron
éxito. Considérese Hechos 19, que habla
de los siete hijos de Esceva, quienes
trataron de echar fuera demonios en el
nombre del Jesús que Pablo predicaba. Un
demonio les contestó diciendo
que conocía a Pablo y sabía quién era Jesús, pero
¿quiénes eran estos
exorcistas? Luego el endemoniado saltó sobre los
pretendidos exorcistas y
les dio una buena tunda (19.11-17). ¿Por qué
fracasaron? Es como si la
manera del exorcismo que usaba Pablo era un arma que
había caído en
manos torpes. Algunos comentaristas han sugerido que los «siete
hijos de
Esceva» no eran creyentes sinceros sino meramente magos que trataron
de
usar el exorcismo cristiano para su propia ganancia personal.
194. Espíritus engañadores
Pablo les advirtió a los
cristianos que en los días finales del mundo
«algunos apostatarán de la fe,
escuchando a espíritus engañadores y a
doctrinas de demonios» (1 Ti 4.1). Pablo
creía que la falsa enseñanza surge
no sólo de la necedad humana sino también de
la influencia de espíritus
malos. En nuestra propia era de «tolerancia», que
trata a la religión como
asunto de gusto personal, detestamos «juzgar» la
creencia de alguien, pero
Pablo no temía tal cosa. Vio estas «doctrinas de
demonios» como una
amenaza real a la fe en el verdadero Dios.
195. El hombre de pecado
En 2 Tesalonicenses 2 Pablo
se refirió al «hombre de pecado» (u «hombre
de iniquidad»). Se refería a un individuo
que es agente de Satanás y que se
opone a Dios de toda forma. Pablo no usó la
palabra Anticristo, pero la
misma
idea está presente.
196. No hay demonios ateos
Un tema clave en la epístola
de Santiago es que la fe sin obras es muerta.
En otras palabras, practica lo
que predicas, y predica lo que practicas. Para
recalcar este punto Santiago
dijo: «Tú crees que Dios es uno; bien haces.
También los demonios creen, y
tiemblan» (2.19). Decir que uno cree en
Dios es inútil en sí mismo, porque
incluso los que se oponen a Dios (los
demonios) también creen eso.
197. Sabiduría diabólica
Según la epístola de
Santiago la única sabiduría buena es la que conduce a
una buena conducta, a
amar a Dios y al prójimo. Santiago contrastó esta
clase de sabiduría santa con
un tipo egoísta y malicioso que no es sabiduría
verdadera de ninguna manera:
«Porque esta sabiduría no es la que
desciende de lo alto, sino terrenal,
animal, diabólica» (3.15)
198. Abadón
Esta palabra hebrea quiere
decir «lugar de destrucción», «destrucción» o
«ruina». En Apocalipsis 9.11, es
el nombre del ángel del abismo.
Claramente,
con tal nombre el ángel del abismo sin fondo es un
personaje terrible. Milton,
en su Paraíso Perdido dio el nombre
Abadón al
mismo abismo.
199. Apolión
Apocalipsis 9.11 habla del
ángel del abismo. Su nombre en hebreo es
Abadón (véase 198), pero en griego es
Apolión. En El Progreso del
Peregrino, Juan
Bunyan usó el nombre Apolión para un demonio diabólico,
más horrible que
cualquier monstruo en la peor pesadilla de cualquiera.
4
El cielo en la Biblia
ANTIGUO TESTAMENTO
200. ¿Qué de Enoc?
El hombre que vivió más años
en la Biblia fue el famoso Matusalén (969
años; ¡vaya!), aun cuando el abuelo
de Matusalén, Jared, le siguió de cerca
(962 años). Pero, rompiendo el patrón
estuvo el hijo de Jared, y padre de
Matusalén, Enoc. «Y fueron todos los días
de Enoc con Dios, y
desapareció, porque le llevó Dios» (Gn 5.23-24). La
expresión
«desapareció» ha conducido a mucha especulación. ¿Simplemente nunca
murió? ¿Fue llevado al cielo? Puesto que Enoc «caminó con Dios»,
debemos dar
por sentado que fue un hombre bueno, así que el cielo habría
sido una
recompensa apropiada. Judíos y cristianos han creído
tradicionalmente que fue
«traspuesto» al cielo, así como, siglos más tarde,
el gran profeta Elías fue
llevado al cielo sin atravesar muerte.
La
creencia en el cielo se halla casi ausente en el Antiguo Testamento,
de modo
que la historia de Enoc es uno de los pocos indicios que da el
Antiguo
Testamento de que hay un cielo para los justos. En el período entre
el Antiguo
y el Nuevo Testamentos, los judíos empezaron a creer más
firmemente en el
cielo, y Enoc llegó a ser el «prototipo» del justo que halla
allí su
recompensa. La Sabiduría de Salomón, que se halla en la Apócrifa,
habla de Enoc
como ejemplo de un justo que gana la vida eterna.
Hay varios
libros que no fueron incluidos en la Biblia y que se aduce
que fueron escritos
por Enoc. Podemos decir con certeza que el Enoc de
Génesis no los escribió, pero son importantes porque reflejan cómo las
creencias en cuanto al cielo, infierno, ángeles y demonios se desarrollaron
entre los judíos. En los libros de Enoc, el Seol (que los judíos creían era el
lugar de todos los muertos) es más como el concepto posterior del infierno,
un
lugar de castigo para los malos. De la misma manera, el cielo es un lugar
real,
la recompensa para los justos.
Los
primeros cristianos, como los judíos, honraban a Enoc como el
primero (o el
primero de quien sepamos) que entró en el cielo. La carta a
los Hebreos coloca
a Enoc en su «salón de la fama de la fe»: «Por la fe
Enoc fue traspuesto para
no ver muerte... y antes que fuese traspuesto, tuvo
testimonio de haber
agradado a Dios» (11.5).
201. Seol
El Antiguo Testamento no
tiene doctrina del infierno en el sentido de un
lugar de castigo eterno. Sí se
refiere al Seol, palabra hebrea que
se halla más
de sesenta veces.
La versión
King James, en inglés, a veces traduce Seol como
«infierno», pero esto no es
correcto. De hecho, los israelitas pensaban que
el Seol era un lugar a donde todo mundo iba después de morir.
Después del
período del Antiguo Testamento se desarrolló una creencia más
amplia de
recompensa para los justos y castigo para los malos.
202. Nada de recuerdos en la tumba
El Antiguo Testamento tiene
sólo una noción nebulosa de la vida en el mas
allá. En su mayor parte los
autores del Antiguo Testamento creían en el Seol
(véase 201). Esto se ve
claramente en el Salmo 6, que es una oración de
aflicción en tiempo de
problemas: «Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma;
Sálvame por tu misericordia.
Porque en la muerte no hay memoria de ti; En
el Seol, ¿quién te alabará?» (vv.
4-5). En otras palabras: «Dios, sálvame en
esta vida, porque después de muerto,
es demasiado tarde para que me salves
o para que yo te lo agradezca».
203. La vida eterna en el libro de Daniel
Los israelitas no tenían un
concepto claro de la vida en el más allá (véase
201 [Seol]). La única excepción
a esto es el libro de Daniel, uno de los
últimos libros del Antiguo Testamento
que fue escrito. «Y muchos de los
que duermen en el polvo de la tierra serán
despertados, unos para vida
eterna, y otros para vergüenza y confusión
perpetua. Los entendidos
resplandecerán como el resplandor del firmamento; y
los que enseñan la
justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua
eternidad». Estas
palabras de Daniel 12.2-3 son la única mención explícita en
el Antiguo
Testamento del cielo o del infierno.
204. Elías al cielo
El gran profeta Elías tuvo
varios encontrones con la perversa reina Jezabel
y su también perverso esposo,
el rey Acab. Predijo la ruina tanto para
Jezabel como para Acab; profecías que
se cumplieron. El sucesor de Elías,
Eliseo, vio a su amo siendo llevado al
cielo en un carro de fuego (2 R 2).
Elías
llegó a ser un símbolo de los profetas de Israel, y puesto que no
murió sino
que fue llevado al cielo, la gente empezó a creer que él (o
alguien como él) un
día volvería para hacer volver al pueblo a Dios. El
profeta Malaquías predijo
que Dios enviaría a Elías antes del «día de
Jehová» para preparar a la gente.
Jesús dijo que Juan el Bautista en verdad
fue (hablando espiritualmente) Elías
que había regresado (Mt 11.14).
205. Job y el más allá
El libro de Job es un
vistazo perpetuo al sufrimiento de un santo. Como es
típico en el Antiguo
Testamento, el libro parece no dar por sentado que
cualquier bien que el hombre
posee, es sólo para esta vida, no en el más
allá. En cierto punto en el libro
Job se lamenta de que «Mas el hombre
morirá, y será cortado; Perecerá el
hombre, ¿y dónde estará él?» Luego
levanta la dolorosa pregunta: «Si el hombre
muriere, ¿volverá a vivir?
Todos los días de mi edad esperaré, Hasta que venga
mi liberación» (Job
14.10, 14). Más adelante en el libro hace esta
impresionante afirmación:
«Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará
sobre el polvo; Y
después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a
Dios» (Job 19.25-
26). Criado en una cultura que no tenía una creencia definida
en el cielo,
¿esperaba Job que lo hubiera? Tal vez. Por cierto que esta frase
«Yo sé que
mi Redentor vive» pasó al vocabulario cristiano, aplicándosela a
Cristo.
Handel le puso música hermosamente en el Mesías.
206. Susurro de inmortalidad
En el Nuevo Testamento se
cita el Salmo 16 aplicándolo a la muerte y
resurrección de Jesús. Considérese
cómo termina el Salmo: «Porque no
dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que
tu santo vea corrupción. Me
mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay
plenitud de gozo;
Delicias a tu diestra para siempre» (vv. 10-11). En tanto que
el Antiguo
Testamento por lo general considera el Seol como el lugar tenebroso
a
donde todos van al final, hay indicios, como en este salmo, de que Dios no
dejará allí a todos los justos, que hay guardado algo mejor. Los primeros
cristianos aplicaron este Salmo a Jesús, a quien Dios no dejó en el Seol (la
tumba, es decir), ni permitió que su cadáver se pudriera. (Véase Hch 2.27;
13.35).
207. En la casa de Jehová para siempre
El Salmo 23 empieza
diciendo: «Jehová es mi pastor», y es uno de los
pasajes bíblicos más conocidos.
El «Salmo del Pastor» es un conmovedor
canto de alabanza por la protección y
cuidado de Dios. Nótese al final:
«Ciertamente el bien y la misericordia me
seguirán todos los días de mi
vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos
días». ¿Es esto una
afirmación del cielo? Probablemente no, puesto que Salmos
en realidad no
expresa ninguna creencia en un cielo. La «casa de Jehová»
probablemente
es el templo en Jerusalén. Pero los cristianos han amado este
salmo tanto
como lo amaban los judíos, y su versículo final se ha tomado como
referencia a la eterna bendición con el Señor.
208. Espadas en arados
La frase, usada por los
profetas Isaías y Miqueas, se refiere al paso de un
estado de guerra al estado
de una paz enviado por Dios. «Y volverán sus
espadas en rejas de arado, y sus
lanzas en hoces; no alzará espada nación
contra nación, ni se adiestrarán más
para la guerra» (Is 2.4; Mi 4.3). La
naturaleza humana, siendo lo que es, los
creyentes oran porque esta clase de
paz tenga lugar en el mundo (pero no necesariamente
la esperan). Para que
haya tan estado maravilloso de cosas tenemos que esperar
al cielo.
209. «Un niño los pastoreará»
El profeta Isaías vio en
visión un tiempo y lugar (claramente el cielo, no la
tierra) en el cual no
existirá más el egoísmo y la brutalidad de esta vida
presente: «Morará el lobo
con el cordero, y el leopardo con el cabrito se
acostará; el becerro y el león
y la bestia doméstica andarán juntos, y un
niños los pastoreará... Y el niño de
pecho jugará sobre la cueva del áspid, y
el recién destetado extenderá su mano
sobre la caverna de la víbora. No
harán mal ni dañarán en todo mi santo monte;
porque la tierra será llena del
conocimiento de Jehová, como las aguas cubren
el mar» (Is 11.6-9). Suena
hermoso, ¿no es así? Estas palabras han inspirado
numerosas obras de arte,
y se han citado o aludido a ellas en incontables
ocasiones (véase 709
[Edward Hicks]).
210. «Jehová-Sama»
La mayoría de las profecías
de Ezequiel tienen que ver con la restauración
de la nación de Israel, pero muchos
lectores interpretan sus profecías como
aplicándose a los tiempos del fin.
Considérese el final del libro. Ezequiel ha
estado describiendo un nuevo
Israel, pero estas palabras parecen aplicarse a
una habitación celestial. La
profecía de Ezequiel concluye así: «Y el no
nombre de la ciudad desde aquel día
será Jehová-sama» (48:35); que quiere
decir «Jehová allí». Qué cerca está esto
a Apocalipsis: «He aquí el
tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con
ellos; y ellos serán su
pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios» (Ap
21.3).
LO QUE ENSEÑÓ JESÚS
211.
El cielo y el infierno: Una nueva noción
El Antiguo Testamento dice
muy poco respecto al más allá. Para el pueblo
de Israel el principal objetivo
de la vida era vivir en la tierra y tener una
buena relación con Dios y con los
demás seres humanos. Después de la
muerte... ¿qué? La mayoría de israelitas no
especulaban sobre eso. Se
concentraban en esta vida.
Pero el
Nuevo Testamento deja en claro que Dios diseñó a los seres
humanos para una
vida en el más allá; una vida gozosa y feliz con él (en el
cielo) o una vida en
el más allá desdichada, desesperada, lejos de él
(infierno). Jesús habló mucho
sobre el amor y bondad de Dios, pero
también dijo mucho sobre lo que nos ocurre
cuando rechazamos ese amor.
Por decisión propia podemos acudir a Dios, o
podemos escoger vivir para
nosotros mismos, ignorando a Dios, y descuidando
nuestros deberes hacia
los demás.
212. El reino de Dios
El «reino de Dios» y el
«reino de los cielos» se mencionan muchas veces en
el Nuevo Testamento, por lo
general de parte de Jesús. Marcos 1.15
empieza la historia de Jesús de esta
manera: «El tiempo se ha cumplido, y el
reino de Dios se ha acercado;
arrepentíos, y creed en el evangelio». Pero
Jesús dijo claramente que el reino
no es un lugar ni una entidad política. Le
dijo a Pilatos «Mi reino no es de
este mundo» (Jn 18.36). La expresión «el
reino de Dios» según la usó Jesús,
quería decir «el gobierno de Dios», la
condición de que la voluntad de Dios
prevalezca en la vida de los hombres.
Como Jesús lo dijo: «El reino de Dios
está entre ustedes» (Lc 17.21).
213. «De ellos es el reino de los cielos»
«Bienaventurados los pobres
en espíritu, porque de ellos es el reino de los
cielos» (Mt 5.3). Esta es la
primera bienaventuranza que Jesús pronunció en
la serie conocida como las
Bienaventuranzas. Algunos lectores se quedan
perplejos respecto a lo que quiere
decir «pobres en espíritu». Lo más
probable es que se trata de un contraste con
el orgullo y el ego. La gente
orgullosa y egocéntrica obviamente no tiene lugar
en el reino de Dios, en
tanto que los humildes y centrados en Dios lo amarán.
214. Bienaventurados los perseguidos
A través de los siglos una
cosa ha sido constante: Los buenos han sido
perseguidos. Jesús les dijo a sus
seguidores que esto sería así. Pero en las
Bienaventuranzas (Mt 5), Jesús
prometió que aun cuando su pueblo tal vez
no alcanzaría las normas terrenales,
hay una recompensa rica en el esquema
eterno de las cosas: «Bienaventurados los
que padecen persecución por
causa de la justicia, porque de ellos es el reino
de los cielos.
Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os
persigan, y
digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y
alegraos,
porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así
persiguieron a
los profetas que fueron antes de vosotros» (vv. 10-12).
215. Creyentes «perfectos»
«Sed, pues, vosotros
perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es
perfecto» (Mt 5.48).
¿«Perfectos», dice usted? ¿Imposible? Tal vez no. Los
eruditos bíblicos nos
aseguran que la palabra que se traduce «perfecto«
quiere decir más bien
«completo». Por cierto que no quiere decir perfecto
en presencia física y tales
cosas superficiales. De hecho, con frecuencia se
cita el versículo fuera de
contexto. Lo que viene antes de ese pasaje con las
palabras de Jesús respecto a
amar a nuestros enemigos. Si podemos hacer
eso, y el Nuevo Testamento lo ordena
vez tras vez, entonces nos hallamos
en buen camino para ser perfectos,
adecuados para la comunión eterna con
Dios.
216. Tesoros en el cielo
Jesús dejó en claro que los
ricos tendrán dificultades para entrar en el cielo.
También tenía presente que
muchas personas, ricas o pobres, están
obsesionadas por el dinero y las
posesiones terrenales. «No os hagáis
tesoros en la tierra... sino haceos
tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el
orín corrompen, y donde ladrones
no minan ni hurtan. Porque donde esté
vuestro tesoro, allí estará también
vuestro corazón» (Mt 6.19-21). En otras
palabras, la justicia dura para
siempre, incluso más allá de la tumba,
mientras que nuestras posesiones
terrenales no duran (ni la gente que valora
las posesiones sobre cualquier otra
cosa).
217. Banquete celestial
Más de una vez en el Nuevo
Testamento se compara al cielo con un gran
banquete. Mateo 8 relata la reunión
de Jesús con un centurión romano que
le ruega que sane a su criado. La mayoría
de judíos detestaban a los
romanos (y viceversa), pero Jesús quedó
profundamente impresionado con
la fe del hombre. Jesús les dijo a sus
seguidores: «De cierto os digo, que ni
aun en Israel he hallado tanta fe. Y os
digo que vendrán muchos del oriente
y del occidente, y se sentarán con Abraham
e Isaac y Jacob en el reino de
los cielos» (vv. 10-11). Así, el cielo estará lleno
de sorpresas. Algunos que
esperan estar allí no estarán allí, y viceversa.
218. ¿Quién es el mayor?
Dios no ve las cosas como
las vemos los seres humanos; este es un tema
clave en la Biblia. Jesús dijo
claramente que la «grandeza» según la define
normalmente el hombre no es lo que
lleva a la vida eterna. Los discípulos le
preguntaron: «¿Quién, entonces, es el
más grande en el reino de los cielos?»
Jesús entonces llamó a un niño y dijo:
«De cierto os digo, que si no os
volvéis y os hacéis como niños, no entraréis
en el reino de los cielos. Así
que, cualquiera que se humille como este niño,
ese es el mayor en el reino
de los cielos» (Mt 18.1-4). «Volverse como niños»
no quiere decir «actuar
como mocosos consentidos«. Se refiere a ser sencillos,
humildes, nada
orgullosos o arrogantes.
219. La gran promesa a Nicodemo
Juan 3.16 es ciertamente uno
de los versículos más citados de toda la Biblia.
La gente a menudo se olvida de
su contexto: Nicodemo, un fariseo, visitó a
Jesús de noche y conversó con él
sobre la vida eterna. Eso resultó en uno de
los capítulos más profundos de la
Biblia. Allí se halla el famoso y el que
sigue: «Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida
eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo
para condenar al mundo,
sino para que el mundo sea salvo por él» (3.16-17).
220. El seno de Abraham
Abraham fue, espiritual y
físicamente, el antepasado de Israel, y «padre de
los fieles». Conforme Israel
empezó a creer en un más allá bendito para los
fieles, naturalmente creyeron
que el justo Abraham estaría en el cielo. La
frase «en el seno de Abraham» (o
«al lado de Abraham») significaba lo
mismo que «en el cielo». Jesús usó la
frase en su parábola del rico y el
mendigo (Lc 16.22-23). El mendigo muerto fue
al «seno de Abraham»
mientras que el rico estaba atormentado en el infierno de
fuego.
221. La parábola de la oveja perdida
Jesús enseñó el amor de
Dios, pero también enseñó que el infierno es real.
Aun siendo así, dejó en
claro que Dios desea que todos vengan a él. Jesús
contó la parábola de un
pastor que tenía cien ovejas, una de las cuales se
perdió en las montañas. El
pastor dejó a las noventa y nueve para ir a buscar
a la que se había perdido. «Así,
no es la voluntad de vuestro Padre que está
en los cielos, que se pierda uno de
estos pequeños» (Mt 18.10-14).
222. Los saduceos y la resurrección
Entre los judíos del tiempo
de Jesús, los saduceos eran el partido
aristócrata, mundanal, y en control del
sacerdocio judío. A diferencia de la
mayoría de los judíos, no creían que
habrían una resurrección o un cielo.
Sabiendo que Jesús sí lo creía, le
propusieron un ridículo acertijo de una
mujer que se casa con siete hermanos en
sucesión, y cada uno de ellos la
deja viuda. En el más allá, preguntaron, ¿de
quién será esposa? Jesús vio el
ridículo acertijo por lo que era, pero les dio
una respuesta profunda: «en la
resurrección ni se casarán ni se darán en
casamiento, sino serán como los
ángeles de Dios en el cielo» (Mt 22.30). En
otras palabras, los lazos que las
personas tienen entre sí en la tierra, no
necesariamente se aplican en el
cielo. Después de todo, en el cielo nadie tiene
necesidad de reproducirse, y
nuestra más profunda relación será con Dios.
223. Pan de vida
El Antiguo Testamento
registra la historia del maná milagroso, pan del cielo
que alimentó a los
israelitas después de su éxodo de Egipto. En el
Evangelio de Juan, Jesús habló
de sí mismo como un pan de cielo incluso
mejor: «Yo soy el pan vivo que
descendió del cielo; si alguno comiere de
este pan, vivirá para siempre»
(6.51). En tanto que el maná fue solamente
una «solución» temporal para el
hambre, Jesús mismo es el pan eterno que
satisface el hambre más profundo del
hombre.
224. Perder la vida para salvarla
«Si alguno quiere venir en
pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz
cada día, y sígame. Porque todo el
que quiera salvar su vida, la perderá; y
todo el que pierda su vida por causa
de mí, este la salvará» (Lc 9.23-24).
Estas palabras de Jesús dejan en claro
que el mensaje de Jesús era de cierto
modo «nada natural»; porque la gente,
siendo egoísta por naturaleza, casi
siempre trata de preservar su propia vida
en este mundo. Pero Jesús tenía
siempre a la vista el mundo venidero, y los que
entrarían en su reino harían
lo mismo.
225. La parábola del buen samaritano
Uno de los maestros de la
ley judía le preguntó a Jesús: «Maestro,
¿haciendo qué cosa heredaré la vida
eterna?» Jesús le respondió citando dos
mandamientos básicos: Amar a Dios y
amar al prójimo. Cuando el maestro
judío le preguntó: «¿Y quién es mi prójimo?»
Jesús replicó con la famosa
parábola del buen samaritano. En la historia, a un
hombre lo asaltan, lo
golpean, le roban, y lo dejan por muerto. Varios judíos
«respetables» pasan
de largo, pero un samaritano (los judíos y samaritanos se
despreciaban
mutuamente) se detiene y auxilia al hombre (Lc 10.25-37). Jesús ya
había
indicado que para tener la vida eterna debemos amar al prójimo, y su
parábola sugiere que «amar al prójimo» incluye mostrar misericordia a
nuestros
enemigos.
226. Dejarlo todo por Dios
Ser un discípulo de Jesús no
era lo mismo que unirse a algún club. Sus doce
hombres tuvieron que sacrificar
mucho para seguirle. Pedro le dijo a Jesús:
«He aquí, nosotros hemos dejado
nuestras posesiones y te hemos seguido».
Jesús les dijo: «De cierto os digo,
que no hay nadie que haya dejado casa, o
padres, o hermanos, o mujer, o hijos,
por el reino de Dios, que no haya de
recibir mucho más en este tiempo, y en el
siglo venidero la vida eterna» (Lc
18.28-30).
227. Siempre listos
«Siempre listo« es el lema
de los Boy Scouts, pero mucho antes de los
Scouts, Jesús lo dijo como tema para
los que esperan la vida eterna. «Mirad
también por vosotros mismos, que
vuestros corazones no se carguen de
glotonería y embriaguez y de los afanes de
esta vida, y venga de repente
sobre vosotros aquel día... Velad, pues, en todo
tiempo orando que seáis
tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que
vendrán, y de estar
en pie delante del Hijo del Hombre» (Lc 21.34-36).
228. aionios
Esta palabra griega se usa
setenta y ocho veces en el Nuevo Testamento, y
se la traduce «eterna» o «para
siempre». «Vida eterna» es traducción de zoé
aionios. Quiere decir «vida en la era venidera», pero el Nuevo Testamento
deja en claro que esta no es simplemente una experiencia póstuma, sino que
es
algo que el creyente empieza a gozar en esta vida.
229. Esta es la vida eterna
El Evangelio de Juan
repetidamente se refiere a la «vida eterna», pero a
diferencia del libro de
Apocalipsis, no da ninguna descripción visual del
más allá (tal como calles de
oro, puertas de perlas, y arpas). Pero el libro de
Juan sí nos dice algunas
cosas importantes respecto a la vida eterna,
notablemente que incluye estar
cerca de Dios. Considérese la oración de
Jesús a su Padre: «Y esta es la vida
eterna: que te conozcan a ti, el único
Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien
has enviado» (17.3).
230. La resurrección y la vida
El capítulo 11 del Evangelio
de Juan relata como Jesús revivificó de los
muertos a su amigo Lázaro. Antes de
realizar este grandioso milagro, le dijo
a Marta, la hermana de Lázaro: «Yo soy
la resurrección y la vida; el que
cree en mí, aunque esté muerto, vivirá»
(11.25). El hecho de que revivificó
a Lázaro es prueba de que sus palabras a
Marta no eran fanfarronada. La
revivificación de Lázaro es una especie de
«vistazo previo« de lo que les
ocurrirá a todos los que confían en Cristo.
231. Recompensa por llevar la cruz
Jesús no predicó un mensaje
fácil: «Si alguno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, y tome su
cruz, y sígame» (Mt 16.24). Obviamente,
esto no es un mensaje que cualquiera
puede aceptar, pero hay una
recompensa en sentido eterno: «Porque el Hijo del
Hombre vendrá en la
gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a
cada uno conforme
a sus obras» (16.27). Para algunos, la comunión con el Padre,
el Hijo y los
ángeles valdrá la pena una vida de negación propia.
232. La transfiguración
¿Estaban los santos del
Antiguo Testamento ya en el cielo? Los Evangelios
sugieren que así era.
Considérese el evento conocido como la
transfiguración: «Seis días después,
Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan
su hermano, y los llevó aparte a un monte
alto; y se transfiguró delante de
ellos, y resplandeció su rostro como el sol,
y sus vestidos se hicieron
blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron
Moisés y Elías, hablando
con él... una nube de luz los cubrió; y he aquí una
voz desde la nube, que
decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia;
a él oíd» (Mt
17.1-3, 5). En la tradición judía, Moisés representaba la ley, en
tanto que
Elías representaba a los grandes profetas de Israel. Este asombroso
encuentro sirve como prueba de que Moisés y Elías no sólo eran santos
muertos y
enterrados, sino también hombres vivos.
233. Muchas moradas
«En la casa de mi Padre
muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo
hubiera dicho; voy, pues, a
preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os
preparare lugar, vendré otra
vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde
yo estoy, vosotros también estéis»
(Jn 14.2-3). Estas palabras de Jesús a sus
discípulos obviamente se refieren al
cielo, pero, ¿qué mismo son estas
«muchas moradas»? La palabra griega que se
traduce «moradas» quiere
decir también «habitaciones». Lo que Jesús quiere
decir parece ser que en el
cielo hay suficiente espacio para todos los que por
fe entran allí. También
sugiere que en el cielo hay espacio para la
individualidad, como el
comentarista Mateo Henry lo dice: «Aun cuando todos
seremos tragados en
Dios, sin embargo nuestra individualidad no se perderá
allí», porque hay
«distintas moradas y apartamentos para cada uno».
234. «Mi reino no es de este mundo»
El juicio de Jesús ante el
gobernador romano Pilatos es una confrontación
interesantes: el poder terrenal
crudo frente al poder espiritual supremo. Los
enemigos de Jesús, esperando
librarse de él, deseaban despertar la sospecha
en Pilatos haciéndole pensar que
Jesús era nada más que otro revolucionario
judío, otro «rey de los judíos». Sabían
que Pilatos ejecutaría sin dilación a
tal persona. Pero Jesús con toda verdad
le aseguró a Pilatos: «Mi reino no es
de este mundo, si mi reino fuera de este
mundo, mis servidores pelearían
para que yo no fuera entregado a los judíos;
pero mi reino no es de aquí»
(Jn 18.36). Incluso consintiendo a regañadientes a
que se crucificara a
Jesús, Pilatos sabía que Jesús no era ninguna amenaza para
él o para Roma.
(Véase 212 [Reino de Dios].).
235. Hoy en el paraíso
Los Evangelios nos dicen que
Jesús fue crucificado entre dos criminales,
uno de los cuales se mofaba de él
mientras moría. Pero el otro, viéndose
ante la eternidad, le dijo a Jesús:
«Acuérdate de mí cuando vengas en tu
reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto
te digo que hoy estarás conmigo en
el paraíso» (Lc 23.39-43). Así que el último
ser humano a quien Jesús le
habló antes de su muerte fue un criminal
arrepentido (véase 259 [paraíso]).
La tradición dice que el criminal
arrepentido se llamaba Dimas, y los
cristianos señalan su conversión de último
minuto como ejemplo clásico de
arrepentimiento en el lecho de muerte.
Más
adelante los autores cristianos procuraron reconciliar el «hoy» de
las palabras
de Jesús con la enseñanza del Nuevo Testamento de que el
destino final en el
cielo se halla en el futuro. Algunos autores explicaron
que el paraíso se
refiere, no al cielo mismo, sino a un estado feliz en donde
la persona salva
espera el juicio final, después del cual irá al cielo.
236. ¿Jesús o el hortelano?
En la mañana de resurrección
la devota seguidora de Jesús, María
Magdalena, fue a la tumba del Señor y la
halló vacía, con dos ángeles
dentro. Perpleja porque se habían llevado el
cadáver de Jesús, ella oyó a un
hombre que le preguntaba: «Mujer, ¿por qué
lloras? ¿A quién buscas?»
María dio por sentado que sería el cuidador del
huerto, y por eso le
preguntó en dónde estaba el cuerpo de Jesús. «Jesús le
dijo: ¡María!
Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro)»
(Jn 20.11-
16). Claramente, María no reconoció la apariencia física de Jesús al
principio, aun cuando el todo familiar de la voz se lo indicó. Vale la pena
repetir: El cuerpo de resurrección de Jesús tenía una nueva forma a la de su
cuerpo terrenal; similar, y sin embargo no lo mismo.
237. Camino a Emaús
Una cosa es clara en los
Evangelios: Después de que Jesús resucitó de los
muertos, su cuerpo tenía una
forma diferente (pero todavía similar) a la de
su cuerpo terrenal. El Evangelio
de Lucas relata la historia de dos de sus
seguidores que se dirigían de
Jerusalén a una aldea llamada Emaús.
Mientras andaban y hablaban, se les unió
un tercer hombre, a quien no
reconocieron de inmediato como su Maestro. Él se
les unió en la
conversación de los eventos recientes (su propia crucifixión y
resurrección),
pero ellos no lo reconocieron sino cuando él se unió con ellos
para cenar en
Emaús. «Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron;
mas él se
desapareció de su vista. Y se decían el uno al otro: ¿No ardía
nuestro
corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos
abría
las Escrituras?» (Lc 24.31-32). Claramente era el Jesús que habían
conocido, pero sin embargo con suficiente diferencia como para que ellos
no lo
reconocieran en su larga caminata a Emaús.
238. «Habían visto un espíritu»
Reunidos en Jerusalén, los
discípulos de Jesús hablaban sobre la historia de
que le habían visto
resucitado. «Mientras ellos aún hablaban de estas cosas,
Jesús se puso en medio
de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. Entonces,
espantados y atemorizados,
pensaban que veían un espíritu. Pero él les dijo:
¿Por qué estáis turbados, y
vienen a vuestro corazón estos pensamientos?
Mirad mis manos y mis pies, que yo
mismo soy; palpad, y ved; porque un
espíritu no tiene carne ni huesos, como
veis que yo tengo. Y diciendo esto,
les mostró las manos y los pies. Y como
todavía ellos, de gozo, no lo creían,
y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis
aquí algo de comer? Entonces le
dieron parte de un pez asado, y un panal de
miel. Y él lo tomó, y comió
delante de ellos» (Lc 23.36-43). Claramente el
cuerpo resucitado (el
«cuerpo espiritual», como Pablo lo llamó) es similar al
cuerpo terrenal, y
sin embargo diferente.
239. El dudoso Tomás
La frase «Tomás, el dudoso»
ha llegado a ser parte de nuestro lenguaje.
Tomás era uno de los discípulos de
Jesús, que resultó no estar presente con
el grupo cuando Jesús resucitado se
les apareció. Los otros le dijeron que
habían visto a Jesús resucitado, pero
Tomás estaba escéptico: «Si no viere
en sus manos la señal de los clavos, y
metiere mi dedo en el lugar de los
clavos, y metiere mi mano en su costado, no
creeré». Luego, ocho días más
tarde todos los discípulos, incluyendo Tomás,
estaban reunidos y «Llegó
Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en
medio y les dijo: Paz a
vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira
mis manos; y
acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino
creyente». Tomás quedó convencido (Jn 20.24-28).
La
historia es interesante por varias razones: Para empezar, Jesús de
alguna
manera se apareció en el cuarto «con las puertas cerradas». ¿Podía
su cuerpo de
resurrección pasar por puertas cerradas? El Evangelio de Juan
ya ha informado
que Jesús resucitado fue reconocido primero por María
Magdalena (Jn 20.11-16),
así que claramente había cambiado de alguna
manera. Sin embargo, también es
claro que las heridas de la crucifixión
todavía eran visibles, porque se las
mostró a Tomás.
240. La ascensión
Todos los cuatro Evangelios
informan que Jesús resucitó de los muertos y
luego se apareció a los discípulos.
Sólo Lucas informa lo que le sucedió
después: «Y aconteció que bendiciéndolos,
se separó de ellos, y fue llevado
arriba al cielo» (Lc 24.51). En Hechos
1.10-11 añade más detalles al relato:
«Y estando ellos con los ojos puestos en
el cielo, entre tanto que él se iba,
he aquí se pusieron junto a ellos dos
varones con vestiduras blancas, los
cuales también les dijeron: Varones
galileos, ¿por qué estáis mirando al
cielo? Este mismo Jesús, que ha sido
tomado de vosotros al cielo, así
vendrá como le habéis visto ir al cielo». A
esto se le conoce como la
ascensión, y se la menciona varias veces en el Nuevo
Testamento. Los
primeros cristianos creían que, así como Jesús había dejado la
tierra para
ascender al cielo, pronto retornaría del cielo para llevar a sus seguidores.
LO QUE LOS APÓSTOLES ENSEÑARON
241.
La diestra de Dios
Varias veces en la Biblia se
dice que Jesús, después de su ascensión al cielo,
se halla «a la diestra de
Dios» (Hch 2.33; 5.32; 7.55; Ro 8.34; Ef 1.20; Col
3.1; He 1.3; 12.2, 1 P
3.22). Puesto que Dios no tiene una diestra literal,
¿qué quiere decir esto? En
tiempos bíblicos, así como hoy, el «hombre
mano derecha» era especial. Sentarse
a la diestra del anfitrión en una
comida era tener el lugar de honor. «La
diestra de Dios» quiere decir que
Jesús está junto a Dios en honor.
242. El motín entre saduceos y fariseos
El apóstol Pablo se halló en
problemas muchas veces, como nos lo cuenta el
libro de Hechos. En una ocasión,
arrastrado ante el concilio gobernante
judío, astutamente se las arregló para
convertir su juicio en batalla.
«Entonces Pablo, notando que una parte era de
saduceos y otra de fariseos,
alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo
soy fariseo, hijo de fariseo;
acerca de la esperanza y de la resurrección de
los muertos se me juzga.
Cuando dijo esto, se produjo disensión entre los
fariseos y los saduceos, y la
asamblea se dividió. Porque los saduceos dicen
que no hay resurrección, ni
ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas
cosas» (Hch 23.6-8). En la
pelea que siguió, las autoridades romanas se
llevaron a Pablo, temiendo de
que podían destrozarlo. Pablo salvó su pellejo al
proclamar que creía en la
vida en el más allá.
243. De las tinieblas a la luz
Llamado a defenderse ante el
oficial judío Agripa, Pablo presentó en
pastilla la historia de su vida y
conversión al cristianismo. Le dijo a Agripa
que habían recibido directamente
del Señor su comisión: «para que abras
sus ojos, para que se conviertan de las
tinieblas a la luz, y de la potestad de
Satanás a Dios» (Hch 26.18). El mismo
Pablo había quedado ciego por su
visión de Jesús, así que había un significado
especial cuando habló de
convertirse de las tinieblas a la luz. Muchas veces en
la Biblia se comparan
las obras de Satanás y las obras de Dios con las tinieblas
y la luz,
respectivamente.
244. Coherederos
La Biblia enseña que Cristo,
como Hijo de Dios, es heredero de todo; es
decir, gobernará los dominios de
Dios y es el principal Heredero del cielo.
Romanos 8 nos dice que así como
Cristo llamó «Padre» a Dios, también
podemos nosotros, porque Dios nos ha
adoptado espiritualmente. Llegamos
a ser sus hijos, «Y si hijos, también
herederos; herederos de Dios y
coherederos con Cristo, si es que padecemos
juntamente con él, para que
juntamente con él seamos glorificados» (vv. 14-17).
245. Sea que vivamos o muramos
Los primeros cristianos
tenían una creencia confiada en el cielo, tanto que
el cielo parecía real (o
incluso más) como la misma tierra. Pablo, en
Romanos, les recuerda a los
creyentes que son del Señor, tanto en este
mundo y en el venidero. «Pues si
vivimos, para el Señor vivimos; y si
morimos, para el Señor morimos. Así pues,
sea que vivamos, o que
muramos, del Señor somos» (14.8).
246. «Cosas que ojo no vio»
«Cosas que ojo no vio, ni
oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado
para los que le aman» (1 Co 2.9). En estas
palabras el apóstol Pablo habló de
las maravillas de la eternidad, que se
podía describir solamente como
indescriptible.
247. Una corona imperecedera
La palabra que traducimos
como «corona» por lo general se refería a las
ramas de laurel entretejidas que
se colocaba en la cabeza de los que
triunfaban en las competencias atléticas.
Pablo usó la metáfora de tales
competencias al hablar de correr la carrera con
una corona imperecedera
como premio. En otras palabras, el mayor premio de
todos no es una corona
de hojas (que se marchita, como la Gloria terrenal),
sino el Gran Premio en
sí mismo, la vida eterna (1 Co 9.25).
248. Esperanza
La palabra se usó en la
Biblia en su sentido regular, pero también tenía
algunos significados más
profundos. En el Antiguo Testamento, la
esperanza suprema de Israel era que
Dios finalmente libertaría a la nación
de toda opresión política y el pueblo
viviría la vida santa que Dios esperaba
de ellos. En el Nuevo Testamento la
esperanza clave es de la vida eterna.
Esto no es simplemente un antojo o sueño,
sino una expectación, basada en
las promesas de Cristo. Pablo recalcó que aun
cuando la fe en Cristo da
satisfacción en esta vida terrenal, incluso más
importante era lo que
quedaba por delante: «Si en esta vida solamente esperamos
en Cristo,
somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres» (1 Co
15.19).
249. Así como en Adán todos mueren
Una sección extremadamente
dramática del Mesías de Handel es la
tonada
musical de las palabras «así como en Adán todos mueren, también en
Cristo
todos serán vivificados» (1 Co 15.22). La sección de «Adán» es lenta y
lóbrega, pero la sección de «Cristo» es fuerte y triunfante, como si Handel
estuviera poniendo en música la resurrección.
Las
palabras de Pablo han sido mal entendidas: La expresión «en
Cristo todos serán
vivificados» no se refiere a toda la raza humana, sino a
los creyentes, lo cual
es muy claro al leer todo el capítulo 15 de 1 Corintios.
La resurrección y el
cielo no son para todos, porque no todos pondrán su fe
en Cristo.
250. El postrer enemigo
«Y el postrer enemigo que
será destruido es la muerte» (1 Co 15.26). Es su
famoso capítulo sobre la
resurrección de los creyentes a la vida eterna,
Pablo afirmó que la muerte
finalmente será destruida para siempre. En tanto
que los creyentes tendrán que
enfrentar la muerte física, la muerte no tiene
el poder final, porque así como
Cristo resucitó después de morir, así
también lo serán todos los creyentes.
251. Comer y beber, y nada más
Pablo recalcó vez tras vez
que Cristo había resucitado de los muertos, y
también lo serán todos los que
creen en él. Si no fuera así, dijo, el
cristianismo no tendría sentido. «Si los
muertos no resucitan, comamos y
bebamos, porque mañana moriremos» (1Co 15.32).
En otras palabras, si
esta vida terrenal es todo lo que tenemos, para qué
molestarnos con
moralidad y fe, puesto que lo mejor sería darnos a la
indulgencia en nuestro
hambre por placer. Pero Pablo insistió que hay una vida
después de esta
vida terrenal.
252. «Cuerpo espiritual»
Esta frase suena
contradictoria: ¿Cómo puede un cuerpo ser «espiritual» (no
material), porque
todo cuerpo debe ser material? Pablo tal vez haya estado
consciente de que su
frase sonaba como que no tenía sentido, pero era la
única manera de describir
algo indescriptible: El cuerpo de los creyentes
después de que hayan sido
resucitados. Jesús, resucitado de los muertos,
puso el modelo, y los Evangelios
muestran que su cuerpo resucitado era
similar a su cuerpo terrenal, pero
también diferente. Pablo nos dice que así
como nuestros cuerpos terrenales son
como el cuerpo de Adán, así nuestros
cuerpos resucitados serán como el cuerpo
del Cristo resucitado. Nuestro
cuerpo terrenal es polvo; nuestro cuerpo nuevo
es celestial (1 Co 15.35-48).
253. En un abrir y cerrar de ojos
«He aquí, os digo un
misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos
transformados, en un momento,
en un abrir y cerrar de ojos, a la final
trompeta; porque se tocará la
trompeta, y los muertos serán resucitados
incorruptibles, y nosotros seremos
transformados» (1 Co 15.51-52).
Palabras que entusiasman, ¿verdad? No es
sorpresa que estas palabras,
puestas en música, son una parte tan hermosa del Mesías de Handel. Pablo,
siguiendo la
tradición judía, creía que un toque de trompeta marcaría la
resurrección de los
justos. (No mencionó a ningún ángel tocando la
trompeta, pero esta es la noción
tradicional.) El hecho de que Pablo habló
de «nosotros» indica que esperaba
estar vivo en la tierra cuando sonara la
trompeta.
254. «¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?»
«¿Dónde está, oh muerte, tu
aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?»
Así escribió Pablo en 1 Corintios
15.55, casi al final de su glorioso y
triunfante capítulo sobre la resurrección
de los muertos. Estaba recalcando
de nuevo que Cristo había derrotado al
enemigo final del hombre, la
muerte, y que la muerte y la tumba no debían
llenarnos de terror. El
versículo ha sido por largo tiempo parte del servicio
fúnebre anglicano
(episcopal) y ha pasado al uso común en el inglés. También
fue puesto en
música en el Mesías de
Handel.
255. De gloria en gloria
Pablo habló de «quitar el
velo» de la palabra de Dios. Pablo, criado como
devoto judío, llegó a ver, después
de su conversión al cristianismo, que
había un velo (hablando espiritualmente)
sobre los corazones de los judíos,
un velo que de alguna manera los separa de
Dios. Con los creyentes no hay
velo: «Por tanto, nosotros todos, mirando a cara
descubierta como en un
espejo la gloria del Señor, somos transformados de
gloria en gloria en la
misma imagen, como por el Espíritu del Señor» (2 Cor
3.18). En el Antiguo
Testamento sólo Moisés vio a Dios cara a cara. En el Nuevo
Testamento,
gracias a Cristo, todos los creyentes pueden acercarse a Dios.
Pablo
implicaba que no tendremos que esperar al cielo para que esto ocurra,
porque empieza ahora en nuestras mismas vidas.
256. El peso de gloria
La vida en este mundo no
siempre es fácil, y los creyentes llevan el peso de
a veces ser perseguidos por
su fe. Pero Pablo dijo algunas palabras para
reconfortar: «Porque esta leve
tribulación momentánea produce en nosotros
un cada vez más excelente y eterno
peso de gloria... pues las cosas que se
ven son temporales, pero las que no se
ven son eternas» (2 Co 4.17-18). En
el gran esquema de cosas, nuestras
aflicciones en la tierra, por pesadas que
sean, son «ligeras» mientras que la
eternidad tiene «peso», porque dura.
257. Tienda versus casa
Antes de tener el templo
como casa de adoración, los israelitas centraron su
adoración en el
tabernáculo, que era una carpa grande. Así que el
tabernáculo era sólo
temporal, mientras que se suponía que el templo debía
ser permanente. Pablo
tenía esto en mente cuando les dijo a los creyentes
que nuestros cuerpos
terrenales son sólo «tabernáculos», mientras que
«tenemos de Dios un edificio,
una casa no hecha de manos, eterna, en los
cielos». Aun cuando sufrimos
aflicciones en nuestras «tiendas» terrenales,
podemos mirar con esperanza al
hogar celestial que dura (2 Cor 5.1-8).
258. «Experiencias fuera del cuerpo»
Pablo describió a un
creyente anónimo (tal vez él mismo) que «fue
arrebatado hasta el tercer
cielo... (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo
sé)» (2 Cor 12.2-3). Aun
cuando Pablo parece estar describiendo una visión
del cielo, algunos creyentes
hoy afirman tener experiencias fuera del cuerpo
similares a la de Pablo.
Algunos los tildarían de «rayando en el fanatismo»,
aun cuando otros diría que
si Pablo tuvo tal experiencia, ¿por qué no los
creyentes de hoy?
259. El paraíso
Usamos este término como
sinónimo del «cielo», y así es como lo usa la
Biblia. Jesús en la cruz le
prometió al ladrón arrepentido crucificado a su
lado: «De cierto te digo que
hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lc 23.43).
Pablo, en 2 Corintios 12.4,
habla de un hombre (al parecer él mismo) que
fue arrebatado al paraíso y que
oyó cosas inexpresables. Pablo, al parecer,
había tenido un vislumbre del
cielo. Apocalipsis 2.7 menciona al «árbol de
la vida, el cual está en medio del
paraíso de Dios». La palabra procede del
vocablo griego paradeisos, que quiere decir «parque».
260. Sembrar en el Espíritu
La carne en sí misma no es
mala (puesto que Dios la creó), pero Pablo a
menudo usó la expresión «la carne»
para referirse a la vida que busca
placeres, viviendo como si este mundo
material fuera todo lo que hay.
Contrastó la vida de la carne con la vida del
Espíritu, y prometió que «el
que siembra para su carne, de la carne segará
corrupción; mas el que
siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida
eterna» (Gá 6.8).
261. Lugares celestiales
Pablo usó «lugares
celestiales» cinco veces en su carta a los Efesios, y estas
son las únicas
ocurrencias del vocablo en la Biblia. Pablo indicó que Dios
«juntamente con él
nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares
celestiales con Cristo
Jesús» (Ef 2.6). (Véase también Ef 1.3; 1.20; 3.10;
6.12).
262. Santo
La Iglesia Católico Romana
define a un santo como una persona que está en
el cielo, oficializada mediante
un proceso de la iglesia llamado
«canonización». Pero el Nuevo Testamento
aplica el término «santo» a
todos los creyentes, personas llamadas por Dios a
ser santos mientras viven
en un mundo pecador. Algunos santos son más «santos»
que otros, pero
todos los creyentes cuyas vidas son guiadas por el Espíritu
están destinados
a la vida eterna. Las epístolas del Nuevo Testamento dejan
bien claro que
hay que recordar a los santos que pertenecen a Dios y que sus
vidas deben
mostrarlo (Ef 4.1; Col 1.10; 2 Cor 8.4).
263. Postrarse ante el nombre
El cristianismo siguiendo
las palabras del mismo Jesús, siempre ha hecho
de la humildad una virtud. La
carta de Pablo a los Filipenses está llena de
alabanza a Jesús, el Divino que
se humilló a sí mismo, se hizo plenamente
humano, y sufrió la muerte en la
cruz. «Por lo cual Dios también le exaltó
hasta lo sumo, y le dio un nombre que
es sobre todo nombre, para que en el
nombre de Jesús se doble toda rodilla de
los que están en los cielos, y en la
tierra, y debajo de la tierra» (Fil
2.9-10). En breve, todo ser en el cielo y en
la tierra, o debajo de ella (los
comentaristas discrepan respecto a lo que
quiere decir «debajo de ella») rinde
homenaje a Cristo como Señor de todo.
264. Conversación en el cielo
La palabra conversación para nosotros significa
simplemente «charla», pero
cuando se preparaba la versión en inglés llamada del
rey Jaime, podía
querer decir «ciudadanía» (como lo tienen las traducciones más
nuevas, en
inglés). Pablo les dijo a los creyentes filipenses que «Mas nuestra
ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al
Señor
Jesucristo» (Fil 3.20). En otras palabras, ya somos ciudadanos del
cielo,
incluso antes de morir.
265. «Pelea la buena batalla»
Esta frase es parte del
lenguaje, y la usan incluso personas que no tienen
idea que viene de la Biblia.
Pablo le aconsejó a su protegido, el joven pastor
Timoteo: «Pelea la buena
batalla de la fe, echa mano de la vida eterna» (1
Ti 6.12). Anteriormente en la
misma carta Pablo le dijo a Timoteo que:
«milites por ella la buena milicia»
(1.18). Hay algo curioso en lo que la
Biblia nos dice respecto al cielo: Lo
recibimos como una dádiva de la gracia
de Dios, y sin embargo tenemos parte
activa para apoderarnos de él, luchar
por él, y trabajar para alcanzarlo.
266. «Si perseveramos»
La vida de fe es fácil
(tenemos a Dios como nuestro guía y escudo) y dura
(enfrentamos persecución y
agotamiento). La vida de fe no es para el
holgazán, ni para los que se rinden.
El Nuevo Testamento nos recuerda con
frecuencia que debemos «perseverar hasta
el final» si queremos la vida
eterna. En las palabras de Pablo «Si sufrimos,
también reinaremos con él; Si
le negáremos, él también nos negará» (2 Tim
2.12).
267. Preservados para el cielo
¡Pobre Pablo! En su atareada
vida como apóstol hizo muchos amigos, pero
también muchos enemigos, y a veces
lo abandonaron los que él pensaba que
eran compañeros creyentes. Sufrió mucho,
pero siempre lo sostuvo la
creencia de que había algo mejor por delante: «Y el
Señor me librará de
toda obra mala, y me preservará para su reino celestial» (2
Tim 4.18).
268. Sumo Sacerdote en el cielo
Los judíos tenían un sumo
sacerdote que una vez al año entraba al Lugar
Santísimo en el templo y hacía
expiación por los pecados del pueblo. La
carta a los Hebreos nos dice que
Alguien mayor ha venido: Ahora tenemos
un Sumo Sacerdote en el cielo, Jesús,
quien eternamente está haciendo
expiación por nuestros pecados. Ya no tenemos
necesidad del sumo
sacerdote terrenal como mediador entre nosotros y Dios,
porque Jesús es el
Mediador para siempre (He 4.14; 8.1; 9.12).
269. El autor de la salvación
La carta a los Hebreos
frecuentemente nos recuerda la diferencia entre lo
eterno y lo transitorio. Nos
dice que Jesús es ahora nuestro Sumo Sacerdote
eterno en el cielo, así que ya
no tenemos necesidad de un sacerdote terrenal.
Según Hebreos 5.9 Jesús:
«habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de
eterna salvación para todos
los que le obedecen». Nótese la fraseología: La
eternidad es para los que
obedecen.
270. Figura y sombra
Este mundo material en que
vivimos nos parece extremadamente real, pero
la carta a los Hebreos pone esta noción patas arriba: Es el cielo, y las cosas
celestiales, lo que es realmente real (puesto que duran para siempre,
mientras
que lo que vemos a nuestro alrededor no durará). Según Hebreos
8.5, el sistema
judío de sacerdotes y sacrificios es nada más que «figura y
sombra de las cosas
celestiales». El Sumo Sacerdote eterno, Jesús, es el
«modelo» del sacerdocio
transitorio en la tierra.
271. Una patria mejor
«La tierra de la promesa de
Dios era, en el Antiguo Testamento, Canaán.
Pero en el Nuevo Testamento es la
nueva promesa, el cielo, lo que el libro
de Hebreo llama una patria «mejor», la
«patria celestial» (11.16).
272. Nube de testigos
Al capítulo 11 de la carta a
los Hebreos se le conoce como el «Salón de la
fama de la fe», elogiando a los
grandes héroes de la fe, mencionados en la
Biblia. El capítulo 12 los
identifica como nefos marturón, «una
nube de
testigos»: «Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro
tan
grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos
asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante» (v. 1).
Es
como si nuestros predecesores en la fe nos estuvieran observando en un
coliseo
cósmico mientras nosotros «corremos la carrera» de una vida fiel.
Más que
simplemente espectadores, son «testigos» y modelos ejemplares
para nosotros.
Este es uno de los pocos pasajes bíblicos que sugieren que
los santos que están
en el cielo se dan cuenta, o incluso participan, en la
vida de los santos que
todavía están en la tierra.
273. «Un reino inconmovible»
El estudio de la historia
nos hace tener recelo de poner nuestra fe en
naciones o políticos, por una
razón obvia: No duran. En contraste, la carta a
los Hebreos afirma que el
pueblo de Dios recibe «un reino inconmovible»
(12.28). En este mundo en donde
incluso las naciones más poderosas han
caído y se han derrumbado, esta promesa
debe darnos valor.
274. La mejor herencia
El Nuevo Testamento a menudo
hace un contraste entre el tesoro eterno y
los tesoros sin valor que buscamos
en la tierra. Para los que creen en Cristo,
hay una «herencia incorruptible,
incontaminada e inmarcesible, reservada
en los cielos para vosotros» (1 P 1.4).
275. Extranjeros y peregrinos
En tanto que los justos del
Antiguo Testamento miraban a Canaán como su
tierra prometida, su herencia dada
por Dios, los cristianos han cambiado su
enfoque al cielo, algo más duradero
que Canaán. Varios pasajes del Nuevo
Testamento les recuerdan a los creyentes
que este mundo no es nuestro
verdadero hogar. En 1 Pedro 2.11 a los creyentes
se les llama «extranjeros y
peregrinos»; es decir, personas que están solamente
«de paso» camino a un
mejor lugar.
276. Participantes de la naturaleza divina
En 2 Pedro hallamos una
curiosa promesa para los creyentes: serán
«participantes de la naturaleza
divina» (2 P 1.4). Esta idea (si bien no las
palabras exactas) aparece varias
veces en el Nuevo Testamento. Se nos
recuerda que el cielo es más que
simplemente libertad del dolor y de las
cargas terrenales, más que simplemente
la sensación eterna de placer. Es
participar, tener parte, de la naturaleza de
Dios mismo, algo que las palabras
e imágenes humanas jamás lograrán comunicar por
completo. No
«llegamos a ser Dios», sino que en cierto sentido «saboreamos la
divinidad» de una manera que al presente no podemos comprender.
277. Amor, el boleto para la eternidad
El conocimiento no nos
salva; las creencias correctas no nos salvan. Creer
es inútil sin amor. Según 1
Juan 3.14: «Nosotros sabemos que hemos
pasado de muerte a vida, en que amamos a
los hermanos. El que no ama a
su hermano, permanece en muerte». Sin buena
voluntad y amor, nuestra
«fe» no significa nada y no tenemos esperanza del
cielo.
278. Seguridad
Esto se refiere a la
seguridad de ser salvo, la certeza del cielo después de la
muerte. El Nuevo
Testamento dice claramente que los creyentes pueden
tener seguridad. Pablo
habló a menudo de la seguridad, lo mismo que Juan
en sus epístolas, en donde
conecta la seguridad con la obra del Espíritu: «En
esto conocemos que
permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha
dado de su Espíritu» (1Jn
4.13).
279. Las llaves del Hades y de la muerte
En Apocalipsis 1 Juan tuvo
un encuentro con el Cristo resucitado, luminoso
con blancura no terrenal.
Cristo le aseguró que había muerto pero que ahora
vivía para siempre jamás, y
que tiene «las llaves de la muerte y del Hades»,
lo que quiere decir que tiene
el poder sobre ellos. Al morir y resucitar Cristo
es amo sobre las fuerzas
hostiles de la muerte (Ap 1.17-18).
280. «Bienaventurados los muertos»
Apocalipsis contiene muchas
palabras reconfortantes, incluyendo estas:
«Bienaventurados de aquí en adelante
los muertos que mueren en el Señor.
Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus
trabajos, porque sus obras con ellos
siguen» (14.13). En otras palabras,
dejamos detrás las luchas y dolores,
mientras que las buenas cosas (tales como
la capacidad para dar, para sentir
gozo), nunca terminan.
281. La Cena de Bodas del Cordero
En todo el Antiguo
Testamento se describe al pueblo de Dios (la nación de
Israel) como la esposa
de Dios, unidos en un pacto. Esto cambia con el
Nuevo Testamento: La «esposa»
ya no es Israel sino la congregación de
todos los creyentes. El libro de
Apocalipsis habla de una «cena de bodas»
futura, una fiesta en donde el Cordero
(Cristo) y su esposa (los creyentes)
celebrarán su unión (19.9). Jesús se había
referido a sí mismo como el
Esposo (Mt 9.15; Mr 2.19-20; Lc 5.34-35), y habló
de un gran banquete en
el reino de los cielos (Mt 8.11). Los creyentes en las
«bodas del Cordero»
son tanto invitados como parte de la pareja nupcial.
282. Puertas de perlas y calles de oro
La gente está tan
acostumbrada a pensar que el cielo tiene puertas de perlas
y calles de oro, que
nos preguntamos: ¿Dice esto la Biblia? Es,
por cierto,
parte de una descripción de la Nueva Jerusalén (el cielo) en
Apocalipsis
21.21: «Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas
era una
perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como
vidrio».
283. Arpas y ropas blancas
La imagen popular del cielo
es de gente vestida de ropas blancas y tocando
arpas. Esta imagen brota de
Apocalipsis 15.2, que describe a los santos que
tienen arpas que Dios les ha
dado. ¿Y la ropa blanca? Nótese Apocalipsis
7.9: «he aquí una gran multitud, la
cual nadie podía contar, de todas
naciones y tribus y pueblos y lenguas...
vestidos de ropas blancas». La ropa
blanca simboliza pureza, y las arpas
simbolizan la música de paz y armonía.
284. El árbol de la vida
Existió en el huerto del
Edén, y después de que Adán y Eva desobedecieron
a Dios, Dios se preocupó de
que ellos podrían comer de su fruto «y vivan
para siempre» (Gn 3.22). Sea lo
que haya sido el árbol (o representado),
Dios expulsó a la pareja del Edén para
siempre. Pero el árbol de la vida es
mencionado de nuevo mucho más adelante, en
la descripción que
Apocalipsis da del cielo, la nueva Jerusalén (22.2). Allí
los fieles pueden
comer con libertad de su fruto.
5
El infierno en la Biblia
285. Fuego y azufre
La gente a menudo habla de
los «predicadores de fuego y azufre» sin saber
qué es exactamente el azufre. Es
un elemento común en áreas volcánicas.
Cuando Génesis relata que Dios destruyó
las ciudades inmorales de
Sodoma y Gomorra con fuego y azufre, puede estar
refiriéndose a un volcán
(Gn 19.24). El libro de Apocalipsis dice que al fin
del mundo Satanás y
todos los no creyentes serán echados al lago de fuego y
azufre en donde
arderán eternamente (Ap 14.10; 19.20; 21.8). Así que «fuego y
azufre» es
otra manera de hablar de «el fuego del infierno».
286. Gehena
¿Por qué se pinta al
infierno como un lugar de fuego? El valle de Ben
Hinón fuera de Jerusalén era
notorio como lugar de matadero, en donde se
sacrificaba a niños (quemándolos)
al dios Moloc. El buen rey Josías puso
término a estos horrores, pero por años
la gente recordaba el sitio como
lugar de idolatría y muerte. En el período
entre el Antiguo y Nuevo
Testamentos algunos escritores judíos dijeron que era
la entrada al infierno.
El nombre Ge
Hinón («Valle de Hinón») pasó al griego como gehena. En el
Nuevo Testamento griego Gehena significaba el lugar
de castigo eterno, que
traducimos «infierno». Jesús mismo usó la palabra varias
veces. Para él, y
probablemente para todos los que usaban la palabra, daba la
idea de los
fuegos de sacrificios del horripilante dios Moloc. También, años
después, el
sitio se usó como el basurero de Jerusalén, y se lo mantenía
continuamente
ardiendo. Se echaba allí no sólo la basura sino también los
cadáveres de los
animales y de los criminales ejecutados. No es sorpresa que
Gehena sugería
un lugar horrible de fuego inextinguible.
287. Hornos de fuego
El Nuevo Testamento usa
otras expresiones para hablar del infierno, aparte
de Gehena: «horno de fuego»
(Mt 13.42), «lago de fuego» (Ap 19.20) y
«fuego eterno» (Jud 7). La palabra se
traduce «infierno» en 2 Pedro 2.4 es
tártaros;
palabra que los griegos usaban para referirse a un lugar en el
mundo bajo,
de castigo para los malos.
288. Tofet
Esta palabra hebrea se
refiere al mismo lugar que Gehena (véase 286), el
aborrecido sitio fuera de
Jerusalén en donde los idólatras sacrificaban sus
hijos a los dioses paganos.
El reformador rey Josías hizo el sitio imposible
de usarse para tales
propósitos amontonando allí cadáveres, basura y otros
desechos (2 R 23.10).
Después de su tiempo se convirtió en el botadero
permanente de basura de la
ciudad, y se lo mantenía ardiendo
continuamente, sin duda contribuyendo a la
conexión del lugar con el
infierno que arde continuamente.
289. El fin de Isaías
El libro de Isaías es una de
las porciones más leídas del Antiguo
Testamento, pero termina con una nota que
asusta. El profeta describe al
Señor prediciendo el fin del siglo, con un
destino terrible esperándoles a los
malos. «Y saldrán [los justos], y verán los
cadáveres de los hombres que se
rebelaron contra mí; porque su gusano nunca
morirá, ni su fuego se
apagará, y serán abominables a todo hombre» (Is 66.24).
La frase «su
gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará» se ha interpretado
como
refiriéndose al fuego inextinguible del infierno, y si es así, es la única
referencia en el Antiguo Testamento a un infierno que arde eternamente.
Jesús
repitió la frase tres veces en Marcos 9.
290. Cristo el Juez
En nuestra era «sensible» y
«compasiva», lo peor en el mundo es «juzgar».
Pero en tiempos anteriores no
había problema con la idea de Dios como
Juez, o Cristo como Juez. En la Edad
Media casi toda iglesia tenía un vitral
o pintura mostrando a Cristo en el
juicio final, recibiendo a los fieles en el
cielo pero echando al infierno a
los pecadores impenitentes. En tanto que la
iglesia en efecto enseñaba la
compasión y la misericordia de Cristo,
definitivamente no descuidaron su papel
como Juez del pecado humano.
291. La puerta estrecha
El gran Sermón del Monte de
Jesús incluye sus palabras respecto al camino
a la vida eterna: «Entrad por la
puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y
espacioso el camino que lleva a
la perdición, y muchos son los que entran
por ella; porque estrecha es la
puerta, y angosto el camino que lleva a la
vida, y pocos son los que la hallan»
(Mt 7.13-14).
292. Fruto bueno, fruto malo
En el Sermón del Monte Jesús
habló de producir «buen fruto» porque
nuestros «frutos» dicen más en cuanto a
nosotros que nuestras palabras. Los
buenos árboles producen buen fruto, y los
árboles malos producen fruto
malo. Y «Todo árbol que no da buen fruto, es
cortado y echado en el fuego»
(Mt. 7.19). ¿Una amenaza del infierno? Posiblemente.
Por cierto es una
severa advertencia a vigilar qué clase de «fruto» estamos
produciendo.
293. El aventador
Era un implemento agrícola
que se usaba para echar al aire el grano de
modo de permitir que el viento
separe el grano del tamo. Se recogía el buen
grano y se lo guardaba, en tanto
que el tamo se quemaba. La Biblia usa «el
aventador» como imagen del juicio:
Dios separará a los justos de los malos,
como el grano del tamo (Is 41.15; Jer
15.7). Juan el Bautista habló de Jesús
como el que viene con su aventador en su
mano, para quemar la paja en
fuego que nunca se apaga (Lc 3.15-17).
294. Vida o ira eternas
La «ira de Dios» es un tema
impopular estos días, pero Jesús no tenía
problema con él. Considérese Juan
3.36: «El que cree en el Hijo tiene vida
eterna; pero el que rehúsa creer en el
Hijo no verá la vida, sino que la ira de
Dios está sobre él». ¿Podría alguna
declaración en cuanto a dividir a la raza
humana en salvos y no salvos ser más
directa?
295. «Lloro y crujir de dientes»
Varias veces en los
Evangelios Jesús habla de los tormentos del infierno.
Una frase que usó para
expresar la agonía del tormento eterno es «lloro y
crujir de dientes» (Mt 8.12;
22.13; 24.51; 25.30; Lc 13.28). Tal vez que
cualquier imagen de fuego y azufre,
el lloro y crujir de dientes sugiere
dolor, lamento y tristeza eterna por una
vida terrena desperdiciada.
296. Las tinieblas de afuera
En el Nuevo Testamento la
luz es buena y las tinieblas son malas,
obviamente. En tanto que Jesús usó la
imagen de fuego para referirse al
infierno, también habló de «las tinieblas de
afuera», presumiblemente un
lugar en donde uno podría ser excluido eternamente
de la luz (Mt 8.12;
22.13; 25.30). Los artistas que han intentado pintar el
infierno han
enfrentado todo un reto para hacerlo oscuro y lóbrego, y sin
embargo
mostrarlo como lugar de fuego.
297. La blasfemia contra el Espíritu Santo
Este pecado mortalmente
serio es mencionado en los Evangelios de Mateo,
Marcos y Lucas. En el Evangelio
de Marcos Jesús dijo: «De cierto os digo
que todos los pecados serán perdonados
a los hijos de los hombres, y las
blasfemias cualesquiera que sean; pero
cualquiera que blasfeme contra el
Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino
que es reo de juicio eterno» (Mr
3.28-29). Millones de almas sensibles han
agonizado respecto a esto,
preguntándose: ¿Habré
cometido el pecado imperdonable? La mayoría no
tiene ninguna idea clara de
lo que quiere decir «blasfemia contra el Espíritu
Santo». Pero los Evangelios
lo dicen claramente: Las palabras de Jesús en
Marcos brotan a raíz de una
acusación de parte de sus enemigos de que su
poder para echar fuera demonios
venía de Satanás. En otras palabras,
atribuyeron su poder santo al poder de las
tinieblas, llamando a Jesús siervo
de Satanás. Llamaron mal al bien, algo que la Biblia condena
contundentemente (Is 5.20).
298. La parábola de Lázaro y el rico
El Evangelio de Lucas es
notable por su simpatía por el pobre, y esto se ve
claramente en 16.19-31, que
relata la historia de un rico y de un mendigo
llamado Lázaro. Ambos murieron, y
Lázaro se halló al lado de Abraham (es
decir, el cielo), mientras que el rico
era atormentado en el infierno. El rico
suplica alivio, pero Abraham le
recuerda que su vida terrena fue alegre,
mientras que ahora las mesas se han
volteado y Lázaro estaba feliz. El rico
suplicó que alguien fuera a advertirle
a su familia de los peligros del
infierno; pero Abraham le replicó que ellos
(la parábola obviamente se
refiere a los judíos) tenían la ley mosaica y los
profetas para guiarlos; es
más, Abraham dijo que ellos no cambiarían sus
caminos aun cuando
alguien se levantara de los muertos. La parábola es una
bofetada al
establecimiento religioso judío, que rechazó a Jesús, mientras que
los de
afuera (como Lázaro) tienen un hogar en el cielo.
299. La parábola de la red
Una red en el agua
probablemente recoge algunos peces buenos,
comestibles, junto con toda clase de
otras criaturas viles. Jesús comparó su
reino con una red, «una vez llena, la
sacan a la orilla; y sentados, recogen lo
bueno en cestas, y lo malo echan
fuera. Así será al fin del siglo: saldrán los
ángeles, y apartarán a los malos
de entre los justos, y los echarán en el
horno de fuego; allí será el lloro y
el crujir de dientes» (Mt 13.48-50).
300. «Generación de víboras»
Juan el Bautista, pariente y
precursor de Jesús, fue un profeta sin pelos en la
lengua que predicaba en el
desierto, predicando el arrepentimiento de
pecados y bautizando a los que
buscaban una vida nueva, más moral. «Al
ver él que muchos de los fariseos y de
los saduceos venían a su bautismo,
les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os
enseñó a huir de la ira
venidera?» (Mt 3.7). Juan, como Jesús, tenía una
opinión muy baja de la
mayoría de fariseos y saduceos, porque venía más allá de
su religión
«respetable» y sabían que sus corazones no andaban bien. Llamarlos
«generación de víboras» sugiere que Juan dudaba de su sinceridad al buscar
el
bautismo. «La ira venidera» se refiere, por supuesto, al juicio divino, en
el
cual aquellos cuyos corazones no se arrepintieran recibirán el juicio final.
301. Los fariseos y el infierno
¿Puede el ser religioso
hacer que una persona no vaya al infierno? No
necesariamente.
Mateo 23
es un largo reproche de parte de Jesús contra las
«respetables» autoridades
judías, los escribas y fariseos. Ellos practicaban
lo que pudiéramos llamar una
religión «dirigida hacia afuera», mientras que
se dejaba a un lado el amor
genuino hacia la humanidad y hacia Dios. Jesús
podía ser extremadamente severo
contra tales personas: «¡Serpientes,
generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de
la condenación del infierno?»
(Mt 23.33). Ya no hay escribas y fariseos, pero
las palabras de Jesús contra
la religión «externa» todavía se aplican.
302. Hipócritas en el infierno
Jesús dirigió algunas de sus
palabras más cortantes contra los hipócritas
religiosos, gente que parecía
espiritual por fuera pero que carecían de amor
por Dios y por el hombre. En
Mateo 24.51 se refiere a una persona que es
destinada a un lugar en el infierno
«con los hipócritas». En Mateo 23, que
contiene una larga lista de «ayes»,
contra los hipócritas, advirtió: «porque
cerráis el reino de los cielos delante
de los hombres; pues ni entráis
vosotros, ni dejáis entrar a los que están
entrando» (v. 13). En el mismo
discurso habló de la ironía de los hipócritas:
«porque recorréis mar y tierra
para hacer un prosélito, y una vez hecho, le
hacéis dos veces más hijo del
infierno que vosotros» (v. 15).
303. El odio equivale a asesinato
Jesús dejó bien claro que
nuestras necesidades internas deben ser tan
limpias como nuestro exterior, es
decir, nuestras actitudes y pensamientos
son importantes, y no sólo nuestros
actos. Por eso es posible adulterar en
nuestros corazones (Mt 5.28), e
igualmente asesinar. En 1 Juan leemos que
«Todo aquel que aborrece a su hermano
es homicida; y sabéis que ningún
homicida tiene vida eterna permanente en él»
(1 Jn 3.15). ¿Quiere esto decir
que enojarse contra alguien nos impedirá ir al
cielo? Por supuesto que no.
Lo que sí quiere decir es que la actitud de
aborrecimiento es impropia en la
vida de alguien que espera la vida eterna. El
amor es el atributo del cielo, y
el odio es un atributo del infierno.
304. Cuerpo y alma en el infierno
Jesús, maestro del amor y de
la misericordia de Dios, claramente creía
también en el infierno. «Y no temáis
a los que matan el cuerpo, mas el alma
no pueden matar; temed más bien a aquel
que puede destruir el alma y el
cuerpo en el infierno» (Mt 10.28). Algunos
lectores creen que «aquel» aquí
se refiere a Satanás, pero el hecho es que se
refiere claramente a Dios. Jesús
acababa de decirles a sus oyentes que ellos
enfrentarán persecución en este
mundo, y entonces les dijo que había una peor
suerte (después de la muerte)
que la persecución en la tierra. A modo de
suavizar esta severa advertencia
en cuanto al infierno, sin embargo, Jesús
recordó a los suyos que Dios los
valora en alto grado.
305. Las puertas del Hades
«Tú eres Pedro, y sobre esta
roca edificaré mi iglesia; y las puertas del
Hades no prevalecerán contra
ella», le dijo Jesús a su discípulo Simón,
después de que este exclamó que
Jesús era «el Cristo, el Hijo del Dios
viviente» (Mt 16.16-19). ¿Cuáles son las
«puertas del Hades»? El contexto
indica claramente que Jesús se refería al
infierno en el sentido de fuerzas
del mal, fuerzas que se opondrán a la iglesia
pero que nunca triunfarán
sobre ella.
306. «Si tu ojo derecho te es ocasión de
caer...»
Muchos aceptan gustosamente
a Jesús como un buen hombre y como
maestro religioso, pero tienen problemas
para aceptar la creencia de Jesús
en el infierno. Pero allí está en la Biblia,
tan claro como la luz del día. Jesús
habló del amor y la misericordia de Dios,
pero también de juicio y castigo.
Dijo en Mateo 5.29: «Por tanto, si tu ojo
derecho te es ocasión de caer,
sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se
pierda uno de tus miembros, y
no que todo tu cuerpo sea echado al infierno».
Jesús no estaba sugiriendo
una auto mutilación, por supuesto, sino meramente
haciendo hincapié en
que el pecado es serio lo suficiente como para llevar a la
condenación
eterna.
307. El ojo de una aguja
«Más fácil es pasar un
camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en
el reino de Dios» (Mr
10.25). Cuando Jesús dijo esto sabía que sus oyentes
estaban familiarizados con
el tamaño de un camello (en contraste con la
pequeñez del ojo de una aguja).
Aun cuando Jesús dejó en claro que era
posible
(pero raro) que un rico entrara en el cielo, el Nuevo Testamento
consistentemente afirma que la gente que está enamorada de sus posesiones
no
puede amar a Dios.
308. No hay otro camino de salvación
¿Son los creyentes los
únicos que llegarán al cielo? En nuestra era
obsesionada por la tolerancia,
incluso los creyentes se sienten tentados a
decir: «Pues bien, es difícil
decir...». El libro de Hechos en el Nuevo
Testamento en efecto contiene esta
declaración del apóstol Pedro: «Y en
ningún otro hay salvación; porque no hay
otro nombre bajo el cielo, dado a
los hombres, en que podamos ser salvos» (Hch
4.12). ¿Cruel? ¿Intolerante?
Tal vez, pero no algo que se pueda ignorar fácilmente.
309. Pablo y el infierno
La palabra infierno (en griego Gehena) nunca ocurre en ninguno de los
escritos de Pablo, pero la
idea sí está presente. En Romanos 2 Pablo vio una
gran división en la raza
humana: «vida eterna a los que, perseverando en
bien hacer, buscan gloria y
honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que
son contenciosos y no obedecen
a la verdad, sino que obedecen a la
injusticia; tribulación y angustia sobre
todo ser humano que hace lo malo, el
judío primeramente y también el griego»
(vv. 7-9).
310. La lista de exclusiones de Pablo
El apóstol Pablo gustaba de
hablar sobre el gozo de la salvación y de la fe
en Cristo, pero definitivamente
no creía que todo mundo sería salvo. (Como
misionero y evangelista, por
supuesto, hizo todo lo que pudo para salvar a
tantas personas como le fue
posible.) En tres lugares en sus cartas Pablo
menciona listas de personas
específicas que no entrarán en el reino de Dios.
Nótese 1 Corintios 6.9-11:
«¿No sabéis que los injustos no heredarán el
reino de Dios? No erréis; ni los
fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros,
ni los afeminados, ni los que
se echan con varones, ni los ladrones, ni los
avaros, ni los borrachos, ni los
maldicientes, ni los estafadores, heredarán el
reino de Dios. Y esto erais
algunos». Hay una lista similar en Gálatas 5.19-
21: «Y manifiestas son las
obras de la carne, que son: adulterio, fornicación,
inmundicia, lascivia,
idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras,
contiendas,
disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías,
y cosas
semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo
he dicho
antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de
Dios».
Finalmente, en Efesios 5.5: «Porque sabéis esto, que ningún
fornicario, o
inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de
Cristo y de
Dios».
311. Volverse a los gentiles
¿Rechazaría la gente una
oferta de vida eterna? Por supuesto. En la ciudad
de Antioquía los evangelistas
Pablo y Bernabé predicaron el evangelio a los
judíos. Pero algunos de los
judíos hicieron problemas, y los dos apóstoles
hablaron intrépidamente:
«Entonces Pablo y Bernabé, hablando con
denuedo, dijeron: A vosotros a la
verdad era necesario que se os hablase
primero la palabra de Dios; mas puesto
que la desecháis, y no os juzgáis
dignos de la vida eterna, he aquí, nos
volvemos a los gentiles» (Hch 13.46).
Los gentiles (no judíos) se alegraron, y
muchos de ellos creyeron el mensaje
de vida eterna que predicaban los
apóstoles.
312. «No tienen excusa»
¿Es Cristo el único camino
al cielo? ¿Irán al infierno los que nunca han
oído el evangelio cristiano? En
su carta a los Romanos Pablo indica la
respuesta. En el capítulo 1 Pablo habla
de cómo las cualidades invisibles de
Dios están presentes en el mundo creado,
lo cual todo mundo puede ver. En
otras palabras, incluso sin oír el evangelio o
conocer la Biblia, la gente tiene
algún sentido de que hay un Dios, «de modo
que no tienen excusa» (Ro
1.18-20).
313. La paga del pecado
La carta de Pablo a los
Romanos es la doctrina cristiana «en pastilla». Uno
de los versículos del Nuevo
Testamento más citados es 6.23: «Porque la
paga del pecado es muerte, mas la
dádiva de Dios es vida eterna en Cristo
Jesús Señor nuestro». Pablo estaba
recordándoles a los creyentes en Roma
que si hubieran sido dejados en sus
pecados, sufrirían la muerte eterna, pero
mediante la obra de Cristo ellos
llegaron a ser siervos de Dios, no esclavos
del pecado.
314. Mejor casarse que quemarse
En la versión Reina Valera 1
Corintios 7.9 dice: «mejor es casarse que
estarse quemando». Muchos lectores
han dado por sentado que esto quiere
decir que es mejor casarse y no quemarse
en el infierno. Pero este versículo
no tiene nada que ver con el infierno, sino
con las llamas de la pasión. Las
traducciones más nuevas son más precisas: «es
preferible casarse que
quemarse de pasión» (NVI). Pablo estaba diciéndoles a
los creyentes que el
celibato es bueno, pero que no todos pueden controlar sus
impulsos
sexuales por mucho tiempo, así que es mejor casarse y dar al impulso
sexual una salida moral.
315. Dios desea que todos sean salvos
¿Hay un infierno? Sí, según
la Biblia. ¿Se alegra Dios en enviar a la gente
allá? No, en verdad. Pablo le
dijo a Timoteo que Dios «quiere que todos los
hombres sean salvos y vengan al
conocimiento de la verdad.» (1Ti 2.4).
Creyendo esto Pablo le instó a Timoteo
que orara por todos los hombres.
316. La ira venidera
El juicio y la ira van
juntos, y los primeros creyentes sentían tanto alivio
como gozo en que cuando
Cristo volviera a la tierra como Juez, ellos no
sufrirían su ira. Pablo habló
de Jesús «quien nos libra de la ira venidera» (1
Ts 1.10).
317. Reincidir
Esta palabra no ocurre en el
Nuevo Testamento, pero el concepto del
creyente que vuelve al pecado, e incluso
pierde su esperanza del cielo, está
allí. Durante el ministerio terrenal de
Jesús sus propios discípulos,
notablemente Pedro, reincidieron (Mt 26.56,
69-75), y el Nuevo Testamento
se refiere a creyentes que se olvidaron de su fe
(2 Cor 12.20-21; Ap 2.4).
Los primeros creyentes pensaban que esta recaída en
la vida de pecado
afligía al Espíritu Santo (Ef 4.30). Pero el Espíritu era
también el «sello» de
la unión eterna del creyente con Cristo (Ef 1.13-14), así
que hay esperanza
para el creyente descarriado. Por otro lado, véase 318
(crucificando de
nuevo a Cristo).
318. Crucificar de nuevo a Cristo
¿Puede un creyente caer de
su fe y quedar condenado eternamente? Mucha
tinta se ha vertido sobre esta
cuestión de reincidencia (véase 317),
particularmente sobre las severas
palabras de Hebreos 6.1-8. Este pasaje
habla de «los que una vez fueron
iluminados y gustaron del don celestial, y
fueron hechos partícipes del
Espíritu Santo». ¿Qué ocurre con los que
«recaen»? Según este pasaje no pueden
ser renovados al arrepentimiento,
porque al hacerlo así estarían «crucificando
de nuevo para sí mismos al
Hijo de Dios». ¿Quiere esto decir que una persona
salva puede llegar a ser
no salva? Algunos intérpretes dirían que no, si la
persona recae, nunca ha
sido salva, para empezar; sólo parecía que era un verdadero creyente. Otros
tomarían el pasaje de
Hebreos por lo que dice, y dirían que sí, que Dios nos
dio libre albedrío, y
aun cuando él no nos suelta, nosotros podemos
soltarnos de él.
319. Lengua del infierno
La breve carta de Santiago
contiene algunas palabras sabias en cuanto a la
necesidad de controlar la
lengua. Santiago notó que aun cuando es una parte
pequeña del cuerpo humano, es
poderosa y destructora. «Y la lengua es un
fuego, un mundo de maldad. La lengua
está puesta entre nuestros
miembros, y contamina todo el cuerpo... y ella misma
es inflamada por el
infierno» (3.6). La palabra que traduce «infierno» es la
palabra griega
Gehena, que ocurre
sólo en los Evangelios y en este versículo de Santiago.
¿Quiere decir Santiago
aquí que el infierno literalmente inflama la lengua
con fuego? Por supuesto que
no. Sin duda sí quiere decir, no obstante, que
el infierno (el lugar de
destrucción, el lugar de Satanás y los demonios, de
oposición a Dios) figuradamente
inflama la lengua, lo que explica por qué
se puede hacer tanto daño (para otros
así como para nosotros mismos) con
lo que decimos. En otras palabras, la lengua
puede ser una fuerza infernal
en nuestras vidas.
320. Sodoma, Gomorra y el infierno
La carta de Judas se refiere
a las ciudades pecadoras de Sodoma y Gomorra,
que Dios destruyó con fuego y
aire (Gn 19.24). Sufrieron esa suerte porque
habían «fornicado e ido en pos de
vicios contra naturaleza» (Jud 7). Puesto
que el fuego del infierno que cayó sobre
las ciudades pecadoras no fue
eterno, podemos sólo pensar que Judas se refería
al fuego del infierno.
321. La suerte de los falsos
El principal punto de la
breve carta de Judas es: «Cuídense de los falsos
maestros». En términos
inequívocos Judas deja en claro que estos egoístas y
equivocados personajes
sufrirán «eternamente la oscuridad de las tinieblas».
Cuando Judas se refiere a
los falsos maestros como «estrellas errantes» tal
vez se estaba refiriendo al
libro de Enoc, que describe a las «estrellas
errantes» como ángeles caídos,
destinados para el castigo eterno.
322. El lagar del infierno
Una imagen popular del
infierno en la Edad Media e incluso más tarde era
la de una enorme prensa de
aceite, con los pecadores sufriendo en agonía al
ser exprimidos como si fueran
uvas. Esta imagen brota de la Biblia, que
habla en varios lugares de la ira de
Dios contra el pecado siendo como una
prensa, «el gran lagar de la ira de Dios»
(Ap 14.19; véase también Is 63.2;
Lm 1.15; Jl 3.13).
323. «Los libros fueron abiertos»
El libro de Daniel contiene
una visión de Dios en majestad: Daniel le llama
«Anciano de Días», sentado en
un trono, con «millones de millones asistían
delante de él» (de ángeles, damos
por sentado). Luego «el Juez se sentó, y
los libros fueron abiertos» (7.10).
Los comentaristas creen que «los libros»
se refiere al historial de las obras
de los hombres, base del juicio de Dios, y
del destino de ellos en el cielo o
en el infierno (véase 324 [El libro de la
vida]).
324. El libro de la vida
En Apocalipsis una parte del
juicio final de la humanidad es el libro de la
vida. Todos los muertos
comparecen ante Dios, y el historial de las obras de
toda persona sobre la
tierra es la base del juicio. Aquellos cuyos nombres
constan en el libro de la
vida son llevados al cielo, mientras que aquellos
cuyos nombres no constan allí
son arrojados al lago de fuego (Ap 20.12-15;
21.27). Varios otros pasajes de la
Biblia se refieren a, o insinúan, el libro de
la vida (Sal 69.28; Dn 12; Lc
10.20; Fill 4.3).
325. La segunda muerte
En Apocalipsis ocurre esta
frase cuatro veces (2.11;20.6, 14; 21.8), y se
refiere al «lago de fuego» que
es el destino final de aquellos cuyos nombres
no se hallaron en el libro divino
de la vida. A los fieles de Dios se les
asegura que la muerte segunda no tiene
poder sobre ellos. Podemos dar por
sentado que la «primera muerte» se refiere a
la muerte física normal de la
persona. Debido a que las almas de los malos
parecerían ser destruidas en el
lago de fuego, algunos creyentes arguyen que el
infierno no es eterno, sino
que es la aniquilación del alma (véase 28
[aniquilacionismo]).
6
Los tiempos del fin y la Biblia
326. Escatología
Esto es el estudio de «las
últimas cosas» porque la palabra griega escatón
quiere decir «fin» o «último». Muchas partes de la Biblia hablan del «día
de
Jehová» y del retorno de Jesús a la tierra en algún momento en el futuro. La
escatología es un intento de armonizar las diferentes partes de la Biblia y
hacer que tengan sentido entre todas. El libro de Apocalipsis es importante
en
la escatología, así como las afirmaciones de Pablo en 1 Corintios 15, 1
Tesalonicenses 4.13-5.11 y 2 Tesalonicenses 2.1-12. Jesús mismo habló de
los
tiempos del fin, notablemente en Marcos 13, Mateo 24 y otras partes.
Del
Antiguo Testamento se estudian Daniel, capítulos 7 al 12. (Véase 328
[La
segunda venida]); 338 [El rapto]).
327. Parusía
Esta palabra griega quiere
decir «presencia» o «venida». Específicamente
se refería a la visita de un rey
o dios. Tal ocasión decía a la gente: «Vístanse
de lo mejor, arréglenlo todo,
alguien importante va a venir a vernos». El
Nuevo Testamento usó parusía para referirse a la segunda
venida de Jesús
(véase 328), algo mucho más dramático y final que la visita de
cualquier
rey terrenal. Jesús ya había venido una vez a la tierra, pero su
venida en
gloria, su parusía, será
más dramática y final, porque decidirá el destino
final de todos: el cielo o el
infierno.
328. La segunda venida
Los primeros creyentes
sabían que Jesús había ascendido al cielo, y
esperaban que volvería del cielo
por los suyos, como los ángeles les dijeron
a los discípulos (Hch 1.11). A este
evento esperado nos referimos como la
segunda venida de Cristo, aun cuando el
término nunca se usa en la Biblia.
Jesús predijo su retorno, pero dejó en claro
que nadie podría predecir la
hora (Mt 24-25; Jn 14.3). Pablo se refirió muchas
veces a esta gran
esperanza: 1 Corintios 15.23; Filipenses 3.20; Colosenses
3.4; 1
Tesalonicenses 4.15-17; y otros pasajes. Los autores del Nuevo
Testamento
claramente esperaban que el evento ocurriera mientras estuvieran con
vida.
Con igual claridad, el evento todavía no ha ocurrido. Sin duda los
autores
del Nuevo Testamento repetirían su mensaje: «Estén alerta».
Aun cuando
muchas personas en nuestros días están escépticos en
cuanto a la segunda
venida, los primeros creyentes creían en ella tan
fuertemente que la hicieron
parte de sus credos principales (El credo
apostólico y el credo niceno, por
ejemplo). (Véase 338 [El rapto]; 329 [El
día de Jehová]; 906 [El juicio
final].)
329. El día de Jehová
Los profetas usaron esta
frase para referirse a un tiempo futuro cuando Dios
intervendría para castigar
el pecado y librar a sus justos. «Porque grande es
el día de Jehová, y muy
terrible; ¿quién podrá soportarlo?» (Jl 2.11).
(Algunos otros ejemplos de los
profetas incluyen: Is 2.12; 13.9; Jer 46.10;
Ez 13.5; Jl 3.14; Am 4.18; Sof
1.7; Zac 14.1; Mal 4.5.)
El Nuevo
Testamento añade un nuevo elemento: el retorno de Cristo,
quien juzgará a todos
los hombres. Pablo se refirió al «día del Señor Jesús»
(2 Cor 1.14). Según 2
Pedro 3.10 el día tomará a la gente por sorpresa y
será dramático: «el día del
Señor vendrá como ladrón en la noche» (véase
330 [ladrón en la noche]).
330. «Ladrón en la noche»
Más de una vez el Nuevo
Testamento usa esta expresión para referirse al
retorno de Jesús a la tierra.
La idea es que tomará a la gente desprevenida, y
por eso los fieles deben estar
alerta todo el tiempo. Según Pablo, «el día del
Señor vendrá así como ladrón en
la noche» (1 Ts 5.2). Pedro explicó más
sobre este retorno: «Pero el día del
Señor vendrá como ladrón en la noche;
en el cual los cielos pasarán con grande
estruendo, y los elementos ardiendo
serán deshechos, y la tierra y las obras
que en ella hay serán quemadas» (2
P 3.10). Una película evangelizadora que se
usó ampliamente en la década
de los setenta se titulaba Como Ladrón en la Noche.
331. El tribunal de Cristo
Cristo como Juez de todos
los hombres es el tema clave del Nuevo
Testamento. Cuando él aparezca
gloriosamente en su segunda venida (véase
328), juzgará a los vivos y a los
muertos. Esto lo indica Pablo sucintamente:
«Porque es necesario que todos
nosotros comparezcamos ante el tribunal de
Cristo, para que cada uno reciba
según lo que haya hecho mientras estaba
en el cuerpo, sea bueno o sea malo» (2
Cor 5.10). Esto levanta un punto
interesante: En tanto que todas las personas
irán al cielo o al infierno como
su destino final, la Biblia no da ninguna idea
de una «igualdad total»,
porque es claro que hay grados de recompensa en el
cielo, basados en lo
que hemos hecho o no hemos hecho en nuestras vidas aquí en
la tierra.
332. Ovejas y cabritos
La parábola de las ovejas y
los cabritos en el Evangelio de Mateo es un
cuadro del juicio final. Jesús se
mostró como siendo un pastor que separa su
rebaño: ovejas a un lado, cabritos
por el otro (Mt 25.31-46). Agradeció a las
ovejas (los justos) por darle
comida, ropa y hospitalidad. Las ovejas se
sorprendieron, y preguntaron cuándo
habían hecho tales cosas por él. Él
respondió: «De cierto os digo que en cuanto
lo hicisteis a uno de estos mis
hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis».
Luego les dijo a los cabritos:
«Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno
preparado para el diablo y sus
ángeles... en cuanto no lo hicisteis a uno de
estos más pequeños, tampoco a
mí lo hicisteis». Los cabritos se enteraron de
que amar a Dios incluye actos
diarios de bondad a los seres humanos.
333. El trigo y la cizaña
En la parábola que relató
Jesús, un hombre sembró trigo en su campo, pero
por la noche su enemigo sembró
cizaña (hierba mala), que creció entre el
trigo. El que sembró el trigo escogió
dejar que el trigo y la cizaña crezcan
juntos hasta la siega, cuando recogería
la cizaña y la quemaría. El trigo
representa a los hijos del reino, el enemigo
es el diablo, la cizaña son los
hijos del diablo, y la siega es el fin del
mundo. Los «segadores» son los
ángeles, que separan a los buenos y los malos
(Mt 13.24, 36-43).
334. La parábola de los talentos
Un «talento» en tiempos del
Nuevo Testamento era una unidad monetaria.
En Mateo 25.14-30 Jesús relató la
parábola de los talentos. Un hombre rico
distribuyó su dinero entre tres de sus
siervos antes de salir de viaje, dándole
a cada uno una suma diferente de
dinero. Cuando volvió halló que dos de
los siervos habían invertido sabiamente.
Los elogió y les prometió una
recompensa mayor. Pero uno de los siervos había
enterrado el dinero, y su
amo lo llamó perverso y holgazán por no hacer mejor
uso del dinero. Jesús
claramente tenía la intención de que esta sea una
parábola del juicio final,
con este significado: A cada uno de nosotros se nos
han dado diferentes
«talentos» (afortunada selección de palabras, ¿verdad?),
pero cada uno debe
usar sabiamente lo que tenemos. Si no ponemos en uso
nuestros talentos,
somos siervos indignos y no merecemos una recompensa eterna.
335. Ángeles y trompetas
En tiempos antiguos se
usaban las trompetas para dar señal de algo
importante. Los judíos, y (más
adelante) los cristianos naturalmente creían
que en el juicio final habría un
toque global de la trompeta, y, por supuesto,
que los ángeles acompañarían la
aparición de Dios. Una antigua tradición
cristiana dice que el ángel Gabriel
tocará la trompeta señalando el fin del
mundo. A decir verdad, la Biblia no
menciona a ningún trompetero
angelical, aun cuando Jesús mismo dijo que los
ángeles tocarían la trompeta
y reunirían al pueblo de Dios (Mt 24.31). Pablo
habló del rapto con estas
palabras: «Porque el Señor mismo con voz de mando,
con voz de arcángel,
y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los
muertos en Cristo
resucitarán primero» (1 Ts 4.16). (Véase 338 [El rapto].)
Siete
ángeles con trompetas desempeñan un papel importante en el
libro de
Apocalipsis. Los primeros seis ángeles tocaron sus trompetas en
sucesión, anunciando
seis horribles plagas sobre la humanidad. Finalmente,
el séptimo ángel con
trompeta anunció que el mundo le pertenece a Cristo,
y (como lo dice el Mesías de Handel) «reinará por siempre y
siempre» (Ap
8-11).
La única
ocasión en que la Biblia usa en realidad la frase «la trompeta
final» es en 1
Corintios 15.52 (véase 253 [En un abrir y cerrar de ojos].)
336. «Vendrán tiempos peligrosos»
Escribiéndole a su protegido
Timoteo, Pablo dijo: «También debes saber
esto: que en los postreros días
vendrán tiempos peligrosos». Luego pasó a
describir el egoísmo y el mal que
caracterizarán los tiempos finales (2 Tim
3.1-9). Lo que Pablo describió aquí
es, por supuesto, el estado de la
humanidad de todos los tiempos: egocéntrica,
opuesta a una vida vivida en
amor a Dios y al hombre. Pero Pablo y los demás
autores del Nuevo
Testamento estaban seguros de algo: Antes de que Cristo
volviera a la
tierra, el mal aumentaría incluso más; «abriría todos los
registros»,
haciendo a la tierra tan infernal como es posible hasta que Cristo
finalmente
quebrante para siempre el poder del mal.
337. La tribulación
Jesús mismo predijo que en
los tiempos finales «habrá entonces gran
tribulación, cual no la ha habido
desde el principio del mundo hasta ahora,
ni la habrá» (Mt 24.21). El libro de
Apocalipsis, el gran libro de los tiempos
finales, trata de este asunto,
mostrando (de una manera simbólica) el
sufrimiento de los santos bajo los
poderes del mal. Apocalipsis 7.14 se
refiere a un período de persecución como
«la gran tribulación», y así la
frase ha pasado al vocabulario cristiano.
Aun cuando
es posible, e incluso probable, que la peor persecución
todavía está en el
futuro, cada día desde el tiempo de los apóstoles los
creyentes han sido
torturados y muertos en alguna parte del globo. Sería una
injusticia decirles a
los que murieron como mártires que «la tribulación
todavía no ha sucedido».
(Véase 328 [La segunda venida]; 339 [El
milenio].)
338. El rapto
El rapto se refiere al
evento en que los creyentes serán unidos con Cristo en
su segunda venida. La
idea se basa en las palabras de Pablo en 1
Tesalonicenses 4.16-17: «Porque el
Señor mismo con voz de mando, con
voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los
muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros
los que vivimos, los
que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con
ellos en las
nubes para recibir al Señor en el aire».
La
declaración clásica de Jesús en cuanto al rapto es probablemente
Mateo
24.39.41: «Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y
el otro será
dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será
tomada, y la
otra será dejada».
La palabra
rapto procede del latín raptus, que quiere decir «acción de
arrebatar», pero obviamente también está presente el significado normal de
rapto «estado de excitación emocional
intensa». (Véase también 328
[Segunda venida].)
339. El milenio
Quiere decir «mil años», y
es importante en el pensamiento cristiano debido
a Apocalipsis 20, que habla de
un reinado de mil años de Cristo y sus santos
en la tierra. Durante este
período Satanás será «atado», y Cristo y sus santos
(incluyendo los que han
muerto) existirán en una edad dorada, después de la
cual Satanás será suelto,
pero será derrotado para siempre jamás.
Con sus
visiones llenas de símbolos y significados ocultos, Apocalipsis
ha dejado
perplejos a muchos por siglos. La gente que lo estudia no
concuerda en cuanto
al tiempo del milenio. Hay «premilenialistas»,
«postmilenialistas» y
«amilenialistas». Los «pre» creen que Cristo regresará
antes del milenio, en
tanto que los «pos» creen que regresará después de ese
período. Los
amilenialistas toman los «mil años» simbólicamente,
refiriéndose al período
entre los días de Cristo en la tierra y su retorno final.
Mucha tinta ha corrido
respecto a este asunto del milenio.
340. El primer milenio
Conforme se acercaba el año
1000 d. C. muchos creyentes creían que Cristo
regresaría a la tierra para el
juicio final y que llevaría a su pueblo al cielo.
Después de todo, razonaban,
había habido mil años de cristianismo, así que
después de este reinado de mil
años de Cristo sobre la tierra (o por lo menos
así se lo imaginaba), él
regresaría. Miles de himnos, poemas y sermones,
hablaron del «Día de Jehová»,
que inevitablemente vendría con el año
1000. A principios de los novecientos,
un concilio eclesiástico decretó
oficialmente que había empezado el siglo final
de la historia. Una frase
latina se popularizó ampliamente: adventante mundi vespero: «puesto que
la
noche del mundo se acerca». Pero no ocurrió así. La lección que
aprendimos:
Como Cristo nos lo dijo, nadie sabe ni el día ni la hora cuando
él regresará
(Mt 24.36).
341. «Los que durmieron»
Los primeros cristianos
tomaron en serio la segunda venida, y la mayoría de
ellos esperaba con anhelo
estar vivo cuando Cristo regresara. Conforme
pasaban los años sin que Cristo
regresara, algunos se empezaron a
preocupar, preguntándose qué les ocurriría a
los creyentes que ya habían
muerto. Pablo trató de esta apremiante cuestión en
1 Tesalonicenses:
«Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que
duermen,
para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.
Porque
si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús
a
los que durmieron en él» (4.13-14). Note su uso de «durmieron»; los
cristianos que han muerto en realidad no están «muertos», porque los
muertos no
despiertan, sino son los que están sólo «dormidos» los que se
despertarán.
342. Judas y Enoc
La mayoría de cristianos
nunca aceptó como inspirados los escritos
conocidos como el libro de Enoc, pero
de todas maneras se lo leía
ampliamente. La carta de Judas (vv. 14-15) lo cita:
«He aquí, vino el Señor
con sus santas decenas de millares, para hacer juicio
contra todos, y dejar
convictos a todos los impíos». Aun cuando Enoc no se
considera Escrituras
inspiradas, Judas sí lo es, y esta cita por cierto que
expresa la noción bíblica
del juicio final.
343. La corona de gloria
En 1 Pedro 5.4 se llama a
Jesús «el Príncipe de los pastores», y dice que
cuando él aparezca (en la
segunda venida), los creyentes recibirán «la
corona incorruptible de gloria».
344. Los dos testigos de Dios
Apocalipsis 11 menciona a
dos testigos de Dios que serán perseguidos y
muertos por la bestia cerca del
final de los tiempos. Aunque muertos, Dios
les devolverá la vida, y los llevará
al cielo. Una antigua tradición cristiana
dice que los dos testigos son Elías y
Enoc, los dos hombres del Antiguo
Testamento que nunca murieron sino que fueron
llevados al cielo. Otra
tradición dice que son Elías y Moisés, los dos hombres
que aparecieron con
Jesús en su transfiguración (Mr 9.4-5).
345. Gog y Magog
En Ezequiel 38.2-3 se
menciona a Gog como siendo príncipe en la nación
de Magog. Pero en Apocalipsis
20.8 Gog y Magog se refieren a dos
naciones (o tal vez fuerzas) que harán la
guerra contra el pueblo de Dios en
los tiempos del fin.
7
Todo sobre los
ángeles de la guarda
346. Ángeles guardianes
Las ideas y creencias están
de moda o pasan de moda, como la ropa. Aun
cuando por muchos años casi ni se
hablaba de los ángeles (incluso entre la
mayoría de creyentes), hoy son un tema
candente. Libros y revistas hablan
de ángeles de la guarda, incluyendo cómo
ponerse en contacto con el suyo
propio. ¿Qué dice la Biblia respecto a los ángeles
de la guarda, en el sentido
de un ángel especial que guarda a cada persona?
No mucho.
Aun cuando muchas veces se menciona la protección de los
ángeles (Sal 91.11-12,
para mencionar un pasaje importante), hay sólo dos
pasajes que dan indicios de
que cada uno de nosotros tiene su ángel en
particular. Mateo 18.10 menciona a
Jesús diciendo: «Mirad que no
menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os
digo que sus ángeles en
los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está
en los cielos». Jesús
acababa de hablarles a sus discípulos en cuanto a ser
humildes como niños,
y luego les habló de lo serio que es hacer tropezar a «uno
de estos
pequeños». Aun cuando sus palabras en 18.10 sugieren que los ángeles
los
vigilan, no hay nada que diga que hay un ángel para cada pequeño.
Hechos 12
relata la liberación de Pedro de la cárcel por un ángel (véase
112 [Pedro y el
ángel]). Cuando estuvo libre, se fue a la casa de los
hermanos creyentes,
sorprendiendo a la criada que oyó su voz. Sus amigos
le dijeron a la muchacha
«Es su ángel». Algunos comentaristas dicen que
los amigos pensaron que el ángel
de la guarda de Pedro había aparecido en
lugar de Pedro. Evidentemente algunos
judíos de ese tiempo creían que el
ángel de la guarda de una persona podía
aparecerse exactamente como esa
persona. Hechos no da ninguna indicación de que
esto sea así.
En breve,
la Biblia no nos da ninguna enseñanza definida en cuanto a
si cada persona
tiene un ángel en particular. Pero hay definitivamente
ángeles (plural)
guardándonos (plural). El teólogo Juan Calvino, que insistía
en basar su
teología en la Biblia, afirmaba que hay ángeles que nos guardan,
pero especular
que cada uno de nosotros tiene uno es desperdiciar el
tiempo.
347. Los ángeles de estos pequeñitos
A los ojos de Dios nadie es
inútil o insignificante, y su noción de la valía de
una persona puede ser
enormemente diferente de la nuestra. Considérese las
palabras de Jesús en Mateo
18.10: «Mirad que no menospreciéis a uno de
estos pequeños; porque os digo que
sus ángeles en los cielos ven siempre el
rostro de mi Padre que está en los
cielos». Los eruditos bíblicos interpretan
este pasaje de varias maneras, pero
un significado parece ser claro lo
suficiente: Necesitamos tener cuidado con lo
que le decimos o hacemos a
alguna persona, porque aunque nadie más vea nuestra
obras, los ángeles
siempre las ven.
348. Carros de fuego
El gran profeta Elías no
murió, según 2 Reyes 2. Estaba con su sucesor, el
profeta Eliseo, cuando «yendo
ellos y hablando, he aquí un carro de fuego
con caballos de fuego apartó a los
dos; y Elías subió al cielo en un
torbellino» (v. 11).
Carros de
fuego aparecieron para Eliseo en otro incidente. El rey de
Arama quería
apresarlo, y envió una poderosa fuerza para que lo capturara.
El siervo de
Eliseo vio las tropas arameas que venían y se aterró. Eliseo le
dijo: «más son
los que están con nosotros que los que están con ellos».
Entonces el Señor le
abrió los ojos al siervo, y él vio «que el monte estaba
lleno de gente de a
caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo». Esta
historia es uno de los
más vívidos recordatorios en la Biblia que en verdad
hay ángeles que protegen
al pueblo de Dios (2 R 6.8-18).
349. Los ángeles de las siete iglesias
El libro de Apocalipsis
empieza con mensajes de Cristo a siete iglesias en
Asia (la región que hoy
conocemos como Turquía). Los siete mensajes
separados empiezan con «al ángel de
la iglesia en...» Los primeros
cristianos parece que creían que cada grupo de
creyentes tenía su propio
ángel, una especie de ángel de la guarda para el
grupo (2.1, 8, 12, 18; 3.1, 7,
14).
350. Agazodaimón
Esta palabra griega quiere
decir «demonio bueno» o «espíritu bueno». En el
período pre-cristiano, muchos
griegos creían que cada persona tenía un
agazodaimón
que le cuidaba toda la vida. Cuando llegó el cristianismo con
su creencia
en los ángeles buenos de Dios, fue fácil para los que creían en el
agazodaimón creer que Dios le había dado
a cada individuo un ángel de la
guarda.
351. Genio
Usamos esto para referirnos
a intelecto brillante, pero la palabra latina
genius tenía un significado diferente para los romanos. Se refería
a una
clase de espíritu guardián, asignado no sólo a la gente sino también a
los
lugares y cosas. El genio de una
persona era esencialmente lo mismo que
ángel de la guarda. Conforme muchos
romanos se hicieron cristianos,
trasladaron su creencia en un genio a creer en un ángel de la guarda.
352. Fiesta de los ángeles de la guarda
La Iglesia Católico Romana
celebra el 2 de octubre como la Fiesta de los
Ángeles de la Guarda. Cae sólo
tres días después del día festivo más
importante que celebra a los ángeles
Miguel, Gabriel y Rafael. La fiesta de
los ángeles de la guarda se ha celebrado
oficialmente desde 1518.
353. Opus Sanctorum Angelorum
Este es un grupo católico
romano, que recibió aprobación oficial del Papa
en 1968. Su nombre en latín
quiere decir «obra de los santos ángeles», y sus
miembros trabajan para
fomentar la creencia en ángeles de la guarda y
animar a los seres humanos a
trabajar con los ángeles para la gloria de Dios
y el bien de la humanidad.
354. ¿Ángel bueno y ángel malo?
Películas y programas de
televisión extraen risas fáciles mostrando a algún
personaje escuchando a su
ángel bueno o su ángel malo, a menudo
mostrado sentado en los hombros del
personaje, tirando de la conciencia de
la persona en diferentes direcciones.
¿Respalda la Biblia esto? Ni en sueños.
Aun cuando puede haber algún indicio en
cuanto a la creencia de que cada
persona tiene un ángel de la guarda (uno
bueno, es decir), la Biblia no dice
nada en cuanto a algún ángel y un diablo
para cada persona. La creencia es
muy antigua, sin embargo, porque en el siglo
dieciséis el teólogo Juan
Calvino ya la sabía. La tildó de «vulgar
imaginación». La novela The
Screwtape
Letters de C. S. Lewis muestra que Lewis creía que cada ser
humano tiene un
demonio tentador asignado a su persona.
355. ¿Tienen sólo los creyentes ángeles de
la guarda?
¿Son los ángeles de la
guarda sólo para los creyentes, o para todo mundo?
La mayoría de los primeros
teólogos dijeron que los ángeles de la guarda
eran sólo para los creyentes, aun
cuando unos pocos dijeron que no, que
todo mundo en la tierra tiene su ángel.
En general los creyentes han creído
que todo mundo tiene su ángel de la guarda,
pero eso no quiere decir que
todo mundo irá al cielo.
356. ¿Pueden retirarse los guardianes?
Damos por sentado que
nuestros ángeles de la guarda estarán «siempre allí
para nosotros». Algunos de
los santos han discrepado. Aun cuando nuestros
guardianes naturalmente obran
para motivarnos a pensar y actuar como es
debido, cuando pecamos o erramos de
alguna manera, el ángel puede
retirarse por un tiempo. El gran Ambrosio, obispo
de Milán en el siglo
cuarto, creía que el ángel puede retirarse en protesta por
el pecado de la
persona, aun cuando regresaba si la persona se arrepentía.
357. «Sólo la Biblia»
Generalmente hablando, los
católico romanos tienen una rica creencia en
ángeles, con muchos
pronunciamientos oficiales que se refieren a los
ángeles de la guarda, ángeles
en la adoración, y así por el estilo. Los
protestantes no rechazan a los
ángeles, pero puesto que la Reforma
protestante de los años 1500 fue un
movimiento de «regreso a lo básico» (lo
que quiere decir «regreso a la
Biblia»), una gran porción de la creencia y
práctica católico romana fue
barrida. Esto incluyó la teología de Tomás de
Aquino, con sus muchos volúmenes,
quien escribió cientos de páginas
sobre los ángeles. La actitud protestante
básica ha sido que los creyentes
deben contentarse con lo que Dios ha revelado
en la Biblia. Cualquier cosa
más allá de eso es mera especulación, y puede
meternos en problemas. Así,
por ejemplo, mientras que el catolicismo romano
oficialmente enseña que
tenemos ángeles de la guarda, los protestantes no
tienen ninguna posición
oficial sobre esto, puesto que la Biblia no es clara
respecto al tema. Una
cosa es segura: Cuando se le ha permitido a la gente
especular sobre la
naturaleza de los ángeles, casi todo sirve. Si los primeros
líderes
protestantes hubieran podido ver la avalancha de libros de la Nueva Era
sobre ángeles y «espíritus guía», sin duda hubieran dicho: «¿No ves? Les
dijimos que se apegaran a la Biblia».
358. Simón Estilita (390-459)
Simón fue un «santo de
pilar», que pasó los últimos treinta y siete años de
su vida encima de una
columna de veinte metros. Sus discípulos, y tuvo
muchos, usaban baldes y sogas
para hacerle llegar las pequeñas cantidades
de comida y agua que necesitaba.
Por extraño que nos parezca, los que se
sentaban en la punta de columnas creían
que estaban protestando contra la
mundanalidad, al mostrar lo poco del mundo
que requerían. Muchos
buscaban a Simón como guía espiritual. Hubo testigos que
afirmaban que a
menudo lo visitaba su ángel de la guarda, que también predijo
el momento
de su muerte.
359. Gema Galgani (1878-1903)
En su corta vida, esta mujer
italiana, ahora santa de la Iglesia Católico
Romana, tuvo visiones de Cristo y
encuentros tanto con demonios como
con ángeles. Anotó estos encuentros en su
diario y en sus cartas, y testigos
la observaron en conversación con los
ángeles (oyendo sólo la voz de ella,
no la de los ángeles). Cuando sentían que
la asaltaban los demonios, ella
llamaba a su ángel de la guarda, de quien
pensaba que era para ella como un
hermano.
360. Los ángeles y el purgatorio
El folklore cristiano dice
que el ángel de la guarda guía el alma del justo al
cielo. ¿Qué tal si la
persona tiene que ir al purgatorio antes de entrar al
cielo? Los católico
romanos creen que el ángel de la guarda visitará y
consolará el alma en el
purgatorio, y luego, cuando el alma ha «cumplido su
condena» la guiará al
cielo.
361. Guardianes nacionales
Muchos creyentes creen que
los individuos tienen ángeles de la guarda,
pero algunos creen que las naciones
e incluso las ciudades pueden tener sus
propios guardianes. Hechos 16.9 informa
que Pablo tuvo una visión de «un
varón» macedónico, rogándole que fuera y les
predicara el evangelio en
Macedonia. Algunos creen que el «varón» era el ángel
de la guarda de los
macedonios, anhelando que su gente se haga cristiana.
362. Etnarca
La palabra quiere decir
«gobernador de una nación». El folklore judío dice
que cada nación tiene su
propio ángel guardián, su etnarca. Tomado
globalmente, los etnarcas desempeñan
el papel de tratar de mantener a todo
el mundo en paz tanto como sea posible.
Puesto que los judíos a menudo
fueron perseguidos por otras naciones,
desarrollaron la idea de que los
etnarcas de las demás naciones no eran
necesariamente ángeles buenos.
Obviamente los imperios perversos de la historia
han tenido etnarcas muy
malos (o por lo menos ineficaces).
363. Psicopompos
La mayoría de religiones
tiene una tradición de que el alma de la persona
que acaba de morir necesita
cierto tipo de escolta al más allá. Los
estudiosos de la religión los llaman psicopompos. Oficialmente, ni los
cristianos ni los judíos tienen ninguna creencia respecto a esto, pero el
folklore tanto judío como cristiano tienen lugar para ángeles guías que
conducen el alma al cielo o al infierno. En la mayoría de versiones de la
historia el psicopompo es, apropiadamente, el ángel de la guarda de la
persona.
364. Aquino habla de guardianes
Tomás de Aquino (véase 606),
el teólogo por excelencia de la Iglesia
Católico Romana, enseñaba que cada
persona tiene su propio ángel de la
guarda que le llega en el momento del
nacimiento. Cuando la persona entra
en el cielo recibirá compañeros angélicos,
que no serán el mismo ángel de
la guarda que tuvo en la tierra. En el infierno,
por otro lado, toda alma
condenada tendrá su propio demonio que la castiga eternamente.
365. Bernardo de Claraval (1090-1153)
Bernardo fue uno de los
santos más queridos de la Iglesia Católico Romana,
fogoso predicador contra la
herejía, pero también autor de himnos y guías
devocionales. Bernardo creía
fuertemente en ángeles de la guarda y creía
que los cristianos deben mostrar
gran respeto y gratitud a los ángeles santos.
Pero, en concordancia con la
posición oficial católico romana, insistía en
que se deben honrar a los
ángeles, pero no en realidad adorarlos.
366. Pío XI (1857-1939)
Mucho antes de que llegara a
ser papa creía firmemente en los ángeles de la
guarda y le rezaba al suyo
continuamente durante el día. En sus reuniones
con los muchos oficiales de la
iglesia Pío le oraba a su ángel, pidiéndole
que obrar en concierto con los
ángeles de las personas con quienes estaba
reunido. Afirmaba que la interacción
de su propio ángel con los de los otros
le ayudaba en las delicadas
negociaciones requeridas en su posición de
papa.
367. Pío XII (1876-1958)
Enfrentándose a un mundo
cambiante que se mostraba cada vez más
escéptico a la enseñanza tradicional, el
papa Pío emitió una encíclica en
1950 insistiendo en que los ángeles son seres
reales y que ningún católico
romano debe poner en tela de duda su existencia.
Le gustaba recordarle a la
gente que los ángeles de la guarda eran
«igualadores» en la iglesia, porque
incluso el creyente más pobre y humilde
tiene uno.
368. Juan XXIII (1881-1963)
El querido hombre que se
conoció como «el buen papa Juan» insistía en que
los católico romanos fielmente
recuerdan a sus ángeles de la guarda así
como los de las personas con quienes
tienen tratos. En su charla radial
dirigida a los católico romanos les instaba
que recordaran a sus respectivos
ángeles de la guarda y que les enseñaran a sus
hijos que siempre estaban
bajo la protección de sus ángeles de la guarda.
369. Ángeles cuidadores
El teólogo de los primeros
siglos Clemente de Alejandría creía que los
infantes que nacen prematuramente
estaban bajo el cuidado de «ángeles
cuidadores». Más adelante algunos
escritores cristianos afirmaron que los
cuidadores también cuidaba a los niños
ilegítimos.
370. Ángeles en el Talmud
El Talmud, antigua colección
de comentarios sobre la ley judía, estima muy
en alto a los ángeles guardianes.
Cada judío recibía la atención, durante
toda su vida, de once mil de ellos.
Toda la creación se beneficia por los
guardianes; es más, cada brizna de hierba
tiene un ángel, que le dice:
«crece».
371. Ángeles y mantras de la Nueva Era
En la vasta maraña de
creencias llamada el movimiento de la Nueva Era
hay serio interés en los
ángeles. Muchos adeptos aceptan la idea de que
cada individuo tiene un ángel de
la guarda. Algunos gurús de la Nueva Era
aducen que la persona puede recitar un
mantra (palabra o frase en particular,
repetida para que la persona «se
enfoque») para ayudarle a invocar a su
ángel de la guarda. Una vez que a este
ángel se le pone nombre, ese nombre
se puede usar como mantra para llamarlo.
372. Espíritus guías
En el movimiento de la Nueva
Era, ponerse en contacto con el espíritu guía
de uno es un pasatiempo popular.
En tanto que algunos adeptos de la Nueva
Era los llaman ángeles, otros no
(puesto que muchos adeptos evitan
palabras que aunque sea remotamente sugieren
el cristianismo). Los
espíritus guías pueden realizar muchas de las mismas
funciones que los
ángeles de la guarda, excepto que (con el movimiento de la
Nueva Era tan
preocupado por la tolerancia) los espíritus guías rara vez
regañan a la
persona por el pecado. Los espíritus guías, a diferencia de los
ángeles de la
Biblia, pueden ayudar a hacer contacto con los muertos.
373. Eularia y las NU
La creencia en ángeles
guardianes para los individuos e incluso para las
naciones es muy antigua. El
movimiento de la Nueva Era ha hecho su
agosto con los ángeles de la guarda, y
un libro incluso afirma que las
Naciones Unidas tiene su propio guardián: El
libro Ask Your Angels
(Pregúntale a
tus ángeles), publicado en 1992, afirma que el ángel de la
guarda de las
Naciones Unidas se llama Eularia. (La gente que sospecha de
las NU tal vez se
pregunta si Eularia es un demonio en lugar de ser un
ángel.)
8
Encuentros, reales e imaginarios
374. El tercer cielo
Pablo se refiere a un hombre
(posiblemente él mismo) que fue arrebatado al
tercer cielo (2 Cor 12.2). Esto
refleja una creencia de los judíos de que
había tres cielos distintos: (1) el
aire, la atmósfera que rodea a la tierra; (2)
el firmamento, donde se ubican
las estrellas y los planetas; y (3) el cielo de
los cielos, la habitación de
Dios, hogar del Redentor y de los redimidos. Al
decir «tercer cielo» Pablo no
estaba hablando de flotar en la atmósfera, sino
de ver una visión de la misma
morada de Dios. (Véase 258 [Experiencias
fuera del cuerpo].)
375. La visión de Moody
El evangelista D. L. Moody
(véase 619), cuando se creía que estaba cerca
de su muerte, dijo que «la tierra
retrocede, el cielo se abre delante de mí».
Le dijo a los que estaban cerca:
«Esto no es sueño. Es hermoso, es como
estar en trance. Si esto es morir, qué
dulce es morir». Moody revivió y
relató que se le había permitido ver el mundo
invisible, dentro de las
puertas del cielo, en donde vio las caras de sus seres
queridos fallecidos
mucho tiempo atrás. Les dijo a sus amigos que cuando
leyeran en los
periódicos que D. L. había muerto: «No crean ni una sola palabra
de eso. En
ese momento estaré más vivo de lo que estoy ahora».
376. Corrie ten Boom
La piadosa mujer holandesa
que escribió El cuarto secreto, Trampa
para el
Señor y otros clásicos cristianos relata su propia experiencia con
la
protección de ángeles. En su libro Prisionera,
y sin embargo relata cómo
ella y su hermana fueron llevadas al campamento
de concentración nazi
durante la Segunda Guerra Mundial. Corrie, llevando una
Biblia escondida
debajo del vestido, le pidió a Dios que la protegiera con
ángeles cuando los
guardias cacheaban a todas las mujeres. De alguna manera, y
Corrie lo
atribuye a los ángeles, la Biblia pasó desapercibida, aun cuando los
guardias
cachearon a todas las otras mujeres y encontraron lo que habían escondido.
377. Kenneth Hagin (n. 1917)
Como autor Hagin informa en I Went to Hell (Yo fui al infierno) que
literalmente fue: En 1933, durante un período de 10 minutos sus señales
vitales
fallaron tres veces, cada vez permitiéndole ver el infierno. Esto
resultó en su
conversión y, un año más tarde, fue sanado de todas sus
enfermedades. El
ex-inválido fue bautizado en el Espíritu en 1937 y
empezó un ministerio
pentecostal.
378. Antonio el ermitaño (c. 300)
Antonio, egipcio acomodado,
tuvo una crisis espiritual cuando oyó un
sermón sobre el mandamiento de Jesús
al joven rico: «Si quieres ser
perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a
los pobres» (Mt 19.21).
Antonio regaló su tierra y donó su dinero a los pobres.
Vivió una vida
sencilla, durmiendo sobre el suelo y subsistiendo con una comida
al día
(pan y agua). Vivió por años en un fuerte abandonado, sin embargo atrajo
seguidores, que creían que el cristianismo se había convertido en mundanal
y
materialista (que en efecto lo había hecho).
379. Mónica (332-387)
Fue la madre de Agustín
(véase 569), uno de los más grandes autores
cristianos. Mucho antes de la
conversión de Agustín al cristianismo,
Mónica oraba por él y se alegró cuando
él se convirtió. Madre e hijo
debatieron muchas veces sobre el más allá.
Mientras hablaban un día,
ambos contaron su visión del cielo. Poco después
Mónica murió. Ambos
creían que el cielo era mucho mayor que cualquier placer
terrenal.
380. Girolamo Savonarola (1452-1498)
En la era del Renacimiento,
la ciudad de Florencia, en Italia era
notoriamente mundanal. Por un breve
tiempo hubo allí un despertamiento
religioso y moral gracias a la predicación
de Savonarola, monje que
predicaba intrépidamente contra la corrupción y la
inmoralidad. Hablaba
con autoridad, y la gente respondió. Creía que los ángeles
le hablaban,
advirtiéndole que los eventos del libro de Apocalipsis estaban a
punto de
ocurrir. El Anticristo, agente de Satanás, gobernaba Italia, pero
Cristo
volvería pronto. Tristemente, Savonarola cometió la equivocación de
desafiar
a un papa corrupto e inmoral, quien le hizo ejecutar.
La
predicación de Savonarola sobre el juicio divino fue una poderosa
influencia
sobre los pintores Miguel Ángel (véase 698) y Boticelli (véase
699).
381. Teresa de Ávila (1515-1582)
Es una de las santas más
populares de la Iglesia Católico Romana, bien
conocida por sus escritos
devocionales y sus visiones de éxtasis divino.
Teresa, como muchos otros
santos, estaba dolorosamente consciente de sus
debilidades. Su vida de oración
era tan rica que temía que el diablo estaba
tratando de engañarla y hacerla
orgullosa. Pero tenía tratos más agradables
con los ángeles, notablemente una
visión conocida como la
«transverberación». Afirmaba que un ángel se le
apareció en forma
corporal, nada usual, porque anteriormente nunca había visto
a un ángel,
pero sólo se había percatado de ellos espiritualmente. Este ángel,
que no se
identificó, era de fuego y hermoso. Tenía una lanza dorada con una
punta de
fuego, y la hundió profundamente en el corazón de Teresa varias veces.
El
dolor era, extrañamente, dulce. Teresa afirmaba que después de
experimentar
esa dulzura, el alma nunca querrá otra cosa sino Dios.
El
escultor Bernini produjo una famosa estatua de la santa siendo
atravesada por
la lanza del ángel. Se llama El éxtasis
de santa Teresa, y es
probablemente la más famosa escultura de un ángel
mundialmente.
382. Experiencias próximas a la muerte
Este término se ha
introducido en el vocabulario estadounidense, y muchos
otros pueblos,
religiosos o no, están fascinados por las EPM. Un aspecto
interesante y a
menudo soslayado de estas experiencias: No todas son
placenteras. Gente que no
cree en el infierno se han alegrado al oír los
brillantes informes de gente que
ha muerto y ha tenido visiones del cielo.
Pero los investigadores de esto han
llegado a darse cuenta de que algunas
personas que «murieron» clínicamente han
tenido experiencias próximas a
la muerte negativas, «infernales». Por supuesto,
los informes de EPM no
prueban que haya un infierno, así como tampoco prueban
que haya un cielo.
Es un hecho, sin embargo, que muchos que han tenido EPM son
transformados espiritual y moralmente después de la experiencia. Esto es
cierto
no sólo de los que creen que han tenido vislumbres del cielo sino
también de
los que le han echado un vistazo previo del infierno.
383. Raymundo Moody
En el pasado pocas personas
hablaron jamás de sus experiencias cercanas a
la muerte, pero esto ya no es
así. Uno que ayudó a producir el cambio fue
Moody, médico que publicó su libro
de avanzada Life After Life (Vida
después de la vida) en 1975, seguido de varios otros libros. Moody y otros
investigadores describieron rasgos comunes de las experiencias EPM, tales
como
el túnel que termina en una luz brillante, ver a parientes y a amigos ya
muertos,
repaso de la propia vida de uno, encontrar figuras parecidas a
ángeles de luz
brillante, y así por el estilo. (Véase 382 [Experiencias
próximas a la
muerte].)
384. Maurice S. Rawlings
Rawlings, especialista del
corazón, no tenía ninguna creencia religiosa real,
pero cambió cuando un hombre
a quien estaba tratando de revivir gritó:
«¡No se detengan! ¡No me dejen volver
al infierno!» Esto llevó a Rawlings
a sospechar que no todas las experiencias
próximas a la muerte (véase 382)
eran vislumbres agradables del cielo. En su
libro Beyond Death's Door
(Más allá
de la puerta de la muerte) relató que miles de personas
experimentaron el
infierno mientras estuvieron clínicamente muertos.
Algunos, halló, quedaron
horrorizados al ver a amigos y parientes entre los
muertos que estaban en el
infierno.
CUESTIONABLE, PERO INTERESANTE
385.
St. Brendan's Voyage (El viaje
de san Brendan)
El Brendan real fue un santo
irlandés que vivió en el siglo sexto, pero como
el santo más famoso de Irlanda
(Patricio), fue centro de muchas leyendas.
St.
Brendan's Voyage (El viaje de san Brendan), escrito probablemente en el
siglo décimo, relata el viaje de un barco cargado de monjes irlandeses. Muy
adentro del Atlántico encontraron varios demonios y gente que estaban
siendo
castigados por sus pecados. Incluso encontraron a Judas condenado,
quien pasa
seis días a la semana en el infierno pero que tiene algunos
domingos libres. La
historia es relatada con cierta liviandad, y es obvio que
la gente de la Edad
Media no siempre tomaba el infierno con total seriedad.
386. La
visión de Alberico
Alberico, monje italiano,
sufrió una enfermedad que lo dejó en coma por
nueve días. Mientras estaba
comatoso, tuvo una visión del infierno, y
cuando finalmente se despertó, dictó
esta visión, la cual circuló en forma de
libro alrededor de 1125. Guiado por
san Pedro y dos ángeles, Alberico
describió escenas tan infernales como valles
congelados, un caldero de
brea, un horno de azufre, un lago de sangre, un lago
de fuego, y un dragón
gigantesco encadenado que se aferraba a pecadores tan
notorios como Judas
y Herodes.
387. Tepesio
Al autor griego Plutarco se
le conoce mejor por sus Vidas paralelas,
biografías
ampliamente leídas de griegos y romanos famosos. Plutarco
también escribió Tepesio, una visión extraña de un viaje
por el infierno y el
cielo. Tepesio halla a su propio padre en el infierno
porque había vivido una
vida muy corrupta. Tepesio toma la determinación de
advertirle a la gente a
que viva vidas virtuosas para que puedan hallar
bendición, y no tormento,
después de la muerte. Aun cuando Plutarco no era
cristiano, el viaje es muy
cercano a lo que los cristianos creían respecto al
más allá.
388. Osana de Mantua (1449-1505)
Empezando a los cinco años,
Osana tuvo visiones del cielo. En algunas de
estas visiones conoció a grandes
hombres de la Biblia, e incluso Dios
mismo la abrazó. Aprendió que en el cielo
los días de fiesta de los santos se
celebran como en la Iglesia Católico
Romana.
389. Basil de Cesarea (329-379)
Basil fue obispo e influyente
teólogo. Una historia dice que él tuvo una
visión de la virgen María reinando
como reina del cielo, rodeada de
legiones de ángeles y sentada sobre un
impresionante trono recamado de
joyas. Basil fue uno de los muchos autores
cristianos que contribuyó a que
el culto de devoción a María cobrara fuerza.
390. Nueva Armonía, Indiana
A principios de los 1800 un
grupo de cristianos alemanes se estableció en
Nueva Armonía, Indiana, junto al
río Wabash. Se llamaban los rapitas (por
su líder, «padre» Rapp), y esperaban
que Cristo volviera pronto a la tierra.
Nueva Armonía prosperó como un tipo de
comuna cristiana, pero los
miembros se intranquilizaron cuando Cristo no
apareció como lo esperaban.
El padre Rapp adujo que se había encontrado con el
ángel Gabriel en el
bosque, y hasta hoy hay una «pisada de ángel» (o algo
parecido) en una
plancha de granito en Nueva Armonía.
391. El monje Tundal
Muchos cristianos han
escrito libros o pintado cuadros mostrando los
horrores del infierno. Tal vez
ninguno es más vívido que los escritos del
monje irlandés Tundal, quien vivió
en el siglo doce. Tundal afirmaba que
había tenido visiones del infierno. En el
centro del mismo, decía, Satanás
estaba atado con cadenas al rojo vivo a una
parrilla ardiente, pero sus
manos estaban libres para atrapar pecadores. Con
sus dientes los trituraba,
después de tragarlos por su garganta ardiente. Otros
demonios sumergían a
los habitantes del infierno en fuego y luego en agua
helada, o los
martillaban en un yunque hasta dejarlos aplanados. Para hacer el
lugar
ardiente más repugnante, el azufre añadía su hedor al aire. El infierno
estaba lleno de fuego, y sin embargo el fuego no daba luz, así que la gente
sufría en densa oscuridad. Aun cuando las autoridades católico romanas a
veces
pusieron en tela de duda tales visiones (dándose cuenta de que era
muy fácil
exagerar demasiado y hacer más énfasis en el infierno que en el
cielo), las
descripciones como las de Tundal ejercieron gran efecto sobre la
imaginación de
la gente. The Vision of Tundal (La visión
de Tundal), escrito
alrededor de 1149, se tradujo por lo menos a quince
idiomas, y algunos
ejemplares fueron ilustrados profusamente (y
aterradoramente).
392. Juana de Arco (1412-1431)
La campesina francesa que
rehizo los ejércitos de su país y expulsó a los
ingleses de Francia tuvo
inspiración angelical. Afirmaba que la inspiraban
voces celestiales, uno de los
cuales era el arcángel Miguel. Cayó en manos
de los ingleses, pero no sin antes
forjarse un nombre como una de las
mujeres más asombrosas que jamás ha vivido.
En 1431 la
Iglesia Católico Romana quemó a Juana en la estaca
acusándola de brujería. En
1920 la Iglesia Católico Romana la declaró
santa.
393. Emanuel Swedenborg (1688-1772)
Hijo de un obispo sueco,
Swedenborg ganó fama mundial como brillante
científico, hombre asombroso cuya
mente abarcaba las matemáticas, física,
anatomía, astronomía y también
religión. Mientras frisaba como cincuenta
años publicó su libro más conocido Heaven and Hell (Cielo e infierno). En
él, escrito en lenguaje frío, nada emocional (estrictamente «científico»)
describió el cielo y el infierno, ángeles y demonios, como si fuera un
escritor
viajero que describe las tierras que ha visitado. El cielo y el
infierno,
decía, tienen su propia geografía igualmente visible como al de la
tierra. Hay
varios infiernos, con los más desagradables reservados para los
peores
pecadores. Como los escritores de la Edad Media, Swedenborg
relató con gran
detalle los horrores físicos del infierno. Creía firmemente
que Dios le había
llamado a ver y a informar los mundos invisibles del cielo
y del infierno.
Swedenborg
vivió y murió creyéndose buen cristiano. Nunca intentó
empezar su propio
movimiento religioso, pero después de su muerte
algunos seguidores empezaron la
iglesia Nueva Jerusalén, que es pequeña
pero activa en todo el mundo,
incluyendo los Estados Unidos.
394. Moroni y los mormones
José Smith fue el fundador
del grupo religioso conocido como los Santos de
los Últimos Días (más
comúnmente conocidos como mormones). Según
Smith, la noche del 21 de septiembre
de 1823 se le apareció un ángel en
forma de hombre. Flotaba sobre el piso,
vestido en ropa blanca, y tenía cara
como relámpago. Era el ángel Moroni, que
una vez había sido humano.
Identificó a su padre como Mormón, descendiente del
Jacob bíblico.
Moroni le dijo a Smith sobre el Libro de Mormón, escrito en
planchas de
oro y enterrado en una colina en la parte norte del estado de Nueva
York.
Luego Moroni volvió a ascender al cielo, pero esa misma noche volvió para
entregarle el mensaje, y después otra tercera vez. Smith fue y encontró el
lugar tal como Moroni se lo había dicho.
Una
estatua del ángel Moroni se halla en el pináculo del templo
mormón en Salt Lake
City, Utah. Se le muestra con ropa con vuelos
flameando y tocando una trompeta,
pero no tiene alas. Ha llegado a ser un
símbolo mundial de la fe mormona.
395. Carlos Lindbergh (1902-1974)
«El suertudo Lindy» fue el
primer hombre que voló solo cruzando el
Atlántico. El evento histórico de 1927,
tomándole poco menos de treinta y
cuatro horas para volar de Nueva York a
París, puede haber sido ayudado
por ángeles, o por lo menos así lo pensaba
Lindbergh. En The Spirit of St.
Louis (El
espíritu de St. Louis) publicado en 1953, y su Autobiography of
Values (Autobiografía de valores), publicada
después de su muerte, Lindy
reveló que mientras volaba sobre el Atlántico se
sumió en un estado
peculiar de consciencia, no bien despierto, ni tampoco
dormido. Mientras se
hallaba en ese estado creyó que el fuselaje del aeroplano
estaba lleno de
presencias fantasmales parecidas a seres humanos, sin peso y
transparentes.
Le hablaban con voz amistosa, aconsejándole sobre el vuelo.
Lindbergh casi
creyó que había muerto y estaba conversando con los muertos. Su
aterrizaje
en París le convenció de que estaba vivo y que estos «emisarios del
mundo
de los espíritus» como los llamaba, lo habían ayudado. Su experiencia no
lo
convirtió en cristiano ni mucho menos, pero sí lo convenció de que había
una
«existencia nueva y libre» más allá de la muerte.
396. Hildegard (1098-1179)
Fue abadesa (superiora de un
convento) y ampliamente querida por su calor
y perspectiva espiritual. En su
libro Scivias escribió algunas de sus
visiones,
en las que vio tanto el cielo como el infierno. Vio a los santos
vestidos en
seda encantadora, con el esplendor de cada manto de acuerdo a las
buenas
obras hechas en la tierra. Nueve círculos concéntricos de ángeles se
hallaban alrededor del trono de Dios. Lo mejor del cielo, dijo, es poder
contemplar la cara de Dios.
397. Gertrudis (1256-1302)
Huérfana criada por monjas
en Alemania, Gertrudis tuvo visiones del cielo
desde tierna edad, incluso más
conforme se acercaba a la muerte. En una
visión vio las almas de sus hermanas
fallecidas escoltadas al cielo por
ángeles. En otra visión Jesús le dijo que
cuando entrara en el cielo habría
una gran celebración, como la hay para
cualquiera que llega al paraíso.
398. Clovis y Clotilde
Clovis, rey de los francos,
estaba casado con una cristiana llamada Clotilde.
Con el ejército franco
enfrentando a los crueles hunos, Clovis le pidió a
Clotilde que orara a su Dios
pidiéndole victoria. Los francos ganaron, y
Clovis se hizo cristiano. Fue
bautizado (bautizado desnudo; véase 639), y
durante la ceremonia (según dice la
historia) ángeles descendieron del cielo
llevando tres lirios y se los dio a
Clotilde como señal del favor del cielo.
Así el lirio, la flor de lis, llegó a
ser el emblema de Francia por muchos
siglos. Clotilde murió en 545 y más tardes
la declararon santa.
399. Crispín (c. 300)
Crispín y su hermano
Crispiniano murieron como mártires durante una de
las persecuciones de Roma
contra los cristianos. Ambos eran sencillos
zapateros, ambos hacían
deslumbrantes zapatos con (según dice la leyenda)
material que les daban los
ángeles. Los zapatos se vendían en precios
asombrosos, y los dos hermanos
usaban las ganancias para ayudar a los
pobres.
400. Cristina (1150-1224)
¿Tiene olor el pecado?
Cristina pensaba que sí. Murió (o así lo pareció)
después de un ataque
epiléptico, pero durante su funeral saltó de su ataúd,
se colgó de una viga de
la iglesia y rehusó bajarse. Finalmente se descolgó,
y dijo que había muerto y
había tenido una visión del infierno, del
purgatorio y del cielo, y que ya no
podía soportar el olor del pecado
humano. Se hizo monja y se destacó por su
bondad, pero toda su vida
afirmaba que los humanos «hedían a pecado».
401. Catalina de Siena (1347-1380)
Muchacha italiana
extremadamente devota desde su juventud, Catalina oía
voces celestiales que le
consolaban y aconsejaban. A los 18 años tuvo una
visión de Jesús que le pedía
que fuera su desposada. En una ceremonia
nupcial mística, María, los santos y
héroes del Antiguo Testamento fueron
testigos. Se estimaba tan altamente a
Catalina que incluso aconsejó a papas
sobre asuntos espirituales. Es una de las
santas más populares de la iglesia
católico romana.
402. Chad (c. 630-668)
La mayoría de gente que
creen en el cielo esperan que volverán a unirse con
sus seres queridos allí.
Chad, monje inglés que murió por la plaga, tuvo una
visión poco antes de la
muerte de su querido hermano. Rodeado de ángeles
que cantaban preciosos himnos,
el hermano le dijo a Chad que esperaba su
encuentro en el paraíso.
403. Afra (m. 304)
Afra murió durante la
persecución a los cristianos por el emperador romano
Diocleciano. Quemada en la
estaca, vio una visión del cielo en la cual las
nubes se abrían y los santos
abrían sus brazos para recibirla.
404. La visión de Godkin
La mayoría de experiencias
próximas a la muerte tienen que ver con el
cielo, pero por cierto no todas. Una
de las más cacareadas ocurrió en 1940
cuando Jorge Godkin, agricultor
canadiense que por largo tiempo sufría de
salud quebrantada, murió (por lo
menos temporalmente). Informó que se
halló en negrura total, tan espesa que
sentía la presión sobre sí. Se recuperó,
informó la visión, y se mantuvo firme
en su historia.
405. Drithelm (m. c. 700)
El lado positivo de temer al
infierno es que a veces hace que los malos se
conviertan en buenos. Drithelm
era un noble egoísta en Inglaterra. Estando
enfermo quedó en coma por varias
horas, durante las cuales tuvo visiones
del infierno y del purgatorio. Cuando
recuperó el sentido, Drithelm era un
hombre cambiado, tanto que la Iglesia
Católico Romana más tarde le hizo
santo.
406. Bridget de Suecia (1302-1373)
Este era un fenómeno muy
común en la Edad Media: Una persona
extremadamente santa que tenía visiones del
infierno. Bridget era una
persona muy querida por su bondad y devoción, pero
tenía visiones del
infierno que helaban la sangre, y las relataba con la
esperanza de que todos
tratarían de evitar el tormento eterno. También tenía
visiones agradables del
cielo. Era y es la patrona de los católico romanos
suecos.
407. El venerable Bede (673-735)
Bede fue un teólogo e
historiador anglo-sajón, mejor conocido por su
Church History of the English People (Historia eclesiástica de los
ingleses),
escrita en antiguo inglés. Mucho de la obra es historia directa,
objetiva, pero
Bede también incluyó las visiones del infierno que tuvieron
algunas
personas. Siendo leído tan ampliamente, Bede contribuyó a popularizar
las
«visiones del infierno», parte importante de la literatura en la Edad
Media.
408. Bienvenido Cellini (1500-1571)
Uno de los grandes artistas
del Renacimiento, Cellini escribió una
autobiografía altamente legible, que es
un tributo a su impresionante ego.
Aun así, incluye una curiosa historia de
cómo, cuando lo echaron en la
cárcel por robarse las joyas del papa (¡sí, en
realidad!) intentó suicidarse,
pero lo detuvo un «poder invisible». Más tarde
este poder se le apareció en
sueños como un «joven de lo más hermoso», que le
regañó por tratar de
destruirse, siendo la obra de la mano de Dios. El ángel le
instó a que
confiara en la bondad y dirección de Dios. Cellini dijo que estas
palabras le
capacitaron para soportar la cárcel. La influencia del ángel no
duró, al
parecer; Cellini más tarde traveseó con invocar a los demonios.
409. Los ángeles de Mons
Durante la Primera Guerra
Mundial ocurrió un incidente asombroso durante
la Batalla de Mons, en Bélgica
(26-27 de agosto de 1914). Las tropas
británicas y francesas quedaron rodeadas
por los alemanes, y se esperaba
toda una masacre. Muchos murieron, pero menos
de los que se esperaba, y
los británicos y franceses, e incluso algunos
alemanes que capturaron,
dijeron que habían visto a las tropas de ángeles
descendiendo para luchar
contra las alemanas, junto con San Jorge (el patrono
de Inglaterra) en un
caballo blanco. La mayoría dijo que los ángeles tenían
forma de arqueros,
que animaron a las tropas británicas y francesas y las
dirigieron a atacar a
los alemanes en las trincheras. Algunos dijeron que los
caballos alemanes
vieron a los ángeles, y salieron en estampida por el terror.
Esta historia llegó
a varios periódicos ingleses y franceses, y fue un gran
estímulo a la moral.
¿Hecho o ficción? Difícil decirlo.
410. Miguel sobre el Gárgano
En el año 490 el arcángel
Miguel supuestamente se le apareció al obispo
católico romano en el monte
Gárgano, cerca de Nápoles, Italia. Se levantó
una catedral en el cueva en donde
apareció, y atraía a muchos peregrinos
cristianos. En 663 se atribuyó a Miguel
una victoria de las fuerzas cristianas
sobre las musulmanas, y la popularidad
de la capilla creció. El santuario de
san Miguel es un lugar que todavía se visita
mucho. La población cercana
es Monte San Angelo, «Monte del Ángel Santo».
411. El ángel de Fátima
En Fátima, Portugal, en 1917
ocurrió una aparición de la virgen María que
la iglesia católica romana ha
aprobado como real y válida. Tres niños
recibieron la visita de un ángel que
dijo llamarse el Ángel de Portugal.
Luego María se apareció varias veces a los
niños, instruyéndoles que
rezaran diariamente el rosario. Eso hizo brotar un
culto devocional al Ángel
de Portugal, con aprobación católico romana.
412. Lorenzo (m. 258)
Lorenzo fue diácono en la
iglesia de Roma y murió como mártir durante las
persecuciones bajo el emperador
Valeriano. Lorenzo fue primero torturado
en el potro, durante lo cual una
tronante voz angelical le dijo que le
esperaban dolores incluso mayores. No fue
él el único que oyó la voz, sino
que también la oyeron los que estaban cerca,
incluyendo uno de los
soldados romanos, quien más tarde se convirtió al
cristianismo. La profecía
del ángel se hizo realidad: Lorenzo murió siendo asado
lentamente en una
parrilla.
413. Vicente Ferrer (1350-1419)
Fue notorio predicador en su
nativa España y en toda Europa, en donde
convirtió al cristianismo a muchos
judíos y musulmanes. Vicente era
renombrado por su vida consagrada. Mientras
yacía en el lecho de muerte,
testigos afirmaron que hermosas aves blancas se
reunieron a su alrededor,
desapareciendo súbitamente en el momento en que
murió. Algunos creen
que eran ángeles, que llevaron su alma al cielo.
9
Folklore, leyendas y
otros cuentos
SATANÁS MISMO
414. El diablo y la ociosidad
Por generaciones los padres
les han advertido a sus hijos: «Mente ociosa,
taller del diablo». Parece ser
cierto que la mayoría de la gente que no tiene
nada que hacer, naturalmente se
inclinan a hacer diabluras o abierta
perversión.
415. Hablando del diablo
«Hablando del diablo, luego
se asoma», así dice el viejo refrán. Por esto
muchas personas en tiempos
pasados nunca se referían a este siniestro
personaje como «diablo» o «Satanás»,
por temor que pudiera aparecerse.
Por eso se le dio muchos apodos, algunos de
los cuales se indican en las
siguientes entradas.
415. El viejo Nick
Este apodo para el diablo ha
estado circulando por lo menos desde los años
1600. Algunos dicen que se deriva
de la antigua palabra alemana nickel,
que
quiere decir «duende». Otros dicen que se deriva del escritor cínico
italiano
Nicolás Maquiavelo, quien escribió El
príncipe, manual para
políticos sobre el uso del disimulo y la hipocresía
para gobernar bien. El
retrato de Maquiavelo por cierto que impresiona a muchos
como algo
bastante diabólico.
417. El viejo Scratch
Este viejo nombre folklórico
estadounidense para el diablo se derivó de la
palabra escandinava skratta, que quiere decir «duende». En
la famosa
historia «El diablo y Daniel Webster», Estaban Vicente Benet llama
Sr.
Scratch al diablo.
418. El Deuce
«El Deuce dice», era un
suave sustituto para «Tu diablo dice». ¿Cómo llegó
Satanás a ser «el Deuce»?
Hace mucho tiempo deuce podía querer
decir
«pésima suerte», así que naturalmente llegó a ser nombre para la fuente
de
la peor suerte, el mismo Satanás.
419. Satanás escocés
Los escoceses hablan inglés,
pero con suficientes palabras célticas coloridas
propias como para hacerlo
sonar como si fuera idioma extranjero. El más
famoso poeta de Escocia, Robert
Burns, se dirige a Satanás en uno de sus
poemas: «O vos, cualquiera que sea el
título que te cuadre: / Auld Cornudo,
Satanás, Nick o Clutie». Auld quiere decir «viejo», y por
supuesto, siendo
que se pinta a Satanás con cuernos, comprendemos eso de «Auld
Cornudo»,
pero Clutie sigue siendo un acertijo. Véase una explicación de Nick
en 416.
420. Merlín, hijo del diablo
En los cuentos del rey
Arturo, Merlín es un mago sabio que usa sus poderes
para el bien. Pero la
leyenda dice que empezó su existencia de una manera
nada prometedora: Su padre
fue el diablo, que dejó encinta a una mujer a la
que violó. Cuando nació la
criatura, la mujer fue corriendo a ver a un
sacerdote para bautizarlo. Debido a
eso Satanás no tenía poder sobre su
hijo, y sin embargo Merlín heredó de
Satanás poderes sobrenaturales, que
usaba para el bien.
ALGO DE FOLKLORE DEMONÍACO
421. Íncubo y súcuba
En una era precientífica, se
veía con terror a un niño que nacía con horribles
defectos de nacimiento.
Algunos decían que un niño deformado podía
resultar sólo de un ser humano que
había tenido relaciones sexuales con un
demonio. Así, en la Edad Media muchos
creían que un demonio macho
(llamado íncubo) podía dejar encinta a una mujer,
lo que resultaba
(obviamente) en un niño de apariencia monstruosa, en tanto que
una
demonia (súcuba) podía tener relaciones sexuales con un hombre dormido,
volando a algún otro lugar para tener su prole horrenda. Puesto que los
demonios pueden engañar, un íncubo o súcuba podían tomar la forma del
cónyuge
de la persona, y luego, de repente, después de consumado el acto,
revelar lo
que había ocurrido. Antes del siglo doce, la iglesia no tenía
posición oficial
en cuanto a que los demonios no podían tener relaciones
sexuales con seres
humanos, pero la presión popular condujo a un cambio
en la actitud de la
iglesia.
422. El tatuaje del diablo
No se trata de un tatuaje en
la piel, sino del redoble de tambores.
Tamborilear los dedos, por aburrimiento
o irritación, se dice que es «tatuaje
del diablo». La idea es que la persona
aburrida o irritada está invocando al
diablo, puesto que tal persona está
madura para caer en el pecado. (Véase
414 [El diablo y la ociosidad].)
423. Los libros del diablo
Se aplicaba este nombre en
el pasado al juego de baraja. Muchos cristianos
miran mal a las apuestas, y
algunos han tomado la noción estricta de que
siendo que se asocia a la baraja
con las apuestas, es mejor no jugar a la
baraja de ninguna manera, ni siquiera
por diversión. Hace siglos la gente
llamaba «los libros de los reyes» al juego
de baraja (puesto que hay cuatro
reyes en un mazo de cartas), pero algunos
ministros dijeron que no, que
eran los libros del diablo.
424. Abezi-Zibod
Este nombre engorroso se le
da a un demonio en el folklore judío. La Biblia
nos dice que el corazón del
faraón se endureció contra Moisés, y que dos de
los magos del faraón se
opusieron a Moisés. Fue Abezi-Zibod quien
actuaba como el espíritu maligno
detrás del faraón y sus magos. Los judíos
lo consideraban como una especie de «demonio
patrono» de Egipto. Su
nombre significa «padre que carece de consejo».
425. Lilit
No la menciona la Biblia,
pero es prominente en el folklore judío. Según el
folklore, Lilit era un
demonio y esposa de Adán antes de que Dios creara a
Eva. De su unión con Adán
nacieron todos los demonios de la tierra.
Abandonó a Adán y embrujó a la noche
y a todos los lugares abandonados
y ruinas. Eran una especie de personaje como
vampiro, considerado
especialmente amenaza a los niños. La palabra hebrea lilit se usó en el
Antiguo Testamento
para referirse a algunas «criaturas nocturnas» salvajes,
a veces traducido
«búho» y a veces «lechuza» (Is 34.14), pero algunas
traducciones al inglés
dejan la palabra Lilit.
426. Astarot
El Antiguo Testamento
menciona muchas veces a Astarot (o Astoret,
Asera), diosa cananea de la
fertilidad. Como Baal (véase 175) los israelitas
la adoraron, aun cuando la ley
hebrea prohibía que adoraran a deidades
paganas. El folklore hebreo hizo de
esta diosa pagana un demonio,
anteriormente ángel que se había unido a Satanás
en su rebelión y había
sido expulsada del cielo. En los cuentos locales a veces
se la (algunas veces
«le») muestra montada sobre un dragón y teniendo una
víbora en la mano.
427. Samael
En el folklore se menciona
frecuentemente a este malévolo ángel caído,
pero nunca en la Biblia. Algunas
leyendas dicen que él, y no Satanás, fue la
serpiente que tentó a Eva, y que
él, y no Adán, fue el padre de Caín
(explicando así por qué Caín fue malo).
428. El chivo expiatorio
Usamos «chivo expiatorio»
para referirnos a alguien que carga con la culpa
y/o castigo de la maldad de
otro. En la Biblia el chivo expiatorio era un
macho cabrío literal. En el rito
anual del Día de la Expiación descrito en
Levítico 16, se llevaba una cabra macho
ante el sumo sacerdote de Israel,
quien colocaba sus manos sobre el animal,
simbólicamente colocando sobre
él los pecados de Israel. Luego se llevaba al
macho cabrío al desierto. El
rito simbolizaba que se quitaba el pecado de
Israel y se lo expulsaba. Los
israelitas asociaban los lugares salvajes y
desiertos con los demonios. En
hebreo el chivo expiatorio es azazel, palabra que puede también
referirse a
una región desolada o a un demonio. (Véase 429 [Azazel]).
429. Azazel
Esta es la palabra hebrea
que traducimos «chivo expiatorio» (véase 428).
Debido al rito de enviar al
macho cabrío al desierto, simbólicamente
llevando los pecados de Israel, el
nombre Azazel llegó a referirse a un
demonio que habitaba en lugares desolados.
En la tradición judía se piensa
por lo general que Azazel es horripilante, con
siete cabezas de serpiente y
doce alas como de murciélago. Los cuentos dicen
que les enseñó a los
hombres la agresión al enseñarles a hacer espadas, y les
enseñó a las
mujeres la vanidad al darles cosméticos.
430. Rimón de Rusia
La Biblia menciona a Rimón,
que era una especie de dios de la tormenta
para los sirios (2 R 5.18). En el
folklore de lo oculto es, por alguna razón, el
embajador del diablo a Rusia.
431. Salomón el exorcista
Salomón, hijo de David y rey
sobre Israel, fue tan rico y sabio que miles de
leyendas brotaron en cuanto a
él. Muchas leyendas dicen que era hábil para
expulsar demonios, mientras que
otros dicen que gobernaba sobre los
demonios casi como rey. Las leyendas
indican que la gente se hallaba
peligrosamente a punto de convertir al rey
«sabio» en una especie de
agorero o mago.
432. Los demonios de Salomón
Una historia sobre Salomón
dice que le pidió a Dios ayuda para construir el
templo en Jerusalén, por lo
cual Dios le envió un anillo, que llevaba el
ángel Rafael. El anillo resultó
ser mágico, con una inscripción que le daba
poder para someter a todos los
demonios. Usando el anillo Salomón pudo
reclutar a los demonios para «labor de
esclavos» al construir el templo.
433. Asmodeo
Este vil demonio desempeña
un papel prominente en el libro de Tobías, en
la Apócrifa (véase 498 [Libro de
Tobías]). Su nombre significa «criatura de
juicio», y el libro de Tobías se
refiere a él como un «diablo furioso».
Además de aparecer en la Apócrifa, Asmodeo
figura en muchas leyendas
judías. Una leyenda dice que fue él quien emborrachó
a Noé. Otra leyenda
dice que en el infierno Asmodeo está a cargo de todas las
casas de apuestas.
Dondequiera que aparece, hace el papel de demonio de
impureza. Muchos
autores a través de los siglos han usado su nombre para los
demonios en las
obras de ficción y de teatro.
434. Noche de Walpurgis
En la tradición alemana se
observa el sábado de brujas la noche anterior al
1º de mayo en el Brocken, el
pico más alto de las montañas Harz, en
Alemania. Allí las brujas se asocian con
Satanás y sus demonios. Si usted
vio la película Fantasía tal vez recuerde la última secuencia musical de ella.
Allí
se toca la música de «Una noche en la Montaña Calva», mientras
horribles
demonios y brujas danzan frenéticamente en sus celebraciones
Walpurgis, y se
esparcen cuando las campanas de una iglesia doblan al
amanecer.
435. El diablo del norte
La descripción que da Isaías
de un Lucifer orgulloso indica que este dice:
«Subiré al cielo; en lo alto,
junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono,
y en el monte del testimonio
me sentaré, a los lados del norte» (Is 14.13).
Las tradiciones judía y
cristiana identifican a Lucifer (véase 131) con
Satanás, quien fue un ángel
pero que se rebeló contra Dios y fue expulsado
del cielo. Isaías 14.13 sugiere
que el nuevo lugar de habitación de Satanás
es «el norte», y por eso la Biblia
y el folklore hablan del norte como un
lugar de demonios y mal.
436. Behemot y Leviatán
El libro de Job menciona dos
espeluznantes criaturas llamadas Behemot y
Leviatán (40.15-41.34), que el Señor
indica como parte de la creación que
él controla. Algunos comentaristas tratan
de identificar a estas bestias con
animales (Behemot siendo un hipopótamo, y
Leviatán un cocodrilo). Pero
es muy posible que el autor de Job se refería a
monstruos míticos. El
folklore judío interpretaba a Job de esta manera,
diciendo que Behemot y
Leviatán eran monstruos parecidos a dragones que hacían
caos en la
humanidad hasta que finalmente, al fin del mundo cuando venga el
Mesías,
serán destruidos. ¿Suena familiar? El libro de Apocalipsis, con su
dragón
ardiente que es finalmente destruido al fin del mundo, viene a la mente.
437. ¿Pueden los animales percibir el mal?
La sabiduría popular dice que
los animales pueden ver, o percibir, cosas que
los humanos no pueden ni ver ni
percibir, como lo demoníaco. Un episodio
de la antigua serie de televisión The Twilight Zone se refería a la
sensibilidad de los animales. En «La cacería» un hombre muere mientras
está
cazando con su perro negro. Llega a un portón, que un hombre le dice
que es la
puerta del cielo. El cazador puede entrar, pero debe dejar fuera su
querido
perro. Rehúsa, y más adelante se encuentra con un ángel, quien le
dice que el
guardián del portón era, en realidad, un demonio. El demonio no
iba a dejar que
el perro entre por temor de que le advirtiera al cazador que
el lugar era
diabólico.
438. Adramelec
En 2 Reyes 17.31 leemos de
este dios a quien sacrificaban niños. Los judíos
se horrorizaban por el
sacrificio de niños, y por eso en el folklore judío
Adramelec (que quiere decir
«rey del fuego») es un demonio horrible, por
lo general de forma de algún
animal. Aparece como un personaje en la obra
El paraíso perdido y en El
Mesías de Klopstock.
439. Rahab
En el libro de Josué Rahab
es el nombre de una prostituta que ayudó a los
israelitas. Pero en otras partes
de la Biblia es el nombre de un demonio o
monstruo (Sal 80.10; Is 51.9). El
folklore judío decía que este monstruo
Rahab era un demonio, un ángel caído.
Gobernaba sobre los mares, y los
judíos que traveseaban con lo oculto creían
que se podía invocarlo para
pedirle ayuda en el mar. Una leyenda decía que Dios
destruyó a Rahab,
quien intentó perseguir a los israelitas a través del Mar Rojo
cuando este se
abrió.
440. Progenie angélica
La tradición dice que los
ángeles buenos no se reproducen (ni pueden
reproducirse), pero que los ángeles
caídos (es decir, los demonios) sí
pueden hacerlo. En muchos de los cuentos
populares judíos y cristianos que
se refieren a ángeles no hay ninguna mención
de ángel alguno que sea hijo
de otro, aun cuando hay demonios que son hijos de
otros demonios.
441. Ahogados, pero no exterminados
El folklore judío atribuye
muchos males a los «hijos de Dios» que se
unieron con las mujeres humanas (Gn
6.1-4). Pero puesto que toda su
descendencia quedó destruida en el diluvio en
época de Noé, ya no son
problema ¿verdad? Falso. La leyenda nos dice que aun
cuando estos malos
fueron exterminados, sus espíritus todavía acosan la tierra,
haciendo
maldades en todas partes.
442. Armas de abajo
Muchos judíos creían que los
«hijos de Dios» que se unieron con las
mujeres mortales (Gn 6.1-4) eran ángeles
caídos. Entre las cosas horribles
que les dieron al hombre estuvieron las armas
de destrucción. Leyenda
interesante, pero considerando que Caín mató a Abel (Gn
4) sin la ayuda de
los ángeles caídos, podemos dar por sentado que el hombre no
necesita
ayuda para hallar maneras de matar.
443. Azrael
En el folklore judío y
musulmán Azrael era el ángel de la muerte. Como tal
era una característica
inevitable en la vida humana, aun cuando no bien
recibido. Algunas leyendas le
describen como horripilante, viva imagen del
mal. Algunos recordarán que el
perverso Gargamel de The Smurfs tenía
un
gato igualmente perverso llamado Azrael.
444. Los demonios y el atractivo femenino
En el folklore cristiano
antiguo fueron los ángeles caídos (es decir,
demonios), quienes inventaron
todos los adornos que los hombres hallan
atractivos en las mujeres: collares,
pulseras, colorete, maquillaje para los
ojos.
445. Hadas
Las hadas, a quienes se les
llama por diversos nombres, son un rasgo
característico de la religión popular
en todo el mundo, recordatorio de que
la gente ha creído por largo tiempo que
las criaturas sobrenaturales (buenas
y malas) nos rodean por todas partes.
Nuestra era moderna ha saneado a las
hadas en gran medida, haciéndolas
encantadoras y benevolentes, pero los
cuentos folklóricos contienen hadas
buenas y hadas malas. (Piense en
Maléfica, el hada perversa de La Bella Durmiente de Walt Disney.)
Conforme el cristianismo se extendió por Europa, los misioneros se
inclinaban
más a considerar a las hadas como demonios que como ángeles,
porque incluso las
hadas «buenas» pueden volverse en contra de los seres
humanos y hacerles daño.
CUENTOS DE ÁNGELES
446. Comida de ángel
Cuando Moisés sacó de Egipto
a los israelitas para llevarlos a la tierra
prometida, Dios milagrosamente
proveyó una comida llamada maná.
Nadie
jamás ha estado seguro de qué mismo era el maná, y la Biblia todo lo que
nos dice es que era bueno para comer y que Dios lo proveyó. Una antigua
leyenda
judía dice que el maná era una especie de pan celestial, molido por
los ángeles
en un molino del tercer cielo.
447. Cómo se llama ese ángel
El folklore y la
superstición rebosan de nombres para los varios ángeles y
demonios. Pero en
verdad, en los encuentros angélicos de santos en la
Biblia y en la historia
cristiana, los ángeles casi no dicen sus nombres. La
Biblia menciona sólo a
dos: Miguel y Gabriel (o tres, contando a Rafael de
la Apócrifa). Para
desalentar la novelería de ponerles nombres a los ángeles,
la Iglesia Católico
Romana oficialmente prohíbe que se usen nombres
propios para ángeles, excepto
Miguel, Gabriel y Rafael.
448. Miguel en la leyenda
En la Biblia se menciona
unas cuantas veces al arcángel Miguel, pero judíos
y cristianos se han solazado
creando historias sobre este ángel, el más
famoso entre todos ellos. Una
historia antigua dice que fue Miguel quien le
apareció a Moisés en la zarza que
ardía. Otra historia dice que Miguel fue el
ángel que detuvo el brazo de
Abraham cuando estuvo a punto de sacrificar a
Isaac. Otro cuento dice que fue
el poderoso ángel que destruyó a los
185.000 hombres del ejército asirio de
Senaquerib. Otro más dice que
después de que Adán y Eva fueron expulsados del
Edén, Miguel le enseñó a
Adán cómo cultivar la tierra.
449. Ángel autor
En la tradición judía el
arcángel Miguel compuso (o inspiró) el Salmo 85.
El salmo es un lamento por los
sufrimientos de Israel. Puesto que se
consideraba que Miguel era un ángel de la
guarda de Israel, es apropiado
que sea el «autor» del salmo.
450. Melquisedec
Este misterioso personaje
aparece en Génesis como rey y sacerdote. El
patriarca Abraham le bendijo y le
dio diezmos (Gn 14.18-20). No se vuelve
a mencionar a Melquisedec sino hasta el
Salmo 110.4, que habla de un
«sacerdote para siempre según el orden de
Melquisedec». La carta a los
Hebreos cita este salmo y lo aplica a Cristo,
quien es sacerdote para siempre
en el cielo. La carta nota que Melquisedec era
«sin padre, sin madre, sin
genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin
de vida, sino hecho
semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para
siempre» (He 7.3).
Estos versículos han dejado perplejos a los comentaristas.
¿Pudieran querer
decir que el Melquisedec de Génesis era en realidad Cristo,
apareciéndose
antes de nacer en Belén? Algunos piensan que sí, y el libro de
Hebreos lo
sugiere. Pero también hay leyendas judías y cristianas que sostienen
que
Melquisedec era un ángel. En el siglo tercero hubo una secta llamada de los
Melquiseditas, que aducían que Melquisedec tenía mayor poder que Cristo.
Algunos grupos ocultos incluso han dicho que Melquisedec era el Espíritu
Santo.
451. Rafael
Este ángel apareció no en el
Antiguo ni en el Nuevo Testamento, sino en los
Apócrifos. Allí, en el libro de
Tobías, era compañero y guía de Tobías, el
hijo de Tobías. Al final del viaje
el ángel se reveló como «uno de los siete
ángeles» que sirven al trono de Dios.
Las tramas de las leyendas judías y
cristianas dicen mucho en cuanto a Rafael.
Algunas dicen que era el guía de
las almas al Seol (el más allá, ni el cielo ni
el infierno). Una leyenda judía
dice que era uno de los tres ángeles que
visitaron a Abraham (Gn 18),
siendo los otros dos Miguel y Gabriel. En una nota
más trivial, la leyenda
acredita a Rafael con haber sanado a Abraham después de
la circuncisión.
Puesto que su nombre quiere decir «Dios ha sanado», se asocia
a Rafael con
todo tipo de sanidades en la Biblia. Algunos cristianos lo
identifican con el
ángel que agitaba las aguas en el estanque sanador de
Betesda (Jn 5).
452. Uriel
Aun cuando no se lo menciona
ni en la Biblia ni en los Apócrifos (sólo se
menciona a Miguel, Gabriel y
Rafael), Uriel es uno de los ángeles más
mencionados en el folklore judío. Su
nombre quiere decir «fuego de Dios»,
y una leyenda dice que fue el querubín que
guardaba la entrada al Edén con
una espada ardiente (Gn 3.24). También se lo
identifica como el mensajero
que advirtió a Noé en cuanto al diluvio, como el
ángel que luchó con Jacob,
y como el ángel de la muerte que destruyó a 185.000
hombres del ejército
asirio. En El
paraíso perdido de Juan Milton, se describe a Uriel como «el
espíritu de
vista más aguda de todo el cielo».
453. Gadreel
Mencionado en el ampliamente
leído libro de Enoc, Gradeel era el demonio
que tomó forma de serpiente y tentó
a Eva. Naturalmente, los artistas
siempre le han pintado en forma de serpiente
con cabeza humana.
454. Sandalfón
La tradición judía (pero no
la Biblia) dice que el profeta Elías, que fue
llevado al cielo en un carro de
fuego, reside ahora en el cielo siendo el
ángel Sandalfón. Elías Sandalfón es
uno de los ángeles más populares en la
leyenda judía. Una leyenda dice que toma
las oraciones de los judíos y las
teje en coronas que flotan en el aire hasta
donde se halla Dios. El poeta
estadounidense Henry Wadsworth Longellow compuso
un poema sobre este
ángel a quien llamó «Sandalfón, ángel de gloria, ángel de
oración».
455. Moisés ¿ángel?
La Biblia nos dice que
Moisés murió, pero nadie sabe dónde fue enterrado
(Dt 34.6). Esto ha llevado a
la especulación en el folklore de que fue
llevado sin que muriera, como ocurrió
con Enoc y Elías. Los tres ahora son
ángeles.
456. Ángeles ministradores
¿Sabía usted que los ángeles
pueden servir de meseros y cocineros? En el
folklore judío tres «ángeles
ministradores» cocinaban la carne y enfriaban
el vino para Adán y Eva mientras
estaban en el Edén.
457. ¿Ángeles multilingües?
La leyenda judía dice que
los ángeles saben sólo un idioma: hebreo, por
supuesto. Así, la leyenda dice,
es inútil que alguien trate de hacer contacto
con ellos en otro lenguaje. Pero
otra leyenda judía dice que el ángel Gabriel
comprende todos los idiomas humanos.
458. ¿Hebreo o lenguas?
El folklore judío dice que
el lenguaje de los ángeles es el hebreo. Pero otra
tradición folklórica dice
que el lenguaje de los ángeles es lo que nosotros
llamamos «hablar en lenguas»
o «glosolalia». Según esta creencia un ser
humano que habla lenguas no está
simplemente emitiendo galimatías sino
hablando «como hablan los ángeles». Si
esto suena peregrino, note las
palabras del apóstol Pablo en 1 Corintios 13.1:
«Si yo hablase lenguas
humanas y angélicas...». Claramente Pablo creía que las
«lenguas
angélicas» querían decir algo más que el habla humana normal, y es
claro
en otras partes en 1 Corintios que él mismo había hablado en lenguas.
459. Gabriel y el feto
Debido a que fue Gabriel
quien le anunció a la virgen María el nacimiento
de Jesús, un fragmento de
antiguo folklore cristiano dice que Gabriel guía el
alma del paraíso hasta el
vientre, y le instruye en el vientre por nueve meses
antes de que nazca.
460. Jacob y Esaú, en el útero
Génesis nos habla de los
hijos gemelos de Isaac y Rebeca, muy diferentes el
uno del otro, llamados Jacob
y Esaú. Génesis también nos relata las
relaciones personales tensas entre los
dos hermanos, y cómo Jacob fue el
antepasado de los israelitas, en tanto que
Esaú fue el antepasado de los
edomitas, dos naciones frecuentemente en guerra.
Una vieja leyenda judía
dice que los dos luchaban mientras estaban en el
vientre. Según el cuento,
Esaú sin nacer todavía estuvo a punto de matar a su
gemelo, pero el
arcángel Miguel intervino a favor de Jacob, asegurando así que
nacería y
sería el padre de los israelitas.
461. Los ángeles protestando contra Moisés
La Biblia relata que Moisés
recibió la ley hebrea (la Torah) de Dios en el
monte Sinaí. Leyendas
posteriores embellecieron la historia: Mientras
estaba en la montaña Moisés fue
llevado al cielo, en donde recibiría la
Torah. Cuando algunos ángeles vieron a
Moisés en el cielo protestaron ante
Dios porque un mortal estaba entre ellos.
Dios les dijo que Moisés había
llegado para recibir la Torah, y los ángeles
protestaron de nuevo diciendo
que la Torah había existido desde la eternidad, y
que cómo podía tal tesoro
ser dado a un mero hombre. Dios replicó que el
propósito de la Torah fue
siempre ser un don para el hombre.
462. Abdiel
La Biblia no lo menciona, pero
el ángel Abdiel fue una figura prominente
en el folklore judío. Las leyendas
dicen que fue un guerrero poderoso que
luchaba contra los ángeles rebeldes de
Satanás, y aparece en ese papel en el
El
paraíso perdido de Milton. El nombre Abdiel quiere decir «siervo de
Dios».
463. El pecado engendra a un ángel
En la colección de
tradiciones judías antiguas llamada Pirque
Abot, uno de
los rabinos dijo que «todo pecado engendra a un ángel
acusador». Dicho en
otras palabras, cada vez que pecamos, alguien le informa a
Dios ese pecado.
464. Adán
¿Adán ángel? No en la
Biblia, por cierto, pero puesto que el libro de
Génesis dice tan poco respecto
al primer hombre, la imaginación dice
mucho. En varios lugares en la
Pseudepígrafa (escritos entre el Antiguo y
Nuevo Testamento) a Adán se le llama
«el ángel brillante», y se dice que
cuando fue creado alcanzaba «desde la
tierra al firmamento». Una historia
dice que fue llevado al cielo por el
arcángel en un carro ardiente. Una vieja
historia cristiana dice que fue sacado
del infierno por Jesús y transportado
al cielo. Otra historia dice que cuando
Adán murió cuatro ángeles lo
sepultaron, incluyendo Miguel y Gabriel.
465. Actariel
El Antiguo Testamento
menciona varias veces al «ángel de Jehová», y a
veces parece que fuera una
referencia al Señor mismo. Aun cuando «el
ángel de Jehová» no tiene nombre en
la Biblia, la tradición judía le llama
Actariel. Algunas historias dicen que es
en realidad el «nombre real» (en el
cielo, es decir) del Señor mismo.
466. Santa Cecilia
Patrona de la música, aun
cuando su historia es probablemente mezcla de
hechos y leyenda. Se ha
establecido con suficiente certeza que fue una
mártir cristiana, pero hay otros
cuentos de que ella cantaba los himnos tan
hermosamente que los ángeles bajaban
para oírla. Algunos dicen que ella
fue quien inventó el órgano, y en el arte
con frecuencia se la muestra
sentada al órgano, bien sea en la tierra o en el
cielo, con los ángeles volando
cerca.
467. Los ángeles del zodíaco
Hay cristianos que leen la
Biblia y su horóscopo. Si lo pensaran con
suficiente cuidado, con toda certeza
se percatarían de que la astrología no
tiene cabida en la vida cristiana.
Incluso así, las dos han existido lado a lado
por siglos, y algunas personas
con imaginación vívida han conectado los
doce signos del zodíaco con ángeles.
Ninguno va conectado con los ángeles
de la Biblia, excepto Acuario, cuyo «ángel
patrono» es Gabriel. Algunos
han dicho que los doce ángeles mencionados en el
Apocalipsis 21.12
corresponden a los doce ángeles del zodíaco.
468. Ángeles planetarios
La Biblia no dice nada de
que los ángeles estén conectados con los planetas,
aun cuando hay indicios de
que algunas personas han conectado a los
cuerpos celestes con ángeles (Job
38.4-7; Ap 12.4). El folklore, cruzando
del cristianismo a lo oculto, asignó
ángeles a los cuerpos celestiales: Miguel
al sol, Gabriel a la luna, Rafael a
Mercurio, y varios ángeles no bíblicos a
los demás planetas. Supuestamente
estos ángeles dirigen a estos cuerpos en
sus movimientos por el espacio.
469. Perfume dulce
Si un ángel tuviera algún
aroma, sin duda sería agradable. En siglos pasados
la gente que ha dicho haber
tenido encuentros con ángeles ha dicho que el
ángel dejó un perfume dulce en el
aire. A los demonios, por otro lado, se les
atribuye llevar los hedores más
ruines consigo, aun cuando al engañar a los
seres humanos pueden también imitar
los olores del cielo.
470. Corona de ángeles
¿Duermen los ángeles con
almohadas? Considere este fragmento del
folklore de las montañas Ozark de los
Estados Unidos: A veces dentro de
una almohada de plumas uno halla las plumas
formando un anillo, o corona.
Esto es una «corona de ángel», y cuando se la
halla en la almohada de
alguien que acaba de morir, eso quiere decir que la
persona era santa y que
ha ido al cielo. Obviamente, la corona es similar a un
halo y a la corona
prometida a los santos (1 Co 9.25). Aun cuando este
fragmento de leyenda
estadounidense les parece a algunos risible, muchos la
toman en serio,
como señal de que su ser querido está en el cielo.
(Superstición alterna: La
corona de ángel fue puesta allí por Satanás, y hay
que destruirla.)
471. Ángeles de destrucción
La Biblia nunca usa esta
frase, pero es claro que a veces los ángeles tienen
que hacer una obra
destructiva, como en la destrucción del ejército asirio de
Senaquerib (2 R
19.35). La tradición dice que Gabriel fue enviado para que
destruyera a las
perversas Sodoma y Gomorra. Una tradición dice que los
ángeles de destrucción
son ángeles del infierno, y que Dios usa el poder de
ellos a veces para
castigar a los malos.
472. Anpiel
La tradición judía le
considera como el ángel que protege a las aves. Reside
en el sexto cielo y a
veces se dice que es el ángel que llevó a Enoc al cielo.
(Véase una explicación
del concepto de cielos «múltiples» en 932 [Séptimo
cielo]).
473. Ariel
El nombre quiere decir «león
de Dios» y aparece en la Biblia, aun cuando
no como nombre de un ángel. Isaías
29 lo usa como nombre alterno para
Jerusalén. En el folklore judío, Ariel es el
nombre de un ángel, a veces
considerado uno de los siete ángeles gobernantes.
En el mundo de lo oculto
y de la magia se describe a Ariel como teniendo cabeza
de león, lo cual se
basa en el significado de su nombre en hebreo. Shakespeare
usó el nombre
Ariel para el espíritu duende en La tempestad.
474. El ángel de la muerte
En la Biblia no se menciona
a un «ángel de la muerte», pero sí aparece en el
folklore cristiano. Cruel como
suena su nombre, no era un «ángel asesino»,
sino más bien el que guiaba a las
almas de los creyentes a la eternidad.
(Véase 363 [Psicopompo].) Las pinturas
antiguas a veces muestran a un
ángel tomando el alma del moribundo (que puede
tener la forma de un nene
desnudo que sale de la boca o de la oreja de la
persona). Algunos dicen que
el arcángel Miguel era el ángel de la muerte,
mientras que otros dicen que
Gabriel desempeñaba ese papel. Muchos cuentos
folklóricos judíos se
centran en el ángel de la muerte visitando a la persona
para decirle que le ha
llegado la hora de morir.
475. Esdras
El libro de Esdras es una de
las partes menos leídas del Antiguo
Testamento, pero el escriba Esdras llegó a
ser una figura importante en la
tradición judía. Según la leyenda, después de
la muerte fue llevado al cielo,
en donde fue hecho ángel y escriba de Dios.
476. Angelolatría
Esto se refiere a la
adoración a los ángeles. Dado el renovado interés en los
ángeles en años
recientes, pudiera ser que algunas personas se hallan
peligrosamente cerca de
adorar a ángeles, o por lo menos son culpables de
darles más atención de la que
se merecen. (La tradición cristiana dice que
adoramos sólo a Dios, y no a seres
humanos, ni a cosas, y ni siquiera a
ángeles.) Colosenses 2.18 indica que Pablo
les advierte a los creyentes en
Colosas que no adoren a los ángeles, de modo
que al parecer esto fue una
tentación en los primeros días del cristianismo.
477. Las encinas de Mamre
El libro de Génesis relata
que tres ángeles visitaron a Abraham bajo las
encinas de Mamre (Gn 18). Debido
a este encuentro divino, la gente
visitaba el sitio siglos más tarde, adorando
el árbol y a ídolos de los tres
ángeles. (Esto es irónico, considerando cómo la
Biblia se opone
fuertemente a la idolatría.) El sitio se seguía usando para
adoración idólatra
hasta el año 300, incluso a pesar de que el «roble sagrado»
había
desaparecido mucho tiempo atrás. Judíos y cristianos acudían al lugar
debido a su asociación con Abraham, e incluso los griegos que no tenían
conexión con el Dios de la Biblia honraban el sitio debido a su asociación
con
ángeles.
478. El ángel Isaac
Cuando Isaac nació sus
padres Abraham y Sara eran viejos, muy viejos.
(Abraham tenía cien años, y Sara ya había dejado atrás con mucho la edad
de
tener hijos.) Tan asombroso fue este nacimiento (que Dios les había
prometido),
que la leyenda judía decía que Isaac era más que sorprendente,
que era un ángel
del cielo. Isaac fue el «ángel de luz», que existía desde
antes de que el mundo
empiece.
479. Jael y Zarall
El Antiguo Testamento
describe el arca del pacto, con dos querubines
extendiendo sus alas el uno
hacia el otro. La Biblia no menciona los
nombres de los querubines (¿por qué
habría de hacerlo?) pero la
imaginación fértil de alguien añadió los nombres de
Jael y Zarall al folklore
judío.
480. Mastema y Moisés
Éxodo 4.24-26 registra una
historia que hace que los que leen la Biblia se
tiren de los pelos: a Moisés,
el hombre que Dios había escogido para que
sacara de Egipto a los israelitas
casi lo mata Dios. «Jehová le salió al
encuentro, y quiso matarlo», aun cuando
esto nunca ocurre. Nadie jamás ha
logrado explicar este extraño interludio.
Pero la imaginación de alguien le
puso nombre a este «matador»: Era un ángel
llamado Mastema. La leyenda
judía dice que Mastema era una especie de verdugo
divino, que hacía daño
por órdenes de Dios.
FOLKLORE CELESTIAL
481. San Pedro a la puerta del cielo
En las imágenes populares
del cielo por lo general San Pedro es el portero,
el «oficial» por quien uno
debe pasar para entrar a la bendición eterna. ¿Se
basa esto en la Biblia? A
medias. Después de que Pedro exclamó que Jesús
era «el Cristo, el Hijo del Dios
viviente» Jesús replicó: «tú eres Pedro, y
sobre esta roca edificaré mi
iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella. Y a ti te daré
las llaves del reino de los cielos; y todo lo que
desatares en la tierra será
desatado en los cielos» (Mt 16.13-19). la frase
«las llaves del reino» ha sido
asociada desde entonces con Pedro, y así
como «el que tiene las llaves» puede
cerrar o abrir la puerta del cielo.
482. Elías y el ángel de la muerte
La Biblia nos dice que el
gran profeta Elías fue llevado al cielo, sin tener
que morir. Un relato
folklórico judío dice que eso ofendió al ángel de la
muerte, quien se quejó a
Dios de que todo mundo debía morir, incluso
Elías. Dios le dijo que Elías era
especial, y podía incluso reemplazar al
ángel. Elías y el ángel de la muerte se
enfrentaron, pero Dios impidió que
Elías destruyera al ángel.
483. Elías, Enoc ¿o ambos?
El Antiguo Testamento habla
de dos nombres, Enoc (Gn 5.24) y Elías (2 R
2.11) que fueron llevados al cielo
sin tener que morir. Una historia judía
antigua dice que Elías era Enoc, quien había regresado a la
tierra por un
tiempo para servir como profeta, y luego regresó al cielo. La
Biblia por
cierto que nunca dice tal cosa, pero nótese algo interesante: Jamás
menciona a los padres de Elías, lo que es algo que los autores del Antiguo
Testamento consideraban importante. Es como si «no tuviera padres» y los
eventos asombrosos de la vida de Elías dan indicios de que era casi de
origen sobrenatural.
484. Gan Edén
Los judíos en la era
postbíblica llegaron a ser tener una noción mucho más
detallada del cielo (lo
cual casi ni se vislumbra en el Antiguo Testamento).
El cielo, llamado Gan Edén, es un huerto con todo deleite
físico y
espiritual. El vino fluye libremente, y el aire es dulce con perfumes.
Hay un
continuo banquete, con Dios mismo presente, y el supremo gozo es
contemplar su cara.
485. Luz
Génesis menciona a Luz como
el lugar en donde Jacob tuvo su famoso
sueño de ángeles en una escalera al
cielo (Gn 28.19). Jacob le puso Betel
por nombre al lugar, que quiere decir
«casa de Dios». El folklore judío dice
que Luz todavía existe como una ciudad
secreta en donde sus habitantes son
inmortales mientras no se atrevan a
transponer las puertas de la ciudad.
486. Metatrón
Suena con nombre de alguna
máquina de alta tecnología, pero es, es verdad,
el nombre que la leyenda judía
le dio a Enoc en la historia de Génesis.
Según Génesis, Enoc nunca murió porque
«lo llevó Dios» (Gn 5.24). La
leyenda dice que cuando entró en el cielo, Enoc
se convirtió en el ángel
llamado Metatrón. Más que simplemente recibir un nuevo
nombre, Enoc o
Metatrón llegó a ser el ángel de mayor categoría.
487. «Reina del cielo»
Apocalipsis 12.1 describe a
«una mujer vestida del sol», con la luna a sus
pies y una corona con doce
estrellas sobre su cabeza. Los comentaristas ha
expresado feroz desacuerdo
respecto a quién, o qué, simboliza la mujer.
Tradicionalmente los católico
romanos la han identificado con la virgen
María, y basándose en este pasaje de
Apocalipsis se muestra a María con
frecuencia en el arte como la «reina del
cielo», con una corona de estrellas
sobre su cabeza.
488. Miguel y María
La Biblia dice que Gabriel
le anunció a la virgen María el nacimiento de
Jesús. No dice nada de María y el
arcángel Miguel, pero la tradición
católico romana dice que fue Miguel quien le
anunció a María que su
muerte se acercaba y quien llevó su cuerpo al cielo.
489. Gehena superior
Una antigua creencia judía
decía que después de que la persona había
muerto tenía un período de un año
para andar recorrer la tierra (invisible,
normalmente) y visitar los lugares y
personas que conoció. Algunos se
referían a este estado como la «Gehena
superior». Algunos de los primeros
creyentes sostenían una creencia similar, y
de algunas maneras se parece al
estado del purgatorio, siendo la idea que la
persona tenía algunos «negocios
inconclusos» en la tierra, así que no podía
pasar directamente al cielo.
490. Leyenda de los diez mártires
Esta muy querida leyenda
judía de hace siglo tiene una perspectiva
interesante del cielo: Para llegar
allá uno no sólo debe llevar una vida
buena, sino que también debe creer firmemente en el cielo. Dicho de
otra
manera, los únicos que van al cielo serán los que han esperado eso.
491. Mercabá
Una larga tradición del
misticismo judío es la de Mercabá, que quiere decir
en hebreo «El carro del
trono de Dios». El nombre se refiere a las visiones
del profeta Ezequiel, quien
vio querubines ardientes y el carro del trono de
Dios en el cielo. La tradición
Mercabá, como la mayoría de las formas de
misticismo, va «hasta el mismo fondo»
con sus ideas de viajes estrafalarios
recorriendo los siete cielos al «mundo
del trono» mientras es atacado por
los espíritus malos.
492. Avalón
Entre los antiguos celtas
Avalón era el paraíso, la isla Afortunada, lugar de
fiesta, música y
celebración eterna. La leyenda del gran rey Arturo de
Inglaterra decía que fue
llevado allá a su muerte, y que ahora espera el alma
de todos los justos.
Algunos autores cristianos han usado el nombre Avalón
como sinónimo de cielo.
IMÁGENES DEL INFIERNO
493. Volcanes
Aun cuando nunca enseñada
oficialmente por la iglesia, muchos cristianos
creían que los volcanes, siendo
que emiten humo, retumban y a veces
lanzan lava, era aperturas al infierno. Se
suponía que los sonidos eran los
ecos de los lamentos de la gente que se halla
en el infierno. Incluso un papa
sabio como Gregorio el grande discutía diciendo
que el cráter del monte
Etna estaba ensanchándose para poder recibir el
creciente número de
personas que eran condenadas al infierno.
494. San Patricio y el foso
En realidad hubo un san
Patricio, gran apóstol de Irlanda, pero su historia
real está mezclada con mil
leyendas. Una historia sobre él tiene que ver con
su predicación sobre el
infierno y el purgatorio a los paganos. Cuando
alguien dudaba, ordenaba que se
cavara un hondo foso, y que los monjes
descendieran y regresaran con historias
vívidas de lo que habían visto en
esas regiones tenebrosas. El foso real, sea
que Patricio haya estado
conectado con él o no, existió por años y atraía a los
peregrinos religiosos.
Fue cerrado en 1497 por orden del papa.
495. Infierno de siete pisos
Según muchos de los rabinos
el infierno (como el cielo) estaba dividido en
siete pisos, con grados de
tormento. De los judíos mismos, sólo los peores
irían allí, pero no para
siempre, porque los castigos del infierno eran
prolongados, pero no eternos.
Algunos rabinos decían que habían tres clases
de personas que pasarían allí la
eternidad: el que cometía adulterio, el que
avergonzaba a otro en público, y el
que le daba a otro un mal nombre.
(Véase 489 [Gehena superior].)
496. Lo horrendo del infierno
En la tradición cristiana
esto se refiere al descenso de Jesús al infierno, o
Hades, después de su muerte
y antes de su resurrección (véase 640 [El
descenso de Jesús al infierno]). El Evangelio de Nicodemo, que no es
bíblico, relata que las almas del Hades (el mundo subterráneo para todas las
personas, buenos y malos) vieron una luz brillante, que las aterró pero que
hizo que los justos se regocijaran. Cristo derribó las puertas del infierno,
tomó a Adán de la mano, y dirigió a los justos al paraíso. Aun cuando no es
parte de la Biblia, esta historia fascinó a los artistas y autores de la Edad
Media, y hay muchas pinturas llamadas El
Descenso al Infierno. Extraña
como nos parece hoy esta historia, responde
eso sí a una pregunta lógica:
¿Cuál es la suerte eterna de los justos que
vivieron antes de Cristo? La
respuesta: Cristo los rescata del Hades y los
lleva al cielo.
LOS APÓCRIFOS
497. El castigo de Heliodoro
En los Apócrifos, en 2
Macabeos 3 se relata la historia de un horrible
personaje llamado Heliodoro,
que trata de confiscar los fondos del templo
en Jerusalén. Cuando llega le hace
frente un jinete vestido de oro, junto con
otros dos jóvenes en vestidos
radiantes. Los dos hombres lo azotan sin
misericordia hasta que finalmente se
desploma, envuelto en espesa
oscuridad. Curiosamente, el autor de 2 Macabeos
nunca identifica a los tres
misteriosos visitantes como ángeles, pero dice
claramente que fue una visita
divina, siendo el poder de Dios protegiendo al
templo.
498. El libro de Tobías
Los Apócrifos (aceptados por
los católicos romanos como divinamente
inspirados, pero no por los
protestantes) contienen el encantador libro de
Tobías. Algo parecido al libro
de Rut, del Antiguo Testamento, Tobías es
una historia doméstica, pero a
diferencia de Rut, Tobías incluye tanto
ángeles como demonios. Tobías, judío
religioso en el cautiverio de Nínive,
es viejo y ciego. Un pariente suyo, Sara,
tiene sus propios problemas: Se ha
casado con siete hombres en sucesión, y en
su noche de bodas el demonio
Asmodeo mata al esposo. Dios envía al ángel
Rafael, quien trae a Tobías
hijo a Sara, con quien se casa. Rafael conoce una
manera de repeler al
demonio Asmodeo: quemar las tripas de un pescado. El hedor
disgusta
tanto a Asmodeo que escapa hasta Egipto. Rafael lo persigue y le
encadena.
El libro de Tobías es responsable por popularizar al ángel Rafael.
Un dato
trivial: El libro de Tobías es la única parte de la Biblia que
menciona a
alguien que tiene un perro como mascota.
10
Cómo tratar a los demonios
ENFRENTAMIENTO CON LOS DEMONIOS
499.
¿Cristianos endemoniados?
¿Ha oído alguna vez la
palabra diamonizonai? Esta palabra
griega en los
Evangelios, en el Nuevo Testamento, a menudo se traduce como
«tener un
demonio» o «estar endemoniado». Algunos eruditos sugieren que quiere
decir algo como «demonizado» o «afligido por un poder demoníaco». Note
la
diferencia: Si decimos que una persona está «poseída», esto sugiere que
el
demonio vive en la persona y la controla. Pero si está «afligida por un
demonio», el demonio está sencillamente causándole problemas, pero no
necesariamente en pleno control. ¿Puede un creyente estar poseído por el
demonio? La respuesta de la Biblia parece ser que no, porque el creyente
está
bajo el señorío de Cristo. Pero, ¿puede un cristiano ser afligido por un
demonio? Definitivamente. Por eso el Nuevo Testamento a menudo habla
de
guardarnos contra las influencias demoníacas.
500. Guerra espiritual
Los cristianos usan esta
frase para referirse a la batalla continua entre las
fuerzas del bien (Dios,
Cristo, los ángeles) y las fuerzas del mal (Satanás,
los demonios). A nivel
individual, cada persona, por santa que sea, es un
campo de batalla en donde el
bien y el mal se enfrentan, chocan y vuelven a
chocar. Lo que tiene lugar en el
individuo tiene lugar en el mundo en mayor
escala: Cristo versus Satanás.
501. No con las armas del mundo
La buena batalla de la fe es
ardua, porque Satanás y los demonios son
oponentes formidables. Con todo, Pablo
dio un recordatorio reconfortante:
«Pues aunque andamos en la carne, no
militamos según la carne; porque las
armas de nuestra milicia no son carnales,
sino poderosas en Dios para la
destrucción de fortalezas» (2 Cor 10.3-4).
502. Ministerio de liberación
En un sentido amplio este
término puede referirse a la liberación de los
demonios, enfermedad, depresión
y cosas por el estilo. Pero generalmente
hablando, una persona que tiene un
ministerio de liberación ha demostrado
cierta capacidad para echar fuera
demonios. Esto ha quedado en el olvido
por siglos, particularmente puesto que
el pensamiento moderno lleva a
muchos a pensar que Satanás y los demonios
simplemente no son reales.
Para crédito del movimiento carismático moderno, y
para el sentido que
tiene la gente de que en realidad hay fuerzas demoníacas en el mundo, los
creyentes ahora están más
abiertos a buscar ayuda divina para la liberación
de los demonios.
503. Jesús
y el reino
George Eldon Ladd, profesor
del Seminario Teológico Fuller, en California,
EE.UU. publicó este libro en
1964. Después de intenso estudio del Nuevo
Testamento concluyó que Jesús es Rey
y que los creyentes son sus súbditos,
y que el Rey equipa a sus súbditos con el
poder para predicar, echar fuera
demonios, y sanar a los enfermos. El libro fue
una influencia clave para
John Wimber, su Compañerismo Cristiano Vineyard, y el
amplio
movimiento de renovación.
504. Pandemonismo
El Nuevo Testamento acepta a
los demonios como reales y peligrosos. Lo
mismo muchos creyentes, y echar fuera
demonios es todavía una parte vital
del cristianismo. Pandemonismo se refiere al hábito de «ver demonios por
todas
partes», es decir, atribuir todo lo desagradable a la obra de los
demonios,
incluyendo faltas y contratiempos menores. (¿Se regó un vaso de
leche? Podría
haberlo causado algún demonio.) Mientras que muchos
creyentes conectan el poder
demoníaco con las enfermedades serias
(internas o externas), la mayoría no cree
que todas las inconveniencias de la
vida son causadas por el poder de las tinieblas.
505. Posesión: una definición
Allá en la década de los
setenta, el libro (y luego la película) El
exorcistas
produjo un nuevo brote de interés en la posesión demoníaca. En
tanto que la
película fue esencialmente una película de horror con tinte
religioso, de
todas maneras levantó la pregunta: ¿Qué quiere decir estar
«poseído»? El
cristianismo generalmente define la posesión demoníaca como una
condición en la que uno o más demonios
habitan en el cuerpo de la persona
y tienen el control. La personalidad del
demonio eclipsa la de la víctima, y
el demonio manifiesta su personalidad
mediante el cuerpo de la víctima.
506. Poseer al inocente
El exorcista nos presentó a una niña inocente hecha horripilante
por el
demonio que vivía en ella. ¿Ha ocurrido esto en la vida real? Sí, pero
rara
vez. Los Evangelios hablan de un muchacho que estaba poseído desde niño
(véase Mr 9.21), pero en la mayoría de casos de posesión la persona se ha
sometido por voluntad propia a la tentación y al pecado, debilitando su
propia
voluntad y haciéndose susceptible al espíritu invasor.
507. Algunas características de la posesión
Basados en el Nuevo
Testamento, y en siglos de experiencia con
posesiones, sabemos que hay varios
síntomas definidos: (1) fuerza física
inusual; (2) arranques de ira; (3)
desintegración o división de la
personalidad; (4) resistencia a las cosas
espirituales; (5) capacidades
sobrenaturales, tales como poderes de
clarividencia o capacidad para hablar
en algún idioma que la persona nunca ha
aprendido; (6) alteración de la
voz. Los creyentes que lidian con posesión
saben que algunas de estas
características pueden indicar enfermedad mental, pero
no todas a la vez.
Una persona mentalmente enferma puede tener estallidos de
cólera o fuerza
física aumentada, pero no poderes de clarividencia o la
capacidad para
hablar en otro lenguaje que nunca ha sabido.
508. Preparando para el exorcismo
Así como el cirujano se lava
antes de la cirugía, así la persona que
interviene en la expulsión de demonios
debe «lavarse» espiritualmente. El
exorcista no tiene que ser perfecto (sólo
Jesús lo fue), pero sí tiene que estar
en debida relación con Dios, arrepentirse
de cualquier pecado, orar, y
prepararse para echar mano espiritualmente del
poder de Cristo. Algunas
personas que intervienen en la liberación afirman que
ayunar también les
ayuda. Obviamente, un profundo conocimiento de la Biblia es
útil,
aumentando nuestro conocimiento del poder de Dios y de cómo operan los
demonios y cómo los creyentes pueden asumir autoridad sobre ellos.
Vestirse de
«toda la armadura de Dios» (Ef 9.10-18) es esencial, por
supuesto.
509. Exorcismo en el nombre de Jesús
Damos por sentado que «tomar
el nombre de Dios en vano« quiere decir
palabrotas, pero también quiere decir
usar el nombre de Dios (o de Cristo)
como si fuera una especie de fórmula
mágica; llamarle «Señor» cuando la
persona no le honra como Señor. Actuar «en
el nombre de Jesús» quiere
decir «por él», y «con la autoridad de Jesús».
Cualquier acto «en el nombre
de Jesús», incluyendo el exorcismo, es asunto
serio al actuar como
representante de Jesús. En tanto que los antiguos ritos de
exorcismo
incluían muchas repeticiones de los nombres del Señor y de Cristo,
los
creyentes que intervienen en exorcismo afirman que eso es innecesario,
porque una andanada de palabras no es lo que capta la atención del
demonio.
510. ¿Necesitamos el nombre del demonio?
Según la Biblia, no. Jesús y
los discípulos nunca le pidieron a ningún
demonio que les dijera su nombre. En
el caso del endemoniado gadareno
Jesús le preguntó al hombre (no al demonio)
cómo se llamaba, con la
famosa respuesta: «Me llamo Legión» (Mr 5). Conversar
con el demonio no
es parte del
exorcismo. El exorcista le ordena al demonio, en el nombre de
Jesús, que salga
de la persona. Esto es una orden autoritativa, no un diálogo.
511. El don de discernimiento
Jesús mismo tenía el don de
discernir espíritus y lo usó en varias ocasiones,
«él sabía lo que había en el
hombre» (Jn 2.25). De la misma manera, el
Espíritu les da a los creyentes un
don especial para leer lo que hay dentro de
la persona, distinguiendo entre la
hipocresía y la realidad, entre la influencia
de espíritus buenos y malos (1 Co
12.10). El Espíritu les da a algunos una
aguda capacidad para distinguir entre
lo que viene «de arriba« y lo que
viene «de abajo». Los que ministran a los
afligidos por los demonios hacen
bien en tener este don.
512. Atar y desatar
Jesús les prometió a sus
seguidores que lo que ellos ataran o desataran en la
tierra, sería atado o
desatado en el cielo (Mt 16.19). Así, cualquier creyente,
cualquier miembro del
cuerpo de Cristo, tiene la autoridad para actuar a
nombre de Cristo para desatar
el poder de lo demoníaco sobre una persona.
¿Cómo se hace esto? ¿Hay una
fórmula «correcta» para echar fuera un
demonio? Las personas experimentadas en
lidiar con lo demoníaco
recomiendan algo así como esto: «En el nombre de Jesús
te ordeno (o te
ordenamos), espíritu malo (aquí se nombra al espíritu), que
salgas de esta
persona y que nunca vuelvas a entrar en ella».
513. ¿Exorcistas especializados?
En los primeros días del
cristianismo no había distinción entre clérigos y
laicos. Pero esto surgió y
pronto hubo varias clases de clérigos: obispos,
sacerdotes, e incluso
exorcistas. Algunas iglesias, incluyendo la Iglesia
Católico Romana, todavía
tienen algunas personas designadas
especialmente como «exorcistas», pero la
mayoría de creyentes que tienen
experiencia en esto de lidiar con la posesión
demoníaca dice que no hay
necesidad de «especializarse». Cualquier creyente
puede, en teoría, ayudar
a echar fuera demonios, como se ve claramente en el
Nuevo Testamento.
514. ekbalo
y exorkizo
Recibimos nuestra palabra exorcismo del griego exorkizo, pero esta palabra
nunca se usa
en la Biblia. La Biblia usa el griego ekbalo,
que quiere decir
«echar fuera» a un demonio. Exorcizar a un demonio implica el uso de
conjuros o fórmulas
mágicas, que no es lo que Jesús y los apóstoles
hicieron. No había ni
encantamiento ni magia, sino simplemente una orden
autoritativa que el demonio
saliera al punto.
Incidentalmente,
los varios actos que acompañan la orden al demonio,
como imponerle las manos a
la persona, hacer la señal de la cruz, aplicar
agua bendita, son innecesarios.
La película El Exorcista sugería que
echar
fuera demonios es un procedimiento largo y complicado, pero la mayoría de
las veces no es así. En la mayoría de casos, el demonio o bien sale
rápidamente
o no sale por nada. La persona que está echando fuera al
demonio tal vez
necesita mayor preparación, como por ejemplo, oración.
515. Energumen
Esta palabra en particular
se refiere a una persona poseída por un demonio.
En tiempos pasados se usaba en
ritos y manuales para el exorcismo (puesto
que es más fácil que decir «persona
poseída por un demonio»).
516. exsuflatio
Esta palabra latina se
refiere a una parte del rito de bautismo infantil en
tiempos pasados. En la
Edad Media la Iglesia Católico Romana ordenó que
todos los infantes sean
bautizados lo más pronto posible después de nacer.
Durante el culto había un
rito de exorcismo: El sacerdote respiraba tres
veces en la cara del infante,
diciendo: «Sal de él, espíritu inmundo, y da
lugar al Espíritu Santo». Esta fue
una práctica católico romana por siglos, y
esta forma ritual de exorcismo, o
alguna variación, también estaba incluida
en los cultos luteranos y de otras
denominaciones protestantes. El exsuflatio
no quería decir que la gente creía que los infantes estuvieran
endemoniados.
El rito era simplemente un símbolo de que «se reclamaba para
Cristo» al
infante, echando fuera toda influencia mala.
517. Demonios en las ciudades
Por siglos las ciudades han
tenido reputación de ser más perversas que los
pueblos más pequeños y regiones
rurales. El evangelista Lester Sumrall,
notorio por su ministerio de librar a
la gente de la posesión demoníaca, ha
escrito que a los demonios les gusta
habitar en cuerpos humanos, y por esto
naturalmente son atraídos a las ciudades,
en donde los cuerpos humanos
(«casas» potenciales para los demonios) son más
numerosos.
518. Demonios territoriales
¿Están los demonios apegados
a ciertos lugares? La pregunta no es necia.
C. Pedro Wagner investigó el asunto
ampliamente y concluyó que algunos
espíritus malos al parecer están ligados a
ciertos lugares, según se evidencia
en los encuentros de los misioneros con
ellos. No todos han aceptado las
nociones de Wagner, pero él presentó un buen
caso al respecto en 1991 en
su libro Engaging
the Enemy: How to Fight and Defeat Territorial Spirits
[Haciéndole frente
al enemigo: Cómo luchar y derrotar a los espíritus
territoriales].
519. «Vice demonios»
El gran teólogo Orígenes
(véase 29) creía que hay «vice demonios»,
demonios a cargo de un vicio moral en
particular (como apuestas, ebriedad
y así por el estilo). En tanto que esto les
parece necio a algunos lectores
modernos, evangelistas tales como Lester
Sumrall concuerdan, creyentes
que hay, por ejemplo, demonios de pornografía,
drogadicción, y otros vicios
modernos que azotan a la humanidad.
520. ¿Demonios del tiempo?
La gente se inclina más a
quejarse del mal tiempo que a alabar a Dios por el
buen tiempo. Muchos eruditos
cristianos, incluyendo el influyente Tomás
de Aquino (véase 606) creían que el
mal tiempo y otras catástrofes
naturales eran producidas por demonios. Vientos,
tempestades y «lluvias de
fuego del cielo» podían ser causadas por demonios, o
por seres humanos
que usaban el poder demoníaco para perseguir a sus enemigos.
521. «Travesura criminal»
El cristianismo siempre ha
tenido una noción negativa de la magia y de lo
oculto, principalmente porque lo
oculto conecta a la gente con la adoración
a los demonios y dioses paganos. El
teólogo Agustín llamaba a la magia
«travesura criminal con el mundo invisible».
Creía que cualquier forma de
magia, inclusive la llamada «magia blanca» y que
se piensa que no hace
ningún daño, era juguetear con lo demoníaco.
522. ¿Necesito realmente un demonio?
¿Podemos pecar sin los
acicates de Satanás? Por supuesto. Los seres
humanos son muy capaces de pecar
por cuenta propia, mediante la
debilidad, egoísmo y cosas por el estilo.
Mientras que la Biblia habla de
Satanás en conexión con el pecado humano,
también da por sentado que los
seres humanos le van haciendo mucho de su
trabajo a Satanás. El viejo
renglón de Flip Wilson: «El diablo me hizo hacerlo»
no está de acuerdo con
la Biblia, puesto que Satanás puede solamente tentarnos,
pero no hacernos
hacer nada.
523. Ídolos
La gente en los Estados
Unidos y Europa colecciona estatuas, máscaras y
amuletos de África y Asia,
colgándolas en sus paredes como recuerdos y
obras de arte. Inofensivos como
parecen (y a menudo lo son), los cristianos
que tienen experiencia en exorcismo
saben que hay una conexión real entre
la actividad demoníaca y los ídolos (y
las estatuas y amuletos que fueron
hechos originalmente como ídolos, incluso
cuando el comprador los quiera
simplemente como decoración). Los misioneros en
el extranjero saben que
la posesión de tales objetos es una invitación para que
los espíritus malos
ejerzan sus poderes. Cuando se llevan a casa esos objetos
como
curiosidades, pueden ejercer algunos poderes siniestros. A pesar de todos
los defectos de la película El
exorcistas, su conexión de la posesión
demoníaca con un ídolo asirio tiene
raíces en casos reales.
524. Dualismo
Al hablar de religión, este
término se refiere a una religión de dos dioses: el
uno opuesto al otro.
Inevitablemente esto quiere decir el Dios Malo versus
el Dios Bueno, y en la mayoría de religiones dualistas se
espera que el dios
bueno triunfe a la larga sobre el dios malo. El
cristianismo, puesto que cree
en sólo un Dios, se considera una fe monoteísta («un dios»), no dualista.
Pero como relata el Nuevo Testamento: En tanto que no hay ninguna duda
de que
Dios triunfará al final, tampoco hay duda de que Satanás y sus
demonios son muy
poderosos y están presentando una batalla seria. Las
palabras de Jesús y los
apóstoles son claras lo suficiente: Satanás es «el
príncipe de este mundo» (Jn 12.31;
14.30) e incluso «el dios de este siglo»
(2 Cor 4.4).
525. León herido
El experto en crecimiento de
la iglesia C. Pedro Wagner ha tenido
experiencias con influencias demoníacas en
todo el mundo. Afirma que
Satanás está condenado a la derrota, pero que no
cesará de amenazar al
hombre sino cuando sea finalmente destruido al fin de los
tiempos (Ap
20.10). Hasta entonces, dice Wagner, Satanás es como un león
mortalmente
herido, y es más peligroso entre el momento que ha sido herido (la
primera
venida de Cristo) y su muerte (el retorno y triunfo de Cristo).
526. Brujos y misioneros
Misioneros de los Estados
Unidos y Europa encuentra un extraño fenómeno
en los países del Tercer Mundo:
Muchos de sus conversos, incluso después
de años de ser creyentes, todavía
consultan con brujos y otros que travesean
con lo oculto. ¿Por qué? Los
conversos aducen que los cristianos tienen un
prejuicio contra lo sobrenatural.
La mayoría de creyentes estadounidenses y
europeos, siendo «sofisticados» no le
prestan mucha atención a las
influencias demoníacas. Cuando los que se
convierten al cristianismo en el
Tercer Mundo sienten que están siendo atacados
por demonios, pueden
hallar más simpatía en el brujo local que en el pastor
cristiano. Esta
situación está cambiando. El Tercer Mundo puede enseñarnos unas
cuantas
cosas en cuanto a la realidad de lo demoníaco.
527. La
cristianización del imperio romano
¿Qué ganó para el
cristianismo a la gente en los primeros días?
¿Predicación elocuente? ¿Un buen
programa de música? La compasión de
los creyentes fue un factor muy grande, así
como su certeza en cuanto a su
fe. Pero también había el factor de poder: Los
primeros misioneros (como
podemos ver en Hechos) podían expulsar demonios, así
como Jesús lo hizo.
El historiador Ramsay MacMullen, de la Universidad Yale, en
Christianizing the Roman Empire [La
cristianización del imperio romano],
concluyó que en el mundo romano, en el que
la mayoría de la gente creía en
lo sobrenatural (incluyendo lo demoníaco), el
cristianismo no podría haber
triunfado simplemente mediante la predicación o la
caridad. Muchos fueron
ganados a la fe porque vieron evidencia de que el
verdadero Dios era más
poderoso que los dioses falsos o los demonios.
528. Ocupando terreno pagano
Los que critican al
cristianismo recalcan que el 25 de diciembre era
originalmente una fiesta
pagana, que los cristianos adoptaron como el
cumpleaños de Jesús. Es
absolutamente cierto. Esto fue deliberado: Los
primeros cristianos tenían que
mostrar al mundo pagano que el verdadero
Dios había venido a la tierra y estaba
conquistando a los antiguos dioses
paganos y demonios. Una manera de mostrar
esto era edificar iglesias en los
sitios de los templos paganos. Otra manera
fue «bautizar» las fiestas
paganas, haciéndolas celebraciones de Cristo. El
mensaje cristiano era:
«Fuera, dioses falsos; el Hijo de Dios ha llegado y está
haciéndose cargo de
todo».
529. Rituale
romanum
Por muchos siglos este fue
el manual de la Iglesia Católico Romana para los
ritos religiosos, incluyendo
la expulsión de demonios. Naturalmente que
catalogaba varios síntomas de
actividad demoníaca y brujería, y muchos de
estos supuestos síntomas son
exactamente lo que los primeros cristianos
llamaron «dones del Espíritu». En
otras palabras, el manual condenaba los
mismos dones espirituales que podrían
haber sido útiles para echar fuera
demonios.
530. «Factores psicológicos»
Cuando no hay causa física
para el comportamiento perturbador, lo tildamos
de «factores psicológicos».
Algunas cosas nunca cambian: En el siglo
dieciocho el evangélico Juan Wesley
escribió que cuando los médicos no
podían indicar un diagnóstico apropiado, le
echaban la culpa a factores
«nerviosos». Wesley estaba dispuesto, así como los
creyentes de hoy
deberían estar dispuesto, a considerar lo demoníaco como una
explicación
posible de los problemas «psicológicos».
531. Jaime I y Daemonologie
El rey Jaime I de Inglaterra
estará para siempre asociado con la publicación
de la versión de la Biblia que
apareció primero en 1611; proyecto que él
había fomentado y que le fue
dedicado. Jaime mismo era autor, y uno de sus
libros fue Daemonologie, que tenía que ver con brujería y demonios. Jaime
creía firmemente en los espíritus malos y brujas, y también empleaba a un
angelólogo profesional a quien consultaba. Su fascinación con la brujería
puede
haber sido una de las razones por las que Shakespeare escribió su
obra Macbeth, en el cual tres brujas son
protagonistas.
532. Malleus
Maleficarum
«Martillo de brujas» es lo
que significa este título en latín. Apareció en
Alemania en 1486, obra de dos
prominentes miembros de la inquisición
católico romana. Era un manual de
brujería para los inquisidores que
rastreaban a las personas que jugueteaban
con el satanismo. El libro
describía en gran detalle cómo ejecutan los demonios
sus muchos males
sobre el hombre. Describía cómo las brujas lanzan conjuros,
cómo invocan
a los demonios, y cómo se puede romper los malos hechizos. Del
lado legal,
el libro decía cómo se podía enjuiciar a las brujas y cómo obtener
evidencia
vía interrogación y tortura.
533. Ana Ecklund
Una de las historias más
extrañas y aterradoras de posesión demoníaca tiene
que ver con esta mujer de
Wisconsin. Su padre, enfurecido porque ella no
quería tener relaciones sexuales
incestuosas con él, de alguna manera la
acusó de estar en posesión de un
demonio llamado Beelzebú. El demonio la
poseyó en 1908, y no la dejó sino hasta
1928, saliendo con un rugido y
dejando un pestífero hedor detrás.
COQUETEO CON LOS DEMONIOS
534. Lo oculto
La gente es incurablemente
religiosa, y si acepta el cristianismo, a menudo
aceptan un sustituto, incluso
lo oculto, con sus eslabones con lo demoníaco.
Los tableros ouija, astrología,
trances, levitación, lectura de la suerte, cartas
tarot, escritura automática,
invocar a varios «espíritus», todo esto y mucho
más cae bajo el amplio titular
de lo oculto. (Mucho de lo que hoy tiene
lugar bajo el nombre respetable de
«Nueva Era» solía llamarse «oculto» e
incluso «satanismo»).
Cristianos
y psicólogos que han lidiado con endemoniados saben que
hay una conexión
definida entre lo oculto y la posesión. Para muchos, lo
oculto les abre una
ventana por la cual entran los demonios, a veces
resultando en posesión total.
El problema principal: Lo oculto quiere decir
dejar a un lado a Dios y nuestra
dependencia en él. Es una manera de
obtener conocimiento (sea falso o cierto) o
de ejercer poder, haciéndonos
como dioses (el pecado original de Adán y Eva, Gn
3). Travesear con lo
oculto es una manera de decirle a Dios: «No te necesito, y
prefiero tomar en
mis manos mi destino». Pero en el mundo creado y gobernado
por Dios,
esta búsqueda sólo conducirá a daño.
535. Alestier Crowley (1875-1947)
¿Cómo impresionaba uno a un
inglés de clase alta a principios del siglo
veinte? Siendo satanista, por
supuesto. Crowley fue poeta y autor de
muchos libros sobre la magia y lo
oculto, y disfrutaba de su reputación de
perversidad al celebrar los ritos de
la magia negra. Para mostrarles cómo
funcionaba su mente, uno de sus libros se
titulaba Diario de una droga
amiga. Probablemente
no fue tan perverso como profesa serlo, pero su vida
y trabajo hicieron mucho
para introducir el satanismo a gente que nunca lo
había considerado.
536. Iglesia de Satanás
En la caótica década de los
sesenta surgió la Iglesia de Satanás, encabezada
por un hombre que llevaba el
improbable nombre de Antón Szandor LaVey.
Declaró que 1966 era el principio de
la edad satánica. Cuando el satanismo
todavía asustaba al público
estadounidense (¡qué distante parece!), LaVey,
quien murió en 1998, se propuso
derrocar al cristianismo y las virtudes del
«estadounidense medio». Su propia
iglesia, decía LaVey, promovía otras
«virtudes»: indulgencia, la gratificación
de los impulsos de uno, venganza.
Pasó por alto un hecho importante: Estos
impulsos surgen naturalmente en
la gente, así que ¿quién necesita una iglesia
para promoverlos? Los jóvenes,
a quienes esperaba atraer, seguían la filosofía
de «si se siente bien, hazlo»,
sin molestarse por unirse a su iglesia.
Probablemente tuvo menos influencia
en la juventud que la que ejercieron actos
de rock como Alice Cooper y
Black Sabbath, quienes se las arreglaron para hacer
que el satanismo
parezca novedoso. Más recientemente, el miembro más visible de
la iglesia
de Satanás es el rockero Marilyn Manson. Si Manson, o sus
aficionados,
toman en serio sus conexiones satánicas queda a la adivinanza.
537. Prohibición de ponerse en contacto con
los muertos
Lo oculto siempre ha
ejercido fascinación sobre el hombre, pero la Biblia
prohíbe estrictamente todo
contacto con los muertos ¿por qué?
Probablemente la razón principal es que Dios
quiere que nos mantengamos
lejos de todo contacto con los espíritus malos.
Satanás y los demonios
pueden mentir, y lo hacen, y hay el peligro de que
pueden disfrazarse como
nuestros seres queridos para hacernos descarriar. Los
trances son, en su
mayoría, simplemente pura farsa. Probablemente hay casos en
los que algún
espíritu en realidad se le ha aparecido en alguna sesión de
espiritismo, pero
no tenemos que dar por sentado que el espíritu es quien dice
ser.
538. La bruja de Endor
La ley de Israel prohibía la
actividad de ocultismo, y 1 Samuel 28.3 relata
que Saúl, el primer rey de
Israel, expulsó del país a los médiums y
ocultistas. Irónicamente, antes de la
desastrosa batalla contra los filisteos,
Saúl consultó con una médium (llamada
«hechicera» en las traducciones
más antiguas en inglés) en la población de
Endor. A petición suya ella
llamó al espíritu de Samuel, fallecido mentor del
rey. (Ella pareció
genuinamente sorprenderse de que Samuel acudiera, lo que
sugiere que sus
«canales» previos habían sido fingidos.) El espíritu de Samuel,
disgustado,
le preguntó a Saúl: «¿Por qué me has inquietado haciéndome venir?»
(v.
15). El pobre Saúl explicó que quería el consejo de Samuel, puesto que
parecía que Dios lo había abandonado. Samuel afirmó que el reino de Saúl
sería
entregado a David, y que «mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos» (v.
19); es
decir, muertos. Como Samuel predijo, Saúl y sus hijos murieron al
día
siguiente.
Los que
leen la Biblia se quedan perplejos por este pasaje. ¿Se las
arregló de alguna
manera la hechicera para hacer venir a alguien desde el
cielo? Improbable. Por
cierto que el gran hombre no estaba en el infierno.
Así que ¿se hallaba en
algún «lugar de espera» antes de pasar el cielo? Este
es uno de los
«rompecabezas» que deben, por el momento, quedar sin
respuesta.
539. El club del fuego del infierno
Los años 1700 fueron una
época de escepticismo religioso ampliamente
extendido. En la década de 1750 un
grupo de aristócratas ingleses formó el
Club de Fuego del Infierno, dedicado a
mofarse del cristianismo y de la
moralidad convencional. El club decía que
Satanás era su amo, y sus
miembros con desplante anunciaban que estaban
ansiosos de ir al infierno
después de la muerte, en donde tendrían buena
compañía. Los miembros del
club se reunían en lo que había sido un monasterio,
en donde celebraban
farsas de ceremonias religiosas con cuadros pornográficos,
cruces
invertidas, y salaces parodias de oraciones. Bebían licores en
abundancia y
se deleitaban en las orgías. Con el tiempo la novelería pasó (y
los miembros
envejecieron). Lo más probable es que los miembros no eran
satanistas
genuinos, sino que disfrutaban del valor del choque de todo el
asunto, de
manera muy similar a como los adolescentes de hoy con su aspecto
satánico.
540. Isobel Gowdie (c. 1610-1665)
La cacería de brujas ha
arrestado a adoradores de Satanás reales o
supuestos, pero Isobel Gowdie
sobresalió y confesó sus propios tratos con
lo demoníaco. Esta escocesa mujer
de un agricultor aducía haber tenido
relaciones sexuales con Satanás y haber
sido llevada al infierno como
invitada. Dijo que había renunciado a Cristo, que
se había unido a una
cueva de brujas, y usado armas del infierno para matar a
cristianos. No
estamos seguros de si fue ejecutada después de sus confesiones,
así como
tampoco estamos seguros de que haya dicho la verdad o que era
simplemente un alma patética y enloquecida.
541. Rock satánico
Ciertos adolescentes siempre
se han sentido atraídos a cualquier cosa que
asuste o disguste a sus padres.
Así es el aspecto satánico que ha sido una
parte establecida del rock,
empezando en la década de los setenta, con actos
tales como los de Black
Sabbath, Kiss, Alice Cooper, y otros. El grupo Iron
Maiden escogió un cadáver
llamado Eddie como su logotipo, con Satanás
apareciendo en las cubiertas de sus
discos. (A sus aficionados se les conoce
como «ratas del infierno»). Más
recientemente, el rockero Marilyn Manson,
de apariencia horrible y siniestra,
grabó un disco de éxito de ventas
AntiChrist
Superstar [Anticristo Superestrella]. Muchos padres han
quedado apabullados
al enterarse de que la letra de los cantos y las cubiertas
de los discos
presentan a Satanás, los diablos, calaveras, sacrificios
humanos, y otros
símbolos de ocultismo. Los vídeos de música vía MTV
meten la presencia de
Satanás directamente a los hogares las 24 horas del
día. ¿Diversión inofensiva?
Para algunos muchachos, sí. ¿Puerta de entrada
a algo horrible para muchos
otros? Tristemente, sí.
542. Dragones y mazmorras
En 1974 el mundo se vio
expuesto por primera vez a Dragones y
mazmorras, y el juego de rol se convirtió en furor de moda. En tanto que
algunos jugadores disfrutaban de un pasatiempo inofensivo, el juego se
convirtió en obsesión para otros, que tomaron demasiado en serio sus
demonios,
hechiceros y brujas. Por lo menos en un caso se lo ligó a un
horrendo
asesinato, en la década de los ochenta, lo que despertó muchas
preguntas entre
los padre sobre si tales juegos son inofensivos, después de
todo.
543. Misofaes
Esta palabra quiere decir
«aborrecedores de la luz», y a veces se la usa en la
literatura cristiana para
referirse a los demonios. La idea tiene raíces en la
Biblia, en donde Satanás y
los demonios son quienes odian la luz (la
verdad, la bondad), mientras que Dios
y Cristo son luz, y a los seguidores
de Cristo se les dice que sean «la luz del
mundo».
544. Satanás y el crimen
La gente perseguida como
brujas a veces han sido excéntricos inofensivos,
pero no siempre. Allá en los
días de furor de la cacería de brujas, algunos
satanistas en realidad
cometieron horribles crímenes, incluyendo robo de
tumbas, vandalismo de
propiedades de iglesias, sacrificio de animales, e
incluso sacrificios humanos.
Ocasionalmente la gente que aduce estar
influida por Satanás hará cosas
horribles, tales como Charles Manson y su
«familia». Un adolescente de Carolina
del Norte que hace poco asesinó a su
padre e intentó asesinar a su madre era
adicto a Dragones y mazmorras, y
muchos suicidios de adolescentes han tenido su conexión con la obsesión de
Satanás y del infierno.
545. Los libros agripa
Enrique Cornelio Agripa fue
un filósofo de los años 1500, notorio por sus
tratos con lo demoníaco.
Supuestamente otros seguidores de lo oculto
usaban libros enormes llamados
agripas; volúmenes muy gruesos, de metro
y medio de alto, con páginas hechas de
piel humana. Los agripas
supuestamente contenían los nombres de los demonios
del infierno y los
conjuros que los harían venir. Se suponía que los libros en sí
mismos eran
tan perversos que había que encadenarlos y guardarlos en salones
vacíos
para que su mal no se escape.
546. Los luciferanos
En los años 1200 este grupo
alemán afirmaba adorar a Satanás como
creador y gobernante, enseñando que
vencería al Dios cristiano. Los
iniciados tenían que besar a una rana en el
hocico o el ano, y los luciferanos
practicaban toda clase de perversión y actos
anti-cristianos.
547. Réquiem por los vivos
En la práctica católico
romana se celebra una misa de réquiem a favor de
una persona que ha muerto. En
el pasado, e incluso hoy, un satanista puede
celebrar un réquiem por una
persona viva. Así, las palabras del
réquiem:
«Dale descanso eterno, Señor» se convierte en una especie de maldición
de
muerte sobre la persona. A través de los siglos han habido muchos casos de
gente perversa que ha tratado de usar ritos cristianos de una manera
siniestra.
548. Misa negra
Para los satanistas serios
la misa negra es el rito.
Esencialmente es una
parodia de la misa católico romana. Se alaba a Satanás, se
maldice a Dios y
a Cristo, se pone la cruz invertida y se la escupe. El rito
deja fuera la
confesión católico romana de pecados (naturalmente) y todos los
Aleluyas
(puesto que son alabanza a Dios). Se usan velas negras (no blancas). En
lugar de vino en la comunión los satanistas usan agua, orines o incluso
sangre.
Las relacione sexuales han sido siempre un elemento clave, y a
veces se usa el
cuerpo de una mujer desnuda como altar. El rito a menudo
degenera en una orgía
de relaciones sexuales promiscuas.
549. La marca del diablo
Se dice que los que han
hecho un pacto con Satanás o un demonio a
menudo llevan una clase de marca o
cicatriz en sus cuerpos, la «marca del
diablo». La marca del diablo es una
especie de marca, que es como Satanás
le recuerda a la persona: «Recuerda: me
perteneces».
550. Caldo del infierno
La obra Macbeth, de Shakespeare, tiene una escena famosa en la que tres
brujas preparan su horrible pócima en un caldero, echando allí un ojo de
tritón
y otras golosinas. Se creía ampliamente que los que traveseaban con
el
satanismo y lo oculto prepararían un caldo mágico, el caldo del infierno,
para
usarlo en sus ritos satánicos.
551. Juan Dee (1527-1608)
Dee era un «científico» (en
los días en que la ciencia no era tan científica) y
servía como astrólogo de la
corte de Inglaterra, para la reina Elizabeth I.
Como astrólogo, Dee
naturalmente jugueteaba con lo oculto, esperando
echar mano del poder de los
ángeles y comunicarse con los espíritus de los
muertos. Dee llevaba notas en
sus Diarios espirituales, describiendo
sus
encuentros con los ángeles. La mayoría de los diálogos que decían haber
tenido con los ángeles eran nada más que galimatías recicladas de su
biblioteca
de ocultismo. Temía a los demonios y tenía miedo de que algunos
de sus
encuentros con ángeles fueron en realidad encuentros con demonios
disfrazados.
552. Daimon
Esta palabra griega es la
fuente de nuestra palabra demonio, pero
para los
griegos un daimon no era
necesariamente bueno o malo. Era simplemente
un espíritu que a veces podía
ayudar, otras hacer daño, a los seres humanos.
El universo estaba lleno de
ellos, y los humanos debían cuidarse para no
ofender sin quererlo a algún daimon. Sócrates, Platón y otros de los
principales filósofos griegos creían en daimons.
Para cuando el gran teólogo
Agustín empezó a escribir (a principios de los
años 400), la creencia en
estos espíritus estaba desvaneciéndose, y Agustín
pudo afirmar con
autoridad que los espíritus eran ángeles buenos o demonios
malos, pero no
daimons neutrales.
553. Los diablos de Loudon
En los años 1600 en Francia
ocurrió un caso curioso de monjas que decían
haber sido embrujadas por el
demonio Beelzebú. Se implicó a dos
sacerdotes (ambos notoriamente inmorales) en
posesiones extrañas, y se las
ejecutó a ambas por brujas. El caso sirvió de
base para una perturbadora
película de 1971, The Devils [Los diablos].
554. La inquisición y Beelzebú
La inquisición fue el
tribunal espiritual de la Iglesia Católico Romana,
establecido para juzgar
casos de herejía y brujería. Al juzgar muchos casos
a través de los siglos, el
tribunal halló que con frecuencia se mencionaba a
Beelzebú (véase 174) como el
demonio con el que las brujas supuestamente
se divertían. (Se mencionaba con
frecuencia al mismo Satanás,
naturalmente.) Supuestamente las brujas negaban a
Cristo en el nombre de
Beelzebú, y se acusó a algunas mujeres de tener
relaciones carnales con el
demonio.
555. El diario de Haizmann
Cristóbal Haizmann fue un
artista alemán que guardaba un diario de un
trato que hizo con Satanás. A
cambio de nueve años de felicidad, Haizmann
le daría al diablo su alma. Sin
embargo, los nueve años no fueron del todo
felices, porque Satanás se aparecía
periódicamente para chequear al artista,
quien nos dejó vívidas descripciones
de la apariencia de Satanás. Conforme
los nueve años se acercaban a su término,
Haizmann se llenó de pánico y se
preguntaba si habría manera de romper el
trato. Llamó a curas para que
intentaran exorcismo, pero de nada sirvió. Luego
afirmó que la virgen
María de alguna manera había roto el infernal contrato.
Incluso así,
Haizmann estuvo atormentado con visiones del infierno hasta su
muerte en
1700.
556. Charles Manson (n. 1934)
El dirigente de la «familia»
asesina y drogadicta que estremeció a los
Estados Unidos en 1969 fue afectado
por la Biblia... y también por los
Beatles, la cienciología, LSD, el medio
ambiente, entre otras influencias de
la época. Manson afirmaba (a veces) que
era Cristo, y a veces Satanás. Sus
seguidores creían que Manson/Cristo/Satanás
iba a hacer que tenga lugar la
batalla mundial final en la cual la Familia
surgiría para gobernar. Manson
leyó el libro de Apocalipsis y lo conectó con
los Beatles, muy
extrañamente. Manson creía que el disco White Album [Disco blanco] del
grupo le enviaba mensajes sobre cómo
lanzar la revolución mundial. Según
Manson, el capítulo 9 de Apocalipsis estaba
correlacionado con la canción
«Revolución Nº 9» del Disco Blanco. Los cuatro
ángeles de Apocalipsis 9
eran los cuatro Beatles, las «corazas de hierro» eran
las guitarras eléctricas
de los Beatles, y así por el estilo.
557. Aprobación gubernamental, 1999
En 1999 el Pentágono aprobó
capellanes paganos para las fuerzas armadas
de los EE.UU. Por primera vez en la
historia de los EE.UU., el gobierno ha
puesto a la brujería al mismo nivel que
el cristianismo y el judaísmo.
558. Vudú
En la Edad Media, un grupo
conocido como los valdenses tomó su
cristianismo en serio, pero la Iglesia
Católico Romana los persiguió como
herejes. A los valdenses se les conocía
también como Vaudois, y debido a
que se les acusaba fuertemente de muchos males
(incluyendo satanismo), el
nombre Vaudois fue corrompido para decir vudú. La ensalada de creencias
que se
conoce como vudú hoy tiene sus raíces principalmente en África,
pero se
conectan particularmente con la agitada nación de Haití. Muchos
estadounidenses
y europeos se han dejado fascinar malsanamente por el
vudú en años recientes.
11
Ideas y pensadores,
la mayoría sensibles
IDEAS SOBRE EL MÁS ALLÁ
559.
¿Cielo sin infierno?
Esto es lo que muchos hoy
afirman cuando se les encuesta: La mayoría
creen en el cielo, pero sólo un
porcentaje cada vez más reducido cree en el
infierno. Sin embargo, C. S. Lewis
escribió que nunca había conocido
realmente a alguien que tuviera una creencia
firme y vital en el cielo, que
no creyera también en el infierno. Dicho de otra
manera: Parte del gozo del
cielo (y nuestra expectación al respecto) es el gozo
de escapar del infierno.
560. Emocional al máximo
El cielo, para muchos, suena
aburrido y sin emoción. No hay razón para
pensar que sea así, porque el
cristianismo es (o debería ser) una religión
altamente emocional, llena del
gozo de estar en debida relación con Dios y
nuestro prójimo. Los filósofos
griegos, y los filósofos en general, pueden
imaginarse un cielo frío, sin
pasión, pero eso no está de acuerdo con la
Biblia o la tradición cristiana. La
Biblia no dice nada de dejar nuestra
emoción a un lado cuando vivimos con Dios.
561. La «noche oscura del alma»
Así como muchos creyentes han
tenido experiencias de ser tentados o
atormentados por los demonios, algunos
han tenido dolorosas visiones de
los tormentos del infierno. El místico español
Juan de la Cruz hablaba de la
«noche oscura del alma», la horrible experiencia
de sentirse separado de
Dios, estar en el mismo infierno o tener visiones de
estar allí. La amiga de
Juan, la consagrada Teresa de Ávila, decía haber
experimentado los
tormentos del infierno, pero dijo que era una especie de
proceso de
purificación. «La noche oscura del alma» es llena de angustia, pero
tiene el
beneficio de hacer que la persona se acerque a Dios a su tiempo.
562. La física y la resurrección
Por dos siglos hemos
presenciado la batalla del cristianismo versus
la
ciencia, y parecía que el cristianismo estaba perdiendo. Las cosas están
cambiando, parcialmente debido a que la ciencia está constantemente
actualizándose, hallando nueva información. El campo de la física está
haciendo
a la gente inteligente más y más abierta a la posibilidad de los
milagros, incluyendo
la resurrección del cuerpo humano. Nuestra carne se
siente sólida lo
suficiente, pero la física está ahora bastante segura de que la
carne consiste
en innumerables partículas eléctricas, unidas por una energía
que todavía
tenemos que comprender completamente. Algunos científicos
dicen que la
resurrección de Jesús puede haber tenido algo que ver con la
desintegración y
reintegración nuclear. Jesús les prometió a sus seguidores
que ellos
resucitarían como él lo había sido, en lo que Pablo llama un
«cuerpo
espiritual». Gracias a nuestro nuevo entendimiento de la física, el
«espíritu»
y el «cuerpo» no parecen ser tan diferentes como se pensaba una
vez. El autor
Russell Kirk escribió que «ahora es más racionalmente posible
creer en la
resurrección que lo que fue en tiempo de san Pablo».
563. El infierno y la conciencia de clase
¿Se inclinan más los pobres
(y menos educados) a creer en el infierno que
los sofisticados?
Definitivamente. En 1991 la revista U.S.
News & World
Report publicó una historia de primera plana sobre el
infierno. Un
fragmento notable del artículo: Los ministros cristianos en las
iglesias de
clases más altas no predican
sobre el infierno. Un ministro describió su
iglesia como compuesta de
«pensadores juiciosos de clase media alta, bien
educados» que quedarían
«apabullados si oyeran un sermón sobre el
infierno». El artículo citaba que
tales «pensadores juiciosos» creen que el
infierno es la tristeza que
experimentamos aquí en la tierra (tal como, uno
pensaría, que el Lexus se dañe,
o ver que la bolsa de valores desciende). El
que cierta clase de personas crea
en el infierno no tiene nada que ver con
que el infierno es una realidad.
564. ¿Justicia o misericordia?
El escritor devocional
inglés Jeremías Taylor (1613-1667) escribió que «si
rehusamos la misericordia
aquí, recibiremos justicia en la eternidad». Se
hacía eco de una creencia
cristiana básica: Dios, en su misericordia, nos
perdona, no dándonos la
justicia (separación eterna de él) que realmente
merecemos. Si rehusamos
mostrar misericordia a otros, Dios no nos
mostrará misericordia. (Mt 5.7; Mr 11.26; Stg 2.13).
565. Perdonar, o si no...
«Todos debemos perdonar a
nuestros enemigos, o si no estaremos
condenados». Así escribió C. S. Lewis
(véase 718), teólogo laico inglés que
tomaba en serio el infierno. La
misericordia, incluso hacia los enemigos de
uno, se requiere de los que esperan
(mediante la misericordia de Dios)
entrar en el cielo (véase Lc 6.27-35; Stg
2.13).
566. «Disfrutar de su hermosura»
Reunido en respuesta a la
Reforma protestante, el Concilio Católico
Romano de Trento emitió, en los años
1600, muchas declaraciones de la
enseñanza oficial católico romana. Sobre el
cielo, el concilio decretó que la
recompensa del hombre en el más allá es «la
visión de Dios y disfrutar de
su hermosura». En otras palabras, el principal
gozo del cielo es Dios
mismo.
567. «El principal fin del hombre»
A menudo se considera a la
teología calvinista como siendo solemne y sin
gozo, pero tiene su lado
agradable. El Catecismo Westminster, compilado
por los puritanos ingleses en
los años 1600, es una declaración básica de las
creencias calvinistas, y no
deja fuera el gozo. El Catecismo hace la
pregunta: ¿Cuál es el principal fin
[propósito] del hombre? La respuesta es:
El principal fin del hombre es
glorificar a Dios y disfrutar de él para
siempre.
568. Teocéntrico
La palabra quiere decir
«centrado en Dios», y describe la noción cristiana
más tradicional del cielo,
siendo su mayor gozo la cercanía de Dios. Hoy la
mayoría de personas,
incluyendo muchos creyentes, tienen una noción más
antropocéntrica («centrada
en el humano»), siendo su principal gozo la
reunión con amigos y seres
queridos. En la noción de la llamada Nueva Era
presentada en muchos libros y
películas Dios no sirve para mayor cosa en el
cielo.
569. Dios el Gobernante
El evangelista D. L. Moody
(véase 619) prefería convertir a las personas
con imágenes felices del cielo
que con los fuegos del infierno. Pero creía
fuertemente en el infierno y
regañaba a los ministros que no creían así. Los
que enseñaban que todos serían
salvos, Moody notó, afirmaban que Dios es
demasiado misericordioso como para
condenar a alguien. Pero ¿qué tal si
Dios fuera gobernador de un estado,
preguntaba Moody, y decidiera ser
«misericordioso» y dejar en libertad a todos
los criminales para que hagan
de las suyas en la sociedad? ¿Es eso ser
misericordioso, o es crueldad para
la gente decente en ese estado? Ese
gobernador «misericordioso» lo más
probable es que sería derrocado. Así como no
permitimos que los malos
anden sueltos en la sociedad, así Dios no permitirá
que los pecadores y
rebeldes perturben la paz y el gozo del cielo.
570. Sic
transit gloria mundi
Esta frase en latín quiere
decir «así pasa la gloria del mundo». Esta frase es
más antigua que el cristianismo,
pero muchos autores cristianos a través de
los siglos la han citado, puesto que
expresa una clara enseñanza de la
Biblia. La hallamos citada elocuentemente por
Juan: «Y el mundo pasa, y
sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios
permanece para siempre»
(1 Jn 2.17).
571. ¿Infierno o infierno?
En español no se escribe
normalmente cielo o infierno con mayúscula
inicial, aun
cuando algunos libros no siguen esta práctica. Nadie sabe
exactamente por qué
algunas editoriales, a través de los años, han escogido
poner ambas palabras
con minúscula inicial. El autor contemporáneo Ralph
de Toledano discutió con un
editor por esta práctica, y notó que prefería que
se pusiera Infierno con
mayúscula inicial. Cuando el editor le preguntó por
qué, el autor replicó:
«Porque es un lugar real; así como Scarsdale». Tiene
cierta razón. Si los
editores creen que el cielo y el infierno existen en
realidad (y si son eternos, entonces existen en un sentido
más pleno que
cualquier lugar en la tierra, ¿verdad?), entonces tal vez
deberíamos escribir
ambas palabras con mayúscula inicial desde ahora.
572. Remanente justo
En toda la Biblia hay la
idea de que la raza humana como un todo es
pecadora, pero que siempre hay «un
remanente justo» que Dios quiere
preservar. Considérense la salvación de Noé y
su familia del gran diluvio.
Más adelante, Israel debía supuestamente ser la
nación de Dios, santa y
justa, pero la nación como un todo nunca fue muy justa.
Los profetas de
Israel vieron esto claramente y hablaron de un remanente que
Dios
preservaría. Isaías mencionó una docena de veces al remanente justo, al
igual que la mayoría de los demás profetas. Sofonías predijo un tiempo
cuando«El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni en boca
de
ellos se hallará lengua engañosa; porque ellos serán apacentados, y
dormirán, y
no habrá quien los atemorice» (Sof 3.13).
Después de
la venida de Jesús, el «remanente» se aplicó a los
creyentes, la minoría de la
gente en este mundo pecador, que un día serán
salvas de la destrucción y se les
dará vida eterna.
573. Reposo del sábado
El sábado, séptimo día de la
semana, debía ser un día de reposo para el
pueblo de Dios, recordando que en el
séptimo día Dios descansó de la
creación. En el mundo antiguo, en el que la
mayoría de personas trabajaban
duro, el sabat tenía una significación profunda,
un breve respiro del sudor, y
que ocurría semanalmente. La carta a los Hebreos
habla de «un reposo para
el pueblo de Dios», conectando este reposo con el
sabat de Israel (He 4.1-
10). Claramente esto se refiere al cielo, una especie
de «sabat eterno», un
descanso eterno de los ayes del mundo. Después de la vida
en este mundo,
enfrentando dolor, tristeza y persecución, el creyente mira
hacia un sabat
que jamás terminará.
574. Nuevo versus viejo
«No os acordéis de las cosas
pasadas, ni traigáis a memoria las cosas
antiguas. He aquí que yo hago cosa
nueva» (Is 43.18-19). Así le dijo Dios a
Israel. Es naturaleza humana querer
aferrarse al pasado, e incluso verlo
románticamente, olvidando los malos
tiempos y recordando sólo lo bueno.
Pero la idea de algo nuevo es importante
tanto en el Antiguo como en el
Nuevo Testamento. Jesús habló de vino nuevo versus vino viejo, dando la
idea de que
demasiados prefieren lo viejo; es decir, se aferran al pasado sólo
por amor al
pasado, en tanto que lo nuevo es mejor (Lc 5.37-39). En la
Última Cena habló de
un «nuevo pacto» (o «nuevo testamento»), no basado
en la antigua ley y
sacrificios, sino en la fe individual en Dios. Pablo
mencionaba con frecuencia
lo nuevo, contrastando «el viejo hombre» de
cada persona con «el nuevo hombre»,
hecho de nuevo a imagen de Cristo (2
Cor 5.17; Ef 4.24; Col 3.10).
Cerca del
fin de la Biblia, en la visión de la Nueva Jerusalén (el cielo),
Dios dijo: «He
aquí, yo hago nuevas todas las cosas» (Ap 21.3).
575. Nombres escritos en el cielo
La gente que cree en una
inmortalidad «impersonal», un más allá en donde
los individuos son «absorbidos»
en un Ser Cósmico, está definitivamente en
oposición a la Biblia. (Están en
contra de la naturaleza humana también: La
mayoría de las personas no tiene
ningún deseo de perder su individualidad
después de la muerte.) La Biblia lo
dice muy claro: Seremos cambiados de
alguna manera después de la resurrección,
sin embargo seguiremos siendo
las personalidades individuales que fuimos en la
tierra. Nuestros nombres
(no necesariamente nuestros títulos del mundo, que no
tendrán ningún
significado en el cielo) siguen siendo los nuestros,y debemos
regocijarnos,
dijo Jesús, porque nuestros nombres están escritos en el cielo
(Lc 10.20).
576. Visión beatífica
Beatífica quiere decir «bendita», y la visión beatífica se refiere
a la
bendición de ver a Dios. Como la Biblia dice claramente, casi nadie ha
visto
a Dios cara a cara. Jacob lo vio (Gn 32.30) y Moisés también (Éx 33.11),
pero generalmente se consideraba peligros ver a Dios «de cerca y
personal».
Incluso así, Pablo les prometió a los creyentes que verían a Dios
cara a cara
(1 Co 13.12). Sin embargo, muchos creyentes han esperado ver a
Dios, o por lo
menos el cielo, mientras están todavía en la tierra, y hay
muchas historias de
santos que han tenido, por lo menos
momentáneamente, la visión beatífica. El
poeta Dante terminó su obra
maestra La
divina comedia, con una descripción impresionante de la visión
beatífica,
con los santos y los ángeles formados como una rosa cósmica
alrededor del trono
de Dios.
577. Brechas en la corte celestial
El gran teólogo Agustín
(véase 596) y muchos otros autores cristianos
enseñaban que la rebelión de
Lucifer (quien llegó a ser Satanás) y sus
seguidores dejaron brechas en la
corte celestial. En otras palabras, después
de que Satanás y sus seguidores
fueron expulsados del cielo, hay «espacio»
disponible en el cielo. Dios desea
llenar con santos este «espacio».
578. Lamentos eternos
En tanto que artistas y
autores se han solazado describiendo los tormentos
del infierno, algunos
autores han sugerido una alternativa menos pintoresca:
Los que están en el
infierno son atormentados por el recuerdo de sus vidas
sobre la tierra, sabiendo
que nada se pude deshacer, y que es demasiado
tarde para arrepentirse. Aun
cuando esta noción del infierno no se presta
para pintura, en efecto suena
horrible lo suficiente, sabiendo que no hay
descanso de los recuerdos
dolorosos.
579. Adopción
Dios no tiene hijos,
hablando genéticamente. Las personas pueden llegar
a
ser hijos e hijas de Dios, de modo que todo hijo de Dios es adoptado.
Dios
sólo tiene hijos espirituales; es decir, los que le obedecen como Padre.
Pablo se refirió varias veces a los cristianos como siendo «adoptados» por
Dios: «habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos:
¡Abba,
padre!» (Ro 8.15). En tanto que los creyentes ya son hijos de Dios,
la adopción
«plena» ocurre después de la muerte; los creyentes «también
gemimos dentro de
nosotros mismos, esperando la adopción, la redención
de nuestro cuerpo» (Ro
8.23).
580. «Le veremos tal como él es»
¿Cómo será el cielo? El
Nuevo Testamento nos da algunos indicios:
Tendremos «cuerpos espirituales»,
condición que hallamos difícil de captar.
Es más, los autores bíblicos nos dan
sólo indicios porque están describiendo
lo indescriptible. Pero considérense
las palabras de 1 Juan 3.2: «aún no se
ha manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se
manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos
tal como él es». Así
como Cristo tenía un cuerpo nuevo y diferente después de
la resurrección,
así nosotros lo tendremos. Nos vestiremos de inmortalidad, y
estaremos
libres de la naturaleza de pecado que nos pesa tanto ahora.
IDEAS EN CUANTO A LOS ÁNGELES
581. Luz, luz y más luz
Los ángeles, según nos dice
la Biblia, pueden aparecerse a veces como
seres humanos normales. Sin embargo,
muchas veces son blancos y
relucientes, criaturas de luz, luz no terrenal. Esto
es apropiado: La Biblia
asocia la oscuridad con el error, el pecado y la
perdición. La luz es verdad,
noción y el cielo. Aun cuando Satanás puede
disfrazarse como ángel de luz
(2 Cor 11.14), esta luz ficticia no es la
verdadera luz del cielo. Considérese
la luz brillante del Nuevo Testamento:
Jesús en su transfiguración (Mr 9.3),
Jesús como la luz del mundo (Jn 8.12),
los ángeles en la tumba de Jesús (Mt
28.2; Lc 24.4), la luz celestial que cegó
a Saulo (Hch 9.3), la luz del
libertador angélico de Pedro (Hch 12.7), la Nueva
Jerusalén no necesita
lámpara, ni el sol ni la luna para iluminarla, porque
Dios es su luz (Ap
21.23).
582. Bautismo doble
El influyente autor Orígenes
(véase 29) enseñaba que cuando una persona
es bautizada, dos bautismos están
teniendo lugar simultáneamente: El
ministro está sumergiendo en agua el cuerpo
de la persona; y los ángeles
están sumergiendo el alma de la persona en el
Espíritu Santo.
583. Cristofanía
La palabra teofanía quiere decir «manifestación de
Dios». De la misma
manera cristofanía quiere
decir «manifestación de Cristo». En los años
1500 muchos teólogos cristianos,
incluyendo Martín Lutero y Juan Calvino,
insistían en que se hallaba a Cristo
en toda la Biblia, incluso en el Antiguo
Testamento, que no lo menciona por
nombre. Lutero y Calvino afirmaban
que las muchas referencias al «Ángel de
Jehová» en el Antiguo Testamento
se refieren a Cristo, interactuando con la
humanidad en una forma angélica
mucho antes de nacer como infante en Belén. Así
que las muchas teofanías
del Antiguo
Testamento fueron al mismo tiempo cristofanías.
585. Lenguas de ángeles
Algunos dicen que cuando lo
seres humanos hablan en lenguas están
hablando el lenguaje de los ángeles
(véase 458). Sin embargo Tomás de
Aquino, el principal teólogo de la Edad Media,
enseñaba que los ángeles no
se hablan entre sí de ninguna manera. Se leen
mutuamente los
pensamientos. Tampoco entablan conversación con Dios: Contemplan
su
voluntad y la «leen».
585. Conciudadanos
Agustín y otros teólogos
católico romanos enseñaban que la ciudad de Dios
(es decir, el cielo) está
poblada de dos clases de ciudadanos: ángeles y seres
humanos redimidos.
Mientras están en la tierra, las personas de fe deben
esforzarse por conducirse
de tal manera que sus palabras y obras no estén
fuera de lugar entre los
ángeles. Mientras los creyentes se esfuerzan por ser
«conciudadanos« con los
ángeles, los ángeles los ayudan en su jornada al
cielo. La teoría es que
mientras más demos la bienvenida a los ángeles aquí
en la tierra, más listos
estamos para el cielo.
586. Ángeles innecesarios
Juan de la Cruz (1542-1591),
santo español popular de la Iglesia Católico
Romana, creía en los ángeles y su
papel protector de la vida humana. Juan
era un místico, que creía en la
meditación y contemplación de Dios. En los
muchos libros devocionales que
escribió, sugería que la ayuda angelical es
mayormente para los inmaduros en la
fe. Conforme la gente progresa en su
vida espiritual y se acerca a Dios, tienen
menos y menos necesidad de
ayuda de los ángeles. Pueden, con el tiempo, «marcar
directamente» y
confiar completamente en Dios.
IDEAS SOBRE LOS DEMONIOS
587. Orgullo y envidia de Satanás
La Iglesia Católico Romana
ha enseñado por siglos que Satanás y los
demonios trabajan para conducir al
hombre a todas formas de pecado. Sin
embargo, los teólogos enseñan que los
demonios mismos no tienen interés
en el pecado. Son culpables de dos pecados,
los dos que hicieron que
Satanás fuera expulsado del cielo: orgullo (Lucifer
tenía una opinión
demasiado alta de sí mismo, y se rebeló contra Dios, y fue
expulsado) y
envidia (los ángeles rebeldes envidiaban el poder de Dios, y
envidiaban la
atención que Dios estaban prodigando a sus recientemente creados
seres
humanos).
588. «Donde estoy yo, allí está el
infierno»
La Iglesia Católico Romana
de la Edad Media enseñaba que los demonios
(ángeles caídos) pueden lamentar su
maldad, pero nunca pueden
arrepentirse. Así, nunca experimentan gozo (o alguna
emoción positiva), y
de hecho existen siempre en tormento. En las palabras de
Satanás, según El
paraíso perdido de
Milton: «A donde quiera que voy está el infierno, yo
mismo soy el infierno».
589. «El templo real del diablo»
Desde los mismos principios
el cristianismo ha tenido una opinión baja del
teatro, lo que no es sorpresa en
vista del libertinaje de muchas de las obras
teatrales durante el imperio
romano. Muchas actrices eran, o se pensaba que
eran, prostitutas, y la
inmoralidad de los actores viajeros era notoria.
Incluso en época tan reciente
como los años 1500, la iglesia de Escocia
dictó un decreto diciendo que el
teatro era «el templo real del diablo, en
donde frecuentemente aparecía vestido
de una substancia corpórea y poseía
a los espectadores, a quienes encadenaba
como adoradores». ¿Exageración?
Tal vez, o tal vez no. Uno se pregunta lo que
los primeros cristianos
pensarían de las películas y telenovelas de hoy.
PENSADORES: IGLESIA ANTIGUA
590. Justino Mártir (100-c. 165)
Como su nombre lo implica,
murió como mártir por la fe. También fue un
notable teólogo, ex-pagano que
finalmente halló en el cristianismo la
verdad última. Justino fue probablemente
el primer autor que sugirió que
«el Ángel de Jehová», mencionado a menudo en el
Antiguo Testamento, era
Cristo con apariencia de ángel. En otras palabras,
antes de que Cristo
naciera en Belén, existía en un estado espiritual (lo que
Juan 1 dice
claramente), y que algunas veces se apareció en forma de ángel a
los santos
del Antiguo Testamento.
591. Ireneo (m. c. 194)
El gran teólogo fue obispo
de León en Galia (lo que hoy es Francia). En su
día, una amenaza seria a la fe
cristiana era el amplio conjunto de creencias
conocido como gnosticismo (véase
872). Ireneo escribió su famoso libro
Contra
herejías, destinado principalmente contra los gnósticos. Los
gnósticos por
lo general menospreciaban a la carne y hacían hincapié en el
espíritu, y decían
que sólo el espíritu puede entrar en el cielo. Ireneo siguió
las enseñanzas de
la Biblia de que tanto el cuerpo como el alma son salvos.
Creía, como muchos
creyentes de su tiempo, que después de la muerte del
creyente entra en un
estado intermedio llamado Hades, mientras espera la
segunda venida de Cristo.
592. Metodio (m. c. 311)
Obispo de Olimpo en la
provincia romana de Licia, Metodio fue no sólo un
notable teólogo sino también
mártir por su fe. Metodio se opuso a la idea
común de su tiempo de que el
cuerpo se pudría en la tumba pero que el
alma era salva. Insistía (siguiendo la
Biblia) que el hombre es salvo en
cuerpo y alma. De hecho, tomó la idea de la
resurrección corporal a tal
extremo que afirmaba que los pecadores resucitados
tendrían dientes,
puesto que Jesús dijo que habría crujir de dientes en el
infierno (Mt 8.12).
593. Gregorio de Nisa (330-c. 395)
Gregorio fue un notable
teólogo al igual que obispo de Nisa (en lo que hoy
es Turquía). Gregorio era un
alma tranquila, gentil, que enseñaba que un
objetivo clave en la vida era apateia, libertad de pasiones. (Esto no
significa
lo mismo que nuestra palabra apatía,
aun cuando apatía procede de
apateia.) Gregorio creía que en la Segunda
Venida, cuando los creyentes
sean recibidos en gloria, estarán en un estado de
perfecta apateia.
594. Juan Crisóstomo (c. 344-407)
Este asombroso predicador
fue obispo de Constantinopla, capital del
imperio bizantino. Se atrevía a
predicar sermones contra la mundanalidad y
el lujo, y a menudo se halló en
problemas con el emperador por atreverse a
predicar el verdadero cristianismo.
Mientras muchos laicos creyentes y
clérigos de su día dudaban que el infierno
fuera eterno, Crisóstomo tomaba
en serio tanto al cielo como al infierno: «Un
hombre no puede entrar en el
reino de los cielos a menos que nazca otra vez del
agua y del Espíritu.
¿Cómo será posible que sin ellos algún hombre bien escape
del fuego del
infierno o que alcance las coronas preparadas para nosotros?»
(Crisóstomo,
de paso, no era su nombre sino un apodo, derivado del griego crisostoma
que quiere decir «pico de
oro».)
595. Ambrosio (c. 339-397)
Obispo de Milán, Italia,
Ambrosio fue uno de los grandes hombres de la
Edad Media, y profunda influencia
sobre Agustín, uno de los más grandes
teólogos del cristianismo. Ambrosio
basaba sus creencias firmemente en la
Biblia, sin embargo tenía algunas ideas
propias curiosas sobre los ángeles y
el más allá. Creía que el mundo estaba
lleno de espíritus malos propuestos a
hacer daño a los hombres, y para ayudar
al hombre había noventa y nueve
ángeles por persona (creencia que muchos
sostenían en la Edad Media),
mientras que el infierno estaba dividido en tres
regiones, siendo la más baja
la peor. El Hades era un lugar en donde la gente
esperaba el juicio final, y el
purgatorio era el lugar del «segundo bautismo» u
«horno de fuego», en
donde el alma humana era refinada.
596. Agustín (354-430)
Nació en el norte de África,
y en su juventud desenfrenadamente, pero toda
su vida fue un incansable
buscador de la verdad. Con el tiempo las
oraciones de su madre cristiana fueron
contestadas y él halló la verdad, y la
paz, en el cristianismo. Llegó a ser
obispo de la ciudad de Hipona, y toda su
larga vida escribió obras teológicas
que tocaron prácticamente todo tema.
Sus Confesiones
todavía se leen ampliamente, y por siglos su teología
dominó el pensamiento
católico romano.
Escribiendo
en latín, Agustín fue un formidable oponente contra las
varias herejías del día
(y había montones de herejías).
Algunos maestros
cristianos jugueteaban con la idea del universalismo, es
decir, la creencia de
que toda la gente a la larga sería salva. Pero Agustín
era un firme
predestinatario, es decir, creía que estaba eternamente decretado
que
algunas personas serían salvas y otras no. A los que enseñaban, o
esperaban, que en realidad no había infierno, Agustín les afirmaba que sí,
que
en realidad había un infierno material, un lago de fuego y azufre, lugar
de
tormento tanto para los hombres pecadores y los demonios. Puesto que
todos
somos pecadores, Agustín decía, todos en realidad merecemos el
infierno, pero
al confiar en Cristo algunos escaparán del infierno y entrarán
al cielo. Pero
dijo claramente que el infierno estaría más densamente
poblado que el cielo.
Si esto
suena cruel, sirve recordar que Agustín era en realidad un
hombre amable y
caritativo, que tuvo más para decir respecto al gozo del
cielo que sobre el
infierno. Pero sí usó su influencia para alejar a la iglesia
de toda idea de
salvación universal.
597. Gregorio I (c. 540-604)
Conocido en la historia como
Gregorio el Grande, fue elegido papa a los
cincuenta años. Animó la
evangelización de Inglaterra y dio su bendición a
lo que se conocería como el
canto gregoriano. Gregorio fue también
teólogo, y usó su influencia para
diseminar la doctrina del purgatorio. Como
varios pensadores cristianos,
Gregorio creía que los cristianos purgarían,
después de la muerte, sus pecados
antes de entrar en el cielo. Gregorio llevó
esa creencia un poco más lejos y
sugirió que los tormentos de los que
estaban en el purgatorio se podían acortar
y suavizar mediante las oraciones
de sus amigos que todavía estaban en la
tierra. Esta idea de orar por algún
amigo cristiano ya fallecido no era dañina
en sí misma, pero con el tiempo
condujo a abusos, puesto que la gente se
preocupó menos y menos cada vez
por los pecados que cometían en esta vida,
puesto que sus amigos (o los
sacerdotes que contrataban) orarían por ellos
después de su muerte.
Gregorio
también ayudó a esparcir la idea de que Satanás fue
originalmente Lucifer, un
ángel que se enorgulleció, se rebeló contra Dios,
y fue arrojado del cielo,
junto con sus seguidores. Envidioso del amor de
Dios por el hombre, Satanás y
sus secuaces (que se convirtieron en
demonios después de caer del cielo)
tientan al hombre a pecar. Gregorio
acuñó el término «ángel apóstata» para
Satanás.
PENSADORES: EDAD MEDIA
598. Las
nueve órdenes de Pseudo-Dionisio
Los cristianos obtienen (o deberían obtener) sus creencias en
cuanto a los
ángeles en la Biblia, pero una de las influencias más poderosas en
cuanto a
lo que creen respecto a los ángeles fue el autor medieval conocido
como
Dionisio el Areopagita. Hechos 17.34 menciona que el apóstol Pablo
convirtió a un hombre llamado Dionisio, en la ciudad de Atenas. (Pablo
habló en
un lugar llamado Areópago, así que este convertido llegó a
llamarse el
areopagita.) Pero el hombre que escribió las obras teológicas
bajo el nombre de
Dionisio probablemente vivió alrededor del año 500, y en
la historia se le
conoce como Pseudo Dionisio (puesto que no se sabe su
nombre real). Este autor
(cualquiera que haya sido su nombre, o nombres,
reales) tenía una mente
extraordinariamente ordenada, del tipo que disfruta
de catalogar las cosas en
categorías claras. En el ampliamente leído libro La
jerarquía celestial Pseudo Dionisio explicaba que hay nueve
tipos de
ángeles. Yendo del más alto al más bajo son: serafín, querubín,
tronos,
dominios (o dominaciones), virtudes (o autoridades), poderes,
principados,
arcángeles y ángeles. El autor no obtuvo estos nombres del aire,
porque
todos se mencionan en la Biblia, aun cuando nunca en un solo lugar.
Colosenses 1.16 menciona tronos, dominio, principales y potestades, todos
juntos, pero es dudoso que el mismo Pablo haya tenido alguna creencia en
las
«nueve órdenes» que Pseudo Dionisio describió.
Teniendo
una mente categórica, Dionisio no sólo puso en categorías a
los ángeles, sino
que también describió su trabajo, y recalcó la importancia
de su rango; es
decir, la categoría más alta (serafines) era la más importante,
estando más
cerca de Dios, mientras que los ángeles regulares eran los
menos importantes,
pero igualmente vitales, puesto que eran los «soldados
de infantería» que
trataban con la mayoría de seres humanos.
En la Edad
Media se leyó ampliamente los escritos de Pseudo
Dionisio, aun cuando la
mayoría de teólogos sabían que no era el real
Dionisio de Hechos 17.
Probablemente ningún libro (aparte de la Biblia) ha
tenido más influencia en
las creencias respecto a los ángeles que La
jerarquía celestial.
599. Tronos
Este es un tipo particular
de ángeles, y por lo menos así dice la tradición
cristiana. Se les menciona en
la Biblia sólo una vez, en la carta de Pablo a
los Colosenses: «sean tronos,
sean dominios, sean principados, sean
potestades» (1.16). Es claro por el
contexto que Pablo estaba hablando de
los ángeles, quienes, lo dejó en claro,
son mucho menos importantes que
Cristo. Aun cuando Pablo no dice nada más
respecto a los tronos, la
imaginación cristiana suplió más detalles. El autor
conocido como Pseudo
Dionisio (véase 598) escribió que , fieles a su nombre,
los tronos «cargan a
Dios»; es decir, sostienen la voluntad divina. Pseudo
Dionisio afirmó que
«Dios impone su justicia sobre nosotros» mediante los
tronos. Se asemejan
a ruedas de fuego cubiertas de ojos.
600. Dominios, también llamados
dominaciones
Como los tronos, se las
menciona (sólo brevemente) en la carta de Pablo a
los Colosenses. De nuevo,
Pablo no proveyó ninguna información adicional
sobre este orden de ángeles.
Pero el autor conocido como Pseudo Dionisio
lo hizo, afirmando que son los
ángeles de libertad, influyendo en los
gobiernos de la tierra para respaldar a
Dios. Los catalogó en cuarto orden en
su influyente libro La jerarquía celestial. También afirmó que «regulan los
deberes de
los ángeles... y mediante ellos se manifiesta la majestad de
Dios».
601. Virtudes
Según el folklore judío este
orden de ángeles tiene como asignación el obrar
milagros en la tierra. Conceden
gracia y valor a la humanidad. La leyenda
dice que los dos ángeles que hablaron
a los discípulos de Jesús después de
la ascensión (Hch 1) fueron ángeles del
orden de las virtudes.
602. Autoridades
Este orden de ángeles lo
menciona 1 Pedro 3.22. Su nombre parece indicar
que poseían poder, tal vez
sobre otros ángeles.
603. Poderes
Se creía que este era un
alto orden de ángeles. La tradición judía, y más
tarde el folklore cristiano,
les asignaba el papel de detener los esfuerzos por
derrocar al mundo. En el
Nuevo Testamento Pablo los menciona (sólo al
paso) en Romanos 8.38, Efesios
3.10 y Colosenses 1.16.
604. Principados
Se consideraba que es un
orden de ángeles, mencionado por Pablo en
Romanos 8.38, Efesios 3.10 y
Colosenses 1.16. La tradición cristiana dice
que son los protectores de la
religión. La jerarquía celestial, de
Pseudo
Dionisio los pone en séptimo lugar en el orden de ángeles, y dice que
ayudan a cuidar a los líderes de los pueblos.
605. Arcángeles
Son más altos en grado que
los meros ángeles. (El prefijo griego arc
quiere
decir «gobernar»). La Biblia menciona específicamente a los
arcángeles dos
veces. En 1 Tesalonicenses 4.16 Pablo se refirió al arcángel que
tocará la
trompeta al fin del mundo, pero no se menciona su nombre. Judas 9
habla
del arcángel Miguel, la única vez en la Biblia en que a un ángel en
particular se le asigna una «categoría». Sin embargo, la imaginación
cristiana
ha llenado lo que la Biblia dejó fuera. Una tradición dice que los
siete
ángeles que están delante de Dios (Ap 8.2) son los arcángeles. El autor
de
Apocalipsis puede haber tenido en mente la tradición judía de que hay
siete
arcángeles. Según el influyente libro La jerarquía celestial de Pseudo
Dionisio, los arcángeles están en octavo orden (segundo desde abajo), lo
que
parece extraño, puesto que sabemos que Miguel es un arcángel y la
gente a
menudo da por sentado que Miguel es un ángel de la más alta
categoría. Pseudo
Dionisio escribió que los arcángeles son mensajeros que
llevan decretos
divinos.
606. Tomás de Aquino (c. 1225-1274)
¿Qué pensaría usted de un
intelectual que ha escrito volumen tras volumen
de teología, y que luego afirmó
al fin de su vida que todo era inútil y que
había que quemarlo? Tomás de
Aquino, el famoso teólogo de la Edad
Media, hizo exactamente eso. Pero sus
colegas valoraban su teología más
que él mismo y la preservaron, y por siglos
fue el teólogo de la Iglesia
Católico
Romana. Su Suma teológica, aun cuando
inconclusa, se
consideraba la obra más comprehensiva de la teología católico
romana, y en
ella tocaba todo tema imaginable, incluyendo, naturalmente, a los
ángeles,
demonios y el más allá.
Tomás
afirmaba la creencia de que cada creyente tiene asignado un
ángel de la guarda
a su persona. Tomás debe haberse sentido fascinado por
los ángeles, porque
escribió casi cien páginas sobre ellos: su jerarquía,
hábitos, conocimiento,
movimientos, y cosas por el estilo. Los ángeles, dijo,
son el más alto grado de
creación, y son incorruptibles e inmortales. Creía
que las estrellas y planetas
se mueven y son guiados por ellos. En su
creencia en ángeles fue influido
profundamente por los escritos de Pseudo
Dionisio (véase 598). La tradición
católico romana se refiere a Tomás como
«el doctor angélico», y doctor quiere decir «maestro».
No
descuidó a los demonios, tampoco. Los demonios, dijo, son
capaces de hacer toda
clase de daño, incluso causar impotencia en los
hombres. Pueden aparecerse
audible o visiblemente a los hombres, o
pueden hablar mediante la imaginación
humana. Tomás tomaba en serio la
brujería (como la mayoría de las personas en
la Edad Media) y creía que las
mujeres y hombres que se asociaban con los
demonios podían hacer toda
clase de daño.
Curiosamente,
para alguien que se oponía a lo oculto y al satanismo,
Tomás creía en la
astrología, por lo menos creía que algunas personas
pueden permitir que los
influyan los movimientos de las estrellas y
planetas, aun cuando no es
inevitable.
El
infierno, dijo Tomás, era un lugar material real, ubicado en algún
lugar en la
parte más baja de la tierra. A los que pensaban que tal vez todo
mundo logrará
hallar salvación, Tomás les dio un no definitivo.
Pero
también dijo mucho sobre el cielo. La principal felicidad del salvo
consistirá
en ver a Dios. El alma humana, intranquila en la tierra, hallará
descanso
cuando se vuela a unir a su Fuente.
PENSADORES: DE LA REFORMA HASTA
HOY
607. Martín Lutero (1483-1546)
El derecho de Lutero a la
fama es que lanzó la Reforma protestante. Ese
movimiento fue un movimiento «de
regreso a la Biblia», porque Lutero y
otros protestantes creían que la Iglesia
Católico Romana se había
descarriado del cristianismo que enseña la Biblia.
Lutero, alemán, fue
excomulgado por la Iglesia Católico Romana, y hubo amenazas
contra su
vida, pero él siguió su visión de las creencias y moral cristianas
basadas en
la Biblia. En su atareada vida se las arregló para escribir docenas
de obras
teológicas y comentarios sobre gran parte de la Biblia.
¿Cómo
difiere Lutero de la Iglesia Católico Romana respecto a los
ángeles, demonios y
el más allá? Respecto a los ángeles y demonios casi no
hay diferencia alguna.
Definitivamente creía en Satanás. Mientras estaba
escondido en el castillo de
Wartburgo, afirmó que Satanás lo afligía, tanto
que le lanzó un tintero. (El
castillo todavía preserva la mancha de tinta en la
pared.) Lutero afirmaba que
el rasgo principal del diablo es el orgullo.
Aconsejaba a los cristianos a
«reírse hasta mofarse de ese espíritu orgulloso,
porque no aguanta burlas».
Respecto
al más allá Lutero tuvo serias diferencias con la Iglesia
Católico Romana.
Cuando clavó sus noventa y nueve tesis en 1517 (hecho
que dio comienzo a la
Reforma), uno de sus puntos principales fue la venta
de indulgencias por parte
de la iglesia. Lutero estaba en desacuerdo con
toda la doctrina del purgatorio
(que sostenía todo el comercio de
indulgencias). Desechando el purgatorio,
también echó fuera el papel de la
virgen María como intercesora para los que
estaban en el purgatorio. Sin
purgatorio, orar por los muertos también era
inútil. Lutero echó a un lado
años y años de lodo medieval y regresó a la
Biblia (y unos pocos teólogos
clave, tales como Agustín) para derivar de allí
sus creencias.
608. Juan Calvino (1509-1564)
Criado como católico romano,
Calvino se vio atrapado en la Reforma
protestante y llegó a ser uno de sus
líderes, y probablemente su teólogo más
destacado. Como todos los dirigentes de
la Reforma, hizo hincapié en la
necesidad de que cada cristiano (no sólo los
ministros) supieran y siguieran
la Biblia en su vida diaria. Creía que la
doctrina cristiana debe basarse
estrictamente en la Biblia. A su manera de
pensar, la Iglesia Católico
Romana había dejado a un lado la Biblia y puesto
demasiada confianza en
el rito y debates teológicos sin importancia. Produjo un
clásico teológico:
Institutos de la
religión cristiana, que dijo que se basaba sólo en la Biblia.
Como
Martín Lutero, Calvino desechó la doctrina del purgatorio y
todos los abusos
que la acompañaban. También como Lutero, Calvino creía
fuertemente en la
predestinación: Dios ha escogido a algunas personas
desde el principio para ser
salvas. (El por qué esta doctrina ha llegado a
conocerse como «calvinismo»
cuando Lutero y otros líderes sostenían las
mismas nociones, siempre ha sido un
misterio.) Calvino, Lutero y varios
otros líderes protestantes sí creían que
tal vez haya un limbo para los
infantes que no han sido bautizados.
Calvino
creía en los demonios y resistía cualquier intento de
racionalizarlos (es
decir, creer que los demonios no son reales sino
meramente explicación de
perturbaciones internas).
609. Francisco de Sales (1567-1622)
¿Pasarán los que están en el
cielo toda la eternidad sólo adorando, o habrá
algo más? A Francisco, obispo
italiano, le gustaba predicar sobre el cielo, y
estaba seguro de que habrá más
que pura adoración. Los santos verán a
Jesús mismo, y él les explicará
cada uno de los sufrimientos (los suyos
y
los de ellos) en la tierra. Encontrarán a los grandes santos y mártires, a
los
ángeles y a la virgen María. Las amistades y relaciones familiares que
fueron felices en la tierra continuarán y se enriquecerán. Su enfoque en el
lado humano del cielo lo hacía sonar muy atractivo.
610. Historia
de ángeles
Henry Lawrence (1600-1664)
fue un buen amigo del poeta inglés Juan
Milton (véase 721) y notable autor y
líder político puritano. Su Historia de
ángeles afirma que «nuestra comunión es muy grande con los ángeles,
buenos
y malos». Tanto ángeles como demonios pueden «escribir en
nuestra imaginación»
y «representar objetos en nuestro entendimiento y
voluntad que a menudo nos
captan y conmueven». A fin de dar a los buenos
ángeles material con que
trabajar, debemos avituallar nuestras mentes con
buenas imágenes. Lawrence,
como muchos cristianos, creía que las buenas
ideas no necesariamente «brotan en
nuestra cabeza», sino que pueden estar
allí debido a la influencia de los
ángeles, así como las malas ideas pueden
resultar del poder siniestro de los
diablos.
611. De
Doctrina Christiana
El poeta Juan Milton (véase
721) era bien versado en la Biblia y la teología
cristiana, y escribió un
sumario de creencias titulado De Doctrina
Christiana. Allí Milton tiene mucho que decir sobre los ángeles, demonios,
cielo e infierno (cosas que dijo mucho más poéticamente en su Paraíso
perdido). Como muchos cristianos
en siglos pasados, Milton creía
firmemente que en donde quiera que los
cristianos se reúnen, también
estaban presentes los ángeles, así que cada culto
cristiano de adoración
tenía una «congregación invisible», los ángeles.
612. Richard Baxter (1615-1691)
Baxter fue un predicador
puritano notable en Inglaterra. En las guerras
religiosas de los años 1600 a
veces se halló del lado ganador, y a veces no,
y pasó algún tiempo en la
cárcel, como muchos otros puritanos. Teniendo
razón para esperar felicidad en
el otro mundo, Baxter escribió una obra
clásica sobre el cielo: The Saints' Everlasting Rest [El
descanso eterno de
los santos]. Aun cuando rara vez se lo lee hoy, merece más
atención, con
sus descripciones conmovedoras del cielo e incluso un manual
sobre
«meditación celestial». Capta la idea cristiana de que la tierra es un
preludio
de la vida real en el cielo.
613. Juan Locke (1632-1704)
En la Edad de la razón el filósofo inglés Juan Locke nunca negó ninguna
de
las creencias del cristianismo, pero hizo énfasis en que la creencia y la
moral se basan tanto en la lógica como en la Biblia. Dicho de otra manera,
el
cristianismo «tiene sentido»; es más, la conducta cristiana es una serie de
«tratos» que hacemos. Así rechazamos los placeres de corto plazo del vicio
y la
inmoralidad e invertimos en el placer de largo alcance de la eternidad.
A
diferencia de algunos de su era escéptica, Locke dijo que el cielo y el
infierno eran reales y había que enseñarlos, porque de otra manera la gente
no
tendría ninguna razón de largo alcance para comportarse bien. Pero si
creen en
el cielo y el infierno, los hombres sensibles escogerán el cielo,
incluso si
ello significa dejar a un lado unos cuantos placeres terrenales.
614. Jonatán Edwards (1703-1758)
Edwards fue el más grande
teólogo de los Estados Unidos coloniales, y
notable predicador en el movimiento
de despertamiento conocido como el
Gran Despertamiento. Edwards escribió muchos
volúmenes de teología,
pero probablemente se le conoce más por un «sermón de
fuego del
infierno» vívido: «Pecadores en manos de un Dios colérico». No basó
su
sermón en ninguna de las referencias bíblicas sobre el infierno, sino en un
corto pasaje de Deuteronomio 32.35: «A su tiempo su pie resbalará, Porque
el
día de su aflicción está cercano». Considerando que Edwards era un
escritor
elocuente y sensible, y considerando que a menudo hablaba sobre el
gozo del
cielo, es desdichado e injusto que se lo tilde de «predicador del
fuego del
infierno» debido a este solo sermón. Por lo que valga, el sermón
fue altamente
eficaz: La congregación reaccionó con obvia emoción,
incluyendo señales tales
como retorcerse, gemir y temblar.
615. Juan Wesley (1703-1791)
Juan Wesley y su hermano
Carlos fundaron un movimiento mundial
conocido como metodismo, y aun cuando se
ganó el corazón de muchos,
enfrentó serias persecuciones mientras hacía la obra
del Señor. En su viajes
evangelizadores sobrevivió a la violencia y a numerosos
accidentes, y
nunca vaciló en atribuir su bienestar a los ángeles de la guarda.
Wesley
también creía firmemente en Satanás, de quien creía que incitaba a las
multitudes de maleantes que trataban de hacerle daño o que gritaban para
apagar
su voz mientras predicaba. Como muchos cristianos perseguidos a
través de los
siglos, Wesley tenía razón para creer en los ángeles protectores
de Dios y en
las asechanzas de Satanás.
616. Soren Kierkegaard (1813-1855)
El filósofo danés
Kierkegaard se daba dolorosamente cuenta de una cosa: El
estado de la iglesia
en Dinamarca ni siquiera remotamente se parecía a la
iglesia del Nuevo Testamento.
En muchos de sus escritos atacó la religión
impávida, complaciente,
«respetable» que algunos neciamente pensaban
que era cristianismo. Notó que la
urgencia de la predicación
neotestamentaria estaba totalmente ausente, y sus
compatriotas parecían dar
por sentado que todo mundo sería salvo. Kierkegaard
tomaba en serio el
Nuevo Testamento y escribió que «Cristo, quien ciertamente
es el mejor
informado, dijo que sólo unos pocos serían salvos».
617. El papa León XII (1810-1903)
La Iglesia Católico Romana,
como las iglesias protestantes, enfrentaba el
desafío del liberalismo empezando
en los años 1800. El papa León XII,
esperando contener la ola liberal, emitió
un decreto en 1879, afirmando que
el infierno es eterno, el diablo es real, y
que los católico romanos deben
aceptar estas creencias. Fue dirigido más a los
intelectuales que a los
católico romanos comunes, quienes con mayor
probabilidad creían en el
infierno y en Satanás.
618. El general William Booth (1829-1912)
Booth fue el fundador y primer
«general» del Ejército de Salvación, que
alcanzó a los pobres en las urbes de
Inglaterra y luego se esparció a los
Estados Unidos. El Ejército en sus
primeros días recalcaba el servicio social
y la evangelización, y el Ejército
tuvo su porción de evangelistas curtidos
pero compasivos, que predicaban el
amor de Dios y la horrible realidad del
infierno. Booth afirmó que la gente con
mayor probabilidad se convertiría si
oían predicación sobre el infierno: «Nada
conmueve como lo aterrador.
Deben ver el fuego del infierno relucir ante sus
caras o si no, no se
moverán». (Trivialidad: El poeta estadounidense Vachel
Lindsay escribió
un conmovedor poema dramático titulado «El general William
Booth entra
al cielo».)
619. D. L. Moody (1837-1899)
Moody es una de las figuras
más importantes y fascinadoras de la historia
religiosa de los Estados Unidos.
Hombre de negocios de éxito en Chicago,
nunca fue ordenado al ministerio pero
llegó a ser uno de los evangelistas
más conocidos en ambos lados del Atlántico.
Moody fue conservador en su
teología y creía en la realidad del cielo y del
infierno. Incluso explicaba su
misión diciendo que Dios le había dado un bote
salvavidas y le había dicho:
«Moody: Salva a todos los que puedas». Sin
embargo, Moody prefería
acentuar lo positivo (el cielo, es decir), así que
difícilmente era el
predicador estereotipado de fuego del infierno. Una ocasión
notó que «el
terror nunca ha ganado a nadie todavía». Haciendo énfasis en las
buenas
nuevas antes que las malas noticias, Moody publicó Heaven: Where It Is, Its
Inhabitants, and How to Get There [El
cielo: Dónde está, sus habitantes y
cómo llegar allá]. Como sus sermones, es
una obra directa, en lenguaje
sencillo, lleno de consuelo.
620. Karl Barth (1886-1968)
Uno de los teólogos mejor
conocidos del siglo veinte, Barth escribió una
teología en muchos volúmenes
titulada Church Dogmatics [Dogmática
de
la iglesia]. Sin embargo, Barth, en la tradición de Juan Calvino (véase
608),
afirmaba que la creencia cristiana debe basarse en la Biblia y mantenerse
tan sencilla como sea posible. En cuanto a los ángeles Barth creía que la
actitud protestante básica era la correcta: Apegarse a la Biblia, e ignorar
todos los largos escritos medievales en cuanto a los ángeles, porque en su
mayor parte son especulación. Barth escribió: «Las Sagradas Escrituras nos
dan
suficiente para pensar en cuando a los ángeles». Barth se apartó de la
Biblia
en un aspecto significativo: Jugueteó con el universalismo, la
creencia de que
todo mundo a la larga será salvo.
621. Fulton J. Sheen (1895-1979)
Por años este obispo
católico romano apareció por televisión con su serie
Life Is Worthy Living [Vale la pena vivir] en las décadas de los
cincuenta y
sesenta. En este popular programa el altamente intelectual erudito
se las
arreglaba para hablar de teología de modo que todo mundo podía
entenderle. Sheen hablaba a menudo del cielo, hablando del tema en
términos
tradicionales católico romanos como de disfrutar eternamente de
la presencia
divina.
622. Billy Graham (n. 1919)
El más grande evangelista de
los Estados Unidos es también autor notable,
escribiendo con el mismo tono
directo atractivo y calor que usa en su
predicación. En 1975 su libro Ángeles: Agentes secretos de Dios llegó
a ser
éxito de librería y en 1994 se publicó una segunda edición. Es todavía
uno
de los libros más vendidos sobre el tema de ángeles y así como sobre la
actividad de Satanás y sus demonios (que son ángeles caídos). En su libro
Graham declaró que era un optimista, no pesimista, porque «he leído la
última página
de la Biblia» con sus visiones del cielo.
623. Hal Lindsey
En 1972, el año anterior a
que la película El exorcista tuviera
a toda la
nación hablando sobre demonios, Lindsey publicó el éxito de librería
Satanás vivo y activo en el planeta Tierra. Aun
cuando se ha ganado
algunas risas por errores en sus cálculos respecto al
tiempo del fin, Lindsey
le hizo un servicio al mundo cristiano con este libro,
empujando a los
cristianos a examinar un tema (Satanás y los demonios) que por
largo
tiempo se había ignorado. Lindsey miraba el aterrador surgimiento del
satanismo, lo oculto y el vasto movimiento que pronto se llamaría la Nueva
Era.
624. Peter Kreeft
Por curiosa coincidencia,
John F. Kennedy, C. S. Lewis y Aldous Huxley
murieron el mismo día. El profeta
Peter Kreeft usó este hecho como base
para su Between Heaven and Hell [Entre el cielo y el infierno], subtitulado
«Diálogo en algún punto más allá de la muerte». Lewis el cristiano,
Kennedy el
humanista, y Huxley el panteísta entablan un imaginario
diálogo sobre el más
allá, los milagros, la naturaleza de Dios y cosas por el
estilo. Kreeft
claramente está del lado de Lewis y del cristianismo.
12
La vida de la iglesia:
Música, adoración y más
FIESTAS Y DÍAS SANTOS
625. La anunciación
La palabra significa
sencillamente «anunciar». Se refiere a la visita del
ángel Gabriel a la virgen
María para decirle que iba a tener al niño Jesús.
Era tema popular de artistas,
y los museos de arte están llenos con pinturas
de la Anunciación. Las iglesias católico romana y ortodoxa celebran la
Fiesta de la Anunciación el 25 de marzo (exactamente nueve meses antes de
Navidad, si ven la conexión).
626. La visitación
En Lucas 1 se relatan dos
sorprendentes embarazos: La virgen María y su
anteriormente estéril parienta, la
anciana Elisabet, esposa del sacerdote
Zacarías. Elisabet dio a luz a Juan el
Bautista, y María dio a luz a Jesús. El
ángel Gabriel predijo ambos embarazos.
La Iglesia Católico Romana
celebra la visita de María a Elisabet como la Fiesta
de la Visitación, el 2 de
julio.
627. Cuaresma
Algunas iglesias observan
los cuarenta días previos a la resurrección como
cuaresma, tiempo de examen del
alma y penitencia. La práctica se remonta
a como alrededor del año 300 d. C. y
se basó en los cuarenta días de ayuno
de Jesús durante el tiempo en que fue
tentado por Satanás (Mt 4.2; Lc 4.2).
En tiempos atrás, los cristianos en
efecto ayunaban durante la cuaresma,
pero últimamente se desarrolló la idea de
formas alternas de negación
propia: «dejar a un lado algo por cuaresma», como
muchos lo dicen.
628. Días de fiesta de ángeles
Las iglesias católico romana
y ortodoxa oriental tienen numerosos días de
fiesta para celebrar a los varios
santos a quienes la iglesia honra. (El más
familiar para el mundo secular en
los Estados Unidos es el 17 de marzo, día
de San Patricio). La Iglesia Católico
Romana celebra el 29 de septiembre
como la Fiesta de Miguel, Gabriel y Rafael,
los tres arcángeles. En tiempos
pasados esta fue una fiesta principal de la
iglesia. La iglesia ortodoxa
celebra el 8 de noviembre como la Fiesta del
arcángel Miguel y las huestes
angélicas.
629. Día de todos los santos
Originalmente Halloween [en inglés] quería decir «la
noche de todos los
santos», 1º de noviembre. Aun cuando todos los varios santos
reconocidos
por la Iglesia Católico Romana tienen días de fiesta separados (por
ejemplo,
a San Patricio se le conmemora el 17 de marzo), el 1º de noviembre es
una
especie de «celebración en grupo», honrando a todos los santos de la
iglesia, los que están en el cielo.
630. Día de los fieles difuntos
Un santo, según la Iglesia
Católico Romana, es alguien a quien la iglesia
reconoce que está en el cielo.
Presumiblemente todos los cristianos llegarán
allá a la larga, y los que
todavía no están allí, se hallan en el purgatorio,
preparándose para el cielo.
El día de los fieles difuntos se celebra el 2 de
noviembre, y es el día de
conmemoración de los muertos que han muerto en
la fe. Se podría decir que es
una celebración para todos los cristianos, los
que ya están en el cielo y los
que allá se dirigen.
631. Adviento
Muchas iglesias se refieren
como Adviento a las semanas previas a la
Navidad, siendo tiempo de preparación
espiritual para la venida de Cristo
en Navidad. (El «color de la temporada» que
se usa en algunas iglesias
durante Adviento es el púrpura, tradicionalmente el
color del
arrepentimiento.) Adviento tiene otra significación: No sólo
prepararse para
la primera venida de Cristo (como bebé en Belén) sino también
para su
segunda venida en gloria al fin del mundo. Algunas iglesias todavía
hacen
hincapié hoy en la preparación espiritual de uno durante el Adviento para
la
segunda venida.
632. La asunción de María
Los católico romanos creen
que la madre de Jesús fue llevada directamente
al cielo al fin de su vida
terrenal. Una legión de ángeles la transportó al
paraíso, y todos los años se
celebra la fiesta de la Asunción de María el 15
de agosto. Muchos grandes
artistas han pintado la Asunción. La Biblia no
dice absolutamente nada respecto
a la muerte de María o la asunción, pero
muchos siglos de devoción a María
condujo a los católico romanos a creer
que una mujer de quien se piensa que no
tenía pecado, no debía morir como
un ser humano ordinario.
VIDA DE ADORACIÓN
633. Gloria
in excelsis Deo
Esta frase en latín quiere
decir «Gloria a Dios en lo alto». Fue parte del
canto de los ángeles a los
pastores cuando les anunciaron el nacimiento de
Jesús (Lc 2.14). «¡Gloria a
Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena
voluntad para con los hombres!»
El «Gloria» ha sido puesto en música
cientos de veces, notablemente como el
coro del canto de Navidad
«Ángeles cantando están».
634. Ave
María
Es el latín para «salve,
María», y es una oración común de la Iglesia
Católico Romana para María. Se
basa en las palabras del ángel Gabriel en
Lucas 1.28: «¡Salve, muy favorecida!
El Señor es contigo; bendita tú entre
las mujeres», y las palabras de su
pariente Elisabet en Lucas 1.42: «Bendita
tú entre las mujeres, y bendito el
fruto de tu vientre». La popularidad de
María como objeto de devoción católico
romana es una de las razones por
las que el ángel Gabriel también es popular.
El Ave María ha sido puesto en música
incontables veces y es
extremadamente popular en las bodas [en los Estados
Unidos]. La versión
de Franz Schubert tal vez sea la más querida.
635. Aroma celestial
En un mundo mucho menos
saneado que el nuestro, cualquier fragancia se
valoraba altamente. No es menuda
sorpresa que la mayoría de las religiones
del mundo, incluido el antiguo
Israel, usaban incienso en sus cultos. La ley
de Israel tenía pautas para
prepara el incienso especial que se usaba en la
adoración (Éx 30.34-38). El
sumo sacerdote de Israel quemaba incienso
diariamente en el tabernáculo. Se lo
quemaba sobre un altar de oro puro.
En el
Nuevo Testamento no se menciona mucho el incienso, aun
cuando uno de los
obsequios de los sabios al niño Jesús fue incienso (Mt
2.11). El libro de
Apocalipsis habla de incienso en el cielo, usándolo como
símbolo: Los ancianos
en el cielo tenían «copas de oro llenas de incienso,
que son las oraciones de
los santos» (5.8). Puesto que el humo del incienso
se eleva hacia el cielo, es
fácil ver cómo simboliza la oración. Algunas
iglesias todavía usan incienso en
sus cultos.
636. Santo, santo, santo
Un himno cristiano muy querido
tiene este título (véase 666), y la misa
católico romana lo usa. En la Biblia
esta frase se halla en la visión de Isaías
en el templo, en donde él vio
serafines (ángeles) que uno a otro decían
«Santo, santo, santo, Jehová de los
ejércitos; toda la tierra está llena de su
gloria» (Is 6.3). Una visión similar
se halla en Apocalipsis 4.8: «Santo,
santo, santo es el Señor Dios
Todopoderoso, el que era, el que es, y el que
ha de venir».
637. La señal de la cruz
El ademán familiar usado por
católico romanos, los ortodoxos y algunos
protestantes era más que un mero
ritual en tiempos pasados. En una era más
supersticiosa, los creyentes pensaban
que la señal de la cruz tenía poder real
sobre los demonios. No es menuda
sorpresa que se abrió paso para entrar en
los ritos oficiales del exorcismo.
638. El Ángelus
Esta es la oración que los
católico romanos elevan pidiendo protección
celestial, y que empieza con «Ángel
del Señor que anunció a María...». En
tiempos pasados era una especial devoción
matutina, más tarde se la hacía
al anochecer, cuando las campanas repicaban
para anunciar la hora de la
oración. Tal vez usted haya visto al famosa pintura
de Millet, El Ángelus,
mostrando a
una pareja de agricultores haciendo una pausa en el campo
para orar.
639. ¿Bautismo desnudo?
En los primeros siglos del
cristianismo a veces se exigía que los que se
bautizaban lo hagan desnudos.
¿Extraño, diría usted? Tal vez. Pero la
desnudez servía a un propósito. Le
recordaba a la congregación, y al que era
bautizado, que todas las personas
están desnudas ante Dios, sea rey o
mendigo. Los primeros cristianos tomaban
muy en serio a los demonios, y
algunos creían que los demonios eran hábiles
para esconderse. Podían
esconderse incluso entre los pliegues de la ropa.
Puesto que expulsar
demonios era parte de la mayoría de los servicios
bautismales, se pensaba
que era buena idea que la persona estuviera desnuda,
por si acaso algún
demonio se hubiera escondido en sus vestidos.
CREDOS
640. El descenso de Jesús al infierno
El credo apostólico, resumen
clásico de doctrina cristiana, indica que entre
la sepultura y la resurrección
de Jesús, «descendió a los infiernos». Esto
deja perplejos a muchos: ¿Por qué
tenía que ir Jesús, que no tenía pecado
alguno, a los infiernos, aun cuando fuera
sólo temporalmente? El problema
está en la traducción: El credo, escrito en
griego, dice que Cristo descendió
al Hades,
término griego para referirse a la región de los muertos, no a un
lugar de
castigo eterno. Pablo, en Efesios 4.9 dijo que antes de ascender al
cielo
Cristo «había descendido primero a las partes más bajas de la tierra.»
Así que
la frase «descendió a los infiernos» se traduciría mejor como
«descendió al
Hades» o «descendió al ámbito de los muertos». Muchas
iglesias resuelven la
dificultad simplemente omitiendo del credo la frase
«descendió a los
infiernos». Pero «descendió al ámbito de los muertos» es
importante,
recordándonos que Cristo murió, en efecto, una muerte humana
normal antes de
que Dios lo resucitara.
641. Credos universales
A la gente le gustan los
credos por su resumen límpido y lindo de doctrinas.
Dichosamente, la mayoría de
los credos de la iglesia usados universalmente
han sido breves. Casi todos
ellos se refieren a la creencia en el más allá, aun
cuando lo que dicen es mínimo.
Considérese
el antiguo favorito conocido como el credo apostólico
(aun cuando proviene de
una época mucho más tardía que los primeros
apóstoles de Jesús). Incluye una
afirmación de que Jesús resucitado «vendrá
a juzgar a los vivos y a los
muertos», y concluye con una afirmación de
creer en «la comunión de los santos,
el perdón de los pecados, la
resurrección del cuerpo y la vida venidera». Nada
se dice aquí en cuanto al
infierno (aun cuando el juicio de Jesús lo implica),
y no se dan detalles en
cuanto al cielo o al infierno.
El más
largo (pero de todas maneras breve) credo niceno se remonta a
los años 300.
Habla de Jesús quien «vendrá otra vez con gloria, para juzgar
a los vivos y a
los muertos; cuyo reino no tiene fin». Termina con «Espero
la resurrección de
los muertos, y la vida en el mundo venidero».
Ahora
considérese el credo atanasiano, mucho más largo y mucho más
detallado. Según
este, en la segunda venida de Jesús «todos los hombres
resucitarán con sus
cuerpos y darán cuenta de sus obras. Y los que hayan
hecho el bien irán a la
vida eterna, y los que hayan hecho el mal al fuego
eterno. Esta es la fe
católica [es decir, universal], que a menos que un
hombre crea fielmente, no
puede ser salvo». Esto es por cierto más directo,
y más detallado, que los
otros dos credos, ¿verdad? Podemos dar por
sentado en nuestro mundo tolerante,
«que no juzga», que un credo así ha
caído en desuso por la razón más obvia de
todas: Menciona al infierno.
642. El Libro
de Concordia
Publicado en 1580, era y es
una guía de las doctrinas básicas de las iglesias
luteranas. Martín Lutero,
como los otros dirigentes protestantes, querían
barrer fuera de la iglesia a
muchas de las supersticiones que había
acumulado con el correr de los siglos.
Esto incluía las oraciones a los santos
y ángeles, que lo practicaban y todavía
lo practican muchos católico
romanos. El Libro de Concordia sostiene la
posición básica de la mayoría
de protestantes: Los ángeles nos guían y
protegen, pero no se les debe orar
ni rendir culto en su honor, ni creer que
los ángeles tengan alguna función
en particular en nuestras vidas diarias.
Debemos adorar sólo a Dios y orar
sólo a Dios.
643. El
iglesiamiento de los Estados Unidos
En 1992 Roger Finke y Rodney
Stark publicaron The Churching of
America, 1776-1990: Winners and Losers in Our Religious Economy [El
iglesiamiento de los Estados Unidos, 1776-1990: Ganadores y perdedores
en
nuestra economía religiosa]. El libro estudia un fenómeno que ha
existido por
años: Las iglesias de teología liberal están perdiendo
miembros, mientras que
las iglesias de teología conservadora están
creciendo. ¿Por qué? Los autores
investigaron extensamente para
descubrirlo. Una autoridad que citan es el
obispo metodista Richard B.
Wilke, quien observó que «las iglesias que están atrayendo
a la gente creen
en el pecado, el infierno y la muerte. Jesús, quien sabía de
lo que estaba
hablando, explicó estos asuntos, los experimentó y los conquistó.
Si no hay
pecado, no necesitamos un Salvador. Si no necesitamos un Salvador, no
necesitamos predicadores». En otras palabras, el infierno puede ser un tema
delicado, pero el hecho sencillo es que las iglesias que lo ignoran tienden a
perder miembros, no a ganarlos. Wilke también hizo otra punzante
pregunta:
«Cuando el infierno desaparece, ¿puede la partida del cielo
seguirle de cerca?»
SEPULTURA Y ESPERANZA ETERNA
644. El Mesías
de Handel
Aun cuando más a menudo se
lo presenta en la temporada de Navidad, el
oratorio que Jorge Federico Handel
compuso en 1742 habla más de la
resurrección y de la vida eterna que en cuanto
al nacimiento de Jesús. En
efecto contiene una «sección de Navidad», que
incluye el canto de los
ángeles («gloria a Dios en las alturas»). Pero la
tercera sección entera del
Mesías es
una colección de versículos bíblicos (la mayoría de ellos
considerados en otras
partes de este libro) que tratan del triunfo de Jesús
sobre la muerte y la
gloriosa resurrección de los justos.
645. «Cenizas a cenizas»
Las palabras familiares que
se repiten en los funerales proceden del Libro
de la oración común episcopal: «Tierra a tierra, cenizas a cenizas, polvo
al
polvo, con la esperanza segura y cierta de la resurrección a la vida eterna,
por medio de nuestro Señor Jesucristo». Las palabras no son tomadas
precisamente de la Biblia, pero reflejan pasajes tales como Génesis 18.27 y
Job
30.19.
646. El cementerio
Nos olvidamos que antes de
que esta palabra [en inglés] significara
«panteón» se refería a un «lugar de
dormir», que es lo que significa la
palabra latina cementerium. Los primeros cristianos la usaron ampliamente
porque
veían la muerte como temporal, sólo un «dormir» de los cuales los
fieles se
despertarían cuando Cristo volviera y los llevara al cielo. Así que
cementerio
era nada más que «un alojamiento temporal», siendo el cielo el
hogar
permanente.
647. ¿Funerales gozosos?
Aunque sea duro creerlo, los
funerales entre los primeros cristianos eran
ocasiones de alegría, no de
lamento. En tanto que los familiares y amigos
del fallecido lamentaban su
partida, estaban tan convencidos de que había
entrado en una mejor vida, que el
color usual para los funerales cristianos
era el blanco, no el negro. Se veía
el día de la muerte del creyente como un
nacimiento a la eternidad. Como por el
siglo ocho ocurrió un cambio, y los
funerales empezaron de nuevo a ser
ocasiones tristes y solemnes.
648. Templo del Espíritu Santo
Pablo, en 1 Corintios 6.19,
recuerda a los creyentes que traten bien sus
cuerpos (moralmente), porque el
cuerpo del creyente es «templo del
Espíritu Santo». Él y otros de los autores
del Nuevo Testamento estaban
seguros que el hombre resucita, cuerpo y alma, en
el juicio final, aun
cuando tendremos «cuerpos espirituales» nuevos. Debido a
que el cuerpo es
importante, y no simplemente algo que se descarta en la
muerte, los
creyentes han insistido por siglos en el entierro en lugar de
cremación. Esto
ha cambiado en años recientes (junto con una tendencia general
en la
sociedad [estadounidense] hacia más cremaciones).
649. Santa comunión
La gente casi ni piensa qué
quiere decir la parte de la «comunión» en la
santa comunión. Desde el mismo
principio fue una manera en que los
creyentes participaban de una comida
simbólica en genuino compañerismo,
no sólo uno con otro, sin también con sus
hermanos y hermanas ya idos.
Así como los credos se refieren a «la comunión de
los santos», así el culto
de la comunión era un recordatorio de que los
creyentes vivos y muertos
estaban ligados, algunos en la tierra, y algunos ya
en el cielo. Para honrar a
los que habían muerto como mártires por la fe, los
cultos de comunión a
veces se celebraban en sus tumbas.
650. Oración por los muertos
Debido a que los católico
romanos creen en el purgatorio (véase 34), creen
que se puede orar por las
almas que están allí, puesto que son las almas de
cristianos que están
«purgando» sus pecados y alistándose para el cielo. Así
como las oraciones por
los vivos pueden beneficiar a los vivos, así las
oraciones por los muertos que
están en el purgatorio pueden beneficiarlos,
acortando su tiempo allí o
aligerando su carga. También se celebran misas
por los muertos.
MIGUEL Y LAS IGLESIAS
651. Príncipe de los ejércitos celestiales
Este es el nombre (uno de
muchos, en realidad) que la Iglesia Católico
Romana usa para referirse al
arcángel Miguel. Se basa en la Biblia, que se
refiere a él como príncipe de los
ejércitos celestiales de ángeles. Esta figura
exaltada es una figura popular de
devoción católico romana, y por eso hay
tantas catedrales e iglesias más
pequeñas dedicadas a él. Una de estas es la
magnífica Mont-Saint-Michel en la
costa de Bretaña, Francia, una de las
iglesias góticas más impresionantes del
mundo. Este grandioso templo fue
construido en un sitio en donde se dice que
apareció el ángel.
652. Miguel y la batalla
Como dirigente de los
ejércitos celestiales de ángeles, el arcángel Miguel es
el favorito de los
soldados. Hay una antigua oración a San Miguel,
suplicando su protección para
los creyentes que participan en la batalla.
653. «La iglesia militante»
Jesús enseñó paz y el perdón
de los enemigos, pero también declaró guerra
abierta a Satanás y sus demonios.
El término «la iglesia militante» se refiere
a la iglesia en su batalla contra
el mal. El arcángel Miguel, debido a que se
le pinta como líder de los
ejércitos celestiales en el libro de Apocalipsis, a
menudo es símbolo de la
iglesia militante.
UN PUÑADO DE HIMNOS
654. ¿«Ángeles heraldos» o «en alta
esfera»?
Carlos Wesley (1703-1791)
fue uno de los más grandes compositores de
himnos del mundo. Hermano del
todavía más famoso Juan Wesley,
fundador del metodismo, Carlos le dio al
movimiento metodista (y al
mundo) cientos de canciones espirituales basadas en
la Biblia y ricas en
emoción. Tal vez la composición más famosa de Carlos
Wesley es el muy
querido villancico «Se oye un son en alta esfera». Algunas
personas que
saben inglés se preguntan por qué no se tradujo literalmente el
título en
ingles, «¡Oigan! Los ángeles heraldos cantan». Resulta interesante
que el
título original fue «¡Oigan! Los cielos cantan», notablemente semejante
al
que el traductor escogió. Pero el evangelista Jorge Whitefield, amigo de los
Wesley, alteró el título. La revisión de Whitefield fue la que permaneció.
655. «Ángeles del alta gloria»
¿Qué es la Navidad sin
ángeles y qué es la Navidad sin villancicos que no
se refieran a ángeles? James
Montgomery (1771-1854), editor evangélico
de periódicos en Inglaterra, compuso
más de cuatrocientos himnos, algunos
de los cuales se han convertido en
clásicos. Uno de ellos es el familiar
himno «Ángeles del alta Gloria«,
Montgomery lo publicó por primera vez
en su propio periódico en 1816, dándole
el título de «Natividad». En los
primeros versos del canto el autor se refiere
a los ángeles como «vosotros
que cantáis la historia de la creación»,
reflejando la antigua creencia de que
los ángeles estaban presentes (y llenos
de alabanza) cuando Dios creó el
universo.
656. Ángeles en latín, francés e inglés
Uno de los villancicos más
familiares es «Ángeles cantando están», con su
refrán en latín: Gloria in excelsis Deo; las palabras de
los ángeles a los
pastores: «¡Gloria a Dios en las alturas!» El canto «Les
Anges Dans Nos
Campagnes» apareció por primera vez en un cancionero francés en
1855, y
para 1862 apareció en inglés en un himnario estadounidense, con el
estribillo todavía en latín.
657. Noel y los ángeles
Noel es la palabra francesa para Navidad, y aparece en muchos
himnos en
inglés. Probablemente el más conocido es el villancico de autor
anónimo
«El primer Noel», que «los ángeles en efecto dijeron a ciertos pobres
pastores«. [En español el villancico lleva el título de «Navidad».]
658. Ángeles inclinados con arpas
Los relatos del nacimiento
de Jesús en los Evangelios mencionan a los
ángeles, aun cuando no mencionan
instrumentos musicales angelicales.
Pero la imaginación se ha dado gusto con
los ángeles, como en el
villancico: «A media noche en Belén», que habla de
«ángeles que se
inclinan hacia la tierra, Para tocar sus arpas de oro». Una de
las cosas
extrañas del himno es que su autor no fue cristiano, hablando
estrictamente.
Edmundo H. Sears (1810-1876) era un ministro unitario en
Massachusetts,
y como unitario no creía que Jesús era el Hijo de Dios. Así que
aunque su
popular canto habla de ángeles y describe a Dios como «el Rey
celestial de
gracia», y aunque obviamente tiene que ver con el nacimiento de
Jesús, no
habla en ningún momento de Jesús como Hijo de Dios, o como Cristo o
Mesías.
659. «Castillo fuerte es nuestro Dios»
Martín Lutero (véase 607)
creía en la realidad de Satanás y los demonios.
En ninguna parte se ve esto más
claramente que en su gran himno «Castillo
fuerte es nuestro Dios». Considérese
las palabras de la primera estrofa del
himno: «Con furia y con afán, Acósanos
Satán; Por armas deja ver Astucia
y gran poder; Cual él no hay en la tierra». Y
considérese la tercera estrofa:
«Aunque estén demonios mil, Prontos a
devorarnos; No temeremos, porque
Dios, Sabrá aun prosperarnos. ¡Que muestre su
vigor Satán, y su furor!
Dañarnos no podrá, Pues condenado es ya, Por la
Palabra Santa». Como
hombre que se sentía atacado por el mismo Satanás, Lutero
no podía evitar
verter su experiencia en canción poética.
660. Isaac Watts (1674-1748)
En un tiempo cuando los
himnos cristianos se limitaban a los salmos, Watts
inyectó algo de nueva vida.
Versificó los salmos, pero también compuso
cientos de himnos, muchos de los
cuales todavía se usan en todo el mundo.
Entre sus muchos himnos clásicos hay
varios sobre el cielo, tal como este:
«Hay un mundo feliz más allá, Donde moran
los santos en luz. Tributando
eterno loor, Al invicto y glorioso Jesús».
661. «Sublime gracia»
Ex-traficante de esclavos,
Juan Newton llegó a ser pastor y amigo íntimo
del poeta William Cooper. Ambos
compusieron excelentes himnos, y
Newton compuso uno de los favoritos de la
iglesia: «Sublime gracia».
Newton incluyó el cielo en el himno, por supuesto:
«Y cuando en Sion por
siglos mil, Brillando esté cual sol; Yo cantaré por
siempre allí, Su amor que
me salvó».
662. «En las riveras tormentosas del Jordán
estoy»
«Jordán» y «Canaán» son más
que simplemente nombres de lugares en un
atlas bíblico. Son, en el pensamiento
cristiano, nombres para «morir» y «el
cielo». (Véase 951 y 952). Samuel
Stennett los combinó hermosamente en
su himno compuesto en 1787. Considérese su
primera estrofa: «En las
riveras tormentosas del Jordán estoy, Y elevo mi
mirada anhelante, A la
tierra feliz y hermosa de Canaán, En donde están mis
posesiones. ¡Ah,
escena que me transporta en rapto, Que surge a mi vista!
Dulces campos de
vivo verdor, Y ríos de delicia».
663. «Canten del amor de Cristo»
Los himnos por lo general
son catalogados por sus primeros versos, pero
hay uno que [en inglés] se la
conoce mejor por su refrán. El himno de Eliza
Hewitt, compuesto en 1898,
empieza «Canten del amor de Cristo», pero el
estribillo es mucho más conocido:
«Cuando estemos en gloria en presencia
de nuestro Redentor, a una voz la
historia diremos del gran Vencedor». Fue
un himno favorito en las campañas en
carpas.
664. «Con las nubes viene Cristo»
Carlos Wesley, hermano del
fundador del metodismo, Juan Wesley,
compuso tantos himnos que cubrió
prácticamente toda doctrina cristiana.
Naturalmente no descuidó la segunda
venida de Cristo. Este es el tema aquí:
«Con las nubes viene Cristo que una vez
por nos murió; santos miles cantan
himnos a quien en la cruz triunfó. ¡Aleluya!
¡Aleluya! ¡Cristo viene y
reinará!». Los metodistas originales, como es cierto
en los grupos cristianos
más vibrantes, tuvieron en el cielo interés muy serio
y que cambió su vida.
665. «Vosotros Vigilantes y Santos»
Este himno, con letra de J.
A. L. Riley, es un canto de alabanza a Dios, y
uno de los pocos himnos
existentes que usa la mayoría de los nombres
bíblicos de las órdenes de
ángeles. Considérese la primera estrofa:
«Vosotros vigilantes y santos,
relucientes serafines, querubines y tronos...
clamen, dominios, principados,
potestades, virtudes, arcángeles, coros de
ángeles». En una estrofa del himno
Riley congrega a todos los ángeles del
cielo en un vigoroso «¡Aleluya!» De
paso, si usted no está familiarizado
con «vigilantes» y «santos» véase 90.
De las 121
palabras de la letra de este himno [en inglés], 30 son
hebreas, así que es un
himno muy «bíblico».
666. «Santo, santo, santo»
Este himno tan querido de
Reginaldo Heber toma su título del canto de los
serafines en Isaías 6.
Apropiadamente, en una de las estrofas del himno
Heber menciona a los
querubines y serafines que se postran ante el trono de
Dios. Compuesto en 1827,
se decía que era el himno favorito del gran poeta
inglés Tennyson.
667. «Miguel: Rema hacia la orilla»
Este antiguo espiritual
negro se dirige al ángel Miguel. Según la tradición
(aun cuando no según la
Biblia), el ángel Miguel guía el alma de la persona
a cruzar el río Jordán (que
representa la muerte) hasta la orilla (el cielo).
Una estrofa del canto dice:
«El río Jordán es frío y ancho, leche y miel
fluyen al otro lado». Por
supuesto, este canto entonado por los esclavos
puede haber tenido otro
significado: Un ruego para ser llevado al otro lado
del río (el Ohio, es
decir), a los estados en donde no había esclavitud.
668. «Suave, ven carroza»
Los esclavos en los Estados
Unidos tenían una vida que distaba mucho de
ser perfecta en este mundo, así que
naturalmente muchos de ellos buscaban
consuelo en la religión. No es sorpresa,
entonces, que muchos de los más
conocidos cantos espirituales procedieron
anónimamente de los esclavos.
Uno de los más populares era y es «Suave, ven
carroza», claramente basado
en la historia del profeta Elías, que no murió sino
que fue llevado al cielo en
un carro de fuego (2 R 2.11). Como muchos
espirituales negros, este puede
haber tenido un doble sentido: El esclavo puede
haber estado anhelando ser
llevado al cielo, pero también puede haber estado
anhelando escapar a las
partes de los Estados Unidos en donde la esclavitud era
ilegal; no
necesariamente en un carro de fuego sino en una carreta regular, o
en
cualquier forma de transporte que lo llevara allá.
669. «Jerusalén la dorada»
Uno de los himnos más
antiguos y más queridos en cuanto al cielo es
«Jerusalén la dorada» [Jerusalén,
la hermosa; en español], compuesto por el
gran santo medieval san Bernardo de
Cluny. Bernardo quería contrastar la
corrupción de la sociedad medieval con las
Glorias del cielo. El tema lo
conmovió tanto que su poema tiene 2966 versos.
Felizmente, el poema
completo no aparece en ningún himnario moderno.
La
«Jerusalén» del himno no es la ciudad de Israel, por supuesto, sino
la «Nueva
Jerusalén» del libro de Apocalipsis, el cielo. En la traducción de
Juan Mason
Neale, la última estrofa dice: «Oh, dulce y bendita patria,
¡Hogar de los
elegidos de Dios! Oh, dulce y bendita patria, Que anhelante el
corazón espera.
Jesús: en misericordia llévanos, A esta amada tierra de
reposo».
670. Diez mil veces diez mil
La diminuta epístola de
Judas, que se halla justo antes del libro de
Apocalipsis, fue inspiración para
este maravilloso himno compuesto por
Henry Alford: «He aquí, vino el Señor con
sus santas decenas de millares»
(Jud 14). El himno triunfal habla de «Diez mil
veces diez mil, En
relucientes y brillantes ropas, Ejércitos de los santos
redimidos, Se
aglomeran en los escaños de luz; Consumado es, todo está
concluido, Su
lucha con la muerte y el pecado; Abran de par en par las puertas
de oro, Y
dejen que los vencedores entren». Alford compuso el himno en 1866, y
se
le cantó en su funeral en 1871.
671. «Yo soy un pobre peregrino»
Este himno folklórico
estadounidense de los años 1800 tiene una melodía
inolvidable que es propia
para sus inolvidables palabras: «Yo soy un pobre
peregrino, Cargado de
tribulación, Mas con sincera fe espero, La eterna
gloria de Sion». El canto
hace eco de su tema, que se halla en todo el Nuevo
Testamento, de que somos
extranjeros y peregrinos en este mundo, y que
nuestro verdadero hogar es el
cielo.
13
Arte y artistas:
Pintaron lo invisible
EL «ASPECTO»
672. Halo
¿Por qué las obras de arte a
menudo muestran a los santos y ángeles con
anillos de luz alrededor de su
cabeza? Un halo (también llamado nimbo) es
un antiguo símbolo de divinidad,
Gloria o santidad. El halo o aureola es una
manera de decir: «Esta persona [o
ser] es especial de una manera sagrada».
En la Biblia, sin embargo, nunca se
menciona halos.
673. Los primeros ángeles en el arte
No existe mucho arte de los
primeros días del cristianismo. Esto no
sorprende, puesto que la mayoría de cristianos
esperaban que el mundo se
acabaría pronto, con Cristo viniendo para llevar a
los suyos al cielo. Con
tales expectaciones, ¿por qué molestarse en pintar o
esculpir? Pero con el
tiempo (porque la gente es creativa y decoradora por
naturaleza), el arte
cristiano empezó a emerger. Las primeras pinturas (como
las de las
catacumbas en Roma) son ilustraciones de historias bíblicas, algunas
de las
cuales incluyen ángeles. Sin embargo, estas generalmente no muestran
ángeles con alas, y si uno no está familiarizado con la historia bíblica en
particular que está ilustrada, no se sabría que los personajes fueron ángeles.
Llevó un tiempo antes de que la tradición de ángeles con alas se afianzara.
Por
lo que valga, en algunos de los primeros cuadros de Jesús no se lo
muestra como
el Jesús barbado que conocemos tan bien. Se le pintaba a
menudo bien afeitado.
674. Eros y erotes
Eros era el antiguo dios
griego del amor, correspondiendo al dios romano
Cupido. A menudo (aunque no
siempre) se le mostraba como un joven con
alas. Además de su papel como dios
del amor, se creía también que Eros
jugaba un papel para guiar el alma de la
persona en el más allá. Así que era
común que la lápida llevara un tallado de
Eros alado. A veces había dos en
una tumba (erotes,
en plural). La práctica antigua sin duda ejerció influencia
en la muy
antigua costumbre cristiana de tener una estatua de un ángel
alado en la tumba.
676. ¿Por qué tienen la cara rasurada?
Los ángeles por lo general
son varones, pero con un aspecto
definitivamente sin género y siempre bien
rasurados. ¿Por qué? Difícil
decirlo. Siendo que los hombres importantes del
Antiguo y Nuevo
Testamentos llevaban barba (como todos los hombres judíos en
esos
tiempos), tal vez el aspecto sin barba era una manera de dar la apariencia
de
ser del otro mundo. Antes de que las alas llegaran a ser rasgo regular en
los
cuadros de ángeles, el aspecto sin barba era un indicio visual de que la
figura era un ángel, y no hombre.
677. «¡No temáis!»
En las obras de arte a
menudo los ángeles tienen un aspecto de cara dulce y
gentil, pero más de una
vez en la Biblia su apariencia es tan impresionante
que tienen que decirles «No
teman» a los humanos a quienes se acercan.
(Gn 21.17; Jue 6.23; Dn 10.12; Mt
28.3-5; Lc 1.13, 2.10).
678. ¿Por qué de blanco?
A los ángeles por lo general
se les muestra vistiendo de blanco. ¿Por qué?
La Biblia da buenas razones para
eso, particularmente en el Nuevo
Testamento, que muchas veces indica que los
ángeles estaban vestidos de
blanco. El blanco, por supuesto, simboliza pureza,
inocencia y santidad.
Presumiblemente los vestidos de los ángeles no son sólo
blancos, sino
inmaculados, sin ninguna mancha terrenal. Se pudiera decir que el
blanco es
el color del cielo.
679. Cara de ángel
Esteban es un personaje atractivo
en el libro de Hechos, orador elocuente y
el primer cristiano que murió por su
fe. Arrastrado ante el concilio judío y
acusado de blasfemia, no le faltaron
palabras ni valor. «Entonces todos los
que estaban sentados en el concilio, al
fijar los ojos en él, vieron su rostro,
como el rostro de un ángel» (Hch 6.15).
Esto no quiere decir «bonito», por
supuesto. Tampoco quiere decir ese aspecto
pálido y lechoso que se ve en
las caras de los ángeles en muchas obras de arte.
Este concilio hostil, para
que en realidad hayan pensado que Esteban tenía la
cara de ángel, deben
haber percibido algo más: una clase de aspecto inspirado,
«celestial» que
los artistas jamás han captado adecuadamente en la tela (tal
vez porque los
artistas jamás han visto un ángel).
680. Lirios
Asociamos los lirios con la
resurrección. En el arte cristiano por lo general
simbolizan pureza e
inocencia. Debido a que la Iglesia Católico Romana
enseñaba que la virgen María
fue virgen toda su vida, el lirio es uno de sus
símbolos. Por su asociación con
María, al ángel Gabriel se le muestra
también en el arte con lirios, y también
se halla lirios en muchos cuadros de
ángeles.
681. Durazno
Por alguna razón muchas de
las culturas antiguas veían al durazno como
símbolo de inmortalidad. Así se
abrió paso como símbolo en el arte de
Europa, en donde a menudo se muestra a la
virgen María debajo de un
duraznero o teniendo la fruta en la mano.
682. Perla
Las puertas de perlas (véase
282) son un rasgo del cielo, basado en
Apocalipsis 21. La perla también ha sido
símbolo del pecador redimido.
Una perla real resulta cuando un grano de arena
se introduce en una ostra
causando irritación y es envuelta en algo hermoso.
Así los cristianos usaron
la perla como símbolo del alma pecadora siendo
envuelta en la gracia de
Dios, algo hermoso apropiado para estar en el cielo.
683. Espadas encendidas
Génesis 3.24 habla de
ángeles y una espada encendida que impedía que el
hombre tenga acceso al Edén.
Basado en esto se muestra a muchos ángeles
con espadas encendidas.
684. Bordón o vara
En las primeras obras de
arte cristianas los ángeles no tenían alas, como
tampoco nada del «aspecto» que
asociamos con ángeles. Pero en algunos
cuadros se les muestra llevando un
bordón o vara, símbolo tradicional del
heraldo que traía un mensaje (y
apropiado, puesto que angelos quiere
decir
«mensajero»).
685. Libros abiertos
En algunas obras de arte se
ve ángeles teniendo libros abiertos. ¿Son los
ángeles ávidos lectores? Por
supuesto que no. El libro abierto simboliza el
conocimiento del ángel.
686. Montados en ruedas
Las visiones inusuales que
tuvo Ezequiel de visitantes celestiales dio pie a
la tradición de pintar a los
ángeles montados en ruedas. Cuando se muestra
un cuadro de un ángel con ruedas,
esto indica que el artista intentaba pintar
un querubín, el tipo de ángel que
Ezequiel describe con «ruedas».
687. Balanza
¿Para qué usan los ángeles
balanzas? Para pesar las obras buenas y malas de
los seres humanos, por
supuesto. Así, a los ángeles con frecuencia se les
muestra en el arte llevando
balanzas en sus manos.
688. Rosas rojas
A los artistas les gusta
pintar rosas rojas porque, pues bien, sencillamente
son lindas. Pero en el
simbolismo cristiano las rosas rojas también
representan los sufrimientos de
Cristo en la cruz. Por eso a menudo se pinta
a los ángeles teniendo rosas
rojas, o llevan vestidos con diseños de rosas.
689. Demonios en cadenas
Apocalipsis nos dice que
Miguel y los ángeles triunfarán sobre Satanás y
sus demonios. Por eso en el
arte a veces se muestra a los ángeles
conduciendo a los demonios en cadenas.
Normalmente en esos cuadros los
ángeles también llevan armadura y espadas.
690. Plumas
En otra parte de este libro
se habla de las alas de los ángeles (véase 3). La
idea del vuelo llevó a la
tradición de algunos artistas pintando ángeles que
llevan vestidos hechos de
plumas.
691. David y Goliat
Los primeros cristianos
amaban el Antiguo Testamento, y leían simbolismo
en sus muchas historias. En
cierto nivel, la historia de David y Goliat es la
historia de un valiente
pastorcito que derrota a un gigante blindado. Pero los
cristianos vieron algo
más en esto: Un símbolo de la victoria de Cristo. Por
esto en el arte cristiano
inicial (como en las catacumbas de Roma) a
menudo se muestra a David derrotando
a Goliat.
692. Lázaro en las catacumbas
Las catacumbas romanas
contienen el arte cristiano más antiguo, así que
nos dicen mucho respecto a lo
que los cristianos creían en los primeros
años. Imágenes que damos por sentado
deberían haber sido comunes: la
crucifixión de Jesús, el nacimiento en Belén,
no aparecen. Una de las
imágenes más comunes (que no es sorpresa) es la de
Jesús revivificando a
Lázaro de los muertos; imagen apropiada para la sepultura
de un cristiano.
La historia de Lázaro les recordaba a los cristianos que sus
amigos
creyentes muertos, y ellos mismos, a su tiempo, resucitarían a una nueva
vida con Cristo.
693. Serpiente erguida
¿Es una serpiente
simplemente una serpiente... o fue la serpiente del huerto
del Edén diferente?
Génesis 3 nos dice que Dios maldijo a la serpiente por
hacer que Adán y Eva
pecaran, y que parte de la maldición fue obligarla a
arrastrarse sobre su
vientre sobre el suelo. Así que podemos dar por sentado
que en un tiempo la
serpiente que tentó a Eva era más vertical. Puesto que
podía hablar, ¿tenía tal
vez rasgos más humanos? Los artistas se han
divertido de lo lindo ilustrando la
historia de la tentación, a menudo
mostrando a la serpiente con aspecto humano
desde la cintura para arriba,
con su cuerpo terminando en cola de serpiente.
(Así es como describe
Milton al personaje Pecado en El paraíso perdido.) Las tradiciones judía y
cristiana sostienen
que la serpiente o Satanás era muy hermosa antes que
Dios la maldijera.
694. El arca de Noé
¿Qué tiene que ver el arca
de Noé con el cielo y el infierno? Mucho, si uno
cree en lo que muchos teólogos
y comentaristas bíblicos que ven mucho
simbolismo en la historia de Noé. Noé,
el justo, fue salvado mientras que el
mundo pecador fue exterminado. Algunos
comentaristas dicen que esto es
un «vistazo previo» del plan de Dios para la
humanidad, con el remanente
justo siendo salvo para el cielo, mientras que los
malos enfrentan
destrucción. Por eso el arca de Noé era un tema favorito para
los primeros
artistas cristianos.
695. «He aquí, yo estoy a la puerta»
Un versículo bíblico
favorito, y que ha inspirado a muchos artistas, es
Apocalipsis 3.20: «He aquí,
yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi
voz y abre la puerta, entraré a
él, y cenaré con él, y él conmigo». Jesús dijo
estas palabras, y hay muchas
pinturas que le muestran estando fuera de una
puerta con su mano levantada,
preparada para llamar. El versículo parece
sugerir que tanto el cielo (si
invitamos a Jesús a entrar) y el infierno (si le
ignoramos). El libre albedrío
es el factor aquí, porque Jesús nos da un «si»
de importancia eterna: «si
alguno abre la puerta...»
696. Putti
Esta es la palabra italiana
para «muchachos», pero se refiere a las figuras
regordetas, desnudas y por lo
general con alas en las obras de arte que
muchos toman por ángeles. ¿Lo eran?
Estas encantadoras, lindas no se
parecen en nada a los ángeles impresionantes y
muy adultos que se hallan
en la Biblia. (Lindo
es una palabra que nadie usaría para describir a los
ángeles de la Biblia).
Sin embargo, putti llegó a ser común
en el arte
religioso en el período barroco, y muchas iglesias barrocas los
incluyen. Si
no inspiran asombro (y no lo hacen) tal vez hagan que la
congregación se
sienta bien y tranquila. A veces a los putti se les llama amoretti. (Véase 84
[Querubín].)
697. La
leyenda dorada
¿Cómo supieron los artistas
del pasado qué aspecto tenían los ángeles? La
Biblia no provee muchos detalles,
pero los artistas tenían el libro La
leyenda dorada, para ayudarles. Escrita en los años 1200 por Jacobo de
Vorágine, sus enseñanzas sobre los ángeles se basan en los escritos del
Pseudo
Dionisio (véase 598). A la raíz de estos escritos se hallan los varios
ayudantes en la corte bizantina. Sus «uniformes» oficiales son la base de los
vestidos de ángeles en el arte por muchos siglos.
LOS ARTISTAS
698. Miguel Ángel (1475-1564)
Sobresalió en pintura,
escultura, arquitectura y poesía; verdadero ejemplar
del Renacimiento, y cuyo
arte fue influido profundamente por la Biblia. El
cuerpo humano fascinaba a
Miguel Ángel, y su ambición más motivadora
era recrearlo en piedra. Lo logró, y
su estatua del David bíblico es
conocida
en todo el mundo, así como su Moisés.
Pero Miguel Ángel también es
famoso por sus pinturas bíblicas en el
Vaticano, en Roma. Gente que no
sabe nada de arte conoce bien la imagen de Dios
de barba gris, rodeado de
ángeles, extendiendo su dedo a su recién creado Adán
desnudo. Esta, junto
con otras escenas del libro de Génesis, aparecen en el
cielo raso de la
Capilla Sixtina, en el Vaticano, y fue develada en 1512. En la
pared de la
misma capilla Miguel Ángel pintó El juicio final, mostrando a los muertos
saliendo de sus tumbas, el
ascenso de los justos al cielo, y los pecadores
recibiendo sus postres en el
infierno. Ángeles sin alas tocan las trompetas
anunciando el juicio. A
diferencia de artistas anteriores, que habían pintado
a los demonios en forma
de bestias míticas o reales, Miguel Ángel los
mostró en forma humana, aun
cuando espeluznantemente calvos, con
cuernos y orejas de burro, u orejas de forma
de alas de murciélago. La
historia dice que el papa empezó a temblar cuando vio
por primera vez estas
aterradoras imágenes. En una era cuando la mayoría de
personas tomaba en
serio el infierno, las imágenes de Miguel Ángel no fueron
simplemente
obras de arte; fueron severas advertencias para arreglar cuentas
con Dios.
En su vejez Miguel Ángel le obsesionó el temor del infierno. Tal vez
pensaba en su juventud, cuando lo conmovió profundamente la predicación
de
Savonarola (véase 380) sobre el juicio divino. (El dictador cubano Fidel
Castro
visitó la Capilla Sixtina en 1996 y posó frente al Juicio final. El
columnista George Will notó esto, y también notó
que el Juicio final es «un
evento que Castro encontrará instructivo».)
De paso,
el nombre del artista significa «el ángel Miguel», así que uno
de los más
grandes artistas tiene el nombre de un ángel.
699. Alessandro Botticelli (1444-1510)
El nacimiento de Venus es una obra de arte familiar, mostrando a la
diosa
desnuda saliendo del mar. Este maestro italiano pintó muchas escenas de
la
mitología, pero más tarde en su vida tuvo una conversión religiosa que le
llevó a pintar temas más espirituales. Viviendo en la mundanal ciudad de
Florencia, Botticelli se vio atrapado en el avivamiento religioso bajo
Savonarola
(véase 380). Con su mente en la eternidad, Botticelli creó obras
maestras como
la Navidad mística, mostrando la
escena familiar de
Navidad de Jesús recién nacido pero también mostrando
ángeles etéreos
danzando en un cielo de oro, mientras que Satanás es pisoteado
y sus
demonios huyen en terror. Botticelli fue uno de los muchos artistas que
ilustró el gran poema italiano La divina
comedia de Dante (véase 726),
visualizando las agudas descripciones que
Dante da del cielo, del infierno y
del purgatorio.
700. Giacomo Cimabue (c. 1251-1302)
Para el tiempo de Cimabue,
los ángeles en el arte tenían el aspecto
distintivo que tendrían por los
siguientes seis siglos: aureolas, alas de
plumas, caras rasuradas, y un aspecto
generalmente de sexo neutro. El gran
pintor italiano fue maestro de los
frescos, incluyendo algunos basados en el
libro de Apocalipsis.
701. Alberto Durero (1471-1528)
El famoso cuadro de las
«Manos que oran» es de Durero, y el título real es
de Manos de un apóstol. Durero fue un pintor sobresaliente, pero fue
más
notable por sus tallados en madera de escenas bíblicas. Ilustró la mayoría
de
los eventos clave de la vida de Jesús, pero su obra más ambiciosa, y la más
perturbadora, fue su conjunto de ilustraciones del libro de Apocalipsis, su
Apocalipsis. El libro con sus imágenes
de ángeles, dragones, diablos, plagas
y los «cuatro jinetes», cobra vida en los
cuadros de Durero. Sobresalió al
crear caras y cuerpos horrendos para sus
demonios. (Sus imágenes todavía
las estudian los diseñadores de Hollywood que
trabajan en películas de
horror y épicas de ciencia ficción.) En el cuadro La tentación de San
Antonio, Durero
mostró al tranquilo ermitaño Antonio rodeado de demonios
más horribles que la
peor pesadilla de cualquiera.
702. El Sr. Blake y los ángeles
William Blake (1757-1827)
merece un lugar en este libro debido a sus
escritos y a su arte. Poeta inglés
de los más leídos (y posiblemente de los
menos entendidos) también fue pintor y
tallador que ilustró la mayoría de
sus propios libros de poesía. También
produjo algunas famosas ilustraciones
para el libro de Job y el gran poema
épico La divina comedia de Dante.
Esto naturalmente le dio la oportunidad de producir cuadros tanto de
ángeles
como de demonios. Por supuesto, Blake mismo creía tener
comunicación con los
ángeles. (Cuando un artista estaba pintando su
retrato, logró arrancarle a
Blake una sonrisa agradable haciéndole pensar en
cómo se sintió cuando mientras
el ángel Gabriel le habló). El brillante
hombre era religioso de una manera
extraña, pero difícilmente creyente
convencional. Conocía bien la Biblia, pero
afirmaba que tenía que crear su
propio sistema de pensamiento y no podía
esclavizarse al de ningún otro.
De este modo, en sus años más avanzados
escribió obras incomprensibles
con títulos tales como El matrimonio del cielo y el infierno.
703. Rembrandt (1606-1669)
El gran maestro pintor
holandés al parecer nunca leyó ninguna otra cosa
que la Biblia, así que muchas
de sus obras maestras tienen temas bíblicos.
Rembrandt fue un pintor «terrenal»,
con escaso interés en pintar el cielo, el
infierno o demonios. Sin embargo, sí
incluyó ángeles en algunas de sus
pinturas bíblicas. Una famosa es El ángel y el profeta Balaam, y otra es
Jacob luchando contra el ángel. En la
pintura El evangelista Mateo muestra
al autor del Evangelio con un ángel susurrándole cerca del hombro, señal de
la
inspiración divina de lo que escribió.
704. Pedro Brueghel (c. 1525-1596)
Uno de los más grandes
pintores flamencos, Brueghel es probablemente
más conocido por sus escenas
felices de vida campesina. (Su Danza
nupcial
se ha reproducido tan a menudo que es casi tan familiar como la
imagen de
Grant Wood Gótico
estadounidense). Pero como la mayoría de artistas de su
tiempo, Brueghel
hizo numerosas pinturas religiosas. Tenía una
imaginación vívida y podía captar
en la tela cosas que nadie había visto
jamás, y así su Caída de los ángeles rebeldes resulta impresionante a la
vista. En
esta inolvidable escena los ángeles rebeldes, arrojados del cielo
por rebelarse
contra Dios, se transforman en bestias y duendes mientras
están en pleno aire.
Como muchos que pintaban demonios, mostró a las
formas diabólicas como bestias
(tanto reales como míticas), y
combinaciones espectrales de formas humanas y de
animales. Sus hijos
también llegaron a ser pintores notables, y a uno de ellos,
que sobresalió en
pintar los horrores del infierno en realidad se le llegó a
conocer como el
«infierno Brueghel».
705. Jerónimo Bosch (c. 1450-1516)
Este gran pintor holandés es
famoso por sus estrambóticas pinturas
alegóricas, tales como El jardín de las delicias terrenales. Sin
embargo,
pintó muchos, muchos cuadros religiosos, y su estilo original entró en
juego
al mostrar maravillas no vistas tales como ángeles y demonios. Como
muchos pintores, disfrutó pintando La
tentación de San Antonio, con el
santo del desierto rodeado de toda clase
de demonios de aspecto horroroso
y grotesco. Las imágenes de Bosch [El Bosco]
eran tan estrambóticas y del
otro mundo (como deberían verse los demonios,
damos por sentado) que
mucha gente le acusó de pertenecer a alguna secta
secreta anti cristiana.
Bosch también pintó muchos cuadros del cielo y del
infierno. En la
tradición de su época muchas iglesias tenían pinturas en el
altar, con un lado
mostrando el cielo y (para equilibrarla, y como advertencia)
al otro lado
mostrando el infierno.
706. Fray Angélico (1387-1455)
Monje cuyo nombre real era
Giovanni da Fiesole, sus compañeros monjes
lo querían tanto que le llamaban
Fray Angélico («Hermano Angelical«).
Llegó a ser uno de los más conocidos
pintores de su día. Como muchos de
los grandes pintores religiosos del período,
hizo una pintura dramática de El
juicio
final. También pintó un impresionante arcángel en su San Miguel.
Los historiadores del arte creen que fue probablemente
el primer pintor que
pintó un ángel de forma femenina. Anteriormente todos
habían sido
varones, o pintados de tal manera que no se sabía su género.
707. Giotto (c. 1266-1337)
Probablemente fue el más
grande pintor de la Edad Media. Como muchos
artistas de su día, pintó
principalmente temas religiosos, y les dio una
calidad más realista que antes.
El arte medieval parece muy «tieso» a los
ojos modernos, con sus personas y
ángeles tan diferentes de seres humanos
reales. Los santos, personajes bíblicos
y ángeles de Giotto son más suaves,
más humanos. Sus escenas de demonios y
almas atormentadas en el
infierno son terriblemente aterradoras.
708. Rafael (1483-1520)
Nació el mismo año que
Martín Lutero. A Rafaello Sanzio le pusieron el
nombre del ángel Rafael (que se
halla en el libro de Tobías, en los
apócrifos). Junto con Miguel Ángel y
Leonardo da Vinci se les considera
los mejores pintores del Renacimiento en
Italia. (Nótese que de los tres,
Rafael y Miguel Ángel recibieron nombres de
ángeles.) Las pinturas de
Rafael tienen una suavidad y serenidad que fueron su
característica
personal. Se le llegó a conocer por sus impresionantes Madonnas
(cuadros
de la virgen María) y escenas de la vida de Cristo. También pintó
numerosos ángeles, incluyendo los que constan en La virgen y el Niño con
San Rafael y San Miguel.
709. Edward Hicks (1780-1849)
Hick fue un predicador
cuáquero pero se le recuerda como un pintor
autodidacta, famoso por sus muchas
versiones de El reino pacífico, imagen
de Isaías 11 sobre un nuevo reino en donde el lobo yacerá con el cordero en
paz. La imagen frecuentemente aparece en las tarjetas de Navidad de una
forma u
otra.
710. Catedral de Coventry
Toda catedral del mundo
tiene algunas pinturas o esculturas de ángeles,
pero tal vez la más famosa es
la escultura de metal en el frente de la
catedral de Coventry en Inglaterra.
Esta catedral y la población entera sufrió
horriblemente por las bombas
alemanas durante la Segunda Guerra
Mundial. Después de la guerra una parte de
la catedral fue reconstruida con
arquitectura moderna, con una impresionante
imagen de un arcángel Miguel
muy musculoso teniendo una lanza y de pie
triunfante sobre Satanás atado
(y con cuernos). Conocida como San Miguel triunfando sobre el Diablo, la
escultura no sólo hace recordar Apocalipsis 12, sino también la derrota de
los
nazis.
711. El
barco de Dante
El pintor francés Eugenio
Delacroix (1798-1863) pintó muy pocos cuadros
religiosos, pero sí produjo El barco de Dante, ilustrando una escena
de La
divina comedia de Dante. En la
pintura Dante y su guía a través del infierno
(el poeta romano Virgilio) están
en un barco en un río en el infierno, con el
agua viva con las almas
angustiadas de los condenados. Como el poema de
Dante, es suficiente para dar
miedo real a cualquiera que la ve.
712. Matías Grunewald (c. 1460-1528)
«Que el castigo sea acorde
al crimen» es un principio guía cuando los
autores y artistas tratan de mostrar
cómo es el infierno. El gran pintor
alemán Grunewald usó este principio en su Condenación de los amantes,
que muestra
a un hombre y una mujer que en la tierra vivieron sólo para
satisfacer sus
deseos carnales. En el infierno sus cuerpos son viejos,
arrugados, horribles
con heridas supurantes y gusanos. Son tan repulsivos
sexualmente como se pudiera
imaginar, recordándoles eternamente cómo
desperdiciaron sus vidas en la tierra.
713. El Greco (c. 1541-1614)
Este pintor griego que se
ganó reputación en España distaba mucho de ser
religioso, sin embargo sus
grandes pinturas fueron hechas para la iglesia y
por eso tienen temas
cristianos. En su Entierro del conde
Orgaz pintó el
entierro de un noble santo. El alma del hombre es llevada
gozosamente al
cielo por San Agustín y San Esteban, y los ángeles y otros
santos se unen en
la celebración. El gozo del cielo contrasta con los deudos
del conde, que
están tristes y vestidos de negro. El cuadro nos recuerda que la
muerte de un
santo es, desde el punto de vista del cielo, una cosa maravillosa.
714. Gustavo Doré (1812-1883)
Este popular ilustrador de
libros fue uno de los más conocidos artistas de
imágenes del cielo y del
infierno. Hizo muchas ilustraciones sobresalientes
de la Biblia, pero también
mostró el cielo y el infierno en tallados en
madera para La divina comedia de Dante y El
paraíso perdido de Milton.
Trabajando sin color (puesto que los tallados en
madera eran en blanco y
negro), mostró la desesperanza del infierno y las
maravillas del paraíso a
muchas generaciones de lectores.
715. Augusto Rodín (1840-1917)
El pensador de Rodín es probablemente una de las esculturas más
conocidas del mundo. Pocos se dan cuenta de que en realidad es parte de
una
obra enorme llamada La puerta del
infierno, que le llevó los últimos
veinte años de su vida, y que nunca
terminó. Rodín tomó sus imágenes del
infierno de La divina comedia de Dante, pero también obtuvo inspiración
en
obras de arte tales como El juicio final de
Miguel Ángel. Pensamos que
El pensador es
un filósofo tipo, pero Rodín originalmente quiso que fuera
un alma condenada
que reflexionaba en la vida que había desperdiciado en
la tierra.
716. Lucas Signorelli (1441-1523)
La pintura El juicio final de Miguel Ángel es
probablemente la más famosa,
pero muchos otros pintores tomaron el mismo tema,
incluyendo Signorelli.
En su impresionante El
juicio final en la catedral de Orvieto, la gente está
desnuda ante Dios
(como en la versión de Miguel Ángel), aun cuando los
ángeles llevan amplios
ropajes. Como la mayoría de pintores del
Renacimiento, a Signorelli le
fascinaba la anatomía y disfrutaba pintando
desnudos. La idea de que todos
estamos desnudos ante Dios (hablando
espiritualmente, en todo caso) les daba
una buena excusa a los artistas para
incorporar cuerpos desnudos en una pintura
religiosa. Signorelli también
pintó La
coronación de los elegidos, mostrando a los salvos en el cielo
recibiendo
sus coronas, como lo promete la Biblia (1 Co 9.25; Stg 1.12; 1 P
5.4; Ap 2.10).
717. La
visión del infierno
El pintor moderno Salvador
Dalí (1904-1989) distaba mucho de ser
religioso en el sentido normal, pero aceptó
una comisión de hacer una
pintura mostrando los tormentos del infierno. Un
donante anónimo creía
que el infierno había dejado de ser una realidad en el
mundo moderno, y
pidió a Dalí que pintara un cuadro que pareciera real. El
cuadro fue
regalado a una organización católico romana. Muestra a un alma
siendo
atormentada con tenedores agudos en un desierto lóbrego e infernal.
14
Literatura, notable
o de otra clase
718. C. S. Lewis (1898-1963)
Prueba relámpago: ¿Qué
famoso autor murió el mismo día que John F.
Kennedy? C. S. Lewis, profesor de
literatura en Inglaterra, autor de libros
para niños y novelas de ciencia
ficción y coincidentemente, algunos de los
libros de teología más ampliamente
leídos escritos en el siglo veinte. Lewis,
que se convirtió relativamente tarde
en su vida, fue un cristiano ortodoxo,
pero con una rara habilidad para
escribir bien. Disfrutaba al presentar sus
creencias vía historias
imaginativas, e incluso sus historias infantiles y de
ciencia ficción son
teología velada.
Lewis aceptaba
el cielo y el infierno como realidades, lo que afirmó en
su Cristianismo básico, relato fácilmente
legible de la doctrina cristiana
básica. Tomó un enfoque más imaginativo para
el cielo y el infierno en El
gran
divorcio (véase 720).
En su
papel de erudito en literatura, Lewis escribió Prefacio para El
paraíso perdido, introducción al poema clásico de
Juan Milton sobre
Satanás y la tentación de Adán y Eva. Aun cuando escribía
como analista
literario, Lewis admitió que era cristiano y que, como Milton,
aceptaba a
Adán, Eva, Dios, Satanás y los ángeles como realidades, no como
personajes ficticios. Véase más sobre las nociones de Lewis sobre los
demonios
en 719 (Las cartas Screwtape).
719. Las
cartas Screwtape
Gente que nunca soñaría
siquiera en leer un libro teológico sobre demonios
han leído y disfrutado este
libro por el autor inglés C. S. Lewis. Lewis era
un laico, no un teólogo, y
escribió excelente teología «a nivel de calle». Las
cartas Screwtape toma la forma de cartas del demonio Screwtape
a su
sobrino (y demonio con menos experiencia) Wormwood [Polilla]. La
noción
del ojo del diablo en cuanto a cómo aprovecharse de la debilidad
humana y cómo
contrarrestar a Dios (o tratar de hacerlo) a veces es
humorístico, a veces
conmovedor. Lewis comprendía claramente el alma
humana con toda su fragilidad.
Publicado por primera vez en 1941, fue el
libro que introdujo a Lewis al mundo
como escritor laico talentoso de
teología sólida. Popular como fue el libro, a
Lewis se le pidió que escribiera
una secuela en la cual un ángel bueno le
aconseja a otro, pero admitió que
los seres humanos probablemente pueden
comprender mejor a los demonios
que a los ángeles.
720. El
gran divorcio
¿Cómo es el infierno? C. S.
Lewis (véase 718) lo mostró como un poblado
inglés lúgubre, lluvioso, poblado
por gente mezquina, egoísta. Toman el
autobús para ir a los bordes del cielo,
una hermosa tierra de montañas
verdes y cielo siempre azul. La gente del
infierno descubre que los
residentes del cielo son muchos más reales y sólidos
que ellos mismos. A
algunos les gusta el cielo y quisieran quedarse, pero la
mayoría prefiere
regresar a su vida lóbrega en el infierno. Uno de los mensajes
clave de
Lewis es que la gente escoge el
infierno en lugar del cielo.
721. El
paraíso perdido
Juan Milton (1608-1674),
gran poeta cristiano inglés, no sólo sabía la Biblia
de pasta a pasta, sino que
también sabía hebreo y griego. La obra maestra
de Milton fue el largo poema El paraíso perdido, que relata la
tentación de
Adán y Eva, y la promesa de liberación divina. Milton logró hacer
un
poema del largo de un libro partiendo del tercer capítulo de Génesis. Lo
logró al enfocar en la serpiente que tentó a Adán y Eva. Milton, (como la
mayoría de los demás) identificó a la serpiente con Satanás, y El paraíso
perdido tiene mucho que decir
en cuanto a Satanás. Muchos de los dioses
paganos del Antiguo Testamento (como
Moloc, por ejemplo) aparecen en el
poema como demonios. Milton dijo que las
religiones falsas tenían «diablos
a quienes adoraban como deidades».
722. El
paraíso recuperado
Esta fue la secuela a la
obra El paraíso perdido de Juan
Milton. En tanto
que el poema anterior de Milton contaba la triste historia de
la humanidad
sucumbiendo a la tentación de Satanás, El paraíso recuperado (como su
nombre lo implica) invirtió eso. Es
decir, Cristo, el «nuevo Adán» es
tentado por Satanás, pero no cede. En el
poema los protagonistas son, por
supuesto, Cristo y Satanás. Milton se basó en
los Evangelios de Lucas y
Mateo para la historia de la tentación, pero añadió
muchos detalles de
invención propia. Los Evangelios no dicen nada de la
apariencia de Satanás
mientras tentaba a Cristo, pero Milton describió al
tentador no como un
enemigo con cuernos y tridente, sino como un sencillo
aldeano con un
ropaje sencillo.
723. Satanás como héroe
Los críticos literarios han
estado analizando El paraíso perdido de
Juan
Milton por tres siglos, y aunque saben que Milton era cristiano, algunos
han
concluido que Milton pretendía hacer de Satanás el héroe, no el villano,
del
poema. ¿De dónde sacaron tal idea? Hay que admitir que el Satanás de
Milton
es un personaje fascinador; más fascinador que Dios, Adán, Eva o
incluso los
ángeles en el poema. Claramente Milton esperaba que sus
lectores simpatizaran
de alguna manera con el ser egoísta que detesta toda
autoridad sobre sí, y se
mofa de los que se someten mansamente a Dios.
Pero Milton vio con igual
claridad a Satanás no sólo como un necio (en
realidad no puede vencerle a Dios,
por mucho que trate) sino también como
genuinamente malo, una fuerza
destructiva que corrompe no sólo a Adán y
Eva, sino a toda la humanidad. «Mejor
reinar en el infierno que servir en el
cielo» es el credo de Satanás, pero
Milton demostró que está errado.
Milton nos
recuerda que Satanás, antes de rebelarse contra Dios, había
sido un ángel
glorioso. Incluso después de su caída del cielo retiene algo de
su
magnificencia, pero al final del poema él y sus demonios han sido
transformados
en una masa de serpientes siseantes. ¿Satanás como héroe?
Ni soñarlo.
724. Robert Burns (1759-1796)
El más famoso poeta de
Escocia fue un notorio mujeriego que aborrecía el
cristianismo. Sabiamente
escogió no publicar sus poemas más anti
cristianos en vida, pero la gente que
lo conocía sabía que creía que todos los
cristianos son hipócritas, ni más ni
menos. En su juventud leyó El paraíso
perdido de Juan Milton y (como muchos otros lectores de naturaleza
rebelde)
tomó a Satanás como el héroe real del poema. Burns escribió:
«Denme un espíritu
como el de mi héroe favorito, el Satanás de Milton».
Tenía tal espíritu.
725. Memnoc,
el diablo
Anne Rice ha hecho su
fortuna con sus novelas de vampiros. En esta su
personaje favorito, el vampiro
Lestat, el mismo diablo (llamado Memnoc)
le lleva en una gira por el cielo y el
infierno. En el cielo de Rice hay calor y
comunión, pero también una «terraza
de observación» desde la cual uno
puede ver lo que pasa en la tierra, pasado y
presente. El diablo le dice a
Lestat que él mismo es más bondadoso que Dios,
porque es él, y no Dios,
quien lleva a las almas humanas al paraíso. Lestat no
se inclina a creerle al
diablo, quien presenta a Dios como indiferente a los
seres humanos.
726. Dante (1265-1321)
La divina comedia es una de las obras maestras mundiales. En ella,
el gran
poeta italiano Dante Alighieri viaje por el infierno, el purgatorio y
finalmente el cielo. En el camino encuentra a gente de la Biblia, de la
historia, e incluso de la mitología, quienes le hablan de sus vidas en la
tierra, el castigo que están recibiendo por sus pecados, y el éxtasis de la
vida eterna con Dios. También encuentra a varios ángeles y demonios.
Más que
cualquier otro autor (fuera de la Biblia, por supuesto), las
imágenes verbales
de Dante inspiraron a numerosos artistas. Alessandro
Boticelli, William Blake y
Gustavo Doré son apenas unos pocos de los
artistas dotados que han ilustrado
las duraderas descripciones que Dante da
del más allá.
De paso,
Dante le puso a su poema el título sencillo de Comedia,
porque acaba con el supremo gozo, el cielo. Siglos más
tarde a la comedia
se empezó a llamarla divina,
por obvias razones.
727. El
infierno de Dante
El infierno es el destino de
Dante en la primera sección de su Divina
comedia. Su guía es el poeta romano Virgilio, quien reside en el infierno,
pero en la sección del limbo, reservado para los paganos «buenos» que
nunca
conocieron a Cristo. La famosa inscripción de Dante en el umbral del
infierno
es: «Abandona toda esperanza, tú que entras aquí». El infierno es el
ámbito de
desesperanza porque la gente es castigada eternamente por los
pecados que
cometieron en vida. Sufren lo que Dante llama «una vida sin
esperanza de deseos
insatisfechos». El infierno es una especie de embudo,
arreglado en nueve
círculos concéntricos. Llevan a Dante por los primeros y
menos horribles círculos,
donde están los culpables de pecados carnales.
Más adentro están los herejes,
luego los violentos, los suicidas, blasfemos,
hipócritas, y consejeros
perversos, luego los traidores, hasta llegar al nivel
más bajo. Allí, en el
mismo centro de la tierra, está un Satanás horrendo de
tres cabezas. En una de
sus bocas mordisquea eternamente a Judas Iscariote.
Aun cuando
era un buen católico romano, y aunque su poema pinta una
imagen verbal vívida
de la creencia católico romana, Dante se atrevió a
poner a algunos papas en el
infierno. Dante era cristiano pero igualmente un
ser humano: Puso en el
infierno a muchos de sus enemigos personales.
Ningún
otro autor ha ejercido tal poderosa influencia sobre la noción
que la gente
tiene del infierno. La Biblia dice muy poco sobre la apariencia
o ubicación del
infierno, pero las descripciones impresionantes de Dante
agitaron la
imaginación de los artistas en todo el mundo.
728. El purgatorio
de Dante
Un recorrido por el
purgatorio forma la segunda sección de La
divina
comedia de Dante. La gente que está en el purgatorio son cristianos
que
están siendo preparados para el cielo al purgar sus pecados. En tanto que
su
infierno tenía nueve círculos concéntricos, el purgatorio es una montaña de
siete pisos. Conforme Dante encuentra a las varias personas en el
purgatorio,
se da cuenta de que están siendo limpiados de los siete pecados
capitales que
la iglesia había definido. Un ángel toma una espada y graba
siete «p» en la
frente de Dante, y conforme asciende a cada uno de los
niveles de «purga» se le
borra una de las «p». Los pecadores son castigados
apropiadamente por estos
pecados; por ejemplo, los que cometieron el
pecado del orgullo tienen que
llevar piedras pesadas en sus espaldas (para
doblegarlos, por supuesto). Conforme
Dante asciende por la montaña
encuentra a gente con pecados menos y menos
graves.
729. El paraíso
de Dante
El cielo, como el infierno y
el purgatorio, está arreglado en secciones:
nueve esferas huecas de cristal que
giran alrededor de la tierra. Para Dante
es claro que no todo mundo en el cielo
está en igual posición. Mientras más
santa fue la persona en su vida terrenal,
más cerca está de Dios en el cielo.
Pero no hay envidia ni descontento, porque
toda alma en el cielo está
satisfecha con su posición. («La voluntad de Dios es
nuestra paz» es el lema
del Paraíso.) En
el centro del cielo está la corte de Dios, que Dante describe
como una rosa
blanca, con pétalos formados de ángeles y santos. La imagen
final de Dante en
el poema es lo radiante de Dios: «Mi voluntad y mi deseo
giraron, Como si
fueran rueda impulsada por movimiento continuo, por el
Amor, que mueve el sol y
todas las estrellas.»
730. Fiodor Dostoyevsky (1821-1881)
El gran novelista ruso
escribió muchas obras clásicas, incluyendo Los
poseídos (1871), novela sobre los radicales políticos. Según el autor,
encontró su título en el relato de los Evangelios acerca de Jesús sanando a
un
endemoniado.
731. Los
hermanos Karamazov
El renombrado autor ruso
Fiodor Dostoyevsky nos dio una obra maestra en
1880, en la cual cuatro hermanos
luchan continuamente con el problema del
bien versus el mal. El autor, cristiano, parecía creer en un infierno
real y un
Satanás real, pero también creía que el infierno se podía definir como «el
sufrimiento de ser incapaz de
amar».
732. Aníbal
En 1999 el novelista Thomas
Harris publicó su largamente esperada secuela
a El silencio de los corderos. Continúa la historia del vil (y sin
embargo
inteligente y citable) Aníbal Lecter, a quien Harris pinta como una
especie
de Satanás humano. La escalofriante historia de Harris está repleta de
citas
y alusiones bíblicas. En cierto punto describe al horrible Aníbal como
«rodeando la tierra, y andando por ella», que son las palabras que se usan
para
describir a Satanás en Job 1.7.
733. Juan Bunyan (1628-1688)
Por muchos años El progreso del peregrino de Bunyan fue
uno de los
mayores éxitos de librería del mundo. En Inglaterra y los Estados
Unidos, si
una familia pobre tenía nada más que un libro más, aparte de la
Biblia,
probablemente era El progreso del
peregrino. Esta alegoría del alma
cristiana que enfrenta los peligros de
esta vida y finalmente entra en la
ciudad celestial, ha encantado a millones de
lectores. Pero Bunyan escribió
varios otros libros, incluyendo uno sobre el
cielo (The Holy City, or the New
Jerusalem [La ciudad santa, o la Nueva Jerusalén]) y uno corto sobre el
infierno (A Few Sighs from Hell [Unos
cuantos suspiros desde el infierno]),
que describe en detalle los horrores del
infierno. El libro alegórico de
Bunyan The
Holy War [La guerra santa] tiene que ver con una ciudad
llamada Mansoul
(¿lo capta?). Mansoul está asediada por Diabolos (el
diablo) y su ejército pero
es rescatada por Emanuel (Cristo, por supuesto).
734. Shakespeare y el purgatorio
El gran poeta y dramaturgo
William Shakespeare (1564-1616) hizo de toda
la experiencia humana tema de sus
dramas y poemas, así que naturalmente
no omitió la religión. Sus dramas
contienen numerosas referencias a
ángeles, demonios, Dios, Cristo, Satanás, el
cielo y el infierno. Sus obras no
son producto de un teólogo profesional, sino
de un autor en contacto íntimo
como lo que le gusta al público, así que en los
dramas de Shakespeare
vemos toda clase de creencias religiosas; algunas de
ellas muy cristianas y
ortodoxas, y otras meras supersticiones.
Recuérdese
su más famosa obra teatral, Hamlet. Cuando
Shakespeare
la escribió, Inglaterra era (en teoría) una nación protestante, y
su iglesia
había echado a un lado su creencia en el purgatorio. Sin embargo,
muchos
todavía creían en el purgatorio, tal vez incluso el mismo Shakespeare.
En
cualquier caso, Hamlet empieza con
el fantasma del padre asesinado de
Hamlet visitando su castillo. En la obra el
fantasma le dice a su hijo,
Hamlet, que su recorrido sobre la tierra es su
forma de purgatorio, puesto
que murió sin haber hecho expiación por algunos de
sus pecados. En este
estado se halla en una «casa de prisión», sufriendo «hasta
por los horribles
crímenes cometidos en mis días de la naturaleza «sean
quemados y
purgados». Esto era un pensamiento perfectamente aceptable para los
católico romanos (es decir, aun cuando la Iglesia Católico Romana no tenía
doctrina oficial sobre el tema de fantasmas, los fantasmas podían fácilmente
encajar con la creencia en el purgatorio). Los fantasmas le dicen a Hamlet
que
no puede ni siquiera decir las cosas que ha presenciado del más allá,
pero si
pudiera.
Un relato podría decir cuya palabra más
ligera
Estremecería tu alma, congelaría tu joven
sangre. Haría que tus dos ojos
como estrellas saltaran de sus cuencas,
Tus rizos entretejidos y combinados se
abrirían
Y cada pelo en particular se pararía
Como púas en un frenético puercoespín.
Dicho de
otra manera: Hamlet, hijo, las cosas que he presenciado más
allá de la tumba
harían que tus pelos se pongan de punta, así que ni siquiera
me lo preguntes.
735. Shakespeare y los ángeles
Escribiendo a fines de los
años 1500 y a principios de los 1600,
Shakespeare se refirió en sus obras
muchas veces a ángeles y demonios.
Cuando Hamlet muere, su amigo Horacio pronuncia
las palabras: «Buenas
noches, dulce príncipe, Y bandadas de ángeles te arrullen
en tu reposo». En
la misma obra se halla el verso «Ángeles y ministros de
gracia
¡defiéndanos!» Haciéndose eco de la enseñanza bíblica de que Satanás
puede disfrazarse como ángel de luz, Hamlet dice que «El Diablo tiene el
poder
de tomar una forma agradable». Cerca del final de Otelo, el
protagonista ve al villano Yago y dice: «Le miré los
pies», porque esperaba
que Yago tenga pies de cabra como Satanás. Lady Macbeth
invoca los
poderes del mal, los «ministros asesinos» que «sirven a la maldad de
la
naturaleza». Estos son unos pocos ejemplos. En todo y por todo, el mundo
de
Shakespeare se desbordaba con ángeles buenos y malos.
736. Something Wicked This Way
Comes
[Algo perverso en esta dirección viene]
Ray Bradbury (n. 1920) es
uno de los decanos de la ciencia ficción
estadounidense, pero a veces se
aventuró igualmente en la fantasía y la
religión. Esta novela de 1962 se gira
alrededor de un carnaval siniestro,
dirigido por el Sr. Negro (Satanás, por
supuesto), quien le concede sus
deseos a la gente frustrada de una población de
Nueva Inglaterra. Como
ocurre en todas las historias en donde el diablo le da a
la gente lo que ellos
desean, hay un alto precio que pagar. El cuento tiene una
moraleja muy
antigua: Satanás puede entrar mediante nuestros anhelos egoístas.
737. Don Juan, en varias formas
Si usted vio la película Amadeus, tal vez recuerde que la famosa
ópera de
Mozart Don Giovanni termina
con su héroe, el perverso Don del título,
siendo arrastrado al infierno por los
demonios. La ópera de Mozart se basa
en la antigua leyenda de Don Juan, un
noble español inmoral que seduce a
las mujeres a derecha e izquierda, pero que
finalmente recibe su merecido.
En la versión usual de su historia, Don Juan
mata al padre de una de las
mujeres que ha seducido. Más tarde, viendo una
estatua del hombre que ha
matado, burlonamente invita a la estatua a cenar.
Para sorpresa suya, la
estatua acepta. La estatua se asoma y le ordena a Don Juan
que se arrepienta
o de lo contrario se condenará. El perverso rehúsa, y la
estatua le agarra de
la mano, y lo entrega a la custodia de los demonios. Don
Juan y su
recompensa final forman una de las historias más comúnmente contadas
sobre el pecador yendo al infierno, de todos los tiempos.
738. El infierno en el escenario
En los días de Shakespeare,
y mucho antes, la mayoría de teatros tenían una
especie de trampa en alguna
parte del escenario. Esto servía para varios
propósitos, siendo uno de ellos representar
una entrada al infierno, lugar por
donde Satanás y los demonios podían entrar y
salir, y también lugar por
donde los demonios arrastraban al pecador a su
ruina. En la Edad Media,
cuando la mayor parte de las obras teatrales estaba
bajo la dirección de la
Iglesia Católico Romana, los dramas a menudo
demostraban algún punto
moral, y no era raro que la puerta de la trampa
estuviera decorada como una
boca literal, una especie de «boca infernal» con
colmillos y horripilante que
devoraba a los malos. Los constructores por lo
general usaban madera, tela
y lo que podían encontrar para crear una cabeza
bestial para colocarla sobre
la trampa. Las quijadas tenían goznes y cables y
grúas para poder abrirlas y
cerrarlas. En un caso se usó la quijada real de una
ballena que había
encallado en la playa. Los artesanos aplicaban su ingenio
para que humo y
llamas (así como gritos, por supuesto) salieran de la boca del
infierno.
739. Fausto y Mefistófeles de Marlowe
La literatura está llena de
cuentos de hombres que hicieron tratos con los
diablos, pero ninguno es más
famoso que la leyenda de Fausto. El Fausto
real fue probablemente un mago
alemán que vivió a fines de los años 1400.
Según la leyenda, fue un brillante
erudito que también se entremetió en las
artes ocultas. No estando satisfecho
con el conocimiento que había
adquirido, quería más, y para cumplir este deseo
de ser como dios, un
diablo llamado Mefistófeles le ofreció conocimiento y
poder... a cambio de
su alma.
Cristóbal
Marlowe, contemporáneo de Shakespeare, escribió una
tragedia, El Dr. Fausto, sobre la leyenda.
Marlowe, que era todo menos un
cristiano ortodoxo, claramente simpatizaba con
este egoísta buscador de
poder y conocimiento, pero concluyó su obra de la
manera esperada, con
los diablos cumpliendo su arreglo y arrastrando a Fausto
al infierno. Fausto
obstinadamente rehúsa aceptar la misericordia y perdón
divinos, así que en
cierto sentido acarrea su propia destrucción. El drama
también incluye a
otros dos personajes, el Ángel Bueno y el Ángel Malo, quienes
luchan por
el alma de Fausto.
Para ver
otra famosa versión de la historia, véase 740 (Fausto de
Goethe).
740. Fausto
de Goethe
El gran poeta alemán Johann
Wolfgang von Goethe (1749-1832) compuso
un largo drama poético, Fausto. Vendiendo su alma al demonio
Mefistófeles (a quien lo presenta como mundanalmente sabio y astuto), el
viejo
erudito Fausto recibe toda clase de poderes del mundo. Es hecho
joven de nuevo,
y egoístamente seduce a una joven, quien da a luz un hijo.
Pero el Fausto de la
obra de Goethe no es totalmente egoísta, y más tarde
usa sus poderes para
mejorar la sociedad. Al final de la obra, en lugar de ser
arrastrado al
infierno, como por lo general acababan las historias, Fausto se
salva, con un
coro de ángeles cantando que quien se esfuerza
constantemente por alcanzarla
puede hallar la salvación.
La leyenda
de Fausto ha sido rica mina para autores y compositores,
sirviendo de base para
varias óperas, incluyendo Fausto de
Carlos Gounod
y Mefistófeles de
Arrigo Boito. Como resultado de tal exposición,
Mefistófeles es probablemente
uno de los demonios más conocidos del
mundo. Su nombre, de paso, quiere decir
«no amar la luz».
741. Dorotea Sayers (1893-1957)
Famosa por sus novelas de
misterio y su asociación con C. S. Lewis (véase
718) y su círculo, Sayers
escribió varias obras teatrales sobre temas
cristianos. Una de ellas fue The Devil to Pay [El diablo a quien
pagar], su
versión de la vieja leyenda de Fausto (véase 739), quien le vendió
su alma
al diablo.
742. Demonios hechos deidades
Uno de los grandes
escritores teológicos de los años 1500 fue Richard
Hooker, cuya obra Laws of Ecclesiastical Policy [Leyes de
Política
Eclesiástica] se leyó ampliamente. Hooker ha caído prácticamente en el
olvido, aun cuando en su famoso libro presenta la creencia común de que
los
dioses de los paganos eran en realidad demonios, los ángeles rebeldes
que Dios
ha expulsado del cielo. «El orgullo fue la caída de los ángeles.
Desde su
caída, se han esforzado todo lo posible por efectuar una rebelión
universal
contra las leyes de Dios. Estos espíritus perversos honran los
paganos en lugar
de dioses, algunos en oráculos, algunos en ídolos, algunos
en dioses caseros».
Hooker creía que el sacrificio de niños, orgías rituales y
otros horrores de la
adoración pagana podía ser nada más que el resultado
de adorar lo demoníaco.
Juan Milton también sostenía esta noción común, y
por eso varios de los
demonios en su Paraíso perdido llevan
nombres de
dioses paganos.
743. Cristo
y Satanás
Escrito en anglo sajón
(llamado también antiguo inglés), este largo poema
de alrededor del año 800
tiene que ver con la envidia que Satanás tiene del
Hijo de Dios. En la Parte I,
«Lamento de los ángeles caídos», Satanás y sus
demonios lamentan su suerte en
el infierno y también el rumor de que el
Hijo de Dios está destinado a reinar
sobre la humanidad. La Parte II tiene
que ver con la tentación de Jesús por
parte de Satanás. Satanás en realidad
carga a Cristo sobre sus hombros para
mostrarle el mundo y sus riquezas.
Incluso le ofrece a Cristo el mismo cielo
(no que sea suyo para darlo).
Cristo hace mofa del tentador y le ordena que
regrese al infierno, exigiendo
que lo mida con sus propias manos. Satanás halla
que mide 160.000
kilómetros en cada dirección.
744. Tobías Swinden, científico
Algunos llaman a los años
1700 la «Edad de la razón». Por cierto que fue
una época en la que mucha gente
educada llegó a ser escéptica respecto a la
Biblia y a la doctrina cristiana, y
empezó a creer que la razón humana
podría ser la respuesta a los problemas del
hombre. Pero no todo mundo
abandonó las creencias tradicionales. En 1714 Tobías
Swinden publicó su
Enquiry into the
Nature and Place of Hell [Investigación en cuanto a la
naturaleza y
ubicación del infierno]. Swinden calculó que después de tantos
siglos, el
interior de la tierra no podía tener suficiente tamaño como para
contener a
todos los pecadores condenados al infierno. (Además, dijo, con
su mente
científica, no había suficiente oxígeno dentro de la tierra como
para mantener
ardiendo el fuego del infierno.) Así que, ¿en dónde estaba el
infierno? El sol,
por supuesto, siendo que era lo suficientemente grande y
caliente lo suficiente
para el propósito. Aun cuando estas ideas nos parecen
risibles, considérese el
propósito del autor: Era científico pero también
cristiano, luchando por hacer
que una creencia cristiana básica pareciera
intelectualmente respetable.
745. William Whiston, científico
Colega científico y
admirador de los científicos Isaac Newton y Edmund
Halley, Whiston publicó en
1740 su libro The Eternity of Hell
Torments
Considered [Consideración de la eternidad de los tormentos del
infierno].
Whiston afirmó que todas las almas de los muertos estaban confinadas
(aun
cuando no en realidad castigadas) en un gigantesco Hades dentro de la
tierra. Allí, esperando el juicio final, tendrían la oportunidad de
arrepentirse. En el juicio, los justos resucitarían en cuerpos espirituales y
disfrutarían del cielo, mientras que los impenitentes seguirían con los
cuerpos
que habían tenido a su muerte. Al fin del mundo serán consumidos
con el resto
de la creación.
746. Juan Donne (1573-1631)
Se podría decir que hubo dos
Juan Donnes: El compositor de poemas de
amor erótico («poemas lujuriosos» sería
más apropiado decir) y el poeta de
profunda fe cristiana. Donne al parecer
llevó una juventud desbocada, pero
llegó a ser un predicador muy querido en
Londres, y su tumba todavía se
halla en la catedral de San Pablo. Donne vivió
en una edad en que la gente
empezaba a mostrarse escéptica respecto a la realidad
del infierno o, por lo
menos, respecto a la noción tradicional del infierno con
fuego, azufre y
varias torturas. En uno de sus sermones Donne escribió que no
había
tormento físico imaginable que se pudiera comparar con la más horrible
suerte de todas: se excluido eternamente de la presencia de Dios. Se pudiera
decir que esta es una noción «moderna», que Donne no creía en un infierno
«literal». Pero, como él recalcaba en su sermón, el tormento «psicológico»
de
separación de Dios es mucho peor que cualquier tormento «literal».
Donne no
estaba haciendo al infierno menos horrible, sino, si acaso, más
horrible.
747. Religio
Medici
Uno de los libros más
fascinantes escrito en los años 1600 es esta deliciosa
obra de Tomás Browne,
médico inglés. Browne era cristiano, pero
mundano. (No que fuera inmoral, sino
más bien que, como muchos de su
tiempo, era algo escéptico respecto a las
creencias cristianas.) Browne
nunca negó en realidad que creyera en el
infierno, pero sí negó firmemente
que alguien alguna vez hubiera sido llevado a
la fe al ser aterrorizado por el
temor del infierno. «Ni siquiera puedo pensar
que alguna vez alguien haya
sido empujado al cielo por el susto». Pero había
abundancia de predicadores
en su día que hubieran discrepado, confiando en que
era necesario asustar a
algunos (tal vez no a todos) para que vinieran a la fe.
Browne
creía que los ángeles eran una influencia benevolente sobre la
gente, y en su
libro escribió que «muchos misterios adscritos a nuestras
propias invenciones
han sido revelaciones corteses de los Espíritus [es
decir, ángeles]; porque
estas nobles esencias del cielo tienen respeto
amistoso» por las personas de la
tierra. Creía que los demonios eran reales,
y que no creer en ellos es casi lo
mismo que ateísmo.
748. El infierno por dentro
Robert Burton (1577-1640)
fue un erudito inglés que vertió sus años
leyendo ampliamente en un gran libro The Anatomy of Melancholy
[Anatomía de
la melancolía]. Esencialmente se trata de un vistazo largo y
exhaustivo a la
salud mental, según la gente de los años 1600 la definían.
Una cita de Burton:
«Si hay un infierno en la tierra, se lo debe hallar en el
corazón del hombre
melancólico». Burton en efecto creía también en el
infierno después de la
muerte, pero tenía razón en su afirmación de que la
tristeza del alma es algo
horrible.
749. El
Diablo y Daniel Webster
Esta popular historia de
Esteban Vicente Benet habla de Jabez Stone, un
agricultor de Nueva Inglaterra
que le vende su alma al diablo a cambio de
prosperidad. Naturalmente, el diablo
regresa para reclamar el alma del
hombre, pero Jabez se salva de la condenación
debido a la elocuencia del
gran estadista Daniel Webster. El orador tiene el
reto de su vida, porque no
es un jurado humano al que tiene que convencer, sino
un jurado de
demonios. Naturalmente, gana el caso. La historia fue hecha ópera
y la
película Todo lo que el dinero puede
comprar.
750. Tomás Heywood (1570-1641)
Fue contemporáneo de
Shakespeare y también notable escritor y poeta. Una
de sus obras fue The Heirarchie of the Blessed Angels [Jerarquía
de los
ángeles benditos], que nos da una perspectiva de lo que la gente de los
años
1600 creía sobre los ángeles.
751. Le
Morte d'Arthur
El rey Arturo ha sido un
tema favorito de poetas y narradores, y Le
Morte
d'Arthur de Sir Tomás Malory, escrita en los 1500, es una colección
clásica
de historias acerca de Arturo. Malory pinta ángeles de la guarda
vigilando
al virtuoso caballero Sir Galahad, mientras que ángeles caídos
(disfrazados
de hadas, sacerdotes y religiosos ermitaños) tientan a varios de
los
caballeros de la Mesa Redonda. Una multitud de ángeles llevan el alma de
Galahad al cielo.
752. Los Brownings
Fueron la gran pareja
literaria de Inglaterra de los años 1800, Robert y
Elizabeth Barrett Browning.
Ambos conocían íntimamente la Biblia y
tuvieron mucho que decir sobre ángeles y
demonios. «El serafín» de
Elizabeth, es un diálogo entre dos ángeles en la
crucifixión de Cristo. En
«Un sueño de cautiverio» ella escribió sobre la
expulsión de Adán y Eva del
huerto del Edén. En «El serafín y el poeta» ella
escribió que los ángeles y
los poetas cantan; los ángeles cantan la gloria de
Dios, y los poetas cantan
de las tristezas del hombre. Robert incluyó ángeles
en varios de sus poemas,
incluyendo a Gabriel en «El niño y el ángel».
753. Perla
Este largo poema fue
compuesto a fines de los años 1300, en lo que ahora
se llama inglés medio (la
misma forma de inglés que usó Chaucer en
Canterbury
Tales [Cuentos de Canterbury]. Perla es
una especie de visión
ensoñadora del cielo, mostrándolo como un lugar de luz y
joyas, separado
de la tierra por un gran río. El poema basa sus imágenes en la
vívida
descripción de la Nueva Jerusalén en Apocalipsis 21-22.
754. Daniel Defoe (1660-1731)
El gran autor inglés que dio
al mundo Robinson Crusoe y otros
clásicos,
también escribió The Political
History of the Devil [Historia política del
diablo]. Defoe definitivamente
creía en un Satanás real, pero en su libro las
historias que cuenta sobre
encuentros diabólicos parecen inclinarse a relatar
una historia colorida, no a
hacer a la gente más religiosa.
755. Natanael Hawthorne (1804-1864)
El autor de clásicos
estadounidenses tales como La letra
escarlata y The
House of the Seven
Gables [La casa de los siete aguilones], también
escribió The Celestial Railroad [El ferrocarril
celestial], que es una historia
en la cual viaja al cielo. En lugar de ser un
recorrido difícil (como en El
progreso
del peregrino de Bunyan), hace su viaje vía un tren confortable.
Hawthorne
estaba divirtiéndose a costa del cristianismo liberal y filosofías
noveleras, y
sus seguridades de que el infierno no era real y que el camino
al cielo era
fácil.
756. Carlos Williams (1886-1945)
Las obras de Williams, autor
inglés, a menudo las leen los que gustan de C.
S. Lewis, quien era amigo de
Williams. Como Lewis, Williams escribió
libros «seculares» que tienen temas
cristianos, así como libros que eran
abiertamente cristianos. La novela Descent into Hell [Descenso al infierno]
tiene una protagonista de quien se apodera un demonio amante, y otra que
escapa
por un pelo de la posesión ella misma.
757. Jorge Macdonald (1824-1906)
C. S. Lewis admiraba
grandemente al autor escocés Macdonald, y afirmaba
que le debía mucho («Le
considero mi maestro»). Macdonald,
anteriormente ministro, escribió ficción
juvenil y un buen número de
novelas de fantasía. Una de sus novelas, Lilith, tiene que ver con la
posesión
demoníaca (véase 425 [Lilith]).
758. G. K. Chesterton (1874-1936)
A Chesterton, católico
romano, todavía lo leen ampliamente cristianos de
toda persuasión. Como C. S.
Lewis (véase 718), era laico, y por eso podía
hablar de teología a un público
amplio. Sus libros Ortodoxia y El hombre
eterno son excelentes
resúmenes de la doctrina cristiana. Respecto al cielo,
Chesterton escribió que
«necesitamos ser felices en esta tierra de las
maravillas sin que ni una sola
vez estemos meramente cómodos». (En otras
palabras, disfrutar de la tierra,
pero dándonos cuenta de que hay algo mejor
y más duradero.) Chesterton también
escribió que la pregunta «¿Por qué
Dios permite el sufrimiento?» recibe
respuesta en el cielo: gozo eterno es la
respuesta al dolor temporal.
759. The
Day of Doom [El día de la ruina]
Este largo poema, basado en
las imágenes bíblicas del juicio final, lo
publicó en 1662 el poeta Miguel
Wigglesworth, de Nueva Inglaterra. El
poema habla del retorno de Cristo a media
noche para juzgar al mundo
pecador. Separa las ovejas de los cabritos, de
acuerdo a la parábola del
juicio final que relató Jesús (Mt 25).
Fue un
éxito de librería en los Estados Unidos.
760. Jorge Herbert (1593-1633)
Herbert fue un consagrado
ministro en la iglesia de Inglaterra, y autor de
The Country Parson [El pastor rural], guía para pastores. Pero se
le
recuerda mejor por The Temple [El
Templo], colección de poemas
devocionales sobre todo aspecto de la doctrina
cristiana. En su poema «A
todos los ángeles y santos» dijo que los ángeles «ven
el límpido rostro de
Dios, sin fruncimiento». En su «Antífona» hombres y
ángeles alaban juntos
a Dios.
761. Eduardo Taylor (c. 1642-1729)
Nacido en Inglaterra, Taylor
llegó a ser pastor puritano en Massachusetts.
Muchos años después de su muerte
se descubrió que compuso poesía,
algunos de los mejores poemas de Estados
Unidos a principios de los años
1700, y todos ellos con temas cristianos.
Taylor era un creyente ortodoxo,
pero restó importancia al papel de los ángeles
en la vida humana e insistía
en que los ángeles eran meramente mensajeros, que
merecen nuestro
respeto pero que por cierto no merecen la devoción que muchos
creyentes
les daban. Según el punto de vista de Taylor, un pecador redimido es
de
mucho mayor valor a los ojos de Dios que un ángel.
762. Ambrosio,
el monje
La tentación y caída de un
santo siempre ha fascinado a la gente. En esta
novela gótica de Mateo Lewis, el
santo monje Ambrosio cae bajo un
conjuro malo de un demonio mujer que Satanás
ha enviado. Juntos cometen
crímenes horribles, incluyendo violación sexual y
asesinatos. Ambrosio
trata de arrepentirse, pero es demasiado tarde, y Satanás
se lo lleva al
infierno. Horrendo como suena, este cuento de 1796 fue un éxito
de librería
desenfrenado.
763. Clive Barker (n. 1952)
Menos y menos personas dicen
creer en el infierno, pero no se podría
adivinarlo por la avalancha de libros y
películas que tratan del infierno. El
autor inglés y productor de películas
Barker es una especie de experto en el
infierno, mejor conocido por su popular
película Hellraiser y su secuela.
Muchas otras de sus novelas e historias cortas tratan sobre demonios del
mundo
infernal, y su visión del más allá es cualquier cosa menos
reconfortante.
764. Malditos
yanquis
La obra musical
estadounidense más popular que trata sobre Satanás y el
infierno es esta obra
sobre Joe, un aficionado al béisbol que quiere tanto
que su equipo gane que
hace un trato con el diablo (el Sr. Applegate). Joe
está dispuesto a vender su
alma por su equipo, pero cada vez que inquiere
sobre el más allá en el
infierno, el Sr. Applegate siempre cambia de tema.
Joe se las arregla para
escapar del infierno mediante la devoción de su
amante esposa.
765. Aldous Huxley (1894-1963)
Los cristianos que trabajan
en librar a la gente de la influencia demoníaca
saben que hay una conexión
entre las drogas y lo demoníaco. El autor
británico Huxley (mejor conocido por
su novela Brave New World [Un
mundo
feliz]) ingería drogas, escribiendo sobre sus visiones infernales
inducidas por
las drogas en The Doors of Perception [Las
puertas de la
percepción] y Heaven and
Hell [El cielo y el infierno]. El uso indebido de
drogas, como lo sabía Huxley,
nunca lleva a bendición.
766. Hans Christian Andersen (1805-1875)
Andersen es querido
mundialmente por sus cuentos de hadas, tales como
«El patito feo» y «La
sirenita». Como en muchos cuentos, hay un lado
oscuro y aterrador. En su cuento
«La niña que caminaba en una hogaza»,
una niña egoísta se cae en un horrible
infierno que es helado. A la larga la
liberan gracias a que su amante madre ora
continuamente por ella. El cuento
de Andersen es uno de los muchos que
advierten a los niños: «Sé bueno, ¡y
si no, ya lo verás!» Por otro lado, en «La
niñita de los fósforos» una niña
desdichada es llevada al cielo para que escape
de su padre cruel.
767. The Devil and Billy Markham
[El diablo y Billy Markham]
El autor Shel Silverstein,
conocido por sus libros infantiles The
Giving Tree
[El árbol que da] y sus canciones populares (compuso «A Boy
Named Sue»
[Un muchacho llamado Susana] que canta Johnny Cash), también
escribió
esta extraña obra teatral sobre Satanás y el infierno. Billy Markham
era un
músico fracasado, personaje díscolo y egoísta que halla que el infierno
está
poblado con personas como él mismo. En lugar de que el infierno sea un
lugar de fuego y azufre u otros tormentos físicos, el infierno es un lugar de
egoísmo y mezquindad supremos.
768. The
End of Satan [El fin de Satanás]
El novelista francés Víctor
Hugo fue famoso por sus obras Los
miserables y
El jorobado de Nuestra
Señora, pero también fue un poeta notable. Su
poema El fin de Satanás mira a Satanás, el ángel rebelde, que cae del
infierno y se da cuenta al fin de que su rebelión le ha llevado a la separación
eterna de Dios. Aun cuando Dios le habla y le recuerda a Satanás que el
arrepentimiento siempre es posible, Satanás es demasiado orgulloso como
para
volver a Dios.
769. The Haunting of Hill House
[La casa embrujada en la colina]
La gente a veces hace chiste
del infierno, diciendo que será un lugar de
compañeros divertidos. Esta novela
asume más la posición cristiana de que
el infierno no será agradable de ninguna
manera, y que uno estará allí
completamente solo. Shirley Jackson, autor de la
famosa historia corta «El
sorteo», escribió de una extraña casa embrujada, que
atrae a una solterona
desdichada. Ella halla su vida terrenal tan lóbrega que
espera que la casa y
sus demonios le den algo de alegría. Cuando la casa
finalmente la «toma»,
ella halla que está sola por toda la eternidad.
770. The
Afterlife Diet [Dieta del más allá]
El cristianismo enseña que
las normas del cielo son muy diferentes a las de
la tierra. La gente que se
consideraba nada atractiva en la tierra pueden ser
preciosos a los ojos de
Dios. El autor Daniel Pinkwater, en su bobalicona
novela de 1995, se burla de
nuestra obsesión actual con las dietas y el peso,
presentando un cielo en donde
los que tienen sobrepeso son ciudadanos de
segunda clase. Dios cuenta chistes
de gordos, y los gordinflones juegan un
juego en el tratan de ganarse la
reencarnación en la tierra con un nuevo
cuerpo (más esbelto). Aun cuando la
novela es una farsa, logra eso sí traer a
la mente un hecho interesante: Los
artistas rara vez han pintado santos
gordos en el cielo.
771. The
Gates Ajar [Puertas entreabiertas]
A fines de los años 1800
esta fue una novela popular, escrita por Elisabeth
Stuart Phelps, sobre el más
allá. Muy diferente del cuadro usual de santos y
ángeles siempre adorando a
Dios, el cielo en esta novela es como una
agradable población estadounidense,
sólo que ha desaparecido todo el
pecado y el egoísmo. El malgenio e irreverente
Mark Twain (véase 789)
halló la descripción del cielo que da esta autora
extremadamente aburrida y
se mofó del libro en varios de sus ensayos.
772. Carrusel
Esta popular obra musical de
Rodgers y Hammerstein habla de Billy, un
voceador en una feria desempleado a
quien matan mientras cometen un
robo. Billy suplica al Altísimo una oportunidad
para redimirse, y Dios le
permite visitar a su hija, quien está atravesando una
vida muy dura,
marcada por el estigma de ser hija de un criminal. Billy se las
arregla para
robarse para ella una estrella del cielo, y Dios ve que Billy
realmente ama a
su hija, así que le permite entrar al cielo.
773. El
ángel más pequeño
Esta es una obra clásica de
Navidad. Escrita por Carlos Tazewell en 1946,
es la historia de un niño pequeño
que muere, entra al cielo, pero se aburre,
echando de menos la diversión que
tenía en la tierra. Todos los ángeles
están atareados preparando el nacimiento
de Jesús en Belén. El ángel más
pequeño no tiene ningún regalo grandioso para
darle, pero le da su preciada
caja de tesoro, con su colección de piedras,
huevos de pájaros, plumas y
otras chucherías de niño. Los ángeles más viejos se
burlan de él, sin
embargo el niño Jesús selecciona esto como su obsequio
favorito. La casa
ahora reluce tan brillantemente que se convierte en la
estrella de Belén,
brillando sobre el lugar en donde nació Jesús.
774. Four Saints in Three Acts
[Cuatro santos en tres actos]
La música de esta ópera
altamente inusual del siglo veinte fue compuesta
por Virgilio Thomson y su
libreto fue escrito por la autora Gertrudis Stein.
En realidad presenta a más
de cuatro santos, algunos de ellos muy famosos,
todos ellos reunidos al final
para compartir el gozo de su recompensa en el
cielo.
775. Pastos
verdes
¿Es el cielo como eterno
pescado frito? Esta obra teatral de Marc Connelly,
ganadora del premio
Pulitzer, que también fue hecha película, sugiere que
lo es. Con un elenco
totalmente de negros, la obra vuelve a contar algunas
de las historias
favoritas con el Señor y sus ángeles observando los eventos
de la tierra desde
su tierra feliz del pescado frito. Viendo que las cosas en la
tierra andan mal,
deja al ángel Gabriel temporalmente a cargo del cielo y se
va a la tierra para
ayudar a la gente. La obra en realidad hace que el cielo
parezca un lugar muy
agradable en donde pasar la eternidad.
776. Hannele's Ascent into Heaven
[El ascenso de Anele al cielo]
La mayoría de obras
teatrales del autor alemán Gerhardt Hauptmann son
más bien lúgubres, pero esta
es diferente. Escrita en 1893, habla de una niña
encantadora, que vive en la
pobreza y finalmente sucumbe a la enfermedad.
Mientas muere ve a Jesús, quien
le da la bienvenida al cielo y le dice que
sus sufrimientos han terminado.
Hauptmann siempre sintió simpatía por el
pobre, y su obra mostró que comprendía
la necesidad de que los pobres
tengan esperanza en el cielo.
777. Our
Town [Nuestra población]
Thorton Wilder escribió esta
obra teatral siempre popular, que ganó el
premio Pulitzer en 1938. Tiene que
ver con las vidas y amores de la gente
en una población pequeña de Nueva Inglaterra.
En el último acto Emilia, la
protagonista, muere al dar a luz y se halla en el
cementerio, conversando
con la gente que ha conocido. Ellas no le dan ninguna
seguridad del cielo
(aun cuando no lo descartan), pero le recuerdan que cada
día en la tierra es
importante, algo que hay que atesorar. A Emilia se le
permite volver a vivir
un día de su vida, y aprender lo maravillosa que era la
vida. La obra teatral
de Wilder insiste que «algo es eterno», pero no es claro
de qué se trata.
778. Piers
Plowman [Labrador de muelles]
Esta es una obra clásica de
la literatura inglesa, poema alegórico sobre la
creación, la caída del hombre,
y las alegrías del cielo. Escrita en los años
1300 por William Langland, el
poema describe virtudes y vicios, así como
conversaciones con Satanás y con los
ángeles Miguel y Gabriel.
779. Gil Vicente (1470-1536)
Fue un dramaturgo y poeta en
Portugal, y escribió una trilogía sobre el más
allá: Las naves del infierno, Purgatorio y Gloria. Como La divina
comedia
de Dante, mira los tres estados del más allá en términos
tradicionales
católico romanos.
780. Friedrich Klopstock (1724-1803)
Notorio poeta religioso en
Alemania, Klopstock se inspiró a leer El
paraíso
perdido de Juan Milton para escribir su propia épica cristiana. La
terminó
en 1773, titulándola El Mesías. Como
Milton, había leído ampliamente en
el folklore cristiano sobre ángeles y
demonios, así que en tanto que el
poema es (naturalmente) la historia de
Cristo, ángeles y demonios juegan
un papel destacado. Klopstock incluyó a un
ángel rebelde llamado
Adanona, quien empieza del lado de Satanás pero que
después se
arrepiente.
781. The
Faerie Queene
Shakespeare fue uno de los
muchos grandes poetas durante el reinado de
Elizabeth I de Inglaterra. Otro fue
Edmundo Spenser (1551-1599), cuya
obra maestra fue The Faerie Queene, largo poema alegórico en el cual los
personajes
representan varios vicios y virtudes. También aparecen
numerosos ángeles y
demonios. En el Libro I del poema, el caballero Cruz
Roja (que representa
santidad) lucha contra varios oponentes, incluyendo la
reina demonia Lucifera
(que representa el orgullo, el pecado de Lucifer).
También encuentra a
Archimago (que representa a Satanás como engañador,
y también el Anticristo). A
la larga el caballero mata al Dragón (también
Satanás). El Libro I también
contiene una descripción poética de la Nueva
Jerusalén (el cielo), basado en
Apocalipsis 21-22. En el Libro II el caballero
Sir Guyon llega al cubil de
Mamón (que representa la codicia de los bienes
del mundo, como en el Nuevo
Testamento).
Un tema
clave del poema: Satanás rara vez es horrible y malo por
fuera; en cualquier
forma que toma en el poema, es desusadamente
atractivo, y puede tomar incluso
la forma de una persona religiosa. Como lo
dice el Nuevo Testamento, Satanás el
Gran Engañador se transforma en
ángel de luz (2 Cor 11.14).
782. Everyman
[Todo hombre]
En la Edad Media las obras
teatrales morales eran dramas alegóricos, con
los personajes representando
cualidades tales como la fe, los bienes del
mundo, y así por el estilo. Everyman [Todo hombre], que todavía se
la
monta ocasionalmente en los escenarios, era una obra teatral de moralidad
que trataba de Todo Hombre (cuyo nombre se explica por sí mismo) que
enfrenta
la eternidad y halla que sus amigos Belleza, Compañerismo y
Bienes Mundanos no
pueden ayudarle ahora. La obra es una advertencia de
que los que viven para el
placer mundanal deben a la larga enfrentar un día
de pago.
783. Beowulf
Este poema épico fue escrito
en anglo-sajón (inglés antiguo) y relata las
aventuras del guerrero Beowulf,
quien lucha y mata a un monstruo
devorador de hombres llamados Grendel. Después
de que mata a Grendel,
Beowulf halla en la cueva del monstruo una antigua
espada, en la que está
inscrita un relato de gigantes de mucho tiempo atrás,
destruido en un
diluvio universal y castigados por sus pecados. Este poema se
refiere a los
«gigantes de la tierra» mencionados en Génesis 6.4 (véase 7).
784. Ana Bradstreet (c. 1612-1672)
La primera poetisa notable
de los Estados Unidos fue una cristiana devota,
y casi todos sus poemas
reflejan su fe. En el poema «La carne y el Espíritu»
da una descripción poética
de la Nueva Jerusalén (el cielo) basada en las
imágenes que se hallan en el
libro de Apocalipsis (21.2-22.5).
785. Contemptus
mundi
Esta frase en latín quiere
decir «menosprecio al mundo», y se la usaba para
describir un tipo de
literatura cristiana de la Edad Media. En los escritos
contemptus mundi esta tierra se pinta como un lugar de sufrimiento
y
egoísmo, lugar de placeres sólo efímeros, lugar que el verdadero creyente
está contento de dejar para ir a su hogar real, el hogar eterno, el cielo.
Tales
escritos incluyen descripciones del cielo y del infierno con muchos más
detalles que los que provee la Biblia.
786. The Kingdom of Heaven Is Like
[El reino de los cielos es semejante]
Aquí tenemos un libro para
niños sobre el cielo, basado en nada más que lo
que Jesús mismo dijo sobre el
cielo en sus parábolas. Este libro escrito en
1993 por Merula Salaman estaba
hermosamente ilustrado y es probable que
atrae a adultos tanto como a niños.
787. Elucidación
En algún momento alrededor
del año 1100 circuló por toda Europa esta
descripción del paraíso. Describía al
cielo como el huerto del Edén
restaurado, recreado después del juicio final. El
huerto está repleto de
praderas y flores y, como en Edén, la gente anda desnuda
pero no se
avergüenza. Todos serán iguales, sin distinción de clases.
788. The Life of Samuel Johnson
[Vida de Samuel Johnson]
Samuel Johnson (1709-1784)
fue un autor y crítico inglés de renombre,
pero hoy se le recuerda porque es
tema de una maravillosa biografía escrita
por James Boswell. Viviendo en una
era de escepticismo respecto al
cristianismo, Johnson fue contundente para
sostener su creencia en el cielo
y el infierno. Johnson no estaba seguro de su
destino eterno y admitía que
temía su propia muerte, rehusando conversar sobre
el tema incluso con
amigos íntimos.
LOS ESCÉPTICOS
789. Mark Twain (1835-1910)
Se llamaba Samuel Langhorne
Clemens, pero como Mark Twain llegó a ser
uno de los autores y humoristas
estadounidenses más leídos. Le dio al
mundo clásicos tales como Huckleberry
Finn, Tom Sawyer, Los inocentes
en ultramar, El príncipe y el mendigo, y muchos
otros. Twain era escéptico
en cuanto al cristianismo y a la religión en
general. Una de sus obras menos
conocidas es Captain's Stormfield's Visit to Heaven [La visita del capitán
Stormfield al cielo]. Allí le echa unos cuantos porrazos a los cristianos y a
sus creencias sobre el más allá. El arrogante capitán de marina aprende
después
de su muerte que la gente puede hacer lo que quiera en el cielo.
Mientras que
muchos de ellos empiezan a desempeñar el papel esperado de
vestir ropas
blancas, y aureolas, y tocar arpas de oro, pronto abandonan esto
y hallan otras
maneras de matar el tiempo.
The Mysterious Stranger [El extraño
misterioso] de Twain es un libro
extremadamente amargado. El diablo, su
protagonista, anuncia al fin que no
hay Dios, ni cielo, ni infierno; todo es
nada más que un sueño grotesco y
necio.
Sus Letters from the Earth [Cartas de la
tierra] se basan en el libro de
Génesis, pero con un giro: Cuenta la tentación
de Adán y Eva desde el
punto de vista de Satanás.
790. Lord Byron (1799-1824)
Uno de los más grandes
poetas del idioma inglés, Byron llevó una vida
escandalosamente inmoral y se
deleitaba en dejar estupefacta a la gente más
moral que él mismo (lo que
incluía a la mayoría de la población). Aun
cuando escribió poemas semi
religioso tales como «La destrucción de
Senaquerib», y aun cuando conocía bien
la Biblia, fue demasiado rebelde
como para ser cristiano aunque fuera
remotamente. Entre sus muchos
poemas se halla el drama poético Caín, en el que el héroe real es Lucifer
(Satanás). En el poema Lucifer lleva a Caín a una especie de Hades tipo
ciencia-ficción
muy lejos en el espacio. El rebelde Byron está claramente
del lado de los
personajes anti-Dios tales como Lucifer y Caín. Para Byron,
un Dios que se
interpone en el camino de los impulsos del hombre es malo,
no Satanás. En otro
drama poético, Manfred, el héroe
rebelde no se inclina
ni ante Dios ni ante Satanás. Al final del poema
obstinadamente rehúsa
dejarse arrastrar al infierno, aun cuando no tendrá nada
del cielo.
791. Percy Bysshe Shelley (1792-1822)
Fue uno de los grandes
poetas de Inglaterra, pero sus creencias y su moral
estaban en conflicto
deliberado con el cristianismo. Uno de sus libros fue
On the Devil and Devils [Sobre el Diablo y los diablos], que
expresa su
noción de que ni Dios ni Satanás son el objeto apropiado de la
devoción del
hombre. Shelley difería de su amigo y colega poeta Lord Byron
(véase
790), a quien le gustaba hacer héroes a Satanás y a personajes como
Satanás.
792. Escuela satánica
Mofarse del cristianismo no
es nada nuevo. A principios de los años 1800
muchos autores notables
amontonaron insultos contra la moral y la doctrina
del cristianismo. Aun cuando
nunca fue un movimiento organizado, se le
conocía comúnmente como «la escuela
satánica», e incluyó a poetas
destacados tales como Byron (véase 790), Shelley (véase
7919, Víctor
Hugo, Jorge Sand y muchos otros. En algunos casos, tales como el
de
Byron, sus obras defendían a Satanás y a otros rebeldes contra Dios,
admirándoles como independientes y orgullosos. Robert Southey, poeta
laureado
de Inglaterra en su tiempo, acuñó el término «escuela satánica» y
se refería a
«los escritores inmorales, hombres de corazones enfermos e
imaginaciones
depravadas».
793. «Las flores del mal»
El mal fascina a la gente, y
aunque podemos abuchear y chiflear a los
villanos en una película, nos
intrigan. Conforme el cristianismo empezó a
perder terreno en Europa, algunos
autores empezaron a mostrar más bien
abiertamente su fascinación con el mal.
Uno de estos fue el poeta francés
Charles Baudelaire (1821-1867), quien murió
joven y loco debido a la
sífilis. La obra poética maestra de Baudelaire, si se
pude llamarla así, fue su
«Flores del mal». Prácticamente todo poema allí se
refiere a Satanás, el
infierno, cadáveres, o alguna clase de vicio. Guiado por
las drogas y el
vicio, recorrió el infierno y pareció disfrutarlo. No implica
que haya sido
placentero, pero deja entrever que era mejor que haber tenido que
someterse
a Dios. Baudelaire fue (y todavía es) leído ampliamente por
intelectuales, y
sus poemas son texto ejemplar del rechazo moderno del más allá
(aun
cuando, como lo dice claramente el poema, este rechazo no da paz ni
felicidad).
794. Alejandro Pope (1688-1744)
Este notable poeta inglés
era bastante escéptico en cuanto al cristianismo,
como muchos autores e
intelectuales de su tiempo. Observó, correctamente,
que la iglesia de
Inglaterra rara vez hablaba del cielo, e incluso menos del
infierno. Afirmó que
había oído a un ministro predicar, diciéndole a su
congregación que «le dieran
a sus vidas un nuevo giro, o si no irían
ciertamente a un lugar cuyo nombre
pensaba que no era apropiado para
pronunciarlo ante el público». La iglesia de
Inglaterra creía (oficialmente)
en el cielo y el infierno, pero como Pope
observó, sus ministros casi se
abochornaban cuando tenían que hablar de estos
temas.
795. The Sorrows of Satan
[Las aflicciones de Satanás]
Este libro fue publicado en
1895 por la novelista Marie Corelli. Fue parte
de una tendencia de fines de los
años 1800 hacia «simpatía por el diablo»,
con el que los autores trataban de impresionar
al público aduciendo
simpatía por Satanás, a quien admiraban como tipo
independiente, rebelde
contra un Dios demasiado estricto.
796. Man
and Superman
[El hombre y el Superhombre]
Jorge Bernardo Shaw
(1856-1950) escribió numerosas obras teatrales que
todavía agradan al público.
Escéptico en cuanto a la religión, Shaw escribió
Man and Superman [El hombre y el Superhombre], con una sección
titulada
Don Juan en el infierno que
a veces todavía se la presenta separadamente.
En la obra, el cielo es deslucido
y aburrido, mientras que el infierno es un
lugar divertido lleno de buenas
compañías. Es más, la gente que está en el
cielo quisiera irse al infierno.
797. No
Exit [No hay salida]
El filósofo francés Jean
Paul Sartre (1905-1980) fue ateo, pero uno de sus
escritos más populares fue
una obra sobre el infierno. En No Exit, no
aparece ni Dios, ni diablo ni ángeles. Más bien, presenta a un grupo
pequeño de
muertos en el vestíbulo de un hotel de mala muerte, en donde
pelean y se
comportan mezquina y malévolamente (y eternamente). El
renglón más citado de la
obra es «El infierno son los demás». Con el tipo de
personas que presenta
Sartre, esto es definitivamente cierto.
798. William Beckford (c. 1760-1844)
Beckford fue un modelo
ejemplar de un «autor excéntrico». Vivía
obsesionado por lo oculto, y en una
estrambótica mansión gótica, rodeado
de sirvientes deformes, con chimeneas
ardiendo en toda la casa incluso
durante el verano. Al parecer quería que el
tétrico lugar tuviera la apariencia
del infierno. Su libro famoso fue Vathek, cuento estrafalario de un hombre
que le vende su alma al diablo y al fin lamenta su elección de pasar la
eternidad en el tormento.
799. Archibald Macleish (1892-1982)
Notable poeta y dramaturgo,
Macleish escribió sobre temas bíblicos, pero
definitivamente no desde el punto
de vista cristiano usual. Su Songs for
Eve
[Canciones para Eva] toma la posición de que la desobediencia de Adán y
Eva fue una cosa buena; es decir, la Caída fue hacia arriba, no hacia abajo,
porque el hombre llegó a ser independiente. Su obra teatral J. B. es un
recuento moderno de la
historia de Job, en tanto que Nobodaddy relata
de
nuevo la historia de Adán, Eva, Caín y Abel. En estas dos obras teatrales
Dios es indiferente e incluso cruel con la humanidad, y Satanás no es por
ningún lado el villano.
15
Imágenes animadas:
Películas, televisión, vídeo
LO ATERRADOR
800. El
exorcista
Una de las novelas de mayor
venta en la década de los setenta fue El
exorcista por William Peter Blatty. Llegó a ser una película
fenomenalmente
popular (y algunos dirían que fenomenalmente asquerosa),
llevando tanto a
creyentes como a no creyentes a discusiones sobre la
posesión demoníaca y el
exorcismo. En su nivel más superficial la película
es simplemente una
espectáculo crudo y estrafalario, mostrando a una
lastimera joven, poseía por
un demonio, en horribles contorsiones físicas,
vomitando obscenidades y
blasfemias; casi (pero ni tanto) triunfante sobre
los sacerdotes católico
romanos que tratan de expulsar al demonio. Tres
sacerdotes sirvieron como
consultantes para la película, y algunos se
sorprendieron al saber que sí, en
el mundo moderno, la Iglesia católico
romana todavía tiene un rito para el
exorcismo.
El demonio
que poseía a la muchacha, de paso, se llamaba Pazuzu. A
principios de la
película vemos una imagen de este horripilante demonio-
dios asirio, una especie
de gárgola alada. Esto no fue invención del autor
Blatty, porque los asirios en
realidad creían en este ser espectral. Blatty
estaba siguiendo la vieja tradición
cristiana de identificar a los dioses
paganos como demonios.
801. What Dreams May Come
[Qué sueños tendremos]
Esta película de 1998 se
atrevió a presentar un infierno real a que la gente
en realidad podría ir. (Lo
visual se basaba en las pinturas clásicas del cielo y
del infierno, muchas de
ellas mencionadas en el capítulo del libro sobre
arte.) Robin Williams y
Annabella Sciorra hacen de una pareja casada que
mueren y tienen la oportunidad
de echar un cercano y horripilante vistazo al
infierno. No hay duda de que los
efectos especiales de la película son
deslumbrantes (y nauseabundos), pero,
típico de nuestro tiempo, la película
tiene un hoyo teológico: El infierno en
realidad no es eterno, porque la
película deja entrever que incluso la persona que
está en el infierno puede
reencarnarse a la larga. Encima de eso, se menciona a
Dios pero nunca se le
ve en el cielo.
802. El
infierno de Dante
Allá cuando los efectos
especiales eran de muy escasa técnica, esta película
de Spencer Tracy (hecha en
1935), hipnotizó al público con una visión de
pesadilla del infierno. La
película trata de un implacable dueño de una feria
de diversiones que llega al
punto en que la camisa le queda chica. Tiene una
visión del infierno (inducida
por una de sus propias atracciones de la feria)
y, por supuesto, cambia por lo
mejor.
803. Highway to Hell
[Carretera al infierno]
El infierno puede ser tanto
divertido como horrendo. En esta película de
1992 dos adolescentes se pierden
camino a Las Vegas y acaban en el
infierno, que es como un desfile de luchas
criminales, golpizas y
violaciones sexuales. Pero la película tiene algo de
humor: Los policías del
infierno se detienen para comer algo en las Rosquillas
de Plutón, y todo
mundo en el infierno conduce un escarabajo Volkswagen.
804. La trilogía Omen
Tres populares películas de
horror basaron sus tramas en el libro de
Apocalipsis. Empezando con The Omen [La profecía] en 1976, trazan
la
historia de la vida de un muchacho adoptivo que, según descubrimos, es el
Anticristo. A pesar de los esfuerzos por destruir a este ser perverso antes de
que llegue a la edad adulta, sigue vivo, produciendo muerte y destrucción a
los
que se le oponen. El horror continuó en Damien,
pero en El conflicto
final el
Anticristo adulto, presentado a punto de la dominación mundial,
encuentra su
fin en una confrontación con Cristo.
805. Fear
No Evil [No temas al mal]
Este asunto estrafalario de
1980 es básicamente una película de horror, pero
con una idea interesante: Un
adolescente es la incorporación humana de
Lucifer, y comete actos de asesinatos
y destrucción. Su oponente es una
muchacha de dieciocho años, quien es la
encarnación del ángel Gabriel.
806. El
agujero negro
Esta película de Disney de
1979, de ciencia ficción, enfoca en un científico
enloquecido al borde del
espacio, a punto de explorar un agujero negro. La
expedición enviada para
investigar sobre él se entera de que el agujero
negro es la entrada al
infierno, de la cual el científico loco nunca puede
escapar. La idea es
interesante a la luz de cómo la gente en el pasado a
menudo debatía apenas
respecto a dónde se hallaba el infierno.
807. The
Wicker Man [El hombre más malo]
Para captar una idea de por
qué a los judíos y primeros cristianos les
repugnaba tanto la adoración pagana,
alquile esta película de 1973. Pero
quede advertido: Es horripilante. Es la
historia de un cristiano atrapado en
una isla en donde los habitantes practican
una religión demoníaca que
culmina en ritos sexuales. Un tema bíblico brota en
todo: Los placeres
desenfrenados de los paganos son nada más que tenue barniz
sobre sus
corazones perversos.
808. Needful Things [Cosas
necesarias]
Esta es una idea acorde a la
Biblia: El diablo disfrazado de un tendero
encantador, de habla melosa que le
concede a la gente sus deseos más
íntimos, luego les observa arruinar sus vidas
y las de los demás. Basado en
una novela de Stephen King, esta película por lo
general violenta en
realidad se aproxima al concepto cristiano del diablo.
809. El
abogado del diablo
Un joven abogado de Florida
consigue el empleo soñado en una prestigiosa
firma de abogados de Nueva York,
tan sólo para descubrir que ha vendido
su alma, literalmente, porque su jefe es
Satanás en forma humana. Como
una especie de broma, el jefe se llama Juan
Milton, como el poeta cristiano
que escribió El paraíso perdido, con su elenco de demonios y ángeles. Esta
película de 1997 presenta a Al Pacino en el papel del siniestro Satanás.
810. Rosemary's
Baby [El bebé de Rosemary]
Allá en la década de los
sesenta, cuando el satanismo y lo oculto era
novedad en las películas, esta
cinta realmente dejó estupefacto al público.
La joven Mia Farrow hace de una
dulce esposa joven que queda encinta
pero que tiene extraños recuerdos de la
noche en que concibió. Resulta que
lleva el hijo del diablo, y sus vecinos al
parecer viejos amables son una
pandilla de brujos.
811. Brainstorm
[Tormenta de ideas]
Esta es una premisa
interesante: Un artefacto que puede grabar las
emociones y pensamientos de la
persona, y luego reproducirlos para otra
persona. Una científica usa este
artefacto para grabar su ataque cardíaco,
muerte y viaje al mundo del más allá.
Un colega usa la máquina para
reproducir la experiencia. En el proceso de morir
se vuelven a tocar
recuerdos buenos y malos, y finalmente hay un recorrido
gozoso hacia la
luz, con ángeles vestidos de blanco y alas de seda.
812. Amityville:
El demonio
Justo lo que el mundo
necesitaba: Los horrores del infierno mostrados en
tres dimensiones. Esta
película espantosa de 1983 fue un desastre
comercial, y bien merecido, pero
ostenta el récord de ser la primera película
en tres dimensiones que muestra
demonios y otros horrores del infierno
saltando sobre el público.
813. Angel
Heart [Corazón de ángel]
¿Robert de Niro como
Satanás? Suena como buen elenco. En esta
estrafalaria película de 1987, de Niro
hace de Lou Ciphre (Lucifer; ¿lo
captó?), quien tiene un misterioso reclamo
sobre un cantante popular. Se
nos dice que el cantante le ha vendido su alma a
Lucifer a cambio de fama,
luego desaparece esperando que Lucifer no lo
encuentre para reclamarle su
alma. La vieja leyenda de Fausto (que vende su
alma a Satanás) todavía nos
acompaña.
814. The
Devil's Rain [Lluvia del diablo]
Esta horripilante película
de 1975 trata de los adoradores de Satanás en el
suroeste de los Estados
Unidos. Los productores de la película contrataron
al «experto» Anton Lavey,
fundador de la iglesia de Satanás, y lo
incluyeron como «asesor técnico».
815. The
Beyond [El más allá]
¿Hay entradas al infierno?
Los antiguos griegos y romanos creían que las
habían, y lo mismo muchos
cristianos. Tales aperturas serían
extremadamente peligrosas (los demonios
podrían salirse), y esto sirve de
trasfondo para muchos libros y películas. En
la película de 1981 The
Beyond [El
más allá], una destartalada mansión en el sur es el «agujero
infernal», y el
dueño de la mansión tiene que hallar una manera de lograr
que sus enemigos
infernales vuelvan a donde pertenecen y sellar la entrada.
816. Rosas
negras
Mucho de la música de metal
pesado se presenta como «música del
infierno». Esta película de 1988 tomó la
idea literalmente, dándonos una
banda de metal cuyo cantante principal es el
mismo Satanás real,
procurando abrir una entrada del infierno a la tierra para
que sus demonios
puedan matar a los padres. A la larga incluso los aficionados
adolescentes
son transformados en demonios.
817. Flatliners
[Línea mortal]
Muchas personas que han
muerto clínicamente informan haber tenido
visiones celestiales durante sus
experiencias de cercanía a la muerte (véase
382). Esta película de 1990 tiene
una premisa interesante: Cuatro
estudiantes de medicina investigan tales
experiencias usando equipo médico
para su estudio. Los resultados no son
agradables, muy al contrario. Uno de
los estudiantes es atormentado por un
muchacho a quien mató
accidentalmente en su juventud. Otro de los estudiantes
confronta a su
padre, quien se había suicidado. Otro es acosado por las mujeres
que había
usado como juguetes sexuales. El infierno de Flatliners es una cruel
confrontación con los pecados de la vida
terrenal de uno. Como uno de lo
estudiantes dice en exasperación: «Todo lo que
hacemos cuenta».
LO QUE ABRIGA EL CORAZÓN
818. Es
una vida maravillosa
Esta película de 1946 es
probablemente una de las más vistas en el mundo.
Presenta a Jimmy Stewart como
Jorge Bailey, un tipo encantador de un
pueblo pequeño cuya vida ha tomado
algunas vueltas de las malas. Quiere
suicidarse pero lo salva la intervención
de un ángel sin alas, Clarence. Este
ángel es un ángel de segunda clase, y
requiere la ayuda de un supervisor,
José. Milagrosamente Clarence le muestra a
Jorge lo terrible que sería la
vida en la población si no hubiera existido.
Jorge abraza la vida con nuevo
aprecio, y Clarence, por sus esfuerzos,
finalmente recibe sus alas.
818. Clarence
El ángel Clarence fue un
personaje importante en la película clásica de
1946 Es una vida maravillosa. En 1991 el Canal Familiar transmitió
Clarence, presentando al mismo ángel, y
con algunas nuevas revelaciones
sobre los ángeles de la guarda: Conforme hace
buenas obras por la gente
que protegen, se rejuvenecen, así que su «etapa final
de crecimiento» es ser
ángeles bebés, o querubines.
820. Todos
los perros van al cielo
Algunos no, según esta
popular película de dibujos animados. Carlos, un
perro, muere y va al cielo,
pero lo halla aburrido y quiere regresar a la
tierra. Se escurre por la puerta
del cielo, pero mientras está de regreso en la
tierra tiene una visión
horrorosa del infierno de los perros y lo persigue un
perro Satanás. Salva la
vida de una huérfana y se le recompensa con el cielo
de nuevo, esta vez
contento de quedarse.
821. La
esposa del obispo
¿Cary Grant afable y
elegante como ángel? En esta encantadora película de
1941 hizo de un ángel
llamado Dudley, quien viene para ayudar a un obispo
(David Niven) quien está
teniendo problemas para lograr que se construya
una nueva catedral, y que está
descuidando al colmo a su esposa e hija.
Dudley, como ángel de la guarda del
obispo, hace todas las cosas debidas,
por supuesto. Mejor todavía, cuando sale
y todo queda en buen orden, lanza
un hechizo para que nadie recuerde que él ha
intervenido. Produjeron una
nueva versión de esta película en la década de los
90 con La esposa del
predicador.
822. Highway to Heaven [Carretera
al cielo]
El finado Michael Landon
hizo de Jonatán Smith, un ángel disfrazado de un
hombre todo oficio ambulante,
en esta serie de televisión de la década de
los 80. Landon, quien hizo carrera
haciendo de tipos buenos, pasaba cada
episodio ayudando a la gente en problemas
y dando al público una buena
dosis de calor.
823. Touched
by an Angel [Tocado por un ángel]
La televisión en los ochenta
tenía a Michael Landon como ángel, y los 90
nos dieron a Roma Downey, Della
Reese y John Dye como Mónica, Tess y
Andrés, tres ángeles que ayudan a la gente
en problemas. En una era cuando
la gente, especialmente los padres, lamentan el
contenido sexual y la
violencia en la televisión Tocado por un ángel es un hermoso cambio de
tono.
824. Here
Comes Mr. Jordan [Aquí viene el Sr. Jordán]
Este clásico de Hollywood de
1941 tuvo como protagonista a Robert
Montgomery como un boxeador que muere en
un accidente. Un ángel
dirige su alma al cielo, pero el ángel supervisor, el
Sr. Jordán, le dice al
ángel que ha cometido una equivocación: El boxeador no
murió en el
accidente, pero, ay, para cuando se dan cuenta del error y tratan
de poner el
alma del boxeador de nuevo en su cuerpo, ya está enterrado. Así que
el Sr.
Jordán tiene la tarea de encontrar otro cuerpo para que el boxeador lo
ocupe. La trama fue prestada en 1978 para una nueva película, Heaven Can
Wait [El cielo puede
esperar], que protagonizó Warren Beatty como un
jugador profesional de fútbol
(en lugar de boxeador) y James Mason como
el Dr. Jordán.
825. A
Guy Named Joe [Un tipo llamado Joe]
Los años de la Segunda
Guerra Mundial vieron muchos ángeles en películas
que salían de Hollywood. Tal
vez en estos tiempos de estrés es
reconfortante creer que los ángeles están
cuidándonos. Esta película de
1944 habla de un piloto que muere pero que vuelve
como ángel (o
fantasma, dependiendo del punto de vista) para supervisar el
nuevo
romance de su novia con otro piloto, a quien el ángel también ayuda en la
batalla. Spencer Tracy, siempre el tipo bueno y confiable, hizo de ángel.
826. Always
[Siempre]
Esta película de 1985 fue
una nueva versión de Un tipo llamado Joe.
Como
en la original, a un piloto (Richard Dreyfuss esta ocasión) lo matan,
y se
convierte en ángel de la guarda para un piloto más joven que se roba el
corazón de su novia. Dreyfuss tiene una encantadora ángel supervisora,
Audrey
Hepburn.
827. Charley
and the Angel [Carlitos y el ángel]
Siendo que esta película de
1973 fue hecha por Disney, naturalmente tiene
una buena dosis de humor y
sentimiento. Fred McMurray, Cloris Leachman
y Harry Morgan protagonizan un
relato de un hombre de corazón frío que
cambia su modo de ser cuando un ángel
le informa que no va a vivir mucho
tiempo.
828. Me
casé con un ángel
Nelson Eddy y Jeanette
MacDonald fueron un dúo popular de cantantes en
varias películas. En esta,
hecha en 1942, Eddy es un playboy cuya vida
toma un giro para mejorar cuando lo
prende la belleza de un ángel.
829. Sólo
el cielo lo sabe
¿Una comedia del oeste con
un ángel? Eso fue esta nada convencional
película de 1947. Robert Cummings hace
de un ángel enviado al oeste para
reformar a un hombre malo.
830. The
Fighting Sullivans [Los aguerridos Sullivan]
La gente tiende a ser más
peligrosa en tiempo de guerra, y por cierto se
inclina más a creer en el más
allá, y esto fue cierto en los Estados Unidos
durante la Segunda Guerra
Mundial. La película de 1944 The Fighting
Sullivans [Los aguerridos Sullivan] cuentan la historia verdadera de cinco
hermanos de la Naval de los EE. UU., todos muertos en la batalla de
Guadalcanal. La escena final mostrando su reunión feliz en el cielo fue un
estímulo tanto para el patriotismo como para la religión.
831. Hecho
en el cielo
La historia: Un hombre muere
mientras hace una buena acción, va al cielo y
se enamora de un alma allí, pero
la pierde cuando ella nace en la tierra
como bebé. Él suplica nacer también
como bebé, esperando que podrá
hallar a su amor perdido. Naturalmente, siendo
que es una película hecha en
Hollywood, así ocurre. El cielo que se muestra en
esta película de 1987 es
el típico de la mayoría de las películas: ángeles y
escenario agradable, pero
sin Dios.
832. Mi
vida
¿Puede uno ir al cielo en
una montaña rusa? Michael Keaton lo hizo en esta
película de 1993. Hace de un
hombre de negocios que se está muriendo de
cáncer, y busca varias curas,
incluyendo una «cura espiritual» de un
asiático. Se entera de que ha llevado
una vida superficial sin nada de
espiritualidad. Al final es cambiado y está
dispuesto a dejar ir su vida
terrenal. Al morir se ve a sí mismo alegre y feliz
en una montaña rusa, que
lo lleva a un cielo azul.
833. Escalera
al cielo
¿Quiénes irán al cielo? En
esta película de 1946 sobre un piloto británico
que llega allá, la respuesta es
«personas de toda raza y cultura». Todas las
personas hablan un lenguaje común
y pueden entenderse unos a otros
perfectamente. Personas famosas tales como
Sócrates y Lincoln están allí,
junto con grandes hombres de la Biblia, por
supuesto. Una enorme escalera
mecánica blanca conecta el cielo con la tierra.
834. Las
tres vidas de Tomasina
¿Están en el cielo nuestras
queridas mascotas? Lo están, según esta
sentimental película de Walt Disney,
hecha en 1964. Tomasina es una gata
querida que muere, dejando a su pequeña
dueña afligida. A la gata le gusta
el cielo pero echa de menos a su dueña, y
por un tiempo regresa a la tierra.
835. You
Never Can Tell [Uno nunca sabe]
Hay animales en el cielo,
según esta comedia de 1951, pero ya no se comen
unos a otros. Todo es
armonioso, pero un pastor alemán llamado King no
quiere estar allí todavía,
teniendo algunos asuntos inconclusos en la tierra.
Vuelve a la tierra en forma
humana para corregirlo todo.
836. Hola,
querida, estoy muerto
Si echamos a perder nuestras
vidas en la tierra, ¿podemos corregirlas
después? No según la Biblia, pero la
cultura popular tiene una noción
diferente. Esta comedia de 1991 cuenta la
familiar historia de una «segunda
oportunidad» de un hombre egoísta que muere y
recibe una «mala
calificación» de la justa de revisión celestial, pero tiene la
oportunidad de
hacer algunas buenas obras para la familia que descuidó.
837. Alas
de deseo
Esta película alemana fue
puesta en pantalla en los Estados Unidos en 1988,
y la vio mucho público. A
diferencia de las películas típicas
estadounidenses que incluyen ángeles, esta
no es realmente una comedia.
Trata de ángeles observando la conducta humana en
Berlín, y donde ellos
anhelan experimentar la vida como los seres humanos. Aun
cuando no es
exactamente «conforme a las Escrituras», sí levanta algunas
preguntas
interesantes sobre la naturaleza de los ángeles y cómo difieren de
los seres
humanos.
LO TONTO
838.
Miguel
La película de 1996 Miguel presenta a John Travolta en el
improbable papel
de ángel. Pero este Miguel, muy diferente a nuestra visión
normal de
ángeles, tiene un apetito por el tabaco, el alcohol, las mujeres y el
azúcar.
Interesantemente, en la película Miguel afirma haber compuesto uno de
los
salmos. Esto no es invención de los libretistas, porque la leyenda judía
relata que el arcángel Miguel en efecto compuso el Salmo 85.
839. Beetlejuice
La mayoría de las películas
modernas que tratan del más allá adoptan una
perspectiva de universalismo; es
decir, que todo el mundo, buenos y malos,
acabarán en el cielo. Beetlejuice, una fantasía estrambótica,
sugiere lo
opuesto: Todo el mundo termina en el infierno, una estrafalaria
burocracia
llena de demonios y desquiciados. Esta popular película de 1988 por
cierto
que no tenía el propósito de que se la tomara en serio.
840. Fantasma
Esta fue la película más
popular de 1990, y la historia era definitivamente
fascinante: Un hombre
asesinado (Patrick Swayze) hace de ángel de la
guarda para su prometida,
contactándola mediante una psíquica de esquina
(Whoopi Goldberg). Swayze
protege a su prometida del mismo matón que
lo asesinó, y en una muy
escalofriante escena los diablos arrastran al
criminal al infierno. Swayze
mismo entra en un cielo brillantemente
iluminado de luz azul.
841. The Horns Blows at Midnight
[La trompeta toca a la medianoche]
El fin del mundo es cosa
seria, pero en esta película de 1945 se lo trata
humorísticamente. Jack Benny
hace de un trompetista que sueña que es el
arcángel que toca la trompeta
anunciando el fin del mundo. Puesto que todo
el asunto se presentaba como
sueño, no era tan ofensiva como pudiera
haberlo sido.
842. Forever
Darling [Querida para siempre]
Lucille Ball y Desi Arnaz
hicieron algunas películas juntos, así como su
programa de televisión tan
popular. En una de ellas Desi hace de un
químico que descuida a su pobre
esposa. Lucy pide la ayuda de su ángel de
la guarda (James Mason) para que le
ayude a reavivar su matrimonio.
843. El
Diablo y Max Devlin
Esta película de Disney de
1981 tiene una trama interesante: El
recientemente fallecido Max entra en un
infierno verdaderamente aterrador
y feroz, tan sólo para hacer un trato con el
diablo (interpretado por Bill
Cosby): Se dejará que Max salga del infierno si
puede lograr que otras tres
personas le venda su alma a Satanás. Naturalmente,
siendo esta una película
de Disney, fracasa, y halla su propia salvación en el
proceso.
844. En
defensa de tu vida
El cómico judío Albert
Brooks escribió, dirigió y protagonizó esta comedia
nada convencional de 1991
sobre el más allá. Brooks muere y, como todos,
va a la Ciudad del Juicio, en
donde se revisa la vida de uno. Los que son
buenos lo suficiente van al cielo,
en tanto que los que son encontrados
faltos son enviados de regreso a la
tierra, para reencarnarse para otra
oportunidad. Es una película divertida,
pero típicamente moderna al aceptar
la reencarnación en lugar del infierno. (En
la película, uno de los gozos del
cielo es comer lo que a uno le apetezca y
nunca ganar peso.)
845. Corazones
y almas
Esta comedia liviana de 1993
tiene una premisa interesante: Cuatro
personas mueren en un accidente de
autobús, y todas cuatro con asuntos
inconclusos en la tierra. Cada uno se
reencarna, temporalmente, en un joven
que nació el momento en que murieron. No
tiene ni la menor semejanza a la
noción cristiana del más allá, pero es
divertida, especialmente el «autobús
celestial» que los persigue.
846. Siga
en nuestra sintonía
¿Es el infierno una serie de
programas sádicos de televisión en donde a uno
lo castigan mediante un «cambio
de canales» de un tortuoso programa a
otro? Lo es en esta comedia estrafalaria
de 1992, con John Ritter como papá
de sofá a quien traga un disco de satélite
del infierno (literalmente). La
película muestra que la gente que descuida a su
familia de la vida real por
las fantasías de la televisión serán castigadas
perdiendo sus almas en
algunos programas muy
desagradables, para siempre. Algunos chistes de la
cinta: Uno de los
demonios se llama Crowley (véase 535, Aleister
Crowley), y algunos de los
programas son Amo a Lucifer y El infierno de
Wayne.
847. Bandidos
del tiempo
Esta estrambótica fantasía
comedia de 1981 tiene que ver con un muchacho
secuestrado por enanos, viajando
por varios períodos de tiempo.
Curiosamente, dos personajes clave son el Ser
Supremo (Dios, es decir) y
Satanás. Uno de sus ayudantes le recuerda a Satanás
que el Ser Supremo le
creó, lo que Satanás niega rotundamente, aun cuando el
público ve que es
verdad. Hace algunas cosas horribles antes de ser derrotado
por el Ser
Supremo. Cuando el muchacho le pregunta al Ser Supremo por qué
permite
el mal en el mundo, el Ser Supremo replica: «Tiene algo que ver con el
libre
albedrío, me parece». ¿Quién pensaría que una comedia estrafalaria podría
decir tan bien la teología cristiana?
848. Deslumbrado
La historia de Fausto (véase
739), el hombre que le vende su alma al diablo
a cambio de placeres en el
mundo, ha sido dicha y repetida. Esta comedia
estrafalaria británica de 1968
cuenta la historia de un cocinero de tercer
orden que vende su alma a cambio de
popularidad, dinero y la mujer de sus
sueños. Todo le sale como tiro por la
culata, y halla que la codicia y la
lujuria no satisfacen, después de todo.
849. El
fantasma del paraíso
¿Vendería su alma un hombre
por ser famoso? Por supuesto. Esta fantasía
musical nada usual de 1974 y de
rock trata de un compositor aspirante que
hace un trato diabólico con un
empresario musical siniestro (Satanás,
interpretado por el compositor Paul
Williams). Williams también compuso
las canciones de la película, captando un
importante tema bíblico en la letra:
«Ganar el mundo y perder tu alma, Y ese es
el infierno de eso».
850. Gabriel
en la Casa Blanca
Ángeles como personajes que
hacen el bien son un tema favorito de
películas. En esta película de 1933 un
político corrupto se las arregla para
que lo elijan presidente. Mientras se
recupera de un accidente, el ángel
Gabriel le dice que enmiende sus caminos. Lo
hace, para contrariedad de
sus corruptos compinches políticos, que piensan que
se ha vuelto loco.
851. El
cielo puede esperar
Don Ameche interpretó
perfectamente papeles que le exigían que haga de
mujeriego. Lo hace así en esta
película de 1943, en la cual, después de
morir, tiene que convencer a Satanás
que su desenfreno no fue tan malo
después de todo. La moral de la película es
cuestionable, porque nunca hay
duda de que este patán mujeriego acabará en el
cielo, y no en el infierno.
852. El
ángel Levine
Esta película de 1970
presenta a Zero Mostel como un anciano sastre judío
que se queja a Dios por su
mala suerte. Se le envía un ángel, pero, para
menuda sorpresa, el ángel es
negro. (Es Harry Belafonte). La película es
estrafalaria, por decir lo menos.
853. Cabaña
en el cielo
Eddie Anderson (mejor
conocido como Rochester, el mayordomo de Jack
Benny) hace de un esposo
holgazán, jugador, que se reforma después de
que Dios y Satanás luchan por su
alma. Publicada en 1943, esta comedia
musical divertida y cálida presenta a
actores y actrices tales como Ethel
Waters, Lena Horne y Cab Calloway.
854. Por
amor del cielo
El actor Clifton Webb a
menudo interpretó personajes sórdidos, de lengua
suelta, pero en esta película
de 1950 hace de ángel, en pareja con otro
(Edmund Gwenn) para reparar el
matrimonio de un productor de Broadway.
855. Ah,
perro celestial
En esta película de 1980
Dios es el «Jefe» invisible, mientras que el cielo
está administrado por
ángeles burócratas. Los ángeles hallan que la gente
que está llegando al cielo
son santos a duras penas, así que las envían de
regreso a la tierra para
«trabajo de remediación», después del cual volverán
al cielo o irán al
infierno. Chevy Chase hace de uno de estos casos
«marginales» y vuelve a la
tierra en forma de perro. Esta es una de las
muchas películas de «el cielo como
una segunda oportunidad».
856. Las
brujas de Eastwick
A veces nauseabunda, esta
comedia de 1987 se basaba en una novela de
John Updike sobre tres mujeres de
una población chica que halla
satisfacción sexual con el mismo Satanás,
interpretado por Jack Nicholson.
Las tres a la larga se vuelven en su contra y
usan magia negra para
desterrarlo de sus vidas.
Y LO VERDADERAMENTE DE MAL GUSTO
857.
Parque Sur
De alguna manera una serie
vulgar y de mal gusto, de televisión y de
dibujos animados, de la década de los
noventa, llegó a ser extremadamente
popular, resultando en esta película vulgar
y de mal gusto de 1999. En esta
película dolorosamente ofensiva (y
descaradamente anti-Dios), el personaje
más simpático es Satanás, a quien se
muestra en una relación homosexual
con el dictador iraquí Saddam Hussein. Los
que gritan por la declinación
moral y cultural gritaron un poco más fuerte.
16
Un mundo amplio y loco
de creencias
LA NUEVA ERA
858. Time
y los ángeles
En la década de los ochenta,
¿quién hubiera predicho que los ángeles
aparecerían en la portada de revistas
principales? Lo hicieron en los años
noventa, demostrando que la gente se
orienta, o se deja llevar por la
novedad, de lo espiritual. Time publico la crónica «Ángeles entre
nosotros»
en su número del 27 de diciembre de 1993. La crónica notaba, con
objetividad periodística, que la gente tiene hambre de religión, pero
prefieren
una sin un Dios personal ante quien responder. «Los ángeles son
el acomodo a
mano, todos pelusa y merengue, bondadosos, sin juzgar. Están
disponibles para
todos, como la aspirina». Life, publicación
hermana de
Time, se refería al
movimiento de «angelismo» como «Dios ligero».
859. Libro
de ángeles
La autora Sofía Burnham
logró éxito de librería con este libro (remontando
la cresta de oleada de
interés sobre los ángeles, y también ayudando a
fomentar esa oleada). Su libro,
que los cristianos bien podrían ver como una
obra de «sentirse bien» con escasa
base en la Biblia, les da a los lectores
ángeles que son (para usar sus
palabras) «completamente compasivos».
Burnham da por sentado que a la mayoría
de personas les disgusta el
concepto de Dios como Juez. Le asegura al lector
que los ángeles nunca
juzgan, ni tampoco castigan. Sus ángeles son «neblina
cálida» para la gente
que quiere espiritualidad sin moralidad. Parece no tener
lugar para la
enseñanza de la Biblia sobre el papel de los ángeles en el juicio
final,
ángeles en guerra contra las fuerzas de Satanás y los demonios, y cosas
por
el estilo.
860. Pregúntale
a tu ángel
Este popular libro de 1992
(por Alma Daniel, Timoteo Wyllie y Andrés
Ramer) es un genuino manual de «hazlo
tú mismo», con numerosos
«ejercicios» tales como «meditación centradora». Dista
mucho de la noción
bíblica de que los ángeles son enviados según le place a
Dios, no a la venia
ni llamado del hombre.
861. Caso
para el cielo
El libro de Mally
Cox-Champman, publicado en 1995, tiene como subtítulo
Experiencias de aproximación a la muerte como evidencia del más allá.
Como
la mayoría de la serie de libros sobre las experiencias de proximidad
a la
muerte (véase 382) publicados en los años noventa, este se basaba en
entrevistas con personas que aducían haber tenido una experiencia de esas.
Como
es típico de tales libros, la mayoría de los entrevistados informaron
experiencias celestiales, e incluso los que informaron de experiencias
infernales adujeron que fueron breves (queriendo decir que el infierno, en la
forma de experiencia próxima a la muerte, no es juicio ni es eterno). La
autora
nos asegura que gente de todo credo, incluso ateos y agnósticos, van
al cielo.
Es un ejemplar típico de la espiritualidad difusa de la Nueva Era;
nada de
juzgar, ni moralidad que importe a la larga, ni Dios justo y que
desea lo mismo
de los seres humanos.
862. Hablando
al cielo
¿Podemos, o deberíamos, tratar de hacer contacto
con los muertos?
Evidentemente muchos estadounidenses piensan que sí, porque
hicieron a
James Von Praagh uno de los autores más populares y participante en
programas de televisión en años recientes. Como la mayoría de los
llamados
médiums psíquicos, Von Praagh cree que todo mundo va al cielo,
y prácticamente
todo mundo (pero especialmente él mismo) son capaces de
ponerse en contacto con
ellos en el más allá. Su libro Hablando
al cielo fue
lo suficientemente popular como para producir una secuela, Alcanzando al
cielo.
863. Edgar Cayce (1877-1945)
Psíquico estadounidense
conocido como «el profeta durmiente», Cayce
empezó a leer la Biblia cuando niño
y aducía que podía ver los seres no
físicos que eran sus compañeros. Una ángel,
de apariencia femenina, le
pidió que dijera un deseo, y él expresó un deseo de
ayudar a los enfermos.
En sus veinte empezó sus «lecturas», en las cuales
entraba en un estado de
modorra, se despertaba y diagnosticaba la enfermedad de
alguien y
prescribía la cura. Muchos adujeron que les había ayudado. Enseñaba
la
reencarnación y creía que sus propias vidas pasadas le dieron conocimiento
de medicina. Afirmaba que mientras estaba en sus trances el ángel Miguel
se le
apareció diecinueve veces, usando una voz de trueno. También
afirmaba que otro
ángel llamado Jalaliel (no mencionado en la Biblia) le
habló.
Cayce se
consideraba cristiano, pero muchas de sus creencias y
prácticas estaban fuera
de contacto con la Biblia. Su Asociación para la
Investigación e Iluminación en
Virginia Beach es hoy un notorio centro de
la Nueva Era, que ofrece de todo,
desde «estudios transpersonales» hasta
cursos sobre masajes.
864. La comunidad Findhorn
Muy, muy lejos en el norte
de Escocia se halla esta «comunidad espiritual»
fundada en los años sesenta.
Atrajo mucha atención e los primeros días
debido al asombroso tamaño de legumbres
que producían, en tierra y clima
que normalmente son improductivos. Se
informaba que la comunidad
estaba «sintonizada» con los espíritus de la
naturaleza, a quienes los
miembros de la comunidad a veces llamaban «ángeles».
Con toda la
alharaca sobre el medio ambiente, Findhorn fue considerada como un
ejemplo de espiritualidad amiga de la tierra, sueño de los adeptos de la
Nueva
Era de ecología amalgamada con una semireligión. Uno de sus
fundadores adujo
que era un «ángel de Findhorn», y más tarde una
presencia angélica llamada
«Amor y verdad ilimitados».
865. Rancho Esperanza Verde
Este huerto de propiedad
familiar en Meriden, Nueva Hampshire, es similar
a la comunidad Findhorn de
Escocia (véase 864). Como Findhorn, sus
legumbres y hortalizas están bajo el
cuidado de seres que sus fundadores
llaman «ángeles» o «devas» o «espectro de
energía». Los fundadores creen
que el rancho muestra cómo los seres humanos
pueden trabajar en armonía
con las fuerzas angelicales. Los varios espíritus
que ayudan a las plantas
son Rafael, Zela, Emanuel, Maestros Ascendidos y Pan
(sí, el mismo
nombre del dios griego de los bosques y los campos).
866. La Sociedad Teosófica
¿No son todas las religiones
básicamente lo mismo? Algunas personas
supuestamente «iluminadas» sostienen
este punto de vista, que suena
«tolerante» y «que no juzga». Una de las
«iluminadas» fue Elena Blavatsky
(1831-1891), quien ayudó a establecer la
Sociedad Teosófica. Enseñaba que
todas las religiones están enraizadas en la
misma sabiduría antigua, y su
terreno común es su creencia en ángeles de alguna
forma. Creía que estos
devas, como
los llamaba, habían sido parte de la religión humana desde
tiempos antiguos.
Hablaba de devas de la naturaleza, y a los devotos de la
Nueva Era, con su
obsesión por el medio ambiente, les encanta esto.
867. Geoffrey Hodson (1886-1983)
Hodson, inglés, husmeaba lo
oculto, pero su momento decisivo llegó
cuando un «ser celestial» llamado
Betelda le explicó cómo están
organizados los ángeles y cómo se relacionan con
la humanidad. Hodson
publicó The
Brotherhood of Angel and Men [La hermandad de ángeles y
hombres] en 1927,
que incluía enseñanzas sobre los ángeles de poder,
ángeles de sanidad, ángeles
de naturaleza, y así por el estilo. El libro
contiene oraciones para contactar
las varias órdenes de ángeles y anima a la
gente a levantar capillas para los
ángeles en sus casas. Su libro nunca es
abiertamente anti-cristiano, pero sí
toma la perspectiva de que todas las
religiones del mundo tienen metas
similares y todas son válidas.
868. Steiner y la antroposofía
La teosofía (véase 866) toma
su nombre de las palabras griegas que quieren
decir «dios» y «sabiduría». La
antroposofía se forma de las palabras para
«humano» y «sabiduría». El fundador
de la antroposofía, Rodolfo Steiner
(1861-1925) estaba metido en la teosofía,
pero creía (correctamente) que
esa ideología tenía demasiada influencia de las
religiones orientales. Quería
desarrollar una alternativa más cristiana (no que
la antroposofía podría
considerarse completamente cristiana, porque no lo es).
Steiner dijo mucho
acerca de Cristo, Dios, y los ángeles, pero sus escritos se
basaban mucho
más en sus propias especulaciones que en la Biblia. Enseñaba que
el
arcángel Miguel había triunfado sobre el Dragón en 1879 (cumpliendo la
profecía
de Ap 20), lo que quería decir que la humanidad ahora puede llegar
a ser más
espiritual. Los ángeles, decía Steiner, ayudan a guiar a la
humanidad hacia una
hermandad universal y nos enseñan a adquirir
nociones espirituales. La
antroposofía todavía existe, y muchos de los
escritos de Steiner son una parte
importante de la espiritualidad de la Nueva
Era.
869. Summerland
Los adeptos a la Nueva Era a
veces se refieren al más allá como «el cielo»
pero por un tiempo el término
«Summerland» [tierra de veraneo] fue
popular. El nombre procede de los escritos
del autor sueco Emanuel
Swedenborg (véase 393).
870. Repasos de la vida
Algunos que han tenido
experiencias de proximidad de la muerte (véase
382) informan experiencias
infernales, y no celestiales. En algunos casos
comparecen ante un juez o
jueces, en lo que llega a ser un «repaso de la
vida», que mira lo bueno y lo
malo en la vida de la persona y le cobra
cuentas por eso. (El juez puede ser
alguien que han conocido
personalmente, tal como padre o madre, o incluso un
personaje de
apariencia bíblica con un ropaje largo.) La gente que informa de
tales
experiencias dice que su «repaso de la vida» no tenía el propósito de
conducirlos a premio o castigo, sino que fue sólo para aumentar el
conocimiento
de sí mismos. Dando por sentado que las personas son
sinceras en cuanto a estas
experiencias, tenemos que hacer una pregunta
obvia: Si a la persona se la
considera responsable por sus errores, ¿por qué
no castigo? En efecto tales
experiencias dicen: «Fuiste malo en la vida, pero
después de todo eso no
importa».
871. La teoría de los ovnis
Hace varios años Eric von
Daniken logró un éxito de librería con su libro
Carros de los dioses. Todavía se le publica, para los que están
todavía
intrigados por la noción de que extraterrestres visitaron la tierra
hace siglos,
conduciendo a los terrícolas a creer en dioses, ángeles y
demonios. (De
paso, en la Biblia «los carros de Dios» se refiere a ángeles [Sal
68.17].) Los
que suscriben la «teoría de los ovnis» aducen que ciertos
encuentros
sobrenaturales en la Biblia, notablemente la visión del profeta
Ezequiel de
«seres vivientes» que eran tan extraños en apariencia, fueron en
realidad
encuentros con extraterrestres. Lo que la tradición cristiana cree que
fueron
ángeles eran, algunos dicen, visitantes de otras galaxias. ¿Posible? Más
probablemente la fascinación con extraterrestres de forma viva es un
síntoma de
un anhelo religioso en la sociedad. La gente quiere creer que
algo, o alguien,
está «allá afuera», pero no quieren el Dios moral, justo (y
que juzga) de la
Biblia.
872. Los gnósticos
La palabra procede del
griego gnosis, que quiere decir
«conocimiento».
Eran un grupo diverso, y sus creencias se desarrollaron antes,
y más tarde, a
la par, que el cristianismo. Los primeros cristianos se dieron
cuenta de que
constituían una amenaza para la doctrina y la moral cristianas.
En tanto que
nunca hubo un solo credo gnóstico que todo mundo subscribía,
habían unas
pocas creencias comunes. Generalmente, consideraban que la materia es
mala, y la mayoría creía que el mundo no fue creado por un Dios bueno
sino por
un ser inferior (y malo). Ponían gran énfasis en los «iniciados»
(ellos mismos,
naturalmente), «iluminados» que sabían y comprendían el
«conocimiento» secreto
que la mayoría de personas no podían captar. (Así
tenían una cualidad elitista
a la que el cristianismo se oponía, puesto que
Cristo era para toda persona.)
Los gnósticos, o muchos de ellos, hallaron
varios papeles para los ángeles, y
aun cuando los gnósticos incorporaron a
Cristo en sus creencias, Cristo tenía
que competir con los ángeles y los
varios otros seres cósmicos. Los escritos
gnósticos han adquirido nueva
vida conforme los seguidores de la Nueva Era los
han descubierto de nuevo.
873. Arcontes
Los gnósticos (véase 872)
fueron serios rivales para los primeros cristianos.
Crearon problemas
particularmente debido a que incorporaron muchas
creencias cristianas en su
propio sistema, confundiendo a muchas personas
que no podían distinguir entre
el evangelio cristiano y el estrafalario sistema
gnóstico. Los gnósticos
hablaba de arcontes como ángeles que
gobernaban
los cielos y el infierno. Son más como demonios que como ángeles,
llamándolos «Gobernadores de las tinieblas» y «Gobernadores de
injusticia».
874. Carl Gustav Jung (1875-1961)
Jung fue uno de los
psiquiatras más influyentes del siglo veinte. Jung atrae
a mucha gente
religiosa porque, a diferencia de muchos psiquiatras y
psicólogos, Jung creía
en Dios. Sus creencias nunca encajan con las de
alguna religión en particular,
sin embargo, y mezcló sus amplias lecturas de
mitología, misticismo, y su
propia experiencia próxima a la muerte después
de un ataque cardíaco. Jung
creía en los ángeles, no en el sentido usual, sino
como mensajeros de una
«conciencia más alta» a la suya propia. También
creía en la reencarnación,
diciendo que nuestras vidas nos hacen avanzar a
una conciencia más elevada.
ISLAM
875. Gabriel en el islam
Mencionado tanto en el
Antiguo Testamento y en el Nuevo, el ángel Gabriel
también es un personaje
importante en el islam. Allí tiene el nombre árabe
de Djibril. En lo que los
musulmanes llaman la «noche de poder», Djibril se
apareció a Mahoma y le ordenó
que recitara del libro que llevaba. Mahoma
se resistió, así que Djibril trató
de ahorcar a Mahoma, y finalmente
Mahoma cedió. Después Mahoma vio al ángel en
el aire, proclamándole:
«Oh Mahoma: Eres el mensajero de Alá, y yo soy
Djibril».
El libro
era, por supuesto, el libro sagrado de los musulmanes, el
Corán. Fue Djibril
quien dictó el Corán, en pedazos y retazos, a Mahoma.
El ángel más tarde tomó a
Mahoma en un caballo alado en la famosa
«cabalgata nocturna» a Jerusalén, y
luego a los siete cielos, en donde se
encontró con profetas tales como Moisés y
Jesús. Sólo Mahoma podía ver u
oír al ángel.
Mahoma,
árabe, había tenido contacto con judíos y cristianos, así que
no es sorpresa
que sabía sobre Gabriel o Djibril.
De paso,
el Corán mismo no da todos los detalles del visitante
angelical. La leyenda
musulmana ha suplido el nombre de Djibril y la
historia del ahorcamiento.
876. Adán y los ángeles musulmanes
Génesis nos dice que el
hombre fue creado a imagen de Dios. ¿Qué quiere
decir eso exactamente? La gente
lo interpreta de diversas maneras, pero
probablemente podemos convenir en que
la agresividad es un rasgo humano
que refleja la imagen de Dios. (Sólo Dios
puede crear de la nada, por
supuesto.
) La tradición musulmana dice que cuando Alá (el nombre
musulmán para Dios),
creó a Adán, ordenó a los ángeles que se sometieran
a él. Algunos rehusaron, considerando
a Adán como inferior a ellos. Alá
entonces invitó a los ángeles a que le
pusieran nombres a las cosas:
animales, plantas y así por el estilo, y no
pudieron, porque les faltaba
creatividad. Pero Adán pudo ponerle nombre a las
cosas. Cuando los
ángeles vieron que Adán tenía este poder creativo, quedaron
impresionados
y se le sometieron, todos, excepto un ángel llamado Iblis (que
quiere decir
«desesperanza»).
877. Iblis
En el islam Iblis (a veces
llamado Eblis) es el equivalente de Satanás. El
folklore islámico relata que
Iblis fue el más exaltado de los ángeles, pero
cuando Alá (Dios) creó a Adán y
les ordenó a los ángeles que le adoraran,
Iblis rehusó y fue arrojado del
cielo, junto con sus seguidores. Obviamente
esto es casi lo mismo que la tradición
cristiana de que el ángel Lucifer
desafió a Dios y fue arrojado del cielo junto
con sus seguidores.
878. Genios y ángeles
Obtenemos nuestra palabra genio del árabe jinn, que se refiere a los
espíritus parecidos a ángeles que pueden
ser malos o buenos. El más
famoso jinn del
mundo es, por supuesto, el que vivía en una lámpara y fue
muy generoso con
Aladino. El líder de todos los jinnes malos
es Iblis, el
implacable enemigo de la humanidad.
879. El cielo musulmán
Los musulmanes creen que los
justos, los que temen y honran a Dios,
pasarán la eternidad en el cielo. Pero
el cielo musulmán es un lugar mucho
más carnal que el cielo cristiano. El
Corán, el libro sagrado de los
musulmanes, indica que el cielo tendrá «jóvenes
con pechos turgentes»
como recompensa para los justos. La tradición musulmana
se refiere a estas
jóvenes como jouris. Cantan,
tocan música, y proveen placer sexual en un
escenario de hermosos jardines.
Cada hombre en el cielo tendrá setenta y
dos de ellas, con la virginidad de
ellas renovándose constantemente, y
nunca envejeciendo. (Las mujeres musulmanas
están en un cielo separado
de los hombres, así que no compiten con las jouris.) El cielo es un jardín
vasto,
con ríos agradables y árboles frondosos. Aun cuando en la tierra a los
musulmanes
les está prohibido beber vino, hay vino abundante en el cielo.
Una nota
compasiva en el cielo musulmán: Los pobres entrarán allí
quinientos años antes
que los ricos.
880. Yijad
Gracias a los medios de
comunicación masiva, la mayoría conocemos esta
palabra, que se aplica a la
«guerra santa» musulmana: Guerra o terrorismo
hecha en el nombre de Alá (Dios).
Aun cuando el profeta Mahoma enseñó
que convertir a las personas ganándoles el
corazón y la mente era lo mejor,
aprobó una yijad
usando la espada. Muchos extremistas musulmanes creen
que la «defensa de
Alá» justifica cualquier clase de violencia. Los
musulmanes que pierden su vida
en una yijad serán recibidos como
héroes
en el cielo musulmán.
881. Las lágrimas de Miguel
Según el Corán, el libro
sagrado musulmán, el arcángel Miguel (Mikail,
en
árabe) derrama lágrimas por los pecados de los fieles, y estas lágrimas
forman los ángeles conocidos como querubines. aun cuando los cristianos
probablemente no aceptarían estos fragmentos de ilusión, es un recordatorio
conmovedor del interés de los ángeles en nuestras obras en la tierra.
882. Animales en el cielo musulmán
Animales en el cielo (véase
2) es un tema discutido en el cristianismo. Los
musulmanes afirman que unos
pocos animales bíblicos selectos
definitivamente estarán en el paraíso: el
carnero que Abraham sacrificó para
Dios, la ballena que se tragó a Jonás, y la
paloma que le trajo a Noé una
rama de olivo.
HINDUÍSMO, BUDISMO, TAOÍSMO
883. Karma
Técnicamente, uno puede ser
hindú o budista y no creer en ningún dios. Por
esto, parcialmente, estas
religiones parecen tan atractivas a muchos no
asiáticos: Ningún Dios personal
vigilando las acciones de uno. La ley
impersonal de karma opera con justicia
perfecta: uno siega lo que siembra;
uno vive la próxima vida basado en lo que
hizo en esta.
Desafortunadamente, esto quiere decir que estas religiones son
literalmente
inmisericordes: No hay Dios ni Cristo como Juez, pero también no
hay ni
Dios ni Cristo como Salvador misericordioso.
884. Nirvana
Muchos creen que nirvana es
el nombre budista para el cielo. En tanto que
nirvana es el estado que el
budista espera alcanzar, no se parece en nada al
cielo cristiano. En tanto que
los cristianos en el cielo seguirán siendo
individuos distintos, y conocerán a
Dios como un Ser personal, el nirvana
es la aniquilación total de la
individualidad. Los espíritus de la gente se
funden en la fuerza universal,
dejando atrás sus cuerpos mortales y todos
sus accesorios. Antes de que se
pueda lograr esto, la gente debe
reencarnarse muchas, muchas veces.
885. La tierra pura
La mayoría de budistas creen
que el estado más elevado y mejor es el
nirvana (véase 884), en donde la
individualidad se esfuma, y el alma de la
persona se combina con el ser
universal. Esta inmortalidad impersonal no
apela a todo mundo, y muchos
budistas del Japón y otras partes creen en la
Tierra pura, algo más cercano a
la noción cristiana del cielo. Digno de
notarse: Las filosofías y religiones
que enseñan un más allá impersonal han
sido populares con la masa de la gente.
886. El infierno en el budismo
El budismo en el sentido más
estricto no tiene dios, ni juez final sobre las
vidas de las personas, lo que
probablemente explica por qué el budismo es
popular hoy en los Estados Unidos.
La gente que sólo husmea en el
budismo está pasando por alto algo: Tiene
infiernos, muchos infiernos, a
decir verdad. En tanto que el budismo enseña que
las almas de las personas
se reencarnan muchas veces (así que nada es realmente
final), las almas
también pasan
tiempo en el infierno por sus transgresiones. Varios escritos
budistas
describen con espeluznantes detalles los horrores de los muchos
infiernos. Los
castigos pueden ser «temporales» pero pueden durar por
siglos, no horas.
887. El imperio Jade
Un cielo bendito con un dios
gobernando que lleva cuentas de las obras del
hombre; suena familiar, ¿verdad?
En esta versión en particular (taoísmo
chino) el emperador Jade es el señor del
paraíso, que puede admitir a las
personas en su imperio Jade u obligarlas a que
se reencarnen en la tierra.
Los inmortales viven en un hermoso palacio rodeado
de jardines fragantes
con plantas encantadas, incluyendo un árbol de
inmortalidad. Sus frutos
conceden vida eterna a los que los comen.
GRIEGOS Y ROMANOS
888. Campos Elíseos
Los antiguos griegos, como
los antiguos hebreos, veían el más allá como
una especie de estado sin alegría,
semi consciente en el infierno, no un lugar
real de castigo, pero
definitivamente menos deseable que la vida en la tierra
(véase 891 [Hades]).
Sin embargo, se creía ampliamente que ciertas
personas especiales, los grandes
héroes tales como Aquiles y Odiseo,
residirían eternamente en un lugar
celestial, los campos Elíseos. Algunos
griegos creían incluso que todos los
buenos irían allá. Los términos
«campos Elíseos» y «Elíseo» pasaron al
vocabulario cristiano como
nombres alternos para el cielo. (Trivialidad: El
nombre de la famosa
avenida Campos Elíseos en París procede de este término.)
889. El río Estigio
Aquí tenemos una imagen de
la mitología griega que se abrió paso al arte y
literatura cristiana. Los
griegos creían que el Estigio era el río principal del
Hades, la tierra de los
muertos. Los muertos eran llevados en un
trasbordador por Caronte, y una vez
que estaba al otro lado, no había
regreso. A menudo se le llamaba el «río de
odio», y se decía que sus aguas
eran aborrecibles. Cuando uno de los dioses o
héroes griegos lanzaba un
juramente, juraba por el río Estigio.
Autores y
artistas cristianos se apropiaron del Estigio, diciendo que era
el río del infierno,
que los condenados tenían que cruzar antes de entrar en
las regiones
infernales. El adjetivo estigio procede
del mismo sustantivo, y
a veces se lo usa para decir «infernal» como en la
frase «tinieblas estigias».
890. El dios griego Pan
No todos los muchos dioses
griegos eran representados en forma humana.
Una notable excepción fue el dios
de los espacios amplios y abiertos, Pan.
A este dios indómito de las colinas y
bosques por lo general se le representa
teniendo cabeza y torso de hombre, pero
con piernas y cascos de cabra, y a
menudo con orejas y cuernos de cabra, y
barba. Su apariencia era similar a
la de los sátiros, dioses menores de lugares
agrestes, siempre mostrados
como traicioneros e incivilizados. Conforme al
cristianismo se esparcía, y
las antiguas creencias religiosas de Grecia
empezaron a desvanecerse, los
cristianos asociaron con los demonios a los
dioses paganos. Esto fue fácil
de hacer en el caso de Pan, dándole su
horripilante apariencia. Es posible
que la forma de Pan contribuyó de alguna
manera a la vieja imagen de
Satanás con cuernos, barba y pezuñas.
De paso,
la palabra pánico se deriva de su
nombre.
891. Hades
No hace mucho que la palabra
infierno casi ni se pronunciaba en
compañía
que exigía cortesía, y «Hades» se usaba como sustituto. La palabra
procede
del griego, y se refería al dios del mundo subterráneo (también
conocido
como Plutón) y al mundo infernal en sí mismo. Como gobernante de la
tierra de los muertos, Hades era un dios tétrico, aun cuando justo, y no
correspondía de ninguna manera al diablo de la doctrina cristiana. Tampoco
su
campo corresponde al infierno, aun cuando los pecadores
verdaderamente
horribles pueden sufrir castigos en el Hades, torturados por
la eternidad
debido a sus crímenes en la tierra. Pero el griego promedio no
esperaba sufrir
en el Hades; sólo estar allí, consciente, pero sin tener los
placeres que había
tenido mientras estaba en la tierra.
Los
griegos pensaban que el Hades estaba bajo tierra, o tal vez en
algún punto
distante en la tierra. Obviamente, la idea de estar bajo tierra se
desarrolló
del hecho de que los cadáveres estaban allí. Esta vieja idea fue
una obvia
influencia sobre la creencia tradicional como el infierno estando
«allá abajo».
(Véase 892 [Tártaro].).
892. Tártaro
Los griegos antiguos creían
que los muertos, tanto buenos y malos, iban al
Hades, un lugar de sombras,
tétrico, pero no realmente lugar de tormento.
Pero muchos griegos también
creían en un lugar peor, el tártaro, que era la
parte más baja del Hades.
Cercado por muros de bronce con puertas de
hierro, el tártaro era un lugar de
confinamiento para varios seres, tales como
los gigantes conocidos como
titanes, que se habían rebelado contra los
dioses.
Una forma
del nombre tártaro ocurre en el Nuevo
Testamento. El
griego original de 2 Pedro 2.4 habla de los ángeles que se
rebelaron contra
Dios y estaban en tartarosas,
«arrojados al infierno», como se traduce a
menudo. Obviamente Pedro daba
por sentado que sus lectores estaban
familiarizados con el tártaro como lugar
de confinamiento para los que se
rebelaban contra lo divino. Pedro no habría
creído en los dioses griegos o
en los titanes que se rebelaron contra ellos,
pero sí habría notado la
similitud entre esa historia y el relato cristiano de
los ángeles rebelándose
contra Dios y siendo arrojados del cielo.
893. Pitágoras (c. 500 a. C.)
Le recordamos hoy como el
matemático que concibió el teorema de
Pitágoras. Pero también fue filósofo, que
enseñaba que el alma humana
debe atravesar muchas reencarnaciones antes de
quedar libre y llegar al
cielo. Conforme la creencia en la reencarnación se ha
esparcido, se ha
señalado a Pitágoras como uno de los brillantes pensadores
griegos que
creían en ella.
894. Platón y el alma
La idea de un «cuerpo
espiritual» es difícil de captar o explicar. Incluso así,
esta es la clara
enseñanza del Nuevo Testamento. El creyente será
resucitado como una persona
completa, en un cuerpo glorificado similar (y
sin embargo diferente) al cuerpo
terrenal. La mayoría de personas, incluso
la mayoría de creyentes, lo ven en
forma diferente: El cuerpo muere, y el
alma (la parte espiritual) va al cielo o
al infierno. Esta era la creencia de los
griegos antiguos, y el filósofo Platón
explicaba que después de la muerte el
«alma desnuda» entraba en el ámbito espiritual,
con el cuerpo dejado a un
lado como inútil.
895. Las Furias
En la mitología griega las
Erinies, o Furias, eran diosas de la retribución,
enviadas a atormentar a los
criminales que habían logrado escapar de la
justicia humana. Eran criaturas
horripilantes con serpientes como pelo,
hostigando al ofensor y a la larga
enloqueciéndolo. Terribles como eran las
Furias, eran justas. Su apariencia y
papel como castigadoras probablemente
surtió algún efecto en lo que algunos
cristianos pensaban de los demonios y
de los tormentos del infierno.
896. La tierra de Dis
Una de las razones por las
que el cristianismo se esparció en el imperio
romano fue que la antigua
religión romana casi no ofrecía esperanza alguna
de un más allá feliz. Se han
hallado muchas tumbas romanas con
inscripciones desprovistas de toda esperanza
tales como «Yo no era, fui, ya
no soy, ni me importa». La religión romana
antigua enseñaba que los
muertos iban a Dis, un lugar triste de sombras, como
el Hades griego o el
Seol de los hebreos.
897. Cicerón (106-43 a. C.)
La mayoría de los antiguos
romanos no tenían ningún concepto claro de un
más allá. Pero el gran autor y
estadista romano Cicerón creía que después
de la muerte habría una reunión
gozosa con los seres queridos, sin temor de
que su comunión quede interrumpida
por la muerte otra vez. Muchos
eruditos cristianos han leído ampliamente a
Cicerón, y algunos creen que
era «un cristiano pre-cristiano» (es decir, un
pagano iluminado cuyas
creencias se acercaban mucho a las del cristianismo.)
LAS SECTAS
898. Los Testigos de Jehová y la eternidad
Los Testigos de Jehová son
aniquilacionistas: es decir, creen que el cuerpo
del malo muere, y eso es todo,
sin que haya castigo eterno. Los buenos
resucitan, los malos son aniquilados.
Desde que se
formó el grupo han estado esperando el Armagedón y el
establecimiento del reino
de Dios en la tierra. Este reino será gobernado por
Cristo por medio de 144.000
personas en el cielo, y gobernado en la tierra
por medio de un infinito número
de «Jonadabs». (En los primeros días, los
Testigos decían que sólo 144.000
personas se salvarían, pero cuando su
membresía sobrepasó esa cantidad [más de
tres millones ahora], dieron
lugar a la salvación de «otras ovejas», también
conocidas como
«Jonadabs». El número de 144.000 se basaba en la referencia a
los
«sellados» por Dios en Ap 7.
899. Los Testigos de Jehová y el ángel
Miguel
Notorios por su
evangelización de puerta en puerta, los Testigos se apartan
de la enseñanza
cristiana al afirmar que Jesús es inferior a Dios. Jesucristo
fue, dicen, el
ángel Miguel, existiendo en el cielo antes de tomar la forma
humana de Jesús.
Mientras era ángel, no tenía la inmortalidad garantizada
sino que tuvo que
ganársela al tomar forma humana y ser crucificado como
sacrificio por la
humanidad. Así como Miguel/Jesús no fue originalmente
inmortal, cualquier ángel
puede morir. Los ángeles malos tales como
Satanás definitivamente morirán.
900. Los Adventistas
Los varios grupos
adventistas empezaron en los Estados Unidos en los años
de 1840, originalmente
centrados alrededor de la expectación del retorno de
Cristo. Hoy los
principales grupos son los Adventistas del Séptimo Día
(conocidos por reunirse
los sábados, por supuesto), y la mucho más
pequeña iglesia Cristiana de
Adviento. Los adventistas son
aniquilacionistas, creyendo que los malos son
aniquilados, no castigados
por toda la eternidad en el infierno. También creen
en el «sueño del alma»
(véase 21).
901. La madre Ana y los tembleques
El movimiento empezó como un
grupo que se separó de los cuáqueros.
(Nótese la similitud de nombres.) La
«madre» Ana Lee de Inglaterra dirigió
a varios seguidores a establecerse en el
estado de Nueva York en 1774. El
nombre real del grupo era la Sociedad Unida de
Creyentes en la Segunda
Aparición de Cristo. Los miembros recibieron el apodo
de tembleques por
sus danzas extáticas en sus cultos. Los tembleques animaban
el hablar en
lenguas y creían en la sanidad divina. También eran célibes, lo
que
naturalmente limitó su membresía. La madre Ana basaba su creencia en el
celibato en las palabras de Jesús respecto a que los ángeles y los humanos
residentes en el cielo no se casan ni se dan en casamiento. Creía (como
muchos
cristianos que insisten en el celibato) que los humanos de esta vida
deberían
actuar como ángeles, lo que incluye el ser célibes.
902. Ángeles desincorporados y
reincorporados
Las enseñanzas del
mormonismo sobre los ángeles difieren radicalmente de
la creencia cristiana
tradicional. Hay, dicen los mormones, ángeles
desincorporados y reincorporados.
Los ángeles reincorporados son los que
fueron una vez seres humanos; fueron
humanos que murieron, llegaron a
ser almas desincorporadas, luego adquirieron
cuerpos a fin de aparecer en la
tierra. Los ángeles desincorporados, por otro
lado, nunca fueron humanos.
Existían en el cielo con Dios antes de la creación
del mundo. Algunos eran
divinos y buenos, pero algunos (Satanás y sus
seguidores) eran infernales,
habiendo rechazado el gobierno de Dios.
903. Ángeles en la ciencia cristiana
La religión fundada por Mary
Baker Eddy en los años de 1860 aduce que
Dios es Mente infinita, y que los
seres humanos son reflejo de esa Mente.
La materia no existe verdaderamente, y
tampoco el mal. Así que, ¿qué
papel podrían jugar los ángeles en una religión
así? La Sra. Eddy afirmaba
que los ángeles no son sino los pensamientos de Dios
que llegan a los seres
humanos.
TERRENO COMÚN CON EL
CRISTIANISMO
904. Guerra en el cielo: La historia
universal
En otros lugares de este
libro usted podrá leer sobre la tradición cristiana (y
judía) de Lucifer y sus
ángeles rebelándose contra Dios, haciendo la guerra,
y siendo arrojados del
cielo, después de lo cual llegaron a ser Satanás y su
horda de demonios. Esta
«guerra en el cielo» ocurre en otras religiones y en
la mitología. Algunos
cristianos tal vez repliquen: «¿Y qué? La historia
cristiana es única, y
también resulta ser verdad». Es cierto, pero tal vez esta
historia verdadera se
abrió paso a otras tierras, personas y sistemas de
creencias. Considérese los
mitos griegos: Los dioses del Olimpo tuvieron
que pelear y desterrar a los
horribles titanes, a quienes guardaban bajo llave
seguros en el mundo
subterráneo. Considérese la leyenda hindú, con su
antigua épica del salvador
Rama contra las fuerzas del rey demonio Ravana.
Considérese los mitos nórdicos,
con los dioses buenos luchando contra los
gigantes congelados al fin del mundo
(aun cuando en los mitos nórdicos ¡en
realidad ganan los malos!) En la religión
del zoroastrismo de Persia las
fuerzas del buen Dios Aura-Mazda hacen la guerra
con, y a la larga
conquistan, a las fuerzas del mal de Ahriman. Así como la
historia de Noé y
del diluvio se halla en varias formas por todo el mundo, así
hallamos la
familiar guerra de dioses contra demonios.
905. El infierno en otras partes
El cristianismo ha tomado
muchos golpes en años recientes, especialmente
por su creencia en el infierno.
Los críticos pasan por alto un hecho obvio:
Hay infierno en la mayoría de
religiones del mundo. Considérese una
religión de moda en la actualidad, el
budismo tibetano. Su muy antiguo
Bardo
Zodol (o Libro de los muertos) contiene horripilantes descripciones
de los
tormentos que les esperan a los malos en el mundo subterráneo. Las
torturas
duran interminablemente, porque un alma inmortal jamás puede ser
destruida. La
novelería en la religión incluye dejar fuera las partes que a
uno no le gustan.
906. Pintando el juicio final
El infierno ha llegado a ser
impopular en los círculos cristianos, pero en
épocas pasadas era un tema
favorito de los artistas cristianos. Las escenas
del juicio final siempre
mostraban ambos lados: los buenos entando en el
paraíso, los malos consignados
al infierno. Otras religiones han pintado sus
propias versiones del juicio
final. Los antiguos egipcios, por ejemplo,
mostraban al dios Osiris juzgando a
los muertos en su Salón de justicia.
Algunas religiones asiáticas muestran a
Yama, riguroso señor de los
muertos, juzgando a sus almas. Y hay muchos cuadros
musulmanes de Alá
separando a buenos y malos. Una pregunta lógica: Con esta
creencia en el
juicio final tan ampliamente extendida, ¿no es probable que sea
verdad?
907. La imagen de la escalera
Génesis 28 nos presenta la
famosa historia del sueño de Jacob, de una
escalera (o gradas) que llegaban de
la tierra al cielo. La imagen de la
escalera celestial aparece en muchas otras
religiones del mundo, incluyendo
algunas de las religiones nativas africanas.
Parece ser un anhelo universal:
Un deseo de ver alguna conexión entre nuestro
mundo y el mundo de lo
divino.
908. Los rollos del Mar Muerto
Estos antiguos rollos,
descubiertos en una cueva en 1947, han asombrado a
los eruditos con su riqueza
de información sobre un grupo judío conocido
como los esenios. Los rollos dicen
mucho sobre los ángeles (mucho más
que lo que nos dice el Antiguo Testamento).
Según los rollos, el aleteo de
los ángeles crea su propia música gozosa en el
cielo. En el futuro habrá una
gran batalla entre los «hijos de la luz» y los
«hijos de las tinieblas». Los
buenos triunfarán, y todos los enemigos,
incluyendo al diablo, serán
derrotados.
909. Tántalo
Mientras estaba en la
tierra, Tántalo, de la mitología griega, había cometido
una atrocidad contra
los dioses. Su castigo en el mundo subterráneo fue
tener comida y bebida justo
a su alcance pero se le retiraba cada vez que
trataba de alcanzarlo. La idea de
verse eternamente privado de lo que uno
desea se abrió paso a las creencias
cristianas en cuanto al infierno.
910. Hércules
En los primeros días del
cristianismo muchos creyentes trataron de
relacionar los mitos griegos y las
verdades cristianas. En el mito griego,
Hércules, un hombre fuerte semi divino,
logró lo que algunos pensaban que
era imposible: Triunfó sobre Cerbero, el
perro monstruoso que guardaba la
entrada al Hades para impedir que la gente se
escape. Algunos cristianos
dijeron que el mito de Hércules fue un «vistazo
previo» de Cristo, quien
rescató a la gente del infierno al conquistar el
pecado.
911. Guardianes a la puerta del infierno
Presumiblemente nadie quiere
quedarse en el infierno, así que en la religión
popular y la mitología el
infierno siempre tiene algún tipo de monstruo
guardando la entrada. Para los
griegos era Cerbero, un gigantesco perro de
tres cabezas, y para los nórdicos
era Garm. El cristianismo no tiene
enseñanza oficial de una bestia así, pero
los autores y pintores cristianos a
menudo han mostrado la misma puerta del
infierno en forma de bestia,
como una boca abierta con colmillos que impide que
la gente escape.
912. Yama
Muchos asiáticos creen en
Yama, un rey demonio verde con ojos rojos y
colmillos, acompañado de dos perros
monstruosos. A veces se le describe
como llevando un collar de calaveras
humanas. Es el juez de los muertos, a
quienes puede enviar a uno de sus
infiernos, o de regreso a la tierra para
otra vida. Aparte del factor de la
reencarnación, lleva una aguda semejanza
al concepto cristiano de Satanás.
913. Cernunos
Hay varias razones para
pintar a Satanás con cuernos, siendo una de esas
influencias Cernunos, el dios
céltico del mundo subterráneo, al que se lo
pintaba de esta manera. (Su nombre
quiere decir «cornudo».) Conforme el
cristianismo se esparció por las regiones
célticas, tales como Bretaña, los
misioneros naturalmente identificaron a
Satanás con esta horrible deidad.
Cernunos no es ni con mucho el único
personaje parecido a Satanás a quien
se muestra con cuernos.
914. Ghede
La atribulada tierra de
Haití contiene una extraña mezcla de práctica
católico romana y vudú. En las
leyendas de vudú, Ghede es una especie de
Satanás, y con un aspecto distintivo:
anteojos oscuros, sombrero de copa, y
sobretodo largo y negro. Puede llevar a
la gente al infierno, pero también
puede resucitar a los muertos, haciéndolos
zombis. Ghede es uno de los
miles de Satanás en las religiones folklóricas del
mundo, recordándonos que
Satanás (bajo cualquier nombre) es una cosa fija en la
conciencia humana.
915. Hahdwehdaetgah
Cuando los europeos llegaron
a Norte América, descubrieron que la
mayoría de los nativos ya creían en alguna
forma de Satanás. Los iroquíes,
por ejemplo, creían en esta figura del diablo
con un nombre largo e
impronunciable. Regía sobre los muertos en un mundo
subterráneo
horrendo, y trabajaba para derrocar a su hermano gemelo, el dios
bueno.
¿Suena familiar?
916. Cupay y otros diablos
Conforme los misioneros
cristianos evangelizaban el globo, una parte de su
misión fue relativamente
fácil: Convencer a la gente que el diablo existe. La
mayoría de culturas, donde
quiera que se hallen, tienen algún concepto de
un diablo (o varios), un enemigo
implacable que atormenta a los seres
humanos, los lleva a hacerse daños unos a
otros, y a la larga los lleva al
infierno. Los incas de América del Sur creían
en tal enemigo, Cupay, dios
de los muertos. Los misioneros católicos romanos
rápidamente identificaron
a Cupay con Satanás.
917. Feliz terreno de cacería
Los indígenas
estadounidenses creían en el más allá, por lo menos para los
buenos (y buenos quería decir «valientes en la
batalla» en lugar de
«moral»). El más allá sería una versión idealizada del
paisaje
estadounidense sin enemigos contra quienes luchar, pero con abundancia
de
animales para cazarlos eternamente. «Feliz terreno de cacería» pasó al
vocabulario como otro nombre para el cielo.
ALGUNOS ESCÉPTICOS CRISTIANOS
918.
Juan Escoto Erigena (c. 810-c. 877)
Este controversial teólogo
nació en Irlanda (que es lo que quiere decir el
nombre Erigena) pero se ganó su reputación en el imperio de Carlomagno.
Fue un escéptico que parecía respetar la lógica más que la revelación de la
Biblia. En la Edad Media, cuando la gente que no creía en el infierno rara
vez
lo decía (por temor a que lo castigaran por hereje), escribió que no
había
ningún infierno eterno, y que cuando se lo menciona en la Biblia se
refiere
sólo al remordimiento que siente una conciencia culpable. El cielo
no es un
lugar sino el gozo de la visión divina. Pero como muchos que no
creen en el
infierno, pensaba que la creencia en el infierno era «útil» para la
iglesia,
porque sin ella muchos simplemente podrían poner a un lado la fe, y
su moral se
arruinaría.
919. Enrique More (1614-1687)
More fue miembro de un grupo
intelectual conocido como los Platonistas
de Cambridge. La mayoría de ellos
aducían ser cristianos, pero les
fascinaban los filósofos griegos y sentían que
esa filosofía y el cristianismo
podían unirse en una religión perfecta y
«racional». En su libro
Inmortalidad del
alma, More rechazó el concepto bíblico de un cuerpo
resucitado y
glorificado e insistió que el cielo es un estado puramente
espiritual (noción
que los griegos hubieran aprobado). Como la mayoría de
filósofos, pensaba del
cielo como un lugar que los filósofos disfrutarían.
920. Dios rompiendo su palabra
En los años 1700, la era
llamada de las Luces, el escepticismo en cuanto al
cristianismo hacía su agosto
entre los intelectuales, e incluso afectó a los
clérigos. Notablemente en la
iglesia de Inglaterra la creencia en cuanto al
cielo y especialmente en cuanto
al infierno estaba desvaneciéndose. Un
notorio predicador le dijo a la reina
Ana que aun cuando la Biblia enseñaba
que el infierno es eterno, probablemente
era nada más que la manera en que
los autores bíblicos martillaban la
importancia del arrepentimiento. Aun
cuando era derecho de Dios castigar
eternamente a los hombres, Dios era
libre para romper su palabra y hacer del infierno
nada más que un castigo
temporal.
921. Juan A. T. Robinson
El obispo Robinson de la
iglesia de Inglaterra fue «el Sr. Liberal» después
de la publicación de su
libro en 1963, Honest to God [Palabra
de honor].
Este libro popular fue ampliamente amado y detestado, y el intento
de
Robinson de «actualizar» las creencias cristianas fue recibido tanto con
hurras como con sorna. Habría de esperarse que Robinson, como liberal
teológicamente, esquivara la creencia en el infierno. Así, así, pero ni tanto.
Robinson decía que después de la muerte todos vamos a estar con Dios, que
para
algunos será el cielo, pero no así para otros. Para los que han vivido su
vida
egoístamente, estar en la presencia de Dios será doloroso.
922. Rudolf Bultmann (1884-1976)
Demitologizar fue la palabra que hizo a Bultmann famoso. Este
influyente
teólogo alemán dijo que había que «demitologizar» al Nuevo
Testamento y
sus muchos milagros, volviendo a relatarlos en términos que el
hombre
moderno podría aceptar. Dicho en otras palabras, Bultmann prácticamente
desechó las partes milagrosas de la Biblia, incluyendo cualquier creencia en
el
más allá. Aducía no creer en el cielo, pero le respondió a un
entrevistador:
«Uno siempre puede esperar».
923. La teología de la liberación
¿Por qué buscar un cielo
cuando uno puede transformar la tierra en una
utopía? Esa pregunta fue la
fuerza impulsora detrás de la teología de la
liberación, movimiento teológico
popular en las décadas de los sesenta y
setenta. Como todo mundo ahora admite,
fue más influida por el marxismo
que por la Biblia. Los teólogos de la
liberación restaban importancia a las
enseñanzas del Nuevo Testamento sobre la
misericordia, bondad y el
perdonar a los enemigos y, en lugar de eso, enfocaban
en la liberación
política, libertando a la gente de la opresión así como Dios
libertó a los
israelitas en Éxodo. Los que criticaron a la teología de la
liberación
recalcaron que Éxodo muestra a Dios como Libertador pero que los
israelitas mismos no usaron violencia para su liberación; en tanto que los
teólogos de la liberación condonaban la violencia. Conforme el marxismo
declinaba en popularidad, lo mismo la teología de la liberación. Su
influencia
subsiste entre los que sostienen teología liberal, quienes prefieren
una utopía
en lugar del cielo.
SECULARISMOS CONTRA RELIGIÓN
924. Las Luces
En los años 1700 muchos,
particularmente intelectuales, empezaron a poner
más fe en la capacidad humana
que en el cristianismo y en la Biblia. Los
filósofos de las Luces recalcaban el
razonamiento humano, que podía servir
como mejor guía para la vida que la
Biblia y la iglesia, que eran
«supersticiosas». Muchos líderes de las Luces se
llamaron «deístas»,
creyentes en Dios, pero un Dios que prácticamente dejó a la
humanidad
librada a sus propias fuerzas. Se veía a Cristo como un maestro
moral, no
como el Salvador de la humanidad. El pecado, decían los
intelectuales, no
era el problema del hombre; la ignorancia lo era. Algunos de
ellos creían en
el más allá, algunos no. Por supuesto, de los que creían, la mayoría
no creía
en el infierno, o si creían, pensaban que era sólo temporal. Tales
escépticos
no creían para nada en ángeles ni en demonios. Autores tales como
Voltaire
ayudaron a popularizar el pensamiento de las Luces. Fue una poderosa
influencia en los padres fundadores de los Estados Unidos, particularmente
Benjamín Franklin y Tomás Jefferson.
925. Deísmo
Muchos pensadores de las
Luces (incluyendo Tomás Jefferson y Benjamín
Franklin) se consideraban deístas, creyendo en un Dios que creó el
mundo y
prácticamente lo dejó librado a su propia suerte. Muchos deístas, (pero
no
todos, por cierto) creían que el cielo y el infierno eran reales, pero que
el
destino eterno de uno se basaba en las obras de uno, y no en las creencias
religiosas. Gente de cualquier credo podía ser salva, y no había lugar para el
mensaje salvador único de la Biblia. El poeta Alejandro Pope,
nominalmente
católico romano pero realmente deísta, tomó la noción típica
de que todas las
religiones son muy parecidas. En su poema «La oración
universal», oraba al
«¡Padre de todos! ¡En todo edad, en todo clima
adorado, Por santos, por
salvajes, y por sabios, Jehová, Jove o Señor!» Pope
parecía tener la misma
creencia que Lino de la tira cómica «Carlitos»: No
importa lo que creas, con
tal de que seas sincero.
926. «Opio de los pueblos»
Karl Marx, fundador del
comunismo, fue un ateo que llamó a la religión «el
opio de los pueblos». Quiso
decir que la religión, al darle a la gente
consuelo espiritual y una creencia
en el más allá, les impedía empezar
revoluciones y cambiar el mundo que les
rodeaba. Marx soslayó un hecho
básico: La gente necesita un opio espiritual, y la esperanza del cielo es la
mejor.
Vale la pena notar: La gente que puso su fe en el comunismo quedó
extremadamente desilusionada, y algunos han pensado que la religión fue
una
opción más sabia.
927. Utopía
Sir Tomás More (1478-1535),
canciller de Inglaterra que fue decapitado por
desafiar al rey Enrique VIII,
escribió este libro popular sobre una sociedad
ideal. El título del libro pasó
al idioma como queriendo indicar tal sociedad,
un «cielo en la tierra». More
era cristiano, y es apropiado que utopía quiere
decir, en griego, «ningún
lugar», porque More en realidad no creía que una
sociedad así de perfecta podía
existir algún momento en la tierra. Cientos de
autores y planificadores
sociales han pensado lo contrario, pero sus planes
para la utopía siempre
fracasan (debido al egoísmo de la naturaleza
humana). Los que buscan la utopía
por lo general menosprecian a los
cristianos creyendo que están demasiado
preocupados por el mundo
venidero y no lo suficiente con el presente. Los
cristianos pueden
replicarles a los buscadores de la utopía con una dolorosa
verdad: Las
utopías no resultan, jamás han resultado y jamás resultarán. (Para
detalles,
mire a los crédulos de la utopía que nos dieron el comunismo, la
revolución
francesa, y así por el estilo.)
928. La inmortalidad de la influencia
¿Pasa la gente la eternidad
en el cielo o en el infierno, o simplemente
mueren y se pudren? La mayoría de
seres humanos prefieren algún
concepto de inmortalidad a no tener ninguno. Una
noción común entre los
intelectuales es que vivimos vía nuestra influencia en
generaciones
posteriores; una «inmortalidad de influencia». Visto de esta
manera, los
«inmortales» incluirían a Jesús, y también a Mahoma, Platón,
Aristóteles,
Shakespeare, Washington, Lincoln; pero también Freud, Darwin,
Marx,
Stalin, Mao, y muchos otros que no merecen que se los mencione (La
influencia puede ser buena o mala, obviamente.) El autor victoriano Jorge
Elliot, escéptico en cuanto a la religión, expresó esta noción en un poema:
«Que pueda unirme al coro invisible, De los muertos inmortales que viven
otra
vez, En las mentes que mejoran por su presencia». Suena encantador,
¿verdad?
Pero no es mayor consuelo en la vida ni en el lecho de muerte. El
cristianismo
tiene mucho más para ofrecer, sin descartar la inmortalidad de
la influencia.
929. Inmortalidad impersonal
Algunas religiones del
mundo, así como algunas creencias modernas
respecto al más allá, enseñan que la
inmortalidad es impersonal. Una
persona muere (tal vez después de varias
reencarnaciones) y es absorbida
por el Absoluto, el Uno (tal vez llamado Dios,
pero no el Dios personal de
la Biblia). Siendo absorbidos, perdemos nuestra
individualidad como una
gota de lluvia en el océano pierde su singularidad. En
tal más allá
obviamente no hay memoria, ni conciencia de «yo», ni sentido de
propósito
o destino individual. En otras palabras, es casi lo mismo que ser
aniquilado.
El hinduismo y el budismo tienden en esta dirección, y apelan a
muchos
contemporáneos (¿tal vez porque el destino individual puede incluir el
rendir cuentas de los pecados individuales de uno?).
17
Palabras y frases
930. Pandemonio
Usamos esta palabra para
indicar una batahola desbocada, caótica. La
palabra fue inventada por el poeta
inglés Juan Milton. En El paraíso
perdido, su poema épico sobre Satanás y la tentación de Adán y Eva,
Milton
llamó Pandemonio a la capital del infierno, el lugar de morada de
los demonios.
La palabra procede del griego pan («todo»)
y daimon
(«demonio»); así, pandemonio
es el «lugar de todos los demonios».
931. Anatema
Esto se refiere a algo
horrible o maldito. Es una palabra aramea del Nuevo
Testamento, y que Pablo usó
para referirse a la maldición sobre los no
creyentes cuando el Señor vuelva a
la tierra. «El que no amare al Señor
Jesucristo, sea anatema. El Señor viene»
(1 Co 16.22). Algunas versiones
traducen las dos palabras griegas, anatema maranata, como una sola frase:
«maldito cuando el Señor viene». Con el paso del tiempo la iglesia católico
romana «pronunciaba una anatema» sobre la persona a quien excomulgaba,
es
decir, la expulsaba de la iglesia oficial, y se suponía que esa persona
estaba
destinada al infierno.
932. Séptimo cielo
Siete es uno de los «números
sagrados» de la Biblia, y siempre un número
«bueno» que sugiere bondad,
carácter de completo. Hay siete días en la
semana (con el séptimo siendo el
sabath, el día santo), y numerosos otros
sietes. Siete todavía es, después de
todos estos siglos, un número «de la
suerte». Incluso personas que nunca han
leído la Biblia probablemente
saben que «el séptimo cielo» quiere decir «el
mejor lugar en donde estar».
¿Menciona la Biblia cuántos cielos hay? No. Pero
el apóstol Pablo sí
menciona en 2 Corintios 12.2 que conocía a un hombre (puede
haber estado
refiriéndose a sí mismo) que fue «arrebatado al tercer cielo». ¿En
cuántos
cielos creía Pablo? No tenemos ni idea. Pero había una tradición judía
de
que habían siete cielos, siendo el séptimo el más alto y mejor.
933. En la novena nube
Siete es un número «santo»
en la Biblia, pero nueve no está mal, tampoco.
En La divina comedia de Dante, hay nueve (no siete) cielos, estando el
noveno más cerca de Dios. De alguna manera «el noveno cielo» pasó al
idioma
como «la novena nube», queriendo decir «un maravilloso lugar en
donde estar».
934. «Paraíso de tontos»
La frase «paraíso de tontos»
se refiere a alguien que está en mala situación
pero piensa que todo marcha a
pedir de boca. Hace siglos muchos creyentes
creían que había un paraíso de
tontos, una región a donde iban los débiles
mentales después de la muerte.
Puesto que tales personas no son
responsables por sus hechos en la tierra, no
merecen el infierno, pero
tampoco merecen el pleno gozo del cielo tampoco, así
que residen
eternamente en una especie de «suburbio» del cielo. Milton habla de
esta
región en su Paraíso perdido (Véase
935 [Limbo].)
935. Limbo
Antes de que fuera nombre de
un baile caribeño alocado, el limbo se refería
a una región en donde las almas
descansan después de la muerte. El nombre
procede del latín limbus, que quiere decir «tierra
fronteriza». Los primeros
cristianos se quedaron perplejos ante una pregunta
obvia: ¿Qué sucedió con
los justos que vivieron antes de Cristo? Puesto que no
han puesto su fe en
Cristo (aun cuando no por culpa suya), ¿quería decir que
iban al infierno?
Algunos decían: «Ay, sí». Pero algunos decían que había un
limbo, un lugar
para los justos pre-cristianos que no merecían el infierno, pero
que también
no podían ser admitidos al cielo, puesto que no eran cristianos.
(Vale la
pena notar: Oficialmente la Iglesia Católico Romana concede el título
de
«santo» sólo a cristianos, pero la iglesia ortodoxa oriental también se lo
concede a varios personajes del Antiguo Testamento, así que los ortodoxos
tienen un San Moisés, San Elías, y así por el estilo.) Algunos cristianos
creían que en el limbo estarían no sólo los santos del Antiguo Testamento,
sino
también los justos entre los paganos, tales como el filósofo Sócrates.
En su Divina comedia, el poeta Dante ubica al
limbo cerca del infierno,
pero no parte realmente del infierno. (Véase 934
[Paraíso de tontos], 11
[¿Qué de los infantes?].)
936. Jeofen
La palabra en inglés heaven (cielo) procede del vocablo
anglosajón (antiguo
inglés) jeofen, que
no quería decir otra cosa que «el firmamento». La
palabra en sí misma no tiene
significado teológico, pero como muchas
personas alrededor del globo, los
anglosajones asociaban el firmamento con
la divinidad.
937. La diosa Jel
La palabra hell [infierno] del inglés procede de
una palabra anglosajona
muy antigua, jelan,
que quiere decir «esconder». (Así el infierno es un
«escondrijo».) Pero
otra palabra relacionada era Jel, nombre
que los
vikingos le pusieron a su diosa de la muerte y del mundo de abajo. Con
el
tiempo el nombre llegó a aplicarse al mundo inferior en sí mismo (así como
el nombre del dios griego del mundo subterráneo, Hades, se llegó a aplicar
a
esa región). En el área que hoy se conoce como Alemania el nombre de
esta diosa
fue Jelia. Interesantemente, el Jel
de los vikingos era frío, no
caliente. (Tal vez en su clima frío un infierno
caliente hubiera sonado como
agradable, no aterrador.) La diosa Jel misma era,
naturalmente, horrible, con
una mitad color carne, pero la otra mitad como
cadáver y pudriéndose.
938. Infernal
Infernus es la palabra en latín para el infierno. Note las palabras en estos
idiomas: Español: infierno; francés: enfer; italiano: inferno.
939. Empíreo
Empíreo es otra para «celestial». Los cristianos a veces usan «el
empíreo«
para referirse al cielo, pero también puede referirse al cielo más
alto, la
«región de luz pura». Los elevados cielos rasos y ventanales del las
grandes
catedrales tenían sin duda la intención de hacer que los asistentes
recordaran «el empíreo».
940. «... Donde los ángeles temen pisar»
Probablemente una de las
líneas más citadas de la literatura inglesa es «Los
necios corren donde los
ángeles temen pisar», manera poética de decir que
la gente a la que le falta
sabiduría o discreción intentará cosas de las que el
sabio (sabio como los
ángeles) se mantendrá alejado. La línea suena como
Shakespeare, y la mayoría la
atribuye a él, pero pertenece en realidad a
Alejandro Pope, y se halla en su
ensayo Essay on Criticism [Ensayo
sobre
crítica].
941. Valle de lágrimas
La Biblia promete que Dios a
la larga limpiará toda lágrima de sus fieles (Is
25.8; Ap 21.4). En el cielo no
hay lágrimas, pero mientras tanto este mundo
presente es un «valle de llanto» o
«valle de lágrimas», frase que ha pasado
al uso común. La frase procede de una
traducción errada del Salmo 84.6,
que quiere decir «Valle de Baca»; algunas
traducciones dicen «valle de
lágrimas», y esta pintoresca frase llegó a
significar «el mundo», el lugar
donde todas las personas, incluso los santos,
deben sufrir su parte de llanto.
942. Día del juicio
Se refiere al día del juicio
final, cuando las personas darán cuenta de sus
obras y serán asignadas al cielo
o al infierno.
943. Abogado del diablo
Usada a la ligera, esta
frase se refiere a alguien que se pone del lado
impopular de algún asunto. A la
verdad, se refiere a una persona que juega
un papel clave en el proceso de
canonización (hacer a una persona santo
oficial) en la Iglesia Católico Romana.
Para prevenir que alguna persona
indigna sea hecha santo, la Iglesia Católico
Romana nombra a alguien a que
investigue los defectos (si acaso alguno) en la
vida del candidato a santo. A
esta persona se le llama genéricamente «abogado
del diablo», basado en la
noción bíblica de Satanás como el «acusador del
pueblo de Dios».
(También, piense en Job: Dios estaba complacido con la
santidad de Job,
pero Satanás se asomó y dijo: «Ah, no es tan maravilloso como
piensas...»)
944. «Suficiente como para hacer llorar a
los ángeles»
Algo supremamente insensato
es «suficiente como para hacer llorar a los
ángeles». La frase procede de Measure for Measure [Medida por medida]
de Shakespeare: «Hombre orgulloso..., Juega trucos tan fantásticos ante el
alto
cielo, Como para hacer llorar a los ángeles».
945. «El diablo cuida de los suyos»
Los buenos no siempre han
logrado éxito (según los estándares del mundo)
y los malos a menudo triunfan
(temporalmente). La antigua expresión «El
diablo cuida de los suyos» es cierta,
pero no eternamente.
946. «Se desató el infierno»
La frase procede del libro
IV del poema épico de Juan Milton El
paraíso
perdido, en donde Satanás y sus demonios son personajes
importantes. Es
posible que la frase ya estaba en uso cuando Milton la incluyó
en su obra
maestra.
947.«Más vale diablo conocido...»
Entera, la frase familiar es
«Más vale diablo conocido que bueno por
conocer». En otras palabras, el mal que
no hemos experimentado puede ser
peor de lo que ya conocemos. La frase puede
remontarse a la Edad Media.
948. Diantres y otras cosas peores
En tiempos pasados la gente
tomaba más en serio el mentar el nombre de
«Dios», «Jesús» o «el diablo».
Siguiendo las normas bíblicas, los cristianos
no deben usar el nombre de Dios
en vano. Sin embargo, en nuestros países a
veces abundan las exclamaciones a la
ligera que incluyen «Jesús» y «Dios».
A veces se dice «Diez» en expresiones
fuertes para no decir «Dios» y
«diantre» para no decir «diablo».
949. Tierra de Beula
Un antiguo canto evangélico
sobre el cielo se titula en inglés «Morando en
la tierra de Beula». Sí, en
inglés Beula es nombre de una mujer, pero el
canto toma el nombre Beula de
Isaías, quien profetizó que la tierra de Israel
un día se llamaría Beula, que
es expresión hebrea que significa «casada» (Is
62.4). ¿Cómo se «casa» una
tierra? Vez tras vez el Antiguo Testamento
habla de Dios como «esposo » de
Israel. A los primeros cristianos les gustó
esta idea, y también aparece en el
libro final de la Biblia, Apocalipsis, que
habla de la Nueva Jerusalén como
novia preparada para su esposo (Ap
21.2).
950. La tierra prometida
Israel era la tierra
prometida, «prometida» porque cuando Dios llamó a
Abraham de la tierra pagana
de Ur, prometió Canaán (más tarde llamada
Israel) a los descendientes de
Abraham (Gn 12.7). Su residencia en la
región terminó cuando Jacob y sus doce
hijos se mudaron a Egipto para
escapar de la hambruna. Éxodo relata que los
descendientes de Jacob
vivieron pacíficamente en Egipto hasta que los egipcios
los esclavizaron.
Moisés los guió a regresar de Egipto a Canaán, viaje que les
llevó cuarenta
años.
Los
primeros cristianos leyeron y amaron el Antiguo Testamento, y
tomaron las
viejas promesas respecto a la tierra prometida y las
espiritualizaron; es
decir, parecía obvio que la tierra de Israel no era el
destino último para el
pueblo de Dios (puesto que el cristianismo se estaba
esparciendo por todo el
mundo), así que tomaron que la tierra prometida era
el cielo.
951. Canaán
Muchos himnos se refieren a
la tierra de Canaán. «Canaán» en el Antiguo
Testamento se refiere al área
general ocupada por los israelitas,
aproximadamente la misma área ocupada hoy
por la nación del Israel.
Como con la «tierra prometida», los cristianos
adoptaron el nombre Canaán
y le
dieron un significado nuevo, espiritual: el cielo. Así como Dios en el
Antiguo
Testamento había designado Canaán como hogar de su pueblo
escogido (los
israelitas), así el cielo es la «Nueva Canaán» para su pueblo
escogido (los
cristianos). Cuando un antiguo himno habla de estar «camino
a Canaán» se
refiere al hogar en el cielo.
952. Cruzando el Jordán
Había y hay un río Jordán
real en Israel, aun cuando muchos turistas aducen
que deberían llamárselo más
bien «arroyo» antes que «río». Figura en
varias historias importantes del
Antiguo Testamento, tal como los israelitas
cruzándolo mientras estaba
desbordado (Jos 3), milagro similar al Mar Rojo
que se abrió, en el libro de
Éxodo. El cruce fue importante para los
israelitas porque significaba que en
realidad habían entrado a Canaán, la
tierra que Dios les había prometido.
Debido a que «cruzar el Jordán» quiere
decir «entrar en Canaán», los primeros
cristianos espiritualizaron la historia
de esta manera: Morir es la manera en
que entramos en el cielo (la «tierra
prometida»), así que la frase «cruzar el
Jordán» se refiere a morir.
Otra
historia destacada: El profeta Elías, quien golpeó el río con su
mano y luego
lo cruzó por tierra seca poco antes de ser llevado al cielo en
un carro de
fuego (2 R 2). Como con la historia en el párrafo anterior,
«cruzar el Jordán»
quiere decir morir, entrar en el cielo.
953. «Se fue al oeste»
«Irse al oeste» es un viejo
argot para «morir», pero más propiamente quiere
decir «ir al cielo». Muchas
religiones en todo el mundo asocian el oeste con
el cielo, probablemente porque
el sol se pone por el oeste. (La puesta del sol
equivale a la muerte.) Algunos
de los indígenas estadounidenses hablaban
del cielo como la Tierra donde se
pone el sol.
954. Ghoul [Demonio necrófago]
Esto se refiere a un demonio
o fantasma de apariencia horripilante. Ghoul
en inglés procede del árabe ghul, criatura
que roba tumbas y come
cadáveres. Los ghouls, de varias formas, reciben
diferentes nombres, y son
una parte recurrente en religiones en todo el mundo.
No tienen lugar en el
cristianismo, pero las obras de arte que muestran el
infierno a menudo
pintan a personas en el infierno como demonios necrófagos, de
apariencia
espeluznantes.
955. «Yendo al infierno en una canasta»
Esta expresión común es en
realidad el otro lado de una más antigua:
«Yendo al cielo en una canasta». El
original quería decir que uno tenía la
vida fácil; es decir, una persona que
llevaba una «vida encantadora» parecía
estar «yendo al cielo en una canasta».
956. Camino al infierno
«El camino al infierno está
pavimentado con buenas intenciones», es un
refrán que se usa comúnmente, pero
¿quién lo dijo primero? El autor inglés
y compilador de diccionario Samuel
Johnson dijo que «el infierno está
pavimentado con buenas intenciones», y de
alguna manera «el camino a»
fue añadido más tarde. Refleja una idea cristiana
básica: La gente puede
hacer mucho mal mientras piensa que está haciendo el
bien.
957. Visita de ángeles
Los británicos usan esta
frase para referirse a las visitas sociales raras y/o
breves, como en «Juan
casi ni va a ver a su pobre madre, y le hace apenas
visitas de ángel». Es
equivalente a la frase castellana «visita de médico». La
frase se basa en la
idea de que las visitas de los ángeles a los humanos (la
mayoría de los
humanos, de todas maneras) son breves y raras.
958. Angélica
¿Legumbre de Islandia? Es la
angélica, aun cuando en la mayor parte del
mundo es una hierba, no una
legumbre. Esta hierba aromática se la usa para
dar sabor y también en perfumes.
El aroma «celestial» de la planta llevó a
que se le pusiera el nombre de
ángeles. El encantador nombre también se
usó para una forma de instrumento
musical conocido como laúd, popular en
el siglo diecisiete.
959. Cabello de ángel
Las obras de arte a menudo
muestran ángeles con cabello humano normal,
pero a veces se los muestra con
cabello de oro u otro metal, o pelo de
extraordinaria textura fina. Así
«cabello de ángel» se aplica a un tipo de
fideo muy delgado, y también a una
tela muy fina, como tela de araña, que
se cuelga en los árboles de Navidad.
960. Polvo de ángel
No hay nada de celestial en
la droga feniclidina, a la que se ha llamado
«polvo de ángel» desde fines de la
década de los sesenta. Es cierto que se
ha sabido que la gente que usa esta
droga aduce ver ángeles, así como
demonios, elefantes rosados, casas flotantes,
camellos volando, y muchas
otras cosas.
961. Pez ángel
Los artistas a veces pintan
ángeles como humanos de forma general, pero
debido a que los ángeles son
celestiales, los artistas pueden dar rienda suelta
a los colores y vestidos.
Debido a que los ángeles a menudo están vestidos
en ropas brillantes, como
joyas, el nombre «pez ángel» se ha aplicado a
varias especies de peces. Las
especies de colores brillantes comunes en
arrecifes de coral pertenecen al
género angelictus (griego para «pez
ángel»).
Curiosamente, los peces ángeles de los acuarios caseros, de color
plata con
franjas negras, probablemente sean los peces menos hermosos que
llevan
ese nombre.
962. Rodajas de ángeles
Estas galletas de dulce,
hechas con pecanas y coco, siempre han sido
populares entre los niños. Una
historia dice que San Pedro a la puerta del
cielo las da a los niños que entran
para ayudarles a superar su añoranza de
sus casas en la tierra.
963. Ángeles a caballo
Son un tipo de canapé, hecho
con ostras grandes envueltas en tocino y
servidas en pan pequeño de cóctel. Se
necesita estirar ampliamente la
imaginación para ver cómo se les puso ese
nombre.
964. Pez diablo
Se le ha llamado así al
pulpo, pero más comúnmente se aplica este nombre
a varias rayas (peces, se
entiende) extremadamente grandes, cuyas alas
anchas, como de murciélago, y
«cuernos» en verdad nos recuerdan a
Satanás.
965. Teoría del diablo
¿Las cosas malas simplemente
suceden en el mundo, o es que hay un
complot, una conspiración? Mucho antes de
que la «teoría de la
conspiración» se hiciera frase popular, el término «teoría
del diablo» quería
decir más o menos lo mismo: Las crisis en la sociedad son
causadas
deliberadamente por líderes perversos o equivocados.
966. Angelofante
La palabra angelofanía quiere decir aparición de un
ángel (del griego
angelos, «mensajero»
y fanein, que quiere decir
«mostrarse» o
«manifestación»). La persona a quien se la aparece un ángel es un
angelofante. La Biblia registra
varias angelofanías, al igual que la tradición
de judíos y musulmanes. Después
de varios siglos en los cuales las
angelofanías han parecido más bien raras,
nuestra propia era ha visto un
aumento en las angelofanías (o, por lo menos,
más informes de ellas).
18
Cosas sueltas,
la mayoría fascinantes
967. El infierno en los Estados Unidos
En términos de nombres de
lugares, en el mapa de los Estados Unidos hay
más infiernos y diablos que hay
ángeles y cielos. Para nombrar unos pocos:
Cañón del Infierno (en la frontera
entre Idaho y Oregon), Cueva del Diablo
(Arkansas), Tazón del Diablo (Oregon),
Hueco del Diablo (Nueva York),
Postpile del Diablo (California), Puerta del
Diablo (Idaho), Patio del Diablo
(California, naturalmente), Lago del Diablo
(dos: Dakota del Norte y
Wisconsin), Torre del Diablo (Wyoming). En el lado
agradable, Indiana
tiene Montes de Ángel.
968. Banco de nombres
La Biblia siempre ha sido
buena fuente cuando la gente busca nombres para
sus hijos. En la Biblia se
mencionan sólo dos nombres de ángeles, y aunque
Gabriel nunca ha sido muy común
[en los Estados Unidos], Miguel es uno
de los nombres más comunes para varones
en todo el mundo. (Y no sólo en
español, sino también en inglés, más Michel en
francés, Michele en italiano,
Mikhail en ruso, y así por el estilo.) Por supuesto,
el nombre Ángela, común
para mujeres, es la forma femenina de «ángel», además
del nombres
masculino Ángel, que es muy común en muchos países.
969. Ángeles del infierno
Este grupo basado en
California empezó alrededor de los años cincuenta y
estableció una tendencia de
imágenes demoníacas. Los Ángeles, y muchos
de los motociclistas que los imitan,
prefieren el color negro, tatuajes de
Satanás y los demonios, y un aspecto
general de apariencia infernal. ¿Por
qué? Primero, intimida a los que los ven,
y segundo, parece la rebelión
máxima. («No somos gente amable, salimos
directamente del infierno».)
970. Ángeles de los cuatro vientos
Muchos mapas antiguos, muy
antiguos (el tipo que a la gente le gusta
coleccionar y poner en marcos)
muestran ángeles en las cuatro esquinas.
Con sus mejillas infladas, representan
los vientos de los cuatro puntos
cardinales. Extrañamente, esta imagen se basa
en la Biblia. Apocalipsis 7.1
describe a cuatro ángeles en las cuatro esquinas
de la tierra, conteniendo a
los cuatro vientos.
971. ¿Gorila o ángel?
Carlos Darwin y su libro El descenso del hombre golpeó duro al
cristianismo, y su enseñanza sobre la evolución provocó y todavía provoca
controversia. Para la mayoría de personas no creyentes la cuestión ya está
resuelta: Darwin tenía razón, la Biblia está equivocada, y el hombre en
efecto
desciende los primates; fin de la discusión. Pero en el tiempo de
Darwin
todavía valía la pena debatir sobre el tema, incluso entre
intelectuales.
Benjamín Disraeli, autor y primer ministro británico, era un
hombre sofisticado
y de mundo, y sin embargo también se le recuerda por
su cita sobre el tema de
la evolución: «¿Es el hombre gorila o ángel? Yo,
por Dios, estoy del lado de
los ángeles».
972. Ángeles policías
En 1950 el papa Pío XII
declaró que el arcángel Miguel era el patrono de
los policías. Considerando el
papel de Miguel como «capitán de los
ejércitos celestiales” que derrotarán a
Satanás al fin del mundo, fue una
selección acertada.
973. Correo de ángeles
El Servicio Postal de los
EE. UU. ya no es un monopolio, porque hay
muchas empresas privadas en
competencia (para no mencionar faxes y e-
mail). Incluso así, la gente todavía
lanza chistes por la lentitud del correo en
los EE. UU. Tal vez la gente que
espera que una carta o paquete sea
entregado a tiempo (y en la dirección
correcta) recuerden que el ángel
Gabriel ha sido designado oficialmente (por
los católico romanos) como el
ángel patrono de los obreros de correos. Puesto
que la palabra griega
angelos quiere
decir «mensajero», esto es apropiado.
974. Visiones del infierno y películas de
horror
La gente de nuestros días se
burla y siente disgusto cuando se les dice que
las personas en la Edad Media en
realidad disfrutaban al oír sermones sobre
el infierno, y al ver cuadros que
mostraban los horrores del infierno.
¿Mórbido, dice usted? Tal vez. Pero,
entonces, los seres humanos parecen
tener una necesidad básica de sentir horror
en alguna forma. Películas de
horror, hoy más gráficas que nunca, generalmente
son un éxito seguro de
taquilla. ¿Mórbido, dice usted? ¿Será nada más que la
naturaleza humana?
975. Artículos de ángeles
Con los ángeles llegando a
estar de moda en años recientes, toda clase de
«artículos de ángeles» ha
aparecido en el mercado: camisetas, etiquetas
adhesivas, llaveros, pulseras y
todo lo imaginable. Entre los artículos más
inusuales están figuritas de
animales adornadas con alas y aureolas. Estas
son especialmente populares entre
los que aman a los animales y cuya
mascota ha muerto.
976. HALOS
Los ángeles son gran
negocio. No sólo que los libros sobre ángeles son
populares, sino que
igualmente lo son toda clase de cuadros, joyas, tarjetas,
chucherías, y otros
artículos relativos a los ángeles. En 1993 Denny
Dahlmann, dueño de una tienda
llamada Boutique de Tesoros de Ángeles,
empezó una organización cuyas siglas en
inglés son HALOS: Helping
Angel Lovers Own Stores [Ayudando a los que aman a
los ángeles a ser
dueños de almacenes].
977. Más diablos que ángeles en el rock
En los títulos de las
canciones de rock la palabra diablo le
gana a ángel; dos
a uno, a decir
verdad. (Eso se basa en el banco de datos de dos de las
principales cadenas de
discos). El cielo le gana al infierno, por supuesto,
pero sólo porque
infierno [en inglés] todavía se
considera palabrota (casi,
apenas).
978. Misionero del diablo
Se ha aplicado este nombre a
mucha gente, siendo el más famoso el notorio
autor francés Voltaire
(1694-1778), opositor del cristianismo ampliamente
leído. Voltaire no era ateo,
pero no hay duda que sus escritos contribuyeron
para alejar a muchos de la fe.
979. Arcángel
Así se llama un puerto
grande en el norte de Rusia. Construido en los años
1500, su nombre original
era Arcángel Miguel, por el ángel mencionado en
la Biblia. Sorprendentemente,
en los largos años de dominación del
gobierno comunista consagrado al ateísmo,
esta ciudad con nombre de
ángel nunca fue presionada a que se lo cambiara.
980. Los Ángeles
Esta ciudad de California se
llamaba anteriormente «San Gabriel», por el
ángel de ese nombre. Más tarde se
le puso el nombre de «Villa de Nuestra
Señora de los Ángeles» (siendo la virgen
María la «señora»). Con el tiempo
simplemente se abrevió el nombre a «Los
Ángeles», o, para los realmente
holgazanes, «L. A.».
981. Moneda de ángel
Hasta los años 1700 la gente
en Inglaterra se presentaba ante el gobernante
para ser curados de lo que se
decía ser «el mal del rey». (Era escrófula, una
afección de la piel.) El
procedimiento regular era que el rey tocara a la
persona, luego le regalara un
«ángel». Era una moneda, acuñada en los años
1400, que en un lado mostraba al
arcángel Miguel matando a un dragón
(Satanás, se entiende).
982. Coros de ángeles
La música y la adoración van
mano a mano en casi toda religión. El profeta
Isaías describió música en el cielo,
con los serafines cantando «Santo,
santo, santo» ante el trono de Dios (Is
6.3). En su influyente tratado The
Celestial Hierarchy [La jerarquía celestial], el autor conocido como Pseudo
Dionisio se refirió a las nueve categorías de ángeles como coros.
983. Noche judía de oración
Una oración judía que se
remonta a varios siglos pide ayuda de cuatro
ángeles: dos de la Biblia, y dos
de la tradición: «Que Miguel esté a mi mano
derecha, Gabriel a mi izquierda,
ante mí Uriel, y detrás de mí Rafael, y
sobre mi cabeza la presencia divina de
Dios».
984. Catacumbas
Eran los famosos cementerios
subterráneos de Roma, abiertos en la roca y
usados no sólo para sepultura sino
también como escondrijos durante la
persecución a los cristianos. Las
inscripciones en las tumbas cristianas nos
dicen mucho respecto a lo
fuertemente que los primeros cristianos creían en
el más allá. Algunos
ejemplos: «Julia: En paz con los santos». «Sabemos
que moras con Cristo»,
«Aurelio: Para siempre con el Salvador y los
ángeles». El cielo era una
realidad para estas personas.
985. Quemando a los mártires
A los cristianos se les ha
ejecutado por su fe, y por muchos medios, pero
quemarlos era la forma favorita
en los primeros años. Una razón era que los
perseguidores sabían que los cristianos
le daban alto valor al cuerpo y
creían que la persona entera, cuerpo y alma,
sería resucitada. Quemar al
cristiano y reducirlo a ceniza evitaría (según
pensaban los perseguidores)
cualquier resurrección, y también añadía un insulto
adicional al martirio.
986. Lutero y Magdalena
Perder un hijo nunca es
fácil, incluso cuando tanto el padre y el hijo tienen
la certeza de volver a
reunirse en el cielo. El gran líder de la Reforma
Martín Lutero perdió a su
querida hija Magdalena cuando ella tenía catorce
años. Justo antes de que ella
muriera, le dijo que aceptaba la voluntad de
Dios, sea que se quedara con su
padre terrenal, o si fuera a estar con su
Padre en el cielo. Lutero la abrazaba
mientras ella moría, lamentándose:
«Qué extraño es saber que ella está en paz y
bien, y sin embargo estar tan
afligido».
987. La ceremonia de iniciación como
caballero
Estamos familiarizados con
la postura en la ceremonia de iniciación como
caballero: Se hacía que el
candidato se arrodillara ante su señor, quien le
tocaba tres veces en cada
hombro con el lado plano de una espada.
Curiosamente, la fórmula para elevarlo
a caballero incluye la mención de
un ángel: «En el nombre de Dios, San Miguel y
San Jorge, te nombro
caballero». Miguel, a quien la Biblia y la tradición pintan
como un ángel
celestial guerrero (véase Ap 12), era el favorito de los
caballeros, así como
el soldado San Jorge, quien (como Miguel) se creía que
mataba dragones.
988. Kaiser Wilhelm
Durante la Primera Guerra
Mundial, los aliados usaron un afiche para
reclutar soldados mostrando al
dirigente alemán, el Kaiser Wilhelm, como
Satanás, con cuernos, cola y todo. El
mensaje: Enlístate en el ejército y
conquista al diablo alemán. No era la
primera, y por cierto tampoco la
última, vez que una nación en guerra promovía
el patriotismo pintando al
enemigo como satánico. Considérese las naciones que
se refieren a los EE.
UU. como «el gran Satanás».
989. Chistes de abogados
El infierno no es cosa de
risa, pero uno nunca lo adivinaría por los millones
de chistes sobre el más
allá. Una encuesta al azar de chistes
contemporáneos sugieren que de todos los
grupos profesionales asociados
con el infierno, los abogados son los que más se
mencionan.
990. Revistas cómicas
A los chiquillos les fascina
el infierno, según se evidencia en las revistas
cómicas y sus varias versiones
en la internet. Desde la década de los
cincuenta, las revistas cómicas de
horror que giran alrededor de enemigos
infernales o cazadores de demonios que
persiguen a los diablos y los llevan
de vuelta han sido fenomenalmente
populares. Aun cuando las personas de
teología liberal dudan si Dios castigará
a alguien en algún momento, hay un
fuerte sentido de justicia en las revistas
cómicas, en donde los villanos
reciben lo que merecen.
991. «The Far Side» [«El lado lejano»]
Gary Larson «retiró» su
popular tira cómica hace unos años, pero sus
imágenes cómicas todavía se venden
en libros, calendarios y varias otras
publicaciones secundarias. Más que
cualquier otro caricaturista
contemporáneo, Larson estaba fascinado por el
potencial cómico del
infierno, siempre mostrándolo en la manera usual de fuego
y azufre, pero
incluyendo humor (tal como personas obligadas a hacer ejercicios
aeróbicos
por toda la eternidad).
992. Juegos de computadoras
Satanás, el infierno y los
demonios son rasgos fijos en la industria de juegos
para computadoras, con
títulos populares tales como Infierno
virtual, Ruina
II: Infierno en la tierra, y Quake. Irónico, ¿verdad?, que en un tiempo en
que en las iglesias
casi ni se habla del infierno, los muchachos pueden
verlo, y jugar con él vía
la computadora?
993. «El Diablo fue a Georgia»
La popular canción
folklórica de Charlie Daniels fue una variación del viejo
tema de Fausto: Un
hombre (Johnny, campeón de violín) y Satanás
acuerdan que si Johnny puede
ganarle a Satanás a tocar el violín, recibirá un
violín de oro, pero si Satanás
gana, se lleva el alma de Johnny. Johnny gana,
por supuesto. La canción tuvo
una secuela años más tarde: «El Diablo
vuelve a Georgia», completa con vídeo musical
mostrando a Satanás en un
infierno de fuego y lava derretida.
994. «Lágrimas en el cielo»
Eric Clapton compuso y grabó
esta canción después de la trágica muerte de
su hijo de cuatro años, en 1991.
La canción debe haber tocado un nervio,
porque ganó varios premios Grammy y se
vendió bien. Para una generación
de los adeptos a la Nueva Era su vago mensaje
de que «no hay lágrimas en
el cielo» parecía cálido y reconfortante.
995. ¿Infierno o cáncer?
El autor inglés Jorge Orwell
(1903-1950) le dio al mundo clásicos tales
como 1984 y Animal Farm [Granja
de animales]. Orwell era un astuto
observador de la humanidad, que no tenía
temor de destacar la hipocresía y
engaño. Respecto a la creencia en el
infierno, Orwell notó que «la mayoría
de cristianos profesan creer en el
infierno. Sin embargo, ¿has conocido
algún cristiano que parezca temer al
infierno tanto como teme al cáncer?»
996. Boris el búlgaro
Los búlgaros era una tribu
pagana hasta que Boris, su khan (jefe)
se
convirtió por la predicación del evangelista Metodio. Alrededor del año 864
Boris se bautizó, no sólo haciéndose cristiano sino uniendo a toda su nación
con las iglesias ortodoxas de Europa oriental. ¿Qué produjo esta
conversión?
Metodio predicaba el evangelio del amor y perdón divinos,
pero el temor también
tuvo su parte. Corre la historia de que Metodio pintó
un cuadro del infierno en
la pared del palacio de Boris. Al parece el cuadro
fue vívido lo suficiente
como para enviar a Boris corriendo a los brazos de
la iglesia.
997. Mefistófeles
Esta popular ópera se basa
en la vieja leyenda de Fausto (véase 739).
Compuesta por Arrigo Boito, cuenta
la historia de Fausto mayormente
desde el punto de vista del demonio tentador
Mefistófeles. Tienta a Fausto
para que le venda su alma, y Fausto lleva una
vida desenfrenada pero
finalmente se arrepiente y es llevado al cielo. La ópera
tiene una notable
escena de «orgía de demonios» que tiene lugar en el infierno.
Es una de las
muchas óperas basadas en las historias de Fausto, siendo la más
famosa
Fausto de Carlos Gounod (una
de las óperas más populares jamás
compuestas).
998. El
ángel de fuego
Igor Stravinsky creía que
esta extraña ópera de 1925 era su obra maestra.
Trata de la posesión demoníaca
y lo oculto e incluye un exorcismo en un
convento, que por cierto es un tema
nada usual para una ópera.
999. Ángeles en la cabeza de un alfiler
Para mostrar lo inútil y sin
sentido que eran los debates teológicos en la
Edad Media, la gente con
frecuencia cita el debate sobre «¿cuántos ángeles
pueden bailar en la cabeza de
un alfiler?» La primera persona en criticar
tales debates fue Meister Eckehart,
filósofo alemán de las postrimerías de la
Edad Media. Eckehart, como muchas
personas sensibles e inteligentes,
creía que los cristianos tenían cosas
mejores que hacer que debatir cosas
que no tenían nada que ver con la vida
cristiana.
1.000. La piedra de Scone
Los monarcas británicos son
coronados sobre la antigua roca conocida
como «la piedra de Scone» o «piedra
del destino». Por siglos se ha hallado
debajo del trono de coronación en la Abadía de Westminster, en Londres.
Una
leyenda de muchos siglos dice que fue la piedra que Jacob usó como
almohada
mientras soñaba con los ángeles en la escalera al cielo (Gn 28).
1.001. Elisabet Kubler-Ross
Psiquiatra suiza conocida
por su trabajo con enfermos desahuciados, la Dr.
Kubler-Ross empezó a publicar
libros basados en su trabajo. On Death
and
Dying [Sobre la muerte y el morir] apareció en 1969, seguido de Death, the
Final Stages of Growth [La
muerte: Etapas finales del crecimiento], y
muchos más. En tanto que sus libros
han sido leídos por cristianos y no
cristianos por igual, ella critica al
cristianismo tradicional, porque afirma
que su trabajo con los moribundos la ha
convencido de que no hay infierno,
y le disgustan los cristianos que enseñan la
realidad del infierno.
Acerca
del autor
J. Stephen Lang es autor de veinte libros,
incluyendo 1,001 Things You
Always Wanted
to Know About the Bible But Never Thought to Ask, 1,001
Things You Always
Wanted to Know About the Holy Spirit,
The Complete
Book of Bible Trivia (del que se han vendido más de 600.000
ejemplares) y
The Complete Book of Bible
Promises.
Lang
ostenta un bachillerato en religión de la Universidad Vanderbilt y
una maestría
en comunicaciones de la Universidad Wheaton. También
contribuye regularmente a
las publicaciones Moody, Discipleship
Journal,
Christian History y otras.