Informe Ejecutivo Estudio de Riesgos
Informe Ejecutivo Estudio de Riesgos
Informe Ejecutivo Estudio de Riesgos
Septiembre de 2022
I.- Introducción
La Ley 21.369, publicada el 15 septiembre del 2021, tiene como objetivo promover
políticas integrales orientadas a prevenir, investigar, sancionar y erradicar el acoso sexual,
la violencia y la discriminación de género, y proteger y reparar a las víctimas en el ámbito
de la educación superior, con la finalidad de establecer ambientes seguros y libres para
todas las personas que se relacionen en las referidas comunidades académicas, con
prescindencia de su sexo, género, identidad y orientación sexual.
Dicha Ley establece una serie de exigencias para las Instituciones de Educación Superior,
dentro de las cuales está el hecho de contar con un diagnóstico que identifique las
actividades, procesos o interacciones institucionales, regulares o esporádicas, que
generen o incrementen el riesgo de acoso sexual, violencia y discriminación de género en
el interior de la respectiva institución de educación superior, basado en información
actualizada.
Desde un punto de vista teórico y práctico, resulta fundamental identificar cuál o cuáles
serían los factores protectores y de riesgo en el contexto universitario. Es por ello que la
Dirección de Equidad de Género de la Universidad de La Frontera desarrolló este estudio,
que permite conocer en mayor profundidad las percepciones y situaciones vividas en
relación a la violencia y discriminación de género por la comunidad universitaria. En ese
sentido, se presenta un resumen ejecutivo que aborda los principales resultados
obtenidos de la encuesta realizada.
II.- Contexto socio histórico
Si bien hoy es posible reconocer un avance social, legal y político respecto a la situación
de las mujeres en las diversas áreas del desarrollo, ellos no han estado ajenos a
tensiones sociales y políticas en distintos momentos de la historia chilena. En ese sentido,
se reconocen principalmente tres momentos de mayor auge u olas feministas: aquel que
buscaba la igualdad de derechos políticos (derecho a voto y a ser electas en cargos); el
que tenía como objetivo la recuperación de la democracia en Chile y el movimiento
iniciado por la violencia de género al interior de instituciones de educación superior en
mayo del 2018 (Kirkwood, 1990, Baldez, 2002, Ríos at al. 2004 en Reyes-Housholder, C.,
Roque, B. 2019).
Es la tercera ola feminista en Chile la que instaló demandas por abordar las relaciones de
género al interior de las Universidades en Chile, lo que provocó que se adquirieran
diversos compromisos desde los planteles de educación superior. En ese sentido, y tal
como lo demuestra la literatura, las organizaciones de estudiantes, funcionarias y
académicas demandaron la creación de protocolos para abordar la violencia y la creación
de estructuras al interior de las instituciones que abordaran el tema, así como el
levantamiento de información que permitiera abordar las diferentes brechas,
desigualdades y discriminaciones.
Al respecto, Lagarde (2016) señala que la condición de género se conjuga con otras
condiciones como la condición étnica en las mujeres indígenas, las mestizas, las
afrodescendientes y otras más; con la condición de edad, en las niñas, las adolescentes,
las jóvenes y las mujeres mayores y es posible identificar la condición de género de
mujeres migrantes en cualquier parte del mundo o la condición de género de mujeres
campesinas y podríamos continuar con todas las condiciones específicas que son
marcadas por el género y a su vez marcan al género. Y, al mismo tiempo, es necesario
identificar sus diferencias y especificidades.
De manera general, las acciones violentas se dirigen frecuentemente contra las mujeres,
en los planos físico, sexual, psicológico, económico-patrimonial o moral, tanto en el
contexto privado-familiar, como en el trabajo y los espacios públicos. Robbins (2004),
señala que ya en la década de los 90’, en algunos contextos organizacionales se hacía
referencia al hostigamiento sexual, alusivo al “contacto físico no deseado, invitaciones
repetidas cuando es evidente que la otra persona no está interesada y amenazas de
despido a quien rechaza una proposición sexual”. Al respecto, el autor refiere a otras
formas de menor intensidad, como “comentarios o miradas indeseadas, chistes subidos
de tono, artículos sexuales como fotos provocativas colocadas en el lugar de trabajo o
interpretaciones equivocadas de dónde termina la amistad y dónde comienza el acoso”
(Robbins, 2004; p. 374).
Rita Segato (2003) señala que el hombre que ejerce este tipo de acciones no lo hace para
demostrar el poder que detenta, sino que para obtenerlo. Es así como, de esta manera
para no sentir amenazado su poder, debe ubicar a la persona que está violentando en un
plano de sujeción.
Por otro lado, los factores protectores vistos como características individuales o
condiciones ambientales, ayudan al individuo a resistir, suprimir o neutralizar los efectos
negativos y se dividen en tres categorías: individuales, familiares y extra familiares
(Ribeiro & Sani, 2009). En el contexto universitario reconocer la existencia de estos
factores es de vital importancia. En estos casos y en base a otras investigaciones, se
recomienda divulgar espacios abiertos de debate sobre la temática, entre ellas campañas
de difusión acompañadas de material informativo, disciplinas específicas que traten la
violencia de género, grupos de acompañamiento psicológico, escucha especializada,
divulgación de los protocolos y órganos institucionales que amparen a las víctimas de
violencia de género dentro del campus universitario (García, 2020).
IV. Conceptos
V. - Metodología
Por lo anteriormente expuesto, este estudio se justifica tanto desde el punto de vista
teórico como práctico. Se busca describir y medir los procesos institucionales que generen
algun tipo de riesgo de acoso sexual, violencia y discriminación de género en el interior de
la Universidad. De acuerdo con Briones (2005), se habla de riesgo ante la posibilidad o
probabilidad de ocurrencia de un resultado negativo o en donde un sujeto esté expuesto
en una situación de peligro, asociado esto al margen de incertidumbre sobre el posible
daño.
Objetivos específicos:
Por otro lado, y para el análisis de las preguntas abiertas contenidas en la encuesta, se
construyeron matrices de vaciado en el software Excel, las que fueron elaboradas con la
intención de obtener una visión global de los datos arrojados, contribuyendo al análisis
posterior (Tójar, 2006). Finalmente, el análisis permitió encontrar analogías de sentido,
con énfasis en los significados intersubjetivos y patrones colectivos de las personas que
respondieron las preguntas abiertas.
Del total de las personas encuestadas, un 85% señala no pertenecer a pueblos originarios
o preexistentes, mientras que el 15% manifiesta pertenecer a algún pueblo originario y de
ese total, el 92% al pueblo mapuche.
Por otro lado, se solicitó a las personas encuestadas señalar a qué dependencia
pertenecían dentro de la Universidad: 84% pertenece al Campus Andrés Bello, 12% al
Campus de la Salud, 2% a Extensión Ufro ubicada en el Centro de Temuco, 1% al
Campus Pucón, 0, 63% al Campus Angol y 0, 15% a las dependencias de Santiago.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos entregados en Survey Monkey (2022).
De quienes pertenecen al estamento estudiantil, las personas indicaron la temporalidad
desde la que estudian en la Universidad de la Frontera. Así, un 25% manifestó cursar uno
o dos semestres, el 23% nueve o más semestres, 22% de tres a cuatro semestres, 17%
de siete a ocho semestres y 13% de cinco a seis semestres académicos. Las personas
que cumplen funciones administrativas o académicas manifestaron que su temporalidad
en aquellos roles es la siguiente: el 35% señala trabajar en la institución desde cero a
cinco años, un 27% refiere que lo hace desde hace seis a diez años. En tanto, el 15%
señala que lleva veintiséis o más años, el 10% de once a quince años, un 7% de veintiuno
a veinticinco años y un 6% de dieciséis a veinte años.
“Son generalmente comentarios que hacen los varones sobre cómo las mujeres
exageramos o se cuestiona cómo llegamos a estar donde estamos incluso se
burlan de nuestras experiencias respecto a abuso y a la violaciones” (A.1)
“He visto como colegas emiten opiniones sexuales y sobre la inteligencia de las
colegas mujeres”. (A.2)
“En mi caso presencié relaciones jefatura-empleados verticales en que sólo por ser
funcionarias no se les dejaba hablar o se le interrumpía a mitad de la respuesta
que el mismo jefe hombre había solicitado. Esto no ocurría con funcionarios
varones. Al mismo tiempo, si se debía pedir permiso laboral relacionado al cuidado
de terceros más propio culturalmente a las mujeres, el permiso era cuestionado,
no así en el caso de los colegas varones. Lo mismo ocurría a nivel de cuestionar
homologar sueldos entre colegas de una unidad en donde varones ganaban más
que mujeres por similar labor o inclusive mayor nivel de responsabilidad asumido
en el caso de funcionarias del mismo equipo laboral” (A.4).
Aparece reiteradamente la discriminación por ser madre, que relata las dimensiones
desde las cuales la maternidad no es comprendida ni puesta en valor. Las descripciones
muestran que trabajadoras y estudiantes de la Casa de Estudios, sienten expresamente el
cuestionamiento hacia su productividad, la relegación de sus cuerpos al ámbito
doméstico-reproductivo y el prejuicio de incompatibilidad con el mundo público y de
construcción de conocimientos. Esto transmite inseguridad, frustración en cuanto a la
realización personal, profesional, sentimientos de culpa y reproduce fenómenos como la
doble jornada o doble presencia, poniendo en tensión a la Universidad en el abordaje de
la conciliación de las distintas esferas de la vida de quienes la integran, especialmente a
quienes vivencian estas condiciones.
La nube de palabras (Nº 2) en este sentido, expresa que la discriminación que se ejerce al
interior de la Intitución y se trazó en los instrumentos del estudio, la vivencian
mayoritariamente las mujeres en la transversalidad de los espacios de la Universidad,
donde los hombres aparecen como las personas que la practican. Se habla de
discriminación sufrida por parte de jefaturas, colegas, estudiantes, autoridades, la
academia y la docencia, por medio de cuestionamientos, maltrato, denigración y
oportunidades desiguales hacias las mujeres, especialmente aquellas que cruzan la
maternidad y en menor recurrencia, hacia personas diversas a la heteronorma en el
ámbito sexo genérico, percibida como homofobia.
Lo anterior opera como una construcción social también para las personas que tienen
cargos de poder en la Universidad. Quienes emiten opiniones como protagonistas o
testigos de acoso, no necesariamente han denunciado por canales formales a quienes les
atribuyen los actos. Eso puede deberse a las líneas jerárquicas que sustentan la
interrelación y al miedo que implica realizar eventuales denuncias frente a imaginarios en
que las acusaciones no lleguen a las sanciones esperadas, que se les pueda exponer a
mayor vulneración y/o factores de riesgo, que emerjan represalias que les perjudiquen en
el trabajo o los resultados de asignatura, que su salud mental se vea dañada, entre otros.
Si bien en las nubes de palabras se observan en tipografía grande aquellas palabras más
utilizadas en los relatos, cabe señalar que en términos globales, se hace referencia a
personas representantes de los tres estamentos como perpretadores de Violencia
simbólica, Discriminación y Acoso Sexual.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos entregados en Survey Monkey (2022).
Gráfico 3. Lugares en los que ha ocurrido acoso sexual, violencia y/o discriminación de género en la
UFRO.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos entregados en Survey Monkey (2022).
En referencia a quién o quiénes han realizado actos de Acoso Sexual, Violencia y/o
Discriminación de Género, también teniendo la oportunidad de indicar más de una
alternativa, se apunta que quienes ejercen con mayor frecuencia este tipo de actos son un
hombre o una mujer, seguida de un grupo de hombres y un grupo mixto.
Gráfico 4.Quién o quienes han realizado actos de acoso sexual, violencia y/o discriminación de
género en la UFRO.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos entregados en Survey Monkey (2022).
Las mujeres que se mencionan como autoras de estos hechos son primeramente
Funcionarias Administrativas y en menor proporción Dirigentas de su Gremio, Federación
u Organización Universitaria, Jefaturas Directas y Académicas.
Gráfico 5.Quién o quienes ejercieron algún acto de acoso sexual, violencia y/o discriminación de
género en la UFRO.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos entregados en Survey Monkey (2022).
Un fenómeno mencionado en las preguntas abiertas y que se vuelve a reiterar es: “Me
han impuesto limitaciones, exclusiones de ciertos espacios, interrupciones y/o
correcciones a mis opiniones o conocimientos”, en el mismo porcentaje de la alternativa,
“He recibido sonidos o comentarios de connotación sexual sorpresivamente”.
Gráfico 6. Experiencias y/o situaciones que usted haya vivenciado en la UFRO.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos entregados en Survey Monkey (2022).
Por otra parte, era esencial dentro de este estudio indagar acerca de la percepción de la
comunidad educativa sobre la Prevención del Acoso Sexual, la Discriminación y la
Violencia de Género. Se realizó una pregunta abierta enfocada a la significación del
concepto para quienes participaron de la encuesta, ante la que surgieron respuestas
como las siguientes:
“Prevención es visibilizar las distintas situaciones que pueden suceder, no
normalizar ningún tipo de daño y plantear medidas a tomar en caso de que algo
ocurra” (A.14).
“Creo que la prevención tiene que ver con tener reglas claras de conducta y
actuación, con educar en relaciones respetuosas y con visibilizar las inequidades a
través de diferentes espacios de diálogo” (A.15).
“Reeducación. Hay muchos que, ya siendo más viejos, nos hemos dado cuenta de
que fuimos criados en un sistema donde la mujer siempre fue objeto de acoso (sin
saberlo incluso). Desde "la mujer es de la cocina" hasta el "mijiteo" como forma de
adular o piropear. Reeducar respecto a eso, creo, que sería un elemento de
prevención muy importante” (A.16).
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos entregados en Survey Monkey (2022).
Asimismo, en el gráfico N°8 se puede establecer que las temáticas de mayor interés
(sobre el 50% de preferencia) son Violencia digital, Relaciones de género en el espacio
universitario, Consentimiento, y Manifestaciones de Violencia de género.
Gráfico 8. Temáticas relacionadas a la prevención te gustaría se tratarán en la UFRO.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos entregados en Survey Monkey (2022).
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos entregados en Survey Monkey (2022).
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos entregados en Survey Monkey (2022).
Ahora bien, los motivos dados para haberse abstenido de tomar medidas institucionales
luego de experimentar una agresión de género, los reportes aluden a distintas razones. El
más referido es que “No quiso que le consideraran como una persona conflictiva” (20,1%),
seguido de que “No sintió el apoyo de la institución” (14%) y Otros motivos (14,6%).
Gráfico 11. Causas por las que no se denuncia sobre acoso sexual, violencia y discriminación de
género en la UFRO.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos entregados en Survey Monkey (2022).
A propósito, de las razones para no generar denuncias por parte de las personas
encuestadas y no tomar medidas institucionales, se hace necesario preguntar por la
mejora de los mecanismos de investigación y sanción respecto al acoso sexual, violencia
y discriminación. Los resultados señalan que es Muy necesario o Necesario (82,4%)
mejorar los mecanismos institucionales para abarcar estas conductas de violencia de
género. Llama la atención también, un 10,6% que no conoce estos mecanismos.
Gráfico 12. ¿Es necesario mejorar las medidas y mecanismos de investigación y sanción del acoso
sexual, violencia y discriminación de género en la UFRO?.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos entregados en Survey Monkey (2022).
VII. Conclusiones
De acuerdo a los resultados de esta encuesta, es posible reconocer que las personas que
participaron perciben prácticas constitutivas de violencia de género en el contexto
universitario de la UFRO. En ese sentido, las prácticas específicas de violencia son
vividas, en su mayoría, por personas que se identifican con el género femenino. Si bien la
comparación con investigaciones realizadas en otros contextos culturales tiene que
hacerse con reserva, es posible afirmar que el sistema moderno-patriarcal hegemónico
que domina las relaciones entre los géneros, es un fenómeno que está presente a nivel
global.
El tipo de violencia más frecuente que reconocen las personas es de tipo simbólica y/o
verbal, lo que indica claramente que las prácticas de violencia son prácticas normalizadas.
Estudios internacionales demuestran que son las estudiantes del género femenino que
sufren significativamente más acoso sexual por académicos, funcionarios y estudiantes
que sus pares masculinos (Ekore, 2012; Universidad de Chile, 2016; Ministerio de
Educación de Chile, 2017; Rosenthal et al., 2016; Street et al., 2007; Universidad de Chile
y Oficina de Igualdad de Oportunidades de Género, 2015).
Por otra parte, la violencia de género que perciben las personas de la comunidad UFRO
que respondieron la encuesta, esta ocurre en distintos espacios,pero principalmente al
interior del/los campus. Las respuestas indican que es en lo cotidiano, en las relaciones al
interior de las oficinas, aulas y pasillo, donde ocurre preferentemente.
Así también, de las respuestas obtenidas es posible observar que la violencia repercute
en las distintas esferas de la vida de las personas que la vivencian: afectan el desarrollo
personal, vulneran sus derechos humanos, su integridad física, psicológica y también sus
oportunidades educativas y laborales. Por eso es imprescindible generar respuestas
institucionales como también lo plantea el resultado de la encuesta.
Las personas que participaron de la encuesta también solicitan medidas concretas para
cuando se experimentan situaciones de violencia, y también que se resguarden los
procesos de investigación para que todas las partes sean escuchadas. Por otra parte
solicitan que se asegure la confidencialidad y la resolución dentro de plazos acotados. Así
también plantean que es necesario que se apliquen sanciones adecuadas, efectivas y
proporcionales.
Por otra parte, se observa que en el espacio universitario persisten prácticas que
reproducen prejuicios y estereotipos de género que justifican la violencia y muchas veces
se termina culpando a la víctima de provocarla. Estas conductas se han naturalizado y
mantenido inalterables a través de los años, generando condiciones de desprotección de
las víctimas e impunidad de los agresores. La invisibilización lleva a las víctimas a no
denunciar, a normalizar la situación, a autocensurarse y a automarginarse de los espacios
educativos y laborales.
La mayor cantidad de personas que respondieron la encuesta dicen que les gustaría
participar en campañas de prevención y capacitarse en la materia, ya que se desconocen
conceptos, este ejercicio de sensibilización y capacitación se convierte en una
herramienta eficaz de prevención, sisndo el principal factor protector de la ley 21 369, así
como los mecanismos de investigación y sanción con el fin de asegurar espacios libres
de acoso , violencia y discriminación de género.
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